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0 Imaginaria MIGUEL CALATAYUD CUADERNOS DE MANGANA 50

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Cuaderno de Mangana nº 50. Centro de Profesores de Cuenca

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Miguel CalatayudAspe (Alicante). Desde 1970 realizailustraciones de libros infantiles y ju-veniles. Autor de carteles; cubiertas;colaboraciones para prensa; cómics;gráfica y creación de imágenes paraedición, campañas institucionales ypublicidad; etc. Entre sus exposicionesindividuales cabe destacar Miguel Ca-latayud, retrospectiva de obra gráfica,Fundación Luis Cernuda, Museo deArte Contemporáneo de Sevilla(1986) y L’aventura del dibuixant, SalaParpalló, Diputació de València(1995). Premio Lazarillo de Ilustra-ción (1974); Lista de Honor Andersen(1976); Lista de Honor IBBY (1986);Premio Asociación de Ilustradores deMadrid (1989); Premio Nacional deIlustración de Libros Infantiles y Ju-veniles en dos ocasiones (1989 y1991); Premio IV Concurso de Ilus-tración Fundación S.M. (1993);Mejor Obra XVI Saló Internacionaldel Còmic de Barcelona (1998); Can-didato por España al Premio Ander-sen (2000); Premio libro en castellanomejor ilustrado Comunitat Valen-ciana (2006). Premio Nacional deIlustración por el conjunto de toda suobra (2009).

Portada Apaisada:Maquetaci n 1 01/03/2010 10:26 PÆgina 1

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Prólogo de Federico Martín Nebras

CUADERNOS DE MANGANA 50

CENTRO DE PROFESORES DE CUENCA

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El dibujo de portada es de Miguel Calatayud

© Miguel Calatayud para los textos y dibujos.

© Federico Martín para el prólogo.

© Centro de Profesores de CuencaPlaza del Carmen, 416001 CUENCATel.: 969 231 218 – [email protected] – http://www.cepcuenca.com

Impresión: Eurográficas, s.l.l.C/ Colón, 27 16002 CUENCA. Tel.: 969 230 556 – Fax: 969 236 136 – eurograficas@eurograficas–sl.es

ISBN: 978-84-95964-60-1

D.L.: CU-14-2010

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Cuadernos de Mangana es una colección de textos pertenecientes a distintos autores que han participado en cursos de este Centro de Profesores.

Imaginaria corresponde a la intervención de Miguel Calatayud en el curso Jornadas de Fomento de la Lectura y la Escritura de marzo de 2009.

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Manos como Imanes

Manos frágiles como tórtolas:

manos que amasan árbolesmanos que sueñan cerezas,manos que detienen palomas,manos que plantan nubes,manos que queman cometas,manos que riegan mares,manos que embrujan selvas,manos que cultivan suspiros,manos que bordan auroras y estrellas,manos que descalzan ríos,manos que derraman almendras,

manos que desnudan anillos,manos que manan violines,manos caídas como lágrimas,manos dormidas, manos de seda,manos que esconden horizontes,manos detenidas, manos que se alejan.

Manos para evitar el caos.

Federico Martín Nebras

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Los cien ojos de Luzbel

Alumbra con un ojo el caracol:

Dos ojos de nieblaUn ojo de sedaUn ojo de paja y un ojo de estrellaSeis ojos de piedraUn ojal para dos ojosUn ojo de garzaDos ojos de humoUn ojo de calUn ojo y un ojoDos ojos repartidosDos ojos peinadosTres ojos: dos de azufre y uno de cristal

Un ojo de aceroDos ojos de espigasDos ojos de plata y uno de ñoraUn ojo de luna y dos de niñaDos ojos vendados.Tres ojos de un venadoUn ojo de juncoDos hojos de hinojos, un ojo de lámparaUn ojo de mesa y un ojo de caimánTres ojos de pirámide y un ojo de relojDos ojos de viento, dos ojos de mielSiete ojos: do, re, mi, fa, sol, la, si

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Los ojos de la pájara pintaUn ojo para el adivinadorLos tres ojos de Luzbel y los nueve de BelcebúLos ojos del caracol en el espejoTantos ojos como díasLos ojos de los días y las nochesEl ojo del doncel o de la bellaUn manojo de ojosLos ojos del ave fénix

Los ojos de Luzbel encienden la cambra

Federico Martín Nebras

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Yace con el imponente aspecto de una montaña tumbada, a la espera de aprovechar cualquier convulsión sísmica para levantarse. El entorno se le ofrece en imágenes percibidas, sensaciones visuales tan emocionantes como enriquecedoras. Por extraño que pueda parecer, la inmovilidad no preocupa al viejo cíclope. Sí, en cambio, le entristece una carencia: el doble punto de vista. Y no precisamente por pretender alcanzar una mirada de efecto tridimensional, efecto al fin y al cabo. El asunto, el verdadero motivo, constante en tanta reflexión melancólica, es otro: un solo ojo le ha permitido ver muchas maravillas, pero… ¿cuántas más hubiese contemplado en el caso de poseer dos?

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Con láminas de hierro compusieron todas las piezas necesarias para dar forma a su cuerpo reluciente; láminas muy finas que fueron tratadas con estaño por ambas caras. Ahora bien, en su andadura no cesan los crujidos y toda clase de ruidos metálicos porque, entretenido con tantas aventuras, ha dejado transcurrir demasiado tiempo sin recordar la necesidad de administrarse de cuando en cuando algún producto antioxidante. En concreto, olvidó prestar atención y mantener en impecable estado aquel conjunto de mecanismos internos, prodigios de articulación artificial, de los que depende todo su amplio repertorio de movimientos. Solitario, regresa contento y feliz. ¡Por fin dejó de ser un vulgar cacharro robotizado! Y es que no cabe en sí de gozosa novedad por su flamante corazón recién adquirido. ¿También será necesario engrasarlo con frecuencia? Todo hace suponer que sí; por lógica, ese órgano vital debió ser fabricado para la ocasión con idéntico material de hojalata.

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¿Por qué razón un oficio alimentario, sencillo y artesanal, llega a verse travestido con máscara y disfraz en otra cosa más bien relacionada con el poder, las fuerzas sin escrúpulos que dirigen la economía a pequeña y gran escala, y los siempre sospechosos circuitos de influencia social? ¿Qué tiene que ver con todo eso el manejo del cuchillo afilado y la manipulación del salazón prensado? ¿Alguien será capaz de negar que sólo el especialista y todo el conjunto de profesionales del mismo sector son los que de verdad saben cortar el bacalao?

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Luego del eclipse, la prensa publicó más documentos gráficos dedicados a la multitud espectadora que a la propia imagen del sol oscurecido o a todo el ciclo de luz cambiante. Por otra parte, es cierto que durante la experiencia colectiva de contemplación, el papel desempeñado por las gafas de protección ocular aporta un particular toque efectista a mitad de camino entre la comicidad y el surrealismo. Y como siempre hay imprudentes, reacios a la lectura y perezosos cuando se trata de atender cualquier impreso que contenga instrucciones de uso, algún despistado utilizó gafas especiales para visionado de films en 3D, con consecuencias para su vista no demasiado graves. Tuvo suerte.

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Conversando con el soldado Marcelo, Horacio, hombre de estudios, ya ha expresado su temor por “algún grave mal” oculto. Luego está la inquietante confesión del príncipe: “La Tierra, esa divina máquina, me parece un promontorio estéril; ese dosel magnífico de los cielos, ese hermoso firmamento que veis sobre vosotros, esa techumbre majestuosa sembrada de doradas luces, no otra cosa me parece que una desagradable y pestífera multitud de vapores”. Palabras sobrecogedoras que en ningún caso hay que atribuir a la locura o a un simple estado de trastorno pasajero. Sin duda, algo huele mal en Dinamarca.

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Se diría que como consecuencia de su desmedida inclinación (tantas veces manifestada con toda clase de justificaciones) a poner en práctica el célebre argumento de “sentarse a verlas venir”, cayó en un conflicto de contradicciones de tal envergadura que ya le fue imposible encontrar salida a su particular fenomenología. A ello contribuyó su apuesta decisiva por la inactividad total, además de la no intervención por parte de ninguna fuerza ajena. ¿Debemos concluir que cada cual busca complicaciones a su medida y que éstas, a veces, tienen consecuencias tan graves como irreversibles? Así es, en efecto; y en el ejemplo que nos ocupa, no estaría de más señalar que la espera indefinida por desidia tiene mucho que ver con el principio de inercia o incapacidad de los cuerpos para modificar su estado de reposo.

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Le obsesiona la comunicación con su querida mascota. Da por seguro que la inteligencia del animal se manifiesta en todos sus actos: la mirada comprensiva, los gestos, esos movimientos cuando algo llama su atención, las muestras de cariño, el cuidado puesto en sus hábitos… Por añadidura, la familia y todo el círculo de amigos repiten hasta el cansancio que al perrito sólo le falta hablar. Él llega a creer que con un buen programa de enseñanza y suerte logrará que diga algo. ¿No lo hacen los loros? Aunque sea poca cosa, por algo se empieza. El fracaso le hace desistir del empeño. Ahora se ha propuesto indagar en algo tan improbable como descabellado: el ladrido como lenguaje comprensible.

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Cuando saciaba la sed en aquella fuente, venía a su memoria el elemento decorativo con forma de rostro femenino que servía de base al caño, aunque aquel bronce ornamental ya desapareció mucho tiempo atrás. La última vez que quiso beber, habían instalado allí cerca un pequeño cartel rectangular con fondo azul oscuro y letras blancas de tipografía helvética: “Agua no potable”, advertía el rótulo. Ante la desagradable sorpresa, él se limitó a escuchar durante unos instantes el chapoteo acompasado del agua y luego, alejándose con lentitud, tomó la firme decisión de nunca más prestar atención a aquel lugar.

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En el país de las maravillas, aquella cocina creativa fue reconocida por crítica y público como magnífica factoría de arte comestible. Todo un éxito. La carta del establecimiento, convertida en lujoso catálogo digno de la más prestigiosa sala de exposiciones, ofrecía un listado nada estimulante para el apetito y de difícil comprensión para el entendimiento; pero poco importaba esto a una clientela incondicional que, dispuesta a rentabilizar a largo plazo su inversión, abandonó la ingestión de aquellas propuestas culinarias procurando su conservación mediante avanzadas técnicas japonesas de última hora. Respecto a los propios hábitos alimenticios del artista-chef, misterio envuelto desde siempre en el mayor secretismo, se supo (por descuido en la grabación de un reportaje para TV) de su inesperado entusiasmo al degustar una simple sopita de pescado.

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He aquí un personaje anónimo que presta toda su atención al crecimiento de una planta. Se trata de un cinéfilo, amante incondicional del cine europeo, decidido a demostrar la similitud entre esta experiencia y la contemplación de una película de Eric Rohmer. Aunque a primera vista también podría parecer un simple individuo ocupado en tareas de repoblación forestal; o alguien empeñado en modificar el paisaje mediante el cultivo de frutales; o una de esas personas que, de pronto, sienten la necesidad de plantar un árbol como complemento a la propia existencia y con la intención de dejar huella en la naturaleza.

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El director de la sección de Arte del New York Times deslizó una frase recogida por Tom Wolfe en La palabra pintada. La frase en cuestión se refería a la necesidad de una teoría para la correcta comprensión de la obra mostrada por un grupo de pintores en la Universidad de Yale. Tal argumento indignó a Wolfe: ¿Cómo una teoría? ¿Qué ha pasado con el arte moderno? ¿Luego de desprendernos de toda la carga literaria, de todo el discurso histórico que atenazaba y oprimía la creación, resulta que regresamos a una situación muy semejante? Al espectador de hoy, le queda el consuelo de un esperanzador final al trayecto emprendido por el gran Duchamp cuando sentenció aquello de que cualquier cosa podría ser Arte desde el momento en que él como artista así lo decidiera. El pensador A. C. Danto replica: en efecto, mediante la intervención del artista cualquier cosa puede ser Arte; pero eso no quiere decir que cualquier cosa lo sea. A esto se podría añadir que si bien la pipa de Magritte no era una pipa, una vaca en formol sí es una vaca en formol.

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El pensamiento agradece la pausa y el descanso. Terminó la preocupación. Ya está bien de seguir dándole vueltas al mismo tema. Años y años de superación personal, de orientar su trabajo según pautas que él mismo estableció a partir de experiencias propias; años dedicados al estudio, a los inicios profesionales, al esfuerzo por conseguir un reconocimiento; incluso renunció a la seguridad económica (pudo encontrarla en alguna que otra actividad, que, siendo interesante, le hubiese alejado sin remedio de aquello que mejor sabía hacer). Al cabo de todo esto, un buen día, un figurón de armas tomar le preguntó: ¿y tú que ambición tienes? Se quedó perplejo sin saber qué contestar. No hubo respuesta, pero sí cayó en la cuenta de que a lo largo de media vida ajetreada, repleta de satisfacciones, nunca se le ocurrió ponerse a meditar sobre ello. Ni le pasó por la cabeza.

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No es éste un caso que obligue a resolver auténticos problemas arquitectónicos. Aquí, las dimensiones, peso y función de los distintos elementos en juego adquieren sólo valor aparente, bidimensional, pura cuestión formal que contribuye a la configuración interna del esquema compositivo. La situación del personaje en un espacio adintelado equivaldría a cierto efecto solemne, similar al enmarcado de cualquier retrato. Con líneas rectas se hubiese obtenido otro resultado más rotundo e indiscutible: trazados únicos, los más cortos entre puntos extremos. En cambio, la unión de dos puntos mediante una curva admite infinitas soluciones. Además, la opción del arco implica elección en cuanto a estilo: semicircular o de medio punto, rebajado o escarzano, apuntado, carpanel, etcétera. Finalmente, con el único propósito de añadir intensidad al primer término, se decidió ajustar el dibujo del arco, procurando su exacta coincidencia con la curvatura superior de la peluca de Mozart.

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La ilusión óptica conocida como espejismo suele producirse en llanuras cálidas y arenosas. La imagen real -1- de la esbelta palmera llega al espectador situado en la posición -0- según el recorrido lineal -1-0-. Pero -1- también se proyecta en otras direcciones: -1-2- podría ser una de ellas. El calentamiento de las capas de aire (de menor densidad) próximas al suelo, provoca por refracción desvíos -2-3-0- del rayo luminoso. -0- recibe una segunda imagen invertida de -1-, que sugiere el reflejo sobre una superficie de agua inexistente. Son muy frecuentes otros espejismos de distinta naturaleza, no exclusivos del desierto.

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Los fósiles le apasionan por muchos motivos: sus conocimientos en la materia; su afición a desenterrarlos él mismo; su rigor en la clasificación de ejemplares… No es un simple entretenimiento. Hasta en sueños, cada vez más frecuentes, transita por lugares irreales en los que se concentran los hallazgos. Primero un itinerario entre montañas próximas al mar, luego una iglesia monumental con mezcla de estilos y bellísimas estatuas exentas que aparecen situadas en las fachadas laterales; y, por último, el destino del viaje: un barranco del que procede la mayor parte de su colección. Al despertar, recuerda con total claridad y detalle cómo en la fantástica excavación no sólo aparecieron fósiles desconocidos. También piedras y objetos de formas sorprendentes, refinadas geometrías con significados ocultos, originales alfabetos y jeroglíficos indescifrables.

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Acaba de llegar. Ha llovido un poco y el amplio valle se le ofrece con un colorido intenso de tonos saturados por la humedad. De lejos, ya advierte el fascinante contraste por complementarios de aquel punteado rojo brillante que destaca sobre el fondo verdoso de la arboleda. Si se tratase de una fotografía (ocurrencia de aficionado a la cámara digital), para conseguir aquel efecto tan vibrante hubiese sido imprescindible recurrir al retoque cromático, a un buen trabajo de Photoshop. Sobre la marcha, decide recuperar un olvidado placer infantil; sin pensarlo dos veces, sube como puede al cerezo, dispuesto a degustar los deliciosos frutos que arranca directamente de las ramas con sus propias manos.

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Recurso de pantomima, ingenuo y sencillo, al que tanto partido sacó el cine mudo en su vertiente humorística. No falla nunca en cualquier sesión de títeres de cachiporra: cada vez que don Cristobalito le atiza con el palo al malvado muñeco del bigote, niños, niñas y adultos se parten de la risa. El tamaño de la estaca impone lo suyo; y más aún cuando en el preciso instante del golpe, la destreza del artista que maneja los personajes acierta y consigue transmitir la calidad sonora del impacto, seca y potente, un ¡crac! estremecedor; bien pensado, tendría que producir escalofríos.

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Abrazado al tronco del árbol se siente reconciliado con el equilibrio natural. Una sensación especial, reconfortante para el espíritu y el cuerpo fatigado. La vida urbana, el tráfico y las jornadas de trabajo quedan lejos. Quizá se trate de una manía más de las suyas, pero al cabo de unas cuantas sesiones, descubre que la sensación placentera no se la proporciona cualquier árbol, sólo uno en concreto que distingue y ha llegado a reconocer muy bien. Los problemas no tardan en aparecer porque a otros muchos, también visitadores del parque en busca de paz y sosiego, les ha ocurrido lo mismo: todos coinciden en la preferencia por aquel árbol, su árbol. Luego de algunos atropellos y disgustos desagradables, se ha impuesto la necesidad de poner orden mediante un riguroso turno haciendo cola.

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La incertidumbre en torno a un suceso tan terrible dio paso enseguida a la incredulidad general; una leyenda urbana más, a pesar de contar con el testimonio del grupo de turistas que presenció, espantado, aquel auténtico episodio de combustión espontánea. Por lo visto, una joven tuvo el atrevimiento de acercarse al cuerpo de la víctima en un intento desesperado de prestarle auxilio. Al tiempo que se apartaba, sofocada por las llamas, la oyeron gritar entre sollozos: ¡Está que arde! Nunca mejor dicho. La concentración de gases de efecto invernadero pudo ser un factor determinante, como lo demuestran las altas temperaturas que registraron los termómetros y la rapidez en dispararse las ventas de cualquier cosa que pudiera ser eficaz para combatir el calor… Por no hablar, tanto del consumo disparatado de bebidas refrescantes, como de la masiva afluencia a playas y piscinas. Circunstancias que todavía hoy animan y encienden el debate sobre el trágico accidente.

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Hace falta mucho valor para enfrentarse a toda esa complicación de supernovas, fusiones, enanas marrones, energía oscura, absorciones de luz y demás especulaciones. Ya no existe ninguna duda respecto a la continua evolución del Cosmos; y también parece indiscutible que el reciclaje es la auténtica realidad a escala universal. Una vez aceptada la demostración según la cual los seres vivos están hechos de materiales similares a los objetos sin vida, no queda más remedio que aceptar, con relativa seguridad, formar parte de un megaconjunto de desechos que son, ni más ni menos, polvo de estrellas. Suena muy fuerte, aunque con su punto de licencia poética, de metáfora delicada.

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Índice

Yace con el imponente aspecto de una montaña tumbada .................... 14Con láminas de hierro .......................................................................... 16¿Por qué razón? .................................................................................... 18Luego del eclipse .................................................................................. 20Conversando con el soldado Marcelo ................................................... 22Se diría que como consecuencia de su desmedida inclinación .............. 24Le obsesiona la comunicación con su querida mascota ......................... 26Cuando saciaba la sed en aquella fuente ............................................... 28En el país de las maravillas ................................................................... 30He aquí un personaje anónimo ............................................................ 32El director de la sección de Arte ........................................................... 34El pensamiento agradece la pausa y el descanso .................................... 36No es éste un caso que obligue ............................................................. 38La ilusión óptica ................................................................................... 40

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Los fósiles le apasionan ......................................................................... 42Acaba de llegar ..................................................................................... 44Recurso de pantomima......................................................................... 46Abrazo al tronco del árbol .................................................................... 48La incertidumbre en torno a un suceso ................................................ 50Hace falta mucho valor ........................................................................ 52

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LA PRESENTE EDICIÓN DE

IMAGINARIA

CUADERNO DE MANGANA Nº 50

SE ACABÓ DE IMPRIMIR EN CUENCA,

EL 5 DE MARZO DE DOS MIL DIEZ,

FESTIVIDAD DE SAN HERABO.

LA EDICIÓN CONSTA DE 500 EJEMPLARES.

ET VALETE.

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CUADERNOS DE MANGANA

Nº1 La casa del lector Nº2 La inteligencia lingüística Gustavo Martín Garzo José Antonio Marina Nº3 Hablar bien Nº4 Las condiciones de felicidad o el lenguaje como virtud Belén Gopegui Juan Luis Conde Nº5 La literatura del silencio Nº6 Narraciones e ideas Manuel Longares Álvaro Pombo

Nº7 ¿Otro camino para la novela? Nº8 Regreso al tapiz que se dispara José María Guelbenzu en muchas direcciones Enrique Vila–Matas Nº9 Las formas de la novela Nº10 Del ponerse en escena en la democracia Miguel Sánchez–Ostiz Jordi Gracia

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Nº11 Literatura, lectura, crítica literaria Nº12 Lo que guardan las musas: y medios de comunicación literatura y filosofía Ángel Basanta María Fernanda Santiago Bolaños

Nº13 Narrativa en el exilio Nº14 La narrativa gallega en lengua gallega en el fin del milenio Xesús Alonso Montero Dolores Vilavedra

Nº15 Nosotros dos Nº16 Ensayos, dietarios, relatos Manuel Rivas en el telar: la novela a noticia José–Carlos Mainer

Nº17 Sobre la traducción Nº18 Encuentro en Cuenca Pilar del Río José Luis Sampedro José Saramago

Nº19 Memorias de la Escuela Nº20 El espacio literario en el tiempo AA.VV. de las autonomías Ignacio Soldevila

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Nº21 Memoria, ficción Nº22 El peso de la memoria en las letras José Manuel Caballero Bonald portuguesas contemporáneas Isabel Soler Nº23 Literatura e Identidade/ Nº24 El año que nevó en Valencia Identidad y Literatura Rafael Chirbes João de Melo Nº25 El periodismo literario Nº26 Tendencias actuales del léxico hispano Mesa redonda Humberto López Morales

Nº27 Euskal kontagintza gaur/ Nº28 Lo que antes era exacto La narrativa vasca hoy Anjel Lertxundi Jon Kortazar Nº29 Tocar los libros Nº30 Narrativa y Posmodernidad Jesús Marchamalo José María Pozuelo Yvancos Nº31 Literatura escrita por mujeres Nº32 Matemáticas y Literatura Paula Izquierdo Joaquín Leguina

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Nº33 Defensa de la fantasía Nº34 Lo que son las cosas Espido Freire Luis Eduardo Aute

Nº35 98 y 27: dos generaciones Nº36 Hubo un animal arco–iris ante el cine que despedía un aliento multicolor Vicente Molina Foix Fernando Arrabal

Nº37 A propósito de mi narrativa Nº38 El color del Quijote Antonio Colinas ¿Qué pintan los profesores? V Exposición colectiva

Nº39 El artículo literario. Nº40 La novela española hacia el nuevo De Francisco Ayala a Javier Cercas milenio: algunas impresiones Fernando Valls Marta Sanz

Nº 41 Segundo año triunfal Nº 42 Del cuento literario Ignacio Martínez de Pisón Juan Pedro Aparicio José María Merino

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Nº 43 Entre la memoria y la invención Nº 44 Escribir de lo que nos pasa. La Lorenzo Silva escritura diarística Juan Cruz Andrés Trapiello

N.º 45 Historia, novela y memoria o el Nº 46 Vigencia de lo fantástico camarote de los hermanos Marx en el imaginario moderno Alfons Cervera Pilar Pedraza

N.º 47 Palabras en el Bosque. Nº 48 Destellos Diálogo de Lobos y Preposiciones Antonio Gamoneda Jesús Marchamalo Mario Merlino

N.º 49 Heptálogo para jóvenes poetas N.º 50 Imaginaria Carlos Marzal Miguel Calatayud