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bienestar colectivo de ía sociedad Y si los honrtsre^s no obran, en su proveclio personal ¿qué liarán c-KtMo beneñcio de su esfuerzo sea para todos? Se palpa la necesidad de un capataz aaiiaáa de gairoíe. E l temor áe: ser despedidos d s:ábado por la tarde es lo^ úiiioo' cfue retiene a mudios trabajadores en su puesto., Po.iiga un aviso solicitando uii secretario, y de cada diez aspirantes, mteve no saben ni ortografía ni puntuación.' ¿Podrían tales gentes llevar la carta 3 García? ; ^ . ^ • En cierta ocasión me decía el iefe de una aran fábrica: "Ve usted a esf contador que está aUi?^' "Loveo. ¿yqié?" - • v - . "Es un gran contabilista; pero si lo envió a la parte alta de la ciudad con cualqui^er objeto, puede qiie desempeñe la misión ccirrectamente: pero puede ser'también que en su víase se detenga en cuatro cantinas y al legar a la caOe principal de la*ciudad íiaya olvidado absoluíaniente a que iba". ¿Podría conñársele a un tío semejante la carra para Garóa? En los ülíiinos tiempos es frecuente oír liablar con gran sinipatía del pobre trabajador vícíitiia de la explotación industrial del lionibre Iionrado, sin irabajo,^ que: por todas panes busca mütiknente emplearse. Y a todo esío^ se mezclan palabras dums coMra los que están arriba, y nada se dice ^del jefe: de industria ^que en\'ejece prernaairameníe lucliando en vano por enseñar a ejecutar a otros un trabajo que ni quieren aprender ni les importa; ni de su larga y paciente lucha con colaboradores qi^ie no colaboran y que sólo esperan verlo volver la espalda para malgastar el tiempo. En todo almacén, en toda fabrica, liay una continua renovadón de empleados. El jefe despide a cada, instante a individuos incapaces de impulsar su industria y llama a otros a ocispar sus puestos. Y esta escogencia no cesa en tiempo alguno m en los buenos ni en los malos. Con la sola diferencia de que cuando liay escasez de trabajo la selección se liace mejor; pero en'todo tiempo y siempre el incapaz es despedido: "la ley de la supervivencia de los mejores se impone". Por interés propio todo patrono conseivs a su servicio a los nías hábdes: aquellos capaces de llevar h. carta a García. Conozco a un hombre de facultades verdaderamente brillantes, pero irJiábil para manejar SU": propios negocios y abíOlut:j,nente inútil para gestionar los ajenos, porque lleva siempre consigo la msana sospeclia de que sus sui^enores lo oprimen o tratan de oprmnrlo Xi satve daj ordenas m sabe recibirlas. Si se enviara con el la carta a García, contestaría muy probablemen-e: "llévela usted". Hoy este liombre vaga por las calles en busca de oficio. iaientras~el \-:ento silba al pasar entre las hiladlas de su \-e^Tido Nadie que lo conozca se atreve a emplearlo por >er el un sembrador de discordias X o le entra la razón y solo seri:^ sensible :1 taconazo de una bota numero 45 de doble suela Con^rendo que un hombre tan deformado moralniente merece tanta comjiiásión como si lo. fueo físicamente: pero al compadecerlo recordemos también a aquellos que lucíian por sacar triunfmte una empresa, sin que ajs i c o s de trabaja estén limitadas por el pito de la-,.

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bienestar colectivo de ía sociedad Y si los honrtsre s no obran, en su proveclio personal ¿qué liarán c-KtMo eí beneñcio de su esfuerzo sea para todos?

Se palpa la necesidad de un capataz aaiiaáa de gairoíe. El temor áe: ser despedidos d s:ábado por la tarde es lo úiiioo' cfue retiene a mudios trabajadores en su puesto., Po.iiga un aviso solicitando uii secretario, y de cada diez aspirantes, mteve no saben ni ortografía ni puntuación.'

¿Podrían tales gentes llevar la carta 3 García? ; ^ . ^ •

En cierta ocasión me decía el iefe de una aran fábrica: "Ve usted a esf contador que está aUi? '

"Loveo. ¿yqié?" - • v - .

"Es un gran contabilista; pero si lo envió a la parte alta de la ciudad con cualqui er objeto, puede qiie desempeñe la misión ccirrectamente: pero puede ser'también que en su víase se detenga en cuatro cantinas y al legar a la caOe principal de la*ciudad íiaya olvidado absoluíaniente a que iba". ¿Podría conñársele a un tío semejante la carra para Garóa?

En los ülíiinos tiempos es frecuente oír liablar con gran sinipatía del pobre trabajador vícíitiia de la explotación industrial del lionibre Iionrado, sin irabajo, que: por todas panes busca mütiknente emplearse. Y a todo esío se mezclan palabras dums coMra los que están arriba, y nada se dice del jefe: de industria que en\'ejece prernaairameníe lucliando en vano por enseñar a ejecutar a otros un trabajo que ni quieren aprender ni les importa; ni de su larga y paciente lucha con colaboradores qi ie no colaboran y que sólo esperan verlo volver la espalda para malgastar el tiempo. En todo almacén, en toda fabrica, liay una continua renovadón de empleados. El jefe despide a cada, instante a individuos incapaces de impulsar su industria y llama a otros a ocispar sus puestos. Y esta escogencia no cesa en tiempo alguno m en los buenos ni en los malos. Con la sola diferencia de que cuando liay escasez de trabajo la selección se liace mejor; pero en'todo tiempo y siempre el incapaz es despedido: "la ley de la supervivencia de los mejores se impone". Por interés propio todo patrono conseivs a su servicio a los nías hábdes: aquellos capaces de llevar h. carta a García.

Conozco a un hombre de facultades verdaderamente brillantes, pero irJiábil para manejar SU": propios negocios y abíOlut:j,nente inútil para gestionar los ajenos, porque lleva siempre consigo la msana sospeclia de que sus sui enores lo oprimen o tratan de oprmnrlo X i satve daj ordenas m sabe recibirlas. Si se enviara con el la carta a García, contestaría muy probablemen-e: "llévela usted". Hoy este liombre vaga por las calles en busca de oficio. iaientras~el \-:ento silba al pasar entre las hiladlas de su \-e Tido Nadie que lo conozca se atreve a emplearlo por >er el un sembrador de discordias Xo le entra la razón y solo seri: sensible :1 taconazo de una bota numero 45 de doble suela

Con^rendo que un hombre tan deformado moralniente merece tanta comjiiásión como si lo. fueo físicamente: pero al compadecerlo recordemos también a aquellos que lucíian por sacar triunfmte una empresa, sin que ajs i c o s de trabaja estén limitadas por el pito de la-,.