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Alumno: Arenas Blanco Héctor Joel. Materia: Historia de la Iglesia en la Edad Media. Grado: 1° de teología. Profesor: Pbro. Arturo Barragán. __________________________________________________________________ ______________ LA IGLESIA EN EL IMPERIO BIZANTINO El siguiente trabajo es una breve investigación sobre el periodo de la Iglesia en el imperio bizantino, enfocada especialmente sobre el papel del emperador Justiniano I, la dinastía de los Heraclios, y el monacato bizantino. 1.- Justiniano I (527-565 d. C.) fue emperador de Bizancio en el siglo VI, época en la cual estaba en desarrollo un modelo de relación entre el Estado y la Iglesia. En efecto, cuando Justiniano le escribió al patriarca de Constantinopla Epifanio en el año 535 un texto legislativo, en éste se aprecia la concepción del sacerdocio católico como una figura esencial del imperio por la cual Dios bendice al Estado; además se señala la influencia del emperador sobre la vida moral de los sacerdotes pues si éstos eran infieles a su modo de vida, tal hecho repercutiría en desgracias sobre el gobierno de Justiniano. En sí, se aprecia la concepción de Dios como la única fuente de la ley, y al emperador en su actividad de legislador como representante de Dios sobre la tierra. De este modo la relación Iglesia-Estado se tornó demasiado estrecha llegando a incorporarse leyes eclesiásticas al derecho estatal. La oposición a este sistema ya se notaba desde antes de Justiniano, pero un notable personaje detractor fue san Máximo el Confesor quien criticaba la injerencia del emperador en los asuntos de la 1

Imperio Bizantino

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breve descripción del periodo bizantino en relación a la dinastía de los heraclios

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Page 1: Imperio Bizantino

Alumno: Arenas Blanco Héctor Joel. Materia: Historia de la Iglesia en la Edad Media.

Grado: 1° de teología. Profesor: Pbro. Arturo Barragán.

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LA IGLESIA EN EL IMPERIO BIZANTINO

El siguiente trabajo es una breve investigación sobre el periodo de la Iglesia en el imperio bizantino, enfocada especialmente sobre el papel del emperador Justiniano I, la dinastía de los Heraclios, y el monacato bizantino.

1.- Justiniano I (527-565 d. C.) fue emperador de Bizancio en el siglo VI, época en la cual estaba en desarrollo un modelo de relación entre el Estado y la Iglesia. En efecto, cuando Justiniano le escribió al patriarca de Constantinopla Epifanio en el año 535 un texto legislativo, en éste se aprecia la concepción del sacerdocio católico como una figura esencial del imperio por la cual Dios bendice al Estado; además se señala la influencia del emperador sobre la vida moral de los sacerdotes pues si éstos eran infieles a su modo de vida, tal hecho repercutiría en desgracias sobre el gobierno de Justiniano. En sí, se aprecia la concepción de Dios como la única fuente de la ley, y al emperador en su actividad de legislador como representante de Dios sobre la tierra. De este modo la relación Iglesia-Estado se tornó demasiado estrecha llegando a incorporarse leyes eclesiásticas al derecho estatal. La oposición a este sistema ya se notaba desde antes de Justiniano, pero un notable personaje detractor fue san Máximo el Confesor quien criticaba la injerencia del emperador en los asuntos de la Iglesia, lo que le valió numerosos exilios. Se puede afirmar con ello que Justiniano en realidad estaba siguiendo la línea que en su momento había comenzado Constantino y que continuaría algunos siglos más1.

2.- La dinastía de los Heraclios. Fue la familia que gobernó el imperio bizantino durante el periodo que abarcan los años 610 al 711. El primero de la dinastía es Heraclio, quien en su periodo de gobierno realizó el cambio de la lengua oficial del imperio sustituyendo al latín por el griego, lo cual marcaría para los tiempos venideros un punto de inicio en el proceso de separación entre Roma y Bizancio. Sin embargo, también Heraclio recuperó varios territorios que estaban bajo el dominio de los persas, además de buscar la unidad con las iglesias monofisitas, para lo cual buscó la solución mediante el monoenergismo y el monotelismo, doctrinas teológicas que afirmaban un solo modo de acción y por tanto una sola voluntad de actuación en la persona de Cristo. Dichas soluciones fueron condenadas en el Concilio de Constantinopla III bajo la presencia del

1 Cf. K. BAUS, H. G. BECK, E. EWIG, H. J. VOGT, La primitiva Iglesia bizantina, en: H. JEDIN, Manual de Historia de la Iglesia[II]. De la Iglesia imperial hasta el siglo VII, Herder, Barcelona 1980, 591-612.

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siguiente miembro de la dinastía heracliana: Constantino IV. Durante el gobierno de este emperador se dio la controversia teológica para responder al monoenergismo y al monotelismo en donde el mismo papa Honorio se había implicado en la controversia favoreciendo estas herejías influenciado por el patriarca Sergio; san Sofronio participó en la solución de este problema. Tras la muerte de Constantino IV le sucede su hijo Justiniano II en el 685, quien sería el último de la dinastía de los Heraclios. Este emperador tenía gran interés en las prerrogativas imperiales aún en relación con la Iglesia, aunque también contribuyó al distanciamiento entre latinos y orientales al convocar al Concilio Quinisexto, en donde se reafirmaría el aspecto oriental sin la participación de los romanos. En uno de los cánones por ejemplo, se expresa contra el celibato para los subdiáconos, diáconos y presbíteros, además del reconocimiento de Constantinopla como segundo patriarcado después de Roma y capital del imperio. Aunque en el 695 durante una revuelta fue expulsado, Justiniano II volvería al gobierno de Constantinopla para ser después asesinado en el 711, dando fin a la dinastía de los Heraclios2.

3.- El monacato bizantino. Como tal, la vida monástica y ascética se había difundido desde el siglo IV en Egipto, Palestina y Siria, pero sería en el siglo VI donde en Constantinopla y la costa occidental de Asia Menor se convertirían en centros de vida monástica. Ya en el siglo VI existían tan solo en Constantinopla 92 monasterios. Ciertamente antes de que se conformara en sí la vida monástica, en siglos anteriores este movimiento era de corte carismático y espontáneo, con poco o nada de orden; sin embargo en el imperio bizantino se logró ordenar y hacer madurar este estilo de vida. Y es que los monjes, especialmente los de vida ascética como los estilitas (que vivían en una columna) gozaban de alta estima por parte de la población al ver en éstos un alto grado de espiritualidad de su tiempo, como es el caso de Simeón el estilita (412-459) y su discípulo Daniel quien llevaría este tipo de ascesis a Constantinopla. Incluso, en el año 705 llega a ser patriarca de Constantinopla Ciro quien sería el primer monje en convertirse en tal. Como parte de la actividad social, los monjes llevaban a cabo la dirección de hospitales, manicomios e incluso asilos para desamparados y ancianos, instituciones desconocidas en el imperio romano pagano antiguo. Se puede decir que si la sociedad bizantina, de pagana pasó a ser cada vez más cristiana, en gran medida se debe al monacato3.

2 Cf. Ibíd., 621-635.

3 Cf. Ibíd., 655-662.2