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INFLAMABLE ESTUDIO DEL SUFRIMIENTO AMBIENTAL JAVIER AUYERO DÉBORA A. SWISTUN

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  • INFLAMABLEESTUDIO DEL SUFRIMIENTOAMBIENTALJAVIER AUYERODBORA A. SWISTUN

  • TRAMAS SOCIALESltimos ttulos publicados

    Directora de coleccinfrene Gojman26. Violeta Ruiz

    Organizaciones comunitarias y gestin asociada27. Mara Mucci

    Psicoprofilaxis quirrgica28. Toni Puig

    Se acab la diversin29. Mara Felicitas Elas

    La adopcin de nios como cuestin social30. A. Melillo, E. Surez Ojeda y D. Rodrguez (comps.)

    Resiliencia y subjetividad31. E. A. Pantelides y E. Lpez (comps.)

    Varones latinoamericanos32. Sergio De Piero

    Organizaciones de la sociedad civil33. L. Schvarstein y L. Leopold (comps.)

    Trabajo y subjetividad34. Manuel Llorens (coord.)

    Nios con experiencia de vida en la calle35. Maritza Montero

    Hacer para transformar36. Ana Gloria Ferullo de Parajn

    El tringulo de las tres "P"37. Susana Checa (comp.)

    Realidades y coyunturas del aborto38. Martn de Lellis y cols.

    Psicologa y polticas pblicas de salud39. Oiga Nirenberg

    Participacin de adolescentes en proyectos sociales40. Jorge A. Colombo (ed.)

    Polireza y desarrollo infantil41. Mabel Munist y otros (comps.)

    Adolescencia y resiliencia42. Silvia Duschatzk:y

    Maestros errantes43. Alejandro Isla (comp.)

    En los mrgenes de la ley44. Daniel Maceira (comp.)

    Atencin Primaria en Salud45.J. Auyero y D. Swistun

    Inflamable

    INFLAMABLEEstudio del sufrimiento ambiental

    J~VIER AUYERODEBORA ALEJANDRA SWISTUN

    ~II~PAIDS

    Buenos AiresBarcelonaMxico

  • INTRODUCCIN

    El sufrimiento de Claudia

    En 1987 Claudia Romero se mud a Villa Inflamable(localizada en Dock Sud, provincia de Buenos Aires,Argentina). Ella tena 7 aos. En ese tiempo, sus padres tra-bajaban en la -por aquel entonces- refinera estatal YPF(Yacimientos Petrolferos Fiscales). Despus de algunos aosde vivir en Florencio Varela, provincia de Buenos Aires, lospadres de Claudia encontraron un lugar para vivir frente aYPF (hoy la privatizada Repsol), Shell y otras compaas delPolo Petroqumico y Puerto Dock Sud. Su familia ha estadoviviendo en el barrio desde hace veinte aos.

    Claudia hoy tiene 27 aos, est casada con Carlos Romeroy tiene cuatro chicos. Tanto Carlos como Claudia trabajabancomo personal de limpieza en dos de las compaas del polo,pero perdieron sus trabajos hace algunos aos. Hoy en da,Carlos sale de su casa cada tarde para "cirujear" por el centrode Avellaneda, "de punta a punta por la Avenida Mitre". "Enuna buena semana, hago 25 pesos", nos cuenta. Claudia no haencontrado un trabajo y es beneficiaria de un Plan Jefas yJefes de Hogar: "Juntos hacemos cerca de 250 pesos al mes ycon eso tiramos. Cocinamos una vez al da, a la noche". Parael almuerzo, los chicos comen pan con leche, la nica comi-da completa es la cena. Los fines de semana asisten a uno de

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    los comedores comunitarios del barrio. Las necesidades eco-nmicas de los Romero compiten con la atencin a los cons-tantes problemas de salud de dos de sus hijos. "Dos de ellos,remarca Claudia, tienen problemas. Los otros dos andanbien". El ms pequeo, Julin, de 5 aos, tiene convulsionesdesde que es beb:

    l naci con esta marca en su cabeza. Los doctores me dijeronque no era nada. Que era slo una marca de nacimiento.Despus empez a tener convulsiones y empec a ir de un hos-pital a otro. En el Hospital de Nios le sacaron una tomografay sali que su cerebro est afectado por esa marca, que no estslo afuera, sino adentro tambin. Y ahora tiene ese angiomaque est aflorando. Mir, ]ulin, mostrselo.

    Cuando Julin nos muestra su prominente grano rojo, lepreguntamos a Claudia acerca de lo que diagnosticaron losmdicos: "Ellos no me explicaron nada", responde, "ellos nosaben por qu tiene esa marca. Yome hice el anlisis, su paptambin, y no tenemos nada. No nos analizaron por plomoporque ellos no lo cubren. Y nosotros no lo podemos pagar".AJulin se le prescribi un anticonvulsivo. Claudia recibe unfrasco de Epamil gratis por mes en el hospital pblico local,"pero Julin usa dos o tres frascos. Yeso sale entre 18 y 20pesos cada uno, y algunas veces no podemos comprado. Yoempec el papeleo para ver si podemos tenerlo gratis. Todoel mundo me prometi, pero no pas nada. Papeles, papeles,papeles, slo palabras". JOOnnecesita un control diario porsus convulsiones, pero ya ha pasado bastante tiempo desde sultimo chequeo:

    Ahora tenemos un turno para agosto. Puede morir antes de eso,pero yo debo esperar [nfasis nuestro]. Algunas veces l convulsio-na dos veces al da, y no tengo medicacin. Ahora no tengo sufi-ciente dinero [para pagar el colectivo] para ir al hospital. Loschicos ac siempre estn enfermos, con bronquitis, con un res-fro. Ella [refirindose a Sofa, su hija de 7 aos] siempre tienedolores de cabeza y de estmago.

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    Sofa naci con su pierna izquierda significativamente msrorta que la derecha: "Cuando me hicieron el primer ultra-unido, me dijeron que ella iba a nacer con problemas.( .uando le dije a los doctores que viva ac, me dijeron queIma que hacerme el anlisis de plomo. Yono pude pagar losmlisis. Los doctores me dijeron que el plomo pudo haberruusado el problema de la pierna". Ms tarde, Sofa comenzI mostrar serias dificultades para aprender: "Ella tiene pro-hlernas para recordar los nmeros, le cuesta mucho realmen-I ".

    Claudia misma no est en buena forma. Parece que tuvie-Ia mucho ms que 27 aos. Perdi la mitad de sus dientes;iempre parece que est cansada: "Yo tengo todos los snto-mas", refirindose al posible envenenamiento con plomo,"tengo calambres, sangre que me sale de la nariz, dolores decabeza. Desde hace tres o cuatro aos que me duele todo."Cuando el dolor es insoportable, ella se atiende en la unidadanitaria del barrio: "Y los mdicos me dan alguna aspirina.Yome siento mejor, pero despus el dolor vuelve. Y de noche's peor". Cuando le preguntamos sobre su nivel de plomo enangre, nos dijo que los estudios son muy caros para ella:"cuestan entre 100 y 200 pesos". Claudia sabe que no es la(mica que tiene un cuerpo que duele y chicos enfermos. Elproblema, dice, "est por todos lados":

    Yo realmente no entiendo de nmeros, pero mi sobrino tiene50% de plomo [refirindose a 50ug/dl (microgramos por deci-litro) por encima de los 10ug/dl que es lo considerado normal].Mi hermana puede pagar los estudios porque su marido trabajaen Shell. Ella supo que tena niveles altos de plomo cuandoestaba embarazada [...] Pero ella no est haciendo nada. No sehace ningn tratamiento porque eso le causara problemas a sumarido que trabaja en Shell. Si ellos se llegaran a enterar de queella se hizo el anlisis, l perdera su trabajo. Algunas veces quie-ro matarla. Es como si ellos tuvieran miedo. Pero creo que loschicos son ms importantes. Y la vida de sus hijo~? Su hijo noaumenta de peso. Es muy flaco y parece amarillo. El tiene milesde problemas, pero ella no hace nada. Hay muchos chicos conproblemas ac.

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    Cuando le preguntamos acerca de las reacciones que losdoctores tienen ante estos problemas, ella dice: "Nada, nodicen nada. Una de las doctoras se fue porque empez a sen-tirse mal y encontr que tena plomo en la sangre. Ella estuvoslo por un ao, imaginate como debemos estar nosotros."Durante el curso de nuestra conversacin, Claudia admiteque ella quiere irse de Villa Inflamable, pero tambin diceque no ha estado fijndose seriamente en esa posibilidad yagrega que "ahora ellos quieren sacar a la gente de ac." Estaafirmacin tiene relacin con un censo que estuvo realizandopersonal de la municipalidad en el barrio (a mediados del ao2004) pero que a pesar de que nadie sabe exactamente cul esel propsito de hacer un nuevo censo (ya haban hecho unohaca pocos aos), todos sospechan que tiene que ver con unaposible relocalizacin.

    Millones de veces prometieron cosas.Dijeron que nos iban amudar, que nos iban a hacer casas, pero son slo promesas.Nadie cree nadaya. La gente ya est cansadade eso. Shellquie-re estas tierras.Y ac, en estaparte [BarrioEl Danubio], somossloveintidsfamilias,de manera que no es tan difcilsacamosde ac. [...] Yome quiero ir. Algunasvecesno pods estar afue-ra, el olor apesta, te arde la garganta. Es como gas. Y aunquecierres las puertas, se huele igual.

    De qu trata este libro

    Como los casi 5 mil habitantes de esta comunidad confor-mada por los barrios Porst, El Danubio, El Tringulo y lavilla adyacente al polo petroqumico Dock Sud, los Romeroson vctimas de desgracias ambientales, econmicas y polti-cas, desgracias que ellos no han producido. Sus complicadasvidas ilustran los efectos devastadores que la contaminacinambiental tiene en los jvenes cuerpos y mentes de los habi-tantes de Villa Inflamable. La suya es una historia, similar ala de otros territorios de relegacin urbana, de cruda necesi-dad econmica que surge de la erosin del trabajo asalariado

    Introduccin 21

    y de un Estado que, en trminos prcticos, casi los ha abando-nado. Miedos sobre los orgenes y la evolucin de sus enferme-dades (y las de sus seres queridos), incertidumbres sobre laprobable relocalizacin del barrio (des)organizadapor el Estadolocal, dudas que surgen de las contradictorias intervenciones delos doctores, sospechas y rumores acerca de las acciones prove-nientes de la compaa ms poderosa del polo petroqumico:Shell. Todo esto abunda en la vida de los Romero y de muchoshabitantes del barrio. Producto de casi tres aos de etnografaen equipo, este libro describe los peligrosos efectos de la conta-minacin ambiental en Inflamable y explica los significados(muchas veces contradictorios) que sus habitantes les otorgan.La pregunta ms general que este estudio procura abordar es lasiguiente: Qu sentido le da la gente al peligro txico y cmolidia con l? La historia de los Romero anticipa la complejidadde la(s) respuesta(s): el sufrimiento fsico y psicolgico es exa-cerbado por las dudas, por los desacuerdos, las sospechas, losmiedos y la interminable espera.

    Rodeada por uno de los polos petroqumicos ms grandesdel pas, por un ro altamente contaminado que arrastra losdesechos txicos de curtiembres y otras muchas industrias, porun incinerador de residuos peligrosos y por un relleno sanita-rio carente de control estatal, el suelo, el aire y los cursos deagua de Villa Inflamable estn altamente contaminados conplomo, cromo, benceno y otros qumicos. As lo estn tam-bin, como no poda ser de otra forma, sus enfermos y frgileshabitantes. En este libro documentamos este lento desastrehumano y ambiental concentrando nuestra atencin en lamanera en que es vivido por los residentes de Inflamable. Adiferencia de lo que buena parte de la literatura sobre los movi-mientos ambientalistas nos ha enseado a predecir en casoscomo stos (en los que el surgimiento de una conciencia opo-sitora tematiza crticamente las. fuentes y efectos de la polu-cin, seguida en muchos casos por la accin colectiva), lahistoria de Inflamable est atravesada por la confusin, loserrores y/o la negacin respecto de la toxicidad circundante.La historia de Inflamable tambin habla de una silenciosa

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    habituacin a la contaminacin y de una casi completa ausen-cia de accin colectiva contra la amenaza txica.

    Este libro busca respuestas a las siguientes (y muy genera-les, por cierto) preguntas: Cules son las maneras en que seexperimenta el sufrimiento ambiental? Los habitantes que poraos han estado expuestos a un ambiente envenenado, seacostumbran a los olores nocivos, las aguas contaminadas y lossuelos sucios? Dado que han estado regularmente expuestos,se han ajustado de alguna manera a las regularidades de unlugar txico? Cmo se construye colectivamente el sentidode vivir en un lugar como ste? Cunto se sabe realmentesobre el hbitat? Cul es la relacin entre este conocimiento,el sufrimiento individual y colectivo y la aparente ausencia deprotesta?

    El caso de Inflamable nos ensear que el conocimientosobre el medio ambiente envenenado no surge exclusiva niprimariamente del mundo fsico. El olor nauseabundo deproductos qumicos, de basurales a cielo abierto, de pantanosrepletos con aguas podridas saturadas de desechos txicos noson la nica influencia en las maneras en que los habitantesentienden el ambiente en el que viven. La experiencia de larealidad contaminada es, mostraremos en este libro, social-mente construida, es decir, producida y productora. Si el lec-tor vuelve con atencin a la historia de Claudia, ver que losRomero no estn solamente expuestos a contaminantes. Enla historia que abre este libro vemos que los doctores y losfuncionarios estatales son parte de la vida cotidiana de loshabitantes de Inflamable tanto como lo son el plomo y losolores pestilentes. As tambin forman parte de sus vidas elpersonal de Shell y de otras compaas del polo. Maestros ymaestras, periodistas, abogados son tambin parte constituti-va de la organizacin rutinaria de la vida cotidiana enInflamable. Juntos, todos estos actores influyen en lo que losresidentes saben sobre su lugar. Tambin inciden en lo queignoran, en lo que quieren saber y en lo que se equivocan.Funcionarios estatales, personal del polo, doctores, maestrosy maestras, periodistas, abogados y activistas juntos (pero no

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    de manera cooperativa, dado que sus opiniones y acciones nocuentan de igual manera) dan forma a las experiencias que loshabitantes tienen sobre la contaminacin y el riesgo.

    Los habitantes de Inflamable muchas veces estn enojados,otras angustiados, otras confundidos o mistificados acerca delorigen, el alcance y los potenciales,efectos de la contaminacin.Divisiones (entre nuevos y viejos habitantes) y rumores (sobrela siempre "inminente" relocalizacin del barrio, sobre lossobornos que estaran pagando Shell y otras compaas paraacallar a una nunca realizada protesta masiva, etc.) caracterizana este lugar, as como tambin lo marcan las frustraciones sobrelas (in)acciones del Estado (un subsidio de desempleo quenunca llega, una medicina necesaria que no aparece, un examende plomo que no es cubierto por el hospital, etctera). Ascomo las decepciones abundan en Inflamable, tambin lo hacenlas (a veces un tanto quimricas) ilusiones: ms de un vecinoest a la espera de una suma enorme de dinero (variosmencio-nan cientos de miles de pesos) como compensacin por el daotxico que las empresas abonarn gracias a los esfuerzos dealgn abogado. Confusiones, perplejidades, divisiones, rumo-res, frustraciones y esperanzas hacen que los habitantes deInflamable esperen: estn esperando un nuevo anlisis de san-gre, estn esperando la relocalizacin, estn esperando que unjuez dicte una sentencia que los haga acreedores de grandessumas de dinero. Este libro construye una crnica de esta espe-ra que es, como demostraremos, una de las maneras en que loshabitantes del lugar experimentan la sumisin. En un sentidogeneral entonces, adems de un anlisis de las vidas en peligrode los residentes de Inflamable, este libro analiza las intrinca-das y complejas relaciones entre el sufrimiento ambiental y ladominacin social.

    Experiencias txicas

    No somos, ciertamente, los primeros en estudiar las moda-lidades en que la gente siente y piensa sobre el peligro txico.

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    Hay ya una larga tradicin en el trabajo acadmico (sobre todoen los Estados Unidos pero tambin en Europa) que tratasobre variaciones de este mismo tema. Un conjunto de estu-dios ha examinado los orgenes, el desarrollo y los resultadosde las acciones organizadas contra la presencia de contami-nantes en muchas comunidades de los Estados Unidos y handescrito las visiones y sentimientos de los residentes afectados(Levine, 1982; Bullard, 1993; Brown y Mikkelsen, 1990;Couch y Kroll-Smith, 1991; Checker, 2005; Lemer, 2005;para una resea reciente sobre la investigacin de lo que se hadenominado en los Estados Unidos "racismo ambiental",vase Pellow, 2005). Si bien divergentes en metodologa, pro-fundidad analtica y foco emprico, puede extraerse unasecuencia tpica de la mayora de estos estudios: la ignoranciacolectiva sobre la presencia e impacto de contaminantes seinterrumpe cuando un vecino o un grupo de stos, en muchoscasos "furiosas amas de casa convertidas en activistas" (Mazur,1991, pg. 200), comienzan a relacionar el lugar en el queviven con la existencia de una determinada enfermedad y unpeligro txico en particular, es decir, identifican Un problemaindividual y un problema colectivo. Brown y Mikkelsen (1990)acuaron el trmino "epidemiologa popular" para referirse alproceso mediante el cual las vctimas "detectan" una enferme-dad (el caso que ellos reconstruyeron fue un cluster de leucemiaen Wobum, Massachussets). Este proceso de descubrimientodel peligro, de creciente conciencia sobre los efectos de lastoxinas circundantes, es usualmente liderado por vecinos quese transforman en militantes: Larry Wilson en Yellow Creek,KeyJones y Kathleen Varady en Pennsylvania, Anne Andersonen Wobum, Margie Richard en Diamond y la ya legendariaLois Gibbs en Love Canal, son los ejemplos ms conocidos detesoneros lderes, 1 casi heroicos, de "largas y amargas" luchas

    1. Yellow Creek, en Kentucky y, en mayor medida, Woburn, enMassachussets, y Love Canal en Nueva York son casos bien documentadossobre contaminacin del agua que produjo un aumento significativo decasos de cncer (sobre todo, leucemia) y otras enfermedades. Jones yVarady lideraron la movilizacin en Pennsylvania contra los efectos del gas

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    (Clarke, 1989).Esta tpica secuencia incluye tambin un proce-so activo de aprendizaje (y de no poca frustracin) en el que lasvctimas se transforman en hbiles agentes dentro del juegopoltico frente a las autoridades estatalesy se convierten en suje-tos capaces de absorber muy rpidamente el saber cientfico.

    A pesar de las diferentes orientaciones tericas, la mayo-ra de estos relatos parecen compartir un modelo marxistaclsico de conciencia: los actores, daados y fsicamenteprximos eliminan incertidumbres y adquieren conocimien-to crtico mediante la reflexin y la interaccin. El resultadoes un proceso de "prdida de la inocencia" (Levine, 1982;Cable y Walsh, 1991) en el que surge, la mayora de las veces,un consenso sobre el problema y su solucin -en casi todasestas crnicas, el actor principal es, no sorpresivamente,"lacomunidad afectada"-. En su nfasis en los cambios de lapercepcin colectiva acerca de la legitimidad y mutabilidadde las condiciones objetivas, la mayora de estos trabajosretrata, implcita o explcitamente, alguna modalidad de loque Doug McAdam denomin, hace ya algunos aos, "libe-racin cognitiva", esto es, "la transformacin de una deses-peranzada sumisin a condiciones opresivas a una emergenteceleridad para cuestionar esas condiciones" (1982, pg. 34).

    En su dedicacin casi exclusiva a casos exitosos (casos enlos que las comunidades fueron relocalizadas, compensadaso saneadas) y en su afn por lograr un consenso generaliza-do sobre las fuentes, los efectos, y las soluciones de la conta-minacin (comunidades que "descubren" y "conocen" lospeligros txicos), la literatura existente deja en las sombrascasos como el de Inflamable. Mucho de lo que sabemossobre la injusticia ambiental y el surgimiento de la accincolectiva contra aquellos responsables de la contaminacinnos es de poca ayuda analtica a la hora de entender y expli-car casos en los que no existen ni un resultado claro ni un

    radn. Diamond, en el estado de Louisiana, es una comunidad predomi-nantemente afroamericana que linda con una refinera de Shell. Lemer(2005) describe su historia y el origen de la movilizacin que concluy enla relocalizacin parcial de la comunidad.

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    consenso compartido sobre la propia existencia del proble-.ma, y mucho menos de su potencial solucin. Cuando nosenfrentamos no a un proceso de "liberacin cognitiva" sino auno caracterizado por la reproduccin de la ignorancia de lasdudas, los desacuerdos y los miedos, estamos en un territoriopoco explorado tanto en trminos tericos como analticos(vase, Zonabend, 1993).

    Mucha gente que vive en Inflamable tiene conocimientossobre la contaminacin circundante, pero interpreta esta infor-macin de manera diferente y, a veces, contradictoria. Otragente ignora o tiene dudas acerca de la presencia de txicos enel ambiente y/o acerca de la relacin entre la exposicin a con-taminantes y determinada enfermedad. Cuando nos enfrenta-mos a casos como el de Inflamable, en el que los habitantesestn divididos (no hay tal cosa como "una comunidad") y con-fundidos en un lugar en el que la ignorancia se reproduce (y elriesgo se normaliza) diariamente, necesitamos recurrir a unmarco terico y analtico alternativo que haga justamente de laperpetuacin de la ignorancia, del error y de la confusin suscentros de anlisis. En Inflamable, lo que necesita ser com-prendido y explicado no es el logro de un "nosotros", y lagnesis simultnea de la accin colectiva, sino la reproduccinde la incertidumbre, los "malos entendidos", la divisin, y porltimo, la inaccin en medio de una sostenida amenaza txica.Aquello que clama por una explicacin es el "no saber", o el"no poder saber", que son una parte constitutiva del sufri-miento ambiental de los habitantes del lugar y de la manera enque funciona la dominacin social.

    Reiteremos entonces nuestras preguntas: Cmo es quelos habitantes que estn rutinariamente expuestos al peligrotxico, cuyas vidas estn en permanente riesgo, piensan ysienten su realidad circundante? Qu conjunto de prcticasacompaan estos sentimientos y pensamientos? El trabajo decientficos sociales que han estudiado las secuelas de losdesastres (Erikson, 1976; Das, 1995; Petryna, 2002) Y deaquellos que han examinado la produccin del conocimiento,la ignorancia y el error dentro de las organizaciones

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    ,

    Introduccin 27

    (Vaughan, 1990, 1998, 1999Y2004; Eden, 2004) guiarn nues-tra exploracin de los orgenes y las formas de la experienciatxica de Inflamable. Estos dos grupos de trabajos (que r~ra-mente se utilizan de forma conjunta) acuerdan en que el cono-cimiento sobre el medio ambiente, lejos de estar moldeado porel mundo fsico, est socialmente constituido. Para tomar unejemplo clsico, en su estudio sobre los traumas individuales ycolectivos creados por la inundacin en Buffalo Creek, 2 KaiErikson (1976) examina los efectos de la desaparicin delsoporte relacional que permita a los lugareos "camuflar" lapresencia constante del peligro. Ausente (o destruida) la"comunidad", afirma Erikson, la gente ya no puede ser msparte "de la conspiracin mediante la cual hacemos que unmundo peligroso se parezca a uno seguro" (pg. 240), as comoes incapaz de "editar la realidad de tal forma que sta seamanejable" (ibd.). Este enmascaramiento del peligro, afirmaErikson, es un trabajo relacional y colectivo.

    La labor acadmica tanto clsica como reciente, en la queaqu abrevamos, no niega la existencia de una realidad (ennuestro caso, contaminada) fuera de lo social. Sin embargo,enfatiza que el conocimiento de esta realidad es:

    Siempre mediado por lo social: lo que los actores ya conocen, loque quieren conocer, lo que piensan que pueden aprender, y loscriterios que utilizan para juzgar y crear nuevo conocimiento,todo esto no lo encontramos en la naturaleza sino que estsocialmente determinado (Eden, >2004,pg. 50).3

    2. E126 de febrero de 1972, 500millones de litros de aguas repletas de dese-chos arrasaron el precario muro de contencin de una compaa minera ydesembocaron violentamente en Buffalo Creek, una comunidad del estre-cho valle montaoso en el Oeste de Virginia (Estados Unidos). Despus dela inundacin, los sobrevivientes fueron hacinados en casas rodantes sin quese tomaran en consideracin los lazos que organizaban la comunidad. Elresultado fue un trauma colectivo que se extendi mucho ms en el tiempoque los traumas individuales causados por la catstrofe. Falta de conexin,desorientacin, prdida de valores, aumento del crimen y emigracin fue-ron algunas de las consecuencias de la sbita destruccin de la comunidad.3.Todas las citas fueron traducidas por los autores.

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    Mediando entre el ambiente (contaminado) y las experien-cias subjetivas del mismo, encontramos estructuras cognitivas(Di Maggio, 1997), esquemas (Bourdieu, 1977; 1998 Y2000)o marcos (Vaughan, 1998,2004; Eden, 2004) que, profunda-mente moldeados por la historia y por intervenciones prcti-cas y discursivas, le dan forma a lo que la gente (des)conoce,cree que conoce o (mal)interpreta. Con el objetivo de enten-der y explicar los orgenes y efectos de la confusin en tomoa la problemtica de la contaminacin en Inflamable, debe-mos adentramos en los esquemas mediante los cuales loshabitantes piensan y sienten el ambiente que los rodea y des-cubrir por qu estos marcos funcionan de una manera parti-cular. Otro desastre (en este caso, tecnolgico) nos sirve parailustrar este punto. En el exhaustivo estudio que realiz sobrelas secuelas de la catstrofe nuclear en Chernobyl, AdrianaPetryna (2002) examina en toda su complejidad el conjunto deintervenciones que mediaron entre el evento y el conoci-miento del mismo (y las prcticas vinculadas a ste). Escribe:

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    La realidad fsica del desastre de Chernobyl y su mera magnitudfue inicialmente reconstruida y refractada mediante una serie deomisiones informativas, estrategias tcnicas, errores, modelossemi empricos, cooperaciones internacionales e intervencioneslimitadas. En conjunto, estas prcticas inicialmente produjeronla imagen de una realidad biolgica conocida, circunscrita ymanejable. Luego, estos efectos biolgicos fueron vistos comoproductos polticos; desconocidos tcnicos fueron removidos enel perodo ucraniano subsiguiente [luego de la desaparicin de laUnin Sovitica] como parte de un nuevo rgimen biopoltico.Economas informales de conocimiento, sntomas codificados,acceso mdico diferenciado, un continuo de diagnsticos y "vn-culos Chernobyl" fueron movilizados y comenzaron a funcionarcomo instituciones en paralelo al sistema de proteccin legal ofi-cial del estado (pg. 216).

    Para el caso de Inflamable, las implicaciones del trabajo dePetryna son claras: el conocimiento (y la ignorancia) de lapolucin industrial y de sus efectos en la salud es siempresocial y polticamente construido y disputado ("reconstruido

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    y refractado") por todo tipo de actores. En nuestro caso: vc-timas, autoridades estatales, doctores, abogados y otros. Esteaspecto ocupar un lugar central cuando nos adentremos enlos "errores", las negaciones y las mistificaciones (la "confu-sin txica") que, siendo bastante comunes en Inflamable,constituyen el tema principal de nuestro libro.

    Inflamable ha estado (y, mientras escribimos esto, anest) en las noticias. Si se presta cierta atencin a los reportesque han publicado los principales diarios argentinos o semiran los programas de televisin que se han producidosobre este lugar, se tender a pensar que la gente que all viveposee muchos conocimientos sobre contaminacin. Tresaos de observacin, entrevistas y conversaciones informalesnos hacen pensar que, en realidad, la imagen que los habi-tantes de Inflamable construyen entre s (cuando los mediosestn ausentes) es bastante menos clara, menos "blanca ynegra" que la que ofrecen a los visitantes ocasionales. Aqunos centramos en estos matices (las dudas, las confusiones),sus orgenes y sus efectos. Nos interesa, en particular, lo queno se sabe, lo que se duda, lo que se confunde.

    Cierto es que la contaminacin ambiental es "inherente-mente incierta" (Edelstein, 2003): las exposiciones corporalesanteriores, la relacin imprecisa entre dosis y respuesta, losefectos sinrgicos y la ambigedad etiolgica, todo esto contri-buye al problema de la incertidumbre tanto en la toxicologacomo en la epidemiologa (Brown, Kroll-Smith y Gunter,2000). Como escribe Phillimore (2000, el resaltado es nuestro):

    Es parte de la propia naturaleza del diseo de investigacin epi-demiolgica que falten piezas del rompecabezas, factores o ses-gos desconocidos o mal estimados. Algunos de estos problemasinherentes son ms obvios cuando consideramos un factor rele-vante: el tiempo. El concepto de "largo plazo" es relevante aquen tres sentidos, todos los cuales hacen que los juicios sobre losefectos en la salud sean an ms difciles: la larga duracin de lamayora de las exposicionesa la contaminacin, el largo plazo quemedia entre la exposicinacumulada y lossntomas mdicosy la natu-raleza crnicade la enfermedad una vez que lossntomas se manifies-

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    tan. Estos plazoslargosmilitan en contra de aseveracionescer-teras sobre la causalidad en los estudios epidemiolgicos,yhacen que tales afirmacionessean siempre cualificadasy caute-losas [...] La cautela puede ser rpidamente interpretada comofaltade conclusividad por razones polticas.

    En Inflamable, esta incertidumbre intrnseca est amplifi-cada por las intervenciones prcticas y discursivas del personaldel polo, funcionarios estatales, doctores y abogados. Estelibro procura desentraar la lgica social y los resultados de lasincertidumbres txicas que, junto a la contaminacin ambien-tal, afligen a los residentes de Villa Inflamable.

    La etnografa urbana contempornea en las Amricas harealizado un esplndido trabajo a la hora de describir y expli-car las causas y formas experienciales del sufrimiento deresidentes en guetos, "inner-cities" (EE.UU.), favelas(Brasil), villas (Argentina), colonias populares (Mxico) yotros enclaves de miseria. Aun en medio de sus problemas(ocasionados por violencias cotidianas, estructurales, sim-blicas y/o. polticas [Bourgois, 2001]), buena parte de losprotagonistas de estos estudios etnogrficos aparecen comosujetos coherentes: actores que estn contentos o tristes,tienen miedo o coraje y que, de manera ms relevante paranuestro caso, saben algo que nosotros, los investigadores,desconocemos (no por nada an confiamos en informantesque nos guan en lo que para nosotros es desconocido). Muyraras veces leemos textos etnogrficos en los que la genteduda comete errores y se contradice: sujetos que saben y nosab~~. La incertidumbre y la ignorancia no han estado en elcentro de las preocupaciones etnogrficas. Y esto es com-prensible. Como escribe Murray Last (1992, pg. 393) "esbastante difcil registrar lo que s conocen" (para algunasexcepciones, vase Clarke, 1989; Das, 1995;Vaughan, 19?0,1998). Nuestro estudio se centrar en las maneras complejas,muchas veces incongruentes y otras perplejas, en las que loshabitantes de Inflamable le dan sentido a la contaminacincircundante. Junto al estudio sobre el sufrimiento ambientalen el barrio, esta investigacin procura contribuir a que se

    r

    Introduccin 31

    pueda comprender y explicar adecuadamente cmo segenera socialmente la confusin y cules son sus razones yefectos sociales.

    Etnografa cubista

    Como quedar claro ms adelante, Inflamabl~ e~ unlugar frecuentemente visitado por extraos (periodistas,abogados, militantes, etctera). Apenas come~zamos con ~ltrabajo de campo, uno de nosotros (el no residente) se diocuenta de que los vecinos tenan un discurso de al~amanera prefabricado para los visitantes. Este rep~rtononarrativo informa a quienes incursionan en el barno que:"Ac est todo contaminado, ac todo el mundo est enfer-mo". Para el afuera Inflamable es conocido como un lugarcontaminado, horroroso -un peridico nacional publicuna crnica titulada "El infierno existe y est en DockSud"-. Los vecinos asumen (creemos que de maneracorrecta) que los visitantes ocasionales vienen a hablar de lacontaminacin y de lo tenebrosa que es la vida frente alpolo petroqumico. ../

    La presentacin del self contaminado y daado que losvisitantes confrontan (y con la que se engaan) tiene, entrminos de Goffman un backstage donde se ven y se escu-chan otras dimensiones bastante diferentes de la vida en ellugar. Tuvimos acceso a ese backstage no por medio de ,una(siempre dudosa) transformacin camalenica si~o medl~?-te el trabajo etnogrfico en equipo; ah yace la mnov~clOnmetodolgica de este trabajo. Javier Auyero conduJ,? lamayora de las entrevistas con funcionarios, p~r,sonal ?e;polo petroqumico, militantes, abog~dos y tambin re~bzoel trabajo de investigacin de archivos. ~bo~a SWIs~nllev adelante casi todas las entrevistas e historias de VIdacon los habitantes del lugar. Ella naci en Inflamable y vivitoda su vida all; gran parte de la gente con la que conversdurante estos dos aos y medio son sus vecinos, algunos la

  • Javier Auyero y DboraAlejandra Swistun

    conocen desde que naci y son amigos o conocidos de sufamilia."

    Luego de que acordramos las premisas bsicas de la inves-tigacin, discutimos sobre los tpicos que cubriramos en lasentrevistas y las estrategias de observacin participante. Lasentrevistas y las historias de vida fueron llevadas a cabo comoconversaciones entre vecinos ms que como el tpico inter-cambio de informacin que, ms all de las mejores intencio-nes .Yel ms logrado rapport, an predomina en este tipoparticular de relacin social. La familiaridad y la proximidadsocial fueron tiles no slo a los efectos de reducir lo msposible la violencia simblica que se ejerce mediante la rela-cin entre entrevistador y entrevistado (Bourdieu et al, 1999),sino que tambin, y de manera ms valiosa para nuestro caso,sirvieron para evitar el repertorio narrativo preparado que tie-nen los habitantes de Inflamable para quienes pasan por allocasionalmente. Al eludir la muy frecuente intrusin externaque activa esta serie repetida de argumentos y engaa al inves-tigador, y al reducir la distancia y minimizar las asimetras, enms de una ocasin nuestro trabajo de campo result unaexperiencia similar a la que Pierre Bourdieu y sus colaborado-res aseguran haber tenido cuando realizaron las entrevistasque desembocaron en el libro colectivo La miseria del mundo.Sentimos haber accedido a una suerte de "autoanlisis, acom-paado e inducido" en el cual:

    32

    La persona cuestionada utiliz la oportunidad para un autoexa-men y aprovech el permiso o el incentivo dado por nuestraspreguntas o sugerencias para llevar a cabo una tarea de clarifi-cacin -gratifican te y dolorosa al mismo tiempo- y para expre-sar, a veces con gran intensidad, experiencias y pensamientospor mucho tiempo reprimidos o no dichos (Bourdieu et al.,1999, pg. 615).

    4. Sobre la "antropologa nativa", vase Ohnuki-Tiemey (1984) y Narayan(1993). El trabajo de campo en Inflamable comenz en marzo del ao 2004y concluy en septiembre de 2006.

    Introduccin 33

    Ms all de la divisin prctica del trabajo, llevamos a caboste proyecto en conjunto desde el comienzo y nos enfrenta-mos, tambin juntos, a temas bastante complicados. Cuandoempezamos tuvimos que aprender varias cuestiones tcnicasde la investigacin medioambiental y (en menor medida) bio-mdica. Estudiamos lo suficiente como para damos cuenta deque las incertidumbres no son solamente propiedad de losvecinos de Inflamable sino que tambin dominan los saberesde la medicina, la epidemiologa y la ingeniera (vase, porjemplo, Proctor, 1995; Brown y Mikkelsen, 1990; Brown etal., 2000; Davis, 2002; Phillimore et al., 2000). La mayora delos detalles tcnicos (sobre, por ejemplo, los estudios de airey salud) estn aqu relegados a notas al pie o referidos a lasfuentes originales, a los efectos de simplificar nuestro texto yhacerla accesible a un pblico no necesariamente informadosobre estas cuestiones.

    Nuestra investigacin pas por momentos difciles, notanto en un sentido intelectual sino ms bien afectivo, cuan-do, por ejemplo, durante el transcurso de las entrevistas o deconversaciones informales, algunas madres extremadamentepreocupadas llamaban a sus hijos o hijas para que nos ensea-ran sus heridas o desfiguraciones ("Mir, Gonzalo, mostrale lamano", "Mami, mostrale tu cabeza", "Ac, toc ac, ves quetiene granos.") y/o dudaban en voz alta sobre los posiblesefectos de la contaminacin en la precaria salud de sus seresqueridos. Inflamable es un lugar ignorado (ms all de las oca-sionales visitas), el sufrimiento de sus habitantes es descono-cido o caricaturizado; no queramos en nuestra investigacin,en las interacciones personales en las que est basada, repro-ducir esta indiferencia pblica. Hicimos lo mejor que pudi-mos para aprender a escuchar, mirar, tocar con cuidado yrespeto, sabiendo que, como escribe Scheper-Hughes (1994,pg. 28): "Mirar, escuchar, tocar, registrar, pueden ser, si serealizan con cuidado y sensibilidad, actos de fraternidad yhermandad, actos de solidaridad. Sobre todo, es un trabajo dereconocimiento. No mirar, no tocar, no registrar, pueden seractos hostiles, un acto de indiferencia y de mirar hacia otro

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    lado". Tambin hicimos lo mejor que pudimos por evitar serpercibidos como aquel visitante ocasional que aparece en elbarrio y rpidamente desaparece sin dejar rastro. Este libropuede habernos tomado ms tiempo de lo que la gente quenos abri las puertas de sus modestas casas esperaba, peroesperamos que sea visto como una prueba de que su buenavoluntad y sus muchas veces dolorosos testimonios no hansido perdidos.

    Junto a las entrevistas e historias de vida, utilizamos elrecurso de la fotografa para tener un mejor acceso a las visio-nes (y experiencias) que los residentes tienen de su hbitat.Sacando ventaja del "extraordinario potencial de la cmara"(Harper, 2003, pg. 242) -y basndonos en algunas herra-mientas de la sociologa visual (Becker, 1995;Wagner, 2001)-,les pedimos a los estudiantes de la escuela local que tomaranfotografas del barrio (de los aspectos que les gustan de l yde los que les disgustan) y las discutimos con ellos.

    "Antes de Margaret Mead," escribe Nancy Scheper-Hu-ghes (2005, pg. 43):

    Los antroplogos trataban a los nios ms o menos de la mismamanera en que Evans-Pritchard trataba al ganado en la sociedadNuer -omnipresentes, parte del paisaje de la vida cotidiana,pero, de otra manera, mudos e intiles, incapaces de ensearnosalgo significativo sobre la sociedad y cultura "real", esto es,adulta. Mead cuestion este paradigma victoriano de los nios ynias como visibles pero raramente escuchados. Ella mismapareca leer el mundo por medio de los ojos y las sensibilidadesde los nios y los adolescentes.

    Siguiendo a Mead (y a Scheper-Hughes), utilizamos lasimgenes producidas por los estudiantes de Inflamable (y susvoces) como una ventana hacia la experiencia vivida de la con-taminacin. Un conjunto de frases nos fueron repetidas envarias ocasiones cuando los estudiantes de la escuela localhablaban de las fotos: "Vestoda esta basura? Est en frente decasa", "Ves esta laguna? Es el fondo de la casa de mi to"."Mir todo este barro, todo contaminado. Ac jugamos." Estas

    Introduccin 35

    fotos (y las voces que les otorgan el necesario contexto) sernaqu examinadas como "sociogramas legos" (Bourdieu yBourdieu, 2004), esto es, representaciones diagramticas delasmaneras en que ellos y ellas perciben las relaciones con elmedio ambiente y con el polo petroqumico. Aqu utilizare-mos esas representaciones para presentar Villa Inflamable.

    El anlisis que sigue est basado en imgenes, entrevistas,historias de vida y, sobre todo, en la observacin directa. Enotras palabras, este texto est fundamentado en el trabajoetnogrfico tradicional, aqu entendido como "investigacinocial basada en la observacin cercana, en el terreno, de per-sonas e instituciones en tiempo y espacio reales, en la que elinvestigador se inserta cerca (o dentro) del fenmeno a estu-diar a los efectos de detectar cmo y por qu los actores enescena actan, piensan y sienten" (Wacquant, 2004, pg. 5).Poniendo en prctica el criterio de evidencia que es normal-mente utilizado en la investigacin etnogrfica (Becker, 1970;Katz, 1982), le damos ms valor, en tanto evidencia, a la con-ducta que fuimos capaces de observar que al comportamien-to que los entrevistados dicen haber tenido, y a los actosindividuales o patrones de conducta contados por muchosobservadores que a aqullos relatados por uno solo. Si bienconcentramos nuestra atencin en fenmenos observables,pronto descubrimos que los rumores (sobre cosas que hanocurrido o que estn a punto de ocurrir) son parte constitu-tiva de la vida cotidiana en el barrio. ste es un lugar mina-do no slo por txicos sino por historias (no siempreverificables) sobre las acciones (pasadas, presentes y futuras)del Estado local, de las compaas del polo (sobre todo, aun-que no exclusivamente, de Shell), de abogados y periodistas.En los casos en que fuimos capaces de corroborar la veraci-dad de los rumores, lo consignamos en el texto. En otroscasos, algunas historias no pudieron ser verificadas (porejemplo, aquellas que hablan de sobornos pagados por algu-na compaa del polo a periodistas, para evitar la publicacinde noticias). Sin embargo, le prestamos atencin analtica aestos relatos porque forman una parte esencial del modo de

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    vivir en este lugar riesgoso, sabiendo muy bien, que en elanlisis de las experiencias de la contaminacin, lo ms rele-vante no es lo que en realidad son y hacen esta o aquellaempresa, este o aquel funcionario, sino cmo son percibidos.

    Ms de un vecino cree que las actividades que Shell realizaen el barrio (la construccin de un centro de salud, la distri-bucin de fondos para la escuela local, etc.) tienen oscurasintenciones: Shell hace lo que hace "para cubrir" o, en unafrase que escuchamos en ms de una ocasin: "nos curan por-que nos contaminan". Otros estn convencidos de que los fun-cionarios del gobierno permiten que esto suceda porque "sontodos corruptos, hay mucha plata metida en esto". Nuestropropsito en este libro no es construir una acusacin en con-tra de las compaas que conforman el polo petroqumico(Shell, Repsol, Petrobras y otras) o de los funcionarios. Oca-sionalmente, sin embargo, les prestamos atencin a estas acu-saciones de malas intenciones porque, repetimos, pensamosque son parte constitutiva de la manera en que los habitantessienten y piensan sobre su (contaminado) lugar as como unelemento crucial a la hora de entender su sufrimiento. Losresidentes de Inflamable no slo estn experimentando unasuerte de asalto txico; estn, como esperamos quede claro alo largo de este texto, confundidos y frustrados con las(in)acciones del Estado, perplejos frente a lo que concibencomo acciones contradictorias de los doctores y personal delpolo, esperanzados pero tambin enojados por los periodis-tas que vienen y "nos usan" y confiados (pero, a su vez, conserias sospechas) en los abogados. En lo que sigue, nos cen-tramos en la contaminacin objetiva y en la experiencia sub-jetiva a los efectos de comprender mejor qu significa vivir enpeligro.

    Nuestra manera de aprehender y representar la experien-cia txica de Inflamable abreva en una de las lecciones princi-pales del cubismo: la esencia de un objeto es captada de mejor(y quizs de nica) manera si la mostramos desde distintospuntos de vista, an ms cuando el objeto que pretendemosabordar es algo tan elusivo como la confusa experiencia txi-

    L

    Introduccin 37

    a. Nuestra investigacin no slo se basa en diferentes estra-tegias de campo (observacin participante, historias de vida,ntrevistas en profundidad y fotografas) sino en diversas tra-diciones tericas y analticas. Los autores vivimos en lugaresdistintos Oavier en los suburbios de Nueva York, Dbora enVilla Inflamable) y tambin provenimos de distintas discipli-nas (sociologa y antropologa). Ambos, sin embargo, cree-mos en las virtudes y potencialidades de la colaboracininterdisciplinaria (Bourdieu, et al. 1999; Willis y Trondman,2000), en particular para estudiar las modalidades, causas yexperiencias del sufrimiento social (Kleinman, 1998;Kleinman, Das y Lock, 1997).

    Etnografa cubista es quizs la mejor manera de nombrarel trabajo que sigue, tanto por la complementacin de estra-tegias de campo y tradiciones disciplinarias como por lamanera en que decidimos presentar la evidencia (combinan-do estilos analticos y narrativos con notas de campo y partesde entrevistas escasamente editadas).'

    Sobre el sufrimiento ambiental

    Recientemente, el sufrimiento social ha adquirido una lar-gamente merecida atencin de las ciencias sociales, particu-larmente de la antropologa y la sociologa. Las causas y lasexperiencias del sufrimiento han sido examinadas desde unagran variedad de perspectivas y desde una diversa gama deuniversos empricos (Kleinman, 1988; Kleinman, Das yLock, 1997; Das, 1995; Klinenberg, 2002; Todeschini, 2001;Bourdieu, et al. 1999; Sayad, 2004; Ashforth, 2005; para unresumen de la literatura, ver Wilkinson, 2005). El sufrimien-to, la literatura concuerda, es una experiencia destructiva,algo que est "en contra nuestro" (Wilkinson, ibd.). Nuestra

    5. Como ya mencionamos en un trabajo anterior (Auyero, 2007), uno denosotros escuch el trmino "etnografa cubista" en una conferencia acargo de Jack Katz. Buena parte de la inspiracin para combinar estrate-gias narrativas proviene del libro Body & Soul, de Loc Wacquant.

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    atencin no est centrada en el sufrimiento como "experienciaindividual" (Scarry, 1987) sino en las experiencias de la aflic-cin que son "activamente creadas y distribuidas por el ordensocial" (Das, 1995; ver tambin Klinenberg, 2002); el sufri-miento como un "efecto del lugar" (sufrimiento social)(Bourdieu et al., 1999). Si bien no abundan los anlisis siste-mticos y profundos de las experiencias del sufrimiento(Wilkinson, 2005), la antropologa mdica y parte del trabajoetnogrfico en la sociologa nos provee de descripciones lumi-nosas y vvidas de lo que el padecimiento le hace a la gente yde cmo la gente le da sentido (Bourgois, 2003; Scheper-Hughes, 1994; Farmer, 2003). Este proceso de "hacer sentido"del sufrimiento (el centro mismo de nuestra investigacin) noes un proceso individual. Si bien el sufrimiento est localiza-do en los cuerpos individuales, estos "tienen la estampa de laautoridad societal sobre los cuerpos dciles de sus miembros"(Das, 1995, pg. 138). Quienes sufren no experimentan susituacin como aislados Robinson Crusoes sino en contextosrelacionales y discursivos especficos. Estos contextos le danforma a las maneras en que los actores viven y entienden sudolor (Kleinman, 1988; Das, 1995).

    Nuestro libro concentra su atencin en el sufrimientoambiental-una forma particular de sufrimiento social causadopor las acciones contaminantes concretas de actores especfi-cos- y en los universos interactivos y discursivos especficosque le dan forma a la experiencia de este sufrirrento. Elpadecimiento de los habitantes de Inflamable es a veces apro-piado y otras negado o amplificado por instituciones particu-lares (usualmente a los efectos de su propia legitimacin[Das, ibd.]). Examinaremos de cerca las maneras en que losresidentes le dan sentido a su sufrimiento en constante dilo-go con estas instituciones.

    El sufrimiento ambiental est lejos de ser una preocupa-cin acadmica dominante. El hbitat miserable en el queviven los pobres urbanos es una preocupacin ms bien mar-ginal, sino ausente entre las investigaciones de la pobreza enAmrica Latina, sobre todo aquellas realizadas desde los

    Introduccin 39

    Estados Unidos. Una reciente resea bastante comprensivade los estudios de pobreza y marginalidad en el subcontinen-te latinoamericano (Hoffman y Centeno, 2003) y un simpo-sio sobre la historia y estado actual de los estudios sobremarginalidad y exclusin en Amrica Latina publicado enuna de las revistas acadmicas ms importantes en el campode los estudios latinoamericanos (Gonzles de la Rocha et al.,2004) no hacen mencin alguna a factores ambientales comodeterminantes centrales de la reproduccin de la destituciny la desigualdad."

    Con pocas notables excepciones (Scheper-Hughes, 1994;Farmer, 2004), las etnografas de la pobreza y la marginalidaden Amrica Latina tambin han fracasado a la hora de tomaren cuenta un dato simple pero esencial: los pobres no respi-ran el mismo aire, no toman la misma agua, ni juegan en lamisma tierra que otros. Sus vidas no transcurren en un espa-cio indiferenciado sino en un ambiente, en un terreno usual-mente contaminado que tiene consecuencias graves para susalud presente y para sus capacidades futuras. Los estudiosacadmicos (los nuestros incluidos) en general, han perma-necido silenciosos sobre esta crucial dimensin. ste es unsilencio llamativo dado el prominente lugar que el contextomaterial de la vida de los pobres ha tenido no slo en un textofundacional en estudios de la pobreza y la desigualdad comofue el libro de Friedrich Engels, The Conditions of the WorkingClass in England (1844), sino tambin y ms especficamente,en uno de los trabajos fundamentales en el estudio de la vidade los parias urbanos de las ciudades latinoamericanas, Childof the Dark. The Diary of Carolina Maria de Jesus. En ese tra-bajo, Carolina, una habitante de una favela de San Pablo

    6. Para un examen de los vnculos entre medio ambiente y desigualdad,vanse los numerosos estudios sobre lo que se da en llamar "racismoambiental" (Bullard, 1990; Pellow, 2002); para una reciente resea de laliteratura antropolgica, vase Nguyen y Peschard (2003). En cuanto a laliteratura en salud pblica, vase Evans y Kantrowitz (2002). Para unacomprensiva compilacin de los estudios sociolgicos e histricos delimpacto del medio ambiente en la salud, vase Kroll-Smith et al. (2000).

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    durante los aos cincuenta, se refiere a su barrio con palabrasque sonarn familiares a los habitantes de Inflamable: "estoes un basurero [...] slo los chanchos pueden vivir en un lugarcomo ste" (pg. 27). En su libro, Carolina habla de las aguaspodridas y de lo que ella, con irona, llama "el perfume" del"barro podrido y los excrementos" (p. 40) como caractersti-cas que definen la vida en los enclaves urbanos de pobreza.Medio siglo ms tarde, los pobres de las ciudades an estnrodeados de basura, olores repugnantes y terrenos yaguascontaminadas. Nuestra etnografa examina los efectos quetiene, sobre la vida de los destituidos, vivir en el medio de labasura y el veneno y las maneras en que estos individuos sien-ten, piensan y construyen un sentido colectivo sobre la vidacontaminada.

    El plan de este libro

    El primer captulo de este libro ofrece una resea del esta-do actual de las villas y asentamientos precarios en BuenosAires y sita su expansin en contextos regionales y globales.El captulo 2 comienza con un tour visual de Inflamable. Lespedimos a trece estudiantes de la escuela local que se dividie-ran en grupos (cinco grupos de dos y uno de tres estudiantes)y les dimos cmaras descartables con 27 fotos cada una. Se lessugiri que tomaran la mitad de las fotos sobre cosas que lesgustaran del barrio y la otra mitad sobre cosas que no les gus-taran. No les dimos ninguna otra indicacin acerca del conte-nido de las fotos. Todos nos devolvieron las cmaras con untotal de 134 fotos. Seleccionamos las que representaban mejorlos temas recurrentes en todo el grupo. El captulo se basaluego en la historia oral y los documentos de archivo que sir-ven para reconstruir la historia de Villa Inflamable. Tam-binutilizamos el estudio epidemiolgico llevado a cabo entre losaos 2001 y 2003, y otros reportes elaborados por agenciasestatales e investigadores privados a los efectos de describir elmedio ambiente txico en el que los habitantes viven cotidia-

    Introduccin 41

    llamente. Dos son los temas que dominan la historia y el pre-sente del barrio: una relacin orgnica con el PoloPetroqumico Dock Sud (fundamentalmente con Shell, laprincipal empresa all) y una creciente degradacin ambien-tal. Las visiones sobre el polo y sobre la contaminacin estnmarcadas por las sospechas, las dudas y las confusiones.

    Esta "incertidumbre txica" es el tema de los dos siguien-tes captulos. En el captulo 3, indagamos en las maneras enque parte del personal de Shell siente y piensa sobre sus veci-nos. Analizamos las contradicciones internas del discursodominante ya que tiene importantes resonancias en las mane-ras en que los habitantes de Inflamable le dan sentido al peli-gro txico. El captulo 4 presenta las confusiones y las dudasque definen las visiones nativas y procura desentraar y expli-car la gnesis de la confusin y la incertidumbre, examinandolas acciones y los discursos de otros actores que intervienen enInflamable (doctores, funcionarios, periodistas). Este captuloanaliza lo que denominamos la "labor de confusin" que le daforma a buena parte de las experiencias de sufrimientoambiental de los habitantes del barrio.

    El captulo 5 describe "la lucha contra el cable", la nicaprotesta prolongada organizada contra una de las empresas delpolo (Central Dock Sud). Esta accin colectiva de siete mesesde duracin no pudo interrumpir la instalacin de cables dealto voltaje que, segn los vecinos, tienen un daino impactoen la salud. Sin embargo, la protesta (junto al estudio epide-miolgico) trajo un gran nmero de abogados (y de accioneslegales contra las compaas) al barrio. Este captulo centra laatencin en un aspecto de la relacin entre vecinos y abogadosque es fundamental para entender la experiencia txica enInflamable marcada por las esperanzas y las frustraciones quelos vecinos depositan en compensaciones legales futuras. Estedinero (soado por algunos en cientos de miles de dlares) lespermitir, segn creen estos vecinos, abandonar el hbitatcontaminado. En este captulo mostramos que, junto al asaltotxico, los vecinos estn experimentando la dominacin social.Esta experiencia de dominacin est marcada por un tiempo

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    de espera interminable: a los abogados para que vayan a decirqu sucede, a los jueces para que dicten sentencia ya los fun-cionarios para que se decidan a relocalizarlos.

    En las conclusiones volvemos a la literatura sobre sufri-miento social y elaboramos lo que creemos que nuestro doblefoco etnogrfico (la experiencia txica y la confusin colecti-va) puede sumar a los debates sobre las experiencias del sufri-miento. El caso de Inflamable, argumentaremos, nos puedeservir para inspeccionar los complejos vnculos entre el sufri-miento material y la dominacin simblica.

    CAPTULO 1

    Villas del Riachuelo: la vida en mediodel peligro, la basura y el veneno

    Todas las grandes ciudades poseen uno o msslums [asentamientos} donde la clase trabajadora vivehacinada. En verdad, la pobreza casi siempre habitaen ocultos corredorescercanosa lospalacios de los ricos;pero en general se les ha asignado un territorio sepa-rado donde, lejos de la vista de las clasesms afortu-nadas, deben sobrevivir como pueden [. . .] Las callesestn generalmente sin pavimentar, sucias, llenas dedesechosvegetales y animales, sin cloacasni desages,slo inmundas lagunas estancadas.

    FRIEDRICH ENGELS, La situacin de la claseobre-ra en Inglaterra. 1

    A cincuenta aos, aproximadamente, de su surgimiento enel paisaje urbano, las villas son un espacio permanente (y enexpansin) de la geografa argentina. A pesar de su presenciay crecimiento, no es mucho lo que sabemos sobre estos terri-torios de relegacin urbana.' Este captulo ofrece una des-cripcin general de su propagacin en la zona metropolitanade Buenos Aires y luego se centra en dos de sus caractersti-cas definitorias aunque inexploradas: el ambiente degradadoy sus perniciosos efectos en la salud. Nos ocuparemos de esostemas en los captulos subsiguientes.

    Durante las ltimas cinco dcadas en las que Buenos Airesfue testigo de la primera aparicin de los "ranchos de lata"

    1. Todas las citas fueron traducidas por los autores.2. El reciente y abarcador estudio de Cravino (2006) constituye la nica ex-cepcin real a esta falta de conocimiento fctico sobre el estado de las villasde Buenos Aires.

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    urbanos, han existido numerosos intentos por comprender loque sucede en el interior de estos enclaves de miseria situa-dos en el ltimo escaln de la jerarqua espacial urbana: lapelcula realista de Lucas Demare, Detrs de un largo muro(1957), fue un primer intento por retratar la vida de los ville-ros. El antiperonismo de Demare no debera quitar mrito asu esfuerzo por describir la diversidad de la vida en la villa,sus esperanzas, sus conflictos, sus miserias. El libro deBernardo Verbitsky, Villa miseria tambin esAmrica (a quie-nes algunos le atribuyen la acuacin del trmino villa mise-ria), tambin intenta (creemos que en buena medida conxito) presentar un retrato ntimo de las vidas de los destitui-dos urbanos. Sera interesante contrastar el libro deVerbitsky con el reciente texto de Cristin Alarcn (2003),Cuando me muera quiero que me toquen cumbia, para obtenerun ejemplo bastante claro de la transicin de las villas de la"esperanza" hacia los asentamientos de la "desesperanza",utilizando una expresin de Susan Eckstein (1990). El inten-so relato de Alarcn acerca de la vida y la muerte del FrenteVital, de sus amigos y familiares, de los padecimientos coti-dianos y de las limitadas aspiraciones de los habitantes, nosproporciona la crnica mejor lograda de la vida diaria en lavilla contempornea. El retrato de las "vidas de pibes cho-rros" da cuenta del ritmo, el dolor, los sueos de la gente quereside en estos espacios repletos de privaciones acumuladasdonde las esperanzas de movilidad social ascendente (y movi-lidad geogrfica hacia afuera de estos enclaves), que caracte-rizaban a los villeros de los aos cincuenta descriptas porVerbitsky (por no hablar de los sueos de estos mismos suje-tos durante los aos setenta, examinados por Ruga Ratier),han prcticamente desaparecido (para una excelente y suges-tiva resea del libro de Alarcn, vase Rubinich, 2006).

    Sin embargo, y a pesar de estos logrados intentos, uno dif-cilmente puede pensar en una forma urbana que fue (y an loes) depositaria de tantos malos entendidos e inadecuadasrepresentaciones. Las representaciones dominantes retratanlas villas como el mejor ejemplo del fracaso del populismo

    Villas del Riachuelo 45

    peronista durante los aos cincuenta, como sitios en donde lossueos modernizadores de los sesenta iban a verse realizados,como cunas donde germinara la revolucin en esos aos,como obstculos al progreso durante los aos de la brutal lti-ma dictadura, como lugares de inmoralidad, crimen y ausen-cia de ley, en la Argentina contempornea. Actualmente, unaconversacin que tenga como tema la inseguridad urbana dif-cilmente deje de lado la mencin de la "villa"y/o los "villeros"(trminos que se utilizan para toda rea pobre, sea villa o no)como una amenaza simblica (pero no por eso menos real)que debe ser evitada. En la Argentina de hoy, fragmentada ypolarizada, las villas son los lugares a donde no ir, sitios decrimen que deben ser temidos y apartados. En un clima en elque la seguridad urbana es un tema central en la prensa escri-ta y una de las preocupaciones ciudadanas ms importantes, lavilla aparece como aquel desconocido e impenetrable origen dela actividad delictiva. Expertos en las "causas y soluciones" dela (in)seguridad urbana constantemente se refieren al "pro-blema de la villa". Un ejemplo basta: hace unos pocos aos,un ex jefe de la polica de Nueva York,William Bratton, visi-t Buenos Aires contratado por uno de los candidatos a lajefatura de gobierno portea para "colaborar en los planesdel candidato para combatir la inseguridad en la ciudad".Durante su primer da en Buenos Aires, el "padre de la tole-rancia cero" visit una comisara portea y dos de las villasms grandes de la capital. Esta seleccin demuestra que losvilleros argentinos no estn solos en tanto sujetos estigmati-zados. Las villas y sus residentes de todas partes "tpicamen-te son retratados desde arriba y desde lejos en tonos sombrosy monocromticos" (Wacquant, 2007, pg. 1); sus lugares,descriptos como repletos de "peligro, desgracias, degrada-cin, criminalidad, horror, abuso y miedo" (Neuwirth, 2005,pg. 16).

    Las villas son versiones argentinas de un fenmeno cre-cientemente global. Durante las ltimas tres dcadas, de acuer-do a un reporte de las Naciones Unidas (United NationsHurnan Settlements Programme, [UNHSP], 2003), la pre-

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    sencia de slums (trmino que para los investigadores de UN-Habitar' abarca villas, conventillos, asentamientos y otros tiposde viviendas informales) en las zonas metropolitanas del pla-neta se ha multiplicado exponencialmente. De acuerdo a estereporte, en el ao 2001 cerca de un tercio de la poblacin deAmrica Latina viva en slums. Tomando como fuente a estemismo informe, el crtico social Mike Davis (2006, pg. 17)describe las ltimas tres dcadas como una poca caracteriza-da por la "produccin masiva de villas" y predice que:

    Las ciudades del futuro, ms que hechas de acero y vidrio comoanticiparon tempranas generaciones de urbanistas, sern encambio construidas de ladrillo crudo, paja, plstico reciclado,bloques de cemento y madera. Ms que ciudades de lu~ elevn-dose hacia el cielo, buena parte del mundo urbano del siglo XXIse asienta en la mugre, rodeado de contaminacin, excrementoy decadencia (pg. 19).

    Entre los aos 2001 y 2006, la poblacin que habita enviviendas precarias del Gran Buenos Aires prcticamente seduplic. De acuerdo con un estudio dirigido por gegrafosde la Universidad de General Sarmiento," la poblacin envillas y asentamientos creci de 638.657 habitantes, que vi~-an en 385 asentamientos precarios en el ao 2001, a un esti-mado de 1.144.500, que viven en mil asentamientos precariosen el ao 2006.5 De acuerdo a las estimaciones de Cravino

    3. Programa de Asentamientos Humanos de las Naciones Unidas con ofi-cina central en Nairobi (Kenya), puesto en funcionamiento en 1978 con elobjetivo de promover ciudades y poblados social y ambientalmente susten-tables y proveer as viviendas adecuadas para todos.4. "Se triplicaron las villas en el conurbano", La Nacin, 10 de julio de 2006.5.Refirindose a la dramtica expansin de las villas en Buenos Aires, elministro de Desarrollo Social de esa provincia apunt a una de las caracte-rsticas centrales de la vida en las villas: "Todos los das tenemos noticias deun nuevo asentamiento. En slo un distrito (Lomas de Zamora) encontra-mos seis villas sobre basurales" ("Sol: 'el Estado est adormecido' ", LaNacin, 27 de septiembre de 2004).

    Villas del Riachuelo 47

    (2007a), el 10% de la poblacin de la zona metropolitana deBuenos Aires vive en asentamientos informales."

    Este aumento de villas miseria es una manifestacin con-creta de la divisin del espacio metropolitano de BuenosAires, fragmentacin que refleja, y a la vez refuerza, crecien-tes niveles de desigualdad social (Pirez, 2001). Unas pocascifras bastan para ilustrar cmo ha aumentado la disparidadentre los argentinos. Durante las ltimas tres dcadas, hahabido un creciente deterioro de la distribucin del ingresoen el pas que result en "una exacerbacin de la desigualdadevidenciada en el aumento del coeficiente gini de 0,36 en1974 a 0,51 en 2000" (Altimir et al., 2002, pg. 54). Los altosndices de desigualdad fueron de la mano del aumento deldesempleo y de la drstica elevacin de los niveles de pobre-za. Si tomamos las ltimas cifras disponibles del InstitutoNacional de Estadstica y Censos (Indec) veremos que losrecientes niveles de pobreza son evidentes. En 1986 9,1 %de los hogares y 12,7% de la poblacin vivan bajo la lnea depobreza en el Gran Buenos Aires. En el ao 2002, estosnmeros eran 37,7% y 49,7% respectivamente. En otraspalabras, hace veinte aos, un poco menos de 1 de cada 10bonaerenses era pobre; hoy 1 de cada 2 vive debajo de la lneade pobreza.

    De manera poco sorprendente, estas desigualdades se ins-criben en el espacio de forma bastante contundente: "Corre-dores de modernidad y riqueza" (pirez, 2001), barrios cerradosen los que habitan las clases medias altas y altas, conectados azonas de la ciudad por medio de rpidas autopistas (Svampa,(01) han surgido junto a los enclaves de destitucin. Losbarrios privados y las villas encapsulan hoy los extremos depobreza y desigualdad que caracterizan a la Argentina contem-pornea.

    Pero estas nuevas villas son diferentes a sus parientes urba-!lOS de los aos cuarenta a sesenta. Las villas que emergieron

    " Sobre las polticas del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y de laprllvincia de Buenos Aires hacia asentamientos y villas vase Cravino (2006\' 007b).

  • 48 Javier Auyero y DboraAlejandra Swistun

    (con distinto nombre y anlogas formas) en Buenos Aires y enmuchas otras reas metropolitanas de Amrica Latina entreaquellos aos estaban ntimamente relacionadas con la indus-trializacin por sustitucin de importaciones y la migracininterna masiva (Grillo et al., 1995;Yujnovsky,1984; Lomnitz,1975; Ports, 1972).7La explosin de las villas en la Argentinacontempornea, por el contrario, est profundamente imbrica-da con las polticas de ajuste estructural y la desindustrializa-cin. Como en muchas otras partes del mundo, el crecimientode los asentamientos precarios queda divorciado de la indus-trializacin (Rao, 2006).

    Las villas, los asentamientos y otros ncleos poblacionalesen situacin de precariedad, estn asociados, tanto enArgentina como en el resto del mundo, con riesgos sanitariosy condiciones de vida insalubres; los efectos dainos para lasalud que provoca vivir all han sido repetidamente sealados(Stillwaggon, 1998), si bien "muy poca investigacin ha sidoconducida sobre la salud ambiental [en los slums], especial-mente sobre los riesgos que surgen de la sinergia de mltiplestoxinas y contaminantes en el mismo lugar" (Davis, 2006,pg. 129). Presentaremos esta dimensin un tanto descuida-da de la vida en la villa, que constituir el tema principal delas pginas que siguen.

    Las villas en la Argentina, y en el resto de la regin estncaracterizadas por condiciones de vida insalubres y por estarubicadas en zonas de riesgo. Como lo describen los investi-gadores de The Challenge ofSlums (UNHSP, 2003, pg. 11):

    Condiciones de vida insalubres son el resultado de la falta deservicios bsicos, con cloacas a cielo abierto, falta de pasajes,deposicin de basura sin control, medio ambientes contamina-dos, etctera. Las casas han sido construidas en reas peligrosaso en tierras no aptas para el asentamiento, como zonas de inun-dacin, prximas a plantas industriales con emisiones txicas ozonas de deposicin de basura.

    7. Este proceso se describe en el trabajo de Javier Auyero (2001): PoorPeople's Politics, Durham, Duke University Press.

    Villas del Riachuelo 49

    Mike Davis describe la ecologa de la villa en lneas simila-r .s: "ubicacin peligrosa, amenazante para la salud, es la defi-nicin geogrfica del tpico asentamiento precario; [... ] [sushabitantes] son pioneros en pantanos, zonas inundables, lade-ras de volcanes, laderas inestables, montaas de basura, dep-sitos con desechos qumicos". El periodista Robert Neuwirth(2005) tambin seala lo que parece ser una caractersticaimportante en muchas villas de Buenos Aires: la vida ocurreen medio de los desechos industriales y humanos.

    En el lenguaje ms tcnico de los investigadores de UN-Ha-hitat se habla de las villas como "receptores de las externali-dades negativas" de la ciudad:

    La acumulacin del desecho slido en un basural de la ciudadrepresenta una de esas externalidades negativas. Esa tierra tienepoco o ningn valor econmico y, por lo tanto, est abierta auna ocupacin "temporaria" por parte de familias de migrantessin otro lugar a dnde ir. Esos asentamientos producen riesgosenormes para los residentes por enfermedad, por la contamina-cin del agua, aire y suelo y por el probable colapso del propiobasural.

    La enorme mayora de la gente que vive en las villas nonccede a la recoleccin regular de basura. Como escribeStillwaggon (1998, pg. 10) en su resea de las condiciones desalud de los pobres de nuestro pas: "La basura se acumula enlas calles, un paraso para los vectores de enfermedad comomoscasy ratas. [...] Los perros y los gatos cirujean en la basu-ra y llevan las enfermedades a las casas". Esta autora tambins ala qJle los objetivos preferidos de la tuberculosis infantil ydel sarampin son los nios y nias de las villas (el 80% de losasos se manifiesta entre stos). Las ratas y los perros reapa-recern en la historia que contamos en los captulos quesiguen. Tambin lo har la basura, porque Inflamable no slo.arece de recoleccin regular de residuos sino que la zonamisma funciona como un basural clandestino a cielo abierto.

    Una parte significativa del crecimiento de las villas enlJuenos Aires avanz sobre la altamente contaminada rivera

  • 50 Javier Auyero y Dbora Alejandra Swistun

    del Riachuelo. De acuerdo a un conteo reciente realizado porla oficina del Ombudsman Federal existen trece villas en elcurso inferior de la rivera. Segn la Organizacin Panamericanade la Salud (PARO, 1990, citado en Stillwaggon, 1998, pg.110), este ro "recibe grandes cantidades de metales pesadosy compuestos orgnicos provenientes de la descarga indus-trial". Toneladas de desechos txicos, solventes diluidos(arrojados por frigorficos, industrias qumicas, curtiembres yhogares), as como tambin plomo y cadmio son tirados alcurso muerto del Riachuelo de manera consuetudinaria. Lainvestigadora Gabriela Merlinsky (2007, pg. 4) define alRiachuelo como un "colector de efluentes industriales". ElOmbudsman lo describe como el "peor desastre ecolgicodel pas"."

    Hace menos de una dcada, uno de nosotros realiz untrabajo etnogrfico en Villa Jardn, uno de los asentamientosms grandes del conurbano ubicado en una zona inundableen las adyacencias del Riachuelo cercana a un enorme basu-ral a cielo abierto. En el ambiente extremadamente insalubrede Villa Jardn, sus habitantes sufran con altsima frecuenciaenfermedades respiratorias, gastrointestinales, parasitosis yde la piel. Las bacterias y los parsitos son presencias comu-nes en el agua contaminada que toman los habitantes, siendosta una de las causas principales de la prevalencia de diarrea,sobre todo durante el verano. En el invierno, la bronquitis, laangina y la neumona afectan con particular asiduidad a losresidentes de Villa Jardn y de muchas otras villas. Como noscomentaba un doctor de la zona: "Son los mismos grmenes,pero las condiciones son distintas".

    Inflamable se ubica en la ribera sur de la boca del Riachuelo,tambin conocida como una cloaca gigante al aire libre." Deacuerdo al detallado reporte del Ombudsman Federal, estazona contiene altas concentraciones de arsnico, cadmio,

    8. "El Riachuelo mata en silencio", Clarn, 12 de mayo de 2003.9. Para una conmovedora crnica de la vida en la ribera del Riachuelo,vase Alarcn (2006). Para una historia cultural del paisaje del Riachuelo,vase Silvestri (2004).

    Villas del Riachuelo 51

    ',romo,mercurio y fenoles. Ms importante para el relato quesigue es el hecho de que la boca del Riachuelo tiene concen-t raciones excesivas de plomo.

    E~ s~, aba~cador e~tudio del estado y futuro del "planetade villas , Mike DaV1s(2006) afirma que: "Casi todas lasgrandes ciudades del Tercer Mundo (al menos aquellas connlguna base industrial) tienen un dantesco distrito de villassumido en la contaminacin y ubicado cerca de caerasplantas qumicas y refineras: Iztapalaba en Mxico, Cubata~en San Pablo, Belford Boxo en Ro, Cibubur en Jakarta, elhorde sur en Tnez, el suroeste de Alejandra". En los prxi-111 s dos captulos demostraremos por qu tendramos quelimar a Villa Inflamable a esta nefasta lista.