2
NUEVO ORDEN INTERIOR Y CONTROL SOCIAL* Voy a ser muy breve porque creo que es necesario pasar in- mediatamente a la discusión y a tratar cuestiones concretas. Es verdad que cuando se oye el término "orden interior" no se tienen ganas de añadirle ningiín nuevo epíteto puesto que, después de todo, el orden interior es una consigna, un objeti- vo, una estrategia que caracteriza a la mayoría de los Estados modernos, de los antiguos Estados y. finalmente, de todo Es- tado. Creo que existe una cierta pereza teórica, política, o si así lo prefieren, una cierta pereza moral, que es la peor, cuan- do se dice que es siempre igual, que el orden de hoy es igual que el orden de ayer y que la mejor manera de desautorizar el orden de hoy, o de denunciarlo, es demostrando que este or- den actual es semejante al precedente. Sin embargo, creo que es muy importante para nuestra vida, para nuestra existencia y para nuestra individualidad —en función de lo que queramos hacer—. saber en qué aspectos este orden que vemos instalar- (•» lotervcnción en la Universidad de Vinccnnes publicada en El Viejo Topo. extra aún:. 7 sobre el "control social". 1978. págs. 5-7. It.4 Mu III U OIHlluIl se actuahiicntc es realniciitc un orckii iiuc\o. cuáles scm sus especillcicladcs y qué lo diferencia de lo que podía ser el orden en los regímenes pieccdentes. Creo que los próximos años, que pueden ser bastantes dece- nas o, incluso, medio siglo, van a estar caracterizados por lo que se llama la "escasez de energía" o por el hecho de que es- ta energía —que no escasea realmente tanto como se dice por ahí— va a ser una energía cara. Los países occidentales, pues- to que somos occidentales y hablamos y reaccionamos como ta- les, han vivido hasta ahora sobre la base de un saqueo energé- tico realizado sobre el resto del mundo, gracias a lo cual hemos ¿ISCÍ'Uríír T1'.ie*-trf* r*rf»f-iTntoníí> r»f*oní^mír*f> niio^tro htí*- nestar y. también, el sistema político en el que hemos vivido. Ahora bien eso se acabó, para no volver nunca jamás. (Interpe- laciones y aplausos entre el público). Creo, de todas formas, que hay una cosa muy cierta, y es que tal como ha funcionado el Estado hasta ahora, es un Estado que no tiene ya posibilida- des ni se siente capaz de gestionar, dominar y controlar toda la serie de problemas, de conflictos, de luchas, tanto de orden económico como social, a las que pueden conducir esta situa- ción de energía cara. Dicho de otro modo: hasta ahora el Está- do ha funcionado como una especie de Estado-Providencia y. en la situación económica actual, ya no puede serlo, .'\demas en el curso de los próximos años se van a presentar dos posibi- lidades: la fascista, "stricto sensu" aunque no creo que sea esta la que nos amenace sino la segunda. Yo llamo posibilidad fascista a lo que sucede en un país en que el aparato de Estado no puede ya asegurar el cumplimiento de sus funciones más que a condición de dotarse a sí mismo de un partido potente, omnipresente, por encima de las lejes y fuera de! derecho, y que hace reinar el terror al lado del Estado, en sus mallas y en el propio aparato del Estado. No creo que en Francia, al menos por el momento, nos amenace esta solución de complementa- riedad de la potencia del Estado y de la omnipresencia del par- tido. La estrategia hacia la cual nos orientamos —con todos los cambios e involuciones posibles— es más bien la segunda so- lución. La solución que es más sofisticada, se presenta a pri- mera vista como una es|>ecie de "dcsinvcrsiún", como si el

It.4 Mu III U OIHlluIl - WordPress.com€¦ · y para nuestra individualidad —en función de lo que queramos hacer—. saber en qué aspectos este orden que vemos instalar-(•»

  • Upload
    others

  • View
    1

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: It.4 Mu III U OIHlluIl - WordPress.com€¦ · y para nuestra individualidad —en función de lo que queramos hacer—. saber en qué aspectos este orden que vemos instalar-(•»

N U E V O O R D E N I N T E R I O R Y C O N T R O L S O C I A L *

Voy a ser muy breve porque creo que es necesario pasar in­mediatamente a la discusión y a tratar cuestiones concretas. E s verdad que cuando se oye el término " o r d e n interior" no se tienen ganas de añadirle ningiín nuevo epíteto puesto que, d e s p u é s de todo, el orden interior es una consigna, un objeti­vo, una estrategia que caracteriza a la mayoría de los Estados modernos, de los antiguos Estados y . finalmente, de todo E s ­tado. C r e o que existe una cierta pereza teórica, política, o si así lo prefieren, una cierta pereza moral , que es la peor, cuan­do se dice que es siempre igual , que el orden de hoy es igual que e l orden de ayer y que l a mejor manera de desautorizar el orden d e hoy, o de denunciarlo, e s demostrando que este or­d e n actual e s semejante al precedente. Sin embargo, creo que e s muy importante para nuestra v i d a , para nuestra existencia y p a r a nuestra individualidad — e n función de lo que queramos h a c e r — . saber en qué aspectos este orden que vemos instalar-

(•» lotervcnción en la Universidad de Vinccnnes publicada en El Viejo Topo. extra aún: . 7 sobre el "control social" . 1978. págs. 5-7.

I t . 4 Mu III U OIHlluIl

se actuahiicntc es realniciitc un o r c k i i i i u c \ o . cuáles scm sus especillcicladcs y q u é lo diferencia de lo que podía ser el orden en los regímenes pieccdentes.

Creo que los próximos años, que pueden ser bastantes dece­nas o, incluso, medio siglo, van a estar caracterizados por lo que se llama la " e s c a s e z de e n e r g í a " o por el hecho de que es­ta energía —que no escasea realmente tanto como se dice por a h í — va a ser una energía c a r a . Los países occidentales, pues­to que somos occidentales y hablamos y reaccionamos como ta­les , han vivido hasta ahora sobre la base de un saqueo energé­tico realizado sobre el resto del mundo, gracias a lo cual hemos

¿ISCÍ'Uríír T1'.ie*-trf* r*rf»f-iTntoníí> r»f*oní^mír*f> n i i o ^ t r o h t í * -

nestar y . también, el sistema político en el que hemos vivido. Ahora bien eso se acabó, para no volver nunca j a m á s . (Interpe­laciones y aplausos entre el público). Creo, de todas formas, que hay una cosa muy cierta, y es que tal como ha funcionado el Estado hasta ahora, es un Estado que no tiene ya posibilida­des ni se siente capaz de gestionar, dominar y controlar toda la serie de problemas, de conflictos, de luchas, tanto de orden económico como social, a las que pueden conducir esta situa­ción de energía c a r a . Dicho de otro modo: hasta ahora el E s t á -do ha funcionado como una especie de Estado-Providencia y . en la situación económica actual, ya no puede serlo, .'\demas en el curso de los próximos años se van a presentar dos posibi­lidades: la fascista, "stricto s e n s u " aunque no creo que sea esta la que nos amenace sino la segunda. Yo llamo posibilidad fascista a lo que sucede en un país en que el aparato de Estado no puede ya asegurar el cumplimiento de sus funciones más que a condición de dotarse a sí mismo de un partido potente, omnipresente, por encima de las l e j e s y fuera de! derecho, y que hace reinar el terror al lado del Estado, en sus mallas y en el propio aparato del E s t a d o . No creo que en F r anci a , al menos por el momento, nos amenace esta solución de complementa-riedad de la potencia del Estado y de la omnipresencia del par­tido. L a estrategia hacia la cual nos orientamos —con todos los cambios e involuciones posibles— es más bien la segunda so­lución. L a solución que es más sofisticada, se presenta a pri­mera vista como una es|>ecie de "dcsinvcrsiún", como si el

Page 2: It.4 Mu III U OIHlluIl - WordPress.com€¦ · y para nuestra individualidad —en función de lo que queramos hacer—. saber en qué aspectos este orden que vemos instalar-(•»

Estado se clcsii i icrvsasc de un cierto míi i icro de cosas, de p r o -blcnuis y de p e q u e ñ o s detalles hacia los cuales h a b í a hasta ahora coüsidcrado necesario dedicar una atención particular. D i c h o con otras palabras: creo que actualmente el Estado se hal la ante una situación ta! que no puede ya permitirse ni eco­nómica ni socialmcnte. el lujo de ejercer un poder omnipresen­te. punfillo.so y costoso. Está obligado a economizar su propio ejercicio del poder. Y esta economía va a traducirse, j u s t a m e n ­te, en ese cambio del estilo y de la forma del orden interior. E n el siglo X I X — y aún en el X X — , el orden interior era proyecta­do, programado como una especie de disciplina exhaustiva, eie>rcicndosc de forma constante e ilimitada sobre todos y cada uno de los i n d i v i t l u o s . Creo que hoy. c! nuevo orden interior obedece a una nueva economía. ¿Cuál es su característica? E n primer lugar el niarcajc. la localización de un cierto níimero de zonas que podemos llamar "zonas v u l n e r a b l e s " , en las que el E s t a d o no quiere que suceda absolutamente n a d a . E n la prác­t ica , coando vemos lo que se ha dado en llamar terrorismo en un país como Francia o Alemania F e d e r a l , se trata justamente de un comportamiento situado en esa zona de peligrosidad, de extrema vulnerabilidad, donde se ha decidido que no se cederá e n absoluto, y donde las penas son mucho m á s numerosas , m á s fuertes, más intensas, más despiadadas, etc. A s í p u e s , e! p r i m e r aspecto de esta nueva economía es la localización de e s t a s zonas vulnerables. E l segundo a.specto —ciertamente i n -lerrelacionadn con el primero, — e s una especie de tolerancia: l a puntillosidad policíaca, los controles cotidianos —bastante t o r p e s — van.a relajarse puesto que. finalmente, es mucho m á s fácil d e j a r e a la sociedad un cierto porcentaje de delincuencia, d e i legalidad, de irregularidad: estos m á r g e n e s de tolerancia adquieren a s i , un carácter regulador. E l tercer aspecto de este nuevo o r d e n iaterior —y que es la condición para que pueda f u n c i o n a r e n esas zonas vulnerables de forma precisa e inten­s a , y pudien<k> cimtrolar desde lejos dichos m á r g e n e s — es un s i s t e m a de información general . E s e mismo del que os hablaba hace un momento Louis . l o a n e ; . Es necesario un sistema de in­formación q u v no lenea fiindamenialmente como objetivo la vigilancia dc^^ada i n d i v i d u o , s i n o , más bien, la posibilidad de

lh(> \¡ÍCttt'l f-''íUCíl ult

i n t e r v e n i r en cualquier momento j u s t a m e n t e allí donde haya c r e a c i ó n o const i tución de un p e l i g r o , allí donde aparezca algo a b s o l u t a m e n t e into lerable para el poder . Esto conduce a la ne­cesidad de extender por toda la .sociedad, y a través de ella m i s m a un sistema de información que . en cierta f o r m a , es v i r -

' t u a ! . que no será actualizado y que no servirá e l e c t i v a m e n t e , j q u e no t o m a r á ciertas circunstancias y m o m e n t o s : es una espe­

cie de movi l ización permanente de los conocimientos del Esta­do sobre los i n d i v i d u o s . F i n a l m e n t e , el cuarto aspecto para q u e este nuevo o r d e n i n t e r i o r funcione, es la constituciján_íle un consenso que pasa, e v i d e n t e m e n t e , por toda esa serie de c o n t r o l e s , coerciones e incitaciones que se realizan a t r a v é s _ d e los mass m e d i a y que, enc^ierta f o r m a , y sin que el poder tenga q u e i n t e r v e n i r por'sí m i s m o , sin que tenga que pagar el costo m u y elevado a veces de un ejercicio del poder , va a significar una c ierta r e g u l a c i ó n e s p o n t á n e a que_Ya.a-hacer .quc_e! orden social se a u t o e n g e n d r e , se perpet i íe , se a u t o c o j i t r o l e a través de sus p r o p i o s agentes de forma tal que el poder , ante una s i ­tuación regularizada por sí misma, tendrá la posibilidad de i n ­tervenir lo menos posible y de la forma más discreta, i n c u m ­biendo a los propios interlocutores económicos y sociales el r e ­solver los conflictos y las contradicciones, las hostilidades y las luchas que la situación e c o n ó m i c a provoque, bajo el control de un E s t a d o j j u e aparecerá, a la vez, dcsentendidq_y_CQpdescen-diente. Y es mediante e^ta_e§peci.Q_de^

poder, y para que no recaigan sobre él las responsabilidades de los conflictos económicos —resolviéndose éstos entre los propios interlocutores—, como van a aplicarse los medios ne­cesarios para que reine el orden interior sobre una base muy diferente de la que hemos visto funcionar cuando el Estado po­día permitirse el lujo de ser , a la vez. un Estado-Providencia y un Estado omnivigilante.

Todo ésto no es más que un vago e s q u e m a , no tanto de ex­plicación, sino de exposición de estos fenómenos sobre los que tal vez podríamos ahora discutir con mayor precisión.

'*"•••"•-:-•" - -.••ifi^r-^ f:y1f^^^ ¿