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RESEÑAS CRÍTICAS 239 adecuada idea conceptual de la Historia, de la investigación histórica, o sea de una renovada formación teórica del historiador. Este interés orientado hacia la etnobistoria se debe, en el Perú, a la gran labor realizada por el eminente historiador Dr. Luis E. Vakárcel, que fue nuestro profesor en la Universidad de San Marcos, de Lima. No queremos dejar de men- cionar el esfuerzo y el empeño de tan ' eminente estndioso que al final de su carrera universitaria ve los resultados de la directriz histórica sostenida en su cMedra y en sus libros. Al reseñar una obra que pertenece a esta nueva tendencia investiga- dora, no debe faltar el recuerdo admirativo a quien tanto ha hecho por renovar la técnica de la investigación histórica y por logr.¡r la debida consideración al legado indígena de la cultura peruana. Franca, tenaz, vehemente, a veces extremosa, como prensible en momentos de polanica o reacción, su actitud · ha obedecido siempre a un signo de sinceridad e idealismo, exactamente igual a la posición que rePresentó Porras Barrenechea. Hoy, sin embargo, superada la polémica, los esfuerzos de todos baIl posibilitado una visión integral y peruanista del Perú. En este criterio amplio, aunada al rigor técnico, a la acuciosidad erudita, a la devoción por la verdad, está una de las claves de la ciencia histórica peruana. Nuncio de este clima de com- pren sión y rigor es esta ejemplar edición promovida por la Casa de la Cultura del Perú.-MIGUEL M'ATICORENA ESTRADA. Espásito, Vicent J. (00): crm West Point Atlas of America.n Wars . Compiled by. The Department of Military Art and Engineering The United States Military Academy. Chief Editor Brigadier Ge- neral-With an introductory letter by Dwight D. EiSenhower. New York, 1964. Volumen I (1689-1900), XIV págs. + 158 mapas; volumen 11 (1900,1953), XI págs. + 71 + 168 + 15 mapas . . En su dedicatoria a los cadetes de West Point, el General Eisenhower enca- rece el interés de este Atlas para la instrucción de aquéllos y recomienda el uso del mismo por parte del personal militar para el estudio de este tipo · de historia. La epístola del ex-presidente, breve pero sustanciosa, está plena de enseñanzas y ex- periencias bélicas y humanas. El Volumen I se inicia con la útil inserción de Tablas . Cronológicas de la Guerra de Secesión Americana (1862-1865), y de la Tabla de los Símbolos utilizados en est a parte de la obra. En páginas confrontadas con cada mapa se incluye . una síntesis histórico- militar de los acontecimientos a que hace referencia éste. El croquis no solo mues- tra el t erritorio y toponimia necesarios, sino que . lleva además los correspondiente3 detalles de las batallas o acciones, con líneas que indican las rutas, derroteros, metas expansión, disposición y desplazamiento de efectivos, etc. Los primeros mapas (I-l) de este volumen recogen las incidencias de lo que denomina "Guerraas Coloniales" (1755,-1760), y en ellos se ven las expansiones da la9 primitivas Trece Colonias hacia la región de los Grandes Lagos, los inmensos terri torios del Canadá, y a lo largo del río San Lorenzo, así como las friaciones dd JO! ejércitos británicos con los efectivos franceses e indios. Lo! mapas 4"9 hacen referencia a la "Guerra Revolucionaria" o de la eman- cipación norteamericana. Los asedios de Sos ton y y orktlJW1l, y las batallas de Bunkerhill. Long Island, Saratoga, etc., así como las campañas del Norte y Sur, están perfectamente recogidas. Los mapas 10-12 corresponden a la "Guerra de 18ul" , una de las consecuencias Tomo XXI 821 55. -Anuario

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RESEÑAS CRÍTICAS 239

adecuada idea conceptual de la Historia, de la investigación histórica, o sea de una renovada formación teórica del historiador.

Este interés orientado hacia la etnobistoria se debe, en el Perú, a la gran labor realizada por el eminente historiador Dr. Luis E. Vakárcel, que fue nuestro profesor en la Universidad de San Marcos, de Lima. No queremos dejar de men­cionar el esfuerzo y el empeño de tan ' eminente estndioso que al final de su carrera universitaria ve los resultados de la directriz histórica sostenida en su cMedra y en sus libros. Al reseñar una obra que pertenece a esta nueva tendencia investiga­dora, no debe faltar el recuerdo admirativo a quien tanto ha hecho por renovar la técnica de la investigación histórica y por logr.¡r la debida consideración al legado indígena de la cultura peruana. Franca, tenaz, vehemente, a veces extremosa, como prensible en momentos de polanica o reacción, su actitud ·ha obedecido siempre a un signo de sinceridad e idealismo, exactamente igual a la posición que rePresentó Porras Barrenechea. Hoy, sin embargo, superada la polémica, los esfuerzos de todos baIl posibilitado una visión integral y peruanista del Perú. En este criterio amplio, aunada al rigor técnico, a la acuciosidad erudita, a la devoción por la verdad, está una de las claves de la ciencia histórica peruana. Nuncio de este clima de com­prensión y rigor es esta ejemplar edición promovida por la Casa de la Cultura del Perú.-MIGUEL M'ATICORENA ESTRADA.

Espásito, Vicent J. (00): crm West Point Atlas of America.n Wars. Compiled by. The Department of Military Art and Engineering The United States Military Academy. Chief Editor Brigadier Ge­neral-With an introductory letter by Dwight D. EiSenhower. New York, 1964. Volumen I (1689-1900), XIV págs. + 158 mapas; volumen 11 (1900,1953), XI págs. + 71 + 168 + 15 mapas . .

En su dedicatoria a los cadetes de West Point, el General Eisenhower enca­rece el interés de este Atlas para la instrucción de aquéllos y recomienda el uso del mismo por parte del personal militar para el estudio de este tipo · de historia. La epístola del ex-presidente, breve pero sustanciosa, está plena de enseñanzas y ex­periencias bélicas y humanas.

El Volumen I se inicia con la útil inserción de Tablas . Cronológicas de la Guerra de Secesión Americana (1862-1865), y de la Tabla de los Símbolos utilizados en esta parte de la obra.

En páginas confrontadas con cada mapa se incluye . una síntesis histórico­militar de los acontecimientos a que hace referencia éste. El croquis no solo mues­tra el territorio y toponimia necesarios, sino que . lleva además los correspondiente3 detalles de las batallas o acciones, con líneas que indican las rutas, derroteros, metas d~ expansión, disposición y desplazamiento de efectivos, etc.

Los primeros mapas (I-l) de este volumen recogen las incidencias de lo que s~ denomina "Guerraas Coloniales" (1755,-1760), y en ellos se ven las expansiones da la9 primitivas Trece Colonias hacia la región de los Grandes Lagos, los inmensos territorios del Canadá, y a lo largo del río San Lorenzo, así como las friaciones dd JO! ej ércitos británicos con los efectivos franceses e indios.

Lo! mapas 4"9 hacen referencia a la "Guerra Revolucionaria" o de la eman­cipación norteamericana. Los asedios de Sos ton y y orktlJW1l, y las batallas de Bunkerhill. Long Island, Saratoga, etc., así como las campañas del Norte y Sur, están perfectamente recogidas.

Los mapas 10-12 corresponden a la "Guerra de 18ul" , una de las consecuencias

Tomo XXI 821 55.-Anuario

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240 HISTORIOGRAFÍA Y BIBLIOGR.AFÍA AMERICANISTA

ómericanas de la hegemonía napoleónica en Europa, y al propio tiempo un nuevo ·brote de las ansias expansionistas británicas, heredadas por los yankees, . de incor­porar los territorios correspondientes al escudo laurentiano. Las fricciones anglo­americanas son una segunda fase de la guerra emancipadora.

L09 mapas .13-16 se refieren a la denominada "Guerra mexicana" (1846-1847) en la cual los Estados Unidos en tiempos del General Santa Ana fuerzan la expan­sión anexionista, fijando la frontera con México en el Río Grande del Norte. El sitio de Veracruz y las batallas de Cerro Gordo, Churubusco, Molino' del Rey, y Chapultepec, episodios de la historia americana, constituyen hoy 4ía las más entra­ñables páginas en el recuerdo de la entonces recién nacida república mexicana.

Los mapas 17-154 corresponden a la "~uerra Civil Americana" (1861-1865), que nosotros denominamos más habitualmente .. de Secesión por el sentido. determi· nante de una división política e ideológica de la sociedad estadounidense.

Se inicia con un mapa de las principales campañas, en el cual pu~den obser_ varse el estado de Virginia y el territorio de los ríos Mississipi-Tenessee como los principales teatros de la guerra. Este conflicto y las campañas de las guerras mUIi- . diales (Vol. Il) son quizá los más extensamente tratados en la obra. Hay mapas que siguen la evolución diaria de los efectivos bélicos, con los desplazamientos, es­caramuzas, marchas y maniobras. Las campañas de Bul!' Run (La y 2.-) , Shiloh, Peninsular , ]ackson's Valley, Fredericksburg, Stone River, Chancellorsville, Gettys" burg, Vicksburg, Cbickamauga, Spottsylvania, Petersburg, Atlanta, Nashville, y los detalles de las batallas de Gettysburg, Chattanooga, N ashvílle, etc. son los mo· mentas más destacados.

Los mapas 155-158 recogen los eventos de la "Guerra hispanoamericana" (1898) --con las operaciones en Cuba {Campaña de Santiago), Puerto Rico yFili­.pinas-, terminada en el " Tratado · de Paris" y con la célebre Enmienda Platt que acontecimientos ,posteriores nos han demostrado no dejó zanjado el problema anti­llano, ni satisfechos a los habitantes insulares.

Una útil lista de obras recomendadas al final de cada volumen da a conocer una abundante y bien escogida bibliografía, clasificada s~gún la temática informa­dora de la distribución e inserción de los mapas.

El Volumen II se divide en 3 secciones que corresponden respectivamente a las dos Guerras Mundiales y a la Guerra de Corea.

La Sección 1.8 Se abre con la Tabla Cronológica de la Primera Guerra Mundial , seguida de su correspondiente Tabla de ~ímbolos. Los mapas de esta Sección 1-71 (1914-1918 ) se inician con un mapa de Europa en 1-14, y de los Frentes Occidental y .oriental en el mismo año. Las campañas del Mame, Tannemberg, Lagos Masuria­nos, Dardanelos, Rumanía, Italia, los Balcanes, Mesopotamia, Palestina, etc. y las Batallas de Verdún, Somme, ]utlandia, Caporetto, Píave, Vittorio Veneto, Gaza~ .'\.rr~, Aisne, Ypres, Cambrai, etc.

E s interesante señalar que, dada la finalidad didáctica de esta obra, se reco­gen no solo las acciones donde intervinieron los ejércitos yankees, sino las anteriores a la intervención norteamericana, al revés de lo que ocurre en la guerra de Cuba y Filipinas. Bien es verdad que así es más fácil seguir el hilo de la guerra hasta la intervención norteamericana.

La Sección 2.-, M'apas 1-168 (1939·1945), va también precedida de una Tabla Cronológica de acontecimientos de la 11 Guerra Mundial y la correspondiente Tabla de Símbolos.

Se inicia por un mapa de Europa en 193,3, antes de las primeras invasiones nazis, y recoge las Campañas de Polonia, (la Guerra ruso-finlandesa), Noruega, Frente Occidental (Flandes, Francia), Balcanes, Campaña de Rusia (Ofensiva del verano de 1941, Batalla de Moscú, Contraofensiva Rusa de 1942, Batalla de Stalin· grado, etc.). Batalla del Atlántico, Invasión aliada en 1944, Campaña de las Ar-

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RESEÑAS CRÍTICAS 241

denas, Campaña del Rin; la; guerra en el Norte de Africa (Ofensivas de Rommel y Auchinlek, batalla de Gazala y Bir-Hackeim, batalla de El Alamein, Túnez, etc.); invasión de Sicilia, Operaciones de Italia, (Salerno, Volturno, Roma, Casino, Po); la guerra con Japón {Avances japoneses en China, Pearl Harbour, Hong-Kong, Malaya, Filipinas, Burma, Indias Neerlandesas, Guadalcanal, Nueva Guinea, islas Salomón, Leyte, Iowojima, Okinawa, etc.).

La Sección 3.· mapas 1-15 corresponde a la "Guerra de Corea" (1950-1953) y se inicia con un Mapa General de las operaciones en el Extremo Oriente, teatro de esta campaña. Comprende mapas de la Península coreana, y pardales de las ac­ciones defensivas y ofensivas de las Naciones Unidas: ofensiva de la China Comu­nista en Corea del Nork, segunda invasión de Corea del Sur, e~c. Se termina este volumen con una lista de obras recomendadas ·para su lectura, de indudable interés y acertada selección.

Eiscnhawet, en su aliDada carta de dedicatoria, hace referencia al valor que para el profesional militar time el conocimiento de laS campañas más significativas en la historia militar del maodo. lo que le permite acumular Una experiencia y práctica que cada uno por sí solo no puede adquirir.

La obra técnicamente lIl1IJ' conseguida, es de interés no solo militar sino his­tórico,precisamente por su carácter gráfico y sintético, y la utilidad de las pá­ginas de texto que acompafiaJI. y aclaran el sentido de los mapas. Es curioso señalar, com« decimos, que en las guerras mundiales se recogen los episodios militares en su totalidad, no obstante no haber participado en algunos de ellos los norteamericanos. Esto rompe quizás un taJrto el objetivo inicial, pero da un entendimiento más com­pleto a la concepción estratigico-miltar en cada caso.

La obra bien presentada y sistematizada no es, corno vemos por su contenido, puramente de historia americaDa.. Si la historia de América en la Edad Moderna empezó siendo la historia de los europeos en América, hoy día es muy difícil cons­treñir la historia de los ~ americanos al Nuevo Mundo. Como bien muestra este Atla s americano, la historia actual de los Estados Unidos es muy difícil' de separar de la historia de E1lI'Op8, y mucho más aún de la historia del resto d'c!l Mundo. Nuevas estructuras políticas supranacionales nos invalidan los conceptos geopolíticos con que abordamos hace unos años el estudio de las disciplinas histó­rica~, confinadas a un detenuiDado continente o unidad geográfica.-]OSE AN· TONIO CALDERON QUlJANO.

Esteve Barba, Francisco: ~Historiografía Indiana". Editorial Gredos. Madrid, 1964, 737 págs.

Nos encontramos coa ODa obra necesaria y por ello esperada hace mucho tiempG. Urgía redactar tal libro, nada difícil ya, pues se contaba con muchos trabajos parciales que facilitaban estructurar este examen de conjunto. Hasta el DUlmento siempre hem05 manejado los clásicos textos de Benito Sánchez Alonso y el de Curtís A. Wilgus : "Histories aod Historians of Hispanic America", pero desde ahora en adelante contamos con esta "Historiografía Indiana", mucho más amplia y com­plet~ que los anteriores mannalos Y. sobre todo, abarrotada de sustanciosas nota~.

El libro merece la pena examinarlo con detenimiento y todas las objeciones -na lo lSon_ que le hagamos son amistosas observaciones en función de una se­gunda o inmediata edición QDe. no dudamos, se hará. Al examinar el Indice se observa un. clasificación que se nos antoja forzada, preparada en relación con el material disponible. Hay una historiografía del Descubrimiento, examinada hace años muy bien por Menéndez y Pelayo y Antonio Ballesteros que aquí, ISÍD embargo, se mues-

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