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k LA EVOLUCION DE LOS SISTEMAS DE JUEGO

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H IS TO R IA DEL FUTBOL U R U G U A Y O

Jueves 30 de abril de 1970

DIRECTOR Franklin Morales ASESOR DE LA DIRECCION Eduardo Gutiérrez Cortinas AYUDANTE DE LA DIRECCION Rafael Bayce DIAGRAMADO Horacio Anón

EDITORJulio Bayce Editores ReunidosCarra Lorgc 949 Tal. I 03 11 Manta».daa Uruguay

DISTRIBUCION GENERAL Arca S. I . L.Colonia 1363 Tal. I 33 00

DISTRIBUCION INTERIOR,QUIOSCOS Y CANILLITAS Dittribuidara Uruguaya 0a Dionat y Raattlot C.udodaic 1434 Tal I 51 55

PUBLICIDAD VorneaSaltt 1563 Tal 9 13.33

linpro»0 an Uruguay par Impratoto la» S A Cabala W* 1535 — ’plofone 4 90 41Macha al deposita da ley Ampa<oao an al Art 79 da la ley 13 349 (CoommAm del Papal I C a p y r i g b t E D IT O R E S R E U N I D O S

LA DIRECCIÓN NO COMPARTI NECESARIAMENT| LA OPINION DE LOS AUTORES

l)e»d<- que comenzó a rociar la pelota, Ion futbolistas tra­taran <íe ubicarse en el campo según su leal saber \ entender. tam el tiempo el proceso se fue racionalizan­do, pata sacat tnc jo i partido de las condiciones de cada uno. luda esa compleja evolución tiene características mui esptxiale» <n el fúilxtl uruguayo, impuesta'. | m>i las particulares condicione* de sus hombres.

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LA EVOLUCION DE LOS SISTEMAS DE JUEGO

RAFAEL BAYCEEste trabajo se propone explicar

esquemáticamente la evolución de los sistemas de juego en el mundo en general, en el Uruguay en particular, y las bases de su funcionamiento como sistemas diferenciables.

En el mundo, motivos reglamenta­rios, tácticos y de éxito circunstan­cial fueron los provocadores de la su- cesión de los sistemas.

En el Uruguay, la llegada de téc­nicos desde el exterior y la impor­tación de modelos universalmente triunfantes, dio lugar a la aparición de equipos con definidos esquemas de juego que, adaptados a las caracte­rísticas de nuestros grandes jugado­res en sus respectivas épocas, mul­tiplicaron su eficacia individual, aunque sea cierto que son los juga­dores los verdaderos responsables del renombre internacional del fútbol celeste.

EL PRIMER SISTEMA: 2-3-5El fútbol era un juego deportivo

todavía formalmente indiferenciado del rugby hasta el 23 de octubre de 1863 en que se crearon las prime­ras reglas del Fútbol Asociación, li­mitando el número de jugadores a 11 y fijando las medidas del campo de juego.

Era la época del “kick and rush”; simplemente dos bandos corrían pa­teando la pelota y tratando de intro­ducirla en el arco del adversario. Muy pocos defensas se necesitaban para frenar ese alud. Pero el naci­miento del juego de conjunto, por su utilidad y la economía del esfuerzo que significaba, fue produciendo una

- n̂tr<5 L

Juan Pena: el fundador de la técnica criolla, a principios de siglo.

diferenciación creciente de funciones que daría origen, luego, a los siste­mas de juego.

Esa especie de “guerra de trinche­ras’’ desordenada recibe su golpe de gracia en 1866, cuando se san­ciona la 2a ley del offside, que es­tablecía el fuera de juego cuando había menos de 3 jugadores rivales entre la línea de fondo y el atacante en el momento de la partida de la pe­lota hacia este último. Están por nacer los sistemas de juego y las tácticas específicamente futbolísticas.

En Inglaterra, como lógica res­puesta a esta variante reglamentaria, los equipos usaban 1 arquero, 3 de-

DIAGRAMA i

fensas y 7 atacantes. Pero en 1870, un claro triunfo de Escocia (con 1 arquero y 4 defensas) sobre Inglate­rra, determinó otro paso más hacia el primer sistema de juego, o sistema piramidal, basado en la igualdad nu­mérica entre defensores y atacantes.

Según algunos el “Blackbum Ro- vers” en 1881, según otros el “No- ttingham Forest” en 1885, fueron los primeros equipos en exhibir un sistema de juego, el 2-3-5, que man­tuvo en el mundo medio siglo de vigencia y que casi se creyó con­sustanciado con el fútbol mismo.

Muy groseramente, su estática y su dinámica eran las siguientes: 1) Línea del arquero, que custodiaba exclusivamente el arco. 2) Línea de backs. Uno de ellos jugaba retra­sado, fundamentalmente en la vigi­lancia del área penal. El otro, más adelantado, salía a “romper juego” y a colocar en offside al adversario más avanzado. 3) Línea media. Los halves marcaban las zonas laterales, por donde jugaban generalmente “las alas’’ (punteros y entrealas). El cen- trohalf era la llave del equipo, mar­cando el sector central y distribu­yendo el juego de arranque. 4) Linea delantera. Atacaba en M (Inglate­rra) o en “abanico” (Escocia). Los punteros eran centreadores; los en­trealas, perforadores de la defensa, llevadores de pelota y elaboradores de juego para los punteros y centro- forward en formación M. El cen- troforward era un definidor de cho­que en la M inglesa y también un elaborador en el “abanico” escocés. (Ver diagrama 1).

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Nacional 1903: el punto más alto de la vieja escuela inglesa, ya enri per la técnica individual criolla.

No era necesaria la marcación es­tricta de los delanteros, porque en última instancia, el delantero más avanzado siempre se encontraba en inferioridad numérica frente a los defensas, de acuerdo con la ley del offside vigente. El mareaje era, en­tonces, de base zonal, sin encimar, lo cual permitía la bbre creación de juego.

El 2-3-5 mantuvo su primaria has­ta mediados de la década del 30, fecha en la cual el WM comenzaba a imponerse. El último team que vimos actuar con 2-3-5 fue el Viena de Austria, en la Copa Montevideo de 1953. Su D. T„ Hugo Meisl, ha­bía sido el entrenador del famoso equipo austríaco que maravilló a Eu­ropa hacia 1935 y no quería renegar de su variante del 2-3-5:

■o

6 H SCAHONE

D IA G R A M A 2

2 NASAZZI

O1 M AZALI

sectort e n s iv of lo j o

1-3 -5 EN EL URUGUAY (URUGUAY 1924)

En nuestro país, el fútbol, desde su nacimiento, se jugó según el 2-3-5, porque los criollos lo imitaron de los marineros de los barcos ingleses.

Se puede decir que desde 1893 (fe­cha del match Albion - Sirius) hasta 1910, en el Uruguay se juega 2-3-5 a la manera inglesa, con la delan­tera en M; los centro-forwards eran hombres de físico, coraje y shot; el juego era directo y con escasas com­binaciones. El Nacional de 1903 y el Peñarol de 1905 serían los má­ximos exponentes de ese fútbol re­cio e individualista en el que los criollos comenzarían a hacer sus pri­meras innovaciones de técnica indi­vidual a partir de las hazañas del primer gran jugador: Juan Pena.

Pero en 1909, llega al Uruguay y a Peñarol, el centro-half escocés Juan Harley, que impone inmedia­tamente su escuela del 2-3-5 con la delantera en abanico, del pase corto como procedimiento básico del juego, que gana en colectividad y belleza. El centro-forward juega re­trasado, elaborando juego con los

X *

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U r u g u a y 1 9 1 2 : e l m á s im p o r ta n te e q u ip o d e e s c u e la e s c o c e s a , m á x im a e x p r e s ió n d e l fú tb o l ó p t ic a m e n te h e r m o s o .

entrealas. Esta modalidad se impone ya en 1911 con José Piendibene y los equipos uruguayos de 1912 y 1917 serán los máximos exponentes de la variante escocesa del 2-3-5; aun­que ya por esa época, la figura de Isabelino Gradín irá preparando lo que en 1923 consolidará la aparición de Pedro Petrone.

Petrone revoluciona los esquemas y los procedimientos; su fantástica velocidad y su mortífero shot obli­gan a jugarle pases largos. El fútbol uruguayo comienza a combinar sus innovaciones técnicas con las heren­cias escocesa e inglesa. Y el resul­tado es (desde 1923) una afortu­nada e insuperable síntesis (para su época) del armado de juego corto y colectivo escocés, con la habilidad y el talento criollos y la potencia y profundidad inglesas. Ese será el secreto de sus triunfos increíbles, los más asombrosos de la historia del fútbol mundial.

El equipo del 24 no tenía, estric­tamente, sistema de juego, porque las posiciones de los jugadores en el campo y sus movimientos de de­fensa y ataque no eran objeto de una planificación previa de carácter global.

Pero, de todos modos, ya sea por las características individuales de los jugadores o por la mecánica de con­junto que resultó de la gira preolím­pica, el equipo de Colombes tenía una peculiar manera de jugar, que puede analizarse tal como ahora se hace con los principales teams del mundo. (Ver diagrama 2).

Defensivamente, hacían zona, como lo han hecho casi siempre los equipos uruguayos. El arquero Andrés Ma- zali, fue el primer golero moderno. Salía a quitar ángulo de tiro y más todavía a anticipar cortadas en pro­fundidad y centros aéreos. Su con­dición de gran atleta y basquetbolis­ta le dio el pique y el dominio de

pelota necesarios para intentar esa novedosa versión del puesto.

El defensa más atrasado era el capitán José Nasazzi, responsable del sector extremo derecho. Difícil de pasar mano a mano y de exce­lente juego aéreo. Salía constante­mente a cubrir el lateral derecho que a veces descubría la predisposición ofensiva del half derecho Andrade. Fuerte y recio, era la verdadera co­lumna defensiva del conjunto.

Pedro Arispe jugaba en el sector extremo izquierdo, pero más ade­lantado, más cercano al centro-half Vidal y colaborando en la destruc­ción del juego central. Su posición podía ser ésa por la vigencia de la ley del offside de 1866 y por las características del half izquierdo, Al­fredo Ghierra, limitado al control de su sector lateral y disponible para el cierre detrás de Arispe.

Todo lo contrario era el half dere­cho José Leandro Andrade, jugador maravillosamente dotado, física y técnicamente, deslumbrante y efec­tista, dueño de un excepcional "ti- ming” para el quite y poseedor de un manejo que le permitía irse al ataque en dribbling por afuera o por adentro. • recido por la movilidad del puní erecho Santos Urdina- rán, déla. . ro central puesto en la punta, con alguna tendencia a la diagonal. El juego de Andrade era tan iujoso y efectivo como posicional- mente arriesgado.

El centro-half José Vidal, hombre de marca y arranque, jugaba un po­co más adelantado que los halves Su tarea variaba según los partidos (en la final con Suiza se preocupó con éxito del delantero rival más importante, el N* 10 Abbeglen). Con­taba '■on una cierta obstrucción ini­cial de Scarone y Cea.

Ofensivamente, el arranque estaba a cargo del entreala derecho Héctor Scarone y del izquierdo. Pedro Cea.

que llegaban arriba con gran fre­cuencia, se tiraban atrás a rec»' r y hacían 3 tipos de jugada: a) l .s- ?aban la cortada por el centro para ?1 pique y el shot de Petrone; b) a llevaban hasta juntarse con los >unteros Santos Urdinarán y Angel Romano para provocar el 2-1 y pos­terior centro hacia la posid'úi de Scarone, Petrone y Cea; c) s< jun­taban a veces con Petrone para to­car y arrancar juntos de atrás. Sca­rone era un jugador completo y ta­lentoso, excepcional shoteador con

J u a n H a r le y : r e v o lu c io n ó n u e s tr o ju e g o a la in g le s a e im p u so la m o ­d a lid a d e s c o c e s a .

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U r u g u a y 1916: un e q u ip o d e c o r te e s c o c é s q u e y a c o m e n z a b a a p r e p a r a r la r e v o lu c ió n d e P e tr o n e c o n la f ig u r a d e G ra d ín .

las 2 piernas (en esa época insólito) y gran cabeceador, extraordinaria­mente dotado técnica y cerebralmen- te para la cortada en profundidad. Cea, un trotador incansable, de segu­ro trato de pelota y oportuno defi­nidor en el área.

Los punteros, Santos Urdinarán y Angel Romano, eran los finalizadores de las paredes con los entrealas. Ur­dinarán tenia un juego más agresivo y profundo, con entradas en diago­nal. Romano era un malabarista, puntero por habilidad y encargado de retener cuando era necesario. Am­bos centreaban.

El centro-forward, Pedro Petrone, fue uno de los goleadores más asom­brosos de la historia del fútbol. Un pique, una potencia y una facilidad y fuerza de shot con las 2 piernas desde cualquier ángulo y distancia sin igual. Su modalidad provocó la citada revolución táctica en el fútbol uruguayo.

nico (Rene Borjas), el típico de M(Pedro Petrone) y un tipo inter­medio (Héctor Castro) del cual ha­brá relativamente pocos ejemplos. Los ataques más memorables del pe­ríodo 2-3-5 fueron: el Nacional del 33. en M (Labraga, Duhart, Petro­ne, E. Fernández e Ithurbide); el Peñarol del 36 (Taboada, Villadó- nica, P. Lago, S. Varela y Camaití, en abanico); el Nacional del 40 (L. E. Castro, Ciocca, A. García, Porta y Zapirain, en M), sin contar al equipo del 30, que variaba según fueran Anselmo, H. Castro o Pe­trone los centro-forwards.

EL SISTEMA W MEn Inglaterra, en la década del

20, la famosa pareja de backs que formaban Crompton y Penington, había alcanzado tal perfeccionamien­to en la realización de la táctica del

offside provocado, que la Internatio­nal Board, previendo las consecuen­cias nefastas que la difusión de ese recurso pudiera tener en el mundo, decidió modificar la ley de 1866 y establecer que un jugador estaba ha­bilitado si había por lo menos 2 ad­versarios (ya no 3) entre él y la línea de fondo en el momento de la partida de la pelota hacia su po­sición.

Inmediatamente, la mayor proxi­midad de los atacantes a la valla ri­val, provocó un enorme aumento de la cantidad de goles y los técnicos co;.¿enzaron a preocuparse por tomar mejores precauciones defensivas.

Hacia 1930, el D. T. del “Arsenal” inglés, Herbert Chapman, ideó un sistema de juego, que después se llamó WM, con el cual ganó cinco Ligas y dos Copas en ocho años. El éxito del equipo impuso paulatina­mente el sistema en todo el mundo futbolístico.

Someramente, la estática del WM dispone 4 líneas (3-2-2-3) en vez de las 3 líneas del 2-3-5; su mecánica era la siguiente: 1) Línea del ar­quero, que ya había evolucionado y dominaba más el área, no sólo el arco. La mayor proximidad de los atacantes los obligaba a tapar en última instancia pelotas jugadas en profundidad. 2) Línea de backs. In­tegrada por 3 hombres que marcan individualmente a los delanteros ne­tos más avanzados (no en zona co­mo antes). 3) Línea de volantes, con referencia directa sobre los entre­alas. Su misión es 65 o/n defensiva y 35 r/. ofensiva. Son los responsables del pasaje al ataque, combinando con los entrealas propios. 4) Línea de “pistones”, formada por los en­trealas, cuya labor es 65 % ofensiva y 35 o/c defensiva. Reciben de los volantes y se proyectan al ataque en busca de los delanteros netos. Obstruyen el arranque de los volan-

DE 1924 A 1950Después del 1er. período de 2-3-5

inglés (1893-1910) y del 2* período escocés (1911-1923), el 3er período uruguayo, que apunta con el surgi­miento de Gradín y se impone con Pedro Petrone, se extiende hasta 1950 con la excepción del River Pía­te de 1946-7 y algún otro equipo.

El 2-3-5 se mantiene y la reforma de la ley del offside de 1925 no provoca en el Uruguay la aparición de ningún nuevo sistema cosa que sucedía en el resto dei mundo

Lo que pasará a ser característico de los equipos uruguayos será la dualidad de sus modalidades de ata­que <M o abanico/ según las carac­terísticas técnicas de ios centro-for­j a r ds Asi el equipo del 28 tenía 3 centro-forwards el típico de aba-

U r u g u a y 1 9 2 3 : la a p a r ic ió n d e P e t r o n e y d e to d a la g e n e r a c ió n q u e d a r la a l U r u g u a y la s m a y o r e s g lo r ia s d e su h is to r ia d e p o r t iv a .

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tes rivales. Suben y bajan como pis­tones y forman, con sus volantes, el llamado "cuadrado mágico’’, centro de gravedad del sistema WM. 5) Li­nea de delanteros: punteros y centro- forward. Su función es netamente ofensiva y deben escapar a la marca individual de sus rivales, lo cual les impondrá una movilidad sin pelota que revolucionará el juego de ata­que y será una de las claves de la futura evolución de los sistemas de juego.

En resumen, la modificación de la ley del offside aumentó la peligro­sidad de los delanteros al permitirles mayor cercanía al arco; la solución casi universal fue la marcación es­tricta de los más avanzados y aún de los creadores de juego. Varió la distribución de los jugadores en el terreno, determinó la aparición del fútbol "sin pelota’’ para evitar el mareaje individual y radicó el centro de gravedad de los equipos en la construcción y destrucción por el cuadrado mágico.

El sistema WM mantuvo universal vigencia hasta fines de la década del 50, coexistiendo en parte con el pri­mer cerrojo, del que hablaremos pronto. Nosotros, el último equipo que vimos actuar con WM fue la Selección de Gales, en 1966, en San­tiago de Chile.

EL WM EN EL URUGUAY (PEÑAROL 1951)

El 2-3-5 fue el único sistema ju­gado en el Uruguay hasta el River Píate de Marcelino Pérez de 1946-7. Los principales equipos del período 1923-1950, lo siguieron practicando sin cuestionarlo, aún después de mo­dificada la 2a ley del offside (1925).

¿Cuáles fueron las razones de esa supervivencia? a) El hecho de que las conquistas más preciadas del fút­bol celeste se hubieran logrado den­tro de ese sistema de juego, atri­buyéndosele indebidamente a éste las virtudes que resultaron de la afor­tunada síntesis técnico-táctica arriba citada, b) La ausencia de los Cam­peonatos Mundiales de 1934 y 1938, que hizo perder contacto con la mar­cha del fútbol universal, lo que se agudizó con motivo de la 2* guerra mundial, c) La reticencia argentina a la adopción del WM, que ti cé­lebre arquero húngaro Platko in­tentaba introducir (sin éxito apa­rente) en Buenos Aires.

Todavía vemos con tristeza en pe­riódicos y publicaciones uruguayas, que los equipos están alineados se­gún el 2-3-5. También es triste oir anunciar los teams con esa formación en el Estadio Centenario. Así se con­funde al público, que termina por adjudicarles a los jugadores las ta­reas que desempeñaban en el 2-3-5. La secuela posterior de silbidos a los

Uruguay 1924: el armado de conjunto escocés; la técnica e inspiración criollas; la fuerza y la cortada inglesas. Invencibles hasta 1930.

técnicos y jugadores debe imputár­sele, en paite, a algunos medios de difusión locales, que recién en el año 1969 comenzaron a reaccionar contra ese defecto.

En el Uruguay, entonces, la refor­ma de la ley del offside de 1925 no provocó la aparición de ningún nuevo sistema. La defensa siguió siendo zonal, la distribución de los

Pedro Petrone: revolucionó el padrón escocés y provocó la síntesis crea­dora que produjo el mejor fútbol del mundo en su época.

hombres era en 2-3-5 y el juego ofensivo seguía basándose en la li­bertad de recepción y en la habi­lidad físico-técnica.

Pero en 1938, William Reaside, D. T. inglés, ensaya un cambio de mar­cación y de disposición del ataque durante el Nocturno en que aparece Atilio García, en lo que será el pri­mer antecedente de una sistemati­zación del juego en el Uruguay. De

alguna manera, antes, los húngaros Rothmann y Szigetti lo habían he­cho en el Wanderers campeón de 1931 y en el Nacional campeón de 1934.

Sin embargo, es un técnico uru­guayo, Marcelino Pérez, quien in­troduce el WM, después de un pa­saje por Brasil y Europa. River Píate formaba así en 1945: Tulic; Bermúdez y Terra; D. Rodríguez, W. Gómez y Luz; Nucitelli, Campos, Urruzmendi, A. González y E. Cas­tro. Pero en 1946, hace gran cam­paña, variando la distribución de los hombres, marcando al hombre y ba­sando su labor ofensivo-defensiva en la fortaleza del cuadrado mágico. AJ año siguiente, Juan Carlos Corazo adoptó el WM en Defensor con ex­celentes resultados también.

Nosotros nos concentraremos en el análisis del Peñarol campeón uru­guayo de 1951 por la importancia de sus jugadores, varios de ellos figuras fundamentales del fútbol uruguayo y mundial en la década del 50. En 1948, el técnico escocés Randolph Ga- lloway intentó realizar un WM muy poco realista, basado en la numera­ción que tenían los jugadores (dis­tinta a la inglesa); resultó un dis­parate que el técnico que lo sucedió, el húngaro Emérico Hirsch, trató de enmendar lentamente, formando o adquiriendo los jugadores necesarios para realizar el WM, según dicen los cronistas especializados de la época que se han ocupado del análisis de los sistemas de ese período (A. E. Bing).

En 1949, Hirsch mantuvo la de­fensa con: Pereyra Natero; Hugo y Possamai; J. C. González, O. Vá­rela y Ortuño; pero formó la línea de forwards con 5 extraordinarios delanteros que fueron la base de “la máquina del 49” que ganó invicta el Campeonato Uruguayo de ese año: Ghiggia, Hohberg, Míguez, Schiaffi- no y Vidal.

En 1950, la defensa ya se forma en W y con funciones especificas de WM con la llegada de Yanko- wiets, que entró por Possamai para

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desempeñar, junto a Obdulio Várela, la función de volante. La adquisición de los argentinos Héctor Uzal y Joel Romero (zaguero central y zaguero lateral respectivamente), mas ade­cuados a sus funciones nuevas que Hugo y Ortuño. permitió también el cumplimiento por éste de funciones de volante.

El Peñarol de 1951. es un ejem­plo de WM en el Uruguay.

surtidor de pelotas largas, teórica­mente en la marca del entreala iz­quierdo pero en los hechos, libre pa­ra crear. Sobre el entreala derecho, Casimiro Yankowiets o Wáshington Ortuño, marca y movilidad el prime­ro, arranque limpio el segundo.

El jugador que hacia permanente trabajo de pistón era Juan Alberto Schiaffino, jugador frió y cerebral, maravillosamente dotado para el to­

para cualquier posición y función. Hohberg, Miguez y Abbadie se al­ternaban posicionalmente en el cen­tro de la linea también.

El punten, derecho, Alcides Ed­gardo Ghiggia, era delantero neto, es­pecialista en el 2-1, poseedor de vio­lento remate y peligroso por su des­borde y su veloz internación en dia­gonal. Veloz y decisivo. Ernesto Vi­dal, puntero izquierdo, tenía pólvora

D IA G R A M A 3

(Ver diagrama 3). Su dinámi­ca era la siguiente, los arque­ros eran Fia vio Pereyra Natero y Roque Gastón Más poli, aquél más moderno y dueño de su área; éste, de una seguridad enorme. La línea de backs la integraban, en una apro­ximación al mareaje individual, Juan Carlos González, buen marcador y jugador de ataque; Héctor Uzal, za­guero central de corte clásico con referencia directa sobre el centrode- lantero; Joel Romero, half especia­lista en la destrucción, de gran con­centración para la marca individual y el cierre.

Los volantes eran Obdulio Varela, jugador de enorme influencia psí­quica poderoso shot y permanente

que y el cabezazo, elegante y so­brio, adelantado del fútbol de toque y movimiento hacia el claro. Su precisión lo hacía llegar también al gol. El otro pistón era o bien Juan Eduardo Hohberg, o bien Oscar Ornar Miguez, o bien Julio César Abbadie. Hohberg era un jugador po­tente, de gran físico, tremenda me­dia distancia y cabezazo. Miguez era un superdotado técnico, hacía dri- bblings imposibles, metía cortadas milimétricas y llegaba al shot y al cabezazo con precisión de reloj, aun­que perdía pelotas incomprensibles por tozudez. Abbadie, era un ju­gador potente, de gran zancada, que se tiraba atrás y arrancaba en dri- bbling a la carrera Player completo,

ín ja zuraa, io ru u e z a y ,ra aprovechado magistralmente por ichiaffino, al igual que su frecuente ustituto, Hugo Villamide.

El triunfo de Peñarol con este sis- ema, es probable que se haya pro­lucido más por la falta de costum- ,re del medio local para enfrentar jn mareaje estricto y por la calidad ndivídual de los integrantes del iquipo, que por la real adecuación leí sistema a las características de ¡us jugadores.

Esta aplicación uruguaya del WM contagió su éxito y varios equipos tendieron a estructurarse según ese esquema y funciones La década del 50 está signada por la primacía de ese sistema de juego.

S12

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Creemos que el mareaje individual no se adapta a las caracteristicas físico-psíquicas y técnicas de los ju­gadores uruguayos en general y pen­samos que la introducción dei WM y de sus fundamentos, inició una época de estancamiento en nuestro fútbol que culminó con el desastre de 1957 en Puerto Sajonia, aunque el 0-5 no se deba atribuir exclusiva­mente a un sistema.

EL PRIMER CERROJOEUROPEO

A fines de la década del 30 surge otro sistema de juego: el cerrojo, que llamaremos primer cerrojo o ce­rrojo defensivo. Según algunos fue inventado por el entrenador austría­co de la selección suiza, Karl Rappan; según otros por el argen­tino Alejandro Scopelli en el Bele- nenses portugués de 1938; según otros por el también argentino He­lenio Herrera en el Stade Franjáis de esa época. Las formaciones de esos 3 equipos presentaban ligeras modificaciones pero la novedad era quitar un volante, un pistón o un de­lantero y jugar con un zaguero liberado de marca individual, con la misión de asegurar a la defensa contra los aciertos ofensivos del ri­val o las fallas propias.

Ese primer cerrojo intentaba, en el caso de Rappan, contrarrestar la in­ferior calidad individual de los ju­gadores suizos, expuestos, en una for­mación WM, a un duelo personal con los delanteros. En el caso de Scopelli obedeció a las particularidades de sus jugadores y a la posición com­prometida de Belenenses en la tabla de posiciones. Helenio Herrera lo adoptaba cuándo tenía que enfriar un partido o mantener un resultado.

A este primer cerrojo sí le caben los reproches que se les han hecho a todos los sistemas con libero, a sa­ber: que son sólo adecuados para compensar la inferioridad ' técnica;

River Píate 1946-7: la importancia del sistema de juego. Una adecuada interpretación de WM y un chico que pone en aprietos a los grandes. Esta es una formación representativa de 1947.

Peñarol 1951: el equipo uruguayo más importante de los que jugaron WM.

que son una mera especulación para obtener resultados valiosos a trávés de una serie de partidos; que rehu­yen la finalidad fundamental del de­porte (vencer); que desequilibran al equipo en desmedro del ataque, etc., etc.

Pero no por ello se le debe llamar cerrojo a cualquier amontonamiento de hombres en su sector defensivo; lo que muchos cuadros chicos hacen en el Estadio Centenario no es ce­rrojo ni ningún sistema de juego es­pecífico sino el retraimiento instin­tivo de las líneas de un equipo que sabe que el rival es superior técnica, táctica y físicamente.

De la misma manera, tampoco es cierto que Uruguay haya jugado ce­rrojo en la década del 20, ni que Nasazzi fuera un zaguero libre. Sólo quienes desconocen los fundamentos de este primer cerrojo y del segun­do cerrojo que comienza a imponerse a fines de la década del 50, pueden afirmarlo.

La posición retrasada de Nasazzi se explicaba porque era el zaguero izquierdo el que salía a romper jue­go y a provocar el offside, y porque era el- half derecho el que se iba y al que había que respaldar. Ade­más, su área de juego como último zaguero no abarcaba todo el ancho del campo sino fundamentalmente el sector derecho. Por lo demás, ni

Uruguay debía defenderse de rivales superiores, ni tuvo que defender re­sultados, ni se vio desequilibrado en favor de su defensa, pl Uruguay de la década del 20 fue un equipo su­perior, que fue casi siempre adelante en el marcador y con un enorme poder ofensivo, incluso capaz de dar vuelta encuentros frente a equipos que se replegaban.

Este primer cerrojo, o cerrojo de­fensivo, no llegó al Uruguay, que nunca lo jugó porque no tuvo ne­cesidad ni razones para hacerlo. Pero el segundo cerrojo sí llegó al Uru­guay y era un sistema novedoso, con fundamentos muy diferentes y ori­ginales, defensivo y ofensivo a la vez. El Peñarol de Máspoli será el ejemplo de una interpretación uru­guaya de ese sistema de juego que ya desarrollaremos.

LOS SISTEMAS DETRANSICION (HUNGRIA 1953)

Si el 2-3-5 y el WM surgieron fundamentalmente como respuesta a modificaciones reglamentarias, los sistemas posteriores surgirán como medios de explotar las debilidades de los sucesivos sistemas.

Así, hemos visto que el primer ce­rrojo intentaba precaverse contra uno de los riesgos de la WM: la su­perioridad técnica de los delanteros sobre los backs que, en los sistemas de marcación zonal, se compensa me­diante la diagonal defensiva, que ar­ticula en profundidad a los backs de manera de asegurar los cruces detrás de los hombres superados.

Los técnicos comienzan a buscar la manera de aprovechar las debilida­des de la formación 3-2-2-3 y de la marcación individual. Así aparecen sistemas de transición al 4-2-4 como el wing fantasma y el triángulo de arranque de Scopelli; el escalona- miento de Italia campeón en 1938; la delantera en V alemana de 1939; el 9 retrasado de Rappan; la diago­nal de Flavio Costa; el sistema de Zezé Moreyra en 1953; los punteros ventiladores y la doble punta de lanza, la sistematización de los des­marques y del fútbol al toque; la rotación de ataque, etc.

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DIAGRAM A 4<

nueva zona de desmarque

nueva zona de desm arque

CZiBOR

trianguloorroni

6 ZAKARIAS

LANTOS 3

X . . .mu 'i " • i | l rX (X e l prob lem a de la«U doble punta de lanza

PUSKAS

9 | H I D E G K U T l » y

ízí/ ' / z^ A WJ triangu lo de // . 'jfU f r / / ;

a t r a n q u e ^ ^ ^ / y ' ^ y .

O LORANT 5

GROCSICS 1O

SZIK

KOCSIS

BUDAI

triangu lo dearranque

2 B UZANSKY

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E; golpe de gracia lo dio el equipo húngaro campeón olímpico en 1952 v sensación en Europa en 1953 ’JJ54’ los 6 goles a Inglaterra' en Wembley marcan el nacimiento riel fútbol moderno de ataque v el fin de la WM.

Hungría marcaba con 3 backs en d.-ícnsa individual ijcnó Buzare !<■..

U'.a I.O1.ant . Mina!'. Lant.-i ' volantes (Joszeí Boszik y Joszei 2a- kanas); 3 delanteros de arranque

H u n g r ía 1 9 5 4 ; io s f u n d a d o r e s d e l f ú tb o l m o d e r n o d e a ta q u e , lo s v e r d u g o s d e l W M .

«Laszló Budai. .\andoi Hidegkuti y Zoltán Czibor) y 2 puntas de lanza íSandor Kocsis y Ferenc Puskas), además del arquero Gyula Grocsics.

Dejamos ai lector que imagine, con el auxilio del diagrama 4. los pro­blemas que una formación en doble W plantearía a una en WM, teniendo en cuento no sólo la capacidad in­dividual de los magiares sino la su­perioridad en el arranque (3 contra 2) y la dificultad de los zagueros

para adjudicarse las marcas de lo* puntas de lanza y de los de arran t,ue. Si les sumamos un fútbol dr to­que y rotación, con desmarques no­vedosos. tendremos una idea dei per qué de la legendaria fama de ese equipo, que sólo tuvo dlficultade* frente a adversarios con defensa z«> nal (Uruguay Brasil), aparte del ex­traño match final frente a Alemania en 1954

S IS T E M A S Y T A C T IC A S£-/ sistem a -le ju ego es un esquem a

que traduce visu a lm en te la estática y i ' inám ica básicas que los jugadores

< eben cu m plir para llenar las funcio­nes q ,lt. tof]u Cq U¡posatisfacer: qu ite , defensa, pasaje a d e ­fensa, pasaje al ataque, ataque y gol.

Los d iversos sistem as de juego, en- lom i s. son las soluciones más gene­rales que los teóricos d e l jú tb o l han encontrado a /<, largo d e l tiem po para rea izar con la máxima eficacia esas b i ¡•‘.•fes fuiu iones.

!• h.u, d istingu irse de bis táctil us, que -oa los p roced im ien tos técnicos, i n d i ' iih ,al,.s y co lectivos, que se deben realizar para responder a los p rob le ­mas concretos que se presentan en el transcurso de los partidos.

solución a un problem a r f/n.cretu se estandariza y conv ie rte t n solución abstracta, pa­sando entonces a formar parle de la sislenuaizueión teórica, de la mism a m aneta que a teces, la dinám ica de un sistem a teórico de fuego provee un prin cip io de solio ión a problem as prácticos i/ue se presentan en ios p a t­udos. I ,is fronteras entre sistem as . tácticas son, machas teces, difusas.

Pero su d istinción -> ú til para des­cartar el falso problem a d e "si ames había o no tácticas". Siem pre, ert to­das partes y en todos los deportes, los

jugadores han u tilizado, en específicas situaciones de juego, determ inados re­cursos fisico-psiquico-técnicos para re­so lverlas; de manera que siem pre ha habido tácticas, m ejores o peores se­gún hayan resuello los problem as de juego con m ayor o m enor éxito.

Si A rispe, bach izqu ierdo en el sis­tem a pirum idul 12-3-5} de 1924, se ade­lantaba para dejar offsidc a un rival, esa era una táctica para resolver la peligrosidad de determ inado atacante en ulgn m om ento del partido. Y su posición adelantada en el esquema, preveía esta m aniobra com o parte del cum plim ien to de la función de quite del equipo.

Si Módena y Dacal, puntero derecho v aitrcu la derecho d el 2-3-5 escocés hacían el 2-1 frente al half izqu ierdo, esa era una táctica tam bién. Y la po ­sición de ambos dentro del esquema ofensivo en abanico de ese entonces, favorecía esa maniobra que formaba parit de la función de ataque del equ ipo

Pero no siem pre los cuadros han tenido sistem a de juego porque no iem pre han previsto la disposición y

m ovim ientos que. los jugadores deben realizar para cum plir con las 6 fun­ciones básicus d el fú tbol.

Tam poco hay sistem as de juego m e­jores o peores, porque todos solucio­

nan los 6 problem as. 3n vuriedad se ha deb ido a circunstancias reglam en­tarias. estratégicas y tácticas. Los sis­tem as de juego resultarán m ejores o peores para los equipos que en ellos se basen, según se adapten más o m enos a las características de los ju­gadores que lo van a jugar y a las de los rivales a quienes van a en­frentar.

L n buen sistema de fuego ayuda no­tablem ente al funciona m iento colectivo y al rendim ien to in div idu al y propor­ciona un elem ento m uy d idáctico para la com prensión de la» tareas in d iv i­duales y colectivas.

Podrán tener más im portancia la tác­tica, la técnica o lu aptitu d físico-psí­quica para decid ir el resultado de un match o la clasificación en un torneo, pero un sistema de juego puede con­tribu ir grandem ente a ello, adem ás de constituir, por su carácter teórico y sin tetizador de táctica, técnica y ap­titudes, algo de suma u tilidad para la evolución del fú tbol com o juego deportivo.

El sistema de juego no mata la ins­piración del jugador porque no le re­suelve im perativam ente situaciones concretas d el juego Por el contrario, le proporciona la m edida justa de su eficacia y protege al equ ipo contra sus excesos y errores.

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| MEXICO 70I LU IS U BI ÑA:

bien punir llevar el estandar­te de esta nuexa aventura re- leste. b» lia ganado en Irf'mís diíiril de la? pruebas: la con- (¡anea popular. ______

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TECNICA, TACTICA Y SISTEMALas diferencia* entre técnica, táctico y sistema de juega pueden terse des­de 2 ángulos:

.4) Desde lo más concreto a lo m a. abstracto, la técnica seria el ion ¡unto de m olim ien tos, con o sin ba­lón. necesarios para la ejecución de las jugadas en lo ' partidos. La tácti ca seria, en un m ie l :nás abstracto, el conjunto de procedim i^nt >. técni eos elegidos paie resolver tuguda» qu t se repiten conflantem orce o lo largo de los partidos y que un pa ­sible* de ser convertido» en normas para un equ ipe En un n ii ei supe rior de abstracción. lu elección de las tácticas s u p o n e tin a determ inada manera de cumplir • on las 6 funcio­nes básicas del fú tbo l ! sisten • de ju ego •.

R , Desde lo mas abstr-tdo a lo más concreto, el sistem e de p e g o traduce i i\ualm ente y pr"t e la e iá tica s dinámica básica» qur lo* ju g a ­dores deben • um plir para ¡le mu cis funciom que lodo equ ipo d» lú lb o l debe satisfacer l.as ’ ii tifas estable­cen (a- normas medí inte /«• -uales deben resolverse situaciones standard en el desarrollo del juego, h i técnica realiza < ont retam eno coda una de lo-' m olim ien tos que e , necesario f f r i uta/ ilurante e l transa tirso de un m atch.

I éemea. táctico y sistema de juego son. entonces, elem entos que se im ­plican y net eslían para la com pren­sión de su» respectiios contenidos.

N a c io n a l 1955* o tro e je m p lo o e la im p o r ta n c ia oe» s is t e m a J u g a d o r e s n u e v o s , ju g a d o r e s r e a d a p ta d o s d a n un N a c io n a l c a m p e ó n . E s ta e s u n a d e s u s d iv e r s a s in te g r a c io n e s d e l arto.

S IS T E M AD EFEN SIVOD ecir que. tal sistem a e* más o m e­

nos defen s iio que o tro y que tal es­quem a es más o fen sivo que aquél, es • om eter un gran- error si no se pon ­deran las necesidades profesionales de los equ ipos, las características de sus pigudores, las circunstancias d el match \ lo que el rica! haya dejado hacer o haya heho en la canchu.

Pongamos ejcm olos. Tanto el In ter nn ¿órnale de Milán en la época de H elenio Herrera • 196.1-67), rom o e l Pe­ñarol de la m ism a fecha, jugaban L4-2-I ron parecido escalonam ien to po- sicional. Sin em bargo, para los afic io­nados en genera!, e l In ter es el pro­to tipo d e l equ ipo conservador y es­peculador. m ientras que la imagen que de Peñarol perm anece, es la de un equ ipo ufen s ito ' arrollador, que des­de el lam os 'alia a defin ir sus en­cuentros m edia ni. un ataque m asivo.

Lo que sucede es. sencillam ente, que los u jicionados uruguayos que guardan recuerdos tan d iferentes de equipos ion escalonam ien to• tan sim ilares, ol- i idan que a Peñarol lo retu erdan en sus actuaciones com o local ' al Inter en sus presentaciones com o • h itan te . Q uienes reruerden lealmen'* el p lan ­teo de ultraeontragulpe cor. e l qur P e­ñarol i enciara por 2 a b al R eal Ma­d r id en 1966 en M adrid, no podrían afirmar tan livianarrente qu e Peñarol era un equ ipo de ataque.. De la m ism a manera, quienes vieron por 1 P e l par­tid o Inter-I ndc pen d ien te en 1964 en Milán tam poco podrían afirm ar tan se­guram ente que el Inter era un equ ipo d efcn ili o.

Q uiza los italiano- I9bó, creyeron que el Inter era on < t-njunto ofen sivo y que peñ t.fo l era un m e to contra- golpendc , t uál es cisión torree- la. la de !•> u n .y tn u n o le de !"*

S, JU E G O Y O F E N S IV O

ita lia n o s ' N inguna de las dos. /.»* c ie r ­zo /t u que am bos desoí ro llaban su juego en base a sus n ecesidades p ro ­fe s io n a le s y al accionar de! riva l: a ve­ces se aplicaban al con trago lpe y a te ces se tendían al ataque mash.onie.n- te, según les • on vin iera v les p e rm i­tiera el rival.

em plo . L l ^acionul cam peón 196 ¡ jugaba un 4-2-4 neto, el brasileñ o '/.ezé Morey- lu ino con trago lpeador, sin

reales d e desarro llar un acto. El Santos de 1963 'bu un 4-2-4 n ítid o v era

en equ ipo de alta p red isposic ión o fen ­siva, que recib ía y con vertía m uchos goles, a! r on lrnrio qu e N acional. En­tonces, ,-eran • iertas las críticas que

I,, ha» ian «i / e z é ? / E l 4-2-1 es un sistem a d e fe n s iio ? D e ninguna ma­nera. La o fen sii idad de un »i>tenui la marcan las lácticas qu e u tilice el con­ju n to v /•’« características de !•>.. u- gm lores qu e !•• in terpretan. T odos los (('.temas pueden ser u ltradefensivos v ullraofensivos.

El e jem p lo (le ’/ .e z é ayudu a i er que es d if íc il afirm ar que haya •••• n ito s "defensivos" y técn icos "ofensi­vos", porqu e , si .Nacional 1963 era cla- sificabie rom o con servador, .Nocional 1969 fue el eq u ip o más o fen sivo de la década del bü. ) e l técn ico era el m ism o, pero los jugadores o tro s , por eso / e z é a d op tó esquem as d ife ren te ' y siem pre soportó críticas, aunque ht zo lo qu e correspondía: e leg ir los es

O tro " fon jnruguu'. o deira zatbt porru. ero on eqpo.sibrli dalle»ataque I Oplpitam biér • tuga

elquem as que ir iteran pararen d im ien to con ju n to fiel m ateria l h > muño de que dispon ía.

Los ju gadores m ism os son, mu has te ces , los qu e determ in an el ca ra iie r ofen sivo o d e fen s iio de un sistem .. en la rancha /N o es c ier to qu e si Lru- u e r ju g ec t (<m .M ontero, Fontes y

Espárrago de voluntes sería mas d e ­fen sivo que si lo h iciera con l-amas, M aneiro » Rocha? ) en am bos casos, no seria un 4-3-3 e l sistem a?

I uinhif ’» a vece» las circunstancias de un mutch obligan a pon erse en ac­titu d o fen s iia o defen siva . F rente a un adi ersario qu e graduu el r itm o del pai lu lo a su paladur y que ha encon­trado manera» de llegar ro n peligro , lodo equ ipo consciente trata de ugrii- jtgrse atrás y controlar la pelo ta para Irenar al adi criarlo , cambiur el ritm o » encontrar su juego. Del m ism o m o­do si es nuestro equ ipo el que d o ­mina el partido , d ebe tratar de tícele- • nr al m áxim o para defin irlo . ) mu-

has tere» esto se debe a t ir cuntían- . I.is del m alfh y no a una planificación prei ta ni a la» cualidades de un »!»■ lema.

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EL SISTEMA 4 - Í - 4que® representa"^0 nUeV0 sistema' que representara un viraip d» isn grados frente al WM Según los chilenos el Presidente de la Asocia-sCória lo ^ enaid0reS' A1̂ dX sorla lo importo de Inglaterra- se­gún otros fueOndino Viera su crea-Viront 1OS máS- el Brasil desu i ^ f eola' camPeón en 1958, fue postóón y qU’en de,erminó su ™-

Si el WM tenia su centro de gra­vedad en el cuadrado mágico Sdel medio-campo, el 4-2-4 se anotará en las lineas de 4 de defensa y ataquec o r s e e ,0 "a 10 P°SÍble aSa

h ¿ dC qUÍte y armado. Siel WM había tambaleado frente alÍl J T a T y ’í rotación de ataque, el 4-2-4 los enfrentará con una de- Dor^la20^ 1 dCa4 hombres Preparada volantes' b° r de obstrucción de los

El 4-2-4, entonces, concentra suou!teUdCe1Ón ?e 3uego e" la >ab°r de ticiiieí6 SU !nca de 4 defensiva, ar- c d i®" dlagonal. Su tarea espe- lahnr a ta PreParada por la racional abor de obstrucción y achique de

los volantes que, en posición neta­mente defensiva, pasan también a tener una misión de quite.

Asimismo, concentra su ataque en ,?s demarques, desbordes y ima­nación de sus 4 hombres netos de

avanzada, cuya tarea ofensiva está basada en un veloz pasaje al ataque por parte de los defensores y volan­tes con largos desplazamientos de pelota y acompañamiento vacío de uno de los volantes.

Los centros de gravedad del sis- ema son las lineas de 4 extremas,

pero el secreto del éxito, además ae los jugadores que se posean, ra­dica en la correcta obstrucción de los volantes, su mutua cobertura y la adecuada alternancia individual y zonal de las marcas de la linea de 4 diagonal, en cuanto a defensa se refiera. Y en el veloz pasaje al ata­que y la coordinación de los desmar­ques de los delanteros, en ataque.

Razones de espacio no nos per­miten como tampoco en otros sis­temas, la exposición más detallada de su mecánica, que reducimos a los aspectos más importantes desde el punto de vista de la evolución de los sistemas.

EL 4 -2 -4 EN EL URUGUAY (NACIONAL 1964)

Si bien el famoso equipo húngaro del 52-54, por su notoriedad mundial, distribución de jugadores en el terre­no y procedimientos de ataque, me­rece el titulo de adelantado del fút­bol moderno, no es menos cierto que una década antes, en el Brasil, el técnico y estudioso uruguayo Ondino

Peñarol 1961: la versión más aproximada al 4-2-4 brasileño. Llegadas en pared, obstrucción en mediocampo, pique y desborde.

Viera imponía el punta de lanza (Ademir), el 7 tirado atrás (Djalma) y los desmarques falsos (Isaias) con un Vasco da Gama campeón que modifica los esquemas de juego y que provocará la aparición del 4-2-4 (ya antes había impuesto la táctica de la “diagonal").

Nacional repatria en 1955 sus co­nocimientos e inventiva. Y sale cam­peón bajo su dirección en 1955, 56 y 57 con un equipo formado por ju­gadores funcionalmente readaptados y veteranos recuperados, en una elo­cuente demostración (inexplicable­mente discutida) de lo que puede hacer un técnico con conocimientos, imaginación y autoridad en un equi­po de fútbol.

El punta de lanza (Rodríguez Ca- raballo, Escalada. Romero); el 9 atrasado servidor de pelotas en pro­fundidad (Ambrois); los halves de ataque relevados (Collazo, Mesías); la diagonal del 11 (Villamide) con desmarque del 10 (Rodríguez Cara- bailo) a la punta; Santamaría de back a volante; Mesías de puntero a half; el 7 colocador de pelotas cruzadas planificadas (Britos), etc., son algunas de las novedades que Ondino Viera trae al Uruguay.

Pero todavía no estructura un 4-2-4; importa los principios del fút­bol moderno que después ese siste­ma utilizará corrientemente, pero su esquema en Nacional no era toda­vía el 4-2-4.

El Peñarol campeón del mundo de 1961 hacia un 4-2-4 muy claro bajo las órdenes de Roberto Scarone: Maidana; E. González. W. Martínez, Cano y Aguerre; Gon^alves y Ledes- ina; Cubilla, Sacia. Spencer y Joya.

Pero el equipo que realizó el 4-2-4

más tipico en el Uruguay fue el Na­cional de Zezé Moreyra, campeón de 1963 y mejorado en 1964 con José Sanfilippo. El equipo varió mucho en su integración pero siempre alineó 4 zagueros en diagonal zonal (que fueron, tomando como base el dia­grama 5): Ramos y Modernell como halves derechos. Ramos, adaptado parcialmente por Zezé, aportando su pierna fuerte, su juego aéreo y su zancada para largarse por su lateral al ataque. Modernell, con su con­tracción a la marca, su fervor y su salida segura pero sin vuelo ofen­sivo. Como zagueros derechos se al­ternaron Baeza y Manicera. Baeza, un zaguero de cueva, fuerte y expe­ditivo, con errores frente a entra­das tocando. Manicera, su juego de aire, su timing para el quite y su influencia psicológica en el rival. Co- cocho Alvarez aportaba sus cierres detrás de Méndez, su invulnerabi lidad mano a mano y la contunden­cia de su juego aéreo. Méndez clau­suraba su lateral merced a la gran labor de obstrucción de Douksas y salía al ataque buscando su pode­roso shot.

Alternando Sergio Arias, el medio- campo tricolor estaba formado por Elíseo Alvarez y Viadas Douksas. Alvarez mordía y obstruía en la de­recha. tapando la espalda de Douk­sas y yendo por sorpresa al ataque también. Douksas era el cerebro del equipo. Su tarea de obstrucción era perfecta y se le puede considerar el maestro de ese tipo de juego en el Uruguay; el rendimiento de Mén­dez y del sector izquierdo tricolor se debió en gran parte a su labor. También iniciaba la rotación de ata­que, yendo a la punta.

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Adelante. J. Oyarbide aportaba su habilidad para el arranque y su re­lativo poder de desborde; alternaba con él. José Urruzmendi. un super- dotado discontinuo, con óptimas con­diciones para el desborde. El media puntada era Mario Bergara. alter­nando con Ramón Abeledo. El ex-ra- cinguista congelaba el ritmo, trans­portaba y metía cortadas para los punteros y el punta de lanza. Abe- ledo trabajaba menos, jugaba más al toque y tenía más media distancia dentro de la función de media pun­tada. En el centro, José Sanfilippo rotaba y buscaba la definición con

obstrucción sacrificada, racional y fundamental de Eliseo Alvarez y Viadas Douksas en el medio- campo. En la delantera, los dos pun­teros se tiraban atrás para abrir claros, internándose muchas veces en diagonal; el punta de lanza era del tipo rotador o goleador; un hom­bre, en media puntada, hacía el en­lace entre mediocampo y delanteros y los proveía de pelotas en profun­didad.

La modalidad de juego era fun­damentalmente de espera y contra­golpe, basada en la fortaleza de la línea de 4, su juego aéreo y la

achicar espacios cubriendo en zona y fuerte para enfrentar. El juego de pelota larga con cambio de ritmo también se adecúa a la modalidad de los entrealas y delanteros uruguayos.

EL SEGUNDO CERROJO(1 -4 -1 -3 )

Pero el 4-2-4 también ofrecia sus problemas, que fueron rápidamente observados por técnicos y jugadores. Los fundamentales eran: 1) La arti­culación en profundidad de la linea de 4 defensiva y su marca individual cercana a la valla posibilitaban los

su pasmoso olfato y su enorme pre­cisión de remate. En la izquierda se alternaban Domingo Pérez, con su velocidad para el desborde y la dia­gonal y Danilo Meneses, wing venti­lador, reforzador del mediocampo.

La línea de 4 en diagonal zonal con los halves tirados al ataque fun­cionaba ortodoxamente aunque achi­caba poco la espalda de sus volan­tes y provocaba problemas de con­junto que fueron fatales en la final de América contra Independiente en Avellaneda. Lo distintivo y origi­nal del equipo era la labor de

inteligente obstrucción de su medio- campo. Las cortadas de los media puntada y la velocidad de los de­lanteros netos favorecían esa me­cánica (ver diagrama 5).

Desde la introducción de los prin­cipios modernos por Ondino Viera, que culminan en el 4-2-4, la era de este sistema se abre en el Uruguay. Todavía muchos equipos lo utilizan y la década del 60 está marcada por su primacía.

El 4-2-4 es un sistema que se adapta bien a las características del futbolista uruguayo, muy vivo para

desmarques en sentido inverso a la diagonal defensiva. 2) El problema de la distancia entre las líneas que, o bien facilitaba el contragolpe ri­val por un achique sin medida, o bien dejaba demasiado terreno a los volantes para su pasaje a defensa (problema para los 4 de atrás) o para su pasaje al ataque (problema para los 4 de adelante). A este úl­timo problema responde “el sistema de Zubeldía”, que llevó a Estudian­tes de la Plata a la cima del mundo con un escalonamiento fluido en 5 líneas de 2 hombres cada una.

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N a c io n a l 1 9 6 3 : e j e m p lo v iv o d e un m o m e n t o d e la e v o lu c ió n d e lo s s is t e m a s en e l U r u g u a y . F a lta M ario B e r g a r a , m e d ia p u n ta d a t i t u l a r .

El segundo cerrojo es una solución mas generalizada en el mundo a estos problemas del 4-2-4, mediante una polarización aún mayor de los centros de gravedad de los equipos, pero ofreciendo una mayor garantía ofensiva (la mayor libertad creativa de los volantes).

Lo más novedoso es la función del libero y los fundamentos del siste­ma. Se vuelve a la marca individual por parte de 4 hombres: los mar­cadores laterales, el “stopper" y el fluidificatore", mientras el libero

custodia la eventual superación de los defensores y el peligro del juego al vacío. Los volantes retienen una mayor libertad creativa para habi­litar a los delanteros netos, ya que su función no es tan vital en la

preparación de la espera como en el 4-2-4 y la distancia entre las li­neas pierde entonces su radical im­portancia.

Los fundamentos del segundo ce­rrojo son: 1) Principio de Densidad. La mayor facilidad para defender en terreno reducido y la mayor facili­dad para atacar en terreno abierto indican que debe procurarse que el rival venga masivamente a nuestro terreno para taparlo más densamen­te y simultáneamente destapar el terreno rival para nuestro ataque. 2) Principio de Defensa Combinada. El libero y los volantes en zona; los 4 marcadores al hombre.

Este sistema se adopta, no por ra­zones de inferioridad individual o especulación en el score, sino porque

soluciona los problemas del 4-2-4 y porque es muy racional e indicado para jugar de contragolpe, táctica muy ofensiva de juego si se poseen los jugadores necesarios para inten­tarlo. Además, el libero asegura las espaldas de equipos que deban lan­zarse masivamente al ataque.

El ejemplo más típico de 1-4-2-3 lo proporcionó el Internazionale de Milán de Helenio Herrera, doble campeón intercontinental de clubes en 1964 y 1965 con (generalmente): Sarti; Picchi; Burgnich, Guarnieri, Bedin y Facchetti; Suárez y Corso; Jair, Mazzola y Peiró. Sus triunfos impusieron el sistema, que ha sido llévado a cabo con particular efi­cacia y fidelidad al modelo por con­juntos italianos y alemanes.

J P ^ e r n a z io n a le d e M ilá n 1 9 6 5 : e l a r q u e t ip o d e l 1 -4 -2 -3 c o n to d o s lo s fu n d a m e n to s d e l s is t e m a y ju g a d o r e s a d e c u a d o s . D o b le c a m p e ó n m u n d ia l . E n la f o to f a l t a e l e s p a ñ o l L u is S u á r e z , h o m b r e c la v e .

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Corresponde señalar la aparición en Europa, de sistemas con libero delante de la linea de 4, como se na hecho en Francia o como lo in­tento Alemania (y también Stanley Kramer en el "Resto del Mundo") con Franz Beckenbauer libre por to­da la cancha. Quizá en México lo veremos en esa función exclusiva Para superdotados.

EL 1 CERROJO EN EL URUGUAY (PEÑAROL 1966). , En nt*datro país, los sistemas de juego equilibrados con libero comien­zan en 1964 con el Peñarol de Más- £°b> culmina en 1966 con laCopa Mundial Interclubes, venciendopnrriri loca¿ y visitante al campeón europeo. Real Madrid, en una de­mostración de superioridad que du- la Copa"6 rePÍta erf 13 historia de(Ver Peñaro1 de 1966 jugaba así: (ver diagrama 6)am?.z?rqUj r° ’ Ladislao Mazurkiewiez, p,naJiAO Rrandes reflejos, anti­manos Fm remat,e y seSuridad de Colóme E.ntrega veloz y soporte psi- Vicent Tlmportante E1 líbei'° Juanrécha ™ salia bien a su de-. ’ Per° bastante defectuosamen-olrni SaUH 1Zquj erda- Por carecer de hinntótaneCvad°' Los marcadores, en Pablo F -nea' eran: a la derecha, el fnneForla” ' muy importante en sale ? amie? to del e b u iP°- s u pa- al atan?ntlnUad°' veloz y sorpresivo siv= a9?6 era una terrible arma ofen- b,ea equipo’ que i°gró innumera- ca!vof°leS P-°r esa via- Néstor Gon- s r a X “ Pltan. del equip0’ de enorme nan^a psiquica Y eje del fútbol terizóda o "-6’ arranQue que carac- « úh r Pe.naro>- Luis Varela, daba ment ,'mpia al ataque. Posicional- mente descuidado, el juego a sus es- de l l V ra, el punto más vulnerable h r i Panaro1' ya que Lezcano no cu- soi,mble" ese sector- Ornar Caetano soluciono muchas veces los proble­mas del sector izquierdo con sus in­teligentes cierres. Siempre destapa- do para arrancar.

Los volantes. Julio César Cortés, regulador del ritmo de los partidos,

J esP°nsable del arranque pau­sado de Peñarol, que preparaba el brusco y talentoso cambio de ritmo en ataque, del que era máximo cul­pable el otro volante, Pedro Ro­cha, obstrucción, arranque y potencia de llegada. Media distancia, tiros libres, cabezazos. Llegada personal en dribbling y cambios de frente pa­ra Forlán. Pelotazos en profundidad para Spencer y Joya. Jugador clave.

Los delanteros. Julio César Abba- die, arrancaba de atrás, colaboraba en el armado pausado, abría el la­teral para el pasaje al ataque de Forlán y sus arranques por el centro con pelota ofrecían claros para el

P e ñ a r o l 19 6 6 : la s c a r a c t e r ís t ic a s d e su s j u g a d o r e s h a c ía n in d ic a d o un 1 -4-2-3 a la u r u g u a y a . ¿ E l c e r r o jo e s d e f e n s iv o ? C a m p e ó n m u n d ia l p or “ m u e r te ” .

pique de Spencer y Joya. Alberto Spencer, un pique matador y un jue­go aéreo estupendo, 2 perfiles para definir, goleador del equipo. Juan Jo­ya, pique y potencia. Un freno des­concertante, instantáneo. Desborde y diagonal. Demoledor en el contragol­pe y útil para abrir la cancha en ataque masivo.

Peñarol jugaba una versión zonal y uruguaya del 1-4-2-3, con muchos hombres en el block defensivo, un engañador armado lento en el arran­que y un cambio de ritmo sorpre­sivo hacia una llegada explosiva de Spencer, Joya y aun Rocha. Este cambio de ritmo para el ataque (Ro­cha, Forlán, Abbadie) se basaba en el armado de Goncalves, Abbadie, Rocha y Cortés.

Pero el equipo también podía ata­car masivamente por la media dis­tancia de Rocha y Cortés, por la tre­menda capacidad aérea de sus ju­gadores (Spencer y Rocha especial-, mente) y el desborde de Joya y aun de Abbadie.

Conjunto de fuerte personalidad, capaz de dar vuelta cualquier partido por su temperamento y sabiduría para llevar los encuentros al ritmo de su conveniencia.

Capacidad para el contragolpe (repliegue masivo, armado lento, cambio de ritmo y pique) y para el ataque masivo (media distancia, juego aéreo, físico, balance defensivo Lezcano-Caetano y desborde).

Alternaba Héctor Silva (por Cor­tés o Abbadie). asegurando un abun­dante desmarque y arrastre de mar­

cas, el 2-1 con Abbadie o Spencer y viveza para definir en el área.

También Tabaré González, notable comodín defensivo para encuentros de responsabilidad.

Como antecedentes de este esque­ma de Peñarol, recordamos un par­tido que jugó Peñarol en 1960 con­tra Real Madrid en Montevideo, a las órdenes de Roberto Scarone (0-0), por la Copa Interclubes. Ese día, la fama del Real Madrid im­puso a Peñarol la precaución de un hombre libre, que fue William Mar­tínez. Antes de eso, cuando Brasil vino a jugar con Uruguay, más de un año después del Mundial de Sue­cia (0-1), para enfrentar el juego en paredes de Coutinho y Pelé, se dispuso a Troche como hombre li­bre, con excelente resultado.

El sistema 1-4-2-3 nunca pudo afirmarse ortodoxamente en el Uru­guay porque los zagueros uruguayos nunca tuvieron las condiciones físi­cas necesaria^ para el puesto (tras­lación veloz, liviandad física) y por­que quienes lo adoptaron lo hicieron circunstancialmente y como mera precaución defensiva, lo cual no es un verdadero 1-4-2-3.

EL SISTEMA 4-3-3Ya vimos que los problemas de

articulación defensiva y de distancia de las líneas habían tenido solución con los sistemas que utilizaban libero.

Pero el equilibrio de las marcas y la seguridad defensiva empezaron a complicarse cuando se comenzó a

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B r a s il 1962: un tr iu n fo d e la c a p a c id a d y de un s is t e m a d e p a sa je a l 4 -3 -3 .

in d iv id u a l, de la e x p e r ie n c ia t á c t ic a

utilizar sistemáticamente el cam­bio de frente y la invasión de volantes o defensores por el "cie­go”; la marca zonal de los volantes no podía frente a este re­curso; los técnicos y jugadores em­piezan a pedirle a los wings que cierren el “ciego”. El Brasil campeón de 1962. el Nacional de Zezé de 1964 y México 1966 estructurarán este sistema de transición al 4-3-3 con las labores de Zagalo, Meneses y Jara respectivamente

Un 4-3-3 no es sólo un 4-2-4 con un hombre menos delante y uno más en el medio Es una nueva respuesta a la evolución de los sistemas, pro­ducto del análisis de los puntos fuer­tes y débiles del 4-2-4 y su polari­zación, el 1-4-2-3.

Si esos sistemas se apoyan en las lineas extremas de defensa y ataque, el 4-3-3 lo hará en la línea de pa­saje; si el 4-2-4 presentaba pro­blemas de block y el 1-4-2-3 los ob­viaba el nuevo sistema asegurará los achiques en bloque mediante un escalonamiento mayor Si la evolu­ción había conducido a una especia- lización funcional excesiva, el 4-3-3 intentará el intercambio entre las lí­neas y la poli funcionalidad El 4-2-4 y el 1-4-2-3 creahar superioridad ai.ás. el nuevo esquema la fabricará delante de la linea defensiva, atacará con volantes útil.': ando a losdelanteros como pared para la lle­gada vacia di los volantes con laventaja de que ellos están flojamen­te marcados por jugadores no espe­cializados en la marca

Comienza la era del fútbol “fu-

turo” : triangulaciones, arrastre de marcas, iniciación por cualquiera, desborde por cualquiera, finalización por cualquiera, polifuncionalidad. Se necesitará crecientemente una gran preparación física, inteligencia y téc­nica más veloz para llevar a cabo el nuevo sistema.

No es necesario, claro, hacer un 4-3-3 para jugar de esa manera; pero de hecho, es a los equipos que han hecho 4-3-3 a quienes les hemos observado la puesta en práctica de estos principios.

Así, el "Eintracht Francfort” en abril de 1966 ( 3-0 a Argentina en Buenos Aires) y el equipo expe­rimental juvenil (19 años promedio) del "Sheffield United’ en el Hexa­gonal de Santiago en mayo de 1966.

Bobby Moore sostiene que la se­lección inglesa, en un partido en que enció 1-0 a Alemania en 1965, fue

la primera escuadra que alineó 3 volantes: Paine, Flowers e Eastham.

Los procedimientos de juego de es­te 4-3-3 serán la guía para el fútbol del porvenir, provocarán una redis­tribución posicional en el terreno y la aparición de una función nueva: el “balance”.

EL * -3 -3 EN EL URUGUAY (URUGUAY 1969)

En nuestro medio, se fue configu­rando lentamente, pero fue realizado mát que nada por equipos chicos y con una finalidad sobre todo de­fensiva Debimos esperar hasta 1969. cuando la celeste dirigida por Juan

Eduardo Hohberg ofrecería una mo­dalidad de juego que se aproxima al 4-3-3 específico. El equipo jugaba generalmente así: (Ver diagrama 7)

1) El arquero, Ladislao Mazurkie- wiez, otra vez en gran momento. 2) La línea de 4 (Luis Ubiña, Atilio Ancheta, Roberto Matosas y Ornar Caetano) hacía hombre en la zona con la articulación y movimientos que muestra el diagrama 7, desen­ganche de Matosas para el armado y de Ubiña para el desborde por su lateral, favorecido por el desmarque y la rotación de Cubilla. 3) En la línea de volantes, Julio Montero ha­cía aproximadamente la función de "balance”, como volante a la espal­da de Rocha y Cortés y como relevo de Ubiña y de Matosas. Pedro Ro­cha cumplía tareas de obstrucción, arranque y llegada, jugador comple­to y vital. Julio César Cortés, tran­sitando todo su lateral, regulando el ritmo del equipo y utilizando su me­dia distancia. 4) Los delanteros: Luis Cubilla, de labor semejante a la de Abbadie en Peñarol 1966, pero des­bordando y rotando más. Sergio Sil­va, rotación, desmarque y cabezazo. Rubén Bareño, rotación, desborde, diagonal y cabezazo.

Uruguay 1969 tenía varios jugado­res polifuncionales (Matosas, Ubiña, Montero, Rocha, Cubilla) que ase­guraban un intercambio de lineas verdaderamente moderno, con llega­das sorpresivas a veces, pero caren­tes de. fuerza.

Había jugadores poco dúctiles (An­cheta, Caetano, Cortés) que no per­mitían una adecuada mecánica de 4-3-3, pero eran necesarios por otras virtudes. La línea de volantes se acerca bastante al ideal de un 4-3-3 ajustado a las necesidades urugua­yas: un balance fuerte, resistente y de quite (Montero); un creador re­sistente, dotado y goleador (Rocha) y un regulador de ritmo (Cortes). Es difícil encontrar en el mundo un trío de jugadores que convenga más al Uruguay, si realizara ese esquema de juego. Adelante, hay bastante ro­tación y desmarque y atrás hay ju­gadores capaces de mantener una defensa combinada.

El 4-3-3 es un sistema de juego que se adapta particularmente bien a las características del futbolista uruguayo y en especial a las condi­ciones de quienes son, en este mo­mento. los mejores jugadores del país Una defensa en línea les con­viene más que una defensa de marca individual Posee volantes tipo ba­lance (Montero, Fontes), volantes creativos «Rocha. Maneiro) y volan- tres reguladores (Cortés, Lamas), lo cual asegura un complementado y conveniente mediocampo Hay delan­teros con rotación, habilidad y des­marque, pero que carecen de sufi­ciente pique y fuerza Por eso es

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indispensable la invasión de volantes y marcadores laterales.EL FUTBOL FUTURO

El porvenir de los sistemas de jue­go en el mundo se desarrollará se­gún los procedimientos de juego que dieron lugar a la estructuración del 4-3-3: la tendencia al fútbol de blo­que y a la indiferenciación funcional, aunque siempre habrá hombres na­turalmente más dotados para la des­trucción que para la construcción en defensa; hombres hábiles y de pique adelante y gente inteligente y resis­tente en mediocampo.

Jugarán un papel cada vez más im­portante los técnicos y los planteles, ya que la permisión de cambios (ini­cialmente en partidos Interclubes, ahora en Campeonatos Mundiales y próximamente en torneos locales) permitirá variar los procedimientos de los equipos y reducir la influencia del azar. Era verdaderamente absur­do que un equipo dotado de un gran plantel perdiera su chance por una lesión prematura y también ilógico que los técnicos no pudieran manejar sus planteles utilizando jugadores de características diferentes para intro­ducir variantes tácticas. Estas va­riantes pueden producir encuentros de desarrollo tan intenso y cambian­te como Peñarol - Nacional en 1970 por la Copa Montevideo, verdadero duelo táctico entre los jugadores y los técnicos, Enrique Fernández y Osvaldo Brandao.

Lo que evoluciona constantemente es la técnica. No es cierto que los jugadores actuales sean técnicamen­te inferiores; lo que sucede es que los movimientos con balón o sin él son ejecutados con mucha mayor velocidad, lo cual hace difícil la apre­ciación de las maniobras, por ejem­plo, de la abreviación de los tiempos de recepción y entrega de la pelota, producto del mejor estado físico y de mejores automatismos técnicos, también más volcados al servicio del equipo que antes Casi todos los ju­gadores actuales poseen como recur­sos habituales los que eran distinti­vos de cracks de antaño y ahora tie­nen mucha menor libertad de movi­mientos porque las marcas son más encimadas, inteligentes y colectivas.

El nuevo 1-3-3-3 y los sistemas con libero en toda la cancha no tienen fundamentos demasiado novedosos En definitiva, todo se reducirá, co­mo hasta ahora, al cumplimiento de las 6 funciones básicas mediante los recursos menos explotables y loca- 1 iza bles por el adversario, teniendo en cuenta el material propio y las circunstanciasEL FUTBOL URUGUAYO HOY

El Rio de la Plata ha presenciado durante 1969 un lenacimiento del fútbol ofensivo, o sea el realizado

fundamentalmente por jugadores con mentalidad y características técni­cas de delanteros. El Nacional de Zezé Moreyra. campeón uruguayo, se manejó prácticamente con un solo volante, Montero, 5 delanteros y 2 marcadores laterales de permanente pasaje al ataque. Su fútbol moder­no y veloz, ahora más equilibrado con la inclusión de Ildo Maneiro, parece indicar la apertura del ciclo de un nuevo gran equipo, al que sólo le falta la comprobación de su rendimiento en el exterior, frente a equipos de valía.

Boca Juniors, campeón argentino orientado por Alfredo Di Stéfano, también atacó con casi todos sus hombres. Osvaldo Brandao, creemos que trata también de darle más re­voluciones y menos rigidez posicional al planteo de Peñarol.

Las necesidades del fútbol profe­sional, que depende de la concurren­cia del público a los estadios, exi­gían esta revitalización del fútbol creativo, atrayente y arriesgado, aunque no necesariamente mejor por ello.

Sin embargo, es necesario desta­car, en el Uruguay, el juego desple­gado por Bella Vista que, a las ór­denes de Wáshington Echamendi, jugó de igual a igual con los gran­des en cuanto a preparación física y disposición táctica. Una gran nove­dad fue la marca asfixiante y al hombre que realizaron en el medio- campo y el escalonamiento de lineas que nunca permitió el aislamiento de jugadores en el campo.

Como siempre sucedió aquí, los sistemas utilizados por Peñarol y Na­cional y los que el Mundial ponga de moda, dictarán las normas para las próximas temporadas, aunque es­tas normas no siempre serán be­neficiosas para la evolución de nues­tro fútbol.

URUGUAY EN MEXICOLo que pueda suceder en México

y lo que pueda hacer Uruguay en el Torneo son temas de pronóstico tan difícil como riesgoso.

Los Campeonatos Mundiales de Fútbol congregan cada cuatro años a muchos de los mejores jugadores del mundo pero no a los mejores equipos En nuestra década, al menos, los con­juntos más valiosos son los pode­rosos clubes europeos y sudamerica­nos que han logrado un grado de complementación adecuado entre sus diversos jugadores. Los clubes tienen mucho mayor tiempo de preparación colectiva que las selecciones nacio­nales Los Campeonatos Mundiales son ganados, o por figuras individua­les o por quienes han dispuesto del tiempo necesario para armar verda­deros equipos con los jugadores escogidos

Uruguay lleva una gran ventaja en este aspecto, porque como sus mejores valores están concentrados prácticamente en 2 equipos y hace años que integran las selecciones, tie­nen un conocimiento mutuo mucho mayor que los futbolistas de otros países, reclutados de entre mayor número de clubes y con presencias menos continuadas en la selección.

Descontamos que el problema de la altura no influirá en el rendi­miento de ningún equipo. Es un asunto suficientemente conocido y la preparación y actuaciones de todos los países en la Olimpíada de 1968 seguramente ha aclarado todas las dudas médicas al respecto.

Además del valor individual de los jugadores y del grado de prepara­ción colectiva, siempre influye mu­cho en los Mundiales la posesión de un núcleo calificado de suplentes, porque los partidos son muy segui­dos y no hay tiempo de recupera­ción para la mayoría de las lesiones de alguna entidad.

Habrá equipos que jugarán 4-2-4 de contragolpe, con un delantero en media puntada (Brasil, Perú, Bul­garia y en alguna medida México y Bélgica); habrá quienes harán 4-3-3 definido (Uruguay, Suecia, Is­rael, Checoslovaquia, Rumania, El Salvador y URSS), pero Italia, In­glaterra y Alemania emplearán sis­temas más flexibles y escalonados.

La chance de los sudamericanos radicará en la imposición de su rit­mo de juego, su circulación y sus pases cortos en el armado y el cam­bio de ritmo en ataque (Brasil, Pe­rú, Uruguay); otros dependerán de la imposición de su violento ritmo físico (Bélgica, Inglaterra, Bulgaria, Rumania, Alemania); Italia y Che­coslovaquia son los equipos que dis­ponen de más flexibilidad, aparente, mente.

Importante papel tendrán los di­rectores técnicos que, al disponer de 2 cambios, pueden introducir va­riantes tácticas de importancia en el desarrollo de los encuentros.

Respecto a Uruguay, aparte de lo expresado al hablar del 4-3-3 en el Uruguay, creemos que dispondrá del tiempo necesario como para llegar a un satisfactorio nivel colectivo y a una fórmula ofensiva que compen­se la carencia de delanteros netos, ejecutivos y decisivos. El sorteo lo ha beneficiado ampliamente, no só­lo por jugar siempre en la misma ciudad, sino por tener el máximo intervalo entre los partidos y cru­zarse en un hipotético cuarto de final con la serie más accesible

Su chance depende de la fórmula ofensiva que se logre, de la integri­dad física de Mazurkiewiez. Mon­tero. Rocha y Cubilla y de la impo­sición de su ritmo lento de juego y su cambio de ritmo en ataque

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LOS S IS TE M A S Y EL FUTBOL REAL56 *̂C€ de un eQuiPo y de

Cuand° habla de sis- v *><■„ • JU€.go es 1° Que ese equipomvnt S. il¡8adores hacían fundamental- j ¡ e’ , as bases del funcionamiento .. j *- ° y l°s. tareas específicas derinKn lversas piezas, las que dijeren-

an su contribución al conjunto. f - , o r . eJernPl°, cuando decimos que dri Cra delantero neto, nadie po­dría objetarnos que Ghiggia se tirabas r i l PQra lniCÍar el 21 ' P°rtl ue s“ Po­sición, movimientos y función especí-

€ran Jneíame'«e ofensivas. Del m í W modOt nadie P°dria decirnos h^cho°gólé° es delantero porqu* haya

sistema de juego funcionó cancha con la rigidez con que

c in ^ PU? mOS en e5te trabaj°¡ las fun- , 5 foeron cubiertas por más ju- °f.es ? ellos cumplían tareas más p las y discontinuas que las que les

hemos atribuido.Pero, cuando una persona ve a un

QUIPO y dice que es "así y así" y e. 05 jugadores fundamentales son

ano y zutano \ que hacen esto o lo otro, estamos simplificando el juego de una manera útil porque nos ayu-

ra a jugar contra él, aunque nuncar Z Sem° 5 T * Cn Cl CamP° »«>'<"» « ealizar solamente esas maniobras.

Asimismo, cuando decimos que tal procedimiento de juego o tal tipo de marcación aparecieron en determinado momento no queremos con ello negar que se hayan usado alguna vei en otras épocas, anteriores o posteriores. Sólo afirmamos que fueron importantes pa­rtí la evolución de los sistemas en determinado momento y que se em pezaron a generalizar o a dejar de lado por ese entonces.

Tampoco queremos dejar la impre ston falsa) de que creemos que los listemos lo arreglan todo. De ninguno manera; el elemento más determinan e en el fútbol son los jugadores. De

poco le vale a un equipo poseer un cuidadoso sistema de juego si enfren

a jugadores superiores en técnica coy unto de movimientos con o sin

balón necesarios para la ejecución de Ui jugadas en los partidos) o superio­

res en táctica (conjunto de procedi­mientos técnicos elegidos para resolver jugadas concretas). Lo que sí afirma mos es que un buen sistema puede multiplicar la eficacia de los jugadores.

El sistema de juego debe resolverse de acuerdo a los jugadores que se po sean y a los rivales que se enfrentarán. Nunca puede preceder a estus con sideraciones, ni debe adoptarse por el solo hecho de que lo utiliza un equipo triunfador en el mundo. El técnico de­be saber escapar a los dictámenes de

la moda futbolística, tomando lo que le sirva pero no todo lo novedoso.

Toda esta evolución que hemos ex­puesto de manera tan clara y teórica, de hecho se dio de manera mucho más confusa. Además, fueron los procedi­mientos prácticos y su acumulación los que hicieron variar los sistemas, que sólo a posteriori pueden ser teorizados en forma tan diáfana.

Probablemente llame la atención, luego de todas las distinciones hechas entre sistema de juego, tácticas y téc­nica, que, al desarrollar la mecánica de los equipos que en el Uruguay y el mundo ejemplifican los diversos sistemas, expliquemos resortes tácticos y características técnicas individuales además de lo puramente atribuible al sistema.

La explicación se debe a 2 órdenes de razones: 1) Un sistema de juego debe basarse en las características físi­co-técnicas de los jugadores y se pone en marcha en el campo de juego me­diante la utilización de determinados

U r u g u a y 19 6 9 : e l tr iu n fo d e un e s q u e m a a lta m e n te a d a p ta d o al ju g a d o r u r u g u a y o a c tu a l y a s u s r iv a le s In m ed ia to s . U n 4 -3 -3 q u e es e sp e r a n z a para M é x ic o .

procedimientos tácticos; de manera que ningún sistema particularizado en determinado equipo puede compren­derse sin referencia a las características técnicas de los jugadores que lo hacen posible y a los procedimientos colec­tivos elegidos para llevarlo a cabo. 2) Como en el Uruguay la evolución de los sistemas se produjo en buena par­te por reflejo de la evolución univer­sal y el devenir de los esquemas no tiene ningún hilo conductor suficien­te, es necesario ir al análisis de los equipos que los han utilizado y éste no puede llevarse a cabo sin idea de la técnica y de las tácticas, que "en­caman" el esqueleto que es un sistema de juego.

Cuando hablamos de sistemas de jue­go y enunciamos las principales tareas que algunos jugadores determinados cumplían en el conjunto, no estába­mos diciendo con ello que cumplían exclusivamente esas funciones ni que ellas fueran servidas sólo por esos ju­gadores.

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LA GARRA CELESTEPOR ALBERTO S ILV IO M O N T A N O

Alberto Silvio Montano va reposando aquellas figuras que bien pueden e jem p lificar el se­creto de tantas Hazañas: la de la posesión, a veces m ilagrosa, de atributos tem p eram en­tales capaces de afrontar las más difíciles pruebas. De Juan Pena a M ontero C astillo , su repaso escarba en los mayores atributos de algunos futbolistas escogidos. La entrega se completa con reportajes de Fronklin Morales a Lorenzo Fernández, Schubert G a m b e tta y

José Sacia.

PLAN DE LA COLECCION1 LOS ALBORES DEL FUTBOL

URUGUAYOFronklin Morales

2 LOS CAUDILLOS Cortos Soto

3 El FÚTBOL DEL 12 Cesar L Gollordo

4 HISTORIA DEL CLUB NACIO NAL DE FOOTBAUDionisio A Vera ID ovy l

5 URUGUAYOS Y ARGENTINOS Eduardo Gutierre! Cortina»

6 HISTORIA DE LOS CLASICOS Eduardo Gutiérrez Cortinos

7 1924 COLOMBES Cortos Momm Ríos

I GOLES Y GOLEADORES Ricardo Lombardo

9 HISTORIA DEL CLUB ATLETICO REÑAROl Ulises Bodano

10 LOS NEGROS EN EL FUTBOL URUGUAYOEduaido Gutiérrez Cortinas

I I 1928 AMSTERDAM Julio Boy ce

12 LOS MAESTROSCesar l G allardo y otros

13 EL MUNDIAL DEL 30 Cortos M artin* i Mo*eno

14 HECHOS V ACTORES DEL PROFESIONALISMO Cartas Loedel

1$ LA CORA URUGUAYAE d u o id o G u t ie r ie l C o r t in a l

1 * El NACIONAL DEL 40 Reul Biene s Bulo

17 LOS C A M P E O N A T O S SU D A M E R IC A N O S Carlos Loedel.

18 1 9 5 0 : M A R A C A N A N ilo J. Suburú.

19 LOS ARQUEROS César L. G a lla rd o .

20 LOS EM IG RANTES Carlos Lorenzo.

21 PEÑAROL CAM PEO N" DEL M U N D O Sergio D ecaux .

22 LA E V O L U C IO N DE LOS SISTEMAS

DE JUEG OR afoel Bayce.

23 LA GARRA CELESTE.A lb erto Silvio M o n ta n o .

24 EL FUTBOL DEL INTERIO RJuan Carlos Fernández A rb en o iz .

25 E l C U A D R O IDEAL DE TO D O S LOS TIEMPOS

2 6 LA CO PA DEL M U N D O27 M E X IC O 7 0

us toitoeiAi roo»* mooisicaz estos títulos O SU OIDIN

TODOS LOS JUEVESI CAPITULO BEL FUTBOL M A S C4.ORIOSO CON I L A M IN A CENTRAL EN COLORES

Precio de vento a l púb lico , sufeto o m o­d ificación de acu erd o a lo ley núm ero 13 7 2 0 de l 16 de d m e m b re de 1 96 8 iC O R R IF l

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COLECCION