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Katsugen Undo
La práctica del Katsugen Undo consiste en el abandono momentáneo de toda
actividad voluntaria para tratar de percibir el movimiento espontáneo del cuerpo. No
existe programación previa. Tampoco técnica ni métodos. Las manifestaciones del
movimiento difieren en cada persona y en cada uno según el momento en que se
encuentre. El cuerpo es el que se mueve según su necesidad.
Cualquiera lo puede práctica, ya que no imponemos nada al cuerpo. Después del
parto las madres no deberían realizarlo hasta que su pelvis estuviera correctamente
cerrada. La práctica de este movimiento no tiene ninguna limitación.
El Katsugen es el movimiento regenerador. Un movimiento regulador del equilibrio
interior mediante actitudes corporales espontáneas e instintivas. El principio de su
aplicación está en que el cuerpo se mueve libremente en una especie de vacío mental,
un estado de no-acción que se fundamenta en la unidad de cuerpo y mente, y que
se basa en la respiración como energía vital que nos mantiene vivos. Nuestra salud,
nuestro bienestar, y nuestra manera de vivir, dependen de la profundidad de nuestra
respiración. Con la práctica del movimiento regenerador la respiración se va haciendo
más y más completa. Cambia nuestro paisaje interior y también nuestro horizonte.
Dedicar un tiempo a prestar atención al movimiento propio de nuestro cráneo,
vértebras y pelvis, entablar un dialogo interno entre la parte nuestra que controla
estas tres importantes zonas de nuestro cuerpo y la manifestación espontánea.
El katsugen nos ayudará a dar agilidad a todo el eje motor; el movimiento del cráneo,
cervicales, dorsales, lumbares y la pelvis. Dar movimiento vital a través de la
respiración y la repetición de su movimiento. El Katsugen es una meditación en
movimiento y preparará a nuestro cuerpo a desbloquear ciertos centros nerviosos y a
encontrar el propio movimiento de nuestro organismo.
La práctica del Katsugen
Como norma interesante a seguir en la práctica del Katsugen es focalizar la inspiración
hacia la zona corporal en movimiento, como respetando la actividad del cuerpo.
El movimiento termina espontáneamente. Esperar un par de minutos y finalmente
realizar una respiración normal y profunda; sin embargo, el movimiento sigue a veces
durante horas y no siempre se puede continuar, por falta de tiempo.
Para interrumpir la práctica, lo importante es no “pararse” sino inspirar, ya que la
inspiración detiene el movimiento involuntario, mientras que al pretender frenarlo
conscientemente no se consigue.
-Inspirar y retener el aire en el vientre hasta que el movimiento se disipe por
completo.
-Abrir los ojos, y cuando todo parezca estable espirar.
-Realizar una respiración normal y profunda.
-Realizar el movimiento de contracción repetidas veces para sentirse estable
Debido a la regeneración del organismo, pueden darse reacciones al iniciar la práctica
del Katsugen Undo. El proceso de esta regeneración del organismo varía en cada
persona y depende del estado corporal en que no se encuentra. Normalmente pasa
por tres fases:
DISTENSIÓN: Languidez del cuerpo, sueño, ojos lagrimosos.
ACTIVACIÓN: Desaparecen los de la fase anterior, el cuerpo se vuelve ágil, el cerebro
despejado, los ojos claros y abiertos, etc.
LIMPIEZA Y DESCARGA: Las molestias físicas reaparecen más intensas, dolor físico,
sudor. También se sueña con la infancia, se recuerdan digustos del pasado, se dan
depresiones o altibajos emocionales, etc.
Todo esto es un proceso ideal pero puede darse sólo uno de estos.
Después de pasar éstas tres fases, viene la auténtica activación o sensibilización del
organismo.
El origen del Katsugen
El Seitai constituye una educación corporal que se fija en la capacidad del organismo
de autorregularse y fomenta una implicación activa en el mantenimiento y el cuidado
de la salud. Fue creado en los años cuarenta por Haruchika Noguchi (Japón, 1909-
1976), quien, tras veinte años de ejercer como terapeuta reorientó su práctica
profesional hacia el terreno educativo.
Autorregulación corporal
El organismo humano, como el de cualquier ser vivo, trata en todo momento de
encontrar un equilibrio interno que le permita realizar sus funciones vitales,
manteniendo y desarrollando su propia vida.
Dado que estamos sometidos a muchos estímulos, sean éstos internos o externos, de
naturaleza psíquica o física, el movimiento y el cambio son constantes en el
organismo. Bostezamos cuando estamos cansados o aburridos, suspiramos tras
aguantar alguna situación, si entra polvo en los ojos aparece el lagrimeo,
estornudamos si se obstaculizan las fosas nasales, etc. Estos actos involuntarios,
sencillos y cotidianos, se rigen por un deseo o necesidad de equilibrio interno.
A veces la expresión intensa de este deseo se manifiesta en diferentes síntomas
(fiebre, dolor, tos, etc…) que acostumbramos a ver unívocamente como algo negativo,
sin reparar en el papel que juegan como reajuste corporal.
El cuerpo humano se autorregula. Lo hace constantemente, pero la expresión vigorosa
de esta capacidad, sólo es posible en un cuerpo sano.
Un cuerpo sano posee elasticidad interior, es decir un amplio poder de contracción y
distensión.
La tensión parcial
Si atendemos al movimiento corporal vemos que éste se realiza mediante la tensión y
la distensión muscular.
Sabemos, que mediante el ejercicio físico o el deporte, la musculatura se desarrolla.
Sin embargo, una tensión sostenida produce un cansancio parcial que, si no se
resuelve, merma la amplitud de extensión y contracción del músculo, endureciéndolo y
agarrotándolo. La pérdida de flexibilidad que esto conlleva se percibe, al tocar el
cuerpo, como endurecimiento y también como una flojedad especial.
Según el deporte que practicamos, o debido a nuestra profesión, el uso del cuerpo es
diferente. También sabemos que haciendo la misma cosa, según la persona, el
cansancio se manifiesta de manera distinta. Por ejemplo, tras estar sentados largo
tiempo frente al ordenador, algunas personas sienten molestias en los hombros, otras
en el cuello, otras en la cintura o en las piernas, etc.
Vemos que hay un uso parcial del cuerpo, propio de cada persona, que obedece a una
predisposición individual y que, de hecho, actúa constantemente.
La manera de sentir, de expresarnos, de percibir y reaccionar ante el mundo, de
concentrar y dispersar la energía, de cansarnos, es inseparable de esta participación
corporal, tanto de la más visible (la postura que adoptamos) como de la menos (el
movimiento interno de los tejidos).
El uso parcial del cuerpo, genera una tensión parcial (TP), que se localiza en unas
zonas bien concretas.
La TP no atañe exclusivamente a la musculatura (3), pues ésta no actúa aisladamente
en el organismo. A menudo olvidamos que el organismo humano siempre actúa como
un todo, un todo que se formó a partir de una célula.
La creación de TP, en sí, no es problemática, es un fenómeno inherente al hecho de
estar vivos. Ahora bien, cuando se hace excesiva, cuando se va acumulando, y
espontáneamente no se resuelve con el descanso y el sueño,
entonces se vuelve problemática.
Favorecer la resolución de la TPE, (principal factor interno de la enfermedad) es un
objetivo de las prácticas Seitai.
Sensibilizar el organismo
El Seitai propone observar y aprender de ésta dinámica fundamental de la vida: la
creación de TP y la regulación espontánea.
Cuando la atención consciente se dirige llanamente hacia el movimiento espontáneo,
el organismo recupera una sensibilidad que le es propia. Podemos entonces apreciar
de forma directa, sin la interposición de conocimientos e ideas a priori, el estado real
del cuerpo, su necesidad y deseo. Sentimos cada vez más la fluidez o el bloqueo de
este movimiento interno, sea a través de la respiración, de la tensión y distensión
muscular, de la imaginación o del pensamiento. A la vez surge la necesidad de
recuperar una mayor fluidez allí donde sentimos bloqueo.
Esta sensibilización la ejercitamos a través de unos métodos prácticos, que suponen ir
más allá de un planteamiento puramente filosófico de entender la vida.
Las prácticas Seitai
Éstas prácticas son muy fáciles de realizar, pues no se trata de ejercer algo
predeterminado sobre el cuerpo, sino de mantener un diálogo con éste. El punto de
partida, consiste siempre, en seguir ese algo grato o agradable que sentimos al
movernos con naturalidad y que se desarrolla en la misma
práctica.
El katsugen undo,
Se efectúa siguiendo el deseo del cuerpo de moverse.
Igual que tras estar largo tiempo sentados nos entran ganas de estirarnos y de sacudir
las piernas, o que después de haber dormido nos desperezamos, este movimiento
surge de forma automática como respuesta a un estado interno que busca su
equilibrio.
El movimiento se inicia a partir de unos ejercicios preparatorios.
El yuki,
Consiste en percibir el cuerpo a través de las manos, atendiendo a la comunicación y
reacción de la energía vital (ki).
Al recibir un golpe o al sentir dolor, es natural poner las manos allí donde duele.
También con las manos expresamos afecto o simpatía.
Si intencionalmente colocamos las manos en el abdomen y dejamos que éstas se
familiaricen con él, notaremos algunos cambios, una sensación agradable y la
profundización de la respiración. Se trata básicamente de atender a lo que vamos
percibiendo a través de las manos.
A medida que practicamos, la sensibilidad de las manos, la intuición y el conocimiento
de "la estructura del movimiento" que aporta el Seitai, se suman, enriqueciendo la
práctica.
Tras las prácticas es habitual tener una sensación íntima de que algo en nosotros se
ha renovado: la respiración se profundiza, la mente se despeja; surge un ánimo – una
alegría – que es fruto del cambio corporal.
Taiheki y Reactividades
La activación conjunta cuerpo-psique, que observamos en el movimiento espontáneo,
fue sistematizada por H. Noguchi atendiendo a la relación entre zonas corporales (el
uso parcial antes mencionado), movimientos globales, funciones biológicas y
comportamientos psíquicos.
Para finalizar, decir que el enfoque del Seitai, puede revertir en la manera en que
afrontamos muchos temas significativos de nuestra vida, tanto en el tema de la salud,
como, por ejemplo, en el del embarazo y el parto, la educación de los niños, la relación
con los demás, etc...
El Seitai, pues, nos invita a aprender del cuerpo, como agente y soporte de la misma
vida, como impulso energético, como ánimo, y no como algo puramente físico que
utilizamos o manejamos. De esta manera nos acercamos a eso que sentimos como
algo más próximo e íntimo, en la confianza de que se exprese con mayor plenitud.
Patricia Colín Prat actriz y bailarina. Ha estudiado y bailado danza
africana con el coreógrafo y bailarín del Ballet Nacional de Costa de
Marfil Amede Nwantchok en la compañía La Salamandra; además de
cursar diversos talleres en Senegal y Barcelona de danza africana y
Danzas afro-sudamericanas. Paralelamente estudió danza teatro con
Mercedes Boronat, teniendo como base la práctica del katsugen.
Ha impartido cursos de Conciencia corporal, danza africana y afrocaribeña y Katsugen en Barcelona. Ha sido integrante como coreógrafa y bailarina en la compañía Jazzfrica en Barcelona y de la compañía Sentimiento Cimarrón de danza tradicional. Además de presentaciones diversas de Danza africana, danza afrocolombiana y afro-contemporánea, danza teatro y teatro.
[email protected] [email protected]
Teléfonos 0445520716719
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