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1 LA GUERRA FRÍA EN AMÉRICA LATINA. Por Friedrich Katz. En Spenser, Daniela, “Espejos de la Guerra Fría: México, América Central y El Caribe, CIESAS, Un breve acercamiento a este gran historiador. Por Rafael Enríquez Lizaola Friedrich Katz expone en este texto la cronología de la guerra fría en América Latina, sus principales tendencias, así como las características de este fenómeno en México en sus relaciones con Estados Unidos. El autor plantea la siguiente pregunta a este respecto: ¿Fue la política norteamericana hacia América Latina y hacia México, sólo una continuación de la política norteamericana en períodos anteriores, o ésta representó algo nuevo? Y advierte que esta pregunta debe plantearse para la América Latina en general, y de México hacia Estados Unidos, a la vez que de Estados Unidos hacia el resto del mundo. Relación México - Estados Unidos: En su primera etapa Katz la periodiza de esta forma: 1. Período 1823- 1898, Doctrina Monroe: La naturaleza de esta doctrina era defensiva, dice Katz, y preveía que Estados Unidos se opondría a cualquier intervención militar en América Latina. Desde entonces, Estados Unidos mostraba un tono hegemónico, señala el autor, y destaca que en la práctica la política norteamericana hacia América Latina, si bien fue defensiva, dirigió mayormente su ofensiva hacia México, y con menor intensidad a Nicaragua. Afirma Katez que las bases ideológicas de la expansión norteamericana hacia México se sustentaron más en el Destino Manifiesto que en la Doctrina Monroe. La naturaleza de esta política defensiva estadunidense tenía como objetivos los siguientes: Coartar cualquier intento europeo en América Central.

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LA GUERRA FRÍA EN AMÉRICA LATINA. Por Friedrich Katz. En Spenser, Daniela, “Espejos de la Guerra Fría: México, América Central y El Caribe, CIESAS,

Un breve acercamiento a este gran historiador. Por Rafael Enríquez Lizaola

Friedrich Katz expone en este texto la cronología de la guerra fría en América Latina, sus principales tendencias, así como las características de este fenómeno en México en sus relaciones con Estados Unidos. El autor plantea la siguiente pregunta a este respecto:

¿Fue la política norteamericana hacia América Latina y hacia México, sólo una continuación de la política norteamericana en períodos anteriores, o ésta representó algo nuevo? Y advierte que esta pregunta debe plantearse para la América Latina en general, y de México hacia Estados Unidos, a la vez que de Estados Unidos hacia el resto del mundo.

Relación México - Estados Unidos: En su primera etapa Katz la periodiza de esta forma:

1. Período 1823- 1898, Doctrina Monroe: La naturaleza de esta doctrina era defensiva, dice Katz, y preveía que Estados Unidos se opondría a cualquier intervención militar en América Latina. Desde entonces, Estados Unidos mostraba un tono hegemónico, señala el autor, y destaca que en la práctica la política norteamericana hacia América Latina, si bien fue defensiva, dirigió mayormente su ofensiva hacia México, y con menor intensidad a Nicaragua. Afirma Katez que las bases ideológicas de la expansión norteamericana hacia México se sustentaron más en el Destino Manifiesto que en la Doctrina Monroe.

La naturaleza de esta política defensiva estadunidense tenía como objetivos los siguientes:

● Coartar cualquier intento europeo en América Central.

● Ayudar al gobierno liberal mexicano a derrotar a los franceses y a Maximiliano. Así se explica que la mayor inversión de Estados Unidos, antes de 1898, fuera hacia México.

2. Período: 1898 – 1934. Diplomacia del dólar y el “gran garrote”. Comenzó con la guerra hispanoamericana, la anexión de Puerto Rico por parte de Estados Unidos, y la ocupación de Cuba. La política económica norteamericana es expansionista y su hegemonía se manifiesta en El Caribe y Centroamérica: Dice Katz que esta es la época de las corporaciones norteamericanas. Tal política fue política exitosa hasta la década de 1920, con poca resistencia en El Caribe y en Centroamérica. La base ideológica de este período fue el corolario de Theodore Rooselvelt a la Doctrina Monroe. La razón de este corolario se manifestó en el ataque de barcos de guerra alemanes y británicos a un puerto venezolano.

Katz señala que Theodore Roosevelt obligó a estos países a retirarse y se arrogó así el carácter de los Estados Unidos como mediador en los conflictos latinoamericanos, y el derecho a utilizar la fuerza en las negociaciones. El corolario Roosevelt correspondía a la teoría de los poderes coloniales europeos, esto es, la dominación del hombre blanco, de manera similar a los europeos,

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que consideraba como seres inferiores a los habitantes de América Latina. De esta manera el corolario Roosevelt era una advertencia a los europeos, sobre todo a los alemanes.

3. Contexto Centro y Norteamérica: Las relaciones de Estados Unidos con México fueron una excepción, escribe Katz, puesto que nuestro país resistió la dominación de los norteamericanos durante la Revolución mexicana, debido en gran parte por la extensión territorial y el nacionalismo de sus líderes; no obstante, para derrocar a Madero, el gobierno de los Estados Unidos recurrió a operaciones encubiertas. Con Woodrow Wilson fueron otros los medios utilizados para detener el nacionalismo revolucionario: recurrió a las alianzas con cada fracción en México, y se oponía a ellas cuando manifestaban algún nacionalismo, señala Katz y agrega que durante el gobierno de Wilson se llevó a cabo la intervención a México en 1914, y la de Chihuahua. La intervención no fue mayor dado que la Primera Guerra Mundial estaba en la prioridad de los norteamericanos.

Si bien la doctrina Wilson se oponía al ‘imperialismo’, éste se entendía como expansionismo británico, dice Katz, y, aun cuando supuestamente su política promovía la democracia, rechazó la Constitución Mexicana de 1917 por considerarla contraria a los intereses norteamericanos. Así, la actitud intervencionista de Estados Unidos en Latinoamérica fue socavada por México y Nicaragua en la década de 1920, a su vez, en Cuba surgieron algunas facciones antinorteamericanas, escribe este autor.

Katz aborda luego la “política del buen vecino” de Franklin D. Roosevelt, que planteaba la no intervención de los Estados Unidos en países de Latinoamérica. Los norteamericanos miraron hacia Europa con motivo de la agresión de Japón a China; la ascensión de Hitler al poder en Alemania, y la invasión de Mussolini a Etiopía, además de alertarse porque en América Latina surgieron dictaduras militares afines a los nazis, como la de Getulio Vargas en Brasil.

Escribe Katz que Estados Unidos manifestó su apoyo a las fuerzas democráticas latinoamericanas y se mostró dispuesto a negociar para respaldar a las dictaduras opuestas a los poderes del Eje. Y aunque en México, bajo Lázaro Cárdenas llevó a cabo la nacionalización del petróleo, Roosevelt no recurrió a la política del “gran garrote. Esto se debió, según el autor, en parte porque el régimen cardenista era contrario a los fascistas, y en también por la influencia y recomendación de secretarios de Estado como Josephus Daniels.

4. 1942 a 1945: Estados Unidos dominó América Latina de manera distinta : En virtud de que los mercados de Europa y extremo Oriente estaban cerrados a productos latinoamericanos con motivo de la guerra, los estadunidenses vieron en los países latinoamericanos como sus principales aliados y fuente principal de inversiones externas. Asimismo, tuvieron por primera vez una gran influencia militar en la región latinoamericana. Estados Unidos estableció bases militares y servicios de inteligencia en varios países de la región, pero en México fracasó, ya que a ello se opuso Lázaro Cárdenas, entonces ministro de Defensa de Ávila Camacho. Por su parte, la izquierda mexicana era débil, escribe Katz, y a diferencia de la de otros países latinoamericanos, la nuestra hizo poco por resistir la creciente inequidad social, que se agravó después de la Segunda Guerra Mundial.

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En su primera etapa, la guerra fría significó el fin de la política del Buen Vecino de Franklin D. Roosevelt, dice Katz; fue como regresar a la política del otro Roosevelt (Theodore). Estados Unidos ya no sería condescendiente y volvió la “diplomacia del dólar”: Su intervencionismo fue más allá de México y Centroamérica, con la CIA como su instrumento. Los Estados Unidos tuvieron un gran influencia en los ejércitos latinoamericanos, de los cuales desapareció toda influencia europea. El auge de la Guerra Fría en Europa y Asia terminó con la ilusión de una cooperación soviético norteamericana y la con la democracia en América Latina.

Katz identifica cuatro características acerca de las formas de expresión de la ofensiva de los Estados Unidos contra la izquierda latinoamericana: 1) En el ámbito sindical, aplastar toda expresión por los derechos laborales. 2) Apoyo a dictaduras militares, como la de Fulgencio Batista en Cuba, a quien apoyó para derrocar a Carlos Prío Socarrás (1952). 3) Derrocamiento de gobiernos con tendencia izquierdista como el operado en 1954 en contra de Jacobo Arbenz, en Guatemala. 4) Ausencia de ayuda económica de los norteamericanos para América Latina. Por su parte, la Unión Soviética, tampoco mostraba interés por estos países, sobre todo en la época de Stalin. La relación de la URSS con América Latina comenzó a cambiar después de la muerte de Stalin, dice Katz, y los soviéticos buscaron alianzas latinoamericanas.

Segunda etapa de la guerra fría. Katz sitúa la segunda etapa de la guerra fría en América Latina con el triunfo de la Revolución Cubana (1959), y la derrota de Estados Unidos en Bahía de Cochinos (1961). Al respecto, Katz señala que la Revolución Cubana unificó y dividió a la izquierda y evidenció el fracaso de la estrategia guerrillera del “foco”; que ejemplifica con la muerte del Che Guevara en Bolivia (1967). Esta segunda etapa se caracterizó por la entrada de la URSS en América Latina, y años más tarde con el triunfo de la izquierda legal en Chile. A principios de los años 60, durante el gobierno de John F. Kennedy, la política norteamericana miró un poco hacia a Latinoamérica con el programa de ayuda Alianza para el Progreso; no obstante, apoyó golpes de Estado como el de Joao Goulart en Brasil e invadió la República Dominicana.

Destaca Friedrich Katz que en el ámbito académico surgió en Norteamérica el interés por los asuntos latinoamericanos: se crearon varias instituciones con este objetivo y emergió una resistencia hacia la política bélica norteamericano: No obstante esta oposición, los Estados Unidos fueron actores principales del golpe de Estado en Chile, y con el gobierno de Carter, se observó un breve receso del intervencionismo yanqui en América Latina. Más tarde hubo un cambio radical de esta política con Ronald Reagan, con quien tuvo auge la Guerra Fría en Latinoamérica. En el ámbito doméstico, la guerra fría en los Estados Unidos se expresó en el abierto rechazo a su política sobre Centroamérica, lo mismo en el ámbito mundial.

Consecuencias de la Guerra Fría en América Latina. Dice Katz que éstas fueron desastrosas, y como ejemplo, menciona los crímenes ocurridos durante dictaduras militares y el aumento considerable de la desigualdad social en los países latinoamericanos.

Luego Katz formula esta pregunta: ¿En qué sentido se aplican, tanto la cronología, como estas tendencias generales de la Guerra Fría a México en esta época? El autor identifica las siguientes similitudes y diferencias:

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● Similitudes:

La eliminación de la izquierda en México se inició en el ámbito sindical. Esta acción comenzó en México antes que en el resto de América Latina, señala Katz, y la sitúa hacia el final del gobierno de Lázaro Cárdenas, en 1940, cuando se eliminó la izquierda de los sindicatos. Este proceso se aceleró con Miguel Alemán y continuó con López Mateos, con la represión del Movimiento Ferrocarrilero. En esa misma época ocurrió el asesinato de Rubén Jaramillo y su familia; se practicó sin límite la “guerra sucia”, con métodos de tortura y desapariciones similares a los del Cono Sur. Aunque Katz considera que este fenómeno en México no tuvo los niveles que alcanzó en otras dictaduras de Latinoamérica, --situación que me parece cuestionable--, y como ejemplo de ello, Katz menciona que la izquierda mexicana actuaba con libertad, con excepción de los gobiernos de Díaz Ordaz y Echeverría.

● Diferencias:

La ideología seguía siendo revolucionaria, nacionalista, antiimperialista, con el respaldo de la Constitución mexicana.

En política económica: Aceptaba inversiones extranjeras. México tuvo el auge del denominado “desarrollo estabilizador”, que poco a poco se fue diluyendo.

Política Exterior: La doctrina de la no intervención en los asuntos de otros países le oponía sin problemas con los Estados Unidos. México no rompió relaciones con Cuba. ¿Por qué? Gran parte de la clase política era nacionalista; la política externa les daba imagen de revolucionarios y les daba cierta legitimidad a un precio mínimo.

Política de Asilo para millares de refugiados políticos. Esta situación la califica Katz de “esquizofrénica”, y pone el ejemplo a Fernando Gutiérrez Barrios, que al mismo tiempo era un cruel represor y a su vez ayudó a Fidel Castro en los preparativos para su regreso a Cuba.

Estabilidad política: México no tuvo ningún golpe de Estado. A Estados Unidos no le convenía tener como vecino a un país desestabilizado.

Para concluir, Katz plantea la siguiente pregunta:

¿Cómo explicar las diferencias entre México y la mayoría de los países latinoamericanos?

La Revolución mexicana y el régimen cardenista tuvieron mucho que ver al respecto. La Revolución y Cárdenas eliminaron del escenario político a la clase más retrograda, los terratenientes. Otro factor fue el ejército, que se mantuvo en un bajo nivel. Finalmente, Katz considera que el enriquecimiento de la vida intelectual de México fue un aspecto positivo de la política mexicana de asilo.

México, septiembre de 2015.