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Capítulo segundo La agricultura a tiempo p^rcial en el Pdís Valenciano: a.spectos generale.s

La agricultura a tiempo p^rcial en el Pdís …³n valenciana, Induban, 1975, págs. 49-67; los capítulos sobre el sector agrario elaborados por el I. A. T. A. dentro de la obra C

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Capítulo segundo

La agricultura a tiempo p^rcialen el Pdís Valenciano:

a.spectos generale.s

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Como se deduce de la revisión teórica sobre el tema de laagricultura a tiempo parcial que acabamos de realizar, el análisisdel fenómeno en un marco geográfico concreto como el delPaís Valenciano debe partir de sicuarlo dentro de las grandeslíneas de transformación que allí está experimentando la agri-cultura.

A este respecto es necesario distinguir, en primer lugar, lasdos «agriculturas» que coexisten en el País Valenciano (1). En.el interior, un territorio accidentado donde predomina la agri-cultura de secano, con la propiedad bastante dividida, son engenera: aplicables para el análisis de las transformaciones re-cientes las líneas señaladas por diversos autores (2) sobre la

(1) Sobre la estructura y evolución reciente de la agricultura valencianapuede verse, entre otros: R. Pérez Casado: «L'agricultura» dentro de L'Estrur-tura Económica del País Valencrá, L'Est^el, Valencia, 1970, tomo I, págs. 253-302;L. Font de Mora: «La agricultura valenciana» incluido en Ettudio Eronómico.Región valenciana, Induban, 1975, págs. 49-67; los capítulos sobre el sectoragrario elaborados por el I. A. T. A. dentro de la obra C. E. Ĉ. A.: Srtuacrónartual y perspectivas de desarrollo de la región valenriana, Madrid, 1976 (vertomo II, págs. 19-404.y tomo IV, págs. 107-124); J. Sorni: «Algunas considera-ciones en torno a la crisis de la agricultura valenciana», Revista de EstudiosAgro-Socialer núm. 94, 1976, págs. 93-119; Jordan Galduf y Sánchez Ayuso:«La agricultura en el País Valenciano», Agricultura y Sociedad núm. 2, 1977,págs. 227-247; J. Cuco, M. A. Fabra, R. Juan y J. Romero: La qŭestió agrŭria alPais Valenciá, Aedos, Barcelona, 1978.

(2) Puede verse, entre otros: Nazedo: La evolución... ya cirado, y J. L.García Delgado y S. Roldán: «Contribución al análisis de la crisis de la agricul-cura tradicional en España: Los cambios decisivos de la última década», incluidoen La España de los años 70. Il. La Economía, Moneda y Crédito, Madrid, 1973,págs. 253-322. Son también interesantes a este respecto la ya clásica monografíade Pérez Díaz (Estructura Social del campo y éxado rural. Estudio de un pueblo deCa.rti!!a, Tecnos, Madrid, 1972, primera edición 1966) y su posterior recopila-ción de diversos trabajos en Pérez Díaz: Pueblos y claser Sociales en el campoespañol, Siglo XXI, Madrid, 1974.

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evolución y crisis de la agricultura tradicional en España en laszonas donde domina la pequeña explotación.

En el regadío costero, también con una propiedad muydispersa, la agricultura intensiva y comercial allí implantada haexperimentado durante los últimos años crisis y transformacio-nes, aunque presentando el proceso particularidades propias.Un sistema de cultivo muy intensivo en trabajo y en capital hasufrido los efectos de las importantes alzas experimentadas porlos. precios de los input.r agrarios, al mismo tiempo que susproductos experimentaban dificultades en los mercados exterio-res. Sin embargo, como apunta Mollá (3), el punto de partidapuede no coincidir aquí con el de los procesos típicos de crisisde la agricultura familiar, al estar las relaciones de produccióncapitalistas bien desarrolladas ya en la agricultura al comienzo delos años de crisis agraria e industrialización. Las peculiaridadesdel cultivo ^ultivo parcelado, intensivo, con poco evidenteseconomías de escala al aumentar la dimensión de las explota-ciones- han condicionado también las formas de reacción y adap-tación de este sistema agrario a las nuevas circunstancias.

EI análisis de la estructura actual de las explotaciones agra-rias en ambas regiones permite constatar la presencia de diver-sas situaciones que pueden incluirse bajo la denominación ge-nérica de agricultura a tiempo parcial. Las líneas de distincióntipológica introducidas en el capítulo anterior son muy útilespara separar, dentro de ese conjunto, dos tipos de situacionesbien diferenciadas.

Por un lado, las tradicionales inversiones en tierras -sobretodo en la productiva agricultura del regadío- por parte de laburguesía y de las clases medias y prófesionales de las ciuda-des (4) han generado una serie de situaciones todavía presentes

(3) D. Molla: «La formació social valenciana dels anys 70» en Argumentt-2,L'Estel, Valencia, 1975, págs. 167-184. Planrea en esre sentido una hipótesisgeneral para el conjunto del País, tras analizar la estructura por categorías(asalariadós o no) de la población activa agraria según los Censos de Poblaciónde 1950, 1960 y 1970.

(4) Un análisis histórico de este proceso puede verse en E. Giralt: «Pro-blemas históricos de la industrialización valenciana», E.rtudior Geográjicos núms.112-113, 1968, págs. 369-395, particularmente el epígrafe «ia absorción decapitales por la agricultura», págs. 389-393. _

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y abutidantes que pueden caer dentro de las delimitacionesestadísticas de explotaciones a tiempo parcial. Por otro, la gene-ralizada crisis de las numerosas pequeñas explotaciones de laregión que ha tenido lugar durante los años últimos ha coinci-dido con un espectacular proceso de industrialización-urbaniza-ción, bastante difundido a lo largo del País; este conjunto decircunstancias, marco típico para el desarrollo del fenómenoque estudiamos, ha provocado un importante éxodo de pobla-ción activa de la agricultura, buena parte de la cual ha mante-^ido cierta actividad agraria. Nuestro análisis, tal como adelan-tamos en el capítulo anterior, va a centrarse exclusivamente eneste segundo tipo de situaciones de agricultura a tiempo parcial,las generadas por procesos de «salida» de la agricultura.

En el presente capítulo pretendemos adquirir una primerainformación sobre los niveles globales de importancia que al-canza el fenómeno en el País Valenciano, analizando a tal finlos datos estadísticos disponibles. Asimi Ĉmo, un análisis de la in-formación cuantificada existente sobre otros aspectos de la evo-lución reciente íntimamente relacionados con el desarrollo de laagricultura a tiempo parcial (éxodo agrario, crecimiento de losotros sectores, evolución del número de explotaciones agríco-las) nos permitirá constatar la existencia de las condicionesprecisas para su aparición y expansión y confirmar las primerasimpresiones en torno a su nivel de importancia.

1. INFORMACION ESTADISTICA DISPONIBLESOBRE LA AGRICULTURA A TIEMPOPARCIAL EN ESPAÑt1

Son dos las fuentes estadísticas que abordan el análisis delfenómeno de la agricultura a tiempo parcial en España. LaEncuesta del I. N. E. de 1965, utilizando el criterio detalladoen el capítulo primero, estudiaba el peso de las rentas pro-cedentes del exterior dentro del conjunto de las rentas detrabajo obtenidas por cada familia titular de explotación. Susresultados, presencados por Naredo, dan los valores de ese

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indicador para el conjunto de explótaciones clasificadas segúnsu dimensión y distribuidas por regiones (5).

El criterio del Censo Agrario de 1972 consiste simplementeen la pregunta hecha a los empresarios sobre si tienen suocupación fundamental (dedican a ella más de la mitad de sutiempo de trabajo) en la explotación o fuera de ella. El términoutilizado, posiblemente confĈso, de «ocupación principal agra-ria o no agraria» ha sido precisado especificando que las «ocu-paciones no agrarias» son en realidad ocupaciones externas a laexplotación, se realicen fuera o dentro del sector agrario (6).

La fiabilidad de los datos del Censo ha sido puesta en dudaalegando los relativamente bajos valores que ese indicador pre=senta en regiones como el País Vasco o Asturias-Santander, en

GRAFICO 4

Importancia de la Agricultura a tiempo parcialsegún la encuesta de I. N. E., 19G5

(Por regiones del Nlinisterio de Agricultura)

ImQortancia de las rcntas de traDajoen el exterior rcspecto al total derentas tamiliares de trabajo.

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(5) Ver Naredo: La evolución..., págs. 86-91, primera edición. Sus datos

por regiones los hemos reflejado en el cuadro 11. El tratamiento de estos datos

fue hecho ya a nivel regional, y no es posible, por consiguiente, una mayordesagregación de los mismos.

(6) Ver Resumen Nacional Serie A, pág. 18. Cenfo Agrario de 1972. INE.

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las cuales la importancia del fenómeno había sido constatada,tanto por los datos de la encuesta del I. N. E. como por estu-dios locales ( 7). La comparación de los resultados de ambasfuentes muescra, desde luego, amplias divergencias (ver cua-dro 11 y gráficos 4 y 5), que no pueden ser atribuidas única-mence a la posible evolución de la situación durante el período1965-72. Estas divergencias pueden quizá justificarse -sin re-currir a poner en cuestión la fiabilidad de la información-,teniendo en cuenta que la muy diferente naturaleza de ambosindicadores hace problemática la comparación de sus resultados.Uno de ellos es un indicador de rentas y el otro de tiempos detrabajo -^, mejor dicho, de número de individuos cuyotiempo de trabajo está por encima o debajo de un determinadoumbral-, y Barberis ya advierte sobre las dificultades para

GRAFICO 5

Importancia de la Agricultura a tiempo parcialsegún el censo agrario de 1972

• (Por provincias)

Importancia de los empresarioscon ocupacidn prindpal noagrariarespecto al total de empresariospersonas f(slcas.

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(7) Observaciones recogidas por Naredo: La evolurión..., op. cit., segundaedición, págs. 102-103•

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comparar los resultados de criterios de rencas y de tiempos (8).Los universos a los que están referidos ambos indicadores sontambién muy distintos; para el primero es el conjunto de rentasde trabajo obtenidas por los miembros de la familia agrícola,mientras que para el segundo se trata del conjunto de indivi-duos titulares de explotaciones.

En conclusión, podemos afirmar que la información estadís-tica existente sobre la agricultura a tiempo parcial en España esescasa y rudimentaria. Nos permite, sin embargo, aprecíarcómo la expansión del fenómeno alcanza ya niveles considera-bles. Un 48 por 100 de los jefes de explotación que se declarancon ocupación principal externa o un 38 por 100 de las rentasde trabajo obtenidas^por las familias agrícolas que proceden delexterior de la expÍotación, son hechos cuantitativamente impor-tantes que deben ser tenidos en cuenta a la hora de analizar lascaracterísticas estructurales de la agricultura española.

2. PRESENCIA Y NIVELES DE IMPORTANCIA DELA AGRICULTURA A TIEMPO PARCIAL EN ELPAIS VALENCIANO

Las dos fuentes citadas concuerdan en señalar una conside-rable importancia del fenómeno en el País Valenciano en rela-ción a otras regiones españolas. En la encuesta de 1965 laregión «Levante», que incluye junto a las tres provincias valen-cianas la de Murcia, es la segunda por el valor del indicador conun 46,6 por 100 de las rentas de trabajo de las familias agrícolasprocedentes del exterior de la explotación, de las que el 19 por100 estaban originadas en el propio sector agrario y el 27,6 por

(8) Barberis: Gli operai..., págs. 51-52. En nuestro caso, si partimos de lahipótesis de que la remuneración por hora de trabajo es menor en la agriculturaque en los otros settores, es lógico que con el indicador del Censo se obtenganresultados inferiores a los obtenidos con el indicador de la Encuesta en aquellasregiones en las que la importancia de las ocupaciones externas no agrarias seamayor. Así, la diferencia entre ambos indicadores [D -(B + C) ] tiene correla-

ción negativa y alta ( r =- 0,8312) con la proporción de las rentas de fuera delsector agrario respecto al total de rentas externas [C/(B + C) ].

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100 rescante fuera del mismo. Según los datos del Censo de1972, el País Valenciano es la región española donde el porcen-taje de empresarios con «ocupación principal no agraria» (65,2por 100) es más elevado.

La presencia del fenómeno ha sido también constatada endiversos trabajos que se ocupan de la agricultura del País y desu evolución reciente. En varias obras de tipo general se señalasu creciente importancia y se le atribuye incluso un carácter dealternativa frente a la crisis de la agricultura valenciana (9);J. V. Marqués ha descrito alguna de las características quepresenta el fenómeno (10); E. Lluch señala cómo la importanciade la agricultura a tiempo parcial puede explicar el aumento delnúmero de explotaciones experimentado en el conjunto delPaís entre 1962 y 1972 (11). También se. ha constatado supresencia en algunos trabajos de ámbito local o comarcal, entrelos que destaca la descripción que J. F. Mira ha hecho de losobreros-«Ilauradors» de. un pueblo próximo a la industria cerá-mica de la Plana de Castelló (12). En un trabajo nuestro hemosseñalado, asimismo, la importancia del fenómeno en el N. W.de la provincia de Alacant -comarcas de L'Alcoiá y el Comtat-alrededor de los núcleos industriales de Alcoi, Cocentaina, Ibi yOnil (13)•

Agrupando los datos municipales que el Censo de 1972facilita para su iñdicador hemos obtenido los valores comarcalesdetallados en el anexo 1, cuya distribución territorial refleja elgráfico 6. E q el interior de las provincias de Castelló y Valenciaaparece bien delimitada un área de menor implantación del

(9) Font de Mora: «I,a agricultura...», pág. 54; Sorni, op. rrt., pág. 105;Jordán y Sánchez Ayuso, op. rrt., pág. 241.

(10) J. V. Marqués: «Trabajaz en el País Valenciano», incluido en Gaviria(dirigido por): Ni derarrollo regronal ni orrleuarrón del territorio: el ca.ro nalenriano,Turner, Madrid, 1974, págs. 91-105.

(11) E. Luch: La r^ía ralenrrarra, Eliseu Climent editor; Valencia, 1976,pág. 68.

(12) J. F. Mira: Un e.rtudi d'antropología rorial al Paíc Valenriá. Edicions 62,Barcelona, 1974, págs. 85-182.

(13) E. Arnalte: «Sector agrícola», incluido en La Eronomía de Alroy yramarca. Atpertor hittórirot y e.ctructura.r artuale^, Gabinete Sigma, Monte dePiedad y Caja de Ahorros de Alcoy, 1974, págs. 118-153.

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GRAFICO 6

Indicador de Agricultura a tiempo parcialdel censo agrario de 1972 por comarcas

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fenómeno, con valores del indicador inferiores en generál ál 50

por 100. Dentro del secano se aprecia cierta relación entre el

grado de industrialización y este indicador de alternar.cia quealĈanza, por ejemplo, valores altos en la Vall d'Albaida y en la

Hoya de Buñol, dos comarcas con importante actividad econó-mica no agraria. En el litoral, los niveles de importancia del

fenómeno son mayores, pero la situación es más heterogénea,

con fuertes oscilaciones del valor del indicador, no explicables

sólo en función del nivel de industrialización (64,2 por 100 de

«ocupaciones principales no agrarias» en la industrializada

Horta de Valencia, por ejemplo, frente al 79,2 por 100 en la

Safor, casi exclusivamente agrícola). Algunos de estos resulta-

dos sólo han podido ser obtenidos si, efectivamente, se ha

considerado con «ocupacíón principal no agraria» a los numero-sos jornaleros aŭrícolas-pequeños propietarios existentes en

este regadío litoral. En el Sur del País, en la provincia de

Alacant, los valores más altos del indicador aparecen en las

comarcas industrializadas del interior (toda la zona del Vinalopó

y de Alcoi) y en la Marina Baixa, en el litoral, con importante

actividad turística. En definitiva, este indicador nos aporta una

interesante primera visión. de la distribución territorial de la

importancia del fenómeno, pero tras estas cifras queda sin dife-

renciar una gran diversidad de realidades socio-económicas.

3• EL EXODO AGRARIO COMO GENERADOR DEAGRICULTURA A TIEMPO PARCIAL

Disponemos de una serie de fuentes estadísticas que apor-tan datos sobre población activa agraria para las tres provinciasque integran el País Valenciano: .

-El Censo de Población del I. N. E. con una periodicidaddecenal.

- La Encuesta de Población Activa, también del I. N. E.,con una periodicidad primero semestral y después trimestral,pero que sólo comenzó a desagregar datos a nivel provincial apartir del se^undo semestre de 1972.

- La publicación del Banco de Bilbao «Renta Nacional

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de España y su distribución provincial» con una periodicidadvariable, aproximadamente bianual (14).

- Sólo para la provincia de Valencia disponemos, asi-mismo, de la publicación de la Organización Sindical «El Pro-ducto Neto de Valencia y su distribución comarcal» que aportadatos de población activa para los años 1960, 65, 70 y 73.

Todas estas fuentes -excepto la E. P. A.- presentan tam-bién la distribución de la población activa por categorías (jefesde explotación, ayudas familiares, asalariados), aunque no sontotalmente coincidentes las categorías que utiliza cada una deellas.

En el gráfico 7 hemos refléjado la evolución de las cifrasque aportan las diversas fuentes para el conjunto del País Va-lenciano. EI primer hecho que se deduce de su observación sonlas importantes divergencias entre las diversas estimaciones dela cuantía global de la población activa agraria, divergencias queson reflejo de las que esás mismas fuentes ofrecen para losdatos totales españoles (15).'Por el contrario, existe coinciden-cia en señalar las importantes y continuadas reducciones queesa población ha experimentado a lo largo de los últimos veinteaños. Según la Ĉ cifras del Censo, las únicas disponibles paraambos conjuntos durante ese período, el ritmo de descensoentre 1950 y 1970 en el País Valenciano (2,18 por 100 anual)es similar al del conjunto español (2,26 por 100 anual). Tantolas cifras del Banco de Bilbao para 1967-69, como las de la

(14) Los datos del Banco de Bilbao han sido objeto de diversaz críticas.Ver a este respecto Naredo: «La renta provincial del Banco de Bilbao. Algunosproblemaz metodológicos», incluido en Gaviria (dirigido por): Ni derarrollo re-gional..., págs. 106-110, y concretamenre para las cifras de población activa delPaís Valenciano ver referencias en Sánchez Ayuso: «La evolución económicareciente del País Valenciano» , en Ertudio..., Indubán, op. rit., pág. 11. Nosotroslas hemos incluido únicamente a título comparativo.

Por otro lado, no parecen suficientemenre justificadas las críticaz de Gaviriaa las cifras del INE. Ver Gaviria: «Ia población activa agraria real en España»,Agrirultura y Soriedad núm. 1, 1976, págs. 127-162 y la respuesta de B. Pena:«Sobre la población activa agraria» , Agrrrultura y Soriedad núm. 3, 1977, págs.355-367.

(15) Ver Leal, Leguina, Naredo y Tarrafeta: La agricultura en el de.ranollorapitali.rta e.rpañol (1940-1970). Siglo XXI, Madrid, 1975, págs. 182-186.

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E. P. A. para los años 75-76, permiten apreciar los efectosretardadores sobre el proceso de éxodo de las malas coyunturaspor las que ha atravesado la é Ĉonomía española en esos años.

^ Para nuestro análisis de la agricultura a tiempo parcial esnecesario pasar a detallar cómo están evolucionando las diferen-tes categorías de activos agrarios, pues sólo así podremos dedu-cir si ese éxodo agrario, que parece confirmado e importante,puede estar generando o no situaciones de alternancia. Comosabemos, en el modelo que podemos denominar clásico, son losasalariados los primeros en abandonar la agricultura, más tardelos ayudas familiares y finalmente los jefes de explotación; losdescensos en los efectivos de estos últimos que se observan enfases avanzadás del proceso son producidos, bien por su muerteo jubilación sin sucesión, bien por abandono de la agricultura ypaso a otras actividades. Para que aparezcan las situacionestípicas de tiempo parcial es necesario que, de una u otra forma,descienda el número de jefes de explotación activos, por lo quevamos a centrar nuestro análisis en averiguar si ese descenso seestá produciendo o no en el País Valenciano, tarea nada sencilladados los datos disponibles.

En el cuadro 12 aparece reflejada la evolución por catego-rías que ofrecen las dos fuentes disponibles para el conjuntodel País Valenciano. De los datos del Censo de Población nopuede concluirse ninguna evidencia respecto a la evolución delos jefes de explotación. El conjunto de éstos (los que empleanasálariados y los que no los emplean) desciende claramente de86.000 a 70.500 en el período 50-60, pero sube luego hasta72.000 en el 60-70. De los datos del Banco de Bilbao, que sólodesagregan los ayudas familiares del conjunto de no asalariadosa partir de 1971, tampoco puede concluirse nada con certeza.

Es interesante comparar estas cifras de población activa conlas que ofrecen los Censos Agrarios sobre el número de explo-taciones agrarias. Mientras el Censo de Población señala untotal de sólo 70-75.000 jefes de explotación accivos agrícolas alo largo de la década de los años sesenta, el Censo Agrario cifraen 285.000 el número de personas físicas titulares de explota-ciones en 1972 y una cifra ligeramente inferior en 1962. Estaimportante diferencia sólo sería explicable admitiendo la exis-tencia de una alta proporción de agricultores a tiempo parcial,

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es decir, de titulares de explotaciones que no figuran activoscomo jefes de las mismas.

Para arrojar luz sobre las realidades que subyacen tras estascifras resulta muy interesante la comparación de esta serie dedatos con los que aporta .la publicación citada de la Organiza-ción Sindical, a pesar de que estos últimos aparecen únicamentereferidos a la provincia de Valencia y es a este ámbito al quedebemos limitar la comparación, reflejada en el cuadro 13 (16).

Esta fuente introduce el concepto de «población compartidaagraria», que define como «personas que alternan la actividadagraria con otras ocupaciones», pero integradas como poblaciónactiva en los sectores industrial o de servicios. Teniendo encuenta este nuevo concepto es interesante señalar, en primerlugar, la sensible coincidencia entre la cifra total de propietarios(activos agrícolas y«compartidos») que ofrece esta fuente sin-dical para 1970-73 (162-175.000) y la cifra de personas físicastitulares de explotaciones que ofrece el Censo Agrario de 1972para la provincia (159.000).

Asimismo es ilustrativo comparar las distintas divisiones en

categorías de activos agrarios que hacen las ' diversas . fuentes

reflejadas en el cuadro 13. Los datos del Censo de Población

del 70 y los del Banco de Bilbao del 71 y 73 coinciden

aproximadamente en las cifras de empresarios y de asalariados

(30-35.000 empresarios y 80-90.000 asalariados), centrándosesus diferencias únicamente en el problemático capítulo de los

ayudas familiares. Por el contrario, el reparto propietarios-no

propietarios que hace la fuente sindical es bien distinto; alrede-

dor de 110.000 activos agrícolas propietarios y de 55.000 acti-

vos agrícolas no propietarios. En realidad, estas dos distribucio-

nes no tienen por qué ser contradictorias, ya que un propietario

puede ser asalariado agrícola y esto es lo que ocurre frecuen-

temence en el País Valenciano. Podemos, pues, deducir de estas

comparaciones que los muy numerosos, sobre todo en el rega-

dío, pequeños propietarios-jornaleros agrícolas han sido censa-

(16) Tanto en población acriva agrazia como en número de exploraciones,la provincia de Valencia representa, aproximadamente, el 50 por 100 delconjunto del País Valenciano.

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dos como asalariados en las otras fuentes, mientras que estánincluidos como propietarios por la publicación sindical (17).

En definitiva podemos concluir lo siguiente:

- EI conjunto de las cifras de «empresarios» (empleadoreso no) y«trabajadores independientes o por cuenta propia» delCenso de Población infravalora el total de jefes de explotaciónactivos agrícolas, ya que muchos de los incluidos en el epígrafede «asalariados» Ĉon también titulares de explotaciones.

- l.a cifra de «activos agrícolas propietarios» que da lafuente sindiŭal puede tomarse como una aceptable estima-ción ( 18) del número total de jefes de explotación activos en laagricultura, trabajen o no además como asalariados.

Hechas estas puntualizaciones, ^qué deducciones podemosobtener en torno a la importancia y desarrollo de la agriculturaa tiempo parcial? En primer lugar parece confirmarse la exis-tencia -y no sólo en los últimos años- de abundantes agricul-tores con dedicación parcial a su explotación, cuya ocupaciónexterna básica es.hacer jornales agrícolas. Con respecto al tras-vase a los otros sectores, también podemos afirmar que lostitulares de explotaciones -al menos estos jornaleros-pequeñospropietarios- no son ajenos al proceso de éxodo agrícola.Aunque sólo para el período 1970-73 -ya que para fechasanteriores no desagrega esta fuente los propietarios- podemosapoyar esca hipótesis en el descenso experimentado por lospropietarios activos de la provincia de Valencia según los datos

(17) Nuestro trabajo de campo ha confirmado, posteriormente, estas hipó-tesis. Los datos de que disponen las Hermandades Sindicales de cada municipioconducen a clasificaciones de este tipo. Por otro lado, en los Padrones deHabitantes, base de los datos del Censo, estos jornaleros-pequeños propietariossuelen aparecer bajo la denominación profesional de «Peón Agrícola», es decir,como asalariados. Esto contribuiría a explicar también las altas cifras dé asalaria-dos que, a nivel español, da el Censo respecto a la E. P. A. (ver Leal y otros: Laagricultura en el de.rarrollo..., pág. 184).

(18) Ias cifras sindicales deben tomarse siempre como una estimación por

exceso. En nues[ro trabajo de campos hemos comprobado también que figuranafiliados en las Hermandades Sindicales como agricultores o trabajadores agrí-colas algunos activos en otros secrores. En el cuadro 13 obsecvamos, asimismo,cómo las cifras totales ,de población activa agraria de la fuente sindical sonsensiblemente superiores a las de las otras fuentes.

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sindicales (12,2 por 100, es decir, al considerable ritmo del 4por 100 anual). También avala esta hipótesis la muy importantereducción de los asalariados que ofrecen las cifras del Censo dePoblación (más de 100.000, un 42 por 100 de descenso, encre1960 y 1970 para el conjunto del País), muchos de los cuales,como hemos comprobado, son a su vez jefes de explotación.

4. LA CONDICION SUFICIENTE: EL CRECIMIENTODE LOS OTROS SECTORES ^

Para corroborar finalmente, dentro de este análisis de gran-des cifras, que se dan las condiciones preĈisas para el desarrollodurante los últimos años de la agricultura a tiempo parcial en elPaís Valenciano, es necesario comprobar la existencia de lo queNaredo llama la «condición suficiente», la creación• de puestosde trabajo fuera del sector agrario. A esce respecto, los datosde los Censos de Población muestran la siguiente evolución enmiles de personas de_ la poblaĈión activa en los sectores secun-dario y terciario para el conjunto del País Valenciano:

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EI fuerte ritmo de expansión de estos sectores, superior a lamedia española, ha hecho que en 1970 la industria ocupe ya el43,3 por 100 de la población activa valenciana, los servicios el35,6 por 100 y la agricultura sólo el 21,2 por 100.

EI surgimiento de la agricultura a tiempo parcial necesita,por otro lado, que estos procesos de industrialización y urbani-zación sean lo suficientemente difusos a través del territoriopara que tenga acceso a ellos sin cambiar de residencia lapoblación que abandona el sector agrario en los diversos puntosdel área estudiada. En el País Valenciano, aunque estos proce-sos han tenido una mayor incidencia en el litoral y en losalrededores de las ciudades mayores que en el interior, no

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podemos hablar de una industrialización y urbanización total-mence concentradas. Se han desarrollado importantes núcleosindustriales en comarcas del interior, como la industria delcalzado en toda la zona del Vinalopó, industrias diversas enL'Alcoiá, la Vall d'Albaida, industria cerámica en el borde inte-rior de la Plana y en L'Alcalatén, etc. Asimismo, el fenómenoturístico ha producido un peculiar proceso de urbanización,también bastante difundido a todo lo largo de la costa.

5. UN ATIPICO PROCESO DE DISPERSION DEEXPLOTACIONES EN EL MARCO DE UNAECONOMIA EN CRECIMIENTO

La evolución reciente del número de explotaciones en elPaís Valenciano se separa significativamente del patrón de evo-luĈióñ habitual en la agricultura de los.países que están experi-mentando un proceso general de crecimiento económico. Entodos los países industrializados está actualmente en curso, aritmos considerables, un proceso de concentración y desapari-ción de explotaciones, para el que constituye un freno impor-tante la existencia y el desarrollo de la agricultura a tiempoparcial, tal como hemos analizado en el capítulo primero: Parael cbnjunto español el proceso está, asimismo, bien definido-ún 9,7 por 100 de disminución del número de explotacioneséñtre 1962 y 1972, es decir, un 0,9 por 100 de descensoanual=, aunqué con un ritmo algo inferior al que presenta elprócéso en los paísés induscrializados europeos. Frente a estos

^ cómportamiénto^ generalizados, el aumento de un 10,8 por 100del riiímero de explocaciones en el País Valenciano durante elmismo período, es un hecho suficientemente diferenciador eimporcante qtie requiere un análisis detenido, en función de lascarácterísticas própias de la agricultura valenciana (19).

(19) Lo3 datos de que disponémos y que analizamos en este apartado sonlos que proporcionañ los Censos Agrarios de 1962 y 1972. Algunos autoreshan exprésado dudas sobre su fiabilidad y nosotros mismos hemos observadociertas deficiencias (deiivadas normalmence de las confusiones entre los concep-tos de' propiedad y explotación, habicuales en la documentación local) que

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El aná!isis de la evolución por categorías de explotaciones

establecidas en función de su dimensión (gráfico 8) corrobora la

peculiaridad de esta dinámica. Mientras para el conjunto espa-

ñol la Ĉontracción se produce, lógicamente, gracias a una fuerte

disminución de las pequeñas y medianas explotaciones, mientras

el número de las grandes (mayores de 50 hectáreas) aumenta, la

evolución en el País Valenciano es inversa: Aumentos muy

importantes de las pequeñas explotaciones (hasta tres hectáreas)

y disminución de todas las restantes, exceptuando las categorías

de 200 a 500 hectáreas. La importancia relativa de esas peque-

ñas explotaciones (el 72,6 por 100 de las explotaciones valen-

cianas tiene menos de tres hectáreas) conduce a que sea sucomportamiento el que marque el sentido de la evolución del

conjunto.

La evolución por comarcas del número de explotaciones,reflejada en el gráfico 9, confirma las importantes diferenciasexistentes entre las «agriculturas» del secano y del regadíovalenciano. Salvo algún dato discordante .y sorprendente (20),en la mayoría de las comarcas de secano la evolución es ensentido concentrador --como en el conjunto del Estado Espa-ñol-, mientras la dinámica dispersora se localiza preferente-mente en las comarcas del regadío costero, aunque con algunasprolongaciones hacia el interior. La más compleja dinámica delas comarcas del Sur hay que relacionarla con las irregularidadesdel relieve en esta región (allí están mucho menos definidas lascorrespondencias litoral-llanuras regadas/interior-secano mon-

impiden su utilización en estudios a nivel municipal. Sin embargo, esta mismaexperiencia de campo y la comprobación de que, normalmente, el orden demagnitud de sus datos es correczo, nos hace considerar que, previamenteagregados a nivel comarcal y del conjunto del País, son útiles para aproximar-

nos al análisis de ŭas líneas generales de evolución de la agricultura valenciana.

(20) Así, el incremento del 35 por 100 en el número de explotaciones en

el Rincón de Ademuz resulta de un aumento del 70 por 100 del conjunto deexplotaciones en tres de los siete municipios que integran la comarca, mientrasen los cuatro restantes desciende el número de explocaciones. Un conocimiento

de la realidad de la comarca, que está atravesando una profunda crisis, con

emigración masiva (un 26,7 por 100 en el período 1960-70) y continuada,

abandono de explotaciones, etc., invalida esre anómalo dato. Ver el conjunto de

datos comarcales en el anexo 1.

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GRAFICO 9

Concentración - Dispersión explotacionespor comarcas 1962-72

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tañoso) y con factores externos a la agricultura, como la impor-^ tante industrialización de algunas comarcas interiores.

Nos encontramos, pues, con un peculiar fenómeno de dis-persión de explotaciones localizado preferentemente en el re-gadío valenciano, compler^mente atípico en el marco general deuna economía que --como la valenciana en el período de refe-rencia- está experimentando un proceso de industrialización,^urbanización y crecimiento.

^Cómó puede explicarse esta dinámica? Recordemos que elproceso clásico de concentración de explotaciones tiene su ori-gen inmediato en la disminución -por abandono, muerte ojubilación sin sucesión- del número de jefes de explotaciónactivos en la agricultura; disminución que se produce en fasesavanzadas del ya descrito proceso de salida de población activade la agricultura como consecuencia del deterioro de los ingre-sos obtenidos en este sector. Las explotaciones restantes pue-den ampliar entonces su superficie, bien mediante compra,arriendo u otro^ procedimientos y utilizando la moderna tecno-logía agraria obtener ciertas economías de escala. ;a tradicionalfuerza de signo contrario, dispersora, la subdivisión de las ex-plotaciones por herencia, desaparece o ve sus efectos clara-mente compensados por las tendencias concentradoras. En esteproceso existen unos desfases temporales que algunos autoreshan cifrado en diez-veinte años de retraso de la evolución delnúmero de explotaciones respecto a la evolución de la pobla-

ción activa agraria (21).La explicación de por qué la agricultura del regadío valen-

ciano se aparta significativamente de este modelo a pesar de lossensibles descensos del número de jefes de explotación activosque, como hemos analizado (22), se están produciendo en los

(21) La estimación ha sido hecha por A. Brun para Francia en diversos

trabajos. Ver referencias en C. Laurenr. «Cazacterístiques actuelles...», op. rit.,

pág. 99 y en Naredo: La evolución..., pág. 107.

(22) Siguiendo los daros sindicales de EI Producto Neto de Valencia..., única

fuente que aporta datos de población activa por categorías a nivel comarcal y

permite, por tanto, aproximaznos al análisis del regadío, para la provincia de

Valencia, el descenso experimentado por los propietarios-activos .en la agricul-tura durante el período 1970-73 en las comarcas de regadío fue del 9,7 por 100

frente al 12,2 por 100 en el conjunto provincial.

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últimos años, debe contemplar muy diversos aspectos. A1 nivelactual de la información sobre el proceso, sólo pueden avan-zarse una serie de hipótesis que, de confirmarse, podrían justi-ficar este comportamiento:

- Si tenemos en cuenta los desfases temporales a los quehemos aludido y aceptamos la hipótesis de que la crisis de laagricultura del regadío y el descenso de jefes de explotaciónactivos -sobre cuya secuencia evolutiva a lo largo de los últi-mos veinte años no hemos llegado a obtener datos cuantificadosprecisos- ha tenido lugar, fundamentalmente, a lo largo de losaños sesenta, deberémos concluir que los datos de evolucióndel número de explotaciones del período 1962-72 no estánsuficientemente alejados de esa «crisis» y que sólo en la décadade los setenta podrán comenzar a apreciarse sus efecros sobreel número de explotaciones.

- Las particularídades de los aprovechamientos y de lossistemas de cultivo deben estar influyendo en esa evolución deforma destacada. Así, uno de los motores del proceso de con-centración, las economías de escala, muy importantes en loscultivos extensivos, no son al menos tan evidentes en los inten-sivos aprovechamientos del regadío valenciano.

- Los importantes consumos de suelo agrícola para otrosusos (expansión urbana y turística, instalaciones industriales,obras de infraestructura) que se están produciendo durante losúltimos años en el regadío valenciano, junto a las inversionesde capitales exteriores al sector en suelo agrícola que, al pare-cer, todavía se realizan en determinadas coyunturas, estáncreando una fuerte presión sobre la tierra, que contribuye amantener plenamente vigentes las fuerzas dispersoras como lasubdivisión por herencia.

- Finalmente, tal como hemos analizado más arriba, laagricultura a tiempo parcial debe estar jugando también unimportante papel en el mantenimiento de las pequeñas explota-ciones, compensando la acción de las posibles fuerzas concen-tradoras.

En este momento de núestro análisis, la existencia de esadinámica dispersora nos es útil para confirmar, precisamente, laimportancia y la expansión de la agricultura de tiempo parcial.

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Estadísticamente, la conclusión es inmediata; si el número deexplotaciones aumenta y el número de jefes de explotaciónactivos agrícolas disminuye, se incrementará por el efecto acu-mulado de ambas causas el número de explotaciones cuyo jefeno es activo agrícola, es decir, tiene otra ocupación principal.Además, podemos comprobar cómo el fenómeno no es exclu-sivo del regadío y de las especiales características de los cultivosy de la agricultura de esa zona, ya que comarcas típicas delsecano como L'Alcoiá o la Vall d'Albaida presentan tambiénaltos índices de dispersión, claramente correlacionados con suimportante actividad industrial y la probable presencia en lasmismas de abundantes obreros-campesinos.

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