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JUAN MARTÍNEZ TRISTÁN LA CENIZA ARCHIVADA selección y prólogo de Miguel Gaona

La ceniza archivada - Juan Martínez Tristán

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Juan Martínez Tristán Saltillo, Coahuila, 1927 Educador, poeta y músico. De sus más de 60 años de trabajo poético destacan los libros De nogales, maderas y trigos, Memorial de otoño, Trivio, Cuatro vientos. Fue director del Centro de Artes Visuales e Investigaciones Estéticas, y en 2010 fue distinguido con el título de Creador Emérito por el Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico del Gobierno del Estado de Coahuila y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

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JUAN MARTÍNEZ

TRISTÁN

LA CENIZA

ARCHIVADA

selección y prólogo de Miguel Gaona

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Juan Martínez Tristán

Saltillo, Coahuila, 1927

Educador, poeta y músico. De sus más de 60 años de trabajo poético destacan los libros De nogales, maderas y trigos, Memorial de otoño, Trivio, Cuatro vientos. Fue director del Centro de Artes Visuales e Investigaciones Estéticas, y en 2010 fue distinguido con el título de Creador Emérito por el Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico del Gobierno del Estado de Coahuila y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

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LA CENIZA ARCHIVADAantología poética

Juan Martínez Tristán

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LA CENIZA ARCHIVADA

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© Juan Martínez Tristán© Gobierno del Estado de Coahuila de Zaragoza© Secretaría de Cultura de CoahuilaEDICIÓN: Ruth Castro DISEÑO: Estefanía Nicté Estrada CORRECCIÓN: Alejandro Beltrán SELECCIÓN Y PRÓLOGO: Miguel Gaona

ISBN: 978 · 607 · 9376 · 23 · 9Saltillo, 2015

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REMOVER LAS RUINAS

“y una vez másel reencuentro es nuevo

precisamente para que nuncase haga viejo…”

J. M. T.

En la ceniza no hay metáfora. En ese polvo gris que resta de la combus-tión, de lo que alguna vez fue flama, no hay metáfora. Pero en el fuego sí: cuando Javier Solís cantó “Y si pretendes remover las ruinas que tú misma hiciste…” le estaba hablando al fuego. Lo que ardimos y nos hizo arder. Porque sin fuego no hay metáfora. La ceniza archivada no es un sumario de rescoldos en sobres, fichas o expedientes; este archivo es, esencialmente, la memoria hiperbólica de una quemadura.

La primera, tercera y quinta secciones de este libro –bajo el título general de “Ni amor ni adiós”– abordan las distintas gradaciones y ver-tientes de una pasión amorosa, pues cada libro del autor nos ha contado, aunque con referentes, formas y resultados distintos, la misma historia: la de la musa indecisa y el poeta fiel. La segunda, cuarta y sexta partes –tituladas “En lugares exactos”– versan sobre el tiempo y la muerte, sobre el sexo, el lenguaje y la escritura.

A medida que aumenta su bibliografía, la forma en que el autor enfrenta los que parecen ser problemas semejantes se ha vuelto cada vez más rica y compleja. Los poemas de Voces y canciones recurrentes o de

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El último brindis (de 1995 y 2010, respectivamente), que quizá sean sus mejores libros, muestran más juventud que los de Lágrima por Margari-ta y Cal en el tiempo, aunque estos fueran concebidos en su etapa inicial como escritor (1980 y 1982). Antes que perderla, el autor parece recobrar a cada instante su memoria vital, como si hace siete años, siete noches o siete instantes apenas, hubiera sucedido ese primer encuentro con la musa. La juventud y la madurez –no solo como situación sino también como recursos– han sido pródigos con su poesía, y conviven en ella con naturalidad.

Entre sus aspectos más notorios, la obra de Juan Martínez Tristán está marcada por el deseo. Pero el suyo no es solo –ni lejanamente– un retablo de posibilidades eróticas, pues como signos complementarios encontramos la ingenuidad y la nostalgia del que anhela lo imposible. Así, su poesía, como si conjugase las prendas de un amor adolescente, va tornándose más íntima y entrañable a medida que se adueña de las superficies: cada roce empuja una transformación, cada goce renueva la arquitectura del destino.

Además, a medida que su voz se hace de nuevos territorios –entre ellos el cinismo y el humor resignado–, el poeta se permite también cier-to trazo profundo a las antípodas: no solo porque la lejanía de la mujer amada lo lastima en lo más hondo y cercano, sino además porque ese trance lo proyecta hacia el lenguaje, allí donde tendrían lugar el éxtasis o la muerte, y en donde puede verla y verse nuevamente a los ojos.

Sí, Martínez Tristán ha tomado el estandarte del amor cortés, el del amante que va insistentemente en pos, pero inyectándole –por la

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irrupción y su asimilación de la modernidad en el paisaje– un aliento peculiar de juventud, incluso en sus poemas de vejez y de derrota. Des-de esa zona erige, consistente y vital, una poesía que no escatima en la experimentación, aunque resulte más y más notorio que su signo real es la experiencia, y que lo pierde todo –el cuerpo, la esperanza, la memoria; menos la voz– en las arenas movedizas del amor.

Entre los versos que abren esta antología (“Dame las manos / con las palmas hacia abajo”) y los que la cierran (“Ruego / por tu camino sin tinieblas”) los lectores podrán ver proyectado el tiempo de una vida, recorrer sus archivos, remover sus ruinas y atizar sus cenizas al calor de la obra del poeta Tristán –pues sin fuego no hay metáfora que arda–.

MIGUEL GAONASalt i l lo . Centro Histórico.

Jul io de 2015

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NI AMOR NI ADIÓS (1)

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canción vi

Dame las manoscon las palmas hacia abajo.

Será una elegía nuevaaunquete parezca que escuchasotra vezcanciones conocidas.

Caminaremos a media nochepor nuestras callespor las que nunca has reídoni descubierto bajo sus farolas,húmedas de luz pensativa,pisadas de retornoa los sitios futurosde los sueños.

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Vamos a conversar,te invito,usaremos un vocabulariotrillado, sin reglas.

Algunos temas fijaremos que nadie entenderá:tu amor, tus ojos,tu sonrisa. Órale.

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—DICES QUE ERES VULNERABLE.

Dame el alientode tus suspiros.

—Dices que no duermes temprano.

Cubro en secreto tu duermevela.

—Dices que tomas un baño a las 2.30 a.m.

Quiero ser aguade madrugada.

—Dices… ¿qué dices?

Soy la penumbrajunto a tus labios.

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erótica, i

Palabras embriagadasen tu espalda:tu cintura de rosa,caro regalopara la mirada incisiva,paraje oblicuode mil recuerdossólo para decir uno de rodillas.

Suave ser,paloma en flor,llévate mi poema en el costadoy la brisa de mi sangrepor las joyas íntimas de tus senos,por el templo de tus caderas.

Mármol medido por mi aliento.

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Rondadorde tu respiro ingrávido.Espectadorde los instantesde inquietud callada.

Es el momento más alto.Cuando no hay nada, nadie, en timás que la noche.

En tus pechos solitariosapenas cabe mi pensamiento.

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419ava nocheDime, Sahrazad,que yo puedo ser el que aparece en esa noche en la que ella se vestíasólo con mi piely yo cumplía con la dulce consignade romper el sello de la copa.

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erótica, v

¿Recuerdas, muñecota, a Neruda?…Puedo escribir los versos más tristes esta noche…Yo, por mi parte, voy a escribir–eso sí, a mano limpia–la página de tu cuerpo,decir en ella la venustez de su perfililuminado por la luz azulde un relámpago,sin omitir nada,cisne por cisnehasta el punto propio del ángulode tu llanura celíaca,punto de amor, supervivenciay paraíso.

Seguido, haré la lectura refinada de ese folio,preferentemente traducido al sistema Braille.

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[Dejé de velar sus senosglobos de marfily su cintura dócilcuandola del alba seríay Sahrazad callópara no turbar el amor que nos cubría.]

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ring

Tú podrías ser “Penélope acogedora”;yo, “El enmascarado Gualda”.Sería un encuentro a puerta cerrada.A una sola caída,sin réferi ni límite de tiempo.Eso sí,a cuerpo limpio.

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En otro tiempo(como antier, como anoche) la señal era tu silencio,y ese tiempo es hoy la estaturade tu amor, de tu sangre y de tu sueño;

cauce de todos es enseguida tu medida voza la orilla de la noche.

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tráfico

Es explicable la premurapor llegar. De aquí hasta tus musloshay muchos semáforosy a lo mejor cuando pueda estar ahíme toque en rojo.

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ALL THE THINGS YOU ARE

Escucho ese jazz al bordede la noche que se apaga.

Avanzan los pulsosuna lejanía del claroscurodesparramando desarmoníasen abandonoinventadas por una nostalgia azul.

Flores aéreasde un metal melancólico,timbres de tus labiosentreabiertos.

Ancla de puntos gravescon idioma de penumbra te repite.

Es el ritmo sin prisaque cae sobre el recuerdode tu pelo,es la música que ondulasobre la imagen imparde tus caderas.

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invitación

Ven conmigo un rato.

Siéntate en el suelo,deja al pulso cederun puente hacia el sosiego.

Recoge el vientocon tus manos, ponlas sobre tu pecho,sentirás la verdad de tu existencia,y tal vez escuches aquel viejo amorllamándote por tu nombre.

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antepenúltimo brindis

Mutilado de lo que me ha faltado siempreme equivocaré con los errores de costumbrepero mi voz te encontrarájunto a aquel madrigal–alba feliz de arco iris sin cadenas–que inauguró un río inagotable de latidos.

Brindaré por tien el litoral esclarecidode las mismas esperanzas, un brindis por el llanto abandonado, y por las lágrimas perdidas, dedicadas a tu nombre.

Lo haré por tu dichaaunque me sepa

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a espinas,brindaré por tu olvido,por mi viejo poema pisoteado,por mis versos rasgados sin leerse,por tu risa de otro,por el nuevo rechazo y los besos sustentados en savias descendiendo a negras negativas;brindaré por los años arribados sin falta –obtusos o felices–,por las fechas caídas,por los saludos rotosy los idos adioses invisibles,por tu hoy,por mi seco mañana.

Brindaré en tu honorpor tus vueltos octubres recurrentesfamiliaresdoblesinfallables

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que deben recordarte que estásviva,por la rosa continuaque no oyesy el retrato que ahora desconoces,brindaré por aquella respuestay tu helada hermosura,por la dulce gaviotay tu paso en mi tierra, por tu estrella gemela y el otoño de todas las canciones fracasadas.

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EN LUGARES EXACTOS (1)

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Es difícil medir nuestros límites,reducir la ambición a lo congruente.

Tal vez el error estéen esperar lo equivocado–predecir la cima–.

Quizá el acierto estéen saber aguardar lo merecido–disimular el abismo–.

¿Y quién podrá rescataresa ceguera?

(Igual la rosa estará de pie.)

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Pocos han sabido estarbajo la sombra de un buen árbol.

El silencio reverbera en la distancia,los ojos pueden otear hacia alguna cumbre.

Se puede aprovechar el ratopara evocar el rastro de un ángelpor un bello cuerpo.

Hay frescura, descanso.

El espíritu está tranquiloy elevado.

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¿Qué busco, amor,o qué buscamos todos?

¿Será algún corazón de luzque nos haga olvidarel descenso de la noche?

¿Y dónde vamos a encontrarnos?Nuestras tardes están distantes,nuestra música, olvidada.

Es por de más, no existe descansar del tiempo.

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breve poema de la presencia quebrada

A la madre muerta

iYo nunca había querido ver la cara de los muertos.Ni sus ojos cenizos de luz seca.Ni su sonrisa clausurada por el frío.

iiTuve que quedarmecon los claveles heladosy el agua derrumbada,cuando en la madrugada abiertala arteria horizontalquedó en silencio.Impulso ausente.Punto definitivo de los símbolos.

iiiCómo duele el gritode tu dolorosa bárbara, Revueltas…¡Qué llanto dolidodel hijo demente, Asturias…!

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Cómo duelo,cómo dolimos,cómo…

ivFlor del acompañamiento.Ciprés de la soledad.¿Cómo será el cuentoque habrá de contarme ahora?Por la cuesta abajo de las callejasrodaron mis sueñosy mis juegos.

vRecargado en una esquina de la niebla,aguardo…

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presentimiento

Nadie nunca sabrá realmente cuánto fuimos,cómo vimos las lluvias, los atardeceres, las estrellas(por decir algo). Tuvimos nuestra verdad,dueños de adivinar ingenuamente nuestras auroras.

Sólo la nochees para todos,sobre todo cuando tendida a nuestro ladoes la noche del último cansancio.

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último tren

Sí, amiga.

El viaje final

es muy seguro.

Lo que pasa

es que no tiene

seguro

de viajero.

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lágrima por margarita

Hermana de las albas rojas:

Tu adelantada partida agregó lluvias desoladas al párpado asombrado

No acudirás a la cita vesperal de los otoños ni tu plática de pájaros y rosas buscará ya a los soles libres que soñaste.

No te demolió un relámpago frontalsino un cuchillo puntualtorvo y sin rostro.

Nos pesa ahora tu frente aniquilada sin permiso, tu pulso en silencio, tu pluma atropellada nada más porque sí.

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Nos pesan tus ojos agobiados ayer por crueles prismas, hoy heridos de sombra para siempre.

A qué hora secate dieron el avisoopaco y sordocomo llamada a la puertade las soledadessin permitir que terminarasla guirnalda de flores amaranto.

A qué hora terrible, Margarita,te convocó la tierra, que no alcanzamosa dejar sobre tu caja de pinolos adioses.

Nos quedamos aún sin saber por qué se llenaron de ceniza tus pisadas, por qué tuviste –transida estás de llanto– que salir con tanta prisa.

Cosida de silencio quedó nuestra pregunta.

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Por cuál bosque de incoloras frondaspaseas ahoracon tus manos de campesinacruzadas sobre el huesode la trinchera de tu pecho.

Aquí están tus banderas, Margarita–listones de rabia y grito,crespones de lucha y canto–,mientras llevas la negra camisolade Genaro,de tu Che Comandantey Jaramillo.

La calle que ganaste en el motín de puños elevadostiene fuerza en cada esquinay anuncia el regreso de tus versosen pancartas y carteles.

( Jardines nocturnos, ojos enlazados en un viernes infinito repasan las frases que dijiste quedo a los oídos)

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Antes de que el latidode tu tío se ausentara sin regreso,esperaste que la luzdel acero incandescente de las fraguasiluminara impulsos,quisiste verla letra bajo el brazoy el verso en cada boca,soñaste amaneceresde vientos renovados.

No escuchamos los tonos que ahora sueña tu lira, pero el surco de los campos labrantíos despertará en un mensaje de espigas y maíces por tu nombre, Margarita.

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Voy agradeciendoque puedo decir cosas.

Aunque una vez quise hablarde la viday todos eran jóvenes;otra ocasión probé hablar del amor y me tuvieron lástima;luego traté de hablar del futuroy todos rieron.

Quién sabe qué pasaríasi pudiera hacer poemas.

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NI AMOR NI ADIÓS (2)

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Has vueltoy eres otro, dijo el trigo. Aunque traigas el mismocorazón a cuestasdesgarrones blancos te han dado por la frente.

Vienes a sabersi desde aquítambién podrás pasar listaa las estrellas,pero vas a sembrarun inviernoque olvidastecuando ahora son gualdastus pisadas.

No regreses otra vez, sentencióel trigo,si no vienes con Siriode la manoy un poema inauguradoentre sus labios.

(Y regresé, cumpliendo la exigencia.)

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horizontes particulares

Sostén estas líneas de rastro persistente,jamás serán para los que no saben. Este es un día que debiera oírse diferente,piedra de las señales,sitio donde volvemos a encender nuestra memoriabajo un reconstruir de rosas de frases rescatadas de muchas esperanzas. Nadie puede diseñar cancionesque nos diganque existe el largo trazo de nuestra noche.Hace años que mirohacia ese signo puntual para darle forma a los olvidosy dejar constancia de este tiempo.

¿De cuántas de tus lluvias habré sido centinela?Seguidos de las ascuas de tu pulsono puedo responderme.

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Ya desconocido ahorapor las cosas que a nadie importanpuedo imaginarte –eso sí– en tu coincidencia con esa felicidad que has aprendido a escalary que repitas para mílas palabras densas de tu verdad total. Porque he guardado tus silenciosdesde que encendisteel sitio de tu cercanía,ahí donde el límite del amor fue tu propia vida y ese encuentro dijo más que todas las historias.

Esta es la fechade tu luz,de tu beso,de tu nombre.

Que el viento mágico de muchas horassiga acumulándose en tu alma que a solas será la misma aunque no quieras repetirte.

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Te acompaño en este díaen el que debiera suceder todo y sucederte todo,porque en un inviernodefinirías todas mis tardes a las orillas de mi frente. Llego contigo a la oración serenadesde la morada de tus sueños ocultos,el fuego de tu compañíano significa lo remoto de tus ojos. Vive tú. Te piense yo.

Reviviré más costumbres,más estrellas, más espigas.

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Pongo mi palabra mientras piensas

Quizá hayas meditado un díaen lo pasajero y en lo eterno,en el tiempo desaparecidoo en lo que llamamos presente.

Un ayer,un hoy.

Siempre hubo una luz para nosotrosy por eso tú puedes distinguiralgún mañana.

Lo que sabemos es que van desconsolándonos las cosassin decirnos si realmente fueron nuestras,como la rosa que ayer te hablóy como el poema que mil veces quiso volver a tu memoria.

Y de esas cosasrescato las más queridas

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como tu cuerpo, cuya evocaciónha sostenido mis sueños,o un decirme “soy tuya”que nadie identificaríaporque desconocen tu silencio.

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Hoy,como otras veces,me resuelves esta vida.

Mi pecho inciertoahoga oscuridades agudasy tú impides, cuando quieres, que se extiendaun dolor hasta las venas.

Con algo que destinesa mí,alejas todo.

Aunque sea la deshecha tardede tu cansancioo la señal ocultade tu vacío desaliento.

Aunque sea nada másel recuerdo –ese recuerdo todavía–prometido antes de que las arribadasde los años fueran ruinas.

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Porque no has estadojunto al álamode advertidos horizontes, nihe sabidoque hayas dejado caer el reverso de los días oscuros,porque no puede sertan simple que ningúnsueño toque la pared inmóvilde tu minuto privado, no sabes que hay muchasmaneras de esperarte,que si esta vezcomo otrastus caminos son de ausencia,hay uno,seco, sin árboles ni hierbas,constante hacia tu cuerporecorrido por mis ojosnoche a noche, de prístina luna a rumor azul de madrugada.

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carta escrita en la pared

Una pregunta te sigue a todos tiemposdesde ahora y entoncesno se sabe qué intención tengaspara todas esas aguas retenidas.Extendida por voluntadhacia los vientos frontalesinmóvil callas ante tanto viaje sin destinoy es que las velas de tus barcas invisiblesnunca, pero nuncase tensaron al secreto.

Has coleccionado albas sin sentidoy tu diario luce incompleto de futuros.

Por alertar a la sorpresate desbordó el sueño de ayerinútil el disfraz de estaturaentre los restosde los lutos de otras horas.

Así te he amado,aunque a veces se te pierda la marcha, la señal,

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el intento de reedificar encuentrosy desconozcas el dolorde la distancia,sin que sepas si eres túla que vienes o te pierdes.

He querido participar contigodel diálogo de los caminoscortados a las antiguas lluvias,viajar por esas pupilas admiradasy recordarte cuando casiplaticabas conmigobajo árboles que inventábamosen los paseos de veranoy medianochepor la triple lontananza coincidente.

Pero estarás ahíentre siempre y ayeradivinando algún diseño de un horariopara repartir efectosy de otro para estudiarte a solasaunque sabrás que para míla primera y la última hora del día

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serán las de tu nombrevigenteen las orillas de mi llanto.Te dibujaré quien eresen el muro:tu altura y caminar,pelo, cintura, rostro y corazóna trazos de recuerdoy color de la última acuarelade la tardeen el vestido que llevaste a los poemas.Dirás después si te conozcoy tú me ignoras,si es extensa la esperanzapara agotarel amanecer floral de tu sonrisa.Después, lo demás no importa,sólo que no debes olvidar jamásuna cosasolamente. Nada más:

Que alguna vez tuvistepara míuna breve señalen la garganta.

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cumpleaños, ii

Punto y seguido.Breve momento para revisar el equipaje.

Debes traer tu mes de lunacon las primeras gotas de los fríos.

Quién sabe si también se incluyanaquellas hojas antiguasque hablaban de recuerdos,de encuentros, de regresos,de carcajadas vigentes o de desusados llantos.

¿Cuántos árboles, cielos, arenaso cenizas llevas ya sobre los ojos?Necesario repasar las archivadas consejasy largo puede ser el comienzo del recuento.

Hoy pongo ante timi parte de deseos en tu día.Guárdate,guárdate así como eras,

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guárdate toda,guárdate lejos de toda desmemoria.Zarpa de nuevo tu jornada con derrotero hacia tu propia lealtad.

En tu fecha igual que ayervivirán mis flores idasy oirás que repiten lo que pido:que te aprendas el nombrede más tardescomo aquellas que decían “hasta luego”.

Aquí tengo tu vozcon ella vivo junto a mi reloj de aguay mi ancla ya oxidada.Y no es que cante con vientos desolados,no,porque amo el sol, amo el día,amo la vida y las estrellascomo amo tu cuerpoque supo conmigo asombrarsede la noche.

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Y sólo quise hacerme presentecon la íntima rosa de un fuego que conoces,convocadopor mi pulso,mi palabra,mi canción y por mis manos.

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esperanza reclamada

Tu cuerpo es mi íntima moraday sin embargo te pierdoa cada instante.

Me he acostumbradoa reconstruirte sólocon recuerdos,que el silencio de mi corazónse queda inéditoen tu frente.

No puede ser mentirael largo ritoque apuntalaste a besosni lágrima del aguala promesa de tus muslos y tus senoshechos a la medida exacta de mis manos(como la que tiendes

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con tu vida al recibirla mía)

Pero te pierdoa cada momento aunque mis días empiecen contigo,te me escapas de mis ojosy te vuelves señal hacia muy lejospor más que mi vozse selle con tu nombre.

Y digo entonces,acá en secreto,que debe haber alguna noche sin lluviaque no te niegue tantoen las orillas de mis sienes.

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Buscadentro de esta vozel misterio donde has residido siempre.

Algo se me ha repetido en horas inmóviles:que tu ala no ha volado para mí.

–Sólo instantesde sentir pasar tu ríoen compañía de las mariposasde la niebla–.

Dame cualquier sombra,ahora que de veras ni tiempotienes para olvidarme,ahora cargo el castigode una ansiedad expectanteque me esperaba de piecon la mitad de una ropa blanca, impaciente,que no tenía sentido,luego desandadacuando tus ojos se acostaron a mi lado.

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Ya no podrás renunciara esto que te dejo,mi oscilante latido,este sueñode una noche de bodasque no ha llegado hasta las albas.

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Quiero nombrarteen las aguas de otros díasy en la orillade la flor que da tu paso.

Quiero saberteaquí, donde las rosasse doblaron a tu pielque desconozco.

Pero no quiero decir adiósni en esta veza tu asistencia ecuatorial que a mi nocturna soledadhizo vivircuando me hablabas.

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Aún existenmis palabras,Sirio.

No se han ido las aguas desbordadasde la nocheni las elípticas distanciasde la bruma.

Abandónate un tanto,Sirio,olvida un ratotu exclusiva formay anuncia tan sólouna vezmi residencia oscuraentre tus labios.

Porque aún–mucho más–las horas de mi vidase desplomanen el eco de tu sombra.

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Quisiera volver a vertepero no sé ni dónde vives.

Dame tu dirección.

Quizá se me ofrezca de repenteir a saludarte,pedirte dinero prestadoo comprobarque la cama del recuerdono se le niega a nadie.

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Quiero estarme en el día opaco que te cubre.

En el aire frío que tibias con tus labios.

En esta húmeda tarde que asiste a tu mirada que aún no da con los recodos de mi verso.

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Apréndete de memoriami sangrecomo te sabestu cuerpo.

Apréndete de memoriami frase como te sabesla huella que ignorode tus labios.

Apréndete bien mi tiemposumergido bajolos díasde sombrasy de olvidos.

Apréndete de memoriael amaneceren que ya no apareciste,la tarde largaque esperé dolidoy la noche ciega en que no me oíste.

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Aprende mi poemasin comienzoy repasa las lunas que te buscan.

Apréndete bien los besosque llorando no te he dadoy repite mi nombre fuerte,que acabade iniciarseen alfabetos transparentes.

Apréndete biencómo te llamo a estrella,sábete mi risa,mi plática totalde angustias y violetas.

Que ahí estoy nada más a la vuelta de tu vida.

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Sirio:

¿Has contadolas letras del nombreque te di?

Son cinco.

Cinco aladas amapolasque sabena tus ojos.

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cumpleaños

Nadie me pudo contar de tipues te fuiste con tu nombrediciendo los otoños, así nomásdejaste el eco adoloridode un hasta luego para que las rosas de octubrenecesitaran más aguadel recuerdo.

Y desde la niebla azulde un sueño errabundo

veo tu regresoa mi canto sorprendido.

Aquí te esperó mi frase dichacon la fiebre lentadel almatraspasando más de una tardeinterrogante.

Aquí te esperóel golpe de la sangre

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ascendida hasta mis cejas,porque te he amadosin detenerme nuncaa saberde dimensiones o de límites.

Porque te he amadoen el borde de un luceroy en la brisa volantede mi ave.

No ha habido tregua.Hora tras hora recortadasa la arena seguray puntualse han encontradoen la frente anchurosapara repasar el diseño de tu altura.

Porque todas las palabrasson tu nombre, y te las quise decir en una fecha.

Todos los pensamientosson tus ojos

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y todo el cánticodel viento es tu gargantacomo es toda mi vidaun corazón caído.

Ahora sabesque tendrás que arrojaruna piedra más al calendarioy sobre la ceniza archivadayo te agregocomo siempre, un cálizexpectantey el boceto de tu huellapara la risa floralque deberá arribar a tus auroras:

Escultura del día.

Rostro de mis noches.

Que así sea.

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poemilla 5

Era el penúltimo final.Quería que quemara sus fotos.“Nada más para tus ojos.”

Hubiera sido como arrojarmás fuegoal fuego.

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EN LUGARES EXACTOS (2)

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palambras

A los nuevos, en su idioma

Poeta: te cuento, y no te cause asombro,me puso el llanto final sobre mi hombroy ni siquiera me supo dar su nombre,se fue, a lo mejor tras otro hombre. Así pues, poeta, bailemos el mono de alambreo la mentada te deja muerto de hambreo, verás, aunque en ellas el amor se siembraes difícil someter a toda hembra.

(Yo, aún, sobre mi hombro de hombretengo hambre, hambre de hembra hembra.)

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La vida no es corta,dijo Séneca.

Somos nosotroslos que hemos llenadode olvido sus momentos.

No escribimos un verso.No leímos una bella historia.Fuimos sordos a los cantos entrañables.

Torpes,dejamos ir al amorque pudo esconder los imposibles.

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Hay una gran diferenciaentre lo que la poesía no dicey lo que de veras no dijo nunca.

Es una ausencia misteriosade la que sentimos su mensaje sin oírlopero que ahí vive,oculto entre los recovecos del verso.

Y lo que no se dijotambién vivey espera a alguien que lo diga sin decirlo.

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antinocturno uno

Hay palabrasque no te escribiría nuncaen mis pésimos poemaspara no volvértelos más cursis.

Como vocinglera coruscante pavesa quimera.

Y en cambio no me cansaríade decirteotras.

Sí, claro. Esas.

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académica

A don Camilo José,el de los eruditos desenfados

Reputar,

segunda acepción del Diccionariode la Real Academia Españolaque contra lo que se dice mea sola:

Apreciar o estimar el mérito.

Verbo peligrosísimo de conjugar.Presente de indicativo: yo, paso, tú reputas, él o ella reputa, etc.

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poemilla 15

A la chica de las placas vencidasla halagaba un admiradorcomentándole que aún teníapartes buenas.

Don Camilo José–el de los eruditos desenfados–escribióque toda mujer tenía algo aprovechable.

Cuestiónde buscarle.

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médica, ii

“Sus lágrimas son algo fuerade lo común.”

—Apología y escarnio del lloroy del lloriqueo.

“Algunos seres tienen lágrimas, pero incompletas.”—Los poetas, de seguro,o los émulos del cocodrilo.

Peor:“Otros seres pueden carecer de ellas,como las mujeres.”

—No digan. ¡Qué teatro!

Entonces, ya ni llorar es bueno.

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586ava noche

El ladrón aquelrobó joyas de bella mujersorprendiéndolaen su alcoba,sacó su cuchilloy se lo clavó a la muchacha en las nalgas.

¿Qué no habría otro sitiomenos singulardel cuerpo para herirla?

¿Cómo iba a sentarse ahora, la pobre, Sahrazad?

Y como no fue muerta daría gracias,pero, ¿cómo darlas?

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día festivo

No tan de mañaname despierto por rutina.Abro los postigos de la ventana, abro las páginas del periódico.

De momentono hay nada más que abrir.

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don juan

Dejé los puros rayones.Pues iba a decir tambiénque he amadoa tantas y a locas.

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Nada nos sorprendeen las mañanas,cuando esperamos las albas limpiasaparecen las mismas grisesnoticias de otros años.

En este tabladilloque es la vida,dijo el poeta,nada más se cambian los actores.

Crímenes, guerras, ilícitos;aventureros de la política codiciosos de poder.

Pocos somos los que,enamorados de la vida,buscamos la bellezaen los sublimesortos.

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NI AMOR NI ADIÓS (3)

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poemilla 8

Tiraba yo viejos papeles.Tropecé con algunos recaditos:“Te quiero”.“Soy tuya”.Los eternos clichéspero que fueron torsos de locura,habían fondeadoen los estuariosde tu mar oculto.

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Cuídate.Porque quizá un día de estosya no existas.

Con dejar de amarteestarás muerta.

Y no se sabrá de tini en internet.

Porque mujer que no es amada–enigma y vanidad, sólo nostalgias–sencillamenteno es nada.

Yo no inventé eso, ¿sabes?

Hace rato que lo dijoCoco Chanel.

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No habrás de darme yaningún “tal vez”,suena a inviernoese acento del exilio.

Tu deshabitada compañíacimienta la insondable soledadde soledades que sostengo.

Ahora que séque más que nuncani túni nadieextenderán su mano por mi marcha.

Lo pediría una vez más.Sólo para que se detuvierao nopartiera desde ninguna parterumbo a nadatu último vuelo de gaviota tempestuosa.

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las plumas

Ya no son como las de antesSe usaba tintero.Se manchaba uno la ropa,las manos y el pensamiento.Pero se podía hacer caligrafíay trazar una A sombreadao una P rameada.Ahora corresponden al hombreactual, al de la edad de plástico.Con ellas se escriben tarugadas más elaboradasy acaban sin tinta, mascadas,y se botan.Como lo haces tú con mi alma.Aunque mi alma sigue igual.Como las de antes.

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cumpleaños, iv

Estás guardadabajo siete candados de caricias,transida de fuegosy ansias apresadas por el ardor del embeleso.

Ya veste empiezo a platicar de lo que entiendescon estas tardías frases entrelazadasa los horarios irrevocablesy una vez másel reencuentro es nuevoprecisamente para que nuncase haga viejo.

Se impone que te lo recuerde:estás forjada en cercaníasaunque me abisme la orfandad letal de tu presencia,por más que estás atrásy ahora

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al trasluz de la voz apasionadaviva en el preludio de la madrugadaíntima.

Te apareces claro en la confluenciade las tormentas secretasen este aniversariomedido ya por un aplazamiento de distancias implacables.

Pongo esta desteñida canción a la mitad del otoño adolescentereuniendo la esperanzay el ritual del regreso convenido.

Esta vez arribo desde ventiscasendurecidas(sólo despedazadas por la eternidad de la roca)y es que las cosas llegande frente o sin aviso,provistas de fechasde díasde sorpresassin que haya tiempo de escoger las nuestrasteniendo que aceptar que algunasse pasen de largo sin remedio.

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De todas formas se entiendeel recuerdode toda como sabes sercomprometida con la entrega.

Vive por ti,para ti,lo digo desde esta fecha,tú que traes una rosa de octubrey de perfume desnudosigue cabalgando en el amorcomo lo lograste al pie de mi montaña.

Sigue más,síntesis de pasión y fortalezahasta que se consumanuncala savia que te sustenta en árbolplantado en la clausura de mi destino.

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Muy cierto, ya de caída voy,pero no solo.

Qué te creías tú, mujer,al menos así me haces compañía.

No tendrás prisa, pues, de ya no vermeahora hasta la risa se te acorta.

De acuerdo,lo viejo a leguas se me nota,y más si llegoa mi próximo cumpleaños.

De acuerdo, otra vez,voltea nomás a ver los cerros;qué me duran, indina:reverdezco.

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No viste tu ayerni las manos que no podríanya nunca repetir tu rumbo.

Yo te lancé gritos de penumbrapara indagarcómo me oiríasy con cuáles letrasformaría otra vez,sobre los momentos azules,tu nombre de plegaria ardiente.

Aspiré–qué más me quedaba–el hueco de tu voz,la caída luz de tu partida,pues había sido nada más por ti

Por tu amor.

Camino sin fin, última ruta.

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Para qué dices más

No me presumas que no fui incluido en tu inventario;yo primero que túme supe dado de bajasin remedio.

Mejor dime que noen una clave distintay extranjera.

Eso sí, te lo aseguro,cuando yo te hayaperdido en mi memoria,nadie, pero nadie igualará tan grande olvido.

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Yo, quecomo mi hermanoaquelcreía saber tantode ocasos–discutí rabioso sus esquemas–no me había dado cuentaque hoy,silenciosa y orquídea,la tarde se me fue como túsuavemente por mi hombro.

Si hablópara decirmeque como el soldejabas las últimas espigasno lo supe,y diluyendo en polvolos minutosme llegó la noche cargándomede rocíos adelantados.

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Obtuviste del atardecer del otoñoel olvido de los viejos vientos los que vuelvensin falta porque sonamigos conocidos de las hojasinútiles.

Me obligastea verte de memoria y a escuchar de espaldas lo que dicen.

Que se va el año, Sirio,y con él, la vida.

Que otra vez no estuvieron tus ojosen el recuento de mis soledades.

Que hay un saldo a mi favor. Un almanaque inseguro. Un ayer desvencijado.

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Un peregrinaje de mis manospor tus colinasde amor y miel,pendiente.

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¿Qué otroseónicos silencios, Sirio,serán tan amargoscomo los que me dan ahoratus labios alejados?

¿Qué otra soledadno tendrá orillas, asícomo la mía?

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aquellos lodos

Esto sucedió hace muchos años,no había entonces apéndices celularesen las orejasni computadoras marisabidillasy adictivas.

Tú necesitabas alejarte.

El recado encontrado hoyse deshacía de polvo y tiempo,por él me di cuenta de cómo el olvidose quedó en las cartas y poemas devueltos.

A la antigua,me arrojaste el diamante de mi sentimiento,el ramo de rosas secasy hasta el par de botas usadas.

Exigías lo tuyo reclamando los encajes blancosarrancados en una noche de trueno.

Así deberían ser los adioses,clausurando expedientes,sin volver a recordar nada ni a nadie

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hasta uno mismo,aunque de repente un vientecillo extraviadode un ayer nos distraiga un poco.

No hay problema.

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antinocturno ocho

De verdad estuve loco por ti.

Anoche, para variar,volviste a mi memoria.

Y ya no pude recordar ni cómo eran tus nalgas.

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¿Qué hago, amor,para que no se me carguetantola vida? Qué hago para que en las agudas noches –como ésta–no conviva con las aguasdesalentadasy caigadesierta y oscura sin rumbola garganta.

Cómo hago, amor,para cubrir en un besotu distancia,para enseñar de aurorastu silencioy caminarte contrael ángulo de mis cariciastransparentes.

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Cómo te pido, dime,tu compañía de rosas–alígera y directa–por esta regióntan extendidadonde te ubicograndeal través de las estrellas.

Cómo hago, amor,ahora yo,para decirteque acudo a un distenderde tus pupilaspara que te me presentestodasin ayeressola, sola, solacon los ahoras que me correspondennuevos.

Avisas para tinomás

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y estás conmigoúnicamente en el faltantesabidode todos mis futuros,ausentas lo que séy habré de colocarte asíde todos modosdonde yo pida,que no será ni más alláni más acá de mis respiros.

¿Qué hago, Sirio?A quién pregunto que tenga mi respuesta,a quién encontrarédesde muy lejosque no te haya conocidopara decirle a gritoscómo eres toda amargamente hermosa,y arrastrandopor último mis huesos

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decirle por qué te quiero tanto.

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último brindis

era el último brindisde un bohemio por una reina

José Alfredo Jiménez

i Tiempo para no recogernuestras cosas todavía,o para no recogerlas nunca,oportunidad para establecer el equilibrioentre los planesy el destino.Estoy en un rincón de mi existencia,y si tuviera otro lenguajesería reconocible mi pensamiento.

Nos encontramos por primera vez,Sirio, cuando ya nos conocíamos,el milagro de lo inmediatose intercambió entre las miradascomo una desquiciada casualidad;voy a brindar por ese día.Sin señales de futurosimpensables,

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los vientos se apoyaron en el tiempoy en las madejas pertinacesbajo los días colgados de necia indiferencia. No me importaron las arenas exiliadas;me pregunté si de veras eras túo de tanto soñarteno pasabas de serla menor de mis invenciones. Pero las cosas se dieron y pasastea mi inventario de proximidades escogidas,tenías tan bonitos los vestidos como tus pasos,fue cuando los besos imposiblesconjugaban la esperanza pisoteaday el ardor equivocado;no había temor latentepues sencillamente no te tenía:aunque algunas veces me insinuasteuna palabra veladamente oferentela oscuridad matizaba los suspensos.

Te cubrí de rosas y de versos;me cansé de rogarle,un cotidiano ritualsólo para dosen tardes cómplices;amé la sombra de tus perfumes

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aunque nada me dijistey deposité la piedra de la esperaen mi costado.

ii El mundo impuso el sacrificiode las proximidades;tu presenciaalumbró las viejas lontananzasy vivificaste así a la Poesía.

El acuerdo no fue dicho,la afirmación de siglos se establecióen un pacto sin condiciones,sólo una estrella lo sabría,ella quiso quedarse,surgió de ti otra mujer y tambiénbrindo por ellay por los instantes coincidentescon el brazo de la nochedesvestida;ya no hubo, en ninguna parte, distancias,no podrías ya quedarte en calidadde flor inconclusa,en el decisivo decir bajaste todo el cielo;

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estar contigo fue como dialogaral fin con la esperanza,deshicimos los recelosy nos incorporamos a una tormentaíntima de fuegoy de tu suspiro secreto nada más yotendría noticia,el repetido convenio de vaivenesfue tu luz acostada en mis poemasy definitivamentedejaste de amarme en partes,llegarías a ser flor amanecidade cercanía,besosy lunacon el amor enredado en satines y percales.

En presentido vuelcoahora estás en mí,en las horas del embozado calendariode mi vida.

Brindo por última vez,por tu imagen palpitante y desnudísima,por una agenda sin dolor, sin amarguras,por tu amor renovado en los otoños.

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Ahora serás túquien dirá cuánto te améy cuánto te entregaste.

Guarda de mí cualquier cosa,le estoy poniendo letraa mi última canción. No pierdas mi nombre.

Protege, te pido mucho,del anochecer en tus ojos,mi recuerdo.

Salud.

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mejor deseo

Te nombraron.

Abrirás alguna puertay no encontrarás a nadie.Era mi pensamientoquien llamaba.

Si las desencantadas dichas desaparecen,esa difícil creaturaemplazada como memoriapor ahí resguardarálas primaveras del pasadoy las noches secretasllamaradas.

Sé y vive,ser y vida.

Sea para timucha arena por delante.

115 ·

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EN LUGARES EXACTOS (3)

— E P Í L O G O —

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El gran poema me busca todavía.Tengo la impresiónde que no habrá de encontrarme nunca.

No hay forma en que reduzcauna distancia oscura.

La vida sigue en su insistencia, fluye, se destila, se disuelve.

Tú has decidido hallarte.Ruegopor tu camino sin tinieblas.

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NI AMOR NI ADIÓS ( 1 )Canción VI · 11 ·

Vamos a conversar… · 12 · [—Dices que eres vulnerable]… · 13 ·

Erótica, I · 14 ·Rondador… · 15 ·

Dime, Sahrazad… · 16 · Erótica, V · 17 ·

[Dejé de velar sus senos… · 18 · Ring · 19 ·

En otro tiempo · 20 · Tráfico · 21 ·

All the things you are… · 22 · Invitación · 23 ·

Antepenúltimo brindis · 24 ·

NI AMOR NI ADIÓS ( 2 )Has vuelto… · 43 ·

Horizontes particulares · 44 ·Pongo mi palabra mientras piensas… · 47 ·

Hoy… · 49 ·Carta escrita en la pared · 51 ·

Cumpleaños, II · 54 ·

EN LUGARES EXACTOS ( 1 )Es difícil medir nuestros límites… · 29 ·

Pocos han sabido estar… · 30 ·¿Qué busco, amor… · 31 ·

Breve poema de la presencia quebrada · 32 ·Presentimiento · 33 ·

Último tren · 34 ·Lágrima por Margarita · 36 ·

Voy agradeciendo… · 40 ·

Trivio, 2003De nogales, maderas y trigos, 1997 Cal en el tiempo, 1982El último brindis, 2010Trivio, 2003Cuatro vientos, 2007El último brindis, 2010Cuatro vientos, 2007Memorial de otoño, 2004Cuatro vientos, 2007El último brindis, 2010Voces y canciones recurrentes, 1985El último brindis, 2010Márgenes del viento, 1984

Trivio, 2003Trivio, 2003Trivio, 2003Memorial de otoño, 2004El último brindis, 2010Memorial de otoño, 2004Lágrima por Margarita, 1980De nogales, maderas y trigos, 1997

Cuatro vientos, 2007Trivio, 2003Cuatro vientos, 2007Trivio, 2003Márgenes del viento, 1984Trivio, 2003

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Esperanza reclamada · 57 ·Busca… · 59 ·

Quiero nombrarte · 61 ·Aún existen · 62 ·

Quisiera volver a verte… · 63 ·Quiero estarme… · 64 ·

Apréndete de memoria… · 65 ·Sirio… · 67 ·

Cumpleaños · 68 ·Poemilla 5 · 71 ·

NI AMOR NI ADIÓS ( 3 )Poemilla 8 · 89 ·Cuídate… · 90 ·

No habrás de darme ya… · 91 ·Las plumas · 92 ·

Cumpleaños, IV · 93 ·Muy cierto, ya de caída voy… · 96 ·

No viste tu ayer… · 97 ·Para qué dices más… · 98 ·

Yo, que… · 99 ·

EN LUGARES EXACTOS ( 2 )Palambras · 75 ·

La vida no es corta… · 76 ·Hay una gran diferencia · 77 ·

Antinocturno uno · 78 ·Académica · 79 ·

Poemilla 15 · 80 ·Médica, II · 81 ·

El ladrón aquel… · 82 ·Día festivo · 83 ·Don Juan · 84 ·

Nada nos sorprende… · 85 ·

Poesía incompleta, 1991Trivio, 2003Márgenes del viento, 1984Cal en el tiempo, 1982Trivio, 2003Márgenes del viento, 1984Cal en el tiempo, 1982Cal en el tiempo, 1982Voces y canciones recurrentes, 1985Poemillas, 2014

El último brindis, 2010Trivio, 2003Cuatro vientos, 2007Antinocturnos, 1988Trivio, 2003Poemillas, 2014Trivio, 2003Cuatro vientos, 2007Memorial de otoño, 2004Memorial de otoño, 2004Cuatro vientos, 2007

Poemillas, 2014Memorial de otoño, 2004Trivio, 2003Memorial de otoño, 2004Cuatro vientos, 2007 De nogales, maderas y trigos, 1997Voces y canciones recurrentes, 1985De nogales, maderas y trigos, 1997Cal en el tiempo, 1982

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Obtuviste del atardecer… · 100 ·¿Qué otros… · 103 ·

Aquellos lodos · 105 ·Antinocturno ocho · 106 ·¿Qué hago, amor… · 108 ·

Último brindis · 110 ·Mejor deseo · 115 ·

EN LUGARES EXACTOS ( 3 )El gran poema… · 119 ·

Voces y canciones recurrentes, 1985Márgenes del viento, 1984El último brindis, 2010Antinocturnos, 1988Márgenes del viento, 1984El último brindis, 2010El último brindis, 2010

Cuatro vientos, 2007

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Impreso en agosto de 2015 por Carmona Impresores.Tiraje: 1000 ejemplares.

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TERCERA SERIE

Miguel Gaona

Saltillo, Coahuila, 1984

Poeta. Licenciado en Letras Españolas. Ha trabajado como promotor cultural, corrector de estilo y editor

en proyectos institucionales. Es autor de Raíces de sangre y oro (2005), Eso que se dice un rumbo

(2010) y El ciervo vulnerable (2011). En 2007 obtuvo la Presea Manuel Acuña de Poesía, otorgada por el Ayuntamiento de Saltillo y en el período 2011-2012

fue becario del Fonca en el área de Poesía/Jóvenes Creadores.

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JUAN MARTÍNEZ

TRISTÁN

LA CENIZA

ARCHIVADA

antología poética