La Certeza Del Segundo Advenimiento de E. Edward Zinke y Roland R. Hegstad

8/18/2019 La Certeza Del Segundo Advenimiento de E. Edward Zinke y Roland R. Hegstad

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J o a certeza del

segundo

advenimiento

E. Edward Zinke



Título de la obra original:

Traducción:

Redacción:

Diagramación:

The Certainty of the Second Corning

Alicia Harper Nash

Mario A. Collins

Santiago Meléndez A.

Copyright © 2000, por

Asociación Publicadora Interamericana

Derechos reservados

Asociación Publicadora Interamericana

1890 N.W. 95th Avenue

Miami, Florida, 33172

Estados Unidos de Norteamérica

ISBN: 1-57554 -176-9

Impreso y encuadernado en los

Talleres de Litografía Magno Graf, S.A. de C.V.

Calle “ E” No. 6

Parque Industrial Puebla 2000

Puebla, Pue.



Introducción —-----—— —— -------------- 6

1. ¿Es cristiano el cristianismo?------------------------------------ 9

2. La autoridad de la Biblia y la certeza del segundo

advenimiento 18

3. La creación y la certeza del segundo advenimiento_________ 31

4. De verdades relativas y símbolos de redención ________ __... 39

5. La primera venida nos dispone para el segundo

advenimiento 50

6. La salvación y la certeza del segundo advenimiento---------- 60

7. El santuario y la segunda venida_

_ _

_

_

_________________ 688. Una tan grande nube de testigos y el segundo

advenimiento ..........-........ ...................:...„ 77

9. El testimonio del remanente y la segunda venida — _ ---- 87

10. ¿Debiera ser revisado nuestro esquema profético

del siglo diecinueve? 98

11. La certeza del segundo advenimiento 111

12. El milenio, la destrucción de los impíos y la tierra

nueva ------------------------------ -----119

13. Dios revela su justicia __ 131



J o a certeza del

segundo advenimiento

Acabas de recibir un sobre con apariencia oficial de parte de

las Naciones Unidas. Con dedos temblorosos lo abres. La inquietud

corre por tus venas a medida que lees una invitación para formar parte

del primer equipo internacional que “aterrizará” en el planeta Marte.

Será un grupo selecto de cinco personas altamente entrenadas.

Inmediatamente llamas a tus amigos más cercanos y a tus familiares;

casi no puedes dejar de hablar acerca de ello. Nada tan emocionante

te ha ocurrido jamás.

El lanzamiento se producirá dentro de seis meses. La prepa-ración será intensa. Te darán instrucciones acerca de todo, desde los

experimentos científicos que la tripulación deberá llevar a cabo, hasta

la preparación necesaria, física y mental, para sobrevivir el viaje.

Entrenadores te enseñarán cómo lidiar con la ingravidez, cómo comer

con un traje espacial puesto, cómo dormir, y cómo ser productivo en el

ambiente que se espera que haya en Marte. Rápidamente te das cuen-

ta de que este evento cercano dominará cada minuto de tu vida. Lacomida apropiada, el descanso, el ejercicio y el entrenamiento, todo

esto estará centrado en el momento del despegue. Este viaje afectará

la forma en que utilices el tiempo, las cosas en las cuales pienses y aún

la forma en que te relaciones con las demás personas. Hallarte entre

los primeros que pondrán los pies en Marte en gran medida definirá



n i r o d u c c i ó n JL

con él la inmensidad y las complejidades del universo que él hizo, y

vivir por toda la eternidad en su compañía y la de nuestros amados?

¿Encontraríamos la oferta de las Naciones Unidas más cauti-

vante que la que nos hace el Señor del universo? ¿Podría ser que la

oportunidad de estar entre los primeros humanos en llegar a Marte

fuera más significativa que una invitación a la cena de bodas del

Cordero? Acaso la preparación para el aterrizaje en Marte podría tener

más importancia en definir quiénes somos, que la esperanza de la

segunda venida? Si es así, ¿ha perdido la segunda venida algo de su cer-

teza, su urgencia, su realidad, y por lo tanto, su habilidad de moldearnuestras vidas?

Este libro se propone darle nuevo vigor al aprecio por el mayor

evento espacial de todos los tiempos. La invitación nos ha sido entre-

gada con cuidado especial mediante los profetas, apóstoles, y el mismo

hijo de Dios, Jesucristo. No nos llegó en un sobre traído por un agen-

te de correos en forma impersonal, sino que vino por las manos exten-

didas de Dios mismo, quien ansia damos la bienvenida al hogar.

¡La invitación de Dios para venir al hogar no es simplemente

un evento más, que se añade a las otras 29 cosas que ya están en tu

calendario! Es el evento de los siglos: la culminación de todo lo que

Dios ha hecho para reconciliamos con él. Cuando aceptes la invita-

ción de Dios, su magnitud tomará el lugar céntrico de tu vida.

Dominará tu pensamiento, el uso de tu tiempo y tus relaciones perso-nales y cimentará tu relación con Dios para toda la eternidad.

A medida que estudiemos juntos la certeza de la segunda veni-

da, trataremos de explorar su relación con todos los aspectos de nues-

tras vidas. Examinaremos el mensaje de los tres ángeles para damos

cuenta de qué modo el mensaje bíblico en su totalidad se relaciona con

la segunda venida. A medida que lo hagamos, descubriremos que la

doctrina de la segunda venida se entrelaza con muchas otras, y que sicomenzamos a cuestionar cualquier doctrina bíblica fundamental, tam-

bién ponemos en duda todas las demás.

Siendo que examinaremos el contenido bíblico desde la pers-

pectiva de la segunda venida, también daremos un paso atrás por un

momento y exploraremos el significado de la doctrina misma. Ella no



8 n l r o d u c

La doctrina cobra significado cuando desempeña un papel en

nuestra restauración con Dios. Algunos podrían argumentar que el

énfasis bíblico de que el cristianismo es una relación con Dios niega laimportancia de asuntos doctrinales y de estilo de vida. Sin embargo,

veremos que nuestra relación con Dios no elimina la ley y la doctrina,

sino, como dice Pablo, las establece (Rom. 3:31).

¡Ojalá que este libro sea un guía que contribuya a preparamos

para participar en el más grande evento de todos los tiempos! Por la

gracia de Dios, seamos todos miembros del mismo equipo explorador

hasta que todos lleguemos juntos a asentar nuestros pies en el planeta

Cielo.



o' a

1

cristiano

e l cristianism o ?

Simeón Estilita era un cristiano muy dedicado que vivió en el

siglo quinto de nuestra era. Después de su conversión del paganismo,

deseaba entregarse totalmente a la fe cristiana. Anhelaba entender laesencia del cristianismo y su significado, para así poder dedicarle su

vida. Inmediatamente vendió sus extensas propiedades heredadas,

puso a un lado suficiente dinero para cuidar de su hermana y donó el

resto a la iglesia. Entonces dedicó su vida al monaquismo.

Se recluyó en una cueva cerca de su pueblo natal y se entregó

a la meditación. Pronto se juntaron discípulos a su alrededor, y los

habitantes de las aldeas cercanas se apretujaban para acercarse al pia-

doso monje. Para escapar del mundo, se mudó aún más lejos en la sole-

dad y construyó una columna sobre la cual vivir. Cuando sus discípu-

los a su vez construyeron columnas a su alrededor para poder compar-

tir su piedad, él construyó otras más altas con el fin de alcanzar su meta

de piedad. Según la tradición, finalmente vivió su vida en una colum-

na de 20 metros de altura, lo suficiente para separarse del mundo ymantener una meditación ininterrumpida, libre de las distracciones de

las multitudes de abajo.

¿Encontró Simeón la verdadera sustancia del cristianismo?

¿Qué hay en el corazón del cristianismo?

Ó ^ é l i i i ?



10 £ ,a c e r t e z a d e l lu n ° üA jLLIÍ 1mie n l o

que hace cristiano al cristianismo. Para otros, el cristianismo es una

religión de conocimiento. Si sabes que el séptimo día es el sábado y

que hay que guardarlo de puesta de sol a puesta de sol; que los muertos

no están conscientes; que el juicio investigador comenzó en el cielo en

1844 y que Cristo regresará pronto en forma literal y visual, entonces

has alcanzado el cristianismo.

Otros verían la esencia del cristianismo en una vida social-

mente correcta: dando a los pobres, estableciendo escuelas, cuidando

de los desamparados y sanando a los enfermos. Y otros estarían de

acuerdo con Simeón, en que la meditación es el mejor cristianismo.Cada enfoque demuestra cuán lejos está dispuesta a ir la

humanidad a fin de encontrar el cristianismo. Ilustra cuán fuerte tra

bajaremos, pensaremos, daremos, o meditaremos con el fin de alcanzar

nuestra propia salvación; para hacemos a nosotros mismos presentables

delante de Dios. Si tan sólo logramos encontrar lo correcto que hacer,

entonces podemos ser salvos y estaremos listos para la segunda venida.

Pablo expresa preocupación por la religión basada en esfuerzos humanos. En Romanos 1 él revisa la condición de los gentiles.

Ellos habían fundado su religión en actividades humanas. El resultado

final de la lucha humana era adorar lo creado en vez de rendirle culto

al Creador. A continuación, en Romanos 2, Pablo analiza a los judíos.

A pesar de que ellos poseían revelaciones especiales de Dios, también

buscaban la salvación por las obras. Finalmente, en el capítulo 3, Pabloconcluye que todos habían pecado (tanto los gentiles como los judíos)

y no alcanzaban la gloria de Dios (Rom. 3:8-18, 23). Por lo tanto, las

obras de la ley no justificarán a nadie (Rom. 3:20, Gál. 2:16).

Pablo también tiene preocupaciones similares con las religio

nes basadas en la sabiduría y el conocimiento. Dios destruirá la sabi

duría aun del más sabio, porque no podemos llegar a conocer a Dios por

medio de la sabiduría humana (1 Cor. 1:19-25). En vez de apoyar unareligión basada en conocimientos, Pablo ora para que en su lugar expe

rimentemos el amor de Dios que sobrepuja a todo otro conocimiento

(Efe. 3:19).

El cristianismo no es una escalera que usamos para llegar a

Dios ni una lista donde marcar lo que hay que hacer y lo que no hay



¿ ( S s c r t s l t a no e l c r i s t i a n i s m o ?

la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a

Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3). El resumen y la substan-

cia del cristianismo es llegar al conocimiento de Dios y de Jesucristo.

La palabra conocimiento aquí no se refiere a datos y números, tales comola distancia entre dos ciudades o las substancias necesarias para produ-

cir jabón o las partes específicas que se necesitan para arreglar un carro.

Al contrario, involucra un tipo de conocimiento que lleva a una rela-

ción personal. La meta de la salvación es entrar en una relación pro-

funda, satisfaciente y madura con Dios y con Jesucristo.

Dios nos creó para que tengamos comunión con él. En el pri-

mer atardecer después de la creación de la raza humana Dios estuvo en

el jardín en compañía de Adán y Eva. El nos hizo a su imagen, porque

tan sólo así puede tener comunión con nosotros. Cuando nuestro

carácter está en armonía con el de Dios, podemos relacionamos con él

sin que haya barreras que lo impidan. El Señor desea tener una comu-

nión tan estrecha con nosotros que la Biblia a menudo usa la analogía

del matrimonio para describirla. “Porque yo soy vuestro esposo...”declara Dios (Jer. 3:14).

Cuando estemos “casados” con el Señor, “conoceremos a

Dios” (Ose. 2:20). Entraremos en una relación personal con él, la ver-

dadera substancia del cristianismo. Como dijo Cristo, conocer a Dios es

vida eterna (Juan 17:3).

Desafortunadamente, el pecado destrozó el hermoso cuadro

de la vida en armonía con Dios, rompiendo la comunión cara a cara

que Adán y Eva tenían con él. Por cuanto todos pecaron, y están des-

tituidos de la gloria de Dios (Rom. 3:23) y hemos llegado a ser “como

suciedad” (Isa. 64:6). Nuestra condición pecaminosa corta nuestra

comunión con el Dador de la vida. Somos como rama cortada del

árbol, como una bombilla zafada del tomacorriente, o como una llave

de agua desconectada del resto de la tubería.¿Por qué nos separa el pecado de Dios? Porque el pecado es la

transgresión de la ley (1 Juan 3:4). ¿Y por qué es tan terrible la trans-

gresión de la ley? Porque la ley es la descripción del carácter de Dios.

Es lo que Dios es en su naturaleza propia. Cuando quebrantamos su ley,

estamos yendo en contra de su carácter, y violar el carácter de alguien

es distorsionar o romper nuestra relación con dicha persona No esta



£ a : a d e l j u n d o a d v e n i m i e n t o

no. No debemos confiar absolutamente en nosotros mismos ni en

nuestras buenas obras” (Mensajes selectos, tomo 1, pág. 415). El resul

tado es que no podemos rectificar nuestra situación con Dios por medio

de nuestras obras, o nuestro conocimiento, o nuestras meditaciones, ni

mediante ningún otro esfuerzo humano.

Por nosotros mismos, somos incompetentes y no tenemos

esperanzas. No podemos ir a Dios y decirle: “Seamos amigos y olvide

mos el pasado. Basemos [nuestra relación] en nuestras fuerzas y disfru

temos mutuamente de nuestra comunión.” Nada dentro de nosotros

nos puede recomendar a Dios.La gracia de Dios hizo que aún siendo pecadores —de hecho,

sus enemigos— él mismo se extendiera hacia nosotros por medio de su

propio Hijo, Cristo Jesús, para así reconciliamos consigo mismo. Dios

se dio a sí mismo en Jesucristo de modo que pudiéramos tener una

comunión con él (Rom. 5:8-11; 1 Cor. 1:9). Por medio de él podemos

ser injertados nuevamente en la vid y adoptados en la familia de Dios.

(S i pa pe l de la d o cln n a y. el eshlo de vida

Si la base del cristianismo es entrar en una relación con Dios,

entonces ¿qué papel, si es que hay alguno, juegan la doctrina, la ley, la

meditación y el estilo de vida? En vez de preocupamos por la doctrina,

¿por qué no sencillamente concentramos en nuestra relación con Dios?

Considere algunos de los elementos de una relación saludable.Si yo quisiera relacionarme con usted, en primer lugar sería necesario

que supiera algo acerca de su persona. Sin este conocimiento nuestra

relación no tendría sentido. Podríamos sentamos y miramos el uno al

otro el día entero, pero no habría substancia en nuestra relación. En

segundo lugar, sería necesario que yo supiera algo acerca de mí mismo.

La falta de autoconocimiento puede fácilmente conducir a mal entendidos, haciendo que las relaciones fracasen. En tercer lugar, tendríamos

que entender qué tipo de relación puede haber apropiadamente entre

nosotros. Los primeros dos puntos parecen ser suficientemente obvios.

Ilustremos el tercero. Las relaciones varían dependiendo si uno se está

relacionando con un cónyuge, con un hijo, con una hija, con el jefe, o

con la secretaria Cada una de estas relaciones es única y por lo tanto





enseñan las doctrinas, sino porque la doctrina nos lleva al conoci-

miento de él y a la comunión con él.

A todo lo largo de este libro una de nuestras metas será enten-

der cómo doctrinas particulares permiten una comprensión más com-

pleta de Dios y una relación significativa con él. Ilustremos esto bre-

vemente con la doctrina del segundo advenimiento.

J 2 a com unión con fjesús y ei según<el segundo advenimiento

Alguien una vez le preguntó a una clase de Escuela Sabática

qué imágenes se figuraban cuando pensaban en el segundo adveni-

miento y el cielo. Un número de ideas vinieron de inmediato a la

mente de los miembros: su gloria; el hecho de que sería visible en todo

el mundo; la seguridad de que Dios resucitaría a los justos muertos y que

ellos se juntarían con los justos vivos en el viaje al cielo. El cielo

engendró visiones de mansiones, calles de oro, jardines increíblemente

hermosos, y leones como mascotas. Siguió un momento de silencio, yentonces alguien dijo: “¿Saben lo que más ansio cuando pienso en la

segunda venida? ¡Tener comunión con Jesús, mi Salvador!”

¡La segunda venida es un tiempo de regocijo, no sólo para los

santos, sino también para Dios! “Y como el gozo del esposo con la

esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo” (Isa. 62:5). Uno de los dolo-

res más grandes en cualquier relación es el dolor de la separación: el fin

dé una visita familiar, la muerte de un ser querido, o un divorcio. Unode los gozos de la salvación es el hecho de que la segunda venida marca

el principio de un relación eterna con Dios en la cual nunca más sen-

tiremos el dolor de la separación.

Podemos delinear los eventos justo antes y después de la

segunda venida y describirlos en su forma exacta. Todas las enseñan-

zas bíblicas son esenciales. Pero si olvidamos el hecho central de que

es Jesús el que está regresando, habremos perdido de vista el punto por

completo.

La doctrina de la segunda venida nos dice que Cristo es Señor

y Rey, nuestro Salvador y nuestro Juez. Nos recuerda que somos sus

súbditos, y que si no fuera por su salvación estaríamos bajo su conde-

nación. Dios no es solamente el todopoderoso, el omnisapiente, el



enfatizamos sólo los detalles de la segunda venida, a pesar de lo impor-

tantes que son, perdemos de vista al Dios que se nos revela en esta doc-

trina. En vez de fijarnos en Jesucristo hacemos que el centro de nues-

tra vida sean los detalles de la doctrina y la letra de la ley, y no el Señor.

Q ln a unidad sistemática

Así como hay una conexión vital entre las doctrinas y la

comunión con Dios, también existe una interrelación entre las doctri-

nas mismas. Estas son una unidad sistemática. A veces caemos en la

tentación de mirar a una doctrina aislada de los otros aspectos del cris-tianismo. A menudo separamos las doctrinas unas de otras. Tratamos

de escoger entre ellas. Por ejemplo, algunos dicen que podemos acep-

tar las doctrinas del sábado y la segunda venida, pero no necesitamos

tomar literalmente la creación en una semana de seis días consecutivos

de veinticuatro horas cada uno.

“Estas doctrinas no constituyen renglones separados y de pocosignificado, sino que están unidas por hilos de oro que conforman una

totalidad que tiene a Cristo como su centro viviente (Mensajes selectos,

tomo 2, pág. 99).

Venga conmigo a una hermosa playa de arena blanca. Las

montañas rocosas se elevan majestuosamente detrás de nosotros. Las

olas se desplazan hasta la playa a la vez que se estrellan contra las rocas

a lo largo de los arrecifes. Las nubes, pintadas de rojo y naranja por elsol poniente, tachonan el cielo. Los rayos del sol resplandecen en la

arena mojada y centellan en las rompientes olas. Recuéstese en la

playa y disfrute del paisaje.

Ahora observe cómo cambia la escena. Está sentado en el

mismo lugar, mirando la misma playa y las mismas rocas y las mismas

olas, pero el sol ha desaparecido. El cielo está gris y oscuro. La arena

no resplandece; el cielo ya no se tiñe de color de rosa. Aunque usted

no se ha movido del lugar, ¿está mirando la misma escena?

La doctrina bíblica debe ser mirada como una unidad. Si le

quitamos tan sólo una de las doctrinas fundamentales, es como si borrá-

ramos el sol de la escena. Podemos estar sentados en el mismo lugar,

pero el cuadro no es el mismo. Todas las doctrinas bíblicas forman un



cristiana, porque tiene un impacto directo sobre el carácter. Una ley

de la mente y el carácter establece que éstos se forman de acuerdo a la

cosa o persona que más respetamos en la vida. Si admiramos a Dios

supremamente, y si nuestro concepto de Dios es fiel a su carácter, este

hecho transformará nuestras vidas hasta que estén en armonía con él.

Esto mismo a su vez, fomentará una relación más íntima con él. Pero

si nuestro concepto de Dios es falso, y admiramos esta imagen falsa al

punto que domine nuestras vidas, nuestro carácter entonces empezará

a reflejar nuestra imagen falsa de Dios. Esto resultará en la distorsión,

si no en la destrucción de nuestra relación con Dios, ya que nuestrocarácter no armonizará con el suyo. Más aún, al igual que malenten-

der el carácter de una persona nos lleva a tener un mal concepto de ese

individuo, también malentender la naturaleza de Dios nos llevará a una

relación confusa con él. La doctrina bíblica, por lo tanto, juega un

papel clave en nuestra relación con Dios, porque nos presenta su reve

lación de sí mismo.

Juan dice que la vida eterna es conocer al único Dios “verdadero”. No a cualquier dios, no a una deidad creada por nuestra propia

imaginación —un “dios hecho a la medida—”, sino a un Dios como él

se nos revela mediante la palabra viva, Jesucristo (Juan 1:18), y su pala

bra escrita, la Biblia. Elena G. de White también presenta el mismo

punto: “ ¡Maravillosas, maravillosas palabras, casi más allá del entendi

miento! ¿Entenderán esto los maestros en nuestras escuelas? ¿Tomaránla Palabra de Dios como el libro de instrucción capaz de hacerlos sabios

hasta la misma salvación? Este libro es la voz de Dios hablándonos. La

Biblia nos presenta las palabras de vida; porque nos familiariza con

Cristo, el cual es nuestra vida. Para poder tener fe constante y verda

dera en Cristo, tenemos que conocerle como él está representado en la

Palabra” (Fundamentáis ofCkristian Edncation, p. 433).

Por medio de la Palabra de Dios podemos comenzar ahoramismo a tener comunión con él. “Teniendo la Palabra de Dios en la

mano, todo ser humano, cualquiera sea su suerte en la vida, puede gozar

del compañerismo que escoja.. .Puede morar en esta tierra en la atmós

fera del cielo, e impartir a los afligidos y tentados de la tierra pensa

mientos de esperanza y anhelos de santidad .. .como aquel que antaño



rismo con el cielo, se sentirá como en su casa en medio de la compañía

celestial”(Dios

noscuida,

pág. 194).¡Juan no dijo que deberíamos conocer a Dios basados en lo

que pensamos que él es! No sugirió que deberíamos llegar a conocer-

lo como un “dios hecho a la medida”. ¡El enfatizó que debemos cono-

cer al único Dios “verdadero” ! Prepararse para la segunda venida no es

como prepararse para una cita con un desconocido. N i es como un

matrimonio por el Internet. Es prepararse para un matrimonio con

alguien a quien ya conocemos, porque lo hemos conocido en las doc-trinas reveladas en su Palabra; alguien con quien deseamos pasar la

eternidad, por lo que ya conocemos de él.

La doctrina bíblica es importante, porque nos lleva al conoci-

miento de Dios, el cual viene para llevamos con él al hogar. Sin

embargo, debemos tener cuidado de no hacer de la misma doctrina el

fin. El conocimiento de la doctrina no es la meta del cristianismo, sino

que es el medio hacia un fin: una completa, significante, y gozosa rela-

ción con Dios y Jesucristo.

Supongamos que alguien me hubiera contado acerca de la que

iba a ser mi esposa, Ana, antes que yo la conociera personalmente.

Podrían haber elogiado su belleza, sus habilidades como ama de casa,

sus conocimientos culinarios, y su amante personalidad. O podrían

haber enfatizado cuán buena madre llegaría a ser. No obstante lo úti-les que hubieran sido las más detalladas descripciones acerca de ella,

nunca habrían sustituido mi conocimiento personal de ella.

En el contenido de la Biblia Dios ha hecho una revelación de

sí mismo en las enseñanzas que llamamos doctrinas. Ellas nos cuentan

en detalle acerca del único Dios verdadero. Sin embargo, a pesar de lo

importante que son para nuestro conocimiento de Dios, nunca debe-

mos considerarlas como el fin mismo. ¡Debemos abrir nuestras vidas a

sus enseñanzas, para así poder llegar a conocer personalmente a Dios y

a Jesucristo, cuyo conocimiento es vida eterna!



o

2

a au toridad de la ^B ib lia

la certeza del segundo

advenimiento

Estaba parado frente a una gran piedra conmemorativa situa-

da en el centro de una intersección tranquila en la ciudad de

Constanza, Alemania. El andador de adoquín daba lugar al jardín queacentuaba la gran piedra. De un lado de la piedra estaba grabado el

nombre John Hus. En el otro lado tenía el nombre Jerónimo.

Hus y Jerónimo eran profesores en la Universidad de Praga, en

Bohemia. Su participación en la Reforma Protestante hizo que la igle-

sia de Roma objetara sus enseñanzas y predicaciones, por lo cual las

autoridades los citaron para que se presentaran ante el Concilio deConstanza.

Justo antes de mi visita a la piedra conmemorativa, había

recorrido el lugar de su arresto domiciliario y había manejado por el

lado de la cámara del concilio donde las autoridades los habían juzga-

do y condenado como criminales por su fidelidad a la Biblia como la

Palabra de Dios. Entonces visité una torre situada en el centro del lago

de Constanza, en cuyo sótano se cree que estuvieron encarcelados lanoche antes de su ejecución. Si así fue, estuvieron parados hasta la cin-

tura en las aguas heladas del lago.

Ahora me hallaba de pie en profunda contemplación junto a

la piedra conmemorativa, el lugar de su ejecución. Las palabras de

Elena G. de White resonaron en mi cabeza: “...Dios tendrá en la tierra

bl d á l Bibli l Bibli l i d d



había sumido en meditación tan profunda que no me di cuenta hasta

ese momento de que una mujer de avanzada edad estaba sentada en un

banco al pie de la piedra. La cámara la sorprendió. Se puso de pie, le

dio vueltas a la piedra dos o tres veces mientras nerviosamente mirabaentre la cámara y la piedra, y finalmente, sacudiendo la cabeza, se fue

por la calle a lo que aparentaba ser su velocidad máxima.

La imaginé siendo una niña joven y creciendo en esa ciudad,

posiblemente viviendo a escasas puertas del monumento. Tal vez juga

ba a las escondidas en los alrededores de la piedra, tiraba la pelota para

allá y para acá con los niños en una de las calles tranquilas cercanas allugar, o se sentaba en el banco a su lado mientras descansaba bajo su

sombra. Sin embargo, probablemente nunca entendió su significado:

la conmemoración de dos vidas eliminadas al quemarse en la hoguera

por su lealtad a la Palabra de Dios.

Gífola scriplura

Mis pensamientos entonces se dirigieron a nuestra iglesia.

Heredamos el énfasis de la Reforma: sola scriptura. La Biblia sola ha

sido nuestro credo. Esta roca sólida estaba en nuestro propio patio tra

sero. Crecimos con ella, jugamos alrededor de ella, nos paramos en

ella, nos sentamos en el banco al lado de ella, y descansamos bajo su

sombra; y aún así, con toda esta familiaridad, ¿entendemos realmente

su significado?Como adventistas del séptimo día éramos la gente del Libro.

Construimos sobre él y dependimos de él completamente, porqué enfa

tizábamos las doctrinas del sábado, el estado de los muertos, y el juicio:

todas doctrinas bíblicas basadas en la autoridad de la Biblia. Pero sim

plemente dimos por sentada su autoridad, siendo que este hecho no

estaba en duda. Nuestra preocupación era enfatizar las doctrinas bíbli

cas que habían quedado perdidas en la iglesia cristiana.

o £ ? a autoridad de la f fd iíh c

Los adventistas salieron de iglesias que ya habían aceptado la

autoridad de la Biblia y la proclamación de la Reforma a sola scriptura



£ .a c e r t e z a d e l t u n d o a d rentmií t

do acerca de los asuntos involucrados en ninguna de las dos doctrinas.

Por consiguiente, fuimos vulnerables a las ideas de la salvación por

obras y de la razón humana como el fundamento de la teología.Nuestra primera crisis se presentó con la doctrina de la justi-

ficación por la fe. Como todos sabemos, en 1888 confrontamos esta

crisis de frente. Lo que hasta entonces habíamos dado por un hecho,

ahora tenía que ser deletreado claramente. La doctrina ha sido reno-

vada de vez en cuando dentro de la iglesia y ha sido una bendición

tanto para la iglesia global, como para cada uno de nosotros indivi-

dualmente. Podemos estar agradecidos por las muchas voces que sehan unido para proclamar la salvación por gracia mediante la fe.

Así como enfrentamos una crisis con la doctrina de la justifi-

cación por la fe, también encontramos una crisis similar referente a la

autoridad de la Biblia. Y tal como nos dimos cuenta de los argumentos

y principios implicados en sola fide, también debemos de captar aque-

llos involucrados en la doctrina de sola scriptura. En nuestra iglesiapodemos estar agradecidos por las muchas voces que están comenzan-

do a entender y proclamar el mensaje de que la Biblia es el fundamen-

te único de nuestra fe.

Existen muchas similitudes entre la doctrina de sola fide y sola

scriptura. Al igual que la salvación es un regalo, así también la Biblia

es un regalo de la autorevelación de Dios. Y así como no debemos de

manipular la salvación por medio de esfuerzos humanos, tampocodebemos controlar la Biblia por medio de la razón humana. Debemos

de recibir por fe solamente tanto la salvación como la Biblia.

La historia de la teología nos recuerda que cuando un princi-

pio se pierde, el otro también desaparece eventualmente. El don de la

salvación depende del don de las Escrituras, porque si la autoridad de

las Escrituras depende de la obra de la razón humana, entonces la sal-

vación de la cual habla la Biblia también surge de esas mismas obras

humanas.

(fduando se malenhencle la au toridad de la £ B d k

Al pensar en aquel momento de meditación junto al monu-



J 2 a a u t o r i d a d de l a É f á i l l i a u l a c e r t e z a d e l s e g u n d o

Por ejemplo, a veces he buscado un fundamento de roca sóli-

da, absoluta, que colocar debajo de la Biblia para poder aceptarla como

la Palabra de Dios y, por lo tanto, como autoridad única. Yo quería usar

el poder de la ciencia, de la arqueología, de la historia, y de la filosofía

para construir dicho fundamento. Yo pensé que estos enfoques confir-

marían que la Biblia es la autoridad absoluta. Pero no me di cuenta de

que justamente me había constituido a mí mismo como la autoridad

absoluta. Mi punto de vista descansaba en la excelencia de la razón, y

no en el poder de la Palabra de Dios.

También he malentendido la autoridad de la Biblia al buscaruna teología “balanceada.” He tratado de balancear la ley y la gracia,

la fe y la razón, y la revelación natural con la revelación especial. De

alguna forma he pasado por alto el hecho de que lo que me puede pare-

cer balanceado a mí pueda ser completamente desbalanceado desde el

punto de vista de Dios, y que el asunto importante es el mensaje bíbli-

co, y no lo que parece ser apropiado desde mi punto de vista humano.

Más aún, algunas verdades no son una cuestión de equilibrio,

sino un asunto de relación. Es tonto que una ama de casa discuta con

el arquitecto de su casa acerca de qué balance puede haber entre la

cocina y los cimientos de la casa. Eso es un asunto de relación. La

cocina tiene que descansar sobre los cimientos. De igual manera, el

cumplimiento de la ley es consecuencia de la salvación por gracia; la

razón descansa en la fe y la revelación natural es entendida dentro delcontexto de la revelación especial.

Yo malentendí la autoridad de la Biblia cuando quise encon-

trar la “verdad” dondequiera que se pudiera encontrar, ya fuera en la

naturaleza, en la razón, en la ciencia, en la filosofía, en la historia, o en

otro lugar. Busqué la verdad para así poder encontrar mi propio cami-

no hacia Dios. Estaba actuando como si la “verdad,” de alguna forma,

existiera independiente de Dios y su Palabra. Como Pilato, yo pre-guntaba, “¿Qué es la verdad?” (Juan 18:38), cuando ¡“el camino, la ver-

dad y la vida” (Juan 14:6) estaba parado justo frente a mí! Para mí, la

verdad era una cosa, un concepto, por el cual lo mediría todo, inclu-

yendo a Dios y a su Palabra.

Tampoco logré captar la autoridad de la Biblia cuando quise



En cierto sentido yo estaba diciendo, es más sabio construir la casa en

la roca y en la arena.

Yo malentendí la autoridad de la Biblia cuando la vi tan sólo

como una verdad entre muchas otras. Yo estaba pensando en términos

de la primacía, o la supremacía, de la Biblia en vez de en términos de

un único fundamento de autoridad. Me quedé atónito cuando descu-

brí que mi posición en cuanto a la primacía de las Escrituras era el

punto de vista anterior a la Reforma, que ésta rebatió con el principio

de soh scriptura.

Como resultado comprometí la autoridad de la Biblia al acep-tar el concepto humanista contemporáneo de la libertad: que somos

absolutamente libres en el universo para hacer nuestra decisión a favor

o en contra de Cristo desde una posición inicial neutral. La enseñan-

za bíblica afirma que somos o esclavos de Cristo o esclavos de Satanás,

y que sólo quedamos en libertad cuando venimos a Cristo.

Finalmente, yo ignoraba la autoridad de la Biblia cuando pre-

tendía llegar a la gente donde estuvieran, con el fin de traerlos a Cristo.Me empeñaba en comenzar con la cosmovisión de ellos, con su estruc-

tura filosófica, y entonces convencerlos de la verdad de las Escrituras.

Al hacerlo, yo estaba estableciendo su cultura como la autoridad final.

Aunque es verdad que necesitamos llevar el mensaje del evangelio a

las personas de tal modo que lo puedan entender, la convicción debe

venir del Espíritu Santo, no de los dictados de su propia cultura.

Nuestra tarea es enfrentar su cultura con la Palabra de Dios, en vez de

basar su aceptación de la Palabra de Dios en su cultura particular.

Sin expresarlo en palabras, yo estaba tratando de decirle a

Dios dónde cabía él en nuestra organización del conocimiento. Yo

estaba tratando de traerlo a él al canon de la verdad. Cuán afortunado

era Dios de que yo estuviera en el escenario juntando los mejores argu-

mentos para probar su existencia y defender la Biblia como Su Palabra.Yo quería un “dios hecho a la medida,” que encajara dentro de mi cul-

tura y racionalidad.

En muchas formas yo actuaba como los doctores que acuestan

a sus pacientes en la mesa de operación, los examinan, los anestesian

para así poder controlarlos, inspiran vida en sus cuerpos, les masajean

h áfi d l d d b l



someter al control de la Palabra de Dios, debo ser disecado por ella,

debo permitir que el poder del Espíritu Santo sea alentado en mí, y por

este medio ser curado por ella.

c S a cQd>iíha y oiras aulondade

Un importante tema se destaca en El conflicto de ¡os siglos:

Que a través de las edades Dios ha tenido un pueblo que ha sostenido

las verdades mellizas de sola fide (salvación sólo por fe), y sola scriptura

(por la Biblia sola), y que Dios tendrá un pueblo en la tierra al fin del

tiempo que proclamará las mismas verdades en oposición a cualquierotra autoridad, ya sea eclesiástica, política, existencial, o racional.

Durante la Edad Media, cuando los maestros de la iglesia con-

cibieron la salvación basada en la fe y en las obras, la fórmula de la teo-

logía llegó a ser la Biblia y la tradición de la iglesia, la Biblia y la natu-

raleza, la Biblia y la razón, y la Biblia y la filosofía. Mientras que ellos

sostenían la supremacía o la primacía de las Escrituras, la colocaron allado de otras autoridades “más pequeñas.” El resultado neto fue que en

realidad comprometieron la autoridad de la Biblia.

La Reforma respondió a la noción de que la Biblia debía

ponerse a la par de algo más, junto con el principio de sola scriptura. La

Biblia sola era la base, no sólo de la teología, sino también de todos los

otros aspectos de nuestras vidas, incluyendo el fundamento de nuestro

intelecto y conocimiento.Mientras que la Reforma hizo de la Biblia, en vez de la razón,

el fundamento del pensamiento, no negó que Dios hablase a través de

otros medios, tales como la iglesia o la naturaleza. Sin embargo, la

Biblia era la autoridad para determinar cuándo y en qué otro lugar

había hablado Dios. La Reforma tampoco negó que la razón humana

tuviera un papel significativo en el asunto. La razón es una herra-

mienta legítima para el entendimiento cuando opera desde el funda-

mento de la Biblia.

Podemos ilustrar la relación entre la razón y la Biblia conside-

rando los varios aspectos de mi casa. Un conjunto de planos guió su

construcción, y la estructura entera descansa sobre los cimientos. Mi

casa tiene una sala, una cocina, recámaras o cuartos, puertas y venta-



ellos son esenciales para vivir una vida plena. Sin embargo, si hacemos

de uno de estos elementos la guía o fundamento de la vida en lugar de

la Biblia, nuestras vidas se derrumbarán. Estamos postrándonos ante

un “dios hecho a la medida”, que nosotros mismos hemos confeccionado, en vez de postramos ante el Dios que se ha revelado a sí mismo.

<J3a ¿fyihha como la & a U ra de CDic

El hecho de que la Reforma devolviera la autoridad a las

Escrituras no surgió de consideraciones filosóficas. Vino del reconoci

miento de la declaración bíblica de que ella es la Palabra de Dios y deldeseo de someterse a esa Palabra. Un tema recurrente a través de toda

la Biblia es que su mensaje es la Palabra de Dios traída a nosotros por

medio de los profetas y apóstoles. “Porque nunca la profecía fue traída

por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron

siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Ped. 1:21). “Toda la

Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para

corregir, para instruir en justicia” (2 Tim. 3:16). Moisés trajo “...todas

estas palabras que Jehová le había mandado” (Exo. 19:7). “Y habló

Dios todas estas palabras, diciendo” (Exo. 20:1). “Y Moisés escribió

todas las palabras de Jehová” (Exo. 24:4, cf. 25:21; 34:27; Lev. 26:46;

Deut. 4:5, 14). “Por tanto, el Santo de Israel dice así” (Isa. 30:12; cf.

1:1, 2; Jer. 30:2; 36:1, 2, 27, 28; Eze. 11:25; Zac. 4:8). “Cuando reci

bisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no comopalabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios” (1 Tes.

2:13). “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a

sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola

por medio de su ángel a su siervo Juan, que ha dado testimonio de la

palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que

ha visto” (Apoc. 1:1, 2; cf. vers. 11, 17-19; 2:7).

En un sinnúmero de lugares tanto los escritores de la Bibliacomo Cristo mismo se refieren a otras porciones de la Biblia como la

Palabra de Dios. “Jehová amonestó entonces a Israel y a Judá por

medio de todos los profetas” (2 Rey. 17:13). “Y pusieron su corazón

como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejér

citos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros” (Zac.

7 12) Al i d l lib d E d C i dij “ N h béi l íd l



Espíritu Santo habló antes por boca de David...” (Hech. 1:16; cf.

28:25; Heb. 3:7).

Pedro también declaró que Dios reveló su mensaje de salvación por medio de los profetas aunque ellos mismos tal vez no hayan

entendido el mensaje. “Los profetas que profetizaron de la gracia des

tinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de

esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el

Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano

los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. A éstos

se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administrabanlas cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el

evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales

anhelan mirar los ángeles” (1 Ped. 1:10-12). El libro de los Hebreos

afirma que Dios nos dio su mensaje mediante los profetas y su Hijo

Jesucristo (Heb. 1:1, 2). Pablo se refiere a las Escrituras como “la

Palabra de Dios” (Rom. 3:2; Heb. 5:12).

Cristo mismo verificó su propia misión por medio de las

Escrituras. “Porque si vosotros creyeseis a Moisés, me creeríais a mí,

porque él escribió de mí. Pero si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a

creer en mis palabras?” (Juan 5:46, 47; cf. 5:39, 40). En el camino a

Emaús, Jesús usó las Escrituras para aclarar el significado de su ministe

rio. “Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas,

les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían” (Luc. 24:27; cf.24:44-47).

La Biblia es la Palabra de Dios dada por la voluntad de Dios

mediante los profetas y los apóstoles. Por lo tanto es la autoridad para

nuestro entendimiento de Dios y de nuestras vidas. Cristo dijo: “...y

la Escritura no se puede anular” (Juan 10:35). Isaías amonesta: “ ¡A la

Ley y al Testimonio!” (Isa. 8:20). Pablo deletreó claramente la autori

dad de su mensaje: “Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anun

ciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anate

ma. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os

predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.. .Mas

os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es

según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino



£ * s a d e l T u n d o a d v e n i m í e ni o

por medio de apóstoles y profetas que usaron su propio lenguaje, el

Espíritu Santo dirigió y salvaguardó el proceso de tal manera que Dios

transmitió su mensaje a su pueblo. La Biblia no vino por voluntad

humana, sino por la voluntad de Dios. Es una pieza única de literatu

ra, pues es la Palabra de Dios.

Encontrem os a Q k

Las religiones no cristianas buscan obtener conocimiento

acerca de Dios por medio de la observación del mundo que las rodea.Después de considerar lo que han visto en la naturaleza, a través de la

historia, en las relaciones interpersonales y en su propia manera de per

cibirse, tratan de deducir a un “dios” que se ajuste a su entendimiento

del mundo natural. Si ven al mundo como severo, entonces ellos con

sideran que Dios es severo. Si el mundo les parece misterioso, enton

ces Dios es misterioso. Y si el mundo es caprichoso, entonces Dios ha

de ser caprichoso también. A veces su religión es simple, y ellos tallanuna imagen en madera para representar a su Dios. Otras veces su reli

gión es sofisticada, y construyen de la filosofía de su tiempo a su dios.

En ambos casos, su “dios” es una deidad que se acomoda a sus observa

ciones y creencias acerca de la naturaleza del mundo que ven a su alre

dedor. Es un “dios hecho a la medida” , que hace juego, o se ajusta a su

generación. Tales representaciones de Dios, ya sean simples o sofisti

cadas, constituyen una idolatría.

Todos estos enfoques dejan a la humanidad sin verdadero

conocimiento de Dios. “ El mundo en su sabiduría no conoció a Dios”

(1 Cor. 1:21). El mundo natural puede revelar su eterno poder y

Divinidad. Sin embargo, cuando tratamos de adorar a Dios basados en

la interpretación humana del mundo natural, distorsionamos su reali

dad. Al invertir la creación, rendimos culto a lo creado en vez de adorar al Creador. El resultado es la revelación de la ira de Dios (Rom.

1:18-32). En contraste, ¡el evangelio revela la justicia de Dios! (vers.

16, 17). “Sólo escudriñando las Escrituras encontraremos el conoci

miento del Dios verdadero y de Jesucristo a quien él ha enviado”

(Fundamentáis ofChristian Education, p. 415).

“El talento humano y las conjeturas humanas mediante inves



de su Hijo, el gran Maestro.

“Dios no puede ser entendido por los hombres. Los caminos

y las obras de Dios son inescrutables. Podemos hablar en cuanto a las

revelaciones que él ha hecho de sí mismo en su Palabra, pero fuera de

esto digamos de él: Tú eres Dios, y tus caminos son inescrutables”

(Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, Comentarios de Elena

G. de White, tomo 6, pág. 1079).

<£a ¿fyilha y la educación

Nuestra era se ha enamorado de la ciencia. El método cientí

fico casi se ha constituido en el dios de nuestra época y el fundamento

de todo conocimiento. Pero este concepto humanista del conoci

miento está en conflicto con la enseñanza bíblica de la autoridad de las

Escrituras y su papel fundamental en nuestras vidas; no sólo espiritual

mente, sino también intelectualmente.

El Dios que creó el universo nos ha dado en la Biblia el fundamento y la guía para entender el mundo. “Puesto que Dios es la

fuente de todo conocimiento verdadero, el principal objeto de la edu

cación es, según hemos visto, dirigir nuestra mente a la revelación que

él hace de sí mismo. Adán y Eva recibieron conocimiento comuni

cándose directamente con Dios, y aprendieron de él por medio de sus

obras. Todas las cosas creadas, en su perfección original, eran una

expresión del pensamiento de Dios. Para Adán y Eva, la naturaleza

rebosaba de sabiduría divina. Pero por la transgresión, el hombre fue

privado del conocimiento de Dios mediante una comunión directa, y

en extenso grado del que obtenía por medio de sus obras. La tierra,

arruinada y contaminada por el pecado, no refleja sino oscuramente la

gloria del Creador. Es cierto que sus lecciones objetivas no han desa

parecido. En cada página del gran volumen de sus obras creadas sepuede notar todavía la escritura de su mano. La naturaleza aún habla

de su Creador. Sin embargo, estas revelaciones son parciales e imper

fectas. Y en nuestro estado caído, con las facultades debilitadas y la

visión limitada, somos incapaces de interpretarlas correctamente.

Necesitamos la revelación más plena que Dios nos ha dado de sí en su

Palabra escrita” (La educación págs 16-17)



< £ a ¿ fy i íh a es su propio intérprete

Aunque muchos diferentes individuos participaron en traer-

nos la Biblia, ésta tiene un solo autor, el Espíritu Santo. Siendo queviene de un solo autor, su mensaje es una unidad. Por lo tanto, la Biblia

ha de ser su propio intérprete. Cuando empezamos a usar la filosofía,

la ciencia, la tradición o nuestra cultura como el contexto para enten-

der la Biblia, le robamos su autoridad fundamental, y le imponemos

autoridades humanas. Pablo advierte que debemos interpretar correc-

tamente la palabra de verdad (2 Tur». 2:15) en vez de manejarla falsa-mente (2 Cor. 4:2). Pedro nos amonesta que si torcemos las Escrituras,

lo hacemos para nuestra propia destrucción (2 Ped. 3:16). No debemos

venir a la Biblia en sabiduría humana, sino bajo la dirección del

Espíritu Santo, comparando asuntos espirituales con asuntos espiritua-

les (1 Cor. 2:12, 13).

<£a segunda venida u la P a la b ra de (Di,

La autoridad de la Biblia y la certeza de la segunda venida

están íntimamente ligadas, ya que nuestro conocimiento acerca de la

segunda venida depende de la Biblia. Muchos tratan de ver el futuro

totalmente separado de las Escrituras. Algunos buscan información de

parte de los espíritus de los muertos, de oráculos tal como el de Delfos

en Grecia, por la lectura de tarjetas de tarot u hojas de té. Las perso-nas más sofisticadas tienden a ir a la ciencia y otras materias de estudio

para tratar de predecir el futuro. Examinan los datos de eventos natu-

rales, de las leyes de la economía, de la sociología, de los ciclos históri-

cos de eventos recurrentes, de la psicología humana, y otras materias en

su esfuerzo por predecir el futuro. Es la meta de muchos descubrir el

futuro sin buscar ninguna información especial de parte del Señor. Pero

sin la Palabra de Dios nuestros conceptos del futuro serán tan variados

e imperfectos como los intentos de controlarlo.

¿Cómo podemos saber el futuro? ¡Dios nos lo ha revelado! No

podemos alcanzar conocimiento acerca de la segunda venida, por ejem-

plo, por medio de la especulación filosófica, la ciencia, o el análisis his-

tórico. La raza humana puede saber que Cristo va a venir otra vez sólo



de Dios, sino con su propio poder, con señales, y maravillas engañosas

(2 Tes. 2:1-12). Debemos predicar la Palabra porque estamos ante la

presencia de Dios y de Jesucristo, quienes juzgarán tanto a los vivoscomo a los muertos cuando regrese el Señor. Desafortunadamente

algunos rechazarán las doctrinas sólidas y se encontrarán guiados fuera

del camino por fábulas religiosas (2 Tim. 4:1-4). Pedro hace eco a la

misma preocupación. Si no seguimos las palabras habladas por los pro

fetas y los apóstoles, caeremos bajo la influencia de aquellos que ponen

en duda la promesa de la segunda venida. Pero no tenemos que sucum

bir ante los que distorsionan las Escrituras. Su Palabra nos señala hacia

nuevos cielos y una nueva tierra en los cuales mora la justicia (2 Ped.

3:2-18).

J 2 a certeza del segundo advenim iento

Podemos regocijamos de que Dios no nos haya dejado en las

tinieblas en cuanto al futuro. El futuro no está en nuestras manos, sino

que descansa en los planes de Dios. Y Dios ha escogido contamos acer

ca de ello. Tal como dice Amos: “Porque no hará nada Jehová el

Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas” (Amos. 3:7).

La Biblia hace una clara conexión entre la segunda venida y la Palabra

de Dios. Dios inspiró lo que se escribió a fin de que tuviéramos espe

ranza (Rom. 15:4; cf. 1 Cor. 10:11). La Palabra de Dios hace que lapromesa de la segunda venida resulte indudable (1 Tes. 4:15). “Y me

dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los

espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos

las cosas que deben suceder pronto. ¡He aquí, vengo pronto!

Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro”

(Apoc. 22:6-8). La certeza de la segunda venida descansa en la certe

za de la Biblia, la Palabra de Dios. Pedro exclama que no hemos segui

do fábulas astutamente inventadas. En cambio, tenemos profecías con

fiables que surgieron por el propósito divino en vez de hacerlo gracias

a la actividad humana. Si las seguimos, nos guiarán a la segunda veni

da (2 Ped. 1:16-21).

La certeza del segundo advenimiento no descansa en el genio



mismo (Efe. 2:8). La certeza de que la Biblia es la Palabra de Dios es el

resultado de la fe, que en sí misma es un don de Dios. Tal fe es eviden-cia de cosas que van más allá de la visión humana (Heb. 1:1). Laadquirimos por medio de la Palabra de Dios (Rom. 10:17).

¿Cómo produce fe la Palabra de Dios? La Biblia es una herramienta que utiliza el Espíritu Santo para transformamos (Efe. 6:17).Viva y poderosa, más afilada que cualquier espada de dos filos (Heb.

4:12), es capaz de trazar su propio camino a cualquier corazón humanoque esté abierto al mensaje de Dios. Esa Palabra trajo los mundos a laexistencia, dio vista a los ciegos, oído a los sordos. Cuando leemos laBiblia, es como si Dios mismo estuviera en el cuarto hablándonos. Nose trata de letras muertas estampadas en las páginas de un libro sin vida,sino de la Palabra viva de Dios. Por medio de su Palabra de verdad Diosnos trae a la vida (Sant. 1:18). “Siendo renacidos, no de simiente

corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre” (1 Ped. 1:23). Ni la inteligencia humana ni laverificación humana nos pueden traer a la fe (Luc. 16:31). Sólo elEspíritu de Dios trae la convicción (Zac. 4:6; Juan 16:8; 1 Cor. 12:3).Y la convicción de que la Biblia es la Palabra de Dios nos da certeza ennuestra esperanza de la segunda venida.

Hoy, justo antes de su regreso, Dios nos invita a formar partede la proclamación del mensaje de los tres ángeles. Este será nuestrotema en el capítulo 9. El desea que las Escrituras sean predicadas en suplenitud, porque quiere que cada persona tenga la oportunidad deconocerle como él es, el único Dios verdadero. Él toca a la puerta decada corazón porque quiere entrar y tener comunión con nosotros.





>a evolución y. 'I os

Y si es que estamos aquí como resultado del proceso evoluti-

vo, ¿qué dice eso acerca de Dios? ¿Será que El existe? Y si existe,¿quién es Él? ¿Será que es un mero principio al cual llamamos casua-lidad? ¿Qué tipo de influencia, si es que hay alguna, tiene él sobre eluniverso? ¿Qué papel, si alguno, desempeña él en la historia, en nues-tras vidas? ¿Sabe él que existimos? ¿Le importará? ¿Será que él es unagran fuerza inanimada en el universo, o tal vez una mente maestra? ¿Es

él también una persona? Y si es una persona, ¿cómo se relaciona connosotros?Si es que él existe, ¿iniciaría la primera chispa de vida y de

algún modo entonces guió el proceso de evolución (una hipótesis lla-mada evolución teísta)? Si así es, ¿por qué le tomó billones de añospara traer el proceso evolutivo a la etapa del desarrollo humano?

c £ a evolución, el pecado y la salvación

¿Qué implicación tiene la evolución teísta para la forma enque Dios actúa en el mundo? Si Dios no puede, o no quiere, actuar dela forma en que lo describe la narrativa de la creación en Génesis,entonces ¿qué significa eso para los demás relatos de sus actividades enel resto de la Biblia? ¿Causó Dios un diluvio mundial y guió el arca de

Noé a la seguridad? ¿Sacó realmente al pueblo de Israel de Egipto a tra-vés del Mar Rojo? ¿Será que realmente vino como Jesucristo para sercomo uno de nosotros, para morir por nuestros pecados y resucitar cor-poralmente en nuestro favor y ascendió al cielo? ¿Regresará literal-mente y visiblemente para llevamos al hogar consigo mismo? ¿Crearáun nuevo cielo y una tierra nueva?

Si tenemos problemas para creer el milagro de la creación,¿por qué no dudaríamos también del milagro de la resurrección, de lasegunda venida y de la creación de una tierra nueva? Y si luchamos conlos milagros, ¿cómo podemos dar razón de la supuesta evolución de laraza humana desde el reino animal a nuestra habilidad de pensar ytomar decisiones morales? La infusión de la mente y la moralidad enalgún punto de la historia evolutiva sería en sí misma un milagro ¿Por



complejidad de la moralidad e inteligencia del ser viviente llamadohomo sapiens. ¿Cuál sería entonces el significado del pecado y de la sal-

vación? Si la humanidad está en un proceso de desarrollo evolutivo,¿será que el pecado es simplemente falta de progreso? ¿En qué puntofue que nos convertimos en hijos e hijas de Dios? ¿Qué papel repre-senta Cristo? Si sólo estamos en un proceso de desarrollo, no necesita-ríamos un substituto que muriera por nosotros, porque, para empezar,no hemos caído de la imagen de Dios. Si somos prácticos, no podría-mos darle el nombre de pecado a lo que tan sólo es nuestro lento pro-

greso. Por lo tanto, no necesitamos un Salvador. ¿Será que Cristo,entonces, es la culminación del desarrollo evolutivo? ¿Será que él, dealguna forma, se convirtió en un ejemplo para nosotros, para así acele-rar el proceso de nuestro desarrollo?

J 2 a evolución y la ¿Pjihha

¿Qué diría la teoría de la evolución teísta acerca de la natura-leza de la Biblia? ¿En qué sentido, si es que hay alguno, sería la Bibliaentonces la Palabra de Dios? Si la Biblia es la Palabra de Dios, y si suPalabra es el fundamento de nuestra vida, incluyendo nuestra forma deentender el mundo, entonces ¿basados en qué rechazaríamos la des-cripción de la creación? Tal vez la Biblia es sólo la única historia de laevolución del espíritu humano. Individuos y comunidades compartie-ron sus conceptos religiosos y los transmitieron de generación en gene-ración. La espiritualidad habría madurado por medio del proceso evo-lutivo. Finalmente, Jesucristo se habría convertido en la cúspide de laespiritualidad evolutiva. Él sería, por lo tanto, el catalizador para eldesarrollo de nuestra espiritualidad.

Como podemos ver, si no aceptáramos la descripción bíblica

de la creación, nos quedaríamos con muchas preguntas, unas cuantasconjeturas, y ninguna respuesta. Sólo tendríamos una identidad incier-ta. Esto pondría la naturaleza de Dios, inclusive su misma existencia,en duda. Nuestro futuro estaría en el limbo.

“Los que dudan de la verdad de las narraciones del AntiguoTestamento y del Nuevo, dan a menudo un paso más y dudan de la

i i d Di ib d i fi i l l H bi d



hablan y escriben acerca de estos temas desde un punto de vista meramente humano, con toda seguridad llegarán a conclusiones equivoca

das. Si las mentes más destacadas no se dejan guiar por la Palabra deDios en sus investigaciones, quedarán perplejas en sus esfuerzos poraveriguar la relación que existe entre la ciencia y la revelación. ElCreador y sus obras están más allá de su comprensión, y puesto que nolo pueden explicar a la luz de las leyes naturales, consideran que el relato bíblico no es digno de confianza. Los que dudan acerca de la veracidad de los registros del Antiguo Testamento y del Nuevo, serán indu

cidos a dar un paso más y dudar de la existencia de Dios; entonces,habiéndose soltado de su ancla, quedan a la deriva para estrellarse contra las rocas de la infidelidad. Moisés escribió bajo la dirección delEspíritu de Dios, y una teoría geológica correcta nunca hablará de descubrimientos que no puedan ser reconciliados con sus declaraciones”(Exaltad a Jesús, pág. 54).

El concepto bíblico del origen de la vida y de la historia de lahumanidad es completamente opuesto al concepto evolutivo. LaBiblia declara que Dios creó la vida y el medio ambiente habitable enseis días consecutivos de veinticuatro horas cada uno (Gén. 1). Éxodo20:11 y 31:17 confirman la creación en seis días. Dios ofrece la creación en seis días como la razón del cuarto mandamiento. En vez de creamos durante un período de miles de millones de años, él [Jehová Dios]

“formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento devida, y fue el hombre un ser viviente” (Gén. 2:7; cf. Mar. 10:6).

En tanto que la teoría de la evolución imagina la formación dela vida durante millones y billones de años, la Biblia declara que la creación tomó lugar mediante la Palabra de Dios. “Por la palabra deJehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el alien

to de su boca... porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió” (Sal.33:6-9; cf. Sal. 148:5, 6; 45:12).Algunos tratan de descartar la “historicidad” de Génesis 1-11,

diciendo que los capítulos no están tratando de contar lo que realmente ocurrió, porque son poesía, no historia. Su propósito consiste encomunicar el mensaje de que en el principio Dios creó, y nada más. Deahí que la Biblia no nos da el cómo de la creación, sino sólo nos da la



cf fas ( S scn luras conf i rm an la h is tor ic idad de l Q é

Además, debemos permitir que las Escrituras se interpretenellas mismas. Cuando miramos a las Escrituras como un conjunto,

encontramos que la Biblia — incluyendo a Cristo mismo— tomó estos

capítulos seriamente como historia. Pablo confirma que “Adán [no un

poquito de fango] fue formado primero...” (1 Tim. 2:13; cf. Luc. 3:38;

Rom. 5:14; 1 Cor. 15:22, 45). Cristo se refirió a la creación de la pri

mera pareja: “¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y

hembra los hizo?” (Mat. 19:4). El Salvador usa este hecho como uncimiento para la moralidad basada en el diseño de Dios: “Por esto el

hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una

sola carne” (vers. 5). La moralidad descansa sobre el plan original de

Dios para la humanidad cuando él los creó en el Edén, y no sobre la

teoría de supervivencia del más apto. Cristo también tomó en serio la

historia de Noé y el diluvio de Génesis: “Porque como en los días antes

del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casa

miento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron

hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos...” (Mat. 24:38, 39; cf. 2

Ped. 2:5).

El agente de la creación, según la Biblia, no fue la evolución

impulsada por la supervivencia del más apto, sino el Hijo de Dios,

Jesucristo mismo. “En el principio era el Verbo, y el Verbo era conDios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las

cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue

hecho” (Juan 1:1-3; cf. vers. 10). “Porque en él fueron creadas todas

las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e

invisibles;... y todas las cosas en él subsisten” (Col. 1:16, 17; cf. 1 Cor.

8:6; Efe. 3:9; Heb. 1:1,2).

Nuestro concepto de la creación afecta también nuestra com

prensión de Dios y el modo de relacionamos con él. El hecho de que

Dios es el Creador provee el fundamento de nuestro respeto (Isa. 17:7,

8) y de nuestro culto a él: “Porque así dijo Jehová, que creó los cielos;

él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó

en vano, para que fuese habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro”





J & a c r e a c i ó n y l a c t r l e s a d el s e g u n d o a d v e n i m i e n t o

os” (2 Ped. 3:3-7). Cristo hizo la misma conexión: “Mas como en los

días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en

los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose ydando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no

entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será

también la venida del Hijo del Hombre” (Mat. 24:37-39). Por lo

tanto, las Escrituras usan la condición histórica de la humanidad en el

tiempo de Noé como una analogía de los tiempos justo antes de la veni

da de Cristo. Aún más, la misma Palabra que trajo la creación y el dilu

vio traerá también la destrucción en el tiempo de la segunda venida.

La evolución teísta encuentra necesario interpretar el con

cepto bíblico de la segunda venida y de la nueva tierra. Si Dios no hizo

acto de presencia durante la creación, entonces seguramente él no hará

acto de presencia en una segunda venida en forma literal y visible. Y,

si él no crea por la palabra de su boca, tampoco recreará en la resurrec

ción. Y si él no creó originalmente el Jardín del Edén, ¿creará nuevamente la tierra? Para el evolucionista teísta, la escatología no es una

entrada decisiva por parte de Dios a la historia durante la segunda veni

da. Es la continuación evolutiva de una vida mejor, un proceso que la

humanidad acelera al producir una sociedad moral y justa por medio de

actividades tales como revueltas, rebeliones, redistribución de riquezas,

educación, etc. Sin embargo, ¡gracias a Dios que podemos tener una

esperanza en la futura segunda venida porque Dios es nuestro Creador

y Redentor!

El adventismo no sería adventista si aceptara la evolución

teísta. El Dios activo que creó mediante la palabra de su boca, que se

comunicó a través de los profetas, que vivió entre nosotros, que murió

en nuestro lugar, que fue resucitado y ascendió a ministrar en favor de

nosotros, que regresará la segunda vez para llevamos al hogar consigo,que causará la resurrección de los muertos y la recreación de la nueva

tierra y quien finalmente destruirá el pecado: no podemos adorar a tal

Dios si él no existe. Los adventistas no adoran a un dios que arrastró a

sus criaturas a través del fango de la evolución, sino al Dios de la crea

ción, un Dios personal que desea tener comunión con nosotros y vivir

entre nosotros Lo adoramos porque él nos creó Este es el hecho que





o' a

4

I * « É É •-

e verdades relativas y símbolos de redención

p o r 'R .oland <RR. ffiC egslad

Mientras el harapiento muchacho caminaba por el paseoentablado en Santa Ménica, California, la vi en el asiento de sus vie

jos y rotos pantalones cortos. La bandera estadounidense. ¡La bandera nacional! No me puse en atención ni le rendí honores. Si hubieratenido una paleta de pegar (y una pizca más de valor), le habría sonado el “estrellado” trasero al muchacho.

En la mayoría de los países las autoridades se habrían alegradode meter al joven en la cárcel por el mal uso de la bandera. Pero no enlos Estados Unidos de Norteamérica, donde la Corte Suprema ha dichoque el derecho de libertad de palabra de la Primera Enmienda de laConstitución protege la profanación de la bandera. Hace unos añostambién el Congreso adoptó una posición similar. No es que todos loslegisladores estuvieran de acuerdo. El presidente de la Cámara deRepresentantes no pensaba que la Constitución debería de ser usadapara proteger “la limitada, dispersa y despreciable conducta de lospocos que habrían de deshonrar y menospreciar la bandera.”

Otro miembro del Congreso, refiriéndose a la bandera comoun “símbolo único”, dijo que no debía de ser deshonrada, porque“demasiadas personas han pagado por ella con su sangre. Demasiados



la bandera prometemos nuestra lealtad a nuestro suelo patrio. Si

alguien la ataca, nos apresuramos a defenderla. No nos sorprenda que

nos sintamos ofendidos cuando vemos a nuestra bandera adornando eltrasero del pantalón de mezclilla de alguien. O cuando se la usa para

decorar un bote de basura. O cuando es quemada, por una razón u otra,

en una protesta política.

Sin embargo, en esencia la bandera es un pedazo de tela. Si

yo le pusiera un cerillo encendido a un trozo de tela azul, a otro de tela

blanca y a un retazo de tela roja, ningún norteamericano protestaría,

no importa cuán leal fuera. Pero póngalas juntas, enlácelas con estre-llas, y estos pedazos de tela se convierten en algo más que la suma de

sus componentes. Se convierten en el símbolo del país.

También un día puede ser más que la suma de sus componen-

tes: los segundos, los minutos y las horas que lo componen. Los cum-

pleaños, los aniversarios, las graduaciones, éstos no son sólo días más.

Cuánto más cierto es este asunto con referencia al sábado: una unidadde tiempo recortada de la tela de la eternidad misma y dada a los terres-

tres por su Creador. Como hijos de Dios, cuando saludarpos cada sema-

na este símbolo de nuestro hogar celestial reconocemos la autoridad

creadora dbDios sobre la embajád!T~de~ntí§stroTorazóm

Al igual que con la bandera, sobre estesímBoTo ruge una con-

troversia que tiene raíces en siglos de historia. La encíclica reciente del

papa, Dies Domini, le añade sabor internacional al asunto.Abandonando su aserción de siglos de que la Iglesia Católica Romana

ha cambiado aún la ley de Dios, ahora intenta defender bíblicamente

el domingo cristiano.

Por varias razones los adventistas del séptimo día pueden estar

agradecidos por Dies Domini. En primer lugar, enfoca la atención del

mundo en el símbolo del poder creador y recreador de Dios. En segun-

do lugar, dirige a los cristianos de todos los niveles socioeconómicos a

la Biblia para discutir los temas. Y el cristiano que viene a la Biblia bus-

cando la verdad del sábado de Dios, pronto se dará cuenta de que el día

de adoración del papa Juan Pablo está equivocado por 24 horas, y que

hay mucho más en juego que un asunto de horas. La Biblia revela que

el séptimo día o sábado, es (1) un símbolo de la autoridad de Dios, (2)



Tío Óscar Hegstad, un cajero de banco de baja estatura queusaba espejuelos sin marco y tenía una barbilla pequeña pero determi

nada, fue el primer adventista del séptimo día de nuestra familia.Hermano mayor de mi padre, él asistió hace muchas décadas a una reunión de tienda de campaña en Devils Lake, en Dakota del Norte.Noche tras noche mi tío, que era luterano, regresó a casa enojado, perocon todos los versículos apuntados. Y noche tras noche los estudió yoró acerca de ellos. Cuando las reuniones terminaron, tío Óscar eraadventista del séptimo día, una posición que por años lo caracterizó, enla estimación de la familia, como el único loco en el árbol genealógicofamiliar.

Durante mis años de primaria en Wauna, Oregón, él era uncolportor. Cuando paraba en nuestra casa y nos hablaba de sus convicciones religiosas, era muy persuasivo. Me encantaba comer tocinoy huevos para el desayuno; pero después que terminó de enseñamos

cuán sucia era la carne de puerco, la dejé —con todas sus variantes—de por vida.Pero el sábado era un asunto diferente. Tío Óscar podía citar

la ciencia en contra del puerco, pero no en favor del séptimo día comosábado, algo que simplemente no parecía hacer sentido. Primero, parecía que sólo unos pocos excéntricos religiosos lo observaban. Segundo,parecía irracional. La mayoría de los mandamientos hacían sentido:

todos —cristianos o musulmanes o budistas o ateos— sabían que nodebían robar, mentir, o matar. Y si el Señor hubiera dicho: “Descansaun día de cada siete”, eso habría hecho sentido, porque todo el mundonecesita descansar. Y la palabra “sábado” en sí misma quiere decir descanso. Pero el mandamiento del sábado especificaba —arbitrariamente, pensaba yo— dejar el trabajo en el día séptimo.

“Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días traba jarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tuDios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo,ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todaslas cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehovábendijo el día de reposo y lo santificó” (Exo 20:8-11) Como tío Óscar



ti mismo” (Mat. 22:37-39), los mandamientos son una “Declaración deDerechos” universal que apunta al camino de la felicidad eterna. El

apóstol Santiago llama los diez mandamientos la “ley de la libertad”(San. 2:12). A pesar de haber sido criado con una sana “falta de respeto” hacia toda religión institucional y una constante aversión por losministros, no recuerdo que mis padres o yo tuviésemos un gran problema con la idea de que Dios tiene una ley... Parecía lógico que los gobernadores tuvieran leyes para gobernar a sus súbditos.

Tío Oscar señaló que el mandamiento del sábado, sólo ése

entre los diez, identifica a Dios como el Creador y que por su acto creador afirma su autoridad. El sábado es como un sello real, explicó tíoÓscar. El Creador lo usa como un sello de su autoridad. “Yo te hice—nos asegura— y sé lo que es mejor para ti.” Y tú — dijo tío Oscar—no se refiere sólo a los judíos. El sábado, nos dijo Jesús, “fue hecho porcausa del hombre” (Mar. 2:27). El primer judío apareció miles de añosdespués de la creación de la humanidad. Casi todo cristiano, argumentó Óscar, te dirá que un cristiano no puede, de buena conciencia,violar nueve de los Diez Mandamientos. La excepción, claro, es elcuarto mandamiento.

Tan importantes son los principios de la ley de Dios que Jesúsmurió porque nosotros los desobedecimos (véase Rom. 3:23 y 6:23).Las buenas nuevas —el “evangelio”— es que Jesús permitió que los

seres humanos lo ejecutaran para libramos de la pena de muerte. Unono puede, por lo tanto, separar los Diez Mandamientos del evangelio.Si Dios pudiera haber eliminado la ley, Jesús no hubiera tenido quemorir. Pero si eliminamos el evangelio, todo el mundo perecería. Porlo tanto el evangelio y la ley, ambos ofrecen razones para reconocer laautoridad de Dios como el Creador y Redentor.

<Sl sábado como una prueba de lealtad

Tío Óscar argumentó que si uno acepta la premisa de queDios, como Creador, tiene derecho de instruir a su creación en cuantoa cómo vivir felices, entonces uno debe aceptar el corolario: es la obligación amorosa de sus hijos enarbolar la bandera de lealtad, el sábado,

b l b j d d



con la verdadera adoración, diciendo: “Pues en vano me honran, ense-

ñando como doctrinas mandamientos de hombres. Porque dejando el

mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres" (Mar.7:7,8).

¿Cómo se convierte el sábado en una prueba de la autoridad

de Dios y de nuestra lealtad? Yo recuerdo a tío Oscar refiriéndose a

Daniel 7:25, donde se habla del poder que se levantaría y trataría de

cambiar “los tiempos y la ley.”

Si yo hubiera tenido parte en tal reto a la autoridad de Dios,

seguramente no querría admitirlo. Pero el hecho increíble es que por-tavoces de las iglesias, tanto cristianas como católicas, admiten que no

existe razón bíblica para desechar el sábado en favor del domingo. Y

en los puntos más básicos, están de acuerdo en cómo fue que ocurrió.

y /A q u í hay una explicación, típica de una de las muchas fuen-

tes católicas: “En ningún lugar de la Biblia encontramos que Cristo o

los apóstoles ordenaron que el día de reposo fuera cambiado de sábadoa domingo. Tenemos el mandamiento de Dios ... de guardar santo el

día de reposo, o sea el séptimo día, el sábado. Hoy en día la mayoría de

los cristianos guardan el domingo porque nos ha sido revelado así fuera

de la Biblia por medio de la iglesia [católica romana]” (Catholic

Virginian, 3 de octubre de 1947). Otras fuentes católicas, incluyendo

los catecismos, reprenden a los protestantes porque aceptan este cam-

bio hecho por la Iglesia Católica, mientras afirman que se guían estric-tamente por las Escrituras.

'P eter Heylyn, un historiador episcopal, nota: “Escoja usted a

quienes quiera, los fundadores o los modernos, y encontraremos que

ningún día del Señor se ha instituido por orden apostólica, ningún día

de reposo puesto en pie según ellos en el primer día de la semana

(History af the Sabbath [Historia del sábado], pág. 410).

Vjohann Neander escribió que “el festival del domingo, al igual

que todos los demás festivales, fue siempre sólo una ordenanza huma-

na” (The History of the Christian Religión and Church [La historia de la

religión cristiana y la iglesia]).

y/Y ahora el papa, seguramente por razones de ecumenismo, ha

cambiado su posición, argumentando que la Biblia revela que ¡es Dios



En primer lugar, durante el primero y segundo siglos d.C. lasrebeliones judías contra los romanos hicieron que fuera peligroso ser

judío. Ya que los primeros cristianos guardaban el sábado, los romanoslos miraban sólo como una secta judía más. Adorar en el “venerabledía del sol” era mucho más prudente que adorar con los. judíos en elsábado.

Entonces, después que los apóstoles y sus seguidores murieron,los líderes de la iglesia sustituyeron un nuevo día de adoración en lugardel sábado. El cambio se efectuó gradualmente, tal vez comenzandocon una conrnemomctórrânüál'de Ta resurrección de Jesús. Con elfávóTdel obispo de Roma; él domingo se convirtió en una celebraciónsemanal: ~---- .____ —"

En el cuarto siglo, vino el emperador romano Constantino, unpolítico astuto que (1) apoyaba el cristianismo, (2) decretó que tantopaganos como cristianos adoraran en domingo, y (3) promulgó la pri

mera ley civil dominical. El papado, que comenzaba a surgir, con eltiempo, por medio de una alianza corTeH^fado, persiguió a los seguidores de Jesús quienes, en el área de la observancia del sábado y otrasprácticas bíblicas, insistían en dar su lealtad al Creador en yez.de ren-diría a sus seres creados.

Por lo menos esto es concluyente: Primero, el séptimo día es el día de reposo. Segundo, la adoración en donningo se desarrolló a

medida que la iglesia se deslizaba hacia la apostasía. Tercero, la Bibliaen ningún lugar autorizó el cambio al domingo. De hecho, en el NuevoTestamento nunca_se_lidia £Qn cuál día__es_eLdía de reposo, sino concómo debemos observarlo. Y este punto, como sabemos bien los adven-tistas del séptimo~3ía, no está muerto. ..

S i sábado define no sólo c{uién ha de ser adorado, sino c¡ue ta mbién establece cómo se debe adorar.

Las Escrituras revelan —y tío Óscar buscaba estos versículos— que siempre ha sido la ambición de Lucifer subir al trono de Diosy usurpar la adoración que le pertenece sólo a él. “Tú que decías en tu

ó S bi é l i l l l j l ll d Di l



cuando Lucifer, disfrazado como un agente de Dios, se enfrentó a Jesúscon tres tentaciones. Es evidente en la narrativa la continua determinación del rebelde por obtener adoración.

“Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostrótodos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto tedaré, si postrado me adorares” (Mat. 4:8, 9). Jesús respondió a la tentación de Satanás con la Palabra de Dios: “Porque escrito está: AlSeñor tu Dios adorarás, y a él solo servirás. El diablo entonces le dejó”(Mat. 4:10, 11).

No quedó en el campo de batalla, sin embargo, el deseo vehemente de Satanás de ser adorado. Él se fue determinado aún a conseguir de la iglesia la adoración que no pudo recibir en el desierto de suFundador. Estamos endeudados con Juan, el revelador, por ofrecer uninforme detallado en cuanto a dóndelue Satanás despnés~de su derrota en su lucha con Cristo. Él capítulo 12 de Apocalipsis presenta aSatanás haciendoplanes de guerra (Apoc. 12:17) en contra de aquellosque, enTos últimos días, perseverarán en guardarlealmenteTos mandamientos de Dios y por lo tanto dan testimonio de los hechos creadoresy redentores de su Salvador-

Satanás enfoca su ira particularmente en el mandamiento delsábado, porque más que los otros mandamientos, frustra~su ambición deusurpar lá~~autoridad de la Palabra de -Dios y spr adorado. En

Apocalipsis 13, Juan revela la estrategia del diablo contraía iglesia. Encada confrontación —versículos 4, 8,12,15— el punto es la autoridady la adoración. Por medio del engaño, la persecución, las maravillas,las señales y los milagros, Satanás trata de conseguir la adoración detoda la humanidad. Y al igual que se le presentó a Cristo en el desierto como un ángel del cielo, en una última estratagema desesperada, alfinal del tiempo ¡se presentará a la humanidad como el Mesías!

Tün Apocalipsis 14 Juan encomienda a la última legión deCristo a combatir al diablo, no con milagros, sino con la Palabra deDios. Ante todo está la predicación del evangelio eterno a “los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo. . .” (Apoc.14:6). Juan revela que el mensaje es urgente porque la hora del juiciode Dios ha llegado.



£ ,a c e r l e z a ¿ e l 1 u n d o a d v e n i m i e n l o

palabras? ¡En el mandamiento del sábado! ¿Cuál es el punto? Obediencia

a la Palabra de Dios y adoración. El pueblo de Dios está en un peligro terri-

ble de adorar a un dios falso en su día falso; de rendir homenaje a sus “dio

ses hechos a la medida” en vez de dárselo al Dios de la Biblia! Una vez

más, al fin del mundo, el punto primordial en la gran controversia entre

Cristo y Satanás será sobre la autoridad de la Palabra de Dios y sobre

quién será adorado. ¡Y la señal del discipulado será la observancia del

sábado: el sábado de Dios, el séptimo día de la semana!

~ Cuando estas verdades me confrontaron durante mi primer

año de universidad, tuve dos alternativas: al igual que mi tío Oscar lastuvo, al igual que millones a través de los siglos las han tenido, y al

igual que millones más las tendrán: o aliarme con las personas que

“guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de

Jesucristo” (Apoc. 12:17), o ponerme del lado de aquellos que afirman

que la iglesia, en vez de las Escrituras, define la voluntad de Dios.

Sin embargo, yo no debería ignorar a aquellos cristianos que

fielmente guardan el domingo en honor a la resurrección de Cristo.

Permítanme detenerme un momento para comentar el caso de estas

personas. No, yo no estoy de acuerdo con aquellos que guardan el

domingo porque Jesús resucitó en ese díav El Nuevo Testamentó nos da

otra ceremonia mediante la cual celebrar lamuerteTIa'sepulturaryuí

resurrección de Cristo. Llamada bautismo, usted puede leer en cuanto

a ella en Romanos 6. Pablo nos dice que por medio del bautismo, nosotros en forma figurativa bajamos al sepulcro con Cristo y nos levanta-

la resurrección mediante

la adoración en domingo pueden estar equivocados, podemos decir dos

cosas en su favor: 1) Ellos hacen más sentido que aquellos que argu

mentan que guardar el domingo tiene raíces en el cuarto mandamien

to, y 2) Muchos cristianos que guardan el domingo confían completamente en Cristo para su salvación. Guardan el día equivocado basados

en la razón correcta. ¿Y qué en cuanto a los que guardan el sábado o

séptimo día, pero que creen que el hecho de guardar el sábado los sal

vará? Estos honran el día correcto por razones equivocadas.

Enfrentado con estas evidencias bíblicas, yo fui bautizado al

mos como partícipes de su resurrección.

le quetoTqtle conmen



Uno puede creer todo esto y aún así estar perdido. Nuestro

derecho al reino depende hoy de lo que siempre ha dependido: obe

diencia perfecta a la voluntad de Dios. Y no somos más capaces hoy,

que antes, de lógrala, “por cuanto todos pecaron, y están destituidosde la gloria de Dios” (Rom. 3:23). La salvación es un “regalo” de “vida

eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Rom. 6:23). Cuando Jesús nos

invita a descansar, o a guardar el sábado con él, nos pide no sólo que

cesemos nuestras labores físicas, sino que descansemos confiadamente

en su trabajo de redención ya terminado.

d o r i o lanío yo guardo el sáhado, porgue es la prom esa redentora

de (Cristo de pue lodo acfuello hueno y. hermoso pronto será nuestro

una vez mas.

Permítanme contarles acerca de mi tía Sylvia Peterson, una

persona perpetuamente agradable quien, con su esposo, Stanley, vivía

en Isla Puget, en el río Columbia, unos 45 kilómetros al este de Astoria,

Oregón. Mi novia de preparatoria y yo solíamos parar en su casa de

camino a los bailes en el viejo salón noruego. Nunca se enojó mi tía

Sylvia conmigo. Al contrario, me servía pan de melaza calentito y

ensalada de frutas mezcladas con crema batida y nueces. Y al morir mi

abuela Hegstad durante mi último año de preparatoria, cuando yo pre

guntaba si en realidad existía un Dios y qué sucede cuando uno semuere, fue a ella a quien escuché. Recuerdo a mi tía Sylvia por dos

razones sobresalientes: (1) la seguridad que tenía de ser redimida y (2)

su bondad para con todos.

Mi tía sabía quién era: hija del Rey. Ella amaba a Jesús por

llevar sus pecados al Calvario, donde ella hubiera colgado, y por haber

puesto un sello en su cuenta que decía: “¡Pagada por completo!” Tía

Sylvia atesoraba la promesa de Dios de que “nadie las arrebatará de mimano” (Juan 10:28). A ella todos los sábados le recordaban que la obra

de Dios en su beneficio terminó, al igual que la creación (Gén. 2:1-3),

en el sexto día (Luc. 23:54). Así cada sábado ella descansaba en la pro

mesa de una creación terminada y una redención también terminada.

De mi tía Sylvia yo aprendí que sólo cuando uno mira el sába



sonas en vez de reglas que obedecer (véase Luc. 13:12-16).

Venga conmigo, entonces, a Isla Puget para acompañarme en

un breve recordatorio de sus obras de piedad. El hogar de los Petersonestaba abierto a todos. Ella y Stanley recibían en su hogar niños pro

blemáticos que las agencias sociales ya no podían ayudar. Ellos los

amaban, les daban trabajo en la finca, y en varias ocasiones los educa

ban junto con sus tres hijas. Sylvia era directora de Dorcas de la peque

ña iglesia adventista del séptimo día justo al cruzar el puente en

Cathlamet, Washington. Si alguien a 30 kilómetros hacia arriba o

hacia abajo del río Columbia estaba enfermo, tía Sylvia estaba allí conuna comida caliente, un buen libro, o inclusive una aspiradora. En su

servicio sabático —y se extendía a los otros seis días también— tía

Sylvia estaba cumpliendo la misión de Jesús, como se predijo en el

evangelio del profeta Isaías: “¿...desatar las ligaduras de impiedad, sol

tar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que

rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los

pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo

cubras, y no te escondas de tu hermano?” (Isa. 58:6, 7).

Esa era la forma, ella me enseñó, de traerle el “sábado” a las

personas. Como el ministerio de Jesús documenta, hechos de caridad,

de sanidad y de bondad y el sábado van juntos, ya que, desde la caída,

el sábado nos habla de restauración. Esa es la razón por la cual Jesús

hizo muchos de sus milagros de restauración en sábado. Y es la razónpor la cual tía Sylvia se pasaba los sábados secando lágrimas y barrien

do la tristeza fuera de la casa.

Cuando ella murió de un ataque al corazón a los sesenta y tan

tos años, la mayor parte de la población de Isla Puget y Cathlamet

(población 635), vino al funeral, junto con personas en los lados de

Wáshington y Oregón a lo largo del río Columbia. Siendo que todos

no podían meterse en la pequeña iglesia, llenaron el jardín y miraban

y escuchaban por las ventanas de la iglesia. Todos amaban a tía Sylvia,

y cuando pensaban en ella, estaban celebrando lo que Dios siempre ha

tenido como propósito para el sábado.

Tanto la tía Sylvia como el tío Oscar contribuyeron a mi deci

sión de dedicar mi vida a Cristo y al ministerio en una iglesia que valo



cendencia y vuestro nombre. Y de mes en mes, y de día de reposo en

día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová” (Isa.

66:22, 23).Cuando me encuentre con tío Oscar un día pronto después de

la venida de Cristo, probablemente le diré: “aprendí algunas cosas en

el camino acerca del sábado, cosas que tú no me enseñaste. Cosas que

tuve que aprender de tía Sylvia.” Y él probablemente responderá,

“Roland, yo también.” Y le preguntaré a los dos: “¿Qué les hizo decidir

honrar el sábado?” Y ellos probablemente me contestarán: “Honramos

el sábado como un símbolo de la autoridad de Dios, como la prueba delealtad, y como la definición de quién debía ser adorado y cómo.

Adoramos en el sábado por la invitación que ofrece de conocer a Dios

como nuestro Creador y Sustentador. Lo honramos por la promesa de

la obra de redención de Cristo, perfecta y terminada, y porque señala-

ba hacia la restauración de todas las cosas buenas y hermosas”.

“Encontramos en el sábado un símbolo único. Y decidimosque demasiadas personas han pagado por él con su sangre, demasiados

lo han aceptado como el símbolo recordatorio de su Salvador; dema-

siados, para permitir que alguna vez sea degradado.”

Si usted se siente cómodo con la definición del sábado tal

como lo entendían y lo vivían tío Oscar y tía Sylvia, yo me siento

cómodo invitándole a reunirse con el Señor del sábado en los servicios

de sábado semana tras semana. Quisiera anotar su nombre para un citacon amigos y familiares en el nuevo cielo y la nueva tierra, donde su

descendencia y su nombre permanecerán para siempre.



o

)Q prim era venida nos

dispone p ara el segundo adoenimíento

“Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, entre los hom-

bres de buena voluntad” (Luc. 2:14). “Os traigo una buena noticia, que

será de gran gozo...que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, unSalvador que es Cristo, el Señor” (vers. 10, 11).

Hm-hm. Hemos oído estas palabras miles de veces; son noti

cias viejas de hace 2,000 años. Claro, recordamos el evento todos los

años en Navidad cuando recibimos regalos, nos tomamos unos días

libres del trabajo y visitamos familiares. Pero básicamente, la historia

ha sido contada demasiadas veces para ser relevante.

Sin embargo, ¡espere un momento! Supongamos que el Hijode Dios no se hubiera hecho el hijo del hombre. ¿Qué si el Dios infi

nito no hubiese hecho el sacrificio infinito de convertirse en uno de

nosotros? Imagínese que Jesús no hubiera entrado en este mundo como

un bebé para vivir como nosotros y morir por nosotros. ¿Qué si no

hubiera muerto en nuestro lugar, o no hubiese resucitado por nosotros?

¿Dónde estaríamos hoy? Más importante aún, ¿quiénes seríamos hoy

en día? ¿Cuál sería nuestro concepto de nosotros mismos si no tuvié

ramos conocimiento acerca de Dios, si no tuviéramos la esperanza de la

resurrección, si no tuviéramos la certeza de la segunda venida y si no

tuviéramos el concepto de vida eterna en comunión con Dios?

En vez de ser una vieja historia enmohecida, el primer adve

nimiento es la vida misma de nuestra existencia. Es el evento de los



J 2 a p r i m e r a ve n i d a d i s p o n e P a r e l s e g u n d o a d v e n i r ÍÜ I

d o ialm en le CDios, iolalmenle li

¿Quién era Jesús? ¿Por qué su vida ha tenido tanto impacto

para nosotros? En primer lugar, Jesús era completamente Dios.

“Porque en Cristo habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”

(Col. 2:9; cf. Fil 2:6). Isaías predijo que Jesús serta un poderoso Dios,

el eterno Padre (Isa. 9:6). En su evangelio, Juan enfatiza la verdad de

que “en el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo

era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fue

ron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1:1-3; cf. Juan 8:58). Porque él era Dios, él tenía vida en sí mismo (Juan

1:4; 5:21-26).

Pero Jesús era también completamente humano. Isaías profe

tizó que él no abrumaría a la raza humana mediante su atractivo físico,

su poder, o mediante otras características similares (Isa. 53:2). Vino al

mundo por medio de un nacimiento humano (Gál. 4:4; Isa. 7:14).

Hecho carne, él vivió entre nosotros (Juan 1:14). Como ser humano,se humilló, no tan sólo al punto de ser un siervo, sino hasta el punto de

sufrir la muerte (Fil. 2:7, 8). De hecho, es un gran misterio que Dios se

manifestara a sí mismo en carne humana (1 Ttm. 3:16). Cristo no nos

“hizo creer” que tenía la naturaleza humana, sino que realmente la

tomó. ‘“Por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también

participó de lo mismo.’ Era el hijo de María; era descendiente deDavid, de acuerdo con la genealogía humana” (Review and Herald, 5 de

abril, 1906). “Jesús se vació de su gloria en nuestro favor; vistió su divi

nidad con humanidad para tocar a la humanidad, para que su presen

cia estuviera con nosotros, para que supiéramos que él estaba familiari

zado con todas nuestras tribulaciones, y que simpatizaba con nuestras

tristezas, para que cada hijo e hija de Adán pudiera entender que Jesús

es el amigo de los pecadores” (Signs ofthe Times, 18 de abril, 1892).La primera venida de Cristo restableció la comunicación cara

a cara con Dios que la humanidad había perdido en el Edén. Como el

Dios-hombre, Cristo vino como la revelación del Padre (Juan 1:18).

“El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9; cf. Mat. 11:27).

“Solamente Cristo podía representar a la Deidad. El, que

h b d l d l d d d l l l



£ a del 7 u n do a d v e n i m t e n i o

mismo debía ser revelado a la humanidad. Para poder hacer esto, nuestro Salvador revistió su divinidad con humanidad. Usó las facultades

humanas porque sólo al adoptarlas podría ser comprendido por lahumanidad. Sólo la humanidad podía alcanzar a la humanidad. Vivióel carácter de Dios en un cuerpo humano que Dios le había preparado.Bendijo al mundo al vivir en carne humana la vida de Dios, revelandoasí que tenía el poder de unir a la humanidad con la divinidad” (Review and Hercdd, 25 de junio, 1895).

La humanidad de Cristo significó que él enfrentara las mismas

tentaciones con las cuales la humanidad lucha. Él puede simpatizarcon nosotros, ya que ¡fue tentado en todas las áreas en las que nosotrossomos tentados! (Heb. 4:15; 2:18). Cristo se puso en el lugar de Adánpara ganar la victoria donde la humanidad había fallado. Algunos pueden argüir que la tentación no podía haber vencido a Cristo, que a diferencia de nosotros no había la posibilidad de que él cediera al tentador.Si hubiera sido así, su consentimiento a convertirse en uno de nosotroshabría sido una burla. Cristo no vino a jugar un juego, sino que vinopara poner la naturaleza humana realmente sobre sí mismo. “Peronuestro Salvador tomó la humanidad con todo su pasivo. Se vistió dela naturaleza humana, con la posibilidad de ceder a la tentación. Notenemos que soportar nada que él no haya soportado” (El Deseado de todas las gentes, pág. 92). “Si Satanás hubiera logrado con su tentación

que Cristo pecara en lo mínimo, habría herido la cabeza del Salvador.Tal como sucedieron las cosas, sólo le pudo herir el talón. Si hubierasido tocada la cabeza de Cristo, habría perecido la esperanza de la razahumana. La ira divina habría descendido sobre Cristo así como descendió sobre Adán. Hubieran quedado sin esperanzas Cristo y la iglesia” (Mensajes selectos, tomo 1, pág. 299-300).

Se nlac ione s paralela

La tentación de Cristo en el desierto fue paralela a la de Adány Eva en el huerto. Satanás enfrentó a Adán y Eva en el terreno de sudisposición a confiar sólo en la Palabra de Dios para decidir cómo relacionarse con el árbol que estaba en el centro del huerto.D f d i i l P l b l i El



rán: ¡serán como dioses y nunca morirán! Además —continuó el ten-

tador— un Dios de amor no destruiría un ser que él ha creado. La filo

sofía nos dice que eso sería contrario a la razón. Por lo tanto, está bienque ignoren la Palabra de Dios y coman de la fruta.”

“Cristo ocupó el lugar de Adán en el desierto de la tentación,

para soportar la prueba en que éste fracasó” (Comentario Bíblico

Adventista del Séptimo Día, Comentarios de Elena G. de White, tomo 5,

pág. 1057; cf. El Deseado de todas las gentes, pág. 93). El marco para la

tentación de Cristo fue su bautismo. La voz de Dios había hablado en

el bautismo, diciendo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mat. 3:17). Satanás, siendo testigo del evento, entendió

que Dios, mediante Cristo, estaba estableciendo nuevamente un con

tacto directo con la raza humana. El odio más intenso hacia Cristo sur

gió en su corazón. Cuando Satanás escuchó la voz majestuosa del

Padre afirmando que Jesús era Su Hijo, sintió como si escuchara el

sonido de un toque de difuntos. Inmediatamente se propuso romper elcontacto entre el cielo y la tierra tentando a Jesús para que pecara

(Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, Comentarios de Elena

G. de White, tomo 5, pág. 1054).

Dios le permitió a Satanás esa oportunidad. Jesús se fue al

desierto y ayunó por 40 días. Cuando estaba emaciado y débil por el

hambre, el diablo vino a él con la misma tentación que había usado en

el Edén: la de poner en duda la Palabra de Dios. En el bautismo deCristo Dios declaró que Jesús era su Hijo. Ahora Satanás lo desafiaba:

“Si eres Hijo de Dios” (Mat. 4:3). Cristo tenía a su disposición las mis

mas opciones que tuvieron Adán y Eva. El pudo contestar: “Pues sí,

yo te daré la evidencia científica de mi divinidad. Convertiré estas pie

dras en pan.” O podría haber puesto en duda su divinidad desde un

punto de vista filosófico: “Un Dios de amor no permitiría que su Hijo

estuviera solo en el desierto sin alimento y sin compañía, sujeto a los

animales salvajes del desierto.” Pero Cristo contestó cada uno de los

desafíos de Satanás con un firme “Escrito está” (Mat. 4:4, 7, 10). La

tentación que Cristo enfrentó era la de abandonar los brazos de su

Padre, y así desconfiar de la bondad de Dios y dudar de su Palabra y

autoridad. Satanás quería incitarlo a vivir de forma autónoma e inde



por encima de cualquier necesidad humana: “No necesito tener pan,

pero ¡debo vivir por la Palabra de Dios!”

J 2 a intensidad de las tentaciones de (d?visto

Cristo enfrentó tentaciones más grandes que las que ningún

humano ha enfrentado. Ninguno de nosotros ha tenido que luchar con

la posibilidad de salvamos a nosotros mismos usando nuestra divinidad.

Durante su ministerio él podría haber contestado las preguntas y aca

llado las burlas de los gobernantes mediante una simple manifestaciónde su divinidad. En el Getsemaní habría podido llamar a huestes de

ángeles para protegerse. Cuando estaba acusado frente al sumo sacer

dote el podría haber usado su poder divino para dejar en el polvo a sus

enemigos (véase El Deseado de todas las gentes, págs. 649-650). Y

podría haber evitado la humillación, la vergüenza y la muerte bajando

de la cruz.

No sólo fueron las tentaciones de Cristo más intensas que lasnuestras, sino que también las enfrentó desde la profundidad de la debi

lidad humana. Soportó la tentación en el desierto después de 40 días de

ayuno. En la cruz venció en su momento más débil, cuando llevaba

sobre sí el peso de los pecados del mundo además de la falta de sueño,

el hambre, la tortura y la agonía física de la cruz. Nadie puede jamás

usar la excusa de que ha estado en alguna circunstancia más difícil de

las que padeció Cristo.

Note la intensidad de las tentaciones que soportó el Señor en

Getsemaní y en la cruz: “Sintiendo quebrantada su unidad con el

Padre, temía que su naturaleza humana no pudiese soportar el venide

ro conflicto con las potestades de las tinieblas. En el desierto de la ten

tación, había estado en juego el destino de la raza humana. Cristo

había vencido entonces. Ahora el tentador había acudido a la últimay terrible lucha, para la cual se había estado preparando durante los tres

años del ministerio de Cristo. Para él, todo estaba en juego. Si fraca

saba aquí, perdía su esperanza de dominio; los reinos del mundo llega

rían a ser finalmente de Cristo; él mismo sería derribado y desechado.

Pero si podía vencer a Cristo, la tierra llegaría a ser el reino de Satanás,

y la familia humana estaría para siempre en su poder Frente a las con



d s a p r i m e r a v e n i d a n o s d t s f, o ne f i a r a e l s e g u n d o a d v e n i m i e n t o- f il

antes recibiera de que era aceptado de su Padre. Conocía el carácter de

su Padre; comprendía su justicia, su misericordia y su gran amor. Por la

fe, confió en Aquel a quien había sido siempre su placer obedecer. Ymientras, sumiso, se confiaba a Dios, desapareció la sensación de haber

perdido el favor de su Padre. Por la fe, Cristo venció” (Id., pág. 704).

A pesar de todos los intentos de Satanás, Cristo fue victorio

so. “Satanás procuró evitar, en todas las formas posibles, que Jesús se

desarrollara dentro de una niñez perfecta, una edad viril intachable, un

santo ministerio y un sacrificio inmaculado; pero fue denotado. No

pudo desanimarlo ni apartarlo de la obra que había venido a hacer en

esta tiena. La tormenta de la ira de Satanás lo azotó desde el desierto

hasta el Calvario; pero cuanto más implacable era, tanto más se afenó

el Hijo de Dios de la mano de su Padre, y avanzó por el ensangrentado

sendero” (Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, Comentarios

de Elena G. de White, tomo 5, pág. 1104).

d e r o s in pecado

Cristo soportó tentaciones en todas las áreas, “pero sin peca

do” (Heb 4:15). Las Escrituras son muy claras referentes al hecho de

que él no pecó. “¿Quién de vosotros me halla culpable?” (Juan 8:46).

“Viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí” (Juan 14:30).

“Y no hay en él injusticia” (Juan 7:18). “No hay pecado en él ” (1 Juan3:5). “Al Santo y al Justo...” (Hech. 3:14). Cristo “condenó al peca

do en la carne” (Rom. 8:3). Jesús “no conoció pecado” (2 Cor. 5:21),

y era “santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores” (Heb.

7:26). El que “no hizo pecado” (1 Ped. 2:22) era “sin mancha y sin con

taminación” (1 Ped. 1:19). “En ninguna ocasión hubo una respuesta a

las muchas tentaciones de Satanás. Cristo no pisó ni una vez el terre

no de Satanás para darle ventaja alguna” (Id., tomo 5, pág. 1103).

La vida de Cristo es un ejemplo para nosotros. El no usó nin

gún poder que no esté también a nuestra disposición, sino que depen

dió totalmente de su Padre, y de esta forma ganó la victoria mediante

la sumisión a Dios y la fe en él (véase El Deseado de todas las gentes, págs.

16, 104)- Cristo vivió la vida que fue originalmente planeada para





mentó de nuestra salvación es siempre por gracia mediante la fe, pero

el resultado de la salvación es vida en Cristo Jesús por la fe en el poder

de su resurrección. Por lo tanto, la fe establece la posibilidad de viviren armonía con Dios.

J S a prim era venida nos dispone para el segundo advenim iento

Pablo establece una clara conexión entre la muerte de Cristo

y el tipo de vida que debemos de vivir mientras esperamos la segunda

venida: “Porque la gracia de Dios que trae salvación, se manifestó atodos los hombres, y nos enseña a renunciar a la impiedad y a los dese

os mundanos, y a vivir en este siglo sobria, justa y piadosamente, mien

tras aguardamos la bendita esperanza, la gloriosa aparición de nuestro

gran Dios y Salvador Jesucristo; quien se dio a sí mismo por nosotros,

para redimimos de toda iniquidad, y purificar para sí un pueblo propio,

celoso de buenas obras” (Tito 2:11-14).

La Biblia establece muchas otras conexiones entre la primera

venida de Cristo y la certeza de su regreso. El libro de Hechos nos ase

gura que Jesús pronto regresará de la misma forma como fue al cielo

(Hech. 1:9-11). Cristo mismo entrelazó su primera venida con su

regreso por nosotros: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios,

creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si

así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar paravosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os toma

ré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan

14:1-3).

Cristo es la primicia de aquellos que serán resucitados en la

segunda venida (1 Cor. 15:23). El es el que estuvo muerto, pero ahora

vive por los siglos de los siglos y tiene las llaves de la muerte y del sepul

cro (Apoc. 1:18). “Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para

llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación

con el pecado, para salvar a los que le esperan” (Heb. 9:28). Y nuestra

esperanza de resurrección, cuando ocurra la segunda venida, también

depende de nuestra fe en la resurrección de Cristo (1 Cor. 15:12-19).

Siendo inherentemente inmortal, Cristo desea damos vida eterna.



mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios,descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremosarrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor enel aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1 Tes. 4:14-17; cf. 2 Cor.

4:14).Habiendo retenido su humanidad después de la resurrección,

Cristo será uno con nosotros por toda la eternidad. El está vinculadomás estrechamente con nosotros ahora que si nunca hubiera caminado

con nosotros en la carne (El Deseado de todas las gentes, págs. 16, 104).Después de resucitar de los muertos, Cristo no salió de la tumba enforma de espíritu sino con su cuerpo de carne. Comió comida (Luc.24:38-43) y les mostró a sus discípulos sus manos y su costado, invitándolos a que lo tocaran (Juan 20:20, 27). La resurrección corporal denuestro Señor ilustra nuestra resurrección. No nos levantaremos de latumba como espíritus sino que seremos completamente humanos y concuerpos reales. La resurrección corporal de Cristo protege nuestro concepto de la unidad de la naturaleza humana. Nos confirma que siempre se necesita la combinación del espíritu y el cuerpo para formar unalma viviente.

Algunas veces luchamos con muchas preguntas. ¿Qué si Jesúsno fuera divino? ¿Qué si no se hubiera hecho humano? ¿Qué habría

pasado si él no hubiera sido leal hasta el punto de la muerte? ¿Quéhubiera pasado si él no hubiese sido victorioso? ¿Qué si Cristo nohubiera venido por primera vez? Pero en efecto, Cristo sí vino y sí fue fiel, por lo tanto, ¡podemos tener confianza en su segunda venida! Suadvenimiento restablece la relación entre Dios y la humanidad, y susegunda venida la culmina.

Cristo estableció un patrón a seguir para aquellos que estánpreparándose para la segunda venida. Él trazó el camino al escogervivir su vida dentro del contexto de la Palabra de Dios y del poder deDios, rechazando la vida que conduce a la independencia de Dios. Envez, él venció tal y como nosotros debemos vencer: “Escrito está” era sulema. Él no permitió que ni la evidencia de sus sentidos ni las confusas racionalizaciones de la filosofía lo desviaran, dando así un ejemplo



cia o el mundo de los espíritus? “Dios tendrá en la tierra un pueblo que

sostendrá la Biblia y la Biblia sola.. (Id., pág. 653). ¿Estamos listos por

fe en la Palabra de Dios para ponemos de pie junto con Cristo y el pue-blo remanente? ¿O deseamos aseverar nuestra propia autoridad?

¿Insistimos en crear nuestros propios “dioses a la medida” o aceptamos

al Dios que se nos ha revelado en Cristo Jesús y por medio de su

Palabra, la Biblia?

Imagínese que usted se encuentre en la posición que está

Cristo, queriendo atraer a los suyos. Ansia restaurar a la comunión con

usted a todos aquellos que están separados de usted. Sin embargo cuan-

do usted irrumpió en el mundo como la luz que brilla en la oscuridad,

la oscuridad no lo entendió. A pesar de ser su pueblo, lo ignoraron,

prefiriendo la oscuridad y escondiéndose de la luz. A pesar de ser su

creador, no lo reconocieron y mucho menos lo adoraron. A pesar de

ser la verdad, lo cuestionaron. Ellos se burlaron de su nacimiento, lo

odiaron, se burlaron de usted, lo golpearon, le pusieron una corona deespinas en la cabeza y finalmente lo crucificaron. A pesar de haber

muerto como un sustituto por sus pecados, ellos respondieron con indi-

ferencia e ingratitud. Aun así, usted no reaccionó con ira y venganza;

lloró por ellos y gritó en desesperación: “¿Qué más se podía hacer a mi

viña, que yo no haya hecho en ella?” (Isa. 5:4). “¡Jerusalén,

Jerusalén...! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos...y no quisiste!”

(Mat. 23:37).Tal amor y devoción están más allá de nuestro entendimien-

to. La filosofía no los puede explicar, la arqueología no los puede des-

cubrir y la ciencia no los puede analizar minuciosamente. Sin embar-

go Dios nos los da gratuitamente. Podemos aferramos a nuestros “dio-

ses hechos a la medida” y por lo tanto dejar fuera de nuestras vidas ese

amor, y así separarnos del Dador de la vida. O podemos cumplir el pro-pósito de Dios al mandar a su Hijo para vivir y morir por nosotros

abriendo nuestras vidas a su revelación de sí mismo y a su amor. Al

hacerlo, afirmamos nuestra participación en el segundo advenimiento

y nuestra comunión con Dios y nuestros semejantes por toda la eterni-

dad.







ción. De hecho, ni siquiera estamos en la posición de negociar con ély discutir sus requisitos. Como una rama cortada de la vid, o una oveja

separada del rebaño, nos encontramos desesperadamente en pecado.El hecho de que somos pecadores nos separa del Dador de lavida. Como dicen las Escrituras, la paga del pecado es muerte (Rom.6:23; cf. Gén. 2:17). Sin embargo, Dios nos creó para la vida, paratener comunión con él. El pecado y la muerte estropearon los propósitos divinos de nuestra creación. Dios desea damos la vida en vez dela muerte, ya que sólo en la vida podemos estar en comunión con él.

Por lo tanto, Dios mismo escogió la forma por medio de la cual él salvaría a su pueblo de sus pecados (Mat. 1:21; Hech. 2:23; 1 Ped. 1:20).“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vidaeterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar almundo, sino para que el mundo sea salvo por él” (Juan 3:16, 17).

Mientras que “la paga del pecado es muerte,.. .la dádiva de Dios es vidaeterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Rom. 6:23).

( S / p lan de nuestra salvación

Dios mismo estableció el plan para nuestra salvación.Realmente no importa si nos parece razonable a nosotros o a nuestra

cultura. Él dice que “sin derramamiento de sangre no se hace remisión”(Heb. 9:22). Puesto que Dios deseó damos la vida, él “cargó en él elpecado de todos nosotros” (Isa. 53:6). Por eso, cuando Dios nos redimió “con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin manchay sin contaminación” (1 Ped. 1:19), Cristo se convirtió en el sacrificiopara llevar nuestros pecados (Heb. 9:22, 23). El en árbol simbólico (lacruz) Cristo tomó nuestros pecados en su propio cuerpo para poder lle

vamos a Dios (1 Ped. 2:24; 3:18). La cruz muestra el amor de Dios yaque él “envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Juan4:10; cf. 1 Juan 2:2; Rom. 3:25).

“Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigomismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Diosestaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en



“Cristo fue tratado como nosotros merecemos a fin de que

nosotros pudiésemos ser tratados como él merece. Fue condenado por

nuestros pecados, en los que no había participado, a fin de que nosotros

pudiésemos ser justificados por su justicia, en la cual no habíamos par

ticipado. El sufrió la muerte nuestra, a fin de que pudiésemos recibir la

vida suya. ‘Por su llaga fuimos nosotros curados.’” (El Deseado de todas

las gentes, págs. 16-17).

La cruz revela el horror del pecado y muestra hasta qué punto

Satanás y los pecadores pueden llegar. Dada la oportunidad, ellos lle

gan hasta matar al propio Hijo de Dios. La cruz también muestra el juicio de Dios sobre el pecado. Porque es tan terrible que requiere la

muerte del pecador, el pecado tiene que ser erradicado del universo.

Dios el Padre y el Cordero enfocan su ira contra el pecado y los que

moran en él (Rom. 5:9; Apoc. 6:17).

La cruz también demuestra la profundidad del amor de Dios.

Negándose a descuidar el asunto del pecado, lo confronta cara a cara.

Pero a la misma vez él toma el castigo sobre sí mismo a fin de damosvida. “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún

pecadores, Cristo murió por nosotros” (Rom. 5:8). Pero al hacer esto

Dios el Padre y Dios el Hijo se arriesgaron a estar eternamente separa

dos el uno del otro. El Hijo tomó nuestra naturaleza para poder vivir

como nosotros, aun cuando significó la posibilidad de pecar y estar

separado del Padre. En la cruz Cristo experimentó la separación deDios que el pecador sentirá en la destrucción final, al terminar el mile

nio (Mat. 27:46). La Majestad del cielo se identificó con nosotros para

morir por nosotros y así restauramos a él para vida eterna y para que

vivamos en comunión con Dios.

regalo gratuito

La salvación es un regalo de Dios, no un logro nuestro. El

diseño de Dios es su origen, no nuestra sabiduría ni nuestros esfuerzos

(1 Cor. 1:21; 2 Tim. 1:9). Jamás alguna actividad humana justificará a

nadie a la vista de Dios (Rom. 3:20) ya que Cristo “nos salvó y llamó

con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el

propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los





tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un

poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas

pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que

el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada enalabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis

sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os ale

gráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es

la salvación de vuestras almas. Los profetas que profetizaron de la gracia

destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de

esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los

sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. A éstos se les

reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas

que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el

Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ánge-

les. Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y espe-

rad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea mani-festado; como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes tení-

ais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es

santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;

porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. Y si invocáis por

Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada

uno, conducios en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación;

sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual

recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o

plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin man

cha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del

mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de voso

tros, y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos

y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean de Dios.Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a ¡a verdad,

mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a

otros entrañablemente, de corazón puro; siendo renacidos, no de

simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que

vive y permanece para siempre. Porque: Toda carne es como hierba, y

d l l i d l h b fl d l hi b L hi b l



vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sinrelación con el pecado, para salvar a los que le esperan” (Heb. 9:28).

Cristo mismo dijo: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que meenvió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6:44).La doctrina bíblica de la salvación enfatiza el hecho de que el

cristianismo es una relación con Dios. El quiere restaurar la intimidadque originalmente tuvimos cara a cara con él en el Jardín del Edén.Dios quiere caminar con nosotros y hablar con nosotros como unamigo. “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y

abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Apoc. 3:20).Nuestro Señor planeó, aun antes de nuestra creación, ofrecemos res-tauración si alguna vez el pecado nos separaba de él. Él tomaría losresultados del pecado (la muerte al ser separados del Dador de la vida)sobre su persona, de modo que en Jesucristo pudiéramos ser reunidoscon él. Por lo tanto, el Señor mostró la perpetuidad de la ley como guía

para una relación saludable e hizo posible una forma mediante la cualél podría restablecer nuestra relación con él. La culminación de nues-tra salvación tendrá lugar en la segunda venida, cuando seamos reuni-dos con Dios cara a cara.

(S l perdó:ón restaura

Dios, al ofrecemos restauración, ansia que aceptemos su invi-tación. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdo-nar nuestros pecados, y limpiamos de toda maldad” (1 Juan 1:9). Sicaemos en el pecado otra vez, él espera aún, ansioso de ofrecemos per-dón. “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si algu-no hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el

justo” (1 Juan 2:1). Pero su plan de salvación no es efectivo a menos

que lo aceptemos.Tal vez usted recuerde la ocasión en que un amigo muy cerca-

no le hizo un mal. Rompió la relación que había entre ambos. Condeseo de restaurar la relación, usted le ofreció perdón. Pero su amigolo rehusó. Él, o ella, puede haber rehusado su oferta de perdón pormuchas razones. Tal vez el individuo era muy orgulloso, y consideraba



No importa cuál haya sido la causa, este hecho frustró su deseo de restaurar la relación, no porque no le ofreciera perdón, sino porque la otra

persona no lo aceptó.Nosotros como seres humanos también podemos rechazar elperdón de Dios por un sinnúmero de razones. No importa la razón, alnegamos a aceptar el perdón bloqueamos el deseo de Dios de restauramos a él. ¡Nuestro Dios perdona! “¿Qué Dios como tú, que perdonala maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvopara siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. El volverá a

tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados” (Miq. 7:18, 19).¡Dios quiere separamos tanto de nuestros pecados como está lejos eleste del oeste!

¿Has tratado alguna vez de mantener una relación con alguiencuando no sabías en qué situación estabas con esa persona? Siempre tesentías al margen, sin saber si la persona te aceptaba o no. Era difícil—si no imposible— acercarse a esa persona. Dios no quiere que vivamos desconfiando de nuestra relación con él. Él ansia que sepamoscuál es nuestra situación con él; por eso, quiere que tengamos paz yconfiemos en él. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para conDios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Rom. 5:1). “El que creeen el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a

Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio queDios ha dado acerca de su Hijo. Y este es el testimonio: que Dios nosha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo,tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Estascosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios,para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombredel Hijo de Dios” (1 Juan 5:10-14).

Dios nos pide que vengamos valientemente por fe ante sutrono (Heb. 4:16). Queriendo tener comunión con nosotros ahora, éldesea que tengamos la seguridad de la segunda venida porque ¡anhelaencontrarse con nosotros cara a cara en su segundo advenimiento paraque caminemos con él por toda la eternidad!



o

Los adventistas del séptimo día creen que un juicio investiga-

dor se llevaría a cabo en el cielo justo antes de la segunda venida. Este

juicio comenzó en 1844 en cumplimiento de la profecía de Daniel 8:14de purificar el santuario. El antiguo modelo del santuario israelita en

la tierra ilustra lo que sucede en el santuario celestial. Al igual que en

el tiempo del Antiguo Testamento las personas, por fe, colocaban sus

pecados sobre la ofrenda por el pecado, y por medio de la sangre, sim-

bólicamente los transferían al santuario terrenal; y en el nuevo pacto

los pecados de cada persona arrepentida, por fe, son puestos sobre

Cristo y transferidos de hecho, al santuario celestial. Y así como laacción de quitar los pecados que contaminaban el santuario terrenal lo

purificaba, Dios limpiará el santuario celestial por el acto de borrar los

pecados allí registrados. Sin embargo, antes que esto pueda suceder,

los registros celestiales deben ser examinados para determinar quién,

por medio del arrepentimiento de los pecados y la fe en Cristo, tiene

derecho a los beneficios de la expiación por Cristo. Por lo tanto, lapurificación del santuario involucra una función investigadora: una

obra de juicio. Debe ocurrir antes que Cristo venga a buscar a su pue-

blo, ya que cuando él llegue, premiará a cada persona según lo que él

o ella haya hecho durante la vida (Apoc. 22:12; El conflicto de los sigbs,

págs. 421, 422).

Pablo declara que “es necesario que todos nosotros comparez-



s a n t u a r i o y l a s e g u n d a ve n i d<

fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era

blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono

llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego

procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fue

ron abiertos” (Dan. 7:9, 10). El juicio considerará cada acción (Ecle.

12:13,14; Apoc. 20:12).

La norma para el juicio es la ley de Dios (Sant. 2:10-12). “El

registro de cada vida está escrito en los libros del cielo. Todo pecado

cometido está allí registrado. Todo remordimiento por el pecado, todalágrima de arrepentimiento, toda confesión de culpabilidad y el aban

dono de todo pecado atesorado, también está registrado. Cuando el

juicio comience y los libros sean abiertos, todo caso tendrá que pasar

por la prueba de la ley de Dios. Dios tiene una ley mediante la cual

gobierna las inteligencias del cielo y de la tierra. Jehová es el supremo

gobernador de las naciones” (Sigas of the Times, 16 de mayo, 1895).

<£as tres fases del ju icio

,E1 juicio divino tiene tres fases. La primera fase es el juicio

investigador. El mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14 anuncia

que la hora del juicio de Dios ha llegado. Esto quiere decir que tiene

que suceder justo antes de la segunda venida de Cristo. La segunda fase

involucra el juicio de los malvados durante el milenio, y la tercera fase,o la fase ejecutiva del juicio, sucederá al final del milenio, cuando Dios

destruirá el pecado y a los pecadores. Las últimas dos fases serán nues

tro estudio en el capítulo 12.

La idea del juicio investigador puede confundir a quienes

deseen examinarlo basados en el razonamiento humano. Hacen varias

preguntas: ¿Es realmente necesario que Dios lleve a cabo un juicioinvestigador siendo que él ya lo sabe todo? Si él perdona nuestros peca

dos en el momento cuando nos arrepentimos de ellos, ¿por qué espera

ría Dios hasta el juicio para borrarlos? Si Dios nos salva por gracia,

entonces ¿por qué nos juzga por su ley? ¿Qué importancia tiene para mi

vida un juicio que se está llevando a cabo en el cielo?

Es tentador argumentar que siendo que no podemos encontrar



cutimos: “Dios, lo que tú hagas debe parecerme razonable a mí. Si no

es así, yo conlcuiré que tú no lo estás haciendo.” Al argumentar esto,

nos ponemos en la posición de juzgar a Dios e imitamos el pecadohumano cometido en el Edén. Dudamos de la Palabra de Dios y ele-

vamos nuestra propia filosofía en su lugar. Nos inclinamos para adorar

a un “dios hecho a la medida” de nuestra propia creación.

< £ > / ju icio puesto a l :

Algunas teologías de hecho miran el juicio al revés. Lo vencomo un tiempo cuando el universo juzga a Dios, viéndolo a él siendo

juzgado durante el tiempo del juicio investigador, en el juicio que toma

lugar durante el milenio, y en el momento de la destrucción de los

impíos al fin del milenio. ¿Es Dios realmente el epítome del amor, la

justicia, la verdad y la libertad? ¿Puede el universo confiar en que él

vive en armonía con estos principios eternos? ¿Se puede tener la certe-

za de que él gobernará fundamentado en ellos a través de la eternidad?(consulte el capítulo 13).

El modelo de esta teología se basa en la filosofía occidental

política y educativa, donde la libertad es rey. Considera que Dios tiene

éxito en el universo en el mismo sentido en que un presidente tiene

éxito en un país democrático o una idea gana aceptación en una uni-

versidad. El se abre camino en el universo por medio de la persuasiónde la “verdad.”

La tarea del gran tribunal frente al cual Dios se presentará

consiste en determinar los principios de la verdad para entonces poder

juzgarle. Los participantes en el juicio extrapolarán de su estudio de la

naturaleza, la historia y las relaciones interpersonales, los principios

básicos por medio de los cuales opera el universo. Estos principios

entonces servirán como la base para medir la “verdad acerca de Dios.”Tales teologías consideran que Dios es el epítome o la más ele-

vada expresión de la verdad, el amor, la justicia y la libertad. Y como

la más elevada manifestación de estos principios, él puede ser probado

o medido por ellos.

¿Qué le estamos haciendo a Dios cuando tratamos de traerlo a





94:2; 96:13; Juan 5:22, 27, 30; Hech. 10:42; 17:31; Rom. 2:16; Apoc.19:11).

“Es él, Autor de todo ser y de toda ley, quien debe presidir en

el juicio” (El conflicto de los siglos, pág. 533). Elena G. de White amonesta en contra de aquellos que “pretenden juzgar el gobierno moral deDios” (Patriarcas y profetas, pág. 116). “El no deja sus planes abiertosante las mentes curiosas e inquisitivas. Nunca debemos tratar de descorrer con manos presuntuosas las cortinas detrás de las cuales él velasu majestad...Ninguna mente mortal puede penetrar el lugar secretodonde mora y realiza su obra el Todopoderoso. No podemos comprender nada más de lo que él ve prudente revelamos acerca de la formacomo nos trata y de los motivos que lo impulsan. Él ordena todas lascosas en justicia, y nosotros no debemos mostramos insatisfechos y desconfiados, sino que tenemos el deber de inclinamos en sumisión reverente” (Exaltad a Jesús, pág. 356).

hJJios revela su justicia

A nosotros no nos corresponde colocar a Dios en el crisol denuestro juicio. La justicia de Dios no depende de nuestro veredicto,porque “los juicios de Jehová son verdad, todos justos” (Sal. 19:9).Dios es un juez justo (Rom. 2:5; 2 Tim. 4:8). ¿Cómo sabemos, si nosotros mismos no somos la prueba de su justicia? Dios revelará su justi

cia. “Jehová ha hecho notoria su salvación; a vista de las naciones hadescubierto su justicia... porque vino a juzgar la tierra. Juzgará almundo con justicia, y a los pueblos con rectitud” (Sal. 98:2-9).Notemos que nosotros no somos los que justificamos a Dios (Rom.14:12), sino Dios el que nos justifica a nosotros. A pesar de nuestrapecaminosidad, Dios ha revelado su justicia; una revelación que semanifiesta en la Ley (los libros de Moisés) y los profetas. La manifestación de la justicia de Dios por medio del regalo de Jesucristo comonuestra propiciación es la base sobre la cual, por medio de la fe, también nosotros podemos ser justificados (Rom. 3:21-27). Es el evangelio el que revela su justicia (Rom. 1:16, 17), no nuestra sabiduría (1Cor. 1:21). La convicción de que nuestra justicia en realidad es él noes obra nuestra, es en vez, el papel del Espíritu Santo (Juan 16:8).



S i s a n t u a r i o l a i d a v e n i d a

12).

Elena G. de White también enfatizó la naturaleza reveladora

de nuestra aceptación de la justicia de Dios. Notemos las secciones en

cursiva de la siguiente cita: “Pero muchos misterios permanecen toda-vía sin ser revelados. ¡Cuánto que es reconocido como verdad es miste-

rioso e inexplicable para la mente humana! ¡Cuán oscuros parecen los

designios de la Providencia! ¡Cuánta necesidad hay de fe implícita y

confianza en el gobierno moral de Dios! Estamos listos para decir con

Pablo: ‘¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!”

“No hemos avanzado todavía lo suficiente en prendas moralespara comprender los misterios de Dios; pero cuando formemos parte de

la familia del cielo esos misterios serán revelados ante nosotros. De los

miembros de esa familia escribe Juan: ‘Ya no tendrán hambre ni sed, y

el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; porque el Cordero que

está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de

vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos... Y verán su ros-

tro, y su nombre estará en sus frentes.”“Entonces se revelará mucho mediante explicaciones de asuntos en

los cuales Dios guarda ahora silencio, porque no hemos atesorado ni

apreciado lo que se ha dado a conocer de los misterios eternos. Serán

aclarados los caminos de la Providencia; se revelarán los misterios de la

gracia mediante Cristo. Será explicado lo que la mente ahora no puede

captar, que es difícil de entender. Veremos orden en lo que ha pareci-do inexplicable; sabiduría en todo lo encubierto; bondad y bondadosa

misericordia en todo lo impartido. La verdad será revelada en una sola

línea ante la mente libre de oscuridad, y su brillo será perdurable. Se

hará que el corazón cante de gozo.

“Terminarán para siempre los conflictos, y se resolverán todas

las dificultades (Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día,

Comentarios de Elena G. de White, tomo 6, pág. 1091; la cursiva esnuestra).

El tema más importante en la gran controversia entre Cristo y

Satanás es nuestra relación con la Palabra de Dios. ¿Será que pondre-

mos en duda la Palabra de Dios tal como lo hizo Eva, o viviremos por

ella como lo hizo Cristo? Hasta en la forma en que arreglamos nuestra

l í i d i Di P l b L



El universo es juez Dios es juez

•El “juicio” es el juicio del universosobre Dios.

•Las acciones de Dios son puestas

bajo revisión ante el gran tribunal

•Nosotros lo comparamos ante la

eterna norma de la verdad, el

amor, la justicia y la libertad.

•Interrogamos sus dictámenes.

•Somos independientes de Dios.

•E l conocimiento es independiente

de Dios.•Vemos a Dios con relación a la ley

del universo.

•E l pecado es la transgresión de las

leyes intrínsecas del universo.

•Vivimos basados en lo que queda

después de haber hecho un juicio

humano sobre la Palabra de Dios.

•Nosotros determinamos si “dios” es

verdad, justicia y amor.

¿Qué tipo de “dios” debe ser

él en nuestra presencia?•Creamos un “dios hecho a

medida,” a nuestra propia imagen.

El “juicio” es el juicio de Diossobre el pecado y los pecadores.

Nuestras vidas son puestas

ante el Juez de toda la tierra,

del universo.

Le aceptamos a El como el ori-

gen y norma de la verdad,

el amor, la justicia y la libertad.

Aceptamos sus dictámenes.

Somos esclavos de Satanás,

pero somos liberados en Cristo

Jesús.

Dios provee el fundamento del

conocimiento.Nos vemos a nosotros mismos

con relación a la ley de Dios,

y aceptamos el juicio de Dios

sobre nuestro pecado.

El pecado es la transgresión

del carácter de Dios.

Vivimos por cada Palabra queprocede de la boca de Dios.

Dios revela su gloria, verdad,

justicia, y amor.

¿Qué tipo de personas debemos

ser en presencia de Dios?Aceptamos a Dios quien se

revela a sí mismo.

Dios no se gana el universo a fuerza de lógica humana, de

razón o experiencias sensoriales. “Mas Abrahán le dijo: Si no oyen a

Moisés y a los profetas tampoco se persuadirán aunque alguno se







o'a

X '

na tari grande nube de

testigos y e/segundo

advenimiento¿Has tratado de relacionarte alguna vez con alguien que no es

muy comunicativo? Rápidamente descubriste que nunca sabías lo que

pensaba o planeaba. Tal vez pensaste que saldrían a cenar al café de la

esquina y terminaste en un restaurante de ¡cinco estrellas (y te sentis-

te mal vestido)! Es probable que salieras en lo que suponías era una sali-

da de compras al mercado, sólo para terminar en un país extranjero.

¿Un poco frustrante? ¡Claro que sí! Las buenas relaciones prosperan

con la buena comunicación.

Como hemos visto, el cristianismo es una relación también:

una relación con mucha comunicación de parte de Dios. Dios quiere

que sepamos acerca de él porque ansia tener comunión con nosotros.

El no busca'dejamos en tinieblas; eso sería disruptivo para cualquierrelación. En cambio, él quiere decimos quién es y qué hará en el futu-

ro, porque desea que tomemos parte en sus planes. Amos nos asegura

que Dios no hace nada sin revelar sus planes a los profetas (Amos 3:7).

El plan global de Dios para su pueblo es predicar el evangelio de la

pronta llegada de su reino a todo el mundo, porque quiere asegurarse

de que todos reciban la invitación para unirse a la fiesta de bodas que

tendrá lugar en su segunda venida.

Durante el curso de la historia Dios siempre ha operado así.

Ha enviado a sus mensajeros para invitar a su pueblo y al mundo a que

se preparen para unirse con él en eventos especiales. Por ejemplo, él

usó a Noé para invitar a las personas a buscar el refugio en el arca (2

Ped 2:5)



Mesías y el pueblo que mantendría viva en el mundo la esperanza del

Mesías.

Caleb y Josué recibieron el encargo de animar al pueblo de

Israel a ir por fe a la Tierra Prometida. En Cades-bamea Moisés asignó a doce espías la tarea de examinar la tierra de Canaán. De los doce,

sólo Caleb y Josué votaron en favor de aceptar la Palabra de Dios y

seguir adelante. El voto de los otros diez mandó al pueblo de Israel de

vuelta al desierto por cuarenta años.

Isaías anunció a un mensajero que proclamaría la venida del

Mesías (Isa. 40:3). Ese fue Juan el Bautista. El Bautista preparó al pueblo para aceptar la llegada del Mesías haciendo “volver a muchos isra

elitas al Señor su Dios” (Luc. 1:16, 17). El dio testimonio de Cristo

diciendo: “ ¡Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!”

(Juan 1:29).

¿ (¿ )u é tipo J e testigo ?¿Qué característica decisiva usó Dios cuando escogió a Noé, a

Abrahán, a Caleb, a Josué, a Juan el Bautista, y a muchos otros —“tan

grande nube de testigos” (Heb. 12:1)— para llevar su mensaje especial

a sus respectivas generaciones? Hebreos 11 enumera a muchos de los

mensajeros escogidos por Dios y enfatiza que cumplieron con éxito la

voluntad de Dios referente a sus vidas porque le respondieron a él confe. N o sólo predicó cada uno un mensaje de fe en Dios, sino que tam

bién vivieron por fe, una fe que implicaba la segunda venida (Heb.

10:37,38). A pesar de que no siempre vivieron para poder ver las cosas

que Dios les había prometido, su fe les dio la seguridad de que él cum

pliría sus promesas y advertencias (Heb. 11:10, 13, 39).

“Por la fe N oé... construyó el arca para salvar a su familia... y

llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe” (Heb. 11:7). Noé

recibió un mensaje para su generación advirtiéndoles de la destrucción

inminente de la tierra mediante un diluvio universal. Este mensaje

exhortaba a la humanidad a abandonar sus caminos idólatras y ego

céntricos y a que adoraran al Dios verdadero. La salvación estaba a la

espera de aquellos que quisieran entrar en el arca.



Q Á n a t a n g r a n d e n u h e J e t e s t i g o s e l s e g ú n J o

que no sólo era impopular, sino que aparentaba ser tonta a los ojos de

aquellos que lo rodeaban.

Los científicos de las mejores “universidades” de su tiempo le

explicaron claramente que la lluvia estaba fuera de posibilidad. Losteólogos más prestigiosos y populares también le aclararon el asunto:

¡un dios de amor no destruiría a los seres que había creado! Los erudi

tos condenaron a Noé “porque él no se dejó desviar de su propósito por

los razonamientos ni las teorías de los hombres. Era verdad que Noé no

podía controvertir sus filosofías o refutar las aseveraciones de la tal lla

mada ciencia; pero sí podía proclamar la palabra de Dios, porque sabíaque ésta contenía la sabiduría infinita del Creador, y cuando la predi

caba por todos lados, no perdía nada de su fuerza o realidad porque los

hombres del mundo lo trataran con ridículo o con desprecio” (Signs of the Times, 18 de abril, 1895). Noé vivía por fe en la Palabra de Dios.

“Por la fe Abrahán, cuando fue llamado por Dios, obedeció

para salir al lugar que había de recibir por herencia ... Por la fe habitó

como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena. Y habitó

en tiendas ... Por la fe, cuando fue probado, Abrahán ofreció a

Isaac...habiéndole sido dicho: ‘En Isaac tendrás descendientes de tu

nombre.’ Llegando a la conclusión de que [Dios] podía levantarlo aún

de los muertos” (Heb. 11:8-19).

Ningún comité evangelístico razonable habría aceptado el

pedido que le hizo Dios a Abrahán de que abandonara a su familia yamistades y la metrópolis cultural de Ur de los Caldeos. Las oportuni

dades para el evangelismo eran ciertamente mucho mayores en una de

las encrucijadas económicas del mundo que en la poco poblada tierra

de Canaán. Pero no le competía a Abrahán cuestionar la orden de

Dios. Por fe en la divina promesa, sin la menor seguridad externa de su

cumplimiento, salió, sin saber adonde iba (véase Patriarcas y profetas, págs. 118, 119).

La orden divina de sacrificar a su hijo Isaac era aún más irra

zonable. Aparentaba ser totalmente contraria al carácter de Dios y a

su promesa y tan sólo asociaría a Abrahán con los paganos y sus cos

tumbres de sacrificar niños; ciertamente no era la mejor forma de repre

sentar a Dios en la tierra de Canaán Más aún algunos podrían ver a



invadir la tierra de Canaán. Desde el punto de vista militar humano,

la tarea era imposible. El pueblo de Israel no tenía entrenamiento mili

tar ni tenía armamentos. Los cananeos estaban bien preparados para la

guerra. Tenían las últimas tecnologías militares, los mejores armamentos y vivían en ciudades bien fortificadas. A ningún general en sus

cabales se le ocurriría llevar a una tribu nómada y ponerla en una situa

ción con tal potencial de genocidio. Pero Caleb y Josué escucharon la

voz de Dios, e insistieron ante el pueblo de Israel que fuera a tomar la

tierra que estaba bajo la bendición de Dios (Núm. 14:7-9, 24, 30).

También por fe guiaron al pueblo de Israel contra Jericó. “Porla fe cayeron las murallas de Jericó después de rodearlas durante siete

días” (Heb. 11:30). ¡Imagínese la confianza en Dios y lealtad de aque

llos que estaban dispuestos a capturar una ciudad marchando insensa

tamente alrededor de ella por siete días! Caleb y Josué vivían por fe en

la Palabra de Dios.

Si Hebreos 11 hubiera mencionado los héroes de la fe del

Nuevo Testamento, el nombre de Juan el Bautista habría estado allí. Es

posible que el versículo 37 se refiera a él: “anduvieron de acá para allá

cubiertos de pieles de ovejas y cabras; pobres, angustiados, maltrata

dos.” Muchas ocasiones de la vida de Juan podrían haber generado la

duda, “pero el Bautista no renunció a su fe en Cristo” (El Deseado de

todas las gentes, pág. 187). Juan vivió por fe en la Palabra de Dios.

es la f e 1?

La fe jugó un papel clave en la vida y la predicación de cada

mensajero de Dios. Siendo que la fe es un factor tan importante, es

vital para nosotros que entendamos lo que es.

Podríamos analizar la fe desde un punto de vista humano y

desarrollar una definición. En nuestro intento por descubrir su natura

leza, podríamos explorar la fe de un científico en su hipótesis, la de un

historiador en su tesis, o la de un banquero al aprobar una hipoteca.

Los banqueros hacen un análisis cuidadoso antes de aprobar

un préstamo, analizando diversos factores relativos a la persona que

solicita para la hipoteca, tales como su edad, sexo, salud, su cumpli



lidad como analista, el banquero tiene suficiente “fe” para estar dis

puesto a conceder el préstamo.

Los historiadores analizan sus fuentes, determinando sus pro

babilidades de confiabilidad y la forma en que se relacionan con otrosdatos aportados por la arqueología, los métodos de calcular edades, la

climatología, etc. Después de sintetizar los datos, los interpretan den

tro de sus propios marcos de referencia histórica y cosmovisión.

Basados en tal síntesis e interpretación, los historiadores dan un infor

me por “fe” en cuanto a la realidad y el significado de algún evento.

Los científicos igualmente coleccionan datos en el laboratorio, los sintetizan, y entonces los interpretan de acuerdo a los hechos

“conocidos.” Ellos entonces desarrollan una hipótesis, una declaración

de “fe” en cuanto a cómo los nuevos datos encajarán en el modelo cien

tífico actual.

Cada uno de estos ejemplos basa la fe en la evidencia de los

“hechos” coleccionados e interpretados según el modelo particular del

banquero, del historiador, o del científico. La interpretación entonces

lleva a una conclusión, o a una declaración de fe. Tal método de defi

nir la fe usa un enfoque humanista, o centrado en la persona, con refe

rencia al conocimiento. Ya hemos visto en el capítulo 6 que no es

nuestra tarea desarrollar un concepto de la salvación hecho a la moda

de la época. La salvación es un regalo de Dios en vez de una creación

nuestra. Si hemos de recibir la salvación por fe, entonces debemosdarle a Dios el privilegio de definir lo que es la fe. El enfoque huma

nista de la fe fundamenta nuestra confianza en la ingeniosidad huma

na y en nuestra habilidad de reunir, sintetizar, e interpretar la “eviden-

cía .

Sin embargo, el concepto bíblico de la fe es bastante diferen

te. La fe no es una creación humana, sino un regalo de Dios que se basa

en el poder divino y no en los logros humanos (Efe. 2:8; 1 Cor. 2:5).

“La fe que nos capacita para recibir los dones de Dios, es en sí misma

un don” (La educación, pág. 253). “Ningún hombre puede crear fe. El

Espíritu que opera en la mente humana y la ilumina, crea fe en Dios.

Se declara en las Escrituras que la fe es un don de Dios poderoso para

salvación que ilumina los corazones de los que buscan la verdad como



del conocimiento, que llegamos a entender (Heb. 11:3). Como la llave

del conocimiento (La educación, pág. 24; El Deseado de todas las gentes,

pág. 113), [la fe] nos capacita para discernir la verdad del error

(Mensajes selectos, tomo 2, págs. 66, 67). El enfoque humanista diceque debemos encontrar un fundamento, un criterio para la fe, mientras

que el enfoque bíblico dice que la fe es el fundamento, es el criterio.

De acuerdo con la Biblia, la fe no viene mediante nuestro aná-

lisis humanista de los datos del mundo natural, porque “la fe es por el

oír” la Palabra de Dios (Rom. 10:17). “La palabra de Dios constituye

nuestra seguridad y evidencia [para la fe)” (Id, tomo 2, pág. 278). Laintención de fundamentar la fe que tenemos de que la Biblia es la

Palabra de Dios, en datos interpretados mediante la razón, es dudar de

aquello que Dios ya ha declarado. Es similar a la tentación que Satanás

le presentó a Cristo en el desierto, o sea, dudar de si era o no el Hijo de

Dios después que la Palabra de Dios ya lo había afirmado. “La fe ver-

dadera tiene su fundamento en las promesas y provisiones de las

Escrituras” (Eí Deseado de todas las gentes, pág. 102; cf. Obreros evangé-

licos, pág. 274; Dios nos cuida, pág. 317).

Basar nuestra fe en las Escrituras, en la descripción de algún

historiador o de un geólogo, indica que aún no hemos llegado a la fe

bíblica. “Para poder tener fe constante y verdadera en Cristo, tenemos

que conocerle como él es representado en la Palabra” (Fundamentáis of

Christian Education, pág. 433). El Espíritu y la Palabra trabajan en conjunto. “El Espíritu que opera en la mente humana y la ilumina, crea fe

en Dios” (Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, Comentarios

de Elena G. de White, tomo 7, p. 951). La fe bíblica viene mediante

la Palabra bajo la tutela del Espíritu.

Esa fe que Dios nos da es poderosa. Se refuerza y construye

sobre sí misma, y es contagiosa, ya que la podemos compartir con otros.

S l p ehgro de d u da r

El contexto del capítulo de la fe (Hebreos 11) también con-

tiene la advertencia: “No desechéis, pues, vuestra confianza...” (Heb.

10:35). La duda también es poderosa y construye sobre sí misma. Y es



desde puntos de vista científicos, históricos, psicológicos, filosóficos,

arqueológicos, o geológicos, para así determinar qué es verdadero o

fabo en la Biblia. El método en sí mismo se inicia y construye sobre

la desconfianza en la veracidad de las Escrituras. Cristo preguntó:“Cuando el Hijo del Hombre venga, ¿hallará fe en la tierra?” (Luc.

18:8).

Elena de White coloca un signo de interrogación en los méto-

dos humanistas que comienzan con la presuposición de la duda: “Dios

ha permitido que un torrente de luz inunde al mundo con descubri-

mientos científicos y artísticos; pero cuando hombres llamados cientí-

ficos pronuncian discursos y hablan sobre estos temas desde un punto

de vista puramente humano, con toda seguridad que llegan a conclu-

siones erróneas. Las mentes más desarrolladas, si no son guiadas por la

Palabra de Dios en su obra investigadora, se aturden en su tentativa de

encontrar la relación de la ciencia con la revelación. El Creador y sus

obras están más allá de toda comprensión; y debido a que no pueden

explicar estas cosas por las leyes naturales, consideran la historia bíbli-ca indigna de confianza. Los que dudan de la confiabilidad de los rela-

tos del Antiguo y del Nuevo Testamento serán conducidos un paso más

allá, y dudarán de la existencia de Dios; permiten entonces que su ancla

se les escape de las manos, y son abandonados para que se golpeen con-

tra las rocas de la incredulidad” (Mensajes selectos, tomo 3, pág. 351).

Sería bueno si pudiéramos regresar al pasado en la historia ypudiéramos reescribir la historia bíblica. Empezaría así: “Por fe, cuan-

do fue enfrentada por la serpiente en el árbol del huerto del Edén, Eva

obtuvo la victoria mediante su lealtad a la Palabra de Dios. Ella le res-

pondió a Satanás: ‘Escrito está, del árbol del conocimiento del bien y

del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás.’” Sin

embargo, Eva respondió con una duda metodológica en la Palabra de

Dios. También en el proceso de aprendizaje contemporáneo, al comen-

zar con la duda, seguimos el mismo método que Eva usó en el huerto.

Los antediluvianos emplearon el mismo enfoque para argu-

mentar con Noé. La ciencia decía que no iba a llover, y la teología

(filosofía) afirmaba que un Dios de amor no destruiría los objetos de su

creación.



£ .a c e r t e z a ¿ .l j u n d o a d v e n i m i e n t o

“Y ése es el objeto que Satanás trata de alcanzar. Nada desea

él tanto como destruir la confianza en Dios y en su Palabra. Satanás se

encuentra al frente de los grandes ejércitos de los que dudan... La duda

está de moda hoy. Son muchos los que parecen creer que es una virtudcolocarse del lado de la duda, del escepticismo y de la incredulidad.

Pero no dejará de advertirse que bajo una apariencia de candor y

humildad, los móviles de estas personas son la confianza en ellas mis

mas y el orgullo. Es algo terrible perder la fe en Dios o en su Palabra.

La duda se fortalece a medida que se la fomenta. Hay peligro en expre

sar tan sólo una vez los sentimientos de incredulidad; se planta unasemilla que de sí produce cosecha de su misma especie. Satanás ali

mentará la cosecha a cada momento. Aquellos que se permiten hablar

de sus dudas encontrarán que constantemente se les confirman. Dios

no quitará jamás todas las excusas que pueda haber para la increduli

dad. El jamás obrará un milagro para quitar la incredulidad cuando ha

dado suficiente evidencia para la fe” (The Spirit of Prophecy, tomo 4,

pág. 349).

Las siguientes citas breves hacen un resumen de la preocupa

ción que Elena de White tenía acerca de la naturaleza insidiosa de la

incredulidad:

“Satanás es el padre de la incredulidad, la murmuración y la

rebelión.” (Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, tomo 1, pág.

1101). “Es un pecado dudar” (SelectedMessages, libro 3, pág. 149). “Lacausa real de la duda y el escepticismo mayormente es el amor al peca

do” (El camino a Cristo, pág. 81). “Aquellos que aman el pecado se tor

narán de la Biblia, amarán el escepticismo y serán imprudentes en sus

principios” (Testimonies, tomo 1, pág. 441).

“Si hablamos de nuestra incredulidad, y fomentamos la duda,

la tendremos en abundancia; porque Satanás nos ayudará en este tipode trabajo” (Signs of the Times, 2 de mayo, 1895, pág. 4). “Jesús nunca

elogió el escepticismo; él nunca ensalzó la duda” (Testimonies for the

Church, tomo 4, pág. 233). “No sembréis ni una expresión de duda”

(Review and Herald, 6 de febrero, 1894, pág. 9).

“Si elegís abrir la puerta a las sugestiones del maligno, vuestra

mente estará llena de desconfianza y rebeldía Podéis manifestar vues



Q X n a t a n g r a n d e n u l e d e l e z l i g o s y e l s e g u n d o a d v e n i m i e n t o

(Mente, carácter y personalidad, tomo 2, pág. 701).

“Me fue mostrado que aquellos que son acosados por dudas e

infidelidad no deberían ir a trabajar por otros. Lo que está en la mente

siempre sale, y ellos no se dan cuenta del efecto que tiene una insinuación o la más leve duda expresada. Satanás la usa como una flecha

armada de púas. Esta trabaja como un veneno insidioso, el cual, antes

que la víctima se dé cuenta de su peligro, afecta el sistema completo,

menoscaba la buena salud y finalmente causa la muerte. Así también

sucede con el veneno de la duda y el escepticismo respecto a las verda

des de las Escrituras. Uno que tiene influencia le sugiere a otros aque

llo que Satanás le ha sugerido a él — que una escritura contradice a la

otra— ; y así, de una forma muy sabia, como si él hubiera hallado un

maravilloso misterio que había estado escondido de los creyentes y el

mundo santo por todas las edades, derrama oscuridad sobre otras men

tes. Pierden el gusto que una vez tuvieron por la verdad y se convier

ten en incrédulos. Todo esto es la obra de unas pocas palabras, que

tenían poder escondido porque aparentaban estar involucradas en unmisterio” (Testimonies for the Church, tomo 1, pág. 377).

Al final de la parábola del hombre rico y Lázaro, Cristo llega

a una conclusión decisiva: “Si no oyen a Moisés y a los Profetas, tam

poco se persuadirán, aunque se levante alguno de los muertos” (Luc.

16:31).

Silu m a n i s m o y la É P a U ra de CDv

Existe una gran diferencia entre la forma en que los mensaje

ros de Dios arriba mencionados creían, y cómo lo hacían los que recha

zaban la Palabra de Dios. Eva, los antediluvianos, y el pueblo de Israel

en Cades-bamea deseaban fundar su fe, al estilo humanista, sobre las

evidencias de sus sentidos, la lógica, la filosofía y la observación: ellosquerían tener una fe razonable en un “dios hecho a medida” . En vez de

fundamentar su estudio humano en la Palabra de Dios, quisieron pro

bar la Palabra de Dios con su estudio humano. En contraste, Noé,

Abrahán, Caleb, Josué, Juan el Bautista y Cristo aceptaron la Palabra

de Dios por fe: ellos basaron su fe en un “Escrito está,” y por lo tanto



mentos del mundo, y no según Cristo” (Col. 2:6-8).

Supongamos que un equipo de fútbol americano recibe una

invitación para competir contra un equipo de béisbol. ¿Podrían los dos

equipos encontrar un terreno común en las reglas de esos dos deportes

distintos para poder jugar? ¿Qué pelota usarían? ¿En qué estadio se aco

modarían? ¿Quién sería el árbitro? ¿Qué reglas usarían? Los juegos son

tan diferentes que no se podrían combinar. U n bate en el campo de

fútbol americano estaría fuera de lugar. Al mismo tiempo, una pelota

de fútbol americano en un campo de béisbol sería tan torpe que el juego

se desintegraría. Un equipo le podría pedir al otro que se uniera conellos en su campo de juego para jugar un partido, pero no podrían tran

sigir en las reglas de tal forma que pudieran mezclar los dos juegos.

Así también Noé, Caleb, Josué, Juan el Bautista y Cristo,

todos funcionaron con un conjunto de normas completamente dife

rentes que las de sus contemporáneos. Los familiares de Abrahán ni

siquiera podían entender su respuesta a la invitación divina. Noé nopodía rebatir los argumentos de los científicos desde su punto de vista.

Pero sí podía invitar a sus contemporáneos a su parque de pelota, y a

jugar su juego, basados en sus reglamentos de fe en vez de basarse en los

principios humanistas del mundo. Ellos proclamaron el evangelio, y

éste no perdió nada de su poder porque ellos no lo comprometieron con

el humanismo de su época. Así también, como cristianos del tiempo

del fin, viviremos por fe en la Palabra de Dios y no por el humanismo

de nuestra época.

Dios está buscando no sólo la conversión del corazón, sino

también la conversión de la mente. El quiere que pensemos bíblica

mente y no de forma humanista. Así como Noé llamó a las personas de

su tiempo para que entraran en el arca, así también Dios quiere que hoy

seamos sus mensajeros para predicar su Palabra, llamando a los demása prepararse para su segunda venida. Escoja hoy a quién servir. Dios le

está invitando para que se una a él y a su equipo.



o'a

9

, ¡ de¡

remanente y la segunda venida

Les quisiera contar acerca de un íntimo amigo mío. Vivimos

prácticamente en lados opuestos del continente, lo cual significa que

no tenemos la oportunidad de vemos con frecuencia. Sin embargo, yo

espero con anticipación esas raras ocasiones cuando nos vemos, y ate-

soro cada momento que pasamos juntos. Nunca lo he visto sin una

sonrisa. Aun en días cuando todo va mal, él habla de sus dificultades

con la exuberante convicción de que todo está bien, porque está en

manos de Dios. Es enérgico, pero de temperamento tranquilo. Su dis-

posición es templada, y es grato estar en su compañía. Mi amigo siem-

pre tiene nuevos proyectos y horizontes que explorar, ya que está a lavanguardia de su especialidad. Pero lo que más me gusta de él es su

interés por las personas. Estoy convencido de que sus estudiantes lo

quieren, especialmente después de verlo acercarse a un estudiante con

problemas financieros en la fila de la cafetería y sin decir nada tomar

la cuenta del estudiante y ponerla con la suya.

Supongamos que yo decida que mi amigo realmente no tiene

interés en las personas, que sólo le importa lo que puede sacar de ellas.

Por eso es tan buena gente. Mis sospechas pronto empezarían a afectar

nuestra relación. No tanto de su lado; él seguiría siendo la misma per-

sona interesada en los demás y extrovertida; sino de mi lado. Nuestra

relación se alteraría, porque yo empezaría a cambiar con él. A l dudar de

sus acciones, yo tendría cautela al franquearme con él. Nuestra rela-



a c e r t e z a J e l se a u n J o a J v e n i m i e n l o

Dios, distorsionaría, y tal vez rompería mi relación con él: no porque

Dios haya alejado sus brazos extendidos, sino porque yo he dejado de

verlo con sus brazos extendidos hacia mí.

¿Cómo afectaría mi relación con Dios si yo me convenciera deque él no es amante y compasivo, sino odioso y vengativo?

Supongamos que yo diga que la Biblia no es su Palabra y por lo tanto

no es su revelación de sí mismo. Que la Biblia es sólo una colección de

meditaciones hecha por personas religiosamente talentosas referentes a

su encuentro con Dios. ¿Qué si yo dijera: “Dios, yo no creo que tú me

creaste, ni que mandaste a tu propio Hijo para morir en expiación por

mis pecados, ni que tú vendrás por segunda vez para llevar al hogar

contigo a aquellos que hayan aceptado a tu Hijo como su Salvador? ¿O

qué si yo declarara: “Dios, yo no soy tu siervo, sino tu semejante”?

¿Supongamos que yo no aceptara que llegará el día cuando Dios des

truirá a los malvados al final del milenio; o que negará su inmenso inte

rés en que los seres humanos guarden su ley?

Si yo afirmara cualquiera de los conceptos mencionados, estaría negando aspectos esenciales del carácter de Dios que él ha revela

do de sí mismo. A pesar de sus brazos de amor extendidos, yo me esta

ría poniendo fuera de su alcance. Y si tratara de adorar al Dios limita

do que me he imaginado, estaría aceptando un ídolo, un “dios hecho

a la medida”, en vez del verdadero Dios del universo. Dios no puede

llevar al hogar con él a los que se aferran a sus ídolos, porque no es posible tener una relación íntima y única con las personas que se dedican

a otro ser u otra cosa. Debemos darle a Dios nuestra lealtad indivisa si

hemos de entrar en una relación completa con él.

No en vano Pablo estaba tan preocupado por aquellos que

“profesan” conocer a Dios. El apóstol le advirtió a Tito que usara doc

trinas sólidas para exhortar y persuadir a aquellos que contradicen la

verdad y al hacerlo trastornan hogares enteros (Tito 1:8-11, 16; 2:1).

La Biblia usa la palabra “verdad” más de 200 veces. En la mayoría de

los casos se refiere a Dios o a su Palabra. “Santifícalos en tu verdad; tu

palabra es verdad” (Juán 17:17).

Podemos conocer la verdad por medio de la correcta interpre

tación de la Palabra de Dios (2 Tim. 2:15). Torcemos la Palabra de



t e s t i m o n i o d e l r e m a n e nt e y l a s e g u n d a v e n i d a

encima de él, inclusive afirmando que es Dios. Aquellos que lo acep

ten en lugar de la verdad se condenarán ellos mismos. Nuestra salva

ción viene mediante la santificación del Espíritu y por creer en la ver

dad (2 Tes. 2:1-16).

(tfnierp relaciones paga nas

La apostasía comenzó ya en el tiempo de los apóstoles, y ocu

rrió aún con más rapidez después que murieron. La iglesia trataba de

adaptarse a un mundo hostil y pagano con el fin de sobrevivir y ganar

conversos. Adoptó los métodos de la época de interpretar la literatura

y usó el pensamiento filosófico contemporáneo. Por ejemplo, Orígenes

era un erudito bíblico del segundo siglo d.C. que trabajaba en la ciudad

de Alejandría. Los eruditos paganos de la época usaban métodos de

interpretación alegórica en el caso de tradiciones históricas de cientos

de años de edad. Ellos enfatizaban el significado “espiritual” del texto

en vez del significado literal. Orígenes aplicó ese método al estudio dela Biblia. A pesar de que generalmente buscaba una interpretación

literal del texto, cuando las enseñanzas bíblicas iban en contra de la

filosofía de su tiempo él les aplicaba un significado “espiritual” para que

la Biblia no pareciera irrazonable a los paganos contemporáneos. El

pensaba que sólo así podría ganarlos al cristianismo.

Elena de White comenta: “Los siglos que se sucedieron presenciaron un constante aumento del error en las doctrinas sostenidas

por Roma. Aun antes del establecimiento del papado, las enseñanzas

de los filósofos paganos habían recibido atención y ejercido influencia

dentro de la iglesia. Muchos de los que profesaban ser convertidos se

aferraban todavía a los dogmas de su filosofía pagana, y no sólo seguí

an estudiándolos ellos mismos sino que inducían a otros a que los estu

diaran también a fin de extender su influencia entre los paganos. Así

se introdujeron errores en la fe cristiana. Uno de los principales fue la

creencia en la inmortalidad natural del hombre y en su estado cons

ciente después de la muerte. Esta doctrina fue la base sobre la cual

Roma estableció la invocación de los santos y la adoración de la virgen

María. De la misma doctrina se derivó también la herejía del tormen



lidad natural del alma infiltró las enseñanzas bíblicas en lo que se refie-

re a la muerte; y el bautismo de bebés y el bautismo por aspersión, tomó

el lugar del bautismo adulto y por inmersión. Los cristianos empezaron

a creer que el acceso a Dios funcionaba de la misma manera como laspersonas comunes se las arreglaban para alcanzar a los más encumbra-

dos: por medio de intermediarios. Trataban de llegar a Dios por inter-

medio de sacerdotes y santos, en vez de acercarse directamente a él. La

salvación era por medio de la fe y las obras en vez de ser por fe sola-

mente. Uno podía quitarse la culpa del pecado mediante la compra del

perdón en vez de hacerlo por la sumisión a Jesucristo. La Biblia ya noera más la autoridad en la teología y en la vida. La tradición, los con-

cilios de la iglesia, la filosofía y el razonamiento humanos empezaron a

suplementaria e inclusive a tomar su lugar.

A medida que el tiempo pasó, el papel de la Biblia decreció.

Los laicos virtualmente no tenían acceso a ella. Aun los clérigos casi

nunca tenían la oportunidad de leerla. La tradición, los concilios de la

iglesia y la filosofía desempeñaron papeles preponderantes. Al no tener

más a la Biblia como guía, el abuso se hizo flagrante en la iglesia. Elena

de White describe la venta de indulgencias en la época de Lutero: “El

infame tráfico se establecía en la iglesia, y Tetzel ponderaba las indul-

gencias desde el pulpito como si hubiesen sido el más precioso don de

Dios. Declaraba que en virtud de los certificados de perdón que ofre-

cía, quedábanle perdonados al que comprara las indulgencias aun aque-llos pecados que desease cometer después, y que ni aun el arrepenti-

miento era necesario. Hasta aseguraba a sus oyentes que las indulgen-

cias tenían poder para salvar no sólo a los vivos sino también a los

muertos, y que en el instante en que las monedas resonaran al caer en

el fondo de su cofre, el alma por la cual se hacía el pago escaparía del

purgatorio y se dirigiría al cielo” (Eí conflicto de ¡os siglos, pág. 137).

t £ a <^R.eforma y la Palabra Je CDu

La iglesia había ganado poder sobre todos los aspectos de la

vida, inclusive sobre el gobierno. Reyes y magistrados estaban a la

orden y a la merced de la iglesia. La educación también cayó bajo su



l&slmomo.del, rewaBe»¡e..y..ía..tegKwt/a,.vertida

mantuvo firme. Probadme con las Santas Escrituras que estoy en error

— dijo él— y abjuraré de él.”

“— ¡Las Santas Escrituras! — exclamó uno de sus tentado

res.— ¿Todo debe ser juzgado por ellas? ¿Quién puede comprenderlassi la iglesia no las interpreta?

“— ¿Son las tradiciones de los hombres más dignas de fe que el

Evangelio de nuestro Salvador? — replicó Jerónimo.— Pablo no

exhortó a aquellos a quienes escribía a que escuchasen las tradiciones

de los hombres, sino que les dijo: ‘Escudriñad las Escrituras’ ”.

“—Hereje —fue la respuesta— , me arrepiento de haber estado alegando contigo tanto tiempo. Veo que es el diablo el que te

impulsa” (págs. 122-123).

Olaf Petri, de Suecia, manifestó que las doctrinas de los padres

de la iglesia no debían aceptarse sino cuando concordasen con lo que

dice la Sagrada Escritura, y que las doctrinas esenciales de la fe están

expresadas en la Biblia de un modo claro y sencillo, que todos pueden

entender... Probó que los decretos de la iglesia no tienen autoridad

cuando están en pugna con los mandamientos de Dios, y sostuvo el

gran principio protestante de que “la Biblia y la Biblia sola” es la regla

de fe y práctica (pág. 284).

“Lutero advirtió que era peligroso ensalzar las doctrinas de los

hombres en lugar de la Palabra de Dios. Atacó resueltamente la incre

dulidad especulativa de los escolásticos y combatió la filosofía y la teología que por tanto tiempo ejercieran su influencia dominadora sobre

el pueblo. Denunció el estudio de aquellas disciplinas no sólo como

inútil sino como pernicioso, y trató de apartar la mente de sus oyentes

de los sofismas de los filósofos y de los teólogos y de hacer que se fija

sen más bien en las eternas verdades expuestas por los profetas y los

apóstoles” (pág. 135).Denodadamente defendió Lutero el Evangelio contra los ata

ques de que era objeto desde todas partes. La Palabra de Dios demos

tró ser un arma poderosa en cada conflicto. Con ella combatió el refor

mador la usurpada autoridad del papa y la filosofía racionalista de los

escolásticos, a la vez que se mantenía firme como una roca contra el

fanatismo que pretendía aliarse con la Reforma



en línea recta de los apóstoles y continúa invariable al través de lostiempos, da amplia oportunidad para toda clase de extravagancias ycorrupciones que se ocultan bajo la santidad del mandato apostólico.

La inspiración a que pretendían Munzer y sus colegas no procedía sinode los desvarios de su imaginación y su influencia subvertía toda autoridad, humana o divina. El cristianismo recibe la Palabra de Dios comoel gran tesoro de la verdad inspirada y la piedra de toque de toda inspiración” (págs. 204-205).

Zuinglio también presentó la Palabra de Dios como la única

autoridad infalible. Él declaró que no estaba introduciendo un nuevométodo, sino un antiguo enfoque usado por la iglesia en tiempos másprimitivos y puros. “A medida que escudriñaba las Escrituras, más clarole resultaba el contraste entre las verdades en ellas encerradas y lasherejías de Roma. Se sometía a la Biblia y la reconocía como la Palabrade Dios y única regla suficiente e infalible. Veía que ella debía ser supropio intérprete” (pág. 184).

Durante varios siglos y en muchos países, los reformadoresproclamaron la necesidad de regresar a la Biblia sola. A pesar de queexistían diferencias entre los reformadores mismos, ellos estaban unificados en varios puntos: (1) Sólo la Biblia bajo la influencia del EspírituSanto es el fundamento de nuestras vidas y nuestros pensamientos; (2)la Biblia no ha de tener ningún sistema impuesto sobre ella, ya sea ecle

siástico, filosófico, empírico, o existencial; (3) la Biblia debe ser su propio intérprete. Eso quería decir que, no sólo es una porción de la Bibliaentendida por completo en el contexto de las Escrituras, sino que ningún método externo (como el método alegórico) debía ser impuesto alas Escrituras.

cQa ( il u s trac ión u la ia la h r a Je CDi

La época de la Ilustración siguió al período de la Reforma.Esta época enfatizó la autonomía de la humanidad ante cualquier autoridad eclesiástica, o autoridad divina como se expresa en la Biblia. ¡Lahumanidad había crecido! Ya no estaba bajo la tutela de Dios o de laiglesia; los seres humanos eran libres para determinar sus propias ver



(S/testimon io del rem anen te yla segunda, ven ida .. im

fía, la historia, y particularmente la ciencia se convirtieron en las auto

ridades. Fue en este contexto histórico que se desarrolló el criterio

contemporáneo del conocimiento. La verdad se convirtió en aquello

que podíamos experimentar en el laboratorio, observar en una colum

na geológica, o verificar de acuerdo a los registros históricos. La

Palabra de Dios tomó un lugar subordinado al de la educación liberal.

Elena de White estaba preocupada por el efecto de la alta crí

tica sobre la fe en la Biblia. “Las amonestaciones de la Palabra de Dios

respecto a los peligros que rodean a la iglesia cristiana, son para noso

tros hoy. Como en los días de los apóstoles, los hombres intentan, pormedio de tradiciones y filosofías, destruir la fe en las Escrituras. Así

hoy, por los complacientes conceptos de la ‘alta crítica’, evolución,

espiritismo, teosofía y panteísmo, el enemigo de la justicia está procu

rando llevar a las almas por caminos prohibidos. Para muchos, la Biblia

es una lámpara sin aceite, porque han dirigido sus mentes hacia cana

les de creencias especulativas que traen falsos conceptos y confusión.La obra de la ‘alta crítica’ al criticar, conjeturar y reconstruir, está des

truyendo la fe en la Biblia como revelación divina. Está privando a la

Palabra de Dios del poder de guiar, levantar e inspirar las vidas huma

nas” (Los hechos de los apóstoles, pág. 378).

o t a proclam ación del evangelio eterno

La era de la Iluminación es el contexto intelectual del cual

Dios llamó a la Iglesia Adventista. El nos sacó de iglesias que en su

mayoría no se habían rendido a los principios de la Iluminación y en

general aceptaban el principio protestante de sola scriptura. Nuestra

obra era terminar lo que la Reforma había comenzado: un regreso total

a la Palabra de Dios. Significaba la proclamación del “evangelio eterno”, el mensaje total de la Palabra de Dios para su pueblo que viviera

en los últimos días. Entre otras cosas, se enfatizaban dos verdades prin

cipales que aún no habían sido restauradas por la Reforma: “la hora de

su juicio es venida”, y el llamamiento a adorar “a aquel que hizo el cielo

y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (Apoc. 14:7). Este era un

mensaje que Dios quería que se predicara justo antes de la segunda



tigadora del juicio que tomaría lugar justo antes del segundo adveni

miento. Como Dios dará el fallo en favor de los suyos, estas son bue

nas nuevas para su pueblo. Los que por la fe hayan aceptado la justicia

de Dios en su favor, estarán preparados para participar en el segundoadvenimiento. Así como Dios nos dijo de antemano acerca de sus

grandes intervenciones previas en favor de su pueblo, así también él

levantó un pueblo para proclamar las profecías de Daniel y Apocalipsis

en relación con el tiempo del juicio. E igualmente como Dios se reve

ló a sí mismo actuando en favor de Israel y luego en favor de toda la

raza humana en la cruz, así también quiso que supiéramos las buenasnuevas de lo que él está haciendo por nosotros en el juicio investigador

que comenzó en 1844. De ahí surgió el mensaje del primer ángel de

Apocalipsis 14: “Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía

el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda

nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y

dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado” (vers. 6, 7).

¿/A do rad al (Sreado

El segundo aspecto del mensaje del primer ángel es adorar

(vers. 7). Justo en el tiempo cuando algunos empezaron a cuestionar el

papel de Dios y la forma que tomó su creación, Dios cumplió la profe

cía de que habría personas que aceptarían y proclamarían la enseñanzabíblica de la creación. Como hemos visto en el capítulo 3, la acepta

ción del concepto bíblico de la creación en seis días, según la Palabra

de Dios, tiene implicaciones mayores para nuestro concepto de la natu

raleza de Dios. S i Dios no puede o no actúa en la forma como se reve

la en Génesis 1 y 2, entonces ¿por qué esperaríamos que él estuviera

similarmente activo en la cruz, en la resurrección de Jesucristo, en su

servicio en el santuario celestial y en la segunda venida? Si el registro

de la creación de la vida en la tierra es incierto, entonces eso pone aún

en mayor duda la promesa de una segunda venida literal y visible y la

resurrección de los justos muertos. Más aún, aceptar los actos creado

res de Dios es una declaración de fe (Heb. 11:3) derivada de la fe en la

Palabra de Dios. Por lo tanto, adorar a Dios como Creador tiene gran



S i leshtnonio del remane nle y la segunda, venida

ación. “Acuérdate del día de reposo para santificarlo... Porque en seis

días 'hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en

ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día

de reposo y lo santificó” (Exo. 20:8-11). El sábado es un símbolo de laautoridad divina. Nada en la historia, en la astronomía, en la psicolo

gía o en ninguna otra materia humana pediría que se adorara a Dios en

el sábado. Por lo tanto, el sábado es una demostración de alianza con

él y de una vida de fe en su Palabra. No en vano algunos pensarían en

cambiar los tiempos y la ley (Dan. 7:25). Si la humanidad pudiera alte

rar la ley de Dios y el día que él estableció para la adoración, entoncespodrían debatir su naturaleza y más tarde tomar la autoridad en sus

manos. Por eso es importante que se reenfatice el culto del Dios ver

dadero justo antes de la segunda venida: “Y los tuyos edificarán las rui

nas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y

serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habb

tar. Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi

día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venera

res, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni

hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová” (Isa.

58:12-14).

La restauración del verdadero sábado en los últimos días es

importante, porque, como vimos en el capítulo 4, el sábado es un sím

bolo de nuestra relación integral con Dios. Lo señala a él primero quenada como una Deidad personal que desea comunión con nosotros.

Segundo, nos recuerda que él es nuestro Creador, Sustentador y

Salvador, y el que tiene nuestro futuro en sus manos. Como símbolo

de su autoridad y poder creador, es una indicación de nuestra disposi

ción a vivir por fe en él en vez de por nuestro propio poder. Y como

símbolo de la nueva tierra por venir, también tiene grandes implicaciones para la segunda venida que nos introducirá a nuestro hogar

celestial con Cristo.

o fa h d de ella

Los mensajes del segundo y tercer ángeles de Apocalipsis 14



latras tendrán que enfrentar la ira divina.

o l í a paciencia ae los sanios

Apocalipsis 14 se asemeja a un río con charcos tranquilos y

cataratas traicioneras. Cuando pasamos a los versículos 6 y 7, empeza-

mos a sentir el poder del agua. Ya cuando llegamos a los versículos 8 al

11, nos encontramos en los rápidos. El agua es salvaje y turbulenta,

golpeando y chocando primero con un lado de la pared del cañón y

luego con el otro. Sin embargo, cuando llegamos al otro lado, todo está

tranquilo y en paz, la paz que viene de la fe en Jesucristo. “Aquí está la

paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la

fe de Jesús” (vers. 12).

Los que se han preparado para participar de la proclamación

de los mensajes de los tres ángeles son aquellos que guardan los man-

damientos de Dios. N o los obedecen para obtener su propia salvación,

sino como resultado de ella. No para ser salvos, sino porque ya han sidosalvos y no quieren que nada se interponga entre ellos y su Salvador.

Cada uno “teníafn] el nombre de él y el de su Padre escrito en la fren-

te” (vers. 1). “Estos son los que no se contaminaron con mujeres [doc-

trinas falsas], pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por

dondequiera que va” (vers. 4). Ellos no han “beb[ido] . .. del vino del

furor de su fornicación [de las falsas doctrinas de Babilonia], ni adoran“a la bestia y a su imagen” ni “recibe[n] la marca en su frente o en su

mano” (vers. 8, 9). Todos “guardan los mandamientos de Dios” (vers.

12) .

Es más, los santos se aferran a “la fe de Jesús” (vers. 12). La fe

de Jesús no era un elaborado sistema filosófico, científico o histórico;

descansaba sobre la Palabra de Dios, en “Escrito está.” A l igual que una

amistad depende de aceptar a la persona tal como es, es importante

que conozcamos al “único Dios verdadero”, que lo reconozcamos y

aceptemos (Juan 17:3) basados en la Palabra de Dios, su revelación de

sí mismo (vers. 17). “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se

ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se

manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.



1S i testimonio del rem anen te yla segunda venida

del mensaje de los tres ángeles se produce para dar oportunidad a las

personas a que evadan las falsas doctrinas y la idolatría. Les provee una

oportunidad de aceptar a Dios, quien se ha revelado a sí mismo en

Jesucristo y en las Escrituras, para que puedan entrar en relación con el

“único Dios verdadero”. Cada quien puede ser partícipe del capítulo de

la fe (Heb. 11), para responder en fe a la Palabra de Dios como lo hicie-

ron Noé, Abraham, Caleb, Josué, Juan, y Cristo mismo.

Elena de White indica que habrá personas quienes, como los

profetas, los apóstoles y los reformadores antes que ellos, estarán dis-

puestas a mantenerse firmes por la Palabra de Dios. Ellos no destruiránla Biblia como la Palabra de Dios, forzando sobre ella filosofías ajenas

o métodos extraños de interpretación. “Dios tendrá en la tierra un pue-

blo que sostendrá la Biblia y la Biblia sola, como piedra de toque de

todas las doctrinas y base de todas las reformas. N i las opiniones de los

sabios, ni las deducciones de la ciencia, ni los credos o decisiones de

concilios tan numerosos y discordantes como lo son las iglesias querepresentan, ni la voz de las mayorías, nada de esto, ni en conjunto ni

en parte, debe ser considerado como evidencia en favor o en contra de

cualquier punto de fe religiosa. Antes de aceptar cualquier doctrina o

precepto debemos cercioramos de si los autoriza un categórico ‘Así dice

Jehová’” (El conflicto de los siglos, pág. 653).

Dios le está llamando a usted para que se una con su pueblo

en la proclamación del evangelio eterno para que el mundo pueda

conocerle y aceptarle tal como él es realmente, el “único Dios verda-

dero”.



o

avisadoCnuestro esquema profélíco

del siglo diecinueve ?

Q o r <RR.oland <RR. $ teg slad

Hace casi 50 años, cuatro meses después de terminar mis estu-

dios en la universidad, prediqué mi primer sermón acerca de las profe-

cías. Lo titulé “La libertad en la encrucijada”; y lo preparé apoyándo-

me en gran medida en la norma profética adventista. Mirado desde la

perspectiva de hoy, exponía conceptos un poco más avanzados que la

posición de Uriah Smith, pero era considerablemente más atrasado sise lo compara con las ideas de unos pocos eruditos adventistas que

están sugiriendo actualmente que debemos reexaminar y revisar el

escenario profético que nuestros pioneros adventistas construyeron en

los años del siglo diecinueve. Están preocupados porque el panorama

de los tiempos finales, enmarcado por el contexto de los Estados

Unidos en los últimos años del siglo diecinueve, simplemente no armo-

niza muy bien con la sociedad secular que predomina hoy en día.

Por ejemplo: No hay indicios [al escribirse este capítulo] de

que una ley dominical esté en camino como parecía haberlos a fines

del siglo diecinueve. En 1950, cuando yo ubiqué a la libertad en la

encrucijada, todos los estados de los Estados Unidos, menos Alaska,

tenían leyes dominicales. Desde ese entonces, veintiún estados las han



ú Q . U t r a s er revxsa>do nuestro estjuema t>rof¿ lico de l s ig lo d\ ecm ueve !

monje Beza del siglo dieciséis muy bien resumió la posición histórica de

la iglesia, declarando a la libertad religiosa como una “doctrina diabó-

lica, porque permite a cada hombre ir al infierno por su propio cami-no”. (¡Los hombres del siglo dieciséis parece que daban por sentado

que las mujeres tenían sus propios mapas y no necesitaban ayuda de

ellos!) Hoy en día la Iglesia Católica parece estar muy dispuesta a per-

mitimos ir al infiemo sin su intervención; de hecho, ha pedido discul-

pas por la ayuda que les dió a muchos santos herejes. El papa Juan

Pablo II ha hablado francamente en favor de la libertad religiosa. Su

posición no parece cuadrar con nuestra interpretación tradicional de

Apocalipsis 13.

Un tercer ejemplo: En 1961 la Corte Suprema de los Estados

Unidos dictaminó que las leyes dominicales eran legales sólo si respon-

dían a algún propósito secular de gran alcance. Y es difícil concebir a

nuestra sociedad, insidiosamente secular, persiguiendo a un grupo de

personas que quieren adorar en el día sábado.En la edición del 15 de junio de 1998 de la revista Time,

Charles Krauthammer comenta que la religión, que antes era una con-

vicción, en la actualidad es sólo una predilección. El resultado:

“Donde se trivializa la religión —observa Krauthammer—, es muy

improbable que uno encuentre la persecución. Cuando una persona

cree que de su religión pende el destino de su alma inmortal, es fácil

que surja la inquisición; cuando se cree que la religión es una sencilla

preferencia del consumidor, la tolerancia religiosa prospera fácilmente.

Al fin y al cabo, no perseguimos a las personas por su predilección de

carros. ¿Por qué habríamos de hacerlo por su gusto en dioses?”

¿Quién puede afirmar razonablemente que hay probabilidad

de que el sábado se convierta en una prueba de lealtad en esta era que

los siquiatras llaman la “nueva indiferencia?”Yo estoy de acuerdo con mis amigos eruditos en que tenemos

que reexaminar los libros de Daniel y Apocalipsis. Estamos 100 años

más adelante en la autopista profética que conduce hacia el mañana

que el lugar de donde salieron nuestros antepasados. Ciertamente es

posible que su modo de percibir la “verdad presente” pueda requerir

unas pocas enmiendas aplicables a nuestros días Puede ser que tenga



£ a ¡ O d e l 1t tn á o a d v e n i m i e n t o

Permítanme ahora empezar a revisar la conclusión de los eru

ditos en el sentido de que el mundo secular de hoy simplemente no

cabe dentro de nuestro panorama tradicional del tiempo del fin.

Entonces examinaremos los seis puntos principales en la exposición de

la “verdad presente” de nuestros pioneros de los últimos años del siglo

diecinueve, para ver si debemos, en efecto, editar y finalmente sugerir

unas pocas “verdades presentes” que nuestros pioneros no visualizaron.

El elemento sobresaliente que parece demandar nuestra ree

valuación del esquema profético de nuestros pioneros es la seculariza

ción: el cambio de la sociedad judeo-cristiana del siglo diecinueve almundo de hoy, secular y orientado hacia el humanismo. Sin contar el

segmento musulmán, una gran parte de la población mundial es atea o

agnóstica, ciertamente secular y enfáticamente materialista. Europa

occidental es un continente postcristiano: sus grandes catedrales están

vacías, su herencia de la Reforma olvidada.

En cuanto a los Estados Unidos de Norteamérica, dos decisio

nes de la Corte Suprema resumen su “secularismo”. La primera, su

decisión en cuanto a las leyes dominicales en 1961, afirma que las leyes

dominicales son constitucionales sólo si tienen un propósito secular de

gran alcance. La segunda: la decisión reciente en Pawtucket, Rhode

Island, de que la exhibición de la escena navideña en el ayuntamiento

era constitucional solamente porque estaba acompañada de un Santa

Claus secular y sus renos. Los abogados conocen la decisión como la“regla del reno plástico” .

Tal vez deberíamos alabar al Señor por el “secularismo”. Sus

discípulos han logrado eliminar casi por completo las leyes dominica

les de nuestra sociedad, ¡algo que nuestros antepasados no pudieron

hacer en 100 años! Y los librepensadores son generalmente indiferen

tes a la religión. Hay que admitirlo: es difícil concebir que un libre

pensador se altere porque alguien adore o no adore, ¡no importa el día!Si los librepensadores van a la iglesia alguna vez — cuando parece ser

lo más conveniente— crean un dios humanista a quien pueden res

petar, en vez de adorar. El Señor humanista, vean ustedes, solamente

nos pide que seamos religiosos, no que tomemos su cruz y le sigamos.

Comprendámoslo: Nuestra interpretación tradicional de



¿ c z u l e ra se r rev i sado nuest ro e s t ju tma t )ro f ¿hco de l s i g lo d iec inueve P

regreso de Cristo. Si pretendemos reescribir el libreto, debemos ser

detallados en nuestra revisión.

1. L a Asociación para la Reforma Nacional. Tengo un

libreta llena de recortes de periódicos acerca de la Asociación para la

Reforma Nacional, fundada en 1863 por representantes de 11 denomi-

naciones protestantes. La inscripción en el interior de la tapa dice:

“Presentado al Departamento de Libertad Religiosa por la Sra. Elena G . de

White.” Ella quería que el departamento de Libertad Religiosa, y pormedio de éste, la iglesia, comprendiera la naturaleza profética de los

planes de la asociación, los cuales debían “promover reformas necesa-

rias en las decisiones del gobierno en cuanto al sábado” y asegurar una

enmienda a la Constitución de los Estados Unidos donde se declare la

lealtad de la nación a Jesucristo y su aceptación de las leyes morales de

la religión cristiana” (en Dateline Sunday, de Warren L. John, págs. 69,

70).Elena, de White llamó a la enmienda religiosa un “cumpli-

miento claro y directo” (Testimonios para la iglesia, tomo 5, pág. 719).

Sin embargo, algunos de nuestros ministros no sentían que ellos debí-

an predicar acerca de este asunto. Ella respondió: “Pueda el Señor per-

donar a nuestra hermandad por interpretar de esta forma el mensaje

para este tiempo” (Id., pág. 715). “Ha habido indiferencia e inactivi-dad sorprendente en este tiempo de peligro. La verdad, la verdad pre-

sente, es lo que el mundo necesita” (Id., pág. 719).

En 1888 la meta de la Asociación para la Reforma Nacional

parecía ser alcanzable. El senador H. W. Blair de New Hampshire

introdujo legislación para una ley dominical nacional. El pionero

redactor adventista A. T. Jones habló en contra del documento ante

un comité del congreso. El documento de Blair murió en el comité en1888, se reencarnó, para luego perecer nuevamente en 1889.

2. E l segundo actor en la plataforma del escenario pr

fue la Corte Suprema de los Estados Unidos, que en 1892, en el caso

de la Iglesia de la Santa Trinidad vs. Los Estados Unidos, unánimemente

d l l d d “ ” d



Baltimore, decidió unirse a los protestantes para asegurar la “correcta

observancia del domingo.” El siglo diecinueve no fue una época de

arrobamiento ecuménico. Esta unión Católico-Protestante en apoyode la legislación de la ley dominical concordaba perfectamente bien

con el esquema escatológico adventista.

4. El cuarto actor fue el movimiento laboral dominado por

los católicos que la Sra. White en 1903 ligó a la implementación del

boicot predicho en Apocalipsis 13 (véase la Carta 26, 1903, de

Mensajes selectos, tomo 2, págs. 162,163). La Sra. White sin duda esta

ba al tanto de las implicaciones de la encíclica Rerum Novamm del

papa León XIII en 1891, que contenía este párrafo clave:

“Las asociaciones de trabajadores [sindicatos]... deben prestar

atención primordial y especial a las obligaciones de la religión y la

moralidad, y el mejoramiento social debiera mantener esto primordial

mente en vista, ya que el fundamento de las leyes sociales ... está asentado en la religión”.

Al disponerse a cooperar con los protestantes para asegurar la

“observancia conecta del domingo”, el Congreso en Baltimore estaba

implementando los principios de la encíclica de León XIII. La Iglesia

Católica más tarde honró al cardenal de Baltimore, James Gibbons,

como el “campeón del obrero norteamericano”. En 1908 Samuel

Gompers, director de la Federación Norteamericana del Trabajo, anunció que el sindicato había logrado “tanto, o más que cualquier otra

organización de hombres y mujeres para imponer la observancia del

domingo como día de reposo”.5

5. E l quinto actor fue un poder obrador de milagros llam a-

do “ e s p i rit is m o Seguramente el lector está familiarizado con el casode las hermanas Fox y sus comunicaciones con el mundo espiritista.

Este movimiento, concluyeron muchos pioneros adventistas, populari

zó el concepto de la inmortalidad del alma y estuvo preparando al

mundo para la aparición del falso cristo.

El mensaje “Cristo nuestra justicia,” introducido por A. T.

Jones y E J Waggoner en el Congreso de la Asociación General de



¿ Q , i t e r a s e r r e v i s a .do nuestro esqu em a f rrofé l ico de l s ig lo di ecinueve !

usted los ha escuchado recitar sus partes proféticas que, según algunos,

no se ajustan bien a nuestra sociedad secular de hoy en día. Al evaluar

esta aseveración, veamos si podemos encontrar los mismos actores, uotros similares, recitando partes comparables hoy; renglones que poda-

mos entonces describir como “verdad presente”.

1. La Asociación para la Reforma Nacional. Claro, ya ha

desaparecido. Pero dejó nietos y nietas: La Coalición Cristiana, La

Coalición Americana en Favor de Valores Tradicionales, La Voz

Cristiana y varias otras que están metidas en la política hasta las ore- jas. Pero, reconoceremos que ninguna organización de la derecha cris-

tiana, de ningún tamaño, está promoviendo la ley dominical. Sin

embargo, ellos están empujando una enmienda religiosa a la

Constitución. Y como Stan Moonyhan, un prominente evangelista,

escribió en Liberty: “Yo percibo el sentir de mis compañeros evangéli-

cos, y me aterroriza”.Así que la descendencia de la Asociación para la Reforma

Nacional continúa. La secularización no le ha puesto un torniquete.

Y mantenga los ojos puestos en un par de organizaciones evangélicas

buenas: Enfoque en la Familia (Focus on the Family) y Guardadores de

la Promesa (Promise Keepers). Yo conozco a James Dobson y oro por

el éxito de su énfasis en la familia, pero su punto de vista en cuanto a

la separación del Estado y la Iglesia me preocupa. Y aplaudo los obje-tivos de los Guardadores de la Promesa. Gracias a Dios porque hay

hombres que están asumiendo el papel de líderes espirituales en su

hogar a raíz de este movimiento. Pero es interesante una nueva forma

de ecumenismo que parece tener origen en esta organización.

Hasta este punto veo poca razón para editar nuestro esquema

profético.2

2 . ¿Y qué en cuanto a la Corte Suprema? Sin duda sus deci-

siones han hecho claro no sólo que ya no vivimos en una nación cris-

tiana, sino que también hemos afirmado nuestra condición como

Estado secular. (Claro, sólo tenemos que ver la televisión para descu-

brir eso). Sin embargo, otras decisiones de la Corte parecen ser pre-



Libertad Religiosa, que hubiera restaurado la prueba de “interés apre-

miante” . También ha estado por mucho tiempo en los libros de la

Corte Suprema una doctrina recientemente reinstituida en 1972, en el

caso de “Wisconsin vs. Yoder: Los intereses de orden superior pueden sobrepujar los derechos legítimos del libre ejercicio de la religión”.

¿Qué podría constituir dichos “ intereses?” ¿Una crisis nuclear?

¿Un colapso económico? ¿El crimen que convierte un paseo por nues-

tro vecindario en una aventura? Seguramente cualquier cosa que ame-

nace la estabilidad o la existencia de nuestra nación. De alguna forma,

esta doctrina legal parece ajustarse muy bien a las últimas páginas de El conflicto de los siglos.

3 . ¿Qué acerca de la cooperación protestante/católica refe-

rente al establecimiento de leyes dom inicales, como a fines del siglo

diecinueve? No en este momento; pero a la luz de eventos recientes,

y en particular de una nueva encíclica, quédese sintonizado.

Irónicamente, otra decisión de la Corte Suprema ha hecho más parainducir a los católicos y protestantes a abrazarse, que la decisión de la

nación cristiana de 1892. Me refiero a Roe vs. Wade. Cualquiera que

se sienta tentado a reescribir el esquema de persecución de Apocalipsis

13 debiera estudiar el temperamento de aquellos que están empeñados

en un asunto de consecuencias eternas, como ven ellos el aborto en

cualquier etapa y por cualquier razón.4 . Los sindicatos y las leyes dominicales.

Durante las últimas

décadas los sindicatos han disminuido en términos de miembros y de

influencia. Pero la consolidación de grandes compañías ha causado

que los trabajadores una vez más busquen la seguridad por medio de los

sindicatos. Los titulares recientes señalan muchas fusiones, todas apa-

rentemente seguidas por despedidas masivas de empleados. Tal como

Elena de White lo predijo: “En el mundo se formarán monopoliosgigantescos” (Mensajes selectos, tomo 2, pág. 162). Administraciones

gubernamentales anteriores acabaron con varios de ellos, pero están

regresando con venganza. Y emergiendo con ellos, en muchas partes

del mundo, encontramos el caos económico que, según dijo Elena de

White, finalmente sería culpado sobre aquellos que honran el sábado y



nece a esa unión, usted no trabaja; si usted pertenece a esa unión, usted

descansa en domingo, como lo ordenan las encíclicas sociales y labora-

les del papa. Sólo un trozo de paja, de seguro; pero uno no necesitaechar un tronco a la corriente para ver en qué dirección corre. Un

trozo de paja cumple el mismo propósito.

¿Tenemos evidencias de que los objetivos de las encíclicas

sociales y laborales aún tienen influencia en los sindicatos, especial

mente en lo que se refiere a la ley dominical en los Estados Unidos?

Hace algunos años George Meany, quien logró la consolidación de la

Federación de Sindicatos Americanos con la Organización Industrial

del Congreso, recibió el premio más alto que la Iglesia Católica puede

otorgar a un laico, la Medalla Lataere, por adelantar los objetivos de las

encíclicas sociales y económicas.

Examinemos ahora varias encíclicas subsiguientes para ver si

el apareamiento entre trabajo y ley dominical continúa.

1961: Mater et Magistra (papa Juan XXIII): “En nombre deDios, y teniendo a la vista el bienestar espiritual y material de la huma

nidad, Nos hacemos un llamamiento a todos, autoridades, empresarios

y trabajadores, para que se esmeren en la observancia de este precepto

de Dios y de la Iglesia .. . ” (punto 253).

1991: Centessimus Annus (Juan Pablo II): hace una apelación

a la imposición legal de “el derecho básico de descanso en domingo”

(punto 9).

1998: Dies Domini: La más reciente encíclica del papa Juan

Pablo II procura lo que ninguna encíclica anterior había tratado de

hacer: En vez de simplemente afirmar que la Iglesia Católica Romana

cambió el día de descanso del sábado al domingo, Dies Domini ofrece

justificación bíblica exhaustiva para la observancia del domingo como

día de reposo. Una justificación con la cual los protestantes puedensentirse mucho más cómodos que con la anterior. Otra barrera se

derrumba, y otra señal de los tiempos se levanta. La encíclica enfatiza

la obligación moral del Estado de establecer legislaciones que faciliten

la obligatoriedad del “sábado”, y utiliza la misa para predecir el pronto

regreso de Jesucristo. 5



£ a : a d e l 1und o a d v e n i r m e ni o

informó haber recibido un testimonio de parte de Elena de White. En

la mañana después de terminar la lectura del libro El conflicto de ¡os

siglos que un laico adventista le había regalado, Ruth Montgomery

anunció haber recibido un mensaje de su espíritu guía: “La mujer

White que escribió el libro que tú estás leyendo está aquí y dice: ‘Por

favor, por favor, ignoren lo que escribí en cuanto a la comunicación

con los vivos muertos.’”

En cuanto al espiritismo Elena de White escribió: “Es un canal

totalmente dedicado a él [Satanás] y bajo su control, y puede hacer

creer al mundo lo que quiera” (Primeros escritos, pág. 91).A mí me parece que — época secular o no— las señales que los

pioneros citaron como “verdad presente” están muy bien y vivas hoy en

día. Por ejemplo, el espiritismo no sólo está mucho más avanzado de

lo que estaba en el tiempo de Elena de White, sino que afirma estar en

contacto más estrecho con ella de lo que estamos algunos de nosotros.

Además, yo veo razón para afirmar que las señales proféticas apuntan a

una prueba inminente sobre el asunto de la adoración. Es cierto que elescenario de nuestro día ha cambiado, pero no debiéramos tener difi-

cultad en reconocer los actores principales en las tablas de nuestro

mundo a comienzos del siglo veintiuno.

De hecho, yo creo que aquí abajo, en la autopista profética,

podemos observar algunas señales nuevas que se han levantado desde

que nuestros pioneros se bajaron de ella. Estas señales se pueden cons-tituir en verdad presente y por lo tanto aumentar nuestra confianza en

el pronto regreso del Señor.

Brevemente, aquí presentamos cuatro que merecen nuestra

consideración. 1

1. L a habilidad hum ana de destruir nuestro mundo, espe-

cíficamente con armas nucleares. Usted puede contestar instintiva-mente, “Bueno, ¿y no están mejores las cosas ahora después de la diso-

lución de la Unión Soviética?” No. La realidad es que, por varias razo-

nes, hoy estamos en mayor peligro.

Primero, tenemos el colapso de la seguridad y el correspon-

diente caos económico en los Estados de la antigua Unión Soviética.



naciones hostiles se añadirán a la lista.

La segunda razón por la cual el peligro es mayor ahora tiene

que ver con los residuos nucleares que están contaminando la atmós-

fera, el agua y la tierra, tales como la filtración en los depósitos de dese-cho en Siberia; la contaminación de las aguas marítimas en Murmansk;

y áreas de contaminación como Chemobyl. Mencionaré un sitio nor-

teamericano: Hanford. El examinador gubernamental de sitios nucle-

ares es un amigo íntimo. Yo le dije un día que sería trágico si el des-

perdicio de Hanford llegara hasta el río Columbia. “Ya está allí” — me

contestó. “Lo hemos detectado en la pesca de salmón, aun en la

desembocadura del río. Y se está trasminando a los terrenos alrededor

de Hanford”. Juan el revelador habló de destruir a aquellos que des-

truyen (o corrompen) la tierra (Apoc. 11:18).

2. L a manipulación genética. Yo no estoy haciendo una crí-

tica global del término, porque en algunas formas puede traer sanidad.

Pero me molesta mucho la clonación de seres vivientes.Recientemente el Washington Pose en sus titulares reveló la clonación

de seis vacas a partir de una. Una semana más tarde otro titular del Post

anunciaba: “Un Embrión Humano es Creador por Clonación, dicen

Investigadores de Corea del Sur” (una afirmación que más tarde fue

negada). Pero gran parte de mi teología toma en consideración la

naturaleza caída de la humanidad, y yo predigo, sin temor de ser un

falso profeta, que un científico se va a clonar a sí mismo un día no muylejano. Y tendremos dos Alberto Einstein modernos. O por un pago

multimillonario, dos Saddam Husseins. Las perspectivas son portento-

sas.

A veces me temo que nos estemos entrometiendo en una pre-

rrogativa del mismo Dios. Elena de White escribió: “Si hubo un peca-

do sobre todos los demás que trajo la destrucción de la raza humanamediante el diluvio, fue el grave crimen de la amalgamación de hom-

bre con bestia que desfiguró la imagen de Dios, y causó confusión en

todas partes” (Spiritual Gifts, tomo 3, pág. 64). Otra vez: “Toda especie

de animal que Dios había creado fue preservada en el arca. Las espe-

cies confusas que Dios no creó, que resultaron de amalgamas, fueron

destruidas por el diluvio” (Id., pág. 75).

¿ Q U t t ra s t r revtsado nuestro est juema t>rof¿l ico de l s ig lo di ec in ue ve 1? ________ 107 I



ira de Dios sobre el mundo, algo que puede causar que Dios diga nue

vamente: “Nada que se propongan hacer será imposible para ellos

ahora. Vayamos... a destruir a los que destruyen la tierra.” Nuestros

pioneros no vieron esta señal, a pesar de que algunos seguramente se

cansaron los ojos buscando estas nuevas verdades presentes.

3. Los movimientos ecuménicos actuales. La cooperación

católico-protestante, como he notado, le debe mucho en los Estados

Unidos a Roe vs. Wade; pero a nivel mundial, le debe más al II Concilio

Vaticano y a las iniciativas del papa Juan XXIII. Aún no se ha desarrollado lo suficiente para que empujen juntos la observancia del

domingo, pero el noviazgo se está calentando, y la teología en la cual

se pueden unir los católicos y los protestantes está en la encíclica de

1998, Dies Domini. Las agencias ecuménicas formales de nuestros días,

tales como el Concilio Nacional y Mundial de Iglesias no son las más

importantes; más significativos aún son los movimientos llamados

“carismáticos” que trascienden denominaciones con sus más de 500millones de miembros que se especializan en señales y maravillas.

Yo veo en los movimientos carismáticos una unión entre el

ecumenismo y espiritismo. No es el Espíritu Santo el que está produ

ciendo la “risa santa” en Toronto y las personas gateando por aquí y

allá, y ladrando como perros en otros. Cuando fenómenos similares

ocurrieron en la historia primitiva del adventismo, Elena de White notuvo problemas en discernir su origen. Además, ella escribió de un rea-

vivamiento falso que se produciría en los últimos tiempos, en los cua

les las multitudes se alegrarían de que “Dios esté obrando maravillosa

mente en su favor, cuando, en realidad, la obra provendrá de otro espí

ritu” (El conflicto de los siglos, pág. 517). Además tenemos el diálogo

evangélico/católico que ha producido un documento donde se nos ase

gura que las diferencias teológicas que le dieron vida a la Reforma hansido resueltas. El papa Juan Pablo II quiere trazar los pasos hacia atrás

hasta Abrahán. ¿Porqué? Porque tres religiones importantes —el cris

tianismo, el judaismo y el islamismo— veneran al antiguo patriarca. Y

el Vaticano ha estado probando qué clase de reacción ha producido su

invitación a que los líderes del protestantismo se reúnan con el papa.



¿ Q ) e i j e ra ser rev i sado nuest ro esquema t tro fé li co de l s i g lo e/t.l e c i n u e v e !

Señor, y con rapidez sin precedente. Si realmente creemos que ésta es

la última profecía por cumplirse, entonces debemos considerar los

métodos de alcanzar esta meta como proféticos ellos mismos. NET ’98

debiera añadir un signo de exclamación a esta última conclusión.

Hace algunos meses estaba mirando el cielo al atardecer. El

sol se estaba poniendo, y el momento no era ni día, ni noche. A lo

lejos en el noroeste una luz apareció, más brillante que una estrella de

segunda magnitud. Como un dedo grabando un mensaje en alguna

gran sala de bóveda púrpura de Belsazar, un satélite trazó su camino a

través de los cielos y se desvaneció.Algunos pueden haberlo visto y alabado a los dioses que se

sientan en tronos móviles. Otros —con copas de vino agarradas con

dedos nerviosos— trazaron su cola plateada y pronosticaron, tal vez,

que nuestro mundo se ha transformado en una aldea global. Pero algu-

nos sienten que Uno sentado sobre un trono alto y sublime está dando

la última revisión a todos los logros humanos: Uno que “ha estableci-

do un día en el cual juzgará al mundo...” (Hech. 17:31).

Hace unos años el juicio de O. J. Simpson capturó la atención

de gran parte del mundo. Los satélites llevaron las escenas de la corte

a la sala de mis familiares en la República Checa. ¿Cuánto tiempo

creen ustedes que tomaría alcanzar al mundo con la verdad probadora

de cuándo (y a quién) debemos adorar si la televisión global presenta-

ra en pantalla el juicio de un líder adventista? Especialmente si el fis-cal pareciera tener huellas de clavos en las manos...

Ahora mismo, la red electrónica mundial (WWW) tiene un

sitio llamado los “Archivos de Nuremberg”.

Se lee como un boletín de los más buscados. En él están los

nombres de cientos de doctores que han hecho abortos, sus direcciones,

el número de sus licencias, inclusive el nombre de sus hijos. Aquellos

que han sido asesinados están tachados mientras que los que sólo han

sido heridos aparecen sombreados en gris.

Yo creo que un nuevo examen de nuestra posición profética es



igual que nuestros pioneros adventistas anticipaban. Algunos dirigen-

tes políticos le acreditan al papa Juan Pablo II la precipitación de la

caída de la Unión Soviética. Yo no veo razón para creer que la pruebade cuándo y a quién debemos adorar será demorada mucho más.

El autor católico Franôis Mauriac una vez compartió su

visión del tiempo del fin con lectores de la revista Look. Su cuadro,

gráficamente descrito con palabras, a menudo viene a mi mente cuan-

do repaso las escenas finales del Conflicto de los Siglos:

“El día vendrá cuando los últimos hombres, aterrorizados, ya

no discutirán la nacionalidad de su último Pastor. Entre los cadáveres

y los escombros, escasamente importará si vino de Europa o de

América. Se apretujarán contra sus túnicas blancas, las cuales serán la

única luz en la oscuridad del fin del tiempo, y repentinamente él levan-

tará su mano y los cielos se abrirán y él les señalará el Símbolo de la

Cruz” (Look, 8 de marzo, 1955, págs. 32, 33).

(Isaías lamíién compendió una visión de la herra:

“Y la tierra se contaminó bajo sus moradores;

porque traspasaron las leyes,

falsearon el derecho,

quebrantaron el pacto sempiterno.

Por esta causa la maldición consumió ¡a tierra, y sus moradores fueron asolados...

y disminuyeron los hombres’’ (Isa. 24:5, 6).

Uno se pregunta si estaremos listos esta vez...



segundo advenimiento

Tómese un momento de su horario atareado. Cerrando los

ojos, pregúntese: ¿Cómo sería mi vida diferente si no tuviera la espe-

ranza de la segunda venida? ¿Cambiaría la forma en que vivo día pordía? ¿Me comportaría de forma diferente? ¿Haría planes diferentes para

el futuro? ¿Cómo me afectaría la muerte de un padre o un hijo?

¿Alteraría la forma en que pienso de mí mismo?

Ahora, cambie el sujeto y pregunte: ¿Cambiaría la vida de

Dios si no hubiera una segunda venida? Cuando Dios hizo planes de

crear a los humanos en la tierra, incluyó una provisión para lidiar con

la posibilidad de la entrada del pecado al mundo. Desde el tiempo

cuando la humanidad cayó en el pecado, Dios ha estado activamente

llevando a cabo su plan de redención. Primero, le prometió un

Salvador a Adán y Eva cuando todavía estaban en el huerto. Entonces

desarrolló el sistema del Templo y de sacrificios para ilustrar el plan de

salvación a nuestro entendimiento. Le comisionó a Noé la tarea de

rescatar de la destrucción a los antediluvianos, y entonces desató eldiluvio, para que todo conocimiento de él no desapareciera de la tierra.

Más tarde llamó a Abrahán como padre de la fe para manifestar su gra-

cia en el mundo. Siglos después sacó a los hijos de Israel de Egipto para

que ellos pudieran testificar de él con más efectividad. Por medio de

sus profetas continuamente renovó su promesa de un Mesías para sal-

d d A d bid i dó i



£ a ; o d e l i u n d o a d v i e ni o

del santuario celestial para vindicar a los santos ante el universo. Todas

estas actividades realizadas en nuestro favor convergen en un punto: la

segunda venida de Cristo. Si no fuera por lo que Dios ha hecho ya, notendríamos la certeza de su segundo advenimiento. Y si no fuera por

la segunda venida, Dios no hubiera hecho todas estas cosas. Por lo

tanto, la promesa de su regreso ha alterado profundamente la propia

vida de Dios.

, Eliminar el segundo advenimiento del plan de salvación sería

más o menos como un banquete sin postre, un concierto sin final, una

caminata sin llegar a la cima, un barquillo de helado sin el helado, unembarazo sin parto. La segunda venida es la culminación del deseo de

Dios de traemos de vuelta a la comunión con él. Restaura la comunión

cara a cara entre Dios mismo y la humanidad.

Q jín lema híhhco importante

Aunque la frase “la segunda venida” no aparece en la Biblia,es, no obstante, un tema importante en la Biblia, y las Escrituras se

refieren a él de muchas formas diferentes. Pablo alude a la segunda

venida de Cristo (2 Tim. 4:8). Cristo mismo dijo “vendré otra vez...”

(Juan 14:3), y Hebreos declara que Cristo “aparecerá por segunda

vez...” para salvación (Heb. 9:28).

Mientras que el Antiguo Testamento naturalmente enfatiza elprimer advenimiento, menciona criterios que demandan una segunda

venida. “Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el

polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios;

al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi

corazón desfallece dentro de mí” (Job 19:25-27). El salmista dijo:

“Vendrá nuestro Dios, y no callará; fuego consumirá delante de él, y

tempestad poderosa le rodeará” (Sal. 50:3; cf. Isa. 66:15, 16; Sal.96:13). Judas 14 nos dice que el patriarca Enoc predicó que el Señor

vendrá “con sus santos millares”.

El Nuevo Testamento contiene numerosas referencias a la

segunda venida. Cristo mismo prometió regresar: “No se turbe vuestro

corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre



9:26; etc.) y a su “manifestación” (Luc. 17:30). Pablo habla de “la

venida de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tes. 5:23; etc.), o en forma más

sencilla de “su venida” (2 Tes. 2:8; 2 Tim. 4:8; etc.). Santiago se refie-

re a “la venida del Señor” (Sant. 5:7, 8), y Pedro a “la venida de nues-

tro Señor Jesucristo” (2 Ped. 1:16) y a “la venida del día de Dios”

(3:12). Al recorrer el Nuevo Testamento encontramos referencias a

“aquel día” (Mat. 7:22; 24:36; Luc. 10:12; 21:34; 2 Tim. 4:8; etc.), “el

día” (Rom.l3:12; Heb. 10:25; etc.), “el día de nuestro Señor Jesucristo”

(1 Cor. 1:8), “el día del Señor Jesús” (1 Cor. 5:5; 2 Cor. 1:14) y “el día

de Jesucristo” (Fil. 1:6). La doctrina del regreso del Señor no aparecetan clara o extensamente en el Antiguo Testamento como en el

Nuevo, en parte porque el Mesías todavía no había venido, y no exis-

tía una necesidad especial de distinguir entre su primera y su segunda

venidas, pero también porque los profetas del Antiguo Testamento des-

criben acontecimientos que el Nuevo asocia con la segunda venida de

nuestro Señor, que podrían haber sucedido dentro del marco del plan

original de Dios para Israel. Expresiones comunes del Antiguo

Testamento que se refieren a sucesos relacionados con la segunda veni-

da de Cristo son “día de Jehová” (Isa. 2:12; 13:9; etc.) y “aquel día”

(Zac. 14:4; etc.). Para los escritores del Antiguo Testamento “el día de

Jehová” era esencialmente un día de juicio divino que recaería sobre

los enemigos de Israel, y de gloriosa liberación y exaltación para el pue-

blo elegido de Dios” (véase el Diccionario Bíblico Adventista del Séptimo Día, pág. 1068).

“Los términos usuales en el Nuevo Testamento para la segun-

da venida de Cristo son parousía “presencia”, “manifestación esplendo-

rosa”; epifáneia, “aparición”; y apokdlupsis, “revelación”. La palabra

parousía aparece comúnmente en los 1069 papiros para referirse a la

visita de un emperador o un rey. Se la usa de vez en cuando para deno-

tar “presencia” en contraste con “ausencia”, como en Fil. 2:12, peromás a menudo describe una “venida”, como la de Cristo (2 Tes. 2:1)

o de seres humanos (1 Cor. 16:17). Epifáneia se encuentra a menudo

en las obras clásicas griegas para describir la gloriosa aparición de los

dioses paganos. En el Nuevo Testamento se emplea exclusivamente

para referirse a las gloriosas primera (2 Tim. 1:10) y segunda (1 Tim.



£ a ¿ e l 7u n d o a d v t e ni o

E v id en c ia s de la cercanía del advenimiento

En su sermón en el Monte de los Olivos (Mat. 24; Mar. 13;

Luc. 21), Cristo presentó una serie de señales que indicarían que suvenida estaba cercana, “a las puertas” (Mat. 24:33). Los discípulos le

habían hecho tres preguntas: acerca del tiempo de la destrucción de

Jerusalén, de la venida de Cristo y el fin del mundo. La respuesta de

Cristo unió la descripción de estos dos eventos, dando señales para

ambos. Otros escritos del Nuevo Testamento también ofrecen señales

de la cercanía del segundo advenimiento.

Señales aparecerían en el sol, la luna y las estrellas (Mat.

24:29, 30; Luc. 21:25; Apoc. 6:12, 13); guerras, rumores de guerra,

temor, hambruna y desastres afligirían a la raza humana (Mat. 24:6, 7;

Luc. 21:11, 25, 26; Joel 3:9-14; Apoc. 11:18). La gente tendría que

pasar por un tiempo de angustia tal, que la raza humana nunca habría

experimentado antes (Dan. 12:1). Falsos cristos y falsos profetas pre

tenderían hablar por Dios (Mat. 24:4, 5, 11, 23-27). Terremotos, pestilencias y tormentas rugirían por la faz de la tierra (Mat. 24:7; Luc.

21:11). La anarquía y el pecado imitarían la condición en los días de

Noé (Mat. 24:12; Luc. 17:26-30; 2 Tim. 3:1-5, 13). Disputas laborales

y del capital estremecerían al mundo económico (Sant. 5:1-6). La

gente se burlaría ante la idea del pronto regreso de Cristo (2 Ped. 3:1-

4). El espiritismo se esparciría (1 Tim. 4:1, 2).

La duda y la apostasía se levantarían en la iglesia, “que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye,

reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiem

po cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de

oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,

y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas” (2 Tim. 4:2-

4; cf. 2 Ped. 2:1, 2; Luc.l8:8; Mat. 24:12). El antídoto para dicha apostasía será presentar las Escrituras (2 Tim. 4:2). En efecto, en los últi

mos días, el entendimiento del libro de Daniel aumentaría (Dan. 12:4)-

En conjunto con una nueva comprensión de Daniel vendrá la procla

mación del mensaje de la hora del juicio (Apoc. 14:7). “Y será predi

cado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a

todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mat 24:14; cf Mat



24:32-25; cf. Mar. 13:28-31; Luc. 21:29-33).

''Uin evento glorioso

El segundo advenimiento de Cristo será un evento glorioso.

“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con

trompeta de Dios, descenderá del cielo. . .” (1 Tes. 4:16). El Hijo del

Hombre aparecerá con poder y gran gloria, “enviará a sus ángeles con

gran voz de trompeta. . .” (Mat. 24:30, 31; cf. Mar. 13:26, 27; Luc.

9:26). “He aquí que viene con las nubes. . .” (Apoc. 1:7); “sobre las

nubes” (Mat. 24:30); “en las nubes” (Mar. 13:26; 14:62; cf. 1 Tes. 4:17);

o “en una nube” (Luc. 21:27; cf. Hech. 1:9) atendido por ángeles (Mat.

24:31; Mar. 8:38; 13:27; Apoc. 14:14-16). Cristo vendrá como el Rey

de reyes y como el Rey de gloria (Apoc. 19:16).

La segunda venida de Cristo no tendrá nada de secreto. Será

por mucho el espectáculo más grande visual y auditivo que el mundo

jamás haya visto. Todo ojo le verá (Mat. 24:27, 30; 25:31-46; Luc.17:24; Hech. 1: 9-11; 1 Juan 3:2; Apoc. 1:7). El mundo oirá una voz

de potestad y el sonido de trompetas (Mat. 24:31; 1 Tes. 4:16; 1 Cor.

15:51,52).

En la venida del Hijo del hombre Dios premiará a todos de

acuerdo a lo que hayan hecho en sus vidas (Mat. 16:27; Apoc. 22:12).

La esperanza de la segunda venida es una promesa tanto para los jus

tos vivos como para los muertos. “Porque el Señor mismo con voz de

mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del

cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los

que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamen

te con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos

siempre con el Señor” (1 Tes. 4:16, 17). Pablo elabora un poco más:

“Os voy a decir un misterio. No todos dormiremos, pero todos seremostransformados. En un momento, en un abrir de ojos, a la final trompe

ta; porque se tocará la trompeta y los muertos serán resucitados inco

rruptibles, y nosotros seremos transformados” (1 Cor. 15:51, 52; cf.

vers. 53-57). Los ángeles reunirán “y juntarán a sus escogidos, de los

cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro” (Mat. 24:31)

y Cristo recompensará a los justos (Mat 25:31-34; 2 Tim 4:8; 1 Cor



gloria de su poder” (2 Tes. 1:8, 9; cf. Apoc. 6:15-17; Mat. 25:46).

Aunque el segundo advenimiento tendrá lugar con gran

drama y toque de trompetas debemos de tener cuidado de no despersonalizarlo. Es Cristo el que está regresando, es el Dios del universo quien

creó todas las cosas. El mismo Jesús que ascendió al cielo —nuestro

Salvador y Amigo— regresará por nosotros (Hech. 1:11). El que una

vez vivió entre nosotros vendrá otra vez para llevamos al hogar con él

(Juan 17:3).

(Ssíac/ siempre listos

Pero hemos esperado un largo tiempo. ¿No nos parece que las

señales de la venida de Cristo ya han sido cumplidas? Si es así, ¿ha olvi

dado Dios su promesa? Pedro explora esta pregunta: “El Señor no retar

da su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es pacien

te para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos

procedan al arrepentimiento” (2 Ped. 3:9).Cuando una colega mía escuchó que estaba escribiendo un

libro acerca de la segunda venida, me preguntó: — ¿Tienes algún dis

cernimiento especial? ¡Me gustaría saber cuándo llega!

—Se me ha revelado que regresará el año 2006, el 17 de julio

a las 3:49 a.m. EST —dije en son de jarana.

Nos reímos juntos un momento, entonces ella comentó: —De

veras, tengo tanto que hacer. Soy una persona muy consciente del

tiempo y ¡me gustaría saber cuándo viene!

Cristo nos dio varias parábolas ilustrando la necesidad de estar

listos cuando él llegue. Si el dueño de la casa hubiera sabido a qué hora

el ladrón iba a entrar, se habría quedado despierto y no habría permiti

do que entrara (Mat. 24:43). Otro señor deja a su sirviente encargado

de la casa, el cual entonces razona: “Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a sus consiervos, y aún a comer y a beber con los borra

chos. . .” (vea los vers. 45-49). Una tercera parábola relata la historia

de las 10 vírgenes que esperaban al novio que regresara de la casa de la

novia con ella. Cinco de las vírgenes fueron sabias y llevaron aceite

adicional para sus lámparas, sabiendo que en Palestina no había hora

ífi l i d d d





£ a c e r t e z a ¿ A t n J o a d v e n i m i e n lo

Lo que pensamos acerca de Dios afecta la forma en que vivi-

mos. Es por eso que Cristo dijo que la salvación es conocer al “único

Dios verdadero” (Juan 17:3). Nuestros caracteres se adaptan a la cosao persona que más admiramos en la vida. Si nuestra alianza y admira-

ción es para el Dios verdadero, nuestro carácter comenzará a reflejar el

suyo. Y cuando nuestros caracteres se moldean por el de él, entonces

nuestras vidas armonizarán con él. Una vez que seamos como él en

carácter, podremos estar en comunión con él sin ser interrumpidos por

las barreras del pecado.

¿Es la semejanza a Cristo la base de la salvación? ¡Sí! Pero nonuestra propia justicia; es su justicia, el manto de su propia justicia,

con la que él nos cubre cuando aceptamos su sangre en la cruz como

expiación por nuestros pecados. A menudo nos sentimos tentados a

tratar de ganamos la salvación por nosotros mismos. Buscamos hacer-

lo a nuestra manera, dándole parámetros a Dios y condiciones bajo las

cuales él nos puede salvar. Tales tentaciones contrastan con la fe deaquellos registrados en la galería bíblica de la fe, que vivieron por fe en

la Palabra de Dios en vez de dejarse llevar por el poder humano o la

sabiduría humana.

Dios está llamando para preparar el camino del Señor a aque-

llas personas que estén dispuestas a vivir por la fe en su Palabra y a pro-

clamar por fe la cercanía de su venida. ¿Cómo responderá usted al lla-

mamiento de Dios de hacer su parte en anunciar la gloriosa reunióncon Cristo, nuestro Señor y Salvador? Cristo dice: “Ciertamente

vengo en breve”. Respondámosle diciendo: “ ¡Amén; sí, ven, Señor

Jesús!” (Apoc. 22:20).



o' a

12

7 > 3 7 u milenio, la

cion de los impíos y

la tierra nueva

Cuando la Deidad planeó la creación del universo, deseaban

compartir su amor con los seres creados y estar en comunión con ellos.Tenían la intención de que hubiera paz y compañerismo entre los habi

tantes del universo y que todos los seres vivieran en armonía con la

naturaleza. Los seres creados actuarían unos con otros y con Dios por

amor. El amor no püedeser forzado. El verdadero amor es una res-

puesta_dgl corazón. Siendo que Dios no deseaba el afecto de seres auto-'

matas, creó un universo en el cual sus criaturas tuvieran libertad para

escoger si querían vivir en armonía con el carácter de Dios o no.Desafortunadamente, Satanás tomó ventaja de este hecho eli-

giendo oponerse a Dios. Indujo a una tercera parte de los ángeles a

seguirleTyconvenció a la raza humana a que se uniera a él fuera délos

confines de la Palabra deJDios. Elpecado había Interrumpido el plan

original deTJios, produciendo caos, dolor ymuéñeTUomogobernador

del universo, Dios asumió la responsabilidad de proveer un ambiente dealegría para sus criaturas. Rápidamente puso en acción su plan ya pre-

parado para restaurar a la humanidad a una correctaTrelacíófi con éPy

restablecer la paz en el universo.

Dios puede hacer esto sólo mediante la destrucción total del

pecado y todo lo relacionado con él. Más.aún, éljjesea resolver éTpro-

blema del pecado de tal manera que éste no vuelva a surgir por segun



BibliaÂpocalipsis 20:1 -7_habla de un período de 1,000 añosjeisjvecesiÍvíiraremos loseventoTáñtes, durlmtey después del milenio para podercaptar de qué modo Dios tiene la intención de restaurar la paz en el

universo.

(S/p rinc ipio del mile

La segunda venida de Cristo ocurre al principio del milenio.El contexto de Apocalipsis 20 es la llegada del Rey de reyes y Señor deseñores con las huestes celestiales para destruir a los malvados (Apoc.

19:11-16). Nuestro último capítulo notaba que existirían dos tipos depersonas en el momento del segundo advenimiento. Cristo describe laescena: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos lossantos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y seránreunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de losotros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ove

jas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a losde su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo... Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mat. 25: 31-41).

Los impíos tratarán de esconderse de Cristo (Apoc. 19:15-19;6:14-17), pero serán destruidos (Apoc. 19:20, 21), pues la gloria de

Cristo los consumirá (2 Tes. 1:7-10; cf. 2 Tes. 2:8; Heb. 12:29).Aquellos que han vivido para Cristo y para la Palabra de Dios

—los que no han adorado a la bestia o a su imagen, ni tienen su marcaen la frente o en la mano— se levantarán en la primera resurrección(Apoc. 20:4-6). Al mismo tiempo, los justos vivos también recibiránla inmortalidad, y los dos grupos se reunirán con Cristo en el aire (1

Tes. 4:16, 17; 1 Cor. 15:51- 54). Cristo, que ha regresado por su pueblo, los llevará al hogar a vivir con él (Juan 14:1-3).

CDurante el mile

Enceste punto la tierra está desolada, ya que los impíos hanperecido y los justos han ido al cielo. Satanás estará atado y limitado



2 Pcd. 3:10). Elena de White describe la escena de desolación despuésde la segunda venida:

“El planeta parecía un desolado desierto. Las ciudades y lospueblos, sacudidos por el terremoto, yacían en ruinas. Las montañas,

removidas de sus lugares, habían dejado en su sitio grandes cavernas...

Sin poder salir de la tierra, [Satanás] no tendrá el privilegio de ir a otros

planetas para tentar y molestar a los que no han caído. Durante ese

tiempo Satanás sufrirá muchísimo. Desde la caída sus malos rasgos han

estado en constante ejercicio. Pero entonces será privado de su poder

y abandonado para reflexionar en el papel que ha desempeñado, y para^presentir con temor y temblor su espantoso porvenir, ruando tendrá

que sufrir por todo el mal que llevó a cabo y ser castigado por todos los

pecados que hizo cometer” (La historia ele la redención, págs. 435-436).

Durante los mil años entre la primera resurrección y la segun

da, los justos participarán activamente en el juicio de los impíos. “El

apóstol Pablo señala este juicio como un acontecimiento que sigue al

segundo advenimiento. ‘No juzguéis nada antes de tiempo, hasta que

venga el Señor; el cual sacará a luz las obras encubiertas de las tinie

blas, y pondrá de manifiesto los propósitos de los corazones’ (1 Cor.

4:5). Daniel declara que cuando vino el Anciano de días, ‘se dio el jui

cio a los santos del Altísimo’ (Dan. 7:22). En ese entonces reinarán los

justos como reyes y sacerdotes de Dios. San Juan dice en el

Apocalipsis: ‘Vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y les fue dado juicio.’‘Serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años’

(Apoc. 20:4, 6). Entonces será cuando, como está predicho por San

Pablo, ‘los santos han de juzgar al mundo’ (1 Cor. 6:2). lynto con

Cristo juzgan a los impíos, comparando sus actos con el libro de la ley,

la BibUa,_y_faIlando cada caso en conformidad con los actos que come

tieron por medio de su cuerpo "Entonces lo que los malos tienen que

sufríres medido según sus obras, y queda anotado frente a sus nombres

en el libro de la muerte” (El conflicto de los siglos, pág. 719).

( S / m t / e n t o , l a d e s t r u c c i ó n d e l o s im p í o s y l a t i e r r a n u e v a f& f j

( S l fi n del mile

Al final de los mil años, Juan dice: “Vi la santa ciudad, la

J lé ” (A 21 2) Mi t A li i 21 i l



I /22 J 2a c e r t e z a d e l s e g u n d o a d v e n i m i e n i o

cenderá Jesús con los santos sobre el monte de las Olivas y el monte se

hendirá para convertirse en dilatada llanura donde se asiente el paraí

so de Dios” (Primeros escritos, pág. 51).

Dios resucita a los impíos al final del milenio. Tanto Cristo

como Pablo enseñaron en cuanto a la resurrección de los impíos (Juan

5:28, 29; Hech. 24:15). El libro de Apocalipsis especifica que ocurrirá

al final del milenio (Apoc. 20: 5, 6). Satanás que ha estado esperando

impacientemente durante el milenio, una vez más tiene la oportunidad

de tentar a otros (vers. 7 y 8). Dios, que lo había amarrado al princi

pio del milenio (vers. 2,3 ), ahora lo suelta para que lleve a cabo su última decepción. Satanás reúne las fuerzas de los impíos resucitados.

Ellos sitian la ciudad, pensando capturarla (vers. 8, 9). Entonces fuego

desciende de Dios que está en los cielos y los devora. Esta es la segun

da muerte (vers. 9, 14, 15; Apoc. 21:8; cf. 2 Ped. 3:13).

Elena de White presenta la escena a continuación: “Vi que

Satanás fue ‘soltado de su prisión,’ al final de los mil años, justo cuan

do los impíos son resucitados; y que Satanás los engañó haciéndoles

creer que podrían tomar la Ciudad Santa. Los impíos todos marcharon

y rodearon el ‘campo de los santos,’ con Satanás a la cabeza; y cuando

estaban listos para hacer el esfuerzo por tomar la ciudad, el Altísimo

sopló desde su alto trono en la ciudad, un fuego consumidor que vino

sobre ellos y los quemó, ‘rama y raíz’” (A Word to the “Little Flock", págs.

11, 13). “Entonces los impíos vieron lo que habían perdido; bajó sobreellos fuego de Dios y los consumió. Tal fue la ejecución del juicio. Los

impíos recibieron entonces lo que los santos, en unión con Jesús, les

habían asignado durante los mil años. El mismo fuego proveniente de

Dios que consumió a los impíos purificó toda la tierra. Las desgarradas

montañas se derritieron con el ardiente calor; también la atmósfera y

todo el rastrojo fueron consumidos. Entonces nuestra heredad apare

ció delante de nosotros, gloriosa y bella, y heredamos toda la tierrarenovada. Clamamos en alta voz: ‘¡Gloria! ¡Aleluya!”’ (Primeros escri

tos, págs. 53-54; cf. 2 Ped. 3:10, 12, 13; Apoc. 21:1).

olía t ierra nueva

Juan vio “un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer



ciudad. A ambos lados del río, está el árbol de la vida con sus propie

dades de sanidad. “La ciudad no necesita sol ni luna para alumbrarla,

porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera” (Apoc.

21:23; 22:1-5).

Varias citas del Antiguo Testamento describen lo que Israel

podría haber experimentado si hubiera sido leal a Dios. Anunciaba la

nueva tierra descrita en el libro de Apocalipsis. “Los justos heredarán

la tierra, y vivirán para siempre sobre ella” (Sal. 37:29). “Edificarán

casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas.

.. .El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá pajacomo el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán,

ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová” (Isa. 65:21-25; cf.

Juan 14:2; Heb. 11:13-16). Pablo exclama: “Cosas que ojo no vio, ni

oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha pre

parado para los que le aman” (1 Cor. 2:9).

<£a v ida en la herra nueva

Elena de Whitejpresenta la vida en la nueva tierra como una

existencia activa y creativa durante la cual podremos desarrollar aj

máximo las habilidades que Dios nos ha dado. “Allí intelectos inmor

tales contemplarán con eterno deleite las maravillas del poder creador,

los misterios del amor redentor. Allí no habrá enemigo cruel y enga

ñador para tentar a que se olvide a Dios. Toda facultad será desarrolla

da, toda capacidad aumentada. La adquisición de conocimientos no

cansará la inteligencia ni agotará las energías. Las mayores empresas

podrán llevarse a cabo, satisfacerse las aspiraciones más sublimes, reali

zarse las más encumbradas ambiciones; y sin embargo surgirán nuevas

alturas que superar, nuevas maravillas que admirar, nuevas verdades

que comprender, nuevos objetos que agucen las facultades del espíritu,del alma y del cuerpo.

“Todos los tesoros del universo se ofrecerán al estudio de los

redimidosjde.Dios. Libres dé las cadenas de la mortalidad, se lanzan en

incansable vuelo hacia los leíanos mundos —mundos aTTos cuales el

êspectáculo de las miserias humanas causaba estremecimientos de

llolor y queentonaban cantos de alegría al tener noticia de un alma'



£ ,a certeza J A q u n d o a d v e n i m i e ni o

rios que en el orden a ellos asignado circuyen el trono de la Divinidad.

El nombre del Creador está escrito en todas las cosas, desde las más

pequeñas hasta las más grandes, y en todas ellas se ostenta la riqueza desu poder” (El conflicto de los siglos, pág. 736).

Mientras contemplamos las bellezas del cielo, su entorno sere

no, y nuestra habilidad de usar los recursos y talentos que nos ha dado

Dios en formas nunca antes posibles, no debemos olvidar el punto

principal acerca de la nueva tierra: Dios y su Hijo, Jesucristo, están allí.

Cristo viene para llevamos al hogar consigo mismo, para que siempre

estemos allí con él (Juan 14:1-3). La nueva tierra no tendrá un templo(Apoc. 21:22), porque no habrá necesidad de uno. “He aquí el taber

náculo de Dios coníos hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su

pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios” (vers. 3). El

Cordero mismo nos pastoreará y nos guiará a las fuentes de agua viva

(Apoc. 7:17). El Creador del universo será nuestro Dios, y nosotros

seremos sus hijos (Apoc. 21:7).¿Quiénes estarán allá? No los cobardes, ni los incrédulos, ni

los abominables, ni los asesinos, ni los sexualmente inmorales, ni los

adivinadores, ni los idólatras, ni los mentirosos, que ya habrán pereci

do en el lago de fuego, sino aquellos que hayan triunfado (vers. 7, 8).

Y ellos verán el rostro de Dios. Su nombre (carácter) estará en sus fren

tes (Apoc. 3:12; 21:7). Rehusando postrarse ante los dioses inventados

de Babilonia, han lavado sus vestiduras en la sangre del Cordero, permitiéndole a Dios que les dé un corazón nuevo. Los ha transformado a

su semejanza. Tienen el privilegio de vivir con Dios mismo, porque

han aceptado su Palabra como su fundamento y guía. Cristo les ha

dicho, “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho

te pondré; entra en el gozo de tu Señor” (Mat. 25:21).

CDioses llechos a medida y la muerte de los impíos

Ahora comenzamos a ver lo que significa el mensaje de los tres

ángeles: la proclamación del evangelio eterno, la verdad completa en

cuanto a Dios. Sólo aquellos que aceptan al Dios que se reveló a sí

mismo pueden estar en comunión con él. Es por eso que las adverten

i d A li i 14 E i h l did



Argumentan que la ira no es una característica de Dios, ya que eso no

encajaría bien con su “dios hecho a la medida” para una época de amor.

La muerte de los impíos no es obra de Dios —dicen— , sino es simplemente el resultado de que la maldad haya llegado a su presencia. Esta

teoría, por lo tanto, exonera a Dios del sentido de culpabilidad por des

truir a los impíos. La responsabilidad yace en la naturaleza. Cualquier

iniquidad que entra en contacto con dicha demostración de gloria sim

plemente deja de existir.

Estos argumentos ciertamente crean un dios con el cual pode

mos sentirnos cómodos, una deidad aceptable para nuestra sociedadsofisticada. Examinemos esto para ver si funciona, y cómo se compara

con el Dios que se ha revelado a sí mismo. Primero que nada, ellos sos

tienen que la naturaleza está fuera del diseño y control de Dios. Sin

embargo, si Dios diseñó y controla la naturaleza, entonces él es res

ponsable por cualquier cosa que ella haga. Por otro lado si Dios mismo

está limitado por la naturaleza, y sólo pueda actuar de acuerdo a susprincipios, entonces debemos cuestionar si Dios es realmente el sobe

rano del universo.

Pero una objeción más seria a este “dios hecho a la medida” es

que es un ídolo hecho por nosotros mismos en vez de representar la

Deidad que se ha revelado a sí misma. Gústenos o no, no tenemos con

trol de quién es Dios. No es prerrogativa nuestra decirle a él cómo

debe de regir su universo. Tanto las Escrituras como Elena de White,enseñan claramente que Dios mismo asume la responsabilidad por la

destrucción de los impíos (note, no el pecado solamente, sino también

a los pecadores), y que la aniquilación de los pecadores es su decisión.

“He aquí el día de Jehová viene, terrible, y de indignación y ardor de

ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores”

(Isa. 13:9; cf. vers. 13; Nahum 1:3). “Cerca está el día grande del

Eterno, cerca y muy presuroso... Día de ira aquel día, día de angustia y

aflicción, día de ruina y desolación, día de tinieblas y oscuridad, día

nublado y tenebroso” (Sof. 1:14, 15). El mensaje de los tres ángeles

también incluye una amonestación en cuanto a la ira de Dios: “Si algu

no adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en

su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido



Algunos interpretarían este tipo de citas como que quierendecir que el Padre es un Dios de ira, pero que el Hijo, Jesucristo, es una

Deidad de amor. Sin embargo, note que la Biblia no hace esta distinción. “Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, lospoderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas yentre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caedsobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentadosobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira hallegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?” (Apoc. 6:15-17). El men

saje del tercer ángel citado declara que la ira de Dios es derramada enpresencia del Cordero (Apoc. 14:10).

La Deidad reveló el plan completo de la salvación para quepudiéramos escapar de la ira divina. “El que cree en el Hijo tiene vidaeterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que laira de Dios está sobre él” (Juan 3:36). Pero Dios mostró su amor por

nosotros mediante el hecho de que siendo aún pecadores Cristo muriópor nosotros. “Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre,por él seremos salvos de la ira ” (Rom. 5:9; cf. 1 Tes. 1:10).

Elena de White afirma que a pesar de que la destrucción de losimpíos es un acto extraño para él, sí es él quien lo está haciendo (El conflicto de los siglos, pág. 627). “El paciente Dios es admirable, porquerestringe sus propios atributos; sin embargo, no por eso el castigo es

menos seguro. Cada siglo de libertinaje ha acumulado ira para el día dela ira, y cuando llegue el tiempo, y la iniquidad esté completa, entonces Dios realizará su obra extraña. Se encontrará que es una cosa terrible haber agotado la paciencia divina, porque la ira de Dios se derramará en forma tan marcada e intensa que se la presenta como una iraque no está atemperada por la misericordia; y hasta la tierra misma quedará anasada” (Mensajes selectos, tomo 2, pág. 428). La ira de Dios sevierte sobre aquellos que rehúsan aceptar un “el Señor ha dicho” yponen conceptos humanos sobre la ley de Dios (This Day With God,

pág. 84).Elena de White también confirma la enseñanza bíblica de que

escapamos de la ira divina sólo mediante la sangre de Jesús. “Cristohabría de tomar en sí la ira de Dios que en justicia debería caer sobre el



impíos es un acto de Dios, por su amor él nos ha provisto una forma de

escapar de la destrucción eterna. ¡Su deseo es que tengamos vida!

Q )toses hechos a la m edida, y la doctrina del m fiinfierno

Al otro lado del espectro están aquellos que no tienen ningún

problema en reconocer la destrucción de los impíos como un acto de

Dios, pero también enseñan que Dios va a torturar a los pecadores en

el fuego del infierno por la eternidad. Construyen sus ideas basados en

varios textos bíblicos que podemos interpretar incorrectamente comorefiriéndose al fuego atormentador eterno del infierno: “fuego eterno”

(Mat. 25:41; cf. Judas 7), y humo que asciende “para siempre jamás”

(Apoc. 14:11). Es importante tomar la Biblia como una unidad y per

mitirle ser su propio intérprete. “Un estudio del uso del griegoMkmQS

y de su jignificado con respecto al fuego final, pone de manifiesto que

el énfasis recae en su carácter destructivo más que en su duración. Por

ejemplo, Sodoma-V_Gomorra recibieron el castigo del fuego eterno (aio-níos; lud. 7). Ese fúego destruvó por completo dichas ciudades. pero se

extinguió hace muchísimos siglos. Judas presentó la destrucción de

esas ciudades como un ‘ejemplo’ del destino que aguardaba a los licen

ciosos y apóstatas de sus días. La palabra ‘inextinguible’ y la expresión

‘que no se puede apagar’ se pueden entender de una manera similar.

Jeremías predijo que Dios encendería un fuego en las puertas deJerusalén que ‘no se apagará’ (Jer. 17:27). Esta predicción se cumplió

cuando Nabucodonosor destruyó la ciudad (cf 52:12, 13; cf Neh. 1:3).

Ciertamente ese fuego no está ardiendo hoy. Es evidente que no se

apagaría hasta lograr que todo quedara consumido” (Diccionario Bíblico

Adventista del Séptimo Día, pág. 577).

La Biblia no enseña que los pecadores seguirán viviendo, sien-

dojitcjniientados eternamente por el fuego infernal. Las EscriturasrevelaruqueJos impios serán destruidos y dejarán de existir. “Porque he

aquí, viene el día ardiente como un homo, y los soberbios y todos los

que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha

dicho Jehováde los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama” (Mal. 4:1).

Los impíos serán “devorados” (Apoc. 20:9; Sal. 21:9; Heb. 10:27) y



£ a : a d e l i do a d v e n i r i

truye a los impíos levanta preguntas acerca de su naturaleza y papel en

el universo. ¿Es Dios una Deidad de amor solamente, y no de justicia

también? ¿Está Dios mismo sujeto a las leyes de la naturaleza? Cuán a

menudo la gente dice acerca de algo: “Eso no concuerda con mi idea de

Dios.” ¿Es mi idea de Dios realmente el criterio suyo? ¿Estoy incómodo

con un Dios que destruye a los impíos? Si así es, ¿me da eso el derecho

de prohibirle que participe en su destrucción? ¿Será que le digo a él,

“Dios, quédate a un lado y deja que la naturaleza corra su curso”?

En el lado opuesto está el peligro de malentender el carácter

de Dios enseñando acerca de una tortura eterna en el fuego infernal.Elena de White dice que “es incalculable para el espíritu humano el

daño que ha producido la herejía de los tormentos eternos. La religión

de la Biblia, llena de amor y de bondad, y que abunda en compasión,

resulta empacada por la superstición y revestida de terror. Cuando con

sideramos con cuán falsos colores Satanás pintó el carácter de Dios,

¿podemos admiramos de que se tema, y hasta se aborrezca a nuestro

Creador misericordioso? Las ideas espantosas que respecto de Dios han

sido propagadas por el mundo desde el pulpito, han hecho miles y hasta

millones de escépticos e incrédulos” (El conflicto de los siglos, pág. 591).

La doctrina de la inmortalidad del alma lleva a muchos a la

idea de la salvación universal. “Muchos a quienes subleva la doctrina

de los tormentos eternos se lanzan al error opuesto. Ven que las Santas

Escrituras representan a Dios como un ser lleno de amor y compasión,y no pueden creer que haya de entregar a sus criaturas a las llamas de

un infiemo eterno. Pero, como creen que el alma es de por sí inmor

tal, no ven otra alternativa que sacar la conclusión de que toda la

humanidad será finalmente salvada. Muchos son los que consideran las

amenazas de la Biblia como destinadas tan sólo a amedrentar a los

hombres para que obedezcan y no como debiendo cumplirse literal

mente. Así el pecador puede vivir en placeres egoístas, sin prestar

atención alguna a lo que Dios exige de él, y esperar sin embargo que

será recibido finalmente en su gracia. Semejante doctrina que así espe

cula con la misericordia divina, pero ignora su justicia, agrada al cora

zón camal y alienta a los malos en su iniquidad” (Id, pág. 592).

La teoría de las penas eternas es una de las doctrinas falsas que



aún cuando hayan de sacrificar sus apreciadas fábulas” (Joyas de los tes-

timonios, tomo 1, pág. 121).

Estas dos doctrinas distorsionan nuestro concepto del “único

Dios verdadero” que se ha revelado a sí mismo a nosotros. Por un lado,

nos relacionaríamos con él en terror, mientras que del otro lado, per

deríamos el respeto por él y por lo tanto no llegaríamos a reconocer la

importancia de vivir en armonía con su ley, la cual refleja su carácter.

Siendo que cualquiera de los dos conceptos distorsiona nuestro enten

dimiento de Dios, también afecta nuestra relación con él.

El asunto álgido de la gran controversia entre Cristo y Satanáses nuestra relación con la Palabra de Dios. “Satanás levantó su patrón

de rebelión en contra de Dios en el cielo. El aspiraba a ser como Dios,

y determinó imponer un poder de independencia de Dios. Su historia

desde entonces ha revelado una determinación perseverante de esta

blecer su imperio, gobernado por leyes y abastecido de recursos en

forma independiente de Dios. Toda especie de idolatría, de sensuali

dad, de crimen, de rebelión y de irreligiosidad es el fruto que nace de

las demandas orgullosas y exaltadas de Satanás” (Review and Herald, 21

de junio, 1898). Por lo tanto Satanás nos tienta a cuestionar a Dios, y

a interponemos entre él y su divina Palabra. Su meta es enseñamos a

vivir independientemente de Dios.

Aquellos que siguen a Satanás no serían felices en el cielo.

Nunca han aprendido su lenguaje. “Una vida de rebelión contra Dioslos ha inhabilitado para el cielo. La pureza, la santidad y la paz que rei

nan allí serían para ellos un tormento; la gloria de Dios, un fuego con

sumidor. Ansiarían huir de aquel santo lugar. Desearían que la des

trucción los cubriese de la faz de Aquel que murió para redimirlos. La

suerte de los malos queda determinada por la propia elección de ellos.

Su exclusión del cielo es un acto de su propia voluntad y un acto de jus

ticia y misericordia por parte de Dios” (El conflicto de los siglos, pág.

598).

“Todos los impíos del mundo están de pie ante el tribunal de

Dios, acusados de alta traición contra el gobierno del cielo. No hay

quien sostenga ni defienda la causa de ellos; no tienen disculpa; y se

pronuncia contra ellos la sentencia de la muerte eterna.



£ a s a_J e l i d o a J v e m m x e n l o

alma perdida— yo habría podido poseer; pero preferí rechazarlo. ¡Oh

sorprendente infatuación! He cambiado la paz, la dicha y el honor por

la miseria, la infamia y la desesperación.’ Todos ven que su exclusión

del cielo es justa. Por sus vidas, declararon: ‘No queremos que este

Jesús reine sobre nosotros.’

“Como fuera de sí, los impíos han contemplado la coronación

del Hijo de Dios. Ven en las manos de él las tablas de la ley divina, los

estatutos que ellos despreciaron y transgredieron. Son testigos de la

explosión de admiración, arrobamiento y adoración de los redimidos; y

cuando las ondas de la melodía inundan a las multitudes fuera de la ciudad, todos exclaman a una voz: ‘¡Grandes y maravillosas son tus obras,

oh Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, oh

Rey de los siglos!’ (Apoc 15:3). Y cayendo prosternados, adoran al

Príncipe de la vida” (Id., págs. 726-727).

La-controversia ha terminado. Al nombre de Jesús toda rodi-

11a se doblará, y toda lengua conjesatá-que-Jesús es el Cristo, Señor del

cielo y de la tierra! Amén.

c *



o

| M wg

ios revela su justicia

El tiempo por fin ha llegado. Es el evento más importante que jamás haya tomado lugar en la historia del universo, y usted está allí. Esmás, todo habitante del universo que alguna vez haya vivido está pre-

sente. El ir y venir de la muchedumbre es increíble. ¡Tanta excitación!El encuentro con viejos amigos a quienes se había perdido por la muer-te hace años; trabar conocimiento con nuevas personas, inclusive conalgunos que vivieron hace miles de años: los ricos y famosos al igual quelos no tan afortunados.

El local es como un anfiteatro griego, sólo que inmesurable-mente más grande, y en forma de semicírculo con gradas para que todospuedan ver. La. acústica es tremenda. Uno puede oír un alfiler que caeen el centro del escenario aún desde la grada más alta.

De repente alguien sube a la plataforma. Un hombre distin-guido trata de callar a la multitud. Otras personas en las gradas se unentratando de poner orden. A medida que la multitud se calma, empiezana correr rumores de que el hombre en la plataforma es Napoleón1, el

famoso general y antiguo emperador de Francia. El da varios pasoshacia el frente con un ademán que manifiesta su compostura y orgullo.Un silencio absoluto se produce cuando empieza a hablar. “Estamosaquí para un evento muy importante. Este no es el juicio del año o dela década, ni siquiera del milenio. Estamos aquí para el juicio de todas

las edades: el juicio de Dios. Sí, Dios va a ser juzgado. Queremos saberi Di E i i d t i i h



“Nuestra primera tarea será determinar qué es la verdad, con

el fin de establecer una base para juzgar a Dios. Extrapolaremos los

principios de la verdad de nuestro estudio de la naturaleza, la historia ylas relaciones interpersonales, que son los principios bajo los cuales el

universo opera. Entonces llegará el momento de la verdad acerca de

Dios. Si él se ha guiado por estos principios universales, entonces

podremos hacer un juicio racional en su favor, y el universo puede ado-

rarle con seguridad.

“El tribunal, bueno, son ustedes. Ustedes decidirán. El fiscal,

son ustedes también. Y el juez, bueno, también eso está en sus manos.

Y ahora, damas y caballeros —oh, y las huestes angelicales, ustedes

también están invitados— . Como decía, debemos tomar todas las

medidas para aseguramos de que somos justos con Dios. Debemos de

examinar las evidencias y compararlas con los principios de la libertad,

la verdad, la justicia, y el amor: los principios fundamentales del uni-

verso. Cuando hayamos terminado, queremos estar seguros de quetenemos una base clara sobre la cual juzgar a Dios, porque queremos

tener un cien por ciento de común acuerdo en la decisión. ¿Les parece

que esto es suficientemente justo?” La multitud contesta con aplausos,

poniéndose de pie rápidamente mientras que la ovación continúa.

Napoleón hace una reverencia. Extendiendo sus brazos, los baja, seña-

lándole a la multitud que se calmen nuevamente.

“Bueno, entonces —continúa Napoleón— , sugiero que en elestilo de la mejor democracia, escojamos un presidente —quiero decir

alguien que nos dirija— para que nos guíe a través de este proceso. Yo

recomiendo que nominemos a un general para que llene esta posición.

Al fin y al cabo, los generales son individuos poderosos. Saben cómo

persuadir y organizar a las gentes, y pueden poner orden en el caos. Con

un grupo tan grande aquí, yo creo que necesitamos una persona así. Yoquiero sugerir para la nominación a Alejandro el Grande, ese gran

general griego que consolidó un imperio aún más grande que el mío”.

Nerón, emperador de Roma, inmediatamente se puso de pie,

exclamando:

—¿Por qué escoges a Alejandro? Yo era el emperador del gran

Imperio Romano que conquistó a Grecia ¡Yo me propongo a mí



demasiados enemigos —protestó una voz—. Él no podría lograr unconsenso. De hecho, esto sería un problema con el liderazgo de cual-quier general. Sigamos con otro candidato. —La multitud claramenteestaba de acuerdo con la sugerencia.

Napoleón se sentía un poco desconcertado al ver que contanta rapidez habían eliminado a su candidato; pero rápidamente secompuso y preguntó:

—Muy bien, ¿alguna otra sugerencia? —preguntó mientraspasaba la vista sobre la vasta audiencia para ver las manos levantadas.

George Bemard Shaw se puso de pie inmediatamente.—Necesitamos un dramaturgo, alguien que comprenda la

naturaleza humana y el juego de la vida, que sepa cómo interpretarlapara poder captar las cosas más fácilmente. ¡Yo propongo aShakespeare!

Inmediatamente parecía que la gente por todos lados se poníade pie para nominar a alguien. Otra voz de la parte trasera se oyó:

—Debiéramos considerar a alguien que realmente sea capazde captar el espíritu humano. Alguien que sepa capturar la imaginacióny el corazón. Alguien que pueda mover a la acción. N q puedo pensaren nadie mejor que el músico...

Un rechazo inmediatamente surgió de un artista:—Yo comprendo lo que usted está tratando de decir —obje-

tó— . Pero realmente, el arte pictórico es el medio que mejor represen-ta la complejidad del espíritu humano. Yo propongo...Pero antes que pudiera terminar, un poeta se levantó:—Yo me pregunto realmente, ¿adonde se ha ido el sentido

común? Todo el mundo sabe que la poesía puede llegar al corazón delas cosas con más rapidez que ningún otro arte. Un poeta seguramentenos llevará al espíritu de la ocasión mejor que ninguna otra persona. Yo

propongo a...Un murmullo comenzó a oírse en la multitud entre el grupo

del siglo dieciocho y en adelante, la era de la Iluminación y la ciencia.El caballero Francis Bacon, un famoso científico, logró capturar laatención de la muchedumbre.

—Me sorprende lo lejos que nos ha llevado la revolución



tizar todo el vasto conocimiento científico, alguien que pueda ver no

sólo los árboles, sino que sea capaz de analizar el bosque también. Esto

nos dará el mejor fundamento para nuestro conocimiento y por lotanto para nuestra sentencia acerca de Dios. Yo propongo a Darwin,

cuya vasta obra ha dominado el pensamiento científico hasta el pre-

sente.

Platón, el filósofo, lentamente se puso de pie y de alguna

manera logró captar la atención de la asamblea. Entonces dijo:

—Desde mi resurrección me he asombrado por los últimos

logros de la ciencia. Yo entiendo también, la necesidad de captar elespíritu humano, y apoyo el esfuerzo por encontrar un principio orga-

nizador para el conocimiento. Pero integrar todas las ciencias humanas

es trabajo de la filosofía, no de la ciencia. Yo propongo a Sócrates, el

padre de la filosofía y el pensamiento humano. ¿Quién otro podría pre-

sidir con tanta brillantez de mente, tal agilidad de espíritu y tal coman-

do de la situación? Seguramente él es el guía mejor capacitado para lle-vamos por el proceso del descubrimiento a un veredicto justo; uno con

el cual todos podamos estar de acuerdo.

Desde su resurrección, Sócrates ya se había hecho de un

número de amigos. Había visitado líderes distinguidos de todas las eras

de la historia humana: filósofos, científicos, políticos y otros que habí-

an contribuido al desarrollo de las artes. Ya se le conocía por su accesi-

bilidad, profundidad y agilidad mental. Cuando Aristóteles se levantópara apoyar la nominación, uno podía sentir el alivio y el acuerdo de

que al fin habían encontrado a la persona apropiada.

Sócrates aceptó la posición con un poco de titubeo. Mientras

bajaba las escaleras solemnemente para tomar su lugar, la multitud se

puso de pie aplaudiendo. Mientras invitaba a la asamblea de nuevo a

mantener el orden, se veía obviamente pensativo. Entonces comentó:

—Nuestro trabajo es seguramente la tarea más importante que

jamás haya sido emprendida en la historia del universo. Debemos ser

justos y minuciosos. Para poderla llevar a cabo, tenemos que estudiar

las acciones de Dios a través de todas las edades con el fin de asegurar-

nos de que él ha sido justo y honesto, y siempre ha actuado con amor,

con justicia y con verdad. Le tomaría a esta asamblea una eternidad lle-







— ¿Quién es ése que oscurece el consejo, con palabras sin sabi

duría? Cíñete ahora como varón. Te preguntaré, y tú responderás.

¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes

inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿Quién extendió

sobre ella cordel de medir? ¿Sobre qué están fundadas sus bases? ¿Quién

puso su piedra angular, cuando todas las estrellas del alba alababan, y se

regocijaban todos los hijos de Dios?” (Job 38:2-7).

“¿Quién guió al Espíritu del Eterno, o le aconsejó, y enseñó?

¿A quién demandó consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el cami

no de la justicia, o le enseñó ciencia, o le mostró la senda de la prudencia?” (Isa. 40:13-15).

“¿Entonces a qué asemejaréis a Dios? ¿A qué imagen lo com

pararéis? El artífice prepara la imagen de talla, el platero le extiende el

oro, y le funde cadenas de plata. El pobre elige, para ofrecerle, madera

que no se apolille. Busca un maestro sabio, que le haga una imagen de

talla que no se mueva. ¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿No os lo dijeron

desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se

fundó? Dios está sentado sobre la redondez de la tierra, cuyos habitan

tes son como langostas. Extiende los cielos como una cortina, los des

pliega como una tienda para morar. El convierte en nada a los podero

sos, y a los que gobiernan la tierra los vuelve como cosa vana” (vers.

18-23).

“Su entendimiento es insondable... Callad ante mí, Lucifer...Acérquense, y hablen. Reunámonos juntos a juicio. ¿Quién despertó a

uno del oriente, me llamó para que lo siguiera, entregó naciones a mí,

y me hizo enseñorear sobre reyes?... Yo, el Eterno, con el primero de

ellos, y yo mismo con el último... Porque todos los ídolos son vanidad,

y sus obras son nada. Viento y vanidad son sus imágenes” [véase Isa.

40:28; 41:1, 2, 4, 29]. Sus ‘dioses a la medida’ son exactamente eso: dio

ses que ustedes han hecho y controlan.“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni

vuestros caminos mis caminos —dice el Eterno— . Como es más alto el

cielo que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos,

y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isa. 55:8, 9).

Lucifer se quedó sin habla, y hubo un largo silencio. Entonces



£ a c e r l e z a d e l i Hd o ai v e n t m t e n i o

serán avergonzados y confundidos. Los que contienden contigo serán

reducidos a la nada y perecerán. Los que contienden contigo serán

como nada, los buscarás, y no podrás hallarlos. Los que te hacen guerra

dejarán de existir. Porque yo, el Eterno, soy tu Dios, que te sostiene detu mano derecha, y te dice: ‘No temas. Yo te ayudo’” (vers. 11-13). “No

temas, gusano de Jacob, vosotros los pocos de Israel. Yo soy tu socorro

—dice el Eterno—. El Santo de Israel es tu Redentor” (vers. 14).

Q e e n la ddJalahra de Q k i os

La asamblea, atónita, espera nerviosamente a que alguienhable. Un suspiro de alivio se oye cuando alguien finalmente pasa al

frente. Entonces vieron quién era: Job, radiante, enérgico, pensativo,

pero humilde. El eleva su voz para poder ser oído:

—Una vez estuve en una situación como ésta, queriendo

poner a Dios en juicio. Yo no entendía lo que me estaba ocurriendo.

Todo parecía tan injusto. Perder a mis queridos hijos y todas mis posesiones terrenales. Entonces Dios habló al igual que lo hizo hoy.

Entonces él se reveló a sí mismo en toda su gloria, su justicia, su verdad

y su amor. Me di cuenta de cuán fútil es para la humanidad tratar de

traer a juicio al Dios que creó el universo. La fuente de verdad, de amor,

de justicia y de conocimiento; y ahí estaba yo, meramente un hombre,

tratando de encontrar una norma por la cual juzgarle. Era como si yo

estuviera tratando de fabricar mi propia deidad y ver si Dios se acoplaba a ella. Yo estaba condenando a Dios para justificarme a mí mismo

(vea Job 40:8). Estoy avergonzado de la arrogancia de pensar que yo

podía traer a Dios a juicio. Pero estuve tan agradecido cuando se me

reveló, que caí a sus pies, arrepintiéndome en polvo y ceniza, recono

ciendo que hablaba por ignorancia [Job 42:2-6]. Con gratitud acepté su

oferta de salvación.Mientras que Job se sentaba se escucharon algunas risitas

entre la multitud. Alguien comentó, susurrando alto: “un poco primi

tivo, ¿no crees?” El próximo tumo fue de Noé:

—Como dijo Lucifer, me imagino que el plan de Dios para mi

vida parecía un poco irrazonable. Yo era uno de esos que vivía por la

Palabra de Dios. Dios me dio una gran cantidad de fe, que me sostuvo



al arca. Bueno, yo les prediqué de corazón, llamándolos al arrepenti

miento. Mantuve abierta la puerta del arca lo más que pude.

Finalmente fue demasiado tarde para entrar, ya que Dios mismo cerró

la puerta. ¡Oh, cómo lamenté por los amigos y seres queridos que quedaron fuera! —En este punto del discurso de Noé empezó a escucharse

un estribillo en el anfiteatro: “Noé es arcaico. Noé es arcaico”. La burla,

nada nueva para Noé, finalmente cesó cuando se sentó. A continua

ción Adán y Eva subieron al escenario.

—Estamos aquí para confesar que somos los responsables del

desastre causado por el pecado. A pesar de que Dios nos creó a su imagen, escogimos tomar nuestro propio camino: vivir en forma indepen

diente de la Palabra de Dios, diseñar nuestro propio dios según lo que

nos parecía razonable. Aquel día desdichado al lado del árbol decidi

mos juzgar a Dios y a su Palabra y descubrimos que él es el Juez, y que

nosotros fuimos juzgados, hallados culpables y expulsados junto con

nuestros descendientes de nuestro hermoso hogar. Gracias a Dios por el

cordero sacrificado, el Cordero de Dios que quita el pecado delmundo.”

Pablo casi no podía esperar para hablar:

— ¡Yo “no me avergüenzo del evangelio!... En el evangelio la

justicia que viene de Dios se revela...” (Rom. 1:16, 17). Durante gran

parte de nuestra discusión hemos estado tratando de usar nuestra sabi

duría para fomar un “dios hecho a la medida” de las circunstancias, que

se acople a nuestro conocimiento, a nuestro entendimiento y nuestras

experiencias sensoriales. Pero esto tan sólo hace que la cruz de Cristo

sea ineficaz. Los sistemas intelectuales de nuestra era consideran la cruz

como una tontería. Pero aunque es una piedra de tropiezo para aceptar

al Dios verdadero, es el poder y la sabiduría de Dios para aquellos que

son salvos [véase 1 Cor. 1:17-25]. —Se podía oír a alguien diciendo en

voz baja: “¡Este hombre ni siquiera ha llegado a la madurez!” Pablocontinuó hablando:

—Nuestro propósito ha sido examinar los juicios de Dios

usando la sabiduría de sus seres creados. Consideremos lo que hemos

estado haciendo a la luz de quién es Dios: “¡Oh profundidad de las

riquezas tanto de la sabiduría como del conocimiento de Dios! ¡Cuán

i d bl j i i i bl i ! P ié

6



Ya para este momento parecía que la multitud se empezaba a

descontrolar. Sentían como si Pablo hubiera cruzado la línea de la sen

satez. No obstante las diferentes perspectivas culturales, lo que decía no

hacía sentido. Justo en el momento cuando parecía que la multitudsacaría a Pablo de allí, Cristo subió a la plataforma:

—Oh, mi pueblo, cómo he querido traeros de vuelta a mí. He

tratado de alcanzaros de todas formas. Por fuera mostráis justos a los

hombres, y por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad. Edificáis

los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos y

decís que no hubierais sido cómplices con vuestros padres de la sangrede los profetas; sin embargo, ¡apedreáis a los que son enviados a voso

tros! ¡Vosotros también colmad la medida de vuestros padres!

¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condena

ción del infierno? Vuestra casa os queda desierta (véase Mat. 23:28-39).

(Srucifíc(ue nlo

Con esto la multitud empezó a rugir: “¡Crucifíquenlo!

¡Crucifíquenlo! No tenemos más dios que la razón, ningún rey más que

Lucifer. Tú no eres el ‘dios hecho a la medida’ al cual hemos esperado.

¡Sáquenlo de aquí; saquen esta locura de aquí!” Inmediatamente Cristo

intervino para salvar a su pueblo llevándolo a la Nueva Jerusalén. La

gloria que manifestó sobrepujó la burla de la multitud, y cayeron como

atontados.Furiosos cuando se recobraron, la muchedumbre enseguida

rodeó a la Nueva Jerusalén con planes de tomar la ciudad (Apoc. 20:9).

Pero al igual que lo ha hecho muchas veces antes, Cristo reveló su

majestad, su gloria, su amor, su verdad y su justicia.

QÍe doblará toda rodilla“Es entonces evidente para todos que el salario del pecado no

es la noble independencia y la vida eterna, sino la esclavitud, la ruina

y la muerte. Los impíos ven lo que perdieron con su vida de rebeldía.

Despreciaron el maravilloso don de eterna gloria cuando les fue ofreci

do; pero ¡cuán deseables no les parece ahora! ‘Todo eso —exclama el



Pilato exclamó: “La verdad estaba parada frente a mí, y ¡no la

reconocí! En vez de aceptarle como el camino, la verdad y la vida, yo

lo sometí a juicio”. Judas gritó: “El se inclinó a lavarme los pies, peroyo no permití que su amor ablandara mi corazón. Yo le traicioné por

que él no se acoplaba a mi idea de un ‘dios hecho a la medida.’”

Todos al fin disciernen el misterio de la Encamación y de la

Crucifixión, pues Dios lo presentó ante la vista de la mente, y cada

alma condenada leyó el carácter de su rechazo de la verdad. Todos

comprendieron que tenían malas interpretaciones satánicas y mentiras

en vez de “toda Palabra que sale de la boca de Dios” (Mat. 4:4).“Sus orgullosas opiniones, sus razonamientos humanos fueron

ensalzados; se conceptuaron capaces para entender por sí mismos los

misterios divinos, y pensaban que sus facultades para discriminar eran

lo bastante sólidas para discernir la verdad por sí solos. Fueron fáciles

víctimas de las sutilezas de Satanás, pues él les presentaba errores suti

les mediante filosofías humanas que causan infatuación en la mente delos hombres. Se apartaron de la fuente de toda sabiduría y rindieron

culto al intelecto. Criticaron el mensaje y a los mensajeros de Dios, y

los descartaron por estar debajo de sus altivas ideas humanas.

Ridiculizaron las invitaciones de la misericordia, negaron la divinidad

de Jesucristo y se mofaron de la idea de que hubiera existido antes que

tomara la naturaleza humana. Pero los harapientos jirones del razona

miento humano resultarán tan sólo como cuerdas de arena en el grandía de Dios” (Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día,

Comentarios de Elena de White, tomo 6, pág. 1069).

“Como fuera de sí, los impíos han contemplado la coronación

del Hijo de Dios. Ven en las manos de él las tablas de la ley divina, los

estatutos que ellos despreciaron y transgredieron. Son testigos de la

explosión de admiración, arrobamiento y adoración de los redimidos; y

cuando las ondas de melodía inundan a las multitudes fuera de la ciu

dad, todos exclaman a una voz: ‘¡Grandes y maravillosas son tus obras,

oh Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, oh

Rey de los siglos!’(Apoc. 15:3). Y cayendo prosternados, adoran al

Príncipe de la vida” (El conflicto de los siglos, pág 727).

Satanás parece paralizado al contemplar la gloria y majestad



desde el cielo y los devora (Apoc. 20:9). De las cenizas, Dios crea un

nuevo cielo y una tierra nueva (Apoc. 21:1).

Ó & l f m o el pr incip io1?

Quizás en este momento usted se detiene, pensando acerca de

su vida y las decisiones que ha hecho en cuanto a Dios. ¿Se acuerda de

un libro que le prestó a alguien acerca de la certeza de la segunda veni

da, y tal vez de la promesa que hizo de ver a alguien en la tierra nueva?

Y ahora ve esta escena conmigo. ¿Ha terminado todo? ¿O es sólo el

principio?

Estamos parados en el mar de cristal con todos los que hicie

ron de la Palabra de Dios su guía en la vida, sobre ¡todo edicto, toda

autoridad, todo tribunal, toda filosofía de un mundo ahora perdido para

siempre!

¡Y estamos allí! ¿Con todos aquellos que realmente pueden

disfrutar del cielo! Tomando las manos de aquellos que por muchotiempo habían estádo ausentes, las apretamos, y entonces, espontánea

mente, entre lágrimas de gozo miramos los amantes ojos de aquel que

fue crucificado por nosotros y empezamos a cantar. Primero suavemen

te y luego acrecentando el volumen hasta transformamos en coro que

resuena hasta en los confines de la eternidad.

“¡Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios

Todopoderoso! ¡Justos y verdaderos tus caminos, Rey de las naciones!

¿Quién no reverenciará y glorificará tu Nombre, oh Señor? Porque sólo

tú eres santo. Todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus

actos de justicia han quedado manifiestos” (Apoc. 15:3, 4).

¡Y esto es sólo el principio! “A medida que los años de la eter

nidad trascurran, traerán consigo revelaciones más ricas y aún más glo

riosas respecto de Dios y de Cristo. Así como el conocimiento es progresivo, así también el amor, la reverencia y la dicha irán en aumento.

Cuanto más sepan los hombres acerca de Dios, tanto más admirarán su

carácter. A medida que Jesús les descubra la riqueza de la redención y

los hechos asombrosos del gran conflicto con Satanás, los corazones de

los redimidos se estremecerán con gratitud siempre más ferviente, y con

arrebatadora alegría tocarán sus arpas de oro; y miríadas de miríadas y



gloria y el poder, por los siglos de los siglos’” (Apoc. 5:13).

“El gran conflicto ha terminado. Ya no hay más pecado ni

pecadores. Todo el universo está purificado. La misma pulsación de

armonía y de gozo late en toda la creación. De Aquel que todo lo creómanan vida, luz y contentamiento por toda la extensión del espacio

infinito. Desde el átomo más imperceptible hasta el mundo más vasto,

todas las cosas animadas e inanimadas, declaran en su belleza sin mácu-

la y en júbilo perfecto, que Dios es amor” (El conflicto de los siglos, pág.

737).



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La Certeza Del Segundo Advenimiento de E. Edward Zinke y Roland R. Hegstad