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La configuración territorial dellos gobiernos o por organismos interna-cionales” (2009, p. 109). En segundo lugar, La globalización que constituye en sí un motivo de inquietud

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La configuración territorial del crimen organizado: El Estado en crisis, la política anti-narco de Felipe Calderón (2006-2012)

The territorial configuration of organized crime: the state in crisis anti-narco narco de Felipe Calderón (2006-2012)

Jorge Raúl Cantú Herrera*

*Doctorante en Ciencias Sociales y Políticas por la Universidad Iberoamericana, Ciudad de Méxi-co; Maestro en Políticas Públicas por la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco; profesor-tiempo completo en la Lic. en Administración del Tecnológico de Estudios Superiores de Chimalhuacán; correo electrónico: [email protected]

Rev. ConCiencia. Vol.5. diciembre de 2015 págs. 38-54Recibido: Mayo 16 de 2015; Aprobado: Julio 30 de 2015.

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Resumen

La ola de violencia que se desató por parte del crimen organizado durante el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012), evidenció la cri-sis del Estado mexicano y su nula capacidad de respuesta ante este fenómeno. Las actividades que provinieron del narcotráfico y los distintos cárteles de las drogas, proliferaron a través de rutas de tráfico, es decir, que el territorio mexi-cano se distribuyó por zonas específicas para fi-nes de lucro del crimen organizado y la presencia de delincuentes se profesionalizó en diferentes puntos estatales. Así mismo, se da como supues-to para este ensayo, que el concepto: Estado y territorio es lo que determinó la constante con-figuración territorial del crimen organizado y dio mecanismos de ingresos financieros personales ante la falta de oportunidades de desarrollo y crecimiento económico de los habitantes de los diferentes puntos del país y el crimen organizado reforzó sus filas debido a las asimetrías econó-micas de los habitantes del país.

Palabras clave: Estado, crimen organizado, confi guración territorial, narcotráfi co, debilidad institucional

Abstract

The wave of violence unleashed by organized crime during the government of Felipe Calde-ron Hinojosa (2006-2012), showed the crisis of the Mexican state and no capacity to respond to this phenomenon. Activities that came from drug trafficking and other drug cartels, proliferated through traffic routes, ie, the Mexican territory was distributed by specific areas for profit organi-zed crime and the presence of offenders was pro-

fessionalized in different state points. Likewise, it is given as a course for this test, that the concept: State and territory is what determined the cons-tant territorial configuration of organized crime and gave mechanisms of personal financial inco-me due to the lack of opportunities for develop-ment and economic growth of the inhabitants of the different parts of the country and organized crime strengthened their ranks due to the econo-mic asymmetries of the country’s inhabitants.

Key words: State, organized crime, territorial confi guration, drug traffi cking, institutional weakness

Introducción

La ola de violencia que imperó sobre el territorio nacional es sinónimo de una severa crisis que atra-vesó el Estado mexicano. Esto derivó en el enorme cambio de la configuración territorial por parte del crimen organizado. Para poder determinar si existe un Estado en crisis se analizó el modus operandi del crimen organizado, así como la distribución te-rritorial de influencia para trabajar el trasiego de estupefacientes con las múltiples consecuencias de fenómenos de violencia, pero que no habrían re-presentado amenaza alguna para el Estado mexi-cano en sexenios anteriores. Por otra parte, aunque esta, no es la única consecuencia de la violencia que estuvo presente en el sexenio calderonista, ha sido un problema antiquísimo, originado en los desajustes estructurales económicos del país que incrementó la pobreza, la corrupción y la debilidad institucional de anteriores sexenios y que el go-bierno de extracción conservadora como el Parti-do Acción Nacional (PAN) heredó como resultado de la asimetrías económicas que repercutieron en sectores regionales más desprotegidos. El gobier-no de Felipe Calderón sentó las bases para comba-40

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tir a la delincuencia organizada con resultados que se pueden identificar con un sinfín de muertos en todo el territorio nacional. Sin embargo, la estra-tegia del gobierno de transición, puso en duda su política anti-narco en contra del crimen organiza-do que denotó un Estado en crisis. Esto confiere a la posibilidad de realizar nuevos estudios sociales con metodologías provenientes de las ciencias so-ciales para confrontar sus soluciones, encausando elementos técnicos y políticas públicas para salva-guarda del tejido social y que no pretenda adquirir de nuevo está estrategia que causó muertes sin precedentes dentro del Estado mexicano.

Cabe mencionar, que la crisis política y econó-mica del Estado mexicano no sólo fue por el nar-cotráfico. También se suscitó por la corrupción que imperó dentro de las instituciones mexica-nas. Si bien, no es el tema central del ensayo es necesario hacer el énfasis que la parte medular la sustentamos bajo la hipótesis que el crimen orga-nizado configuró el territorio nacional durante el mandato de Felipe Calderón Hinijosa.

Por lo tanto la pregunta radica en si ¿El Estado mexicano tuvo una crisis de seguridad y debilidad institucional derivado de la división territorial del crimen organizado?

El ensayo se divide en tres apartados. El prime-ro consiste en un análisis del Estado y su relación con el crimen organizado; el segundo es la confi-guración teórica del crimen organizado y la terce-ra, es la parte de cómo se encontró hasta la fecha la configuración de los territorios de los diferen-tes cárteles del crimen organizado y sus respecti-vas conclusiones.

La crisis del Estado moderno

Las asimetrías económicas que imperaron en el sexenio de Felipe Calderón, incentivaron la

reconstrucción del tejido social mediante nue-vas conformaciones teóricas y prácticas de éste, desde los paradigmas que se articulan en los estudios contemporáneos sobre el concepto Es-tado: la visión marxista y weberiana explican el funcionamiento tanto económico y político, res-pectivamente. Por otra parte, nos indican cómo reconstruir conceptos que atañen a los extractos sociales que se ven inmiscuidos en actos ilega-les en donde el poder político mostró debilidad institucional, ante la ola de violencia que creció en las diferentes zonas geográficas del territo-rio nacional. Este embate del crimen organizado tuvo como rehén a una sociedad ávida de paz so-cial e intentó capturar al Estado para nulificarlo de su intencionalidad del monopolio de la violen-cia y exhibió la debilidad de su autoridad, por lo tanto, la sustitución del Estado por violencia del crimen organizado da como referencia en una descomposición social, formulando la interro-gante, ¿Sí existió un Estado en crisis?

“Si un Estado se define por la soberanía que puede ejercer sobre un territorio, las manifestaciones de violencia y control te-rritorial que eluden y subvierten en prác-tica a la autoridad establecida. Represen-tan cuestionamientos a la solidez con la que está constituida ese Estado” (Monsi-váis, 2001, p. 85).

Pero, particularizando el tema en el territo-rio nacional ¿qué originó la crisis del Estado mexicano?

Uno de los aspectos más señalados durante el sexenio es la ilegitimidad que presentó su arribó al poder, es decir, que no fueron claros los me-canismos legales ni democráticos para tomar el control de la política mexicana. Este hecho, le dio pauta para decidir un acto de gobierno que legitimara su accionar como primer mandatario y fue el ataque frontal al crimen organizado. Por ende, la decisión tomada en atacar a células de la delincuencia fue la principal crítica a su ejer-

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cicio gubernamental como mandatario ya que evidenció a las instituciones políticas en estra-tegias adecuadas para ejercer el estado de dere-cho y no confrontar una crisis de Estado.

Para Cristina Puga existen tres motivos de polémica que han fortalecido ciertos aspectos de la crisis del Estado que se conforman de la siguiente manera: en primer lugar, la crítica al llamado modelo neoliberal y sus resultados, con frecuen-cia “se extiende al trabajo propio de la ciencia social cuando esta es utilizada por los gobiernos o por organismos interna-cionales” (2009, p. 109).

En segundo lugar, La globalización que constituye en sí un motivo de inquietud acadé-mica por sus múltiples y contradicciones signi-ficados, por la posibilidad del uso del internet, que ponen en contacto a científicos sociales de todo el mundo, que genera diversidad social (re-lacionada con diferentes procesos históricos, condiciones geográficas, relaciones con el res-to del mundo, religiones dominantes etcétera). (2009, p.p 109-110)

El objeto de estudio de la globalización gira en torno al concepto desarrollo y modernidad, pero cuestiones tales como género, religión y narcotrá-fico no están ajenas al debate en el caso mexicano.

Por último, la asimetría de los estados modernos con los países en vías de desarrollo, va ligada estre-chamente a los dos anteriores conceptos, que han traído los grandes desajustes en el intercambio de bienes y servicios. Aunado a que la economía de mercado es la posición de resistencia de las gran-des potencias a ceder frente al terreno de la igual-dad en favor de las sociedades más desprotegidas, generando el conflicto con los defensores de los grupos vulnerables como lo representa el ámbito académico, vinculados a proteger los Derechos Hu-manos e intensificar los mecanismos gubernamen-tales en el terreno de las políticas públicas como fuente de equilibrio social.

El punto medular lo ejerce el modelo neolibe-ral que impulsa una descomposición de las cla-ses sociales y marca la asimetría económica en-tre ellas. Se hace reaccionario el neoliberalismo, al rico lo vuelven más rico y al pobre lo transfor-man en paupérrimo y sin instrumentos de lucha para ser parte de la sociedad en el crecimiento y desarrollo económico del Estado mexicano. Por ende, el poder político como parte integrante del Estado no puede actuar en busca del bien común de su sociedad, olvidándose de su fin: garantizar los derechos de igualdad de sus ciudadanos, ca-yendo en debilidades estructurales del Estado.

La debilidad presencial y funcional del Estado en que este régimen se asienta y los escasos márgenes para la institucio-nalización del conflicto que genera, hace más vulnerable a sus instituciones y a su sociedad, ante actores sociales violentos, entre ellos se encuentran el crimen orga-nizado (Flores, 2009, p. 12).

La crisis del Estado moderno, se pudo determi-nar, tiene su origen en las posturas capitalistas y los fenómenos económicos que marcaron el te-jido social en un Estado complejo y asimétrico, que puede ser estudiado por las diversas discipli-nas que sólo intentan entender la relación con-tractual laboral, pero que no aportaron solución al problema de la distribución de la riqueza. Esto obliga a buscar estudios sociales que expliquen nuevas corrientes de cambio con fines de justi-cia social en sociedades particulares.

Pero, los fenómenos cobran coexistencia en-tre el paradigma del modo de producción actual, como lo representa el capitalismo y su fenómeno de expansión (globalización). Así que la incursión del mercado en la economía en entidades terri-toriales es el paradigma para descifrar y evitar la desigualdad que marca el capitalismo. Por lo tan-to, la construcción del Estado moderno permite intensificar el estudio de nuevas disciplinas para buscar (re) solución de los asuntos públicos que satisfagan el acontecer social. Es la configura-

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ción territorial del crimen organizado: El Estado en crisis, la política anti-narco de Felipe Calde-rón así como disciplinas científicas que amplíen su panorama, partiendo del modelo económico prevaleciente (neoliberalismo) que influye para la nueva construcción de nuevos espectros so-ciales, intensifican la necesidad de estudio de los fenómenos y se repiten en los espacios territoria-les en la construcción del Estado moderno.

Retomando el Estado moderno planteado por Max Weber indica:

Que es una asociación de dominación con carácter institucional que ha tratado, con éxito, de monopolizar dentro de un territorio la violencia física legítima como medio de dominación y que para lograr esta finalidad ha reunido todos los medios materiales en manos de su dirigente y ha expropiado a todos los funcionarios que antes disponían de ellos por derecho pro-pio, sustituyéndolos con sus propias jerar-quías supremas. (2004, p.p. 14-15)

La nula intervención del Estado en carácter de garante, de salvaguarda de los intereses del colectivo, ha debilitado la relación gobierno-so-ciedad. Si bien el único mecanismo de dominio es el Estado desde el planteamiento weberiano, éste ha sido rebasado por el crimen organizado. Esto conllevó a predecir, ¿Quién tuvo el dominio real del Estado? Lo que implica una nula confian-za de la sociedad hacia el Estado, y patentó la crisis estatal en una sociedad de componentes plurifuncional y heterogénea.

Para evitar una crisis social, hay una postura teórica representada por el marxismo que jus-tifica que no es necesario el Estado, derivado que es un aparato que concentra la violencia. No es el reino de la razón, sino de la fuerza. Para Marx, el Estado es un mal necesario que debe suprimirse mediante la lucha de clases, de ahí la posibilidad de vivir felizmente sin Estado. El Estado cumple funciones con una sola condición

social superable: la sociedad de clases. Si la fun-ción del Estado es perpetuar el poder de la clase dominante mediante la represión de las clases subordinadas, es el momento en que se extinga tal antagonismo o morirán también las razones que dan nacimiento al Estado. Considerando que la razón de la existencia de los individuos es el Estado, Marx lo define:

El Estado es la forma bajo que los in-dividuos de una clase dominante hacen valer sus intereses comunes y en la que se condensa toda la sociedad civil de una época, se sigue de aquí todas las institu-ciones comunes tienen como mediador al Estado y adquieren a través de él una forma política.(2002:72)

Carlos Marx, representa la formulación del Estado como una instrumentación para estable-cer una continuidad a las relaciones de produc-ción y distribución de bienes económicos.

Por consiguiente, el Estado está en toda acti-vidad del conglomerado humano y es el máximo ente social que debe garantizar la paz social y en otros contextos el uso de la violencia. Si el Estado es remplazado por actores ajenos a la dinámica social en un estado de derecho en facto se con-vierte en Estado en crisis, debido a la sustitución de funciones de control del Estado. Si la respues-ta estatal se debilita en sus estructuras institucio-nales como respuesta gubernamental, la crisis se hace patente y éste ha sido el detonante para que tome el control el crimen organizado y se propa-gue por toda la extensión territorial de la nación.

Por ende, las inquietudes y observaciones aca-démicas intensifican la pérdida del control esta-tal en la lucha contra el crimen organizado, mien-tras que la versión oficial del gobierno federal, manifestó el combate en contra de los diferentes cárteles de la droga con resultados favorables por decomisos, detenciones y aniquilamiento de miembros de la delincuencia, lo que da pie a que analicemos la conformación de cárteles y qué ca-racterísticas representan, así como su movilidad 43

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El concepto comenzó a emplearse en 1919, en Estados Unidos, entre la co-misión de los miembros de crimen de Chicago, una organización cívica que se creó en ese mismo año por banqueros y abogados que promovían cambios en el sistema judicial criminal, con el objeto de enfrentar mejor el problema del crimen. (Flores, 2009, p.71)

El crimen organizado se entiende como el pro-ceso en donde individuos al margen de la Ley ha-cen negocios ilícitos que no están constituidos moralmente ante la sociedad y que dañan tan-to a instituciones como individuos y atentan en contra de la soberanía del Estado con el objetivo del lucro económico. En el contexto en que se desarrolla el crimen organizado se enfatizará en que significa narcotráfico. La relación narcotrá-fico y crimen organizado en un contexto social se entiende por sinónimo debido a las caracterís-ticas que representa la delincuencia organizada en México. La mayoría del crimen organizado es dependiente del tráfico de drogas y su principal lucro es el económico.

Para el académico Jorge Chabat, investigador del narcotráfico en México, consiste en varios puntos de comportamiento del fenómeno.

El narcotráfico es una forma de crimen orga-nizado que comparte los rasgos generales de este fenómeno. El crimen organizado tiene las siguientes características:

a) no es ideológico y, por lo tanto, no tiene me-tas políticas (su meta es el lucro); b) tiene una estructura jerárquica; c) tiene una membresía limitada (basada muchas veces en lazos étnicos o de parentesco); d) es una actividad continuada a través del tiempo; e) usa la violencia, o la ame-naza de la violencia, y el soborno; f) muestra una división específica del trabajo; g) es monopólico; y h) está gobernado por reglas explícitas (inclui-do un código de secreto).

A estas características clásicas, habría que

para determinar en qué punto calificamos la ges-tión del presidente Felipe Calderón.

Durante el mandato de Felipe Calderón, se hi-cieron ajustes estructurales institucionales en el sentido de liquidar a grupos existentes, es decir, rompió el pacto entre el gobierno y cárteles de narcotraficantes que tenían anuencia del Esta-do mexicano para operar el trasiego de drogas a Estados Unidos. Ante la inconformidad de di-chos grupos, el problema territorial evidenció el poder político calderonista, por ende se salió de control y se inició lo que se denominó guerra frontal contra el crimen organizado.

Estos fundamentos determinan el análisis ins-titucional. Si se estimó que existió una crisis del modelo estatal, esto se debió a que el Estado pre-sentó una debilidad institucional y grupos alternos sustituyeron dichos resquebrajamientos e inva-dieron funciones sociales y jurídicas, imponiendo su fuerza por medio de la violencia con peso eco-nómico exorbitante como lo representa el crimen organizado. En tanto, la interrogante se configuró, si el gobierno de Felipe Calderón rompió con el cri-men organizado de manera directa, esto marcó la pauta para legitimar su gobierno ante el avance de la violencia que operaba el crimen organizado en la extensión territorial del país. Con esto, daremos pauta para ver cómo se configuró el crimen orga-nizado en México en el periodo calderonista.

Configuración teórica del crimen organizado

El complejo objeto de estudio que reside en el crimen organizado, teóricamente ha sido un concepto enteramente de origen estadouni-dense, debido a su lucha en erradicación de la delincuencia profesional.

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añadir que: i) es un fenómeno que se ha vuelto crecientemente trasnacional; j) el dinero del cri-men organizado suele infiltrar las economías le-gítimas e incluso llega a tener negocios y socios legítimos; k) con frecuencia su liderazgo no se involucra en actividades ilícitas; l) utiliza la vio-lencia en su relación con otras organizaciones criminales aunque en ocasiones existe coopera-ción y, finalmente, m) suele penetrar el Estado en diversa medida. (2005, p.14)

Por tanto, la definición que se emplee de cri-men organizado radica en el enfoque teórico que se pretenda. Así mismo, para fines de este en-sayo se señalarán dos enfoques correlaciónales de carácter sociológico que conlleva al estudio: institucional y organizacional.

El primero, el institucional, que se entiende como el carácter de todas y cada una de las par-tes del gobierno que operan a favor del fenóme-no de delincuencia organizada, proveyendo de información, así como de protección legal, con fines de crecimiento del lucro económico en medio de las instituciones que intervienen en el proceso del crimen organizado.

La corriente de pensamiento está ligada a las instituciones y se remite a interpreta-ciones económicas más bien utilitaristas sobre los actores individuales, encarnado en el homo economicus, dando cuenta de una restringida de las instituciones y de los intercambios de los agentes económi-cos. (Valenzuela, 2004, p. 6)

En México, el fenómeno de crimen organizado tiene una correlación con el Estado, en su dimen-sión de venta de protección y por otro lado el de la corrupción, ya sea por pactar con autoridades o por temor ante las amenazas de los cárteles a funcionarios públicos que entran en la dinámica de apoyar sus funciones operativas territoriales al crimen organizado.

Así mismo, en el estricto carácter institucional el crimen organizado se rehúsa aceptar la ayuda

del Estado, debido a que cada organización cri-minal tiene su propio brazo armado para prote-ger sus actividades. Cuando intervienen las ins-tituciones en protección del crimen se basa en barrer o aniquilar grupos que interfieren a los grupos que pactaron con el gobierno, en tanto que criminales que no pactan con el gobierno son los que intensifican la violencia para poder penetrar a las fuerzas del mercado de bienes y servicios ilícitos, pretendiendo ser parte de ese poder institucional. Al no encontrar respuesta institucional se infiltran en la sociedad con vio-lencia para presionar al mismo Estado a pactar con ellos. “Ante ese fenómeno de presión es como se constituyó la violencia en el territorio, de ahí que fue la muerte de más de 71,804 per-sonas en el país durante el sexenio de Felipe Cal-derón” (Semanario Zeta, 05/09/ 2012).

El recuento hecho por el semanario Zeta fue realizado con base en la consulta de tarjetas in-formativas de las procuradurías estatales y fe-deral; policías estatales y municipales, Sistema Nacional de Información, registros hemerográfi-cos en los estados y Organizaciones No Guberna-mentales del país.

La lógica institucional responde a meca-

nismo más ligados al sistema político que se genera en cada país, por ende, se res-ponde que las instituciones son el camino para el combate a los grupos de criminales que amenazan la soberanía de un Estado. Es por eso que la pretensión del gobierno de Felipe Calderón en su primer acción en contra del crimen organizado para legiti-mar su gobierno fue el programa Operati-vo Conjunto Michoacán, que inició el 11 de diciembre de 2006, consistente en comba-tir a grupos criminales como una estrate-gia gubernamental, siendo parte del enfo-que institucional. (Presidencia, 2006)

Pero no había sólo razones por alcanzar legiti-midad en la apuesta de Calderón por enfrentar al

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narcotráfico y a las llamadas bandas criminales con una “guerra”.

El término guerra es entendido en el combate con la fuerzas del Estado hacia el crimen orga-nizado dedicado al tráfico de drogas, con una militarización del país en torno al mandato del ejecutivo de la nación (Osorio, 2011, p. 55).

Jaime Osorio indicó que ha sido muy cuestio-nada la política seguida contra el narcotráfico por el gobierno y sintetizada en la noción de gue-rra, con un costo en vidas superior a los 40 mil muertos desde 2006 hasta mediados de 2011.

Sin embargo, el definir “guerra” como la nom-bró Felipe Calderón, es un nombre mediático de un fenómeno particular, debido a que la guerra es el combate contra enemigos exteriores que vulneran la soberanía de un Estado-Nación. Esto permitió operar a las fuerzas armadas de la na-ción (ejército mexicano) por encima de institu-ciones de carácter operativo de seguridad públi-ca, debido a la nula credibilidad de la sociedad en torno a sus instituciones policiacas, que ha-bían caído en la corrupción permitiendo permear al crimen organizado en los municipios del país.

La lógica de las operaciones institucionales se nutre de las deficiencias en la conformación de las redes gubernamentales, mientras más miembros del crimen estén inmiscuidos en el interior de los aparatos administrativos, mayor será el resultado de operación entre el Estado y el crimen organi-zado. Estas operaciones de información adminis-trativa y política, fomentan una debilidad institu-cional (corrupción), que consistente en apoyo de miembros de la autoridad al crimen organizado que se confabulan para proteger una acción al margen de la Ley. Esta ayuda representó una re-compensa en sus diferentes índoles en su mayoría económica y dio lugar a imponer la fuerza del cri-men sobre el control estatal. Esto es propicio para la aceleración de la descomposición de la vida pú-blica y sobre todo de las instituciones que repre-sentan la cúspide del Estado, convirtiéndolo en re-hén de la delincuencia, acompañándolo de fuego y metralla en las calles, aumentando la extorsión, robo, secuestro y consumo interno de drogas.

Otro punto lo representó teóricamente el enfoque organizacional que se conceptualizó de la siguiente manera:

En segundo lugar, tenemos al enfoque or-ganizacional, asiste más al carácter interno de los grupos criminales y su modo de ope-ración, estudia el acontecer cotidiano de los criminales que intentan vulnerar a las instituciones y comportamiento individual de los que brindan protección a la delin-cuencia organizada. (Von Lampe, 1999)

El enfoque organizacional opera más con relación al recurso humano que incursiona en la delincuencia, así como todas las estrategias de las diferentes organizaciones que son parte del crimen organizado, es decir, tácticas en el comportamiento por cada organización criminal y sus nodos de operación contra bandas rivales en busca de ampliar su espectro de organización y territorio.

El enfoque nos permite identificar los meca-nismos de interacción entre los miembros del crimen organizado, las acciones que toman al interior y con los demás grupos rivales, aunado a la toma de decisiones consistentes en exter-minar a grupos rivales locales o conformados por los demás opositores del crimen organiza-do (corporaciones policiacas). Por consiguiente, trajo consigo en la estadística el aumento de las ejecuciones de personas en las diferentes partes de la república, que multiplicó la ola de violen-cia por causas de operación interna de los gru-pos en contra de sus antagonistas. Los factores son múltiples y variados del incremento de la violencia, pero que en la parte interpersonal se encuentra el aumento de individuos en las filas del crimen organizado.

El reclutamiento de civiles al sistema activo del crimen organizado se debe a la operación in-terna de la delincuencia, en donde la consecuen-cia es la reclusión voluntaria con familiares, ami-gos o en su defecto a individuos aleatorios, ante la falta de oportunidades de empleo u obligados

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a ser parte de las filas de la delincuencia.La parte voluntaria es el fenómeno de clima

organizacional que opera en el sueño del cambio de vida del individuo común, es decir, la persona que quiere pertenecer al gremio del poder fác-tico que representa el crimen organizado. Ante la consideración del poderoso, se recluta con facilidad a miembros que no encuentran un de-sarrollo estable que brinde el Estado y que deci-den su cambio de vida como una opción real de ser alguien al cual el Estado no lo incluye en su competitividad en un mundo globalizado. Es por esto que el crimen organizado desplaza al Esta-do, adjudicándose el monopolio de la violencia y exhibiendo a un Estado en crisis por parte de un sector social que operó con reglas organizacio-nales claras, donde el poder recayó en la violen-cia de los cárteles de la droga. El carácter orga-nizacional estudia el comportamiento humano en el seno de las organizaciones criminales y su interacción con el Estado.

Configuración territorial de los cárteles de la droga

El fenómeno del crimen organizado lleva a la correlación con el narcotráfico, es decir, el tra-siego de drogas de diferente índole, que circulan, por lo regular, con destino hacia la Unión Ameri-cana. La Organización de Naciones Unidas pre-sentó en febrero de 2012 un informe en el que se afirma que Estados Unidos encabeza la lista de países consumidores de drogas a nivel mundial.

El transporte de drogas ha sido antiquísimo en tanto México y Estados Unidos han pactado una agenda bilateral consistente en el ataque frontal al crimen organizado, encabezado por los diferentes cárteles de la droga, cuyo fin es

degradar la actividad social de ambas naciones por actividad del narcotráfico. Pero, al encontrar un punto en común en la agenda de gobierno, Estados Unidos ha decidido cerrar sus fronteras y nulificar cualquier intento de trasiego de los estupefacientes que dañan el tejido social esta-dounidense, ante éste precepto los criminales de las drogas buscan nuevos mercados para colocar sus mercancías y vender en puntos donde antes no figuraba el consumo, tal es el caso de México que percibió el aumento de drogas en sus calles, configurando nuevas rutas de venta en el país.

El narcotráfico ha intensificado su consumo al interior del país, “aunque se pueda decir que es reciente este fenómeno ya que hace diez años no representaba amenaza alguna para el Estado mexicano” (Piñeyro, 1998, p. 103).

La configuración de los cárteles de la droga había sido fija con cuatro “grupos base” que en décadas pasadas representaban una estabilidad en el transporte de tráfico y no existía conflicto con el Estado. Estos grupos se componían con los denominados cártel del Golfo, cártel de Sina-loa, cártel de Tijuana y cártel de Juárez. Su re-presentación era estable y bien definida en sus rutas de tránsito, existiendo pactos de no agre-sión, inclusive amistad entre algunos miembros del crimen organizado.

El conflicto se origina del interior de la Unión Americana que fue marcada con la caída de las torres gemelas el 11 de sep-tiembre de 2001, que debido a la tragedia se cierran las fronteras estadounidenses con el fin de evitar rutas de tráfico de dro-gas que pudiera vulnerar la soberanía y evitar el flujo de migrantes no deseados (terroristas) y marcaron un enorme giro hacia este tipo de políticas y prácticas jurídicas que focalizan el poder soberano del Estado hacia grupos e individuos espe-cíficos. (Durán, 2010, p.93)

Con este acontecimiento el trasiego de estu-pefacientes mermó su paso hacia Estados Uni-

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dos y su contraposición la representó el tráfico de drogas interno, ante el cierre fronterizo se re-configurara al interior del país los cárteles base, aunado a que existen nuevos grupos delictivos que se adhieren por la lucha territorial, comen-zando la ola de violencia por la disputa de pla-zas para venta de drogas. Las pérdidas humanas se fueron incrementando de 2001 a 2012 con 150,000 fallecidos (el Universal, 27/03/2012), por fenómenos del crimen organizado. En tanto, los espacios locales territoriales y los diferentes integrantes de bandas rivales que en sus dispu-tas han fomentado una crisis de ingobernabili-dad por parte del Estado mexicano. Tal caso se suscita ejemplificando a la banda criminal deno-minada los Zetas, que era el brazo armado del cártel del Golfo, pero las pugnas internas orillan a desprenderse de las decisiones de sus contra-tantes y forman su propia extensión criminal, re-clutando a ex-militares de las fuerzas armadas de la nación, y que en este momento es el grupo criminal más violento del país. El caso de otros grupos que se han diseminado son los creados por el cártel de Sinaloa cuyo líder al momento lo sigue siendo el narcotraficante más buscado en el mundo Joaquín Guzmán Loera (alias el chapo) cuya desintegración interna derivó en la crea-ción del cártel del Pacifico o Beltrán Leyva, cu-yas acciones se fueron hacia el sur del país. Los ejemplos citados son la descomposición de las células delictivas por diferentes circunstancias o intereses internos que originan que invadan el territorio nacional con estupefacientes y una ola de violencia para evidenciar al Estado mexicano la incapacidad del control gubernamental. Ante la violencia el Estado tuvo que tomar acciones concretas para contrarrestarlos.

La guerra que promulgó el expresidente de la República, Felipe Calderón, en contra de los cárteles exhibió las capacidades del Estado. No se encontró la fórmula para controlarlos, por el contrario exaltó más la ira de los cárteles que no fueron incluidos en el trasiego de drogas, a tal grado que su ataque desequilibra la gobernabi-

lidad de un sexenio en donde su eje político fue el combate al crimen organizado. Mientras que los incluidos tuvieron todo el consentimiento institucional para no trastocar la estructura y logística del poder, así como sus operaciones financieras, aislándolos de la operación “Guerra contra el narco”.

Pero, está acción, es la critica a un sexenio ca-rente de estrategias de combate al narco, cuya decisión fue el aumento de muertos y deriva-ciones de crímenes que antes no se suscitaban periódicamente como extorsión, secuestro, trá-fico de ilegales, tráfico de órganos humanos, pi-ratería, trata de mujeres, compra de armamento entre otros. Todos los delitos se acrecentaron y trajo consigo la decisión de implementar ope-rativos con las fuerzas encargadas de salva-guardar la soberanía nacional, incrementando el presupuesto para fines de su lucha contra la delincuencia organizada, desviando recursos a otros rubros de necesidad mayor en la recons-trucción del tejido social. El desvió de recursos públicos en materia de seguridad social, provo-có las críticas y los reproches sociales, y rubros como educación, salud, alimentación y vivienda han sido de los más bajos en atención de los ser-vicios públicos en el sexenio calderonista. Con este se ejemplifica que la reconfiguración del crimen organizado y su extensión territorial fue impulsada por una estrategia fallida de atacar al crimen que, por el contario, se intensificó y expandió en su máximo esplendor. La economía nacional no está encaminada a dar batalla a gru-pos de la delincuencia. En tanto, el rechazo so-cial al gobierno calderonista que desvió recursos del presupuesto nacional y que pertenecen al tejido social, fue en un ataque fallido donde los recursos económicos no dieron avances en ma-teria de seguridad ciudadana. El ataque frontal contra la sociedad se hizo con los excluidos del capitalismo y se dejó de lado la inoperancia del Estado. Por el contario, las armas del Estado y su tecnología se emplearon para aniquilar a parte de la sociedad que no encontró inclusión en la

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tantes y más violentas que antaño, considerando la nula intervención estatal del complejo fenó-meno de estudio que representa el narcotráfico.

En la geografía de los narcotraficantes, hay entidades que siguen siendo emblemáticas como centro de operaciones o sus bastiones his-tóricos de poder como son Baja California, Sina-loa o Tamaulipas, pero a esta lista se han sumado en los últimos años zonas del país que antes no figuraban en su mapa de influencia como el Dis-trito Federal, Hidalgo, Aguascalientes o Tabasco entre otros, la parte territorial es el centro de la discusión entre el Estado y el crimen organizado.

México es territorio del narcotráfico, ya que prácticamente en cada entidad del país operan células de las cuatro principales organizaciones que controlan el trasiego de droga al mayoreo y las redes de venta al menudeo. Estos grupos delincuenciales identificados como base, se ex-panden en la conformación de nuevos integran-tes en la fundación de nuevos cárteles.

En el cuadro siguiente se denomina los nom-bres de los cárteles, año de fundación, accio-nes delictivas, integrantes, así como su zona de expansión de los diferentes grupos de la delin-cuencia organizada de la droga en su nueva con-figuración territorial.

El cuadro identifica las pretensiones de cada cártel, con sus respectivas acciones y sus zo-nas de influencia. Existen algunos nombres que aparecen en las filas de cárteles base, cuyo mo-vimiento ha sido antiguo y las pugnas internas han derivado en la formación de nuevas rutas de tráfico, así como diferentes plazas que intentan colocar las drogas para consumo interno. Por lo tanto, la guerra emprendida por Felipe Calderón ha derivado en una nueva configuración del cri-men organizado, así como nuevos líderes de la de-lincuencia organizada en estados de la república en donde antes no existía el trasiego de drogas.

Ante esto, la nueva configuración del crimen organizado lleva a plantearnos la interrogante ¿Sí ha sido atacado correctamente las políticas antidrogas del presidente Felipe Calderón? La consideración resulta ambigua ya que en los

economía de mercado instaurada por el neoli-beralismo. La visión del expresidente de la Re-pública fue de índole personal en combatir a los enemigos del Estado. “Desde la visión económi-ca, observó la conformación de regiones a partir de integraciones de tecnologías-organizaciones y territorios” (Ramírez, 2007, p.126).

La relación Estado-territorio se vincula a fe-nómenos económicos que prevalecen ante la dinámica capitalista. Entre uno de los factores importantes en el que el territorio determina la actividad económica y la reconfiguración social del Estado, modificando su entorno, adecuándo-lo a la actividad de las fuerzas del capitalismo para incursionar en nuevos mercados peculiar-mente ilícitos cuyo acaparamiento lo mantiene el crimen organizado, desplazando al Estado, sustituyéndolo por una violencia definida de actores al margen de la Ley representado por el crimen organizado.

Los territorios en disputa por parte del crimen organizado han amenazado a un Estado de dere-cho sin importar el origen partidario para el arri-bó del poder institucional en donde los ciudada-nos buscan protección por parte de su gobierno que eligieron para salvaguardar su integridad física y sus propiedades, pero que la violencia del crimen organizado ha exhibido a un Estado aletargado y sin capacidad estratégica para con-frontarlo. México se ha convertido en campo de batalla en dos vertientes:

1) Guerra entre cárteles de la droga que cons-tituyen una nueva configuración territorial de los delincuentes y el surgimiento de nuevos gru-pos delictivos

2) Guerra entre cárteles y el Estado mexicano cuyas fuerzas del orden están representadas por la Policía Federal Preventiva (PFP), Ejército mexicano y la Marina Armada de México.

Las diferentes entidades del país han sido in-vadidas por el crimen organizado, tomando en cuenta que este tipo de operaciones son cons-

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Cuadro No. 1La configuración territorial del crimen organizado

La configuración territorial del crimen organizado: El Estado en crisis, la política anti-narco de Felipe Calderón

1

Cártel Delincuencial Año de fundación* Lideres Acciones Zona territorial

Cártel del golfo (Base) 1930

Juan Nepomuceno.

Guerra,

Juan García Abrego,

Osiel Cárdenas Guillén,

Antonio Ezequiel

Cárdenas Guillén

(Tony Tormenta),

Mario Cárdenas Guillén,

Carlos Alberto Rosales

Mendoza, Jorge

Eduardo Costilla

Sánchez (Coss)

Homicidio, narcotráfico,

lavado de dinero,

tráfico de armas,

reclutamiento de ex militares

Sinaloa Tamaulipas,

Nuevo León, Veracruz,

Honduras, Nicaragua,

Panamá, Colombia.

Los Zetas

(ex-militares) 2008

Osiel Cárdenas Guillén,

Arturo Guzmán Decena

(Z1),

Heriberto Lazcano

Lazcano (Z3),

Miguel Ángel Treviño

Morales (Z40)

Homicidio, narcotráfico,

lavado de dinero,

tráfico de armas,

reclutamiento de ex militares,

tráfico de ilegales, tráfico de

órganos humanos, extorsión,

terrorismo, secuestro, robo,

despojo de propiedad privada.

Nuevo León, Veracruz,

Tabasco, Quintana Roo,

Guatemala, Belice,

Honduras, El Salvador,

Panamá

Cártel de Sinaloa o del

Pacifico (base) 1980

Héctor Luis Salazar

Palma (el güero),

Joaquín Archivaldo

Guzmán Loera

(el chapo),

Arturo Beltrán Leyva

(el barbas),

Alfredo Beltrán Leyva

(el mochomo),

Ismael Zambada García

(el mayo),

Sandra Ávila Beltrán

(la Reyna del pacifico)

Homicidio, narcotráfico,

lavado de dinero,

tráfico de armas, despojo de

propiedad privada, extorsión,

secuestro.

Sinaloa, Sonora,

Durango,

Nayarit,

Colima,

Michoacán,

Coahuila,

Guerrero,

Jalisco,

Veracruz,

Chihuahua,

Zacatecas,

Honduras, Guatemala,

Nicaragua, Colombia,

España, Italia, Australia,

Nueva Zelanda.

Cártel de Tijuana (Base) 1980

Hermanos (Arellano

Félix),

Luis Fernando,

Benjamín, Ramón,

Eduardo, Enedina

Tráfico de drogas, secuestros,

homicidios, delitos

informáticos, tráfico de armas,

lavado de dinero, tráfico de

indocumentados, extorsión.

Baja California, (E.U)

California, Texas,

Arizona, Nuevo México,

Nevada.

Cártel de Juárez o la

línea (Base) 1970

Rafael Aguilar

Guajardo, Amado

Carrillo Fuentes

Narcotráfico,

extorsión,

tráfico de armas, secuestro,

Chihuahua, Coahuila,

Sinaloa, Sonora,

Tamaulipas.

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Jorge Raúl Cantú Herrera

2

(el señor de los cielos),

Ernesto Fonseca

Carrillo,

Vicente Carrillo Fuentes

(el viceroy),

Juan José Esparrogoza

Moreno (el azul),

lavado de dinero, reclutamiento

de pandillas, piratería, tráfico

de indocumentados.

(EU) California, Texas,

Nuevo México, Arizona.

Canadá

Cártel del pacifico sur o

Beltrán Leyva 2008

Marcos Beltrán Leyva,

Arturo Beltrán Leyva

(el barbas),

Alfredo Beltrán Leyva

(el mochomo),

Edgar Valdez Villarreal

(la Barbie)

Narcotráfico,

extorsión,

tráfico de armas, secuestro,

Lavado de dinero,

reclutamiento de pandillas.

Sinaloa, D.F., Morelos,

Quintana Roo, Nayarit,

Chiapas.

Cártel de La Familia

michoacana 2007

Carlos Alberto Rosales

Mendoza,

Nazario Moreno

González (el chayo),

José de Jesús Méndez

(el chango),

Servando Gómez

Martínez (la tuta)

Narcotráfico,

extorsión,

tráfico de armas, secuestro,

lavado de dinero, reclutamiento

de pandillas, trata de personas.

Michoacán, Estado de

México, Guerrero,

Guanajuato, Jalisco,

Hidalgo, Querétaro,

Sinaloa, Baja California.

Los caballeros

templarios 2010

Servando Gómez

Martínez (la tuta).

Enrique Plancarte,

Dionicio Loya Plancarte

(el tío)

Narcotráfico, extorsión, lavado

de dinero, secuestro, piratería,

tráfico de personas.

Michoacán, Estado de

México, Morelos,

Oaxaca, Chiapas,

Jalisco, Guanajuato.

Cártel de Jalisco Nueva

Generación CJNG

(mata zetas)

2011

Erick Valencia Salazar

(el 85),

Nemesio Oseguera

(el mencho)

Tráfico de indocumentados,

tráfico de drogas, extorsión,

robo de vehículos, homicidios.

Jalisco, Veracruz,

Tabasco, Campeche,

Yucatán, Quintana Roo.

Cártel de Colima 1980

(Hermanos Amezcua

Contreras) Luis Ignacio,

José de Jesús.

Tráfico de drogas

(Metanfetaminas)

Colima, Jalisco, Baja

California, Distrito

Federal.

Cártel del Milenio o

Valencia 1970

(Hermanos Valencia).

José, Cornelio, Luis.

Narcotráfico, homicidios,

secuestro, tráfico de armas,

lavado de dinero

Michoacán, Jalisco,

Colima, Nayarit.

Fuente: Elaboración Propia con base en datos de Rubén Aguilar en información y análisis de América Latina (infolatam). *Año aproximado de fundación.

1

Cártel Delincuencial Año de fundación* Lideres Acciones Zona territorial

Cártel del golfo (Base) 1930

Juan Nepomuceno.

Guerra,

Juan García Abrego,

Osiel Cárdenas Guillén,

Antonio Ezequiel

Cárdenas Guillén

(Tony Tormenta),

Mario Cárdenas Guillén,

Carlos Alberto Rosales

Mendoza, Jorge

Eduardo Costilla

Sánchez (Coss)

Homicidio, narcotráfico,

lavado de dinero,

tráfico de armas,

reclutamiento de ex militares

Sinaloa Tamaulipas,

Nuevo León, Veracruz,

Honduras, Nicaragua,

Panamá, Colombia.

Los Zetas

(ex-militares) 2008

Osiel Cárdenas Guillén,

Arturo Guzmán Decena

(Z1),

Heriberto Lazcano

Lazcano (Z3),

Miguel Ángel Treviño

Morales (Z40)

Homicidio, narcotráfico,

lavado de dinero,

tráfico de armas,

reclutamiento de ex militares,

tráfico de ilegales, tráfico de

órganos humanos, extorsión,

terrorismo, secuestro, robo,

despojo de propiedad privada.

Nuevo León, Veracruz,

Tabasco, Quintana Roo,

Guatemala, Belice,

Honduras, El Salvador,

Panamá

Cártel de Sinaloa o del

Pacifico (base) 1980

Héctor Luis Salazar

Palma (el güero),

Joaquín Archivaldo

Guzmán Loera

(el chapo),

Arturo Beltrán Leyva

(el barbas),

Alfredo Beltrán Leyva

(el mochomo),

Ismael Zambada García

(el mayo),

Sandra Ávila Beltrán

(la Reyna del pacifico)

Homicidio, narcotráfico,

lavado de dinero,

tráfico de armas, despojo de

propiedad privada, extorsión,

secuestro.

Sinaloa, Sonora,

Durango,

Nayarit,

Colima,

Michoacán,

Coahuila,

Guerrero,

Jalisco,

Veracruz,

Chihuahua,

Zacatecas,

Honduras, Guatemala,

Nicaragua, Colombia,

España, Italia, Australia,

Nueva Zelanda.

Cártel de Tijuana (Base) 1980

Hermanos (Arellano

Félix),

Luis Fernando,

Benjamín, Ramón,

Eduardo, Enedina

Tráfico de drogas, secuestros,

homicidios, delitos

informáticos, tráfico de armas,

lavado de dinero, tráfico de

indocumentados, extorsión.

Baja California, (E.U)

California, Texas,

Arizona, Nuevo México,

Nevada.

Cártel de Juárez o la

línea (Base) 1970

Rafael Aguilar

Guajardo, Amado

Carrillo Fuentes

Narcotráfico,

extorsión,

tráfico de armas, secuestro,

Chihuahua, Coahuila,

Sinaloa, Sonora,

Tamaulipas.

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mensajes oficiales, el discurso arremete con un ataque frontal sin denominarle guerra, pero que ha pretendido acabar con los diferentes líderes de los cárteles de la droga. Decisión plausible, pero que en la acción deja una estela de dudas del ataque al crimen organizado. “En el sexto in-forme de gobierno presidencial, indica que 22 de los 37 capos más buscados del país se encuen-tran presos o algunos abatidos por las fuerzas federales” (presidencia, 2012).

Sin embargo, en el informe presidencial no se incluye que la violencia no disminuyó el flujo de estupefacientes, por el contrario los cárteles distribuyeron más grupos en diferentes partes del país derivado a los ataques que hicieron las fuerzas armadas del país. Esto conmina acrecen-tar más el despliegue de los grupos insurrectos de la droga en contra de la sociedad civil, el cual culmina con la matanza estrepitosa que tuvimos. Por lo tanto, se denota el fracaso de la política antinarco por tomar la decisión de sacar a las calles a los soldados del ejército mexicano como mecanismo amedrentador, y exhibió a las insti-tuciones que salvaguardan la integridad de toda una sociedad.

El efecto política antinarco es una contradic-ción, debido a los mecanismos empleados para ejercer la lucha. Si bien todo Estado se basa en el control de la violencia, pero la violencia la tiene fuerzas ajenas al Estado y dominan por medio del terror a los diferentes sectores del tejido social. La estrategia de encontrar solución al problema se ha agudizado y forma parte del complejo de errores que vaticinan la resurrección de nuevos capos a enlistase hacia las filas del crimen or-ganizado, contando que el máximo reclutamien-to se da en jóvenes menores de edad, debido a las características del Estado de derecho que tiene el gobierno mexicano, donde no se puede recluir o sentenciar a menores infractores. Estos motivos son el mejor punto de reclutamiento de personas hacia los cárteles, por lo tanto el tejido social en la juventud se rompe y se vuelve apre-miante la solución al problema de las garantías de la justicia social. No basta en aumentar más

policías en las calles, sino encontrar los pactos entre el Estado y el crimen organizado para ga-rantizar la paz social y por ende el control esta-tal, recobrando sus obligaciones naturales, pac-tar, para denotar autoridad sobre la sociedad.

Con este análisis, la nueva configuración te-rritorial del crimen organizado denota que el ataque sigue siendo infructuoso. Así mismo se presenta el fenómeno de exterminio a integran-tes de algún cártel, pero surge otro, con las mis-mas características o más violento, provocando una extensión territorial de nuevos integrantes que se adhieren a las filas de los capos de la ma-fia mexicana. El 19 de septiembre de 2012, las declaraciones del premio nobel de literatura, el peruano Mario Vargas Llosa, desde Madrid Espa-ña, mandaron un mensaje de recomendación al sistema político; México se convierte en un país fallido, ya que no tuvo la estrategia para comba-tir el narcotráfico, pero aunado a los tentáculos del crimen se extienden por América Latina, la eficacia se encuentra en rehabilitar a los jóve-nes que caen en garras de las drogas, es mejor invertir en salud que en combatir. La mira inter-nacional se concentró en nuestro país, el trans-portador número uno de drogas. Ante el efecto globalizador de las drogas, el crimen organizado se convierte en trasnacional y el carácter de con-sumo homogéneo es un peligro para el mundo. La crisis estatal está en puerta, donde los cárte-les de la droga son quien manda e imponen las reglas del consumo globalizador.

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Conclusiones

La nueva configuración territorial del crimen organizado encabezado por el narcotráfico, se define como la fallida política anti narco de Fe-lipe Calderón, debido a que poderosos cárteles de las drogas siguen secuestrando al país y au-mentando su poder económico, territorial y sem-brando violencia a lo largo y ancho de la nación, si bien el problema es heredado por una nación consumista de drogas como Estado Unidos. En tanto, México no escapa a la violencia ni a su fe-nómeno de consumo interno.

Por otra parte, los fenómenos de violencia in-ternacional promovieron un cambio radical en el mundo y el Estado mexicano no escapó a los problemas internacionales, la caída de las torres gemelas, acto que provocó una crisis de gober-nabilidad en la Unión Americana y que su efecto domino, repercutió en nuestra nación. Los cár-teles de la droga fueron ampliando su radio de trasiego de drogas y la lucha por las plazas se convirtió en un cheque al portador. Los fenóme-nos territoriales fueron la principal lucha interna del país y la venta de plazas en la distribución de venta en estupefacientes genera la más alta tasa de mortalidad que no se suscitaba desde la revolución mexicana. El narcotráfico se puso en el centro del debate social. Narcotraficantes y sus pugnas internas derivan en un momento de crisis estatal del gobierno mexicano. La ola de violencia arremetida durante el sexenio caldero-nista, que decidió el ataque frontal, suscitó mu-chas inconformidades sociales, el tejido social se deterioró con la desviación de asuntos públi-cos que pueden salvar a una sociedad embestida por el modelo capitalista, olvidando la confor-mación social en búsqueda del bien común. Por tanto, el avance territorial del crimen organiza-do determina la actividad económica en la que está inserta la sociedad más desprotegida por el Estado mexicano y la lucha por el poder territo-rial no tiene un final feliz y la rueda de la fortuna

seguirá desplazándose territorialmente, pero el mejor juez será el tiempo, quien juzgue al presi-dente como el precursor del ataque en contra de las drogas y los cárteles del crimen organizado.

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