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 La construcción política de las sociedades latinoamericanas y su talón de Aquiles: el régimen político. En su sugerente volumen sobre la Europa contemporánea el sociólogo sueco Göran Therborn post ula que, a partir de la llegada de los europeos en el siglo 16, las sociedades americanas, tanto las del sur como las del norte, transi taron una ruta a la moder ni dad, o a través de el la como ade sugerentemente, que él denomina de los !uevos "undos#$ 1  %a pista que sugiere esta metá&ora ''relacionándola con los argumentos sobre la dinámica de la "atri( Estado')éntrica en *mérica %atina que e+puse en un par de te+tos previosme lleva a compartir un par de re-e+iones en torno al proceso de construcción de las sociedades latinoamericanas$ .  /nici almen te, la idea que desarro llé en aquel los te+tos &ue que a parti r del per0odo de entreguerras del siglo . se e+pandieron en *mérica %atina tanto los mecanismos de regulación pol0tica de la econom0a capitalista 2entre ellos el co ntr ol del comercio e+terior 3 de cambios 3 el otorgamiento de subsidios a las 4r mas que sustitu0an imp ortacionescomo as0 tambié n se diseñó e implementó una pro&usa r ed de mecanismos de movili(a ción 3 control pol0tico de la ciudad an0a, especialmente de los sectores medi os 3 popular es$ 5 1 Therborn describe a la ruta de los !uevos "undos como una en que las cuestiones centrales tuvieron que ver con 1 la aplicación o no del discurso moderno de los derechos 3 . la determinación de quienes pertenec0an al 7ueblo 8 the people$ *grega que los cliva9es pol0ticos en esta ruta tendieron a ser ideológicamente pragmáticos o sincretistas 3 socio'económicamente sub'determinada s (under -determined) 3 que la cuestión racial tornó a ser decisiva$ . "e re4ero a "ás allá de las transiciones a la democracia en *mérica %atina# originalmente publicado en el  Journal of Latin American St udies en 1::1; %a 7ol0tica < clave del largo pla(o latinoamericano# publicado en "arcelo )avaro((i, El Capitalismo político tardío y su crisis en América Latina $ 81::6 3 *cción presidencial en la *mérica %atina< antecedentes históricos 3 una tipolog0a del siglo ==/# en >ergio ?austo 8comp$, Difícil Democracia ; .1$ 5 @anderle3 Ghilherme dos >antos capta con agude(a este &enómeno al de4nir a la ciudadan0a regulada# como el A concepto de ciudadan0a cu3as ra0ces no se encuentra en u n código de valores pol0ticos, A sino en un sistema de estrati4cación ocupacional de4nido por norma legal#$ 8 Cidadanía e Justiça ;

La Construccion Politica de Las Sociedades Latinoamericanas (Cavarozzi)

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La Construccion Politica de Las Sociedades Latinoamericanas (Cavarozzi)

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Gran Therborn en su sugerente volumen sobre la Europa contempornea postula que las sociedades americanas, tanto las del sur como las del norte, transitaron a partir de la llegada de los europeos en el siglo 16 una ruta a (o a travs de) la modernidad

La construccin poltica de las sociedades latinoamericanas y su taln de Aquiles: el rgimen poltico.En su sugerente volumen sobre la Europa contempornea el socilogo sueco Gran Therborn postula que, a partir de la llegada de los europeos en el siglo 16, las sociedades americanas, tanto las del sur como las del norte, transitaron una ruta a la modernidad, o a travs de ella como aade sugerentemente, que l denomina de los Nuevos Mundos.[footnoteRef:1] La pista que sugiere esta metfora --relacionndola con los argumentos sobre la dinmica de la Matriz Estado-Cntrica en Amrica Latina que expuse en un par de textos previosme lleva a compartir un par de reflexiones en torno al proceso de construccin de las sociedades latinoamericanas.[footnoteRef:2] [1: Therborn describe a la ruta de los Nuevos Mundos como una en que las cuestiones centrales tuvieron que ver con 1) la aplicacin o no del discurso moderno de los derechos y 2) la determinacin de quienes pertenecan al Pueblo (the people). Agrega que los clivajes polticos en esta ruta tendieron a ser ideolgicamente pragmticos o sincretistas y socio-econmicamente sub-determinadas (under-determined) y que la cuestin racial torn a ser decisiva. ] [2: Me refiero a Ms all de las transiciones a la democracia en Amrica Latina originalmente publicado en el Journal of Latin American Studies en 1991; La Poltica: clave del largo plazo latinoamericano publicado en Marcelo Cavarozzi, El Capitalismo poltico tardo y su crisis en Amrica Latina. (1996) y Accin presidencial en la Amrica Latina: antecedentes histricos y una tipologa del siglo XXI en Sergio Fausto (comp.), Difcil Democracia; 2010.]

Inicialmente, la idea que desarroll en aquellos textos fue que a partir del perodo de entreguerras del siglo 20 se expandieron en Amrica Latina tanto los mecanismos de regulacin poltica de la economa capitalista entre ellos el control del comercio exterior y de cambios y el otorgamiento de subsidios a las firmas que sustituan importacionescomo as tambin se dise e implement una profusa red de mecanismos de movilizacin y control poltico de la ciudadana, especialmente de los sectores medios y populares. [footnoteRef:3] En resumen, la propuesta de mis textos anteriores era que la economa y los mecanismos de ejercicio de la dominacin, que abarcaron tambin los legados, o en algn caso los residuos, de las relaciones serviles y esclavistas previas, fueron articulados desde el Estado, al mismo tiempo que ste se construa institucionalmente. Ahora bien, como prefacio a estas notas quiero formular dos puntualizaciones adicionales. La primera es que la expansin efectiva de la regulacin estatal comenz en varias de las sociedades de Amrica Latina antes de la crisis abierta por la Primera Guerra Mundial: el proceso, en realidad, se inici durante la segunda mitad del siglo 19 cuando dichas sociedades se integraron plenamente al sistema mundial; me refiero a los casos de Mxico, Brasil, Uruguay, Chile y Argentina. La segunda puntualizacin es que el diseo e implementacin de los mecanismos de dirigismo estatal y de ciudadanizacin regulada, en realidad, fueron partes de un proceso ms inclusivo y global de creacin de un nuevo mundo para retornar a la imagen de Therborn.[footnoteRef:4] En otras palabras, nuevas sociedades emergieron en estos pases como resultado de proyectos de naturaleza poltica en los cuales los respectivos estados jugaron un papel decisivo. No resulta descabellado, por ende, sostener que en Amrica Latina aquellas sociedades que se integraron al sistema mundial tempranamente, fueron construidas desde la poltica. Se puede agregar, retomando nuevamente las pistas que proporciona Therborn, que la ruta a la modernidad de los Nuevos Mundos latinoamericanos generaron clivajes sociales econmicamente sub-determinados y que tuvieron un carcter hbrido y pragmtico; resultaron, por lo tanto, ser polticamente sobre-determinados. [3: Wanderley Ghilherme dos Santos capta con agudeza este fenmeno al definir a la ciudadana regulada como el concepto de ciudadana cuyas races no se encuentra en un cdigo de valores polticos, sino en un sistema de estratificacin ocupacional definido por norma legal. (Cidadana e Justia; 1979; pg. 75)] [4: En algunos casos estos nuevos mundos incluyeron un dramtico cambio poblacional. En el medio siglo que precedi a 1914 en Argentina, Uruguay y el Centro Sur de Brasil se produjo una verdadera revolucin demogrfica debido al influjo masivo de la inmigracin trasatlntica; tambin llegaron numerosos inmigrantes a otros pases de la regin, como Chile, Cuba y Venezuela, pero en una proporcin menor que en los primeros casos. Este aluvin como lo denomin crticamente un aristcrata chileno-- produjo un cambio drstico de esas sociedades al generar nuevos actores y nuevas costumbres. Pero, ms all de esta profunda metamorfosis, en la mayor parte de Amrica Latina, el derrumbe de los imperios ibricos erosion a las viejas sociedades coloniales y a los patrones jerrquicos en los que sostenan sus clases dominantes, creando un vaco al cual se ha referido magistralmente Tulio Halpern Donghi. ]

Partiendo, entonces, de la coyuntura de mediados del siglo 19, en la cual Amrica Latina ingres a (o traspuso) la modernidad, se sucedieron tres etapas en su itinerario: 1) la de la segunda mitad del siglo 19 --que se extendi hasta comienzos de la Primera Guerra Mundialque estuvo centrada en la construccin del estado-nacin; 2) la de incorporacin de las masas a la poltica que se inaugur con la Revolucin Mexicana y la experiencia batllista uruguaya y que tuvo su ltimo hito con la experiencia de la Unidad Popular en Chile perodo al que podramos bautizar como el siglo 20 corto de la regin y 3) la de la estabilizacin de regmenes democrticos inaugurada con las transiciones de la dcada de 1980; estabilizacin que puso fin a los autoritarismos fundacionales de la dcada de 1970 y tambin clausur el ciclo de procesos revolucionarios iniciados con la experiencia cubana. En estas notas analizo ciertos rasgos de las dos primeras etapas; en un texto prximo examino la tercera.La construccin de Estados y de clases dominantes. Desde los albores del siglo 19, el problema con el que se enfrentaron las elites de los territorios latinoamericanos --especialmente en aquellos casos que analizo ac y que se expandieron al ritmo del crecimiento de la minera y la agricultura de exportacin-- no fue slo el de erigir las instituciones vinculadas a un modelo de organizacin poltico-administrativo que llenara el vaco dejado por el derrumbe del imperio colonial espaol (o el progresivo desvanecimiento del imperio portugus en el caso de Brasil), sino tambin el de construir comunidades que se basaran, aunque fuera imaginariamente como apunta Fernando Escalante Gonzalbo para el caso mexicano, en la idea de ciudadanos, reemplazando a la de sbditos sobre la que se haban sostenido las monarquas ibricas.[footnoteRef:5] Inspirndonos nuevamente en Therborn, se podra argir que esta pretensin, de por s compleja, se torn an ms ilusoria en aquellos territorios o espacios en los cuales era considerable la presencia de etnias que eran consideradas inferiores por los europeos y los criollos, es decir las originarias y las afroamericanas. Como es sabido, esas etnias constituyeron la mayora de la poblacin en buena parte de la regin andina, en el sur de Mesoamrica y en la cuenca caribea donde se implantaron plantaciones. [5: Me refiero a Ciudadanos Imaginarios.]

Las nuevas clases dominantes que emergieron en el siglo 19 no la tuvieron fcil, porque ms all de definir y sostener verosmilmente un conjunto de relaciones jerrquicas que sometieran a trabajadores, campesinos, esclavos y comunidades indgenas, tuvieron que construirse a s mismas. A diferencia de la Europa feudal, en la cual del viejo orden sobrevivieron tanto aristcratas que liquidaron o redefinieron los patrones de relacin servil, como burgueses que fueron imbricando el poder del dinero con el poder estatal, en Amrica Latina la formacin de comunidades que trascendieran los vnculos de carcter local transcurri simultneamente a la formacin de las clases nacionales que dirigieron el proceso; exagerando el contraste, se puede sostener que en la regin no hubo un viejo orden que fuera la anttesis del nuevo, pero al mismo tiempo le di un soporte, como sugieren, entre otros Karl Polanyi y Gregory Luebbert, para el caso europeo. El rasgo fundacional de las sociedades latinoamericanas al que aludo fue sugerido por un par de autores al analizar el desarrollo de Brasil y Chile durante el siglo 19. La primera es Maria de Ftima Silva Gouva en su O Imprio das Provncias, quien al explorar la creacin y construccin institucional del imperio esclavcrata brasileo bajo los herederos de los Bragana subraya que dicho proceso implic la formacin simultnea de un estado con intenciones centralizadoras pero en la prctica regionalizado-- y de las clases dirigentes especialmente en las provincias ms dinmicas del Centro Sur y el Sur, como Rio de Janeiro, Rio Grande do Sul y So Paulo.[footnoteRef:6] Por su parte, en un texto referido al Chile del ochocientos, este autor hace una parecida afirmacin al sealar que la construccin del estado nacional chileno a partir de la dcada de 1830 fue paralela a la constitucin de la oligarqua terrateniente como una clase-en-el-Estado.[footnoteRef:7] [6: En las pginas 73 y 74 la autora repara en el hecho que a Coroa foi capaz de manipular eventos em favor do interesse daquele duplo processo de construo: o Estado e seu principal grupo dirigente. ] [7: Marcelo Cavarozzi. El orden oligrquico en Chile en Desarrollo Econmico, 18:70 (1978)]

Los dos casos mencionados sugieren uno de los rasgos centrales de los procesos de construccin de la semi-periferia latinoamericana, conjunto que incluye tambin a Mxico, Argentina y Uruguay, y que corresponde a los casos en los que el desarrollo primario exportador inaugurado en la segunda mitad del siglo 19 estuvo asociado a la formacin de un Estado nacional dotado de un grado relativamente significativo de soberana. En ellos, las clases dirigentes se enfrentaron con un triple desafo. En primer lugar, tuvieron que generar las condiciones propiamente productivas y de gestin para dinamizar la extraccin, cultivo, procesamiento y exportacin de los commodities agrcolas y mineras cuya demanda estaba creciendo en el mundo como se sabe, la canasta de exportables abarc desde el oro y la plata y algunos metales no preciosos como el cobre, el zinc y el estao, los fertilizantes como el guano y el salitre, hasta la lana, la carne vacuna, las maderas y el henequn, los cereales, el caucho y el cacao y ya hacia fines del perodo, el petrleo. Para ello, las elites latinoamericanas se convirtieron en los socios menores, pero ciertamente no irrelevantes, de los operadores que controlaban el comercio internacional y el mercado de capitales con base en la haute finance de Londres, Paris y Nueva York. Estas tareas las desarrollaron tanto en los casos en que el respectivo sector productivo qued en su poder, como en aquellos otros en que la propiedad y el management pas a manos de firmas extranjeras. En segundo lugar, las elites que dirigieron el proceso de plena integracin al mercado mundial debieron tambin promover la construccin de Estado, es decir la creacin de los mecanismos burocrticos, jurdicos, hacendarios y militares a travs de los cuales se pudiera ejercer un cierto control, ms o menos real, sobre la poblacin y el territorio. Finalmente, las nuevas clases dirigentes se enfrentaron con el desafo de articular un rgimen poltico. Qu significaba esto? Implicaba por una parte, definir las caractersticas de la comunidad a la cual se gobernaba y representaba, partiendo de una situacin en la cual la existencia de lazos sociales previos era precaria, como sostuve al postular la inexistencia de un viejo orden. Emerga, por ende, un doble desafo: el de dibujar el contorno de la comunidad en construccin, es decir de quienes la integraban y quienes no, y como esos ciudadanos eran representados por the ruling elite. Ms complicado an, cmo seleccionar dentro de los miembros de la elite a los ms destacados, es decir a los ocupantes de los cargos superiores del gobierno y la administracin? Este fue el taln de Aquiles en la ecuacin oligrquica. Los conflictos generados por la competencia entre ins y outs, como apunta Timothy Scully para el caso de Chile, entre presidentes y parlamentos, y entre diferentes maquinarias regionales nunca se resolvieron legtimamente de modo estable. Se disearon, ciertamente, algunos mecanismos que aliviaron temporariamente las presiones y los estallidos los ejemplos ms destacados fueron la repblica parlamentaria en Chile (1891-1925), la dictadura personalista en Mxico (1876-1910) y la conservacin del poder en los espacios regionales que se logr en la Repblica Velha brasilera (1889-1930). Pero todos esos mecanismos acabaron saltando por los aires, siendo la revolucin mexicana el ejemplo ms dramtico. Cul era el meollo de la conflictividad irresuelta de los regmenes oligrquicos? Las diferentes facciones que competan por el control de los cargos de la cpula del Estado nunca se pusieron plenamente de acuerdo en torno a reglas que dirimieran las modalidades de acceso a dichos cargos. Y esa falta de acuerdos se refera, en primer lugar, a quienes eran ciudadanos, como votaban, y como y quienes contaban los votos; el corolario de este desacuerdo era, claro est, la utilizacin sistemtica del fraude. Empero, haba una segunda cuestin contenciosa, que tena efectos an ms serios en cuanto a la gravedad y la violencia de los conflictos: el fraude, y los otros ardides y enredos que las elites, sus leguleyos y sus policas bravas inventaban, no slo tenan como consecuencia excluir formalmente o de hecho a la mayora de los potenciales ciudadanos del sufragio, es decir a las clases medias y populares. El fraude, asimismo, era utilizado por las diferentes facciones de las elites para hacerse trampas entre ellas. En el mismo ncleo del rgimen oligrquico, por lo tanto, se plant la simiente de su insoluble ilegitimidad. Las disputas centrales no fueron solamente sobre el Estado y sus funciones, ni sobre los rumbos a seguir en materia de economa, sino tambin sobre la arquitectura del rgimen poltico. Y en esa decisiva instancia fundacional la falta de acuerdo en torno a cmo se ampliara efectivamente el sufragio abri una caja de Pandora que no se cerrara por ms de un siglo. Las clases medias y populares y la poltica de masas. La conflictividad en torno al rgimen poltico y al peso que tendra el sufragio dentro de l no disminuy cuando se derrumbaron los sistemas oligrquicos entre 1905 (Uruguay) y 1930 (Brasil). Por el contrario, los conflictos se agudizaron y el indicador ms certero de ese fenmeno fue que la intervencin de las fuerzas armadas en la poltica se torn ms sistemtica y desembozada. Incluso en el caso uruguayo, donde ciertamente los militares estaban lejos de controlar los medios de los que disponan en los otros cuatro casos, un golpe blando ejecutado por un presidente en ejercicio, Gabriel Terra, por el que se dispuso el cierre del congreso y proscripciones de polticos opositores, cont con el disimulado aval de las fuerzas armadas. [footnoteRef:8] [8: Esta circunstancia llev a Jos Nun a proponer la categora de golpe militar de clase media en su clebre artculo de la dcada de 1960. Amrica Latina: la crisis hegemnica y el golpe militar en Desarrollo Econmico; N 22-23 (1966)]

Y precisamente, excepto en el caso uruguayo, la inclusin de las clases medias y de algunos sectores de las clases populares en el juego electoral no se tradujo en la consolidacin de regmenes democrticos. Al contrario, y especialmente en Brasil y Argentina, el sistema poltico se torn ms inestable. Ambos pases ingresaron, coincidentemente en 1930, en un extenso medio siglo de permanente intervencionismo militar. Tambin en Chile, los militares permanecieron como vigilantes guardianes dentro de un sistema pre-democrtico y excluyente hasta 1958; en ese ltimo ao la modificacin de las leyes que regulaban el sufragio y el fin de la larga proscripcin de los comunistas abri las compuertas de la ampliacin plena de la ciudadana, la emergencia de dos consistentes propuestas reformistas (1964 y 1970), y el consiguiente, y sangriento, fin del breve interregno democrtico. El juego poltico resultante bloque la posibilidad de construccin de un rgimen democrtico, como as tambin de un rgimen no democrtico estable, con una notable, y conocida, excepcin: la de Mxico. En este caso, el ltimo gran caudillo militar de la revolucin, Lzaro Crdenas, puso fin al ciclo inaugurado en 1920, de asesinatos presidenciales y conflictos internos de la familia revolucionaria resueltos a travs de las armas. Para ello amplific y torn ms complejas las tareas a cargo del partido nico creado por su predecesor, Plutarco Elas Calles. Calles simplemente haba creado el Partido Nacional Revolucionario para resolver desde arriba las disputas por la presidencia y las gobernaciones, o sea para reservarse l, como Jefe Mximo, la ltima palabra. Despus de enviarlo al exilio, Crdenas, por cierto, no se priv de ejercer las prerrogativas previstas por Calles; sin embargo, a la par que promovi la progresiva exclusin de los militares del juego poltico, puso al partido, a esa altura rebautizado de la Revolucin Mexicana, a cargo de la crtica funcin de organizar a los trabajadores y campesinos incorporando como sectores a las respectivas centrales. En conclusin, el nico rgimen poltico legtimo y estable en esta etapa de incorporacin de las masas a la poltica fue autoritario y civilista. En los otros casos se fue armando un juego cuyas dos principales cartas eran aparentemente contradictorias: una, la amenaza, explcita o no, de intervencin militar, y la otra, los bluffs a los que recurran los polticos y las elites --es decir los parceiros reaisutilizando como baraja al parceiro fantasma, el pueblo en la sugerente dicotoma que Weffort acu en 1963.[footnoteRef:9] Como resultado de ello, la efectividad de la participacin electoral de las masas estuvo fundamentalmente vinculada a su potencial disruptivo sus contribuciones a la ingobernabilidady no a alimentar la legitimidad de los procesos de toma de decisiones, o a la promocin de la accountability de los funcionarios pblicos electos. [9: El artculo original de Francisco Weffort es citado por el mismo autor en O Populismo na poltica brasileira; 1978]

Estos cuellos de botella y carencias de los regmenes de participacin de masas quedaron sepultados, no slo metafricamente, por los regmenes militares fundacionales de la dcada de 1970. La pregunta que me formulo en la continuacin de este texto es en que medida esa limitacin ha sido superada por las democracias de los ltimos treinta aos.

Marcelo CavarozziMarzo 2014