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Huelva Arqueológica 19 Diputación Provincial de Huelva

La Cuestion Hurrita (Juan Oliva) (Unidad 3)

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  • Huelva Arqueolgica19

    Diputacin Provincial de Huelva

  • ACTAS DEL

    III CONGRESO ESPAOL DE ANTIGUO ORIENTE PRXIMO

    Huelva, del 30 de Septiembre al 3 de Octubre de 2003

    Jess Fernndez JuradoCarmen Garca Sanz

    Pilar Rufete Tomico

    Coordinadores

    DIPUTACIN PROVINCIAL DE HUELVA

  • EDITASECCIN DE ARQUEOLOGADIPUTACIN PROVINCIAL DE HUELVA

    INTERCAMBIOS, CORRESPONDENCIA Y DISTRIBUCIN

    Diputacin Provincial de HuelvaSeccin de ArqueologaAvda. Martn Alonso Pinzn, 1121003 HUELVA (Espaa)

    Telf. (34) 959 494762; Fax (34) 959 494762Correo electrnico: [email protected]://www.diphuelva.es/arqueologia

    El catlogo de las publicaciones de la Seccin de Arqueologa puede consultarseen la pgina de internet indicada.

    CONSEJO DE REDACCINDirector:

    Jess Fernndez Jurado

    Redactoras:Pilar Rufete TomicoCarmen Garca Sanz

    DISEO Y MAQUETACINSeccin de Arqueologa

    no asume como propias, necesariamente, las ideas uopiniones expuestas por los autores.

    se intercambia con toda clase de publicaciones sobrePrehistoria, Arqueologa e Historia (Antigua y Medieval),tanto espaolas como extranjeras.

    Diputacin Provincial de Huelva (de la edicin) De los textos, notas e ilustraciones, sus autores

    I.S.S.N. 0211-1187Depsito Legal: H-FOTOMECNICA E IMPRESIN: Tcnicas de Fotocomposicin S.L.

  • III CONGRESO ESPAOL DE ANTIGUO ORIENTE PRXIMO

    COMIT CIENTFICO

    Prof. Dr. Jess Luis Cunchillo IlarriInstituto de Filologa - CSIC. Madrid

    Dra. Mara del Carmen Prez DieMuseo Arqueolgico Nacional. Madrid

    Prof. Dr. Alberto Bernab PajaresFacultad de Filologa. Universidad Complutense. Madrid

    Dr. Juan Pablo Vita BarraInstituto de Estudios Islmicos y de Oriente Prximo - CSIC. Zaragoza

    Prof. Dr. Juan Antonio lvarez Pedrosa NezFacultad de Filologa. Universidad Complutense. Madrid

    Dr. Sebastin Celestino PrezInstituto de Arqueologa de Mrida - CSIC.

    Dr. Juan Pedro Garrido RoizFacultad de Geografa e Historia. Universidad Complutense. Madrid

    Dr. Jess Fernndez JuradoSeccin de Arqueologa. Diputacin Provincial de Huelva

    Centro de Estudios del Prximo Orientewww. icepo.org www.diphuelva.es/arqueologia

  • NDICE

    CONFERENCIA INAUGURALHistoria o ficcin: de lo que fue a lo que inventamos

    Jess Fernndez JuradoSeccin de Arqueologa. Diputacin de Huelva

    pp. 11-24

    SESIN EGIPTOPONENCIA

    lites y agricultura institucional: el papel de los templosprovinciales egipcios en los Imperios Antiguo y Medio

    Juan Carlos Moreno GarcaUniversit Charles-de-Gaulle. Lille

    pp. 27-55 COMUNICACIN

    Del soberano como un gran hombre al monarca divino,del Zigurat mesopotmico a la Pirmide de Egipto

    Juan A. Roche CrcelUniversidad de Alicante

    pp. 59-85

    SESIN ANATOLIAPONENCIA

    Mundo simblico y sugestin ritual: magia y curacinen los textos hititas

    Juan Antonio lvarez-Pedrosa NezUniversidad Complutense. Madrid

    pp. 89-112 COMUNICACIONES

    Una nueva cultura del Calcoltico Medio de Biredyik(Sudeste de Turqua)?

    Jess Gil FuensantaMisin Arqueolgica Espaola en Turqua

    pp. 115-127

    La lucha contra el dragn en Anatolia y en Grecia:el viaje de un mito

    Alberto Bernab PajaresUniversidad Complutense. Madrid

    pp. 129-145

    Rituales mgico-religiosos hititas relacionados con lasactividades militares del Reino de Hatti (II milenio a.C.)

    Juan Manuel Gonzlez SalazarUniversidad Autnoma de Madrid

    pp. 147-157

    Prgamo y Roma (133-130 a.C.)Mara Luisa Snchez Len

    Universitat de les Illes Balearespp. 159-168

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  • SESIN MESOPOTAMIAPONENCIA

    La cuestin hurrita: luces y sombras en lamemoria antigua del Prximo Oriente

    Juan Carlos Oliva MompenUniversidad de Castilla-La Mancha. Ciudad Real

    pp. 171-203 COMUNICACIONES

    El espacio urbano de Emar segn ladocumentacin cuneiforme

    Juan Antonio Belmonte MarnUniversidad de Castilla-La Mancha. Albacete

    pp. 207- 232

    Padrones de negocios familiares en laMesopotamia Neobabilnica

    Antonio Ramos dos SantosUniversidad de Lisboa

    pp. 233-246

    Apuntes acerca de Assurbanipal y su reinadoFernando Fernndez Palacios

    Universidad Autnoma de Madridpp. 247-257

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  • SESIN MESOPOTAMIA

    Ponente: Juan Carlos Oliva Mompen

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  • LA CUESTIN HURRITA: LUCES Y SOMBRAS EN LAMEMORIA ANTIGUA DEL PRXIMO ORIENTE

    Juan OlivaUniversidad de Castilla-La Mancha

    Seminario de Estudios Cuneiformes de la Escuela de Traductores de Toledo171

  • RESUMENEsta ponencia plantea una aproximacin al elemento hurrita como fen-

    meno histrico y factor dinmico de suma importancia en la compleja Historia Antiguade Mesopotamia y del Oriente Prximo.

    La historia de los hurritas es una historia compleja. Su recorrido, que sloconocemos de manera parcial en comparacin con otros pueblos de Mesopotamiay Siria, se basa esencialmente en el hallazgo accidental de determinadas fuentesescritas que documentan breves etapas de una historia an por escribir. El rastro de"lo hurrita" en el escenario mesopotmico se percibe todava en el tardo reino deUrartu, al final del I milenio a.C., como eplogo de una larga historia que se prolongade manera sumamente fragmentaria a lo largo de los dos ltimos milenios antes deCristo. Desde las inscripciones hurritas ms antiguas del III milenio hasta el final delpoderoso reino de Mittanni, la realidad histrica de los hurritas encuentra su fasemejor conocida: Primero como estado emergente frente al imperio de Acad y lospoderosos reyes de la III dinasta de Ur, luego como gran reino que lucha frente aegipcios e hititas por el control de Siria en mitad del II milenio, finalmente como dbilestado normesopotmico que trata de sobrevivir entre hititas y asirios a mediados delBronce Reciente.

    Desde este recorrido, la ponencia intenta poner de relieve determinadosaspectos de la aportacin hurrita a la Civilizacin Mesopotmica (entendida sta ensu ms amplio sentido), incidiendo de manera especial en problemas de identidadtnica y lingstica entre el mosaico de pueblos mesopotmicos, as como en el pro-fundo intercambio cultural que tuvo lugar entre el elemento hurrita y sus vecinosdesde fechas muy tempranas. Se presentan determinadas pruebas de carcter filo-lgico.

    Ala luz de resultados parciales y conocimientos limitados, la ponencia ter-mina planteando interrogantes de carcter transversal sobre la cuestin hurrita en elconjunto de la Historia de Mesopotamia: su memoria, su aportacin, su legado eimportancia.

    Apesar de las limitaciones actuales para reconstruir el papel de los hurri-tas y su dilatada participacin en la Historia de Mesopotamia, se pone de relieve laprogresiva mejora de los ltimos aos respecto a este objeto de estudio y a su jovenciencia, la Hurritologa, como rama especfica de estudios entre las ciencias cunei-formes.

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    J. Oliva: La cuestin hurrita. Luces y sombras en la memoria antigua del Prximo Oriente

  • SUMMARYThis lecture raises an approximation to Urartu as historical phe-

    nomenon and dynamic factor in the complex Ancient History ofMesopotamia and the Near East.

    Urartu's History is a complex history. We only know it partiallycompared to other people from Mesopotamia and Syria, is mainly based onthe accidental finding of determined written sources that document shortstages of a still unknown history.

    The Trace of Urartu in the Mesopotamian scenery is still percei-ved in its late reign at the end of the first millennium B.C., like epilogue ofa long story that prolongues very fragmentarily throughout the two lastmillenniums B.C.

    Since the oldest Urartu inscriptions of the 3rd millennium untilMittanni's powerful reign, Urartu historical reality finds its best know phase:First as rising state facing Acad's Empire and the powerful kings of Ur erddinasty, then as great reign that fights against Egyptians and Hittites to con-trol Syria in the middle of the 2nd millennium, finally as weakMesopotamian state that tries to survive between Hittites and Assyrians inthe middle of the Recent Bronze.

    The lecture tries to point out certain aspects of Urartu's contribu-tion to Mesopotamian Civilization (in its widest sense), specially problemsof ethnic and linguistic identity among Mesopotamian people's mosaic, aswell as the deep cultural exchange that took place between Urartu and itsneighbours since very early times. Certain philological proofs are presen-ted.

    The lecture ends raising transversal questions about Urartu inMesopotamian History as a whole: its memory, contribution legacy andimportance.

    In spite of nowadays limitations to rebuild Urartu's role and itsample participation in the History of Mesopotamia, we point out the pro-gressive improvement during the last years when talking about this objectof study and its young science, as specific branch of studies among thecuneiform sciences.

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    J. Oliva: La cuestin hurrita. Luces y sombras en la memoria antigua del Prximo Oriente

  • 1. Introduccin.

    Muy estimados congresistas y colegas, la ltima sesin cientfi-ca de este congreso la dedicamos a la maltratada Mesopotamia, y demanera especial al problema de los hurritas como cuestin pendiente enla historiografa asiriolgica.

    Si es sabido desde hace tiempo que los hurritas fueron agentesactivos de la historia antigua del Oriente Prximo, todava hoy sigue reco-nocindose que, en realidad, dicho pueblo resulta an sumamente desco-nocido, incluso para quienes estudian como especialistas esta parte delmundo antiguo.

    Para stos, y quiz sobre todo para aquellos que se interesan engeneral por los primeros pueblos conocidos de la historia, lo hurritas repre-sentan an, ciertamente, uno de los grandes enigmas histricos de la anti-gedad oriental. El propsito de esta conferencia es acercar dicha proble-mtica a las discusiones de este III Congreso Espaol de Antiguo OrientePrximo, con la esperanza de poder iluminar, de algn modo, algunas delas sombras que persisten sobre este pueblo.

    Las siguientes consideraciones han de entenderse teniendo encuenta no solo las limitaciones de la investigacin actual, que en realidades extraordinariamente prolfica en publicaciones especializadas, sinotambin, y muy especialmente, las de quien suscribe este trabajo.

    Dentro del complejo universo de pueblos que forjaron la civiliza-cin de Mesopotamia, los hurritas todava pertenecen, sin duda, al grupode los ms desconocidos. En realidad, este elemento etno-lingstico dife-rente se encuentra actualmente en fase de progresivo descubrimiento,como todos los dems, naturalmente, pero quiz de modo especial ahora,entre el final del siglo XX y el comienzo del siglo XXI. De los hurritas sabe-mos mucho menos que de sus vecinos ms universalmente conocidos, nosolo con respecto a su aportacin histrica a la civilizacin mesopotmica,1sino tambin con respecto a su lengua, que an ha de ver concluido sulargo proceso de desciframiento.2

    Desde sus ms remotos comienzos, la civilizacin mesopotmi-ca parece haber conformado un universo extraordinariamente complejo.Una realidad histrico-cultural que no se forma sino como resultado de lainteraccin y convivencia de un conjunto de pueblos de distintos orgenesy lenguas, que hacan del pas mesopotmico, entre los grandes ros Tigrisy ufrates, un verdadero mosaico de pueblos que dejaron un legado cul-tural de incalculable valor. El contacto permanente entre estos pueblos diolugar a una civilizacin extraordinariamente rica y diversa en su unidad,caracterizada fundamentalmente por un factor tnico y lingstico plural, yaccidentada por los naturales altibajos de la historia, las pocas de apo-geo y decadencia que los positivistas consideraron como ciclos naturalesde la experiencia humana.

    1. La bibliografa al respecto es hoy sumamenteextensa y no pretendemos reproducirla aqu alcompleto. Cfr. entre otros trabajos: E.A. SPEI-SER y E. CHIERA, New Factor in the Historyof the Ancient East, The Annual of the Ame-rican Schools of Oriental Research 6, pp. 75-92. E.A. SPEISER, Hurrians and Subarians,Journal of the American Oriental Society 68,pp. 1-13. E.A. SPEISER, The Hurrian Partici-pation in the Civilizations of Mesopotamia, Sy-ria and Palestine, Cahiers d'histoire mondiale1, pp. 311-327. A. GOETZE, Hethiter, Chu-rriterund Assyrer, Hauptlinien der vorderasiatischenKulturentwicklung im II. Jahrtausend v. Chr.Geb. I.J. GELB, Hurrians and Suba-rians,Studies in Ancient Oriental Civilization 22. I.J.GELB, New Light on Hurrians and Subarians,Studi orientalistici in onore di Giorgio Levi dellaVida, pp. 378-392. I.J. GELB, Hurrians atNippur in the Sargonic Period, FestschriftJohannes Friedrich, pp. 183-194. E. LARO-CHE, Panthon national et pantheons locauxchez les Hourrites, Orientalia 45, pp. 94-99.VV.AA., Les Hourrites, Actas del XXIVRencontre Assyriologique Internationale, RevueHittite et Asianique 36. F. IMPARATI, I Hurriti.G. WILHELM, The Hurrians. V. HAAS, (ed.),Hurriter und Hurritisch, Konstanzer Alto-rienta-lische Symposien 2. M.Th.BARRELET et al.,Problmes concernant les Hurrites II, ditionsRecherche sur les civilisations 49, pp. 13-196.B. HROUDA, Zum Problem der Hurriter, Mari.Annales de Recherches Inter-disciplinaires 4,pp. 595-613.

    2. En los ltimos treinta aos los estudios de Hu-rritologa han progresado de manera decisiva yla bibliografa se ha hecho prcticamente des-bordante, cfr. al menos especialmente los tra-bajos de: I.M. DIAKONOFF, Hurrisch undUrartisch. E. LAROCHE, Glossaire de la lan-gue hourrite, Revue Hittite et Asianique 34-35.Ch. GIRBAL y I. WEGNER, Zu einer neuenhurritisch-urartischen Grammatik, Zeitschriftfr Assyriologie 77, pp. 142-154. E. NEU, DasHurritische: eine altorientalische Sprache inneuem Licht. E. NEU, Zum hurritischen Ver-bum, Orientalia 59, pp. 223-233. G. WILHELM,Notizen zum hurritischen Wrterbuch, StudiMicenei ed Egeo-anatolici 29, pp. 245-248. G.WILHELM, Zum viersprachigen Vo-kabular ausUgarit, Studi Micenei ed Egeo-anatolici 29, pp.249-253. G. WILHELM, Hurri-tischeLexikographie und Grammatik: Die hurritisch-hethitische Bilingue aus Bogazky, Orientalia61, pp. 122-141. G. WILHELM, Zum hurritis-chen Verbalsystem, Texte, Stze, Wrter undMoneme. Festschrift fr Klaus Heger zum 65.Geburtstag, pp. 659-671. G. WILHELM, ZurGrammatik und zum Lexikon des hurritischen,Zeitschrift fr Assyriologie 83, pp. 99-118. G.WILHELM, L'tat actuel et les perspectivasdes tudes hourrites. J.M. DURAND (ed.),Amurru 1, pp. 175-187. Muy especialmente, laserie Studies in the Civilization and Culture ofNuzi and the Hurrians D.I. OWEN y G. WIL-HELM (eds.), se ha constituido desde su crea-cin en 1982 en foro principal de hurritlogos yde los estudios hurritolgicos.

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    J. Oliva: La cuestin hurrita. Luces y sombras en la memoria antigua del Prximo Oriente

  • Junto a elementos tnicos desconocidos, como por ejemplo losprimeros pobladores de la baja Mesopotamia, junto a los tempranos sume-rios, acadios y eblatas del III milenio, pero tambin junto a los posterioresasirios, babilonios, amorreos o semitas occidentales del II milenio, uno deestos pueblos fue, efectivamente, el hurrita, provisto de una lengua com-pletamente diferente a las dems.3

    Los hurritas fueron protagonistas de su particular ciclo natural deascenso y decadencia dentro de la historia de Mesopotamia. En ese largoetctera de pueblos no debemos dejar de mencionar a: gteos, casitas,lullubeos o elamitas, cuya historia particular no es sino, como la hurritamismo, una parte ms de la compleja historia de Mesopotamia.

    Una argumentacin que se remonta en el tiempo, quiz puedaadaptarse mejor a la siguiente exposicin de los escasos conocimientosque an se poseen sobre los hurritas. La etapa final, que es sin duda lamejor conocida, podr servirnos de punto de partida para adentrarnosluego en los perodos ms oscuros y formular sobre ellos algunas pregun-tas o dejar en el aire otras. Para terminar de complicar las cosas, podre-mos aadir determinadas consideraciones hipotticas respecto al posibleprimer rastro de los hurritas en la historia del Oriente Prximo.

    2. El estado hurrita de Mittanni: Ascenso y decadencia (BronceReciente 1600-1200 a.C.).

    Como resulta bien conocido, a finales de 1887 de nuestra era setuvo conocimiento del hallazgo fortuito, por lugareos del enclave egipciode El-Amarna, de un conjunto de tablillas con escritura cuneiforme que,despus de su estudio aos ms tarde,4 revelaron ser parte de la corres-pondencia real sostenida por Amenofis III y Amenofis IV, de la dinastaXVIII de Egipto, con los reyes de los estados del Oriente Prximo hacia elfinal del II milenio a.C., ms o menos en mitad del Bronce Reciente.

    Esta correspondencia, aunque seguramente incompleta, la com-pona un copioso nmero de cartas oficiales redactadas en lengua acadia,la lengua internacional de todo el Oriente Prximo durante el II milenio, quehan sido de importancia capital para comprender la historia de esta etapaconcreta del Bronce Final. Sorprendentemente, una sola carta de estearchivo, la carta EA 24,5 estaba redactada en una lengua distinta al acadioy al sumerio, y diferente tambin a cualquier otra lengua conocida en esemomento. Se diriga a Amenofis III y, junto a un pequeo nmero de otrascartas redactadas en acadio, constitua un corpus de documentos proce-dentes de un reino del norte de Mesopotamia, el reino de Mittanni, del quecasi por primera vez se tena noticia directa entonces. Adems de su inte-rs histrico, la carta EA 24 proporcionaba la primera informacin sobre lamorfologa y la lexicografa de una nueva lengua del antiguo OrientePrximo, que se poda leer casi sin dificultades por estar adaptada al sis-

    3. Sobre la lengua hurrita cfr. los primeros trabajosde A.H. SAYCE, The Language of Mitanni,Zeitschrift fr Assyriologie 5, pp. 260-274. A.H.SAYCE, The Language of Mitanni,Proceedings of the Society of BiblicalArchaeology 22, pp. 171-225. Aquellos impor-tantes estudios del comienzo del desciframien-to dieron luego paso a las obras monogrficasde E.A. SPEISER, Introduction to Hurrian yF.W. BUSH, A Grammar of the HurrianLanguage. Recientemente, una gramticahurrita actualizada ha sido presentada por I.WEGNER, Einfhrung in das hurritischeSprache.

    4. Cfr. H. WINCKLER y A. LUDWIG, DerThontafelfund von el Amarna, KniglicheMuseen zu Berlin. Mittheilungen aus den orien-talischen Sammlungen 1. J.A. KNUDTZON, DieEl-Amarna-Tafeln. Los estudios dedicados a ElAmarna constituyen una especialidad enAsiriologa enormemente productiva desde susinicios, con un sin fin de publicaciones especia-lizadas que se prolongan hasta nuestros das.Nuevas ediciones de las cartas pueden encon-trarse ms recientemente en W.L. MORAN,Les lettres d'El-Amarna. Correspondance diplo-matique du pharaon. Littratures anciennes duProche Orient. M. LIVERANI, Le lettere di El-Amarna. Testi sul vicino Oriente antico.Particular inters guardan en este sentido losms recientes trabajos con publicacin electr-nica de J.P. VITA (en preparacin).

    5. Cfr. la copia del texto cuneiforme en O. SCHRO-EDER, Die Tontafeln von El Amarna, 2, pp. 35-55: n 200. La primera transliteracin en J.FRIEDRICH, Kleinasiatische Sprachdenkmler.Las mejoras de lectura se han sucedido desdeentonces.

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    J. Oliva: La cuestin hurrita. Luces y sombras en la memoria antigua del Prximo Oriente

  • tema de escritura cuneiforme, pero que no se poda comprender ms alldel uso comn de unos cuantos determinativos y slabo-gramas.

    Fue entonces prcticamente cuando los estudios especializadosdel antiguo Oriente tuvieron su primer contacto directo con los hurritascomo objeto de estudio, que permita vislumbrar mejor, pero tambin com-plicar ms, la ya de por s difusa imagen y memoria de Mesopotamia, sugrado de complejidad tnica y lingstica y en definitiva su multiplicidadfrente a Egipto, como cuna de una de las grandes civilizaciones del mundoantiguo.

    Posteriormente se fueron descubriendo nuevos documentosacadios y egipcios del II milenio a.C. que hablaban, efectivamente, de unarealidad tnica hurrita y de los Hurri, y que configuraban una entidad geo-poltica diferente instalada en una amplia franja del norte de Siria yMesopotamia.

    Frente a algunas teoras sobre el origen del trmino hurrita quese han propuesto hace aos y que hoy deben quiz ser aparcadas, escurioso constatar que en algunas lenguas del Cucaso nororiental, con lasque el hurrita parece emparentado o comparte algunas afinidades, la raz:

    significa maana, el este,6 el lugar, pues, por donde apa-rece el sol, y es quiz posible que en dicho trmino resida una especie deauto-denominacin de ese pueblo, reproducida luego por semitas y mstarde por egipcios para referirse a aquella poblacin instalada originaria-mente ms al Oriente de sus territorios.

    Sea como fuere, la realidad histrica de los Hurri alcanz en elII milenio su mximo esplendor con el poderoso imperio de Mittanni entre1600 y 1350 a.C. aproximadamente, y es a su ltima fase a la que perte-nece el archivo descubierto en El-Amarna y los pocos textos que conser-vaba del reino mitneo. En efecto, a partir de 1600 parece cristalizar elpapel histrico de los hurritas en el Oriente Prximo con la formacin deeste gran estado imperial, que se extenda por el territorio que para asiriosy babilonios no era sino la regin de Hanigalbalt.7

    Ciertamente, el rey hitita Hattushili I se hace eco en sus crnicasanuales de determinadas invasiones de pueblos hurritas en el pas deHatti, por lo que algunos autores han supuesto que, ya alrededor de 1620o 1600, los hurritas estaran organizados bajo un poder poltico unificado.8Aunque no sabemos de tal poder, lo que s parece constatarse es que elreino amorreo de Yamhad, que haba dominado el norte de Siria desde losinicios del II milenio, desaparece entonces y son hurritas e hititas quienesse enfrentan por el control directo de los valles de los montes Tauro.

    Es verdad que una divisin entre hurritas pudo prolongarsedurante la poca de progresiva expansin hitita en el norte de Siria, duran-te los reinados de Hattushili I y Murshili I, pero parece probable que las

    6. Vid. I.M. DIAKONOFF, S.A. STAROSTIN, Hurro-Urartian as an Eastern Caucasian Language,pp. 63, 162.

    7 Sobre Mittanni cfr. ya los trabajos pioneros de L.MESSERSCHMIDT, Mitanni-Studien,Mitteilungen der Vorderasiatischen Gesellschaft4/4. Hoy, cualquier historia del antiguo OrientePrximo puede introducir al interesado conrigor y profundidad variables. Cfr. ya E. vonWEIHER, Mitanni. E. NEU y Ch. RSTER,(eds.), Festschrift Heinrich Otten, pp. 321-326.E. von WEIHER, Hanigalbat, Reallexikon derAssyriologie 4, pp. 105-107. Entre las obrasms recientes y relevantes cfr. por ejemplo: M.LIVERANI, Antico Oriente. Storia, societ, eco-nomia, pp. 481-495. H. KLENGEL, Syria 3000to 300 B.C., pp. 84-99. A. KUHRT, El OrientePrximo en la Antigedad, I c. 3000-330 a.C.,pp. 318-337. Para el iniciado, quiz el mejortrabajo monogrfico dedicado a los hurritassigue siendo la obra de G. WILHELM, TheHurrians.

    8. M. LIVERANI, Antico Oriente. Storia, societ,economia, p. 481. H. KLENGEL, Syria 3000 to300 B.C., p. 85 n. 4 (con bibliografa especiali-zada).

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    J. Oliva: La cuestin hurrita. Luces y sombras en la memoria antigua del Prximo Oriente

  • condiciones del momento poltico comenzaron a propiciar un cambio maso menos agudo en la relacin de fuerzas. La cada de Yamhad por fuertespresiones expansionistas de Hatti pudo, en efecto, favorecer la paulatinaformacin de un poder central hurrita en torno a una gran familia de prn-cipes como consecuencia de una mayor libertad poltica en la zona.9 Dichafamilia elige como sede de su nuevo poder centralizado una nueva capital,verosmilmente en el tringulo del Habur, fundada como Washuganni,todava no localizada pero que algunos estudiosos sitan muy verosmil-mente en Tell Fakhariya, en el extremo ms occidental del Habur.10 Otrosno se muestran del todo convencidos por esta posible localizacin, y bus-can otros posibles enclaves ms al norte.11 El asunto es todava uno de losgrandes enigmas pendientes sobre los hurritas, cuya definitiva solucinpermitira sin duda progresar considerablemente en la reconstruccin de lahistoria de Mittanni.

    Sea como fuere, el vaco dejado por Yamhad favoreci clara-mente la creacin de un nuevo poder central en el norte de Siria o cerca-no a l. Este poder se benefici de la importante concentracin del ele-mento hurrita en la zona, aprovech los problemas internos del reino hititaantiguo para imponerse en Siria y potenci seguramente las presionessobre Anatolia. Tal emergencia se vio adems favorecida por la eventualdebilidad de Asiria despus de la desaparicin de Ishme-Dagan, y por laprctica indiferencia de una Babilonia en manos de nuevos reyes casitaspreocupados esencialmente por consolidarse all como nuevo poder.12Adems de ello, este poder central hurrita en el norte de Siria se beneficiverosmilmente de la todava escasa presin de Egipto, sumido an en elletargo de su II Perodo Intermedio. El control directo de las importantesvas comerciales que surcaban el norte de Mesopotamia y Siria favorecie-ron tambin, seguramente, la formacin y fortalecimiento del nuevo esta-do de Mittanni, que al parecer en el transcurso de una escasa generacinpudo llegar a abarcar su mayor extensin territorial desde la regin sur-anatlica de Kizzuwatna hasta el reino nor-mesopotmico de Arraphe, enel curso medio del Tigris.

    El surgimiento de este enorme estado supuso un cambio tras-cendental en la historia del Oriente Prximo, an insuficientemente cali-brado debido a la actual escasez de informacin. Aunque no conocemosel proceso histrico, queda en cualquier caso claro que los hurritas se con-vierten a partir de entonces en los principales rivales de los hititas por elcontrol de Siria, primero auxiliando a Yamhad como vasallo y aliado, yluego como estado soberano que lucha contra hititas y egipcios por eldominio de Siria y Palestina.

    Sabemos los nombres de una quincena de reyes de Mittannidurante el perodo que va aproximadamente desde 1600 a 1300 a.C. Losartfices de este gran estado fueron probablemente los cinco primerosreyes conocidos: De Kirta a Saushtatar, entre 1600 y 1500 a.C.13 Al igual

    9. M. LIVERANI, Antico Oriente. Storia, societ,economia, p. 482.

    10. M. LIVERANI, Antico Oriente. Storia, societ,economia, p. 482.

    11. G. WILHELM, The Hurrians, p. 27.12. H. KLENGEL, Mitanni: Probleme seiner

    Expansion und politischen Struktur. VV.AA.,Les Hourrites. Revue Hittite et Asianique 34, p.107. M. LIVERANI, Antico Oriente. Storia,societ, economia, p. 482. J. OLIVA, En tornoa los hurritas y su papel en el Prximo OrienteAntiguo, Boletn de la Asociacin Espaola deOrientalistas 33, p. 246.

    13. Sobre los comienzos del estado de Mittanni seocup especialmente J. KLINGER, berlegun-gen zu den Anfngen des Mittani-Staates, V.HAAS (ed.), Hurriter und Hurritisch, KonstanzerAltorientalische Symposien 2, pp. 27-42.

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    J. Oliva: La cuestin hurrita. Luces y sombras en la memoria antigua del Prximo Oriente

  • que en los otros estados mesopotmicos, la transmisin del poder seguanormalmente el principio tradicional de sucesin de padre a hijo primog-nito, salvo excepciones que sabemos se produjeron, aunque hemos dereconocer que apenas tenemos noticias de la vida poltica de este estado.14

    Las relaciones con Egipto debieron de ser conflictivas durantelos primeros reinados, cuando tena lugar una poltica ofensiva hacia Hatticuya mayor intensidad debi de situarse quiz en la poca de Kirta,Shuttarna I y Parattarna, incluyendo tal vez el reinado de Saushtatar. Esentonces, sobre todo en la poca de Parattarna15 a Saushtatar, cuandoMittanni alcanza su mxima extensin territorial y reconocimiento interna-cional de sus fronteras, incluyendo toda Siria y al menos buena parte dePalestina.16

    Hacia 1425 a.C. o poco despus se documentan relacionesdiplomticas con Egipto, concretamente durante el reinado del sextomonarca conocido, Artatama I, contemporneo de Tutmosis IV. Estas bue-nas relaciones egipcio-mitneas se prolongan en los reinados posteriores,cuando Mittanni y Egipto reconocen definitivamente su reparto de Siria: Lacosta hasta el reino de Ugarit queda bajo el dominio de Egipto, el valle delOrontes sirviendo como frontera, y el territorio al otro lado del ro, con capi-tales como Qatna al sur y Alalah al norte queda bajo el control de Mittanni.

    El reinado de Tushratta, noveno rey de Mittanni, es el mejorconocido gracias a sus cartas de El-Amarna dirigidas a Amenofis III, a suviuda Teye y a Amenofis IV-Akenatn. Esta correspondencia ha dado --ysigue dando-- pie a mltiples interpretaciones, razn por la que no nosdetendremos aqu ms en ella.17

    Un dato enormemente interesante, sin embargo, que siempre seha puesto de manifiesto y que no queremos dejar de mencionar aqu es lacuriosa particularidad de que los nombres de los reyes de Mittanni no sonhurritas. Al menos, bastantes de ellos en apariencia pueden explicarsefcilmente desde el indo-ario, circunstancia que ha originado, como esnatural, numerosas especulaciones sobre el carcter real del estado mit-nico: Si este reino tuvo en efecto reyes cuyos nombres no son hurritas18Quiere eso decir que la realeza mitnica no era en realidad de origenhurrita? Puede considerarse en este caso una identidad completa entreonomstica y factor tnico? Es difcil responder a tales preguntas y avan-zar en tal direccin, por lo que no debe sobrepasarse el lmite de la meraespeculacin. Lo cierto es que algunos nombres de estos reyes puedenexplicarse desde el vdico o el antiguo indo-ario, como por ejemplo:Artatama (vdico) Encarnacin de ta, Tushratta (vdico) El del carroque irrumpe poderoso, o Shattiwaza (antiguo indo-ario) El que conquistatesoros.19

    Aunque no est claro, sin embargo, que el nombre deSaushtatar, por ejemplo, pueda responder enteramente a este fenmeno y

    14. Algunas traducciones de documentos originalesde Mittanni que versan sobre la vida polticapueden encontrarse reunidos en A. KUHRT, ElOriente Prximo en la Antigedad, I c. 3000-330 a.C., pp. 325-331. Cfr. especialmentesobre Mittanni, H. KLENGEL, Mitanni:Probleme seiner Expansion und politischenStruktur. VV.AA., Les Hourrites, Revue Hittiteet Asianique 34, pp. 91-115. M. LIVERANI,Hurri e Mitanni, Oriens Antiquus 1, pp. 253-257.

    15. Un documento del reinado de Parattarna seencontr en al archivo de Alalah IV, cfr. D.J.WISEMAN, The Alalakh Tablets, p. 31.

    16. M. LIVERANI, Antico Oriente. Storia, societ,economia, pp. 483-484. G. WILHELM, TheHurrians, p. 28. Cfr. ltimamente C. KHNE,Imperial Mittani, Studies in the Civilization andCulture of Nuzi and the Hurrians 10, pp. 203-221.

    17. Se trata de las cartas de El-Amarna EA 17-30.Cfr. J.A. KNUDTZON, Die El-Amarna-Tafeln,pp. 131-271. H.P. ADLER, Das Akkadische desKnigs Turatta von Mitanni. W.L. MORAN, Leslettres d'El-Amarna. Correspondance diplomati-que du phataon, Littratures anciennes duProche Orient, pp. 110-192. Sobre el archivoen general cfr. C. KHNE, Die Chronologie derinternationalen Korrespondenz von El-Amarna.Alter Orient und Altes Testament 17.

    18. M. MAYRHOFER, Die Arier im Vorderer Orient -Ein Mythos?, pp. 23-25. G. WILHELM, TheHurrians, p. 18. M. VAN LOON, Mitanni: A LinkBetween East and West?, Persica 10, pp. 47-64.

    19. M. MAYRHOFER, Die Arier im Vorderer Orient -Ein Mythos?, ibid. Cfr. Tambin C. ZACCAGNI-NI, attiwaz(z)a, Oriens Antiquus 13, pp. 25-34.

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    J. Oliva: La cuestin hurrita. Luces y sombras en la memoria antigua del Prximo Oriente

  • adscripcin, el vnculo de los reyes de Mittanni con lo vdico e indo-ario vaalgo ms all: Consta en el mismo sentido la veneracin de determinadasdivinidades como Mitra, Varuna o Indra entre los reyes de Mittanni del sigloXIV a.C., puesto que aparecen invocados en dos copias de un tratadoentre estados.20 Cuando menos, esta presencia del elemento indo-ario enel norte de Mesopotamia a travs de los reyes hurritas hace del estado deMittanni una realidad histrica verdaderamente compleja, como unnime-mente ha sido reconocido.

    Junto con lo ya indicado y otros ejemplos que no tenemos nece-sidad de repetir aqu, quiz uno de los elementos ms significativos deeste vnculo hurrita-indo-ario sea el trmino utilizado para designar a lacasta guerrera y de elite de los hurritas, a saber: los mariyannu,21 que cier-tamente parece reflejar una compleja realidad social que estamos todavalejos de comprender.

    Sea como fuere, y volviendo al hilo histrico, lo cierto es que lasdisputas con los hititas y el colapso del reino antiguo hitita permitieron a loshurritas extender su dominio por todo el territorio del norte de Tur-Abdin,en la zona de Diyarbakir. Las fuentes de los pueblos vecinos de estapoca, sobre todo las hititas, se refieren directamente a estos invasoreshurritas y al Pas de Hurri, mientras que las fuentes egipcias de la dinas-ta XVIII se hacen eco de los Hurri como de gran tribu que dominaPalestina y Fenicia. De manera indirecta, ello deja reconocer hasta dndelleg la dominacin hurrita en este territorio a comienzos del BronceReciente, aproximadamente entre 1600 y 1500 a.C.22

    De hecho, en torno a 1470 Mittanni se extiende hacia el oesteintegrando a Alepo, la gran capital del norte de Siria y antigua residenciade los reyes de Yamhad, que antes haba sido conquistada por los hititasaunque independizndose despus.23 La expansin se extendi luegohasta la costa siria, por la regin de Mukish-Alalah, posiblemente en tiem-pos de Parattarna, aunque el poder real ejercido all fue al parecer mstolerante que autoritario, dejando a los reyes locales bastante margen deautonoma. El archivo de Alalah IV24 y la clebre estatua del rey Idrimi,25hoy conservada en el Museo Britnico, constituyen un interesantsimomaterial para comprender cul es la situacin etno-poltica del reino deMittanni en este extremo occidental.

    La poltica expansionista de Tutmosis III en Siria caus sinduda una importante desestabilizacin en la regin alterando el equilibriode fuerzas, y provoc un freno decisivo a la expansin hurrita enPalestina. Debe recordarse que el faran llega incluso al ufrates y a laimportante plaza de Carkemish hacia 1447, lo que denota con claridad elreajuste en el reparto de influencias que se est produciendo y la redefi-nicin del equilibrio poltico en la zona entre las grandes potencias delmomento.

    20. E. LAROCHE, Catalogue des textes hittites.tudes et Commentaires, nmeros 51 y 52. G.WILHELM, The Hurrians, pp. 18-19.

    21. M. MAYRHOFER, Die Indo-Arier im AltenVorderasien, p. 19. M. MAYRHOFER, Die Arierim Vorderer Orient - Ein Mythos?, p. 16. A.KAMMENHUBER, Die Arier im Vorderer Orient,pp. 222-223. I.M. DIAKONOFF, Hurrisch undUrartisch, p. 76. A. KAMMENHUBER, DieHurriter und das Problem der Indo-Arier,Revue Hittite et Asianique 36, pp. 85-90. E.LAROCHE, Glossaire de la langue hourrite,Revue Hittite et Asianique 34-35, p. 168. R.T.O'CALLAGHAN, New Light on the maryannuas Chariot-Warrior, Jahrbuch frKleinasiatische Forschung 1, pp. 309-324. H.REVIV, Some Comments on the Maryannu,Israel Exploration Journal 22, pp. 218-228.

    22. Cfr. R. de VAUX, Les Hurrites de l'histoire etles Horites de la Bible, Revue Biblique 74, pp.481-503. P. VERNUS, Les Hurrites dans lessources gyptiennes. M.Th. BARRELET, et al.(ed.), Mthodologie et critiques I. Problmesconcernant les Hurrites, pp. 41-49. P. VER-NUS, L'apport des sources gyptiennes auproblme hurrite, Revue Hittite et Asianique36, pp. 199-204.

    23. G. WILHELM, The Hurrians, p. 25.24. Cfr. D.J. WISEMAN, The Alalakh Tablets.25. S. SMITH, The Statue of Idri-mi. G.H. OLLER,

    The Autobiography of Idri-mi: A New TextEdition with Philological and HistoricalCommentary. M. DIETRICH y O. LORETZ, DieInschrift der Statue de Knigs Idrimi vonAlalah, Ugarit-Forschungen 13, pp. 201-268.H. KLENGEL, Historischer Kommentar zurInschrift des Idrimi von Alalah, Ugarit-Forschungen 13, pp. 269-278. H. KLENGEL,Syria 3000 to 300 B.C., pp. 87-88.

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    J. Oliva: La cuestin hurrita. Luces y sombras en la memoria antigua del Prximo Oriente

  • Posteriormente, el reino de Saushtatar, al menos en la interpre-tacin de algunos estudiosos, parece haber sido, despus de las conquis-tas de Tutmosis III en Siria, un reinado especialmente importante paraMittanni. Segn esta interpretacin,26 Saushtatar reunifica el pas, reintegraa la capital oriental Ashur en el reino mitneo, recupera la plaza de Alalahy el consiguiente acceso al Mediterrneo incluyendo a Ugarit, y afirma suhegemona en las regiones anatlicas de Cilicia y Kizzuwatna. Desdeestas regiones y pasando por Alepo hasta el reino de Arraphe en la altaMesopotamia trastigritana, fue probablemente con Saushtatar cuandoMittanni se extendi verdaderamente hasta los montes Zagros, abarcandopor tanto, y tal vez por primera vez, todo lo que debi de ser el territorio dehabla hurrita.27 Es entonces cuando tenemos constancia de que la capitalde este inmenso reino imperial fue Washuganni, desde la que comenzprobablemente a fraguarse el equilibrio poltico duradero con la capital deEgipto, Tebas, desde los tiempos de Amenofis III.

    Tal giro en la poltica de los dos grandes estados se ha interpre-tado tradicionalmente como signo de defensa, y tambin como reaccinpoltica ante el renacer de Hatti, que caminaba hacia su apogeo imperialdel final del Bronce.28 Esta interpretacin debe de tomarse an como hip-tesis de trabajo, aunque resulta ciertamente verosmil. Lo cierto es que trasel reinado de Saushtatar Mittanni parece mostrar los primeros signos dedesintegracin:

    1) El reino hitita de Kizzuwatna, que ha sido fiel vasallo hastaentonces, se independiza definitivamente y se ala con Hattien tiempos de Tudhaliya II, y

    2) Las buenas relaciones con Egipto desde los tiempos deArtatama I y Shuttarna I cambian pronto de signo cuandoAmenofis IV accede al trono en el pas del Nilo. El efecto finales que las relaciones entre Tushratta y el nuevo faran seenfran progresivamente hasta cesar por completo.

    Algunos estudiosos han visto entre las causas de esta ruptura noslo el carcter singular de Amenofis IV como monarca de Egipto, sinotambin

    3) la degradacin progresiva de Mittanni como gran poder delOriente Prximo frente a estados resurgentes como laBabilonia casita. Lo cierto es que mientras Mittanni se debili-ta, sus vecinos ms cercanos se fortalecen:29

    -Hatti se convierte en potencia imperial bajo Shupiluliuma,quien negocia con un rey hurrita traidor, Artatama II, por eloeste. Esta poltica desleal contribuye decisivamente a des-moronar el dbil reinado de Tushratta, a quien Artatama IIespera sustituir como nuevo rey de Mittanni, reconociendoimplcitamente su condicin de vasallo del nuevo rey hitita.

    26. Cfr. G. WILHELM, Parrattarna, Sautatar unddie absolute Datierung der Nuzi-Tafeln, ActaAntiqua Academiae Scientiarum Hungaricae24, pp. 149-161. G. WILHELM, The Hurrians,p. 27. M. LIVERANI, Antico Oriente. Storia,societ, economia, p. 484.

    27. G. WILHELM, The Hurrians, p. 27. M. LIVERA-NI, Antico Oriente. Storia, societ, economia, p.484.

    28. G. WILHELM, The Hurrians, p. 29. M. LIVERA-NI, Antico Oriente. Storia, societ, economia,pp. 485-486.

    29. M. LIVERANI, Antico Oriente. Storia, societ,economia, pp. 504-508.

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    J. Oliva: La cuestin hurrita. Luces y sombras en la memoria antigua del Prximo Oriente

  • -Asiria resurge tambin como estado en la altaMesopotamia, y contando asimismo con el apoyo de los hiti-tas en una primera etapa se independiza del debilitadoMittanni en tiempos de Ashur-Uballit.

    -Babilonia comienza a hacer efectiva su reclamacin desoberana sobre los territorios de Nuzi-Arraphe.

    Las enormes presiones por todos los frentes durante la poca deTushratta aceleran la cada de Mittanni como gran estado del OrientePrximo. Hatti se beneficia pronto de ello, al convertirse con Shupiluliumaen el nuevo estado que domina el norte y el oeste de Siria, exceptoCarkemish en primera instancia, a la que debe sitiar y conquistar despusde gran resistencia y enorme esfuerzo militar. A partir de entonces, la ciu-dad se convierte en bastin de suma importancia poltica y estratgicapara los planes hititas en el norte de Siria.30

    En este proceso de desmoronamiento, Tushratta parece morirasesinado y poco despus su sucesor verdadero en la parte controladapor Hatti, Shattiwaza (en lugar de Artatama II), se une mediante tratado devasallaje al reino de Hatti, convirtindose as en parte del imperio hitita.31Con la posterior muerte de Shupiluliuma, se ha argumentado la probable yefmera recuperacin de Mittanni como estado, pero al parecer ya porpoco tiempo. Lo cierto es que Mittanni comienza a desaparecer paulatina-mente de las fuentes, y probablemente como reflejo de este vaco que vacrendose en el escenario poltico de la alta Mesopotamia Asiria conquis-ta la zona ms oriental del reino hacia el siglo XIII a.C., justamente en lapoca de las expediciones militares de Adad-Nirari I, Shamanasar I yTukulti-Ninurta I.32 Tenemos constancia, adems, de que la antigua capitalhurrita, Washuganni, pierde entonces su importancia poltica en favor deTaide, el nuevo centro poltico del Habur. A partir de entonces, Mittanniparece quedar dividido en dos regiones que se convierten en reas deinfluencia: Por una parte el territorio ms occidental bajo dominio hitita, porotra la parte oriental con Shuttarna III al frente, que queda bajo hegemo-na de Asiria.

    A comienzos del siglo XII a.C. se produce el desmoronamientode Hatti, afectado de manera decisiva por los grandes movimientos migra-torios que en esta poca irrumpen en el Mediterrneo oriental. Tambin losgraves problemas internos, como mal crnico de su propia trayectoria pol-tica, contribuyeron seguramente a esta desintegracin. No sabemos muybien cmo sobrevivi el antiguo reino de Mittanni-Hanigalbat en este con-texto, aunque sus estructuras parecen perpetuarse de algn modo, pues-to que hay constancia de al menos cuatro ltimos reyes durante el ltimosiglo entre 1300 y 1200 a.C. El ltimo de ellos, un tal Atal=Teshup33 que adiferencia de sus antecesores lleva verdaderamente nombre hurrita, escontemporneo de la invasin aramea en Siria a comienzos de la Edad delHierro.34

    30. Cfr. la interpretacin histrica ofrecida por G.WILHELM, The Hurrians, p. 36. Vid. tambin H.KLENGEL, Syria 3000 to 300 B.C., pp. 108-111.

    31. G. WILHELM, The Hurrians, p. 37.32. G. WILHELM, The Hurrians, pp. 38-39. Cfr. lti-

    mamente J. LLOP, Ein Fragment einerKnigsinschrift Tukulti-Ninurtas I. Zu seinenBabylonienfeldzgen (K 2667), Zeitschrift frAssyriologie 93, pp. 82-87.

    33. A.R. MILLARD, Fragments of Historical TextsFrom Nineveh: Middle Assyrian and LaterKings, Iraq 32, pp. 167-176.

    34. G. WILHELM, The Hurrians, p. 41.

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    J. Oliva: La cuestin hurrita. Luces y sombras en la memoria antigua del Prximo Oriente

  • Adems de esto, es sabido que a lo largo del siglo XII pequeosreinos con nombres hurritas se mantienen todava activos en la altaMesopotamia, concretamente en la regin del alto Tigris, como Paphe oUrrahinash, mientras que reyes de escasa entidad, tambin con nombreshurritas como: Kili=Teshup, hijo de Kali=Teshup, o Sadi=Teshup, hijo deHattuhhe, estn asmismo documentados en la zona.35

    Parece, pues, que el hurrita se mantuvo como lengua hablada endicho territorio todava a comienzos de la Edad del Hierro, y presumible-mente en los decenios siguientes, aunque la idea de estado ha desapare-cido por completo. El vnculo de estos ltimos hurritas con el posteriorreino de Urartu es, al parecer, un lazo ms lejano que cercano, que mere-ce por nuestra parte una ltima consideracin:

    Tradicionalmente, la divulgacin general ha visto en Urartu (labblica Ararat) el ltimo eslabn de los hurritas en la historia del OrientePrximo, y cabe reconocer que, hasta cierto punto, tal impresin resultaaceptable. Sin embargo, como ya han advertido oportunamente algunosespecialistas, es preciso poner lmites a esta simplificacin.36

    El reino de Urartu de los siglos IX y VIII a.C., instalado en lasmontaas al sur y sureste del lago Van, coincide parcialmente con el lugarpresumiblemente originario de los hurritas. Con stos, en efecto, los urar-teos compartieron interesantes --y no pocas-- afinidades lingsticas,separadas por un dilatado lapso de tiempo.37 Una conexin entre hurritasy urarteos solo se reconoce, de hecho, en el vnculo lingstico. Por lodems, el ltimo Mittanni y Urartu fueron, segn parece, realidades com-pletamente distintas y hasta distantes en algunos elementos fundamenta-les. Uno de los ms sorprendentes es que la cultura urartea estuvo mar-cada de manera muy significativa por la influencia de Asiria en aspectostan relevantes como el culto y la religin, que en nada se parece a la rea-lidad de los hurritas.

    El legado de Mittanni.

    El poderoso reino mitneo del Bronce Reciente dej una profun-da huella en la prctica totalidad del Oriente Prximo, pero fundamental-mente en Siria-Palestina, en la alta Mesopotamia y quiz de modo mspatente, en virtud de los materiales recuperados, en Anatolia. Los trazosms evidentes de este legado a la civilizacin mesopotmica pueden resu-mirse del modo siguiente:

    Siria-Palestina.

    Importantes yacimientos como Tell Atshana-Alalah en su estratoIV, Ras Shamra-Ugarit y Mskene-Emar, en una secuencia cronolgicaque va aproximadamente desde 1500 a 1250 a.C., abarcan la prcticatotalidad del Bronce Reciente. Quiz de modo ms evidente en relacin

    35. G. WILHELM, The Hurrians, p. 41.36. Cfr. G. WILHELM, The Hurrians, pp. 4 y 41,

    quien matiza tal generalizacin con argumen-tos histricos y filolgicos. Vid. tambin A.KUHRT, El Oriente Prximo en la Antigedad, Ic. 3000-330 a.C., p. 324.

    37. Sobre Urartu y los urarteos vid. especialmenteM. SALVINI, Geschichte und Kultur derUrarter (con amplia bibliografa).

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    J. Oliva: La cuestin hurrita. Luces y sombras en la memoria antigua del Prximo Oriente

  • con otros lugares, estos yacimientos documentan, aun de manera frag-mentada, el impacto de la influencia hurrita en todo el norte de Siria.

    Los archivos de Alalah IV38 han revelado un importantsimo subs-trato hurrita en el valle del Amuq, en el norte de Siria, que data cercano ala mitad del II milenio a.C. La presencia creciente de hurritas en dichazona, que ya se dejaba reconocer en los archivos anteriores de Alalah VII,se manifiesta especialmente a travs de un nmero muy importante deantropnimos hurritas junto con los abundantes trminos en esta lenguaque glosan los textos acadios de dicho nivel .

    De Ugarit procede un importante grupo de textos hurritas quetodava hoy sigue incrementndose con nuevos hallazgos. Quiz lo msinteresante de la tradicin escrituraria de Ugarit es que se encuentran enhurrita textos que han sido redactados tanto en el sistema silbico deescritura como en el original alfabtico ugartico, asimismo cuneiforme.Se trata de textos esencialmente religiosos, y se conserva un ejemplarbilinge y varios vocabularios polglotas que contienen equivalencias dedeterminados trminos hurritas en sumerio, acadio y ugartico. Este mate-rial ha sido de enorme importancia para la reconstruccin de la lexicogra-fa hurrita.39

    De Emar procede un corpus de textos religiosos hurritas, textosadivinatorios, rituales y listas de ofrendas en su gran mayora, mientrasque ms al sur, la antigua ciudad siria de Qatna ya haba dado a conocerdeterminados documentos que se datan aproximadamente hacia 1500,con abundante terminologa hurrita.40

    Estos cuatro archivos resumen de manera quiz demasiadobreve e incompleta los hallazgos ms importantes que documentan la pre-sencia hurrita en Siria, como huella del dominio de Mittanni en esta regindel extremo occidental que se asoma al Mediterrneo.41

    La alta Mesopotamia

    Adems de las mencionadas cartas de Tushratta en el archivode El-Amarna, de alrededor de 1400 a.C. procede otro importante archivode la alta Mesopotamia trastigritana, concretamente de la antigua ciudadde Nuzi, en el reino de Arraphe. Este archivo, que en realidad est forma-do por numerosos subarchivos redactados en acadio, revela por su ono-mstica,42 su panten y terminologa en esta zona vecina de la antiguaSamarra, un substrato dominante de poblacin hurrita.43

    Tal es la importancia y entidad que ha adquirido el material deNuzi en los ltimos aos, que los estudios de este campo constituyen hoyuna especialidad en Asiriologa, y se han convertido en uno de los epicen-tros para el estudio de los hurritas,44 particularmente de los instalados enel extremo ms oriental de Mittanni. La datacin de esta documentacin sefecha verosmilmente entre los reinados de Shuttarna II y Artashumara.45

    38. Cfr. D.J. WISEMAN, The Alalakh Tablets. D.J.WI-SEMAN, Supplementary Copies of Ala-lakhTablets, Journal of Cuneiform Studies 8, pp. 1-30. D.J. WISEMAN, Ration Lists from AlalakhIV, Journal of Cuneiform Studies 13, pp. 50-62. D.J. WISEMAN y R.S. HESS, Ala-lakhTablet 457, Ugarit-Forschungen 26, pp. 501-508. Cfr. tambin F. SERANGELI, Le liste dicenso di Alalah IV, Vicino Oriente 1, pp. 99-131.

    39. C.G. von BRANDENSTEIN, Zum Churris-chenaus den Ras-Schamra-Texten, Zeitschrift derDeutschen Morgenlndischen Gesellschaft 91,pp. 555-576. C.G. von BRANDENSTEIN, ZumChurrischen Lexikon, Zeitschrift frAssyriologie 46, pp. 83-115. E. LAROCHE, Labilingue accado-hourrite: Version hourrite, Lepalais royal d'Ugarit 3, Misin de Ras Shamra6, pp. 313-324. E. LAROCHE, Documents enlangue hourrite provenant de Ras Shamra,Ugaritica 5, Misin de Ras Shamra 16, pp. 447-544. F. THUREAU-DANGIN, Vocabulaires deRas-Shamra, Syria 12, pp. 225-266. E. LARO-CHE, tudes hourrites, Revue d'Assyrio-logie54, pp. 187-202. E. LAROCHE, tudes hourri-tes, Revue d'Assyriologie 67, pp. 119-130. J.NOUGAYROL, Vocabulaires polyglottes,Ugaritica 5, Misin de Ras Shamra 16, pp. 230-251. J. NOUGAYROL y E. LAROCHE, Le bilin-ge accado-hourrite, Le palais royal d'Ugarit 3,Misin de Ras Shamra 6, pp. 310-324. A. KAM-MENHUBER, Die neuen hurrischen Texte ausUgarit, Ugarit-Forschungen 2, pp. 295-302.Cfr. tambin J. HUEHNERGARD, UgariticVocabulary in Syllabic Transcription, HarvardSemitic Studies 32. B. ANDR-SALVINI y M.SALVINI, Un nouveau vocabulaire trilinguesumrien-akkadien-hourrite de Ras Shamra,Studies in the Civilization and Culture of Nuziand the Hurrians 9, pp. 3-40 (con matices ycorrecciones en el volumen 10 de la mismaserie). ltimamente se ha anunciado la obra:M. SALVINI, J. SANMARTN, G. WILHELM,Die hurritischen Texte aus Ugarit (en prepara-cin).

    40. Sobre los textos hurritas de Emar cfr. M. SAL-VINI, Les textes hourrites de Mskene/Emar,Corpus der hurritischen Sprachdenkmler II/3(en prensa). Sobre los textos de Qatna vid. J.BOTTRO, Les inventaires de Qatna, Revued'Assyriologie 43, pp. 1-40 y pp. 137-215. Lasexcavaciones en Qatna (Tell Mishri-feh) conti-nan en la actualidad y han proporcionadohasta el momento 63 nuevos documentos ad-ministrativos, cfr. http://www.qatna.org.;http://www.uni-tuebingen. de/uni/qvo/highlights/h23-syrien.html.

    41. Sobre la presencia de hurritas en Siria vid. G.WILHELM, The Hurrians in the Western Partsof the Ancient Near East, M. MALUL (ed.),Mutual Influences of Peoples and Cul-tures inthe Ancient Near East, Michmanim 9, pp. 17-30. Dos nuevas ediciones de textos cuneifor-mes de la Siria del II milenio a.C. vienen aengrosar los materiales ya conocidos de esteespacio de dominio mitnico: M. KREBERNIK,Tall Bi`a/Tuttul II. Die altorientalischen

    184

    J. Oliva: La cuestin hurrita. Luces y sombras en la memoria antigua del Prximo Oriente

  • Anatolia46

    Se ha afirmado desde hace tiempo, y probablemente con toda larazn, que los hurritas ejercieron una enorme influencia cultural y religiosaen Anatolia, como consecuencia del enorme impacto de Mittanni duranteel Bronce Reciente. En buena parte del pas hitita incluyendo la capital,Hattusas, se dej sentir esta profunda influencia de los hurritas, probable-mente teniendo en la regin de Kizzuwatna la va ms importante de trans-misin.

    Este fenmeno fue reconocido tiempo atrs por la historiografaasiriolgica, por lo que se lleg a la conclusin de que los hurritas han sido,probablemente, el vnculo ms directo que ha unido la cultura de los hiti-tas con la civilizacin de Mesopotamia y Siria, desde un pasado difcil dedeterminar.

    No slo pudieron ser ellos los transmisores a Anatolia del siste-ma de escritura cuneiforme, sino que tambin lo fueron sin duda de losgrandes mitos babilnicos que fueron conocidos en Hatti,47 y lo fueronigualmente de otras obras literarias an poco conocidas pero que proba-blemente asumieron como suyas despus de heredarlas de los semitasoccidentales y amorreos tras su encuentro en Siria. Adems de esto, loshurritas transmitieron a los hititas obras y creaciones literarias originales,bsicamente mitos, que fueron copiados y conservados en las bibliotecasde Hattusas.48

    Adems de esto, parece claro que los hurritas trasladaron aAnatolia importantes elementos de su religin, provocando de hecho unahurritizacin del panten hitita y de su religin, al menos de manera par-cial, como lo demuestra el hecho de la veneracin entre los hititas dedeterminadas divinidades extranjeras como Shaushga,49 diosa hurrita equi-valente a la Ishtar mesopotmica, o Hebat, antigua diosa paleosiria50 here-dada a su vez, segn parece, por los hurritas occidentales.

    En realidad, desde 1906, Boazky-Hattusas viene proporcio-nando importantes hallazgos epigrficos para el corpus hurrita, que sefechan alrededor de 1400 a.C. Se trata fundamentalmente de textos reli-giosos y mitogrficos.51 Otros documentos literarios encontrados son bilin-ges en hitita y hurrita, lo que viene a corroborar, como en Ugarit, el altogrado de asimilacin de la cultura hurrita entre los hititas.

    Por otro lado, la tradicin de Boazky refleja la presencia de loshurritas en Alepo y en otros lugares del norte de Siria, incluyendo la reginde Kizzuwatna en la franja siro-anatlica, sin que sepamos demasiadascosas sobre ellos. Lo que parece claro, en cualquier caso, es que esta pre-sencia ha pasado a ser dominante probablemente hacia 1550 a.C.

    Junto a los importantes testimonios sobre la influencia hurrita enAnatolia que proporciona la tradicin de Boazky, debemos aadir los

    Textfunde, Wissenschaftliche Verffentlichun-gen der Deutschen Orient-Gesellschaft 100. W.MAYER, Tall Munbaqa-Ekalte-II. Die Texte.Wissenschaftliche Verffentlichungen derDeutschen Orient-Gesellschaft 102.

    42. I.J. GELB, P.M. PURVES, A.A. MacRAE, NuziPersonal Names, The University of Chicago.Oriental Institute Publications 57.

    43. Sobre Nuzi vid. especialmente E.A. SPEISER,The Linguistic Substratum at Nuzi, Annual ofthe American Schools of Oriental Research 16,pp. 136-142. G. WILHELM, Untersuchungenzum Hurro-Akkadischen von Nuzi, Alter Orientund Altes Testament 9. W. MAYER, Nuzi-Stu-dien I: Die Archive des Palastes und die Proso-pographie der Berufe, Alter Orient und AltesTestament 205/1. G. WILHELM, Grossgrund-besitz, Sklavenwirtschaft und transhumanteViehzucht im hurritischen Siedlungsraum st-lich des Tigris. V. HAAS (ed.), Das hurritologis-che Archiv. (Corpus der hurri(ti)schen Sprach-denkmler) des Altorientalischen Seminars derFreien Universitt Berlin, pp. 60-72.

    44. Cfr. especialmente la serie: Studies in the Civi-lization and Culture of Nuzi and the Hurrians.

    45. Sobre Artashumara cfr. I. FINKEL, Inscriptionsfrom Tell Brak 1984, Iraq 47, pp. 191-194. I.FINKEL, Inscriptions from Tell Brak 1984, Iraq47, pp. 187-201, fig. XXXII-XXXVI.

    46. Vid. H.G. GTERBOCK, The Hurrian Elementin the Hittite Empire, Cahiers d'histoire mon-diale 2, pp. 383-394. A. KAMMENHUBER,Neue Ergebnisse zur hurrischen und altmeso-potamischen berlieferung in Bogazky,Orientalia NS 45, pp. 130-146. H.A. HOFFNERJR., Hurrian Civilization from a Hittite Pers-pective. G. BUCCELLATI, M.K. BUCCELLATI(eds.), Urkesh and the Hurrians. Studies inHonor of Lloyd Cotsen. Bibliotheca Mesopota-mica 26. Urkesh/Mozan Studies 3, pp. 178-183.

    47. Cfr. por ejemplo A. UNGNAD, Das hurritischeFragment des Gilgamesch-Epos, Zeitschrift frAssyriologie 35 (NF 1), pp. 133-140. A. UNG-NAD, Sabartu Beitrge zur Kulturgeschichteund Vlkerkunde Vorderasiens. M. SALVINI,Die hurritischen berlieferungen des Gilga-me-Epos und der Kei-Erzhlung. V. HAAS(ed.) Hurriter und Hurritisch, pp. 157-172. Cfr.tambin ltimamente M. NAKAMURA, Zumhurritischen Gilgame-Epos: Ein neuerZusammen-schluss, Studies in the Civilizationand Culture of Nuzi and the Hurrians 10, pp.375-378.

    48. Entre un largo etc: cfr. E. NEU, Das hurritischeEpos der Freilassung I. Untersuchungen zueinem hurritisch-hethitischen Textensemble ausHattusa, Studien zu den Bogazky-Texten 32.E. NEU, Das hurritische Epos der FreilassungII. Grammatik und Glossar, Studien zu denBogazky-Texten 33. J. CATSANICOS,L'apport de la bilingue de Hattua la lexicolo-gie hourrite. J.M. DURAND (ed.), Amurru 1.Mari, bla et les Hourrites dix ans de travaux 1,pp. 197-296.

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    J. Oliva: La cuestin hurrita. Luces y sombras en la memoria antigua del Prximo Oriente

  • recientes hallazgos de Ortaky, an inditos, que por su situacin geogr-fica en el corazn de Anatolia, al este del lago Golu, parecen confirmar elpapel de Kizzuwatna como va principal de transmisin hacia Hattusas.

    Todas estas consideraciones fundamentales, en las que nopodemos detenernos aqu sino simplemente mencionarlas de forma some-ra, constituyen nuestras luces acerca del papel de los hurritas en el anti-guo Oriente Prximo, en su fase ms reciente. Tales luces, que son desdeluego insuficientes, solo permiten esbozar los trazos de una historia queest todava por escribirse, debido fundamentalmente a que an no con-tamos con los archivos de Washuganni. Si algn da aparecen tales archi-vos, podremos conocer por fin la perspectiva central de la historia de esteestado del Bronce Reciente.

    Aunque persisten innumerables incgnitas y preguntas acercade esta fase reciente, que es la ms conocida de los hurritas en la historiadel Oriente Prximo, las pocas ms antiguas constituyen en realidad elterreno ms difcilmente penetrable a la investigacin, precisamente por laaguda escasez de datos existente. Este es, sin duda, el verdadero territo-rio de las sombras, que resultan ms pronunciadas a medida que nosremontamos en el tiempo.

    3. Los hurritas premitnicos (Bronce Medio 2000-1600 a.C.).

    Si ocuparse de la fase de Mittanni de manera ms o menos dete-nida supone el punto de partida casi obligado en un replanteamiento de lacuestin hurrita en la historia del Oriente Prximo,52 la atencin a las po-cas ms desconocidas puede resultar, quiz, algo ms novedosa para eliniciado, pero no por ello menos comprometida para el investigador.

    Las siguientes consideraciones no vienen aqu sino a plantearalgunos problemas y preguntas de la investigacin, abundando tal vez enaspectos sumamente arriesgados y en pruebas todava sumamente dbi-les, que arrancan hacia atrs en el tiempo desde 1600 a.C., y que tratande redefinir el papel de los hurritas antes a la formacin del gran estado deMittanni.

    Es bien sabido que, con anterioridad al esplendor mitneo, loshurritas ya se encontraban en el norte de Siria y Mesopotamia a lo largodel Bronce Medio. En la poca del comercio asirio antiguo, por ejemplo,que penetraba hasta Capadocia en la Anatolia central a los comienzos delII milenio a.C., algunos indicios textuales procedentes del gran archivocomercial de Kltepe-Kanish parecen insinuar que los hurritas estaran yams o menos integrados en el norte de Siria y en las relaciones comercia-les de la poca.53

    En realidad, esta constatacin ya haba comenzado a vislum-brarse prcticamente desde 1935 de nuestra era, cuando comenzaron a

    49. Cfr. I. WEGNER, Gestalt und Kult der Itar-awuka in Kleinasien, Hurritologische Studien3. Alter Orient und Altes Testament 36.

    50. Vid. el estudio de M.Cl. TRMOUILLE, dHebat.Une divinit syro-anatolienne, Eothen. Collanadi studi sulle civilt dell'Oriente antico.

    51. Las series de edicin alemanasKeilschrifturkunden aus Boghazki, KUB,Keilschrifttexte aus Boghazki, KBo, y Studienzu den Bogazky-Texten, StBoT, han concen-trado buena parte de estos estudios.

    52. Cfr. ya las tesis de R.T. O'CALLAGHAN, AramNaharaim. A Contribution to the History ofUpper Mesopotamia in the Second MillenniumB.C., Analecta Orientalia 26.

    53. Cfr. P. GARELLI, Les Assyriens en Cappado-ce, Bibliothque Archologique et Historique del'Institute Franais d'Archologie d'Istanbul 19.D.O. EDZARD y A. KAMMENHUBER, Hurriter,Hurritisch, Reallexikon der Assyrio-logie 4, p.510. A. KAMMENHUBER, Die Arier im Vor-derer Orient und die historischen Wohnsitzeder Hurriter, Orientalia NS 46, p. 142. G. WIL-HELM, Zu den hurritischen Namen derKltepe-Tafel kt K/k 4, Studies in the Civiliza-tion and Culture of Nuzi and the Hurrians 8,pp. 335-343.

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    J. Oliva: La cuestin hurrita. Luces y sombras en la memoria antigua del Prximo Oriente

  • aparecer las primeras tablillas de lo que luego conformara el gran archivopaleo babilnico del Palacio Real de Mari (Tell Hariri).

    Este gran archivo, que sigue an hoy en proceso de edicin, per-miti en efecto reconocer pronto, a travs de numerosas cartas oficiales dela administracin palaciega, que toda la franja nor-siro-mesopotmica yespecialmente el tringulo del Habur, ncleo del posterior estado deMittanni, fueron entre 1800 y 1700 a.C. el lugar sobre el que se asentarondiversos principados hurritas. Segn parece, estos principados, hasta cier-to punto independientes, se disputaban el control de los valles bajo lasoberana ms o menos condescendiente de los dos grandes poderespolticos del momento: Por un lado, el estado amorreo de Yamhad, enSiria, con capital en Alepo, por otro la poderosa Asiria de Shamshi-Adad Iy despus la Mari de Zimri-Lim, en la regin que une los lmites ms orien-tales de Siria con la alta Mesopotamia. Dentro de este espacio, el tringu-lo del Habur se configura probablemente como la zona de mayor concen-tracin de poblacin hurrita. Es all, seguramente, en donde esta realidadetno-lingstica adquiere su mayor densidad frente a los otros elementosde poblacin que comparten el territorio.54 En efecto, segn numerosascartas paleo babilnicas de Mari,55 estas tierras y sus ciudades parecengobernadas bien por representantes de los grandes poderes polticos ymilitares del momento, bien por prncipes vasallos hurritas. Se trata de unpas claramente separado de la estepa, localizado en las montaas, por loque dichas fuentes se refieren frecuentemente a l como al Pas Alto.56

    A la luz de esta informacin, parece claro que lo hurrita, comorealidad histrica en el II milenio, se sita siempre en el norte de Siria yMesopotamia, sin apenas testimonios de una presencia regular en Mari.Es obligado, sin embargo, recordar aqu el curioso hallazgo de 7 tablillasredactadas en hurrita, desgraciadamente en mal estado de conservacin,entre los documentos acadios del archivo paleo babilnico de Mari.57 Estaspocas cartas no solo constituyen hasta el momento el material hurrita msantiguo del II milenio, sino que demuestran, y esto es no poco importante,la aplicacin de la lengua hurrita al gnero epistolar, como precedente dela famosa Carta de Mittanni descubierta en El-Amarna. De alguna mane-ra, aunque este gnero epistolar hurrita slo se conoce gracias a este sin-gular hallazgo, pudo tratarse verosmilmente de una prctica ms comnque excepcional desde en los primeros siglos del II milenio.

    De todo ello puede deducirse fcilmente que tambin en Mari,durante la poca paleo babilnica, hubo efectivamente algn reducto deelementos hurritas aunque, segn se ha interpretado, se tratara ms biende personal de servicio del Palacio Real y no de habitantes libres de la ciu-dad.

    Por otra parte, tres archivos de la misma poca, que abarcandesde la alta Mesopotamia hasta las costas del norte de Siria: concreta-mente los archivos de Shemshara,58 en la alta Mesopotamia trastigritana,

    54. El tringulo del Habur est constituido por unaserie de valles montaosos considerablementepoblados desde pocas remotas, en donde anson visibles las ruinas de muchas ciudadestodava desconocidas pero perfectamente iden-tificadas en la carta arqueolgica de dichazona. Cfr. A. MOORTGAT, ArcheologischeForschungen im nrdlichen Mesopotamien,Karte. B. HROUDA, Zum Problem derHurriter, Mari, Annales de Recherches Inter-disciplinaires 4, p. 607. B. LYONNET, La pros-pection archologique de la partie occidentaledu Haut-Khabur (Syrie du Nord-Est): mthodes,rsultats et questions autour de l'occupationaux IIIe et IIe millnaires av. n. .. J.M.DURAND (ed.), Amurru 1, pp. 363-376. Engeneral sobre las fases inmediatamente ante-riores al surgimiento de Mittanni cfr. ahora M.SALVINI, The Earliest Evidence of theHurrians Before the Formation of the Reign ofMittanni. G. BUCCELLATI y M.K. BUCCELLA-TI (eds.), Urkesh and the Hurrians. Studies inHonor of Lloyd Cotsen. BibliothecaMesopotamica 26. Urkesh/Mozan Studies 3,pp. 99-115.

    55. Vid. en este sentido M.C. ASTOUR, The NorthMesopotamian Kingdom of Ilansura. G.D.YOUNG (ed.), Mari in Retrospect. Fifty Years ofMari and Mari Studies, pp. 1-33. B.J. BEITZEL,The Old Assyrian Caravan Road in the MariRoyal Archives. G.D. YOUNG (ed.), ibid., pp.35-57.

    56. Sobre los hurritas en los textos de Mari y delnorte de Mesopotamia vid. J.M. SASSON,Hurrians and Hurrian Names in the MariTexts, Ugarit-Forschungen 6, pp. 353-400.J.M. SASSON, Hurrian Personal Names in theRimah Archives, Assur 2/2, pp. 1-32, 37-68.

    57. F. THUREAU-DANGIN, Tablettes hurrites pro-venant de Mari, Revue d'Assyriologie 36, pp.1-28. J.R. KUPPER, Les Hourrites Mari,Revue Hittite et Asianique 36, pp. 117-128.

    58 J. LSSE, The Shemsra Tablets. APreliminary Report, Arkologisk-kunsthistoriskeMeddelelser 4/3. J. LSSE y E.E. KNUD-SEN, An Old Babylonian Letter from a HurrianEnvironment, Zeitschrift fr Assyriologie 55(NF 21), pp. 131-137. Al poblamiento de estaregin el propio LSSE dedic su obra:People of Ancient Assyria. Cfr. tambin ltima-mente J. EIDEM, The Shemsara Archives 2.The Administratives Texts, HFS 15, RoyalDanish Academy of Sciences and Letters /Kongelige Danske Videnskabernes Selskab; yJ. EIDEM, The Shemsara Archives 1. TheLetters, HFS 23, ibidem.

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    J. Oliva: La cuestin hurrita. Luces y sombras en la memoria antigua del Prximo Oriente

  • a orillas del bajo Zab al noreste de Kirkuk, los documentos de Chagar-Bazar,59 en el tringulo del Habur, y los textos de Alalah VII,60 en el bajoOrontes siro-turco, confirman la importante presencia del elemento hurri-ta en este amplio marco geogrfico septentrional. En la etapa siguientedel Bronce Reciente, en la poca babilnica media, hemos visto ante-riormente que, tambin desde Nuzi hasta Alalah IV, Ugarit y Qatna,pasando por Emar algo despus, se tiene constancia del papel ms omenos preponderante de los hurritas de Mittanni y de su dilatada pre-sencia en dicha zona. Cabe concluir, por tanto, que los hurritas poblabanbuena parte de los territorios septentrionales siro-mesopotmicos desdelos montes Zagros hasta el Mediterrneo al menos desde la poca paleobabilnica.

    Las pruebas disponibles, sin embargo, nos remontan ms lejos.Adems de estos documentos y archivos a los que nos hemos referido,hay que recordar que, desde la poca de la III dinasta de Ur hasta el per-odo babilnico medio, un nmero considerable de antropnimos hurritasen bastantes archivos de Mesopotamia y Siria permite comprobar la movi-lidad de los hurritas por todo el Oriente Prximo. Por aadidura, desde elpunto de vista filolgico, este material permite incrementar tambin nues-tra informacin sobre el funcionamiento de la gramtica hurrita y su nme-ro de lexemas, que nos traslada ya al horizonte del III milenio.

    De la etapa de los hurritas premitnicos cabe por tanto concluirque, probablemente, desde 1900 a.C. en adelante se encuentran estable-cidos en pequeos principados del norte de Mesopotamia y Siria, su tierraoriginal, quiz con mayor densidad de poblacin en el tringulo del Habur.En determinadas zonas, como la regin de Mukish, actual valle del Amuq,en la costa del norte de Siria, su convivencia ms o menos dilatada con lossemitas occidentales origin una interesante cultura hbrida, ms o menoscristalizada, como demuestra la acuacin local de antropnimos hbridoshurro-semticos entre otras pruebas documentales.61

    La historia de los hurritas premitnicos, o al menos una aproxi-macin a la misma, est an por escribirse a pesar de las referencias exis-tentes y de las pruebas documentales del archivo paleo babilnico de Mari,especialmente durante la poca de Zimri-Lim. Es obvio que la reconstruc-cin de esta historia no resulta fcil, debido a los difciles interrogantes alos que debe responder. Las pruebas de Mari han obligado desde hacetiempo a los investigadores a un anlisis ms pausado remontndose enel tiempo, tras el rastro de la primera penetracin de los hurritas en el nortede Mesopotamia y Siria, y no slo en la Siria del ro Balih y de las riberasal este del ufrates, territorio del que apenas se tiene informacin hasta elmomento, sino tambin en las zonas costeras del norte de Siria, que tienelugar en una fecha todava incierta.

    Estas pueden ser algunas de las preguntas que deben formular-se a las fuentes de informacin hoy disponibles:

    59. O. LORETZ, Texte aus Chagar Bazar. W.RLLIG (ed.), lin mithurti, Festschrift W. F.von Soden, Alter Orient und Altes Testament 1,pp. 199-260. O. LORETZ, Texte aus ChagarBazar und Tell Brak, Teil 1, Alter Orient undAltes Testament 3. Cfr. Tambin ltimamentePh. TALON, Old Babylonian Texts from ChagarBazar, Akkadica Supplementum X.

    60. D.J. WISEMAN, The Alalakh Tablets.61. Cfr. J. OLIVA, Consideraciones sobre el hibri-

    dismo hurro-semtico en Alalah VII, Veleia 16,pp. 19-32. El fenmeno tambin es claramenteobservable en el plano de la antroponimia pia-dosa, vid. J. OLIVA, La adoracin de Addu enla Siria del Tardo Bronce Medio, `Ilu. Revistade ciencias de las religiones 7, pp. 79-96.

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    J. Oliva: La cuestin hurrita. Luces y sombras en la memoria antigua del Prximo Oriente

  • - Ha tenido lugar esta penetracin a comienzos del IImilenio a.C., coincidiendo con las oleadas de amorreos que,finalmente, se hacen con el control poltico de Siria?

    - Estaban los hurritas all quiz ya antes de esas fechasen el III milenio, como parte de una poblacin siria antiguaesencialmente mixta?

    - O ha sido tal vez una penetracin, sobre todo en lacosta, inducida por el reino de Yamhad, que ha empleado acolonos hurritas en sus dominios ms occidentales o costerosaproximadamente entre 1900 y 1700 a.C.?

    Lo cierto es que no tenemos todava respuestas claras a estaspreguntas, y que las fuentes no proporcionan informacin suficiente parasituar un principio concreto en el tiempo durante la poca paleo babilni-ca. Simplemente, se limitan a constatar que los hurritas ya estn all eneste perodo.

    4. El rastro de los hurritas en el III milenio a.C.

    Si durante el Bronce Medio (2000-1600 a.C.) la realidad histri-ca de los hurritas comienza a desdibujarse a medida que nos remontamosen el tiempo, esta tendencia se acenta an ms hacia el final del BronceAntiguo, debido a la escasez de datos que afecta a la segunda mitad delIII milenio (2500-2000). En realidad, solo pequeos indicios permiten reco-nocer la presencia de hurritas durante la ltima fase del Bronce Antiguo:

    - Un rey del noreste del Tigris, en la ciudad de Azuhinum,que lleva el nombre hurrita: Tahi=Atili, es verosmilmentecontemporneo del rey acadio Naram-Sin.62

    - Una inscripcin acadia antigua, tal vez de Naram-Sin,conserva otros indicios lingsticos (sufijos de ciertos top-nimos) que podran ser hurritas,63 y otro texto paleo acadioprocedente de la ciudad sumeria de Nippur contiene asimis-mo trminos hurritas.64 Sin embargo, dos documentos espe-cialmente relevantes permiten asegurar la presencia dehurritas en el norte de Mesopotamia y Siria al final del IIImilenio a.C.

    En efecto, ya en 1912, F. Thureau-Dangin public un sorpren-dente texto que vena a proporcionar informacin muy valiosa para exten-der el horizonte histrico de los hurritas en el Oriente Prximo. Se trata deuna inscripcin real, redactada en acadio y hallada en Samarra, la antiguaSimurrum,65 en el curso medio del Tigris, que pertenece a un rey llamadoAtal=en, quien se autoproclama en dicho documento: rey de Urki yNawar.66

    62. Vid. W.G. LAMBERT, Revue d'Assyriologie 77,p. 95. Tenemos noticia de otros reyes hurritasdocumentados entre los Zagros y el Habur,como: Puttim=atal de Simurrum o Talpu=atilide Nagar, cfr. M. SALVINI, The EarliestEvidence of the Hurrians Before the Formationof the Reign of Mittanni. G. BUCCELLATI yM.K. BUCCELLATI (eds.), Urkesh and theHurrians. Studies in Honor of Lloyd Cotsen.Bibliotheca Mesopotamica 26. Urkesh/MozanStudies 3, pp. 99-115.

    63. P. MICHALOWSKI, The Earliest HurrianToponymy: A New Sargonic Inscription,Zeitschrift fr Assyriologie 76, pp. 4-11.

    64. I.J. GELB, Hurrians at Nippur in the SargonicPeriod, Festschrift Johannes Friedrich, pp.183-194. Cfr. tambin G. WILHELM,Gedanken zur Frhgeschichte der Hurriter undzum hurritisch-urartischen Sprachvergleich.V. HAAS (ed.), Hurriter und Hurritisch,Konstanzer Altorientalische Symposien 2, pp.43-45.

    65. F. THUREAU-DANGIN, Tablette de Samarra,Revue d'Assyriologie 9, pp. 1-4, fig. 1. Cfr. asi-mismo el tratamiento de G. WILHELM,Gedanken zur Frhgeschichte der Hurriter undzum hurritisch-urartischen Sprachvergleich,V. HAAS (ed.), Hurriter und Hurritisch, Konstan-zer Altorientalische Symposien 2, pp. 46-50.

    66. Cfr. W.J. van LIERE, Urki, centre religieuxhurrite, Annales Archologiques de Syrie 7,pp. 91-94.

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    J. Oliva: La cuestin hurrita. Luces y sombras en la memoria antigua del Prximo Oriente

  • El texto parece poder datarse en el perodo post-acadio, en el dedominacin de los Gteos o incluso en la primera fase de la III Dinasta deUr, cuando el poderoso imperio de Acad definitivamente desaparece, ypermite el surgimiento en el norte de Mesopotamia de lo que parece serun estado hurrita. Si esta percepcin fuera correcta, tal estado se configu-ra como el primero hurrita conocido del Oriente Prximo, bajo una sobera-na verosmilmente independiente.

    El reino de Urkish y Nawar pudo haber sido, en efecto, consi-derablemente extenso, puesto que Urkish (actual Tell Mzan)67 y Nawar(verosmilmente Tell Brak) se localizan en el Habur,68 en el eje casi centralnorte-sur del centro del territorio, y la inscripcin de Atal=en fue halladaverdaderamente mucho ms al sureste.69 Esa es sin duda la razn por laque algunos estudiosos70 han postulado que dicho estado podra habercomprendido en realidad un extenso territorio, desde el alto Habur hastael Diyala. Sin embargo, ni el propio Atal=en en su inscripcin se consi-deraba soberano ms all de Nawar, por lo que tal interpretacin no dejade ser, en mi opinin, sumamente hipottica.

    Sea como fuere, aunque no podemos estar seguros de lasdimensiones del estado de Urkish en esta fase, lo que importa subrayaraqu es que se trata del primer estado territorial hurrita conocido, asenta-do al menos sobre las montaas y las cabeceras del Habur al final del IIImilenio a.C.

    Muchos aos despus de este hallazgo, en 1948 se publicaotra inscripcin real extraordinariamente interesante, descubierta alparecer en algn lugar del alto Habur, en la regin de Tell Amuda, alnorte de Tell Mzan-Urkish, con la sobresaliente particularidad de estarredactada en hurrita. Esta inscripcin corresponde a un nuevo rey deUrkish llamado Ti=atal,71 que podra datarse tal vez algo despus deAtal=en, verosmilmente tambin entre el final del perodo acadio otardo acadio y el comienzo de la III Dinasta de Ur. Es interesante cons-tatar que un Ti=atal, rey de Nnive, est documentado asimismo enotros dos textos de Eshnunna, que se fechan en el tercer ao de Shu-Suen de Ur.72

    Aparte de confirmar la idea de un estado hurrita en el norte deMesopotamia y Siria entre el final del III milenio y comienzos del II, la ins-cripcin de Ti=atal demuestra, por primera vez, la adaptacin ya en estasfechas de la lengua hurrita al sistema de escritura cuneiforme.

    Junto con los antropnimos hurritas que desde los tiempos de UrIII se documentan en numerosos archivos de Mesopotamia y Siria, se con-servan tambin determinados sellos del perodo de Ur III y otros testimo-nios paleo hurritas de Boazky, entre los que destaca fundamentalmenteuna lista de reyes hurritas del perodo tardo acadio, que parece citar aAtal=en junto a otros reyes mesopotmicos como Sargn o ar-kali-arri,

    67. Cfr. G. BUCCELLATI, Urkesh as Tell Mozan:Profiles of the Ancient City, G. BUCCELLATI yM.K. BUCCELLATI (eds.), Urkesh and theHurrians, Studies in Honor of Lloyd Cotsen.Bibliotheca Mesopotamica 26. Urkesh/MozanStudies 3, pp. 11-33

    68. D. MATTHEWS y J. EIDEM, Tell Brak andNagar, Iraq 55, pp. 201-207.

    69. El asunto, sin embargo, no est nada claro, cfr.W.W. HALLO, Simurrum and the HurrianFrontier, Revue Hittite et Asianique 36, pp.71-83.

    70. G. WILHELM, The Hurrians, pp. 9-12. M. LIVE-RANI, Antico Oriente. Storia, societ,economia, p. 264.

    71. A. PARROT y J. NOUGAYROL, Un documentde fondation hurrite, Revue d'Assyriologie 42,pp. 1-20. Una nueva edicin de este texto conesplndidas fotografas ha sido presentadarecientemente por G. WILHELM, Die Inschriftdes Tiatal von Urke, G. BUCCELLATI y M.K.BUCCELLATI (eds.), Urkesh and the Hurrians.Studies in Honor of Lloyd Cotsen. BibliothecaMesopotamica 26. Urkesh/Mozan Studies 3,pp. 117-143, figs. XIII, XIV y XV.

    72. R.M. WHITING, Ti-atal of Nineveh andBabati, Uncle of Su-Sin, Journal of CuneiformStudies 28, pp. 173-182. V. HAAS (ed.),Hurriter und Hurritisch, KonstanzerAltorientalische Symposien 2, p. 17, no parecedudar en considerar a ambos Ti-atal la mismapersona. Cfr. G. WILHELM, The Hurrians, p.11. En este contexto vid. D. FRAYNE, TheZagros Campaigns of ulgi and Amar-Suena,Studies in the Civilizations and Culture of Nuziand the Hurrians 10, pp. 141-201.

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  • al mismo tiempo que a otros monarcas del alto ufrates y del noreste delTigris, como Kiklip=atal, rey de Tukrish.73 Este interesante dato deBoazky viene a corroborar que, efectivamente, la tradicin escriturariahitita reconoca la existencia de reyes, y por tanto de reinos, hurritas en lascadenas montaosas Tauro y en el norte de Siria y Mesopotamia, hacia elfinal del Bronce Antiguo.

    La informacin presentada hasta el momento permite obtenerun perfil histrico de la presencia hurrita que se desdibuja de maneraprogresiva, especialmente del Bronce Medio al Bronce Antiguo. Sinembargo, puede reconocerse con claridad un principio histrico en elreino de Urkish y un trmino hacia el final del Bronce Reciente, en ellargo decaimiento de Mittanni. Este amplio marco cronolgico permitecomprender que los hurritas han formado parte intrnseca de la historia ycultura del Oriente Prximo como mnimo durante ms de mil aos. Laescasez de datos y documentos en general sobre las ltimas fases se havenido completando en los ltimos tiempos con otras pruebas documen-tales, sobre todo de la ltima poca, si incluimos los materiales arqueo-lgicos que han venido descubrindose hasta muy recientes fechas, yque complementan de manera muy importante la informacin disponi-ble.74

    Junto con las otras pruebas ms o menos contemporneas, lasinscripciones de Atal=en y Ti=atal suponen, hoy por hoy, un umbral enla investigacin a partir del cual resulta extraordinariamente difcil avan-zar tras la pista de los hurritas. Incluso la historia de este primer estadode Urkish pertenece todava al reino de las sombras, puesto que no sabe-mos absolutamente nada de l: su origen y formacin, si Atal=en (hijo deatar=mat) y Ti=atal pudieron pertenecer o no a una misma dinasta, ola perduracin de este reino frente a sus vecinos, son cuestiones porejemplo, entre otras, que deben encontrar an respuesta.

    Sea como fuere, puesto que el estado de Urkish manejaba laescritura cuneiforme para redactar las tpicas inscripciones reales deMesopotamia, con la misma fraseologa y modelo que siguen las de Sumery Acad, parece claro que este reino alcanz un alto grado de civilizacinen sintona con sus vecinos de Siria y Mesopotamia. Es posible, sinembargo, que sucumbiera pronto y se replegara ante el enorme impactoque caus en todo el Oriente Prximo la gran invasin amorrea de comien-zos del Bronce Medio.

    A partir de entonces y con la mirada puesta en los perodos pre-cedentes, la investigacin se mueve en el terreno de la especulacin y lashiptesis de trabajo, y especialmente en el terreno de las preguntas a lasfuentes ms que en el de las afirmaciones. Solo desde esa perspectiva esdesde la que deben contemplarse las siguientes consideraciones sobre lapoca ms remota.

    73. A. KAMMENHUBER, Historisch-geographischeNachrichten aus der althurrischen berliefe-rung, dem Altelamischen und den Inschriftender Knige von Akkad fr die Zeit vor demEinfall der Guter (ca. 2200/2136) I. Teil, ActaAntiqua Academiae Scientiarum Hungaricae22/1-4, pp. 157-247.

    74. En este sentido, las ltimas aportaciones sehan concentrado fundamentalmente en la serieStudies in the Civilization and Culture of Nuziand the Hurrians.

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    J. Oliva: La cuestin hurrita. Luces y sombras en la memoria antigua del Prximo Oriente

  • 5. Los hurritas y el substrato.

    Ya en los aos treinta del pasado siglo comenz el debate acer-ca de la aportacin hurrita a la civilizacin mesopotmica. Las tesis deUngnad,75 que fueron calificadas de extremas e infundadas por algunosestudiosos, consideraron a los hurritas como el posible substrato tnicoms antiguo de Mesopotamia. Desde entonces, las interpretaciones pos-teriores se han ido alejando de la teora pan-subarea de Ungnad haciaposiciones ms eclcticas, basadas en las pruebas histricas. Desde losaos cincuenta hasta los noventa, la interpretacin ms unnimementeaceptaba ha sido la llegada de los hurritas a Mesopotamia hacia el final delIII milenio a.C., desde las regiones situadas al noreste de Mesopotamia.76Algunos autores han retomado en los ltimos tiempos la interpretacin delsubstrato, pero bsicamente para explicar la adopcin de determinadasdivinidades sirias entre los hurritas occidentales.77 Sin querer relanzar aqula vieja tesis pan-subarea, nuestra intencin es recuperar parcialmente lasideas de Ungnad sobre la base de determinadas pruebas que podran,quiz (el tiempo lo dir), apoyar la tesis de los hurritas como parte de unantiguo substrato del norte de Siria y Mesopotamia.

    En Agosto de 1996, el Centro Europeo de Estudios sobre la AltaMesopotamia public en un volumen de la serie Subartu 147 documentosadministrativos encontrados en Tell Beydar, situado precisamente en unode los uadis centrales del tringulo del Habur.78

    Este interesante archivo, cuya lengua ha sido catalogada comodialecto acadio presargnico,79 no revela en verdad ningn elemento lin-gstico hurrita. Ello podra insinuar, ciertamente, como propona Ph.Talon,80 la posible existencia de una frontera entre Beydar y Mzan-Urkishen el Habur, en el reparto de elementos tnicos diferentes en esta pocadel Dinstico Primitivo. Sea como fuere, lo cierto es que en la onomsticade Beydar el elemento semtico domina casi al cien por cien.

    Una bsqueda de posibles rastros del elemento hurrita en el IIImilenio debe, sin duda, cambiar el planteamiento de prospeccin, y teneren cuenta por primera vez en la investigacin de pruebas concretas, laimportancia que puede tener el elemento original del substrato y su posi-ble interrelacin con lo hurrita, en fechas muy remotas, naturalmente enclave provisional y especulativa.

    Desde ese planteamiento, la investigacin ha de limitarsenecesariamente a sealar determinadas pruebas todava no explicadasen los textos del III milenio que pueden quiz resultar llamativas. La bs-queda debe concentrarse solo en campos de estudio con una alta dosisde inmutabilidad, como por ejemplo: calendarios, onomstica o nombresde antiguas divinidades, y sobre esas fuentes una prospeccin filolgicaprovisional proporciona cuatro observaciones que revisten quiz espe-cial inters:

    75. A. UNGNAD, Sabartu Beitrge zurKulturgeschichte und VlkerkundeVorderasiens.

    76. E.A. SPEISER, The Hurrian Participation inthe Civilizations of Mesopotamia, Syria andPalestine, Cashiers d'histoire mondiale 1, pp.311-327. H.G. GTERBOCK, The HurrianElement in the Hittite Empire, Cashiers d'his-toire mondiale 2, pp. 383-394. Cfr. tambin G.WILHELM, The Hurrians, pp. 4-5.

    77. V. HAAS, Substratgottheiten des westhurris-chen Pantheons, Revue Hittite et Asianique36, pp. 59-69. A. ARCHI, Substrate: SomeRemarks on the Formation of the West HurrianPantheon, Hittite and Other Anatolian andNear Eastern Studies in Honour of Sedat Alp,pp. 7-14. Sobre los orgenes ha vuelto a ocu-parse ltimamente P. STEINKELLER, TheHistorical Background of Urkesh and theHurrian Beginnings in Northern Mesopotamia,G. BUCCELLATI y M.K. BUCCELLATI (eds.),Urkesh and the Hurrians, Studies in Honor ofLloyd Cotsen, Bibliotheca Mesopotamica 26,Urkesh/Mozan Studies 3, pp. 75-97.

    78. F. ISMAIL, W. SALLABERGER, Ph. TALON, K.van LERBERGHE, Administrative Documentsfrom Tell Beydar (Seasons 1993-1995),Subartu II.

    79. Ph. TALON, The Language, en F. ISMAIL,W. SALLABERGER, Ph. TALON, K. van LER-BERGHE (eds.), Administrative Documentsfrom Tell Beydar (Seasons 1993-1995), SubartuII, pp. 69-73.

    80. Ph. TALON, The Language, en F. ISMAIL,W. SALLABERGER, Ph. TALON, K. van LER-BERGHE (eds.), Administrative Documentsfrom Tell Beydar (Seasons 1993-1995), SubartuII, p. 73. TALON, Ph. ibid., Personal Names,pp. 75, 80.

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    J. Oliva: La cuestin hurrita. Luces y sombras en la memoria antigua del Prximo Oriente

  • 1) El calendario de Tell Beydar, que se rige por los nombres dedoce divinidades concretas, la mayor parte de ellas expresadas, segnparece, mediante logogramas, no responde al calendario semtico amplia-mente extendido por el III milenio, atestiguado no slo en Ebla y Mari (conla que Beydar guarda afinidades lingsticas), sino tambin en el extremotrastigritano que forman Gasur y Eshnunna, y de esa regin hacia el sur.81Curiosamente, lo mismo ocurre con el calendario local de Ebla, denomi-nado nuevo, que tal vez haya que considerar anterior al semtico.

    2) Por otra parte, este calendario local de Beydar distingue unmes del dios solar dUTU (tenimo con logograma) y un mes de a-ma-gan" (tenimo en silbico), diferenciando claramente a ambas divinidadesy reconociendo que, precisamente, el culto al dios solar ha tenido un lugarpreponderante en Beydar. Quiz no sea descabellado pensar que estaespecial veneracin podra haber sido comn a todo el Habur.

    3) De otro lado, es sin duda muy discutible, en el punto en el quese encuentran nuestros conocimientos, ver en el nombre del rey de la Maripresargnica: Iku-Shamagan un posible indicio paleo hurrita en el tenimoShamagan, tratando de interpretarle como la versin ms arcaica y remo-ta del posterior dios solar hurrita: Shimiga.

    Es verdad que est documentado un dios del ganado de la bajaMesopotamia, tal vez sumerio, con el nombre de: Sumug/kan, con el quepodra identificarse,82 pero tambin es cierto que hay quien ha identificadoo diferenciado, no lo sabemos exactamente, a los reyes de la Mari presar-gnica: Iku-Shamagan e Ikun-Shamash, sin explicitar si le entienden o nocomo el mismo rey de Mari.83 Como resulta archisabido, Shamash es eldios solar universal del mundo semtico, con leves variantes fonticas y degnero en el tardo mundo semtico noroccidental.

    Hay que recordar que los textos del Palacio Real de Ebla, que sedatan aproximadamente en mitad del III milenio, documentan tambin elantropnimo: Kun-amagan, de la ciudad siria de Tub(a),84 y PUZUR-amagan85 junto a otros como: NI-LAM-amagan, rey de Inibu.86 En Eblaest documentado adems, aunque tmidamente como en Beydar, el cultooficial de Shamagan,87 y tal vez resulta difcil evitar la tentacin de pregun-tarse si el antropnimo: Irmi-amagan, de un prncipe de la ciudad deIritum,88 no podra leerse quiz desde una etimologa hurrita, con el senti-do de: Su perro (fiel es) amagan,89 y as poder clasificarse junto a losextraos Kalbi-Namen acadios.90 Es verdad que la raz semtica del verboacadio ram B, documentado hasta el momento con seguridad solo desdeel antiguo babilnico, podra ofrecer otra posibilidad, pero no resulta a mijuicio ms verosmil, puesto que este verbo no est prcticamente atesti-guado en la construccin de antropnimos, salvo en formas muy particu-lares y distantes.91 Tampoco en la onomstica de Ebla resulta claro el an-lisis de Irm-.92

    81. Cfr. W. SALLABERGER, Calendar andPantheon, en F. ISMAIL, W. SALLABERGER,Ph. TALON, K. van LERBERGHE (eds.),Administrative Documents from Tell Beydar(Seasons 1993-1995), Subartu II, p. 86.

    82. E. SOLLBERGER, Administrative Texts chieflyconcerning Textiles (L. 2752), Archivi reali diEbla. Testi. VIII, p. 11. M. KREBERNIK, DiePersonennamen der Ebla-Texte. EineZwischenbilanz. Berliner Beitrge zumVorderen Orient 7, p. 107 (quien sigue a LAM-BERT, Orientalia NS 55, p. 157).

    83. E. SOLLBERGER y J.R. KUPPER, Inscriptionsroyales sumrienn