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19 LATERCERA Martes 9 de abril de 2013 7 The Iron Lady Director: Alan Byron Año: 2012 Duración: 90 minutos Se trata de uno de los mayo- res documentales de la vida de Margaret Thatcher e in- cluye imágenes inéditas gra- badas en la intimidad de Downing Street 10. 8 The Rise & Fall of Margaret Thatcher Año: 2011 Duración: 190 minutos Miniserie de la cadena BBC dividida en tres partes (el ca- mino al poder, la guerra de las Malvinas y ya alejada del gobierno) con tres directores y tres actrices. 6 The Iron Lady Directora: Phyllida Lloyd Año: 2011 Duración: 105 minutos La película con Meryl Strepp ganó un Oscar a la mejor ac- triz, aborda la vida de That- cher a través de los recuer- dos de su gobierno y desva- ríos de sus años finales. 3 Margaret Thatcher: Power and Personality Jonatha Aitken Editorial: Bloomsbury Publicación: octubre de 2013 Páginas: 400 Se trata de un texto abun- dante en material inédito to- mado del archivo de That- cher en el Churchill College. 1 The Iron Lady John Campbell Editorial Penguin Books Publicación: octubre de 2011 Páginas: 576 La más reciente y extensa biografía de la ex primera mi- nistra británica, cuyo autor tuvo acceso a importantes archivos. 4 Ronald Reagan and Margaret Thatcher: A Political Marriage Nicholas Wapshott Editorial Sentinel Trade Publicación: 2008 Páginas: 352 El libro se centra en los ocho años de colaboración de am- bos gobernantes. 2 The Downing Street years Margaret Thatcher Editorial: HarperCollins Publicación: 1993 Páginas: 832 El libro más interesante de los que escribió Thatcher donde aborda su perspectiva de lo que fue su gobierno. 5 Margaret Thatcher on Leadership N. Gardiner y S. Thompson Editorial: Regnery Publishing Publicación: enero de 2013 Páginas: 256 Esta guía para los conserva- dores combina historias de vida de Thatcher con estrate- gias de liderazgo. LIBROS Y PELICULAS P OR algo la llama- ban La Dama de Hierro. La fuerte personalidad de la ex primera mi- nistra británica Margaret That- cher queda perfectamente refle- jada en los primeros documen- tos secretos tras su llegada al poder. Las minutas sobre sus discusiones presupuestarias con el ministro del Tesoro y canci- ller del Exchequer de la época, Geoffrey Howe, sus primeras cumbres internacionales, sus ácidos comentarios por lo que considera excesiva prudencia de los funcionarios de Whitehall y sus primeros choques con los políticos continentales de aque- llos años, confirman su fuerte carácter y determinación. Margaret Thatcher nunca quiso que su condición de mujer tuvie- ra relevancia política, como re- fleja el pánico que causó en Downing Street la información de que el gobierno de Japón se disponía a desplegar un pequeño ejército de 20 mujeres karatecas para protegerla durante la cum- bre que los jefes de Estado o de gobierno de las grandes poten- cias económicas iban a celebrar en Tokio a finales de mayo de 1979, apenas unas semanas des- pués de su llegada al poder. Los británicos se vieron obligados a explicar cortésmente al gobierno nipón que, aunque apreciaba ese gesto, “la señora Thatcher va a acudir a la cumbre como prime- ra ministra y no como una mujer per se y está segura de que no necesita a esas damas; la reac- ción de la prensa en particular sería inaceptable”. Las minutas de su primer en- cuentro con el entonces Presi- dente francés Valéry Giscard d’Estaing, el 5 de junio en el Elí- seo, reflejan a una Thatcher ar- dientemente europeísta en aquellos momentos. Pero reve- lan también que ya estaba alum- brando la semilla de su posterior eurofobia y dan cuenta de su de- terminación, ya entonces, justo un mes después de ganar las elecciones, de reducir la contri- bución británica a las arcas eu- del Exchequer. “La primera mi- nistra está convencida de que hay un despilfarro enorme en la mayoría de los ministerios”, subraya una nota de un funcio- nario. Sobre la propuesta de re- forma de la función pública que le hizo llegar el responsable de la época, lord Soames, escribe: “Demasiado vaga”, y decide que esa propuesta ni siquiera se pon- ga en circulación en el seno del gobierno porque quiere que los recortes aumenten hasta el 5% del gasto en lugar del 3% que propone Soames. En su opinión se debería despedir a 66 mil de los 566 mil funcionarios admi- nistrativos. “Contenido total- mente insuficiente”, opina de una propuesta de su responsable de empleo. “No”, escribe a me- nudo en los márgenes, subraya- do varias veces para que no pase desapercibido. Su carácter impetuoso sale a relucir en varios episodios rela- cionados con Irlanda del Norte. Las notas de una conversación que mantuvo el 23 de agosto de 1979 con el ministro británico para Irlanda del Norte, Humphrey Atkins, reflejan su indignación por la política de neutralidad adoptada por Esta- dos Unidos en el conflicto del Ulster. Enfatiza que no cree que el entonces Presidente estadou- nidense, Jimmy Carter, esté dis- puesto a discutir con ella “la po- lítica de Estados Unidos hacia su población negra, por ejemplo”. Su enfado llega muy lejos por el hecho de que cree que el gobier- no de Irlanda está protegiendo implícitamente el terrorismo del IRA y desprecia los argumentos de su ministro de que quiere convencer a Dublín de que el te- rrorismo republicano perjudica por igual a ambos países. That- cher le replica que “no se lo cree” y argumenta que la única forma de presionar a Irlanda es la im- posición de sanciones contra los irlandeses residentes en Reino Unido. Thatcher llegó a plantear incluso quitarle el derecho de voto en las elecciones británicas, algo que nunca llegó a ocurrir. También el racismo latente en el carácter de Thatcher queda de manifiesto. Aunque acabó acep- tando la acogida en Reino Unido de 10.000 vietnamitas que huían del régimen comunista, los fa- mosos boat people, los docu- mentos reflejan que se opuso fie- ramente a ello. Thatcher argu- mentaba que habría “disturbios en la calle” si los vietnamitas re- cibían viviendas de protección oficial en detrimento de la po- blación blanca y admitió que “pondría menos objeciones si se tratara de refugiados de Rodesia, polacos o húngaros porque sería mucho más fácil asimilarlos en la sociedad británica”. COLUMNA Por Walter Oppenheimer Por qué era tan Dama de Hierro La fuerte personalidad de la ex primera ministra británica queda perfectamente reflejada en los primeros documentos secretos tras su llegada al poder. Margaret Thatcher nunca quiso que su condición de mujer tuviera relevancia política. El fuerte carácter de la primera ministra se refleja en las anotaciones al margen que escribía en los papeles de trabajo. ropeas. Las minutas de aquel en- cuentro señalan que la primera ministra le explicó a Giscard que iba a haber “un cambio en la po- lítica británica hacia Europa”, tras la abierta hostilidad del an- terior gobierno laborista hacia la integración europea. La brusquedad y el fuerte ca- rácter de la primera ministra se refleja en las anotaciones al mar- gen y los subrayados con los que pespunteaba con un grueso ro- tulador azul los papeles de tra- bajo que llegaban a su mesa. “No es lo bastante duro”, anotó en los márgenes de la primera pro- puesta de recortes presupuesta- rios que le hizo llegar el canciller Corresponsal del diario español El País en Londres. Thatcher llegó a plantear quitarle el derecho de voto (a los irlandeses) en las elecciones británicas.

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19LATERCERA Martes 9 de abril de 2013

7 The Iron Lady Director: Alan Byron Año: 2012 Duración: 90 minutos Se trata de uno de los mayo-res documentales de la vida de Margaret Thatcher e in-cluye imágenes inéditas gra-badas en la intimidad de Downing Street 10.

8 The Rise & Fall of Margaret Thatcher Año: 2011 Duración: 190 minutos Miniserie de la cadena BBC dividida en tres partes (el ca-mino al poder, la guerra de las Malvinas y ya alejada del gobierno) con tres directores y tres actrices.

6 The Iron Lady Directora: Phyllida Lloyd Año: 2011 Duración: 105 minutos La película con Meryl Strepp ganó un Oscar a la mejor ac-triz, aborda la vida de That-cher a través de los recuer-dos de su gobierno y desva-ríos de sus años finales.

3 Margaret Thatcher: Power and Personality Jonatha Aitken Editorial: Bloomsbury Publicación: octubre de 2013 Páginas: 400 Se trata de un texto abun-dante en material inédito to-mado del archivo de That-cher en el Churchill College.

1 The Iron Lady John Campbell Editorial Penguin Books Publicación: octubre de 2011 Páginas: 576 La más reciente y extensa biografía de la ex primera mi-nistra británica, cuyo autor tuvo acceso a importantes archivos.

4 Ronald Reagan and Margaret Thatcher: A Political Marriage Nicholas Wapshott Editorial Sentinel Trade Publicación: 2008 Páginas: 352 El libro se centra en los ocho años de colaboración de am-bos gobernantes.

2 The Downing Street years Margaret Thatcher Editorial: HarperCollins Publicación: 1993 Páginas: 832 El libro más interesante de los que escribió Thatcher donde aborda su perspectiva de lo que fue su gobierno.

5 Margaret Thatcher on Leadership N. Gardiner y S. Thompson Editorial: Regnery Publishing Publicación: enero de 2013 Páginas: 256 Esta guía para los conserva-dores combina historias de vida de Thatcher con estrate-gias de liderazgo.

LIBROS Y PELICULAS

POR algo la llama-ban La Dama de Hierro. La fuerte personalidad de la ex primera mi-nistra británica Margaret That-

cher queda perfectamente refle-jada en los primeros documen-tos secretos tras su llegada al poder. Las minutas sobre sus discusiones presupuestarias con el ministro del Tesoro y canci-ller del Exchequer de la época, Geoffrey Howe, sus primeras cumbres internacionales, sus ácidos comentarios por lo que considera excesiva prudencia de los funcionarios de Whitehall y sus primeros choques con los políticos continentales de aque-llos años, confirman su fuerte carácter y determinación.

Margaret Thatcher nunca quiso que su condición de mujer tuvie-ra relevancia política, como re-fleja el pánico que causó en Downing Street la información de que el gobierno de Japón se disponía a desplegar un pequeño ejército de 20 mujeres karatecas para protegerla durante la cum-bre que los jefes de Estado o de gobierno de las grandes poten-cias económicas iban a celebrar en Tokio a finales de mayo de 1979, apenas unas semanas des-pués de su llegada al poder. Los británicos se vieron obligados a explicar cortésmente al gobierno nipón que, aunque apreciaba ese gesto, “la señora Thatcher va a acudir a la cumbre como prime-ra ministra y no como una mujer per se y está segura de que no necesita a esas damas; la reac-ción de la prensa en particular sería inaceptable”.

Las minutas de su primer en-cuentro con el entonces Presi-dente francés Valéry Giscard d’Estaing, el 5 de junio en el Elí-seo, reflejan a una Thatcher ar-dientemente europeísta en aquellos momentos. Pero reve-lan también que ya estaba alum-brando la semilla de su posterior eurofobia y dan cuenta de su de-terminación, ya entonces, justo un mes después de ganar las elecciones, de reducir la contri-bución británica a las arcas eu-

del Exchequer. “La primera mi-nistra está convencida de que hay un despilfarro enorme en la mayoría de los ministerios”, subraya una nota de un funcio-nario. Sobre la propuesta de re-forma de la función pública que le hizo llegar el responsable de la época, lord Soames, escribe: “Demasiado vaga”, y decide que esa propuesta ni siquiera se pon-ga en circulación en el seno del gobierno porque quiere que los recortes aumenten hasta el 5% del gasto en lugar del 3% que propone Soames. En su opinión se debería despedir a 66 mil de

los 566 mil funcionarios admi-nistrativos. “Contenido total-mente insuficiente”, opina de una propuesta de su responsable de empleo. “No”, escribe a me-nudo en los márgenes, subraya-do varias veces para que no pase desapercibido.

Su carácter impetuoso sale a relucir en varios episodios rela-cionados con Irlanda del Norte. Las notas de una conversación que mantuvo el 23 de agosto de 1979 con el ministro británico para Irlanda del Norte, Humphrey Atkins, reflejan su indignación por la política de neutralidad adoptada por Esta-dos Unidos en el conflicto del Ulster. Enfatiza que no cree que el entonces Presidente estadou-nidense, Jimmy Carter, esté dis-puesto a discutir con ella “la po-lítica de Estados Unidos hacia su población negra, por ejemplo”.

Su enfado llega muy lejos por el hecho de que cree que el gobier-no de Irlanda está protegiendo implícitamente el terrorismo del IRA y desprecia los argumentos de su ministro de que quiere convencer a Dublín de que el te-rrorismo republicano perjudica por igual a ambos países. That-cher le replica que “no se lo cree” y argumenta que la única forma de presionar a Irlanda es la im-posición de sanciones contra los irlandeses residentes en Reino Unido. Thatcher llegó a plantear incluso quitarle el derecho de voto en las elecciones británicas, algo que nunca llegó a ocurrir.

También el racismo latente en el carácter de Thatcher queda de manifiesto. Aunque acabó acep-tando la acogida en Reino Unido de 10.000 vietnamitas que huían del régimen comunista, los fa-mosos boat people, los docu-mentos reflejan que se opuso fie-ramente a ello. Thatcher argu-mentaba que habría “disturbios en la calle” si los vietnamitas re-cibían viviendas de protección oficial en detrimento de la po-blación blanca y admitió que “pondría menos objeciones si se tratara de refugiados de Rodesia, polacos o húngaros porque sería mucho más fácil asimilarlos en la sociedad británica”.

COLUMNA

Por Walter Oppenheimer

Por qué era tan Dama de Hierro

La fuerte personalidad de la ex primera ministra británica queda perfectamente reflejada en los primeros documentos secretos tras su llegada al poder.

Margaret Thatcher nunca quiso que su condición de mujer

tuviera relevancia política.

El fuerte carácter de la primera ministra se

refleja en las anotaciones al margen que escribía

en los papeles de trabajo.

ropeas. Las minutas de aquel en-cuentro señalan que la primera ministra le explicó a Giscard que iba a haber “un cambio en la po-lítica británica hacia Europa”, tras la abierta hostilidad del an-terior gobierno laborista hacia la integración europea.

La brusquedad y el fuerte ca-rácter de la primera ministra se refleja en las anotaciones al mar-gen y los subrayados con los que pespunteaba con un grueso ro-tulador azul los papeles de tra-bajo que llegaban a su mesa. “No es lo bastante duro”, anotó en los márgenes de la primera pro-puesta de recortes presupuesta-rios que le hizo llegar el canciller

Corresponsal del diario español El País en Londres.

Thatcher llegó a plantear quitarle el

derecho de voto (a los irlandeses) en las

elecciones británicas.