8
BIBLIOTECA VIRTUAL www.teatroxlaidentidad.net 1 LA ENTREVISTA de Bruno Luciani Oscuridad total. Sonido de teclas de computadora, teléfonos, voces entrevistadores de una empresa de venta telefónica. Aturdimiento. Una voz grave masculina, “La siguiente, ¿tu nombre por favor?”. Las palabras son poco claras y los entrevistadores y las entrevistadas se superponen constantemente. Muchas entrevistas. Muchas oficinas. Mucha gente. Una luz que araña el escenario ilumina sorpresivamente un par de piernas femeninas en el extremo izquierdo del escenario, en el foro. ELLA está sentada. Espera. Ansiosa, nerviosa, inquieta. Sus pies, diez y diez, primera posición, como los patos. Como si escucharan un grito correctivo sus pies se colocan en la posición correcta. Como debe ser. Parece que tiene una piedra en el zapato. Se lo saca. “La que sigue” indica una voz... Ella esta demasiado ocupada con su zapato, con su zoquete. “¡Eh, vos nena!”. El tumulto de voces desaparece y una luz, absolutamente inoportuna, nos descubre a esta simpática señorita, con un zapato en la mano y la punta de la nariz olfateándose el zoquete. ELLA: ¿Qué como me llamo? Lo dice en el curriculum. Junto con la carta de recomendación... Con la señora María Antonieta. Yo fui su secretaria en el último tiempo. Manejo PC, hablo inglés, mecanograf... no, escribo rápido a máquina y tengo buena letra manuscrita. Es una virtud familiar... La señora María Antonieta tiene una letra redonda, perfecta. Y la mía esta bien, ella me enseñó a la fuerza cuando era chica, costó pero aprendí. Pero de más chiquita yo dibujaba muy bien. En las paredes, pero no era en mi casa. Era de más chiquita, de antes... antes que cuando era chiquita con... Chiquita de cuando no me acuerdo... de antes de... de antes .Fui promotora de medicina prepaga... duró tres meses. La empresa quebró por un problemita de irregularidades con un geriátrico que no tenía habilitación o algo así. Lo de siempre, ¿no? Bueno, después me fui de vacaciones a Cariló con unas amigas. Encargada de un puesto de degustación de unas papas fritas americanas nuevas que eran todas igualitas, muy ricas. Qué mas hice... ¡Ah! (Música de show. ELLA iluminada solo por un seguidor que la sigue por todo el espacio, baila una pequeña coreografía de cabaret.) ¡¡¡Ciento catorce!!! Veinte millones de pesos. Lotería Nacional, la que paga y paga. Ni cien pesos me tiró el jovato que se la ganó. (La luz regresa al ámbito de la entrevista) Y yo quise seguir, pero el director general de loterías y casinos de la provincia de Buenos Aires dijo: “Muy linda la voz de la nena, pero no sabe distinguir entre una flauta dulce y una pava con el agua hirviendo”. Con eso, con agua hirviendo, era con lo que había que sacar los dibujos de las paredes. Porque pintando era bastante buena. ¿Le dije, no? Mucho no me acuerdo, pero sé que fue de muy chiquita. De antes... tengo imágenes borrosas, pero tengo algunas... Yo pintaba con crayones y un nene me los sacaba, todo el

La Entrevista - de Bruno Luciani

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Monólogo para una actriz estrenado en teatroxlaidentidad 2001. Protagonizado por María José Gabin y Paola Barrientos.

Citation preview

Page 1: La Entrevista - de Bruno Luciani

BIBLIOTECA

VIRTUAL

www.teatroxlaidentidad.net

1

LA ENTREVISTA de Bruno Luciani

Oscuridad total. Sonido de teclas de computadora, teléfonos, voces entrevistadores de una empresa de venta telefónica. Aturdimiento. Una voz grave masculina, “La siguiente, ¿tu nombre por favor?”. Las palabras son poco claras y los entrevistadores y las entrevistadas se superponen constantemente. Muchas entrevistas. Muchas oficinas. Mucha gente. Una luz que araña el escenario ilumina sorpresivamente un par de piernas femeninas en el extremo izquierdo del escenario, en el foro. ELLA está sentada. Espera. Ansiosa, nerviosa, inquieta. Sus pies, diez y diez, primera posición, como los patos. Como si escucharan un grito correctivo sus pies se colocan en la posición correcta. Como debe ser. Parece que tiene una piedra en el zapato. Se lo saca. “La que sigue” indica una voz... Ella esta demasiado ocupada con su zapato, con su zoquete. “¡Eh, vos nena!”. El tumulto de voces desaparece y una luz, absolutamente inoportuna, nos descubre a esta simpática señorita, con un zapato en la mano y la punta de la nariz olfateándose el zoquete.

ELLA: ¿Qué como me llamo? Lo dice en el curriculum. Junto con la carta de recomendación... Con la señora María Antonieta. Yo fui su secretaria en el último tiempo. Manejo PC, hablo inglés, mecanograf... no, escribo rápido a máquina y tengo buena letra manuscrita. Es una virtud familiar... La señora María Antonieta tiene una letra redonda, perfecta. Y la mía esta bien, ella me enseñó a la fuerza cuando era chica, costó pero aprendí. Pero de más chiquita yo dibujaba muy bien. En las paredes, pero no era en mi casa. Era de más chiquita, de antes... antes que cuando era chiquita con... Chiquita de cuando no me acuerdo... de antes de... de antes .Fui promotora de medicina prepaga... duró tres meses. La empresa quebró por un problemita de irregularidades con un geriátrico que no tenía habilitación o algo así. Lo de siempre, ¿no? Bueno, después me fui de vacaciones a Cariló con unas amigas. Encargada de un puesto de degustación de unas papas fritas americanas nuevas que eran todas igualitas, muy ricas. Qué mas hice... ¡Ah!

(Música de show. ELLA iluminada solo por un seguidor que la sigue por todo el espacio, baila una pequeña coreografía de cabaret.)

¡¡¡Ciento catorce!!! Veinte millones de pesos. Lotería Nacional, la que paga y paga. Ni cien pesos me tiró el jovato que se la ganó.

(La luz regresa al ámbito de la entrevista) Y yo quise seguir, pero el director general de loterías y casinos de la provincia de Buenos Aires dijo: “Muy linda la voz de la nena, pero no sabe distinguir entre una flauta dulce y una pava con el agua hirviendo”. Con eso, con agua hirviendo, era con lo que había que sacar los dibujos de las paredes. Porque pintando era bastante buena. ¿Le dije, no? Mucho no me acuerdo, pero sé que fue de muy chiquita. De antes... tengo imágenes borrosas, pero tengo algunas... Yo pintaba con crayones y un nene me los sacaba, todo el

Page 2: La Entrevista - de Bruno Luciani

BIBLIOTECA

VIRTUAL

www.teatroxlaidentidad.net

2

tiempo...¿no?... Los crayones... las paredes... de eso solo me acuerdo... Bué, en realidad solo de los crayones, lo de las paredes me lo contó él porque era mas grande. Y ahora es increíble lo grandote que es, está enorme. Por donde lo mire. Esos pies, esa nariz... mide mucho, igual al viejo... él me mostró unas fotos de chiquito, cuando el viejo lo tenía en brazos... era gigante. Yo no. Yo tengo los pies chiquitos, salí a mamá, menudita. Poca estatura. Poco pie. Poca estabilidad. ¿Vio los muñecos esos inflables que uno les pega, les pega, les pega, y siempre se vuelven a parar? Así era el viejo. En esa foto no parece pero era. ¿Sigo así? Si prefiere puedo hablar más pausado. Continúo mas suave, mas delicado.

(Se acerca a proscenio, como a contarnos un secreto) ¿Sabe como le decían a él las chicas en el secundario? Bombonazo. Yo también le decía así. Era de lindo... todavía es... tiene unos ojazos... y una panza... pero en la época del secundario, cuando lo conocí, estaba así y las volvía locas a todas las de mi división. Él estaba en quinto y nosotras en tercero... alguna chance había. Siempre que había torneo íbamos a hacer hinchada, fuera donde fuera (Se mueve en cámara lenta, como en la tribuna, con la hinchada)¡Una manga de babosas atentas a cada movimiento de su mano, a cada respiración, a cada movida! ¡Nunca vi nada mas aburrido que el ajedrez! Pero no nos perdíamos un partido. Y cuando terminaba el encuentro, después de, no sé, 5 o 6 horas de embole, nos quedábamos ahí... esperando que nos saludara... que se diera cuenta que éramos las de tercero segunda... las que no se perdían un solo juego... sus chicas.

Off: Eco de pasos que ella sigue con la vista como si atravesaran la boca del escenario

Y él pasaba cerca de la grada, miraba de reojo, y seguía de largo. ¡Toda la mañana produciéndonos al pedo! Maquillaje, pestañas, planchita, tacos, minifalda, escote, push up. Y él como si no existiéramos. Pero estabamos acostumbradas. Ninguna lo decía, pero cada vez que seguía de largo era un alivio. Con lo nerviosas que nos poníamos cuando se acercaba, imaginate si nos llegaba a dirigir la palabra... ¡auxilio! Hubiéramos parecido “El coro de niñas tartamudas”; tratando de encontrar la mejor manera, el mejor tono, la pose más relajada, para decirle cuánto nos había gustado el juego. ¡Yo no tenía ni la menor idea sobre el ajedrez! Menos mal que él seguía de largo. Ahora si entiendo todo... El alfil va en diagonal, el peón no. ¿Usted sabe jugar al ajedrez? Que metida ¿no? Mire que si usted no me frena yo hablo, hablo, hablo. Tengo muy buena secreción en las glándulas salivales. Nunca me quedé disfónica. ¿Que bueno, no? Le decía que yo tengo mi profesor particular de ajedrez. El bombonazo. Ahora no lo tocaría ni con una caña, pero en esa época... Y las compañeras del cole con las que todavía me veo siguen

Page 3: La Entrevista - de Bruno Luciani

BIBLIOTECA

VIRTUAL

www.teatroxlaidentidad.net

3

muriendo por él. El bombonazo. Pero al principio cuando se me empezó a acercar... dios mío. La primera vez me paró en uno de los pasillos y empecé a tiritar de los nervios. ¡Plena primavera, un calor de cagarse! Y yo lo único que hacía era tiritar, asentir con la cabeza y decir: ajá, ajá, ajá... Al final, cuando se estaba yendo le pude decir con un hilito de voz: “...bueno, voy a ir... nos vemos ahí...¿me pongo un jean o voy de largo? ” Un recital de su banda. Nunca fui, me cagué en las patas. ¡El bombonazo tenía onda conmigo! Pero lo peor es que después, cuando lo veía por los pasillos de la escuela lo esquivaba. Si me moría de vergüenza. Pero el otro siguió. Y claro, el pibe me tenía que encarar, y con lo terco que es...El tema es que como yo, cero asambleas, cero marchas y cero centro de estudiantes, no teníamos ningún lugar en común. Pero un día sí. Yo volví a ir al ajedrez a la rastra, por mis amigas. Después de un torneo larguísimo en el que me había dormido a la mitad, cuándo él pasa por la grada en vez de seguir de largo frena, y le dice a la Turca, mi amiga, que me llame. Yo estaba en el quinto sueño. La Turca me sacude, levanto la cabeza, todavía medio dormida, y lo veo a él ahí paradito, serio. Sentí las miradas de las chicas clavadas en el cuello y ni lo pensé. Antes que bancármelas como gallinas alrededor mío viendo si yo aceptaba o no, me paré, lo agarré de la mano y me lo llevé. Él entendía menos que las chicas creo.

Off: Dos pares de pies a gran velocidad por un pasillo amplio y vacío. Uno de los pares trastabilla... mucho.

Lo arrastré por un pasillo que cruzaba el colegio de punta a punta, desde el gimnasio hasta el patio. (Simultáneamente arrastra la silla desde el extremo izquierdo del escenario hasta el centro)Llegamos ahí, paramos en la mitad, yo no lo había mirado en todo el camino. No había un alma porque era sábado, el tercero del mes, cuando se hacían los torneos de ajedrez, giré, quedamos de frente.(ELLA frente a la silla) Estabamos agitados como si hubiéramos corrido el Test de Cooper. ¡Me lo llevé a marzo tres años seguidos! Igual fíjese en el analítico, en la hoja siguiente a donde está mi nombre, que mi promedio de egreso estuvo entre los 10 mejores de todo el colegio. (Durante el siguiente diálogo ELLA será ELLA y también tomará una actitud física y un cuerpo para ËL) - Gracias, me estaba muriendo de vergüenza con todas tus amigas mirándome. Yo muda. - Te aburrís mucho en los torneos, ¿no? Yo muda y con ganas de salir corriendo. - Yo me aburro. Este pibe está loco, pensé. - Juego porque me enseño mi abuela desde muy chiquito. Y juego bien... con ella. En los torneos me desconcentro, me pongo nervioso con la presión de un extraño enfrente. Por eso nunca las saludo a ustedes después de jugar. Nunca gané un torneo.

Page 4: La Entrevista - de Bruno Luciani

BIBLIOTECA

VIRTUAL

www.teatroxlaidentidad.net

4

- Nunca me di cuenta.- En eso siento que alguien le grita, “¡partile la boca bombonazo!” Yo tenía los tacos puestos, pero igual hice un relevé, puntas de pie... por si acaso. Perdí el equilibrio y me fui de culo al piso. Me quedé mirándolo seria, si se llegaba a reír lo mataba. Me tenté yo. De tanto hacer fuerza para estar seria. No podía para de reírme y él tampoco. (Imita su risa) Nos fuimos a un bar. (Se sienta en la silla de frente al público y hace el mismo juego corporal que en el diálogo anterior)

Off: Ambiente de bar. ¿Cómo té llamás? ¿De que barrio sos? ¿Cuantos años tenés? - Parecés más grande, ¿de qué signo sos? ¿Te gusta el asado? - No, soy vegetariana. - Yo también. - Mirá que casualidad. - Es de familia. - ¿Hermanos?. - Si, una hermana mas chica, no la conozco ¿y vos? - Yo tampoco la conozco. - ¿A quien?. - A tu hermana. - No, que si vos tenés hermanos. - Ah ¿yo? no, soy hija única - ¿Y tus viejos? . - Mi mamá sí tiene un hermano, mi tío Alfredo. - No, que si tenés papá y mamá. - Si, mamá si, papá no. - ¿Que le pasó?. - Muerto en combate. ¿Y vos tenés? - No. -¿Papá o mamá?. - Ninguno. -¿Qué les pasó?. - Desaparecidos. - ¿La guerra contra la subversión?. - No, la dictadura militar. - Por eso, la guerra. - No, no hubo ninguna guerra. - Aja... -...... Él no dijo nada. Yo no dije nada. Y con los nervios que tenía me fui de boca. - Lindos ojos. - Gracias, son iguales a los tuyos. - ¿Te parece?. - Si, mucho, y la nariz también es parecida. Fijate.

Page 5: La Entrevista - de Bruno Luciani

BIBLIOTECA

VIRTUAL

www.teatroxlaidentidad.net

5

Off: El audio del bar desaparece. Y miró su reflejo en la ventana del bar. Y yo miré el mío, y miré el de él, y lo miré a él. Y los ventiladores estaban apagados. Y yo transpiraba como una cerda. - Sí, ¿no?... ¿Y...? - dije yo por decir algo. - No nada, eso. Que es lindo encontrar a alguien parecido a uno. Me empezó a faltar el aire. - ¿Tenés hora? – le pregunté. - No . - Ah bueno... entonces se me hizo tarde, me quiero ir. Me tengo que

ir. Me pongo nerviosa con la presión de un extraño enfrente. - OK. ¿Te paso mi teléfono? - Hacé lo que quieras - respondí. Me anotó su teléfono en una servilleta.

Off: Frenéticamente una lapicera que escribe. Lo dejó sobre la mesa, lo agarré, me paré y llegué a la puerta. - Chau - le dije.

Off: Trueno. Lluvia torrencial. Me fui corriendo como una estúpida. (Corre en círculos alrededor de la silla) Más estúpida quedé cuando se me rompió el taco. El Jorobado de Villa Crespo parecía. Corrí 3 cuadras, hasta la placita. Llegué hasta la hamaca. (Queda parada detrás de la silla y hace un pequeño vaivén hacia atrás y hacia delante) Me hamaqué. Muy fuerte. Muy alto. Muy alto. Volaba. (La ilumina solo un cenital)

Off: Un clima sonoro tranquilo, agradable. El rechinar de las cadenas de una hamaca. Off: Suena un teléfono. (Se ilumina un teléfono en el extremo derecho del escenario, cerca del proscenio)

¿Quiere que atienda? Siempre me dijeron que mi voz por teléfono es muy agradable, como estar hablando cara a cara. (El teléfono seguirá sonando hasta que ella se abalanza y se le sienta encima. La luz ilumina solo el sector del teléfono ) Después de ese día cada vez que sonaba el teléfono en mi casa siempre atendía yo. ¡Que boluda, ¿no?! Si él no tenía mi número. La primera vez que sonó el teléfono me abalancé. Ni loca iba a dejar que lo atendiera ella, no andaba muy bien en esa época...Ahora... - Hola... bien Turca, bien.- Mi amiga preguntado que si había onda con el bombonazo, ¿qué carajo le iba a contestar? – Si Turca, tenemos muchas cosas en común, muchas... No Turca, no me besó, pero me dijo que su nariz es tan horrible cómo la mía. ¿Qué me quiso decir? Otro día te cuento. ¿Que otro día...? En ese momento sentía que no había un carajo que contar. Me enfermé. Esa semana fue eterna. Una mierda eterna. No fui al colegio, no vi a las chicas. No vi a nadie. Hasta me tuve que bancar que la señora me preguntara si estaba embarazada. Sí... del espíritu santo. En ese momento pensé, “Que carajo vas a entender vos lo que me pasa, si no lo entiendo ni yo.

Page 6: La Entrevista - de Bruno Luciani

BIBLIOTECA

VIRTUAL

www.teatroxlaidentidad.net

6

Entendía, ella no se comía una, y como yo después de esa semana lo volví a ver, me empezó a cortar los víveres. Que no podía salir, que volviera a casa apenas terminara el colegio, no me dejaba atender el teléfono, estaba super paranoica. Y eso que yo a ella nunca le dije ni jota, nunca le pregunté nada. No me animaba, le tenía demasiado respeto. Demasiado miedo. La madre viuda, el heroico padre muerto en combate y la hija única y perfecta, la señorita “no sabe / no contesta”. Lindo portarretratos me armaron. Para ponerlo arriba de la chimenea, colgadito en la pared. Para reventarlo contra la pared y tirarlo adentro de la chimenea. Que se queme, que se incendie. Al infierno. Ahí me dijo la señora que me iba a ir si seguía con esas ideas. Si seguía deshonrando la memoria de “mi” padre. “De tu marido”, le dije. Casi se muere. (Descuelga el teléfono y tira el auricular al suelo) Pero esa primera semana, mientras estuve en casa, enferma, lo único que esperaba era que él me explicara que carajo había sido todo eso de los ojos, la nariz. Me pareció que no me quería levantar ¿no?. Los ojos... la nariz... ¿No será mucho? Lo llamé. (Comienza a sacarle punta a un lápiz con una trincheta) - Hola... si soy yo... la de los ojos y la nariz... mirá, a mi no me causa

ni un poquito de gracia... ¿Esta noche? ¿Quién? Bersuit... no ni idea, pero voy... ¿Plaza de Mayo? Bueno... pero mirá que yo no tengo idea de esas cosas... solo un recital... ¿no va a ser medio peligroso? Si vos lo decís, dale... te veo ahí. Chau. Corté. (Parte el lápiz por la mitad y lo arroja hacia atrás)

Un recital en el medio de la calle. La Plaza de Mayo, El Cabildo, La Casa Rosada, La Catedral, era obvio, de coger ni hablar. Llegué. (Se para sobre la silla) Bocha de gente. Lo busqué donde me dijo, “debajo de la bandera de HIJOS”. ¡Que detalle de su parte! ¿No? Lo único que faltaba era que me diera un prendedor y me dijera “bienvenida al club”. Lo saludé de lejos y me hizo señas para que nos metiéramos en el tumulto a escuchar a la banda.

Off: Audio del recital (Salta al escenario y comienza a bailar como metida en el medio de un pogo) Ahí estaba yo, en el medio de un recital escuchando a un pelado en pijama que cantaba, le tiraban botellazos y hablaba sobre la identidad. Sí. Mucha identidad, mucha identidad, pero en ese quilombo me tocaron el culo unas cuantas veces y nunca supe quien carajo fue.

Off: Corte abrupto del recital. (ELLA torea con la silla a sus agresores imaginarios. Vuelve a acomodar la silla en la posición primera) ¿Y, que le parece? Siempre tuve facilidad de palabra y buena voz. ¿Vio? Tacto. Si hay algo que no tienen los hombres es tacto. No lo digo por usted. Y tampoco me refiero solo a cuando te tienen que poner una mano encima, sino también cuando te tienen que decir las cosas. Y mi

Page 7: La Entrevista - de Bruno Luciani

BIBLIOTECA

VIRTUAL

www.teatroxlaidentidad.net

7

hermano de tacto... menos que ninguno. No es que yo en el bar me haya dado cuenta de toda la historia. La verdad es que yo no me di cuenta de nada en ese momento. Pero algo me pasó, se me hizo una revolución en el estómago y no sabía por qué, pero en el recital era mas que obvio. ¿No podría haber ido mas despacio? Ya sé que no me mostró la foto de los dos juntos, de chiquitos, jugando en el arenero. (Va a buscarla a su mochila que quedó al costado de la silla. Se sienta)La foto esa, la del jardinerito con flores, esa que estamos los dos.... Pero no me la mostró porque no hay. Porque si la hubiera tenido... ni lo dudaba. - Y ahora la señora María Antonieta que viene a ser mía - Le pregunté un día.- Ella me crió...

Off.: Un portazo. - ¡Eh, para che, la vas a hacer giratoria! Bueno... no fue fácil. - Al principio podrías haber sido un poquito más pedagógico - le dije hace poco acordándome de aquel día. Yo ahora estoy estudiando para psicopedagoga, así que algo entiendo. - Pedagogía, esta... - me respondió - yo no te obligué a nada. Es verdad que te busqué. Pero después vos empezaste a dudar solita y no eras ninguna boluda, tenías 16 años y el derecho de saber. Si, el derecho a saber. El sabía que no se me podía acercar así, de golpe. Pero le importó un carajo. Ahora nos estamos viendo seguido, casi todos los miércoles. Nos estamos llevando bien. Unas veces vamos al cine, cuando nos ponemos de acuerdo en que ver, por eso me pasa a buscar los miércoles, otras vemos fotos, o si no, me cuenta las cosas que se acuerda de cuando éramos chicos. Está bien. Es muy bruto, ¿no? Pero que tiene razón, tiene razón. (La luz se va cerrando sobre ella) ¿Sigo?... ¿Y, que le parece... mi voz? ¿Qué como me llamo? Lo dice en el curriculum. Si, uso los dos nombres, pero el apellido es el de mi papá, no el del capitán... El capitán, el que murió en combate, el marido de la señora. Papá y mamá, son papá y mamá. Los otros... Los otros no. Esos son la señora y el capitán. Un quilombo ¿no?. Es lo que hay.

(Descubre sus pies de pato) Si, tengo pie plano. Mi hermano también. Herencia de papá, un garrón ¿no? Pero sentada ni se nota, mire.

(Corrige los pies) ¿Quiere que le lea eso? Hice un seminario de oratoria, ¿le conté? “Bienvenido al centro telefónico de atención al cliente. Gracias por elegirnos, mi nombre es espacio para ser completado con el nombre de la empleada ¿en que le puedo ayudar?” ¿Qué tal estuve eh? Vio que tengo linda voz. La de mi mamá también era linda. Ella cantaba a capella en los asados familiares. Manal. En eso no salí a ella. Pero la voz, me dijo mi abuela, es la misma.

Page 8: La Entrevista - de Bruno Luciani

BIBLIOTECA

VIRTUAL

www.teatroxlaidentidad.net

8

Off: Suena el teléfono, ELLA lo atiende y comienza a decir el versito de la compañía. Su voz se va fundiendo con otras voces que dicen, casi inentendibles, sus nombres hasta que el audio se transforma en el de el inicio de la obra. La luz va bajando hasta que vemos otra vez solo sus pies. Apagón.