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LA ÉPICA MEDIEVAL. LOS CANTARES DE GESTA. 1.- Características generales de la épica. La palabra épica viene del griego epiqué, que a su vez se forma de epós, que significa palabra o canto. Por su parte, gesta proviene del latín gero, hacer. En efecto, un poema épico, o, entre nosotros, cantar de gesta, es un canto narrativo de tipo tradicional en el que se narran las hazañas legendarias de un héroe para la creación de una unidad nacional. El conjunto de poemas épicos de un país forman su epopeya. Encontramos cuatro grandes grupos épicos: el oriental, con el Ramayana y el Mahabharata; el clásico, con la Ilíada y la Odisea; el germánico, sin textos conservados; y el románico, es decir, el francés y el español, ya sea primitivo y medieval o bien culto y renacentista. Según Colin Smith, los elementos definitorios de ella son los siguientes: /Un héroe que ha de conseguir un ideal y se ve obstaculizado en su empresa. /Tal ideal es un ejemplo moral para una comunidad. /El héroe tiene contactos con la divinidad, de modo que su gesta puede devenir empresa providencial. /El mundo es el varonil de la guerra, sin cabida para lo cortesano. /Ostenta un tono elevado y sublime. 2.- Teorías sobre el origen de la épica románica. 2.1.- Teoría romántica: G. Paris.

LA ÉPICA MEDIEVAL

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LA ÉPICA MEDIEVAL. LOS CANTARES DE GESTA.

1.- Características generales de la épica.

La palabra épica viene del griego epiqué, que a su vez se forma de epós, que significa palabra o canto. Por su parte, gesta proviene del latín gero, hacer. En efecto, un poema épico, o, entre nosotros, cantar de gesta, es un canto narrativo de tipo tradicional en el que se narran las hazañas legendarias de un héroe para la creación de una unidad nacional. El conjunto de poemas épicos de un país forman su epopeya. Encontramos cuatro grandes grupos épicos: el oriental, con el Ramayana y el Mahabharata; el clásico, con la Ilíada y la Odisea; el germánico, sin textos conservados; y el románico, es decir, el francés y el español, ya sea primitivo y medieval o bien culto y renacentista.

Según Colin Smith, los elementos definitorios de ella son los siguientes:

/Un héroe que ha de conseguir un ideal y se ve obstaculizado en su empresa.

/Tal ideal es un ejemplo moral para una comunidad.

/El héroe tiene contactos con la divinidad, de modo que su gesta puede devenir empresa providencial.

/El mundo es el varonil de la guerra, sin cabida para lo cortesano.

/Ostenta un tono elevado y sublime.

2.- Teorías sobre el origen de la épica románica.

2.1.- Teoría romántica: G. Paris.

Piensa éste que es reflejo del espíritu del pueblo, Volkgeist, de modo que es una creación colectiva y espontánea: entre los siglos VIII y IX los soldados cantan en francés poemas épico-líricos sobre hechos históricos llamados cantilenas. En el siglo XII un juglar une varias cantinelas y surge, en el 1100 el primer poema épico: la Chanson de Roland.

2.2.- Teoría positivista: Milà i Fontanals.

No fue compuesto por el pueblo sino por un autor individual, que se dirige con su poema a una clase aristocrática y caballeresca. Posteriormente llega a manos de los juglares, que lo divulgan entre el pueblo. Para él no existen las cantilenas porque es una invención crítica: antes del XII no se puede demostrar que haya nada

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2.3.- Teoría jacobea: Bédier.

Los poemas épicos románicos son plasmaciones de leyendas eclesiásticas inventadas, antes del XII, por monjes en monasterios del Camino de Santiago para atraer público. Ellos, o juglares contratados para el caso, son los autores del poema, cuyas bases históricas se recogen en las crónicas en latín.

2.4.- Teoría latina: Willmote y Chiri.

Es una continuación de la tradición épica latina que parte de La Eneida: sus promotores eran los guardianes de la cultura impresa: los monjes. Menéndez Pidal les adujo que el tema fundamental de la épica románica es la venganza de sangre, contraria al Derecho Romano; además hay un costumbrismo germánico que no aparece en las fuentes latinas.

2.5.- Teoría tradicional: Menéndez Pidal.

Es tradicional en cuanto el poema tiene un autor individual originario: tiene forma de cantilena, de pocos versos. Cuando éste empieza a divulgarse se recuerda quién es el autor, como ocurre con la poesía popular. Posteriormente se olvida al autor y las lagunas que no se recuerdan del poema se reponen mediante nuevas invenciones: llega un momento en que el poema vive a través de variantes, que es lo que define la poesía tradicional. Los que tienen unos mil versos -los franceses- los llamakurtzepos; mientras que los que cuentan con dos o tres mil versos -los españoles- los denomina grossepos. Alguien, en esta etapa tradicional, fija por escrito una de las variantes ampliándola y modificándola, que es lo que hoy tenemos. Por tanto hubo épica anterior al siglo XII.

Nuestra épica deriva de los cantos historiales germánicos, anteriores al XII. Tres hechos lo demuestran: en primer lugar, se nota que los Fragmentos de La Haya son un trasvase del siglo X de un poema en hexámetros latinos que ya contiene a cuatro caballeros carolingios; además la forma de contar las batallas es típicamente germánica, demorándose en el cuerpo a cuerpo. Por otro lado, hubo una enorme moda onomástica Roland - Olivier y Rolando - Oliveros antes del XII, lo que indica la popularidad de los héroes de la Chanson. Por último, la Nota Emilianense, del siglo XI, de dieciséis líneas y en latín, ofrece un resumen de la leyenda de Roncesvalles, donde hay personajes que no están en la tradición latina ni en la francesa, pero sí en la española.

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La difusión de la épica primitiva de los cantares de gesta (Alborg, 1981, 38-42) está

ligada a la persona del juglar. Los relatos épicos no se componían para ser difundidos

por escrito, sino por vía oral. Los juglares recorrían los pueblos y castillos recitando

relatos épicos o cantando canciones líricas acompañándose de instrumentos musicales

y recibían una paga de sus oyentes.

Así pues, los juglares ofrecían, a la vez, una información y un espectáculo, aunque

aquí lo que nos interesa es el juglar que se dedicaba al recitado de composiciones

narrativas y su actuación vendría a ser algo así como una representación dramática de

un solo personaje.

El oficio o arte de los juglares es lo que se conoce como “mester de juglaría”, es decir

menester, ocupación o profesión.

Los relatos épicos que recitaban los juglares en las plazas, atrios de las iglesias o en

los castillos reciben el nombre de cantares de gesta, que eran unos poemas de

carácter heroico, que tenían por objeto narrar las hazañas de personajes heroicos o

sucesos notables de la vida nacional, que merecieron ser divulgados y en este sentido

la epopeya románica es la hermana mayor de la historiografía.

Estas gestas, con propiedad, reciben el nombre de cantar, porque no estaban

destinadas a la lectura, sino al canto o la recitación.

Una característica importante de esta épica medieval es que va dirigida a todo el

mundo sin discriminación, desde el rey hasta el más humilde de los lugareños y

también que suele tratar de asuntos contemporáneos; por tanto inteligibles para el

público sin especial información o preparación.

El juglar, como portavoz y recreador de la poesía que difundía, añade, suprime y

modifica versos o pasajes completos según los gustos del auditorio, que, en definitiva,

es quien paga. Todo esto es lo que ha propiciado las variantes que se encuentran en

los diferentes manuscritos; así como, muchas veces, era la memoria del juglar el único

documento; ya que las copias en pergamino eran muy escasas por el alto coste.

La única gesta castellana conservada es el Cantar de Mío Cid, de mediados del siglo

XII, lo que no quiere decir que no existieran antes de él otros muchos cantares de

gesta.

Referente al origen de los cantares de gesta tenemos dos teorías: la individualista,

defendida por J. Bedier y la neotradicionalista defendida por Menéndez Pidal.

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Bedier piensa que tanto la Chanson de Roland, como el Poema de Mío Cid son obra de

poetas individuales y que fueron escritas varios siglos después de los sucesos y sus

autores serían poetas cultos, de carácter clerical, que tomaron los datos de algún

cronicón conservado en alguna abadía o monasterio.

Menéndez Pidal, por el contrario, piensa que el origen de los cantares de gesta es muy

anterior a los textos conservados y que éstos no pueden ser explicados sin tener en

cuenta una larga tradición de textos perdidos. Si el Cantar de Roldán y el Cantar de

Mio Cid fueron las primeras obras escritas en francés y en español, serían un milagro

literario; por lo tanto tuvo que precederles mucho tiempo de trabajo literario anónimo

para que los textos alcanzaran la dignidad artística que poseen.

La teoría de Menéndez Pidal, largo tiempo sostenida y razonada, ha sido confirmada

por el descubrimiento de Dámaso Alonso en 1954 de un pequeño texto llamado por él

“Nota Emilianense” (por proceder del monasterio de San Millán1), en el cual aparece

un breve relato de la derrota de Roncesvalles, que sigue en líneas generales

la Chanson de Roland y da los nombres principales de la gesta. La “Nota Emilianense”

ha sido fechada entre el año 1054 y 1076, es decir de 30 a 50 años antes de de

la Chanson. Esto demuestra que la difusión del tema épico de Roldán fue mucho antes

de la gesta conservada y por tanto la existencia de primitivas redacciones de la

leyenda, es decir “la existencia de una actividad épica latente” (Menéndez Pidal en

comentarios a la “Nota”).

Por último un rasgo fundamental de la poesía épica medieval es su carácter anónimo.

La crítica posterior matizará es tas dos posturas la individualista y la

neotradicionalista.