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Suma Cultural | 15 | | 15 | | Diego Sánchez | Suma Cultural

La Existencia, Entre El Karma Mortal y La Quimera Vital

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La Existencia, entre el karma mortal y la quimera vital.

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    LA EXISTENCIA,ENTRE EL KARMA MORTAL

    Y LA QUIMERA VITAL| Diego Snchez |

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    Los vocablos griegos en su riqueza me permitirn definir en esencia los argumentos que se esgrimirn acerca de lo que atae a la realidad de la vida, ms all de las estratagemas mentales que existen sobre ella; ya sea por eleccin

    o coaccin social.El primer vocablo, Byos, hace referencia a la vida orgnica,

    a aquella que comparte el hombre con las dems especies y se define primariamente por la existencia de clulas, tejidos, rganos, entre otros. Este tipo de vida, ms all de las concepciones cientficas tradicionales, da cuenta de las experiencias del hombre como un vehculo por medio del cual sta transitar durante algunos aos sobre la faz de la tierra acumulando, como veremos adelante, parte del sentido de la vida cognoscible.

    En segundo trmino, el vocablo, Psyque, referente a la vida mental, se diferencia del primer concepto en la descripcin de aquellos eventos que nos distancian de las dems especies; poticamente podemos referirnos a sta

    como el alma, el centro de las emociones, pensamientos, interpretaciones, el lenguaje y dems procesos superiores.

    Por ltimo el vocablo, Zoe, pertenece a la vida en trminos ascticos, de plenitud, de gozo, aquella deseable forma de utilizar nuestros sentidos y nuestro cuerpo por encima de cualquier precepto social.

    Para nadie es desconocido el ritmo acelerado de la vida cotidiana, los afanes de cada da que irrumpen desenfrenadamente sobre la bsqueda de sosiego y placer, y aunque este panorama refleje claramente el mundo occidentalizado y capitalista, pareciera, aunque suene discutible, que puede abarcar a toda la humanidad en todas las pocas.

    El ejemplo anterior contiene dos premisas bsicas de la vida humana y en stas se engloba la bsqueda del ser. Aunque se estime reduccionista (y no es la intencin de este artculo) el ser humano es el resultado de las fuerzas que en su interior participan por saciar las motivaciones ms fuertes. Las premisas son: primero, existe en el ser humano el sufrimiento constante y la necesidad por

    lograr detener o aplazar la tristeza y la muerte. Segundo, la bsqueda del sosiego, o el placer, sin interesar mucho cul sea el matiz individual que gue esta bsqueda cuyo fin ltimo es experimentar luces de felicidad.

    Son estos eventos paradjicos entre la vida y la muerte, la tristeza y la felicidad o el displacer y el placer, la razn principal que nos hacen volver a ese clan adnico. Dado que en el principio todo era bueno la vida del mtico Adn refleja el objeto del deseo humano; como el nio que sale del vientre, el hombre sali del paraso en el gnesis de la creacin para ser

    luego despojado de todo y recibir una sentencia de muerte. Acaso antes de este episodio el hombre haba temido, se haba escondido, experimentado culpa? Pareciera que nunca,

    por tanto estos sentimientos marcaron el verdadero inicio de la vida tal como la conocemos: la vida del primer Adn marc el rumbo de las generaciones humanas. Este evento potico ms all de ser una visin religiosa es una expresin temprana de la descripcin de la vida.

    La sociedad y la cultura, especialmente las visiones religiosas, han socavado en las mentes de generaciones la idea de que la vida puede ser aun ms de lo que vemos, por tanto todos estos escenarios paradisacos o salvificos que proponen satisfacen y reivindican claramente los ms profundos deseos del ser. Tan arraigada est la idea en los hombres de probar un poco de la felicidad o alcanzarla plenamente que todas las culturas y formas de conocimiento extintas y existentes han buscado el grial de la vida eterna, ya sea en la alquimia o en la ingeniera gentica. Polticos, mdicos, acadmicos, abogados, eclesisticos, antroplogos, artistas, economistas y dems luchan diariamente para volver a ese estado adnico de paz sempiterna aunque la entropa prometida de forma divina procure alejarlos de su fin a ellos y a la sociedad a la que sirven.

    SIGMUND FREUD SUGERA QUE LAS FUENTES DEL DOLOR PARA EL HOMBRE

    ERAN: ENVEJECER, LAS RELACIONES HUMANAS Y LOS DESASTRES NATURALES

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    El vicio del lenguaje Aunque hacer la definicin del trmino no es la

    intencin de este trabajo, intentar aclarar qu es aquello a lo que llamamos vida, acaso Byos, o Psyque o ms bien Zoe. Sin pretensiones de ser concluyente puedo decir con cierta certeza (de occidental), que el hombre llama vida al disfrute que pueda tener desde el nacimiento hasta la primera muerte, teniendo en cuenta que durante este perodo ciertos hechos dolorosos pueden tambin hacer parte de ella.

    Cul es el vicio entonces? La vaguedad es felicidad o es dolor. Aqu entonces reconoceremos las fuentes de la vaguedad y de las motivaciones o fuerzas que mantienen al hombre en pie contra la entropa. Sigmund Freud, a quien no es menester hacer presentacin, sugera que las fuentes del dolor para el hombre eran: envejecer, las relaciones humanas y los desastres naturales. Todas stas se recrean en nuestro cuerpo, en tanto que el hecho doloroso no corresponde al suceso, sino el aparato cognoscente sine qua non carecera de sentido la experiencia. Por lo que se recrea en nuestro Byos y Psyque, de modo que la vida como la entendemos las contiene.

    No obstante la cultura por medio de sus instituciones, ha determinado en el pensamiento del hombre que todo esto puede relegarse, ya sea con una vida saludable, con incontable dinero, con estoicismo y resignacin, con un trabajo ideal, o una mujer ideal, y dems estrategias que le aseguren el estado primigenio de gozo. Hay entonces dos fuentes, la natural y la social (cuya delimitacin siempre es difusa), que enredan el concepto de vida en el lenguaje promoviendo un comportamiento desenfrenado y errneo, claro est, en unas culturas ms que en otras y esto se debe precisamente a aquellos afanes de ciertas poblaciones en las cuales las preguntas acerca de la vida per se difcilmente se promueven y ms bien se llenan de significado con lo que el mercado ofrece nicamente.

    Karma mortal

    Mi propuesta es clara: la vida humana como la conocemos, en todos sus matices no es ms definible que por el dolor mismo o el sufrimiento, es decir, la vida

    es ajena al placer aunque pequeos destellos de ste se vislumbren antes de la primera muerte. La vida es una constante lucha en medio del dolor y desde que se nace, madre e hijo experimentan la primera separacin que ser durante toda su vida un inevitable vaco de afecto y paz. Desde este momento y en todas las etapas ulteriores de la vida el hijo experimenta una gran cantidad de crisis que buscan mitigar el constante dolor que vive, este karma mortal le gua a la bsqueda de amigos, trabajo, pareja, religin, dinero, de modo que sea soportable la existencia. Es una frentica bsqueda de que su subsistencia se parezca ms a la vida que tuvo en el fecundo entorno del tero materno que le brindaba sin envidia todo de s.

    Entonces a diferencia de Freud no dira que las fuentes del dolor para el hombre en su vida son tres, sino ms bien, dira que la vida misma es el dolor, reflejado en multiformes amenazas. Lo que implica que tambin somos fuente de dolor para otros y esto es inevitable. El concepto de karma precisa la sucesin de una vida a otra de la propia herencia y esto es claro en la humanidad, que ya sea por entes astrales o improntas genticas, est destinada a

    morir irremediablemente y sufrir mientras viva por todas sus generaciones, pues el supuesto del pecado original parece cumplirse indefectiblemente tal como se proclam y nos mantiene cautivos al vehculo pasajero de la vida. ste, a su vez, carga en el interior la mariposa de la esperanza, el alma del hombre que experimenta agobiantes sufrimientos en la crcel de arcilla, hasta que sta cumpla el mandato de volver a la tierra.

    La fuerza de mi argumento radica precisamente en las siguientes palabras que espero sean contundentes para definir por qu dolor y vida son una misma esencia. Ya sea en medio de los lamentos agnicos de un moribundo o de cualquier otra muerte precedida por lo que llamamos vida, solo hay una constante: dolor. Se presenta en muchas formas o en muchas maneras, en nuestros rganos o en nuestra alma, pero este antecedente es muestra de lo que no es vida: la muerte, que no es otra cosa que ausencia de dolor. Cuando el cuerpo yace inerte, la entropa ha vencido y desintegrado todo aquello que nos haca seres vivos y

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    sensibles, sentir qu? La esencia de la vida, dolor. Si se experimenta dolor se est vivo. Pregonar el ser humano vive, o decir, el ser humano sufre es equivalente. Por tanto la vida es la expresin de un dolor o sufrimiento interno que desencadena conductas en aras de probar la exigua felicidad.

    Implicacin social

    Pues bien, hago referencia a un comportamiento desenfrenado y errneo, pues aunque no intento parecer un defensor de teoras conspiracionistas, pareciera que al menos en las dinmicas sociales que ha favorecido el hombre durante todas las pocas, el uso de la palabra vida y sus derivaciones en el lenguaje por uso y semntica, han apoyado constantemente las interacciones de subyugacin y control.

    Muestra de esto son: el trabajo en todas sus formas, las doctrinas religiosas, la bsqueda de relaciones afectivas (en pareja, en grupos, etc.), el mantenimiento de la salud, la paternidad, el matrimonio, la universidad y dems instituciones que proclaman de forma explcita o implcita, un ritmo de vida, que a ojos pertinaces significa la explotacin del hombre por el hombre, uno viviendo, o sufriendo para otro en nombre de la felicidad y la vida. De modo que el crculo contina

    en tanto que no se pierda el status quo del concepto, pues esto significa generaciones de buenos ciudadanos, empleados, votantes y clientes de una civilizacin vacilante que, como todas las especies slo busca vivir, pero a diferencia de ellas, en el trayecto aspira a ser feliz al costo que su grupo social le imponga en ausencia de reflexin, manipulados por afanes y desespero.

    Quimera vital En las lneas anteriores pareciera dilatarse la

    importancia de esa bsqueda y ms aun, la creencia humana de que la felicidad es alcanzable. El lenguaje ha sido el factor diferenciador por antonomasia del hombre con los dems animales, y su estudio nos permite comprender cmo el ser humano presenta comportamientos inesperados y para este caso, aun contranaturales. En una mirada crasa de las ideas freudianas acerca del hombre, encontramos que sugiere como motivaciones humanas el tanatos, la fuerza de muerte y el eros, la energa sexual. Los postulados evolucionistas tienden a ser afines al construir sobre la imagen humana una existencia basada en el poder, las relaciones sociales, la sexualidad, entre otros. Y as podramos mencionar muchos otros postulados que en suma muestran claramente en la existencia

    del hombre intenciones primitivas que satisfacen principalmente el deseo egosta de la

    reproduccin gentica.No obstante el hombre suea

    con mundos espirituales, intangibles, ingrvidos; universos que como se dijo

    anteriormente, suelen prometer todo aquello que busca el ser y que hacen ver

    nuestra existencia soportable. Si bien podemos considerar que el lenguaje sea la razn para que los seres humanos puedan crear estos universos y creer en ellos sin que exista un referente inobjetable, hay algo que no puede ser falseado por la ciencia, y que queda a voluntad de los hombres: elegir, considerar su vida

    COMO TODAS LAS ESPECIES, EL SER HUMANO SLO BUSCA VIVIR, PERO A

    DIFERENCIA DE ELLAS, EN EL TRAYECTO ASPIRA A SER FELIZ

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    como una fuente de sufrimiento, para que despus de que su semilla sea colocada en la tierra como fruto de la entropa, despliegue una nueva planta, la vida Zoe, aquella que nuestra alma crea todos los das con escenarios paradisacos donde el sufrimiento de la existencia pueda rescindir algun da.

    La utopa se encuentra en el lenguaje; la creencia del cielo o el nirvana u otra atmsfera de paz slo es factible para la especie parlante, que puede hacerlo inteligible, pero no manifiesto a los sentidos. De ningn modo intento decir que el segundo nacimiento como cuestin mstica queda probado por el hecho de que la ciencia no haya demostrado la inexistencia total, o mucho menos decir que la vida despus de la muerte es un hecho totalmente refutado y olvidado. Intento decir que no conocemos mucho acerca de Zoe, tal vez los destellos de felicidad que tenemos en nuestra vida conocida se parecen y slo cabe al hombre por medio del lenguaje magnificarlo y articularlo con ms credibilidad.

    El hombre ama las utopas, pues dan cuenta de lo mejor del ser aunque su expresin sea nula: amamos pensar en la felicidad, el amor, el perdn, amamos a Zoe que tal vez en un recodo del espacio desconocido sea la siguiente transformacin en la vida de la frgil mariposa, tal vez slo sea la ulterior forma de metamorfosis. Es posiblemente ese infranqueable paraso protegido con seres alados y armados en contra del primer Adn y sus hijos como lo relata pictricamente el Be-Reshit.

    Entonces hemos de esperar al segundo Adn, el

    anhelado evento de un nuevo hombre que redima la especie con un nuevo estilo de vida, que entonces d significado a la segunda vida y a la segunda muerte del hombre, que permita conocer los universos de la anhelada felicidad, que nos permita volver al vientre de la madre universal y aleje de nosotros y de nuestro vocabulario el concepto de separacin, que se ha perpetuado en la humanidad como sentimiento de dolor que nos lleva a comportamientos afanados de liosos resultados, de seres intrascendentes

    y egostas que disipan su existencia por medio del abuso de los dems.

    A estas alturas el lector en un intento de comprensin ha hecho diferentes juicios e hiptesis, aun de mis creencias, lo que no es inaudito, pues sin duda tambin estoy imbuido en una fuerza cultural parametrizada por el lenguaje que igualmente cobija mis creencias. La nica diferencia es la conviccin cientfica de que el mundo es la suma de un sinnmero de fenmenos probabilsticos que por rara o baja que se presente la probabilidad siempre habla de la existencia etrea de ciertos tipos de universos y fenmenos hasta ahora inexplicables, como lo son algunos aspectos de la mente humana y sus delirios de los que hoy escribo.

    Amamos tanto las utopas que al describir el karma mortal, que es la etapa en que vivo y de la que se supone conozco, apenas pude escribir tres robustos prrafos; pero en cuanto a la quimera vital, se exacerban esas ilusiones y se intentan pintar aquellos mundos que en nuestro

    cosmos mental se ven tan reales e ilusorios al tiempo. Concluyo afirmando que la seguridad de que la vida tal como la conocemos es sufrimiento por definicin, es un hecho. De lo dems poco sabemos pero con la habilidad del lenguaje podemos articular inmensas utopas que sigan satisfaciendo ese lado vaco que dej el vientre primigenio, la idea del segundo Adn es loar el comprensible pero sin referente conocido concepto de Zoe.

    EL HOMBRE AMA LAS UTOPAS, PUES DAN CUENTA DE LO MEJOR DEL SER AUNQUE SU EXPRESIN SEA NULA: AMAMOS PENSAR EN LA FELICIDAD

    el comprensible pero sin referente conocido concepto

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