Nuestra misión es servir y sembrar esperanza

Proyecto EsperanzaPor una vida mejor

inteligente¿Es

creer en Dios?

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igual manera, no tener un Padre llamado Dios, deja un vacío existencial en cual-quier ser humano.

9. Un cristiano le respondió a un ateo: «Sin-ceramente me cuesta creer que una perso-na tan inteligente como tú no crea en Dios. Me parece muy difícil que yo admita al-guna vez que, por ejemplo, un coche haya surgido como fruto de una explosión. No entiendo cuál es la lógica de que creas en la teoría del Big Bang».

10. Es un gran error pensar que «para creer en Dios es necesario dar un salto en el vacío en contra de la razón. Creer que existe un Diseñador supremo es lo más razonable del mundo. Lo irrazonable es creer que una ciega energía carente de inteligencia haya sido capaz de crear y ordenar nada».1

11. Un profesor ateo desafió a su alumna di-ciendo: «¿Cómo me dices que Dios existe si no has visto ni escuchado a Dios?». La niña respondió: «¿Ha visto y escuchado usted el

frío? «No, porque solo se puede sentir», con-cluyó el profesor. Mirándole a los ojos la niña le dijo: «Lo mismo pasa con Dios, profesor».

12. Uno de los más grandes sabios que ha ha-bido en la Tierra, Salomón, afirmó: «El fin de todo el discurso oído es este: Respeta a Dios y guarda sus mandamientos». En otras palabras, el camino a la excelencia, a la feli-cidad y hacia una vida con sentido y propó-sito, se obtiene solamente en una relación de adoración y lealtad a Dios.

13. La mayor razón para reflexionar sobre Dios son los millones de personas que han sido trasformadas por los mensajes de la Biblia, los cuales han inspirado y cambiado vidas como ningún otro.

14. Aunque parezca ilusorio, «Dios siempre nos ayuda cuando estamos en problemas» (Salmo 46: 1, TLA) cuando le buscamos de corazón. Por favor, no digas: «¿Dónde está Dios cuando más lo necesito?», sino: «¿Dón-de estoy cuando Dios me quiere ayudar?».

TE OFRECEMOS DE MANERA GRATUITA:

• Una BIBLIA junto con el curso bíblico temático La fe de Jesús.

• Uno de estos tres libros: El camino a Cristo, El Deseado de todas las gentes o El conflicto de los siglos.

• Apoyo y terapia espiritual.

Contacta hoy con nosotros:911 309 864

www.proyectoesperanza.es info@proyectoesperanza.es

Nuestro representante en tu área es:

1. Enrique Chaij, Razones para creer, Doral: Asociación Publicadora Interamericana, pág. 31.

biología es el estudio de las cosas comple-jas que dan la impresión de tener un di-seño inteligente». ¿Por qué no usó la pa-labra evidencias de un diseño inteligente sino solo impresiones? Porque es ateo. Eligió no creer y esa decisión es filosófi-ca, no científica. La mayoría de los gran-des pensadores y filósofos de la historia, como Albert Einstein, Copérnico, Des-cartes, Newton y muchos otros, eligieron creer en Dios. Para muchos de ellos la fe fue la respuesta a diversas preguntas, sin dejar por eso de amar la ciencia y analizar todas las evidencias.

2. Debemos recordar que la mayoría de los ateos y agnósticos, en los momentos de ex-trema o gran necesidad, sienten un clamor natural por un Ser superior, como si salie-ra a flote una realidad interna que inten-taban reprimir. Por ejemplo, en el epitafio de Miguel de Unamuno está escrito: «Solo le pido a Dios que tenga piedad del alma de este ateo». O como alguna vez todos

hemos exclamado de una u otra manera: «Dios mío, si realmente existes, ayúdame en esta».

3. En su libro La ciencia desde la fe, Alister McGrath, biofísico y teólogo británico, dice que el ateísmo es solo un sistema de creencias que pretende utilizar a la ciencia para ganar reconocimiento. Además, ase-gura que hoy resulta un discurso gastado y superado.

4. La mayoría de los ateos han creído en Dios en su niñez. Pero el paso de los años y ver tantas injusticias e incoherencias en las iglesias, los han llevado a descartar la fe en Dios. Sumado a esto, el mal testimonio de muchos creyentes los ha cegado espiri-tualmente. Muchos se han cansado de ese «dios» que les han presentado y que, por cierto, no es el Dios verdadero que enseña la Biblia.

5. Un escritor ateo, Amos Oz, dijo: «Leí el Nuevo Testamento y amé a Jesús. Es impo-sible no hacerlo». Haz la prueba, comienza

a leer la Biblia con un deseo sincero de aprender y verás que es el mejor libro del mundo.

6. Algunos piensan que la fe es una muleta psicológica. Lo que sí es cierto es que la fe ha ayudado a millones de personas a encontrar respuestas en sus vidas, ha sido un bálsamo en medio de sus sufrimientos y les ha aportado la esperanza y la fuerza para seguir viviendo.

7. Friedrich Nietzsche fue quien acuñó la famosa frase: «Dios ha muerto». Pero la realidad es que lo único verdadero es que «Nietzsche ha muerto». ¿Por qué esperar hasta estar al borde de la muer-te para buscar a Dios? Voltaire, uno de los más grandes ateos de todos los tiem-pos, en su lecho de muerte, agonizando, clamaba: «¡Cristo! ¡Oh Cristo!».

8. Muchos han perdido el sentido y la ale-gría de vivir porque han eliminado a Dios de sus vidas. No tener padres deja una se-cuela en la mente de cualquier niño. De

Todos tenemos una facultad espiritual en nuestra mente mediante la cual decidimos

qué creer y en quién creer. Esto es a lo que normalmente se le llama fe.

No somos ateos por naturaleza. Hay una tendencia innata en el ser humano a la creen-cia. La historia lo atestigua, y también el pre-sente, donde más del 90% de la población mundial practica alguna religión.

A todos en algún momento nos ha pasa-do por la cabeza el dilema de la existencia de Dios. ¿Cuándo fue la última vez que reflexio-naste sobre ello? Tal vez digas: «Es que yo soy ateo» o «soy agnóstico».

Te invito a que reflexionemos juntos so-bre los siguientes puntos que, seguramente, te ayudarán a encontrar al menos una buena razón para creer:

1. Richard Dawkins, biólogo defensor del ateísmo, señaló que «la fe es la gran esca-patoria, la gran excusa para evadir la ne-cesidad de pensar y evaluar la evidencia»; pero, al mismo tiempo, escribió que «la

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biología es el estudio de las cosas comple-jas que dan la impresión de tener un di-seño inteligente». ¿Por qué no usó la pa-labra evidencias de un diseño inteligente sino solo impresiones? Porque es ateo. Eligió no creer y esa decisión es filosófi-ca, no científica. La mayoría de los gran-des pensadores y filósofos de la historia, como Albert Einstein, Copérnico, Des-cartes, Newton y muchos otros, eligieron creer en Dios. Para muchos de ellos la fe fue la respuesta a diversas preguntas, sin dejar por eso de amar la ciencia y analizar todas las evidencias.

2. Debemos recordar que la mayoría de los ateos y agnósticos, en los momentos de ex-trema o gran necesidad, sienten un clamor natural por un Ser superior, como si salie-ra a flote una realidad interna que inten-taban reprimir. Por ejemplo, en el epitafio de Miguel de Unamuno está escrito: «Solo le pido a Dios que tenga piedad del alma de este ateo». O como alguna vez todos

hemos exclamado de una u otra manera: «Dios mío, si realmente existes, ayúdame en esta».

3. En su libro La ciencia desde la fe, Alister McGrath, biofísico y teólogo británico, dice que el ateísmo es solo un sistema de creencias que pretende utilizar a la ciencia para ganar reconocimiento. Además, ase-gura que hoy resulta un discurso gastado y superado.

4. La mayoría de los ateos han creído en Dios en su niñez. Pero el paso de los años y ver tantas injusticias e incoherencias en las iglesias, los han llevado a descartar la fe en Dios. Sumado a esto, el mal testimonio de muchos creyentes los ha cegado espiri-tualmente. Muchos se han cansado de ese «dios» que les han presentado y que, por cierto, no es el Dios verdadero que enseña la Biblia.

5. Un escritor ateo, Amos Oz, dijo: «Leí el Nuevo Testamento y amé a Jesús. Es impo-sible no hacerlo». Haz la prueba, comienza

a leer la Biblia con un deseo sincero de aprender y verás que es el mejor libro del mundo.

6. Algunos piensan que la fe es una muleta psicológica. Lo que sí es cierto es que la fe ha ayudado a millones de personas a encontrar respuestas en sus vidas, ha sido un bálsamo en medio de sus sufrimientos y les ha aportado la esperanza y la fuerza para seguir viviendo.

7. Friedrich Nietzsche fue quien acuñó la famosa frase: «Dios ha muerto». Pero la realidad es que lo único verdadero es que «Nietzsche ha muerto». ¿Por qué esperar hasta estar al borde de la muer-te para buscar a Dios? Voltaire, uno de los más grandes ateos de todos los tiem-pos, en su lecho de muerte, agonizando, clamaba: «¡Cristo! ¡Oh Cristo!».

8. Muchos han perdido el sentido y la ale-gría de vivir porque han eliminado a Dios de sus vidas. No tener padres deja una se-cuela en la mente de cualquier niño. De

Todos tenemos una facultad espiritual en nuestra mente mediante la cual decidimos

qué creer y en quién creer. Esto es a lo que normalmente se le llama fe.

No somos ateos por naturaleza. Hay una tendencia innata en el ser humano a la creen-cia. La historia lo atestigua, y también el pre-sente, donde más del 90% de la población mundial practica alguna religión.

A todos en algún momento nos ha pasa-do por la cabeza el dilema de la existencia de Dios. ¿Cuándo fue la última vez que reflexio-naste sobre ello? Tal vez digas: «Es que yo soy ateo» o «soy agnóstico».

Te invito a que reflexionemos juntos so-bre los siguientes puntos que, seguramente, te ayudarán a encontrar al menos una buena razón para creer:

1. Richard Dawkins, biólogo defensor del ateísmo, señaló que «la fe es la gran esca-patoria, la gran excusa para evadir la ne-cesidad de pensar y evaluar la evidencia»; pero, al mismo tiempo, escribió que «la

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biología es el estudio de las cosas comple-jas que dan la impresión de tener un di-seño inteligente». ¿Por qué no usó la pa-labra evidencias de un diseño inteligente sino solo impresiones? Porque es ateo. Eligió no creer y esa decisión es filosófi-ca, no científica. La mayoría de los gran-des pensadores y filósofos de la historia, como Albert Einstein, Copérnico, Des-cartes, Newton y muchos otros, eligieron creer en Dios. Para muchos de ellos la fe fue la respuesta a diversas preguntas, sin dejar por eso de amar la ciencia y analizar todas las evidencias.

2. Debemos recordar que la mayoría de los ateos y agnósticos, en los momentos de ex-trema o gran necesidad, sienten un clamor natural por un Ser superior, como si salie-ra a flote una realidad interna que inten-taban reprimir. Por ejemplo, en el epitafio de Miguel de Unamuno está escrito: «Solo le pido a Dios que tenga piedad del alma de este ateo». O como alguna vez todos

hemos exclamado de una u otra manera: «Dios mío, si realmente existes, ayúdame en esta».

3. En su libro La ciencia desde la fe, Alister McGrath, biofísico y teólogo británico, dice que el ateísmo es solo un sistema de creencias que pretende utilizar a la ciencia para ganar reconocimiento. Además, ase-gura que hoy resulta un discurso gastado y superado.

4. La mayoría de los ateos han creído en Dios en su niñez. Pero el paso de los años y ver tantas injusticias e incoherencias en las iglesias, los han llevado a descartar la fe en Dios. Sumado a esto, el mal testimonio de muchos creyentes los ha cegado espiri-tualmente. Muchos se han cansado de ese «dios» que les han presentado y que, por cierto, no es el Dios verdadero que enseña la Biblia.

5. Un escritor ateo, Amos Oz, dijo: «Leí el Nuevo Testamento y amé a Jesús. Es impo-sible no hacerlo». Haz la prueba, comienza

a leer la Biblia con un deseo sincero de aprender y verás que es el mejor libro del mundo.

6. Algunos piensan que la fe es una muleta psicológica. Lo que sí es cierto es que la fe ha ayudado a millones de personas a encontrar respuestas en sus vidas, ha sido un bálsamo en medio de sus sufrimientos y les ha aportado la esperanza y la fuerza para seguir viviendo.

7. Friedrich Nietzsche fue quien acuñó la famosa frase: «Dios ha muerto». Pero la realidad es que lo único verdadero es que «Nietzsche ha muerto». ¿Por qué esperar hasta estar al borde de la muer-te para buscar a Dios? Voltaire, uno de los más grandes ateos de todos los tiem-pos, en su lecho de muerte, agonizando, clamaba: «¡Cristo! ¡Oh Cristo!».

8. Muchos han perdido el sentido y la ale-gría de vivir porque han eliminado a Dios de sus vidas. No tener padres deja una se-cuela en la mente de cualquier niño. De

Todos tenemos una facultad espiritual en nuestra mente mediante la cual decidimos

qué creer y en quién creer. Esto es a lo que normalmente se le llama fe.

No somos ateos por naturaleza. Hay una tendencia innata en el ser humano a la creen-cia. La historia lo atestigua, y también el pre-sente, donde más del 90% de la población mundial practica alguna religión.

A todos en algún momento nos ha pasa-do por la cabeza el dilema de la existencia de Dios. ¿Cuándo fue la última vez que reflexio-naste sobre ello? Tal vez digas: «Es que yo soy ateo» o «soy agnóstico».

Te invito a que reflexionemos juntos so-bre los siguientes puntos que, seguramente, te ayudarán a encontrar al menos una buena razón para creer:

1. Richard Dawkins, biólogo defensor del ateísmo, señaló que «la fe es la gran esca-patoria, la gran excusa para evadir la ne-cesidad de pensar y evaluar la evidencia»; pero, al mismo tiempo, escribió que «la

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biología es el estudio de las cosas comple-jas que dan la impresión de tener un di-seño inteligente». ¿Por qué no usó la pa-labra evidencias de un diseño inteligente sino solo impresiones? Porque es ateo. Eligió no creer y esa decisión es filosófi-ca, no científica. La mayoría de los gran-des pensadores y filósofos de la historia, como Albert Einstein, Copérnico, Des-cartes, Newton y muchos otros, eligieron creer en Dios. Para muchos de ellos la fe fue la respuesta a diversas preguntas, sin dejar por eso de amar la ciencia y analizar todas las evidencias.

2. Debemos recordar que la mayoría de los ateos y agnósticos, en los momentos de ex-trema o gran necesidad, sienten un clamor natural por un Ser superior, como si salie-ra a flote una realidad interna que inten-taban reprimir. Por ejemplo, en el epitafio de Miguel de Unamuno está escrito: «Solo le pido a Dios que tenga piedad del alma de este ateo». O como alguna vez todos

hemos exclamado de una u otra manera: «Dios mío, si realmente existes, ayúdame en esta».

3. En su libro La ciencia desde la fe, Alister McGrath, biofísico y teólogo británico, dice que el ateísmo es solo un sistema de creencias que pretende utilizar a la ciencia para ganar reconocimiento. Además, ase-gura que hoy resulta un discurso gastado y superado.

4. La mayoría de los ateos han creído en Dios en su niñez. Pero el paso de los años y ver tantas injusticias e incoherencias en las iglesias, los han llevado a descartar la fe en Dios. Sumado a esto, el mal testimonio de muchos creyentes los ha cegado espiri-tualmente. Muchos se han cansado de ese «dios» que les han presentado y que, por cierto, no es el Dios verdadero que enseña la Biblia.

5. Un escritor ateo, Amos Oz, dijo: «Leí el Nuevo Testamento y amé a Jesús. Es impo-sible no hacerlo». Haz la prueba, comienza

a leer la Biblia con un deseo sincero de aprender y verás que es el mejor libro del mundo.

6. Algunos piensan que la fe es una muleta psicológica. Lo que sí es cierto es que la fe ha ayudado a millones de personas a encontrar respuestas en sus vidas, ha sido un bálsamo en medio de sus sufrimientos y les ha aportado la esperanza y la fuerza para seguir viviendo.

7. Friedrich Nietzsche fue quien acuñó la famosa frase: «Dios ha muerto». Pero la realidad es que lo único verdadero es que «Nietzsche ha muerto». ¿Por qué esperar hasta estar al borde de la muer-te para buscar a Dios? Voltaire, uno de los más grandes ateos de todos los tiem-pos, en su lecho de muerte, agonizando, clamaba: «¡Cristo! ¡Oh Cristo!».

8. Muchos han perdido el sentido y la ale-gría de vivir porque han eliminado a Dios de sus vidas. No tener padres deja una se-cuela en la mente de cualquier niño. De

Todos tenemos una facultad espiritual en nuestra mente mediante la cual decidimos

qué creer y en quién creer. Esto es a lo que normalmente se le llama fe.

No somos ateos por naturaleza. Hay una tendencia innata en el ser humano a la creen-cia. La historia lo atestigua, y también el pre-sente, donde más del 90% de la población mundial practica alguna religión.

A todos en algún momento nos ha pasa-do por la cabeza el dilema de la existencia de Dios. ¿Cuándo fue la última vez que reflexio-naste sobre ello? Tal vez digas: «Es que yo soy ateo» o «soy agnóstico».

Te invito a que reflexionemos juntos so-bre los siguientes puntos que, seguramente, te ayudarán a encontrar al menos una buena razón para creer:

1. Richard Dawkins, biólogo defensor del ateísmo, señaló que «la fe es la gran esca-patoria, la gran excusa para evadir la ne-cesidad de pensar y evaluar la evidencia»; pero, al mismo tiempo, escribió que «la

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creer en Dios?

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igual manera, no tener un Padre llamado Dios, deja un vacío existencial en cual-quier ser humano.

9. Un cristiano le respondió a un ateo: «Sin-ceramente me cuesta creer que una perso-na tan inteligente como tú no crea en Dios. Me parece muy difícil que yo admita al-guna vez que, por ejemplo, un coche haya surgido como fruto de una explosión. No entiendo cuál es la lógica de que creas en la teoría del Big Bang».

10. Es un gran error pensar que «para creer en Dios es necesario dar un salto en el vacío en contra de la razón. Creer que existe un Diseñador supremo es lo más razonable del mundo. Lo irrazonable es creer que una ciega energía carente de inteligencia haya sido capaz de crear y ordenar nada».1

11. Un profesor ateo desafió a su alumna di-ciendo: «¿Cómo me dices que Dios existe si no has visto ni escuchado a Dios?». La niña respondió: «¿Ha visto y escuchado usted el

frío? «No, porque solo se puede sentir», con-cluyó el profesor. Mirándole a los ojos la niña le dijo: «Lo mismo pasa con Dios, profesor».

12. Uno de los más grandes sabios que ha ha-bido en la Tierra, Salomón, afirmó: «El fin de todo el discurso oído es este: Respeta a Dios y guarda sus mandamientos». En otras palabras, el camino a la excelencia, a la feli-cidad y hacia una vida con sentido y propó-sito, se obtiene solamente en una relación de adoración y lealtad a Dios.

13. La mayor razón para reflexionar sobre Dios son los millones de personas que han sido trasformadas por los mensajes de la Biblia, los cuales han inspirado y cambiado vidas como ningún otro.

14. Aunque parezca ilusorio, «Dios siempre nos ayuda cuando estamos en problemas» (Salmo 46: 1, TLA) cuando le buscamos de corazón. Por favor, no digas: «¿Dónde está Dios cuando más lo necesito?», sino: «¿Dón-de estoy cuando Dios me quiere ayudar?».

TE OFRECEMOS DE MANERA GRATUITA:

• Una BIBLIA junto con el curso bíblico temático La fe de Jesús.

• Uno de estos tres libros: El camino a Cristo, El Deseado de todas las gentes o El conflicto de los siglos.

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Contacta hoy con nosotros:911 309 864

www.proyectoesperanza.es info@proyectoesperanza.es

Nuestro representante en tu área es:

1. Enrique Chaij, Razones para creer, Doral: Asociación Publicadora Interamericana, pág. 31.

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igual manera, no tener un Padre llamado Dios, deja un vacío existencial en cual-quier ser humano.

9. Un cristiano le respondió a un ateo: «Sin-ceramente me cuesta creer que una perso-na tan inteligente como tú no crea en Dios. Me parece muy difícil que yo admita al-guna vez que, por ejemplo, un coche haya surgido como fruto de una explosión. No entiendo cuál es la lógica de que creas en la teoría del Big Bang».

10. Es un gran error pensar que «para creer en Dios es necesario dar un salto en el vacío en contra de la razón. Creer que existe un Diseñador supremo es lo más razonable del mundo. Lo irrazonable es creer que una ciega energía carente de inteligencia haya sido capaz de crear y ordenar nada».1

11. Un profesor ateo desafió a su alumna di-ciendo: «¿Cómo me dices que Dios existe si no has visto ni escuchado a Dios?». La niña respondió: «¿Ha visto y escuchado usted el

frío? «No, porque solo se puede sentir», con-cluyó el profesor. Mirándole a los ojos la niña le dijo: «Lo mismo pasa con Dios, profesor».

12. Uno de los más grandes sabios que ha ha-bido en la Tierra, Salomón, afirmó: «El fin de todo el discurso oído es este: Respeta a Dios y guarda sus mandamientos». En otras palabras, el camino a la excelencia, a la feli-cidad y hacia una vida con sentido y propó-sito, se obtiene solamente en una relación de adoración y lealtad a Dios.

13. La mayor razón para reflexionar sobre Dios son los millones de personas que han sido trasformadas por los mensajes de la Biblia, los cuales han inspirado y cambiado vidas como ningún otro.

14. Aunque parezca ilusorio, «Dios siempre nos ayuda cuando estamos en problemas» (Salmo 46: 1, TLA) cuando le buscamos de corazón. Por favor, no digas: «¿Dónde está Dios cuando más lo necesito?», sino: «¿Dón-de estoy cuando Dios me quiere ayudar?».

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igual manera, no tener un Padre llamado Dios, deja un vacío existencial en cual-quier ser humano.

9. Un cristiano le respondió a un ateo: «Sin-ceramente me cuesta creer que una perso-na tan inteligente como tú no crea en Dios. Me parece muy difícil que yo admita al-guna vez que, por ejemplo, un coche haya surgido como fruto de una explosión. No entiendo cuál es la lógica de que creas en la teoría del Big Bang».

10. Es un gran error pensar que «para creer en Dios es necesario dar un salto en el vacío en contra de la razón. Creer que existe un Diseñador supremo es lo más razonable del mundo. Lo irrazonable es creer que una ciega energía carente de inteligencia haya sido capaz de crear y ordenar nada».1

11. Un profesor ateo desafió a su alumna di-ciendo: «¿Cómo me dices que Dios existe si no has visto ni escuchado a Dios?». La niña respondió: «¿Ha visto y escuchado usted el

frío? «No, porque solo se puede sentir», con-cluyó el profesor. Mirándole a los ojos la niña le dijo: «Lo mismo pasa con Dios, profesor».

12. Uno de los más grandes sabios que ha ha-bido en la Tierra, Salomón, afirmó: «El fin de todo el discurso oído es este: Respeta a Dios y guarda sus mandamientos». En otras palabras, el camino a la excelencia, a la feli-cidad y hacia una vida con sentido y propó-sito, se obtiene solamente en una relación de adoración y lealtad a Dios.

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