La filosofía y el proletariado

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    LA FILOSOFIA Y

    EL PROLETARIADO

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    PRIMERA EDICION, 1962

    Todos los derechos reservados

    UNIVERSIDAD OBRERA DE MEXICO

    Av. Morelos 65, Mxico, D. F.

    Impr eso y hecho en Mxico/ Pr inted and made in M exi co

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    ADVERTENCIA

    E l co n t en ido de este libro es la version taquigrficade las conferencias que el doctor Vicente Lombardo To-

    ledano, director de la Universidad Obrera de Mxico,

    dict a los alumnos de esa casa de estudios durante el

    mes de marzo del presente ao.

    Como podr apreciarse por su lectura, el breve curso

    no tena como fin el examen histrico de las diversasdoctrinas filosficas ni tampoco la exposicin de todos

    los aspectos del materialismo dialctico. Es un estudio

    acerca de los problemas ideolgicos que ms preocupan

    a la clase obrera de un pas como el nuestro, de arrai-

    gada tradicin catlica, en donde la Iglesia ha tenido

    siempre una actitud hostil hacia las instituciones y lasmedidas progresistas del Estado, y que hoy se empea

    en una nueva ofensiva contra las ideas renovadoras de

    la sociedad, al unsono con la campaa anticomunista

    que el imperialismo norteamericano encabeza, preten-

    diendo contrarrestarlas con la difusin de su vieja tesis

    sobre 66el orden social cristiano, despreciando hasta elpensamiento de los filsofos catlicos que, aun sin xito,

    se esfuerzan al menos por conciliar la fe con los grandes

    avances de la ciencia contempornea y las resonantes

    victorias del rgimen socialista, que nadie puede ig-

    norar.

    En el ltimo medio siglo, a partir de 1910, Mxicopas de pas agrario a pas industrialagrcola, y de la

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    condicin de pas colonial a la de pas semidependiente,

    a causa de una revolucin democrtico burguesa con

    caracteres propios, llena de contradicciones, con aspec-

    tos grandemente positivos y negativos, por su estructura

    econmica atrasada, su ubicacin geogrfica, y la debi-

    lidad y la falta de educacin poltica de su clase obrera,

    acentuada por la divisin operada en sus filas en los lti-

    mos quince aos. Debido a este proceso, ha aumentado

    cuantitativamente el proletariado; pero no su conciencia

    de clase, porque adems de otros factores, la mayora

    de los obreros que han ingresado en los centros deproduccin y en los servicios de formacin reciente, han

    llegado del campo, en el cual sobreviven an formas del

    antiguo pensamiento indgena y de la ideologa me-

    dieval de la Espaa que conquist al pas en el siglo

    XVI y durante trescientos aos la sostuvo sin transaccio-

    nes contra la cultura iniciada por el Renacimiento.Por eso el maestro Lombardo dedic su atencin,

    preferentemente, a precisar el origen del hombre, de la

    magia y de la religin; a explicar la significacin de

    la mitologa de los pueblos que se hallaban en la infan-

    cia de la civilizacin; las causas de las utopas de todos

    los tiempos acerca de la sociedad ideal, en la que los

    hombres viviran satisfechos y felices, y la imposibili-

    dad de que se realizaran por no tener ms fundamento

    que la ilusin. Prosiguiendo el examen de las tesis fun-

    damentales de la filosofa el idealismo y el materia-

    lismo, las relaciones entre el ser y la naturaleza

    explic los fundamentos filosficos del marxismoleni-

    nismo y su esencia terica y prctica. Subray despus

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    la crisis en que se debate el rgimen capitalista no slo

    como sistema de la produccin econmica, sino en sus

    proyecciones sobre la vida social, en contraste con el

    ritmo acelerado de la construccin material, cientfica,

    tcnica y cultural del rgimen socialista.Como prueba del desarrollo impetuoso del socialis-

    mo, expuso los aspectos principales del caso de la Unin

    Sovitica e insisti en que la finalidad ms grande del

    socialismo es la creacin de un nuevo tipo de hombre,

    emancipado de sus miserias y prejuicios seculares, dueo

    de s mismo y amo de la naturaleza.El principal inters del conferenciante fue el de con-

    tribuir a que el proletariado comprenda que la filosofa

    no slo no debe serle ajena, sino que entendida como

    teora y como prctica del conocimiento del mundo y

    de la vida, es un instrumento de lucha invencible y su

    aliada ms valiosa para el logro de sus grandes objeti-vos histricos.

    La Universidad Obrera de Mxico presenta a la clase

    obrera este nuevo esfuerzo de su director y gua.

    Mxico, D. F., abril de 1962.

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    PALABRAS INICIALES

    Que es la filosofa?Para muchas personas es una actividad intelectual

    extraa a la vida cotidiana, a la cual se dedican los que

    quieren apartarse del mundo para conocer su esencia

    y transmitirla a sus semejantes.

    Para otras, es una actitud de indiferencia ante los he-

    chos que ocurren en el seno de la sociedad y la preocu-pan y la movilizan, porque son problemas secundarios

    si se comparan con el inters supremo del hombre que

    es el de conocer su destino.

    Para otras ms la filosofa es la dedicacin al estudio

    de lo que existe, al cual slo pueden llegar los privile-

    giados por su cultura y por su desdn hacia las cosas

    que interesan al comn de los mortales.

    Esa concepcin vulgar de la filosofa hace de ella

    una disciplina esotrica, reservada para unos cuantos,

    cuyo valor es la satisfaccin que proporciona el manejo

    de las ideas, que constituyen el galardn principal del

    hombre.

    Pero al lado de las opiniones superficiales, de las

    que participan los individuos que no han tenido la

    oportunidad de recibir una preparacin superior, y

    coincidiendo con ellas en cierta forma, las escuelas del

    pensamiento que se han sucedido en el curso del tiempo

    hasta hace poco afirmaban que la filosofa tiene como

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    nico fin el conocimiento de la realidad, la parte subs-

    tancial de la vida y del hombre.

    Si esa fuera la meta de la filosofa, no pasara de

    ser una actividad acadmica, sin vnculos con los apre-

    mios de la sociedad humana. Sin embargo, la filosofa

    no es slo el conocimiento de la esencia y de las mani-

    festaciones de las cosas, sino un medio para cambiarlas

    en provecho del hombre. Desde que Carlos Marx afir-

    m: los filsofos no han hecho sino interpretar el

    mundo de diversas maneras; lo que importa ahora es

    transformarlo, la filosofa adquiri un carcter tras-

    cendental y se convirti en arma de los hombres que

    quieren transformar la sociedad en que viven. Y esos

    hombres son los inconformes con su existencia, los que

    revolucionan la comunidad humana, los que impulsan

    el progreso, los que luchan contra el pasado de miseria,

    de dolor, de injusticia, de ignorancia y de falta de liber-

    tad verdadera.

    En nuestro tiempo, dentro de la sociedad dividida en

    clases sociales, es la clase obrera, la clase mayoritaria,

    la inconforme con el mundo y, por tanto, la que est

    resuelta a transformarlo. Por eso al proletariado le

    interesa ms que a ninguna otra clase social el estudio

    de la filosofa y su utilizacin prctica.

    Podr la filosofa ayudar a resolver los grandes pro-

    blemas de nuestra poca? Esta pregunta equivale a sa-

    ber si el pensamiento humano tiene eficacia para guiar

    a la sociedad, a los pueblos y a las naciones, y resolver

    sus discrepancias y conflictos.

    En cada etapa del desarrollo histrico los hombres

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    han tenido que enfrentarse a problemas que, a la luz

    de sus necesidades y preocupaciones, son para ellos los

    ms importantes de todos los tiempos, y buscan la

    manera de resolverlos con el deseo vehemente de hallar

    la felicidad, que ha sido y seguir siendo el acicate

    principal del pensamiento y de la conducta.

    La poca en que vivimos es para nosotros la ms

    compleja, la ms dramtica y, tambin, la ms prome-

    tedora de todas. Porque es la nuestra? En parte s;

    pero tambin porque la caracterstica actual del mundo

    es la interdependencia cada vez mayor entre los pueblos

    que lo habitan. Ante una carta geogrfica comprobamos

    que el rea de las primeras civilizaciones era tan peque-

    a, que aparecen no slo aisladas las unas de las otras,

    sino perdidas en medio de la naturaleza infinita, dura e

    indomable. Miles de aos han tenido que transcurrir

    para que las sociedades humanas pudieran relacionarse

    entre s y, tambin, para que la naturaleza fuera ce-

    diendo ante los hombres que la han conquistado.

    El panorama del mundo de hoy es distinto. La cien-

    cia y la tcnica han acercado a los continentes y los

    mares han dejado de ser obstculo para los transportes

    y las comunicaciones. El hombre se empieza a sentir,

    por primera vez, con orgullo y plena conciencia de su

    poder, el amo de la naturaleza. Todos los das descu-

    bre el carcter y el desarrollo de las fuerzas que la

    integran y las pone a su servicio. Ahora puede propo-

    nerse ya el descubrimiento del cosmos, escapando a las

    leyes de la gravedad de la tierra y emprendiendo los

    vuelos siderales con los que so desde su infancia.

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    Pero al mismo tiempo que se ha hecho al mundo ms

    pequeo, porque puede recorrerse en breves horas y los

    conocimientos de que disponen son considerables, los

    hombres se debaten en medio de conflictos que los divi-

    den ms que en el pasado y amenazan, por el invento

    de medios destructivos tremendos, con aniquilar lo que

    han construido en su penoso ascenso de siglos inconta-

    bles en la bsqueda del bienestar material, la libertad

    y la justicia.

    De qu medios pueden servirse los hombres para

    evitar una catstrofe para todos y garantizar la paz en-

    tre las naciones, nica base del progreso? Cules son

    los instrumentos ms eficaces para el entendimiento en-

    tre los pueblos y su convivencia sin acudir a las armas?

    Con ser el problema de la comprensin entre los pue-

    blos, para evitar un desastre general, el ms importante

    de todos, otras cuestiones nos preocupan tambin. Lospueblos ms atrasados del mundo muchos de los cuales

    no han salido todava de las primeras etapas de la civi-

    lizacin, se han levantado reclamando su independencia,

    su derecho a vivir libremente, para dejar de ser esclavos

    de otros y disfrutar de una vida mejor. La revolucin

    se ha encendido en el ltimo cuarto de siglo en Africa

    y en Asia. Las naciones poderosas que explotaron las

    riquezas naturales y el trabajo de los pases atrasados,

    tratando de sofocar el levantamiento de las masas popu-

    lares de sus colonias han llevado la guerra a ellas,

    aumentando el conflicto y hacindolo dramtico. De

    qu medios puede servirse la humanidad para resolver

    de una manera justa ese problema?

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    Los pueblos que conquistaron su independencia pol-

    tica hace tiempo, como los de la Amrica Latina, se

    hallan hoy en pleno combate por su independencia eco-

    nmica. Para lograr su objetivo tienen que destruir

    grandes obstculos: su estructura econmica, con super-

    vivencias feudales y con ligas de sometimiento hacia el

    exterior, que desnaturalizan y retrasan su progreso aut-

    nomo. Qu elementos pueden utilizar esos pueblos

    para hacer posible su desarrollo progresivo sin graves

    conflictos?

    El escenario de nuestro tiempo no termina ah. En

    1917 estall en Rusia al primera revolucin socialista

    de la historia. La clase obrera lleg al poder, aboli la

    propiedad privada de los instrumentos de la produccin

    econmica, espina dorsal del rgimen capitalista, cons-

    truy y consolid el Estado socialista y, en pocos aos,

    el proletariado de otras naciones edific tambin el so-

    cialismo, desde la Europa central hasta las costas orien-

    tales de Asia, formando un mundo nuevo ininterrumpido

    en el que viven alrededor de mil millones de seres hu-

    manos.

    El mundo socialista ha cambiado la correlacin de

    las fuerzas en el escenario internacional. Sin lucha de

    clases en el seno de los pases que lo integran; sin crisis

    econmicas; sin trabajadores desocupados; sin derechos

    individuales que se opongan al inters comn y con el

    empleo creciente de la ciencia y de la tcnica para des-

    arrollar las fuerzas productivas sin obstculos, tiene un

    ritmo de crecimiento sin paralelo en el pasado, en con-

    traste con el desarrollo de los pases capitalistas sujeto

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    a recesos de la produccin, a perodos de expansion

    seguidos de depresiones, al desempleo crnico, a la

    reduccin del poder de compra de los salarios y a

    otras dificultades que se salvan momentneamente y

    en parte, sin escapar a la crisis general en que se encuen-

    tran desde hace tiempo.

    Ante estos intereses antagnicos surge la pregunta:

    pueden coexistir los regmenes capitalista y socialista

    de un modo pacfico o ha de resolverse por medio de

    la guerra el conflicto que ha creado su opuesto sistema

    de produccin, que se refleja en maneras distintas de

    concebir la vida y las relaciones humanas?

    En el campo de las ideas nuestra poca est llena

    tambin de contrastes que producen polmicas encendi-

    das y plantean interrogaciones mltiples que no encuen-

    tran una sola respuesta. Ser posible llegar a una

    manera nica de apreciar lo que ocurre y encontrar un

    camino que en lugar de ahondar las contradicciones del

    pensamiento lo unifique en los aspectos esenciales del

    conocimiento y de la conducta?

    La gran cuestin estriba en saber si el hombre es

    capaz de crear su propia existencia y de modificarla de

    acuerdo con sus cambiantes necesidades y deseos.

    Si todo lo que ha ocurrido y lo que acontece hoy es

    el resultado del destino, de una voluntad omnipotente

    que gobierna a los hombres a su antojo, no hay otro

    recurso que el de ganar el favor del ser supermo para

    que les evite sufrimientos ni otra actitud que la de

    resignarse a la suerte que les imponga.

    Si los hombres tienen la conviccin de que pueden

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    construir su vida libremente, no slo de acuerdo con sus

    ambiciones, sino con el modelo de la vida que han ima-

    ginado, sin tomar en cuenta el mundo que les rodea,

    surge en ellos la ilusin de imponerle a la historia las

    rdenes de su conciencia.

    Aceptar la incapacidad de construir la vida y darle la

    forma que exigen los diversos perodos del desarrollo

    de la sociedad, o considerar que los hombres todo lo

    pueden, sin preocuparse por la realidad que se halla

    fuera de su espritu, es adoptar actitudes idnticas.

    Porque en uno y en otro caso, el de la impotencia y

    el de la posibilidad irrestricta, los hombres se substraen,

    a veces sin saberlo, a la naturaleza de la cual forman

    parte, y que discurre de acuerdo con leyes que la go-

    biernan.

    La doctrina de que el hombre nada puede hacer por

    s mismo, porque no es sujeto de creacin, sino de obe-

    diencia, significa que le est vedado el conocimiento

    directo del universo, del mundo y de la vida.

    La tesis de que el hombre no necesita, para construir

    su existencia, sino de su propio pensamiento, significa

    que renuncia al examen de la realidad que lo circunda

    y llega inevitablemente a la afirmacin de que lo nico

    real es su opinin y el resto de las cosas tienen slo el

    valor que su juicio les otorgue.

    El yo nada puedo y el yo puedo todo, obedecen

    a una misma postura mental, a una actitud irracional

    frente al hombre mismo, a la vida y al mundo. Irra-

    cional porque desdea a la razn como instrumento del

    conocimiento y de la posibilidad de edificar el camino

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    que el hombre quiere seguir. Irracional porque descan-

    sa en el supuesto mandato de una fuerza sobrenatural

    que el hombre recibe. I rracional porque se basa en la

    primaca de la conciencia sobre todo lo que existe

    fuera de ella.

    En los dos casos el hombre cree ser ajeno a la natu-

    raleza, extrao para ella y, por tanto, a las leyes que la

    rigen. Se siente subordinado a un poder que no es el

    suyo, o se considera con facultades irrestrictas para

    forjar su existencia sin participar en el proceso del

    mundo. En ambas posiciones tiene que admitir que

    su incapacidad o su supuesta facultad ilimitada de

    accin le llega de afuera.

    Para quienes as piensan, la historia es un proceso

    preestablecido: lo que ocurre es lo que debe acontecer.

    Porque as est mandado por el que dirige la existencia

    humana. Por eso se parecen tanto la renuncia y la

    actitud irracional y desorbitada frente a la vida. Por-

    que no es la voluntad propia del hombre la que condi-

    ciona su conducta, sino una voluntad contra la cual

    nada puede.

    Quienes as discurren el pesimista y el optimista

    ignorante como todos los que se suponen predesti-

    nados, resultan vctimas del destino, que no es el suyo,

    porque ambos parten de lo subjetivo para interpretar lo

    objetivo, deforman la realidad o la inventan y actan

    sobre lo que no existe.

    Pero al lado de ellos estn los que creen en s mismos,

    en su capacidad de conocer y de actuar como parte de

    la naturaleza. Los que saben, como deca Protgoras,

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    uno de los primeros pensadores de la Grecia clsica,

    que el hombre es la medida de todas las cosas, tanto de

    las que existen como de las que no existen. Los que

    as razonan han descubierto que la realidad es una sola,

    sujeta a principios generales; que la historia es produc-

    to del hombre; pero tambin que el hombre es producto

    de la historia.

    Esas posturas la racional y la irracional han si-

    do los trminos opuestos del desarrollo de las ideas a

    travs del tiempo. Ante el mundo de hoy actan como

    lo hicieron en el pasado remoto y en el perodo ante-

    rior al que vivimos. Por eso es importante examinar-las, porque de ellas depende, en ltima instancia, la

    suerte de la humanidad. Los hombres no obran ciega-

    mente: o se sienten conducidos o son conductores, y

    saben a dnde van, porque su porvenir depende de un

    dios o del hombre mismo.

    El tema es apasionante.

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    HOMO CREATOR

    Cul es la caracterstica fundamental del hombre?

    Hasta dnde llega su poder para conocer el mundo del

    que forma parte y transformarlo? Este ha sido el tema

    esencial de la filosofa a lo largo de los siglos.

    Cuando se examinan retrospectivamente el proceso de

    la sociedad y las formas en que ha expresado sus nece-

    sidades apremiantes y sus ideales, el primer hecho que

    llama la atencin es la forma paulatina, que abarca

    miles de aos, en que el hombre se ha ido diferenciando

    de la animalidad, hasta transformrse en un ser distinto

    a todos los dotados de vida.

    Todava hoy sobreviven hbitos, costumbres e ideas

    de la etapa primitiva de la sociedad, cuyo origen igno-

    ran los pueblos que las practican y las usan. Porque

    los frutos del pensamiento cambian con gran lentitud

    y se mantienen agazapados en el espritu del hombre,

    aun cuando el sistema de la vida social del cual sur-

    gieron haya desaparecido por completo.

    La ciencia ha venido en ayuda de la verdad informan-

    do sobre los primeros pasos de la vida material y espi-

    ritual de la comunidad humana, y ha avanzado de tal

    modo que es fcil reconstruir con certidumbre su pasado

    remoto. Pero cada hallazgo de la ciencia tropieza con

    los restos del pensamiento primitivo convertidos en pre-

    juicios. A este hecho se debe que la utilizacin del

    conocimiento no sea fcil, porque adems del inmenso

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    esfuerzo que significa descubrir las leyes que gobiernan

    la realidad objetiva, tiene que vencer la oposicin o

    las reservas que los prejuicios le enfrentan.

    La cuestin principal es la de saber si el hombre es

    un resultado de la evolucin de la naturaleza o si es

    un ser de excepcin en el seno de ella. Este problema

    es el ms importante de los que conciernen no slo a la

    ciencia, sino a la filosofa y an a las diversas ramas

    de la expresin esttica. Porque si se acepta que el

    hombre no es el producto de la naturaleza, se tiene que

    admitir que tiene un origen sobrenatural. Si, por el

    contrario, se llega a la conclusin de que es un fruto

    de la evolucin de todo lo que existe, el mayor de todos,

    sin duda; pero al cabo y al fin un efecto y no una

    causa de la realidad, la tesis de lo sobrenatural para

    conocer al hombre carece de valor.

    Algunas teoras afirman, pretendiendo ser una trans-

    accin o posicin intermedia entre aquellas, que el

    hombre es, en su aspecto biolgico, un resultado de la

    evolucin de las especies; pero que siendo el espritu

    lo fundamental del ser humano y no pudiendo expli-

    carse por la biologa, hay que admitir que formaron al

    hombre dos factores distintos: la materia, de la cual

    est hecho su cuerpo, y el espritu, introducido en la

    materia por una fuerza o un ser distinto a la naturaleza.

    Esas teoras, sin embargo, se identifican con la que

    postula el origen sobrenatural ntegro del ser humano,

    puesto que si su caracterstica fundamental es su con-

    ciencia, su manera de entender y valorizar el universo

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    y el mundo, de ese atributo no participa ninguno de los

    otros individuos dotados de vida.

    Las teoras de lo sobrenatural corresponden al largo

    perodo en que el hombre no haba descubierto todava

    que nada en el seno de la naturaleza ocurre arbitraria-

    mente, sino de acuerdo con leyes que alcanzan tanto

    a los cuerpos inanimados como a los dotados de movi-

    miento. Lo mismo a la tierra que a las aguas, al aire, al

    sistema astronmico que tiene como ncleo el sol alre-

    dedor del cual giran nuestro planeta y otros, que a la

    vida de la sociedad, al proceso del hombre en todas sus

    manifestaciones y, por tanto, a su pensamiento.

    Y como el hombre desde un principio tuvo que darse

    una explicacin del mundo y de su propio ser, que hoy

    resulta inaceptable; pero que para el primitivo tena

    un gran valor, el de ajustar a ella su conducta, las

    reflexiones iniciales sobre la vida y el mundo no podan

    tener ms fundamento que el de la imaginacin, el de

    inventar las causas de los fenmenos que ms le inte-

    resaban.

    Los sueos tuvieron un gran valor en el mundo men-

    tal del hombre primitivo. Al despertar tena la sensa-

    cin de que mientras dorma, su alma, la parte sutil

    de su ser, se haba desprendido de su cuerpo y realizado

    excursiones afuera para regresar a su albergue habitual.

    Este supuesto desdoblamiento de la persona fue el prin-

    cipio de la idea de la concurrencia de la materia y del

    espritu y, tambin, de la intervencin de un factor aje-

    no a la naturaleza y superior a ella en la formacin del

    hombre. As se llen el pensamiento de los antiguos

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    de ideas absurdas para nosotros; pero verdaderas para

    ellos, como la existencia de fantasmas almas que apa-

    recen la realidad de las sombras distinta a la de los

    cuerpos, la inmortalidad del espritu y las relaciones

    constantes entre las almas de los muertos y los seres

    vivientes.

    Pero hoy podemos saber de una manera cierta el

    origen del hombre y los diversos grados de su evolu-

    cin. En qu momento deja de ser individuo con cua-

    lidades propias; pero sin diferencias biolgicas substan-

    ciales con los animales superiores, especialmente con

    algunas variedades de monos que ya no andan con sus

    cuatro extremidades, sino que se yerguen a ratos sobre

    las piernas, emplean utensilios y actan razonando mu-

    chos de sus movimientos y sirvindose de su memoria?

    Una de las primeras teoras que trataron de explicar

    el paso de los antropoides al ser humano, afirma que

    la caracterstica de ste es su facultd de pensar. Fue

    la teora del Homo sapi ens;pero la investigacin cien-

    tfica continu progresando hasta comprobar que no

    slo el hombre posee el atributo del pensamiento, sino

    otras especies tambin, si la inteligencia consiste, prin-

    cipalmente, en la asociacin de las ideas que surgen de

    la experiencia que proporcionan los sentidos y en su

    examen crtico. El perro, el caballo, el elefante, entre

    otros animales, piensan, con limitaciones; pero son ca-

    paces de conducir sus actos de acuerdo con los mandatos

    de su cerebro. El pensamiento no es, por tanto, la

    caracterstica nica del hombre.

    Continuando su labor de investigacin del pasado,

    24

  • 8/13/2019 La filosofa y el proletariado

    25/131

    varias ciencias, entre ellas la geologa que estudia la

    formacin de la tierra y sus transformaciones , la pa-

    leontologa que analiza los fsiles de las plantas y de

    los animales, la antropologa que averigua la for-

    macin de las primeras sociedades humanas , coinci-

    dieron en afirmar que el carcter distintivo del hombre

    es el atributo que tiene de hacer utensilios para multi-

    plicar su fuerza fsica y hacerla ms eficaz. As surgi

    la teora del H omo faber, del hombre que hace instru-

    mentos. El sabio norteamericano Benjamn Franklin

    llam al hombre: Toolmaking animal, animal fabri-

    cante de tiles.

    El hombre piensa H omo sapiens , forja instru-

    mentos Homo faber ; pero tambin los animales fa-

    brican tiles y emplean algunos de los materiales del

    lugar en que se hallan para ayudarse a vivir. La dife-

    rencia consiste en que los animales proceden por ins-

    tinto, en tanto que el hombre proyecta sus obras y las

    realiza de acuerdo con el plan que se ha trazado.

    Por esa facultad de planear su trabajo, de pensarlo

    y ejecutarlo, de la que no participan los animales, ni

    los antropoides ms evolucionados, la caracterstica ver-

    dadera del hombre es su poder de creacin. Yo estimo

    que podra llamarse H omo cr eator.

    Cmo fue el trnsito de la animalidad hasta el

    Homo cr eator ? A qu causa debe atribuirse ese prodi-

    gioso ascenso?

    Al trabajo. Los gelogos, los bilogos, los paleont-

    logos, los antroplogos, los fundadores del socialismo

    cientfico :Carlos Marx y Federico Engels y sus

    25

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    26/131

    continuadores, han hecho aportaciones decisivas para la

    reconstruccin del salto de la animalidad a lo humano.

    En sntesis, el proceso fue el siguiente.

    La naturaleza no es un todo idntico a s mismo.

    Nada hay en ella inmvil, como Newton lo afirmaba de

    los cuerpos celestes. Todo cambia. Las especies de

    seres organizados no son inmutables como lo crea Li-

    neo. El sistema solar se form por la transformacin

    de una nebulosa. La tierra ha cambiado su estructura

    y su forma en millones de siglos que tiene de existir y

    aun cuando ha llegado a cierta estabilidad sigue va-

    riando constantemente.

    Todo lo que hay en el universo, en el mundo y en la

    vida, tiene historia. Pero esta historia no es una simple

    repeticin peridica de fenmenos, sino un proceso crea-

    dor. La flora y la fauna que habitan hoy nuestro pla

    meta se han renovado muchas veces. Especies y grupos

    enteros de especies se han extinguido y otras han apa-

    recido en el curso del tiempo. La configuracin del

    globo tambin ha variado. Para clasificar esta evolu-

    cin, se ha dividido la historia geolgica en cuatro

    grandes perodos: la era primaria, la era secundaria,

    la era terciaria y la era cuaternaria.

    La era primaria dur millones de siglos. Se carac-

    teriza por la formacin de numerosas y gigantescas ca-

    denas montaosas, la aparicin de los primeros peces,

    despus de los primeros batracios y de los primeros rep-

    tiles y de las plantas superiores.

    La era secundaria es ms breve que la anterior. Su

    duracin se ha calculado en docenas de millones de aos.

    26

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    27/131

    Dominan la tierra numerosos reptiles, algunos de ellos

    gigantescos y de formas extraas, como los pterosaurios,

    que volaban, y los ictiosauriosque nadaban en los ma-

    res. Haba moluscos enormes. Al fin del perodo esas

    especies desaparecieron y surgieron los primeros ma-

    mferos, las primeras aves y las primeras plantas y

    flores.

    La era terciaria dura slo algunos millones de aos.

    Nuevas cadenas montaosas surgieron, como la de los

    Alpes. Las especies animales martimas ya eran seme-

    jantes a las de hoy. En la tierra dominaban los mam-

    feros en cantidad y en formas muy superiores a las

    que conocemos.

    La era cuaternaria es en la que vivimos. Su duracin

    no excede de algunos millones de siglos; pero ha regis-

    trado la desaparicin y la aparicin de muchas especies

    zoolgicas. La era cuaternaria es la era de la formacin

    del hombre.

    La teora de Carlos Darwin acerca del origen y la

    evolucin de las especies, constituy un gran paso de

    la ciencia para el conocimiento de la formacin y el

    desarrollo de todos los seres vivos, entre ellos el hombre.

    Por las investigaciones posteriores se ha confirmado

    plenamente su valor. Nadie duda en la actualidad que

    de los animales que conocemos, los ms parecidos al

    hombre son los grandes monos, los antropoides, como

    el gorila y el chimpanc del Africa, el orang de Malasia

    y algunas especies de gibones de la gran regin de la

    India y de los territorios orientales contiguos.

    El hombre est emparentado con los antropoides ac-

    27

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    tuales; pero no desciende de ellos. La frmula simple

    que afirma que el hombre desciende del mono, es

    una vulgaridad.

    Los primeros antropoides vivieron en terrenos que

    corresponden a la poca terciaria y, segn los estudios

    cientficos, remontan a dos o tres millones de aos;

    pero existen ejemplares ms recientes. Correspondien-

    do al perodo cuaternario se han hallado fsiles huma-

    nos. El ms antiguo es el pi tecntropo, descubierto en

    J ava en 1890. Su fmur es de tipo humano, lo cual

    indica que fue un bpedo perfecto; sus dientes se pare-

    cen a los del orang y al del hombre evolucionado; su

    cavidad craneana, intermedia entre el gibn y el hom-

    bre. En 1927 se encontraron cerca de Pekn 25 crneos

    parecidos al del pitecntropo. A ese tipo de antropoide

    se le ha llamado el sinntropo.Su crneo es completa-

    mente humano, con algunos detalles simiescos; la man-

    dbula est desprovista de mentn y se parece a la del

    chimpanc; sus dientes son comparables a los del

    hombre.

    Otros fsiles ms han sido descubiertos en distintas

    regiones del planeta: ayer mismo en la regin de Eslo

    vaquia y, por sus caractersticas, se llega a la conclu-

    sin de que no hay una evolucin gradual idntica entre

    los monos de inteligencia superior hasta llegar al hom-

    bre. Este es reciente, porque el pitecntropo apareci

    slo hace doscientos mil aos, lo cual quiere decir que

    el pensamiento humano es un producto tardo en la evo-

    lucin del mundo.

    El trabajo, como lo precis con toda claridad Fede-

    28

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    rico Engels, es la condicin bsica y fundamental de

    toda la vida humana, a tal punto que se puede decir

    que el trabajo ha creado al hombre mismo.

    Los monos antropomorfos, como consecuencia directa

    de su gnero de vida, al trepar fueron dando a sus

    manos funciones distintas a las de los pies, hasta que

    prescindieron de ellas al caminar por el suelo, adop-

    tando cada vez ms una posicin erecta. Y este hecho

    fue decisivo para el trnsito del mono al hombre. Los

    monos evolucionados que conocemos, andan a veces en

    posicin erguida y sus manos les ayudan para construir

    nidos y an tejados entre las ramas, para defenderse

    de las inclemencias del tiempo, como el chimpanc, y

    cuando se encuentran en cautividad realizan con ellas

    varias operaciones que copian de los hombres. Pero

    entre la mano de los antropoides y la del hombre hay

    una gran diferencia, porque la de ste se perfeccion

    por el trabajo durante centenares de miles de aos. La

    mano del hombre ms primitivo es capaz de ejecutar

    multitud de operaciones que no pueden ser realizadas

    por la mano de ningn mono. Transcurri un perodo

    muy largo de tiempo, difcil de precisar, antes de que

    la mano del hombre adquiriera habilidad y destreza;

    pero cuando la mano fu e l i bre esta cualidad se trans-

    miti por herencia y cada generacin contribuy a per-

    feccionarla.

    Por eso afirma Engels que la mano no slo fue rga-

    no de trabajo, sino tambin producto del trabajo. Gra-

    cias a su esfuerzo, por la adaptacin a nuevas y nume-

    rosas funciones y por la transmisin constante del per-

    29

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    feccionamiento adquirido, por los msculos y an por

    los huesos, la mano del hombre alcanz un grado tal

    de perfeccin que no slo multiplic los utensilios para

    que el ser humano fuera dominando el medio, sino que

    con el correr del tiempo lleg hasta la creacin de las

    obras ms grandes del arte.

    Otro factor contribuy a la formacin del hombre: la

    vida en la comunidad. El hombre no naci como un

    ser individual y aislado. La ms rudimentaria de las

    sociedades humanas era una sociedad animal cuando

    comenz a adquirir la tcnica y a hacer los primeros

    instrumentos de trabajo. La necesidad que tenan sus

    integrantes de comunicarse entre s, fue transformando

    los rganos de diccin, y mediante modulaciones, cada

    vez ms perfectas, les fue posible pronunciar los soni-

    dos articulados. Fue el trabajo tambin, en consecuen-

    cia, el que contribuy a la formacin del lenguaje, que

    influy en el cerebro del hombre rudimentario hasta

    diferenciarlo del cerebro del mono. Esta transforma-

    cin alcanz a todos los sentidos: el lenguaje desarrolla

    los rganos del odo; el ojo humano percibe ms deta-

    lles que el de los animales con visin poderosa, y as

    ocurre con el olfato, que puede captar en el hombre

    muchos ms olores que los animales con mayor capaci-

    dad perceptiva.

    Cuando los primeros grupos humanos se diferencian

    francamente de las manadas de monos, es otra vez el

    trabajo el que los hace evolucionar. Los primeros ins-

    trumentos que construyen son los que realizan la princi-

    pal funcin social y corresponden al perodo de la caza

    30

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    y de la pesca. Con esos ustensilios cambia la alimen-

    tacin del hombre: de vegetal se transforma en ali-

    mentacin mixta. El consumo de la carne proporcion

    al organismo los elementos esenciales para su metabo-

    lismo, es decir, para el intercambio de materia y de

    energa entre su cuerpo y el medio exterior, mediante

    el proceso de asimilacin y de desintegracin simult-

    neas de esos factores.

    Conforme se alejaba el hombre del reino vegetal, ms

    se elevaba sobre los animales. La combinacin de la

    carne con los vegetales aument su fuerza fsica y

    contribuy, de una manera directa, a perfeccionar su

    cerebro. Pero no slo esa influencia extraordinaria

    tuvo la dieta combinada, sino que el consumo de carne

    hizo posible el empleo del fuego y la domesticacin de

    los animales. Los alimentos cocidos, especialmente la

    carne, ayudaron al proceso de la digestin, y los anima-

    les domsticos proporcionaron la leche, que aument

    nuevamente la riqueza de la dieta, contribuyendo a

    diferenciar ms al hombre de los animales superio-

    res.

    Otro efecto trascendental, dice Engels, tuvo el cambio

    de la alimentacin: la posibilidad para el hombre de

    vivir en cualquier clima. Se extendi por toda la su-

    perficie habitable de la tierra, siendo el nico animal

    capaz de hacerlo por propia iniciativa. Este hecho cre

    nuevas necesidades al hombre, al obligarlo a buscar

    habitacin y a cubrir su cuerpo para protegerse del fro

    y de la humedad. Mediante este proceso no slo los

    individuos, sino la sociedad humana, fueron apren

    31

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    diendo a ejecutar operaciones cada vez ms complicadas

    y a proponerse y alcanzar objetivos ms elevados.

    A la cacera y al cuidado del ganado vino a sumarse

    la agricultura y ms tarde el hilado y el tejido, el traba-

    jo de los metales, la alfarera y la navegacin. De este

    proceso surgieron las actividades que pudiramos lla-

    mar contemporneas: los oficios, las artes, las ciencias

    y el comercio. Se desarrollaron las primeras formas del

    derecho y la poltica y, tambin, el reflejo fantstico

    de las cosas humanas en el cerebro del hombre: la

    religin.

    El progreso de la tcnica y de los medios para explo-

    tar la naturaleza, ha seguido un ritmo ms rpido que

    el de la comprensin de las causas por las cuales ocu-

    rren los fenmenos que rodean al hombre y los de su

    propio ser interior, porque mientras la tcnica no tiene

    otro objetivo que el de multiplicar las fuerzas humanas,

    al conocimiento del universo, del mundo y de la vida

    slo se llega mediante el descubrimiento de las leyes

    que los rigen.

    Lo que importa por ahora es subrayar el carcter

    creador del hombre, su facultad de construir, de acuer-

    do con ideas previas, los instrumentos que hicieron posi-

    ble su alejamiento de la animalidad y, tambin, su

    cualidad de imaginar, aun cuando fuera de una manera

    fantstica, las causas de los fenmenos que afectaban

    a su vida individual y colectiva.

    El hombre fue un creador de su propio podero so-

    bre el medio del cual surgi, en virtud del trabajo, lo

    mismo construyendo sus primeras armas que mejoran-

    32

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    do su dieta, aumentando su fuerza fsica e intelectual,

    establecindose sobre la tierra, organizando la produc-

    cin econmica permanente, elevando las relaciones

    entre los individuos de la sociedad de la que siempre

    form parte e inventando las causas de la accin de los

    fenmenos naturales sobre su eixstencia.

    El hombre fue el creador, desde un principio, de s

    mismo y de los dioses, y poco a poco se ha ido elevando

    por el trabajo social hasta considerarse el nico y ver-

    dadero amo de todo lo que existe.

    33

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    MAGIA Y RELIGION

    E l hombre hace su religin. La religin no hace alhombre, afirma Marx. Pero no el hombre abstracto,

    ajeno al mundo, sino el hombre como es y ha sido siem-

    pre: el hombre unido a sus semejantes. La sociedad

    humana es la creadora de la religin.

    El origen de la religin se debe a una concepcin

    falsa de las relaciones entre el hombre y la naturaleza.Si la mayor parte de los hombres de hoy viven todava

    en un mundo lleno de amenazas, de peligros, de fuerzas

    y seres sobrenaturales, hijos de su ignorancia, que an-

    gustian su vida y los obligan a buscar su misericordia

    o su perdn, es importante meditar por un momento en

    lo que fue el mundo mental de los hombres primitivos.Los primeros hombres eran seres desdichados, sin

    paz interior, perseguidos de da y de noche por mil

    adversarios, visibles e invisibles, que intervenan en su

    conducta, imponindoles penas y sacrificios innumera-

    bles o privndolos de la vida. Prcticamente desnudos,

    adems, sin armas eficaces para defenderse de las fieraso de los incendios, sin la ms elemental nocin de las

    causas que originan los fenmenos naturales, reflejaron

    ese mundo duro y triste en su mente e imaginaron la

    existencia de fuerzas superiores a la suya; pero seme-

    jantes a ella, que los gobernaban a su antojo.

    Con el fin de atraer en su favor a esas fuerzas que su

    35

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    imaginacin haba creado, los hombres primitivos for-

    jaron la religin, y antes de ella la magia.

    El antroplogo J ames Georg Frazer, dice acertada-

    mente que la magia est fundada en la idea de que lo

    semejante produce lo semejante o que los efectos se

    parecen a sus causas, y en que las cosas que una vez es-

    tuvieron en relacin directa actan recprocamente las

    unas sobre las otras, a distancia, an despus de haber

    desaparecido todo contacto fsico entre ellas. Por esta

    idea, el mago no duda de que las mismas causas produ-

    cirn siempre los mismos efectos, ni de que la prctica

    de las ceremonias, acompaadas de los conjuros apro-

    piados, sern inevitablemente seguidas por los resulta-

    dos que se esperan. La religin, en cambio, supone la

    existencia de poderes ms altos que los del hombre;

    pero que participan de sus atributos en escala infinita-

    mente mayor, a los que se puede persuadir de que

    sean benvolos.

    La magia y la religin estuvieron asociadas durante

    largos siglos y todava se mantienen revueltas en forma

    de supervivencias mentales y de prcticas extraas en el

    mundo de hoy que llamamos civilizado. Ejemplos de

    ellas son elfetichismo

    , la creencia en que la posesin

    de un objeto que representa a un espritu, obliga a ste

    a someterse a los mandatos del que tiene su smbolo ; el

    totemismo, culto a un totem, a un supuesto antepasado

    no humano, que se apoya en la idea de que entre el

    alma del hombre y la de los animales y an la de las

    plantas, no hay diferencia esencial; el shamanismo, ofi-

    cio del shamano brujo, basado en la conviccin de que

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    A falta del conocimiento de la realidad, los hombres

    inventaron los mitos, ficciones alegricas, fbulas que

    han persistido de distintas maneras no slo en la litera-

    tura, sino en las creencias religiosas de nuestro tiempo.

    De los primeros mitos uno fue el de la substancia de que

    est compuesto el mundo y otro el de la formacin del

    hombre. Respecto del primero todas las sociedades

    primitivas dieron a los fenmenos de la naturaleza que

    ms los afectaban, el carcter de esencia del mundo.

    Entre los pensadores de la Grecia antigua, eran el agua,

    la tierra, el fuego o el aire los componentes de la reali-dad objetiva. Antes y despus de ellos, otros pueblos

    manejaran las mismas nociones.

    En relacin con el origen del hombre, los mitos difie-

    ren sobre la materia de que fue compuesto el primer

    individuo; pero todos coinciden en que fue una volun-

    tad sobrenatural el que lo cre.La primera idea que surge de la mente primitiva,

    despus de suponer la esencia del mundo, es la de que

    todo es inestable, porque el universo ha sufrido nume-

    rosos cataclismos y est condenado a desaparecer. Esta

    opinin se basa, sin duda, en el relato nebuloso trans-

    mitido de generacin en generacin, acerca de los cam-

    bios sufridos por la tierra en el curso del tiempo. Los

    indgenas que poblaron la parte central de Mxico man-

    tuvieron, hasta la llegada de los espaoles, el mito de

    los Cuatro Soles, anteriores al actual, que corresponde

    a la creacin del mundo realizada por una pareja di-

    vina.

    38

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    La dualidad de un dios varn y de una diosa mujer,

    es comn a todas las antiguas civilizaciones, porque la

    procreacin de las especies, observada de una manera

    atenta durante miles de aos, y comprobada por la pro-

    pia experiencia humana, slo es posible por la unin

    del macho y la hembra.

    Esa creencia entraa un importante problema: la

    especie humana tuvo uno o varios centros de formacin?

    La teora que afirma que hubo uno solo se llama mono

    genista. La que sostiene la existencia de distintos luga-

    res de aparicin del hombre, se llama poligenista. Laciencia ha demostrado que en toda la tierra hay estratos

    de la era cuaternaria, en la que la sociedad humana

    surge, y los fsiles de los antropoides y de los hombres

    se han hallado en distintas zonas tan alejadas las unas

    de las otras, que no se puede admitir esta dispersin

    sino aceptando el fenmeno de las emigraciones en unapoca en que, por muchos motivos, era imposible que

    ocurrieran.

    Entre los indgenas Ometecutli era el seor de la

    dualidad, y Omechuatl la seora de la dualidad. Con

    otros nombres, adems de esos, los aborgenes haban

    inventado la existencia del Omeyocan, lugar del cielo,que era la morada de la pareja divina.

    Partiendo de esa creencia, los mexicanos desarrolla-

    ron su mitologa. La pareja celeste produjo los prime-

    ros dioses, de los que nacieron los otros: el Tezcatlipoca

    rojo, dios del sol que se levanta; el Tecaztlipocanegro,

    del norte, del fro, del cielo nocturno; Quetzalcatl, dios

    39

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    blanco del oeste y del sol que se oculta, y Huitzilopoch

    t l i, el dios guerero, pintado de azul, sol del medio da.

    Los primeros soles, es decir, los primeros cuatro

    mundos anteriores al actual, que terminaron en cata-

    clismos, estaban formados por el tigre (Ocelotonatiuh);

    por el viento (Eecatonatiuh) ; por la lluvia (Quiauhto

    natiuh), y por el agua (Atonatiuh), a semejanza de casi

    todos los mitos de otros continentes que se basaron en

    la tradicin de los cambios sufridos en su primera poca

    por el planeta.

    Y como en las mitologas de otros continentes, las le-

    yendas cosmolgicas de Mxico estaban vinculadas nti-

    mamente a las necesidades de la poblacin, primero

    errante, en la poca de la caza y la pesca, y despus

    sedentaria, basada en la gricultura. Por eso se parecen

    tanto entre s los dioses de todos los pueblos antiguos.

    La tierra, madre de lo que existe; el sol, sin el cual es

    imposible la vida ; la lluvia, que garantiza las cosechas ;

    el aire, que ayuda a la fertilidad de lo que puede repro-

    ducirse, y la luna, que por su aparicin y ocultacin

    peridica, coincidiendo con la menstruacin de la mu-

    jer, se le atribua una influencia grande sobre la espe-

    cie humana, fueron las deidades ms importantes de

    nuestros antepasados.

    Asombra ver cmo, con un desarrollo incipiente de

    las fuerzas productivas debido a los instrumentos rudi-

    mentarios que empleaban, sin conocer el hierro y halln-

    dose an en el perodo de la piedra pulida, algunas de

    las tribus indgenas de nuestro pas haban llegado an-

    tes del descubrimiento de Amrica a manifestaciones

    40

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    culturales de alto nivel. En el manejo de los nmeros,

    en el cmputo del tiempo, en el estudio de los astros,

    estaban por encima de muchos de los pueblos europeos

    del siglo XIV. En las artes plsticas, incluyendo la ar-

    quitectura, rivalizaban con las obras de las grandes civi-

    lizaciones de otras regiones. Pero, en cambio, en la

    explicacin de las ligas entre el hombre y la naturaleza

    no haban salido de la magia y de una religin cuyos

    mitos, descontando su valor potico, inherente a todas

    las concepciones de la primera poca de la humanidad,

    no eran sino obras de su imaginacin atormentada.Las tribus mexicanas ms desarrolladas estaban de-

    dicadas a la agricultura. Para garantizar las cosechas,

    que constituan no slo la base de su economa, sino de

    toda su vida social, necesitaban el conocimiento de las

    estaciones del ao y de la influencia de los astros sobre

    la tierra, especialmente del sol. Su mitologa era, poreso, una mitologa rural, como la de Egipto, la de los

    pueblos de la Mesopotamia y la de Grecia y Roma. Su

    diferencia con ellas, especialmente con la mitologa he-

    lnica, estriba en el progreso que los antiguos griegos

    haban alcanzado largos siglos antes que las civiliza-

    ciones americanas.

    Un rgimen basado en la esclavitud, como el de Gre-

    cia, hizo posible que los propietarios de esclavos aban-

    donaran las labores manuales para dedicarse a la espe-

    culacin filosfica y a las artes. A este hecho se debe

    y, adems, al empleo del hierro y de instrumentos bas-

    tante elaborados, que sus mitos alcanzaran el valor lite

    41

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    porque as lo demuestran las piezas del tesoro descubier-

    to hace unos aos en Plovdiv, Bulgaria compuesto de

    grandes recipientes y vasos de oro macizo con figuras

    humanas cinceladas de manera prodigiosa estaba he-

    cho de bronce duro, de estao, de oro y de plata. Cinco

    capas tena. En la superior grab el dios Hefestos mu-

    chas figuras: la tierra, el cielo, el mar, el sol y la

    luna llena ; las estrellas, las Plyades, las Hades, Orion

    y la constelacin de la Osa llamada el Carro. Repre-

    sent tambin dos ciudades: en una se celebraban bodas

    y festines; la otra apareca cercada por dos ejrcitos.Contena un campo frtil que labraban muchos campe-

    sinos guiando las yuntas, y al llegar al fin de la labor

    un hombre sala a su encuentro y les daba una copa de

    vino. Grab, asimismo, un campo de mieses crecidas,

    que los jvenes segaban con hoces afiladas. Tall una

    hermosa via de oro, cuyas cepas cargadas de negrosracimos estaban sostenidas por manijas de plata. La

    rodeaban doncellas y mancebos que llevaban las uvas

    en cestos de mimbre, mientras un muchacho taa sua-

    vemente la armoniosa ctara y entonaba un hermoso

    himno que todos le acompaaban cantando. Represent

    luego un rebao de vacas de erguida cornamenta: losanimales eran de oro y estao, los pastores y los perros

    de oro puro. Adems, un prado en un valle hermoso en

    donde pacan las ovejas. Una danza en la que los baila-

    rines cogidos de las manos llevaban vestidos de lino

    sutil y se tocaban con guirnaldas de flores, mientras un

    inmenso gento haca un crculo a su alrededor y un

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    bres en distintas actitudes, jugando o nadando. Un

    hombre llega al Tlalocan; la vara seca que se le haba

    colocado al morir, ha reverdecido y l llora de contento.

    De su boca salen cinco volutas que representan la pala-

    bra elocuente. Sobre el cuadro una gran figura de

    Tlloc, llena de atributos, deja caer de sus manos gran-

    des gotas de agua, y una araa que cuelga de su hilo

    lo comunica con la faja celeste. En otro muro, una

    procesin de sacerdotes de Tlloc, bien vestidos y toca-

    dos, camina arrojando semillas. As era el Tlalocan,

    donde las cosas siempre germinan y verdean, all

    donde de algn modo se vive.

    Los indgenas del Per hacen todava para su uso

    personal y para la venta, retablos con figuras de barro

    colorido que representan el mismo concepto de esta

    vida y de la otra. En la parte inferior de la caja de uno

    de ellos que poseo se encuentran los campesinos actua-

    les llenos de congoja por la miseria en que viven, rodea-

    dos de mujeres esculidas y de perros esquelticos. En

    la parte superior, que representa el cielo, los panes son

    tantos que se acumulan sin que nadie los toque, los

    hombres y las mujeres robustos y los perros gordos.

    Para los pueblos primitivos la concepcin mtica de

    la vida, la nica posible por su desconocimiento de las

    relaciones entre el hombre y la naturaleza, era espon-

    tnea y lgica. Estaban justificados los cantos a la

    tristeza; las ceremonias para que el astro principal

    no se extinguiera nunca; las ofrendas y los sacrificios

    a la fuente de la vida, al sol, y a los dems cuerpos

    celestes que segn ellos influan en su existencia; a los

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    dioses que encamaban en hombres, en animales, en

    plantas, y en fenmenos naturales, disfrazndose de

    mil modos e interviniendo con su bondad o con su enojo

    en la vida de los mortales, y tambin explicable la

    creencia en una vida posterior a la muerte, en la que

    desaparecen las fatigas y los sufrimientos.

    Dentro de ese mundo fantstico vivieron nuestros an-

    tepasados y todos los pueblos primitivos. Mitos, deida-

    des superiores y de poder menor, manifiestas u ocultas,

    transmutaciones imprevisibles de los seres dotados de

    vida de los unos en los otros, tabscosas inertes o vi-

    vas intocables , y ascendientes minerales, vegetales y

    animales del hombre, condicionaban su conducta y re-

    ducan su campo de accin. De ah la importancia de

    los ritos mgicos y religiosos para expulsar de su cuer-

    po y de la sociedad a los elementos perniciosos y atraer

    el favor de las fuerzas positivas.

    Aun cuando la experiencia demuestra que el sol nace

    y se oculta todos los das, describiendo un arco que se

    alarga o se reduce segn las estaciones del ao, para

    los primitivos era vital que el sol no fuera a acabarse.

    De ah el culto al fuego y, junto a ste, a las dems

    fuerzas naturales.

    El culto al peyote, que produce un alcaloide que au-

    menta las energas del cuerpo y que, tomado en exceso,

    engendra alucinaciones; y a otras plantas con propieda-

    des alimenticias o curativas; las fiestas populares coin-

    cidiendo con la siembra de las semillas y la recoleccin

    de los frutos; la veneracin de los animales tiles al

    hombre; los conjuros para atraer la salud y ahuyentar

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    raleza, pudieron dominar la mente humana durante

    siglos incontables hasta hoy, y por qu slo el conoci-

    miento de las leyes que gobiernan la realidad exterior

    al hombre y explicn su origen y sus posibilidades den-

    tro de esa realidad, puede elevarlo hasta convertirlo en

    un ser libre, que pueda hacer uso de su facultad de

    creador sin obstculos insuperables.

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    EL PARAISO

    Las sociedades primitivas creyeron en otra vida distintaa la terrena, en la existencia de un lugar en donde sus

    sufrimientos concluyen, como una fuga de la amarga

    realidad; pero no como una substitucin de sus deseos

    y esperanzas. Por eso lucharon siempre por un paraso

    en este mundo y no en otro.

    Los hombres quieren vivir como son, con sus exigen-cias biolgicas y espirituales. La felicidad consiste en

    satisfacerlas de un modo pleno. El lugar imaginario

    en donde pueden ser felices es una descripcin de la

    tierra en que habitan y no una desfiguracin de ella

    y en la que slo el espritu prevalezca. Cuando la reli-

    gin, pasando por alto la demanda ms profunda ysentida de los seres humanos, les ofrece la visin de un

    sitio que slo deben habitar las almas, los creyentes

    pueden aceptarla como una parte mnima de lo que

    ambicionan; pero no como el modelo de la vida que

    querran llevar. Un breve repaso a las ideas del paraso

    comprueba esta opinin.Veamos la mitologa griega. Antes de todas las

    cosas slo exista el Caos, como afirmaban todas las

    cosmologas antiguas. La Noche, sin ligas con ninguna

    divinidad, ech sobre el mundo una serie de potencias

    malficas: el Sueo, la Muerte, el inflexible Destino,

    las sombras Parcas, las terribles Furias, y todas lasmalas Pasiones.

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    todas partes: la mentira, el fraude y la violencia triun-

    faron. El Poder sano, la invariable J usticia, la Buena

    Fe y la tenaz Esperanza, que eran las ltimas potencias

    divinas que permanecan an sobre la tierra, huyeron.

    La vida de los mortales fue entonces dura y miserable.

    Estos perodos sucesivos de la evolucin de la socie-

    dad humana, que la mitologa griega concibi como

    resultado de la observacin de los hechos y de una

    apreciacin intuitiva de ellos, explican con claridad la

    causa que ha movido a los hombres a buscar el Paraso:

    el regreso a la edad idlica, cuando nadie explotaba a

    nadie y los bienes eran de todos, en un ambiente de

    felicidad y de paz, o la decisin de construir la sociedad

    modelo en cualquier lugar y en cualquier tiempo.

    En el viejo Egipto, el piadoso al morir iba al Paraso,

    donde hay ms agua que en este mundo y las espigas

    de trigo tienen ms altura que la talla de un hombre.

    El muerto viva ah eternamente con los dioses, en el

    barco del sol, que se deslizaba sobre el mar subterr-

    neo y gozaba los manjares divinos.

    Uno de los Salmos de Accin de Gracias que contie-

    nen Los Rollos del Mar Muerto, anterior a la Biblia,

    dice:

    Te agradezco, oh Seor, porque me has puesto

    en un manantial de aguas corrientes en medio de la tierra

    rida,

    un surtidor de agua en una tierra de sed,

    canales que riegan un jardn de delicia,

    un lugar de cedro y acacia,

    unidos al pino para tu gloria,

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    suave cuesta un extenso collado, que coronan, compitien-

    do con sus ramas fornidas y frondosas, los bosques que

    recorren su ladera; densos entre ellos, mil entretejidos

    arbustos, con su verde follaje espesan ms aquellos escon-

    didos asilos de una sombra impenetrable, y su lozana y

    rstica abundancia, la entrada impide a la feliz morada.Subiendo ms arriba con ascenso gradual, el fresno altivo,

    la apreciable y triunfadora palma, el cedro inmenso y el

    piramidal pino, aquel obscuro, agreste anfiteatro circun-

    dado y aumentado, sombra sobre sombra forman un ma-

    jestuoso y verde muro, que el vasto espacio del Edn ro-

    dea; pero de dentro el hombre domina su inmensa cerca,

    alegre, contemplando a lo lejos su nuevo y extendido im-perio. En el paraje ms subido del collado, su cumbre

    coronando se extiende una arboleda innumerable de fe-

    cundos frutales escogidos. A un tiempo junta lo til y

    agradable. En sus ramas, que mece un soplo dulce, junto

    a la abierta flor, el botn crece y la recin nacida fruta

    ya madura, nueva esperanza al apetito brinda. El influjo

    del sol, que con dulzura y abundancia sus rayos las de-para, las sazona, y vara, con los bellos colores del her-

    moso celeste iris, a tenebrosa nube.. . Cuanto ms Sata-

    ns, a la encantada arboleda se acerca, ms percibe de

    un cfiro suave la pureza; aire divino, con el cual revive,

    de aquel frtil terreno la agotada fuerza, y conserva toda

    su belleza; puro aliento, remedio soberano para todos los

    males exceptuada la desesperacin: para ello intil! Al-rededor de Satans respira balsmica la alegre primavera:

    el dulce viento por las plantas rueda, o de las aguas sobre

    la ligera y clara cima plcido resbala. Su soplo exhala un

    nctar delicioso y al sonido de sus blandas alas, revive

    el verde campo adormecido; las flores va besando in-

    constante, con su mbar ambas alas perfumando; murmu-

    rando despus, vuela inocente, a contar a todo otro vien

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    tecillo que halla, cunto es la tierra deliciosa donde recogi

    su preciosa carga.

    Los griegos tenan sus Campos Elseos, en los que

    reinaba una eterna primavera, resplandecan los astros

    sin interrupcin y el ruiseor cantaba, slo interrum-pido por las voces de los grandes poetas y de los msi-

    cos ms clebres. Las suaves ondas del Leteo hacan

    olvidar las sombras de la vida. Homero y Hesodo lo

    situaron en la extremidad de la Tiera, a orillas del

    Ocano ; otros autores ms all de las columnas de Hr-

    cules, en las campias de Btica y algunos en las IslasCanarias, llamadas Afortunadas, en Islandia, la antigua

    Thul, y en las Islas Blancas del Ponto Euxino.

    Pero los Campos Elseos no eran los nicos. La idea

    del Paraso surge espontneamente en la leyenda y,

    ms tarde, en las obras filosficas y literarias ms altas

    de la civilizacin helnica. Una de ellas es Dafnis yCloe, de Longus. Dos bellos adolescentes que se aman,

    adolescentes para siempre, amantes para siempre, con

    fe en la vida, sin dogmas, ni lugar ni tiempo, son los

    personajes del relato. Su vida es perfecta no slo en s

    misma, sino porque se funde con la vida universal: la

    savia se transmuta en la sangre y la sangre en la savia,pues en tanto que el hombre est cerca de los ruiseores,

    de los rboles y de las bestias, ms se acerca a la verdad.

    He aqu el cuadro del Paraso que se ha prometido

    a los hombres piadosos, segn el Korn, el libro sagra-

    do de los musulmanes:

    Ah estn los ros de agua que no se secan jams; los

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    ros de leche cuyo gusto no se altera nunca; los ros de

    vino dulce para beber; los ros de miel pura. .. Aque-

    llos que han tomado el paso en el mundo de la fe, tomarn

    el paso antes que los otros... Y habitarn el jardn de

    las delicias... descansarn en sillas decoradas con oro

    y pedrera... Sern servidos por nios dotados de unajuventud eterna... Les presentarn manjares y copas lle-

    nas de vino exquisito.. . Su vapor no se subir a la ca-

    beza ni obscurecer su razn. .. Recibirn todas las frutas

    que deseen. . . Y la carne de las aves ms raras. .. Cerca

    de ellos estarn hures de bellos ojos negros parecidas a

    perlas en su ncar. Tal ser la recompensa de sus obras. ..

    No escucharn ni discursos frvolos ni palabras criminales...No oirn ms que las palabras: paz, paz.

    Virgilio recoge en su Eneida el mito griego de la

    Edad de Oro. El poeta, que personifica el orgullo de

    Roma, recuerda que Saturno, huyendo de la victoria

    de J piter, lleg al Latiumen donde reuni a los hom-bres indciles y dispersos en la comarca, con quienes

    fund una sociedad perfecta en la que florecieron la

    paz y la justicia.

    Entre los antiguos mexicanos, ya lo hemos dicho, el

    Paraso era una visin idntica a las que acabamos de

    mencionar. Las palabras textuales de Sahagn son s-tos: El Tlalocan, en el cual hay muchos regocijos y

    refrigerios, sin pena ninguna, nunca jams faltan las

    mazorcas de maz verdes, y calabazas y ramitas del ble-

    dos, y aj verde y jitomates, y frijoles verdes en vaina,

    y flores. . . En el paraso terrenal haba siempre ver-

    dura y verano.La leyenda recoge tambin la pintura del Paraso

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    El discutido rbol de la ciencia del bien y del mal ,

    no fue el pltano, dice Pinelo, grosera tesis sostenida

    por el padre Pacfico, ni la higuera ndica, como su-

    puso Goropio Becano, sino la granadi l la, la que en

    Mxico llamamos granada de China. As, con gran

    fundamento, podemos afirmar, agrega el autor, que fue

    la fruta con la que Adn quebr el precepto divino.

    En cuanto a los cuatro ros que salan del Ro que re-

    gaba el Paraso, segn el texto bblico, pueden identi-

    ficarse as: el Ro de la Plata es el Phisn;el Amazo-

    nas, el Gehn;el Hidekelo Tigr is, el Magdalena, y el

    Peratho Eufrates, el Orinoco.

    Los guaranes tambin tenan su Paraso. Segn el

    escritor Natalicio Gonzlez, era un pas rumbo a Yva

    ga, poblado de rboles frutales Yvaga quiere decir

    l ugar de frutas , ubicado hacia el poniente, ms all

    del mar tumultuoso, junto a un otero divino. Ah, en

    ese sitio de eterna ventura, penetraban los seres, me-

    morando sus hazaas terrestres y velando por el ilustre

    destino de su raza.

    Cristbal de Castro en su Relacin de las Fbulas

    y Ritos Incas, recoge la siguiente oracin a J eni

    racocha, en demanda del Paraso:

    Que multiplique las gentes; que los pueblos y tierras es-

    tn sin peligros; que los hombres vivan sanos con sus

    hijos y descendientes andando por caminos derechos y

    sin pensar malas cosas; que ya que los hombres comen

    y beben, se les acrecienten las comidas y frutos de la

    tierra y las papas, para que no padezcan hambre ni tra-bajo; para que todos se cren; que no hiele ni granice;

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    que las gentes vivan largo tiempo; no mueran en su ju-

    ventud; coman y vivan en paz.

    Pero la idea del Paraso no se limit a los antiguos.

    En la medida en que la sociedad evoluciona y progre-

    sa, y pasa de un rgimen injusto por atrasado a otromejor, la idea de la felicidad resurge. El Renacimiento

    es prdigo en utopas.

    Los pensadores de la ltima etapa de la Edad Me-

    dia y de los siglos XVI y XVI I , no se limitan a des-

    cubrir la Grecia clsica. No hablan ya de una rep-

    blica ideal como la de Platn, basada en la esclavitudy en la que slo una minora selecta tenga el derecho

    de gobernar; una repblica en la que los filsofos

    sean reyes o los reyes y prncipes de este mundo tengan

    el espritu y poder de la filosofa ; una repblica en

    la que persista la propiedad privada, porque sera

    demasiado pedir a hombres nacidos, alimentados y edu-

    cados, como lo son hoy en da, que nuestros ciudada-

    nos repartan entre s la tierra y las habitaciones. Los

    renacentistas hablan de una sociedad ideal en la que

    no exista la raz de todos los males.

    Toms Moro en su obra denominada U topa , dice

    que donde quiera que exista la propiedad privada y

    se mida todo por el dinero, ser difcil que el Estado

    obre justa y acertadamente, a no ser que se piense que

    es obrar con justicia el permitir que lo mejor vaya a

    parar a manos de los peores y que se viva felizmente

    ah donde todo se haya repartido entre unos pocos que

    mientras los dems perecen de miseria disfrutan de la

    mayor prosperidad.

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    En la isla en donde viven los utpicos, que cuenta

    con numerosas ciudades grandes y magnficas, la vida

    social est organizada de una manera perfecta para

    que no se provoquen ni conflictos ni dificultades pe-

    queas. Los ciudadanos estn exentos de trabajo cor-

    poral el mayor tiempo posible, en cuanto las necesi-

    dades pblicas lo permitan, para que puedan dedicarse

    al libre cultivo de la inteligencia, por considerar que

    en esto estriba la felicidad de la vida . . .

    La virtud consiste en vivir conforme a la naturaleza.

    En Utopa no se conocen pobres ni mendigos y sus

    habitantes son ricos aunque nada posean. Porque, hay

    mayor riqueza que vivir con nimo alegre, tranquilo,

    desposedo de cuidados, sin tener que preocuparse del

    sustento, ni aguantar las quejumbrosas peticiones de la

    esposa, ni temer la pobreza para el hijo, ni buscar

    ansioso la dote de la hija, sintindose seguro del por-

    venir de los suyos, mujer, hijos, nietos, biznietos, tata-

    ranietos y de toda una descendencia an ms dilatada?

    Ventajas que alcanzan por cierto, tanto a los que ya

    no pueden trabajar, como a los que an estn en con-

    diciones de hacerlo.

    Tomaso Gampanella concibi La Imaginari a Ciudaddel Sol .Tambin es una comunidad en la que ha des-

    aparecido la propiedad privada. Todos los hombres

    son ricos y pobres al mismo tiempo: ricos, porque todo

    lo tienen; pobres, porque nada poseen y no sirven a

    las cosas, sino que las cosas les obedecen a ellos. Rara

    vez se enferman. La vida se prolonga a cien aos y a

    veces a doscientos. Conocen un secreto que, sin dolor

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    y con procedimientos suaves y admirables, renueva la

    vida cada siete aos. Los habitantes de la Ciudad del

    Sol creen en la armona de las cosas celestes con las

    terrestres y las morale . Y admiten plenamente la li-

    bertad humana . . . Esta repblica es totalmente apos-

    tlica, porque establece la comunidad no por placer,

    sino por obsequio.

    Francis Bacon publica su Nueva At lnt ida.En la tie-

    rra que imagina el autor, su gobernante dice a los que

    la visitan: Nosotros los de esta tierra de Bensaln. . .

    conocemos la mayor parte del mundo habitado y somos

    al mismo tiempo desconocidos. Relata cmo llegaron

    a esa tierra, lo que en ella encontraron y la vida que

    llevaban en aquella poca no slo en la Atlntida, sino

    en el Per, llamado entonces Coyay en Mxico nom-

    brado Tyrambel. Eran reinos orgullosos y fuertes en

    armas, navios y toda clase de riquezas . . . Pero un ex-

    traordinario diluvio sepult la Atlntida.

    Describe la organizacin social de Bensaln: es la

    virgen del mundo. Las gentes viven castamente y en

    paz, el pas est dotado de recursos naturales prodi-

    giosos y la tcnica de sus moradores ha logrado la

    creacin artificial de especies vivas desconocidas en

    otras regiones. La alimentacin es abundante para to-

    dos, los sanatorios, muchos de ellos especializados, cu-

    ran todas las enfermedades y prolongan la vida. Hay

    hombres poseedores de toda la sabidura posible. Las

    moradas de los hombres estn rodeadas de jardines y

    todos viven con alegra.

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    El Renacimiento, como una primavera vigorosa, con-

    mueve al mundo antiguo. Por donde quiera brota la

    esperanza en un hombre libre de sus ataduras artifi-

    ciales y en una sociedad noble y justa. Pero no todas

    las utopas tienden al regreso a la Edad de Oro de la

    mitologa clsica. Una de ellas, grandiosa por mil mo-

    tivos, es El Qui jote, de Miguel de Cervantes Saavedra,

    porque a la vez que hace el examen crtico del rgimen

    basado en la propiedad privada, cree que la sociedad

    ideal puede establecerse sin mirar hacia atrs: Has de

    saber, oh Sancho amigo!, que yo nac, por querer del

    Cielo, en esta edad de hierro para resucitar en el l a, la

    adorada edad de oro.

    En el discurso pronunciado ante un auditorio de hu-

    mildes cabreros, explica Don Quijote su tesis:

    Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los anti-

    guos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellosel oro (que en nuestra edad de hierro tanto se estima)

    se alcanzase en aquella poca venturosa sin fatiga alguna,

    sino porque entonces los que en ella vivan ignoraban es-

    tas dos palabras: tuyo y mo. Eran en aquella santa

    edad todas las cosas comunes... Todo era paz entonces,

    todo amistad, todo concordia... No haba el fraude, el

    engao ni la malicia mezclndose con la verdad y la lla-neza. La justicia se estaba en sus propios trminos, sin

    que la osasen turbar ni ofender los del favor y los del

    inters, que tanto ahora la menoscaban, turban y persi-

    guen... Entonces no haba que juzgar ni quien fuese

    juzgado...

    Pero ese recuerdo del pasado, a simple ttulo de

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    LA ESENCIA DE LA FILOSOFIA

    Los mitos sobre el universo, el mundo y la vida, nopodan dar una explicacin de las cosas valedera pa-

    ra el hombre. Naci entonces la filosofa como expli-

    cacin de la realidad, basada en la reflexin.

    Desde el principio la cuestin fundamental fue la

    de precisar las relaciones entre el pensamiento y el ser.

    Cul es el dat primero para el conocimiento: el es-pritu, la conciencia, o la realidad objetiva que halla

    fuera del pensamiento?

    Los filsofos griegos, no obstante que desconocan

    las leyes que gobiernan la naturaleza, por intuicin y

    por el examen atento de los hechos se dividieron en dos

    escuelas principales: el idealismoy el material ismo. Apartir de entonces, la filosofa ha seguido discutiendo

    el problema.

    En cada etapa histrica el idealismo y el materialis-

    mo adoptan diversas formas; pero las dos tesis obede-

    cen a las causas sociales concretas. Los enemigos del

    progreso son idealistas; los partidarios del desarrolloprogresivo de la humanidad son materialistas. Porque

    las ideas no son productos de la inteligencia sin arrai-

    go en el espacio y en el tiempo, y en una sociedad di-

    vidida en clases antagnicas, obedecen a los intereses

    de stas y a sus preocupaciones. La clase que domina

    est satisfecha con su situacin y con el rgimen que

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    prevalece. La otra, la dominada, vive inconforme con

    su existencia y trata de transformar la sociedad.

    Si la materia es anterior al pensamiento, la natura-

    leza es anterior al hombre, y ste es el resultado de su

    evolucin. Si, por el contrario, el pensamiento fue pri-

    mero que la materia, el hombre es extrao a la natu-

    raleza y su aparicin sobre la faz de la tierra slo pue-

    de explicarse por la voluntad de un ser sobrenatural.

    En el fondo del debate entre el idealismo y el mate-

    rialismo se encuentra la concepcin religiosa del mun-

    do y de la vida. El hombre es hechura del proceso

    general de la materia, o de una voluntad divina? Los

    estudiosos de la filosofa encontrarn siempre esta in-

    terrogacin, aun cuando algunas de las doctrinas que

    la expresan oculten el problema.

    El idealismo considera al mundo como una encar-

    nacin del espritu universal. Slo nuestra conciencia

    tiene una existencia verdadera. El mundo material, el

    ser, no es ms que un resultado de la conciencia, de

    las sensaciones, de las representacions y de los con-

    ceptos.

    A pesar de todas sus variantes, el idealismo se puede

    dividir en dos formas: el idealismo subjetivo y el

    idealismo objetivo.

    El idealismo subjetivo coloca en la base de todo lo

    que existe la sensacin, la representacin, la concien-

    cia del individuo o del sujeto. Su mayor exponente fue

    George Berkeley, filsofo ingls del siglo XVI I I . Se-

    gn su tesis todas las cualidades de las cosas y las co-

    sas mismas, no son sino sensaciones humanas. Los

    68

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    objetos del ambiente no existen de una manera real,

    independientemente del hombre. Las nicas realidades

    son las sensaciones. Por eso los objetos existen slo en

    la medida en que son percibidos. La causa de las sen-

    saciones es Dios, porque el mundo no es ms que una

    representacin del yo y ste es el resultado de una cau-

    sa espiritual suprema.

    Todas las construcciones impas del comunismo y

    de la religin, dice Berkeley, se erigen sobre la doc-

    trina de la materia o de la substncia material. No es

    necesario decir qu gran amiga han encontrado los ateos

    en todos los tiempos en la substancia material. Todos

    sus monstruosos sistemas dependen de ella de manera

    tan evidente, tan inevitable, que su edificio se desplo-

    mara fatalmente en el momento mismo en que fuera

    destruida su piedra angular .

    El idealismo objetivo afirma que el punto de partida

    de todo lo que existe no es la conciencia individual,

    subjetiva, sino una conciencia objetiva, mstica: el

    espritu universal, independiente del hombre.

    En la Grecia antigua el idealismo objetivo est re-

    presentado por Platn, intrprete de los intereses de la

    aristocracia esclavista. El mundo real para l, es el

    mundo supersensible de las ideas, mientras que elmundo de las cosas es el de las sombras, el de los re-

    flejos de las ideas.

    En la poca feudal la escolstica religiosa idealista

    hizo de la filosofa un simple instrumento de la teolo-

    ga. Al declinar el feudalismo y cuando se multiplican

    las relaciones burguesas en los pases econmicamente

    69

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    desarrollados, la nueva clase social, la burguesa re-

    volucionaria, produce pensadores materialistas como

    Bacon, Spinoza y Hobbes.

    La filosofa idealista alemana del siglo XVI I I y del

    primer tercio del XIX Kant, Fichte, Schelling, He-

    gel representa una reaccin contra la revolucin de

    mocrticoburguesa de Francia, y contra el materialis-

    mo francs, que desempe un gran papel en la lucha

    contra el idealismo religioso y el filosfico, especial-

    mente a travs de La Mettrie, Holbac, Diderot y Hel

    vetius.

    Despus la filosofa idealista degenera. Cuando el

    rgimen capitalista entra al perodo del imperialismo,

    del dominio de los monopolios sobre la vida social, li-

    quidando todas las libertades creadas por la burguesa

    ascendente, entre ellas la libre concurrencia econmica,

    el idealismo llega a posiciones extremas. La doctrina

    llamada empiriocriticismo, de Mach y de Avenarius,

    resucita la doctrina de Berkeley. La filosofa raciona-

    lista es reemplazada por la filosofa de lo irracional,

    por las diversas tesis de la intuicin como medio del

    conocimiento, hasta llegar a la posicin reaccionaria

    del racismo, levantada en forma agresiva por los ide-

    logos del partido nazi de Alemania.

    La filosofa materialista, contrariamente al idealis-

    mo, considera a la materia como dato primero, y a la

    conciencia, al pensamiento, como dato secundario. Na-

    ci el materialismo en los pases del Oriente antiguo:

    en Babilonia, en Egipto, en la India y en China. A fi-

    nes del siglo VI I y a principios del VI, antes de nues-

    70

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    tra era, en la poca de la formacin de las ciudades

    griegas, con su artesana y su comercio florecientes, el

    materialismo se difundi en los pases del mar J nico.

    Los filsofos de la escuela de Mileto, especialmente

    Thaes. Anaximandro y Anaxmenes, sustentaban la doc-

    trina materialista; pero de una manera primitiva. Para

    ellos el problema fundamental era el de averiguar el

    principio primero: el de la materia original. Para

    Thaes, las cosas provienen del agua; para Anaxinan

    dro, de una materia indefinida, el apeirn, para Anax-

    menes, del aire.

    Herclito es el pensador que formula la tesis ms

    completa: El mundo forma una unidad por s mismo,

    y no ha sido creado por ningn dios ni por ningn hom-

    bre, sino que ha sido, es y ser eternamente, un fuego

    vivo que se enciende y se apaga con arreglo a leyes.

    La doctrina materialista es expuesta despus por

    Anaxgoras, Empdocles, Demcrito, Epicuro y Lucre-

    cio. Los tres ltimos afirmaban que el fundamento de

    todas las cosas est constituido por tomos, por partcu-

    las materiales de variadas formas, indivisibles e im-

    penetrables, que se desplazan en el vaco infinito y

    cuyas combinaciones engendran la gran diversidad de

    los fenmenos naturales. Los numerosos universos tie-

    nen como origen un torbellino de tomos. Unos surgen

    y otros perecen. La inmortalidad del alma no existe:

    el alma es una cosa material compuesta de tomos li-

    geros.

    Aunque la Edad Media estaba dominada por el idea-

    lismo y la escolstica, surgieron algunas tendencias

    71

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    materialistas. La querella de los universales abri

    otra vez el debate sobre las relaciones entre el ser y la

    naturaleza. Lo individual y lo general estn, al pare-

    cer, totalmente separados en el espritu y representan

    conocimintos de diversa categora. A qu corresponden

    fuera de nosotros? No habr una existencia distinta a

    la de cada hombre, a la de cada cosa, que seran el

    hombre-gnero, el hombre-esencia, las cosas universa

    les?Los filsofos se dividieron en realistas, que defen-

    dan la existencia real de los universales y su anterio-

    ridad a las cosas, utilizando la doctrina de Platn, que

    constituy la base ideolgica del catolicismo y de To-

    ms de Aquino, su exponente mayor; en nominalistas

    J ean Roscelin, Duns Scoto, Guillermo de Occam

    que afirmaban que lo nico que existe son los objetos

    individuales, anteriores a las ideas generales, que son

    simples nombres, formulando as la doctrina del ma-

    terialismo ; y en conceptualistas, entre ellos Pedro Abe-

    lardo, quien sostuvo que los universales slo son con-

    ceptos, por lo cual peda que se limitara a la fe por

    principios racionales, con gran disgusto de la Iglesia.

    Los grandes descubrimientos geogrficos de fines del

    siglo XV y de principios del XVI , probaron que la tie-

    rra tena una forma esfrica y no constitua un cuerpo

    fijo colocado en el centro del universo, como lo afirma-

    ba Tolomeo, respaldado por la Iglesia. El sabio polaco

    Coprnico fue el primero en postular la tesis. Ms tar-

    de Kpler y Galileo perfeccionaron el sistema.

    Con los primeros hallazgos del pensamiento cientfi-

    co, la filosofa materialista emprende la lucha contra

    72

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    la escolstica y los dogmas de la Iglesia. Postula la

    experiencia como mtodo para conocer la verdad y des-

    cubre algunos de los principios que rigen la naturaleza.

    Francis Bacon, el filsofo ingls, es el fundador de

    la ciencia experimental moderna. Someti a la filosofa

    medieval a una severa crtica. Afirm que la verdadera

    filosofa deba tener un carcter prctico, fundada so-

    bre el anlisis de los fenmenos naturales y de los da-

    tos de la experiencia.

    Ren Descartes desarrolla en su estudio sobre la f -

    sica, el materialismo mecanicista; pero en filosofa

    se pronuncia por la dualidad de la materia y el espri-

    tu. El pensador holands Baruch Spinoza, sobrepasa el

    dualismo de Descartes y sostiene que la naturaleza es

    la substancia nica, de la cual la extensin y el pensa-

    miento son sus atributos. En el siglo XVI I I J ohn Locke,

    a pesar de sus concesiones al idealismo, desarrolla la

    tesis materialista, segn la cual las percepciones senso-

    riales del mundo exterior constituyen la fuente del co-

    nocimiento. Los materialistas combaten al idealismo,

    aun cuando su concepcin materialista de la naturaleza

    no reconoce mas que cambios de cantidad a cantidad.

    El alemn Ludwig Feuerbach, es el filsofo con el

    cual comienza el pensamienio contemporneo. Critican-

    do a Hegel, sostiene que la naturaleza existe indepen-

    dientemente de la conciencia, que el hombre es un pro-

    ducto de la naturaleza. Considera, sin embargo, al hom-

    bre como un ser abstracto, el hombre en general, y no

    como un ser social e histricamente concreto que puede

    transformar el mundo que lo circunda.

    73

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    MATERIA Y MOVIMIENTO

    E l debate entre el idealismo y el materialismo no se

    reduce a saber si el pensamiento tiene primaca sobre

    el ser, o si la materia la tiene sobre el espritu.

    Qu es la materia? Existe por s misma? Cambia

    o se transforma? Qu relacin hay entre el movimien-

    to de las cosas que todos advertimos y la materia? Pue-

    de haber movimiento sin materia o materia sin movi-

    miento?

    Para cierta doctrina idealista la forma de estudiar

    los fenmenos de la naturaleza es la de considerarlos

    aislados los unos de los otros y aceptarlos como inva-

    riables. Esa doctrina es la metafsica.

    Sus partidarios no ven en la naturaleza ms que una

    acumulacin accidental de objetos, de fenmenos in-

    dependientes entre s. La naturaleza se halla en estado

    de reposo, es inmvil, no existen contradicciones en su

    seno.

    Desde las primeras etapas del pensamiento filosfico

    comenz tambin el debate entre los que aceptan el

    cambio const