Upload
others
View
10
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
La financiarización y sus efectos sobre la economía real. El caso de México (1980-2010).
Javier Lapa Guzmán1
Eje temático propuesto: Consecuencias de la Crisis Mundial. ¿Salida de la crisis en los
marcos del capitalismo? Palabras clave: Financiarización. Desindustrialización.Liberalización financiera. Crédito.
1. Introducción
Los grandes cambios acontecidos en las últimas décadas, son resultado de tres fenómenos
que se han llevado a cabo, de manera simultánea: el neoliberalismo, la globalización y la
financiarización. De estos, el que menor atención ha recibido es el relacionado con la
financiarización de la economía, pese a que actualmente es característica esencial de la
economía global (Duménil y Levy, 2004). Es a partir de los años sesenta cuando autores
como Magdoff y Sweezy (1969), identifican este fenómeno, denominándolo como una
“nueva modalidad” del capitalismo, en la que el sector financiero adquiere cada vez mayor
importancia en las operaciones económicas.2 Desde entonces, el fenómeno ha recibido
mayor atención por parte de diversos economistas que lo han señalado como uno de los
aspectos cruciales de la evolución del sistema capitalista (Aglietta, 2000; Boyer, 2000;
Plihon, 2004).
Con el objetivo de analizar el proceso de financiarización de forma global, se estudiará por
separado el comportamiento de los dos sectores involucrados en este fenómeno económico,
durante los últimos 30 años, para el caso de la economía mexicana. Así, el presente trabajo
constituye la primera parte de una investigación mayor, aún en curso, la que se refiere al
estudio de la evolución del sector financiero mexicano, a través de la cual será posible
obtener las primeras aproximaciones teóricas y empíricas a la comprensión del proceso de
financiarización de la actividad económica.
1Profesor de la Facultad de Estudios Superiores-Acatlán de la UNAM.Av. Alcanfores y San Juan Totoltepec,
S/N. Estado de México.Tel. 0052-55-11-13-19-84. Correo electrónico: [email protected] 2 Su análisis (mensual) del comportamiento económico global durante treinta años, representa una de las
principales pruebas empíricas de la existencia del proceso de financiarización.
2
En este sentido, se debe partir del acelerado y evidente crecimiento que el sector financiero
ha experimentado desde la posguerra.3 Lo que se ha debido principalmente a la
liberalización de los mercados, al avance en las tecnologías de la información y la
comunicación que han contribuido al desarrollo del proceso de globalización financiera. La
desregulación del sistema financiero mexicano, se llevó a cabo al amparo del paradigma
McKinnon-Shaw, sin embargo, la evidencia disponible no es suficiente para respaldar la
consecución de los logros prometidos por dicho paradigma al inicio del proceso. Por el
contrario, se ha configurado un sector financiero disfuncional respecto a las necesidades del
sector productivo del país, que restringe el financiamiento de largo plazo para la inversión,
así como los créditos a la pequeña y mediana empresa; y que ofrece crecientes utilidades a
los conglomerados financieros que lo componen, gracias a los altos costos de los servicios
financieros (Rojas-Suarez, 2008).
El artículoestá estructurado de la siguiente manera,en la sección 2, se presenta una concisa
definición del proceso de financiarización. En la siguiente sección, se realiza un análisis
sobre la naturaleza de la relación entre el sector financiero y el real, con el objetivo de
identificar sus vínculos, y los efectos derivados de ellos, a nivel macroeconómico y
microeconómico, mismos que se presentan en la sección 4. En la sección 5, se estudia la
transformación del sistema financiero mexicano a partir de los años setenta, a través del
análisis de las principales reformas llevadas a cabo, a la par que se reflexiona sobre los
efectos que estas significaron para el aparato productivo nacional. En la siguiente sección,
se realiza un diagnóstico de la situación actual del sistema financiero nacional, con el
objetivo de señalar sus deficiencias y los obstáculos que le representa al desarrollo
productivo del país. Finalmente, se presentan las conclusiones y reflexiones, derivadas de la
investigación.
2. ¿Qué es financiarización?
3 La proporción entre los activos financieros y el producto mundial bruto, ascendió de 109% en 1980 a 201% en 1990, 294% en 2000 y 346% en 2006 (McKinsey, 2008).
3
En este trabajo, se considera que el término deberá ser entendido en dos niveles, en el
primero y más general, deberá referirse a la sobredimensión de la esfera financiera respecto
a la productiva, mientras que en el segundo, señalará los cambios que el proceso de
financiarización genera en las unidades cuya actividad no es financiera. Es decir, la
financiarización debe ser entendida como un proceso, con el cual emerge la primacía de las
finanzas en la dinámica de funcionamiento macroeconómico y en las prioridades de
empresas, hogares y administraciones públicas (el incremento del valor financiero se
convierte en el principal objetivo de su gestión). Dando inicio a un nuevo patrón de
acumulación, en el que los beneficios se obtienen principalmente a través de los canales
financieros, y no de los relacionados con el comercio y la producción de mercancías, lo que
genera múltiples efectos en el sector real de la economía.4Así, el capitalismo se ha vuelto
cada vez más dependiente de las ganancias provenientes de las actividades financieras, para
poder incrementar el capital (véase anexo T1 y G1).
Este es el principal argumento de autores como Sweezy (1994), Foster (2007) y
Stockhammer (2009) para sostener que la inversión financiera ha comenzado a sustituir a la
inversión física, gestándose una relación inversa entre el sector financiero y el real, que
explicaría en gran medida los recientes cambios en el panorama económico internacional.
A finales de los años sesenta, los países desarrollados comenzaron a presentar bajas tasas
de crecimiento, resultado de la tendencia decreciente de la tasa de rentabilidad del sector
real, lo que desató fuertes presiones sobre los distintos gobiernos por parte de los poderes
industriales y financieros, que pugnaron por una reestructuración a gran escala de la
dinámica económica y de las instituciones; gestándose la llamada “revolución
conservadora”, compuesta por una serie de medidas que Huffschmid (2002) denomina
como “contrarreformas neoliberales”, y cuyo principal objetivo fue revertir la tendencia de
la rentabilidad a través de políticas encaminadas a recomponer las condiciones propicias
4 La idea de un “nuevo esquema de funcionamiento macroeconómico”, ha sido mencionada por otros autores que la han nombrado de diferentes maneras: régimen de crecimiento dirigido por las finanzas (Boyer, 2000), economía mundial financiarizada (Epstein, 2005), régimen de acumulación financiarizado (Chesnais, 2003), capitalismo accionarial (Plihon, 2004), capitalismo financiero (Batsch, 2002), en todos los casos se busca señalar la nueva dinámica de la economía mundial.
4
para la valorización del capital, por ejemplo, fomentando una generalizada privatización,
liberalización financiera y apertura comercial irrestricta de las distintas economías. 5
Respecto al origen del proceso, existen diversas opiniones, que pueden agruparse en tres
principales teorías: la primera y cuyo mayor exponente es Arrighi (1994, 2003, 2005),
considera a la financiarización como una etapa más de las ondas largas que históricamente
han caracterizado al capitalismo, constituidas por dos segmentos, un incremento
considerable de la producción, que es seguido por una crisis de sobreacumulación y un
periodo de expansión financiera. Es decir, bajo esta idea, la financiarización forma parte del
comportamiento “natural” del capitalismo. La segunda, considera que se trata de uno más
de los cambios estructurales, que propició el neoliberalismo a partir de 1980, en otras
palabras, la financiarización es resultado de una variante perversa del capitalismo, que
obedece a intereses bien definidos (Crotty, 2005; Sweezy, 1997). Y finalmente, autores
como Lazonick y O’Sullivan (2000) centran su atención en los cambios del mercado
financiero internacional, y las modificaciones que esto ha generado en la relación que
mantiene con las empresas de carácter no financiero. En este caso, el proceso de
financiarización, únicamente es resultado de la evolución de la esfera financiera.6
3. La relación entre el sector financiero y el productivo
Respecto al carácter de la relación entre ambos sectores, existe un intenso debate, en el que
se identifican principalmente tres posturas: la primera considera al sector financiero como
un elemento fundamental para el crecimiento económico de una nación (Goldsmith, 1969;
McKinnon, 1973; Shaw, 1973; Odedokun, 1996; Levine, 2004). Para la segunda, dicho
sector no tiene influencia alguna sobre el crecimiento (Robinson, 1952 y Lucas, 1988).
Finalmente, está aquella que sostiene la existencia de un impacto potencialmente negativo
del funcionamiento de la esfera financiera sobre el crecimiento (Van Wijngergen, 1983;
Buffie, 1984; entre otros).Para efectos del presente trabajo, dicha relación no sólo existe, 5Huffschmid (2002) denomina a las reformas estructurales como “contrarreformas neoliberales”, con la intención de mostrar que la ofensiva del capital es precisamente contra aquellas reformas conquistadas por la clase trabajadora al finalizar la II Guerra Mundial (pleno empleo, salarios crecientes, empleos estables, seguridad social, pensiones públicas, servicios sociales públicos, etc.). 6 Para mayor profundización en la discusión sobre la naturaleza del proceso de financiarización, se recomienda la revisión de las siguientes fuentes: Orhangazi, 2008; Krippner, 2005; Stockhammer, 2004; Arrighi, 1999 y Froud, 2006.
5
sino que es tal su importancia que determina la evolución de ambos, por lo tanto se
recomienda que el debate se centre en los vínculos, el sentido de estos y los efectos de
dicha interacción, dado que los cambios derivados de la globalización financiera no se
limitan a la esfera financiera, sino que también están presentes en el sector productivo.
Los partidarios de la primera postura, argumentan que la liberalización financiera conlleva
una mejor asignación de los recursos entre las diferentes ramas económicas, privilegiando a
los proyectos de inversión más rentables y con mejores perspectivas de éxito, lo que se
traduce en una mayor tasa de inversión, de crecimiento y un ritmo más elevado de creación
de empleo. Y dado que los mercados financieros garantizan una evaluación confiable de la
rentabilidad de los proyectos económicos y el financiamiento de la innovación, clave para
el crecimiento, el nivel de riesgo se reduce considerablemente, a lo que también
contribuyen los mercados de derivados. De esta manera, la especulación no tiene efectos
desestabilizadores, de hecho, los movimientos de capitales financieros propician una
redistribución a escala global de la inversión, dado que esta se dirige hacia los países que
ofrecen mayores utilidades, contrario a lo que sucede si se implementan restricciones
nacionales a los movimientos de capitales, ya que se restringe y se distorsiona el desarrollo
financiero y, en consecuencia se frena el crecimiento de la economía.7Así, la reducción del
costo de capital y el incremento de la eficiencia en la asignación de los recursos constituyen
los canales directos a través de los cuales el plano financiero repercute sobre el real de
manera positiva.8
Sin embargo, los argumentos antes planteados no han arrojado los resultados esperados, por
lo que es muy probable que el carácter de la relación sea negativo.Y es que, la posibilidad
de riesgo sistémico se ha incrementado y el poder de la especulación ha subvertido las
capacidades del crecimiento, tal como se observó en el sudeste asiático y en América
7Mckinon-Shaw son los autores de la llamada "Teoría de la represión financiera", según la cual, el restringir el funcionamiento del sistema financiero tiene un efecto negativo sobre la economía, debido a que se genera una ineficiente asignación de los recursos. 8Es importante destacar que un proceso de liberalización financiera puede desarrollarse de maneras distintas, dependiendo de las condiciones financieras, económicas, sociales y gubernamentales con las que cuente el país en cuestión al momento de iniciar el proceso. Por ejemplo, los países con un sector bancario desarrollado cuentan con mejores condiciones para generar proyectos de inversión que puedan impulsar el crecimiento económico, debido a la mayor y mejor disponibilidad de recursos financieros (Xu, 2000).
6
Latina a finales del siglo pasado. Bajo esta lógica, lo anterior tendría su origen en la
paulatina sustitución de la inversión productiva por la relacionada con el ámbito financiero,
dado que los recursos disponibles de las empresas no financieras pueden ser invertidos en
activos financieros o reales, dependiendo de la rentabilidad ofrecida por cada uno de ellos.
Así, en periodos en los que los activos financieros ofrezcan tasas de rentabilidad
notablemente superiores a las de los proyectos de inversión productiva, una mayor cantidad
de fondos serán invertidos bajo la forma de capital financiero y, como resultado, menos
recursos estarán disponibles para inversiones productivas.
Además, para que un proceso de liberalización financiera se traduzca en un descenso del
costo del capital para las empresas, en una mejora de la eficiencia de los mercados
financieros y por ende, en mayores tasas de crecimiento económico, es necesario que esté
acompañado de aumentos en los flujos internacionales de capital. De acuerdo al enfoque
ortodoxo, mientras mayor sea la capacidad del proceso de liberalización para atraer flujos
de capital extranjero, mayor crecimiento económico se producirá, sin embargo, esto implica
una difícil situación para los países menos desarrollados, debido a que se ven obligados a
implementar una serie de medidas que atentan contra su estabilidad macroeconómica, por
ejemplo, una tasa de interés en tendencia creciente.
4. Efectos derivados del proceso de financiarización.
Los efectos más importantes del proceso bajo análisis tienen lugar en: la estructura y la
operación de los mercados financieros, el comportamiento de las corporaciones no
financieras y la política económica de los países. Por lo tanto, es posible establecer que
dichos cambios son de carácter macro y microeconómico. Entre los del primer tipo, destaca
la expansión del sector financiero respecto al productivo, resultado, entre otros factores del
diferencial de rentabilidades, responsable también de contribuir a la inestabilidad
financiera, derivada del ambiente propicio a la especulación que genera. Además, la
sobredimensión del sector financiero, ha dotado a este sector de una mayor injerencia en la
política económica de los países, dada su condición de acreedor.
7
En el plano microeconómico, los mayores márgenes de beneficio que el sector financiero
ha ofrecido respecto al productivo, no sólo se han traducido en un cambio de destino de la
inversión, sino que han contribuido a la gestación de una nueva lógica empresarial,
responsable de que las empresas se comporten más como agentes financieros que como
unidades de producción, al reducir los periodos de inversión, organización y desarrollo de
mercados incipientes, poco rentables o arriesgados. Es decir, disminuyendo la reinversión
productiva, con lo que la rentabilidad económica ha quedado subordinada a la financiera.
De esta manera, la acumulación capitalista ya no se funda en la inversión que maximice la
producción, sino sólo en aquella que consiga hacerla rentable, aún a costa de contenerla,
dado que opta por aumentar la tasa de rentabilidad a través de reducir el crecimiento de la
composición orgánica del capital, con lo que se sacrifica a la inversión estructurada de
largo plazo. Además, este comportamiento impacta de forma negativa al salario, a las
condiciones laborales y por ende a la calidad de vida de la población. Prueba de ello es el
aumento en el porcentaje del ingreso de los hogares que proviene del endeudamiento, es
decir, el crédito como sustituto del salario.
5. El Sistema Financiero Mexicano (1970-2010)
El sistema financiero mexicano sufrió profundas modificaciones en las últimas tres
décadas, cuando de ser un sistema protegido y reprimido pasó a ser uno desregulado y
globalizado. A continuación, se analiza su evolución a través de las reformas que lo
configuraron. Así, será posible evaluar los costos y/o ventajas que han significado algunos
de los cambios más importantes llevados a cabo en la esfera financiera mexicana. Se
pondrá especial atención en los aspectos relacionados con el crédito, por ser uno de los
principales vínculos con el sector productivo, y que actualmente padece el debilitamiento
de la banca de desarrollo, lo que se ve agravado por la falta de mecanismos alternativos
para financiar a los agentes sin acceso al sistema financiero formal.
Las modificaciones en el ámbito financiero se intensificaron con la adopción del Plan
Brady, que significó la implementación de diversas reformas encaminadas a la
liberalización financiera, responsable de la enorme afluencia de capitales que caracterizaría
8
a los años siguientes, y que contribuiría a la profundización de las actividades relacionadas
con el sector financiero, en el funcionamiento de la economía real, así como a la
concentración de las operaciones y recursos financieros en un reducido número de
conglomerados. Tal vez, el mayor cambio experimentado por el sistema financiero
mexicano, sea que con el paso del tiempo, se le asignó la responsabilidad de propiciar el
desarrollo y crecimiento económico del país, sin que esto significara dotarlo de las
instituciones e instrumentos adecuados para llevar a cabo dicha encomienda.
5.1 ¿Modernización del Sistema Financiero Mexicano? (1970)
En la década de los setenta, se tenía una banca especializada con un mercado de capitales
sumamente desdibujado, asumiendo la banca de desarrollo y las políticas públicas (encaje
legal, encajonamientos de créditos, gasto de inversión pública, etc.) la función de financiar
la inversión productiva. Es decir, el sistema estaba organizado en torno a un mercado de
créditos, en el que los bancos tenían el liderazgo del sistema financiero, cuya
transformación inició con tres reformas importantes: la primera fue la promoción del
mercado de valores, mediante la Ley del Mercado de Valores (1975) que otorgó al mercado
bursátil su propio marco jurídico, desarrollándose una serie de políticas gubernamentales
para estimular el crecimiento de dicho mercado, bajo el argumento de que se trataba de una
condición indispensable para la realización de un proceso de liberación bancaria.
Con la segunda reforma se buscó impulsar a los grupos financieros, al introducir en la
legislación bancaria, modificaciones que facilitaron la creación de lazos entre las
instituciones del mercado de dinero y las de capitales (bancos de depósito, hipotecarios,
financieras, bancos de inversión, compañías de seguros, etc.). En 1974, una reforma a la
legislación bancaria (que entró en vigor el 18 de marzo de 1976) dio nacimiento a la banca
múltiple, con la promesa de alcanzar mejores niveles de capitalización y economías de
escala, que se traducirían en un mayor grado de eficiencia, competitividad y estabilidad del
sistema financiero. Argumento, que parece poco sólido ante las crisis que ha enfrentado la
economía mexicana como resultado de su vulnerabilidad e inestabilidad financiera.
9
La tercera reforma, se refiere a la creación de nuevos instrumentos de inversión en la forma
de valores no bancarios, tales como los Certificados de Tesorería de la Federación (Cetes),
Petrobonos, papel comercial y obligaciones de largo plazo de empresas, con el objetivo
inicial modificar la forma de financiamiento del gasto público e incrementar la captación
del sector financiero.De esta manera se gestó un importante mercado de deuda pública, que
modificó no sólo el financiamiento del gobierno, sino la dinámica de asignación del crédito
a la industria.
Pese a que la versión oficial, cataloga a esta década como un periodo de modernización y
fortalecimiento del sistema financiero en su conjunto. Basta revisar los principales
objetivos de las reformas llevadas a cabo, para cuestionar tal versión: 1) brindarle seguridad
al gobierno federal, 2) promover la fusión de entidades bancarias, para incrementar su
eficiencia, con el objetivo de fortalecer la competencia bancaria y dar oportunidad a la
banca mediana y pequeña de hacer frente a los conglomerados financieros y 3) propiciar
una adecuada inserción del sistema financiero mexicano en los mercados internacionales,
por medio de instituciones de multiservicio, capaces de competir con los bancos extranjeros
y convertirlos en un instrumento útil en la posible apertura hacia el exterior de la economía
mexicana. A treinta años de las reformas implementadas, lo anterior parece ser sólo una
lista de buenas intenciones que contrastan con la realidad del sistema financiero mexicano.
5.2 El nuevo modelo de crecimiento (1980)
La economía mexicana llegó a la década de los ochenta, en medio de una situación interna
de grave desequilibrio, resultado del elevado déficit público, el endeudamiento externo, la
caída en los precios internacionales del petróleo y la fuga de capitales; que terminó
desembocando en la crisis de 1982. Un año más tarde, desapareció oficialmente la
regulación del sistema financiero y se desmantelaron los mecanismos compensatorios del
mercado de créditos. Entre las principales reformas llevadas a cabo durante esos años se
encuentra la desaparición del encaje legal, lo que permitió la liberalización de las tasas de
interés, que desde entonces son determinadas por las fuerzas del mercado. A la medida
anterior se sumaron el fin de la política de encajonamiento de créditos, el achicamiento del
sector productivo estatal y, de manera preponderante, la profundización del mercado de
10
valores, beneficiado por varias reformas estructurales del sistema financiero, entre las que
cabe mencionar: la modificación del financiamiento del gasto público, el pago de la
nacionalización bancaria, y un proceso de liquidaciones y fusiones de empresas del sector
público.
Se consideró necesario un nuevo esquema financiero que estimulara el inicio de una nueva
fase de crecimiento económico con estabilidad, cuyo eje fuera la dinamización de la
inversión privada, que a su vez provocara un incremento en la productividad y en la
competitividad. Éste fue el objetivo estratégico de la política económica de Salinas de
Gortari y en torno a él giro la restructuración y liberalización del sistema financiero, en
particular los cambios en el mercado de valores, así como el impulso al proceso
privatizador iniciado años atrás. La nueva serie de transformaciones (en su estructura,
marco jurídico y modalidades, y mecanismos de operación), no sólo debía contribuir al
logro de los objetivos de estabilización económica y recuperación del crecimiento, sino
además debía permitir la modernización e inserción de la economía en el nuevo contexto
internacional, así como asegurar el pago de la deuda pública interna y externa.
Para lo cual, se siguieron tres líneas básicas de acción: la internacionalización de 1os
mercados, la globalización de los servicios financieros y la desregulación total de las
operaciones financieras. Entre los efectos de las reformas llevadas a cabo durante esta
década, destaca el que se refiere a la política de subsidio en las tasas de interés a las
actividades productivas, que hasta entoncesgozaron de tasas inferiores; lo que desapareció,
una vez que se inició la flexibilización de las tasas de interés.
La gran expansión del sistema financiero mexicano que se llevó a cabo en ésta década, se
dio desligada de la esfera productiva, por lo que no se obtuvieron los resultados esperados
en materia de crecimiento y desarrollo económico. El extraordinario crecimiento de las
sociedades de inversión fue todo un acontecimiento para los inversionistas financieros, no
así para las empresas. En 1989, el Índice de Precios y Cotizaciones del mercado de valores
logró un crecimiento del 98%, pero esto no tuvo el efecto multiplicador deseado en la
economía real(Sánchez, 1997; Peñaloza, 1995; Cruz, 2009).El crack bursátil de 1987 es
11
muestra de la correspondencia entre la desregulación financiera internacional y la
adecuación del sistema financiero nacional a la esfera internacional.
5.3 Profundización de la reforma financiera (1990)
Durante la primera mitad de la década, se consolidó el proceso de privatización de las
empresas productivas estatales; se reprivatizó el sistema bancario; se restituyó la función de
banca de inversión a la banca universal y se conformaron varios grupos financieros; se
reformó el mercado de valores, lo que incluyó de manera preponderante su globalización;
se concedió la autonomía al banco central; las políticas monetarias se basaron en bandas
cambiarias y se concluyó la renegociación de la deuda externa en el marco del Plan Brady;
se inició la privatización del sistema de pensiones, y se firmó en 1994 el Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (TLCAN).9 El sector privado encabezó las decisiones
económicas, lo cual a su vez dio dinamismo al mercado de valores, puesto que las grandes
empresas estatales se convirtieron en sociedades anónimas.
La reprivatización de 18 bancos entre 1991 y 1992, auspició la conformación de nuevos y
poderosos grupos financieros, con un alto grado de concentración. Para 1994, las nuevas
instituciones financieras ya controlaban más del 50% de los activos (Tinoco, Torres y
Venegas, 2008). Además, se le asignó al mercado de valores la tarea de atraer capitales
foráneos para complementar el ahorro interno y canalizar financiamiento a la producción,
reforzado con créditos bancarios y bursátiles obtenidos en el exterior.
La penetración financiera (m4/PIB), pasó de 22.9% a 52.2% entre 1985 y 2012,
respectivamente, a lo que contribuyó el hecho de otorgarles a la instituciones bancarias
autonomía de gestión, dado que esto modificó su objetivo fundamental, pasando de las
metas de captación y financiamiento, a la obtención de utilidades (véase anexo, G8).
Rápidamente la actividad de la banca de inversión pasó a representar las dos terceras partes
de sus operaciones (López, 2001). Por otro lado, el crédito se destinó a los sectores más
9 Con la restitución a la banca comercial de la función de banca de inversión (lo que incluyó fuertes divisiones bursátiles que realizaron el manejo de recursos a terceros, sobre todo mediante el mercado de dinero y de la bolsa de valores), se comenzó a limitar la actividad bancaria tradicional a la emisión de activos financieros, imitándose con ello el comportamiento de la banca comercial de los países industrializados (Sussman, 1994, y Mansell, 1995).
12
dinámicos, que resultaron ser los de vivienda, comercio y servicios, y dentro de estos
últimos, los créditos al consumo mediante tarjetas de crédito, el crédito para la adquisición
de bienes durables y el hipotecario mostraron un significativo crecimiento. Es decir, pese a
los altos niveles de rentabilidad que gozó la banca durante estos años, esta no fue capaz de
integrar otros segmentos a la intermediación financiera institucional, como a la micro y
pequeña empresa, que siguió quedando relegada en el otorgamiento de crédito (véase
anexo, T2).
Así, en lugar de elevar la eficiencia y competitividad de la planta productiva, el nuevo
esquema de financiamiento, sólo se tradujo en elevados costos financieros y márgenes de
intermediación, que agravaron la baja competitividad de la planta productiva mexicana
frente a sus principales socios comerciales. Y respecto al sector bancario, su productividad
tampoco se vio favorecida, en el periodo 1983-1987 la relación costos de operación/activos
totales se mantuvo en un rango de 3.61-4.25%, y para 1988-1994 esta relación aumentó
hasta 6.02%. Es decir, con la liberalización financiera la banca mexicana se volvió más
ineficiente (Blancas, 2010).
Además, el proceso de liberalización contribuyó a la inestabilidad financiera del país,
debido a que representó una pérdida de autonomía en términos de política económica, que
le impidió al gobierno hacer frente a los efectos negativos derivados de la especulación en
el sector financiero nacional e internacional. La crisis de 1994 dio cuenta de ello, así como
la serie de fenómenos económicos similares que le siguieron, en países emergentes, que
también habían llevado a cabo las principales reformas del paradigma neoliberal.Y a pesar
de que son diversos los factores que contribuyeron a la gestación de dichas crisis, es notable
el papel que tuvieron los mercados de dinero y capital, al propiciar un cuantioso flujo de
recursos hacia valores bursátiles y no a la planta productiva, que aunado a la falta de
incentivos a las inversiones extranjeras de portafolio para que "se anclaran" en el país,
propiciaron su salida abrupta, bajo la falta de "candados" regulatorios que impidieran su
entrada y claro, salida en masa.10
10La tasa de interés de referencia de los bonos del estado, es decir los CETES, durante el periodo 1988-1994, nunca estuvo por debajo del 14% (Banco de México, 2012).
13
En síntesis, la desregulación y la apertura, permitieron que las agrupaciones financieras se
rigieran casi exclusivamente por los estrictos principios de mayor rentabilidad, dejando a
un lado la inversión productiva y priorizando los rendimientos especulativos. Así, el
mercado de valores continúo siendo una alternativa de financiamiento para el gobierno a
través de la colocación de bonos gubernamentales, una opción de financiamiento de corto
plazo para las empresas grandes y, sobre todo, un excelente espacio de lucro financiero.
Pero no logró constituirse en una fuente de financiamiento para las inversiones productivas,
lo que les hubiera permitido iniciar un fuerte ciclo de inversión en el marco de la apertura
comercial.
5.4 ¿Expansión del Sector Financiero Mexicano? (2000-2009)
La primera década del nuevo milenio se caracterizó por una mayor interdependencia de las
diferentes economías del mundo, basta observar el incremento en el volumen del comercio
internacional y los flujos de capital, principalmente la inversión de portafolio, dadas las
condiciones de mayor libertad y movilidad de capitales, imperantes en estos años, en los
que las economías desarrolladas perdieron su invulnerabilidad ante colapsos financieros,
que habían caracterizado a las economías subdesarrolladas o emergentes durante la década
pasada, y que habían evidenciado el riesgo de las actividades especulativas, que pese a
generar importantes distorsiones en el sector financiero, sus mayores costos se dieron en la
estructura productiva, prueba de ello son los penosos periodos recesivos por los que
atravesaron estos países (Cruz y Lapa, 2012).
En este periodo, se agudizó la fragilidad de la economía mexicana, derivado del
sobrendeudamiento que presentaba respecto a su capacidad de pago, así como por una seria
desintermediación financiera. Las reformas hechas al sistema financiero nacional, no
lograron traducirse en un impulso al aparato productivo nacional, cuyo bajo dinamismo se
ha convertido en el principal problema estructural del país. Y es que por un lado, la mayoría
de las instituciones presenta un problema de desintermediación financiera, y por el otro,
aquellas instituciones encadenadas financieramente asumen posiciones de creciente riesgo
14
financiero, convirtiéndose en unidades desestabilizadoras, que atentan contra el correcto
desarrollo de la economía en su conjunto (Garrido y Martínez, 2004).
Respecto al sistema bancario, la liberalización financiera cambió drásticamente su
estructura en términos de propiedad, administración, instituciones y composición de la
cartera de inversión. Se promovió la fusión entre bancos nacionales y extranjeros, causando
la concentración del capital bancario en un número pequeño de grandes bancos controlados
por instituciones financieras extranjeras; conformándose una estructura oligopólica. A la
par, las instituciones financieras no bancarias, no sólo se consolidaron en esta década, sino
que adquirieron cada vez mayor importancia (véase anexo, T4). Ante lo cual, los bancos
comerciales disminuyeron su participación en el financiamiento de las actividades
productivas, priorizando segmentos más rentables como lo son, el hipotecario, el
relacionado con el consumo y las tarjetas de crédito.11
6. Situación actual
Un rasgo característico de la economía mexicana, es el incremento del crédito al consumo y
a la vivienda, lo que aumenta el riesgo de cobranza, lo que a su vez se traduce en una
mayor tasa de interés, quecoloca a los deudores y a la banca en una posición de alta
incertidumbre respecto al pago y rembolso de tales créditos. De esta manera, la banca
privilegia una estructura crediticia especulativa, sin considerar las implicaciones que
conlleva, ya que al relegar el crédito a la industria, se compromete la generación de
empleos e ingresos suficientes, que permitan asegurar el rembolso de los créditos otorgados
(véase anexo, T2).
Lo anterior como resultado de la pérdida por parte del gobierno de los mecanismos de
control y regulación relacionados con la direccionalidad de los créditos, así como de la
reducción en la tasa de rendimiento por parte de la esfera productiva, lo que ocasionó que
11 El crédito al sector privado descendió de 40% del PIB en 1994 a sólo 10% del PIB en 2000. Debido a que los bancos optaron por la obtención de altos rendimientos a través de conductas rentísticas, pese a que esto significará reducir el acceso de la mayoría de las empresas no financieras, a los servicios financieros (Garrido y García, 2009).
15
fuese marginada en la distribución del crédito, dando pie a que el sistema bancario realice
prácticas especulativas que disocian al sector financiero del crecimiento económico.
Por otra parte, la gran disponibilidad de crédito al consumo, ha hecho posible el gasto
deficitario de las familias, lo que a su vez ha permitido mantener el crecimiento de la
demanda. Sin embargo, el consumo financiado con deuda, sólo es importante para el
crecimiento, si se destina a demandar productos nacionales. Pero, en el contexto de apertura
comercial, dicho incremento de la demanda ha sido canalizado hacia los bienes importados,
impidiendo los efectos multiplicadores en beneficio de la producción y el empleo, y
provocando un creciente déficit comercial manufacturero. En el anexo T4 se observa que el
crecimiento del crédito al consumo que se dio en el período 2000-2006, no impacta
favorablemente sobre el crecimiento del PIB de la industria manufacturera, sino que va
acompañado del crecimiento de las importaciones de bienes de consumo. Pese a lo
transitoria, limitada y contraproducente que resulta ser la expansión del crédito al consumo,
la banca obtiene significativas ganancias de ésta, debido al amplio diferencial de tasas de
interés con las que trabaja y a las altas comisiones por los servicios que presta.
Todo lo anterior, ha contribuido a que los rendimientos ofrecidos por el sector financiero
sean mayores que los de la esfera productiva, que no ha sido capaz de generar alternativas
rentables de inversión; esto explica que los recursos fluyan hacia el primer sector, lo que ha
contribuido al alza de los precios de los activos financieros, los bienes raíces y las
ganancias en dicho sector, a costa de relegar la canalización de recursos hacia el sector
productivo (véase anexo, T2). Las ganancias financiero-especulativas, se han traducido en
un menor crecimiento y descapitalización de la esfera productiva, es decir, el sector
financiero se ha expandido a costa de la economía real.12
El fuerte impacto que le significó a la economía mexicana la crisis estadounidense de 2008,
no se trató de una cuestión ocasional y mucho menos casual, sino fue resultado de la
12El precio de las acciones de la bolsa, así como de los bienes raíces, la tasa de interés y las ganancias de la banca, han crecido en mayor proporción que el ingreso nacional, que el valor de los bienes y servicios, que los salarios y las ganancias de la esfera productiva, lo que polariza la concentración de la riqueza en beneficio del capital financiero; situación que resulta difícil de sostener (Rodríguez y López, 2009).
16
fragilidad financiera, problema estructural derivado de la liberalización comercial y
financiera llevada a cabo en las últimas décadas. Y cuyos efectos negativos fueron
potenciados por la mala situación del país, caracterizada por su bajo crecimiento
económico, el aumento de la cartera vencida, la restricción de los créditos, y las presiones
inflacionarias.13
Conclusión
A lo largo de los años, el marco regulatorio del sistema financiero mexicano fue desarticu-
lado de manera parcial, desordenada e inconexa, lo que generó una serie de efectos entre
los destaca la escasez de financiamiento al sector privado, especialmente hacia las
empresas; aunado a la volatilidad del mercado bursátil, al bajo desarrollo del mercado de
capitales y bonos; así como al hecho de que los mercados estén limitados a un número
reducido de grandes empresas y los bonos estén dominados por las agencias del gobierno.
Con lo que se ha impedido constituir un sistema financiero que se articule de manera
razonable con las necesidades de la población y la producción. Lo que ha contribuido de
manera importante al estancamiento del PIB durante los últimos años, y a la gestación de
un ambiente caracterizado por la volatilidad y vulnerabilidad financiera estructural, que
representa un riesgo potencial de crisis financiera.
De esta manera, no se puede clasificar a la economía mexicana como un caso de "éxito" en
el cambio de la represión financiera hacia un sistema de mercado, y por ende se deben
adoptar algunas medidas, que corrijan ésta situación. Deben volverse a construir lazos entre
el sector productivo y el financiero, y desplegarse políticas industriales activas que
garanticen el crecimiento económico, para lo cual deben crearse redes entre el ahorro
financiero y el sector productivo. Esto debe realizarse en varios frentes, primero,
reactivando la función crediticia de la banca, sin olvidar la importancia de la banca de
desarrollo que dirige recursos a sectores productivos específicos, segundo, garantizando
financiamiento de largo plazo, para lo cual habrá que recurrir al mercado de capitales, al
13México crece por debajo de la media del resto de los países de América Latina. La tasa de crecimiento económico de México se situó en 4% en 2011, cifra menor al promedio de 4.3% de los países de la región latinoamericana y caribeña. La estimación para el año 2012, fija un crecimiento para la región de 3.7%, y de 3.3 % para México (CEPAL, Balance preliminar 2012).
17
creciente ahorro interno proveniente de los fondos de pensiones, lo cual debe ir
acompañado de un tipo de cambio apegado a su valor real, y tercero, llevar a cabo un
monitoreo de las actividades industriales que permita incrementar la eficiencia de la
inversión de largo plazo, en pro del desarrollo industrial del país.
En el ámbito internacional es imperativo establecer mayores y mejores controles, que
contribuyan a reducir el riesgo sistémico de los mercados internacionales. Para esto, es
necesario considerar que las instituciones encargadas de ello, requieren de tiempo para su
creación y fortalecimiento, por lo que la liberalización financiera y, probablemente,
cualquier otro cambio estructural debe llevarse a cabo de manera gradual.
Bibliografía
Aglietta, M. (2000) "Shareholder Value and Corporate Governance: Some Tricky Questions". París. Economy and Society, No. 29. Arrighi, G. (1999) "El largo siglo XX: dinero y poder en los orígenes de nuestra época". México D.F. Traducción Facultad de Economía. Arrighi, G. y Beverly J. (2001) “Capitalism and world (dis)order”. Review of International Studies, No. 27 Boyer, R. (2000) "Is a Finance-led Growth Regime a Viable Alternative to Fordism? A Preliminary Analysis".París.Economy and Society, No. 29. Buffie, E. (1984) "Financial repression, the new Structuralist, and stabilization policy in semi-industrialized economics".Journal of DevelopmentEconomics, vol. 14 No. 3 Chesnais, F. (2003) "La teoría del régimen de acumulación financiarizada: contenido, alcance e interrogantes". Valladolid. Revista de Economía Crítica, No. 1. Crotty, J. (2005) “The Neoliberal Paradox: The Impact of Destructive Product Market", en Epstein, G. Financialization and The World Economy. Londres. Cruz, Moritz (2009) "Liberalización financiera y el sentimiento del mercado: el caso de la economía mexicana" en EconoQuantum no. 2. México. Cruz, M. y Lapa, J. (2012) "Crisis y recuperación económica: el papel de la política fiscal” en Revista Problemas del desarrollo No. 168. México.UNAM. Duménil, G. y Lévy, D. (2004) "Capital Resurgent. Roots of the Neoliberal Revolution". Massachusetts. Harvard University Press.
18
Epstein, G. (2005) "Financialization and the World Economy".Londres.Ed. Edward Elgar Publishing. Foster, J. (2007) "Financialization of Capitalism". Nueva York. Monthly Review, No. 11. Froud, J; Ojal, S; Leaver, A. y Williams, K. (2006) "Financialization and Strategy".Londres. Garrido, C. y Martínez, J. (2004) "El sistema financiero mexicano. Evolución reciente y perspectivas" en El Cotidiano no. 123. México. UAM. Goldsmith, R. (1969) "Financial Structure and Development". New Haven. Yale University Press. Hancké, B. (2006) "Labour in French Corporate Governance, The missing Link". Oxford. Oxford University. Huffschmid, J. (2002) “Redistribution, marches financiers et contre-réforme”. París. Krippner, Greta R. (2005) "The Financialization of the American Economy". Oxford. Socio-Economic Review, No. 3. Levine, R. (2004), “Finance and growth: theory and evidence”. Cambridge, Massachusetts. National Bureau ofEconomic Research (NBER), Working Paper Series, Nº 10766. López, Teresa (2001) "Fragilidad financiera y crecimiento económico en México". México.UNAM. Ed. Plaza y Valdés. Lucas, R. (1988) "On the mechanics of economic developments". Journal of monetary economics, no. 22. Mansell, C. [Compilador] (1995) "Liberalización e innovación financiera en los países desarrollados y América Latina" México. CEMLA-BID. McKinsey, (2008) "Mapping global capital markets".4th Annual report, McKinsey Global Institute. McKinnon, R. (1973) "Money and Capital in Economic Development".Washington, D.C. Brookings Institution Press. Magdoff, H. y Sweezy, P. (1969) "The Age of Imperialism: The Economics of US Foreign Policy, New York". En MonthlyReviewPress. Minsky, H. (1986) "Stabilizing an Unstable Economy". Connecticut. Yale University Press.
19
Orhangazi, O. (2008) "Financialization and the US Economy". Massachusetts. Ed. Edward Elgar Publishing. Odedokun (1996) "Alternative econometric approaches for analyzing the role of the financial sector in econometric growth: Time series evidence fronLDCs". Journal of development Economics, vol. 50, no. 1. Peñaloza, Tomás (1995) "La conformación de una nueva banca"México. Ed. Mc Graw Hill. Plihon, D. (2004) "El nuevo capitalismo". París. Ed. Siglo XXI. Robinson, J. (1952) "The generalisation of the general theory", en The rate of interest and other essays.Londres. Ed. Macmillan. Rodríguez, D. y López, F. (2009) "Desarrollo financiero y crecimiento económico" en Problemas del Desarrollo no. 159. México. UNAM IIEC. Rojas, Liliana (2008) "Promoviendo el acceso a los servicios financieros". Caracas. Sánchez, Alfredo (1997) "La crisis productiva y financiera mexicana". México.UAM-Azcapotzalco. Shaw, E. (1973) "Financial Deepening in Economic Development", Nueva York.Oxford University Press. Stockhammer, E. (2009) "The finance-dominated growth regime, distribution, and the present crisis". Vienna. University of Economics. Sweezy P. (1994) "The triumph of financial capital".En Monthly Review, vol. 46, no. 2. Tinoco, M; Torres, V; y Venegas, F. (2008) "Deregulation, financial development and economic growth in Mexico: Long term effects and causality". Nueva York. Van Wijngergen, S. (1983) "Credit policy, inflation and growth in financially repressed economy". Journal of Development Economics, vol. 13, no. 1-2. Xu, Z. (2000) "Financial Development, investement and economic growth".Economic Inquiry, vol. 38, no. 2.
20
Anexo G1. Tasa de crecimiento del PIB mundial.
Fuente: Elaboración propia con base en IMFWorldEconomic Outlook (2012)
G2. PIB Total y per Capita de México (% de crecimiento)
Fuente: Elaboración propia con base en Reportes estadísticos del Banco de México (2012).
0,0%
1,0%
2,0%
3,0%
4,0%
5,0%
6,0%
7,0%
8,0%Porcentaje de crecimiento
-15,00%
-10,00%
-5,00%
0,00%
5,00%
10,00%
15,00%
20,00%
25,00%
30,00%% de crecimiento
PIB Total PIB per cápita
21
G3. México. Formación Bruta de Capital Fijo (% de crecimiento)
Fuente: Elaboración propia con base en International MonetaryFund, WorldEconomic Outlook Database (2012)
G4. México. Índice de volumen de la producción industrial.
Fuente: Elaboración propia con base en Banco de México (2012).
-15,0
-10,0
-5,0
0,0
5,0
10,0
15,0 % de crecimiento
-20
-15
-10
-5
0
5
10
15
20
22
G5. Tasa de desempleo (% de fuerza laboral)
Fuente: Elaboración propia con base en International MonetaryFund, WorldEconomic Outlook Database (2012).
G6. Salario Mínimo Real. México (Variación respecto al periodo inmediato anterior)
Fuente: Elaboración propia con base en Estadísticas de la Comisión Nacional de Salarios
Mínimos (2012).
0,0
1,0
2,0
3,0
4,0
5,0
6,0
7,0%-5
0
5
10
15
20
25
30
35
198219841986198819901992199419961998200020022004200620082010
%
23
G7. Crédito al consumo de la cartera vigente vía la banca múltiple (Millones de pesos corrientes)
Fuente: Elaboración propia con base en las Series Históricas del Banco de México (2012). G8. México. Penetración financiera (M4-M1/PIB)
Fuente: Elaboración propia con base en Banco de México (2012).
0,0
100000,0
200000,0
300000,0
400000,0
500000,0
600000,0Millones de pesos corrientes
0,0
10,0
20,0
30,0
40,0
50,0
60,0
T1. Índice de importancia del sector financiero en países seleccionados.
Estados Unidos de Norteamérica Canadá México
Año PIB Valor de las transacciones % FBKF PIB Valor de las
transacciones % FBKF PIB Valor de las transacciones % FBKF
1995 7245.8 6917.7 95% 1028.2 568.63 366.3 64.43% 98.4 317.06 90.7 29% - 1996 7,576.1 8,451.7 111.6% 1,101.5 585.1 487.0 83.23% 102.65 334.72 106.8 32% 57.62 1997 8,083.40 10,730.60 132.70% 1,173.00 618.3 567.6 91.80% 114.5 402.8 156.6 38.90% 78.7 1998 8,510.7 12,647.9 148.6% 1,307.8 617.2 543.4 88.05% 118.0 414.8 91.7 22.1% 88.3 1999 9,256.10 16,733.00 180.80% 1,578.00 644.8 789.2 122.40% 125.6 446.3 154 34.50% 101.6 2000 9,963.10 15,214.60 152.70% 1,778.20 711.1 770.1 108.30% 140.8 574.5 125.2 21.80% 120.1 2001 10,082.20 13,826.60 137.10% 1,646.30 705.2 611.5 86.70% 139.8 617.8 126.3 20.40% 121.2 2002 10,480.8 11,055.5 105.5% - 737.6 570.2 77.31% 145.1 592.6 103.9 17.5% 111.9 2003 10,480.8 1,143.6 128.6% 2,025.4 866.8 888.7 102.52% 169.3 626.1 122.5 19.6% 120.9 2004 11,734.3 16,323.5 139.1% 2,245.2 1,071.9 1,177.5 109.85% 215.2 677.8 171.9 25.4% 136.8 2005 12,487.2 17,437.7 139.6% 2,486.5 1,175.4 1,482.2 126.10% 240.5 777.0 239.1 30.8% 150.0 2006 13,246.6 19,569.0 147.7% 2,594.2 1,236.8 1,700.7 137.51% 265.6 845.6 348.3 41.2% 172.5 2007 13,807.6 19,664.5 142.4% - 1,436.1 2,186.6 152.26% - 1,022.8 397.7 38.9% - 2008 14,441.4 11,457.9 79.3% - 1,499.6 1,033.4 68.92% - 1,088.1 234.1 21.5% - 2009 14,119.1 15,077.3 106.8% - 1,336.1 1,676.8 125.50% - 874.8 352.0 40.2% - 2010 14,624.2 17,283.5 118.2% - 1,563.7 2,170.4 138.80% - 1,004.0 454.3 45.3% - 2011 15,064.8 15,640.7 103.8% - 1,758.7 1,912.1 108.72% - 1,185.2 408.7 34.5% - Fuente: Elaboración propia con base en IMFStatistiscReports (1996-2012).
T2. Crédito bancario al sector privado (como porcentaje de la cartera de crédito total)
Año
Sector agrícola, silvícola y pesquero
Sector industrial
Sector servicios
Crédito a vivienda
Crédito al consumo
Sector privado total
1994 7.08 28.37 38.08 18.0 8.31 100 1995 5.73 27.23 34.47 23.58 5.84 100 1996 6.14 27.32 31.26 27.38 4.4 100 1997 6.15 27.64 31.02 28.83 3.95 100 1998 6.05 29.16 28.83 30.47 3.77 100 1999 5.48 27.23 28.75 31.41 4.53 100 2000 5.09 26.61 31.76 28.54 6.29 100 2001 4.85 26.34 30.74 27.05 9.45 100 2002 3.24 25.25 32.26 24.96 12.93 100 2003 3.3 24.97 30.76 21.6 18.63 100 2004 2.7 23.75 30.15 18.93 24.03 100 2005 2.44 18.54 27.12 20.69 31.16 100 2006 1.88 16.87 25.81 21.14 33.89 100 2007 1.89 20.58 24.84 19.54 33.12 100 2008 2.18 25.3 28.55 21.01 22.95 100 Fuente: Elaboración propia con base en Banco de México. Indicadores económicos, varios años.
T3. Estructura de los recursos del sistema financiero mexicano (%)*
Año Activos
totales/PIB Sector bancario
Banca comercial Sofoles Seguros y
fianzas
Sector auxiliar de crédito
Crédito popular
Sector bursátil Pensiones
1997 90 90.4 66.5 0.4 2.7 1.1 0.7 4.8 0.3 1999 84.5 87.1 65.3 0.7 2.9 0.8 0.5 5.3 3.4 2001 85.5 82.7 62.6 1 2.9 0.7 0.4 6.8 6.4 2004 76.9 77.6 56.1 1.3 3.9 0.8 0.5 7.3 9.8 2006 80.3 71.6 55.3 1.4 4.3 0.9 0.6 10.7 11.9 2007 83 70.4 56 1 4.5 0.4 0.6 11.7 12.4 2008 92.8 70.2 56.2 0.8 5.1 0.3 0.7 11 12.8 2009 109.1 67.5 53.7 0.8 5.2 0.3 0.6 13.5 12.9
PP*** 85.9 79.2 59.5 0.9 3.7 0.7 0.6 7.9 8 CV*** 9.8 9.9 8.1 32.5 24.4 35 17 38.1 54
*A los activos totales se les restó el monto reportado de instrumentos financieros derivados.**La participación se calcula considerando los activos de cada institución entre el total de activos del sistema financiero.***Se calcula para todo el periodo de 1997 a 2009.
PP: Participacion promedio; CV: Coeficiente variación (desviación estandar entre la participación promedio).
Fuente: Elaboración propia con base en Banco de México. Indicadores económicos, varios años.
26
T4. PIB Manufacturero, crédito al consumo, importaciones de bienes de consumo (I.B.C.) vs. Déficit manufacturero sin maquila.
Tasa de crecimiento
Déficit Man. s/m* PIB Manufactura Crédito al consumo I.B.C
2000 6.9 25.6 37.1 -34334 2001 -3.8 33.4 18.3 -33610 2002 -0.7 37.8 7.2 -33206 2003 -1.3 45.2 1.6 -33472 2004 4 48.7 18.1 -39911 2005 1.4 53.3 24 -44733 2006 4.7 43.5 17.1 -49606 2007 0.9 25.7 16.7 -
2008** 3.7 -4.5 13.5 -
* Millones de pesos ** Tasas de crecimiento del 2do. trimestre respecto al mismo trimestre del año anterior. Fuente: Elaboración propia con base en INEGI y Banco de México. Indicadores económicos, varios años.