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TEMAS DE PSICOANÁLISIS Núm. 1 Enero 2011  Victor Hernández Espinosa La huella mnémica, base de una memoria dinámica LA HUELLA MNÉMICA, BASE DE UNA MEMORIA DINÁMICA  Víctor Herná ndez Espinosa 1. Memoria y self “Y ll eg o a lo s campos y ex te ns os re ci ntos de la memo ria, donde están los tesor os de innu mer ables imágenes tomadas por los sentidos. Allí también me encuentro ‘conmigo mismo’ y me acuerdo de mí y de qué hi ce , cuándo y nde y de qué modo estaba af ect ad o cuando lo hice […] Y de al viene la capacidad de pensar, construir imágenes del pasado y pre ver el fut uro” (Ag ustín de Hi pon a, Confesiones. Libro X  ). 1  Estas frases, tomadas de la traducción de las Confesiones, no dejan duda de que Ag ust ín, a tr avé s de la sen sori ali dad y la pe rce pci ón, bus caba en la memoria la puerta de entrada al mundo interior del hombre, a la vez que la consideraba como equivalente o constituyente de lo que hoy llamaríamos self o sí mismo (menda, propu se lla marl o en caste lla no casti zo) . Agu stí n, como todos los autores de la Antigüedad le llamaban “alma”, que es la palabra que en alemá n (seile) usaba Freud y que Strac hey tradujo errónea mente al inglés por 1 En lo que sigue, tenemos en cuenta la traducción del inglés: “ Allí también me encuentro ‘conmigo mismo‘ (myself , en la traducción inglesa) y me acuerdo de mí (myself ) y de qué hice, cuándo y dónde y de qué modo estaba afectado ( how I felt , cómo me sentía)…” 1 © 2011 Temas de psicoanálisis y Victor Hernández Espinos a

La Huella Mnemica

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    memoria dinmica

    LA HUELLA MNMICA, BASE DE UNA MEMORIA DINMICA

    Vctor Hernndez Espinosa

    1. Memoria y self

    Y llego a los campos y extensos recintos de la

    memoria, donde estn los tesoros de innumerables

    imgenes tomadas por los sentidos. All tambin me

    encuentro conmigo mismo y me acuerdo de m y de

    qu hice, cundo y dnde y de qu modo estaba

    afectado cuando lo hice [] Y de all viene la

    capacidad de pensar, construir imgenes del pasado y

    prever el futuro (Agustn de Hipona, Confesiones.

    Libro X).1

    Estas frases, tomadas de la traduccin de las Confesiones, no dejan duda de

    que Agustn, a travs de la sensorialidad y la percepcin, buscaba en la

    memoria la puerta de entrada al mundo interior del hombre, a la vez que la

    consideraba como equivalente o constituyente de lo que hoy llamaramos self o

    s mismo (menda, propuse llamarlo en castellano castizo). Agustn, como

    todos los autores de la Antigedad le llamaban alma, que es la palabra que en

    alemn (seile) usaba Freud y que Strachey tradujo errneamente al ingls por

    1 En lo que sigue, tenemos en cuenta la traduccin del ingls: All tambin me encuentro conmigo mismo (myself, en la traduccin inglesa) y me acuerdo de m (myself) y de qu hice, cundo y dnde y de qu modo estaba afectado (how I felt, cmo me senta)

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    mente (mind), aunque casi todos los anglosajones siguen traduciendo as

    tanto el alemn seile como el latn anima. Las Confesiones, como viaje de

    Agustn a su interioridad a su animus o a su mente a travs de la

    memoria, se convierten en un tratado de psicologa con sorprendentes

    similitudes y premoniciones psicoanalticas que anuncian incluso el concepto

    de inconsciente: Grande es el poder de la memoria, una multiplicidad

    profunda e infinita!... Y este poder es de mi alma (animus, en latn; mind, en

    ingls) y pertenece a mi naturaleza, pero ni yo mismo abarco todo aquello que

    soy [...] el nimo (mind) es angosto para contener aquello de s que l mismo

    no abarca. Y dnde est aquello de s mismo que en l no cabe? (X.8).

    Agustn Ua, traductor de las Confesiones, comenta: Memoria es

    autopresencia, encuentro del Yo con el Yo y con toda la resonancia interior de

    lo vivido. Es memoria sui.

    Agustn se maravilla de la grandeza de la memoria (una multiplicidad

    profunda e infinita), como Modell (2000) se maravilla de que las

    experiencias de la relacin analtica en tiempo real puedan modificar los

    recuerdos afectivos del pasado, proceso al que se refiere como algo todava

    misterioso. Ciertamente, ese proceso todava algo misterioso es el meollo de la

    prctica psicoanaltica, el proceso por el que la memoria se hace presente,

    actuante y actuable, en la transferencia. Ya Agustn se ocupaba y se maravillaba

    de ello quince siglos antes y nos daba una explicacin. En el libro XI de las

    Confesiones dice: Si las cosas futuras y pretritas en realidad son, quiero saber

    dnde estn [...] donde quiera que estn no son all futuras ni pretritas, sino

    presentes. Pues, si all tambin son futuras, all todava no son, y si all son

    pretritas, all ya no son. Por tanto, donde quiera que estn, sean lo que fueren,

    no son sino presentes. Aunque al narrar cosas pasadas se narren como

    verdaderas, se extraen de la memoria no las cosas mismas, ya que pasaron,

    sino las palabras concebidas a partir de las imgenes suyas que se grabaron,

    como huella en el alma (mind), al pasar por los sentidos (XI.18). Mi infancia,

    que ya no es, en tiempo pretrito es, el cual ya no es. Pero cuando la recuerdo y

    la narro, intuyo su imagen en el tiempo presente porque en mi memoria an es

    [...] s con certeza que a menudo nosotros premeditamos nuestras futuras

    acciones y que esa su pre-nocin nos es ya presente y, sin embargo, la accin

    misma que premeditamos en realidad an no es, porque es futura. La

    transferencia es memoria hecha presente (Mi infancia, que ya no es es en el

    tiempo presente porque en mi memoria an es).

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    Son evidentes las resonancias freudianas (huella mnmica,

    nachtrglichkeit) y hasta bionianas (preconcepcin, memoria del futuro...) de

    algo escrito tan en el pasado y que an siendo pasado sigue siendo tan

    presente. Por el momento slo quiero recalcar que parece como si Agustn

    respondiera en el siglo IV a una pre-nocin de lo que, Modell,

    maravillndose, se preguntaba en los albores del siglo XXI. Adems, la pre-

    nocin del concepto freudiano de huella mnmica me parece muy importante

    para la comprensin de la retranscripcin (Nachtrglichkeit), o sea, de la

    presencia del pasado (que ya no es) en el presente y de su proyeccin en el

    futuro y, en conjunto, para la comprensin de toda manifestacin

    psicopatolgica.

    2. Huella mnemica (nachtrglichkeit) , memoria arcaica y simbolismo

    sensorial

    Conocemos dos cosas acerca de lo que llamamos

    nuestra psique (o vida mental). Primeramente, el

    cerebro (o sistema nervioso), su rgano corporal y

    escenario de accin; luego, nuestros actos de

    consciencia, que son datos inmediatos y no pueden

    explicarse con ninguna forma de descripcin.

    Cualquier cosa que se encuentre entre los dos

    (sistema nervioso y datos de conciencia) nos es

    desconocida y los datos no incluyen relacin directa

    alguna entre esos dos puntos terminales de nuestro

    conocimiento. Si existiera, en el mejor de los casos no

    hara ms que proporcionarnos una localizacin

    exacta de los procesos de conciencia y no nos ayudara

    a comprenderlos (Freud, Compendio de

    Psicoanlisis, cap. I).

    A nivel psicopatolgico se confirma continuamente lo que ya se saba a

    nivel popular: que las experiencias emocionales condicionan desde el

    inicio de la vida y a lo largo de la primera infancia el desarrollo y la

    maduracin de la personalidad. Esta tempransima influencia de los

    factores emocionales slo parece posible si se acepta que las experiencias

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    presimblicas y preverbales quedan grabadas o imprimen una huella en la

    mentalidad incipiente de quien las vive, una huella que influye y

    condiciona la conducta presente y futura (se extraen de la memoria no las

    cosas mismas, ya que pasaron, sino las palabras concebidas a partir de las

    imgenes suyas que se grabaron, como huella en la mente, al pasar por los

    sentidos).

    Rubinfine (1961) nos recuerda un texto del captulo VII de La

    Interpretacin de los Sueos: Un componente esencial de esta

    experiencia de satisfaccin es una determinada percepcin (la del

    amamantamiento, por ejemplo), la imagen mnmica de la cual permanece

    asociada a partir de entonces con la traza (huella, rodera) mnmica de la

    excitacin producida por la necesidad [] Como resultado de este vnculo

    as establecido, en la prxima ocasin en que surja esta necesidad se

    producir inmediatamente un impulso psquico que buscar reinvestir la

    imagen mnmica de la percepcin y revocar la percepcin en s misma, es

    decir, restablecer la situacin de la satisfaccin original. La lectura

    actual de este texto y otros parecidos nos llevara a pensar que la huella

    mnmica es un concepto fronterizo entre lo que podramos llamar la

    inscripcin neurobiolgica de la experiencia sensorial y la bsqueda

    intencional (psicolgica) de la experiencia original o, dicho con otra

    terminologa, entre la excitacin sensorial primaria (huella mnmica) y el

    deseo excitante del reencuentro (deseo). Esa compleja experiencia

    constituye un proceso circular entre la experiencia primitiva de la huella

    mnmica, la experiencia actual y el deseo, que es una verdadera memoria

    dinmica en que la imagen del pasado, la actual y la futura (el deseo

    introduce claramente la nocin de tiempo en sus tres dimensiones), que

    est muy de acuerdo con los progresos de la neurociencia en el terreno que

    nos ocupa (Solms, 2000).

    Diversos tipos de experiencias parecen confirmar la existencia de

    huellas mnmicas que se reactivan retrospectivamente contribuyendo a

    dar un sentido a la experiencia actual. Podra considerarse como un

    ejemplo la conducta ante el extrao descrita por Spitz a los seis meses de

    edad del nio, precedida hacia los tres meses de la conducta de

    reconocimiento con signos afectivos positivos de una mscara que

    reproduzca los rasgos bsicos y esquemticos de la cara humana. Ambas

    observaciones que han quedado grabados como huella mnmica los rasgos

    esquemticos del rostro humano (hacia los tres meses) y luego (hacia los

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    seis meses) el rostro, ya diferenciado, de la madre. An ms

    arcaicamente, los signos de reconocimiento del olor de la madre muestran

    la existencia de un registro sensorial olfativo primario. Tambin cabe

    recordar, en este orden de registros sensoriales arcaicos, la experiencia

    realizada por Meltzoff y Borton (1979) con nios de tres semanas. Estos

    autores dieron a succionar un chupete de superficie suave a un grupo de

    bebs y uno de superficie rugosa a otro grupo, impidindoles a ambos que

    vieran el chupete. Posteriormente, los nios del primer grupo dirigan ms

    su mirada hacia los chupetes suaves y los del segundo hacia los chupetes

    rugosos. Aparte de interesantes observaciones sobre la intermodalidad

    sensorial, es evidente que en esta experiencia est implcito el registro de

    una huella mnmica sensorial que condiciona la conducta visual y afectiva

    hacia el chupete. Julia Corominas (1991) nos ha hablado mucho de las

    experiencias sensoriales no mentalizadas e incluso de huellas sensoriales

    y de las metforas idiosincrtica (Irene Orom, 2004).

    Refirindose ya a adultos, Damasio (1999) relata una experiencia

    con un paciente al que llama David como demostrativa de la existencia

    implcita de huellas mnmicas que, sin posibilidad de ser concienciadas,

    condicionan significativamente la conducta relacional y emocional del

    individuo. David sufra lesiones cerebrales irreversibles en los lbulos

    temporales, el hipocampo y la amgdala, por lo que no poda aprender nada

    nuevo ni reconocer a ninguna persona nueva por su cara, su voz ni su nombre,

    ni tampoco recordar nada sobre las circunstancias ni los hechos que rodearan

    su encuentro con aquella persona siempre nueva y siempre desconocida. El

    equipo de Damasio design para el paciente una situacin experimental a la

    que llam el experimento de la persona buena y la persona mala. Durante

    una semana y en circunstancias totalmente controladas coloc al paciente en

    tres situaciones distintas de interaccin humana: una con alguien

    extremadamente simptico y agradable (la persona buena); otra con alguien

    extremadamente neutral (la persona neutral), y la tercera con un individuo

    brusco y antiptico que someti a David a una prueba designada para aburrir a

    un santo (la persona mala). Despus de la semana de interacciones se le

    presentaron al paciente fotografas de varias personas entre las que estaban la

    buena, la neutral y la mala y, aunque no reconoca a ninguna ni se acordaba de

    nada, al preguntarle a quin acudira si necesitara algo o quin era su amigo,

    responda significativamente sealando al que haba representado el papel de

    bueno. Comenta Damasio: No haba nada en la mente consciente de David

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    que diera razn alguna de por qu escoga correctamente al bueno y rechazaba

    al malo. No saba por qu escoga al uno o rechazaba al otro; simplemente, lo

    haca. Sin embargo, la preferencia no consciente que manifestaba estaba

    relacionada probablemente con las emociones inducidas en l durante el

    experimento, as como con la reinduccin no consciente de parte de aquellas

    emociones en el momento de la prueba. David no haba adquirido ningn

    conocimiento nuevo del tipo de los que se manifiestan en nuestra mente en

    forma de imgenes. Pero algo permaneca en su cerebro y ese algo produca

    resultados no en forma de imgenes, sino en forma de acciones y conducta.

    Puede decirse que a la predisposicin constitucional neurolgica,

    dependiente del sustrato biolgico gentico y madurativo (la localizacin

    exacta en el sistema nervioso a la que aluda Freud), se le suma una

    predisposicin emocional y psicolgica, dependiente de la experiencia

    relacional y que en general tiene que dejar algn tipo de memoria, tanto

    ms patgena cuanto ms arcaica e inconsciente sea. La suma de ambas

    conforman una disposicin que podr tener ya potencialidades

    psicopatolgicas especficas, o sea, que contendr en s misma la tendencia

    hacia una u otra de las formas bsicas de sufrimiento psicopatolgico. En

    psicopatologa, dejando aparte algunas formas de sufrimiento

    predominantemente orgnicas, como puedan ser ciertas neuropatas

    degenerativas y demencias, los factores genticos y constitucionales

    psicopatgenos, es decir, los componentes de la personalidad previos a los

    factores relacionales interpersonales, predisponen al sufrimiento mental y

    a la construccin de estructuras mentales deficitarias o defensivas que, si

    son reforzados por experiencias tambin patgenas (como las carencias o

    privaciones emocionales o las experiencias emocionales traumticas), se

    convierten en disposiciones patgenas. Pero los factores de la experiencia

    emocional tambin pueden dejar una huella mnmica, a guisa de una

    memoria biolgica (como la de las clulas que generan anticuerpos,

    buscando un ejemplo arcaico), suficientemente patgena para que se

    desarrollen formas psicopatolgicas de relacin con cierta independencia

    de los factores neurobiolgicos predisponentes. As pues, la aparicin de

    formas psicopatolgicas de relacin puede tener un origen mixto por la

    suma de predisposiciones constitucionales y emocionales o bien ser

    causadas aisladamente por factores constitucionales o por factores

    emocionales que, por su propia carga psicopatgena, actan

    independientemente como disposiciones que llevan al desarrollo

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    psicopatolgico. En cualquier caso estarn presentes desde la infancia

    estructuras psicolgicas dotadas ya de potencialidades psicopatolgicas

    importantes y relativamente especficas relacionadas con la experiencia

    biogrfica personal, incluso a niveles tan preverbales e inconscientes (sin

    posibilidades de concienciacin pero s de influir en la conciencia y en la

    accin) como la huella mnmica (Nachtrglichkeit de Freud). No obstante,

    las huellas mnmicas no deben entenderse como una inscripcin que se lee

    ms o menos fielmente cuando se reproduce, ni como marcas literalmente

    grabadas en la mente, sino como disposiciones funcionales (Brierley,

    1951). Modell (1990) desarrolla una psicologa circular de la memoria y

    reconsidera la transferencia como un proceso mental en el que se organiza la

    experiencia interna y la memoria mediante categoras afectivas: el yo es una

    estructura implicada en el procesamiento y la reorganizacin del tiempo que

    busca en la interaccin personal, especialmente en la transferencia, una

    similitud con la organizacin afectiva interna de la experiencias y las

    relaciones del pasado.... Las experiencias pasadas no se registran en el cerebro

    de modo isomrfico con los hechos; lo que se almacena es el potencial para

    activar categoras de experiencia. Como Modell (2005) recuerda, Sir

    Frederick Bartlett ya observ en 1932 que la memoria es retranscriptiva:

    El recuerdo no es la reexcitacin de innumerables huellas fijas,

    desvitalizadas y fragmentarias, sino una reconstruccin imaginativa.

    En general podemos considerar que la suma de factores

    predisponentes de ndole constitucional y de ndole emocional constituyen

    un sustrato de la personalidad de base que implica una disposicin y una

    vulnerabilidad y tambin una memoria. Por ejemplo, si un nio

    constitucionalmente predispuesto a la ansiedad por caractersticas

    neurofisiolgicas de su funcionamiento cerebral, que ya pueden depender

    de experiencias emocionalmente traumticas muy precoces, ha vivido

    adems experiencias ansigenas y carenciales en sus primeros aos con

    una madre ansiosa e incapaz de ayudarle a metabolizar emocionalmente la

    ansiedad, desarrollar una disposicin al sufrimiento ansioso y ser

    especialmente vulnerable a cualquier circunstancia emocional y relacional

    potencialmente ansigena. Para explicarnos su situacin y su posible

    patologa podemos remitirnos al diagnstico de los factores

    neurofisiolgicos de la ansiedad e incluso podemos tratarlo con

    psicofrmacos que modifiquen aquellos factores (ansiolticos, por

    ejemplo). Desde esta perspectiva diagnstica y desde esta orientacin

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    memoria dinmica

    teraputica no atenderemos a los factores emocionales y relacionales de la

    experiencia que tambin han contribuido a la disposicin o personalidad

    ansiosa y no comprenderemos las caractersticas especficas de su

    vulnerabilidad a determinadas situaciones relacionales. Podremos tratar

    con ansiolticos a una persona que sufre una crisis de ansiedad, sin

    comprender que la ansiedad est relacionada con la prdida o el temor a la

    prdida de las personas con las que se establece una relacin emocional

    profunda y que esta ansiedad de separacin hunde sus races en

    experiencias prematuras de separacin que dejaron una huella mnmica

    que, al activarse por experiencias emocionales simblicamente similares,

    predispone a vivir las separaciones como una amenaza a la propia

    integridad personal. Si atendemos a estas circunstancias personales y al

    sentimiento de amenaza a la integridad, se har comprensible tambin el

    hecho clnico de que las crisis de ansiedad o de pnico se acompaen

    siempre de sensacin de muerte o de enloquecimiento. Los factores

    neurofisiolgicos nos permiten explicar la crisis de ansiedad pero no nos

    permiten comprenderla, en el sentido de relacionarla significativamente

    con los factores emocionales y relacionales. La explicacin nos lleva a

    establecer una causa sin significado personal, mientras que la

    comprensin nos lleva a introducir en el concepto de causalidad mental el

    significado especfico y personal de las experiencias vitales en funcin de

    la biografa emocional de la persona. La explicacin pertenece ms a la

    esfera de la llamada medicina cientfico-natural; la comprensin a la de la

    medicina personal y a la de la psicologa dinmica. Desde la explicacin

    puede bastar el tratamiento mdico; desde la comprensin hay que incluir

    el tratamiento psicolgico-relacional. Una visin holstica que reuniera

    ambas perspectivas hara de la medicina una medicina mucho ms

    personal que no tendiera a desdear el valor causal del significado

    emocional y personal, muy especialmente en todo lo referente a la

    psicopatologa, que en esencia es el estudio y el tratamiento del

    sufrimiento psicopatolgico.

    En la psiquiatra y la psicopatologa clsicas, especialmente desde el

    esfuerzo sintetizador de Kraepelin, las dos estructuras bsicas de la

    personalidad psicopatolgica son la esquizoide (que predispone a las

    psicosis esquizoides) y la cicloide (que predispone a las psicosis afectivas).

    Curiosamente, las corrientes psicoanalticas actuales influidas por el

    pensamiento de Melanie Klein, aparentemente tan apartado del de

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    memoria dinmica

    Kraepelin, convergen con ste al considerar, desde el estudio de las formas

    elementales de ansiedad (catastrfica, esquizoparanoide y depresiva), que

    las estructuras fundamentales de la personalidad que condicionan las

    formas bsicas de la psicopatologa se organizan alrededor de dos

    posiciones bsicas ante las experiencias relacionales: la posicin

    esquizoparanoide y la posicin depresiva, en las que queda constituida,

    respectivamente, la predisposicin o la disposicin a las psicosis o a las

    neurosis en sus dos formas bsicas (psicosis esquizofrnica y psicosis

    afectivas) Tambin la psicofarmacologa, que tanto est condicionando

    actualmente la conceptualizacin psiquitrica, sigue la misma direccin,

    aunque por otro camino, desarrollando psicofrmacos que quedan

    claramente divididos en tres grandes grupos (los ansiolticos, los

    neurolpticos y los antidepresivos) que apuntan, en grandes lneas, a la

    neurosis, las psicosis del crculo esquizoide y las psicosis afectivas del

    crculo cicloide o manaco-depresivo.

    3. Ilustraciones clnicas

    A continuacin presentar muy brevemente dos vietas clnicas para luego

    deducir de ellas algunas conclusiones. Ambas corresponden a casos

    estudiados en grupo en los diversos equipamientos asistenciales de "Sant

    Joan de Du, Serveis de Salut Mental" de Barcelona.

    La primera se refiere a un caso de repetidas descompensaciones o

    episodios psicticos con contenidos delirantes de tipo melanclico de

    ruina y alucinaciones corporales tipo Cotard de fragmentacin y

    deformaciones viscerales en una mujer de mediana edad, casada y con

    varios hijos. El hecho de que remitieran clnicamente con un ingreso de

    pocos das y con dosis ligeras de psicofrmacos sorprenda repetidamente

    a los clnicos que la atendan. No obstante, el significado de las

    descompensaciones quedaba bastante claro al estudiar la biografa de la

    paciente, quien, desde una primera infancia llena de carencias y

    situaciones traumticas (muerte de varios hermanos, uno trgicamente

    ahogado en un pozo cuando ella tena alrededor de un ao; hambre y

    desgracias de todo tipo) en relacin con un ambiente familiar de miseria

    total (fsica y psquica), haba llegado a equiparar la supervivencia mental

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    con la econmica y se descompensaba mentalmente o se psicotizaba en

    cada ocasin en que, por circunstancias diversas, senta amenazada su

    seguridad econmica y la de su familia (paro del marido, despido de algn

    hijo, enfermedad, etc.), simblicamente equiparada a la integridad

    personal. Revisando la historia clnica poda observarse que los ltimos

    ingresos coincidan siempre con situaciones de este tipo. Si bien el

    diagnstico nosolgico era de descompensaciones psicticas de tipo

    melanclico, en el grupo llegamos a diagnosticarla, irnica pero

    significativamente, de "miserofobia". Segn este caso, cuando las

    experiencias relacionales y emocionales del paciente adquieren un

    significado que las asocia simblica o metafricamente al significado o

    significados del ncleo psictico de carcter arcaico y de las

    correspondientes huellas mnmicas, generalmente en relacin con

    experiencias o ansiedades catastrficas infantiles, se produce la activacin

    de la huella y su expresin sintomtica con carcter preverbal y sensorial

    (memory feelings de M. Klein, embodied memories de M.Leuzinger-

    Bohleber, metforas idiosincrticas de I. Orom, etc.). Lo ms corriente

    en psicoanlisis es que el significado se comprenda y exprese con

    metforas (Modell, 2005) y que el aspecto psictico de las situaciones

    psicopatolgicas se presente precisamente cuando el funcionamiento

    mental del paciente ha perdido su capacidad metafrica y su pensamiento

    se construye con smbolos del tipo del simbolismo sensorial primitivo

    (Hernndez, 1992). Los recuerdos reprimidos de Freud podran volver a

    hacerse conscientes, pero las huellas mnmicas arcaicas no, puesto que

    nunca lo han sido. Estas son las que dan el carcter psictico transitorio a

    la paciente de la miserofobia. Podemos imaginar que una de las ms

    primitiva fuera quizs la del hermanito muerto en el pozo; en tal caso,

    cada episodio de descompensacin psictica tiene repetidamente el

    significado metafrico de agonizar hundida en el pozo de la miseria,

    pero, en los momentos ms agudos los sntomas sensoriales de la ansiedad

    (ahogo, sensaciones cenestsicas de troceamiento, hinchazn de las

    vsceras...) son tan acentuados que el carro de la metfora se pierde en la

    huella o rodera mnmica y acaba descarrilando en el lodazal de un

    simbolismo sensorial primitivo casi amorfo.

    La segunda vieta corresponde a un paciente joven (de unos 20 aos).

    Un ao antes de su primer ingreso haba presentado una sintomatologa

    inespecfica de tipo depresivo: cansancio, cefalalgias y desmotivacin

    10 2011 Temas de psicoanlisis y Victor Hernndez Espinosa

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    memoria dinmica

    general coincidiendo con un fracaso escolar que le hizo repetir curso en

    contraste con un buen rendimiento hasta entonces. La sintomatologa, que

    fue atribuida al estrs debido a que trabajaba mucho a la vez que

    estudiaba, desapareci con un ligero tratamiento antidepresivo.

    Reemprendi los estudios, pero al poco tiempo volvi a empeorar, esta vez

    ya con sntomas de agitacin y aparicin de ideas autorreferenciales (en la

    radio hablaban de l, senta que su voz haba cambiado, le llamaban

    marica, etc.). En esta situacin paranoide ingres en la Unidad de Agudos,

    de donde, recuperado, sali de alta a los quince das para seguir

    tratamiento ambulatorio en el Centro de Salud Mental. Se observa, pues,

    el paso de una sintomatologa imprecisa e inespecfica a una

    sintomatologa mucho ms regresiva y patolgica, de tipo paranoide. En la

    entrevista para el ingreso en el Hospital de Da aparece un joven de buen

    aspecto y contacto agradable. Le acompaan los padres, que son personas

    aparentemente sanas, de nivel sociocultural superior al habitual y

    preocupadas por la situacin de su hijo. En el curso de la entrevista

    aparece tambin un sntoma sorprendente y nuevo: hace un movimiento

    con los brazos como si rodeara algo invisible y se besara a s mismo. La

    impresin del entrevistador era que el paciente actuaba como si tuviera

    una chica imaginaria entre los brazos y se diese besos a s mismo en vez de

    drselos a ella.

    El ambiente de trabajo cotidiano en el Hospital de Da y el contacto

    ms constante con el paciente y con sus padres permite ir obteniendo una

    anamnesis detallada y profunda. Los padres explicaron que el paciente

    naci con muchas dificultades despus de un embarazo normal. Tena tres

    vueltas de cordn alrededor del cuello y naci morado y con signos de

    asfixia, hasta el punto que los mdicos le dieron por muerto hasta que el

    padre, que se di cuenta de que el nio haca un pequeo movimiento,

    requiri a los mdicos para que le atendiesen y consiguieron que viviera o,

    segn expresin del padre, que "resucitara". Se cri al pecho durante

    dieciocho meses y la sorpresa fue que no haba forma de destetarlo porque

    se agarraba al pecho con gran avidez y ganas de vivir. La madre recurri a

    mtodos aparentemente tradicionales en su regin de origen, como era el

    de untarse la piel del pecho con miel y sal, sin xito alguno porque el nio

    apartaba con su manita la miel y la sal hasta que apareca el pezn ("era

    muy listo", dice la madre). El destete no fue posible hasta que lleg el

    tiempo de la recogida de la aceituna, circunstancia que aprovech la madre

    11 2011 Temas de psicoanlisis y Victor Hernndez Espinosa

  • TEMAS DE PSICOANLISIS Nm. 1 Enero 2011 Victor Hernndez Espinosa La huella mnmica, base de una

    memoria dinmica

    para aplicar el nico mtodo que poda funcionar con seguridad, el de

    desaparecer: se fue al campo y dej al nio con la abuela. A partir de aqu

    describen a un nio algo retrado pero normal, que estudiaba, tena

    amistades y no presentaba conflictos aparentes hasta la situacin que

    motiv las consultas psiquitricas. El conflicto se pone de manifiesto

    cuando el padre tiene una enfermedad grave y se ha de someter a una

    operacin quirrgica seria que afront con la idea de la muerte muy

    presente y creyendo que no volvera a casa; de hecho, estuvo bastante

    tiempo ingresado y muy enfermo. Entre tanto, el hijo (que ya tena 18 19

    aos) dej los estudios (aquella referencia inicial al fracaso escolar resulta

    ser que dej los estudios en estas circunstancias) y se puso a trabajar,

    inicindose una nueva organizacin familiar en la que l reemplazaba al

    padre, como si ste ya estuviese muerto o, en el caso de que sobreviviese,

    hubiera de quedar invlido. En esta poca, en la que trabaja y contina

    estudiando por las noches, es cuando le diagnostican el stress que se

    recuper en pocos das con tratamiento antidepresivo. Los sntomas

    psicticos empiezan a manifestarse cuando, para sorpresa de todos, el

    padre se recupera, vuelve a casa, reemprende el trabajo y le dice al chico

    que deje de trabajar para volver a dedicarse a los estudios. En ese

    momento es cuando comienzan realmente las manifestaciones psicticas

    del proceso actual.

    En esta situacin, que una vez profundizada la exploracin en el

    dilogo con el paciente y con sus padres es tan diferente de lo que pareca

    en el informe inicial, pueden apreciarse elementos de narcisismo,

    entendido como organizacin encaminada a mantener e incrementar la

    autoestima mediante una actividad que le ofrece la satisfaccin de sentirse

    fuerte, capaz y convertido en el cabeza de familia y en el sostn de la madre

    y de los hermanos menores. No obstante, todo esto ocurre en una situacin

    en la que se contaba con la muerte o la invalidez del padre, por lo que

    puede pensarse que este aumento de la autoestima basado en el trabajo y

    en la capacidad de sacar adelante la familia estaba conflictivamente

    fundamentado tambin en la rivalidad con el padre y en su desaparicin y,

    por lo tanto, en una situacin de duelo. Este era un aspecto de la patologa

    que se poda comprender desde el punto de vista del sufrimiento del duelo

    y de la regresin narcisista, as como tambin desde la satisfaccin

    narcisista del triunfo. Pero como el triunfo lo era sobre el padre, tambin

    aparece otro posible enfoque, que creo complementario: el del triunfo

    12 2011 Temas de psicoanlisis y Victor Hernndez Espinosa

  • TEMAS DE PSICOANLISIS Nm. 1 Enero 2011 Victor Hernndez Espinosa La huella mnmica, base de una

    memoria dinmica

    edpico basado en la rivalidad con el padre y en la realizacin de la fantasa

    de eliminarlo y colocarse en su lugar. Al reflexionar con el equipo sobre

    este caso pensamos que, en el fondo, se trataba de algo ms grave

    relacionado con la experiencia de muerte del nacimiento y con la

    capacidad de sobrevivir del paciente buscando la vida, el objeto. An

    estando como muerto al nacer, esta capacidad vital le haba permitido

    aferrarse al pecho y, cuando queran destetarlo, continuar buscando el

    objeto desesperadamente y poniendo de manifiesto que no estaba

    dispuesto a entregarse a un retraimiento o repliegue narcisista, sino que

    era capaz de buscar el pezn y de encontrarlo a travs de las capas de sal y

    de las dificultades que le pudieran poner; era capaz de aferrarse a la vida

    resistindose animosamente a soltarla. Suponamos que despus de esto se

    haba producido un trauma muy doloroso con ocasin del destete que, a

    pesar de su capacidad vital de aferrarse al objeto, haba llevado finalmente

    a que pecho y madre desaparecieran, y pensbamos que, con esta chica

    imaginaria que tena entre los brazos, poda estar dramatizando

    inconscientemente la situacin mental en que haba quedado ante esta

    situacin de duelo: cogido como siempre, vehementemente y con fuerza, a

    alguien que le haba desaparecido y mostrando dramticamente el vaco

    que le haba quedado dentro de su propio self, delimitado por sus brazos.

    De esta forma, el paciente estara negando omnipotentemente la

    desaparicin del objeto a travs de una organizacin narcisista y

    sustituyndolo por l mismo identificado con el objeto interno. El sntoma

    mostrara, dramtica y simultneamente, el vaco, la negacin

    omnipotente y la identificacin narcisista, todo lo cual haca temer una

    evolucin francamente psictica, como se pudo comprobar en la evolucin

    posterior del caso.

    Inicialmente, el relato clnico del caso, que se presentaba

    desvinculado de sus conexiones con la biografa del paciente, sera el de un

    muchacho que sufre un perodo de stress con sntomas depresivos ligeros,

    luego un episodio paranoide y, finalmente, un delirio megalmano y

    mesinico. Pero, atendiendo a la experiencia biogrfica del paciente, a su

    desarrollo emocional y a sus relaciones estructurales con los objetos

    internos, la historia clnica adquiere un aspecto mucho ms comprensible

    humanamente. Las primeras experiencias vienen marcadas por una fuerza

    vital interna (constitucional) que consigue imponerse a la muerte y le

    permite "resucitar" abrindose camino entre graves dificultades externas

    13 2011 Temas de psicoanlisis y Victor Hernndez Espinosa

  • TEMAS DE PSICOANLISIS Nm. 1 Enero 2011 Victor Hernndez Espinosa La huella mnmica, base de una

    memoria dinmica

    (ambientales). Pero la experiencia del destete forzado con desaparicin de

    la madre debi ser una experiencia catastrfica que imaginamos como una

    huella mnmica relacionada con la desaparicin final del pecho, tras una

    lucha titnica para reencontrarlo y retenerlo, que se reactiva y expresa en

    la conducta del abrazo a un objeto imaginario que retiene entre sus brazos.

    Como ya hemos dicho, estas primeras experiencias dejan huellas en la

    estructura mental, huellas mnmicas que, sin ser memoria consciente ni

    declarativa, sino procedimental para usar la nomenclatura actual, tienen

    potencialidades activas para las conductas mentales y relacionales, sobre

    todo cuando experiencias actuales adquieren un significado emocional

    (simblico o metafrico) que las reactiva. Podramos decir que la estructura

    mental (y tambin la estructura neurolgica en la que aqulla se apoya o de

    la que deriva) queda especficamente sensibilizada a nuevas experiencias

    de significacin real o simblica similar a las que marcaron

    tempranamente su huella y que esta sensibilizacin constituye en s misma

    una memoria y, psicopatolgicamente, una predisposicin o vulnerabilidad.

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    Resumen

    Un concepto particular, dentro del ms genrico de influencia de las experiencias emocionales en la estructuracin de la personalidad y en el condicionamiento de algunas conductas psicopatolgicas, es el de huella mnmica y de su activacin por vivencias simblicamente relacionadas que aportan significados nuevos (Nachtrglichtein). Se presentan algunas vietas clnicas ilustrativas.

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    memoria dinmica

    Palabras clave: memoria, huella mnmica, significado emocional.

    Summary

    Included in the more generic concept about the influence of emotional experiences on the structure of the personality and the conditioning of some psychopathological conducts there is the concept of mnemic trace and of its activation through experiences simbolically related that bring to the situation new meanings (Nachtrglichtein). The author presents some clinical vignettes.

    Key words: memory, mnemic trace, emotional meaning.

    Vctor Hernndez Espinosa

    Psiquiatra y psicoanalista. Profesor del Instituto de Psicoanlisis de Barcelona y del Instituto Universitario de Salud Mental (Universitat Ramon Llull) de la Fundaci Vidal i Barraquer.Correo electrnico: [email protected]

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