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Nueva temporada. Número 5. Junio del 2011 L� A� La Linterna del Traductor TRADUCCIÓN LITERARIA Los cuernos de Moisés TRADUCCIÓN CIENTÍFICA Y TÉCNICA La lengua del vino (I) CORRECCIÓN Y REVISIÓN La ortografía académica del 2010: cara y dorso TRADUCTOLOGÍA De espadas y asadores: los malos traductores de Iriarte TRADUCCIÓN AUDIOVISUAL Posibilidades de la sub�tulación profesional en 2011 PANORAMA TRIBUNA ESTUDIANTIL RESEÑAS PANORAMA Del yugo al yoga ESPECIAL ERGONOMÍA

La Linterna del Traductor - Euskadi.eus · PDF) y Elena Pérez Ramírez (versión HTML) Coordinadora ges ón web: Elena Pérez Ramírez ... de las preposiciones españolas Presentación

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Nueva temporada. Número 5. Junio del 2011

L � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � A � � � � � �La Linterna del TraductorTRADUCCIÓN LITERARIA

Los cuernos de Moisés

TRADUCCIÓN CIENTÍFICA Y TÉCNICA

La lengua del vino (I)

CORRECCIÓN Y REVISIÓN

La ortografía académica del 2010: cara y dorso

TRADUCTOLOGÍA

De espadas y asadores: los malos traductores de Iriarte

TRADUCCIÓN AUDIOVISUAL

Posibilidades de la sub�tulación profesional en 2011

PANORAMA � TRIBUNA ESTUDIANTIL � RESEÑAS

PANORAMA

Del yugo al yoga

ESPECIAL ERGONOMÍA

La Linterna del Traductor, número 5. Junio del 2011

Dirección: María Barbero

Jefatura de redacción: Isabel Hoyos Seijo

Coordinación editorial: Isabel Hoyos Seijo

Diseño y maquetación: Cris�na López González (versión PDF) y Elena Pérez Ramírez (versión HTML)

Coordinadora ges�ón web: Elena Pérez Ramírez

Colaboradores maquetación y ges�ón web: Miguel Ángel de la Rosa, Javier Herrera, Ángela Blum y Pilar Bayle

Maquetación para lectores electrónicos: Pilar Bayle y Fernando Vidal

Corrección y revisión es�lís�ca y orto�pográfica en español: Federico Romero y María-Fernanda Poblet (ar�culo de Mar�nez de Sousa); Coral Barrachina y Cris�na Pabón (revisión de galeradas)

Revisión de texto en portugués: Ana Filipa Duarte

Fotogra�as: Rafael Carrasco, excepto las siguientes: Manuel Saavedra (pág. 109), Encarna Belmonte (pág. 121), Margaret Clark (pág. 135), Blanca Rodríguez (pág. 145), César Espinel (contraportada).

Ilustraciones: Gorinkai (pág. 118).

Consejo editorial:Alberto Ballestero, profesor de la Universidad Pública de

Navarra, socio de honor de Asetrad (Pamplona)Elaine Bri�on.traductora especializada y directora del

servicio central de traducción de Currenta GmbH (Leverkusen, Alemania)

Margaret Clark, vocal de Asetrad (Madrid)Helena Cortés, directora del Ins�tuto Cervantes

(Hamburgo, Alemania)Carmen Diego, profesora de la Universidad de SalamancaPedro García Domínguez, filólogo, profesor y editor

(Salamanca)José Mar�nez de Sousa, orto�pógrafo, socio de honor de

Asetrad (Barcelona)

Responsables de las secciones:María-Fernanda Poblet (Corrección y revisión)

Fernando Vidal (Tecnología aplicada a la traducción)

Ramón López Gordillo (Traducción jurídica)

María Barbero (Traducción cien�fica y técnica)

Isabel Hoyos (Traducción literaria)

María Luisa Romana (Traductología)

Reyes Bermejo (Traducción audiovisual)

Fernando Contreras (Terminología)

Beatriz Pérez Alonso (Tribuna estudian�l)

Isabel Hoyos (Panorama)

María Barbero (Reseñas)

Isabel Hoyos (Colofón y Contexto)

Redactores de este número: Isabel Hoyos, M. Barbero, Pedro Satué, Rosario de Zayas, Beatriz Pérez Alonso, José Mar�nez de Sousa, Virginia Cabañas, Miriam García, Llorenç Serrahima, Encarna Belmonte, Fernando Vidal, Hanan Saleh, Francisco Javier Vigier, María Luisa Romana, Begoña Mar�nez, Fernando Contreras, Ángela Blum, Manuel Saavedra, Maya Busqué, Mónica Parcet, Encarna Belmonte, Cruz Losada, Margaret Clark, Elena Pérez, Ramón López Gordillo, Blanca Rodríguez, Rafael Carrasco.

La Linterna del Traductor, nueva época

ISSN 1579-5314

www.lalinternadeltraductor.org

Difusión gratuita. Periodicidad semestral

Cartas al director:[email protected]

Libro de visitas:www.lalinterna.wordpress.com/

Remisión de ar�culos y consultas:[email protected]

El Cuaderno de Bitácora:www.elcuadernodebitacora.org

Todo el material, tanto escrito como gráfico, es propiedad intelectual de sus correspondientes autores. Asetrad no se hace responsable de las opiniones expresadas por los autores de los ar�culos. Derechos de edición cedidos gratuitamente por sus autores a La Linterna del Traductor. Reproducción parcial o total de contenidos o ilustraciones solo con autorización por escrito de la redacción y citando autor y fuente.

Edita: Asetrad, Asociación Española de Traductores,Correctores e Intérpretes. CIF: G83758532.Andrés Mellado, 60, bajo B derecha28015 MadridTfno.: 91 543 88 91Correo electrónico: [email protected]ágina web: www.asetrad.org

La Linterna del TraductorL � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � A � � � � � �

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Nueva temporada. Número 5. Junio del 2011

EDITORIAL Y CARTAS A LA REDACCIÓN

LA VOZ DE ASETRADNueva junta direc�va de AsetradUnos que vienen y otros que vanNueva sede de Asetrad

CORRECCIÓN Y REVISIÓNLa ortogra�a académica del 2010: cara y dorso

INTERPRETACIÓN¿Ergonomía e interpretación?

TECNOLOGÍA APLICADA A LA TRADUCCIÓNIntroducción a Excel 2007El dragón y el camaleónPildoritas tecnológicas: la ergonomía de los libros electrónicosPildoritas tecnológicas: WorkravePildoritas tecnológicas: la técnica PomodoroPildoritas tecnológicas: Read It Later

TRADUCCIÓN CIENTÍFICA Y TÉCNICALa lengua del vino (�)

TRADUCCIÓN JURÍDICALa traducción jurídica en la Comunidad Autónoma de AndalucíaRespuesta a una carta al director

TRADUCCIÓN LITERARIALos cuernos de Moisés

TRADUCTOLOGÍADe espadas y asadores: los malos traductores de Iriarte

TRADUCCIÓN AUDIOVISUALPosibilidades de la sub�tulación profesional en 2011

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TERMINOLOGÍAValidación terminológica: todo está en las fuentes

TRIBUNA ESTUDIANTIL¿Traidor el traductor?: El gerundio perifrás�coEl arte de presupuestarErgonomía y traducciónAonde é que gosto de ir de manhã

PANORAMAOtras asociaciones: �����Traductores por cuenta ajena: Trabajar en una mul�nacional del sector farmacéu�coEl dedo en el ojo: Una especie en peligroDel yugo al yogaNotas sobre el caso Lionbridge

RESEÑAS BIBLIOGRÁFICASLibros para trabajar: Diccionario de uso de las preposiciones españolasPresentación del libro La educación de las hijas y entrevista con el editor

COLOFÓNEscritores traductores: Julio CortázarNo solo de pan vive el traductor: Un sofá para viajarNo solo de pan vive el traductor: Una traductora «implicada»Las ilustraciones de este númeroContexto: Un lugar para trabajar

CONTRAPORTADA

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Editorial

La Linterna del Traductor44

Durante la preparación del número 4 llegó a nuestras manos un ar�culo sobre ergonomía que iba dirigido no tanto a quienes llevan mu-cho �empo en la profesión y ya arrastran los �-picos problemas �sicos derivados de las horas de trabajo delante del ordenador, sino a quie-nes empiezan ahora y todavía están a �empo para evitarlos. Aquel ar�culo nos sirvió de ins-piración: decidimos posponer su publicación y u�lizarlo de pretexto para buscar más ar�culos relacionados con la ergonomía ―entendida en su sen�do más amplio― y publicarlos todos en el número que tenéis en vuestras manos.

Así, a pesar de que no se trata de un número monográfico, a lo largo de esta edición encon-traréis varios ar�culos con el sello «ergonomía» que tratan ese asunto desde los ángulos más diversos. Aunque en ellos se tocan cues�ones como la organización del espacio de trabajo y se dan algunas nociones generales sobre las postu-ras más recomendables para que nuestras ho-ras delante del ordenador no sean una tortura ni dejen secuelas, no hemos querido conver�r este número de nuestra revista en un manual de ejercicios �sicos y recomendaciones médicas, ni en un catálogo de mobiliario de oficina y acce-sorios informá�cos —ratones, lápices óp�cos, teclados y sillas— más o menos ergonómicos y novedosos.

En el presente número de La Linterna del Tra-ductor preferimos hacer hincapié en algunos as-pectos que se suelen pasar por alto en nuestra vida profesional: la importancia de aprender a aprovechar al máximo ese �empo de sedentaris-mo obligado, para evitar distracciones que nos obligarían a alargar innecesariamente la jornada laboral; cómo conseguir que las tensiones y el estrés derivados de las prisas y los plazos ajus-tados no hagan mella en nuestro estado �sico o mental; cómo obligarnos a descansar de vez en cuando y a no olvidar que hay vida más allá de nuestra mesa de trabajo... También hemos prestado atención a la problemá�ca específica de los intérpretes, que a todo lo anterior suman

el factor de que no pueden elegir el entorno en el que trabajan, un entorno que no siempre es ideal.

A par�r de este número se produce, además, una novedad que anunciamos con especial or-gullo: el lanzamiento simultáneo de la edición de La Linterna del Traductor en los formatos PDF y HTML, así como una edición especial para lectores electrónicos o e-readers, que es-tará disponible dentro de unas semanas. Esta versión para lector está pensada para aquellos que prefieren leer la revista cómodamente sentados en su sillón favorito.

Toda esta ampliación de formatos ha sido po-sible gracias al enorme esfuerzo colec�vo que todo el equipo —redactores, jefes de sección, maquetadores, correctores— ha hecho para poner la revista a la altura de las exigencias y necesidades tecnológicas de los lectores. Si-multáneamente estamos trabajando también en la edición HTML y para lector electrónico de los números anteriores, que se presentarán en estos nuevos formatos en un futuro próxi-mo, empezando por el primer número, que ya está disponible en HTML.

Quiero mencionar, por úl�mo, que al cierre de esta edición se celebraba la asamblea ge-neral de A������ en Valencia, con el corres-pondiente relevo de cargos en la junta direc-�va de nuestra asociación. La falta material de �empo para incluirlo nos ha impedido publicar un resumen de las jornadas; no obstante, en la sección «La Voz de Asetrad» encontraréis reseñada la nueva composición de la junta di-rec�va, que está encabezada —y lo decimos con orgullo— por Elena Pérez, colaboradora habitual de esta publicación.

Una vez más, gracias por dedicarnos vuestro �empo. Esperamos que la lectura de este nú-mero os parezca amena y os ayude a desco-nectar un poco de las prisas diarias.

Isabel Hoyos SeijoJefa de redacción de La Linterna del Traductor

Junio del 2011 55

Cartas a la redacción

Buenos días:

El mo�vo de mi correo es el de hacer una pun-tualización al ar�culo «La nueva norma�va de la profesión de traductor/intérprete jurado: ¿un paso adelante o un paso atrás?» de Fran-cisco Vigier Moreno publicado en el úl�mo número de La Linterna del Traductor.

En el apartado que se refiere a la exención del examen para los licenciados en Traducción e Interpretación, el autor señala que «Así pues, al no especificarse el número de créditos des-�nados a la traducción hacia la lengua ex-tranjera o la naturaleza de las asignaturas de interpretación que conforman la formación específica exigida a los licenciados en Traduc-ción e Interpretación, no se garan�za que los egresados presenten una preparación que se adecúe óp�mamente al ejercicio para el que habilita el nombramiento».

Discrepo en esta afirmación puesto que yo precisamente he obtenido mi nombramiento de traductora jurada después de haber pre-sentado los correspondientes créditos reque-ridos por el BOE del 2 de agosto de 2002 en el que se establecen los créditos exactos y las asignaturas específicas para acceder a dicho nombramiento:

«EXENCIÓN DE EXAMEN PARA LOS LI-CENCIADOS EN TRADUCCIÓN E INTER-PRETACIÓN

Requisitos para obtener el �tulo de Traductor-Intérprete Jurado mediante exención de examen:

[...] Haber cursado, en los estudios pro-pios de la licenciatura, 24 créditos en traducción jurídica y/o económica y 16 créditos en interpretación en la lengua para la que se solicita el nombramiento y que deberá corresponder necesaria-mente a la lengua B.»

Fuente: h�p://www.maec.es/es/Menu-Ppal/Ministerio/Tablondeanuncios/In-terpretesJurados/Paginas/Exenci%C3%B3ndeexamenparaloslicenciadosenTraducci%C3%B3neInterpretaci%C3%B3n.aspx

Desconozco el mo�vo por el que el autor no ha aportado el dato de los créditos para la exen-ción del examen cuando en la misma tesis que el mismo ha defendido muestra este dato.

Simplemente quería comunicar esta informa-ción, que considero relevante.

Gracias y un saludo

Ana Yáñez CancelaTraductora de francés/alemán/galegoIntérprete jurada de francés

Nota de la dirección:

La respuesta a esta carta se puede leer en la sección Traducción jurídica, pág. 60.

6 La Linterna del Traductor

La voz de Asetrad

En la asamblea celebrada el 2 de abril en Valencia se procedió a la renovación de cargos en la junta directiva de la asociación. Esta es su composición actual:

Presidencia

Elena Pérez

Vicepresidencia

Javier Sancho

Secretaría

Ángela Blum

Tesorería

Concha Vargas

Vocalías

Comunicación y relaciones externas: Margaret Clark

Formación y relaciones con las universidades: Federico Romero, Paula Varona

Actos: Llorenç Serrahima, Ana Belén Guerrero

Aspectos fiscales y normativos: Pedro Satué

Boletín trimestral y redes sociales: Ana Belén Guerrero, Paula Varona

Página web: Ángela Blum, Esther Moreno, Llorenç Serrahima

Para más información sobre los integrantes de la junta, se puede visitar la página de Asetrad (sección «La asociación», subsección «Composición de la junta»): <http://www.asetrad.org>.

Nueva junta directiva de Asetrad

7

La voz de Asetrad

Junio del 2011

Para quien no me conozca, diré que hacía años que había desistido, desencantado, de participar en cualquier forma de aso-ciacionismo profesional en nuestro país, aunque hace ya más de un cuarto de siglo que pertenezco a otra asociación profesio-nal: la que agrupa a los traductores e intér-pretes de Estados Unidos.

En estas estaba, como iba diciendo, desen-cantado y extranjerizado, cuando empeza-ron a llegarme noticias de que un grupo de colegas se había atrevido a crear una asociación profesional que diera un poco de vitalidad al yermo paisaje profesional. Algunos nombres me resultaron familia-res, afortunadamente para bien. Otros no me sonaban de nada, lo que, vistas las ex-periencias anteriores, también me pareció alentador, y me propuse no perder de vista esa asociación tan prometedora. Y cuando empecé a ver nombres de buenos colegas con los que había trabajado en proyectos importantes, me pareció que había llegado el momento de unirme a la aventura.

Formar parte de la junta directiva de Ase-trad es un privilegio. Por ella han pasado

muchos de los mejores profesionales de la traducción, la corrección y la interpre-tación en España, que con una combina-ción de esfuerzo personal, imaginación y talento han ido configurando la asocia-ción tal como hoy la conocemos. Para mí, que llevo en esto más años de los que han necesitado algunos colegas para dejar el biberón, crecer, estudiar, formar familias y empezar a pagar la primera hipoteca, constatar la energía, el conocimiento y la capacidad de las nuevas promociones de profesionales que se van incorporando al mercado es una fuente inagotable de satis-facción. Las asociaciones del pasado pare-cían a ratos cementerios de elefantes. En la junta directiva de Asetrad, por el contra-rio, se mantiene desde sus inicios un sano equilibrio de edades, de experiencia y de creatividad.

En la nueva junta he aceptado ocuparme de un conjunto de tareas que se engloban en el rótulo «Aspectos fiscales y normativos». Consisten, básicamente, en garantizar que los miembros de la asociación tengan toda la información necesaria sobre legislación, impuestos, seguridad social, problemas

Unos que vienen y otros que se vanComo se puede ver, se han incorporado a la junta algunas personas nuevas, otras permane-cen en ella, pero con diferentes atribuciones, y otras ―Empar Paredes, Rosario de Zayas y Trinidad Clares― disfrutan de un merecido descanso después de un tiempo de servicio a la asociación. Desde La Linterna del Traductor les deseamos mucho éxito en sus nuevas tareas, tanto dentro como fuera de la junta. Nos habría gustado pedirle unas palabras a cada uno de los «junteros» entrantes y salientes, pero ante la imposibilidad de coordinar esa labor a pocos días del cierre de edición y en medio de la asamblea de este año, decidimos elegir un representante de cada grupo. Así, a continuación publicamos las impresiones de Rosario de Zayas, como miembro saliente de la junta, y de Pedro Satué, como ejemplo de los nuevos integrantes. Queremos expresarles nuestro agradecimiento especial por haberse prestado a colaborar con la revista.

Abril del 2011

Unos que vienen...Pedro Satué

8 La Linterna del Traductor

La voz de Asetradjurídicos en el ejercicio profesional y, en el caso de los traductores-intérpretes jura-dos, sobre el desarrollo normativo del Real Decreto del año 2009, en el que trataremos de hacer valer nuestra opinión, como ya hicimos en el proceso de elaboración del decreto.

... y otros que se vanRosario de Zayas

Hace dos años recibí una llamada telefóni-ca de alguien con acento extranjero. Como socia que llevaba siendo durante años de Asetrad me ofrecían la posibilidad de for-mar parte de la junta directiva. No conocía a ningún miembro en persona, solo de oí-das, y a muchos ni de eso.

Por mi imposibilidad de decir que no, o como agradecimiento por haber pensado en mí (alguien que nunca se había invo-lucrado para nada en la asociación y que casi nunca escribe en el foro), me aventuré y acepté el ofrecimiento ilusionada. De an-temano, estaba claro que no tenía ni idea de qué conllevaba ser miembro de la junta y que tampoco tenía mucho tiempo libre, como el resto de todos nosotros. No estaba muy segura de qué podría yo aportar real-mente a la junta.

Tras constituirse la nueva junta, me fue asignada la vocalía de formación, desde la que debía promover cursos, preparar la asamblea de Sevilla, organizar seminarios, etc., con la ayuda de Elena (nuestra actual presidenta).

Nunca anteriormente había ostentado nin-gún cargo similar, pues trabajaba siempre aislada, traduciendo y revisando. Tampo-co había tenido que compartir tantas tomas de decisiones, opiniones y discrepancias.

Debo admitir que al principio me sentía un poco perdida, con compañeros que ya

Los nuevos miembros de la junta directi-va de Asetrad os agradecemos la confian-za que habéis depositado en nosotros al aprobar nuestra incorporación a la junta. Nuestro tiempo y nuestro esfuerzo están a vuestra disposición.

tenían años de experiencia en el cargo y sa-bían muy bien qué se traían entre manos, pero teniendo que lidiar con temas que eran completamente nuevos para mí. Los demás junteros tampoco pueden perder mucho tiempo «enseñándote» procedi-mientos y cómo funciona todo, porque en-tonces flaco servicio estarías ofreciéndole a la asociación.

Lo más importante fue que al poco tiempo descubrí que la asociación no es un ente estático, anquilosado, que solo monta cur-sos en Madrid; es algo orgánico y todos los miembros pueden, y deben, aportar y participar; no tiene sentido ser miembro de una asociación por la que no haces na-da, y limitarte a preguntarte qué hace ella por ti.

Conforme van pasando los años y la aso-ciación alcanza su mayoría de edad, somos cada vez más los que ya hemos pasado por la junta y sabemos que este cotarro es de todos. Y todos los que salimos de la jun-ta deberíamos convertimos en miembros más activos. No estoy dispuesta a dejar de trabajar en la organización ni a arrojar en saco roto todo lo aprendido durante estos dos años.

No volveré a mi mesa solitaria, a mi músi-ca y mis traducciones.

Seguiré dando guerra..., que es lo que ten-dríamos que hacer todos.

La Linterna del Traductor10

CORRECCIÓN Y REVISIÓN

0. Antecedentes. En el año 1999 publiqué una recensión de la Ortografía de la lengua española, obra que la Academia acababa de publicar («La “nueva” ortografía académica», Acta [Madrid], 1999). Pese a que se trataba de un texto razonable, la docta casa no estaba acostumbrada a que alguien criticase su trabajo, por lo que algunos académicos y otras personas cercanas a la Academia se alzaron contra mí, aquí y en Latinoamérica. Otras, por el contrario, acogieron el texto con serenidad, reconociendo que ni la Academia es sagrada ni le hace ninguna falta serlo. Aquella reacción me recordó la que se había producido en 1984, cuando juzgué el contenido de la edición del Diccionario de la lengua española, también de la Academia, aparecida en ese año («¿Limpia, fija y da esplendor?», El País, 04/11/1984, 8/Libros). En aquella ocasión fue Pedro Laín Entralgo, a la sazón su director, quien se encargó de mostrar en público y en privado el disgusto académico (al menos el suyo) por la crítica publicada, pese a que esta era de lo más inocuo que pueda darse. Con estos antecedentes, me sorprendió que en el 2004, con motivo de una invitación para conocer de primera mano la opinión que nos merecía a algunos autores de libros de estilo periodísticos el contenido del Diccionario panhispánico de dudas, el entonces director de la institución, Víctor García de la Concha, dijera en presencia de todos los invitados que yo era persona muy querida en la Academia (¡Dios mío, cómo han cambiado los tiempos!).

En la ocasión actual, y para no perder comba, me propongo enjuiciar modestamente la reciente edición de la Ortografía de la lengua española, publicada en diciembre del 2010. No es fácil. Como digo en el texto que sigue, la Academia se ha sobrepasado al pretender realizar un trabajo completo y definitivo. La compleción redunda en complejidad y no favorece al lector de esta obra, que de pronto se siente envuelto en un texto farragoso y denso, con pocas posibilidades de dominarlo con la serenidad que merece. Por otro lado, una publicación de estas características requeriría por parte del recensor un análisis mucho más profundo que el que se puede hacer sin entrar a juzgar el contenido de cada una de las 800 páginas que la forman. En una obra como esta, los análisis globales tienen escaso valor, pero uno hecho punto por punto, que es el ideal, resulta prácticamente imposible. Con estos mimbres he compuesto, pues, el siguiente cesto, no sin renunciar a la exposición completa y exhaustiva del contenido de la obra.

1. El comienzo. El hecho de que la Academia haya publicado esta nueva ortografía solamente once años después de publicada la anterior nos da a entender claramente que esta última no era una buena ortografía. Sin duda es innecesario hacer mayores esfuerzos para convencer al lector de que nos hallamos ante una realidad incontrovertible. Nada más poner aquella a disposición del público, los expertos en la materia advirtieron que lo que necesitábamos los hispanohablantes era un texto distinto, un trabajo más sólido, una obra que, si no definitiva, sí estuviera mejor preparada para resistir el paso del tiempo. La ortografía que se nos presentó a mediados del mes de diciembre del 2010 era, ciertamente, otra cosa.

La ortografía académica del 2010: cara y dorso(datos para una recensión)José Martínez de Sousa

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CORRECCIÓN Y REVISIÓN

Junio del 2011

No se puede ignorar el esfuerzo realizado para presentarnos una ortografía distinta, y lo es. Pero han ido más allá. Ciertamente, muchos de los textos añadidos en esta edición son perturbadores de la atención que un texto así requiere. La Academia se ha olvidado de que una ortografía, la suya con más razón, debe ser esencialmente normativa, porque el lector al que se supone dirigida no va a buscar en ella, por poner un ejemplo, la historia de la escritura ni otros textos, cortos o largos, sobre cuestiones del mismo tipo que se hallan aquí y allá por toda la obra. Por no buscar, tampoco tiene por qué indagar qué dice aquí la Academia acerca de la ortotipografía. Sin embargo, Víctor García de la Concha, su anterior director, anunció una y otra vez que la Academia prestaría atención a la ortotipografía. Afortunadamente, no lo ha hecho ni tenía por qué hacerlo. La ortotipografía, como su propio nombre indica, atañe a los tipógrafos, no a los académicos. Pese a ello, la obra está sembrada de datos o apuntes de ortotipografía, datos o apuntes que solo sirven para distraer la atención y cuyo contenido normalmente es innecesario o irrelevante (muchas veces solo contribuye a hacer el texto más amazacotado).

1.1. En poco más de una década hemos pasado de una ortografía raquítica e insu-ficiente (la de 1999) a una ortografía pletórica y rebosante. De 162 páginas más bien pequeñas compuestas con cuerpos más bien grandes se ha pasado a 800 páginas más bien grandes compuestas con cuerpos más bien pequeños. La densidad de lectura es ahora mucho mayor, con los inconvenientes a que ello da lugar en obras de estas características. Esto plantea el primer problema de esta ortografía: ¿para quién la han hecho?; ¿quién es el posible lector?; ¿será capaz este, sea quien fuere, de asimilar tanta información en plazos razonables y con provecho? Es obvio que el llamado hombre de la calle nada tiene que ver con semejante obra, y que no solo no es su destinatario, sino que no es su posible lector ni es capaz de asimilar en plazos razonables y con provecho toda la información contenida entre sus tapas.

1.2. Esta ortografía, tan esperada como si de un hijo se tratara, es, con mucho, más extensa que la anterior, de la que la separan no solo once años, sino también muchas virtudes que aquella no tenía. Una simple mirada a su contenido nos indica que en esta edición abundan los estudios y análisis de que careció su predecesora. Sin embargo, los titubeos académicos de última hora antes de su publicación en diciembre del 2010, con la eliminación del capítulo dedicado a la ortotipografía (probablemente un acierto), han hecho que la obra publicada se resienta y recoja aquí y allá textos, reglas y notas esporádicos y deslavazados, más relacionados con la ortotipografía que con la ortografía, con lo que las dudas sobre el destinatario cobran mayor vigor al tiempo que surgen serias sospechas sobre el rigor en el trabajo de redacción. Por ejemplo, véase la página 373, donde se define la raya (—) diciendo que es «un trazo horizontal cuya longitud suele equivaler [?], en tipografía [¿y en otros ámbitos?], a un cuadratín (blanco tipográfico cuyo ancho mide en puntos [¿qué es un punto?] lo mismo que el cuerpo o tamaño de la letra que se está utilizando [¿y si no se está utilizando?])». Que levante la mano quien, no siendo tipógrafo, haya entendido algo. Con cierta frecuencia también se mencionan a lo largo de la obra la letra redonda, la versalita, los espacios y otros términos igualmente tipográficos cuyo significado no entienden todos.

1.3. A diferencia de las obras académicas anteriores editadas en esta década (por ejemplo, el Diccionario del estudiante, 2005; el Diccionario panhispánico de dudas, 2005, y el Diccionario esencial de la lengua española, 2006), donde queda meridianamente claro que

La Linterna del Traductor12

CORRECCIÓN Y REVISIÓN

son normativas, en la presente la Academia solo se refiere a este hecho como de pasada. En efecto, dice en su página 9: «[...] la paleografía es puramente descriptiva, mientras que la ortografía es esencialmente normativa»; y en la página 10: «La ortografía comparte su carácter normativo con la ortología [...]». Sin embargo, en páginas anteriores afirma: «Esta edición de la Ortografía de la lengua española presenta unos caracteres que la hacen más sólida, exhaustiva, razonada y moderna [que la edición anterior, la de 1999]» (p. XL), y a continuación añade: «Es una ortografía coherente, exhaustiva y simple [...] Es una ortografía razonada [...] Es una ortografía didáctica [...]», y, finalmente, «es una ortografía panhispánica». Sabemos, pues, según lo declara la Academia, que la presente ortografía es normativa, sólida, exhaustiva, razonada, moderna, coherente, simple, didáctica y panhispánica. No es poco, si consigue cumplir satisfactoriamente todos estos cometidos. Para empezar, lo de didáctica flojea mucho. La densidad del texto (le faltó a la Academia decir que esta ortografía es también densa) dificulta sobremanera la asimilación de los conocimientos que encierra, con frecuencia minuciosos y descriptivos hasta extremos que, en comparación con la edición anterior, son excesivos. Incluso la normatividad del texto se pone en entredicho en la misma obra. Por ejemplo, en la página 466 se nos dice que «a continuación se exponen las normas o recomendaciones de uso de mayúsculas y minúsculas [...]»; es decir, que a veces exponen normas, y a veces, recomendaciones, que no es lo mismo.

2. Rebelión de los académicos. Se ha dado, con esta ortografía, un fenómeno notable: ante ella se han rebelado varios académicos, creando una situación insólita. En efecto, podemos empezar por el más venerable por su edad, Francisco Rodríguez Adrados, quien en medios de comunicación escrita (Abc, 24/11/2010) manifestó su oposición a la nueva Ortografía. En los días previos a la reunión de Guadalajara (México), Rodríguez Adrados dio a entender que había posibilidades de que la reforma, que le parecía innecesaria, no alcanzase su fase final (es decir, la aprobación), fase que, finalmente, alcanzó.

2.1. Por su lado, Arturo Pérez-Reverte, también académico, con su estilo irreflexivo, reclama su libertad de escribir como quiera, quitar o poner tildes, escribir Qatar e Iraq, sólo y guión con tilde y llamar i griega a la ye (La Voz de Galicia, 07/11/2010). Como esas son propuestas académicas (es decir, de académicos), unos y otros sabrán en qué jardines pasean y con qué compañías.

2.2. El académico Javier Marías echa asimismo su cuarto a espadas en esta cuestión (El País Semanal, 30/01/2011, 06/02/2011, 06/03/2011). Una de las primeras cosas que nos dice en relación con la nueva Ortografía es que «algunas de sus decisiones me parecen discutibles o arbitrarias, o un retroceso respecto a la claridad de nuestra lengua». Como se apunta anteriormente, esta obra es excesivamente densa teniendo en cuenta el que se supone su destinatario. Aludiendo a la h de truhán, Marías le dice a la Academia que si le suprimen la tilde, deberían haberle quitado también la h, y se pregunta: «¿qué pinta ahí si, según ella, se dice truan y es un monosílabo?». En parecidos términos se refiere a la obligatoriedad de escribir guie, crie, guio, crio, riais, fiais, hui, sin tilde, en lugar de guié, crié, guió, crió, riáis, fiáis, huí (véase más adelante). El académico dedica también unas líneas a las palabras solo y este, ese, aquel, palabras que prefiere con tilde. Es lo cierto que, para ser académicos, las posturas de estos tres personajes son la mar de chocantes. Uno creería que, si no es posible presentar un frente común sin fisuras, al menos sí se guardarían las formas de cara al exterior. Pues ni eso. ¿Qué hemos de hacer los miembros de la tropa? Ante esta situación, el académico

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CORRECCIÓN Y REVISIÓN

Junio del 2011

Salvador Gutiérrez Ordóñez, coordinador de la obra, publicó (El País, 06/02/2011) un artículo para tratar de justificar los cambios introducidos y la interpretación que de ellos cabía hacer. Se supone que los destinatarios ya sabían qué opinaba el coordinador, pese a lo cual publicaron sus criterios. Muy probablemente se le ha hecho a la Academia (y a las academias, corresponsables con la Española de todo lo bueno y lo malo de esta obra) un flaco favor al poner de manifiesto, sin rubor, posturas personales poco meditadas. ¿En eso consiste la esencia del academicismo? ¿Para eso se nombra académico a una persona, la cual sin duda va a exprimir todas las posibilidades que el hecho ofrece? Se supone que, bien utilizada, «De la Real Academia Española» no es una frase huera.

3. La edición de la OLE10. Hay que apresurarse a poner de manifiesto que la Academia ha omitido algo a lo que el lector tiene perfecto derecho: el índice alfabético al final del libro. Ninguna obra que pretenda aplicar métodos científicos puede prescindir de un trabajo en el que se recojan todos los términos relativos a los conceptos y tecnicismos que se manejan en ella, con remisión a la página en que se tratan. Esta omisión, incomprensible hoy día, multiplica las dificultades para el aprovechamiento de los datos que la obra contiene, que son muchos (demasiados, me atrevería a decir). A su lado, una vez más, también ha omitido la Academia la nómina de los autores y obras que los académicos y redactores han tenido a la vista a la hora de componer la presente. Hace mucho que pasaron los tiempos en que la Academia presentaba sus textos como si los hubiera recibido directamente del cielo y los hubiera trascrito por inspiración divina. Hoy sabemos que la sabiduría es fruto del esfuerzo personal y que nada se nos da gratuitamente. Somos cada uno, autores personales o instituciones, quienes debemos responder de nuestro propio trabajo. Esto es aplicable a la obra que criticamos, porque ni la forma, ni la distribución del texto, ni el contenido pueden evitar que se adivinen al trasluz otras obras de autores no académicos. Estas dos omisiones son tanto más graves cuanto que la involucrada en ellas es la mismísima Real Academia Española.

3.1. En general, como era de esperar, la Academia ha aplicado correctamente la norma de que cuando se mencionan una palabra o frase de metalenguaje, estas se escriben con cursiva, pero no lo cumple siempre con acierto. En algunos casos no emplea la cursiva, sino que, impropiamente, deja el término en redondo; por ejemplo, en la página 5 escribe «[...] de ahí que este modelo primigenio suela recibir la denominación singular de alfabeto semítico», en lugar de «[...] de ahí que este modelo primigenio suela recibir la denominación singular de alfabeto semítico»; en la página 8: «—que vienen a coincidir con lo que llama-mos letras en el habla común—», en lugar de «—que vienen a coincidir con lo que llamamos letras en el habla común—»; en la misma página: «[...] denominación genérica de signos ortográficos», en lugar de «[...] denominación genérica de signos ortográficos»; y en la misma página: «[...] y los denominados signos auxiliares», en lugar de «[...] y los denominados signos auxiliares». En la página 60 escribe «Definición de grafema», en lugar de «Definición de grafema», tal como hace, acertadamente, en la página 61: «Grafema, sinónimo de letra». En la página 513 escribe «La llamada mayúscula diacrítica», en lugar de «La llamada mayúscula diacrítica». Podemos encontrar otros malos ejemplos a lo largo de la obra.

3.2. La Academia esquematiza bien el contenido de los capítulos, pero a veces tiene fallos. Por ejemplo, muestra las tres partes en que se divide el capítulo II (p. 189), cuando en realidad es un capítulo que solo tiene una parte, ya que la división en tres es impropia. El título de este capítulo es «La representación gráfica del acento: el uso de la tilde», y, según la Academia, se divide en estas partes:

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1 El acento prosódico y su representación gráfica. 2 El acento prosódico. 3 El acento gráfico o tilde.

Fácilmente se echa de ver que el apartado 1 comprende a los otros dos, de manera que la forma apropiada de dividir el contenido de ese capítulo debe ser:

1 El acento prosódico y su representación gráfica.   1.1 El acento prosódico. 1.2 El acento gráfico o tilde.

3.3. El sistema de remisiones internas de la obra es confuso e incómodo. Con frecuencia remite al capítulo y, dentro de él, a un apartado. En un caso como en otro, el lector se las ve y se las desea para acertar sin demasiada pérdida de tiempo, porque no es fácil saber en qué capítulo nos hallamos. Las líneas de folio (folio explicativo), donde debería estar el número del capítulo, no registran este dato. En la mayor parte de los casos, para hallar la información que nos permita ir al lugar remitido hay que acudir al índice general situado al principio del libro y, en un alarde de paciencia muy notable, buscar el apartado al que nos remiten desde las honduras del texto.

3.4. En las páginas 298, 368, 378 y 401 hay textos repetidos. Podría arreglarse median-te una remisión desde las páginas 298, 368 y 378 a la 401, puesto que en esta ofrece la Academia una forma elaborada del fenómeno al que se refiere en las otras tres páginas, relacionado con los signos de carácter tipográfico con que se pueden sustituir las letras o números por topos, bolos o boliches.

3.5. Como toda obra bibliológica y tipográfica que se precie, esta también contiene erratas y algún que otro error. Por ejemplo, en la página 214 asegura la Academia que la imprenta llega a España en el año 1475, cuando desde hace unos cincuenta años (trabajos de Romero de Lecea, 1965) se sabe que fue en 1472 con la publicación de la Sinodal de Aguilafuente, impresa en Segovia en dicho año.

Aunque me propongo no hacer constar las erratas concretas, sí quiero indicar que algunas no deberían haberse producido. Me refiero, por ejemplo, a la que aparece en la página 467, línea 11, donde se ve que la abreviatura D.ª no tendría que haber quedado a final de línea, sino al principio de la siguiente. Algo parecido sucede en la página 408, donde se deja a un lado (v. §, que debería haber pasado al comienzo de la línea siguiente.

3.6. La Academia ejemplifica suficientemente sus disquisiciones teóricas, pero a veces cae en una minuciosidad innecesaria. Es lo que le sucede en las páginas 296 y siguientes, donde ejemplifica aspectos que están al alcance intelectual de cualquier lector. Es de una ingenuidad conmovedora la ilustración que consiste en un dibujo en el que aparecen dos trompos (p. 297) y debajo dice: «Trompos». Le hubiera bastado a la Academia (y a cualquier autor) con decir que se omite el punto en los epígrafes de imágenes o ilustraciones, ocupen una línea o más de una. Por lo demás, los ejemplos extratextuales no se escriben con letra cursiva, como dice la Academia en la página 381 y practica en casi toda la obra, sino con

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redonda dos puntos menor que la letra del texto. Son asimismo chocantes (como mínimo) las ilustraciones de las páginas 438 y 439, la primera un panel indicador de la dirección que se debe seguir y la segunda una reproducción de un texto antiguo en el que aparece un signo de párrafo. Podríamos pedirle a la Academia, ya que tan exacta es, que reprodujera las señales de tráfico.

3.7. Algunos ejemplos son, a mi entender, incorrectos. Verbigracia, el que reproduce en la página 382, dedicado a los pensamientos de los personajes reproducidos de forma directa:

«“¡Oh, a él, a don Álvaro Mesía le pasaba aquello! ¿Y el ridículo? ¡Qué diría Visita, [...] qué diría el mundo entero!

”Dirían que un cura le había derrotado. ¡Aquello pedía sangre! Sí, pero esta era otra”. Si don Álvaro se figuraba al Magistral vestido de levita, acudiendo a un duelo a que él le retaba..., sentía escalofríos».

Si se observa bien, al comenzar el segundo párrafo deben colocarse también comillas latinas invertidas (llamadas comillas de seguir, aunque la Academia no lo diga), puesto que el texto reproducido comienza en el primer párrafo y al doblar lo hacen los dos, el principal (comillas latinas) y el secundario (comillas inglesas):

«“¡Oh, a él, a don Álvaro Mesía le pasaba aquello! ¿Y el ridículo? ¡Qué diría Visita, [...] qué diría el mundo entero! »“Dirían que un cura le había derrotado. ¡Aquello pedía sangre! Sí, pero esta era otra.” Si don Álvaro se figuraba al Magistral vestido de levita, acudiendo a un duelo a que él le retaba..., sentía escalofríos».

3.8. Es asimismo inaceptable el ejemplo que coloca en la página 400:

—¿Viste a ese Sr....?—Sí, el Sr. González estuvo aquí ayer.

El uso de las dos abreviaturas es incorrecto en nuestra lengua, especialmente el primero. Los textos normales no usan abreviaturas, sino texto corrido, y solamente entre paréntesis pueden aparecer en algún caso.

—¿Viste a ese señor...?—Sí, el señor González estuvo aquí ayer.

En este uso, solamente se tolera la aparición de la abreviatura etc. (etcétera), aunque actualmente, debido a los muchos problemas que presenta durante la composición y compaginación de los textos, se sustituye la abreviatura etc. por la palabra etcétera, sobre todo en los periódicos y revistas (pero también en los libros). La Academia admite y a veces recomienda el uso de la grafía etcétera, aunque siempre menciona la posibilidad de escribir la abreviatura etc., abreviatura que aquí rechazamos por las razones dichas.

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4. Casuística ortográfica4.1. Cuando, en la página 374, la Academia se refiere al uso de la raya en los incisos,

establece que «Tampoco debe suprimirse la raya de cierre cuando el inciso ocupa posición final del enunciado», y pone este ejemplo:

La editorial ha publicado este año varias obras del autor —todas ellas de su primera época—.

Esta segunda raya debe eliminarse no por razones ortográficas o gramaticales, sino por razones de estética del texto. Si el lector la observa, se dará cuenta de que esa segunda raya se halla en equilibrio inestable, como amenazando con venirse abajo de un momento a otro. Sin embargo, se contradice cuando en la página 375 de la obra asegura: «No se escribe raya de cierre si tras el comentario del narrador no sigue hablando inmediatamente el personaje», y pone este ejemplo:

—Espero que todo salga bien —dijo Azucena con gesto ilusionado. A la mañana siguiente, Azucena se levantó nerviosa.

Como se puede observar fácilmente, el texto que empieza en —dijo y termina en nerviosa es un inciso tan notorio como el constituido por el ejemplo anterior, que empieza en —todas y terminada en época—. Por consiguiente, es correcto eliminar la segunda raya en ambos ejemplos por las mismas razones. Cuestión distinta es la planteada por el punto y seguido detrás de ilusionado. El texto que sigue debería formar párrafo independiente, puesto que es parte del discurso general y no del diálogo concreto:

—Espero que todo salga bien —dijo Azucena con gesto ilusionado.A la mañana siguiente, Azucena se levantó nerviosa.

4.2. El alfabeto español consta de 27 letras, a diferencia de las 29 de la edición anterior (porque la Academia, contra viento y marea, consideraba como tales la ch y la ll, que eran dígrafos). Aclarado esto, los problemas que presenta el alfabeto actual se refieren al nombre de cada uno de sus componentes. La mayor parte de ellos no plantea especiales dificultades, pero algunos se encallan en su nombre, ya que al respecto no hay justa correspondencia en-tre España y Latinoamérica. Esta circunstancia dio lugar a más de un desencuentro entre los miembros de las academias latinoamericanas que intervinieron en los trabajos relacionados con esta cuestión. Al final, las discusiones se reflejaron en la presentación final de la Ortografía, en diciembre del 2010. En algunos casos se llegó a pedir que la cuestión se dejase como estaba, de tal manera que en algunos países de Latinoamérica se coincidiese con la denominación española y en otros casos se respetase la tradición o el uso local.

Según como se mire, el problema puede llegar a ser peliagudo, por cuanto en Latinoamérica algunas letras se designan con una terminología muy variada. Por ejemplo, tal como explica la Ortografía, la b recibe los nombres de be (España) y be larga, be grande y be alta (Latinoamérica); la v se denomina uve (España) y ve, ve corta, ve chica o chiquita, ve pequeña y ve baja (Latinoamérica); la w se llama uve doble (España) y ve doble, doble ve, doble u y doble uve (Latinoamérica); la y se conoce como i griega (España) y ye (en partes de Hispanoamérica) (la i recibe, para distinguirla de la y cuando sea necesario, el nombre

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de i latina), y la z, que se ha llamado ceta, ceda, zeda, tiene ahora el nombre de zeta. Por lo que respecta a la r, llamada ere cuando se aplicaba a la vibración simple y erre cuando se aplicaba a la vibración múltiple, actualmente, por decisión académica en esta obra, recibirá siempre la denominación de erre para la forma sencilla (r) y erre doble para la rr. Desaparece, pues, la forma ere. Este cambio, sin duda, resultará chocante y probablemente su implantación presentará dificultades. Aunque al parecer la Academia pretendía imponer la unidad de designación para cada letra, de forma que los latinoamericanos debían utilizar la palabra uve para designar la letra v en vez de ve, en España se impondría la letra ye en lugar de i griega. Finalmente parece haberse impuesto el sentido común: cada cual que dé a las letras del alfabeto español el nombre que acostumbre, por cuanto en este tipo de problemas el usuario es el rey; pero sería bueno que la Academia extrajese la consecuencia de que en aquello que el uso consagra no es aconsejable introducir novedad no justificada.

4.3. En la edición de la Ortografía de 1999 se declaró que los bisílabos con hiato (del tipo de huí, lié, guión, Sión, truhán, etcétera) eran diptongos a efectos ortográficos, si bien se permitiría la consideración como hiatos si los escribientes así los percibían. Decisión tan discutible ha sido superada por la presente Ortografía, la cual, sin paliativos de ningún tipo, establece la consideración de diptongos de estas palabras y en consecuencia su escritura sin tilde.

4.4. La Academia reconoce que en confié hay hiato (frente al diptongo de limpié) (p. 198), pero se apresura a decir que en México, Centroamérica y partes de las áreas caribeña y andina se pronuncian con diptongo. Nos hallamos, pues, ante un fenómeno según el cual algunos latinoamericanos (México, Centroamérica y partes de las áreas caribeña y andina) tienden a pronunciar como diptongos lo que otros pronuncian como hiatos. Según la Academia, son monosilábicos, entre otros, los siguientes tiempos verbales: cié (de ciar), ció (de ciar), criáis (de criar), crié (de criar), criéis (de criar), crió (de criar), fiáis (de fiar), fié (de fiar), fiéis (de fiar), fió (de fiar), fluí (de fluir), fluís (de fluir), frió (de freír), fruí (de fruir), fruís (de fruir), guiáis (de guiar), guié (de guiar), guiéis (de guiar), guió (de guiar), huí (de huir), huís (de huir), liáis (de liar), lié (de liar), liéis (de liar), lió (de liar), pié (de piar), piáis (de piar), piéis (de piar), pió (de piar), pué (de puar), rió (de reír), rué (de ruar), ruó (de ruar), trié (de triar), trió (de triar), y los siguientes sustantivos: guión, ión, muón, pión, prión, ruán, truhán, Ruán, Sión. En consecuencia, si realmente fueran monosilábicos, ninguno de los términos debería llevar tilde, pese a que deben leerse como agudos: lie [lié], hui [uí]. ¿Pero son realmente monosilábicos? Reconoce el académico Salvador Gutiérrez Ordóñez, coordinador de esta ortografía (El País, 06/02/11), que «Lo normal en la dicción pausada de gran parte de los países hispánicos es que muchas de estas palabras se articulen como hiatos. Sin embargo, en México y en una gran zona de América Central predomina su articulación como diptongo». Pese a este reconocimiento, decreta la Academia (ya no recomienda, aconseja ni permite, sino que decreta) la acentuación de estas palabras como diptongos y no como hiatos, siendo así que en la mayor parte de Hispanoamérica y España, como queda dicho, se pronuncian como hiatos. Dice la Academia (p. 236): «[...] se escribirán obligatoriamente [cursiva mía] sin tilde, sin que resulten admisibles, como establecía la Ortografía de 1999, las grafías con tilde». Es decir, que lo lógico y coherente es que todas esas palabras se escriban con tilde, pero la Academia decide lo contrario. Añade Gutiérrez Ordóñez: «Se oyen voces de que, con esta norma, la RAE está proponiendo que tales palabras se pronuncien como diptongos y no como hiatos. Tampoco es cierto: al igual que la escritura sin tilde de superfluo no nos impide

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articularla como esdrújula [?] (su.per.flu.o) o como llana (su.per.fluo), las representaciones gráficas guion, Sion, truhan, lie, fie, liais, fiais, lieis, fieis... (no marcadas por la tilde) pueden representar tanto la pronunciación monosilábica como la bisilábica. [¿Realmente esto es así? ¿Donde se escribe lie, truhan o hui se puede leer lié, truhán o huí?] Por el contrario, la escritura con tilde de guión, Sión, truhán, lié, fié, liáis, fiáis, liéis, fiéis... sí es excluyente: nos está diciendo que son palabras bisílabas. ¿Cómo aceptarían esta escritura en México y Centroamérica?». La respuesta es fácil: de la misma manera que cuando nosotros nos vemos obligados a aceptar lo contrario. Y dado que se trata de palabras bisílabas en la mayor parte del mundo hispanohablante, creo que con mayor razón, pues lo contrario presupone convertir palabras bisílabas en monosílabas (milagro que solo es posible si se declara que ciertas palabras son diptongos aunque previamente se reconozcan como hiatos).

Se añade, además, el problema representado por la lectura de estas voces. Por ejemplo, las que terminan en ui se pronuncian agudas: hui [uí], mientras que si terminan en uy se pronuncian llanas: huy [úi]. Esta cuestión es una de las más difíciles de aceptar por lo que respecta a esta obra. Uno siente un retorcimiento de tripas cada vez que, para cumplir con lo legislado, tiene que aceptar que donde se escribe hui [úi] debe leerse huí [uí]. Y así en los demás casos. Generalmente se reconoce que todas estas palabras son bisílabas y lo lógico es que, en ese caso, se escriban con tilde. Traigo a colación el criterio de Navarro Tomás (Manual de pronunciación española, 1980: 158-159): «La analogía favorece el hiato, especialmente en las formas verbales, cuando dentro del mismo verbo de que se trata hay casos en que las vocales i, u, llevan acento fuerte: fiar, fianza (fían); guiaba (guía); liamos (lías); piando (pían); criado, crianza (crían); acentuar (acentúo); actuamos (actúan), etc. Ocurre también entre los nombres: diario, diana, diurno, dieta (día); brioso (brío); riada (río); viaje (vía)». De aquí guión, huí, rió, truhán, crié, fié, fiáis, liéis, etcétera.

Al respecto, decía Lázaro Carreter en El País (07/05/1999: 40), refiriéndose al mismo tema recogido en la edición anterior de la Ortografía académica: «Queríamos que América reconociera esta Ortografía como propia, y no podíamos obligarles a poner esos acentos». Sorprendente, cuando menos. Pero la prohibición de acentuar esas palabras, pese a reconocer su hiato, está en las páginas de la Ortografía del 2010. Por lo que yo sé, la Academia nunca se había mostrado tan taxativa y autoritaria como en este caso, cuando es tan flexible y permisi-va en tantos otros, más discutibles. Ni que le fuera en ello la existencia... Este empecinamiento me recuerda el de Julio Casares en los años cincuenta del siglo pasado, cuando se empeñó en escribir sin tilde los hiatos de palabras como reír, sonreír, embaír, oír, etcétera, con la excusa de que tales palabras no podían leerse de otra manera que no fuera con hiato. A causa de ello, la edición del diccionario académico de 1956 registra, excepcionalmente, todas esas palabras sin tilde.

4.5. Sigue la Academia registrando infinidad de palabras de doble y hasta triple acentuación (es decir, palabras con alternancias acentuales), aunque opine que «es un fenómeno de carácter excepcional» (p. 208). En realidad, el hecho de que sigan apareciendo nuevas voces con dos y tres acentos, aunque de vez en cuando se suprima alguna, es suficiente para desanimar a los profesionales de la escritura, que lo que buscan es simplificar y no complicar. En la última edición del DRAE (2001) se cuentan 246 voces que admiten diversas acentuaciones (salvo error u omisión), y la tendencia es seguir aumentando ese número. Las que admiten tres formas de acentuación son solamente dos: bue, bué o búe (voz desusada

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en las tres formas, salvo en Salamanca, donde se emplea en las dos primeras) y bustrófedon, bustrofedon o bustrofedón (voz que se encuentra incómoda en este grupo, por cuanto, siendo, como es, palabra casi desusada salvo en la primera forma, las otras dos deberían desecharse por tratarse de tecnicismos desconocidos del gran público; no es probable que una persona no especializada pierda el oremus buscándola en un texto ordinario; la Academia justifica la admisión de bustrofedon y bustrofedón en el hecho de que son formas etimológicas [p. 208], pero, como se sabe, esta no es razón para admitir una palabra si no tiene uso). En la Ortografía del 2010 la Academia se dedica a analizar el origen de tales palabras, pero eso carece de interés para los escribientes.

El gran trabajo, eliminar las no justificadas, está aún por hacer. Por lo demás, es necesario tener clara la idea de que muchas de estas palabras no son biacentuales o alternancias; es decir, que no en todos los casos son sustituibles unas por otras. Por ejemplo, la palabra futbol no se puede intercambiar con fútbol en cualquier contexto, ya que la primera se usa solo en México y el área centroamericana y la segunda solo en España y los restantes países de Latinoamérica. Por consiguiente, ambas voces (como tantas otras en el mismo caso) deben entrar en los diccionarios de forma separada y marcada con la abreviatura correspondiente. Por ejemplo:

futbol Am. Cen., Méx. [Sigue la definición.]fútbol Am., Esp. FUTBOL.

Esta peculiaridad se da también entre los topónimos, algunos de los cuales admiten la doble grafía en función del acento. Por ejemplo, esto sucede en topónimos como Mali/Malí, Kósovo/Kosovo, Amazonía/Amazonia, Araucanía/Araucania. También ocurre en antropónimos, como Óscar (España)/Oscar (Hispanoamérica), Ciríaco/Ciriaco, Eliseo/Elíseo, Epifanía/Epifania, Lucio/Lucío, etcétera. La tendencia general en estos casos, por parte de la Academia, debe ser la simplificación del microsistema, eliminando de los diccionarios todas las palabras bi- o triacentuales de las que sea aconsejable prescindir. Por ejemplo, como hemos dicho, nada justifica que la palabra bustrófedon figure también en los textos académicos con las formas bustrofedon y bustrofedón. De esta manera acabaríamos de marear la perdiz...

4.6. En el uso de las comillas, la Academia mantiene (desde 1999) la norma de que cuando el texto encerrado entre comillas es independiente, el punto va fuera de las comillas de cierre:

«¿Dónde te crees que vas?». Esa pregunta lo paró en seco.

Obsérvese que la aplicación de la norma (p. 386) da lugar a que el punto de cierre concuerde con el del final de la oración, que en este caso corresponde a la interrogación de cierre, dando lugar así a la aparición de dos puntos con la misma función (sobrepuntuación). Aunque la Academia se niegue rotundamente a resolver este problema (ella sabrá por qué lo hace), esa grafía es absolutamente inaceptable en español, como sería inaceptable colocar el punto detrás del paréntesis en el mismo caso, es decir, cuando encierra oraciones cabales (p. 451, primer párrafo). Más bien nos parece que la Academia debería reconocer y recomendar la norma creada y aplicada en la tipografía española desde hace muchos años, es decir, que cuando la oración que aparece entre comillas, paréntesis, etcétera, sea dependiente

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(comience en ausencia de punto o signo que haga sus veces), el punto que ese texto necesita debe ir fuera de tales signos, mientras que si se trata de un texto independiente (comienza después de punto o signo que haga sus veces), el punto va dentro de los signos de cierre.

4.7. Durante mucho tiempo, la Academia ha tratado de que escribiéramos la partícula ex separada de la palabra subsiguiente o, cuando más, unida a ella con un guión. En esta Ortografía, admite por primera vez la escritura de la partícula junto con la palabra siguiente: exministro, exprovincial, exdiputada, exmarido, exesposa, excapitán, grafía por la que hemos roto lanzas con mucha frecuencia a lo largo de los años. La Academia dice ahora que la partícula ex, como las demás partículas, se escribe unida a la base cuando esta esté constituida por una sola palabra, como hemos visto en los ejemplos anteriores. Sin embargo, como la felicidad nunca es completa, la Academia se ha encargado también de establecer una excepción que, cuando menos, crea una situación de marasmo que no va a ser entendida por todos. Esta excepción se refiere a la grafía de la partícula separada de la palabra subsiguiente cuando va seguida de una base pluriverbal: ex alto cargo, ex capitán general, ex primer ministro, ex guardia civil. A mí no me parece suficientemente justificada esta excepción. No creo que se presente problema de ningún tipo al leer frases como alto cargo, capitán general, primer ministro, guardia civil. Entonces, ¿en qué se basa la prohibición de escribir exalto cargo, excapitán general, exprimer ministro, exguardia civil? Sabido es que los lectores leemos una palabra o frase detrás de otra, y que, por ello, detrás de exalto leemos cargo; detrás de excapitán leemos general; después de exprimer leemos ministro; después de exguardia leemos civil, todo ello con la mayor naturalidad, sin que se nos plantee ningún problema. ¿Qué se opone a que esto sea así? Y si no ofrece ninguna dificultad de lectura y entendimiento, ¿por qué crear esa excepción que solo sirve para perturbar? ¿Acaso piensa la Academia que el escribiente o escritor se va a parar y se va a plantear si su decisión de escribirlo junto o separado en esos casos es correcta? Se presentarán incluso, para quienes pretendan seguir los dictámenes de la Academia, otros problemas que no son de resolución fácil. Podría aducirse que en Google aparecen en torno a millón y medio de casos de ex primer ministro y solo unos cuarenta mil de exprimer ministro, pero todos sabemos que esas cifras no son válidas, no solo por la prudencia con que han de acogerse los resultados de estas consultas, sino porque en el más abultado ejerce su influencia el anterior mandato académico de usar la partícula ex separada de su base.

Por mi parte, seguiré escribiendo la partícula ex unida a su base, sea esta simple o compuesta. Y no me arredraré ante ejemplos como anti pena de muerte, pre Segunda Guerra Mundial, super en forma (todos académicos, en su página 536), puesto que se trata de ejemplos informales. En el caso de pre Segunda Guerra Mundial (en la grafía académica), lo más adecuado sería pre-Segunda Guerra Mundial, de acuerdo con la grafía utilizada por la Academia en otros casos semejantes, aunque también sería admisible presegunda guerra mundial.

4.8. Confunde la Academia la terminología aplicable a los nombres de personas. En la página 412 dice que los nombres compuestos se escriben sin guión, y lo ejemplifica con Juan Luis y Ana Belén, que no son nombres compuestos, sino dobles (formados por dos simples). En España al menos, dice el real decreto 193/2000, del 11 de febrero (BOE): «No se podrán imponer más de dos nombres simples o de uno compuesto. Cuando se impongan dos nombres simples, estos se unirán por un guión y ambos se escribirán con mayúscula

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inicial». Son los nombres compuestos, como José de Calasanz, Francisco de Asís, José Oriol, los que se escriben sin guión. La Academia, pues, circula en dirección contraria. De hecho, la ley no se cumple ordinariamente, pero en un texto de procedencia académica no se debe recomendar lo contrario de lo que aquella dice.

4.9. Para hablar del empleo de las mayúsculas y las minúsculas, la Academia necesita nada menos que 75 páginas de las 800 de que consta la obra. La Academia se remonta al origen de la distinción entre mayúsculas y minúsculas (p. 442), con ejemplos gráficos de letra elegante o cuadrada, clásica o rústica, mayúscula y minúscula cursiva, uncial, semiuncial y carolingia. En una obra de este tipo nada que se refiera a la escritura, a la letra e incluso a los soportes de escritura está de más. Sin embargo, este comienzo no nos sirve para distinguir en qué casos se usa con acierto la mayúscula y en cuáles la minúscula, que es lo que interesa al lector. ¿Qué utilidad puede tener para el lector saber qué figura adoptaba antes o después de los romanos determinado tipo de letra?

A lo largo de esas 75 páginas que la Academia dedica al estudio de las mayúsculas y minúsculas se sacan a colación infinidad de ejemplos debidamente explicados. Pero si se pasa una mirada por la piel de las páginas, se descubren aquí y allá grafías con las que no se está de acuerdo. Por ejemplo, en Polo Norte y Polo Sur, así escritas en la obra a que nos referimos, no vemos la justificación de la mayúscula inicial en polo, no usada nunca en lo que alcanza mi memoria, ni siquiera cuando equivalgan, respectivamente, al Ártico y a la Antártida. En otros casos obvia la dificultad y no la menciona entre las 800 páginas, como golfo Pérsico, que sin duda presenta problemas de grafía.

La Academia permite la escritura de las denominaciones de establecimientos comerciales o de espacios culturales o recreativos (p. 461) con mayúscula o con minúscula (según el ánimo del escribiente, por lo que se ve). Así, podrá escribir hotel Ritz, café Gijón, teatro Monumental, museo del Prado o parque del Retiro, o bien Hotel Ritz, Café Gijón, Teatro Monumental o Museo del Prado (no incluyo parque del Retiro porque creo que no entra en este cesto). Por el mismo procedimiento podríamos escribir, o así parece, escuela Naval, instituto Menéndez Pidal, hospital Central, academia Española, etcétera. Refiriéndose a esto, dice la Academia: «En general, aunque ambas opciones son válidas, se recomienda emplear con preferencia la minúscula». Pero a continuación, en un verdadero alarde de confusión, añade que «en el caso de los teatros o museos, cuando se hace referencia a la institución cultural que representan, y no al mero edificio donde se ubican, está plenamente justificado el uso de la mayúscula también en el sustantivo genérico». Creo que la Academia no tiene demasiado claras las ideas al respecto. En primer lugar, hay que hilar muy fino para separar una acepción de otra; en segundo lugar, ¿por qué no entran en el mismo saco, en esta ocasión (sí anteriormente), los hoteles y cafés? ¿Y qué pasa con las denominaciones de cines, cafeterías, bares, editoriales, imprentas, peluquerías, etcétera, también entidades co-merciales, muy probablemente registradas con todos sus elementos en el organismo oficial correspondiente?

En mi opinión, menos en el caso de parque, las demás denominaciones deben comenzar con mayúscula inicial, se trate de instituciones o de entidades comerciales. Y si en algún caso nos referimos concreta y claramente al edificio, se podrá utilizar la minúscula.

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4.10. En las páginas XX, XXXVIII y XXXIX, la Academia escribe Departamento de «Español al día», con comillas en Español al día. No parece una grafía correcta, sobre todo si tenemos en cuenta que en la página 483 escribe, como ejemplo, Departamento de Recursos Humanos, y, en la 484, Departamento de Lingüística Computacional, sin comillas. ¿Por qué no, entonces, Departamento de Español al Día, sin comillas y con inicial mayúscula en sustantivos y adjetivos, que es la grafía que le corresponde? Precisamente en la página XX, mencionada, escribe Departamento de Tecnología de la Real Academia Española. Esta es la grafía adecuada para las denominaciones de departamentos o divisiones administrativas, como las que ofrece la misma Academia en las páginas 461 y 483: Departamento de Recursos Humanos, y en la 481: Departamento de Facturación del Aeropuerto de Barajas.

5. Cuestiones de ortotipografía5.1. En la información adicional de la página 294 se asegura que en la tradición

tipográfica española la sangría es un blanco variable que se deja al comienzo de la primera línea del párrafo. Se olvidó la Academia de decir que el párrafo al que se refiere es el ordinario, porque los demás no llevan sangría en la primera línea. Dice el texto académico a continuación: «Resulta redundante y, por tanto, desaconsejable el uso simultáneo de sangrías y líneas en blanco para delimitar los párrafos». No se sabe de dónde ha sacado la Academia esa norma, ya que es totalmente correcto sangrar los párrafos (es decir, elegir el párrafo ordinario para la composición de un texto) y además colocar una línea de blanco entre párrafos (por ejemplo, en un prólogo, para distinguirlo de los párrafos del cuerpo del libro).

5.2. La Academia establece que si en un texto se introduce un título de obra independiente, este título se escribe con cursiva o entre comillas cuando aparece citado de forma aislada, y pone este ejemplo:

Volvió a recitar la Oda al rey de Harlem.Volvió a recitar la «Oda al rey de Harlem».

La grafía no es indiferente. Si, como dice la Academia, se trata de un texto aislado, se usa la alternancia cursiva/redonda y viceversa, como es costumbre y lógico, pero no se emplean en este caso las comillas. Así, si el texto base va en cursiva, el título citado va en redondo, y, al revés, si el texto base va en redondo, el título citado va en cursiva:

Volvió a recitar la Oda al rey de Harlem.Volvió a recitar la Oda al rey de Harlem.

Ahora bien: si el título citado pertenece a un texto que forma parte de un libro o publicación periódica, la grafía es entre comillas:

Volvió a recitar la «Oda al rey de Harlem».

A esta permuta de las comillas por el tipo de texto que corresponda es muy inclinada la Academia. Puede verse en la página 383, cuando establece que en los usos metalingüísticos se pueden emplear indistintamente las comillas o la cursiva:

En la oración «Me gusta tu casa» el sujeto es «tu casa».

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En este caso, como en otros similares, la grafía correcta es el intercambio de la cursiva con la redonda, de manera que cuando el texto base está en redonda, los términos metalingüísticos van en cursiva, y cuando el texto base está en cursiva, los términos metalingüísticos van en redonda. No hay, pues, ninguna necesidad de mezclar los tipos de letra con las comillas ni estas con aquellos, como hace la Academia en la página 385 al establecer que se pueden escribir con comillas o cursiva los títulos de leyes, títulos que nunca han necesitado de unas ni de otras, sean largos o cortos, porque el contexto está para algo. También recomienda la Academia que los apodos o alias se escriban entre comillas cuando se intercalan entre el nombre de pila y el apellido, aunque a continuación reconoce que pueden escribirse también con cursiva en ese caso (v. p. 469). Esta es la única grafía aplicable a los apodos o alias que se colocan a continuación del nombre o apellido, la cursiva, mientras que en los demás casos se escriben de redondo. Por lo demás, nunca insistiremos bastante en el hecho de que en la tradición tipográfica española los usos de las comillas y la cursiva se han distinguido netamente y no son indiferentes, pese a que a la Academia se lo parezca.

5.3. La Academia permite (p. 404) la división a final de línea de palabras como sub- / rayar, sub- / lunar, pos(t)- / romántico, ciudad- / realeño. Admite asimismo ab- / rogar y ad- / renal, pero estas son muy dudosas. En efecto, si se admite ad- / renal, sin duda habrá que admitir ad- / renalina, ya totalmente lexicalizada y solo divisible por adre- / nalina. Caso distinto es el de la división de palabras en las que entra el grupo consonántico -tl-. Como se sabe, en casi toda España y algunos países americanos el grupo se mantiene en sílabas distintas: at- / leta, at- / lántico, pero en México, zonas de influencia náhuatl, gran parte de América, las Canarias y otras zonas de la España peninsular, el grupo es inseparable. La Academia dice que la división de estas palabras se puede hacer de dos formas, según las zonas: atle- / ta o at- / leta, y añade: «Consecuentemente, el guión de final de línea podrá separar o no estas consonantes según se pronuncien en sílabas distintas o dentro de la misma sílaba». Lo que no dice la Academia es cómo he de apañármelas para saber exactamente de dónde es quien vaya a leer mi escrito y, así, separar las sílabas según se haga en su zona. Piénsese, por ejemplo, en un autor que tiene que escribir un artículo para una enciclopedia que se publicará en todo el ámbito hispanohablante. ¿Cómo dividirá ese tipo de palabras? Por otro lado, ¿cómo las dividirá un programa de tratamiento de textos? Creo que es mucho más sencillo escribir siempre juntas estas dos letras, -tl-, y dejar que sea el lector quien lo lea de una manera o de otra, según la zona donde resida y la forma que tenga de pronunciarlas.

5.4. La Academia permite dividir los compuestos por sus elementos compositivos (v. pp. 406, 407), como vice- / rrector, contra- / rrevolución, excepto los que comienzan con precomponentes como ciber-, hiper-, inter- y super-, terminados en r, cuando están unidos a una palabra que empieza por la misma letra: ciber- / romance, hiper- / resistencia, inter- / relación, super- / realismo. Dice la Academia que se hace de este modo «para facilitar la identificación del término y su lectura». Si eso fuera así, habría que dividir contra- / revolución, puesto que contra- / rrevolución no es identificable (la forma simple rrevolución no existe en español). En mi opinión, las formas con ciber-, hiper-, inter- y super- deben dividirse como las anteriores: cibe- / rromance, hipe- / rresistencia, inte- / rrelación, supe- / rrealismo. No se ve por qué formas como hipe- / rresistencia, inte- / rrelación son menos legibles y comprensibles que hiper- / resistencia, inter- / relación. Ya es la ortografía suficientemente compleja como para que nos permitamos el lujo de colocar palos en sus ruedas. ¿Quién se plantea, de verdad, semejantes cuestiones de gabinete a la hora de dividir esas palabras?

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CORRECCIÓN Y REVISIÓN

5.5. Dice la Academia (p. 409): «Cuando al dividir un compuesto o cualquier otra expresión formada por varias palabras unidas con guión [...] este signo coincida con el final de la línea, deberá escribirse otro guión al comienzo del renglón siguiente: léxico- / -semántico, crédito- / -vivienda, calidad- / -precio». Y añade: «Con ello se evita que quien lee pue-da considerar que la palabra o expresión dividida se escribe sin guión». Como se ve, se con-sidera al escribiente como un perfecto ignorante, puesto que tal confusión solo puede darse en contados casos, para los cuales, efectivamente, se ha creado la norma. Si el lector se para a pensar, es imposible que se produzcan confusiones en ejemplos como léxico-semántico, puesto que si los dos términos debieran escribirse en uno solo, la grafía sería lexicosemán-tico, no léxicosemántico. Esto quiere decir que con la grafía léxico-semántico la única forma posible al dividirla por el guión es léxico- / semántico, por lo que no necesita la duplicación del guión. Tampoco crédito-vivienda ofrece ningún problema de interpretación, puesto que, si el guión coincidiera con el fin de la línea, la única forma posible sería crédito- / vivienda, nunca creditovivienda ni créditovivienda. El tercer ejemplo tampoco ofrece problema alguno, puesto que, si el guión coincidiera con el fin de la línea, la única forma de división posible sería calidad-precio, nunca calidadprecio.

Hay, sin embargo, casos verdaderamente dudosos, que deben tenerse en cuenta. Por ejemplo, si escribimos franco-alemán, con guión intermedio, es menester repetirlo al comienzo de la línea siguiente, franco- / -alemán, ya que, de lo contrario, en los textos compuestos tipográficamente, al rehacer la línea con otra justificación, la grafía francoalemán es posible (recuérdese que la forma francoalemán, sin guión, también existe).

Finalmente, quedan otros casos de guión geminado o diacrítico, utilizable cuando se quiere resaltar una interpretación determinada de una palabra que puede leerse de dos maneras. Por ejemplo, re-publicano (con sorna, el que publica dos o más veces el mismo texto), re-vista (segunda vista), re-crear (crear de nuevo), re-formar (formar otra vez). En estos casos, si el guión coincide con la división del término, tal guión debe repetirse al comienzo de la línea siguiente: re- / -publicano, re- / -vista, re- / -crear, re- / -formar. Recuérdese, de todas maneras, que siempre será posible pasar una sílaba a la línea siguiente o a la anterior para justificar el texto de otra forma y deshacer, así, la duplicidad de guiones.

5.6. La Academia se ha llenado de valor y ha decidido decir a los lectores de la obra cómo deben partir o dividir palabras desde un punto de vista tipográfico. No lo necesitan, puesto que los destinatarios de esta obra no son necesariamente tipógrafos y raramente se van a encontrar en la circunstancia de dividir ortotipográficamente una palabra, pero se agradece la intención. Lo primero que se les ocurre es recomendar que no se dividan palabras si como resultado de esta división queda, a un lado u otro de la línea, una palabra malsonante. Por ejemplo, dis- / puta, puta- / tivo, sa- / cerdote, Chi- / cago, caga- / rruta. En los demás casos, la Academia recomienda evitar que queden a principio o final de línea dos sílabas iguales seguidas, del tipo de con con- / ciencia. Indica a continuación que después de punto y seguido se procurará no dejar a final de línea una sílaba de tres letras o menos. Hay que decir que quien ha trasladado la norma desde los tiempos de la composición manual hasta la actualidad se ha olvidado de que las sílabas de dos y tres letras son muy útiles para justificar las líneas de texto, cuestión a veces peliaguda, sobre todo si se trabaja con líneas cortas y cuerpos grandes.

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La Academia mantiene, asimismo, que la última línea de un párrafo no debe tener menos de cinco letras, sin contar el signo de puntuación de cierre que corresponda. Nuevamente se advierte aquí la flojedad en el conocimiento ortotipográfico de quien ha redactado este texto, por cuanto el número de letras, cinco, está también en función de la medida de la línea y del tamaño del cuerpo de composición (incluso del tamaño de la sangría de la primera línea del párrafo), de forma que muchas veces lo correcto será, en casos apurados, dos o tres letras como mínimo.

Finalmente, dice la Academia que debe evitarse que terminen con guión más de tres líneas consecutivas. Esta norma debe tenerse en cuenta de forma relativa, porque si la medida de composición es corta y la letra grande, puede ser necesario flexibilizarla. En toda esta normativa debe tenerse en cuenta también un elemento siempre presente: el espaciado de los elementos del texto. Con frecuencia este influye en las decisiones que se han de tomar para resolver los numerosos problemas que suelen presentarse en la composición textual, ya que en muchas ocasiones deberá prestarse atención también a la legibilidad y otros aspectos derivados de la composición y la compaginación.

5.7. Los nombres propios aplicados a un animal o planta deben escribirse de cursiva, pese a que la Academia (p. 473) diga que no se escriben de cursiva ni entre comillas. Aunque en algún caso se pueden encontrar opiniones divergentes, en la tradición española los nombres aplicados a los animales y plantas se han escrito siempre con cursiva, y no se ve razón para cambiar ahora de criterio (salvo en los casos de nombres literarios, históricos o de protagonistas de relatos radiofónicos, televisivos o fílmicos, en que se mantiene la escritura con letra redonda). Por ejemplo, Pinta es una becerrilla, Penélope es una loba y lo Parot es un olivo. También les niega la Academia la cursiva (y las comillas) a los nombres de objetos singularizados, y menciona la bomba Little Boy, el Big Ben, la espada Tizona, la nave espacial Soyuz, el satélite Sputnik, el superordenador Finis Terrae, el Titanic. En ambos casos mantiene la Academia que «no hay por qué escribirlos en cursiva o entre comillas». ¿Entonces debe escribirse el barco Ciudad de Valencia, el tren Virgen del Pilar, el cañón Ordóñez, la campana Montserrat, por poner unos ejemplos, sin resalte tipográfico? Por supuesto, como anteriormente, en las designaciones de elementos clásicos, como las espadas (la Colada, la Durindaina, la Joyeuse, la Excalibur), no se emplea la cursiva. En los demás casos, sí.

6. Adaptación de extranjerismos y latinismos6.1. La palabra whisky, veterana de los libros de ortografía, lenguaje y léxico, vuelve a

aparecer aquí, como no podía ser de otra manera, para dar testimonio de su existencia (aunque en realidad, como sucede en otros casos a lo largo y lo ancho de la obra, no se trata de un problema de ortografía, sino de léxico). Aunque a regañadientes, la Academia acepta que la grafía güisqui, que le encanta, no tiene aceptación por parte de los hispanohablantes, razón por la cual propone escribir wiski (p. 86), en la que se mantienen dos letras características (w y k) del original inglés, whisky. No sé por qué, tengo la sensación de que los hispanohablantes que lo piden no van a escribir wiski. Sin embargo, la idea no debe de ser tan descabellada cuando aparece en Google 392 000 veces, aunque es cierto también que la forma whisky aparece 5,5 millones de veces.

6.2. Algo parecido podría decirse de la voz quorum, la cual, una vez castellanizada en la forma cuórum, deja abierto el flanco derecho, pues, pese a que la Academia diga que esa

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CORRECCIÓN Y REVISIÓN

es la grafía plenamente adaptada (p. 610), la verdad es que esta debería ser cuorun, como de summum se obtiene sumun y no súmum A mayor abundamiento, sabido es que en español la m no es coda silábica final de palabra, y las pocas que registra el Diccionario son casi todas de origen latino y sustituibles por formas españolas.

6.3. La Academia ha dotado de forma española a una serie de anglicismos de uso creciente, tendencia que ya había apuntado en el Diccionario panhispánico de dudas. En general tiende a eliminar la g final en las palabras que terminan en -ing: esmoquin, mitin, pudin o pudín, campin, castin, cáterin, márquetin (para este prefiere mercadotecnia, pero no pasa de ser un deseo: quienes usan la palabra siguen escribiendo márquetin [o márketin o marketing, que a muchos les sigue costando apearse del inglés]), pirsin. Algunos presentarán problemas de adaptación, pero probablemente dentro de un tiempo la mayoría podrán ser admitidos por el uso. Aquí la Academia suele ir por delante de los escribientes, aunque solo sea porque tiene el poder, que les falta a los demás, para rechazar o aceptar. No obstante, la última palabra suele corresponder a los usuarios.

7. Epílogo, o algo que se le parece. Llegados a este punto, he decidido pararme aquí. Tal vez algún lector podría suponer que si la crítica no sigue es porque se está de acuerdo con el resto del contenido de la Ortografía. No hay tal. Lo que sucede es que, tomando de nuevo el hilo conductor que me ha guiado a lo largo de estas disquisiciones, sin duda antes o después me vería obligado a detener la exposición, salvo que me expusiera a no acabar nunca. Digamos una vez más que quienes conocen la obra de la Academia saben bien que para juzgarla debidamente, para bien y para mal, haría falta escribir otra de dimensiones parecidas. Hay que aceptar, sin embargo, que el trabajo de la Academia (o de las academias) merece reconocimiento, de la misma manera que reclamamos el reconocimiento por parte de la Academia de los trabajos que la han precedido y la han inspirado, aunque no lo diga nunca, como si no admitirlo fuera un timbre de honor.

El lector sin duda conoce las intervenciones antiacadémicas de los miembros de la Academia citados al principio de este trabajo. La Academia calla, pero ese «levantamiento» contra su autoridad parece preocupante a quienes, de grado o por fuerza, seguimos sus dictámenes, aunque a veces, como en esta ocasión, sea necesario declararse en rebeldía por lo que respecta a varias de las decisiones plasmadas en la Ortografía, decisiones con las que no se está de acuerdo.

Barcelona, abril del 2011

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INTERPRETACIÓN

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Las diferencias entre un traductor y un in-térprete son obvias para los que nos dedi-camos a este mundo. Para la mayoría de los clientes, todos somos «traductores», y de hecho, cuando me presento para un tra-bajo de interpretación, suelo hacerlo como «la traductora». Así todo el mundo se que-da contento, saben quién soy y no piensan que es que hay un ensayo de teatro y nadie se había enterado. En ese momento, siem-pre suelo pensar «a ver dónde me llevan esta vez» o «dónde estará la cabina de si-multánea».

El espacio de los traductores suele estar más organizado, mejor definido y se sabe bastante bien cuáles son las herramientas de las que tiene que disponer para poder rendir: una mesa, un ordenador, un ratón, diccionarios, una silla que no fastidie la espalda y el resto de los accesorios per-sonales. En el caso de los intérpretes, no está demasiado claro cómo debe ser ese espacio y cuáles son las herramientas que podemos utilizar. Hasta hace muy poco tiempo, era impensable que alguien se lle-vara un ordenador a la cabina. Lo que sí se podía ver más a menudo eran los tochos de diccionarios, glosarios en papel, hojas con anotaciones, bolígrafos, la botella de agua, el vaso, cascos, consolas, el bolso, el periódico, el pintauñas... ¿Cómo se supo-ne que podemos trabajar con tantas cosas a nuestro alrededor sin orden ni concier-to durante ocho horas? Ahora, añadamos el ordenador, el ratón, el pendrive, la co-nexión a Internet... Seguro que más de uno ya se ha hecho a la idea.

Como siempre suelo decir, cada trabajo es un mundo, pero es cierto que en muchos de ellos las condiciones laborales no son de-masiado óptimas, ni el lugar en el que uno se encuentra, el más deseable. Una cabina, por definición, es algo pequeño, y aunque existen dos normas internacionales que es-tablecen las condiciones que deben cum-plir las cabinas fijas de interpretación si-multánea (ISO 2603:1998 [UNE 74162:2000 de AENOR] e IEC 60914:1988), pocas son las que verdaderamente las cumplen. Y si

¿Ergonomía e interpretación?Virginia Cabañas

¿Se puede hablar de ergonomía en el caso de la interpretación simultánea? ¿Existen unas normas? Y, en caso afirmativo, ¿se respetan, o hay que cruzar los dedos para que no le toque a uno desempeñar su trabajo en condiciones más o menos precarias? En este artículo se da respuesta a esas preguntas. Podría ser un artículo de humor si las situaciones descritas no fueran, desgraciadamente, tan reales.

Virginia Cabañas se licenció en traducción e interpreta-ción por el centro univer-sitario Cluny I���� en 1999. Posteriormente, realizó un máster en Interpretación de Conferencias de un año de duración. En octubre del 2001 comenzó su labor

como docente de técnicas de interpre-tación consecu�va y simultánea, tanto en la licenciatura como en el máster de Interpretación de Conferencias de Cluny Iseit, que prosiguió hasta el 2009. Desde octubre del 2002 hasta junio del 2007 fue la directora del citado máster. Trabaja en ac�vo como intérprete de conferencias desde el año 2000. Com-pagina la interpretación con la traduc-ción y la docencia.

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INTERPRETACIÓN

pensamos en las cabinas portátiles (tam-bién con una norma ISO 4043), mejor pen-sar en lo peor.

Voy a centrarme en la norma ISO 4043 re-lativa a las cabinas portátiles de interpre-tación simultánea, ya que son las que so-lemos encontrarnos en la mayoría de los congresos.

Esta norma define una cabina portátil de interpretación simultánea como

[...] una unidad independiente que constituye el espacio de trabajo de los intérpretes dentro de una sala de conferencias, con el fin de propor-cionar el aislamiento acústico, tanto con respecto a los debates en la sala como entre dos o más idiomas inter-pretados simultáneamente. NOTA: Es independiente y se ensambla con componentes modulares.

Hasta aquí yo creo que todo está muy cla-ro. Sigamos un poco más:

4.1. Generalidades

Concebidas para prestar un servicio provisional en distintos lugares, las cabinas portátiles deben proporcio-nar un aislamiento acústico y una amortiguación de sonido óptimos. Los materiales empleados deben ser fáciles de mantener, inodoros, antiestáticos, resistentes al fuego o no inflamables, y no deben pro-vocar irritación en los ojos, la piel o las vías respiratorias. No deben atraer ni retener el polvo (se evitará la moqueta en las paredes). Se ele-girán unos colores que convengan a un lugar de trabajo de dimensiones reducidas. Todas las superficies y el equipo de la cabina deben tener un acabado mate. No son aceptables las cabinas tipo campana, montadas sobre mesas. Al elegir una sala para instalar cabinas y equipos portáti-les, es esencial asegurar el espacio

suficiente para situarlas adecuada-mente. El usuario debe consultar a un intérprete asesor, a los provee-dores de tales instalaciones o a un técnico de conferencias.

La verdad es que en este apartado de «Ge-neralidades» no puedo sino pensar en dos aspectos: que muchas de las cabinas anti-guas tienen moqueta en las paredes y que son inflamables porque son de madera. Sin embargo, lo que más me llama la atención es «se elegirán unos colores que conven-gan a un lugar de trabajo de dimensiones reducidas». ¿Eso quiere decir que no pue-den estar pintadas de rojo? ¿O que el ama-rillo hace daño a los ojos? ¿Tengo que lla-mar a un diseñador de interiores cuando vaya a mi próxima interpretación? Nunca me había planteado lo de los colores, pero a partir de ahora lo incluiré en el pliego de condiciones.

Descubramos un poco más de esta norma.

4.4. Medidas de las cabinas

Cada cabina debe tener una anchu-ra suficiente para poder alojar el nú-mero necesario de intérpretes, sen-tados cómodamente uno al lado de otro, permitiendo además que los ocupantes puedan entrar y salir sin estorbarse mutuamente. Se dejará espacio suficiente para permitir una ventilación y un control de la tem-peratura adecuados.

¿Y qué pasa cuando uno descubre que tie-ne que querer mucho a su compañero por-que no hay cabina física, las consolas están encima de las cajas de los receptores, las sillas están pegadas porque no hay espacio para que los asistentes pasen al cuarto de baño por dentro de la supuesta cabina y la disposición es cara a una pared? Menos mal que ese día los dos nos habíamos du-chado, éramos muy amigos y nos entró la risa floja. ¿Y cuando colocan la cabina en-cima de la rejilla del suelo de la calefacción

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INTERPRETACIÓN

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en una iglesia y prácticamente te asfixias por el aire caliente? Pues que o bien te lle-vas un abanico y dejas la puerta de la ca-bina abierta o bien te hielas de frío si pides que quiten la calefacción.

4.5. Puertas

Es esencial dotar las cabinas de puertas para asegurar la insonori-zación correcta. Cada cabina tendrá una puerta con bisagras que se abre hacia afuera, que proporciona el acceso directo desde la sala o la ta-rima. La puerta debe funcionar sin ruido y no debe poder cerrarse con llave. No se admiten las puertas co-rrederas ni las cortinas.

TODAS las puertas suenan al abrir o ce-rrar. La mayoría de las puertas NO cie-rran bien. Creo que voy a tener que incluir en mi set de señorita-Pepis-intérprete un poco de aceite para las bisagras. Aunque casi prefiero eso a la puerta de la cabina del auditorio del Museo Reina Sofía. Es co-mo si uno se teletransportara a un refugio antinuclear donde al cerrarse la puerta se pierde la conexión con el mundo real (se pierde hasta la cobertura de móvil).

10. Asientos

Cada intérprete y cada técnico dis-pondrán de un sillón confortable que reúna las siguientes caracterís-ticas:

• cinco patas;• altura regulable;• respaldo regulable;• apoyabrazos;• ruedas silenciosas;

• tapicería de material que no trans-mita el calor.

Deben proporcionarse también re-posapiés independientes y móviles.

¿Pero de verdad que esta norma existe y se la ha leído alguien? No he trabajado nunca con unos asientos así dentro de una cabina. ¿Altura regulable? ¿Ruedas silenciosas? ¡¿Reposapiés?! Todas ellas son palabras desconocidas para mí. ¿Qué intérprete no se sienta casi siempre en una silla plegable y dura? De todas formas, debo comentár-selo a una amiga intérprete a la que metie-ron en el cuarto de baño de una habitación de un hotel de lujo y tuvo que sentarse en el borde de la bañera y apoyar los codos en el lavabo, ya que allí era donde habían colocado la consola con el micrófono, en el seno del lavabo... Es que no quedaba bien colocar una cabina dentro de la habitación, no era estético.

Hablando ya un poco más en serio, creo sinceramente que cuesta que se respeten unas condiciones mínimas para que un in-térprete pueda llevar a cabo su trabajo, pe-ro es necesario reivindicarlas. Que traigan agua, que se pueda regular la temperatura dentro de la cabina (o de la sala); que no haya interferencias ni ruidos en los auricu-lares; que, si no se ve al orador, se coloque una pantalla de televisión dentro; que se respeten los tiempos (sobre todo si el in-térprete está solo) y que le indiquen a uno dónde está el cuarto de baño.

Un mundo apasionante donde los haya. Otro día hablaremos de ergonomía en in-terpretación consecutiva y de acompaña-miento. ¡Que haya suerte!

REFERENCIAS

ISO : <www.iso.org/iso/home.htm>.ISO: «ISO 404. Cabinas portátiles de interpretación simultánea». <www.aiic.net/ViewPage.cfm/page620.htm>.Skye : «Normativa europea sobre las cabinas de interpretación simultánea». <www.skyelanguagesolutions.com/normativa_cabinas.pdf>.

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INTERPRETACIÓN

© Rafael Carrasco♪♫ Time Lapse Lifeline, de Maria Taylor

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TECNOLOGÍA APLICADA A LA TRADUCCIÓN

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El programa Excel es una hoja o planilla de cálculo, un programa que permite manejar distintos tipos de datos y utilizarlos para realizar cálculos, agruparlos en tablas y representarlos de forma gráfica.

A simple vista, Excel aparece como un papel cuadriculado o como la representación del jue-go de los barquitos, donde cada una de las casillas se denomina celda. Al igual que en ese juego, las columnas están identificadas mediante las letras del alfabeto (hasta 16 000 columnas), y las filas (hasta 1 048 576), mediante números. De esta manera, a cada celda le corresponde una combi-nación única de letra y número, que la identifica. Se puede obser-var que, a medida que el cursor se desplaza por la cuadrícula, en la esquina superior izquierda se indica la designación de la celda en cuestión. Este espacio se de-nomina cuadro de nombres, por-que, en lugar de la combinación

Miriam García. Nacida en Madrid, donde he vivido prác�camente siempre, ex-cepto dos años pasados en Brasil y otro año y medio trabajando en los Países Bajos. Licenciada en Cien-cias Químicas desde el año 1989, trabajé de ingeniero de procesos en el diseño de

plantas químicas y refinerías hasta el año 2006, cuando decidí dar car-petazo a una ac�vidad con la que ya no podía más. Algún �empo antes había decidido reorientar mi carre-ra profesional, es decir, mi medio de ganarme las habichuelas, hacia otro campo que me agradaba mucho más: la traducción, donde esperaba sacarle el debido provecho a mi ex-periencia en el inglés técnico. Y en ello sigo, disfrutando y aprendiendo todos los días con mi trabajo, cosa que, a mis 47 años y viniendo de donde vengo, no deja de ser una novedad... y un gran placer. En la actualidad soy traductora técnica autónoma de inglés-español.

Introducción a Excel 2007Miriam García

Este artículo nace del guión de una charla-coloquio celebrada el año pasado en la sede de Asetrad, donde esperaba iluminar a esos jóvenes estudiantes de Traducción ávidos de saber pero poco duchos en asuntos de ciencias (pensaba yo, ilusa de mí) como el manejo del programa de hoja de cálculo Excel. El artículo pretende ser tan solo una brevísima introducción y un repaso de las funciones más usadas para el neófito y para el que conoce este programa por encima. Espero que despierte el interés por profundizar algo más en su gran utilidad para tareas tan habituales en nuestro trabajo de traducción como elaborar facturas o glosarios, pues en mi humilde opinión este es el mejor diseñado del conjunto de los programas de Microsoft Office. De modo que, sea cual sea vuestra edad, espero que os ayude a vencer esa prevención que en ocasiones inspiran los programas que uno no conoce.

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TECNOLOGÍA APLICADA A LA TRADUCCIÓN

de letra y número que se asigna automáti-camente, se puede introducir un nombre si se desea identificar una celda de algún modo especial.

Para moverse por la hoja son válidas las mismas teclas que para cualquier otro programa de Office, las flechas, «AvPág», «RePág», etc.

Para localizar en Excel 2007 las opciones de las anteriores versiones del programa, ya que muchas han cambiado de ubi-cación, esta página web resulta de gran ayuda <http://office.microsoft.com/es-es/help/interactiva-guia-de-referencia-de-comandos-de-excel-2003-a-excel-2007-HA010149151.aspx?CTT=1>.

Libros de trabajo

Excel denomina libros a los documentos. Cuando abrimos un fichero nuevo de Ex-cel, aparecen de forma predeterminada tres hojas de cálculo. La hoja activa apa-rece en negrita. Dentro de un fichero Ex-cel podemos tener una o varias hojas, y se pueden añadir más a las tres habituales. También se pueden mover de sitio, cam-biar de nombre, copiar, eliminar, etc. Pa-ra añadir una hoja de cálculo no tenemos más que pulsar la pestaña que aparece a continuación de la última hoja.

Barra de herramientas de acceso rápido

En el borde superior izquierdo se sitúa la barra de herramientas de acceso rápi-do, idéntica a la del programa Word. Esta barra de herramientas contiene de forma predeterminada los comandos «Abrir ar-chivo», «Deshacer» y «Rehacer». Pulsando la flecha que se encuentra en su parte de-recha, aparece un cuadro de diálogo en el que se ofrecen más opciones que se pueden

añadir a la barra, con el objeto de persona-lizarla. En este cuadro de diálogo aparece la opción «Más comandos». Si abrimos es-ta opción, se nos desplegará una ventana con todos los comandos posibles del pro-grama en su parte izquierda, mientras que la parte derecha nos mostrará las opciones que contiene la barra de acceso rápido en ese momento. Bajo las opciones actuales, se encuentra el botón «Restablecer», que nos permite devolver la barra a los ajustes predeterminados, es decir, solamente con las tres opciones mencionadas. Encima de las opciones actuales aparece un menú desplegable que nos permite aplicar la per-sonalización de la barra a todos los docu-mentos, es decir, que la barra será la mis-ma siempre que abramos Excel, o aplicarla únicamente a un documento que elijamos. Esto último puede interesarnos en el caso de que en un determinado documento ne-cesitemos realizar una tarea concreta con gran frecuencia y la hayamos añadido a la barra de acceso rápido.

El botón de Office

En el botón de Office, situado justamente en la esquina superior izquierda de la in-terfaz del programa, se incluyen todos los comandos básicos para el manejo de archi-vos en la columna de la izquierda. En la parte de la derecha aparece el acceso di-recto a los documentos que hemos abierto recientemente.

Es posible acceder a todas las funciones del programa mediante combinaciones de teclas. Al botón de Office se puede acceder pulsando la tecla «Alt» y a continuación «A». Observamos que si pulsamos la tecla «Alt» aparece una letra sobre cada opción de la cinta de opciones y sobre el «botón de Office». Al pulsar la letra correspon-diente a continuación de la tecla «Alt» se abre el grupo de comandos de la opción correspondiente.

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TECNOLOGÍA APLICADA A LA TRADUCCIÓN

Junio del 2011

Vamos a repasar brevemente algunas op-ciones contenidas en el botón de Office.

Opción «Guardar como»: Excel nos per-mite guardar nuestros documentos con di-versos formatos de archivo:

• Libro de Excel: es el formato predeter-minado de archivo del programa, basa-do en XML. La extensión es .xlsx.

• Libro de Excel para macros: es el for-mato para archivos de Excel con ma-cros, es decir, instrucciones de progra-mación. La extensión es .xlsm.

• Libro binario de Excel: guarda los ar-chivos en formato binario. Es adecua-do para los documentos especialmente grandes, ya que se abren, cierran y se manejan con mayor rapidez.

• Libro de Excel 97-2003: se incluye este formato para facilitar la compatibilidad con usuarios que no dispongan de la versión 2007 de Excel.

• Hoja de cálculo de OpenDocument: formato de libre acceso.

• Archivo PDF o XPS: archivos no modi-ficables para presentación de datos.

• Otros formatos: Excel admite el guar-dado en otros formatos además de los mencionados, entre ellos el texto tabu-lado. También se encuentran en esta opción los tipos de archivo plantilla.

En la parte inferior del cuadro de diálogo vemos un botón denominado opciones de Excel. Si lo pulsamos, se abre un cuadro de diálogo en el que podemos modificar características de funcionamiento del pro-grama. En primer lugar aparece la opción «Más frecuentes», donde podemos cam-biar entre otras las opciones de visuali-zación de la interfaz. También se pueden configurar el tipo de letra y su tamaño, el tipo de vista (normal, impresión, salto de

página), el nombre del usuario y los idio-mas de trabajo.

En la opción «Revisión» podemos modifi-car las opciones de autocorrección a nues-tro gusto. Es interesante la opción de re-emplazar determinadas combinaciones de teclas por algo. Se puede usar, por ejem-plo, para añadir las comillas españolas, de las que carece Microsoft Office. También resulta útil esta opción para introducir una abreviatura de alguna palabra o frase que se va a utilizar con gran frecuencia en un texto. Ojo: Excel no dispone de revisión gramatical, solamente ortográfica.

En la opción «Guardar» se puede modifi-car el formato predeterminado de guarda-do, así como parámetros de la autorrecu-peración. El formato predeterminado para documentos nuevos es el de Excel 2007, xlsx; sin embargo, cuando se abren docu-mentos existentes en formato xls, se siguen guardando en el formato de origen.

En la opción «Avanzadas» merece la pena señalar que se encuentra la definición del tipo de marcador decimal y de miles para las cifras.

La cinta de opciones

La cinta de opciones consta de diversas fi-chas, en las que se han agrupado funciones relacionadas. La cinta se puede minimizar desde la barra de herramientas de acceso rápido.

Inicio

La primera ficha, «Inicio», agrupa las fun-ciones relacionadas con el formato de las celdas. Vemos que, a su vez, los comandos de una misma ficha están organizados en grupos. En aquellos grupos en que aparece una flecha en su esquina inferior derecha,

La Linterna del Traductor34

TECNOLOGÍA APLICADA A LA TRADUCCIÓN

al pulsarla desplegaremos todas las fun-ciones disponibles en ese grupo, de las que normalmente solo se muestra una parte, y siempre dependiendo de la resolución de la pantalla.

En el grupo de comandos «Fuente», «Ali-neación» y «Número» (al pulsar la flecha inferior derecha de estos tres grupos se abre la misma ventana de diálogo, que se denomina «Formato de celdas») podemos modificar la naturaleza y la alineación de los datos que introducimos en cada celda. Es interesante la pestaña «Número», don-de podemos asignar al dato introducido en cada celda un formato concreto.

El grupo de comandos «Estilos» sirve pa-ra aplicar unos formatos predeterminados que facilita Excel en función del «tema» de la hoja de cálculo. Las opciones de estilos dependen del formato del contenido de la celda.

El grupo de comandos «Celdas» sirve pa-ra insertar y eliminar filas, columnas y cel-das, así como para darles formato.

El grupo de comandos «Modificar» agru-pa funciones variadas, como inserción de fórmulas, relleno, borrado, ordenación y filtros, y búsqueda y selección. Excel ofre-ce la posibilidad de rellenar en cualquier dirección una serie de celdas a partir de dos celdas iniciales en las que se marca un patrón, o bien rellenar una serie de celdas a partir de una celda inicial, intro-duciendo en todas ellas el contenido de dicha celda inicial. La opción «Ordenar y filtrar» permite ordenar alfabéticamente datos alfanuméricos y ordenar numérica-mente datos numéricos, así como mostrar solamente una parte de los datos (filtrar), a partir de una definición lógica. Esta fun-ción resulta especialmente interesante pa-ra la elaboración de glosarios, ya que nos permite filtrar una lista de acuerdo con un criterio. Así, por ejemplo podemos pedirle al programa que nos muestre solamente

los términos del campo «Informática», solo los del cliente «ACME Computer» o bien los que cumplan estos dos criterios.

Vamos a repasar algunas de las operacio-nes básicas de las hojas de cálculo, inclui-das dentro de esta ficha:

Manipulación de las hojas del documento

Las hojas se pueden añadir, eliminar o mo-ver de sitio, y se puede modificar su nom-bre. Para desplazarse de una hoja a otra basta con hacer clic sobre la pestaña de su nombre. Las operaciones básicas son:

1. Insertar una nueva hoja: basta con ha-cer clic en el icono de hoja que aparece en la última pestaña.

2. Eliminar hojas: basta con hacer clic con el ratón en la solapa de la hoja deseada y elegir la opción «Eliminar».

3. Modificar los nombres de las hojas: tan solo es necesario hacer doble clic sobre la etiqueta con el nombre predetermi-nado que asigna Excel.

4. Mover hojas dentro de un mismo libro: se arrastra la solapa de la hoja que se desea mover. Al hacerlo, aparece un triángulo que indica la posición en la que la podemos insertar.

5. Mover hojas a otro libro: se seleccionan las hojas que se desean copiar o mover, se hace clic con el botón secundario del ratón sobre alguna de las solapas selec-cionadas y en el menú contextual selec-cionamos la opción «Mover o copiar». Aparece un cuadro de diálogo con una lista desplegable donde se puede selec-cionar el libro de destino (que debe es-tar abierto). En el cuadro situado bajo la lista desplegable, podemos elegir la ubicación a la cual deseamos mover o copiar la hoja. Hay que tener cuidado, porque si lo que se desea es crear una

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TECNOLOGÍA APLICADA A LA TRADUCCIÓN

Junio del 2011

copia de la hoja en lugar de moverla, es obligatorio marcar la casilla de verifica-ción «Crear una copia».

Ensanchar/estrechar columnas y filas

Para ensanchar las columnas no hay más que colocar el cursor en el límite derecho del nombre de la columna, pulsar el botón primario del ratón y arrastrar dicho límite. Podemos hacer la columna tan ancha co-mo queramos. Otra manera de ensanchar una columna consiste en seleccionarla pulsando sobre la letra que la identifica; veremos que toda la columna se pone de color azul. A continuación, con el cursor colocado sobre la zona azul, pulsamos el botón secundario del ratón y aparecerá un menú en el que veremos la opción «Ancho de columna». Al seleccionarla aparecerá un pequeño cuadro de diálogo en el que podemos ajustar el número que representa

el ancho de la columna. En el caso de las filas se procede de la misma manera.

Insertar/eliminar columnas y filas

Para insertar una fila seleccionamos la fila bajo la cual deseamos insertarla pulsando en el número que la identifica; veremos que toda la fila se vuelve de color azul, lo que significa que está seleccionada. Colo-camos el cursor sobre ella y pulsamos el botón secundario del ratón; entre las op-ciones del menú se encuentra «Insertar». Para el caso de las columnas se procede de la misma manera, y la columna nueva se inserta a la derecha de la seleccionada.

Alineación de celdas

Cuando introducimos un texto o un núme-ro en una celda, podemos variar su alinea-ción. Con la celda seleccionada, si usamos

© Rafael Carrasco

♪♫ A Thousand years, de Azure Ray

La Linterna del Traductor36

TECNOLOGÍA APLICADA A LA TRADUCCIÓN

el botón secundario del ratón aparecerá el cuadro diálogo «Formato de celdas», que incluye todas las características que po-demos manipular en una celda. Seleccio-naremos la pestaña «Alineación», donde observamos que podemos variar la alinea-ción horizontal, la alineación vertical, po-demos ajustar el texto (el tamaño de la cel-da se ajusta automáticamente a la longitud de nuestro texto), reducir el tipo de letra hasta ajustar dentro del tamaño de la cel-da, combinar celdas, e incluso variar la orientación de nuestro texto.

Modificación del texto

Para modificar el aspecto del texto las op-ciones son muy similares a las que existen en Word. En primer lugar, es necesario se-leccionar el texto cuyo formato deseamos modificar. A continuación, podemos acce-der a los comandos para modificar el texto de varias maneras:

• Haciendo clic en el botón secundario del ratón y eligiendo la opción «For-mato de celdas». Se abre un cuadro de diálogo en la ficha «Fuente».

• Haciendo clic en la flecha de la esquina inferior derecha del grupo de coman-dos «Fuente» de la ficha «Inicio».

También es posible modificar solamente el aspecto de una porción del texto incluido en una celda. Para ello ponemos el cursor sobre la celda y editamos. Esto se hace me-diante doble clic sobre la celda, pulsando la tecla «F2» o colocando el cursor sobre el texto en la barra de edición. Seleccionamos la porción de texto deseado arrastrando el ratón con el botón primario pulsado. Una vez seleccionado, se aplican las mismas opciones mencionadas anteriormente.

Insertar

La ficha «Insertar» permite introducir en la hoja de cálculo imágenes, cuadros de texto, gráficos, hipervínculos y símbolos, entre otros elementos. Al hacer clic para insertar algunos de estos elementos, como los gráficos, se abren fichas adicionales re-lativas al diseño de dicho elemento.

Diseño de página

La ficha «Diseño de página» sirve para dar formato a la impresión de la hoja. Incluye todas las opciones que en versiones ante-riores del programa estaban en el cuadro de diálogo «Configurar página».

Fórmulas

La ficha «Fórmulas» contiene todas las fórmulas del programa y sus comandos asociados. La introducción y el funciona-miento de las fórmulas los veremos más adelante.

A las funciones se puede acceder al menos de dos maneras: desde la ficha «Inicio», en el grupo «Modificar (Autosuma)» o desde la ficha «Fórmulas». Las fórmulas utilizan datos que hemos introducido para ofre-cernos resultados de operaciones, como suma, promedio, parámetros estadísticos, lógicos, etc. Para insertar una fórmula en una celda, se coloca el cursor sobre ella y se elige la función deseada en las opciones de la ficha. En la ficha «Fórmulas» hay co-mandos directos a fórmulas concretas en el grupo «Biblioteca de funciones». Si se es principiante, es recomendable utilizar la primera opción de la izquierda, «Inser-tar función». Cuando se abre una función desde esta opción, el cuadro de diálogo

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TECNOLOGÍA APLICADA A LA TRADUCCIÓN

Junio del 2011

incluye en la parte inferior izquierda una ayuda sobre la función que resulta muy útil.

También es posible escribir una fórmula directamente, por ejemplo, cuando se trata simplemente de una operación aritmética, como multiplicación, división, suma, res-ta, etc. Todas las fórmulas se comienzan siempre introduciendo un signo igual (=). Por ejemplo: =a3*6

Esta fórmula mostrará en la celda en la que se ha escrito, el valor que se encuentre en la celda a3 multiplicado por seis. Observa-mos que para la escritura directa podemos utilizar también, además de la propia cel-da, la barra de funciones que se encuentra justo encima de la cuadrícula de la hoja de cálculo.

La función más fácil de encontrar en los comandos de Excel es la «Autosuma», porque es la que estadísticamente se utili-za con mayor frecuencia.

Copiar fórmulas

Existen varios métodos para copiar fórmu-las, que son los mismos que para la copia de valores absolutos de una celda:

• Usar el asa de relleno (solo puede utili-zarse para copiar contenidos a una cel-da contigua).

• Usar el método abreviado de teclas «Ctrl+C» en la celda de la que se quiere copiar, seguido de «Ctrl+V» para pegar en la celda deseada.

• Usar el menú contextual.

Referencias de las fórmulas

La referencia de una fórmula es un valor incluido en la fórmula que corresponde al contenido de una celda concreta, de la cual

se incluye su identificación. Excel funciona con tres tipos de referencias: absolutas, re-lativas y mixtas. Las referencias relativas de una fórmula cambian automáticamente cuando la fórmula se copia. Por el contra-rio, las referencias absolutas son fijas y no cambian al copiar la fórmula de una cel-da a otra. Las referencias mixtas incluyen ambas características. Cualquier referen-cia que definamos en Excel será relativa de modo predeterminado, por lo que, si deseamos anclar una referencia y hacerla absoluta, deberemos incluir delante de su identificación el signo de dólar ($). Las re-ferencias se pueden hacer también a una celda o rango de celdas de otra hoja del li-bro; para ello la referencia en cuestión de-be ir precedida del nombre de la hoja de la que se desea obtener el dato, seguido del signo de cierre de exclamación.

Errores de las fórmulas

Si una fórmula contiene un error, Excel no será capaz de calcular el valor correspon-diente y mostrará en la celda de la fórmula un valor de error. Los valores de error más corrientes son los siguientes:

• #####: La columna es demasiado es-trecha para mostrar el valor. Debere-mos ampliar el ancho.

• #¡REF!: La fórmula está utilizando una referencia que no es válida.

• #¿NOMBRE?: Este error aparece cuan-do no hemos escrito correctamente el nombre de una función o si hemos utilizado un nombre que Excel no reconoce.

Datos

La ficha «Datos» agrupa todas las funcio-nes relacionadas con el análisis de datos.

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TECNOLOGÍA APLICADA A LA TRADUCCIÓN

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Revisar

La ficha «Revisar» contiene diversas fun-ciones de revisión, entre ellas la de orto-grafía, los comentarios y el control de cambios. Ojo: Excel no dispone de revisión gramatical, solamente ortográfica.

Vista

La ficha «Vista» contiene opciones de vi-sualización de la hoja de cálculo. Algunas resultan muy útiles cuando se trabaja con varios documentos de Excel simultánea-mente, como la opción de «Ver en pa-ralelo», que permite ver un documento junto al otro en la misma pantalla, o la de «Guardar área de trabajo», que guarda va-rios documentos en una configuración de trabajo utilizada en una sesión para poder seguir trabajando de la misma forma.

Programador

La ficha «Programador» agrupa todas las opciones necesarias para programar ma-cros y controles.

Explicación del ejemplo

El ejemplo siguiente es de una factura sen-cilla, sin florituras, es decir, una hoja de cálculo que es capaz de calcular precios de los encargos con tan solo multiplicar la unidad de trabajo (palabras o cualquier otra que se considere conveniente) por el precio unitario asignado a la unidad de trabajo (celdas E11, 12, 13 y 14). Este cálcu-lo se realiza por línea, por lo que se pueden introducir tantas líneas o encargos como se desee. La hoja calcula asimismo la suma de todos estos parciales, lo que constituye la base de liquidación (celda E15), y a conti-nuación aplica un porcentaje para calcular la retención del IRPF (cantidad que se de-be restar de la base imponible, celda E16) y otro porcentaje para calcular el IVA (que se debe sumar a la base imponible, celda E17). Por último, muestra el total factura-ble, que se halla sumando la base imponi-ble y el IVA y restando el IRPF. En la ima-gen se muestra la hoja Excel del ejemplo indicando las fórmulas que se han utiliza-do para realizar las distintas operaciones aritméticas en las celdas correspondientes y que normalmente son visibles en la ba-rra de fórmulas al colocar el cursor sobre la celda en cuestión.

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Un programa de reconocimiento de voz es una herramienta muy útil para un traduc-tor. Permite trabajar muy relajadamente, hablando al ordenador para que vaya es-cribiendo en la pantalla lo que uno traduce. Es una gran ventaja, porque resulta menos cansado dictar 3 000 palabras diarias que teclearlas. Tal como publiqué en su día en sendos artículos que están disponibles en la red (Serrahima, 2009a y 2009b), Dragon es un buen programa, intuitivo y fácil de usar. Permite dictar con mucha precisión, revisar el texto dictado leyéndolo uno mis-mo o dejando que el programa lo lea en voz alta, e incluso permite trabajar sin te-ner el ordenador delante. También tiene

algún inconveniente, claro. Uno de ellos es que, si bien existe una versión para Mac, su versión española, en la fecha en que se escribe este artículo, solo está disponible para Windows; además, presenta algunas incompatibilidades con los programas que trabajan con memorias de traducción, y exige una mayor atención a la hora de re-visar los textos, una revisión que hay que hacer en soledad. Y es que, por mucho que lo entrenemos, por mucho que nos esforce-mos en dictar cuidadosamente, la precisión del dictado difícilmente supera el 90 %.

Pero ese casi 10 % de «imprecisión» en rea-lidad aporta un valor añadido. Como se trata de un buen programa, respeta las re-glas de ortografía y solo escribe palabras correctas. Así que las imprecisiones no son nunca incorrecciones, sino solamente pala-bras que quedan fuera de contexto. Inicial-mente el traductor bisoño podría alegrarse de ello: el programa no comete errores. Po-co tardará en darse cuenta de la perversi-dad que esto implica: las palabras impre-cisas no son detectadas por los correctores ortográficos habituales. Sorprendentemen-te, el creador del programa no incluye es-te dato en su publicidad, porque algunas veces esas palabras imprecisas alegran la vida del traductor, tan amenazada por la monotonía. Una parte de las imprecisiones

El dragón y el camaleónLlorenç Serrahima

Un programa de reconocimiento de voz es una herramienta muy útil para un traductor, pero exige que estemos muy atentos a las palabras que escribe. Y es que, aunque siempre estén correctamente es-critas, a veces no son las que hemos dictado. En ocasiones aparecen algunas palabras fuera de contexto que pueden crear expresiones muy cómicas, algunas verdaderamente hilarantes. Se trata de errores que debemos corregir sin falta. En este artículo se destaca la importancia de una buena corrección antes de dar una traducción por terminada: la clave de humor no nos debe hacer olvidar la seriedad de la corrección.

Llorenç Serrahima �ene formación de veterinario y ejerce la profesión de traductor e intérprete. Nació en Barcelona ha-ce cincuenta y tres años, y ya hace quince que se

dedica profesionalmente a la traducción, fundamentalmen-te relacionada con la salud, tanto humana como animal.

La Linterna del Traductor40

TECNOLOGÍA APLICADA A LA TRADUCCIÓN

del programa en realidad son ingeniosísi-mos juegos de palabras. Eso nos conduce a otra servidumbre del programa, que unos verán como un inconveniente y otros co-mo un valor añadido: el traductor necesita aprender la habilidad de los camaleones, leer con un ojo el texto original y con el otro el dictado que va apareciendo en la pantalla.

Claro que esto implica un cierto período de aprendizaje, pero ¿qué programa no lo exi-ge? Al principio uno se acostumbra a iden-tificar los errores más habituales, los que el programa suele cometer (aunque a veces no sean del programa, sino de pronuncia-ción: confieso que en mi caso, la mayoría de las veces que dicto algún adverbio ter-minado en -mente, en la pantalla aparece «mente en»). Los primeros errores ponen muy nervioso al traductor poco avezado, que teme por las posibles consecuencias que pudieran tener sobre su relación con la agencia o el cliente final. Pero con el tiempo uno lle-ga a sonreír, incluso a gozar de momentos gloriosos con algunas de las ocurrencias del programa. Ameniza in-cluso los textos más sesudos y aburridos, como se verá en esta recopilación reciente de algunas de las jugadas más interesantes de una traducción técnica, que constituye una demostración irrebatible de que la fo-nética y la ortografía no siempre van de la mano.

Veamos en primer lugar algunas impre-cisiones con los números. Al dictar «por ciento» pretendo que en pantalla aparez-ca el símbolo «%», pero no siempre es así: ocasionalmente leo «por 100», a veces «x 100». O bien, al dictar «un» pretendo que el programa escriba el artículo indeter-minado, pero con cierta frecuencia escribe «1». Así es como puede aparecer alguna

frase un poco confusa, como esta: «hasta 1100 por 104 horas después». En realidad es fácil imaginar que corresponde a este dictado: «hasta un 100% 4 horas después». El programa tampoco es muy preciso con los números en general, y utiliza indistin-tamente las palabras o las cifras. Hay que estar atento si uno quiere que ponga «9» o «nueve», pongamos por caso. Y en mis dictados confunde con frecuencia el 6 con el 7, quizá porque mi pronunciación no sea todo lo clara que debiera. A estos erro-res se acostumbra uno rápidamente; inclu-so al dictarlos ya prestamos más atención de la habitual; sin embargo, a veces hay que agudizar un poco más el ingenio, co-mo cuando leemos en pantalla «en 1604,2 x 1001 85,8%». No se asuste el lector novel: solo los usuarios más expertos se habrán

dado cuenta de que esa fra-se corresponde al dictado de «en un 64,2 % y un 85,8 %». Es que el programa es así:cuando se pone las pilas desborda la imaginación del camaleón más experto.

También se dan confusiones con palabras casi homófo-nas, zancadillas que obli-gan al corrector a estar muy

atento. Por ejemplo, cuando el programa ha escrito «ha menudo» en lugar de «a me-nudo», o bien «no se deben dañar ni lavar» en lugar de «no se deben bañar ni lavar». Una de las jugadas más ingeniosas del programa fue la que convirtió un «ataque de glaucoma» en un «ataque de clavo,». ¿No aprecia el lector el ingenio del progra-ma? Fíjese que no dice «clavo» sino «clavo-coma». Brillante, ¿verdad? Otras menos sorprendentes fueron «evita la suciedad», que se convirtió en «evita la sociedad», o «para administrarlo a los patos», que se convirtió en «para administrarlos pastos». No dudo que alguna vez el error se de-biera a una mala pronunciación del autor. Al fin y al cabo, hablando varias horas al

Con el tiempo uno llega a sonreír, incluso a gozar de momentos gloriosos con algunas de las ocurrencias del programa

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TECNOLOGÍA APLICADA A LA TRADUCCIÓN

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día, la voz y la lengua también se cansan. Eso explica que la palabra «pulgas» apa-reciese alguna vez como «públicas», al-guna como «purgas» e incluso una como «curdas» (esta última me hizo saber que se podían «prevenir las infestaciones de cur-das»). También explica que algún «perro» se convirtiera en «pero» o en «carro». Pe-ro otras son fruto de la deportividad del programa, como la «queratoconjuntivitis» que apareció en pantalla como «pirata con-juntivitis», el tratamiento «para la sarna sarcóptica» que fue «pasarnos su óptica» y «los veterinarios» que se transformaron en «Suéter y nervios». De todas ellas, las que más alegraron mi trabajo de traductor fueron las que invitaron a otros amigos a participar del tan entretenido arte de la traducción de oído. Instantes gloriosos en que los «bocados con sabor a carne» fueron «bocados con sabor a Carmen», los «ácaros

de la oreja» se convirtieron en «Carlos de la oreja» y un «producto opaco» ofreció la alternativa de un «producto o Paco».

En resumen, los programas de dictado ahorran trabajo al traductor y le alegran la vida. Claro que exigen estar muy atento en el momento de la revisión: porque todos los ejemplos que se citan en este artículo son reales. Ese tipo de errores aparecen, pero no se asuste el aprendiz de camaleón, que si he tenido ocasión de recopilarlos es porque gracias al programa de dictado pude aceptar una traducción de más de 27 000 palabras en 8 días laborables. Y que no solo la acabé a tiempo, sino que pude hacerlo sin dolores en los dedos ni tendi-nitis en los antebrazos. Y además, me eché unas buenas risas, que —en los tiempos que corren y trabajando solo— son muy de agradecer.

REFERENCIAS

1. SERRAHIMA, Lorenzo (2009a): «El programa de reconocimiento de voz Dragon Naturally Speaking», Panace@, 10 (29): 72-75. <http://medtrad.org/panacea/IndiceGeneral/n29_tribuna-Serrahima.pdf>.

2. SERRAHIMA, Lorenzo (2009b): «Reconocimiento de voz de Windows Vista: ¿mejor, igual o peor que Dragon Naturally Speaking?», Panace@, 10 (29): 76-79. <http://medtrad.org/panacea/IndiceGeneral/n29_tribuna-Serrahima2.pdf>.

La Linterna del Traductor42

TECNOLOGÍA APLICADA A LA TRADUCCIÓN

Los libros electrónicos ofrecen varias ven-tajas ergonómicas sobre los libros con-vencionales: legibilidad en comparación con ciertos tipos de papel, posibilidad de aumentar el tipo de letra, menor espacio y peso, inmediatez para conseguir una obra (siempre y cuando esté disponible en versión electrónica) y el hecho de que no acumulan polvo como una biblioteca, con las ventajas que ello conlleva para los encargados de las tareas domésticas y los alérgicos.

Además, estos aparatos son una buena op-ción para la revisión. Existen modelos con función de anotación, que nos permiten corregir igual que lo haríamos sobre papel, bien utilizando un puntero para introdu-cir las correcciones a mano alzada (como

Pildoritas tecnológicas (I)

el iLiad de iRex), bien introduciendo ano-taciones mediante el teclado que integran algunos modelos (como el Kindle de Ama-zon). Sin embargo, también podemos uti-lizar los modelos que no cuentan con esta función como complemento al monitor del ordenador. Podemos exportar los do-cumentos para revisarlos en el dispositivo e ir introduciendo paralelamente los cam-bios en el ordenador mediante la opción de buscar y remplazar a medida que los vayamos detectando. De este modo, nos beneficiamos de la ausencia de retroilumi-nación que nos ofrecen las pantallas de tin-ta electrónica y, además, los ojos adoptan una posición más natural para la lectura, por lo que se evitan tensión cerebral y se-quedad ocular.

La ergonomía de los libros electrónicosEncarna Belmonte

© Rafael Carrasco♪♫ Colour Me In, de Broadcast

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TECNOLOGÍA APLICADA A LA TRADUCCIÓN

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Pildoritas tecnológicas (II)

Con frecuencia, las personas que trabajamos con el ordenador nos olvidamos de todo cuando estamos inmersos en nuestras tareas frente a la pantalla. Cuando hay trabajo pasan a segundo plano algunas cuestiones pendientes que pueden ser banales o domésticas (regar las plantas, ir a comprar el pan, llamar a pedir hora al dentista, sacar a pasear al perro o ir a recoger los zapatos al zapatero), pero también otras que resultan vi-tales para nuestra salud y nuestro bienestar (des-cansar un rato, levantarnos y movernos un poco, tomar un tentempié...).

Workrave es un modesto programa que se en-cuentra disponible como software libre y que sir-ve, nada más y nada menos, que de recordatorio para que planifiquemos momentos de descanso en nuestro trabajo frente al ordenador.

Cómo funciona

Una vez descargado, instalado en el ordenador y escogido el idioma de interfaz deseado, el sen-cillo menú de preferencias de Workrave nos per-mite elegir cuándo programar una «micropausa» o una pausa de descanso (más larga). Workrave nos avisa, incluso, cuando se ha alcanzado el máximo de horas de trabajo que hemos estableci-do previamente.

Mientras el programa está activado, un pequeño cronómetro abierto sobre el escritorio nos indica cuánto tiempo falta para la próxima pausa.

Cuando llegue el momento programado se abri-rá un menú que nos indicará que tenemos que hacer un pequeño descanso. En las micropausas, el programa nos invita únicamente a tomar un respiro, a beber un sorbo de café o a levantar la vista de la pantalla; en las pausas más largas, en cambio, nos propondrá que hagamos algunos ejercicios ergonómicos.

Workrave, el programa de la ovejitaMaría Barbero

Figura 1: Ejemplos de ejercicios para la vista

La Linterna del Traductor44

TECNOLOGÍA APLICADA A LA TRADUCCIÓN

Ejercicios

En las pausas de descanso, Workrave ofrece la posibilidad de escoger entre diez ejercicios dife-rentes que no nos alejarán mucho del escritorio, pero que nos permitirán descansar la vista tras haberla tenido tanto tiempo fija en la pantalla (fig. 1) y estirar músculos y articulaciones (fig. 2).

El programa ofrece también un menú de estadís-ticas (fig. 3) que nos servirá para controlar al fi-nal de la jornada cuánto tiempo hemos dedicado realmente a descansar y cuántos ejercicios hemos hecho... o no hemos hecho.

En Workrave se permite en todo momento pos-poner un ejercicio pendiente, así como reprogra-mar la duración de las pausas y los intervalos entre ellas. A través del menú de preferencias (fig. 4) podremos determinar qué duración han de tener nuestras pausas, cuántos ejercicios que-remos hacer y cuántas veces podemos posponer un descanso, en el caso de que nos encontremos justo en medio de un punto importante de nues-tro trabajo.

Workrave es, en resumen, una herramienta senci-lla, fácil de manejar y sumamente útil que puede ayudarnos a los que trabajamos frente al ordena-dor a no perder de vista nuestra comodidad y las necesidades de descanso de nuestro organismo.

El programa puede llegar a resultar un tanto «im-pertinente». A veces, absortos en nuestro trabajo, no nos damos cuenta de que el tiempo transcurre. La bombillita de Workrave, que aparece automá-ticamente (y que intenta coaccionarnos poniendo cara triste cuando no hacemos la pausa prevista), puede llegar a ser un elemento molesto en nues-tra pantalla. Pero si ajustamos los intervalos de pausa de una forma adecuada desde el principio y nos acostumbramos a mantener una discipli-na de ergonomía en nuestro trabajo, el aviso de Workrave no dejará de ser bienvenido cuando llegue.

Figura 2: Ejemplos de ejercicios de estiramiento

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TECNOLOGÍA APLICADA A LA TRADUCCIÓN

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Workrave se puede descargar gratuita-mente en <www.workrave.org>. Está dis-ponible para Microsoft Windows y para GNU/Linux.

Como nota final cabe mencionar que en los títulos de crédito se puede encontrar una

Figura 3: Estadísticas

Figura 4: Pantalla de preferencias

relación con las direcciones electrónicas de todas las personas que han participado en la traducción de la interfaz del programa a diferentes idiomas. Los traductores agra-decemos que Workrave sepa reconocer nuestro trabajo.

La Linterna del Traductor46

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© Rafael Carrasco

♪♫ La parábola del tonto, de Love of Lesbian

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Pildoritas tecnológicas (III)

Muchos equiparan la traducción con la creación literaria. Se esté o no de acuerdo con esta comparación, lo que parece in-negable es que traducir es una actividad que requiere una dosis importante de con-centración e inspiración. Hay momentos en los que, por mucho que se intente, uno no encuentra la concentración ni la inspi-ración necesarias para ser productivo en su trabajo y realizar además una traducción de calidad. En estos casos, aunque pueda pare-cer contraproducente, una opción es dejar el trabajo para otro momento y dedi-carle ese tiempo a otras ac-tividades. Si los plazos nos lo permiten, puede resultar mucho más productivo de-dicar un tiempo a despejar la mente y hacer cualquier otra actividad que malgastarlo de forma improductiva ante la pantalla de nuestro ordenador. Si hacemos esto, pro-bablemente nos resulte mucho más fácil concentrarnos en nuestro trabajo y apro-vechar el tiempo.

Sin embargo, cada vez es más habitual que los plazos de las traducciones sean muy cortos y que no podamos darnos así como así el lujo de no trabajar durante una tarde si tenemos algún encargo pendiente. ¿Qué hacer en estos casos en los que tenemos que trabajar pero no logramos concentrar-nos? Una posibilidad es aplicar la técnica Pomodoro.

La técnica Pomodoro, denominada así en referencia a los típicos temporizadores de

cocina con forma de tomate, es un méto-do de organización desarrollado por Fran-cesco Cirrillo a finales de los ochenta. Su principio fundamental es que somos más productivos y nos concentramos más fá-cilmente cuando trabajamos en bloques de tiempo breves e intensos («pomodoros») acompañados por pausas muy breves.

Los pasos básicos para aplicar esta técnica son los siguientes:

1. Decidir nuestro objetivo, la tarea que queremos rea-lizar durante los próximos minutos. Dado que deseamos centrarnos en una actividad cuando precisamente estamos teniendo problemas para con-centrarnos, es recomendable

definir una tarea lo más concre-ta posible. Nos comprometeremos

a dedicarle los próximos 25 minutos a esa tarea, un compromiso mucho más fácil de adquirir que agobiarse ante to-do lo que se tiene que hacer durante la jornada.

2. Eliminar cualquier distracción poten-cial. Durante los próximos minutos nos centraremos en la tarea definida, y to-do lo demás no debería existir. Es reco-mendable cerrar cualquier software de notificaciones (correo, redes sociales, programas de mensajería) que puedan desviar nuestra atención. Si nos encon-tramos fuera del horario en que sole-mos atender a nuestros clientes, puede llegarse incluso a desactivar el teléfono y activar el contestador. Esto último

Encuentra la concentración que buscas con la técnica Pomodoro

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TECNOLOGÍA APLICADA A LA TRADUCCIÓN

REFERENCIAS

«TÉCNICA POMODORO», Wikipedia (consulta: 6.IV.2011). <http://es.wikipedia.org/wiki/T%C3%A9cnica_Pomodoro>.

«Aumenta tu concentración con la Técnica Pomodoro», ThinkWasabi (consulta: 6.IV.2011). <http://thinkwasabi.com/2010/03/aumenta-concentracion-tecni-ca-pomodoro>.

«Qué aplicación elegir para la Técnica Pomodoro», ThinkWasabi (consulta: 6.IV.2011). <http://thinkwasabi.com/2010/04/que-aplicacion-elegir-para-la-tecnica-pomodoro>.

puede parecer excesivo, pero hay que recordar que estamos hablando de mo-mentos en los que nuestra mente parece buscar cualquier excusa para desviarse de la tarea que nos habíamos propues-to, y a la mínima que le abramos la puerta, lo conseguirá.

3. Definir un período de 25 minutos en un temporizador y comenzar a trabajar en la tarea que nos habíamos propuesto.

4. Una vez cumplidos los 25 minutos, ha-cer una pausa de cinco minutos e iniciar un nuevo ciclo. Si estamos trabajando con el ordenador, descansar no es en-trar a ver el correo o lo que se comenta en nuestras redes sociales favoritas, si-no levantarse y estirar las piernas, des-cansar la vista, etc.

5. Cada cuatro ciclos (dos horas), hacer una pausa más larga, de unos 15 o 20 minutos.

Para controlar el tiempo puede emplearse cualquier temporizador de cocina o el que incluyen muchos teléfonos móviles en la actualidad. Además, existen diversos pro-gramas que se han diseñado para utilizar específicamente con esta técnica, como:

• Mac: Pomodoro

• Windows: Keep Focused

• Multiplataforma: Focus Booster (Adobe Air), ChromoDoro (Google Chrome)

• iPhone: Pomodoro Timer

• Android: Pomodoro.

Esta técnica, en un principio, suele pare-cer demasiado mecánica y exagerada, pero sus resultados suelen ser espectaculares. De hecho, generalmente, la segunda vez que ponemos el temporizador ya estamos concentrados en nuestra tarea y deja de ser necesario utilizarlo.

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TECNOLOGÍA APLICADA A LA TRADUCCIÓN

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Pildoritas tecnológicas (IV)

Parece inevitable. Decides descansar un par de minutos de esa traducción que es-tás haciendo, consultas una lista de correo y te recomiendan tres o cuatro artículos para los que necesitarás más que ese par de minutos. Entras en una red social como Twitter y lo que eran dos o tres recomen-daciones se convierten en diez o veinte. El peligro no es solo entretenerse más de la cuenta en una lectura, sino que muchas veces una lectura nos lleva a otras y ter-minamos dedicándole más tiempo de la cuenta a esa actividad cuando no era su momento.

En un principio bastaba con soluciones obvias, como marcar el enlace como fa-vorito o reenviárnoslo a una cuenta de correo específica. Sin embargo, cada vez nos enfrentamos a una mayor cantidad de información y, por mucho que intentemos filtrarla, llega un momento en el que es ne-cesario utilizar un sistema más productivo para organizar nuestras lecturas.

Read It Later (RIL) ofrece un servicio de almacenamiento de enlaces. Mediante sus complementos para los principales nave-gadores, podemos enviar a nuestra cuenta de RIL el enlace de la página que estemos visitando en ese momento. Para acceder a nuestros enlaces, simplemente tendre-mos que iniciar sesión en la página de RIL (también pueden usarse complementos y bookmarklets) y podremos ver una lista con todos los enlaces que teníamos guardados, ordenarlos (por fecha, por título o por sitio web) e incluso realizar búsquedas (título, sitio o etiquetas asignadas a los enlaces).

Además, los cambios que realicemos en nuestra lista de lectura se mantendrán sin-cronizados en todos los equipos que uti-licemos. Esto no está mal, pero la verdad es que realmente tampoco supone dema-siados beneficios frente a opciones como guardar en una carpeta de favoritos.

Las ventajas más importantes las observa-mos cuando usamos un cliente de este ser-vicio para plataformas móviles. Por ejem-plo, RIL cuenta con un interesante cliente para el iPhone y el iPad (recientemente ha salido una versión oficial también para Android y hay asimismo otros clientes no oficiales). Estos clientes nos ofrecen venta-jas como:

• Lectura sin conexión una vez des-cargado el contenido de los enlaces en nuestro equipo.

• Visualización del texto principal y no del resto de los elementos de la página, con lo que obtenemos una visualización mucho más limpia y legible.

• Almacenamiento de la posición guardada.

• Integración con otros servicios des-de la propia aplicación, lo que nos permite reenviar rápidamente el enlace que estemos consultando a Twitter, Evernote, Delicious, Goo-gle Reader y multitud de servicios más.

En definitiva, mediante estos clientes po-demos leer de forma mucho más cómoda

Read It Later. Deja para luego lo que no debas leer ahora

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TECNOLOGÍA APLICADA A LA TRADUCCIÓN

todas las páginas que hayamos ido alma-cenando previamente. Gracias a la con-versión del texto a un formato mucho más legible y sin distracciones, tardaremos me-nos tiempo en leer todo lo que teníamos guardado y, lo que es más importante, lo haremos cuando realmente corresponda y no cuando teníamos que estar dedicándole nuestra atención a otra cosa.

Read It Later no es el único servicio de este tipo, pero sí quizás el más conocido junto con Instapaper. Ambos servicios son muy similares, y donde más se observan las di-ferencias es en los clientes para distintas plataformas. Hay otras alternativas (por ejemplo, Latermarklet), pero al ser menos usadas nos encontramos con muchos me-nos clientes y complementos para sacarle el máximo partido a este servicio.

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TRADUCCIÓN CIENTÍFICA Y TÉCNICA

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Desde el punto de vista botánico, la Vitis vinifera es una variedad cultivada (culti-var) producto de una selección artificial, más que una especie botánica como tal. So-lo se puede multiplicar por esquejes (bou-ture), acodo (marcottage) o injerto (greffe). Muta con facilidad y puede llegar a pro-ducir distintas variedades de uva. La viña está sujeta, además, a una serie de enfer-medades (maladies) que comparte con los rosales. La razón de que, en la región de Champaña, los viñadores siembren estas plantas en los bordes de los viñedos (vig-nobles) no es embellecer las tierras, sino que sirvan de centinelas: como los rosales se ponen enfermos antes, si se produce un mildiu (mildiou) o un oídio (oïdium), dis-ponen de alrededor de una semana para reaccionar.

El vino es un ser vivo, que se cría, madu-ra, se mece, se «bautiza»... Criar (élever) un vino es someterlo, después de la fer-mentación tumultuosa, alcohólica o etílica (cuvaison, cuvage, fermentation alcooli-que), que transforma el azúcar en alcohol, a una serie de operaciones y cuidados que reciben el nombre genérico de vinificación (vinification). Desde el punto de vista bio-lógico, el alcohol es, junto con el gas car-bónico, un subproducto de la conversión de la glucosa por parte de las levaduras existentes en el hollejo (peau) de la uva en ausencia de oxígeno. Los vinos ácidos que

La lengua del vino (I)Beatriz Pérez Alonso

Beatriz Pérez Alonso es licenciada en filología clásica (Universidad Complu-tense de Madrid) y traductora técni-ca de francés. Está especializada en comercio y turismo. Cursó estudios de doctorado en los programas de lin-güís�ca indoeuropea an�gua y mitos y religiones de Grecia y Asia Menor. Se ha dedicado en exclusiva a la traduc-ción desde hace unos doce años, con un pequeño intervalo como docente en la Universidad Comillas-ICADE de Madrid.

Después comenzó Noé a labrar la tierra, y plantó una viña;y bebió del vino, y se embriagó, y estaba

descubierto en medio de su tienda [...].Reina Valera de 1960

A quien no le gusta el vino es un animal.Popular de la tuna estudiantil

Bebida alcohólica (boisson alcoolisée) por antonomasia, el vino es la transformación en alcohol del mosto (moût) de los raci-mos (grappes de raisins) de la cepa (cep) de Vitis vinifera, especie cultivada a partir de una planta salvaje, la labrusca (lam-brusque) o Vitis vinifera silvestri. En 1842, se encontró en Sézanne la Vitis sezannensis, una hoja de cepa fósil de época prehistóri-ca. Sin embargo, la mayoría de los especia-listas consideran que no se trataba de una cepa de vino.

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TRADUCCIÓN CIENTÍFICA Y TÉCNICA

lo precisan experimentan después una se-gunda fermentación denominada lenta o maloláctica (fermentation malolactique) que convierte el ácido málico (acide mali-que) en ácido láctico (acide lactique), una sustancia más suave al paladar. En gene-ral, es una evolución bacteriana natural beneficiosa que experimentan muchos vi-nos al fermentar, y que se puede inducir inyectando bacterias si no arranca de una manera espontánea.

El origen de la crianza del vino se pierde en la noche de los tiempos. Hay razones para considerar que ya se practicaba en el Neolítico. Los gustos han ido cambiando a lo largo de los siglos (los romanos por ejemplo, bebían vinos muy especiados [épicés] que rebajaban [allonger] con agua de mar), pero instalaciones muy similares a las encontradas en las excavaciones ar-queológicas se utilizaron hasta el siglo XIX en toda la cuenca mediterránea y el Cáuca-so. Incluso hasta mediados del siglo XX, en los lagares (pressoirs), la uva se pisaba en el propio suelo, y el zumo se iba deslizan-do por unos canales practicados al efecto hasta un pocillo (cuve de vinification) de cemento que servía de tolva de recogida. De ahí se realizaba un primer trasiego (soutirage) a tinajas (jarres) de barro. En estos recipientes, el mosto echaba a cocer espontáneamente y entraba en fase de maceración, a veces ayudado por alguna contribución de calcio, como, por ejemplo, unos huesos de animales o unos puñados de yeso.

El vino cuece con cierta parsimonia y pe-queñas burbujas indicativas de su activi-dad interna (algo más despacio que la cal, para quien esté familiarizado con esa vi-sión), y se puede «agarrar» como un guiso a una cazuela, así que es preciso revolverlo bien con su casca o lías (lies) en un proceso que se denomina mecido o bazuqueo (bâton-nage). El mosto es extraordinariamente delicado mientras cuece, y se puede agriar

(s‘aigrir) con facilidad si no se sabe mane-jar. Una vez transformado en vino, se des-cubaba y decantaba por gravedad a través de un grifo con un filtro (correr el vino se le llama a esto en español), y se trasega-ba desde la tinaja de barro a una cuba (fût, tonneau) de roble (chêne), donde empeza-ba el proceso de envejecimiento (vieillise-ment). Para aprovechar todas las propie-dades de la casca, formada por hollejos y pepitas (pépins), posada en el fondo de la tinaja, se exprimía todo el líquido posible con una prensa. El orujo (marc) restante se empleaba para diversos usos: confección de vinagres, alimentación de animales, et-cétera.

En la actualidad, cuando los tractores des-cargan en una bodega (domaine) la cose-cha (récolte) del día durante las vendimias (vendanges), vuelcan la uva directamente en una tolva, que cuenta con un tornillo de Arquímedes o sin fin, que desprende el escobajo (rafle), la parte vegetal que no se puede utilizar, y deposita la uva, con la ayuda de unas cintas transportadoras, directamente en conos de hormigón o en cubas (cuves) de chapa, donde va a fer-mentar. Después, en función de la clase de vino que se esté criando, los caldos se trasiegan varias veces al año para airear-los y pasan por distintas operaciones de envejecimiento.

En Europa se considera legalmente vino el zumo de la uva fresca pisada o prensa-da (foulée o pressée) o no, macerada en su casca, filtrada y envejecida después.

Existen muchas clases de vino en todo el mundo: tintos (rouges), rosados (rosés) o blancos (blancs), secos (secs) o dulces (doux), tranquilos (tranquilles) o eferves-centes, etc. Esta gran diversidad se debe a la multitud de variedades de cepas, for-mas de vinificación o clases de crianza. El zumo de la uva carece de color concreto. Para obtener un vino tinto, ahora que la

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uva ya no se pisa, hay que hacer un pren-sado (pressurage) una vez iniciada la fer-mentación. El mosto permanece en contac-to con las materias sólidas de la vendimia (vendange), que están plagadas de taninos (tanins) y otros compuestos que se van a quedar en suspensión en él.

En el caso del vino blanco, la fermentación se desarrolla sin ningún contacto con las partes sólidas, razón por la cual se puede obtener a partir de uva tinta o de uva blan-ca (por ejemplo, el champagne). Por lo ge-neral, incluso se procede a un desfangado (débourbage) para eliminar las partículas en suspensión. Las prensas actuales pro-porcionan unos mostos blancos muy lím-pidos, pero la clarificación (clarification) sigue siendo un proceso importante en la elaboración de vinos de calidad.

En cuanto al rosado, no hay una definición legal clara, pero se suele obtener por la re-cuperación prematura de un mosto de tin-to que no ha terminado de fermentar, pro-cedimiento que se conoce como sangrado (saignée), o por contacto directo con los hollejos del negro. En general, se desacon-seja su obtención por medio de la mezcla de blanco y tinto.

Mientras fermenta, el mosto desprende gas carbónico, pero como las vasijas donde se encuentra no están tapadas, el gas se libe-ra a la atmósfera. Los vinos efervescentes (effervescents) se vinifican de manera que, al embotellarlos, los azúcares y las levadu-ras ponen en marcha una segunda fermen-tación en la botella. Para ello, se utiliza un vino tranquilo al que se añade un licor de tiraje (liqueur de tirage), compuesto bási-camente por azúcar y levaduras que faci-liten la expulsión del sedimento (dépôt) cuando se proceda al degüelle (dégorge-ment). El degüelle es la liberación del de-pósito de levaduras muertas que se forma en el cuello de la botella, que además es el motivo de que estas se vayan girando,

inclinadas en los pupitres con el gollete (goulot) boca abajo, para acumularlo. Hoy en día, el sedimento se elimina congelando el extremo del gollete. La rotación de las botellas se realizaba antiguamente a mano (á la volée), pero hoy se ha mecanizado: se colocan invertidas en un baño de salmuera frigorífica, y el frío congela el sedimento, que sale expulsado por la presión del gas al destapar la botella. Después se procede a rellenar o dosificar el pequeño volumen de líquido que se ha perdido en este pro-ceso con un licor de expedición (liqueur de dosage) propio de cada firma, que además sirve para determinar el estilo del cham-pagne (brut, semiseco, etc.). Por último se procede al taponado (bouchage) definiti-vo, y la botella se vuelve a depositar en los pupitres para que las levaduras transfor-men el azúcar en alcohol y el vino absorba el gas carbónico y forme burbujas (bulles).

Para obtener vinos gasificados, también se puede embotellar el vino o cerrar la cuba antes de que termine la fermentación ma-loláctica, o inyectar las burbujas artificial-mente. Así, al abrir la botella (déboucha-ge), se producirá una leve formación de burbujas que potenciará el frescor de esos vinos. Dentro de esta categoría de vinos caracterizados por la presencia de espuma (mousse), se distinguen los vinos de agu-ja o espumantes (perlants o pétillants) y los vinos espumosos (mousseux), como el champagne, el cava o los crémants.

También se pueden clasificar los vinos en función de su envejecimiento. Un vino nuevo, joven o del año (vin primeur) es el que se comercializa casi de inmediato tras la cosecha. Por el contrario, un vino de re-serva (garde) es aquel que puede envejecer (vieillir) durante varios años en las cavas (caves), ganando carácter en este proceso.

En la actualidad es frecuente el uso no ya de cubas o barricas de roble, sino de toda una gama de piezas de roble en suspensión

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TRADUCCIÓN CIENTÍFICA Y TÉCNICA

a lo largo de la vinificación, práctica con la que no todo el mundo está de acuerdo. Antaño, la personalidad del vino procedía de las clases de cepa (cépages), las tierras donde se plantaba (terroirs) y el clima o microclima específicos de la región, pero hoy en día adecuarse a los gustos del pú-blico depende sobre todo de la maestría enológica de la bodega. Hasta mediados del siglo XX el vino fue objeto de muchos fraudes.

Con su industrialización se convirtió en un producto sujeto a procedimientos técnicos, científicos y económicos racionalizados y controlados. Por ejemplo, para conseguir una mayor acidificación es frecuente aña-dir ácido tartárico (acide tartrique) y pe-queñas porciones de ácido cítrico (en la UE este procedimiento está autorizado,

ENLACES

Artículo «Vin» de la Wikipedia en francés: <http://fr.wikipedia.org/wiki/Vin>. La excelente Página de Bedri: <http://www.bedri.es/Comer_y_beber/Vino/Glosario.htm>.Sitio web oficial de la UMC (Union des Grandes Marques et Maisons de Champagne): <http://www.maisons-champagne.com/orga_prof/qui_ta_fait_roi.htm>.

OTROS GLOSARIOS

<http://www.idealwine.com/fr/decouverte/mots_vinification.jsp>.<http://vitis.free.fr/LEXIQUE.html>.<http://www.accua.com/bodega/glosario.asp>.

siempre que no se combine con el azucara-do [chaptalisation o sucrage]), a pesar de que el ácido tartárico, que está presente de manera natural en la uva, debe eliminarse por completo durante la crianza so pena de que se sedimente en el fondo de las bo-tellas y forme cristales. La chaptalización es una corrección de los mostos que suele aplicarse en zonas frías cuando la cosecha lo requiere. Consiste en añadir azúcar al mosto antes o durante su fermentación pa-ra subir el grado alcohólico (titre o degré alcoolique). En España está prohibida por innecesaria.

Dejo para una segunda entrega, algunos aspec-tos sobre terminología francesa que se utiliza habitualmente en el sector vinícola español y un pequeño glosario sobre la cata del vino.

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© Rafael Carrasco

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TRADUCCIÓN JURÍDICA

Esta reflexión sobre el idioma y el lenguaje humano del gran Ortega y Gasset, así como la teoría del filosofo y lingüista Avram Noam Chomsky, en la que este opina que esa facul-tad del ser humano va más allá de todo intento razonable —por supuesto que no profundiza-remos en la teoría de este gran lingüista, pero sí nos quedaremos con la complejidad intrín-seca del lenguaje humano y con la inexpli-cable creatividad inherente al lenguaje de la que nos habla—, nos servirán para entender la compleja y difícil tarea del traductor-intér-prete en cualquier idioma y cualquier campo o ámbito.

Si nos limitásemos a investigar sobre lengua y lenguaje, nos habríamos alejado del ob-jetivo de este trabajo, que no es otro que el de plasmar las dificultades a las que nos en-frentamos los traductores e intérpretes en los actos judiciales en la Comunidad Autónoma de Andalucía en el caso de la lengua árabe, tanto desde el punto de vista práctico y prag-mático como a partir de mi propia experien-cia profesional como traductora e intérprete de árabe y español en el ámbito policial y ju-dicial, pero también desde mi punto de vista personal y cultural. No nos extenderemos, por tanto, en explicaciones teóricas, ya que, aunque no sean menos significativas, sí se salen del ámbito de este breve artículo.

La problemática de la traducción jurídica en la comunidad autónoma andaluza y las dificultades que encuentran los traductores-intérpretes de lengua árabeHanan Saleh Hussein

Dijo José Ortega y Gasset: «El sentido real de una palabra no es el que tiene en el diccionario, sino el que tiene en el instante. ¡Tras veinticinco siglos de adiestrarnos la mente para contemplar la reali-dad sub specie aeternitatis, tenemos que comenzar de nuevo y forjarnos una técnica intelectual que nos permita verla sub specie instantis!» (Del Imperio Romano, VI: 55).

Hanan Saleh Hussein nació en El Cairo (Egip-to), aunque �ene na-cionalidad española y reside en Sevilla. Se licenció en Filología y Literatura Hispánicas por la Universidad de El Cairo y posteriormente

convalidó y homologó ese �tu-lo con el de Filología Hispánica de la Universidad de Sevilla. Tiene una dilatada experiencia profesional en el secretariado diplomá�co y de alta dirección, así como en el campo de la traducción y la interpretación, tanto en el ámbito público, en los juzgados, como en la em-presa privada. Actualmente es profesora de lengua árabe en la Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla, y ejerce como tra-ductora e intérprete de lengua árabe en Andalucía.

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Si partimos de la idea de que un traduc-tor-intérprete debe conocer muy a fondo los idiomas con los que trabaja, con todo lo que ello implica (cultura, costumbres, reli-giones, dialectos y variedades del mismo idioma, etc.), debemos señalar que jamás podemos descuidar el idioma materno; no olvidemos que, al fin y al cabo, traba-jamos hacia nuestra lengua materna, y un buen resultado siempre va a depender del conocimiento que de ella tengamos. Una eficiente traducción tiene que sonar a ára-be (el idioma que nos ocupa), no podemos dejar que haya interferencias.

Aquí, en la comunidad autónoma andalu-za, no siempre esto que acabamos de seña-lar es lo que ocurre.

Entendemos que el flujo de inmigrantes de origen árabe a España, y en especial a Andalucía, ha obligado a las autoridades a modificar todo un sistema de «una ma-quinaria pesada» para hacer frente a los nuevos retos que plantea una sociedad multilingüística y multicultural y dar así servicio y atención a un nuevo tipo de ciudadanos.

Pero no olvidemos nunca la importancia y, sobre todo, la trascendencia que tiene la tarea del traductor-intérprete en los pro-cesos judiciales, ya que el único que do-mina ambos idiomas es el traductor; ni el interesado (acusado, víctima, denunciado, denunciante o testigo) ni el personal res-ponsable (cuerpo de policía, Guardia Civil u órgano judicial) manejan ambas lenguas. El entendimiento exacto y preciso entre las dos partes depende de la profesionalidad, de la seriedad y de la honestidad del tra-ductor-intérprete.

Un juez toma sus decisiones basándose en unos hechos, que serán transmitidos por el traductor-intérprete como hechos reales, verídicos y verdaderos; yo personalmente lo considero una tarea y una responsabili-dad de un gran calibre y un enorme peso tanto profesional como moral.

Por consiguiente, es la misma Adminis-tración quien tiene que asegurarse de la profesionalidad del traductor-intérprete desde el punto de vista formativo y así mismo, proporcionarle las facilidades ne-cesarias y oportunas, eliminando las difi-cultades que obstaculizan su ya de por sí difícil tarea.

Como apuntábamos, es importante una buena formación del traductor-intérpre-te, pero esa tarea conlleva una dedicación que en muchas ocasiones no se obtiene fá-cilmente, por la inestabilidad y la precarie-dad laboral del intérprete.

Como es sabido por todos, existen en nues-tra profesión muchos intermediarios con una política de empresa que en algunos casos deja mucho que desear, por lo que el traductor cae en el desinterés y suele de-dicarse a otras profesiones que le aportan más estabilidad, más ingresos económicos y mas continuidad en el mundo laboral.

En algunos organismos oficiales, apar-te de no contratar al intérprete de forma permanente, el pago se efectúa por minu-tos, es decir, se le suman los minutos de asistencia cada vez que acude al centro de trabajo y a final de mes se hace la cuenta. En algunos casos se anotan 11 minutos, 13 minutos, etc., pero si el centro de trabajo se encuentra dentro del municipio de Sevilla (en mi caso), no se pagan los kilómetros, por muy lejos que esté este del domicilio del traductor.

En otros centros oficiales se distingue el pa-go entre «tiempo de trabajo real», es decir, la traducción en sí, que podría durar en al-gunos casos 15 minutos (o incluso menos), y «tiempo de espera» hasta la llegada del letrado de oficio y durante los preparati-vos por parte de los funcionarios, algo que abarata demasiado el pago al traductor.

Como vemos, son motivos de desánimo que empujan al traductor a alejarse de su profesión y, en el mejor de los casos, a no

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TRADUCCIÓN JURÍDICA

esforzarse e invertir en su preparación y en el perfeccionamiento de su oficio.

Basándonos en estos hechos, las conse-cuencias son la mala calidad de las traduc-ciones o del resultado final de las mismas; algo que es, a mi juicio, de extrema grave-dad si volvemos a lo que habíamos seña-lado anteriormente sobre la importancia y la trascendencia de la labor del traductor-intérprete en un acto judicial.

Como anécdota mencionaremos el caso del traductor que fue detenido el verano pasado en una provincia andaluza cuan-do se encontraba en unas dependencias policiales, enviado por una empresa inter-mediaria, contratada por el Ministerio del Interior, para realizar una interpretación en las Brigadas de Extranjería del Cuerpo Nacional de Policía; una vez comproba-da la identidad del intérprete, resultó que tenía antecedentes. Por motivos profesio-nales no mencionaremos el nombre de la empresa contratada; aun así cabe señalar que los medios de comunicación se hicie-ron eco de la noticia sin que nadie hiciera nada al respecto.

Existen otros muchos casos de este estilo que demuestran y confirman nuestra teo-ría sobre la gravedad de los hechos.

También nos consta que, en algunas oca-siones, en Andalucía los jueces han suspen-dido algunos juicios por la mala compren-sión del intérprete, cuando la comprensión es algo básico para llevar a cabo una tra-ducción fiable.

Todo ello sin mencionar el gasto innecesa-rio de medios y el despliegue de personal de las dependencias policiales y de justicia para subsanar este tipo de problemas, nue-vas citaciones, etc. En algunas ocasiones nos hemos encontrado con dos traduccio-nes hechas por dos intérpretes diferentes sobre hechos concisos y claros pero total-mente distintas la una de la otra, incluso en los datos relevantes. Este caso se produ-jo en las dependencias de las Brigadas del Servicio de Atención a la Familia (SAF), con las graves consecuencias que suelen tener este tipo de situaciones.

Otro punto que consideramos sumamente importante es el conocimiento previo del

© Rafael Carrasco♪♫ Bright as Yellow, de The Innocence Mission

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caso por parte del traductor-intérprete. En algunas ocasiones, sobre todo en los juicios de gran trascendencia, como tra-ductora suelo pedir autorización para hablar con el detenido/acusado/denun-ciante/denunciado o simplemente el tes-tigo, ya que el conocimiento del entorno del hecho es importantísimo a la hora de realizar una traducción completa en to-dos los sentidos, y este tipo de trámites proporciona al profesional una infor-mación valiosa al respecto que nos sitúa social y culturalmente: por ejemplo, la nacionalidad de la persona, su oficio, su orientación religiosa, etc.

Este trámite lo autorizan normalmente los secretarios judiciales, pero cabe men-cionar que no siempre es así, lo cual afec-ta a la calidad de la traducción. En algu-nos casos este trámite no es factible, ya que los propios órganos judiciales no lo ven oportuno por motivos de seguridad, pero yo soy testigo de que en la inmensa mayoría de los casos se decide por razo-nes de comodidad, ignorando la impor-tancia que tiene para el traductor y lo ne-gativo que es para el resultado.

Esta posibilidad favorable que acabamos de mencionar no es factible si la inter-vención se realiza en directo, es decir, de manera improvisada; en tal supuesto no tenemos margen de maniobra y debemos agudizar todos nuestros sentidos para llevar a cabo una traducción lo mejor posible. De ello dependerá, por ejemplo, que los agentes se lleven a una persona detenida y esposada o que lo hagan en calidad de testigo, o, en otras ocasiones, que se inmovilicen en el mismo lugar de la detención objetos y materiales que de-muestren hechos importantes y vitales para una investigación, en calidad de pruebas; y esto es lo que los órganos ju-diciales no tienen en cuenta.

No queremos pasar por alto el punto de la dificultad dialectal del árabe, pues, como es sabido, la lengua árabe denominada fusha o árabe clásico es la que se utiliza a nivel oficial, pero en el ámbito doméstico, en la conversación informal entre naturales de una misma área dialectal, en las canciones y en la poesía popular, se utilizan otras va-riedades dialectales que no sería posible enumerar en este artículo, porque resulta-ría demasiado extenso.

La Administración raras veces tiene en cuenta este punto tan vital, en algunas ocasiones por ignorancia de la variedad dialectal del árabe y en otras por «falta de tiempo o presupuesto», de manera que a la hora de solicitar un traductor se pide un «traductor de árabe», sin especificar el dia-lecto.

En este punto, me gustaría romper una lan-za a favor de nuestros compañeros, pues la honestidad es la que nos hace rechazar el trabajo por no dominar al 100 % el dialecto hablado por el detenido, ya que el órgano judicial no tiene forma de averiguarlo sal-vo que se pongan en marcha otro tipo de mecanismos que controlen esta peculiar dificultad a través de un servicio especial, que necesitaría contar con los profesiona-les adecuados y el presupuesto necesario.

Antes de terminar este artículo, haré una referencia a otra dificultad añadida, que únicamente afecta a la traductora-intér-prete mujer, pues en algunos casos —y por experiencia propia— esa tercera y última condición ha sido un punto no a su favor en algunas dependencias judiciales y ofi-ciales, algunas veces por el tipo de deteni-do y en otras por los miembros del mismo órgano judicial o la dependencia policial, algo que quizás debería ser debatido fuera de este artículo, puesto que afecta al tema de las dificultades específicas vinculadas a la condición de mujer.

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TRADUCCIÓN JURÍDICA

Con motivo de la carta que han recibido sobre mi artículo en el número 4 de La Lin-terna del Traductor, procedo a realizar las siguientes matizaciones.

Como bien se expone en dicho artículo, la legislación en vigor exige que los licencia-dos en Traducción e Interpretación acre-diten haber cursado al menos 24 créditos en traducción jurídica y/o económica y 16 créditos en interpretación oral para obtener la exención del examen de traductor-intér-prete jurado (debido a las limitaciones en cuanto a extensión a las que debía ceñirme en mi artículo, este dato se dio por sabido y no se mencionó expresamente). No obs-tante, es preciso recordar que la normativa vigente no especifica el número de créditos de esta formación que han de corresponder a cada dirección (es decir, cuántos créditos han de cursarse en traducción jurídica y/o económica desde la lengua extranjera ha-cia el español y viceversa) ni establece la naturaleza o contenido de las asignaturas de interpretación.

Tal y como expongo en mi tesis doctoral, en el caso de los profesionales de lengua inglesa, los egresados de la mayoría de las universidades que consiguen la habi-litación por esta vía han justificado dichos créditos exigidos mediante asignaturas de

interpretación de carácter introductorio o básico (generalmente, las asignaturas tron-cales de la licenciatura) y no por medio de materias específicamente diseñadas para la interpretación jurada. Con respecto a la formación en traducción jurídica y/o eco-nómica, existe una gran disparidad en la preparación hacia la lengua inglesa de los egresados, con universidades que ofrecen el mismo número de créditos en ambas di-recciones y otros centros cuyos estudiantes han disfrutado de la exención de examen cursando solo asignaturas de traducción jurídica y/o económica hacia el español (si bien, como huelga recordar, una vez habi-litados, sus traducciones juradas tanto al español como al inglés tendrán carácter oficial).

Así pues, parece haberse producido un error de comprensión con respecto a la cita de mi artículo a la que se refiere esta lectora, ya que aquella no implica que los licenciados no tengan que justificar un nú-mero concreto de créditos cursados en tra-ducción jurídica y/o económica y en inter-pretación (24 y 16, respectivamente), sino que la normativa no especifica un número concreto de créditos en traducción hacia la lengua para la que se obtendrá la habilita-ción ni establece el tipo de interpretación que deberá cursar.

Francisco Javier Vigier MorenoTraductor-intérprete jurado de inglés

Respuesta a una carta a la redacción

Publicamos en esta sección la respuesta a la carta al director publicada en la página xx. Dicha carta hace referencia al artículo del mismo autor publicado en el número 4 de esta publicación, titulado «La nueva normativa de la profesión de traductor-intérprete jurado: ¿un paso adelante o un paso atrás?» (págs. 37-49).

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TRADUCCIÓN JURÍDICA

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Habida cuenta de esta falta de concreción en la normativa, pues, es de esperar que los habilitados por esta vía de acceso a la profesión de traductor-intérprete jurado presenten una formación muy diversa, en determinados casos no la que se necesita para desempeñar su labor con plenas ga-rantías. Por tanto, este procedimiento de

selección de profesionales de la traducción y la interpretación juradas, en el modo en que ha estado diseñado hasta ahora, no garantiza que todos los habilitados reúnan las habilidades, destrezas y conocimientos que se requieren a un profesional de las características de un traductor-intérprete jurado.

© Rafael Carrasco

♪♫ The Anchor Song, de Björk

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TRADUCCIÓN LITERARIA

En el año 2004, los estadounidenses Ian Caldwell (graduado en Historia en Prin-ceton en 1998) y Dustin Thomason (con estudios de Medicina y Antropología en Harvard y graduado en Columbia en 2003) publicaban en su ópera prima The Rule of Four (editado en español por la edi-torial Roca en el año 2004 bajo el título de El enigma del cuatro) la afirmación de que en la escultura de Buonarroti se representa a un Moisés cornudo porque san Jerónimo se equivocó al traducir la Biblia y confun-dió el verbo hebreo que significa «irradiar luz» por el sustantivo griego que significa «cuernos»:

The horns have nothing to do with being a cuckold. The riddle was li-teral: who gave Moses horns? It′s from a mistranslation of the Bible. When Moses comes down from Mount Sinai, Exodus says, his fa-ce glows with rays of light. But the Hebrew word for ‘rays’ can also be translated as ‘horns’―karan versus keren. When Sant Jerome translated the Old Testament into Latin, he thought that no one but Christ should glow with rays of

Los cuernos de Moisés María Barbero

Con cierta frecuencia se leen afirmaciones —más o menos apresuradas— relativas a fallos de traduc-ción que se arrastran desde épocas antiguas y que han dejado su huella sobre distintas manifestacio-nes culturales y artísticas de las culturas occidentales. ¿Quién no ha oído hablar del imposible camello que pasa por el ojo de la aguja, de topónimos de hilarante y dudosa etimología o de sorprendentes zapatitos de cristal?En este apartado de traducción literaria queremos abrir un nuevo capítulo temático que tratará pre-cisamente de estos fallos traductoriles con raigambre história, sean reales o imaginarios. Comenzare-mos hablando de uno de los supuestos errores en la traducción de la Biblia de san Jerónimo.El presente artículo es una reelaboración de un texto mío que apareció como mensaje en la lista de correo de Asetrad el día 20 de enero del 2011.

María Barbero nació en Cartagena. Estu-dió Filología Alemana en España (Salaman-ca, 1985) y Literatura y Cinematogra�a del Expresionismo en los Estados Unidos (Amherst, 2001). Se

dedica a la traducción técnica (fitosanidad, plás�cos y ma-quinaria, especialmente) des-de 1986. Es socia fundadora de Asetrad y miembro de Tre-médica. Pertenece al comité editorial de Panace@ y dirige desde sus comienzos esta se-gunda época de La Linterna del Traductor.

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light―so he advanced the secon-dary translation. And that′s how Michelangelo carved his Moses. With horns.[Ian Caldwell & Dustin Thomason: The Rule of Four. Londres: Arrow Books, p. 213, 2005.]

Esta misma afirmación hace tiempo que corre como reguero de pólvora por Inter-net. Incluso tiene ya un lugar de honor en la Wikipedia en español:

La estatua se representa con cuernos en su cabeza. Se cree que esta carac-terística procede de un error en la traducción por parte de San Jeróni-mo del capítulo del Éxodo, 34:29-35. En este texto, Moisés se caracteriza por tener karan ohr panav («un rostro del que emanaban rayos de luz»), lo que San Jerónimo en la Vulgata tra-dujo por cornuta esset facies sua («su rostro era cornudo»). El error en la traducción es posible debido a que la palabra «karan» en hebreo puede significar «rayo» o «cuerno». < h t t p : / / e s . w i k i p e d i a . o r g / w i k i /Mois%C3%A9s_de_Miguel_%C3%81ngel>

Si algo hay tan ambiguamente positivo como negativo en la rauda difusión de la información en esta era de Internet es pre-cisamente la rapidez con que se transmi-ten las leyendas urbanas, las etimologías supuestas, las afirmaciones acríticas y los conocimientos injustificados y no coteja-dos. Basta con situarlos estratégicamente y darles difusión entre población poco eru-dita para que su presencia se multiplique en webs y blogs, se transmita a través de listas de correo y redes sociales y adquiera de esta forma, al fin, carta de ciudadanía en el jardín del conocimiento humano.

Así, lo que para un laborioso historiador pudo ser una hipótesis no respaldada, pa-ra el lector poco exigente que se conforma

con beber de fuentes no cotejadas de Internet se convierte en realidad. No sería de extrañar que en breve, por tanto, esta cu-riosa explicación de los cuernos del Moisés de Mi-guel Ángel (por no hablar de otras representaciones pictóricas y escultóricas de un Moisés con cuernos) fuera considerada indis-

cutiblemente cierta. Porque el mecanismo de repetir muchas veces una mentira pa-ra convertirla en verdad parece funcionar extraordinariamente bien en esta época de enciclopedismo falso y acrítico en la que vivimos.

Por mi parte, tras haber examinado este asunto y haber revisado bastante biblio-grafía, considero que la idea del error de traducción de san Jerónimo en este caso es tan apócrifa y falsa como muchas de las brillantes y facilonas interpretaciones simbolísticas a las que tan aficionado es Brown, otro autor estadounidense de best-sellers, en su Da Vinci Code.

Para explicar mi postura he de ir por partes.

1. En el proceso de traducción de la Vul-gata, san Jerónimo tenía a su disposi-ción tanto los textos hebreos como el texto griego (concretamente, la Septua-ginta). Sabemos que Jerónimo de Estri-dón (alias san Jerónimo) dominaba el griego, mientras que sus conocimien-tos del hebreo eran más rudimentarios (aunque se trasladó a vivir a Belén para aprender el idioma).

2. En el Éxodo (34, 29) de la versión sep-tuaginta se menciona a Moisés bajando del Sinaí. El verbo que se utiliza en grie-go es dedocastai (algo así como «glorifi-car»), en el sentido de que el rostro de Moisés estaba «resplandeciente», «hen-chido de divinidad» o cosa semejante

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(la versión de Reina Valera de la Biblia dice aquí: «Y aconteció que descendien-do Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios»).

3. Sin embargo, al llegar a ese versículo, los postulantes del error de traducción afirman que san Jerónimo

• deja la versión griega y toma la hebrea;

• se encuentra con el verbo hebreo qaran y, en lugar de darle el signi-ficado original hebreo de «irradiar luz», que sería el adecuado a este contexto, se decide por darle el sig-nificado que ese mismo verbo tie-ne en Salmos, 69, 31 («Y agradará a Jehová más que sacrificio de buey, o becerro que tiene cuernos y pe-zuñas», en la Reina Valera);

• y a continuación, en latín, escribe «Quod cornuta esset facies sua», que literalmente significaría «que su rostro estaba cornudo».

Ahí se queda el lector anecdótico: san Je-rónimo se equivoca porque confunde una palabra hebrea que puede significar «luz» con una griega que significa «cuernos».

Pero quedarse con esta explicación resul-ta, a mi entender, bastante arriesgado. San Jerónimo es un traductor muy culto que tiene a su disposición el texto griego, en el que para qaran aparece dodicastai, que significa «glorificado» y que no tiene nada que ver con cuernos. Suponer que Jerónimo leyó qaran en hebreo y asumió precipitada y erróneamente que signifi-caba lo mismo que el keras griego es dar un salto demasiado apresurado, tenien-do en cuenta que

• keras no aparece en ese capítulo del Éxodo en la Septuaginta, y que

• en la II Epístola a los Corintios (3, 7), también traducida por Jerónimo, san Pablo se refiere a que el rostro de Moisés en Éxo-do 34, 29, resplandece como algo glorioso («Y si el ministerio de muerte grabado con letras en pie-dras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a cau-sa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer»).

Por lo tanto, me inclino a asumir, más bien, que la razón de que san Jerónimo se decidiera a verter el griego como «Quod cornuta esset facies sua» sea que en esa ex-presión (cornuta) hubiera en su día un sim-bolismo teológico que somos incapaces de identificar en este siglo.

Efectivamente: si leemos en algo más de profundidad la obra de san Jerónimo, re-sulta que

• en su comentario al Libro de Amón, Jerónimo explicó que la voz cornu-ta era una referencia metafórica a glorificación;

• en los comentarios a los libros de Isaías y Ezequiel, y también en el Diálogo contra los Pelagianos, san Jerónimo vuelve a manifestar que los cuernos de Moisés constituyen una metáfora de «fuerza», «po-der», «sabiduría» o «conocimiento de Dios»;

• en la Antigüedad clásica, la re-presentación de un personaje con un tocado de cuernos de carnero era símbolo de autoridad, por in-fluencia egipcia (el dios Amón Ra), transmitida luego a la cultura ro-mana (figs. 1 y 2). Recordemos que Alejandro Magno también gustaba de aparecer con cuernos en algu-nas de sus efigies (fig. 3);

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• un Moisés cornudo como imagen de autoridad también aparece en una medalla (fig. 4) descrita en De iure naturali & gentium, iuxta disci-plinam ebræorum (Johannis Seldeni, 1640).

Aunque parezca guasa, los cuernos de Moisés han dado mucho que hablar desde que apareció la Vulgata. Si bien en cultu-ras antiguas la cornamenta es símbolo de poder, de fortaleza (de edad y de sabidu-ría, puesto que el animal astado es más maduro y experto que el que no tiene cuer-nos), el significado exacto del simbolismo jeronimiano se pierde pronto, como de-muestra el hecho de que en In omnes beati Pauli Apostoli epistolas, super 2 Co. III, Lectio II, santo Tomás de Aquino se viera en la necesidad de explicar públicamente que Moisés no llevaba cuernos. La razón: pa-ra el cristianismo medieval, la cornamen-ta había pasado a ser símbolo de posesión demoníaca. Hay caracterizaciones medie-vales de judíos con cuernos, presentados como aliados con el demonio. De ahí que incluso haya habido quienes interpreten erróneamente la creación del Moisés cor-nudo de Miguel Ángel como un signo an-tisemita del papado romano de la época.

Para ajustar el texto de la Biblia a un len-guaje más actualizado y no tener que dar tantas explicaciones sobre los cuernos (que, como ya digo, pasaron a tener un significa-do completamente diferente a «fuerza» o «poder» durante la Edad Media), la Iglesia modificó esa voz en la traducción de san Jerónimo. Pero quiero insistir en que el cambio no se hizo porque la de Jerónimo fuera una mala traducción, sino porque la gente ya no entendía la imagen.

Quede dicho todo lo anterior como cons-tatación de que los tiempos cambian y los símbolos cambian. Igual que para un lec-tor actual llevar cuernos no tiene nada que ver con posesión demoníaca, sino más bien con infidelidad de la pareja, los jero-nimianos cuernos de Moisés no son una mala traducción, sino la expresión de una simbología largamente perdida.

Figura 2: Imágenes del dios Zeus con el tocado de cuernos de carnero

Figura 3: Representaciones cornudas de Alejandro Magno

Figura 4: Medalla judía en la que se representa a Moisés dotado de cuernos

Figura 1: El dios egipcio Amón Ra, con cuernos de autoridad

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Una referencia imprescindible es el libro de una acreditada especialista en historia del arte medieval, Ruth Mellinkoff: The Horned Moses in Medieval Art and Thought. Eugene (Oregon, EE. UU.): Wipf & Stock Publishers, 1997. En Google Books se en-cuentra disponible un extracto de la ver-sión de este libro aparecida en 1970 en University of California Press: http://bo-oks.google.com/books/about/The_hor-ned_Moses_in_medieval_art_and_tho.html?id=44DCt8_1QCAC. La edición más moderna del mismo se puede adquirir en Amazon en edición rústica: http://www.amazon.com/Horned-Moses-Medieval-Art-Thought/dp/1579100880/ref=ntt_at_ep_dpt_4.

Figura 5: Moisés en la Biblia de Bury (s. XII). Apréciense los cuernos

Como interesante y digestivo colofón sir-van también los dos articulitos que dedica Gerardo Jofre al tema en una acreditada web de arqueología: <www.arqueologos.org/arque-bibli/80-qquod-cornuta-esset-facies-suaq.html> y <www.arqueologos.org/arque-bibli/78-qquod-cornuta-esset-facies-suaq.html>.

Y con esto termino. Como decía en el men-saje original que envié en su día sobre este asunto, no es que la exégesis bíblica sea lo mío, pero por puro sentido de la honradez me fastidia que dos autores estadouniden-ses de bestsellers con un diccionario en la mano vengan a enmendarle la plana al pa-trón de los traductores.

Figura 6: Representación danesa de Moisés cornudo en Kelby (año 325)

Figura 8: En el siglo XVII, Ribera ya pinta a un Moisés sin cuernos. En lugar de estos, lleva unos rayos de luz que lo glorifican

Figura 7: Grabado veneciano de 1521. Obsérvese el Moisés cornudo

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profesionales, que viven solo de traducir. Para desgracia de todos, estas personas escasean en el sector editorial: según el último Libro Blanco de la Traducción Editorial (Ministerio de Cultura, 2010: 49-58), el 62,5 % de los traductores de libros no lo son en exclusividad; un 55,4 % de ellos obtienen con esta actividad menos del 25 % de sus ingresos personales, y el porcentaje sube a un impresionante 63,4 % cuando se considera la renta fami-liar total. Menos de la cuarta parte de los ingresos. En marcado contraste con estas desdichadas circunstancias, el estudio académico de la traducción se centra so-bre todo en el sector literario; la traduc-ción no editorial merece relativamente poca atención de los eruditos. No viene mal tratar de integrar los dos perfiles, los editoriales y los no editoriales, en una vi-sión global de la traducción que pueda incluirlos a todos.

Si podemos hablar de «malos» o «bue-nos» traductores literarios a la manera de Iriarte, la cuestión cambia mucho cuando pensamos en los que no se dedican a la traducción de libros, y muy especialmen-te en los que sí viven de traducir. Para describir ambas actividades hace falta diferenciar su trabajo, describiendo de modo algo más riguroso los dos tipos de traducción.

Esto pasa por clasificar todos los textos que pueden llamarse traducciones y to-das las actividades que desembocan en ellos. Puede hacerse por medio de los

María Luisa Romana se licenció en 1988 en Filología Hispáni-ca por la Universidad Autónoma de Madrid. De 1989 a 1991 traba-jó en el sector finan-ciero, que abandonó para dedicarse a la

traducción económica e ins�tucio-nal en Bruselas (Bélgica). Desde 1996 da clases de traductología y traducción especializada en la Uni-versidad Pon�ficia Comillas (Ma-drid), y en el año 2009 se doctoró en traducción.

De espadas y asadores: los «malos traductores» de IriarteMaría Luisa Romana

En el siglo XVIII, el gentilhombre ilustrado don Tomás de Iriarte arremetía contra «dos especies de malos traductores». Las dos tenían el defecto común de no transmitir cabalmente la calidad de los originales, ya empeorándolos ya mejorándolos.

35 ¡Mas de igual ignorancia o picardíanuestra nación quejarse no podríacontra los traductores de dos clases,que infestada la tienen con sus frases!Unos traducen obras celebradas,

40 y en asadores vuelven las espadas:otros hay que traducen las peores,y venden por espadas asadores.

Por supuesto, está hablando de la traducción de obras literarias. Nosotros tenemos que ampliar el campo, puesto que hoy día —a di-ferencia de lo que pasaba antes— sí es rele-vante el número de traductores propiamente

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tipos textuales; hay una excelente expo-sición de esta compleja perspectiva en la obra Text Typology and Translation, editada por Trosborg (1997). Otro punto de vista clasifica no por tipos de texto, sino por ac-tos de comunicación; la teoría funcionalis-ta alemana (Reiβ y Vermeer, 1996) escoge este camino. En la universidad, los planes de estudios clasifican por dificultad o gra-do de especialización de los textos origi-nales,1 distinguiendo entre la traducción «general» y la «especializada». Se trata de un ejercicio puramente didáctico, porque es de sobra sabido que en la práctica se-rán pocos los originales que se presten a una «traducción general», que en muchos casos ni siquiera caerán en manos de un profesional.

Quiero comentar aquí una división senci-lla, que permite abordar con facilidad la adopción de estrategias totalmente distin-tas según el tipo de traducción a que nos enfrentemos. La clasificación se basa en el llamado «polo de emisión» del texto origi-nal. Simplificando bastante, las descripcio-nes que parten del esquema clásico de la teoría de la comunicación emplean grosso modo la conocida –y superada– representa-ción de Jakobson, que basa el mecanismo comunicativo en seis agentes: emisor, re-ceptor, mensaje, referente, código y canal.

La traducción desdobla este planteamien-to: el traductor es un receptor especial, que lee con el objetivo explícito de reproducir el esquema para multiplicar el número de receptores de un mensaje, poniéndolo también a la disposición de las personas que no poseen el código inicial, la lengua de partida:

En esta descripción clásica –un tanto dema-siado simplista, insistimos–, el traductor se plantea el objetivo de elaborar un mensajeB tal que sea «equivalente» al mensajeA. In-dependientemente de los demás factores, y en especial del peso que se dé al polo de recepción (es decir, independientemente de cuánto adaptemos el texto), a la hora de calibrar este objetivo de equivalencia tene-mos siempre un factor de primera magni-tud, el emisorA, el autor del texto original. Este emisor suele ser una persona que ha elaborado su mensaje con unos objetivos determinados y valiéndose de unas estra-tegias lingüísticas concretas. El traductor parte de dos elementos, emisor y texto ori-ginal, de los que extrae una parte esencial de la información necesaria para hacer su trabajo.

Por razones de relevancia y simplicidad, en esta exposición hemos omitido con-ceptos tan importantes como pueden ser,

1 Lo que, por cierto, puede crear no poca confusión.

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por ejemplo, la transducción o la invarian-cia; y nos hemos abstenido de entrar en el abierto e importante debate en torno a la equivalencia. Así, somos conscientes de que todo lo dicho es pura simplificación, diseñada solo para funcionar como punto de partida del análisis. Con todo, se trata de un planteamiento concebido caracte-rísticamente para hablar de la traducción literaria o editorial, de naturaleza en gran medida cultural; el autor original tiene un estilo, ha tomado unas decisiones que el traductor no puede pasar por alto, que tie-nen que constituir necesariamente la base de su texto de llegada.

En el caso de la traducción no literaria hay que modificar este planteamiento. Es ob-vio que el texto original ha sido compuesto también por personas; pero hay que mirar con mucho cuidado la cuestión del estilo. Cuando traduzco un contrato, un informe macroeconómico, una directiva europea o unas especificaciones técnicas, el motivo para escribir el texto no se cifra en una de-cisión personal de nadie. Hay una entidad social, que puede ser una empresa, una institución o un organismo profesional, entre cuyas responsabilidades se incluye la emisión de un texto, con un fin social determinado. La redacción se confía a un especialista, que justamente se ha someti-do a un intenso entrenamiento orientado, entre otras cosas, a escribir con un estilo que no sea «personal». El texto se inscribe en un registro socioprofesional dado, den-tro de una cultura; de hecho, quien escribe no firma el texto, porque en puridad no es su autor. El «autor» es la entidad, la empre-sa o institución; y el redactor hace, por su formación y por la naturaleza del objetivo comunicativo del texto, un gran esfuerzo –tanto consciente como inconsciente– por desaparecer como autor personal.

Haciendo abstracción de los elementos cir-cundantes (referente, código, canal), que por supuesto siguen existiendo, el polo de emisión de este tipo de traducción podría representarse así:

Volvemos a desdoblarlo, pero de manera distinta. La traducción es un paso también imprescindible en el proceso; el traductor no es un receptor del mensaje, del mismo modo que tampoco lo es un colega del re-dactor que revise el texto final. Ninguno de los dos estará incluido en el grupo de destinatarios de la comunicación. Igual que el redactor, el traductor recibe el en-cargo de dar forma a un texto para unos receptores:

En esta situación, el «autor» del mensaje no es su redactor, sino la entidad que lo genera por medio de este. La misma que lo vuelve a generar por medio del traductor, tantas veces como lenguas se considere necesario incluir en el proceso. Para mo-vernos en una terminología precisa, este texto original no tiene autor, sino que de-pende de un plan textual (que correspon-de grosso modo al «programa conceptual» de la terminología teórica; cf. Lvóskaya, 1997: 12) en el que se fusionan los factores «emisor» y «redactor».

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De esta forma, merced a la destreza tecno-lectal del redactor, puede desdoblarse la función clásica de emisor en el esquema que la traductología adapta de la teoría de la comunicación. En todas las fases del proceso, las personas que intervienen en la elaboración del texto adoptan un registro muy alejado del suyo personal, impuesto por la intención comunicativa del emisor, que para formularla se basa en las marcas estilísticas y discursivas de un lenguaje es-pecial elaborado colectivamente (e interio-rizado) por los profesionales del ramo. Por tanto, existe un redactor del texto que es distinto del emisor y se adapta, mediante un esfuerzo de desaparición de su estilo personal, a las características estilísticas y discursivas establecidas por el primero, que está por encima de él; uno de los co-metidos profesionales del redactor es asi-milarse al emisor al escribir. De hecho, la propia existencia de registros o jergas es-pecializadas da fe de este desdoblamiento, toda vez que el registro es común, conven-cional y, por lo tanto, impuesto. Por su-puesto, la existencia de un emisor distinto del redactor implica que este último actúa dentro de un ámbito socioprofesional da-do, uno de los parámetros (tipo de autor) definitorios de los procesos de traducción.

Esta propuesta no es más que una mera reformulación de las restricciones sobre el traductor descritas habitualmente (cf. Poupart, 1991), pero resultaría útil elevar su categoría para que el desdoblamiento quede integrado en el propio nivel del emi-sor del texto; lo mismo puede decirse del nivel del traductor. En efecto, se sigue que la misión del traductor va a experimentar el mismo tipo de desdoblamiento: el tra-ductor de estos textos no tiene como po-lo de referencia al redactor, sino al emisor. Adoptando la nomenclatura funcionalista (Reiβ y Vermeer, 1996), una parte del en-cargo podría definirse mediante esta mati-zación, puesto que el traductor –aparte de desaparecer él mismo– también debe es-forzarse por hacer que el propio redactor

desaparezca como persona, y ha de fijarse en las normas y convenciones lingüísticas que dominan el registro técnico; así, tam-poco el traductor se convierte en emisor de este segundo texto, sino en un nuevo redactor. De esta manera se cumple una de las misiones que Frasié Gay (2003: 20) asig-na al traductor: evitar que por su causa se origine una situación de inferioridad de su texto, que afectaría tanto al emisor original como al receptor final de las traducciones.

De hecho, por ejemplo en la legislación europea, los textos no son oficialmente traducciones: jurídicamente –con excep-ciones– no son textos subordinados a un original. Una directiva es una directiva en todas las lenguas, y en todas tiene la misma validez jurídica; en cada versión (que no «traducción») se aplica a su for-mulación final el ojo experimentado de un profesional del lenguaje y del derecho, un jurista lingüista, responsable de que ese texto constituya en efecto un acto legislati-vo en todos los Estados miembros.

Por tanto, en la traducción «de redactor», el traductor no depende tanto del texto original como del conjunto de factores de toda índole que ha desembocado en tal texto. En este tipo de trabajo, los elemen-tos de peso se materializan en dos frentes: uno es el contenido semántico o referen-cial, pragmático y discursivo, las ideas que se están exponiendo en el texto; y otro no menos importante es el registro, la varian-te lingüística, que viene determinada sobre todo por el polo de recepción, la cultura de llegada y los destinatarios potenciales o ideales del texto.

En la enseñanza de la traducción, esta clasificación es bastante útil para situar el trabajo antes incluso de empezar a tra-ducir. Puedo estar ante una traducción de autor, en la que el texto está pensado ínte-gramente por una persona (o varias), cu-yo estilo e intención son factores determi-nantes para la lectura. Al traducir, pues, habrá que tener en cuenta por qué se ha

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utilizado un recurso, un término o expre-sión, una estructura sintáctica y una es-tructura discursiva, puesto que todas ellas son decisiones estratégicas –más o menos felices– que ha tomado el autor con unos fines determinados.

O puedo también encontrarme ante una traducción de redactor. En tal caso no hay estilo personal, sino registro profesional o social; para traducir nos fijaremos sobre todo en los conceptos que se manejen, pro-pios de un campo de especialización, en la perspectiva con que se presenten –que de-pende de la entidad que produce el texto– y en el lenguaje especial que corresponda a este campo en la cultura de llegada. No respondemos ante el redactor, sino ante el emisor; el redactor es fuente de informa-ción, pero no de estilo. El traductor está a la par con él en el trabajo, que en ambos casos ha partido del mismo emisor.

A ojos de un traductor profesional, segu-ramente esta distinción resultará bastante trivial. Me atrevo a decir que se lo parece-rá menos cuanto más reciente sea el año en que ha terminado la etapa de forma-ción. La idea de que para todo texto existe necesariamente un autor, y su corolario, la

subordinación de la traducción con respec-to al original, están tan integradas en los estudios traductológicos que se dan prác-ticamente por sobreentendidas. Una de las consecuencias posiblemente más debatidas de este prejuicio es la archifamosa «trai-ción», que en el caso de las traducciones de redactor resulta sencillamente imagi-naria. Para Iriarte, «tanto daño causan los que traducen mal obras buenas, como los que traducen bien obras malas», ven-diéndonos «por espadas asadores». Si el texto original era malo, malo debe quedar-se, ¿no?

Pues no; depende. La traducción de redac-tor no debe fidelidad a un estilo personal, sino a un plan textual que no se halla en la mente de una persona concreta. La en-tidad, el emisor, encarga (encargo que no pocas veces será implícito) un texto a un redactor; el plan textual debe recibir forma física en su pluma o en su teclado, pero el redactor no lo crea.

Para poner ejemplos muy concretos, si un funcionario de la Comisión Europea o de Naciones Unidas está escribiendo en una lengua que no es la suya, el traductor tra-tará de leer el texto pasando por alto los problemas que acarree esta circunstancia, y ni por asomo se le ocurrirá trasladar a su texto defectos de competencia lingüística nativa. El texto es de la Comisión, que no tiene lengua extranjera porque todas las oficiales le son propias; no es una traduc-ción de algo, sino un texto de la Comisión. Ni siquiera hace falta irse a un redactor no nativo, caso claro donde los haya. Si el que ha escrito un texto técnico ha cometi-do fallos de sintaxis, por ejemplo, porque su dominio del registro escrito deja que desear –y ya no digamos si se trata de la ortografía– o si alguien que lo ha corregi-do o pasado ha deslizado alguna errata, la misma consideración tienen ambos fallos a ojos del traductor: son escollos a la comu-nicación, y por lo mismo la traducción no los incorporará tal cual ni los trasladará al texto de llegada.

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Así que, en la traducción de autor, el traductor se debe al plan textual, que es personal e intransferible –en grado va-riable– de la persona que lo escribe. Y, en la traducción de redactor, a un plan textual que es sobre todo del emisor, y no de quien formula las frases. En esta variedad el texto no es un fin en sí mis-mo, sino un instrumento utilizado para que se lleve a cabo el proceso profesio-nal del que forma parte. Por lo mismo, el traductor ha de verse como uno de los integrantes de tal proceso, y ambos, tra-ductor y traducción, quedan inmersos en un mecanismo técnico amplio, que los engloba y los moldea. Se convierten en elementos absolutamente indispen-sables de un proceso que las más de las veces no puede existir sin la gestión mul-tilingüe de la comunicación humana.

REFERENCIAS

FRASIÉ GAY, M.: «La comunicabilidad en el aprendizaje de las lenguas y en traducción: conceptos de superioridad e inferioridad (Modelos de imitación: textos bilingües y textos paralelos)», Mosaico 11 (diciembre 2003), 17-21.

LVÓVSKAYA, Z.: Problemas actuales de la traducción. Granada: Granada Lingvistica, 1997.

MINISTERIO DE CULTURA: Libro Blanco de la traducción editorial en España. Madrid: Secretaría General Técnica, Ministerio de Cultura, 2010.

POUPART, R.: Introduction à la Traductologie. Mons: Presses Universitaires de Mons, 1991.

REISS, K., y H. J. VERMEER: Grundlegung einer allgemeinen Translationstheorie. Tubinga: Niemeyer (Linguistische Arbeiten, 147), 1984.

REISS, K., y H. J. VERMEER: Fundamentos para una teoría funcional de la traducción. Madrid: Akal, 1995, (traducción de S. García Reina y C. Martín de León).

TROSBORG, A. (ed.): Text Typology and Translation. Amsterdam, Filadelfia: John Benjamins, 1997.

Luego ya, como a la realidad le tiene bas-tante sin cuidado nuestra necesidad de clasificaciones puras, ante un texto habrá que calibrar la pertenencia a una de las dos categorías. En muchas sentencias ju-diciales se leen mensajes de autor, en for-ma de comentarios personales del juez (o de la jueza, claro); y también habrá par-te de redactor cuando se recojan leyes o antecedentes, o se reciten fórmulas jurí-dicas. En este caso, por ejemplo, hay que leer todo el texto para decidir de qué tipo será la traducción. Y, yéndome al otro ex-tremo, una película de Disney es un texto de autor, aunque este sea colectivo y to-me la forma de una empresa privada.

En resumen, en la traducción de autor el texto original tiene dueño y firma; en la de redactor tiene dueño, pero no firma.

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TRADUCCIÓN AUDIOVISUAL

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1. ¿Qué es la subtitulación?

Es un conjunto de técnicas por las que se transmite el significado de lo que se expresa en un vídeo mediante textos situados en su parte inferior.

En inglés se utilizan tres palabras para fenómenos parecidos, pero diferentes:

• Subtitles: texto en la parte inferior de la pantalla que transmite lo que se dice oralmente.

• Caption: texto que transmite el significado de textos introducidos en el vídeo.

• Display: texto que traduce otros textos que se ven en la pantalla.

Posibilidades de la subtitulación profesional en 2011: teoría, práctica y tutorial con herramientas de código abiertoBegoña Martínez

Es indudable que el aumento de la cantidad, la calidad y la disponibilidad de los contenidos audiovi-suales en internet conlleva un gran aumento de la demanda de subtitulación. Los medios informáticos ponen al alcance de cualquiera la creación de dichos subtítulos (como en el caso de los fansubbers). Los traductores profesionales que sepan aprovechar esta oportunidad podrán ofrecer a sus clientes el valor añadido que aporta un especialista. Este artículo proporciona una breve introducción al tema, así como una introducción al manejo de una herramienta completa, gratuita y de código abierto llamada VisualSubSync. Queda para otros artículos hablar de posibilidades de incrustación directa (unión definitiva del vídeo con el subtítulo), de la creación de DVD con bandas opcionales de subtítulos, del sistema de subtitu-lación de YouTube, de cobrar los derechos de autor o de las reglas ortotipográficas propias del español (que aparecen bien detalladas en Díaz, 2003).

Begoña Mar�nez es traductora e intérprete desde hace ya más de siete años. Se licenció en Traduc-ción e Interpretación por la Uni-versidad de Granada. Allí fundó con otros cuatro compañeros el Servicio de Traducción Universi-tario (STU), una empresa junior galardonada con el primer premio en el Concurso de Ideas de Junior Empresas de la Universidad de

Granada y la European Confedera�on of Junior Enterprises (JADE). Su especialidad es la interpre-tación de conferencias de inglés y español, y en su día cursó todo lo habido y por haber que estu-viera relacionado con la traducción audiovisual y literaria. Amplió estos estudios con el curso Trans-la�on for Media, de la City University de Londres. Desde el 2007 dirige Ma�z.com.es, agencia espe-cializada en formatos complejos, galardonada con el premio Jóvenes Emprendedores de Bancaja. Ahora prepara Júramelo.es, que ya ha obtenido el segundo premio del XVIII Concurso de Proyectos Empresariales del Ayuntamiento de Murcia.

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TRADUCCIÓN AUDIOVISUAL

En este artículo hablamos de subtitulación interlingüística, que incluye subtitles, captions y displays.

2. Principales ventajas e inconvenientes

Las principales ventajas de la subtitulación son las siguientes:

1. Es más barata que el doblaje.2. Es una buena herramienta de aprendizaje, ya sea de idiomas principales, minoritarios

o del propio idioma (mejora la comprensión lectora).3. Expande el posible público del vídeo al incluir a personas con déficit auditivo o que

se encuentren en una oficina.4. Permite oír las voces originales de los protagonistas.5. Es más rápida y permite que los contenidos estén disponibles antes.

Los principales inconvenientes de la subtitulación son los siguientes:

1. Estropea el efecto estético. 2. Distrae al público, que debe atender a dos fenómenos a la vez.3. Transmite menos contenido por segundo que el doblaje (pensemos en películas

en las que varios personajes hablan a la vez, como las de Woody Allen o Quentin Tarantino).

Un fenómeno a tener en cuenta, a medio camino entre la ventaja y la desventaja, es que si hay cambios en la traducción (sean intencionados o errores), se notan. La subtitulación es más difícil de manipular, y por tanto crea un problema a la hora de adaptar la traducción al público de destino. El doblaje sí es fácilmente manipulable, para bien y para mal: para adaptar al público local, para censurar o para crear derivados humorísticos.

3. Aspectos teóricos y prácticos que hay que tener en cuenta

En teoría, la teoría y la práctica son lo mismo: en la práctica no es así. (Jan L. A. Van de Snepscheut)

3.1. Teóricos

3.1.1. Qué es la localización, pautado o spotting

La localización (no de videojuegos, de subtítulos) es lo mismo que el pautado o el spotting. Es el proceso de asignar a cada subtítulo un tiempo de entrada y uno de salida. El resul-tado tiende a mejorar si lo realiza un subtitulador que comprenda los distintos retos del proceso.

Para hacerlo bien hay que sincronizar la entrada y salida con el habla. Podemos adaptarnos al ritmo del habla, que suele tener pausas cada 5-8 segundos. Lo interesante es que mantengamos más o menos el mismo ritmo a lo largo del trabajo, porque es más incómodo leer los subtítulos si se dan cambios de velocidad.

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3.1.2. Créditos y derechos de autor

Los traductores tienen los mismos derechos que los autores según el Convenio de Berna para la Protección de Obras Literarias y Artísticas, con lo que tienen el derecho a que se les cite como autores de la traducción.

El lugar más común para ello es el final (el último subtítulo, que se introduce durante los títulos de crédito, si los hay). Si los créditos estuvieran al principio, deberá ponerse lo más cerca posible de los créditos del guionista.

Tus derechos también incluyen oponerte a que pongan tu nombre si no estás de acuerdo con cómo ha quedado después de entregarla, y cobrar derechos de autor.

3.1.3. Nuestra unidad de medida: el carácter

¿Qué es un carácter?

Carácter = matriz tipográfica = un número, una letra, un espacio o un signo de puntación (Castro, 2001).

Según Ivarsson y Carroll (1998), estas son las medidas del subtítulo:

2 líneas = 80 caracteres = 8 pies de película = 128 cuadros = 5 segundos y 1/3 (15 caracteres por segundo).

Esto nos da unas 175 palabras por minuto: con suerte, tendremos algunos silencios.

3.2. Prácticos

Doy estas recomendaciones prácticas, pero obviamente vuestro cliente puede tener otra opinión o unas normas de la casa (véase Channel 4).

3.2.1. Velocidad de lectura y tiempos

En general, cuanta menos definición tenga el vídeo, menos caracteres se pueden incluir. Tradicionalmente, de menor a mayor estos eran: televisión: 28 en TVE, 32-35 en otros; internet: 30 en YouTube (ahora 40); cine: 40; DVD: hasta 42.

Con la llegada del HD tenemos más espacio y podemos utilizar un tamaño de fuente un 20 % más pequeña: sin embargo, por seguridad y legibilidad, no se recomienda pasar de 50 caracteres por línea, ni superar el centro de la pantalla 4:3 (los 4/3 centrales de la misma: véase Screen, 2008).

A pesar de lo que se pueda intuir, los más jóvenes leen más deprisa que los más mayores.

MÍNIMO

El mínimo que debe estar un subtítulo en pantalla es 1,33 (1 y 1/3) segundos (el equivalente a 2 pies de película), en los que caben 6-7 caracteres.

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MÁXIMO

Excepto en canciones, el máximo que puede estar un subtítulo en pantalla es 6-7 segundos.

LO HABITUAL

Lo normal es que un subtítulo de 2 líneas esté 5-6 segundos en pantalla, y uno de 1 línea, 3 segundos.

ESPACIO ENTRE SUBTÍTULOS

Debe haber cuatro cuadros (1/6 de segundo) entre subtítulos para que el cerebro registre el cambio entre uno y otro. Si hay un cambio de escena, dejamos al menos dos cuadros (1/12 de segundo) a cada lado.

Hay que evitar dejar el subtítulo en pantalla en cambios de plano, porque el espectador tiende a releerlo, pensando que el texto ha cambiado. Cuando hay cambios de plano muy rápidos, poco se puede hacer al respecto.

3.2.2. Aspecto en pantalla

Los subtítulos no deben ocupar más del 8 % de la altura de la pantalla.

3.2.2.1. LÍNEAS

Los subtítulos de dos líneas son preferibles a los de una línea. Donde se usen subtítulos de dos líneas de diferente longitud, la primera debe ser más corta, para evitar manchar de más la imagen.

Deben justificarse a la izquierda para reducir el movimiento innecesario de los ojos.

Deben centrarse para películas que vayan a proyectarse en pantallas de cine, y centrarse o justificarse a la izquierda (o al centro-izquierda) en caso de que vayan a emitirse por televisión (así evitamos que el logotipo de la cadena pise los primeros caracteres del subtítulo).

Para TV o vídeo por internet puede utilizarse una caja de sombra semitransparente o negra detrás de los subtítulos, para mejorar la claridad de lectura.

3.2.2.2. TIPO DE LETRA

TIPOGRAFÍA

Deben utilizarse fuentes sans serif (que son más legibles en pantalla) y proporcionales (puesto que permiten introducir un 20 % más de texto en el mismo espacio). Un ejemplo de tipografía sans serif proporcional es Arial. Courier y Times New Roman son malas elecciones en este sentido.

No debe escribirse todo en mayúsculas, puesto que se lee de un 15 a un 20 % peor y se necesita un tercio más de espacio.

COLOR

En resumen, en España no se lleva el color para los subtítulos interlingüísticos, excepto el amarillo.

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ORTOTIPOGRAFÍA

Intentaremos evitar la repetición de los signos de interrogación y exclamación. Con abrirlos y cerrarlos vale: estamos escuchando la voz. No dividimos palabras entre subtítulos. No hace falta poner puntos suspensivos al final y al principio de frases que siguen en el subtítulo siguiente.

CURSIVA

Utilizamos cursiva para voces en off, telefónicas, voces distantes, letras de canciones (traduciremos las que sean relevantes para el significado), títulos de libros o periódicos...

DIÁLOGOS

No se usan rayas al principio de los diálogos: por definición, los subtítulos son en su mayor parte diálogos. Si hay dos intervenciones en las dos líneas, se centran a la izquierda y sí se usa una raya.

3.2.2.3. OTROS TEXTOS NO HABLADOS

La información que se muestre en pantalla debe traducirse siempre que sea posible.

3.3. Subtitular es traducir y adaptar sintéticamente

3.3.1. Condensar, omitir, parafrasear

Hay que condensar el texto en bloques de sentido y unidades gramaticalmente válidas.

3.3.2. Cortar en el sitio exacto

Debemos tener cuidado con el ritmo del diálogo, para no estropear chistes o sorpresas escribiendo su conclusión antes de tiempo.

3.3.3. Conseguir tiempo prestado

Podemos acortar o alargar el subtítulo empezando o acabando un poquito antes de lo que toca, si no se solapa con otro diálogo. Se nos permite hacer una trampa de un 10 %, es decir, poner el subtítulo medio segundo antes de que el actor empiece hablar y dejarlo un segundo y medio después de que haya terminado.

4. El encargo de subtitulación: ¿qué preguntamos al cliente?

a ) ¿Quieren subtítulos, voces superpuestas o doblaje? (Muchos clientes no sabrán expresar lo que quieren.)

b ) ¿A qué idiomas? (Una pregunta siempre prudente.)c ) ¿Hay guión o hay que sacarlo del vídeo? (Muy importante si hay nombres propios,

fechas, datos relevantes, nombres comerciales, conceptos fuera de lo corriente..., esto es, casi siempre.)

d ) ¿Cómo nos mandan el vídeo? (Parece mentira pero hay que especificar que es imprescindible tener el vídeo para poder subtitular correctamente.)

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e ) ¿Para qué se va a usar el vídeo (formación, venta, entretenimiento)?f ) ¿Cómo se va a transmitir el vídeo (internet, TV, DVD, cine)?g ) ¿A qué público va dirigido el vídeo (infantil, juvenil, general, especializado)?

5. Proceso

5.1. Ver todo el vídeo

Hacerlo fijándonos en los factores posiblemente problemáticos (polisemias, deícticos) y tomando notas.

5.2. Creación de subtítulos, traducción y ajuste

Mi consejo es que si se van a hacer las tres cosas, se hagan a la vez. Ahorra una gran cantidad de tiempo y nos permite adaptar el ritmo de los subtítulos al espacio que necesitaremos. En este artículo se supone que sabemos traducir y somos buenos en ello, y que aplicaremos nuestro arte a este nuevo medio con sus limitaciones y sus principales nuevos retos: la limitación de espacio y tiempo y la interacción con las imágenes de la pantalla.

El proceso para cada subtítulo sería:

1. Crear los tiempos de entrada y salida.2. Traducir sintéticamente al idioma elegido.3. Comprobar que nos hemos ajustado a los parámetros necesarios.4. Aclarar y repetir desde el paso 1 o el 2, si no ha sido así.

5.3. Revisión

Cuando terminamos con todo el vídeo, lo vemos completo nosotros mismos, tomando nota de los fallos y corrigiéndolos al final. También es recomendable pasar a todo el texto el corrector ortográfico y leerlo impreso o verlo fuera del programa en el que estamos trabajando, puesto que así evitamos distracciones. Esto nos permitirá, además, comprobar que tiene continuidad lógica propia.

Al igual que en la traducción ordinaria, aún mejor es contar con un revisor independiente. Las faltas, gazapos y erratas son especialmente molestos en los subtítulos, puesto que rompen la concentración del espectador.

5.4. Control de calidad

Es necesario un ciclo final de control de calidad con los subtítulos revisados y terminados, idealmente llevado a cabo por una persona diferente o dejando un tiempo de reposo.

Si hemos hecho un cambio de formato, conviene comprobar la codificación (que se ven bien acentos y caracteres especiales) y las entradas y salidas de subtítulos después de haber hecho el cambio.

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6. ¿Cómo empiezo? Tutorial de VisualSubSync

VisualSubSync es una herramienta de subtitulación bastante potente, creada por Christophe Paris. Su principal ventaja profesional es que permite ver la gráfica de la onda de sonido y ajustar los subtítulos con mucha precisión. Su baza competitiva es que es de código abierto y gratuito.

Este tutorial no incluye nada que no esté ya en la ayuda del programa. Puede descargarse de manera gratuita de la página del programa <www.visualsubsync.org>, que lleva a la página del proyecto en SourceForge.

Los subtítulos se guardan en formato SRT o SSA/ASS. Podemos convertir fácilmente de estos formatos a muchos otros con Subtitle Workshop.

Una desventaja de VisualSubSync es que no permite indicar coordenadas del subtítulo, que tendrán que añadirse en el programa de edición de vídeo con el que se procesen los subtítulos.

A fecha 2-4-2011, la versión disponible es VisualSubSync 0.9.22. Esto quiere decir que es un programa que está aún en fase experimental, pero prácticamente terminado. En este momento solo está disponible para sistemas Windows (no para Linux ni para Mac).

6.1 Instalación y funcionamiento básico

1. En primer lugar, bajamos e instalamos el programa.

Es seguro decir que sí a todo en el instalador (el programa no instala ningún elemento extraño).

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En total ocupa 6,1 MB, lo cual es bastante poco.

2. Una vez instalado, ejecutamos el programa y creamos un nuevo proyecto en el menú «File», o bien pulsamos «Ctrl+N».

3. En este diálogo elegimos el archivo de vídeo con el que queremos trabajar. Cuando elegimos el archivo de vídeo, en el apartado «Audio waveform» se selecciona automáticamente «Peak file: leave empty for extraction». Lo dejamos así para que

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cree el archivo con la onda del sonido que nos ayudará a elegir cuándo comienza y acaba el subtítulo.

4. Es prudente elegir que guarde como UTF8. El formato de salida que elijamos dependerá del que nos haya solicitado el cliente. SRT es una buena opción.Finalmente, en el apartado «Project File» se elige el lugar donde se guardará el archivo de proyecto con todos estos datos.

5. Con esto ya podemos empezar a trabajar. Con el ratón elegiremos el fragmento que vamos a subtitular, con la ayuda de la onda de sonido que nos indicará de dónde a dónde se habla.

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A partir de este momento trabajaremos principalmente con dos atajos de teclado: «Ctrl+W», que añade un nuevo subtítulo, y «F1», que reproduce el fragmento que hemos elegido. También podemos elegir trabajar con «F2», que reproduce una y otra vez el segmento que hemos elegido, y «ESC», que para la reproducción.

Como en toda tarea informática, hay que guardar el proyecto cada poco tiempo para evitar pérdidas de datos, así como hacer copias de seguridad una vez terminemos.

La pantalla de trabajo está dividida en tres zonas principales:

En el tercio superior tenemos a la izquierda la onda de sonido y a la derecha el vídeo, con los subtítulos que vamos creando incluidos.

En el tercio central tenemos las herramientas y la lista de subtítulos que vamos creando. A la izquierda del todo tenemos los controles del vídeo: se puede controlar también con teclas de acceso directo, que podemos incluso reprogramar para que nos sean más útiles.

«Auto-scroll» indica si el vídeo se desplaza al lugar que marcamos en la curva del audio o bien se desplaza al subtítulo que seleccionemos en la lista inferior.

A la derecha de los botones podemos mostrar u ocultar el vídeo (o pulsando «F4»). Trabajaremos con el vídeo a la vista, así que pulsa «F4» ya.

6.2. Revisión con VisualSubSync

Una vez que hemos creado los subtítulos que necesitamos, podemos comprobar si hay errores según los parámetros por defecto o según los que nosotros le indiquemos al programa. Introduzcamos nuestros parámetros:

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Después vemos el vídeo y anotamos los errores que tengamos que corregir, como hemos indicado en la sección anterior. VisualSubSync tiene una función de comprobación de errores, que permite incluso exportar a un archivo aparte, en «Edit» > «Error checking» > «Show error report».

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Con esta función podemos comprobar si nos hemos atenido a los objetivos que nos hemos marcado en las preferencias.

Para arreglar los errores podemos utilizar mecanismos como unir subtítulos o alargar los tiempos (estirando los subtítulos por sus barras laterales en la línea de tiempo).

«Merge» simplemente unirá los subtítulos; «Merge dialog» añadirá un guión y un espacio.

También podemos instalar el diccionario OpenOffice del idioma al que estemos traduciendo o pasar el corrector ortográfico de nuestro procesador de textos favorito, cuidando de guardar de nuevo como SRT.

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Idealmente, dejamos reposar nuestro trabajo, como un buen pastel, y luego lo volvemos a ver (o bien lo corrige una persona externa). Esto podemos hacerlo poniendo vídeo y subtítulo en la misma carpeta, con el mismo nombre excepto las extensiones de los archivos, que serán normalmente SRT y AVI, y reproduciendo el vídeo con un programa como VLC (<www.videolan.org>).

¡Y listo para entregar!

Me gustaría agradecer a Amnistía Internacional España que haya autorizado el uso del vídeo para el tutorial, en especial a Rosa Esteban y Neyda Romero.

REFERENCIAS

DÍAZ CINTAS, J.: Teoría y práctica de la subtitulación inglés-español. Barcelona: Ariel, 2003.IVARSSON, J., y M. CARROLL: Subtitling. Simrishamn: TransEdit, 1998. Especialmente el

apéndice I, «Code of Good Subtitling Practice». CASTRO ROIG, Xosé: «Solo ante el subtítulo: Experiencias de un subtitulador». La Linterna

del Traductor, núm. 9, 2004, Madrid [primera temporada, agosto del 2004]. <http://traduccion.rediris.es/4articulos.htm> (consulta: 5-4-2011).

CASTRO ROIG, X.: «El traductor de películas», en M. DURO [ed.]: La traducción para el doblaje y la subtitulación. Madrid: Cátedra, 2004.

CHANNEL 4 (s. f.): Channel subtitling guidelines for foreign-language programmes. <www.channel4.com/media/documents/commissioning/PROGRAMME%20MANAGEMENT/ForeignLanguageSubtitlingGuidelines.pdf> (consulta: 5-4-2011).

SCREEN SUBTITLING SYSTEMS: Preparing subtitlesfor high definition, and subtitle presentation in HD. 2008. <www.screen.subtitling.com/downloads/SubtitlepreparationinHD.pdf> (consulta: 5-4-2011).

SOFTWARE

VisualSubSync: <www.visualsubsync.org>.

VLC: <www.videolan.org>.

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TERMINOLOGÍA

«Todo está en los libros», se solía decir para invitar a la lectura y sig-nificar que los libros abarcan todos los aspectos del conocimiento y de la cultura del ser humano. «Todo está en la red», se dice hoy, inclui-dos los propios libros, y «todo está en las fuentes» es lo que debemos decir cuando hablamos de termi-nología, señalando que no todo está en los libros y advirtiendo de los peligros que puede entrañar Internet. Y cuando decimos todo nos referimos concretamente a la veracidad de la información, pues-to que las fuentes proporcionan la significación del término y su au-tenticidad. Validar es autentificar, certificar la conformidad de uso, y si no se valida la información, esta resulta aleatoria.

En efecto, sabemos que la clave de la traducción, especialmente la técnica, reposa en la validación terminológica, y la clave de la ter-minología, en la validación de las fuentes. Tanto el traductor como el terminólogo siguen, en principio, un camino en paralelo, porque la multidisciplinariedad es su nexo de unión, uno y otro necesitan docu-mentarse de forma rigurosa, minu-ciosa e intensiva, especialmente el segundo.

Validación terminológica: todo está en las fuentesFernando Contreras Blanco

Este artículo, ampliado, revisado y actualizado, fue objeto de una ponencia pronunciada por el profesor D. Fernando Contreras Blanco en el Espacio Mira del Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón, durante el ENETI 2004, acto organizado por el Centro Universitario Cluny-ISEIT el 26 de marzo del 2004.

Fernando Contreras Blanco es licenciado en filología francesa por la Universidad Complutense de Madrid, donde hizo los cursos de doc-torado en Literatura France-sa. Con posterioridad obtuvo el �tulo de traductor termi-nólogo en el Ins�tuto Supe-

rior de Interpretación y de Traducción de París. Desde el año 1996 hasta el 2009 fue profesor de Traducción y Terminología en el Centro Universitario Cluny-ISEIT, en el que también diseñó y dirigió los másteres de traducción especializada (Traducción Especializada e Industrias de la Lengua, Traducción en la Sociedad de la Infor-mación Mul�lingüe, Traducción Jurídico-Económica y Traducción Cien�fico-Téc-nica). Además de traductor terminólogo independiente y socio de Asetrad, es pro-fesor de Traducción y Lenguas Aplicadas en la Universidad Europea de Madrid y en la Universidad Autónoma de Madrid. Es autor de varios ar�culos y ponencias sobre traducción y terminología y coau-tor de 5000 palabras y expresiones ú�les (español-francés) y de un glosario de tér-minos religiosos publicado por una edito-rial de Moscú.

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TERMINOLOGÍA

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El traductor-terminólogo debe poner to-dos los medios a su alcance para dar con la terminología y la fraseología adecuadas, y para ello procurará establecer un estrecho vínculo con clientes y expertos con objeto de resolver dudas, además de procurarse las fuentes más fiables posibles. Este pro-fesional hará, pues, uso tanto de los recur-sos lingüísticos y terminológicos (fuentes escritas, en versión papel, electrónica o en línea) como de los recursos humanos (fuentes orales). Su búsqueda documen-tal, la selección de las mejores fuentes, y el contacto directo y abierto con el cliente y con los expertos le permitirán solventar el problema de la validación terminológica. Toda traducción profesional que pretenda responder a los criterios de calidad exi-gidos en la actualidad deberá seguir una metodología de trabajo similar a esta, que divido en tres fases:

1. La preparación del texto y la búsqueda terminológica: lectura íntegra del texto, búsqueda de textos paralelos en lengua original y en lengua terminal y elaboración de un glosario terminológico y fraseológi-co validado por el cliente o por expertos antes de la entrega definitiva del texto tra-ducido. Todos sabemos que al traductor profesional no le basta con recurrir a un diccionario, y menos a un diccionario bi-lingüe. Para poder traducir, necesita domi-nar su especialidad, documentarse conve-nientemente, sumergirse en la temática del documento, consultar a expertos (foros es-pecializados), conocer los bancos de datos terminológicos y los lugares de consulta (centros de investigación y bibliotecas es-pecializadas) relativos a su especialidad.

2. La traducción propiamente dicha: fa-ses de comprensión y expresión. No olvi-demos que el traductor no se enfrenta al texto o documento como un simple lector, sino que tendrá que observar, diseccionar, comparar y anotar. La diferencia entre un lector y un traductor1 estriba en que el se-gundo tiene que analizar y comprender el texto o documento íntegramente (inten-ción e intensidad de lectura), ya que su co-metido radica en volver a expresar el tex-to o documento escrito pasándolo de una lengua extranjera a su lengua materna.

3. La revisión: empieza con la fase de re-lectura con verificación de datos, fechas, nombres, apellidos, números, cifras, por-centajes, fórmulas, notas de pie de página, esquemas, croquis, fórmulas, tablas..., es decir, una comprobación de que todo está traducido y de que se ha respetado la no-ta de pedido o pliego de condiciones del cliente. Se termina con la fase de revisión propiamente dicha, con el control de la ca-lidad lingüística, estilística y redaccional, el uso de un buen corrector ortográfico y gramatical, el control de la calidad de la traducción y el control de homogeneiza-ción y armonización del texto terminal.

La norma UNE-EN 15038:2006 así lo con-templa y exige:

El revisor debe ser una persona dis-tinta del traductor y debe tener la competencia adecuada en las len-guas de origen y de destino. El revi-sor debe examinar la traducción pa-ra constatar que cumple el objetivo previsto. Este proceso debe incluir,

1 D. Valentín García Yebra, en su libro Teoría y práctica de la traducción, habla de las dos fases del proceso de la traducción (comprensión del texto original y expresión de su mensaje) y establece una diferencia clara entre el lector común y el tra-ductor: «Pero hay una diferencia notable entre el lector común y el lector-traductor. El lector, en cuanto tal, llega al término de su viaje cuando ha captado el contenido del texto. El que lee como traductor, en cambio, tiene desde el comienzo la intención de no detenerse en esa meta: piensa emprender a continuación el camino inverso, en la misma dirección seguida por el autor, sólo que por otro terreno: este camino irá desde el contenido del texto original hasta los signos lingüísticos capaces de expresarlo, pero en la lengua terminal, que suele ser la lengua propia del traductor, la de la comunidad lingüís-tica a la que pertenece».

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TERMINOLOGÍA

según lo requiera el proyecto, la comparación de los textos de origen y de destino para comprobar la co-herencia terminológica, el registro y el estilo.

Los porcentajes del tiempo dedicado a cada aspecto de la metodología aplicada (25 % para preparar, 50 % para traducir y 25 % para revisar) variarán algo o cambia-rán por completo en función del tipo de texto, de los recursos y herramientas del traductor, de la experiencia del traductor y de la colaboración del cliente. Dicho es-to, si el traductor cumple a rajatabla estos requisitos y el cliente se presta a conceder unos plazos razonables, a proporcionar su ayuda en forma de documentación de apoyo, glosarios o memorias de traduc-ción, aclara o resuelve dudas y valida el glosario del traductor, la calidad del traba-jo está asegurada. En caso de que el cliente desconozca o no conozca lo suficiente el ámbito de la traducción, habrá que procu-rar educarle.2

En cuanto a nuestra afirmación sobre la Red, siempre conviene insistir en que In-ternet no es una fuente. En Internet hay fuentes buenas y malas, no podemos dar validez a una información solo porque la hemos encontrado en la red informática mundial. En efecto, Internet es como un enorme cajón de sastre donde demasia-das veces cabe todo, tanto lo bueno como lo malo. Sin embargo, el libro, especial-mente monográfico, didáctico, escrito en lengua original por un excelente especia-lista o experto en el tema sobre el que es-cribe, implica rigor e infunde confianza y respeto. El simple hecho de ser una obra fechada, firmada por autores conocidos o

acreditados con mención de sus nombres y apellidos y publicada por una buena edi-torial proporciona al lector unas garantías que no ofrece siempre Internet. El proble-ma de la red mundial radica en su glo-balización: tanta información sin control inspira desconfianza, ya que perdemos la noción de «autoridad» habitual en un libro monográfico, publicado y revisado, en un diccionario monolingüe o en una enciclo-pedia clásica.

Respecto a nuestra aseveración inicial de que tampoco «todo está en los libros», vie-ne a significar y a resaltar la importancia del rigor a la hora de proceder a la valida-ción terminológica. Con esto se pretende insistir en la indispensabilidad de las fuen-tes orales, fuentes que aportan los expertos que dominan esa área del conocimiento propia de la lengua de especialidad.

El terminólogo es, ante todo, un investiga-dor y en su trabajo de investigación busca el significado, como el traductor busca el sentido del texto.3 El terminólogo parte de un texto que debe vaciar (vaciado termi-nológico); para ello extrae las teselas (tes-serae) que representan las ideas claves (el esqueleto), mientras que el traductor se apoya en ellas en su búsqueda del sentido y las junta en el nuevo mosaico que cons-tituye su versión de la historia, es decir su traducción. Estas ideas claves (conceptos) representan lo más sustancioso del texto, y el trabajo del terminólogo debe garanti-zar tanto la significación como el buen uso. Ello permite después al traductor captar el sentido del texto basándose en la informa-ción (definición, ubicación del concepto en el árbol que estructura el campo de apli-

2 A este respecto conviene recomendar el manual de mi colega Chris Durban Faire les bons choix, citado en la bibliografía.3 D. Valentín García Yebra dice que el traductor está obligado a conservar no solo el sentido de un texto, sino su designación y también sus significados siempre que la lengua terminal lo permita. Cuando esto no sea posible, su obligación es dar prioridad al sentido, es decir, a lo que quiere decir el texto (Teoría y práctica de la traducción, tomo 1, pp. 36-39).

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cación) que le habrá proporcionado el ter-minólogo. La seriedad de esta información viene avalada por las fuentes.

Separemos ahora los caminos del traduc-tor y del terminólogo y centrémonos en el trabajo del profesional de la terminología entendida como disciplina científica que estudia los conceptos, los términos, su formación, su significación, su evolución, sus usos y relaciones en un ámbito de co-nocimiento especializado. Dejemos, pues, la terminología como materia aplicada o complementaria de la traducción y hable-mos del terminólogo, considerado como experto semántico de la lengua técnica, que hace terminología y no traduce. Como ya hemos dicho, este, en su actividad ter-minográfica, deberá asegurarse de que las fuentes utilizadas son las más fiables posi-bles. Ocupan el primer puesto de la clasi-ficación de fuentes escritas (jerarquización de las fuentes con arreglo a su fiabilidad) las monografías, seguidas de los manuales didácticos, las tesis doctorales, los proyec-tos de ingenieros y arquitectos, las revis-tas especializadas de referencia, las actas de coloquios especializados y las normas,4 todo ello en lengua original. Ocupan los úl-timos puestos de esta clasificación los dic-cionarios monolingües especializados, las páginas web oficiales y las enciclopedias. Descartará las fuentes multilingües y bi-lingües (fuentes de confusión, sobre todo si se manejan mal, ya que no especifican el ámbito, el campo de aplicación o de perte-nencia, ni dan contextos) y tratará Internet con sumo cuidado, como ya hemos ade-lantado. Gestionará los plazos de entrega del proyecto en función de los recursos,

establecerá el orden de prioridades en el pliego de condiciones y, antes de entregar el trabajo encomendado, hablará y traba-jará, codo con codo, con los expertos (me-jor más de uno, para así poder contrastar siempre la información) y con el cliente, fuentes orales que sirven para aclarar cual-quier duda que pueda surgir en el manejo del gestor de terminología o la elaboración de un glosario, léxico, tesauro, fichero, banco de datos terminológicos o dicciona-rio especializado, así como para dar vali-dez al proyecto.

Dicho esto, sigamos profundizando en la validación terminológica propiamen-te dicha. Hablemos del aspecto positivo y preciso de las fuentes en terminología centrándonos en tres puntos: el campo de aplicación, la estructura del campo (árbol) y el contexto.

El terminólogo, para poder aprehender el significado del texto que está analizando, necesita apoyarse en unos elementos, llá-mense certificados de conformidad, que le aseguren la autentificación; generalmente, estos elementos se encuentran fuera del texto aunque en su entorno: el campo de aplicación. El terminólogo trabaja tanto in texto (extracción terminológica o recuento de los términos-conceptos) como ex texto, a partir del recuento ordenado analógica-mente (estructuración conceptual o siste-ma de conceptos).

A la hora de elaborar las fichas de vaciado en terminografía, base o modelo de ficha tipo, normalizado, que han seguido, entre otros, tres de los mayores bancos de datos terminológicos, como IATE,5 de la Unión

4 La normalización constituye una fuente técnica y terminológica bastante fiable, fiel compañera de la terminología pres-criptiva, que ordena y reglamenta el buen uso (véanse las normas sobre traducción y terminología, como, por ejemplo, la ISO 1087: 2000 y la UNE-EN 15038: 2006, respectivamente).5 El banco de datos terminológicos multilingüe IATE (Inter-Active Terminology for Europe) es el resultado de la fusión de los antiguos bancos de datos terminológicos de las siguientes instituciones europeas: la Comisión (Eurodicautom), el Parlamento (Euterpe) y el Consejo (TIS). IATE contiene 8,4 millones de términos, incluidas unas 540 000 abreviaturas y 130 000 frases, y cubre las 23 lenguas oficiales de la Unión Europea. Incluye casi un millón y medio de fichas, según los datos facilitados por el Centro de Traducción de los Órganos de la Unión Europea en Luxemburgo.

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TERMINOLOGÍA

Europea, Termium,6 del Gobierno de Ca-nadá, o Le grand dictionnaire terminologique7 del Office québécois de la langue françai-se, de Quebec (Canadá), tenemos en cuen-ta los siguientes factores:

Partimos de un tema específico, preferen-temente en un ámbito científico, técnico o tecnológico, que viene refrendado por una monografía escrita en lengua original y publicada por un experto reconocido en la materia; en esta se realiza una extracción terminológica en función de la opacidad o del carácter imprescindible de los términos y de los consejos del experto, para después verter los términos en un árbol terminoló-gico que, previa lectura de textos relacio-nados y tras el visto bueno del experto, seguirá un orden analógico. Los términos pasan a formar parte de un fichero analí-tico, en el que aparecen ordenados analó-gicamente (sistema de conceptos mediante arborescencia), con su número de ficha y su número de término. En cada ficha se trata un término principal (hiperónimo), con su categoría gramatical, su contexto, la fuente del contexto, el campo de aplica-ción o subcampo, su definición terminoló-gica (por comprensión), la fuente de la de-finición (escrita y oral), sus posibles notas (etimológica, histórica, geográfica, de uso, técnica, terminológica...), las fuentes de las notas, sus posibles sinónimos, las fuentes de los sinónimos, los equivalentes en len-gua extranjera con sus respectivos contex-tos más fuentes y, para finalizar, sus ilus-traciones, apartado relevante este porque, como dice el refrán de origen chino, «más vale una imagen que mil palabras» o, co-

mo dicen en Japón, «más vale una imagen que cien oídos». Las ilustraciones, natu-ralmente, deberán ir acompañadas de sus respectivas fuentes.

La clave de la validación terminológica pa-sa, pues, por esos tres filtros citados más arriba: el campo de aplicación (CA), que sirve para estructurar el conocimiento y delimi-tar el área en la que se está trabajando; el árbol terminológico o clasificación arbores-cente, que viene a completar el contexto y va a estructurar el campo dando a cada tér-mino un lugar preciso, la ubicación exacta en la jerarquía del campo de aplicación o de pertenencia, y el contexto, determinante para la acepción del término pero que de-pende del campo.

El campo es el área especializada de la ex-periencia humana o parte del saber cuyos límites son definidos según un punto de vista particular (ISO).

El campo, el subcampo y el campo de apli-cación son de un orden superior al del concepto, es decir que cubren un espacio semántico más amplio. El campo de perte-nencia de un concepto es único: un concep-to dado solo pertenece a un único campo.

El campo de aplicación (CA) permite cir-cunscribir el término y tratar la polisemia y la sinonimia.

En el ámbito científico y técnico, el ter-minólogo debe categorizar por campos. Puede concebir jerarquías más o menos coherentes de supercampos y subcampos basándose en los tesauros.

6 El banco de datos terminológicos y lingüísticos del Gobierno de Canadá, Termium (Termium Plus), contiene 4 millones de términos en inglés y francés y más de 200 000 términos en español; todas las entradas tienen for-mato de ficha.7 El banco de datos terminológicos del Office québécois de la langue française, de Quebec (Canadá), Le grand dictionnaire terminologique (GDT), contiene más de 3,5 millones de términos en francés e inglés, en más de 200 ámbitos. Además, incluye el latín y contiene casi un millón de fichas.

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TERMINOLOGÍA

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Ejemplo:

Supercampo: medicina Campo: cardiología Subcampo: cirugía del corazón

El árbol terminológico reproduce la jerar-quía, es decir, las relaciones lógicas, on-tológicas y de efecto, uniendo términos y subtérminos entre ellos en el sistema de conceptos al que pertenecen. Cada con-cepto es parte integrante de un sistema conceptual que refleja la ordenación y la estructuración del campo o de los campos de aplicación. Para la elaboración del sis-tema de conceptos se debe optar por crite-rios de ordenación. Estos criterios vienen dados por los tipos de características por los que se van a jerarquizar los conceptos.

El contexto (CT), como bien dice Gabriel Otman, es el enunciado en el que apare-ce el término estudiado. Puede ser un mi-crocontexto, cuando designa el contexto inmediato del término tratado, es decir, la frase o una parte de la frase en la que aparece; un macrocontexto, cuando desig-na el contexto general del término tratado, es decir, la frase, el párrafo, el discurso en el que aparece, o un contexto definitorio, es decir, un enunciado que se extrae de un documento (por oposición a la definición de diccionario) y que presenta un número de rasgos satisfactorios sobre el término que se pretende definir.

Alain Rey subraya el aspecto terminológico de los diccionarios de lengua francesa (Le trésor de la langue française, Le grand Robert, Le petit Robert, Le Larousse encyclopédique...) que contienen muchos términos científicos, técnicos e institucionales, con definiciones que van más allá de las habituales en lexi-cología. En español, convendría destacar el Diccionario del español actual, de Manuel Seco, que incorpora contexto y fuente, el Diccionario combinatorio del español contem-poráneo (REDES), de Ignacio Bosque, que explica «cómo se combinan las palabras y

qué relación existe entre su significado y esas combinaciones», así como el Dicciona-rio crítico de dudas inglés-español de medicina, de Fernando A. Navarro, que comenta, ex-plica, argumenta, ejemplifica y propone la terminología más apropiada. Sin embargo, la mayoría de las definiciones de términos científicos no se hallan ni en los dicciona-rios generales ni en los diccionarios espe-cializados, sino en monografías, manuales didácticos, tesis, revistas especializadas, actas de coloquios, normas..., de ahí que hablemos de contexto definitorio. Este ti-po de contexto comprende afirmaciones, descripciones, características, explicacio-nes, elementos distintivos y clasificatorios. De estas fuentes bebe el terminólogo, y no tanto de los diccionarios, como se cree. En terminología optamos, entonces, por el contexto definitorio, ya que este facilita la definición y da validez al término.

La fuente es la justificación del trabajo de investigación terminológica, puesto que cada investigación viene a enriquecer la cultura personal del terminólogo gracias a los contactos que se van entablando y a las puertas que se le van abriendo.

El terminólogo está al servicio del signi-ficado. Para él, el sig-nificado se esconde tras la cerradura de una puerta cerrada con llave. La llave es el término y, en un ejercicio de traduc-

ción, los dos términos (LO + LT) que co-rresponden a un único concepto. En termi-nología aprehendemos los conceptos en su campo de aplicación (CA) y en las estruc-turas semánticas (árboles terminológicos).

Al igual que el traductor, el terminólogo solo puede realizar su trabajo de investi-gación si ha entendido el texto de partida, y la comprensión del texto especializado

La fuente es la justificación del trabajo de investigación terminológica

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puede por tanto plantearle serias dificulta-des. Llevar el significado hasta la otra ori-lla y su implantación en el entorno familiar del cliente para el que se está trabajando requiere, precisamente, familiarizarse con ese entorno que el terminólogo no siempre conoce, aunque los textos estén escritos en su lengua materna, porque no puede co-nocer todos los lenguajes especializados en la propia lengua. Por eso la búsqueda de la validación debe realizarse tanto en lengua original, para circunscribir el sen-tido del texto a través del significado de los términos que contiene, como en lengua terminal (búsqueda de equivalentes). Co-mo la base de toda estructuración de signi-ficado no es lingüística, sino conceptual y referencial (la cosa de la que se trata), hay que aprehender el significado en el signo. Y dicho significado viene dado por el lu-gar que ocupa en la jerarquía (árbol) de su campo de aplicación, por lo que los árboles clasifican los conceptos, que son abstrac-ciones (ideas, pensamientos) de las cosas que representan en la mente de los locuto-res. Conviene recordar que los objetos se convierten en conceptos en el momento en el que el locutor, por un proceso cognitivo, los reconoce como tales. Los conceptos lle-gan a tener nombres cuando los locutores les asignan una denominación.

La dificultad que entrañan los lenguajes de especialidad, sobre todo técnicos, ha-ce que el terminólogo, a la hora de buscar el término apropiado en lengua terminal (equivalente), deba tratar el término y su significado primero en lengua original y después en lengua terminal. Gracias al contexto dispone de todos los elementos del conocimiento, pero si sigue sin enten-der, porque no es experto, deberá docu-mentarse aún más y consultar a varios ex-pertos en el tema en el que está trabajando. Obviamente, el terminólogo nunca trabaja solo: el terminólogo sabe de terminología, y el experto es un profundo conocedor de

su área; juntándolos se consigue la valida-ción en lengua original. En lengua termi-nal, el terminólogo sabrá cómo decir pero no dominará el lenguaje especializado en otra lengua (a no ser que sea experto), por lo que deberá documentarse también en lengua terminal y nuevamente deberá re-currir al contexto y al experto, esta vez en lengua terminal.

Recurrir a los expertos, ya sea en lengua A, B o C, tras haber pasado previamente por un riguroso estudio de las fuentes escritas más fiables, es la única vía para conseguir la validación terminológica. Solo el que sabe de qué está hablando posee la llave del saber, que es siempre un saber propio corroborado por los hechos. El ámbito que mejor ilustra esta especificidad es la paten-te o la innovación técnica que crea la pa-labra con el objeto. El invento se realiza a través del objeto-concepto y del concepto-término. Al principio, el concepto no tiene nombre. El término será el nombre que le dará su inventor o su descubridor, es de-cir, la primera persona que hable de él. Así pues, la creación del término (neolo-gismo) a través del locutor experto es una forma de validación, aunque con esto solo no basta; resulta imprescindible que el uso avale al término. Ahora bien, el locutor, en su afán comunicativo, debe procurar hacer uso de palabras comprensibles, por lo que está obligado a seguir las reglas de formación de palabras que la lengua reco-noce y autoriza. Esta imposición lingüís-tica viene dada por el deseo expreso de hacerse entender, y la comprensión pasa por el significado. Hemos vuelto, pues, al punto de partida de la validación termino-lógica con sus vertientes conceptológica (árbol, tesauro y clasificación por campos) y documental (contexto y fuentes), esla-bón documental este que nos remite a la idea inicial de que todo está en las fuentes, escritas y orales, autorizadas y fiables... No dejemos de beber de ellas.

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TERMINOLOGÍA

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Traducción

DURBAN, C.: Faire les bons choix. Petit guide de l’acheteur de traductions. París: Société Française des Traducteurs, <www.sft.fr/clients/sft/telechargements/file_front/4c10e27819e7f.pdf>; Institute of Translation & Interpreting, <www.iti.org.uk/pdfs/trans/Translation(UK).pdf>; American Translators Association <www.atanet.org/Getting_it_right.pdf>.

GARCÍA YEBRA, V.: Teoría y práctica de la traducción (2 tomos). Madrid: Gredos, 1989.

GOUADEC, D.: Profession : traducteur. París: La Maison du Dictionnaire, 2002.GOUADEC, D.: Faire Traduire. París: La Maison du Dictionnaire, 2004.GOUADEC, D.: Translation as a profession. Ámsterdam y Filadelfia: John Benjamins

Publishing Company, 2008.

Terminología

CABRÉ CASTELLVÍ, M. T.: La terminología: teoría, metodología, aplicaciones. Barcelona: Antártida, Empúries, 1993.

EISELE, Herbert: Cours de terminologie. París: ISIT, 1991-1993.Eisele, H.: « La terminologie méconnue », La Banque des Mots, 60: 135-143;

2000. (Artículo publicado en el marco de La créativité lexicale en langue française dans les vocabulaires scientifiques et techniques à l’aube de l’an 2000.)

Eisele, H., y A. LE MEUR: « Formation à la représentation formelle et à la gestion des arbres notionnels en terminologie : méthodes et nouveaux outils normalisés », en Actes de la Conférence sue la coopération dans le domaine de la teminologie en Europe (Paris, 17-19 mai, 1999). París: Association Européenne de Terminologie (AET), 2000.

FEDOR DE DIEGO, A.: Terminología: teoría y práctica. Caracas: Equinoccio, 1995.OTMAN, G.: Les représentations sémantiques en terminologie. París: Masson, 1996.WRIGHT, S. E., y G. BUDIN: Handbook of Terminology Management (vols. 1 y 2).

Ámsterdam: John Benjamins, 1997, 2001.

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TERMINOLOGÍA

© Rafael Carrasco

♪♫ The Rip, de Por�shead

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TRIBUNA ESTUDIANTIL

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Me ha parecido conveniente empezar por el gerundio como elemento auxiliado en las formas perifrásticas, porque manuales bastante conocidos listan en bruto y sin re-finar falsas perífrasis que en realidad son usos modales.

Una perífrasis es una unidad sintáctica y semántica compuesta por un verbo en for-ma personal que hace las veces de auxiliar y una forma no personal que aporta el con-tenido y hace de verbo «principal» (cual-quier gerundio modal, por el contrario, está subordinado a la forma personal). La cohesión entre ambas formas verbales, su falta de capacidad para separarse, es de si-milar categoría a la existente entre los dos componentes de un tiempo compuesto (so-bre todo en el caso de la perífrasis estar + gerundio, que algunos autores consideran casi una forma de la conjugación verbal).

El verbo auxiliar (forma personal) de una perífrasis no siempre pierde su significado léxico total o parcialmente. De hecho, en el caso concreto de las perífrasis de gerun-dio, es incluso normal que se mantenga en una estructura como seguir + gerundio, por ejemplo. Por otra parte, no hay muchos verbos que puedan desempeñar la fun-ción de auxiliares de gerundio y, a su vez, la serie de gerundios que se puede utilizar para este propósito varía en función del auxiliar empleado (estar puede llevar casi

cualquiera, con pocas restricciones, y sa-lir, por ejemplo, solo forma perífrasis con el verbo decir en oraciones muy concretas, o con los verbos ganar y perder). También existe cierta restricción temporal: no todas las combinaciones perifrásticas admiten cualquier tiempo.

Pero sobre todo hay que tener en cuenta que no forma perífrasis la combinación de verbos en forma personal + gerundio si es-te funciona como circunstancial o adjunto al objeto directo, y que esto puede afectar incluso a formas con aspecto perifrástico que estamos acostumbrados a considerar como tales. Veamos un ejemplo:

Ya voy poniendo yo la mesa(perífrasis ir + gerundio).

Fui hasta el coche dando saltosque significa «Me dirigí hacia el co-che saltando». Aquí el verbo ir sig-nifica «ir», por lo que no hay unidad verbal (perífrasis) de ningún tipo.

Existen criterios sintácticos para valorar si una unidad verbal es una perífrasis o no lo es. En algunos de los manuales que se citan en la bibliografía, y que por supues-to aconsejo leer, pueden encontrarse hasta doce. Nosotros no vamos a repasar todos (solo los más populares). Ninguno de ellos es definitivo, pero vamos a considerar

¿Traidor el traductor?El gerundio (I): El gerundio perifrásticoBeatriz Pérez Alonso

Resulta complicado abordar una sistematización del gerundio con los materiales que se pueden encon-trar en Internet. La inmensa mayoría dedica mucho más espacio a prevenir contra usos supuestamen-te incorrectos, con ejemplos que rayan en lo chocante o lo inventado, que a aclarar nada en positivo sobre él. Yo también quiero aportar mi granito de arena a la confusión, para lo que voy a dedicar tres entregas de esta sección a esa forma verbal.

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TRIBUNA ESTUDIANTIL

que, si un bloque verbal de forma personal + gerundio cumple al menos tres, es una perífrasis.

Una primera cosa que hay que tener en cuenta es de quién dependen los comple-mentos, en caso de existir. Como en una pe-rífrasis el verbo principal es el auxiliado, el sujeto y los complementos verbales deben depender de él. Por lo tanto, nunca son pe-rifrásticas las construcciones con comple-mentos dependientes del verbo auxiliar, ya que un auxiliar que selecciona complemen-tos deja de serlo de inmediato y, secunda-riamente, no cede parte de su sentido a una unidad sintáctica indisoluble.

Fórmulas para la detección de perífrasis

1. Admisión de la transformación en pa-siva sin cambios de sentido

Si se pasa una perífrasis a pasiva, la trans-formación afecta a toda la oración sin alte-rar su significado, dado que hay un único núcleo verbal. Es decir, el verbo ser solo afectará al gerundio, que, como ya se ha dicho, es el verbo principal de la perífrasis. Por el contrario, esta transformación no se puede aplicar a construcciones no peri-frásticas sin que se produzca un cambio de significado.

Nota: Este criterio tiene una limitación, ya que solo se puede aplicar a perífrasis que lleven como auxiliado un verbo transitivo con objeto directo dependiente.

Ejemplos:

Estoy empapelando la habitación.La habitación está siendo empape-lada por mí.

Sigo estudiando las monedas que me mandaste.

Las monedas que me mandaste siguen siendo estudiadas por mí.

Sin embargo:

Mi padre come viendo la televisión.

Lo más cercano a una pasiva —y solo si se cede al criterio lógico— sería:

La televisión es vista por mi padre mientras come.

Sintácticamente, en realidad sería:

*La televisión es comida por mi pa-dre viéndola.

2. Admisión del intercambio de los pro-nombres átonos

Los pronombres átonos que complemen-tan a una perífrasis verbal pueden apare-cer delante del verbo auxiliar o detrás del auxiliado. Se supone que en una construc-ción no perifrástica no puede ocurrir esto, porque los pronombres «pertenecen» a uno de los verbos.

Mi padre come viendo la televisión.Mi padre come viéndola.*Mi padre la come viendo.

Nota: La limitación de este criterio radi-ca en que no se puede aplicar a perífrasis que tengan por auxiliar un verbo pronominal (quedarse, por ejemplo, en el caso de verbos que pueden formar perífrasis con un gerundio en un momento dado).

Ejemplos:No parece que haya perífrasis en:

Anda curvando los pies hacia aden-tro.Anda curvándolos.*Los anda curvando.

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En cambio, sí que habría perífrasis en:

Anda sembrando cizaña.Anda sembrándola.La anda sembrando.

Criterios que tienen que ver con la detec-ción del aspecto modal

Aunque en los manuales suelen aparecer como criterios individuales, se trata de un conjunto de pruebas que hacen hincapié en un mismo aspecto: el valor no modal del gerundio perifrástico, por lo que vamos a considerarlas aparte de las anteriores.

1. No admisión de la conmutación por formas equivalentes

Como ya hemos dicho, en una perífrasis no hay subordinación, sino una unidad verbal compuesta por dos elementos ver-bales. El verbo auxiliado nunca puede ser complemento del conjugado, por lo que es imposible sustituirlo por un elemento equivalente (como elementos equivalen-tes del gerundio modal o instrumental se suelen considerar el adverbio así, un nú-cleo verbal coordinado o una subordinada introducida por mientras). Si en un grupo verbal con gerundio este se puede con-mutar y el verbo conjugado mantiene su significado normal, no hay perífrasis que valga, salvo que otras pruebas digan lo contrario.

Gerundio modal totalmente conmutable:

Mi padre come viendo la televisión.Mi padre come así.Mi padre come y ve la televisión al mismo tiempo.Mi padre come mientras ve la tele-visión.

Sin embargo:

Perífrasis seguir + gerundio (a pesar de que el verbo seguir no siempre está claramente desemantizado):

Marta te sigue odiando.*Marta te sigue así.*Marta te sigue y te odia al mismo tiempo.*Marta te sigue mientras te odia.

2. No hay respuesta directa si se pregun-ta al verbo conjugado sin mediación del proverbo hacer

Siempre dentro del ámbito que estamos repasando, que es el gerundio (no consi-deramos aquí las perífrasis de infinitivo o participio), en una construcción no peri-frástica dudosa se puede preguntar al ver-bo finito por el gerundio con el pronombre interrogativo cómo. La respuesta siempre será el gerundio:

Fui hasta el coche dando saltos.¿Cómo fui hasta el coche? Dando saltos.

Sin embargo, si una construcción obliga a preguntar «¿qué + auxiliar + haciendo?», se tratará de una perífrasis:

Ya voy poniendo yo la mesa.*¿Cómo voy yo? Poniendo la mesa.

Volvemos a ver que la agramaticalidad procede de la recuperación del sentido normal del verbo personal cuando se le independiza del gerundio. Al igual que el criterio de la conmutación, la interrogación pide la intervención del proverbo hacer pa-ra que no se rompa la unidad verbal.

Me permito añadir que la respuesta lógica a una pregunta así es un infinitivo y no un gerundio, a pesar de lo que digan algunos manuales, incluso correctos. Es decir:

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TRIBUNA ESTUDIANTIL

Ya voy poniendo yo la mesa.¿Qué voy a ir yo haciendo? Poner la mesa (y no, «Poniendo la mesa»).

3. Enfatización (no admite estructuras enfáticas de relativo o ecuacionales)

La enfatización se considera un procedi-miento bastante fiable para detectar perí-frasis. Consiste en oponer, utilizando para ello el sintagma adverbial «como ... es», el verbo personal al gerundio. Enfatizar un elemento es aislarlo del resto de la oración. Se habla también de estructuras ecuacio-nales, porque en ellas el verbo ser vendría a equivaler a un signo igual.

Si el conjunto verbal admite esta clase de división, la construcción no es perifrástica. Las construcciones con verbos no auxi-liares la admiten sin problemas, porque en ellas los gerundios no son verbos principales:

Como come mi padre es viendo la televisión.

Como fui hasta el coche fue dando saltos.

En cambio, las perífrasis las rechazan (el resultado de la transformación es agramatical):

Vengo diciéndolo desde que nació.*Como vengo es diciéndolo desde que nació.Ya va llegando la Navidad.*Cómo ya va la Navidad es llegando.

Nota: Al igual que ocurre en el caso de la in-terrogación, sí que serían admisibles las for-mas ecuacionales propias de las perífrasis de infinitivo:

Lo que vengo haciendo desde que nació es decirlo.Lo que ya va haciendo la Navidad es llegar.

ENLACES Y BIBLIOGRAFÍA

GENTA, Florencia: Perífrasis verbales en español: focalización aspectual, restricción temporal y rendimiento discursivo. Tesis doctoral. Granada: Universidad de Granada, 2008. (Con bibliografía.) <http://hera.ugr.es/tesisugr/17647526.pdf>.

TOPOR, Mihaela: Criterios identificadores de las perífrasis verbales en español. Lérida: Universitat de Lleida, 2005. (Con bibliografía.) <http://grial.uab.es/archivos/article%5B1%5D.pdf>.

TROYA DÉNIZ, Magnolia: Sobre el reconocimiento de las perífrasis verbales. Las Palmas de Gran Canaria: Universidad de Las Palmas, 2006. (Con bibliografía.) <http://acceda.ulpgc.es/bitstream/10553/3911/1/0234349_00001_0024.pdf>.

Recomiendo, además, la lectura de dos documentos interesantes de los que desgraciadamente no he sido capaz de identificar al autor:

Realidad y ficción. <http://www.realidadyficcion.eu/lengua_literatura/segundo/gram%C3%A1tica/per%C3%ADfrasis.pdf>.

Ciervalengua. <http://ciervalengua.files.wordpress.com/2011/02/perifrasis-verbales-2.pdf>.

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♪♫ The funeral, de Band of Horses

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TRIBUNA ESTUDIANTIL

Antes de presupuestar

• Un presupuesto, sin ser del todo vin-culante, obliga, así que es conveniente que valores el trabajo personalmente, y nunca de oídas. Puede que el cliente no sea un profesional de la traducción, que no sea consciente de las dificultades de lo que pide o que pretenda adornar un panorama desolador.

• Cuidado con los clientes que creen que saben de traducción. Algunos no tienen ni siquiera claro qué es traducir. Tam-bién pueden haber oído que es posible hacer un texto en dos idiomas y no en-tender qué significa eso exactamente. Si el cliente se pone en plan técnico, averigua cuál es su conocimiento real del mundo de la traducción, no sea que tengas que acabar duplicando en un mismo documento el original y la tra-ducción.

• Evita sorpresas y malentendidos. Tó-mate el tiempo necesario y no te preci-pites. Hay gente que pide presupuestos por deporte y que no se da cuenta de la cantidad de tiempo que hace perder. Si un presupuesto te parece demasiado complicado como para ser realista, de-clina amablemente o no lo hagas gra-tis: informa previamente de su precio al cliente y comunícale que, si te da el trabajo, no se lo facturarás, pero en caso contrario, sí.

• Si no tienes costumbre de hacer presu-puestos, es seguro que se te olvidará al-go. Puede que, si la tienes, también. Así que compruébalo todo dos o tres veces y no te obceques, sobre todo si hay mu-cho dinero de por medio. Si puedes, pide a una persona que sepa qué estás presupuestando que lo revise todo.

El arte de presupuestaro «Que levante esa manita sin uñas el que nunca se haya pillado los dedos»Beatriz Pérez Alonso

Desde «Es un manualito un poco técnico» (eran las instrucciones de montaje de un puente) hasta «Hay unas tablas en algunas páginas» (no había otra cosa, eran los estadillos de los inventarios de los fondos de un museo), pasando por el consabido «Te va a llevar media hora a lo sumo», que luego fue-ron dos días sin dormir, todos nos hemos equivocado al evaluar la cantidad de tiempo y de trabajo que puede suponer sacar adelante un proyecto. Por eso, toda precaución es poca... También es cierto que a veces ocurre lo contrario. El cliente pregunta si te puedes hacer cargo de un texto «muy técnico», donde la palabra más compleja es euro... Y al menos puede que sea cierto que a alguien, en algún lugar del mundo, alguna vez le haya ocurrido que en un trabajo el 80 % de las palabras fueran la misma... Pero hasta en esos casos conviene tener cuidado, porque un precio estándar dado con prisas puede ser o parecer abusivo, aunque se dé con la mejor voluntad.

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Elementos que se deben presupuestar

1. El texto

• Asegúrate de contarlo todo: imágenes que no se puedan editar pero que con-tengan texto, comas que haya que cam-biar por puntos en unas cuentas o en unas tarifas, textos ocultos en un color no automático, notas, comentarios, pies de páginas, cabeceras, etc. Intenta siem-pre que el cliente te facilite un original que se pueda valorar debidamente.

• Vigila sobre todo que el pedido se co-rresponda con la realidad. Cuidado con las muestras aleatorias. Si te piden que presupuestes mil palabras de traduc-ción, asegúrate de que no estén desper-digadas por el texto y que no se trata en realidad de una revisión de diez mil. Calcula en horas todo lo que no puedas valorar de otra manera.

• Con la crisis, se están viendo todo tipo de cosas extrañas. Supervisa que las palabras estén correctamente segmen-tadas. Si el trabajo es muy largo, ase-gúrate de que no se da por sentado que vas a revisar las pruebas de imprenta por amor al arte. Si es una actualización y la traducción anterior no es tuya, ave-rigua en qué condiciones está. Si no es-tá bien, aclara que uniformizar el texto es un trabajo aparte.

• Valora siempre la dificultad del texto que te hayan encargado y si te puedes hacer cargo de él. ¿Es un glosario? ¿Lo parece? ¿Está a media hora de serlo? Comprueba también cómo escribe la persona que lo ha escrito: si se trata de un texto en inglés de Murcia, por ejem-plo, te va a llevar mucho más tiempo de lo normal. Es más, comprueba que el original no sea una traducción de máquina.

• Si el recuento no lo has hecho tú, revisa lo que te manden. No cedas a la impo-sición de contestar de inmediato. Por lo general, las agencias no se equivo-can presupuestando, pero si lo hacen, el compromiso lo asumes tú. Mejor ver las equivocaciones antes de decir que sí.

2. Formatos

• ¿El cliente impone Trados o un progra-ma similar? ¿Un programa propio? ¿El texto es admisible para Trados o es un capricho absurdo que no va a dar más que problemas?

• Si lo que te han mandado no es el con-sabido archivito de Word, comprueba en qué formato viene, o si se trata de una versión de Word que no tienes, por ejemplo. Mira si se trata de algún formato especial que tú no manejas, si necesitas Trados o TagEditor, si se tra-ta de un PDF que se altera en exceso cuando lo abres, etc.

• No dediques tiempo a cosas que el cliente puede hacer en dos minutos. Por ejemplo, si te ha mandado un PDF, intenta que te mande un archivo de Word con el que lo ha hecho. Es acon-sejable que te des cuenta de que el trato inicial es un botón de muestra de lo que puedes esperar de una persona, si por casualidad te da un trabajo. A algunas es imposible satisfacerlas.

• MUY IMPORTANTE: NO asumas NUNCA la maquetación de un docu-mento sin cobrarla.

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TRIBUNA ESTUDIANTIL

3. Gastos de transporte, desplazamiento o correo

• Tenlos muy en cuenta, si procede, por-que pueden llegar a ser muy elevados. Aunque cuando se te cae una hojita por la ventana flotando grácilmente no lo parezca, el papel pesa muchísimo.

• En los desplazamientos, piensa no so-lo en los gastos que puede generar un medio de transporte, sino sobre todo en el tiempo que te puede hacer perder. ¿Cuándo te costaría que te lo hiciera un tercero?

4. Posible intervención de terceros

• Si vas a necesitar ayuda, ponte de acuerdo previamente con tus colegas, revisores, asesores o maquetadores, si

vas a ofrecer esos servicios o crees que los puedes necesitar. Pregunta antes y nun-ca decidas el precio de otro. Nunca pidas menos de lo que te pedirían, por si te ves en la necesidad de recurrir a ellos, aun-que en principio no pensaras hacerlo.

CalPro

Aunque no es estrictamente una herramien-ta para presupuestar, algunos socios de Ase-trad confeccionaron tiempo atrás un progra-ma que puede interesarte, CalPro. Se trata de una hoja de cálculo de evaluación de costes que está disponible de forma gratuita en la web de Asetrad: <www.asetrad.org>, y unas explicaciones adicionales de uno de los au-tores, Héctor Quiñones, en: <www.lalinterna deltraductor.org/pdf/lalinterna_n2-3.pdf> (págs. 151-154).

© Rafael Carrasco

♪♫ My Insa�able One, de Suede

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Modelo de presupuesto (algunas ideas para la exposición de los contenidos)

Tu membreteMembrete del cliente

(a la atención de la persona de contacto)

Localidad y fecha

Saludo

Posibles fórmulas de entrada:En relación con su amable oferta de trabajo, le confirmo que soy traductor de X (combinación) y que estoy versado en la materia de referencia, por lo que podría hacerme cargo de su pedido. Según conversación telefónica mantenida en la mañana de hoy, le remito el presupuesto por usted solicitado.

Cuerpo del presupuesto:Dado el volumen de palabras que me indica, mi presupuesto para X, sería de Y euros por palabra (no olvides indicar si idioma fuente o idioma de destino).

Indicación del plazo:Mi plazo de entrega sería de un mínimo de X días o meses desde la confirmación del pedido. Realizaría entregas parciales en tal y cual fecha.

Especificaciones particulares que quieras hacer:En esta combinación de idiomas, cobro un recargo de X.Mi recargo de urgencia es X.Mi mínimo facturable es de X.Si desea usted hacerme llegar una prueba de traducción, puede hacerlo a esta misma dirección. Acepto pruebas gratuitas de hasta X cantidad de palabras. Si precisara usted una prueba más extensa, le facturaría Y euros.Los precios no incluyen IVA (si procede).

Opciones del presupuesto:Si desea la revisión de un especialista, etc.Si hubiera que maquetar la traducción, etc.

Condiciones: Modo y fecha de cobro.Dado que (aquí razón), pediría un adelanto de X euros y entregas parciales de dinero cada Y tiempo.Dada la dificultad de la materia, precisaría el nombre de una persona de contacto en la empresa para consultas, asesoría y resolución de dudas.

Despedida

Firma y sello

Prever un hueco para la firma y sello del cliente, si procede.

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hernias discales y otras lesiones provoca-das por el mantenimiento continuado de malas posturas. Por eso, si le preguntáis a cualquier traductor por las mejores in-versiones que ha hecho a lo largo de su vida profesional, estoy segura de que in-cluirá entre ellas una buena silla. Aquí hay opciones para todos los gustos. Algu-nos traductores recomiendan las sillas de la marca Stokke, que permiten una mayor libertad de movimientos y que cuentan con un módulo para apoyar las rodillas, lo que hace que la espalda adopte una pos-tura natural. Otros se decantan por sillas clásicas de oficina que cumplan una serie de requisitos: altura regulable, un asien-to cómodo que no acabe en ángulo recto para que no se concentre la presión en la parte anterior de los muslos, reposabra-zos que ayuden a descargar el peso de los hombros y soporte lumbar en el respaldo. Otras dos características que yo destaca-ría de mi silla son su reposacabezas, que resulta muy cómodo para tomar distancia durante las tareas de revisión y aliviar el esfuerzo de las cervicales, y el respaldo de malla transpirable.

Pero una buena silla no sirve de nada si no se complementa con otros elementos que nos ayuden a mantener una postura adecuada. La clave para evitar problemas posturales no está en comprar una silla o un teclado muy caros, sino en adaptar el entorno de trabajo en su conjunto. Por

Ergonomía y traducciónÁngela Blum

Una de las quejas habituales de los estudiantes y recién licenciados en Traducción e Interpretación es que durante la carrera no reciben demasiada información sobre aspectos relacionados con el mundo laboral. Parece que esta tendencia está cambiando, y en las facultades cada vez se habla más de salidas profesionales, herramientas de traducción, tarifas o cuestiones fiscales, pero hay un campo al que to-davía no se le concede la atención que merece: el del entorno de trabajo y las enfermedades laborales.

Ángela Blum nació en Cantabria, pero vive desde hace once años en Soria, donde se li-cenció en traducción en el 2004. Desde enton-

ces se dedica a la traducción técnica del inglés y el francés al español. Con el permiso de sus clientes, ha empezado a estudiar Ciencias Ambienta-les, y algún día materializará su deseo de cursar la carrera de Filología Clásica.

Los traductores, como otros profesiona-les que trabajan en una oficina, pasamos mucho tiempo sentados delante de un ordenador, lo que se traduce en múlti-ples dolencias que pueden convertirse en enfermedades crónicas. Y aunque pueda parecer lo contrario, no es necesario que pasen muchos años para empezar a tener problemas.

No resulta difícil imaginar que una de las partes de nuestro cuerpo que más sufre es la espalda: contracturas, lumbalgias,

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ejemplo, para mantener las piernas en án-gulo recto mientras estamos sentados, re-sulta muy útil contar con un elemento tan económico como un reposapiés, que ade-más permite mover los pies para activar la circulación sanguínea.

La distribución del equipo en la mesa de trabajo también es esencial para evitar le-siones en las cervicales y la zona de los hombros. El monitor ha de estar en línea recta con la silla para no tener que man-tener el cuello girado hacia un lado, y la parte superior de la pantalla debe estar a la altura de los ojos, lo que evitará que tengamos que inclinar la cabeza hacia arri-ba o hacia abajo. Otro vicio postural que puede destrozarnos las cervi-cales —y, de paso, los ojos— es la tendencia a inclinar la cabeza hacia delante para acercarnos más a la pantalla. El monitor tiene que estar como mínimo a 40 cm, y para que no se nos escape ni una coma no tenemos más que agrandar las fuentes: ampliar la resolución de pantalla, utilizar las vistas al 200 % de los distintos programas in-formáticos o adaptar el tamaño del texto en nuestro navegador de Internet a través del menú «Ver» de la barra de herramien-tas. Además, la posición del teclado debe permitirnos mantener los brazos en án-gulo recto y tener un apoyo para descar-gar el peso de los hombros. Si sumamos estas dos características nos damos cuenta de que no es buena idea trabajar durante mucho tiempo seguido con un ordenador portátil, aunque en este caso la solución es sencilla y bastante económica: adquirir un teclado externo que podamos colocar có-modamente en la bandeja de la mesa.

Ya tenemos una buena silla y todas nuestras herramientas colocadas en el lugar idóneo. ¿Se acabaron los problemas? La verdad es que no. Puede que ahora nuestra postura sea la correcta, pero nuestro cuerpo no está diseñado para repetir durante ocho horas

seguidas los mismos movimientos. Los traductores somos candidatos ideales a su-frir tendinitis, síndrome del túnel carpiano o epicondilitis debido al uso que hacemos del teclado y el ratón. Veamos cómo solu-cionan los traductores profesionales estos problemas.

En el caso de los teclados también encon-tramos en el mercado distintos modelos ergonómicos, que suelen contar con repo-samuñecas y una disposición más natural de las teclas, agrupadas en dos mitades separadas. Personalmente, lo que busco siempre en un teclado es la suavidad de las teclas y la posibilidad de configurar las te-clas de función, lo que me ayuda a usar lo

menos posible el ratón. No obstan-te, algunos traductores sostienen que lo mejor es no usar el teclado. Si apostamos por esta opción, po-demos adquirir un programa de re-conocimiento de voz como Dragon Naturally Speaking (DNS), aun-que, como siempre, también esta

solución presenta algunos inconvenientes. DNS puede ser perfecto si trabajamos con textos de formato sencillo, pero a algunos traductores les resulta incómodo si se com-bina su uso con el de memorias de traduc-ción que implican la necesidad de transfe-rir continuamente etiquetas.

Algo en lo que sí están de acuerdo la ma-yoría de los traductores es que el princi-pal enemigo no es el teclado, sino el ratón. Para evitar las lesiones producidas por la realización de movimientos repetitivos podemos recurrir a los ratones verticales, los de bola o a cualquiera de los muchos modelos que componen la gama de rato-nes ergonómicos: los hay para todos los gustos. Otros trucos para atenuar las mo-lestias provocadas por el ratón pasan por usar alfombrillas o almohadillas de silico-na, que ayudan a que la muñeca repose en una postura más natural, o aprender a usar el ratón con ambas manos. Sin em-bargo, como sucede en el caso del teclado,

El principal enemigo no es el teclado, sino el ratón

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son muchos los traductores que creen que lo mejor es no utilizar el ratón. El tecla-do ofrece infinidad de posibilidades para crear atajos o macros vinculadas a teclas de acceso directo más allá del Ctrl+C o el Ctrl+V que todos conocemos, por lo que es recomendable dedicarle algún tiempo a conocer estas opciones que pueden facili-tarnos mucho la vida.

Ahora sí, diréis. Ya estamos bien sentados y utilizamos todo tipo de trucos para evi-tar movimientos repetitivos y poco natu-rales. Ya podemos tirar el teléfono del fi-sioterapeuta y olvidarnos para siempre de las bajas por enfermedad laboral. Siento decepcionaros, pero la verdad es que no. Ya podéis ir guardando dinero en una ca-jita para las consultas. Visitar al fisio regu-larmente es esencial para evitar, por ejem-plo, que las contracturas se cronifiquen, y puede convertirse en una magnífica herra-mienta de prevención. Esta no es una de esas cosas que pueden dejarse para mañana. Obviar estos aspectos y menospreciar la necesidad de descanso pue-de llevarnos a depender, como les sucede a algunos traducto-res más veteranos, del Myolas-tan, o incluso del Valium, para sobrellevar el dolor provocado por lesiones que podrían haberse controla-do si les hubiéramos dado la importancia que merecían.

Aún no hemos hablado de una de nuestras herramientas fundamentales: la vista. Si el cuerpo humano no está diseñado para las actividades sedentarias, nuestros ojos lo están aún menos para pasar ocho horas trabajando delante de una pantalla: fati-ga ocular provocada por la reducción de la frecuencia de parpadeo, visión borrosa, sensibilidad a la luz, dolores oculares y de cabeza o intensificación de otros proble-mas ópticos. La iluminación ambiental es esencial para evitar este tipo de problemas, por lo que a la hora de distribuir el espacio

en nuestro despacho debemos tenerla muy presente. Es recomendable colocar el or-denador en paralelo a la fuente de luz, de modo que no provoque reflejos en la pan-talla ni tampoco nos deslumbre cuando le-vantemos la vista. Como ya comentamos, también es importante colocar el monitor a la distancia adecuada y regular el brillo, el contraste, el tamaño de la fuente y el color del fondo. Aunque sin duda lo más efec-tivo es seguir las recomendaciones de los oftalmólogos y hacer pausas. Incluso sin levantarnos de la silla podemos hacer una serie de ejercicios que aliviarán la presión a la que están sometidos los ojos, como apartar la vista de la pantalla y fijarnos en un punto lejano durante unos segundos para relajar los músculos que nos permi-ten ver de cerca.

Todos estos consejos pueden resultar de gran ayuda para que nuestra actividad

no nos pase factura demasia-do pronto, pero no podemos perder de vista una necesidad primordial: el descanso. Cuan-do estamos en mitad de un proyecto largo con un plazo de entrega muy ajustado, puede costarnos entender que es ne-cesario parar, y tendemos a pensar que no es rentable dejar

de trabajar diez minutos cada hora. En rea-lidad, sucede todo lo contrario. Estos des-cansos no solo nos ayudan a evitar una ba-ja de varios días por una tendinitis —que seguro que no sería nada rentable—, sino que también contribuyen a mantener la productividad. Si en una hora traducimos, por ejemplo, 300 palabras y seguimos tra-duciendo sin parar, es muy probable que la hora siguiente traduzcamos 250, y la terce-ra, 200. Las neuronas también se cansan. Si nos resulta muy difícil mantener esta dis-ciplina de pausas, podemos recurrir a apli-caciones como Workrave, que nos obliga a parar periódicamente e incluso nos su-giere estiramientos para desentumecernos durante el descanso.

No podemos perder de vista una necesidad primordial: el descanso

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Cada vez son más los traductores que por experiencia recomiendan comple-mentar todas estas directrices con la práctica de algún deporte o actividad fí-sica: yoga, pilates, natación o un simple paseo matutino con nuestro perro pue-den ayudarnos a mantener la forma físi-ca y, sobre todo, el equilibrio mental que a veces nos falta a los que nos pasamos la vida pegados al ordenador y no sabe-mos vivir sin una conexión a Internet.

Para terminar, me gustaría abordar un aspecto que no está estrictamente re-lacionado con la ergonomía, pero que también me parece importante para lo-grar un entorno de trabajo idóneo. Has-ta ahora hemos hablado de cómo la silla, la pantalla, el teclado o el ratón pueden repercutir en nuestro estado físico y, por ende, en nuestra productividad. Pero no podemos obviar que esos elementos tie-nen que integrarse en un entorno que ha de ser cómodo, funcional y, aunque pueda parecer intrascendente, agrada-ble. Al fin y al cabo, pasamos muchas horas en este espacio, y tiene que faci-litarnos la vida e invitar a trabajar, no a salir huyendo a la mínima oportunidad. Para mí es imprescindible que el despa-cho sea amplio, cuente con buena ilumi-nación natural y esté bien distribuido. La mesa de trabajo debe ser grande para que, además del ordenador, podamos tener diccionarios abiertos y un teléfono para atender a los clientes. Deberíamos tener una estantería cerca para tener a mano nuestras «biblias» traductoriles —las obras de Martínez de Sousa y los diccionarios que más consultemos— y un archivador para organizar la docu-mentación fiscal. Y en las tardes de ve-rano en las que uno se siente tentado a dejarlo todo y salir a la calle, tampoco está de más que las paredes estén pin-tadas de un color frío y relajante que anime a trabajar o tener delante una fo-tografía enorme del mar Cantábrico en todo su esplendor. O del Mediterráneo, como gustéis.

© Rafael Carrasco

♪♫ Whales Tales, de Cocteau Twins

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Quanto à cadeira, e depois de avaliar vá-rias opções, optei pelo modelo Markus do Ikea. Permite-me ter as costas e a cabeça apoiadas, ajustar a altura caso seja neces-sário... Para que as pernas e as costas des-cansem por completo, tenho também um apoio para os pés.

Informática

Teclado

Utilizo um teclado ergonómico da Logitech (K350), desenhado para colocar as mãos de uma forma mais natural que num teclado convencional. Além do mais, inclui teclas auxiliares para aceder a funções básicas (por exemplo, para aumentar ou reduzir o tamanho da fonte no programa que estou a usar) e uma tecla (Fn), que permite criar mais atalhos e macros. Ainda, inclui um apoio para os pulsos.

Rato

O design do rato que uso (Evoluent Ver-ticalMouse 3™) não difere em nada do dos convencionais; apenas na sua posição,

Manuel Saavedra es licenciado en Traduc-ción e Interpretación por la Universidad de Vigo. En la actua-lidad, ejerce como traductor autónomo (del inglés y el portu-

gués al español y al gallego) tras haber trabajado como traductor en plan�lla en una agencia de traducción —Lis-boa— y en un organismo del sistema de las Naciones Uni-das —Copenhague—. Se es-pecializa en la traducción de textos jurídicos y de organi-zaciones internacionales.

Aonde é que gosto de ir de manhãManuel Saavedra

O facto de ter trabalhado durante quase seis anos, quer com computadores alheios — nos escritórios em que estive —, quer com o meu computador portátil, teve uma grande vantagem, mas também um sério inconveniente: pude deslocar-me ou mudar de cidade sem muitas complicações, mas havia dias em que, após várias horas a traduzir, acabava com alguma parte do corpo dorida (pulsos, cotovelos, costas...).Já com residência fixa, muitos dos conselhos que ia lendo em áreas diversas e as experiências de outros colegas com que falava serviram-me para desenhar um ambiente de trabalho agradável e confortável.

Móveis

Gosto de espaço ao meu redor. Graças às di-mensões da minha mesa (1,60 m × 1,20 m), posso ter, juntamente com os objectos que se encontram na secretária de qualquer tradutor, o material de consulta e o meu computador portátil, se for preciso, sem que atrapalhem o meu trabalho.

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que é vertical. Permite-me manter o an-tebraço numa postura natural e, apesar da estranheza que possa causar quando se começa a utilizá-lo, as vantagens são logo percebidas.

Ecrã

Muito importante, não só para aqueles que já têm problemas de visão (miopia, no meu caso). Com o meu monitor, de 23”, além de poder trabalhar mais como-damente ao rever e comparar o texto ori-ginal e a tradução, também posso traba-lhar com um tamanho de fonte maior.

Para ajustar a luminosidade do ecrã re-comendo uma pequena utilidade gratui-ta, F.lux, que a altera em função da ho-ra do dia, depois de indicarmos a nossa localização.

E para o futuro...

Um dos meus objectivos é começar a uti-lizar um programa de reconhecimento de voz.

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PANORAMA

La Linterna del Traductor

Durante más de diez años, las dos asocia-ciones funcionaron por separado, hasta que en el año 2006 se aprobó la ley sobre el ejercicio de profesiones tituladas y de cole-gios profesionales, que excluía la posibili-dad de crear un colegio oficial de traducto-res e intérpretes. Además, ya hacía tiempo que ATIC y TRIAC mantenían posturas cada vez más cercanas (habían firmado un acuerdo para ofrecerse descuentos mu-tuos en las actividades respectivas, habían organizado actividades conjuntamente y

habían llevado a cabo acciones de sensi-bilización conjuntas). Por encima de todo, ambas aspiraban a lograr una asociación profesional grande, fuerte y representati-va en Cataluña, que luchara por dignificar la profesión sin resquicios de victimismo, impulsara la formación continuada, facili-tara el diálogo en el sector y promoviera las buenas prácticas. En resumen: los ob-jetivos de ambas asociaciones habían pa-sado a ser los mismos, por lo que no que-daba motivo alguno para seguir actuando por separado y duplicando esfuerzos.

El camino hacia la fusión fue duro, pero productivo. Durante casi dos años, una co-misión específica formada por miembros de las dos juntas se dedicó a comparar el funcionamiento y la estructura interna de ambas asociaciones para analizar cuáles eran los aspectos que funcionaban, los que no, los que debían exportarse a la nueva asociación, los que debían modificarse, et-cétera. Durante ese tiempo se estableció un buen ambiente y una dinámica de trabajo que permitió que, cuando en enero de 2009 APTIC inició finalmente su andadura, la asociación contara ya con una estructu-ra fuerte, cohesionada y con muchísimos proyectos en marcha desde el primer día.

APTIC: una fusión en la que dos más dos suman más de cuatroMaya Busqué Vallespí

APTIC, la Associació Professional de Traductors i Intèrprets de Catalunya, es una asociación sin ánimo de lucro que se creó en el año 2009 tras la fusión de la Associació de Traductors i Intèrprets de Catalunya (ATIC) y Traductors i Intèrprets Associats pro Col·legi (TRIAC). ATIC (creada en 1994) pretendía hacer frente a la ausencia de legislación específica y de organización del sector, mientras que TRIAC (creada en 1995) tenía como objetivo formar un colegio oficial de traductores e intérpre-tes que permitiese la regulación y protección del ejercicio de la profesión en Cataluña.

Maya Busqué Vallespí. Licenciada en Traducción e Interpretación (Uni-versidad Pompeu Fabra). Traducto-ra-intérprete jurada inglés-castella-no (MAE). Máster en Interpretación de Conferencias (Universidad de Vic). Intérprete de conferencias y traductora autónoma de inglés, ale-mán, castellano y catalán. Es pre-sidenta de APTIC y una de las dos representantes de APTIC en la red Asocesp.

Otras asociaciones

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PANORAMA

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Desde entonces, los 500 socios iniciales se han convertido en más de 600. Los obje-tivos de la asociación no han cambiado y continúan siendo los siguientes:

• Representar los intereses de los profe-sionales de la traducción y la interpre-tación.

• Contribuir a la mejora de las condicio-nes profesionales del colectivo y favo-recer su reconocimiento social.

• Facilitar la formación y el reciclaje con-tinuados de los profesionales.

• Procurar que la actividad de la asocia-ción aporte beneficios a la sociedad y ofrecer recursos y actividades abiertas al público.

• Fomentar el asociacionismo y promo-ver la cultura.

APTIC cuenta con dos secretarias admi-nistrativas que trabajan a media jornada y gestionan el día a día de la asociación, una junta directiva que toma las decisiones eje-cutivas y está formada por socios volunta-rios y una serie de comisiones, integradas también por voluntarios, que permiten que se materialicen los proyectos.

La Comisión de Actividades es una de las comisiones más activas. Muestra de ello es que, en los dos primeros años de vida de la asociación (2009 y 2010), se organizaron 53 actividades: 23 cursos formativos, 19 charlas gratuitas, 7 actividades lúdicas y 4 actos reivindicativos, estos dos últimos conjuntamente con otras asociaciones. Pa-ra el 2011, la comisión tiene previstas 28 actividades, pues a las 17 celebradas en el primer semestre se sumarán las 11 del segundo (el nuevo calendario incluye, por ejemplo, un curso del software libre de sub-titulación Subtitle Workshop, un curso de ajuste para el doblaje, un curso de traduc-ción jurídica, un curso de corrección tipo-gráfica, un curso de gestión del tiempo, un

taller de OmegaT, una mesa redon-da sobre blogs, et-cétera). El objeti-vo de la comisión es programar un

calendario forma-tivo interesante pa-ra los traductores, intérpretes y otros profesionales de la lengua, con activi-dades destinadas a

los que empiezan, pero también a los pro-fesionales con más experiencia y con, por lo menos, un curso, pero también un acto gratuito por mes, que garantice que el pre-cio de las actividades no sea un freno a la participación.

Sin embargo, hay otras muchas comisiones sin las que APTIC no podría funcionar: la Comisión Web, que se encarga de que los contenidos del sitio web de la asociación sean dinámicos, interesantes y estén ac-tualizados; la Comisión de Redes Sociales, que, desde nuestros perfiles de Twitter, Facebook y LinkedIn, comparte y difun-de información de interés en el sector; la Comisión de Promociones, que se encarga de negociar descuentos y oportunidades interesantes para los socios (<www.aptic.cat/ventajas>); la Comisión de Tarifas, que elabora estudios y encuestas sobre los honorarios que aplican los socios; la Co-misión de Prensa, que se ocupa de la co-municación de la asociación; la Comisión FIT, que estudia la inclusión de APTIC en la Federación Internacional; la Comisión de Admisiones... y, por supuesto, el grupo de socios voluntarios que traducen y revi-san los contenidos publicados por la aso-ciación. Además de las listas de distribu-ción específicas de los grupos de trabajo, hay también una lista de distribución para todos los socios, desde la que se coordina la bolsa de trabajo, se formulan dudas lin-güísticas y se debaten los temas que afec-tan al sector.

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PANORAMA

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Ahora mismo, uno de los proyectos de APTIC, además de seguir trabajando por el reconocimiento social de nuestra profe-sión y por el intercambio fructífero entre profesionales, es encontrar la manera de aumentar todavía más la participación de los socios e instaurar (¿en el 2012?) un siste-ma que permita a quienes no puedan des-plazarse a Barcelona seguir a distancia las actividades y reuniones de la asociación. El motivo de ello es que, aunque muchos socios tienen allí su lugar de residencia, otros tantos viven en el resto de Cataluña, y muchos en otras comunidades autóno-mas del Estado o incluso en el extranjero. Creemos que sería fundamental que pu-dieran participar más en la asociación, y tenemos muchas ideas para lograrlo.

Además, otro proyecto importante, ahora que ya estamos conectados con las asocia-ciones estatales, es intentar estar en con-tacto con las asociaciones internacionales. Y es que para APTIC, fruto ella misma de una fusión que nos ha demostrado que dos más dos pueden llegar a sumar más de cuatro, la convergencia y el buen enten-dimiento con otras asociaciones del sector resultan fundamentales. Tras impulsar la creación de una plataforma de intercam-bio para las asociaciones con sede en Cata-luña antes de la fusión, APTIC acogió con gran satisfacción la aplicación de la idea a todo el Estado y el surgimiento de Asocesp

(<www.asocesp.blogspot.com>), que des-embocó en la firma de un convenio con el resto de las asociaciones el 5 de junio del 2010 (<www.aptic.cat/noticia/aptic-firma -un-convenio-de-colaboracion-con-las-principales-asociaciones-de-traductores- interpretes-y-correctores-del-estado>).

En un mercado apasionante, pero cada vez más convulso, es fundamental que las asociaciones de profesionales estén en contacto y formen un frente común para hacer circular y canalizar la información, organizar iniciativas conjuntas y reaccio-nar cuando sea preciso.

Desde estas páginas que tan amablemente nos ha cedido Asetrad, quisiéramos mani-festar nuestra alegría al ver que, poco a po-co, la atomización que siempre ha caracte-rizado el panorama asociativo español va cediendo paso a una imagen más unida, más fuerte, de todos los traductores, intér-pretes y correctores asociados (a cualquie-ra de las asociaciones). Queda mucho ca-mino por recorrer, pero la unión merece la pena, porque estamos todos en el mismo barco.

Encontraréis más información sobre AP-TIC en: <www.aptic.cat>.

También podéis seguirnos en Facebook, Twitter y LinkedIn.

Representantes de las distintas asociaciones pertenecientes a Asocesp y firma del acuerdo.

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PANORAMA

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Después de hacer algunos pinitos traduc-toriles como autónoma, fundamentalmen-te en la traducción de reportajes televisi-vos, un buen día me topé en la prensa con un anuncio de empleo de la empresa Bayer —sí, los alemanes que fabrican Aspirina y que tienen también un equipo de fútbol— en el que buscaban un traductor al español para cubrir una vacante en su servicio de

traducción. Aunque nunca me había plan-teado dedicarme de forma exclusiva a la traducción (hasta la fecha siempre la ha-bía simultaneado con otras actividades en campos totalmente distintos), la verdad es que el anuncio no tenía mala pinta, y me parecía que yo podía encajar, así es que de-cidí presentarme. Tras un proceso de se-lección, cuya parte fundamental consistía en traducir dos textos en condiciones rea-les en las oficinas de la empresa, me ofre-cieron el puesto.

Y así es como aterricé en un mundo po-blado por policarbonatos, poliuretanos, insecticidas, herbicidas, fungicidas, glu-cómetros, antiparasitarios, analgésicos, antiinflamatorios, antibióticos, antihemo-fílicos, medios de contraste, inmunomo-duladores, antitumorales, anticoagulantes y un largo etcétera más. Aunque supon-go que si la vacante hubiera sido en una empresa de un sector totalmente distinto, también me habría presentado, creo que si una relación laboral ha de funcionar a lar-go plazo, es importante sentir cierta afini-dad con los temas que estás tratando dia-riamente, por lo menos en general. Y a mí, 13 años después, el sector farmacéutico me sigue pareciendo apasionante.

Entrar en una multinacional diversificada es como ingresar en un microcosmos pro-pio, pasar a formar parte de un engranaje lleno de ruedas que hay que descubrir. En este sentido, pocos sitios hay mejores pa-ra conocer una empresa por dentro que su servicio de traducción: dado que recibes textos de todas las áreas y departamentos

Traductores por cuenta ajena

Trabajar en una multinacional del sector farmacéuticoMónica Parcet

Licenciada en Psicología por la Universidad Compluten-se de Madrid con especiali-dad en Psicología Industrial, Mónica Parcet, que tras ter-minar los estudios univer-sitarios se había trasladado a Berlín con una beca del DAAD, entró en el mundo de la traducción casi por ca-sualidad a los 24 años, de la mano de una cadena de te-levisión alemana que emite en el extranjero. Desde 1998 trabaja en el Servicio de Tra-ducción de Currenta en el grupo Bayer, dedicada sobre todo al área de la traducción médica. Cuenta asimismo en su haber con la traducción de un libro de cocina y dieté�ca y anteriormente par�cipó en la traducción de una serie de cuentos infan�les.

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PANORAMA

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posibles, en poco tiempo tienes una idea de conjunto de lo que hace la empresa mucho mayor que la de la mayoría de los emplea-dos, que conocen su ámbito de trabajo y poco más. Estos conocimientos adquiridos desde dentro redundan, lógicamente, en la calidad del trabajo que puedes ofrecer, que será mayor que si te toca traducir algo que te es totalmente ajeno.

El formar parte de la organiza-ción del cliente tiene, desde mi punto de vista, numerosas ven-tajas. Aparte de los conocimien-tos sobre la empresa adquiridos por formar parte de ella y de tener a tu disposición una gran variedad de fuentes internas de información y la posibilidad de tirar de agenda telefónica para que alguien te explique cómo funciona un proceso, qué aspec-to tiene una máquina o cualquier otra cosa que puedas necesitar, el hecho de estar en el mismo barco que el cliente te confiere un estatus distinto al que tiene el proveedor externo. La relación con el cliente es de tú a tú, y cuando más se nota es en las ocasiones en las que hay diferencias de criterio y quieres hacer va-ler tus argumentos: evidentemente, no es lo mismo discrepar siendo un miembro de la misma tripulación que siendo un ele-mento ajeno a la empresa (y mucho menos si te da por pensar que lo mismo si abres la boca te quedas sin el siguiente encargo) ni las críticas se aceptan igual si vienen de dentro que si vienen de fuera.

En cuanto a los clientes, estos provienen de las áreas más dispares del grupo em-presarial: algunos vienen de algún depar-tamento técnico y son los autores de los textos que quieren traducir; otros son de los distintos departamentos de comunica-ción, que necesitan textos en varios idio-mas para la comunicación tanto interna como externa; otros necesitan fichas téc-nicas para distribuir entre los clientes de

distintos países; otros, presentaciones para instruir a los empleados en determinados temas; otros, discursos para sus giras por las filiales extranjeras, y otros más, expe-dientes de registro para solicitar la auto-rización de comercialización de un nuevo medicamento. No obstante, a pesar de su diversidad, todos tienen algo en común: en

mi experiencia, cuando un cliente acude a ti con un texto para tra-ducir, lo que está buscando es alguien que le solucione un pro-blema que no puede resolver él solo. Y ahí es donde el traductor tiene que transmitirle que nadie mejor que él para que todo llegue a buen puerto. El cliente tiene que tener la sensación de que ha deja-do sus asuntos en buenas manos. Este es un factor especialmente importante en el caso de los clien-tes que, por desconocimiento del idioma, no pueden juzgar real-mente la calidad del trabajo que

les entregas, por lo que tienen que confiar ciegamente en ti en el sentido más literal del término.

Los servicios internos de traducción en el sector privado, aparte de no abundar en exceso, suelen ser de tamaño reducido, por lo que se caracterizan por tener poca com-plejidad jerárquica, por su escasa división de tareas y por no ser autárquicos. Al me-nos en nuestro caso es así. Los dos prime-ros factores implican que una misma per-sona asumirá numerosas funciones, que en otras organizaciones más grandes están claramente diferenciadas y a cargo de di-ferentes personas. En mi caso, me ocupo de traducir, revisar, gestionar proyectos, buscar traductores externos para ampliar la cartera y fijar terminología, y hasta en alguna ocasión, volviendo a mis orígenes formativos, me he hecho cargo de labores de recursos humanos. En la práctica fun-ciona así: los encargos nos llegan directa-mente de los clientes. Entonces, en función del volumen, el plazo, el área y la carga de

El hecho de estar en el

mismo barco que el cliente

te confiere un estatus distinto al que tiene el proveedor

externo

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trabajo interna que haya en ese momento, se decide si lo traduce uno mismo, lo da a un compañero o se envía a algún traduc-tor externo. En este último caso, aparte de las gestiones administrativas, hay que encargarse de resolver posibles dudas del traductor y, cuando vuelve el texto, de re-visarlo antes de entregarlo al cliente y de-volver la versión revisada al traductor. En proyectos más complejos, como las publi-caciones externas, la cosa se complica un poco más, pues hay que coordinar no solo con más traductores simultáneamente, si-no también con revisores, maquetadores e imprentas, de forma que todo esté listo pa-ra la fecha acordada con el cliente. En cual-quier caso, se elija el método que se elija, la responsabilidad última frente al cliente la asumimos nosotros.

Aunque como asalariada no gozo de la to-tal libertad que disfrutan los traductores autónomos, que, si quieren, pueden darse a la vida nómada llevándose el puesto de trabajo a cuestas, aquí tenemos un régimen laboral que permite aprovechar una buena parte de las ventajas de ambos mundos: como cualquier asalariado, tenemos nues-tro sueldo fijo, nuestras pagas extraordina-rias y nuestras vacaciones pagadas pero, además, trabajamos con horario flexible y tenemos la posibilidad de solicitar tele-trabajo, que, en nuestro caso, consiste en trabajar parte de los días en la oficina y la otra parte desde casa (o también algunos días parte aquí y parte allí). Cuando llegué aquí, algunos de los compañeros de depar-tamento ya trabajaban en esa modalidad. A mí al principio no me parecía especial-mente atractiva —a fin de cuentas, soy de aquellas a las que les gusta ir a la oficina, aunque solo sea por cambiar de aires—, pero al cabo de unos años la solicité yo también y he aprendido a apreciar verda-deramente las grandes ventajas, sobre to-do logísticas, que ofrece: poder hacer ges-tiones en horario de oficina, poder estar en casa cuando toca leer los contadores o te van a traer algún mueble. En definitiva, es

un modelo que te hace la vida mucho más fácil. Claro está que, a cambio, no vas a ce-rrar el chiringuito a las 5 caiga quien caiga y, si la ocasión lo requiere, estarás alguna que otra vez a medianoche ultimando la traducción de un comunicado que ha de publicarse a la mañana siguiente o te to-cará sacrificar algún fin de semana para sacar adelante una publicación.

Y también la jerarquía plana tiene su otra cara: cuando uno está desbordado de tra-bajo, a un jefe que intenta darte más le puedes decir que no; cuando, en cambio, el que te da el trabajo no es ningún jefe si-no los clientes, la cosa cambia. A un cliente no puedes decirle que no; como mucho, si sus pretensiones son incumplibles, tendrás que hacérselo ver y ofrecerle un plazo al-ternativo. Otras veces el problema no son ni siquiera las pretensiones poco realistas de ningún cliente, sino simplemente la acu-mulación de pedidos al mismo tiempo, con prisas y en el peor momento. Pero, claro, ninguno de ellos tiene la culpa por sí solo de la situación, con lo cual tendrás que ver qué equilibrios haces para sacar todos los asuntos adelante y dejarlos satisfechos. Es verdad que en las épocas fuertes del año la presión es enorme, y uno, más que tra-ductor, se siente bombero, pues se pasa el día intentando apagar fuegos por doquier y tirando por la borda los planes hechos el día anterior para adaptarse a la nueva situación con nuevos planes que volverá a tirar por la borda al cabo de unas horas.

Es sobre todo en estas épocas fuertes cuan-do se pone de manifiesto la importancia que tiene otro de los pilares sobre los que se asienta el servicio: el de los traductores externos. Aquí contamos con un nutri-do grupo de profesionales con formación variopinta —médicos, químicos, físicos, farmacéuticos, juristas, traductores de ca-rrera...— a los que consideramos parte de nuestro equipo. Son nuestros colaborado-res en el sentido más literal del término: trabajamos juntos, cada uno aportando sus

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conocimientos y capacidades para lograr un éxito común. Y, al igual que los clientes buscan que nosotros les solucionemos un problema, nosotros buscamos lo mismo en los externos. Por eso la selección se hace en función de la calidad: ya que somos nosotros los que revisa-remos luego sus textos, de poca ayuda nos van a servir si cuando vuelven hemos de rehacerlos en-teros. Y es que esta es una de las profesiones en las que casi siem-pre lo barato sale caro.

Si bien es cierto que este tipo de puestos multifunción no es del gusto de todos y que hay mu-chos traductores que prefieren dedicarse por entero a traducir, yo no lo encuentro un inconveniente, sino al contra-rio: a mí me gusta precisamente esa mez-cla de tareas, pues me da una mejor visión de conjunto, me permite relacionarme con más partes implicadas en el proceso y me aporta cosas que el desempeño de una sola de las funciones no podría aportarme. De hecho, el estar en contacto con varios gru-pos profesionales distintos implicados en un mismo proyecto te permite ver los muy

Trabajar en una empresa ajena al sector es una experiencia muy enriquecedora, especialmente interesante para almas inquietas

diferentes puntos de vista que se pueden tener de la misma cosa, pues todos tende-mos a ver el mundo desde nuestra propia óptica profesional, que no siempre coinci-de con la de los otros grupos.

Un caso curioso en este sentido es la importancia relativa que traductores, por una parte, y maquetadores y responsables de impresión, por la otra, con-ceden respectivamente al texto y a la parte gráfica. Todavía re-cuerdo las veces que habré re-cibido de maquetación textos que se salían del espacio pre-visto para ellos (algo habitual; el español siempre es más lar-

go que el alemán y el inglés) con una fle-cha y la indicación «cortar texto», que yo devolvía indefectiblemente con flechitas apuntando a alguna foto con la indicación «reducir el tamaño de la foto».

En resumen, diría que trabajar en una em-presa ajena al sector es una experiencia muy enriquecedora, especialmente intere-sante para almas inquietas.

© Rafael Carrasco

♪♫ Babieca, de Sr. Chinarro

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Con la crisis, la biodiversidad del planeta ha ido en aumento y prolifera una nueva especie: el jefe de proyecto con complejo de bróker y ausencia de modales. Hay que hablarle con santa devoción. Le han dado cuatro lecciones sobre sometimiento y do-mesticación de traductores en la jungla, y se dedica a ejercer su puñado de poder a lo déspota, cual subastador de pescado en una lonja: manda el trabajo a varios tra-ductores a la vez, y se lo da, con un cronó-metro en la mano, al que primero llega a meta. Le gusta fomentar la competitividad insana y demostrar que no hay nadie im-prescindible. Le divierte ver cómo se mata la gente por un cebo. No informa a nadie de su decisión: si en diez minutos no te ha llegado un pedido formal, ya sabes que has sido muy lento. Su consigna es que los traductores ganan demasiado y hay que bajarles los humos, así que ha hecho de «reeducarlos» su profesión.

La traducción es un oficio que no termina de profesionalizarse, y con tantos millones de parados es normal que miles de per-sonas prueben fortuna e intenten ganar-se la vida en él, como en otros. Pero está demostrado que no todo el mundo puede hacerlo. Además, por mucho trabajo que alguien quiera asumir, no es una máqui-na que se pueda explotar por turnos. Yo soy realista y sé que hay que adaptarse a la temperatura del agua en la que se está nadando, pero si está cociendo o bajo ce-ro, creo que igual la mejor política es optar por ver un rato los toros desde la barrera. En este momento el mercado profesional está tocado y compite con el mercado bajo, que, a su vez, está más tocado aún y com-pite con el submercado, que directamente está para el arrastre y está haciendo pol-vo al inframercado... La falta de trabajo ha ocasionado un desplazamiento de merca-dos, y se está llegando a un punto en que,

Hay cosas que no van bien en el mundo de la traducción. En nuestro entorno profesional se producen a diario situaciones censurables y hechos reprobables que no merecen aceptación sumisa, sino rechazo público bien fundado. Con frecuencia, el traductor autónomo que vive aislado entre las cuatro paredes de su despacho no conoce estas situaciones. Algunos traduc-tores, correctores o intérpretes que las conocen, las aceptan con impasibilidad porque no les atañen. Y algunos colegas que se ven afectados por ellas las sufren con paciencia por pudor y por impotencia.

Con este ar�culo inauguramos una columna de opinión que habitualmente irá firmada por miembros de nuestra redacción. En ella cri�caremos situaciones mejorables que afectan a nuestro colec�vo profesional. Meteremos proverbialmente el dedo en el ojo a los responsa-bles de que haya aspectos en nuestro trabajo que no funcionen bien.

Nuestra intención al lanzar esta nueva columna es triple: denunciar prác�cas abusivas o des-honestas, esbozar soluciones desde la crí�ca y, cómo no, tender una amable ramita de olivo a los que se den por aludidos y pongan lo que esté en su mano para remediar las carencias denunciadas.

El dedo en el ojo

Una especie en peligroBeatriz Pérez Alonso

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para mantener el poder adquisitivo, va a ser aconsejable compatibilizar la actividad con otras más rentables. Es una pena está involución, pero ahí está.

Recomiendo compaginar actividades, por-que la angustia de no trabajar al ritmo que uno desea no es buena consejera, y esta clase de gente que no sabe o no quiere pa-rarle los pies al cliente que pide sandeces o disparates, cuando no se los sugiere direc-tamente ella para caerle en gracia, confun-de al traductor con un saco terrero con la obligación de asumir todo tipo de marro-nes sin que nadie le pague por ello... Pero la culpa es nuestra, porque si un mal jefe de proyecto –rompo una lanza por los buenos, aunque me da terror que estén entrando en fase de extinción– acepta cualquier dis-parate, es solo porque no piensa hacerlo él (o ella, que aquí sí que procede marcar el femenino para ser justos) y porque no tie-ne intención de pagarlo. Lo que es de nota es que traguemos. Ya sé que subir precios por exceso de demanda tiene sentido pero que hacerlo por falta de trabajo es garantía casi segura de no trabajar, y sin embargo estamos corriendo seriamente el riesgo de que llegue un momento en que, al bajar tanto los precios y aguantar tanto solo pa-ra que nos manden una traducción, la acti-vidad deje de ser rentable, sobre todo con las condiciones fiscales a las que estamos sometidos. Y es que el valor añadido se ha convertido en una obligación.

Reflexionemos... Si estamos dispuestos a hacer gratis un trabajo que no nos corres-ponde y que el intermediario sí que va a cobrar, solo porque un tercero –cuando desesperados de la vida hay tantos– esté dispuesto a hacerlo, o si el cliente sigue re-cibiendo atención sin que se le haga notar que menos precio significa menos servicio necesariamente, es de entender que asu-mirá como algo eterno que trabajamos por amor al arte... Y digo yo: ¿Es que acaso no rige en traducción aquel principio comer-cial tan básico que dice que el cliente solo

puede elegir dos parámetros de los famo-sos tres que lo componen (precio, servicio y calidad)? ¿Aquí lo elige todo él? Enton-ces no bastará con bajar las tarifas; si uno quiere trabajar en traducción, además de cobrar poquísimo, tendrá que cuidar con sumo esmero de que el culito de quien co-rresponda no se irrite... Y eso es agotador. De algún tiempo a esta parte, uno da in-genuamente precio para una traducción y resulta que le han comprometido por po-deres a hacer la Biblia en verso por la cara, y en lugar de reírse a carcajadas en la cara del interlocutor, va y traga y se dice a sí mismo que es más profesional por acep-tarlo, cuando la cruda realidad es que, si rechista, le cambian en lo que se santigua un cura loco.

¿Es esto establecer relaciones comerciales de futuro? Yo creo más bien que es el ca-mino seguro hacia una úlcera... Lo peor es que, con tanta gente dejándoles ganar has-ta a la oca, no se les puede ni toser. Como si establecer buenas relaciones con alguien que tanto abusa y tan de quita y pon como uno mismo sirviera de algo... ¡Pues anda, que menuda inversión!

Quisiera preguntar a los traductores pro-fesionales, sobre todo a los jóvenes (a los no profesionales, no, porque ya asumo que están de paso) que toleran esta clase de tiranía que destroza su futuro profesio-nal —y el presente de los demás, ¿a qué negarlo?— si se han planteado alguna vez que van a tener que vivir con esto a todas

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horas durante muchos años, o simplemen-te que no puede ser que, para que un cliente se ahorre seis o siete euros (que a veces no es mayor la diferencia entre mandar frases completas o enigmáticas palabras sueltas que significan vaya usted a saber qué), uno tenga que perder tres horas o rehacer me-dia docena de veces un trabajo. Está claro que uno necesita trabajar, pero aguantar cualquier cosa —y cada vez por menos— solo porque otro sí la vaya a consentir no es vida. No hay nada que ganar en ello.

En mi opinión sincera, volver atrás es im-posible, pero plantarse, no. Los traducto-res profesionales tenemos la desgracia de tener que competir con todo tipo de aliení-genas que juegan a que traducen, pero no deberíamos perder la perspectiva de que nosotros no estamos jugando. Para empe-zar, porque la traducción no es un oficio exento de responsabilidades, y la seriedad traduciendo exige muchas horas de es-fuerzo y dedicación. ¿No deberíamos, no ya valorarnos, sino darnos a respetar? En muchos campos de traducción contamos con originales pésimos elaborados por gente a la que Dios no llamó precisamente por el camino de la prosa y que ya impli-can suficiente problema en sí mismos. Se supone que, como traductores, debemos dar una versión mejorada en otro idioma de un texto original, y que ese es nuestro trabajo... ¿Y nos ponemos a competir en precios y en aguante de abusos con gente que produce traducciones de tan baja cali-dad que motivan que el lector que pueda hacerlo prefiera recurrir a la versión ori-ginal?, ¿con gente que compite en calidad con Google, que trabaja gratis?

Me preocupa que solo se hable de tarifas, y tan poco de condiciones laborales. Es com-prensible que alguien que está intentando obtener trabajo se preocupe por lo que se cobra en un mercado, pero sería razonable que le enseñáramos que obtener trabajo e incorporarse a una profesión son dos co-sas distintas... Porque, ¿cómo es posible

que personas que no han trabajado nunca no tengan la más mínima curiosidad por el funcionamiento de una agencia, por ejem-plo? Me intriga que les traigan sin cuidado cuestiones sobre el trabajo y las dificul-tades que conlleva, sobre el hecho de ser autónomo y los nulos derechos sociales que este estatus otorga, sobre las mañanas que se le van a uno en gestionar chorradas sin poderse sentar a escribir una línea si-quiera, sobre lo que implica manejarse casi constantemente en una lengua que al fin y al cabo no es la de uno, o la dificultad de investigar algunos términos... Es sorpren-dente que en las listas especializadas nadie pregunte por lo que va a tener que hacer, sino casi exclusivamente «Esto, ¿cómo se dice?». Y contestamos... Contestamos, a pesar de que difícilmente se puede apren-der a evaluar el coste de algo que a uno le sale gratis. Les sermoneamos sobre tarifas y a la vez les damos la respuesta correcta, evitándoles el proceso de tener que bus-carla por sí mismos... En resumen, lo del pez y caña, pero con la sutil diferencia de que el pez era nuestra comida y, como les ha salido gratis, la regalan.

© Rafael Carrasco♪♫ Stanley Kubrick, de Mogwai

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Andaba yo un día, hace ya una década, sumida en mi habitual simbiosis con la si-lla, con dolor de espalda y síndrome del túnel carpiano, y eso a pesar de que hacía solo tres años que ejercía como traducto-ra. «Deberías practicar algún deporte», me dije. Se me pasó por la cabeza darle una oportunidad al yoga, dado que era la úni-ca disciplina, junto con el ajedrez, en que parecía que no había que moverse dema-siado, y porque varios conocidos contaban maravillas de él. Me provocaba ciertas re-ticencias por sus aires místicos, pero acu-ciaba hacer algo.

Visité varios centros que me habían reco-mendado. Sin embargo, las personas uni-formadas de blanco, las miradas perdidas y los budas que me recibieron no me aca-baron de convencer. Me dije a mí misma que, como en todo, tenía que haber centros serios y profesionales, y me dediqué a in-dagar sobre los diferentes estilos de yoga.

De entre todos ellos, llamó mi atención es-pecialmente el yoga Iyengar, porque tenía fama de ser exclusivamente físico y, sobre todo, porque contaba con una formación de profesores regulada internacionalmen-te de la que se decía que era la más larga y rigurosa de todas las escuelas. Eso aporta-ba un valor añadido en un mundo en que, como en traducción, cualquiera se lía el

Del yugo al yogaEncarna Belmonte

Son curiosas las vueltas que dan la vida y la etimología. La palabra yoga en sánscrito se traduce como ‘yugo’ y designa una técnica ascética, uno de los ocho sistemas filosóficos hindúes tradicionales. Sin embargo, etimológicamente deriva de la raíz yug y significa ‘unión’ (acepción presente en las lenguas indoeuropeas en términos como yuxtaposición, yugular, conyugal). Ello se explica porque, en la búsqueda de la comunión, del adualismo, de la liberación, se precisan trabajo y disciplina. No hay camino sin esfuerzo, pero el recorrido puede resultar bien grato.

Encarna Belmonte es licenciada en traducción y ejerce de revisora y tra-ductora de alemán e inglés desde hace catorce años. Completó su formación en las listas Lantra-L y Traducción en España, donde más adelante ejerció de moderadora durante dos años. Tra-ductora jurada, cursó un posgrado en traducción jurídica y económica y se dedica fundamentalmente a la traduc-ción empresarial, financiera, forma�va y farmacéu�ca y a la revisión de estu-dios internacionales (<www.trasunto.com>). El trabajo de traductora la llevó a prac�car yoga. Actualmente es pro-fesora por el Iyengar Memorial Yoga In-s�tute (India) y se ha especializado en traductores y profesiones sedentarias. Lleva tres años impar�endo clases en diversos centros de Barcelona (<www.yogasana.es>). Es miembro de Asetrad y de la Asociación Española de Yoga Iyengar.

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turbante a la cabeza y se monta el chirin-guito con solo haber pasado un mes en la India.

Una vez decidido el estilo, busqué dónde había un profesor titulado en Barcelona. (La lista se puede consultar en la página de la Asociación Española de yoga Iyen-gar: <www.aeyi.org>.) Me planté en su centro con aires de inspector de la Ges-tapo y empecé a ametrallar a preguntas al que se convertiría en mi maestro. El hombre tuvo el aguante de responderme a todo con tanto criterio que me decidí a probar una clase. Al final, sin que yo mis-ma sepa aún bien cómo, llevo diez años practicando yoga y me he convertido en profesora, tras una intensa formación de tres años, y en una persona mucho menos excesiva y más centrada.

Los primeros efectos del yoga fueron in-mediatos en el sueño y el humor; en cues-tión de dos meses, el cuello, los hombros

y los brazos estaban infinitamente menos contraídos; ahora, al cabo de los años, go-zo de buena salud e incluso me he librado de una escoliosis que arrastraba desde la infancia. Pero que nadie salga ahora co-rriendo pensando que el yoga le va a so-lucionar los problemas con dos clases a la semana.

El yoga se diferencia de la fisioterapia en que no es un especialista quien se encarga de corregir nuestras taras, sino nosotros mismos. El yoga nos enseña a ser agentes, en lugar de pacientes, y a conocer nuestro cuerpo. Para ello, primero hay que sentar las bases y luego practicar mucho.

Probablemente ahora estéis esperando una enumeración de ejercicios físicos para las muñecas, los hombros o las cervicales. Podría deciros que, de pie, presionarais la pared con la palma de la mano con el brazo totalmente estirado y bien alineado

Este ejercicio está realizado por una profesional. No lo intenten en sus casas

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y procurando que los hombros y los trape-cios bajaran y los omóplatos se dirigieran al pecho. Que trabajarais primero un brazo y luego el otro, presionando bien la pared con la palma de la mano desde la axila, en cuatro posiciones diferentes (dedos arri-ba, abajo, izquierda y derecha), dedicando quince segundos a cada una para empezar. Pero no lo haré.

Ejercicios y consejos sobre ergo-nomía los podéis encontrar en cualquier parte. No obstante, sin un entrenamiento previo, podéis creer que estáis bajando los trapecios y, sin embargo, es-tar contrayéndolos; puede que estéis sobreestirando el brazo y desplazando la articulación del codo hacia adentro o que con el esfuerzo estéis proyectando las lumbares hacia delante..., todo ello, perjudicial. Es nece-sario que alguien nos enseñe y supervise para garantizar que estemos bien alineados y que el trabajo sea efectivo.

En estos años como practicante y como profesora he aprendido que el mayor pro-blema de salud de los traductores proba-blemente no sea locomotor, sino mental. El tipo de actividad que realizamos nos conduce a lo que yo denomino el centrifu-gado. Quizá sea el tener varias lenguas en la cabeza o la traslación ininterrumpida de estructuras: nuestro cerebro anda siempre revolucionado. Eso, unido a que trabaja-mos demasiadas horas, y muchas veces sin descanso, conduce a que la mente pierda la capacidad de desconectar, incluso para dormir.

Nos volvemos también adictos al traba-jo, con los problemas añadidos de salud y familiares que comporta pasarse el día pegado a la pantalla. Pasamos a identifi-carnos con la profesión de un modo que

puede llegar a anular otras facetas, cuan-do en realidad no somos nuestro trabajo. La soledad del autónomo y la dureza de nuestra forma de vida quizá nos llevan a autoafirmarnos en exceso.

Sobreexplotamos e hipertrofiamos el cere-bro, y de ello derivan directamente cefa-leas, irritabilidad, insomnio y quizá pro-

blemas mucho más graves que, si no se atajan, se acrecientan cada día más y se retroalimen-tan unos a otros. El estrés, por ejemplo, hace que los músculos se contraigan y contribuye así a los dolores de espalda. También son comunes los problemas ocu-lares. Como parte externa del cerebro, los ojos se tensan cada vez que aquel lo hace, se elevan y se secan; y viceversa, cuando los ojos se elevan, el cerebro se tensa.

Y es que muchas veces olvida-mos la máxima mens sana in corpore sano y que la mente tiene su sede física en el cuer-po. La práctica postural aporta salud y co-nocimiento del cuerpo, pero, además, el yoga cuenta con posturas que inciden di-rectamente en el cerebro. Con una secuen-cia bien planificada se consigue distensión cerebral y la detención del centrifugado.

Probablemente hayáis hecho caso de los consejos habituales y tengáis una buena pantalla, grande y a la altura precisa. No pretendía entrar en cuestiones ergonómi-cas, pero me gustaría añadir también que, por mi experiencia con el síndrome de tú-nel carpiano, abogo, en primer lugar, por cambiar el ratón de mano y, en segundo, por pasarse a un trackball con la bola lo más grande posible. Con el trackball la mano reposa sobre la bola y se genera mu-cha menos tensión en cuello, hombro, bra-zo y muñeca que con los ratones norma-les, verticales o tabletas, dado que no hay

Pasamos a identificarnos con la profesión de un modo que puede llegar a anular otras facetas, cuando en realidad no somos nuestro trabajo

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agarre. Y, por último, como solo queda el tercer elemento importante, que es la si-lla, diré que yo tengo una escandinava de balancín, con respaldo y reposatibias, que me hace extremadamente feliz. En princi-pio, cualquier silla decente será adecuada si la postura lo es, mientras que ninguna silla nos vendrá bien si nuestra postura es incorrecta.

No se trata de estar cómodos, sino de bus-car la correcta alineación del cuerpo. Así se evitan dolores y malos hábitos posturales, pero también se crea un espacio interno que favorece el funcionamiento de las vís-ceras y de todos los sistemas del cuerpo. A diferencia de lo que sucede con otras escuelas de yoga, la alineación constituye

un pilar fundamental en la práctica del yo-ga Iyengar. Otra característica importante es que introduce soportes para que cual-quier persona sea capaz de ejecutar las posturas.

Por lo tanto, para practicar yoga no se pre-cisan flexibilidad ni cualidades especiales. Estas y demás excusas, como la falta de tiempo o de fuerza de voluntad, solo con-tribuyen al centrifugado. Es tan simple co-mo no darle más vueltas y empezar a ha-cerlo. El cuerpo y la mente bien valen dos horas a la semana, y a las traducciones no les afectará.

Más información en mi página web: <www.yogasana.es>.

♪♫ I Was The Fool Beside You Too Long, de Yo la tengo

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individuo inmenso con un martillo igual-mente inmenso en la mano. «Do you want to buy this hammer?», les preguntó en to-no ligeramente amenazador mientras ex-hibía la mercancía agarrada por el mango de forma contundente. Ni que decir tiene que a mi tío y su amigo les pareció que la oferta era digna de consideración y por tanto accedieron a realizar la transacción propuesta; tras las formalidades pertinen-tes y la entrega del precio «acordado», el individuo inmenso volvió a hablar con una cortesía prácticamente impecable: «Well, you don´t really have much use for a hammer like this, do you? I better keep it for you. Have a good day».

El incidente neoyorquino de mi tío guar-da inquietantes similitudes con una de las nuevas estrategias de Lionbridge: su nue-va herramienta, Translation Workspace. Cierto es que, a diferencia del martillo, mientras uno pague todos los meses tie-ne derecho a conservar y utilizar la herra-mienta, pero también es cierto que pagar por ella no quiere decir que uno la necesite

«Do you want to buy this hammer?» Notas sobre el caso LionbridgeCruz Losada Gutiérrez

Hace aproximadamente un año Lionbridge lanzó una nueva plataforma de trabajo con el nombre de Translation Workspace; además de provocar un deterioro considerable en las relaciones de Lionbridge con muchos de sus proveedores, la aparición de esta nueva aplicación en el ambiente ya ligeramente revuelto de la traducción profesional ha provocado reacciones y abierto debates y discusiones que lle-vaban ya tiempo «cociéndose» dentro de algunos sectores del mundo de la traducción.La cuestión de la llamada «traducción industrial», el control de las herramientas, las relaciones entre los traductores y sus clientes y, cómo no, las tarifas, son algunos de los temas que han salido a deba-te como consecuencia del «caso Lionbridge». En un momento de cambios bruscos en el sector, el debate y el análisis, y sus hermanas la comunicación y la unión, son esenciales dentro del sector si queremos tener una voz clara en el discurso que ahora mismo se está generando sobre nuestro futuro.

Cruz Losada Gu�érrez empezó a trabajar co-mo traductora de in-glés a español en 1990 y a dedicarse a ello a �empo completo en 1995. Ha escrito cola-boraciones para Diario

16, guiones de documentales et-nográficos para el Ministerio de Cultura y la Junta de Andalucía, entre otras en�dades, y varios ar�culos sobre la fotogra�a como fuente documental.

Una vez me contó mi tío que, visitando Nueva York, él y un amigo acabaron en un barrio de los llamados «poco recomenda-bles» y que, tras darse cuenta del error y mientras intentaban abandonar discreta-mente el vecindario, les salió al paso un

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ni garantiza que se vaya a utilizar para al-go. Aunque existe la opción de decir que no, el posible deseo de sobrevivir como proveedor de traducciones de Lionbridge limita la elección.

El principio

En los últimos años, Lionbridge ha estado utilizando una herramienta de traducción asistida llamada Logoport, que tiene bási-camente unas prestaciones muy similares a Trados. La diferencia fundamental con Trados radica en que en el caso de Logo-port las memorias residen en un servidor de Lionbridge en lugar de en el sistema local.

El uso de esta herramienta por parte de los colaboradores externos de Lionbridge ha sido gratuito, como había sucedido hasta ahora con las herramientas de localización específicas de un cliente. Pero esto cambió hace cosa de un año, cuando Logoport, con ligeras modificaciones, se convirtió en Translation Workspace.

Este nuevo entorno de trabajo que es Translation Workspace requiere una sus-cripción mensual mínima de 10 € (+ IVA), 50 € si se trata de una agencia. Todos los colaboradores externos de Lionbridge, sin excepción, estarían obligados a suscribirse, pero el pago de dicha suscripción no ase-gura ningún volumen de trabajo. Transla-tion Workspace puede utilizarse con otros clientes en proyectos ajenos a Lionbridge; en este caso el importe de la suscripción dependería del número de palabras que «pasen» por la memoria de traducción (el recuento no diferencia entre palabras nue-vas y coincidencias), las memorias siguen residiendo en el servidor de Lionbridge y, pasado un periodo de seis meses, el tra-ductor pierde la propiedad que tenía sobre la memoria.

Además de otras consi-deraciones, la iniciativa significa que Lionbridge quiere que sus provee-dores paguen por utili-zar una herramienta que ellos mismos comercia-lizan y de la cual son en la actualidad los únicos usuarios (ellos mismos y sus agencias subcon-tratadas). Se trata de una herramienta que sus co-

laboradores han ayudado a mejorar, cuyas memorias han alimentado y cuyo modelo de trabajo acabaría con la autonomía de adquisición y uso de herramientas de la que gozan, con algunas limitaciones, los traductores autónomos.

El nuevo sistema se presentó hace ahora aproximadamente un año a los proveedo-res a través de una estrategia de marketing de ventas machacona y pretenciosa que carecía totalmente de información técnica y de datos independientes claros. Las con-diciones de uso y los planes de precios no se expusieron claramente, las preguntas que se salían de la información que la em-presa había dado desde el principio fueron respondidas de forma vaga e imprecisa en muchos casos y con informaciones contra-dictorias en otros.

Las reacciones

La acogida de la iniciativa entre los tra-ductores más directamente afectados, los que trabajaban en ese momento como proveedores de Lionbridge, puede decir-se que fue en un principio de sorpresa e incredulidad. Esta primera reacción dio paso a otra de indignación que, a su vez, originó una corriente de comunicación en-tre los afectados, lo que desembocó final-mente en la creación en diversos países de

Pasado un periodo de seis meses, el traductor pierde la propiedad que tenía sobre la memoria

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varios grupos de traductores descontentos. El grupo español y otros, como el italiano o el francés, trataron inicialmente de en-tablar un diálogo con Lionbridge, al nivel tanto de las oficinas nacionales como de la sede central. Hubo intercambio de cartas y mensajes, reuniones y encuentros.

El resultado de esta comunicación fue nu-lo, las explicaciones recibidas fueron re-petitivas y, en ocasiones, contradictorias. Ninguno de los interlocutores de Lion-bridge asumió el menor ápice de responsa-bilidad, y en ningún momento hubo nada que pudiera alentar la menor esperanza de negociación en ningún sentido. Ninguna de las preguntas esenciales quedó contes-tada, y las respuestas se limitaron a repetir el mantra de los mensajes de la estrategia de marketing directo con la que se lanzó el producto.

Mientras tanto, «la afrenta» había empeza-do a publicarse y a discutirse en algunos foros y listas de traducción. Las reacciones de otros traductores que no trabajaban pa-ra Lionbridge fueron diversas.

Para algunos fue una ocasión de hacer hincapié una vez más en la cuestión de las agencias «low cost» y en las concesiones que muchos traductores llevaban ya tiem-po realizando a algunas empresas. La so-lución que la mayoría de estos traductores proponían era muy simple: dejar de traba-jar para Lionbridge.

No faltaron los traductores (no muchos, hay que decir) que expresaron en algunos foros su opinión de que resistirse a la im-plantación de una herramienta de este tipo era resistirse a un nuevo paso en la «evo-lución» tecnológica de la traducción y que esta resistencia era inútil, ya que tarde o temprano «todos seríamos asimilados».

Otros colegas de la profesión entendie-ron que esta nueva estrategia era algo que de alguna forma concernía al colectivo de traductores en general, entre otras cosas

porque suponía una medida claramente diferente a otras, englobada dentro de una serie de cambios que se han producido en los últimos tiempos y que amenazan con mermar sustancialmente la autonomía de los traductores por cuenta propia.

En el marco de estas reacciones, Asetrad abrió sus puertas al grupo español del Grupo de Proveedores Lingüísticos con-tra TWS de Pago y organizó unas prime-ras jornadas para dar a conocer y debatir esta y otras iniciativas que podrían afec-tar igualmente al futuro de la profesión. AGPTI organizó otras jornadas similares en Vigo y a ellas han seguido otras mesas redondas y discusiones.

El momento actual

A pesar de las críticas y de los plantes de muchos de sus proveedores, Lionbridge no ha dado muestras de que vaya a dar marcha atrás o a reconsiderar ningún as-pecto de Translation Workspace.

El calendario previsto por la empresa pa-ra implantar totalmente la solución sufrió varios retrasos y, una vez que oficialmen-te se dio por completada la transición, el cierre del acceso a la herramienta no fue total para los no inscritos; se dieron casos en los que se proporcionaron credenciales gratuitas de forma temporal o se convirtie-ron archivos para que algún traductor no suscrito pudiese trabajar en un proyecto de Translation Workspace, pero estas pa-recen haber sido medidas de «parche» que se utilizaron para cubrir las necesidades de la empresa en un momento determinado.

Desde el principio ha sido difícil saber cuál es la estrategia general adoptada por Lionbridge ante los problemas que se le han presentado con la negativa de muchos traductores a suscribirse. Al menos de mo-mento parece que han adoptado la «estra-tegia del aguante» y que en cierta medida

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esta estrategia les está dando algunos re-sultados, aunque también es difícil calibrar cuántos traductores han cedido y cuántos nuevos traductores se han incorporado co-mo nuevos recursos.

Otras medidas

A finales de octubre, Lionbridge envió un correo urgente a sus colaboradores en el que el vicepresidente de la empresa, tras apelar a algunos datos económicos preocu-pantes, solicitaba un 5 % de descuento en todos los trabajos para el último trimestre del año (más tarde la solicitud se amplió, hasta donde sabemos, a algunos de los trabajos realizados durante los primeros

meses de este año); muchos proveedores se negaron a aplicarlo y la negativa fue acep-tada por Lionbridge.

Recientemente la empresa ha anunciado la puesta en marcha, vinculada a Translation Workspace, de Marketplace: un programa de ofertas de trabajo con un sistema de pu-jas para las que se da un precio de inicio que se corresponde con unas tarifas irriso-rias (la tarifa que el sistema coge por de-fecto es la más baja, de aproximadamente 0,011€).

Igualmente, después de haber anuncia-do hace un año su alianza estratégica con IBM para acelerar el desarrollo y la comer-cialización de la traducción automática en tiempo real, Lionbridge ha empezado a indagar sobre el interés de sus proveedo-res en editar traducciones automáticas, al tiempo que sigue sondeando la posibilidad de utilizar técnicas de crowdsourcing.

El «Lionbridgegate» y la traducción industrial

Es obvio que los primeros afectados por la implantación de Translation Workspace son los traductores que actualmente tra-bajan (o que lo hacían hasta ahora) para Lionbridge como proveedores autónomos. También parece lógico suponer que esta nueva medida va a afectar de forma bas-tante directa a aquellos traductores que es-tén buscando nuevos clientes y a aquellos que acceden por primera vez al mercado de la traducción; Lionbridge es una gran multinacional que genera una cantidad importante de trabajo de traducción y re-visión. A partir de ahora la alternativa es clara: pagar desde el principio para tener la posibilidad de trabajar con ellos o igno-rar su existencia, borrando de la lista a un cliente potencial importante.

Lo que parece no estar tan claro es si estas nuevas medidas adoptadas por Lionbridge

© Rafael Carrasco

♪♫ Family Tree, de TV On the Radio

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PANORAMA

La Linterna del Traductor

pueden tener repercusiones significativas en el panorama profesional de la traduc-ción en general, aparte de las derivadas en sí de las dos anteriores. Y es en este punto en el que las implicaciones del «caso Lion-bridge» enlazan, entre otras cosas, con un debate interno pendiente dentro del mundo de la traducción y que, merced a diversas circunstancias, está empezando a emerger.

Se está hablando últimamente de «traduc-ción profesional» frente a «traducción in-dustrial» y de mayor profesionalización de la traducción como remedio a los males que acarrea la industrialización de la tra-ducción. Desde dentro del mundo de la traducción ha habido acusaciones más o menos directas a los traductores que tra-bajan para Lionbridge de haber permitido que las cosas llegaran hasta aquí al trabajar para una empresa incluida en la categoría denominada «low cost» y aceptar sus con-diciones cada vez más abusivas, pero esta es una visión simplista y facilona del pro-blema. Los traductores que hemos trabaja-do hasta ahora para Lionbridge, a pesar de ser conscientes de las crecientes demandas de la empresa, hemos continuado hacién-dolo porque en general los beneficios tan-to económicos como de otro tipo seguían siendo considerables. Ahora la política de la compañía ha cambiado de forma drásti-ca, y nos hemos encontrado de pronto en una situación profesional donde una parte importante del control que teníamos sobre nuestro trabajo ha desaparecido. Hablan-do entre nosotros, la misma pregunta se ha planteado varias veces: ¿Cómo hemos ido a parar aquí?

Lo que Lionbridge y otras grandes empre-sas hacen desde hace ya bastantes años puede denominarse «traducción indus-trial». La forma de trabajar en este entor-no es distinta a la que se utiliza cuando se trabaja directamente para clientes o para agencias que realizan traducciones con

unos métodos de producción menos «inten-sivos». A pesar de esta diferencia creo que se puede afirmar que:

1. Para un traductor que trabaja por cuenta propia, una forma de trabajo no debería descartar a la otra.

2. Esta diferencia en la forma de trabajar no implica necesariamente una diferencia en la calidad del trabajo o en la profesio-nalidad del traductor.

3. El hecho de tener unas tarifas más bajas por palabra o por hora (siempre y cuan-do no sean míseras) no implica necesa-riamente tener unas ganancias más bajas o poco dignas.

En un proceso industrializado el traductor es parte de una cadena de producción jun-to con otros elementos, y por tanto tiene un grado de control menor que el que ejerce en un entorno «no industrializado», en donde es el principal responsable del producto. Sin embargo, implementar procesos ade-cuados e inteligentes de producción indus-trial (cuando y donde sea posible hacerlo) ayuda a optimizar el uso del tiempo y, por tanto, también aumenta la autonomía del traductor.

Entonces ¿dónde está el problema?

El caso de Lionbridge es un ejemplo más de lo que está pasando en muchas empre-sas de muchos sectores, no solo en el de la traducción. El proceso industrial se ha dete-riorado, en gran parte porque está controla-do por intereses totalmente ajenos a él.

Hay un par de factores que pueden ayudar a orientarnos a la hora de analizar la situa-ción; creo que ambos son parte de la clave de cómo y por qué Lionbridge ha decidido implantar Translation Workspace: por un lado, el tipo de relación que Lionbridge ha cultivado y cultiva con sus proveedores de traducción y, por otro lado, la cuestión de la tecnología y las herramientas.

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PANORAMA

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«Somos un equipo»

En Lionbridge se apela constantemente a la idea de «formar parte de un equipo». Esta es una estrategia empresarial que distorsiona la base de la relación empresa- proveedor.

Por otro lado, los volúmenes de traba-jo que maneja la empresa han propiciado que muchos traductores autónomos hayan entrado en una dinámica de dependencia parcial o total de Lionbridge. Esta depen-dencia facilita la aventura profesional del traductor autónomo, permitiéndole tra-bajar en un entorno conocido, con clientes finales y materiales que le son familiares y con unas buenas ganancias derivadas de los volúmenes regulares, la especializa-ción y, en no pocos casos, de la ayuda pro-porcionada por la asistencia y la correcta gestión que realizan otros elementos de la «cadena de producción». Todo esto tiene un precio: la tela de araña que mantiene al «equipo» se hace más tupida.

Lo cierto es que, partiendo de la idea del trabajo en equipo, empresas como Lion-bridge piden con frecuencia esfuerzos extra no remunerados a los proveedores, acciones basadas en «la buena relación» y alentadas por «lo que es bueno para to-dos». Estos esfuerzos se plantean como un corto «sprint» necesario para cubrir mo-mentáneamente algún socavón aparecido en la acelerada y accidentada industria de la localización, pero acaban convirtién-dose en un maratón sin fin, en una forma de trabajar y de concebir las relaciones de trabajo (plazos, tarifas, herramientas, la-bores administrativas). Igualmente cierto es que desde Lionbridge se incentiva la competición malsana entre los miembros del «equipo» (Marketplace, con una es-trategia de reducción de tarifas basada en la competencia más atroz y desleal, es un claro ejemplo de ello); se utilizan las rela-ciones directas personalizadas para sacar provecho de las lealtades y se somete a

presión a los gestores de los niveles bajos e intermedios, a quienes tampoco se da prácticamente autonomía, delegándose la responsabilidad siempre en otro, hasta el punto de que con frecuencia no es posible encontrar un responsable efectivo de nada. En este equipo no se negocia, no se piden ni se asumen responsabilidades, no se ha-bla: se utiliza sobre todo la estrategia del chantaje.

«¿Maldita tecnología?»

Otro de los factores con los que nos tro-pezamos cuando miramos confusos hacia nuestra situación actual es la cuestión de las herramientas y el uso de la tecnología. Las herramientas que hemos ido adqui-riendo en los últimos años gracias a la tecnología han contribuido a facilitar y mejorar nuestro trabajo, pero también han contribuido a intensificarlo. Nuevas herramientas y nuevos conocimientos exi-gen esfuerzos y ajustes continuos. La de-manda constante por muchas empresas de traducción de mayor rapidez y mayor eficiencia deja cada vez menos margen pa-ra los posibles problemas, errores y fallos de cualquier tipo, cuya resolución sigue reposando en gran parte en los hombros del traductor. En esta carrera por man-tenernos al día quemamos diariamente, principalmente a costa propia, dos bienes preciosos: energía y tiempo.

¿Son entonces la tecnología y las herra-mientas las malditas culpables de nuestras desdichas? Dicen que «el buen trabajador nunca culpa a sus herramientas», y en el caso de la traducción industrial no debe-ríamos olvidar esta máxima. El problema no es la tecnología en sí, sino la forma en la que se utiliza.

En el campo de la traducción industrial, como en muchos otros sectores industria-les, las nuevas herramientas no se han utilizado para trabajar de forma más inte-ligente, sino para trabajar más duramen-

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PANORAMA

La Linterna del Traductor

te, para rendir más. El control de las herra-mientas no ha estado en manos de quienes las utilizan y las conocen (en nuestro caso, los traductores), sino de quienes las apro-vechan para sacar más partido de nuestro trabajo. Las nuevas herramientas han crea-do una cantidad enorme de valor añadido al negocio de la traducción, pero ese valor ha revertido muy poco en nuestro beneficio en términos de tiempo o dinero.

Aun considerando todo esto, hasta ahora por lo menos habíamos tenido autonomía en la adquisición y el uso de las herramientas; el traductor decidía qué comprar y cuándo comprarlo de acuerdo con sus planes y nece-sidades y teniendo en cuenta los requisitos de sus clientes. En cuanto a las memorias de traducción, mientras se sigue debatiendo la cuestión de su propiedad, con herramientas en donde las memorias residen en el sistema local, al menos se garantiza una permanen-cia física real del trabajo propio en el propio ordenador y en cualquier otro medio en el que uno mismo decida conservarlo. Con ini-ciativas del tipo Translation Workspace este pequeño control que aún mantenemos des-aparecería por completo, y nos entregaría-mos totalmente en las manos de un cliente que sería a la vez nuestro proveedor de soft-ware de traducción y el guardián de nuestro trabajo.

Conclusión

El sector de la llamada «traducción indus-trial» es un campo muy amplio dentro de nuestro universo profesional, una opción más que hasta ahora han tenido los traduc-tores y que en los últimos tiempos está su-friendo unos cambios particularmente vio-lentos.

Hay muchas voces en este sector que ha-blan de «nuevos y emocionantes cambios», de una nueva realidad. En muchos de los análisis sobre esta nueva era supersónica de la traducción industrial se acusa a los

traductores de academicismo excesivo, de re-sistencia a la tecnología, de ser ratones de bi-blioteca en una nave no tripulada que viaja a toda velocidad hacia otras galaxias. Esto no es cierto; los «traductores industriales» hemos demostrado hasta ahora una flexi-bilidad y un poder de adaptación sin los cuales la industria no podría haber llegado, para bien y para mal, hasta donde está. Si nos resistimos a algo es a que la traducción, un proceso fundamental en la comunica-ción humana de cualquier tipo, se reduzca a un negocio cuyos bienes se originan de forma automática, nos resistimos a una tra-ducción sin traductores y, por supuesto, a la extinción.

Para poder tener voz en los cambios necesi-tamos darnos cuenta y analizar claramente nuestra posición y la relación con las gran-des empresas. Es igualmente esencial que mantengamos el control que aun tenemos sobre las herramientas y sobre los conteni-dos que originamos.

Pero también necesitamos solidaridad den-tro de la profesión y que otros traductores entiendan lo que hacemos. El mundo de la traducción en general se ha estado benefi-ciando de los progresos que han supuesto herramientas y recursos que se originaron en el mundo de la traducción industrial. Creemos que cualquier daño que se inflija a un sector de la traducción es a la larga un daño que sufrirá todo el colectivo.

Nota: Aunque no he utilizado ninguna bi-bliografía concreta para la elaboración de este artículo, confieso que he recolectado ideas e inspiración de los comentarios y largas disqui-siciones y discusiones con mis compañeros del grupo de «traductores rebeldes» y de un es-tupendo libro que he leído hace poco, Willing Slaves – How the Overwork Culture is Ruling our Lives, escrito por Madeleine Bunting (Harper Collins, 2004).

La historia del martillo es real y pertenece al repertorio de mi difunto tío Pepe.

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PANORAMA

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© Rafael Carrasco

♪♫ New York, New York, de Cat Power AOL Sessions

La Linterna del Traductor132

RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

Entre los sagrados mandamientos no es-critos para traductores, mi favorito es aquel que dice (o debería decir) «Amarás a los diccionarios sobre todos los libros». Fiel a ese mandato, colecciono estos volú-menes con más pasión que criterio de se-lección. Como es lógico y corresponde a quien se dedica a la traducción, obran en mi poder los más diversos diccionarios de lengua española: académicos, tradiciona-les, etimológicos, de uso, históricos y de muy variados ámbitos léxicos.

Por ese lado, al poseer un estupendo dic-cionario de régimen, como es el Cuervo,1 no pensé que pudiera llegar a resultarme útil la obra de Slager, que conocía por re-ferencias. Pero hete aquí que hace unos días cayó en mis manos mientras paseaba la vista por las estanterías de una bien sur-tida librería salmantina (sagrado manda-miento traductoril número dos: «Entrarás a cualquier librería que tenga buena pin-ta, aunque no vayas con idea de comprar ningún libro») y tras hojearlo espaciada-mente me di cuenta de que este Dicciona-rio de uso de las preposiciones españolas tenía mucho que ofrecerme.

Creo que, en general, el hispanohablante no tiene consciencia de lo peliagudo que puede llegar a ser el uso de las preposicio-nes en nuestro idioma. Se va a, se vive en, se viaja con y así sucesivamente. Cuando comienzan a aprenderse idiomas extran-jeros se descubre con pasmo que en otras

lenguas se barajan de forma diferente nuestras viejas conocidas a, ante, bajo, cabe, con y compañía. Además, consta-tamos que para algunas de nuestras pe-queñas compañeras existe más de una posible traducción, o que hay verbos que rigen en el idioma extranjero una preposición que para nosotros sería sor-prendente en el nuestro.

Preguntas como «¿Qué preposición ri-ge el verbo este?» o «¿Qué preposición acompaña a este sustantivo?» se hacen más frecuentes cuanto más se adentra

Lo que no siempre se sabe

Emile Slager: Diccionario de uso de las preposiciones españolas. Madrid: Espasa Calpe, 2007 ISBN: 978-84-670-2590-3

Libros para trabajar

1 Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, de R. C. Cuervo. Interesante bosquejo histórico en el sitio del Centro Virtual Cervantes: <http://cvc.cervantes.es/lengua/thesaurus/pdf/53/TH_53_002_098_0.pdf>.

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RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

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el traductor en los entresijos de la gra-mática propia y la ajena. La posibilidad de que un verbo pueda ir acompañado adicionalmente por una preposición po-co usual en la lengua oral nos sorprende muchas veces.

Para responder a las preguntas de arriba, y para saber qué preposiciones acompa-ñan a muchas palabras del español ac-tual, tenemos a nuestra disposición este Diccionario de Slager. Se trata de un vo-lumen de 808 páginas encuadernadas en pasta dura en las que, según palabras de su autor en el prólogo, se intenta «re-unir las palabras del español actual que llevan preposición fija». Así nos encon-tramos no solo con verbos, sino también con sustantivos, adjetivos y adverbios, y con la preposición o preposiciones que en cada caso los acompañan.

Además del exhaustivo corpus léxico de esta obra (más de 5000 voces, anun-cia la contraportada), llaman la atención los utilísimos anexos que el autor se ha molestado en recopilar:

• un listado alfabético de marcadores semánticos con sus correspondien-tes lemas, que servirán al traductor que tenga la palabra en la punta de la lengua pero que necesite ojear unas

cuantas voces de la familia corres-pondiente para dar con la que está buscando;

• una ingente lista de preposiciones (más de cuarenta páginas) acom-pañadas de las palabras con las que puede combinarse cada una de ellas;

• más de cincuenta páginas en las que se relacionan cuáles han sido las fuentes documentales empleadas para la dotación de ejemplos de la obra, y

• una lista de bibliografía útil.

El autor de este Diccionario de uso de las preposiciones españolas es un acreditado hispanista neerlandés, Emile Slager, que desde su desapasionada perspecti-va de filólogo, a la vez aprendiz y maes-tro del idioma, es capaz de presentarnos a los nativos de la lengua española una herramienta certera y sumamente útil. Probablemente esté más pensada para estudiantes de español que para traduc-tores, pero no me cabe duda de que los de nuestro oficio podremos beneficiar-nos grandemente de ella.

La Linterna del Traductor134

RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

En el marco general solemnemente neoclá-sico del Círculo de Bellas Artes de Madrid, se presentó la primera edición en espa-ñol del libro Thoughts on the Education of Daughters, de una pionera del feminismo británico, Mary Wollstonecraft. La traduc-ción estuvo a cargo de nuestra socia Cristi-na López González.

En el acto intervinieron Javier Fernández Rubio, periodista y copropietario de la edi-torial que ha publicado el libro, El Desvelo Ediciones, S. L., y Amelia Valcárcel, autora de su extenso prólogo.

En su breve resumen del libro, Javier des-tacó la suntuosidad del lenguaje de la au-tora, propia del siglo dieciocho, y la gran calidad de la traducción, en la que queda-ba fielmente reflejada. Indicó que le había llamado la atención la contradicción exis-tente entre los consejos que da la autora sobre la importancia de educar a las hijas en el sosiego y su propia vida, que fue aza-rosa y apasionada como pocas.

A continuación presentó a Amelia Valcár-cel, catedrática de Filosofía Moral y Polí-tica de la UNED, vicepresidenta del Real Patronato del Museo del Prado y conocida investigadora en el campo del feminismo filosófico.

Amelia pinceló la biografía corta y dura de Mary Wollstonecraft, mujer de clase me-dia de fina inteligencia y mucho carácter que frecuentaba los círculos reformistas de su época. Ese bagaje, sumado a un apasio-namiento escasamente disimulado (algo, por otra parte, también propio de la época,

según la ponente) la llevaron a una con-ducta poco convencional o incluso franca-mente escandalosa para sus tiempos. Tras amoríos varios y una hija ilegítima, final-mente se casó con William Godwin, con el que tuvo su segunda hija, Mary Shelley (sí, la autora de Frankenstein y mujer del poe-ta Percy Shelley), a la que no vería crecer, ya que Mary Wollstonecraft murió a los pocos días del nacimiento de su posterior-mente famosa hija.

La ponente achacó el «entierro» de la obra de Wollstonecraft durante al menos 70 años después de su muerte a la biografía que escribió de ella su marido, hombre profundamente enamorado pero fiel se-guidor de Rousseau y, por lo tanto, defen-sor de la sinceridad a toda costa. Al narrar con todo lujo de detalles la vida excepcio-nalmente libre de su mujer, hizo un flaco favor al feminismo de principios del siglo XIX, que por recato se tuvo que distanciar del pensamiento de una mente tan excep-cional debido a lo que en la época se consi-deraba un comportamiento reprobable. En cambio, la obra de Godwin constituye hoy un legado de valor incalculable tanto para los estudiosos del feminismo como los de la sociología del siglo XVIII.

La prologuista del libro insistió en la ju-ventud de la autora cuando publicó La educación de las hijas, inmadurez que se de-ja entrever en sus páginas y que enternece al lector. Explicó que, si bien en ese mo-mento, contando con solo 26 años, Mary distaba mucho de ser la mujer que luego escribiría Vindicación de los derechos de la

Presentación del libro La educación de las hijas, de Mary Wollstonecraft, en el Círculo de Bellas Artes (Madrid) el 17 de marzo del 2011Margaret Clark

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RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

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Empecemos hablando de El Desvelo Ediciones. Crear una editorial cultural, con cierta vocación minoritaria (en el mejor sentido de la palabra) pre-cisamente en estos momentos en que el sector está sufriendo una cierta zozobra, ¿no es una aventura arriesgada?

Pues sí, es una aventura, con toda seguridad. En mi caso particular, siempre he querido hacer algo con los libros. Pero todo depende del contexto, ya que no siempre puedes encontrar personas que están dispuestas a participar en el proyecto, porque yo no quería hacerlo solo, y no se puede hacer solo. Dio la casualidad que encontré primero a una per-sona que se llama Mada Martínez y luego a otra que se llama Alberto Santamaría y a mucha gente más... Traductores como Cristina López, Eva Ga-lloud, Luisa Gutiérrez, y también libreros. En fin, somos un colectivo que cubre la prensa y también el mundo del libro.

¿Que es mal momento ahora? Pues sí, pero yo creo que si lo piensas mucho no lo haces nunca...

En vuestra experiencia, ¿hay alguna complicación extra a la que hay que enfrentarse en la edición de un libro traducido y que no se tiene con uno escrito en castellano?

Sí, sí, sobre todo con nuestros libros. No tanto con La educación de las hijas, que es literatura diecioches-ca, pero sí con otros que estamos haciendo ahora.Nosotros dejamos libertad absoluta al traductor, ya que sabemos que tiene que entregarse a ese jue-go de equilibrio entre ser fiel al texto y al mismo

mujer, la simiente de ese tratado funda-mental del feminismo europeo puede ha-llarse en La educación. Este último libro, se-gún Amelia, debe leerse como una fuente directa de información sobre la situación de la mujer de clase media del siglo XVIII y de la estrechísima franja de opciones vi-tales que le permitía esa sociedad. Indicó

que una de ellas, el suicidio, no era poco común, y tampoco ajeno incluso a la muy vital Mary Wollstonecraft, que lo había in-tentado en dos ocasiones.

Terminó recomendando la lectura de La educación de las hijas, cuya traducción ala-bó, a todo estudioso del XVIII, un siglo apasionante.

Entrevista a Javier Fernández Rubio

Javier Fernández Rubio, copropietario de El Des-velo Ediciones, S. L., ha sido el responsable de la primera edición en es-pañol del libro de Mary Wollstonecra� La edu-cación de las hijas.Junto con Mada Mar�-nez García, periodista cántabra al igual que él, fundó El Desvelo Edicio-nes, S. L. (<www.eldes-velo.com>) en octubre del 2009. En 2011 se in-corporó al proyecto Al-berto Santamaría, poeta y doctor en Filoso�a.

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RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

tiempo interpretarlo. Delegamos en el traductor, confiamos en él; si tiene dudas, nos las consulta y nosotros las consultamos con el autor. En fin, intentamos colaborar con él en la medida de lo posible, pero siempre le damos la supremacía.

De manera general, ¿cómo se llega a la conclusión, en una editorial, de que merece la pena publicar una obra traducida? ¿Cuáles son los criterios culturales, editoriales y comerciales que se aplican en El Desvelo, por ejemplo?

Los libros son una jungla, hay tantos... Hay miles. A veces surgen por casualidad. No es que se haga un estudio previo, exactamente. Nosotros tenemos a Alberto Santamaría, que es doctor en Filosofía. Él tiene unos referentes muy claros en el mundo del ensayo. A veces los libros nos llegan de manera indirecta. Digamos que es un cúmulo de circunstancias en el que a veces el azar resulta importante.

En el caso concreto de Thoughts on the Education of Daughters, ¿por qué se ha pensado que podrían tener relevancia para la sociedad española del siglo XIX las ideas de una feminista inglesa del XVIII?

Eso es algo que hemos visto después, una vez traducido. Pero se trata de un libro muy ac-tual, quitando los detalles de la época. Por lo pronto, Mary Wollstonecraft es una autora de referencia que está muy poco publicada, muy poco traducida. Se conoce su gran libro, Vin-dicación de los derechos de la mujer, y sin embargo tenía otra obra inédita en español, un libro que se puede considerar un antecedente; y es allí adonde fuimos nosotros.

Entonces, ¿es la primera vez que se publica en español?

Sí, estaba inédita, sí. Y a las personas interesadas tanto en el mundo literario como en el mundo feminista les interesa mucho este libro porque no hay facilidad para acceder a él.

Es un clásico, digamos.

Sí, así es.

El mercado español del libro traducido es, según un artículo que leí en The Economist ha-ce unos tres años, el mayor del mundo. Y según esa misma fuente, supone un 20 % de los 120 000 títulos publicados anualmente en español. ¿Será porque el lector hispano tiene gus-tos más internacionales por la educación que recibe, porque las editoriales ya han hecho una labor de marketing muy eficaz, apoyándose en la experiencia extranjera de superventas? ¿Alguna otra explicación?

Bueno no soy experto en esto, pero creo que influye un cúmulo de circunstancias. Por lo pronto, el mundo de habla hispana es diverso, con muchos países, y todos tienen una gran tradición editora. Es decir: hay muchas empresas, muchos editores en muchos países. Y una vez que empiezas a publicar libros es lógico que saltes a otra cultura y así entras en la traduc-ción. Hay cierta voracidad por publicar libros de todas la culturas y todos los contextos.

¿Qué busca una editorial en un traductor cuando decide traducir un libro para su publica-ción? ¿Cuáles serían los criterios de selección? ¿Cómo contacta con los candidatos? ¿Se uti-lizan los servicios (bolsas de trabajo o similar) de las asociaciones profesionales de traduc-tores con este fin? Más concretamente, ¿cómo eligieron a Cristina López para la traducción de La educación de las hijas?

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RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

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Pues a Cristina la conocimos a través de Julia Valdor, amiga nuestra y vinculada al mundo de la traducción. Y una vez puestos en contacto, nos hizo una prueba, y la ver-dad es que nos encantó. Nos ha parecido una persona muy rigurosa, lo que pienso que es el común denominador de todos los traductores. Creemos que el traductor también es un creador, un creador que tiene que buscar el equilibrio entre lo propio y lo ajeno. Cristina se involucró mucho, más allá de la mera traducción: se metió en la obra. La traducción que hizo es magnífica.

Y los correctores: ¿suelen ser trabajadores por cuenta de las editoriales o también se tira de profesionales liberales? En una editorial minoritaria como Desvelo, ¿quién hace esa labor? ¿Tenéis alguien en plantilla?

Lo hacemos internamente. Venimos del mundo del periodismo. No somos especialis-tas, pero sí estamos acostumbrados a corregir y a leer y a retocar. Por supuesto que surgen dudas, pero buscamos las respuestas. Como somos una editorial pequeña, in-tentamos economizar no acudiendo a mucha gente. Tenemos diseñadores, tenemos traductores, pero con la corrección la típica duda es si la externalizamos o si la hace-mos nosotros, y en este caso la hacemos nosotros.

Y por terminar, una pregunta sobre el mercado editorial como tal: ¿cómo cree que el libro electrónico va a afectar a las ventas del libro convencional? ¿Podría ser que una editorial del perfil de Desvelo tenga mayores probabilidades de sobrevivir a este cam-bio que otras, que dependen de un público mayoritario y, en cuanto a las generaciones más jóvenes, más bien poco dispuesto a pagar por lo que se puede obtener gratis (aun-que haya que leer en una pantalla)?

Las editoriales pequeñas tienen muchas ventajas e inconvenientes. La ventaja es que somos muy flexibles y tenemos una economía casi de guerra, así que... La desventaja es que tienes que introducirte, tienes que darte a conocer, y todo es más difícil para los pequeños a la hora de desarrollar un nombre.

Con el libro electrónico nadie sabe lo que va a pasar. Hay una gran indeterminación, en primer lugar tecnológica. Es que hay varios soportes. Hay muchas cosas que se es-tán definiendo todavía, como pasó con la telefonía móvil o Internet.

¿Que van a cambiar los hábitos de lectura? Yo creo que el libro va a llegar a cierto tipo de lectores que no compran en papel. Pero el libro va a seguir existiendo. Es una historia que ya pasó con la prensa, a propósito de las páginas web y los periódicos electrónicos. Ellos, los periódicos, han adaptado sus contenidos, han buscado otro tipo de lectores. No se trata tanto de desaparecer como de evolucionar. El libro en papel siempre va a seguir existiendo, por una cuestión sentimental. Para quien se ha edu-cado con libros, ha leído libros, el libro electrónico es muy práctico, pero no tiene el componente del papel. En el inconsciente el libro no existe hasta que tiene las tapas. No se sabe por qué.

Van a existir varias opciones, pero en cualquier caso yo creo que lo básico es el hábito lector: a mí no me preocupa tanto el formato; bueno, sí me preocupa, pero me interesa más que haya lectores.

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RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

© Rafael Carrasco

♪♫ Bombay, de El Guincho

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COLOFÓN

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Tal vez uno de los ejemplos más re-presentativos y conocidos de escritor traductor sea, curiosamente, el de un traductor que, tras haber alcanzado un gran reconocimiento por su labor como tal, se convirtió en un escritor de renom-bre internacional.

Al igual que en el artículo dedicado a Borges que aparece en nuestro número 4, no pretendemos hacer un repaso ex-haustivo por la obra literaria del autor de obras tan universales como Rayuela (1963), sino que vamos a centrarnos en su faceta de traductor, ya que él mismo con-fesaba que se consideraba «un traductor metido a escritor»:

Pienso también que lo que me ayu-dó fue el aprendizaje, muy tempra-no, de lenguas extranjeras y el he-cho de que la traducción, desde un comienzo, me fascinó. Si yo no fue-ra un escritor, sería un traductor

Julio Cortázar, en Conversaciones con Cor-tázar, de Ernesto González Bermejo.

De profesión, traductor

Julio Cortázar (Bruselas, 1914-París, 1984) nació en Bélgica durante la ocupación ale-mana, hijo de padres argentinos. La fami-lia residió varios años en Suiza y España y se trasladó a Argentina en 1918. Fue un niño enfermizo que pasó mucho tiempo en la cama, tiempo que dedicaba a leer. Su madre, deseosa de que se aficionara a

la lectura ponía a su disposición libros de muy distintos autores. Aquel amor tem-prano por las letras lo marcó y lo convir-tió en un lector voraz, entusiasta de Julio Verne, Rimbaud, Montaigne y Cocteau, entre otros. En 1935 obtuvo el título de profesor en letras, y en los años poste-riores tuvo varios empleos como profe-sor, incluido el de profesor de Literatura Francesa en la Universidad Nacional de Cuyo. Y, si bien alternaba la actividad docente con su trabajo como traductor, poco a poco esta segunda ocupación fue ganando terreno.

Aunque desde 1937 había traducido ya para la revista francesa Leoplán, su pri-mera traducción literaria fue Robinson Crusoe, de Daniel Defoe (1945). En 1948 obtuvo el título de traductor público de inglés y francés y comenzó a trabajar pa-ra organismos internacionales, como la Unesco y la Comisión de Energía Ató-mica, en Viena. Hasta 1951 trabajó como traductor para la Cámara Argentina del Libro. Ese año, él y la que entonces era su esposa, Aurora Bernárdez, que tam-bién era traductora, trasladaron su resi-dencia a París. Una vez en Europa, Cor-tázar siguió trabajando como traductor independiente para la UNESCO, y en 1954 asistió en calidad de traductor y revisor a la conferencia de ese organismo celebra-da en Montevideo. Ese mismo año viaja a Italia, donde empieza la traducción de la obra en prosa de Edgar Allan Poe por en-cargo de la Universidad de Puerto Rico. En 1955 publica su traducción de Memo-rias de Adriano, de Marguerite Yourcenar

Escritores traductores

Julio Cortázar

La Linterna del Traductor140

COLOFÓN

(Sudamericana), una de sus traducciones más aclamadas, y es a partir de ese año cuando, sin llegar a dejar totalmente la tra-ducción, comienza a volcarse en la escri-tura. Definitivamente afincado en Francia, en julio de 1981, el presidente Miterrand le otorga la nacionalidad francesa.

En febrero de 1984, Cortázar muere en París.

Un traductor prolífico

Entre las obras traducidas por Cortázar, y sin ánimo de ser exhaustivos, podemos citar las siguientes: Daniel Defoe: Robin-son Crusoe (Buenos Aires: Viau, 1945); G. K. Chesterton: El hombre que sabía demasiado (Buenos Aires: Nova, 1946); Walter de la Mare: Memorias de una enana (Buenos Ai-res: Nova, 1946); André Gide: El inmoralista (Buenos Aires: Argos, 1947); Henri Bremond:

La poesía pura (Buenos Aires: Argos, 1947); Alfred Stern: Filosofía de la risa y del llanto (Buenos Aires: Imán, 1950); Louisa May Al-cott: Mujercitas (Buenos Aires: Codex, 1951); Marcel Ayme: La víbora (Buenos Aires: Sud-americana, 1952); Ladislas Dormandi: La vi-da de los otros (Buenos Aires: Sudamericana, 1952); Marguerite Yourcenar: Memorias de Adriano (Buenos Aires: Sudamericana, 1955); Jorge d‘Urbano: «Prefacio» a Música en Bue-nos Aires, de Virgil Thomson (Buenos Aires: Sudamericana, 1966); Carol Dunlop: Llenos de niños los árboles (Managua: Nueva Nica-ragua-Monimbó, 1983); Edgar Allan Poe: Obras en prosa (traducción, introducción y no-tas de J. Cortázar; Río Piedras: Ediciones de la Universidad de Puerto Rico, en colaboración con Revista de Occidente, 1956, 2 vols.); Ed-gar Allan Poe: Cuentos (La Habana: Editorial Nacional de Cuba, 1963); Edgar Allan Poe: Aventuras de Arthur Gordon Pym (La Habana: Instituto del Libro, 1968); Edgar Allan Poe: Eureka (Madrid: Alianza, 1972).

Yo le aconsejaría a cualquier escritor joven que tiene dificultades de escritura, si fuese amigo de dar consejos, que deje de escribir un tiempo por su cuenta y que haga traducciones; que traduzca buena literatura, y un día se va a dar cuenta que puede escribir con una soltura que no tenía antes.

Julio Cortázar, en Conversaciones con Cortázar, de Ernesto González Bermejo

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BIBLIOGRAFÍA Y ENLACES PARA APRENDER MÁS

Todas las páginas web, consultadas el 31 de marzo del 2011.

«Vida y obra de Julio Cortázar», página abierta de Facebook: <http://www.facebook.com/note.php?note_id=41940900900>.

Biografía oficial de Julio Cortázar, publicada por el Ministerio de Educación argentino: <www.me.gov.ar/efeme/cortazar/1914_1937.html>.

Clubcultura.com: «El autor: el universo de Julio Cortázar»: <www.clubcultura.com/clubliteratura/clubescritores/cortazar/bioseten.htm>.

FERNÁNDEZ, Elena: «Otras historias de la traducción», una deliciosa nota de sobre Cortázar y Poe, La Linterna del Traductor, primera época, número 9, 2004: <http://traduccion.rediris.es/historia.htm>.

GONZÁLEZ BERMEJO, Ernesto: Conversaciones con Cortázar: <www.ciudadseva.com/textos/teoria/opin/cortaz4.htm>.

LAUZARDO, Aurora: «El escritor y su doble: Cortázar traductor», 2004, Hdhod (): <http://es.hdhod.com/El-escritor-y-su-doble-Cortazar-traductor_a409.html>

SOLER SERRANO, Joaquín: Entrevista a Julio Cortázar para el programa A fondo de TVE, 1977, en la que Cortázar hace un repaso de su biografía (primero de una serie de vídeos que se pueden encontrar en esa misma página): <www.youtube.com/watch?v=VEBOBW07sgo&feature=related>.

© Rafael Carrasco♪♫ A Lack Of Understanding, de The Vaccines

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Fue precisamente otro traductor quien me habló de CouchSurfing (CS). Él lo había conocido poco tiempo antes y estaba en-cantado con el proyecto. Me explicó que era un sitio web que permitía viajar de otra manera, alejándote de los sitios para turistas y compartiendo experiencias con los lugareños, pero que también te permi-tía hacerlo sin salir de tu casa, acogiendo unas noches a gente de otros lugares. Me pareció una idea excelente, así que me re-gistré en <www.couchsurfing.org>.

Aunque mi experiencia se limita casi ex-clusivamente a acoger a viajeros, mi es-treno fue como surfera. Tenía que viajar a Bruselas, así que decidí alargar unos días mi estancia y probar. Encontrar anfitrión no fue fácil (las capitales suelen estar muy solicitadas), pero finalmente tuve suerte y conseguí uno estupendo que se desvivió por sus tres surferos (coincidí con un co-lombiano y con otro belga).

No solo de pan vive el traductor

Un sofá para viajarElena Pérez Ramírez y Ramón López Gordillo

Elena Pérez Ramírez y Ramón López Gordillo son traducto-res autónomos desde hace doce años. Ambos son tra-ductores-intérpretes jurados, de inglés y alemán, respec�-vamente. Elena es, además, la nueva presidenta de Asetrad. Son miembros de CouchSur-fing desde 2009 y han alojado a viajeros de Alemania, Aus-tria, Brasil, Corea del Sur, Es-lovenia, Estados Unidos, Fran-cia, Italia, Japón, Lituania, los Países Bajos, el Reino Unido, Suecia, Vietnam, ¡e incluso Galicia!

Elena Pérez Ramón López

A mí me introdujo a CS Elena. Al prin-cipio solo creé un perfil y me puse en el modo «café o bebida», para ir a tomar algo, pero al llegar el verano me animé a hospedar. Vivo solo y tengo la oficina en casa, así que CS me ofrece una herra-mienta idónea para dejar entrar un so-plo de aire fresco en casa y compartir vi-vienda con alguien de fuera durante un par de días. Tener una visión diferente de mi ciudad y del país, practicar alguno de mis idiomas e incluso probar la comi-da de mis huéspedes son algunos de los alicientes de CS, pero eso no es todo.

En general, soy un mal turista, me estresa viajar por poco tiempo a varios lugares, prefiero las estancias largas, pero resul-tan aburridas si viajo solo y no conozco a nadie en el lugar de destino. Gracias a CS, ahora eso no es un problema, ya que puedo acudir a cualquier actividad que organice el grupo local y sentirme en un

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La experiencia fue tan positiva (a pesar de haber tenido que dormir en un colchón flocado, amenizada por los ronquidos de mis dos compañeros) que estaba deseando debutar como anfitriona. Desde entonces he alojado a seis personas. Recibo bastan-tes solicitudes, pero prefiero ser selectiva y alojar únicamente a aquellas personas con las que creo que puedo congeniar.

Cuando la gente se entera de que alojo a desconocidos en mi casa, la primera pre-gunta siempre es: ¿y no te da miedo? Pero lo cierto es que el sistema tiene mecanis-mos de seguridad, como la verificación de la identidad mediante un pago (volunta-rio) con tarjeta de crédito y del domicilio con el envío de una clave por correo pos-tal, además de las referencias que dejan los miembros del sitio cuando alojan o visitan a alguien.

ambiente tan familiar como en casa. Así pude comprobarlo durante los tres me-ses que pasé en Nueva York entre 2009 y 2010, y así lo estoy confirmando ahora durante mi estancia en Buenos Aires. El espíritu de CS es similar en todas partes y además es, por naturaleza, cosmopoli-ta: ideal para traductores.

¿Algún inconveniente? Como todo, la red la formamos personas y se dan los problemas consustanciales a las relacio-nes humanas, pero en general funciona muy bien y se vive un ambiente genero-so y solidario.

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otro lugar igualmente peligroso para mí y la naturaleza. Tenía 13 años.

El cabreo y la decepción por la experiencia con Greenpeace me hicieron olvidarme un poco del tema hasta que, a principios del 2000, descubrí en mi facultad un cartel de un curso de voluntariado y me apunté. No tenía ni idea de cuánto iba a cambiar mi vida aquel curso, pero el caso es que allí descubrí Implicadas no Desenvolvemento, una ONG gallega que por aquel entonces acababa de cumplir dos años, y el flechazo fue inmediato.

No solo de pan vive el traductor

Una traductora «implicada»Blanca Rodríguez

Muchísimo antes de encontrar mi voca-ción de traductora me di cuenta de que el mundo era profundamente injusto y sentí la necesidad de hacer algo al respecto. No tengo claro en qué momento surgió esa consciencia, pero sí que no recuerdo cuan-do no existía, así que debió de ser en mi más tierna infancia. Sí me acuerdo con to-tal nitidez de mi indignación hacia Green-peace cuando recibí su contestación, nega-tiva, claro está, a mi entusiasta carta en la que me ofrecía para amarrarme a super-petroleros, centrales nucleares o cualquier

Blanca Rodríguez estudió traducción e interpre-tación en la Universidad de Vigo, es traductora profesional desde el 2001 y viajera, más frustrada que realizada. Formó parte del equipo fundador de La Linterna en su primera etapa, durante la que fue jefa de redacción, y ha sido columnista de In-tercambios, bole�n de la división de español de la ATA, e integrante de la junta direc�va de la AGP-TI. En el mundo de la cooperación, es voluntaria desde el año 2000 de la ONG gallega Implicadas no Desenvolvemento, de cuya junta direc�va es secretaria en la actualidad. Conoce de primera mano los proyectos de la organización en la India y E�opía, par�cipó en la Cumbre Mundial del Mi-crocrédito en Canadá (2006), imparte numerosas charlas y cursos sobre cooperación al desarrollo y coordina el ciclo forma�vo Vanakkam!, que to-dos los años, desde 2007, ofrece la oportunidad de conocer en el terreno el trabajo de Implicadas en la India.

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Once años después, sonrío con cierta ter-nura al pensar en aquella chavalita que acudió a su primera reunión como vo-luntaria y que no se enteró de nada. Por aquel entonces los folletos de Implicadas eran fotocopias en blanco y negro que ha-cíamos de extranjis en la facultad, y yo me moría de rabia cuando atendía una mesa en alguna feria solidaria porque la gente no cogía nuestro material «hecho en casa». Desde entonces, no solo nuestro material ha mejorado sensiblemente, sino que he-mos publicado libros, unidades didácticas e incontables artículos en diversos medios. Tenemos tres webs y dos blogs y nos si-guen más de 1300 personas en Facebook. Hemos participado en la Cumbre Mundial del Microcrédito, hemos organizado con-gresos internacionales y hemos conseguido que Implicadas sea un referente en temas como género y cooperación o microcrédito a través del enfoque de los grupos de ayu-da mutua (que introdujimos por primera vez en Etiopía).

En los trece años de existencia de Implica-das, hemos sido partícipes, a través de los proyectos que desarrollamos con nuestras ONG compañeras en la India y Etiopía, de un proceso que les ha permitido salir del círculo de la pobreza extrema a casi un cuarto de millón de personas. Un proceso que a mí, personalmente, me ha permitido conocer a gente increíble, de la que te de-vuelve la fe en la humanidad, tanto en las aldeas de la montaña etíope como en los suburbios de la India y, por supuesto, en mi propia tierra, porque el equipo de Im-plicadas está compuesto por las personas más entusiastas y comprometidas que me he encontrado, y a las que tengo la suerte de llamar mis amigas.

Hemos pasado por momentos difíciles, co-mo el actual, en el que nuestros esfuerzos en la campaña 1 de 200 (<www.200implicadas.com>) por obtener una base asociativa su-

ficiente para mantener nuestro proyecto para la erradicación del infanticidio feme-nino en la India no están teniendo los re-sultados que esperábamos, pero el camino que he recorrido en estos once años y que me resulta imposible sintetizar en 500 pa-labras ha sido la experiencia más enrique-cedora y satisfactoria de mi vida.

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Las ilustraciones de este número

Rafael Carrasco es cofundador de Ipsofacto. Es traductor, revisor y gestor de proyectos. Cursó In-geniería de Telecomunicaciones (especialización en sistemas de telecomunicación) en la Universi-dad Politécnica de Madrid. Poco después cursó la licenciatura de Traducción e Interpretación (in-glés/francés/alemán) en la Uni-versidad Pon�ficia Comillas de Madrid–�����, donde obtuvo el premio extraordinario de licen-ciatura (magna cum laude). Es intérprete jurado de inglés por el Ministerio de Asuntos Exteriores y miembro de �������. Sus idio-mas de trabajo son el inglés, el francés y el español.

Traducción, música y fotografíaRafael Carrasco

Homenajeando a la enorme Cristina y los Stop, tres cosas hay en mi vida: traducción, música y fotografía. Soy fotógrafo aficio-nado, y cuando me pidieron que seleccio-nase algunas fotografías para este número, dejé a un lado el pudor y aquí estoy. Mis fotos nunca llevan título. Siempre van aso-ciadas a una canción. A veces el título de la canción refleja la intención de la fotografía, otras veces es algún fragmento de la letra, pero siempre hay algo de esa canción que complementa o reubica la imagen. La idea original era haber incluido un enlace en cada fotografía para que sonase la canción correspondiente, pero gracias a las facilida-des que nos han puesto los amigos de la SGAE, hemos tenido que olvidar la idea. Lo único que puedo ofrecer es incluir el título al pie de cada imagen.

© Rafael Carrasco

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A lo largo de este número hemos hecho hincapié en la impor-tancia de trabajar en un entorno adecuado y con unas herra-mientas que nos permitan relajar cuerpo y mente durante la jornada laboral.

No obstante, sabemos que no existe una pauta universal que dicte lo que a todo el mundo le gusta o lo que a todo el mundo

le viene bien, y que del mismo modo que a algunos les encanta usar un reposapiés, otros se encuentran más cómodos en una silla con reposatibias, o directamente en una silla de cocina (para gustos...). Las fórmulas y recetas son infinitas, y como somos un poco curiosos, nos gustaría echar un vistazo a algunas de las soluciones de nuestros colegas.

Por eso, esta vez os proponemos un certamen fotográfico: os animamos a enviar una fo-tografía de vuestro puesto de trabajo, con o sin vosotros en él. Entendiendo «puesto de trabajo» en su concepto más amplio: desde una panorámica de vuestro despacho hasta un detalle de vuestra mesa de trabajo, como ese muñequito que tenéis encima de la mesa o el cuadro que habéis colgado en la pared de enfrente para relajar la vista, pasando por esa silla estupenda en la que habéis invertido un dineral, o incluso vuestra «oficina portátil», en el caso de los intérpretes. Las posibilidades son prácticamente infinitas, y solo dependen de vuestra creatividad. No buscamos fotografías perfectas, sino instantáneas de vuestro entor-no de trabajo.

Como aliciente para animaros a participar, entre las fotos recibidas se sorteará un libro, igual que hicimos para el certamen de microrrelatos del número anterior.

BasesPlazo de presentación de las fotografías: hasta el 15 de septiembre de 2011Formato de las fotos: JPG, tamaño: 900 x 600 píxeles (vertical u horizontal)Dirección de envío: [email protected]

Un lugar para trabajar

La redacción se reserva el derecho de no publicar aquellas fotografías que, a su criterio, pue-dan resultar ofensivas para personas o instituciones, o que no reúnan unos niveles mínimos de calidad. En el caso de que la cantidad de fotografías recibidas supere el espacio disponible en la sección, la redacción seleccionará las que considere más interesantes o representativas. Al participar en el certamen, se entiende que los autores dan su autorización para la publi-cación de sus fotos en La Linterna del Traductor. No obstante, las fotografías seguirán siendo propiedad de sus respectivos autores.

Resultado del certamen de microrrelatos

La ganadora del libro Gramática para estudiantes, de Xavier Fages, que se sorteaba el pasado número en esta sección, fue Paula Varona Cantabrana, a cuyo microrrelato se le había asignado el número 3, que coincidió con la última cifra del número premiado en el sorteo de la ONCE del 31 de enero de 2011. Esperamos que lo disfrute.

Nueva temporada. Número 6. Diciembre del 2011

En el próximo número...

L � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � A � � � � � �La Linterna del Traductor

Entrevista a Pilar Luna, socia de honor (La voz de Asetrad)La lengua del vino (II) (Traducción cien�fica)El gerundio (II) (Tribuna estudian�l)Del papel a la pantalla (Traducción audiovisual)

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