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IES L A S MU S A S D E P A R T A M E N T O D E L E N G U A C A S T E L L A N A Y L I T E R A T U R A
ÍNDICE
TEMA 1. LA LITERATURA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XVIII ...................... 1 TEMA 2. EL ROMANTICISMO: SUS COMIENZOS Y CIRCUNSTANCIAS
HISTÓRICAS .............................................................................................................. 9 TEMA 3. REALISMO Y NATURALISMO ......................................................... 16 TEMA 4. LA NOVELA ANTERIOR AL 36: la generación del 98 .................... 23 TEMA 5. LA POESÍA ESPAÑOLA ANTERIOR A 1936 .................................. 31 TEMA 6. LA GENERACIÓN DEL 27 .................................................................. 39 TEMA 7. TEATRO ANTERIOR AL 36 ............................................................... 44 TEMA 8. LA NOVELA POSTERIOR AL 36 ..................................................... 53 TEMA 9. LA POESÍA POSTERIOR A 1936 ...................................................... 61 TEMA 10. EL TEATRO TRAS LA GUERRA CIVIL ....................................... 68 TEMA 11. EL BOOM DE LA NOVELA HISPANOAMERICANA ................. 71
TEMA 1. LA LITERATURA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XVIII
1.- INTRODUCCIÓN
El siglo XVIII ofrece un interés histórico indudable; marca el límite entre el
"antiguo régimen" y los comienzos del mundo contemporáneo. Supone, al mismo
tiempo, una revisión de las ideas y valores sobre los que se había basado hasta entonces
la cultura europea. Se produce una revolución del pensamiento en occidente, un examen
de los cimientos religiosos y políticos y un intento de renovación en todos los ámbitos.
Es el llamado "siglo de las luces" en el que impera un gran movimiento intelectual y
renovador que rige los destinos del siglo XVIII: La Ilustración.
2.- EL SIGLO DE LAS LUCES
El Siglo XVIII comienza con la hegemonía de Francia en Europa, y
especialmente en España, donde un rey Borbón, Felipe V, se instala en el trono después
de su victoria en las Guerra de Sucesión. Francia da una lección de madurez basada en
el orden estético y en el orden moral. El clasicismo que había marcado el Siglo de Oro
francés (el XVII) se mantiene en este siglo con el nombre de Neoclasicismo, basado en
el dominio de la razón y el buen gusto, que siguiendo el principio clásico de in medio
consistit virtus, busca el equilibrio y la armonía.
A finales del siglo XVII, se produce la llamada "crisis de la conciencia europea",
un movimiento intelectual revisionista de los principios que habían regido la vida hasta
entonces. Las ideas de John Locke sobre la separación del poder legislativo del judicial,
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la religión de la moral, la Iglesia del Estado, son recibidas en Francia con entusiasmo,
pues su monarquía e instituciones no satisfacían a los críticos más avanzados e
impulsaron la secularización de la sociedad que se había iniciado en el Renacimiento, a
la vez que se desarrolla un fuerte anticlericalismo.
En el terreno político, adoptaron el absolutismo como forma de gobierno, lo que
se denominó «Despotismo ilustrado». Los monarcas eran los encargados de llevar a
cabo las reformas para bien de la sociedad.
Se desarrolló una filosofía de la felicidad, pues el hombre debía buscar el bienestar
en la tierra. La ignorancia era sinónimo de esclavitud, por eso el siglo XVIII fue
fundamentalmente didáctico en busca de la libertad.
3.- LA ILUSTRACIÓN
Recibe este nombre el movimiento político, filosófico y cultural que constituye la
esencia del pensamiento europeo del siglo XVIII, basado en la sustitución de la
tradición por la razón y los resultados de la experiencia, es decir, por el racionalismo y
el empirismo.
El triunfo de la Ilustración va unido a dos nombres claves: Montesquieu y
Voltaire.
Dos discípulos suyos, Diderot y D'Alambert, concibieron la Enciclopedia, que recopila
todo el saber de la época desde los nuevos presupuestos ideológicos.
3.1 La ilustración en España.
España también participó de las inquietudes del occidente europeo durante este
siglo y adoptó una actitud crítica ante el pasado, pero encontró muchos obstáculos y
dificultades debido a su fuerte tradición cristiana. Lo específico de la Ilustración
española es que hizo compatible la critica y la razón can la tradición cristiana.
Los ilustrados españoles del siglo XVIII constataron el atraso de España respecto a
Europa en diferentes ámbitos. Mientras en las universidades españolas más prestigiosas
se seguían impartiendo enseñanzas escolásticas, en otras europeas se explicaban otras
llamadas "ciencias útiles" como Física, Química, Matemáticas, etc. Por otra parte, no
hubo en España libertad de imprenta, por lo que todos los escritos debían pasar la doble
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censura gubernativa e inquisitorial, lo que obstaculizaba enormemente la difusión de las
nuevas ideas. Además, los criterios del Concilio de Trento seguían prevaleciendo y el
pensamiento científico no podía desarrollarse como en otros países europeos.
Esta situación fue el móvil para que, desde distintas iniciativas privadas se
intentara llevar a cabo la idea común a todos los ilustrados: la voluntad de progreso que
se concreta en el mismo deseo de educación para todos, superación de la decadencia del
país y regeneración de España por la ciencia y el trabajo. Y así, se consiguieron algunas
reformas en el ámbito político, económico y social.
Entre los ilustrados españoles hay que destacar a Feijoo, Jovellanos, Campomanes,
Olavide y Moratín.
3.2. El despotismo ilustrado y el pensamiento liberal.
Los objetivos del despotismo ilustrado en el poder responden al principio de "todo
para el pueblo, pero sin el pueblo". Proclaman un reformismo "desde arriba", que
pretende el progreso de las naciones mediante la mejora de la educación y de las
condiciones de vida y trabajo, desde una actitud paternalista que busca la expansión
económica y la modernización del país.
No obstante, hubo a lo largo de todo el siglo una corriente ilustrada inspirada en el
empirismo inglés y, posteriormente, en Maquiavelo y Montesquieu, que apoyada por
políticos fuertes, representaron y defendieron incansablemente un pensamiento liberal
democrático, caracterizado por la primacía de unos valores, como la libertad y el
patriotismo como defensa de la libertad común y las instituciones o leyes que la
garantizan. En España, este pensamiento político culminó con el espíritu de la
Constitución de Cádiz.
La plenitud de la acción política ilustrada desde el poder corresponde al reinado de
Carlos III, quien llevó a cabo grandes reformas en este siglo.
4.- LA LITERATURA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XVIII
Los autores de esta etapa consideraban que la literatura debería hallarse al servicio
de las transformaciones que impulsaba la ilustración en todas las esferas de la vida. De
acuerdo con este pensamiento, los escritores tienden a escribir obras con un fin
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didáctico, dejando bien claros los principios que deben regir la conducta humana: el
decoro, la virtud y la rectitud moral. En el estilo se impone la claridad, para que la obra
pueda ser asimilada por un público numeroso. Los géneros que gozan de más prestigio
en la época son la crítica, que denuncia e intenta corregir los males sociales; el ensayo y
la literatura con un fin moral.
4.1. El ENSAYO
Benito Jerónimo Feijoo
Profesor de la Universidad de Oviedo y uno de los grandes intelectuales del
momento. Su propósito es servir a la verdad valiéndose de la razón, y emplea su genio y
su ímpetu en aportar razonamiento y experiencia en contra de los errores y
supersticiones y en defensa de la ciencia. Ha sido considerado como "padre de los
ensayistas" y sobre todo, de los escritores del 98.
Sus obras más destacadas son Teatro crítico universal y Cartas eruditas y curiosas.
José Cadalso
Su obra más importante es Cartas marruecas, en la que hace una crítica
intencionada y satírica de España, pero desde un punto de vista comprensivo. Cadalso
en esta obra se sirve del artificio del viajero (oriental o exótico, para acentuar el
contraste con la realidad conocida) que, lejos de su patria, observa la realidad del país
que visita y escribe en sus supuestas cartas a un amigo sus impresiones. Critica los
errores políticos del pasado y cifra en la serie ininterrumpida de guerras que ha sufrido
esta nación la causa de la soberbia de la nobleza y el poder del clero. Critica también la
ignorancia y frivolidad de una parte de la juventud española, la decadencia de la
ciencia, la desconsideración hacia los profesores, el desconocimiento de las "ciencias
útiles", la desidia y la vagancia. Como buen ilustrado recomienda el amor a la verdad, al
trabajo y a la virtud.
En Los eruditos a la violeta critica a los pseudoeruditos y pedantes.
Gaspar Melchor de Jovellanos
Su obra en prosa trata temas muy diversos, como el Informe del libre ejercicio de
las Artes, Sobre la necesidad de unir al estudio de la legislación el de nuestra historia y
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antigüedades, o el Informe sobre la ley Agraria o la Memoria de espectáculos y
diversiones públicas. En todos ellos manifiesta, como ningún otro ilustrado, las
aspiraciones, inquietudes y tendencias de la época. En la Memoria sobre la admisión de
las señoras defiende la participación de la mujer en la vida social.
En 1809 presenta sus Bases para la formación de un plan general de instrucción
pública, en donde resume el programa que había madurado durante varios años.
Jovellanos entendió la política como el medio para conseguir mejoras que
transformaran la sociedad. Su estilo sobrio y elegante fue considerado como "el mejor
tipo de prosa que nos ofrece el siglo XVIII".
Su Diario supone una manifestación de sus ideas y preocupaciones.
4.2. NOVELA
La novela es ahora un género en decadencia, ya que en él el elemento didáctico
trata de suplir los valores imaginativos. Sus representantes más destacados fueron:
El padre Isla
El jesuita José Francisco de Isla en su obra más importante Historia del famoso
predicador fray Gerundio de Campazas, alias Zotes, pretende satirizar con humor
irónico la verborrea sin sentido en que se había convertido la mala oratoria de la época.
Diego de Torres Villarroel
Su obra más conocida Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras de don
Diego de Torres Villarroel, en la que reivindica la dignidad de su persona y su obra,
demasiado asociadas a la magia, por su afición a vaticinar y su gusto por la astrología y
todo género de ciencias ocultas. Su estilo es preciso y conceptual, de gran riqueza
verbal y lleno de sonoridad y ritmo. Su actitud es burlona y pícara, muy cercana a la de
Quevedo.
4.3. LA POESÍA
La poesía lírica de la primera mitad del siglo sigue las orientaciones del barroco
y no se producen obras importantes. En la segunda mitad se impone la corriente
neoclásica con las normas que imponen la razón y el buen gusto. La imaginación del 5
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poeta queda frenada por los criterios de corrección, equilibrio y afán didáctico.
Autores conocidos en otros géneros practicaron también la poesía pero bajo la
doctrina del neoclasicismo, desarrollando temas de carácter didácticos, satíricos y
anacreónticos.
Ignacio de Luzán
En su Poética resume la doctrina neoclásica y sirve para implantar esta doctrina
en España.
Torres Villarroel
Cultiva la poesía satírica en forma de sonetos, letrillas, seguidillas y romances
siguiendo a Quevedo.
Los poetas madrileños
Se reunían en la Tertulia de la Fonda de San Sebastián en torno a Nicolás
Fernández de Moratín (Cadalso, Iriarte) y gestaron el cultivo de la anacreóntica (cantos
al amor, el vino, la juventud, la naturaleza…) y de la fábula.
Cadalso, en Ocios de mi juventud cultiva la anacreóntica y sirve de enlace entre la
poesía del Siglo de Oro y la del siglo XVIII (poesía lírica, narrativa, satírica, didáctica,
épico-burlesca, circunstancial, burlesca). Participó del prerromanticismo con Noches
lúgubres, obra en tono triste y tétrico basada en su apasionado romance con la actriz
María Ignacia Ibáñez, que murió prematuramente y a la que intentó desenterrar.
La escuela salmantina
Grupo de poetas ilustrados que buscan las fuentes poéticas de Fray Luis de León,
encabezados por Meléndez Valdés e influidos por Cadalso.
Juan Meléndez Valdés escribe sonetos, letrillas y romances y se centra en el tema
del amor y la naturaleza. Recibió influencias de Anacreonte y Horacio (amor por la
naturaleza) y de las ideas filantrópicas y enciclopedistas de Rousseau (odio al fanatismo
y amor al hombre).
Jovellanos cultiva los poemas anacreónticos, las sátiras y las epístolas con tema
trascendente y estilo elevado. En su etapa final se contagia de la emoción y el
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subjetivismo romántico.
Manuel José Quintana, discípulo de Meléndez Valdés, y defensor de la ideología
liberal, canta a la libertad (exalta a los comuneros; piensa que su derrota abrió la puerta
al despotismo de los Austrias y de los Borbones, que no respetaron los fueros de las
ciudades) y a los progresos de la ciencia.
La escuela sevillana
Sus autores toman como modelo a autores renacentistas como Herrera o Francisco
de Rioja, y cultivan composiciones próximas a la escuela salmantina, pero con un
lenguaje más retórico.
4.4. EL TEATRO
Luzán inicia en su Poética la reacción contra el teatro del Siglo de Oro, que
culminará con la prohibición de los autos sacramentales por Carlos III. Luzán
defiende la razón y el buen gusto y la regla de las tres unidades. El cultivo del teatro
neoclásico se inspirará en el francés: la tragedia de Corneille y Racine, y la comedia
de Molière.
La tragedia neoclásica
Luzán considera que el objetivo de la tragedia es el escarmiento de los reyes y
personajes principales. Defiende las tragedias ejemplarizantes de tema histórico que
divulguen la ideología liberal.
El teatro de Nicolás Fernández de Moratín no tuvo mucho éxito, ni sus tragedias
(Guzmán el Bueno, Lucrecia) ni sus comedias (La Petimetra). Sus quintillas y
romances fueron más populares.
Vicente García de la Huerta escribió Raquel, tragedia en endecasílabos de tema
tradicional (la leyenda toledana de la judía Raquel, amante de Alfonso VIII) con
rasgos barrocos (fuerza dramática, lenguaje barroco, tres actos frente a los cinco
clásicos).7
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La comedia neoclásica
Destaca Leandro Fernández de Moratín, autor de una comedia de carácter
urbano, crítica e intelectual, deseosa de reformar ciertas costumbres. Su maestro fue
Molière, y su intención moral, la defensa de la verdad y de la virtud. En sus obras
denuncia la hipocresía burguesa, los matrimonios concertados por conveniencia ( El
viejo y la niña, El sí de las niñas), la educación represiva (La mojigata) o la
mediocridad literaria (La comedia nueva).
El teatro tradicional
Destaca Ramón de la Cruz y su gusto por lo popular y castizo, volcado en el
sainete. Sus precedentes son los pasos de Lope de Rueda y los entremeses de
Cervantes. Se trata de piezas breves que retratan el Madrid castizo de la época (La
pradera de San Isidro, Manolo, El fandango del candil).
Teatro prerromántico
Esta corriente se inaugura con El delincuente honrado de Jovellanos, donde el
autor vuelca su sensibilidad emotiva y sentimental. Un hombre se confiesa culpable de
haber matado en duelo para salvar a un amigo; su padre, sin saberlo, lo condena a
muerte, y se salva por un indulto real.
4.5. LA FÁBULA
Se recupera este género por su enseñanza moral. Félix María de Samaniego
escribió Fábulas en verso castellano con moraleja práctica y Tomás de Iriarte, Fábulas
literarias, en las que aludía, irónica o satíricamente a escritores conocidos. Ambos
fueron influenciados por los fabulistas griegos, latinos y franceses y por las fábulas y
apólogos medievales.
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TEMA 2. EL ROMANTICISMO: SUS COMIENZOS Y CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS
El Romanticismo, nacido a comienzos del siglo XIX, se halla vinculado, como
cualquier otro fenómeno cultural, a una serie de circunstancias históricas a las que es
necesario aludir.
La reacción que se opera en toda Europa contra el poder napoleónico puede
explicamos en parte el carácter conservador del Romanticismo en estos primeros años.
Los gobiernos de la Restauración absolutista intentan arrancar de cuajo el espíritu
liberal que se había difundido por toda Europa y vuelven a las ideas de tradición y
religiosidad. Se produce, pues, un primer movimiento de carácter arcaizante,
tradicionalista y cristiano, pero años más tarde tomó auge otro tipo de romanticismo,
revolucionario y liberal, cuya bandera de combate la constituía la destrucción de todos
los dogmas morales, políticos y estéticos hasta entonces vigentes. Su auge coincide con
el triunfo del liberalismo en la mayor parte de los pueblos europeos en 1930. En
España, por ejemplo, el comienzo del Romanticismo se debe sobre todo a la vuelta de
los emigrados liberales, con motivo de la muerte de Fernando VII.
ACTITUDES ROMÁNTICAS
El Romanticismo no se reduce a un fenómeno literario, sino que abarca todos los
aspectos de la cultura de la época - desde la política hasta el arte, desde la literatura
hasta las modas- porque en el fondo viene a consistir en una especial actitud frente a la
vida. Estas son las principales características:
Culto al “yo”. Uno de los rasgos capitales reside en su espíritu individualista. Si el
siglo XVIII representa el respeto a la norma, el Romanticismo equivale a la violenta
exaltación de la propia personalidad al margen de toda traba o precepto.
El ansia de libertad. El individualismo del hombre romántico origina un ansia de
libertad que se refleja en todas las manifestaciones de la época.
a) La política.- Los románticos liberales reclaman la libertad del ciudadano para
intervenir en el gobierno de la nación.
b) La moral.- La moral romántica olvida las normas tradicionales e instaura la pasión
y el instinto como única ley de la vida. Ya no es la Razón la que marca las líneas
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de conducta, sino la naturaleza libre y el impulso espontáneo.
c) Los sentimientos.- Se pierde ahora la armoniosa serenidad de ánimo que postulaba
el clasicismo del siglo XVIII y se fomentan las emociones violentas: entusiasmo,
desesperación, melancolía ...
La angustia metafísica. El romántico, perdida la confianza en la razón, siente la vida
como un problema insoluble. Su instinto personal le hace sentirse víctima de un ciego
Destino, de unas fuerzas sobrenaturales que escapan a todo conocimiento racional.
El espíritu idealista. Ese vago aspirar hacia un mundo superior cristaliza a menudo en
unos ideales concretos: la Humanidad, la Patria, la Mujer...
Junto a ellos se manifiesta también a veces un vago sentimiento religioso que contrasta
con el racionalismo del siglo XVIII.
El choque con la realidad. Esta exaltación idealista origina consecuencias negativas.
El romántico se encuentra con que la realidad no responde a sus ilusiones y con el
choque sobreviene el desengaño. El mundo que le rodea le parece prosaico y gris; y
falto de serenidad para aceptar su ambiente, se rebela contra él o huye.
LA TÉCNICA LITERARIA
Libertad de inspiración. El fuerte individualismo del hombre romántico da lugar a que
las viejas reglas del neoclasicismo sean consideradas como trabas sin sentido que
convierten el arte en puro mecanismo, ya que se proclama la libertad de inspiración. El
arte no admite imposiciones ni reglas y se enfoca ahora hacia la expresión de lo
particular, de lo irregular, de lo que escapa a la norma racional.
Los modelos. Los nuevos gustos hacían imposible seguir considerando a los clásicos
como modelos insustituibles. Se opina que cada época ha de tener una literatura y en
consecuencia unos modelos propios. De esta forma se quiebra la línea clasicista, aunque
el desdén por lo clásico se dirige contra el clasicismo francés, más que contra la
antigüedad grecolatina.
LOS TEMAS
Intimidad del poeta. Ofrecen como tema principal la personalidad del autor. A veces,
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el poeta se ofrece a sí mismo como espectáculo, exhibiendo sus sentimientos. La
literatura adquiere un matiz subjetivo.
El descubrimiento del paisaje. La visión entusiasta del paisaje rústico llega a su auge
con el Romanticismo. El paisaje romántico se adapta perfectamente a los sentimientos y
es a veces una proyección de estos; por eso prefieren el paisaje nocturno, la luna, el
ambiente sepulcral, las ruinas, las altas cumbres, el mar tempestuoso...
Los motivos exóticos. El poeta siente tan vivamente su personalidad que acaba
chocando con cuanto les rodea. De ahí su insatisfacción, su tendencia a la huida. La
evasión imaginativa hacia lo lejano se lleva a cabo en el espacio y en el tiempo.
La exaltación de lo nacional y lo popular. El romántico afirma su "yo" y con él
cuanto constituye su ambiente. Por eso es la época en que lo nacional, e incluso lo
regional adquiere una formidable importancia. La exaltación de lo nacional da origen a
la importancia concedida al pueblo como sustentador de las más genuinas tradiciones.
De esta suerte, lo popular y lo folklórico adquieren un gran prestigio, dando origen al
género costumbrista.
Las grandes preocupaciones filosóficas y políticas. La inquietud espiritual del
momento hace aflorar los grandes temas metafísicos desdeñados por el racionalismo del
siglo XVIII: Dios, el alma, el sentido de la vida y de la muerte... La idea del Destino
llegará también a constituir, como en el teatro, griego el eje de numerosos dramas.
EL ESTILO
La valoración de lo personal da lugar a una expresión que intenta ser reflejo de la
personalidad del autor. Ahora bien, dada la psicología de la época, no ha de extrañamos
la aparición de un estilo violento y dinámico que no teme caer en las mayores
estridencias. La búsqueda de lo original es otro de los medios con que el autor trata de
afirmar su "yo". Desaparece, en cambio, el sentido de la perfección, de la claridad, del
buen gusto, para dejar paso a la expresión intensa y emotiva.
El objetivo primordial es conmover, excitar la sensibilidad del público valiéndose de
los más variados recursos.
Es un estilo retórico y efectista que hace del contraste uno de sus procedimientos
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favoritos.
LA IDEOLOG1A POLÍTICA Y EL MOVIMIENTO ROMÁNTICO
El Romanticismo estuvo fuertemente vinculado desde su nacimiento a las
circunstancias históricas del momento en sus diversos aspectos: social -auge de la
burguesía-, político -expansión del pensamiento liberal-, económico -revolución
industrial-…
En un comienzo, el Romanticismo supuso, en general, una reacción contra el espíritu
de la Ilustración y contra la actitud racionalista que esta trataba de difundir oponiéndose
a las tradiciones nacionales de los diversos países europeos. En este sentido, no ha de
extrañamos que los primeros políticos liberales -herederos del pensamiento ilustrado-
mantuvieran su adhesión al arte neoclásico, frente a quienes, partidarios de la tradición,
se acogían al credo romántico, viendo en él la mejor defensa de las instituciones del
pasado.
Más tarde, a partir de la revolución burguesa de 1830, la sensibilidad romántica sirvió
de arma de combate al liberalismo y al deseo de renovación que este lleva consigo.
Temas, procedimientos estilísticos, actitudes psicológicas que el romanticismo
conservador había hecho suyos, fueron ahora utilizados por escritores liberales y
adaptados a su ideario político.
EL NACIMIENTO DE LA EDAD CONTEMPORÁNEA
La Revolución Francesa marca el inicio de la Edad Contemporánea y con ella el
siglo XIX se convertirá en una revolución permanente. A lo largo del siglo se van a
producir grandes transformaciones en la mentalidad que van a provocar una pérdida de
fe en la razón, en la ciencia y en el progreso.
En España, los rasgos sociales del siglo XVIII se prolongaron hasta la Guerra de
la Independencia, con la que se hunden la monarquía y las instituciones del Estado. Las
Cortes de Cádiz supusieron la primera revolución burguesa en España con la posterior
redacción de la Constitución de 1812, en un intento de acabar con la sociedad
estamental y abrir caminos hacia el liberalismo. En Cádiz, ciudad mercantil, progresista
y muy relacionada con Europa a través del comercio, surgirán también el periodismo
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político y una incipiente opinión pública.
Pero el absolutismo monárquico, pretendido por la nobleza y el clero y apoyado
por el pueblo, que ve en el rey la personificación del bien y de la libertad, logra
imponerse con la restauración en 1814 (Fernando VII). Sólo después de su muerte, en
1833, con la regencia de María Cristina de Borbón, se implantará definitivamente el
Estado liberal.
A partir de 1835 y hasta mediados de siglo, bajo la inspiración de los poetas
franceses, liberales y exaltados, se produce el estallido romántico, que será
progresivamente sustituido por la literatura realista durante el reinado de Isabel II.
AUTORES ROMÁNTICOS
LÍRICA
Es el cauce natural para la expresión de los sentimientos, por eso es el género
favorito de los románticos. El alma de la naturaleza y el yo íntimos son los dos misterios
a los que el poeta romántico quiere dar sentido desde la poesía.
Predominan los sentimientos y temas tradicionales (amor, muerte, libertad,
naturaleza…).
Se produce una innovación en versos, ritmos y estrofas.
La lírica romántica emergerá con fuerza en Alemania e Inglaterra, mientras que
España será más tardía.
José de Espronceda: poeta rebelde romántico:
- Poemas narrativos: El estudiante de Salamanca, El diablo mundo.
- Poesía breves: inquietud social y humanitaria, seres malditos (El verdugo, El reo
a muerte, El mendigo, Canto del cosaco, Canción del pirata…).
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Bécquer: renovador de la estética altisonante del Romanticismo, su poesía es íntima y
sencilla. Temas: la inspiración, la poesía, amor, dolor, muerte. Combinación de arte
mayor y menor, asonancia. Tratamiento intimista y directo
- Rimas: reflexión sobre la poesía y el fenómeno espiritual de la creación literaria;
el amor y sus efectos en el alma; la decepción y el desengaño; el mundo y la
muerte.
Rosalía de Castro: carácter sensible y melancólico; poesía en gallego (Follas Novas) y
castellano (En las orillas del Sar).
Jacinto Verdaguer: Poesía en catalán; sencillos poemas líricos, de tema religioso y de
carácter popular; poemas épicos.
POEMAS NARRATIVOS
Enlazan con el drama romántico y toman sus temas de la historia y de las
leyendas nacionales con un tratamiento novelesco y con metros tradicionales.
El estudiante de Salamanca. Espronceda. Leyenda de don Félix de Montemar que,
después de abandonar a su amada y matar en duelo a su hermano, contempla su propio
entierro y celebra su boda con el fantasma de su amada.
Romances históricos. Zorrilla. Gran brillantez descriptiva.
Leyendas. Zorrilla. Leyendas históricas, religiosas, novelescas y orientales.
DRAMA ROMÁNTICO
En la primera mitad del siglo XIX conviven el teatro del Siglo de Oro, la
comedia moratiniana, los conciertos y la ópera italiana. Por otro lado, el pueblo asiste al
teatro-espectáculo donde se representa comedia lacrimosa, sentimental o de enredo.
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El drama romántico no triunfa en España hasta los años treinta del siglo. Con
Martínez de la Rosa y el duque de Rivas, que pertenecían a la generación neoclásica y
no vivieron el espíritu de la rebeldía romántica (sus obras son más románticas por la
forma que por las ideas).
Características del drama romántico en España (ruptura con la estética
neoclásica):
a) Tres y cinco actos.
b) Ruptura de las unidades de tiempo y lugar.
c) Mezcla de lo trágico y lo cómico; de la prosa y el verso (al final sólo en
verso)
d) Tema del amor: pasión amorosa y sentimiento de libertad.
e) Acción situada en la Edad Media y en la España de los Austrias. Escenarios:
mazmorras, riscos, cementerios…
f) Profundo lirismo.
g) Acción dinámica y novelesca (sucesos inesperados y desconcertantes,
escenas conmovedoras, finales desgraciados).
Francisco Martínez de la Rosa. Escribió el primer drama romántico que se estrena en
España (La conjuración de Venecia). Huyo a Francia de la represión absolutista y allí
conoció la nueva estética romántica.
Mariano José de Larra. Con su Macías hace la versión teatral del trovador Macías el
enamorado; tema del amor trágico y tono apasionado y vehemente.
Duque de Rivas. Exiliado por motivos políticos, conoce en Francia el drama romántico.
Su obra Don Álvaro o la fuerza del sino supone el triunfo de la nueva estética. Se trata
de un drama exaltado, centrado en el amor y regido por el destino, que lleva al suicidio
del protagonista.
Antonio García Gutiérrez. Escribió numerosas obras teatrales y poéticas. El éxito de
El trovador supuso su consagración. Se trata de una historia de amor expresado en
palabras encendidas de lirismo, que entusiasmó al público.
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Juan Ignacio de Hartzenbusch. Su obra más reconocida es Los amantes de Teruel, la
pareja de enamorados por excelencia de la literatura española, cuya trágica y
desgraciada historia se sitúa en Teruel.
José Zorrilla. Es el más importante dramaturgo del siglo XIX, dada su gran capacidad
de teatralización y la musicalidad y elocuencia de su verso. Su obra más importante es
Don Juan Tenorio, recreación de El Burlador de Sevilla de Tirso de Molina. El don
Juan de Tirso de Molina, en plena época contrarreformista, es el burlador de las
mujeres, que desafía al cielo mientras atropella las leyes divinas y humanas; se condena
porque confía en que tendrá tiempo de arrepentirse de sus pecados antes de morir, lo
que no sucede. El don Juan de Zorrilla, queriendo burlar a una novicia, encuentra en ella
a la mujer angelical cuyo amor transforma su vida; el impío romántico, arrepentido, se
salva por el amor de doña Inés. A partir del Romanticismo, la figura de don Juan sigue
transformándose en todas las literaturas persistiendo la tradición del don Juan salvado.
TEMA 3. REALISMO Y NATURALISMO
EL REALISMO LITERARIO
El uso del vocablo Realismo se aplicó en un principio a la pintura de Courbert, que
reflejaba en sus cuadros la realidad cotidiana y sencilla, frente a los temas
melodramáticos y la exagerada escenografia de los románticos. Más tarde, aplicada a la
literatura, se calificaba de realista a aquel escritor que pretendía dar en su obra un
testimonio fiel de la realidad. Si en el Romanticismo prevalecía la imaginación, en el
Realismo será la observación el rasgo más destacado.
La presentación del Realismo como movimiento antagónico y opuesto al
romanticismo no es del todo exacta. Las dos estéticas se superponen en el tiempo y
algunos escritores románticos adoptan posturas y elementos realistas en sus obras, de la
misma manera que algunos escritores realistas desarrollan algunos elementos
románticos; el llamado costumbrismo romántico será la base de la novela realista. No
obstante, la nueva tendencia del realismo es clara y manifiesta: el subjetivismo personal
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da paso a la visión objetiva de la realidad y la angustia vital y los sueños imposibles son
sustituidos por una visión crítica de los problemas sociales y políticos. El escritor se
hace eco de estos problemas y, en muchos casos, escribe con intención de solucionados.
El escritor realista utiliza el método descriptivo, influido por las ciencias
experimentales, que se basa en la observación rigurosa de la realidad para la descripción
de ambientes y costumbres y la pintura de ambientes y personajes.
El escritor, guiado por su intención social, y utilizando una técnica objetiva, intenta
denunciar y eliminar las lacras sociales y los problemas más acuciantes de la realidad
que le ha tocado vivir. Es la idea del arte útil que, entre otros proclamaba Marx.
Los asuntos y temas literarios son extraídos de la mentalidad burguesa.
En el estilo, se eliminan las exageraciones retóricas del Romanticismo en busca de la
sencillez. El lenguaje se adapta a la condición social del personaje y se utilizan varios
registros idiomáticos.
De los géneros literarios utilizados hay que destacar el triunfo absoluto de la novela,
género realista por excelencia y en la que destacan los siguientes rasgos:
1. La novela es una representación de la vida contemporánea del autor. No se
pretende moralizar, aunque el escritor vierte opiniones que le convierten en
juez de algunos acontecimientos.
2. Los temas, argumentos y asuntos no se buscan en el pasado legendario ni en
países desconocidos, sino en la realidad que rodea al escritor.
3. La pintura de ambientes y costumbres convierten a la novela en un
documento social de primer orden. Se recoge gran diversidad de escenarios
descritos al detalle: urbanos, locales, familiares o marginales. Las grandes o
pequeñas ciudades se plasman en todos sus rincones: plazas, calles,
catedrales, paseos, casinos... Es casi sociología literaria.
4. Los personajes son el centro de la novela. El conflicto entre el individuo y la
sociedad marca muchos de los argumentos narrativos. El personaje expresa y
revela rasgos propios de su grupo o clase social y también su carácter
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individual, sus procesos psicológicos y sus anhelos más ocultos.
5. El escritor adopta una postura crítica ante la sociedad, cada uno desde su
posición política.
6. La narración, siguiendo el criterio de objetividad, se realiza en la mayor parte
de los casos en tercera persona. Un narrador objetivo y omnisciente nos da
cuenta de los hechos y del comportamiento del personaje. En ocasiones, el
narrador tiende a desaparecer y los personajes cobran vida en el relato a
través del diálogo.
7. El estilo es sencillo, sobrio e inteligible para la mayoría. Se rechazan las
exageraciones, los retoricismos y otras figuras románticas… El lenguaje
caracteriza el rango social de los personajes y se da entrada al habla local,
regional y familiar.
EL NATURALISMO LITERARIO.
En Francia, en las últimas décadas del siglo XIX, el Realismo empieza a derivar
hacia una nueva corriente: el Naturalismo.
Su creador fue Emile Zola (1840-1902) quien no sólo publicó novelas naturalistas
sino que expuso su teoría en obras de divulgación como La novela experimental
(1880). Según Zola, el Naturalismo no es sólo una corriente literaria sino una nueva
concepción del hombre y un nuevo método de estudiar su comportamiento. Las más
importantes corrientes de pensamiento sobre las que basa su doctrina son:
1. El determinismo biológico y social. La herencia biológica condiciona el destino del
hombre, que, en ningún momento es un ser libre, a pesar de lo que pueda creer. Por otra
parte, las circunstancias sociales en las que nace y se desarrolla determinan de la misma
manera su comportamiento. Es lo que se denomina la presión del medio social. En
consecuencia, la libertad no existe.
2. El experimentalismo. El desarrollo de las ciencias experimentales anima a los
naturalistas a aplicar ese método a la creación literaria. El novelista experimenta con sus
personajes, colocándole en situaciones complejas de modo que se verifique la hipótesis
del determinismo social y biológico. Para ello, el autor debe partir de la observación y la
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documentación rigurosa.
3. El socialismo. El Naturalismo es un movimiento antiburgués que denuncia los males
de la sociedad propios de una mentalidad burguesa, aspira a la igualdad social y refleja
la lucha de clases.
La aplicación de las teorías anteriores a la novela da como resultado una novela
social que pretende ser científica. En la novela naturalista destacan las siguientes
características:
l. Trata asuntos como la miseria humana, la corrupción, el alcoholismo, las
enfermedades mentales y hereditarias y, en general, la marginación en todas
sus vertientes. Todo ello pretende ser una denuncia de la sociedad burguesa y
denota una falta total de esperanzas individuales.
2. Los ambientes descritos con una técnica impresionista reflejan ese pesimismo
del que parten los autores. Ambientes sórdidos, tristes, negativos; en definitiva,
los aspectos más desagradables de la sociedad.
3. En las técnicas narrativas siguen la documentación y la observación proclamada
por el realismo, llevándolo al extremo con el máximo rigor.
Fuera de Francia el Naturalismo no consiguió un triunfo total, si bien algunos de
sus elementos se incorporaron desde entonces a la novela europea.
LA SOCIEDAD ESPAÑOLA ENTRE EL ROMANTICISMO Y EL REALISMO
Entre la muerte de Fernando VII y la mayoría de edad de Isabel II, España ha de
hacer frente a graves problemas internos y externos: la guerra carlista (1833-1840), la
inestabilidad política de las regencias de María Cristina y Espartero, la emancipación de
las naciones americanas, malestar social que avivan los recientes movimientos obreros.
La burguesía y las clases medias que gobiernan buscan la moderación y el país
progresa lentamente (crecimiento agrícola y minero, incipiente industrialización).
Por influencia del Romanticismo, se produce una revitalización de las culturas
en lengua vernácula.
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Gracias a la Guerra de la Independencia, España comienza a ser admirada en
muchos aspectos por las naciones europeas.
Surge el costumbrismo literario, que, apoyándose en la observación de los usos
sociales, hará, desde la prensa, una crítica dirigida a la reforma política y social.
PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX: EL COSTUMBRISMO
El género romántico del costumbrismo pervivirá a lo largo del siglo. Consiste en
describir las costumbres españolas en el medio periodístico y con la intención de
señalar los defectos sociales para la mejora de la sociedad.
Mesonero Romanos
Retrató física y espiritualmente Madrid, su ciudad natal
Mariano José de Larra
Representa con sus Artículos el
SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX: EL REALISMO Y EL NATURALISMO
AUTORES REALISTAS
Pedro Antonio de Alarcón
De una ideología liberal exaltada pasa al conservadurismo. Su talante
periodista impregna su obra: ritmo rápido, lleno de vivacidad y gracia. Relatos
breves: El sombrero de tres picos.
Novelas: El escándalo, el Niño de la Bola.
Juan Valera
Novelista y notable teórico y crítico de literatura. Su obra más famosa es
Pepita Jiménez: una joven viuda se enamora de un seminarista; está escrita en parte
en estilo epistolar.
José María de Pereda
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Sus primeras novelas son costumbristas. Luego se dedicaría a las novelas
de tesis o idea en las que defiende su ideología conservadora (De tal palo, tal
astilla). Gran paisajista del mar y la montaña cántabras, describe las formas de
vida tradicionales y sencillas: Sotileza, Peñas arriba.
Benito Pérez Galdós
Tímido, introvertido, espiritual y afable; escuchó y observó al pueblo de
Madrid y viajó por España y Europa. Conoció a los grandes novelistas: Dickens,
Balzac, Stendhal y Flaubert.
Escribió teatro y los Episodios Nacionales a lo largo de su vida. Su
evolución ideológica le llevó de un inicial liberalismo radical a una
aproximación al socialismo.
- Primeras novelas: novelas de tesis o de tendencia.
Enfrentamiento entre personajes conservadores e intolerantes y el mundo de
la burguesía liberal y democrática. Los personajes carecen de complejidad
psicológica, sólo representan ideas: Gloria, Doña Perfecta, Marianela.
- Ciclo de las novelas españolas contemporáneas. Muestran de forma crítica
la sociedad española de su época centrándose en la clase media madrileña.
Experimenta con nuevos procedimientos narrativos: recursos distanciadores
cervantinos (ironía, humor), procedimientos del folletín y el sainete, mundo
onírico, elementos fantásticos, símbolos... Dimensión psicológica compleja
de los personajes. Punto de vista del narrador cambiante. Lenguaje sencillo
y con variedad de registros. Tormento, La de Bringas, Miau, Fortunata y
Jacinta
- Últimas novelas. Enfoque más espiritual y psicológico. Afán introspectivo
(monólogo interior, sueños, elementos fantásticos y simbólicos...)
Naturalismo espiritualista. Tristana, Nazarín, Misericordia.
AUTORES NATURALISTAS
El Naturalismo fue creado por Emile Zola, que aplicó el
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determinismo biológico, utilizó personajes y ambientes sórdidos y aplicó
el detallismo exhaustivo.
Emilia Pardo Bazán
Técnica naturalista y descriptiva; conflictos de la tierra gallega y sus
gentes. Rechaza la visión materialista y defiende la novela psicológica social e
histórica de la sociedad que refleja: Los Pazos de Ulloa, La madre naturaleza.
Leopoldo Alas Clarín
La Regenta: retrata la vida de Vetusta (Oviedo) una ciudad provinciana
con una moral opresiva en la sociedad de la Restauración. Trata los temas del
adulterio femenino y del sacerdote enamorado. Se caracteriza por el lenguaje
irónico, el detallismo y la profundidad en el análisis psicológico de los
personajes. Otras obras: Su único hijo, novelas cortas y cuentos.
Las obras de Clarín se inspiran en la realidad con una acción sencilla y
personajes muy bien retratados mediante el estilo indirecto libre. En ellas se
percibe un sentido moral cristiano y un gran simbolismo.
Vicente Blasco Ibáñez
Defensor del ideario republicano y simpatizante del anarquismo. Muchas de
sus obras se ambientan en el mar y la huerta de Valencia: Cañas y barro, La
barraca. También describió la España conflictiva de su tiempo (La catedral,
Sangre y arena) y expuso su actitud antibelicista en obras ambientadas en la
Guerra Mundial: Los cuatro jinetes del Apocalipsis, Los enemigos de la mujer.
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TEMA 4. LA NOVELA ANTERIOR AL 36: la generación del 98
Desde comienzos del siglo XX hasta la Guerra Civil, la producción en prosa es
extensa y variada. Se pueden distinguir dos generaciones literarias:
- La Generación del 98, preocupada por analizar y valorar subjetivamente la
realidad española.
- El Novecentismo o Generación del 14, alejada del tema de España y
centrada en las novedades estéticas europeas.
En la producción en prosa de este periodo se observan los siguientes cambios:
- Hay una ruptura con la narrativa realista y naturalista. Frente a la confianza
del siglo XIX en las teorías racionalistas y en la ciencia, el siglo XX se
caracteriza por el pesimismo y una crisis de fe en el racionalismo.
- El pesimismo lleva a la angustia existencial. (Unamuno, Baroja)
- El arte surge como un refugio y una forma de evadirse de la realidad. (rasgo
modernista relacionado con el Romanticismo)
- Los escritores no pretenden reflejar la realidad, sino el efecto que esta
produce (técnica impresionista). (Azorín, Gabriel Miró)
- La literatura se convierte en un medio de reflexión y el argumento pierde
importancia, por ello se acerca, a veces, al ensayo. (Unamuno, Azorín, Pérez
de Ayala)
- Se reflexiona sobre los distintos modos de concebir la realidad y por ello se
desecha la perspectiva única y omnisciente del realismo; se adopta el
perspectivismo a través del diálogo de los personajes.
1. La Generación del 98
• Autores: Baroja, Azorín, Maeztu, Unamuno, Machado y Valle-Inclán
(más discutibles estos dos últimos por su evolución ideológica). Es un
grupo de escritores deseoso de renovar la literatura española y dar una
respuesta a los graves problemas del país. Nacieron en fechas
similares, mantuvieron relaciones de amistad y todos ellos fueron
autodidactas (forjaron su pensamiento a través de lecturas); se
aglutinaron en torno a la pérdida del imperio colonial en 1898 y
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tuvieron como guía intelectual a Nietzsche
• En 1902 se publican cuatro novelas que marcan una ruptura con el
realismo: Amor y pedagogía de Miguel de Unamuno, Sonata de Otoño
de Valle-Inclán, Camino de perfección de Pío Baroja y La voluntad de
Azorín.
1.1. Actitudes, ideas y temas
• Anhelo idealista que les lleva a luchar por “algo que no es material”.
• Entronque con las corrientes irracionalistas europeas (Nietzsche,
Schopenhauer, Kierkegaard...) que lleva a un neorromanticismo
coincidente con el modernismo (Baroja y Unamuno se definieron
románticos).
• Preocupaciones existenciales, en concreto, el sentido de la vida y el
destino del hombre, y los conflictos religiosos.(Unamuno)
• La temática religiosa: los noventayochistas habían caído de jóvenes
en un total agnosticismo y en una abierta oposición al catolicismo
tradicional y a la alianza del clero español con los sectores más
conservadores. Con el tiempo modifican sus actitudes: Azorín derivó
del escepticismo a un vago deísmo; Maeztu pasó a posturas católicas
tradicionales; Baroja mantendrá toda su vida un radical
escepticismo; en Unamuno el tema alcanza la máxima agudeza y
dramatismo.
• Tema de España, enfocado con tintes subjetivos, sobre el que se proyectan
los anhelos y angustias íntimas. Se pasa a plantear el tema de España, no
en el terreno económico y social, sino en el plano de los valores, ideas y
creencias.
Dentro de estos rasgos comunes, cada autor tuvo una evolución ideológica
diferente: Unamuno fue siempre un hombre de contradicción y pelea pero cada vez
más encerrado en su yo; Baroja se recluyó en un radical escepticismo; Azorín derivó
hacia posturas conservadoras y tradicionalistas; Maeztu se convertirá en adalid de la
derecha nacionalista. Frente a ellos, Antonio Machado parte de posturas afines al 98
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y evoluciona hacia la izquierda; y Valle-Inclán evoluciona de un tradicionalismo
inicial hacia posiciones progresistas y radicales.
1.2. El estilo
• Renovación literaria que parte de una voluntad antirretórica y de un sentido
de la sobriedad y un exigente cuidado por el estilo.
• Gusto por las palabras tradicionales y terruñeras con las que ampliaron el
caudal léxico.
• Subjetivismo que lleva al lirismo y a la expresión personal de los autores.
• Innovaciones en los géneros literarios: ante todo, se configura el ensayo
moderno, con su capacidad para recoger el pensamiento, las reflexiones
culturales, la visión lírica del paisaje o la intimidad; la novela se acerca al
ensayo; en el teatro tuvieron menos éxito los intentos renovadores.
1.3. Miguel de Unamuno
Pensador político, filósofo, ensayista, dramaturgo, novelista y poeta, su obra es
expresión de sus inquietudes: la inmortalidad, la angustia vital, la existencia de Dios, la
realización personal, el sentido del universo... En sus obras plantea conflictos y percibe
la vida como duda y lucha. Tras su época juvenil, se centró en el tema de España, sobre
todo en su lengua y en su historia; creará el concepto de intrahistoria (es la vida
cotidiana y colectiva del pueblo la que crea la verdadera historia).
Dentro de su obra ensayística destacan: En torno al casticismo y Vida de don
Quijote y Sancho; Del sentimiento trágico de la vida, donde analiza el destino
individual y la inmortalidad del alma y La agonía del cristianismo, donde denuncia el
conflicto de los cristianos debido a la separación entre el cristianismo y la Iglesia.
En su obra narrativa la trama novelística, los personajes y las acciones le sirven
para plantear conflictos (le interesa más el nudo del conflicto que el planteamiento o el
desenlace). La crítica de la época, dadas sus características tan peculiares, llegó a negar
a sus obras la condición de novelas y él respondió con ironía denominándolas nivolas.
Su lenguaje es vivo, apasionado y enfático. Destacan entre sus novelas: Paz en la
guerra, Amor y pedagogía; Niebla, donde plantea el problema de la realidad e
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irrealidad, la posibilidad de que los hombres seamos sueños de Dios y la
incomunicación entre las personas y San Manuel Bueno, mártir, donde el protagonista,
ante la disyuntiva entre una mentira ilusoria y la verdad trágica, opta por la ilusión
colectiva dentro del planteamiento de la inmortalidad del alma.
1.4 Pío Baroja
Influido por Schopenhauer y Nietzsche, pesimista existencial y escéptico, su
obra adopta un tono amargo y decepcionado, crítico con un mundo que no le gusta
y para el que no cree en soluciones políticas, religiosas, ni filosóficas. Los
personajes de sus novelas están desorientados y fracasados, marginados de la
sociedad y hastiados de la vida.
Entiende la novela como un género abierto donde cabe todo y propone una
novela abierta que presenta a los personajes en un punto cualquiera de su trayectoria
vital. Más cercano al realismo que sus compañeros del 98, improvisaba y se dejaba
llevar por la intuición a la hora de escribir; por ello se le ha acusado de un estilo
apresurado, nervioso, espontáneo, trazado a pinceladas. Es un buen retratista de
ambientes con descripciones breves y precisas, es dinámico en la acción y sus
diálogos son vivaces con gran variedad de registros idiomáticos.
Su obra se agrupó en trilogías. Zalacaín el aventurero es una novela alegre y
esperanzada en la que se nos da una visión de la Guerra Carlista a través de un
joven valiente y animoso. La Busca es una novela de aprendizaje en la que el
protagonista va descubriendo la vida a través de distintas experiencias, en el Madrid
de finales del XIX. El árbol de la ciencia, en gran medida autobiográfica, es
también una novela de aprendizaje, la más cercana a las inquietudes del 98 (su
protagonista es aficionado a la filosofía de Kant y Schopenhauer y representa la
desorientación y la decepción vital).
1.5 Azorín
Es un gran ensayista, un hombre reflexivo que analiza minuciosamente la
vida cotidiana. Sus temas fundamentales son la meditación sobre el paso del
tiempo, la evocación del pasado y la recreación subjetiva del paisaje. Su narrativa se
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caracteriza por la lentitud y el desinterés por la acción. El paisaje es el verdadero
protagonista de sus obras, un paisaje descrito de forma subjetiva y con una actitud
lírica.
Su técnica descriptiva es la impresionista (refleja la impresión que le
produce la realidad contemplada como una cámara cinematográfica que encuadrara,
acercara o alejara el paisaje según su conveniencia). Su prosa es precisa, cuidada y
sobria; en su sintaxis predomina la oración corta y la coordinación y yuxtaposición.
Dentro de su obra ensayística destacan: Los pueblos y La ruta de don
Quijote, que muestra el interés del 98 por la obra de Cervantes.
Dentro de su obra narrativa destacan: la trilogía de La voluntad, donde
refleja la actitud de apatía espiritual que recorre España con muchos datos
autobiográficos y a través de un protagonista taciturno y meditativo y Don Juan y
Doña Inés, donde apenas hay acción y es la descripción la que genera el relato).
1.6 Valle-Inclán
En su obra narrativa, como en el resto de su producción, se diferencian dos
estilos: el influido por la estética modernista y simbolista y el influido por el
expresionismo, correspondiente a la estética del esperpento. En ambos casos,
manipula la realidad, bien para idealizarla (modernismo), bien para caricaturizarla
(expresionismo y esperpento).
Entre 1902 y 1905 publica las Sonatas, cada una de ellas con el nombre de
una estación del año, que aluden metafóricamente a la edad y fuerza del
protagonista, un donjuán aristocrático y altivo. Con estas novelas alcanza la cima de
la prosa modernista: preciosismo lírico, gusto por los ambientes aristocráticos y
exóticos, clima sentimental y romántico.
De su etapa esperpéntica, su mejor novela es Tirano Banderas, obra que
supone una denuncia de la situación social y política de algunos países
hispanoamericanos y de la injusticia social en la que vive el pueblo, víctima del
caciquismo y los dictadores. El ruedo ibérico, compuesta por dos novelas (La corte
de los milagros, ¡Viva mi dueño!), supone una sátira feroz de la corte de Isabel II y
los personajes son descritos con la óptica deformadora y grotesca del esperpento.
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2. La Generación del 14: el Novecentismo
La Generación del Novecentismo no es ni modernismo ni noventayochismo,
y todavía no es vanguardismo. Se gestará en la primera década del siglo y alcanzará
su madurez hacia 1914, convivirá con las vanguardias de los años 20 e iniciará su
ocaso con la politización de la literatura a partir de 1930. Está integrada por
ensayistas (Ortega y Gasset, Eugenio D’Ors, Gregorio Marañón) y novelistas
(Ramón Pérez de Ayala, Gabriel Miró).
2.1. Ideología
• En el plano político se enmarcan en el reformismo burgués, que va desde
un liberalismo puro hasta posiciones social-demócratas. Muchos de ellos
defendieron los ideales republicanos.
• Aparece un nuevo tipo de intelectual: frente a la bohemia modernista y al
autodidactismo del 98, estos autores tienen una sólida preparación
universitaria desde la que se pretende un examen objetivo y distante de
los problemas.
• Loa intelectuales novecentistas participaron activamente en la vida
pública tratando de ejercer una labor educadora (Institución Libre de
Enseñanza) dirigida a las minorías.
• Reaccionan contra las actitudes decimonónicas con declaraciones
antirrománticas y fervor por lo clásico.
• Frente al casticismo, defienden el europeísmo y atienden a lo universal.
• Sigue presente el problema de España con enfoques menos patéticos y
pesimistas; surge la idea de la revolución desde el poder y el elitismo.
2.2. Estética
• Reacción contra las secuelas decimonónicas, lo cual conduce a posiciones
antirrománticas y al rechazo de un realismo trivial.
• En el análisis de la realidad surge la idea de que la verdad no es solo una, sino el
resultado de su observación desde una suma de perspectivas.
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• Huida del sentimentalismo, abandono del tono pasional y vehemente,
distanciación y equilibrio.
• Imperativo de selección que lleva a una literatura para minorías y al
intelectualismo.
• Ideal de un arte puro como mero placer estético. Se produce así una corriente
deshumanizadora que establece una distancia entre la producción artística y
la biografía de su autor.
• Preocupación por el lenguaje y cuidado por la forma (con frecuencia la prosa
recurre a la función poética del lenguaje).
2.3. Autores
Gabriel Miró
Destaca por su sensibilidad exacerbada y su capacidad de captar
sensaciones; por eso su novela es lírica y recuerda a Azorín en el predominio de lo
descriptivo frente a la acción y en la lentitud narrativa (la acción es un mero soporte
para espléndidas descripciones y hallazgos verbales). Su literatura, por tanto, no es
de ideas, sino de sensaciones y su lenguaje es intimista y lírico; colores, sonidos,
sabores y olores se combinan mediante la metáfora y la sinestesia, inspirados por la
luz de su tierra mediterránea, creando imágenes de gran fuerza plástica.
Sus novelas más importantes son: Las cerezas del cementerio; Nuestro
Padre San Daniel y El Obispo leproso, situadas en el ambiente provinciano de
Oleza (nombre literario de Orihuela), en las que describe con un mirada crítica el
clima opresor de los imperativos sociales, la beatería y la intolerancia religiosa.
Entre sus relatos breves, destacan los protagonizados por el personaje de Sigüenza,
“alter ego” del autor, quien evoca sucesos, personajes o ambientes.
Ramón Pérez de Ayala
A diferencia de Miró, es un autor intelectual y crítico. Los personajes de sus
novelas debaten problemas de moral, estética, filosofía o política y la erudición del
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autor se refleja en los diálogos y digresiones. Otorga, pues, a sus novelas de una
categoría ensayística sobre temas especulativos y profundos. Emplea técnicas
narrativas innovadoras como la pluralidad de perspectivas y el uso del punto de
vista, así como la ironía, con la que se distancia afectivamente de los personajes. Su
estilo resulta denso, con una mezcla de ironía y gravedad y con la aportación de
palabras populares y cultas.
En su primera etapa narrativa aparece el pesimismo vital y un tono crítico
contra la sociedad española, desde inquietudes próximas al 98. Destacan en esta
época Troteras y danzaderas, A.M.D.G., La pata de la raposa, novelas todas ellas
de corte autobiográfico, donde el protagonista, “alter ego” de autor, presenta un
confuso mundo interior, lleno de dudas metafísicas sobre el sentido de la vida.
En sus obras de madurez, aborda temas de carácter filosófico: Belarmino y
Apolonio, donde el contraste entre las aficiones filosóficas y poéticas de los dos
protagonistas, sirve para reflejar la dificultad para conocer y expresar la realidad;
Tigre Juan y el curandero de su honra, donde se exponen los problemas del amor,
el honor y el donjuanismo (en estas dos últimas novelas es donde aporta mayores
innovaciones con respecto al perspectivismo).
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TEMA 5. LA POESÍA ESPAÑOLA ANTERIOR A 1936
1.- LA POESÍA MODERNISTA.
Llamamos modernismo a un movimiento poético que se extendió por toda el
habla castellana a finales del siglo XIX y principios del XX. Aunque delimitamos ahora
este movimiento al ámbito estrictamente literario, no debe olvidarse su relación con un
movimiento más amplio que afectó a toda la cultura occidental y otras manifestaciones
artísticas y culturales de la época.
TEMAS
En cuanto a los temas, nos los encontramos heredados del romanticismo
(malestar existencial y tendencia a huir de la realidad circundante, desazón romántica,
escapismo), propios del modernismo (amor y erotismo, el cosmopolitismo, lo refinado,
lo aristocrático, lo exquisito) y del mundo hispanoamericano (temas indigenistas).
MÉTRICA
Los modelos para la renovación métrica fueron los franceses. Los simbolistas
concedieron mucha importancia a la musicalidad del verso. También tuvieron en cuenta
los ensayos polimétricos de los poetas románticos. Existe una tendencia a alargar el
verso. Los versos más usados fueros el alejandrino (14 sílabas), el octonario (16
sílabas), el dodecasílabo (12 sílabas), el eneasílabo (9 sílabas). Igualmente adaptan el
concepto de sílaba tónica/sílaba átona combinadas para formar pies métricos con ritmo
y musicalidad.
Se mantienen muchas estrofas tradicionales pero buscando la originalidad y
alterando la medida de los versos: son frecuentes los sonetos alejandrinos y los versos
de medida desigual. Se mantiene, sobre todo entre los modernistas peninsulares, el
gusto por las estrofas populares: copla, seguidilla, soleá, romance.
DURACIÓN Y EVOLUCIÓN:
Estas tres fechas y la publicación de las obras de Rubén Darío marcan la
trayectoria de la poesía modernista de este autor que, como sabemos, es el más claro
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representante de este género: 1888 (Azul) 1896 (Prosas profanas) 1907 (Cantos de Vida
y Esperanza)
Sin embargo, no hay acuerdo en cuanto a su duración. Mientras unos la hacen
coincidir con la trayectoria poética de Rubén Darío, para otros la poesía modernista
abarca hasta los años cuarenta (Juan Ramón Jiménez), o hasta 1910, cuando Enrique
González Martínez anunciaba el final del modernismo con el verso Tuércele el cuello al
cisne de engañoso plumaje...
La crítica hispanoamericana señala dos etapas en cuanto a su evolución: hasta
1986, caracterizada por el culto a lo sensorial y preciosismo formal, y hasta 1914, etapa
de mayor sobriedad y una temática más personal, a veces más dolida y sincera.
EL MODERNISMO ESPAÑOL
Aunque la influencia de Rubén Darío en los poetas españoles fue decisiva, no
debe confundirse modernismo con rubendarismo.
Madrid y Barcelona fueron importantes sedes modernistas. Barcelona estuvo
más abierta a las artes plásticas, mientras que en Madrid había más inclinación por la
vida bohemia y desordenada (Sawa, Ricardo Gil, Manuel Reina). En este grupo de
Madrid influyó notablemente la figura de Rubén Darío.
Entre los modernistas españoles, la figura más relevante es Salvador Rueda, de
gran sensibilidad. Su obra En tropel (1893) es el mejor ejemplo de su lírica modernista,
También son modernistas Valle-Inclán (Sonatas), casi toda la obra de Manuel
Machado y los comienzos de Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado.
En general, los modernistas españoles se mostraron más intimistas en el
tratamiento de los temas y con menos brillantez externa. Algunos rasgos modernistas no
van a ser abandonados por los poetas posteriores a 1914, ya alejados del movimiento
modernista, es decir, la influencia del modernismo es importante en los movimientos
poéticos posteriores.
EL MODERNISMO HISPANOAMERICANO:
Iniciado por poetas como José Martí y otros, tuvo su máximo representante en la
figura de Rubén Darío.
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Se distinguen dos etapas: la primera iría hasta 1896, en la que dominan el
preciosismo formal y el culto a la belleza sensible; y la segunda, caracterizada por una
intensificación del intimismo, mayor presencia de los temas americanos y una
atenuación de los grandes efectos formales.
Rubén Darío
Máxima figura del modernismo, en su obra poética se fusionan las más diversas
tendencias y corrientes poéticas, desde las más clásicas hasta las más modernas, como el
parnasianismo o el simbolismo. Las etapas de su trayectoria poética son:
- Primera etapa. Imita a los románticos españoles y a víctor Hugo y comienza a
interesarse por la poesía parnasiana. Tiene el proyecto de renovar la métrica de la lírica
en lengua española, utiliza la sinestesia, recrea épocas esplendorosas del pasado,
incorpora referencias mitológicas… Abrojos y Rimas otoñales.
- Segunda etapa. Se inicia con su libro rupturista Azul (1888), con el que nace el
modernismo. Abandona los modelos hispánicos y se acerca a la estética parnasiana;
innova los sonetos con versos alejandrinos, dodecasílabos y de diecisiete sílabas;
incorpora la sintaxis francesa, el estilo preciosista, el tono vitalista y melancólico, la
variedad de ritmos y sonidos, la adjetivación colorista y sensual, el tema de la mujer, el
erotismo, los sueños y la naturaleza. Como los parnasianos, reivindica la belleza ideal,
el exotismo oriental, el mundo de la antigua Grecia, lo aristocrático, los palacios, los
jardines, las hadas, el tono intimista y emotivo…
- Tercera etapa. Prosas profanas (1896). Presta espacial atención a los aspectos
musicales y rítmicos de los versos (sobre todo, el alejandrino); experimenta con
variedad de estrofas; ensalza los valores del cosmopolitismo y reivindica la tradición
poética hispanoamericana y el arte como la forma de expresión más sublime, capaz de
vencer la mediocridad del mundo. El tema principal es el amor carnal, pagano,
transgresor y hedonista, el placer erótico y lo pasional. Su lenguaje, brillante y refinado,
amplía sus símbolos y acentúa el tono conversacional y la ornamentación.
- Cuarta etapa. Cantos de vida y esperanza (1905). Su fe en el credo esteticista
parece resquebrajarse y su crisis personal afecta a su poesía, que, sin abandonar el
idealismo, se vuelve más reflexiva, honda y sincera, más humana. .El autor se
reencuentra con la vida real y sus raíces culturales; y así, surgen los temas existenciales
y políticos. Se siente angustiado por el fracaso, la fugacidad y el sinsentido de la vida y
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la muerte y, alarmado por el desenlace de la guerra de Cuba, teme la expansión
imperialista de EEUU y reivindica la tradición indigenista y española.
A la revolucionaria línea poética abierta por Rubén Darío deben mucho Antonio
y Manuel Machado, Valle-Inclán, Juan Ramón Jiménez, la prosa de Gabriel Miró, los
poetas de la Generación del 27 y el grupo de los Novísimos.
2. MODERNISMO Y NOVENTAYOCHISMO
La lírica en lengua española está dominada desde principio de siglo, por la
potente voz de Rubén Darío. Debemos enlazar, pues, con lo dicho anteriormente para
situar adecuadamente la obra de Antonio machado y otros poetas del 98.
Aunque no se haga de ellos un estudio detallado, es necesario detenerse, aunque
sea brevemente, en autores como Unamuno y Antonio Machado.
Miguel de Unamuno es, junto a Antonio Machado, uno de los poetas más importantes
de la generación del 98. Su poesía, como otros géneros literarios que practicó, es una
poesía conceptual, densa de significado, volcada sobre lo existencial, la metafísica y el
misticismo y poco dada a la efusividad gratuita y sentimental. Es un poeta de expresión
sobria, antirretórico. El ritmo de sus versos está marcado por el ritmo de su
pensamiento, por eso, junto a las estrofas tradicionales utiliza también el verso libre.
Los temas de su lírica son idénticos a los que trata en los demás géneros que
cultivó: la familia, la patria y la religión.
Entre sus principales obras podemos citar:
El Cristo de Velázquez (1920), De Fuerteventura a París (1925) y Romancero del
destierro (1928).
La poesía de Unamuno, pese a ser la parte menos difundida de su obra, ejerció
un notable influjo en los poetas de la generación del 36.
Antonio Machado
La trayectoria poética de este autor de la Generación del 98 abarca tres etapas y
tres libros señeros:
- Soledades, galerías y otros poemas (1903). Sintoniza con la poesía tradicional
castellana, los poetas románticos, Unamuno y Verlaine, así como con el modernismo. El
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léxico y la pose artificiosa son modernistas, pero su carácter meditativo y trascendente
le lleva a emplear un lenguaje contenido y discreto, porque su concepto de la poesía es
más existencial y espiritual. Hay en sus versos subjetividad, pero busca identificarse con
la de los lectores para universalizarse. Medita sobre el paso del tiempo y el rastro que
deja en su vida (pena, sensación de vacío…), no solo el tiempo cronológico, sino el
psicológico, el tiempo interior del poeta (el tiempo cronológico no dura lo mismo en
unas circunstancias que en otras).
Junto al tema del tiempo, aparecen el de la soledad, la infancia irrecuperable
(paraíso perdido), la madre, el hastío existencial, la angustia, la muerte, lo soñado, el
amor, la juventud falseada y dilapidada… Sus poemas se tiñen de un tono nostálgico y
melancólico, que se decanta por el uso preferente de palabras-símbolo (el hada = la
infancia, la madre; el muro, la tapia, la pared = realidad impenetrable; los cristales = los
sueños; los espejos = la realidad existente; las galerías, los laberintos = las sinuosidades
del alma, los recuerdos; el río, el agua = la vida; el mar = la muerte; las fuentes = el
misterio de la vida…).
Machado utiliza una cuidada adjetivación, con propiedades coloristas y
musicales, y claridad sintáctica. La métrica se basa en la polimetría, la alternancia de
rima consonante y asonante y la variedad estrófica.
- Campos de Castilla (1917). Supone un giro en su trayectoria poética, un
cambio de perspectiva, de temas y de tono, una apertura al mundo exterior: Castilla,
España, los españoles y la naturaleza, abordados desde un punto de vista crítico
(afinidad con el espíritu noventayochista). El libro incluye: poemas descriptivos y
reflexivos sobre los hombres y tierras de Castilla, en los que expresa su preocupación
por la crisis política y cultural del país; nueve poemas de tono íntimo, en los que
contempla con mirada comprensiva la tierra soriana (“Campos de Soria”); “La tierra de
Alvargonzález”, cuento-leyenda en prosa y romance, que tiene como tema el cainismo
en las tierras de España; poemas finales, inspirados en Leonor, en Baeza, poemas breves
de carácter sentencioso, poemas dedicados a maestros y amigos y poemas de tema
patriótico.
Se emplea un lenguaje poético sencillo y austero, sobrio, irónico en muchas
ocasiones. Como formas estróficas se emplean la silva, el romance y la copla popular.
- Nuevas canciones (1924). Recoge los últimos poemas que escribió en Baeza y
los de su etapa segoviana. Fue recibido con cierta hostilidad en el contexto poético
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nuevo en el que se publicó, el de la Generación del 27. Cancionero apócrifo es su
último libro de poesía, cuya autoría atribuye a catorce poetas ficticios que representan
las voces contradictorias que sentía en su interior. Con ironía y escepticismo, Machado
reflexiona sobre distintos temas relacionados con la filosofía, la moral, la sociedad, el
amor, Guiomar, el ideal poético o la deshumanización de la poesía.
Los poetas del 27, más interesados en las corrientes vanguardistas, mostraron
desdén por Machado, al considerarlo un poeta neorromántico, rezagado, demasiado
tradicional. Sin embargo, los poetas posteriores a la Guerra Civil tomaron a Machado
como referencia cívica y literaria.
3.- LA SUPERACIÓN DEL MODERNISMO:
Tenemos que tener en cuenta que el periodo que va de 1900 a 1936 es difícil de
periodizar. Es, a la vez, época de continuidad y de ruptura.
La figura de Juan Ramón Jiménez se inscribe dentro del marco temporal de la
Generación de 1914, o del novecentismo, que constituye un verdadero enlace entre las
generaciones precedentes y los poetas de la generación del 27.
Juan Ramón Jiménez
La figura de Juan Ramón Jiménez, a pesar de sus principios modernistas y su
influencia en los poetas de la generación del 27, siempre se presenta en solitario. En
pocos poetas como en este se ha dado la voluntad exacerbada de ser él mismo sólo su
poesía, desnuda de toda referencia histórica y biográfica.
Trayectoria poética:
1.- Etapa sensitiva (1896-1915):
Se abre con la publicación de sus libros juveniles, escritos desde los supuestos
estéticos del Modernismo.
La inesperada muerte de su padre agudiza esa obsesión que trata de ahuyentar
con la búsqueda apasionada de la belleza y el ansia de identificación con la naturaleza:
Ninfeas y Almas de violeta (1900).
Posteriormente, y mientras se recupera de una crisis psíquica, conoce a los
poetas simbolistas franceses de los que queda impresionado. Bajo esta influencia
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escribe Rimas (1901). En esta obra, la muerte presentida y la tristeza son sus dos
grandes temas.
El tema del amor y del paisaje se hacen presentes en una serie de obras que Juan
Ramón escribe entre 1903 y 1905: Arias tristes, Jardines lejanos y Pastorales y
Nocturnos.
Años más tarde el poeta conoce a Zenobia Campubrí, la mujer que le va a
acompañar el resto de su vida, y escribe Sonetos espirituales, libro en el que expresa su
amor por Zenobia, envuelto en una profunda crisis de espíritu.
Con su libro de poemas Estío, cierra la etapa romántico-modernista, va
abandonando el egocentrismo, se vuelve observador del entorno y se muestra interesado
por las vidas ajenas. En su libro de prosa poética Platero y yo, encontramos a un Juan
Ramón puro y niño, lleno de amor y generosidad, sensible a los infortunios del prójimo
y solidario con los más débiles. Los ojos del poeta no miran tanto al yo como al mundo
que le rodea, denunciando lo que la vida española tiene de irracional, sórdida y cruel.
2.- Etapa intelectual (1915-1916)
El poeta se ha ido despojando de la retórica modernista y se acerca más a una poesía
pura, buscando la esencia y el sentido de las cosas a través del empleo de un lenguaje
lírico preciso claro y directo. Al ansia de belleza se suma ahora el ansia de verdad.
Diario de un poeta recién casado (1917) inaugura esta segunda etapa y en él
recoge las impresiones vividas durante el viaje en barco desde Madrid a Nueva York
para celebrar su boda con Zenobia. En él introduce varias novedades importantes:
mezcla de prosa y verso libre, lenguaje preciso, y la expresión de lo vivido y lo visto
antes que lo sentido.
Los poemas del mar giran en torno al desasosiego, el temor y la angustia que le
produce al poeta su inmensidad.
En Eternidades (1918) y Piedra y cielo (1919), el autor desea penetrar en el
misterio de la belleza y de la eternidad, que entiende que están dentro de él. La poesía es
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ahora conocimiento y consiste en apresar la esencia de las cosas para desvelar el
misterio del mundo.
En Segunda antología poética (1922) la evolución del poeta queda
perfectamente reflejada por medio de poemas que se encuentran entre los mejores de su
obra poética hasta 1918.
En La estación total, recoge la poesía que escribió entre 1923 y 1936. Libro
sereno, de contemplación y de plenitud que el poeta siente al alcance de la mano. Con
este libro se cierra la etapa intelectual de la poesía juanramoniana.
3.- Etapa suficiente o verdadera (1936-1858)
Abarca la producción poética de Juan Ramón en el exilio americano. Durante
esta etapa se acentúa en sus versos la nota contemplativa y redobla su esfuerza en la
búsqueda de la verdad absoluta. A este periodo pertenecen En el otro costado y Dios
deseado y deseante, este último, uno de los libros más hondos y sinceros de toda su
poesía. Llevado de la nostalgia y el temor a la muerte, Juan Ramón evoca su infancia en
Moguer y al dios primero y perdido de sus primeros años.
En 1957, un año después de la obtención del premio Nobel de Literatura y de la
muerte de Zenobia, Juan Ramón cierra definitivamente esta etapa y la trayectoria
poética de su vida con la publicación de la Tercera antología poética.
La obra de Juan Ramón Jiménez está considerada como la mejor obra poética de
la poesía española contemporánea. Prácticamente todos los movimientos y estilos del
siglo XX están representados al más alto nivel en las sucesivas etapas de su producción
literaria. La generación del 27 fue la que, de forma más inmediata, recibió su influencia.
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TEMA 6. LA GENERACIÓN DEL 27
1.- GENERACIÓN O GRUPO
Entre 1918 y 1936, la literatura española conoce un momento de esplendor. De
entre los muchos escritores que surgieron durante estos años, destacó un grupo de
poetas que, unidos por unas inquietudes y unos gustos estéticos comunes, han pasado a
la historia de la literatura bajo la denominación de generación o grupo del 27. Las
razones de esta denominación se deben a la conmemoración del tercer centenario de la
muerte de Góngora organizado por ellos, frente a la indiferencia de las instituciones
oficiales. Éste fue, sin duda, el acontecimiento que contribuyó a dar mayor cohesión al
grupo. Otras denominaciones que recibieron en su época ayudan a explicar otras
circunstancias que les rodeaban: Nietos del 98, Generación de las Vanguardias,
Generación de los años 20, Generación de la Revista de Occidente, Generación de la
República, Generación de la Dictadura, Generación de la amistad, Generación
Guillén- Lorca...
Mientras algunos críticos defienden la denominación de generación por
considerar que se daban las condiciones mínimas de coetaneidad, compañerismo,
reacción similar ante acontecimientos externos, etc.; otros defienden la denominación de
grupo, por considerar que forman parte de una generación más amplia y no tener un
guía destacado ni una motivación histórica clara que los aglutine.
2.- NÓMINA
Aunque no existe unanimidad a la hora de establecer la nómina de los poetas
que componen esta generación, la mayoría de los críticos están de acuerdo en incluir en
ella a: Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Jorge Guillén, Pedro Salinas,
García Lorca, Rafael Alberti, Dámaso Alonso, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre.
3.- RASGOS COMUNES
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Aunque estos poetas presenten características peculiares y diferenciadoras, como
corresponde a una época en la que el más exacerbado individualismo lo presidía todo,
pueden señalarse varios aspectos comunes que permiten relacionarlos y considerarlos
miembros de un grupo.
En primer, lugar estaban unidos por una gran amistad. De ahí que algunos
críticos los denomine Generación de la amistad.
Todos tienen una edad aproximada y manifiestan en sus primeros años un
talante liberal y progresista.
Aunque en su mayor parte eran andaluces, vivieron en Madrid durante los años
20 y 30, o pasaron en esta ciudad largas temporadas. Estuvieron bastante vinculados a la
Residencia de Estudiantes de Madrid, que por aquellos años constituyó un observatorio
de las nuevas tendencias europeas.
La mayoría marchó, durante la guerra o al terminar la misma, al exilio, y se
establecieron en diferentes países. Sin embargo, se mantuvo el contacto entre ellos.
A pesar de que no todos pasaron por la Universidad, sí tuvieron unas mismas
inquietudes intelectuales, una gran cultura y una curiosidad extraordinaria para todo lo
que ocurría en el mundo literario, dentro y fuera de España.
4.- TRADICIÓN Y VANGUARDIA
Tradición y vanguardia constituyen los dos polos entre los que, sobre todo en su
primera época, se mueve la obra de estos poetas. No renunciaron a lo que les parecía
valioso de la poesía tradicional y a la vez recogieron aspectos novedosos de las
vanguardias. Supieron conjugar lo viejo y lo nuevo logrando entre ambos polos, un
equilibrio admirable.
Su deseo de enlazar con la tradición los llevó lo mismo a la poesía popular de
los Cancioneros y Romanceros, que a la poesía culta de los siglos XVI y XVII.
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Uno de los poetas que más influyó en la generación del 27 fue Gustavo Adolfo
Bécquer. Cernuda utiliza un verso de Bécquer para dar nombre a su libro Donde habite
el olvido.
Rubén Darío y, sobre todo, Juan Ramón Jiménez ejercieron también una gran influencia
en este grupo.
Las vanguardias literarias que tuvieron mayor incidencia entre los poetas del 27
fueron el surrealismo y, en menor medida, el futurismo y el creacionismo.
5.- TRAYECTORIA LITERARIA.
A pesar de lo diferenciador de cada uno de ellos, pueden advertirse, en la
trayectoria de estos poetas algunos rasgos comunes:
5.1. Ideal de pureza.
En una primera etapa, cultivan una poesía pura, exenta de aspectos demasiado
humanos como sentimientos, emociones, anécdotas y descripciones. Consideran la
poesía como obra artística autónoma y autosuficiente. Influidos por Juan Ramón
Jiménez (inteligencia, dame / el nombre exacto de las cosas) buscan la precisión y
exactitud léxicas; el afán de pureza y la desnudez poética.
El carácter deshumanizado y la importancia de lo conceptual por encima de lo
emotivo, así como su capacidad para transformar la realidad a través de audaces
metáforas es un reflejo de la predilección de estos poetas por Góngora.
En 1925 aparece la obra de Ortega y Gasset La deshumanización del arte, que
resumía con claridad las características del arte nuevo, del que los poetas del 27
también participaban.
5.2. Influencias del surrealismo.
En 1924 aparece el primer manifiesto surrealista, que postulaba la exploración de
los mecanismos del subconsciente con el fin de que se manifestaran con entera libertad
los impulsos y las fuerza oscuras que el hombre, víctima de una razón sumisa a las
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normas morales, había reprimido sistemáticamente. De ahí que se concediera una
importancia destacada al mundo de los sueños.
Este movimiento de vanguardia, que no tuvo mucho impacto en la literatura
española, sí dejó algunos destellos en los poetas del 27 que aceptaron estas técnicas
surrealistas proporcionándoles un lenguaje nuevo que daba salida a muchas de sus
crisis personales. Ante ellos se abría la posibilidad de expresar con entera libertad sus
conflictos íntimos y rechazar las normas morales caducas.
5.3. Poesía comprometida.
En varias de sus obras escritas ya bajo la influencia del surrealismo, se inicia un
proceso de rehumanización que se irá intensificando a lo largo de la década de los años
treinta. Ahora, la nota más dominante de su poesía será una tendencia a alejarse de los
postulados del purismo y a prestar mayor atención al mundo contemporáneo.
En 1931, con la llegada de la República, la tendencia purista inicia un claro declive
que se irá intensificando con la progresiva politización del país y con los graves sucesos
que se desarrollan.
Este clima de compromiso social por el cual el escritor se siente arraigado en una
realidad colectiva fue desigual entre los miembros de este grupo. Mientras en algunos,
como Jorge Guillén apenas se observaron cambios en la línea seguida hasta entonces,
en otros se produce una progresiva actitud crítica frente a la realidad española. En este
sentido, el caso extremo lo constituye Rafael Alberti que en 1931 ingresa en el Partido
Comunista, reniega de su producción anterior y decide contribuir con su pluma a la
revolución social. Antes mi poesía estaba al servicio de unos pocos -confesará- Hoy no.
Lo que me impulsa a ello es la misma razón que mueve a los obreros y a los
campesinos, o sea, una razón revolucionaria.
5.4. La guerra y exilio.
Al estallar la guerra, todos los miembros de esta generación, con la excepción de
Gerardo Diego, tomaron partido por la república. Un mes después, Lorca era asesinado
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en Granada. Jorge Guillén, encarcelado en Sevilla, logró salir al extranjero en 1838.
Salinas se había marchado antes de que comenzara el conflicto. En general, el grado de
compromiso de los demás miembros les obligó a un largo exilio desde el cual, pasado
un periodo de desorientación y de desconcierto, recobraron su voz e intensificaron su
proceso de rehumanización que se había desarrollado a lo largo de los años treinta. En
su obra poética está presente ahora una evocación melancólica y serena de su tierra
lejana, las imprecaciones contra los vencedores, el recuerdo emocionado de los amigos,
y el ansia de volver a su tierra.
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TEMA 7. TEATRO ANTERIOR AL 36
Antes de entrar en las características de cada una de las corrientes teatrales que
configuraron la escena española en esta etapa, es conveniente advertir del carácter
especial de este género literario frente a la narrativa y la poesía.
Nos encontramos ahora ante un género literario que, aunque podamos conocerlo a
través de la lectura, lo normal es la representación a la que asiste un conjunto de
espectadores con diferentes gustos, humores, preparación, etc.
El teatro, a diferencia de los otros géneros, va a estar sometido a condicionamientos
económicos fuertes que lo condicionarán en un doble sentido:
A En el ideológico: son escasas las posibilidades de un teatro que vaya más allá de
donde pueda llevar la capacidad autocrítica del público consabido.
B. En lo estético: habrá fuertes resistencias ante las experiencias que se salgan de
las formas tradicionales. Las nuevas tendencias que triunfan en poesía o en
novela, tendrán muchas más dificultades en el teatro para llegar a los
escenarios.
Esto explica que el teatro español del primer tercio del siglo XX, se reparta, a
grandes rasgos, en dos corrientes: el teatro que triunfa o de éxito y el teatro de
intenciones renovadoras .
1. EL TEATRO QUE TRIUNFA.
1. - El teatro realista.
Jacinto Benavente es la figura más representativa del momento. Su obra dramática,
denominada comedia benaventina, refleja las costumbres sociales de la clase burguesa
con sus hipocresías y convencionalismos.
La crítica ha destacado en su obra aspectos positivos y negativos que, en su
conjunto, dan una visión bastante completa de los rasgos de su comedia. La crítica
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positiva le considera un analista sutil, un crítico implacable, muy preciso en la
descripción de ambientes, con una gran habilidad en la articulación de las escenas y en
la naturalidad y elegancia de los diálogos. La crítica negativa califica su teatro de
antiteatral, meramente oral, en el que la escena resulta demasiado débil en cuanto a la
acción y a la pasión. Tanto las virtudes como los defectos, dan al teatro de Benavente
un estilo dramático peculiar e inconfundible, que no varía sustancialmente a lo largo de
la producción del autor.
Su primera obra El nido ajeno (1894) trata de la situación opresiva de la mujer
casada en la sociedad burguesa. Aunque aplaudida por los jóvenes idealistas (Azorín),
fue un fracaso ante el público. Ante esta situación, Benavente opta por limar asperezas
y seguir en la línea de un teatro más convencional. Así su obra dramática va
transcurriendo por escenarios burgueses (La culpa es tuya), por escenarios
cosmopolitas (La noche del sábado), por escenarios provincianos (Pepa Doncel), o por
escenarios rurales: La Malquerida.
Mención aparte merece su obra Los intereses creados, (1907) que encierra una cínica
visión de los ideales burgueses. Los protagonistas, Crispín y Leonardo (criado y amo)
son la representación del sentido utilitario de la vida (el materialismo) y el idealismo.
La obra intenta mostrar que ambos se necesitan, que la sociedad se basa en este juego
de intereses creados. Bajo su comicidad predomina el pesimismo de quien cree que
terminan por imponerse los intereses económicos a otros motivos más elevados.
2.- El teatro en verso o poético.
Es un teatro de signo antirrealista que surge en conexión con la nueva estética
modernista.
Dentro de este teatro será el histórico el de mayor cultivo, aunque no el único, pues
frente a él proliferará el drama rural en verso. En esencia, es un teatro apologético de
carácter opuesto a la corriente ideológica del 98.
Meditando sobre este teatro histórico escribía Torrente Ballester: En el mejor de los
casos, el teatro histórico español contemporáneo es pura nostalgia; en los casos
peores, engaño y evasión...
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Los principales representantes son Eduardo Marquina, que cosechó grandes
éxitos con sus dramas históricos como Las hijas del Cid o En Flandes se ha puesto el
sol y cuyas obras están compuestas por una sucesión de estampas con frecuentes
fragmentos líricos que recuerdan las arias de ópera y distan bastante de los gustos
actuales. Y Francisco Villaespesa, conocido abanderado del modernismo y autor de
abras como El Alcázar de las perlas, Doña María de PadilIa, La leona de CastilIa.
Obras que no añaden ningún valor al teatro español.
En la novela de Pérez de Ayala Troteras y danzaderas, se parodian estas piezas de
teatro poético y se critican los artificios métricos habituales en ellas.
La obra de los hermanos Machado no ocupa un lugar importante en la
dramaturgia del primer tercio del siglo XX. Sus obras son una curiosa pervivencia del
teatro modernista, interesantes más por sus autores que por sus cualidades escénicas.
3.- Teatro cómico.
Se denomina también popu1ar por el gran éxito de público que alcanzaron y por
ciertas características de las obras, inspiradas muchas de ellas en ambientes castizos.
La mayoría de ellas se escribían con rapidez, siguiendo unos moldes que garantizaban
el éxito.
Los hermanos Álvarez Quintero llevaron a sus obras una Andalucía tópica y sin
más problemas que los sentimentales. Es la Andalucía de la "gracia" y "el salero".
Presentan unos cuadros de costumbres andaluzas que sólo dan cabida a la parte
amable. En ningún momento aparece la Andalucía del hambre y de la miseria. Esto
explica el éxito de un teatro ante espectadores que no iban al teatro para conocer y
buscar soluciones a los problemas.
Carlos Arniches presenta dos facetas en su producción:
a) Sainetes de ambiente madrileño, interesantes por el habla castiza (en parte creado
por el autor) y en el que se basa la gracia del diálogo. Los ambientes y los tipos no
escapan a cierto convencionalismo: El santo de la Isidra, Los milagros del jornal.
b) la que llamó "tragedia grotesca" con obras en las que se funden lo sensible y lo
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conmovedor, con una observación de costumbres más profunda y con una actitud más
crítica ante las injusticias: La señorita de Trevélez, Los caciques.
Muñoz Seca escribe obras descabelladas, sin más objetivo que provocar la
carcajada.
Se basa en el uso continuado de los juegos de palabras, deformaciones léxicas y
situaciones disparatadas. Su obra más conocida es La venganza de don Mendo,
parodia de los dramas románticos que ha sido bastante representada.
ll. EL TEATRO RENOVADOR
1.- El teatro en la generación del 98
Junto al teatro anterior, que domina los teatros, otros autores de esta generación
pretenden ensayar nuevas formas que se alejen del realismo imperante en esta época.
Sus obras no consiguen el éxito que premiaría su calidad, sobre todo porque el público
está acostumbrado a otras representaciones y desdeña lo que se aparta de los temas
tradicionales con las técnicas de siempre.
Miguel de Unamuno, como lo bacía en los demás géneros, también cultivó el
teatro como medio de resolver su problema existencial, para plantear conflictos
humanos que le obsesionaban.
Sus dramas son ideas, con un diálogo denso y personajes que encarnan conceptos.
Para Unamuno lo importante es lo dramático (la expresión de la idea) y no lo teatral
(la capa que cubre lo dramático). Por eso su teatro es desnudo y conceptual. Casi
todas sus obras están escritas por parejas: La esfinge v la venda, Soledad v Raquel
encadenada, Sombras de sueño v El otro...
Azorín proclama la necesidad de renovar el teatro y abrir en él nuevos cauces
expresivos. Su punto de partida es incorporar el teatro español a las nuevas tendencias
del teatro europeo. Propone un teatro antirracista que permita aflorar el mundo del
subconsciente. Estrenó la mayoría de sus obras entre 1926 y 1936. Entre las más
destacables encontramos: Brandy, mucho brandy, Comedia del arte, Lo invisible,
Cervantes o la casa encantada.
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Entre los autores de la generación del 98 tenemos que destacar la figura de Ramón
del Valle-Inclán. Fue el creador de la dramaturgia más valiosa del siglo XX y su
teatro supuso una de las extraordinarias aventuras del teatro europeo contemporáneo.
Sus obras, escritas en su mayoría entre 1899 y 1927, van trazando una trayectoria
estilística que se va desplazando desde un teatro de modernista (Cenizas, El marqués
de Bradomín) pasando por el periodo de transición con sus comedias míticas (Águila
de Blasón, Romance de lobos, Cara de plata, comedias ambientadas en una Galicia
mítica, espoleada por los instintos primitivos del hombre: lujuria, violencia, libertinaje
y arbitrariedad del poderoso) y por el periodo de las farsas, en las que va
evolucionando hacia el esperpento por cuanto tienen de caricaturescas y extravagante
(La cabeza del dragón, La marquesa Rosalinda, Farsa y licencia de la reina castiza,
obras en las que satiriza a la sociedad ridiculizando personajes y situaciones) hasta el
esperpento, que utiliza Valle-Inclán para expresar su visión dramática del mundo y,
especialmente, la degradación política y cultural de España (Luces de Bohemia, Los
cuernos de don Friolera, Las galas del difunto, La hija del capitán).
Mediante la técnica del esperpento, Valle-Inclán deforma sistemáticamente la
realidad y nos la presenta como algo grotesco mediante contrastes violentos,
presentación de lo extraordinario como algo normal y verosímil, presencia de la
muerte como aceleración de la degradación humana, muñequización o conversión de
los personajes en fantoches y libertad en el lenguaje al mezclar los distintos niveles o
registros.
En palabras de Ruiz Ramón: El esperpento de Valle no es sólo un género literario,
sino una estética y, en consecuencia, una visión del mundo, a la cual llega el escritor
desde una concreta circunstancia histórica española y desde una determinada
ideología, resultado de una toma de posición crítica, cuya raíz es a la vez individual y
social, pero que coincide con un movimiento estético de protesta y de búsqueda en la
literatura europea.
Luces de Bohemia, es, no sólo su obra más representativa, sino también, una de
las más importantes del siglo XX.
Se compone de quince escenas. Las doce primeras se desarrollan en una sola noche.
Las escenas trece y catorce se centran en el velatorio. La quince cierra la obra en la
taberna de Pica Lagartos en la que don Latino se gasta el beneficio del décimo robado,
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mientras la mujer y la hija de Max, ante la penuria económica que les aguarda, deciden
suicidarse.
La obra nos presenta la historia del Madrid de los años veinte que se nos va revelando
a través del personaje de Max Estrella. Un Madrid en una panorámica total: su tiempo,
sus gentes, su ambiente, sus luces y sus sombras. La obra tiene un comienzo con
apariencias de final. Max Estrella propone a su mujer un suicidio colectivo cuando
aparece don Latino e insiste a Max para que salga. Aquí se inicia la dramática
peregrinación de Max hacia la muerte. Este paseo nocturno desempeña dos cometidos
dramáticos fundamentales:
A- Paseo nocturno como conocimiento de Madrid
B.- Paseo nocturno como dantesco viaje revelador de la progresiva degradación
del héroe en una sociedad degradada.
El primero nos permite conocer sus gentes: comerciantes, literatos, proletarios
revolucionarios, gente de la calle, mundillo oficial, guardias y policías. De todos ellos
nos muestra su historia, su momento: huelgas, manifestaciones, alusiones a personajes
reales.
En el segundo, Max sale a la calle, a la vida y entabla un doloroso diálogo con ella.
Percibe la injusticia y la mentira de esa sociedad mascando ortigas y llorando de
impotencia y de rabia por no poder luchar en contra. Su rebelión ya no es posible:
demasiado viejo, demasiado cansado. Sus gritos de protesta se estrellan contra la
estulticia de unos agentes del orden, o se disuelven en la limosna que le ofrece el
ministro.
El esperpento de Valle-Inclán hay que considerado en esta obra como un arma de
protesta ante una sociedad hipócrita, acomodada en sus mentiras, insensibilizada ante
la injusticia.
2.- El teatro en la generación del 27
Alguno de miembros de la generación del 27, ocupan un lugar destacado en el teatro
español.
Los rasgos más destacables en la dramática de esta generación son:
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a) una depuración del teatro poético;
b) la incorporación de las formas de vanguardia, y
c) el propósito de acercar el teatro al pueblo. El ejemplo máximo es, sin duda,
Lorca.
Federico García Lorca.
La obra dramática de Federico García Larca es una de las cumbres del teatro
español y universal. Es bastante homogéneo en cuanto a su temática profunda y no
muy diferente de los temas que están presentes en su poesía. Lleva a escena destinos
trágicos, pasiones -condenadas a la soledad y a la muerte, amores atormentados por la
esterilidad, vidas marcadas por la frustración, que se sitúa en un doble plano:
metafísico (el tiempo o la muerte como fuerzas enemigas) y social (los prejuicios de
casta, las convenciones, los yugos sociales como impedimentos de la realización
personal).
Lorca concebía el teatro como medio de elevar la sensibilidad del pueblo ante el
hecho poético. El propio autor manifestó: El teatro es la poesía que se levanta del
libro y se hace humana. Y al hacerse, habla y grita, llora y se desespera. El teatro
necesita que los personajes que aparecen en la escena lleven un traje de poesía y al
mismo tiempo que se les vean los huesos, la sangre. De estas palabras se desprende la
idea de un teatro en el que conviven la dimensión humana y estética; la poesía y la
realidad.
Convencido de que las exigencias artísticas son compatibles con su función
educadora, Lorca concibe un teatro de intención didáctica:
El teatro es una escuela de llanto y de risa, y una tribuna libre donde los hombres
pueden poner en evidencia morales viejas o equívocas, y explicar con ejemplos vivos
normas eternas del corazón, del sentimiento del hombre.
Esta concepción didáctica del teatro va acompañada de un enfoque social del
mismo: «En este momento dramático del mundo, el artista debe llorar y reír con su
pueblo. Hay que dejar el ramo de azucenas y meterse en el fango para ayudar a los
que buscan las azucenas»
Influencias:
En la obra de dramática de Lorca encontramos la influencia de diversas tradiciones
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teatrales. Existe una raíz modernista en sus comienzos, tuvo en cuenta el drama rural
de épocas anteriores, se sentía tremendamente atraído por nuestros clásicos, le
apasionaba el teatro de formas populares y sencillas como el teatro de títeres y también
se interesó por las experiencias del teatro vanguardista.
Géneros:
Como consecuencia de lo anterior cultivó variedad de géneros: la farsa, el teatrillo
de guiñol, el drama simbólico, el teatro imposible de estirpe surrealista, la tragedia, el
drama urbano o rural, etc.
Estilo:
Sus dos primeras obras están escritas en verso. Poco a poco, el lugar del verso va
reduciéndose a momentos de especial intensidad, o a escenas líricas entre varios
personajes, o a canciones de tipo popular que, a la manera de Lope, crean un intenso
clima dramático. Finalmente, su última obra La casa de Bernarda Alba, está escrita
íntegramente en prosa, una prosa a veces descarnada y a la vez, profundamente poética.
A medida que va ganando terreno la prosa, va creciendo también el arte del diálogo
hasta alcanzar gran viveza, nervio e intensidad.
Lenguaje:
En el teatro de Lorca conviven poesía y realidad, lo que supone también la
convivencia de un habla de poderoso aliento poético y al mismo tiempo, de claro sabor
popular. Sus rasgos más patentes son la presencia de símbolos, metáforas,
comparaciones de gran originalidad y, a veces, de marcado aire coloquial Su lenguaje
está lleno de fuertes connotaciones emotivas, sensoriales e imaginativas que le
confieren un sello de originalidad inconfundible.
Trayectoria de su obra dramática:
La trayectoria del teatro lorquiano pasa por tres momentos de desigual extensión:
- los tanteos o experiencia de los años 20: El maleficio de la mariposa( 1920),
Mariana Pineda (1925), Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín
(1928);
- la experiencia vanguardista: El público /1930), Así que pasen cinco años (1931);
- la etapa de plenitud: Bodas de sangre (1933), Yerma (1934), La casa de
Bernarda Alba (1936).
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Rafael Alberti y Pedro Salinas dedicaron, también, parte de su actividad literaria al
teatro, aunque mayor parte de sus obras no se corresponden con el período que
estudiamos ahora.
Antes de la guerra Alberti había estrenado dos obras muy distintas: El hombre
deshabitado (1930), de tipo surrealista, y Fermín Galán (1931), sobre un héroe
republicano fusilado. Esta última representa un su giro hacia una literatura
comprometida.
Otros autores contemporáneos del 27 fueron Miguel Hernández, Alejandro
Casona y Max Aub. También estos, excepto Miguel Hernández, escribieron sus
obras con posterioridad a la guerra civil.
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TEMA 8. LA NOVELA POSTERIOR AL 36
Después de la Guerra Civil, en la narrativa española se produce una ruptura con
la narrativa del Novecentismo y de la Generación del 27. Se impone un nuevo realismo
que pretende ofrecer al lector un testimonio de la vida contemporánea.
1. Novela de inmediata posguerra
Es novela falangista de tipo partidista y propagandista y de escasa calidad. Destacan
como autores José Mª Alfaro, Rafael García Serrano, Torrente Ballester.
2. Los años 40: la novela existencialista
Destaca en esta década la novela existencialista como reflejo amargo de la
vida cotidiana. Los grandes temas son la soledad, la inadaptación, la frustración, la
muerte…, todo ello dominado por la incertidumbre de la existencia y la dificultad de
comunicación entre los hombres. Son novelas realistas en las que el individuo lucha
contra el destino o contra las circunstancias cotidianas.
Los personajes son marginales y desarraigados, o desorientados y angustiados
y revelan el malestar del momento, malestar social que se trasluce en pinturas grises y
sombrías. La censura hace imposible cualquier intento de denuncia y limita los
alcances del testimonio. Por eso aún no puede hablarse, en sentido estricto, de novela
social; lo que se hace es trasponer el malestar social a la esfera de lo personal, de lo
existencial.
Las narraciones se desenvuelven, por lo general, en ambientes urbanos y se
conciben como reconstrucción del pasado de los personajes con una estructura
narrativa tradicional, en la que el espacio tiende a la reducción y el tiempo también se
comprime. En los personajes se impone el uso del lenguaje coloquial.
Tres autores y tres novelas representan esta tendencia: La familia de Pascual
Duarte de Camilo José Cela, Nada de Carmen Laforet, La sombra del ciprés es
alargada de Miguel Delibes.
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a) Camilo José Cela se caracteriza por sus ideas y visión del mundo tremendistas y
por un pesimismo existencial heredado de Baroja, que le lleva a una escasa fe en
el hombre. Su trayectoria narrativa se divide en tres etapas:
- Primera etapa realista que evoluciona al tremendismo: La familia de
Pascual Duarte.
- Segunda etapa de realismo social (La colmena), tras algún
experimento vanguardista (Pabellón de reposo).
- Tercera etapa de vanguardia experimentalista: Oficio de tinieblas 5.
b) Miguel Delibes. Es un autor fiel a sus convicciones ideológicas y a su
perspectiva humanística. Lleva a cabo un análisis de una sociedad rural
marginada (Castilla) y critica a una burguesía urbana despreocupada. Su
lenguaje es sobrio, natural y bello. En su obra narrativa se advierte una
evolución:
- Novela existencial: La sombra del ciprés es alargada.
- Novela de mayor carga social centrada en dos ambientes. Realismo de
ambiente rural: El camino, Las ratas, Los santos inocentes. Realismo de
ambientes urbanos: La hoja roja, Mi idolatrado hijo Sisí, Cinco horas
con Mario.
- Novela formalmente novedosa: Cinco horas con Mario.
c) Carmen Laforet. Con su novela Nada causó un gran impacto. Su argumento,
con trasfondo autobiográfico, se centra en la decepción y desencanto de una
joven que llega a Barcelona a iniciar sus estudios universitarios. Sus obras
posteriores no consiguieron igualar a esta primera.
d) Torrente Ballester. Es un autor difícilmente clasificable, que se mantuvo al
margen de la literatura existencial. En su obra destacan las siguientes tendencias:
- Novela sobre la guerra: Javier Mariño.
- Novela realista y tradicional: Los gozos y las sombras.
- Mezcla de renovación estructural con la fantasía, el humor y la parodia del
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experimentalismo: La saga / fuga de J. B.
- Humor y juego literario: Filomena, a mi pesar, Crónica del rey pasmado.
e) Otras tendencias de la década de los años cuarenta son: novela de realismo
tradicional (Juan Antonio de Zunzunegui), narrativa fantástica y de humor (Álvaro
Cunqueiro).
3. Los años 50: la novela del realismo social
Es paralela a la poesía social y se caracteriza por un compromiso ético, un
testimonio crítico y una denuncia social. Su talante es antiburgués e inconformista,
ideológicamente de izquierdas.
Entre los novelistas sociales cabe diferenciar dos orientaciones estéticas, la
objetivista y la del realismo crítico. El narrador objetivista se propone reflejar, con el
máximo de veracidad, el comportamiento externo y las palabras de los personajes,
renunciando a cualquier comentario personal. El narrador crítico proyecta su ideología
sobre los personajes y hace más explícita la denuncia social.
Los temas se desplazan de lo individual a lo colectivo: la dura vida en el
campo, el mundo del trabajo y de las relaciones laborales, la miseria de las ciudades, la
abulia y las consecuencias de la Guerra Civil. Los personajes son representativos de
las distintas clases sociales y están en permanente conflicto con el entorno. Junto a
ello, aparece también una extendida preferencia por los personajes colectivos (amplios
números de personajes con alguno destacado).
La estructura del relato es lineal, aparentemente sencilla; de hecho, se acusó a
estos novelistas de pobreza técnica. Predomina el diálogo y el tiempo narrado se
reduce a un corto espacio de tiempo. El lenguaje adopta el estilo de la crónica,
desnudo, directo y sencillo. Dominan el panorama narrativo las técnicas derivadas del
objetivismo en las que el novelista no comenta (desaparición del autor), con influencia
de las técnicas cinematográficas: narrador oculto que no interviene en los personajes
(=cámara) y propicia la importancia de los diálogos; montaje de la trama y los hechos
con métodos conductistas; estructuración en secuencias.
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Aparece una preferencia por el personaje colectivo y por el personaje
representativo, tomado como síntesis de un grupo; todo ello enlazado con el rechazo
de la novela psicológica. El diálogo ocupa un lugar preeminente y en él, el autor
pretende recoger el habla viva y característica de cada grupo social representado.
NARRADORES OBJETIVISTAS:
a) Jesús Fernández Santos:
Consigue el afianzamiento del realismo social con Los bravos, que denuncia
la miseria de la posguerra y la asfixia colectiva en un pueblo controlado por
los caciques. Después continuó con novela más intimista. En los últimos
años escribe novela histórica: Extramuros, Cabrera, Jinetes del alba.
b) Ignacio Aldecoa:
Novelista y escritor de cuentos. Persigue la verosimilitud, precisión
lingüística y belleza de su prosa. Presenta al ser humano en su lucha con la
vida, con el destino, con el trabajo: El fulgor y la sangre, Con el viento
solano, Gran sol. En sus obras ha dejado grandes testimonio del mundo
gitano, taurino y de los guardias civiles, así como de la vida del mar.
c) Rafael Sánchez Ferlosio:
Autor de tres novelas importantes: Industrias y andanzas de Alflanhui:
precedente del realismo mágico por su mezcla de realidad cotidiana y de
fantasía y con una estructura muy parecida a la de las novelas picarescas.
El Jarama: hito del realismo social, reflejo de la falta de ilusión y sinsentido
de la vida cotidiana de unos jóvenes trabajadores un domingo en un
merendero del Jarama. La mayor objetividad de este relato procede de los
diálogos, que reproducen literalmente el habla de los personajes.
El testamento de Yarfoz, de corte fantástico.
d) Carmen Martín Gaite:
Aborda en sus novelas el problema de la inserción del individuo
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en la sociedad y el problema de la incomunicación. Su obra
maestra es El cuarto de atrás, a medio camino entre la
autobiografía, la memoria y el consciente onírico.
NARRADORES DE REALISMO CRÍTICO:
a) Juan Goytisolo:
Es el novelista social más importante y de mayor proyección
internacional. Representa la inquietud en la búsqueda de innovaciones,
que se escalonan en tres etapas: realismo social y literatura
comprometida centrada en el análisis de las formas de vida de la
burguesía, cuyo egoísmo y frivolidad pone al descubierto (Duelo en el
Paraíso); abandono del realismo crítico y búsqueda de la renovación
narrativa a través de las técnicas de la novela estructural (Señas de
identidad, Juan Sin Tierra); experimentalismo (Makbara) y ruptura de
la novela como género; identificado con la cultura islámica, critica los
valores del mundo occidental.
b) Ana Mª Matute:
Alterna el realismo crítico y de intención social con una tendencia narrativa
propia, la del realismo lírico, basado en los efectos sensoriales y poéticos.
Su mejor obra es Primera memoria, donde traza una hermosa historia de
amor de dos adolescentes en los tiempos de la guerra.
c) Juan Marsé:
Inicia su trayectoria con novelas pertenecientes al realismo social y crítico,
aunque con algún elemento renovador; retrata una juventud burguesa,
desorientada y abúlica (Encerrados con un solo juguete). Posteriormente,
sin abandonar su postura antiburguesa, renueva sus esquemas narrativos
(Últimas tardes con Teresa, El embrujo de Shangai, Rabos de lagartija).
4. Los años 60: La novela experimentalista o estructural
A principios de los 60, el realismo social estaba agotado y los autores tienen
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cada vez más en cuenta las aportaciones de los grandes novelistas extranjeros, en
especial de los autores hispanoamericanos. Aparece una drástica renovación de fondo
y forma que da como resultado la novela estructural.
Algunos autores llevarán a sus últimas consecuencias estas técnicas
experimentalistas: intentarán destruir el personaje, la acción y el argumento, y
centrarse sólo en las técnicas, lo que lleva a textos incomprensibles (Miguel Espinosa,
Marsé, Cela, Torrente Ballester).
Sus características más importantes son:
- Se estructura en secuencias, no en capítulos.
- El argumento se relega a un segundo plano y en él se da cabida a lo fantástico
y onírico junto a lo real. A veces, la anécdota se carga de significación simbólica.
- Las historias se suceden alternativamente (técnica del contrapunto). Cuando
los personajes son muchos, se acude a la técnica caleidoscópica.
- Se propugna la desaparición del autor y la narración llega al lector no solo
desde el punto de vista del narrador omnisciente tradicional, sino también desde la
perspectiva de un personaje (punto de vista único) o desde múltiples perspectivas para
ofrecer distintas versiones (punto de vista múltiple). Además de la 1º y 3ª personas, se
utiliza la 2ª persona narrativa (tú reflexivo que se identifica con el personaje que
habla).
- Pierde peso el diálogo a favor del estilo indirecto libre y del monólogo
interior. Asistimos, por tanto, al brotar de los pensamientos en la mente del personaje.
- Las descripciones abandonan su tradicional función ambientadora para
adquirir un valor en sí, a veces de tipo metafórico o simbólico.
- Los personajes reciben un tratamiento individualizado; en el pulso que
mantienen con la sociedad intentan encontrar su identidad y fracasan.
- Las historias no se narran cronológicamente; son constantes los saltos
temporales del presente al pasado (flash back) y el desarrollo discontinuo de la acción
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con violentas elipsis. La organización del tiempo puede llegar a ser caótica, entonces
se habla de laberinto o rompecabezas temporal.
- El relato comienza de manera abrupta y tiene un final abierto.
- El lenguaje incorpora todos los registros del habla y parodia textos de diversa
procedencia (ensayísticos, administrativos, periodísticos…). Se tiende a borrar las
fronteras entre la prosa y el verso y el lenguaje poético penetra abundantemente en la
novela. Se explora a través de diversos artificios tipográficos: ausencia de puntuación,
disposiciones especiales de párrafos o líneas, uso de distintos tipos de letra, inserción
de grabados…
a) Luis Martín Santos :
Su producción narrativa es escasa debido a su muerte prematura, pero la
repercusión de Tiempo de silencio fue inmensa. La obra se atiene al modelo
de la novela estructural. Aparece en ella una variada utilización de técnicas
narrativas: monólogo interior, contrapunto, perspectivismo, desorden
temporal, concepción mítica de la realidad cotidiana, conversión del
narrador en intérprete de la realidad, implicación del autor en la obra
(digresiones), riqueza de registros. Se mantiene, además, en ella el
compromiso social.
Influirá en Marsé, Goytisolo, Benet, Cela, Fernández Santos y Martín Gaite.
b) Juan Marsé:
Tras sus comienzos en el realismo crítico y social, continúa con la denuncia
social y la crítica de la burguesía despreocupada y aburrida, con una sátira
feroz al señoritismo y a la inautenticidad. Sin embargo, ase apoya ahora en
una mayor complejidad y renovación técnica (Últimas tardes con Teresa, La
oscura historia de la prima Montse, El embrujo de Shanghai, Rabos de
lagartija. Supera con estas obras el objetivismo y retorna al autor
omnisciente, con intervenciones sarcásticas, un uso abundante del monólogo
interior y la incorporación de originales elementos paródicos.
c) Juan Benet:
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Su obra supone la indagación del discurso textual y la oposición a los
elementos argumentales, con un uso escaso del diálogo y abundancia de
largos monólogos de diversas voces y descripciones en las que alternan
diferentes registros. Recrea la guerra civil en un lugar mitificado en su
obras Región y Volverás a Región.
5. Los años 70: la generación del 68
Tras unos cuantos años de frenesí renovador, la novela desemboca en un
desconcierto que desemboca en una vuelta a la tradición y una simplificación de las
estructuras narrativas. Se recupera el argumento, la trama y los personajes (historia
cerrada y continua). Igualmente se vuelve a las personas narrativas tradicionales (1ª Y
3ª) sin mezclar y se recuperan los diálogos. Los autores abandonan, en general, las
intenciones ideológicas o políticas y reaparecen las preocupaciones existenciales y la
presencia de la intimidad. Por otro lado, se acude ahora, además, a los géneros
narrativos tenidos por menores o de masas, como la novela negra, el folletín, el relato
de aventuras o la novela de ciencia-ficción.
Destacan en esta época los siguientes autores:
- en el experimentalismo, Luis Goytisolo, Esther Tusquets…
- en el neorrealismo, Juan José Millás, Javier Marías, Lourdes Ortiz, Álvaro
Pombo, Miguel Delibes, Juan Marsé, Torrente Ballester…
- en la novela histórica, Antonio Muñoz Molina, Eduardo Alonso, Manuel
Vázquez Montalbán…
- Eduardo Mendoza como precursor de nuevas tendencias…
Los narradores que empiezan a publicar a partir de los años 80, continúan el
camino abierto por los anteriores y cada uno de ellos sigue una trayectoria individual.
Salvo en algún caso, se alejan todavía más de las tentativas experimentales, volviendo
a la forma tradicional de narrar, es decir, al realismo. Surge una amalgama de
tendencias y géneros en torno a diversos temas, desde el intimista, autobiográfico y
erótico, al histórico, político, legendario y de aventuras.
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TEMA 9. LA POESÍA POSTERIOR A 1936
INTRODUCCIÓN
Antes de 1936 asistimos en España a un segundo siglo de oro de la poesía
española. El panorama poético es de gran calidad:
Los grandes maestros: Unamuno, Machado, Juan Ramón
Jiménez. El grupo o generación del 27.
El brote de una nueva generación de poetas jóvenes que publicaron sus
primeras obras en tomo a 1935 y 1936: Miguel Hernández, Luis Rosales,
Luis Felipe Vivanco.
En torno a los años treinta se produce una rehumanización o vuelta al hombre en
varias líneas poéticas:
Nueva orientación romántica: Cernuda, Salinas, Alberti...
Tendencia surrealista: Aleixandre, García Lorca, Alberti,
Cernuda ... Poesía social y revolucionaria: Alberti, Emilio Prados ...
Poesía trascendente: Luis Rosales, Leopoldo Panero, Vivanco...
Quisieron conjugar la calidad artística del 27 con los planteamientos
éticos de Unamuno y Machado.
En 1936, la guerra civil rompe este estado de cosas y divide a la sociedad en dos
bandos, lo cual tuvo su reflejo en la poesía:
Seguidores fieles a la República: Antonio Machado, la mayor parte de
los poetas del 27, Miguel Hernández...
La España nacional, que contó con poetas como José Ma Pemán, Luis
Rosales, Dionisio Ridruejo.
En uno y otro bando la poesía se cultivó intensamente porque sirvió como arma de
propaganda y de combate, sin embargo, en cantidad y calidad la producción fue mayor
en el bando republicano. En su conjunto, la poesía de guerra fue circunstancial y es por
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ello un buen testimonio histórico más que una obra de calidad.
1. LA FIGURA CRUCIAL DE MIGUEL HERNÁNDEZ
Por edad, pertenece a la Generación del 36, la de los poetas de los primeros años
de la posguerra que publicaron sus primeras obras en los años de la República. Sin
embargo, su obra, muy estrechamente relacionada con la de la G. Del 27, posee tal
singularidad que justifica su estudio aparte.
ETAPA DE JUVENTUD Y APRENDIZAJE. (Perito en lunas 1931). Se muestra
influido por la poesía gongorina y vanguardista de los poetas del 27.
MADUREZ CREADORA. (El rayo que no cesa 1936). Compuesto en su mayor
parte por sonetos, es un libro biográfico inspirado por el apasionado amor que en él
despertó su futura esposa. Encontramos ya los tres grandes temas de la poesía de
Miguel Hernández, la vida, la muerte y el amor con una tonalidad lírico-trágica, de
claroscuros, donde son visibles los influjos de San Juan de la Cruz, Quevedo y el
surrealismo. La vida es encierro, acoso y barreras (imagen del toro con el que se
identifica) y su destino fatal, la muerte. Pero, pese a todo, pone el acento en el amor y la
esperanza. El lenguaje neorromántico, intimista y aparentemente sencillo, dotado de una
calidez y vigor desbordantes, remite al mundo de la naturaleza. Su fuerza expresiva se
potencia con el uso de la imagen, la metáfora, la repetición y la anáfora.
POESÍA COMPROMETIDA. (Viento del pueblo 1937). La Guerra Civil impone
un giro hacia la solidaridad con los humildes (poesía de urgencia, comprometida
políticamente con la causa republicana). La retórica y las exigencias formales pasan a
segundo plano para expresar de forma directa e inmediata el sufrimiento, la angustia y
el dolor.
La confianza en el ser humano y el utopismo se quiebran ante la brutalidad de la
Guerra Civil y se manifiesta en El hombre acecha (1339), donde el poeta siente
angustia ante el odio, la violencia y el salvajismo y clama contra la deshumanización de
la guerra. La naturalidad del lenguaje y la desnudez del estilo contribuyen a realzar el
dramatismo.
La última gran obra de Miguel Hernández es Cancionero y romancero de
ausencias (1938-41), escrita en su mayor parte en la cárcel, donde recoge la sombra de
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la derrota, las ilusiones perdidas, el dolor por la muerte del primer hijo, la cárcel, la
nostalgia y la soledad.
2. POESÍA EN EL EXILIO.
En el exilio existe una larga lista de poetas entre los que habría que destacar:
-Poetas de la generación del 14: Juan Ramón Jiménez y León Felipe. Este último
supone un caso aparte dentro del grupo ya que se trata de un poeta invariablemente al
margen de la poesía deshumanizada. Vehemente defensor de la República, se exilió a
América y morirá en México. En el exilio, su voz poética será entre imprecatoria y
dolorida: El payaso de las bofetadas, El hacha, El español del éxodo y del llanto.
-Poetas de la generación del 27: Lorca había muerto y del resto, la mayoría se
exiliaron.
-Poetas que apenas habían iniciado su obra o que la compusieron casi toda en el
exilio: Juan Gil-Albert, poeta valenciano que supo conciliar una poesía serena y
reflexiva con el compromiso cívico -moral en defensa de la Repúb1ca: Misteriosa
presencia (1936), Candente horror (1936), Son nombres ignorados (1939), Las
ilusiones (1945), Concertar es amor (1951). Arturo Serrano Plaja, clama contra el
sufrimiento humano en Destierro infinito (1936), El hombre y el trabajo (1938), Galope
de la suerte (1958) y La mano de Dios pasa por este perro (1965). Germán Bleiberg,
sus poemas van desde un tono clásico El Cantar de la noche 81935), Sonetos amorosos
(1936), a una expresión poética más libre Más allá de las ruinas (1947) y Primavera
mutua (1948).
Estos, entre los más destacados, y algunos otros forman el grupo de poetas que,
desde la amarga experiencia del exilio, expresaron su voz amarga y dolorida.
3. LA POESÍA EN ESPAÑA TRAS LA GUERRA.
Tras 1927, la poesía inicia un proceso de rehumanización, proceso que se intensifica
con las dramáticas circunstancias de los años treinta. Se inicia una preocupación por el
hombre como tema poético: bajo este enunciado caben tanto los problemas
"existenciales" como los problemas "sociales".
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3.1. LOS PRIMEROS AÑOS DE LA POSGUERRA.
En esta etapa encontramos poetas más o menos coetáneos a Miguel Hernández. Es la
llamada generación escindida.
3.1.1. LA POESÍA ARRAIGADA.
Así llamó Dámaso Alonso a la poesía de aquellos autores que se expresan con una
luminosa y reglada creencia en la organización de la realidad". Son un grupo de poetas
llamados la juventud creadora o Garcilasistas. (Revista Garcilaso 1943). Han salido de
la guerra con un afán de claridad, de perfección y de orden. En su poesía, de
estructura clásica, encierran una visión del mundo coherente, ordenada y serena. Uno de
los temas dominantes es un firme sentimiento religioso, junto con temas tradicionales
como el paisaje, el amor, la belleza.
A esta poesía responden las características de Dionisio Ridruejo, Luis Rosales.
Leopoldo Panero y Luis Felipe Vivanco, entre los más destacados.
3.1.2. LA POESÍA DESARRAIGADA.
Dámaso Alonso hace referencia a los poetas desarraigados y a su poesía con las
siguientes palabras: Para otros, el mundo es un caos y una angustia, y la poesía una
frenética búsqueda de organización y de ancla. Sí, otros estamos muy lejos de esa
armonía y de esa serenidad.
Espadaña (1944) es la revista que acoge a los poetas de esta tendencia. Es una poesía
arrebatada, de agrio tono trágico que a veces fue calificada de tremendista; una poesía
desazonada, que se encuentra con un mundo deshecho y caótico, invadido por el
sufrimiento y la angustia. La religiosidad tiene un evidente entronque con la línea
existencialista. Adopta entre ellos un tono de desesperación y duda. Su estilo es bronco,
directo, sencillo y menos preocupado por la estética que el de los poetas arraigados.
En esta línea se incluyen Dámaso Alonso, E. de Nora, Carlos Bousoño, José Luis
Hidalgo, Gabriel Celaya y BIas de Otero.
3.1.3. OTRAS TENDENCIAS
El panorama de la poesía de posguerra no se agota con la poesía arraigada y
desarraigada, dos tendencias tajantemente opuestas. En una posición marginal con
respecto a las tendencias anteriores hay que señalar el movimiento formado por Carlos
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Edmundo de Ory en 1945 llamado Postismo que enlaza con la poesía de vanguardia y
que pretende ser un surrealismo ibérico, reivindica la libertad expresiva, la imaginación,
lo lúdico. Rechaza la angustia existencialista y, frente a la poesía social, se presentará
como una rebeldía subjetiva. Relacionados con este movimiento se hallan poetas como
Ángel Crespo y otros.
Otro movimiento poético al margen es el del grupo Cántico de Córdoba. Cultivaba
una poesía predominantemente intimista y de gran rigor estético. Sus principales
cultivadores fueron Pablo García Baena, Ricardo Molina y otros.
3.2 LA POESIA SOCIAL.
En torno al año 1955 se consolida en todos los géneros el denominado realismo
social. De esta época son Pido la paz y la palabra, de BIas de Otero y Cantos
Iberos, de Gabriel Celaya. Ambos poetas superan su anterior etapa de angustia
existencial para situar los problemas humanos en un marco social. En esta dirección
les acompaña Vicente Aleixandre con Historia del corazón.
De la poesía arraigada se ha pasado a la poesía social. El poeta se solidariza con
los demás hombres y toma partido ante los problemas del mundo que le rodea. Los
problemas más inmediatos se anteponen a las metas estéticas.
En cuanto a los temas, hay que destacar la gran proporción que alcanza el tema
de España, pues toma ahora un carácter más obsesivo aún que en el 98, y con un
enfoque más político. Proliferan títulos como Que trata de España, de Blas de
Otero; España, pasión de vida, de Nora; Dios sobre España, de Bousoño.
Aparte del tema de España existen otros temas que también están presentes en la
novela y en el teatro, como la injusticia social, la alienación, etc.
3.3. DE LA POESÍA SOCIAL A UNA NUEVA POÉTICA.
Ya durante los años del auge del realismo social se observan otras corrientes
poéticas. Poetas ya citados como José hierro y José Mª Valverde, aunque presentan
temas sociales, no pueden encasillarse tampoco en aquella tendencia por la amplitud de
temas y enfoques.
Entre los poetas que mejor representan la superación de la poesía social, podemos
destacar a Jaime Gil de Viedma, Ángel González, José Ángel Valente, Francisco
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Brines, Claudio Rodríguez, Carlos Barral y Caballero Bonald.
Aunque no puede decirse que estos poetas formen grupo, es evidente que presentan
varios rasgos comunes:
- Hay en ellos una preocupación fundamental por el hombre, pero huyen de todo
planteamiento poético.
- Son inconformistas frente al mundo en que viven, pero cierto escepticismo les aleja de
la poesía social.
- Es su poesía, como ha dicho Gimferrer, una poesía de la experiencia personal.
Sus temas son, en buena medida, un retorno a lo íntimo, una evocación nostálgica de la
infancia, interés por lo cotidiano, escepticismo dolorido, conciencia de aislamiento y
soledad.
- En cuanto al estilo, rechazan el patetismo de la poesía desarraigada y el habitual
prosaísmo de la poesía social. Buscan un lenguaje personal y a la vez depurado, nuevo y
sólido. No les atraen las experiencias vanguardistas y prefieren una expresión cálida y
cordial. Con estos poetas nace el interés por los valores estéticos y por las posibilidades
del lenguaje.
3.4. LOS NOVÍSIMOS
En 1970 se publica una antología de amplia repercusión titulada Nueve novísimos
poetas españoles. En ella se recogen poemas de Vázquez Montalbán, Martínez Carrión,
José Ma Álvarez, Félix de Azúa, Pedro Gimferrer, V. Molina Foix, Guillermo Carnero,
Ana María Moix y Leopoldo Panero.
Representan una nueva sensibilidad dentro de la llamada generación del 68. Son
poetas nacidos después de la guerra y han recibido una nueva educación sentimental.
En cuanto a los temas, son poetas que manifiestan un íntimo malestar ante aspectos
de la sociedad. Frente a la sociedad de consumo son corrosivos y sarcásticos. También
son escépticos sobre las posibilidades que tiene la poesía de cambiar el mundo. Aunque
son inconformistas, como poetas persiguen metas estéticas.
Su objetivo fundamental es la renovación del lenguaje poético y, frente a otros
modelos, ven en el surrealismo una lección vigente de ruptura con la lógica del mundo
absurdo. Puede decirse que nos hallamos ante un nuevo vanguardismo, paralelo a las
corrientes experimentales que vimos en otros géneros.
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3.5. LA POESÍA DESDE 1970.
Aparte de los novísimos hay otros poetas que se fueron dando a conocer a la vez y
después, nacidos antes de 1950: Félix Grande, Ángel García López, José Miguel Ullán,
Antonio Colinas, Jenaro Taléns, César Simón; nacidos después de 1950: Luis Alberto
de Cuenca, Luis Antonio de Villena, Julio Llamazares...
Los rasgos más destacados de esta poesía y que la crítica ha subrayado son los
siguientes:
- Surrealismo dentro de una línea vanguardista y experimental. Todo ello en un
marco de refinamiento y neomodernismo.
- Culturalismo. Es una poesía que se inspira en el arte o en otras manifestaciones
culturales.
- Hay una línea clasicista, sobre todo en poetas de una sólida formación
grecolatina.
- También hay una línea de influencia barroca que tiene sus raíces en la poesía del
siglo XVII.
Los poetas más jóvenes, los que se dan a conocer a finales de los años 70 o ya en los
80, continúan, en parte, las líneas apuntadas, pero parecen distanciarse de los aspectos
más característicos de los novísimos y alejarse del vanguardismo más estridente. En
cambio, se observa un mayor interés por la expresión de la intimidad y por las formas
tradicionales.
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TEMA 10. EL TEATRO TRAS LA GUERRA CIVIL
Mientras en Europa encontramos un teatro renovador (teatro del absurdo), en
España continuamos con un teatro convencional, con humor superficial para un público
conservador. Se habían perdido los autores innovadores de la época anterior (Lorca,
Valle-Inclán, Unamuno, Casona.)
a) Teatro continuista de inmediata posguerra: la alta comedia.
Se trata de un teatro bien construido con personajes de clase media sin
problemas económicos. Los temas más frecuentes son el amor, la infidelidad y los
conflictos padres 1 hijos. Posee un tono cómico pero sin intención crítica.
Los autores más destacados son José Ma Pemán, Joaquín Calvo Sotelo, Juan
Ignacio Luca de Tena, José López Rubio, Víctor Ruiz Iriarte.
Posteriormente encontramos otros dramaturgos como Jaime Salom, Alfonso
Paso, Juan José Alonso Millán.
b) Teatro de humor renovado
Es un teatro basado en situaciones ingeniosas donde lo inverosímil y lo absurdo
sobresalen. Todo ello acompañado de un lenguaje agudo y crítico contra las
convenciones burguesas.
Destacan dos autores:
Enrique Jardiel Poncela, que elabora una caricatura de la sociedad basada en la
inverosimilitud y lo fantástico. Busca, además, en sus obras, la atemporalidad del
conflicto, los personajes y el escenario. Su humor es intelectual y abstracto. Entre sus
obras destacan Usted tiene ojos de mujer fatal; Cuatro corazones con freno y marcha
atrás; Eloísa está debajo de un almendro.
Miquel Mihura, que construye sus obras con un humor inverosímil y en libertad
y manifestando una postura inconformista ante las convenciones sociales que le colocan
como un antecedente del teatro del absurdo. Entre sus obras destacan Sublime decisión;
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Tres sombreros de copa; Maribel y la extraña familia.
2. TEATRO DE LA ÉPOCA EXISTENCIALlSTA y DEL REALISMO SOCIAL
(1949-68):
Las inquietudes existenciales se van integrando poco a poco en el teatro de la
época.
Antonio Buero Vallejo denuncia en sus obras la injusticia y manifiesta su
inconformismo ante un mundo hostil y ante el sufrimiento. Sus personajes se encuentran
sumidos en una búsqueda de la verdad y lucha por la libertad. Sus obras recobran, de
alguna manera, la función catártica de la tragedia griega. Todo ello a través del uso de
símbolos tanto en los escenarios (La fundación) como en los personajes y su
características personales (la ceguera, por ejemplo), símbolos que le sirvieron para
enmascarar su crítica social ante la censura.
Durante su primera etapa, de tipo existencial, escribe obras como Historia de
una escalera (mundo gris de vecinos); En la ardiente oscuridad (simbolismo de la
ceguera); desmitificación de mitos clásicos: La tejedora de sueños (Ulises y Penélope).
En su segunda etapa, esta vez de tipo social, encontramos obras como Hoy es
fiesta, Un soñador para un pueblo (de tema histórico con el personaje de Esquilache),
Las Meninas; El concierto de San Ovidio (la explotación humana representada a través
de una orquesta de ciegos); La doble historia del doctor Valmy (la tortura).
En su tercera etapa surge una mayor renovación formal con obras como La
Fundación, La detonación, Caimán, Diálogo Secreto.
Alfonso Sastre desarrolla una concepción del teatro como arte social que sirve
de agitador de conciencias. Tuvo problemas de censura y no conectó del todo con el
público. Entre sus obras destacan Escuadra hacia la muerte (plantea el conflicto entre la
autoridad y la libertad y denuncia contra la guerra), La mordaza (tema de la tiranía) o
La taberna fantástica.
Otros dramaturgos del realismo social como Lauro Olmo, José Mª Rodríguez
Méndez, Carlos Muñiz, José Martín Recuerda o Antonio Gala, tuvieron problemas con
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la censura lo que les obligó a esconder los mensajes políticos e ideológicos en el
simbolismo. Todos ellos denuncian la falta de libertad, la moral absurda, la injusticia
social, la explotación del hombre por el hombre, la miseria y la angustia del
proletariado, la violencia, la discriminación o los enfrentamientos ideológicos.
3. EL TEATRO EXPERIMENTALlSTA y RENOVADOR (1968-75)
El teatro recibe ahora la influencia de las vanguardias y del teatro del absurdo.
Se crea un nuevo lenguaje dramático basado en el espectáculo, la escenografía y las
técnicas teatrales audiovisuales. Se destruye la acción y se utilizan la alegoría y la
abstracción.
Destacan autores como Francisco Nieva, Manuel Martínez Mediero, Antonio
Martínez Ballesteros y grupos de teatro independiente como Tábano, Els Joglars, Els
comediants, La Fura deis Baus ...
Fernando Arrabal es el creador del teatro del pánico con rasgos oníricos del
surrealismo y críticos de Valle-Inclán. Refleja en sus obras rebeldía ante lo absurdo y la
sinrazón del mundo. Entre sus obras destacan El cementerio de automóviles; Pic-nic;
Oye, Patria, mi aflicción. En su última etapa escribe teatro bufo: Róbame un billoncito.
4. EL TEATRO ACTUAL DESDE 1975
El teatro más actual vuelve a la tradición y, por tanto, al neorrealismo. Aparecen
temas de actualidad: droga, paro, delincuencia y las obras se enmarcan en un
costumbrismo con matiz irónico.
Entre los autores de este periodo, destacan Fermín Cabal, Ernesto Caballero,
Alonso de Santos, Francisco Melgares.
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TEMA 11. EL BOOM DE LA NOVELA HISPANOAMERICANA
A partir de los años 40, se observa en Hispanoamérica un cansancio de la novela
realista precedente y algunos aspectos que suponen una renovación:
- temas nuevos: interés por el mundo urbano, que dará cabida a problemas, no ya
solo sociales, sino también existenciales.
- irrupción de la imaginación y lo fantástico (realismo mágico o lo real
maravilloso). Realidad y fantasía aparecen entrelazadas, unas veces por la
presencia de lo mítico, de lo legendario, de lo mágico; otras, por el tratamiento
alegórico o poético de la acción, de los personajes o de los ambientes.
- mayor cuidado constructivo y estilístico (innovaciones formales, elementos
irracionales y oníricos).
Estos rasgos se prolongarán durante los decenios siguientes y tendrán como
pioneros de esta renovación narrativa a autores como Borges (su visión del mundo es la
de un agnóstico y escéptico; la realidad es para él caótica, laberíntica y gobernada por el
azar), Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier (contribuyó a la renovación del lenguaje
y las estructuras de la novela, con un intenso barroquismo y una gran atención a los
conflictos sociales) y Juan Rulfo (renovador de la novela indigenista de tema regional
mejicano).
En 1962 (el mismo año que Tiempo de silencio), se publicaba en España La
ciudad y los perros del peruano Vargas Llosa; en 1967, llegaba Cien años de soledad
del colombiano García Márquez; por esas fechas aparecen asimismo novelas como
Sobre héroes y tumbas de Sábato, El astillero de Onetti, El siglo de las luces de
Carpentier, La muerte de Artemio Cruz de Carlos Fuentes, Rayuela de Cortazar,
Paradiso de Lezama Lima… Era el llamado boom de la novela hispanoamericana. Los
nuevos novelistas continuaban en la línea de innovaciones de los años 40, pero las
llevaban a sus últimas consecuencias y las enriquecían:
- se incrementa la preferencia por la novela urbana y, cuando aparece el
ambiente rural, recibe un tratamiento nuevo
- la integración de lo fantástico y lo real se consolida
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- la estructura del relato es objeto de una profunda experimentación: ruptura
de la línea argumental, cambios del punto de vista, rompecabezas temporal,
contrapunto, caleidoscopio, combinación de las personas narrativas, estilo
indirecto libre, monólogo interior
- se superponen estilos y registros, con distorsiones sintácticas y léxicas, con
una densa utilización del lenguaje poético.
Por debajo de todo ello, late el convencimiento de la insuficiencia práctica y
estética del realismo. Esto no supone exactamente un alejamiento de la realidad, sino un
intento de abordarla desde ángulos más ricos y válidos estéticamente. Esta preocupación
estética no supone que el escritor abdique de sus propósitos de denuncia (estos autores
suelen proclamar ideas sociales y políticas muy avanzadas).
AUTORES
Ernesto Sábato. Es un explorador de los mecanismos psíquicos del ser humano
y las causas morales y ambientales que lo llevan a la destrucción. Tiene una visión
pesimista del mundo, influida por el existencialismo francés. Su idea de que la vida está
regida por el absurdo y el mal ya aparece en su primera novela El túnel.
Julio Cortázar. Influido por el relato fantástico y por Borges, pretende dejar
patente que el mundo es ilógico, impredecible y monstruoso por debajo de su aparente
normalidad. Su consagración literaria le llega con Rayuela, novela vanguardista,
construida a partir de la técnica del collage y a modo de improvisaciones (puede ser
leída en el orden normal o en el indicado al pie de cada capítulo).
Gabriel García Márquez. Es el que mejor encarna la literatura del realismo
mágico. En su obra literaria se distinguen dos etapas, cuya línea divisoria marca Cien
años de soledad, la mejor novela hispanoamericana del siglo XX. En ella vuelca toda la
memoria de su infancia, la de su pasado y la de Colombia, donde el mundo real y el
mundo sobrenatural, la leyenda y la fantasía se funden. Narra la saga de la familia
Buendía a través de distintas generaciones hasta su extinción. La historia transcurre en
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Macondo, ciudad ficticia, símbolo de Colombia y de la América hispana. Su lenguaje
oscila entro lo épico y lo trágico, lo hiperbólico y lo paródico. El tiempo se trata de una
manera circular, dando a entender que todo lo que ha sucedido, volverá a suceder de
manera fatal.
Mario Vargas Llosa. El Perú contemporáneo es el marco de casi todos sus
relatos. Su novela más destacada es Conversación en la Catedral, donde reconstruye un
país envilecido bajo la dictadura del general Odría; en esta novela política, de una gran
complejidad estructural, se entrecruzan diversos hilos narrativos y abunda el monólogo
interior además del diálogo.
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