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IES L AS M USAS D EPARTAMENTO DE L ENGUA C ASTELLANA Y L ITERATURA ÍNDICE TEMA 1. LA LITERATURA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XVIII ...................... 1 TEMA 2. EL ROMANTICISMO: SUS COMIENZOS Y CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS .............................................................................................................. 9 TEMA 3. REALISMO Y NATURALISMO ......................................................... 16 TEMA 4. LA NOVELA ANTERIOR AL 36: la generación del 98 .................... 23 TEMA 5. LA POESÍA ESPAÑOLA ANTERIOR A 1936 .................................. 31 TEMA 6. LA GENERACIÓN DEL 27 .................................................................. 39 TEMA 7. TEATRO ANTERIOR AL 36 ............................................................... 44 TEMA 8. LA NOVELA POSTERIOR AL 36 ..................................................... 53 TEMA 9. LA POESÍA POSTERIOR A 1936 ...................................................... 61 TEMA 10. EL TEATRO TRAS LA GUERRA CIVIL ....................................... 68 TEMA 11. EL BOOM DE LA NOVELA HISPANOAMERICANA ................. 71 TEMA 1. LA LITERATURA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XVIII 1.- INTRODUCCIÓN El siglo XVIII ofrece un interés histórico indudable; marca el límite entre el "antiguo régimen" y los comienzos del mundo contemporáneo. Supone, al mismo tiempo, una revisión de las ideas y valores sobre los que se había basado hasta entonces la cultura europea. Se produce una revolución del pensamiento en occidente, un examen de los cimientos religiosos y políticos y un intento de renovación en todos los ámbitos. Es el llamado "siglo de las luces" en el que impera un gran movimiento intelectual y renovador que rige los destinos del siglo XVIII: La Ilustración. 2.- EL SIGLO DE LAS LUCES El Siglo XVIII comienza con la hegemonía de Francia en Europa, y especialmente en España, donde un rey Borbón, Felipe V, se instala en el trono después de su victoria en las Guerra de Sucesión. Francia da una lección de madurez basada en el orden estético y en el orden moral. El clasicismo que había marcado el Siglo de Oro francés (el XVII) se mantiene en este siglo con el nombre de Neoclasicismo, basado en el dominio de la razón y el buen gusto, que siguiendo el principio clásico de in medio consistit virtus, busca el equilibrio y la armonía. A finales del siglo XVII, se produce la llamada "crisis de la conciencia europea", un movimiento intelectual revisionista de los principios que habían regido la vida hasta entonces. Las ideas de John Locke sobre la separación del poder legislativo del judicial, 1

LA LITERATURA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XVIII

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IES L A S MU S A S D E P A R T A M E N T O D E L E N G U A C A S T E L L A N A Y L I T E R A T U R A

ÍNDICE

TEMA 1. LA LITERATURA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XVIII ...................... 1 TEMA 2. EL ROMANTICISMO: SUS COMIENZOS Y CIRCUNSTANCIAS

HISTÓRICAS .............................................................................................................. 9 TEMA 3. REALISMO Y NATURALISMO ......................................................... 16 TEMA 4. LA NOVELA ANTERIOR AL 36: la generación del 98 .................... 23 TEMA 5. LA POESÍA ESPAÑOLA ANTERIOR A 1936 .................................. 31 TEMA 6. LA GENERACIÓN DEL 27 .................................................................. 39 TEMA 7. TEATRO ANTERIOR AL 36 ............................................................... 44 TEMA 8. LA NOVELA POSTERIOR AL 36 ..................................................... 53 TEMA 9. LA POESÍA POSTERIOR A 1936 ...................................................... 61 TEMA 10. EL TEATRO TRAS LA GUERRA CIVIL ....................................... 68 TEMA 11. EL BOOM DE LA NOVELA HISPANOAMERICANA ................. 71

TEMA 1. LA LITERATURA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XVIII

1.- INTRODUCCIÓN

El siglo XVIII ofrece un interés histórico indudable; marca el límite entre el

"antiguo régimen" y los comienzos del mundo contemporáneo. Supone, al mismo

tiempo, una revisión de las ideas y valores sobre los que se había basado hasta entonces

la cultura europea. Se produce una revolución del pensamiento en occidente, un examen

de los cimientos religiosos y políticos y un intento de renovación en todos los ámbitos.

Es el llamado "siglo de las luces" en el que impera un gran movimiento intelectual y

renovador que rige los destinos del siglo XVIII: La Ilustración.

2.- EL SIGLO DE LAS LUCES

El Siglo XVIII comienza con la hegemonía de Francia en Europa, y

especialmente en España, donde un rey Borbón, Felipe V, se instala en el trono después

de su victoria en las Guerra de Sucesión. Francia da una lección de madurez basada en

el orden estético y en el orden moral. El clasicismo que había marcado el Siglo de Oro

francés (el XVII) se mantiene en este siglo con el nombre de Neoclasicismo, basado en

el dominio de la razón y el buen gusto, que siguiendo el principio clásico de in medio

consistit virtus, busca el equilibrio y la armonía.

A finales del siglo XVII, se produce la llamada "crisis de la conciencia europea",

un movimiento intelectual revisionista de los principios que habían regido la vida hasta

entonces. Las ideas de John Locke sobre la separación del poder legislativo del judicial,

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la religión de la moral, la Iglesia del Estado, son recibidas en Francia con entusiasmo,

pues su monarquía e instituciones no satisfacían a los críticos más avanzados e

impulsaron la secularización de la sociedad que se había iniciado en el Renacimiento, a

la vez que se desarrolla un fuerte anticlericalismo.

En el terreno político, adoptaron el absolutismo como forma de gobierno, lo que

se denominó «Despotismo ilustrado». Los monarcas eran los encargados de llevar a

cabo las reformas para bien de la sociedad.

Se desarrolló una filosofía de la felicidad, pues el hombre debía buscar el bienestar

en la tierra. La ignorancia era sinónimo de esclavitud, por eso el siglo XVIII fue

fundamentalmente didáctico en busca de la libertad.

3.- LA ILUSTRACIÓN

Recibe este nombre el movimiento político, filosófico y cultural que constituye la

esencia del pensamiento europeo del siglo XVIII, basado en la sustitución de la

tradición por la razón y los resultados de la experiencia, es decir, por el racionalismo y

el empirismo.

El triunfo de la Ilustración va unido a dos nombres claves: Montesquieu y

Voltaire.

Dos discípulos suyos, Diderot y D'Alambert, concibieron la Enciclopedia, que recopila

todo el saber de la época desde los nuevos presupuestos ideológicos.

3.1 La ilustración en España.

España también participó de las inquietudes del occidente europeo durante este

siglo y adoptó una actitud crítica ante el pasado, pero encontró muchos obstáculos y

dificultades debido a su fuerte tradición cristiana. Lo específico de la Ilustración

española es que hizo compatible la critica y la razón can la tradición cristiana.

Los ilustrados españoles del siglo XVIII constataron el atraso de España respecto a

Europa en diferentes ámbitos. Mientras en las universidades españolas más prestigiosas

se seguían impartiendo enseñanzas escolásticas, en otras europeas se explicaban otras

llamadas "ciencias útiles" como Física, Química, Matemáticas, etc. Por otra parte, no

hubo en España libertad de imprenta, por lo que todos los escritos debían pasar la doble

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censura gubernativa e inquisitorial, lo que obstaculizaba enormemente la difusión de las

nuevas ideas. Además, los criterios del Concilio de Trento seguían prevaleciendo y el

pensamiento científico no podía desarrollarse como en otros países europeos.

Esta situación fue el móvil para que, desde distintas iniciativas privadas se

intentara llevar a cabo la idea común a todos los ilustrados: la voluntad de progreso que

se concreta en el mismo deseo de educación para todos, superación de la decadencia del

país y regeneración de España por la ciencia y el trabajo. Y así, se consiguieron algunas

reformas en el ámbito político, económico y social.

Entre los ilustrados españoles hay que destacar a Feijoo, Jovellanos, Campomanes,

Olavide y Moratín.

3.2. El despotismo ilustrado y el pensamiento liberal.

Los objetivos del despotismo ilustrado en el poder responden al principio de "todo

para el pueblo, pero sin el pueblo". Proclaman un reformismo "desde arriba", que

pretende el progreso de las naciones mediante la mejora de la educación y de las

condiciones de vida y trabajo, desde una actitud paternalista que busca la expansión

económica y la modernización del país.

No obstante, hubo a lo largo de todo el siglo una corriente ilustrada inspirada en el

empirismo inglés y, posteriormente, en Maquiavelo y Montesquieu, que apoyada por

políticos fuertes, representaron y defendieron incansablemente un pensamiento liberal

democrático, caracterizado por la primacía de unos valores, como la libertad y el

patriotismo como defensa de la libertad común y las instituciones o leyes que la

garantizan. En España, este pensamiento político culminó con el espíritu de la

Constitución de Cádiz.

La plenitud de la acción política ilustrada desde el poder corresponde al reinado de

Carlos III, quien llevó a cabo grandes reformas en este siglo.

4.- LA LITERATURA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XVIII

Los autores de esta etapa consideraban que la literatura debería hallarse al servicio

de las transformaciones que impulsaba la ilustración en todas las esferas de la vida. De

acuerdo con este pensamiento, los escritores tienden a escribir obras con un fin

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didáctico, dejando bien claros los principios que deben regir la conducta humana: el

decoro, la virtud y la rectitud moral. En el estilo se impone la claridad, para que la obra

pueda ser asimilada por un público numeroso. Los géneros que gozan de más prestigio

en la época son la crítica, que denuncia e intenta corregir los males sociales; el ensayo y

la literatura con un fin moral.

4.1. El ENSAYO

Benito Jerónimo Feijoo

Profesor de la Universidad de Oviedo y uno de los grandes intelectuales del

momento. Su propósito es servir a la verdad valiéndose de la razón, y emplea su genio y

su ímpetu en aportar razonamiento y experiencia en contra de los errores y

supersticiones y en defensa de la ciencia. Ha sido considerado como "padre de los

ensayistas" y sobre todo, de los escritores del 98.

Sus obras más destacadas son Teatro crítico universal y Cartas eruditas y curiosas.

José Cadalso

Su obra más importante es Cartas marruecas, en la que hace una crítica

intencionada y satírica de España, pero desde un punto de vista comprensivo. Cadalso

en esta obra se sirve del artificio del viajero (oriental o exótico, para acentuar el

contraste con la realidad conocida) que, lejos de su patria, observa la realidad del país

que visita y escribe en sus supuestas cartas a un amigo sus impresiones. Critica los

errores políticos del pasado y cifra en la serie ininterrumpida de guerras que ha sufrido

esta nación la causa de la soberbia de la nobleza y el poder del clero. Critica también la

ignorancia y frivolidad de una parte de la juventud española, la decadencia de la

ciencia, la desconsideración hacia los profesores, el desconocimiento de las "ciencias

útiles", la desidia y la vagancia. Como buen ilustrado recomienda el amor a la verdad, al

trabajo y a la virtud.

En Los eruditos a la violeta critica a los pseudoeruditos y pedantes.

Gaspar Melchor de Jovellanos

Su obra en prosa trata temas muy diversos, como el Informe del libre ejercicio de

las Artes, Sobre la necesidad de unir al estudio de la legislación el de nuestra historia y

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antigüedades, o el Informe sobre la ley Agraria o la Memoria de espectáculos y

diversiones públicas. En todos ellos manifiesta, como ningún otro ilustrado, las

aspiraciones, inquietudes y tendencias de la época. En la Memoria sobre la admisión de

las señoras defiende la participación de la mujer en la vida social.

En 1809 presenta sus Bases para la formación de un plan general de instrucción

pública, en donde resume el programa que había madurado durante varios años.

Jovellanos entendió la política como el medio para conseguir mejoras que

transformaran la sociedad. Su estilo sobrio y elegante fue considerado como "el mejor

tipo de prosa que nos ofrece el siglo XVIII".

Su Diario supone una manifestación de sus ideas y preocupaciones.

4.2. NOVELA

La novela es ahora un género en decadencia, ya que en él el elemento didáctico

trata de suplir los valores imaginativos. Sus representantes más destacados fueron:

El padre Isla

El jesuita José Francisco de Isla en su obra más importante Historia del famoso

predicador fray Gerundio de Campazas, alias Zotes, pretende satirizar con humor

irónico la verborrea sin sentido en que se había convertido la mala oratoria de la época.

Diego de Torres Villarroel

Su obra más conocida Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras de don

Diego de Torres Villarroel, en la que reivindica la dignidad de su persona y su obra,

demasiado asociadas a la magia, por su afición a vaticinar y su gusto por la astrología y

todo género de ciencias ocultas. Su estilo es preciso y conceptual, de gran riqueza

verbal y lleno de sonoridad y ritmo. Su actitud es burlona y pícara, muy cercana a la de

Quevedo.

4.3. LA POESÍA

La poesía lírica de la primera mitad del siglo sigue las orientaciones del barroco

y no se producen obras importantes. En la segunda mitad se impone la corriente

neoclásica con las normas que imponen la razón y el buen gusto. La imaginación del 5

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poeta queda frenada por los criterios de corrección, equilibrio y afán didáctico.

Autores conocidos en otros géneros practicaron también la poesía pero bajo la

doctrina del neoclasicismo, desarrollando temas de carácter didácticos, satíricos y

anacreónticos.

Ignacio de Luzán

En su Poética resume la doctrina neoclásica y sirve para implantar esta doctrina

en España.

Torres Villarroel

Cultiva la poesía satírica en forma de sonetos, letrillas, seguidillas y romances

siguiendo a Quevedo.

Los poetas madrileños

Se reunían en la Tertulia de la Fonda de San Sebastián en torno a Nicolás

Fernández de Moratín (Cadalso, Iriarte) y gestaron el cultivo de la anacreóntica (cantos

al amor, el vino, la juventud, la naturaleza…) y de la fábula.

Cadalso, en Ocios de mi juventud cultiva la anacreóntica y sirve de enlace entre la

poesía del Siglo de Oro y la del siglo XVIII (poesía lírica, narrativa, satírica, didáctica,

épico-burlesca, circunstancial, burlesca). Participó del prerromanticismo con Noches

lúgubres, obra en tono triste y tétrico basada en su apasionado romance con la actriz

María Ignacia Ibáñez, que murió prematuramente y a la que intentó desenterrar.

La escuela salmantina

Grupo de poetas ilustrados que buscan las fuentes poéticas de Fray Luis de León,

encabezados por Meléndez Valdés e influidos por Cadalso.

Juan Meléndez Valdés escribe sonetos, letrillas y romances y se centra en el tema

del amor y la naturaleza. Recibió influencias de Anacreonte y Horacio (amor por la

naturaleza) y de las ideas filantrópicas y enciclopedistas de Rousseau (odio al fanatismo

y amor al hombre).

Jovellanos cultiva los poemas anacreónticos, las sátiras y las epístolas con tema

trascendente y estilo elevado. En su etapa final se contagia de la emoción y el

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subjetivismo romántico.

Manuel José Quintana, discípulo de Meléndez Valdés, y defensor de la ideología

liberal, canta a la libertad (exalta a los comuneros; piensa que su derrota abrió la puerta

al despotismo de los Austrias y de los Borbones, que no respetaron los fueros de las

ciudades) y a los progresos de la ciencia.

La escuela sevillana

Sus autores toman como modelo a autores renacentistas como Herrera o Francisco

de Rioja, y cultivan composiciones próximas a la escuela salmantina, pero con un

lenguaje más retórico.

4.4. EL TEATRO

Luzán inicia en su Poética la reacción contra el teatro del Siglo de Oro, que

culminará con la prohibición de los autos sacramentales por Carlos III. Luzán

defiende la razón y el buen gusto y la regla de las tres unidades. El cultivo del teatro

neoclásico se inspirará en el francés: la tragedia de Corneille y Racine, y la comedia

de Molière.

La tragedia neoclásica

Luzán considera que el objetivo de la tragedia es el escarmiento de los reyes y

personajes principales. Defiende las tragedias ejemplarizantes de tema histórico que

divulguen la ideología liberal.

El teatro de Nicolás Fernández de Moratín no tuvo mucho éxito, ni sus tragedias

(Guzmán el Bueno, Lucrecia) ni sus comedias (La Petimetra). Sus quintillas y

romances fueron más populares.

Vicente García de la Huerta escribió Raquel, tragedia en endecasílabos de tema

tradicional (la leyenda toledana de la judía Raquel, amante de Alfonso VIII) con

rasgos barrocos (fuerza dramática, lenguaje barroco, tres actos frente a los cinco

clásicos).7

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La comedia neoclásica

Destaca Leandro Fernández de Moratín, autor de una comedia de carácter

urbano, crítica e intelectual, deseosa de reformar ciertas costumbres. Su maestro fue

Molière, y su intención moral, la defensa de la verdad y de la virtud. En sus obras

denuncia la hipocresía burguesa, los matrimonios concertados por conveniencia ( El

viejo y la niña, El sí de las niñas), la educación represiva (La mojigata) o la

mediocridad literaria (La comedia nueva).

El teatro tradicional

Destaca Ramón de la Cruz y su gusto por lo popular y castizo, volcado en el

sainete. Sus precedentes son los pasos de Lope de Rueda y los entremeses de

Cervantes. Se trata de piezas breves que retratan el Madrid castizo de la época (La

pradera de San Isidro, Manolo, El fandango del candil).

Teatro prerromántico

Esta corriente se inaugura con El delincuente honrado de Jovellanos, donde el

autor vuelca su sensibilidad emotiva y sentimental. Un hombre se confiesa culpable de

haber matado en duelo para salvar a un amigo; su padre, sin saberlo, lo condena a

muerte, y se salva por un indulto real.

4.5. LA FÁBULA

Se recupera este género por su enseñanza moral. Félix María de Samaniego

escribió Fábulas en verso castellano con moraleja práctica y Tomás de Iriarte, Fábulas

literarias, en las que aludía, irónica o satíricamente a escritores conocidos. Ambos

fueron influenciados por los fabulistas griegos, latinos y franceses y por las fábulas y

apólogos medievales.

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TEMA 2. EL ROMANTICISMO: SUS COMIENZOS Y CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

El Romanticismo, nacido a comienzos del siglo XIX, se halla vinculado, como

cualquier otro fenómeno cultural, a una serie de circunstancias históricas a las que es

necesario aludir.

La reacción que se opera en toda Europa contra el poder napoleónico puede

explicamos en parte el carácter conservador del Romanticismo en estos primeros años.

Los gobiernos de la Restauración absolutista intentan arrancar de cuajo el espíritu

liberal que se había difundido por toda Europa y vuelven a las ideas de tradición y

religiosidad. Se produce, pues, un primer movimiento de carácter arcaizante,

tradicionalista y cristiano, pero años más tarde tomó auge otro tipo de romanticismo,

revolucionario y liberal, cuya bandera de combate la constituía la destrucción de todos

los dogmas morales, políticos y estéticos hasta entonces vigentes. Su auge coincide con

el triunfo del liberalismo en la mayor parte de los pueblos europeos en 1930. En

España, por ejemplo, el comienzo del Romanticismo se debe sobre todo a la vuelta de

los emigrados liberales, con motivo de la muerte de Fernando VII.

ACTITUDES ROMÁNTICAS

El Romanticismo no se reduce a un fenómeno literario, sino que abarca todos los

aspectos de la cultura de la época - desde la política hasta el arte, desde la literatura

hasta las modas- porque en el fondo viene a consistir en una especial actitud frente a la

vida. Estas son las principales características:

Culto al “yo”. Uno de los rasgos capitales reside en su espíritu individualista. Si el

siglo XVIII representa el respeto a la norma, el Romanticismo equivale a la violenta

exaltación de la propia personalidad al margen de toda traba o precepto.

El ansia de libertad. El individualismo del hombre romántico origina un ansia de

libertad que se refleja en todas las manifestaciones de la época.

a) La política.- Los románticos liberales reclaman la libertad del ciudadano para

intervenir en el gobierno de la nación.

b) La moral.- La moral romántica olvida las normas tradicionales e instaura la pasión

y el instinto como única ley de la vida. Ya no es la Razón la que marca las líneas

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de conducta, sino la naturaleza libre y el impulso espontáneo.

c) Los sentimientos.- Se pierde ahora la armoniosa serenidad de ánimo que postulaba

el clasicismo del siglo XVIII y se fomentan las emociones violentas: entusiasmo,

desesperación, melancolía ...

La angustia metafísica. El romántico, perdida la confianza en la razón, siente la vida

como un problema insoluble. Su instinto personal le hace sentirse víctima de un ciego

Destino, de unas fuerzas sobrenaturales que escapan a todo conocimiento racional.

El espíritu idealista. Ese vago aspirar hacia un mundo superior cristaliza a menudo en

unos ideales concretos: la Humanidad, la Patria, la Mujer...

Junto a ellos se manifiesta también a veces un vago sentimiento religioso que contrasta

con el racionalismo del siglo XVIII.

El choque con la realidad. Esta exaltación idealista origina consecuencias negativas.

El romántico se encuentra con que la realidad no responde a sus ilusiones y con el

choque sobreviene el desengaño. El mundo que le rodea le parece prosaico y gris; y

falto de serenidad para aceptar su ambiente, se rebela contra él o huye.

LA TÉCNICA LITERARIA

Libertad de inspiración. El fuerte individualismo del hombre romántico da lugar a que

las viejas reglas del neoclasicismo sean consideradas como trabas sin sentido que

convierten el arte en puro mecanismo, ya que se proclama la libertad de inspiración. El

arte no admite imposiciones ni reglas y se enfoca ahora hacia la expresión de lo

particular, de lo irregular, de lo que escapa a la norma racional.

Los modelos. Los nuevos gustos hacían imposible seguir considerando a los clásicos

como modelos insustituibles. Se opina que cada época ha de tener una literatura y en

consecuencia unos modelos propios. De esta forma se quiebra la línea clasicista, aunque

el desdén por lo clásico se dirige contra el clasicismo francés, más que contra la

antigüedad grecolatina.

LOS TEMAS

Intimidad del poeta. Ofrecen como tema principal la personalidad del autor. A veces,

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el poeta se ofrece a sí mismo como espectáculo, exhibiendo sus sentimientos. La

literatura adquiere un matiz subjetivo.

El descubrimiento del paisaje. La visión entusiasta del paisaje rústico llega a su auge

con el Romanticismo. El paisaje romántico se adapta perfectamente a los sentimientos y

es a veces una proyección de estos; por eso prefieren el paisaje nocturno, la luna, el

ambiente sepulcral, las ruinas, las altas cumbres, el mar tempestuoso...

Los motivos exóticos. El poeta siente tan vivamente su personalidad que acaba

chocando con cuanto les rodea. De ahí su insatisfacción, su tendencia a la huida. La

evasión imaginativa hacia lo lejano se lleva a cabo en el espacio y en el tiempo.

La exaltación de lo nacional y lo popular. El romántico afirma su "yo" y con él

cuanto constituye su ambiente. Por eso es la época en que lo nacional, e incluso lo

regional adquiere una formidable importancia. La exaltación de lo nacional da origen a

la importancia concedida al pueblo como sustentador de las más genuinas tradiciones.

De esta suerte, lo popular y lo folklórico adquieren un gran prestigio, dando origen al

género costumbrista.

Las grandes preocupaciones filosóficas y políticas. La inquietud espiritual del

momento hace aflorar los grandes temas metafísicos desdeñados por el racionalismo del

siglo XVIII: Dios, el alma, el sentido de la vida y de la muerte... La idea del Destino

llegará también a constituir, como en el teatro, griego el eje de numerosos dramas.

EL ESTILO

La valoración de lo personal da lugar a una expresión que intenta ser reflejo de la

personalidad del autor. Ahora bien, dada la psicología de la época, no ha de extrañamos

la aparición de un estilo violento y dinámico que no teme caer en las mayores

estridencias. La búsqueda de lo original es otro de los medios con que el autor trata de

afirmar su "yo". Desaparece, en cambio, el sentido de la perfección, de la claridad, del

buen gusto, para dejar paso a la expresión intensa y emotiva.

El objetivo primordial es conmover, excitar la sensibilidad del público valiéndose de

los más variados recursos.

Es un estilo retórico y efectista que hace del contraste uno de sus procedimientos

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favoritos.

LA IDEOLOG1A POLÍTICA Y EL MOVIMIENTO ROMÁNTICO

El Romanticismo estuvo fuertemente vinculado desde su nacimiento a las

circunstancias históricas del momento en sus diversos aspectos: social -auge de la

burguesía-, político -expansión del pensamiento liberal-, económico -revolución

industrial-…

En un comienzo, el Romanticismo supuso, en general, una reacción contra el espíritu

de la Ilustración y contra la actitud racionalista que esta trataba de difundir oponiéndose

a las tradiciones nacionales de los diversos países europeos. En este sentido, no ha de

extrañamos que los primeros políticos liberales -herederos del pensamiento ilustrado-

mantuvieran su adhesión al arte neoclásico, frente a quienes, partidarios de la tradición,

se acogían al credo romántico, viendo en él la mejor defensa de las instituciones del

pasado.

Más tarde, a partir de la revolución burguesa de 1830, la sensibilidad romántica sirvió

de arma de combate al liberalismo y al deseo de renovación que este lleva consigo.

Temas, procedimientos estilísticos, actitudes psicológicas que el romanticismo

conservador había hecho suyos, fueron ahora utilizados por escritores liberales y

adaptados a su ideario político.

EL NACIMIENTO DE LA EDAD CONTEMPORÁNEA

La Revolución Francesa marca el inicio de la Edad Contemporánea y con ella el

siglo XIX se convertirá en una revolución permanente. A lo largo del siglo se van a

producir grandes transformaciones en la mentalidad que van a provocar una pérdida de

fe en la razón, en la ciencia y en el progreso.

En España, los rasgos sociales del siglo XVIII se prolongaron hasta la Guerra de

la Independencia, con la que se hunden la monarquía y las instituciones del Estado. Las

Cortes de Cádiz supusieron la primera revolución burguesa en España con la posterior

redacción de la Constitución de 1812, en un intento de acabar con la sociedad

estamental y abrir caminos hacia el liberalismo. En Cádiz, ciudad mercantil, progresista

y muy relacionada con Europa a través del comercio, surgirán también el periodismo

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político y una incipiente opinión pública.

Pero el absolutismo monárquico, pretendido por la nobleza y el clero y apoyado

por el pueblo, que ve en el rey la personificación del bien y de la libertad, logra

imponerse con la restauración en 1814 (Fernando VII). Sólo después de su muerte, en

1833, con la regencia de María Cristina de Borbón, se implantará definitivamente el

Estado liberal.

A partir de 1835 y hasta mediados de siglo, bajo la inspiración de los poetas

franceses, liberales y exaltados, se produce el estallido romántico, que será

progresivamente sustituido por la literatura realista durante el reinado de Isabel II.

AUTORES ROMÁNTICOS

LÍRICA

Es el cauce natural para la expresión de los sentimientos, por eso es el género

favorito de los románticos. El alma de la naturaleza y el yo íntimos son los dos misterios

a los que el poeta romántico quiere dar sentido desde la poesía.

Predominan los sentimientos y temas tradicionales (amor, muerte, libertad,

naturaleza…).

Se produce una innovación en versos, ritmos y estrofas.

La lírica romántica emergerá con fuerza en Alemania e Inglaterra, mientras que

España será más tardía.

José de Espronceda: poeta rebelde romántico:

- Poemas narrativos: El estudiante de Salamanca, El diablo mundo.

- Poesía breves: inquietud social y humanitaria, seres malditos (El verdugo, El reo

a muerte, El mendigo, Canto del cosaco, Canción del pirata…).

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Bécquer: renovador de la estética altisonante del Romanticismo, su poesía es íntima y

sencilla. Temas: la inspiración, la poesía, amor, dolor, muerte. Combinación de arte

mayor y menor, asonancia. Tratamiento intimista y directo

- Rimas: reflexión sobre la poesía y el fenómeno espiritual de la creación literaria;

el amor y sus efectos en el alma; la decepción y el desengaño; el mundo y la

muerte.

Rosalía de Castro: carácter sensible y melancólico; poesía en gallego (Follas Novas) y

castellano (En las orillas del Sar).

Jacinto Verdaguer: Poesía en catalán; sencillos poemas líricos, de tema religioso y de

carácter popular; poemas épicos.

POEMAS NARRATIVOS

Enlazan con el drama romántico y toman sus temas de la historia y de las

leyendas nacionales con un tratamiento novelesco y con metros tradicionales.

El estudiante de Salamanca. Espronceda. Leyenda de don Félix de Montemar que,

después de abandonar a su amada y matar en duelo a su hermano, contempla su propio

entierro y celebra su boda con el fantasma de su amada.

Romances históricos. Zorrilla. Gran brillantez descriptiva.

Leyendas. Zorrilla. Leyendas históricas, religiosas, novelescas y orientales.

DRAMA ROMÁNTICO

En la primera mitad del siglo XIX conviven el teatro del Siglo de Oro, la

comedia moratiniana, los conciertos y la ópera italiana. Por otro lado, el pueblo asiste al

teatro-espectáculo donde se representa comedia lacrimosa, sentimental o de enredo.

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El drama romántico no triunfa en España hasta los años treinta del siglo. Con

Martínez de la Rosa y el duque de Rivas, que pertenecían a la generación neoclásica y

no vivieron el espíritu de la rebeldía romántica (sus obras son más románticas por la

forma que por las ideas).

Características del drama romántico en España (ruptura con la estética

neoclásica):

a) Tres y cinco actos.

b) Ruptura de las unidades de tiempo y lugar.

c) Mezcla de lo trágico y lo cómico; de la prosa y el verso (al final sólo en

verso)

d) Tema del amor: pasión amorosa y sentimiento de libertad.

e) Acción situada en la Edad Media y en la España de los Austrias. Escenarios:

mazmorras, riscos, cementerios…

f) Profundo lirismo.

g) Acción dinámica y novelesca (sucesos inesperados y desconcertantes,

escenas conmovedoras, finales desgraciados).

Francisco Martínez de la Rosa. Escribió el primer drama romántico que se estrena en

España (La conjuración de Venecia). Huyo a Francia de la represión absolutista y allí

conoció la nueva estética romántica.

Mariano José de Larra. Con su Macías hace la versión teatral del trovador Macías el

enamorado; tema del amor trágico y tono apasionado y vehemente.

Duque de Rivas. Exiliado por motivos políticos, conoce en Francia el drama romántico.

Su obra Don Álvaro o la fuerza del sino supone el triunfo de la nueva estética. Se trata

de un drama exaltado, centrado en el amor y regido por el destino, que lleva al suicidio

del protagonista.

Antonio García Gutiérrez. Escribió numerosas obras teatrales y poéticas. El éxito de

El trovador supuso su consagración. Se trata de una historia de amor expresado en

palabras encendidas de lirismo, que entusiasmó al público.

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Juan Ignacio de Hartzenbusch. Su obra más reconocida es Los amantes de Teruel, la

pareja de enamorados por excelencia de la literatura española, cuya trágica y

desgraciada historia se sitúa en Teruel.

José Zorrilla. Es el más importante dramaturgo del siglo XIX, dada su gran capacidad

de teatralización y la musicalidad y elocuencia de su verso. Su obra más importante es

Don Juan Tenorio, recreación de El Burlador de Sevilla de Tirso de Molina. El don

Juan de Tirso de Molina, en plena época contrarreformista, es el burlador de las

mujeres, que desafía al cielo mientras atropella las leyes divinas y humanas; se condena

porque confía en que tendrá tiempo de arrepentirse de sus pecados antes de morir, lo

que no sucede. El don Juan de Zorrilla, queriendo burlar a una novicia, encuentra en ella

a la mujer angelical cuyo amor transforma su vida; el impío romántico, arrepentido, se

salva por el amor de doña Inés. A partir del Romanticismo, la figura de don Juan sigue

transformándose en todas las literaturas persistiendo la tradición del don Juan salvado.

TEMA 3. REALISMO Y NATURALISMO

EL REALISMO LITERARIO

El uso del vocablo Realismo se aplicó en un principio a la pintura de Courbert, que

reflejaba en sus cuadros la realidad cotidiana y sencilla, frente a los temas

melodramáticos y la exagerada escenografia de los románticos. Más tarde, aplicada a la

literatura, se calificaba de realista a aquel escritor que pretendía dar en su obra un

testimonio fiel de la realidad. Si en el Romanticismo prevalecía la imaginación, en el

Realismo será la observación el rasgo más destacado.

La presentación del Realismo como movimiento antagónico y opuesto al

romanticismo no es del todo exacta. Las dos estéticas se superponen en el tiempo y

algunos escritores románticos adoptan posturas y elementos realistas en sus obras, de la

misma manera que algunos escritores realistas desarrollan algunos elementos

románticos; el llamado costumbrismo romántico será la base de la novela realista. No

obstante, la nueva tendencia del realismo es clara y manifiesta: el subjetivismo personal

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da paso a la visión objetiva de la realidad y la angustia vital y los sueños imposibles son

sustituidos por una visión crítica de los problemas sociales y políticos. El escritor se

hace eco de estos problemas y, en muchos casos, escribe con intención de solucionados.

El escritor realista utiliza el método descriptivo, influido por las ciencias

experimentales, que se basa en la observación rigurosa de la realidad para la descripción

de ambientes y costumbres y la pintura de ambientes y personajes.

El escritor, guiado por su intención social, y utilizando una técnica objetiva, intenta

denunciar y eliminar las lacras sociales y los problemas más acuciantes de la realidad

que le ha tocado vivir. Es la idea del arte útil que, entre otros proclamaba Marx.

Los asuntos y temas literarios son extraídos de la mentalidad burguesa.

En el estilo, se eliminan las exageraciones retóricas del Romanticismo en busca de la

sencillez. El lenguaje se adapta a la condición social del personaje y se utilizan varios

registros idiomáticos.

De los géneros literarios utilizados hay que destacar el triunfo absoluto de la novela,

género realista por excelencia y en la que destacan los siguientes rasgos:

1. La novela es una representación de la vida contemporánea del autor. No se

pretende moralizar, aunque el escritor vierte opiniones que le convierten en

juez de algunos acontecimientos.

2. Los temas, argumentos y asuntos no se buscan en el pasado legendario ni en

países desconocidos, sino en la realidad que rodea al escritor.

3. La pintura de ambientes y costumbres convierten a la novela en un

documento social de primer orden. Se recoge gran diversidad de escenarios

descritos al detalle: urbanos, locales, familiares o marginales. Las grandes o

pequeñas ciudades se plasman en todos sus rincones: plazas, calles,

catedrales, paseos, casinos... Es casi sociología literaria.

4. Los personajes son el centro de la novela. El conflicto entre el individuo y la

sociedad marca muchos de los argumentos narrativos. El personaje expresa y

revela rasgos propios de su grupo o clase social y también su carácter

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individual, sus procesos psicológicos y sus anhelos más ocultos.

5. El escritor adopta una postura crítica ante la sociedad, cada uno desde su

posición política.

6. La narración, siguiendo el criterio de objetividad, se realiza en la mayor parte

de los casos en tercera persona. Un narrador objetivo y omnisciente nos da

cuenta de los hechos y del comportamiento del personaje. En ocasiones, el

narrador tiende a desaparecer y los personajes cobran vida en el relato a

través del diálogo.

7. El estilo es sencillo, sobrio e inteligible para la mayoría. Se rechazan las

exageraciones, los retoricismos y otras figuras románticas… El lenguaje

caracteriza el rango social de los personajes y se da entrada al habla local,

regional y familiar.

EL NATURALISMO LITERARIO.

En Francia, en las últimas décadas del siglo XIX, el Realismo empieza a derivar

hacia una nueva corriente: el Naturalismo.

Su creador fue Emile Zola (1840-1902) quien no sólo publicó novelas naturalistas

sino que expuso su teoría en obras de divulgación como La novela experimental

(1880). Según Zola, el Naturalismo no es sólo una corriente literaria sino una nueva

concepción del hombre y un nuevo método de estudiar su comportamiento. Las más

importantes corrientes de pensamiento sobre las que basa su doctrina son:

1. El determinismo biológico y social. La herencia biológica condiciona el destino del

hombre, que, en ningún momento es un ser libre, a pesar de lo que pueda creer. Por otra

parte, las circunstancias sociales en las que nace y se desarrolla determinan de la misma

manera su comportamiento. Es lo que se denomina la presión del medio social. En

consecuencia, la libertad no existe.

2. El experimentalismo. El desarrollo de las ciencias experimentales anima a los

naturalistas a aplicar ese método a la creación literaria. El novelista experimenta con sus

personajes, colocándole en situaciones complejas de modo que se verifique la hipótesis

del determinismo social y biológico. Para ello, el autor debe partir de la observación y la

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documentación rigurosa.

3. El socialismo. El Naturalismo es un movimiento antiburgués que denuncia los males

de la sociedad propios de una mentalidad burguesa, aspira a la igualdad social y refleja

la lucha de clases.

La aplicación de las teorías anteriores a la novela da como resultado una novela

social que pretende ser científica. En la novela naturalista destacan las siguientes

características:

l. Trata asuntos como la miseria humana, la corrupción, el alcoholismo, las

enfermedades mentales y hereditarias y, en general, la marginación en todas

sus vertientes. Todo ello pretende ser una denuncia de la sociedad burguesa y

denota una falta total de esperanzas individuales.

2. Los ambientes descritos con una técnica impresionista reflejan ese pesimismo

del que parten los autores. Ambientes sórdidos, tristes, negativos; en definitiva,

los aspectos más desagradables de la sociedad.

3. En las técnicas narrativas siguen la documentación y la observación proclamada

por el realismo, llevándolo al extremo con el máximo rigor.

Fuera de Francia el Naturalismo no consiguió un triunfo total, si bien algunos de

sus elementos se incorporaron desde entonces a la novela europea.

LA SOCIEDAD ESPAÑOLA ENTRE EL ROMANTICISMO Y EL REALISMO

Entre la muerte de Fernando VII y la mayoría de edad de Isabel II, España ha de

hacer frente a graves problemas internos y externos: la guerra carlista (1833-1840), la

inestabilidad política de las regencias de María Cristina y Espartero, la emancipación de

las naciones americanas, malestar social que avivan los recientes movimientos obreros.

La burguesía y las clases medias que gobiernan buscan la moderación y el país

progresa lentamente (crecimiento agrícola y minero, incipiente industrialización).

Por influencia del Romanticismo, se produce una revitalización de las culturas

en lengua vernácula.

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Gracias a la Guerra de la Independencia, España comienza a ser admirada en

muchos aspectos por las naciones europeas.

Surge el costumbrismo literario, que, apoyándose en la observación de los usos

sociales, hará, desde la prensa, una crítica dirigida a la reforma política y social.

PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX: EL COSTUMBRISMO

El género romántico del costumbrismo pervivirá a lo largo del siglo. Consiste en

describir las costumbres españolas en el medio periodístico y con la intención de

señalar los defectos sociales para la mejora de la sociedad.

Mesonero Romanos

Retrató física y espiritualmente Madrid, su ciudad natal

Mariano José de Larra

Representa con sus Artículos el

SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX: EL REALISMO Y EL NATURALISMO

AUTORES REALISTAS

Pedro Antonio de Alarcón

De una ideología liberal exaltada pasa al conservadurismo. Su talante

periodista impregna su obra: ritmo rápido, lleno de vivacidad y gracia. Relatos

breves: El sombrero de tres picos.

Novelas: El escándalo, el Niño de la Bola.

Juan Valera

Novelista y notable teórico y crítico de literatura. Su obra más famosa es

Pepita Jiménez: una joven viuda se enamora de un seminarista; está escrita en parte

en estilo epistolar.

José María de Pereda

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Sus primeras novelas son costumbristas. Luego se dedicaría a las novelas

de tesis o idea en las que defiende su ideología conservadora (De tal palo, tal

astilla). Gran paisajista del mar y la montaña cántabras, describe las formas de

vida tradicionales y sencillas: Sotileza, Peñas arriba.

Benito Pérez Galdós

Tímido, introvertido, espiritual y afable; escuchó y observó al pueblo de

Madrid y viajó por España y Europa. Conoció a los grandes novelistas: Dickens,

Balzac, Stendhal y Flaubert.

Escribió teatro y los Episodios Nacionales a lo largo de su vida. Su

evolución ideológica le llevó de un inicial liberalismo radical a una

aproximación al socialismo.

- Primeras novelas: novelas de tesis o de tendencia.

Enfrentamiento entre personajes conservadores e intolerantes y el mundo de

la burguesía liberal y democrática. Los personajes carecen de complejidad

psicológica, sólo representan ideas: Gloria, Doña Perfecta, Marianela.

- Ciclo de las novelas españolas contemporáneas. Muestran de forma crítica

la sociedad española de su época centrándose en la clase media madrileña.

Experimenta con nuevos procedimientos narrativos: recursos distanciadores

cervantinos (ironía, humor), procedimientos del folletín y el sainete, mundo

onírico, elementos fantásticos, símbolos... Dimensión psicológica compleja

de los personajes. Punto de vista del narrador cambiante. Lenguaje sencillo

y con variedad de registros. Tormento, La de Bringas, Miau, Fortunata y

Jacinta

- Últimas novelas. Enfoque más espiritual y psicológico. Afán introspectivo

(monólogo interior, sueños, elementos fantásticos y simbólicos...)

Naturalismo espiritualista. Tristana, Nazarín, Misericordia.

AUTORES NATURALISTAS

El Naturalismo fue creado por Emile Zola, que aplicó el

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determinismo biológico, utilizó personajes y ambientes sórdidos y aplicó

el detallismo exhaustivo.

Emilia Pardo Bazán

Técnica naturalista y descriptiva; conflictos de la tierra gallega y sus

gentes. Rechaza la visión materialista y defiende la novela psicológica social e

histórica de la sociedad que refleja: Los Pazos de Ulloa, La madre naturaleza.

Leopoldo Alas Clarín

La Regenta: retrata la vida de Vetusta (Oviedo) una ciudad provinciana

con una moral opresiva en la sociedad de la Restauración. Trata los temas del

adulterio femenino y del sacerdote enamorado. Se caracteriza por el lenguaje

irónico, el detallismo y la profundidad en el análisis psicológico de los

personajes. Otras obras: Su único hijo, novelas cortas y cuentos.

Las obras de Clarín se inspiran en la realidad con una acción sencilla y

personajes muy bien retratados mediante el estilo indirecto libre. En ellas se

percibe un sentido moral cristiano y un gran simbolismo.

Vicente Blasco Ibáñez

Defensor del ideario republicano y simpatizante del anarquismo. Muchas de

sus obras se ambientan en el mar y la huerta de Valencia: Cañas y barro, La

barraca. También describió la España conflictiva de su tiempo (La catedral,

Sangre y arena) y expuso su actitud antibelicista en obras ambientadas en la

Guerra Mundial: Los cuatro jinetes del Apocalipsis, Los enemigos de la mujer.

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TEMA 4. LA NOVELA ANTERIOR AL 36: la generación del 98

Desde comienzos del siglo XX hasta la Guerra Civil, la producción en prosa es

extensa y variada. Se pueden distinguir dos generaciones literarias:

- La Generación del 98, preocupada por analizar y valorar subjetivamente la

realidad española.

- El Novecentismo o Generación del 14, alejada del tema de España y

centrada en las novedades estéticas europeas.

En la producción en prosa de este periodo se observan los siguientes cambios:

- Hay una ruptura con la narrativa realista y naturalista. Frente a la confianza

del siglo XIX en las teorías racionalistas y en la ciencia, el siglo XX se

caracteriza por el pesimismo y una crisis de fe en el racionalismo.

- El pesimismo lleva a la angustia existencial. (Unamuno, Baroja)

- El arte surge como un refugio y una forma de evadirse de la realidad. (rasgo

modernista relacionado con el Romanticismo)

- Los escritores no pretenden reflejar la realidad, sino el efecto que esta

produce (técnica impresionista). (Azorín, Gabriel Miró)

- La literatura se convierte en un medio de reflexión y el argumento pierde

importancia, por ello se acerca, a veces, al ensayo. (Unamuno, Azorín, Pérez

de Ayala)

- Se reflexiona sobre los distintos modos de concebir la realidad y por ello se

desecha la perspectiva única y omnisciente del realismo; se adopta el

perspectivismo a través del diálogo de los personajes.

1. La Generación del 98

• Autores: Baroja, Azorín, Maeztu, Unamuno, Machado y Valle-Inclán

(más discutibles estos dos últimos por su evolución ideológica). Es un

grupo de escritores deseoso de renovar la literatura española y dar una

respuesta a los graves problemas del país. Nacieron en fechas

similares, mantuvieron relaciones de amistad y todos ellos fueron

autodidactas (forjaron su pensamiento a través de lecturas); se

aglutinaron en torno a la pérdida del imperio colonial en 1898 y

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tuvieron como guía intelectual a Nietzsche

• En 1902 se publican cuatro novelas que marcan una ruptura con el

realismo: Amor y pedagogía de Miguel de Unamuno, Sonata de Otoño

de Valle-Inclán, Camino de perfección de Pío Baroja y La voluntad de

Azorín.

1.1. Actitudes, ideas y temas

• Anhelo idealista que les lleva a luchar por “algo que no es material”.

• Entronque con las corrientes irracionalistas europeas (Nietzsche,

Schopenhauer, Kierkegaard...) que lleva a un neorromanticismo

coincidente con el modernismo (Baroja y Unamuno se definieron

románticos).

• Preocupaciones existenciales, en concreto, el sentido de la vida y el

destino del hombre, y los conflictos religiosos.(Unamuno)

• La temática religiosa: los noventayochistas habían caído de jóvenes

en un total agnosticismo y en una abierta oposición al catolicismo

tradicional y a la alianza del clero español con los sectores más

conservadores. Con el tiempo modifican sus actitudes: Azorín derivó

del escepticismo a un vago deísmo; Maeztu pasó a posturas católicas

tradicionales; Baroja mantendrá toda su vida un radical

escepticismo; en Unamuno el tema alcanza la máxima agudeza y

dramatismo.

• Tema de España, enfocado con tintes subjetivos, sobre el que se proyectan

los anhelos y angustias íntimas. Se pasa a plantear el tema de España, no

en el terreno económico y social, sino en el plano de los valores, ideas y

creencias.

Dentro de estos rasgos comunes, cada autor tuvo una evolución ideológica

diferente: Unamuno fue siempre un hombre de contradicción y pelea pero cada vez

más encerrado en su yo; Baroja se recluyó en un radical escepticismo; Azorín derivó

hacia posturas conservadoras y tradicionalistas; Maeztu se convertirá en adalid de la

derecha nacionalista. Frente a ellos, Antonio Machado parte de posturas afines al 98

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y evoluciona hacia la izquierda; y Valle-Inclán evoluciona de un tradicionalismo

inicial hacia posiciones progresistas y radicales.

1.2. El estilo

• Renovación literaria que parte de una voluntad antirretórica y de un sentido

de la sobriedad y un exigente cuidado por el estilo.

• Gusto por las palabras tradicionales y terruñeras con las que ampliaron el

caudal léxico.

• Subjetivismo que lleva al lirismo y a la expresión personal de los autores.

• Innovaciones en los géneros literarios: ante todo, se configura el ensayo

moderno, con su capacidad para recoger el pensamiento, las reflexiones

culturales, la visión lírica del paisaje o la intimidad; la novela se acerca al

ensayo; en el teatro tuvieron menos éxito los intentos renovadores.

1.3. Miguel de Unamuno

Pensador político, filósofo, ensayista, dramaturgo, novelista y poeta, su obra es

expresión de sus inquietudes: la inmortalidad, la angustia vital, la existencia de Dios, la

realización personal, el sentido del universo... En sus obras plantea conflictos y percibe

la vida como duda y lucha. Tras su época juvenil, se centró en el tema de España, sobre

todo en su lengua y en su historia; creará el concepto de intrahistoria (es la vida

cotidiana y colectiva del pueblo la que crea la verdadera historia).

Dentro de su obra ensayística destacan: En torno al casticismo y Vida de don

Quijote y Sancho; Del sentimiento trágico de la vida, donde analiza el destino

individual y la inmortalidad del alma y La agonía del cristianismo, donde denuncia el

conflicto de los cristianos debido a la separación entre el cristianismo y la Iglesia.

En su obra narrativa la trama novelística, los personajes y las acciones le sirven

para plantear conflictos (le interesa más el nudo del conflicto que el planteamiento o el

desenlace). La crítica de la época, dadas sus características tan peculiares, llegó a negar

a sus obras la condición de novelas y él respondió con ironía denominándolas nivolas.

Su lenguaje es vivo, apasionado y enfático. Destacan entre sus novelas: Paz en la

guerra, Amor y pedagogía; Niebla, donde plantea el problema de la realidad e

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irrealidad, la posibilidad de que los hombres seamos sueños de Dios y la

incomunicación entre las personas y San Manuel Bueno, mártir, donde el protagonista,

ante la disyuntiva entre una mentira ilusoria y la verdad trágica, opta por la ilusión

colectiva dentro del planteamiento de la inmortalidad del alma.

1.4 Pío Baroja

Influido por Schopenhauer y Nietzsche, pesimista existencial y escéptico, su

obra adopta un tono amargo y decepcionado, crítico con un mundo que no le gusta

y para el que no cree en soluciones políticas, religiosas, ni filosóficas. Los

personajes de sus novelas están desorientados y fracasados, marginados de la

sociedad y hastiados de la vida.

Entiende la novela como un género abierto donde cabe todo y propone una

novela abierta que presenta a los personajes en un punto cualquiera de su trayectoria

vital. Más cercano al realismo que sus compañeros del 98, improvisaba y se dejaba

llevar por la intuición a la hora de escribir; por ello se le ha acusado de un estilo

apresurado, nervioso, espontáneo, trazado a pinceladas. Es un buen retratista de

ambientes con descripciones breves y precisas, es dinámico en la acción y sus

diálogos son vivaces con gran variedad de registros idiomáticos.

Su obra se agrupó en trilogías. Zalacaín el aventurero es una novela alegre y

esperanzada en la que se nos da una visión de la Guerra Carlista a través de un

joven valiente y animoso. La Busca es una novela de aprendizaje en la que el

protagonista va descubriendo la vida a través de distintas experiencias, en el Madrid

de finales del XIX. El árbol de la ciencia, en gran medida autobiográfica, es

también una novela de aprendizaje, la más cercana a las inquietudes del 98 (su

protagonista es aficionado a la filosofía de Kant y Schopenhauer y representa la

desorientación y la decepción vital).

1.5 Azorín

Es un gran ensayista, un hombre reflexivo que analiza minuciosamente la

vida cotidiana. Sus temas fundamentales son la meditación sobre el paso del

tiempo, la evocación del pasado y la recreación subjetiva del paisaje. Su narrativa se

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caracteriza por la lentitud y el desinterés por la acción. El paisaje es el verdadero

protagonista de sus obras, un paisaje descrito de forma subjetiva y con una actitud

lírica.

Su técnica descriptiva es la impresionista (refleja la impresión que le

produce la realidad contemplada como una cámara cinematográfica que encuadrara,

acercara o alejara el paisaje según su conveniencia). Su prosa es precisa, cuidada y

sobria; en su sintaxis predomina la oración corta y la coordinación y yuxtaposición.

Dentro de su obra ensayística destacan: Los pueblos y La ruta de don

Quijote, que muestra el interés del 98 por la obra de Cervantes.

Dentro de su obra narrativa destacan: la trilogía de La voluntad, donde

refleja la actitud de apatía espiritual que recorre España con muchos datos

autobiográficos y a través de un protagonista taciturno y meditativo y Don Juan y

Doña Inés, donde apenas hay acción y es la descripción la que genera el relato).

1.6 Valle-Inclán

En su obra narrativa, como en el resto de su producción, se diferencian dos

estilos: el influido por la estética modernista y simbolista y el influido por el

expresionismo, correspondiente a la estética del esperpento. En ambos casos,

manipula la realidad, bien para idealizarla (modernismo), bien para caricaturizarla

(expresionismo y esperpento).

Entre 1902 y 1905 publica las Sonatas, cada una de ellas con el nombre de

una estación del año, que aluden metafóricamente a la edad y fuerza del

protagonista, un donjuán aristocrático y altivo. Con estas novelas alcanza la cima de

la prosa modernista: preciosismo lírico, gusto por los ambientes aristocráticos y

exóticos, clima sentimental y romántico.

De su etapa esperpéntica, su mejor novela es Tirano Banderas, obra que

supone una denuncia de la situación social y política de algunos países

hispanoamericanos y de la injusticia social en la que vive el pueblo, víctima del

caciquismo y los dictadores. El ruedo ibérico, compuesta por dos novelas (La corte

de los milagros, ¡Viva mi dueño!), supone una sátira feroz de la corte de Isabel II y

los personajes son descritos con la óptica deformadora y grotesca del esperpento.

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2. La Generación del 14: el Novecentismo

La Generación del Novecentismo no es ni modernismo ni noventayochismo,

y todavía no es vanguardismo. Se gestará en la primera década del siglo y alcanzará

su madurez hacia 1914, convivirá con las vanguardias de los años 20 e iniciará su

ocaso con la politización de la literatura a partir de 1930. Está integrada por

ensayistas (Ortega y Gasset, Eugenio D’Ors, Gregorio Marañón) y novelistas

(Ramón Pérez de Ayala, Gabriel Miró).

2.1. Ideología

• En el plano político se enmarcan en el reformismo burgués, que va desde

un liberalismo puro hasta posiciones social-demócratas. Muchos de ellos

defendieron los ideales republicanos.

• Aparece un nuevo tipo de intelectual: frente a la bohemia modernista y al

autodidactismo del 98, estos autores tienen una sólida preparación

universitaria desde la que se pretende un examen objetivo y distante de

los problemas.

• Loa intelectuales novecentistas participaron activamente en la vida

pública tratando de ejercer una labor educadora (Institución Libre de

Enseñanza) dirigida a las minorías.

• Reaccionan contra las actitudes decimonónicas con declaraciones

antirrománticas y fervor por lo clásico.

• Frente al casticismo, defienden el europeísmo y atienden a lo universal.

• Sigue presente el problema de España con enfoques menos patéticos y

pesimistas; surge la idea de la revolución desde el poder y el elitismo.

2.2. Estética

• Reacción contra las secuelas decimonónicas, lo cual conduce a posiciones

antirrománticas y al rechazo de un realismo trivial.

• En el análisis de la realidad surge la idea de que la verdad no es solo una, sino el

resultado de su observación desde una suma de perspectivas.

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• Huida del sentimentalismo, abandono del tono pasional y vehemente,

distanciación y equilibrio.

• Imperativo de selección que lleva a una literatura para minorías y al

intelectualismo.

• Ideal de un arte puro como mero placer estético. Se produce así una corriente

deshumanizadora que establece una distancia entre la producción artística y

la biografía de su autor.

• Preocupación por el lenguaje y cuidado por la forma (con frecuencia la prosa

recurre a la función poética del lenguaje).

2.3. Autores

Gabriel Miró

Destaca por su sensibilidad exacerbada y su capacidad de captar

sensaciones; por eso su novela es lírica y recuerda a Azorín en el predominio de lo

descriptivo frente a la acción y en la lentitud narrativa (la acción es un mero soporte

para espléndidas descripciones y hallazgos verbales). Su literatura, por tanto, no es

de ideas, sino de sensaciones y su lenguaje es intimista y lírico; colores, sonidos,

sabores y olores se combinan mediante la metáfora y la sinestesia, inspirados por la

luz de su tierra mediterránea, creando imágenes de gran fuerza plástica.

Sus novelas más importantes son: Las cerezas del cementerio; Nuestro

Padre San Daniel y El Obispo leproso, situadas en el ambiente provinciano de

Oleza (nombre literario de Orihuela), en las que describe con un mirada crítica el

clima opresor de los imperativos sociales, la beatería y la intolerancia religiosa.

Entre sus relatos breves, destacan los protagonizados por el personaje de Sigüenza,

“alter ego” del autor, quien evoca sucesos, personajes o ambientes.

Ramón Pérez de Ayala

A diferencia de Miró, es un autor intelectual y crítico. Los personajes de sus

novelas debaten problemas de moral, estética, filosofía o política y la erudición del

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autor se refleja en los diálogos y digresiones. Otorga, pues, a sus novelas de una

categoría ensayística sobre temas especulativos y profundos. Emplea técnicas

narrativas innovadoras como la pluralidad de perspectivas y el uso del punto de

vista, así como la ironía, con la que se distancia afectivamente de los personajes. Su

estilo resulta denso, con una mezcla de ironía y gravedad y con la aportación de

palabras populares y cultas.

En su primera etapa narrativa aparece el pesimismo vital y un tono crítico

contra la sociedad española, desde inquietudes próximas al 98. Destacan en esta

época Troteras y danzaderas, A.M.D.G., La pata de la raposa, novelas todas ellas

de corte autobiográfico, donde el protagonista, “alter ego” de autor, presenta un

confuso mundo interior, lleno de dudas metafísicas sobre el sentido de la vida.

En sus obras de madurez, aborda temas de carácter filosófico: Belarmino y

Apolonio, donde el contraste entre las aficiones filosóficas y poéticas de los dos

protagonistas, sirve para reflejar la dificultad para conocer y expresar la realidad;

Tigre Juan y el curandero de su honra, donde se exponen los problemas del amor,

el honor y el donjuanismo (en estas dos últimas novelas es donde aporta mayores

innovaciones con respecto al perspectivismo).

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TEMA 5. LA POESÍA ESPAÑOLA ANTERIOR A 1936

1.- LA POESÍA MODERNISTA.

Llamamos modernismo a un movimiento poético que se extendió por toda el

habla castellana a finales del siglo XIX y principios del XX. Aunque delimitamos ahora

este movimiento al ámbito estrictamente literario, no debe olvidarse su relación con un

movimiento más amplio que afectó a toda la cultura occidental y otras manifestaciones

artísticas y culturales de la época.

TEMAS

En cuanto a los temas, nos los encontramos heredados del romanticismo

(malestar existencial y tendencia a huir de la realidad circundante, desazón romántica,

escapismo), propios del modernismo (amor y erotismo, el cosmopolitismo, lo refinado,

lo aristocrático, lo exquisito) y del mundo hispanoamericano (temas indigenistas).

MÉTRICA

Los modelos para la renovación métrica fueron los franceses. Los simbolistas

concedieron mucha importancia a la musicalidad del verso. También tuvieron en cuenta

los ensayos polimétricos de los poetas románticos. Existe una tendencia a alargar el

verso. Los versos más usados fueros el alejandrino (14 sílabas), el octonario (16

sílabas), el dodecasílabo (12 sílabas), el eneasílabo (9 sílabas). Igualmente adaptan el

concepto de sílaba tónica/sílaba átona combinadas para formar pies métricos con ritmo

y musicalidad.

Se mantienen muchas estrofas tradicionales pero buscando la originalidad y

alterando la medida de los versos: son frecuentes los sonetos alejandrinos y los versos

de medida desigual. Se mantiene, sobre todo entre los modernistas peninsulares, el

gusto por las estrofas populares: copla, seguidilla, soleá, romance.

DURACIÓN Y EVOLUCIÓN:

Estas tres fechas y la publicación de las obras de Rubén Darío marcan la

trayectoria de la poesía modernista de este autor que, como sabemos, es el más claro

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representante de este género: 1888 (Azul) 1896 (Prosas profanas) 1907 (Cantos de Vida

y Esperanza)

Sin embargo, no hay acuerdo en cuanto a su duración. Mientras unos la hacen

coincidir con la trayectoria poética de Rubén Darío, para otros la poesía modernista

abarca hasta los años cuarenta (Juan Ramón Jiménez), o hasta 1910, cuando Enrique

González Martínez anunciaba el final del modernismo con el verso Tuércele el cuello al

cisne de engañoso plumaje...

La crítica hispanoamericana señala dos etapas en cuanto a su evolución: hasta

1986, caracterizada por el culto a lo sensorial y preciosismo formal, y hasta 1914, etapa

de mayor sobriedad y una temática más personal, a veces más dolida y sincera.

EL MODERNISMO ESPAÑOL

Aunque la influencia de Rubén Darío en los poetas españoles fue decisiva, no

debe confundirse modernismo con rubendarismo.

Madrid y Barcelona fueron importantes sedes modernistas. Barcelona estuvo

más abierta a las artes plásticas, mientras que en Madrid había más inclinación por la

vida bohemia y desordenada (Sawa, Ricardo Gil, Manuel Reina). En este grupo de

Madrid influyó notablemente la figura de Rubén Darío.

Entre los modernistas españoles, la figura más relevante es Salvador Rueda, de

gran sensibilidad. Su obra En tropel (1893) es el mejor ejemplo de su lírica modernista,

También son modernistas Valle-Inclán (Sonatas), casi toda la obra de Manuel

Machado y los comienzos de Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado.

En general, los modernistas españoles se mostraron más intimistas en el

tratamiento de los temas y con menos brillantez externa. Algunos rasgos modernistas no

van a ser abandonados por los poetas posteriores a 1914, ya alejados del movimiento

modernista, es decir, la influencia del modernismo es importante en los movimientos

poéticos posteriores.

EL MODERNISMO HISPANOAMERICANO:

Iniciado por poetas como José Martí y otros, tuvo su máximo representante en la

figura de Rubén Darío.

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Se distinguen dos etapas: la primera iría hasta 1896, en la que dominan el

preciosismo formal y el culto a la belleza sensible; y la segunda, caracterizada por una

intensificación del intimismo, mayor presencia de los temas americanos y una

atenuación de los grandes efectos formales.

Rubén Darío

Máxima figura del modernismo, en su obra poética se fusionan las más diversas

tendencias y corrientes poéticas, desde las más clásicas hasta las más modernas, como el

parnasianismo o el simbolismo. Las etapas de su trayectoria poética son:

- Primera etapa. Imita a los románticos españoles y a víctor Hugo y comienza a

interesarse por la poesía parnasiana. Tiene el proyecto de renovar la métrica de la lírica

en lengua española, utiliza la sinestesia, recrea épocas esplendorosas del pasado,

incorpora referencias mitológicas… Abrojos y Rimas otoñales.

- Segunda etapa. Se inicia con su libro rupturista Azul (1888), con el que nace el

modernismo. Abandona los modelos hispánicos y se acerca a la estética parnasiana;

innova los sonetos con versos alejandrinos, dodecasílabos y de diecisiete sílabas;

incorpora la sintaxis francesa, el estilo preciosista, el tono vitalista y melancólico, la

variedad de ritmos y sonidos, la adjetivación colorista y sensual, el tema de la mujer, el

erotismo, los sueños y la naturaleza. Como los parnasianos, reivindica la belleza ideal,

el exotismo oriental, el mundo de la antigua Grecia, lo aristocrático, los palacios, los

jardines, las hadas, el tono intimista y emotivo…

- Tercera etapa. Prosas profanas (1896). Presta espacial atención a los aspectos

musicales y rítmicos de los versos (sobre todo, el alejandrino); experimenta con

variedad de estrofas; ensalza los valores del cosmopolitismo y reivindica la tradición

poética hispanoamericana y el arte como la forma de expresión más sublime, capaz de

vencer la mediocridad del mundo. El tema principal es el amor carnal, pagano,

transgresor y hedonista, el placer erótico y lo pasional. Su lenguaje, brillante y refinado,

amplía sus símbolos y acentúa el tono conversacional y la ornamentación.

- Cuarta etapa. Cantos de vida y esperanza (1905). Su fe en el credo esteticista

parece resquebrajarse y su crisis personal afecta a su poesía, que, sin abandonar el

idealismo, se vuelve más reflexiva, honda y sincera, más humana. .El autor se

reencuentra con la vida real y sus raíces culturales; y así, surgen los temas existenciales

y políticos. Se siente angustiado por el fracaso, la fugacidad y el sinsentido de la vida y

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la muerte y, alarmado por el desenlace de la guerra de Cuba, teme la expansión

imperialista de EEUU y reivindica la tradición indigenista y española.

A la revolucionaria línea poética abierta por Rubén Darío deben mucho Antonio

y Manuel Machado, Valle-Inclán, Juan Ramón Jiménez, la prosa de Gabriel Miró, los

poetas de la Generación del 27 y el grupo de los Novísimos.

2. MODERNISMO Y NOVENTAYOCHISMO

La lírica en lengua española está dominada desde principio de siglo, por la

potente voz de Rubén Darío. Debemos enlazar, pues, con lo dicho anteriormente para

situar adecuadamente la obra de Antonio machado y otros poetas del 98.

Aunque no se haga de ellos un estudio detallado, es necesario detenerse, aunque

sea brevemente, en autores como Unamuno y Antonio Machado.

Miguel de Unamuno es, junto a Antonio Machado, uno de los poetas más importantes

de la generación del 98. Su poesía, como otros géneros literarios que practicó, es una

poesía conceptual, densa de significado, volcada sobre lo existencial, la metafísica y el

misticismo y poco dada a la efusividad gratuita y sentimental. Es un poeta de expresión

sobria, antirretórico. El ritmo de sus versos está marcado por el ritmo de su

pensamiento, por eso, junto a las estrofas tradicionales utiliza también el verso libre.

Los temas de su lírica son idénticos a los que trata en los demás géneros que

cultivó: la familia, la patria y la religión.

Entre sus principales obras podemos citar:

El Cristo de Velázquez (1920), De Fuerteventura a París (1925) y Romancero del

destierro (1928).

La poesía de Unamuno, pese a ser la parte menos difundida de su obra, ejerció

un notable influjo en los poetas de la generación del 36.

Antonio Machado

La trayectoria poética de este autor de la Generación del 98 abarca tres etapas y

tres libros señeros:

- Soledades, galerías y otros poemas (1903). Sintoniza con la poesía tradicional

castellana, los poetas románticos, Unamuno y Verlaine, así como con el modernismo. El

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léxico y la pose artificiosa son modernistas, pero su carácter meditativo y trascendente

le lleva a emplear un lenguaje contenido y discreto, porque su concepto de la poesía es

más existencial y espiritual. Hay en sus versos subjetividad, pero busca identificarse con

la de los lectores para universalizarse. Medita sobre el paso del tiempo y el rastro que

deja en su vida (pena, sensación de vacío…), no solo el tiempo cronológico, sino el

psicológico, el tiempo interior del poeta (el tiempo cronológico no dura lo mismo en

unas circunstancias que en otras).

Junto al tema del tiempo, aparecen el de la soledad, la infancia irrecuperable

(paraíso perdido), la madre, el hastío existencial, la angustia, la muerte, lo soñado, el

amor, la juventud falseada y dilapidada… Sus poemas se tiñen de un tono nostálgico y

melancólico, que se decanta por el uso preferente de palabras-símbolo (el hada = la

infancia, la madre; el muro, la tapia, la pared = realidad impenetrable; los cristales = los

sueños; los espejos = la realidad existente; las galerías, los laberintos = las sinuosidades

del alma, los recuerdos; el río, el agua = la vida; el mar = la muerte; las fuentes = el

misterio de la vida…).

Machado utiliza una cuidada adjetivación, con propiedades coloristas y

musicales, y claridad sintáctica. La métrica se basa en la polimetría, la alternancia de

rima consonante y asonante y la variedad estrófica.

- Campos de Castilla (1917). Supone un giro en su trayectoria poética, un

cambio de perspectiva, de temas y de tono, una apertura al mundo exterior: Castilla,

España, los españoles y la naturaleza, abordados desde un punto de vista crítico

(afinidad con el espíritu noventayochista). El libro incluye: poemas descriptivos y

reflexivos sobre los hombres y tierras de Castilla, en los que expresa su preocupación

por la crisis política y cultural del país; nueve poemas de tono íntimo, en los que

contempla con mirada comprensiva la tierra soriana (“Campos de Soria”); “La tierra de

Alvargonzález”, cuento-leyenda en prosa y romance, que tiene como tema el cainismo

en las tierras de España; poemas finales, inspirados en Leonor, en Baeza, poemas breves

de carácter sentencioso, poemas dedicados a maestros y amigos y poemas de tema

patriótico.

Se emplea un lenguaje poético sencillo y austero, sobrio, irónico en muchas

ocasiones. Como formas estróficas se emplean la silva, el romance y la copla popular.

- Nuevas canciones (1924). Recoge los últimos poemas que escribió en Baeza y

los de su etapa segoviana. Fue recibido con cierta hostilidad en el contexto poético

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nuevo en el que se publicó, el de la Generación del 27. Cancionero apócrifo es su

último libro de poesía, cuya autoría atribuye a catorce poetas ficticios que representan

las voces contradictorias que sentía en su interior. Con ironía y escepticismo, Machado

reflexiona sobre distintos temas relacionados con la filosofía, la moral, la sociedad, el

amor, Guiomar, el ideal poético o la deshumanización de la poesía.

Los poetas del 27, más interesados en las corrientes vanguardistas, mostraron

desdén por Machado, al considerarlo un poeta neorromántico, rezagado, demasiado

tradicional. Sin embargo, los poetas posteriores a la Guerra Civil tomaron a Machado

como referencia cívica y literaria.

3.- LA SUPERACIÓN DEL MODERNISMO:

Tenemos que tener en cuenta que el periodo que va de 1900 a 1936 es difícil de

periodizar. Es, a la vez, época de continuidad y de ruptura.

La figura de Juan Ramón Jiménez se inscribe dentro del marco temporal de la

Generación de 1914, o del novecentismo, que constituye un verdadero enlace entre las

generaciones precedentes y los poetas de la generación del 27.

Juan Ramón Jiménez

La figura de Juan Ramón Jiménez, a pesar de sus principios modernistas y su

influencia en los poetas de la generación del 27, siempre se presenta en solitario. En

pocos poetas como en este se ha dado la voluntad exacerbada de ser él mismo sólo su

poesía, desnuda de toda referencia histórica y biográfica.

Trayectoria poética:

1.- Etapa sensitiva (1896-1915):

Se abre con la publicación de sus libros juveniles, escritos desde los supuestos

estéticos del Modernismo.

La inesperada muerte de su padre agudiza esa obsesión que trata de ahuyentar

con la búsqueda apasionada de la belleza y el ansia de identificación con la naturaleza:

Ninfeas y Almas de violeta (1900).

Posteriormente, y mientras se recupera de una crisis psíquica, conoce a los

poetas simbolistas franceses de los que queda impresionado. Bajo esta influencia

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escribe Rimas (1901). En esta obra, la muerte presentida y la tristeza son sus dos

grandes temas.

El tema del amor y del paisaje se hacen presentes en una serie de obras que Juan

Ramón escribe entre 1903 y 1905: Arias tristes, Jardines lejanos y Pastorales y

Nocturnos.

Años más tarde el poeta conoce a Zenobia Campubrí, la mujer que le va a

acompañar el resto de su vida, y escribe Sonetos espirituales, libro en el que expresa su

amor por Zenobia, envuelto en una profunda crisis de espíritu.

Con su libro de poemas Estío, cierra la etapa romántico-modernista, va

abandonando el egocentrismo, se vuelve observador del entorno y se muestra interesado

por las vidas ajenas. En su libro de prosa poética Platero y yo, encontramos a un Juan

Ramón puro y niño, lleno de amor y generosidad, sensible a los infortunios del prójimo

y solidario con los más débiles. Los ojos del poeta no miran tanto al yo como al mundo

que le rodea, denunciando lo que la vida española tiene de irracional, sórdida y cruel.

2.- Etapa intelectual (1915-1916)

El poeta se ha ido despojando de la retórica modernista y se acerca más a una poesía

pura, buscando la esencia y el sentido de las cosas a través del empleo de un lenguaje

lírico preciso claro y directo. Al ansia de belleza se suma ahora el ansia de verdad.

Diario de un poeta recién casado (1917) inaugura esta segunda etapa y en él

recoge las impresiones vividas durante el viaje en barco desde Madrid a Nueva York

para celebrar su boda con Zenobia. En él introduce varias novedades importantes:

mezcla de prosa y verso libre, lenguaje preciso, y la expresión de lo vivido y lo visto

antes que lo sentido.

Los poemas del mar giran en torno al desasosiego, el temor y la angustia que le

produce al poeta su inmensidad.

En Eternidades (1918) y Piedra y cielo (1919), el autor desea penetrar en el

misterio de la belleza y de la eternidad, que entiende que están dentro de él. La poesía es

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ahora conocimiento y consiste en apresar la esencia de las cosas para desvelar el

misterio del mundo.

En Segunda antología poética (1922) la evolución del poeta queda

perfectamente reflejada por medio de poemas que se encuentran entre los mejores de su

obra poética hasta 1918.

En La estación total, recoge la poesía que escribió entre 1923 y 1936. Libro

sereno, de contemplación y de plenitud que el poeta siente al alcance de la mano. Con

este libro se cierra la etapa intelectual de la poesía juanramoniana.

3.- Etapa suficiente o verdadera (1936-1858)

Abarca la producción poética de Juan Ramón en el exilio americano. Durante

esta etapa se acentúa en sus versos la nota contemplativa y redobla su esfuerza en la

búsqueda de la verdad absoluta. A este periodo pertenecen En el otro costado y Dios

deseado y deseante, este último, uno de los libros más hondos y sinceros de toda su

poesía. Llevado de la nostalgia y el temor a la muerte, Juan Ramón evoca su infancia en

Moguer y al dios primero y perdido de sus primeros años.

En 1957, un año después de la obtención del premio Nobel de Literatura y de la

muerte de Zenobia, Juan Ramón cierra definitivamente esta etapa y la trayectoria

poética de su vida con la publicación de la Tercera antología poética.

La obra de Juan Ramón Jiménez está considerada como la mejor obra poética de

la poesía española contemporánea. Prácticamente todos los movimientos y estilos del

siglo XX están representados al más alto nivel en las sucesivas etapas de su producción

literaria. La generación del 27 fue la que, de forma más inmediata, recibió su influencia.

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TEMA 6. LA GENERACIÓN DEL 27

1.- GENERACIÓN O GRUPO

Entre 1918 y 1936, la literatura española conoce un momento de esplendor. De

entre los muchos escritores que surgieron durante estos años, destacó un grupo de

poetas que, unidos por unas inquietudes y unos gustos estéticos comunes, han pasado a

la historia de la literatura bajo la denominación de generación o grupo del 27. Las

razones de esta denominación se deben a la conmemoración del tercer centenario de la

muerte de Góngora organizado por ellos, frente a la indiferencia de las instituciones

oficiales. Éste fue, sin duda, el acontecimiento que contribuyó a dar mayor cohesión al

grupo. Otras denominaciones que recibieron en su época ayudan a explicar otras

circunstancias que les rodeaban: Nietos del 98, Generación de las Vanguardias,

Generación de los años 20, Generación de la Revista de Occidente, Generación de la

República, Generación de la Dictadura, Generación de la amistad, Generación

Guillén- Lorca...

Mientras algunos críticos defienden la denominación de generación por

considerar que se daban las condiciones mínimas de coetaneidad, compañerismo,

reacción similar ante acontecimientos externos, etc.; otros defienden la denominación de

grupo, por considerar que forman parte de una generación más amplia y no tener un

guía destacado ni una motivación histórica clara que los aglutine.

2.- NÓMINA

Aunque no existe unanimidad a la hora de establecer la nómina de los poetas

que componen esta generación, la mayoría de los críticos están de acuerdo en incluir en

ella a: Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Jorge Guillén, Pedro Salinas,

García Lorca, Rafael Alberti, Dámaso Alonso, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre.

3.- RASGOS COMUNES

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Aunque estos poetas presenten características peculiares y diferenciadoras, como

corresponde a una época en la que el más exacerbado individualismo lo presidía todo,

pueden señalarse varios aspectos comunes que permiten relacionarlos y considerarlos

miembros de un grupo.

En primer, lugar estaban unidos por una gran amistad. De ahí que algunos

críticos los denomine Generación de la amistad.

Todos tienen una edad aproximada y manifiestan en sus primeros años un

talante liberal y progresista.

Aunque en su mayor parte eran andaluces, vivieron en Madrid durante los años

20 y 30, o pasaron en esta ciudad largas temporadas. Estuvieron bastante vinculados a la

Residencia de Estudiantes de Madrid, que por aquellos años constituyó un observatorio

de las nuevas tendencias europeas.

La mayoría marchó, durante la guerra o al terminar la misma, al exilio, y se

establecieron en diferentes países. Sin embargo, se mantuvo el contacto entre ellos.

A pesar de que no todos pasaron por la Universidad, sí tuvieron unas mismas

inquietudes intelectuales, una gran cultura y una curiosidad extraordinaria para todo lo

que ocurría en el mundo literario, dentro y fuera de España.

4.- TRADICIÓN Y VANGUARDIA

Tradición y vanguardia constituyen los dos polos entre los que, sobre todo en su

primera época, se mueve la obra de estos poetas. No renunciaron a lo que les parecía

valioso de la poesía tradicional y a la vez recogieron aspectos novedosos de las

vanguardias. Supieron conjugar lo viejo y lo nuevo logrando entre ambos polos, un

equilibrio admirable.

Su deseo de enlazar con la tradición los llevó lo mismo a la poesía popular de

los Cancioneros y Romanceros, que a la poesía culta de los siglos XVI y XVII.

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Uno de los poetas que más influyó en la generación del 27 fue Gustavo Adolfo

Bécquer. Cernuda utiliza un verso de Bécquer para dar nombre a su libro Donde habite

el olvido.

Rubén Darío y, sobre todo, Juan Ramón Jiménez ejercieron también una gran influencia

en este grupo.

Las vanguardias literarias que tuvieron mayor incidencia entre los poetas del 27

fueron el surrealismo y, en menor medida, el futurismo y el creacionismo.

5.- TRAYECTORIA LITERARIA.

A pesar de lo diferenciador de cada uno de ellos, pueden advertirse, en la

trayectoria de estos poetas algunos rasgos comunes:

5.1. Ideal de pureza.

En una primera etapa, cultivan una poesía pura, exenta de aspectos demasiado

humanos como sentimientos, emociones, anécdotas y descripciones. Consideran la

poesía como obra artística autónoma y autosuficiente. Influidos por Juan Ramón

Jiménez (inteligencia, dame / el nombre exacto de las cosas) buscan la precisión y

exactitud léxicas; el afán de pureza y la desnudez poética.

El carácter deshumanizado y la importancia de lo conceptual por encima de lo

emotivo, así como su capacidad para transformar la realidad a través de audaces

metáforas es un reflejo de la predilección de estos poetas por Góngora.

En 1925 aparece la obra de Ortega y Gasset La deshumanización del arte, que

resumía con claridad las características del arte nuevo, del que los poetas del 27

también participaban.

5.2. Influencias del surrealismo.

En 1924 aparece el primer manifiesto surrealista, que postulaba la exploración de

los mecanismos del subconsciente con el fin de que se manifestaran con entera libertad

los impulsos y las fuerza oscuras que el hombre, víctima de una razón sumisa a las

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normas morales, había reprimido sistemáticamente. De ahí que se concediera una

importancia destacada al mundo de los sueños.

Este movimiento de vanguardia, que no tuvo mucho impacto en la literatura

española, sí dejó algunos destellos en los poetas del 27 que aceptaron estas técnicas

surrealistas proporcionándoles un lenguaje nuevo que daba salida a muchas de sus

crisis personales. Ante ellos se abría la posibilidad de expresar con entera libertad sus

conflictos íntimos y rechazar las normas morales caducas.

5.3. Poesía comprometida.

En varias de sus obras escritas ya bajo la influencia del surrealismo, se inicia un

proceso de rehumanización que se irá intensificando a lo largo de la década de los años

treinta. Ahora, la nota más dominante de su poesía será una tendencia a alejarse de los

postulados del purismo y a prestar mayor atención al mundo contemporáneo.

En 1931, con la llegada de la República, la tendencia purista inicia un claro declive

que se irá intensificando con la progresiva politización del país y con los graves sucesos

que se desarrollan.

Este clima de compromiso social por el cual el escritor se siente arraigado en una

realidad colectiva fue desigual entre los miembros de este grupo. Mientras en algunos,

como Jorge Guillén apenas se observaron cambios en la línea seguida hasta entonces,

en otros se produce una progresiva actitud crítica frente a la realidad española. En este

sentido, el caso extremo lo constituye Rafael Alberti que en 1931 ingresa en el Partido

Comunista, reniega de su producción anterior y decide contribuir con su pluma a la

revolución social. Antes mi poesía estaba al servicio de unos pocos -confesará- Hoy no.

Lo que me impulsa a ello es la misma razón que mueve a los obreros y a los

campesinos, o sea, una razón revolucionaria.

5.4. La guerra y exilio.

Al estallar la guerra, todos los miembros de esta generación, con la excepción de

Gerardo Diego, tomaron partido por la república. Un mes después, Lorca era asesinado

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en Granada. Jorge Guillén, encarcelado en Sevilla, logró salir al extranjero en 1838.

Salinas se había marchado antes de que comenzara el conflicto. En general, el grado de

compromiso de los demás miembros les obligó a un largo exilio desde el cual, pasado

un periodo de desorientación y de desconcierto, recobraron su voz e intensificaron su

proceso de rehumanización que se había desarrollado a lo largo de los años treinta. En

su obra poética está presente ahora una evocación melancólica y serena de su tierra

lejana, las imprecaciones contra los vencedores, el recuerdo emocionado de los amigos,

y el ansia de volver a su tierra.

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TEMA 7. TEATRO ANTERIOR AL 36

Antes de entrar en las características de cada una de las corrientes teatrales que

configuraron la escena española en esta etapa, es conveniente advertir del carácter

especial de este género literario frente a la narrativa y la poesía.

Nos encontramos ahora ante un género literario que, aunque podamos conocerlo a

través de la lectura, lo normal es la representación a la que asiste un conjunto de

espectadores con diferentes gustos, humores, preparación, etc.

El teatro, a diferencia de los otros géneros, va a estar sometido a condicionamientos

económicos fuertes que lo condicionarán en un doble sentido:

A En el ideológico: son escasas las posibilidades de un teatro que vaya más allá de

donde pueda llevar la capacidad autocrítica del público consabido.

B. En lo estético: habrá fuertes resistencias ante las experiencias que se salgan de

las formas tradicionales. Las nuevas tendencias que triunfan en poesía o en

novela, tendrán muchas más dificultades en el teatro para llegar a los

escenarios.

Esto explica que el teatro español del primer tercio del siglo XX, se reparta, a

grandes rasgos, en dos corrientes: el teatro que triunfa o de éxito y el teatro de

intenciones renovadoras .

1. EL TEATRO QUE TRIUNFA.

1. - El teatro realista.

Jacinto Benavente es la figura más representativa del momento. Su obra dramática,

denominada comedia benaventina, refleja las costumbres sociales de la clase burguesa

con sus hipocresías y convencionalismos.

La crítica ha destacado en su obra aspectos positivos y negativos que, en su

conjunto, dan una visión bastante completa de los rasgos de su comedia. La crítica

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positiva le considera un analista sutil, un crítico implacable, muy preciso en la

descripción de ambientes, con una gran habilidad en la articulación de las escenas y en

la naturalidad y elegancia de los diálogos. La crítica negativa califica su teatro de

antiteatral, meramente oral, en el que la escena resulta demasiado débil en cuanto a la

acción y a la pasión. Tanto las virtudes como los defectos, dan al teatro de Benavente

un estilo dramático peculiar e inconfundible, que no varía sustancialmente a lo largo de

la producción del autor.

Su primera obra El nido ajeno (1894) trata de la situación opresiva de la mujer

casada en la sociedad burguesa. Aunque aplaudida por los jóvenes idealistas (Azorín),

fue un fracaso ante el público. Ante esta situación, Benavente opta por limar asperezas

y seguir en la línea de un teatro más convencional. Así su obra dramática va

transcurriendo por escenarios burgueses (La culpa es tuya), por escenarios

cosmopolitas (La noche del sábado), por escenarios provincianos (Pepa Doncel), o por

escenarios rurales: La Malquerida.

Mención aparte merece su obra Los intereses creados, (1907) que encierra una cínica

visión de los ideales burgueses. Los protagonistas, Crispín y Leonardo (criado y amo)

son la representación del sentido utilitario de la vida (el materialismo) y el idealismo.

La obra intenta mostrar que ambos se necesitan, que la sociedad se basa en este juego

de intereses creados. Bajo su comicidad predomina el pesimismo de quien cree que

terminan por imponerse los intereses económicos a otros motivos más elevados.

2.- El teatro en verso o poético.

Es un teatro de signo antirrealista que surge en conexión con la nueva estética

modernista.

Dentro de este teatro será el histórico el de mayor cultivo, aunque no el único, pues

frente a él proliferará el drama rural en verso. En esencia, es un teatro apologético de

carácter opuesto a la corriente ideológica del 98.

Meditando sobre este teatro histórico escribía Torrente Ballester: En el mejor de los

casos, el teatro histórico español contemporáneo es pura nostalgia; en los casos

peores, engaño y evasión...

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Los principales representantes son Eduardo Marquina, que cosechó grandes

éxitos con sus dramas históricos como Las hijas del Cid o En Flandes se ha puesto el

sol y cuyas obras están compuestas por una sucesión de estampas con frecuentes

fragmentos líricos que recuerdan las arias de ópera y distan bastante de los gustos

actuales. Y Francisco Villaespesa, conocido abanderado del modernismo y autor de

abras como El Alcázar de las perlas, Doña María de PadilIa, La leona de CastilIa.

Obras que no añaden ningún valor al teatro español.

En la novela de Pérez de Ayala Troteras y danzaderas, se parodian estas piezas de

teatro poético y se critican los artificios métricos habituales en ellas.

La obra de los hermanos Machado no ocupa un lugar importante en la

dramaturgia del primer tercio del siglo XX. Sus obras son una curiosa pervivencia del

teatro modernista, interesantes más por sus autores que por sus cualidades escénicas.

3.- Teatro cómico.

Se denomina también popu1ar por el gran éxito de público que alcanzaron y por

ciertas características de las obras, inspiradas muchas de ellas en ambientes castizos.

La mayoría de ellas se escribían con rapidez, siguiendo unos moldes que garantizaban

el éxito.

Los hermanos Álvarez Quintero llevaron a sus obras una Andalucía tópica y sin

más problemas que los sentimentales. Es la Andalucía de la "gracia" y "el salero".

Presentan unos cuadros de costumbres andaluzas que sólo dan cabida a la parte

amable. En ningún momento aparece la Andalucía del hambre y de la miseria. Esto

explica el éxito de un teatro ante espectadores que no iban al teatro para conocer y

buscar soluciones a los problemas.

Carlos Arniches presenta dos facetas en su producción:

a) Sainetes de ambiente madrileño, interesantes por el habla castiza (en parte creado

por el autor) y en el que se basa la gracia del diálogo. Los ambientes y los tipos no

escapan a cierto convencionalismo: El santo de la Isidra, Los milagros del jornal.

b) la que llamó "tragedia grotesca" con obras en las que se funden lo sensible y lo

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conmovedor, con una observación de costumbres más profunda y con una actitud más

crítica ante las injusticias: La señorita de Trevélez, Los caciques.

Muñoz Seca escribe obras descabelladas, sin más objetivo que provocar la

carcajada.

Se basa en el uso continuado de los juegos de palabras, deformaciones léxicas y

situaciones disparatadas. Su obra más conocida es La venganza de don Mendo,

parodia de los dramas románticos que ha sido bastante representada.

ll. EL TEATRO RENOVADOR

1.- El teatro en la generación del 98

Junto al teatro anterior, que domina los teatros, otros autores de esta generación

pretenden ensayar nuevas formas que se alejen del realismo imperante en esta época.

Sus obras no consiguen el éxito que premiaría su calidad, sobre todo porque el público

está acostumbrado a otras representaciones y desdeña lo que se aparta de los temas

tradicionales con las técnicas de siempre.

Miguel de Unamuno, como lo bacía en los demás géneros, también cultivó el

teatro como medio de resolver su problema existencial, para plantear conflictos

humanos que le obsesionaban.

Sus dramas son ideas, con un diálogo denso y personajes que encarnan conceptos.

Para Unamuno lo importante es lo dramático (la expresión de la idea) y no lo teatral

(la capa que cubre lo dramático). Por eso su teatro es desnudo y conceptual. Casi

todas sus obras están escritas por parejas: La esfinge v la venda, Soledad v Raquel

encadenada, Sombras de sueño v El otro...

Azorín proclama la necesidad de renovar el teatro y abrir en él nuevos cauces

expresivos. Su punto de partida es incorporar el teatro español a las nuevas tendencias

del teatro europeo. Propone un teatro antirracista que permita aflorar el mundo del

subconsciente. Estrenó la mayoría de sus obras entre 1926 y 1936. Entre las más

destacables encontramos: Brandy, mucho brandy, Comedia del arte, Lo invisible,

Cervantes o la casa encantada.

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Entre los autores de la generación del 98 tenemos que destacar la figura de Ramón

del Valle-Inclán. Fue el creador de la dramaturgia más valiosa del siglo XX y su

teatro supuso una de las extraordinarias aventuras del teatro europeo contemporáneo.

Sus obras, escritas en su mayoría entre 1899 y 1927, van trazando una trayectoria

estilística que se va desplazando desde un teatro de modernista (Cenizas, El marqués

de Bradomín) pasando por el periodo de transición con sus comedias míticas (Águila

de Blasón, Romance de lobos, Cara de plata, comedias ambientadas en una Galicia

mítica, espoleada por los instintos primitivos del hombre: lujuria, violencia, libertinaje

y arbitrariedad del poderoso) y por el periodo de las farsas, en las que va

evolucionando hacia el esperpento por cuanto tienen de caricaturescas y extravagante

(La cabeza del dragón, La marquesa Rosalinda, Farsa y licencia de la reina castiza,

obras en las que satiriza a la sociedad ridiculizando personajes y situaciones) hasta el

esperpento, que utiliza Valle-Inclán para expresar su visión dramática del mundo y,

especialmente, la degradación política y cultural de España (Luces de Bohemia, Los

cuernos de don Friolera, Las galas del difunto, La hija del capitán).

Mediante la técnica del esperpento, Valle-Inclán deforma sistemáticamente la

realidad y nos la presenta como algo grotesco mediante contrastes violentos,

presentación de lo extraordinario como algo normal y verosímil, presencia de la

muerte como aceleración de la degradación humana, muñequización o conversión de

los personajes en fantoches y libertad en el lenguaje al mezclar los distintos niveles o

registros.

En palabras de Ruiz Ramón: El esperpento de Valle no es sólo un género literario,

sino una estética y, en consecuencia, una visión del mundo, a la cual llega el escritor

desde una concreta circunstancia histórica española y desde una determinada

ideología, resultado de una toma de posición crítica, cuya raíz es a la vez individual y

social, pero que coincide con un movimiento estético de protesta y de búsqueda en la

literatura europea.

Luces de Bohemia, es, no sólo su obra más representativa, sino también, una de

las más importantes del siglo XX.

Se compone de quince escenas. Las doce primeras se desarrollan en una sola noche.

Las escenas trece y catorce se centran en el velatorio. La quince cierra la obra en la

taberna de Pica Lagartos en la que don Latino se gasta el beneficio del décimo robado,

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mientras la mujer y la hija de Max, ante la penuria económica que les aguarda, deciden

suicidarse.

La obra nos presenta la historia del Madrid de los años veinte que se nos va revelando

a través del personaje de Max Estrella. Un Madrid en una panorámica total: su tiempo,

sus gentes, su ambiente, sus luces y sus sombras. La obra tiene un comienzo con

apariencias de final. Max Estrella propone a su mujer un suicidio colectivo cuando

aparece don Latino e insiste a Max para que salga. Aquí se inicia la dramática

peregrinación de Max hacia la muerte. Este paseo nocturno desempeña dos cometidos

dramáticos fundamentales:

A- Paseo nocturno como conocimiento de Madrid

B.- Paseo nocturno como dantesco viaje revelador de la progresiva degradación

del héroe en una sociedad degradada.

El primero nos permite conocer sus gentes: comerciantes, literatos, proletarios

revolucionarios, gente de la calle, mundillo oficial, guardias y policías. De todos ellos

nos muestra su historia, su momento: huelgas, manifestaciones, alusiones a personajes

reales.

En el segundo, Max sale a la calle, a la vida y entabla un doloroso diálogo con ella.

Percibe la injusticia y la mentira de esa sociedad mascando ortigas y llorando de

impotencia y de rabia por no poder luchar en contra. Su rebelión ya no es posible:

demasiado viejo, demasiado cansado. Sus gritos de protesta se estrellan contra la

estulticia de unos agentes del orden, o se disuelven en la limosna que le ofrece el

ministro.

El esperpento de Valle-Inclán hay que considerado en esta obra como un arma de

protesta ante una sociedad hipócrita, acomodada en sus mentiras, insensibilizada ante

la injusticia.

2.- El teatro en la generación del 27

Alguno de miembros de la generación del 27, ocupan un lugar destacado en el teatro

español.

Los rasgos más destacables en la dramática de esta generación son:

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a) una depuración del teatro poético;

b) la incorporación de las formas de vanguardia, y

c) el propósito de acercar el teatro al pueblo. El ejemplo máximo es, sin duda,

Lorca.

Federico García Lorca.

La obra dramática de Federico García Larca es una de las cumbres del teatro

español y universal. Es bastante homogéneo en cuanto a su temática profunda y no

muy diferente de los temas que están presentes en su poesía. Lleva a escena destinos

trágicos, pasiones -condenadas a la soledad y a la muerte, amores atormentados por la

esterilidad, vidas marcadas por la frustración, que se sitúa en un doble plano:

metafísico (el tiempo o la muerte como fuerzas enemigas) y social (los prejuicios de

casta, las convenciones, los yugos sociales como impedimentos de la realización

personal).

Lorca concebía el teatro como medio de elevar la sensibilidad del pueblo ante el

hecho poético. El propio autor manifestó: El teatro es la poesía que se levanta del

libro y se hace humana. Y al hacerse, habla y grita, llora y se desespera. El teatro

necesita que los personajes que aparecen en la escena lleven un traje de poesía y al

mismo tiempo que se les vean los huesos, la sangre. De estas palabras se desprende la

idea de un teatro en el que conviven la dimensión humana y estética; la poesía y la

realidad.

Convencido de que las exigencias artísticas son compatibles con su función

educadora, Lorca concibe un teatro de intención didáctica:

El teatro es una escuela de llanto y de risa, y una tribuna libre donde los hombres

pueden poner en evidencia morales viejas o equívocas, y explicar con ejemplos vivos

normas eternas del corazón, del sentimiento del hombre.

Esta concepción didáctica del teatro va acompañada de un enfoque social del

mismo: «En este momento dramático del mundo, el artista debe llorar y reír con su

pueblo. Hay que dejar el ramo de azucenas y meterse en el fango para ayudar a los

que buscan las azucenas»

Influencias:

En la obra de dramática de Lorca encontramos la influencia de diversas tradiciones

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teatrales. Existe una raíz modernista en sus comienzos, tuvo en cuenta el drama rural

de épocas anteriores, se sentía tremendamente atraído por nuestros clásicos, le

apasionaba el teatro de formas populares y sencillas como el teatro de títeres y también

se interesó por las experiencias del teatro vanguardista.

Géneros:

Como consecuencia de lo anterior cultivó variedad de géneros: la farsa, el teatrillo

de guiñol, el drama simbólico, el teatro imposible de estirpe surrealista, la tragedia, el

drama urbano o rural, etc.

Estilo:

Sus dos primeras obras están escritas en verso. Poco a poco, el lugar del verso va

reduciéndose a momentos de especial intensidad, o a escenas líricas entre varios

personajes, o a canciones de tipo popular que, a la manera de Lope, crean un intenso

clima dramático. Finalmente, su última obra La casa de Bernarda Alba, está escrita

íntegramente en prosa, una prosa a veces descarnada y a la vez, profundamente poética.

A medida que va ganando terreno la prosa, va creciendo también el arte del diálogo

hasta alcanzar gran viveza, nervio e intensidad.

Lenguaje:

En el teatro de Lorca conviven poesía y realidad, lo que supone también la

convivencia de un habla de poderoso aliento poético y al mismo tiempo, de claro sabor

popular. Sus rasgos más patentes son la presencia de símbolos, metáforas,

comparaciones de gran originalidad y, a veces, de marcado aire coloquial Su lenguaje

está lleno de fuertes connotaciones emotivas, sensoriales e imaginativas que le

confieren un sello de originalidad inconfundible.

Trayectoria de su obra dramática:

La trayectoria del teatro lorquiano pasa por tres momentos de desigual extensión:

- los tanteos o experiencia de los años 20: El maleficio de la mariposa( 1920),

Mariana Pineda (1925), Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín

(1928);

- la experiencia vanguardista: El público /1930), Así que pasen cinco años (1931);

- la etapa de plenitud: Bodas de sangre (1933), Yerma (1934), La casa de

Bernarda Alba (1936).

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Rafael Alberti y Pedro Salinas dedicaron, también, parte de su actividad literaria al

teatro, aunque mayor parte de sus obras no se corresponden con el período que

estudiamos ahora.

Antes de la guerra Alberti había estrenado dos obras muy distintas: El hombre

deshabitado (1930), de tipo surrealista, y Fermín Galán (1931), sobre un héroe

republicano fusilado. Esta última representa un su giro hacia una literatura

comprometida.

Otros autores contemporáneos del 27 fueron Miguel Hernández, Alejandro

Casona y Max Aub. También estos, excepto Miguel Hernández, escribieron sus

obras con posterioridad a la guerra civil.

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TEMA 8. LA NOVELA POSTERIOR AL 36

Después de la Guerra Civil, en la narrativa española se produce una ruptura con

la narrativa del Novecentismo y de la Generación del 27. Se impone un nuevo realismo

que pretende ofrecer al lector un testimonio de la vida contemporánea.

1. Novela de inmediata posguerra

Es novela falangista de tipo partidista y propagandista y de escasa calidad. Destacan

como autores José Mª Alfaro, Rafael García Serrano, Torrente Ballester.

2. Los años 40: la novela existencialista

Destaca en esta década la novela existencialista como reflejo amargo de la

vida cotidiana. Los grandes temas son la soledad, la inadaptación, la frustración, la

muerte…, todo ello dominado por la incertidumbre de la existencia y la dificultad de

comunicación entre los hombres. Son novelas realistas en las que el individuo lucha

contra el destino o contra las circunstancias cotidianas.

Los personajes son marginales y desarraigados, o desorientados y angustiados

y revelan el malestar del momento, malestar social que se trasluce en pinturas grises y

sombrías. La censura hace imposible cualquier intento de denuncia y limita los

alcances del testimonio. Por eso aún no puede hablarse, en sentido estricto, de novela

social; lo que se hace es trasponer el malestar social a la esfera de lo personal, de lo

existencial.

Las narraciones se desenvuelven, por lo general, en ambientes urbanos y se

conciben como reconstrucción del pasado de los personajes con una estructura

narrativa tradicional, en la que el espacio tiende a la reducción y el tiempo también se

comprime. En los personajes se impone el uso del lenguaje coloquial.

Tres autores y tres novelas representan esta tendencia: La familia de Pascual

Duarte de Camilo José Cela, Nada de Carmen Laforet, La sombra del ciprés es

alargada de Miguel Delibes.

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a) Camilo José Cela se caracteriza por sus ideas y visión del mundo tremendistas y

por un pesimismo existencial heredado de Baroja, que le lleva a una escasa fe en

el hombre. Su trayectoria narrativa se divide en tres etapas:

- Primera etapa realista que evoluciona al tremendismo: La familia de

Pascual Duarte.

- Segunda etapa de realismo social (La colmena), tras algún

experimento vanguardista (Pabellón de reposo).

- Tercera etapa de vanguardia experimentalista: Oficio de tinieblas 5.

b) Miguel Delibes. Es un autor fiel a sus convicciones ideológicas y a su

perspectiva humanística. Lleva a cabo un análisis de una sociedad rural

marginada (Castilla) y critica a una burguesía urbana despreocupada. Su

lenguaje es sobrio, natural y bello. En su obra narrativa se advierte una

evolución:

- Novela existencial: La sombra del ciprés es alargada.

- Novela de mayor carga social centrada en dos ambientes. Realismo de

ambiente rural: El camino, Las ratas, Los santos inocentes. Realismo de

ambientes urbanos: La hoja roja, Mi idolatrado hijo Sisí, Cinco horas

con Mario.

- Novela formalmente novedosa: Cinco horas con Mario.

c) Carmen Laforet. Con su novela Nada causó un gran impacto. Su argumento,

con trasfondo autobiográfico, se centra en la decepción y desencanto de una

joven que llega a Barcelona a iniciar sus estudios universitarios. Sus obras

posteriores no consiguieron igualar a esta primera.

d) Torrente Ballester. Es un autor difícilmente clasificable, que se mantuvo al

margen de la literatura existencial. En su obra destacan las siguientes tendencias:

- Novela sobre la guerra: Javier Mariño.

- Novela realista y tradicional: Los gozos y las sombras.

- Mezcla de renovación estructural con la fantasía, el humor y la parodia del

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experimentalismo: La saga / fuga de J. B.

- Humor y juego literario: Filomena, a mi pesar, Crónica del rey pasmado.

e) Otras tendencias de la década de los años cuarenta son: novela de realismo

tradicional (Juan Antonio de Zunzunegui), narrativa fantástica y de humor (Álvaro

Cunqueiro).

3. Los años 50: la novela del realismo social

Es paralela a la poesía social y se caracteriza por un compromiso ético, un

testimonio crítico y una denuncia social. Su talante es antiburgués e inconformista,

ideológicamente de izquierdas.

Entre los novelistas sociales cabe diferenciar dos orientaciones estéticas, la

objetivista y la del realismo crítico. El narrador objetivista se propone reflejar, con el

máximo de veracidad, el comportamiento externo y las palabras de los personajes,

renunciando a cualquier comentario personal. El narrador crítico proyecta su ideología

sobre los personajes y hace más explícita la denuncia social.

Los temas se desplazan de lo individual a lo colectivo: la dura vida en el

campo, el mundo del trabajo y de las relaciones laborales, la miseria de las ciudades, la

abulia y las consecuencias de la Guerra Civil. Los personajes son representativos de

las distintas clases sociales y están en permanente conflicto con el entorno. Junto a

ello, aparece también una extendida preferencia por los personajes colectivos (amplios

números de personajes con alguno destacado).

La estructura del relato es lineal, aparentemente sencilla; de hecho, se acusó a

estos novelistas de pobreza técnica. Predomina el diálogo y el tiempo narrado se

reduce a un corto espacio de tiempo. El lenguaje adopta el estilo de la crónica,

desnudo, directo y sencillo. Dominan el panorama narrativo las técnicas derivadas del

objetivismo en las que el novelista no comenta (desaparición del autor), con influencia

de las técnicas cinematográficas: narrador oculto que no interviene en los personajes

(=cámara) y propicia la importancia de los diálogos; montaje de la trama y los hechos

con métodos conductistas; estructuración en secuencias.

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Aparece una preferencia por el personaje colectivo y por el personaje

representativo, tomado como síntesis de un grupo; todo ello enlazado con el rechazo

de la novela psicológica. El diálogo ocupa un lugar preeminente y en él, el autor

pretende recoger el habla viva y característica de cada grupo social representado.

NARRADORES OBJETIVISTAS:

a) Jesús Fernández Santos:

Consigue el afianzamiento del realismo social con Los bravos, que denuncia

la miseria de la posguerra y la asfixia colectiva en un pueblo controlado por

los caciques. Después continuó con novela más intimista. En los últimos

años escribe novela histórica: Extramuros, Cabrera, Jinetes del alba.

b) Ignacio Aldecoa:

Novelista y escritor de cuentos. Persigue la verosimilitud, precisión

lingüística y belleza de su prosa. Presenta al ser humano en su lucha con la

vida, con el destino, con el trabajo: El fulgor y la sangre, Con el viento

solano, Gran sol. En sus obras ha dejado grandes testimonio del mundo

gitano, taurino y de los guardias civiles, así como de la vida del mar.

c) Rafael Sánchez Ferlosio:

Autor de tres novelas importantes: Industrias y andanzas de Alflanhui:

precedente del realismo mágico por su mezcla de realidad cotidiana y de

fantasía y con una estructura muy parecida a la de las novelas picarescas.

El Jarama: hito del realismo social, reflejo de la falta de ilusión y sinsentido

de la vida cotidiana de unos jóvenes trabajadores un domingo en un

merendero del Jarama. La mayor objetividad de este relato procede de los

diálogos, que reproducen literalmente el habla de los personajes.

El testamento de Yarfoz, de corte fantástico.

d) Carmen Martín Gaite:

Aborda en sus novelas el problema de la inserción del individuo

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en la sociedad y el problema de la incomunicación. Su obra

maestra es El cuarto de atrás, a medio camino entre la

autobiografía, la memoria y el consciente onírico.

NARRADORES DE REALISMO CRÍTICO:

a) Juan Goytisolo:

Es el novelista social más importante y de mayor proyección

internacional. Representa la inquietud en la búsqueda de innovaciones,

que se escalonan en tres etapas: realismo social y literatura

comprometida centrada en el análisis de las formas de vida de la

burguesía, cuyo egoísmo y frivolidad pone al descubierto (Duelo en el

Paraíso); abandono del realismo crítico y búsqueda de la renovación

narrativa a través de las técnicas de la novela estructural (Señas de

identidad, Juan Sin Tierra); experimentalismo (Makbara) y ruptura de

la novela como género; identificado con la cultura islámica, critica los

valores del mundo occidental.

b) Ana Mª Matute:

Alterna el realismo crítico y de intención social con una tendencia narrativa

propia, la del realismo lírico, basado en los efectos sensoriales y poéticos.

Su mejor obra es Primera memoria, donde traza una hermosa historia de

amor de dos adolescentes en los tiempos de la guerra.

c) Juan Marsé:

Inicia su trayectoria con novelas pertenecientes al realismo social y crítico,

aunque con algún elemento renovador; retrata una juventud burguesa,

desorientada y abúlica (Encerrados con un solo juguete). Posteriormente,

sin abandonar su postura antiburguesa, renueva sus esquemas narrativos

(Últimas tardes con Teresa, El embrujo de Shangai, Rabos de lagartija).

4. Los años 60: La novela experimentalista o estructural

A principios de los 60, el realismo social estaba agotado y los autores tienen

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cada vez más en cuenta las aportaciones de los grandes novelistas extranjeros, en

especial de los autores hispanoamericanos. Aparece una drástica renovación de fondo

y forma que da como resultado la novela estructural.

Algunos autores llevarán a sus últimas consecuencias estas técnicas

experimentalistas: intentarán destruir el personaje, la acción y el argumento, y

centrarse sólo en las técnicas, lo que lleva a textos incomprensibles (Miguel Espinosa,

Marsé, Cela, Torrente Ballester).

Sus características más importantes son:

- Se estructura en secuencias, no en capítulos.

- El argumento se relega a un segundo plano y en él se da cabida a lo fantástico

y onírico junto a lo real. A veces, la anécdota se carga de significación simbólica.

- Las historias se suceden alternativamente (técnica del contrapunto). Cuando

los personajes son muchos, se acude a la técnica caleidoscópica.

- Se propugna la desaparición del autor y la narración llega al lector no solo

desde el punto de vista del narrador omnisciente tradicional, sino también desde la

perspectiva de un personaje (punto de vista único) o desde múltiples perspectivas para

ofrecer distintas versiones (punto de vista múltiple). Además de la 1º y 3ª personas, se

utiliza la 2ª persona narrativa (tú reflexivo que se identifica con el personaje que

habla).

- Pierde peso el diálogo a favor del estilo indirecto libre y del monólogo

interior. Asistimos, por tanto, al brotar de los pensamientos en la mente del personaje.

- Las descripciones abandonan su tradicional función ambientadora para

adquirir un valor en sí, a veces de tipo metafórico o simbólico.

- Los personajes reciben un tratamiento individualizado; en el pulso que

mantienen con la sociedad intentan encontrar su identidad y fracasan.

- Las historias no se narran cronológicamente; son constantes los saltos

temporales del presente al pasado (flash back) y el desarrollo discontinuo de la acción

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con violentas elipsis. La organización del tiempo puede llegar a ser caótica, entonces

se habla de laberinto o rompecabezas temporal.

- El relato comienza de manera abrupta y tiene un final abierto.

- El lenguaje incorpora todos los registros del habla y parodia textos de diversa

procedencia (ensayísticos, administrativos, periodísticos…). Se tiende a borrar las

fronteras entre la prosa y el verso y el lenguaje poético penetra abundantemente en la

novela. Se explora a través de diversos artificios tipográficos: ausencia de puntuación,

disposiciones especiales de párrafos o líneas, uso de distintos tipos de letra, inserción

de grabados…

a) Luis Martín Santos :

Su producción narrativa es escasa debido a su muerte prematura, pero la

repercusión de Tiempo de silencio fue inmensa. La obra se atiene al modelo

de la novela estructural. Aparece en ella una variada utilización de técnicas

narrativas: monólogo interior, contrapunto, perspectivismo, desorden

temporal, concepción mítica de la realidad cotidiana, conversión del

narrador en intérprete de la realidad, implicación del autor en la obra

(digresiones), riqueza de registros. Se mantiene, además, en ella el

compromiso social.

Influirá en Marsé, Goytisolo, Benet, Cela, Fernández Santos y Martín Gaite.

b) Juan Marsé:

Tras sus comienzos en el realismo crítico y social, continúa con la denuncia

social y la crítica de la burguesía despreocupada y aburrida, con una sátira

feroz al señoritismo y a la inautenticidad. Sin embargo, ase apoya ahora en

una mayor complejidad y renovación técnica (Últimas tardes con Teresa, La

oscura historia de la prima Montse, El embrujo de Shanghai, Rabos de

lagartija. Supera con estas obras el objetivismo y retorna al autor

omnisciente, con intervenciones sarcásticas, un uso abundante del monólogo

interior y la incorporación de originales elementos paródicos.

c) Juan Benet:

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Su obra supone la indagación del discurso textual y la oposición a los

elementos argumentales, con un uso escaso del diálogo y abundancia de

largos monólogos de diversas voces y descripciones en las que alternan

diferentes registros. Recrea la guerra civil en un lugar mitificado en su

obras Región y Volverás a Región.

5. Los años 70: la generación del 68

Tras unos cuantos años de frenesí renovador, la novela desemboca en un

desconcierto que desemboca en una vuelta a la tradición y una simplificación de las

estructuras narrativas. Se recupera el argumento, la trama y los personajes (historia

cerrada y continua). Igualmente se vuelve a las personas narrativas tradicionales (1ª Y

3ª) sin mezclar y se recuperan los diálogos. Los autores abandonan, en general, las

intenciones ideológicas o políticas y reaparecen las preocupaciones existenciales y la

presencia de la intimidad. Por otro lado, se acude ahora, además, a los géneros

narrativos tenidos por menores o de masas, como la novela negra, el folletín, el relato

de aventuras o la novela de ciencia-ficción.

Destacan en esta época los siguientes autores:

- en el experimentalismo, Luis Goytisolo, Esther Tusquets…

- en el neorrealismo, Juan José Millás, Javier Marías, Lourdes Ortiz, Álvaro

Pombo, Miguel Delibes, Juan Marsé, Torrente Ballester…

- en la novela histórica, Antonio Muñoz Molina, Eduardo Alonso, Manuel

Vázquez Montalbán…

- Eduardo Mendoza como precursor de nuevas tendencias…

Los narradores que empiezan a publicar a partir de los años 80, continúan el

camino abierto por los anteriores y cada uno de ellos sigue una trayectoria individual.

Salvo en algún caso, se alejan todavía más de las tentativas experimentales, volviendo

a la forma tradicional de narrar, es decir, al realismo. Surge una amalgama de

tendencias y géneros en torno a diversos temas, desde el intimista, autobiográfico y

erótico, al histórico, político, legendario y de aventuras.

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TEMA 9. LA POESÍA POSTERIOR A 1936

INTRODUCCIÓN

Antes de 1936 asistimos en España a un segundo siglo de oro de la poesía

española. El panorama poético es de gran calidad:

Los grandes maestros: Unamuno, Machado, Juan Ramón

Jiménez. El grupo o generación del 27.

El brote de una nueva generación de poetas jóvenes que publicaron sus

primeras obras en tomo a 1935 y 1936: Miguel Hernández, Luis Rosales,

Luis Felipe Vivanco.

En torno a los años treinta se produce una rehumanización o vuelta al hombre en

varias líneas poéticas:

Nueva orientación romántica: Cernuda, Salinas, Alberti...

Tendencia surrealista: Aleixandre, García Lorca, Alberti,

Cernuda ... Poesía social y revolucionaria: Alberti, Emilio Prados ...

Poesía trascendente: Luis Rosales, Leopoldo Panero, Vivanco...

Quisieron conjugar la calidad artística del 27 con los planteamientos

éticos de Unamuno y Machado.

En 1936, la guerra civil rompe este estado de cosas y divide a la sociedad en dos

bandos, lo cual tuvo su reflejo en la poesía:

Seguidores fieles a la República: Antonio Machado, la mayor parte de

los poetas del 27, Miguel Hernández...

La España nacional, que contó con poetas como José Ma Pemán, Luis

Rosales, Dionisio Ridruejo.

En uno y otro bando la poesía se cultivó intensamente porque sirvió como arma de

propaganda y de combate, sin embargo, en cantidad y calidad la producción fue mayor

en el bando republicano. En su conjunto, la poesía de guerra fue circunstancial y es por

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ello un buen testimonio histórico más que una obra de calidad.

1. LA FIGURA CRUCIAL DE MIGUEL HERNÁNDEZ

Por edad, pertenece a la Generación del 36, la de los poetas de los primeros años

de la posguerra que publicaron sus primeras obras en los años de la República. Sin

embargo, su obra, muy estrechamente relacionada con la de la G. Del 27, posee tal

singularidad que justifica su estudio aparte.

ETAPA DE JUVENTUD Y APRENDIZAJE. (Perito en lunas 1931). Se muestra

influido por la poesía gongorina y vanguardista de los poetas del 27.

MADUREZ CREADORA. (El rayo que no cesa 1936). Compuesto en su mayor

parte por sonetos, es un libro biográfico inspirado por el apasionado amor que en él

despertó su futura esposa. Encontramos ya los tres grandes temas de la poesía de

Miguel Hernández, la vida, la muerte y el amor con una tonalidad lírico-trágica, de

claroscuros, donde son visibles los influjos de San Juan de la Cruz, Quevedo y el

surrealismo. La vida es encierro, acoso y barreras (imagen del toro con el que se

identifica) y su destino fatal, la muerte. Pero, pese a todo, pone el acento en el amor y la

esperanza. El lenguaje neorromántico, intimista y aparentemente sencillo, dotado de una

calidez y vigor desbordantes, remite al mundo de la naturaleza. Su fuerza expresiva se

potencia con el uso de la imagen, la metáfora, la repetición y la anáfora.

POESÍA COMPROMETIDA. (Viento del pueblo 1937). La Guerra Civil impone

un giro hacia la solidaridad con los humildes (poesía de urgencia, comprometida

políticamente con la causa republicana). La retórica y las exigencias formales pasan a

segundo plano para expresar de forma directa e inmediata el sufrimiento, la angustia y

el dolor.

La confianza en el ser humano y el utopismo se quiebran ante la brutalidad de la

Guerra Civil y se manifiesta en El hombre acecha (1339), donde el poeta siente

angustia ante el odio, la violencia y el salvajismo y clama contra la deshumanización de

la guerra. La naturalidad del lenguaje y la desnudez del estilo contribuyen a realzar el

dramatismo.

La última gran obra de Miguel Hernández es Cancionero y romancero de

ausencias (1938-41), escrita en su mayor parte en la cárcel, donde recoge la sombra de

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la derrota, las ilusiones perdidas, el dolor por la muerte del primer hijo, la cárcel, la

nostalgia y la soledad.

2. POESÍA EN EL EXILIO.

En el exilio existe una larga lista de poetas entre los que habría que destacar:

-Poetas de la generación del 14: Juan Ramón Jiménez y León Felipe. Este último

supone un caso aparte dentro del grupo ya que se trata de un poeta invariablemente al

margen de la poesía deshumanizada. Vehemente defensor de la República, se exilió a

América y morirá en México. En el exilio, su voz poética será entre imprecatoria y

dolorida: El payaso de las bofetadas, El hacha, El español del éxodo y del llanto.

-Poetas de la generación del 27: Lorca había muerto y del resto, la mayoría se

exiliaron.

-Poetas que apenas habían iniciado su obra o que la compusieron casi toda en el

exilio: Juan Gil-Albert, poeta valenciano que supo conciliar una poesía serena y

reflexiva con el compromiso cívico -moral en defensa de la Repúb1ca: Misteriosa

presencia (1936), Candente horror (1936), Son nombres ignorados (1939), Las

ilusiones (1945), Concertar es amor (1951). Arturo Serrano Plaja, clama contra el

sufrimiento humano en Destierro infinito (1936), El hombre y el trabajo (1938), Galope

de la suerte (1958) y La mano de Dios pasa por este perro (1965). Germán Bleiberg,

sus poemas van desde un tono clásico El Cantar de la noche 81935), Sonetos amorosos

(1936), a una expresión poética más libre Más allá de las ruinas (1947) y Primavera

mutua (1948).

Estos, entre los más destacados, y algunos otros forman el grupo de poetas que,

desde la amarga experiencia del exilio, expresaron su voz amarga y dolorida.

3. LA POESÍA EN ESPAÑA TRAS LA GUERRA.

Tras 1927, la poesía inicia un proceso de rehumanización, proceso que se intensifica

con las dramáticas circunstancias de los años treinta. Se inicia una preocupación por el

hombre como tema poético: bajo este enunciado caben tanto los problemas

"existenciales" como los problemas "sociales".

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3.1. LOS PRIMEROS AÑOS DE LA POSGUERRA.

En esta etapa encontramos poetas más o menos coetáneos a Miguel Hernández. Es la

llamada generación escindida.

3.1.1. LA POESÍA ARRAIGADA.

Así llamó Dámaso Alonso a la poesía de aquellos autores que se expresan con una

luminosa y reglada creencia en la organización de la realidad". Son un grupo de poetas

llamados la juventud creadora o Garcilasistas. (Revista Garcilaso 1943). Han salido de

la guerra con un afán de claridad, de perfección y de orden. En su poesía, de

estructura clásica, encierran una visión del mundo coherente, ordenada y serena. Uno de

los temas dominantes es un firme sentimiento religioso, junto con temas tradicionales

como el paisaje, el amor, la belleza.

A esta poesía responden las características de Dionisio Ridruejo, Luis Rosales.

Leopoldo Panero y Luis Felipe Vivanco, entre los más destacados.

3.1.2. LA POESÍA DESARRAIGADA.

Dámaso Alonso hace referencia a los poetas desarraigados y a su poesía con las

siguientes palabras: Para otros, el mundo es un caos y una angustia, y la poesía una

frenética búsqueda de organización y de ancla. Sí, otros estamos muy lejos de esa

armonía y de esa serenidad.

Espadaña (1944) es la revista que acoge a los poetas de esta tendencia. Es una poesía

arrebatada, de agrio tono trágico que a veces fue calificada de tremendista; una poesía

desazonada, que se encuentra con un mundo deshecho y caótico, invadido por el

sufrimiento y la angustia. La religiosidad tiene un evidente entronque con la línea

existencialista. Adopta entre ellos un tono de desesperación y duda. Su estilo es bronco,

directo, sencillo y menos preocupado por la estética que el de los poetas arraigados.

En esta línea se incluyen Dámaso Alonso, E. de Nora, Carlos Bousoño, José Luis

Hidalgo, Gabriel Celaya y BIas de Otero.

3.1.3. OTRAS TENDENCIAS

El panorama de la poesía de posguerra no se agota con la poesía arraigada y

desarraigada, dos tendencias tajantemente opuestas. En una posición marginal con

respecto a las tendencias anteriores hay que señalar el movimiento formado por Carlos

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Edmundo de Ory en 1945 llamado Postismo que enlaza con la poesía de vanguardia y

que pretende ser un surrealismo ibérico, reivindica la libertad expresiva, la imaginación,

lo lúdico. Rechaza la angustia existencialista y, frente a la poesía social, se presentará

como una rebeldía subjetiva. Relacionados con este movimiento se hallan poetas como

Ángel Crespo y otros.

Otro movimiento poético al margen es el del grupo Cántico de Córdoba. Cultivaba

una poesía predominantemente intimista y de gran rigor estético. Sus principales

cultivadores fueron Pablo García Baena, Ricardo Molina y otros.

3.2 LA POESIA SOCIAL.

En torno al año 1955 se consolida en todos los géneros el denominado realismo

social. De esta época son Pido la paz y la palabra, de BIas de Otero y Cantos

Iberos, de Gabriel Celaya. Ambos poetas superan su anterior etapa de angustia

existencial para situar los problemas humanos en un marco social. En esta dirección

les acompaña Vicente Aleixandre con Historia del corazón.

De la poesía arraigada se ha pasado a la poesía social. El poeta se solidariza con

los demás hombres y toma partido ante los problemas del mundo que le rodea. Los

problemas más inmediatos se anteponen a las metas estéticas.

En cuanto a los temas, hay que destacar la gran proporción que alcanza el tema

de España, pues toma ahora un carácter más obsesivo aún que en el 98, y con un

enfoque más político. Proliferan títulos como Que trata de España, de Blas de

Otero; España, pasión de vida, de Nora; Dios sobre España, de Bousoño.

Aparte del tema de España existen otros temas que también están presentes en la

novela y en el teatro, como la injusticia social, la alienación, etc.

3.3. DE LA POESÍA SOCIAL A UNA NUEVA POÉTICA.

Ya durante los años del auge del realismo social se observan otras corrientes

poéticas. Poetas ya citados como José hierro y José Mª Valverde, aunque presentan

temas sociales, no pueden encasillarse tampoco en aquella tendencia por la amplitud de

temas y enfoques.

Entre los poetas que mejor representan la superación de la poesía social, podemos

destacar a Jaime Gil de Viedma, Ángel González, José Ángel Valente, Francisco

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Brines, Claudio Rodríguez, Carlos Barral y Caballero Bonald.

Aunque no puede decirse que estos poetas formen grupo, es evidente que presentan

varios rasgos comunes:

- Hay en ellos una preocupación fundamental por el hombre, pero huyen de todo

planteamiento poético.

- Son inconformistas frente al mundo en que viven, pero cierto escepticismo les aleja de

la poesía social.

- Es su poesía, como ha dicho Gimferrer, una poesía de la experiencia personal.

Sus temas son, en buena medida, un retorno a lo íntimo, una evocación nostálgica de la

infancia, interés por lo cotidiano, escepticismo dolorido, conciencia de aislamiento y

soledad.

- En cuanto al estilo, rechazan el patetismo de la poesía desarraigada y el habitual

prosaísmo de la poesía social. Buscan un lenguaje personal y a la vez depurado, nuevo y

sólido. No les atraen las experiencias vanguardistas y prefieren una expresión cálida y

cordial. Con estos poetas nace el interés por los valores estéticos y por las posibilidades

del lenguaje.

3.4. LOS NOVÍSIMOS

En 1970 se publica una antología de amplia repercusión titulada Nueve novísimos

poetas españoles. En ella se recogen poemas de Vázquez Montalbán, Martínez Carrión,

José Ma Álvarez, Félix de Azúa, Pedro Gimferrer, V. Molina Foix, Guillermo Carnero,

Ana María Moix y Leopoldo Panero.

Representan una nueva sensibilidad dentro de la llamada generación del 68. Son

poetas nacidos después de la guerra y han recibido una nueva educación sentimental.

En cuanto a los temas, son poetas que manifiestan un íntimo malestar ante aspectos

de la sociedad. Frente a la sociedad de consumo son corrosivos y sarcásticos. También

son escépticos sobre las posibilidades que tiene la poesía de cambiar el mundo. Aunque

son inconformistas, como poetas persiguen metas estéticas.

Su objetivo fundamental es la renovación del lenguaje poético y, frente a otros

modelos, ven en el surrealismo una lección vigente de ruptura con la lógica del mundo

absurdo. Puede decirse que nos hallamos ante un nuevo vanguardismo, paralelo a las

corrientes experimentales que vimos en otros géneros.

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3.5. LA POESÍA DESDE 1970.

Aparte de los novísimos hay otros poetas que se fueron dando a conocer a la vez y

después, nacidos antes de 1950: Félix Grande, Ángel García López, José Miguel Ullán,

Antonio Colinas, Jenaro Taléns, César Simón; nacidos después de 1950: Luis Alberto

de Cuenca, Luis Antonio de Villena, Julio Llamazares...

Los rasgos más destacados de esta poesía y que la crítica ha subrayado son los

siguientes:

- Surrealismo dentro de una línea vanguardista y experimental. Todo ello en un

marco de refinamiento y neomodernismo.

- Culturalismo. Es una poesía que se inspira en el arte o en otras manifestaciones

culturales.

- Hay una línea clasicista, sobre todo en poetas de una sólida formación

grecolatina.

- También hay una línea de influencia barroca que tiene sus raíces en la poesía del

siglo XVII.

Los poetas más jóvenes, los que se dan a conocer a finales de los años 70 o ya en los

80, continúan, en parte, las líneas apuntadas, pero parecen distanciarse de los aspectos

más característicos de los novísimos y alejarse del vanguardismo más estridente. En

cambio, se observa un mayor interés por la expresión de la intimidad y por las formas

tradicionales.

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TEMA 10. EL TEATRO TRAS LA GUERRA CIVIL

Mientras en Europa encontramos un teatro renovador (teatro del absurdo), en

España continuamos con un teatro convencional, con humor superficial para un público

conservador. Se habían perdido los autores innovadores de la época anterior (Lorca,

Valle-Inclán, Unamuno, Casona.)

a) Teatro continuista de inmediata posguerra: la alta comedia.

Se trata de un teatro bien construido con personajes de clase media sin

problemas económicos. Los temas más frecuentes son el amor, la infidelidad y los

conflictos padres 1 hijos. Posee un tono cómico pero sin intención crítica.

Los autores más destacados son José Ma Pemán, Joaquín Calvo Sotelo, Juan

Ignacio Luca de Tena, José López Rubio, Víctor Ruiz Iriarte.

Posteriormente encontramos otros dramaturgos como Jaime Salom, Alfonso

Paso, Juan José Alonso Millán.

b) Teatro de humor renovado

Es un teatro basado en situaciones ingeniosas donde lo inverosímil y lo absurdo

sobresalen. Todo ello acompañado de un lenguaje agudo y crítico contra las

convenciones burguesas.

Destacan dos autores:

Enrique Jardiel Poncela, que elabora una caricatura de la sociedad basada en la

inverosimilitud y lo fantástico. Busca, además, en sus obras, la atemporalidad del

conflicto, los personajes y el escenario. Su humor es intelectual y abstracto. Entre sus

obras destacan Usted tiene ojos de mujer fatal; Cuatro corazones con freno y marcha

atrás; Eloísa está debajo de un almendro.

Miquel Mihura, que construye sus obras con un humor inverosímil y en libertad

y manifestando una postura inconformista ante las convenciones sociales que le colocan

como un antecedente del teatro del absurdo. Entre sus obras destacan Sublime decisión;

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Tres sombreros de copa; Maribel y la extraña familia.

2. TEATRO DE LA ÉPOCA EXISTENCIALlSTA y DEL REALISMO SOCIAL

(1949-68):

Las inquietudes existenciales se van integrando poco a poco en el teatro de la

época.

Antonio Buero Vallejo denuncia en sus obras la injusticia y manifiesta su

inconformismo ante un mundo hostil y ante el sufrimiento. Sus personajes se encuentran

sumidos en una búsqueda de la verdad y lucha por la libertad. Sus obras recobran, de

alguna manera, la función catártica de la tragedia griega. Todo ello a través del uso de

símbolos tanto en los escenarios (La fundación) como en los personajes y su

características personales (la ceguera, por ejemplo), símbolos que le sirvieron para

enmascarar su crítica social ante la censura.

Durante su primera etapa, de tipo existencial, escribe obras como Historia de

una escalera (mundo gris de vecinos); En la ardiente oscuridad (simbolismo de la

ceguera); desmitificación de mitos clásicos: La tejedora de sueños (Ulises y Penélope).

En su segunda etapa, esta vez de tipo social, encontramos obras como Hoy es

fiesta, Un soñador para un pueblo (de tema histórico con el personaje de Esquilache),

Las Meninas; El concierto de San Ovidio (la explotación humana representada a través

de una orquesta de ciegos); La doble historia del doctor Valmy (la tortura).

En su tercera etapa surge una mayor renovación formal con obras como La

Fundación, La detonación, Caimán, Diálogo Secreto.

Alfonso Sastre desarrolla una concepción del teatro como arte social que sirve

de agitador de conciencias. Tuvo problemas de censura y no conectó del todo con el

público. Entre sus obras destacan Escuadra hacia la muerte (plantea el conflicto entre la

autoridad y la libertad y denuncia contra la guerra), La mordaza (tema de la tiranía) o

La taberna fantástica.

Otros dramaturgos del realismo social como Lauro Olmo, José Mª Rodríguez

Méndez, Carlos Muñiz, José Martín Recuerda o Antonio Gala, tuvieron problemas con

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la censura lo que les obligó a esconder los mensajes políticos e ideológicos en el

simbolismo. Todos ellos denuncian la falta de libertad, la moral absurda, la injusticia

social, la explotación del hombre por el hombre, la miseria y la angustia del

proletariado, la violencia, la discriminación o los enfrentamientos ideológicos.

3. EL TEATRO EXPERIMENTALlSTA y RENOVADOR (1968-75)

El teatro recibe ahora la influencia de las vanguardias y del teatro del absurdo.

Se crea un nuevo lenguaje dramático basado en el espectáculo, la escenografía y las

técnicas teatrales audiovisuales. Se destruye la acción y se utilizan la alegoría y la

abstracción.

Destacan autores como Francisco Nieva, Manuel Martínez Mediero, Antonio

Martínez Ballesteros y grupos de teatro independiente como Tábano, Els Joglars, Els

comediants, La Fura deis Baus ...

Fernando Arrabal es el creador del teatro del pánico con rasgos oníricos del

surrealismo y críticos de Valle-Inclán. Refleja en sus obras rebeldía ante lo absurdo y la

sinrazón del mundo. Entre sus obras destacan El cementerio de automóviles; Pic-nic;

Oye, Patria, mi aflicción. En su última etapa escribe teatro bufo: Róbame un billoncito.

4. EL TEATRO ACTUAL DESDE 1975

El teatro más actual vuelve a la tradición y, por tanto, al neorrealismo. Aparecen

temas de actualidad: droga, paro, delincuencia y las obras se enmarcan en un

costumbrismo con matiz irónico.

Entre los autores de este periodo, destacan Fermín Cabal, Ernesto Caballero,

Alonso de Santos, Francisco Melgares.

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TEMA 11. EL BOOM DE LA NOVELA HISPANOAMERICANA

A partir de los años 40, se observa en Hispanoamérica un cansancio de la novela

realista precedente y algunos aspectos que suponen una renovación:

- temas nuevos: interés por el mundo urbano, que dará cabida a problemas, no ya

solo sociales, sino también existenciales.

- irrupción de la imaginación y lo fantástico (realismo mágico o lo real

maravilloso). Realidad y fantasía aparecen entrelazadas, unas veces por la

presencia de lo mítico, de lo legendario, de lo mágico; otras, por el tratamiento

alegórico o poético de la acción, de los personajes o de los ambientes.

- mayor cuidado constructivo y estilístico (innovaciones formales, elementos

irracionales y oníricos).

Estos rasgos se prolongarán durante los decenios siguientes y tendrán como

pioneros de esta renovación narrativa a autores como Borges (su visión del mundo es la

de un agnóstico y escéptico; la realidad es para él caótica, laberíntica y gobernada por el

azar), Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier (contribuyó a la renovación del lenguaje

y las estructuras de la novela, con un intenso barroquismo y una gran atención a los

conflictos sociales) y Juan Rulfo (renovador de la novela indigenista de tema regional

mejicano).

En 1962 (el mismo año que Tiempo de silencio), se publicaba en España La

ciudad y los perros del peruano Vargas Llosa; en 1967, llegaba Cien años de soledad

del colombiano García Márquez; por esas fechas aparecen asimismo novelas como

Sobre héroes y tumbas de Sábato, El astillero de Onetti, El siglo de las luces de

Carpentier, La muerte de Artemio Cruz de Carlos Fuentes, Rayuela de Cortazar,

Paradiso de Lezama Lima… Era el llamado boom de la novela hispanoamericana. Los

nuevos novelistas continuaban en la línea de innovaciones de los años 40, pero las

llevaban a sus últimas consecuencias y las enriquecían:

- se incrementa la preferencia por la novela urbana y, cuando aparece el

ambiente rural, recibe un tratamiento nuevo

- la integración de lo fantástico y lo real se consolida

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- la estructura del relato es objeto de una profunda experimentación: ruptura

de la línea argumental, cambios del punto de vista, rompecabezas temporal,

contrapunto, caleidoscopio, combinación de las personas narrativas, estilo

indirecto libre, monólogo interior

- se superponen estilos y registros, con distorsiones sintácticas y léxicas, con

una densa utilización del lenguaje poético.

Por debajo de todo ello, late el convencimiento de la insuficiencia práctica y

estética del realismo. Esto no supone exactamente un alejamiento de la realidad, sino un

intento de abordarla desde ángulos más ricos y válidos estéticamente. Esta preocupación

estética no supone que el escritor abdique de sus propósitos de denuncia (estos autores

suelen proclamar ideas sociales y políticas muy avanzadas).

AUTORES

Ernesto Sábato. Es un explorador de los mecanismos psíquicos del ser humano

y las causas morales y ambientales que lo llevan a la destrucción. Tiene una visión

pesimista del mundo, influida por el existencialismo francés. Su idea de que la vida está

regida por el absurdo y el mal ya aparece en su primera novela El túnel.

Julio Cortázar. Influido por el relato fantástico y por Borges, pretende dejar

patente que el mundo es ilógico, impredecible y monstruoso por debajo de su aparente

normalidad. Su consagración literaria le llega con Rayuela, novela vanguardista,

construida a partir de la técnica del collage y a modo de improvisaciones (puede ser

leída en el orden normal o en el indicado al pie de cada capítulo).

Gabriel García Márquez. Es el que mejor encarna la literatura del realismo

mágico. En su obra literaria se distinguen dos etapas, cuya línea divisoria marca Cien

años de soledad, la mejor novela hispanoamericana del siglo XX. En ella vuelca toda la

memoria de su infancia, la de su pasado y la de Colombia, donde el mundo real y el

mundo sobrenatural, la leyenda y la fantasía se funden. Narra la saga de la familia

Buendía a través de distintas generaciones hasta su extinción. La historia transcurre en

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Macondo, ciudad ficticia, símbolo de Colombia y de la América hispana. Su lenguaje

oscila entro lo épico y lo trágico, lo hiperbólico y lo paródico. El tiempo se trata de una

manera circular, dando a entender que todo lo que ha sucedido, volverá a suceder de

manera fatal.

Mario Vargas Llosa. El Perú contemporáneo es el marco de casi todos sus

relatos. Su novela más destacada es Conversación en la Catedral, donde reconstruye un

país envilecido bajo la dictadura del general Odría; en esta novela política, de una gran

complejidad estructural, se entrecruzan diversos hilos narrativos y abunda el monólogo

interior además del diálogo.

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