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Guadernos de Madinat al -Zahrá' Vol. 4 Córdoba, 1999

La mezquita de la antigua finca El Fontanar (Córdoba). Dolores Luna Osuna, Ana María Zamorano Arenas

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Cuadernos de Madinat al-Zahra. Vol. 4, Año 1999. Revista de difusión científica del Conjunto Arqueológico Madinat al-Zahra (Medina Azahara).

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GuadernosdeMadinatal -Zahrá'

Vol. 4

Córdoba, 1999

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YUHVZ--IY IVN ICIVHI ECI SONUECIVIIf

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O Junta de Andalucía. Consjería de Cultu¡a

(O l-os autores.

Imprenta San Pablo, S. L. - Córdob¿

Sot Ángela de ia Crtz, 1.2 - TeLéfono 957 283 JO6ISSN:1139-9996Depósito Legal: CO. 6041 1999

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VIUVA

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LAM.EZQUITA DE LA ANTIGUA FINCA "EL FONTANAR"(cÓnooBA)

DOLORES LUNA osuNA, canjunro Arqueo/ógico htadinar al-Zabra../anta de Anda/ucía

ANA MARÍA ZAMORANO ARENAS, Conjttttto Arqrcolípca hIa¿lin¿t al-Zahra. Jant¿t cle Anclalacía

INTRODUCCIÓN (1)

Durante Ios meses de noviembre y diciembrede 1992 llevamos a cabo una Inrervención Arque-ológica de Urgencia (IAU) consisrente en Ia reali-zación de cuatro sondeos en el espacio conocidocomo Sistema General U-1 dentro del Planea-miento Urbanístico de la ciudad de Córdoba, ante-riormente Finca Fontanar, ante la existencia de unproyecto de edificación de unas instalacionesdeportivas por parre del Patronaro Municipal deDeportes.

El Sistema General U-1 afecta a los rerrenoscomprendidos entre las calles Pintor Espinosa,Avda. de Menéndez Pidal y el Parque DeporrivoFontanar, en un espacio que se encontraba sinurbanizar dentro de Ia barriada Parque CruzConde, en la zona occidenral de Córdoba (fig l).La superficie del solar no mostraba grandes dife-rencias topográficas, si bien, pudieron distinguirsedos grandes zonas, una de ellas ocupaba el tercioseptentrional y presentaba una mayor altura conuna cota máxima de 110 m. (2), descendiendo ensuave pencliente hasta la segunda de las áreas dife-renciadas, al sureste, cuya cota mínima regisrradaera de 105.5 m.

El resultado de la IAU (ZAMORANO &LUNA, L991) fue la doc¡-rmentación de una seriede estructuras de habitación, correspondienres a

varias casas, junro con espacios púrblicos de épocahispano-musLrlmana, pertenecientes a uno de losarrabales occidenrales de la Córdoba islámica.

Cuando se iniciaron, al año siguiente, las

obras de urbanización del entorno (trazado viario,saneamientos, etc.) y edificación en el solar de las

mencionadas instalaciones deportivas, se llevó a

cabo el Seguimiento Arqueológico prescrito por laDirección General de Bienes Cultr-rrales, quecomenzó en junio de 199) y se vio finalizado enjuiio de 1994 :ras varias fases en su ejecución,debido a Ia gran cantidad de metros cuadradosafectados por las obras (algo más de 48.000 m2).Durante las labores de Seguimiento, pudimoscomprobar lo que con la IAU ya intuíamos: elalto nivel de poblamiento alcanzado en épocaandalusí, siendo en esta fase cuando se ocupa yurbaniza plenamente esta zona, con Ia edificaciónde casas, trazado de espacios públicos, como callesy al menos una plaza y la construcción de unamezquita, objeto de este trabajo. No solamentetuvimos la oportunidad de documentar la plantacompleta de esta mezquita, sino que hemos podi-do contextualizarla en su entorno y plantear unaserie de conclusiones tras el análisis de los diferen-tes elementos de la estntignfía arqueológica y delestudio arquitectónico de la misma.

ANTECEDENTES DE LA OCUPACIÓNDEL ESPACIO Y LA URBANIZACIÓNANDALUSÍ

Resumiendo los resultados de las dos inrer-venciones, hay que decir que, por lo general, no se

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han documentado niveles de ocupación anteriores

a época mus¡-rlmana. Los materiales aparecidos del

Bronce Final (fundamentalmente en uno de ios

sondeos de Ia fase de excavación con carácter de

IAU, realizada en 1992) o los materiales de época

romana, no están asociados a ningún tipo de

estructura. Las cerámicas fabricadas a mano locali-zadas al sur, en el Corte 4 de la IAU, deben rela-

cionarse con la ocupación protohistórica situada

en las proximidades (Colina de los Quemados),segírn lo documentado en las diferentes interven-

ciones llevadas a cabo en esa zona (BERNIER gFORTEA, 1963;LIJZÓN & RUIZ MATA, 1973;

MURILLO, 199').Por 1o que respecta a los materiales cerámicos

de época romana, hallados en estratos muchas

veces cortados por ias zanjas de cimentación de las

estrllctlrras hispano-musulmanas, en especial las

correspondientes a la mezquita, ral vez debamos

ponerlos en relación con algún asentamientorural, tipo ailla, ubicado en las inmediaciones, del

que no han aparecido estructuras asociadas.

Por otra parte, podemos señalar como espe-

cialmente significativo e importante la docr-rmen-

tación de varios enterramientos, bajo los niveles

de época hispano-musulmana, pertenecientes a

todas h-rces, según las características qlre presenta-

ban (ritual del enterramiento, orientación), a una

necrópolis de inhumación de época ta¡dorromana.

No conocemos la extensión exacta de dicha necró-

polis, al ser localizada tras el seguimiento de una

zanja para la construcción de un colector a lolargo de la avenida Menéndez Pidal, en ei tramcr

situado frente a los Colegios Mayores.

De época islámica, probablemente del periodo

emirai, documentamos Lrn muro. visro muy par-

cialmente. localizado tras la realtzación de una

zanja para una zapata de cimentación, en el solar

de las instalaciones deportivas, del que pudimosextraer algunos datos. Situado a dos metros pordebajo del pavimento del espacio identificadocomo plaza de época califal, este muro tenía una

orientación NE-S\(/ y pudo verse en el perfil a 1o

largo de los trece metros de longitud con que con-

taba 1a zanja;hacia el NE se producía un quiebro

para continuar en la misma dirección. En cuanto a

la edilicia, se trata de un muro de sillares de 1 x

0,22 x 0,1 m. en el que alternaban dos tizones por

soga, trabados con mortero, correspondiente qr-ri-

zás a algín edificio, tipo almunia o tal vez a algu-

t46

na alineación de muralla, que se vio amortizada

con la urbanización de este espacio occidental en

el siglo X.La urbanización de este espacio con la cons-

trucción de casas, calles e incluso plazas y edificios

públicos como la mezquita que aquí presentamos,

tiene lugar en época hispano-mr-rsulmana, corres-

pondiendo a la época califal la práctica totalidadde las est¡ucturas excavadas. Se han documentado,

por tanto, estrlrcturas pertenecientes a uno de los

arrabales occidentaies c1-re circundaban ia medina

durante el periodo califal y se constata, en toda ia

vasta extensión de los terrenos afectados por las

obras, un alto grado de urbanización, extendién-

dose por todo el solar destinado a la construcción

de Ias pistas de atletismo, campo de fútbol y otras

dependencias deportivas, e inciuso las actuales

calles circundantes y por el sLrroeste y oeste hasta

llegar casi al Hospital Reina Sofía. Todo ello res-

ponde a r-rn trazado urbano bastante organizado en

torno a unos ejes viarios ortogonales, con una

orientación general N\7-SE y NE-SW (fig.2).

En total se han documentado 9 calles, tres de

ellas conocidas desde la Intervención Arqr-reológi-

ca de Urgencia realizada en 1.992 y ei resto han

sido localizadas a 1o largo de las tres fases del pro-ceso de Seguimiento. La orientación de cinco de

ellas es N\7-SE y las restantes NE-SN7. Especial-

mente significativas son dos calles con trazado

NE-SW: la calle detectada a lo largo del acerado

sur de la actual Avda. Menéndez Pidal, entre el

Hospital Reina Sofía y la Facr-rltad de Medicin,r,

posiblemente nos esté dando un eje principal que

conectara esta zona de los arrabales occidentales

con la medina, y la calle denominada Calle 5, que

conectaba dos espacios públicos del arrabal (plaza

y mezquita) y posee las mayores dimensionesdetectadas -más de 1l m. de anchura-. se confi-gr-rra igualmente como uno de Ios principales ejes

medina-arrabales en su prolongación. El pavimen-

to de estas calles se realiza en su mayoría a base de

un compactado de gravas y arcilla grisácea, inclu-yendo tres de las calies que circundan la mezqui-

ta, no así para la calle más occidental del solar,

clocumentada con anterioridad en la fase de IAU(sondeo 2), cuyo pavimento se realiza mediante

grandes losas irregulares de piedra caliza y algúrn

canto rodado, junto con alguna hilera de losas

escuadradas de arenisca, marcando una especie de

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andén lateral más elevado que la zona central delpavimento de la calle.

A lo largo de estas calles hemos localizadonumerosos pozos negros donde se reahzaba el ver-tido de los residuos de ias casas. A estos pozos lle-gaban canalizaciones desde las letrinas, que se

suelen ubicar en espacios de la vivienda colindan-tes con las calles. Únicamenre no se documenta-ron pozos de este tipo en el entorno de la mezqui-ta, depositándose los verridos de las casas, segúnse pudo ver en la calle del lado NW del edificio,en una canalización central qlre recorre dicha callebajo el pavimento de gravas.

En cuanto a Ia plaza, se rrata de un gran espa-

cio rectangular, situado en el sector SSI del solar,

con unas dimensiones máximas documentadas de49,I5 por )2,2O m., perímetro pavimentado a

base de losas de piedra de gran ramaño (lám. 1),

de edilicia similar a la calle anreriormente citada.y el centro de albe¡o, cuyo uso creemos responde a

Lrna gran plaza pública en la que se realizarían las

actividades mercantiles de esta zona de arrabalesoccidentales.

Por 1o que respecra a las casas, no hemos exca-

vado la planta completa de ninguna vivienda, a

pesar de ello, hemos podido acercarnos a slr mor-fología, edilicia, fi¡.ncionalidad de los espacios,etc. Tanto las casas como los espacios públicospresentan dimensiones que podrían exceder loestablecido genéricamenre para el urbanismo his-pano-musulmán, (calles desde 2,5 m. de anchurahasta 11 -. y muchas de ellas en torno a 1 y 7 m.;algunas casas de más de 200 m') pero si conside-ramos que se t¡ataba de un arrabal que presentacierta planificación y que no contaba con los mis-mos problemas de espacio que la medina, estas

dimensiones no deben cxrrlñar.Dentro de estas conclusiones urbanístrcas

cabría señalar algunas cuesriones relativas a la edi-licia y a los materiales empleados en el alzado delos muros de las casas. La tónica general consisteen levantar mlrros con cimentaciones a base de

mamplresto de piedra caliza o cantos rodados, a

veces zócalos de sillares o sillarejos de arenisca, yel resto del alzado de tapial, conservando restosdei enlucido con morrero de cal. Los muros mejorconstruidos coinciden siempre con los medianerosy los maestros, mientras que los de compartimen-tación secundaria presentan un menor cuidado en

su ejecución y Lrna gran variedad ranro en la técni-

ca edilicia como en los materiales empleados. Los

pavimentos son rambién muy variados dependien-do del espacio dentro de la vivienda y de las posi-bilidades económicas, en cada caso. Los patiospresentan pozos de captación de agua con brocalesde cerámica o realizados a base de sillarejos de are-nisca; pavimento de albero, losas de piedra o sim-plemente tierra compactada. Las distintas estan-cias pueden presentar pavimentos de tierra pisada,

éaruesos morteros de cal con cerámica triturada ypinrados a la almagra; también de losas de piedraen zaguanes y pavimento de ladrillos de barro rojorn cocinrs y alguna que orra esranciir.

Finalmente, la mezquita estaba situada en lazona sureste del solar desrinado a la construcciónde las pistas de atletismo y se inserta perfectamen-te en lo qr-re sería el trazado urbanístico de esta

parte del arrabal, siendo las calles circ¡-rndantes las

que corrigen algunas diferencias de orienraciónentre el edificio y el arrabal en sí. Se rrata de unamezquita de planta rectangr-Llar, qlre se encuentraexenta, rodeada por cuatro calles con pavimentode gravas, siendo más ancha (más de 11 m.) la que

delimita la mezquita por su lado SE (muro de

qibla) y conecta directamente con ese gran espacio

público rectangular, denominado plaza, ubicadoen la zona S\ü7 del solar (fig. 2).

Desde el punto de vista histórico y arqueoló-g.ico, esta zona queda englobada en parre del espa-

cio ocupado por los arrabales occidentales, men-cionados por las fuentes hispano-musulmanas de

Ia época -conocidos genéricamente como a/-Cha-nib a/-Garbí-, sin que se conozca ei nírmero exac-

to (algunas fuentes mencionan 7, otras 9) ni laIocalización precisa de cada uno de ellos. Es nece-

sario mencionar -sin entrar en la derallada rela-ción de arrabales que se conocen y qr-re han sidopublicados en numerosas ocasiones desde Castejón

en 1929 y Lévi-Provengal (1965) con posteriori-dad-, que en esta zona occidental se localizan,según estas fuentes, tres arrabales que reciben elnombre de Ia mezqu.ita que se levantaba en ellos:eI Ma$id al-Shifa (3), situado en torno a Lrna mez-cluita que recibe su nombre de una de las concubi-nas de Abd al-Rahman II; el Alasjid AIasrar, ubi-cado también en los alrededores de una mezquiracon el nombre del er-rnuco y oficial del mismoemir y el htasjid al-Kahf en rorno a la mezquitade la Cueva.

14 I

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En época de Abd al-Rahman III esta zona

occidental constituiría el mayor de los conjuntosurbanizados de Córdoba, viéndose abandonado en

gran medida ai final del Califato como consecuen-

cia de la fitna. Aunque la ocupación de la zona

occidental comienza a partir del siglo IX, funda-mentaimente con al-Hakam I y Abd al-RahmanII, se¡á en este periodo y relacionado con la cons-

trucción de Madinat a|-Zahra junto con las gran-des almunias situadas en el perímetro de esta zona

en expansión, cuando se prodr-rzca un gran desa-

rrollo urbanístico en este espacio de la ciudad(TORRES BALBÁS, 1985: 180).

Con el Califato esta expansión va a ser objetode una cierta planificación, configr-rrándose Lrn

urbanismo geométrico, de amplias calles perpen-diculares, como se ha podido comprobar según los

resultados en este solar y en las últimas interven-ciones efectuadas en la zona, prácticamente sinpublicar. La iniciativa de esta política de desarro-

llo territorial hacia el oeste fue impulsada por el

propio Abd al-Rahman y en la constitución de los

barrios occidentales estuvieron de nuevo compro-metidos los miembros de la familia Omeya, como

la propia madre de al-Hakam II, y los altos fun-cionarios del Estado, patrocinando los más impor-tantes edificios públicos (VALLEJO, 1995 69).

El material cerámico y de todo tipo recupera-

do en las distintas fases de actuación, se presenta

muy uniforme cronológicamente, es decir, adsc¡i-

bible a la época califal y no puede ser ilevado más

allá del siglo XI. Se presenta como un conjuntomuy homogéneo desde el punto de vista cronoló-gico, con una gran variedad tanto de formas como

de motivos decorativos que aplrntan a la época del

Califato. Esta cronología propuesta se corrobotacon las fuentes que nos hablan del abandono de

estos arrabales coincidiendo con Ia ruina del Cali-fato é); para Ia época Almohade ya no hay ningu-na referencia de los mismos en las fuentes árabes

(ZANÓN, 1989: 33-31). Tras la caída, estos arra-

bales pasan a convertirse en campos de ruinashasta volver poco a poco a su condición de campos

de culrivo (CASTEJÓN: 1929,299).

LA MEZQUITA:ANALISIS ARQUEOLÓGICO

Es en la fase de Seguimiento Arqueológicocuando se tiene constancia de la presencia de una

mezquita en esta zona del solar, con la aparición

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de dos merlones fragmentados (1ám. 12), un frag-mento de ataurique (fig. 6) correspondiente a una

cenefa de esquina con decoración vegetal y unagran Iosa correspondiente al umbral de una puertacon huellas de la quicial"ru. Értor y otros indiciosposibilitaron un cambio en el planteamiento y lametodología de trabajo de manera que se llevó a

cabo una excavación, procediéndose así a Ia docu-mentación integral de la zona.

Un gran reileno contemporáneo de escom-bros, con materiales constructivos de las edifica-ciones del entorno, depositados sobre el nivel arci-lloso correspondiente al uso de esta zona comohuertas, constituían los primeros sedimentos exca-

vados. Retirados los rellenos contemporáneos se

llevó a cabo la excavación del nivel de colmata-ción de época medieval islámica situado sobre el

pavimento de 1o que setía el oratorio de la mez-

quita. No han sido constatados niveles correspon-

dientes a los derrumbes de estructriras, ya que el

edificio se encontraba muy expoliado de sus mate-riales originales, de tal manera que no se conser-

vaba por encima de la cota de suelo alzado de los

muros ni restos de otfas estructuras.

Tras Ia realtzación de una serie de sondeos

situados cada uno de ellos en zonas muy concre-

tas, se pudo documentar la planra, a nivel de

cimentación, de este edificio altamente expoliado(lám. 2). Los objetivos se trazaron en fi-rnción de

conocer esta planta, como hemos mencionadoantes, cota de los muros, la documentación de lasecuencia estratigráfica asociada a estas estructurasy or ros .rsfe(ros (onstructivos.

El Oratorio

Una vez que los restos del pavimento del ora-

torio fueron puestos a la luz (lám. 3) se pudo com-probar que no se apreciaban restos de los murosque, en origen, debieron delimitar este espacio

pavimentado con un potente mortero de cal con-

teniendo cerámica triturada y pintado de almagra.

Coincidiendo con la esquina NE del pavimento se

pudieron ver los vestigios de un muro realizado a

base de sillares de arenisca alrernando con tramosde mampuesto de piedras calizas trabadas conmortero de cal y arena -realizado mediante enco-

frado-, que presentaba la misma orientación qr-re

el límite más oriental del pavimento, es decirN\I-SE y se prolongaba hacia el N. Las caracterís-

ticas del sedimento indicaban a todas luces la pre-

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scnci¿r de zanjas de expolio de estructlrras, en esr¿r

zona del oratorio.La desaparición clel muro NE en alzaclo, no

así en cimentación, se debía, como se l-ia apuntacloantes, a la existencia de un¿r zanjzr de expolio,naturalmente con la misma orient¿ción del murcr

y superando en mlly poco el ancho cle éste. Ha.i¿el S esta zanja resulttrba ser el motivo cle la fractr-r-

ra más o menos linenl, siguienclo esta orientaciónN\I-SE, qLre presentaba el pavirnento en su lími-te noreste.

Un gran soncleo posibilitó la documentaciónclel muro que limita la mezquita por el SE, es

decir, el muro de la c¡ibla (Iám. 4), así como lacalle pavimentacla con Élri1v¿rs y de mayor anchuraque limitzr el edificio por este laclo. EI rellcno de

Ia ztnja cle expolio de este mrrro of¡ecí¿r ya en

planta nna forma esc¿llonacla según la forma qr-re el

lienzo presenta¡ía t¡as la excavación: Lln contra-fuerte cu¿rdrangular e n la esquina sur y otros dos

mris flanqueando 1o que sería la estructura delt¡tihrah al exterior. La cot¿r mhxima de aparición de

estas estructLrras es de 104,96 m., descencliendcr

hasta la cota mínima de 104,16 m. en l¿r cimen-tación del contrafuerte sur, lo que suponía más cle

I m. cle expolio por clebajo clel nivel del pavimen-to del oratorio. Los rellenos de preparación alpavimento quedaron al clescubierto una vez vacia-

cla la zanja cle robo y, en consonancia con lo docu-mentado en otros sondeos, consistían en capas

alternativas de arcillas anaranjaclas muy compac-taclas y picacL-rra de sillar con restos de mortero.

La limpieza exh¿rustiva de la zona en la que elpavimento presentaba un buen estado cle conser-vación posibilitó la excavación cle una serie de

roturas circulzrres, prodr-rcidas con motivo delsaclueo. Con el vaciaclo del relieno depositado en

estas pequeñas fosas se pudo comprobar la eviclen-

cia cle las columnas qlle compartimentaban elespacio en la zona clel oratorio. Estos rellenos apa-

rccen siempre cr-rbrienclo una lechacla de morteroen la qr-re ha queclaclo reflejzrda la impronta circr-r-

la¡ de la base del fi-rste y la sr-rperficie de Ia cimen-tación cle cada soporte (lám. i), con sillares y r-rna

primera l¡ase cle mampostería. En los alredeclores

clel eclificio ya habían sido clocume ntados dosfiagmentos cle fustes de mármol rosáceo, uLno de

ellos correspondiente a la parte inferior, qlre arro-jaba la mism¿r medicia, es decir 36 cm. de diáme-tro en la bzrse, clue las cit¿rdas hr-rellas de mortero

encontr¿rdzrs bajo el pavimento. De estos datos se

desprende el r-rso de columnas sin basa, cuyos fus-tes permanecían embutidos unos 30 cm. pordebajo cle la cota de suelo.

Nuevamente, con la excavación del relleno de

).a zanja cle expolio se pr-rclieron documentar los

restos clel mu¡o de separación cleI oratorio y elpatio (Iám. 6). El proceso constrlrcrivo para su

edificación es el mismo que los ya documentadosy posee la misma técnica edilicia, alrnque en este

caso la fosa de expolio ha afectado de tal manera

que cluecla una parte mínima de su tr¿rzado en lazon¿r de nnión con el muro E. Esta unión deambos muros se rcalJza mediante sillares, al igr-ral

que el contrafirerte qLre se constata en este puntode intersección ai exterior del paramento.

Una vez construido el muro se depositaron los

mismos rellenos de nivelación y preparación para

el p;rvimento a ambos lados, es clecir, para e1 suelcr

clel patio y del oratorio. Coincidiendo con el eje

cle las columnas que sepirraban l¿r sala cle oraciónen tres naves, Ia zanla de expolio se ensancl-raba,

cle manera que poclría estar relacionacla con laposible existencia en el muro de clos pilares concolumnas adosaclas y de los que no ha quedaclo

l.ruella algr-rna tras el saqueo.

El Paticr

Durante la excavación en el patio de la mez-

quita se puclieron constatar los restos c¡-re clueda-

ban del pavin-rento, t¿rmbién de mortero, Iocaliz.r-

clos junto al muro NE ¿r r-rna cota cle 105,59 m.situánclose la altura máxima conserv¿rda de este

mrlro a 10),)6 m. El alzado propiarnente dicho,por encima de pavimento, no se había conservadcr

aunqlre segírr-r los resultados cle los diferentes son-cleos en esta zona, parte de lo qr-re se proyectacomo aizado de muro se ve reilenado para conse-

r:Lrir Il rorr JdeeLrJd.r dc plvimcnro.De la estratigrafía resultante se infiere el sis-

tema constrlrctivo (fig. i): un sedimento arcillosocle color anaranjaclo, a una cota máxima cle 104,c)4

m. (con buzamiento hacia el N\ü1, que contienematerial cerámico de época romana fundamen-talmente), o según se clocumenta en otras ocasio-

nes, Lrn sedimento grisáceo de época emiral, situa-clo sobre éste anaranjaclo, constituye el terrenosobre el que inician la construcción de la mezqui-ta, con la excavación cle una zanla <Ie cimentaciónde 1,30 m. de profunclidacl que aparece cortando

| +L)

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también el nivel geológico de arcillas anaranjadas

con nódr-Llos calizos. Excavada la zanja, inician Ia

construcción de Ia cimentación propiamentedicha, en la cr-ral van a empiear dos técnicas edili-cias diférentes. La parte inferior, de unos 80 cm.

de potencia se c¿rracteriza por la r-rtilización de unsimple mampuesto de piedras caltzas sin carear,

de mediano calibre trabadas con arcilla y cuyoancho total es de 1,1-1,2 m. Sobre ésta deposita-ron una lechada de mortero de cal, arena y grava,

en la que se inicia la construcción de 1o que sería

el segundo tramo de cimentación reaiizadomediante encofrado de piedras cahzas de medianotamaño, trabadas con mortero de cal, arena yalguna grava, que alterna con sillares puestos a

tizón. Este segundo tramo presenta Lrna altura de

18 cm. y un ancho de 75 cm.

Una vez construida la cimentación, procedie-ron a rellenar el espacio de la zanja que qr,redó

vacío a ambos iados para, a partir de aquí, iniciar1a construcción del alzado del muro, parte delcual, unos 60 cm. permanecería colmatado pornecesidades de la cota de pavimento en el patio.En este alzado, la técnica edilicia consiste en laalternancia de tramos de sillares -dos sillares colo-cados ¿r soga con un módulo de 1,1 x 0,35 x 0,6m. y trabaclos con mortero de cal- con tramos de

encofrado de mampuesto de piedras calizas demediano tamaño trabadas con mortero de cal,arena y Éaravas. El muro posee Lln ancho medio de

7i cm. y conservaría este ancho por encima de lacota de pavimento.

Producto de la construcción del alzado delmuro, de la talla definitiva de Ios silla¡es y de los

restos del mortero. se fue creando sobre el niveloriginal y sobre el relle no de Ia zanla de cimenta-ción un estrato como resultado de las obras, a par-tir del cual se iniciará la preparación para el pavi-mento, mediante el aporte de una serie de rellenos

de arcillas anaranjadas, producto de la excavación

de la zanja de cimentación y picadura de sillar y

mortero, como consecuencia de la construccióndel muro, hasta conseguir Ia cota prevista de

suelo. Estos rellenos alcanzarán por tanto, el nivelde la primera hilada del alzado del muro.

Los sondeos de este lado nordeste del patioproporcionaron datos de Ia calle de 2,45 m. de

anchura mínima y de las dos estructuras de siila-res o contraf¡lertes adosados al muro de l¿r mez-quita al exterior, ¡elacionados con la puerta de

1t0

acceso al edificio desde este lado, la cual flanqr-rea-

rían (lám. 9).Ambos contrafuertes fueron realizados

mediante una técnica edilicia mixta. Presentan unprimer tramo de cimentación reallzado en mam-puesto de piedras calizas de mediano tamaño,sobre el que construyen un segundo tramo de

siilares del c1r-Le se conserva una hilada y parte de

otra. En total se conserva una altura de 1,25 m.Estos contrafuertes se construyen una vez se ha

edificado el mu¡o del edificio, adosándose ¿r é1.

Con el sondeo realizado en la escluina nortedel lienzo se pr-rdo documentar la existencia delalminar en este ángulo (lám. 7), definiéndose unaestructllra cuadrangular adosada al interior deambos muros en la zona de sr-r intersección y hacia

ei \7 dos contrafuertes adosados al exterior delmuro N\7 (lám. 8), simiiares a los del muro NE.EI proceso seguido en la construcción de lasestrlrcturas pertenecientes al edificio es igual a Ioya documentado en el lienzo NE, presentando lamisma técnica edilicia excepto en 1a zona deintersección de ambos muros, donde se encuenrra

el alminar, en la que slrstituyeron 1a alternancia de

encofrado y sillares por el uso exclusivo de sillarescolocados a ttzón; éstos se l-ian conservado tan sóloen el muro N\W, quedando de los sillares corres-pondientes al resto de estructuras su huella sobre

la lechada de mortero. La desaparición de estos

sillares se debe a la existencia de una zanja deexpolio clue no sólo ha afectaclo a los muros sinotambién a Ia plataforma de1 ¿rlminar adosada aiinterior.

El alminar presenra estrlrcrura cuadrangular yse caracteriza por una cimentación de mamposte-ría y sillares trabados con mortero. La cota máxi-ma de las estructuras es de 10,1,78 m. y la míni-ma se sitúa en torno a 704,)4 m.

Junto al alminar se pr-rdieron definir Ios dos

contrafr-rertes de sillares adosados al exrerior delmuro NW, de características similares a Ios docu-mentados en el muro NE, de los que nos ha llega-do úLnic¿mente parte de la cimentación realizadamediante un primer tramo de mampuesto sobre elcllre se colocan sillares a soga. La función de estas

estructuras estaría relacionada con la puerta de

acceso a la mezquita por este lado. No se conoce elancho del vano de la puerta, ya que nos hallamos a

cota de cimentación, aunque en Ias inmediacionesapareció una losa quicialera de 1,5 m. por 0,7 m.

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y unas dimensiones de 60 cm. para cada hoja de la

puerta, segírn las huellas de uso y los agujeros que

presenta la pieza para el anclaje de los goznes. Alno encontrarse )n situ no se puede asegurar que

esta pieza correspondiera a esta puerta en concre-to, si bien es cierto clue pertenecía a ia mezquita.

En este mismo sondeo se documenta la calleque limita la mezquita por el N\W y se excava la

canalización qlre corre por el centro de Ia calle,bajo el pavimento de gravas para desaparecer bajo

las estructuras pertenecientes a la manzana situa-da al este del edificio (láms. 10 y 11). Esta canali-zación, realizada con sillería, recogía Ios vertidosde las casas situadas al noroeste de la mezquita ycon ello se evitaba la presencia de pozos negros. Aesto hay que sumar que en el trazado documenta-do de las cuatro calles que circr-rndan la mezcluitano se ha localizado un solo pozo negro.

Con los sondeos en el lado S\7 del edificio se

constata el nivel de arrasamiento considerable que

sufren las estructuras, llegando incluso a la desa-

parición de los cimientos. No obstante y a pesar

de que apenas se conservaba una hilera de mam*pllesto, se pudieron doc¡lmentar los restos de otropar de contrafi,rertes a la misma altura en el lienzode sus homólogos del lado NE, con lo que se

supone otra entrada al edificio por este lado.

En la esquina oeste del edificio no se ha docu-mentado la presencia de contrafuerte cuadrangu-lar como oclrrre en la esquina sur del oratorio,probablemente como consecuencia de Ias estruc-turas correspondientes al pórtico que debía pre-sentar ei patio en su lado N\7. Este espacio porti-cado, con cimentación de mampostería de consi-

derable anchura, hacía innecesaria la colocación de

un reltuerzo cn la esquina exrrrior.El proceso seguido du¡ante Ia construcción de

la mezquita se puede resumir de la siguientemanera: en primer lugar llevan a cabo la edifica-ción de Ia estructura exterior (adosándose Ios dis-tintos contrafuertes que presentan los paramentos

y la estrr-rctura del alminar) y Ia división internade los dos espacios, patio y oratorio. Con respecto

al muro de la qib/a, construyen la estructura de loque será eI ¡nihrab, que aparece centrado con res-

pecto al eje del oratorio. para posteriormente ado-

sar los contrafuertes exteriorcs que corresponden

con ios ejes de las columnas . A La vez que se está

realizando ei alzado de los muros se construyen las

cimentaciones de las columnas del oratorio y lle-

van a cabo la colocación de las mismas, fi jadas con

mortero de cal. Una vez colocados 1os soportes yconstrr-ridos Ios alzados de los muros se depositanlos rellenos en el patio y en la sala de oración, para

Ia preparación y elevación del nivel hasta la cota

de pavimento.La edificación de las estrlrcturas se lleva a

cabo siguiendo un mismo proceso consistente en

la excavación de una zanja de cimentación de

hasta 1,3 m. de profr-rndidad, en la que se constru-yen las estrLrcturas correspondientes a las cimenta-ciones del edificio. El muro de la qibla con sus

contrafr-rertes y la estructura del wihrab presentan

una cimentación diferente al resto de los mr-rros ysimilar a Ia que presenta el alminar, con una pri-mera plataforma de mampostería sobre Ia que se

dispone un macizo de sillares a tizón. Estos silla-res fr-reron objeto de expolio en su totalidad pero

sus huellas nos han quedado reflejadas en el mor-tero.

En base a las relaciones estratigráficas pode-mos afirmar que el proceso de urbanizactón de Ia

zona se inicia con la construcción de la mezquita yseguidamente el trazado viario. Las calles que cir-cundan la mezquita presentan una pavimentaciónposterior a la edificación ya que las gravas delpavimento se sitúan cubriendo el "horizonte de

construcción" o los rellenos de picadura de sillar,etc. resultado de la construcción del edificio. Pa¡a

Ia calle NW, la canalizactón qlre recoge los verti-dos procedentes de las casas está rcalizada con pos-

terioridad a Ia mezquita y previamente a la pavi-mentación.

LA MEZQUITA:ANALISIS ARQUITECTÓNICO

La planta del edificio se define como un granespacio de forma rectangr-rlar, con una o¡ientaciónde 145s33' N.G., de carácter exenro y delimira-do por calles en sus cuatro costados (fig. 3). Engeneral, el aspecto que ofrecían las distintasestructuras que conformaban la mezqr-rita se carac-

terizaba por su lamentable estado conservación,originado éste por el importante expolio quesufrió el edificio tras el abandono del arrabaldurante la fitna, o poco tiempo después de este

aconteci m iento.Así pues, los alzados de los muros, en el mejor

de Ios casos, apenas si llegaban a Lrna cota máxima

151

Page 13: La mezquita de la antigua finca El Fontanar (Córdoba). Dolores Luna Osuna, Ana María Zamorano Arenas

igual a la del pavimento o por debajo de dichonivel -es decir, en cimentación-, debido al inten-so proceso antes señalado de saqueo de los mate-riales de construcción susceptibles de ser reapro-

vechados, siendo numerosos los casos en los que

ha sido posible documentar el trazado general de

la mezquita sólo a partir de la identificación de

las zanjas de robo de las citadas estrllcturas.Pe¡o a pesar de la deficiente conservación

general de Ios restos de la mezquita pudimosdocumentar todos los elementos que la integra-ban, el proceso seguido en slr construcción y su

disposición en Ia trama urbana del arrabal en elqr-re se localizaba.

Dimensiones

La mezqr-rita de Fontanar tiene una longitudmáxima de 49,48 metros por una anchura máxi-ma de 21,92 metos, y presentaba casi todos Ios

elementos característicos de estas .casas de ora-

ción", que la definen como la primera mezquitadocumentada en uno de los numerosos arrabales

que circundaban la medina califal.El edificio estaba compartimentado en dos

grandes espacios internos identificables con el

oratorio (hararn) y el patio (sahn), qvedando sepa-

rados ambos espacios por un muro, conservadosólo en cimentación, de 1,1 m. de ancho.

El espacio del oratorio de Ia mezquita deFontanar estaba situado en la zona meridional del

edificio, sus dimensiones internas eran de 18,27metros de ancho por 18,41 metros de largo. Esta-

ba delimitado al N\ü7 y al SE por sendos murosconservados a nivel de cimentación, con un ancho

que variaba ent¡e 1 y 1,1 metros; y aunque latraza y la anchura de los muros NE y SW del ora-torio no se conservaban, tan sólo se doclrmentaronlas zanjas de robo, 1os dedujimos de Ia prolonga-ción de los respectivos muros del patio de Ia mez-

quita, donde sí tuvimos oportunidad de compro-bar tanto la existencia como las proporciones de

dichos muros.La s¿ria de oración estaba constituida por tres

naves perpendiculares al muro de Ia qibla, donde

la centrai era más ancha que las naves laterales,

formadas por dos hiladas de 9 columnas, distri-buidas de la manera siguiente en cada fila: 1 fr-rste

adosado al muro de la qibla. 7 fustes exentos y

otro adosado a una pilastra existente en el muroNN7 del oratorio. Las columnas citadas se halla-

Lt2

ban encastradas en el pavimento y de ellas írnica-mente fue posible documentat la impronta dejada

en el mortero que Ias ttnía a la zapata de cimenta-ción, donde comprobamos un diámetro para Iabase de los fustes de 36 cm. Las dimensiones de

los 8 intercolumnios formados por los 9 fustes de

cada hilada oscilaba entre 2,17 y 2,22 metros (de

eje a eje de columna).Las disposición de las dos hiladas de coiumnas

antes descritas, junto con los muros SE y NW del

oratorio, definen tres naves con tres anchos dife-rentes y peculiares, que son 1os sigr,rientes:

Nave occidental: tiene una anchura de

6,12 metros entre el eje central de la hiladaoeste de columnas y el muro S\7 del orato-rio, siendo dicha hilada perfectamente para-

lela al mencionado muro.Nave oriental: en este caso, en cambio,

el eje formado por la hilada de columnas este

es ligeramente convexo al muro N$7 deloratorio. Así, el eje de la hilada se situaba en

la columna central a 5,41 m. del muro NEde la sala, para ir alejándose de éste hacia elnorte y hacia el sur hasta alcanzar en dichos

extremos un ancho de 1,55 metros.

Nave central: en función de lo observa-

do en la nave oriental, comprobamos que el

ancho máximo de la nave central es de 6.67m. en su zona centro, para estrecharse ligera-mente hacia el norte y hacia el sur hastaalcanzar un ancho mínimo de 6,60 m. en

ambos extremos. En este sentido, creemosque la anomalía detectada en las dimensio-nes de la nave orientai originaron una des-

viación mínima de 30 cm. en el eje de lanave central hacia el este con respecto al eje

axial del oratorio.

El pavimento del oratorio, de unos 1-10 cm.

de grosor, se conservaba en buena parte y era de

mortero de cal, arefia y pequeños trozos de cerá-

mica, estando pintado a la almagra en su superfi-cie. La cota máxima de dicho suelo era de 105,95m. junto al muro de la qibla y la cota mínima era

de 105,75 m. junto al muro que separaba el ora-torio del patio, lo que hace una diferencia de cota

de 20 cm. y una ligera pendiente del 1,08% desde

el muro de la qibla al patio. Pensamos que este

hecho, el de la sensible pendiente del suelo deloratorio, puede ser significativo, ya que supondría

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una ligera elevación de la zona del tnihrab con res-

pecto a Iazona de acceso al oratorio desde el pario.El pavimento apareció con una serie de rotluascirculares originadas por la destrucción del mismopara la extracción y robo de los fustes de las

columnas del oratorio, y que como ya señalamos

antes se hallaban embutidas en é1.

La cimentación del muro de la qib/a se conser-vaba a 1,15 m. de profundidad con respecto al

suelo del oratorio, donde tenía una anchura com-prendida entre 1 y 1,1 metros, y presentaba haci¿

el centro un enÉjrosamiento de forma escalonada

que identificamos con la cabecera del nilhrab y loscontrafuertes exteriores que contrarrestaban los

empujes de las dos arquerías del oratorio.Los vestigios de ia c¿rbecera del mihrab se defi-

nen como un fectángulo realizado a la vez qr-re elmuro de Ia clibla, del ciue sobresalía un máximo de

2,06 m. por Lrn ancho de 3,82 m. El eje de este

rectángulo, la cimentación del mihrab, coincideprácticamente con el eje axial del oratorio, lo que

hace que se desplace 26,4 cm. al oeste del eje de la

nave central. A la cabecera del rnihr¿tb se adosan

dos contrafuertes que la flanquean y sobresalen

del muro de Ia clibla 1,06 m. Debido a la desvia-

ción del eje de la nave central con respecto al eje

de la cabecera del mihrah, y que la función de los

contrafi,rertes era la de contrarrestar los empujes

de las arquerías, ambos presentan un ancho dis-tinto que se adaptaba a la prolongación de cada

eje de las hiladas de coiumnas; este ancho es de

l,l2 m. para el contrafuerte occidental y de 1,98m. para el oriental, la diferencia entre ambosanchos (26 cm.) coincide con la desviación que

presenta el eje de la cabecera del tnhrab con el cje

de ia nave central.La mezquita prese ntaba otro contrafuerte

exterior en su ángulo sur, que aparecía en lamisma línea que los contrafuertes adosados a lacabecera del nihrab, y sobresalía 60 cm. hacia el

oeste del muro occidental del oratorio; evidenciaque nos hace pensar en ia existencia cle otro con-t¡afuerte simét¡ico en el lado opuesto de la mez-quita, al este del oratorio, y qlre no pudimos com-probar por encontrarse bajo un gran talud locali-zado en esta zona del solar.

En el muro N\7 del oratorio no había eviden-cia alguna que indicara Ia existencia de cont¡a-fuertes exterio¡es que, al igual que los situados en

el muro de la qib/a, contrarrestaran los empujes de

Ias arquerías de las naves; aunqlle, creemos qlleesta función la realtzaúan dos pilares ados¿rdos ¿r la

cara interna de dicho muro NW, tal y como se

deduce de los datos aportados por Lrna zanja de

robo docr-rmentada en esta zona, y del espacio que

quedaría entre el muro y el soporte si trasladamos

las mediadas del intercolumn.io.E1 patio de la mezcluita de Fontanar era de

planta rectanguiar con Llnas dimensiones internasde 24,9 metros de longitud por 18,27 metros de

ancho -anchura idéntica a la sala del oratorio-. Alcontrario de Io que sucedía con la sala de oración,

en el patio sí se conservaban buena parte de los

muros que 1o Iimitan al N\)1, NE y S\1, clonde

pudimos documentar el ancho c1r-re podrían tenerlos alzados de Ios citados muros: 7i cm.. los cua-les se apoyaban sob¡e estructllras de cimentaciónde 1,1 metros de anchura. En el interior del patiopudimos constatar la cimentación del alminar y lade un único pórtico paralelo al muro N\W de Iamezquita. Sin embargo, no se documentó resto

alguno de infraestructlrra hidráulica que nos

hiciera pensar en la existencia de fuentes para las

abluciones en el inte¡ior de dicho patio.EI alminar, situaclo en el tingulo norte del

patio, tenía en cimentación una planta casi c¡-ra-

drada, con Lrnas dimensiones de 4,18 por 4,24metros. En el ángr-rlo exterior de la mezqurra,coincidiendo con la ubicación de los muros NE yN\W, presentaba un ensanchamiento al exterior de

22 cm. por cada lado. La cimentación de la torreestaba construida mediante una plataforma maci-za adosada a los muros del patio, realizada a base

de hiladas de sillares y lechadas de mortero de cal,

aÍena y gravilia. Existía una estructlrra construidacon mampuesto de piedras trabadas con arcillaadosada a Ia cara meridional y occicle ntal de lacimentación del alminar, también en la facl'rada

NW del patio -coincidiendo con la ubicación del

alminar- y al interior de dicho muro -desde ei

alminar hasta la zona de acceso al patio-, cuya

fi,rnción sería reforz^r la cimentación del edificicr

en el ángulo donde se ubicaba el alminar.El pórtico, localizado en la zona septentrional

del patio, tenía una anchura de 2,21 m., y estaba

delimitado al sur por un mllro que corría paraleloal muro N\l de Ia mezquita, entregándose sus

extremos al muro oriental clel alminar y el occi-dental de la mezquita. Este muro del pórtico úni-camente presentaba cimentación en su tercio occi-

tt3

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dental, con un ancho de 1,1 metros, sobre el que

se disponía el alzado de un muro con un ancho de

l1 cm. La presencia de cimentación sólo en esta

zona estaría relacionada, en nuestra opinión, con

el refuerzo occidental del pórtico. función que en

la zona rste rexliza el alminar.

EI pavimento del patio, del que se habían

conservado algunos vestigios en la zona SE del

mismo, tenía igr-rales catacterísticas que el suelo

dcl orarorio. pero Lrna torr ligeramcn¡e in[erior.I0i,59 m. Los restos localizados del pavimentocitado eran mlry reducidos, por Io que no nos

atrevemos a afirmar que se extendiese por toda la

superficie del patio.En lo referente a las puertas de acceso a la

mezquita debemos indicar que írnicamente fueron

docr-rmentadas tres, las cuales se abrían en el muro

N\7, NE y SW dei patio. Estas puertas presenta-

ban dos contrafuertes al exterior flanqueando el

vano de entrada. de los cr-rales se conservaban la

cimentación completa de los contrafuertes de los

accesos NE y NW y únicamente restos de la base

de la cimentación del S\7.

Los contrafuertes de la puerta NW (lám. 8)

tenían r-rna cimentación única, con Lln ancho de

3,5 por 1,4 metros, sobre la que se disponían los

dos contrafi-rertes, de 1,05 por 1,2 m. cada r-rno,

separados por una distancia de 0,9 m. Aunque de

estos contrafuertes sólo se conservaba una hilada

de sillares dispuestos a soga, fue suficiente para

comprobar qlre su ubicación resr-rltaba perfecta-

mente centfada en el muro.

En la puerta NE los contrafuertes tenían una

cimentación independiente de 1,3 por 1,2 metros

cada uno, ocupando un ancho de extremo a extre-

mo de 3,1 m., sobre ésta se dispusieron los con-

trafuertes c1e sillares a soga, que al igr-ral, que en el

caso ante¡ior. conservan una única hilada. Poseen

unas dimensiones de 1,1 por 1,1 m. dejando un

espacio intermedio de 1,05 m. (lám. 9).

De Ia puerta S\ü7, de la que apenas constata-

mos unos exiguos vestigios de la base de su

cimentación, sólo pudimos excavar la zanja de

robo, cuyas dimensiones coinciden con la anchura

de la cimentación de la puerta oriental; situándose

ambas pllertas enfrentadas en un mismo e je ,

hecho qr-re nos ha permitido reconstruir dichapuerta occidental. Hay que señalar, también, que

ambos accesos se encuentran ligeramente despla-

b4

zados hacia el norte con respecto al centro de los

muros del patio.Las tres puertas antes comentada permitían el

acceso al patio de la mezquita desde cada una de

las calles que circr-rndan la mezquita al NE, NW y

S\7. En los dos casos documentados, puertas NE yN\1, sus vestigios aparecían a Lrna cota inferior a

la del pavimento del patio; y sólo los ¡estos del

acceso oriental permanecían por encima del nivelde la calle correspondiente. El estado de conserva-

ción nos impidió determinar el ancho real de los

vanos abiertos en la distintas puertas, y única-mente podemos apuntar varias posibilidades: pri-mero, qlre el espacio comprendido entre los con-

trafuertes de las distintas puertas correspondieracon la anchura del vano abierto en ellas; segundo,

que el alzado de los contrafuertes fr-rera más est¡e-

cho y por lo tanto el ancho del vano fuera mayor

o, tercero, que la existencia de mochetas en las

jambas de la pr-rerta redujeran sus dimensiones.En cuanto a la posible existencia o no de acce-

sos directos al oratorio desde el exterior de la mez-

quita, el estado general de conservación de las dis-

tintas estructlrras que delimitaban esta sala nos

impide pronunciarnos sobre este asunto. Así, delmismo modo, tampoco fue posible documentar el

acceso, o los accesos, al interior del oratorio desde

el patio, por los exiguos vestigios documentados

del muro que separaba estos dos espacios de lame zqr-rita.

Debemos indicar, como hipótesis, que en Iamezquita existirían también dos contrafuertesmás en las fachadas NE y SW, coincidiendo con la

zona de irrtersección de estos muros con el de

separación entre el patio y la sala de oración. Para

ubicar estos contrafuertes nos basamos en la exis-

tencia de un ensanchamiento hacia la calle de lazanja de expolio del muro SE en dicha zona, así

como en el engrosamiento también hacia el exte-

rior del mr-rro NE en el mismo lugar, que no pudo

ser excavado en su tota.lidad debido a la existencia

de un gran talud en la zona ya mencionado. En

base a estos datos podemos señalar que la longi-tud de estos contrafi-rertes sería de 2,18 m., yhemos considerado que el ancho sería similar en

cimentación al de los contrafue¡tes del acceso NE,es decir 1,01 m.

A1 exterior de la mezquita discurría, en para-

lelo y a 1,1 m. del muro que cierra el oratorio porsu lado S\1, r.rna pequeña estructura de 40 cm. de

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ancha, construida mediante fríbrica de sillares dis-puestos a soga sobre una cimentación de mam-puesto. Posiblemente, la presencia de este peque-

ño muro debe interpretarse como el límite de unandén, de 1,1 m. de ancho, que iría adosado a lafachada SW de la mezquita, y del cual desconoce-

mos si se prolongaba por las fachadas SE y NE.

Paralelos

Como hemos tenido ocasión de exponer en los

párrafos anteriores, con el análisis arquitectónico,la mezcluita de Fontanar responde a un modelocanónico, en la que pr-reden diferenciarse clara-mente todas las "entidades arquitectónicas" que

tradicionalmente, y por distintos investigadores,han definido Ia mezquita tipo: oratorio, tnihrah,

nave central más ancha, muro de Ia clib/a, patio yalminar (GRABAR, 1996: 128-I3J, LÉVI-PRO-VEQAL, 7961 298-300; MARQAIS, 1991: l5-16). En la mezquita de Fontanar tan sólo falta la

sala de abluciones -que no ha sido hallada duran-te el proceso de excavación-, y dos elementos más

como son Ia wac1sura y Ia casa del tesoro (bay-t al-nal), debido aI carácrer de mezquita secundaria

ubicada en un arrabal (fi1. 4).

En el estudio de Lucien Golvin sobre la arqui-tectlua religiosa en al-Andalus, este alrtor llega a

la conclusión de que existió una ,.escuela cordobe-

sa> en la construcción de mezquitas cuyo estiloestaría definido por la presencia de una planta ins-pirada en mezquitas de naves perpendiculares al

mu¡o de Ia qibla, al igual que la mezquita de al-Aqsa en Jerusalén, y con la nave cent¡al más

ancha; el patio, por lo general, sería más ancho

que largo y estaría porticado en tres de sr-rs lados;

el uso de columnas como soportes de las naves deloratorio y el alminar de planta cuadrada, general-mente construido en el centro del muro norte delpatio (GOLVIN, 1979: 100). Así, y de nuevosiguiendo a Golvin, se puede observar en esta dis-posición una tradición omeya que se manifiestasobre todo por la solr-rción de compromiso que

pasa por la influencia de la mezquita de Damasco

en el uso del patio, pórtico, contrafuertes en los

muros, posición y planta del alminar; y la mez-

quita de Jerusalén, antes citada, en el uso de naves

perpendiculares al muro de Ia qibla y la nave cen-

tral de mayor anchura que el resto (GOLVIN,1979:100-101).

Las características señaladas para Ia escuela

cordobesa, definidas sob¡e todo a partir del estu-

dio de la Gran Mezquita de Córdoba (GOLVIN,1979: 2I-92), de Ia mezquita de Santa Clara y laaljama de Madinat al-Zahra (GOLVIN, I919:93-91 y 96-100) -de hecho las consideramos los

paralelos más claros y evidentes para nuestrocaso-, se pueden const¿tar casi en su totalidad en

la descripción y en la planta de la mezquita de

Fontanar, aunqlre con ciertas disimilitr-rdes pecu-Iiares motivadas, en nuestra opinión, por la crono-Iogía, las dimensiones y el rango de cada una de

las mezquitas citadas (J).

Las distintas variantes y coincidencias existen-tes entre Ia mezquita de Font¿rnar (MF) y las mez-

quitas que conforman e integran 1a .escuela cor-

dobesa" -allama de Córdoba (6) (MAC), aI)ama

de Madinat al-Zahra (MAMZ) y Santa Clara(MSC)- son detalladas a continuación:

Oratorio: en la fase más antigua de la aljamacorclobesa (MAC I), se observa cómo la anchuradel oratorio es casi el doble de su longitud (.O,497)

(1) (fig.1 ); en las posteriores ampliaciones de laaljama (MAC II y III) esta proporción se reduce(0,864 y 0,864), aunqLre todavía primando el

ancho sobre el largo del oratorio. En la MAMZesta relación entre la longitud y la anchr-rra de Ia

sala de oración (0,70t) es similar a la comprobadaen la MAC II y III.

Por el contrario, tras la ampliación de la mez-

quita de Córdoba por al-Hakan II (MAC IV) se

constata, por primera y única vez, una inversiónen la proporción entre largo y ancho del oratorio(1,480), ahora la longitud es muy superior a laanchura de la sala. Curiosamente, en la MF -deoratorio casi cuadrado (1,007)- y en la MSC(I,I2c)) se puede observar que también el largodel oratorio es sllperior a su ancho, aunque en una

relación bastante menos acentuada que en el caso

de la MAC IV Pero tras la ampliación de la alja-ma de Córdoba por Almanzor (MAC V) esta pro-porción cambia, volviendo de nuevo a un oratonomás ancho que largo (0,890).

Algo muy similar a lo explicado anteriormen-te para el caso del oratorio, ocurre al comparar .las

dimensiones totales, al exterior, de las distintasmezquitas mencionadas. Observamos, que en laMAC I la anchr-r¡a es algo superior a la lon¡¡itud(0,998), pero a partir de la MAC II se tiende a unedificio más Iargo que ancho (1,374), tendencia

iit

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que se consolida en la MAC II 0,634) y en laI.{AMZ (L,t19).La ampliación de al-Hakam II(MAC IV) supone un cambio destacado, la longi-tud total del edificio pasa a ser más del doble qr-re

la anchura (2,201), volviéndose a detectar en iaMF y en la MSC unas proporciones muy parecidas(2,25f y 1,988). Sin embargo, tras la ampliaciónde Almanzor (MAC V) los parámetros de la rela-

ción entre la longitud y el ancho del edificio(1,)62) vuelven a valores parecidos a Ios señalados

para ios antiguos edificios de la MAC II y III y

MAMZ.La división del oratorio de la MF en tres naves

es idéntica a la de Ia MSC - frente a las cinco de

MAMZ (8)-; pero las naves de la MF descansan

sobre nueve soportes con ocho intercolumnioscomo ocurre en la l.4A}dZ -éstos últimos de

mayores dimensiones- (PAVÓN, L966: 16), fren-te a los cinco soportes de Ia MSC (MARFIL,1991: 141).

La qibla: un elemento más, común a estas

cuatro mezquitas, se obsetva en la manifestaciónexterna del ruibrab mediante un cuerpo cuadrado,

o rectangular, sobresaliente del muro de Ia qibla,hecho éste novedoso en la mezqLrita aljama de

Abd al-Rahman II -MAC iI- (MORALES, 1995:46) (9); así como la disposición en la fachadasureste (Ia qib/a) de una serie de contrafuertes que

coinciden con las hiladas de soportes, y que en el

caso concreto MF se sitíian adosados a la cabecera

del tnibrab, al igual que ocurre en la al.jama cordo-besa con las correspondientes a la nave central. Ypor último, también se repite en las cuatro mez-

qr-ritas la presencia de contrafuertes en los extre-mos de Ia qibla.

La mezquita de Fontanar estaba dispuesta con

una orientación de I45c 33^ NG: teniendo en

clrenta que el rumbo correcto a La Meca desde

Córdoba es de l IIc 26"' (IIMÉNEZ I99l:194),presenta una desviación de 348 07'al sur. Esta

desviación fue comprobada por Alfonso Jiménezpara las mezquitas españolas y se puede observar

en el resto de las cordobesas. La desviación más

acusada la posee la de Santiago, con 879, mientrasque la de menor desviación es la mezquita de

Madinat al-Zahra, que con sólo 109 con respecto

al rumbo, es 1a única que posee una orientacióncasi correcta. La mezquita de Santa Clara, situadaa l39s NG, presenta una orientación más parecida

a Fontanar con sólo 6c )3^ de diferencia. Cuando

tt6

Alfonso Jiménez estudia las desviaciones de las

mezquitas peninsulares llega a la apreciación de

un error sistemático hacia el sur, error que, como

hemos visto, también aparece en Fontanar. Anteesta desviación se aluden tres calrsas: la adaptación

a edificios anteriores y a una traza urbana preesta-

blecida; el peso de la tradición (las mezquitassirias se orientan hacia el sur) típico de los prime-ros tiempos y simplemente que los métodos de

cálculo daban un error hacia el sur (JIMÉNEZ,I99I:I94-I97). En el caso de la mezquita de Fon-tanar, se trata de un edificio de nueva planta cons-

truido sobre terenos anteriormente no urbaniza-dos. libres de un encorseramienro previo origina-do por la adaptación de la edificación a un entra-mado urbano mediana o plenamente consolidado,1o que nos lleva a descartar la primera causa apun-tada. Creemos que la desviación en Ia mezquita de

Fontanar se debe simplemente a un error de cál-

culo, teniendo en cuenta que sólo se orientan bien.la mezquita de Madinat aI-Zahra y los oratoriosde la AlhambÍa, ya en el siglo XIV, donde coinci-de una iniciativa dei poder político en cada caso.

Patio: La MF es el único caso de los estudia-dos en el que Ia longitud del patio supera a su

anchura 0,362). En todos los ejemplos anterior-mente citados esta proporción es inversa y más omenos constante, superando el ancho del patiosiempre a su longitud ({ig.7).

También, sólo la MF aparece porticada exclu-sivamente al norte, mientras que en Ia MAMZhay tres pórticos, situados cada uno en los muroseste, oesre y norte (PAVÓN, 1966: 16 y 18). La

información relativa a la MSC parece indicar la

existencia de dos pórticos sobre los muros orientaly occidental del patio (ESCRIBANO, 1964-61:87 y 89), pero lo confuso del texto y 1o extraño de

la planta de donde extraemos esta noticia nos hace

tomarla con cierta precaución.El acceso desde la calle al patio de la MF se rea-

Iizaba pot tres puertas situadas cada una en el cen-

tro de los muros NE, NW y S\7 de dicho pario.Las puertas laterales estaban enfrentadas y ligera-mente desplazadas del centro de los muros hacia el

norte, y .la central en el eje de simetría de la mez-

quita. Un número idéntico de puertas, con la norte

centrada en el eje axial, se puede observa¡ en IaMAC I y II (HERNÁNDEZ, 196r-62: figs. I y 2)

y MAMZ (PAVÓN, 1966: 18). En Ia MSC sólo se

Page 18: La mezquita de la antigua finca El Fontanar (Córdoba). Dolores Luna Osuna, Ana María Zamorano Arenas

conocen los dos accesos laterales, que también están

enfrentados (ESCRIBANO, 1964-65 : 87-88).Por último, otra característica exclusiva de la

MF, y no documentada en otros edificios, es laexistencia de contrafuertes que flanquean al exte-rior los ac(rsos al ¡ario.

Alminar: en el caso de la MF, como ya seña-

Iamos, se documentaron los restos de su cimenta-ción en el án¡¡ulo septentrional del edificio, coin-cidiendo esta localización con la de alminares con-servados y pertenecientes a las mezquitas secunda-rias de San Juan (HERNÁNDEZ, I91J: 135) y IaMSC (ESCRIBANO, t964-6t: 86;HERNÁNDEZ, 1971:203), ambas en Córdoba,y 1a mezquita de San José de Granada(HERNÁNDEZ, l97t: 2Il). En esre senrido,Víctor Escribano propuso esta localización en elángulo del edificio como <típica srtlaciía dispositiL'a

de masas, en las mezquitas secundarias, conclr-rsión

que expone en su estudio de la MSC (ESCRIBA-

NfO, 1964-6): 86); por el contrario en 1as aljamasse comprueba una ubicación más o menos centra-da, como ocurre en Córdoba (MAC I, II, III y IV),al-Zahra y la mezquita dei Salvador de Sevilla(HERNTÁNDEZ, 1 g1 5 : fig. 38).

Las dimensiones del alminar de la MF, de

4,18 por 4,21 metros, son similares a la de Santa

Clara, 4,3 metros de lado. En la MF la estructu¡adel alminar sobresale al exterior de la línea delmuro de fachada, al igual que sucede en lasMAMZ (PAVÓN, 1966: 2O) y MSC (ESCRTBA-

f{O, 1964-6J: 89). En relación a esro, debemoscomentar que Félix Hernández, al estudiar Ios

alminares hispano-musulmanes, apuntaba 1a posr-

bilidad de la existencia de un módulo que oscilaraentre 3,7 y 3,9 metros para las dimensiones de los

alminares pertenecientes a mezquitas secundariasandalusíes (HERNÁNDEZ, I97t: 182-184 y2I4); pero los datos aportados por la MF y los ya

conocidos para la MSC nos hacen tomar con cau-tela los valores dados para dicho módulo.

En resumen, Ia traza constatada en Ia mezqui-ta de Fontanar demuestra su pertenencia al círculode Ia llamada .escuela cordobesa> como hemostenido ocasión de explicar con anterioridad. Elparecido formal y conceptual entre todas las mez-quitas que integran esta "escuela" es evidente,pero 1o es mucho más en los casos de la MF y laMSC, a 1o que habría que añadir sli carácter secun-dario, no de aljama, que nos lleva a pensar en la

existencia de un modelo tipificado para 1a mezqui-ta de barrio, al menos en época califal, con unas

proporciones próximas a las señaladas en la MACIV para las dimensiones del edificio y el oratorio.

Los paralelos existentes entre la MF y la MSCnos inducen a plantear, como hipótesis, una cro-nología coetánea para éstas, siendo construidas en

un momento posterior a Ia MAMZ y anterior a laMAC V Lo que obligaría a revisar Ia cronologíaamirí propuesta por V Escribano (t)64-61: 8)) yF. Hernández (1915:208) para la MSC. O bien, si

mantenemos la cronolo gía amtrí de Ia MSC yviendo que slrs proporciones están más en relacióncon las de la MAC IV que con las de la MAC Vnos haría pensar que ese modelo de mezquita de

barrio no se vería afectado tras la ampliación de

Almanzor en la Mezquita Aljama cordobesa.

CONCLUSIONES

El mal estado de conservación de la mezqr-rira

ha limitado considerablemente la aportación de

datos re.lativos a técnica edilicia empleada en alza-

dos, cuestiones arquitectónicas relacionadas con ladisposición de determinados elementos tales como

la estructura interna del raibrab y el alminar, así

como las características más específicas de losdiFerenres rccesos al patio y oratorio.

EI nivel de saqueo producido tras el abandono

del arrabal ha impedido abordar temas relaciona-

dos con Ios sistemas decorativos. Aún así, podemos

hablar, por la aparición de un fragmento de cenefa

de ataurique con motivos vegetales, del uso de este

tipo de ornamentación, sin que podamos precisarhasta qué punto se desarrollaría, dónde se localiza-ría y en qué elementos arquitectónicos -portadas,tnihrab, alminar, arquerías etc.-. La aparición de

dos fragmentos de merlones nos está dando infor-mación acerca del coronamiento de ios muros.

Los restos de cultu¡a material asociados a laestratigrafía de la mezquita han sido bastanteescasos y poco significativos a la hora de aportardatos acerca del momento en el que se construyeei edificio. Es por ello que la documentación de laplanta y sus aspectos formales, así como su rela-

ción con la construcción del arrabal de época cali-fal han sido definitivos a la hora de atribuir una

cronología a este edificio.Hemos tenido ocasión de analizar detallada-

mente la estructura formal, proporciones, orienta-

t51

Page 19: La mezquita de la antigua finca El Fontanar (Córdoba). Dolores Luna Osuna, Ana María Zamorano Arenas

ción de esta mezquita y su relación con las otras

mezquitas cordobesas conocidas, resultado de 1o

cual parece claro que su construcción debió reali-zarse en Lrn momento posterior a la fundación de

la mezquita de Madinat al-Zahra y anterior a laampliación de la mezquita allana de Córdoba por

Almanzor.Hasta el momento. el estudio de las fuentes

traducidas no nos ofrece datos suficientes para Ia

identificación de esta mezquita ni del arrabal al

que pertenecía dentro de la gran extensión que

ocupaban los arrabales occidentales. El análisis de

ias fuentes para ia identificación toponímica de

mezquitas, barrios, arrabales..., en sí mismo es

insuficiente, por cuanto se echa en falta ciertaexhaustividad y detalle en las descripciones, a 1o

que hay que sumar las variaciones topográficas a

lo largo de los siglos, lo que hace aún más compli-cada su localización . Teniendo en cuenta esta par-

quedad en los datos y la cantidad de mezquitasqr.re debieron existir, en concreto, en estos arca|>a-

1es -no olvidemos el alto grado de urbanizaciónde esta zona_, creemos que sin la aparición de una

lápida fundacional del edificio o algún elementoidentificable en el entorno, resulta muy difícilatribuir a esta mezquita, o a este arrabal, unadenom i nación concrer a.

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r59

Page 21: La mezquita de la antigua finca El Fontanar (Córdoba). Dolores Luna Osuna, Ana María Zamorano Arenas

NOTAS

Agraclccemos a José A. Molina y Adolfo Luque su col¿rbo¡¿r-

ción en la digitalización de Ia planimetría y a Sarlvador Esco-

l,¿r lur rUs intercsante' \u5( r( nr l¿\.

Las cotas se refieren siempre a met¡os sobre el nivel del mar.

A. Arjona Cast¡o ha querido iclentificar Ia mezquita apareci-

da en Fontanar con la mezquita emiral dcl arrútal Ma:iida/-Sbifa, identificación que carcce cle cualquier tipo de arÉau-

mentación cien¡ífica. Como ¡end¡emos oportunidad de

explicar, la mezquita de Fontanar es de cronología califal.

Relacionado con esta fase de abandono estaría el tesorillo de

dirhames aparecido du¡ante el vaciado del solar en la zon¿r

ocuparda por l;r mnnzana de casas situada al N\(/ de la mez-

quita. Aun cuando se encuentra pendiente de estudio,durante Ia limpreza de las monedas y en una prinera apre-

ciación se pudo comprobar que Lrn alto porcentaje de las

mismas correspondía a la época de Aclb al-Rahman III.Aunclue se conocen otros ejenplos de arquitectura religiosa

cn al-Andalus, trlgunos de ellos bien estudiados y de los quc

se aporta la planta más o menos complcta del ediflcrocomo por ejemplo las mezquitas de Almonaster la Real

(Jiménez, 1975), el Cristo de la Luz en Toledo (Ewert,

1971). la Rábita de Guadamar (Azuar & alii, 1t)88-90),Varscos (Izquierdo & Prieto, l9L)i-94)-, no crecmos que

puedao ser obleto de comparación con 1a mezquita de Fon-

tanar por presentar difcrencias insalvabies en cuanto a slr

rraza! a pcsar de estar dotados, no siempre, de cie¡tos ele-

mcnros comllnes e imprescindibles como pueden ser el ora-

torio, el patio, el rtirhab y el alminar. En este sentido,teniendo en cuenta tanto la existencia de una "escuela cor-

dobesa" en el diseño de mezquitas como la indiscutible pro-ximldad gcográfica, nos parece mtís lógico y obvio utilizarcomo paralelos los ejemplos conocidos en Córdoba, citados

en el texto.

El ejenplo paradigmático de la mezcprita aljama de Córdo-

ba (MAC) clcbc ser estudiado y empleado con absoluto cui-dado, ya que este rnonumento a Io largo de su dilatada his-

rori¿r no presentó siempre las mismas características que

mLrestr¿l hoy -dimensioncs, número dc naves, etc-. Así,hemos esttrL¡lecido cinco grancles fases constructiv¡rs clel ecli-

i-icio en basc a la planimetría pubJicada por Félix Herneíndez

(196)-62), por Io que indic¿mos en el texto la lase corres-

pondiente al referirnos a dicha mezquita. Estas fases, que

responden a los pies de las figuras dc los planos citarclos, son

ias siguientes:

MACI: ,,Planta de la llezqrita Mtt1,rlv ¿t Círdoba a Jina/e: dal

:igloVIll" (Hernández 1961-62: F'ig. 1).

MAC Ii: "Plant¿ de la llezqrita t\lay,or de Círdol¡a. r/tinadaslas abras de Abd a/-l?ahruan II t de llnhannud l" (Hernández

[)6t-62: F|g. 2).

MAC III: "Plant¿ de la Alezqaita Ma1,ar dt Círdob¿t al rnrirAdb a/ R¿hnan 111" (Hernández 1961-62: F'ig. 3).

MAC IV: "Planta de la Meztytita AIa1,¡v ¿t Cír¿lab¿ al narital-Hakan 11" (Hernández )961 -62: Ftg. 1).

MAC V: "Planta cle la Mezquita Mayor de Córdoba, luego

de ampliado el ediiicio por Almanzor" (Hernández 1961-

62: Fig. 5).

Estos v¡rlores indican ia proporción absoluta, obtenida al

dividir l¿ longitud máxim¿ interna de l¡r sala de oración por

su anchura. Los valores superiores a 0 e infcriores a I corres-

ponden a un o¡atorio más ancho clue largo, igualcs a I incL-

can salas de otación de planta cuad¡ad¿r, y superiores a I a

salas mas largas quc anchas (Fig.7).

En opinión de Alfonso Jiméncz las mezquitas con oratorios

de tres naves parecen ubicarse en b¿rrios de grandes ciu.1a-

dcs o nírcleos pequeños, y las de cinco naves en poblaciones

de mediano tamarlo Qiménez, 1915:52, nota 181).

Otras mezquitas presentan una cstrllcturil cuaclrangular o

rectangular del rtirhdb al exterior, como por ejernplo: Ias

mezquitas dc la Rábita de Guardama¡ (Azua¡, 1986: 506),

Mayor de Almería (Torres Balbás, 1913: ,il8 y plano), Real

de l¿r Alhaml¡ra (Torres Balbás, 1915: 202-203) y en Vascos

se supone (Izquierdo, l99i-94: 27).

T

160

Page 22: La mezquita de la antigua finca El Fontanar (Córdoba). Dolores Luna Osuna, Ana María Zamorano Arenas

I-án¡. l: Derdl/e ¿el fttl,in¡enta de

la !/aza daclnent¡trl.a a/ SW' del ¡ola¡

iri{'tri$I,$i l.,l

L¿í¡n. 2: Vi¡t¿ ¿íre¿ de la nezqtr)ta

161

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Lám. 3:OraÍorjt¡. P¿ttit¡¿er¡fo nn /as fosas de expo/)o de /as co/ttnnas.

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Lán¡. 1: Derdlle ¿e la cin¡ent¿niítt

del nun'a de la qúbla.

162

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Lín. 5: Deralle de labrclla en el nttrtet o de

an¿ ¿/e /as ca/atiln.1-t ),

etlrucf xrd de ci¡t¡enta.ci ín

Lín. 6: Det.tlle de/ nutro de .;eltctrariín del oratr.,rio 1 e/ latio. así carto de la zanja de rabo

161

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Lánt.7: C)nentaciín del alntin¿r con /a.¡ huellas de /a.r.¡i/lares ett e/ nartero

Lán¡. 8: Contrafttertes ¿/e/ ateso NVt ¡le la ntezcltt)Írt 1 canrzlización de la ca/le en pr)rner ty'nnintt.

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Lín¡. 9: Conta.fttertes del

acceso NE c/e /a ntezquila.

Ittd,, de lt utez,r¡trit,,t.

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L/e /.7-t att-t¿t.t d.e e.¡e /ado.

l,¿ít¡¿. I 2: llerlrin tr¿.¡ .;t aparic)ín en el ¡roceso de teguinienfo.

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F)g. 6: Fragntento de cenefa de atauriqae con decaraciín uegela/, carrespandienle a una esqaina I tner/ón

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Page 33: La mezquita de la antigua finca El Fontanar (Córdoba). Dolores Luna Osuna, Ana María Zamorano Arenas

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