La Miniatura y El Grabado de La Baja Edad Media

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    COLECCINCTS

    En este volumen se renen las leccionesimpart idas en el XV Curso de la CtedraGoya celebrado en marzo del ao 2011,que , con el t tulo de La miniatura y elgrabado de la Baja Edad Media en losarchivos espaoles, quiere ser unaactualizacin de los estudios dedicadosa los manuscritos i luminados y al grabadodurante la Baja Edad Media, con part icularatenc in a la Corona de Aragn.Desde los pr imeros ejemplos del Gticol ineal, de inspiracin francesa, prosiguiendocon los modelos ital ianizantes, recibidos atravs de las relaciones con los diferentesestados de la pennsula ital iana y con laciudad francesa de Avin, hasta laspr imeras manifestac iones del mundof lam enco y germ nico , para conc lu ir conel reinado de los Reyes Catlicos y loscomienzos del Renacimiento, se muestraal lector un amplio panorama de la r iquezaartst ica alcanzada por quienes trabajabancomo i luminadores y grabadores en lostalleres monsticos y catedralic iosde la Espaa medieval.

    Diseo de cub ier ta A. Bretn.M ot i v o de c u b i e r t a Matutinariumntiphonarium 2 15 .h), f . 113v, Cristo

    Salvador, letra D, pr imer Maestro. ACH.

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    La miniatura y el grabado

    de la Baja Edad Media en los archivos espaoles

    COLECCIN ACTAS

    ARTE

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    Las opiniones expuestas en cada artculoson de exclusiva responsabilidad de los autores

    Publicacin nmero3.174de la Institucin Fernando el CatlicoOrganismo autnomo de la Excma. Diputacin de Zaragoza

    [email protected]

    Los autores. De la presente edicin, Institucin Fernando el Catlico.

    ISBN: 978-84-9911-195-7DEPSITOLEGAL: Z 1782-2012IMPRESIN:Huella Digital,S. L.

    IMPRESO EN ESPAA-UNIN EUROPEA.

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    PRESENTACIN

    En este volumen se renen las lecciones impartidas en el XV Curso de laCtedra Goya celebrado en marzo del ao 2011, que, con el ttulo de Laminiatura y el grabado de la Baja Edad Media en los archivos espaoles, quie-re ser una actualizacin de los estudios dedicados a los manuscritos iluminadosy al grabado durante la Baja Edad Media, con particular atencin a la Coronade Aragn.

    Desde los primeros ejemplos del Gtico lineal, de inspiracin francesa, pro-siguiendo con los modelos italianizantes, recibidos a travs de las relacionescon los diferentes estados de la pennsula italiana y con la ciudad francesa deAvin, hasta las primeras manifestaciones del mundo flamenco y germnico,para concluir con el reinado de los Reyes Catlicos y los comienzos del Rena-cimiento, se muestra al lector un amplio panorama de la riqueza artstica alcan-zada por quienes trabajaban como iluminadores y grabadores en los talleresmonsticos y catedralicios de la Espaa medieval.

    En esta ocasin, los profesores invitados proceden del Archivo de la Coronade Aragn, del Museo Nacional del Prado, de la Universidad de La Corua, dela Universidad de Lrida, de la Universidad de la Sapienza (Roma) y de la Uni-versidad de Zaragoza.

    El curso se inici el da 15 de marzo, martes, a las 18.00 horas, en el Aulade la Institucin Fernando el Catlico, con la presencia de la directora de laCtedra Goya, doa M. Carmen Lacarra Ducay, quien hizo la presentacin de

    los profesores invitados.

    Durante cuatro tardes, de martes a viernes, se impartieron ocho leccionessegn el orden establecido en el programa. Con las autorizadas palabras de losconferenciantes, acompaadas de numerosas ilustraciones, se mostraron ejem-plos destacados del panorama peninsular.

    El curso lectivo se concluy el da 18 de marzo, viernes, a las 21.30 horas,con una sesin de clausura presidida por la directora del Departamento deHistoria del Arte de la Universidad de Zaragoza, doctora doa Isabel Yeste

    Navarro, a quien acompaaba la directora de la Ctedra Goya, doa M. Car-

    [ 5 ]

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    PRESENTACIN

    men Lacarra Ducay, en la que se puso de manifiesto la gratitud de los convo-cantes hacia todos los participantes.

    El sbado da 1 de marzo se realiz una excursin, dirigida por la doctora

    Lacarra con la colaboracin del doctor don lvaro Capalvo, secretario cientficode la Institucin Fernando el Catlico, a las localidades oscenses de Almazorrey Alquzar. En la primera se visit la iglesia de San Esteban, con la inestimablecolaboracin del seor prroco, don Jos M. Cabrero, y se pudieron admirarlas pinturas murales romnicas de su cabecera, recientemente restauradas por laDiputacin General de Aragn. Y en la villa de Alquzar, despus del almuerzocolectivo, se visit la antigua colegiata de Santa Mara, con su claustro y museoparroquial.

    Los trabajos que se renen en el presente volumen han sido redactados por

    los conferenciantes tomando como referencia el guin de sus disertaciones. Seacompaan de numerosas ilustraciones, seleccionadas por sus autores comoenriquecimiento del texto y recuerdo de las lecciones impartidas.

    Deseo agradecer un ao ms a todos los que participaron en el curso, pro-fesores y alumnos, su activa presencia. Y al personal de la Institucin Fernandoel Catlico su colaboracin, que hizo posible el buen funcionamiento de lasactividades programadas.

    Mara del Carmen LACARRADUCAY

    Directora de la Ctedra Goya

    [ 6 ]

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    EL MANUSCRITO DEL VIDAL MAYOR.

    ESTUDIO HISTRICO-ARTSTICO DE SUS MINIATURAS

    M. DEL CARMEN LACARRA DUCAY IUNIVERSIDAD DE ZARAGOZA

    Con el nombre de Vidal Mayor se identifica un interesante cdice jurdico

    que recoge la Compilacin de los Fueros de Aragn redactada en latn por elobispo de Huesca-Jaca don Vidal de Canellas (1238-1252), segn se dispuso enlas Cortes de la ciudad de Huesca celebradas el da 6 de enero del ao 1247por iniciativa del rey Jaime I de Aragn (1247-1276).1

    Vidal de Canellas fue el nico redactor de la compilacin de los fueros ara-goneses, promulgados por Jaime I en las Cortes de Huesca de 1247; la obra deVidal de Canellas recibi aprobacin oficial y fue promulgada por Jaime I de lamanera ms solemne.

    Esta sistematizacin de la legislacin foral aragonesa dio lugar a dos versio-nes escritas en latn, una breve, la Compilatio minor, y otra mucho ms exten-sa, la Compilatio maior, conocida tambin como In excelsis Dei thesauris porempezar el texto con esta frase. Ninguna de las dos versiones ha llegado anosotros pero s una tercera versin del texto ms extenso, escrita en romancenavarro-aragons, que ha sido considerada el nico manuscrito que nos hatransmitido la obra del obispo Vidal de Canellas, que supone los primeros fue-ros de Aragn, hoy en los Estados Unidos de Amrica.

    La Compilatio maior, en su versin romance, ser conocida comnmente

    como el Vidal Mayor. Es un tercer manuscrito realizado con posterioridad a1252, posiblemente en Pamplona, lo que elimina la teora de que la difusin dela compilacin de Vidal de Canellas no fue tan amplia como era de esperar.

    Al inters jurdico del texto, suficientemente destacado por los especialistas,hay que sumar el valor histrico-artstico que presentan sus ilustraciones, cons-

    [ 7 ]

    1 El ao 1247 lo dedic enteramente Vidal de Canellas al servicio de Jaime I, desde el momentoen que ste, el 6 de enero, le mand y rog que fiziesse dreiturera compilation de los fueros (de Ara-

    gn) ass como savio omne. A. Durn Gudiol, Vidal de Canellas, obispo de Huesca. Estudios de EdadMedia de la Corona de Aragn.Seccin deZaragoza, vol. IX, 1973, pp. 267-369.

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    tituidas por 156 miniaturas de distintos tamaos, cuidada ejecucin y extensorepertorio iconogrfico, pertenecientes al estilo gtico lineal o francogtico decarcter cortesano, con influencia de los talleres parisinos de la segunda mitad

    del sigloXIII

    .

    VICISITUDESDELVIDAL MAYOR

    Las vicisitudes por las que pas este hermoso y rico manuscrito hasta llegara formar parte de la Fundacin J. Paul Getty en Santa Mnica (California) elao 1983, han sido descritas por diversos autores espaoles y extranjeros, enpublicaciones ms o menos recientes. El hecho cierto de que haya permanecidobuena parte de su historia en manos privadas redujo mucho el campo de su

    popularidad, circunscrita a unos cuantos conocedores del mundo del Derechoquienes, sin dejar de reconocer la belleza de sus ilustraciones, valoraban porencima de todo su contenido jurdico.

    Su primer poseedor conocido durante el siglo XIX fue don Luis Franco yLpez (1818-1896), senador del reino y barn de Mora, ilustre abogado de laciudad de Zaragoza donde ejerci como alcalde en varias ocasiones, quien lodio a conocer a algunos de sus amigos, entre los que no podan faltar los com-paeros de profesin.

    La primera noticia fidedigna de su existencia nos la proporcionan los aboga-dos zaragozanos don Joaqun Martn y Gavn y don Francisco Santa Pau yCards, quienes lo mencionan en su libro titulado Derecho y Jurisprudencia de

    Aragn en susrelaciones con la legislacin de Castilla.

    ... El conocido jurisconsulto don Luis Franco y Lpez no solo se ha adheridoa nuestro parecer sino que ha puesto a nuestra disposicin un precioso Cdicede nuestra legislacin que posee manuscrito, del siglo XIII, por cuya deferencia yservicio nos creemos a expresarle nuestro agradecimiento, con tanto ms motivocuanto que del examen de este Cdice se desprende lo inconcuso de nuestraopinin. En efecto, desde el momento en que aparecen redactados los Fueros en

    el lenguaje de la poca en que se promulgaron por acuerdo de las Cortes deHuesca, desde el momento en que se observa un lujo tan extraordinario en vi-etas y adornos, desde que se ve que lo que contiene es la recopilacin de losFueros de 1247, no es posible dudar de que el tal libro es el verdadero originalde los Fueros compilados en aquellas Cortes.2

    Por los mismos aos, el ilustre coleccionista y pintor oscense don ValentnCarderera y Lacoma (1796-1880) pudo conocerlo mejor y dej por escrito su

    [ 8 ]

    2 Zaragoza, 1865, tomo I, pp. 455-456.

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    punto de vista valorativo, en breve descripcin que diera a conocer don Ricar-do del Arco en 1917.

    Es un grueso volumen en folio mayor, de letra como la de Tortis, muy igual,

    con grandes mrgenes y numerosas miniaturas, por el estilo del libro de los da-dos de don Alfonso X, pero algunas ms delicadas. La primera es una gran vie-ta, dividida horizontalmente en dos. En la alta se ve al rey don Jaime I sentadoen trono: seala con la mano derecha hacia la izquierda, al obispo Canellas. Estetiene el alba, el valium azul, y presenta el libro al rey. Este viste tnica azul, so-tana gris, manto encarnado, con la cuerda, y el cetro en la izquierda. A su dere-cha, tres obispos, el ms cerca de l con planeta carmn, palio y mitra; el obisposiguiente, planeta roja sin palio; otro, planeta azul sin palio. En el recuadro infe-rior hay ocho personajes que discutieron el dicho cdigo de los Fueros. Al findice: Iste liber scripsit Michael Lupi de Candia. Tengo copiadas tres o cuatro

    miniaturas muy exactas.Aade que el cdice est escrito en aquella poca, o sea, a mediados del

    siglo XIII.3

    La venta y salida del cdice de Zaragoza lo condujo a Inglaterra, donde for-m parte de la coleccin C. W. Dyson Perrins, en Malvern (Ms. n. 112), quienlo haba adquirido en 1906 de C. Fairfax Murray, que fue quien lo compr delhijo de Luis Franco.

    Durante ese tiempo fue objeto de una detenida descripcin por Sir George

    Warner, quien catalog la importante serie de manuscritos de dicho coleccionis-ta en 1920.4

    El doctor Dyson Perrins crea que contena una copia de los Fueros de Ara-gn de 1247 y no saba que era un manuscrito nico de una obra important-sima, considerada perdida, por tratarse de una versin romance, no conocidahasta entonces, del original latino realizado por el obispo de Huesca Vidal deCanellas entre los aos 1247 y 1252, ao de su muerte.

    Un primer juicio crtico, con sugerencias sobre la nacionalidad de su autor ycronologa, fue emitido por el notable medievalista ingls Joan Evans, en 1949,al escribir sobre los orgenes del estilo Decorado durante el reinado de Eduar-

    [ 9 ]

    3 Legajo de papeles donado a la Biblioteca Provincial de Huesca por los ejecutores testamentariosdel Ilustrsimo seor don Mariano Carderera y Ponzn, en cumplimiento de la ltima voluntad de ste.Es el legajo titulado: Notas curiosas y cartas, informes... de artes y monumentos concernientes a Aragnque form el ilustre don Valentn Carderera. R. del Arco, El famoso jurisperito, del siglo XIII, Vidal deCanellas, obispo de Huesca. Boletn de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona,ao XVI, n-meros 63 y 64, p. 32.

    4

    Descriptive Catalogue of the illuminated MSS in the Library of C. Dyson Perrins, Oxford, 1920, I,265-272: N112.

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    do I de Inglaterra (1272-1307) y ocuparse de los Psalterios iluminados en tornoa 1300. El cdice aragons le mereca el siguiente juicio:

    Un manuscrito espaol de los Fueros de Aragn en la coleccin Dyson Pe-

    rrins, escrito despus de 1285, tiene motivos ornamentales que parecen habersido pintados por un iluminador ingls.5

    Mientras este manuscrito formaba parte de la coleccin Dyson Perrins (Msn. 112) fue descubierto para el mundo de la ciencia por el profesor suecoGunnar Tilander, editor de fuentes jurdicas y catedrtico de lenguas romnicasde la Universidad de Estocolmo, quien, despus de insistentes investigacionesiniciadas en Zaragoza en 1933, que le proporcionaron algunas pistas tenues,localiz el ejemplar y realiz su primera edicin crtica, editada en Lund en1956.6

    La transcripcin completa del manuscrito realizada por el profesor Tilanderse enriqueca con la reproduccin fotogrfica, en blanco y negro y a tamaoreducido, de las 156 miniaturas (volumen I, lminas I-XXII) que decoran el c-dice, lo que significaba poner al alcance de los estudiosos de la miniatura me-dieval un caudal inagotable de modelos y formas pertenecientes a una mismaobra, hasta entonces prcticamente desconocida.

    El estudio del profesor Tilander tuvo una inmediata respuesta entre los juris-tas e historiadores del Derecho Aragons, que abundaban en alabanzas hacia

    su autor y ensalzaban el inters del hallazgo para los estudiosos de la cienciajurdica. As, por ejemplo, cabe mencionar a P. Marn Lpez y a R. Gibert quie-nes, en amplias reseas bibliogrficas, dedicaban cumplidos comentarios a laimportancia del manuscrito editado, con especial atencin a sus ilustraciones,de las que el profesor Marn Lpez realizaba un importante intento interpretati-vo de su significado.7

    Particular inters presentaba la resea a la obra de Tilander efectuada por L.Mourin (1958), por sus detalladas observaciones de carcter paleogrfico. Eldestinatario del libro, segn nos dice, habra tenido una decidida intervencin

    en su elaboracin, que afectara a la realizacin de las miniaturas, de desigualtamao, y a las observaciones presentes en el texto. En su opinin, el copistahabra hecho su trabajo tomando como modelo otro texto escrito en romance

    [ 10 ]

    5 English Art, 1307-1461, Oxford at the Clarendon Press, 1949, p. 9, n. 1.6 G. Tilander, Vidal Mayor, traduccin aragonesa de la obra In excelsis Dei thesauris de Vidal de

    Canellas. Editada por G.T., t. I: Introduccin y reproduccin de las miniaturas del ms. Perrins 112; t. II:Texto; t. III: Vocabulario, Lund, Hakan Ohlssons, 1956, 108 pp. y XXXII lminas, 543 pp. y 345 pp.

    7 P. Marn Lpez, Notas bibliogrficas, en Revista General de Legislacin y Jurisprudencia, tomo I,

    Doctrinal, ao CV, segunda poca, XXXIV, 1957, pp. 572-577; R. Gibert, Bibliografa, Anuario de Histo-ria del Derecho Espaol, tomo XXVII-XXVIII, 1957-1958, pp. 1.242-1.247.

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    y no un original latino, puesto que el escriba parece conocer de antemano elnmero de pginas que precisaba para cada apartado temtico. Algunas vacila-ciones en los epgrafes seran achacables al copista o a su modelo.8

    Sin embargo, su difusin entre los historiadores del arte medieval, espaolesy extranjeros, fue bastante menor de lo que caba esperar dada la categora desus miniaturas, tal vez debido al carcter eminentemente filolgico del estudioy al lejano lugar de su edicin.

    A este respecto, refrendamos las palabras del profesor Joaqun Yarza quien,no hace mucho tiempo, al escribir sobre la miniatura medieval en los reinospeninsulares, haca las siguientes observaciones:

    Los estudiosos extranjeros se han sentido siempre atrados por los libros delos siglos Xal XII, pero han manifestado escaso inters, cuando no se transformaen franco desconocimiento, por la miniatura de los siglos del gtico, por nomencionar la an menos conocida del siglo XVI. Se entiende aquella atencinpara el primer grupo debido al valor de los manuscritos iluminados entonces ya las particularidades iconogrficas y estilsticas que presentan en reiteradas oca-siones, pero no se justifica la ausencia frecuente en obras generales, con honro-sas excepciones, de simples menciones a lo hispano proveniente de las etapasgtica y renacentista.9

    Durante todo este tiempo se public en Espaa un breve comentario de unhistoriador de la pintura medieval catalana, el de don Jos Gudiol i Cunill,

    quien opinaba que aunque el copista provena de Navarra, este manuscrito ha-bra sido hecho seguramente en un escritorio real de Barcelona.10

    A la muerte de Dyson Perrins, en 1958, el cdice fue subastado en Londresy llevado durante algn tiempo a los Estados Unidos de Amrica junto con otrosmanuscritos de la misma coleccin. En 1962 regresaba a Europa para formarparte de otra coleccin particular, esta vez alemana, la biblioteca de Peter e Ire-ne Ludwig (XIV, 4) en Aquisgrn, ciudad en la que permaneci hasta 1983 enque, por muerte del matrimonio propietario, march de nuevo a Norteamricapara ingresar, despus de una nueva subasta, en la Fundacin J. Paul Getty, enSanta Mnica (California) donde actualmente se custodia.

    Durante los aos en que el cdice estuvo en Aquisgrn fue objeto de nue-vos estudios por parte de diversos medievalistas y fillogos entre los que hayque destacar, por su singularidad, los juicios emitidos por don Jess Domnguez

    [ 11 ]

    8 Scriptorium, XII, 1958, pp. 110-113.9 J. Yarza Luaces, La miniatura en los reinos peninsulares medievales, p. 28, en La miniatura

    medieval en la Pennsula Ibrica. J. Yarza Luaces, Murcia, ed. Nausca, 2007.10

    J. Gudiol i Cunill, Els Primitius.Els llibres il-luminats, La pintura mig-eval catalana, III, Igualada,1955, p. 49. El texto se redact con anterioridad a 1931, fecha de la muerte de su autor.

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    Bordona en su trabajo sobre la miniatura espaola, correspondiente al volumenXVIII de Ars Hispaniae:

    La creciente secularizacin del arte se refleja en un importante grupo de ma-

    nuscritos jurdicos, ricamente miniados, a menudo con escenas inspiradas directa-mente en la vida pblica o cortesana. El ms espectacular, entre los conservados,es, indudablemente, la versin aragonesa del tratado In excelsis Dei Thesauris,del jurista Vidal de Canellas o Caneyes. Su texto, conocido tambin con el nombrede Vidal Mayor, fue escrito por un amanuense navarro que firma Michael Lupide andiu (seguramente Miguel Lpez de Zandio); el iluminador debi de seruno de los artistas catalanes o franceses que trabajaban para la corte y a l sedeben diez grandes miniaturas y ciento cuarenta y seis capitales con pequeasescenas. El conjunto, por su variedad, calidad artstica e inters iconogrfico, solopuede compararse en Espaa con los cdices ejecutados para Alfonso X el Sabio,

    anteriormente estudiados. En cuanto a su fecha, no parece anterior al reinado deJaime II (1291-1327), pese a las hiptesis de Kauffmann, de cuyo estudio deben,sin embargo, recordarse las analogas que establece con cdices parisinos y laidentificacin de elementos de inspiracin boloesa en las orlas.11

    En efecto, el profesor C. M. Kauffmann, buen conocedor de la miniaturamedieval espaola, llevaba a cabo por los mismos aos un serio intento deanalizar estilsticamente las miniaturas del Vidal Mayor, que dara luego porescrito en un pormenorizado trabajo, publicado en Aquisgrn en 1964. En ldistribua su estudio en una serie de apartados A) Relacin del texto y de las

    ilustraciones; B) la iconografa; C) El estilo y la vestimenta convenientementedesarrollados, que le permitan llegar a las siguientes conclusiones:

    Para terminar, debemos insistir, una vez ms, en que tanto las miniaturascomo las decoraciones marginales estn estrechamente relacionadas con la ilumi-nacin parisina, y que en todos los aspectos son iguales en mrito a las mejoresobras de esta escuela. Con todo, muestran desviaciones de la lnea marcada poresta escuela, que la caracterizan como obra espaola, merecedora de un impor-tante lugar en la historia del arte cataln. La fecha de este manuscrito ha sidoobjeto de una controversia; sin embargo, ya hemos establecido que, tanto el es-

    tilo de las iluminaciones como determinadas caractersticas del atuendo de lasfiguras, indican claramente una fecha entre 1260 y 1290 y no, como se habadicho, en el reinado de Jaime II (1291-1327). Aunque tenemos pocos datos anuestra disposicin, podemos afirmar que el manuscrito fue elaborado en unescritorio real de Barcelona.12

    [ 12 ]

    11 Madrid, Editorial Plus-Ultra, 1962, pp. 136 y 143, figura 175.12 Pgina 325, en la traduccin realizada por M. Gmez de Valenzuela, con el ttulo de Vidal Ma-

    yor, un Cdigo espaol del siglo XIII, hoy de propiedad particular en Aquisgrn, en Anuario de DerechoAragons, tomo XII, 1963-1964, pp. 297-325. El original de C. M. Kaufmann se public con el ttulo de:

    Ein spanisches Gezetzbuch aus dem XIII, Jahrhundert in Aachener Privatbesitz, en Aachener Kunstblt-ter desMuseumvereins, 29, Aachen, 1964.

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    Despus del traslado del cdice a los Estados Unidos de Amrica y de suingreso en la Fundacin J. Paul Getty (Ludwig, XIV 4) de Santa Mnica, en Cali-fornia, fue objeto de una nueva catalogacin por parte de tcnicos estadouniden-

    ses. As, en 1984, Thomas Kren, A. von Euw y H. P. Kraus le otorgaban una po-sible datacin entre los aos 1260 y 1280, y un lugar de origen cataln, enBarcelona, planteadas ambas referencias hipotticamente.13

    La noticia, difundida en octubre de 1987, de que la Excma. Diputacin Pro-vincial de Huesca, a travs del Instituto de Estudios Altoaragoneses, ante laimposibilidad de recuperar el cdice, emprenda la reproduccin facsimilar yestudio del Vidal Mayor, produjo honda satisfaccin en el mundo cultural ara-gons, que se tradujo en artculos dedicados a explicar la originalidad del c-dice y su valor histrico-artstico, sin dejar de lamentar su irremediable exilio en

    Estados Unidos.As, cabe recordar, entre otros muchos, la documentada sntesis que le dedi-

    cara el catedrtico de Paleografa y Diplomtica de la Universidad de Zaragoza,don ngel Canellas Lpez, en un artculo de prensa, y el atractivo anlisis delcatedrtico de Derecho Civil cesaraugustano, don Jess Delgado Echeverra, enuna obra colectiva encaminada a recordar el exilio de obras singulares del pa-trimonio aragons en Amrica, que se detena en la interpretacin del conteni-do de alguna de sus miniaturas, a la vez que se congratulaba de la prximaedicin del manuscrito.14

    Era entonces director del Instituto de Estudios Altoaragoneses el doctor donAgustn Ubieto Arteta, verdadero promotor del proyecto, quien cont desde unprincipio con el apoyo de las instituciones oscenses.

    As fue como se lograron, despus de muchas conversaciones con los direc-tivos de la Fundacin J. Paul Getty llevadas a cabo incansablemente por eldoctor Ubieto, los permisos para la reproduccin fotogrfica del cdice que nosali de Estados Unidos,15y en junio de 1989 pudo hacerse realidad el proyec-to con la presentacin oficial de la obra que comprenda un volumen de estu-dios, encomendados a profesores cualificados de la Universidad de Zaragoza, y

    [ 13 ]

    13 Bibliography of Old Spanish Texts. Third Edition, compiled by Ch. B. Faulhaber, A. Gmez More-no, D. Makenzie, J. J. Nitti y B. Dutton, Madison, The Hispanic Seminary of Medieval Studies, 1984, n.2.288.

    14 . Canellas Lpez, Algo ms sobre el Vidal Mayor,Heraldo de Aragn, Domingo, 25 de octubrede 1985; J. Delgado Echeverra, El Vidal Mayor, en Aragn en elmundo. La Edad Media. Zaragoza, CAI,1988, pp. 129-135, con cuatro reproducciones en color y tres en blanco y negro de algunas de sus mi-niaturas.

    15

    Se realizaron 554 transparencias en Santa Mnica por el personal del Museo J. Paul Getty. Eleditor fue R. Daz Casariego, de Madrid.

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    otro facsmil del manuscrito original que reproduca con toda fidelidad y a ta-mao real, el texto y sus ilustraciones.16

    El volumen de estudios lo integraban una Introduccin, de don Agustn

    Ubieto Arteta, director del Instituto de Estudios Altoaragoneses, titulada Notasaclaratorias sobre el Vidal Mayory su contexto, y cuatro colaboraciones, firma-das respectivamente por don Antonio Ubieto Arteta, catedrtico de Historia dela Edad Media, Los precedentes de los Fueros de Aragn; don Jess DelgadoEcheverra, catedrtico de Derecho Civil, Vidal Mayor, un libro de fueros delsiglo XIII; don Juan A. Frago Gracia, catedrtico de Historia de la Lengua Espa-ola, El marco filolgico del Vidal Mayor, y doa M Carmen Lacarra Ducay,catedrtica de Historia del Arte Antiguo y Medieval de la Universidad de Zara-goza, Las miniaturas del Vidal Mayor: Estudio histrico-artstico. De este modo

    se abarcaban los principales aspectos a considerar en el cdice: el histrico, eljurdico, el lingstico y el histrico-artstico.17Y se pona en manos de los his-toriadores del arte, por primera vez, la totalidad de sus ilustraciones, lo quepermita abrir nuevos cauces en el estudio de la miniatura hispana medieval.18

    Una de las ms tempranas respuestas a esta edicin facsimilar fue la de donJess J. Lacasta Serrano, que fijaba su atencin poco tiempo despus (1995) enlas miniaturas con instrumentos msicos del Vidal Mayor, tanto en las que seencuentran en el Prlogo y en los comienzos de cada uno de los nueve librosen que se halla dividido el manuscrito como en las iniciales y en la decoracin

    imaginaria de sus mrgenes.19

    Lo interesante, musicolgicamente hablando, es la originalidad de la fuente,su calidad en la elaboracin y la importancia otorgada al aspecto musical (pormuy singulares que sean los personajes que en ellas intervienen) dentro de lamisma trascendencia jurdica de la obra, que junto al respaldo de otros camposde investigacin nos muestra una de las pocas fuentes miniadas musicales hisp-nicas que poseemos del final del siglo XIII, para comparar y aproximarnos a larealidad musical de esa poca. La singularidad de su conjunto la convierten enuna de las ms interesantes y atractivas de este perodo, pero adems, aunque

    no posea la exuberancia de otros manuscritos, contiene un muestrario musicalrealmente atractivo que queda todava ms de relieve cuando vemos el papel

    [ 14 ]

    16 La presentacin pblica tuvo lugar en el Palacio de la Diputacin de Huesca, en un solemneacto acadmico presidido por don Marcelino Iglesias Ricou, presidente de la Excma. Diputacin Pro-

    vincial de Huesca.17 Agustn Ubieto Arteta, pp. 11-22; Antonio Ubieto Arteta, pp. 23-42; Jess Delgado Echeverra, pp.

    43-82; Juan Antonio Frago Gracia, pp. 83-112; M. Carmen Lacarra Ducay, pp. 113-166.18 Se recuerda que en el estudio del Vidal Mayor, hecho por G. Tilander (Lund, 1956), las minia-

    turas se reprodujeron en blanco y negro y a tamao reducido.19

    Las miniaturas musicales del Vidal Mayor. Un documento coetneo de las Cantigas de SantaMara. Nassarre, XI, 1-2, 1995, pp. 187-273.

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    protagonista que se ha otorgado a sus representaciones, destacando especialmen-te sobre el resto de figuraciones marginales.

    Con el paso de los aos, la ausencia de una transcripcin fidedigna del

    texto que acompaara a la edicin facsmil de 1989 se haca sentir, de ah queen 1997 se publicara, por una editorial aragonesa, el trabajo de tres destacadasprofesoras del Departamento de Paleografa y Diplomtica de la Universidadde Zaragoza, las doctoras M. Desamparados Cabanes Pecour, Asuncin BlascoMartnez y Pilar Pueyo Colomina, que puede ser considerado el complementonecesario a los estudios anteriores para facilitar la lectura del manuscrito.20Conel ttulo de Vidal Mayor. Edicin, introduccin y notas al manuscrito, se ofreceal lector interesado la transcripcin completa, corregida y glosada del texto delVidal Mayor, distribuido en libros y cada uno de estos en rbricas que llevan

    una numeracin correlativa para facilitar su localizacin. Al final se incluye unndice o rubricario de cada uno de los libros, cerrndose la obra con un voca-bulario que recoge las palabras de difcil y compleja significacin y que apa-recen en el texto en una o ms ocasiones y no se reflejan en las glosas mar-ginales.

    En ese mismo ao de 1997 se publicaba bajo la direccin del doctor donJoaqun Yarza, de la Universidad Autnoma de Barcelona, un libro colectivosobre la miniatura medieval espaola titulado La miniatura medieval en la Pe-nnsulaIbrica,dado el tiempo transcurrido desde los trabajos sobre miniatura

    espaola de Domnguez Bordona y la necesidad sentida de llevar a cabo unasntesis de los estudios realizados con posterioridad sobre la miniatura hispanamedieval por parte de los historiadores del arte.21

    En el captulo II, que lleva por ttulo Entre lneas y sombras. Libros y minia-turas en Catalua (1250-1336), doa Isabel Escandell Proust dedicaba un largocomentario al Vidal Mayor, al que calificaba de libro suntuoso por su elabora-cin, en un intento de encontrarle un origen cataln o, de otro modo, unavinculacin de su promotor y destinatario, desconocidos hasta ahora, con lacancillera real de Barcelona, aunque no dejaba de reconocer la ausencia de

    bases firmes en las que apoyar su hiptesis.22

    Para terminar este breve repaso a las vicisitudes sufridas por la copia enromance de la compilacin foral del obispo Vidal de Canellas o Vidal Mayor,

    [ 15 ]

    20 Editado por Jos Vicente Zelaya, Libros Certeza, Coleccin Documentos, Serie Volver por susfueros, Zaragoza, 1997, 319 pp.

    21 J. Yarza Luaces, captulo I. La miniatura en los reinos peninsulares medievales, pp. 25-94. Laminiatura medieval en la Pennsula Ibrica. Murcia, Nausca, 2007.

    22 Captulo II, pp. 118-123, figura 4. La autora conoca bien los estudios que acompaan la edicin

    facsmil de 1989, pero desconoca por no haber sido publicada al escribir su texto, la transcripcin deltexto del Vidal Mayoreditada por Certeza en 1997.

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    hay que mencionar su regreso a Espaa, por vez primera, despus de su mar-cha de Zaragoza en 1906, con ocasin de la muestra titulada La Corona de

    Aragn. El poder y la imagen de la Edad Media a la Edad Moderna (siglos XII-XVIII

    ),que tuvo lugar en el Centro del Carmen de Valencia en la primavera delao 2006.23

    Su presencia en la exposicin realzaba el apartado titulado La figura del reyen los documentos jurdicos tanto por la miniatura inicial (fol. 1 r), en la queaparece el rey Jaime I sentado sobre el trono con los atributos de la realeza ce-tro y corona real, mientras ordena al obispo Vidal de Canellas la recopilacin delos fueros, como en otra de sus miniaturas (f. 72 v) en la que el rey de Aragn,sentado en su trono y con la espada desenvainada, en presencia de la corte,supervisa un juicio. A sus pies, sentado sobre unas gradas, un soldado armado

    con un escudo en punta con el seal real de Aragn y una lanza, le protege.24

    DESCRIPCIN FORMALDELMANUSCRITO25

    Se trata de un manuscrito en vitela (363 x 243 mm) con el texto escrito ados columnas, distribuido en nueve libros. Consta de 277 folios numerados demanera arbitraria ms dos preliminares blancos. Hay otra foliacin en la parteinferior izquierda de cada hoja, incluyendo las dos preliminares blancas. Entrelas hojas 241 y 242 falta una, segn Tilander, que habra sido cortada cerca del

    lomo del cdice. En la hoja 242, el margen inferior ha sido cortado, mutilacinque afecta tanto al texto como al motivo decorativo de sus mrgenes. La en-cuadernacin que posee es moderna, en cordobn verde, realizada por Riviree hijo, segn Tilander. Se ilustra con 156 miniaturas de distinto tamao, reali-zadas con oro y colores diluidos en agua, y profusin de ornamentacionesmarginales.

    Hay acotaciones en los mrgenes, fruto de haber cotejado el texto con eloriginal latino, enmarcadas en rojo y provistas de una llamada que dirige al lec-

    [ 16 ]

    23 Fue comisaria la doctora doa Carmen Morte Garca, de la Universidad de Zaragoza, y directoresdel proyecto cientfico los doctores Ernest Belenguer Cebri y Felipe V. Garn Llompart, de las universi-dades Autnoma de Barcelona y Politcnica de Valencia, respectivamente. La organizaron la Generalitat

    Valenciana y el Ministerio de Cultura. Colaboraron la Sociedad Estatal para la Accin Cultural Exterior(SEACEX), la Fundacin de la Comunidad Valenciana Jaume II el Just y el Museo de Bellas Artes de

    Valencia. Se inaugur el 16 de enero y se clausur el da 17 de abril, pero elVidal solo se hizo presen-te en la muestra hasta la segunda quincena de febrero.

    24 C. Morte Garca, La representacin del rey en la Corona de Aragn, p. 68 , y Catlogo depiezas, p. 144, en La Corona de Aragn. El poder y la imagen de la Edad Media a la Edad Moderna(siglos XII-XVIII), Catlogo. Valencia, 2006.

    25

    Para este apartado y los dos siguientes sigo el texto de mi colaboracin en la edicin fcsimildel Vidal Mayordel ao 1989, pp. 117-118.

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    tor al lugar del texto donde est la falta. En una nota escrita con grafa modernasobre las guardas iniciales se lee: Fue usado y perteneci al rey D. Jaime I.

    El manuscrito se concluye con las siguientes palabras: Laus tibi sit, Christe,

    quoniam liber explicit iste. Iste librer scripsit Michael Lupi de andiu.Encima del Iste liber del explicit, una segunda mano corrigi y puso Istum

    librum, colofn de gran importancia a la hora de buscar las races de esta obraexcepcional.

    SUSMINIATURAS

    El Vidal Mayorse enriquece con 156 miniaturas, de notable belleza pictri-ca, que aclaran y refuerzan el sentido doctrinal del texto.

    De ellas, hay diez mayores y ms bellas (tamao medio aproximado, 130 x115 mm) que las restantes, aquellas que corresponden al Prlogo y a los co-mienzos de cada uno de los nueve libros en que se encuentra dividido el ma-nuscrito. Se encuentran situadas en los folios: 1r para el Prlogo, 9r para elLibro I, 72v para el Libro II, 97r para el Libro III, 135v para el libro IV, 169vpara el libro V, 196r para el Libro VI, 223v para el Libro VII, 237r para elLibro VIII y 255r para el Libro IX.

    Sin embargo, aquella con la que se inicia el Libro I (9r) es menor que las

    dems, aunque se compense con el enriquecimiento de sus mrgenes. La mi-niatura con la que se inicia el Libro VI (196r) empieza a mitad de pgina,dejando un espacio blanco arriba. Ambas irregularidades son justificadas porLouis Mourin de la siguiente manera: en el primer caso, la pequeez relativa dela miniatura del Libro I estara justificada ante la proximidad de la gran minia-tura que encabeza el Prlogo; y en el segundo, el iluminador se habra vistodesconcertado ante el enorme espacio dejado por el amanuense para la ilustra-cin, sin haber sabido resolverlo adecuadamente.26

    Las restantes miniaturas son iniciales menores (55 x 70 mm de tamao me-

    dio, aproximadamente), con figuras e imgenes correspondientes al texto. Auncon todo, algunas de ellas destacan por su tamao mayor (sin que lleguen aocupar nunca la mitad de la pgina, como sucede en la del Prlogo y en lasde inicio del Libro), como las de los folios 152v, 164v, 174r, 193r, 207v,210r, 229r, 237v, 242v, 243v, 256r, 256v, 269r y 269v.

    Respecto a su ubicacin dentro del folio hay diez miniaturas marginales per-tenecientes al Libro I (9v, 22r, 24r, 27r, 28v, 29v, 32r, 32v, 36v, 41v) yuna perteneciente al Libro V, en el folio 170r.

    [ 17 ]

    26 L. Mourin, Ldition critique du Vidal Mayor. Rev. Scriptorium, Chronique,XII, (1958), p. 111.

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    Hay otras muchas que sobresalen de la caja de escritura de la correspon-diente columna de texto a que pertenecen, sin llegar a separarse de ella, a loque contribuye el marco que las encuadra y las figurillas con que se decoran.

    As sucede con las miniaturas correspondientes a los folios 95v (Libro II);112r, 113v, 129r y 129v del Libro III. Y con aquellas de los folios 145v,146r y 152v del Libro IV. Con las de los folios 197v, 205v, 207v, 208v, 210ry 217v del Libro VI. Con las de los folios 231r y 232r del Libro VII. Con lasde los folios 237v y 243v del Libro VIII. Y con las de los folios 256r y 262vdel Libro IX, que hace el ltimo.

    Habitualmente hay una miniatura por pgina pero se da tambin el casode tener dos ilustraciones por pgina, tal como sucede en el Libro I (folio9v); Libro II (folios 83r, 91v y 92r); Libro III (folio 129v); Libro IV (folio

    145v); Libro V (folio 184v); Libro VII (folios 229r y 232v); Libro VIII (folios242v y 253r); Libro IX (folios 255v, 256r; 256v, 269r y 276r). Y en elLibro IX (folio 262v), hay tres miniaturas como decoracin del texto, a pe-queo tamao.

    DECORACIONESMARGINALES

    La decoracin del cdice conocido como Vidal Mayor no se reduce a las

    ciento cincuenta y seis iniciales historiadas de diferente formato que embellecensus pginas. Como marco de las grandes miniaturas de comienzo de cada unode los nueve libros en que se halla dividido el texto y como ornato de las delos mrgenes de las restantes pginas miniadas hay un complejo y rico reperto-rio de motivos profanos que constituyen en s mismos un mundo independien-te, ajeno al texto jurdico del cdice.27

    Utilizando como soporte las orlas con que se prolongan las iniciales mays-culas, en forma de tallos y roleos de roble y acanto espinoso, se desarrolla una

    [ 18 ]

    27 J. Baltrusaltis, en Le Moyen ge fantastique, antiquits et exotismes dans lart Gothique. Paris,Flammarion, 1981, nos dice que en la pintura de manuscritos, a fines del siglo XIII, se advierte una di-

    visin entre el estilo de la ilustracin la miniatura propiamente dicha y la decoracin de los mrgenes,la iluminacin (p. 41). Y nos recuerda cmo, ya antes que l, P. Durrieu advirti esta diferencia, y en suestudio titulado Lenlumineur et le miniaturiste, Comptes rendus des seances de lAcademie des inscrip-tions(1910, pp. 330-345), hizo ver cmo sta se refleja incluso en los trminos utilizados en esa poca,de modo que la palabra iluminacin comienza a ser empleada en el momento justo en que aparecen

    y se desarrollan los motivos caprichosos en los mrgenes, mientras que para las miniaturas se utiliza seutiliza el trmino historiado. Hasta mediados del siglo XIV, sigue Durrieu, estos calificativos parecencorresponder, sobre todo, a dos programas distintos, pero terminarn por significar dos oficios diferentes

    realizados por distintos profesionales, el iluminador y el autor de las historias que trabajan, frecuente-mente, en un mismo libro.

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    rica iconografa a base de animales y seres antropomorfos, entregados a mlti-ples actividades, con predominio de las de carcter musical y blico.28

    Es un mundo de tipos imaginarios, contrarios a la naturaleza, que contrasta

    fuertemente con el de la miniatura propiamente dicha. Toda clase de seres,reales y fantsticos, zancudas, gallinceas, cuervos, conejos, liebres, perros, zo-rros, monos, dragones, sirenas y centauros, haciendo de flautistas, trompeteros,violinistas, ballesteros, espadachines y arqueros, cuyo origen habra que llevar,al decir de Baltrusaitis, a la cultura grecorromana e islmica, completan en losmrgenes la decoracin del manuscrito. Es el mundo de los bestiarios de los queel Fisilogo es el primero conocido, divulgado en Europa a travs de las distin-tas versiones latinas ilustradas, que alcanzaron una pronta popularidad, reflejadaen el terreno de las Bellas Artes desde la poca romnica.

    Este repertorio de seres fabulosos, producto de la ms exaltada imaginacin,no parece, sin embargo, que pueda ser atribuido a taller diferente de aquel quellev a cabo las ilustraciones de las letras iniciales del texto, pues existen rasgoscomunes en las fisonomas y similitud en los detalles complementarios de cadafigura.

    ANLISIS ESTILSTICO

    El conjunto de ciento cincuenta y seis miniaturas, adems de la decoracinimaginaria de sus mrgenes, que presenta la versin romance del texto jurdicoescrito en latn por el obispo de Huesca Vidal de Canellas entre los aos 1247y 1252, constituye una muestra excepcional de pintura sobre pergamino de lasegunda mitad del siglo XIII. A ello contribuye, no solo la abundancia de lasmismas, sino tambin, y de modo relevante, su perfecta adecuacin al textocomo complemento iconogrfico de gran inters y realizado con pleno conoci-miento de su funcin didctica.

    Por su belleza e importancia dentro del estilo gtico al que pertenecen, re-

    sisten la comparacin con las miniaturas ilustrativas de unos de los cdices (elT I 1) de las Cantigas o Cantares de loor de Sancta Mara, escritos y pintadospor encargo del rey Alfonso X el Sabio (1252-1284), aquel que se custodia enla biblioteca de San Lorenzo de El Escorial, aun cuando su factura ofrezca con-notaciones europeas franco-inglesas mucho ms acusadas que las del ejem-plo alfons.29

    [ 19 ]

    28 Para los instrumentos musicales representados en el Vidal Mayor dentro de las iluminacionesmarginales, vase el artculo ya citado de J. J. Lacasta Serrano, Las miniaturas musicales del Vidal Mayor

    (Nassarre, XI, 1-2, 1995, pp. 187-273)29 J. Guerrero Lovillo, Las Cntigas. Estudio arqueolgico de sus miniaturas.Madrid, CSIC, 1949.

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    Esta influencia ultrapirenaica, ya advertida por Kauffmann (1964) y, conanterioridad, por Evans (1949), se detecta por un igual en las vietas narrativasy en las decoraciones marginales. Es el estilo sutil y refinado que triunfa en los

    talleres cortesanos de iluminacin de manuscritos de la segunda mitad del si-glo XIII en Europa occidental, en unas fechas que coinciden en Inglaterra conlos ltimos aos del reinado de Enrique III (1216-1272), y con los de su suce-sor, Eduardo I (1272-1307); en Francia, con los ltimos aos del reinado de LuisIX el Santo (1226-1270), con los de su hijo Felipe III el Atrevido (1270-1285) ycon los de su sucesor, Felipe IV el Hermoso, rey de Francia (1285-1314) y tam-bin de Navarra (1284-1305) desde su matrimonio con la reina Juana I de Na-varra (1274-1305), cuya madre, Blanca de Artois, era prima de Felipe el Atrevi-do y sobrina de San Luis; en la Corona de Aragn con los reinados de Jaime Ien su postrera etapa (1213-1276), de Pedro III el Grande (1276-1285) y de Al-fonso III el Liberal (1285-1291), y, finalmente, en Len y Castilla, con los reina-dos de Alfonso X el Sabio (1252-1284), y de su hijo y heredero, Sancho IV elBravo (1284-1295).

    Estudiadas analticamente las ciento cincuenta y seis miniaturas y sus deco-raciones marginales confirman su parentesco con obras realizadas en territoriofrancs o en el sudeste de Inglaterra que constituyen, con las parisinas, unasola familia. A todas ellas cabe incluirlas dentro del llamado Estilo ingls delCanal, para expresar el conjunto de caracteres comunes, independientemente

    de las diferencias locales.30

    En ellas se advierte, como en otros ejemplos con-temporneos suyos, un abandono paulatino del color dorado en los fondos,

    [ 20 ]

    30 No resisto la tentacin de reproducir algunos prrafos del gran historiador de la pintura inglesa,E. W. Tristram, por significar, elocuentemente, el estrecho parentesco existente entre Inglaterra y Franciaen el terreno artstico durante la segunda mitad del siglo XIII. En la segunda mitad del siglo XIII, Lon-dres fue el centro principal de la pintura inglesa. El largo reinado de Enrique III (1216-1272) no habrsido, en muchos conceptos, un perodo feliz para la historia de Inglaterra, pero es testimonio de la ge-nerosidad con que este soberano protegi las bellas artes. Y si alguien puede juzgar con benevolencialos constantes apuros econmicos de Enrique III, motivados por sus extravagancias, es precisamente elhistoriador del arte. Fue un gran entusiasta del arte gtico, que floreca en aquella poca en el corazn

    mismo de la monarqua francesa, y cuando visit la villa de Pars, en el ao 1254, dicen las crnicas queestuvo largo rato en la Sainte Chapelle y otras iglesias, y una poesa contempornea nos cuenta que debuena gana se hubiera llevado la Sainte Chapelle en un carro.

    En cuanto a las relaciones que entonces existan entre Inglaterra y Francia y a la cuestin del ver-dadero pas de origen de ciertas obras de arte muy discutidas, merece tal vez la pena recordar la estre-cha afinidad cultural que existi durante la Edad Media entre los pueblos situados al norte y al sur delCanal. Indudablemente, era Francia la principal fuente del arte y de la cultura, pero si ejerca su influen-cia reciba tambin la del exterior; as, por ejemplo, es sabido que varios miniaturistas ingleses se esta-blecieron en Pars en la primera mitad del siglo XIV. Adems, debemos recordar que en varios perodosde la Edad Media Inglaterra domin extensas regiones francesas. Atendiendo a ello, por analoga con elllamado Estilo del Danubio en la historia de la pintura alemana, nos sentimos inclinados, en algunoscasos, a hablar del Estilo ingls del Canal para expresar el conjunto de caracteres comunes, indepen-

    dientemente de las diferencias locales. Vase T. Borenius, y E. W. Tristram, La pintura medievalinglesa.Barcelona, 1930, pp. 24-25 (Florence, Paris, 1927).

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    aunque siga siendo predominante, sustituido en algunos casos por superficiesdecoradas en rojo y azul, anlogas a las pinturas de las vidrieras con las quehan sido comparadas por su aspecto difano y brillante. Y el rojo y el azul, en

    varias gamas y matices, son los colores utilizados para los ropajes, tan caracte-rsticos de la iluminacin francesa de la segunda mitad del sigloXIIIy, junto conellos, se ven aparecer tmidamente, el verde claro, el azul grisceo, el rosa p-lido, el castao y el amarillo, que con el blanco para las carnaciones, constitu-yen el total de los colores utilizados.31

    Sin embargo, la presencia de fondos de un solo color no es obstculo paraplasmar, siempre que el tema lo requiera, un pequeo paisaje bien campestrecon rboles y arbustos; bien urbano, con ciudades amuralladas sin olvidar loscasos en los que se representan interiores, pblicos o privados, con detalles

    ambientales siempre interesantes, justificados en cada ocasin por su significadodentro del contexto. Aun con todo, la verdadera protagonista es la figura huma-na, hombres y mujeres, de distinta edad y condicin, que ocupan dichos esce-narios, de ah la atencin concedida por el miniaturista al lenguaje gestual y alos objetos que llevan en las manos, como aclaracin de la actividad quedesempean en cada relato.32

    Entre los personajes masculinos, el primer lugar le corresponde al rey, pro-tagonista en ocho de las nueve grandes miniaturas iniciales de comienzo delibro, como cabeza ms alta de la justicia a quien se representa entronizado y

    con los atributos propios de la realeza, corona sobre su cabeza y cetro o espa-da en la mano. Por su imagen, siempre juvenil, su fisonoma, y su falta de ca-racterizacin, cabe pensar en una imagen estereotipada de la realeza, aunqueel texto recoja los nombres de dos reyes concretos, Pedro II el Catlico (1196-1213) y Jaime I el Conquistador (1213-1276), como promulgadores de los fuerosaragoneses en las Cortes de Huesca de 1208 y de 1247, respectivamente. Lomismo sucede con el obispo Vidal de Canellas, a quien se representa en laminiatura inicial del Prlogo (folio 1r) mostrando al rey un cdice que pudieraser el de los Fueros de Aragn, y con los restantes prelados (obispos de Tara-

    zona y Zaragoza, arzobispo de Tarragona, abad de Montearagn), a los que susatavos eclesisticos ms el bculo y la mitra, propios de su dignidad, bastanpara identificarles.

    [ 21 ]

    31 En el Vidal Mayorson diecisis las miniaturas cuyos fondos han sido decorados con policromaen rojo y azul, en contraste con las ciento cuarenta restantes que recibieron oro. Y aquellas se encuen-tran desigualmente repartidas a lo largo del cdice, siendo los Libros III y IV en los que se dan mscasos de sustitucin del oro por otros colores en los fondos, seguidos por los Libros II, I y VIII, mientrasen otros casos, como sucede en los Libros V, VI, VII y IX, los fondos son siempre de color dorado.

    32 Sobre el lenguaje gestual en el mundo figurativo medieval, F. Garnier,Le langage de limage au

    Moyen ge. Signification et symbolique, Paris, 1982, y, tambin, Le langage de limageauMoyen Age II,Grammaire des gestes, Paris, 1989.

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    El juez sigue en importancia jerrquica al monarca, a quien representa en eljuicio; se le reconoce con facilidad en las miniaturas por lucir el mismo tipo deropaje en cada ocasin, pellote sin mangas, habitualmente rojo, y capiello o

    bonete sobre la cabeza, del mismo color. Su actitud es la de atender a los liti-gantes que comparecen ante su presencia, y suele mostrarse sentado, a un nivelsuperior, en el estrado. Abogados, rbitros, fiadores, demandantes y demanda-dos, testigos y acompaantes, se individualizan por el atavo que permite reco-nocer la clase social a la que pertenecen (infanzones, ciudadanos, burgueses);y su papel en el juicio se determina por la filacteria o el tipo de objeto quepresentan al juez como prueba de su aserto.

    Caso especial es el de los musulmanes y judos, frecuentes en las miniaturasdel Vidal Mayorcomo protagonistas de acciones judiciales. Los primeros, como

    moros son presentados con carnacin oscura y rasgos negroides, vestidos deblanco con una sencilla tnica; los segundos se reconocen por sus rasgos semi-tas, por su larga barba y por llevar la cabeza cubierta con un capirote o gorropuntiagudo. Adems, suelen aparecer dedicados a labores artesanas o a com-praventa de mercancas y prstamos. Los soldados y militares de oficio semuestran tanto a pie como a caballo, vestidos con arneses de la segunda mitaddel siglo XIII, protegidos con escudos y lanzas de sus enemigos. Con frecuencia,si se trata de jinetes, tanto ellos como sus monturas en las gualdrapas, ostentanlas armas de la Casa Real de Aragn (de oro, tres palos de gules) y, en otros

    casos, la cruz y la media luna como atributo del enfrentamiento entre dos reli-giones.

    La mujer, al igual que sucede con el nio y el anciano, se encuentra menosrepresentada en las ilustraciones. Su presencia, justificada por el tema, ofrece elinters de sus atavos, pellote sobre saya o brial, a veces manto encima, y toca-do sobre su cabeza, acordes con la moda de la poca y reflejo siempre de suedad y condicin social.33

    En su conjunto, las ilustraciones del Vidal Mayorse caracterizan, como ya re-

    conociera C. M. Kauffmann, por cierta gracia, elegancia y meticuloso acabado.

    34

    Donde mejor se advierte la calidad artstica de sus miniaturas es en las de

    mayor tamao, situadas al comienzo de cada uno de los nueve libros, en las

    [ 22 ]

    33 Sobre los arneses de los militares vase la obra de Mart de Riquer Larns delcavaller. Armes yarmadures catalanes medievals, Barcelona, 1968, singularmente el captulo II, pp. 27-48 Regnats de

    Jaume el Conqueridor i de Pere el Gran. Para la iconografa medieval espaola del siglo XIII, vase G.Menndez Pidal, La Espaa del siglo XIII leda en imgenes. Madrid, 1987, con especial atencin al mun-do de la miniatura alfons.

    34

    Aachen, 1964. Vase nota 12, con el ttulo de la obra y su traduccin al castellano ese mismoao.

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    que se resuelven problemas compositivos de mayor entidad y en donde la po-licroma es mucho ms variada.

    Entre ellas destaca por su inters histrico, la miniatura nmero 1 del Prlo-

    go (folio 1r), pues representa la reunin de las Cortes celebradas en Huescaen 1247, presidida por el rey Jaime I de Aragn, con asistencia de distinguidosmiembros de la iglesia y de la nobleza aragonesas, y con la presencia del obis-po de Huesca-Jaca, Vidal de Canellas.

    Nos Don Jaymes, por la gracia de Dius rey dAragon et de Maillorgas et deValencia, conte de Baralona et de Urgel et seynnor de Montpesler, acabadas lasgananncias de la nuestra conquista et todo quoanto daquendes de la mar orientallas encontradas de la nuestra acquisicion contienen, por la gracia de Dius a la nues-tra seynnora aplegantes, proveydo el tiempo de las armas et entendientes proveher

    al tiempo de la paz, el nuestro entendimiento a los fueros dAragon, por los quoalesfueros el dito regno sea governado, primeramente damos, por esto quar el sobredi-to regno es cabo de la nuestra alteza. Mas por esto que los nuestros sean feitos massaviament et los fueros de Aragon ennadan et trayan et sponan, et muit proveyto-sament corregidos et enmendados, en la iudat de Hosqua general cort mandamosaplegar, a la quoal cort fueron aplegados el nuestro noble thio don Ferrando, abatde Montaragn, et los hondrados don Rodrigo, obispo de aragoa, et don Vidal deCanelas, obispo de Huesqua, et los nobles ricos omnes don Pero Corneill, mayor-domo de Aragn, don Guillem de Entiena, don Garca Rumeu, don Rodrigo deLiana, don Semn de Foces, don Artal de Luna, et muitos cavailleros et infanones

    buenos omnes et burguesos de las ciudades por los conceillos...

    35

    En segundo lugar, cabe recordar, por su inters narrativo, aquella miniatura

    con la que se comienza el Libro I del cdice (folio 9r) que representa la cele-bracin de la Santa Misa ante el altar mayor de una iglesia dotada de torrecampanario, con un oficiante asistido por dos clrigos y acompaamiento mu-sical de coro masculino.36

    Incipit liber Primus.

    De sacrosanctis eclesiis et earundem ministris, o es: De las sanctas eglesiaset de los sus siervos et ministros.

    En el nompne de Nuestro Seynnor Jhesu Christo qui es comenamiento etnascimiento et fin de todas las cosas. En el comieno de la nuestra obra condevocin ordenamos que, en hondra de Dios, todas las eglesias sean temidas ethondradas de todos los omnes. Ningun omne, de cualquiera condicin eill sea,que sea osado de fazer fuera nin de crebantar las eglesias.

    [ 23 ]

    35 Las transcripciones estn tomadas de la obra de M. D. Cabanes Pecour, A. Blasco Martnez, P.Pueyo Colomina, Vidal Mayor. Edicin, introduccin y notas al manuscrito. Zaragoza, Libros Certeza,1996.

    36

    J. Clegg, La iglesia medieval en los manuscritos. London, The British Library, 2003, Madrid, A yN Ediciones, S.L., 2006.

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    Sin embargo, desde el punto de vista artstico, otras miniaturas la superanen belleza y expresividad; as sucede con la que inaugura el Libro II (folio72v), frecuentemente reproducida, en la que se muestra al rey de Aragn su-

    pervisando un juicio.Incipit liber secundus.

    De iudiciis, o es: De los Judicios.

    Ningn juyz, ningn justicia, ningn almedina, ningn baille o jurado oquoalquiere otro qui ha poder de ser judgador o quoalquiere otro qui sea pues-to en officio por alguno que ha seynnorio o quoalquiere persona seglar o deeglesia, de qualquiere condicin que sea o quoanto quiere que sea de grantdignidat, por render justicia o non render o por fazer constreynnimientos o pornon fazer, por fazer conplir las sentencias o quoalessequiere otras acciones, por

    razon de usar todas estas cosas sobreditas non reciba precio, dono, yoyas (joyas)o quoalquiere otra cosa; nin (por) vedar ailli algo de las ditas cosas non recibaobligamiento, paramiento, prometimiento en quoalquiere guisa, nin reciba o con-ciba por palauras o por falsos ceynnos (guios); mas a cada uno de los ditos, sintodo precio, sin engaynn, sin comprometimiento, rienda a cada uno sus dreitosconplidament et entegrament. Et quoalquiere que ensayare fazer algo de las ditascosas en contra alguna de las ditas cosas, despus que por bonas pruevas o pormanifestamiento de crimen li fuere provado en judicio ho manifestado, eill, toilli-do de su officio del quoal usava malamente, rienda ad aqueill el doble de la cosaque recebio deill, en manera que nunqua pueda aver el officio que por su culpaperdio ni otra cosa que ad aqueill officio semeillasse, en aqueill logar ni en otro.

    En esta miniatura se muestra a los protagonistas, el monarca y el juez, unofrente a otro, con los atavos de su dignidad. El rey est sentado en su trono,coronado y portando una espada, en presencia de la corte. A sus pies, sentadosobre unas gradas, hay un joven soldado con una lanza y un escudo en puntacon el seal real (de oro, tres palos de gules). El juez sobre su estrado, dialogacon un grupo de hombres que le muestran los textos de unas filacterias comoargumento de sus reclamaciones. En primer trmino, sentados en las gradas,

    asisten como testigos dos hombres y dos mujeres elegantemente ataviados.Unos y otros se sitan al pie de la composicin, de modo similar a como lo

    hacen los personajes que se encuentran en la parte baja de la escena de lacrucifixin, pintada sobre tabla que se conserva en la catedral de Pamplona,pintura que, por sus dimensiones (129 x 72 cm), podra proceder de algn ora-torio privado, y, por su delicadeza de trazo, ser un encargo para algn miembrodel alto clero o de la nobleza del reino de Navarra.37

    [ 24 ]

    37

    Sobre esta importante pintura, hoy situada en la capilla del Santsimo, en el brazo meridional deltransepto, adosada a la torrecilla del caracol, vase: M. C. Lacarra Ducay, Nuevas observaciones sobre

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    En este mismo Libro II (folio 84v) hay una miniatura de notable inters. Setrata de una letra M mayscula, con una doble composicin. A la izquierda semuestra al juez sentado en su estrado dialogando con un hombre que lleva una

    filacteria. Y a la derecha se encuentra un soldado montado a caballo que llegaal campamento real, que luce en su arns las armas del reino. Los palos de oroy gules de la Casa de Aragn se encuentran tambin en la tienda de campaay en la bandera que la corona.

    De privilegio absentium causa rey publice. De los privilegios (de los) qui sonabsentes por negocio o por cosa de alguna comunidat o de algn pueblo.

    Mientre alguno fuere en la huest de rey o de princip o despus que se torna-re de la huest, no es tenido de responder ad alguno por deuda o por fiadura suiaentro a X das; ni aqueill qui fi, por aqueilla fiadura antedita, entro al dito tiem-

    po quar aqueillos qui son absentes por la cosa pblica et sus fiadores aqueillamisma avantailla et aqueill mismo privilegio han. Aqueillos son absentes por raznde cosa pblica qui son en esta hueste del rey et qui son imbiados a otro rey oprncip o a otros negocios, quar qui quiere que va fueras de sus casas por nego-cios del rey et embargados por cosa pblica deven ser ditos absentes por dreito.

    Una segunda miniatura, Libro VII (folio 232v), en una C mayscula, repre-senta al rey de Aragn a caballo, con sus insignias regias, al frente de su mes-nada, precedido por un grupo de infantes ballesteros y lanceros. El monarcaluce sobre su cabeza la corona real, y las armas de la Casa de Aragn se pro-

    digan en el pendn de su lanza y en las gualdrapas del caballo. A su ladocabalga el alfrez real que porta su bandera con el seal real.38

    De expedicionibus, es a saber: De calvalgadas o corridas.

    Contesce que el omne de servicio o de signo ha casas en muitos logares,non, porque es cosa que non pueda ser, que en el mismo tiempo pueda sercorporalment en diversos logares, maguer faga su morada por partida de tiempoagora en la una, agora en la otra de las ditas casas, establecemos que, quoandoel pregon (pregonero) andare pregonando huest (convocando al ejrcito) o ca-

    valgada, que sea tenido de yr daqueilla casa a la dita huest o cavalgada en la

    quoal seyendo si contesciere que oya primerament la votz del pregonero, o, simas quisiere, de alguna de las otras sus casas en la vezindat de las quoales elpregn fue mandado de la huest.

    Tambin es digna de tenerse en cuenta, aquella miniatura con la que seinicia el Libro V (folio 169v), de doble composicin, en la que la escena infe-

    [ 25 ]

    la tabla de la Crucifixin de la catedral de Pamplona, Estudios sobre la catedral de Pamplona in memo-riam JessM. Omeaca. Pamplona, Cuadernos de la Ctedra de Patrimonio y Arte Navarro, nm. 1.Universidad de Navarra, 2006, pp. 211-226.

    38

    A. Montaner Frutos, El seal del rey de Aragn: historia y significado. Zaragoza, IFC, 1995,pp. 35-49. Lmina III.

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    rior representa un duelo entre dos caballeros, presenciado por el rey y su cor-te, cuyos escudos y gualdrapas de sus monturas se decoran con la cruz y conla media luna, respectivamente, alusin a su distinto credo.

    Incipit liber quintus.De rebus creditis, es a saber: De las cosas que acreden el uno al otro.

    El deudor que niega la aver (propiedad), la quoal el crededor demanda, nonsera tenido de tornar batailla (entablar pleito) si aqueillo que niega no es mas de

    X sueldos et esto niega jurando.

    Recuerda, por su iconografa caballeresca a las miniaturas que figuran encdices realizados en suelo francs bajo mecenazgo real, entre los ltimos aosdel siglo XIIIy primeros aos del XIV, tales como las deLesGrandes Chroniquesde France, y tambin, a las representaciones de batallas entre cristianos y paga-

    nos o musulmanes en pinturas murales de estilo gtico lineal como las dedica-das a la leyenda de San Miguel arcngel que se conservan en la cabecera de laermita de Santa Luca, antes parroquia de San Miguel Arcngel, de la localidadde Sos del Rey Catlico (Zaragoza), relacionables con la miniatura franco-ingle-sa de la misma poca.39

    Las decoraciones que enriquecen los mrgenes en el Vidal Mayor siguenuna corriente estilstica de origen francs que se difunde entre los talleres deminiaturistas europeos a mediados del siglo XIII para ir evolucionando hacianuevas modalidades ornamentales de carcter italianizante, divulgadas, sobre

    todo, por la escuela boloesa en el segundo cuarto de la centuria siguiente.Sern los talleres de Francia e Inglaterra los que ms propaguen este tipo dedecoracin extravagante, droleriesy babewyns, llenas de intencionalidad y gra-cia profanas, como complemento de textos muchas veces de carcter profano.

    [ 26 ]

    39 Londres, British Museum(ms. Royal, 16, g.VII). El manuscrito lo configuran dos tomos en vitelacon 418 miniaturas, habra sido escrito en Francia y habra pertenecido al rey Juan II el Bueno antes de

    su ascensin al trono en 1350. El primer volumen incluye hasta la muerte de San Luis. En el folio 178v,dedicado a la Batalla de Roncesvalles, se representa cuando Roldn ataca y vence al rey Marsila. R.Lejeune et J. Stiennon, La legende deRoland dans lart du Moyen ge. Arcade, Bruxelles, 1966, tome I,pp. 281-284, lmina X. Sobre las pinturas murales de Sos, vase, M. C. Lacarra Ducay, Pinturas muralesen Santa Luca de Sos del rey Catlico (Zaragoza), Prncipe de Viana, nms. 152-153, 1978, pp. 483-496.El templo, de reducidas dimensiones, construido en piedra en estilo romnico tardo, se encontrabahasta el siglo XV dentro del primitivo recinto urbano de Sos, protegido por las antiguas murallas quecircundaban un territorio mucho mayor que el actual. Se encuentra sobre un altozano, semioculto porconstrucciones posteriores, a las afueras de la poblacin, en la margen derecha de la carretera que con-duce a Sangesa. Las pinturas murales de la cabecera, descubiertas y sacadas a la luz entre 1975 y 1976,representaban en el medio cilindro del bside la victoria alcanzada por los cristianos sipontinos y bene-

    ventinos frente a los paganos napolitanos, gracias a la intervencin directa del arcngel San Miguel. La

    leyenda, difundida a travs de la Italia meridional, fijaba la batalla el da 8 de mayo durante el pontifi-cado de Pelagio I (556-561).

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    EL MANUSCRITO DEL VIDAL MAYOR. ESTUDIO HISTRICO-ARTSTICO DE SUS MINIATURAS

    ELARTISTA Y SU POCA

    Nos encontramos ante un manuscrito original, decorado con pinturas minia-das de calidad artstica notabilsima, para las que no se conoce una datacin

    concreta ni se sabe el nombre del autor. A la espera de futuros hallazgos do-cumentales que saquen a la luz nuevas noticias, se pueden proponer las si-guientes hiptesis.

    Respecto a su cronologa, dados los parentescos evidentes que ofrece laobra en estilo y tipologa con otras miniaturas bien conocidas documentalmen-te, realizadas en talleres de Francia y de Inglaterra, se podra proponer aquellacomprendida entre los aos 1276 y 1290, fecha que coincide con los reinadosen Aragn de Pedro III el Grande (1276-1285) y de su hijo Alfonso III el Libe-ral (1285-1291), y con los de la minora de edad y posterior reinado de Juana Ide Navarra (1274-1305), casada desde 1284 con Felipe el Hermoso de Francia(1285-1314).

    Sobre su procedencia, se dan una serie de circunstancias de carcter histri-co que nos hacen pensar en las ciudades de Huesca y de Pamplona como lu-gares de origen del Vidal Mayor.

    En Huesca se haba redactado la Compilatio Mayor como consecuencia delas Cortes all celebradas en 1247, de la cual procede el Vidal Mayor, y su autorhaba sido Vidal de Canellas, obispo de Huesca, adems de preclaro jurista,

    entre los aos 1236 y 1252.

    En las fechas que aqu se proponen para la realizacin del cdice (1276-1290), rega los destinos de la dicesis oscense, un hombre cultivado, emparen-tado con la familia real,40el obispo-canciller Jaime Sarroca (1273-1290) a quiense debe, pocas semanas despus de haber sido confirmada su eleccin episco-pal, la expedicin de un privilegio del rey Jaime I, desde Alcira (Valencia),destinado a promover la construccin de una nueva catedral oscense que sus-tituyera a la mezquita cristianizada.41

    Si durante los primeros aos del gobierno de la dicesis oscense mantuvoduros enfrentamientos con el nuevo rey, Pedro III de Aragn, quien no le pudo

    [ 27 ]

    40 Se haba criado desde nio junto al rey Jaime I de Aragn, el cual lo haba formado y constitui-do su canciller, y no lo olvid al dictar en julio de 1276 sus ltimas recomendaciones y consejos a suhijo y sucesor Pedro III, a quien lo encomend y para quien pidi su proteccin. En opinin de DurnGudiol, Jaime Sarroca habra sido sobrino del Conquistador, no hijo natural como haba sido sugerido,por su condicin de hijo de un tal Pedro del Rey, fallecido en Lrida en 1254, que era hijo natural dePedro II de Aragn y, en consecuencia, hermanastro de Jaime I. A. Durn Gudiol, Historia de los obisposde Huesca-Jaca, de 1252 a 1328. Huesca Excma. Diputacin Provincial, 1985, pp. 51-95.

    41

    A. Durn Gudiol, Historia de la catedral de Huesca, Huesca, Instituto de Estudios Altoaragoneses(Diputacin de Huesca), 1991, captulo III, pp. 69-71.

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    perdonar el haber sido hombre de confianza de su padre, acusndolo de mal-versacin de fondos en su mandato de canciller del reino, sin embargo, a partirde 1284, por lo menos, las relaciones ya se haban normalizado, cuando el rey

    tomaba a pecho la defensa de Sarroca frente a los ciudadanos de Huesca. YJaime Sarroca estuvo con Pedro III cuando este muri en Vilafranca del Pene-ds, la noche del 10 al 11 de noviembre de 1285. Y su sucesor, Alfonso III deAragn (1285-1291) fue coronado en la catedral de Zaragoza, en abril de 1285,por el obispo Sarroca, vacante a la sazn el obispado de Zaragoza.42

    Sin embargo, sera en los ltimos aos de su vida, una vez retirado en lacapital de su dicesis, alternando con estancias en el castillo de Sesa (Huesca),y dedicado a paliar la maltrecha economa de la mensa episcopal, cuando bienpudo dedicarse a impulsar la elaboracin de una obra de tal envergadura, mo-

    tivado por el afn de inmortalizar la labor, como gobernante y pacificador, dequien haba sido su mejor aliado y amigo, el rey don Jaime I el Conquistador.43

    Por otro lado, el que la dicesis de Huesca-Jaca conserve todava importan-tes ejemplos de pintura mural y sobre tabla para ese mismo perodo, ms elhecho cierto de que el cdice miniado sea un texto foral aragons, podra in-clinar la balanza hacia un posible origen oscense del manuscrito.44

    En el vecino reino de Navarra, el ltimo cuarto del siglo XIIIsignificara po-lticamente su incorporacin al reino de Francia en una larga etapa (1274-1328),lo que no dejara de tener consecuencias en el campo de las Bellas Artes.

    En efecto, a la muerte del rey Enrique I de Navarra (1270-1274) heredara eltrono su hija doa Juana quien, al ser menor de edad, tuvo que dejar el gobiernodel reino en manos de su madre, doa Blanca de Artois, sobrina de Luis IX elSanto (1226-1270), la cual, siguiendo los consejos de su primo, Felipe el Atrevido(1270-1285), concert el matrimonio de Juana con uno de los hijos de aquel.

    La princesa doa Juana sera educada en Francia, y Felipe el Atrevido sehara cargo de la defensa de Navarra frente a castellanos y aragoneses.45DoaBlanca, a su vez, no tardara en contraer un segundo matrimonio, esta vez con

    Edmundo de Inglaterra, conde de Lancaster, hermano del rey Eduardo I.

    [ 28 ]

    42 A. Durn Gudiol, Historia de los obispos de Huesca-Jaca, 1985, p. 65.43 Esta devocin hacia el Conquistador la hizo patente Sarroca cuando el 7 de noviembre de 1287

    instituy una capellana perpetua en el altar de San Jaime de la catedral de Huesca, para remedio delalma del ilustrsimo seor Jaime, rey de Aragn, de nclita memoria. A. Durn Gudiol, Historia de losobispos de Huesca-Jaca, 1985, p. 95.

    44 M. C. Lacarra Ducay, Pintura gtica en el Alto Aragn, en, Signos. Arte y Cultura en el AltoAragn Medieval. 26 de junio-26 de septiembre de 1993. Catlogo. Jaca-Huesca. Diputacin de Huesca,Gobierno de Aragn, 1993, pp. 174-189.

    45

    Jos M. Lacarra, Historia del reino de Navarra en la Edad Media. Pamplona, Caja de Ahorros deNavarra, 1975, captulo XI, pp. 301-325.

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    Madre e hija fijaron su residencia en Francia, encomendando el gobierno delreino a gobernadores franceses, entre los que cabe recordar a sire Eustaquio deBeaumarchais, pues fue durante su mandato, en septiembre de 1276, cuandotuvo lugar la guerra civil en la ciudad de Pamplona entre los burgos de francos(de San Cernin y poblacin de San Nicols) y el barrio de la Navarrera, apo-yado por el obispo y el cabildo, que fue saqueado por las tropas del monarcafrancs. La gran perjudicada en esta revuelta fue la catedral, con sus tesoros, lassepulturas de los reyes, la biblioteca, el claustro y dependencias canonicales, elpalacio episcopal y bienes del cabildo, todo fue robado o destruido.

    Los libros de su biblioteca, nos dice Goi Gaztambide, tanto particularescomo comunes, sufrieron gravsimas prdidas.46

    Era entonces obispo de Pamplona el castellano don Armingot (1268-1277),

    varn adornado de ciencia, honestidad de costumbres y vida laudable, queestaba decorado con los ttulos de arcediano de Toledo y capelln pontificio.47

    A la muerte de don Armengol, sin haber podido hacer nada a favor de laiglesia de Pamplona, fue nombrado obispo de Pamplona el aragons MiguelSnchez de Uncastillo (1277-1287), natural de la villa de Uncastillo (Zaragoza),capital eclesistica del arciprestazgo de la Valdonsella, perteneciente al reino deAragn y a la dicesis de Pamplona.

    Una vez encumbrado a la dignidad episcopal, escribe Goi Gaztambide, donMiguel gast sus mejores energas en levantar a su iglesia de la postracin enque se hallaba, no vacilando en acudir personalmente a la corte de Felipe III elAtrevido de Francia para exponerle sus peticiones y reclamaciones, solicitandola devolucin de los bienes, reliquias y privilegios robados a la catedral. A ins-tancias suyas el monarca francs orden el 7 de julio de 1278 a su gobernadoren Navarra que por medio de un pregn pblico intimase la restitucin de todoslos bienes, reliquias y privilegios robados a la catedral en la ltima guerra.48

    La mayora de edad de doa Juana I coincidi con su matrimonio con Felipeel Hermoso (16 de agosto de 1284) que un ao despus heredara el trono de

    Francia, por fallecimiento de su padre, Felipe el Atrevido.Si los nuevos reyes de Navarra y de Francia, doa Juana I (1274-1305) y don

    Felipe IV el Hermoso (rey de Francia, 1285-1314 y rey de Navarra, 1284-1305),en ningn momento hicieron acto de presencia en Navarra y rigieron el pas

    [ 29 ]

    46 J. Goi Gaztambide, Notas sobre la Biblioteca Capitular de Pamplona en la Edad Media, Hispa-nia Sacra, vol. 4 (1951), p. 385. Y tambin, Historia de los obispos de Pamplona, I, siglos IV-XIII, Pam-plona, Ediciones Universidad de Navarra, S.A., Diputacin Foral de Navarra, Institucin Prncipe de

    Viana, 1979, pp. 648-753.47

    J. Goi Gaztambide, Los obispos de Pamplona, 1979, p. 650.48 J. Goi Gaztambide, Ibidem, p. 680.

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    por medio de gobernadores con amplios poderes, no cabe duda de que en elterreno de las bellas artes supuso su mandato un acercamiento a las nuevasmodalidades artsticas francesas de Pars, Champaa y Toulouse como en nin-gn otro reino de la Pennsula.49

    Un papel importante le correspondi a don Miguel Snchez de Uncastillo(1277-1287) pues fue durante su prelatura cuando se inici el bellsimo claustrogtico de la catedral de Pamplona. De esta poca son las primeras colectaspara recaudar fondos con destino a las obras en su propia dicesis y en otrassituadas en el sur de Francia, y es tambin entonces cuando se conocen losnombres de los primeros artfices, maestre Miguel, maestro de la uebra de Sanc-ta Mara de Pamplona, y don Juan Ortiz de Azterain, mazonero.50

    Los trabajos en el claustro prosiguieron a buen ritmo en tiempos de su su-

    cesor en la sede de Pamplona, el navarro don Miguel Priz de Legaria (1287-1304), con la concesin de indulgencias a favor de la fbrica de la catedral entodas las iglesias de la dicesis.

    A este mismo prelado, siendo todava obispo electo de Pamplona, le cupoel honor de ser el restaurador de la biblioteca capitular, tan maltrecha en laguerra de la Navarrera, con la incorporacin de un importante lote de librosmanuscritos, de tinte marcadamente jurdico, procedentes del expolio de unode sus capitulares llamado el maestro Martn de Beroiz, doctor en decretos, delque don Miguel haba sido testamentario.51

    En el antiguo reino de Aragn son escasos los ejemplos de libros iluminadosque se conservan de la primera fase del gtico. Se debe a don Antonio DurnGudiol la hiptesis de la existencia de un taller de confeccin de cdices en lacatedral de Huesca desde los primeros aos del siglo XIIque tendra su conti-nuidad en los siglos siguientes.52

    Sin embargo, es bien pobre el repertorio de noticias sobre libros que seconocen, entre las que destaca una referencia correspondiente al ao 1274. Endicha fecha, el arcediano Pelegrn de Otal, enfermo en Huesca, lega a su sobri-no Pedro Lpez de Bagn, prior de la catedral, dos decretos uno con glossa,

    otro menos de glossa et dos decretales glossadas et un breviario et un liuro deorgano et una suma de Johan Valenia enlla qual a XVI quadernios et otras

    sumas de derrito de glesia.53

    [ 30 ]

    49 Jos M. Lacarra, Historia de Navarra en la Edad Media, Pamplona, Caja de Ahorros de Navarra,1975, capitulo XII, pp. 327-355.

    50 J. Goi Gaztambide, Historia de los obispos de Pamplona, I, p. 695.51 J. Goi Gaztambide, Obra citada, pp. 731-732.52 A. Durn Gudiol: Los manuscritos de la catedral de Huesca. Argensola. Revista del Instituto de

    Estudios Oscenses, n. 16, tomo IV (fasc. 4), 1953, pp. 293-322.53 A. Durn Gudiol, Los manuscritos de la catedral de Huesca, 1953, p. 296.

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    Para el ltimo cuarto del sigloXIIIhay que destacar una copia bastante tardadel Privilegio del rey Ramiro I de Aragn (1035-1064) que procede de la cate-dral de Huesca, iluminada a tinta con dibujos sobre pergamino y letra protog-tica cursiva.54

    Fue autorizada por el notario oscense Gil de Fraga a quien, en 1302, le eraotorgado permiso para la construccin de una capilla bajo la advocacin de SanJuan evangelista en la nave meridional de la catedral de Huesca, entonces enproceso de fabricacin. Y tambin por el notario don Pedro ngeles que residaen Huesca en los ltimos aos del siglo XIII.

    Los dibujos que la decoran, con la imagen del rey Ramiro I, sus dos hijosdel mismo nombre, Sancho, ilegtimo el uno y heredero el otro, y los preladosque habran participado en el supuesto Concilio de Jaca del ao 1063, pertene-

    cen al estilo francogtico o lineal, de trazo seguro y firme, en el que se advier-te un naciente naturalismo.55

    Como ya indicamos con anterioridad, se dan en ellos unas particularidadesque se encuentran tambin en obras de pintura mural de la provincia de Hues-ca en las que se pueden identificar al mismo autor.

    Es aquel pintor conocido como Segundo Maestro de Bierge, por las pintu-ras con escenas de la vida de San Juan evangelista y de San Nicols de Baricon que fue decorada la ermita de San Fructuoso de Bierge, situada a las afue-ras de la poblacin.56

    Es una poca que ofrece abundantes ejemplos de pintura mural y sobre ta-bla en la dicesis de Huesca, como se advierte por las obras conservadas.Prximo al Maestro de Bierge estara el autor del retablo de Santa rsula, queprocede de Casbas, hoy en el Museo Nacional de Arte de Catalua. Y tambinlas pinturas murales de la ermita del cementerio de San Miguel Arcngel enBarluenga. En la ciudad de Huesca, las pinturas murales de la iglesia de SanPedro el Viejo, atribuidas al pintor San Cristbal, de 1276, de las que quedanrestos apreciables. Otros pintores de origen oscense, Gil de Castiello y Pedro deOsieto, firmaban y fechaban en 1284 la pintura del artesonado de la iglesia

    conventual de San Miguel Arcngel de Huesca, extramuros de la ciudad.

    [ 31 ]

    54 (ACH, 2-141). J. Domnguez Bordona, Miniatura, en Ars Hispaniae, volumen XVIII, Madrid,1958, p. 130, figura 162.

    55 M. C. Lacarra Ducay y C. Morte Garca, Catlogo del Museo Episcopal y Capitular de Huesca,Zaragoza, 1984, pp. 139-140.

    56 Las pinturas murales de Bierge fueron arrancadas de su soporte original por Ramn Gudiol en1949, siendo repartidas entre el Museo Episcopal y Capitular de Huesca, el Museo Nacional de Arte deCatalua, diversas colecciones privadas de Europa, de los Estados Unidos y de Canad. Las pinturas delMuseo Diocesano de Huesca fueron instaladas por el Gobierno de Aragn en la iglesia de Bierge a fi-

    nales del siglo XX. M. C. Lacarra Ducay y C. Morte Garca, Catlogo del Museo Episcopal y Capitular deHuesca, pp. 48-60.

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    M. DEL CARMEN LACARRA DUCAY

    Para el antiguo reino de Navarra sirve como obra de referencia el trabajo dedoa Soledad Silva y Verstegui dedicado al estudio de los manuscritos y docu-mentos ilustrados que se conservan en Pamplona, en el Archivo General de

    Navarra y en la Biblioteca de la Catedral.57

    De la segunda mitad del siglo XIIIera la Biblia ilustrada que fue recogida porDomnguez Bordona en 1933 como perteneciente a la catedral de Pamplona,hoy en paradero desconocido.58

    En la actualidad, el ms antiguo ejemplar conservado de manuscrito ilustradocon numerosas miniaturas en estilo francogtico es un breviario escrito en perga-mino a dos columnas, de 532 folios, y terminado el 28 de noviembre de 1332.59

    Conocido como Breviario de Pamplonafue compuesto para uso de la cate-

    dral, en cuya biblioteca se custodia. Estrechamente vinculado con el estilo delos manuscritos franceses de la poca, coincide con la larga prelatura de donArnaldo de Barbazn (1318-1355), originario de una noble familia de la Bigorra(Francia), obispo, escritor, constructor y legislador, y un gran mecenas de lasartes, a quien se atribuye su confeccin.60

    A la hora de incidir en el posible origen del Vidal Mayorhay que regresar ala informacin que proporciona el Libro IX y ltimo (folio 377 recto), que dice:

    De eodem. Laus tibi sit, Christe, quoniam liber explicit iste.

    Iste liber scripsit Michael Lupi de andiu.61

    Miguel Lpez de Zandio62, fue quien escribi el texto, segn se indica en elexplicito ltimas palabras del libro.

    Navarro de origen, pudo ser el traductor de la Compilatio maiordel latn alromance, por su condicin de notario pblico designado por el concejo dePamplona, con actividad documentada entre los aos 1297 y 1305.

    Y por su oficio, se hallaba en situacin de conocer el texto de Vidal de Ca-nellas, cuya influencia fue detectada por Jos M. Lacarra en el Fuero General

    [ 32 ]

    57 La miniatura medieval en Navarra. Pamplona, Gobierno de Navarra. Departamento de Presiden-cia e Interior (Publicaciones), 1988.

    58 Manuscritos con pinturas. Tomo II, Madrid, 1933, n. 1678, p. 126, figura 526.59 S. de Silva y Verstegui, La miniatura medieval en Navarra, 2. Breviario de Pamplona, pp. 110-140.60 J. Goi Gaztambide, Historia de los obispos de Pamplona . II. Siglos XIV-XV. Pamplona, 1979,

    p. 168.61 Un escriba posterior ha corregido Istum librum.62

    Zandio, lugar del valle y Ayuntamiento de Olaibar, en la provincia y comunidad autnoma deNavarra, dicesis de Pamplona, situado a la izquierda del ro Mediano.

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    EL MANUSCRITO DEL VIDAL MAYOR. ESTUDIO HISTRICO-ARTSTICO DE SUS MINIATURAS

    de Navarra, y por su formacin jurdica, como nos recuerda Garca-Granero,podra utilizar, indistintamente, el latn y el romance, pues en las dos lenguasse conserva documentacin suya.63

    El lenguaje en que fue escrito el Vidal Mayor, como ya demostrara G. Tilan-der (1956), es el romance navarro-aragons, por el empleo frecuente de voca-blos y grafas navarros e incluso vascos, a lo que se viene a sumar el uso, a lolargo del texto, de ciertos topnimos navarros difciles de justificar en alguienque no estuviera familiarizado con la geografa Navarra.

    Si nombres de ciudades tales como Pamplona y Tudela mencionadas en elLibro II, no deben sorprender al lector excesivamente, el hacer mencin deSant Ihon del Pie del Puerto, en el Libro III, es sorprendente, tanto mscuanto que se trata de una villa situada en la Navarra francesa o Baja Nava-

    rra, hoy conocida como Saint-Jean de Pied-de Port, que entonces, como aho-ra, a pesar de encontrarse en una de las rutas francesas que cruzaban los Pi-rineos por Roncesvalles para ir a Compostela, no dejara de ser un lugar deescasa poblacin.64

    Las noticias que conocemos sobre la actividad notarial de don Miguel Lpezde Zandio, a travs del estudio de Garca-Granero, abarcan desde el da 20 deabril de 1297, hasta el da 8 de febrero de 1305. Coinciden con el reinado dedoa Juana I de Navarra y don Felipe el Hermoso de Francia (1284-1305), aosde intensa comunicacin entre ambos reinos para los que se conservan algunas

    obras de arte (en pintura, miniatura, orfebrera) que cabe relacionar con el es-tilo cortesano de las miniaturas del Vidal Mayor.

    Por otro lado, se ha escrito que la caligrafa utilizada por Lpez de Zandio ensu labor de amanuense del texto es elegante, firme y clara, lo que podra co-rresponder a un hombre joven, en pleno dominio de sus facultades intelectuales.

    Si se tiene en cuenta que la fase de actuacin de los pintores comenzabauna vez acabada la tarea del calgrafo, que dejaba espacios en blanco para lasminiaturas, es razonable pensar que las fechas que nos proporciona la docu-

    [ 33 ]

    63 J. M. Lacarra de Miguel, En torno a la formacin del Fuero General de Navarra, Anuario deHistoria del Derecho Espaol, I, 1980, pp. 93-103, J. Garca-Granero Fernndez, Vidal Mayor: versinromanceada navarra de la Maior Compilatio, de Vidal de Canellas. Anuario de Historia del Derecho Es-paol, tomo I, pp. 243-264.

    64 San Juan de Pie del Puerto se encuentra en la primera etapa espaola de los caminos de San-tiago a travs de Francia. A la salida de San Juan de Pie de Puerto, el peregrino tena ante s la inmen-sa mole de los Pirineos. Para salvarla poda escoger entre dos caminos: o bien seguir a la derecha porel valle de Valcarlos hasta alcanzar la cima en San Salvador de Ibaeta, o bien ir a la izquierda, ascen-diendo a la montaa directamente por fuertes rampas, siguiendo la cresta o divisoria de aguas entre lanieve de Valcarlos y la de Beherobie. Jos M. Lacarra, De Ostabat a Roncesvalles, parte IV, captulo

    III, p. 74. En Las peregrinaciones a Santiago de Compostela. Tomo II, Madrid, 1949. En colaboracin conLuis Vzquez de Parga y Juan Ura Riu.

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    mentacin referentes a la actividad notarial en Pamplona de Miguel Lpez deZandio, tres documentos autorizados por l y otro en que figura como testigo,corresponderan a su etapa de mayor actividad profesional.

    Hay otras cuestiones que podran tratarse pero que para no prolongar exce-sivamente el texto me veo obligada a sintetizar.

    A pesar de la calidad general de las ilustraciones que enriquecen el cdicey de su carcter uniforme, se puede sugerir la participacin de varios miniatu-ristas que actuaran de manera conjunta, con un jefe de taller o director deltrabajo y cierto nmero de colaboradores, reservndose al maestro principal, lasmejores y mayores miniaturas al inicio de cada uno de los libros o captulos enque se ha distribuido la obra.

    El coordinador de las decoraciones tuvo que conocer al escriba del texto, loque nos llev