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LA MUERTE DE MARIO, iINFART0 0 SUICIDIO? LA AMBIGUEDAD INTENCIONADA DE DELIBESl La ambigiiedad, sin ser ‘conditio sine qua non’, es una caracteristica de muchas obras literarias y constituye una de las indicaciones de ficcionali- dad. Lo que en un texto juridico o utilitario resultaria inadmisible, en un texto literario puede servir para expresar el caracter polifacetico de la realidad. En la poesia la ambigtiedad surge a menudo a nivel de1 lexico o de la sintaxis, en estrecho parentesco con la polisemia. En la narrativa la ambigtiedad se verilica sobre todo a nivel de la estructura u organization narrativa superior, y es consecuencia de la dositicacion de 10s indicios por el autor, a veces en relation con su interpretation por 10s personajes. Cinco horas con Mario parece ser sencillamente la novelization de1 maniqueismo hispanico, el de ‘las dos Espanas’. Pero a medida que el lector penetre mas en esta evocation aparentemente inequivoca de una serie de personajes y su mundo (con lo cual me reliero tanto a su “morada de la vida” coma a su “vividura”, por decirlo en terminos de Americo Castroz) se va dando cuenta de que la obra no permite, ni en muchos de sus aspectos, ni en su totalidad, una interpretation unica y delinitiva. A lo largo de 244 paginas de mono-dialogo3 el autor nos proporciona mediante un habil proceso repetitivo-acumulativo una serie de indicios que contri- buyen a crear en el lector una imagen ambigua de unas ‘realidades’. Veamos algunas de las mas llamativas ambigtiedades que presenta la obra, sin entrar demasiado en sus particularidades, para detenernos mas en el case concrete de la muerte ‘ambigua’ de Mario y alguna circunstancia concomitante. 1. i Quien es el verdadero protagonista de la obra y quien el deuterago- nista, por no decir antagonista? Lo mismo que cabe argtiir que Unamuno podria haber titulado una de sus novelas Joaquin Monegro en vez de Abel ,%nchez, parece posible defender - y hasta postular - en el case de Cinco horas con Mario el protagonismo tanto de Carmen coma de Mario ‘in absentia’ (aunque ‘de cuerpo presente’). Mario domina la escena con la muda provocation de su presencia y la nada callada evocation de su convivencia pasada con Carmen, por boca de esta. Algo parecido ocurre en La casa de Bernarda Alba: Pepe el Roman0 no entra en escena, no se le ve, solo se oye una vez el galope de su caballo, y sin embargo domina y determina las palabras y las acciones de Bernarda y sus hijas. El plausible protagonismo de Carmen guarda estrecha relation con la siguiente abigiiedad. 2. Carmen, ies culpable de (o por lo menos censurable por) el fracas0 de su matrimonio? Ella, con sus prejuicios, su mente cerrada, su insensibili- dad a 10s sentimientos y 10s sufrimientos de 10s que no son de su bando, su egocentrism0 que raya en egoismo, sus pegas y reproches, su falta de inter& genuino por lo que escribe Mario, su coqueteria, su respeto por el Neophiloioguz 70 ( 1986) 6 l-74

La muerte de Mario, ?Infarto o suicidio? la ambigüedad intencionada de Delibes1

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LA MUERTE DE MARIO, iINFART0 0 SUICIDIO? LA AMBIGUEDAD INTENCIONADA DE DELIBESl

La ambigiiedad, sin ser ‘conditio sine qua non’, es una caracteristica de muchas obras literarias y constituye una de las indicaciones de ficcionali- dad. Lo que en un texto juridico o utilitario resultaria inadmisible, en un texto literario puede servir para expresar el caracter polifacetico de la realidad. En la poesia la ambigtiedad surge a menudo a nivel de1 lexico o de la sintaxis, en estrecho parentesco con la polisemia. En la narrativa la ambigtiedad se verilica sobre todo a nivel de la estructura u organization narrativa superior, y es consecuencia de la dositicacion de 10s indicios por el autor, a veces en relation con su interpretation por 10s personajes.

Cinco horas con Mario parece ser sencillamente la novelization de1 maniqueismo hispanico, el de ‘las dos Espanas’. Pero a medida que el lector penetre mas en esta evocation aparentemente inequivoca de una serie de personajes y su mundo (con lo cual me reliero tanto a su “morada de la vida” coma a su “vividura”, por decirlo en terminos de Americo Castroz) se va dando cuenta de que la obra no permite, ni en muchos de sus aspectos, ni en su totalidad, una interpretation unica y delinitiva. A lo largo de 244 paginas de mono-dialogo3 el autor nos proporciona mediante un habil proceso repetitivo-acumulativo una serie de indicios que contri- buyen a crear en el lector una imagen ambigua de unas ‘realidades’.

Veamos algunas de las mas llamativas ambigtiedades que presenta la obra, sin entrar demasiado en sus particularidades, para detenernos mas en el case concrete de la muerte ‘ambigua’ de Mario y alguna circunstancia concomitante.

1. i Quien es el verdadero protagonista de la obra y quien el deuterago- nista, por no decir antagonista? Lo mismo que cabe argtiir que Unamuno podria haber titulado una de sus novelas Joaquin Monegro en vez de Abel ,%nchez, parece posible defender - y hasta postular - en el case de Cinco horas con Mario el protagonismo tanto de Carmen coma de Mario ‘in absentia’ (aunque ‘de cuerpo presente’). Mario domina la escena con la muda provocation de su presencia y la nada callada evocation de su convivencia pasada con Carmen, por boca de esta. Algo parecido ocurre en La casa de Bernarda Alba: Pepe el Roman0 no entra en escena, no se le ve, solo se oye una vez el galope de su caballo, y sin embargo domina y determina las palabras y las acciones de Bernarda y sus hijas. El plausible protagonismo de Carmen guarda estrecha relation con la siguiente abigiiedad.

2. Carmen, ies culpable de (o por lo menos censurable por) el fracas0 de su matrimonio? Ella, con sus prejuicios, su mente cerrada, su insensibili- dad a 10s sentimientos y 10s sufrimientos de 10s que no son de su bando, su egocentrism0 que raya en egoismo, sus pegas y reproches, su falta de inter& genuino por lo que escribe Mario, su coqueteria, su respeto por el

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‘que diran’, su materialism0 y su adherirse a la ley de1 embudo, ies responsable de1 fracas0 matrimonial? ~0 mas bien Mario? A 10s ojos de Carmen, Mario presume de justo (p.40); no hate case de 10s sentimientos de aquella; no quiere escucharla en muchas ocasiones; no la consulta para nada; escribe poesia amorosa inspirada en ella sin decirselo (p.56); despre- cia a las amigas de Carmen; nunca se muestra agradecido; in sexualibus es un amante poco inspirado4; es hosco y quisquilloso en 10s contactos sociales; va ma1 vestido y es de poca atraccion fisica; es rigido, puritan0 y mezquino en cosas que para Carmen son importantes. Mario parece a veces “an intelectuel snob” cuando Carmen es “a social snob”.6 El matrimonio fracasa tambien por la falta de autentica comunicacion entre Carmen y Mario. Una de las mayores iromas de la obra es tal vez el que solo despues de la muerte de Mario Carmen pueda hablar ~ y desahogarse - con su marido libremente durante cinco horas, quizas mas que nunca antes. Y por doble iroma, este ya no le puede entender ni expresar su eventual comprension y perdon.

3. Otra ambigtiedad estrechamente relacionada con la anterior es la ambiguedad de1 bien y el mal, representada aparentemente por Carmen y Mario, y estudiada ya por Vicente Cabrera y Luis Gonzales de1 Valle a base de la dicotomia maniqueista presente en la mente de Carmen.’

4. Carmen, ies victima de su ambiente y su education, es decir de1 mundo que la ha producido y al que representa? ~0 es que se la puede hater responsable de sus ideas, prejuicios y convicciones; responsable tambien de que subsiste ese mundo?

5. La intidelidad de Carmen, hfue completa o solo partial? Dicho de otra manera: Lfue adulterio consumado o comportamiento sumamente indiscrete pero sin pasar a mayores? Las relaciones con Pace Alvarez las va introduciendo el autor muy gradual pero insistentemente en el mono- dialog0 de Carmen, dositicando e intensificando 10s detalles de una manera progresiva y cresciente (pp. 70, 76, 114, 118-123, 139, 160, 183, 185-186, 228-229, 251, 261, 274-282). En realidad hay que distinguir dos lmeas: una en que va revelando que a Carmen le gusta Pace, al que ella compara favorablemente con Mario, y otra que elabora paralelamente a la primera, concretando cada vez mas las manifestaciones fisicas de esa inclination sentimental. Y la ambigtiedad esta en que el lector no sabe si ellos llegarian a consumar el adulterio o no, ya que Carmen por una parte dice que Pace “empezo a abrazarme y estrujarme por el suelo”, sin resistirse ells, “hipnotizada” y diciendole “pobre” (y ya se sabe que ‘de la compassion a la passion il n’y a qu’un pas’) per0 por otra jura que ella le re- chazo, moditicando esta afirmacion tres veces en las paginas siguientes (pp.279-28 1):

le rechack le mandk a paseo. le record6 a nuestros hijos, o a lo me,or fue 61, vete tti a saber, ya ni me acuerdo, , y si Pace no hubiera reaccionado, hubiese reaccionado yo, y se levant6 si, asi fue, bien mirado, fue 61 . [diciendo] “somos unos locos, pequeiia, discklpame, me qmt6 la palabra de la boca, que yo se lo iba a decir.

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Aunque a continuation le jura a Mario que “no ocurrio nada mas, . . . , no hubo mas, . . ., no paso nada”, su falta de sinceridad, hecha cada vez m&s patente durante las cinco horas transcurridas hasta aqui, no la hate ser sincera ni consigo misma. Asi por ejemplo atribuye una frase irritada a Valen, cuando en realidad eran sus propias palabras (pp.230 y 29). La ambigiiedad, por lo tanto, continua.

Para acallar su conciencia o disimular su culpa, Carmen se detiende atacando: acusa a Mario de haberle sido infiel con Encarna, la viuda de Elviro, hermano de Mario. Esto nos lleva a la sexta ambigiiedad.

6. LHubo algo entre Mario y Encarna? Ya desde antes de empezar el mono-dialog0 de Carmen el autor sugiere el caracter ambiguo de la relation entre Encarna y Mario. Y es cuando nos presenta a Encarna, a la que no conocemos todavia, en el moment0 en que esta se acerca al cadaver de Mario: “Encarna, braceando entre 10s asistentes . . . voceaba: “Dios mio, que este tambien se me ha ido. ~i?ste tambien!” (p.22). Y un poco m&s adelante sigue otro indicio: “iMirame, Mario! iEstoy sola! iToda la vida sola! LTe das cuenta? ~Que es lo que he hecho, Seiior, para mereces este castigo?” (pp.28-29). Lo cual provoca esta comentario de Carmen ante Valen: ,,Ni que fuese ella la viuda de Mario” (p.29). Y desde el principio de1 velatorio hasta el tinal, Carmen va ventilando su desconfianza respect0 a esta relation (pp.40-41,68, 116,156-l 58, 194,230) y su inquina a Encarna, la “mujerona que . . . ha querido birlar[me] el marido” (p.201). Sobre todo le tiene intrigadisima y sospechosa el dia que Mario y Encarna pasaron juntos en Madrid para celebrar las oposiciones ganadas por este. Mario le habia escrito que tomaron “una cerveza y unas gambas”, pero a Carmen no hay quien le saque de la cabeza que “desde que murio Elviro ella andaba tras de ti” (p.40). Y asi salen a la superfkie, una y otra vez, 10s celos de Car- men, culminando en su ataque defensivo final cuando, en su afan de disculpar su indiscretion con Pace, dice: “que a saber tu con Encarna, en Madrid” (p.280). Antes ya se habia defendido Carmen atacando a Mario cuando, al leer uno de 10s textos biblicos subrayados por este (Prover- bias 1,4-5: ” . . . que te preserven de la mujer ajena, de la extrafia de lubricas palabras . . .“) comenta: “estoy segurisima de que me la has pegado mas de una vez y de dos” (p.230) para pasar luego a mencionar a Encarna. Vemos aqui que no todas las citas biblicas son meros pretextos para que Carmen deje manar su ‘fluir psiquico’s o para facilitar la division de la obra en capitulos9 Consider0 la selection de estos fragmentos de la biblia personal de Mario parte integrante de1 consciente juego de ambigiiedades que presenta Delibes en esta novela. LPor que subrayo Mario este y otros pasajes? Veamos otro ejemplo. El capitulo XIV empieza con un fragment0 de Deuteronomio 25, 5: “Cuando dos hermanos habitan el uno junto al otro y uno de 10s dos muere sin dejar hijos, la mujer de1 muerto no se casara con un extrano; su cuiiado ira a ella y la tomara por mujer” (p. 156). Qtra vez nos preguntamos: ipor que subrayaria Mario este versiculo? Lo cual equivale a preguntar por la intention de Delibes. La respuesta me parecc

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Clara: para introducir otro element0 de ambigiiedad, para dotar a Mario y la novela de mayor riqueza sicologica e interpretativa. Porque aqui caben por lo menos cuatro alternativas:

1. Mario, coma hombre justo y recta que quiere ser, se encarga de ayudar y sostener a su curiada despues de enviudarse esta de Elviro;

2. Mario mantiene unas relaciones adulteras con Encarna; 3. Mario quisieru tener unas relaciones adulteras con Encarna; 4. una combination de 1 y 2, o finalmente de 1 y 3: el hombre, por su

condition humana, no se deja encasillar ante la disyuntiva moral. Carmen, creation de1 autor, opta por la alternativa 2, o mejor dicho, no tiene alternativa, porque no es autonoma corn0 lo son por ejemplo algunas figuras nivolescas de Unamuno. r” El lector, en cambio, optara por una de ellas o no optara por ninguna, segun su propia sicologia, idiosincracia o disposition de animo, porque esta sujeto al juego de ambigtiedades de Delibes.

7. Y llegamos a le septima ambigtiedad, la que sobre todo nos interesa analizar aqui: la de la causa clmica de la muerte de Mario, y no por inter-es de medico forense, sino por lo que pueda revelarnos de1 arte narrativo de Delibes.

Veamos primer0 otro case de un protagonista cuya muerte parece inequivoca y que sin embargo le deja al lector con una vaga sospecha. Es el case de Demetrio Macias, en Los de u!Iu~o.~~ Demetrio muere en una emboscada cerca de su casa, al final de su mitico viaje circular que le ha llevado por las cimas de la gloria a la bajada de una degradation general, y al hondon de una desilusion personal. Pero por una serie de signos no podemos excluir la posibilidad de que fuera alli a buscar la muerte, a provocarla: un suicidio a mano ajena. Esta consideration nos obliga a enfocar de manera mas amplia la relation que Demetrio tiene con su mujer, con su hijito, con sus compafieros y con la Revolution Mexicana, alcanzando la obra de esta manera mayor riqueza sicologica y sociopohtica.

Lo mismo parece ser el case en Cinco horns COII Murio. A primera vista la muerte de Mario nos parece inequivoca: varios y repetidos signos nos inducen a aceptar el infarto coma verdadera ‘causa mortis’. Veamos estos indicios que, acumulados y en su conjunto, parecen excluir cualquier duda. A. Signos explicitos:

1. Mario muere de noche, en la cama; 2. habia cenado “corn0 si tal cosa y leyo hasta las tantas” (p.11); 3. Mario muerto ofrece un aspect0 muy apacible, sin alteration ni

alternation aparentes; 4. la repetition de la frase ‘bEl corazon es muy traicionero, ya se sabe”

(pp. 14, 15, 17, 23, 26, 28, 295); 5. la referencia indirecta en las palabras de Luis, medico y amigo de

Mario: “Luis dice que cuando da el ataque [cardiaco, las victimas] instintivamente

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notan que se ahogan y se vuelven, por lo vista buscando aire” (p. 15); 6. otra referencia aun mas Clara: “Luis dice que un infarto” (p.20); 7. la mas explkita: “salio Luis y dijo: ‘un infarto. Debe haber ocurrido

sobre las cinco de la madrugada’ (p.30). B. Signos implkitos. Son 10s indicios que pueden ser colegidos de1 texto, a veces a base de la combination de varios elementos. Mario es un catolico postconciliar12 y un intelectual que no cuenta con la comprension de su mujer ni tampoco con la de la mayor parte de la sociedad en que vive; en el matrimonio hay una total falta de compenetracion; en lo sexual Carmen se muestra poco complaciente y esquiva; en lo social Mario tiene pocas amistades y la antipatia de muchos; economicamente es un desastre; ha tenido - indirectamente - sus races con la censura (a modo de ilustracion y siempre en palabras de Carmen: “tus libros y tu periodicucho no nos han dado mas que disgustos . ., 1~0s con la censura, 1~0s con la gente y, en sustancia, dos pesetas” (p.48; vease ademas pp. 178 y 227)); puede sos- pechar de infiel a su mujer, y ha pasado por una o mas crisis nerviosas relacionadas con una angustia de tipo existential. Todos estos factores son indicios suficientes para que nos expliquemos perfectamente un infarto de Mario o de cualquier otra persona.

Y sin embargo, casi desde el principio el texto ofrece signos o indicios de que la causa de la muerte de Mario puede haber sido otra. Por de pronto ya cabe observar que 10s argumentos de1 apartado B, 10s contextuales, son reversibles, es decir que tambien pueden servir para argiiir a favor de un suicidio. Volveremos sobre esto mas adelante. Veamos 10s indicios que sugieren otra causa de muerte. A la ya mencionada frase topica “El corazon es muy traicionero, ya se sabe” siguen otras, misteriosas y hasta sugestivas: “Y fue coma una liberation. Los ojos [de 10s visitantes de1 pesame] fueron perdiendo su expresion atormentada . . . Se habia hallado un culpable” (p.14). Al parecer a 10s visitantes, que conocen a Mario y saben de su crisis, se les habia ocurrido otra posible causa, ya que Mario “en la vida habia estado enfermo” (p.14). Luego leemos que sobre la mesilla de noche, a mas de1 “libro” (que todavia no sabemos que es la Biblia), estan un tubo de Nasopit, decongestante nasal, y un fiasco de Sedanil, soporifico o calmante. Valentina expresa extrafieza, cuando no sospecha, diciendole a Carmen al ver las medicinas: i“Puedes decirme que significa esta farmacia?” Y Carmen sonrie evasivamente: “Mario . . si no se tomaba una pildora . . . no se dormia” (p.33). Luis, el medico y amigo que certitico el infarto, “permanecio cerca de un cuarto de hora encerrado con el”, y despues salio “con ojos rojos, coma de haber llorado” (p.30). Si relacionamos estos datos con el hecho de que en la esquela que abre la obra leemos “confortado con 10s Auxilios Espirituales”, y que en el resto de1 texto no se menciona la administration de estos - practica muy normal en un recien fallecido -, ni por boca de Luis, ni por boca de Carmen, siempre tan preocupada por las apariencias, no es de extranar que surja la idea de que la muerte de Mario no fuera natural. Claro que Luis puede haber

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llorado por la muerte de un buen amigo, sin mas. Pero permanecio un cuarto de hora con el muerto sin que nadie estuviera presente, ni la mujer de1 difunto (p.30) y no hubo autopsia. Parece que el autor deja abierta la posibilidad de que 10s ojos rojos de Luis se debieran al hecho de haber comprobado este el suicidio, aunque despues certificara el infarto por piedad. Como medico que es, Luis reconoce que un infarto es raro en un temperament0 astenico13 coma el de Mario (p.30). La sospecha nace en el lector.

En la segunda mitad de la obra el autor va elaborando por boca de Carmen un nuevo factor indicative - solo mencionado una vez antes (pp.86-87) - que podria explicar un suicidio de Mario: su crisis nerviosa o depresion, consecuencia de factores concretes, y reveladora de un malestar social pero sobre todo existencial14 no comprendido y hasta ridiculizado por su mujer: “solo siento asco y miedo” . . . [Carmen] “y, Lde que, cariiio?” [Mario] “no lo se, eso es lo malo” (p.150); “. . . no puedo, me suben las aguas . . . todo me da asco y miedo”, y Carmen: “iMe rio yo de tu enfermedad! Nervios, nervios . . . tu me dims, si no te duele nada, ni tienes fiebre, ide que se va uno a quejar? Buena, pues tu venga de llorar, . . . y que si no dormias y cada vez que lo intentabas se te hundia el jergon” (pp. 163 y 242); “‘kvienen?‘, y, tieso, lo mismo que un palo, a escuchar . . . [Carmen] ‘i,quien tiene que venir?‘, y tu ‘no se, subian las escaleras”‘; “Y luego que perdias pie, y que sentias vertigos solo de pensar que estabas sobre una bola suspendida en el intinito” (p.248); “ . . . y tu que si las nauseas o las his- torias, . . .” (p.250). Al usar el plural %useas” Carmen revela su total incomprension de lo que esta sufriendo Mario, porque ella las relaciona con una desgana o falta de apetito por parte de Mario (estaban convidados en casa de Valen) y no con una desgana vital. Y a continuation el autor nos proporciona otro indicio de la torpeza de Carmen: “si al sentir vertigo le das importancia, fijate donde trendria que estar yo que no puedo ni subirme a una silla” (p.251). Reconocemos la ristra de terminos y concep- tos de1 existencialismo espafiol de 10s atios 50 - un existencialismo franc&s ma1 digerido - come lo son el asco, la nausea, el terror indefinido, la caida onirica, la soledad, el vertigo. Una ‘salida’ de la crisis existential u ontologica es el suicidio. l s Y es precisamente a estas alturas que el autor introduce unos indicios lexicos que apuntan en esta direction. Primer0 en combination con el corazon, la causa de muerte alternativa. Carmen recuerda que Valen le dijo que a Mario le faltaba un tornillo, que tipos coma el estan empeiiados en que el mundo ruede al rev&s: “Son unos tipos, pero andate con ojo, estos son 10s que se suicidan o se mueren de1 corazon” (p.210). La posibilidad de1 suicidio pasa casi desapercebida, ya que el infarto predomina todavia en la conciencia de1 lector, y tambien en la de Carmen, porque ella continua: “ . . . coma si palen] lo hubiera presentido . . . y yo, . . . , que se mueran de1 corazon 10s hombres de negocios, . . ., lo comprendo, pero que te mueras de1 corazon tu, . . . , Mario, un don nadie” (p.210). Pero mas adelante se repite el verbo sin que se asocie al infarto, yen

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combination con la depresion que sufre Mario: “ . . . cuando salias con la patochada de que tenias miedo de que se te ocurriera suicidarte” (el subrayado es mio). Y poco despues: [Mario] “todo menos vivir asi” (pp.248-249). iYa esta sembrada la duda, la ambiguedad! Y un poco mas adelante leemos que Mario dijo: “otro dia igual, no lo resisto; lo mismo que ayer. Dios mio, dame serenidad” (p.252). Esaserenidad la habia buscado y encontrado antes en la Biblia: [Carmen] “El decia que la Biblia . . . le serenaba” (p.34). Aqui se suple otro concept0 del vocabulario existencia- lista que todavia faltaba: el aburrimiento. Poco despues le dice Carmen: “Con el talent0 de Pace no te hubiera asustado la rutina, Mario, . . ., que si desayunar, comer, amar, dormir, todos 10s dias lo mismo, ‘coma mulas uncidas a una noria”’ (p.252). Y cuando Carmen le pregunta que por que llora, Mario le contesta: “ni lo se, por todo y por nada” (p.253). La diagnosis de1 medico amigo Luis es: “emotividad incontrolada. Depre- sion” (p.253). Esto parece contradecir otra diagnosis suya, referente a la misma crisis o a otra, no lo podemos saber: “Exceso de control emotivo. Depresion nerviosa” (p.195). Contradictorias en cuanto a la causa, las diagnosis propiamente dichas son identicas: depresion nerviosa. Y el lector, por muy profano que sea en materia de siquiatria, sabe que la depresion cronica ofrece un riesgo de suicidio l 6.

Hemos visto una serie de signos e indicios diseminados por el texto que en su conjunto tienden a hater ambigua la causa de la muerte de Mario, dejando abierta la posibilidad de1 suicidio. Y el motivo pudo ser la crisis existential de Mario, exacerbada por el ‘desfase’ social de este y por el fracas0 de su matrimonio. Que se trata de una crisis reciente, lo podemos leer en las paginas 210-211: “‘Estoy solo, Carmen’, me decias hate tres dias, Lte acuerdas?, aqui mismo, que yo coma si no te oyera, . . .“. De esta cita podemos sacar dos conclusiones: que en sus ultimos dias Mario sufrio una crisis depresiva, y que Carmen no quiso o no pudo ampararle. Ya hemos visto (pp.65, bajo B) unos cuantos factores que explicarian ya de por si un infarto. Pero estos mismos elementos tambien pudieron condi- cionarle a Mario y empujarle al suicidio.

Detengamonos un poco mas en el factor que constituye Carmen. Veamos las caracteristicas que ella nos ofrece de si misma en el proceso de criticar a Mario. Carmen es una mojigata que se sirve de eufemismos iiotios para 10s terminos sexuales mas inofensivos (pp.16, 17, 45, 66); odia a Encarna (pp.40-41, 157-158, 194, 201, 230); desprecia a todos 10s fami- liares y amigos de Mario (cap.IV; pp.131 y 173) con exception de su hermano Jose Maria, que le gusta coma hombre (pp.68-70) y solo aprecia a sus propios familiares, menos a su hermana Julia, a la que odia porque Galli, el Don Juan italiano, pretirio a esta (pp. 104-l 06, 182, 215), y tambien porque Julia mancho el honor de la familia; ni su propio hijo Mario le gusta a Carmen, porque sale a Mario padre; “ . . . ese Chico es tu vivo retrato” (p.96) “el zangano de tu hijo” (p. 195); Carmen es excesiva- mente egocentrica y egoista (pp.24,65, 75,91 et passim); le importan solo

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las apariencias: “ . . en todas las cosas vale mas lo de fuera que lo de dentro” (pp.27,95-96, 131); tiene la mente cerrada y unos horizontes muy estrechos (p.60); le molestan 10s intelectuales (pp.60, 75); tiene poca opinion de las obras de Mario (pp.48, 67, 176-177); la Biblia, que fecun- daba y serenaba a Mario, a Carmen le hate sentirse incomoda, y solo le inspira digresiones egocentricas y hasta profanizaciones (pp. 109, 274); Carmen es una cinica materialista (p.e. el Seiscientos y el ajuar, pp.164, 170, 102, 112); es una (re)celosa (pp.40,57,.59,61); es una burguesa asocial y explotadora de 10s menos privilegiados (pp.42, 50, 53, 78, 84, 177); chismosa, maliciosa y malpensada (pp.43, 159); hipocrita (pp.49, 107); criptoanalfabeta (pp.50, 59, 76, 86, 96); tradicionalista a machamartillo, por no decir retrograda (pp.60, 101, 173); xenofoba (pp.77,212); Carmen esta dispuesta a claudicar en cuestiones de justicia y honradez, y disculpa la injusticia (pp.80-81, 85, 167); es cruel, vengativa y rencorosa (pp.81, 92, 169, 191-192, 215); es insensible y poco compasiva (pp.87, 88, 98, 216, la crisis de Mario), intolerante e intrasigente (pp.89, 143, 145, 181, 188); ufana y creida (pp.98, 133, 147, 179); cursi y remilgosa (p.120); autoritaria (pp.135, 170); llena de prejuicios (pp.133, 152, 159, 211) y, sombre todo, regaiiona, coma prueba en cinco horas de acusaciones.

Vemos que Carmen es en todo la antitesis de Mario. No entramos aqui en la discusion sobre si Carmen esta justificada en parte de sus quejas; en el apartado 2. hemos aducido algunas consideraciones que explicarian su manera de ser. Es verdad que 10s criticos generalmente han sido bastante duros para con Carmen, mostrandose en cambio muy comprensivos e indulgentes con Mario l 7. Pero hay que tener en cuenta que Carmen ataca para defenderse. Se siente culpable por la indiscretion cometida con Pace Alvarez y necesita no solo disculparse sino absolverse; necesita el perdon de Mario para recobrar su honor interior, la conciencia de1 propio valer que para ella estriba en al sentirse detente, uno de 10s pocos principios que profesa. Esta urgencia explica el cambio de tono hacia el final, cuando el mono-dialog0 se hate audiblel* y cobra un patetismo y un dramatismo solo mitigados por la iroma involuntaria de1 contenido.

Las caracteristicas arriba expuestas, por si solas ya podrian explicar o justiticar novelisticamente un divorcio, un infarto o un suicidio, pero el divorcio no existe en la Espaiia de Carmen y Mario. A las caracteristicas de Carmen y su actitud para con Mario hay que anadir la relation sexual entre 10s dos. (Vease tambien la nota 2). Esta relation se presenta a lo largo de la obra coma pesima desde el principio, no obstante 10s cinco hijos. Carmen no podia olvidar, “por mil aiios que viva” (p.184) la falta de ardor de Mario en la noche de bodas, que sintio coma “una humillacion que no veas, un desprecio” (p.113). En otra ocasion, la imica vez que Carmen tome la iniciativa, sus avarices no consiguen sin0 provocar otra manifesta- cion de la crisis de Mario: “ . . . hay que ver la noche que empece hacerte cosquillas con el pie, ite acuerdas?, una insinuation, a ver, que menudo respingo, hijo de mi alma, y, luego, sin venir a cuento, venga de hipar,

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coma si te mataran” (p.250). Otro ejemplo de la atoma sexual de1 matri- monio es la negativa de Carmen de desnudarse antes de hater el amor, cuando Mario, por primera vez en sus veinte adios de casados, se lo pide: bb[Carmen] tienes el don de la inoportunidad, ya ves ahora, que me desnude, imagmate, a la vejez viruelas, con 10s musculos de1 vientre tronzados . . y hecha una calamidad. Pues, no seiior, . . ., si eso te gustaba, habermelo pedido a tiempe, que yo . . . tuve una gran figura” (p.196). “Ahora” aqui tiene que referirse a una fecha reciente, quizas la misma vispera de la muerte de Mario, por lo que leemos mas adelante: “[Carmen] Y luego, al cabo de veinte aiios, de repente, ihalai, el capricho, desnudate, ya ves tir que ocurrencia, . . ., pues, no sefior, haberlo pedido a su tiempo” (p.219). Mario es, segun Carmen, un amante “rutinario”: ‘&. . ., que en seguida te pass, y a una la dejas con la miel en 10s labios, ni disfrutar” (p.163); “Todo por un moment0 de placer, Mario, ni eso, que es nada, que yo, las mas de las veces, no me entero, te digo mi verdad” (p.211); “. . . gustando coma gusto, me sabe ma1 tu indiferencia” (p.218).

Carmen se nos presenta coma una mujer frustrada, no solo social sino tambien sexualmente. Tanto por la “indiferencia” de Mario, que databa, segun ells, de sus aiios de novios, coma por la preferencia que Galli mostro por sus hermana Julia, hate tantos aiios: “A Galli le gustaba yo cien mil veces mas que Julia.. . si mi hermana le die pie, tonto seria . . . eso es lo que mas rabia me da, una humillacion asi” (p.215). Esta frustration explica su flirtear y su coqueteo con Galli y cuatro hombres mas. Son: Eliseo San Juan, tipo vulgar pero que la hate sentirse mujer con sus piropos explkitos (“[Carmen] . . . al tin y al cabo, un homenaje” (pp.250,44 et passim)), Jose Maria, el hermano de Mario, muerto en la guerra (pp.68-70) Evaristo el pintor (pp.67, 217) y Pace Alvarez (p.77 et passim, sobre todo en la segunda mitad). Le es indispensable sentirse todavia atractiva: “sun estoy para gustar, que no soy ningun vegestorio, que te has creido. Los hombres todavia me miran por la calle, para que lo sepas, Mario” (p.44). Aunque reconoce que “mi sino siempre parece haber sido atraer a la gente basta, Eliseo, Evaristo, Pace y as? (p.119). Pero 10s compara favorablemente con Mario (p. 115) y dice que, de haberlo querido ells, podria haber tenido relaciones con Evaristo, con Pace, con Galli, con su ahijado el legionario, o “con el lucero de1 alba” (p. 183). Sin embargo, no le ha sido infiel a Mario con ninguno de ellos, con exception de Pace Alvarez. Pero para saber hasta que punto esta (iparcial?) intidelidad pudo causar el infarto o el suicidio de Mario, tenemos que resolver dos interrogantes.

A. LHabia sido Mario un tipo machista que por motivos de honor o de amor propio pudiera matar a otro, suicidarse o morirse de un infarto por cornudo? Ni su fisico, ni su sicologia nos llevan a pensarlo. Fisicamente es un “sietemesino”, y Carmen le dice que “en la playa estabas tan blanquito y luego con el meyba hasta las rodillas y las gafas, daba grima verte” (p.223). Seria, ademas, una iroma superior que Mario, quien desprecia las ‘virtudes carpetovetonicas’ de su raza, y quien por otra parte se nos

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presenta coma m-r buen catolico postconciliar, se suicidara, y por seme- jante motivo. La logica de1 personaje y de1 texto parecen obligarnos a excluir tales hipotesis . l9 Pero ya hemos vista que Mario no es todo lo ‘santo’ coma la critica le ha canonizado, Y por otra parte, no es esta ni la primera ni la unica vez que un suicidio ocurre en la obra literaria de nuestro autor. Trece arias antes, en Mi idolatrado kjo Sisi, el padre de Sisi, Cecilio Rubes, se tira de1 balcon despues de enterarse de que su imico hijo, su idolatrado Sisi, habia muerto en la guerra y que su querida (su mujer ya no puede tener hijos) ya esta embarazada, pero de Sisi. Cecilio Rubes se suicida por dos motivos: a) Ya no puede soportar la vida con su mujer, a quien acusa de ser la responsable de la muerte de su hijo, haciendola asi responsable de su propia desgracia de saberse ser padre sin heredero. Se invierten 10s papeles de mujer y marido en comparacion con Cinco horas con kfaria, en la que la mujer acusa al marido de ser la causa de su infelicidad. b) Cecilio Rubes no puede soportar la idea de que entre su querida y su propio hijo le hayan puesto 10s cuernos. En Cinco horas con Mario, este puede sospechar a Carmen de haberle sido infiel con Pace. Aun hacienda las oportunas salvedades, ahi queda otro suicidio, y presentado de manera m&s explicita.

B. $Se habia enterado Mario de la ‘infidelidad’ de su mujer? 0 mejor dicho, ipudo haberse enterado? Esta duda, relacionada tan estrechamente con la otra duda formulada arriba (vease el apartado 6), constituye la tiltima ambigiiedad que vamos a tratar.

8. LSabia Mario lo de Carmen y Pace o no lo sabia? Carmen parece sugerir en varias ocasiones que Mario estaba predestinado a cornudo, e incluso fue ella quien le insinuo la posibilidad a Pace, cuando este le dijo que no era feliz: “[Carmen] y yo . . . pensando en la mejor manera de ayudarle, que entonces se me ocurrio recordarle . . . cuando el barbaro de Armando se ponia 10s dedos en las sienes y mujia . . . (p.277, y tambien pp. 118 y 130). Mario pudo haberse enterado de muchas maneras, porque en una ciudad castellana de provincia pocas cosas quedan secretas. Por ejemplo por Crescente: “[Carmen] y Crescente tisgando todo el tiempo desde el motocarro y yo acomplejada” (p.139). Pero lo mas facil es que Mario lo supiese por Higinio Oyarzun, enemigo suyo (p. 137). Y tambien en este case Delibes da prueba de ser un maestro consumado en el arte de crear una sugestiva ambigiiedad introducida muy gradual y casi impercep- tiblemente a lo largo de las paginas. Por un lado va larvando el texto con in- dicios de que Oyarzun no le tiene mucha simpatia a Mario, a pesar de querer aparentar lo contrario (pp.62, 111, 134, 136-138, 140, 200,207). Y por otro lade, al mismo tiempo y paralelamente, se filtran signos que revelan que Oyarzun es un chismoso. Es Oyarzun el que cuenta el escan- dalo de Maxim0 Conde y la hijastra (p.l07), y es por Oyarzun que sabe Carmen que Josechu llama de “puritano” a Mario, y que por poco “le partio la cara” (p.111). El “menudo” Oyarzun es un advenedizo y un entremetido, es lo que vulgarmente se dice un supositorio, y todo el mundo

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dice “que es un chismoso” (p. 138). Recordando y conjugando todos estos datos llegamos a comprender el panic0 de Carmen, descrito por ella en el capitulo linal (XXVII), cuando Pace la lleva en su cache, no al centro sino “a ciento veinte” por la carretera de El Pinar (pp.275276) y se cruzan con Oyarzun: ‘&en estas, nos cruzamos con el DOS Caballos de Higinio Oyar- zun, que a saber de donde vendria a esas horas por esa carretera, y yo quise agacharme pero estoy casi segura que me vi& date cuenta que apuro” (p.276). Todo esto nos lleva a pensar que si a Carmen no le gusto que le viese el chismoso de Higinio, sabiendo la mutua antipatia que se tenian esta y Mario, por algo seria. Y ahora el lector se da cuenta de que este temor, el temor a que se pudiera haber enterado Mario, y que no se exterioriza sino en la exacerbada crisis final de su largo mono-dialogo, fue lo que motive este desde el principio. Si Carmen teme que se haya enterado Mario sin saberlo ella con toda seguridad, tambien el lector es hecho participe de tal sospechosa ambigiiedad.

En resumen, las acumuladas ambigiiedades, el juego casi de novela policiaca elaborado por el autor, no permite formular una interpretation Clara y tmica de la obra. Carmen no es todo “mala”, coma tampoco Mario es un ‘perfect0 caballero cristiano’. Carmen puede haber sido adultera, por frustration social y sexual, o por darle la alarma a Mario, en el sentido de lo que leemos en la p. 164: “ . . . si tuvierais miedo de que OS la pegaramos con otro, . . . ni OS acordariais de 10s nervios”. De todas formas esta convencida de que su matrimonio con Mario fue un error: “&se fue mi error” (p.228) “no supe elegir mejor” (p.222). Y puede o no haberse consolado en 10s brazos de Pace quien, partiendo de su propia experiencia matrimonial, dice: “todos nos equivocamos, no es facil acertar” (p.277). De la misma manera Mario puede o no haberse consolado con Encarna. El autor sugiere posibilidades, pero no nos deja saber nada con seguridad. Lo que si sabemos es que el barco de1 matrimonio de Carmen y Mario ha naufra- gado. Lo llegamos a saber por partes por el estilo repetitivo-acumulativo de1 mono-dialog0 de Carmen, que funciona coma las olas sucesivas de1 mar que poco a poco arrojan sobre la playa 10s restos y pecios de1 barco naufragado, acumulandolos de manera que solo con el paso de1 tiempo nos vamos formando gradualmente una idea de la extension de1 daiio, dan- donos cuenta de que no se trata ya de una averia sino de un naufragio definitivo.

Y asi Mario, ante el fracas0 de su matrimonio, o por la sospecha o seguridad de haber sido engaiiado por su mujer, o por angustia existential, puede o no haberse suicidado, con el soporilico Sedanil (pp.25,33) o de cualquier otra manera. Sabemos que una vez fue a buscar una farmacia de guardia a las tres de la madrugada (p.33).

Suicidio o no, adulteros 10s dos o no, estas y otras ambigtiedades parecen intrascendentes, pero no lo son: constituyen todas juntas la ‘verdad’ polifacetica de la materia novelada, enriqueciendola y matizandola.

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La pretensih de estas pkginas no es la de ofrecer la interpretacih definitiva de la obra, ni siquiera la de proponer una nueva lectura, sino todo lo contrario: seiialar una serie de ambigtiedades que salvan C%ZCO horus con A4urio de la unidimensionalidad a la que tienden a reducirla no pocos criticoszo.

Universiteit Nijmegen ARNOLD VERHOEVEN

Notas

1. Despues de la primera Jectura de C’ir~o horas con Murio quede con una vaga sospecha respect0 a la causa ‘oficiaf de la muerte de Mario, es decir et infarto. Me parecia que el autor queria provocar en el iector una duda mediante la ambigtiedad de1 discurso, insinuando et surcidio coma ahernativa. Los estudios consultados no me proporcionaron argumentos en apoyo de tal hipotesis, con la unica exception de1 trabajo de Janet Diaz (Miguel Delibes, Twayne, New York 1971) quien dedica unas lmeas a la duda insinuada en cuanto a la muerte de Mario: “The possibility of suicide is imphed” (p.147) para pasar luego a relacionar esta posibilidad con la mala conciencia de Carmen. Cuando recientemente, en una clase dedicada al analists de Cinco horas con Murio, dos ahtmnos profesaron sus dudas respect0 a la cause generalmente aceptada de la muerte de Mario, decidi investigar en una Jectura mas detenida 10s mecanismos o indicios que contribuyen a sembrar en la mente de1 lector la posibihdad de un Mario suicida, en funcion de1 estudio de la ambigiiedad intencionada en ia tecnica narrativa de Dehbes. En estas paginas quiero compartir con el lector 10s resultados de esta mvestigacion hermeneutica, reahzada sobre el texto de Cinco horas cork Mario, Destine, Barcelona 1966. Las citas se retieren a esta edition.

2. Americo Castro, La realidad hist&ica de Espuiiu, tercera edition, Mexico D.F. 1966, pp.l09-110.

3. Prefiero usar este termino, porque et discurso de Carmen reune muchas de las caracter- isticas de1 monologo (tambien el ‘interior’) y de1 dialogo, aunque faha un interlocutor U&JO. Vease la nota I8 Tambten interesa destacar la connotacton de debate v denuestos cure tiene la palabra “dialogo” historicamente desde la Edad Media. porque no es poco lo que denuesta Carmen en esta autobiografia polemtca. Los crittcos hablan de “monologo” (Santos Sanz Villanueva, Tendencms de la novelu espaZola actual, Madrid 1972, p.266), “sohloquio” o “divagacion” (Gonzalo Sobejano, Novela espazola de nuestro tietnpo, segunda edition, Madrid 1975, p. 186) “monologo” o +‘soliloquio” (Alfonso Rey, La originalidudno~~elistica de Miguel Delibes, Santtago de Compostela 1975, pp. 18 1 y 190, aunque reconoce que “tiene todas las caracteristicas de un dialogo”), “monologo interior” (Silvia Burunat, El rnomjlogo mterior coma forma narrativa en la novelu esuu?iol, Madrid 1980, p.84; Edgar Pauk, Mwel Dehbes, desar>ollo de an escritor (1947-1974j, Madrid 1975, p.97; janet Diaz, op. cit., p. l40). Ramon Buckley (Problemasformales de la novela espaFiola contemporknea, segunda edtcion, Barcelona 1973, p. 136) afirma que se trata de un monologo y no de un dialogo, porque la “segunda persona no esta presente”. Otra vez remit0 a mi nota 18. En la terminologia de Genette se podria hablar de un “dtscours immediat” de un narrador autodtegetico (Gerard Genette, Figures III, Paris 1972. p.193 y ss.). Sobre esta cuestion volveremos en otra ocaston, tgual que sobre 10s fragmentos biblicos: la Palabra Antigua que genera, en Carmen, la palabra nueva (“parole”).

4. Por otra parte. cuando Carmen tiene miedo de quedar embarazada otra vez porque es uno de sus “dias males” (p.59), Mario impone su anti-maltusianismo diciendo “no mezcle- mos las matematicas en esto”, “no seamos mezqumos con Dies” (p. 153 et passim). Carmen incluso llega a acusarle de agresion sexual: “eras coma un monstruo, ., hala a lo brute” (p.59), pero en otro moment0 le dtce: “siempre fmste mas frio que otro poco” (p.l23), y le reprocha repettdas veces et no haber ‘aprovechado’ la noche de bodas (p.39 et passim) y otras veces el haber sido “un rutinario” (p.163).

5, Por ejemplo: no quiere que Carmen vtsta de blanco en sus bodas porque ael le parece un convencionahsmo estupido. Pero sabe que la hermana de Carmen no pudo casarse de blanco y tuvo que abandonar la casa por haber quedado embarazada de un oticial itahano casado. A

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Carmen le hubiera gustado vestirse de blanco par convencionalismo. uero tambien para aue todo el mtmdo sup&e que se casaba virgen. ~

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6. Leo Hickey, en su introduction a Miguel Delibes, Cinco horus con h4ario, Harrap, London 1977, pp.XVIII y XXVII.

7. Vicente Cabrera v Luis Gonzalez de1 Valle. Novela esoafiola contemoorknea ‘Sociedad General Espaiiola de Libreria, Madrid 1978. ~~143-49. ’

8. Esta traduccion de **stream ofconsciousness”, propuesta por Enrique Anderson Imbert (Criftcu mfernu, Madrid 1960, p.271), sigue siendo la mas acertada. Pero el lector ya sabe que pretiero el termino ‘mono-dialogo’ oara esfe cuso concrete de Cinco horas con Mario.

9. Para un resumen de estos pareceres, vease Alfonso Rey, op. cit., p.190. 10. Vease por ejemplo Fernando de Tore, “Personaje autonomo, lector y autor en Miguel

de Unamuno”, Hispaniu 64 (1981). pp,360-366. 11. Mariano Azuela, Los de abajo, ed. de Marta Portal, Catedra, Madrid 1980. 12. Para el chma rehgioso en Espafia despues de1 Concilio Vatican0 II, vease Leo Hickey,

00. cir., wJ.XXIII-XXIV. 13. V&se la nota 16. Aqui conviene sefialar un factor que, de tenerse en cuenta, comph-

caria sun mas el asunto: no sabemos las palabras y las attitudes de Luis por un narrador externo, sine por Carmen coma narradora homodiegetica, y sabemos que no es sincera ni consigo misma. Asi, por ejemplo, le dice Carmen a Mario que ‘Valen decia [de Encarna], ‘si parece ella la viuda, mujer”’ (p.230) cuando en realidad fue ells, Carmen, quien se lo dijo a Valen (p.29).

14. Gemma Roberts, en Temas existenciales en lu novela espatiola depostguerra. Madrid 1973, no estudia &co horas con Mario, sine La sombra del ciprt% es aiargada, por considerar que la preocupacion esencial en Cmco horus con Mario “no es tanto Iilosofica coma sociologica” (p.220), pero nota que las preocupaciones de Delibes derivan “de una angustia existential sincera” (p.217). G arcia Vii%, en cambio, tacha a Delibes de anti-intelectual cuyas obras evitan una problematica trascendente y quedan en lo “costumbrista y provincial”. (M. Garcia Viii& Novela espaKola actual, segunda edition, Madrid 1975, pp.38-46).

15. p.e. tanto la novela francesa ‘existential’ (Pierre-Eugene Drieu de la Rochelle, Lefin fi/[ef) coma la ‘existencialista’ (Camus) presentan el tema de1 suicidio: en I’Eh-unger, Meursault busca la muerte voluntaria pero a mano ajena, creando una situation que causa su muerte, y Clarence, en La chute, tiene una inchnacion suicida. Por otra parte habra que subrayar que el existencialisme franc&s no nresenta el suicidio coma solution: si la vida es un absurdo, es absurd0 buscar un escape en el suicidio.

16. Cf. H.C.Rumke, Psychiafrie, ~01.11, segunda edition revisada por SJ. Nijdam, Amsterdam/Haarlem, pp.250, 256, 274, 280 y 284. Es interesante notar a proposito de lo “astemco” de Mario (Cinco horus con Mario, o.30: lel infartol es raro en un temneramento

. L L astenico coma el de Mario”) que segtin Rtimke las depresione; sicogenas o caracterologicas suelen darse en personas [traduzco] “astenicas, sensibles y sensitivas (rayando en ‘sentimen- tales’). Cuando no tienen problemas, llevan una vida no sicopatica. El suicidio no es raro entre 10s que pertenecen a este uruuo” (~.274).

17. Do& notables excepcionei son Leo Hickey, op. ci!., pp.XIX-XXI, y Alfonso Rey, op. cn., p.203. El propio Delibes declare que para el fue un error “acumular tantos defectos sobre una misma persona”, Madrid 1971, p.90.

cf. Cesar Alonso de 10s Rios, Conversaciones con Miguel Dehbes,

18. Lo prueban las palabras de Mario hijo: “Me parecio que habladas sola” (p.285). En reahdad hay a lo Iargo de1 discurso de Carmen indicios de aue el tono es mas aue ‘Interior’. p.e. “dime una cosai anda, por favor” (p.56); *‘LO es que no lo recuerdas? (p.*l32); “No te excites, por favor, reflexiona, .” (p. 165); “pues clue no se te ocurra lsuicidartel. botarate. . (p.248);.otros ejemplos en las paginas 147, -151, 183-184, pero sobre todo 2801283.

19. Pero que no se diga: la logica de la ideosincracia v de las convicciones de Miguel Delibes, a base de las tan& veces seiialadas coincidencias entre Miguel Delibes y Mario sez. Cf. Leo Hockey, op cit., pp.XV-XVIII; Gonzalo Sobejano, en su Estudio Introductwo a Miguel Delibes, Cinco horas con Murio, Version teatral. Selecciones Austral83, Madrid I98 I, p. 21; Janet Diaz, op. elf., p.141.

20. Santos Sanz Villanueva, op. cn., pp.889-890. considera Cmco horas con Murio una novela testimonial que a partir de un conflict0 personal analiza la burguesia media provin- ciana. Reconoce elementos parodicos, pero termina diciendo que de mnguna manera el sentido de la novela es equivoca. Pablo Gil Casado, La novelu .YOCIU~ esputiol, segunda edition aumentada, Barcelona 1973, pp. 107, 148 y 209, habla de una novela “parasocial” de1 grupo de la abulia. Gemma Roberts, op. cit., considera la obra sobre todo “sociologica” (p.220).

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Alfonso Rey. 0~. cit., p.202-203, despues de escribir: “Corn0 toda buena obra literaria suscrta diversidad de opiniones”, acaba opinando que es la novela de Carmen qmen quiere “a&mar el yo”, una novela de caracter, pues. Para Janet Diaz, op. cit., p. 142. podria tratarse de un intent0 de atacar “the commonly-held stereotype of the idealized Spanish wife and mother”, aunque pasa a sugerir otras posibilidades, sin elegrr entre ellas (p.148). Francisco Umbral, Migue/ Delibes, E.P.E.S.A., Madrid 1970. pp.69-70, ve en Cinco horus con Murio tanto una “novela catolica’* - y por tanto ideologica - , coma una especie de examen de conciencia de la generation que hizo la guerra. Obdulia Guerrera, “Miguel Delibes y su novela Cinco harm con Murio”, Cuadernos Hispanoamericanos 70 (1967), p.614, afirma que se trata de una novela sicologica.