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La música en la República de África Central de Simha Arom Hugo Domínguez Formado como instrumentista en el Conservatorio Nacional de París, en donde llegó a obtener un primer premio como ejecutante de corno francés, el investigador de origen judío, Simha Arom, fue cautivado a mediados de 1960 por la música tradicional de la República de África Central. A partir de esa fecha se dedica desde las áreas de la etnomusicología y las ciencias cognitivas al estudio de expresiones musicales no occidentales, principalmente entre grupos étnicos africanos. Producto de su trabajo de campo en África Central, publicó en 1985 el libro Polyphonies et polyryhthmes instrumentales d’Afrique Centrale. Structure et métodologhie. Un trabajo de investigación –que permanece inédito en español- en el que describe y analiza la organización de los ritmos y de las piezas instrumentales a varias voces en la música de esa región. La obra, reunida en un solo tomo, es presentada en seis partes o libros que en opinión del autor pueden ser leídos de manera independiente. En el primero de los libros –del que nos ocuparemos en este texto- La música de la República de África Central, se describe cuál es la función social de la música; cómo se interrelaciona con el lenguaje y la danza; quiénes son los músicos y cómo aprenden su actividad, además de introducir al lector en las características de las canciones a varias voces, los instrumentos musicales y los repertorios que conforman a la música centroafricana. Los cinco libros restantes están dedicados al análisis de estos elementos. En La música en la República de África Central , se explica la razón de ser no solo de la música sino del arte en general en el contexto tradicional africano: en África -nos dice el libro- el arte es la técnica más efectiva para integrarse con la fuerza vital de Dios. Lo que convierte al arte en fuente de vida por si mismo; y esto último, la fuente y la energía de la vida, es entre estos pueblos, el mayor bien imaginable. El texto describe como rasgos característicos musicales africanos: un sistema de escalas de cinco sonidos en donde se evita el semitono; una estructura cíclica que genera en cada repetición numerosas variaciones improvisadas. Se indica que en la música africana los ejecutantes se mantienen unidos en cada pieza por un tempo único e inalterable, lo que les permite elaborar los complejos tejidos rítmicos propios de su música sin que el ensamble pierda unidad.

La música de África Central de Simha Arom. Texto de Hugo Becerra Domínguez

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Page 1: La música de África Central de Simha Arom. Texto de Hugo Becerra Domínguez

La música en la República de África Central de Simha Arom

Hugo Domínguez

Formado como instrumentista en el Conservatorio Nacional de París, en donde llegó a obtener un primer premio como ejecutante de corno francés, el investigador de origen judío, Simha Arom, fue cautivado a mediados de 1960 por la música tradicional de la República de África Central. A partir de esa fecha se dedica desde las áreas de la etnomusicología y las ciencias cognitivas al estudio de expresiones musicales no occidentales, principalmente entre grupos étnicos africanos. Producto de su trabajo de campo en África Central, publicó en 1985 el libro Polyphonies et polyryhthmes instrumentales d’Afrique Centrale. Structure et métodologhie. Un trabajo de investigación –que permanece inédito en español- en el que describe y analiza la organización de los ritmos y de las piezas instrumentales a varias voces en la música de esa región. La obra, reunida en un solo tomo, es presentada en seis partes o libros que en opinión del autor pueden ser leídos de manera independiente. En el primero de los libros –del que nos ocuparemos en este texto- La música de la República de África Central, se describe cuál es la función social de la música; cómo se interrelaciona con el lenguaje y la danza; quiénes son los músicos y cómo aprenden su actividad, además de introducir al lector en las características de las canciones a varias voces, los instrumentos musicales y los repertorios que conforman a la música centroafricana. Los cinco libros restantes están dedicados al análisis de estos elementos. En La música en la República de África Central, se explica la razón de ser no solo de la música sino del arte en general en el contexto tradicional africano: en África -nos dice el libro- el arte es la técnica más efectiva para integrarse con la fuerza vital de Dios. Lo que convierte al arte en fuente de vida por si mismo; y esto último, la fuente y la energía de la vida, es entre estos pueblos, el mayor bien imaginable. El texto describe como rasgos característicos musicales africanos: un sistema de escalas de cinco sonidos en donde se evita el semitono; una estructura cíclica que genera en cada repetición numerosas variaciones improvisadas. Se indica que en la música africana los ejecutantes se mantienen unidos en cada pieza por un tempo único e inalterable, lo que les permite elaborar los complejos tejidos rítmicos propios de su música sin que el ensamble pierda unidad. En la introducción al libro de Arom, el compositor Gyorgy Ligeti, escribe que al escuchar a un ensamble de música africana tocando una superposición de patrones rítmicos complejos, el oído y el cerebro humano no pueden filtrar los ritmos que cada ejecutante toca por separado. Dado que en África –explica Ligeti- las secciones que toca cada músico no tienen por sí mismas significado autónomo y funcionan solo en términos de la estructura colectiva del ensamble, Arom enfrentó un problema para hacer grabaciones separadas de cada músico, ya que los ejecutantes no aprenden ni practican sus secciones de manera individual y no les es posible tocarlas sin escuchar al ensamble completo. Para poder transcribir está música, el etnomusicólogo francés grabó primero a todo el ensamble, y después hizo grabaciones individuales en las que cada músico, escuchaba por medio de audífonos la grabación del ensamble completo y podía así tocar su sección.

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No sé si la situación haya cambiado radicalmente, pero para 1985 Arom reportaba en su libro que en África Central la música del medio tradicional se mantenía con vitalidad. Más de cien grupos étnicos vivían en territorio centroafricano y prácticamente en todas las comunidades se encontraban aparatos de radio y otras fuentes de nuevas músicas, no obstante, sus formas musicales tradicionales y las que surgieron a partir del advenimiento de lo europeo convivían sin mezclarse y solo desaparecía la música y los instrumentos de rituales que ya no realizan. El libro de Arom atribuye la fuerza de esa tradición al hecho de que en esos pueblos, cualquiera de sus miembros puede desempeñarse como músico, ya que el ser musical es tan natural como el ser racional o el ser social, y la música se aprende de la manera más natural y orgánica posible, del mismo modo que el lenguaje. Quisiera contrastar lo referido aquí sobre La música en la República de África Central, con un breve comentario sobre mi experiencia al escuchar grabaciones de música tradicional africana. Me parece que durante el tiempo en el que sigo con atención a esta música, cada instante se intensifica y no hay una parte que prefiera sobre las demás, no espero la llegada de algo, no me gusta solo por una frase; por un momento no estoy más que en esos sonidos, no soy más que ese ritmo. Ni menos que él. Imagino, que no se puede tocar una música así de compleja, ni con esa fuerza, sin involucrarse completamente. Creo que el músico –su intelecto, su fuerza, su ser- se ha concentrado en ese ritmo. Se ha integrado a los estímulos visuales, sonoros y táctiles de los que está participando con bailarines, músicos y cantantes. Es entendible por qué el músico no está interesado en aprender a tocar su sección de manera individual. Si en África se canta, se baila y se percuten o tocan instrumentos para integrarse a la fuerza y la energía de la vida. Solo en medio de esa fuerza es posible reproducir su sección en el ensamble. Si no se experimenta físicamente esa energía no hay arte ¿para qué? Qué podría justificar un despliegue de fuerza, que no tendrá eco, ni correspondencia, ni eficacia. Considero que cuando identificamos expresiones artísticas en una cultura o en una época que no es la nuestra, ese otro arte, se convierte en posibilidad de búsqueda y aprendizaje. Por eso creo que el trabajo de Arom es una herramienta para identificarnos con el arte tradicional de algunos pueblos africanos.