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EX LIBRIS

La Noticia Deseada Miguel Wiñazki (1)

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  • EX LIBRIS

  • Miguel Wiazki

    La noticia deseada

    Leyendas y fantasmas

    de la opinin pblica

  • 9INTRODUCCIN

    Los fantasmas y las noticias deseadas

    Vivimos bajo el imperio de la noticia deseada.Aquella en la que la opinin pblica quierecreer. Esta es la hiptesis de este libro: el montaje de la

    noticia no es un proceso gestado solo por los mediosque la emiten, sino tambin por las audiencias quela desean.

    El sentido literalmente auricular de concepto au-diencias es en realidad insuficiente. Las audien-cias no solo escuchan. Oyen, pero tambin leen, sesumergen en universos televisivos y digitales y con-figuran teoras y supersticiones.

    Preferimos utilizar el concepto antropolgico detribu, y ampliarlo al de tribu masiva.

    Se trata de grandes masas de seres humanos engestos y vibraciones comunes, como dira Peter Slo-terdijk,1 que se constituyen en una comunidad decreyentes, en una feligresa que, efectivamente, creeen aquello que por s misma ha construido, aunquese trate de delirios tribales, como calificaremosaqu a los sones blicos que se ejecutaron frentica-mente, masivamente, durante la Guerra de las Mal-vinas en la Argentina entre abril y junio de 1982.

    1 Peter Sloterdijk: Esferas I, Barcelona, Siruela, 2003.

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    Aqu se analizarn sucesos periodsticos arquet-picos, episodios que describen la configuracin dela noticia deseada, que dispararon la phantasia po-pular, en el sentido clsico de la palabra, comoconstructo de ficciones compartidas.

    Es necesario indagar entonces la psicologa delfantasma, de procedencia medieval y refundadaahora por los medios, y tambin la pregnancia de lasmetforas como llamadores de la atencin global. Esel caso de Copito, el gorila albino de Barcelona.

    Los fantasmas elegidos son los de Carlos MenemJunior y Alfredo Yabrn. Y tambin los muertos deMalvinas. Son episodios noticiosos arqueolgicos,emanados de medios predigitales.

    Los acompaa el gorila en este texto.

    El de Copito fue ya un hecho digital. Globalizadoen la era digital, aunque sus races provienen defrica y del misterio ms profundo de la naturalezaanimal.

    Fue un boom noticioso mundial. Fue la noticiams leda ese da, cuando Copito muri, en la ma-yor parte de los sites de todo el mundo de habla his-pana y tambin de Japn. El simio ocup la tapa delos diarios ms importantes de Espaa y de la Ar-gentina, fue la noticia principal de La Nacin y sedestac en el friso de tapa de Clarn. Por qu lamuerte de un gorila fue la noticia deseada por lasmayoras globales?

    Los ejemplos elegidos para el libro son objeto deanlisis por el magnetismo o ms an por la mag-

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    netopata noticiosa que ejercieron. Por las creen-cias poderosas y voltiles que suscitaron.

    Si las creencias cambian es porque los interesesprofundos de la esfera societal que construye noti-cias cambian antes y entonces, y solo entonces, seconstruyen otras noticias deseadas.

    Las noticias deseadas son la superestructura deuna estructura psicosocial que pretende permanecersiempre creyendo lo que ms le conviene.

    La categora de estructura no se postula segn latradicin del marxismo clsico: en trminos mate-rialistas. La estructura se define aqu como la basepsquica de las multitudes endgenas, la tribu masi-va, que prefiere apoyarse en la afinidad antes que enla disidencia.

    En ese sentido el episodio de las escuchas ilegalesy de la investigacin correlativa a las conversacio-nes que sostuvieron los hijos de De la Ra con susprofesores de la universidad, arreglando con ellosfavores acadmicos, son un ejemplo de la noticiadeseada pero desde su dimensin reversible: la no-ticia indeseada. Daniel Capalbo, el periodista quecondujo la investigacin (que realiz junto a la pe-riodista Mara Jos Grillo), explica aqu el repudiogeneralizado del que fue vctima. De la Ra gozabaentonces de los favores de la opinin pblica (lamisma que luego lo rechaz frontalmente), cuandose public esa dimensin oscura de su entorno que,dicho sea de paso, jams estuvo ajeno a su poder.

    Este libro se construy tambin con la contribu-cin de acadmicos de primera lnea. RobertoHerrscher, director acadmico del Master en Perio-

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    dismo de la Universidad de Barcelona y ex combat-iente de Malvinas, escribi un ensayo especial rela-tivo a los fantasmas noticiosos durante la Guerra delas Malvinas.

    Edgardo Garca, analista meditico de la Universi-dad de Westminster, pens el tema explayando suagudo conocimiento del periodismo britnico.

    Mireya Roura Salietti, biloga, Master en Periodis-mo por la Universidad de Barcelona y periodistacientfica en Espaa, describi con rigurosidad el fe-nmeno etolgico-noticioso del gorila Copito.

    Edgardo Esteban, presidente de la Asociacin deCorresponsales Extranjeros en la Argentina, contsu conmovedora experiencia durante la Guerra delas Malvinas.

    El texto se articula segn diversas dimensionesnarrativas.

    No hay captulos sino esferas. La esfera es, comoensearon todos los filsofos desde Parmnides aSloterdijk, el objeto esencial.

    Hay esferas sin ventanas que Leibniz denominmnadas. Y hay esferas con ventanas. La teora yla praxis no son mnadas, pero lo han sido, lo son aveces. Han convivido y conviven de pronto en para-lelo y sin vnculo entre s.

    Aqu se presentan esferas con ventanas. Esferas te-ricas que abren sus ventanas hacia casos concretos,hacia hechos particulares y viceversa: hechos queabren sus ventanas buscando teoras que los expli-quen. Pero las esferas no se diluyen. Existen segn elesquema althusseriano de la autonoma relativa.

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    La teora se desarrolla bajo la forma de una apro-ximacin filosfica e histrica al periodismo. Se abretambin una esfera jurdica, expuesta en algunosfragmentos del fallo relativo a la muerte de CarlosMenem Junior y til a los efectos de comparar losenunciados mediticos y los construidos segn elorden del Derecho. Finalmente, configurando otraesfera, estn aqu las voces: reportajes y testimoniosorales, transcriptos literalmente, de hechos narra-dos en primera persona por sus protagonistas, comoexige el registro periodstico propiamente dicho.

    Esta multidimensionalidad configura un textometaperiodstico, hipertextual pero en papel, queno discurre solo sobre argumentaciones abstractas,ni tampoco solo sobre los hechos puros.

    Ciertamente, la reflexin sin el oficio est vaca, yel oficio sin la reflexin es ciego.

    La conjuncin de ambos es el intento metaperio-dstico que aqu se desarrolla. Pero no es este untexto concluyente. Por el contrario, es inconcluso.Cada afirmacin es aparente. Es en realidad un inte-rrogante.

    Para comprender de qu se trata, antes de arribara los precisos ejemplos empricos elegidos para elanlisis, es necesario primero atravesar un tramoconceptual.

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    ESFERA I

    Incisiones

    LA ESCRITURA Y LA APARIENCIA

    Todo surgi en la Mesopotomia, entre los rosTigris y ufrates, desde el Golfo Prsico hastaBagdad, 5 mil aos atrs. Las primeras tabli-llas escritas fueron descubiertas en el templo de laciudad de Uruk erigido sobre la orilla derecha delufrates. Son largas listas en las que no se hace re-ferencia a otra cosa que a sacos de cereales y a cabe-zas de ganado y que constituyen una especie decontabilidad del templo. Los primeros signos escri-tos son por tanto cuentas agropecuarias.1

    El punto fundacional de la escritura es organiza-cional y cuantitativo. Contable y estadstico.

    La escritura brota como numerologa concreta, co-mo constancia documental, como balance, comosistema de contralor econmico. Como dispositivoadministrativo y administrativista.

    El templo reciba donativos regularmente, ofrecaprstamos, recoga tributos de los mercaderes quecomerciaban en las proximidades. Era el epicentrode un vertiginoso espacio mercantil.

    1 Georges Jean: La escritura, memoria de la humanidad, Barce-lona, Ediciones B, 1998 (Claves).

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    Las primeras cicatrices legibles orgnicas plasma-ron la necesidad materialista de la constatacin re-gistral de las posesiones.

    Los padres de la escritura no fueron poetas sinocontadores.

    Antes, en el mismo sitio, los sumerios, durante 6 mil aos (desde el 9000 a.C. hasta, aproximadamen-te, el 2000 a.C.) utilizaron discos, conos, esferas,medias lunas, tetraedros y rectngulos de 2 centme-tros cada uno. Constituan un sistema de contabili-dad anlogo a los bacos, que la arqueloga nortea-mericana Denise Schmandt-Besserat denomin calculi. Eran efectivamente fichas de clculo desti-nadas a precisar cantidades de productos ganaderoso agrarios. Hacia el 3500 a.C. el comercio se comple-jiz con la sofisticacin de la produccin artesanal,y el intercambio entre los artesanos y los sacerdotesdel templo de Uruk se torn masivo. Las fichas declculo por s mismas no eran suficientes para do-cumentar las variedades del intercambio. Aun as,pasaron otros 1.500 aos hasta la aparicin de la es-critura. Las fichas evolucionaron hasta convertirseen tablillas planas hendidas por signos, por incisio-nes dotadas de sentido para quien supiera descifrar-las. Eran signos diferentes a las representacionespictogrficas e inscripciones anteriores, fundadasen la representacin objetal figurativa sin desliza-miento hacia la abstraccin.

    Aquellas operaciones lingsticas primordialesdeterminaron naturalmente un macrognero pri-mordial denominado cuneiforme, consistente en lareunin de letras para configurar palabras y, al fin,

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    conceptos y sentencias grabadas, acuadas, institu-yendo los graphos con morosidad y paciencia arte-sanal, con la lentitud locomotiva determinada porlos tiempos de la arcilla y de la naturaleza. Los es-cribas biselaban caas y las hendan en tablas de ar-cilla con la intencin de eternizar los sintagmas. Unavez inscriptos los signos, la arcilla se secaba al sol.

    Todo aunado al juego entre los escribas y los lec-tores de aquellas escrituras que se reducan a cha-manes o iniciados en la exgesis de una grafologacontable y divina a la vez. La decodificacin deaquellos sintagmas primigenios era ceremonial, lentay elitista.

    Los sacerdotes manejaban las escrituras, su inscrip-cin y decodificacin eran tareas para iniciados. Inci-dir la piedra y leer luego esas incisiones fueron, des-de el origen, procedimientos complicados y elitistas.

    Y adems: la incisin rebota. El acto de lectura es la reinscripcin de lo inscrip-

    to en arcilla en las mentes de los lectores. La escri-tura cuneiforme que opera tallando vuelve a tallar lacorteza cerebral, digamos, de los que pueden deco-dificar los mensajes escritos.

    La etimologa del trmino escribir proviene dela raz indoeuropea Kier, que significa araar.

    La incisin misma, ese araazo primordial queconfigur los protocolos iniciales, exhibe la poten-cia de la necesidad material, materialista, catastral yantropolgica de la escritura. Aquellos primeros ac-tos caligrficos administrativistas sitan a la histo-ria de la apariencia, desde el principio, en el torren-te augural de los intereses creados.

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    La escritura es apariencia por definicin. Lossignos difieren de las cosas mismas, las representan.Informan en abstracto de su existencia concreta. Di-funden, detallan y testimonian la magnitud del ca-pital posedo.

    Desde el principio, la informacin fue poder. Di-me cunta posees y te dir cunto puedes.

    La informacin interna del templo de Uruk, endonde aparecieron aquellas escrituras primigeniasen el sentido notarial de la palabra, mensur lasposibilidades econmicas de los dueos de aquelcereal y de aquellas vacas, calibr su potencial,midi por inferencia las relaciones entre los habi-tantes del templo y los alimentos que posean ycertific las caractersticas y hasta los vencimien-tos de los prstamos.

    En el mismo espacio histrico inaugural, entre elufrates y el Tigris, milenios despus, hoy, los jue-gos de la apariencia y de los intereses creadosdesparraman sangre, mentiras y dinero por todo elplaneta.

    LEER LUZ

    La historia de la escritura y por tanto de la lectura y,especficamente de los modos de produccin queanteceden y matrizan la produccin periodstica atravs de la Historia, puede aportar puntos analti-cos y comparativos fecundos para determinar (porcontraposicin) algunos de los aspectos singularesde lo que podra denominarse: experiencia psico-

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    perceptiva de la digitalizacin de la lectura, puntoculminante y contemporneo de la historia de laapariencia.

    Los grafos hendidos en las tablillas primitivas de las primeras escrituras se grababan en la mentede los lectores. Leer fue, es, reinscribir lo inscriptoen un soporte material exterior en un campo mentalinterior. Las incisiones de la escritura cuneiformetallan la mente de los lectores.

    Ese rebote de la incisin tiene en los lectores pri-mitivos la fortaleza y la permanencia de la arcillaeternizada por la fuerza del sol, de la luz que la se-caba para perennizarla, en la que se grabaron lossintagmas articulados que configuraron los primerosbancos de datos. Los grafos primitivos son concebi-dos por sus lectores desde el principio como sagra-das escrituras, indudables en su verdad y perennes.Un atributo nato de aquella grafa es precisamentesu hieratismo, su petrificacin literal, tanto en el ob-jeto de su inscripcin cuanto en el sujeto receptor ydecodificador.

    La experiencia antropolgica de la escritura comoincisin didica puede extrapolarse metafricamen-te como un indicador del poder de la escritura y desu impacto desde un soporte radicalmente distintocomo Internet.

    La pregunta es: qu le sucede, en trminos psico-perceptivos, a un sujeto que lee luz, que lee emana-ciones digitales inmateriales, rayos, estmulos suti-les pero no por ello menos potentes que las tallascuneiformes?

    Un estudio preliminar pero muy sugestivo de Eye

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    Tracking,2 de la Universidad de Stanford y delPoynter Institute, entre otros estudios al respecto,concluye que la atencin de los lectores on line sefija ms menudo en los textos de las front page queen las fotos o los grficos. Cuando los ojos se detie-nen absorben informacin y se demoran ms sobrelos textos mismos.

    Como seala bien Toms Maldonado: Los conte-nidos del espacio virtual tienen caractersticas muyparticulares. En primer lugar, hay en l una debilsi-ma e indirecta presencia de la gravedad, lo cual ha-ce bastante inestable el marco de referencia percep-tivo. A la escena virtual le falta ese fuerte anclaje dela osamenta perceptiva que es esencial en la escenareal, y que se explica por la influencia de la omniin-vasora atraccin gravitacional. Esa vulnerabilidadestructural del campo visual perceptivo artificial ha-ce que est continuamente sometido a bruscos cam-bios segn los movimientos de nuestra cabeza. Como en las primersimas experiencias del recinnacido con el ambiente exterior, en lo virtual se ve-rifican a veces situaciones en las que lo percibido seidentifica con el perceptor, el objeto con el sujeto....3

    Lo virtual eclipsa a lo gravitacional. Y adviene glo-balmente una especie de mente externa, la inte-ligencia artificial. Como escribi Marshall Mc Luhan,el hombre electrnico usa su cerebro fuera del cr-neo y su sistema nervioso encima de la piel.

    2 Los estudios de Eye Tracking establecen el patrn de ritmo vi-sual de los lectores ante un medio de comunicacin escrito.

    3 Toms Maldonado: Crtica de la razn informtica, Barcelo-na, Paids, 1998.

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    La inteligencia es exterior. Las computadoras de-codifican a travs de electrodos colocados sobre loscuerpos el estado de salud de las personas y a la vezplanifican batallas y planes econmicos. Es unasuerte de confiscacin de la mirada y del intelectohumano que de algn modo se observa e interpretaa s mismo desde aparatos portadores de racionali-dad no-emocional. Internet es el container vivo delmayor stock de informacin planetaria y esa infor-macin es el anclaje de un sistema de comprensindel mundo. El mundo ya no es inteligible sin esosflujos de informacin.

    La mente debe concebirse hoy dentro del contex-to de lo que Roger Fidler bautiz como Mediamor-fosis.4 La metamorfosis radical generada por losmedios de comunicacin en general y, muy espe-cialmente, por la informtica en particular. Ya nohay mente hoy sin la mente artificial provista porcomputadoras, satlites y aparatos inteligentes engeneral. La inteligencia racional ha dejado de serun atributo exclusivamente humano.

    El estudio de la mente, el concepto de la mente alo largo de la Historia, avanz siempre por dos l-neas paralelas y tradicionales. Para los cartesianos(los seguidores filosficos de Ren Descartes, 1596-1650), la mente humana era algo as como unaprueba de la existencia de Dios. La inteligencia hu-mana es anloga a la divina, dira Descartes, porque

    4 Roger Fidler: Mediamorfosis. Comprender los nuevos medios,Buenos Aires, Granica, 1998.

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    Dios coloc en nosotros las ideas que nos permitenpensar.

    Para los seguidores de los empiristas, del inglsDavid Hume por ejemplo, la mente es una emana-cin de la experiencia. Nuestro cuerpo experimentasensorialmente, y nuestro cerebro establece conduc-tas correctas o incorrectas por ensayo y error. Lasideas proceden de la experiencia para los empiristas,y para los cartesianos, en cambio, la experiencia seejerce sobre la base de las ideas innatas que Dios hadepositado en nosotros. Pero hoy existe inteligenciams all de la que deambula en los mrgenes del ce-rebro humano. Hay inteligencia artificial. El ser hu-mano logr clonar cerebros. Las computadoras pien-san, es decir, resuelven teoremas o juegan al ajedrez.

    Las redes neuronales de un sujeto no difieren de-masiado en su estructura funcional de las redes p-ticas de una central de computadoras superpodero-sa. En muchos casos las computadoras resultan serms eficaces para la resolucin de problemas. Ques entonces la inteligencia?

    El concepto de la mente parece ahora acercarse aciertas teoras como las del pensador catlico PierreTeilhard de Chardin, que supona el advenimientode una suerte de capa inteligente universal y colec-tiva, ms all de la inteligencia individual, ese estra-to podra ser la capa informacional que viaja en de-rredor del planeta, como fluyen los pensamientosinteriores de cada sujeto. Existe, entonces, una suer-te de segunda corteza cerebral universal por la cualcircula el conocimiento como corriente informacio-nal a travs de ondas electrnicas globales.

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    La filosofa de la mente se lanz de lleno hoy al es-tudio de esa segunda corteza cerebral universal. Ylo que han constatado los investigadores a travs deinnumerables experimentos de campo es que la clo-nacin de la mente tiende a producir lo que se da enllamar robotismo global.

    Un ejemplo de ello es el sistema de la moda. Deacuerdo con las investigaciones de Roland Barthes,5

    la moda es esencialmente una organizacin de im-perativos emitidos desde los medios mismos.

    La moda es un organon semitico que consagra elpuro imperio de la apariencia.

    Las palabras no son inocentes y una oracin apa-rentemente inocua como Un cinturn de piel porencima del talle, con una rosa prendida, sobre unfluido vestido de Shetland, puede encubrir un mi-sil lingstico que es necesario despiezar como auna bomba de tiempo. Barthes se hunde en la se-miologa con la impiedad de un bistur hasta hacerde las presuntas fantasas de las pasarelas un labo-ratorio de pruebas riguroso relativo a los efectos dellenguaje sobre la vida misma. Enfoca especfica-mente las revistas de moda y la manera en que enellas se enuncian los textos que para el lego suenancndidos e inocentones, como por ejemplo: Estecrdigan largo es formal cuando va sin forro e infor-mal cuando es reversible. La oracin, situada alpie de una foto del dinmico crdigan, bulle para

    5 Roland Barthes: El sistema de la moda, Madrid, Paids, 2003.

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    Barthes de procedimientos semiticos complejos.En ese caso, por ejemplo, opera lo que l denominaconmutacin. La prenda conmuta sus funciones,vara, segn sea sin forro y por lo tanto formal,o reversible, y por lo tanto informal. Hasta aquno habra mayores conflictos, con la excepcin deque esas palabras orientan al consumidor, de algunamanera lo manipulan. Son, en cierto punto, autori-tarias. Ms que por el vestido real, o tecnolgicocomo lo denomina Barthes, y ms an que por lafotografa del vestido publicada en la revista, o re-presentacin icnica como la llama, Barthes se preo-cupa por las palabras, por los epgrafes, por los escri-tos de la moda. Para l todos los enunciados de unarevista de moda le asignan a la vestimenta una de-terminada funcin. Si se afirma que este sombreroes juvenil porque despeja la frente, o que por latarde se impone el fruncido, se articula la prendacon una conducta deseable y se instituye un siste-ma, un mundo de la moda. En cierta medida, laspalabras relativas a las vestimentas suprimen la li-bertad, siendo taxativas, pontificando efectivamen-te que por la tarde se impone el fruncido, y casti-gando a quien no obedece con el deshonroso exilioal decadente universo de lo pasado de moda. Es tanpuntilloso Barthes, que en realidad analiza revistasde la temporada que va de junio de 1958 a junio de1959. Y nada ms. Los semilogos, en general, si-guen considerando que esa matriz de anlisis no lequita al libro vigencia ninguna. La hiptesis centralde El sistema de la moda es que la moda miente y se oculta detrs de las coartadas que ofrecen un

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    lxico naturalista. Parece natural afirmar que este esun vestido para la noche, pero no lo es para Barthes.Lisa y llanamente se trata de una orden.

    Las rdenes ordenan al consumidor, y los consu-midores de informacin la consumen para dirigirluego su carrera consumista segn un diagrama me-ditico preestablecido y teledirigido.

    Los consumidores de informacin se robotizan, yla robotizacin es a la vez propiciatoria de una in-fantilizacin real. Se disean as, no tal vez con to-da intencin, pero s con toda eficacia, los terosfantsticos para masas infantilizadas, segn la con-cepcin del filsofo Peter Sloterdijk.

    Uterinas, las masas infantilizadas se fascinan conla muerte. Est comprobado, nada genera mayor au-diencia meditica que las noticias truculentas y ma-cabras. Como dice el filsofo Eduardo Subirats: Elprincipio constitutivo del espectculo es la muerteentendida como la gran ausencia del significante.Este nihilismo de la cultura meditica, o lo que tam-bin puede llamarse su lgica autodestructiva, sepone de relieve en dos planos paralelos. Primero, elde un generalizado vaciamiento de sentido y segun-do, el de hacer de la existencia humana una condi-cin electrnicamente sitiada.6

    Sitiados, electrocutados, electroshockeados,infantilizados pero aniquilados como ancianos, des-cerebrados por el imperio de una mente externa quetele-dirige nuestra conducta, nos convertimos en es-

    6 Eduardo Subirats: La condicin sitiada, Barcelona, Siruela,2000.

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    pejos espectrales de los medios, navegando sin vidapropia por la vida misma, seducidos fantasmalmen-te por el espectculo de la muerte en un circo globalque gana espectadores mediticos de manera direc-tamente proporcional a la truculencia letal que sepaproducir.

    El sistema comunicacional se vuelve fluido y efec-tivo cuando instituye un lenguaje bsico fundadoen la configuracin de arquetipos, de modelos depensamiento simplistas, binarios en general, quepolarizan la realidad en dramatizaciones maniqueasy de terrible simplicidad. Oponiendo sin maticesbuenos a malos, base ontolgica y tica, de todoslos esquematismos, que se graban en las mentalida-des volvindolas permeables a las diversas formu-laciones dramticas del facilismo comunicacional.

    En esa lnea se encuadra Ulrich Beck7 cuando enu-mera las consecuencias emanadas del contexto ilu-minista de la autoayuda; la propuesta de pensa-miento mgico; la suposicin demasiado extendidade que la felicidad instantnea es posible, todo en-frascado, empastillado en pldoras de facilismo.

    Esta es la visin negra de los medios. Hay otra. La sensacin, corporalmente uterina, es tangible y

    muy profunda frente a la pantalla de la computadora. Pero el medioambiente prenatal, propiciado por

    la cuasi desaparicin de la sensacin de gravedad

    7 Ulrich Beck y Elisabeth Beck-Gernsheim: El normal caosdel amor, Madrid, Paids, 2003.

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    y por el efecto hipntico que generan los rayos queemanan de la pantalla, no implica la desaparicinde toda posibilidad de racionalidad. Los terosfantsticos para masas infantilizadas, que Sloterdijky Subirats condenan, son tambin espacios no gra-vitatorios, uterinos, pero propiciatorios de un rena-cimiento de la subjetividad que ser otra, que ya esotra, bajo el influjo de Internet.

    Frente a las pantallas acontece un velocsimo no-madismo focal, segn lo verifican las investigacionesde Eye Tracking, que evidenciaran, como se seal,que los ojos se detienen para absorber informacinprecisamente, y prioritariamente, en los espacios es-critos dentro del espacio virtual.

    En ese sentido y ya trasladando el anlisis a las es-tructuras periodsticas dentro del espacio virtual, elpunto focal de la atencin invocara a la lectura porlos contenidos antes que por los formatos, aunque,desde luego, la composicin visual impone una ar-ticulacin entre materia semntica y diseo. Si-guiendo esta lnea: los puntos de fuerza, aquellosque capturan el inters del lector, son los textos mis-mos acompaados decisivamente, pero en trminosperceptivos perifricamente, por el diseo.

    Denominamos a esos puntos de atraccin del lec-tor en Internet como puntos de concisin.

    Puntos en los que la densidad de la atencin, me-dida por la fijacin de la mirada en ellos, determinael inicio de un acto mental por parte del lector, unproceso hacia la inteligibilidad que comienza cuan-do alguien lee y no cuando meramente observa pa-sivamente un conjunto cromtico estructurado.

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    Puede determinarse una suerte de densitometrade la atencin del lector on line y verificar que lamisma se torna densa, es decir, concisa, focal y noperifrica, sobre los textos con valor informativo.

    Los puntos de concisin son informaciones quetienen los atributos de noticiabilidad inherentes atoda noticia: novedad, sorpresa, claridad, proximi-dad geogrfica y existencial con el lector, influenciasobre su vida cotidiana, utilidad. Todo se configurade acuerdo a una arquitectura textual breve, que im-pacta as desde una narracin econmica en trmi-nos de extensin pero altamente significativa en tr-minos de informacin.

    La gramatologa noticiosa de Internet determinaentonces un nuevo gnero, que aqu denominamosconciso.

    La concisin est unida a la velocidad. El biorrit-mo de la concisin es paralelo al de las breakingnews, verdadero motor atencional de los espaciosnoticiosos virtuales.

    El impacto de las breaking news coloniza parcial-mente con su formato veloz y minimalista, pero demximo impacto, la configuracin de todo el campovisual de la pantalla noticiosa, exigiendo de cadafragmento de noticias brevedad y economa comu-nicativa.

    Pero la irrupcin de la noticia en tiempo real esuna condicin necesaria aunque no suficiente parala generacin de ms y mejores lectores. La calidadde los textos determina la calidad de la atencin dellector. Las palabras no son inocuas, intercambiablesy semnticamente inspidas.

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    La riqueza narrativa aumenta la atencin, optimi-za la inteligibilidad y mejora la navegabilidad por elsolo hecho de aumentar el deseo del lector de con-tinuar leyendo. La calidad narrativa optimiza y levalas anclas para el viaje hipertextual y la consiguien-te navegacin por el mayor stock de informacindisponible del planeta, almacenado en containersvirtuales amalgamados segn los imprevisibles re-corridos no lineales de la virtualidad.

    La noticia como ruptura funciona como emergenteque altera el espacio discursivo virtual, vivificndo-lo, reformulando en tiempo real el contrato de lectu-ra on line, re-fijando la atencin con cada novedad yarticulando una comunidad lectora hipersensible y atenta a cada cambio, un lectorado ansioso decambios, de noticias (segn lo evidencian diversasinvestigaciones), un lectorado que a la vez demandaconcisin, porque quiere y puede leer a la velocidadcon la que se escribe en el espacio virtual. Es un lec-tor que participa del biorritmo vital de la emisinon line, cuya mutacin es permanente, cuya redac-cin es un flujo que atrapa lo real bajo formatolumnico, instituyendo una semiofsica8 que arti-cula las palabras con las cosas segn la clsica me-todologa periodstica del foco. No hay noticia sinun punto claro y conciso desde el cual se desarrollauna historia que ser decodificada de manera siem-

    8 La semiofsica es un concepto del matemtico y antroplogoRen Thom, que analiza el impacto biolgico que ejercen las catstrofesen los animales. Su modelo analtico es aplicable, consideramos, al es-tudio de los procesos de recepcin de noticias.

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    pre polismica, si el relato es abierto, no pontifical,ni autoeticista.

    La calidad narrativa, evaluada en trminos deapertura interpretativa, claridad sintctica y preci-sin semntica, aumenta los ndices cuantitativos ycualitativos de legibilidad.

    Internet robotiza e hipnotiza, es cierto. Dispersaglobalmente desechos periodsticos que requierende una basurologa meditica global para interpretarlas razones de su produccin y de su incidencia.Pero tambin digitaliza la cultura y la informacin,generando nuevos modelos de ciudadana, a la ve-locidad de la luz.

    Como siempre, la transmisin de la informacines ambigua en sus efectos, dual, ajena a los juicios ydictmenes unidimensionales, inasible en fcilesetiquetas condenatorias o sublimatorias.

    Cmo operan los contextos de recepcin en tiem-pos de robotismo global, de debilitamiento (hastalos umbrales del grado cero de la sensacin gravita-cional), de imperio de la luz como va regia para latransmisin de informacin?

    Para detectar algunos patrones de comportamientode la opinin pblica se describirn los enunciadosmediticos dominantes durante los flujos informati-vos relativos a la muerte de Carlos Menem Junior yde Alfredo Yabrn. El anlisis, a la vez, se instituiren la interseccin del discurso periodstico, del jur-dico y de algunas voces relevantes que en nombrepropio asumen una visin de los casos.

  • 239

    NDICE GENERAL

    INTRODUCCIN

    Los fantasmas y las noticias deseadas .............................9

    ESFERA I

    Incisiones .........................................................................15La escritura y la apariencia ..................................15Leer luz..................................................................18

    ESFERA II

    Hechos, muertos y fantasmas .........................................31FANTASMAS I: JUNIOR .......................................31

    Sntesis ..................................................................32Cronologa de los hechos .....................................33La investigacin judicial ......................................38Los testimonios periodsticos ..............................54El tercer pasajero...................................................58La autopsia ............................................................65El llamado de auxilio........................................73Los querellantes ....................................................75Las pertenencias que desaparecieron..................77Los testigos espectaculares...................................78La misteriosa muerte de los testigos................87La opinin pblica................................................91

    FANTASMAS II: YABRN....................................93La muerte de Alfredo Yabrn...............................94La investigacin judicial ....................................100

  • 240

    VOCESTestimonio oral: Hernn BrienzaEl periodista que vio el cadver de Alfredo Yabrn...............................................104Testimonio oral: Oscar PellicoriEl abogado que necesitaba saber........................111

    ENCUESTAS DE OPININ PBLICA SOBRE LA MUERTE DE YABRN ...........................................118

    ESFERA III

    La noticia indeseada .....................................................123LOS HIJOS DE DE LA RA..................................123

    VOCESTestimonio oral: Daniel CapalboLa ilusin de la neutralidad informativa ......124

    INFORME: ENCUESTAS SOBRE LAS ESCUCHAS A LOS HIJOS DE DE LA RA......................................139

    INFORME: ENCUESTAS DE IMAGEN POSITIVA DE FERNANDO DE LA RA DESDE MAYO DE 1998 A DICIEMBRE DE 2001 .................................148

    COLOFN......................................................................161

    ESFERA IV

    La guerra ........................................................................163FANTASMAS III: LOS MUERTOS DE MALVINAS.........................163

  • 241

    VOCESTestimonio escrito: Roberto HerrscherLos periodistas argentinos y la construccin de la Guerra de las Malvinas ......167Testimonio oral: Edgardo EstebanMalvinas en carne propia...................................185Testimonio oral: Edgardo GarcaPrensa y nacionalismo........................................201

    AYER Y HOY.................................................................206

    ESFERA V

    La noticia filosfica .......................................................209FANTASMAS IV: COPITO ..................................209

    VOCESTestimonio escrito: Mireya Roura SaliettiEl gorila global ....................................................210

    ESFERA VI

    La enfermedad ...............................................................223

    APNDICE

    Las nuevas mquinas de persuadir..............................227

    ANEXO

    El impacto de Internet en la agenda pblica argentina.....................................235