La novela andina: tres manifiestos. Zein Zorrilla

Embed Size (px)

DESCRIPTION

novela andina, canon lterario, boon

Citation preview

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    Z e i n Z o r r i l l a

    La No v e l aAnd i n a

    TresManifiestos

    REVISTA PERUANA DELITERATURA

    Lima - 2005

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    La Novela Andina. Tres Manifiestos. Zein Zorrilla1 Edicin, Lluvia Editores, 2004.

    2 Edicin. Formato PDF, edicin electrnica.Revista Peruana de Literatura, 2005.

    Zein Zorrilla, 2005.Email: [email protected]

    Revista Peruana de Literatura, 2005Email: [email protected]

    Se permite la reproduccin parcial de la obra confines de investigacin citando la presente fuente.

    DERECHOS RESERVADOS / PERU.

    La presente publicacin electrnica se realiza con finesde divulgacin del pensamiento crtico en el Per, espe-cialmente referido a las literaturas marginales cuya abun-dante produccin se encuentra relegada por una culturahegemnica que manipula los medios de comunicacine impide un dilogo democrtico entre los lectores pe-ruanos. Que el pensamiento crtico en el Per se difundaes nuestro objetivo. Esperamos que tambin sea el tuyo.

    Zein Zorrilla naci en Tayacaja(Huancavelica) en 1951. Ha publicadolas novelas Oh generacin! (1988) yCarretera al purgatorio (2003), los

    libros de cuentos Dos ms porCharly (1966), Las mellizas deHuaguil (1999) y Siete rosas dehierro (2003), y los ensayos Un

    miraflorino en Pars. Ribeyro: latortuosa bsqueda del Craft (1988)

    y Vargas Llosa y su demoniomayor: la sombra del padre (2000).

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    Introduccin

    La extraordinaria actividad literaria que se est dandoen casi todos los rincones del Per en los ltimos aos nosolo ha producido poesa y narrativa de gran calidad, tam-bin ha significado reformular la crtica literaria tradicionaly proponer nuevas perspectivas y criterios para reflexio-nar nuestras letras recientes. Zein Zorrilla -extraordinarionarrador, de quien nos ocupamos el nmero anterior- llevaya aos exigiendo que pensemos nuestra literatura de otramanera y estos tres ensayos-manifiestos que publica vanen esa ruta.

    El primero de ellos, La Novela Andina Contempornea,hace hincapi en el esplendor de los numerosos escritoresque producen a lo largo del territorio nacional. Un esplen-dor silenciado por los medios de comunicacin pero cuyoreconocimiento general ya es solo cuestin de tiempo. Tam-bin resalta la diferencia -ahora obvia, pero ignorada porbuena parte de la crtica- entre novela andina y novelaindigenista. De hecho, entiende el indigenismo como unrostro circunstancial o coyuntural de la Novela Andina.

    El canon literario criollo, el segundo trabajo del libro,denuncia el carcter endogmico de la cultura criolla que,en asuntos literarios, se arroga el papel exclusivo de lite-ratura peruana. Un papel que ha venido interpretando desdelos tiempos de la colonia y que se ha ido agotando con losaos. Ese canon privilegia un modo de hacer y decir litera-tura, mientras reduce la narrativa andina a mero epgonodel indigenismo. Para el canon criollo, una novela andinaha de ser monotemtica y buclica. Si aborda temas urba-nos o maneja un lenguaje cosmopolita entonces esa na-rrativa deja de ser andina. En ese error no cae solo buenaparte del pblico lector sino inclusive muchos conocidos (ylaureados) crticos y escritores peruanos.

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    El ltimo manifiesto, La Novela Andina, el ModernismoEuropeo y el Boom es un viaje histrico del gnero, su po-ca de oro, sus crisis y su implantacin en Hispanoamrica.Con un marco terico muy prximo a Arnold Hauser, Zorrilladistingue entre Novelas Clsicas y Novelas Modernas. Y sonestas ltimas, como argumenta el autor, la base desde don-de se construye el discurso narrativo del Boom. Su anlisises posiblemente la parte ms interesante del libro: enten-der el Boom quiz como un momento adolescente de nues-tra literatura contempornea y no como su paradigma. Esdecir, el Boom como una incrustacin fornea, contradicto-ria, a espaldas confesas de la realidad que lo rodea.

    En general, la idea en los tres trabajos es desmitificar elpensamiento an dominante en nuestra crtica literaria yproponer una nueva ptica para conocer y sobre todo in-terpretar nuestra literatura. Los tiempos ya han cambiadoy los viejos modelos de entender nuestra cultura ya no nossirven. Hay que buscar en otra parte, hay que buscar ennosotros mismos. Y hacerlo con decisin y vigor. Por esoque estos tres ensayos de Zein Zorilla son, como l mismolo seala, manifiestos. Manifiesto como declaracinfundacional, como literatura de agitacin cultural, comollamada a la batalla. Bienvenidos sean.

    Javier Garvich

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    Dedico estas pginasal fino arte de:

    Doa Candelaria Cabana,La naranjita de Sucre

    de San Salvador de Quije;doa Evangelina Tomayro,La mariposita de Apongo

    de la Comunidad de Apongo;doa Cristina Peralta Ramrez,

    La Sirenita,de la Comunidad de Allay.

    Lograron captar ellasel espritu de nuestras cordilleras

    para adaptar a sus vocesel arpa y el violn europeos.

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    Los porqu de una dedicatoria

    1. El trabajo est dedicado a doa Candelaria Cabana,La naranjita de Sucre de San Salvador de Quije; doaEvangelina Tomayro, La mariposita de Apongo de la Co-munidad de Apongo; doa Cristina Peralta Ramrez, LaSirenita, de la Comunidad de Allay.

    El lector no informado tal vez requiera de unas pala-bras que le permitan ubicarse conocer el nexo que existeentre estos Manifiestos y unas cantantes populares de laprovincia de Sucre, su capital Querobamba, departamentode Ayacucho.

    2. Como huancavelicano que soy, creo tener una ideaclara de lo que se denomina Per Profundo. Alguien bautiza nuestros abismos y farallones con ese nombre, tal vez eneco a lo que en los Estados Unidos se denomina el DeepSouth, Profundo Sur, para referirse a las poblaciones de lasriberas del ro Mississippi, clidos llanos habitados por blan-cos, negros, franceses, y mil emigrantes menos afortuna-dos que sus pares llegados a los estados del norte indus-trial.

    Y sin mayor discusin nos quedamos como el PerProfundo. Socilogos ms acuciosos nos denominan a ve-ces Mancha India y nos meten en el saco a Huancavelica,Ayacucho, Apurmac y al Cusco.

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    3. Nacido en un hogar mestizo de las serranas y acu-nado en una hacienda del Bajo Mantaro, al pie de las comu-nidades indias de Chopqa y Paucar, descubr los libros ylos usos de Occidente por obra de mi abuela mestiza doaAna Agero. Mas la suerte me depar otra abuela, doaCarmen Bendez, india por sus cuatro lados. Por ella des-cubr la msica india no el huayno mestizo de Garca Zrate,no los yaraves y mulizas de las hermanitas Snchez deHuancavelica, sino la otra, que hallara su ms lograda ex-presin en las voces y guitarras de El Tro Amanecer y enla desgarrada voz de La Calandria del Sur de Condemaytade Acomayo y en la hirviente voz de la finada Huerfanitade Apurmac

    4. Ambas abuelas fueron responsables de mi educa-cin. Doa Ana vestida al estilo sastre y con pauelo deseda al cuello, doa Carmen luciendo pollera y monillo indiode lentejuelas; doa Ana ataviada con peineta y moo a lanuca, doa Carmen con dos gruesas trenzas; doa Ana exi-gindome perfeccionar mi espaol, doa Carmen inculcn-dome el dulce quechua de los indios de su original Allato yHuayllay. Las dos son finadas hoy, mas aqu se halla suobra, el producto de sus miedos y sus esperanzas. Por rea-lizar los sueos de la abuela mestiza me hice ingeniero; enafn de convertirme en el guapo violinista que la abuelaindia se empe en hacer de m, es que me hago escritor.

    5. En el seno de ambas abuelas jams percib conflic-to alguno. Amparado por la inocencia de la niez entendque las miradas fulminantes que se dirigan eran parte de lanormalidad. Y me las arregl. Madrugaba a instancias de

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    mi abuela india para recorrer los alfalfares y mojarme en elroco de la maana. A la hora del desayuno me peinaba conraya al medio y acuda a la mesa con ademanes correctosbajo la fra mirada de mi abuela mestiza. Con la abuelamestiza le a Dumas y a Verne, Las mil y una noches, yalgunos libros de Vargas Vila que ella disfrutaba en secreto.Bajo su direccin aprend a declamar los poemas de AmadoNervo y Juan de Dios Peza. Luego del medioda y honradaslas llamadas horas de la tarea volaba al encuentro de laabuela india a disfrutar las llamadas horas del recreo Alen-tado por la abuela india, y de la tosca boca de los peones dehacienda, y de la fina boca de las bellas Tomasa y Justina,nieras de mis hermanas, me instru en el arte de losWatuchis adivinanzas quechuas cargadas de fina poesa-, aprend los trucos del Kamicuy, desafos destinados aejercitar la agudeza del intelecto y la nitidez de la memoria.S, amigos. Hay un arte literario andino, al margen de loslibros y los maestros, que se renueva de modo sorprenden-te a cada generacin. Y curiosamente, este arte literario seexpresa siempre en conjuncin con la msica. No me im-porta si eso es atraso o adelanto con respecto al desarrolloartstico de Occidente. El caso es que es as y estoy seguroque ese nexo, en nuestras latitudes, no desaparecer.

    Llegada la noche me diriga a la pieza de mi abuelamestiza, doa Ana, y la acompaaba en sus oraciones ves-pertinas. Un rosario por el alma de su hermana Agueda,que muri soltera y sin conocer varn; otro rosario por elalma de su padre don Martn, el prefecto del departamentoque impuso a los presos de la crcel unos trabajos forzadosde su invencin en sus minas de sal Me retiraba a mi piezacon las manos juntas, musitando oraciones por la salvacin

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    de mis antepasados mestizos. Juraba ser un hombre rec-to, honrado, orgullo de sus ancestros cuando desde algnlugar de los Andes me tentaban las broncas notas de unabandurria, la queja de un violn, de una armnica india acuyos jadeos acuden las almas del purgatorio y vuelven a latierra a encarnarse en los danzantes. Quitarse el pijama yacudir al llamado eran un solo ademn. En esas celebracio-nes donde los mozos lucen a la luna sus rostros de bronce ylas muchachas parpadean con el fugaz coqueteo de la per-diz, me encontr con otros mestizos incapaces como yo desustraerse al llamado de la tierra. Ah estaban AmricoMiranda que estudiaba Medicina en Lima hasta que conocia Tomasa Enrquez, india de Pukacruz; me encontr a Victo-ria Arotoma que lleg a Lima de cocinera, en Lima se con-virti en seorita, volvi hecha una seorita a esas tierrasde encanto y al escuchar la bandurria del Borrado Crispnlanz su cartera roja al viento, sus zapatos de tacn al ro yse convirti en india otra vez. Esa era la vida, que yo espe-raba que durara para siempre.

    Pero sucedi que cumpl los seis aos y fui enviado auna escuela de la ciudad, Huancayo, y se acab mi magn-fica educacin.

    6. A qu vienen estas remembranzas? La respuestaes sencilla: a que entonces se quebr la unidad de ese mundoy en el futuro todo fue, o pretende ser: o mestizo, o indio.Las exigencias en Lima eran ms precisas an. Las opcio-nes eran ser peruano, o ser del interior Y ser peruanosignificaba ser criollo

    7. Era la Lima de los setenta, y una sola emisora de

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    radio propalaba huaynos, desde las cinco de la maana hastalas seis. Y luego msica decente. Qu diferencia con lostiempos actuales: cuatro emisoras de TV tienen su progra-ma de huaynos y decenas de radioemisoras emiten esamsica las 24 horas del da. Mas tampoco eran los aos 50en que los hermanos Muoz Monge, nios entonces, fueronreunidos por su padre, Juez Letrado de Apurmac, quien leshizo conocer que en esa casa, ubicada en el Paseo Colon deLima, no se escuchara el huayno nunca ms. La razn?Haban sido denunciados. El supuesto delito? Los huaynosen una avenida tan principal.

    Pero no solo la escisin se manifiesta entre lo andinoy lo criollo. Es ms profunda an. Mientras el andino con-cibe la produccin y el consumo de la literatura y la msicacomo una indisoluble unidad, lo criollo, es ms, lo Occiden-tal las considera dos artes separadas y cada una desarro-llndose segn su particular tecnologa. Dejar de ser Andinopara intentar la occidentalizacin significa de un modo, parami caso, optar por la literatura y olvidarse de los huaynos.Y no acepto la escisin, trato de mantener mi primigeniaunidad.

    Fue as que busqu a otras gentes del Ande, otrosescritores andinos y criollos. Ah unidad, qu difcil eres dealcanzar una vez que te has perdido. En el Huancayo de mijuventud le a su poeta Parra del riego, pero no hall en lese sentimiento huanca indomable que solo dcadas des-pus hallara en el compositor Zenobio Dagha, el de Yo soyhuancano y Vaso de Cristal Tal vez el sentimiento andapor all y es ma la limitacin. Seguramente que el espritude Los campesinos y de Los Calcas se halla en la obra delos escritores Enrique Rosas Paravicino y Luis Nieto Degregori.

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    Y tal vez no, y el smil tampoco importe a estos escritores.Tal vez el espritu del Picaflor de los Andes y el otro de laFlor Pucarina vagan en las noches heladas, susurrando enlas altas ramas de los eucaliptos, buscando una encarna-cin, o tal vez solo se encarnan en otros msicos como LaPanteita y la Huerfanita de Apurmac cuando no en elinsistente violn de Panchito Leight. Quien sabe si las vocesde los actuales Hermanos Aybar de Ocobamba, la voz deNancy Manchego, la voz fina de Anglica Mara y el tempe-ramento de plata incrustada en bronce de July del Persean el anuncio de otros tiempos, de otras literaturas querecin se llamarn Literaturas del Per.

    Es decir, si para entonces estas tierras todava conti-nan llamndose Per, si por obra de generaciones venide-ras no se llama ya Antisuyo como por milenios se llam.Tiempos futuros en que tal vez esta capital no se llame msLima, y esa nomenclatura se haya reducido a nombrar sololo que hoy es el Cercado, por ser insuficiente para nombrara la hirviente multitud andina que hoy pobla los llamadosConos Cmo rebautizarn a Lima mis descendientes consu conciencia de que todo cuestionamiento a la identidadpasa por un cuestionamiento a la denominacin?Lamarqocha, por su cercana al mar? Aqopampa por serun mar de arenas bajo la capa de asfalto? O Qeromarcapor los carrizos que poblaban estos llanos baados por losdesbordes del Rmac desde la antigedad? Preocupacionespara la gente del maana. Para nosotros hoy, contempor-neos mos, andinos de Huaraz y Andahuaylas, de Puquio yde las llanuras de Marangan, el caso es que una vez plan-teada la escisin no hay ms unidad.

    No hay unidad para mi amiga Diana, hija de croata en

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    india Aymara; no la hay para mi amigo Luis, descendientede un gamonal ayacuchano, por aadidura japons, quienfeliz de su mestizaje decidi enriquecer su existencia des-posando a una espaola, y con sus ntimos prefiere comuni-carse en delicado francs. Tampoco la hay para los cientosde pueblos andinos que se han embarcado en un cambio denombres sin precedentes. Paccha-huallhua prefiere llamar-se Independencia; Qarahuasa se ha cambiado a Los n-geles. En las ciudades establecidas las aguas no estn msserenas. Ni hablar. Mi amigo Eduardo de Los Portales deJavier Prado, lucha cada noche con sus vecinos que pugnanpor cambiarle el nombre a la calle, Huarochir, porque susnios tienen vergenza de ese nombre. Quisieran vivir enLos ngeles, en Naciones Unidas. Los conflictos cultura-les se expresan al momento de bautizar a un vstago. Lallamamos Juana, o mejor Jacqueline? Al momento de nom-brar un negocio: Bodega Buena Fortuna, o mejor Lucky- Big Market? Andinos de hoy, la unidad perdida nos espe-ra en el sepulcro, cuando alguien clave una cruz y pinte lainscripcin: Descansa en paz, fulano de tal, por fin

    8. Pero esta vida preada de contradicciones cultura-les tiene sus ventajas. Podemos venir de todos los puntosdel Per, reunirnos en una sala de abolengo criollo comoesta, sentirla nuestra por unas horas, hablar de ConflictosCulturales, obsequiar a nuestros odos con una voz deQuerobamba, y a nuestro paladar con un Whisky escocs.Pero antes de ese placer, permtanme compartir dos anc-dotas.

    Un restaurante de carreteras a orillas del majestuosoro Pampas. Noche clida. Tres choferes cenan acomoda-

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    dos en una tabla, o fingen cenar. La luz de un televisorilumina sus rostros, ya de rojo, ya de azul. Una belleza delos Andes llena la pantalla con su canto, mas los tres chofe-res no contemplan la pantalla, sino a un menudo bailarn.Un nio de cinco aos que se menea frente al televisor,ausente de este mundo, sumergido en esa msica que alparecer brota de sus tutanos y no de aparato alguno. Elnio toma un trozo de soga y se azota al comps del arpa,se abandona a las cadencias del violn. Los choferes ren,los contemplo. Ellos y yo envidiamos al nio. Tambinnosotros quisiramos azotarnos. Qu sentimiento! El mis-mo que nos trae La Sirenita de Allay, el mismo que des-pierta con los trinos y los bajos de La Mariposita de Apongo

    Al parecer la escisin del mestizo no pasa por estascantantes, ellas continan acunando en sus pechos los rit-mos del Ande milenario, componiendo canciones de moti-vos agrarios y ritmos desconocidos en la urbe, no es msicapara profesores de universidad, sino para humildes griferosy trejos camioneros, para maestros de escuela de zapatodestapado y guardias civiles de polaca rada, para ese otroPer que la Cultura Criolla se empea en invisibilizar.

    La ancdota final, ms reveladora an. Doce del daen Querobamba. Radio Sucre anuncia Msica Peruana eirradia por los Andes la voz criolla de Carmencita Lara. Pre-gunto: Y la msica de ustedes, la del arpa y el violn?Respuesta: Ah, esa no! Esa es msica de nosotros. Esaotra es la peruana.

    Por eso la dedicatoria de mi tercer cuaderno, por traera ustedes esa msica de nosotros Pero a la vez un modode implorar a la musas que se apiaden de los escritoresandinos de hoy y nos toquen con el rayo de gracia con que

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    tocaron a La Sirenita de Allay, a La mariposita de Apongo,para que nos enven la inspiracin que envan en las nochesde sereno a La naranjita de Sucre artista de San Salvadorde Quije que semanas atrs mantuvo bailando a todo unpueblo en la plaza de Canarias, desde la medianoche hastabien entrado el siguiente da. Y hubiera seguido cantandohasta hoy si las autoridades no le hubieran implorado quedejara de cantar. Solo entonces cada bailarn se desplomen el mismo sitio donde estaba bailando. S, de eso escapaz la La naranjita de Sucre y para que yo no pase porun burdo fabulador, ella acept obsequiarnos con su arte enuna hermosa noche, como la de hoy.

    Zein Zorrilla

    Hotel Mara Angola, noviembre del 2004

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    Primer Manifiesto

    LA NOVELA ANDINA

    CONTEMPORNEA

    O

    MANIFIESTO DEL MARA ANGOLA

    Cuando recib la noticia del premio La Ciudad y losPerros a mi novela Carretera al Purgatorio, fui embarga-do por una emocin mezcla de terror y satisfaccin. Sentque esa novela se premiaba a todas las novelas andinascontemporneas que con diversa factura y destino se pro-ducen en estas cordilleras. Lo sent, y lo pregon: es unpremio a la novela andina.

    Serenada la emocin, fui asaltado por una inquietudque con cierta frecuencia viene a sumarse las otras de mis

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    insomnios. La resumir parafraseando a Raymond Carver:De qu hablamos cuando hablamos de novela andina?

    Considero urgente hoy arriesgar una definicin de loque entiendo por novela y de lo que entiendo por andina,dentro de las coordenadas contemporneas. Definicin es-quemtica? No importa; hombres mejor equipados llegarnsiempre a asfaltar la trocha si sta lleva a algn lugar. De-finicin innecesaria? Tampoco importa detenerse en esaconsideracin; el Tiempo sancionar si la definicin era pres-cindible, o si comprometa a la humanidad que naci y con-tinuar naciendo en las frtiles quebradas andinas y al piede sus rspidos despeaderos.

    Entiendo por novela aquel novedoso producto de lacultura de occidente que aparece a comienzos del siglo XVIIIy que al entender del estudioso Ian Watt es una construc-cin de la sensibilidad y el intelecto que poco o nada debe ala crnica ni a la biografa, a la epstola ni a la Historia,tampoco a la leyenda. Novela: artefacto literario cuyo pro-psito es narrar las venturas y desventuras de gentes co-munes y corrientes. Narrar, s, pero a la vez emocionar.Funciones capitales al Arte de la Ficcin que hasta la apari-cin de la novela venan manifestndose en la narrativa oral,en las tablas del Teatro, en formatos menos exigentes fre-cuentados por la musa de la palabra escrita: Diarios, Co-rrespondencia, Crnicas de Viaje, ciertos prrafos de ciertoslibros de Historia pergeadas por eruditos afectos a las be-llas letras ms que a las fatigantes interpretaciones.

    Ms ser del Teatro, y de sus milenios de experienciadesarrollada ante millones de espectadores en millones detardes cargadas de emocin, que la novela tomar presta-dos sus Elementos y los adecuar a sus posibilidades: Tra-

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    ma, Personajes, Escenografa, Voz narrativa, para algunostambin Conflicto, para otros tambin divisin en Actos. Unarte cuyo embrin se halla en todo Diario, toda Correspon-dencia y toda palabra escrita y cuyas cumbres alcanza enlas pginas de escritor ausente de Gustave Flaubert, en laspginas de autor evidente de Jane Austen, en el broncoritmo de Joseph Conrad, en aquel otro reposado de HenryJames, en la imaginera de Charles Dickens, en las expecta-tivas caldeadas del incoherente en apariencia y poderosa-mente coherente en esencia Fedor Dostoievsky.

    Es mi definicin de la Novela. La definicin de Andinaparece ms sencilla an. Entiendo por Andina toda mani-festacin cultural que se genera en el espacio geogrfico delos Andes cuyas estribaciones orientales se levantan de lasjunglas amaznicas y sus occidentales se hunden en laspacficas aguas del ocano que aliment a nuestros antepa-sados. Dicha circunscripcin territorial le ha casi impuestouna temtica y una biblioteca de tramas, alimentadas porlas vicisitudes de sus hombres, por sus negros temores ysus luminosas esperanzas; le ha casi impuesto una imagineray un ritmo, ecos de sus llanos infinitos, de sus despeade-ros sin profundidad.

    Ya los fundadores de lo que hoy nos entercamos enllamar Novela Andina se preocuparon por inventariar losmateriales que de tiempos remotos les brindaba este esce-nario social. Para el caso peruano fueron Ciro Alegra y JosMara Arguedas que fundaron nuestra Novela Andina, desesgo indigenista el primero, es cierto; de mltiples maticesel segundo, pero fcilmente metido en el ancho saco delIndigenismo. En la perspectiva que planteamos, elIndigenismo fue apenas el rostro circunstancial o coyuntu-

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    ral de la Novela Andina. El Ande fue, a comienzos del sigloXX, el espacio fsico donde se libraban los conflictos de unasociedad reticulada en haciendas y comunidades, pobladade terratenientes y yanaconas. El principal conflicto quemovilizaba a sus habitantes lo constitua la posesin de latierra, del agua, el ejercicio de ciertos derechos fundamen-tales.

    Pero transformadas las serranas desde finales de losaos setenta del siglo pasado, por efecto de los cambiossociales que estremecieron las cordilleras y la sensibilidadde sus gentes, la Novela Andina muda de temas y tramas,de personajes y escenarios. La devastacin de la gran so-ciedad feudal es el gran tema, la migracin y la bsquedade un nuevo orden para los espritus y para la sociedad sonlos otros temas. De las diversas encrucijadas brotan lospersonajes, desgarrados unos, festejando con euforia susmagros triunfos los otros. Identidades en crisis y recompo-sicin, a desempear un rol en la comedia humana, sobrelas ruinas de una sociedad feudal de los Andes a veces,sobre la mascarada de una Lima colonialista otras veces.

    Los temas de la novela andina contempornea, no sonms los temas de la novela indigenista. Andino no es mssinnimo de Indigenista. Dan fe las obras de variados escri-tores que hoy novelan la vida de los Andes, desde MiguelGarnett el ingls afincado en Cajamarca, hasta Luis Nieto yEnrique Rosas Paravicino en el Cusco; desde Edgardo Rive-ra Martnez en la antigua capital Xauxa hasta el permanen-temente relegado Marcos Yauri Montero entre las nieves deHuaraz.

    Mas urge una precisin adicional: Por qu contem-pornea? Por los temas, podemos decir, pero tambin por

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    la formalizacin.La novela universal atraves desde sus comienzos por

    diversas mudas formales, se adecu en cada siglo a los fi-nes y las formas que las circunstancias le exigieron. Flore-ci en el Siglo XIX tras hacer suyos los principios teatrales,soport y an soporta- los embates del Modernismo quevio en ella apenas a un sub-gnero de la Poesa por estarconstituida de palabras; del Posmodernismo que ve en ellala arena donde confluyen discursos sin pretensiones de Fic-cin; de otros movimientos cataclsmicos preados a su vezde diversos ismos. La novela sufri con esos cambios, perotambin la sensibilidad de los lectores.

    El cambio mayor llegar con otro siglo, con otra tec-nologa, con otro lenguaje de la Ficcin: la Cinematografa.La novela universal se ve obligada entonces a replantear lospresupuestos estticos. Nuevamente trama y personajes,nuevamente Conflicto como motor del relato, adis flujosde conciencia sin destino, hasta otra oportunidad bellas des-cripciones sin conexin con la trama.

    En ese marco entiendo la Novela Andina Contempor-nea. Dentro de esas coordenadas entiendo la obra de escri-tores tan dismiles como C.E. Zavaleta en cuyos personajesya asoma la prdida de centro -tpica del emigrante andinode hoy-, o escritores como Miguel Gutirrez que asedia in-cansable el derrumbe de las sociedades aristocrticas delalto Piura afianzadas en el movedizo lgamo de la feudalidad.Sumo la obra de Marcos Yauri Montero quin metaforizantes que muchos los conflictos que tensan la sociedadandina contempornea: la migracin, el retorno, el frus-trante cotejo de los Ande del sueo con los Andes de larealidad. No olvido a Edgardo Rivera Martnez, a quien tal

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    vez desagrade ser llamado andino por lo devaluado del trmi-no, cuya obra sin embargo est atravesada de feliz mestiza-je por donde se la mire. La gama de escritores se ensanchadesde el infatigable Flix Huamn Cabrera y los reconocidosCronwell Jara y Oscar Colchado, hasta los menos difundidosScrates Zuzunaga Huayta y Julin Prez Huaranqa, paraslo hablar de los afincados en Lima.

    Lo que acontece en el interior del pas merece un p-rrafo aparte. A Miguel Garnett, el sacerdote ingls afincadoen Cajamarca que para describir la fauna andina toma enprstamo la pluma de Dickens, sumemos el tro huanuqueoconstituido por Samuel Crdich, Andrs Cloud y MarioMalpartida, inclinados los tres a la reflexin y la remem-branza buclica. Al tro sureo formado por el persistenteLucho Nieto, el inspirado Enrique Rosas Paravicino y MarioGuevara descendiente directo de quienes construyeronMachu Picchu, podemos aadir a Luis Pajuelo y AlejandroPadilla en la glida Cerro de Pasco, a Sandro Bossio en sufortn de Huancayo, a Ayacucho donde hay cien novelas in-ditas, a Huancavelica donde hay siete editas y las sietesilenciadas, pero ese ya es otro tema. Lo que yo trato dedecir es qu entiendo por novela andina, una novela queesta vez ha merecido el premio La ciudad y los perros

    Discurso discutible, por cierto, pero pretexto magnfi-co para proferir a viva voz los nombres de escritores encuya obra palpita el espritu de estas cordilleras, las mslargas del mundo, y en altura superadas solo por el Himalaya.

    Hotel Mara Angola, abril del 2003

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    Segundo Manifiesto

    EL CANON LITERARIO CRIOLLO

    Para el peruano que sienta el llamado de las musas ydecida plasmar su experiencia vital en una novela, el cami-no a recorrer parece previsible. El primer paso seguramen-te consiste en afinar los rudimentos del oficio, sea con laasistencia a uno de los talleres del ramo, sea apelando a lacolaboracin y los consejos de un colega mayor, sea con lalectura de los libros referidos al oficio. Esa sera la estacinde partida.

    El aprendizaje posterior lo conducir a una segundaestacin constituida por la escritura de la novela, hecho quelo pone en los umbrales de la publicacin luego del glgotaque significa conseguir un editor, conseguir un caratulista ycomprometer a una pluma prestigiada para la obligada notade contratapa. Publicada la novela, nuestro escritor creerque su empresa lleg a buen fin, que en adelante el libroqueda en manos de crticos y lectores. Ya hice lo mo es laexpresin de escritores agotados y al borde de un ataque

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    de nervios. Sin embargo, ay, novatos!, la carrera apenascomienza.

    La publicacin de una obra de ficcin en general cons-tituye la estacin final de la creacin, seguramente en lati-tudes donde el marco cultural que brinda contexto al libroes rico, gil y variado, es decir para pases donde abunda lacrtica y las pginas culturales compiten en fertilidad. Estemarco externo a la obra es importante. Hace posible que ellibro llegue a los lectores y los impacte con el debido nfa-sis, hace posible que se posicione en el imaginario de lacolectividad. Al parecer as acontece en otros pases dondela lectura est integrada ntimamente a la vida diaria. Ellono ocurre en nuestro querido pas; no sucede en nuestraadorada ciudad de Virreyes.

    Y por qu no suceden esas cosas que parecen tanlgicas y tan sancionadas por el sentido comn?

    Resulta que un libro completa la etapa de su publica-cin solo luego de haberse posicionado en el imaginario desu colectividad. Hay autores afortunados cuya obra seposiciona de inmediato, y hay otros, desgraciados, cuya obrase posiciona slo varias dcadas luego de que su autor hamuerto. Cien aos de soledad agotaba una edicin tras otraen su primer ao de publicacin. El Moby Dick en cambioesper buenas dcadas a que el movimiento literario llama-do Modernismo modificara la sensibilidad de los lectores.

    Y cmo me ir a m? Es la pregunta que ante estepanorama se plantea un escritor.

    Cualquier escritor puede formarse una idea del proce-so que va condenando o coronando sus esfuerzos con lalectura de las crticas que su obra concita. Unas veces des-cubrir con pasmo, otras veces con horror, los juicios y pre-

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    juicios que terminan por clasificar su obra. En esta etapa, elescritor conocer el rostro del tirano que estaba en el mun-do antes que l, y que estar todava en el mundo despusde l. Su nombre? Canon literario.

    Claro que hay autores a quienes poco importan estasconsideraciones y pese a ello logran imponerse. Estos sonlos genios. Como son pocos y florecen en los linderos decualquier norma, volvamos a nuestros escritores comunes,a esos que intentan narrar las historias de sus sueos, ycasi siempre terminan narrando las historias que pueden.

    Cada sociedad y cada cultura posee un Canon cons-truido en buenas decenas de aos, cuando no en centurias.El canon de las metrpolis parecer ser autnomo, y parecedeberse a las tensiones de su propio desarrollo. El canon delas ex colonias, en cambio, parece ser un calco de los pres-tigiados cnones de las metrpolis. Es el caso del canoncriollo. Y dado que el canon est constituido muchas vecespor prejuicios, ms que por juicios; por sobrentendidos, antesque por precisiones, resulta que el canon de cualquier excolonia est constituido por sombras de prejuicios, por co-pias de malentendidos.

    La cultura limea se ha arrogado para s la represen-tacin de la nacin desde los tiempos de la Colonia. No esnovedad. Se llama as misma Cultura Peruana. Posee unCanon y lo impone a las diversas culturas que florecen eneste pas de tan variados nichos culturales como ecolgicos.El resultado es irritante para unos, divertido para otros, frus-trante a la postre para todos.

    El canon literario criollo se desarrolla en institutos yuniversidades, se expresa en los medios de difusin nacio-nal. Convoca a los premios nacionales, consagra las poti-

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    cas que confirman su ideario y sus modelos. Con sus co-mentarios a libros y publicaciones, con sus preferencias yexclusiones; con sus invitaciones a diversos eventos, y otravez con sus exclusiones, constituye un poderoso generadorde moldes culturales. Estos moldes se irradian de modopersistente desde las aulas universitarias, desde las redac-ciones de los diarios criollos, a todos los villorrios de la cor-dillera, a los rijosos valles interandinos, a las paradisacasvillas del oriente amaznico. Un solo discurso, monoplico,autoritario, hegemnico.

    Como corresponde a una ex colonia, el Canon criollofue acuado en la metrpoli espaola, tuvo su periodo deafrancesamiento, trata hoy de hacerse eco de los hallazgoscelebrados en la cultura norteamericana. Pese a que en lasltimas dcadas se remoza con un toque de realismo sucio,contempla hipnotizado a Madrid y Pars, vueltas las espal-das a las culturas del Ande que realizan su propia asimila-cin de los aportes de Occidente.

    Lima vive con la mirada puesta allende los mares, deespaldas a un Ande que le enva la papa y el maz, le envael agua que a diario bebe, un Ande que con Vallejo y Arguedasvino a renovar su sensibilidad. Lima vieja y blanca, orgullo-sa y arruinada, an levanta su dedo amenazante y con ade-mn consagratorio indica quin es y quin no es. El Whoswho de este pas de cholos se dicta desde el cercado deLima, cuando no desde un caf de Miraflores. El canoncriollo pretende que su dictamen se propague por losmdanos de la costa y las ensenadas de las serranas; porlas polvorientas carreteras y las villas de rojos tejados; bus-ca hallar un eco a su voz en los bohos de la selva y en losfrgidos campamentos mineros.

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    As estn las cosas. Y frente a ellas, un solo escritorpoco puede hacer. Protestar, s, pero luego?

    Luego, cada escritor desarrolla particulares estrate-gias frente al opresivo y castrador Canon Criollo. Las estra-tegias van desde la indiferencia suicida hasta el someti-miento ms humillante. La coleccin de actitudes conformaun autntico almacn de los horrores.

    Algunos escritores perciben los riesgos de salir a pro-palar su raigambre andina y deciden tomar distancia de lostemas del Ande. Prefieren asediar temas de mayor presti-gio y aceptacin. Son antolgicas las producciones genera-das en el interior del pas cuyo tema es el medioevo italia-no. S. Gracias a un cuento ambientado en la Italia delQuatrocento, un escritor huancano logr una Mencin Hon-rosa en el premio COPE. Hace aos. Otro escritor prefirinovelar las desventuras amorosas de unos mestizos en elmarco de la Lima del siglo XVIII. El canon criollo consagrsus esfuerzos adjudicndole el premio mayor. En el mismofile de renuncias a una identidad, con todo derecho, y laasuncin de una identidad de mayor prestigio, con mayorderecho an, recuerdo las declaraciones de ciertos escrito-res de la ceja de selva oriental. Ao 1986. Nosotros so-mos otra cosa, hermanito, me hicieron entender, los An-des terminan cinco kilmetros ms arriba Muchos todavarecuerdan las recientes declaraciones de un escritor sureoa una revista limea: Soy el menos andino de los andinosLa splica implcita era: Por tanto soy casi de los vuestros.Celbrenme. El canon criollo contina ignorndolo.

    Otros prefieren no preocuparse de canones ni defini-ciones. Su obra queda librada a la interpretacin de losreseadores de Lima. Ah estn Declaro a Oscuro el bellsi-

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    mo poemario del huanuqueo Samuel Crdich que pasea suexcelencia inclasificable sobre tanta produccin que lo des-plaza de las antologas y lo desplazar a las pginas derelleno de alguna Poesa Peruana que se escribirn en elfuturo. Ah estn el soberbio Inka Trail del arequipeoOswaldo Chanove que desconcert a ciertos gurs criollosque continan viendo en la novela andina una continuacinde las manifestaciones Indigenistas, y en el mejor de loscasos Neoindigenistas. Un iluminado reseador dominicalcrey ver en mi novela Las mellizas de Huaguil la continua-cin de los trabajos de Clorinda Matto de Turner. Otro crti-co se extra de no ver mamachas ni papachas, y encontrarmas bien un manejo del montaje cinematogrfico en minovela Carretera al Purgatorio. Ante mi insistencia de queese era mi Ande y esa era mi concepcin de la novela, surespuesta fue: Entonces pues, hermanito; no eres andino,eres cosmopolita Le agradec su piadosa iluminacin.

    No puedo olvidar, ni debo, el paternal consejo que unreputado crtico me susurr con aire de paternal preocupa-cin: No repitamos tanto lo de nuestra procedencia andina,Zein. Si nosotros mismos nos llamamos as, qu ms que-rrn los criollos Me quera decir en el fondo: Seamos otracosa Y mi respuesta es, y ser: Est bien. Pero dime culotra cosa

    Felizmente, y contra lo que podra suponerse, en lasltimas dcadas viene consolidndose una poderosa oleadade escritores que se proclaman andinos con una firmezaque linda la impudicia. A sus trabajos creativos aadenmanifiestos y ensayos, conscientes que su llegada al lectory su aporte a la tradicin pasan por la construccin de uncanon en concordancia con un nuevo panorama cultural en

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    construccin.Ignoro cul ser el panorama en el futuro, de ac a

    cincuenta aos. Las hojas de coca son reacias a revelarfuturos literarios; y las cartas del Tarot exigen una periciaque me es ajena. Es posible que el mare mgnum de laglobalizacin termine por disolver el lastre que significa paraunos la tradicin andina. El Per se habr convertido en-tonces en un pas computarizado, casi blanco, casi occiden-tal. En ese panorama, los escritores andinos de hoy sere-mos recordados como los ltimos dinosaurios de una pocaque se hundi en la negrura de la historia. Los retratos deOscar Colchado, Arguedas y Huamn Cabrera sern expues-tos en algn museo, entre inmviles fardos funerarios ymomias de sonrisa eterna. Fin de la historia.

    Mas tambin es posible que esta misma globalizacinocasione, como lo viene haciendo en diversas regiones delplaneta, una afirmacin de los regionalismos como reaccina la amenazante homogenizacin de la existencia que pare-ce acarrear dicha globalizacin. La nacin descubrir en-tonces que un gran componente de la identidad nacionalproviene de los Andes. Y los doctos criollos descubrirn queel Ande no es un territorio ubicado tras las montaas, y queciertas zonas residenciales como La Molina y Monterrico,lugares donde se fraguan los estndares de la cultura crio-lla, estn ubicadas al pie de las primeras estribacionesandinas. Y se descubrir que los Andes fsicos no comien-zan en los nevados de Ticlio, ni en las faldas del Huascarncomo muchos creen, sino que nacen al final mismo de laAvenida Benavides son los Andes esos montculos, amigosmos. O por ventura ese Cerro San Cosme es un aflora-miento de los Pirineos y yo estoy hablando piedras?

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    Se descubrir, continuemos elucubrando con esa po-sibilidad que tal vez nos reserva el futuro, que la culturaandina ha venido permeando toda manifestacin cultural,todo lenguaje; y los hombres de ese tiempo descubrirnalgo de lo que muchos hoy estamos seguros: que todossomos andinos, unos blancos y otros negros, unos pedantesy otros humildes. Descubrirn que la cultura andina consti-tuye nuestra fatalidad, pero a la vez nuestra nica tabla desalvacin, segn me ha confiado el novelista y sacerdoteMiguel Garnett que sabe de estas cosas, el da que nos lla-men al valle de Josafat y nos ordenen agruparnos por cultu-ras antes de la evaluacin final.

    Casa del Folklore Jose Mara Arguedas, enero 2004

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    Tercer Manifiesto

    EL MODERNISMO EUROPEOY LA NOVELA ANDINA

    Todo escritor novel se enfrenta en sus inicios con dosmonstruos que lo esperan agazapados en su camino. T. S.Eliot los denomina con cultivada elegancia: Talento Indivi-dual y Tradicin.

    El Talento individual, primer monstruo cuya potenciaurge conocer, evidencia sus limitaciones luego de la primerao segunda publicacin. Hasta entonces cada autor mantie-ne una confianza ciega en sus dotes natas, una fe en quetras la publicacin de su primer libro el mundo quedar par-tido en dos. Esperanza juvenil que amenguar con las notasperiodsticas, con la inclusin en alguna antologa local y

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    finalmente-, con el paso del tiempo que brinda a los hom-bres esa costra calcrea llamada experiencia y que logalvaniza y lo protege de todo desaire y de toda decepcin.

    El segundo monstruo, la Tradicin, cobra salud y vigorcon el paso de los aos. Al revs de las preocupacionesreferidas al Talento Individual que tienen que ver con lapotencia y las posibilidades del autor, esta preocupacin tieneque ver mas bien con la ubicacin de la produccin en untorrente de naturaleza no definida. El autor se interroga sisu obra se halla inmersa en el torrente de la Literatura deCalcuta, o en la Literatura de los Bajos Pirineos, o si halogrado desprenderse de la marca local y puede ser apre-ciada por lectores de Nueva York, o por aquellos provenien-tes de Sumatra y Borneo.

    Frente a ambos monstruos, cada autor reacciona conlas armas que le ha tocado en el reparto, segn su particu-lar cruz. Joseph Conrad adopta la lengua inglesa del impe-rio y la hace brillar con el fulgor polaco de sus ancestros,Miln Kundera cambia de idioma con la pretensin de alcan-zar pblicos mayoritarios y termina encorsetando sus hu-mores checoslovacos en las tules de Pars talento individual.Qu destinos. Tal vez los mismos de los andinos de hoy quedejan atrs el dulce idioma de los Incas y adoptan el deCervantes para reclamar un espacio en la mesa donde seacomodan las grandes culturas del mundo contemporneo.

    Escritor proveniente de los macizos andinos del Per,poseo tambin mi propia construccin del pasado, una per-cepcin del presente y una visin de los senderos que reco-rrer en el futuro esa creacin que entiendo por NovelaAndina.

    Permtanme compartir con ustedes mis pocas certe-

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    zas, mis inmensos vacos.Los jvenes lectores que all por los aos setenta del

    siglo pasado acudamos en tropel a las libreras de la urbe,nos topamos de pronto en una encrucijada cultural cuyoefecto y consecuencias no terminamos de asimilar. A lasombra de manuales marxistas que proclamaban la inmi-nente revolucin socialista, los anaqueles ofrecan novelasde una esttica que desde haca varias dcadas haba co-menzado a llamarse clsica: Los Miserables de Vctor Hugo,las novelas de Dumas, las novelas de Verne y Salgari, laMara de Jorge Isaacs, los cuentos de Chejov y los cuentosde Horacio Quiroga. Otros anaqueles, en cambio, ofrecanunas novelas de cuo diferente bajo la etiqueta de moder-nas o contemporneas: Ulysses de James Joyce, Las Olasde Virginia Wolf, las novelas del Noveau Roman y las nove-las de sus mulos de esta parte del ocano. La distanciafsica que separaba los anaqueles de las novelas clsicas,de sus pares las contemporneas, era apenas de unas bra-zadas, pero el espacio fsico que separaba sus discursos yformalizaciones era un abismo para el que los jvenes lec-tores de aquel tiempo no tenamos un nombre, menos unaexplicacin.

    La brecha entre ambas formalizaciones comenzaba aevidenciarse en las cubiertas de los libros. La correspon-dencia entre ttulos y contenidos era directa en las novelasclsicas. El lector poda hojear Las aventuras de HuckleberryFinn con la seguridad de hallar las aventuras de un chico deese nombre; idem poda esperarse de Los tres mosqueteros,de Madame Bovary y Los Buddenbrook. Dicha correspon-dencia comenzaba a esfumarse en las novelas contempor-neas. El lector no hallara precisamente fenmenos mari-

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    nos en Las olas, ni la zoologa sugerida bajo el ttulo TresTristes Tigres tampoco desnudos en Los desnudos y losmuertos. Los ttulos contemporneos eran apenas metfo-ras de los contenidos, y en esos contenidos la brecha setransformaba en un abismo de profundidades geolgicas.

    Los personajes clsicos podan ser mdicos ruralesenamorados de burguesas con pretensiones aristocrticas,caso Madame Bovary; o mozalbetes cuyas vidas se trastor-naban al arribo de personajes estrafalarios, caso La isla delTesoro. Los personajes modernos en cambio eran escritoresdesgraciados, pintores maltrechos que se abran las venasante la estupefacta mirada de sus lectores, vagabundosagonizantes cuyo entusiasmo no despertaba ante el vino, laaventura o el sexo. Eran seres atravesados por un dolor yunas decepciones cuyos orgenes nunca figuraban en loslibros; gentes de cultura y sensibilidad superiores por loque sus monlogos y caudalosos flujos de conciencia esta-ban atravesados de referencias a la msica, la filosofa, cuan-do no a la misma produccin cultural.

    El lector al que se dirigan estas novelas tampoco pa-reca ser el clsico. A diferencia de las novelas de Dickens,esperadas en los puertos europeos por multitudes vidasde conocer las tribulaciones de La pequea Dorrit, estasnovelas no apelaban a la sensibilidad de los lectores que sedesgastaban en los ajetreos de la pujante urbe industrial.No estaban destinadas a los mocetones que tras sudar enlos telares y las fundiciones iban a encontrarse con sus sue-os quebrados en Las ilusiones perdidas; ni a las costureritasabandonadas que sorban los vientos con La dama de lascamelias, menos a los intrigantes astutos que hallaban enLa cartuja de Parma un eco a sus elaboradas maquinaciones

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    palaciegas. No, para estas novelas, el mortal comn eramateria de su desprecio.

    Al lado de esta ltima produccin, nuestras lecturasjuveniles se cubrieron del tenue polvo de los cementerios.Atrs quedaron las historias de piratas y balleneros, atrslos viajes a la luna y a los misteriosos fondos marinos. AdisPhilias Fogg y negro Jim, adis cojo Lestibudois y capitnAhab. En las pginas de la novela moderna haba que com-partir las tribulaciones de hombres sbitamente converti-dos en insectos; asistir a juzgamientos sin crmenes, vagarlas veinticuatro horas de un da por las empedradas callesde Dubln mascullando frases de las que ms importaba lamusicalidad que el sentido. Qu haba sucedido en el mun-do? Cundo y dnde se haba producido la fractura entrelas Novelas Clsicas y las Novelas Modernas?

    Fractura, es cierto, y frustracin. Ante la nueva pro-duccin novelstica, los lectores comunes de esta parte delglobo terrqueo sentimos el desencanto del pasajero queboleto en mano se entera en el counter del aeropuerto quehace horas su avin surca los cielos.

    Los ensayos y textos crticos por cuyo auxilio acudi-mos, encendieron la luz, pero slo para revelarnos la pro-fundidad del abismo que separaba la Novela Clsica de laNovela Moderna. El vocabulario de los ensayos era nuevo:plebe, aristocracia, rebelin de masas, epifanas. Ortega yGasset era concluyente; una nueva clase de gentes ocupa-ba el vaco dejado en la sociedad por las realezas de san-gre, se trataba de una aristocracia constituida por entusias-tas pletricos de talento, de inteligencia y nobleza de cora-zn.

    El mundo se haba dislocado y la gente era clasifica-

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    da, con matices infinitos, por sus gustos y aspiraciones:vulgar o refinada; por sus procedencias y ubicacin en elaparato productivo: burguesa o aristocrtica. Si el lectorindagaba por las circunstancias en que se haba producidoel quiebre le era menester remontarse hasta alguna esta-cin de la historia europea, alcanzar al veloz tren llamadonovela moderna.

    Pero, ay!, quien busque los orgenes de la novelamoderna en el desarrollo de la novela misma, estar bus-cando la inhallable aguja en el consabido pajar. Entre nove-la clsica y novela moderna no existe continuidad. Es intilrevisar los manifiestos de Zola, los prlogos de Henry James,ni siquiera los prlogos de Conrad quin se fue de este mundocon las aguas modernistas en el mentn. La fractura tam-poco est insinuada en las inteligentes pginas de Forster,ni en las metdicas de Percy Lubbock, sino mas bien en loscataclismos que venan estremeciendo a la cultura de occi-dente desde finalizado el siglo XIX. Quien busque dichosorgenes har bien en retroceder hasta los mismos centrosde apogeo de la sociedad industrial donde se haba gestadola prosperidad, pero tambin el embrutecimiento y ladeshumanizacin en cuyo rechazo tomaba carta de ciuda-dana una nueva actitud cultural.

    El siglo XIX encontr a una Europa en plena transfor-macin por obra de la revolucin industrial. El fenmeno sehaba iniciado en la Inglaterra del siglo anterior y se mani-festaba en la expansin de mercados, la acumulacin decapitales, la aplicacin masiva de mquinas a la produccin.Extinguidos los bosques de Inglaterra y a punto de agotarselas reservas de carbn, la industria desarrollaba otras fuen-tes de energa: la fuerza de los vientos, las cadas de agua,

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    la recin descubierta energa del vapor. Europa era la granferia donde se inventaban mecanismos para la agricultura,ruedas de agua para los molinos, aspas de viento para lascurtiembres e hilanderas. Las fbricas que hasta la llegadadel vapor se situaban en las inmediaciones de las cadas deagua, brotaban ahora en cualquier lugar. Un invento con-duca a otro, los talleres perfeccionaba mquinas que per-mitan la construccin de otras mquinas, el acero despla-zaba al hierro fundido y modificaba el paisaje con puentes yferrocarriles para los que ninguna llanura pareca infinita. Alos canales abiertos por Napolen para unir los ros de Fran-cia, se sum la locomotora de Stephenson. En 1,830 uniManchester con Liverpool. Los barcos a vapor se lanzaronen busca de nuevos mercados para la textilera de Lyon; enesencia para la mano de obra europea.

    Las ciudades ensancharon sus fronteras a lmites ja-ms sospechados. Al comenzar el siglo XIX apenas dosdocenas de ciudades alcanzaban a los cien mil habitantes;al finalizar, ciento cincuenta superaban dicha poblacin. Larevolucin agrcola contribuy a alentar y sostener dichocrecimiento. Oportunos fueron el desarrollo de la agricultu-ra perenne, la rotacin de los cultivos, el manejo racional delos abonos y el control de las plagas. La humilde papaperuana permiti alimentar a las masas abigarradas en lascrecientes ciudades. La alimentacin fue el gran reto queuna Europa habituada a las carnes y los quesos difcilmentehubiera podido enfrentar. En 1820, la papa era el primerproducto de exportacin irlands.

    Si bien la industria aceler los procesos de manufac-tura, aceler tambin la velocidad de crecimiento del capitaly la velocidad de desplazamiento de este capital de una a

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    otra clase social, de uno a otro propietario, y termin modi-ficando el entramado de la sociedad. Este proceso disolvia las aristocracias y su orden feudal, consolid la formacinde las burguesas nacionales, trastoc las relaciones huma-nas en las esferas pblica y privada. La mecanizacin de lashilanderas permiti el ingreso de las mujeres a las fbricas,posibilit el trabajo infantil y con esas dos operacionesdescuartiz la relacin familiar patriarcal. Una nueva clasesocial reclam para s el liderazgo de la humanidad: la bur-guesa europea, blanca e industrial. Otra clase vena trasella, pisndole los talones en las calles de Londres,Amsterdam y Pars: los asalariados sin tierra en cuya fuer-za de trabajo estaba toda su propiedad.

    Los tercermundistas de hoy no contbamos en esepanorama. ramos las colonias, el ultramar habitado porgentes de color, el botn de recursos naturales cuyos habi-tantes merecan ser asimilados a los valores culturales deuna Europa que se constitua en modelo de la humanidad.

    Aquel paisaje cada vez ms lgubre y ms lejano delo que haba sido la campia europea, y aquellos cambiossociales en busca de un nuevo equilibrio, tenan que tocar lasensibilidad de los novelistas. Jane Austen instal en lanovela a los pacficos hogares de rentistas invisibles, Char-les Dickens abri las puertas de esa novela a los ilusosarribistas, a los hurfanos explotados y a los artistas expul-sados del ordenamiento productivo. Zola daba cuenta delos salones con sus dandys y bellas tuberculosas, sin olvidaren el nuevo fresco social a los brequeros y los maquinistas.El gran conde ruso derrib los muros de la novela para queingresaran los hacendados de conciencia torturada y sussoadores de corcel blanco. Fedor Dostoievsky lleg de la

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    mano con sus neurticos y obsesos, sus msticos y ator-mentados. Cada novelista trajo un nuevo mundo a la fic-cin, que era en ltima instancia la afirmacin de unos valo-res, pero tambin un cuestionamiento al entusiasmo suicidacon que avanzaba la humanidad.

    El cuestionamiento ms profundo a esa realidad, sinembargo, incluido al novelista y su instrumental, madurabano en la novela, sino en las huestes de la poesa.

    Las primeras manifestaciones de la reaccin se sitanprobablemente en la Alemania de Goethe, o en la Franciade Rousseau donde la corriente romntica haba tomadocarta de ciudadana. Alentaba a este movimiento una de-cepcin de los valores que impulsaba la pujante clase me-dia; la nostalgia por los valores humanos que en su imagi-nario haban encarnado las aristocracias del pasado. Losnuevos poetas volvieron las espaldas al vulgar mundo coti-diano y volcaron su inters hacia los fulgores de la propiasubjetividad, hallaron tema en lo fantstico y sus variacio-nes, en la remembranza de una Europa ednica afeada porpuentes, ferrocarriles y postes de telgrafo. Afinaron suvoz con sentimientos exacerbados, adoptaron la actitud dehroes del pasado que agonizaban lejos de la advenedizacanalla, asfaltaron con su actitud la ancha avenida de lasnostalgias por la que arribaron Chateaubriand y Lamartine,Musset y Vigny, Lautreamont y Nerval. La corriente se ins-tal en Francia para constituir en opinin de muchos el mo-vimiento cultural ms importante del siglo. Si bien su mpe-tu y energa decayeron al promediar la centuria, fue a tra-vs del movimiento simbolista que prolong su poderosainfluencia hasta finales del siglo XIX.

    Los poetas del Simbolismo se sentan desplazados de

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    aquella sociedad industrial que acuaba nuevas fortunas ynuevas dignidades. Se sentan abandonados a un ordencuyo lenguaje no era ms potico, ni siquiera humano, ycuyas palpitaciones estaban guiadas por los golpeteos de lacaja registradora antes que por los sobresaltos del espritu.Haban heredado del romanticismo la actitud de rechazo alos relumbrones del mundo material; el distanciamiento aris-tocrtico de la humanidad que transpiraba en las molinerasy las maestranzas. Al universo de crujidos, humo y sudordonde se multiplicaban el dinero y las nuevas dignidades,Rimbaud le opuso la alquimia de su verbo; a los mercaderesque navegaban hacia las colonias (hacia nosotros: pasivos,cautivos, y felices consumidores de las metrpolis) Yeatsblandi sus palabras como armas supremas; palabras que asu entender eran los nicos bienes verdaderos. Baudelairese instal unas veces junto a Dios, otras veces junto a Sa-tn, y desde las tempestuosas alturas de su nihilismo lanzsus dardos contra la triunfante burguesa industrial. Rimbaudy Mallarm remontaron las chimeneas de las fbricas, lostugurios de Londres y Paris y enrostraron a la triunfanteclase media sus vicios y su miseria. Eran ellos los visiona-rios, los magos instalados en mundos de Belleza y Verdadque reconocan en el ejercicio del arte la actividad suprema.Todo arte se reduce a la literatura, bram Mallarm, y afinel enfoque: Tout au monde existe por aboutir a un livre.

    Atrs quedaron el romanticismo de los Poemas Orien-tales de Hugo; la sensibilidad religiosa de Milton, la sensibi-lidad lrica de Browning y la torturada metafsica de Blake.El poeta evoc los valores previos a la era industrial, resca-t para su beneficio el verso libre, el poema en prosa, de-clar abolidas las fronteras entre prosa y poesa. En uso de

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    su nuevo instrumental edific el altar al nuevo Dios de lostiempos: el Nihilismo; y quem incienso con su sacerdoti-sa: la Nada.

    La novela fue incapaz de resistir al cataclismo y su-cumbi. Gnero joven y an sin teora, como dcadas mstarde lo advertira Mikhail Bakhtin, acudi al llamado delMovimiento Modernista y se adecu a su nueva potica.Bajo su aliento descubri que estaban agotados los recur-sos del oficio afinados por romnticos, realistas y naturalis-tas. De pronto le result anacrnica la funcin de represen-tar la realidad mediante el uso de estructuras ordenadaspor la lgica y la causalidad. La utilera de los poetas leofreca un nuevo instrumental.

    Los novelistas replantearon su percepcin del tiempo.Bergson haba proclamado que la nocin del tiempo, comohasta entonces se haba entendido, era una ilusin. Lo tan-gible era el instante; la fluidez lineal era apenas una cons-truccin. Aceptada la premisa, y la teora de sustento, des-apareci la progresin cronolgica sobre cuyo fondo evolu-cionaban los personajes y se desarrollaban los procesos detransformacin, cimientos mismos de la novela.

    La nueva esttica elimin a la causalidad -esto acon-tece as, porque antes sucedi as. En consecuencia per-dieron importancia los procesos fsicos y los procesos men-tales y que dotaban de coherencia a las obras de la ficcin.Despojada de esas herramientas, la novela orient sus es-fuerzos al registro de impresiones sensoriales, a la explora-cin de las posibilidades de la simultaneidad al margen dela dimensin temporal, menospreci a la cohesin, elemen-to primordial a su estructura, y en consecuencia envi alsepulcro a la trama.

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    Carente de trama, la nueva novela retrocedi a lanarracin fragmentaria, a la elaboracin de episodios, decorpsculos temporales armonizados por esquemas cultu-rales, por ritmos acordes tal vez a la msica, pero extraosa la naturaleza de la ficcin; por smbolos reiterativos go-bernados ya no por el cuidadoso diseo, sino por el azar y lalibre asociacin.

    Era entonces noviembre. Despus de noviembre, di-ciembre. Luego enero, febrero, marzo y abril. Despus deabril, mayo. Siguen junio. Julio y agosto. Luego setiem-bre. Luego octubre, y ya estamos otra vez en noviembre,con un ao entero cumplido.

    Risueo prrafo en el que Virginia Wolf lamenta lafuga de su biografiado Orlando.

    Destruida la trama, tambale su correlato ms direc-to: el personaje. Arrasadas por el Nihilismo las escalas devalores morales, sustancia misma de los personajes, estosse adelgazaron hasta convertirse en etiquetas, en concep-tos. No es la construccin de personajes que interesa a lanovela moderna, tampoco la transformacin del personajeen respuesta a los estmulos del mundo material. Los per-sonajes de la novela moderna buscan su verdad en el arte,en los smbolos y la abstraccin; intentan brindarnos unabelleza que brota de sus impresiones estticas, de sus vi-siones fragmentadas, de la negacin del tiempo real y lainstauracin del tiempo mitolgico recurrente y no ms li-neal.

    La contemplacin y el anlisis de la propia interiori-dad desplaza a la escenografa exterior. Languidecen lostemas y las necesarias tematizaciones, motivo de desvelode los maestros del pasado. No importa ms la verosimili-

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    tud, tampoco la mimesis, menos la entrega de significados.La novela moderna se preocupa por ella misma, por su es-tructura y su diseo, por la precisin de su textura y laamplitud de su forma. Contempla dubitativa la prosa ca-rente de aristas y brillo que la ha acompaado desde susorgenes, deja a un lado la metonimia y corre en pos de lametfora. El mundo exterior no le suministra materia pri-ma, nunca ms, sta brota de la intimidad del artista. Laemocin que antao manaba de vivenciar las experiencias,surge ahora del texto, de juegos verbales que hasta enton-ces haban sido territorio y dominio de la poesa.

    Es sa la novela que llega a estas cordilleras y llanosde la Hispanoamrica del siglo XX, se constituye en modelo,formal e ideolgico, en parte del aparato de dominacin quesustenta las relaciones de la metrpoli con la colonia.

    La Amrica andina del siglo XX atraves por tres ins-tancias definidas durante el siglo pasado. Esta Amrica devalles y quebradas retaceados por los imperativos feudales,de culturas grafas y relegadas, de castas encastilladas enciudades de abolengo colonial, comenz el siglo bajo la con-duccin de las clases acomodadas. Oligarquas locales lasllam hace poco un profesor de la Universidad de San Diego.Oligarquas, qu remoto parece el trmino, y lo creamoserradicado de los vocabularios para siempre.

    Los hombres de estas clases se sentan europeos tras-plantados a Amrica. Sus abuelos venan de ultramar, yellos soaban con enviar a los hijos all en cuanto pudieran.Su modo de produccin, no fue el industrial, sino apenas laexplotacin elemental de recursos naturales y su exporta-cin: guano de islas, salitre, caucho en unos barcos, mine-rales en otros. Su cultura estaba constituida por las mani-

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    festaciones llegadas a estas tierras con sus antepasados.Sus lecturas: las del siglo XIX; su modelo poltico: las dicta-duras ilustradas. Los hombres ms lcidos de esta clasesospechaban que la esencia de la Amrica no pasaba porsus salones, que ellos eran la cereza de una torta extraa.Para el caso peruano, Manuel Gonzles Prada, les haba es-petado que la verdadera nacin no la constituan ellos sinolas inmensas mayoras de indios analfabetos que se hallanal otro lado de las cordilleras Sin sospechar l mismo queno era necesario ir tan lejos, que esa esencia palpitaba enlas empleadas domsticas, en los mercachifles y jardinerosindgenas, en los humildes maestros de escuela y en lospanaderos con que a diario se cruzaba por las calles, en esamasa invisibilizada de indios que se adaptaban a la vidaurbana occidental.

    A la sombra de estas castas aristocrticas, deexportadores y terratenientes, brotaron las primeras nove-las de esta Amrica hispana. Cada lector posee un propiosantoral. Mara de Jorge Isaacs, La vorgine de EustasioRivera, las novelas de Alcides Arguedas y del otro Arguedas,el gran Jos Mara, las novelas de Ciro Alegra y las novelasde Jos Mrmol. El tema de estas novelas es la vida talcomo la haban aprendido a ver con los grandes novelistaseuropeos del siglo XIX. Privilegiaban el testimonio sobre lacomposicin dramtica; preferan la correccin gramaticalsobre la potencia de los comunicados. A diferencia de suspares europeos que haban convertido a la novela en unamaquinaria precisa cuyo objeto era narrar a la vez queemocionar consideraron a la novela el gnero proteicodonde tena cabida todo lo escrito.

    Pero a mediados del siglo, el modelo aristocrtico que

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    lo sustentaba se agot. Un hito lo constituye seguramentela Revolucin Cubana y su secuela de guerrillas, y la poste-rior secuela de golpes militares. Una nueva clase social seinstal en el escenario. Empleados del Estado, profesiona-les liberales, asalariados de diverso cuo que preferan lla-marse a s mismos Clase Media a fin de evitar cualquiermatiz beligerante. Con esta clase llegaron la industria in-cipiente, el abandono del campo por la quimera de la ciu-dad, los medios de comunicacin masivos y, para nuestrosfines, la Novela Moderna y su expresin mxima: El Boom.

    Entre los mritos del movimiento cuentan la aperturade la tradicin local a nuevas influencias, an a costa desucumbir bajo fatigantes monlogos, entre relatos desarti-culados por una fragmentacin gratuita, bajo pginas enque el artfice ejercita su destreza en la composicin de fra-ses kilomtricas, antes que en vehiculizar un discursoficcional, con claridad, contundencia y emocin.

    A cuarenta aos de su aparicin podemos comprobarque fue un movimiento sin padres locales. Y podemos com-probar que tampoco tiene hijos locales. Es improbable queAlberto Fuguet sea el producto de Jos Donoso. RobertoBolao tampoco se emparenta con l. Hernn Rivera Letelierno guarda filiacin con nadie conocido. Alonso Cueto nodesciende de Mario Vargas Llosa, menos Fernando Ampuero.Los modelos de estos escritores son otros, y su produccinliteraria lleva el sello de una coherencia post-Boom. Dudoque Federico Andahazi y Ricardo Piglia desciendan de Ju-lio Cortzar.

    Un mrito del movimiento fue, sin duda, el instalar ala novela en el foco de la atencin comn, privilegio quenunca antes haba merecido en estas latitudes. El otro mrito

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    es haber modificado para siempre los estndares de la na-rrativa en espaol. Pero toda fiesta llega a su fin, todomovimiento madura, languidece y muere. An cuando susfiguras mayores continen publicando novelas y continenofreciendo conferencias, el Boom est fro y hace muchoque su corazn dej de latir.

    Las metrpolis que haban engredo a Vargas Llosa yCortzar, desplazaron su atencin a otras latitudes. Ahorales interesa la novela hind escrita en ingls me consol uncrtico literario limeo. La atencin de los grandes merca-dos de lectores se ha desplazado a oriente otro intenthacerme comprender.

    La premisa es cierta. Las contundentes obras del mi-llonario Vikram Seth y la bella Arundhati Roy comparten losanaqueles. Kazuo Ishiguro se da el lujo, japons l, deregalarnos una novela escrita en el ms pulcro idioma de laBBC, desde el punto de vista de un almidonado mayordomoingls, la institucin misma de la Gran Bretaa. Cmo nollevarla al cine, cmo no encargar al mismo Anthony Hopkinsel rol principal. Hanif Kureishi nos obsequia el drama delpaki de pelo rulado y piel oscura nacido en Londres, sbditode la reina, pero paki al fin. La lista puede continuar, conunos autores ms interesantes que otros. Pero qu encon-tramos en estos autores de especial?

    Intentaremos resumirlo en un prrafo. Encontramosen sus obras los problemas de sus pueblos, que casi siem-pre son los problemas de todos los pueblos, expresados enuna narrativa moderna que ha hecho suyos los aportes delos ismos que adoquinaron el siglo XX y que asimil losrecursos narrativos afinados por la cinematografa y elscreenwriting. Autores expertos en el uso del flash back y

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    la yuxtaposicin, en la construccin de las escenas narrati-vas y sus correspondientes secuelas, expertos en los recur-sos que el teatro afin en miles de aos, y que la novelahizo suyos en su momento, que el cine del siglo XX desarro-ll y puso a su disposicin. Y todo ello para entregar a suslectores historias de inters, con las emociones que slo lanovela sabe dar.

    Dicha comprobacin nos invita a realizar un balancede la tradicin heredada, para nuestro uso, escritores andinosde la Amrica del Sur. Hasta dnde el Boom no resultasiendo una incrustacin contra natura en la tradicin local?Hasta donde constituy la importacin de un instrumentaldesarrollado para definidas necesidades expresivas y queaqu se aplic de modo postizo y superficial? Hasta dondeel movimiento constituye nuestra adolescencia literaria, porsu espritu rebelde, innovador, cuando no juguetn, y que laedad madura est an por venir? Y llegaremos alguna veza esa madurez, o ser nuestro destino saltar de uno a otroexperimentalismo, acorde con nuestra naturaleza de colo-nias?

    Ignoro la respuesta a esas interrogantes. Es ms,prefiero continuar ignorndolas. Pero me sorprendo condolor cuando paseo por las libreras y me topo con la novelade algn monstruo de los tiempos del Boom. El encuentrono me produce ese vuelco del corazn que s me produce elhallar un nuevo libro de Jumpha Lahiri, la hind que resideen New York, o la ltima novela del chino Ha Jin que lleg aUSA a los veinticinco aos para levantarse uno de los pre-mios PEN.

    Novelas que emocionan, me digo, escritas por habi-tantes de recientes colonias, en el idioma de las metrpolis.

  • Zein Zorrilla. La Novela Andina. Tres Manifiestos

    REVISTA PERUANA DE L ITERATURA

    Novelas que han realizado su correcto aprendizaje del Mo-dernismo Europeo, ese maregmano de rebelda yexperimentalismo donde se empantanaron y continanempantanndose las promesas de las letras hispanoameri-canas. Al finalizar la lectura de cualquiera de esas novelas,comprendo una vez ms por qu la atencin se fue paraesas tierras. Y no solo la atencin de las metrpolis, sino laatencin de los mismos coterrneos.

    Pero Al es grande, y como repite Scheherazada, cadanoche y desde el altar donde la mantiene todo narrador:eso es todo por hoy.

    Bogot, Hotel Tequendama, abril del 2004