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La Novela Griega Antigua_BORRADOR2

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Page 1: La Novela Griega Antigua_BORRADOR2

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICOFACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS

COLEGIO DE LETRAS CLÁSICAS

Técnicas de Investigación FilológicaProfesora Roxana Mercedes Alemán

La novela griega antiguaAura García-Junco Moreno

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Índice

Introducción…………………………………………………………………………………………

Parte I

1. Contexto histórico…………………………………………………………………………………

   1.1 Comercio, viajes y piratería…………………………...............................................................

2. Necesidad de nuevas formas de expresión………………………………………………….……..

   2.1 Literatura antecedente (precursores del género)..……………………….…………………….

3. La novela en su propio tiempo……………………………………………………………………

  3.1 Difusión y público…………………………………………………………………………….

Parte II

1. ¿Qué es la novela? ¿Qué es la novela griega?..................................................................................

   1.1 Fragmentos papiráceos…………………………………………………………………………

   1.2 Las obras conservadas………………………………………………………………………….

1.3 Características generales……………………………………………………………………….

Conclusión……………………………………………………………………………………………

Bibliografía…………………………………………………………………………………………...

2

2

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11

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La novela griega antigua

Cuando se piensa en literatura griega, generalmente se apela a las tragedias, la historia y la

filosofía; casi todas las veces, el conjunto de textos denominados como novela griega

antigua queda fuera de este listado. La novela griega es un género literario que tiene su

origen a finales del periodo helenístico y termina hasta el siglo IV d.C. lo que extiende su

producción a un aproximado de cinco siglos. Por la cantidad de novelas de las que tenemos

noticia, fue un género ampliamente cultivado, que además es de gran trascendencia en la

tradición cultural occidental, no sólo como antecedente de nuestra moderna novela sino

también como inspiración de muchas otras obras artísticas a lo largo de los siglos.

Este trabajo pretende ser un acercamiento a este género literario, del que han llegado tan pocos

textos completos hasta la actualidad y que tiene aún muchas preguntas sin respuesta. Se

hará hincapié en la llamada novela erótica, particularmente en los trabajos de Heliodoro de

Émesa y Longo de Lésbos.

PRIMERA PARTE

1. Contexto histórico

La época del surgimiento de la novela es un periodo convulso y complejo de la historia de Grecia.

El denominado Helenismo se fecha desde el siglo IV hasta el siglo I a.C. iniciando con la

hegemonía Macedonia por Alejandro Magno (356-323 a.C.) y llegando a su fin con la

conquista por parte del Imperio Romano.

Alejandro creía en unificar los pueblos griegos: crear la ecúmene, el mundo común. Dentro de sus

muchas conquistas, que iban hasta Egipto, intentó que la cultura griega permeara los

pueblos asiáticos. Por decreto suyo, surgió la , que mezclaba

elementos de distintas variantes del griego, especialmente del ático. La koiné se convirtió

en la lengua oficial del imperio que unía pueblos distintos y en la que, además, se escribía

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todo documento oficial. A su muerte, el imperio quedó sin un líder definido, lo que llevó a

la división de los territorios entre sus diádokos, generales más sobresalientes de Alejandro,

creándose los reinos helenísticos1.

El territorio conquistado era impresionantemente grande y abarcaba una gran diversidad

étnica, territorial y cultural. El éxito de los reinos en su misión de helenizar2 fue bastante

desigual, sin embargo entre los ciudadanos cultos de las grandes urbes la tradición literaria

griega estaba presente. Finalmente, en el 201 a.C. el Imperio Romano termina por anexarse

los territorios y convertirlos en provincias, lo que culmina en el 133 a.C. cuando Átalo III

hereda su propio reino a Roma.

Para el año 117 a.C. ya eran 45 las provincias romanas y la Grecia peninsular, simplemente

“Acaya”, una provincia despoblada y pobre. Atenas ya no es el centro de la cultura. Los

grandes eruditos iban a Roma en busca de un mecenas y los jóvenes de abolengo a estudiar

al lugar en boga. Nunca volverá ha haber lugar con la efervescencia cultural de la Atenas

del siglo V, pero a pesar de todo esto, la influencia que los griegos dejaron en este largo

periodo, no será borrada por los romanos.

La educación a la griega, basada en gimnasios y tutores pagados siguió vigente en las grande

urbes; papiros con ejercicios escolares nos rebelan las distintas etapas de la educación, que

iba desde el aprendizaje del alfabeto hasta -para quienes podían costearlo- el aprendizaje

profundo de la retórica y la crítica textual. Esto aseguró una transmisión de la literatura

considerada canónica y un cultivo incesante de las habilidades retóricas. Para el siglo II

d.C., ser un sofista era ser una persona de mucha influencia e importancia.

Tomando esto en cuenta, no debe extrañarnos que los autores literarios a partir del

helenismo procedan de lugares mucho más variados que en el periodo clásico.

Es importante notar lo dinámico que se vuelve todo a partir del helenismo, ya que esto se

refleja evidentemente en la creación de nuevos géneros literarios y en el arte en general.

1 Ptolomeo: dinastía de los Lágida, que se quedó con Egipto y otras partes del medio oriente; Antígono, con Fenicia y Siria; Seleuco: dinastía de los Seleúcidas que abarcó Irak, Iran, Afganistán, Paquistán y el imperio Parto; Átalo: la dinastía de los Átalidas tuvo la zona que devino el reino de Pérgamo; Antípato, el reino del ponto; mientras Casandro y Risímaco se dividieron inicialmente Tesalia, Frigia y Tracia. 2 El término “helenismo” fue designados por el historiador Gustav Droysen en su célebre obra de 1833, Historia de Alejandro Magno. “Helenizar” se refería a una imitación de la cultura griega, a una forma griega pura y correcta, la difusión de una cultura tan superior que debía suplantar a la barbarie.

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1.2. Comercio, viajes y piratería

El comercio, que ha sido un factor esencial a lo largo de la historia de Grecia se hizo patente dado

que las diferencias físicas del entorno eran radicales y que ahora se tenía plena conciencia

de lo que había “más allá”. Los seis reinos helenísticos luchaban constantemente por la

hegemonía comercial y esto llevó a que los viajes se volvieran imprescindibles para

subsistir.

De las ya mencionadas diferencias territoriales, surgió la especialización en la manofactura

de ciertos productos que se daban mejor en alguna área y que requerían ser distribuidos a

donde hubiera una demanda de ellos3. Los viajes eran larguísimos y los peligros

incontables. Era esencial hacer paradas constantes para conseguir víveres frescos y agua

durante los viajes extensos y esto implicaba puertos ajenos y el pago de derecho portuario.

Además, los sistemas de navegación hacían los viajes extenuantes para los marineros que se

encargaban de todo el trabajo a bordo, incluyendo el remaje. También el viento tenía un

papel crucial en la navegación, ya que era necesario esperar a que este fuera en la dirección

en que se quería viajar, de lo contrario era imposible mover las naves; las tormentas

marinas eran impredecibles y los naufragios frecuentes y aunado a todo ello siempre existía

el peligro del ataque de los piratas.

En la inestabilidad social del siglo II a.C., la piratería era una forma normal de ganarse la vida.

Podemos ver un ejemplo de esto con los piratas Mamertinos, que mantuvieron la ciudad de

Mesana como base de sus saqueos durante 20 años aproximadamente en el siglo III a.C.

En la vida de Julio Cesar, Plutarco nos narra el episodio en el cual el Cesar fue secuestrado

por piratas:”y cuando regresaba fue apresado junto a la isla de Farmacusa por los piratas,

que ya entonces infestaban el mar con grandes escuadras e inmenso numero de buques”4

Este mundo es el espejo que reflejan las novelas de la época y posteriores.

3 Ejemplos de esto son el papiro producido por Egipto (que llegó incluso a restringir sus importaciones para subir los precios), el lino y posteriormente el pergamino y el algodón de Pérgamo.4 Plutarco, Vidas paralelas, Vida de Julio Cesar, I

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2. Necesidad de nuevas formas de expresión

Con la caída de la polis en el siglo IV a.C. también cayeron los ideales griegos de libertad y

gobierno del pueblo. Ya no es un elegido del pueblo el que gobierna, sino un monarca que

ve por todos los asuntos del reino. Ya no existe la patria, concebida como la tierra de los

padres

Naturalmente, surge un replanteamiento filosófico que origina nuevas doctrinas como son

el epicureísmo, estoicismo y posteriormente el neoplatonismo. Además la unión con Asía y

África influye a los griegos profundamente y los misterios y doctrinas extranjeras terminan

por fusionarse con sus más arraigados ideales.

Dentro de los nuevos territorios conquistados, el efecto de la helenización es desigual. En

algunos reinos los conquistadores terminan por ser conquistados por la cultura autóctona;

prueba de ello es el hecho de que el griego koiné no se haya mantenido en muchos lugares.

Los griegos ven los nuevos territorios como tierra de conquista, de aventuras e intercambio

y concordia.

Aparte está Alejandría, en Egipto, el sueño de la unión de los vencedores con los vencidos y la

nueva capital cultural. Dentro del museo y la enorme biblioteca nace la labor filológica.

En el fragmento de “El sueño de Nectabeo” (siglo II a.C.) el contexto histórico es notable,

ya que es notoria una fusión de elementos griegos y orientales:

“sobre la cual había un trono y en éste se

sentaba la gloriosa benefactora por frutos y soberana de los dioses, Isis.”5

2.1. Literatura antecedente (precursores del género)

El origen de la novela es aún muy discutido y no hay una explicación definitiva para su forma

final. En su célebre libro de 1876 “La novela griega y sus antecedentes”, Erwin Rohde

explicó el nacimiento de la novela como un resultado directo de los ejercicios retóricos de

la segunda sofística (siglo I) en conjunción con las elegías amorosas alejandrinas y las

5 Fr. -1.PLeib.U. ,20

5

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narraciones de viajes. A su descubrimiento, en 1893, los fragmentos de la novela del Rey

Nino fueron fechados en el año 50 d.C., pero es posible que hubiera sido escrita en el 50

a.C. lo que de principio desfalcó la cronología postulada por Rohde. Después, cuando en

1899 se descubrieron una serie de papiros en Oxirrinco y Fayún, obligaron definitivamente

a crear una nueva datación y por tanto a reconsiderar los orígenes que se pensaba tenía.

Si nos ponemos a buscar en géneros anteriores, hay quienes ven en la epopeya los primeros

rasgos novelescos:6 la expatriación, el deseo de volver al pasado y lo maravilloso, los

dioses que intervienen a favor de unos y de otros.

Por otro lado, aunque, ya podemos ver un preludio a la novela en las disgresiones de los

historiadores clásicos, como Heródoto, es más notoria la influencia que podemos notar de

la historia del siglo IV a.C., que ya no es propiamente “ciencia”.7 Se trata más bien de lo

que podría haber pasado que de los hechos de verdad.8 La fantasía invade los textos que

deberían ser objetivos y los grandes héroes son mitificados; de entre ellos resalta Alejandro

Magno, el artífice del mundo que viven. Un ejemplo de ello es la Vida de Alejandro del

Pseudo Calístenes (siglos II-I a.C.).

En este constante movimiento e intercambio, el nacimiento de los relatos de viajes era inevitable.

En Maravillas más allá del Tule de Antonio Diógenes (siglo I, sólo conocido por un

resumen de Focio),9 el autor asegura haber encontrado los escritos que narra, en una tumba

fenicia. De nuevo es fantasía disfrazándose de historia. Este inicio recuerda al proemio de

Dafnis y Cloe, en la que el narrador asegura que mientras estaba en Lesbos vio una pintura

maravillosa que lo impresionó de manera tal que pidió se le contara la historia; basándose

en la aquella compuso cuatro libros que consagró al amor. Otros libros de viajes son:

Sucesos increíbles, de Jámbulo (siglos II-I a.C, conocido por un resumen de Diodoro), la ya

6 Francisco Montes de Oca, “Prólogo” en Longo, Dafnis y Cloe y Apuleyo, El asno de oro. México, Porrúa, 1972. P.67 “Que en efecto, no está la diferencia entre poeta e historiador en que el uno escriba con métrica y el otro sin ella –que posible fuera poner a Herodoto en métrica, y, con métrica o sin ella, no por eso dejaría de ser historia-, empero diferénciase en que uno dice las cosas tal como pasaron y el otro cual ojalá hubieran pasado. Y por este motivo la poesía es más filosófica y esforzada empresa que la historia, ya que la poesía trata sobre todo lo universal y la historia, por el contrario de lo singular.” Aristóteles, La poética, 1451b.8 Carlos Millares, La novela en la antigüedad clásica, Labor, Barcelona, 1968. P. 179 Focio fue Patriarca de Constantinopla y un gran erudito del el siglo IX. Gracias a su Biblioteca tenemos referencias de muchas obras perdidas.

6

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mencionada Vida de Alejandro y la Vida de Apolonio de Tiana, de Filóstrato (siglo II).10

Como señala Carlos García Gual en su ensayo “Un truco de la ficción histórica: el manuscrito

reencontrado”, todos estos autores escriben en primera persona. Las aventuras fantásticas necesitan,

en definitiva, de una testigo indiscutible que legitime sucesos increíbles y lejanos, así como el aedo

tenía a su musa.

Luciano de Samosata en su sátira, Historias Verdaderas (I, 4), se deslinda de esta supuesta

objetividad desde un principio, haciendo alusión a aquellos historiadores falsos:

Pues bien, después de tomar contacto con todos esos autores, llegué a no reprocharles

demasiado que engañen al público, al notar que ello es práctica habitual incluso, entre los

consagrados a la filosofía. Me sorprendió en ellos, sin embargo, que creyeran escribir relatos

inverosímiles sin quedar en evidencia […] Y como nada verídico podía referir yo por no haber

vivido hecho alguno digno de mencionarse, me orienté a la ficción, pero mucho más

honradamente que mis predecesores, pues al menos diré una verdad al confesar que miento. Y,

así, creo librarme de la acusación en público al reconocer yo mismo que no digo una verdad.

Escribo, por tanto sobre cosas que jamás vi, traté o aprendí de otros, que no existen en absoluto

ni por principio pueden existir. Por ello mis lectores no deberán prestarles fe alguna.11

3. La novela en su propio tiempo

Ni en Grecia ni en Roma hubo una palabra definida para la novela, eran usadas denominaciones de

géneros más conocidos; las referencias por parte de otros autores son pocas y en muchas

ocasiones no se puede precisar si en verdad se refieren a ésta. Cuando Polibío habla de que

al quitarle la historia la verdad, lo que nos queda es un relato privado de utilidad,

, es posible que se refiera a la novela o alguno de sus antecedentes

directos. El emperador Juliano, en sus epístolas (año 363), dice: o

”Debemos evitar las ficciones registradas bajo la forma de historia por

10 Lourdes Rojas, Caritón de Afrodisias y los orígenes de la novela griega. México, UNAM, 2006. P. 1011 Luciano de Samosata, Historias verdaderas, I,IV

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escritores anteriores, historias de amor y todo ese tipo de escritos”.12 Focio, ya en el 855,

habla de 13

CASTERLING, P.E y B. M. W. Knox ed., Historia de la literatura Clásica Cambridge University. Trad. de

Federico Zaragoza, Madrid, Gredos, 1990.

La mayor parte de la enorme producción que abarcó cinco siglos se ha perdido, “en parte por que

los copistas bizantinos consideraron su contenido de escaso valor literario, o bien muy

licencioso”.14

3.1. Difusión y público

Mucho se ha especulado acerca del público que la novela pretendía alcanzar. En lo que respecta al

menos a Egipto y Antioquía (lugares donde se han encontrado los restos papiráceos y

mosaicos15), la popularidad de las obras ha sido constatada. Hablando de nivel social, el

público era diverso, como muestran tanto ejemplares caligráficamente caros como

versiones más baratas.

Por otro lado, nuestro conocimiento de los textos de esta época está en gran medida

condicionado por el azar y condiciones externas. El clima de Egipto resulta el más propicio

para la conservación de papiros, por lo que tenemos muchas muestras de literatura de esta

parte del mundo sobreviven y muy pocas de otros lugares. Esto nos lleva a preguntarnos si

lo que sabemos era general para todo el mundo griego o era sólo el gusto particular de esta

zona.

Entre las hipótesis del auditorio de la novela, una muy extendida fue la de que, dado el papel

predominante que tienen el amor y las mujeres en los relatos, estaban destinados a ellas

mismas. Con las investigaciones de los últimos veinte años, esta teoría ha sido

prácticamente olvidada y se ha privilegiado la idea de que, como las epístolas y la obra de

Luciano de Samosata, las novelas seguramente estaban pensadas como una lectura ligera

para la gente culta, aunque, de nuevo hay diferencias de novela a novela: “En el estado de las

12 Juliano, Epístolas, 89B (Bidez), 301b Apud P.E Casterling y B. M. W Knox ed., Historia de la literatura Griega Cambridge University. Trad. de Federico Zaragoza, Madrid, Gredos, 1990.13 Francisco Montes de Oca, “Prólogo”, Opus Cit. P.4.14 Lourdes Rojas Álvarez, Caritón, Opus Cit. P.1115 Los mosaicos de Nino y Metíoco eran interesantes para los propietarios de villas en Antioquía durante el siglo IV.

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cosas, deberíamos contentarnos con decir que hay también novelas que parecen destinadas a un

público deseoso, más que refinamientos formales de fáciles emociones, ofrecidas en situaciones

patéticas y de curiosidad; y novelas que presuponen un público preparado y exigente, capaz de

captar alusiones y de apreciar la elegancia estilística y finesa de cultura.”16

En cuanto a su difusión, los ejemplares en papiro y pergamino debieron ser la forma primordial de

transmisión, pero dado que se trataba de una sociedad básicamente analfabeta, también se

piensa que las novelas podrían haber sido leídas en plazas públicas. Muy posiblemente,

también eran leídas directamente por el autor a sus allegados o patrocinadores. Esto podría

explicar las reiteraciones continuas de hechos pasados a lo largo de los textos, como la de

la historia de la esclava Tisbé, en las Etiópicas:

-Vas a quedar muy sorprendida, le respondió Teágenes- Cnemón asegura que esta desconocida es

Tisbé, aquella ateniense que tocaba la lira; la instigadora de los ardides de que fue victima él, así

como Demenetes.17

16 Cataudela, Il Romanzo Antico Greco e Latino, p. XV apud Lourdes Rojas Alvarez, Caritón. P.1317 Heliodoro de Émesa, Las Etiópicas, VIII,II

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SEGUNDA PARTE

¿Qué es la novela? ¿Qué es la novela griega?

La palabra novela en la actualidad, designa un texto en prosa más o menos largo, que narra sucesos

ficticios, ya sea inventado por completo o basados en algún hecho histórico. Es importante

mencionar que, aunque en esencia esto es aplicable para la denominada novela antigua, las

diferencias entre ambas son sustanciales, lo que puede llevar a depreciar al género helénico

buscando ciertos valores modernos en él. Es por esto que es fundamental tener en

consideración las disimilitudes entre ambas y ver en la novela antigua sus valores per se.

Una novela griega se basa fundamentalmente en el amor de dos protagonistas sobrehumanamente

bellos,18 que son separados por una serie de aventuras que pueden parecer incluso

inverosímiles. El trazo de la psique de los protagonistas no es muy complejo ni profundo y

los personajes secundarios en general se basan simplemente en oposiciones entre bueno-

malo. Al final el amor prevalece y los amantes se unen de nuevo en algo parecido a un “y

vivieron felices para siempre”.

En cuanto a la literatura anterior, podemos decir que no es tragedia: su duración y

escenarios se extienden tanto como sea necesario y no se limita a una jornada19 y un lugar;

no es historia, ya que, aunque pueda tener cierto trasfondo histórico, no plantea los sucesos

de hombres celebres y no se pretende verdad; no es tampoco una epopeya, aunque tengan

cosas en común20 ya que no está en verso y ya no sucede en la era mitológica de los héroes.

Además, el romance nunca había tenido un lugar de la preponderancia con que aquí aparece. Como

bien hace en indicar la aposición “erótica”, el amor es el ingrediente esencial que motiva

todo el movimiento: el amor de los dos protagonistas, el amor y el deseo de los personajes

18 Al tratarse fundamentalmente en este trabajo las novelas llamadas eróticas, se excluyen en esta definición las historias de viajes y encuentros azarosos, que algunos incluyen dentro del género.19 [Comparación entre tragedia y epopeya] “Conviene por tanto, epopeya y tragedia en ser, mediante métrica, reproducción imitativa de esforzados, diferenciándose en que aquella se sirve de métrica uniforme y de estilo narrativo. Añádase la diferencia en cuanto a extensión; por que la tragedia intenta lo más posible confinarse dentro de un periodo solar, o extenderlo poco, mientras que la epopeya no exige tiempo definido.” Aristóteles, Poética, 1449b20 Vid. supra. N. 6

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secundarios que con frecuencia buscan conquistarlos (por las buenas o por las malas).

Incluso sus bellezas sobrehumanas parece no ser más que su arma de batalla, lo que los

hace más idóneos para eros y desprende de los demás.

1.1. Fragmentos papiráceos

Como habíamos dicho, a raíz de los descubrimientos de los papiros de Fayún y Oxirrinco, el

número de novelas conocidas se amplió considerablemente. Las novelas encontradas

pertenecen en su mayoría al siglo II y son fundamentalmente de amor y aventuras. Acerca

del contenido en estos papiros, López Martínez dice: “La mayoría de los motivos que nos

ofrecen los fragmentos son aquellos que podemos leer en las novelas conservadas: amantes que

deben separarse, pretendientes indeseados, exposiciones de niños, visiones de ensueño, viajes en

mar, tormentas, expediciones militares, anacronismos históricos, descripciones retóricas, banquetes,

entre otros.”21

Ejemplos de éstas son: El sueño de Nectabeo, El rey Nino, Megamedes, Quíone (adscrit a la

autoría de Caritón), Fragmento de Herpilis; Metioco y Parténope, Calígone, Antea,

Sesoncosis y las Feniciacas, de Loliano.

1.2. Las obras conservadas

Existen cinco novelas eróticas que se conservan integras. Son, en orden cronológico:

Caritón de Afrodicias (), Quéreas y Calírroe. Posiblemente del siglo I a.C. (los

papiros son del siglo II y III d.C.); Jenofonte de Éfeso (), Antea y Habrócomes.

Mediados del siglo II; Longo de Lésbos (), Dafnis y Cloe. Finales del siglo II;

Aquiles Tacio (), Leucipa y Clitofonte. Fines del siglo II;

Heliodoro de Émesa (), Las Etiópicas o Teágenes y Caríclea. Mediados del

siglo III o finales del IV.

Acerca de los autores, en general se sabe muy poco. Se dice que “la mayoría de ellas fueron

escritas por hombres de erudición considerable, a juzgar por la apreciación por parte de

21 María Paz López Martínez, Fragmentos papiráceos de la novela griega. Alicante, Universidad de Alicante, 1988. P.11

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lectores cultos”.22 Las constantes alusiones a otras obras clásicas, así como el uso de un

lenguaje sofisticado y rítmico denotan educación retórica y amplio conocimiento literario.

1.3. Características generales

Entre las características generales de la novela se pueden destacar las siguientes: la belleza extrema

de los protagonistas; las aventuras que los separan; el amor imperturbable que los une; los

personajes secundarios que funcionan en contraposiciones buenos-malos y la idealización

del amor y los enamorados. El destino, , y la idea de que lo puede todo,

son el motor que a la vez acciona las aventuras y los saca de ellas.

Como se había mencionado en la introducción, para este trabajo, nos centraremos en Dafnis

y Cloe y Teágenes y Cariclea.

La belleza extrema de los protagonistas se hace constar desde el inicio. Las comparaciones, en

especial de la protagonista, con una diosa e incluso con Helena de Troya, personificación

de la belleza, son constantes a lo largo de las historias.

Tomemos por ejemplo la introducción de Teágenes y Caríclea a la historia: “Sentada en

una roca, una joven de belleza resplandeciente, sumida en profundo dolor, semejante a una

diosa: de toda su persona irradiaba una majestad que delataba su nacimiento ilustre.” (I,

2). Un poco más abajo habla de Teágenes: “El joven cubierto de heridas, levantó

penosamente su cabeza como si saliera de un sueño profundo, semejante a la muerte. Pero

aún en este estado una hermosura viril resplandecía en él y la blancura de su tez aparecía

realzada por la sangre que enrojecía sus mejillas.”(I, 2)

En el caso de Dafnis y Cloe, la historia es un poco distinta, ya que se habla de los

personajes desde su niñez. Poco a poco los dos pastores van creciendo y el tiempo revela su

increíble belleza: “Sus cabellos eran negros como el ébano y caíanle sobre los hombros; el

cuerpo, tostado por el sol, y se diría que le hacía moreno la sombra de la cabellera. Cloe,

que miraba a Dafnis, lo encontró bello, y como hasta entonces no había reparado en su

belleza, creyó que el baño se la prestaba.”(I, 13).

22 P.E. Casterling y B. M. W. Knox ed. Historia de la lit., opus cit. p.734

12

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Con Cloe pasa algo similar, el despertar del amor: “Entristecíose, suspiraba a menudo, se

estremecía, palpitábale el corazón, palidecía al mirar a Cloe y luego una oleada de sangre

le rodeaba el semblante. Por primera vez, entonces admiró sus cabellos rubios, la dulzura

de sus ojos y la frescura de su tez, más blanca que la leche de sus ovejas.”(I,17)

Esta belleza es a la vez un escudo y una amenaza, que suscita la piedad y admiración, pero trae

incontables peligros y amores no correspondidos por los protagonistas, que, aunados al azar

de un mundo lleno de riesgos e intrigas los lleva a enfrentarse a un sin numero de

aventuras. Los desenlaces son seguidos de inmediato de un nuevo episodio, lo que crea una

tensión constante; en el caso de las Etiópicas, el suspenso y la tensión están presentes desde

el mismo inicio: una costa egipcia llena de cadáveres es admirada a la distancia. Piratas y

tormentas son temas recurrentes dentro de estos vaivenes; en Dafnis y Cloe un barco pirata

rapta a Dafnis precisamente por su belleza: “Al ver los piratas a aquél mozo robusto y

apuesto, pensaron que tenía más valor que cuanto pudieran recoger cerca de la playa, y

desdeñaron cabras y ovejas y no intentaron saquear las cabañas, se apoderaron de él que,

sin armas, no sabía cómo defenderse y sólo llamaba tan alto como podía a Cloe.” (I, 28)

De nuevo en la novela de Heliodoro, cuando unos piratas ven a Cariclea en la playa, se

llenan de estupor por su increíble belleza: “…y al incorporarse apareció entonces con una

prestancia divina y sobrehumana, a tal punto que los piratas, cohibidos y como heridos por

un rayo, se quedaron sorprendidos y corrieron a ocultarse en los matorrales que aquí y

allá cubrían la colina”(I, 2) esto no salva a Cariclea de los piratas, ya que su obrar delata

su condición humana, al abrazar al herido Teágenes.

Sin embargo, cada una de estas novelas parece decirnos que Eros lo puede todo, y que incluso el

destino conspira para esto. Los amantes logran salir airosos de todas las situaciones, por

improbable que esto parezca a veces y por mucho que sufran en el proceso. Una de las

pruebas más recurrentes son las de los pretendientes que acosa y ponen en peligro su

fidelidad, que en este amor idealizado y puro nunca debe ser profanada. Cuando Teágenes y

Cariclea son raptados por los piratas, su líder, Tiamis, busca casarse con Cariclea: “del

botín de ayer, y de entre todas sus riquezas, no os pido nada más que un solo objeto: esa

joven extranjera. […] Y como la casta de los sacerdotes desprecia los vulgares placeres de

Afrodita, no es por amor del placer, sino con ánimo de perpetuar mi descendencia; pues

13

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tengo la intención de hacer de ella mi esposa.”(I, XX), sus intenciones no duran mucho ya

que un ataque de otro grupo de piratas crea un enorme caos y Tiamis muere en el proceso,

una prueba más superada gracias a .

El amor idealizado es casi como un mal que a la vez mantiene vivos a los protagonistas y los mata

cuando se separan. El descubrir el amor en Dafnis y Cloe es descrito como una enfermedad:

[Cloe] A veces a solas prorrumpía en estas razones: “Estoy mala e ignoro mi mal;

padezco y no me veo herida; me aflijo y no he perdido ninguna de mis ovejas; y ardo

estando en la sombra. Mil veces me clavé las espinas de los zarzales y no lloré, me

picaron las abejas y sané enseguida. Sin dudo lo que ahora me punza el corazón es más

cruel que todo lo demás.[…] Dafnis me mantiene en vela.” (I,14)

Cuando Teágenes, herido ve a Cariclea sucede el siguiente diálogo:

-¡Oh, dulce amiga! ¿Vives realmente para mí, o has sido también tú una víctima

más, inmolada en el combate? Y, sin embargo ni aún después de la muerte has podido

alejarte de mí: tu sombra y tu alma vienen a tomar parte de mis males.

-Mi destino está unido al tuyo- le responde la muchacha; y al decirlo le mostró un

puñal sobre sus rodillas- si no me ha servido hasta ahora, es por que tú respiras aún.

(I,II)

Las historias y enigmas se van solucionando poco a poco y al final de todo están el misterio que se

resuelve y los amantes que se unen. Dafnis y Cloe resultan ser hijos de hombres adinerados

y poderosos, pero ellos fieles a su amor a la naturaleza, deciden quedarse en el campo con

sus ovejas y cabras. Justo al borde de ser sacrificados en Méroe, Cariclea y Teágenes se

salvan al revelarse su identidad y terminan por casarse en la ceremonia que debía culminar

con su muerte. Además, son consagrados sacerdote y sacerdotisa del sol. Un final feliz para

todos.

A pesar de este esquema general, cada novela tiene particularidades, pero sin nunca salirse por

completo. Dafnis y Cloe, por ejemplo, es conocida por sus largos pasajes de descripción de

paisajes bucólicos; por engrandecer los valores de la vida sencilla en el campo y además

por se una historia de descubrimiento: el descubrimiento del amor en cada una de sus

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etapas. Por otro lado, las Etiópicas de Heliodoro, son por muchos considerada como la

mejor de las novelas antiguas que ha llegado a hasta nuestros tiempos, ya que su historia

está bien delimitada y planeada desde el principio; el uso del suspenso es siempre efectivo

y los personajes secundarios complementan la historia. Además, las aventuras no son

excesivas y sólo enfatizan la unión y misterio de los protagonistas.

Conclusión

La novela griega es un género especialmente intrigante por todos los misterios que aún rodean sus

orígenes y desarrollo. Es también una lectura agradable que, si se analiza adecuadamente,

despliega un mundo mucho más complejo del que ofrece a primera vista. El manejo

retórico es muy interesante y atrayente, además de adentrarnos a tiempos de exotismo y

paisajes lejanos, así como rituales y formas de vida ajenos a la literatura griega más

conocida. Es además un complemento esencial para conocer una época y varias

generaciones de hombres que reflejaron sus preocupaciones y sus añoranzas.

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