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Arte: JImena Schlaepfer. Textos: Esther Seligson, Juan Domingo Argüelles, Marco Antonio Campos, Axel Velázquez, Geney Beltrán Félix, Jezreel Salazar, Javier Acosta, Diego José.
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Presentación:
Índice:
3. 8. 10. 16. 24. 29. 33.36.
# 16 PRIMAVERA 2011LA PALANCA
Cicatrices. 13 aforismos 13.Árboles.El ensueño agreste de Jimena Schlaepfer. Autobiografía. Reiteraciones, ecos.Abecedario del vacío.Ansiorismos
Esther SeligsonJuan Domingo Argüelles
Marco Antonio CamposAxel Velázquéz
Geney Beltrán FélixJezreel Salazar
Javier AcostaDiego José
Solo la brevedad puede aproximarse a la exactitud. El pensamiento que se arriesga a la concisión, apuesta por la autenticidad de las ideas antes que subordinarse a las restricciones de la argumentación. Más que per-suadir, el aforismo convence por agitación y claridad. Frente a las murallas del tratado, sugiere, lo mismo una panorámica que un acercamiento intimista a la in-teligencia humana, que cansada de los ropajes del dog-matismo, retorna a las fuentes de la duda para cuestio-nar su propia veracidad. Su orientación suele dirigirse hacia lo abierto, divergente, contradictorio, dubitativo, paradójico.
Una posible respuesta a los tiempos que corren — voraces, despiadados, intransigentes, absurdos— se-ría precisamente lo que Hanna Arendt nos sugiere: «de-tenerse y pensar». Lo intentaron Erasmo, Montaigne, Pascal y Lichtenberg en la época que les tocó vivir.
Decidimos que las páginas de LA PALANCA 16 estuvie-ran exclusivamente dedicadas al aforismo como género y como discurso. Presentamos una carga energética de pensamiento lúdico, irónico, revelador, lapidario y re-flexivo que el lector descubrirá en cada uno de los dar-dos lanzados por los autores....
El arte de Jimena Schlaepfer, con su carácter oníri-co, sugiere atmósferas que dialogan libremente con las ideas.
Bienvenidos, que su estancia en LA PALANCA 16 les brinde un momento de claridad.
4
Consejo de colaboradores:Geney Beltrán Félix
Jair Cortés Daniel FragosoDavid MaawadJoan M. Puig
Alberto Tovalín
Agradecemos profundamente el apoyo y entusiasmo para la realización de este proyecto:
Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de HidalgoLourdes Parga Mateos
Sergio Aranda
LA PALANCA se terminó de imprimir en marzo de 2011 en los talleres de: Offset Santiago, S.A. de C.V.
Rio San Joaquín, 436, Col. Ampliación Granada, México D.F. Para su composición se utilizaron tipos de la familia Century Schoolbook.
La tipografía y el logotipo de LA PALANCA son BD PLAKATBAU del Buro Destruct: www.typedifferent.com
Para consultar las referencias de nuestros colaboradores y otros contenidos:
LA PALANCA en línea: www.lapalancax.blogspot.com http://issuu.com/lapalanca
El contenido de los artículos y el arte es responsabilidad de sus autores.Todos los registros en trámite.
Para más información sobre la obra de Jimena Schlaepfer:www.photoblog.com/jimenaschlaepfer www.myspace.com/jimenaschlaepfer
Portada: Jimena Schlaepfer, Pez dama, acuarela y pluma, 33x22 cm. 2009.
LA PALANCADirector: Pablo Mayans
Edición: Diego José
m i n aeditorial
Trico PachucaPedro Liedo
Jaime Lavaniegos
ITESM Campus HidalgoClaudia GallegosArturo Alvarado
Secundaria MontessoriLourdes LavaniegosLupita de Santiago
Centro de las Artes de HidalgoNydia Ramos
Colegio ColumbiaTere Pontón de Maauad
AlimentariPaola Arriaga y equipo
NeuromedJesús Chong Barreiro
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De Cicatrices (2009):
Kadish: La cicatriz de Dios está en nuestra muerte.
Poco importa si ella llegó por su propio pie o si por bala o tajo, cáncer
o sida. O si la llamamos con somníferos, soga, fuego, gas o accidente.
La cicatriz de Dios siempre se abre para darnos paso.
OP
La costumbre de contraponer la eternidad de Dios a la finitud del
Hombre.
Ambos absolutos, sin embargo, implican una cicatriz cuyos bordes
siempre supuran.
OP
Los delirios de Poder desbordan cualquier cicatriz.
OP
En el origen y al final, somos la causa de nuestras propias cicatrices,
poco importa qué o quién las motivó.
OP
Anda, sí, consulta tu carta astral: conocerás qué heridas no harán ci-
catriz.
OP
La cicatriz más desesperada es la que se niega a reconciliarse consigo
misma.
Aunque también hay cicatrices dichosas: aquellas cuya herida fruc-
tificó en el perdón.
OP
Traicionarse a sí mismo provoca heridas que jamás cicatrizan.
Cicatrices
Esther Seligson
6
En el cine apapacho mis cicatrices. El teatro quiero que me las abra a
todo lo que dan.
OP
Hay amores que nos descubren cicatrices cuya existencia ignorábamos
por completo.
OP
Las heridas de un corazón mezquino no forman cicatriz: se diluyen en
su propia mezquindad.
OP
La palabra, dicen, es lo que nos distingue de los animales.
Creo que la diferencia esencial esté en la incapacidad del animal
para expresar las cicatrices de su especie. Lo cual no significa necesa-
riamente que nuestras heridas humanas sean más profundas.
Se habla de “el sentido” de la vida. Sí, la dirección va siempre, como
en los ríos, en el sentido en que fluyen las heridas hacia la oceánica
cicatriz del perdón... o del olvido...
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El sueño es ese vehículo providencial que nos permite circular por
nuestras más recónditas cicatrices sin restricción alguna.
El único riesgo es que las abre, también, sin restricción alguna.
OP
¿Para qué enmascaras tus cicatrices si de cualquier modo su gruir te
quita el sueño?
OP
Un hijo(a) es una herida que jamás cicatriza.
A eso se refiere Dios cuando “condena” a Eva a parir con dolor. Él
ya había experimentado en carne propia las consecuencias de la ma-
ternidad.
OP
El Conocimiento sólo se transforma en Sabiduría cuando es experi-
mentado, vivido en carne propia.
De cualquier otra manera apenas si es un mapa de cicatrices mudas
vistas desde el aire.
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Brujir: “Igualar los bordes de un vidrio después de cortado con un dia-
mante.”
Así imagino será el paso de la vida a la muerte: sin dejar la menor
cicatriz.
OP
Tendemos a concluir demasiado naturalmente que la cicatriz es el re-
sultado de una herida, que ésta ha de resolverse en aquella y sansea-
cabó.
Y no hay razón objetiva para que suceda de otra manera.
Para la memoria, sin embargo, la cicatriz es apenas la herida de
la herida herida, una eterna fisura de la realidad absoluta de cada
quien...
De Escritos a mano (2011):
Todo en nosotros es distancia, jornada cuyo término desconocemos,
siempre a medio camino, parciales e inadecuados.
Si es así, no hay entonces camino errado; cuestión de engancharse
al Nombre correcto en las encrucijadas, atravesar el puente sin ton-
tear con las esfinges —sirenas de tierra— y sus obvias preguntas.
Si soy mi propia búsqueda, ¿a qué detenerse en philo sophias?
OP
Aceptamos pasivamente lo irrecuperable, la inercia del olvido. Cava-
mos pacientemente la inconsciencia de la postergación. De la “largura
de días” para qué hablar: corta o extensa, la vida se escurre igual…
OP
Por lo general tendemos a olvidar que, del Cosmos, somos las criaturas
más imperfectas, las más inadaptables y dependientes. ¿Es imagina-
ble una rosa, una lagartija, un pájaro o una pantera pretendiendo que-
rer dejar de ser lo que son esencialmente: planta, reptil, ave, animal
salvaje?
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13 Aforismos 13
Juan Domingo Argüelles
Para Bruno Estañol
No vivimos en un Estado de derecho; vivimos en un Estado de
derecha.
OP
No es lo mismo un escritor de ficción que una ficción de escritor.
OP
Durante mucho tiempo me pareció que el aprendizaje tenía lógica y
congruencia... hasta que conocí de cerca a mis maestros.
OP
No tengo dudas de que he escrito más de lo que debería, pero no más
de lo que podría. La hipergrafía no es una virtud.
OP
El pendejo es casi siempre nocivo, aunque a veces de modo incons-
ciente. El ojete, en cambio, es más dañino porque se solaza en su
mala intención. Pero el peor de todos es el pendejete: híbrido de
ambos. Es el peor porque es pendejo y es ojete.
OP
Algunos escritores y artistas son como las putas politizadas: se que-
jan de que las usen, pero se dejan usar, de mil amores, si la paga es
buena.
OP
Muchos escritores son avinagrados, intolerantes, soberbios, vanido-
sos y aun malvados. Incluidos los genios. Luego, entonces, el libro
no mejora sustancialmente al ser humano. No le da, necesariamen-
te, un propósito ético. Únicamente lo ilustra.
11
En México o te vuelves loco o te vuelves cínico. Las calles, las pla-
zas, las casas, las oficinas, las camas, los retretes están llenos de
cínicos. Más vale estar loco.
OP
Era melómano y megalómano. Tuvo un hijo melomegalómano.
OP
Hay quienes se radicalizaron tanto a la derecha, que hoy hasta la
ultraderecha parece izquierda.
OP
Con su peculiar acento y su consustancial arrogancia, una erudita
francesa dice: “Provengo de una minorría”. Todos escuchamos que
provenía de una amenorrea.
OP
Pasado el pasado, el presente fue lo que fue: impalpable presente
que no tuvimos por pensar en la historia que ya pasó.
OP
La comodidad se hace conformismo, y el conformismo nos hace aco-
modaticios. Tiene razón el poeta George Jonas: no somos libres por-
que preferimos más la comodidad que la verdad.Jim
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Árboles
Marco Antonio Campos
Somos sombras de tiempo y al pensar en nosotros y los otros —ayer,
hoy— somos sombras en movimiento.
OP
El pasado es un montón o amontonamiento de escasas imágenes
que, interrogadas, apenas explican una vida.
OP
La juventud es el don más grande que se da bajo el sol. Y se sabe
esto pero se lo olvida trabajando siempre para ser alguien. Y cuan-
do se llega a la madurez, cuando aparecen las primeras canas o
vemos a las muchachas ligeras y espléndidas que lentamente van
diciendo adiós, el mundo se ve con la calma cruel de la experiencia.
Comprendemos que el mayor don que puede darse bajo el sol es la
juventud, pero que ésta la perdimos absurdamente, que no fuimos
capaces de saber vivirla y comprenderla pero que tampoco teníamos
las armas necesarias para saber vivirla y comprenderla.
OP
En alemán la palabra Angst significa a la vez o aisladamente angus-
tia, miedo, ansia. Entre eso y la locura hay una hoja en la rama del
árbol que puede o no caer.
OP
Una máxima o un imperativo para un joven es: “debes destruir”.
La iconoclastia como pose o tarea. Para un adulto es casi una máxi-
ma o un imperativo: “debes construir”. Sin embargo es desolador
imaginar que aquello que construimos con tantos esfuerzos y penas
—poco, poquísimo— será destruido por jóvenes que harán la tarea
de destrucción que hicimos nosotros y nuestra vida habrá sido como
una exhalación de aire entre las hojas.
OP
El pasado existe para que los poetas embellezcan sus miserias.
13
En la madurez caminamos sobre las sombras de nuestros grandes
sueños.
OP
El sueño, si no encarna, es siempre irreprochable y siempre inútil.
pero uno se da cuenta sólo tarde.Jim
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Cuando niños nos decían: “no te entrometas en las en las conversa-
ciones de los mayores”. Una vez, con una niña, hija de una amiga de
mi madre, intervinieron los mayores en nuestra conversación. Les
dije: “no se entrometan en las conversaciones de los niños”. Pasados
más de cuarenta y cinco años de eso, creo que tenía razón en lo que
dije. El orbe del niño es mágico e inventivo; el del adulto opaco y
embustero. Aunque niños y adultos se crucen y entrecrucen a cada
momento en el escenario del gran teatro del mundo, no hay posibili-
dad real entre ambos de comprensión y reconciliación.
OP
Antonio Porchia escribió: “mi padre, al irse, regaló medio siglo a mi
niñez”. Yo apenas añadiría: “mi padre, al irse, regaló siglo y medio
de libertad y de sueño a mi niñez ”.
OP
En las familias acomodadas hay ascendientes –abuelos o tíos – que
aman con más naturalidad a aquellos miembros e hijos de esos
miembros que tienen poder y dinero.
Los parientes pobres suelen ser pegotes molestos a los que se
tolera con dificultad y con quienes se debe simular algún afecto.
OP
Aunque quiera, aunque se esfuerce con toda la voluntad del alma
y del corazón, un hombre no puede levantarse del todo cuando ha
caído hasta las profundidades del abismo. Siempre queda en él algo
triste y definitivamente roto.
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Cuando se quiere aprender a sonreír tarde en la vida, la sonrisa se
vuelve un rictus.
OP
Se sabe que los años ya se nos precipitaron encima, cuando al agu-
dizarse los dolores del cuerpo, uno empieza a interesarse por las
enfermedades de los demás.
OP
Quizá la historia del mundo se resuma in extremis en un hecho
inexplicable y absoluto: el silencio de Dios. Pero ese silencio sólo
puede explicarse por su abandono.
OP
El silencio de Dios significa lo que no se alcanza a entender.
OP
Dios arde en nuestra conciencia culpable.
OP
No supo cuántas veces en el curso de su vida el arcángel lo precipitó
de un paraíso que apenas llegó a entrever. O creyó entrever.
OP
Nacemos inocentes y nos vuelven culpables. Crecemos y crecen
también nuestras culpas. Vemos nacer a inocentes y los volvemos
culpables. Crecen ellos a su vez y siguen llenándose de culpas y
convirtiendo en culpables a los otros. Y todos morimos en la culpa.
OP
La mano y la conciencia despiadadas del hombre destruyen todos
los paraísos.
OP
Un hombre que ha conocido la felicidad en la tierra ¿de qué puede
ser salvado?, ¿o para qué se le salva?
16
En su imagen y significación religiosa el cielo parece la mayor locu-
ra imaginativa del hombre. ¿Pero quién no ha aspirado a él?
OP
Se aprecia altamente a los jóvenes dotados porque representan una
palabra hecha de tiempo: esperanza. Después de los 40 años se es
ya lo que se es, o en casos como el nuestro, lo que se debió ser.
OP
Las personas a las que quisimos y mueren van dejándonos más so-
los en la tierra y deshabitándonos interiormente. Ese algo de ese
alguien no podemos ya reponerlo. Es como irnos muriendo lenta-
mente.
OP
No hay injusticia, como creí alguna vez, en el morir. Tampoco debe
atacarse a la muerte a diestra y siniestra, como quería Rimbaud,
y así lo creí en otro tiempo. Tampoco se trata de hacerle un altar
enfermizo, como le construí varios años, porque es robarle triste-
mente a la vida lo que le pertenece. La muerte sucede y es y como
tal debemos aceptarla, como se acaban de aceptar los hechos que no
es posible comprender.
OP
Entre lo que uno quiere ser y lo que es hay la distancia de un tiempo
que no nos es dable vivir.
OP
Se debe vivir con pasión pero también debemos retirarnos a tiempo
antes de que la pasión nos devore o nos consuma en una columna de
fuego. Pero cuando se ha llegado a ese punto ¿cómo saberlo?
OP
Las apariencias y las verdades a medias nos van haciendo o desha-
ciendo más que la verdad. Hay quienes se ponen tantas máscaras
que ya no saben dónde está la verdadera cara, o a lo mejor, la cara
que tienen son todas las máscaras que se pusieron en el tiempo,
pero ya son incapaces de quitárselas o descifrarlas.
17
Cuando las malas experiencias continuas han hecho que se aprenda
a desconfiar de la gente, uno empieza a vivir, ya sin máscaras, el
desencanto del mundo.
OP
Un hombre golpea un muro toda su vida. Lucha por romperlo. Lo-
gra al fin abrir un boquete, y pasa: descubre que el otro lado era
igual o peor que el sitio espantoso donde estaba. Pero se consuela
diciéndose que al menos lo intentó.
OP
El exceso de estudio pocas veces otorga la felicidad.
OP
Me pasé en la espera de esperar grandes hechos que no llegaron.
OP
En las relaciones amorosas se busca al principio la reciprocidad y
uno de los dos acaba siendo la víctima.Jim
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El ensueño agreste de Jimena Schlaepfer
“Quimérica” es la palabra que se puede utilizar para definir la obra reciente de Jimena Schlaepfer. Sus personajes y ámbitos fantásticos son inventivas visuales en los que flora, fauna y humanidad se funden. Para lo cual se hace necesaria la generación de un mundo primigenio donde estos seres puedan habitar, un paisaje cuyo horizonte es la línea entre razón y sueño.
Dentro de los muchos elementos de juicio que se pueden utilizar para ca-tegorizar la obra de Schlaepfer, aquel que apela al asunto de “lo femenino” sería el más limitado a pesar de ser el más recurrido. Ciertamente, su trabajo es una muestra del estado actual de la visión femenina en las artes, pero tam-bién es un síntoma de las temáticas y las referencias visuales que interesan a su generación, donde la fantasía y la ficción son concebidos como medios para analizar y comprender la realidad, a modo de crítica, evasión, e incluso, idealización. Schlaepfer forma parte de una generación de artistas jóvenes que trabajan en la Ciudad de México, cuyo sello particular es el retorno a la naturaleza como motivo de reflexión estética y como referencia primordial, de un modo que puede presentar conexiones con el Romanticismo europeo del siglo xix. Para esta generación, los motivos visuales que se pueden extraer de la naturaleza, se pueden transformar para crear alegorías y representaciones sobre la condición de lo humano, sobre lo emocional y acerca de la posibi-lidad ulterior de un espacio de actividad de imágenes simbólicas, que logran escapar al razonamiento más positivista. El arte de esta artista tiene ilustres antecedentes: desde las criaturas fantásticas medievales que habitan en cua-dros de pintores como El Bosco, hasta las creaciones oníricas del Surrealismo.
La obra artística de Jimena Schlaepfer se ha desarrollado en medios diver-sos: dibujo, pintura experimental, escultura en cerámica, bordado en cartón y vídeo. Esa diversidad tiene un eje constante: lo natural como posibilidad me-tafórica para la personificación. En sus obras lo agreste se transforma en un escenario que puede alojar lo fantástico y, dentro del espacio de ficción que es posible en el arte, confirma el eco de animismo que nos lleva a intuir una posible vida secreta de las plantas y los animales. En este sentido, las obras de Schlaepfer funcionan como una afirmación contemporánea de estrategias de creación que, desde el ámbito de la inventiva y el ensueño colectivo, cuentan con una larga tradición en las artes: el cuento, el mito y la leyenda se vivi-fican en los trabajos de esta artista, manteniendo un potencial de sugerente elocuencia que lleva a la mente a inventar narrativas. w
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Página anterior: Jimena Schlaepfer, Dragón blanco, tinta china y acrílicos, 80x60 cm. 2009.
Esta página: Jimena Schlaepfer, Conejobuho, tinta china, acrílicos y pluma, 33x24 cm. 2010.
21
Esta página: Jimena Schlaepfer, Sicodelia, acrílicos y pluma, 33x24 cm. 2010.
Página siguiente: Jimena Schlaepfer, Pájaro trueno, tinta china y acrílicos 122x80 cm. 2010.
23
w El trabajo de Jimena se ha distinguido por hacer uso de medios utili-zados escasamente en la producción del arte reciente. De especial interés es su propuesta de dibujo a partir de esmerados bordados con hilos multicolores sobre cartón. Estos dibujos muestran escenas sencillas, como el retrato de un oso polar dormitando. Otros bordados son más complicados y muestran grandes escenas compuestas por una mezcla de seres fabulosos y flora enrare-cida, que pretenden escenificar hechos míticos (como en “Génesis”) surgidos de la imaginación de la autora. Schlaepfer también hace uso frecuente de la cerámica, con la que elabora esculturas esmaltadas de lobos bicéfalos, pájaros extraños y medusas que estrujan; los cuales son temas recurrentes en su obra. Estas esculturas terminan integrándose a dioramas realizados en papel car-toncillo y ambientados con una iluminación especial que le da a la escena un aspecto de ensueño agreste. Es de notar la traslación a términos escultóricos de un mundo que la artista ha ido formulando como el hogar idealizado de sus personajes. Los ejercicios de Schlaepfer se han extendido a la creación de in-tervenciones a sitios que, a modo de instalaciones, se muestran como lugares hechos de papel donde sus personajes habitan y tienen lugar sus aventuras de simbolización emocional o reflexiva. Destacan las obras elaboradas con papel cartoncillo, aplicado con adherente sobre soportes bidimensionales, donde los animales sirven de pretexto para realizar experimentos que concatenan pintu-ra y escultura sobre un mismo soporte.
Un proyecto que logra unificar todos los intereses de la artistas, es la serie fotográfica “Paisajes que solo existieron aquí…” En ella, Schlaepfer presenta una serie de fotografías tomadas a partir de montajes que realizó en el con-texto de su espacio doméstico, interviniendo el mismo con papel y esculturas hechas con cerámica, cartoncillo y otros materiales. Estas imágenes funcio-nan como mirillas que nos permiten una visión de un mundo que hasta ahora solo existía en la imaginación de la creadora, y que logran funcionar como un puente necesario entre nuestra circunstancia cotidiana y el mundo alterno y subjetivo que la artista nos propone.
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Autobiografía
Geney Beltrán Félix
Lo que te repugna de mí es lo que desconoces de ti.
OP
Quien se asume en tanto víctima lo que revela no es una indefensión
aceptada sino su necesidad de un verdugo para dar cumplimiento,
por mano ajena, al odio que siente por sí mismo.
OP
Quien no quiere pagar no encuentra mejor coartada para su ingrati-
tud que la diatriba contra los defectos, imaginarios o reales, de sus
acreedores...
OP
«Azar» es el nombre que damos a nuestro miedo cuando, por debajo
de la consciencia, se impone a nuestra voluntad.
OP
El miedo es odio-en-su-tierna-infancia.
OP
Hay miedos que son deseos de clóset.
OP
Anda, qué valiente. Véndete ahora, barrigón, como el purísimo ene-
migo de todo aquello de que te has alimentado desde que, muerto de
hambre, rogabas por entrar a los banquetes...
OP
Nada lastima más que recibir un favor: nos recuerda que al nacer
veníamos desnudos e indefensos.
25
Rencor que se avergüenza de decir su nombre, la gratitud es la for-
ma de perdonar, a quien nos lo hizo, un favor.
OP
Matrimonio: rito de pasaje por el que un individuo pide ya no ser
manipulado por varias personas para entregar así el monopolio a
una sola.
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Los padres son El Otro en estado puro.
OP
El fracaso tiene la compasión de ser invisible
para sus víctimas.
OP
El hipócrita deja ver a cada persona una más-
cara distinta, pero está condenado a advertir en
todos, repetido, su propio rostro.
OP
Luego de ser traicionado sólo queda una cosa:
volver a nacer.
OP
Toda traición es abominable porque nos recuer-
da lo imposible que fue la vida, para el solitario,
en la época de las cavernas.
OP
No hay más despiadada perfección que la del
suicidio.
OP
Como el orgasmo, el dolor es un adelanto, en pe-
queño, de la muerte: nos recuerda que desde
el nacer, sin advertirlo, hemos venido eligiendo
entre la supervivencia y el suicidio.
OP
Quien vive cada instante como si un segundo
después se fuera a morir no vive la vida sino su
intolerancia a la vida.
OP
El ingenio es la profundidad de los simpáticos.
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27
No se repruebe la frivolidad de los intelectua-
les en nuestra época: si no pueden cambiar el
mundo, que escriban para cambiar de marca de
zapatos.
OP
Muy cómoda es para el cínico nuestra época:
tampoco él busca —ni admite— respuestas.
OP
¡Ay, esa gente con ego de león y escritura de
perro!
OP
¡Cuántos lugares equivocados tiene el mundo!
¿O será uno solo y el mismo que me persigue?
OP
La vejez se trae desde siempre bajo la piel, y va
quemando capas hacia la superficie a como el
eco de las frustraciones la convoca.
OP
No hay contradicción entre misantropía y
lujuria.
OP
El asco es el deseo al revés. Pero deseo al fin.
OP
…Y es que —a veces— en la sola decisión de
seguir respirando ya está implícito el aceptar
corromperse.
OP
¿Por qué el yo es más yo cuando suelta su vio-
lencia?
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¿Se dará cuenta acaso de que al pedir lo que no da, nunca podrá
recibirlo sin hipotecar el alma con una injusticia?
OP
La sinceridad, esa forma tan puritana de suicidarse ante los amigos.
OP
El escepticismo radical vuelto una certidumbre hedonista: la duda
ante todo sin la angustia por nada.
OP
¿De dónde hallarle futuro a un país cuyo pasado es una vergüenza
y cuyo presente es una amenaza?
OP
La crítica de una dictadura busca la destrucción de esa dictadura.
La crítica de una democracia quiere el mejoramiento de esa demo-
cracia. Pero la primera, sin armas, no le hace nada a la dictadura. Y
la segunda, sin dinero, no mueve gran cosa en la democracia.
OP
Todo aforismo lo pensó antes alguien más.
OP
Aforista: delincuente que, disfrazado de fiscal, finge colocar al gé-
nero humano en el banquillo de los acusados en que secretamente
pasa condena sobre sí mismo.
OP
Somos iracundos fiscales que, sin embargo, han llegado tarde, ¡ay!,
a la repartición de dedos flamígeros.
OP
El aforismo es la autobiografía sin los hechos.
29
Para sobrevivir el dolor construye fronteras.
OP
Hay un hueco en el horizonte que por incompetencia llamamos “sol”.
OP
La arqueología es una especialización de la nostalgia.
OP
La precisa necesidad de decir adiós. La insólita perfección de
quedarse.
OP
Las ciudades o nos enseñan a reconocernos en los otros o nos
hacen desear borrarlos.
OP
Extrañar es tener la sensación lúcida de haber sido otro.
OP
Un día el silencio en que nos habíamos refugiado no nos servirá
más y el agujero en que habíamos metido la cabeza nos resultará
vergonzoso.
OP
Al pasado que viene lo denominamos utopía. El deseo es el ayer
volviendo en busca de sus fueros.
OP
Estamos condenados a mirarnos. A encontrar en otros las simi-
litudes que nos rechazan.
Reiteraciones, ecos
Jezreel Salazar
30
Escribir como forma de la nostalgia, como
método para evitar la pérdida. Nunca olvidar
esto: escribir es siempre regresar.
OP
La lejanía no es un asunto de distancias y geo-
grafías, sino el resultado de certezas íntimas
y morales.
OP
Las utopías son el futuro de los recuerdos.
OP
Qué lástima que el amor no siempre haga suyo
ese don: resurgir.
OP
El amor sólo es posible porque existe el cam-
bio. La sucesión es lo que permirte que algo
duela.
OP
Existe una disyuntiva: vivir el sueño como eva-
sión o como reparación. Hay otra posibilidad:
habitar lo onírico como única forma de vida.
OP
Todas las horas tienen fisuras. Hay que ha-
llarlas.
OP
Estamos marcados por lugares que quisiéra-
mos olvidar en mayor medida que por aquellos
que vivifican un anhelo feliz.
OP
A la trivialidad del sentimiento la denomina-
mos “cursilería”.
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31
El insomnio es un tipo de lucidez desgastada
por el cansancio.
OP
Leer mientras se viaja es lo mismo que habitar
una caja china. Experiencia matriushka: ir a
otro país con un libro (el viaje dentro del viaje).
OP
El odio suele ser la reiteración permanente de
un cariño herido.
OP
Aforismo: ensayo jíbaro, microscopía del pen-
samiento.
OP
¿Fue el malestar emocional lo que tuvo conse-
cuencias sobre el cuerpo o fue la enfermedad
lo que provocó efectos dañinos en la vida in-
terior?
OP
Habrá que envejecer para volver a la infancia.
OP
La memoria es un adiós interminable.
OP
La realidad es silenciosa en la medida en que
no sabemos cómo ponerla en palabras. Esa in-
capacidad puede también producir ruido.
OP
Si quieres alejar a alguien de tu vida, préstale
dinero. Entre mayor la deuda, más insondable
la distancia.
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32
La esperanza es el credo que practican quienes no han leído a
Kafka.
OP
Espera: forma kafkiana de la esperanza.
OP
La desesperación es la prisa del deseo.
OP
Infidelidad: esa forma de la disidencia moral, esa clandestinidad
de los sentidos.
OP
No es luz lo que no es espanto.
OP
No hay mundo sino peceras. Los peces se ahogan en sus lágri-
mas, a nosotros nos asfixia nuestro aliento.
OP
Cuando abren los ojos, los peces siguen ahogándose en su llanto.
OP
Todo es asunto de percepción. Lo que varía no es el tiempo, sino
el reflejo en los espejos. Es decir, la mirada.
OP
La enfermedad es otro de los nombres que tiene la lucidez.
OP
Fiebre: lucidez dolorosa. Susceptibilidad de la piel.
33
a. La eternidad nos es arrebatada dos veces: primero con el naci-
miento, al final, con la muerte. Lloramos la segunda mitad de la
eternidad, despreciamos la primera.
b.Nacer es el pecado de interrumpir la inexistencia.
c.Madurar consiste en contraer la histeria de ser alguien.
d. Morir es resolver la sospecha de no ser un yo.
e. Lo único realmente ridículo de la existencia es que no mueva a
risa.
f. Si la gallina es un pretexto del huevo para crear otro huevo,
el lector es una estrategia del libro para hacer otro libro. Los
hombres son, por tanto, un medio de los dioses para crear más
dioses.
g.Los niños son de cuando no había dioses.
h.Lo más raro del mundo es la existencia del mundo.
i.La i es una ñ vista de perfil.
j.Aún después de que se permita la ordenación de mujeres y se
desautorice el celibato, la decadencia de la Iglesia permanecerá
hasta que no instituya el sacramento del divorcio: que lo que
Dios ha separado no lo reúna el hombre.
Javier Acosta
Abecedario del vacío
34
k.El aprendizaje de toda doctrina filosófica pasa por tres fases,
similares a las de la comprensión de los chistes: 1) hacer como
si hubiésemos entendido, 2) escribir una tesis al respecto y 3)
explicar a otros lo que no hemos entendido manteniendo los pro-
tocolos del primer inciso.
l.Michel Foucault decía que no estaba seguro de que existiera la
filosofía, pero sí de que había filósofos. Podríamos decir lo con-
trario de la poesía: de lo que jamás estaremos seguros es de la
existencia de los poetas. Por ello todo aquel que se presenta como
poeta sabe que ejerce de impostor.
m.Corazonada: mi corazón nada sabe del futuro.
n.Un pesimista que cree que todo tiempo pasado fue mejor no deja
de ser un optimista. Un pesimista cabal sabe que todo empeora
tanto si se remonta uno al pasado como si se intenta vislumbrar
el futuro.
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ñ.La ñ es una i vista de frente.
o.Contra Aristóteles, la Poesía no es superior a la Historia porque
cuente las cosas no como fueron, sino como debieron ser. La poe-
sía es superior porque cuenta el mundo libre del deber ser.
p. La poesía siempre es celebración. La poesía es cuando celebra la
vida sin-sentido.
q.Principio y fin de la poesía: en el principio siempre está la poe-
sía, después viene el poema, cuyo único fin es encaminarse a la
poesía. Entre el principio y fin un paso en falso, seco, inevitable.
r.La existencia es el camino más largo para ir de la nada a la nada.
s.La existencia es el no-camino, siempre demasiado corto, siempre
demasiado tortuoso. De la nada a la nada, pasando por el nadie.
t.(Porchiana:) Cuando no estoy soñando ando medio dormido.
u.El inconsciente es una cabeza dentro de otra cabeza —hueca.
v.Madurar es olvidar que uno está vivo. Inmadurar es el oficio del
poeta —aún en el caso de que entendamos al poeta como alguien
que escribe poemas.
w.Motivos del insomnio: ya nada más dormido soy el hombre que
soñé alguna vez.
x.La x es una t que se tropieza.
z. La eternidad es esa cantidad de tiempo que cabe, toda entera, en
la mitad de la eternidad.
36
Permanecemos temerosos a la incertidumbre sin alcanzar el sosiego
espiritual, pero sin lanzarnos a vivir el desconcierto.
OP
Demasiada soledad termina por debilitarnos, pero una sobredosis
de gente puede ser irreversible.
OP
Hay una manera de permanecer anclado sin que las cosas nos afec-
ten: resolver lo inmediato y dejarse mecer por las apacibles aguas
de la comodidad. Se trata de la indolencia típica de nuestro tiempo.
Hay otra forma de renunciar, incluso a la exaltación del existir: al-
canzar el ideal estoico: la auténtica apatía: no desear.
OP
La Modernidad con su desperdicio es inevitable como la caca de las
palomas.
OP
Por la sola dicha de alcanzar, en ciertos momentos, esos estados de
gratuita contemplación, vale soportar el existir.
OP
La pantera de la ansiedad va por mis nervios, me acecha. Presiento
cotidianamente su sombra, su huella. De nada sirve esperar su zar-
pazo definitivo: su presencia es lo que aterra.
OP
La peor de las supersticiones es creer que se tiene la razón. El mal
que engendra es la dictadura del yo, que es tan perjudicial como
cualquier fanatismo; por quienes han defendido hasta las últimas
consecuencias sus razones —arrastrando consigo a incrédulos y a
creyentes— el mundo padece la sombra del horror.
Ansiorismos
Diego José
37
Disfrutar de la dicha de reírse de uno mismo es el único remedio
contra el orgullo y la autocompasión.
OP
Quienes han logrado vencer la superstición de la Verdad Absoluta,
llevan la mitad del camino hacia la libertad.
OP
La Modernidad, ese cadáver a quien en vano se le exige: levántate
y anda.
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38
La consciencia del cuerpo —en cada tendón y en cada nervio crista-
lizado— es el síntoma de la ansiedad.
OP
La poesía es un estado de gracia al que aspira la palabra.
OP
Desear la quietud es inquietarse por vivir en desarmonía. La quie-
tud exige un grado superlativo de silencio: callar al yo y a los canes
de sus deseos.
OP
Naufragar como Robinson, sin ir demasiado lejos, hacerlo dentro de
la sociedad. Intentar ser una isla entre la gente hasta comprender
el auténtico sentido de la empatía que habla John Donne.
OP
¡Ah, los poetas! Su hambre de prestigio suele ser tal, que olvidan
alimentarse de poesía.
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