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LA PRÁCTICA NARRATIVA UNA HERRAMIENTA PARA LA RESIGNIFICACIÓN
DEL SER Y QUEHACER DEL HABITANTE DE CALLE
MARIO ALEJANDRO ANGARITA MENDOZA
DANIELA FERNANDA FAJARDO TÉLLEZ
JUAN DAVID MUÑOZ VELÁZQUEZ
MONICA ANDREA QUIROGA CAÑON
DOCENTES EN FORMACIÓN
JOHAN ANDRÉS NIETO BRAVO
DIRECTOR
UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS
DECANATURA DE UNIVERSIDAD ABIERTA Y A DISTANCIA
CAU CHIQUINQUIRÁ – VUAD BOGOTÁ
2020-1
Título LA PRÁCTICA NARRATIVA UNA HERRAMIENTA PARA LA RESIGNIFICACIÓN DEL SER
Y QUEHACER DEL HABITANTE DE CALLE
Autores Mónica Andrea Quiroga Cañón
Daniel Fernanda Fajardo Téllez
Mario Andrés Angarita
Juan David Muñoz
Director
Co-autor
Johan Andrés Nieto Bravo
https://scholar.google.com/citations?user=TJn39UYAAAAJ&hl=es
http://scienti.colciencias.gov.co:8081/cvlac/visualizador/generarCurriculoCv.do?cod_rh=0000017719
Jurado 1 Tito Pérez
https://scholar.google.es/citations?user=kSsZd_8AAAAJ&hl=es
Jurado 2 Héctor Guillermo González
https://scholar.google.es/citations?user=fj-AWcwAAAAJ&hl=es
Resumen Esta investigación busca identificar las características del modelo educativo aplicado en el
CAMM para la dignificación y reintegración ciudadana de los habitantes de calle, así mismo
como producto se realizará una línea de tiempo que resalte los hechos que influyeron en el
proceso, por medio de una construcción histórica de la memoria del CAM que se obtendrá de
las fuentes documentales halladas en el CAMM. Esta investigación brinda un gran aporte al
enriquecimiento profesional de los licenciados en formación, porque les permite observar la
acción transformadora de la pedagogía a nivel social, el proceso que se ha llevado cabo para
implementar este modelo y los resultados obtenidos en su aplicación, a su vez propicia
espacios de desarrollo comunitario. Por otra parte, se da respuesta a las necesidades del
CAMM por medio de la unificación de toda la experiencia a nivel formativo desde la
identificación del modelo educativo que servirá como insumo teórico y metodológico en los
procesos de las prácticas sociales y educativas con los habitantes de calle.
Palabras
clave dignificación, reintegración, habitante de calle, modelo educativo, historia de vida, ética del
cuidado, pedagogía ciudadana, pedagogía del oprimido y confronto.
Contenido
1. Reconstrucción histórica de la experiencia sistematizadora del Centro
Ambulatorio de la Medalla Milagrosa - CAMM .............................................................. 4
1.1. La historia de Sor Mimi. .......................................................................................... 4
1.2. Fe y sufrimiento: Hipotecar su vida por el evangelio. ............................................. 7
1.3. Comunidad en diálogo: “Una experiencia de acogida y amor” ............................. 11
1.4. Comunidad: Un proceso de empoderamiento ........................................................ 13
2. El lugar epistémico, el enfoque investigativo y metodológico en la construcción
social del conocimiento. ...................................................................................................... 17
3. La violencia como elemento presente en la historia de vida del habitante de calle y
la concepción de sí mismo .................................................................................................. 21
4. De la Calle del Bronx a comunidad en dialogo. ........................................................ 39
5. Cuéntame para contar ................................................................................................ 58
Referencias .......................................................................................................................... 80
1. Reconstrucción histórica de la experiencia sistematizadora del Centro
Ambulatorio de la Medalla Milagrosa - CAMM
“Mire Tobo, los pobres, dice mi fundador,
son sucios, maleducados, malolientes,
pero Tobito dele la vuelta a la medalla y
ahí va a encontrar a Jesucristo,
Cristo crucificado y lo va a ver de otra manera-”
(Nieto & Labrador, 2018, N° 2 Sor Noemí, transcripción, pág.9. Bogotá-Colombia).
A lo largo de distintas décadas, la historia del hombre se ha marcado por las múltiples
relaciones sociales, culturales, políticas y económicas que han surgido; en la actualidad es
evidente el aumento de rasgos individualistas entre la población joven, en quienes predomina
la competitividad y el relativismo moral, reafirmando la idea, que para ganar es válido hacer
todo.
Cuando lo único que nos obsesiona son los resultados, la sociedad olvida a los más
desfavorecidos, y deja de lado la solidaridad y respeto por el otro. Sin embargo, existen
quienes a través de su sacrificio y entrega total han reivindicado la vida de muchos,
asumiendo la responsabilidad de formar y transformar el tejido social.
Tal parece ser el caso del Centro Ambulatorio Medalla Milagrosa, ubicado en la
ciudad de Bogotá y dirigido por la comunidad de las Hermanas de la Caridad, quienes, a lo
largo de 20 años, y a través de prácticas sociales de intervención de habitante de calle
dignifican a uno de los miembros más vulnerables de la sociedad, a quienes buscan retornar
a la ciudadanía a través de un proceso educativo de Redignificación y empoderamiento.
1.1. La historia de Sor Mimi.
Sor Noemí Sánchez Castro, religiosa miembro de la comunidad de las Hijas de la
Caridad de San Vicente de Paúl, es co-fundadora y una de las principales colaboradoras de
este centro. Nacida el 8 de mayo de 1947 en el municipio de Samacá, Boyacá, en el seno de
una familia amorosa, creyente y sobretodo solidaria con quienes más lo necesitaban; desde
muy pequeña sus padres el señor %&/())=?$& Sánchez y la señora Belén Castro inculcaron
en ella y en sus hermanos ese sentido de amor, sacrificio y entrega.
Es así como un día de 1951 a la edad de 4 años, su padre %&/())=?$&, llega a casa
acompañado por dos mujeres campesinas artesanas del barro de Raquirá, quienes para vender
sus productos debían recorrer grandes distancias a pie descalzo –como era costumbre- y
batallar con las inclemencias del clima.
Estas dos mujeres, fueron atendidas por su madre, quien habiendo sido huérfana,
siempre fue muy acomedida con extraños y familiares; esta les preparó comida, una
habitación y les ofreció su propia ropa para que descansaran. Y así dicha dinámica se repitió
cada ocho días, pues la familia Sánchez Castro ofrecía asilo y alimentación a quienes más lo
necesitaban, como prueba de su deseo de entrega y ayuda al otro.
Ese mismo año, uno de los hermanos mayores de Sor Noemí, José Antonio, es
convocado a participar en la guerra de Corea, su estancia duraría allí dos años, en los cuales
“Orar y llorar” fue la nueva consigna del hogar. Ella a tan corta edad, comprendió que la
guerra, la violencia y el sufrimiento transforman al ser humano, sin embargo esa misma
trasformación puede llegar a ser un proceso de trascendencia humana con ayuda del amor y
el cuidado.
En 1954, a la edad de siete años realiza su primera comunión en compañía de dos
de sus primos hermanos, Manuel y Felipe -actualmente Monseñor de la Diócesis de
Chiquinquirá-, los cuales al transcurrir el tiempo van a ser su apoyo y compañía en tiempos
de crisis.
Un día cualquiera de 1960, a los trece años casualmente descubre el porqué de su
nombre, pues según sus padres, ella al ser la hija menor de una mujer de 40 años, nació con
una salud muy débil, y su padre temiendo que llegara a morir pronto, decidió llevarla con tan
solo pocas horas de nacida a la parroquia del pueblo, en donde el sacerdote al imponerle el
sacramento del bautismo la llamó Noemí en honor a su hermana, quien era miembro de la
Comunidad de las Clarisas.
Es así como Sor Noemí, despierta su interés por querer ser religiosa, pues sabe que
sus padres son un gran ejemplo de solidaridad en su comunidad, y queriendo dar continuidad
a su legado, asiste a una sede de las Hermanas Clarisas, pero allí no la aceptan por ser aun
joven; sin embargo no se rinde, y en 1961 conoce la comunidad –ya disuelta- de las Hermanas
siervas de Cristo sacerdote, en donde participa de una experiencia de amor y entrega por el
otro, orientada por el evangelio. A pesar de las dudas de sus padres, decide mudarse a la sede
la de congregación en Villa Pinzón, allí cursa dos de sus años de bachiller y realiza su
Confirmación.
Con quince años en 1963, el Obispo a cargo de la congregación conoce la edad de
Sor Noemí -nuevamente le dicen que aún es muy joven- y decide negar la aprobación para
su noviciado, sin embargo bajo la complicidad de una de las hermanas, se arriesgan a viajar
a Caracas, con la esperanza de que el Obispo de allí la aceptara, pero fue en vano porque en
verdad era muy joven para asumir y entregarse a la vida contemplativa.
Retorna nuevamente a Colombia pero no a su hogar, pues decide culminar su
bachillerato como interna vicentina, realiza junto a su Congregación una visita a Frezno
Tolima, azotada por el conflicto, la violencia y el hambre. Allí da cuenta de las dificultades
por las que atraviesa la población, el contraste entre las regiones, al proceder de una Boyacá
agrícola, en donde abundan los alimentos y llegar ha dicho poblado en donde el hambre
marcaba el diario vivir.
A los diecisiete años en 1964, es recibida de forma oficial en la Comunidad de Las
Vicentinas, en su primera etapa de formación es enviada a Arauca a realizar un postulantado,
estando allí casi al subir en la avioneta, se encuentra con un muchacho conocido de su pueblo,
quien la increpa y le pregunta si aún sigue con la idea de ser gorrona, a lo cual ella con
cortesía le contesta que sí, y continua su viaje.
Después de su regreso, realizó su noviciado, en su afán por servir y ya como una
verdadera hermana, armada de amor y convicción pide ser llevada a la misión más dura que
hubiese. Y así fue llevada a Sibaté, Cundinamarca a trabajar en un centro que prestaba
atención y cuidado a población con discapacidad cognitiva y mental, ayudó en el ala de
infantes por casi un año.
En 1967, es traslada a un hogar de niñas infractoras en la ciudad de Bogotá, ganó
sus votos mediante varias pruebas, y fue gracias a la aprobación de las misma jóvenes que lo
logró. Después realizó un curso de enfermería y fue llevada al Hospital Santa Clara para
ayudar con su trabajo durante la epidemia de tuberculosis. Y es allí en donde se reencuentra
con su primo Luis Felipe, este le pregunta si es capaz de afrontar semejante labor, a lo que
ella le contesta que sí.
Durante su estancia en el hospital, un día uno de los médicos le informa que su
sueldo está retenido por ingresar a varios habitantes de calle a hospitalización, sin contar con
dinero o un seguro social, así que ella debía ser quien corriera con los gastos; después de esto
de allí se retiró y supo que su fuerte era el trabajo social.
En 1968, ingresó como parte de su servicio social a la cárcel La Picota como
asistente de enfermería, vivió experiencias muy duras al ser una mujer joven, sin embargo
realizó una obra de evangelización que la marcó.
Una madrugada llamaron a la puerta de su habitación para pedirle que le suturara
una herida a uno de los prisioneros. Al llegar a la celda en donde se encontraba el herido,
varios reos la rodearon, diciéndole que el apuñalamiento había sido intencional, pues querían
comprobar si Sor Noemí era capaz de visitarlos a esas horas. Sin embargo, ellos no contaban
con que la hermana superior la apoyaría en esos momentos de presión brindándole su
compañía.
Un día antes del domingo de Pascua, Sor Noemí tuvo la iniciativa de celebrar una
eucaristía en la prisión, ella le pide al sacerdote -que además era médico- que presida el oficio
en el patio central, al finalizar la misa uno de los prisioneros, -el herido- da un paso al frente
y ante todos sus compañeros realiza una confesión, en donde detalló los episodios trágicos
de su vida, buscando así el perdón de sus culpas.
Dicha dinámica animó al resto de los convictos participantes, y así fue como hasta
la madrugada del día siguiente Sor Noemí y aquel sacerdote escucharon las confesiones de
esos hombres. A los pocos días de la celebración aquel prisionero murió.
En noviembre de 1979, el sector de Patio Bonito en el suroccidente de la capital,
sufre una gran inundación causada por una creciente del rio Bogotá (El Tiempo, 1993, párr.1)
Allí Sor Noemí trabajó durante la emergencia, capacitando junto a la Cruz Roja a residentes
de los barrios como socorristas, sin embargo se da cuenta que en las carpas instaladas por el
Centro de Solidaridad por Colombia –en alianza con U.S.A- los miembros de la misión
médica estaban realizando abortos clandestinos. Así que se dirige a sus superiores, realiza la
denuncia, y decide renunciar a esa misión.
Tiempo después viaja de nuevo a Frezno, Tolima, su misión ya no era solo realizar
visitas evangelizadoras en la periferia, sino que decide junto a las Damas de la Caridad,
trabajar hombro a hombro bajo los principios humanos y cristianos con enfoque vicentino a
la población vulnerable.
Luego viaja al Líbano, otro pueblo tolimense, trabaja en el hospital del municipio,
sin embargo repite las mismas acciones que en el Hospital Santa Clara, pues ingresa a
espaldas de sus superiores, habitantes de calle que necesitaran atención médica, y por esto le
piden que se vaya de allí.
Ya en el año de 1991, se muda al Hogar Clemencia para atender a su madre quien
ya tiene 90 años, allí vive con ella alrededor de 8 años hasta su fallecimiento en 1999. Sin
embargo durante su estancia es víctima de un robo –un punto de inflexión- que le permite
encaminar su labor por el resto de su vida.
1.2. Fe y sufrimiento: Hipotecar su vida por el evangelio.
“No se entiende la vida de Dios, sin el sufrimiento del otro, y no se entiende el
sufrimiento del otro sin la vida de Dios” (Nieto & Labrador, 2018, N° 2 Sor Noemí,
transcripción, pág.4. Bogotá-Colombia).
El carisma y vocación son los motores que han impulsado a Sor Noemí Sánchez a
tomar cada una de las decisiones de su vida, es por esto que la plena disposición hacia el otro
la llevó en el año de 1996, durante una visita a la casa de $%&/(()=# Botero, cuando rezaban
el Santo Rosario a invitarle a visitar a los pobres en condición de calle o de hacinamiento que
se encontraban en el Cordón Férreo. La iniciativa nació porque Sor Noemí, durante sus
salidas a la carrilera, evidencia el abandono y depresión a la esa comunidad estaba sometida.
En compañía de varios laicos realiza la primera visita oficial a los pobres del
Cordón Férreo, inició por realizar la catequesis, sin embargo a los pocos meses, -comienzos
de 1997- el gobierno local realiza un desalojo de la zona, y la comunidad es reubicada en el
barrio El Pañuelito.
Aun así decidió seguir auxiliando a los hermanos en condición de calle, junto a su
grupo –Juventudes Marianas- salía cada martes en la noche con una linterna en la mano y en
la otra agua de panela y pan para ofrecer a quien se encontrara, en esas salidas el objetivo
principal era identificar y realizar la invitación para que se acogieran a Hogares Clareth.
El 14 de marzo de ese mismo año, asiste a la Asamblea provincial “La
inculturación del evangelio en las distintas culturas” que buscaba rescatar una de las pobrezas
del mundo. Allí hablan de la importancia del cuidado y la evangelización de los desplazados,
sin embargo Sor Noemí da cuenta de una pobreza que día a día va avanzando, y la cual ha
sido ignorada casi por completo: la drogo- dependencia en los jóvenes.
Una de las asistentes dice estar de acuerdo con Sor Noemí, otorgándole el apoyo
necesario para emprender aquel proyecto de las Hijas de la Caridad que nació como idea en
1996, pero se materializó en 1999. Durante esos años de transición la dinámica de
identificación e invitación se realizó todos los martes sin mayor revuelo, a excepción de una
noche que Sor Mimi nunca va a olvidar.
Esa noche Sor Noemí salió como de costumbre hacia un centro comercial cercano a
comprar un medicamento para su madre asmática, sin embargo no contaba que en el camino
se encontraría con Michí, un habitante de calle quien al ver el dinero en mano, decidió
robarla. Asustada y triste Sor regresó a la casa conventual, sin embargo una hermana que
acababa de regresar de viaje vio su estado de desesperación y junto a un familiar, decidieron
regalarle el dinero llevarla a comprar el medicamento.
Pasados tres o cuatro meses, después de su recorrido nocturno al llegar a su casa notó
la presencia de un hombre que al otro lado de la calle, tirado en el piso gritaba que no le
dejarán morir; sin miedo ni titubeos se acercó y al hacerlo comprobó que aquel desamparado
era el mismo quien la había despojado de su dinero.
Sin ningún sentimiento de rabia ni recelo, en lo único que pensó fue en socorrer al
herido, quien en un estado de desesperación decidió saltar hacia un automóvil en movimiento
que por allí pasaba; sin prever el desenlace Michí quedó tendido en el suelo mal herido, con
varias fracturas y aquejado por una neumonía que agravaba su condición. Al instante y
gracias a sus conocimientos en enfermería medicó al lesionado.
A la mañana siguiente con ayuda de un joven extraño, levantaron a Michí y lo llevaron
al interior de la casa conventual para tomar una ducha, el extraño lo bañó, lo vistió y afeitó,
al finalizar le llamó una ambulancia que lo llevaría al Hospital Centro Oriente CAMI Samper
Mendoza. Michel Turbay –su verdadero nombre- pasó varias semanas internado, y al salir
decidió iniciar su proceso de rehabilitación en Hogares Clareth.
El once de febrero del año 1999 la señora Belén Castro fallece, Sor Noemí cae en un
estado de profunda tristeza, pues sus padres y todos sus hermanos para esa época ya han
fallecido. Sin embargo, la experiencia de fe y sufrimiento desde su niñez le hacen comprender
que en los momentos de crisis el dialogar con Dios la llena de vitalidad y fortaleza; es así
como supera su estado, y en agradecimiento a su crianza, decide que su vida debe trascender
aquel legado de amor y entrega por los otros.
Aunque contaba con la compañía de laicos, comprendió que para emprender su
proyecto debía contar con más ayuda, una comunidad concreta y una herramienta de trabajo
para emprender el proceso terapéutico. Organizados en el grupo de Juventudes Marianas,
realizaba sus recorridos, brindaba terapia de escucha y ofrecía una pequeña merienda, sin
embargo las edades de no correspondían a su razón social, es por esto que decidieron
establecer la Asociación de la Medalla Milagrosa.
En el año 2000, el director de Hogares Clareth, padre Gabriel Mejía le ofreció a Sor
Noemí, en vista de su interés por ayudar a los más necesitados, diez becas y una pasantía de
cuarenta días en la sede de Medellín, además de un diplomado a nivel latinoamericano en
“Montajes de programas terapéuticos”.
Así es como en mayo durante la fiesta de Pentecostés nace el Centro Ambulatorio
Medalla Milagrosa -CAMM-, en un pequeño cuarto de casa conventual, en donde a través de
una ventanita se ofrecía agua de panela, pan y a veces si había calentado, acompañado de la
terapia de escucha que representa la importancia que tienen los hermanos de la calle, y un
abrazo que es la materialización del amor maternal de Sor Noemí.
Después de su pasantía en Hogares Clareth, el Padre Mejía decidió enviar a uno de
sus rehabilitados para que apoyara el trabajo de Sor Noemí y a su vez realizara su etapa de
trabajo social. De allí aprendió la importancia de escuchar a aquellos que no tienen voz, y la
terapia grupal como medio para alivianar y compartir el sufrimiento del otro; sin embargo el
modelo terapéutico ejecutado en H.C proveniente de República Dominicana era radical y
poco flexible así que no fue aplicado en el CAMM.
La experiencia con Hogares Clareth cambia el rumbo del CAMM, es por esto que Sor
Noemí inicia con la búsqueda de un programa terapéutico con enfoque humanístico, que
impulse y promueva el reaprendizaje de la escala de valores humanos, además dignifique y
reintegre a la ciudadanía a aquellas personas en condición de calle.
En el año 2001 realiza su diplomado, y gracias a la invitación de su primo Luis Felipe
quien al finalizar una Conferencia Episcopal, le llama para que conozca a su primera
formadora a nivel terapéutico la Dra. Gloria Inés dé Salvador, directora de la Comunidad
Terapéutica de Colombia, psicóloga especializada en adicciones, especialmente con jóvenes
y adultos, experta en montajes terapéuticos personales, grupales y familiares. (Salvador,
2018, párr.1).
Ese mismo año es invitada a una conferencia del Instituto de Teología y Pastoral
Latinoamericano –ITEPAL- allí presentó al CAMM como proyecto de pastoral de calle y
creo los estatutos, lo que le dio el aval para recibir ayuda económica con el fin de crear y
consolidar un equipo de trabajo integral.
En el 2002, el CAMM se asoció a la Federación de Comunidades Terapéuticas de
Colombia, lo que a su vez permitió la asociación a nivel Latinoamericano.
Gracias al diplomado Sor Noemí reconoce la importancia de los proyectos
productivos como un medio para que los hermanos en condición de calle desarrollen
competencias y valores necesarios para vivir, convivir, ser emprendedores y seguir
aprendiendo culminada su etapa de rehabilitación. Es por esto que hacia el año 2004, al grupo
de trabajo del CAMM ingresó la psicopedagoga Blanca Vargas, quien estaría a cargo de los
proyectos productivos, los cuales desempeñarían un papel importante en la rehabilitación
terapéutica de los usuarios del CAMM.
El primero de ellos fue La Panadería, en el trabajaban varios usuarios, sin embargo el
proyecto poco tiempo después comenzó a desfallecer, pues existía el estigma de procedencia
del producto, la falta de continuidad en la labor pues al ser habitantes de calle, muchos no
iban a trabajar en los horarios establecidos y se disminuía la producción, y por último la
abundante competencia.
En el año 2005, invitan a la Asociación Medalla Milagrosa a Italia, para exponer su
proyecto de pastoral de la calle con los pobres, Sor Noemí asiste acompañada de un grupo de
usuarios y laicos, quienes exponen en la asamblea qué es el CAMM y sus propósitos para el
futuro.
Animado por la intervención el Padre Gregory Gay, Superior General de la
Congregación de la Misión y de las Hijas de la Caridad de la Caridad y líder natural de toda
la Familia Vicentina en el mundo (Chento. 2015, párr. 1). Decide apoyar el proyecto de Sor
Noemí y le dice que él conoce un programa terapéutico con enfoque vicentino que se acopla
perfectamente a sus necesidades.
Por azares del destino, al finalizar la Asamblea, Sor Noemí no encuentra al padre
Gregory pues él había viajado de imprevisto a China, así que no recibe la información de
cuál es la comunidad terapéutica que ella está buscando. Sin sentirse derrotada, decide
aventurarse por Roma, las barreras culturales e idiomáticas no la detienen, y visita varias
comunidades terapéuticas sin embargo los modelos aplicados allí no convencieron del todo
a Mimí.
Se dirige hacia la casa conventual en donde se alojaba cerca al Vaticano, y en la
capilla durante un momento de introspección y dialogo con el Señor, a quien le pide que no
la deje ir de Italia sin un modelo terapéutico adecuado a la realidad colombiana, recibe la
llamada de un compatriota, el padre Juan Carlos Cerquera, secretario del padre superior Gay.
El padre Cerquera le dice que desde hace varios días la ha estado buscando, y que el
Padre Gregory antes de viajar, concretó una visita para Sor Noemí, en una comunidad
terapéutica de enfoque vicentino, y que al día siguiente debería viajar para conocer las
instalaciones y ser testigo del proceso llevado a cabo allí. Toda la vida de Sor Noemí ha sido
una preparación para la obra que emprendería más tarde, su experiencia con los hermanos de
la calle se transformaría después de aquella visita.
1.3. Comunidad en diálogo: “Una experiencia de acogida y amor”
Pasado mediodía el padre Matteo Tagliaferri, sacerdote vicentino sale al encuentro -
junto a su sequito- con Sor Noemí, la saluda efusivamente y le cuenta que desde 1991 trabaja
con población drogo- dependiente y seropositivos en la ciudad de Trivigliano, provincia de
Lacio.
Y él sigue contando, Comunidad es un grupo de personas que tiene problemas, que
se reúnen para reconquistarse nuevamente con su vida, que llegan a cambiar, que llegan a
desmontar muchos problemas de su vida; y tienen que volver a nacer. Yo escucho esta frase
-“Mira Sor Noemí, amarlos a ellos es decirles que no mueran; y amarlos en Cristo es darles
una plena resurrección”, no es verbalizarlo, es vivirlo (Nieto & Labrador, 2018, N° 2 Sor
Noemí, transcripción, pág.39. Bogotá-Colombia).
Los dos religiosos se entendieron al instante, y Sor Noemí comprendió la dimensión
de su conexión. Al llegar les esperaba una gran comitiva, fue un recibimiento alegre y
entusiasta, se acercaron muchos usuarios de la comunidad, la abrazaron y le agradecieron el
haber llegado.
El padre Matteo le explica a Sor Mimi que Comunidad se dio como un proceso vivido,
desde sus experiencias nacían cada uno de los principios que rigen el centro. El amor y la
necesidad fueron los motores y la columna vertebral de cambio, después de un día de
Pentecostés.
A partir de un proceso denominado Confronto, el cual encara a cada una de sus partes,
se invita al usuario a confrontar sus miedos, sus angustias y alegrías con los demás miembros
de la comunidad, enriqueciendo las experiencias de vida que surgen a través de ella, y
haciéndose partícipes así de las realidades del otro.
Es así como se considera al Confronto como un exitoso modelo terapéutico que puede
ser emulado en la familia y la sociedad; pues pone de manifiesto el principio dialógico de la
comunicación y el reconocimiento del otro para reconstruir el tejido social. El uso del diálogo
para mediar los conflictos, es la principal herramienta del modelo, lo que permite enfocar la
formación hacia la convivencia social.
A Sor Noemí esto le sorprendió pues el diálogo ha sido una herramienta indispensable
a lo largo de su vida, gracias a ella logró superar sus momentos de crisis, no es coincidencia
que el modelo terapéutico de Comunidad sea la respuesta a sus llamados.
En noviembre de ese mismo año, Sor Noemí regresa a Colombia, y espera con ansias
la visita del Padre Matteo y su sequito en los próximos meses.
Al año siguiente 2006, el seis de enero llega a Colombia el padre Matteo acompañado
de Jean Carlo Mirella y Rómulo, y se sorprendieron del estado en el que se encontraba el
centro. Sor Noemí ya tenía la primera fase que era el Ambulatorio, ahora el reto de la segunda
era encontrar la infraestructura adecuada para ubicar el centro.
El padre Matteo Tagliaferri rápidamente adquirió el sitio y viajó de regreso a Italia,
sin embargo, la in-culturización a cargo de Rómulo fue un gran choque social, pues no se
realizó a tiempo una contextualización del modelo terapéutico acorde a las realidades
colombianas. Problemas como la alimentación, la regularidad del aseo personal y el libre
acceso de los usuarios al cigarrillo, fueron algunos de los tropiezos.
Debido a esas fallas, muchos desertaron del programa, y fueron varios los meses en
los que el CAMM estuvo en el limbo, pero casi al finalizar el año un grupo de hermanos de
la calle quienes aún estaban interesados en continuar el proceso se comunicaron con Sor
Noemí y decidieron que lo mejor era ubicar la segunda fase en una zona rural.
En el año 2007 tiene un reencuentro con la señora María Victoria Puyana de
Willamson, quien en una visita que realizó a la congregación de las vicentinas, se enteró del
proyecto de Sor Noemí, se interesó y decidió brindar su ayuda ofreciendo las caballerizas de
su hacienda “La Chupa Puyana” en zona rural de Soacha, Cundinamarca.
La organización y adecuación del sitio se preparó por los mismos hermanos de la
calle, y fue una de las hijas de la señora M. ª Victoria quien realizó un comodato en donde se
fijaban varias cláusulas de convivencia, todos estuvieron en común acuerdo, y así inicio
Comunidad en Diálogo.
En noviembre de ese mismo año, se realiza una misa en “La Chupa Puyana”, presidida
por el ya fallecido padre Miguel Triana, en acción de gracias por C.D; ya finalizando el mes,
Sor Noemí viaja a Italia a vivir la experiencia en las 13 casas de Comunidad por cuatro meses,
fue acompañada por Blanca Vargas y Luis Alfonso Rodríguez.
1.4. Comunidad: Un proceso de empoderamiento
Su paso por las 13 casas de Comunidad en Diálogo, fue un recorrido extenuante, a
tan sólo mes y medio, a los acompañantes de Sor Noemí les fue difícil seguir el ritmo de vida
y la cultura italiana, por eso retornaron a Colombia. Sin embargo no todo fue en vano, pues
Blanca se percata de la diferencia entre el habitante de calle colombiano y el italiano. Según
ella la degradación física no es mucha, pero la salud mental se ve gravemente afectada por el
uso de drogas sintéticas. (Labrador, 2018, Entrevista Blanca Vargas, transcripción, pág.11.
Bogotá-Colombia).
Durante su breve estancia, Blanca también reconoce que la sensibilidad y la
humanización hacia el otro es uno de los factores claves durante el proceso, logró dar cuenta
de los dramas que viven día a día, personas que han sido invisibilizadas por la misma
sociedad; realizando en sí misma un proceso de catarsis al entender que existen “cruces” más
grandes que llevan diariamente quienes no tienen voz.
El proceso de Comunidad en Diálogo, cuenta con dos etapas (1) Fase Ambulatorio y
(2) Fase Residencial; para Blanca la primera fase es de enamoramiento y fidelización del
usuario con el proceso, el objetivo principal es desaprender la dinámica de la calle. Y la
segunda, tal como el matrimonio, es la convivencia, la realidad de la rehabilitación; durante
esta etapa el otorgar responsabilidades a los hermanos de la calle hace que desarrollen su
sentido de pertenencia y responsabilidad hacia la comunidad. (Labrador, 2018, Entrevista
Blanca Vargas, transcripción, pág.13. Bogotá-Colombia).
El modelo terapéutico aplicado en el Centro, empezando por la misión que apunta a
brindar servicios integrales a los habitantes de calle haciendo uso del evangelio y el carisma
vicentino, con el fin de recuperar la dignidad de los mismos, por su parte la visión se
vislumbra en el 2025 como un centro ambulatorio que cuente con una amplia articulación
con redes interinstitucionales que sean participes de políticas públicas que beneficien al
habitante de calle desde la atención primaria en salud, el evangelio y a nivel carismático
vicentino; El fin fundamental del CAMM es ofrecer un plan de invitación, acogida,
reeducación y resocialización e inclusión laboral, del habitante de calle, (Sánchez, s. f, Ruta
de atención del CAMM).
Así mismo, los días martes la pastoral de la calle se encarga de realizar recorridos
nocturnos para ofrecer al habitante de calle las fases de acogida, reducción del daño y
prevención, en cuanto a la fase de prevención se brindan talleres en los colegios,
universidades, institutos técnicos y grupos familiares, para recalcar las vivencias de los
habitantes de calle ofreciendo una mirada que señala de forma concreta como se puede llegar
al consumo de sustancias psicoactivas y cuáles son las herramientas para evitar llegar a este
desenlace; la asesoría de estos talleres contempla los ámbitos espirituales, psicológicos,
terapéuticos, médicos y de trabajo social, a su vez el CAMM sirve de agencia practica para
los profesionales de las instituciones de educación superior a nivel académico y humano,
(Sánchez, s. f, Ruta de atención del CAMM).
Por otra parte, al habitante de calle se le ofrecen talleres de crecimiento espiritual,
humano y terapéutico, valiéndose de jornadas lúdicas y de terapia ocupacional, para pulir el
perfil habitante de calle y pasar a la fase de transformación personal, inclusión digna y la
reintegración laboral, para el logro óptimo de este propósito se fortalece la red familiar del
usuario, pues la mayoría de los habitantes de calle que llegan al Centro presentando pérdida
de valores y del sentido mismo de la vida, agregado a esto evidencian un desarraigo a su
núcleo familiar producido por una convivencia conflictiva, entre otras cosas; el CAMM
desarrolla tres fases en su modelo terapéutico, que son llevadas a cabo de la siguiente forma,
(Sánchez, s. f, Ruta de atención del CAMM).
En la primera fase titulada pastoral de la calle, se ejecuta un acercamiento al habitante
de calle para conocer la cultura que manejan y de la mano evangelizarlos e invitarlos al
centro, a partir de esto se realiza: terapia de escucha, conversatorios, talleres espirituales y de
valores, actividades eucarísticas, atención en salud y entrega de suplementos alimenticios,
(Sánchez, s. f, Ruta de atención del CAMM).
En la segunda fase de acogida en el CAMM se brindan servicios integrales que
incluyen: orientación y acompañamiento del habitante de calle haciendo uso de la terapia de
escucha, para identificar los aspectos que requieren orientación individual y grupal, también
se fortalecen conceptos como: autoestima-autocontrol y calidad de vida, a su vez se
identifican mediante la observación, la escucha y la interacción las necesidades del habitante
de calle y las problemáticas sociales que experimenta, a partir de ello se motivan procesos de
resignificación que buscan la inclusión familiar, comunitaria y social del habitante de calle,
para finalmente gestionar redes de apoyo que aporten a la recreación, salud y alojamiento del
habitante de calle, (Sánchez, s. f, Ruta de atención del CAMM).
En el ambulatorio los habitantes de calle cuentan con acompañamiento y orientación
que pretende motivarlos al cambio sin embargo, hay usuarios que no desean dejar la
habitabilidad de calle, en estos casos solo se busca mejorar dentro de lo que cabe su calidad
de vida valiéndose de la calidez afectiva, con la esperanza que algún día decidan salir de esta
situación, por otro lado están los usuarios que si desean efectuar el proceso de recuperación
ellos son dirigidos a comunidad en dialogo, donde la persona se convierte en protagonista de
su propio cambio, (Labrador, 2018, Entrevista al Psicólogo, transcripción, Bogotá-
Colombia).
Allí aprende a auto regularse y a experimentar el confronto de sus compañeros y el
que él pueda brindar a los otros cuando fuere necesario siempre dentro del respeto y la
madurez, los habitantes de calle deben igualmente regirse por nueve normas; todo lo que se
ha mencionado aporta a recuperación de la dinámica social que ha perdido el usuario, al tener
ausentes ciertas aptitudes y actitudes necesarias en sociedad, que ira reaprendiendo en el
proceso; aquí rige la voluntad y la libertad de la persona (Labrador, 2018, Entrevista al
Psicólogo, transcripción, Bogotá-Colombia).
En contraste, con el párrafo anterior vale la pena aclarar el termino confronto que se
alude a las críticas constructivas que yo le manifiesto al otro, con el ánimo de hacerle ver el
fallo que está cometiendo y de paso reafirmando que yo por mi parte también debo
mantenerme firme y ser un ejemplo, pues las palabras deben ser acordes a los actos, es una
muestra de amor exigente que pretende motivar el crecimiento personal y comunitario, de
acuerdo a los principios del modelo terapéutico adoptado por el CAMM, reviviendo así
sentimientos positivos de confianza y responsabilidad hacia el otro y así sí mismo. El
confronto que a nivel terapéutico cumple la función de la verbalización de todo lo malo que
se ha hecho, para hacer una catarsis; es un entender al otro como ser humano y entenderlo en
las debilidades que tiene, un fortalecimiento mutuo (Labrador, 2018, Entrevista a Arvey ex
habitante de calle, transcripción, Bogotá-Colombia).
Finalmente, el proceso desarrollado por el CAMM cuenta con cinco fases, la primera
es la de prevención que se lleva a cabo en ocho colegios, luego va la fase de Recorridos
nocturnos donde se buscan a los hermanos de la calle con el propósito darles un suplemento
alimenticio, evangelizarlos e invitarlos al CAMM, en cuanto a la fase de atención ambulatoria
aquí se ofrecen talleres de crecimiento humano, espiritual y terapéutico, haciendo uso de
jornadas lúdicas y de terapia ocupacional, (CAMM, s. f).
En la cuarta fase también llamada fase residencial se lleva a cabo la terapia de
escucha, se seleccionan los perfiles de los hermanos de la calle que serán llevados a
Comunidad en Diálogo, ubicada en Soacha y regida a partir de principios y pautas de
comportamiento fundamentadas en el programa vicentino de origen Italiano y en la fase final
el hermano de la calle debe haber reducido de forma considerable la ansiedad del consumo,
también tendrá que haber adquirido las pautas de desenvolvimiento social y reaprendido
ámbitos que le ayudaran en el proceso, con el fin de integrarse a nivel social y buscar la
inclusión laboral, (CAMM, s. f).
A su vez, las tareas que se realizan en el CAMM son: - Orientación y acompañamiento
a partir de la terapia de escucha, identificando los puntos clave para la intervención individual
y grupal del habitante de calle, - Fortalecimiento del concepto de autoestima y autocontrol
en el habitante de calle, - Identificación, observación, interacción y escucha de las
problemáticas sociales, - Motivación de procesos de resignificación del habitante de calle en
la esfera familiar, comunitaria y social, - Gestión de redes de apoyo que aporten a la
recreación, salud y alojamiento del habitante de calle y el diseño de instrumentos de
caracterización del usuario que asiste al CAMM, (Sánchez, s. f, Actividades del CAMM).
Por otro lado, un punto importante en este modelo terapéutico son los ocho valores
vicentinos, los cuales son: Amor, tolerancia, comprensión, respeto, misericordia, entrega,
solidaridad y humildad, en consonancia a estos existen diez principios a resaltar, que son los
siguientes: 1. Respetar a los demás con amor, 2. Estar atento y vigilante a lo que se hace hoy
como fundamento para el crecimiento personal en el mañana, 3. Aprender a tratar con justa
medida todo lo que ofrece la vida cotidiana, 4. Pedir ayuda y entregarse a quien acompaña tu
proyecto de vida, 5. Poner el corazón en las responsabilidades, 6. Conocer las motivaciones
que inspiran los comportamientos personales, (Sánchez, s. f, Proyecto Pastoral de la Calle).
Además, 7. Creer siempre en las posibilidades de quien está cerca, 8. Elegir siempre
el amor por encima de cualquier situación difícil, 9. Ser capaz de dar antes que recibir, 10.
Tener la sinceridad y la honestidad como garantes para lograr renacer; agregado a esto
también se hace uso de ciertos canales en la fase residencial los cuales son: puntualidad,
orden, escucha y confianza; todos estos valores, principios y canales son utilizados en la fase
de Comunidad en Diálogo, son hechos vida en cada acción que el ex habitante de calle realiza
cada día, como lo manifiesta uno de ellos en una entrevista: Todo le va a uno diciendo que
debe hacer, añade a lo dicho cualquiera puede ser portador del mensaje y brindar ayuda a
través del confronto y la confianza mutua, (Sánchez, s. f, Proyecto Pastoral de la Calle).
Las fortalezas del programa se ven representadas a nivel espiritual por la
evangelización diría, el compromiso, la centralidad del amor en el quehacer diario y los
principios, a nivel humanístico por la riqueza humana, la centralidad del ser humano, la
misión, la confianza, el respeto, la voluntad y el fortalecimiento de un ambiente saludable de
diálogo, a nivel pedagógico por el refuerzo y reaprendizaje de la escala de valores, la
promoción de estilos de vida saludables, la creatividad y las estrategias pedagógicas y lúdicas
acordes a la misión del programa y a nivel terapéutico por la promoción y prevención de
sustancias psicoactivas, el proceso de comunidad en diálogo, la actualización terapéutica
constante, la atención primaria en salud, orientación y direccionamiento, la terapia de
escucha, la construcción ciudadana y la gestión integral de cambio como corresponsabilidad,
(Sánchez, s. f, DOFA).
2. El lugar epistémico, el enfoque investigativo y metodológico en la construcción
social del conocimiento.
En la sociedad encontramos diferentes grupos humanos que tienen unas condiciones
frágiles de subsistencia, marcada por los prejuicios y juzgamientos sociales, esto hace que su
realidad sea velada y minimizada, como es el caso del habitante de calle. Este documento
busca dar voz a aquellos que a quienes por distintas circunstancias se les ha sido arrebatada,
buscado la re-significación de su propia realidad y experiencia humana, dando la
oportunidad de que sean ellos mismos quienes narren al mundo su propia humanidad. En este
sentido Nieto, Angarita, Muñoz, y Labrador (2019) refieren que “La interpretación y
comprensión de su ser-en-el-mundo es por ende el objetivo de la presente investigación, y
por ello la narrativa como escenario de interpretación hermenéutica se convierte en el pilar
fundamental para lograrlo.” (p. 58). El lugar epistémico desde el cual se construye el proceso
investigativo es la hermenéutica entendida como un ejercicio de trascendencia social que
incide en los procesos y los saberes desde los cuales se enuncia el sujeto y su contexto vital
(Pérez, et. Al, 2019).
Dentro de la investigación de carácter social, la investigación narrativa ha ganado un
espacio en las Ciencias Sociales y Humanas, en este sentido García y Munita, (2016) afirman
que esta tiene su génesis en la necesidad de identificar las diversas formas de comprender y
representar el actuar de los grupos sociales, puesto que nos pone en relación con la manera
particular en que se relatan las circunstancias y cómo estas son percibidas y re-significadas,
siendo la investigación narrativa una forma nueva de indagación social, cuyo punto de partida
son las experiencias y sentires narradas por sus protagonistas, permitiendo un contacto con
sus comportamientos, interacciones, motivaciones y todas las complejidades que estas traen,
en por tanto que para Ricoeur (2006) “la historia narrada es siempre más que la simple
enumeración, en un orden seriado o sucesivo, de incidentes o acontecimientos, porque la
narración los organiza en un todo inteligible”. (p. 10-11), y Blanco (2011) considera la
narrativa como una “propuesta de considerar nuevas formas de llevar a cabo investigación
social, entre otras, concebir a la escritura como un método de investigación y no meramente
como una forma final de presentación de resultados” (p. 137), pues el principio de la misma,
es la participación directa de los sujetos de investigación en la edificación del sentido de vida.
La narrativa parte deun proceso dialógico en el que se ponen en diálogo los significados con
los significantes, dicho proceso de analogía, es esencial para la comprensión de los saberes
y los desarrollos epistémicos de los mismos (Nieto, 2017)
Es por esta razón que para dar la importancia que se merece a la narración como
método de investigación y por ende al trabajo narrativo realizado con los hermanos de calle
beneficiarios del Centro Ambulatorio de la Medalla Milagrosa, se abordará la hermenéutica
como el lugar epistémico de la investigación narrativa, ya que “una acción deja una huella,
pone su marca, cuando contribuye a la aparición de pautas que se convierten en los
documentos de la acción humana” (Ricoeur, 2002, p. 179), pues el conocimiento de sí mismo
conduce al individuo a dejarse cuestionar por sus propias experiencias de vida; en esta línea,
Ricoeuer (1975) confiere al texto un carácter emancipador bidireccional: el texto como cosa
limitada de valor normativo en su encuentro con el lector, y por otro lado la comprensión
crítica a la que llega el intérprete. Ahora, el mismo Ricoeur (1984) refiere frente al texto que
este tiene una doble tarea, la de conducir la estructura de la obra y la de proyectarla fuera de
sí misma, generando un mundo que será la “cosa” del texto. En este sentido Villaverde
(2006) refiere que la labor de la hermenéutica es la de rehacer la doble función del texto. De
esta manera, los procesos investigativos de la educación superior pueden estar mediados por
una intencionalidad que trasciende los estandares y las estructuras convencionales de la
praxis investigativa (Santamaría-Rodríguez, Nieto-Bravo, García y Martínez, 2019).
Para puntualizar, frente al papel de la hermenéutica como territorio cognitivo de la
investigación narrativa Nieto, Angarita, Muñoz, y Labrador (2019), afirman que “La
hermenéutica tiene una función crítica respecto de la sociedad, no solamente es interpelarse
respecto del texto y del ser-en-el-mundo de la persona consigo misma, sino de serlo en
relación con el contexto circundante.” (p. 61), lo que admite que la hermenéutica esta llamada
a alcanzar una exégesis de la sociedad, que facilite la comprensión y transformación de la
misma. (Romero, 1981). Es por ello que la investigación que se aborda en este documento,
se muestra como motivación en la re-significación del ser en-el-mundo de aquellos que de
alguna manera han sido invisivilizados a nivel social. La interpretación y conocimiento de
esta realidad, a través de la narrativa como contexto de investigación y disposición social de
la hermenéutica, es importante pues confiere al lector hacer una lectura holística y de la
realidad de los hermanos de calle (Santamaría-Rodríguez, Nieto Bravo, Quitián, 2019).
En segundo lugar, para dar fuerza a la investigación narrativa, se reconoce que esta
se encuentra dentro de la investigación cualitativa, como refiere Nieto y Santamaría (2019),
comparte características con otras formas de hacer investigación del enfoque cualitativo
como la autobiografía o los relatos de vida, razón por la cual los investigadores cualitativos
hacen uso de métodos hermenéutico para interpretar las experiencias de vida que han sido
narradas y estudiadas, pues, las técnicas sistemáticas, calificadoras y de recolección de la
información que son empleados frente al estudio de un fenómeno o problema que ha sido
identificado a través de las narrativas, en donde sus particularidades yacen en la
fenomenología, el naturalismo, el constructivismos y la misma hermenéutica. En este
contexto es útil recordar que la investigación cualitativa tiene su punto de partida en los
fenómenos sociales y la realidad, que están llamados a ser estudiados y desentrañados con el
objetivo de dar sentido a los mismos; es por ello que el proceso de recolección de datos en
este tipo de investigación tiene como fin la de proveer un amplio conocimiento de los
significados y experiencias de los sujetos o comunidades estudiadas, por consiguiente “la
investigación cualitativa se enfoca en comprender los fenómenos, explorándolos desde la
perspectiva de los participantes en un ambiente natural y en relación con su contexto”
(Hernández Sampieri, Fernández Collado, y Baptista, 2014, p. 358).
La investigación de carácter cualitativo tiene un enfoque inductivo, lo que implica
que el investigador está llamado a realizar una inserción en el terreno objeto de estudio, en
ese sentido Denzin y Lincoln (2012) refieren que “la investigación cualitativa es una
actividad situada, que ubica al observador en el mundo” (p. 48), desplegando una serie de
estrategias materiales e interpretativas que hacen visible el mundo y lo transforma mediante
varias metodologías de recolección de datos; para el caso de la presente investigación, el
equipo investigador realizó una inmersión en el Centro Ambulatorio de la Medalla Milagrosa
(CAMM) que permitió reconocer sus dinámicas operativas, principios, colaboradores y
sobretodo tener contacto con sus beneficiarios en cada una de las etapas que están
contempladas en el proceso de resocialización, esta inmersión se realizó por un tiempo de
tres meses, en los que se buscaba alcanzar cierta familiaridad con los hermanos de calle, para
poder realizar las entrevistas que permitieran recuperar las narrativas de estos, al final de
este periodo se construyó un instrumento para la RECONSTRUCIÓN DE LA HISTORIA
DE VIDA HERMANOS DE LA CALLE del CAMM (Ver Anexo 1), donde se buscaba
motivar una conversación acerca de las vivencias de los entrevistados, las cuales se
convierten en narrativas y en crónicas de vida de los hermanos de la calle con los que se tuvo
contacto, esta herramienta presenta siete (7) momentos que buscan profundizar en la
experiencia personal de cada individuo; y cada uno de los momentos cuenta con un ambiente
y un dinamizador de la memoria que permite generar un escenario narrativo de interacción
entre el investigador y el entrevistado. El ejercicio de reconstrucción de las Historias de vida
de los hermanos de calle, de igual forma está acompañado por un Protocolo que orientaba
los encuentros con los participantes del estudio y por un Consentimiento Informado, el cual
fue firmado por cada una de las personas que compartieron sus narrativas. (Ver Anexos 2,
10, 11 y 12)
En conexión con lo anterior, Nieto, Angarita, Muñoz, y Labrador (2019) afirman que
la investigación de enfoque cualitativo implica una responsabilidad a nivel social, pues a
través de sus preguntas y las respuestas obtenidas, logra que la experiencia humana, que es
a su vez una experiencia comunitaria, se le confiera sentido y valor, la cual busca aportar a
la construcción social, ya que en la sociedad se encuentran sus problemas de estudio, pues
“la sociedad la conforman seres humanos que sienten y piensan, y sus interpretaciones del
mundo deben ser estudiadas” (Denzin y Lincoln, 2012, p. 67), donde la tarea del investigador
es la de hacer una observación imparcial de las experiencias e interacciones sociales, teniendo
cuidado como afirma Denzin y Lincoln (2012), que “no existen, pues observaciones
objetivas, sino sólo observaciones situadas socialmente en (y entre) los mundos del sujeto
observador y el observado” (p. 83), pues esto obedece la manera como se realiza la
observación y a los parámetros con los que se realiza.
Para finalizar, se hace necesario reconocer las características de la narrativa y su
aporte en los procesos de investigación, tomando como premisa las palabras de Bolívar,
Domingo, y Fernández (2001) donde afirman que la narrativa “es una particular
reconstrucción de la experiencia (del plano de la acción al sintagmático del lenguaje), por la
que –mediante un proceso reflexivo– se da significado a lo sucedido o vivido” (p. 20),
permitiéndonos ser conscientes que la construcción de relatos es parte de la interpretación
que los seres humanos hacen de la propia experiencia y la de los demás, confiriendo sentido
a su mundo. Ahora bien, “en un mundo que se muestra global, donde los individuos son
considerados ya no ciudadanos de un país, sino del mundo, los sujetos abrigan una necesidad
fundamental de relatar sus referentes de identidad, donde encuentran como lugar seguro el
abrigo en el propio yo.” (Nieto, Angarita, Muñoz, y Labrador, 2019, p. 65), dando como
resultado que la narrativa desde la hermenéutica, da significado y señala las dimensiones
cognitivas, afectivas y de socialización de los individuos, en esa medida narrar las propias
vivencias y realizar la interpretación de las mismas, con la mirada de aquel que las viven,
generando un desplazamiento epistemológico en el proceso investigativo que lleva a
identificar el valor del carácter discursivo de la particularidad de como los hombres viven y
otorgan valor a su entorno y realidad, la cual se expresa a través de sus narrativas (Nieto y
Pinto, 2018) .
Para fines prácticos del ejercicio investigativo que se está realizando, los relatos de
cada uno de los participantes fueron grabados y transcritos textualmente, atendiendo a lo
afirmado por Vázquez (2005), cuando dice que la narrativa como característica de la
experiencia estudiada como relato vital, donde el investigador recoge la voz viva del sujeto,
sin que otras fuentes intervengan en el proceso, ahora, en palabras de Bolívar y Porta (2010),
dicha recuperación de la historia de vida, “es una forma de construir la realidad, de ordenar
la experiencia, apropiarse de ella y de sus significados particulares y colectivos” (p. 204),
puesto que es mediante las narrativas que los hombres y mujeres reconocen y descifran su
experiencia de vida. (Ver Anexos 3, 4 y 5).
En ese sentido Bolívar, Domingo, y Fernández, (2001) refieren que “las estructuras
narrativas, en efecto, constituyen el marco por el que los humanos dotan de sentido a su
mundo” (p. 21), ya que suministra maneras de interpretación que buscan la cimentación de
significados en el ámbito individual y comunitario. Ahora bien, la investigación narrativa no
se debe limitar solo a la recolección de datos, se debe realizar un análisis de los mismos, pero
además partiendo del hecho que este tipo de investigación tiene un orden epistemológico y
metodológico que conduce a la concepción de conocimiento objetivo y pertinente en la
comprensión de fenómenos sociales, este análisis se realiza teniendo como punto de partida
unos juicios, que conduzcan a dar significado al mismo.
El ejercicio de análisis para esta investigación partió de una lectura profunda de cada
una de las narrativas, a partir de la Matriz Análisis Historia de Vida (Ver. Anexo 6) se
siguieron los siguientes pasos:
1. HISTORIA NARRADA: Aquí se copia la Historia de Vida, tal cual fue
narrada por la voz viva. Se marca por colores las partes del texto según
temáticas emergentes, ejemplo: Amarillo (lo relacionado con familia), Azul
(lo relacionado con educación, escuela), Verde (lo relacionado con Sociedad-
Ilegalidad), Rojo (lo relacionado con consumo drogar, habitabilidad de calle),
Turquesa (lo relacionado con CAMM o procesos de rehabilitación),
Anaranjado (lo relacionado con Trabajo)
2. EXTRACTOS: Aquí se copian los extractos que se consideran son la línea
fuerza de la Historia de Vida (puede ser en orden cronológico o por temática
(familia, escuela, sociedad, consumo, habitabilidad de calle, procesos de
rehabilitación)- ESTO LO TENEMOS QUE DEFINIR.
SE DEBE DEJAR ORGANIZADO SEGÚN SE VA A PRESENTAR EL
ESCRITO. Codificar la Narrativa. (Cada extracto debe ir codificado de la
siguiente manera: (Comunicación personal, año, código), Ejemplo:
(Comunicación personal, 2019, RFE1), que quiere decir: (Comunicación
personal, 2019, Rene Flautero Entrevista 1)
3. ANÁLISIS DE 1ER ORDEN: Primera Interpretación que se hace del extracto.
Consiste en un párrafo de transición entre la fuente viva y la académica.
Interpretación primera de la fuente viva, para la cual se deben identificar las
tensiones, problemáticas y lugares de discusión de lo narrado.
Se hace indispensable crear una conexión con la fuente teórica.
4. FUENTE TEÓRICA: Cita bibliográfica que ilumina la fuente narrada.
5. INTERPRETACIÓN: Problematizar la fuente viva con la fuente teórica que
genere una apropiación personal.
Frente a cada una de las Historias de Vida compartidas por los Hermanos de
calle y beneficiarios del CAMM se realizó este ejercicio. (Ver Anexos 7, 8 y 9), pero
este ejercicio no termina en este análisis, sino que se han convertido en crónicas de
vida las cuales se encuentran en los tres capítulos subsiguientes a este, donde se
podrán reconocer la historia de vida de tres hombres que han sido beneficiarios del
CAMM.
3. La violencia como elemento presente en la historia de vida del habitante de
calle y la concepción de sí mismo
En medio de los salones del Centro Ambulatorio de la Medalla Milagrosa, entre las
actividades que día a día se proponen para aquellos habitantes de calle que frecuentan este
lugar de lunes a viernes entre las 6:45 am y las 12:30 pm, nos encontramos con la figura de
un hombre delgado, de estatura baja, encorvado un tanto ya por los años, de tez trigueña y
cabello lleno de canas, calmado en su semblante, para muchos pasa desapercibido pues no
busca llamar la atención, pero por la manera en que se relaciona con los otros podemos
deducir que este hombre es bien reconocido por sus hermanos de calle y apreciado por los
funcionarios del CAMM. Este personaje es el protagonista de la primera crónica de vida, se
le reconocerá en el presente texto con el nombre de Ricardo. La narrativa de Ricardo se
origina en el barrio la Perseverancia de Bogotá, el principio de su historia no inicia con su
nacimiento, sino que se remite al principio de la vida de sus padres; la “Perse” como se
conoce en el argot popular, hace parte de los llamados barrios tradicionales de la ciudad de
Bogotá, protagonista de uno de los momentos políticos y sociales que marcaron la vida del
país: el llamado “Bogotazo”; este hecho que marcó la vida del país, transformó la realidad
de quienes se vieron inmersos en los avatares del giro histórico ocasionado por la cruenta
violencia partidista que se desató, en ese contexto Ricardo centra el origen de su historia la
vida, la cual inicia así:
“...mis padres son del barrio la Perseverancia de Bogotá, los dos se criaron halla en
ese barrio, mi padre, bueno, mi padre eh saco sin permiso a mi mamá del hogar si
porque mi mamá, mi mamá tenia, son con ella 11 persona, 11 hermanos y vivían en
la Perseverancia... mi papá sacó a mi mamá a la fuerza, porque le tocaba verse con
ella hasta a escondidas, tuvo a mi hermano a mi hermano mayor en una situación
como difícil no?, pues se acababan de fugar los dos de la casa.” (Comunicación
personal, RFHV1)
Ricardo, parte de una narrativa macro-histórica en donde contextualiza su propia vida
antes de que la misma se genere, esto tienen una finalidad y es presentar al lector las trazas
de violencia que se han generado desde antes de su nacimiento. El relato inicia en una
ubicación geográfica que resulta relevante para el análisis, se ubica en un territorio
emblemático para la ciudad de Bogotá que es el barrio la Perseverancia. Dicho lugar se ha
caracterizado por ser la cuna de los sectores populares de la capital, allí se ubicaron
prioritariamente familias obreras de tendencia liberal, que compartían las características de
ser extensas y de escasos recursos, pues en su mayoría se conformaban por población obrera
y migrante, las estructuras de violencia estructural se encuentran mediadas por las lógicas del
contractualismo que han avalado formas de exclusión bajo el manto de la igualdad (Nieto y
Rodríguez, 2017; Nieto y Pardo, 2018).
En la descripción de su familia, es importante destacar como característica la
accidentalidad en su constitución, pues la misma no se dio de forma tradicional y con el
apoyo de la familia extensa, sino que se presentó mediada por situaciones adversas que
afectaron las condiciones económicas, afectivas y contextuales en las que se gestó la familia
nuclear. En el desarrollo de la comprensión de familia, se logra identificar que el rol de poder
se encuentra centrado en la figura paterna, quien tiene la mayor actividad dentro de la
constitución del hogar. Los verbos que acompañan el rol del padre, están mediados por
acciones de violencia e imposición, lo cual perfila el papel paterno dentro del hogar que se
está constituyendo. Por su parte la figura materna se ve silenciada por la acción del padre
asumiendo así un rol de pasividad, es presentada como una realidad lejana al sujeto,
identificando una brecha entre sí mismo y la madre.
Existe una alta vulnerabilidad cuando los contextos de constitución familiar están
condicionados por procesos de violencia, pobreza y marginación. Estas circunstancias
afectan la extensión familiar, hasta el punto de hacer problemática la natalidad al interior del
núcleo familiar, en donde los hijos no son planeados, sino que se constituyen en una
eventualidad que dificulta la misma subsistencia.
La familia como la primera estructura de constitución del sujeto resulta tener un papel
relevante en la historia narrada, como también una incidencia en los acontecimientos que
llevan al desencadenamiento de la situación de calle. En este contexto, sobre estudios de este
tema, la Asociación Pro-Derechos Humanos De España (1999) afirma que la organización
jerárquica de la familia gira entorno a las dinámicas de poder y al género, estos representados
en las distintas formas de violencia al interno del hogar y en especial la ejercida por el hombre
hacia la mujer.
Este es el caso de Ricardo, el cual desde el inicio de su vida reconoce que se
encuentra inmerso en situaciones de violencia de las que no es ajeno, y en su contexto parecen
estar normalizadas por una cultura machista que se ha prolongado por décadas, pues se
consideraba que todo lo que pasase al interno de la casa y lo que sucediera con sus integrantes
de puertas para adentro quedaba situado fuera del control social, despojando de todo derecho
a la mujer y los hijos , los cuales se encontraban subyugados por la autoridad y dominio del
padre bajo un pensamiento machista, pues esta era la figura de autoridad del hogar que
públicamente se encontraba legitimada. (Patró Hernández & Limiñana Gras, 2005)
En la estructura de una hegemonía patriarcal se origina la familia nuclear de Ricardo,
y es en estas situaciones de violencia estructural1 donde reconoce la génesis de las
circunstancias que han rodeado su vida y la habitancia de calle, una constante en su narrativa
es la violencia como realidad transversal de la existencia, que resulta ser determinante en sus
interacciones a nivel familiar y social, situación que manifiesta, al continuar con su relato y
hablar de los orígenes de su familia materna:
“vivieron los que fue la violencia, cuando porque mi abuelo era político liberal Siervo
León se llamaba, era un político liberal bastante fuerte, entonces cuando mataron a
Gaitán el ejército se tomó la casa, la casa de mi abuela, de mis abuelos, pero mi abuelo
se tuvo que esconder, encontró una casa por halla en Kennedy, donde se escondió, en
todo caso mi familia estuvieron un mes, el ejército se tomó un mes la casa de mis
abuelos y mi mamá, ellos todos ellos encerrados 11 personas, 11 niños encerrados en
una habitación durante un mes que no podían ni salir ni nada, era tremendo, entonces
(se le corta la voz) considero que pues de ahí nomás se forma una persona hostil de
1 El término violencia estructural es aplicable en aquellas situaciones en las que se produce un daño en la satisfacción de las necesidades humanas básicas (supervivencia, bienestar, identidad o libertad) como resultado de los procesos de estratificación social, es decir, sin necesidad de formas de violencia directa. El término violencia estructural remite a la existencia de un conflicto entre dos o más grupos de una sociedad (normalmente caracterizados en términos de género, etnia, clase, nacionalidad, edad u otros) en el que el reparto, acceso o posibilidad de uso de los recursos es resuelto sistemáticamente a favor de alguna de las partes y en perjuicio de las demás, debido a los mecanismos de estratificación social. La utilidad del término violencia estructural radica en el reconocimiento de la existencia de conflicto en el uso de los recursos materiales y sociales y, como tal, es útil para entender y relacionarlo con manifestaciones de violencia directa (cuando alguno de los grupos quiere cambiar o reforzar su posición en la situación conflictiva por la vía de la fuerza) o de violencia cultural (legitimizaciones de las otras dos formas de violencia, como, por ejemplo, el racismo, sexismo, clasismo o eurocentrismo). Fuente especificada no válida.
mi madre, que me guarda umm (mira hacia otro lado y continúa su relato) ... y en toda
la familia tienen una forma de ser bastante fría, de poco entendimiento, de poco
transmisión de sentimientos, son muy radicales, mis tíos o sea con el tiempo a mis
tíos fueron ladrones del del de allá de la Perseverancia, y…, y…, y…, vivieron algo
de… de… de…, si de antisocialidad, bueno.” (Comunicación personal, RFHV2)
En la narrativa se puede reconocer la violencia como una cadena de acontecimientos
que afectan estructuralmente la vida de la persona, lo cual se constituyó en la causa primera
de la descomposición afectiva, psíquica y social de la vida del Ricardo; dentro de su narrativa
se logra identificar que la madre, adquiere un rostro icónico sobre las condiciones de
violencia, en cuanto ella ha sido víctima que asume el rol de victimaria. Es decir que los
procesos de consecución de violencia social, se posibilitan cuando la misma se transmite
generacionalmente y se naturaliza en las prácticas del cotidiano, haciendo de esta realidad
que vulnera, una acción transmisionista (Nieto y Pardo, 2015). La consolidación del ethos
social de personas que han sido vulneradas, se caracteriza por una comprensión de las
relaciones humanas mediadas por la huella de la acción violenta, es decir que la única forma
de relación es la de “infringir la violencia que otros me han infringido”.
En el proceso narrativo de la historia de vida, se reconoce que el carácter y la
personalidad de la madre, son la suma de su contexto y su historia, es por ello que al hablar
de caso de mujeres que han sido maltratadas, no es difícil reconocer que tienden a ser
maltratadoras; son muchas las circunstancias que llevan a esta situación, entre ellas se pueden
identificar los contextos de pobreza y marginación, padres y madres de familia con evidentes
sentimientos de fracaso a nivel personal, embarazos no deseados que llevan a asumir una
paternidad y maternidad para la que no se está preparado y que no se desea asumir, con
matrimonios o relaciones de pareja frustradas, y para muchas mujeres víctimas del
sometimiento, que llevan a tener un auto concepto negativo, y que producto de esta
frustración, en muchas ocasiones redundan en violencia hacia sus hijos. (Barcelata Eguiarte
y Alvarez Antillón, 2005)
Es a partir de este momento, que en el relato Ricardo, la figura de la madre se
convierte en la representación de la violencia, bien sea como víctima o como generadora de
la misma, violencia que a lo largo de la vida de él asumirá múltiples manifestaciones y que
tendrá en la formación de su carácter y en la forma en que se concibe a sí mismo un impacto
negativo, así se evidencia en el momento en que es narrado su nacimiento:
“ellos vivían en una piecita en una terraza entonces no le gustaba, no le gusta ni verla
a mi mamá, con eso crio a mi hermano mayor, y al poco tiempo vengo a nacerle yo a
mi mamá pues... entonces no fue algo grato para mi mamá, tampoco para mi papá lo
esperaba y yo creo que él toda la vida le ha recriminado mi nacimiento, el hecho que
haya nacido fue para ellos es muy desagradable... muy difícil realidad ellos estaban
viviendo una situación difícil, entonces ellos se fueron a vivir al barrio las ferias...
allá fue donde yo nací y era bastante negro yo era bastante negro, yo era muy negro
y mi hermano mayor es Rubio y yo soy y yo el segundo al poco tiempo y de un
momento inesperado bien negro y bien feo.” (Comunicación personal, RFHV3)
Al respecto es importante identificar que en el relato se da la primera autodefinición
de sí mismo, la cual se asume con un triple afirmación en la que se concibe como “negro”,
esta imagen del color negro es lejana a las características raciales del sujeto, por lo cual se
comprende que dicho concepto representa la condición de violencia o maldad con la cual se
auto-percibe. Dicha condición nace de la madre, cuando afirma “al poco tiempo vengo a
nacerle yo a mi mamá”, con lo cual reconoce en su nacimiento la continuación de la condición
violenta que vulneró a su familia y se constituyó en causa de deterioro. Por tales motivos, el
sujeto reconoce que su propio nacimiento es “desagradable” para ambas figuras parentales.
Aparece la imagen del hermano como antónimo de su auto-comprensión, resulta relevante
identificar que el hermano no es nominado, sino que adquiere un figura simbólica del otro
que él no pudo ser, la cual es descrita con la palabra “rubio” que puede significar todo los
opuesto a su condición de violencia.
Se presenta así el rechazo parental, definido como la ausencia de afecto, carencia de
amor o cuidado de los padres hacia sus hijos, la cual se puede ver evidenciado en la hostilidad,
agresividad, indiferencia, negligencia y rechazo indiferenciado, que posteriormente traerá
consecuencias en los menores tales como depresión, trastornos de ansiedad, idealizaciones
suicidas, constante agresividad y hostilidad, que en algunos casos conducen a la violencia.
(Gracia, Lila y Musitu, 2005)
La familia es clave en el desarrollo emocional y social de la persona, el cuidado y
amor que proveen los padres de familia son el cimiento de un carácter sano en el individuo,
pero cuando este desde el hogar no se siente amado, ni protegido, y lo único que ha percibido
desde muy pequeño es el rechazo de sus progenitores, se ve la marca negativa que puede
afectar su vida y decisiones, este es el caso de aquel que nos está compartiendo esta historia
de vida, pues en sus memorias se hacen presentes imágenes de un patriarca maltratador y una
madre subyugada, imágenes que a pesar de los años traen dolor y hacen que se conmueva -
su voz se ve trancada, las palabras se entrecortan, su mirada no se levanta del suelo, queriendo
ocultar las lágrimas, después de unos minutos, cunado puede controlar el llanto, continua con
su relato:
“Lo que yo recuerdo más son los maltratos qué había de parte de mi padre hacia mi
mamá con respecto a lo psicológico no maltrato físico. No alcanzó a tocarla nunca,
pero sí destrozaba todas las cosas de la casa, entonces yo recuerdo tres o cuatro años
alcanzo a ver a mi mamá sufriendo de una forma desgarradora y a mi padre pues
rompiendo y destrozando y a mi hermanito mayor pues llorando también, (se le corta
la voz), entonces esto empieza a formar como una inseguridad frente a la vida
respecto a mí”. (Comunicación personal, RFHV4)
Es en esta parte del relato, donde el Ricardo hace memoria de uno de los recuerdos
más dolorosos hasta el momento, el cual se encuentra enmarcado en el maltrato y la violencia
generada por el padre, que ya se reconocía desde el inicio de esta historia, pero aquí ya se
hace evidente: la descarga emocional del padre con gritos, recriminaciones y destrozos en la
casa repercuten en la subyugación de la madre; por primera vez en Ricardo se reconoce un
sentimiento de empatía para con ella, en palabras suyas afirma: “… alcanzo a ver a mi mamá
sufriendo de una forma desgarradora…”, reconociendo el dolor y el sometimiento del que es
víctima su madre; el hecho que en la narración de este acontecimiento se le corte la voz da
muestra del profundo dolor que esta situación le generó y aún le genera.
Frente a acontecimientos de permanente intimidación y humillación como los que
Ricardo se ha visto expuesto desde muy temprana edad, no es difícil entender la debilidad de
su carácter y la formación de una personalidad insegura, los cuales lo hará vulnerable
posteriormente en su vida. El problema de la violencia intrafamiliar se ha considerado una
problemática legitimada socialmente ya que este se ha reducido al fuero interno del núcleo
familiar, por lo cual no hay un control sobre los comportamientos violentos (Caicedo, 2005),
esta dinámica constituye un riesgo para el menor que se convierte en testigo ocular y viviente
del acto violento, produciendo a futuro conductas agresiva y disociativas referentes a la
exterioridad y de temor, referentes a la interioridad (Patró Hernández y Limiñana Gras,
2005).
La violencia intrafamiliar es un fenómeno el cual no es desconocido en los contextos
de la sociedad, por mucho tiempo fue y ha sido normalizada, desconociendo las
consecuencias y repercusiones que esta situación trae consigo en las personas y
específicamente en aquellas en formación; ahora bien, las acciones y comportamientos que
Ricardo manifiesta de manera explícita de su madre para con él en diferentes situaciones de
su vida, dan muestra de esa violencia y de las consecuencias que esas actitudes, trajeron para
su vida, de esta manera relata esta situación:
“en primaria mi madre se… trata mal a mis compañeros, a mis amigos, a mis
compañeras el hecho de tener una amiga cuando yo tenía 7 años para ella fue algo
como inesperado pero… a los 7 años tener una novia en esos… hace mucho tiempo
pues era ya grave, (suelta una leve risa)… para ella, para mi mamá y trato muy mal
a la niña delante mío, china hijueputa no se meta con mi hijo no sea prostituta, uichs!!!
(Se toma la cabeza), pero que cosa, una niña de 7 años y yo también, pues eso fue
traumático.” (Comunicación personal, RFHV5)
La narrativa se centra en la figura de la madre, en la cual recae el cuidado y la
formación de sus hijos, pero que se muestra abiertamente hostil para con ellos y su entorno,
una madre que ha sido víctima de violencia masculina, en sus comportamientos y actitudes
se muestra completamente machista, con una forma tosca, y carente de toda inteligencia
emocional “cuida”, de sus hijos y no permite que nada, ni nadie se les acerque. Al hacer
abordar la situación de las madres abusivas, Pérez Espinosa, Ampudia Rueda, Jiménez
Gómez, y Sánchez Crespo (2005), manifiestan que son mujeres que permanentemente están
resentidas, irascibles con todos y solo buscan desquitarse, presentan comportamientos
intrusivos, ya que no permiten que sus hijos se desarrollen libremente, y todo lo que estos
hacen solo reciben reproches de parte de estas.
La situación de maltrato infantil de la que es víctima Ricardo se hace cada vez más
evidente, Gracia (2002) afirma que situaciones como esta se presentan cuando los padres
emplean estrategias negativas de control que resultan ser inapropiadas para los menores de
edad. Por mucho tiempo se justificó el uso de prácticas de formación y castigo de parte de
los padres para con sus hijos, que abiertamente son maltrato infantil, este hecho va de la mano
de situaciones marcadas de violencia intrafamiliar, que dificultan la capacidad de la persona
para relacionarse, de orientar su vida, que con el tiempo hacen más que evidente ese
sentimiento de exclusión y rechazo parental que marcan su vida, pero que con la figura
paterna va hasta el extremo del maltrato físico, emocional y psicológico; de esta manera lo
recuerda Ricardo al hablar de su infancia y al recordar a figura de su padre:
“siempre no me permitían fiestas, ni nada de pequeño cuando me invitaban los
compañeros a una cosa de esas de cumpleaños, no me, no me permitían a mis
hermanos si, a mí no, osea el trato que ellos tuvieron con mis hermanos, para mi yo
lo reconozco que fue muy diferente no sé por qué... pertenecer a un equipo de futbol
para ellos, era algo de la calle algo grosero, entonces, no me permitían, alguna vez
me invitaron a formar parte de un equipo porque pues como en el colegio jugaba,
pues, en el barrio me invitaron a formar parte de un equipo y llego mi padre a la
cancha por la noche, nosotros vivíamos ya en El Bosque Popular, que es un barrio
más decente, estaba en el parque, mi papá tenía una camioneta GMC y llego y me
saco del pelo y a patadas y me subió a la camioneta y metió la camioneta a la casa sin
abrir la puerta – comprende? - metió la camioneta a la casa sin abrir la puerta a la
casa, entonces, sin abrir la puerta ¡Praa! (hace un gesto con la mano) – es una
camioneta GMC de las antiguas que tenía un mata burros fuerte, así entro y ¡pugs!
Como entro, como abrió por debajo se metió la parte de arriba y no le pasó nada a la
camioneta, pero la puerta la... si quedo completamente torcida, entonces esa noche
me toco quedarme esa noche cuidando el garaje..., mis papas ellos buscaban el motivo
para peliar y para sacarse sus cueros al sol y a mí la vida me la, me la jodieron de
pequeño.” (Comunicación personal, RFHV6)
El sentimiento de frustración se hace más evidente en la medida que se avanza en la
historia, la violencia ejercida por el padre, para con él no se limita a lo psicológico, el maltrato
físico de manera desmedida se hace evidente, acompañado por la humillación en público y
el sometimiento a situaciones a las que ningún niño está preparado para enfrentar, las
situaciones de violencia, maltrato y exclusión parecen ser el pan de cada día, para Ricardo y
para su familia. Al respecto Gracia, Lila, y Musitu (2005) afirman que un estilo parental
representado por permanentes expresiones de ira, agresividad y rechazo de los padres hacia
los hijos repercute en dificultades en la vida de los menores, como estados de depresión,
conductas de idealización suicida, crisis de ansiedad y que en ocasiones se externalizan en
situaciones de agresividad, hostilidad o delincuencia.
La niñez de Ricardo se desarrolla en medio de la relación tóxica de sus padres con
una dinámica de constantes conflictos y mutuas recriminaciones, las cuales nunca fueron
desconocidas o ajenas a su realidad, es más, él percibe que todas estas situaciones tuvieron
un efecto negativo en su vida, en su manera de percibirla, nótese que no habla en plural al
hablar de las consecuencias negativas del actuar de sus padres, sino que habla solo de sí
mismo: “a mí la vida me la, me la jodieron…” , como si reconociera que ese actuar de sus
padres solo tuviera el propósito de fastidiarlo… “de joderlo”. La carga emocional contra sus
padres es muy fuerte, el sentimiento de rechazo se presenta nuevamente, pero con otro
ingrediente, el sentir que solo a él es a quien le quieren hacer daño, a quien quieren lastimar,
el incremento de los problemas psicológicos y emocionales de los niños y niñas encuentran
su origen en los conflictos que como pareja tienen los padres y en un clima familiar hostil.
(Ramírez, 2004)
Los conflictos permanentes entre los padres y la marcada hostilidad al interno de la
familia, afectan directamente la vida de Ricardo, generando en él inseguridades y
resentimientos, este ambiente de permanentes disputas no favorecen su formación, sino todo
lo contrario es fuente de una personalidad débil, que en su vida escolar lo llevan a ser víctima
de situaciones de acoso, marginación y bullying como una nueva forma de violencia a la que
se vio sometido; de su vida escolar el relato lo centra en esas situaciones de violencia de las
que fue víctima, con un tono de tristeza y algo de rabia lo manifiesta de la siguiente manera:
“yo estudiaba en el colegio Miguel Antonio Caro, en el norte, pues es un buen
colegio, aunque era de… para solamente para hombres, pero de todas maneras eso
hizo que a partir de ese escándalo que mi madre hizo, mis compañeros me hicieran
bullying y todos los días me recibieran a reglazos en en el bus... entonces eso era todos
los días, el bullying “taque, taque, taque regla”, ... me… volví rebelde en el colegio y
empecé a unirme con los malos, con los muchachos negativos del colegio para poder
ser aceptado,...también me revote con los que toda la vida me dieron maltrato y casi
me matan detrás de los buses, un medio día…” (Comunicación personal, RFHV7)
Ricardo en su relato da cuenta de la mejora de condiciones de vida a nivel familiar,
al iniciar el bachillerato estudia en uno de los mejores colegios del norte de la ciudad, al hacer
memoria de la época de colegio, aparece de nuevo la figura de la madre como algo negativo
y como generadora de violencia, es la madre la causa de que él sea víctima de bullying por
parte de sus compañeros, en sus expresiones se puede percibir que esta situación de violencia
se extendió por mucho tiempo y que fue sistemática, que iba más allá de la mofa y la burla,
era violencia física real y cruel, la expresión utilizada por Ricardo: “casi me matan detrás de
los buses, un medio día…”, da muestra de las graves consecuencias de esta situación. Frente
a este aspecto León, Castaño, Polo del Río y Fajardo (2015) refieren que la familia es clave
para la protección de los menores en situaciones de violencia escolar, de igual forma refieren
la misma familia es la que puede poner en riesgo al menor, pues la familia es vital en los
procesos de socialización y desarrollo de la persona.
Las situaciones de acoso escolar de la que son víctimas muchos niños, niñas y
jóvenes, en algunas ocasiones se gestan desde el interno de sus hogares, las dinámicas
familiares se desbordan hasta la escuela, la falta de cuidado, la carencia en la atención de las
necesidades y situaciones que afectan a los menores y en este caso el rechazo parental,
permite que se sea más propenso a la discriminación y matoneo desde los contextos escolares,
pues no podemos desconocer papel vital que desempeña la familia en la formación de la
personalidad del individuo y en la manera cómo afronta su vida; frente a estas situaciones los
individuos que por lo general son víctimas de violencia escolar callan esta situación y la
sufren en silencio, muy pocos acuden a sus familias para encontrar respaldo, en el caso de
Ricardo no hay familia a quien se pueda acudir, y por tanto se recurre a otros: no los mejores,
no los más destacados, sino a aquellos en los que se encontró protección, refugio, respaldo
frente a aquellos que lo ultrajaban pues en el caso de Ricardo lo condujeron a un camino de
consumo desmedido de todo tipo de sustancias psicoactivas, con pequeños momentos de
lucidez, que hasta el día de hoy no aún no se ha detenido, el que en su memoria tiene su
origen a muy temprana edad y lo recuerda así:
“A los 12 años en el colegio conocí la marihuana… , me volví rebelde en el colegio
y empecé a unirme con los malos, con los muchachos negativos del colegio para poder
ser aceptado…., Pues un compañero, empezó a llevar unos taleguitos, valían 50 pesos,
yo … mi papá me daba 10 pesos diarios, reunía los 10 pesos, 50 pesos a la semana, y
compraba el paquetico de marihuana..., empecé con marihuana y siguió con pepas,
Mandrax, doler 714, ácidos, purple haze2, romilar, alcohol osea trago, mucho, mucho
licor, brandy a mí me encantaba el brandy.” (Comunicación personal, RFHV8)
En su desarrollo, todo individuo busca de una u otra manera ser aceptado por aquellos
que están en su entorno, por lo general esa aceptación se da por cosas en común entre los
individuos, como la música, el deporte, las expectativas de vida; para el protagonista de este
relato, la aceptación se da en un entorno de rebeldía ante las circunstancias que lo envuelven,
el contacto con sustancias psicoactivas se da en este contexto, con aquellos que lo aceptan.
Esta parte del relato nos enfrenta a otra realidad, el hecho de que niños desde muy
temprana edad y desde sus ambientes escolares tengan acceso sustancias psicoactivas; esta
narrativa nos presenta una situación que paso hace más de 40 años, lo que debe llevar a
cuestionar esta situación es que hoy día cuando se aborda el tema de consumo de drogas en
2 Marihuana morada
menores de edad se habla de ella como si fuera un fenómeno de esta época y no como una
problemática que por décadas ha afectado a los niños, niñas y jóvenes. Ahora bien, lo que sí
es cierto es que el contacto con la marihuana desde muy temprana edad, conlleva al consumo
de otro tipo de sustancias psicoactivas mucho más fuertes y degenerativas; en estudios
referenciados por Grigoravicius, Iglesias, Ponce, Gárcia, Pandolfi, Nigro y Bradichansky
(2013) afirman que el consumo de sustancias psicoactivas en menores de edad a nivel
mundial se incrementa cada vez, pero que cada vez más la edad de los consumidores
disminuye, según estos estudios la edad de iniciación del consumo de este tipo de sustancia
se da entre los 11 y 13 años de edad y que el consumo por lo general inicia con bebidas
alcohólicas; este es el caso de Ricardo, pues el hecho de iniciar el consumo de marihuana a
muy temprana lo condujo al consumo de todo tipo de sustancias psicoactivas antes de cumplir
la mayoría de edad y al fracaso de su vida escolar, Ricardo lo recuerda de la siguiente manera:
“me expulsaron del colegio y empecé a trabajar yo en, como yo tenía 14 años...,
entonces me fui para Corabastos, mi mamá no me aguantan en la casa… ella me dice
tiene que salir a trabajar porque aquí no quiero vagos entonces me fui Corabastos y
ya empecé a cargar camiones, a las 4 de la madrugada iba cargaba camiones con lo
que fuera, si bueno, yo ya comencé a cargar camiones desde los 14 y fumando
marihuana y fume marihuana y todo marihuana”. (Comunicación personal, RFHV09)
Las circunstancias de consumo, las malas compañías y la rebeldía que se presentó en
el entorno del colegio, traen consecuencias en la vida de Ricardo, apenas estaba iniciando su
adolescencia es excluido del sistema escolar, ante estas circunstancias aparece de nuevo la
figura impositiva y autoritaria de la madre, a partir de este momento la figura del padre
desaparece, la casa es la de la mamá y las reglas son puestas por ella, entre estas el hecho de
tener que trabajar a falta de colegio. El ingreso al mundo del trabajo es otra realidad que tiene
que afrontar y para una persona joven, casi un niño y sin formación, el trabajo de “cotero”
(las personas que se encargan de cargar y descargar camiones) en la Central de Abastos de
Bogotá (Corabastos), es una opción. Largas y pesadas horas de trabajo, poca remuneración
económica, en una época en la cual era normalizado el trabajo infantil, al respecto Pedraza
Avella y Ribero Medina (2006), afirman que frente al trabajo infantil, la explotación de la
que son víctimas los menores en estos contextos laborales, pues no cuentan con ningún tipo
de seguridad o derecho, al igual que la poca posibilidad que se presenta para volver a la
escuela y terminar sus estudios, lo cual se verá reflejado en pocos ingresos debido a la falta
de preparación y profesionalización, en el caso de Ricardo en este contexto de trabajo infantil
se aumenta el consumo de marihuana, el cual le ayudaba a soportar las pesadas jornadas
laborales.
En relación con esta situación se debe reconocer que un gran fracaso del Sistema
Educativo Colombiano es la deserción escolar y la exclusión de los jóvenes del mismo, un
niño o un joven que sea excluido y expulsado de un colegio, es una derrota para la escuela;
exponer a los niños a condiciones de trabajo desde temprana edad es arriesgarlos a
situaciones de explotación y entornos que no son adecuados para su edad. En esa línea,
Ricardo al continuar con su relato nos lleva a un momento que es significativo para él, aunque
no por mucho orgullo, cuando nos dice:
“Terminé el bachillerato mucho tiempo después pero estudié en todos los colegios
de vagancia, porque allá todos eran colinos.” (Comunicación personal, RFHV10)
A pesar de las situaciones que rodearon su vida en la etapa juvenil, se evidencia en
el protagonista de esta historia, la intención por formarse, por mejorar sus condiciones de
vida, en su narrativa se puede reconocer que esto no fue fácil y que este proceso que
usualmente tiene un periodo de seis años, le costó mucho más que ese tiempo, reconociendo
además que la calidad de su formación se vio afectada, pues esta se ve afectada por los
contextos sociales y culturales que rodean las instituciones educativas.
La percepción que Ricardo tiene de los colegios en los que estudio es muy negativa,
al referirse a ellos como “colegios de vagancia”, ahora bien la palabra “colino”, se refiere a
las personas que consumen marihuana de manera habitual, esta era una expresión que se
empieza a emplear en la llamada época del hippismo en la ciudad de Bogotá y frecuentaban
los sectores y discotecas donde el consumo de esta sustancia era permanente, en el caso de
Ricardo el consumo de drogas se ve incrementado cada vez más, al respecto Fantin (2006) al
hacer referencia de las causas del consumo de sustancias psicoactivas en adolescentes y
jóvenes, como en el caso del protagonista de esta narrativa, menciona situaciones como pobre
autoestima, escaso desarrollo de capacidades, carencia de autodisciplina, dificultad de
entablar relaciones interpersonales, escaza capacidad de juicio y ausencia del sentido de
responsabilidad, la manera como continua la narrativa deja esto en evidencia, ya que dentro
de la dinámica para motivar la memoria frente a su historia de vida, se le pregunta por la
canción que más recuerda de su juventud, la respuesta es Let it Be (The Beatles), mientras ve
proyectado en el televisor que esta frente a él el video de esta canción, dice:
“En esta época (15 años de edad) consumiendo y ya me... metiendo en las discotecas,
ese concierto este concierto yo lo vi (señala el televisor donde vamos a proyectar el
video), el concierto de Let it Be. Con esa canción fue mi primer intento de suicidio...
que saqué todos los remedios del cajón de los remedios, y los eche en dos vasos
porque los medicamentos no cupieron en un vaso los echen dos vasos y con una Coca
Cola, pues yo pensé que esa forma y me tomé dos vasos no sé qué pastillas me comí;
mi mamá ni siquiera se enteró de lo que había pasado qué era lo que yo quería hacer,
bueno, entonces pasó el tiempo y ya la segunda fue cuando me pasé con dosis de
romilar.” (Comunicación personal, RFHV11)
Nótese la manera como Ricardo evoca uno de los momentos más dolorosos de su
vida, como lo es el primer intento de suicidio, es importante observar que describe este
acontecimiento detalladamente, lo que deja en evidencia una marcada carga emocional, el
sentimiento de soledad y una pérdida total del sentido de vida, la cual se hace evidente al
hacer referencia, que su madre ni siquiera se dio cuenta de lo que ocurrió, la figura de la
madre se hace presente en la historia, pero es ausente en este momento sombrío y doloroso;
frente a esta problemática Toro, Paniagua, González y Montoya (2006), afirman que algunos
factores relacionados con la idealización suicida en los jóvenes y adolescentes son la
depresión, la sensación de soledad, el detrimento en las relaciones al interno de la familia,
problemas con la autoimagen y el autoconcepto, el consumo y abuso de sustancias
psicoactivas, lo cual degenera en trastornos de personalidad y que aumentan la probabilidad
que el individuo que presente estas situaciones atente contra su vida.
El segundo momento en el que Ricardo se ve próximo a la muerta, es por causa de
una sobredosis, algo a lo que se está expuesto cuando comienza a experimentar todo tipo de
sustancias psicoactivas. Para el protagonista de la historia las consecuencias de ese consumo
lo llevan a sufrir estados depresivos, de soledad; más de seis años inmerso en el mundo de
las drogas, de constantes sobredosis, en las que recuerda el consumo marihuana, cocaína,
ácidos, de todo tipo de hogos alucinógenos, incluyendo el llamado borrachero y vivir los
consecuentes conflictos familiares que trae su condición de adicción se decide realizar un
proceso de rehabilitación, proceso que recuerda así:
“entró a comunidad terapéutica cuando tenía 19 años "Cotecol" porque había metido
de todo y había metido ya muchos hongos y muchos estaba que me volvía loco, no
quería volver a hacer nada, termine el proceso en 2 años…yo duré 2 años era terapia
de choque pero era… era una terapia muy buena lo máximo; la creó el padre Marco
Fidel López Suárez: Terciario Capuchino la trajo de una copia de un proyecto de que
se llamaba el proyecto hombre de la comunidad de San Carlos en Italia... dure un año
bien.” (Comunicación personal, RFHV12)
Después de siete años consumidos en las drogas, con consecuencias para su cuerpo y
su salud mental, se presenta la posibilidad de ingresar a una comunidad terapéutica y realizar
un proceso de desintoxicación, se reconoce que los efectos en su vida eran muy severos,
donde no encuentra motivación para vivir. Al igual que en su vida académica, en este caso,
un proceso que en la mayoría se hace en un año, para Ricardo será un proceso de 2 años, pero
con una variante significativa, y es lo agradable que se le hace hablar de este proceso, sus
expresiones frente a esta experiencia son positivas, el hecho de recordar con nombre propio
al sacerdote que trajo al país este modelo terapéutico – aquí una acotación significativa, en
ningún momento en su narrativa se da el nombre de la madre, o del padre o de sus hermanos
- pero si del sacerdote, el nombre de la experiencia y la comunidad a la que pertenece, dan
muestra del impacto positivo en su vida.
Esa luz en su vida se opaca rápidamente, después de una narrativa que refleja un
espíritu de superación, se acaba o mejor él, la acaba con una frase corta y tajante que
concluye con esa esperanza: “dure un año bien”. Ricardo es consciente de esta situación y
su sentimiento de frustración ante esta realidad se hace innegable. El papel que cumple la
comunidad terapéutica en el proceso de desintoxicación en la vida de Ricardo fue positivo
por un tiempo; el aumento en el consumo de sustancias psicoactivas en Colombia desde
algunos sectores de la sociedad y específicamente desde la iglesia que ve la necesidad de
responder a esta problemática y trae de otros países modelos terapéuticos, lleva a la
formación de varias comunidades que se encargaban de realizar procesos de rehabilitación.
Este tipo de modelo terapéutico se caracteriza porque el tratamiento para la
rehabilitación de los drogodependientes se realiza de manera residencial, y tiene como
objetivo el modificar las conductos negativas y generar un cambio, que lleve a un estilo de
vida libre de sustancias psicoactivas, por otra parte Hernández y Londoño (2012) afirman
que la permanencia en los tratamientos terapéuticos de rehabilitación se logra cuando las
personas asumen las normas y directrices dados por el equipo terapéutico, empezando por
los hábitos y estilos de vida.
A pesar de las circunstancias de consumo, el recurrir a procesos terapéuticos de
rehabilitación para muchos es una alternativa, pero el éxito de la misma es producto de varios
factores: en primer lugar el trabajo, responsabilidad y voluntad de la persona que presenta
conductas adictivas, en segundo lugar el trabajo de los terapeutas, en tercer lugar y de gran
valor el apoyo y acompañamiento de las familias. El proceso de comunidades terapéuticas
ha tenido una gran cabida frente al tratamiento contra el consumo de sustancias psicoactivas
en el país, pero esto carece de sentido cuando no es realiza un acompañamiento permanente
desde todas las esferas que rodean al sujeto, y no se tiene cuidado de los riesgos constantes a
los que se está expuesto, que pueden conducir a los individuos a recaer, como fue el caso de
Ricardo, que con dolor y con la mirada en el suelo recuerda:
“Después de ese año de estar bien, me volví alcohólico y con el alcohol conocí el
perico y después el bazuco lo que no había hecho, había dejado todas las pepas, los
hongos, lo más tremendo y ahí fue donde recaí empecé por el bazuco y seguir con la
marihuana, y el licor, y con el tiempo me volví bazuquero.” (Comunicación personal,
RFHV13)
En el proceso de desintoxicación y rehabilitación de Ricardo se pueden reconocer
momentos de lucidez, de un distanciamiento de las drogas, ahora, como él lo menciona, estos
procesos requieren de acompañamiento y apoyo de su entorno, especialmente de la familia,
pero esa figura no se ve por ningún lado, se acude al consumo de otro tipo de sustancias
psicoactivas de uso legal como lo es el alcohol, en ese contexto donde este se presenta como
una sustancia de uso normalizado y no se dimensiona los efectos de mismo, en el caso de
Ricardo, después de estar alejado de la marihuana y las otras sustancias que acostumbraba,
se llega al brandy y a otros licores, llegando a reconocer otra nueva adicción: el alcoholismo.
Con sus antecedentes de adicción es comprensible que Ricardo haya recaído de nuevo
en la de marihuana, en esta situación se llega a sustancias que nunca había consumido como
el bazuco, que es en sus expresiones “como lo más bajo”. Nótese que en su relato cuando
habla del uso de marihuana y de otras sustancias, no emplea algún término de identificación
personal, pero con el bazuco, manifiesta explícitamente: “… con el tiempo me volví
bazuquero”, esta expresión denota su condición actual de adicción, como algo negativo y
reprochable. Al abordar el tema del fracaso en los procesos de rehabilitación, Medina Pérez
y Rubio (2012) afirman que dicho fracaso se debe a factores como el nivel de motivación,
compromiso y carácter de la persona que participa del proceso; al igual en estos procesos se
presentan falsas sensaciones de seguridad, pues estando internos se encuentran alejados de
los factores desencadenantes y estresantes que conllevan al consumo, y que ya terminado el
proceso de desintoxicación se vuelve a estar expuesto; a eso se suma que algunos
tratamientos no tienen en cuenta la particularidad de cada individuo y sus situaciones de
consumo; en el caso de Ricardo son esas falsas seguridades que lo llevan a sumergirse en el
alcohol y posteriormente caer en el bazuco, lo cual traerá a su vida consecuencias, que
truncan los proyectos que tenía hasta en ese momento, la figura materna reaparece en el relato
con una huella negativa, el tono de su voz se torna algo nostálgico y lleno de resentimiento,
al relatar:
“Como a los 22 años mi mamá me echa de la casa se me tira todo, mi bachillerato y
ya iba a presentar el examen del ICFES, mi madre se me tira todo de una forma muy
brutal porque me tengo que ir para la calle o para una comunidad terapéutica, yo le
digo que estoy estable con la marihuana y que estoy estudiando, y trato de conseguir
una pieza, mi madre va hasta donde pagó la pieza porque ya me ha echado y estoy
pagando una pieza estaba haciendo el bachillerato estoy trabajando en una carpintería
y me siento pleno, todo está bien pero si va mi madre hace un escándalo.”
(Comunicación personal, RFHV14)
A pesar de su juventud – apenas 22 años- ha vivido situaciones de consumo extremas,
intentos de suicidio, un proceso de rehabilitación, pero su vida parece cada vez cuesta abajo;
a pesar de sus intenciones de hacer cosas por superarse como trabajar y estudiar, el consumo
de marihuana sigue presente, ante esto se presenta un ultimátum: a la calle o iniciar un nuevo
proceso de rehabilitación. A esta situación, se suma el imaginario que es común a aquellos
que tienen algún problema de consumo y es la falsa creencia que se tiene contralada la
sustancia, a esto se enfrenta nuevamente la figura de la madre, con acciones radicales que
entorpecen la dinámica de vida que llevaba. Frente al consumo de sustancias psicoactivas en
adolescentes y jóvenes, Ruiz, Herrera, Martínez y Supervielle (2014) manifiestan que esta es
la población más vulnerable y propensa y que estos justifican su consumos en argumentos
como el hecho que les ayuda a concentrarse y rendir en sus estudios o trabajo, que este tipo
de sustancias les ayuda alcanzar popularidad y aceptación en medio de sus grupos sociales,
y algunos simplemente las utilizan como un método de escape de las circunstancias que
rodean su vida. Ruiz Candina, et.Al. (2014) consideran de igual forma como factor
importante la predisposición genética que pueda tener el consumidor, afectándole en el
funcionamiento de sus esferas: biológica, psicológica, social y espiritual, al darle lugar al
estilo de vida del adicto.
Pareciera que cronológicamente este extracto de la historia fuera posterior al extracto
que anteriormente abordado, pero lo cierto es que en su concepto esta fuera una buena etapa
de su vida, independientemente del consumo, se siente “pleno”, pero la figura de la madre
aparece nuevamente como algo negativo, alguien que con sus acciones le arruina su vida,
esta será la una de las últimas ocasiones que en su historia Ricardo hace referencia a la figura
materna.
En estas circunstancias la persona que tiene un consumo habitual, permanente y
dependiente de alguna sustancia psicoactiva tiende a justificar su consumo, en muchas
ocasiones aunque se es consciente de los efectos negativo de las misma, se justifica con
argumento como “yo lo tengo controlado”, este es el mismo pretexto que Ricardo uso por
años, y que tristemente lo condujeron a frecuentar sectores de la ciudad donde el expendio y
consumo es permanente; en esta parte de su relato, explica con detalle su recorrido por las
llamadas ollas, siendo enfático en que a pesar de sus intenciones de trabajar siempre caía en
las peores ollas; una vez más su mirada no se levanta del suelo, evitando mirar a los ojos a
sus interlocutores, y con mucha vergüenza en su rostro cuando dice:
“Fueron tantos años de vivir en la calle, empecé metiendo bazuco en el barrio La
Favorita y sin embargo, pues siempre traté de trabajar, entonces termine en las peores
ollas siempre, a pesar de trabajar y pagarme una pieza no salía de las ollas: Del
cartucho, la sexta, de la favorita, y del Bronx, hasta que deje de pagar pieza y me
quedé en la calle.” (Comunicación personal, RFHV15)
La frecuente asistencia a las llamadas ollas, incrementa el consumo de sustancias
psicoactivas, llegando en este caso al bazuco, es en este momento que se deja de priorizar
necesidades vitales como la de un techo, o la de alimentación por la necesidad de recursos
para comprar drogas, es así como Ricardo llega al estado de habitancia de calle, nótese, que
en su relato hace referencia a una zona específica del centro de la ciudad, que por años ha
lidiado con esta problemática de venta, comercialización y consumo de sustancias
psicoactivas, como lo es el sector de Los Mártires, el cual se caracteriza por las condiciones
de pobreza extrema de sus habitantes, de la permanente circulación de una gran cantidad de
transeúntes que acuden a este lugar para suplir sus necesidades de consumo, ya que esta
localidad de la ciudad se ha convertido con el paso de los años como expendio de todo tipo
de sustancias psicoactivas, lugar de explotación sexual y centro de operación de grupos
delincuenciales de la ciudad de Bogotá.
Al hablar de este sector de la ciudad de Bogotá, Daza Castillo (2017) recuerda que en
esta zona quedaba la llamada Calle del Cartucho – Barrio Santa Inés, la cual por décadas se
vio afectada por fenómenos sociales como la indigencia, la criminalidad y la marginación.
En el año 2011 la Alcaldía Mayor de Bogotá decide intervenir el Cartucho, producto de esta
intervención dio origen a nivel urbanístico al Parque Tercer Milenio, y produjo el
desplazamiento de la población marginalizada a la zona del Bronx. En el Bronx se reorganiza
y mantiene el orden social que estaba presente en el Cartucho, hasta que en el año 2016, el
Bronx o la “L” como era conocido esta olla concentraba la mayor cantidad de habitantes de
calle de Bogotá, pues fue en este año cuando la nueva administración distrital decide
intervenir el Bronx, y los habitantes de calle se diseminan por otros sectores de la ciudad y
las llamadas grandes ollas de consumo, se convierten en pequeñas ollas; lo cierto del caso es
que durante sus años de habitancia de calle Ricardo fue testigo de todos los cambios que este
sector ha vivido en las dos o tres últimas décadas.
En su narrativa Ricardo no solo llega a conocer las llamadas ollas del centro de
Bogotá, sino que en alguna etapa de su vida, en la cual no hay claridad cronológica llego a
frecuentar estos lugares en ciudades como Cali, Pereira y Armenia, en estos contextos el poco
dinero que se obtiene es destinado para comprar la “bicha” y solventar las exigencias que el
cuerpo le hace a aquellos que ya son adictos, esta es la manera de muchos para llegar a la
condición de habitancia de calle, pero aun en su situación de habitante de calle y sin contar
con un ingreso económico fijo se hace necesario trabajar, y aquí está el interrogante para el
protagonista de la narrativa, trabajar en qué, ¿Cómo conseguir dinero sin hacerle daño a
otros?, pues en alguna parte de su relato menciona que solo robo una vez y que no se sintió
bien y que sintió remordimiento al recordar a la persona que le quito sus cosas. Es por eso
que al abordar el tema de la manera como sobrevive nos dice:
“Trate de trabajar con la poesía en los buses, en un tiempo me fue bien pero me canso
porque ya se cansaba uno, me entendí más con la basura, no me gusto retacar, me
entendí más con la basura, aprendí a reciclar.” (Comunicación personal, RFHV16)
Frente a este aspecto, lo cierto del caso es que muchos habitantes de calle acuden al
“retaque” (pedir dinero en las calles o buses) para poder solventar sus necesidades, otros
acuden al “recicle” (separación de residuos y basuras de aquello que es reutilizable) para
vender estos productos y así obtener el dinero que requieren, recurriendo a sus capacidades,
Moreno C. (2003), refiere que el habitante de calle frente al cuidado de sí mismo recurre a
prácticas como la adopción de una serie de expresiones que albergan múltiples significados:
su forma de vestir completamente descuidada, sus expresiones que resultan inadecuadas y
violentas hacen parte de su herramienta de trabajo, pues para el retaque y la mendicidad se
hacen necesarios, ya que esto genera en los transeúntes lastima o pesar, que les ayuda a
conseguir dinero, y en otros casos genera miedo, que es igual de eficaz a la hora de obtener
recursos para su subsistencia; para otros su apariencia física, su vestimenta que como se
menciono está cargada de significados se convierten en su armadura, la cual le permite
movilizarse por el territorio, ser aceptado sin vacilaciones.
La calle es una escuela para aquel que la vive y para aquel que vive en ella, la calle
enseña a sobrevivir, a salir adelante pese a las circunstancias, en medio de la pobreza total,
de la indigencia, el habitante de calle desarrolla habilidades que les permita subsistir, el
retaque, el recicle, y otros más complejos como el hurto, entre otras, este contexto de calle
y en su situación de habitante de calle, Ricardo se encuentra con la figura de Sor Noemí, en
una de esas tantas noches frías de recorrido en medio calles llenas de habitantes de calle y en
la compañía de muchos voluntarios que desde hace más de 20 años ofrecen un pan y una
bebida caliente con el único pretexto de acercarse, romper el hielo, hacer una oración e
invitarlos a que se acerquen al CAMM, el cual él recuerda de esta manera:
“la hermana repartía aguapanela por las noches con sándwiches aquí en la 26 en el
parque de las flores, ahí en la 26 iba la hermana, siempre, aunque no usaba gafas y se
veía más hermosa todavía, cómo los años han pasado le han dado duro, pero no deja
de ser hermosa. Ella siempre con su sonrisa y siempre los martes con su aguepanela
y sus panes, y la palabra de Dios. Y esto es con unas comidas... ya después estaba
mejorando y mejorando, porque ya se había instituido bien, y tenemos un buen
desayuno, un buen almuerzo, buenas dinámicas de las personas de las universidades
y uno se relaciona con personas.” (Comunicación personal, RFHV17)
El contacto con Sor Noemí y su obra empieza con un gesto sencillo: como un bebida
caliente, una sonrisa, y la transmisión del Evangelio, el hecho de tener a donde llegar y tener
algo que hacer mitiga las circunstancias y condiciones de vida de aquellos que frecuentan el
Centro Ambulatorio de la Medalla Milagrosa, este es el caso de Ricardo y de todos aquellos
que acuden regularmente frecuentan este lugar, que bajo los principios del Evangelio, el
carisma y la espiritualidad de San Vicente de Paul, pues, “Es la persona humana la que se ha
de salvar y es la sociedad humana la que se ha de construir. Por consiguiente, será el hombre
el eje de toda esta explanación: el hombre concreto y total, con cuerpo y alma, con corazón
y conciencia, con inteligencia y voluntad.” (Pastoral, 1965, p. 228)
Y es que en medio de las noches frías, en callejones llenos de habitantes de calle,
muchos de ellos consumidos en su vicio, donde la figura de esta mujer vestida de hábito y
otros hombres y mujeres que la acompañan todos los martes, con una bebida caliente y un
pan buscan calmar el hambre y el frio, pero que solo es un pretexto para llevar alimento
espiritual, y así pretender arrebatar de la calle a esos que han caído en sus garras y ayudarles
a restituir esa dignidad que han perdido o se les ha sido despojada; en ese contexto de
habitabilidad de calle se entablan relaciones que muchos no esperarían ver, este es el caso de
Ricardo, que al preguntársele si tiene hijos, su tono de voz cambia, se incorpora mira a los
ojos, se frota la cara y manifiesta:
“nunca tuve hijos y hace como 5 años conocí a una muchachita, es loca, por qué digo
loca?... porque ella es autista y fue violada de niña, el padrastro, la amarraba, la
violaba, cuando ella llegaba del colegio y pues aprovechaba y yo desde cinco años
me hecho cargo de ella y es como mi hija, yo la cuido... sobra decir que la experiencia
que me ha hecho vivir mi hija como padre de una drogadicta, lo último que me ha
hecho vivir Dios, ser padre de una drogadicta, es una hija porque yo me comprometí
con ella, como si fuera un Palomo al que uno le da alimento y lo acostumbra, yo llego
a dejar a ella sola se muere de pena moral, si la dejó se muere.” (Comunicación
personal, RFHV18)
Las mismas condiciones de habitancia de calle, llevan a entablar diferentes tipos de
relación, compromisos como cuidar de otros que están en la mismas o peores circunstancias,
este es el caso del protagonista de esta narrativa, la calle presenta grandes ejemplos de
empatía y solidaridad. Ahora bien, es esta la oportunidad para Ricardo de romper con ese
ciclo de violencia en el cual se ha visto inmerso desde antes de su nacimiento, al cuidar de
otra persona que se encuentra en condición de vulnerabilidad y al asumir un compromiso con
su cuidado y protección. Para el común de la gente, la calle no es un territorio donde se
puedan entablar con facilidad relaciones de empatía, pero esta parte de la historia da muestra
de todo lo contrario, donde se evidencia un compromiso moral y ético que no se esperaría
encontrar. Al respecto Gómez, Calderón, Dávila, Osorio, Caro y Castaño (2019) afirman que
entre los habitantes de calle se llegan a generar relaciones de verdaderos vínculos de
solidaridad, cuyos códigos de comportamiento se mueven entre el respeto por el otro, gran
sensibilidad a sus circunstancias. Y es que entre las habilidades que se desarrollan en la calle
y a pesar de ser un contexto hostil, individualista y guerrero, se aprende a cuidar de sí mismo
y del otro, se entablan compromisos con el parche, con el parcero, con los otros que están en
las mismas condiciones y se generan códigos sociales, éticos y morales sólidos, por tanto la
condición de habitancia de calle, exige aprender a relacionarse, es vital el respeto por el otro
y su espacio, los códigos de lenguaje y conducta están claramente definidos y el acatamiento
por tales es la clave para sobrevivir.
Para finalizar su relato, Ricardo recalca por un lado su capacidad para trabajar y
solventar sus necesidades personales y las de “su hija”, y por otro su deseo de estabilizarse.
Se hace innegable que existe un deseo por salir adelante, por valerse por sus propias fuerzas
y mejorar sus condiciones de vida, en últimas de cuidar de sí mismo, sin embargo se puede
observar que el lastre de los sentimientos negativos hacia su madre se presentan con mucha
fuerza y siguen marcando su vida, al finalizar su relato esto se manifiesta con mucha claridad
al decir:
“siempre he sido, he sido un buen trabajador, en una empresa he sido pintor de
muebles, pinto carros, pinto apartamentos, en estos días tengo que pintar una fachada
pero el señor se está demorando en darme ese contrato, cualquier cosa o sea soy un
todero hago de todo, de todo un poco, entonces, quiero ubicarme un trabajo y poder
pagar una pieza y vivir yo solo, así como lo estaba logrando antes de que mi mamá
fuera a ser el escándalo.” (Comunicación personal, RFHV19)
El habitante de calle para sobrevivir se vale de todas las capacidades que tiene,
Herrera G. (1995) afirma que estos buscan que todo lo que hagan sea productivo, que les
genere algún tipo de beneficio, se conviertes en personas pragmáticas; se convierten en
personas muy recursivas y buscan la manera de sacar provecho de todas las circunstancias
que se les presenten, hasta de aquello que para los demás no sirve y es desechado, en el caso
de Ricardo no es diferente, pero ese deseo por salir adelante se trunca al recordar las acciones
y comportamientos de su madre, que para su concepto fueron la causa de que él llegara a la
calle.
Con ese reconocimiento de su capacidades, con la manifestación de querer mejorar
sus condiciones de vida, pero recordando en una mezcla de tristeza, rabia y dolor la figura su
madre, o mejor con el reconocimiento de quien es, el deseo de quien quiere ser y certeza de
las circunstancias que lo llevaron hasta este lugar, se termina el encuentro; la figura delgada,
canosa y de tez trigueña agradece la oportunidad de haberlo escuchado, se despide con un
abrazo, no sin antes preguntar si se puede llevar la mitad de un ponqué Ramo que queda sobre
la mesa y que veníamos compartiendo mientras nos hablaba, los toma con cuidado, los guarda
en una bolsa que trae en su bolsillo y sale de lugar donde estábamos a paso lento.
4. De la Calle del Bronx a comunidad en dialogo.
Después de más de dos horas y media de viaje desde el Barrio Samper Mendoza,
(lugar donde funciona el Centro Ambulatorio de la Medalla Milagrosa), llegamos con Sor
Noemí a un sector rural del municipio de Soacha, a lo que fue alguna vez la caballeriza de
una finca de alguna de las familias distinguidas y prestantes de la ciudad, este lugar es hoy
y desde hace más de diez años la fase residencial del proceso liderado por las hermanas
Vicentinas en cabeza de Sor Noemí; nos reciben siete hombres llenos de alegría y felices por
la presencia de Sor,… todos prestos a atender la visita, con el ánimo de que aquellos que no
conocíamos el lugar veamos lo hermoso que es, porque ellos mismos y los que estuvieron en
el pasado por allí han permitido que sea así.
Entre todos ellos, se reconoce la figura de un hombre (no mayor de 30 años, de ojos
claros y mirada vivaz, alto y delgado, con evidentes cicatrices en su cara y en sus brazos
pero de buena apariencia), su liderazgo es avasallador, todos están atentos a lo que él dice y
a hacer lo que este pide; hasta Sor Noemí recibe de informe de cómo van las cosas en la casa
de este joven; es este sujeto el protagonista de la siguiente historia y que para facilidad del
relato se identifica con el nombre de Julián.
Después de un café caliente, se da apertura a la conversación, previo permiso de él
mismo inicia una narrativa en donde compartió su historia de vida y cómo esta lo condujo a
Comunidad en Diálogo. Dirigidos hacia la capilla - este es el lugar en el que todos los días
se encuentran los participantes de la fase residencial para vivir su cotidiana lucha – la carga
simbólica de dicho escenario posibilita que Julián reactive la memoria y recorra los caminos
de propia historia remitiéndose a su infancia como primer peldaño de su relato, que recuerda
de la siguiente manera:
“En ese momento para mí era como un sueño, era lo más normal, pero con el tiempo
se veía el maltrato de mi papá hacia mi mamá, la defensora en esas situaciones era
mi abuela paterna, pero la situación para mi mamá yo creo era muy difícil, porque
él siempre llegaba tomado y la maltratarla y llega un punto donde mi mamá no
aguanta, y ella decide escapar, porque mi mamá vivía casi encerrada como a las
normas de mi papá y mi abuela, mi abuela era muy alcahueta con mi papá entonces
yo creo que la situación la hace salir de ese ambiente y ella decide salir, con el apoyo
de mi familia materna... después de esto, con mi papá la relación se fue diluyendo
ya lo comencé a ver muy de vez en cuando, mi mamá tiene otra pareja, entonces
llega mi padrastro y ya con el tiempo el comienza a maltratarme, es lo que yo estoy
recordando, el comienza a maltratarme.” (Comunicación personal, JFVHV01)
Las circunstancias que rodean el inicio de esta narrativa vislumbra un ambiente
marcado por la violencia al interno de la familia, su primer recuerdo, es la figura de un padre
que maltrata física y psicológicamente a su madre, sometiéndola y subyugándola bajo sus
reglas, por ello llega a afirmar: “ella decide escapar”; ahora bien, los comportamientos del
padre se ven apoyados en el consentimiento y motivación de la abuela paterna, la cual en
una actitud transmisionista, y a pesar de su condición de mujer parece ser la motivadora de
esa actitud machista y violenta, rodeada por el constante consumo de alcohol de parte del
padre, que en la narrativa de Julián se presenta como el detonante de los comportamientos
hostiles hacia la madre, vale la pena advertir que el narrador de esta historia destaca como
centro del maltrato a la madre, en ningún momento habla en plural.
La separación de los padres no debe implicar necesariamente desligarse de los hijos,
pero en este caso se evidencia una ruptura de la relación de padre e hijo, en todo el relato solo
se menciona al padre en dos ocasiones, y los dos recuerdos de este son negativos; ahora bien
en contextos de pobreza, marginación y falta de oportunidades, la conformación de nuevas
relaciones de parte de madres con hijos, las expone a ellas y a sus hijos a perpetuar esos ciclos
de violencia. Al cerrar esta primera parte del relato Julián es muy enfático en afirmar: “con
el tiempo él – refiriéndose a su padrastro - comienza a maltratarme, es lo que yo estoy
recordando, el comienza a maltratarme”.
La imagen que tenga de padre o de madre el sujeto cumple un papel importante en la
constitución de su carácter y personalidad; ahora, las dos figuras masculinas que son
referentes de padre en la infancia de este sujeto en particular, son figuras violentas,
maltratadoras y con problemas con el alcohol, y esta situación será crucial en su historia de
vida. Al respecto frente al machismo y maltrato contra la mujer, que por décadas ha sido
tolerada a nivel social, (Oblitas Béjar, 2009) refiere que la sociedad en el discurso sanciona
estas situaciones de violencia contra la mujer, pero en la práctica es insensible ante las misma,
justificado la imposición del hombre frente a su esposa e hijos en los hogares, al ser el
proveedor es quien ejerce la autoridad, por lo tanto el único que toma las decisiones a nivel
familiar. La mujer queda subyugada a funciones como el cuidado de los hijos, arreglo de la
casa, siendo minimizada como persona. Este es el caso de la madre de Julián, ya que las
circunstancia de vida, plasmadas al inicio de su relato permiten reconocer una situación de
violencia domestica pareciera no tener fin, sino que se prolonga en otros momentos,
contextos y con otras personas, de esta manera continua la narrativa:
“Yo nací en Facatativá y viví allí hasta que mi mamá conoció a mi padrastro,
después de esa época, como a los 9 años nos fuimos a vivir a Fontibón y es donde
después de muchas cosas deciden volverse independientes, montan unos negocios,
un negocio de arepas, un negocio de líchigo y ahí también viene la problemática con
mi padrastro, él también tomaba mucho, ya ahí con el tiempo vuelve a haber
maltrato por parte de mi padrastro... ya era muchas noches, nos tocaba decirles a los
vecinos que nos dejaran quedar en alguna casa, porque él llegaba muy tomado,
incluso a la policía se le escaba, se descontrolaba mucho el.” (Comunicación
personal, JFVHV02)
El lugar de procedencia u origen permite comprender mucho de las circunstancias
que rodean al sujeto, en el caso de Julián su entorno se caracteriza por una cultura machista
y el consumo de alcohol como algo normalizado, propio del ambiente, dejar esto claro es
importante para él, no en vano hace mención de esto muy posterior al inicio de su relato. Las
condiciones económicas y la búsqueda de estabilidad motivan a la familia del protagonista a
realizar pequeños emprendimientos, esta es una opción para mejorar sus condiciones de vida,
la venta de comestibles, la venta de verduras y frutas, son una opción que para algunos resulta
ser favorable.
La historia de Julián y específicamente la de su madre, tiende a repetirse en muchas
mujeres que han sido vulneradas por su pareja y terminan con estas relaciones, pero triste y
peligrosamente al iniciar una nueva relación son víctimas del maltrato y el sometimiento de
sus nuevas parejas, lo que llama la atención es por qué se sale de una relación que resulta
toxica para entrar en otra que resulta igual o peor y de paso exponer a sus hijos. Una de las
causas por las que estas situaciones de violencia intrafamiliar se prolongan es la falta de
denuncia, al respecto (Giraldo y González, 2009) refieren que erróneamente se cree que estas
situaciones son parte del ámbito de lo privado a nivel familiar, y que muchas mujeres
consideran que por el hecho que el hombre sea el que lleve al hogar dinero o simplemente
por el hecho de ser mujer su palabra no cuenta y que el hombre tiene derecho a tratarla a ella
y a sus hijos como quiera, a esto se suma el temor a nuevas reprimendas, a no tener quien
sustente económicamente el hogar, minimizando a la mujer y afectando su autoestima.
Para Julián, los entornos de maltrato y violencia al interno del hogar son una
situación que es reiterada en su vida y en la de su madre, la imagen de un padrastro hostil y
el hecho que ya no sea un niño, llevan a confrontaciones permanentes y a cierto
distanciamiento con el seno materno, lo llevan en su adolescencia a tomar decisiones que no
parecen las mejores, continuado con su relato llega a compartir:
“Con el tiempo uno va creciendo, va tomando carácter, todo eso me llenaba de rabia,
de odio hacia él, y ya llego un punto en el que yo tomo la decisión de enfrentarlo, y
pues digo yo, mi mamá me daba un buen ejemplo, pero en esos tiempos mi mamá
luchaba más porque no nos faltara nada, y ahí es cuando yo empiezo a tener ciertas
libertades, ahí en Fontibón yo conozco una pandilla que se llama los new rapers,
con alguien muy conocido que se llama Jhon el Leproso y ahí comienza a los 14
años mi vida en esa pandilla.” (Comunicación personal, JFVHV03)
Con el ánimo de garantizar el bienestar de sus hijos muchas mujeres son capaces de
soportarlo todo, y Julián reconoce en su madre esa condición y fortaleza, reconoce que ella
es quien lo cuida y que hará lo necesario para que este bien; ya no es un niño, y enfrenta esa
figura que lo ha lastimado a él y a su madre, su carácter se hace fuerte y lo lleva a sumir la
vida de otra manera. Es en medio de este contexto que encuentra refugio en la pandilla.
El fenómeno de las pandillas juveniles es una realidad que ha estado presente en
sectores populares de la ciudad de Bogotá, el hurto a mano armada, el robo a vehículos y
residencias, la venta de sustancias psicoactivas son algunas de sus actividades delictivas;
ahora para una familia las largas jornadas laborales, y la cantidad de tiempo que implica tener
su propio negocio, conlleva a que al interno de las familias se cambie tiempo por plata, se
hace necesario cuidar el negocio y se sacrifica calidad de tiempo para con los hijos, la falta
de control y acompañamiento expone a los menores situaciones que pueden vulnerar su
seguridad y sus derechos, pero que además muestra que los menores de edad no solo son
víctimas, sino que pueden llegar a ser victimarios.
Ballesteros, Contreras, Vargas, Palacios, y Bonilla (2002) consideran como
predictores de vinculación al mundo de la criminalidad y las pandillas, el hecho que algunos
niños y jóvenes se relacionan con pandillas por que de antemano en ellos ya está presente
una conducta antisocial - es lo que Lahey, Gordon, Loeber, Stouthamer-Loeber y Farrington
(1999) denominan como teorías de la selección; por otro lado están las llamadas teorías de
la socialización, las cuales sustentan que los menores se van apropiando de estas conductas
delictivas antes y después de la vinculación a la pandilla. En el caso de Julián, la vinculación
a la pandilla no está separado del contexto escolar, y las actividades de la misma, como la
venta de estupefacientes son un pretexto para seguir vinculado al ámbito educativo, sus
memorias al respecto confirman de igual la forma el modus operandi de las bandas ilegales
frente al expendio de sustancias psicoactivas:
“En el colegio , yo me acuerdo que hasta 5to de primaria yo quería ser uno de los
mejores, a mí me gustaba mucho el micro futbol y hasta quinto de primaria yo era
uno de los mejores, pero ya mi mamá no podía costear un colegio privado y ella
decide mandarme a un colegio distrital en Fontibón y ahí empieza la etapa de
rebeldía, ahí viene la rebeldía, y ahí conozco lo que era los revólveres, ver la droga
como tal, ahí es donde se me despierta el espíritu del dinero..., en primaria creo
que, si fue algo muy normal, juicioso, hasta 5to de primaria, en grado 6to se acaba
todo…, aunque termine el bachillerato, yo lo termino en un colegio de suba y esta
señora que le dijo que me abrió a este mundo de Fontibón, ella tenía sus contactos
y ella me da cierta cantidad de droga y me dice respóndame por tanto y usted mire
como la vende, entonces en ese contexto se le pega a uno como la gente y se vuelve
uno como blindado, entonces yo mandaba a hacer mis tareas, casi el estudio no era
lo mío, yo era más por vender.” (Comunicación personal, JFVHV04)
En la narrativa la única referencia que se hace al mundo escolar es esta, pero lo que
destaca en ella es que se hace innegable que en los contextos escolares los niños y
adolescentes tienen un permanente contacto con sustancias psicoactivas, de igual forma se
puede evidenciar la manera en que muchos menores son instrumentalizados por los adultos
para comercializar este tipo de sustancias con sus compañeros sin levantar sospechas de sus
padres o docentes. Para Julián, la única motivación para ir al colegio es seguir distribuyendo
las drogas, desde los catorce años, ya se es consciente que se está actuando en el ámbito de
lo ilegal y se reconoce como alguien intocable, se siente respaldado puesto que reconoce que
en el mundo de la pandilla está lleno de confrontaciones, de enemigos y venganzas; son
muchas las memorias que el protagonista de esta narrativa tiene al respecto y estas memorias
no distan mucho de los testimonios que Carlos Mario Perea Restrepo, ha recopilado en su
escrito: El que la debe la paga. Pandillas y violencia en Colombia (2004), donde reconoce
que la violencia e inseguridad de nuestras ciudades radica en las pandillas que se han
apoderado de espacios donde el estado ha dejado de actuar, donde en muchas ocasiones sus
integrantes se han visto inmersos en verdaderas guerras por territorio, por negocio, por poder.
Muchos jóvenes pertenecientes a diversas pandillas, llegan a reconocer que a muy
temprana edad ya han cometido verdaderos delitos, como homicidio, hurto, venta de
sustancias estupefacientes, y que han visto como su grupo ha sido acabado poco a poco por
sus enemigos, que han visto morir a muchos de sus compañeros; “Estaba el difunto Breiner,
el difunto Javier, El difunto Carlos, el difunto Pulga, el difunto Ratón. Éramos diez y siete
pero ya han muerto trece.” (Perea, 2004, p. 6); en ese entorno de la pandilla, del porte y venta
de drogas, de pelea por el territorio, de estar en constante conflicto, no es ajeno que sus
integrantes se encuentren inmersos en el consumo de sustancias psicoactivas, continuando
con su narrativa Julián nos permite conocer desde su experiencia personal esta realidad:
“Desde los 14 años ya tomaba mucho trago, a los 17 años caigo en una correccional
por lesiones personales, en el ser adolescente en la 13 con 12 ahí dure 6 meses,
vuelvo a las ollas, pero ya comienzo a ver el deterioro de mis compañeros, como
estaban deteriorados, yo tomaba, metía en ese tiempo cocaína y ahí parte el mundo
de las drogas..., Desde los 16 años, antes tomaba trago, el primer consumo que tuve
con drogas fue el pegante…, después vino ya el consumo del alcohol, del cigarrillo,
después ya vino la cocaína como a los 16 años; cuando preste el Servicio Militar,
también fue una época acompañada del alcohol, la droga y la cocaína. …, en ese
contexto tuve que ver como mataban a muchos de mis amigos y también fui
perseguido por los enemigos de los duros, pues yo ya era bien reconocido por todos
en Fontibón.” (Comunicación personal, JFVHV05)
El consumo de alcohol y de sustancias psicoactivas es una práctica habitual en el
mundo de la pandilla, jóvenes entre los 12 a 17 años reunidos en una esquina o en un parque
con el único pretexto de tomar, drogarse, y planear sus actividades, es habitual el uso de la
violencia para imponerse el territorio y hacerse respetar; aunque en su relato no es explícito
de las circunstancias que rodearon su llegada a la correccional, se puede entender que los
hechos se desarrollaron en este entorno, estar en la pandilla implica asumir unos códigos de
camaradería y compañerismo – el problema de uno, es problema de todos – hay que pelear
por defender lo conquistado, por defender el territorio y asumir las consecuencias de esto
como ganarse enemigos, cada día se convierte una lucha por sobrevivir.
El ingreso al mundo de las drogas es progresivo, primero el alcohol y el cigarrillo –
consumo que se presenta como sustancias legales y que resulta ser normalizado y aceptado
socialmente, aun en menores de edad – luego el pegante – sustancia de fácil acceso y sin
ningún tipo de control, pero con grandes y delicados efectos en la vida de aquel que lo inhala
– y finalmente el uso de sustancias más fuertes como la marihuana y la cocaína, Julián al ser
consciente del deterioro físico y mental de sus compañeros de la pandilla, cuestiona el hecho
de cual sea el lugar en el que él se encuentre y la actividad que esté desarrollando, para él las
drogas y el alcohol han estado presentes y no se evidencia ningún interés por apartarse de
ellas. Al respecto Uribe Rodríguez, Sanabria, Orcasita y Castellanos (2016) afirman que los
adolescentes que han tenido problemas académicos, sumados a situaciones de rebeldía que
son propios de esta etapa y que en muchas ocasiones se asocian a comportamientos
desafiantes y de desobediencia, los llevan a estar expuestos desde muy temprana edad a
situaciones delictivas y punibles tienden a reproducir esas conductas en su vida adulta.
La narrativa de Julián hasta el momento se ha movido en unos entornos de violencia
e ilegalidad, y esta última ha llegado a entidades que se supone deben luchar contra la misma,
al continuar compartiendo su historia da la impresión que sea cual sea el lugar en el que se
encuentre el protagonista de esta historia, lo ilícito es una constante…
“Preste el Servicio Militar en la provincia de Soto Norte, por el Páramo de Berlín, a
reactivar estaciones por el plan 10000, y bueno ahí estuve esos 2 años. Prestando el
Servicio Militar, como Auxiliar Bachiller Regular quise hacer papeles para curso de
patrullero, pero me encontré con otra realidad, había un sargento viceprimero, en
ese tiempo hacíamos retenes ilegales, él nos prestaba los uniformes y comenzamos
a delinquir en Bucaramanga. Entonces fácilmente se perdió el rumbo que yo tenía y
me quedaba más fácil a mi robar..., entonces ahí ya vengo otra vez a Bogotá donde
mi familia y pues comienza la búsqueda de trabajo y todo eso..., entonces comienzo
a meterme de nuevo en el alcohol, comienzo a trabajar en empresas de flores pero
no, después de eso recuerdo mi pasado, entonces digo, no pues trabajando y
vendiendo droga yo puedo, entonces comienza el camino de vender estupefacientes,
y comienza una doble vida.” (Comunicación personal, JFVHV06)
Por décadas en Colombia, para muchos padres, la solución a los problemas de rebeldía
de sus hijos en la juventud se solucionaban con la disciplina, rectitud y valores que se
promulgaban en las fuerzas militares, pero este no es el caso, desafortunadamente la
corrupción también ha tocado esta esfera, el lugar donde se suponía que las cosas iban a
mejorar, donde se iniciaría un camino de rectitud y honestidad, lleva a convencer al individuo
que es mejor delinquir que trabajar. Para Julián el acceso al dinero fácil durante su
adolescencia y su juventud, es una constante, estos hábitos adquiridos desde esta etapa de su
vida serán los que determinan la toma de sus decisiones y las consecuencias que tendrá que
asumir frente a los mismos.
Las situaciones vividas por Julián durante los dos años de prestación del Servicio
Militar dejan entrever la corrupción que se presenta en muchas de las instituciones del estado
ahora, frente a este flagelo este no es el único testimonio que dará al respecto, ya que en este
contexto se evidencia que la comisión de actos de corrupción cada vez tiene mayor impacto
en la sociedad Colombina. Al respecto Pineda (2016) en su escrito sobre corrupción en
entidades públicas como la Policía Nacional de Colombia refiere que en el caso de los
policías que han participado en hechos de corrupción estos reconocen que sus ingresos
económicos son mayores por estos actos que por ejercer su labor policial y que de esta manera
las condiciones de vida propias y de sus familias se ven mejoradas muy rápidamente.
En su narrativa Julián describe la manera como cada día más se ve inmerso en
situaciones que ponen en peligro su vida y en riesgo su libertad, que a la final lo conducen a
la cárcel, y que deja de manifiesto la cadena de corrupción en muchas instituciones del país;
de su llegada a la cárcel, de su paso por ella y de los recuerdos que tiene de esta etapa de su
vida, hace el siguiente relato…
“Como a los 21 o 22 años, trabajaba y vendía droga, cuando veía que las cosas
estaban como calientes, dejaba, me apartaba un tiempo, pero siempre, esto ya lo
hice…, esto no acá en Bogotá sino en Madrid Cundinamarca, entonces también
comienzo en un cartel comienzo a hacerme conocer, y pues con el tiempo viene lo
que conlleva, la cárcel; en el 2009 yo caigo a la cárcel, caigo con una pareja con la
que vivía, estuve casi 4 años y medio, 3 en la modelo y casi un año en Picaleña.
Estando en la cárcel comienzo a meterme con personas muy peligrosas, Ahí pues
ya interviene mi familia, al verme en esa realidad cuando me visitaban se daban
cuenta que yo me estaba metiendo en muchos más problemas de los que tenía a ese
momento, entonces ellos intervienen y de una forma u otra me hacen firmar un papel
para salir de ese patio…, mi familia se volcó hacia mí, tuve el apoyo de mi familia
en ese tiempo, aunque yo seguía delinquiendo desde la cárcel…, había un guardián
que me entraba la levadura para hacer la cerveza; la droga siempre la compré adentro
con las mulas que llegaban los sábados y los domingos y pues ahí no dejaba de
delinquir, mi familia me apoyaba, creo que también era muy deshonesto con mi
familia, porque ellos me llevaban todo, para que a mí no me pasaran situaciones de
esas, pero yo seguía metiendo esa forma de vivir mía, de vivir siempre en la
deshonestidad en lo ilícito siempre estuvo conmigo, siempre me acompaño en la
cárcel, consumía por ese entonces cocaína, fumaba también marihuana.”
(Comunicación personal, JFVHV07)
Ahora, el microtráfico, la venta de sustancias estupefacientes están asociados al
contexto de la pandilla, pero, ya no es la pandilla, la expresión que utiliza es: “comienzo en
un cartel, comienzo a hacerme a conocer”, y habla de realizar su venta en Madrid
Cundinamarca y esto evidencia la dimensión del negocio en el que está metido, y de la
problemática social, de seguridad y de salud pública que enfrenta el país; por mucho tiempo
la venta y comercialización de sustancias psicoactivas era un problema de las grandes
ciudades y todos los esfuerzos para combatir este flagelo se centraban en estos lugares, esto
obliga a las bandas criminales a buscar otros mercados como los pueblos vecinos que con el
tiempo se están convirtiendo en pequeñas ciudades, esta es una realidad que no se puede
negar y el relato de Julián confirman de esta problemática.
Vivir en la ilegalidad trae consecuencias para cualquiera, una de ellas es llegar a la
cárcel, en esta parte del relato se pone de manifiesto otra realidad del país… la corrupción al
interno del sistema carcelario, se supone que aquellos que delinquen y llegan a la cárcel están
allí para responder por sus crímenes y hacer un proceso de reinserción a la sociedad, pero
no es el caso, con el problema de sobrepoblación de la mayoría de cárceles, el poco control
de parte de la autoridad al interno de ellas, son los llamados caciques o jefes de patio quienes
gobiernan en ellas, esto bajo la tutela de unos pocos guardianes y funcionarios que se
corrompen, convirtiendo las cárceles en probadas escuelas del crimen.
En su narrativa, Julián reconoce que el llegar a la cárcel es un motivo para sentirse
protegido y cobijado por la familia, pero que esto no es motivo suficiente para dejar de
delinquir, afirma que su vida es una constante de doble moral, y que siempre ha sido así. Bajo
esta idea, es fundamental decir que las condiciones de hacinamiento imposibilitan a los
reclusos acceder a programas de resocialización (estudio, trabajo, etc.), el sistema carcelario
colombiano es un caos, empezando por su infraestructura, al esto se debe sumar que los
internos no puedan acceder a las más mínimas condiciones para llevar una vida digna en la
prisión, ya que muchos ni siquiera tienen acceso a un lugar digno en el cual dormir, a una
buena alimentación, o a servicios sanitarios adecuados.
Al abordar el tema de la crisis del sistema carcelario, vale la pena recordar que Michel
Foucault en el capítulo: Ilegalismos y Delincuencia de su obra Vigilar y Castigar, presenta
la manera como históricamente la prisión después de un pequeño periodo de funcionamiento
se comienza a evidenciar la crisis al interno de la misma y del sistema penal francés de 1842,
al respecto manifiesta “no disminuyen la tasa de criminalidad: se puede muy bien
extenderlas, multiplicarlas o transformarlas, y la cantidad de crímenes y de criminales se
mantiene estable o, lo que es peor, aumenta” (Foucault, 1976, p. 160), esta situación descrita
por Foucault, no se limita a la Francia del siglo XIX, por otro lado Estay P (2013) manifiesta
que esta situación se presenta aun en el contexto actual, al afirmar que el sistema estructural
de las cárceles, caracterizado por situaciones permanentes de abuso de poder y prácticas de
corrupción a nivel interno en todos sus niveles, no permiten que se genere un perfil
resocializador, sino que el ambiente de criminalidad, delincuencia sean una constante al
interno de las cárceles.
Después de la cárcel, se pretende vivir bien, no cometer los mismos errores, pero los
hábitos son más fuertes que las intenciones o deseos, abandonar el consumo de sustancias
psicoactivas no es nada fácil y lo peor es que cada día se requiere más, por su relato en este
momento se puede decir que las condiciones de vida para Julián y su economía han cambiado
notablemente, se menciona el hecho de frecuentar el Bronx, una de las llamadas ollas más
grandes de la ciudad, y lo que para su concepto es la causa de su perdición: el consumo de
bazuco, la narración se vuelve triste, el tono de voz cambia y sus recuerdos se tornan
lúgubres...
“Después de salir de la cárcel consigo un trabajo como auxiliar de bodega, y me iba
bien, consumía drogas y alcohol, trabajaba juicioso, hasta que toco el bazuco…,
Bueno yo comencé progresivamente desde muchos años atrás, porque era así como
un día y ya, pero el consumo fue después de la cárcel, pues venía muy contaminado,
y como había dejado de consumir cocaína, comencé a experimentar más el bazuco,
y conocí el BRONX , y pues claro ya me conocían también, habían personas que
me conocían de la cárcel, entonces me socialicé con personas allá, cuando yo tenía
dinero me metía 2, 3, 5 días allá, mi familia me buscaba, hasta me iban a buscar a la
morgue porque no sabía dónde estaba, me perdía, entonces conocí una persona que
me dijo no quédese a trabajar acá conmigo, comencé a administrar uno de los hoteles
allá adentro sin saber, es un mundo muy fuerte allá adentro, la primera vez que me
interne fueron casi como 9 meses, cuando me acorde, me di cuenta porque era el
cumpleaños de mi mamá, era el cumpleaños de mi mamá, ese día y después de 9
meses de estar en ese lugar salí por primera vez de ese Infierno. Ese día después de
muchas cosas pues la persona a la que le administraba el hotel no me quería dejar
salir, ya que yo era el esclavo perfecto, al final él me recibe las cuentas, me da una
plata y yo salgo del Bronx y llego a mi casa después de casi 9 meses. Mi mamá me
recibe con las lágrimas en los ojos y me dice que ella pensaba que yo estaba muerto,
que me había buscado por todos los lados, entonces ahí comienzo también a
evidenciar el dolor que le estaba causando.” (Comunicación personal, JFVHV08)
El salir de la cárcel no es fácil para nadie, ubicarse laboralmente, encontrar
estabilidad, es un gran reto, pero en el caso de Julián, esta situación no fue tan complicada,
en el relato se vislumbra un espacio de tiempo, no se especifica cuanto, donde se reconoce
que hay un momento de bienestar el cual se encuentra truncado por el consumo de bazuco,
esta es la puerta de entrada a un mundo más oscuro que será la llamada Calle del Bronx en
Bogotá o también conocida como la L, ubicada entre las calles 9 y 10 y las carreras 15 y 15
A, sector de la ciudad de Bogotá que por años se convirtió en el lugar de mayor venta y
consumo de sustancias psicoactivas una vez fue desmantelado el Cartucho. Al igual que el
Cartucho, la Calle del Bronx es un lugar sin Dios ni ley, allí el orden lo imponían los llamados
“ganchos” que lo controlaban todo con pequeños grupos en cabeza de los llamados
“sayayines”, en este lugar el Estado, ni la administración distrital tenían cabida.
Julián hace referencia que esta fue la primera vez que se internó en el BRONX, ahora
bien, el termino que utiliza no es accidental al decir “me interné”, pues este es sinónimo de
recluirse, de estar en una cárcel, habla de su condición de ser prisionero de la droga, de su
jefe, del lugar, y en un momento de lucidez recuerda la figura de su madre, aquella mujer que
bajo su conocimiento lo buscaba en hospitales y hasta en la morgue, es la figura materna que
lo reaccionar, es la representación de la anegación, cuidado y amor por su hijo.
Ahora bien, frente a la realidad del Bronx, Avendaño, Forero, Oviedo, y Trujillo
(2019) refieren que es necesario reconocer dos aproximaciones que los sociólogos han hecho
del mismo: una que hace referencia a las estructuras de seguridad y distribución de drogas,
la cual está caracterizada por la imposición de la fuerza de estructuras al margen de la ley,
donde el uso de la violencia degeneran situaciones de homicidio, tortura, extorción,
explotación sexual de niños, niñas y adolescentes, dirigidas por los llamados ganchos y donde
el estado no tiene cabida; no en vano los medios de comunicación llamaban a la Calle del
Bronx “el Infierno” o la “calle maldita”, reforzando de esta manera la imagen negativa que
de este sector y de sus habitantes tenían de este lugar los Bogotanos. La otra aproximación,
hace referencia a la situación de indigencia del sector, el deterioro del espacio físico del sector
y la permanente demanda sustancias psicoactivas en este lugar permitieron el fortalecimiento
de las estructuras delincuenciales. En últimas el Bronx, es una secuela del deterioro físico y
social del sector, y el abandono y la falta de intervención del estado.
Al retomar la narrativa de su historia de vida, Julián en el ejercicio retrospectivo
reconoce las consecuencias que sus adicciones, enemigos y problemas con las autoridades
han traído no solo a nivel personal, sino familiar, su voz se quiebra, solloza, de sus ojos caen
unas lágrimas que rápidamente seca con la mano; con mucho valor al inicio mira a los ojos
para reconocer que sus acciones han traído consecuencias negativas a las personas queridas,
específicamente a su madre y esto se ve reflejado en el testimonio cuando afirma…
“Es muy triste ver como uno le hace daño a los demás por una situación que no se,
uno es tan inmaduro y que comienza todo como un juego, pero para mí se volvió
tan enserio ese mundo, que a mí no me importaba lo que pasaba a mi alrededor y
que se va uno deformando como persona, porque no le interesa el dolor del otro, si
viola, si matan, no le interesa a uno y comienza uno a deformarse como persona,
más el dolor, la magnitud del dolor que le hace uno a los demás, es algo fuerte.
Ver a mi mamá y su dolor, verla cada vez más acabada de pensar que su hijo, eso
era lo que me evidenciaba, y la alegría de verme ese día que llegue y dejarme dormir
al otro día y decirme - báñese mire como esta huele feo - no quiere decir que yo no
me bañaba, pero en ese tiempo allá (en el Bronx) pasan muchas situaciones y ese
olor queda ahí impregnado en el cuerpo de uno y pues ella bregando ahí a cubrir;
tengo muchas manchas en el cuerpo, porque a veces como que me quemaba con la
droga, me comenzaban a salir yo creo infecciones por la droga, y pues mi mamá
curándome todo eso, pero ya la droga, uno esta tan contaminado, que de pronto el
querer hacer las cosas bien y pasaban así momentos, que yo duraba así estable, pero
eso me llamaba, la droga me llamaba – baja su mirada al piso, se le quiebra la voz,
después de un momento de silencio continua su relato si levantar la mirada - y decía
bueno lo voy a hacer hoy y mentiras eso se iba más de largo 3, 4 meses o más en
solo consumo.” (Comunicación personal, JFVHV09)
Julián reconoce las causas por las cuales se llega a esta situación, las decisiones del
pasado le están pasando factura, lo que empezó como un juego de niños: la pandilla, la
rebeldía, el alcohol, y las drogas, se convirtió en algo serio, que lo lleva a ser testigo y
protagonista de situaciones que resume en una expresión: “comienza uno a deformarse como
persona”, esta expresión está acompañada por otra que refleja de igual manera lo vivido y lo
experimentado en el Bronx: “báñese mire como esta huele feo - no quiere decir que yo no
me bañaba, pero en ese tiempo allá pasan muchas situaciones y ese olor queda ahí
impregnado en el cuerpo de uno”, no se tiene conocimiento completo de todo aquello que
vivió, experimentó y de lo que Julián llego a ser testigo mientras estuvo en la “L”, pero estas
dos expresiones dejan entrever que fueron situaciones que marcaron su vida, que son difíciles
de olvidar, pero que son tan oscuras que no se quieren compartir.
Por otro lado, una vez más, se recuerda la figura de la madre, figura que con el tiempo
y por las cargas emocionales de ver a su hijo sumido en las drogas, que en muchas ocasiones
no se sabe nada de él, se ve deteriorada en su imagen y en su salud, esta vez se hace presente
curando sus heridas, cuidando de su imagen, pero Julián se reconoce como alguien ya
contaminado, tanto así en este momento se quebranta y su relato toma otro tono.
Al llegar a este punto, se hace necesario considerar el impacto y las consecuencias
que el consumo y dependencia de sustancias psicoactivas no solo traen para el adicto, sino
para su familia y amigos, al respecto Calvo (2007) refiere que en la actualidad esta
problemática ha tomado fuerza, reconociendo efectos en la salud psicológica y física de estos,
generando en estos sentimientos de culpa, ansiedad, y otras generadas por el estrés por
sobrellevar estas adicciones de su familiar o amigo, pues se genera gran tensión en la medida
que se considera que al adicto no se le puede dejar solo en ningún momento; de igual forma
la situación de drogodependencia conlleva problemas a nivel familiar que pueden llevar a la
ruptura de este núcleo producto de las permanentes disputas, conflictos interpersonales y
económicos que esta situación trae, pues las finanzas del hogar se ven afectadas de muchas
maneras, entre ellas robos producidos por el mismo adicto, costos asociados a tratamientos;
a esta situación se suma que la situación de adicción lleva a sus integrantes a aislarse por
temor de ser juzgada o rechazada por causa de quien se encuentra en esta condición.
Retomando, El Bronx para la mayoría de la sociedad bogotana es sinónimo de muerte,
podredumbre, dolor, degradación social y humana, para otros era el único sitio donde
encontraban cabida, sin importar que allí su dignidad como persona se perdiera, en el caso
Julián es donde se sentía protegido; ahora bien, las consecuencias que trajo para ciudad la
intervención de la Administración Distrital en dicho sector dejan por sentado que este
problema social no se acaba con la intervención geográfica, pues el desplazamiento de los
habitantes de calle que se concentraban en este espacio geográfico es evidente en otros
sectores, las mafias del microtráfico no se acabaron, simplemente se reubicaron en otros
sectores. Su historia manifiesta lo que tuvo que vivir después de que se acabó el Bronx, que
no solo fue su situación, sino la de cientos…
“Mientras el Bronx estuvo yo estaba protegido, lo duro se puso cuando por los
operativos de la alcaldía, se acabó, en ese momento si supe lo que era estar en la
calle, lo que es estar todo el día en la calle, el cuchillo diario y dormir con él en el
pecho, el robar, el alcohol etílico, yo ya tomaba el alcohol puro, el bazuco, me
comencé a volver ya otra persona, entonces fácilmente si me sentía, ya yo robaba lo
que fuera, comencé a conocer lo hogares, conocí Bacatá, ciertos lugares donde le
daban a uno comida y eso. Entonces comencé la habitancia de calle como tal y ya
así es que yo llego a comunidad de dialogo por obra de mi Dios.” (Comunicación
personal, JFVHV10)
En el relato de Julián no hay claridad de cuantas veces estuvo inmerso, en palabras
suyas “internado” en el Bronx, pero para el narrador de esta historia, este lugar a pesar de su
condición es sinónimo de seguridad, allí no sentía miedo, cuando la Administración Distrital
de Bogotá decide intervenir la L, se acaba la protección, experimenta lo que él llama - saber
lo que es estar en la calle, entra en estado de mendicidad, se ve la necesidad de frecuentar
los hogares de atención al habitante de calle que el distrito tiene a disposición, para poder
asegurar de alguna manera la alimentación, se puede reconocer en su relato que bajo estas
circunstancia debe cuidar de su integridad, de lo poco que tiene esto lo manifiesta con el
hecho de tener que vivir armado, esta narrativa permite reconocer algo de la crudeza del
mundo de la calle y lo que deben vivir a diario aquellos que están situación.
Frente a las consecuencias que la intervención del Bronx trae para aquellos que
residían y frecuentaban este lugar, Avendaño, Forero, Oviedo, y Trujillo (2019), cuestionan
sobre el futuro de sus habitantes y si esta intervención se convertirá en una oportunidad para
mejorar sus condiciones de vida, de igual manera afirman que se debe considerar si las
intervenciones que se realizan tienen el suficiente impacto en las personas pues se evidencia
una escasa intervención en este sentido de parte de la administración distrital, dejando en la
total vulnerabilidad de sus derechos a los habitantes de calle. Lo cierto es que Julián, ya hace
parte del mundo de la calle, es uno más de los cientos, que están en esa condición en la
ciudad, ahora, solo hay que pensar en cómo subsistir; continuando con su relato Julián aborda
otra parte de su historia, la de la manera como subsistió y lo que tuvo que hacer para
mantenerse en la calle…
“Estando en la calle sobrevivía robando o a veces me iba para el madrugón a bultear,
bueno había un sinfín, chatarrear, reciclar, lo que fuera, ya pierde uno los estribos…,
todo para consumo, a veces cuando uno robaba pagaba hotel, todo era así, mas así
me conocía mucha gente también, no faltaba el que me decía venga ayúdeme acá en
el hotel, acompáñeme aquí. Había muchas formas de rebusque para mí.”
(Comunicación personal, JFVHV11)
La condición de calle, lleva a muchos a circunstancias extremas para poder sobrevivir,
el estado de drogodependencia en la que se encuentran la mayoría de habitantes de calle los
lleva a conseguir el dinero, sin importar que se haga daño a los demás, Julián para subsistir
se mueve entre lo licito y lo ilícito, pero prevalece la forma de conseguir dinero fácil, dinero
que en ultimas se destina para su consumo de bazuco, poco importa la alimentación, el techo,
o el vestir. Frente a los medios que muchos habitantes de calle emplean para sobrevivir, al
respecto Moreno, Espinosa, y Zapata (2017) refieren que las condiciones que rodean a los
habitantes de calle en muchas ocasiones los lleva a delinquir para subsistir, su situación los
lleva a sentirse aislados de la sociedad, como parte del mobiliario de la ciudad, lo que genera
en algunos gran frustración y esta es una de las causas de la manera agresiva con la que
interactúan con los transeúntes, que solo les son importantes si de ellos pueden sacar algún
provecho, valiéndose en algunos casos de la lastima, o sus habilidades para conseguir dinero,
sin importar si estas actividades son legales como limpiar vidrios, malabares, reciclaje o
ilegales como lo es el microtráfico, el hurto o el trabajo sexual entre otras.
Después diversas situaciones y circunstancias que rodean su vida, de llegar a lo más
bajo como persona producto del consumo, en condiciones que su vida realmente estuvo en
peligro (algo que por su relato se puede vislumbrar), para Julián se presenta una oportunidad,
la cual comparte de manera más detallada, el tono de su voz cambia, su postura corporal
cambia, hasta las facciones de su rostro cambian cuando aborda esta parte de su historia de
vida, la misma dinámica del relato toma otro tono…
“Yo llego al CAMM por una señora que es benefactora, ella es psicóloga del INPEC,
ella me ayudó mucho cuando estuve en la cárcel y ella una vez me encuentra y me
dice - … “que ha hecho de su vida, y no me vaya a decir que está bien, porque está
mal, entonces tome mi número, cuando quiera y desee yo le doy una oportunidad de
cambio, mírese como esta” - y en una de esas ya cuando sentía que yo me quería
morir y que mejor quería que me mataran que era lo único que estaba haciendo con
mi vida…; por ese tiempo tuve una cirugía acá por un balazo que me metieron y
decido pedirle ayuda a esta señora y ella es la que me lleva a donde Sor Noemí y
conozco el programa como tal. Al CAMM yo dure asistiendo muy poco.”
(Comunicación personal, JFVHV12)
En estado total de decadencia a nivel personal, donde la vida ya no tiene sentido, se
presenta una oportunidad, se ve la luz al final del túnel, antes de este momento Julián no
había escuchado hablar de la obra del CAMM, ni de Sor Noemí, pero la labor del CAMM es
conocida por muchos, y por ese medio el protagonista de esta narrativa llega a este proceso,
el recuerdo de este momento quedo grabado en su mente y nos lo comparte de la siguiente
manera:
“El 26 de diciembre de 2017 esta señora que le digo, me lleva donde Sor Noemí, y
Sor me dice – “bueno ella lo trae aquí, ¿pero sumerce de verdad quiere cambiar?
¿Usted de verdad quiere una pauta de cambio? Yo le ofrezco esto, hay una fase
residencial en Soacha, si usted quiere yo lo acepto, ¿pero pues primero tiene que
decirme si quiere cambiar de verdad?”-, yo pensé que por terminar el año me iban
a dejar hasta enero, y no, me dejaron la pauta para el 30 de diciembre, simplemente
me dijeron si usted quiere, viene con su maleta y se va para allá, así el 30 de
diciembre de 2017 llego al medio día a este lugar y comienzo a hacer parte del
proceso de Comunidad en Dialogo.” (Su tono de voz y semblante cambian, mira a
los ojos, el relato se hace más fluido.) (Comunicación personal, JFVHV13)
El relato a partir de este momento se vuelve más detallado, el hecho de dejar claro
fechas manifiesta gran coherencia, cada fecha tiene un significado para su proceso de
recuperación, Julián narrar con detalle su encuentro con Sor Noemí, manifiesta el impacto
que este encuentro tiene en su vida, se encuentra con alguien que no lo juzga, que se preocupa
por su bienestar, pero que no lo trata con lastima, de allí el valor de su encuentro; pues afirma
Maturana, Marulanda, Pérez, Rojas y Molina (2018) afirman que las personas que han estado
en situación de calle se muestran sensibles a recibir atención y presentan gran dificultad en
lograr permanencia a los tratamientos terapéuticos pues se reconocen a sí mismos
abandonados y despojados de toda posibilidad de recuperación, pues se muestran reacios a
toda figura de autoridad, lo que significa que aquellas personas que trabajan esta población
asuman una actitud diferente en su trato.
El ingreso al proceso de Comunidad en Diálogo, como todo proceso terapéutico no
es fácil para aquel que decide ingresar, al inicio las dinámicas al interno de los procesos
terapéuticos requieren compromiso de parte de aquellos que hacen parte de los mismos, ya
que todo al interno del proceso tiene un propósito dentro de la resocialización, del inicio de
su proceso de rehabilitación nos describe su experiencia y la manera en que para él el mismo
va adquiriendo sentido…
“…llega un momento en el proceso en que eso me hace reaccionar y ya me pongo a
hacer el trabajo personal, porque esto es un trabajo personal, no es dejar la droga,
sino el trabajo como tal de aceptar que tengo un problema, que soy una persona con
errores, y comienza una lucha con uno mismo, no es el otro el del problema, el
problema soy yo y aceptar todas esas cosas a veces cuesta, entonces los primeros
meses son fuertes, entonces me encuentro con algo muy bonito..., la comunidad
está dividida por momentos y uno de esos momentos son los momentos espirituales,
entonces el salmo, escuchar el salmo, que me dice el salmo el día de hoy, compartirlo
con el otro honestamente, al principio uno lo hace por hacerlo porque me lo
pregunten, pero ya después uno empieza a encontrarle sentido . Entonces me
encuentro con una comunidad bien abierta, una comunidad que no solo se queda
aquí, sino que va más allá de lo que se está haciendo, no son las actividades, es la
persona como tal lo que se trabaja. (Comunicación personal, JFVHV14)
La metodología empleada en la terapia de rehabilitación y reinserción a la sociedad
del Modelo de Comunidad en Diálogo que la Comunidad de las Hermanas Vicentinas
propone, busca que sus beneficiarios se hagan responsables de su situación, acompañando de
manera solidaria el proceso de los demás, cada momento propuesto tiene un significado, el
hallar el sentido y valor a cada uno de ellos no se hace de la noche a la mañana, todo es un
cambio y es una construcción personal, la cual es acompañada por otros, pero solo es un
paso en este camino. Frente a los métodos de rehabilitación Sabatés (2008) refiere que los
participantes de estos procesos durante su permanencia en los mismos tienen la posibilidad
de experimentar diferentes momentos que los llevan a confrontarse, el contacto con el grupo
y el trabajo en equipo que se vive al interno del ejercicio terapéutico generan en su
participantes gran creatividad y da sentido a lo que cada uno hace.
Ahora bien, la diferencia de lo vivido en Comunidad en Diálogo, lo marca el aspecto
y los momentos espirituales; ya que gracias a estos momentos, “Todo es ocasión de sentido.
Tanto la limpieza, como los sectores, como los grupos, como los encuentros interpersonales,
como el tiempo libre… El sentido es algo que se encuentra en todo y todo puede ser una
ocasión para descubrir sentido en la propia vida” (Sabatés, 2008, p.14), al respecto, vale la
pena considerar el papel de lo religioso dentro de los procesos terapéuticos de rehabilitación
de sustancia psicoactivas, aunque esto depende en parte de las raíces e historia de cada uno,
ya que todo proceso de rehabilitación es una posibilidad de vida.
Para Julián se hace necesario que aquellos que conozcan su historia de vida
reconozcan todo lo que implica para sus beneficiarios el proceso de Comunidad en Diálogo,
al hacer mención de los principios que dinamizan esta experiencia, la manera como cada uno
de ellos ha cambiado su manera de pensar, de actuar y lo que han aportado en su
recuperación, en su narrativa es muy detallado y especifico, de esta manera continua con su
relato…
“Nosotros aquí nos regimos por 10 principios, los cuales cada día estamos invitados
a vivir y estos son:
Primer principio, que es la base fundamental: Respeta a los otros con amor,
es el principio que abarca todo lo que es la comunidad, porque yo desde que llego
debo empezar a respetar a mis compañeros, respetándoles sus puntos de vista.
El segundo principio es: Si estas atento y vigilante hoy, lo podrás estar
también mañana para tu ventaja; ese principio nos dice que frente a muchas
situaciones uno es descuidado si yo veo a alguien consumiendo y algo se me movió,
yo tengo que mirar con quien lo expreso, para que alguien me dé una larga, me diga
usted no debe volver a pasar por allá, porque esas cosas nos pueden llevar a una
recaída.
El tercer principio es: Aprende a tratar con justa medida todo lo que la
vida cotidiana te ofrece y tendrás lo necesario también para el mañana;
entonces muchas oportunidades han llegado en la vida, muchas cosas hemos tenido
y no la sabemos valorar, entonces nos desmedimos, cuando yo tenía dinero lo
desbarataba y me lo perdía entonces no le daba la justa medida, mis pensamientos
también, la justa medida, yo no me puedo desmedir en mis pensamientos.
El cuarto principio es: Cuando tengas oscuridad entorno a ti pide ayuda y
entrégate con confianza; muchas de las cosas que me han pasado a mí en la vida
era porque era muy presumido, yo creía que todo lo podía hacer yo y entonces yo
todo, no le pedía ayuda a nadie.
El quinto principio es: Pon el corazón en responsabilidad y las ejercitaras
bien si estás dispuesto a crecer; ese principio es bien fundamental, porque todas
las responsabilidades que he tenido yo en la vida siempre las había dejado, el asumir
mi propia vida, se la había dejado a mi familia, el no haberle dado gusto o valor a lo
que la vida me estaba ofreciendo, muchas responsabilidades, yo creo que lo más
necesario en mi vida es que yo nunca fui responsable ni con mi propia vestimenta
porque siempre estaba dependiendo de que alguien me diera, así tuviera me lo tiraba
entonces aquí empezamos a darle ese valor a la responsabilidad, las
responsabilidades que tenemos en la comunidad nos invitan a crecer con ellas,
entonces en la comunidad no se le dan las cosas más fáciles a una persona sino las
más difíciles para que enfrente dificultades, entonces por medio de las
responsabilidades le damos valor a todo lo que estamos haciendo y ese principio lo
invita a uno a ponerle el corazón a decir si esto no me gusta me voy de frente porque
uno a veces tiene que hacer las cosas que no le gustan para después aprender a hacer
las cosas que a uno le gusta.
El sexto principio es: Libertad es conocerse en las motivaciones que
inspiran tus comportamientos, por lo tanto acepta serenamente la
confrontación, esa palabra libertad siempre fue confundida en mi vida porque
siempre hacia lo que quería, pero no lo positivo, yo creía que era tomar, fumar, eso
era la libertad, no eso era libertinaje.
El séptimo principio es: Cree siempre en las posibilidades de quien está
cerca de ti, así como otros han creído en ti, aun cuando ni tú mismo creías; yo
estoy aquí porque alguien creyó en mí, entonces creo que esa confianza que me dio
Sor Noemí al llegar a este lugar y que acá todo está dado, acá no dejan y aquí
podríamos simplemente hacer cosas diferentes a lo que la comunidad dice, entonces
ese creer en uno, empieza a devolverle esa confianza a uno como persona, uno está
aquí porque alguien está creyendo en uno, entonces antes yo ni creía en mí, yo no
sabía que yo tenía capacidad para hacer muchas cosas que hoy aquí en la comunidad
me devuelven esa confianza, entonces ese principio me invita a que siempre el que
este al lado mío yo tengo que creer en él.
El octavo principio, bien importante: Cuando a situaciones pesadas o
difíciles no sabes que decir o hacer, sabes que puedes elegir amar; frente a
muchas situaciones que uno, o yo he tenido en la vida, nunca había tenido en cuenta
esa palabra amar, esa palabra amar es muy inmensa, cuando a mí se me presentaban
situaciones, me desfogaba con la droga o siempre tomaba actitudes mal,
comportamientos malos, cuando llegaba a mi casa drogado lo primero que hacía era
estallarme con mi mamá, con mi familia y nunca veía lo positivo de las cosas, que
era que tenía una mamá que tenía que valorar, ahora acá ese principio en comunidad
me enseña que frente a muchas de las situaciones que se presenten aquí, que son
tensionantés, que hoy yo no quiero hacer, muchas cosas, yo tengo que elegir amar,
saber tomar decisiones, el saber enfrentar todas esas dificultades.
El noveno principio es: Tu verdaderamente creces y maduras cuando te
sientes capaz de dar en vez de recibir y de comprender antes de ser
comprendido; es bien complicado en muchas situaciones de la vida y de aquí de
comunidad, el comprender al otro el entender más bien que uno se tiene que poner
en disposición de los demás a entender y frente a la persona que tenga más
dificultades, yo tengo que ir a enfrentarlas con él.
El décimo principio es: Sin honestidad y sinceridad no pues alcanzar todo
esto para renacer hombre, el primero y el ultimo son las bases de la comunidad,
si yo no soy honesto desde la mañana cuando en mi expresión les digo que estoy
bien, pero por dentro estoy mal, ahí les estoy siendo deshonesto. La deshonestidad
viene arraigada conmigo desde muy pequeño, siempre me gusto lo malo como lo he
venido contando aquí, entonces hoy tengo que elegir ser honesto en todas las
situaciones, si algo así como tan sencillo, si yo hoy me equivoque en mi
responsabilidad de sacar los alimentos entonces yo lo que hago es mirar como tapo
la falta que tenía hoy y no le digo nada al grupo , pero lo mejor aquí siempre es la
honestidad, decirle al grupo con honestidad y sinceridad hoy se me olvido sacar esto,
desde esos ejercicios prácticos de comenzar aquí a ser honestos en todo sentido
comenzamos a practicar ese principio.” (Comunicación personal, JFVHV15)
Al dar razón de cada uno de los principios que dinamizan el modelo de Comunidad
en Diálogo, se puede apreciar que hacen parte ya de la vida de Julián, cada uno de estos
elementos ha adquirido un sentido y un valor que rigen su diario vivir, aunque esta parte de
la narrativa es extensa, da testimonio de lo que implica esta experiencia terapéutica, no
narrado por quienes lo dirigen, sino por uno de aquellos que lo viven y serán el resultado del
mismo para su bien, el de sus familias y el de la sociedad. El Padre Matteo Tagliaferri,
sacerdote de la Congregación de la Misión y presidente de la Comunidad en Diálogo (Italia)
frente a esta dinámica terapéutica, Tagliaferri (1995) refiere que en este modelo se reconoce
la responsabilidad de cada uno de sus integrantes, la cual es vivida como una oportunidad de
crecimiento personal, de participación comunitaria, donde cada uno tiene la posibilidad de
reconocer su dignidad y fortalecer su autoestima; pues uno de los pilares de la Comunidad,
es el creer en todo momento en la posibilidad de rehabilitación y recuperación del hombre de
cualquier forma de marginación, esclavitud y soledad. Los resultados de este modelo
terapéutico se hacen evidentes, este es el caso de Julián, los últimos aportes de su historia
dan razón de un camino de más de año y medio, las experiencias positivas que ha tenido en
este tiempo, lo manifiesta con orgullo cuando dice…
“Mi proceso, yo llevo 21 meses acá como le decía, acabo de llegar de vivir la
experiencia de 9 meses en Perú, y ya estoy en la etapa de desprendimiento, de estar
acompañando al nuevo grupo, porque pues acabo de llegar de Perú hace más o
menos un mes , mes y medio, entonces es transmitirles lo que yo aprendí allá, la
comunidad es la misma, pero frente a muchas cosas, hay cosas más profundas, que
se escuche que transmitir ese espíritu que es dado por la comunidad, seguir
implementando, que no se pierda no, entonces mi proceso está en eso, en transmitir
mi experiencia en Perú y estoy terminando ya casi mi proceso.” (Comunicación
personal, JFVHV16)
El modelo terapéutico de Comunidad en Diálogo, busca que sus beneficiarios se
conviertan en multiplicadores del mismo, que sean capaces de compartir su experiencia con
otros hermanos de calle que han vivido lo mismo en otros contextos, el modelo se vive igual
en todas partes, y se vive bajo los mismos principios, metodologías y espiritualidad, de allí
el valor que aquellos que han avanzado en su proceso puedan vivir esta experiencia de
intercambio y solidaridad. El Padre Matteo Tagliaferri, afirma respecto a la dinámica de la
Comunidad en Diálogo que, esta solidaridad que se vive al interno es hermoso porque vence
el miedo que nos hace materialistas e insensibles, generando guiños de esperanza en medio
de la oscuridad, esperanza que anima y motiva a aquellos que participan del proceso pues
son testigos de sus avances, la cual es producto de su esfuerzo y motivación. (Tagliaferri,
1995), este proceso no es solo beneficioso para él como persona, sino que repercute en su
familia y su relación con ella, y comparte gran alegría lo que al respecto ha acontecido en su
vida familiar…
“Mi relación con mi familia es total, ellos ahorita están conmigo en toda, saber que
uno también a veces tiene que saber diferenciar que uno también tiene que estar
preparado para esos momentos difíciles que la vida le puede traer a uno, la pérdida
de un ser querido y eso es lo que me ha brindado la comunidad y ahorita estar con
mi familia, pero viviendo esta experiencia... lo que observo ahora en mi madre, veo
una persona recuperada que como que mire que el proceso no fue solo para mí, el
proceso también fue para mi mamá porque vino una etapa de recuperación en su
salud y en su semblante.” (Comunicación personal, JFVHV17)
El hacer parte de este proceso de rehabilitación, no solo es beneficioso para aquel que
lo está viviendo, sino que redunda en beneficio y estabilidad para su familia, este es el caso
de Julián, la recuperación de la relación con esta es fundamental en su proceso, da testimonio
de la recuperación en todo aspecto de su madre. En este sentido se debe reconocer la
importancia de la familia en los procesos de rehabilitación, ya que cuando sus integrantes
reconocen las causas y consecuencias de la adicción a las sustancia psicoactivas y hacen parte
del proceso de rehabilitación, las posibilidades de recuperación son mayores, al igual
contaran con las herramientas necesarias para abordar las situaciones que se presenten
cuando su familiar retorne a casa. En esa línea Zapata (2009), manifiesta que los ejercicios
terapéuticos deben estar direccionados a la recuperación de la estabilidad familiar.
Julián finaliza su relato compartiendo sus sueños y expectativas de vida; después de
haber experimentado situaciones que lo llevaron a la degradación como persona, después de
haber perdido las razones para vivir, después de un proceso de resocialización, su vida tiene
sentido, se proyecta y quiere servir a otros; hay alegría en su rostro, está lleno de esperanzas
y lo manifiesta con sencillez…
“Me gustaría estudiar psicología y pues creo que comenzar a devolver todo lo que
la comunidad y Sor Noemí me han regalado, la oportunidad de devolvérselo a otras
personas frente a lo que yo viví, frente a mi experiencia, eso es como lo primordial,
terminar mi recuperación y comenzar a vivir esa experiencia que es el ayudar a
otros.” (Comunicación personal, JFVHV18)
Al estar culminado ya su proceso, vienen los planes para el futuro, el querer devolver
de lo que se ha recibido, el encaminar su vida y proyectarse como un profesional da muestra
de su compromiso, su vida ha adquirido un nuevo sentido, las motivaciones para permanecer
en este camino son grandes y por ello espera terminar con éxito, siendo consiente que aún
no se ha terminado. Julián tiene motivación en su rehabilitación, por un lado esta su familia
y la recuperación de esta; por otro está el deseo de proyectarse; el éxito de este proceso aún
no se ha materializado, esta historia aún no ha concluido, el terminar el Proceso en
Comunidad en Diálogo, es solo el inicio - de eso es muy consiente - pues cuando se enfrente
al total desprendimiento de esta comunidad y este de nuevo totalmente inmerso en la sociedad
va a estar expuesto a las mismas situaciones que lo llevaron a caer, de su entereza y fortaleza
de carácter dependerá que se fracase o llegue a cumplir esos sueños que ahora tiene.
Después de más de dos horas de dialogo finaliza el encuentro, Julián con una sonrisa
en el rostro y un gran abrazo, da las gracias por poder compartir su historia de vida, salimos
de la capilla, e inmediatamente asume su rol líder, se dirige a la cocina y dispone todo para
servir el almuerzo para todos los que nos encontramos en ese momento en aquel lugar, con
la ayuda de dos de sus compañeros en un instante todo ya está en el comedor, con autoridad
pero con amabilidad convoca a todos al comedor, después de una oración por los alimentos
dirigida por Sor Noemí compartimos el almuerzo, al finalizar llega la hora de partir; aun no
nos hemos despedido y Julián ya está preparando todo para el siguiente día; después de un
abrazo llega la despedida final y mientras vamos saliendo de aquel lugar, vemos a Julián
dando instrucciones del que hacer a cada uno de sus compañeros y la mirada de estos fija en
él, una mirada llena de respeto y admiración, a lo lejos está la figura de Sor Noemí, que ve la
imagen y solo sonríe.
5. Cuéntame para contar
Entre encuentros y diálogos muy cercanos, tanto con el general de la comunidad de
los hermanos de la calle, como aquellos quienes compartieron en detalle sus historias;
aparece un personaje cuya referencia estuvo marcada desde las semanas anteriores en boca
de la hermana Sor Nohemí, algunos habitantes de calle y voluntarios del CAMM. Este
hombre había participado antes en uno de los escenarios de aquellas noches gélidas de los
martes, donde se realizó el recorrido por las carrileras del tren y los espacios circundantes del
centro ambulatorio en la 19 con 30 en la ciudad de Bogotá.
Antes de iniciar el recorrido, en el momento de la oración y el compartir de la
comunidad en diálogo con los servidores, voluntarios del CAMM e invitados; la percepción
inicial que se tuvo con respecto a él, fue la de un hombre con aspecto bastante rudo, marcado
evidentemente por los rigores de los años vividos en el mundo de la calle y de las drogas; su
acento evoca ese origen Risaraldense caracterizado por su espontaneidad y facilidad al
expresarse propios de su tierra, la pasión desbordaba en sus palabras, y ante todo esa sencillez
y humildad fruto de su experiencia personal, le permitían estar frente a un escenario en su
gran mayoría de personas que vivirían por primera vez la experiencia de inmersión y
encuentro con el habitante de calle.
Al recorrer las calles, era inevitable encontrarse con la realidad humana, esa que está
sumergida en la violencia, el abandono y por qué no decirlo aquella realidad marcada por las
decisiones personales que terminaron haciendo del pavimento y los ranchos el hogar de
personas laceradas por el frío, el hambre, las drogas y todo tipo de situaciones al margen de
la ley. En los costados de esas oscuras calles, asoman personas cuyas emociones y estados
afloran al entrar en contacto con ellos, en sus rostros se puede contemplar la tristeza,
desesperanza, ira, y en algunos casos alucinaciones o viajes -como ellos le llaman-,
consecuencia del consumo de drogas en muchos casos utilizada como bálsamo que mitiga el
hambre y el frío de esa hora en la ciudad.
Los voluntarios que esa noche vivían la experiencia, se les percibe en la dicotomía de
las emociones; a medida que avanzan, su ser refleja la tristeza, la compasión y ese sentimiento
de impotencia que finalmente hace que las lágrimas afloren en sus rostros al observar la
alegría y agradecimiento de los hermanos de la calle, por aquella labor que estaba realizando;
el cruce de gestos, abrazos, palabras de agradecimiento y bendiciones expresadas de lado y
lado, hacen que ese collage de sentimientos y emociones tuviesen sin lugar a dudas la
capacidad de resignificar el ser y hacer en el mundo de cada una de las personas que hacían
parte de este escenario, calaban aún más en ese collage de sentimientos encontrados en mi
ser. Dos realidades diferentes, dos fragmentos de una misma ciudadanía, auto excluida y
marginada la una de la otra por prejuicios, se encontraban en un solo escenario donde solo
importaba el amor por el otro y el reconocimiento de la dignidad humana.
Algunos meses más tarde y luego de haber conocido a mayor profundidad las
dinámicas del Centro Ambulatorio la Medalla Milagrosa CAMM, y después de tener
encuentros muy cercanos con los usuarios del ambulatorio aún en situación de calle; además
con aquellos en proceso resocialización y desintoxicación, del proceso de comunidad en
diálogo en Soacha; finalmente, ha llegado el momento de escuchar a detalle la historia de
aquel hombre con el cual se inicia esta experiencia; esa historia marcada por la calle, las
drogas y la prostitución, en contraste con el amor brindado por la hermana Sor Nohemí y la
profunda convicción espiritual fruto de la experiencia personal aprehendida en el
ambulatorio.
Luego de un efusivo saludo marcado entre otras cosas por la rudeza de sus manos, un
rostro con facciones delgadas y duras, y una sonrisa tímida pero expresiva; inicia esta
aventura acompañada por un café, muy de las tierras Risaraldenses, haciendo más amena y
cálida la conversación.
Aquel hombre se presenta con identidad real, sin embargo, en esta aventura de vida
se le conocerá con su nombre de calle; él cuenta un poco acerca de Pereira su ciudad natal,
aquel lugar donde inicia su historia de vida personal y de consumo. Luego prosigue
comentando acerca de su experiencia en el mundo de la calle, asegurando que en este no se
identifican con su nombre de pila sino con un seudónimo que les permite interactuar con los
demás de manera tranquila y ocultando su verdadera identidad.
“…Casi la mayoría no damos el nombre y en el ardor popular, la jerga de la calle se
llama chapa, entonces por muchas razones uno prefería que no le conocieran su nombre; a
mí me decían el profe” (Comunicación personal, 2019, AG1)
En el relato es preciso resaltar dos elementos que surgen en el sujeto a partir de la de
su nueva experiencia, y que recobran importancia en el contexto de la calle; en primer lugar,
el hecho de ocultar su identidad dentro del escenario en el que se encuentra; y, en segundo
lugar, la consecución de un pseudónimo o “chapa” como él mismo lo expresa, para generar
un reconocimiento en su nuevo entorno. Lo anterior, denota la renuncia a una identidad
propia y reconocimiento social dado dentro de los marcos de la legalidad, y por lo tanto la
auto identificación en un contexto marginado y/o ilegal.
Esa chapa o nueva manera de identificarse en su grupo, se debe a los cambios
lingüísticos denotados dentro de las grandes urbes y sectores populares, los cuales van
mostrando los cambios de la realidad, donde el consumo de drogas, la delincuencia, la
ilegalidad y otros fenómenos propios de la marginalidad han desbordado como efecto de la
crisis social y con una característica que tiene su fundamenta sobre la base del
quebrantamiento de la ley, la cultura de la droga, entre otros donde los más afectados suelen
ser los jóvenes (Castañeda, 2005).
El profe como es conocido en el mundo de la calle continúa su relato haciendo alusión
a su familia, y más concretamente profundiza sobre una etapa que considera muy importante
y especial para él; su núcleo familiar está conformado por 4 hermanos, sus padres; y la
presencia cercana de sus abuelos paternos, con quienes convivía en su gran mayoría de
tiempo los fines de semana. Sus recuerdos apuntan al encuentro permanente con sus
hermanos en la armonía de los juegos artesanales, muy populares de la época.
“…de mi infancia tengo muy bonitos recuerdos y básicamente la convivencia dentro
del núcleo familiar, una familia muy unida en todos sus aspectos, un padre muy responsable,
una madre ama de casa también muy responsable. Soy el mayor de 4 hermanos, entonces
algo muy hermoso que recuerdo son los momentos en que jugaba con mis hermanos dentro
de mi casa en ese tiempo de mi infancia.” (Comunicación personal, 2019, AG2)
En este contexto, el profe reconoce como elemento vital en su infancia la importancia
de una familia nuclear conformada de manera estable; la misma donde pudo crecer en sus
primeros años dentro de un escenario de convivencia y juego con sus hermanos; donde
destaca la responsabilidad y entrega de sus padres para con ellos.
De este modo; Alfonso, Barrera, Bernal, Camargo y Garzón (2019) mencionan que el
medio cultural en el que crecen y viven las personas, así mismo, el lugar que ocupan dentro
de la estructura social y el cúmulo de experiencias con las que a diario se enfrentan, influyen
en gran medida en su forma de ser, su identidad social y la forma en la que perciben la
realidad social. Es por esto por lo que las representaciones sociales permiten entender las
interacciones y experiencias en las que se generan los diferentes contextos sociales.
El profe en su relato destaca también de manera importante el hecho de ser el mayor
en sus hermanos; razón por la cual, y como sucede en muchas familias colombianas, esto trae
consigo la responsabilidad en algunos asuntos familiares; jugando de este modo un papel
preponderante en el rol y las tareas del hogar tales como el cuidado de los más pequeños y
otras labores domésticas.
“…de los cuatro hermanos que somos nosotros, la menor llegó ya básicamente tiempo
después; yo tenía unos 16 años cuando mi mamá queda embarazada de la niña menor y pues
eso también nos alegró mucho un poco la vida a nosotros y recuerdo que quizá por ser la
persona mayor me dieron como responsabilidad el cuidado de mi hermanita” (Comunicación
personal, 2019, AG3)
Si bien es importante el rol desempeñado por el profe como hermano mayor dentro
de las tareas del hogar, en su relato irrumpe la ausencia de la figura paterna y la imagen de
sus dos hermanos dentro de la fuerza argumentativa. De este modo, y a simple vista este
detalle pareciera no tener mayor relevancia; sin embargo, es necesario analizar la connotación
en el individuo que se auto aísla de la familia y se coloca en una posición solitaria respecto
de los demás, generando de este modo en su porvenir problemas de socialización y relación
de tipo interpersonal relación con las demás personas que le rodeen.
Muchas de estas situaciones de aislamiento o de rupturas de los lazos familiares, no
se manifiesta con una ruptura de los vínculos afectivos por causas relacionadas con violencia
intrafamiliar, abandono o abusos; sino por el contrario, en algunas ocasiones estos tipos
conductas responden a sacrificios o actos de amor de la persona en cuestión, ya sea por una
autopercepción, por el simple hecho el sentir de no “encajar”. Báez, Fernández, y González
(2013)
La interacción con los demás y la forma cómo nos relacionamos definen en gran
medida situaciones positivas o negativas en el macro universo de ser en el mundo; el hombre
es un ser sociable, y en esa sociabilidad desarrolla capacidades y competencias que le
permiten enfrentarse a diversas situaciones de su cotidianidad. Por ende, el hecho de auto
aislarse de modo real o por interpretación de su entorno familiar, se convierte en un limitante
en su relación con los demás, y lo expone a situaciones que le pueden afectar aún más en su
vida personal, familiar, y/o comunitaria.
“Yo no era muy sociable creo que esa fue una de las cosas que me llevaron al
consumo; no creo, eso fue lo que me llevo al consumo” (Comunicación personal, 2019, AG4)
La dificultad en la interacción con los demás plantea tácitamente en el relato del profe,
como una limitante en sus relaciones interpersonales, es a su juicio la razón fundamental por
la cual llegó al consumo de drogas. Por ende, dicha aseveración de suyo indica el
reconocimiento de una situación personal no manejada en el contexto familiar y/o escolar,
donde la tristeza, el vacío, la soledad y demás sentimientos o emociones negativas, se
convierten en caldo de cultivo para el consumo de sustancias psicoactivas, como lo indica
Bermúdez (2011) al mencionar que el universo de las drogas surge como un compensador de
un déficit, de aquello que no se encuentra desde la estructura familiar y por ende, es allí donde
se convierte en uno de los factores de la inserción en el mundo del consumo.
Luego de escuchar una canción de Camilo Sexto, el profe relata algunos apartes de
su adolescencia y juventud; y es precisamente allí en donde se tejen una serie de situaciones
que van a definir su vida y su porvenir. La narración sitúa su historia de vida de manera
concreta desde el inicio de su vida escolar en el bachillerato en la ciudad de Pereira,
transitando por la época universitaria, laboral y finalmente su desplazamiento a la ciudad de
Bogotá. El profe narra su gusto por la música y el compartir con sus amigos en su época
universitaria.
“yo estaba en la universidad y pasaba por un lugar donde estaba sonando Camilo VI
entraba y es más repetía varias canciones de camilo y con unos amigos cuando iba con mis
amigos a pasar un rato agradable con ellos, hacíamos un listado de las canciones que
queríamos escuchar, íbamos a un sitio que nos atendían muy bien, recuerdo que el sitio se
llamaba evocación en Pereira cada uno hacía una lista de los que quería escuchar y yo ponía
unas 5 o 6. Yo viví en Pereira hasta los 25 años más o menos que fue cuando me vine para
Bogotá” (Comunicación personal, 2019, AG5)
Luego de situar la narración y de establecer una conexión por medio de la canción
con esa época de juventud; el profe destaca una de sus principales virtudes y pasiones; esa
misma que le proyecta como profesional; descubre que, a pesar de su limitación para
socializar, entablar relaciones interpersonales e interactuar con el otro, la presencia y el
acompañamiento de un docente le lleva a descubrirse como un líder dentro de su institución
educativa.
“descubrí que tenía un talento para liderar, en el colegio lo descubrió un profesor de
educación física. Yo quería estudiar comunicación social, quería ser locutor, incluso me
rodeé de algunas personas de la radio en Pereira e incluso llegué a algunos programas de
ellos y pues eso me votaba una adrenalina fuerte, me emocionaba bastante, pero
desafortunadamente no se pudo lograr seguir en ese mismo lineamiento y el profesor de
educación física del colegio descubrió mi capacidad de liderar en el deporte y me ponía a
organizar los torneos intercursos, eso fue momentos maravillosos de mi época. Organizar,
programar, ejecutar, realizar ese tipo de cosas como interclases, intercursos, la selección del
colegio. El profesor no tenía tiempo y tampoco era un trabajo remunerado entonces decía
venga usted y organiza la selección y fue así como me incline por el deporte y por el
juzgamiento deportivo” (Comunicación personal, 2019, AG6)
El profe encontró entonces una manera de expresar y/o exteriorizar sus sentimientos
y su personalidad; posibilitando de este modo, establecer unos mínimos en la relación con
los demás. En efecto la cultura del deporte y todo lo que ello genera le brindó un modo de
socializar; sin embargo, per sé no era suficiente, respecto de todos los elementos necesarios
para establecer interacciones sociales sólidas. El no tener comportamientos símiles a los
demás en su entorno cultural dentro de unas reglas sociales de comportamiento le hacen
automáticamente víctima de exclusión. (Ferreyra, Rodríguez, & Vomero, 2011).
Es claro entonces que la motivación y el acompañamiento brindado le permite al
sujeto sentirse parte de un todo. El docente activa en el estudiante no solo la capacidad para
liderar los procesos sino aún más, le da las herramientas para que lo logre en un medio donde
esa cualidad le permitía relacionarse y ser aceptado en su entorno.
“El profesor identifica que tenía una capacidad para liderar los grupos y me lo decía,
recuerdo que el nombre del profesor es Eduardo Reyes y él me decía hombre Alirio tú tienes
mucha capacidad para liderar grupos, tienes la capacidad para organizar, para programar y
eso es empírico, no has hecho un curso ni nada para y entonces él descubre eso, pero el
contraste es que dentro del núcleo social y básicamente con la relaciones con las mujeres era
complicado, muy complicado.” (Comunicación personal, 2019, AG7)
En la narración el profe destaca el deporte como un elemento que posibilitó liderar la
organización de eventos deportivos, y también le planteó la posibilidad de un proyecto de
vida. Sin embargo, también resalta la dificultad y el limitante para socializar de manera
particular con las personas del sexo opuesto, originando una serie de conflictos internos y en
consecuencia refleja una ambivalencia marcada entre el ámbito personal y próximamente
profesional.
En ese acontecer de su historia deportiva, irrumpe un acontecimiento que marcó su
historia personal; el fallecimiento de su abuela de quien tiene los más bonitos recuerdos
debido a la cercanía con sus abuelos se suma a los elementos ya existentes y que están
menoscabando su existencia. La relación estrecha con su abuela marcó un hito en la vida del
profe, tanto que en su relato se identifica con mayor facilidad e importancia la impronta
dejada por ella su vida.
“Cosas menos agradables pues básicamente creo que fue la muerte de mi abuela
paterna, porque también conviví mucho con ella a pesar de que tenía mis padres fui como
una persona muy especial para ella, incluso yo dormí con ella casi hasta los 12 años con mis
abuelos paternos y pues ella se sentía como muy orgullosa de su nieto, de lo que hacía (...)”
“Mi papá era comerciante, mi papá trabajaba con la carne y yo era quien llevaba la carne para
los abuelos, mi papá decía lleve esto es para los abuelitos, la carne. Y claro yo me quedaba
allá todo un día cuando se podía, pero sí los fines de semana eran sagrados para allá. Entonces
la pérdida de mi abuela fue algo para mí muy difícil de superar y asimilar (Comunicación
personal, 2019, AG8)
Inicialmente se mencionó, que en la vida del profe prevaleció la presencia materna
sobre la paterna; también que la cercanía con su abuela llegó a ser incluso más fuerte que con
su propia madre. Y, por tanto, se puede plantear una problemática cuya relación tiene su
origen en una visión de familia matrifocal y de padres ausentes o diferentes, que trae como
consecuencia condiciones de riesgo real en cuanto a la vulnerabilidad especialmente en los
niños, niñas y adolescentes; estos riesgos se revelan en fenómenos tales como la deserción
escolar, dificultades en la socialización con los demás, habitancia de calle, adicciones, entre
otros (Ferreyra, Rodríguez, & Vomero, 2011). Per sé, la ausencia permanente de la abuela se
suma a la problemática ya existente en la conformación de su familia nuclear, anunciando
aquello que finalmente puede dar luces de los resultados en su vida futura.
Anteriormente, el profe había mencionado explícitamente que la situación detonante
para llegar al consumo había sido la dificultad para socializar, y en el transcurso de su
narración denota que la dificultad es aún más profunda con las mujeres; y por ende el hecho
de acercarse a una de ellas o de entablar una relación de noviazgo era un imposible. Sin
embargo y como él mismo lo expresa, el consumo de droga tiene su raíz en la misma, sino
que prevalece un escenario de consumo anterior a éste.
“Yo a los 16 años comienzo a tener contacto con drogas, pero ya venía en una etapa
de consumo de alcohol” (Comunicación personal, 2019, AG9)
En el relato del profe se reitera que la génesis en el mundo de las drogas no surge de
manera espontánea y fruto del azar; sino que por el contrario tiene una raíz; la cual en este
caso fue el consumo reiterado de alcohol. No es disímil la relación existente entre alcohol y
drogas; por tanto, es posible afirmar que una conlleva a la otra con facilidad.
Es importante tener en cuenta que uno de los grupos más vulnerables en cuanto al
consumo de alcohol son los jóvenes, puesto que en esta etapa de su vida se enfrentan a retos
propios de su edad, y surge en ellos la necesidad de identificarse dentro de un grupo o entorno
social. Lo anterior conlleva a que se genere interacciones y experiencias que les permiten
involucrarse en el contexto en el que están inmersos, formando en sí nuevas conductas y
emociones, en donde el elemento central de reunión en muchas ocasiones llega a ser el
alcohol y este a su vez le abre la puerta al consumo de las drogas (Bermúdez, 2011)
“un día me fui a tomar con mis amigos y me di cuenta de que, a través de eso, que el
alcohol es un desinhibidor y claro ese día con confianza pude conversar. Claro que el sitio
donde estábamos era un sitio donde estaban prostitutas y todo eso. Y yo a los 16 años
tomando licor y con prostitutas en Pereira, en un bar en Pereira y sentir que podía libremente
como sacar esa otra parte de mí lo seguí haciendo continuamente. El alcohol fue la primera
sustancia que yo probé para abrirle la ventana a otros consumos a otro tipo de sustancias”
(Comunicación personal, 2019, AG10)
En su búsqueda personal el profe encuentra un medio que le permite de algún modo
ser aquello que en otro escenario o situación le estaba negado; en el alcohol encontró su
aliado, allí no tiene ninguna exigencia más que sentarse y dejar que haga efecto para encontrar
su pseudoseguridad, se adaptó a las condiciones planteadas por la situación, y a partir de ese
momento su realidad circundante gira en torno al consumo y en una total relación con
ambientes donde la compañía habitual son mujeres prestas a complacerle y facilitarle esa
interacción que antes se le había dificultado. Sin embargo, aquí no existe voluntad, ni
relaciones interpersonales sanas; de un lado su actuar está mediado por la inhibición a causa
del alcohol, y de otro lado, la relación existente con el grupo mujeres que le acompaña
obedece a una realidad en donde el dinero y el mismo consumo es la base de todo tipo de
interacción y situación.
“me quedaba con prostitutas y además identifique que para que iba tener una novia,
antes de eso quería tener una novia como todos mis amigos, pero si no era capaz de decirle a
la muchacha que me gustaba, ni siquiera invitarla a algo. Allí identifiqué que era más fácil la
situación para que una novia, allá ya sabía a lo que iba y con dos medias de aguardiente
entonces quedaba listo” (Comunicación personal, 2019, AG11)
Pojomovsky (2008) menciona que existen muchos factores tanto para entrar en el
mundo del consumo, como para quedarse en el mismo; en el caso particular del profe, se
puede evidenciar que estos factores estaban asociados a un falso concepto o sentido de la
libertad, de interacciones sociales mediadas por alcohol, el sexo y el dinero, relaciones sin
afectos y/o compromisos, desinhibición total de su ser mediante los sentidos y el placer; en
síntesis, este escenario le brindaba todo aquello que había buscado durante años y que a causa
de sus limitantes se le había negado. Sin embargo, cada situación es una puerta que conduce
a otra, cada sustancia conecta con otra, haciendo que se cree el hábito y posteriormente la
dependencia.
“esos entornos me llevan a conocer otro tipo de consumos, allí es donde conozco la
cocaína, me presentan la cocaína, ya estaba yo ad-portas de salir del colegio y entrar al
instituto en Cali y conocí la cocaína en Pereira a través de ese entorno, entonces del alcohol
pasé a revolver la cocaína, el cigarrillo, después conocí la marihuana. (…) Recuerdo que la
primera vez que consumí cocaína, que metí cocaína estaba con una prostituta con que ya
llevaba mucho tiempo de relación, y eso básicamente era una relación (Comunicación
personal, 2019, AG12)
Como ya había sido expresado con anterioridad por Alfonso, Barrera, Bernal,
Camargo y Garzón (2019), el entorno en el cual un individuo se desarrolla o habita con cierta
continuidad, termina por definir situaciones o realidades imperantes en el mismo. En el caso
particular; el entorno de alcohol fue tan solo la puerta a otros consumos tales como la cocaína,
el cigarrillo, la marihuana y posteriormente el bazuco junto a otras sustancias psicoactivas.
En su imaginario, el profe consideraba que tales situaciones eran perfectamente normales,
había control total de la situación y del consumo que realizaba, experimentando de este modo
un alto grado de seguridad y confianza en sí mismo, lo cual lo llevó a suponer que no era
necesario ningún otro tipo de interacción social fuera de la que ya estaba experimentando.
“Entonces en ese consumo social no veo afectada mi vida, pasaba esa noche, sucedía
todo eso y al otro día era una persona normal, pero yo ya sabía que era lo que me ponía hablar
y abrirme con confianza y a ser una persona diferente, sin darme cuenta de que estaba
utilizando una situación o algo para ser lo que yo no era. Ya se me olvido la novia,
matrimonio y pensaba para qué voy a tener novia para ir a echarle 2 o 3 horas de mentiras en
una ventana… Esto pasó mientras yo estaba haciendo toda mi educación y paralelamente a
eso era mi preparación como profesional y le cuento que yo no veía perjudicada mi vida.
Mantenía mucho una responsabilidad y sostenía esa situación sin darme cuenta de que me
estaba perjudicando” (Comunicación personal, 2019, AG13)
A medida que el tiempo transcurre el profe relata cómo, luego de terminar su
formación académica inicia su vida laboral en el departamento de juzgamiento deportivo de
Coldeportes en Risaralda, permitiéndole conocer más personas y de este modo ir superando
su dificultad de sociabilidad e interacción con los demás. Lo anterior, supone de suyo también
la posibilidad de entrar en contacto con personas de su género opuesto; sin embargo, si bien
se está realizando tanto en el ámbito de las relaciones sociales, como en su vida profesional,
esto no le es una motivación para salir del mundo de consumo, puesto que se percibe como
un hombre de éxito en cada una de sus dimensiones. Sin embargo, ahora en secreto continúa
viviendo una realidad entre drogas, alcohol y la prostitución.
En este nuevo escenario en el cual se entrecruza su vida laboral y su experiencia ya
profunda con el consumo y la prostitución; el profe conoce una persona con la cual decide
iniciar una vida sentimental; relata que ella es una mujer sana, la cual desconoce totalmente
y por mucho tiempo la situación de consumo de su pareja. De acuerdo con el relato del sujeto
es posible determinar o inferir que su pareja fue la primera persona del género opuesto, que
no pertenecía a su núcleo familiar, por la cual el individuo despertó sentimientos de respeto
y cuidado.
“acepta tener una relación conmigo, es mi primera novia, Sandra es la primera persona
que reconozco como una novia, que voy a respetar y que no voy a ir a la cama con ella
directamente (Comunicación personal, 2019, AG14)
A medida que pasan los años es posible observar cómo el profe debe asumir cada una
de las dimensiones y etapas de su vida, a este momento ha pasado por varias situaciones que
le han permitido entrar en relación e interacción con los demás; sin embargo, y como él
mismo lo ha expresado en la narración, se ha convertido en un hombre de máscaras y tiene
una para cada situación en donde se oculta o muestra su yo verdadero de acuerdo con el
escenario donde se encuentre; en esta parte de la historia se experimenta tres facetas: novio,
profesional y consumidor.
Si bien ha expresado que tiene un sentimiento de respeto y de cuidado por su pareja,
el hecho de ocultarle a ella su realidad hace que exista de plano una situación de mentira, que
contradice lo afirmado; y en este punto su situación es lo suficientemente frágil, haciendo
que su imagen de súper héroe y dueño absoluto de todas las situaciones es una máscara más,
por ende él es controlado por la adicción, quedando fuera de todo escenario y actividades
sociales que le permitan una conciencia real de conocimiento y reconocimiento de sí mismo.
Ferreyra, Rodríguez Lussich y Vomero (2011)
De acuerdo con lo narrado por el profe, su relación afectiva con aquella mujer avanza
sin mayores contratiempos; y en ese instinto de protección y respeto, luego de haber superado
su inhabilidad para socializar, generó vínculos afectivos mucho más fuertes, involucrando a
cada una sus familias. Lo anterior, conlleva a dos situaciones; en primer lugar, la
formalización de una relación de pareja, cuyo resultado fue la unión marital; y en segundo
lugar, de suyo y en contraposición con la anterior, la consolidación de una relación
matrimonial sobre la base de una máscara o una mentira; ya que como el mismo sujeto afirma,
a pesar de entablar una relación formal con su pareja, ella no iba a conocer la realidad de su
esposo con respecto a las visitas de centros nocturnos donde se ofrecía a diario cóctel de
alcohol, drogas y prostitución.
“Sandra hace una apertura conoce un poco de mi historia vida, conoce mi familia y
yo le conozco la familia y comenzamos una relación, yo no le iba a contar mi lado oscuro y
esperaba que no se fuera a descubrir y manejaba muy bien la situación de tal modo que no se
enterara, con Sandra tuve una relación de 9 meses hacia el año 89 -90, tengo 21 años
aproximadamente, muy joven, no soy muy agraciado, y le pego una enredada ni la tremenda
a Sandra y le dije que nos casaramos y ella dice que sí y nos casamos”(Comunicación
personal, 2019, AG15)
A pesar de haber tomado la decisión de unirse en matrimonio con su pareja, en efecto
y sobre la base del ocultamiento de su realidad de consumo; el porvenir no tiene una mayor
perspectiva. El profe experimenta en realidad un hiperindividualismo en sus relaciones,
producto de una interacción muy limitada; tanto así, que en el relato no se encuentran detalles
de la relación con su esposa, ni con las demás personas cercanas en su entorno; dichas
relaciones entonces se limitan a cuestiones que responden a coyunturas determinadas: hogar,
alimento, techo, trabajo, entre otras cada vez más por las situaciones de su entorno inmediato,
haciendo que su vida sea cada vez más endogámica y encerrada en esos escasos vínculos.
Ferreyra, Rodríguez y Vomero (2011)
La experiencia de consumo y de acuerdo con el relato del sujeto, se vuelve cada día
más nociva y de un modo u otro ya no había novedad; el individuo estaba habituado a su
realidad y por ende entre mayor era el consumo, su estadía se hacía más permanente en este
lugar. Es posible afirmar entonces, que no existía noción de tiempo, de familia, pareja,
trabajo, etc. En este punto se ha perdido el control de la situación.
“La despedida de soltero mía ustedes se la pueden imaginar, para mí no fue una despedida
de soltero porque hice lo que venía haciendo 5 o 6 años atrás, eso que hice, era lo mismo que
venía haciendo cada 8 días consumir, cocaína, prostitutas, marihuana, alcohol. Llegó el
momento en que ya no iba a un bar yo me iba para un hotel donde se consume, hay hoteles
donde uno va y consume, allá no se va a dormir ni a descansar, eso está diseñado para otras
cosas y eso yo lo hice durante todo ese tiempo” (Comunicación personal, 2019, AG16)
Generalmente las personas que se encuentran inmersas en estos contextos, en los que
están estrechamente relacionados con el consumo de sustancias psicoactivas, tienden a
convertir este tipo de situaciones en parte de sus dinámicas comunes y diarias. Entonces, ya
no son eventos aislados o esporádicos, sino que por el contrario empiezan a hacer parte de su
realidad diaria, ya que esto se convierte en un motor ante cualquier acontecimiento. AA.VV
(2018)
Tal y como se mencionó antes y de acuerdo con el relato del profe; el hecho de haber
encontrado un trabajo donde se sentía realizado, encontrando la plenitud de su pasión
adolescente por el deporte, y luego de haber vencido su inhabilidad para interactuar con los
demás y espacialmente con las mujeres; y aún más, de haber establecido una familia formal
de acuerdo a los cánones establecidos en la sociedad, podría pensarse que el sujeto
evidenciaría algún cambio en su conducta y realidad de consumo; sin embargo, sobre la base
de lo narrado, esto jamás sucedió; y por el contrario las máscaras eran cada día mayores, la
mentira era el bastón de mando de la situación y su status en coldeportes, se convirtió en una
plataforma para agudizar y sostener con mayor frecuencia el consumo.
“mi vida sigue normal yo no cambio en ningún aspecto, tengo mi vida oscura, pero
también este de padre, esposo, de hijo, es decir, mi matrimonio no cambia mi vida,
simplemente tengo una esposa, unos hijos, pero sigue el consumo constante cada 8 días. (…)
ya yo iba día de por medio salía a las 5 de la tarde y me iba hasta las 10 – 11 de la noche a
consumir cocaína y consumía esas 5 horas, 6 horas y llegaba a la casa y le decía a mi esposa
que tenía mucho trabajo; a veces le decía que tenía que viajar ella me arreglaba la maleta y
yo salía un viernes y me iba al hotel a consumir y regresaba el domingo. (Comunicación
personal, 2019, AG17)
Era tal el hábito de consumo de drogas, que éstas hacían parte de su vida; ello generó
sin lugar a duda una afrenta entre éste y su familia. Su esposa preocupada por las constantes
ausencias suyas inicia una desesperada búsqueda de respuestas acerca de la situación, frente
a las constantes ausencias de su esposo. Sin embargo, dicha respuesta se convierte en un
detonante de toda una realidad que afectaría no solo la vida del profe, sino también la de su
entorno familiar, representado en su esposa y sus hijos.
(…) Comencé a ser deshonesto porque eso es lo que lleva el consumo, y Sandra no
aguantó más y comenzó a averiguar qué pasaba con su esposo y me descubre en un hotel
consumiendo cocaína, ella preguntaba con quién estaba y me dice porque usted no debe estar
solo, debe estar con alguien y yo le dije claro que no y le muestro un plato de cocaína y le
digo claro yo estoy con blanca. (Comunicación personal, 2019, AG18)
El consumo y la dependencia de drogas psicoactivas conlleva en gran medida a la
esclavitud de la voluntad, está drogodependencia se vuelve cada día más fuerte y lleva incluso
a la persona a perder todo tipo de moralidad, lo que provocaría que la persona haga que cosas
bajo el efecto de las drogas, como, por ejemplo, robar, matar, etc. Por lo tanto, la droga se
convierte en el centro de vida del consumidor llegando a afectarla en todos los aspectos de
vida laboral, familiar, emocional y demás. AA. VV (2018)
El resultado no podía ser más desastroso, la máscara estaba en el suelo y la verdad
había sido develada, el telón estaba abierto y la obra había finalizado. En este punto, el profe
la única salida que tenía era enfrentarse con su realidad y dar respuesta al interrogante
planteado por su esposa, que durante algunos años estuvo en búsqueda de esa verdad que ese
día le había sido propugnada violenta y dolorosamente.
“Ella se sentó en la cama se puso a llorar y yo le digo que lo estoy haciendo desde
antes de casarme con usted y pues obvio ella se siente ofendida como mujer y traicionada. Y
una mujer traicionada hace cosas impresionantes como ir a contarle a mi familia, ir a contar
a Coldeportes, contarle a todo el mundo. Ella va donde mis padres y les cuenta en qué
condiciones me encontró y me dice que no quiere nada más conmigo que me quiere sacar de
su vida y va Coldeportes y le cuenta al presidente como me descubrió le contó que eso no era
nuevo que venía de mucho tiempo atrás” (Comunicación personal, 2019, AG19)
El develar una situación y una realidad personal, la cual había sido ocultada por tantos
años, trae consigo una serie de repercusiones en todas las dimensiones de la vida, no solo de
quien está en el mundo de las drogas, sino también en las personas que le rodean.
Desafortunadamente para el profe, la obra y sus máscaras aun no terminaban y, por el
contrario, estaría frente a muchas escenas aún por relatarse. El primer golpe fue la solicitud
de renuncia de Coldeportes, ya que no era posible sostener una verdad como esa, y la prensa
los iba a dilapidar, “el profe era un drogadicto”. El segundo golpe y aún más fuerte que el
anterior, viene cuando llegó la solicitud de divorcio y perdida de custodia de los niños; y
finalmente, el gran golpe, su familia le rechaza y le aísla. Su obra estaba sin actores; su
esposa, hijos, hermanos, padres y su pasión adolescente del deporte le habían sido
arrebatados de un solo tajo.
“Yo renuncio y digo esta vieja me jodió la vida y ahí empieza las disputas de los
niños, las demandas en bienestar, la demanda de separación y al cabo de un año tiene la
separación, aceptan el divorcio y la defensora de familia en ese momento le da la custodia de
mis hijos a ella completamente y le da la razón que no puede convivir con una persona como
yo, que los niños no pueden estar cerca de mí. (…) En esa situación que me encontraba y mi
credibilidad quedo por el suelo, ya en Pereira todo el mundo sabía quién era yo, en qué
situación me encontraba, yo me volví visible en el consumo ya no me importaba nada”
(Comunicación personal, 2019, AG20)
Gran parte de los miedos de las personas que se encuentran en estos contextos está
relacionado con la aceptación del que era su entorno social, es decir, de sus amigos más
cercanos y en especial de su familia. Es así como la idea de regresar a la vida que tenían antes
de entrar en este mundo se convierte en una “quimera” difícil de alcanzar por las limitaciones
y obstáculos que existen en el proceso de reincorporación y resocialización. Pojomovsky
(2008)
El resultado de esa pérdida de todo horizonte y fundamento existencial llevó al profe a
cuestionarse de manera momentánea acerca del porqué de la situación, y en medio de ese
sentimiento de impotencia decide, reinventarse y buscar una salida a su realidad un tanto
angustiosa e indignante. Es así como en el año 1997 llega a la ciudad de Bogotá con el ánimo
de poder iniciar de nuevo, ya sea en Coldeportes o como docente de un colegio. La respuesta
al deseo de lucha, que demuestra el individuo en su relato, es el miedo y la angustia frente a
las consecuencias adversas que trajo el consumo en su vida laboral, familiar y personal.
Por tanto, es importante tener en cuenta que cuando se generan este tipo de procesos
de reflexión y donde se puede llegar a evidenciar el deseo por cambiar y salir de ese mundo
de consumo, es necesario un acompañamiento constante, Pojomovsky (2008) puesto que en
estas situaciones se pueden manifestar deseos de aislamiento de la sociedad y del contexto
en que se encuentran inmersos, pero llega a ser tanta la presión o el miedo ante estas
situaciones que puede llegar a desencadenar en la imposibilidad de abandonar el consumo.
A pesar de su intención por salir de la situación en la cual había trasegado durante
años a consecuencia de sus propias decisiones; “querer no es poder” tal y como lo expresa
Washton y Boundy (1991); no es suficiente con algunos minutos de reflexión -decir voy a
salir o dejar tal situación-, además de la voluntad, es necesario tomar acciones que conlleven
a lograr tal fin. Sin embargo, el profe al llegar a Bogotá lo primero que hizo fue, a pesar de
la voluntad de cambio, preguntar si podía conseguir cocaína, y evidentemente la ciudad le
ofrece toda una gama de sustancias y escenarios de consumo.
“esta persona me dice para qué va a comprar cocaína eso le sale muy caro, compremos
bazuco, yo había escuchado del bazuco y había visto la gente que había consumido eso y dije
no yo a eso no le jalo. La persona me convenció, hoy en día pienso que era una etapa que
estaba viviendo en mi vida, le di dinero y fue por bazuco, lo trajo a la habitación y me lo dio
a probar en pipa de una vez, lo consumí por primera vez esa noche y me quede casi 15 años
de mi vida consumiendo bazuco. (Comunicación personal, 2019, AG21)
La dependencia a este tipo de sustancias es tan fuerte que se necesita de mucha
fortaleza para poder afrontar este tipo de situaciones, es por esto, que muchas veces estos
intentos de rehabilitación terminan en decaídas, y es en gran medida por la vulnerabilidad a
la que se encuentran expuestos estas personas. Por ello, para que se dé un proceso de
resocialización exitoso se deben tener en cuenta diferentes factores, en el entorno, la familia
y el apoyo que se le brinde. AA. VV (2018)
Si bien el profe, en su ideal existía una motivación de cambio, se puede evidenciar
que una vez se está en el mundo de la drogodependencia no se sale tan solo con la pretensión
de hacerlo; y en gran medida se debe a que el mundo de la droga permite con facilidad el
consumo de nuevas sustancias, y por ello la condición de vulnerabilidad en la que se
encuentra el sujeto. El profe a partir de ese momento se enlodó muchísimo más, su consumo
era cada día más exacerbado, y a medida que pasaba el tiempo su condición como persona
desmejoraba. El bazuco había tomado posesión de su voluntad, y por ende ya toda su energía
e ideal, estaba encaminada en cómo reunir dinero para consumir. Es tan compleja la situación,
que sus necesidades básicas de alimento, vestido, techo, entre otros, fueron reemplazadas por
la necesidad de consumir.
“A partir de ese momento yo ya estaba en la calle, y dije yo no puedo derrumbarme
y comencé a hacer una cantidad de cosas para pagar una habitación y pagué habitación.
Dentro de la dinámica del consumo y la habitación de calle, yo tuve varias etapas, hubo unas
donde conseguía lo de la residencia y pagaba la habitación, no comía porque la comida me
la encontraba y la ropa también y compraba la droga, y llegó un momento que dije para qué
pago habitación, yo no vengo a dormir, yo vengo es a consumir, pues me quedo en la calle,
lo que voy a pagar de habitación me lo consumo; (…) Ya la última etapa fue comer de las
basuras, no me hacía la misma cantidad entonces era menos el consumo, pero era consumo,
me fui a vivir a la carrilera me hice un cambuche allá. Eso fue más o menos Año 2003-2004,
llegó a la carrilera armo el cambuche, ya menos dinero, menos consumo, no pago pieza, me
deterioro más, ya yo dije es mejor vivir en la calle que pagar 10 mil pesos de hotel, esos me
sirven para meterme 10 tiestazos. (Comunicación personal, 2019, AG22)
La dinámica de consumo en calle le exige a la persona buscar por sus propios medios,
los cuales son a todas luces ilícitos, las formas de adquirir la droga, haciendo que pierda toda
voluntad puesto que está movido por la necesidad expresada en la ansiedad, y hace que sea
la droga quien controle todas las dimensiones de la persona y por tanto, pierda el sentido de
sí y de su dignidad a tal punto, que se adentra en un proceso de degradación a causa de unas
condiciones paupérrimas de cuidado y protección.
Igualmente, es necesario considerar un elemento importante dentro del mundo de la
habitancia de calle, y se sintetiza en el hecho en el cual, si bien en un mismo escenario
comparten un sin número de personas, cada una vive en su propia realidad; experimentada
en el vacío, la soledad, el abuso, el abandono o el rechazo, entre otras; las cuales han sido
caldo de cultivo para su vivencia de droga y de calle. Por lo tanto, y aunque compartan un
espacio físico, no se puede hablar de una sociedad de la calle. Cada individuo está auto
aislado de los demás en un mismo escenario donde el hambre, la ansiedad, el dolor, la euforia
y demás sentimientos y emociones afloran, causando comportamientos perturbadores
ocasionados por la predisposición a los efectos de las drogas, y como consecuencia en la
persona se generan conmociones, altos grados de impulsividad, rechazo a todo tipo de
autoridad y de norma, ocasionando inconformidad y malestar entre las personas que le
rodean. Cáceres, Salazar y Tovar (2019)
“Llegué a descubrir que había conversaciones que no se podían hacer porque cada
uno está en un mundo distinto y la película es diferente; por ejemplo, yo decía vamos a
conseguir una 5 o 6 bolsas y una pala para hacer unos huecos. El imaginario de ellos era
distinto, pues era de que los iba a matar y los iba a meter allá. De ahí aprendí que esos viajes
son fuertes, toda la cultura del que está en la calle y del indigente” (Comunicación personal,
2019, AG23)
El profe luego de estar deambulando por las calles de Bogotá, especialmente sobre la
carrera séptima y galerías, se trasladó a la carrilera del tren que está en la zona de influencia
de la plaza de mercado, detrás del centro comercial Calima, ubicado en la avenida carrera 30
con 19; y allí a tan solo unas cuadras, desde hace más de 25 años hace presencia una actividad
pastoral de la comunidad de las hermanas vicentinas en el barrio Samper Mendoza. La
hermana Sor Nohemy es quien está en cabeza de esta actividad y, a través del voluntariado y
con el apoyo de algunas universidades e instituciones del nivel público y privado, realizan
una serie de actividades en búsqueda de la resocialización y desintoxicación del habitante de
calle y consumidor en el Centro Ambulatorio Medalla Milagrosa CAMM.
Luego de haberse establecido allí y de estar sumido en el consumo, en una de esas
noches frías en la cual la hermana y su grupo de voluntarios salen al encuentro del hermano
de la calle, Sor Nohemy irrumpe en uno de los ranchos y le encuentra. El profe un tanto
molesto y estupefacto le increpa avizorando casi que una amenaza, por atreverse a entrar sin
percatarse el estado en el que estaba; él rechaza tajante el agua de panela y el pan, sin
embargo, le queda impregnada en su memoria la invitación al ambulatorio.
“un sábado estaba muy cansado y me acordé de este lugar y dije voy a comer y a
dormir, habrá un lugar donde dormir. Un seminarista vicentino que ya estaba terminando se
iba ordenar venía los sábados a dar un taller y el taller de él era deporte. Entonces yo entre,
me registraron. (…) Cuando se acabó la rutina sor le dijo que me pasaran a la oficina, y me
pasaron a la oficina allá, y me dijo usted no es, y yo si yo soy el de la carrilera y ella me dijo
y que le dio por venir y yo le dije estaba muy cansado el consumo y me dijo desde cuando
hace eso y yo le dije desde cuando no lo hago más bien, entonces ahí conoció otra parte de
mi vida, no toda porque yo pues tampoco iba a ponerme a contarle a esta monja quien soy ni
nada, tampoco, entonces me dijo que usted porque no sigue viniendo, usted puede hacer un
proceso, cuántos años tienen, entonces comenzó así con su intensidad como ella es, pero yo
no le conté nada, que profesión, que puesto, ni quien soy nada nada., cuánto tiempo llevaba
en la calle, usted de donde es, yo soy de Pereira. Me dijo tiene papeles y le dije tiene más
papeles un marrano robado, yo si di mi nombre en el registro y eso, pero pues todos los que
venían del parche eran profe, pero pues Sor no supo que me decían así hasta ahí”
(Comunicación personal, 2019, AG24)
En el relato es evidente que el profe, tenía un estado físico ya mermado por el hambre,
el sueño y demás condiciones que le plantean su realidad de calle y de consumo; sin embargo,
es precisamente ello que lo mueve en la aceptación de su condición vulnerable, y por ende
de una u otra manera acceda a la ayuda ofrecida, precisando siempre en ocultar quién es, es
decir, negándose a develar su identidad y su historia. Esta actitud de negación dejaba entrever
per sé la aceptación de su condición, pero también una negativa por siquiera permearse del
entorno en el que se encontraba; es por ello necesario que durante estos procesos de
resocialización se evidencie el apoyo institucional, como un medio u oportunidad de aprender
y así poder llevar un proceso en el cual se puedan obtener los cambios deseados. AA. VV
(2018)
La referencia de la calle es bastante compleja, el rebusque por suplir las necesidades
básicas para el sujeto, tales como la comida y la droga, le llevaban al desespero. La ansiedad
como mediación hace que incluso el delito sea válido como mecanismo para la consecución
o el alcance de esa finalidad, y por ende el valor de la vida y de la dignidad humana se reduce
a cero, ya que “el todo vale” es la moneda de cambio en este contexto, y por tanto el individuo
llega a ofrecer incluso su propia vida a cambio de un plon.
“Cuando yo me drogaba allá en la carrilera y se me acababa la droga, se me acababa
la plata yo me desesperaba mucho y me venía a caminar 2,3,4 de la mañana y si había a quién
hacerle la vuelta se la hacía y si era uno de la gallada de uno también, por drogo venga para
acá, una vez llegué a quitarle la droga a un indigente por la ansiedad y después por cualquier
cosa, expuesto a una puñalada, cualquier cosa, expuesto a que después me cogiera en un
andén; salía a caminar a veces no encontraba nada a veces por ahí consumiendo entonces le
decía tengo comida deme un pipazo, o negociemos o fiaba o prestaba y empeñaba la vida”
(Comunicación personal, 2019, AG25)
En este caso, este tipo de situaciones se presentan debido a que los habitantes de calle
a causa de las prácticas de consumo, así como lo menciona Navarro y Londoño (2010)
tienden a perder la noción de la norma por estar bajo los efectos de estas sustancias
psicoactivas, de esta manera están bajo la creencia de que “son capaces de hacer lo que sea
con tal de obtener dinero con tal de consumir” y son motivados por el deseo incontrolable de
consumir (p. 354)
Ya en un proceso de transición entre la calle y lo que sería su resocialización, en el
relato se destaca la figura de la hermana Sor Nohemy, quien siempre asume a cada uno de
habitantes de calle de manera personal, estableciendo una comunicación directa, y tejiendo
lazos de confianza que le permiten sentirse al hermano de la calle, parte del proceso y, por
ende, se apropia del mismo como sujeto constructor. Ella le abroga al profe responsabilidades
tanto con el ambulatorio como con su propia vida; proceso que les conduce a generar un
sentido de pertenencia por lo que realizan a diario, contando con el acompañamiento, además,
de profesionales en el área.
“Ella me dice yo quiero que usted vaya a un programa, que haga un proceso, porque
yo quiero formar una comunidad, que se rehabiliten y sean útiles a la sociedad, pero necesito
gente como usted que sepa, que me ayude porque yo sola no puedo, yo decía esta hermana
está más trabada que yo, como le parece (…) aquí en el ambulatorio, me pusieron una
psicóloga que me acompañara los domingos. Me sacaron una habitación, la primera vez que
me mencionaron lo de la habitación, yo dije claro deme 200 mil pesos que yo sé dónde la
consigo y me dijo, no, yo no le doy plata a nadie, yo mismo voy y la consigo, me conseguí
una pieza ellos me pagaban el arriendo y todo, ella me estaba cumpliendo lo que me prometió
y yo seguí yo venía y le ayudaba todos los días”. (Comunicación personal, 2019, AG26)
Las manifestaciones de ayuda y el reconocimiento de su situación por parte de otros,
genera en el profe un sentimiento de incredulidad y de sarcasmo, y es preciso allí donde es
evidente su desconfianza frente a la sociedad. Ya que, en este tipo de situaciones y las
dinámicas de calle, la persona desarrolla conceptos culturales y morales propios con respecto
al vivir bien, la libertad, la convivencia, el respeto y la solidaridad. Es por esto, que, aunque
el habitante de calle se autodefine como una persona solitaria, no puede desentenderse de los
intercambios sociales que son vitales. Moreno, Espinosa y Zapata (2017)
Este proceso entre la hermana y el profe, en compañía de una tercera persona; siempre
estuvo mediado por dos elementos que resaltan; en primer lugar, el profundo valor espiritual
a la luz del evangelio; y, en segundo lugar, el ejemplo mediado por el aprendizaje a partir del
“háganlo ustedes mismos”.
“nos quedamos en la oficina de ella en terapia, y era les voy a mostrar un mensaje del
evangelio de hoy muy bonito y entrabamos a las 7 de la noche y le daba y nada, ve no lo
encuentro y las 9 de la noche y nada, pura terapia, y nosotros sentados nos mirábamos y ella
en el computador; nosotros desactualizados de la tecnología, con todos esos años en la calle,
desactualizados, y faltando 10 minutos para las 10 pm, hay salió, y en 10 minutitos nos
mostraba lo que nos iba a mostrar, teniéndonos tres horas ahí sentados, pero entendimos cuál
era el significado de todo eso. (Comunicación personal, 2019, AG27)
El aporte terapéutico de desarrollo personal emprendido por la hermana en el
Ambulatorio con sus compañeros de aventura hizo que, el aprendizaje y el proceso de
resocialización permitiera que a través de la interacción individual y grupal desarrollaran y
optimizaran sus habilidades y capacidades en una comunicación abierta y directa, para el
fortalecimiento de las relaciones interpersonales y la toma de decisiones, y así mismo le
posibilita conocer un poco más de sí mismo y de sus compañeros de grupo, para un crecer y
ser más humano. (Rueda, 1996)
A partir de la experiencia vivida en el CAMM, el profe se redescubre en el liderazgo
positivo y ahora es consciente de su doble protagonismo en esta nueva etapa de su vida; de
un lado, se encuentra en su proceso de resocialización y desintoxicación del mundo de calle
y las drogas; y de otro lado, es junto con otro compañero el coequipero de la hermana en su
proyecto por tener un espacio que les permita seguir beneficiando a más individuos inmersos
en esta realidad de calle y de consumo.
“Sor me ha enseñado mucho a ha sido una formadora impresionante y un día resultó
el cuento de la finca, un día vino nos dijo venga que una señora viene hoy, que nos va a dar
una finca para el programa y nosotros nos mirábamos, Carlos y yo, diciendo como si nosotros
no hubiéramos estado en la calle, estamos aquí de aguantis, a veces se nos pasaban cosas por
la cabeza tremendas, como vámonos, llevemos ese televisor, vámonos, como esa situación
tan desesperante y nos íbamos a dormir y no nos dormíamos conversando Carlos y yo,
decíamos usted puede creer que una monja venga a voltearnos así la vida, nosotros que
volteamos a todo el mundo, que capacidad la de esta monja no y resultó la de Soacha; Vino
nos mostró los modelos, nos mostró los canales y esto es de ustedes y con ustedes van a hacer
el programa” (Comunicación personal, 2019, AG28)
Es perfectamente normal, y como lo cuenta el profe en su relato, que durante el
proceso haya sentimientos o pensamientos que tratan de disuadir al individuo de continuar
en su proceso; el dejar la calle y el consumo de suyo plantea un reto que no se logra como se
ha dicho antes, tan solo con la idea de hacerlo, sino que es una decisión que se toma día a
día. Ahora entonces, el profe, su compañero y Sor son un equipo de trabajo que, bajo el
amparo y el apoyo de las hermanas vicentinas, amplían su horizonte y su espacio de trabajo.
“Comenzamos a identificar con una serie de experiencia de los muchachos que fueron
llegando, y ya nosotros con una cierta lucidez de sobriedad de abstinencia, ellos nos
enseñaron a nosotros, nos ayudaron a crecer como seres humanos y como personas y a
reconocer que esa vida no era la que nosotros nos merecíamos. (…) gracias a la comunidad,
a la insistencia de Sor, a la confianza que ella nos brindó y que creyó en nosotros, gracias al
Señor que la iluminó y ella necesitaba esas dos personas y nos encontró en el camino y
nosotros a ella. En Soacha duramos trabajando y organizando la casa casi 9 meses con los
que llegaban, pero paralelamente hacíamos el proceso, no era solo trabajo, y como les digo,
ya en esa etapa de sobriedad, de lucidez, de abstinencia, ya comenzamos a mirar el
comportamiento” (Comunicación personal, 2019, AG 29)
El profe ha vivido y narrado una historia personal hasta este punto relacionada con su
experiencia en el CAMM; sin embargo, de un momento a otro hay un sobresalto en la misma,
al contar que tiene una hija, la cual nace en paralelo a su ingreso en el ambulatorio. Ella tiene
en la actualidad 13 años, es fruto de una relación con una habitante de calle quien, por su
condición y ante la negativa de permitirse vivir este proceso de ayuda, perdió la custodia total
de su hija, y por tanto el profe tiene su custodia total; ellos viven juntos y en la actualidad
ella cursa 6º de bachillerato, viaja con su padre a todos los eventos a los cuales le invitan
como orador, es por decirlo de algún modo su asistente.
En la actualidad hace parte de la asociación de la medalla milagrosa, apoya ahora a
Sor con los casos que son remitidos para Soacha al proceso de comunidad en diálogo, y
afirma que también le ayuda con talleres, ya que como él mismo afirma, junto con la hermana
y su otro compañero son los fundadores del espacio, y por tanto son conocedores y
poseedores de los principios que rigen el proceso y que no los pueden descuidar, puesto que,
al ver aun a personas en situación de calle y en condiciones lamentables también se convierte
para ellos en un motivo más, en su proceso de resocialización. Calderón, Vargas, Zapata y
Cañas (2018)
Con base en su experiencia de consumo y de vivencia en la calle, el profe aprehendió
verdades que para él son inalterables; desmiente con vehemencia los conceptos de dosis
personal y de consumo social, ya que para él no surgen de una experiencia teórica o retórica,
sino desde su propia vivencia personal, la droga le impactó sin misericordia toda su historia
de vida; sus sueños, su esposa, sus hijos, su familia, su trabajo, su imagen y buen nombre
fueron cercenados por su decisión de consumo y como efecto de éste, su vivencia en la calle.
“si vieron lo que paso con mi vida, entregué mi esposa, mis hijos; -ah mi esposa se
fue con otro, ¿tan bandida no?,- NO, se fue con otro porque yo no estaba ahí, y mis hijos
tienen otro papá porque yo no estuve ahí, y mi papá y mi mamá me sacaron de la casa porque
como hijo no respondía a las expectativas, ¿por qué?, porque me quedé con esto. Lo que yo
ando diciendo en mis charlas por Colombia es que no existe el consumo social y no existe la
dosis personal, consumo es consumo y la dosis personal es un término utilizado por el
sistema. Ellos no pueden colocar en publicidad, bazuco 2x1 hoy marihuana, no, entonces se
inventan esto, y es lo que en Brasil yo hice acotación de esto” (Comunicación personal, 2019,
AG30)
Al haber hecho una acotación sobre su familia, su esposa y sus hijos; surgió entonces
una pregunta acerca de qué había sucedido con ellos, si ahora tenía algún tipo de relación o
contacto con los mismos. Y como respuesta el profe narra que llega un momento en que el
psicólogo le dice “debes sanar el alma”, puesto que su proceso de rehabilitación,
desintoxicación y resocialización ya estaba realizado, pero sin embargo era necesario e
imperativo que sanara su corazón. De este modo entonces, le solicita que visite a su familia
y les pida perdón, sin embargo, su reacción es negativa al punto de considerar que son ellos
quienes deben hacerlo con él.
“yo estoy en una postura de arrogancia, de prepotencia y me acordé de cuando yo
tenía 19, 18 o 17, que era arrogante, prepotente, altivo; pues claro en los momentos de
consumo yo veía a mi esposa como la culpable de todo, cada vez que yo consumía era porque
ella me había puesto en esta condición y yo la veía, y eso estaba en mi corazón, y yo la veía
y decía esta mujer tendrá que venir algún día a pedirme perdón por lo que me hizo”
(Comunicación personal, 2019, AG31)
Si bien la vida le concede la posibilidad de reivindicarse con sus familiares y sus seres
queridos, a quienes en algún momento hizo daño a causa de sus decisiones; este hecho,
podría, sin embargo, llegar a ser uno de sus mayores temores y así mismo una gran
motivación, puesto que de esta manera se sentía doblemente comprometido. Del pozo y
Castillo (2008) afirman que quienes consideran que no pueden enfrentarse eficazmente a esas
situaciones que le generan miedo; experimentan altos niveles de estrés y de ansiedad, y como
resultado, o bien distraen su atención de lo que debería ser el comportamiento adecuado o,
evitan enfrentarse a este tipo de situaciones
A pesar de su actitud primaria y luego de dialogar con la hermana Sor, el profe accede
a realizar dicho encuentro con su familia, sin embargo, son tantos años lo que han
transcurrido que a decir verdad no es una tarea fácil que ese encuentro se materialice. Él
afirma que curiosamente, el único recuerdo que tiene es de un amigo de su adolescencia, el
cual, aunque no era consumidor, cuando se descubre toda su realidad no le da la espalda
como los demás y le expresa su amistad, per sé, puede ser la razón por la cual recuerda su
número telefónico.
“lo único que tengo es un amigo y me acuerdo del teléfono de mi amigo, me acordaba
del teléfono de un amigo, un amigo muy, que no estuvo en el consumo ni nada y que nunca
supo que yo consumía hasta cuando se descubrió todo, más sin embargo me acogió y me dijo
no tranquilo usted sigue siendo mi amigo, antes lo respeto mucho porque nunca me llegó a
ofrecer de esa situación, ni me llego a hablar para ofrecerme o algo, pero si debió haberme
contado; ese era un teléfono que no se me había olvidado a pesar de toda esa locura que yo
viví y todo eso”(Comunicación personal, 2019, AG32)
El profe en su relato permite revelar una situación normal en sí misma, cuya
característica principal es la ausencia de la noción del tiempo y el espacio, ocasionando la
pérdida de muchos recuerdos de lo que había sido su vida; la droga y su experiencia de calle
le habían sumido en una cloaca del sin sentido, que no sólo le había alejado de los suyos de
manera física, sino también en lo profundo de sus recuerdos. Lo anterior, tiene como causa
las condiciones en la que permaneció durante años, expuesto a las condiciones climáticas,
los deficientes hábitos alimenticios y las enfermedades, entre otras condiciones propias del
contexto, que finalmente hicieron que la desesperanza, la ansiedad, el miedo y otras
emociones negativas, alterarán sus sentidos y deformaran la percepción de su realidad,
causando de este modo la pérdida del sentido, la memoria y la razón. Alfonso, Barrera,
Bernal, Camargo y Garzón (2019)
Luego de tantos años el momento había llegado; cuenta el profe que luego de haber
contactado a su amigo, éste logró que su familia se enterara acerca de su existencia, y, por
tanto, Sor coordinó el viaje a Pereira para el tan anhelado reencuentro. Cuenta además que
había demasiada expectativa, él ansioso esperaba ese momento de encuentro con sus padres
y hermanos; sin embargo, ese día al llegar al lugar se encontró con muchísima gente, puesto
que el rumor del hijo a quien daban por muerto había aparecido nuevamente.
El paso de los años desgraciadamente también había traído consigo despedidas no
gratas para la familia; al llegar al encuentro con los suyos al profe le dieron un sablazo que
atravesó su corazón. “yo llegué y entré, entonces yo veía a todos, mi mamá, mi hermana, mi
hermano y mi hermanita la menor y mi papá no, por ninguna parte, entonces claro yo reconocí
a los principales de la familia, ¿y me le acerco a mi hermana y le pregunto y mi papá?, y me
dice no mi papá lleva 6 años de muerto” (Comunicación personal, 2019, AG33)
Cuenta que, si bien fue muy doloroso enterarse de la ausencia de su padre, ya su
proceso de formación tanto a nivel humano como espiritual, le permitieron comprenderla y
ser aún más fuerte. Y en eso, se acerca una de sus sobrinas comentándole que sus hijos
estaban en España, ya que su madre los había llevado unos 5 o 6 años después de la
desaparición. Esta noticia, en medio de lo convulsionado de la ocasión, fue un aliciente para
él; su hija durante todo ese este tiempo siempre había indagado a su prima por la suerte de su
padre, y al enterarse que su padre estaba vivo, y a pesar de no tener ningún recuerdo, más
allá de las fotos que conservaba y que su familia le había provisto, ella quería conocerle.
“Cuando nos ponemos frente al computador y a la cámara y todo eso y ella está allá,
ella que era la que más quería verme y hablar y conocerme y todo eso, se levantó y dijo no
sé qué pasa, no soy capaz, y llamo a mi sobrina y dijo no, ahora no, no fue capaz, no soy
capaz, yo era la que más tenía esa ansiedad y eso, pero no soy capaz, ¿cómo le digo? ¿Papá?
¿qué?, entonces mi sobrina me contó, y yo le dije bueno, cuando sea el momento, tranquila,
y el momento llegó y hable con los dos y les conté toda la historia, y ya después ellos supieron
lo que yo hacía acá en Bogotá y que ayudaba y que el ancianato” (Comunicación personal,
2019, AG34)
El profe termina su relato comentando que posterior al encuentro con su familia y
especialmente con su hija, ha tenido una relación muy cercana con todos, convirtiéndose de
este modo en un mediador en las muchas situaciones propias de un círculo familiar. Comenta
que a pesar de la situación que le correspondió vivir por elección personal, se siente realizado;
en primer lugar, superó el monstruo de la calle y del consumo; en segundo lugar, recuperó a
su familia; en tercer lugar, y aunado a lo anterior, está recuperando los años perdidos con su
hija mayor y también con su hijo; cría también a su hija de 13 años, quien es parte activa de
su vida tanto presente como pasada; y ahora es director de una fundación de abuelos donde
finalmente, es un servidor que a partir de su propia experiencia enseña a esos que lo necesitan.
“esta era la carrera que yo tenía que hacer, no la que yo hice, aunque tenía un
reconocimiento, ahora me reconocen más; eso se ve en las entrevistas que me han hecho, en
las partes donde me llaman, en la gente que me busca, que me cita a una salida. claro que en
el nombre del Señor; yo soy, Señor coloca en mi lo que tengo que decir, porque yo mis
propias fuerzas no puedo” (Comunicación personal, 2019, AG35)
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