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LA PROMOCiÓN SOCIAL Y SU SIGNIFICADO ACADÉMICO Agustín Jiménez Acuña

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LA PROMOCiÓN SOCIALY SU SIGNIFICADO

ACADÉMICO

Agustín Jiménez Acuña

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Introducción

La Promoción Social constituye genérica-mente un conjunto de concepciones, métodos yprácticas para lograr la integración de vastos sec-tores sociales a ciertos vectores del desarrollo deun país. Así concebida implica un dispositivo teó-rico y metodológico para intervenir y coadyuvar atransformar la realidad que impulsan variadossujetos sociales.

El término empezó a hacerse frecuente desde ladécada de los años 60, a partir del empeño de algu-nos gobiernos latinoamericanos por combatir la po-breza, integrando a los beneficiarios en las políticasreformistas y desarrollistas que como la Reforma Agra-ria, requerían de una base social de apoyo institucio-nal. La Promoción social, aunque matizada por elpopulismo, el clientelazgo y el paternalismo, implica-ba integrar a los "marginados temporales", excluidosdel proceso de "modernización" y del cause del desa-rrollo nacional. Para ello se diseñaron diversas estra-tegias y metodologías orientadas a capacitar a lasbases y organizaciones populares. Es así, como sehizo corriente que las instituciones sociales estatales,aunque no superaron su carácter asistencialista, es-tablecieran departamentos o divisiones de capacita-ción y organización de sus clientelas.

La demanda de una capacitación particular paralos colectivos considerados como objeto de la Pro-moción Social, estimuló una amplia proyección de laEducación Popular, disciplina que a su vez habíaemergido de la Educación de Adultos, cuyo queha-cer se ha inclinado a capacitar y reconvertir la fuerzade trabajo para lograr metas de desarrollo. Se trata-ba entonces de estimular la promoción popular, peromuchas veces esa tarea naufragaba entre un exce-sivo activismo o un conjunto de tímidas propuestasque eventualmente no se ejecutaban.

En los últimos 25 años emer-gieron gran canti-dad de agencias para el desarrollo, tanto públicascomo privadas, que apoyaron y apoyan su trabajoeducativo y promocional en la Educación Popular.En Costa Rica, casi paralelamente a la fundación deinstituciones públicas como el Instituto Mixto de Ayu-da Social, orientado a subsanar problemas de de-sarrollo social, se organiza la Escuela de Planifica-ción y Promoción Social (EPPS) de la UniversidadNacional, que inició la formación académica de pro-motores sociales con el objetivo de profesionalizar esequehacer y coadyuvar a organizar la "marginalidad

temporal", que se suponía incubaba un enorme po-tencial de desarrollo. La Promoción Social vista des-de la Academia no fue abordada, en nuestro criterio,con suficiente rigurosidad, persistiendo hasta hoy lasconsecuencias de un vacío que dejó la ausencia deinvestigaciones de base y la falta de una visión defuturo en su momento fundacional. Además, en laEPPS persistió en más de la mitad de su existenciaun estilo académico que privilegiaba el activismo, laconfrontación con las instituciones y la formalizaciónde programas de estudio más que su administracióny evaluación. Ugado a esto, se menospreciaba la re-flexión teórica, la investigación y la capacitación in-terna del personal académico.

Todo lo anterior redundó en una riesgosa con-fusión, que concebía a la Promoción Social de unlado como un conjunto de ejercicios formalizadosde programación y animación sociocultural, y de otrocon acciones motivacionales que degeneraban enun activismo desorientado. Claro está que amboslados se entremezclaban, pero podía darse el casoque la balanza se inclinara hacia un estrechoacademicismo formalista en un extremo o hacia unapráctica meramente política en el otro. Los aprendi-zajes generados impidieron por muchos años am-pliar el horizonte interdisciplinario de esta carrerauniversitaria y contradictoriamente, captar de for-ma científica, los contenidos ideológicos y políticosque presenta.

Ante ese panorama y la estrechez del merca-do laboral para los promotores sociales, la salidafue cerrar la carrera, que se había diseñado comosalida curricular lateral. Empero, al integrarse mu-chos de sus objetivos y contenidos en la Carrera dePlanificación Económica y Social, se heredaron al-gunos problemas que nacen de una insuficientecomprensión de la Promoción Social, de la sobre-posición de la tecnología de la planificación y delénfasis desmedido en planificación de proyectos.

Dado que algunos de los antecedentes ante-riores aún influyen en la formación acadé~ica delos planificadores económico- sociales y se abrenaún interrogantes acerca de la legitimidad de unaPromoción Social de carácter universitaria, las no-tas siguientes procuran resaltar ciertos aspectos deesa disciplina, sobre todo de carácter metodológi-co, con el propósito de inscribirlas en una discusiónacadémica que consideramos vigente. Esto porque,si bien la EPPS ha optado por una formación pro-fesional más tecnocrática, no ha abandonado to-

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talmente las teorías, las estrategias metodológicas, losinstrumentos y las prácticas sociales que definen el que-hacer de la Promoción Social, ya que desde diversasesferas de la sociedad y la economía se demandanprofesionales con una formación que logre más allá dela definición de sus objetos de estudio, su intervencióncon la participación transformadora de la gente.

La Promoción Social con sesgo empirista

En las instituciones públicas cuya misión es eldesarrollo social, se gesta una dinámica de acerca-miento e intervención con clases populares y susexpresiones organizativas generalmente matizadapor el paternalismo y el clientelazgo, que de hechoniegan principios básicos de la Promoción Social.Esos fenómenos bloquean no solo una integraciónplena de los beneficiarios o clientes en la acción es-tatal, sino que inhiben una formalización de tareaspor parte de los técnicos, al no utilizar el instrumen-tal propio de la Promoción Social.

En esa línea de reflexión, el ofertismo y la de-pendencia que se crea, no obliga a diseñar las acti-vidades o a formularlas como proyectos, porque loque se ofrece tiende más a satisfacer elinmediatismo de la gente que a responder a un aná-lisis detallado, técnicamente elaborado, de sus de-mandas vistas como necesidades y potencialida-des para resolverlas.

De hecho entonces, se desarrolla una prácticaempirista de la Promoción Social. Es decir una prác-tica social que se nutre de sí misma y en esa autosu-ficiencia no importa respaldarse en reflexiones teóri-cas o metodológicas, pues aquella se erige comofuente única de conocimiento y criterio de verdadabsoluto. De esa aseveración dan cuenta no sololas acciones públicas o las acciones de las agenciasde desarrollo privadas (comúnmente denominadasONG), sino también las propias "prácticas" que sediseñan curricularmente con el objetivo de formar aca-démicamente planificadores económico-sociales.

Además, desde las instituciones públicas y lasONG se justifica el empirismo porque el personaltiene una formación profesional parcial, insuficien-te o inadecuada en Promoción Social y se esgrimeante ese problema, que lo importante es la capaci-dad demostrada en el trabajo de terreno, lo que asu vez estimula el activismo de los promotores y nopocas veces al inmediatismo, que al no expresar ni

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valorar plenamente las necesidades, promueve ladesmo-vilización de la gente.

Todo lo anterior deriva en una baja legitimidaddisciplinaria de la Promoción Social, que se agravapor la ausencia de mecanismos de trabajo en equi-po que garanticen visiones multidisciplinarias. Esasvisiones deberían partir de las tendencias de la rea-lidad objeto de intervención y no, como frecuente-mente sucede, de las concepciones estrechas delas instituciones o las ONG. Entonces, como se afir-mó, si la Promoción Social se fundamenta en teo-rías y metodologías obligaría al promotor a enmar-car sus tareas en un contexto donde prevalece elsentido crítico y creativo y no tiene lugar elempirismo.

La Promoción Social con fundamentoacadémico

Desde la EPPS, la formación de planificadores seplantea a partir del estudio de la realidad que viven loscolectivos sociales y sus organizaciones. Para ello sedispone que el estudiante maneje teorías económicasy sociales, la planificación y las metodologías e instru-mentos idóneos para operativizarlas. Ese conjunto deconocimientos buscan desarrollar un rico trabajo teóri-co y práctico. De esa manera se pretende que el estu-diante no se quede en el abordaje de la realidad a tra-vés de lecturas o cifras documentadas, sino que apliqueel conocimiento en realidades microsociales y even-tualmente en escalas mayores. Por lo tanto, la utiliza-ción de la "práctica" como recurso de aprendizaje esvital para formar un profesional que debe desarrollaraptitudes de investigación para propender el cambiosocial.Además, debe desarrollar objetivos actitudinalespara armonizar como profesional sus intereses con losde las poblaciones a las que atiende.

El planteamiento anterior es un gran enuncia-do que no siempre está conectado con la realidadde la administración curricular, pues de formatendencial, la Promoción Social, se orienta comopráctica académica a proyectos de capacitación conclases y organizaciones populares que usualmentese limitan a estudiar e intervenir estructuras forma-les o cúpulas dirigentes, o bien, a reproducir el tra-bajo institucional de naturaleza empirista. Esta re-ducción de la práctica no permite una plenautilización de la teoría y de los métodos y las técni-cas previamente acumulados. Y es que la práctica

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para que cumpla su papel formador debe erigirsecomo una fase en el proceso de aprendizaje, don-de el conocimiento se aplica y se consolida.

Estamos en la encrucijada de una práctica aca-démica que se formaliza previamente sin permitirespacios a la creatividad estudiantil o que se des-boca hacia el activismo empírico propio de no po-cas instituciones públicas y privadas. Este proble-ma es consecuencia de una separación absurdaentre teoría y práctica, entre diseño y acción, entreplanificación y ejecución y entre objetivos y activi-dades para lograrlos. El reduccio-nismo del objetode intervención surge porque el estudiante/practi-cante no posee aún una perspectiva adecuada delmismo objeto de estudio y no aplica principios comoel determinismo metodológico y la no conciencia.

De lo anterior se desprende una salida bas-tante singular: impulsar una práctica que se ordenapor medio de informes descriptivos, donde se refle-ja que los elementos de mayor atención de losestudiantes no coinciden con las preocupacio-nes y necesidades de los sujetos que atienden.

Todo lo anterior, por lo tanto, se constituye enun desafío superable si se da un acompañamientomás riguroso hacia el estudiante por parte del pro-fesor y se cumplen ciertos requisitos epistemológi-cos y metodológicos que a continuación presenta-mos y que proponemos en la valoración y ejecuciónde acciones que involucran a la Promoción Social.

Los requisitos epistemológicos de una prácti-ca de Promoción Social comprometida con lasclases populares

Somos conscientes de que la Promoción So-cial no es un conjunto de concepciones y metodo-logías, cuya operativización provee soloconceptualizaciones, objetivos, diseños yevaluaciciones. Es además, una disciplina que in-tegra una gama extendida de valoraciones éticas ypolíticas, producto de una construcción colectiva,pero sobre todo de la participación de la gente, cuyotrabajo creativo estimula una orientación que bus-que el equilibrio entre reflexión, acción y recupera-ción teórico-metodológica. En ese proceso tienenlugar los imaginarios sociales y la atención de quetodo sujeto es portador de ideologías.

En la superación del formalismo o del activismode base empírica, está el conocimiento a profundi-dad de los objetos de estudio y de los escenarios

reales, por medio de un trabajo sistemático queasegure impactos concretos que permitan armoni-zar necesidades, objetivos y logros. De manera queel punto de partida es siempre la realidad y sus ne-cesidades de transformación, desde donde se pri-vilegia la práctica de los sujetos, coadyuvando adinamizar su capacidad intrepretativa y propositiva.

El ejercicio profesional del planificador que inte-gra a su quehacer la Promoción Social, se asume en-tonces a partir de un enfoque interdiscipinario del de-sarrollo social, orientado a investigar, diseñar y validarjunto a las clases populares, situaciones, proposicio-nes y acciones que les permitan satisfacer las necesi-dades de éstas. Esta ardua labor de reflexión, formu-lación, formali-zación, negociación y articulación condiferentes colectivos y entes públicos y privados, debeguiarse hacia el logro de la autopromoción y elautodesarro-lIo. Es decir, lograr superar ese acompa-ñamiento que necesitan los colectivos y comunida-des hacia su autonomía como sujetos en la gestióndel progreso requerido.

En resumen, los requisitos epistemológicos parauna práctica profesional de los planificadores son:

1. Contextualizar la población atendida evitandocualquier interpretación sesgada, prejuiciada ofacilista. Esa contextualización requiere un com-promiso profesional inclinado a favorecer ycatalizar la participación social y la accesión alconocimiento por parte de los sujetosinvolucrados.

2. Las características y tendencias de la realidaddesde sus niveles micro a los niveles macro,proponen las agendas de trabajo, es decir, lasnegociaciones, los programas, los proyectos, lasactividades. El diagnóstico de la realidad nodebe ser un dogma impuesto, sino un estudioflexible, dinámico, diacrónico, que permita inter-pretaciones y proposiciones colectivas, comoveremos más adelante.

3. El trabajo en instituciones, ONG, organizacio-nes de base y comunidades donde intervienenlos planificadores, depende siempre de las ne-cesidades y demandas. De manera que los ob-jetos de estudio-intervención surgen de acuer-do al principio del determinismo metodológico yno a partir del voluntarismo o las experienciaspersonales.

4. La sistematización de los saberes deben surgirdel acompañamiento y la relación dialógica que

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logre el planificador, pero sobre todo de la partici-pación de la gente; pues sin ésta lo que se logranson reflexiones, evaluaciones o valoraciones casisiempre con un sesgo personal. Ello corre el ries-go de que la población involucrada en el progra-ma o el proyecto no se sienta interpretada comoparte del mismo.. .

El proceso de diagnosis:conocer para transformar la realidad

El diagnóstico constituye un instrumento esencialpara el trabajo de planificación y no debe interpretarsesolo como una herramienta de carácter pragmática yutilitaria. Tampoco es una investigación tradicional yacade-micista, repleta de aseveraciones incomprensi-bles para la gente. En concreto, es un método que re-fleja objetivamente la realidad en la que están inmersoslos sujetos, a partir de su propio protagonismo, y quese elabora participativamente como guía de transfor-mación de esa realidad. Estamos aquí tomando posi-ción por un diagnóstico operativo y participativo.

El proceso de indagación colectivo para ela-borar un diagnóstico de carácter participativo, nospermite determinar cuál es la tendencia de la reali-dad y el potencial de cambio del colectivo que lavive. Además, refleja las condiciones políticas quepermiten su desenvolvimiento, para desplegar sufuerza creadora y transformadora. Por condicionespoliticas estamos entendiendo las redes de poder yel enjambre institucional al que, como derecho ciu-dadano, pueden acudir los habitantes.

. El diagnóstico participativo implica sobre todopotenciar la capacidad de cambio de la poblaciónmeta. Ese cometido implica un proceso de diagno-sis-prognosis-ejecución. Es decir, investigar objeti-vamente situaciones particulares y sus tendencias;diseñar objetivos, metas, actividades, tareas, me-canismos de control, evaluaciones e instrumentosde sistematización; lograr una ejecución eficaz, efi-ciente y efectiva y, garantizar una recuperación delas experiencias. La participación de la gente, o di-cho de otra manera, la creación de la gente con elacompañamiento de los planificadores, registra lasituación de formalización .rnás importante del pro-ceso de diagnosis, prognosis y ejecución, ya quepermite iniciar un proceso permanente de evalua-ción y control que va desde los documentos hastaacciones consideradas intangibles, como puedenser los estilos de negociación.

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Formalizar el diagnóstico y las alternativas via-bies que de ahí se justifican, implica formular o di-señar documentos con el vocabulario que técnica-mente es aceptado. No obstante, no se puedesacrificar la participación de la gente en función depretender preciosismo en la formulación. Lo dise-ñado además de ser apropiado intelectualmente porlos sujetos, debe permitir una ejecución conscien-te, eficaz y evaluativa, que haga posible introducirmecanismos correctivos y de superación.

La retroalimentación que se produce es partede una "actitud gnoseológica" del colectivo, que secomprueba en su necesidad de "hacer memoria" orecuento de lo que se ha hecho y lo que se ha logra-do. Esta actitud de conocimiento debe ser estimula-da por la "aptitud gnoseológica" del planificador, quienactúa como facilitador de un proceso hacia la"autopromoción social". Esto último afirma y verificasu vocación como investigador social, en el tantoimpulsa actividades y tareas que permitan a los su-jetos involucrados en los procesos ser actores cons-cientes de sus propios procesos de desarrollo.

Los diseños generados a partir del proceso decambio perseguido, demuestran que el conocimientotiene una intencionalidad de transformación. Esto selogra en I.aPromoción Social asociando la capacidadtransfor-madora de los sujetos con aquellas accionesque racional ya la vez emocionalmente tienen un sen-tido de aprendizaje. Todo el conjunto de gestiones,actividades, tareas y soluciones que procuran los su-jetos (población meta y planificadores- promotores),pueden lograrse en la medida que se conoce (oautoconoce) el grupo meta. En particular, cuando elpromotor logra una "devolución del conocimiento", queocurre durante el proceso de investigación y de eje-cución de un proyecto. El profesional o técnico debecomprender al final de éste, que su tarea ha conclui-do, que es un agente prescindible, porque el colecti-vo tiene una capacidad demostrada de conocer ypor tanto de avanzar, autoafirmándose.

Lo anterior presupone un proceso de aprendiza-je que debe romper ataduras de los planificadores enprocura de fortalecer procesos de participación y de-mocratización, orientados a elevar la conciencia delos colectivos a nivel local, regional y nacional. En esaperspectiva, la investigación que sirve de base paraproyectos amplios que involucran educación, promo-ción y organización popular, constituye un insumo vi-tal para deteminar la posibilidad de cambiar o trans-formar una situación previamente identificada.

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El diagnóstico como dimensión de investiga-ción integra un análisis objetivos de las diferentesfuerzas sociales que intervienen en un fenómenoidentificado como problema. La problematización delfenómeno es el inicio del diagnóstico, lo que impli-ca superar el creer y el saber, para iniciar el cono-cer con su intención transformadora. La vocaciónhistórica de las clases sociales populares debe serconocer y transformar la realidad. Esto es, tener cla-ro cómo es que los problemas detectados afectansu situación. En la definición de una clase es nece-sario un análisis de su conocimiento y de sus ac-tuaciones. Esa es una dimensión analítica explícitadel diagnóstico, el conocimiento que una clase tie-ne de sus problemas y las formas conscientes queasume para superarlos.

El diagnóstico como punto de partida para unproyecto de Promoción Popular, tiene un sentido deoportunidad, es decir, una pertinencia temporal. Nose hace un diagnóstico para esperar a que madurenlas condiciones para cambiar una situación, puestoque el diagnóstico se ha hecho para transformar. Supropósito es el cambio, en este caso organizado, pla-nificado y con sentido educativo.

Entonces, el diagnóstico es por definiciónsituacional, lo que equivale a decir que su propósi-to es ubicar el objeto en una situación definida sinperderse en su contexto, aunque tampoco eludirlo.El carácter situacional de un diagnóstico participa-tivo no debe permitir el riesgoso extravío que seprovoca cuando se confunde el contexto global conla preocupación particular o puntual.Ese carácterpuntual del diagnóstico participativo nos señala suslímites, es decir, que la atención que el diagnósticomerece está determinada por el problema objetode estudio-intervención. Más allá de la situaciónpuntualizada se corre el riesgo de extendernos aotros problemas que nos hacen replantear laintencionalidad del proyecto.

Esa intencionalidad está asociada a su voca-ción transformadora, a su intención de transmutarel problema de cuyo estudio se desprenden las op-ciones de solución. Tales opciones o la búsquedade cambio, constituyen un hecho que refleja el ca-rácter dinámico del diagnóstico. Más allá de un cor-te sincrónico, como suele hacer la investigación so-ciológica tradicional, el diagnóstico participativotoma en consideración el análisis diacrónico, por-que la realidad es de confrontación y la correlación defuerzas sociales demanda un análisis permanente de

la realidad, que es la que proporciona la viabilidadde los proyectos de promoción popular.

La orientación de los proyectos de promociónpopular

En los escenarios concretos los planificadorespropician el levantamiento de información para ini-ciar el diagnóstico participativo y diseñar el proyec-to de promoción popular en tres dimensiones com-plementarias.

La primera es una dimensión institucional, querecupera las relaciones entre la organización popu-lar y el aparato estatal o las ONG. En esa perspec-tiva, si por ejemplo el proyecto se ubica en una ins-titución del estado, se debe desarrollar un análisisde las relaciones entre la institución y el grupo meta.Asimismo, debe analizar la relación de fondo entresociedad civil y sociedad política que permita ubicarel potencial político y de alianzas de la organizaciónpopular.

Una segunda dimensión está representada porel requerimiento de que las relaciones instituciona-les y organizacionales deben abordarse en el es-pacio específico donde la situación particular suce-de. Esta dimensión espacial debe ser puntual ycontextual paralelamente. Debe ubicar al grupometa con precisión en el espacio y en el tiempo.

La tercera dimensión es la organizacional, queimplica un análisis concreto de la organización o gru-po, en un contexto institucional y espacial que pro-vea un entrecruzamiento de las variables que el pro-blema presenta y haga un recuento de los recursosque se requieren para su solución.

Además, generalmente se trabaja con hipó-tesis implícitas, no obstante es menesterexplicitarlas para un mejor aprovechamiento delos recursos teórico-metodológicos disponibles.Esto da mejor sentido al proceso de indagaciónsocial alejándolo del empirismo, del formalismo ydel activismo.

Las dimensiones anteriormente enunciadas su-ponen un conjunto de habilidades específicas quedeben acompañar todo el proceso de conocimientoque conlleva el diagnóstico y la ejecución de un pro-yecto prornocional. En esa dirección, lo primero quedebe procurarse es la agudización de las aptitudes ylas actitudes gnoseológicas. Las primeras, reconocenla capacidad de identificar, resolver y coadyuvar atransformar la realidad y las segundas, principios

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éticos, epistemológicos y valóricos que sustentan loanterior.

En cuanto a las primeras se debe en primer lu-gar, agudizar la capacidad de observación que per-mite profundizar el estudio de una realidad que enun primer momento, se conoce por algunos datossecundarios. Es por medio de la observación, prime-ro espontánea, luego sistemática, que logramos in-tegrarnos en una organización o en una institución,buscando legitimar nuestra ubicación y posición enella. Este proceso comúnmente llamado de inserción- inmersión, busca analizar a la organización "dentrode ella" y no ''fuera de ella".

La integración a la organización permite agu-dizar la capacidad de problematizar (en el sentido"freireano"), la situación que se busca analizar ytransformar. La proble-matización en el diagnósticosignifica profundizar la etiología del fenómeno y lasvinculaciones con la realidad social total, con el finde agudizar también la capacidad de respuesta y elsentido de oportunidad de la acción promociona\. Olo que es lo mismo, propicia la fusión de la accióneducativa con la acción social que desarrolla el gru-po meta.

También las aptitudes gnoseo-Iógicas debenagudizar la capacidad de sistematización de toda lapráctica en la que se integra el planificador. El senti-do de este cometido es el ordenamiento de la prácti-ca, una reflexión crítica de sus resultados y limitacio-nes y la posibilidad de desarrollar un marcointerpretativo que permita complementar el conoci-miento teórico y el conocimiento "experiencial".

En el plano de las actitudes se deben su-brayar, aunque aquí se hace en forma suscinta,que las acciones promocionales se deben eje-cutar en un marco de principios orientadores,entre los que resaltan:

1. Partir de las necesidades del grupo que incentivala movilización de los colectivos y ayuda a sudignificación como sujetos. Además, potencia sucreatividad y capacidad constructiva, propiciandola superación del ofertismo institucional y sus ex-presiones de clientelazgo, paternalismo e intoleran-cia.

2. Si el punto de partida es el sujeto de necesidad,no sustituir su capacidad transformadora implicareconocer que es el protagonista principal delproceso de desarrollo. La sustitución es un pro-blema de ética profesional que provoca

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inconsistencias metodológicas al negar lossaberes populares que deben ser reelaborados,potenciados, reutilizados y socializados.

3. Cuando se propicia la participación de la gentees importante usar la distancia desde el puntode vista metodológico, lo que implica no solo se-ñalar la relación sujeto-objeto sino analizar lasfacilidades y obstáculos que se registran en elproceso de promoción social, advirtiendo quetambién en las comunidades y pequeñas socie-dades locales se debe utilizar una adecuada pers-pectiva de la realidad, de la cual el promotor esparte solo circunstancialmente.

4. Por último, debe rescatarse el conocimiento quese apropia intelectualmente el técnico o profe-sional procurando una devolución sistemática, osea, que los aprendizajes una vez recuperadosdeben ser compartidos y replicados. El conoci-miento vuelve entonces a su punto de origen: lacomunidad, que desarrolla la "memoria colecti-va" para fortalecer su capacidad transformadora.

La promoción popular como procedimiento dela Planificación Económica y Social

La relación entre Planificación y PromociónPopular es muy importante para la formulación, eje-cución y evaluación de proyectos partici-pativos. Suantecedente se muestra en la tradición de un Tra-bajo Social asistencialista que concebía a la Plani-ficación como un conjunto de instrumentos subsi-diarios de aquélla. Así, la Promoción Popular queimpulsaba ese Trabajo Social, era definida solocomo acción, sobrepuesta a reflexiones que pudie-ron ser el punto de partida y punto de llegada de latransformación de esos grupos.

Encontramos entonces, un reduccionismo en laconcepción de Planificación a la elaboración de un"plan de acción, que en forma poco precisa, racionali-za y escoge una o varias "alternativas de acción". Asíconcebido, el plan de acción impulsa un activismo quese apoya mucho en las identificaciones emotivas queel promotor desarrolla con el colectivo, producto deuna "proximidad" innecesaria.

El no usar correctamente la distancia comorecursos metodológico, puede producir frustracio-nes eventuales, ya que la identificación con el gru-po puede generar tan solo amistad y no una rela-ción fundada en el trabajo de acompañamiento, quecomo técnico o profesional le corresponde. Debemos

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agregar que por muchos años en la EPPS se in-sistía que los estudiantes debían guiarse por el "ins-tinto de promotor" y por el "olfato de promotor", sinque esas expresiones metafóricas tuvieran susten-to en formas de aprendizaje eficaces y efectivas.Es posible que esta situación se haya ido supe-rando al trabajar con mayor reflexión teórica y concriterios metodológicos más adecuados. La Pro-moción Social o Popular, en su dimensión correc-ta, es integrada y definida en la Planificación y noa la inversa.

La intervención en grupos y organizaciones,tendiente a que éstos autoafirmen sus intereses ytransformen su realidad, comúnmente entendidacomo Promoción Social o Popular se constituye enuna área del conocimiento que se integra a la Pla-nificación Económica y Social. Esta última entien-de a la realidad como el producto de la confronta-ción social y por lo tanto actúa sobre esa realidadcomo proceso continuo. En ese sentido, concebi-mos a la Planificación como un conjunto articuladoy coherente de acciones para alcanzar objetivos quea su vez son la interpretación de necesidades. Losobjetivos se convierten en logros por medio de laracionalización y la utilización adecuada de los re-cursos, implicando una evaluación permanente detodo el proceso.

La planificación integra la predicción, la previ-sión y la precisión, es decir: la investigación y lastendencias de su resultado o pronóstico, la delimita-ción de sus objetivos y, la exactitud en el recuento delos recursos y su uso óptimo en un proceso continuoque requiere de evaluación y ajustes.

Un proceso de planificación que concibe laparticipación popular para impulsar mejores nive-les de vida tiene integrada la Promoción Social y laEducación Popular que como procedimientos, en-tregan las herramientas para que los profesionalesen planificación investiguen y conozcan a las cIa-ses sociales y sus organizaciones, pues es junto aellas, como se establecen las estrategias, políticas,planes, programas y proyectos que requiere el de-sarrollo nacional.

Obvio es pensar que la Planificación contienetodo un debate ideológico y político que a menudose trata de ocultar, para legitimar un discurso queexpresa que esa disciplina se reduce a aplicar tec-nología, esperando de ésta todos los resultados yde la neutralidad axiológica, su base de apoyo fun-damental.

Conclusiones

. El proyecto de promoción popular, como for-ma de generar conocimientos vinculando la prácti-ca social de los sujetos a la investigación científica,ofrece una gama importante de posibilidades paradireccionar la acción promocional y educativa congrupos populares. En ese sentido, debe tomarseen consideración que un proyecto participativo noes más que la operativización de un diagnóstico, esdecir de una indagación científica.

Esto implica que el proceso de diagnosis esuna parte integral del proceso de proyección, quecomo apropiación intelectual primero, y como pro-ceso real después, se desarrolla desde niveles sim-ples a niveles cada vez más complejos, conformeel promotor logra articular lo abstracto (reflexión teó-rico-metodológica) y lo concreto (realidad en la queestán inmersos los agentes sociales). Cuando selogra pasar de los objetivos a los logros y en el tan-to se avanza de una evaluación ex-ante a una eva-luación ex-post,

En ese sentido, insistimos que la investigación(la propuesta de generar conocimiento) constituye elprincipio de construcción y propuesta de cambio enel proceso de promoción popular. Ese conocimientocomo práctica de clase expresa lo que René Zavaletallamó una "voluntad estructurada de cambio".

El diagnóstico para el cambio, obliga al inves-tigador a adoptar una variedad de técnicas de co-nocimiento a su alcance y afinar su capacidad dediálogo (no necesariamente confundible con la en-cuesta y la entrevista), ligada a la posibilidad de uti-lizar la "convivencia antropológica" y a unir y com-partir conocimientos que surgen de esa condiciónfundamental del diagnóstico participativo La copar-ticipación entre investigador y grupo meta, parte delgrupo, de sus necesidades, y no se debe pretendersustituir su capacidad y dejar de utilizar una distan-cia adecuada.

Ese conocimiento como experiencia digna de ser"contada", debe sistematizarse, porque a la Planifica-ción ya la Promoción Social les conviene el conoci-miento sistemático. Toda experiencia, todo logro dela Promoción Social debe ser ordenado, criticado ybalanceado en sus aspectos teórico, metodológi-cos y técnicos, porque esa recuperación permite unadevolución sistemática, elemento que propicia lasostenibilidad del grupo a través de una práctica dereflexión y acción concatenadas.

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Todas estas premisas deben tener como telónde fondo una relación teórico-práctica concebidadialéc-ticamente, que parta de una formación aca-démica sólida, que no defienda la orientaciónacademicista contraria a la práctica y a la experi-mentación. La relación de la teoría y la práctica debeconcebirse como una forma de generar conocimien-to sin el privilegio posicional de una sobre otra. Caberesaltar que las teorías son provisionales y que losmétodos son factores mutables, así como la reali-dad que las valida, que es dinámica y cambiante.

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