184
La remolienda y otras obras de teatro E 1 M LJ N 1) O f) E L t\ S L E f R r\ S

La remolienda

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: La remolienda

La remolienda y otras obras de teatro

E 1 M LJ N 1) O f) E L t\ S L E f R r\ S

Page 2: La remolienda

© 1993, ALEJANDRO SJEVEKI C

Insc ripción Nº 87.924, Santiago de Chile.

Derechos de edi ció n reservados para todos los países por © Editoria l Uni ve rsitaria, S.A.

Avda. Bern ardo O ' Higgins 1050. Santiago de Chile .

e di to r@universi ta t·ia.cl

Ninguna parte de este libro , incluido e l diseño de la portada, puede se r reproducida, tra nsmitida o almace nada, sea por

procedimientos mecánicos, ópticos, químicos o elecu·óni cos, incluidas las fo tocopias,

sin permiso esc rito del edito t·.

ISB 95frll -l 843-2

Tex to compuesto en tipografía !TC New Baskerville 10/12

Se terminó de imptimir esta OCTAVA EDJ CIÓN, de 1.500 ej emplares

en lo talle res de Impre nta Salesianos S.A. Gene ral Ga na 1486, Santi ago de Chil e,

en mayo de 2006.

DISEt\0 DE PORTADA Y DlAGRr\MACIÓN

Paula Díaz Rodríguez lenny Isla Rodriguez

w ww . uni ve r s itaria.cl

IMP RESO EN CHILE / PRJ NTED 1 CHILE

Page 3: La remolienda

Alejandro Sieveking

La remolienda y otras obras de teatro

Prólogo Eduardo Guerrero

EDITORIAL UNIVERSITARIA

Page 4: La remolienda

Visite nuestro catá l ogo en

ww w. un i ver s i ta r i a. e 1

Page 5: La remolienda

_.

In dice

Prólogo de Eduardo Guerrero 9

1 GENUAS PALOMAS 19

T RES T RISTES T IGRES 69

LA REMO LI ENDA 121

M ONTAJ ES DE LAS OBRAS 181

Page 6: La remolienda

Prólogo

La creación de los tea tros universitarios - el 41 el Teatro Ex­perimen tal de la Unive rsidad de Chile y e l 43 el Teatro de Ensayo de la Universidad Cató lica- dio lugar en los años cincuen ta y sesenta a espectáculos que "revolucionaron" el ambie n te santi aguino . Así, fie l a sus propias denominaciones - experimental y ensayo- se p reocuparon de desarrollar un repertorio que diera cue nta del es tado ac tual de la d rama­turgia universal (Ionesco, Miller, Pin ter, Beckett ... ), sin dej ar al margen el interés por la teatralidad de los mon taj es, con­siderando la conjunción de los lenguaj es involucrados en la puesta.

Es te cambio de perspectivas no sólo se manifestó en un mejoramien to grad ual de las técni cas de ac tuación (asimila­ción de corrie ntes extranj eras), de un trabaj o colectivo e n la producción teatral, un manej o más adecuado de los ins­trume ntos físicos, sino que tambié n permitió que naciera un grupo de dramaturgos conscientes de su importante papel p ro tagónico en esta renovació n ele la escena nacional: "La generación ac tual es, indiscutiblemente, el resultado del mo­vi miento re novador ele 1941. Estos auto res nacieron y se van perfeccio nando de ntro de la permanente labo r de los teatros u niver~ ita rios" (Domingo Piga) .

De e ta manera, e n torno a es te proceso, se gen era un tra­baj o d ramatúrgico en lo que se ha de no minado generación del 50 o generación de dramaturgos de los teatros universitarios, y que comienza a dar fruto en los años sesenta, con el aporte de au­to res como J o rge Díaz, Egon Wolff, Sergio Voda novic, Isido ra

9

Page 7: La remolienda

Aguirre, Luis Alberto Heiremans, Alejandro Sieveking, por nombrar los de mayor trascendencia.

Entre el realismo folklórico y el realismo crítico

A pesar de que el grueso de su obra data de antes del golpe militar de 1973 y, en consecuencia, de su partida a Costa Rica, Alejandro Sieveking (1934) sigue siendo un nombre vigente en la escena nacional, no sólo por el estreno o reestreno de algunas de sus más connotadas piezas (con una producción cercana a los treinta títulos), sino por su dedicación ciento por ciento profesional al oficio, tanto como d irector, actor, profesor, estudio o del teatro. Además, una obra como La re­molienda -con sus múltiples puestas en escena a lo largo del paí - e puede con iderar, sin discusión, como un clásico del teatro chileno.

Dentro de los posibles cambios y variaciones de su dra­maturgia, siguen siendo plenamente válidas las siguientes palabras de Alejandro Sieveking, publi cadas en 1966 en el vo­lumen de Teatro Chileno Actual: "Actualmente me siento entre dos corrientes. La primera, un teatro in pirado en el folklore ( ... ). La segunda corriente por la cual me siento profunda­mente atraído es el teatro social". De esta manera, sin dejar de lado un primer momento marcado por un realismo psico­lógico (en obras como Mi hermano Cristián, El paraíso semiper­dido, Cuando no está la pared, Parecido a la felicidad, La madre de los conejos, todas de fines de los años cincuenta y comienzos de los sesenta), es pertinente d istingui r dos etapas en la d ra­maturgia de Sieveking: realismo fo lklórico-poético y realismo crítico-social.

En re lación con este realismo fo lklórico poético, e l pro­pio dramatu rgo enfatiza: "Más que nada, nace de un afán de encontrar raíces absolutamente chile nas y de la necesidad de hacer un teatro popular". Asi, el paradigma de esta corriente

10

Page 8: La remolienda

lo constituye una obra como La remolienda ( 1965) , "pequeño clásico criollista" (Gastón v. d . Bussche). Dentro de esta vi­sión , en su aspecto global, también podemos nombrar otras obras, d onde lo popular, lo costumbrista, lo mitológico , pa­san a consti tuirse en elementos sign ificantes: El cherube, Ani­mas de día claro, Manuel Leonidas Donaire y las cinco mujeres que lloraban por él e incluso La comadre Lo la ( 1985) , cuya historia está ambientada a fi nes de los años cincuen ta en un barrio popular de Santiago.

Por su parte, e l realismo críti co-social se inserta en la pre­ocupación por "escribir un testimonio d el momento actual", manifestando un interés tanto en lo estrictamente social como en lo político. O bras como Tres tristes tigres, Peligro a cincuenta metros (en colaboración con J osé Pineda), Cama de batalla, Pe­queños animales abatidos, den tro de su diversidad , son buenos ejemplos para recalcar temáticas relacionadas con esta visión de una sociedad, muchas veces, enfe rma.

La remolienda

La temporada teatral de 1965 fue pobre. Como lo señala Cri­tilo en su recuen to anual, "el teatro, entre dificul tades econó­micas y preocupaciones de diverso carác ter, se limitó a sobre­vivir". De entre los trece estrenos nacionales, destaca e l de L a rernolienda, segundo éxito del año después de El tony chico, d e Luis Alberto H eire mans (dos obras aún vigentes en nuestro panoram a teatral) . El montaj e es tuvo a cargo del lTUCH (Ins­tituto de Teatro de la Unive rsidad de Chile), baj o la direc­ción de Víctor J ara y ac tuaciones, entre o tras, de Bélgica Cas­tro, Mario Lorca, Luis Barahona, Ke rry Kelle r, Sonia Mena, Eduardo Barril , Tomás Vidiella, Tennyson Ferrada, nombres importantes en nuestra escena.

La obra consta de dos actos, cada uno de los cuales - a su vez- está constituido po r dos cuadros. En el primer cuadro

11

Page 9: La remolienda

del primer acto, en una loma en el campo, al sur de Villarrica, e nos presenta a doña Nicolasa y sus tres hijos, Nicolás, Gil­

berta y Graciano, quienes se dirigen al "pueulo". Para e llos, e te viaje es un verdadero acontecimiento ("no habíamos sa­lía nunca del rancho"), por lo cual se mezcla una sensación de temor con incredulidad , ante tanta maravilla que dicen sobre dicho lugar, entre ello su difunto padre.

En el segundo cuadro, el autor nos sitúa en e l otro espa­cio, la pista de baile en el patio de la más afamada casa de re­molienda de Curanilape .Junto a doña Rebeca -que resulta ser la hermana de doña icolasa- , se encuentran tres pros­tituta jóvene , Yola, Isaura y Ch epa. A ese lugar, justamente, llegan los tres huasos y su madre y, por tanto, se suscitan una serie de situaciones jocosas. Finalmente, el segundo acto tie­n e como fina lidad con olidar la relació n e ntre las muchachas y los jóvene , pues es la gran oportunidad de sus vidas: para ellas, una especie de redención; para ellos, e l encu entro de l amor, en su más ampli a pureza.

Lo que más atrae en una o bra como ésta es su simpleza, su ingenuidad, la nobleza de espíritu de los j óve nes campesi­nos. Por el contrario, la aparición de tres ho mbres borrachos con una mtuer desgre!lada, en busca de la diversió n de la supuesta casa de remolienda (ahora las prostitutas están e n otra), sirve para acentuar la opo ició n valórica entre eso dos mundos, una e pecie de confrontació n entre e l campo y la ciudad, e decir, valores positivos frente a valore negativos.

También hay que destacar e l tono fe tivo en La remolien­do, u poesía popular, su chispeante diálogo -con mucho de picardía- y e l ac ierto en el retrato y caracte rización de los pe r onajes. En este sentido, la apropiación de Sieveking del lenguaje campe ino, con u salida , sus expresiones, sus sen­tencias populares, us incorrecciones fo né ticas, res ulta p lena­mente convincen te, por su naturalidad y, más que nada, por transmitir belleza y verdad.

12

Page 10: La remolienda

Tres tristes tigres

El grupo independiente "El Cabildo", fo rmado por ex inte­grantes del Teatro de la Universidad de Concepción (Nelson Villagra, J aime Vadell , Delfina Guzmán , entre o tros), estrenó en 1967, en el Teatro Talía, Tres tristes tigres. Poco después, e l cineasta Raúl Rui z realizó una película basada en la mencio­nada obra.

Tres tristes tigres se inserta - como se indicó anterio rmente­en la segunda línea de preocu pación temática del auto r: la social (realismo crítico). Y en lo específi co, en la margina­lidad social - con todas las o tras marginalidades que e llo involucra (económicas, afec tivas .. . )- en que vive n algunos seres humanos. En este sentido, hablar de marginalidad so­cial no es algo n uevo en el tea tro chileno, sino que asume el papel de temática recurrente desde la década de los sesenta en adelante. Por esto m ismo, es válido plan tearse la obra e n este contexto, sin olvidar que su escritura e inicial puesta e n escena tuvo lugar e n circunstancias políticas e ideológicas de hace veinticinco años.

La obra consta de dos actos, e n el primero de los cuales ya conocemos las mo tivacio nes de los tres personaj es centrales, de los "tres tristes tigres", y de sus desespe rad os intentos po r sobrevivi r e n un medio que les ha cerrado todas las puertas: "tres maderos semipodridos, a la deriva en el río de una vida y de un des tino sin sentido" (César Cecchi ). De esta fo rma, su vaciedad existencial, sus frustraciones, sus soledades, sus actitudes decadentes, no son gra tuitas, sino que responde n , muchas veces en fo rma violen ta y agresiva, a estímulos que la sociedad impone . Por e o, e l conflicto d ramático que e n­marca las diversas situac iones de la obra, está regido por la dualidad H ombre-sociedad.

Rudi es un personaj e desenvu elto, ambicioso, arribista, un aparente triunfador en la vida, un se r sin remordimientos de conciencia ante los diversos actos que realiza con el fin de

13

Page 11: La remolienda

obtener, sobre todo, beneficios económicos. Esta proyección tiene su punto máximo cuando Rudi confiesa el verdadero motivo que lo ha llevado a asumir ante la vida una actitud muy distin ta a la que supuestamente debiera haber asumido: la honradez de su padre no le sirvió para nada; por eso, "en este país hay que ser vivo, ¡eso fue lo primero que apre ndí! ".

Los o tros dos personajes que giran en torno a Rudi tam­bién evidencian mediocridad en sus ac tos: por un lado, Tito, el "hombre invisible" para Rudi , sólo desea escalar posicio­nes, no para demostrar socialmente su valía, sino que para que Rudi, su empleador, tome conciencia de su decisivo apo rte como hombre de confianza: ''Yo trabaj o con él. . . Soy una especie de .. . de empleada para todo servicio"; por otro lado, Amanda, he rmanastra de Tito, vive la decade ncia de su papel de vedette venida a menos, en un desesperado esfue rzo po r estabilizarse emocio nal y afectivamente.

En e l fo ndo, Rudi , Tito y Amanda son tres seres que se necesitan y, a su vez, es tán ence rrados e n el mundo de sus propios sueños e ilusiones, con el obj e to de abandonar la agobian te m arginalidad . Esto mismo n o les pe rmite rompe r el círculo de sus pro pias existen cias, de esa histo ria pasa­da que con demasiada fue rza los proyecta hacia e l futuro: Rudi quie re casarse co n Veróni ca sólo po r interés económi­co; Tito quiere que Rudi lo contra te como vendedor e n su negocio de compraventa de automóviles (hasta e l m o mento sólo es una "empleada pa ra todo servicio" ); Amanda, que ha sido llevada al dep artam ento de Rudi para que T ito lo­gre sus pro pósitos, desea pro longar su tumultuosa noche de am or con Rudi , con e l fin de estabilizarse, una vez por todas: "tú m e dijiste qu e lo hiciera, que vinie ra y me con­quistara al Rudi pa' pedirle que te probara de vendedor". Al fin al, es tos tres seres flotantes seguirán sume rgidos en sus sueñ o imposibles: los hermanos no logran sus obje tivos y Rudi debe dej ar e l departamento por no habe r cancelado e l ar riendo.

14

Page 12: La remolienda

En función de lo anterior, Tres tristes tigres es una obra, en cierto sentido, paté tica, donde confluyen motivos como la soledad, e l vacío interior, la sobrevivencia, la ambición , el engaño , la decadencia.

Ingenuas palomas

Estrenada en 1989 por el "Teatro El Carrusel", Ingenuas palo­mas marca el re to rno de Alej andro Sieveking, como drama­turgo, a los escena rios chilenos (además, asume la dirección de la obra). Cuen ta con las ac tuaciones de Anita Klesky, Kerry Keller, Bélgica Ca tro - como las tres he rmanas- , Claudia Celedón y Pablo Ausensi.

En el p ro tíbulo más caro de la costa del Pacífico , ocurre un crimen pasio nal, en e l cual es tán involucrados Martín y su amante. Ambos mueren. Este hech o genera la acción dramá­tica de Ingenuas palomas, pues la obra se inicia cuando las tres m uj eres son acosadas por los peri odistas para obtener mayor información sobre este suce o de carácter policial (se habla de estrangula miento y posterio r sui cidio) . A continuación , las tre hermanas de Martín -Antonie ta, Amelia y Leontina- , se posesionan físicamente del mencionado lugar, ya que se sienten herederas de las riquezas dejadas por e l "tacaño" de su hermano, demostrando con ello la legitimidad de sus aspi­raciones ("sacarle un peso era como sacar una ostra desde el fo ndo del mar"). Pero, fre nte a e llas, se levanta un gran obs­táculo: la pre encia inesperada d e Lore to, hija de Leontina, encargada justamente de desenmascarar a las tres hermanas, de ubicarlas en su justo sitio. Aún más, por instrucciones de su tío, es la heredera del negocio.

Asistimos, a lo la rgo de la obra, a un juego "casi" trágico , incluso con una bue na dosis de morbosidad: estas "ingenuas palomas" no saben en realidad en qué mundo viven y, por lo tanto, están expuestas -por su misma fragilidad- a ser fácil-

15

Page 13: La remolienda

mente pasadas a llevar. Ademá , cada una de ellas transporta tras de sí una histo ria en cierta manera co rrosiva, lindante con lo gro tesco. En palabras de la sobrina, "son pintore cas, por decirlo en forma suave".

Tras lapo ible sátira a las novelas policiales, com o el mis­mo dramatu rgo confesó en su op o rtunidad , en Ingenuas palo­mas se esconde un m un do subterráneo, de lo no dich o , de las verdades a m edias , de la confe iones do lo ro a . Es la hora de la obrevivencia; es la hora de quitarse la máscara y de llegar al fon do de los problemas. Cuando Lo re to, po r ejemplo, les dice: "Él pensaba que ustede eran unas anguij ue la que le chupaban la sangre" , les es tá enrostrando una gran verdad.

En Ingenuas palomas, también se vislu mb ra -indirecta y metafóricamente- una soterrada crítica a los regíme nes dictatOiiale (en específico, el ch ileno), con todos sus len­guaj es implícitos: lo esperpén tico , lo morboso, lo grote co, lo oscuro; en lo concreto , Lore to "estubo aquí en la cárcel por us ideas" y regresa del exilio, de de H o landa. Otro e leme n to

pre en te en la obra, e e l a unto ético, con su moraleja final: a su modo, cada una es culpable.

La tres obras incluidas en es te volume n -La rernolienda, Tre tristes tigres e Ingenuas paloma -son una bue na instancia p ara conocer y acercar e a la drama turgia de Alejandro Si e­veking: las dos primeras como paradigmas de us dos etapas p rincipales y, la última, en la búsqueda ele cierto grotesco es­perpén tico. Tal vez un a n ueva veta que está rec ién comenzan­do a explorar. Aún existe much o velo por descorrer.

Agosto de 1993

16

EDUARDO GuERRERO DEL Río

Doctor en L iteratura

Page 14: La remolienda

Ingenuas palomas PERSONAJ ES

Amelia

Antonieta

Leontina

Lo reto

Gabriel

Page 15: La remolienda

Programa del estreno en el Tea tro Galpón

de Los Leones, abril 1989.

Page 16: La remolienda

PRIMER ACTO

DE LA O CURIDAD TOTAL, EMERGE , DÉBILMENTE IL MINADAS, TRES

MUJERES ON ABRIGOS CORTOS DE PIEL. So ILUMINADAS VIOLENTA­

MENTE POR LO FLASHES DE LOS FOTÓGRAFO Y PERIODISTAS QUE PER­

MANECE E LA OMBRA, MOVIÉ DOSE ALREDEDOR DE ELLAS. LAS TRES

SO M ~ERES DE MÁS DE SESE TA AÑOS, EST BIEN CONSERVADAS Y

USAN MAQ LLLAJES QUE LAS FAVORECEN, DE MODO QUE SE VE M HO

lAS JÓVENES. SE ADELANTAN, TRATANDO DE ESCAB LLIRSE DE LOS FO­

TÓGRAFOS QUE LAS PERSIGUEN.

~\ITON IETA -¿Qu é l es p o d em os d ecir?

AMEUA - ¿Que es indisp en sable d ecir algo?

ANTONtETA - ¡E ra un h ombre m ar avilloso !

fuiELlA - N u estro h erm an o m en o r. Pe r o, a p esar d e eso, er a

el único ap oyo que teníam os.

~\ITON LETA -(EMOCIO ADA) ¡Un h o mbre d e u casa !

AMELlA -(EMOCIONADA) ¡T an buen o! ¡Tan correcto!

LEONTINA - É l er a . . .

AMELlA-(ATERRADA) ¡N o digas n ad a, L eontina! ¡Estás tan m al ,

p obrecita!

ANTONIETA -Los señ o r e entienden , m ejor n o h ables ( LO

PE RIODISTAS). Está muy afectad a (L EONTI A SONRÍE DESPREO­

C PADAMENTE). Era su h erman a pref erida.

fu i ELLA - A p e ar d e que n os adorab a a l as tres.

ANTONIETA - ¡N os adorab a! ¡Nos adoraba!

LEO TINA -Dicen que . . .

19

Page 17: La remolienda

AMELIA -(RÁPID ) ¡Por eso les podemo jurar que no pudo ser como dicen. ¡ o e suicidó! ¡ o otras habríamos sabido algo! ¡Lo habríamo notado! os veíamo dos veces a la emana . . .

LEONTI A -Al mes. At.t ELIA - (IRRITADA) ¡A vece no ve íamos dos veces a la sema­

na! (EI\ tO .10 AD ) os contaba u negocio . ¡Todo! A'.!TO:-.J IETA -Todo lo que dicen de él es inventado. ¡Mentiras!

¡E tupidece que no resistirían el menor análi is! LEONTI¡ A - ¿Qu - es lo que dicen? 1\,\IELIA - ¡ o digas nada, Leontina, e tá muy afectada!

1\'TOl\'IETA -Fue un ho mbre de una honradez ej e mplar. Industrioso . .. A\lELIA- o, esa no e la palabra. A;·..:TO:-.: IJ:.TA -(~ I OLESTA) ¡Claro que no e la palabra "exac ta"!

Quise decir que e ra trabajado r, empeñoso . ¡Y un hombre de éxito! ¡No tenía problemas económicos! Bueno . .. ha ­ta do nde no o tras sabemos.

fu iELL\ -Estaba en es te lugar po rque ... bueno .. . la pro­piedad ... la casa e ra suya.

A-..:TON i t::l~-\ -Estaría cobrando el arriendo. ¿Qué o tra cosa iba a hace r aquí?

A\ll:.LI \-Claro que, po r upue to, no o tra no lo sabemos "to­oodo", pero, en caso de que hubie ra venido a ... (J\1\!FI.L\ Y MTONIE.Tr\ S ~. 1\ II RAN, SI SABI:.R QUÉ DECIR, POR UN SECLI DO) .

LEOi\TI:\A -Pudo er un crime n pas io nal. A\I I:.LL\ - (FLRJBL''\DA) ¡Impo ibl e! ¿Por qué dices eso? ¡Como

si no lo conocieras! A-..:TONIHA -Pudo se r un malentendido ... ¡una confu ió n! A\tELI A - E o í. Dudo profundamente que un hombre de

su cultura, de su fin eza, pudie ra te ner un a re lación de cualquier tipo con un a puta . .. co n un a prost. . . con una per o na como .. .

ANTO'\ IF n-No conocemos e l nombre de esa muje r y prefe­rimos no abe rlo .

20

Page 18: La remolienda

LEO T INA -La única duda que te . . . MELlA - ( E RiE FUERTE ) ¡Lo que nos contaron es increíble !

ANTO IETA - ( Rl A E CÉPTICA) ¡Ab urdo! Aw:uA - Eso de que é l había . . . es trangulado .. . a una mu-

j er ... esa ... mujer. .. y luego se había ... LW TINA - (FELI Z DE I TERVE IR) ... ¡suicidado! ANTONIETA - ¡ o di gas nada, Leontina! A \I FLIA - (A LO PERI ODISTAS) ¡Ya ven ! ¡Las cosas se dicen sin la

menor respon abilidad y algo queda! ¡Mi hermana piensa que e e horror podría ser po ible !. ¡Y no es cierto!

A'\TO "' IET - ¡Totalmente ridículo! ¡Un hombre como él! ¡Lleno de vida!

L t:o NTI A -Está muerto, Antonie ta. A'\TONIHA - ¡Un ho mbre que co rría dos kilóme tro todas las

ma rianas para estar en forma! ¡Estaba a die ta! ¿Estaría a die ta un ho mbre que p ie nsa sui cidarse? J amás de los j a­mases! Un hom bre con ese carácter enfre n ta sus respon­sabi lidades.

A\ IUL\ -Y uponiendo , sólo supo niendo que la hubie ra ma­tado . .. accidentalmente.

:\'-. roNIH.\ - La vulga1i dad de esa nnúer pudo haberlo des­con tro laclo.

A\IFL.IA - Imagíne nse ustedes, un hombre educado en los me­jores co legios. Universita ri o . ¡Doctorado en los Estado Unidos! U n hombre tan pe rfec to que nunca pudo encon­trar una mujer que e tuviera a u a ltu ra.

L~oN-f i NA - ( IN PIRADA) Un ho mbre ... A" ro . rt:r,\ - ¡Sí! ¡Sí! ¡E o! A.\ IEU,\ -Discúlpennos , po r favor. Tengan piedad de no­

so tras. o sabemos ni lo que hemos dicho . . . Esto -no estamos acostumbradas a las e ntrevistas- son palabras, solamente. o debe ríamos haber dicho nada porque no sabemo nada.

A TONIETA - Sólo estamos segura de lo que NO PUDO PA AR.

fu i FU A - Eso e todo.

21

Page 19: La remolienda

ANroNIETA -Perdonen.

AMELIA -Eso es todo.

At'ITONIETA -¿Nos disculpan?

AMELIA -No tenemos nada más que decir. Por favor. ..

ANTONIETA -Con permiso . Gracias (LOS PERIODISTAS SE RETIRAN.

ELLAS NO SE MUEVEN. LAS LUCES SUBEN. ESTÁN EN UN SALÓN DE

CONFERENCIAS. A LA IZQUIERDA UNA GIGANTESCA MESA DE MADERA

CON DOS GRANDES SILLONES EN LOS EXTREMOS Y DOS SILLAS DE

LA MISMA LÍNEA A CADA LADO. A LA DERECHA UNA LICORERA QUE,

EVIDENTEMENTE, HA SIDO REGISTRADA, LAS POCAS COSAS QUE CON­

TIENEN ESTÁN EN DESORDE O EN EL SUELO. ENTRE ESAS COSAS

TRES PELUCAS COLORINAS, BOLSAS DE TIENDAS DE ROPA FEMENINA.

AL FONDO UN ENORME CUADRO DE INTENCIÓN ERÓTICA. SOBRE

LA MESA Y SOBRE EL SILLÓN DE LA EXTREMA IZQUIERDA HAY LÍNEAS

BLANCAS COMO LAS QUE DELÍNEAN EL CONTORNO DE LOS CUERPOS

EN EL LUGAR DE UN CRIMEN RECIENTE. CERCA DE LA LICORERA HAY

OTRA SILLA, CAÍDA. E TRADAS O PUERTAS AL FONDO, DE PERFIL AL

PÚBLICO. CERCA DE LA SALIDA DE LA DERECI-IA OTRA SILLA CAÍDA.

EL LUGAR DEBE DAR LA SENSACIÓN DE LUJO Y SER UN POCO SINIES­

TRO AL MISMO TIEMPO, POR EJEMPLO BALDOSAS NEGRAS BRILLAN­

TES, MUEBLES NIQUELADOS O GRISES. AL ENCENDERSE LAS LUCES

AMELIA PARTE PASEÁNDOSE, FRENÉTICA).

AMELIA - ¿Cómo pudimos p erd er e l control en esa forma?

Amo IETA -Hablabas y hablabas. No había m anera d e ca­

llarte.

AMELIA - ¿Y tú? No lo h acías n a d a de mal. Yo traté de ser sin­

cera (LEONTI NA SE ACERCA AL SILLÓN DE LA IZQUIERDA).

ANroNI ETA -¡Fa lsa como la mue rte!

AMELIA -¿Qué importa? ¿A quién l e importa? ¡Supongo que

entenderán!, ¿no? No es algo que le pase a una a cada rato

(ANTONlETA LEVANTA LA SILLA DEL FONDO).

ANroNIETA -Ya pasó. P o drías calmarte.

AMELIA - ¿Calmarme? (SE RÍE, FURIOSA) ¿Calmarme? ¡Estamos

arruinadas! ¡Arruinadas! ¿Qué va a ser de nosotras ahora?

¿Qu é vamos a h acer? ¡¡Dime, pues!!

22

Page 20: La remolienda

ANTONIETA - To d avía no e ntiendo lo que p asó. LEONTINA - (SENTADA EN EL SILLÓN DE LA IZQUIERDA) Aquí lo

h izo. Está m arcado d o nde estaba e l Martín (APOYA LA CA­BEZA EN LA MESA). Aquí. Estaba aquí.

AMELIA - ¡Sal d e ahí!, ¿quie res? LEONTINA - Se m a tó por ella . AMELIA -Me siento mal. ¡Este lugar m e d a un asco a troz! No

pod ría tocar n ad a. Te n go la sensació n d e que hasta las sillas están infectad as.

ANTONIETA -Hay o lor a cigarrillo (LEONTINA SE SUBE A LA MESA) . Lo que se huele aquí es la mue rte (LEONTINA SE TIE DE EN EL LUGAR MARCADO ) .

At\<IELIA -¡Es asqueroso! ¡Un antro! ANTONIETA - ¿Qué clase d e lugar es éste? (LEVANTA LA SILLA

CAÍDA CERCA DE LA LICORERA) Parece una ofi cina. Todo lo contrario d e lo que yo esp eraba.

AMELIA - ¡Repugn ante! ¡Mira ese cuad ro ! ¡Mira ese cuadro, por favor!

ANTONIETA - ¿Qué cu adro? (Lo MIRA) ¡Qu é a troz! LEONTINA - Ella estaba aquí . Con un traj e roj o y m edi as

negras. Traj e roj o y medias n egras. Me habría gustad o verla .

AMELIA - (A ANTON IETA) ¿La oyes? No parece sufr ir mucho por su h erman ito querido, ah ora.

ANTONIETA -Fue un d olor pasaj e ro. Tod o es pasaj e ro . AMELIA -(SE ACERCA A LA MESA, ENOJADA) ¿Te h ab r ía gu stad o

ver qué? ¿Estás loca? ANTONIETA - (SENTÁNDOSE, AL FONDO) ¿Para qué pie rdes e l

tiempo? No entie nde. LEONTINA - U n traj e roj o, ¿se imaginan ? Estrangulad a con

un traj e r ojo. AMELIA - Típico d e las rubias te ñidas . LEONTI NA (ENDEREZÁNDOSE ) No er a rubia . Era colorina. AMELIA - ¿De adónde sacas te eso ? LEONTINA -Alguie n dij o .. .

23

Page 21: La remolienda

AMELIA -¿Y tú crees algo de lo que dicen? Si e por e o, también dicen que él la mató porque ella lo contagió ele

ida. Ai TO IETA -Que ella lo estaba chantaj ando por un tráfico

de drogas. Que era homosexual. Que tenía cáncer. LEONTI A -¿Y no podría er ci rto? AMELl\ - ¿Qué cosa? ¿Cuál de todas? LEO 11 ,\-Alguna.

TONIETA- o le haga caso, Amelía. LEo n A -(SEI\TTADA AL BORDE DE LA ~I.E \) El cáncer e un viru

que llega a nue tro planeta umergiclo entre la corrientes electromagnéticas ele la con telación de Cáncer y se aloja en el cuerpo vital antes de pasar al cuerpo físico. El cáncer es el Karma a que se hacen acreedor s lo qu desobede­cen el sexto mandamiento que no ordena ...

AMELI.A y ANTONJEH -(LATEAD.\S) ¡No fornicar! LEoNTI1 A -No fornicar. O . ea ... n botar la agua vivas. A.\IELIA - ¡No empi ce con eso, ¿me quiere hacer el favor?! Ao'lTONIETA- o creerás que el Martín forni aba on e a mu-

jerzuela. LEO~'TI NA -No sé ... en la foto se ve atractiva. Pero enfer­

ma. Al\1ELlA -¡Asquero a! LEONTI A -Y el Sida se produjo por la ombinación de lo

ga. e ele la bombas atómicas ubterráneas que e mezcla­ron con la emanaciones del Infierno y por so no tiene ni tendrá remedio . E o está demostrado.

Al\JELH -¡ o digas más burrada ! ¡El Martín no tenía ida, ni era loca, ni tenía ninguna razón para matarse!

LEONTI A - ¿Está segura? (Nv!ELlA SE DESCONCIERTA LTN rNST NTE) A~IELIA -·Lo único que sabes e hablar del Karma y del cuer­

po vital y ele fornicar! E te a unto está muy lejo ele tupo­sibilidad de ompr nsión , a í es que si no dices a lgo con sentido más val qu te quedes callada. Así, por lo menos, pareces normal (LEONTIN SONRÍE REPE ri lENTE).

24

Page 22: La remolienda

büNTI A -Un traj e rojo , ¿se imaginan? (SE llEVA LAS DOS tvlA­

OS AL e ELLO) ¿ ería terciopelo rojo o seda roja? ¡Es tan d istinto !

A roNJET,\- ( ELE\'ANTA) ¿Ysi alguienlo mató ydespuéslamató a ella y los pusieron ahí? ¿Y si lo hubie ra hecho otro?, ¿ah?

A\IEL IA -¿Quién e iba a tomar la molestia? ¿Y para qué? A'< ro JET.\ - Por venganza, por envidia, por celos, por odio.

Esa mtúe r era una puta. LEO'\TINA - ¡No digas mala palabras aquí! Al\ m IJFT,\ -¡ o seas ingenua! "Aquí" lo úni co que se decían

eran mala palabras. Este lugar es una especie de prostí­bulo. H acían slwws con mLú eres y h ombres d esnudos ha­ciend o eso que tú sab s.

,~\JEJ .L\ -Eso que T · has h ech o. LEONTil\.\ -¡UI1 ¡Pero fue hace muchos aüos a trás! AwLL\ -¡Pero lo hiciste! LWNTINA -Con mi marido ... A'>TONJETA - (co 1 so~: RJ s PÉRFID ) J a:Ja. LFONTIN - ... in placer, para la gloria del Señor. A\IELIA (SONRIS.\ ESCÉPTIC ) éSin placer? A\JT01 JETA - (so, RJSA ESCÉPTILA) ¿Sin ningún place r? Lm TJ , A - Lo que Dios te da es bueno ... hace r e l amor para

tener hijo que l canten desde el fondo de su corazón cuand o tú t h a , s ido. Y can tarán con mi voz cuando ... (SE S.\ CA EL AB RJ GO) Si usted e no lo hicieron no fue por falta de ganas, fue po rqu e nadie se los pidió .

A\II:.t.L\ - J a! ,\NTONIETA -¡jaja! A\ tEI.L\ -Ingenua paloma. A~TON IETA -(A MELlA) o sabe en qué mundo vive. A\a·.LL\-Te crees única e n el mundo . . \,ro UTA -Cuando vimos como t iba con tu m arido deci­

dimos que era mej o r morir a lte ra . A'viELIA -Ya no te acuerdas, pe ro era di tinta, antes de ca­

sarte . Eras hasta ... medianam ente inteligente. Como to-

... 5

Page 23: La remolienda

dos. Pero Danilo te cambió. En la primera pa teadura te quebró las costillas, en la segunda fue un brazo y, en la tercera ... te golpeó aquí. .. (LE TOCA LA FRENTE). Ahí cam­bió todo, ¿no?

LEO TINA - Yo soy fe liz. ANTONIETA - Claro (A AMELIA) . Eso es cierto . Es feliz. AMELIA - ¡Porque no entiende! LEONTINA - Yo entiendo. AM:ELIA - ¡¿Qué?! ¡¿Qué es lo que entiendes? ! (SE RÍE FUERTE)

¡La vida ! ¡Seguro que entiendes la vida! ANTONIETA - Es mej o r que te tranquilices, Arnelia. Estás "de­

safinando", para usar tus p ropias palabras. AMELIA - (ENTRE DEPRJMIDA Y FURJOSA) Sí. Es cie rto . Todo, todo

me ha salido mal desde ayer en la m añan a. Me levan té y estaba lloviendo.

LEONTINA -Pero te volvis te a acostar. AMELIA - ¡Claro! ¡No estoy en edad de luch ar contra la na tu­

raleza! La pérfida m e ataca po r todas partes. Sentía las ar­ticulaciones como de madera, los huesos de la cara com o si me hubieran crecido.

LEONTINA - (SON RJSA DE COMPRENSIÓN) Un anticipo de la muerte. AMELIA - (LA MIRA co LÁSTIMA) Cuando se trata de levan tar el

ánimo eres la reina. Después me puse los len tes de con­tac to y algo pasó. Seguro que me hab ía olvidado desinfec­tarlos. Estaban como agresivos conmigo. Me puse el traj e equivocado, me veía pésimo. Y maldije nuestra suerte me­dian a, mediocre, que h ace que seamos tan correctas, gen­te bien, pe ro pobres (sE LEVANTA, INDIG ADA). ¡Traj es que hacem os durar tres añ os! ¡Estar a la m oda una vez cada tres años! ¡Como para podrirse! No te ngo nada nuevo e n­cima desde hace años, aparte de las m edias, ¿y por qué?

LEONTINA - Yo rezo y mi voz llega hasta el cielo . AMELIA -Hasta el techo solam ente, mi linda. No más allá . ANTo IETA - (CERRÁNDOSE EL CUELLO DEL ABRJGO) Puras ton-

te rías.

26

Page 24: La remolienda

AMELIA -Entonces me llamó la Lo re to (LEVE PAUSA) . LEONTINA -(SE ENDEREZA) ¿La Loreto? ANToNIETA - ¿Desde H olanda? AMELIA -Está aquí. LEO TINA - ¿Y no me ha llamado? AMELIA - Te estoy diciendo que me llamó . LEONTINA - ¿Y por qué a ti? Amo JETA - ¿Por qué a ti antes que a mí? AMEL!A - Les mandó saludos (EMPIEZA A SACARSE EL ABRIGO) . LEONTINA - (MISERABLE) Yo soy su madre. ANTON IETA - Yo, en persona, le revisé las tareas y la llevé a la

Universidad , paso a paso. AMEL!A - (DEJANDO SU ABRIGO SOBRE EL RESPALDO DE UNA SILLA)

No nos vamos a poner a discutir ese p roblema en este momento. Si la Lore to no les tiene confianza es porque piensa de otro modo que ustedes.

ANTONIETA - ¿Que tú pie nsas como ella? LEONTINA - ¿Y cóm0 sabe lo que pensamos? Nunca ha­

blábamos ... Casi nada. No hablábam os casi ... Viene des­de tan lejos sin avisar siquiera.

AMELIA - ¿Le escribiste alguna vez en estos años? LEONTINA -¡Sí! Una vez . . . Traté de explicarle la Biblia, la im­

portancia de en tender la Biblia, porque nadie entiende la Biblia y si alguien la h ubiera entendido no habrían cru­cificado al Señor de Gloria, como dice San Pablo en la primera carta a los Corin tios, capítulo segundo, vers ículo sép timo. Eso no me costaba tanto. Es algo claro, ¿no? ... Pe ro ... después . . . usar mis propias palabras . .. Se me confunde n ... No sé si exagerar se escribe con jota o con ge ... y las ideas ... Yo no tengo ideas. ¡Y no le iba a estar d iciendo que la quiero!, ¿no? ¡Eso se da por descon tado! ¡Soy su mad re! Las madres ... Todo el mundo sabe. Lo úni­co . .. no me atreví. Pregun tarle po r qué se fue. El marido estaba m uerto, perdido, desaparecido desde hacía tanto tiempo. Nos tenía a nosotras solamen te .

27

Page 25: La remolienda

ANro IETA -El m arid o le m e tió ideas ra ras en la cab eza, esas cosas de p o lítica, le hizo un lavad o d e cerebro. La a lej ó d e nosotras .

LEO TINA -Sí, la a lejó. AMELIA - Eso hizo. A.NTo tETA - Y se va, h aciéndose la ofendida, com o si noso-

tras .. . ~IELIA - ¿Qu é h aces tú con esa gente? A.NTONIETA - ¿Qué h aces? LEo TI A - ¿Qué h aces? . . . E com o un re m olino (LEVE PAU­

SA). TO IETA - (SE SACA EL ABRIGO Y LO VA A DEJAR SOBRE LA SILLA DEL FOl'•mo) J amás fuiste una m adre ni m edia nam e nte acep ta­b le, Leontina. Pero es lo m ás compre n sible d e l mundo. Despu és de tu experien cia m atrimo nia l es un milagro que andes sue lta por la calle y digas cosas más o m e n os co­h e rentes. ¡ o te estoy atacando! ¡Tod o lo co n trario! (A ~IELIA) Lo que quiero d ecir es que la Loreto sabe que es ta pobre n o es normal y, sin e mbargo, n o llam a a su m adre .

o . Te llama a ti y le mand a saludos a su m adre . Su pobre mad re e nferm a (LEONTINA RASPA CO LA U. A NA PARTE DE LA MESA). ¡No hagas eso, es túpida! ¡Eres m uy bru ta!, ¿n o? ¿Q ué estás hacie ndo?

LEONTINA -¿Esto es san gre? (LAS OTRAS SE ACERCAN A MIRAR). AMELIA - (coN ASCO) Parece. A.NTo JETA - San gre seca. LEO TINA - ¿San gre d e Martín ? ANTONIETA - E lo m ás p robab le. AMELIA - (APARTÁNDOSE) ¡Qué a troz! ¡Debe rían d e haber lim­

piad o bie n ! ¿No h ay gente aquí? ¿No hay e mplead os? (A.NTO IETA TOCA U TIMBRE QUE HAY JU TO A LA PUERTA DE LA DERECHA)

ANToNIETA -Listo. AMELIA - ¿Qué h aces? A.NTONIETA - Ese e ra un timbre . Algui e n ve ndrá.

28

Page 26: La remolienda

A.'>tELLA - ¿Tú crees? A.NTO 'I ETA -No seas ingenua. ¿Crees que nos han dejado so-

las aquí? ¿Crees que estamos solas? A.\t ELLA -Más bie n no . A.NTO tETA - ¿De qué estába m os h ablando? AMELLA - ¡No sé! ¡No sé ! (A LEONTINA) Cu ando se trata d e

cambiar d e te m a e res la re ina. LEONTt A - ¿Qué es exactam e nte sad o m asoquismo? fuvtELLA - ¿Exactam ente? ¡U f! ANTO JETA - Sad o m asoquism o es lo que hacía tu marido con­

tigo. ¿Para q ué preguntas a lgo que sabes tan bie n ? ¿Se te o lvid ó?

LEONTI A - Sí. A\tELLA - ¿Se pued e o lvid ar lo que se sabe? (SE M1RAN, INMÓ­

VILES EN tLE c to) Sí. Se pue d e . Me consta (GO LPES EN LA

PUERTA DE LA IZQ lERDA). A"'TONtETA - ¡Ad e lante! (ENTRA GABR1 EL, ES u JOVEN, MUY B E

MOZO Y MUY ATRACTIVO) G \BRlEL -Bue nas n och es. A\ tELLA -Bue n as n och es .. . A"'TONIETA - ¿Ya es d e n och e? Ah, sí. Lt·.ONTt A - (Lo MIRA, FASCINADA) Bue n as . . . A\I ELLA - Usted trabaj a aqu í, m e imagino. G \BR1EL - Sí, señ o ra. A\tELLA - Som os las h erma nas d e d o n Martín . AYrONtETA -Las h e red eras ... Las h e rman as. A\t ELLA -Hay una m a n ch a d e san gre e n la m esa. No la h a n

limpiad o . GABRIEL - Nos te nía n prohibido tocar n ad a e n es te saló n , se­

i'lora. N i siquie ra podía m os e ntra r d esd e que . . . ANTONIETA -Sí, SÍ, lógico . futELL\ -Pe ro si n os d ej a ro n e ntrar a n oso tras es porque esa

prohibició n ya no corre . Límpie la, si m e h ace e l favor. ANTONtETA -0 m ándela limpiar, si no le corresp o nde a usted

hacer ese tipo d e cosas .

29

Page 27: La remolienda

GABRIEL -Sí, señora, también hacemos el aseo. ANTO IETA -¿También? GABRIEL -Sí, señora. ANTO IETA -(RÁPIDA MIRADA A AMELIA. LEVE SONRISA) ¿Qué más

hacen? GABRIEL -Atendemos las mesas y trabajamos en el show. ANTONIETA -Ah (LEVE PA SA E QUE LO MIRAN FlJAME TE). AMELIA -Entonces ... límpiela, ¿quiere? Está ahí (INDICA). Por

ahí. GABRIEL -Muy bien , señora (VA A SALIR). LEONTI A -¿Cómo e llama? GABRIEL -Gabriel, señora (so RÍE. ESPERA. SALE): LEONTI A -(I SPIRADA) El Arcángel San Gabriel anunció aMa­

ría: "Salve, muy favorecida, el Señor es contigo. No temas porque has hallado gracia cerca de Dio ".Entonces María dijo: "He aquí la sierva del Señor". Y el Ángel se fue.

AMELIA -¿Habías pensado en eso, Antonieta? LEONTINA -Reina y Madre de Misericordia ... AMELIA -Somos las herederas . .. LEONTINA -Vida, vencedora de todas las batallas de Dios .. . ANTONIETA -(TRATA DE o SONREíR) Sí, se me pasó por la mente . LEONTI A -Señora de lo ~ércitos ... ANTONIETA -Pero me parecía horrible tocar el tema , cuando

todavía ... LEO TI A -Abogada nuestra ... ANTo JETA-Bueno, el pobre Martín todavíanoestá e nte rrado. AMELIA -La Loreto también será heredera, ¿no? LEO TI A -A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti sus­

piramos ... (s SPIRA) ¿No les pareció terriblemente buen mozo?

ANTO IETA - ¿Qué dices? LEONTINA -Que Gabriel es buen mozo. AMELIA - ¿Qué tie ne de buen mozo, me quieres decir? Es un

roteque. Y mejor ni hablar de lo que hacen él y los demás que trabajan aquí.

30

Page 28: La remolienda

LEONTINA -¿Qué hacen? NIELIA -¿Que no oíste a la Antonieta? J\NTO JETA -Los hombres hacen striptease los días martes para

las señoras. LEONTINA -¡No puede ser! i\NTONlETA-¡Nomeoyes! ¡Nunca me oyes! ¿Enquémundovives? LEO NTINA -¿Los martes? (LEVE PAU A) ¿Qué día es hoy? i\NTONIETA -Y según he oído, los j ueves era de hombres y

mujeres revueltos. Ese era el día más caro. AMELIA-¡Es increíble que permitan esas cosas! ¡Es asqueroso!

¡ o lo entiendo, sencillamente no lo entiendo! LEONTINA -¿Y ustedes creen que Martín era una especie de

regente de esta casa? AMELIA -Jamás lees un diario! Sólo ves los noticiarios de la

tele. Entre eso y los golpes de tu marido no es raro que estés como estás.

1\.'HONIETA -(SE RÍE) ¡Yo sé que no debería reírme, pero no puedo evitarlo! Después de llevar esta vida de convento, ahorrando como pordioseras, podremos comprarnos ropa , mucha ropa. ¡Podremos comprarnos una boutique entera para cada una! A ustedes no les importa lo mal que vivimos porque tú (a AMELIA) te lo pasas tomando, y tú (a LEONTINA) rezando, o en la luna. Pero yo veo los avisos de la televisión y salen departamentos desde donde se ve como aparece el sol por la cordillera nevada y cómo se pone sobre un mar cubierto de veleros y jóvenes tostados que hacen surfy windsurf ¡Vuelan sobre las olas! La vida podría ser distinta. Podría ser divertida.

\\JELIA -Estamos viejas. Es muy tarde. A:-.:TON IETA -Yo no estoy vieja. Y era peor la idea de ser viejas

sin plata. ,\\tEL.IA -¿Era tan rico? ¿Será verdad? ANTON IETA -Este es el prostíbulo más caro de la costa del

Pacífico. ¡Hasta tenían clientes japoneses! Eso es lo menos que dicen.

31

Page 29: La remolienda

Escena de Ingen uas palomas en que fi guran : Lo re to (Claudia Celed ón). Am onieta (Ani La Kl esky), Ame li a (Ker!J Kell e r ) )'

Leontina (Bé lgica Ca tro).

A~ t ELL\ - ¡El hipócrita! Y a nosotra nos tenía como mo njas. A pan y agua. (A L EO'ITtNA) ¿No te que ría tanto a ti ? ¿N era su hermanita regalona?

A.J'\TON tET\ -Desc uidas te a tu propia hija po r é l y te tenía ves­tida como a una empleada, comie ndo carn e una vez a la se mana, y sacarle un peso era como sacar una ostra desde el fo ndo del mar. ¡Y a u amiguita la ves tía de seda roja!

At. tn tA - ¡Seda roja! L E0'\11'\A -Bueno, sí .. . Pe ro a ella la es tranguló y a mí no. A\1~. 1.1 . \ y A'JTON IET - (SLISPI RAJ\1, CANSADAS . SE MIRAN . SE RÍE

¡Somo ricas! A"'TON tET \ - ¿Calculas cuá nto vale este edificio? A \I Ett \ - Es sólo un poco menos que e l Club de la Unión .

32

Page 30: La remolienda

ANTONIET - ¡Claro! ¡Aquí la Unió n e ra e n otro se ntido! (SE DOBLAN DE LA RISA)

LEONTINA - Era un hombre bue no. ANTONIETA - ¡ n tacaño! MIELIA - ¡Un vi cioso! ¡Mira ese cuadro ! ¡Mira ese cuadro, por

favo r ! Lw T r A - Ese sería e l gu sto d e e lla, d e la calorina. Martín

era un h ombre tan fin o . . . Y está mue rto, no se olvide n d e eso. Está mue rto. Lo te ndrá n e f.l una sala d e la margue y lo estarán abrie ndo y examinándole e l corazón y las venas, escarbando e n su cerebro. Pe ro igual no van a armarlo d e n uevo. Lo que fue e l Martín se te rmin ó p ara siempre . Y está pagando sus culpas, el po b recito, en e l mismísimo infie rno.

\ \IFLIA - Cuando se trata d e a m argarnos la vida e res la re ina, eso hay que recon océrte lo. Te que da poco tie mpo, a pro­véch alo . Ap e nas h agam os la rep artició n , adiós. ¡C h ao!

:\" 1 ONIET.\ - Se rá fácil . Mañ a na mism o po dríam os p o n e r un aviso para vende r esta casa.

\\ !Li lA - Necesita m os un a bogad o . \.-..:-1 O NIETA - Cad a un a co n su plata y a gas ta rl a com o m ej o r

le pa rezca . L1 o-.: nNA -Después ele es to n o podre m os volve r a mirar a la

ge n te a la cara.

\\I H .I \-Después que se se pa la pla ta que te n e m os, la gente andará mirando a n siosa qué cara les po ne m os.

I.Jo-..: JJNA - Es to no va a termina r bie n . Yo sé que n o (GOLPE 1" L \ PLJERT,\ ) . Dil e que e ntre .

-\. \1 1· ! 1 \ - ¿Po r q ué n o se lo di ces tú? (LEONTI A SE SIE T,\ , ATRÁS. A~ I E LIA SE SIENTA EN PRI ~ I E R PLANO)

.\'\ IO NII'T,\ - Ad e la nte (ENTR,\ GAB RI EL. T RAE UN BALDE DE PL .STI­( ·o COLOR ROS.\DO \' U E, TROPA,) O).

L\ HRIFL - Con p e rmiso ... ¿Dó nde está la .. . la m a n ch a? \'\1()1\ IETi\ - (INDICA) Ahí (SE SIENTA EN El. SILLÓN, A LA DERECHA

I>F L \ t-viESA. G.\.BRI EL LI MPIA). La señ o ra que administraba aq uí ... ¿cóm o era?

33

Page 31: La remolienda

GABRIEL -(LIMPIANDO) Bonita ... Era colorina. ANT01 JETA -Teñida, seguro. Una morena teñida de colorina. GABRIEL - (ENOJADO) ¡No! ¡No era teñida ! (SILENCIO. Lo MIRAN) ANTONIETA - (co1 SONRISA CRÍTICA) Bueno . . . n o es como para

pone rse ne rvioso. Da lo mismo. Es decir "a nosotras" nos da lo mismo.

GABRI EL - (1 SEGURO, TRATANDO DE DISIMULAR EL EXABRUPTO) Era . .. colorina. Pecosa. La piel. .. la piel e ra como transpa­rente .. . Ella era ... pe ro después se puso canosa y se ponía pelucas.

ANTONIETA -Ah. ~\1ELIA - ¿Pelucas? ANTo IETA - No e ra una mujer j oven , ento nces. GABRIEL - ¡Se veía joven ! ANTO IETA - (SON RÍ E) Y atrac tiva. GABRI EL - Sí. .. Las pelucas están ... (MIRA HACIA LA LICORERA)

¡en el suelo! (VA A RECOGERLAS) ¡Cómo las dej aro n! ¡Toda la casa está igual! (GUARDA LAS PELUCAS EN LA LJ CORERA)

ANTONIETA - ¿Varias pe lucas? . . . Dígame, Gabriel. Esta seii.o ra Corina ... (AMELIA Y LEONTINA LA MIRAN, EXTRAÑADAS) eh . . . (SONRÍE) ¿Se llam aba Corina, no? (GAB RI EL ASIE TE) Esta señ ora tan especial que despe rtaba tal PASIÓ e ntre sus empleados . ..

GABRIEL - ¿Pasión ? ANTONIETA - ¿No? GABRIEL -Respe to .

TO:-.IIETA - Ah. De be de haberles pagado bien . GABRIEL - Era una buena pa tro na.

NTONIETA - ¡Buen sue ldo!, ¿ah ? GABRIEL - Y mucho trabaj o . A"\'TON IETA -Por lo que hemos sabido "intenso" y ... (RISA EN-

TRE DIE TES) "desgastador". GABRIEL - Es un trabaj o como cualquier o tro. ANTONIETA - ¿Striptease masculino y ba il es e ró ticos en pa reja? GABRIEL - (SO RÍE SIN VERGÜENZA NI PETULANCIA) Sí, también.

34

Page 32: La remolienda

ANTON IETA - ¿Usted lo h acía? GABRIEL -Sí, se ñora (VUELVE HACIA LA MESA ). L EONTINA - ¿H a le ído la Biblia? GABRI EL -Eh . . . Vi la p e lícula. LEONTINA - ¿Y la e nte ndió? GABRIEL - (DESCONCERTADO ) Sí . . . o sea .. . LEONTINA - No se preocupe, todos te nemo s un nivel dife­

rente d e nuestro ser inte rio r profundo. AMELIA - No te p o n gas la tosa, Leontina . LEO TI A - El h o mbre está divo rciado d e la divinidad a cau­

sa d e la caída d e Adá n y Eva. O sea ... e l hombre, al cae r e n es te mundo d e sólo tres dime n sio n es: la rgo , a lto y a n ch o ... (ESTÁ PEGADA A GABRI EL)

AMELIA - Y aburrido. (LEONTINA LA MIRA. SONRÍE. MIRA A GABRIEL) LEO TINA - Vu e lvo a trás. Es impo rtante que m e e ntienda .

El h o mbre, a l caer e n es te mundo d e tres dime n siones, descubrió y estableció leyes basad as e n la lógica . Y com o la lógica es tá limitad a a tres dime n sio n es únicam e nte, n o sirve p ara comprende r e l sentido oculto, d e sabiduría y d e m agia d e la Biblia.

~IELIA - (A GABRIEL) O sea que n o e nte nde m os la Biblia,

¿se ubica? LEONTI1 A - No la e nte nde m os . AMELIA -De acu e rdo. Ahora sié nta te. ANTONIETA - (SE MIRA LAS MANOS. M IENTRAS TANTO L EONTINA

VUELVE A SUBIRSE A LA MESA) No le vam os a n egar que es­tam os bas ta n te ch oqu ead as con lo que h a p asad o y . .. lo q u e se di ce d e es te lugar ... ¡Es muy incóm o d o pa ra n oso­tras! No estam os acostumbrad as a estos . .. a mbie ntes .

AMELIA - ¿Qu é es tás h acie ndo? ANTONIETA - (VE DE PRONTO A LEONTINA, QUE EST O TENDIDA AL

LADO SUYO Y E ASUSTA M CI-1 0) ¡Ayy! (SE HA LEY TADO DE U SALTO) ¡Báj a te d e ahí!

LEONTI A -La m a tó aquí. Ella es ta b a con un traj e roj o de sed a . Así (SE HACE LA MUERTA).

35

Page 33: La remolienda

AMEL!A -Supieras lo ridícula que te ves , te bajarías inmedia­

tamente d e esa mesa. L EO TI NA - (E DEREZÁNDOSE, A GABRJEL) ¡El Gnosticismo Cien­

tífico Revolucionario es la única forma de entender la Gran Man ifestación Cósmica que nos rodea!

A.J'\ITONIETA - (CON GABRJEL LA AYUDAN A ENTARSE AL BORDE DE LA MESA) Sí, sí. No te agites más.

AMELlA - (A GABRJEL) Todo esto que ha pasado fue un golpe te rrible para n osotras. Sobre todo para e lla .

GAB RJ EL - Me imagino . Yo e n tie ndo , señora (LEo TI NA SE PONE DE PIE, SOB RE LA SILLA) .

LEo TTJNA - ¿Entiende? GAB RJ EL -Sí, se ñora. LEONTINA - Eso es maravilloso . (LE PONE LA MANO EN LA CABEZA) Ento nces usted todavía tie n e salvac ió n. (AM ELIA SE RÍE,

INCÓMODA. ANTO IETA Y GABRJ EL AYU DAN A LEONTINA A BAJAR DE LA SILLA. LEO 1TINA SE SIENTA)

A'vlEL!A - H ay una an écdota d e mi he rman a que no pue do d ej a r d e contarle para que la entienda . Iba en una micro a troz, lle na d e ge nte igua lme nte d esve n cijada, malean­tes, mafiosos, lumpe n-lumpe n , ¿se ubica ? Y d e repente , la Leontina ve que un tipo le ha m e tido la m ano e n la carte­ra y le dice, a terrad a: "¿Qué m e está ECHANDo?" (AM EL!A Y

ANTONIETA SE RÍE ) ANTo JET,\ - ¿No la h alla amorosa? fui EL!A - ¡El d espiste to ta l! El ladró n le es taba roba ndo h as ta

los anteoj os d e leer y e lla pregunta : "¿Qué m e está echan­d o?" (SE RÍ E. SE APARTA) ¡Qué diría Fre ud!

ANTo !JETA - A mí e l chiste que m ás m e gus ta es e l d e Gour­dief. No tien e n ad a que ve r con la Leontina , ni con noso­tras ... O, a lo m ej o r, sí. O, a lo m ejor, ti e n e qu e ve r con to d o e l mundo. Gourdief e ra un tipo que buscaba la razón d e la existe ncia, e l sentido d e la vida, ¿e nti e nde? Uno q u e no se confo rmaba con que e l té ing lés es e l m ejor q ue hay y que la ropa fran cesa es la m ás bonita . No sé si m e

36

Page 34: La remolienda

entiende . ¡La verdad o n ada! Y este hombre va a Egipto y de Egipto lo mandan a la India y d e la India al Tibe t y del T ibe t al Nepal y en todas partes pregun taba: "¿Dón­de está la felicidad ? ¿Qué es la fe licidad ?" Y nadie sabía. ¡Nadi ! Pero seguía buscando. Y por último llega al fin del mundo. Ya estaba a punto d e pe rder las espe ranzas cuando le dicen : "En medio d el desierto hay un oasis y en el oasis vive un hombre. Él sabe, porque lo sabe todo". Y allá fue Gourdief a l desierto, a l oasis. Y encue ntra una casita miserable y golpea la puerta. Y le abre un viej ito \~ejísimo y le muestra un j ard ín bas tante raquítico, una monada para estar e n medio del d esierto, pero roñoso, en todo caso. Y Gourdiefl e pregunta: "¿Usted sabe lo que es la fe li cidad ?". Y el viejito sonríe y le dice : "La felicidad es este j a rdín". Y los d os miran el j ardín. Y d e repente el viejito se asusta y le dice: "¿0 no?" (AMELIA Y AATONIETA SE RÍEN. GABRIEL y LEONTI SONRÍEN)

~\IELLA - ¿0 no? ¡Es para matarse! Lr·ONTINA - (A GAB RJ EL) En realidad ese no es un chiste exac-

tamente. A'\TONIETA - (SERJA) ¡Si lo explicas, te mato! LFONTINA - No lo iba a explicar. Iba a contar o tro chiste . . \\!ELLA - Espero que no sea e l mismo de siempre. Lt- o:--~T I NA - Él no lo sabe . . \ '\ roNIETA - ¿Cómo sabes que no lo sabe? \\ ti:LIJ\ - ¿Conoce el chiste de l ni ii ito optimista y el niñ ito

pesimista? C \BRJEL - No. LFON riNA - (FE LI Z) Bueno ... r\,\tELLA -(LA INTERRU ·IPE) Pero seguro que sabe algunos chis­

les, ¿no? G\BRJEL - (SONRíE) ¡Claro! .\;-._ roNtETA - ¿Se pueden contar? Q uie ro deci r~ ¿se pueden

escuchar? e; \HRIEL - o son chistes para señoras.

37

Page 35: La remolienda

ANToNIETA -(INDICA A LEONTTNA) Ella es la única señora en este grupo. Cuénteme.

LEo TI A -Bueno, voy a contar el chiste . Había una vez dos hermanos, uno de ocho aúos, que era optimista, y uno de nueve, que era pesimista.

AMELIA -Leontina, te hemos dicho miles d e veces que n o tien e ninguna gracia.

ANTO IETA - (M IRA SU RELOJ) ¿Saben qué h ora es? LEONTINA - (A AMELIA) Yo te d ej é contar tranquilamente esa

tontería del "¿Qué me está echando?". Ahora m e toca a m Í (HA ENTRADO SILE CIOSAMENTE UNA MUJER DE TREINTA Y TAN­TOS AÑOS, MÁS QUE LAS HERMANAS, FACHA DE E ROPEA. PELO MUY CORTO, U GRAN BOLSO Y U A ENORME CÁMARA FOTOGRÁFICA) .

AMELIA - (MOLESTA, AL VERLA) ¡Más pe riodistas! (LEONTI A Y

ANTO IETA SE HAN QUEDADO MIRANDO A LA MIUJER COMO SI LA CO:--JOCIERAN \' O RECORDARAN QUIÉN ES)

LoRETO -Soy la Lo re to, tía. LEONTINA - (CORRE HACIA ELLA) ¡A mí p rimero! ¡A mí m e tie­

nes q ue besar primero! (LA ABRAZA) ¡Tod o es tá o lvidad o! ¡El pasado! ¡Tod o olvi dado y perdonad o! ¡Tod o! (LA MIRA, LLORA) ¡Estás tan distin ta! ¡Tan distin ta! ¡No impo rta! ¡A m í no me im porta! ¡Es el ti empo! ¡Yo estaré muy d istinta tambié n ! (AMELIA ABRAZA A LORETO Y LANZA U GRITO COMO SI LE HUBIERAN DADO UN CUCI! ILLAZO)

AMELIA - (sE APARTA) ¡Ayyy! .. . ¡Me ente rraste la máquina fo to­gráfica hasta el alma!

ANTONIETA - Ya era hora de q ue pe rdi e ras la virginidad en alguna parte.

AMELIA -Habló la estrella del Play-Boy. ANTO IETA - (ABRAZA A LoRETO FRÍAMENTE) ¿Po r qué te cortas te

el pelo en esa forma? LORETO - Me gus ta así. ANTONIETA - ¿De veras? Raro. LEONTI NA - ¡Tu maravi lloso, maravilloso pe lo dorado que e ra

la envidia de todas tus compañeras de colegio!

38

Page 36: La remolienda

LoRETO -Eso fue h ace mil años. ANTONIETA -Dos mil años. A.MELIA -He mos te nido noticias d e tus éxitos. ¡Impresio­

n ante ! Tus fo tografías e n las revistas d e moda, e l Vague, Elle, Burda, e tcéte ra.

Lo RETO -Yo n o es t. . .

A.MELIA -(SIN o íRLA) Que publicaste un libro muy.. . co­men tad o . . . con fo tos un poco ... o sea .. . poco edificantes, como por ej emplo .. .

LORETO - (VA DEJAR SU CARTERA SOBRE LA MESA) ¿Poco edifican-tes?

LEONTINA - ¿Unlibro? ¿Cu á ndo? Yo no sabía ... No m e acu erdo. A_¡-.,IELIA - (A GABRJ EL) ¿Se podrá tomar algo así com o un trago ? GABRJEL -Lo que u sted es quie ran . M IELIA -Hab e rlo sabido antes. U n whisky e n las rocas, e n­

ton ces. A\ITO NIETA - U n Bloody Mary para mí. ¿Qué quie res tú , Lo re­

to? LORETO - U n vaso d e vino ... blan co . . . frío. GAB RJEL - (LA MIRA SI PESTAÑAR) Vino blan co , frío (MIRA A

LEONTINA ANTES DE SALIR). LEO TINA- Yyo . . . e h . . . ¡Agu a mine ral, si es tan am able ! (GA-

BRJEL SALE) ¡Sin gas! LORETO - (A AMELIA) Ya pued es seguir, tía. Se fu e e l Mo ro. LEONTI A - ¿Por qué le dices Moro? ANTO NIETA - (LATEADA) El Moro e n la Costa. LORETO - ¿Qu é es lo que te nía mi libro d e poco e dificante? M IELIA -Lo vi. LO RETO -Ah. LEONTINA - Yo n o. A\I ELIA -Mej o r. Te h abrías mue rto . Mt~ e res con tres pech os,

h o mbres con . .. es d ecir, SIN. O e no rmes e n an os con e l sexo a l a ire. Mujeres con a rgollas ahí d o nde tú sab es y otras exquisiteces p o r e l es tilo.

LEONTINA - ¡No es ve rdad!

39

Page 37: La remolienda

LoRETO -Sí. Y mucho más. Me gu tan los monstruo . Son como .. . mi familia.

A.J\lELIA -Siento que vie nes con una mala o nda, ¿sabe ? Malas vibracio nes.

LORETO - ¿Qued a n bue nas o ndas e n este lugar? quí e mu­rió mi tío, ¿n o?

LEONTINA - ¡Se suicidó! ~ ! ELlA -( E ENCOGE DE 11 01\!BROS) Eso dicen .

LEO 'TINA - Se suicidó despué d e e tran gular a su a mante . Mira, e lla e taba ah í, e n cima d e la m esa. Te nía las m a­n o amarradas al cuell o . Un traj e roj o de sed a . Él es taba ahí, caíd o hacia ad elante, pob rec ito, con el revólve r e n la m an o izquierda . . . co mo era zurdo.

A\l ELIA - Y tú , ¿cóm o sabe todas esas cosas? (T oD.\..'i w RAN A LEO~TJ. A. L \!0\'!LIDAD DURANTE L' P.\R DE SEG 1DOS)

LEO~TI NA - (SENTÁNDOSE JL'NTO A LORETO, AN II\LillA) ¿Sacas esas fotos? La depravació n e en cuentra e n e l infra ex o.

A"\TONIETA - ¿Infra exo? ¡ n palabra nueva, a l fin ! AMELL\ - ¿Qué es e l infrasexo, si pued e sabe rse? L!:ONT!NA -Hom osexualism o, lesbia nismo, pros titu ción , pro­

mi cuidad. Ahí es d o nde la gente pie rde la poca concie n­cia que les queda y se tran forma n e n cascaro n e human o . Al abando narlos la co ncie n cia, e l cue rpo físico se d e bilita extremadamente quedando a m e rced el e lo instintos y se com~erten en terren o pro picio pa ra enfe rm edad es incu ra­ble , el crime n y tod a cla e d e de litos. (P \L'S.\ ) Sí.

:-\TO:'\lETA - e lo abe el e m e moría. A\JH.L\ - ( \ LFo'\T10\) ¿Qué quisiste d ec ir? ¿Que el Ma rtín

era lesbia na? A'\10N IET\ -('>~R l \) Fue po r a mo r ... un am or turbi o. U n acci­

de n te ... pero tu tío ... Tod o fu e por a mo r. \ ll: l l.\ - (1 ~n '>0'\Rl'>\) Todo muy norma l. Un crim e n pas io­

nal de lo más corr iente. No hab ía mo nstruos aquí. NTONIEl \ - Apa rte d e nosotras tres.

Lt o:-. 11:-.A -¡Podría sacarn os u na fotografía!

40

Page 38: La remolienda

ANIELIA -¡Cierto! ¡Qué bue na idea! LORETO -(vAGA) Claro .. . fu\IEUA -Podría mos pone rnos las pelu cas de la muerta. Están

a h í. ¿Có m o no ve ríamos colo rinas? . .. Pe ro eso te p a rece­rá aburrido, ¿no? No lo sufi cie nte m e nte d e pravado.

Loruro -Los m o nstruos no so n d epravados, tía . So n distin­tos y n o pue d e n ser d e o tra m an e ra .

A"\ 1 ON IETA - i nosotras tampoco, linda . H abrás p e n sado e n eso, de vez en cu a ndo, a llá, ta n lej os.

LEO:-JTI A - Claro que po d e m os ser distin tas, pode mos ser m ejo res. ¿Con oces e l chiste d e l niñito optimista y e l niñi­to pesimista?

LORf"TO - o. L~oNTI A -Te lo voy a conta r. H a bía un a vez ... (GO LPE EN LA

PL ERTA) , \\I~LL\ - ¡Salvad as! ¡Ad e la nte! (E TRA GABRIEL CON NA BANDE­

).\ CO. \',\SOS Y COPAS. L \ \'A A DEJAR SOBRE LA 1\IESA) ,\.."\ roNIET \ -¡No! ¡Sobre esa m esa n o! C \BRIEL - Í ... Disc ulpe (LE ENTREGA EL V SOCO Bl.OODl' J\lARl ' A

AN1 ON IETA, DESPUÉS DE ENTREGARLE EL \\'lf/St.; l' A AME LIA). :\."\ro IE rA - Tie n e bue na m e m o ria us te d . C\BRJEL - Es mi trabaj o, se ño rita. r\."'TO JETA -Hasta se ac ue rda d e que soy señorita (s1 MIRAR-

' o). Yo, eso, p refe riría o lvida rlo. LoRFTO - (SACA su COPA, SI MIRARLO) Gracias. e \BRIEL - (SIN MIRAR! ) De n ad a. LFONTINA - (TOI\!r\ DO SU VASO DE ACUA) E l a lco h o l es una d e

las . .. A\JI:.I !A - ... cosas m ás ricas que h ay. (A GABRJ EL) A lo m ej o r

m e voy a to m ar o tro, a ntes d e irnos. (; \BRIEL -Muy bie n , se ii o ri ta (SALE). Lt·.ONTJNA - ¿Te gusta? LoRETO - (PR UEBA EL VINO) Está bie n.

Lt·o TINA - o, n o. El mozo. Ga brie l se llam a . ¿Te gu sta? LoRFTO - Es muy a trac tivo.

41

Page 39: La remolienda

ANTo IETA - Si te gusta es cuestión de que se lo digas. Es un puto. Esta es una casa de mala fama, como ya sabrás .

AMELIA - A propósito, Loreto, ¡qué coincidencia tan extraor­dina ria que hayas vuelto justo para la muerte de tu tío! ¡Qué oportuna!

LORETO -Él m e pidió que viniera. AMELIA - ¿Por qué razón , si puede sabe rse? LORETO -Me dejó esta casa. (PAUSA) ¿No lo sabían? ANTONIETA - No, la verdad es que no. AMELIA - ¿Y cómo íbamos a sabe rlo? Es un poco prematuro

para hacer sesiones de espiritismo. LEONTI A -¡El espiritism o está prohibí . .. ! AMELIA - ¡Cálla te! (A LoRETO) ¿El Martín te llamó por teléfo­

no a Holanda y te dij o: "Me voy a suicidar, mi linda, y de herencia te voy a dejar un prostíbulo"?

LORETO -Me llamó un par de veces por teléfon o, m e dijo que se iba a re tira r de lo negocios, que tenía un problema serio . ..

A.MELIA - (SO RJE DO, 1 DIGNADA) Ah , te llam ó para decírtelo. LORETO - ... que n o se atrevía a discutirlo con ustedes y que si

podía venir, m e mandó el pasaj e para .. . ANTONIETA - Así es que nuestro querido y .. . difunto h er­

man o, avaro, sadom asoquista, asesino y suicida, pobrec i­to . . . ¡confió en ti !

LORETO - ¡No te pongas celosa! Fue porque ... ANToNIET - ¿Celosa yo? Yo estoy al margen . Yo siempre h e sido

la que ha estado al margen de la vida familiar. Solamente trataba de m antener el equilibrio, para que no se mataran unas a otras, aconsej aba a Martín , le escondía sus cochina­das, le limosneaba para poder vivir en forma decente . Y a la h ora de la verdad , el miserable no confió en mí. Confió en una desertora que se fue a Europa por es tupideces.

L RETO - (AGRESTVA) ¿Estupideces se llam an todavía? ANTONIETA -Te fuiste por tus ideas, pe ro ahora vuelves por

la pla ta.

42

Page 40: La remolienda

LoRETO -Usted no me conoce. A.NTONIETA -¡Entonces nadie en el mundo te conoce! ¿Quién

te educó? ¿Fue tu madre? ¿Tu padre? ¿Quién fue? LORETO -Usted, tía. Fue usted. A.NTON IETA -Bueno, gracias a Dios que te dignas reconocerlo.

Al fin y al cabo lo único que hice fue perder mi juventud por ti. ¡Casi nada! Yo te conozco. Sé como eres.

AMELIA -(so RI ENDO) Como dicen en el cine: "Conozco a las de tu cla e, muñeca" (BEBE).

A.NTo JETA -Sí. Te conozco, Loreto, la artista. ¡Egoísta de mierda! Lo sacrificas todo para conseguir lo que quieres. Sacrificaste a tu propia madre.

LEONTINA -¡Yo estoy bien! ANTON!ET -Entre los golpes del marido y los insultos de la

hija, no es raro que esta pobre sea lo que es. ¡Mírala! ¡Mí­rala!

LEONTINA - (ANSIOSA) Sí, mírame, mi linda querida, mírame. LoRETO - (LA MIRA) Yo te quiero, mamá. Quiero que estés

bien. LEO TINA - (LLORA DULCEME TE) ¡Yo sé! ¡Yo sé! AMELIA -Saquen pañuelo las madres presentes. (PAUSA) No

hay madres, no hay pañuelos. ANTONIETA - ¡La despreciabas! ¡No podías soportarla! LEONTINA -(SONRÍE) Estás celosa. ANToNIETA -¡Estúpida y feliz de serlo! Ese va a ser tu epitafio. LEO TINA -Tú no e ntiendes . ANTO IETA-(RISA HI STÉRICA) ¡Yo! ¡Yo no entiendo! ¡Ese SÍ que

es el mejor chiste de la temporada! ¡Y tú me lo dices a mí! ¡Dios mío! ¡Si pudiera reírme fuerte me oirían hasta en Holanda, que es un lugar bastante alejado de mi presu­puesto!

AMELIA - ¿Van a seguir? Me enferman estas discusiones por plata.

LORETO - ¿Qué? ANTON IETA - ¿Qué estás diciendo?

43

Page 41: La remolienda

LEONTINA -¿Por plata? (SE RÍE) AMELIA -Estás furiosa porque la Loreto se va a quedar con la

casa que queríamos nosotras . .ANTO IETA -(DESCOl CERTADA) ¿Qué casa? AMELIA -¡Esta, tesoro! Esta donde estamos. ANTONIETA -¡No sé de qué hablas! AMEUA - ¿Lo dices en serio? (ANTONIETA SALE CORRJENDO POR LA

PUERTA DELA DERECHA) ¿Adónde vas? ¡No puedes irte sola! ¿No sabes dónde estás? ¡Antonieta! (SALE DETRÁS DE ANTONTETA)

LEONTI A - (D ISCULPÁNDOSE) Voy a ir con ellas. (TocA EL TIM-BRE) Me pueden necesitar.

LORETO - ¿Me tienes miedo? LEONTINA - ¿Cómo te voy a tener miedo? Eres mi hija. (RE-

TROCEDE DISIMULADAME ITE H.-\CJA LA PUERT ) LORETO -Por eso mísmo. LEONTINA - (SONRÍE, NERVTOSA) Tú no me h arías nada malo. LORETO -Hablar es malo ... a veces ... LEO ITJNA - ¡No hablemos, entonces! (SE MIRAN, ~tiRAN EL SUE­

LO. SE MIRAN. SE RÍE. ) ¡Contémonos chistes! Tu padre ano­taba los chistes en una libreta para que no se le olvidaran. Una especie de ayuda memoria. Decía que los chistes no se te quedan en la cabeza, a menos que signifiquen algo para ti. Por ejemplo e l chiste del niúito o ptimista y e l ni­ñito pesimista. En realidad no es exactamente un chiste ... O sea ... No es para reírse a gritos, pero yo ... siempre m e acuerdo de é l. Mira, llegó la Navidad ...

LoRETO - ¿Se dice Navidad, ahora? Antes se decía Pasc ua. LEONTINA -Sí, es que yo ... trataba de traducírtelo. Bueno,

llegó la Pascua y los dos niúitos dejaron sus zapatos junto a la ven tan a ...

LoRETO -Ab, es un chiste argentino. En Chile n adi e d eja los zapatos en la ventana.

LEO TINA -(SE APARTA, ENOJADA) ¡Estás como la Amelia, echan­do a perder los chistes, a menos que los diga e lla! ¡Si quie­res cuenta un chiste tú! ¡Cuéntalo! (SE SIENTA)

44

Page 42: La remolienda

LoRETO -No sé ninguno. LEONTIN -Entonces, ¿por qué me echas a perder el mío? LoRETO -¡No fue mi inte nción! Será porque no me gusta la

gente que cuenta chistes. Me gusta la gente divertida. LEONTINA -(DESOLADA) No te entiendo. LoRETo -Perdona, ¿qué estoy di ciendo? ... Me gusta la gente

que .. . la gente positiva, como ... ¡Ah! No sé si te lo había contado. Me volví a casar en Holanda.

LEONTINA -¡¿Cuándo?! LORETO -Trece aúos .. . ¡No! ¡Doce! ... Era un tipo genial. ..

pero no resultó, tampoco. Nos separamos. LEONTINA - ¿Por qué nunca me cuentas nada? LüRETO - (SERlA) ¿Por qué nunca me cuentas nada? LEO TINA - ¿Ah? LORETO -Tú tampoco me cuentas nada. LEONTINA -Yo . .. A mí me cuesta. LORETO - A mí también. LEONTI A - ¿Tú? Tú hablas de corrido, cuando quieres. LORETO - ¿Tú no? LEo TINA - Me aprendo las frases de memoria. LoRETO -Mamá, si yo hubie ra creído que eras tonta de ver­

dad, no te habría dejado sola. Cre ía que como mi papá te pegaba y mis tías te retaban tú te hacías la tonta, para que te dejaran tranquila. Como hacer un personaj e. ¿O no?

LEONTINA - ¡¿O no?! (RíE) ¡Ese chiste es especial! "¿O no?" (SE RÍE. SE PONE SERJA) ¿Te vas a quedar?

LoRETO - ¿Por qué me lo preguntas? ¿Por es ta casa? (ENTRA GABRIEL, APURADO)

GABRIEL -Perdón , señora, me confundí .. . como tocaron el timbre y .. . las se iiori tas sali e ron ...

LüRETO - ¿Se fueron? G-\BRJEL -No .. . eh . . . Están en el dormitorio de la señora Co­

rina . LORETO -¡Apuesto a que están registrando! ¡Apuesto!

45

Page 43: La remolienda

GABRIEL -Eh ... Sí. Están mirando la ropa ... Está todo desor­denado ... como la policía estuvo revisando por si ... en­contraban algo ...

LEONTINA -(SE LEVANTA) Me gustaría ver, a mÍ también. ¿Dón-de es?

GABRlEL -Las acompaño. LORETO -Yo me quedo aquí. LEONTI A -¡Ven! Debe ser entretenido. LoRETO -(sE SIENTA) No me interesa. LEO TINA -A mí siempre me ha fascinado la ropa que usan

los demás. Sobre todo los zapatos. M~ impresiona la gente que tiene muchos zapatos. Tuve docenas y docenas cuan­do vivía tu padre. Cuando una tiene muchos zapatos se siente protegida. Tu abuela tenía más de ciento veinte pa­res. Estantes y estantes llenos de zapatos. Me acuerdo de unos de plástico, transparentes. Nunca se los puso, que yo recuerde. No tenía edad para esas gracias, tampoco. ¿Cuántos zapatos tendría esta ... esta mujer? ¡Voy y vuelvo! ¡No te vayas! o. ¿Cómo te vas a ir? Esta es tu casa. (A GABRIEL) ¿Dónde están? (GABRlEL HACE UN GESTO HACIA LA PUERTA DE LA DERECHA. LEONTINA SALE. GABRlEL LA SIGUE. Lo­RETO PERMANECE INMÓVIL UN PAR DE SEGUNDOS. REPENTINAMENTE SE DOBLA Y LANZA UNA EXCLAMACIÓN, DESAHOGÁNDOSE DE LA TEN­SIÓN DE LOS REENCUENTROS. SE CALMA. MIRA HACIA LA LICORERA. VA A LA MESA Y SACA U A MÁQUINA FOTOGRÁFICA MÁS PEQUEÑA DE SU BOLSO. GABRJEL ENTRA. SE MIRAN. DA UN PAR DE PASOS HACIA ELLA, SONRlENDO) .

GABRlEL - ¿Puedo pasar? LoRETO -Gracias por no decirle a nadie lo de antenoche. GABRlEL -Nada es gratis.

APAGÓN

46

Page 44: La remolienda

SEGUNDO ACTO

GABRI EL Y LORETO ESTÁN EN EL MISMO LUGAR EN QUE ESTABAN AL TERMINAR EL PRI MER ACTO.

LORETO - (DEJA LA MÁQUINA FOTOGRÁFICA SOBRE LA MESA) Tú sa­bes que yo n o tuve n ad a que ve r con lo que pasó.

GABRIEL - (SONRÍE) No. No sé. LORETO - (TOMA FL VASO DE VINO) Yo n o m a to a la gente . La

despellejo. GABRIEL - ¿Cómo? LoRETO -Les quito la p ie l. Me g usta ver a la gente sin pie l ...

o, por lo me n os, sin ropa. ¿Me vas h acer e l show? GABRIEL - (ABRAZÁ'<DOLA) Si quieres. E n privad o. Es m ás caro,

eso sí. LoRETO - (sE APARTA DE ÉL) ¿No pued es h a blar d e o tra cosa

que n o sea d e p lata? GAHRIEL. -Bue n o ... tod o tie n e que ve r con plata en a lgún mo­

m e n to . Lo qu e p asa es que la gente que tie n e pla ta sie m­pre se o lvida d e que h ay a lgunos que no tie n e n y ... es muy d esagrad a ble te n er que h a b la r d e l asun to . . . d e pués .

LoRETO - ¡Tie n es tod a la razón ! Es un d esastre. Y si uno paga p o r ad e la n tad o pue d e exig ir que te d e n lo que te h a n pro­m e tido.

G -\BRI EL - Cla ro. LORETO - Si te saco un as fo tog rafías n o m e las cobra rás ap ar­

te, me imagino.

47

Page 45: La remolienda

GABRIEL - ¿Qué tipo de fotografías? LoRETO - Del show. Comple to. Co n todos los demás, con lu-

ces, con música, con todo . GABRIEL -Esto es tá cerrado. LoRETO - o para mí. Yo soy la nueva dueña. GABRI EL -¡Puf! ¡Has ta que eso se sepa ya no voy a es ta r e n

edad de hacer el show! LORETO - Ya se sabe. GABRIEL - Pe ro e llas . . . ¿que no es de ellas? ... Las he rede ras . . .

U na herm ana es más que una sobrina. LORETO -Ese es problem a mío. En todo caso, ¿puedo sacarte

o tras fo tos en p rivado? GABRIEL - ¿Para qué las quieres? LORETO - Según . Para recordar un buen mome nto, si es que

el momento es realmente bue no . Para publicarlas en un libro sobre los hombres que he conocido, si es que te lle­go a con oce r. O porque siempre saco fo tografías de todo lo que m e encu entro en el camino . (APAGA LA LUZ. SóLO QL'EDA UNA LUZ - DE LA CALLE- QUE TOMA PARTE DE LA MESA) ¡Pod rías aparecer re tra tado en H o landa ! Podr ía se r tu lanzamie nto com o el chico sexy 1989.

GABRIEL - (SE ACERCA A ELLA Y LA ACARI CIA) No creo que m e eli­j an el más sexy tres años seguidos . (ELLA PREN DE LA LUZ. ÉL ON RÍE) Era broma. No. No quie ro fo tos. Y no te te ngo miedo, ¿ah ? Puedo hacer lo que quie ra y no me puedes echar. ¿O quie res que cue nte que es tuviste esa noche con el fi nado? ¿Que fui ste la última en ve rlo?, ¿ah ?

LoRETO -Puedes decírselo a quien quie ras. Va a ser una la ta , pero n o tengo nada que ocul tar.

GABRIEL -Entonces lo voy a hacer. LORETO -Hazlo. Cie rto . Puedes hacer lo que quie ras .. . Si es

que quedas libre de culpa, se rá eso . GABRIEL - ¿Qué culpa? LoRETO - Eras am ante de la seño ra Corina, ¿cierto? (APAGA

LA LUZ) ¿La ma tó mi tío, cuando se enteró? ¿O la mataste

48

Page 46: La remolienda

tú? (PRENDE LA L z) ¿O mi tío la m a tó y tú m atas te a mi tío? (GABRJ EL SE VA A SENTAR EN UNA DE LAS SILLAS QUE ESTÁN JUNTO A LA MESA, RJ E DO) Típica risa n erviosa.

GAB RJ EL - ¡Na que ve r ! No estoy n ervioso. LORETO - ¿H a estad o e n la cárcel, a lg una vez? (ÉL RiE) ¿Te

h a n violado ? (ÉL RÍE) ¿H as es tad o a punto d e que te m a­ten , con un revólve r e n la boca? ... ¿H as p e rdido un diente por un golpe? (APAGA LA LUZ) No c reas que un o cambia m uch o. U n o pued e sobrevivir y segui r ad e la nte. Lo im­portante es sobrevivir. No te imaginas lo impo rta nte que es eso. (P RENDE LA LUZ, GABRJEL SE LEVANTA Y E PASEA FU RJ OSO, MIENTRAS H.ABLA)

G,\BRJEL - ¿Sabís que m ás? ¡Ere i última! ¡Última! ¡ o, p o h ! ¡Se acabó esta c uestió n ! ¡Vam os a lla m ar a los p acos y va­mos a aclarar la c ues tió n !

LoRETO -Bue n o, llam a. Yo esp e ro aquí. No te preocupes, n o me voy a escapar. (SACA N CIGARRJ LLO Y LO ENCIENDE)

G.\ BRJEL - Yo los conozco. ¡Yo te n go a migos! Me van a c reer a

mí. ¡No se puede a ndar inventándo le cosas a la gente! ¡Cla­ro! ¡Tod os creen que p orqu e trab aj o e n esto, m e pued e n usar com o e tropaj o! ¡Pe ro n o, señ o ra, n o! ¡Si tú estuvie rai en mi lugar h ab ríai h ech o cosas que yo n o h e agu a n tao! ¿Sacarse la ro p a? ¡¿Qu é impo rta sacarse la ro p a?! ¡Me la saco! (SE SACA LA CASACA Y EMPIEZA A DESABOTONARSE LA CAM ISA) ¡H ay gente que se saca much o m ás que eso!

LORETO - ¡Pe ro qué niñito ta n to nto! Era una bro m a, un jue­go. Es qu e te p o n es difícil pa ra sacarm e m ás pla ta o n o sé qué es lo que pre te ndes. Nadi e te va a creer n ad a. ¿No ves qu e ya m e n tiste a n te noch e? Yo n o h e m e n tido. Ah o ra vas a irte afu e ra y m e vas a espe ra r junto a la pue rta d e tu

pieza y yo voy a ir a ve rte a pe n as h a ble con mis tías y mi m adre que rida, que es tá n escu ch a ndo junto a esa pue rta

e n una posic ió n muy incóm o d a pa ra sus a ñ os y su dig ni­d ad. (RUIDOS, CARRERAS Y C CHJCHEOS JU TOA LA PUERTA DE LA DERECHA. GAB RI EL RECOGE SU CASACA Y ALE POR LA IZQ lERDA)

49

Page 47: La remolienda

Así que se d isfrazaron , como de costumbre . ¡No sacan nada con esconderse! ¡Ya las vi ! (AM ELIA, LEONTINA Y AN­TONIETA E TRAN RÁPIDAMENTE, VESTIDAS CON TRAJES DE FIESTA DE CoRJ A. SoN TRAJES EXAGERADOS. NEGRO coN DORADO. MoRADo CO F CSIA. T LE . j OYAS ENORMES. T RAJES DISPARATADOS PERO QL'E C01 STITUVE U1 A U IDAD E TRE LOS TRES)

AMELIA - ¡Eres una farsante! LORETO - (RJE DO) ¡Qué e legantes! ¡No hay palabras para ex­

presarlo! LEO TINA - ¡Son tan divertidos!, ¿c ierto? ¡So n tan .. . ! AMELIA - ¡Fue muy instructivo! U na conversació n digna de

recordarse. LoRETO -Y eso que no la escucharon desde el principio. AMELIA -Estuviste aq uí an tenoch e, ¿ah ? LoRETO - Sien to que vienes con u na mala o nda, ¿sabe ? Ma­

las vibracione , tía . Y com o no es toy para explicacio nes latosas, las dejo y me voy a (TOJ\IA LA M.ÁQ INA FOTOGRÁFICA Y EL BOLSO) .. . fotografiar un poco el lugar. Simpáticos los trajes. o se los saq uen. Las quie ro fo tografiar así. (V A A SALIR. A.i\tELIA LA TOI\.IA DEL BRAZO)

A.i\!ELIA - ¡Oye! A.,-.:TONIETA - ¡ O te vayas!

MELlA - ¿De qué hablaste con Martín esa noche? ¿Qué te d ijo? ¿Por qué te hizo ven ir?

A.,'ITO IET \ - ¿Qué le pasaba? ¿Q ué pasaba? (LORETO SE SUELT.\ Y SALE) j j O te vayas!! (SE OYE LA RISA DE LO RETO)

LEONTINA - ¡Lo reto! ... Se fue. A.,'iTo JETA - ¡Qué fre ca! Pero no irá lejos. Al do rmi torio más

cercan o con ese puto. AMEUA - ¡Te encan ta la palabra puto, te fasc ina! A"\'TO JETA - ¡ o seas rep rimida! A.i\JELIA - ¡Típi co! Una vez que tenemos a lgo impo rtante de

q ue habla r y te dedicas a in ul ta rm e. En cambio a ésta (1 DICA A LEO TI A QUE EXAM INA LAS PEL C:AS) nunca le dices nada.

50

Page 48: La remolienda

ANTO lElA -Bueno, de acuerdo, hablemos. ¡Hablemos, pues! LEONTI A -Ésta para ti , ésta para mí. .. AMELIA -¡Te quedaste con la mejor! ANTo IETA -(A AMELIA) ¿Te has vuelto loca? ¿Te vas a poner a

pelear por la peluca de una muerta? Todo esto, los trajes, e ra po r los juegos de antes, los disfraces. Una broma para la Lore to .

AMELIA - ¡La bromita! ¡Nos embromó a nosotras! ... Claro que, a lo m ej or, la Lore to no quie re quedarse, finalmente. A lo mejor esto la asquea. Es bastante asqueroso.

LEONTINA - (QUE SE HA PUESTO LA PEL CA, SE LA ARREGLA) Se va a quedar, creo yo.

AMELIA -La fo tografía de monstruos es un campo muy limi­tado.

ANTONIETA -No creas. AMELIA -Después de fotografiarnos a noso tras y a nuestras

amigas se va a quedar sin materia l. La Loreto debe ser feliz e n Europa. Es o tro mundo. Debería vo lve rse, ¿no crees?

LEO TINA - Es mi niña. AMELIA -Si antes no nos metíamos con ella, ahora menos. No

nos quie re como nosotras la queremos. No nos necesita. Estamos viej as ya. A lo único que podemos aspirar es a te­ner una buena pieza en una clínica, cuando nos llegue la h ora. A tener cuidados y calmantes para soportar el dolor que tendrá que llegar ... que está llegando .

LEONTI A - ¿Estás enferma? ANTO IETA - ¿Qué tienes? AMELIA - (TRATANDO DE so REíR) No es una enfermedad muy

espec tacular de novedosa, pero igual me va a despachar. ¡Y no quie ro morirme en una sala común! ¡Le tengo te rror a eso! (T RANQU ILA) Quie ro morirme en fo rma privada.

LEONTINA - (ANGUSTIADA) No te preocupes, pobrecita, de al­guna manera nos arreglare mos, pero tendrás una clínica de lo mej o r. ¡Y flores ! ¡Y te levisión e n colores !, ¿verdad , Anto nie ta? (A AMELIA) No e res la única que tiene miedo.

51

Page 49: La remolienda

AMELIA -Me íen to mal. ANTONlETA - ¿Y cuál es tu enfermedad? ¿La vejez? AMELIA -(SE VUELVE VlOLENTAMENTE HACIA ELLA.) Sí. Me está ma­

tando . LEONTlNA -Nos está matando a las tres. ANTo JETA -¡A mí no! ¡Soy mucho más joven que usted es!

¡Podría casarme todavía! AMELIA -¡La novia de Frankensteín! ANTONIETA -Podría. Si quisie ra, podría. (CAMINA HACIA LA

PUERTA DE LA IZQUIERDA) Por ej emplo, podría . .. ¿H an pen­sado que en este mismo momento la Lore to está haciendo el amor con Gabrie l a pocos me tros de nuestras n a rices? ¿Se lo imaginan? (MANOSEÁNDOSE A SÍ MISMA Y .MIMANDO EL RE­CHAZO) "¡Ah! ¡Ah! ¡Mi amor! ¡Mi vida! ¡Ah! ¡Oh! ¡No! ¡Sí! ¡Muévete para allá! ¡Mmmm! ¡Ay! ¡Más rápido! ¡No tan rápido ! ¡No m e muerdas la oreja! ¡No, no! ¡Muérde mela, no m ás ! . . . ¡MMMM! ¡Ay¡ (SE TIENDE SOBRE LA MESA CON LAS PIERNAS ABIERTAS) ¡Tatatatán!"

AMELIA -Tú, de lo que es tás enferma, es de vulgaridad (sE PONE LA PELUCA. PAUSA. LEONTINA AYUDA A AMELIA A ACOMO­DARSE LA PELUCA. ANTONIETA SE ENDEREZA LENTAMENTE SOBRE LA 1\JESA Y LAS MIRA).

~'ITON I ETA -Ahá. ¿Así es que quieren hablar realmente en serio? AJ\,IEL!A -Lógico. LEONTINA -Yo siempre h ablo en serio. ANTONIETA - (SE BAJA DE LA MESA Y VA A BUSCAR SU CARTERA). De

acuerdo . Eso es lo que vamos a hacer, entonces. Volvamos al tema. Necesitamos la casa y la Lo re to no .

LEONTI A -Parece que sí la necesita. ~\IELIA -La vam os a tene r que chantajear. Estuvo m e tida en

much a cosa po lítica. ANTONIETA -Eso ya es tá pasado de moda. AMEu A -Sin contar que es tuvo aquí, antenoch e . ANTo JETA -También podríamos chantaj ear a Gabriel, que

no lo dijo . -

52

Page 50: La remolienda

LEO n A --Si es por eso yo podría chantaj ead as a ustedes dos. AM ELIA -Ah, ¿sí? LEO T!N - Pero eso es algo que no e h ace con la gente . No

e ju to . M TONIETA -(INCRÉD ULA) ¿No es QUÉ? LEONTINA -(TEMBLOROSA) ¡La justicia! Lo q ue está bien y lo

que e tá mal. Y yo no voy a pe rmiti r. . . ANTO IETA - ¿Tú? LEONTI A - (RETROCEDE N POCO, INSEGU RA) ¡Sí, yo! ANTo IET -Tú no debe rías abrir la boca jamás. Tienes un te­

j ado de vidrio del tamaño del océano Pacífico. La Lore to te podría acusar a ti de se r una madre desastrosa, por ha­be r engañado miles de vece a tu marido. ¿No te pegaba cada vez que lo engañabas?

M ·IUJ.\ - (sE Ri E) ¡Noo! ¡Estaría muerta! ¡Sólo le pegaba cuan­do la descubría !

ANTo IETA -Todo se reduce a lo que se decía en e l Colegio: "Cali e nte como una p lancha" .

M IE.LL\ - Uy, yo hace años que dese nchufé la p lancha. Lo úni co que nos queda es sobrevivir dignam ente .

ANTONIETA -Mira, lo de d ignamente es ecundario. LEONTI A -Si un hombre tiene buen cuerpo es na tural q ue

una se inquie te .. . Es un deseo instintivo de superación de la especie . .. O sea . . .

ME Ll A -¡Esa serás tú! LEONTINA -Toda la gente es igual. Aw:u ,\ -¡Comple tamente falso! ¡Yo m e puedo poner la ropa

de esa muje r ! ¡Su pe luca! ¡Pero yo no soy como e lla ! ¡Yo soy yo! ·Porque n o me vas a decir que has pe nsado po r un mo me nto q ue tengo a lgo en común con e a mujerzue la !

}\¡'11 o IFTA -¡Ustedes dos so n in cre íbles! ¡ o se puede co n­cre tar nada! ¡ o se puede tene r una conversación lógica ! Y aho ra, déj enm e habla r.

M1El.IA -¡Qué risa! ¡Como si no h ubiera estado hablando todo !. ..

53

Page 51: La remolienda

LEONTI NA -(SIM LTÁNEAMENTE QUE AMELIA) Pero si nosotras es­tamos calladas, no hemos abierto la ...

ANTONIETA -¡A callarse! ¡No quiero que se muevan siquiera! ¡Me distraen! ¡Me pongo tan loca como ustedes! H emos perdido la costumbre de razonar. Y hay que establecer ciertos puntos básicos para seguir adelante. Es indispen­sable, tal como están las cosas . . . Martín mue rto en esa forrna ,junto a esa mujer. .. La Lore to heredando esta casa tan repentinamente .. . Estuvo con Martín antenoche. Ese sujeto , Gabriel , la encubre. ¿No es lógico pensar que ella lo mató? Ella con sus monstruos adentro . ¿No es lógico?

AMELIA -Es evidente. LEONTI A -Es imposible. ANTONIETA - (A LEONTINA) ¡Tú no sabes nada! AMELIA -A ver, ¿qué vida ha llevado tu hija en Europa? ¿Con

quién se ha juntado? ¿Quiénes son sus amigos? No sabes. ANTONlETA -Y la gente que ha estado en la cárcel nunca vuel­

ve a ser la misma. Es lo que dicen. LEONTI A -La Lo re to estuvo aquí en la cárcel por sus ideas .

No es que haya hech o nada malo. ANTó JETA -Cuando la ideas son malas son lo más nefas to

que puede habe r. ¿0 no? (LEONTI A Y fu. IELL<\ SE II RAl\1) AMELIA Y LEOJ\l"fiNA - "¿0 no?" (SE RÍ EN) "¿0 no?" (SE RÍEN)

"¿O no?". ANTONIETA - ¡A callarse! ¡A calla rse, he· di cho! (SILENCIO) Así

es que ya lo sabemos todo. Pero, ¿qué podemos hace r no­sotras? No podemos acusarla a la policía.

AMELIA -Impensable. LEo TI A - Claro. o nos conviene. ANToNIETA - ¿No hablabas de la Justicia? Bueno, ¿y la Justi-

cia? AMELIA -Bueno, no te pongas fantasiosa . .. LEONTINA -Si lo hizo, Dios la castigará. ANTo JETA -Leontina, es te rrible, yo sé lo que sientes, como

si fu éramos siam esas y la misma sangre y los mismos pen-

54

Page 52: La remolienda

samientos nos circularan por el cu erpo. La Loreto será sangre de tu sangre, pero yo la armé, ¿entie ndes?, como si fuera un rompecabezas yo armé a la Loreto ¡de cuerpo y alma! . . . Es peor para mí. ¡Mil veces peor! Si tu corazón sangra, es mi cerebro entero el que se desangra, e l que em­pieza a morir. ¡Y no es justo! ¡No, señor! ¡Nones! . . . Trata de entender.

LEo TINA - (ANGUSTIADA) Yo trato, ¡de veras! ANTONIETA -¡La Lore to no puede irse sin un castigo! ¿Por

qué crees tú que quemaban a las bruj as? ¿Como un ejem­p lo para los demás? "¡Si hacen esto correrán la misma suerte !" ¡No! ¡Las quemaban porque así salvaban sus al­mas, ¿entiendes lo que quie ro decir? (LEONTINA NIEGA) Si mor ían sin castigo sus almas quedaban condenadas por la e ternidad . ¿Quieres eso para tu hija?

LEONTINA - ¡Pe ro ... la Loreto no es una bruja! ANTONIETA -Es una asesina. Es peor. Mató a tu hermano. AMELIA - ¿Y quieren que dej e de tomar? (BEBE) ANTo JETA - No podemos seguir hablando y dejar que las co­

sas pasen , sin in te rvenir. Tenemos que salvarla a la pobre­cita ... la pobre infe liz . . . Miren , yo aquí tengo esto. (MuES­TRA U FRASQUITO PEQUEÑO QUE HA SACADO DE SU CARTERA) Es la muerte . Lo mej or en veneno que he conseguido en to­dos estos años . Me ha costad o, ya no es tan fácil como en la antigüedad . Yo quería mori rme porque este mundo es una porquería, ya lo sé.

fu tELIA - (CANTURREA) En el quinientos di ez en el dos mil también!

fu'JTON IETA -Podrido, todo podrido sin vuelta. Mejor morirse . LEONTINA - (D ESCONTROLADA) ¡Q ueda dem ostrado que las re­

ligiones eso té ricas no puede n ni podrán comprender las enseñanzas de uestro Sei'ior e l Cristo en sus aspectos trascendenta . .. !

Al TONIETA -¡Eres d esesperante! ¡Habría preferido que fu e­ras alcohólica, como la AJ:nelia!

55

Page 53: La remolienda

AMEUA -Ja! (BEBE) A.NTo IET - o estoy para bromas. Ni una m ás. Ni siquie ra

juegos de palabras. Sólo vo a de ir esto una vez. (To r.IA EL VASO DE LO RETO) E te es e l trago de la Loreto. Vino b lan­co . Aquí echo el ve neno. (Lo IIACE) Listo. Dej é moslo a la suerte. Si e lo toma e porque Dios quiere que viva­mos. Y que vivamos bie n. ¡Po rque as í yo no puedo seguir! ¡Como un pa rásito! , ¡vivie ndo d e pres tado ! Y también es ju to que e lla viva porque e m ás j oven . ¡Pe ro h a tirad o a la basura todas sus po ibilidades! ¡Lo bueno que le h abía enseñado con tanta d edicació n y amor! ¡Dej ándonos po r idea extrar~ eras, para te rmina r acándo le fo tos a enfe r­mos y dege nerados! esinando a un h o mbre ta n ... nues­tro h e rma no . (Li t. IPlA FL BORDE DEI \', \SO CON L'. P\ÑUELO)

quí es tá. Es un ven no rá pido . (SON RIS.\ fRANQL'ILI ZADORA .\. LEONTI A) as i n o du e le. U t d es n o lo toque n ¿Ente n­diste, Leontina?, ¿ente ndiste bie n?

L Eo:-.11. .·\ -Yo lo e ntiendo todo. ¡Usted es m e tra tan como i fue ra una es túpida! Y eso e p o rque tie n en una te rri­

b le confusió n entre d os m a ndamie ntos d e la Ley d e Dios. El exto manda miento nos orde n a NO FORNICAR, lo que es muy di tinto a No ADL.tTFR.-\R , d e adulte rio. Fo rnicar es bo­tar e l agua pu ra d e la vida. o ea, e l sem e n .

NTO, lET.\ - (T\P\NDO E LOS OÍDOS) j 000! ~ ! ELlA -¡ o digas esa pala bra inmunda ! ¡Sabes que n o p u e­

d o sop o rta rla! Á'\'TOJ'\ IETA - (CON LOS OÍDOS T\P,\DOS) ¿Ya terminó? LEO:-.'TJNA - ¡ o, n o! o fo rni ca r es a preciar las aguas d e vida

sabiam ente. AME UA - ¡Sabiam ente! En eso fuiste m ás abia q ue a lomó n . LWNTIN\ - Ese es e l gra n secre to d e la vida y d e la red e nció n

human a. O fo rnicar es VIDA, C \ STID \D CIENTÍFICA, FELI CIDAD . Fo rni cac ió n es DESTRLJCCIÓN y ML'FR rE. Se fo rnica on la me nte, e l ve rbo y lo ó rgan os cread o res.

AMF II <\ -Me n os mal qu e e l te lé fo no es tá libre d e cu lp a.

56

Page 54: La remolienda

T NIETA -¡Agarró vuelo! LEO TINA -Si se aprende a controlar los órganos genitales

se logra la C TIDAD CIENTÍFI CA. (ENTRA LORETO. LEONTINA SE ELVE HACIA ELLA Y LE ENDILGA EL DISCURSO) ¡Fornicación fu e el de lito contra n a tura cometido por los Adanes y las Evas. Fue la violació n al Gran Manda to Universal. Gé ne­sis: d el dos al diecisie te. Levítico : todo el capítulo quince, especialmente los ve rsículo dos y del quince al dieciocho. ¡H e aquí el pecado original! ¡Quien quie ra ir a p arar a los abism o pa ra su d esintegració n total, donde só lo se oye el llo rar y el crujir d e dientes, a llí e tá el sendero del Mal! ¡La FORN ICACIÓN!

M IELI \-(A LORETO) ¡Estás rutilante! ANTO 'IET \ - (so RIE DO MALI IOSAMENTE) Diez anos menos.

Com o si hubie ras to mado sol e n la playa. LORETO -(DE;)A SU BOLSO SOBRE LA MESA) Fue algo asÍ. A,'JTO IElA - ¿Puedes contarle algo a tus viej as tías?, ¿pa ra

imagi n arnos cóm o fu e? LoRETO -Saqué un as fo tos bien a trac tivas. U n bonito cu er-

po. ¡Es tan d esinhibido! ANTON IETA y 1\J\IELIA- (LI BIDINOSAS) ¡Mmmmm ! LoRETO -Creo que pued e n resul ta r noved osas. A~ I ELIA -(so:-.JRJS.\ ~escÉPT I CA) ¿Sólo fo togr afías? LoRETO -Un r o ll o comple to. r\..'H01 I ~TA - ¿Las po dre m os ve r, d e pué ... ampliadas? Te ngo

una . ó lida form ació n plá ti ca, tú a bes. LoRETO -(~ti RA ,\ su ALREDEDOR) Voy a cambi arle e l rollo a la

m áqu in a. (LO II ACE EN UN RJ CÓN, EVITANDO LA L Z) A~I E LIA - Lo sabe m o tod o, que es tuviste aquí, ante noch e,

que Gabrie l n o se lo dij o a la po licía, que Martín te d ej ó es ta ca a com o h e re n cia. No n o p arece justo, así es que vam os a d arte p roble m as si si ... (BEBE)

LnRETO -Te es toy es uch a ndo, tía. A, TONWL\ - Si te qued as. LoRETO - o me pie nso qued ar.

57

Page 55: La remolienda

LEONTINA -¡Yo abía! ¡Es una buena niña! LORETO -Voy a ve nder esta casa y me voy a ir. No todavía,

lógico. Tengo que hacer otras se iones de fotografía. AMELLA -Leontina, no es una buena niña. Lo RETO -No me quieren quitar la casa, ¿no? ... ¿O sí? AMEUA -Tenemos que sobrevivir de alguna forma, mi linda.

¿Y qué es eso de que eres la heredera de la casa? ¡No pudo habértela dejado para ti so la ni aunque hubiera querido! Te corresponde una cuarta parte de todo, cuando mucho. O menos. Supongamos un octavo. Una hermana es má que una sobrina.

ANTONIETA -Y una cuarta parte de libre disposición, que se llama.

AMELLA -¡Pero nada más! ANTo JETA -¡Nada más! AMELLA -¡E o es lo legal! ¡Si no somo e tú pidas! LoRETO -Dejó un te tamento. ANToNJETA -Habría que verlo. AM.EUA -¿Y adónde e tá? LORETO -En Investigaciones. LEONTI A -(MIRA. EL VASO co VE ENO) Toda nuestra vida está

en Investigaciones. M1ELIA -Ahí veremo , entonces. LO RETO -Por supue to. Esta ca a me la dejó a mí. Fue su deci­

sión. Yo jamás le escribí. Nunca le pedí nada. Lo único que hacía era mandarle una tarjeta de Pascua cada dos años. A veces pensé llamarlo y pedirle prestado para un proyecto y nunca me atreví. ¿Realmente están preocupadas por e l futuro, ustedes? Lo que me dijo a mí es que iban a quedar protegida . Fue lo único que me dijo.

AMELLA -(SE RÍE Fl:.ROZMENTE) ¡Protegidas! ¡Alegrémono , chi­quilla ! ¡ o nos van a mandar a un asi lo de ancianas!

ANTo rETA -¡Qué felicidad! ¡No tendremos que pedir limos­na! Y podremos cubrir nuestros huesos con ropa usada pero limpia.

58

Page 56: La remolienda

LoRETO -¡Para lo que han trabajado en sus vidas es bastante! , ¿no? ( !LEN JO M RTAL ANfONIETA E LE ANTA Y, 1 MIRAR A

AOJE, \ \ !!A !A lA Ll RERA. TOMA A PELUCA OLORINA Y E lA PO E)

AATO JETA - ¿ , mo me queda? (LEONTINA ORRE A ACOMü­DÁRSEL.A)

Lw TI A -¡Regia! Pareces colorina auténtica. Tienes la piel m tran paren te. Y la mancha e te ven como las pecas

d la gent j ven . Tran parent . TONIET - E curioso, ¿ah? La muerta tenía exactamente nu tra talla, e decir, kilos más, ki los me nos.

~ J ELIA -¿D ' nd d j é mi trago yo? Lw l J A -¡Aquí está mi vaso! Este es e l mío. A. TO JET\ - E a troz qu e ternos vestidas como la muerta.

troz. ¿Por qu - lo ha mos? - on traj dive rtidos. Siempre nos disfrazamos.

ie mp re. LoRHO -E tábamo hablando de plata. ANTo JFTA - i va a acar la fo to, hazlo rápido. No voy a o­

porta r to mucho más. LoRF o -¡Plata! ¡Plata! e hagan las orda . Quiero pu-

bli ar o tro libro de fo tografías. La venta de e to me dará paraba tan te má que o , lógico, pe ro quiero hacer algo a gran nivel. Te ngo der cho a hacerlo porque tengo talen­to . Ustedes se colgaron del cuello de mi abuelo y cuando el pobre vi jo e murió, agotado, e colgaron del cuello del tío Martín . Él pe nsaba que u ted ran unas san gui­juelas que 1 chupaban la sangre. No era bueno mi tío Martín . Le gu taban la mt0 re mala que e ganan la "ida. D cía q ue la nnüeres bue nas le habían costado una bo la y la mi tad de la o tra.

~ 11-.l . L\ -Eres mala. A"' J Oi\ JU \ -¡Martín no pu d haber dicho eso! A l\ t J:LJ ¡\ - Y si lo d\j o ra un m nti ro o . Un avaro , ademá .

¿ abes cuá nto no daba para vivir al me ? ¿Para la tre ?

59

Page 57: La remolienda

¡Trescientos mil peso ! ¡Mil dólare , apen as! ¿Tú crees que se puede vivir en forma decente con eso? ¿Pagar dos empleadas, un j a rdinero, manten e r e l auto? ¿Comprar los rem edios, las vi taminas? ¿Invitar a las amigas? ¿Crees que se puede? ¡ o e puede!

LEONTINA -Loreto, ¿quieres ponerte una peluca? H ay más. (AM:f.UA LE LANZA NA MIRADA ASESINA Y DA UNA PATADA EN EL SUELO)

AMELIA - (BUFIDO) Po r supuesto que no te vamos a chan taj ear. i a ti n i a ese pobre diablo que te h a gustado tan to. Era

una m anera de decirte lo desespe radas que es tamos. A nuestra edad n os m erecemos una buena posició n. Pe ro tú, por tus libros inmundos, e res capaz de pasar por enci­ma de nuestro cadáver. . . Bueno, ¡ya pa a te po r encima del cadáver de tu tío!

.ANTONIETA - Q uedarás para siempre como una ingrata. M IELIA -Para sie mp re. LORETO - ¿An te q uién ? A:. TONIETA - Ante nosotras, que te lo he mos dado todo. LORETO - ¿Todo? ANTONIETA - ¡Todo! LORETO - ¡También mi m anera de ser y de pensar ! ¡No tienen

nada que echarme en cara! ANTONlETA - ¡Tú antes no eras así. Fue tu marido e l que te

engañó y te d \j o que lo negro e ra blanco. AMELIA - ¿Quién e res tú, e n todo caso , para que ve ngas a

ped irnos cue ntas de lo que ha sido nue tra vida? ¿Quién eres? ¡ na morbosa q ue aca fotos re pugnantes!

LORETO - Eres un dinosau rio , tía. Vivirás hasta q ue te mue­ra , pero desp ués nad ie pensará como tú. Tu es pecie se extingue.

M!EL!A - (RÍ E FEROZMENTE) ¡Ingenua palom a! ¡Mi esp ecie prospera! ¡ o eres la ún ica q ue puede po nerse encima e l tÍtu lo: YO SOY II U lANA.

ANTONIElA - A lo mejor la mandaron de Europa pa ra di ctami­nar q uién puede llevar e l tí tulo.

60

Page 58: La remolienda

LoRETO -En Europa ustedes no son nada. "Nosotros" no so­mos nada. No existimos casi . Como si fuéramos una tribu de caníbales que anda h aciendo estupideces por ahí, co­miéndose un misionero cada cie rto tiempo.

A.NTONIEn -(A AMELIA) El vi ej o continente está gagá. LORETO - ¿Es que no se dan cuenta de lo que han sido sus

vidas? ¿Ah? ¿Qué sentido ti en en sus vidas? LEONTJ A -Estam os vivas . .. para no morirnos. A.MELIA - ¿0 quie res que nos suicidemos, tambié n? A.NTONJETA - ¿Quieres ma tarnos? LEONTJ A - (DESOLADA) Te gusta ría que es tuviéramos muertas. LORETO - ¡Las m ismas tonte rías de antes! ¡Me gustaría que

fueran d istintas! ¡Que trabaj a ran , que hicie ran algo! ¡Algo, cu alquier cosa positiva!

ANJELIA - (A ANTONJETA) Somos un las tre. ANTONJETA -Sí, una carga pesada. LEONTINA - (ENSIMISMADA) Estam os de más . Mi propia hija m e

lo dice. (LORETO 1-IACE UN GESTO DE IMPACIE CIA. LEONTINA CO­RRE HACIA EL VASO CON VENENO Y LO TOMA) ¡Mira! Este vaso tie ne ve ne no. (ANTONIETA Y ~\IIELIA REACCIONAN) Es un vene­no rápido ... Casi no d uele . Suj é talo , tóm alo en la man o, te lo entrego (LoRETO TOMA EL VASO) Si qui eres e liminarme del mu ndo, dámelo. Yo lo to maré si tú me lo ofreces. De veras , si tú m e lo pasas yo lo tom aré y adiós.

LO RETO - ¡Te en canta hace r teatro ! ¿Crees que con· eso me ubicas entre los malos y tú te ubicas entre las víctimas? (BEBE UN TRAGO DEL VASO) Ya no es tá frío , tiene un gusto a troz. (PI ENSA QUE LO DEL VE ENO PODRÍA SER VERDAD, MIRA A LEONTINA QUE ESTÁ ATERRADA. ESO LE CONFIRNIA QUE ERA VER­DAD. EM PI EZA A MOVERSE MÁS LENTO, COMO SI ESTUVIERA MUY DIS­TRAÍDA. DEJA EL VASO SOBRE LA MESA)

A\JE LIA -(NERVlOSA) La fo to. ¿Nos vas a sacar la fo to? A\ITONIETA - ¿Dó nde nos po nem os? ¡Lore to! LwNTlNA -(jUNTÁNDOSE CON sus J-tERNIANAS) ¿Pod ría ser aquí?

Mira , ¿así?

61

Page 59: La remolienda

LORETO -Sí. . . ahí es tán bie n ... Sonría n . LEo TINA -¡No puedo sonre ír! AMELIA - (A L ORETO) ¡Apúra te! ¡Apúrate! LORETO - Están muy seria s. ANTONIETA -Esto n o resultó muy divertido. LORETO - (SE SIENTA EN EL LUGAR DE MARTíN) No, n o much o. L EONTI A - ¿Sacaste la fo to? L ORETO - (SE SIENTA E EL SILLÓN DE MARTíN) Sí. LEO TINA -Qué raro, n o o í e l "click" . (A AMELIA) ¿Las m á­

quinas ya n o h acen "click"? AMELIA - (A LORETO) ¿Qué te p asa? L ORETO - Estoy p e n sando e n mi vida, e n lo que h a sido. En

mi hij o .. . L EO TI A - (MUY SORPRENDIDA) ¿Ah? LoRETO -Te n go un hij o d e doce a ñ os. T iene un conjun to

rock ... Pero las computa d o ras ... so n su fu erte . LEONTINA - ¡Soy a bue la! ¡Así, tan d e repente! ... ¿L e h as e n­

señad o los juegos que te e nse ñ a b a yo? AMELIA - ¿Te acu erd as d e es to? (LAs HERMA AS SEJ TAN Y CU-

CH!CHEr\ . SE PO EN FRE TE A LORETO Y REC ITAN, MIMANDO) LEo TINA - Calla, calla, p r incesa AMEuA -dijo e l had a madrina. LEO TI A -que e n caballo con a las h acia acá se e n camin a

(AJ TONIETA HACE DE PRÍNCIPE) en e l cin to )a esp a d a y e n )a mano e l azor, e l fe liz caballero que te ad o ra sin verte y que viene de lejos, ven cedor de la muerte.

LAs TRES -¡a encen derte los labios con un beso d e a m o r ! (SE RÍE Y APLAUDE . AMELIA SE ADELANTA HASTA LA 1\IESA)

AMELIA - Y esto, ¿te acuerd as de esto? (CANTA) Wednesday morning at five o 'dock as the day begins silently closing her bedroorn dooT leaving the note that she hoped would say more. She goes to the lútchen clulching her handkerchief

62

Page 60: La remolienda

Quietly turning the back door key Stepping outside she is free. S he

LORETO -(APENAS A DIBLE) We gave her rnost oj our lives AMELIA - is leaving Lo RETO - sacrificed rnost of our lives AMELIA -horne. (LEONTINA Y ANTO IETA. APLAUDE ) ¡Qué re­

cuerdos! ¡Me d io sed! (VA A TOCAR EL TIMBRE) LEO TI A - ¡Recién vengo a entender lo que significa esa

canción . Eso de que lo dieron todo por ella. Que apenas se fue de la casa se sintió libre. H ay tantas cosas que no entendemos ... No es sólo la Biblia. La Biblia es un libro san to que tendría que ayudarnos a vivir, pero la verdad es que nuestra capacidad de compre nsión es tan pequeña, ¿verdad? Es ... tan peque ña.

ANTON IETA - En estos tie mpos no hay nada que entende r. (TOMA SU CARTERA Y SE VA A SENTAR) Tod o es con computa­doras y rayos láser y máquinas que ve n h as ta debaj o de la tierra. (SACA SU INHAlADOR)

LEONTINA - Y nosotras aquí, e ncima de todo, tra tando d e ... (ANTON IETA SE APLI CA EL I HALADO R. LEONTINA LA MIRA) . .. Ya no me acuerd o. (SE SIENTA)

AMELIA -(MUY AN IMADA) Este lugar no es tan repulsivo, a l fin y a l cabo. Una se acostumb ra. Tie ne ambiente. Y ese cua­dro, si uno lo mira d os veces, ¡tres veces!, tiene gracia. (GOLPES EN LA PUERTA)

A\1ELIA y ANTo IETA - ¡Ad e lante! (ENTRA GAB RIEL) ANTo IETA - ¡Menos mal que llegó, Gabrie lito! ¿Estaba vis­

ti é ndose o desvistiéndose? A1\IELIA - ¡Estamos mu riéndo nos d e sed ! ¡Tenemos m ucha

sed ! (GABRIEL LE LA1 ZA UNA MIRADA DE REOJO A LORETO Y VA A BUSCAR LOS VASOS SOBRE LA LI CORERA.)

LORETO - ¿Quién es? LEONTINA - El fe liz caballero que te adora sin verte y que vie­

ne de lej os, vencedor de la muerte, a encenderte los la-

63

Page 61: La remolienda

bios ... con un ... be O de amor .. . (GABRlEL RECOGE LOS VASOS

EN NA BANDEJA) GABRJEL - Vino blanco helado, whi ky en las rocas . . .

AMELIA -Doble.

GABRJEL - . .. Bloody Mary y agua mineral sin gas. L EONTINA - ¡Espere! (SE LEVANTA, CORRE HACIA GABRJEL, GA­

RRÁNDOLO DE LA CASACA) ¿Sabe? Voy a tomarme un trago, yo

también. (O DA) ¡Una m argarita! AMELIA - (APARTA A L EO TINA Y EXAMI A U BOTÓN DE LA CAMISA

DE GABRJEL, MIENTRA HABLA) Oiga, Gabriel , h emos estado

pen sando cómo funcionará este negocio, ¡debe dar un m ontón de plata!, y nos gu taría saber en qué consiste ese

show que hace usted y sus compañeros . . . GABRJEL - (1 có IODO) E distinto , según el día.

ANTONIETA - (\ 'A HACIA ÉL Y LE BAJA LA C.ASACA) Queremos ver eso cuando usted se desnuda.

G.-\.BRJEL - ¿El show? rrONLETA -Claro, el de los días m artes, para señoras solas. (LE :..-\CAL-\ CAMISA DEL PAJ\'TALÓN. fELIA CONSIGUE SACARLE LA CASACA)

IELL\ -Hágalo bien , mi lindo, su futuro d epende de eso.

GABRJEL - (DEFENDIÉNDOSE DÉBILMENTE) No creo que sea el m o­

mento, señorita.

A\IELIA -Tenemos que d ecidir lo an tes posible si vendemos sta casa o la dejamos funcionando, tal com o está.

Ao'IT01 I E'I~ \ - (ABRJÉNDOLE LA CA!\IISA) Ya, pues, Gabrielito, no se

haga de rogar. adie e lo va a comer.

GABRlEL -(A 1GLJSTIADO) ¡ o es eso! ¡Es que ... la música! ¡Hay

que poner la música!

A.t'iTONIETA - ¡H ágalo rápido!, ¿qué espera?

~\IEL.L \ - ¡E tamos muy optimistas con respecto a este negocio!

LEO TI:\'A - ¡Optimistas! ¡Optimistas! ¡Es el momento d e con-tar mi chiste!

m11 \ -¡ oo! (EL (,RL PO M.REDEDOR DI:. G.\RRIEL SE DESARMA.

ANTONIETA VLIEL\'E A SU SILLA, IRRITADA. GABRIEL SE METE L.A CA­l\ IIS,\ E\/ LOS PA\11 \LO ES Y LF\'A 'TA SLI \.ASACA DEL . UELO)

64 _ _j

Page 62: La remolienda

LEO TINA -Eran dos niñitos, uño de ocho, optimista y otro d e nueve, p esimista.

ANTON IETA -¡Oh, no! LEONTJ A -Y llegó la Pascu a y los dos h ermanos d ejaron sus

zapa tos junto a la ventana. (AMELIA SE SIENTA E LA SILLA DEL FONDO, MURM URANDO)

AMELIA -¿Qué importa, ah o ra? LEONTINA -El padre, que los con ocía d ej ó un e n ooorme

m o ntó n d e jugu e tes e n los zapa tos d el niñito pesimista y una bosta d e caballo en los zapatos d e l niñito optimista. Al am an ecer los d os corrie ro n a ve r sus regalos. Y e l niñi­to pesimista dij o: "Ay, mira eso s jugue tes. Puro plás tico . Segu ro que se van a ro mpe r al tiro . Y es tos otros, se m e van a pe rde r las piezas y n o m e van a se rvir d e nada . Y es te helicóptero a pila, seguro que si lo h ago fun cio n a r se va a ir vo la ndo lej os y n o lo voy a volve r a ve r nunca m ás" . Y así tod os los jugu e tes le pa recían un d esas tre. Al final se volvió .h acia e l niñito o ptimista, que estab a con la bosta d e caba ll o e n la m an o . "Y a ti, ¿n o te traj e ro n n ad a?" "¡Ah, sí!" - d ij o e l niñito o ptimista- "m e traj e ro n un cab allo blan co m aravilloso, con las crines pla tead as . . . Ahora salió a d a r una vue lta, p ero ya va a volver" (sE RÍ E. SE PONE SERIA) . Ese era e l chiste . (D EJA LA 11\IAGINARIA BO TA DE CABALLO SOBRE LA 1\ IESA) ¡Yo soy com o e l niñito optimista! ... ¿O no? (SE RÍE . SE PONE SERIA) ¿Cóm o ... cóm o son usted es?, ¿ah ?

TON IETA - (QUE ESTABA REVISANDO SU CARTERA) ¡Chucha! LEONTINA - ¿Cóm o d ijiste? (AMELIA SE ACERCA A AATO JETA) fu iEUA - ¿Qué pasa? ANTONIETA - (E VOZ BAJA) El venen o está aquí. (LE MUESTRA

DOS FRASQUITOS IGUALES) O e n tiendo. Me equivoqué. Los frascos son igu a les.

\ !ELlA - ¡Típico! ¡Realme nte típico! LEONTINA - ¿Qué pasa? ANTON IETA - ¡Nad a! fu iELIA - ¡ Cálla te! (V ELVE A su !LLA)

65

Page 63: La remolienda

LoRETO - ¿Qué le echaron al vino? LEONTINA - ¿Qué cosa? ANTo IETA - ¿Qué crees tú? LoRETO - No era cianuro, por lo menos. ANTo IETA - (NERVIOSA) ¡Qué tonta! ¡Qué imaginación tienes!

Era perfume. Unas gotas de perfume para hacerte pasar un susto . Pensamos que te asustarías y confesarías cómo mataste a tu tío, con este hombre. No creerás que íbamos a venir a esta casa con un frasco de veneno en la carte­ra, con la policía y los periodistas por todas partes, ¿no es cierto? ¿Te íbamos a envenenar delante de este joven? ¿Parecemos tan tontas?

LEONTINA -Claro, ¿no creerías eso, no? (SE SIE TA, AGOTADA) LoRETO - Felicitaciones, consiguieron asustarme. De Ver­

dad. Definitivamente. Si no me morí de susto fue por milagro ... (SE PONE DE PIE) Es preferible que te vayas, Ga­briel.

GABRJEL -¿Ellas creen que nosotros los matamos? ¡Yo no tuve nada que ver en eso! ¿Por qué no hablan con los de Inves­tigaciones?

LoRETO - o les hagas caso. Son cosas que dicen para no sentirse tan culpables.

AMELIA - ¡Miren la que habla! ¡La ingenua! ANTo IETA -¿Culpables de qué? GABRJEL - ¡Es que ya me aburrí! ¡No, poh, si uno no es de pie­

dra! ¡Ponerse la ropa de la señora Corina! ¡Sus pelucas! ¡Es una falta de respeto!

LORETO -Ándate, ¿quieres? (GABRJEL VA A SALIR. SE DETIENE E LA PUERTA)

GABRJEL - ¿Vas a volver? LORETO - o. Ya no . Se acabó. o más fotos n1. .. ni jue­

gos ... GABRJEL -Si es que ... cambias de opinión ... voy a estar aquí. ..

por lo menos hasta mañana ... (VA A SALIR. SE DETIENE NUEVA­lE TE) Entonces ... ¿me voy?

66

Page 64: La remolienda

LoRETO -(SONRÍE) Te vas. (ÉL SALE) Son pintorescas, por d e­cirlo e n forma suave. Supongo que que rían alejarme d e aquí p a ra siempre. Y lo consiguie ron.

LEONTJ A -(LLORO A) M 'hiji ta . .. LORETO - ¡ o m e hables! ¡Haz d e cue nta d e que estoy mue r­

ta! ¡Me en ven en aron ! No quie ro esta casa, tampoco. (VA A B SCAR s CARTERA) Pe ro n o se las d ejo. No podrán ven­d erla mie ntras yo viva y si m e mue ro será para mi hij o. Por ah o ra se las d ejo. (T oMA su MÁQUINA FOTOGRÁFICA) Tendrán que h acerla fun cio n a r pa ra vivir com o les gu sta . Harán lo q ue siempre h an h ech o ¡vivir a cos tillas d e los d em ás! (AL CENTRO. No SABE QUÉ DECIR) ¡Qué lás tima!. . . No se m e ocurre nad a lo bastan te insul tante que d ecirles (SALE, A P NTO DE LLORAR)

LEONTINA - ( UVIADA) Nos d ej ó la casa. Eso prue ba que e lla no lo m ató.

A'l ro IETA - (YENDO A SE ITARSE) Es ta nii1i ta n o tie ne ningún sentido d e l humor. '

AMELIA - (YENDO A u rrARSE) No. Ella n o fu e. osotras ñ o p u­d imos ser. Tendríam os que habe r ve nido disfrazad as aquí, lo q ue es imposible porque ni siquiera sabíam os que este lugar existía ... (so RÍE coN MALIC lOAD) Buen o , tú sab ías que existía, Anto nie ta.

ANTONIET - (CULPABLE QUE DES\iA EL TEMA) Si es p o r eso, la Leontina sabía cosas que n i iquie ra h an salido e n los dia­rios. To d o. Do nde cayó e l revólver. .. (soNRíE) que esa mu­j er e ra calorina ... e l colo r d e l traj e . . .

LFo TINA -(cuLPABLE QUE DESVÍA I:L TEi\IA) Pe ro tú , Am elia ... ( ONRÍE) T ú saliste a nte noch e ... Me llam ó much o la a ten ­ció n.

fuJELIA - (SONRíF) ¡Qué h o rro r ! un ca sabrem os quié n lo hizo.

ANlONJETA - N unca. LEONTI A -( NJMADA) ¡Y es preferible! Tanta gen te que se

mue re y nadie abe có m o. Pa rece que se m a tó , parece que

67

Page 65: La remolienda

lo mataron, parece que fue un accidente . Nunca se sabe. Se olvida. Es e l destino, la casualidad. Así fue , ¿para qué saber?

AMELIA - ¿Qué se gana con saber? ANTONIETA - No se puede volver atrás. L EONTINA - ¡Miles y m iles de muertos enterrados y o lvidados. A.NTONIETA - Es una parte d e la Historia. AMELIA -Somos como capas d e hojas. Sale n nuevas y vuelve n

a caer. LEO TINA - ¡Te n e m os que se r como e l niñito optimista! ¡El

caba llo bla n co , con sus crines p la teadas, va a vo lve r! ¡En­tonces todo estará bie n! , ¿n o es verdad? ¡Todo es tará bi e n! (D E REPENTE DUDA) ¿0 no? (LAs HERMANAS SE MIRAN )

LAs TRES - ¿0 no? (SE RÍE ) ¿0 no? (SE jUNTAN RJENDO A GRJTOS) ¿0 no? (LA LUZ LAS M ESTRA APE AS UN INSTANTE JUNTAS, RJEN­DO, ANTES DEL APAGÓN Fl AL)

FIN DE INGENUAS PALOMAS

Page 66: La remolienda

Tres tristes tigres

PERSONAJES

Rudi

Alicia

Tito

Aman da

Page 67: La remolienda

Programa de la presen tac ió n en el Teatro Conventillo !f. O ctubre 1987.

Page 68: La remolienda

PRIMER ACTO

PRIMER CUADRO

UN DEPARTAMENTO EN UN EDIFI CIO DEL CENTRO DE SANTIAGO, MO­

DERNO Y ELEGANTE . LA PUERTA DE ENTRADA ESTÁ A LA IZQ l ERDA DEL

ESCENARIO Y, JUNTO A ELLA, LA PUERTA DE CLOSET. AL FO DO, AL

CENTRO, UNA VENTANA CON GRANDES CORTINAS HASTA EL SUELO, EN-

1 RE LA PUERTA QUE DA A UNA PEQ EÑA COCINA -A LA IZQUIERDA- Y

LA PUERTA Q E DA AL BAÑO - A LA DERECHA- . E LA PARED DE LA

DERECHA, LA P ERTA Q E DA AL DORM ITORJO. fuy REPRODUCCIONES

DE BUENOS CUADROS EN LAS PAREDES. LOS MUEBLES SON DE BUENA CA­

LIDAD, PERO HAY UNA LEVE FALTA DE UNIDAD EN EL ESTILO QUE DELATA

L·\ IGNORANCIA DEL DUE - O QUE EVIDENTEMENTE SE HA ESFORZADO E

CREAR UN AMBIENTE D ISTING 100. fuy UNA LICORERA, SILLAS, MESAS A

<.ADA LADO DEL SOFÁ, LÁMPARAS DE PIE Y UNA GRAN ALFOMBRA ROJA. SE

ESCUCHAN BOCI NAS Y EL PASO DE A TOS, AMORTIGUADOS POR LA CORTI­

\; \. SOBRE LA LJ CORERA, UN TELÉFONO QUE SUENA A LOS POCOS SEGUN­

DOS DE ABRIRSE EL TELÓN. D EL DORMITORIO SALE RUDf; UN HOMBRE DE

1 RE INTA Y CINCO ÁNOS, RUBIO, ELEGANTE Y DESENVUELTO. MUY BIE

\ l:.STIDO. VIENE PO IÉNDOSE LA CHAQUETA Y TRAE UNA CARPETA CON

!' \PELES EN LA MANO. MIRA EL TELÉFONO, VACILANTE. SE ACERCA A ÉL

'> IN DECIDI RSE A CONTESTAR. POR ÚLTIMO LEVANTA EL FONO.

R UDI - ¿Aló? ... ¿Carme n? ... (DES! TERE ADO) Ah, hola. No te

había reconoc ido la voz .. . ¿Sí? No, ahora no puedo sal ir.

T e ngo que hacer. .. Tengo que habl ar con un posible so-

c io ... No, h oy día no hay caso ... Estoy sol o ... ¡Bah, no te

digo!. .. ¿Qué tengo de raro? ... Si tuvieras la mitad de mis

71

Page 69: La remolienda

problem as, estarías m uch o m ás rara que yo .. . Dos millo­nes en chirimoyos, ¿te parece poco? (IRRITADO) ¡Claro, va a venir mi hada madrina a solucionarme los problemas! ¡Seguro! . . . No sé . Ahí veré .. . (SUENA EL TIMBRE DE LA PUERTA DE ENTRADA) Espérate, un segundo .. . un segundo .. . (DEJA EL TELÉFONO SOBRE LA LICORERA Y ABRE LA PUERTA) .

ALICIA - (AFUERA) Buenas noches. Ru01 -(MUY AMABLE) Bu enas noch es, ¿cómo está? ¡Adelante ! ALICIA - Gracias. (ALICIA ENTRA. Es UNA MUJER DE VEINTICINCO

ÁNOS, MUY POCO ATRACTIVA. TIENE EL DESGANO TÍPICO DE LAS MU­JERES DE LA CLASE ALTA, O, COMO ES EL CASO, DE LAS QUE TRATAN DE PARECER DE LA CLASE ALTA. Es UNA CURIOSA MEZCLA DE FALTA DE ENCAJ\'TO Y SENSUALIDAD CONTENIDA. LLEVA UN TRAJE DE VERA­NO ROSADO MUY FINO, PERO POCO ATRACTIVO. T RAE UN SOBRE EN LA MANO)

Ruor - Un momentito , por favor. Asie nto. Con pe rmiso. (ELLA NO SE SIENTA Y MIRA A SU ALREDEDOR MIENTRAS Ru01 TOMA ELFO o) ¿Aló? .. . Sí ... Yo te llamo, mejor ... Sí, te voy a lla­m ar ... Sí, sí, Claro . Adiós. (CUELGA EL FONO) ¡Qué gusto de tene rla aquí! Se puso ese traj e que m e gusta tanto , ¿ah?

ALrciA - (DESCONCERTADA) ¿Cómo? Si es la primera vez que me lo pongo .

Ru01 - (RÍE) ¡Ah! Siempre me confundo. Pe ro igual éste le qued a estupendo. ¿Se sirve un traguito?

ALICIA -No, gracias. Venía por es to. (SACA UN CHEQUE DEL so-BRE Y SE LO !UESTRA. Ru01 LO MIRA)

Ru01 -Al1, e l ch eque d el arriendo, ¿no? ALICIA -Sí. No ten ía fondos y lo d evolvie ron. RuDI - (M UY SORPRE nrDo) Pero , ¿cómo? ¡Si yo d eposité ese

mism o día! ALICIA - (SECA) ¿Sí? Resulta que como es e l segundo mes que

pasa lo mism o , mi m am á me encargó que , junto con pe­dirle que le pague e n plata, le diga que tenga la amabi­lidad d e d ejarle el d epar tam ento. Us ted sabe lo escasos y lo solicitad os que es tán aho ra los d epartamentos en el

72

]

]

Page 70: La remolienda

centro, se lo han pedido varias veces, y como a ella no le gu ta tener problemas con el pago , usted comprenderá que es e l único camino que puede seguir.

Rum -Le aseguro que no me explico qué puede haber pasa­do. (MI RA U LI BRETO DE CHEQUE ) Le encargué a uno de mis empleados que fuera a hacer el depósito .. . El Tito, usted lo debe conocer de vista, viene a hacerme el aseo ... No puedo creer que no me haya cumplido el encargo. Con decirle que ya no me había preocupado más del asunto. Pero, en fin , si usted me asegura que no le pagaron el cheque . ..

ALICIA - No lo pagaron . Mi mamá está muy molesta, como usted comprenderá. Le revie n tan todos los trámites ban­carios, ahora imagínese lo que le habrá parecido que le devolvieran el cheque .

Ruo1 -¡Me imagino perfec tamente! ¡No sabe cuánto lo siento! Voy a averiguar cuanto antes qué es lo que pasó co n ese de pósito. La gente está ta n incumplidora, ya no sé qué pasa. U no tiene que andar haciendo equilibrios . Justamente, ahora, cuando usted entró, iba a llamar a un seii o r que me debería habe r pagad o la semana pa­sad a. ¿Sabe? Lo voy a llamar para arreglar es te asunto, inmedia tame nte . Momentito, por favo r. (MARCA UN Nú­MERO. SE VUELVE HAC IA ALICIA, SONRIENTE). Asiento. (ALICIA SE SIE T ) ¿AJ ó? El se iior Juli án H ernández, po r favo r ... ¿Ju li án? Mi viej o, habla Rudi ... Oye, ¿qué fu e d e esa pla ta que me ibas a pagar el sábado pasad o? ¡La necesito lo antes posible, mi vi ej o! Pasa man ana como a las o nce por el negocio. Bueno a las doce. Sí, y llévame la p la ta . Es urgente . Gracias . Adiós, mi viej o. (CuELGA) Bueno ... (ALICIA SE LEVANTA) me nos mal que se arregló este asun­to . . . Us ted ve como son las cosas. o crea que ha habido dej ación de mi parte ... ¿De ve ras que no se quiere se rvir un trago?

Au CJ - No, gracias.

73

Page 71: La remolienda

Runr -Los problemas de plata son tan desagradables, mejor pasarlos con un buen trago , ¿no le parece? Lo único que quiero es que, ahora que por fn tengo el gusto de tenerla aquí, no se m e vaya a sentir incómoda. Me doy cuenta que para usted es una tarea muy ingrata, pero como es algo que se puede solucionar fácilmente .. . ¿Un gin con gin?

ALICIA -No, de veras. Gin , m enos que nada. Me cae p ésimo. Ru DI - ¿Pisco sour? Lo preparo en un segundo. (ELLA NIEGA

CON LA CABEZA, A PUNTO DE SONREÍR) ¿Un vinito blanco he la­dito?

ALretA - (VACILA, SE ENCOGE DE HOMBROS) Buen o, un poquito de vi no blan co. (RuDí EI\TTRA A LA coc1 A) ¡Pe ro muy poco! Realmente no debería .. . Por favor, ¡muy poco! ¡Una go ta! (Ruor VUELVE CON UNA BOTELLA DE VINO BLANCO Y DOS VASOS)

Ruor - (SIRVIE oo EL VINO) · En es te momento no ando con plata en cima, pero se la puedo pasar a dej ar m añan a a m ediodía al departamento de su m am á. (LE ENTREGA EL VASO).

ALiciA - (SONRÍE) Gracias. Como usted comprenderá, yo no tengo nada que ver con ese asunto .. . de manera directa. Lo ú nico que hago es transmitirle el recado, nada m ás. Pero yo creo que lo mejor sería que fuera a hablar con mi mamá lo antes p osible, porque ella da po r terminado este asunto de su arrendamiento. Así es que si usted quiere conservarlo ... ·

RuDr - ¡Por supuesto que quie ro! Asiento, por favor. ALrCL".. - (SENTÁNDOSE) Otro a este precio n o va a encontrar. Ruoi -Y n o es sólo el precio, ¡es tá tan bien u bicado! Además

que, con tan to trabajo, no podría estar buscando otro en es te m om ento.

ALICIA - ¿Y por qué no le va a hablar inmediatamente? Ru DI - Es que, ¿sabé? .. . (MI RA su RELOJ) ALICIA -Ah, tiene que hacer. R DI - No, espero una llam ada telefónica y ... ALrCIA -To tal, está aquí al lado, no se va a demorar nada .

Sería mucho mejor.

74

.1

Page 72: La remolienda

R DI -Sí, tiene toda la razón . Au lA - (LEVANTÁNDO E) Adem ás, para que vaya preparado,

mi mamá le va a pegar un buen tirón d e orej as. Ruor - (sONRIE no) ¿Por qué? ALICLA - ( ONRÍE NERVIOSA) Usted sabe. Las fiestas y ... el ruido. Ruo1 - ¿Qué fiestas? A.ucLA - Usted abe perfectamente. Esas . . . reuniones ... Las

risas. En fin , d esde el lado parecen muy animadas .. . Mi mamá dice que son un ej emplo para mí. Parece que lo pasan muy bien , ¿ah ? (RíE SECAME TE)

Ru o1 -Bueno, no todo ha de se r trabaj ar e n este mundo . Au cLA - Claro, pero . . . ¡A mí no me molesta, no crea! Total,

yo j amás me acuesto temprano . Veo televisión y después leo un rato , a veces, así es que un poco de ruido, más o menos, no m e afecta, ¿entiende? Pero ella encuentra que sus re uniones son ... e h ... No se ría, por favor: "verdaderas bacanales".

Ru m - Tengo que admiti r que algun os d e mis amigos son bas ta n te ch aco te ros y d e re pe nte se les pasa e l tej o .

,\LI CIA - No , si ella se refi ere m ás bie n a sus amigas que a sus a mi gos. Se escandaliza un poco. Po r favo r, ¡no crea q ue yo pi e nso igual! To tal, una ve a cad a ra to cosas mu­cho peores, e n la te levisió n , por ej emplo, y a nadie le parece mal, ¿enti ende? En las nove las tambié n ... p ero es que la vida real, la convive ncia, es distinta , muy dis­tinta . No sé si m e entie nde lo que quie ro decir.

RLIDI - Sí, cla ro . Gracias, d e todas mane ras, po r adverti r­me .

ALI CIA -Yo compre ndo . . . un h o mbre j oven , solte ro . . . no pued e se r d e o tra m ane ra, ¿verdad ? ... Quie ro decir. . . e n fin , supo ngo que pued e se r d e o tra mane ra, pero es na tura l si ... La se mana pasad a lo vi con su novia .

Ruo1 - ¿Con quién sería? Au c LA - ¿Cómo? ¿Que tie ne varias? R 01 -(RiE) No , me parecía raro porque no tengo novia.

75

Page 73: La remolienda

ALICIA - Ah ... En fin , e a polola suya, m uy bonita, una rubia de ojos claros, muy elegante. Una que viene muy a menu­do por aquí.

Ru01 - Ah, sí. ALICLA - Es muy buena moza. R DI -Sí, pero ya no te nemos nada que ve r. AL1 IA - adie que la vea así, en la caJle, podría pensar que

tiene esa risa tan . .. fu e rte . Mi mamá la encuentra un poco vulgar, la risa, quiero decir. Como los baños están comu­nicados por el extracto r de aire, por la ventilació n , se oye, a vece .

R DI - ¿Sí? Yo también oigo, a veces, los ladridos del pe rro de ustedes.

ALI CLA -Ah, no es mío, es de mi mamá. A mí no m e gustan Jos perros chi cos. Sobre todo que, cuando hay que sacarlo a pasear, lo tengo que sacar yo, ¡y me siento tan incómo­da! La gente siempre tiene la idea de que las mtue res o­las, con pe rros, son olte ro nas.

R DI -¡Pero usted e lo más alej ado a una solte ro na que yo conozca!

ALICIA -De todas man eras es incómodo, ¿entie nde? La gen­te se hace una idea equivocada de una y no la cambia. Apuesto que u ted , por ej emplo, cree que soy una perso­na fría ... quie ro decir, poco sociable. ¡ o! (TOMAs VASO Y BEBE) Todo lo contrario , me en can tan las fies tas, sali r a comer afuera, ir al teatro , a cualquier parte. Lo que pasa e que mi mam á ti en e tan mala salud y tengo que cu idar­la . Si no lo hago yo, que oy su hij a, ¿quién lo va a hacer, también ? Una pierde u vida por tonte rías como esa. ¡Es terriblemen te irUusto ! ¿ o cree u ted? ¿De qué sirve ten e r tan ta p lata, si no se puede aprovechar?

R UOI -(It TERE ADO, SONSAC..ÁNDOLA) ¿Ustedes ti e ne n más p ro­p iedades, apa rte de es tos de partamentos?

ALICLA - Claro, ¿no sabía? Mi mamá e la dueña de la "Casa Quiroz".

76

Page 74: La remolienda

R or -¡No me diga! Yo pensé que era un alcance de nom­bres. ¡Quiroz, claro! No se me había ocurrido.

ALICIA -La maneja un administrador que nos roba lo que qui ere. Es te rrible, pero yo no nací para eso, no tengo cabeza para los negocios, como mi mamá. Claro que la ayudo bastante, no crea, obre todo ahora que está en­fe rma, tengo que estar todo el día corriendo de un lado para o tro, haciendo esto y lo de más allá . (Ruor LE SIRVE MÁS

VI o) Gracias . A usted le pasará lo mismo, me imagino . Ruor - Exactamente igual. El negocio es mío, pe ro sacarlo

adelante, solo, es bastante difícil. (RíE) ¡Qué cosas pasan! ¿No? Yo tenía una idea totalmente distinta de usted .

ALICIA - ¿Sí? ¿Qué pensaba? Lo que yo le dij e, apuesto . Ruor - No, todo lo contrario. Pensaba que e ra una muj er de

negocios, una muje r inte lectual, má que nada, y ah ora que la conozco un poco más, muy poco más, cla ro , resulta que e totalmente distinta.

ALICIA - (SONRÍE, MIRANDO S VASO ) . Y ¿cómo soy? Ruor -Tiene una gran sensibilidad , es algo que le afl o ra por

la piel ( LA MIRA COMO EXTRAÑADO) . Es muy raro. ¡Y yo que me cre ía un buen fi sonomista! Pe ro usted está fuera de todos los moldes.

:ll.I CIA - (RíE , NERVIOSA). ¿Usted .. . usted cree? ¿ o me estará tomando el pelo?

Runr -Ha sido un verdadero descubrimiento y hay que cele­brarl o. ¿E tá muy ocupada esta noche?

ALICIA - ¿Esta noche?... Eh ... No sabría decirlo inmedia­tamente. A lo mej o r mi mamá me necesita, depende de cómo se ienta. ¿Por qué?

Ruor -Me encantaría si pudiera acompañarme al teatro. ALICIA - ¿Sí? ¡Sería estupendo! Hace siglos que no veo una

buena película. ¿Qué le parece si ... ? Usted va a ir a hablar con mi mamá ahora, ¿no es cierto? Ruor-Sí. ALICIA -Ahí le puede preguntar si me necesita para algo.

77

Page 75: La remolienda

R DI -¿Cómo no la va a dejar salir? Es un rato tan corto y d espués podemos pasar a tomarnos un trago d ecente en

el centro. Volvemos temprano.

ALICIA -Si quiere vamos a l tiro a habla r con ella. ¡No l e

tenga mie do! Parece muy seca, pero es comprensiva e n e l

fondo. Yo le ayudo.

R um -Con uste d al lado, oy capaz d e ir hasta el mismo in­

fierno.

ALICIA - (RiE). ¡No m e diga esas co as que capaz que l e c r ea!

(SE DIRIGE HACIA LA P ERTA, SEG IDA POR R DI)

R uo1 - ( ALIE oo). No sabes e l gusto que h e -tenido a l t e­

nerte por aquí, Alicia (CIERRA LA PUERT . P A SA. S E A EL

TELÉFO O 1AS SE! VECES. PAUSA. LA P ERTA SE ABRE Y E TRA

TITO. T!E E VE I T IOCHO ÁNOS Y ES DE REGULAR E TATURA, MO­

RE O, CORRECTAMENTE VESTIDO: ZAPATOS DE GA~lUZA, CAM ISA

BLA CA Y CORBATA, CHAQ ETA DE TWEED Y PANTALONES GRI SES.

Es TE O Y TRATA DESE PERADAMENTE DE APARECER DESENVUEL­

TO. VA H CIA EL DORMITORIO, ABRE LA P ERT Y ~liRA HACIA

ADE TRO. SE ACERCA A LA PUERTA DEL BAÑO Y GOLPEA. ESPERA

!': MOME TO Y LUEGO LA ABRE, MI RANDO HACIA ADENTRO. SALE

Y CIERRA LA PUERTA).

TITO - O está (ENTRA AMANDA Y CIERRA LA P ERTA DE ENTRADA.

fu1ANDA ES U 1A M ~ER ALTA, DE TREI TA Y CUATRO -O Y, SEGÚN

LAS CIRCUNSTANCIAS, PUEDE APARE TAR VE! TICINCO O CUARENTA

-O , SIENDO IEMPRE ATRACTIVA. USA ROUCE CLARO Y PEI ADO

TAN A LA ÚLTI lA MODA QUE SE VE LIGERAMENTE \ 'ULGAR. L o MIS­

MO OC RRE CON SU ROPA. SIN LUGAR A DUDAS SU l\IAYOR INTERÉS

ES LLAMAR LA ATE1 CIÓ , TRAE PAQUETE CO EL PAPEL SUCIO Y

ROTO EN VARIAS PARTES) .

AMANDA -Mejor, así tenemos tiempo d e hablar con más tran­

quilidad.

TITO - ¡Lógi co! (RECOGE NOS PAPELES ARRUGADOS QUE HAY DETRÁS

DEL OFÁ). ¡Este l o bota todo al su e lo! (ENTRA A LA COCI A)

fu1ANDA -No es nada de feo, ¿ah ?

TITO - (E LA COCI A) . ¿Qu é cosa?

78

Page 76: La remolienda

AMANDA -(FUERTE). ¡El departamento! No es feo, digo. (TITO VUELVE) TITO -Bueno, con lo que cobran, también. (ORDENA LAS RE­

VISTAS QUE HAY EN U A DE LAS MESAS) AMAND -¡De película! Oye, ¿y tiene tanta plata como decís

tú? TITO -A veces tiene pa tirar p'al cielo, otras, ni para pagar

el arriendo. AMANDA -Y ahora, ¿cómo anda? TITO -Bien. MIANDA -Ah, menos mal. T1 ro -Y cuando no tiene, finna un chirimoyo y listo. Siem­

pre se las arregla de alguna manera. AJ\1ANDA -¿Tú creís que le voy a gustar? T ITO - ¡Lógico! Vai a ver. Y le vai a gustar mucho más si hacís

lo que yo te digo. AviANDA -¡Si hubiera sabido que iba a pasar esto me pongo

otro traje! TITO -Así estái bien. M1ANDA -Es que tú no sabís cómo me queda mi traje negro

de noche. Bueno, ahora no hay caso de cambiarse, tampo­co, de ninguna manera. ¿No tienen trago aquí?

TITO -La comida podrá faltar, ¡pero el trago nunca! ¿Querís gin con gin? (VA HACIA LA LICORERA)

AJ\1 DA -Ya, dame uno. Estoy como papel secante, te voy a decir. Vivo con sed ... Yo no sé por qué será, porque an­tes . .. (susPIRA). Bueno ... Oye, pues, cuéntame ahora, ¿tú creís que se le podrá sacar algo a tu amigo?

T1 ro -Bueno, si le explotá i e l lado flaco , podís ganar más de lo que sacabai en un a!l.o entero de trabajo .

AMANDA - ¡No me di gái! ¿Cierto? TITO -¡Bah! ¿ o te digo que se pone super rangoso cuando

quiere conquistarse a una fulana? Yo lo he vi to regalarle un traje de fiesta a una gorda asquerosa porque lo hizo reírse en la cama. Claro que hay que irse con cuidadito

79

Page 77: La remolienda

porque éste se la sabe toda por libro. Hay que armarle una historia más o menos . .. algo que lo entretenga, que lo haga sentirse ... como jugando a la e con días, que él es el jovencito macan úo, como en las películas. (LE E TREG

u VASO). á de poner e romántico , ni sinceros, ni nada por el e tilo . Ve una co a que parezca verdad y al tiro e pudre .. . (A MANDA MIRA HACIA EL INTERIOR DEL DO~I!TORIO ) .

¿Me estái oyendo? ¡A.m anda! lANDA - ¿Ah?

TrTo - ¡Chis! ¡Esta si que güena, oh ! Presta a tención si que-rís sacar tajá.

AMANDA -Si te oí que le gusta dársela de macanúo. T ITo -Si hacís lo que yo te digo, no te ai a arrepentir. AMANDA -Estaba pensando que es como si tuvie ra un ánge l

guardián , ¿ abís? yo estaba bi n fregá, ¡Pufl La Compañía onó como tarro . os dij eron: "Chao, niñas, que le · vaya

bie n en u nueva profesión". ¡Chi ! ¡Nueva profesión !. .. Y, en es to, aparece e l ne ne con un programa para su herma­nita querida, e l lindo.

TITO - ¿Y por qué sonó la Compañía? ¿Que no iba gente? fuHND - ¡Se llenaba! Pero uno ele lo administradores salió

pegando con toda la pla ta , como el e costumbre, y lo de­más e quedaron mirando, los bolsa 'e papas. Yo , en medio de la rabia que tenía, me r ía pa mis adentro , de ve r a la Mari a Roy, con us diamantes en el ombligo y sus plumas en el tra te. ¡tan fin a ella! ... La vede tte, pues . ¡Parecía una gallina al borde de la olla!

TITO -Yo nunca te fui a ver. ~L\J"'DA -Vieras el éxito que te nía con (CANTA).

¡Qui ro tar o la con mi papiLO! ¡Quiero e tar sola mJ amor. . .

e apagaba n todas las luces y, cuando se pre ndían , yo e taba de e pa lcl as co n mi traj e negro, largo , y mi aba-

80

Page 78: La remolienda

ni o n egro . Entonce empezaba la música y yo me baja­ba e l cie rre d e un Lirón, me vo lvía y empezaba ( ANTA). ¡Quiero e tar la con mi papito! ¡La re ina del striptise, m 'hijito! .. . ¡Campeoncita, pa q ue sepa! Es que las otras tonta gua amacas , ta mbié n , ll egaban y e empelotaban , en cambio yo , como no o ninguna le a , me fui a ve r un par de p lículas ¡como si hubiera tomado clase ! Les gan é a unas cabra que podrían habe r ido hijas mía . .. Bue no , no ta nto tampoco , un poco m ás jóvenes, no má ... No toy na d e mal, todavía, ¿no encontrái? ( ACA PH.II O). !a ro que .. . ( .~> SPIRA) . Está bue no que empiece a bu car o tra o a. Ya no es toy tan cabra. Ofi cialm e nte te ngo ve intio ho.

T I ro -¡Chi ! omos m e llizo ahora. A.J\L\ND \-Y el aú o que viene vai a se r mayor que yo , pa que

S pái. TITO -¡Por la mi mísima! Ahora que e toy pensando, le voy a

ten r que dec ir al Rudi que e re i he rmana mía. r\.\L\'JD \-¿Y po r qué? T n o -¡Po r h icón , po r e o! ¡Quién me manda hablar, tam­

bié n ! Cua ndo sa lió e n el diari o e a foto tuya, que e tabai pi lucha con un ram o de flore , ¿te acordái?

L\ DA -Te ngo u nas mejores, sin las florci tas. Ti ro - El Rudi dij o algo po r la fo to: "Chi ta la tonta güe na".

AJgo a í. A\L-\NDA - ¿De vera dij o e o? TITo -Y yo, e lj e ta'e babe ro , le elij e : "Es hermana mía". "¿Yen

qu , e tái que no me la presentái?'' -m dij o. Ento nce yo le dij e que te ibai a l Pe rú .

tAN DA - ¿Y pa q ué le düi te e o? ¡ o conozco ni Iquique y voy a conocer e l Perú!

TITO - o sé ... Es muy .. . " e le va a lanzar al dulce delan te mío", pe n é yo. "M voy a e ntir com o cafi che". Prefe rí que no.

L\ OA -Y aho ra, ¿no l importas ntirt como cafiche?

81

Page 79: La remolienda

TITO - ¿Por qué? Nadie te obligó, ¿no es cierto? Si no te gus­ta, te vai y listo.

AMANDA -¡Ven a botarte a macanúo, ahora! ... ¿Adónde voy a ir? Cuando tuve que sacar estas cosas a escondías de la pensión, pa que la vieja no se diera cuenta que me estaba arrancando. Si el bolsillo de tu amigo funciona, pago lo que debo y saco mis male tas, si no . . . (sE ENCOGE DE HOM­BRos) .

TITO -A propósito, mejor guarda el paquete, no se ve naíta de elegante. Lo voy a dejar en e l close t (LO GUARDA) .

AJ\1ANDA - Oye . TITO - ¿Qué? Nv!ANDA - Mejor que no te hagái muchas ilusiones si , porque

capaz que no le guste. T rro -Ya le gustaste, cuando vio la fo to. AN!ANDA -Pero han pasado dos años de eso . .. Anoche , un

gallo, en e l Bar, me empezó a ligar, se sentó en mi mesa, estaba más curao que mi agüela, y cuando yo creí que la cosa estaba hecha, empezó a contar: U n , dos, tres, cuatro, cinco. "¿Qué estái contando?", le pregunté yo. "Te estoy contando las arrugas", m e dij o el d esgraciao. ¿Qué iba a hacer? ¡Lo mandé a la mierda!

Tno - Si el Rudi te e mpieza a contar las arrugas, mejor te hacís la lesa, ¿ah?

AJ\IANDA - ¿Qué arrugas? (SACA SU POLVERA Y SE MIRA ). Un poco de oj eras, apenas, porque no dormí bie n (CIERRA LA POLVE­RA DESAFIANTE) . Me linea que ah o ra no te va a importar que se m e lance al dulce delante tuyo.

TITO - Claro que no. Es mi única posibilidad . AN1ANDA -Bueno, pero cuén tam e bien , ¿qué es lo que pasa?

¿Qué ganái tú si yo lo conquisto? TITO - Termina el trago. Voy a guardar los vasos para que no

vea que estuvimos tomando. (AJ\1ANDA TOMA LO QUE QUEDA DE U TRAGO)

AJ\1ANDA - ¿No nos vamos a tom ar o tro?

82

Page 80: La remolienda

T ITO - Cuando él llegue. (LLEVA LOS VASOS A LA COCINA) ANLANDA -Ento nces, oj a lá que llegue luego . (TITo VUELVE) .

Siéntese aquí y cuéntele sus penas a su hermani ta querida. T rTO -(LA MIRA Y E SIENTA LEJO DE ELLA) . Yo traba_,jo con él. ..

Soy u na especie de ... de empleada para todo servicio. N.'IANDA -No me digái. ¿Es loca? TITO - ¿Estai más lesa? Es como tonto pa las mt~eres . No ... es

que .. . hago de todo, aquí en la casa y en el negocio. Una vez vendí un auto casi yo solo porque él no estaba. Me deja solo porque tiene confianza en mí, ¿entendís? Pero ahora le ha dado con que necesita un empleado para que le ayude a a tender la clientela. Si lo hace, no tengo espe­ranza de subir. .. de surgir, ¿me entendís? El negocio es chico, no hay much o movi miento, si llega o tro empleado, ah í sí que no voy a tener esperanzas de subir, voy a e tar de más •. me va a dej ar pa ra los mandados, para el aseo, ¡una porquería! Y yo soy capaz de hace rlo, ¡soy capaz!

Ñ.L-\NDA - ¿De qué cosa? TrTo - De a tender a la clientela. Yo . .. yo le he probado que

puedo a tende r p úblico, también , ¿por qué no? No es difí­cil ap re nder, po r último, y conve ncer a la gente. Pero no, dice que me fa lta desenvoltura, que necesita un tipo con buena fac ha, e legante, suelto e' cue rpo, que sepa hablar. ¡Y yo puedo hace rl o ... puedo hacerlo! Soy . . . capaz de se r e legante y suelto e' cuerpo. ¡Soy capaz! Pero cada vez que se lo digo se ríe y me dice: "Qué vai a servi r vos, si soi el ho mbre invisible". (SE ACERCA A ELLA). Por eso había pen­sado, si tú le gustái, podríai decirle que me pruebe un tie mpo, ¡conve ncerlo! ¿entendís? Y de paso te podís con­seguir la plata pa acar tus cosas de la pensión . Yo sé que tú podís conqui tarlo. Trata, ¿ah?

AN!ANoA - ¿Y tú creís que se va a aco rdar de mí por la fo to esa? Seguro que ni me miró la cara.

TITO - Sí, és te tie ne memoria de elefante. Sí, te miró. Me dij o: "Ch itas, la tonta güena". (N. rANDA RÍE, FELIZ). "Pero,

83

Page 81: La remolienda

¿cómo va a ser hermana tuya, este churro? ¡No son ni pa­rientes". "¡Claro que somos hermanos -le dije yo- me­dios h ermanos, no más! El papá de ella se murió ... ". No le iba a es tar contando toa la verdad , tampoco.

A.MANoA - ¿Así que sabe que soy m ayor que tú? TITo - Claro. AMANDA -Bue no . .. pon gám ole que ten go trein ta, entonces. Tno - Si no impor ta, él n o es ningún cabrito, tampoco. A_¡\1ANDA - (DESPUÉS DE UNA PEQUEÑA PAUSA). ¡Puch as que sería

fantástico! Necesito doscien tos mil , lo men os, pa sacar mis maletas de la p ensió n . Dejé mis traj es, mis abanicos, todo eso es mu ch o más de quinientos mil (PA SA. RíE) .

T ITo - ¿De qué te reís? A.MANoA -De un chiste que m e con taron (RíE) . TITO - (SE LEV NTA, MOLESTO) . Estái medio volá tú, ¿ah ? Podíai

prestar un poco de aten ció n . A.MANDA - (ACOMOD - DOSE EN EL SOFÁ) . Me canso, ¿qué querís

que le h aga? Me canso. Cuando los tipos del Bar m e ha­b lan , les pongo la cara y p ienso en mis cosas. Si se callan , me río, si hablan , les m iro con los oj os b ien abiertos. No falla nunca. Pero, ¿qué sería de m í, si en cima de aguantar­los, tuviera que oírlos?

TrTo -Bueno , pero yo no soy uno de esos tipos. AMANDA - (LO MJRA Y RÍE E 1TRE DIENTES) . No, claro. T no - A mí me tinca que u n gallo q ue ha estado ye ndo bien

seguido estos días al negocio , se lo está trabaj ando p a con­segui rse e l puesto. Cada d ía que va llega con un te rn o dis­tin to. Zapatos, corbata, calce tin es, todo distinto. Po r eso compré e te traje.

AMANDA - ¿Y qué d ijo él? TITO - ¿Rudi? ¿Por e l traj e? , no se d io ni cuenta. AMANDA - ¿Por q ué le decís Rud i? ¿Cóm o se llam a? T ITO - Rodolfo , pero todos le dicen Rudi . ~lANDA -Ru di . . . Rodo lfo ... ¿Por q ué me suena ese n ombre?

Capaz que lo conozca.

84

Page 82: La remolienda

TITO - No, no creo. AM.ANo - ¿Por qué no? Yo conozco a mucha gente . ¡Uf1 Lo

malo es que esa gente también me conoce a mí. TITO -No, me habría dicho algo ... Oye, le podemos decir

que vení llegando de Lima, que estái de paso y que yo quería presen tártelo.

Ñ.1ANDA - ¿Y a qué hora llega? TITO - Eso no se sabe nunca. Ñ.IANDA - ¿E toy muy chascona? TITO - No, si es tái bie n. Ñ.IA DA -Le dij e a la peluquera que le pagaba el lunes. Po­

bre, me creyó ... En fin , todo puede pasar. . . ¡Qué suerte tenís tú ! ¡Ay! Tener un trabaj o firme, seguro. ¡El sueño del pibe!

T1ro -Podís inven tarte un novi o, además, eso le va a picar e l in teré . Las mujeres demasiado independientes no le gustan mucho. Le da miedo que le cacen.

A\1 \NDA - ¿Qué más? T1 ro - o le pidái ná y si te ofrece algo, hazte de rogar. Y si . ..

e pone romántico, tómalo como si es tuvierai acos tumbra­da a eso.

}\¡\L\ D.\ - ¡Estoy acos tumbradísima! Tn o -Mej or. Te va a gustar, es un tipo divertido. Claro que

cuenta como veinte veces la misma histo ria, pero, de todas maneras, ríe te harto .

. ~\1.\NDA - ¡Total!, es igual que todo el mundo, no má ! T ITO - Sí, pe ro acué rdate que ... (LA PUERTA SE ABRE Y ENTRA

Ruo1). ¡Qui 'ubo, Rudi ! RL 'DI -Hola. ¡Qué bien acompañado estás! Espero no mo­

lestar. T ITO - o, es mi hermana. Amanda, éste es Rudi . RUDI - (SE ACERCA A AMANDA Y LE DA U \ MA O. ELLA ONRÍ E ESPLEN­

DOROSAME TE). Mucho gusto. (SI SOLTARLE LA MANO). Pero, ¿no nos conocemos de alguna parte , nosotros?

Ñ IA DA - (SEQ CTORA) . A lo mej o r . .. Realmente, no recuerdo.

85

Page 83: La remolienda

TITo -(RÁPIDO). Yo te mostré una foto, ¿te acuerdas? RUDI -¿Una foto? (LE SUELTA LA MANO AAMANDA) AMANDA -¿Qué foto? ¿Cuál? TITO -Una de cuando trabajabas en el teatro. fu1ANDA -¡Ay, no te puedo creer que le mostraste una de esas

fotos! ¡Qué horror! Rum - ¡Ah, ya! Ahora me acuerdo. No la había reconocido. AMANDA - (INQ JETA). ¿Sí? ¿Por qué? R DI -(RÍE BAJO). Estaba con otro peinado. ~lANDA - (RÍE). ¿No sería otra cosa? R DI -Me parece que estaba un poco escotada. AMANDA - (RÍE F'UERTE) . ¡Qué encanto! (RJE A GRITOS, ESTRI-

DENTE). ¡Escotada! (FINA, OTRA VEZ). ¡Qué divertido! Rum -¿Así que usted es artista, no? AMAN DA -(sE 'TÁNDOSE). Así dicen. TITO-( ERVJOSO). Le dije que viniera para presentártela. Rum -Encantado, pues. A.\11Al'lDA - Tito me ha hablado tanto de usted. Rum -¿Y qué le ha dicho este bandido? Apuesto que nada

bueno. AMANDA -Todo lo contrario. ¡Demasiadas cosas buenas! Has­

ta el extremo que yo me dije: "Bueno, habrá, que conocer a esta maravilla".

RuDI - Nunca le crea mucho a Tito, tiene demasiada imagi­nación. Pero apuesto que no le ha ofrecido ni un trago.

TITO -Te estaba esperando, para ... RuDI -¡Pero hombre, por Dios! ¿Cuándo vas a aprender?

Prepárate un trago rápido, una ikolachka. TITO -Ya. (ENTRA A LA COCINA). M1ANDA - ¿ ikolachka? ¿Qué es eso? Rum -Un trago. Es medio complicado tomarlo, pero yo le

voy a enseñar. Le va a gustar, va a ver. A.'v!ANDA -¡Tengo tan mala cabeza para el trago! Rum -Eso tiene sus ventajas, también. AMANDA -¿Sí? ¿Cuáles?

86

Page 84: La remolienda

RUDI -Que uno se alegra más rápidamente. AMANDA - No lo necesito, yo soy alegre por naturaleza. Rum -¡Qué bien! Todo lo contrario que su hermano, en­

tonces. AMANDA -¡Ah, sí, por supuesto! Tito es muy tímido. RUDJ -(PAUSA. Ru01 LA EXAMINA. ELLA SON RÍE NERVIOSA Y CAMBIA

DE POSJCIÓ ) . Bueno y dígame, ¿a qué teatro la podemos ir a ver?

~LANDA -A ninguno, por ahora. Vengo llegando de Lima

Y··· Ru01 -De Lima, ¿ah ? ¡Qué interesante! ¿Cómo es? AMANDA - ¿Qué cosa? Rum -Lima. AMA DA - ¡Ah , Lima! Muy .. . muy bonita. RLIDJ - ¿Y le fue bien al lá? AMANDA - ( IMADAME TE). ¡Ah, sí! Un éxito increíble . La gen-

te .. . ¡uf! ¡Increíble! RUDJ - ¡Qué bien! ¿Y cuándo llegó? ANIANDA -Hace . .. una semana casi. RUDJ - ¡Y este bárbaro de Tito no dijo nada! ~lANDA -Es que yo no le avisé mi llegada. Soy muy mala para

escribir cartas. RLIDJ - ¡Ah! N- tANDA -Pienso descansar un tiempo antes de seguir viaj e a

Buenos Aires, tengo un contrato estupe ndo allá y salí, es ta noche , a dar una vuelta po r e l centro y me encontré con el Tito en la calle. ¿Se da cuenta qué chico es este mundo? ¡Un pali.ue lo! Entonces me d ij o que viniera porque quería pre e ntarme a un hombre muy interesante y muy simpá­ti co . Así que an te semejan te oportunidad dej é plan tado a mi novio y aquí es toy.

RuDJ - ¿Usted está de n ovia? ¡\¡\LANDA - Hace más de tres años. RuDJ - ¿Tres al1os? Yo no soy partidario de los noviazgos tan

largos. ·

87

Page 85: La remolienda

AMANDA -Roberto está muy apurado, pero quiere que yo d eje mi trabajo, por supuesto, y eso me cue ta mucho. Ahora m e hizo jurar que, volviendo de Buenos Aires, nos casába­mos inmediatamente.

Ru01 - ¿Y usted le dijo que í? AM.ANDA - ¿Qué iba a hacer? Lo he hecho esperar tanto al

pobre. (S ENA EL TELÉFO O. TITO APARECE E LA P ERTA DE LA

O I A).

R m - (A TrTo) Deja, yo voy. (A AMAND ) Con permiso . AMAl DA -Suyo . (TITO VUELVE A LA COCINA) Ruor - (LEVANTA ELFO o) ¿AJó? ... Sí, con é l. .. ¡Ah! ¿Cóm o es-

- . . . ;¡ Ah -;¡ Q - b b .d di N d " t tas, mi VIeJO. . . . , ¿s1. ¡ u e ar an a .... ¡ o m e 1gas. ¡Pero si ese mi mo día m andé a d eposi tar!. .. ¡ o sabes cuánto lo siento!. .. ¡Lógico, d e todas m an eras! o te pre­ocupe , tú sabes que te voy a pagar. .. Estoy eguro que lo vas a comprender, h e tenido algunos proble m as, pero .. . (PA SA) Mire, señor, n o le acepto que m e venga a grita r, ¿entiend e? Y para que sepa, no saca n ad a con sus a m ena­zas ... ¡Ándate a la cresta, huevón ! (CUELGA. SE RECOMPONE RÁPIDAMENTE Y VUELVE A SENTARSE, SO RIE DO, PERO LE\'B!E TE ALTERADO) Una d e las maldiciones d e este mundo es tener teléfono en la casa.

MANDA -De veras, ¿n o? R DI - Cualquier cretin o se siente co n d erech o a jorobarte.

(E TRA TITO CON A BAND¡;;JA CON TRES VASOS DE PISCO, UNA BO­TELLA DE PISCO Y U PLATO CON TORREJ DE LIMÓ 1, SI CÁSCARA, C BIERTAS CO AZÚCAR GRAN LADA) ¡Por fin llegó e l trago!

AMANDA - ¿Cómo dijo que se llamab a? R uDI -Rudi. A!-.IANDA - (RÍE) ¡ o, e l trago! R DI-(RiE) ¡Ah! iko lac hka. Le voy a enseñar cómo se toma.

Saque una torreja de limón. DA - (SACÁNDOLA) ¡Ay, están co n azú car e n cima!

Rum -Ahora se la ech a a la boca. (ELLA LO HACE) ¡No la m as­que!, ¿ah ? Cuando sienta la boca bien dulce con e l azü car,

88

Page 86: La remolienda

se toma este vaso de pisco al seco. (LE ENTREGA UN VASO CON PISCO)

1

A.MANDA -¡ Mmmmmmm! RUDI -Y d espués masca e l limón . (TITO Y RUDI SE ECHAN UNA

TO RREJA DE LIMÓN A LA BOCA Y TOMAN EL VASO) jAL SECO! (LOS TRES BEBEN)

A.MANDA -¡Mmmm! ¡Qué fuerte! RuDI - ¿Le gustó el pisco ? AMA DA -Rico. RuDI - ¿Quie re otro? AJ\IANDA -Más ratito. ¡Uy!, m e llegaron a salir lágrimas de los

oj os. (S UENA EL TELÉFO O) . RuDI - (A TITO) Si es voz d e hombre, no estoy. (TITO LEVANTA

ELFO O) . T ITO - ¿Al ó? ... Sí, sí está, ¿d e parte d e quié n ? Mome ntito. (A

R UD I) U n a señ o rita Ve rónica . (RUDI SE ACERCA AL TELÉFO o AGITADO) .

Ru01 -Permiso (co voz DE DORMITORIO) ¿Aló? Hola ... Sí. Cla­ro ... ¿De ve ras? Estupe ndo. Claro . .. (MIRA A TITO) Un poco lle n o. Sí. (RíE) Tú e ntiende . (TITO Y AMANDA SE MIRAN. RuDI RíE) Ah , lógico , sin fa lta ... Salvaj e, pues. Maúana sin falta, ento n ces. Por supuesto, d e todas m an e ras. Ya . .. Sí. Adiós. Sí . . . (RÍE) Adiós . . . Adiós. (CuELGA. ALEGRE voLVI ENDO A AMAN­D \ Y FROTÁNDOSE LAS i\IANOS) ¡Bue no, ¿en qué estábamos?

fu LANDA -Le es ta ba diciendo a Tito, h ace un ra to , que m e e n can ta e l d e partam ento .

Rl 'DI - Sí, p e ro ti e n e un d e fecto que va le por cie n. A.\1 .\ND.\ - ¡No m e diga! ¿Cuá l? RL'DI -La due 1ia vive e n e l d e pa r tam e nto d e l lad o . (A TITO)

Vino la hij a recié n , a quej a rse y tuve que ir a h a blar con la viej a . Po r su e rte las ablandé (RÍ E) ¡Estoy vi e ndo que me voy a te n e r que sacrifi car con la niñita esa!

T1 ro - Se lo pasan a legando po r e l ruido. Ai\,¡A 'DA - ¡Es que u sted es, tambié n! ¡Quié n sabe qué clase d e

vida lleva es te par aquí!

89

Page 87: La remolienda

Rum -Pero si este departamen to huele a .~antidad, ¿verdad, Tito?

AMANDA - Permiso pa reíme. ¡Pero e precioso! ¿Cuán tas pie­zas tiene?

Rum -Dos, no más. Hay un solo dormitorio, así que el T ito duerme aquí, en el sofá. Va muy bien este chiquillo, va a ver que un día de éstos va a sacar su departamento propio. Yo lo aconsejo mucho, viera u ted.

Tno - Claro. Rum - Yo le digo que me aprenda a mí, que empecé de aba­

jo, ¡ele vend edor ambulante! (Trro RÍE) ¡Y esa sí que es prueba! Vendiendo quitamanchas, y ahora tengo mine­gocio requete bien instalado. Asf se ve la gente con ñeque, ¿verdad?

A.MANDA - ¡Ay! Ya lo veo vendiendo quitamanchas. No le creo nada.

RuDI- (A ArvJANDA, FUERTE Y ACRESTVO, EN VE DEDOR) ¡Señorita! Usted ve esta camisa impecable ... Mire, este es yodo, que­ma la piel y cauteriza las heridas. Observe esto. (GESTO DE ECHÁRSELO SOBRE LA CAMISA) Imagínese lo que hará con el delicado tejido de mi camisa.

A.MANoA -¡Está inventando! ¡Está inventando¡ ¡No le creo nada! Pero, ¡es tan divertido! Lo hace igual que los vende­dores ambulantes. Usted es regio actor, ¿ah?

Rum -Podríamos hacer un numerito juntos. (SE LLEVA LA

MANO AL CINTL'RÓN) Un striptisedob!e. M1ANDA -¡Miren lo que quería! Rum -(SENTÁNDOSE, CANSADO) ¿Así que usted no me cree que

vendía quitamanchas? AMANDA -Por supuesto que no. Tito me contó que tiene un

negocio fantástico en la Alameda. RuDJ -Sí, compra y venta de automóviles, pero tanto como

fantástico . .. Vaya a vemos cuando quiera. Afuera hay un aviso luminoso que dice "Autos Fuenzalida Autos". Vaya.

M1ANDA -Claro, lo voy a pasar a ver.

90

Page 88: La remolienda

RuDI -(MIRA u RELOJ) Bueno, desgraciadamente voy a tener q ue dejado , ahora. (SE LEV: TA) .

TITo - ¿Vas a salir? RuDI -Te ngo un compromiso, pero voy a volver temprano. AJ',I DA -¡Ay, qué lá tima! ¡Tan bien que lo estábamos pa-

sando! RLTDI -De veras, ¿no es cie rto? (LE DA LA MANO) Pero no será

la última vez que nos ve mos, m e imagino. M IANDA -A lo mejor, de pués de comida, paso por aquí, un

ra to. RL'DI - Sería estupendo. Qué lata haberme comprometido .

Buen o, e n fin ... Adiós y en cantado de conocerla. A>vt\NDA -Igualmente, pues. H as ta luego. (Runt LE SUELTA LA

1\L\ O Y CAMINA IIACLA LA PUERTA) T1To -Si pregun tan p o r ti , ¿qué digo? Run1 - Que no es toy. (RíE v SALE) . TITO - (API:.NAS R DI HA CERRADO LA PUERTA) ¡Puch as que somos

b ie n quemado ! Justo se le tenía que ocurrir salir es ta noc he!

, \..\L\"<D \ -¿Y q ué vam os a hace r? T1 10 -No sé ... Va a ten er q ue veni r man ana. AJ\t.-\NDA -No, mañana, n o. Se ría perder tod o el trabaj o que

ll evamos hecho. Ad em ás se puso de ac uerdo para salir m a­ñan a con esa fulana ... esa Ve ró nica. No. ¡Yo m e quedo aq uí has ta que vu elva! ( E SIENTA).

APAGÓ N

Page 89: La remolienda

SEGUNDO CUADRO

D ESPUÉS DE U A OSCURJ DAD Q E O RA BREVES SEG NDOS, SE PRENDE LA LUZ. TITO ESTÁ SE TADO E EL SOFÁ, AB RRJDO, Ll 1ÁNDOSE LAS U- AS CON U A LI MA LARGA DE MUJER. HAN PASADO DO O TRES HORAS DESDE EL C ADRO ANTERJOR. ~lANDA SALE DE LA COCI CON PAQUETE ABIERTO DE GALLETAS, COM IÉ DOSE UNA.

~DA - En con tré estas galle tas. Están a ñ ej as, p e ro peor es

n a d a . TITO -Da m e una. ~DA -Que d a n bie n p ocas. Te n go un h ambre que m e co­

m ería un buey. (L E DA UNA GALLETA A TITO Y E SIENTA EN U SILLóN) En una d e las m a le tas te n go una pata d e con ejo. Eso d a sue rte, dice n . Mi h o róscop o d e este a ñ o d ecía que m e iba a ir bie n d e m a r zo para a d e lante . Me n os m al que no falta muc h o. ¿Tú crees e n e l h o róscop o? (TITO GR -ÑE) Yo te nía un libro es tupendo , n o m e acuerd o d ó nde lo d ejé. Me salía que iba a te n e r pro ble m as eco nó micos, ¿cuánd o n o? ... Y es te infeliz, ¿a qué h o ra va a volver ? Si n o llega e n m edia h ora m ás, m e voy.

TITo - Se va a p o n e r a ll o ra r a grito p e lad o c uando vea que no estás.

AMANoA - Cap az ... ¿Qué m ás m e a lía e n e l h o róscop o? Algo d e que . . . ¿Cóm o e ra? Esas cosas que sale n sie mpre: "Si d a fe lic idad, rec ib irá fe lic ida d ". Esos tipos que ve n la su e r­te d ebe n gan ar m ill o n es. Es re fác il d a r bue n os consej os cua n do se tiene u n dep a r tam ento insta la d o. Yo , si fu e ra rica, sería santa, p oco men os. ¿Qué más m e sa lía? (SAC . .A

OTRA GALLETA) ¡La úl tima galleta! ... ¡El último cartuch o d e l ú ltimo cañón! ¿De ad ó nde es eso? De una p e líc ul a, p a rece.

T ITO - ¡De l Com bate Naval d e !quique, a nima l! fu-tANDA - ¿Ah , sí? Lo debe n d e h a ber dic h o e n a lguna revis­

ta , por e o me acuerdo. Yo nunca h e e nte ndido eso d e

92

Page 90: La remolienda

Arturo Prat, total , él perdió y se murió. Esa pelea la gana­ron los peruanos, ¿no? No entiendo cómo pueden estar celebrando todos los años una calamidad semej ante . ¡Ah! Lo que m e salía era que iba a ser un año mejor que el año pasado . Bueno, cu alquier porquería es mejor que la mugre del año pasado. M.e fue como la reverendísima ... En cambio, ahora, no sé por qué ... tengo un buen pre­sen timien to. Me siento rutilante, como la Marisa Roy. La Marisa Roy sí que es una vedette bien famosa. Se ponía un diamante en el ombligo. Yo no sé con qué se lo pegaba esa bestia, no me quiso d ecir. Yo hice la prueba hasta con pegatodo y se me caía igual. ¡Se creía la muerte! No se arrugaba con nada . .. ¿Has tra tado de pensar cómo vas a ser dentro de diez años, ah?

TITO - No. MIANDA - Yo siempre tra to, pero no puedo, lo único que se

me viene a la cabeza es cómo iré a estar económicamente . Total, envej ecer es inevi table y surgir es tan . .. tan poco se­gu ro, pero tan posible. Por eso siempre leo mi horóscopo. (EN voz BAJA, DURA). No quiero terminar como la viej a. Eso sí que no, ni mue rta. An tes me subo a cualquie r parte y me ti ro de cabeza . .. ¿Tú supiste que el año pasado traté de suicidarme, ¿no?

TITO - ¿Qué? AMANDA - ¡Traté de suicidarme! TITO - ¿Cuándo? AMANDA - El año pasado. TITO - ¿Sí? No tenía idea. Ñ1ANDA - (EXTRAÑADA) ¿Cómo que no? Salió en todos los dia-

nas. TITO - ¡Qué idio ta! ¿Y, po r qué? AMAN DA - ¿Por qué, qué? TITO - ¿Por qué tra tas te de suicidarte? A,\1ANDA - ¡Ay, hijito! ¡Con lo que me había costado llegar

adonde estaba! ¡Con lo que había trabaj ado! Y de repen-

93

Page 91: La remolienda

te , ¡paf1 ¡No hay más esperanzas! ¡Porque había trabaja­do como una imbécil! ¿Y para qué? Para nada. Esa fue la vez que me despidieron por ... Es una historia larga, te la voy a contar otro día ... Por eso fue . Y todos creyeron que era para salir en los diarios. Los periodista deben haber pensado: "Publiquémosle algo a esta niña, o si no, va a terminar suicidándo e de verdad". Me hicie ron har­ta propaganda, conseguí trabajo y antes de fin de ar1o, la Compañía on ó como tarro . Dime si no es mala pata . .. ¿Tú nunca hai querío morirte?

TrTo - o , todo lo contrario. Quiero vivir, llegar a vivir como la gente alguna vez, sin tener que estar preocupado de l peso, como ahora.

A~IANDA - ¡ y! Te voy a decir que yo ahora, m e siento más optimi ta que e l Gobiern o. (ENTRA Ruor , TrTo SE LEVANTA) ¡Ay! ¿Qué ho ra es que ya volvió?

Ruor - ¿Qué tal? ¿Comie ro n? A\IA DA - o, p ero i no nos hemos movido de aquí, conver­

ando. E que hace tanto ti empo que no veía al Tito. RL·or - ¿Y no q uiere comer algo? A\IA:--IDA - o ... (LE L-\.'lZA L':-\A ~li RADA A TrTo) . Eh .. . Cuando e

me pa a la hora, no como. Y a usted , ¿cómo le fu e? RL D I -Más o meno , no más. Fui a ve r una pe lícul a . .. un

compromiso. Una la ta. (SE QliJfA LA CHAQUETA. TrTo L \ LLE­\ ' \ ·\L DORM ITORJO) .

ffi t,\:--ID \-¿Qué película fue a ver? Runr - Una italiana, de cowboys. Mataban a médio mundo. ruL\..'.:OA - ¡ f! Yo veo un caballo corri endo y me canso. RL'DI - (RíE) ¡ Tan poco que se parece a Tito, usted.

~r. 1\DA - ¿Usted encuentra? Rt•or - Si usted n o me lo dice, yo no le habría cre ído j amás

a és te. A'>-L\J\DA -Bueno , somos hermanos por parte de madre, so­

lame nte. Ruo r - Eso debe se r. ¿Una ikolac hka?

94

Page 92: La remolienda

AMI\NDA -Prefiero pisco solo, no más. Rum - Usted manda, Amanda. (RíE) ¡Tito, sírvele a tu herma­

na! (TITO LES SlRVE A LOS oos) ¡ Amanda es su nombre, ¿no? AMAN DA -Sí, Aman da. Y usted se llama Rodolfo. Rum - Tan ceremoniosos que estamos, tratándonos de usted.

Dime Rudi , mejor. AMANDA -Okay, Rudi. Rum - (RíE) . ¿Dónde estás alojada? TITO - En un h otel. A.MAN DA -Sí, en un hotel. .. ¡Pero tan tarde que es! No sé

cómo se nos pasó el tiempo¡ ¡Me voy a ir! Ruot -Quédate aquí, si quieres. AMANDA -No, gracias, no es tan tarde. Además sería mucha

molestia para ustedes. Ruot - ¿Cómo te vas a ir ahora, justo cuando llegué yo? Voy a

pensar que te caí mal. Y nosotros podemos dormir los dos en el sofá. ¿Verdad, Tito?

TITO - Claro . At.V\NDA - ¿Aquí? No cabe uno y van a caber los dos. Ruo1 -Porque supongo que, es tando tu hermano aquí, no

me tendrás miedo. A'vtAN DA -Me siento igual que la Caperucita Roj a. Ruot -Me acordé de un chiste brutal de Carlos Sanhueza. Es

tan cómico ese tipo . TITO - ¿Cuál es Carl os Sanhueza? RL 'DI - Ese que ha estado yendo al negocio estos días . Uno

alto, bien ves tido, que está desesperado por trabaj ar con­migo, ¿lo ubicas?

~\ tANDA - ¿Y cuál es el chiste, pues? RL1DI -Bueno, si lo conocen , se ríen igual, ¿ah? Yo no sé

nada .. . Un día apareció una niña estupenda en las puertas del cielo y preguntó si la admitían. Entonces San Pedro le hizo la pregunta de rigor: "¿Es virgen?" "Claro que sí", dij o ella. Pero San Pedro no quedó muy conve ncido y llamó a un ángel docto r para que la examinara. El ángel doctor la

95

Page 93: La remolienda

examinó bien examinada y después le dijo a San Pedro: "Mira, Pedro, yo creo que la podemos dejar entrar, pero debo informarte que tiene siete raspaduras, ahí donde tú sabes. (AMANDA RÍE). San Pedro pensó que no podía dejarla afuera por algo tan insignificante como siete raspaduras, así es que la hizo pasar a la Oficina de Inscripción y le pregun­tó: "¿Su nombre?". Y ella le dijo: "Blancanieves" (AMANDA Y

TITO SE l\1JRAN Y EMPIEZAN A REÍRSE DE A POCO, HASTA LLEGAR A LOS ALARJDOS DE RISA).

AMANDA -Entonces ... los en anitos habían tratado ... (RÍE) ¡Qué cosa tan cómica!

TITO -¡Qué bueno!, ¿ah ? A.MANDA - (CUANDO LA RISA LA DEJA HABLAR) ¡Qué cosa más diver­

tida! ¡Ay! ¡Tú serías un actor cómico d e primera, te juro! (RíE. SE CALMA POCO A Poco) Era Blancanieves ...

R UDI - (FELIZ co su ÉXITO) ¡ Sírvenos o tro trago, Tito. (TITO LO SIRVE). Yo no sé qué haría sin tu h ermano , oye. Es un tipo macanudo.

fu1ANDA - Como se cuidan las espaldas, e l parcito. R DI - ¿Por qué? A.l\1ANDA -Porque éste me dijo lo mismo que tú, esta tard e.

"Es un tipo macanudo". ¿Es cierto eso? RuDI - ¿Yo? ¡Salvaje! A.l\1ANDA -¿En qué sentido? R uo1 - En uno, no más. A.l\1ANDA - ¿En cuál? R DI -In the bed (A.l\IANDA Y Tno LO MIRAN SIN ENTE DER. Rum SE

LEVANTA Y SE LO DICE AL OÍDO A AM DA QUE RÍE A GRITOS). fu1ANDA - ¡Qué bestia! ¡Las cosas que dices! RUD I -¿No me crees? fu1r\NDA -De cerca viene la recomendación. R uor -Te lo puedo demostrar. A.MAJ'JDA - No, muchas gracias. Yo no sé por qué será, pero

todos los hombres que conozco quieren d e m ostrarme lo mismo.

96

Page 94: La remolienda

RuDI - ¿Y has tenido muchas desilusiones? A.r-lA DA - ¡Qué tipo más cochino! ¿No sabes hablar d e otra

cosa? Ru01 - Si sé, p e ro ese es e l tema más inte resante, parece, ¿no?

Ad emás que la vida es tan corta y hay que aprovecharla bien . ¿Cómo sabes tú si mañ an a se nos vien e encima un te rrem o to caballo d e grande y n o d eja títere con cabeza? ¡Hay que apurarse, p or si las m oscas!

T ITO -0 si hay una gue rra a tómica, también . RuDI - No, eso no nos toca. En e l "Squire" salió que, en caso

de una gu erra n uclear, e l valle central d e Chile es uno de los nueve lugares de l mundo d onde se podrá seguir viviendo .

-\.\lANDA - ¡Ay, qué bue n o saberlo! RL1DI -Cla ro, nos vam os a salvar de las radiacion es, pero d el

terremo to no nos salva nadie. Esto se hunde como uri bu­que. (SE CUADRA COMO CAPITÁN DE BARCO, CON LA MANO EN LA

FRENTE, Y EMPIEZA A HUNDIRSE, IMIT DO A LA VEZ, EL SON IDO DE UNA CORNETA) j Tututúmmm, tututúmmm . (SE DEJA CAER EN EL SOFÁ SOBRE AMANDA)

\\L\NDA - o me aplas tes, que no me quiero perde r e l fin del mundo.

Ru o1 - ¿Cóm o? ¿Prefieres que te aplas te una pared a que te aplaste yo?

:\_\lAN DA - No hagas esas cosas d elante d el T ito, que después se lo va a conta r todo a Ro be rto .

RL DI - ¿Este? ¡Este es e l hombre invisible! . .. O ye, tu novio, ese famoso Ro berto, ¿cómo es?, ¿qué h ace?

-\...\1 \NDA - Él sí que es un tipo macanudo d e ve rdad . Llegó un d ía al cam arín con un ramo d e rosas y me invitó a com er con é l. Se portó tan caba lle ro , ni siquiera tra tó d e tom ar­me la ma no (R DI SE RÍE FUERTE). ¿De qué te ríes? ¡To do e l mundo no es igual! ... Así es tuvimos casi un m es.

RL:DI - ¿U n mes saliendo contigo y tod avía no te to maba la mano?

97

Page 95: La remolienda

AMANDA -¡Claro que sí! Hasta me besaba, pero nada más. RUDI -Oye, ¿y no será maricón? h1ANDA -(MOLEST ) ¡ o! Te lo puedo asegurar. R DI -(soCARRó ) Bueno, si tú lo dices ... h1ANDA -¡A ti no se te puede contar nada serio!, ¿ah? Rum- o, no, si me interesa mucho, de veras. igue, sigue. AMANDA -Bueno ... ¡ un buen día me dijo que me casara con

él, le dije que í y listo. Eso e todo. Rum -Seguro que te altaste la mejor parte.

!ANDA -¡Lógico! Estaría bueno que le contara mis intimi­dades a todo el mundo. Ahora cuénta.me tú. Porque no me vas a decir que no tiene una amiguita.

RL'DI -Sí, pero no e tan romántica. (RíE) A\L>\1\DA - ¿Y siempre la mi ma, o cambias, cada vez? Rl'DI- o, tengo una, más o menos fija. ¡La que tenía antes sí

que era plato! Claro que esa vez no duró mucho. ¡Es que era una bestia! La conocí en una fiestanga. Cuando la vi pensé que no estaba mal para pegarse una acostadita con ella. Tú sabes: rubia, e cotada, muerta de la risa ... Al final resultó que era mu~· intelectual y llena de problemas ínti­mo , "inconfesable ". Acostarse se le hacía un problema de conciencia, ¡qué imbécil! ¡Salir con ella era un clavo. Veía un pelu a en la calle y se le llenaban los ojos de lágri­mas. Le preguntaba dónde vivían y por qué no se iban a u casa! ¡Como para salir a divertirse! , ¿ah? ¿Y sabes por

qué peleamo ? ¡Por el Vietnam! ¿Has visto idiotez igual? TITO -¿La Isabel? RL 01-¡EI Vietnam! ¡ o tuve paciencia! Empezó a echar pes­

te contra los _)'ankis v vo le dije: "Mire m'hijita, si no fue­ra por lo J'Onkis, usted estaría parada en la esquina, b<Uo un farol". Sí, pues. ¡No saben en qué mundo viven! ... La mandé de paseo. (RIE) ¡El Vietnam! ¿Qué tengo yo que ver con el Vietnam? (P\U!->\. A T1ro) ¡¿Tú entendís que se ca e la gente? Yo no. ¿Qué hacen? ¿Qué se dicen para no aburrirse?

98

Page 96: La remolienda

A.MANDA -Se casarán para tener hijos. RuDI -Si yo hubiera querido, ya tendría una docena de chi-

q umos. f\M.ANDA -Y lo die así, tan fre co, el sinvergüenza. TITO - ¡El padr de familia! RuDI -Mis hermanos están todos casados. Nosotros éramos

cuatro ... i hubieras conocido a mi viejo, te habría gusta­do. Era bueno como el pan , el pobre. Honrado hasta ser cómico ( E MIRA LOS DED Y SE LIMPiA LAS UÑAS) . Así le fue , también (so RÍE, MOVfE oo LA CABEZA) . En el fondo .. . en el fo ndo nos gu taba que fue ra así, de una pieza . Tenía un negocio y, al final, e lo quitaron uno vivos. Todo bajo la ley, claro. ¡Muy legal! Cuarenta años de trabajo para eso (SE l Ll A HACiA A!vlANDA Y GOLPEA OBRE NA ME A) . No, si en e te paí hay que er vivo, ¡eso fue lo primero que aprendí! . .. Des pué se instaló en Puerto Montt, con un bolich , y qui o empezar de nuevo ... Y entonce fue el terremo to del esen ta .. . Cuando con eguimos llegar allá todavía estaba debaj o de una muralla y el olo r era inso­portable .. ¡ a amos ladrillo tras ladrillo y, en los últimos, habían p dazos de !:. U pie l. Todavía temblaba, me acuer­do, y yo p n aba que, de repen te, e iba a abrir la tierra y ¡adió mundo crue l! ... Pero no pa ó nada ... ¡ ada más! (SE TOMA N TRAGO) j alud !

Tr ro - Oye, Rudi ... N un a me habías contado eso. RL DI -(VOLV!E DO 1\ S TONO FRÍVOLO) j ¿Y pa ra qué te lo iba

a con tar? frTo -No é. Por. .. po r contarlo, como ahora. Runr -Es que ahora e toy medio cureque, por eso . . . . \~1.-\NDA -¡Eres bien fo me tú, oye! ¡Miren que ponerse a con­

tar histo tias triste a esta hora! Un rati to má y empezamo a sacar la abuelitas tull ida los tíos con cáncer. ¡L. can ­tas que tienen , se las r comiendo!

Tn o - Que tenemos. RL'DI -Tres tristes tigres trillaban trigo en un trigal.

99

Page 97: La remolienda

AMA.NDA -Tres tristes . . . ¡Ah ! TITO -Tres tristes tigres trigaban .. . ¡trillab a n! Tres tristes ti­

gres trillab a n trigo tristemente e n un trigal. Ru01 - Tres tristes tigres truculentos trillaban tristem ente tri­

go trigu e ñ o e n un trigal. AMANDA - ¡Tras, tris! ¡Tras, tris! (REPENTINAMENTE) . ¿Existe e l

trigo trigu eño? T ITo - Yo creo que sí. R DI - Claro, y los elefan tes rosad os, también. AMANDA - ¡Qu é tipo más pesado! ¡No h e visto cosa igu al en

este m u n d o! Rum - (ACERCÁNDOSE A ELlA) ¡ ¿Y cómo sab es? Tod avía n o h as

sentid o m i peso. AMANDA - ¿Cómo qu e n o? ¿Yend e n ante, que casi m e a plas tas? Ru01 -Rico, ¿ah ? AMANDA - Cachiporra . R DI - (TOMÁNDOlA DE UN BRAZO Y HACIÉNDOlA LEVANTARSE BRUS­

CAMENTE) Ya, pues, h az te un striptise p ara animar esta p a­yasá.

AMA.NDA -¡Chis! ¿No quería otra cosa, e l p e rla? Ru01 - Claro, pero eso lo hacemos después. (LA ABRAZA. ELLA

RÍE Y LE HACE UN GESTO A TITO) TITO -(AFIRMÁNDOSE EN LA LICORERA) Estoy re cu rao. R DJ - Tómate otro trago, así vai a d ormir como un a n ge­

lito. (LE ENTREGA UN VASO) Tómate o tro .. . a ver, d e un trago! (TITO BEBE) ¡Flauta! ¿Viste? Tu h erm anito es tá aprendiendo.

AMANDA - (APLAUDIENDO) ¡Otro! (R UDJ LE SIRVE OTRO VASO. TITO BEBE EL CO !TENIDO DE UN VASO . AMANDA GRITA Y APLAUDE). ¡Otro, otro más!

TITo -¿Soy vis ib le, ahora? ¿Soy visib le? R uDI -Tómate otro y ahí vas a q ued ar como p erson a n orm a l.

(Lo HACE BEBER DE LA BOTELLA, RJE DO). TrTo -¡Me dio un sueí'io! RuDI -¡Acu éstate, no más, hombre!

100

Page 98: La remolienda

TITO -Voy a ir .. . voy a ir al baño (SE DIRIGE HAClA EL BAÑO. R u01

LE HACE UNA ZANCADILLA, TITO TROPIEZA Y ESTÁ A PUNTO DE CAER.

R UDI SE RÍE FUERTE. TITO SONRÍE CON ESFUERZO Y ENTRA AL BAÑO.

R UDI ABRAZA A AMANDA, PERO ELLA SE APARTA DE ÉL).

R u Dr -Bueno, es toy esperando e l striptise, pues.

A!-1ANDA -Pero, ¿estái loco tú, oye?

R um -Ya, pues no se me haga de rogar. Si quieres yo te ayu­

do.

AI..fANDA -¡Miren lo que quería! (Ru DI LE BAJA EL CIERRE DEL

TRAJE) ¿Qu é est ái haciendo? (ESCAPA, SUJETÁNDOSE EL TRAJE).

¡Ya, puh, oye!

R UDI -(COGE LA BOTELLA DE PISCO) ¡Te voy a bautizar! (LE ECHA

PISCO EN LA CABEZA, AI..fANDA SE PROTEGE Y ESCAPA, GRITANDO . ÉL

LA TOMA DEL VESTIDO Y AMANDA CAE AL SUELO. R UDI LE SACA EL

VESTIDO. AI..fANDA SE ESCAPA, GATEANDO Y ESCOND IÉNDOSE DETRÁS

DE UNA MESA. R UDI LA SI GUE. GATEANDO TAMBIÉ , Y LA ENFRENTA)

¡Guau,guau!

AI..fANDA - ¿Mi a u ?

R UDI -(A - LLA). ¡Auuuuuu!

A!-1ANDA - ¡Miau ! (SE LEVANTA, ÉL LA ABRAZA POR LA CINTURA. ELLA

TRATA DE ALCANZAR SU VESTIDO, QUE HA QUEDADO SOBRE EL SOFÁ.

R UDI SE LE ADELANTA Y LO ALCANZA ANTES Q E ELLA). ¡Ya, p ása­

melo, me tengo que ir!

R UDI - ¿Cómo se va a ir ahora, dejándome ta n n e rvioso? Va­

mos. (SE PARA EN LA PUERTA DEL DORMITORIO) Nos vamos a

portar bie n . . . como h ermanitos. (ENTRA AL DORMITORIO.

AJ.1ANDA TOI\1A SU CARTERA Y BEBE DE UN TRAGO LO QUE QUEDA

EN EL VASO. ENTRA AL DORMITORIO , CERRANDO LA PUERTA. P AUSA.

TITO ABRE LA P ERTA DEL BAÑO Y CON PASOS PERFECTAMENTE SE­

GUROS SE ACERCA EN PUNTA DE PIES HASTA LA P ERTA DEL DORMI­

TORIO. SE ESCUCI-lAN RISAS APAGADAS. TITO SONRÍE Y TARAREANDO

ALEGREMENTE APAGA NA DE LAS LÁMPARAS. SE QUITA LA CHAQUE­

TA Y SE SIENTA EN EL SOFÁ. EMPIEZA A SACARSE LOS ZAPATOS)

TELÓN RÁPIDO

101

Page 99: La remolienda

SEGUNDO ACTO

LAs NUEVE DE LA NOCHE DEL DÍA SIGUIENTE. TITO SE PASEA POR EL LIVING, NERVIOSO CON UN VASO EN LA MANO. MIRA POR lA VENTANA SUENA EL TIMBRE, TITO ESCONDE EL VASO RÁPIDAMENTE Y LUEGO ABRE

lA PUERTA.

AMA.NDA - (AFUERA) Ayúdame a entrar esto.

TITo - ¿Y pa que la trajiste aquí? AMANDA - (AFUERA) . Ya, ayud a. ¡La tuve que traer!

TITO -Y ¿pa qué? AMANDA - Ayuda te digo. (ENTRA CON UNA MAL~TA. TITO LA DE-

TIENE). TITo - ¿Estái loca tú , oye? AMANDA - (E voz BAJA) ¡ ¿Llegó? TITO - No, pero sácala. ¡Si no se va a armar una ... ! ¡Lo vai a

echar too a perder! AMANDA - ¿Querís apostar algo? TITO - ¿El Rudi te dio la p lata pa sacar la maleta? AMANDA - ¡Lógico! TrTO - ¿Los doscientos? AMANDA - No, ochenta. TITO - ¿Y le hablaste de mí? AMANDA - No alcancé. TITo -¡Chis! ¡Bien güena, oh!

AMANDA - ¿Y cómo le iba a decir? ¿A qué hora? Estuvo de una actividad que no te puedo ni contar.

TITO - ¡Pero lo más bien que tuviste tiempo pa pedirle la plata pa sacar la maleta!

AMANDA -¡Era mucho más urgente! TITo - Pa ti. AMANDA -¡Claro! , pa mí.

TITO - ¿Pa qué te traje , entonces? AMANDA -¡Güeno! ¿Y quién se acostó con él? ¿Fuiste tú o fui

yo? (TITO LA HACE ENTRAR DE UN TIRÓN Y CIERRA lA PUERTA).

102

Page 100: La remolienda

TITO -(BAJA LA voz). Anda a gritarlo a la ventana mejor. AMANDA -¡Ay, po r Dios, niño, no te vayan a echar de la Gota

de Leche . . . ! ¡Me dej aste el male tín afuera, idiota! (ABRE LA

PUERTA, ."ALE Y VUELVE A E TRAR EN SEG IDA CON EL MALETÍN). TITO - ¡Puchas! ¿Así que estamos en las mismas de ayer? MIANDA - ¿Cómo que en las mismas? Está muy distinta la

cosa (IND ICA LA MALETA) . ¿Que no estai viendo? . . . No pude hacer o tra cosa, pues. Así y todo casi se me escapó esta mañana. Lo alcancé a parar e n la puerta y no le iba a es­tar hablando de las dos cosas. Tú mismo me dijiste, que me fuera despacito po r las piedras. Güeno .. . (SE E COGE DE HOMBRO ) ¿Y pa qué tanto apuro también? .. . ¿No te ha d icho nada de mí?

TITO - ¿Y qué querís que me dij e ra? ¡Bie n güena pa la cama tu hermani ta!

Af.,IANDA - Claro, a lgo por el estilo, ¿por qué no? TITO - Sí, seguro. ¿Qué te dij o esta mañan a? AMANDA - Me dij o: "Nos ve mos". T ITO - Yo digo de la pla ta. Ar.tANDA - n rey. Ni chistó cuando le pegué el sablazo. TITO - ¿ e lo pediste como préstamo? A_¡\IANDA -¡Lógico! T ITO - ¡Chis! ¡Fantás tico, oh ! Capaz que me lo descuente del

sueldo. AJ\ tr\NDA - Si se dio cuenta de más . . . ¿Y dónde anda? T ITO -Se fu e a tomar un trago con ese ta rado del Carlos

Sanhueza. Pe ro ti ene que venir a cambiarse an te de las n ueve.

M!AJ'IDA - ¿Va a sali r? Trro - Sí, una comida con unos pi tucos. AMANDr\ - ¿Con lo parientes? Trro - ¡Q ué va a tener parientes pitucos éste! fu\1 NDA -Pero él, ¿que no es, también?¿ o es Fuen zalida? T1 ro - ¿Y d dónde sacaste eso? AMANDA - "Autos Fuenzalida Autos".

103

Page 101: La remolienda

TITO - Compró el negocio con todo instalado. H asta e l aviso. ¿Pa qué lo va a cambiar, también , si eso puede llevarle gente al boliche?

AMANDA - ¿Y cómo se llama, entonces? TITO - Derinovic, Yugoslavo. Nie to de yugoslavos, o hijo , no

sé. Quiere encajar entre la gente bien , pero le ha costado , le dan bole to cuando convida, no más.

~lANDA - (RÍE) . ¡Y yo, tan fin a que estuve anoche creyendo que era lo mej or de lo mej or!

TITO - ¿Y ah ora, qué vamos a hacer con las maletas? H ay que fondearlas en alguna parte.

~'\IDA -Llévalas al dormito rio . TITO - No, no quiero que Rudi las vea. Se las voy a llevar al

mayordomo. ~lANDA - (F RIOSA). ¿A quién se las vai a llevar? TITo -Al mayordomo del edificio. Ar.1ANDA - ¡Ah, no, señor! ¿Para que me robe todas las cosas? T ITo - ¿Preferís que el Rudi te saque a patás de aquí? ~\L-\NDA - ¿A mí? ¡Difícil ! TITO - Él no te dij o que te vinierai. ~\lANDA - o . ¡Pero me dio la plata sin chistar ! O che nta lu­

cas, pues m 'hijito! ¡No fueron cuatro chauchas; ochen ta lucas! T ú no te dai cue nta, parece. i a las del H o tel Ca­rrera le pagarán tanto , creo yo. Y eso significa algo . Signi­fi ca que le gusté y que le requete gusté.

T ITO -(TO~IANDO LAS ~ IALET\S). Las voy a llevar abaj o . A\L-\.'\JDA - (SUJETA DO LA 1\L\LET-\) ¡No la sacái d e aqu í! ¿Me oís­

te? ¡Suéltala! (FORCEJEA!\.) T ITO - ¡Mien tras es tís aquí, vai a hace r lo que yo te diga! Af.1ANDA - ¡Las pinzas! (L\ MALETA SE ABRE Y CAE TODA LA ROPA

,\L. SUELO). ¿Veís lo que hi ciste, de graciao? (A GRITOS) ¡Si se ha ro to un abanico, me lo pagái! ¿Cre ís que me los he encon trado botad os en la calle? (EXJ\ l\ 11 ,\ sus ABA ICOS FE­BRILMENTE). ¡Sangre me han costado! ¡Nadie, ni una de esas pobre infe lices q ue andan hacie ndo striptise por ahí,

104

Page 102: La remolienda

me ha llegad o a los talones, siquiera! ¡Yo soy la única que ha usad o abanicos porque he sido la ú n ica que ha sabido manejarlos! ¡La única!

TITO -Bueno, d eja la m aleta, ahí, no m ás. Tú te las arreglái con el Rud i, d espués. A mí no me vengái a m e te r en nin­gún lío, ¿m e o íste?. Mejor me las habría arreglad o solo .

AMANDA - (FUERTE). ¡Arrégla te las o lo, pues! ¡La m edia cosa! TITO - (HACIÉNDOLE FRENTE) . ¡Pero te mandái a cambiar al

tiro! AMANDA - (A GRITOS). ¡Y lo espero abaj o y le cuento tod o cuan­

do llegu e! Tno -¿Qué le vai a contar? AMANDA - ¡Yo sabré ! (HA RECOGIDO LA ROPA DISPERSA EN EL SUELO

METIÉNDOLA EN LA MALETA. TOMA LA MALETA Y LA PONE SOBRE EL SOFÁ, MIRANDO, ANGUSTIADA, EL DESORDEN EN QUE HA QUEDA­DO LA ROPA. GUARDA U TRAJE, DOBLÁNDOLO CUIDADOSAMENTE. MIRA A T ITO, DE REOJO. SE SIENTA EN EL SOFÁ, GANSADA). Bue­no . .. si sé q ue, a lo mejor, no d e be ría ha be rme venido hoy día ... con las maletas, por lo menos. Pe ro, e ntre o tras cosas, no tenía ad ó nde ir, la vieja arrendó mi pieza, eso es lo q ue dij o, le pagu é y me entregó la maleta . .. Si conse­guimos que te deje de vended or, yo pued o perfectamente transform arme e n la emplead a para tod o servicio. Les va a hacer falta, ¿no? Y yo tengo la inten ción de ser absoluta­men te perfecta.

T rTo -Le gusta traer muje res aquí. AMANDA - ¿Estando yo? ¡Difícil! T ITO -Ojalá que te resulte, mej o r pa mí. AMANDA - (ORDENA LAS COSAS EN LA MALETA. ENCUENTRA UN TRAJE

DE BAÑO NEGRO DE DOS PI EZAS, U IDAS POR UN TUL NEGRO TRANS­PARENTE CUBIERTO DE BRILLOS NEGROS PARECIDOS AL AZABACHE, QUE CUELGAN) ¿Te gusta? Es e l traj e m ás bo nito que tengo. Me queda fa ntás tico. Es casi igual a uno que sacaba la Ma­r ilyn Mo nroe, e n una pe lícula, p ero sin los b rillos . ¡Este es much o más bo nito!. .. ¡Qué gan as de poné rmelo y rec i-

105

Page 103: La remolienda

birlo así! , con mis medias caladas y mi abanico de plumas! ¿Qué tal? ¿Me lo pongo?

TITO - Te está fallando parece . ¿Para qué te traj e , oye? ¿Para que le hablárai de mí, o para que te pusiérai a hacer el loco?

AMANDA- (CON RABIA). Nunca h e hecho el loco, m 'hijito. ¡Me aplaudían a rabiar, me pedían bis! ¡Gritaban! (PRENDE UN CIGARRILLO) .

TrTO - Y enton ces, si te iba tan bien , ¿por qué no te contratan ahora?

AMANDA - Porque los degenerados de los viej os verdes que van al teatro prefieren . . . (CoN DIFIC LTAD), la carne fresca, prefi eren una chiquilla de dieciocho, aunque n o sepa ni m overse, ni cantar, ni desvestirse . ¡Po r eso! Y los empresa­rios, ¡esos so n unas buen as piezas, también ! Salen al tiro con esa patilla que se le h a puesto a todo e l mundo: las caras nuevas, aunque sean feas, pero nuevas. Eso es lo im­portante: caras nuevas.

TITO - ¿Y po r qué no can tas en radio? AMANDA -He ... estad o enferm a de la garganta . .. un poco. TITO - Pero igual fumas. AMAl"\lDA -De algo habrá que morirse . ¿Po r qué no voy a fu­

mar, si no tengo trabaj o? T ITO - Y no tien es trabaj o po rque fum as. AMANDA - Ojalá fu era por eso . . . (t\ II RA EL CIGARRI LLO). Dicen

que produce cáncer. (FuMA) Dam e un trago. (ÉL NO SE MUEVE). ¿ o quie res que le hable de ti? ¡Dame un trago, idiota ! (TITO SE LEVANTA Y LE SIRVE N TRAGO E UN VASO. SE LO ENTREGA. Los DOS BEBEN). Vai a ver cómo se te va a arregla r e l panorama. (SE AVIZA) Vai a ve r. Y si e l Rudi se acuerda de lo d e anoche ... No creo que se vaya a ir tan apurado con sus pi tucos. (CANTA):

¡No se puede escapar ese h ombre sin igual suya seré,

106

Page 104: La remolienda

mío será, por toda la e ternidad! ¡Laaaa!

TITo - (FRÍO). No te vai a pegar un guatazo, no más. A.MANDA -Te voy a con tar una cosa, oye. Cuando un h ombre

trata de ba tir récores en la cama, es porque la mujer le gusta much o. Y te voy a decir que ni los que han esta­do enamorados de mí - algunos ha habido, pobres- ni ellos, siquiera, han tenido esa ac tividad . En esas cosas una mL~er no se equivoca nunca. Y si una se equivoca, más vale pegarse un tiro.

T ITO - Es que yo lo con ozco. AMANoA -Seguro que no tan to como yo . TITo - ¡Much o más ! ¿Qué sabes de una persona, acos tándo te

con ella? Q ue lo pasa m al, bien o regular y pun to. Yo sé cómo es. Sé que no vas a poder quedarte. Le gusta traer muj eres aquí.

AMANDA - Eso sería cuando no estaba yo. T ITO -Ojalá te resul te. Mucho mejor pa mí. AMANDA - Si yo no digo que esté enamorado, pero ... podría

suceder ... ni soy tan lesa pa creer que se va a casar con­migo.

TITo - ¡Güena, oh ! ¡El mej or chiste del año! AMANoA - (MOLESTA) ¡Claro, si yo sé! Pero podría durar. . . un

par de años. T ITO - Un par de meses ya sería increíble (PAUSA). AMANoA - Sería más de lo que yo podría pedir. . . ¿Verdad ? (SE

ENCOGE LEVEMENTE DE HOMBROS) Al fin y al cabo .. . (SONRÍE) Esta mañana le hice masaj es en la espalda.

TITO - Si o í. Lo oyó todo el edificio. AMANDA - Él era el que hacía ruido. Es que estaba feliz. ¡Feliz!

. .. es bien nervioso. ¿Ah? tiene el velador lleno de pas tillas para dormir.

TITO -Lo único que lo pone nervioso, son los temblores, que yo sepa, se muere de miedo.

107

Page 105: La remolienda

AMANDA -¿Sí? Pobre. (SUE A EL TELÉFO O. AMANDA LEVANTA EL FO O). ¿Aló?

TITO -¡No contestes! ¡Déjame a mí! AMANDA -¡Ay por Dios! ¡No te vaya a espantar a tuJulieta! TITO -(TOlA EL FONO). ¿Aló? .. . ¿Aló?, colgaron (e ELGA EL

FO o). ¿Vi te , idiota? El Rudi te m ata si llega a saber. ¡Ca­paz que haya sido la Carmen! ¡Capaz que haya oído! (PAu­SA)

~'<DA - ¿Esa es la niña de l Rudi? TITO -Sí. (PAUSA). AMA DA - ¿Vie ne muy seguido? TITO - A veces no más, por un rato . A'vtA!'ID - ¿Y cómo es? . .. TITO - ¿La Carmen? ¡Fantástica! Jovencita, rubia, como de

película. A.J\JANDA - ¿Y qué hace? TrTo - ¿Ella? ~lANDA - (IRRITADA) ¡Ella, claro! ¿Quién va a ser? TITO-Trabaja en un Banco. AMANoA - ¿Es una pituca? TITO -Parece. A.J\1ANDA -Esas son las peores. TITO - ¿Cuándo hai conocido una, tú , pa que vengái a ha-

blar? A.J\1ANDA -En la boite. TITO - No, ésta no es de las que va a las boites. AMANDA - o, claro, es de las que va a l tiro a los depar­

tamentos. TITO - ¡Esta es distinta! ¡Claro que viene, pero está enamora-

da de Rudi ! ¿Qué tiene de malo? ~~ DA -Nada ... Si yo no digo nada. (Lo ~ ti RA) ¿Te gusta? TtTO - ¿Quién? A.J\1ANDA - E a fulana. TtTO - Sí . . . me gusta .. . es distinta. A.J\LA.NDA -¿Tiene tres tetas?

108

Page 106: La remolienda

TITO -(MOLESTO). Trabaja. AMANoA -Trabajará para agarrar marido en la oficina, no

porque necesite . Si yo a esas las conozco. TITO -¡A ésta no! AMANDA - ¡Quítasela tonto ! Apuesto que ni le hablas . . . Oye,

pero, ¿realmente no tienes una niña? T ITO -No tengo bastante plata. AMANoA - ¡Por favor, m 'hijito! ¡Hay niii.as gratis, hay algunas

que hasta pagan ! Si no fuéramos he rmanos, te juro que te h acía el favor, como cuando .. . (RiE) . ¿Te acordái? Con los años me he llenado de prejuicios.

T ITO - (MOLESTO). ¿Sí? Y no se te notan nadita. Alv!ANDA - ¡¿Qué es lo que no se me nota? ! TITO -Tus prej uicios. AMANoA - (IRRJTADA). Más que a ti , en todo caso. o le ando

lustrando los zapatos a nadie con la lengua. T ITO - o , son o tras cosas las que hacís. AMANDA -Especialmente a pedido de la familia, así es que

mucha vergüenza no me da. T ITO - adie te ha obligado. Alv!ANDA - ¡Ese can tito me lo conozco de memoria! Lo mismo

me decía la viej a, cuando nos mandaba a vender fl o res a la salía'e los teatros y nos d ecía que si algún viej o nos in­vitaba a su casa, aceptáramos no más. "Si querís, no más ¿ah? Nadie te obliga. Pero que les dé la plata primero" -decía- "unos cin cuen ta pesos". ¡Cincuen ta pesos! En esos tiempos e ra harta plata. ¿Ya no te acordai? Teníai más éxito que yo , te invitaban más que a mí.

TITO - o es cierto . .. Yo no me acuerdo. Al.!ANDA - ¡No te vai a acordar ! ¡No querís acordar te, que

es muy diferente !. .. Bue no , to tal, ¡a mí qué me importa, también !

TITO - ¿Cuándo te ha importado algo a ti ? ¡Por eso estái como estái!

AMANoA - ¿Cómo estoy? Igual que tú no má .

109

Page 107: La remolienda

Trro -¡Eso es lo que quisiérai! Se te nota a la legua lo que soi, nadie te tomaría por otra cosa.

A!.1ANDA -(FUERA DE sí). ¡Ya, poh, de graciaíto, córtala! ¡Tú mi mo me trajiste aquí, así es que ahora, te aguantái!

TITO -¡Harto que me he aguan tao pano mandarte a pasear! A1-1ANDA -¡Me tenís celos, eso es lo que pasa! Creís que te voy

a quitar la pega y que te vai a quedar sin pan ni peazo. TITO -Si creyera eso ya te habría sacado que rato de aquí. A1-1ANDA -A ver, ¡atrévete! TITO -Lo que pasa es que e toy eguro de que el Rudi no me

cambiaría por ti. A1-1ANDA - ¿Estái muy seguro? TITO -(DE AFIANTE). Absolutamente. De lo que no estoy muy

eguro e que le guste encontrarte aquí. A!.fANDA-(AGRESNA). Si es por e o, podís estar tranquilo. ¡Vie­

rai las cosas que me dijo anoche! ¡Que nunca lo había pa­sado mejor! Y esta mañana , cuando e fue, me dijo: "¡Nos vemos!". "Nos vemos" significa "¡Nos vemos!".

TITO -Lo único que yo te digo es que le hablís de mí y dejís todas tus historias pa después.

MANDA - ¿Y quién te ha dicho que ... ? (E TRA R DI. SE DETIE­NE Y liRA LA MALETA DE Af.IANDA). Pasaba por aquí y me dije: "Este lugar me trae buenos recuerdos". Y entré.

RuDI -Con maletas y todo por lo que veo, ¿Te vas a cambiar de Hotel?

A!.fANDA -Bueno ... todavía no he decidido lo que voy a ha-cer. Depende de las propo iciones que tenga.

RuDI -Ah . .. (A TITO). ¿Fuiste a buscar las camisas? TITO -Encima de la cama están. RuDI -Ya (E TRA A u PIEZA) TITO -(A A1-1ANDA, E voz BAJA). Oye, dejémoslo pa otro día.

Mejor te vai ahora. A!.1ANDA -No, déjame a mí, no más. Vai a ver. (SE ACERCA A LA

PUERTA DE LA PIEZA DE RUDI). ¿Vas a salir? RUDI -(ADENTRO) Sí, ¿por qué?

110

Page 108: La remolienda

AM.ANDA - ¿Algún negocio? RUDI -(ADE TRO, SOCARRÓ ) Un negocio rico. AM.ANDA -Ah ... ¿Cómo estuvo e l negocio hoy día? R 01 - Como siempre . AM.ANDA - ¿Te ayudo a po nerte las colleras? R DI -Bue no ... (APARECE E LA PUERTA CO OTRA CAMISA). Cuan­

do m e 1as po ngo yo se m e arrugan los puños. (ELLA LO AYUDA)

AMA DA - ¿Y tu secretario n o te ayud a en es tos m enesteres? Ruo1 - ¿Qué secreta1io? fu1ANDA -El Tito. RL DI - A veces. AM.ANoA - ¿En el negocio también ? Ru01 - A veces. AMANDA - ¡Podrías aprovecha r las condicio nes de vended or

que tien e! Es capaz d e vende rl e un a uto a un ciego. Ruo1 - ¡Es capaz d e venderle e l a lma al Diablo! (ENTRA A LA

PIEZA) fuiA DA -Bueno, cualquie ra lo ha ría, según lo que le ofre-

cieran . RUDI - (ADE1 TRO). Yo no. fu1AND - ¿Seguro? Ruo1 - ¡ eguro! AMANoA -(RiE). Striptise m ascu lino . ¡Qué interesan te! Ruo1 - Si no te gusta, n o mires . AMA o - Al fin y al cabo ... no es toy viendo n ada nuevo ...

¿Tú vendes solo? RUDI - (ENTRA CO UNOS PANTALONE OSC ROS. MOLESTO). ¿Dón·

d e está mi cinturó n negro? TITO -(RÁPIDO). Aquí en e l clo et parece que lo vi. R 01 - ¿Y qué hace ah í? ¡Pásalo! Me revienta que me cam­

bie n las cosas d e sitio . (TITO LO B SCA E EL CLOSET) AM.fu'\ID,\ -Oye, ¿y no necesitas o tro vended o r en la tienda? RuDJ - ¿Al1 ? ... Lógico. El Carl os Sanhueza va a trabaj ar con­

migo.

111

Page 109: La remolienda

k-!AND - ¿Po r qué no pruebas al Tito? R uDI - ¿El h ombre invisible? No creo que resulte. AMAI'<DA -Podrías prob ar. ¿Cóm o sabes si te sube las ventas? R DI - Soy bas tante viej o e n esas cosas. Sé lo que hago. (TITO

LE ENTREGA EL CINTURó ) . Gracias p or e l consejo d e to d as m a n e ras. (SE PO E EL CI TURÓ )

AMAAroA - ¿Po r qué n o te que d a aquí? RuDI -Te n go un pan orama d e m asiad o bue n o pa ra pe r-

d e rlo. h!ANDA - ¿Y si yo te tuvie ra u no m ejor? R DI -Difícil. h!ANDA - Com o e l d e a n och e m ás o m e n os. R DI -Demasiad o repetid o. En la varied ad está e l gus to, d i­

cen . (ENTRAALB -0)

~DA - (SIGUIE DO HASTA LA P ERTA, QUE ÉL NO CIERRA). To d o lo contrario , pues. U n o tie n e que e n contrar una cosa y sacarle e l j ugo. A veces, lo m ejor n o sale a la primera.

Ruor - (SALE. HA DEJADO LA CORBATA E EL BAÑO) Cada uno con u gusto, como d ecía la vieja. (ENTRA AL DORM ITO RJ O)

TITO - (E voz BAJA) . Ya n o lo fregu ís m ás. AMA! DA - Te a p uesto que se queda . .. (A R DI) . ¿Sab ís lo que

traje? R DI - (ADENTRO). ¿Qué cosa? ~DA - Es u na so rp resa. Te lo voy a m ostrar. (T o !A su MA-

LETA Y E DIRJGE AL BAÑO CON ELLA) TITO - (SUJET . DOLA). ¡No hagái leseras! AMANDA -Deja ... ¡Ya, su e lta, idiota! R DI - (ADE TRO). ¿Qu é?

TITO - (SOLTA DO A AMANDA) No, ¡Nad a! (~DA ENTRA AL B -O Y !ERRA LA PUERTA). ¡Abre! (ENTRA R DI CO LA CHAQ E­TA EN LA MANO)

R DI - ¿Se m etió al baño? TITO - í. .. acaba .de e n trar.

Rum - Dile que e apure . Tengo q u e irme luego. TITO - (GOLPEANDO LA PUERTA DEL BAÑO) ¡Apúra te!

11 2

Page 110: La remolienda

A.MANDA -(GRITA). ¡Ya voy! TITO -Ya sale ... Ru01 -Me imagino que no se pensará quedar, ¿no? TITO -¡No! . . . ¿La Amanda? No, claro que no . RuDI - Como vi que trajo la maleta. TITO -Es que . .. no le gustó el hotel. .. RuDI -Dile que éste no es hotel por si acaso . T ITO -¡Si no ha pensado quedarse! RUDI -Much o mejor. No quie ro tener ningún problema

aquí, ningún alboro to, que la viej a me tiene amenazado con pedirme el departamento y o tro, a este precio, no voy a encontrar as í como así. Está claro, ¿no? Que no la vaya a encontrar, cuando llegue, ¿me oíste?

T ITO - Sí. (PA SA). Oye, Rudi ... R DI - ¿Sí? T ITO - Tú ... ¿De veras que no me crees que yo podría resul­

tar como vendedor? R DI - ¿Hasta cuándo vai a es tar fregando con la misma h is­

to ria , querís decirme? Se necesita cancha para eso. ¡Mu­cha cancha! A la gente le gusta ver tipos con bue na pinta, como el Carlos Sanhueza, que sepan pronunciar bien el inglés, que se vean seguros de que lo están haciendo ma­canudamente, sin estar poco menos que lustrando los za­patos para cae r bie n , como tú . No es fácil , no puede llegar cualquiera y hacerlo .

TITo -Pero el Carlos Sanhueza . . . Ru01 -El Carlos Sanhueza, m 'hijito, se para en un lugar y

la gente lo mira. Ese se puede mear en medio de la Plaza de Armas y todos lo encontrarán muy natural. Todo lo que hace es natural. Ese es el punto. Y no hablemos más de eso, que ya está todo oleado y sacramen tado. Si no te gusta lo que hacís en el negocio, lo dej ái y listo.

TITO - ¡No, si me gusta ! Es que yo pensé .. . como todavía no e ra seguro eso del Carlos Sanhueza . .. y me habría gustado probar. ..

11 3

Page 111: La remolienda

RuDI -A lo mejor, ¿quién te dice? Si me resulta lo que yo quiero y si te portái bien , cabrito, capaz que en un par de años má haya posibilidades de ampliar el negocio y, entonce , ahí veríamos.

TITO - ¿De veras? R DI -Parece que tu hermanita no va a salir del bai'io hasta

mañana. Se me quedó la corbata adentro. TITO - (GOLPEANDO LA PUERTA DEL BAÑO). ¡Apúrate! ¡El Rudi

quiere entrar al baño! AMANDA - (GRITA). ¡Ya! ¡Dile que ya salgo! R or-¡Dile que no grite! TITo - ¡No grití , oh ! Ñ.1ANDA - (GRITA). ¿Qué? j O te oigo! R or-¡Puchas! TITo-¡ o gri-tes! Ruor - (MIRA u RELOJ). Capacito que me haga llegar atra ado,

ahora. TITO - ¿Vas a sali r con la ... con la Carmen? RUDI -(SE SIENTA Y REVISA SU LIBRETO DE CHEQUES) . ¿Con esa la­

tosa? ¡ i a misa! TITO -¿Pelearon? RuDI -No ... pero e pone idiota, de repente. Le bajaron

los celos porque se enteró de que ando con la Verónica. ¡Como si yo, alguna vez, le hubiera dado esperanzas de ca­sorio! ¡Y ni siquiera está embarazada, que, en fin,' podría decir que la fami lia, que esto, que lo otro! Pero no, ¡por celos! ... Son más vivas que yo, estas niñi tas ... Y más enci­ma que yo, con la Verónica, soy como hermano, no más, por el momento ... Es que es otra cosa. Con ella oy yo el que quiere casorio y la tonta se me hace la interesan te. Pero me voy a casar con e ll a, no se me escapa.

TITO - ¿Es muy bonita? RUDI -( IN MUCHO ESTUSIAS~IO) Está bien ... Claro que no es fá­

ci l, ¿ah? No me ha dejado pasar más allá del cue llo, toda­vía. Está forrada en millones, la tonta, y si no me consigo

11 4

Page 112: La remolienda

una tucá contundente, e l negocio no me dura ni un año más. Así es que el viejo es mi única esperanza. Me tengo que pololear al padre y a la h ija. Trab~o doble para esta noche ... Por si acaso, será mejor que te vayas a dormir a otro lado, hoy día. ¿Cómo sabís si la ablando en la comida?

TITO -Es que no tengo pla ta. RUDI -(DEL BOLSILLO SACA DOS BILLETES DE DIEZ ESCUDOS Y SE LOS

ENTREGA) Toma. (LO PIENSA. LE QU ITA UN BILLETE DE DIEZ Es­e nos). Y déjame un trago hecho en el refrigerador. ¡Un martini ! Me tiene que resultar, si no ... ¡Ya tu hermana se le ocurre meterse al baño, justo ahora! (Go LPEA EN LA PUERTA DEL BAÑO). ¡Apúrate ! (MIRA su RELOJ) ¿Qué está haciendo?

T ITO -No sé .. . yo ... RuDI - Supongo que no se irá a bañar, ¿no? T ITO - ¡No! (LA PUERTA DEL BAÑO SE ABRE Y APARECE AMANDA CON

U TRAJE NEGRO DE BATAGLANA, MEDIAS CALADAS Y UN GRAN ABANI­CO DE PLUMAS Q E HACE JUEGO CON UN TRISTE TOCADO, TAMBIÉN DE PL MAS. SE HA MAQUILLADO EXAGERADAMENTE LOS OJOS) .

RuDt-¿Qué haces con esa fach a? ¿Te volviste . .. ? A.MANDA - (LO HACE CALLAR). ¡Cht! (CANTA)

Quie ro estar so la con mi papito. Quie ro estar sola, mi amor. Quiero contarle lo que me has hech o quie ro contarle, m1 amor.

(A.MANDA SE DESLIZA SOBRE EL SOFÁ) .

No soy la niña que conociste ¡soy tan distinta a la de ayer! Con tacos altos,

115

Page 113: La remolienda

medias caladas, yo é muy bien qué es el amor. Quie ro estar sola con mi papito. Q ui ero es tar sola

• 1 Q ' 1::> ¡m1 amo r. ... ¿ ue ta . (PAUSA. TITO QUEDA PARALIZADO, SI SABER QUÉ ACTITUD TOMAR. R Dl CAM I AHACIAELBAÑO) .

RuDI -Está muy viej ita para e tas cosas, m 'hiji ta. _ fuiANDA - Anoche no decía e o. RuDI -De n oche todos los gatos son pardos. Y a oscuras no

e te notan las chaJchas. (E TRA AL BAÑO Y CIERRA LA PUERTA. fu iANDA QUEDA TERRIBLEMENTE DE CO CERTADA).

AMAND - (DESPUÉS DE A PA SA. CON U HI LO DE VOZ) . ¿Qué le dijiste?

TITo - ¿Yo? ¿Qué le iba a decir? En cambio, él sí que m e dij o cosas .

.AJ\L-\1\DA - ¿Qué? T ITO - o q uiere que te qued ís aquí. A\JA..'!DA - ¿ o quiere? ¿Por qué? T ITO - Porque no. ¿Qué te d ij e? AJ\L-\NDA - o te creo. Algo le ha dicho de mí, no puede ha­

ber cam biado tan to en un día. (GOLPEA EN LA PUERTA DEL B -O). j Ru d i! (R DI ABRE LA PUERTA, FU RJ OSO, J>ONIÉNDO E LA

CORBATA). RLDI - ¡H asta cuándo me van a fregar! ¿Qué quieres? fu!ANDA - ¿Qué te dij o éste? RLDI - ¿De q ué? A\IAND.\ -De mí. RuDI - ada. Pero yo le dij e que quería tranquilidad aquí.

Así q ue mejor te vuelves a tu ho Lel, aho ra. ¿Ah ? A\lAJ'IDA - Yo cre í q ue ... ¿Qué ho tel? No tengo ningún hote l. Run1 - Ese es p roblema tuyo. A mí no m e j odái más, ¿ya? AJ\IANDA - ¿Y a dó nde querís que vaya?

11 6

Page 114: La remolienda

Ru01 -Donde el Roberto, pues. ¿Que no tienes a tu novio, esperándote en la puerta de la iglesia?

AMANDA - Ya no me está esperando ... El Tito le contó todo. R DI - ¡Imbécil! ¡Quién iba a confiar en este infeliz, tam­

bién ! TITo - ¡No es cierto, Rudi! ¡No es cierto! ¡No tiene novio, eso

lo inven tó ella! ¡Ese Roberto lo inven tó! AMANDA -¡Desgraciado! ¡Ahora te corrís y m e dej ái sola!,

¿ah ? T ITO -Lo inven taste, ¿es cier to o no? AMANDA -¡Sí, claro que lo inventé ! Y tú me dijiste que lo hi­

ciera, que viniera y me conquistara al Rudi pa pedirle que te probara de vendedo r, ¿no?

TITo - ¡Menti ra! Ésta tod o lo inven ta. Rum - ¡El parcito! Un día más con ustedes y me pongo a

vomitar. AMANDA - ¡Ay! ¿De adónde saliste, Arcán gel San Gabriel? RUDI - (SECO TROLA CON DIFI CULTAD) . Bue no, a la vuelta no

quiero en contrar a ninguno de los dos aquí. T iTO -Pero, Rudi .. . Oye .. . Rum - Saquen todas sus porquerías y mándense cam biar. T iTO - ¡Rudi ! Yo no he dicho . .. RUDI - (1 TERRUMPIÉNDOLO). ¡El hombre invisible! Ahora ni

siquiera te oigo. T ITO - (AGARRÁNDOLO DEL BRAZO). ¡Te juro que no dij e nada!

¡No te voy a hablar más de eso ... Eso de que me pruebes! ¡Pero no me despidas! Te puedo servir, aquí. .. en el nego­cio, e n lo que tú digas.

Rum - (FRÍAMENTE) . Me estás arrugando la camisa. (TITO LO SUELTA RÁPIDAMENTE) . Si quiere seguir aquí, me va a hacer el favor de sacar a ésta. Si la vuelvo a ver, usted desaparece, ¿me entendió?

TITO - Sí, Rudi . Rum -Ah, y o tra cosa. No me gusta eso de Rudi. Don Rudi.

Nada d e ponerse confianzudo.

11 7

Page 115: La remolienda

T ITo -Sí . . . Perdón. N o m e h abía d ado cu enta.

Ru01 -Desd e ahora, joven cito, cada uno en su lugar. Soy el

patró n y usted es el m ozo. ¡Pásam e la chaqueta! (TrTO o­RRE A BUSCARLE LA CHAQUETA Y LE AYUDA A PO ÉRSELA. RUDI SE

ARREGLA EL PAÑUELO) . AMANDA - (DA U SALTO, REPE TINAMENTE, GRJTANDO). ¡Está tem­

blando!

RUDI - (LANZA U A EXCLAMACIÓN Y CORRE A LA PUERTA) . ¡Ah !

(AMANDA SE BURLA DE ÉL) .

AMANoA -Ja,ja, j a. ¡El patrón ! ¡Verde d e su sto ! RuDI - (AVANZA AME AZANTE HACIA ELLA). Bien buen o tu chiste,

desgraciada. (L E DA N EMPUJÓN).

AMANDA - (SE QUITA U ZAPATO Y LO AME AZA CON ÉL) . ¡Pégam e si

te atr evís, m aricón ! ¡Pégam e, a ver!

RuDI - (SE DETIENE). Tito, ya sabes, ¿no? Si encuentro, aunque

sea una pluma d e este p ap agayo, a la vuelta, usted vuela

de aquí. (SUE A EL TIMBRE, FRENÉTICO, EN VOZ BAJA). ¡Ándate

a l a pieza!

AMANoA - (FUERTE). ¡No pien so! J ód ete!

RuDI - Si h aces un solo ruido, te m ato.

AMANDA - ¡Seguro! ¡Mira como m e muero d e mied o! (TIM-BRE)

Rum - (A T rTo). ¡Llévatela para adentro!

AMANoA - (FUERTE). ¡Te espero en la cam a, mi am or !

Ruor - ¡Ya vas a ver, desgraciada! ¡Ándate par a ad entro! ¡Si no ... d espido al T ito, ah ora mism o!

T ITO - Ya, vam os (AGARRA A AMANDA DE UN BRAZO Y ENTRAN AL DORMITORJO) .

AMANDA - ¡Déjam e, ah , si voy! (CIERRAN LA PUERTA DEL DORMI­

TORJO. R DI TOMA EL BOLSO DE AMANDA Y LO TIRA ADENTRO DEL DORMITORJO. ABRE LA PUERTA DE CALLE).

RuDr - ¡Alicia! ¿Cómo estás? ¡Adelante! (ENTRA ALICIA, MUY

TIESA, MIRA HACIA EL DORMITORJO. SE E CUCI·IA EL RUIDO DE ALGO

QUE SE Q IEBRA, CO FALSA ATURALIDAD). ¿Qué p asa, Tito? TITO - (ADENTRO). ¡Se me cayó una caj a!

118

Page 116: La remolienda

RuDI -¡Este tipo hace un ruido! ¡Es tan descuidado ! ALICIA -Sí, se han oído muchos ruidos, desde anoche. Dema­

siado, creo. Voces, risas. Risas, sobre todo. Muchas risas, ¡y muy alegres!

R DI-El Tito se pone a escuch ar la radio y la pone tan fuerte. ALICIA -(RONCA DE NERVIOS Y ANG STIA) . ¿Sí? Mire, realmente,

después de la conversación que tuve con mi mamá y ... y contigo , anoch e, nosotras esp erábamos que usted tuviera un poco d e conside ración. Y lo primero que hace es traer a la mujerzue la más ordinaria de todas las que ha traído h asta la fech a. ¡Y que son muchas ! ¡No estamos dispues­tas a sopor tar es tos escándalos dia rios! Este es un edificio decente y n o vamos a permitir que transforme esto en un conventillo, ¡de ninguna manera!

Ruo1 -Alicia, e ra la h e rmana de Tito que vino a verlo y ... ALICIA - Ayer nos engañó y m e mintió durante toda la no­

che ... ¡Cóm o se habrá re ído de mí! ¡Pe ro si m e decía las cosas más incre íbles y yo m e lo tragaba todo ! No m e im­portan las m entiras de que h abía un enredo con un depó­sito y que tra tara de aparecer como una pe rsona decente y correcta, ¡pe ro que se h aya permitido, po r un instante, jugar con mis sentimientos! ¡Eso sí que no se lo voy a acep­tar!

Ruo1 -Se equivoca, nunca tuve la inten ció n de engañarla . .. ALICIA -El mundo es muy chico y, fin almente, n o se crea que

va a conven cerme d e nada. Mi mam á m e encarga avisarle que necesita el d epartame nto y que tiene dos meses para dej arlo. Está avisado . (CAM INA J~IACIA LA PUERTA) .

Ruo1 - ¡Ali cia ! ¡Señorita Alicia! ALICIA -No hay vuelta que da rle al asunto. No tenemos nada

más que hablar. Buenas noch es. Ruo1 -(SIGU IÉN DOLA). Pe ro usted no puede irse sin oírme. Tie­

ne que cree rme . . . (SALEN. PAUSA. TITO SALE DEL DORM!TORlO, AL VE R QUE NO HAY NADIE, ABRE LA PUERTA Y SALE AMAN DA, CON SU TOCADO DE PLUt.lAS EN LA MANO Y EL MAQ IUAJE CORRJDO) .

119

Page 117: La remolienda

T no -Ya ... anda a vestirte.

AMANDA -Muy viej a . . . (SE SIENTA EN EL SOFÁ CANSADA).

TITO -Anda a vestirte.

AMANDA -Si m e voy a ir. ¿Tenís plata?

TITO - U n poco . . . ¿Par a qué?

AMANDA -Si cr eís que m e voy a ir a dormir a un banco de l a

plaza estái muy equivocado.

TITo - No ten go much o.

~DA -Más que yo, en todo caso. (TITO SACA EL BILLETE DE

DIEZ ESC DOS. AMANDA LO TOMA Y SE LO GUARDA EN EL ESCOTE).

D am e un trago.

TITo -Per o te vai a vestir, primer o .

AMANDA - U n tr ago d e d esp edida y m e voy.

T ITO -Buen o . . . (SIRVE DOS VASOS)

AMANDA - (CANTA SUAVEME TE COMO PARA SÍ)

Quier o es tar sola,

con m i papi to

Q uiero estar sola ...

¡Qu é can ción m ás im b écil! (TITO LE E TREGA UN VASO). ¡Sa­

l u d ! (SE LO TOMA DE UN TRAGO. PA SA. AMANDA DEJA EL VASO EN

UNA MESA). Me voy a ves ti r, enton ces .. . ¡Estoy tan can sad a! (SE LEVANTA)

Tno - ¿Te ayudo?

AMANDA - (SE DETIENE) . ¿Ah?

TITO - ¿Te ayud o? (AMANDA LO MIRA FIJAMENTE, COMO S! NO EN­

TENDIERA DURANTE N INSTANTE, LUEGO LE DA LA ESPALDA Y CAMI­

A HACIA EL BAÑO BAJÁNDOSE LOS TIRANTES DE SU TRAJE NEGRO Y

CANTURREANDO S AVEt-lENTE)

AMANDA - Quiero estar sola . . .

con m i p api to ...

TEL ÓN

120

Page 118: La remolienda

La remolienda (VERSIÓN DEFINITTVA)

PERSONAJES

Doña Nicolasa

Nicolás

Gilberto

Graciano

Isaura

Yola

Chepa

Doña Rebeca

Renato Sepúlveda

Baudilio

Telmo

Mauro

Mirta

Page 119: La remolienda
Page 120: La remolienda

PRIMER ACTO

PRIMER CUADRO

UNA LOMA E EL CAMPO, AL SUR DE VtLLARRICA. DOÑA NICOLASA, U A MUJER DE CAMPO VESTIDA CON SUS MEJORES ROPAS, ESTÁ INCLI­

ADA ENTRE S S BULTOS Y CANASTOS PREPARANDO CUATRO VASOS DE ULPO. DOÑA NICOLASA ES UNA MUJER PEQUE-A, MORENA Y DINÁMICA. VISTE COM PLETAMENTE DE NEGRO. GRITA SIN DEJAR DE TRABAJAR.

NICOLASA -¡Nicolás, peazo 'e mugre ! ¿Dónde te juiste a quear, bes tia? ¡Guaso descosí o! ¡Graciano ! ¡Gilberto! . .. ¡Los hij os que una se gasta !. . . ¡Nicolás! ¡Peazo 'e mugre! ¿Querís que te rompa la j e ta a patás? (ENTRA NICOLÁS, UN MUCHACHO DE VE! TE AÑOS CON SOMBRERO Y MANTA, TRAE UN BULTO E LA MANO). ¡Ah, menos m al que llegas te! ¿Que no te m andé a buscar a tus he rmanos, baulaque?

NICOLÁS - Ei se quearo n , en ese camino duro que hay ei. NICOLASA - ¡Pavimentao , ign orante! NICOLÁS - ¡Me! ¿Y cóm o no van a querer mirarlo, si nunca se

había vis to algo así, po h ? !COLAS.\ - Enton ces cuando lleguen al pue ulo se van a tene r

que q uearse un añ o pa ver toos los adelan tos que se han hecho, e nto nce.

ICOLÁS - (co CIERTO RECELO) ¿Y no será m ejor golvern os pa la casa?

NICOLASA - ¿Que tenís mieo? NICOLÁS -¡No! ¿Qué voy a ten e r? Pe ro, ¡puch as!, si no ha­

bíam os salío nunca de l ranch o y de un rep ente se le

123

Page 121: La remolienda

ocurre salir pa e l pueulo. ¿Que no estábamo bien com o estábamo?

NICOLASA -¡Veinte años allá arriba, sin moverse, y ahora dan un paso p 'abajo y se asustan, los tontos guailones! ¡Claro que no estábamo bien como estábamo! Ustees necesitan un paire (AL P ·suco) y yo necesito un marío. Cinco años que enterramos al finao el Abelino. ¡Bien llorao que está, no se me puee quejar! Le puse un a tao 'e flores , en la tum­ba, con una cinta morá, ¡y a ver gente se ha di~ho! Y güe­no es que de paso conozcan un poco 'e m undo , también , poh (ENTRAN GILBERTO Y GRAciANo. Los oos soN MENO RES Q E NICOLÁS Y ESTÁN VESTIDOS COMO ÉSTE, MANTA Y SOMBRERO, CADA

U O TRAE UN ATADO CO ROPA). ¿Y? ¿Ya vieron el camino pa­vimentao?

GI LBERTO - ¡Es re duro ! GRACIANO - ¡No pudimos sacarle ni un peazo! GILBERTO - ¡Se me le llegó a queurar la cuchilla ! NICOLASA - ¡Hay que ver que son bien . .. ! Se m e van a tene r

que andar con cuidao, que no van a poer me te rle mano y cuchilla a too lo que vean en el pueulo , ¿entendía? Y e i sí que hay cosas bonitas. Si paré que es toy viendo la call e principar, toa iluminá con su luh eléutrica. Faroles pren­días que es un gusto .

N!COLÁS - ¡Ya, poh iñora, córtela con eso ' e la luh eléutrica. Si hasta que no veamo, no cre ímo!

NICOLASA -La sacan de una energía que tiene e l agua. GRACIANO -Pero si el agua apaga el fuego , ¿cóm o va a dar

luh? ICOLASA - ¡Guasos desc re ías! ¡Ya van a ver, no más! Ei va n a

ap ren der. NICOLÁS - Si estábamo reque tecon tra bien como estábamo. GRACIANO - Claro, y la-ti~Ta no puee dej arse sola que sin ca-

riño no rinde. f NICOLASA - ¡Más que cariño le hei dao a ese pe laero! ¿Q ue

jue tu paire, a{;aso, el que lo co nvirtió en lo qu 'es ahora?

124

Page 122: La remolienda

Un campo plantao y sembrao hasta el último peazo. ¿No jui yo la que los endilgué por ese lao? (LE ENTREGA UN VASO A CADA NO DE S S HU OS Y E lE TA E N TRONCO A COMER) . Si on dos días, no más, los que vamos a estar ajuera ... y no

too ha de er trabajar como bestia la vida entera y estarse ei, encerrao, esperando que pasen las lluvias, tampoco. Hay que ver cómo están las co as en las tierras bajas, cono­cer gente, tamién, ver los adelantos del mundo. ¿Acaso tu paire no bajaba toos los años al pueulo? Pero él ya no está para contarno y güeno es que veamos las cosas mientras se puea qu ' 1 tiempo lo tenimos contao. Y yo tan vieja no estoy pa quearme sola too lo que me quea, tampoco, sentá ei, in ver la eléutrica y tanta cosa nuea que hay.

rcoLAs -Si el taita le metió toa esas historia de la ciudá en la caeza,j ue porque e ra güe no pa contar cuentos, no má . Cuando golvía 'el pue ulo losotro tamié n lo oíamos con la boca abierta, pero ya crecimo, poh iñora, ya no creímos en esas cuestiones. ¿Se acuerdan que contaba que andaban carretas solas, sin güeyces? (NrcoLÁ v GRA­CIA o SE RÍEN A CRJTOS). ¿Y subían y bajaban y las luces que se prendían y e apagaban? Y las casas amontonás una encima de otra, in querse (Rí EN) . ¡Y las niñas con las poll eras hasta la rodilla!

i<:OLASA -A mí no m contó na eso'e las niñas de pollera corta.

Nicot.As - ¿Y eso 'e las sirenas? Que le cantaban a la pasá y él se queaba como pegao al suelo y no podía dirse hasta que se callaban, que era al otro día .. . Eran cuentos no más. ¿Cómo va a ser a í? Si a poco más no sale con que la gente anda volando, tamié n.

GR.\CIA o -Güeno pa'l trago y pa' l cuento que era el finao'e mi taita, no se iba a quear callao.

Gn BERTO -¿Y cómo sabís si es cierto, oh? NICOLÁS - ¡Cállate vos! Éste e lo tragaba too. Vai a ver cuando

lleguemos al pueulo acaso encontrai algo'e lo que contó.

125

Page 123: La remolienda

GRACIANO -(AL PÚBLICO) Yo no creo. NICOLÁS -(AL PÚBLICO) Yo menos. GILBERTO -(Al PÚBLICO) Yo sí. NICOLASA -¡Callarse toos los lesos! (MIRANDO HACIA ADELANTE)

Allá se divisa un caserío que ha de ser el pueulo (sE ADELAN­TA A MIRAR. LOS TRES HIJOS SE REÚNEN CO ELLA. PAUSA).

NICOLÁS - ¿Cuál es que hay luces? NlCOLASA - ¿Que no veís qu 'es de día? A la noche vai a ver. GILBERTO - ¿Y cómo es que se llama e l pueulo? NICOLASA -Curanilape, oh. Vámolo caminando, será mejor,

que si no se los va a escurecer. GRACIANO -Aguaita, hay dos camin os éi, ¿cuál será el de l

pueulo? NICOLÁS -El más ancho , poh. GILBERTO -Y el pavimentao, ¿pa' ónde irá, no?

ICOLASA -Lejos va, p'al Norte. Hasta la capital es que me decía e l Abelino.

NICOLÁS - ¿Cómo sabía é l, si no jue nunca? JCOLASA -En el pueulo le han de haber dicho . Los del

pueulo too lo saben. Si hasta colegio tienen. Así que por­tarse como les hei enseñao, pa' no pasar por guasos. Y ya saben, a las niñas mujeres hay que saluarlas con una inclinación, sacándose el sombrero. ¡Que no se les olvíe! Aver. .. Salúenme a mí (PASA FRENTE A ELLOS, INCLI NANDO LA CABEZA. LOS TRES LE HACE~ REVERENCIAS MUY TIESAS, SACÁNDo­SE EL SOMBRERO. ICOLASA LOS MIRA CON ORGULLO). Güeno, naide poirá decirme que no los hei educao como a gente ceviliza . .. y ahora, en nombre sea de Dios, ¡Los juimos p 'al pueulo! (SALE SEGUIDA POR SUS TRES 1-IUOS, QUE SE \'AN

CANTANDO ALEGREI\ !ENTE "MAf.AMORRA ME ILAN PEDIDO MAZAMORRA \'0\'A DAR")

APAGÓ

126

1

Page 124: La remolienda

SEGUNDO CUADRO

EN LA MÁS ABSOLUTA OSCURIDAD APARECE UNA MUJER CON UNA VELA

E:-.CENDIDA Y UNA SILLA. D EJA LA SILLA Y SALE. E NTRAN DOS MUJERE

CON VELAS ENCENDIDAS Y EXAMINAN UN MONTÓN DE SILLAS Y MESAS

Q E HAY E EL CE TRO DEL ESCENARIO. LA PRIMERA M ~R VUELVE

CON OTRA SILLA. C OLOCAN LAS MESAS CON SUS RESPECTIVAS SILLAS Y

F:--.ICIENDE VELAS HASTA Q E EL ESCE ARIO QUEDA COMPLETAMENTE

ILUMINADO. Es LA PISTA DE BAILE EN EL PATIO DE LA MÁS AFAMADA

C\SA DE REMOLlE DA DE CURANILAPE. D E LAS RAMAS DE LOS ÁRBOLES

CLJELG GUIRNALDAS DE AMPOLLETAS DE COLORES, APAGADAS. LA PRI­

\IERA MUJER ES YOLA, LA SEGUNDA ES I SAU RA Y LA TERCERA, CHEPA.

SON TRES PROSTIT TASJÓVENES MUY PINTADAS, PERO "DE CAMPO" (MUY

DISTINTAS A UNA PROSTITUTA " DE PUERTO").

YoLA - ¡H ay que ver la d esgr aci a gr ande, I saura, por Dios! ¡Ír­

sen os a co r tar la luz en día sáb ad o, que es cuando vien en

más cauques!

h AU RA - Si n o se cortó, o h . L a cortar o n. ¿N o vi s que la viej a

no h a p agad o la luz ende el m es p asao?

\'oLA -¿Y am o a ten e r q u e es tar a pura vela? Si l os m ariposo­

n es vien en con luz, n o m ás.

isA. URA - ¿D e aónde sacas te? lo que es yo, a toos Jos que co­

n ozco l es gu sta es tar escurito ... (LAS TRES RÍE . E NTRA DOÑA

REBECA. UNA MUJER MAD RA, MUY PINTADA Y ARREGLADA, CON

UNA PALl\lATORIA EN LA MANO) .

REBECA - ¿Qué h acen ahí, p ar ás, l as fl oj as? ¿Que n o l es dije

que sacar an l as m esas y prendier an todas l as ve las? Si n o

h ago m ás que golver la caeza y ya es tán las ton tas ri éndose

ahí.

Yo LA - (FINA). Si n o estam os n a aquí p a los mandaos, o ñ a Re­

b eca. Si quisi é r am os m eterno d e empliás n o n os f altaría

d ó nde, p a que sep a. Casas d ecentes y n o com o ésta.

REBECA -Si n adien te tien e am arrá, cu ando quer ái no m ás te

p o dís ir cascando. ¡Chis, mírenla ! Com o si n o supier a que

127

Page 125: La remolienda

Escena de La remoliendo e n q ue aparecen : Chepa (So nia Me na), O ña icolasa (Bélgica Castro), Renato Sepúlveda (Te nn yso n Fe rrada), Doña Rebeca (Carme n Bunster ), icolás (Mario Lo rca), Isaura

(Claudia Paz), Graciano Uuan Katevas), Yola (Kerry Keller ), Gilbe rto (Lucho Baraho na).

donde estu\'iste dejaste la casa de alto. El patrón , los hij os, los pio nes ¡H as ta el agüe lo andaba de trás tuyo ! Y tú , fe liz.

YoLA - No ve que me iba a poner a llo ra r, ta l vez. REBECA - Güeno, yo quiero menos conve rsa y más trabaj o

aqu í. Too me lo tienen que tene r listo lige rito, ¿me oye­ron? Qu e vamos a tener visitas impo rtantes.

I SAL'RA - ¿Que va a veni r e l arministraor de la Compañía Eléu­trica? ( ! SAL%\ Y YOLA RÍEN, FELI CES CON EL CI-IISTE).

REBECA - ¿Y cómo supiste? A ve r, tú , lá rgala, ¿quién te dijo? l s.\URA - (ASUSTADA). a ide . Oña Rebeca, si e ra bro ma, no

más.

128

Page 126: La remolienda

REBECA -A mí no me hacís lesa con tu cara e pancutra. Ya, lárgala. ¿De eso se estaan riendo, ah?

YoLA, lsAURA y CHEPA - (A coRo ) No, oña Rebeca. REBECA -Güeno, ¿y qué tie ne que hayamos sío amigos? ¿Que

ustees no han tenío ni uno? IsAURA - ¿Es amigo suyo? REBECA -(SONRÍE COQUETAMENTE) . Más que amigo jue. (AL PÚ­

BLICO) Jue requetecontra amigo . You\ - ¿Y cómo es que le cortó la luz, entonces? REBECA - Si no jue a mí no m ás. Jue a too e l pueulo. El

jefe e máquinas que se le e nfi es tó y le d ej ó la pele ría. Y é l viene llegando 'e Villa r r ica, ni sabía que es taba yo aq uí. ¡Y llamo yo, d esd e el Retén d e Carabine ros, pa pe­d ir que me d e n la luz . .. y me sale él al te léfono. ¡Sentí como si m e hubie ra dao la co rrie n te! De ingra ta metra­tó . Yo lo tra té d e a turdí o d e pura ne rviosa que es taba . .. ¡Es que miren que le iba a creer la histo ria'e que m e había buscao por cielo y ti e r ra, después que m e mandé cambiar! "Ni un d ía t ' h e i o lvidao", me dij o . Yo m ' hice la desmemoriá. Y le dij e : Si tanto tiempo no h ace, pa' que me olvíe, le dij e. Y m e dij o : "So n veinte años que n o te veo" -me dij o- "Voy a ir al tiro p 'all á" . Y yo le dij e que viniera, le dij e. Y m e dij o: "H asta m ás rato -me d ij o- y yo le dij e: "H as ta m ás ra to". Y n o co lgaba nunca y ahí es tá bamos los d os lesos con el teléfo n o e n la man o . H as­ta q ue al fi n colgó y yo m e hubiera puesto a saltar d e gusto . Por eso les ped í que o rdenaran y prendieran las ve las, pa que es to se vea como la ge nte. Y se po ne n a reírse de un a.

C! lEPA - Si no sabíam os na, oó.a Rebeca, los estábamos riendo de o tra custió n.

REBECA - Seguro que les voy a creer. YoLA DA, ISAURA y CHEPA - Si e cierto, oña Rebeca. REBECA - ¿Y si les pido o tra cosa, se van a reír? C! lEPA - o, oña Re beca, diga no más, sin cuidao.

129

Page 127: La remolienda

REBECA -Güeno .. . Les iba a pedir que se vistieran como pa la misa y que se quitaran un poco 'e pintura, pa cuando venga el Renato. Güeno, les voy a decir. . . Es que le dij e al Renato que tenía tres hij as, le dij e, que e ra viuda . . . Cosas que dice una pa no quearse callá.

lsAURA - ¿Así que le vamo a tener que decir mamá? REBECA - ¿Y por qué no? Una madre hei sío pa ustees . . . Ah ,

el Renato me decía "Ñati ta", por si pregun ta por mí, ¿ah? No se les vaya a olvi~ar.

ISA RA - (EXTRAÑADA) ¿Nati ta? REBECA - Sí, "Ñatita". Es que hei cambiao much o. Con los

años se achican los oj os y se agranda la nariz (su PIRA v SE PASEA, MUY ERVlOSA) . ¡H ay que ver que es bien lesa una! Harto nervio a que estoy con esta historia. Y to tal, ¿pa qué? Pa que llegue aquí y se ría de una, como se han reío toos ... ¡Que soy lesa! ¿Pa qué afligirse po r lo pasao, cuan­do ya no hay caso, no es cierto? Pero la esperan za es lo último que e pierde - como decía mi tía Erminia, que murió soltera- . Too tiene arreglo , menos la muerte.

YoLA - o hay que tirarse al suelo, que la vida tiene más gü el­tas que un tomillo.

REBECA -¡Sí, pues! ¡Ay! , ¡quién sabe con qué me sale e l Re­nato, ah ora! Lo ún ico que faltaría es que estuviera casao éste . ¡Ahí sí que estaríamos bien ! o habe rle pregun tao, ¡miren si seré bru tal Los nervios j ueron los que me tu p ie­ron la lengua .. . (SL1SPIRA) ¡Ay! Güeno, me voy a ir a arre­glar. Y ustees prende n las velas, se cambian , y apenas lo oigan llegar, me avisan .

YoLA - Güeno, mamá. CHEPA -¿Y si vienen clientes? REBECA -Los atienden , pues. Si és ta es una quinta de recreo.

Pero na de curarse , ahora. Tú sobre too, Isaura. Como 'e la monjas se me van a portar.

ISAURA -¡Pero i yo me crié en las mor~j as! (YoLA SE RÍ E) . ¡Si es cierto, oh !

130

Page 128: La remolienda

REBECA -Que se te note, entonces (SALE) .

YoLA -La viej a cree que su Renato se le va a entusiasmar de nuevo, ¿ah?

C HEP - Y ¿cómo sabís si lo hace? YoLA - Sí, poh. Se han visto muertos riendo,

se han vis to vivos poiríos, dicen que hay güeyces pariendo , pingüinos mue rtos de frío . . .

Entonces. ¿Cómo no voy a creer que la viej a agarre novio? (ARREGLAN LAS MESAS)

1'>.\ LI RA - ¿Se acuerdan de la Milagros? ¿Cuándo encontró no­vio y has ta se casó?

YoLA - Es que ésa nació pará. lsAURA -Pero dicen que después el marío le abrió la guata

de un solo taj o. YoL\ - ¡Cosas de la vida, no más! h\URA -Oye, Chepa, tú que estai recién llegá, ¿qué haríai si

uno te ofrece casorio? CIIEPA - Según , poh . YoLA - Yo me casaba aunque me d estriparan después. !-.AURA - ¡No hay como un marío p ropio! Ym.A - Sí, poh. Aunque sea bruto. C II EPA - U na vez yo estuve pa casarme. hA RA y YoLA - ¿Con quién? CIIEPA - Con un marino. lsAU RA - ¿Y de aónde lo sacaste? O lEPA -Es que soy del Puerto Mon yo. YOLA -La palabra el marin o es como el charco de agua. Ahí

es tá y a l ra to se ha evaporao. Is,\URA -E os no se casan ni am arraos. ¿Pa qué, cuando as í,

no más, ti enen más mLu eres que un turco? CI lEPA -Dicen que si se casan se los lleva la sirena. Q ue la

sirena no pe rdona que la traicionen . Así dicen . YoLA - ¿Qué sire na, mLu e r? Losotra somos lo más parec ía a

las sirenas que hay en este mundo. ¿Y cuál es que nos im-

131

Page 129: La remolienda

porta que nos dejen botás (AL PÚBLICO) Yo ya estoy acos­tumbrá.

CHEPA -(AL PÚBLICO). Yo no. lSAURA -(AL PÚBLICO) ¡Ay! (A CHEPA) ¿Y tu marino cómo se

llamaba? CHEPA -Segundo, como el de la canción. YoLA. -¿Y él es el paire'e tu chiquillo? CHEPA -Claro, él es. YoLA -¿Tai segura? CHEPA -Pero si otro amor no hei tenío. lsAURA -¡No me embromís! ¿Ni un otro? Cl-IEPA -Ni uno. ISAURA -¡Chitas! YoLA -¿Y él supo'e la guagua? CHEPA -Supo. Pero ante'e que naciera sejue. YoLA - ¿Pa' ónde? CHEPA -Se jue embarcao, no sé pa' ónde. Más de un año

hace (SE ALEJA DE ISAURA Y YOLA, TRJSTE). lsAuRA -Lo que es la vida de una, ¿no? YoLA -Pura mala suerte que nos tocó. Y al mal tiempo, güena

cara, chiquillas ... ¡No te apení, Chepita! (YoLA TOMA UNA GU ITARRA Y CANTA):

La vida, corazón, ¿por qué está triste? La vida, no llore ni sienta pena, la vida, consuélate con la voz, la vida, d 'esta famosa sirena.

Entre toos los tragos prefiero el vino y entre toos los hombres quiero un marino.

Quiero un marino, sí, marinerito , en mi pecho te tengo retratadito.

132

Page 130: La remolienda

Ándate pensamiento, ya no te siento. (CHEPA SACA UN PAÑUELO Y LLORA) .

IsA RA - ¿Cómo es eso, Chepa, por el amor de Dios y d e la Virgen? Jue pa pior la canción.

CI 1EPA - (LLORANDO) Es que el Segundo no va a golve r más. YoLA - (SIN CONVICCIÓN). Él es el que se la pierde. O -lEPA - Es que el cabro va a necesitar un paire. Pero ni el

más enamorao se casaría conmigo, sabiendo que tengo un chiquillo. Ustees se van a poder casar, pero yo no .

YoLA - Si too era pura broma, Chepita. lsAURA -Pura broma. YoLA -¿Creís que alguien se va a que re r casar con losotra, sa­

biendo que estamos más recorrías que el camino real? Ni un ánima de l Pu rgato rio, poh niña . Si era puro chiste .. . Claro que una también ... ¿Que no le o íste a oña Rebeca? La esperanza es lo último que se pie rde, aunque na' re­sulte como uno quiere. Yo de chica que estoy diciendo: Este sí que es el hombre que estaba esperando yo. Me va a agarrar de un ala y me va a pegar un apre tón de esos que la dejan gorda de un viaj e a una. Y me va a decir: "Usté se viene a vivir conmigo o aquí va a correr la sangre com o chicha" .... Pero me agarran de toos laos, menos d el ala. Y d icen cosas, pero niuna en seri o . ¿Y qué querís que le haga si no hay hombre güe no? ¡Ponerme a la altura, poh! No nací pa monja, as í que ... Y cuando una es pobre, o se hace monja o se larga a lo que resul te.

ISAURA -Si tam poco resul ta, oh . Yo nací pa monja, pero el seño r cura tantas cosas me dij o, que aquí, que allá, que al fin al, pa no condenarme, no más, le dij e que güeno . Después estaba de lo más arrepentía, y no sé con quién se confesaría, pero lo que es yo, no me arrepentí na, y ei es tuvo lo malo, es que dicen .

YoLA -Si, pues ... Cosas que pasan ...

133

Page 131: La remolienda

ISA RA -( u PIRA) Esa es la vida 'e l pobre.

YoLA - ¡Otra que se me p uso llorona! ¡A levan tar caeza, las dos, que si oña Re b eca ti e ne esperan zas , losotras debería­

mos estar hech as unas Pascuas! (A O -lEPA). Mire , vámolo

a arreglarnos y ei se le va a quita r too e l sentimiento, va a ve r. Yo no me voy a dejar ni rastro ' e pintura. Me la voy a sacar toitita.

ISA RA - Yo igual. Vamo a quedar como poto 'e guagua (I AU­

RA Y YOLA SALEN, RIENDO. 0 -IEPA SE QUEDA SO LA Y CANTA SUAVE­MENTE) .

CH EPA -

Ay, ay, ay, adiós que

adi ós que se va Segundo, ay, ay, ay, e n un bu

e n un buque navegando . Ay, ay, ay, la niña

la niña que lo que rida, ay, ay, casi se h a

casi se h a mue rto llo ra ndo. Déj e nlo que se vaya

ay, ay, ay no lo suj e te n . Déj e nlo que navegu e .

ay, ay, ay, cinco O se is m eses (SALE LE TAI\IENTE, CANTA -

DO. EL ESCENARI O PERMANECE VACÍO UN t-. IOl\ lENTO Y LUEGO E TRA DO:\iA IC.OL\S \ , SEG LI DA DE SL'S TRES H !JOS).

G ILBERTO - ¿Sinti e ro n ?

GRACIANO - ¿Qué cosa?

G n.BERTO - Com o que canta ba n .

IC.OL.\5 -Ta i s01i a ndo. No h ay n a ide .

GRAetANO - ¿Cuá l es que h ay luh e lé utrica ? Ta ig u a l q u e e n la casa.

G ll.BERTO - ¡Achuata! ¡La d e m esas! (CADA UNO SE SIENTA EN L. .\ t-. lESA DISTI:'-JTA) .

ICOL~ -Han d e se r bie n ricos é tos, ¿ah ? U n a m esa p a caa un o.

134

Page 132: La remolienda

GILBERTO -Pa' allá d entro hay m ás, catea . GRACIANO -Llam emos a ve r si viene a lguien. NI OL.ASA -¡Cálla te, baulaque ! En la ciudá no se llama. Uno

esp e ra sen tao h as ta que le h au lan (PAUSA). NICOLÁS -¿Y ésta es la ciudá? ¿Y aónde están las casas amon­

ton ás una e n cima d e o tra y toas esas patillas? NICOL.ASA -Yo te dij e que éste n o e ra el camino, que nos había­

m os perdío. Pe ro e l lindo se las d a d e entendío y d ice : "Por e l camino anch o tie n e que ser ¡Veís lo que pasa po r h acerte caso a vos? Y ah o ra quié n sab e aónde vinimo a p a ra r.

GRACIANO - ¿No será un velorio és te? Mire n que p o n e r tan ta mesa y tan ta ve la.

GILBERTO - El taita d ecía que a veces las brujas se juntan e n las noch es sin luna y apa rece la Viua con una ve la e n la m<,tno, y e l Tre lque huecube sale d e un hoyo aentro 'e un re m o lino'e vie nto, con sus veinte pa tas con uñas grandes com o un a rao. Y e l C hue ique huecú y e l Huecú , que vie­n e n dentro d e una burbuja d e agua. Y toos se juntan y lla m a n a l Malino, que es su due ñ o. Y sale n e n la n och e a pescar gen te pa e n gullirles e l alma . Y d espués los llevan a los d espeñad eros, d o nde les sacan la con tumelia .

NI COLAS - (AS STADO, A GRACIANO). ¡Las p a tillas que contaba e l viejo! ¿Ah ? (LOS DOS SE RÍEN CON CRAN ESF ERZO)

GRACIANO - ¿Pa' qué los queam os aquí? Si n o h ay n aide . N ICOlASA - ¡Asp érate, te h e i dich o! (E TRA CHEPA, CON UNA

VELA EN LA MANO. SE HA P E TO N CHALECO) 0 -IEPA - ¡Güe n as n och es! (LOS TRES HERMANOS SE LEVANTAN,

AS STADOS, SE QUITAN LOS SOMBREROS ATOLONDRADAMENTE Y SE INCLI ANA DESTIEMPO)

NICOLÁS, GRACIANO v G ILBERTO - G ü e n as n och es. (MIRAN A N I-COLASA. N ICOLASA LES HACE GESTO DE APROBACIÓN)

0 -IEPA - (A G ILBERTO, QUE ES EL QUE TIENE JVLÁS CERCA) . ¿Se quie­re n servi r a lgo?

G ILBERTO - ¿Pa qué se va a m o les ta rse? 0 -IEPA - Si n o es m o lestia.

135

Page 133: La remolienda

GILBERTO -Güeno, entonces. CHEPA - ¿Qué se van a servir? GILBERTO -Lo que usté disponga, pues. CHEPA - (LO MIRA, DESCO CERTADA). Ya. (SALE)

ICOLASA -Güe n dar los lesos. No le preguntaron pa ónde quea e l pueulo.

GILBERTO -Si va a golver, paré .. . Paré que va a golver. (ENTRAN ISAURA Y YOLA CASI SI PI NTU RA Y CON CHALECOS CERRADOS)

ISA RA y YoLA - ¡Güe n as noches! ICOlÁS, G RACIANO y GILBERTO - ( HACIE DO LA VENIA Y ACÁNDü-

SE EL SOMBRERO). Güe n as noche . YoLA - ¿Lo a tie nden? GRACIANO - (! DIGAN A GILBERTO). A é l no má. l sA RA - ¿Qué se van a servirse? N ICOlÁS -Lo que u sté diga , será . ISAURA -Te nimo una chich a' el n o rte que es famosa . Llega a

d ar h a mbre d e o le rla. YoLA - Es com o la mie l d e dulce . GRACIANO - Con su amigo, pue . YOLA - (ADELANT . DOSE RÁPIDAME TE CO 1 A RA A PRI MER PLA­

;-.."0). G üe n d a r que som os fatales. Prime ros clie ntes e n ea­ch ao que vien e n e n un a ñ o y losotras con la cara lavá .

ISA RA - Ech é m o n os una pin ta íta. (SALEN MUERTAS DE LA RISA) NICOLASA - ¿Que no les dij e que pregunta ra n pa'ónde quea

e l pue ul o? ICOLÁS - Se m e le o lvidó, poh .

ICOLA.'>A - ¡Cu á n do te acord a i de a lgo vos ta mié n! GRACLAI'<O - Vám o lo, será m ejor. (AL P · su co). Sire n as h a n d e

ser éstas, porque, apen as que las vi , m e sentí m edio ra ro. N ICOLÁS - (U. Pt)BUCO) Yo igu al. (Los TRES SE JUNTAN IN­

QldETOS)

G ILBERTO - (AL p(lsuco). Algún m o rdí co que nos pegar o n al alma h abrá sío.

N ICOU\SA - Ya sabía yo que es to les iba a pasar con la prime r a q ue e les a lravesara e n e l camin o.

136

l

Page 134: La remolienda

NICOLÁS - ¿Qué cosa sabía que los iba a pasar? NrcOLASA -Bien guailones que están, ya deberían de haberse

enterao qué es lo que tienen que hacerle a una señorita. GILBERTO - Claro, sacarnos el sombrero. NICOLASA - ¡Güen dar, los tontos quedaos! ¡Tenís que polo­

lead a, leso! GRACIANO - Y eso, ¿cómo se hace? NrcoLASA -Diciéndole lindezas. Que es güena moza, que tie­

ne una mirá que corta el resuello, que se mueve como una reina'e cuen to, que tiene güen olor, como manzana madu ra. Too lo que se te ocurra, poh.

NICOLÁS - ¿Y después? NICOLASA - Eso se lo dejai a e lla. s·i te hace caso , le hablai

de tu tierra , que allá la vida es güena y e l trabajo es duro. Si no le pone mala cara a l trabaj o , le mirái los d ientes , las manos y la cuerpá . Y si lo que veís te gusta, le ofrecís matrimo niarte y asunto arreglao. (Los HER­MANOS RÍE 1, ERVIOSAM ENTE, MIRÁNDOSE ENTRE ELLOS.) Eso es lo que hizo tu paire conmigo y nunca se me le ha o lvidao.

NICOLÁS- ¿Así se hace, ah ? ICOLASA -Y claro, ¿qué más querís pa' empezar?

GILBERTO -¡Puchas Diego, se me le enreó too lo que h ay que decir!

GRACIANO - Yo voy a hacerle empe!'io al tiro. (A NICOLÁS) ¿Cuál querís vos?

NICOLÁS - Esa que entró al fin al paré que me gustó. GRACIANO -Córtala, oh , esa es la m ía . NICOLÁS -Si entraron dos, oh . GRJ\CIA NO - La chascona encachá es la mía.

!COLAS - Esa es la mía. GRr\CIANO -Eso está por verse .

!COLAS - (A GILBERTO) ¿Y cuál es la tuya? GILBERTO - La prime ra. NICO LÁS -Ah, quéate con e lla, no más.

137

Page 135: La remolienda

NICOLASA -Quédense callaos. Capacito que estén ojo al char­qm e1.

GRAC!ANO -¡Guarda, que vienen! (CORREN SENTARSE, CADA U O EN UNA MESA DISTINTA. CHEPA E !TRA CON UNA BANDEJA CON VASO . l A RA CO NA BOTELLA DE VINO Y YOLA CON NA JARRA DE CHICHA. SE HAN QUITADO LOS HALECOS Y E HAN PI NTADO DE NUEVO. AL VERLOS SENTADOS E DI TINTAS MESAS SE DESCONCIER­TAN N POCO Y RÍEN).

N rcoLASA - (A IsAuRA) . Oiga, m 'hijita, nosotro p a r é que

los anduvimos p erdie ndo un p oco ¿P a qué lao quea e l pue ulo?

ISAURA - ¿Cu á l pueulo? N I OLASA - Curanilap e. ISAURA - Este es. N rcoLASA - ¿Éste?

N rcOI.ÁS - ¿Vio iño ra, que toas e ra n histo rias d e l vi ej o? l sAURA - Claro que la calle p r incipal está m ás a llá, ésta es la

entrá n o m ás. ICOLASA - ¿Oíste eso? Cu a ndo veai la calle principar p o drís

d ecir que eran historias. Que e l Ab e lino se ría co m o se ría, p ero m entiroso n o jue nunca.

l SAURA - ¿Ch ich a o \ri.nito? NICOLÁS - ¿ Us te d qué dice? ISAURA - ¿Vinito? (SE ACERCA A É.L).

ICOL.\s -Es gü.ena m oza u sté. Cu ando mira se m e corta e l resu e llo. Se m u eve com o re ina'e cu e nto y ti e n e un o lo r com o'e ma n zan a madu ra.

GRACIANO - ¡Chis! ¡Pero éste se lo d ijo too, n o n o d ej ó ni una cosa p a d ecir los otro!

N ICOLASA - Cálla te, o h , que está inspirao. NicoL.\5 - (A 1 AlJRA) ¿Y qué m e dice? I A RA - (coQ ETA) ¿Y qué quiere qu e le diga?

JCOL..ÁS - Si le p areció bie n . I A RA-Bien m e pareció.

JCOLÁS - A ver, haga así. (M UESTRA LOS DIENTES)

138

Page 136: La remolienda

ISAU RA - ¿Pa' qué? NICOLÁS -Pa verl e los dientes, poh. ISAURA - (RÍ E, M ERTA DE NERVIOS) . Ay, no. N1 OLÁS -(AlARMADO) . ¿Qué los tiene picao? ISAURA - (MOLESTA) . Ni uno picao tengo. N1 OLÁS - Muestre, ento nce. (ELLA RÍE). Le falta uno de

a trás. ISA RA - La muela de l juicio que n o m e ha salía. NICOLÁS - Ah. En tonce, ¿se quie re casarse conmigo? (ISAURA

SE QUEDA BOQUlABIERTA) ISAURA - No me h aga más b romas, ¿ah ?, que me enojo. (SE

APARTA) NICOLASA -(ACERCÁNDOSE A NICOLÁS). No le hablas te e la tierra,

baulaque. (V ELVE RÁPIDAME TE A SU ASIE TO) NICOLÁS -Ah, de vera. (VA HACIA lSAURA. LA TOMA DEL BRAZO Y

LA LLEVA AL MIS 10 LUGAR E QUE ESTABAN ANTES) Tenimo una tierra losotro, allá arriba. La vida es gü ena y e l trabajo es d u ro. ¿Le gustaría d irse pa allá y trabaj ar conmigo?

ISAURA -Nunca le hei hecho asco al trabaj o yo. ICOLÁ.S -¿Y en qué topa, enton ce?

ls.\ URA -Más rato le digo. (A YoLA) . Agarra, Aguirre, que aquí la están dando.

YOlA-( OFRECIENDO LOS VASOS CO 1 CI·-II CHA QUE HA SERVIDO CHEPA, coN GR.\ 1 E TUS!ASl\tO) ¿Y no se van a e rvirse?

GRr\Cir\, o - Con ustees, p ues. NICOLASA - Al sordo le han dicho: Salú. Tonos - Salú . (BEBE ).

ICOLÁ.S - ¿Y ah o ra qué hacimo? ISAURA- ( COQ ETA) ¿A usté no se le ocurre na especial?

ICO I ·s -(u, MIRA UN RATO). No. ¿Ya usté? (ELLA RÍE) YOL\ -Podríamos jugar a alguna custión pa en trar en calor,

¿n o es cie rto? GRACIANO - ¿Que ti ene frío? Es que anda m edio desabrigá,

tamién . JCO!ASA - ¿Sabe n jugar a las adivinanzas?

139

Page 137: La remolienda

CHEPA -¡Claro! Somos como h acha pa las adivinanzas, lo­sotra .

Nr OLASA -A ver, acomodémonos, e ntonce. (SE SIENTA E U SEMICÍRCULO E EL SIGUIE TE ORD EN: DOÑA NICOLASA, Ni­COLÁS, ISAURA, GrLBERTO, YoLA, GRACIA o Y CHEPA). Vamo a ver si me pillan ésta: ¿Quién jue el primero que m urió en la guerra?

NICOLÁS - No é. NICOLASA - U n vivo , poh . (RlE NICOLÁS - (A lsAURA) ¿Por qué cierra los ojos el gallo, cuando

canta? ISAURA -Porque se l o abe de memoria. Ahora me toca a

mí. . . Beso, beso y el palo tieso. GILBERTO - (DESPUÉS DE U SILENCIO). Nó sé. ISA RA - (DÁNDOLE UN CODAZO). ¡El mal pensao! Es la bombilla.

(RíE ) . A usté le toca. GrLBERTO -Blanco es, la gallina lo pone,

en la sartén se fríe, con sal se com e.

YoLA - El güevo. (A GRACIANO) A ver, usté, si la pilla . .. La potota está preñá con docien to po to tito, ¿Cómo pare la po tota cuando no ti ene po tito?

GRACIANO - (DESPUÉS DE UNA PA SA) O la pillé . YoLA - La sandía. (SI LENCIO .. Los HERMANOS SE MJ RAN ENTRE sí Y

E LARGAN A REÍR A GRITOS, COREADO~ POR LAS MUJERES) GRACIA o - (A CHEPA) . Una negri ta pim ea hace caquita y no

mea. CHEPA -La pulga. GRACIANO - ¡Pero usted es se la sabe n toas! YoLA - ¡Te toca Chepa! CHEPA - U na niña en un prao,

pa ó un caalle ro y se queó parao

140

Page 138: La remolienda

de verle e l vestía d e sie te bordaos . No estaba cosía. Ni estaba cortao.

N ICOLASA -Ah, ya sé . La culeura . CHEPA - Claro, la culeura. N ICOLASA - (CON ÍMPETU ) Tronco de higue ra,

fl o r d e zapallo, tonto ba boso, cara'e caba llo.

NICOLÁS - Esa la sé. La tuna. (A ISAURA) ¿Qué se le alarga a la m uj e r cuand o se casa?

ISA RA - (RÍEN) Ay, no sé. ¿Qué será? N ICOLÁS -¿No sabe? lsA RA - No sé. N ICOLÁS -El ape llío. ISAURA - (DÁNDOLE UN CODAZO) Güena, oh ... A ver, a ver, ¿cuál

le voy a dicir? Ya ... Me ter un duro en un blando y quean las pe lotas colgando.

GILBERTO -La ... e h ... No . .. el. .. A ver. . . No sé. ISAURA - (MOSTRANDO LOS SUYOS) j ¡Los aros!! (RíE YoLA - (A GILBERTO) Ya, po h , le tocó. No lo piense tanto. GILBERTO - Voy con mi casita al hombro camino y no tengo

pa ta, y voy d ejando mis gü eyas . . . YoLA - ... Marcás con hilo d e pla ta. El caracol. (A GRACLANO)

Cha ucha que pie rde. GRACLANO - A ve r, po h . YoLA - Sácalo maría,

que lo quiero ver. ¡Uy, qu ' es tá muy feo, güé lvelo a me te r! (SILE CIO) ¿Vio que perdió?

GRACLANO -Perdí. YoLA - El pan d e l horno. ¿Qué había cre ía usté? GRACLANO -Otra cosa (RíE ) . Aquí voy.

Go rdo lo tengo,

141

Page 139: La remolienda

m ás lo quisiera, qu 'entre las pie rnas n o m e cuptera .

CHEPA - ¿Qué es? GRACIANO -El caballo (TODOS RÍEN A GRITOS) YoLA - Güe n a, güena. Te toca, Ch epa. CHEPA -Es que ... yo n o m e sé m ás adivinanzas. N ICOLASA - Güe n o, no juguemos m ás, entonce. YoLA - ¡En re írlos!, ¿ah ? !SAURA - (RIENDO TODAVÍA). ¿De aónde vie n en ustees? NICOLÁS -De arriba'e la cordille ra (RÍEN) . lSAURA - ¿Lejos?

ICOLÁS -Lejazo. Un d ía' e viaj e hicimos (RÍEN). YoLA - ¿Y aónde se van a a loj arse? GRACIANO - No sabimo na, toavía . YoLA - Losotra les podimos indicar, si gustan (RÍEN). GRACIANO - Gü eno estaría. YoLA -Pero toavía n o será, ¿n o es cie rto? Es re tempran o . GRACIAl'IO - ¿Cómo va a ser? ¿No ve que está oscuro? Ya esta-

ríamos durmiendo allá arriba. YoLA - ¡ U y!, y losotra que recién los venimos a animar a esta

h ora. GRACIANO - Es que, como trabaj am o too el día, tamié n . YoLA - Ah, claro. Losotra de día . .. n o trab<:Y am o . GRACIANO - Too es distin to, en ton ce. YOLA - Güe no... (SONRÍE MUY COQUETA). Too, m e n os lo m ás

importan te . lSAURA - (DÁNDOLE UNAS PALMADAS E lA PIERNA A N ICOLÁS) ¿Y por

qu é n o vam o a dar u na güelta a la o rilla' e l río? G ILBERTO - ¿Qué río? IsA RA - El que está aquí allao. GRACIANO - Si está re escuro, no se h a d e ver n a, poh. YoLA - ¿Que n o ve que está saliendo la luna? (T ODOS M IRAN

HACIA EL FRENTE EN SILENCIO) (SE OYE ARPEGIO DE ARPA) NICOLÁS - De ver a. (A IsAURA) ¿Vam o?

142

Page 140: La remolienda

1

lsAURA -Pero nos golvimo al tiro, ¿ah? Mire que mi amá es re seca pal garabato.

tCOLÁS -Más que esta iñora no se rá . Vamo. N t OLASA -Aquí los espero. GRACIANO -Vam o y golvimo (SALE ISAURA y YoLA) ISAURA y YOLA - (DESDE AFUERA) j ¡Yujuuu!! GtLBERTO - (A CHEPA, QUE NO SE MUEVE) ¿Y usted no va? CHEPA - No, yo ya lo conozco . GtLBERTO -Pero yo n o. C.-IEPA - Vaya e nto n ce. N tCOLASA -Es que solo se puee pe rde r. Ct-tEPA - Apúrese y alcan za a los o tros. G tLBERTO - ¿No quiere ir conmigo? CHEPA - Es que .. .

G tLBERTO - Una miraíta co rti ta y los golvimos corrie ndo. Cl-tEPA - Es q u e . .. e que si mi novio sabe, se en oj a. GtLBERTO - (11 1 ' DESIL SIONADO) ¿Ta compro m e tía? Ct-IEPA - Claro. GtLBERTO - Ah. Ct tEPA - Y e l compromiso es compromiso . GtLBERTO -Claro . . . (sE LEVANTA) Pe ro amigos podimos se r. CHEPA - Amigos sí. G tLBERTO - ¿Y no quie re aco mpa t1ar a su amigo? CHEPA - (SONRÍE). Güe n o, e nto n ces sí. (SALEN RIENDO)

JCOLASA - (SE LEVANTA Y -li RA COMO SE ALEJAN) ¡Mis coltros ! Bien gü en o sería que és tos se casara n , a ve r si se d espe rcu­dían , que n o h ay na co mo el casorio pa esp abilarse ... No te podís quej ar, Abe lino, com o h e i c riao a los cabros e nde que te juiste . Gü e nos ma ríos serán , no com o otros que yo m e sé . Bie n lesa que jui e n irme contigo, a unque es tís e nte rrao te lo digo. Y justo jui a caer contigo, la ton ta bru­ta, cuando o tros pre te ndi e ntes tuve . Ge n te trabaj ado ra y pl a túa. Y m e e mbelecaste co n toas esas historias y esa cuer­pá que te gas ta bai. Veinte a ti.os a llá a rriba, co mo burra'e carga m e tuviste . H as ta e l día'el juicio h ei d e espe rar pa

143

Page 141: La remolienda

arreglar cuentas contigo, verís .. . Así que si me caso, no vengai a quejarte después, que culpa tuya es. (AL PÚBLICO). Alguien encontraré que me dé un poco 'e amistá. Vieja no estoy toavía. (POR ATRÁS ENTRA RENATO SEPÚLVEDA, UN HOMBRE DE Cl CUE TA AJ>\¡OS, CORRECTAMENTE VESTIDO, DE ROSTRO ANCHO Y SO 'ROSADO. VE A NICOLASA Y SE ACERCA EN PUNTA DE PIES, APA­

RECIENDO FRE TE A ELlA SORPRESIVAMENTE) RE ATO - ¡Aquí es toy, Natita! NICOLASA - ¿Ah? RE ATO - ¿Que no me reconoce?

ICOLASA - Paré que no. RENATO -Soy el Renato.

ICOLASA - ¡Ah! ¿Cóm o le va? RENATO - ¿Y qué m an era es esa de recibirlo a uno , después

de tanto tiempo? NICOLASA - ¿Y cómo quiere que lo reciba? RE ATO - ( ESTIRAI\TOO LOS BRAZOS HACIA ELlA) Con un abrazo , pues. NICOLASA - Ah. (SE LEVANTA, LO ABRAZA, ÉL NO LA UELTA) RENATO - (APRETÁNDOLA). Veinte años sin vemos. NICOLASA - ¡Veinte añ os! Lo que es el tiempo, cómo pasa

¿no? Pa' qué le voy a decir, yo ya ni m e acordaba 'e su cara, fij esé.

RENATO - Yo la h abría reconocido en cualquie r parte, a oj os cerrados. (LE DA NA PALJVIADA EN EL TRASERO. ELLA SE APARTA, ASUSTADA)

NICOLASA -Fijese. Es que hei estao tan dedicá al trabajo. Y con tre hij o . ..

RE ATO - ¡Bah ! Yo creí que eran hij as. NICOLASA - o, son hij o. H ombres los tre. RENATO - Entendí m al endenantes po r el teléfono .

ICOLASA - ¿El te léfo no? Estoy ente rá de toos esos adelan tos yo. El Abelino me con taba. El Abelino e ra mi marío. Abe­lino Morales .

RENATO - ¿Abelino Morales, Abelino Mo rales? Parece que yo no lo conocía, ¿no? ¿Con él te fuiste?

144

Page 142: La remolienda

N1cOLASA -Con él me jui. RENATO -Y así que ahora está viudita. NrcoLASA -Sí. Es que se murió. RENATO -Lo siento much o, Ñatita. NlCOLASA - ¡Y yo! Me quedé sin decirle unas cuantas cosas y

las ten go toas atragantás aquí adentro. RE ATO - ¡H ay que ver lo que son las cosas de la vida!, ¿no?

¿Cuándo me iba a imaginar yo que se me iba a ir así, tan de repente, sin avisar siquiera? ¡Con lo bien que lo pasába­mos juntos! ¿Se acuerda? (LA PELLIZCA, DOÑA NICOL.ASA DA UN

GRITJTO). Y no quiere que la trate de ingrata. ¡Ingrata, eso es lo que es! Porque todas esas historias de que tenía otra mt~er no eran ciertas. Que me parta un rayo, si miento. La prueba es que no me casé y que la he estado esperando, solo , solito, acordándome de usté día tras noche (LE DA UN CODAZO) . Las noches sobre todo. En cambio usté, si hasta parece que recién me viniera conociendo. ¿Y la pulsera?

NlCOLASA - (ASUSTADA) ·¿Qué pulsera? RENATO - ¿Ve como es conmigo? "Nunca más me la voy a sa-

car" , me d ij o cuando se la regalé. Y ahora no la tiene . NrcoLASA - ¡Hay que ver que estoy desmemoriá! RE ATO - Es que te casaste. NrcoLASA - Eso ha de ser. Tanta rabia que pasa una con el

marío , que too se o lvía. RE ATO -Pero te acordarás de ese día que fuim os a baila r a

escondidas de tu m amá y después nos encontramos con e ll a e n el baile. ¿Te acuerdas? ¡La cara que puso! (RÍE) .

NICOLASA - (RÍ E, SE PONE SERIA) No me acuerdo. RENATO - ¿Cómo no te vas a acordar?

JCOLASA -Es que tanto añ o que ha pasao . RENATO - ¿Y no te acuerdas de ... de . .. de qué, por ej emplo?

¿Del primer día que me convidaste a tu casa y a tu mamá se le cortó e l colla r que tenía?

N!COLASA - ¡De eso me acue rdo ! Se le cayeron toas las cuen­tas aentro 'e la olla'e poro tos (RíEN) .

145

Page 143: La remolienda

RENATO -(RiE) ¡Y tu hermana se tragó una, después! NrcoLASA -¡No! ¡Yo me tragué una! RE, ATO - o, fue tu hermana. NrcoLASA -No, Sijui yo . De eso me acuerdo. RENATO - ¿Y qué fue d e tu hermana? NrcOLASA -Tan re alocá que era. Con un fulano se mandó

cambiar. Nunca m ás supimos d e ella . RE ATO - Y tan seriecita que parecía. NrcoLASA -Se hacía la mosca muerta, no más, pero era como

chicharra. La hormiga y la chicharra los decían. RENATO -Sí, pues . (S SPIRA) Y yo, tan ilusio nado que venía .

Ahora que estamos solos los dos, me dij e, pod ríam os jun­tarn os, o tra vez.

NrcOLASA - Güeno, ¿y en qué topamos? RENATO - Es que tan re cambiá que está usté conmigo. Me

mira como del otro lao 'el río. Y ni se acuerda que una vez me miró con güena cara.

ICOLASA - ¿Que me encuentra mala cara aho ra, por si acaso? (LE SO 'RÍE COQ ET\¡\JENTE)

RENATO - ¿Po r qué me hace eso?¿ o ve que me da espe ran­zas? Y yo , u té abe, siempre listo . Tengo mi sue ldo y ya estoy pa jubilar y dedicarme a usté too e l d ía. ¿O es que me e ncuentra muy viejo?

rcoLAS.\ - No, si usté, está bien güeno toavía . Yo, aquí onde usté me ve, tengo casi toos mis di entes y trabaj o como chi­quilla j oven , éi tan m is hijos pa decirl e, y le sé hacer desde el pan amasao hasta el asao 'e cordero . . . Y si me apura n , hasta sidra' e manzana le hago.

RENATO - Yunacasa le tengo en O sorno, desd e haceveinteaño . rcoi..M.A - Me ti ene bien convencía, fij ese .

RENATO -Pod ríamos irnos unos días a Temuco. ICOL\SA - ¡Pero eso quea como a una semana 'e vi aj e!

RE ATO - o, si e n tren llegamos en dos ho ras. ¡Va a ve r lo que le va a gustar! ¡Está muy mod e rno Temuco! En la pla­za hay unos edifi cios de tres pisos.

146

Page 144: La remolienda

NICOLASA -Mire, no se me ponga fan tasioso , que mi maría me d ejó re encarmentá, y ya no creo en ni una d e esas histo rias yo.

RENATO -¡Ah!, en un ra to más van a dar la luz. NICOLASA - ¿Qué luh? RENATO -La luz eléctrica, pues. NICOLASA -Ah, enton ces, ¿h ay luh eléutrica? RENATO - En un rato m ás la dan . NICOLASA - ¡Ay, que gü eno ! ¡Pa que es tos gu asos descreías d e

mis hij o vean que no era burla! En cuanto que n os trai­gan la luh e léutrica les avisam os a toos que los casamos. (ENTRA DOÑA REBECA, Q E MIRA ATENTAMENTE A N ICOLASA Y, EN SEGU IDA, SE LANZA A S S BRAZOS)

REBECA -¡ icolasa! NICOLASA - ¡Re beca! REBECA - ¿Qué hacís aquí? ... ¿Cóm o me hallas te? NICOLASA - ¿Qué hacís tú aquí? REBECA - Esta es mi casa. (VE A RE ATO Y SE LANZA A SUS BRAZOS,

CON E 1TUSIASMO) ¡Natito! RENATO - ¡lh ! (SORPRE DIDO) ¡Ñatita! (A DOÑA NICOLASA) Así

que usté no es la Rebeca. REBECA - o, pues, la Re beca soy yo. ¿Que usted es se cono-

cen ? NICOLASA - Claro . ¡Nos vam os a casar, fij a te! REBECA - (LLEVÁNDOSE LAS MANOS AL CORAZÓ ) ¿Qué? NICOLASA - ¡Nos vamos a casar! REBEC'..A - ¡Ay, la valeriana! (CORRE HACIA LA CASA, SEGU IDA POR

RENATO) RENATO -Rebequi ta, a ti ta, ¡d éjem e que le explique! (SALEN) . NICOL.ASA - ¡Bah ! (AL P. BUCO). Paré que la e mbarré. (SE PREN­

DEN LAS L CES REPENTINAMENTE Y DOÑA NICOLASA, CON LA IMPRE­SIÓ , CAE LANZANDO UN GRJTO) ¡iiiiiiiiiii !

TELÓN

147

Page 145: La remolienda

SEGUNDO ACTO

PRIMER CUADRO

(LAs CORTINAS E CORREN CO LA L Z APAGAD . LAs C IRNALDAS DE LUCES SE E CIE DEN REPE1 TlNA.MENTE Y DOÑA NtCOLASA, ON LA IM­PRESIÓ , CAE LANZANDO Ut CRlTO.)

N 1 co LASA - j iiiiii iii iiiiiiii! RE ATO-(VUELVEASUSTADO). ¿Qué pasa? (SE INCLINA SOBRE ELL\)

TCOLASA -¡La e léutrica! ¡Me asustó! (ENTRA DOÑA REBECA, co­RRlENDO)

REBECA -¿Qué pasó? RE~ ATO-( L'ELTA A oo · ICOLASA) . Nada ... Bueno ... e de-

cir. .. Se as u tó. REBECA -¡La valeriana! (SALE CORRlE DO)

ICOLASA - (RENATO LA AYUDA Y LA LLEVA HAST U SILLA). Si no es na. Jue el primer momento, no más. o ve que la luh llegó tan'e repente. (VUELVe DOÑA REBECA, CORRIE DO, CO UN FRAS .O CUYO CONTE 'IDO 1-l\CE OLER A DO: A ICOLASA). j y! Ya me e toy acostumbrando. ¡Qué bonita es! Si paré que juera'e día. ¿No e cierto? ¡Hay que ver! Tan clarito, mire,

i se ve hasta la ú ltima hoja'e los árboles ... Paré co a'e cuento. Con razón se acue tan tarde aquí, si hacen la no­che día ... ¿No se podrá poner en e l campo e to?

RE:--:.\TO -Como había tan poca luz, la confundí ... Creí que usté era la Rebequita.

I .OLASA-Raro me había parecío tanto amor a la primera ... Y a usté lo veo mucho mejor q ue endenante. ¡Tan clarito! La eléutrica lo favorece mucho. (Lo ~liRA Ml'Y DF CERCA)

RENATO -(NERVIoso). Como no veía a la Rebequit.a hace tanto tiempo ... y como se parecen ...

NIC..OL\-'>A -Favor que me hace . porque la Rebeca bien güena moza que está.

148

Page 146: La remolienda

REBECA -El favor me lo hace a mí. (SE TOMAN DEL BRAZO) . Paré qu e l tie mpo no hubiera pasao por tu lao, Nicolasa.

rcoLASA -¡Quié n t creyera! E toy como pasa yo . REBECA - Si yo parezco tu agüela, niña.

rcoLASA -¡Lasco a ! Tai como ch iquilla. REBECA - No e ra ro que e l Re nato se haya entusiasmao vié n­

d o te. A cualquie ra le h abría pasao. NrcoLASA -E que p e nsando en ti m e m irab a . REBE :A - i tú lo que rís a é te, no vayai a pe nsar que yo te lo

quiero qui tar. (EMPUJA A RE ATO HA lA N rcOLASA) NrcOLASA - (EMPUJA A RENATO HACIA REBECA). ¿Cómo te voy a

qui tar lo qu 'es tuyo, po h , niña? REB~C . .A -Quéd a te con é l n o m á . Tanto no h a brá sío e l amor

q ue m e te nía que n o se dio cu e n ta, ¿n o? R.EN TO -(TRAr DO DE .OQ ETEAR CON REBECA). No d iga esas

co a Rebequi ta, que Dio la pued e castigar. REBECA-( IN IIACERLE CASO). Y lo hubie ra i oído , e nde n ante,

por e l te lé fon , cua ndo le ha blé: " un ca la h e i o lvidao", m e d ij o, y yo le dij e qu no le cre ía, le dij e. Y muy pe rdía no anda ba, por lo que veo.

RE. ATO - P ro, Ñati ta, d ése cue n ta, si fue que . . . e l p are-cío ...

RFBECA -Güen o, com o iguales, ig uales n o o mos losotras. RE ,\TO-Es que tanto ti mpo que n o la veía, pues. Rl:BH ~·\ -¿Y tan vieja pe nsó que e taba? ¿Tan ca mbiá m e en­

cu e n tra? Rl<~-JATO- o, claro, ah ora q ue las veo j un tas.

rcot..AS.\ -¿Así que m á vieja que la Rebeca m e veo? Rl:.NA10 -No, i yo ... N rcOL.A..'>A - (INTtRRL' 1PIÉ DOLO). Con toa la p in tura que tie ne

e ncima, ¡h as ta q uié n , poh ! Míre le la boca, si paré que hu­bie ra es tao comiendo m aqui .

RJo s ~ cA -Con la ca ra lavá m ej or m e veo, pa que sepai. Y güe­no ería q ue te pin tara i un poco, q ue así paré que estuvie­ra i e n ferma.

149

Page 147: La remolienda

NrcoLASA -Tú sí que parecís enferma con esas ojeras de tí­sica.

REBECA -Seguís igual de deslenguá que ante. NrcoLASA -Al que me tira la lengua, lo muerdo. Si él no me

hubiera dicho na, ni un cambio 'e palaura habríamos te­nía , pero lo hubierai oído. Las lindezas iban y venían. Y algo le habré gustao que me hablo'e matrimoniarse, que yo na le dije pa que se entu iasmara. Jue de verme, no mas.

REBECA -(RE ATO Q !ERE HABLAR, PERO ELLAS O LE DEJAN T IEM­

PO). ¿Y le creí te? Si é te , cuando nació, e n vez de llorar, dijo una mentira.

RE 'ATO -Pero si yo no he hablado en ningún momento de matri ...

NICOLA.SA - i una palaura le creí. Pero no le iba a e tar po­niendo mala cara en casa ajena.

REBECA -(LAS DOS E SIENTA¡'JjU TAS, ~~ ' AM IGAS). ¡Los hombre son toos iguales!

N1 .OLASA -¡Iguales, mira!¿ o lo voy a saber yo? Toos cortao de la misma laya. Así que no te aflijai, que a mí no me interesa.

REBEG\ -¡Qué ocurrencia, niña! ¡Qué me voy a ailigir por é te! ¿Y con el gusto 'e tenerte aquí? Meno.

RENATO -Oiga Rebequita, no me haga la d e conocía, pues. REBECA - (LE \'l'EL\'E LA ESPALDA OSTE SIBLEMEI'/TE). ¿Andai ola?

tCOL\SA - Con mi hijos ando. REBEC\ -¿Y tu maría? NrcoL~'>A -Viuda me dejó, el canalla. REBECA -Yo también queé viuda. NICOLAS \ -Hubierai conocí o al Abelino. Roto divertí o jue.

Ha taque lo enterramos tuvo cara'e risa. Sano, sin vicio. Poco aficionado al trabajo, pero eso es cosa d e hombre , digo yo. ¿Y esta casa te la dejó tu maría?

REBECA - !aro. ICOL\SA -Granclaza, ¿no?

150

Page 148: La remolienda

REBECA - ¿Querís conoce rla por de ntro? N1c LASA -Vam o. (SE LEVANTAN Y SE DIRIGEN HACIA LA CASA) Tan

li nd o que te n ÍS es to. (SALEN, Rf.NATO LAS SIGUE, TRATANDO DE ER OIDO)

RENATO -Ñatita ... Señora Nicola a . .. Rebequita . .. (SALE. EL ESCENARIO QUEDA OLO MOMENTO. LUEGO ENTRA GtLBERTO, CASI CORRIE 'DO, E UIDO DE CHEPA. ÉL MIRA LAS AMPOLLETAS, DESLUMBRADO, SIN HAB lAR DURANTE UN MOMENTO) .

GILBERTO -Así que é ta es la luh eléutrica .. . (ELLA ASIENTE, soNRIENDO) . ¡Chi tas q ué ilumin á ! Yo creía que era distin ta.

Ci iEPA - ¿Cómo? GILBERTO -No sé .. . Má o cura .. . Y es como unas estrellas

grandotas amarrás a u n h ilo .. . Llegan a doler los oj o'e mi-rarla. Como uando uno mi ra el sol d e fre n te .. . Una vez agarré una lucié rnaga, e ran como cinco, y las me tí en u n va o. Así pensaba que e ra. Suavecita. Pero llega a do ler.

0 -tEP.\ - Cuando se acostumbre n i se va a dar cuen ta. GtLBERTO - ¿Usted e tá acostumbrá? CII EPA - ¿A qu '? Gll.BERTO -A la luh. CHEP.\ -Ah ... sí. C ILBERro - ¿Y toas las noch es' ta igual? Ci lEPA - Igu a lita. GtLBFRTO - ¿Y usté? Ct lEPA - ¿Yo? GILBERTO -Si, usté . C:m r.\ - ¿Yo qué? GJLBERTO - ¿Ta toas las noches igual? C! IEPA -Sí. C u.BERTO - ¡Sie mpre so lita ! CJ lEPA -Es qu mi novio es marino . Gll.BERI'O -Ah. (P.'\LlSA. Los DOS VACA UN MOMENTO ENTRE LAS

M E~.\S, COMO EVITAN DO DARSE LA CARA). Mi tai ta siempre 111 <"

contaba'el pue ulo. Cii EPA - ¿Sí?

151

Page 149: La remolienda

GILBERTO -Hablaba'e puras maravillas, pero no me recuerdo que haya hablao de algo como usté. Aparte ' e las sirenas, claro.

CHEPA - (ACERCÁNDO E ÉL, INTERESADA) . ¿Y qué decía 'e las si­renas?

GILBERTO -Que en poniéndose a cantar la siren a, uno s queaba pegao al suelo y no se podía mover más ... ¿No será sirena usté?

CHEPA - (RÍ E) . Pero yo no canto. GILBERTO -Es como si cantara. CHEPA - ¿Y su papá venía iempre solo? GILBERTO -Sí. Decía: "No le digan na' a la iño ra que me voy

pa' el pueulo a echar una can a al aire". Y era re cierto, ll e­gaba más guaina, con meno cana. Y yo pensaba "¿Por qué no llevará a la iñora? ¿Por qué irá solo?". Y era que la iñ o ra no tenía mucha cana, entonce. Y yo digo : Qué lás tima no haber venío ante, que a lo mejo r la habría encon trao sin compromiso y los habríamos podío casar.

CHEP -Pero si usté n i me conoce. GtLBERTO - ¿Cómo que no? ¿Y no estamo hablando y no esta-

mo mi rándonos? ¿Qué más? CJ lEPA -Si usté me conociera más, no me querría pa casarse . GILBERTO -¿Y pa qué, entonce? CHEPA - Pa ... Usté sae , pues. GtLBERTO -Pa' too. CHEPA -Claro, pa eso. GtLBERTO - ¿Sabe con tar histo rias? CJ-IEPA - Sí, é . GtLBERTO - ¿ abe cantar? ¿Sabe trabajar? CHEPA -Sí sé. GtLBERTO -¿Y hacer comía y cuidar chiquillos? CHEPA -(RÍE). ¡Eso lo sé! GJLBERro -¿Y le gustan los caba llos, los perros, los gato , las

gall inas? CII EPA -Si me gusta n . GtLBERTO -¿Ve? ¿Cómo no qui ere que la quiera, e nton ce?

152

1

Page 150: La remolienda

r Chepa - ( o RÍE) . i quiere ... U té me gusta. Yo ni le cobraría. Gn BERTO - ¿Qu hay qu pagar pa que rerse e n el pueulo? C II EP \ - No, p h ... Hay que pagar pa e tar juntos. Gn BERlO - ¿Y uánto le de bo? Cm P\ - Na, toavía. Gn BERTO -¡P ro i e tam os junto O 1 ~ PA - ¿Pa qu ' hace? ¿No ve que m e da ve rgüenza? Gu BFRro -Es qu paré que no 1 entendiera. Cm P\ -¿Que usté no ha e tao e namorao? GIL B~ Rro -¿Y de qui én ? i allá arriba no hay más mujer que

la iii ora. Cm P.\ -¿Ni ... n i se ha a ostao on naide? GIL B~. RTO - Ah, sí, claro. Con e l Graciano y con el Nico. Dor-

mimo lo tr e n el mi mo catre. ¿Por qué? CIIIP\ -Yo digo on una m LU r. (;n BL·. Rro -No, poh , me daría vergüenza. Cmt'\ -¿Con migo tamién le daría vergüenza? (_;11 B~. Rl O -(~l \ll· l \ DE U . U., SL'Jn \NDOSf EL '>OMBRERO CO LAS

DOS \ 1 \:-10'-> Y RIL '\DO DF N~. RVl OS \ DE VI:.Rt;Üf.NZ ) . ¡Claro! ... un poco ... No sé... o reo. (CoRRF ll\CIA ELLA). ¿Por qué no \ eÍmos?

C:mP\ -Güeno. (;n BI· Rlo -Ah , p ro no \'amo a poder. C111· P\ -¿Y por q ué no? CntuRro - Por su novio. C:11~P\ -Pero é l no está aqu í. Cn BI· R I O -Sí, pero el o mpr mi o es compromiso. CmP\ -Claro. (S~ .\1 Fj .\ l ' '\1 POCO)

GtLBFRro - La ma la pata, ¿ah? Yo pe nsaba q ue cuando uno se entusias maba too era re fác il. Llegar y casarse. Cosa que p ie n a un o allá arri ba, de p uro inorante . ¡Too es tan di tin to aqu í!

CmP\ -¿Sí? Gn smro -¡Claro! All á arriba no hay se iioritas, ni pue ulos

grandes, ni caminos pavime n taos. Uno se larga a la que te

153

Page 151: La remolienda

criaste, no más. En cambio aquí, paré que uno estuviera amarra o.

CI-IEPA - A ver, uélte e. GILBERTO - ¿Y cómo? CHEPA - No é, dése una güelta'e cam ero, o ríase. GJLBERTO - Ganas no tengo. CHEPA - (CHEPA LE HACE CO Q IUA, ÉL ESCAPA, JUEGAN E TRE LAS

MESAS Y, FI:'\AL"-IENTE, EUA LO ACARRA DE LA MANTA Y CAE1 LOS DOS AL St..:ELO, RIENDO). ¿Ve que e rió?

GILBERTO - Jue con maul a eso! CHEPA - Es que yo soy maulosa. (SE LE\'ANTA, APARTÁNDOSE DE

ÉL). GILBERTO - ¿En qué está pensando? CHEPA - Se me ocurre que donde usté vive too ha de ser tan

güeno, que uno estará tranq uilo. GILBERTO - (LEVANTÁNDOSE). Claro, es re tranquilo, apa rte'e

que vivimo aliado el volcá n y e repente se po ne a escupir juego y quea la pelería. El j uego no los llega, pero caen los aluviones qu e dejan e l campo como chiquero. Claro que uno no se aburre. (Eu..A SONRÍE). Váyase pa allá, que le va a gustar.

CHEPA - Si ganas no me faltan ... pero no pueo ... El compro-. .

m1so es comprom1 o. GILBERTO - Poco segura d icen que es la mar. Si su novio le

fa lta, que ni Dios q uiera, acué rdese de es te amigo. CHEPA - Me voy a acordar. GILBERTO - Sí, pero'e verdá, mire que la voy a estar esperan­

do. CHEPA -Oiga, Gi lberto ¿y usté se casaría conmigo, aunque

supiera que ... ? (SE ESCUCHA LOS GRITOS DE GRACIANO Y NICO­LÁS, CERCA. LUEGO ENTRAN LOS DOS, CO RRI E DO, Y DAN VUELTAS POR EL PATIO, EXAMINANDO LAS LUCES, ENTRE ASUSTADOS Y CU RI O­SOS. DETRÁS DE ELLO~ ENTRAN lSAlJRA Y YOLA).

GRACIANO - ¡Chi tas, con la custió n e léutrica, cómo brilla! ícoLÁs - ¿No hará mal pa la salú?

154

Page 152: La remolienda

,_

YoLA -Si uno me te lo deos en el e nchufe, ei sí qu hace mal. (l A RA RÍE)

GRACIAJ\0 - ¿Cómo? YoLA -Si uno saca la ampolle ta y mete el deo aentro, se cae

fulminado como por un rayo . GRACIANO - ¿De veras? YoLA -De vera, así que no haga la prueba, m 'hijito, que no

quiero quear viuda ante'e casarme. IsAURA - ¿Tú también te casai? YoLA - (FI A). Es que el Graciano me conquistó apenas lo

vide. Toos mis otros pre tendientes se me olvidaron como si no los tuvie ra. Pa arriba los vamos a ir mañana, que yo le hei dich o que por acá más vale no quearse . La gente es tan mala y las niñas solte ras corrimos tan to peligro, ¿no es cierto, Ch epa? (CHEPA ASIENTE SIN HABLAR) .

IsAURA - Yo le dij e al Nico: "Los casamos en la mañana tem-prano y nos fle tam os como bala pa e l fundo".

NICOLÁS - Si tan to como jundo no es. ISA RA - (ABRAZÁNDOLO FELIZ) . Ay, si a mí no me importa. GRACIANO -¿Y tienen calamorros? Que esos zapatos no les

van a servir p'al barro. Yo LA - ¿Q ué barro? GRACIANO - Estamos allao'el volcán . NICOLÁS - Los aluviones dejan un poco embarrao . ISAURA - No me habíai hablao'el volcán . NICOLÁS - Al lao estamos. GRACIANO -Dej a un poco'e estropicio , pero na pa preo­

cu parse . NICOLÁS -Los chanchos, no más, los sentimos. Cinco eran y gor­

dos de partirlos con !'uña. Pero estaban a la pasá' el barro. Ni rastro queó'el chiquero. Lisito como la palma 'e la mano.

YoLA -Pero a la casa no le pasa na, ¿no? GRACIANO - (MUY CONVlNCENTE) ¡No! . .. aparte 'e la pie ira que

aplastó la cocina, no ha pasao na y la iñora andaba aonde las gallinas, as í que no importó, tampoco.

155

Page 153: La remolienda

lsAURA - (A YoLA). Ta peliagúa la cosa. YoLA - ¿Y cuántas veces les ha tocao erución del volcán? NrcoLÁS - Ca i nunca. Caa dos o tre año, no más. ISAURA - ¡Chitas! NICOLÁS - ¿Que le da susto? ISAURA - Es que yo soy malaza palos temblores. Salgo corrien­

do pa' onde esté güelta. NICOLÁS - Si no tiembla. Y ei voy a estar yo , pa cuidarla. I AURA - No me dejís nunca sola . iquito, esté como esté el ""

volcán . NICOLÁS - Si es re entre tenía . A veces se ve too colorao en la

noche. R'entretenío. YoLA - Güeno, ¿y en serio que es pa tanto, como pa ir con

boto tos? lsAURA - Ay, m 'hijito , pídam e lo que qui era, m eno que m e

cambie'e zapatos, que éstos me han costao casi un mes de trabaj o . . . ¿Le gustan ? De Osorno me llegaron , en car­gaos especiales pa mí. Yo, sin mis zapatos'e taco alto, es­toy perdía. Ende que me los traj ero n que no m e los h ei sacao.

NICOL.\s -Poco le van a durar por allá arriba. Y medio des­abrigados se ve n pa el invie rno.

ISAURA - Si otros voy a llevar pa esos menesteres, pe ro es que éstos son tan re bonitos, ¿ah?

NICOLÁS - Si es ese su gusto, ¿qué le voy a d ecir yo? IsAU RA - ¡Niquito! 'e mi alma, tú si que e rei güeno conmigo.

Cualquier otro habría hecho su voluntá, pero tú erei güe­no. Ajuerza'e cariño te voy a pagar.

GRACIANO - ¡Oye, Yola! ¡Pero tú te irís a sacar esas chalas, que no te han de servir pa na!

YoLA - ¡Yo me aco lo que usté me pida, m 'hijito ! GRACIANO - (DÁNDOLE UN ABRAZO QUE LA LEVANTA DEL SUELO) .

¿Tanto me querís, Yola? YoLA -Yo, por usté soy capaz de ... ¿qué decirle pa que se

haga una idea? ... ¡De subirme al volcá n a pata pelá!

156

Page 154: La remolienda

lsAURA -(A NICOLÁS) . Yo más que eso. Yo lo voy a seguir hasta la o tra vida.

GRACIANO -Yo no digo na. Cuando haga falta verá lo que pueo hacer por usté .

NICOLÁS -Lo mismo digo. (Los DOS MUCHACHOS ESTÁN TAN E -TUSlASMADOS Y CONTENTOS QUE TOMAN EN BRAZOS A ISAURA y

YoLA Y JUEGAN A TOPEAR, EN MEDIO DE RISAS Y SILBIDOS) Yo LA -(SIN ALIENTO). O ye, Isaura, no le p ernos dicho na a

o ña . .. a mi mamá. ISAURA - ¿Y pa qué? Pe ro si querís, digámole al tiro. YoLA -Vamo. (A NICOLÁS). Vamo a ir a avisarle a mi mamá. GRACIANO -Aquí las esperamos, pues. lsAU RA -Ni un suspiro los d emoramos. (SALIENDO). Ven , Che­

pita. (CHEPA SALE DETRÁS DE ISAURA Y YOLA) NICOLÁS -(LANZA SU SOMBRERO AL SUELO Y SE DA UNA VUELTA DE

CARNERO) . ¡Por las e ntrecanillas que me gusta la patillúa! GRACIANO - Me qued é como acalambrao cuando juimos pa

e l río . GILBERTO -Si tanto frío no hacía . GRAClANO -No, si d e puro ten e rla allao jue que me acalam­

bré . No sé qué m e pasaba. Andaba tropezando con too . Y cuando m e pasó la mano pa que m e asuje tara m e die­ron como unas te rcianas. Llegué a sudar frío. Ya ni m e acue rdo 'e lo que le h ablé , pe ro n o paraba'e re írse la Yola . Cuando 'e re pente se m e puso re seria y se m e acercó bien ace rcá, m 'estiró la trompa y yo com o que m e caí en un hoyo , m e juí 'e punta e n cima y tenía la boca a romá y sua­vecita. Ya está, me dij e yo , m e e mbrujó y m e va a llevar al d espe ñ ae ro . Pero ni ganas d e arran carme m e dieron . Re­cié n e i m e di cue nta que la Yola anda ba con las pechugas m edio pe lás y le dij e que se podía arrom aizar y, ¡guelta a re írse! ¡Y yo tamié n! ¡Los reímos com o caballos!

NICOlÁS -Es que son m ás re diablas. Yo, con la Isaura, hasta e l borde' e l agua llegué y la luna iluminaba tanto que m e dij o: "Vámolo pa d e bajo'e los árbo les que hay much aza

157

Page 155: La remolienda

luh aquí" (RÍEN) . Yo no veía na, pero allá juimos. Y le dio por sentarse. Yo me senté . Y se tendió y yo me tendí. Y como estaba callá le hice cosquillas pa que dij era algo y se largó a abrazarme como mala 'e la cabeza. (RÍEN) . ¿T'a sustá?", le dije yo. "Es que sentí una cosa helá y creí de que era una culeura", m e dijo . Y yo busqué por toos laos y no había ni ras tro'e culeura. Tan requete fantasiosa que se puso. ¡A cada rato estaba sintiendo la cu leura ! (RíE A

GRITOs). Total que al final..nos quedamos bien juntitos y ei "" no se asustó más. Y en eso estábam os cuando prendieron la eléu trica y vinimos a mirar.

GRAciANO - (A GrLBERTO) . ¿Ya vos, cómo te jue? GrLBERTO - Me jue mal.

ICOLÁS - ¿Qué te dijo? GILBERTO - Ta comprometía con o tro gallo. NICOLÁS - ¡Puchas que erei miao'e perro vos! ¿Ah? GRACIAJ\0 - ¿Y qué importa que esté comprome tía. Llévatela

no más. Losotros te ayudam o. GrLBERTO - No. El gusto tien e que ser de los dos, poh. NrcOL.ÁS - No te aflij ai, que o tra mejor hallarís en la ciudá. GRAClANO - Y ésta es medio patuleca y deslavá, mejores vai a

encontrar. NiCOLÁS - Esta paré qu 'estuviera medio pasmá. GILBERTO - ¡Hágamele un parao, poh he rmano ! Bie n dere­

chas que tiene las dos patas la Che pa, y sin embe tunar me gusta a mí. Y callá no es lo mism o que pasmá.

NrcoLÁS - o te apequen ís, poh cabro, que lo decíamo pa consolarte , no más.

GJLBERTO - Cada uno con su suerte , poh he rma no. GRACIANO -Vai a ten er aonde elegir e n el pueulo, ¿qué te

apostara? GrLBERTO - Aunque viera a toas las mujeres del mundo siem­

pre la Ch epa sería la mej or pa mí. ¡Qué m ej or que no que­rerla y quearme tranquilo! , pe ro estoy como embrujao . Y mañana me voy a tener que ir pa arriba, no más, aunque

158

Page 156: La remolienda

me tenga que tapar la caeza con la manta pa no verla ni o írla.

GRACIANO - ¿Pa qué lo tomái así, oh? NI OlÁS -Si no es pa tanto. (E TRA DOÑA NICOLASA) . NICOLASA - Vaigan cambiando' e rumbo que con estas cabras

no se van a poder casarse. (EMPIEZA A RECOGER SUS BULTOS) NICOlÁS - (LEVANTÁNDOSE DE UN ALTO) . ¡Si ya dimo la palaura! NtCOLASA - Se la van a tener que digo lver. GRACIANO - ¿Y por qué, si puede saberse? NtCOLASA -Porque estas niñas son hijas de mi hermana Rebe­

ca, y no les aguanto casorio entre primos, que después les salen los chiquillos toos torcíos.

GRACIANO - ¿Qué Rebeca? NtCOLASA - La Rebeca, poh , esa hermana zafá que tuve yo. Es

la dueña de esto y la mai re'e las tres cabras. GRACIA o - ¿Así que somos primos? NICOlÁS - Yo me caso no más. No me importa. NICOLASA - A ti no te importará, pero a e lla sí. NICOlÁS -¿Que dijo algo? NICOLASA - ¿Qué van a decir, si la Rebeca no las ha dej ao ni

abrir la boca? Pero aspérate que le pregun te y vai a ver. GRACIA o - ¿Y qué vamo a hacer?

ICOLASA -Resinarse a su suerte, y aguan tarse, no más. NICOLÁS - ¡Güen dar que somos quemaos! Tan re bien

qu 'estábamo. GRACIANO - ¿Y está segu ra que es su hermana? NICOLA.SA - ¿Cómo no voy sabe r, baul aque? GRACIA o - Es que, ¿cómo va ser tan ta la mala pata? Si estoy

malo 'e la caeza por la Yola yo. NJCOLASA -Pa mejo r habrá sio . En el pueulo van a encontrar

mejores. GRActANO - ¡Si no querimos na mejores, las querimos a éstas! NICOLÁS -Sí, po h . NICOLASA - Son muy fruncías, no sirven pa trabaj o e campo. Y

si salen a la maire, poco du rarían al lao e ustees.

159

Page 157: La remolienda

GRACIANO - ¿Cómo sabe, iñora? NICOlÁS -Son menos fruncías que usté . NICOLASA -Respeta a tu maire, desgraciao. Apréndele al Gil­

berta que muere pollo ante lo que dice su maire . NICOLÁS - ¿Y qué va a decir este jetón, tamién poh?, cuando

nació para o . Le jue mal con la cabra' e partía. GRACIANO -No se comprometió con naide. ¡Es la suerte 'el

tonto esa! NICOLASA - ¡Lo que digo yo se hace ! ¿Me oyeron? Y nos golvi­

mos al tiro pa la casa, tamién , si siguen alegando los bau­laques ..

NICOLÁS -No ve que los va a ten er amarraos allá arriba tal vez.

NICOLASA - (LE PEGA CON UNO DE LOS BULTOS ) . La cara se te ha d e quer, mal hij o, discuti éndole a tu maire, que se ha sacao los Oj os p a que vivan como la gente y no como bestias que son . ¿Quién te e nseñó el A, B, C, y a agarrar e l la p e? Si n o juera por m í, naide sabría distinguirte' e un caballo. Pero no hacen m ás que ver una falda'e lejo y ya quieren pasar por en cima d e una. ¡H as ta que me saque n con las patas pa ilante se h ará lo que yo m ande !, q ue p a eso me h ei m ortificao com o mula por los tre, y bien casaos los hei d e ver, aunque no quieran . .. Güeno sería que ah ora que es toy viej a y sinjue rzas, tuviera que cuidar cabros amarillos y dwecos. Que es ley d e la vida, que el que se casa con una p rima, te nga los chiquillos torcí os.

NI OLr\s - ¿Y cóm o el Gumercindo Algornoz se casó con su p1i ma y el cabro les salió re' entaquillao?

NrcoLASA - Seña fu a que el cabro no es del Gumercindo Al­gornoz.

NrcolÁS - ¿Y de quién va a ser, entonce? NICOLASA - Gen te dispuesta hay en toos laos. (SE ESCUCHAN

vocEs QUE SE ACERCAN). Ei viene la Rebeca, se las voy a pre­sen tar. (LOS TRES HERMANOS SE PONEN EN FILA. ENTRA DOÑA RE-

160

1

Page 158: La remolienda

BECA CON RE ATO, SEGUIDOS POR I AURA, YoLA y CHEPA). Estos son los chiquillos, poh, Rebeca. El Nicolás, el Graciano y el Gi lberto . Esta es la tía Rebeca, cabros. (DoÑA REBECA LE DA LA MANO A GRACIANO)

GRACIANO - Graciano Morale. (SE SACA EL SOMBRERO, REBECA LE DA LA MANO A NICOLÁS, QUE SE ACA EL SOMBRERO)

NtcoLÁS -Nicolás Morale . REBECA -Bien güeno mozos tus hijos, Nicolasa . (LE DA LA

MANO A GILBERTO, QUE SE SACA EL SOMBRERO Y HACE UNA INCLI­NACIÓN)

GILBERTO - ( 1 RMURA). Gilberto Morale. 1 ICOLASA -Bien alimentaos y ensai1aos que están. Y son for­

zudos como yunta'e gü eyces. Este caballe ro es on Renato Sepúrvea, aministrador de la luh eléutrica. (Los HERMANOS, MUY IMPRESIONADOS, SE Q ITAN RÁP IDAMENTE EL SOMBRERO Y LE DAN LA MANO A RE ATO)

GRACIANO - Graciano Morale. NICOLÁS - Nicolás Morale. G11.BERTO - Gilberto Morale. REBECA - ¿Y ya se con ocieron con las niñas?

ICOLA'>A -Ya se con ocie ron , hasta se que rían casarse con e llas . Lá tima grande q ue no van a poder.

YoLA - ¿Y por qué no? NICOLASA - Es que losotra somos hermanas. IsA RA - ¿Y eso qué tie ne que ve r? NICOLASA -Que ustees son toos primos. YOLA -¿Primos? ¿Loso tros? ¿De aónde sa .. . ? REBECA - (INTERR MPIÉ DOLA) ¿Le ofreciero n un traguito a on

Re nato? CJ lEPA - Yo le sirvo, oña . .. mamá ... REBECA - Acomóden e, no más, que losotra tenimo que cam­

biar unas palabri tas. Con permiso, a ti é ndalos, Chepita. (SE APARTA coN lsA RA y YoLA). ¿Que no te dij e que al Renato le juré que eran hij as mías? Entusiamaazo está conmigo, paré que quiere casorio. Así que hijas mías son.

161

Page 159: La remolienda

Y LA -Mire, oña Rebeca, no porque usté e quiera a arse , lo o u-a lo vamo a guear tirand la peta. Lo vamo a ca ar, no má , con lo higuillo . Así qu m jor qu ust • soli ta e confi e con u caballero, porqu al tiro vamo a d ir

que n o som o pnmo . I URA - ¿ hi ? ¿Que cr que los va a pr ntar la o a ió n ,

o tra in om ar qu han entu ia má que tamo con ello . ¡ n más r lindo !

REBE · - ¿ a dej a r qu m dej n m o menti-ra a? tee o n JOVen pueden e perar, en cambio o, i n o m apuro, pierdo el tren pa • cul a. (AL P ·su .o) Y n

edá e to de er una 1'lora re pe table'e su a, a. (A l URA

y YOLA). Ustee qu m d jan en vergüenza y yo les digo a lo cabro que u t o n un perd ías. ¡ í que elijan .

YOLA - té que le di e a lo cabro que omo unas perdías y lo otra que le decimo a su Re nato qu ust · lo perdió.

bALTRA -Sí, pue ... Y le con tamos que la "Quin ta de R creo" e la casa'e remolí nda má afamá'e la zona. A ver qué ' ' di e.

REBECA -¿Así q ue u tee prefi r n que no qued mo · t as mira ndo?

y - omo do contra una, oña Reb ca, da · , casarlo . Y u t • qu lo e ha al agua y l an11amo la casa de alt .

tamo d idi­tra que le

Rr.su \- tees que me arman b he, y ·o que las de pid . ls\t'R.\- y. pue , la media co ·a qu Jo va a hac r. Mejor, así

los vamo con lo chiquillos pa 1 fund . REBlt.\-M ' que!ijoquesevanconutee · i ab nla laya'e

mujere que son. Ym \- o me timís, le dijo la sart ' n a l' o lla . R!BH~ \- .ü no, diga n n más que . o una m nliro a y éi

\'al1él\Cr loquevo. adeciryo. ( E \P>\RT\DEEll \SYVA l L\CIA

[l C.RUPO, QL 1:.. \E l lA l'\1:0.1 \L\DO fN DOS \1fSAS JLINl \S. l SAL IRA \

YoL\ c.;\1 EN C\:O.I e oRRi f'\/Do DFTR.\S DF ru ). Ya, pu s. Chepa. tó at una osita pa festejar a las vi ita , ni t1a.

162

Page 160: La remolienda

CuErA -Si e la Yola la que sabe tocar. YOl -Ah, no. Yo no píen o en tocar, ni m uerta. GRAclANO - ¿ i a unque yo se lo pida? YoLA -Güen o, es qu . . . No es toy de ánimo ahora.

ICOLASA -Si pa e l m al de amores no hay como quejarse can-tando, qu m e d ecía el Abelino. Llóren la con guitarra, que a i le va a pa a r la pe nsión .

bAUI;V\ -¡ o e tam o en ven a! Rf.NATO -¿ 'm o va a ser o? (LE ENTREGA LA GUlTARRA A YoLA).

La · p nas e matan cantando, pues. YoLA - (ENTRECÁ DOLE LA C ITARRA A l s"A RA) . Yo no canto. bA RA -(LE PASA LA e ITARRA A REBECA). Yo m en os. Cante usté

q ue e tará más o n ten ta. RE .\TO -¡Claro! ¡Cante!, ¡Rebequi ta! REBECA -Si yo no soy na de rogá, com o éstas. Si tus hijos bai­

lan, Nico la a, yo le canto. icolasa -No ba ilan na d e mal. De too le he i e nseñao. ¡Ya,

alieron a bailar! ¡No me vengan a dej ar en vergüenza aquí! (GILBERTO, ICOLÁSYGRACIANO SE LEVANTAN AMU RRADOS)

NtcoL -¡Pa la gana que tenimo 'e bail a r! GRAc:r o- í, po h . GILBFRTO -(A Cu EPA). Bail m os, más que sea. CJ lEPA - Baile mo (JSAURA Y YOLA TAMBIÉN SE LEY TAN, DESGANA-

0 .\S. L\S TRES PAREJAS SE COMODAN \' BAJLA U A ESPECIE DE VALS

Cll \NDO EMPIEZA LA (.ANClÓ )

R.!:. · ro -¡Cante la can ció n del ve ndaval!. .. ¿Se acuerda? (REBEC RJE)

Rr BI:.C -( :ANTA) Échale chicha a los vasos, qu caiga en la mesa, que empiece a corre r que habie ndo una güena niña, y una güena mesa, ¡qué d i ha y p lace r! S oye el rugir d e u n ve ndava l

163

Page 161: La remolienda

naide se atreva a salir de aquí con este temporal. (N ICOLASA Y RENATO APLAUDEN)

NICOLASA -Muy bonito._ RE ATO -Muy sentido, Natita, muy sentido.

ICOLASA - Ahora estarán mejor. NICOLÁS y GRACIANO -(ENOJADOS) ¡Chis! Claro, ¡poh! YoLA - (DECIDIDA). Oiga, mamá, acérquese pa este lao, que

tenimos que aclarar una custión. REBECA -(REZO CANDO) ¡Mnnnnnnnnnnnn!. . . Güeno ... (A

RENATO). Estas niñas, por Dios, están alzás con las visitas. (SE APARTAN UEVAME TE, MIE TRAS CHEPA CUENTA ALGO QUE DOÑA NICOLASA, RE ATO Y LOS TRES HERMANOS, ESCUCHAN ATEN­TAMENTE)

YoLA -Oiga, oña Rebequita, no sea malita, pues. ¿Qué no hay manera 'e que los casemos las tres?

REBECA -Claro, las tres lindas encantás de la vida y una, 1a lesa, fondiá, aquí, sola como deo.

YoLA -No, yo digo, usté y losotras dos. La Chepa no se casa, por la guagua.

REBECA -Ah, yo no sé na. Yo no abro la boca. Y no me llamen de nuevo, que no pienso en venir. (SE APARTA DE ISAURA Y

YOLA Y SE ACERCA AL GRUPO) YoLA -Esta vieja no se ha de salir con la suya. Entre perder

al Graciano así, con la boca cerrá, prefiero perderlo pe­liando.

ISA RA -( UJETÁNDOLA DE N BRAZO). Oye, espérate. ¿Y si los ca­bros nos dejan plantás a toas, qué vamo a hacer? Más que seguro que la vieja nos echa a patás de aquí.

YoLA - Prefiero pedir limosna a quedarme con e lla, viéndola regodearse con su Renato.

ISA RA -Pero, ¿y la Chepa? Acuérdate'e la guagua y que no tiene aónde caerse muerta.

YoLA -Too lo que tengo se lo doy. Además que e lla no está metía en el boche, no tiene por qué echarla. Pero yo callá no me queo.

164

Page 162: La remolienda

lSAURA -Güe no, h abla no m ás, que yo te sigo. YoLA - (ACERCÁNDOSE. A GRACIANO, DESAFIANTE) . Si es porque

creís que somos p rimos que n o los podimos casar, podís estar tranquilo, Gracian o. No som os n i parientes.

GRACIANO - (SONRJENDO) Claro, si yo ya sab ía ya. YoLA - ¿Cómo sabíai? GRACIANO - La Ch e pi ta los con tó . REBECA - (LEVANTÁNDOSE F RlOSA). ¿Qué les con tÓ esta m osca

muerta? GRACIANO -Que son hij as adoptivas, pu es. REBECA - ¿Hij as adoptivas? ¡Claro, pues! · Ado ptivas son . RENATO - Un gesto m uy noble de tu par te, Ñati ta, adop tar a

estas niñas, realmente h as cam biad o much o, com o d ecías endenantes. Estoy orgulloso d e us té.

NICOLÁS - (A l sAuRA) ¿Así que n o tenimo ningún impedi­mento? (lSAU RA LO ABRAZA)

Yo LA - Chepita quería, nunca te vamo a poder pagar lo que habís h ech o por loso tra.

lSAURA - (ABRAZANDO A CHEPA) . Una hermana 'e verdá serís pa mí. Yo LA - Y losotra, las lesas, toas aproble m ás, sin asunto . CHEPA - ( ONRÍE TRJSTEMENTE). Q uiero verlas casás yo. lSAU RA -Un altar te merecís por esto , Che pi ta 'e m i alma. RENATO - (LEVANTÁ 1DOSE). Y. . . ¿Y no les gustaría que yo fu era

su papá ad op tivo? REBECA - (D ICIIOSA, ABRAZÁNDOLO) . ¡Re na ti to! RENATO - ¿Cómo no va a participar u no d e tan ta alegría ,

p ues? Yo LA - ¡Güen d ía éste, e n qu e h e i e ncon trao paire , maire ,

h erman as . .. ¡y n ovio! ISA RA - ¿No estarimos soñand o? Yo LA -Pa reciera que sí, pero estamos requetecontra despier­

tas. NICOLASA - (LEVANTÁ DOSE). ¿Y n o h abrá pe ligro 'e q ue se ca­

sen e ntre primos ad o ptivos? (SE SIENTA ENTRE LA PROTESTA

GENERAL).

165

Page 163: La remolienda

N ICOlÁS - No, p o h , iñora, ¿n o ve que n o som os ni parientes? GRACIANO - Ento n ce mañ ana los casamos y los vam os. YoLA - Com o m ande su mercé, pues. RE ATO - (SE LEVANTA. DOÑA REBECA HACE CALLAR A TODOS, FRE­

NÉTICAMENTE, RENATO TOSE). En estos m o m en tos e n que m e embarga la emoción, digamos, quiero expresar m i since­ro sentimiento de alegría, digamos, al ver reun ida en esta mesa, a los pies del majestuoso volcán Villarrica, digamos, a esta fe liz familia. (APLAusos). Tomo la palabra _:_el vin o me lo voy a tomar más rato- (RÍE CON su CHISTE) para brindar porque vuestra y n u estra felicidad sean tan eternas, como eternas son las glorias de nuestro q u erid o Chile. (APLAu­sos). Por eso es que, digamos ... j Digamos salú, entonces!

REBECA - (SE LEVANTA Y LO ABRAZA) ¡Natito! ToDOS - ¡Salú! (BEBEN ENTRE RlSAS Y COMENTARlOS) REBECA -Y la Chepita, ¿qué va a hacer? CHEPA - Aquí me queo yo. GILBERTO - Güen dar que es bien porfiá, ¿no? ¿Y se va a quear

solita esperando? CHEPA -Sí. G!LBERTO - ¿ o quiere que la acompañe? CI-IEPA -Usté se tiene que golver a su tierra. GrLBERTO -Pero si usté quiere, yo me queo ... (Los OTROS LAN-

ZAN RJS E.- AS EXCLAMACIONES ANTE ESTA DECLARACIÓN)

REBECA - ¡ U y, mírenlo! RENATO -¡Ah, diablo! GrLBERTO -¡Como amigos, no más! (RisAS) YoLA -¡Sí, seguro! REBECA - ¡No le vayamos a creer, no más! ISA RA - Di le, mejor, Chepa. YoLA - Es mejor. lSAURA -¡Dile, oh! (CHEPA SE LEVANTA, TOMANDO A G ILBERTO DE

LAM O) CHEPA -Gilberto ... (SE ESCUCHA UNA RJSA ESTRIDENTE Y ENTRAN

TRES HOMBRES CON UNA MUJER DESGREÑADA; MUERTA DE LA RJSA,

166

Page 164: La remolienda

TODOS ESTÁN MEDIO BORRACHOS, ESPECIALMENTE MAURO, UN HOMBRE CORPULENTO CON CASACA DE CUERO, SUS COMPAÑEROS SON: BAUDILIO, UN CAMPESINO GORDO; TELMO, UN MUCHACHO JOVEN Y FLACO Y MIRTA, LA MUJER, QUE TIENE EL TRAJE MANCHADO CON VINO Y EL PELO REVUELTO).

REBECA - ¡Me recondenara! BAUDILJO -Güen as noches, m isiá Rebequita, aquí venimos a

regolverla, o tra vez. REBECA - (LEVANTÁNDOSE, SIÚTICA) . Se van a tene r que dirse pa

o tro lao, porque noso tra cerramo el negocio . TELMO - ¿Ah? ¿Cuándo? REBECA -Recién lo cerram o . BAUDILJO - ¿Y cóm o tien e la puerta abie rta, las luces prendías

y las niñas en pie? REBECA - Así será, p e ro ya no vamo a a te nder m ás público . BAUDILIO - Ah, entonce n o impo rta, porque losotros somos

como de la casa ya, poh . (SE SIENTA, JUNTANDO DOS MESAS) REBECA - No, oiga, espé rensen ... (DON RENATO LA DETIENE,

TRANQUILJZÁNDOLA) BA DI UO - (A M! RTA, QUE SE HA SENTADO ENTRE MAURO Y T ELMO).

¡Chi tas qu 'erei m ala, fl aquita ¡Siéntese aquí, con su gor­di to m o no no!

MrRTA - (A GRITOS) . ¿Ah? ¿Qué querís, oh ? TELMO - ¡H ay que ver que está triste esto ! ¿Que se le murió

alguien , oñ a Rebeca? (MIRTA SE RÍE FUERTE) MAuRo - ¡Güendar que son poco amables con los ajuerinos

po r es tos la os! (A CHEPA). Oiga, m 'hijita rica, tráigase dos m e tros cuairaos de pirse, pa empezar. (A sus AMIGOS) ¿Us­tees h an to mao m arta corpuesta?

TELMO - No, ¿cóm o es esa cues tió n ? MAuRo - Se c01·pon e de una bo te lla' ejue rte y una marta. Se

regu erve too eso y se sirve . MmTA -¡Chi tas! Eso ha de se r como pa parar las chalas di 'un

viaj e , ¿ah ? CHEPA - (SE LEVANTA). ¿Voy, oñ a Rebeca?

167

Page 165: La remolienda

REBECA -(SE LEVANTA) . No te movai de aquí tú , solos se ten­drán que ir esto rotos. (LAs DOS SE SIENTAN )

T ELMO, BA DILIO y MIRTA -(BURlÁNDOSE DE DO- A REBECA) . ¡Uuuuuuuuuuuuuuyyyyyyyyyyy!

T ELMO -¡Hay que ve r que son acaparaores sus amiguitos, oña R e b eca. Ta feo eso. Co n víd e n se una, m ás que se a.

REBECA - (LEVANT . DOSE) . ¡Ya les dij e que n o ate ndíamos más

ya! (SE SIENTA).

MJRTA - ¿Y qué le p asará a la Re b eca, qu 'está tan tiesa ?

TELMO -Ya, p o h , Yo li ta, ve n ga a h acerle un éariñito a su pio r

es n aque, que la n och e es tá muy fr ía. GRACIANO - ¿Qué dij o ese infe liz?

You. - (MUY DJG A). Ta curao e l ro to . o le h aga caso G racia­

n o .

TEUIO - (LEVANTÁl DOSE). ¡Chis! D e ro to y d e curao m e tratai

a h ora. ¿Qu é n o te acord a i d e a n och e?

YOLA - (LE\' TÁNDOSE FU RI OSA) . ¡Ta soñando p arao u sté, o iga!

(SE lENTA) BAlJDILIO - (AL P . BUCO). Y a éstas, ¿qué bich o las picó?

T ELMO - (VOL\1E DO A S MESA). ¡E p é rate VOS, Yola, lo que te

va a p asa r ! GRACIAI'\O - (LE\ 'A."\TÁNDOSE, YoL\ LO SUJETA) . ¿Que está a m e n a­

zando e l d esgraciao? YoLA - ¡No arme rosca, m ' hij ito! (Los Dos SE SJE 'T ) .

BAUD JLJO - (A TELMO). ¡M ' h iji to! ¿Oíste? L e dij o "m 'hijito"

(RI AS). MAURO - Güen o, ¿y la p irse? (SE LEVANTA Y LLEGA A LA OTRA

l\IE A) ¡No h a n traía la pirse, o iga! (CAE SOBRE LA MESA, G RA­

CIANO Y G ILBERTO lO EX PUl ,O.,Al\' \ 'JOLEl\'TAME 1TE, HACIÉN DOLE

CAER AL SUELO. T ODOS SE LF\'ANTAN, M IRTA TRATA DE LEVANTAR

MA RO, AYL'DAD.-\ POR LOS OTRO~ BORRACI JOS. REBECA .-\VA ZA

llACl.-\ ELLO ) REBECA - ¿Se van a re ti rarse o n o? Que si n o quie re n dirse voy

a lla m ar a los carabineros.

M IRTA - ¡Ay, p o r Dios, ni ña, q u e es ta i iño ra!

168

Page 166: La remolienda

REBECA -Com o siempre, no más. MIRTA -¡Chitas la güevona fruncía . (TRATA DE LEVANTAR A MAu-

RO). REBECA - ¡Ih! ¡Váyanse, hei dicho! RENATO - ¿Que no oyeron a la señora? ¡Vayan saliendo! BA DILIO -(AL PÚ BLICO). Tan curaos como piojos, eso ha de

ser. (A REBECA) . Ya, poh, no se hagan de rogar. Tráiganse la chupe ta.

MA RO -(HAN CO SEGU IDO PONERLO DE PIE). AJ medio picaero que me jue ro n a traer. ¡Puchas la fi es ta julera! . . . No hay pn·se.

RENATO -¡Ya! ¡Saliendo, les dij eron ! MA RO -Oiga, iño r, ¿cree que va a venir a gritarlos, aquí,

porque anda con la terná ente ra? .. . ¿Quiere pelea? TELMO - ¿Quiere pelea el viej o? REBECA -El caballero es aministraor de la luz e léctrica, pa

que sepan . MIRTA - ¡Ay, la media cosa! ¡Pa lo bien que ha andao su

po rquería'e luh ! MA RO - Vaya a sentarse, mej o r, ü1 or, ¿quiere? (T RATA DE

PEGARLE U PUÑETAZO SI ÉXITO Y CAE AL SUELO, 1\ llENTRAS SUS II COS LO RECOGEN, CON GRAN DIFIC LTAD C'..AYE DO ELLO , U

VEZ, RENATO Y REBECA SE RETIRAN DIG1 AMENTE. T EL.MO SE LANZA SOBRE ELLOS. GILBERTO LO DETIE E Y LO EMPUJA HACIA EL FONDO. T ELMO TOMA A lSAURA DE LA CINTURA)

T ELMO -Venga p 'acá, cosita ri ca . Vam o h acer tutito. ISAURA -(TRATA DE SOLTAR E) ¡Quítame las manos d 'en cima,

baboso! ICOLÁS -(SEPARÁNDOLOS DE N EM PUJÓN). Ya, suelte, si no quie-

re que le dej e el hocico como charqui. T ELMO - ¿Y quién le tiró maní a es te mo no? lsA RA-Es mi novio, pa que sepa. TELMO - ¿Tu nowo? (RíE) ¡Que yo sepa, es el primer casorio

que se hace en casa'e puta! (RíEN A GRITOS. NICOLÁS SOR­PRENDIDO, MIRA ISA RA )

169

Page 167: La remolienda

!SARA -(EMPUJA Y PATEA A TELMO). ¡Ya, váyanse! ¡Váyanse, l es

digo!

BAUDILTO - (MIRANDO A DO -A Nr OLASA) . ¿Y esto qué es? ¿Que

se trajo una niña nuea, m isiá Rebeca? Ta güena l a cabra.

Medio porfiaíta 'e cara, no más .. . ¿Por qué está amu rrá,

m 'hijita? ¿Que ha visto una mala cara?

Nrco LASA - ¡Claro, la tuya ! Ya, tejuiste mojón por l'agua. (LE

PEGA U PU- ETAZO A B AUDIUO, QUE CAE SOBRE MAURO)

MtRTA - ( UBJ ÉNDOSE A IL!.A). ¡Se está animando la fi esta,

mi alma!

MAuRo -Momento, ¿ah ? Momento ... momento .. . ¿Y las pir­

se? ¿ o hay pirse? ¿Cómo va ser eso ? (MIENTRAS LEVANTAN

A BAUDILIO, MA RO E ACER ' A LA ME A DE DO -A NrcOLASA) .

Mire, señora, ten go se~ , ¿por qué no es gü enita y m e trae

una pirse, ¿ah ? (B AUDJLIO TOMA LA GUITARRA DE YOLA)

BAUDILIO -Güen o, ya que no h ay trago, bailoteo no te h a d e

f altar. M auro, saca una niña a bailar, que yo te pongo la

músi ca. (T OCA LA GUITARRA)

YoL"' - ¡Mi guitarra!

MAuRo - (A CH P ) . ¿T ai apená p orque e toy tan l ejo? Me

acer co, ento n ce . (SACA A BAILAR A C HEPA Y T ELMO SACA A SAl­

LAR A YoLA. L os HERMANO TRATAN DE IMPEDIRLO PERO ELU\S

PARA EVITAR U A PELEA LO TRANQU ILIZAN Y BAILAN)

M lRT - ¡Chita que está güena la payasá! ¡Y a mí m e dejan

botá! Pero yo sen tá n o m e queo. (A GARRA DE UN BRAZO A

REN TO Y LO ARRASTRA A LA PIST DE BAILE. R EBECA SE LE VA EN­

CII\1A Y R EDAN POR EL S ELO, PELEANDO, SE FORMA UNA CRJTERÍA

ESP NTO A. L OS TRES HERMAJ'lOS Y RENATO PELEAN ON LOS TRES

HOMBRES MIENTRAS MIRTA SE REVUELCA CON DOÑA REBECA Y LAS

DE 1ÁS 1 ~ERES GRJTAN Y TRATAJ'l DE AYUDAR. T ELMO LE V A PEGAR

UN PU - TAZO A RE NATO)

RE ATO ( U TADO) . ¡Aro, aro, aro! (LA PELEA SE DETIENE. T ODOS

TOMAN UN VASO DE \'!NO)

T ODOS - ¡ alú! (BEBEN. RE UPERAN SUS PO !ClONES ANTERJ ORES)

RE ATO - ¡ O h ay p rim era sin segunda! (RE !BE EL PU. ETAZO

170

Page 168: La remolienda

DE T ELMO. LA CO FUSIÓ ES INMENSA. LAs MESAS CAEN y LA PELEA

VA EN AUI\IE TO. AL FINAL SALEN LOS BORRACHOS EN RETlRADA,

PERSEGUIDOS POR GRACIANO, GILBERTO y NICOLÁS. VUELVEN y

G!LBERTO CAE DE IVIAYAD AL ELO)

CI IEPA -( RRIE DO HACIA ÉL) ¡Gilbertito!

N ICOLASA -Con la tranca l e pegó el d egenerao. Bótenle toi­tos lo diente a ese baulaque.

!COLAS y GRAC!ANO -¡Ya! (SALEN ORRlENoo)

N ICOLAS -(v 1-IACIA REBECA Y GOLPEA EN LA MESA. REBECA, Q E

E 'T . SEMIDESI\IAYADA, SE DESPIERTA, AS STADA). ¿Qué Otra COSa

ibai a ten er vos, sino una chingan a? Poco me importa lo

que h ayai hecho, pero si algo le pasa al Gilberto, te d estri­po com o a una gallina.

YoLA - (LLORANDO). Justo los jue a pasar es to hoy día, delante'e lo chiquillos!

NI COLAS.\-¡ Las hijas adoptivas!

CIIEPA -Páseme un \'aso'e chich a, oña ico lasa.

NICOLASA -¡La botaron toa!

CI IFP,\ - ¡Trae agua' e la casa, Yola (YOLA SALE CORRIENDO) (CHE­

P\ \CA.RICI \ L\ FREi\:TF DF Gn.BERTO, QUE ESTÁ INCONSCIE'-ITE) ana, ana,

potito'e rana

si no sana hoy

sanará maliana

y si no la o tra semana.

¡Te llevo un atao 'e ve las, virgencita linda, si no le pasa na!

N JCOL\SA -No se preocupe por és te, que tiene la cabeza más

dura que pieira'e molino.

O -lEPA - ¡Yola, apúra te con el agua. (V ELVF YOLA CON u VASO

DE \GUA QL'E ENTREGA A O-lEPA. o lEPA LE DA DE BEBER A GIL­

BERTO)

REBEC -(LE\'A'-ITÁ DOSE REPENTI AMENTE). ¿Y el Renato? ¿D ón­

de está? (LLORA) ¡Se dio cuenta que és ta era una casa'e

remolienda y se mandó cambiar! . .. ¡Ay, mi ñatito quería!

¡Solapa siempre m e voy a quear!

171

Page 169: La remolienda

NrcoLASA -¡Por lesa te pasa! REBECA -(LLORANDO, AL P ·Buco) ¿Y qué voy a hacer ahora? lsAURA -(AL PÚBLICO). Si el Nico me deja botá, aquí mismito

me to los deo en un enchufe. YoLA - (AL PÚBLICO). Yo tamién . (LAs TRE LLORAN) GrLBERTO -(VOLVIENDO EN sí) . ¿Qué pasó, por la flauta? ¿Que

entró en erup~ión el volcán, de nuevo? CHEPA -No. Es que le pegaron un trancazo a la pasá. ¿Ta bien

ahora? GILBERTO - Con usté al lado, ¿d e qué otro mopo hei de estar? CHEPA - ¿Por qué dice eso? GrLBERTO -Usté sabe. CHEPA - ¿Que me quiere toavía? GrLBERTO - ¿Y cómo no la voy a querer a usté? CHEPA - ¿Que no oyó too lo que dij eron? ¿No entendió en lo

que trabaj o yo? GJLBERTO -Sí entendí. Pe ro sus razones tendría. Yo no soy

quién pa criticarla. Un amigo, no más. CHEPA - ¿Y si juera mi novio? GrLBERTO -Di tinto sería, entonce . Porque los casaríamos y

los ir íamos de aquí. CHEPA - ¿De veras? GILBERTO - ¡Claro ! CHEPA -Es que la cosa es mucho más complicá toavía. Yo ten­

go una guagua. GrLBERTO -Pe ro si allá arriba hay comía pa toos, ese no es

p roblem a. CHEPA -Si yo no hablaba' e la comía. No entendió usté . Ten­

go una guagua. Es mía. Yo la tuve. GrLBERTO - Si entendí, pero es que el problema no lo veo. (A

DOÑA NrcoLASA). ¡Oiga, iñora! que es complicá la gente 'el pueulo, ¿ah ? En vez de hacer las cosas a la pata ' e la llana, se ponen a difariar y a buscarle e l cuesco a la breva. (A CHEPA) . No se complique, si es re fácil. Si me quiere, listo e l pes­cao ... Si no me quie re, ento nces ... ei no hay na que hacerle.

172

Page 170: La remolienda

CHEPA -Yo lo quiero hartazo a usté, Gilbe rto.

GILBERTO - ¿Sí? ¿Ve que es facilito? Los vamos con guagua y too pa arriba.

C HEPA - Cu ando u sté diga, n o más. (SE ABRAZAN. ENTRA NICO­LÁS SEGU IDO POR G RACIANO )

NICOLÁS -A ese que te p egó le d ej amo la j e ta como bolsa 'e p ap as .

GRACIANO -(A DOÑA NICOLASA). Oiga, iñora, m añ an a te m­pra n ito las e mpluma m os para la casa , que mucho ade la n­to h a b rá aquí, much a luh elé utrica, pe ro la gente es ta n torcía q u e toos pa recen hij os d e primo h e rma n o.

YOLA - (PONIÉNDOSE A LLORAR, OTRA VEZ). ¿Qué te dij e yo? ¡Ya no m e quiere más!

ICOLÁS - E ntre tenía estuvo la rosca, pe ro a la ciudá no gü el­vo m a m arrao yo.

GRACIANO - Ya, p o h , Yola, d éjate d e llo ra r, que no es pa tanto. And a a hacer tus bultos, que vamos a salir d e alba.

YOLA - (CON LOS OJOS MUY AB IERTOS) . ¿Ah ? GRACIANO - ¡Que vam os a salir d e alba, o h ! YoLA - ¿Me vai a llevar? GRAClANO - ¿Que querís que te d ej e aquí, d espués d e es ta

trem e nda gresca? Ni que estuvie ra m alo' e la cabeza. N ICOLÁS - Vos tambié n , Isaura. ISAURA - Sí, mi a m orcito. Acompá ñ e nlos, será m ej o r, que an­

d a m os espi rituás. (ISAURA Y YOLA SALEN RJ ENDO Y EM PUJÁNDOSE

CON NICOLÁS Y G RAClANO) C HEPA -(A G ILBERTO) . Ve n ga a acostarse. Durmiendo se le va

a pasa r too. G ILBERTO - Si es toy bie n yo. N1COLASA -Haz lo que te dice tu muj e r, vos, y n o aleguís. CI-IEPA -Pued e d o rmir e n mi cam a. Yo te ngo que juntar mis

pilch as. G ILBERTO -Yo la ayudo. (LA PAREJA SALE co DOÑA N 1cOLASA. RE­

BECA Q EDA SOLA GIMOTEANDO, EMPIEZA A ORDENAR LAS SILLAS ) REBECA - ¿Aó nde te juiste, Ña tito que ría? ¿Aónde es ta i?

173

Page 171: La remolienda

RENATO -(APARECE TAMBALEÁNDOSE, DETRÁS DE U A MESA VOLCA-DA). ¡Ay! ¡Ayayaycito!

REBECA -(CORRE HACIA ÉL). ¡Renatito! RENATO - ¡Me dejaron molío estos infelices! ¡Ay! REBECA - (LE ACERCA UNA SILLA) . Siéntate aquí, Ñatito. (RENATO

SE SIENTA, QUEJÁNDO E) ¿Me podrís perdonar algún día, Re­nato? (REN TOSE ARREGLA LA ROPA) ¿Por qué no me hablai? Tai enojao conmigo ... Tenís toa la razón. En libertá estai de irte , Renato, como i no hubiera pasao na. (MIRADA Fu­RIOSA DE RE ATO). Ahora sabís como son las cosas y no te puedo engañar.

RENATO -¿Y pa esto me dejaste botao, hace veinte años? ¿Pa venirte a este pueblucho y dedicarte a esto?

REBECA- o te dejé botao. RE ATO -¡Claro que sí! ¿Y pa qué? Pa terminar en esto, peor

que basura. REBECA -(EXALTÁNDOSE Poco A PO o). Paré que tenís mala

memoria o no querís acordarte. Me jui porque te queríai casar con otra. Claro, yo e taba güena como amiga, no más, no pa ml~er. Tener su casa, sus chiquillos, y yo fon­diá en otro lao , esperando que al caballero se le frunciera inne a ver, una vez a la semana. ¡Seguro que te iba a estar aguantando! Malos ratos hei pasao, rascándomelas con mis uñas, por culpa tuya, así que no tenís na que echarme en cara.

RENATO - ¿Y preferiste esto a es tar conmigo? ¿Que no te daba too lo que me pedíai? Cualquiera otra se habría dao con una piedra en el pecho.

REBECA -·Claro, más que fijo ! RE ATO -Hartas que habían dispuestas. REBECA -¿Y cómo te jue con ellas? ¿Bien? RENATO -Bien me fue. REBECA -¡Seguro! Cuando no te queará un piazo 'e cabeza

aonde no te hayan puesto un cacho. RE ATO -Tú, sobre todo, que hai andao con un ciento.

174

Page 172: La remolienda

REBECA -Con mil , y tan tranquila. RENATO -¡Palo que te han quería! REBECA -Más que tú m e querían, por si querís saberlo. Y más

de una vez a la sem ana venían a verme. Gente alegre y de una cara.

RENATO - ¡Como los que acaban de venir! REBECA -¡Peores y mejores! Pero_ toos: pan , pan, vino, vino .

Ni uno pech o ño y colijunto como vos. RENATO - No, si se ve que a ti te gu staban de o tra laya. REBECA - Claro, porque siempre juiste doble, como güen beato. RE ATO - A ver, a ver, eso sí que no se lo aguanto . ¿Cuándo te

dije algo que no fuera cierto? REBECA - Toos, toos los d ías. RENATO - ¿Qu é cosa, a ver? REBECA - (DESPUÉS DE NA LIGERA PAUSA). Que m e queríai m ás

qu e a na e n e l mun do. RENATO - ( E TURBA. SILENCIO) . Era cierto. Hasta una casa te

h abía comprao mejor que ésta. REBECA - Yo n o q uería una casa. RENATO - Cu ando te j uiste .. . me di cuen ta. A la otra la dej é

plantá. REBECA - No te creo. RE ATO - Te salí a buscar por todas partes. REBECA - Veinte años te demo ras te en en contrarme. RENATO -Pero te encontré. RE BECA -Por casu alidad . RENATO -Pero es toy aquí. REBECA -Pe ro mue rto'e vergüe nza de estar en una casa e

mala fam a, y tratándome pio r que a un pe rro. Y una, la güe na lesa, ¡H ay que ver!, acordándose de él a cada rato.

RENATO - ¿Sí? (LE TOMA LA MANO Y LE !\ li RA LA MUÑECA EN LA QUE DO . A REBECA TIENE UNA PULSERA) ... Tenís la pulsera toavía .

REBECA - Nunca más me la voy a sacar, te dij e . Y nunca me la

h e i sacao. RE ATO -En eso m e habís sio fie l, siquiera.

175

Page 173: La remolienda

REBECA -En eso y en el amor que te tenía. RENATO -Con otras he andao, pero ninguna como tú. _ REBECA -Lo mismo digo yo. Na' e lo que dije es cierto. RENATO -No, si es verdá. Pero no sacamos na con pelear.

Ahora no nos vamos a separar. REBECA -Así es. Tenimos que olvidarnos de too y empezar de

nuevo. Como que nos juéramos conociendo. RE ATO - (LE DA LA MANO). Mucho gusto de conocerla. REBECA-( CO SENCILLEZ CASI TRISTEMENTE). Mucho gusto. RE ATO -Renato Sepúlveda, para servirla.

APAGÓN

Page 174: La remolienda

SEGUNDO CUADRO

EL MISMO DECORADO DEL PRI MER C ADRO DEL PRIMER ACTO. ENTRA GRAC!ANO, CARGADO DE CANASTOS Y SEGUIDO POR YOLA.

GRAC!ANO - (DETENIÉNDOSE Y MIRANDO HACLA ATRÁS). Chitas, esta iñora ya se nos queó atrás de nuevo. (GRITA). ¡Apúrele, iñora!

YoLA - ¡No seai irreverente con tu maire ! ¿Que no veís que viene cargá?

GRACLANO - Si no es la carga lo que la suj eta, son ganas de golve rse al pueulo pa en contrar marío. Capacito que le dé la indiá y se los degüelva. ¡lñoraaaa, apúrele!

YOLA - (SE DECIDE A DEJAR SU MALETA EN EL SUELO) Ni se divisa. Mejor que se degolvie ra, digo yo.

GRACLANO - ¿Po r qué, cuando e lla e ra la más apurá en partir? YOL - Yo decía no más. GRACIANO - Sola no va a quear nunca con ustees, ahora. YoLA - Si acompañá va a estar, pero ella querría tener su ca-

ballero, también pa pasar las tardes en gusto. Pa mí que el don Renato le gustaba y no se consuela de haberl o perdía.

GRACIANO - ¿Tú creís? (ENTRA GILBERTO Q E TRAE VARIOS CANAS­TOS. DETRÁS DE ÉL ENTRA CHEPA CON UN NIÑO DE MESES EN BRA­

ZOS)

YoLA - ¿Y la Isaura? O -lEPA - (RI ENDO). Ei viene la po rfíá, sufriendo. GILBERTO -Paré que quie ren alcanzarnos, pero no hay caso. YOLA -(A CHEPA). ¿Y el cabro? O lEPA -Fresco como lechuga vie ne el diablo.

177

Page 175: La remolienda

GILBERTO -¡Cómo no ha de estar, cuando viene tan re bien ubicao!

GRACIANO -Allá vienen. YoLA -¡La lesa'e la lsaura, como viene al trote! ¡Que no le

dije! Pero no hizo caso. GtLBERTO -Lo quieren alcanzar. GRACIANO -Apurémole, entonce, pa que se dé por ·¡encía. YOLA -¡Apurémolo. (RÁPIDAMENTE TO 1AN U PAQ ETES Y B L-

TOS. SE DETIE EN N MOMENTO PARA ECHAR A ÚLTIMA MIRADA AL PUEBLO Y SALE RJE DO. POR EL OTRO LADO E TRA NICOLÁS, CUBIERTO DE PAQUETE Y tÁS ATRÁS, "\SI CO RRJE DO Y A DURA PE AS, ISAURA, CO US ZAP TOS DE TACO ALTO)

NICOLÁS -¡Apúrele! ¡Un poquito más los alcanzamo ! ISAURA -¡Ay! No tan ligero , Niquito. Nr OLÁS -Si voy de pacio yo. 1 ALJRA -Espérate que se me alió un zapato. ¿Vis? Es que dai

lo trancos muy largo . Por cada uno que dai , yo tengo que dar dos. ¡Oye, aguaita el volcán! Medio colorao lo veo.

Nrcoüs -Ta igual que siempre. 1 A RA -¿Y e e humo?

rcoL· -Son nubes, no má . I AURA - ¿Tai seguro? NICOLÁS -(IMPACIEJ\TI) ¡Por la! ¿Cómo no voy a saber? Que si

juera erución me dejaría botao. hAURA -¡Se le ocurre, m'hijito! ¡Los iríamos lo dos corrien­

do pa abajo, pa salvarnos! Nr OLÁS - ¿Corrie ndo? ... ¿Con e os zapato ? ISAURA -¡Ay, mis deítos! ¿Ve, m 'hijito? Pa qué me acordó'e

lo zapato . Ayayay, sentémolo un ratito , que ya no siento lo pie e.

NI OLAS -Es que ei sí que no los vamo a alcanzar renunca. 1 AURA -Paré que no irvieran los taco pa el camino éste . .. N1cow -Paré que no. bACRA -¡Ha que ver que m e aprietan! (SE SACA JcL OTRO ZAPA­

TO) E lENTA, SU PIRA DO DF ALI \'10) Aaaah h ...

178

Page 176: La remolienda

NICOLÁS -(MIRÁNDOLE LOS PIES Y LOS ZAPATOS). ¿Y cómo le ca­bía n ei dentro?

!SAURA -Empujando un poquito. La Chepa m e ayudaba a po n érmelos. (NICOLÁS COGE LOS ZAPATOS Y LOS ARROJA LEJOS). ¡Ay, m 'hijito ! ¿Qué es lo que hizo? Me voy a ten er que ir a pata pelá.

N rcoLÁs - Cuando h aigan pie iras, la llevo en brazos. l sAURA - (LLORJQUEANDO). De O sorno m e llegaron , en cargaos

especiales pa mí. . . Tan re bo nitos que e ran. Un poquito ap re taos, n o m ás .. . ¿Cierto que m e va a llevar en brazos?

NICOLÁS - Y ayer, ¿que n o m e dijo que iba a subir e l volcán a pata pelá, d e trás mío?

lSAURA - Eso lo dij o la Yola . Yo dij e que lo iba a seguir h asta la otra vid a, n o m ás.

ICOLÁS - Gü en o, poh , si es lo mism o. ISAURA - (PARÁNDOSE FRENTE A ÉL, MUY CERCA). ¿Y n o m e e ncuen­

tra m u y chica? NrcoLÁs -(SONRíE). No. ISAURA -(SE MIRA LOS PIES). A pa ta p elá, com o cuando era chi­

ca. (So RíE). Güe n o, si us té lo hizo es que es pa mejor. Ahora vamos a alcan zarlos y a pasarlos. Vamo a ser los pri­m eros en llegar arriba, vai a ver. (ENTRA DOÑA NICOLA.SA CON UN ENORME ATADO DE CALAS). ¿Quie re que le ayude COn las flo res, su egra?

N rcoLASA - ¡No m e digai su egra, com o si estuviéram os p eliás, mujer!

l sAURA -Güe n o, oiia Nicolasa. N rcoLASA - Ni o iia N icolasa tampoco, com o si n o m e con ocie­

ra í. Tu m aire soy a hora. l sA RA - G üen o, m amá. NICOLASA - Eso sí. Y d espués m e pod rís d ecir agüela, que eso

es lo que quie ro ser d e ahora e n aelante, la agüela Nico­lasa, ¿ente ndió?

lSAURA -Sí, m a m á. N ICOLASA - ¿Y e n qu ' están ?

179

Page 177: La remolienda

NICOLÁS -Ya no vamos yendo. (l AURA E UBE AL APA DE NI­COLÁS Y SALE . D ESDE F ERA GRITA NI OLÁS) j on almuerzo hecho la e peramo en el aserra ro, iñora!

NICOLASA -¡Que no cocine el baulaque'e tu hermano Gra­ciano, que hace puras mazamorra ! Pa eso tien n mL~eres ahora.

N1 OLÁS -(DE DE AFUERA). ¡Hasta má rato, iiiora! I OlASA-lñora ... iñora ... (DE R.EPE TE E RÍE OlA, UAVEJ\IE TE)

¡Cómo te' tarí riendo de mí, Ab lino, que en e ta alagar­da 'e ca orio me hei quedao mirando! Será que a caa chancho le toca su San Martín, yo a te tuve a vo . Pior es mascar laucha ... Orgullo o · tu hijo teni qu'e tar, Abelino, que e han portao como te habríai portao vos ... ¿Que las niñas han tenía u amores? ... (SE EN OGE DE HOM­BRO ) . Yo también los tuve, y aperraos. Pero cuando te en­contré ... ¿Te acordai, Ab lino? Too e golvió pura risa y canto chiquillo ... Es gü no golver e pa'arriba, otra vez, aunque sea ola. (MIRA HACiA EL PUEBLO). Triste ha 'e ser la vía en lo pueulo , cuando la gente e tan re complicá y enreo a. Cosa que e dice la toman p'al otro lao. Lo qu'es 1 otro siempre jue pan, pan, vino, vino. Por e o rá que no te hei orvidao ... Pa que veai, ya ni me acuerdo quién jue el paire'el icolá , pero d \ 'O me acuerdo, Abelino, que aunque nunca lo ca amos por las leye , 'tamos tan requetecontra ca ao , ¡que ni abajo 'e la tierra te hei de dejar tranquilo, verí ! ( USPIRA) ¡Te ll evo el atao' calas más grande que e ha vi to por e tos laos! No te podí que­jar, Ab lino, tu vieja acuerda'e vos, ¡no te podís quejar! ( ALE)

TELÓ

Page 178: La remolienda

Tres obras de teatro Principales montajes de cada una de las tres obras

incluidas en este volumen

Page 179: La remolienda

INGENUAS PALOMAS

Estrenada el 12 de abril de 1989 en el Teatro Galpón de Los Leones, baj o la dirección de Alejandro Sieveking, con esceno­grafía de Sergio Zapata, iluminación de Bernardo Trumper y vestuario de Marco Correa.

REPARTO

AMEUA

ANTON IETA

L EO T INA

L O RETO

GABRJ EL

Kerry Kell er Ani ta Klesky Bélgica Castro Claudia Celedón Paulo Ausensi

Page 180: La remolienda

TRES TRISTES TIGRES

Estrenada el 30 de junio de 1967 en el Teatro Talía, bajo la dirección de Nelson Villagra, en una producción del grupo El Cabildo.

REPARTO

RUDI

AuciA TITO

AMANDA

Jaime Vadell Delfina Guzmán Luis Alar-eón Shenda Román

El montaje realizado en el Teatro Conventillo II inició su tem­porada el l de octubre de 1987 bajo la dirección de Gustavo Meza.

REPARTO

R 01 Jaime Azócar A.uc iA Nancy Paulsen

TITO Víctor Rojas AMANDA Schlomit Baytelman

184

Page 181: La remolienda

LA REMOLIENDA

Se estrenó el 8 de octubre de 1965 e n el Teatro Antonio Varas, en un montaj e del !TUCH (Instituto del Teatro de la Universi­dad de Chile), baj o la dirección de Víctor Jara, con esceno­grafía y traj es de Bruna Contre ras.

El año 198 1 se presentó en el Tea tro Del Ángel bajo la di­rección de H éctor Noguera y escenografía de Luz María So­tomayor, en un montaj e del grupo Los Comedian tes.

U na p roducción del Teatro Itinerante del Ministerio de Educación ofreció la obra en abril de 1988 en el Teatro Ca­milo H enríquez, baj o la dirección de Alej andro Sieveking, con escenografía de Sergio Zapata.

El mon taj e de 1965 contó con música de Vícto r J ara.

REPARTO DE 1965

D OÑA N ICOLASA

NICOLÁS

GRACIANO

G tLBERTO

D OÑA REBECA

YoLA Ct-IEPA

RENATO SEPÚLVEDA

MARO

MtRTA

B AUDILO

T ELMO

185

Bélgica Castro Mario Lorca Juan Katevas Lucho Barahona Carme n Bunster Kerry Keller So nia Mena Tennyso n Ferrada Tomás Vidiella María Castiglione J orge Boudon Eduardo Barril

Page 182: La remolienda

REPARTO DE 1981

DoÑA NJCOLASA

NICOLÁS

GRACIANO

GILBERTO

DoÑA REBECA

YoLA CHEPA

RENATO SEPÚ LVEDA

MAuRo

M!RTA

BAUDILO

TELMO

Ana González Jorge Gajardo Osear Hernández Alberto Vega Gabriela Medina Mónica Carrasco María Izquierdo Fernando Farías Rolando Pulgar Teresita Reyes Víctor Mix

REPARTO DE 1988

DoÑA NICOLASA

NICOLÁS

GRACIANO

GrLBERTO

DoÑA REBECA

YoLA Ü-IEPA

RENATO SEPÚLVEDA

MAURO

MIRTA

B AUDILO

TELMO

186

Bélgica Castro Osvaldo Salom René Silva Fernando Muñoz M. Angélica Arcos Soledad Gutiérrez Sandra Mesz Fernando Berríos Alejandro Sieveking Sara Henríquez Alberto Pérez Carlos Concha

l

Page 183: La remolienda

De la Colección EL MUN DO DE LAS LETRAS

Ánimas de día claro y otras obras de teatro Alejandro Sieveking

An tología Poética de Vicente Huidobro Vicente Huidobro

Antología de Cuentos Hispanoamericanos Mario Rodríguez Fernández

Cuentos. Osear Wilde Osear Wilde

De sueños azules y contrasueños Elicura Chihuailaf

El ro to Joaquín Edwards Bel/.o

El burlador de Sevilla Tirso de Malina

El mercader de Venecia William Shakespeare

Invitación a comer. Cicatrices Egon Wolff

Fábulas Robert Louis Stroenson

La Amortajada María Luisa Bomba!

Page 184: La remolienda