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LA RESURRECCIÓN DE JANE AUSTEN Y OTROS MUERTOS VIVIENTES La figura del zombie en la cultura pop en torno a la adaptación Orgullo y Prejuicio y Zombies ANDER LUQUE GARCÍA -0-

La Resurrección de Jane Austen y otros Muertos Vivientes (Orgullo y Prejuicio y Zombies)

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NARRACIÓN Y FICCIONALIDAD ANDER LUQUE

LA RESURRECCIÓN DE JANE AUSTENY OTROS MUERTOS VIVIENTES

La figura del zombie en la cultura popen torno a la adaptación Orgullo y Prejuicio y Zombies

ANDER LUQUE GARCÍA

It is a truth universally acknowledged that a zombie in possession of brains must be in want of more brains.

JANE AUSTEN & SETH GRAHAME-SMITH

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ÍNDICE DE CONTENIDOS

I. DESENTERRANDO CADÁVERES: Introducción al concepto de zombie – pp. 2-3I.I. Dicen que morí: Caracterización del zombie – p. 2

I.II. ¡Viva la muerte!: Aceptación y relevancia sociales de la figura del zombie – p. 3

II. NECROFILIA: Introducción al fenómeno zombie – pp. 4-5II.I. Auge y caída de un mito: Del boom a la saturación – p. 4

II.II. De tus cenizas renacerás: Del revival zombie a la actualidad – pp. 4-5

III. ORGULLO Y PREJUICIO (Y ZOMBIES): Análisis de la adaptación de Grahame-Smith – pp. 6-11III.I. De perfectas señoritas a cruentas asesinas: El proceso de adaptación – p. 6

III.II. “Donde dije digo…”: La reinterpretación de pasajes paradigmáticos – pp. 7-9III.III. La muerte no sienta tan bien: Nuevos desarrollos para viejos personajes – pp. 9-10

III.IV. Sexo e intertextualidad: Lo que Austen se calló – pp. 10-11

IV. BIBLIOGRAFÍA – p. 15

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LA RESURRECCIÓN DE JANE AUSTENY OTROS MUERTOS VIVIENTES

El zombie absorbido por la cultura popen torno a la adaptación Orgullo y Prejuicio y Zombies

I – DESENTERRANDO CADÁVERES: Introducción al concepto de zombie

I.I - Dicen que morí: Caracterización del zombie

“¡Cereeebros!”. Cualquier persona, con un mínimo de cultura cinematográfica más o menos reciente, habrá identificado inmediatamente este “grito” con el de un zombie. Y si, además, esa persona siente atracción por el género y/o carece de vergüenza de demostrarlo, probablemente haya pronunciado la frase arrastrando la “e” con voz gimiente (o no).

Y es que hoy en día la figura del zombie ha alcanzado un estatus cultural (pop) a la altura de los clásicos monstruos góticos, antepasados directos de estos seres y con una carrera cinematográfica similar: descubrimiento-producción-explotación. Auge y caída de la que los zombies pueden enorgullecerse puesto que en los últimos años han protagonizado un revival como sus antecesores no han conocido.

En línea con ese “orgullo zombie”, el cuidado puesto por los renovadores del género ha permitido la conservación de su esencia, algo que no puede decir, por ejemplo, Drácula, que sí tuvo una más que digna representación en el relativamente reciente filme de Coppola, pero que nadie podría (ni debería) identificar con esos vampiros con complejo de gusiluz que vagan por estanterías y salas de cine en los últimos tiempos.

Entonces, ¿qué es un zombie? Se han establecido una serie de cambios, especulaciones y actualizaciones desde sus orígenes, pero el zombie que hoy se reconoce como tal y se toma como base tenía sus parámetros definidos ya en la película La noche de los muertos vivientes (Night of the living dead, 1968) a cargo de George A. Romero, es decir, hace más de cuatro décadas. Los orígenes propiamente dichos se refieren a la magia negra, al vudú o a extrañas causas, pero es Romero quien sienta las bases del boom zombie.

Cadáveres andantes de velocidad y movimientos limitados. Difuntos devueltos a una vida en la que, suprimida la capacidad de razonar con un cerebro que, al igual que el resto de su cuerpo, se encuentra en un variable estado de descomposición, y que, en consecuencia, se mueven por su instinto más básico: supervivencia. Una supervivencia basada en la destrucción, con objetivos alimentarios, de todo ser viviente distinto de su clase. Darwin estaría orgulloso.

Y si supeditan su alimentación a la destrucción de “los otros” es porque ésta última es su principal es su principal motivación, puesto que un zombie jamás se sacia (ventajas de que los órganos encargados de la digestión se estén descomponiendo), si bien sí que está sujeto a morir de hambre, sucumbiendo precisamente a la podredumbre.

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I.II - ¡Viva la muerte!: Aceptación y relevancia sociales de la figura del zombie

Siendo pues una figura que no destaca ni por su elegancia u oscuro romanticismo, como Drácula; que aparentemente no atiende a una motivación metafísica sobre la naturaleza del ser humano, como Jekyll/Hyde; que no parece pretender una crítica al ser humano como la fallida competencia de un dios, como Frankenstein; ¿por qué ha triunfado y adquirido tanta difusión y relevancia en los últimos tiempos?

Poniéndonos cínicos, podríamos recordar que una de las religiones mayoritarias hoy en día rinde culto al primer muerto viviente conocido (¿?) de la Historia. Aunque lo que sí es cierto es que la resurrección es un tema recurrente en no pocos cultos y en todos ellos se percibe desde diferentes perspectivas, pero lo que sí es evidente es el interés que ésta suscita. Podríamos achacar a este argumento una de las razones principales para la fama del zombie.

Por otro lado, no debemos olvidar el momento en que el muerto viviente adquiere fama mundial por medio del cine. La película original de Romero, así como las anteriores películas de temática zombie de mayor trascendencia no derivadas del vudú, nacen en el entorno del cine de ciencia-ficción estadounidense de mediados del siglo XX, donde las Guerras Mundiales y la posterior Guerra Fría, con ese “peligroso enemigo de Occidente” que era el Comunismo, acechaban a los americanos en cada esquina, con esta preocupación presente como subtexto en gran número de producciones cinematográficas de este cariz.

Recordemos como ejemplo paradigmático La invasión de los ladrones de cuerpos (Invasion of the Body Snatchers, 1956) de Don Siegel, donde una invasión extraterrestre sustituía a los habitantes de una localidad por clones impersonales y sin sentimientos cuya única motivación era la expansión y captación a su modo de pensar y vivir. Por supuesto, el muy americano protagonista conseguía escapar y llegar a una localidad aún no atacada para denunciar que todos en su pueblo se comportaban igual y de forma extraña si bien podía parecer que vivían en armonía y cooperación mutua, ayudándose entre ellos. Más fatalista y menos políticamente cargado era el final del interesante remake de 1978, La invasión de los ultracuerpos.

En este contexto podría leerse el film de Romero, puesto que otra de las características de los zombies es que todo aquel que sea mordido, arañado o, en fin, herido por un zombie se ve transformado, pasado un tiempo variable, en uno de ellos. Además, recordemos una vez más, los muertos vivientes no se atacan entre ellos; únicamente buscan carne viva, con especial predilección por la suculenta materia gris.

De todos modos, no cabe duda de que este interesante personaje puede recoger multitud de lecturas y, ya en su origen, podría leerse como una referencia, derivada de la segunda posguerra mundial y el pánico nuclear consecuente, a la tendencia autodestructiva del ser humano, encontrando a cada paso nuevas formas de librarse del diferente, del que piensa distinto y que, en definitiva, no deja de ser otro ser humano. El zombie como metáfora del hombre en estado salvaje, guiado, como decíamos al principio, por un mal entendido instinto de supervivencia.

Muchas son las interpretaciones posibles, pero el caso es que debido a motivos ideológicos, filosóficos, artísticos o puramente de entretenimiento, el zombie ha tenido gran aceptación a nivel mundial a lo largo de toda su historia.

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II – NECROFILIA: Introducción al fenómeno zombie

II.I - Auge y caída de un mito: del boom a la saturación

Ya hemos hecho mención a sus antepasados literarios del horror gótico, bien Drácula, muerto viviente romántico, o bien el monstruo de Frankenstein, constructo de muerte; a sus orígenes mágicos y tribales en el vudú; y a su incorporación al estrellato cinematográfico con la figura de George A. Romero, que no sólo sentó las bases que desarrollarían el género con La noche de los muertos vivientes, sino que lo implementó una década después con un nuevo punto de vista en Zombi (Dawn of the Dead, 1978), saliendo del aislado escenario original y mostrándonos cómo reacciona la civilización a la plaga de muerte viviente; y más tarde lo consolidó cerrando la trilogía original con El día de los muertos (Day of the Dead, 1985) la cual partía ya de un mundo post-apocalíptico con más zombies que seres humanos.

A partir de la primera película de Romero se produjo un boom que hizo que el zombie cinematográfico saliera de las fronteras americanas para empezar a producirse a nivel global, encontrando pequeñas joyas del género incluso en nuestro país, como La noche del terror ciego (1971), primera parte de la tetralogía del terror de Amando de Ossorio.

Y como todo boom, el fenómeno zombie se convirtió en una moda, en gran parte debido al hecho de que eran películas que, a partir de presupuestos ínfimos (el propio film de Romero ya era un producción independiente), triunfaban en taquilla en una época en la que el terror vendía y todo el mundo parecía querer comprar. Rentabilidad para los estudios, interés para los espectadores, la burbuja zombie derivó en una sobreexplotación del género que, por un lado, supuso la eliminación del factor sorpresa, así como la banalización de los argumentos, agotadas las ideas originales, y por otro lado, saturó al espectador, relegando al género a la desaparición o al ostracismo de la escena underground.

Así, a finales de los 80 se produce la muerte del género, con poco o nada salvable en esos últimos años o en la prácticamente inexistente producción en la década de los 90. De estos años únicamente cabría destacar la brillante trilogía de Sam Raimi, iniciada a comienzos de los 80 con Posesión infernal (The Evil Dead, 1981), film de muy bajo presupuesto que encontraría su sublimación en Terroríficamente muertos (Evil Dead II: Dead by Dawn, 1987) y su vuelta de tuerca final en la cómica (y medieval) El ejército de las tinieblas (Army of Darkness: Evil Dead III, 1992); la imprescindible comedia gore Tu madre se ha comido a mi perro (Braindead, 1992), curiosamente dirigida por Peter Jackson, más conocido por la trilogía del Anillo; o siguiendo con los tintes paródicos que predominaron en estos aires de moda pasajera que había tomado el género, la comedia adolescente El diablo metió la mano (Idle Hands, 1999). Como curiosidad cabría destacar que en esta época se estilaban también las parodias pornográficas, y el género zombie no fue una excepción, como podía apreciarse en los impagables “falsos tráilers” al comienzo del film La noche de los zombies calientes (Attack of the Bimbos from Outer Space, 1999), homenaje tanto a la película original de Romero como a esa ciencia-ficción de los 50.

II.II - De tus cenizas renacerás: del revival zombie a la actualidad

Entonces llegó el nuevo siglo, y con él un momento clave en la historia del género. El mismo año en que la ya consolidada saga de videojuegos Resident Evil se reafirmaba con una adaptación cinematográfica (Resident Evil, 2002), el director británico Danny Boyle, con guión

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del novelista Alex Garland, reinventaba el género zombie en 28 días después (28 Days Later, 2002). Esta reimaginación nos presentaba a una nueva clase de zombies, cuyo origen vírico les daba el nombre de “infectados”; pero el cambio más sustancial del paradigma se produce en que, dada la naturaleza violenta del virus, estos infectados son un volcán de adrenalina y se mueven a gran velocidad, sin cansarse, guiados por los mismos instintos asesinos de sus ancestros aunque llevándolos a cabo con mayor efectividad.

No cabe duda que, en el gran éxito que tuvo la película, los estudios atisbaban un nuevo filón en esta vuelta de tuerca que podía revitalizar ese género tan rentable, pero en este caso procedieron con mayor cautela. Así, el nuevo boom no se terminó de confirmar hasta que dos años después Zack Snyder realizara un solvente remake de Zombi, esta vez bien traducida como Amanecer de los muertos (Dawn of the Dead, 2004). Fue en ese momento cuando el género zombie, tomando como ejemplo a sus protagonistas, regresaba de entre los muertos para quedarse y expandirse, encontrándonos así con una nueva trilogía, más deficiente, por parte de George A. Romero, parodias a la altura de las grandes, como Zombies Party (Shawn of the Dead, 2004) o Fido (Fido, 2006), y buenos ejemplos de esa nueva forma de entender al zombie como la española [·REC] (2007) o la secuela del filme de Boyle, dirigida por el también español Juan Carlos Fresnadillo, 28 semanas después (28 Weeks Later, 2007).

En este nuevo revival, lo que en los años 80 fue sobreexplotación a nivel cinematográfico es ahora difusión masificada a todos los niveles, transformando al zombie en un elemento de la cultura pop que ya se puede encontrar en cualquier medio. Desde cómics (The Walking Dead, 2003-Actualidad) que llegan a adaptaciones televisivas (The Walking Dead, 2010-Actualidad), hasta series de televisión originales (Dead Set, 2008), gran cantidad de videojuegos e incluso las ya famosas “marchas zombies” en las que los participantes pasean caracterizados y que se producen anualmente en distintas ciudades (sin contar a los tecnófilos que, con terroríficas caras de madrugadores o trasnochadores, marchan en fila sobre las tiendas cada año para no quedarse sin su adorado producto con marca de manzana).

La literatura, en este panorama de casta necrofilia, no queda indemne a la influencia del género y, como si Jane Austen hubiera sido atacada por un grupo de muertos vivientes, nos encontramos con una de las más célebres incursiones del zombie en la literatura más reciente: Orgullo y Prejuicio y Zombies (Pride and Prejudice and Zombies, 2009), novela paródica a cargo de Seth Grahame-Smith y, según las cubiertas, Jane Austen.

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III – ORGULLO Y PREJUICIO (Y ZOMBIES): Análisis de la adaptación de Grahame-Smith

III.I - De perfectas señoritas a cruentas asesinas: el proceso de adaptación

Es innegable que tras este movimiento editorial había una evidente intención comercial, pero lo interesante radica en cuál era la intención del autedenominado co-autor de la novela a la hora de trasladar la obra de Jane Austen a un mundo igualmente victoriano, sí, pero post-apocalíptico. Es importante aclarar que no nos encontramos ante una mera actualización del texto austeniano o una versión mancillada en algún modo, puesto que el original se encuentra prácticamente íntegro en esta obra, omitiendo algún pasaje de importancia menor. Y es que esta adaptación demuestra un gran amor por la esencia del texto de Austen, que se conserva (casi) siempre intacta.

De acuerdo. Las hermanas Bennet son unas poderosas guerreras, entrenadas en las artes mortales en China por un maestro Shaolin y en Inglaterra por su padre. Elizabeth es la más letal de las hermanas, para alegría de su padre y desesperación de su madre, que rechaza el entrenamiento de sus hijas, deseando únicamente encontrarles un marido, puesto que entonces dejarían de estar obligadas a luchar para defender Inglaterra de “los innombrables”, la plaga de muertos vivientes que asola el país desde hace mucho tiempo. Pero la esencia de Jane Austen sigue ahí: fina ironía, gran perspicacia a la hora de analizar el comportamiento humano y unos personajes que sienten y padecen las mismas preocupaciones y males de amores que la sociedad decimonónica inglesa. El apocalipsis zombie juega únicamente el papel de lienzo sobre el que pintar la historia que Austen escribió hace más de un siglo.

Y si la ironía ya era patente en Austen, pero ésta se contenía, debido tanto a su educación como a las formas que debían guardarse en su época, bien en la forma de actuar, bien en la de escribir, Grahame-Smith carece de esas históricas restricciones y da rienda suelta, siempre en tono paródico, al humor negro, la escatología y la sexualidad que podía (o no) ocultarse de forma latente en Orgullo y Prejuicio.

No hay que olvidar que la principal intención de la obra es el humor, y por tanto no se le puede exigir la seriedad o trascendencia que se le pediría al texto original. Pero, en cambio, no se terminará de apreciar esta adaptación sin haber leído a Austen, puesto que son más que frecuentes los guiños a pasajes que su autora dejó oscuros y que Grahame-Smith interpreta a su voluntad, especialmente en lo referente al sexo.

Nos encontramos ante una obra que los amantes de los zombies sólo disfrutarán si también lo son de la literatura, ya que al conservar casi en su totalidad el texto de Austen, éste puede no ser del interés del lector y por tanto sentirse estafado. Y es que lo que Grahame-Smith consigue es que, si el lector no es demasiado avispado, no descubra que en realidad está leyendo un clásico de la literatura inglesa, con los mismos temas que el original trataba, pero disfrazado de historia de zombies. Una finalidad didáctica oculta y muy interesante para dar a conocer grandes clásicos a personas que, de otro modo, no se habrían acercado a ellos.

Así pues, esta adaptación que Horacio aplaudiría por cumplir al pie de la letra aquello del docere et delectare, encuentra grandes puntos en común con las ideas de Jane Austen, aunque justificando la co-autoría de Grahame-Smith por medio de la creación de varios conceptos y escenas, siempre supeditadas a la narración austeniana.

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III.II – “Donde dije digo…”: la reinterpretación de pasajes paradigmáticos

Uno de los mayores guiños a los lectores de la obra original se produce a la hora de leer las frases más famosas de la novela, excelentemente reinterpretadas por el adaptador para que funcionen en este entorno apocalíptico. Así, el famoso arranque de la obra de Austen se convierte ya en una declaración de intenciones:

Es una verdad universalmente reconocida que un hombre soltero en posesión de una gran fortuna necesita una esposa. […] Esta verdad está tan arraigada en las mentes de las familias que lo rodean, que algunas le consideran de su legítima propiedad y otras de la de sus hijas.

Orgullo y prejuicio, p. 2

Es una verdad universalmente reconocida que un zombie que tiene un cerebro necesita más cerebros. Esta verdad nunca fue más evidente que durante los recientes ataques acaecidos en Netherfield Park, en los que dieciocho miembros de una familia y sus sirvientes fueron asesinados y devorados por una legión de muertos vivientes.

Orgullo y prejuicio y zombies, p. 9

Es evidente que para alguien no conocedor del texto original este pasaje no destacará en ningún modo, pudiendo incluso no captarse su intención humorística, pero este comienzo está grabado en letras de oro en la historia de la literatura inglesa y aquí se ve pervertido por el adaptador.

Si hubiera que destacar otro momento cumbre de la novela de Austen, ése sería la famosa escena de la primera declaración de Darcy que, en este sentido, no ha sido trastocada en sí, puesto que tanto él como Elizabeth siguen teniendo la misma conversación que en el original, pero aun conservando el texto, Grahame-Smith cambia la situación.

Y es que, como analizaremos más adelante, todo lo que en Lizzy era contención, rabia y odio internos en la obra de Austen, aquí se refleja en una aplicación de sus habilidades mortales, es decir, que su rabia se traduce en feroces ataques contra quien le ofende. Así, el encuentro “amoroso” concluirá con Elizabeth lanzando a Darcy de una patada contra la repisa de la chimenea, que romperá éste con la cabeza. Romanticismo decimonónico.

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–– […] Nunca he ambicionado que tuviera una buena opinión de mí, y usted me la ha otorgado muy en contra de su voluntad. Siento haber hecho daño a alguien, pero ha sido inconscientemente, y espero que ese daño dure poco tiempo. Los mismos sentimientos que, según dice, le impidieron darme a conocer sus intenciones durante tanto tiempo, vencerán sin dificultad ese sufrimiento.

Orgullo y prejuicio, p. 85

– […] Jamás he pretendido que tuviera una buena opinión de mí, la cual me ha expresado con evidente desgana. Lamento haberle ocasionado dolor, pero sólo en tanto en cuanto ha sido de forma inconsciente. Antes de que usted apareciese por esa puerta, había decidido matarlo, señor. Mi honor, no, el honor de mi familia exige esa satisfacción.

Orgullo y prejuicio y zombies, p.183

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Y, por destacar un último momento clave completamente trastocado por los cambios que el adaptador opera sobre el original, cabría mencionar el encuentro entre Elizabeth y Lady Catherine cuando ésta se reúne con ella para persuadirla para que no se case con Darcy, una situación que ya era muy tensa en la obra de Austen.

Por tanto, es natural pensar que si Lizzy es ahora una guerrera experta en artes marciales y manejo de armas, no va a detenerse ante las graves ofensas de la señora. Pero aquí cabría mencionar el pequeño detalle es que si en el original Lady Catherine era legendaria por su gran benevolencia y poder, Grahame-Smith la ha convertido en una leyenda viva de la lucha contra los innombrables, por lo que sus habilidades en batalla son equiparables a las de Elizabeth. Ahora los ataques verbales se transforman en ataques físicos.

––[…] ¿No repara en que si se casa con usted quedará desacreditado a los ojos de todo el mundo?

––Lady Catherine, no tengo nada más que decir. Ya sabe cómo pienso.

––¿Está usted decidida a conseguirlo?

––No he dicho tal cosa., No estoy decidida más que a proceder del modo que crea más conveniente para mi felicidad sin tenerla en cuenta a usted ni a nadie que tenga tan poco que ver conmigo.

––Muy bien. Entonces se niega usted a complacerme. Rehúsa usted obedecer al imperio del deber, del honor y de la gratitud. Está usted determinada a rebajar a mi sobrino delante de todos sus amigos y a convertirle en el hazmerreír de todo el mundo.

Orgullo y prejuicio, p. 155

– […] ¿No comprende que una relación con usted le deshonra ante los ojos de todos?

Su señoría agarró a Elizabeth por el vestido y la obligó a levantarse.

– ¿Y bien? ¿No tiene nada que decir antes de que la envíe junto a Satanás?

– Sólo… una cosa, señoría…

Lady Catherine abrió los ojos como platos al sentir un agudo dolor en el vientre. Soltó a Elizabeth y retrocedió trastabillando, con la daga de ésta clavada en la barriga hasta el mango.

Aprovechando la confusión, la joven asestó a su señoría una serie de golpes contundentes en la cabeza, el cuello y el pecho, rematados por una patada cuya fuerza la hizo elevarse hasta el techo y partir dos vigas.

Orgullo y prejuicio y zombies, p. 346

Ya he mencionado antes que el texto de Grahame-Smith no se reduce a pequeños añadidos o apuntes jocosos. También ejerce de escritor, creando frases que, de haber sido ésta la historia original, habrían sido merecedoras de ser citadas, como mínimo. Como ejemplo de esto podemos encontrar que, en uno de los primeros encuentros con las señoritas Bingley y Hurst, Elizabeth tiene un agudo pensamiento que nos ayuda a definir perfectamente la personalidad de sus desagradables compañeras, inexpertas, por cierto, en las artes mortales:

«Si las palabras pudieran decapitar a un zombi –pensó-, en estos momentos me hallaría en presencia de las dos guerreras más grandes del mundo.»

Orgullo y Prejuicio y Zombies, p. 54

También cabría destacar la implementación que hace de la presentación de Darcy cuando aparece por sorpresa en Pemberley, construyendo una imagen poderosa del héroe romántico, haciendo su entrada estelar a caballo, añadiendo además el contexto de que su entrada salva a Elizabeth de un ataque zombie.

Al [volverse] se llevó una sorpresa, aunque de distinta naturaleza, pues vio montado en un corcel, empuñando un Brown Bess todavía humeante, nada menos que al dueño de la finca en la que se hallaban. El humo del mosquete de Darcy flotaba en el aire a su alrededor, elevándose hacia el cielo a través de su

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espesa cabellera castaña. Su corcel emitió un sonoro relincho y se encabritó tan bruscamente que hubiera derribado de la silla a un jinete menos avezado.

Orgullo y Prejuicio y Zombies, p. 241

Como se ha podido comprobar, nos encontramos ante una obra que recoge el testigo de Austen, y lo utiliza como arma arrojadiza, dibujando a unos personajes que conservan su forma de ser pero ésta ha sido extremada en una naturaleza violenta derivada de la lucha contra los muertos vivientes y la inevitable atmósfera apocalíptica en la que éstos les sumergen.

Sin embargo, algunos de los personajes secundarios sí que han sufrido cambios más que sustanciales en su desarrollo, más afectados por esta plaga y que, por tanto, requieren una atención especial.

III.III - La muerte no sienta tan bien: nuevos desarrollos para viejos personajes

Hemos hablado ya de que Elizabeth, en su inestabilidad interna, manifiesta toda la rabia y malestar, que en Austen se tragaba, mediante la violencia y la caza de muertos vivientes. También hemos mencionado el nuevo estatus de Lady Catherine de Bourgh como guerrera legendaria de las fuerzas inglesas contra la plaga. Pero si hay una pareja de personajes que sufre una importante reescritura, es la de Charlotte Lucas, especialmente, y el señor Collins.

Cuando Charlotte confiesa a Lizzy que va a contraer matrimonio con el que había sido su pretendiente, Elizabeth no se lo explicaba, pero en el fondo comprendía que su amiga iba a alcanzar pronto una edad en la que era peligroso no estar casada. Grahame-Smith, siguiendo con el contexto apocalíptico planteado, añadía a este factor uno aún más determinante: de camino a su casa, tratando de atender a los viajeros de un carruaje que había volcado, fue mordida por uno de los causantes del accidente, siendo infectada al instante y, por tanto, condenada a una muerte que no tardaría en llegar.

De ser la intención de la adaptación convertir la obra en un drama o una historia de terror, Grahame-Smith habría tratado este asunto con seriedad, pero dado su carácter paródico, la nueva situación de Charlotte da lugar a algunas de las situaciones más cómicas de la obra.

Es interesante cómo, imitando al narrador austeniano que nunca se implica del todo en lo que ocurre, limitándose a mostrar, el adaptador decide ir dejando pistas de la inminencia de la transformación esparciendo síntomas por la narración. Así, éstos empiezan a aparecer ya el día de su boda.

La boda se celebró según lo previsto, y nadie, excepto Elizabeth, parecía sospechar el estado de la novia. El señor Collins se mostró más feliz que nunca, pese a que durante el almuerzo tuvo que recordar a Charlotte en repetidas ocasiones que utilizara su tenedor.

Orgullo y Prejuicio y Zombies, p. 137

De este modo, se van sucediendo diferentes ejemplos de actitudes cuestionables por parte de Charlotte que, en su grandiosa estupidez, el señor Collins ignora, feliz con su enlace. De ahí que durante una reunión su mujer se dedique a roerse la mano o tirarse al suelo a “engullir puñados de hojas secas otoñales” y que el narrador, jugando a través de la mente de Collins, nos diga que lo hizo “al parecer, abrumada por la emoción” (OyPyZ, p. 151).

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Y si estas acciones resultan cómicas, más lo es su forma de hablar que, afectada por la progresiva podredumbre de sus músculos, se torna casi ininteligible para la mayoría, que parecen no prestarle atención, por supuesto.

–Ueidy Caferine e’ una m-mujer muy uespetable… y cenzata –dijo Charlotte articulando las palabras con dificultad–, y una uecina muy amable.

Orgullo y Prejuicio y Zombies, p. 149

Pero si hay un momento memorable que nos regala la señorita Lucas es el de su descripción “favorable” al señor Darcy cuando reflexiona sobre éste y el coronel para su amiga Lizzy.

El coronel era sin comparación el hombre más agradable, admiraba a Elizabeth y gozaba de una holgada posición; pero, para contrarrestar esas ventajas, el señor Darcy tenía una cabeza más grande y, por tanto, unos sesos más abundantes con los que darse un festín.

Orgullo y Prejuicio y Zombies, p. 174

En lo tocante al señor Collins, más allá de la acentuación de su estupidez con fines cómicos, el gran cambio que se produce con respecto a la obra de Austen es que, cuando finalmente llega la muerte de su esposa, evidentemente ausente en el original, éste decide enviar la carta con la noticia a sus familiares anunciando, además, su intención de suicidarse colgándose de un árbol de su jardín.

Este hecho deriva en que la correspondencia que posteriormente enviaba a la familia Bennet para informar de las opiniones de Lady Catherine se verán reducidas a una y ésta será remitida por el coronel Fitzwilliam, sobrino de la señora y, por tanto, igualmente informado de sus opiniones.

Por último, señalar que en su afán de buscar explicaciones comprensibles hoy en día para la mayoría de las situaciones que se dan en la novela, Grahame-Smith añade al trato final con Wickham el permiso de éste para ser atacado por Darcy, que lo deja inválido y en estado casi vegetativo, sin poder contener sus esfínteres, sellando así el casamiento de la pareja en una relación de dependencia y dando un escarmiento a la alocada Lydia que, en su estupidez, está encantada con este enlace a pesar de todo.

Pero más allá del carácter de los personajes, hay que mencionar las abundantes lecturas sexuales que Grahame-Smith hace de los pasajes que Austen dejaba más a la imaginación, no tanto por ocultar una segunda intención, como por fines literarios, pero el adaptador decide guiarse por la máxima de “Piensa mal y acertarás”.

III.IV - Sexo e intertextualidad: lo que Austen se calló

Cuando Austen, al anunciar el posible casamiento del coronel Forster, hizo referencia a un soldado que había sido azotado aquel día, no se molestó en explicar los motivos; Grahame-Smith nos dice que fue azotado “por cometer actos licenciosos con un cadáver” (OyPyZ, p. 61). ¿No era evidente?

En ese momento constatamos que esta adaptación no sólo va a tomarse licencias en lo que a la violencia respecta, sino que las pulsiones sexuales no van a llevarse de manera tan contenida como en la obra original. De hecho, Grahame-Smith inventa incluso hechos que se

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considerarían injustificados en la época de Austen pero que no resultarían descabellados hoy en día, como es la infidelidad del señor Bennet en su estancia en China para el adiestramiento de sus hijas (OyPyZ, p. 229). El único propósito de este detalle es que conozcamos la opinión de Lizzy sobre su padre, considerando muchos de sus actos más que reprochables.

Pero donde mejor acierta Grahame-Smith es, una vez más, en los juegos intertextuales que alimentan la ironía, no ya de su constructo, sino de la obra de Austen. Así, en su visita a Pemberley, Lizzy contemplaba interesada unos dibujos de la hermana de Darcy, de tema desconocido pero atractivo para ella.

En la primera había varios cuadros buenos, pero Elizabeth no entendía nada de arte, y entre los objetos de esa naturaleza que ya había visto abajo, no miró más que unos cuantos dibujos en pastel de la señorita Darcy de tema más interesante y más inteligible para ella.

Orgullo y prejuicio, p. 108

La galería contenía numerosas cabezas de zombies y armaduras samurái, pero Elizabeth apenas prestó atención a esos trofeos, sino que contempló unos dibujos hechos por la señorita Darcy, a lápiz, cuyo tema consistía casi exclusivamente en desnudos masculinos.

Orgullo y prejuicio y zombies, p. 240

La principal víctima de esta intertextualidad irónica de tema sexual en manos del adaptador va a ser la señora Gardiner, que si tras su visita a Pemberley estaba muy interesada en volver al “escenario de sus antiguos placeres” en la obra de Austen, en manos de Grahame-Smith no hay mucho más que añadir, personificando estos placeres en la figura de “un caballero nacido en Polonia que respondía simplemente al nombre de Sylak”, su antiguo novio y actual amante.

Aunque el momento intertextual estelar de la señora Gardiner se produce en su famosa y más que benévola descripción del señor Darcy, del cual descubrimos, gracias al adaptador, nuevas aptitudes que desconocíamos pero que, al parecer, podían intuirse (saltaba a la vista).

–[…] Y hay también una dignidad en su rostro que a nadie podría hacer pensar que no tiene buen corazón. Pero, a decir verdad, la buena mujer que nos enseñó la casa exageraba un poco su carácter. Hubo veces que casi se me escapaba la risa.

Orgullo y prejuicio, p. 112

Y se observa cierta dignidad en la forma en que su pantalón se adhiere a las partes más íntimas de su anatomía. Ciertamente, la amable señora que nos mostró su casa habló muy favorablemente de él. En ocasiones apenas pude reprimir la risa.

Orgullo y prejuicio y zombies, p. 249

Este hecho no hace sino confirmar, por supuesto, que Darcy es un gran partido para la joven Elizabeth, más allá de las dotes de combate que ambos comparten y sus poderosas personalidades.

Page 14: La Resurrección de Jane Austen y otros Muertos Vivientes (Orgullo y Prejuicio y Zombies)

IV – CONCLUSIONES POST-APOCALÍPTICAS: Análisis conclusivo del blending entre las novelas

A modo de conclusión del trabajo, quería destacar los rasgos que convierten a Orgullo y prejuicio y zombies en un mash-up perfecto en cuanto a la adaptación de una novela de Jane Austen al género del terror zombie.

Para empezar, cabría destacar el empleo que hace Grahame-Smith del espacio para, sin cambiar los escenarios de la novela original, aprovechar esos lugares de modo que la locura de la muerte viviente se nos plantee en términos de lógica.

Así, al situarse la historia en la campiña inglesa, resulta completamente lógico que los alzamientos de muertos vivientes se produzcan con más facilidad en épocas de lluvia porque, como se señala en numerosas ocasiones en la novela, la tierra está más blanda, facilitando así que los cuerpos puedan atravesarla hacia la superficie. Por esta misma razón es por la que los viajes entre ciudades son más frecuentes y seguros en invierno, cuando dicen que la tierra está más dura debido a las bajas temperaturas.

Otro de los factores que favorecen la introspección y que es plenamente obra de Grahame-Smith es la creación, dentro de los márgenes de la historia original, de una mitología zombie que contribuye por sí misma al enriquecimiento del contexto apocalíptico que va a suscitar las nuevas acciones.

A este respecto, destacaría pequeñas perlas que van dejándose por el camino como que cuando Darcy marcha a Londres es debido a las reuniones de la “Liga de caballeros para promover las hostilidades continuadas contra nuestro nefasto enemigo” (OyPyZ, p. 234), la cual toma un aire aún más solemne, acorde con esa época victoriana parodiada, en la versión original en inglés: “the League of Gentlemen for the Encouragement of Continued Hostilities Against Our Most Unwelcome Enemy”.

También resulta interesante cómo parece estar muy enraizada en esa sociedad inglesa post-apocalíptica la tradición de un juego de cartas llamado “Cripta y Ataúd”, hasta el punto de que la distinguida Lady Catherine es también aficionada y se juega en todo tipo de reuniones de la alta sociedad. Aunque habría que tener en cuenta que Lady Catherine es aquí toda una guerrera, con un séquito de ninjas asesinos a su servicio.

Y ya para concluir, cito la culminación de esta mitología zombie, que llega con una canción que Elizabeth canta a dúo con la señora Hurst en casa del señor Bingley, toda una declaración de intenciones al comienzo de la novela en la que se define el tono de la atmósfera post-apocalíptica, así como la implicación de su protagonista en la historia:

When once the earth was still and dead were silent,And London-town was for but living men,Came the plague upon us swift and violent,And so our dearest England we defend.

En definitiva, Orgullo y Prejuicio y Zombies es un muy buen ejemplo de adaptación de adaptación al mundo contemporáneo de una novela canónica de hace un siglo que, sin verse enteramente prostituida, se puede comprobar la vigencia de su historia hasta el punto de ser trasladable, sin cambiar el espacio, el tiempo o la trama, a un contexto diametralmente opuesto. God save the Queen of the dead!