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LA RESURRECCIÓN SEGÚN BENEDICTO XVI [*]
Most Rev. Donald J. Sanborn
Análisisdel tema de la Resurreción de Cristo en el libro Jesús de
Nazaret y en otros escritos anteriores, de Benedicto XVI.
Como prometí en el boletín del seminario del mes pasado, me referiré a
nuevo libro de Benedicto XVI, Jesús de Nazaret. Hay tantos errores de
análisis, sin embargo, que no voy a ser capaz de tratar todos ellos en este
artículo.
Pido disculpas de antemano por la carga de muchas y a veces extensas citas
de Ratzinger. Es extremadamente difícil de entender. Al igual que todos los
modernistas, rara vez es claro acerca de lo que está diciendo. Por esta razón,
es necesario analizar con cuidado. Los modernistas son también hábiles en
el arte de exponer una herejía de una manera sutil, con el fin de escapar de
la censura, y para atraer al lector a la herejía, sin que él lo sepa. Este libro
está lleno de tales declaraciones.
Cito a Ratzinger para nuestros lectores, para que nadie diga que estoy
poniendo palabras en su boca, o que mis críticas están basadas simplemente
en una interpretación desfavorable de él. Ofrezco los textos, por lo tanto,
para que el lector pueda decidir si mi interpretación y la crítica están bien
fundadas o no.
Principal Error:
La negación de la resurrección
El principal error, de hecho la herejía, de este libro es su negación de la
resurrección de Cristo
Ahora bien, alguien podría decir que estoy yendo demasiado lejos en esta
acusación, ya que Ratzinger profesa la creencia en la Resurrección de Cristo.
Yo contesto que Ratzinger cree algo acerca de la resurrección de Cristo, pero
que no cree en el dogma católico de la resurrección. Para poder llamar a
alguien católico, es necesario que acepte los dogmas de la Iglesia Católica
de acuerdo con el mismo sentido en que la Iglesia siempre los ha
entendido.
San Pío X declaró explícitamente que esto es así. Por eso prescribió que todos
los que iban a recibir el subdiaconado, en preparación para recibir el
sacerdocio, tendrían que hacer juramento antimodernista del que este es un
extracto:
“Acepto con sinceridad la doctrina de la fe, tal como nos
la han transmitido los Apóstoles y los Padres de la
Iglesia, siempre en el mismo sentido y con la misma
interpretación. Y rechazo absolutamente la doctrina
herética de la evolución del dogma, por la que pasarían
de un sentido a otro diferente del sentido en que la
Iglesia originalmente sostuvo. “ *1+.
Ideas de Ratzinguer sobre la resurrección de Cristo
La pregunta clave es: ¿Ratzinger cree en la resurrección en el sentido que la
Iglesia mantiene desde el principio? Ya lo veremos.
Examinemos en primer lugar la enseñanza de la Iglesia en el sentido que
originalmente sostuvo. El Catecismo del Concilio de Trento dice, refiriéndose
al artículo del Credo de los Apóstoles sobre la Resurrección:
“El sentido de este artículo es el siguiente: Cristo el Señor
habiendo expirado, en la cruz, el viernes a la hora novena,
fue enterrado en la tarde del mismo día por sus
discípulos, y con el permiso del gobernador Pilatos
pusieron el cuerpo del Señor, bajado de la cruz, en un
sepulcro nuevo, situado en un jardín cercano. Temprano
en la mañana del tercer día después de su muerte, es
decir, al amanecer, su alma se unió a su cuerpo, y así,
después de tres días, resucitó el que había muerto y
volvió de nuevo a la vida, que Él había dejado al morir.“
1. No fue simplemente un milagro de un cadáver resucitado.
¿Qué dice Ratzinger? En la página 243 dice:
“Ahora bien hay que reconocer que si en la resurrección
de Jesús se trató simplemente del milagro de un cadáver
resucitado, en última instancia, no tendría más
importancia para nosotros. No sería más importante que
la reanimación de una persona clínicamente muerta por
medio del arte de los médicos. “
¿Está loco Ratzinger ? ¿Sabe Ud. de algún médico que haya resucitado un
cuerpo que fue torturado, crucificado, alanceado en el corazón,
completamente drenado de sangre y colocado muerto en una tumba durante
cuarenta horas? Si lo sabe , ¿podría por favor proporcionarme su número de
teléfono? ¿Cómo puede alguien tomar en serio esta afirmación?
Ratzinger sigue:
“El milagro de un cadáver reanimado indicaría que la
resurrección de Jesús era equivalente a la resurrección del
hijo de la viuda de Naín (Lc 7, 11-17), la hija de Jairo (Mc
5, 22-24, 35-43 y paralelos), y el pobre Lázaro (cf. Jn 11,
1-44). Después de un período más o menos corto. Estas
personas regresaron a sus vidas anteriores, y en un
momento posterior tuvo lugar su muerte definitiva ”.
¿Ve el lector con qué astucia Ratzinger niega la resurrección física del cuerpo
de Cristo? Une el concepto de resucitar físicamente a la necesidad de volver
a morir , como si fuera imposible que Cristo físicamente pudiera surgir de
entre los muertos, y al mismo tiempo adquirir la inmortalidad.
Para Ratzinger de alguna manera resulta imposible que el cuerpo de Cristo,
hubiera resucitado por el poder de la segunda Persona de la Santísima
Trinidad, a quien se unió hipostáticamente incluso en la muerte, de tal
manera que no estuviera sujeto a la muerte otra vez. ¿Pero qué impide que
Dios dé la inmortalidad a nuestra carne? ¿No eran Adán y Eva inmortales
antes de la caída? ¿No ha alcanzado el cuerpo de Nuestra Señora la
inmortalidad? Si Ratzinger dice esto sobre el cuerpo de Nuestro Señor, puedo
imaginar lo que diría acerca de la Asunción de Nuestra Señora a los cielos.
2. Un salto evolutivo. ¿Qué pasó el día de Pascua al amanecer?
Ratzinger:
“Por lo tanto, la resurrección de Jesús no es un
suceso aislado que podemos dejar de lado como
algo referido al pasado, sino que constituye un
“salto evolutivo“ (haciendo una analogía, aunque
sea fácilmente mal entendida).” (Página 244)
Poco después añade:
“El relato de la resurrección sin duda habla de algo ajeno
a nuestra experiencia. Habla de algo nuevo, algo sin
precedentes. Se nos revela una nueva dimensión de la
realidad ”
Ratzinger desarrolla el tema de la “nueva forma de existencia humana” en las
páginas que siguen. ¿Se refiere al hecho de que el cuerpo resucitado del
Señor tendría ciertas cualidades sobrenaturales? Si es así, entonces lo que
está diciendo es totalmente ortodoxo. Sin embargo no parece que diga eso
ya que según el dogma católico, el cuerpo de Nuestro Señor, a pesar de estas
cualidades sobrenaturales, sigue siendo un cuerpo natural de ser humano
vivificado por un alma humana natural.
3. Mera apariencia de un cadáver resucitado.
Veremos cómo Ratzinger se aparta de la doctrina católica, cuando habla de
las apariciones de Nuestro Señor después de la Resurrección.
En la página 263, pregunta:
“¿Cómo hemos de imaginarnos las apariciones del
Resucitado, que no había pasado a una vida humana
normal, sino que había pasado a una nueva forma de
existencia humana?”
Ratzinger reduce estas apariencias a luz. Él dice que la aparición de Cristo a
San Pablo no era más que luz:
“El Señor resucitado, cuya esencia es la luz, habla como
un hombre con Pablo en el idioma propio de Pablo.”
(Página 265)
Dice, sin embargo, que las otras apariciones de Cristo son de naturaleza
distinta a la de San Pablo.
“Su presencia es totalmente física, sin embargo, no está
sometido a las leyes físicas, con las leyes del espacio y el
tiempo.“
¿Por “física”, entiende Ratzinger un cadáver resucitado en cuerpo y alma?
No, significa una mera apariencia. En la página 267, dice que
“Una ayuda para la comprensión de las misteriosas
apariciones de Jesús resucitado puede, creo yo, ser
proporcionadas por las teofanías del Antiguo
Testamento.“
¿Cuáles son las teofanías del Antiguo Testamento? Son las apariciones de
Dios y de los ángeles a ciertas personas en el Antiguo Testamento. Dios se
apareció a Abraham (Génesis XVIII: 1-33), un ángel se aparece a Josué (Josué
V, 13-15), a Gedeón (Jueces VI: 11-24), y a Sansón (Jueces XIII).
Los teólogos católicos dicen que en todos estos casos, y en otros del Antiguo
Testamento, estas apariciones fueron hechas por los ángeles que,
obviamente, no eran verdaderos hombres, aunque lo parecían, sino que a
través de algún proceso físico desconocido, pudieron aparecerse como
hombres.
4. Lenguaje mitológico.
Después de citar estas teofanías, Ratzinger dice:
“El lenguaje mitológico expresa, por un lado, la cercanía
del Señor, en cuanto que él mismo se revela en forma
humana, y, por otro lado, su otredad, ya que él está fuera
de las leyes de la existencia material.” (Pág. 267-268)
¿Mitológico? ¿Es la Sagrada Escritura mitológica? Mitologico significa
“cuentos de hadas.” Esta frase de Ratzinger es muy reveladora, porque si
vamos a considerar la obra de los ángeles que aparecen como hombres como
algo mitológico, entonces ¿qué podemos decir de un Dios hecho hombre,
que surge de los muertos y se aparece a sus discípulos? ¿Cómo entonces este
evento extraordinario puede no perteneceder al reino de lo mitológico?
Ratzinger nos asegura, sin embargo, que estas “teofanías mitológicas” del
Antiguo Testamento no son más que una analogía, una comparación. La
diferencia, dice, es que:
“Los encuentros con el Señor resucitado no son sólo
acontecimientos o experiencias místicas interiores sino
que son encuentros reales con una vida que ahora está
encarnada en una forma nueva pero sigue siendo
encarnada”.
5. Jesús “no viene desde el reino de los muertos.”
Pero nuestra pregunta fundamental sigue siendo: ¿Fue resucitado el cuerpo
físico de Jesús en el sepulcro por la infusión de su alma física, por el poder de
Dios? Porque esta es la doctrina católica [2].
Ratzinger dice:
“Sin embargo, Jesús no viene desde el reino de los
muertos, que ha dejado definitivamente atrás: por el
contrario, viene del reino de la pura vida, de Dios …”
¿Él no viene desde el reino de los muertos? ¿No dice el Credo que resucitó
de entre los muertos? ¿Acaso no fue a visitar a los muertos, cuando
descendió a los infiernos, también un artículo de nuestro credo?
Negación de Ratzinger del sentido católico del Dogma.
Es fácil ver que Ratzinger no cree en el dogma católico. No hay nada difícil en
el dogma católico para el que tiene fe en la divinidad de Cristo: que la
Segunda Persona de la Trinidad infunde de nuevo en el cuerpo muerto de
Cristo el alma que también había sido infundida en el seno de la Santísima
Virgen María.
Pero Ratzinger retuerce y retuerce la explicación de este dogma. Está
constantemente tratando de sustituirla por otra, en un lenguaje muy oscuro
y obtuso, que mantiene una “resurrección” sin un cadáver resucitado.
1. Contradicciones de San Lucas
Así que a pesar de su seguridad en que Cristo está “encarnado” (página 268),
vuelve a demostrar su repulsa por el dogma católico al reaccionar al relato de
San Lucas acerca de que nuestro Señor resucitado come un pescado (Lucas
XXIV, 42 ):
“La mayoría de los exegetas [estudiosos de las Escrituras]
son de la opinión de que Lucas, exagerando en su afán
apologético, con una declaración de este tipo parece
hacer volver a Jesús a la física empírica que había
superado por la resurrección. Así, Lucas termina
contradiciendo su propia narrativa, en la que Jesús
aparece de repente en medio de los discípulos con un
físico que ya no está sujeto a las leyes del espacio y el
tiempo.“ (Página 269)
Esta última frase es muy reveladora de la falta de fe católica de Ratzinger.
• En primer lugar, se acusa a San Lucas de exageración y de
contradecirse a sí mismo, negando el hecho de que la Sagrada
Escritura no puede contener errores, porque está inspirada por el
Espíritu Santo, y es el Palabra de Dios.
• En segundo lugar, pone de manifiesto su disgusto interior por
cualquier pensamiento acerca de Cristo con verdadero cuerpo físico,
humano, aunque glorificado. El que coma un pez es demasiado
“físico” para Ratzinger. ¿Alguna vez se le ocurre, como le ha ocurrido a
los comentaristas católicos, que se comió el pescado, precisamente
con el fin de probar su condición física, el hecho de que tenía un
verdadero cuerpo humano?
2. Nueva Dimensión” de la existencia humana.
En la página 274, Ratzinger resume:
“… podríamos considerar la resurrección como algo
parecido a un ”salto radical evolutivo“, en el que surge
una nueva dimensión de la vida, una nueva dimensión de
la existencia humana.“
Compara el salto evolutivo al del gorila a hombre, lo cual es perfectamente
ridículo. Cuando el Concilio de Nicea compuso el credo que recitamos en la
Misa, ¿los Padres del Concilio en el año 325 AD tenían en mente, que cuando
Cristo resucitó de entre los muertos, estaba dando un salto evolutivo, como
el de los gorilas cuando supuestamente se convirtieron en seres humanos?
¿Se supone que debemos creer semejante locura?
3. Un Cristo esencialmente diferente después de la resurrección.
Ratzinger continúa:
“Entonces es esencial, el hecho de que la resurrección de
Jesús no es sólo que un individuo fallecido vuelve a la vida
en un cierto momento, sino que hay un salto ontológico
que afecta al ser en cuanto tal, con la apertura a una
dimensión que nos afecta a todos, creando para todos
nosotros un nuevo espacio de vida, un nuevo espacio de
estar en unión con Dios.” (página 274)
¿Un salto ontológico que afecta el ser en cuanto tal? Estas son palabras
fuertes, porque significa que la resurrección de Cristo le hizo algo
esencialmente diferente de lo que era antes de su resurrección. Pero él era
verdaderamente el hombre de antes de su resurrección. Según Ratzinger, ha
dado un salto a ser algo nuevo, algo diferente.
Esta es una doctrina del mal, herética, que destruye la verdadera
resurrección de Cristo. Pues si es algo distinto de lo que era antes, si no tiene
el mismo cuerpo, sangre, alma que él tenía antes de su muerte, entonces no
es verdadero hombre, y Él no resucitó realmente.
Uno se pregunta que clase de cosa es exactamente el Cristo resucitado de
Ratzinger .Si Él no tiene el mismo cuerpo que tenía antes de morir, entonces
¿qué clase de “corporeidad” tiene? ¿Qué es? En otras palabras, es el Sagrado
Corazón de Jesús un corazón verdaderamente humano, el mismo que fue
traspasado por la lanza?
4. No ” el mismo tipo de acontecimiento histórico“.
Ratzinger confirma mi análisis, cuando dice en la página 275:
“En este sentido, se deduce que la Resurrección no es el
mismo tipo de acontecimiento histórico como el
nacimiento o la crucifixión de Jesús. Es algo nuevo, un
nuevo tipo de evento.”
El nacimiento y la crucifixión de Jesús, sin embargo, eran verificables, como
acontecimientos físicos e históricos que tuvieron lugar en un lugar
determinado y en un momento determinado. Ratzinger excluye la
Resurrección de Cristo de eventos como estos.
En “Introducción al cristianismo”[3], Ratzinger más explícitamente excluye la
Resurrección de Cristo como un hecho histórico:
“Por las consideraciones precedentes, no hace falta decir
que la vida de aquel que ha resucitado de los muertos no
es otra vez , bios, forma biológica de nuestra vida mortal
en la historia, sino que es zoe, nueva vida diferente y
definitiva , la vida que ha dado un paso más allá del reino
de los mortales de byos e historia“.
Para aquellos que no entiendan lo que está diciendo aquí, permítanme
explicar. Ratzinger distingue entre bios, que es una palabra griega que
significa vida, y zoe, otra palabra griega también para vida. Para él, la bios se
refiere a la vida tal como la conocemos aquí, sujeta a la corrupción; zoe para
él es una vida definitiva, inmortal, no sujeta a la corrupción. Su error no
consiste en una distinción de dos formas diferentes de vida, sino en afirmar
que la resurrección de nuestro Señor es algo que está fuera de la historia, es
decir, algo en el orden puramente espiritual y sobrenatural que no es
verificable por las experiencias de sentido común.
Es decir, la resurrección no es un hecho histórico.
En respuesta a Ratzinger, cito San Pío X, que condenó esta declaración en su
Lamentabili Motu Proprio de 1907:
“La resurrección del Salvador no es propiamente un
hecho de orden histórico, sino un hecho de orden
puramente sobrenatural, ni demostrado ni demostrable,
y que la conciencia cristiana gradualmente extrae de
otras fuentes.” (N. 36)
“La fe en la resurrección de Cristo tuvo su comienzo no
tanto del hecho de la resurrección en sí misma, como de
la vida inmortal de Cristo en Dios.” (N. 37)
Cómo la negación de Ratzinger de la
Resurrección afecta a otros dogmas. La incapacidad de Ratzinger para pensar en la resurrección de Cristo como
una unión de su cuerpo y su alma, que es el dogma católico, tiene efecto
sobre lo que piensa sobre la Sagrada Eucaristía y sobre la resurrección
general de entre los muertos.
1. Transubstanciación.
Ratzinger ha hecho en repetidas ocasiones la declaración, en relación con la
Eucaristía, que “Cristo está en el pan.” Esta es una afirmación herética,
porque según el dogma católico, no hay pan, Toda la sustancia del pan se
convierte en la sustancia del Cuerpo de Cristo.
Sin embargo, dada la idea de Ratzinger sobre el Cristo resucitado, es fácil ver
cómo no puede creer en la transubstanciación, ya que lo que resucitó de los
muertos no es lo mismo que el Cuerpo y Sangre de Cristo en la Última Cena.
Se dio un salto evolutivo hacia una nueva dimensión. (Me gustaría que
Ratzinger diera un salto evolutivo hacia una nueva dimensión …)
2. Resurrección General de entre los muertos.
Asimismo Ratzinger niega el dogma de la resurrección general de los
muertos.
En Introducción al cristianismo, dice:
“Ahora queda claro que el verdadero corazón de la fe en
la resurrección no consiste en absoluto en la idea de la
restauración de los cuerpos.” (Página 349)
Refiriéndose a las declaraciones bíblicas sobre la resurrección general, dice:
“Su contenido esencial no es la concepción de una
restauración de los cuerpos a las almas después de un
largo intervalo de tiempo…” (página 353)
“Esta resurrección [del cuerpo] también implica – o así lo
parece, en todo caso – un cielo nuevo y una tierra nueva,
que requeriría cuerpos inmortales que no necesitan el
sustento y una condición completamente diferente de la
materia. ¿Pero no es todo esto completamente absurdo,
totalmente contrario a nuestra comprensión de la
materia y de sus modos de comportamiento, y por lo
tanto irremisiblemente mitológica? ” (Página 348)
¿En serio? San Pedro no encontró la idea de un nuevo cielo y la tierra
“completamente absurda“, como Ratzinger hace, porque dice en su segunda
epístola:
“Esperando y apresurándoos para la venida del día del
Señor, por el cual los cielos incendiados, serán disueltos, y
los elementos se derretirán con el calor abrasador? Pero
nosotros esperamos nuevos cielos y una tierra nueva
según sus promesas, en los que habita la justicia“. (III:12-
13)
¿Cuál es la enseñanza de la Iglesia Católica? No dice que la resurrección del
cuerpo es “irremediablemente mitológica.” El Segundo Concilio de Lyon, que
tuvo lugar en 1274, enseña:
“La misma Iglesia santa cree firmemente y firmemente
declara que en el día del juicio todos los hombres se
reunirán con sus cuerpos ante el tribunal de Cristo para
dar cuenta de sus propias obras.”
Este es el magisterio solemne. La negación del cual es una herejía. Lo dice la
lógica.
3. La enseñanza de San Pablo.
San Pablo vincula íntimamente la realidad de nuestra propia resurrección a la
de la Resurrección de Cristo:
“Ahora bien, si se predica de Cristo, que resucitó de entre
los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros, que no
hay resurrección de los muertos? Pero si no hay
resurrección de los muertos, tampoco Cristo ha
resucitado. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces
nuestra predicación, vana también vuestra fe. Sí, y
nosotros seremos hallados falsos testigos de Dios porque
hemos dado testimonio en contra de Dios, que resucitó a
Cristo, a quien según ellos no resucitó , si es verdad que
los muertos no resucitan. Porque si los muertos no
resucitan, tampoco Cristo ha resucitado. Vana es vuestra
fe, aun estáis en vuestros pecados“ (I Cor XV. 12-17).
El argumento de San Pablo es: Si no hay resurrección general de los muertos,
tampoco Cristo resucitó. Pero si Cristo no resucitó, entonces no hay razón de
nuestra fe. Pero si nuestra fe es en vano, entonces todavía estamos en
nuestros pecados. Además, nuestra predicación es vana, y nosotros somos
testigos falsos de Dios, porque hemos dado testi-monio en contra de Dios.
Entonces, ¿quién da falso testimonio aquí? ¡San Pablol y la Iglesia católica,
que enseña la verdadera doctrina de la resurrección, es decir, la restauración
del alma a su cuerpo muerto, o Ratzinger, que enseña que la resurrección de
Cristo es un salto evolutivo hacia una nueva dimensión, y que niega la
restauración de nuestro cuerpo después de la muerte? ¿De quién es la
predicación en vano? La de San. Pablo y la Iglesia Católica, o la de Ratzinger?
¿Con quién nos quedamos? Con San Pedro y San Pablo y el Magisterio
solemne de la Iglesia católica o con Ratzinger?
4. El alma separada después de la muerte.
Para entender mejor la mente de Ratzinger acerca tanto de la Resurrección
de Cristo como de la resurrección de los muertos, debemos entender que él
no cree en el alma separada del cuerpo: En la página 351 de la Introducción
al cristianismo, afirma:
“... La idea del anima separata (el” alma separada “de la
teología escolástica) en última instancia se vuelve
obsoleta.”
Observemos cómo se relega un dogma de fe, al decir, que la inmortalidad del
alma separada del cuerpo, es una simple invención de la “teología
escolástica”, por lo que es algo ”obsoleto“.
Entonces ¿es obsoleto orar por las almas del Purgatorio u orar a los santos en
el cielo que aún no se han reunido con sus cuerpos?
Vemos, por tanto, que Ratzinger no puede ni siquiera concebir el dogma
católico de que el alma humana de Cristo se reunió a su cuerpo en la
resurrección. Para él, Su alma no existe separada de Cristo.
¿Hemos de decir también que la Santísima Virgen estaba usando una
obsoleta teología cuando dijo: Mi alma engrandece al Señor, se alegra mi
espíritu en Dios mi Salvador “
Una revisión de Ratzinger. Ideas sobre la Resurrección
Detengámonos brevemente para revisar los puntos que Ratzinger hace
respecto a la resurrección. A diferencia de los teólogos católicos, que son
perfectamente claros en sus presentaciones, los modernistas se expresan en
una mezcolanza incomprensible y que, en mi opinión, es deliberadamente
oscura, tanto para ocultar bien la herejía como para aparecer relevantes
académicos mediante el uso de altisonantes construcciones, y palabras
extranjeras a las que no definen.
Resumiendo esto es lo que ha dicho respecto a la resurrección de Cristo:
• No es la reanimación de un cadáver.
• Es un salto evolutivo hacia una nueva dimensión de la existencia
humana.
• No es un acontecimiento histórico como el nacimiento de Cristo o
su crucifixión.
• Está fuera del espacio y el tiempo, es decir, que no sucedió en un
lugar específico y en un momento determinado, y es algo que no
pudo ser detectada por los sentidos [4]
• el que Nuestro Señor comiera pescado era una exageración de San
Lucas, con la que él mismo se contradice.
• La aparición de Cristo a San Pablo era ”luz”.
• Las apariciones de Cristo a los discípulos son “verdaderos
encuentros con la vida que ahora está encarnado en una forma
nueva.“
• Los testigos de la Resurrección de Cristo “experimentaron un
encuentro real, llegando a ellos desde el exterior, lo totalmente
nuevo e imprevisto, es decir, la autorrevelación y la comunicación
verbal de la resurrección de Cristo. “(p.275)
¿Qué está equivocado en la explicación tradicional?
San Pío X señaló en su encíclica Pascendi que los modernistas estudian la
Sagrada Escritura como si nadie hubiera analizado estos libros antes que
ellos, y como si nadie les hubiera dado una interpretación adecuada [5].
La enseñanza tradicional sobre la resurrección de Cristo es perfectamente
clara: Su alma se unió a su cuerpo en la tumba. Se levantó por su propio
poder, y tenía un cuerpo glorificado. Además siendo Dios, Él fue capaz de
hacer muchas cosas que ni siquiera un cuerpo glorificado ordinario podría
hacer. Por ejemplo, la penetración de las paredes fue por el poder divino, y
no en virtud del cuerpo glorificado. [N.T dudoso esto]
¿Hay misterio en la resurrección? Por supuesto. No entendemos todo lo
relacionado con el cuerpo glorificado. La mente iluminada por la fe está
perfectamente satisfecha, sin embargo, por lo que la Iglesia siempre ha
enseñado. La Iglesia Católica entiende por la fe, e incluso por el sentido
común, que Dios sabe más sobre la física nuclear y la química que el hombre
moderno.
La capacidad de Dios excede a la nuestra. De hecho, su conocimiento es
infinito, ya que Él es el creador de estas cosas.
Sin embargo, el modernista tiene un corazón de no-creyente. Es un
racionalista. Él quiere transformar la Iglesia en algo que sea aceptable para
los racionalistas, agradable a todos los Voltaire de este mundo.
Así que Ratzinger ha abandonado la noción de alma de Cristo vuelta a su
cuerpo y vivificando su cadáver. Él lo ha sustituido por un salto evolutivo
hacia una nueva dimensión de la existencia humana, con lo que pretende
casar la teología católica con el darwinismo falso, absurdo, y ya pasado de
moda. El evolucionismo es un residuo con moho y mal olor en una nevera del
siglo XIX (cuyo hielo ha derretido desde hace mucho tiempo) que Ratzinger
ha puesto en el microondas y ha llegado hasta nosotros bajo la forma de su
teología de la Resurrección.
Ratzinger rechaza la filosofía escolástica [6] -de Santo Tomás de Aquino – y ha
explicado la resurrección en la borrosa, imprecisa, indefinida y etérea
filosofía moderna, que sólo se refiere a “la experiencia“. Así que la
resurrección es una “experiencia” y “el encuentro desde el exterior.“
Al igual que todos los modernistas, Ratzinger siempre ha estado obsesionado
con hacer el catolicismo aceptable para el “hombre moderno“. Por esta
razón, en sus primeros años como profesor modernista, se burló de la idea
de hacer visitas al Santísimo Sacramento. Él dice en su obra titulada
“Sacramentale Begründung der Christlichen Existenz (1966):
“La devoción eucarística, como se observa en la visita
silenciosa de los devotos en la iglesia no debe ser
pensada como una conversación con Dios. Esto asume
que Dios está presente a nivel local y en un espacio
determinado. La justificación de esto demuestra una falta
de comprensión de los misterios cristológicos y del
concepto mismo de Dios. Esto repugna al pensamiento
maduro del hombre que comprende la omnipresencia de
Dios. Ir a la iglesia para poder visitar a Dios presente es
un acto sin sentido que el hombre moderno rechaza con
razón.”
Asimismo, la explicación tradicional del cuerpo resucitado de Cristo es algo
que el hombre moderno, supuestamente, no pueden soportar.
La destrucción del principal Milagro de Cristo.
Todos los teólogos enseñan que la resurrección de Cristo de entre los
muertos es la mayor de todas sus maravillas. De hecho, aunque no hubiera
realizado ningún otro, la resurrección habría sido suficiente para demostrar
su divinidad y la verdad de su religión. Por el contrario, si Él no hubiera
resucitado de los muertos, la religión que predicaba carecería de la garantía
divina, la muerte habría sido la victoria sobre él. No sería el verdadero
Salvador de la humanidad.
Por lo tanto lo que es central al argumento apologético de la Iglesia – la
defensa de su credibilidad como la única verdadera religión de Dios – es la
Resurrección de Cristo. Con el fin de que sea un argumento válido para el no
creyente, es necesario que la resurrección de Cristo sea un hecho histórico y
verificable, y no una “experiencia de fe”.
Rechazo de Ratzinger del cadáver resucitado, y
su descripción del cuerpo de Cristo
Resucitado como perteneciente a “otra dimensión”, a un “salto ontológico”,
etc, el lugar de la resurrección fuera del alcance de espacio y tiempo (sus
propias palabras), y posteriormente de la historia humana normal en sí.
El muy conocido eminente teólogo y ardiente antimodernista Padre Reginald
Garrigou-Lagrange OP, escribió casi un centenar de años atrás, lo siguiente:
“Entre los modernistas, E. Le Roy [ un ferviente discípulo
de Henri Bergson, famoso evolucionista] propuso una
teoría similar, porque negó la”reanimación del cadáver “,
como imposible, y enseñó que Cristo resucitó en cierto
sentido, en cuanto que él no dejó de actuar después de su
muerte, y en la medida en que su alma en la otra vida
mantiene una cierta materia virtual ”.
Esta descripción suena muy cercana a lo que dice Ratzinger.
Este es, nuestro análisis de la destrucción por Ratzinger del milagro principal
de Cristo, la resurrección.
Hay mucho más en “Jesús de Nazaret” de Benedicto XVI para discutir, sobre
todo lo que dice sobre la responsabilidad de los Judíos, de la muerte de
Cristo, la obligación de la Iglesia de convertir a los Judíos, y la infalibilidad de
las Sagradas Escrituras. De estos puntos nos ocuparemos en próximos
boletines.
_______________________________________________________
[*] Artículo aparecido en Abril de 2011 en el boletín del Seminario de la Santísima Trinidad. Traduccion
de: "Amor de la Verdad" (Los resaltados en negrita y rojo son nuestros. C. A.)
[1] Ratzinger tuvo que hacer este juramento, Los que no cumplen un juramento, son culpables de
perjurio
[2] Cornelius à Lapide, el famoso comentarista jesuita del siglo XVII, especula que esto se logró a través
de la la condensación del aire, lo que es una teoría interesante
[3] San Francisco: Ignatius Press, 2004. (Escrito originalmente en 1968, cuando todavía era un teólogo
radical que vestía de traje y corbata
*4+ “Los relatos de la resurrección sin duda hablan de algo que está fuera de nuestra experiencia.” (Pág.
246-247)
*5+ ”Oírles hablar en sus obras de los Libros Sagrados, en los que han sido capaces de descubrir lo
mucho defectuoso, lleva a imaginar que antes e ellos nadie ni siquiera echó una mirada a las páginas de
la Escritura, mientras que la verdad es que en su conjunto, multitud de doctores, infinitamente
superiores a ellos en ingenio, en erudición y en santidad, han tamizado los libros sagrados de todas las
maneras, y lejos de encontrar imperfecciones en ellos, han dado gracias a Dios cuanto más han
profundizado en ellos, a Su bondad divina que se dignó hablar así a los hombres. Por desgracia, el
estudio de estos grandes doctores no goza de las facilidades con que cuentan los modernistas para ser
guía y norma, con una filosofía que parte de la negación de Dios, y con un criterio que consiste en su
propio juicio”- Pascendi, no. 34.)
*6+ ”Para la filosofía escolástica y la teología para la que ellos *los modernistas+ sólo sienten desprecio y
ridiculizan. Sea ignorancia o miedo, o ambas cosas, lo que inspira en ellos este comportamiento, lo
cierto es que a la pasión por la novedad ellos siempre unen el odio de la escolástica, y no hay señal más
segura que un hombre está en el camino del modernismo que cuando empieza a mostrar su desagrado
por este sistema. “- San Pío X en la Pascendi, no. 42.)