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MARC BLOCH La sociedad feudal

La Sociedad Feudal Marc Bloch

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M A R C B L O C H

L a so c iedad feu da l

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PROLOGO

GENESIS DE LA INSTITUCION FEUDAL

En un volumen precedente, I en el que justificamos -con algunas

reservas- ta expresion Edad Media, precisamos las divisiones de la

Seccion a fa que tambien pertenece el presente. Una primera serie esui

consagrada a los origenes del cristianismo; a su desarrollo y a la crisis

moral del mundo antiguo. La segunda, que empieza par el magnifico

y vigoroso volumen de Ferdinand Lot, debe mostrar como -mientras

Bizancio sobrevive con su civilizacion cosmopolita, y despues que elImperio de Carlomagno ve producirse pasajeramente una reaccion po-

litica y un renacimiento literario- el Occidente se hunde y, a conti-

nuacion, se reconstruye segun nuevas modalidades. De este proceso,

va a ocuparse Marc Bloch a continuacion.

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epoca en sus diversos aspectos y en sus mas intimos resortes. Marc

Bloch dice, con raron, que no se podria, sino por una "ficcion de tra-

bajo'; aislar completamente de los demds un elemento de la vida co-

lectiva. La institucion feudal es el "eje propio" de su estudio; pero,

10 que es esencial objeto de o tr o s v o lu m e ne s, centrados en otras cues-tiones, Ieproporciona elpunta de partida y Iepermite comprender mas

a fondo.

A bunda ast en nuestro criteria; si el plan y el fin de La Evolucion

de fa Humanidad se encaminan a valorar los fa eta res generales en vo-

lumenes especializados, si en ellos deben resaltar las articulaciones de

la Historia, es necesario que ella ocurra en medio de la carne y ta san-

gre de la realidad historica.El verdadero y completo historiador que es Marc Bloch tiende a

situar la institucion feudal en su medio. Hechos contingentes de im-

portancia considerable: las invasiones, circunstancias economicas, es-

tado mental, son el lema de un triple estudio preliminar en el que se

justifica el titulo adoptado.

*

Se leerdn con el mas vivo interes, no s610 par su relacion con el

tema, sino pOI'elias mismas, las densas pdginas que Marc Bloch con-

sagra a los invasores musulmanes, hungaros y normandos, que asa!-

tan Europa par el Mediodia, el Este y el Norte. Traza un cuadro, a

menudo pintoresco; de sus incursiones y correrias. Sus rasgos psicolo-

gicos es tdn s e iia lados de m a n er a im pr es io n an te r' p ir a ta s s ar ra c en o s,nomadas de la estepa, hombres del mar, para los que las llanuras 0

las aguas son "caminos hacia la presa"; pero que !levan consigo "el

instinto del espacio"; el gusto par la aventura, y no solo el afdn de

ganancia. Sabre su genera de vida, su modo de penetracion, sabre 1 0

que aportan y 10 que reciben en sus establecimientos en el suelo que

los atrajo, nos dan preciosas indicaciones unas pdginas densas y, no

obstante, claras. Y como Marc Bloch no toea ningun punto sin enri-

quecerlo, realza can observaciones generales el estudio de esta pene-tracion. Las invasiones de que se o c up a , c o nt in u an a tantas emigra-

ciones como se han hecho conocer en los votumenes precedentesi" ellas

son las ultimas para "Europa'; tal como ella ha definido. "Hasta este

m omen to, estos saqueos par las hordas venidas de fuera y estos gran-

des movirnientos de pueblos, habian dado su trama a fa historia de

Occidente, como a fa del resto del mundo. De ahora en ade/ante, el

Occidente quedard fibre. A dijerencia, casi, del rest a del mundo ... No

es arriesgado pen sal' que esta extraordinaria inmunidad ... fuera uno

de los factores fundamen tales de la civilizacion europea, en el sentidoprofundo y justo de fa palabra" (pdg. 79)

~embargo, la inseguridad, fa p erpetua inquietud, los saqueos ma-

~ V~anse, en particular, pp, 36-7, 45, 76-7. 78.

Veanse, en particular, En marge de i'Histotre universeile pp 11,87-91 Yt. XLVJI,p. VIII. ' .

:3

teriales, el cheque mental debian acrecentar fa debilidad y el desorden

que abrieron el Occidente a las ultimas invasiones. Aqui; Marc Blochestudia la economia de estos tiempos, profundamente confusos, en un

poderoso compendio -que anuncia y prepara los volumenes que e!

mismo debe consagrar at desarrollo economico de fa Edad Media=.

Es necesario distinguir dos edadesfeudales. Para laprim era, con-

siderando 1 0 que los sociologos llaman morfologia social, se comprue-

ba, despues del hundimiento del Imperio carolingio, un "universal y

profunda descenso de fa curva demogrdfica'; una debit densidad y unareparticion muy desigual de la poblacion. "La Naturaleza tendia sin

cesar a imponerse" (prig. 83). Las comunicaciones son dificiles; los des-p la z ar n ie n to s a v en tu ra d os , p e li gr o so s , y, no obstante, como consecuen-

cia de necesidades diversas, son continuos, en una espeeie de "movi-

miento de Brown" . El comercio de intercambio es anemico; la balanza,deficitaria para Occidente: de donde, una "lenta sangria" de oro. De-

bido a la penuria de moneda, el intercambio tenia menos sitio que la

prestacion y fa "manutencion'; que anudaban lazos humanos muy di-

ferentes al del salario (pdg. 90).

La situacion se transforma af ines del siglo XI. Una revolucion con

multiples causas permite a "nuestros paises" llevar a cabo la conquis-

ta econ6mica del mundo. Sin duda, no todo cambi6; pero todo tendia

a mejorar: fin de las invasiones, progreso del poblamiento, facilidad

creciente de las relaciones, ritmo acelerado de ia circulacion, mejorescondiciones monetarias -de donde, el resurgimiento del salario=,

multiples circunstancias que obraron sobre "toda la contextura de las

relaciones humanas" y, par consiguiente, sabre los caracteres det feu-

dalismo (prig. 93).

*

Se incluyen en esta obra pdginas notables, interesantes porque nos

introducen en la intimidad del pasado y porque hacen reflexionar so-

bre fa actitud del hombre de esta epoca ''ante la Naturaleza y la dura-

cion" y, de una manera general, sobre esos datos psicol6gicos que sonfa esencia misma de la Historia. En el plan primitive de La Evoluci6n

de la Humanidad, yo concebi un volumen -que debfa ser el tomo

XLV/- titulado La educaci6n enla Edad Media y la mentalidad po-pular; he tenido que renunciar a esta obra especial y confiarme, para

dar algunos elementos de este delicado lema, elaborado de manera in-

suficiente -puesto que la historia no es hasta aqui completa y, como

dice Marc Bloch, "verdaderamente digna de este nombre's-, a volu-

menes y colaboradores diversos. A estas cuestiones, nadie habra apor-

tado en tan pocas pdginas 1 0 que Marc Bloch.

Senala y explica -al mismo tiempo que la rudeza y, sf se quiere,

la insensibilidad fisica= fa emotividad de la prim era edad feudal. El

ser humano estaba mas cerca de fa Naturaleza y, en ciertos aspectos,era duro; pero las epidemias, la carestia de alimentos, las violencias

cotidianas, fa higiene mediocre, lapreocupacion par 1 0 sobrenatural,

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todo contribuia a dar al sistema nervioso una extraordinaria inesta-bilidad.' .

As~ no se debe "reconstruir e!pasado segun las iineas de fa inteli-g~ncia': L : ' precision, laposibilidad deprecision =incluso para lame-dida del ttempo-« eraprofundamente extrana a las gentes de esta epo-ca, 10 que obedecia en granparte a la naturaleza del instrumento deexpresion. Dos grupos humanos se oponian, "la inmensa mayoria deanalfabetos encerrados, cada uno, en su dialecto regional" y "elpe-queno puiiado de gente instruida"; propiamente bilingues, que se ser-vian tanto del habla corriente y local como dellenguaje culto: este,

"radicalmente separado de laforma de expresion intema"; trasponiamds 0 men as felizmente el pensamiento, pero siempre deformdndoloun poco. Esto contribuia a poner una gran incertidumbre en las rela-ciones sociales. "La unica lengua que parecio digna defijar, junto alos conocimientos mas utiles para el hombre y su salvacion; los resul-tados de toda faprdctica social, no era comprendida par gran numerode personas que por su posicion gobernaban los asuntos humanos':No es que ta cultura fuese despreciada; pero era cosa excepcional en-tre los grandes: de donde el papel considerable de los clerigos y, enlos hombres de accion, lafalta frecuente de concordancia entre su con-ducta y los escritos que otros hablan redactado en su nombre."

La concepcion que tenfan del mundo los hombres de este tiempo,

los hacfa extranos a larealidad terrestrey desinteresados de las cosas.Marc Bloch tiene pdginas muy ricas en agudas observaciones sobrela mentalidad religiosa. La Naturaleza "no parecfa merecer mucho quenadie se ocupase de ella" (pdg. 105);el mundo sensible no era mas queun teton tendido delante de fa verdadera realidad. Esta, para los senci-lios y para gran parte de los doctos, estaba animada por voluntadesdistintas -a veces opuestas-, de las que muchas perpetuaban elpa-ganismo; por debajo del Dios unico; se agitaban "una multitud dese-res buenos 0malos: santos, angeles y, sabre todo, diablos" Sin duda,los ferrores del ana mil fueron exagerados pot los romdnticos: lafe-chafatidica, por razones que se indican aqui, escapaba a una previ-sion exacta; y ademds la irresistible vida, apesar de todo, fermentabaentre los hombres. Pero "cas! incesantemente corrian olas de terror"y el miedo at infierno pesaba sobre fa vida terrena.'

Junto a esta obsesion del terribley proximo futuro existta una ciertacuriosidod por el pasado. El cristianismo se apoyaba en una historiaque conmemoraba lasfiestas y que enriquecia la leyenda. Obras, queno fueron olvidadas, habian intentado fa sfntesis de dos tradiciones,la de fa Biblia y la de Grecia y Roma. "La preocupacion para hacersensible, detrds de cada minuto presente, elempuje del gran rio de lostiempos" continuaba muy viva. Para responder a esta curiosidad, eranmuchos los creadores de cronicas 0 de anales. Pero la dificultad de

5 Cf. XLVII, pp. 13, 14, 18-9.

6 Veanse las pp. 95-6, 97, 99, 100, 103-4.7 Pp_ 106, 107-8 .

10

informacion se anadta a fa imprecision de los espfritus. Un defecto desentido historico -que, de otraparte, tambien se encuentra en tiem-pos mds cultivados- "lanzaba elpresente hacia el pasado" confun-diendo sus caracteres/' Lo mas a menudo inconsciente, fa alteracionera alguna vez deseada. Las producciones mentirosas abundaron: 'afuerza de resfetar elpasado, se llegaba a reconstruirlo tal como debiahaber sido".

Los libros de Historia de los iletrados eran los poemas epicos enlengua VUlgar.Este lema de fa epopeya francesa -que en otro

volumen'" es tratado desde etpunto de vista literario y psicotogico=,Marc Bloch 10lama desde elpunto de vista del historiador, extendien-dolo a las demds regiones de Occidente, pues "la aficion por los poe-'mas historicos y legendarios no fue, en la epoca feudal, exclusiva deFrancia";'! En esta "historia novelada"; en la que laficcion refleja,como "cristalde aumento"; fasensibilidad y laimaginacion de laEdadMedia, el autor se pregunta sf hay un residuo de realidad historica,y busca 10 que en la "memoria colectiva"; tan poco segura tan pocosostenida par medios externos, pudo subsistir del pasado. /1 "Parte deautentico;parte de imaginario"(pdg. 116 ) , problema delicadoque resuelvesegun fa logica. Los defensores de 10 "espontdneo" oponen lapoesfapopular ala literatura latina de los clerigos; otros, han insistido sobrefa influencia mondstica, que se advierte de manera evidente en ciertasobras. Marc Bloch creeque hubo unos temas transmitidos pot sucesi-vas generaciones y que, segun las apariencias, sefijaron en el siglo X·'';,Como sorprenderse de que una tradicion narrativa se transmitiesea 10 largo del tiempo, cuando sepiensa en el interes que los hombresde la epoca feudal fenian par elpasado y efplacer que senttan aloirlocontarrr"

Pero, en fasegunda edadfeudal, que empieza en lasdos 0 (res de-cadas anteriores al aiio 1 1 0 0 , se perfilan unos nuevos rasgos intelec-tuales. El autor recoge aqui el gran numero de hechos que, en el arteyen la literatura, marcan los progresos de fa educacion, "tanto en ca-lidad como en extension, a traves de las diversas capas sociales" La

historia verdadera, la descripcion de 10 realse separan poco a poco

de la "pura evasion literaria"; y fa literatura tiende, no sin torpeza to-davia, al andlisis de los senttmientos. Parecido por muchos detallesa sus predecesores, el hombre de los aiios cercanos al 1200 "difiere deellos.. . en dos puntos. Es mas instruido y mas consciente+"Esta adquisicion de conciencia se extiende a la sociedad misma.

8 Vease en !a p . 87, sabre las representaeiones rudimenta ria s y la imagen disconti-

nua que se tenia del rnundo contemporaneo.9 Pp. 1 10, III, 1 1 2, 1 1 3 .

JO T. LX. Wase p. XIV.J/ Veanse las pp. 120, 121, 122, 123 acerca de Alernania, Castilla e Italia.

12 Sobre la memoria humana y su papel, set ial arernos en especial l as pp. 52, 64, 65,

114,115. "La memoria de los hombres es corta, y su capacidad de ilusiones , insonda-'

ble" (p. 51).

J P. 115. cr . L LX, p. XIV.

14 Veanse pp. 125- 128 .

1 1

 

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Se plantean problemas espirituales y de Derecho; que acostumbran a

los espiritus a "razonar en forma': El instrumento de andlisis mental

se perfecciona.'? YaqUl; Marc Bloch insiste, como conviene a su in-

tendon -que es la estructura social-, en ta renovacion de la influen-

cia del Derecho romano, /igado a o tr os m o vi mi en to s i nt el ec tu al es de

fines del siglo XI. El Derecho culto tuvo como efecto sabre el Dere-

cho popular, el ensetiarle a tamar una conciencia mas clara de sf mis-m o. A lg un os o bra s "re ia tiv am en te ta rd ia s, p er o en las que se reflejafa claridad organizada propia de fa edad de las catedrales y de las su-

mas' : tendieron a hacer mas estables las relaciones humanas, despues

de un periodo, "muy movido"; en el que el Derecho romano se habiaido borrando poco apoco, conforme iba disminuyendo 1 0 educacion/?

yen el que la costumbre tomo una creciente importancia. J7 Sin duda,

el progreso de este Derecho consuetudinario habra provocado la di-

versidad. Sin embargo, por mult iples rezones =infidelidad de fa me-

moria, extremaplasticidad, tendencia de todo acto consumado y, sa-

bre todo, repetido, a convertirse en precedente=, algunos ideas

colectivas, fuertes y simples dominaron y acabaron par organisar el

Derecho de fa epoca feudal.

*

Exp/icado et medio y precisada fa mentalidad; Marc Bloch llega

at estudio de estos vinculos de hombre a hombre que de manera tan

vigorosa actuaron sabre lapropiedad, en 1 0 especie de "participacion"

que crearon -como dice, i ng en io samen te ; in sp i rdndose en una for-

mula muy conocida en Psicologfa, y que tambien puede usarse en

Soc iolog fa-.

En la base de fa estructura social, estdn los tazos de sangre, {as

"amigos carnates': La solidaridad del "linaje" era muy fuerte y se ma-

nifestaba, en particular; en la vendetta 0 venganza. "Casi de un extre-

ma a otro, ia Edad Media y, en particular, la era f eudal, vivieron bajo

el signa de ta venganza privada" (pug. 143). A esta, se /a Ilamaba faida.

El acto individual s e propagaba en ellinaje "en o ta s co lec t iva s ". MarcBloch cita sorprendentes ejemplos de estos "adios perdu rabies " cuyos

efectos se pudieron atenuar, pero cuya existencia fue imposible prohi-biro Muestra tambien fa sotidaridad del linaje, prolongdndose a me-

nuda en sociedad de bienes, creando una comunidad economica, que

se perpetua a troves del tiem,fo, tomando farm as '0 fa vez menos flue-

tuantes y mas atenuadas".

El linaje es alga muy distinto de la "pequena familia conyugal de

tipo moderno" y 1 0 vivacidad del "sentido colectivo" no tenia nada

de comun can fa ternura para can las personas. Quizd por una super-

/5 cr . I. LXVI. La Philosophie du Moyen Age, en particular pp, 121 y sigs: (SanAnselmo) y 148 Y sigs. (Abelardo).

I~ Veanse pp. J 30-132.

17 Veanse pp. 133, 135. 136, 137, 139. 140.

18 Pp, 148, 149. 15!.

1 2

vivencia del matriarcado, " los lazos de alianzas a troves de las muje-res contaban casi tanto como tos de la consanguinidad paterna": aSI;

resultaba que, en fa sucesion de las generaciones, et grupa era inesta-

ble; fa extension de los deberes para con los "amigos carnales'; varia-ble e i nd ec is a. M u ch as c au sa s debian conducir a " la m e n gu a y desme-nuzamiento dei linaje". Los poderes publicos, en el lnteres de la paz,

trabajaron contra la solidaridad familiar; y el estado civil, muy poste-

rior a Ia sociedad feudal, corona una evotucion que et apellido habia

empezado. Pero en la misma epoca en que el linaje tuvo mas fuerza,

no bastaba para asegurar laproteccion del individuo: "/0 que explica

que los hombres debieron buscar 0 sufrir otros vtnculos'i'"

*

EI estudio de fa sociedad feudal presenta el vivo interes de ve r comoen ella nacen en forma espontdnea, bajo la presion de las circunstan-

cias, unas instituciones muy caracter is t icas . ''Ninguna teoria; dice HenriPirenne en su notable obra postuma Historia de Europa, ninguna con-

cepcion consciente. La propia p rd ct ic a s e pone de acuerdo con fa rea-

lidad'; y de la prdctica, nace fa instiiucion. "EI Estado se disgrega,

se fragmenta, para reconstruirse bajo otra forma, sobre sus propiasruinas,:20

Es imposible, con los medias de conocimiento actuales, seguir mas

de cerca e interpretar mejor de 1 0 que 1 0 ha hecho Marc Bloch, este

lento-y sordo trabajo de disgregacion y reconstruccion que va desde

fa epoca merovingia al siglo XII.

EI fundamento de fa institucion feudal es, a la vez, el vinculo y

ta subord inacion de hombre a hombre. ' Ibdo un complejo de relacio-

nes personates, de dependencia y de proteccion, dio fugar of vasallaje,

"forma de dependencia propia de las clases superiores":"

En otro t ie m p o. c ie rt as tear/as atribuyeron a la organizacion feu-

dal una fil iacion etnica: 0 Roma, 0 Germanin, 0 los celtas. EI autos;

en el vocabulario feudal , encuentra huellas de diversas inf luencias: can

una erudita ingeniosidad busca los varios elementos quefueron utili-

zados y jundidos por las circunstancias. La causa eficiente, son preci-

samente las circunstancias, es "et poder creador de fa evolucion": Enla ep oca m ero ving ia, "n i el Estado ni el linaje ofrecian y o g ar an tia s u-ficiente ... Habia, de una parte, huida bacia el j efe; par otra, lomas de

mando, con frecuencia brutales . .. Se veta en muchos casas a un mis-

mo hombre hacerse simultaneamente dependiente de otro mas fuerte

y protector de at r os mds humiides ... A I s ometerse de esta forma a las

necesidades del momento, estas generaciones no tenian en absoluto

et deseo ni el sentimiento de crear unas formas sociales nuevas"(pag. 164). Tenemos que insistir en ella con nuestro autor: EI derecho

19 Veanse pp . 152-156, 158 , 159 , 160.20 PIRENNE, pp, !o2. !OS.;u P. 163-164; c r . p. 187.

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abstracto y tas leyes escritas se otvidan: son las relaciones entre "seres

de carne y hueso"; son las vivas representaciones colectivas las que creanlacostumbre -y las que deben deshacerla=. Nunca, dice Marc Bloch,

"una sociedad es una figura geometrica"; y, con mas razon, cuando

busea el orden en el desorden. 22

Subrayemos con vigor el papel de la guerra =entonces, "trama co-

tidiana de todo el curso de fa vida de un jefe':-, el del caballo, en con-

secuencia, y tambien el del estribo y la herradura, invenciones llega-

das de las estepas de Oriente.23 (Con frecuencia hemos senalado las

multiples incidencias de las iniciativas del homo faber.) Los podero-

sos ten {an necesidad de sequitos armados, de guerreros profesionales-en particular jinetes-, que fuesen sus "compaiieros" de guerra.

El vocablo gasindus, que designaba al compaiiero germane, fuesuplantado por elnombre vassus, vassallus; de origen cetta, que denotaba

un esclavo domestico. 0 sea, un "criado". "Salida de los bajos fondos

de fa servidumbre para llenarse poco a poco dehonor'; la palabra "re-

fleja la curva" de una institucion muy pldstica. En fa descomposicion

del Estado; en fa decadencia de las costumbres militares, "servir con

fa espada, la lanza y el caballo a un senor del cual uno se habia decla-

rado solemnemente fiel'; debra aparecer como fa forma mas elevada

de subordinacion de individuo a individua/"

La monarquia carolingia, en el deseo y ta dificultad de reconstruir

el poder publico, tuvo fa idea de utilizar el sistema de subordinacionesconstituido. Una politico consciente consagr6 y aumento el numero

de estos laws. Existieron, desde entonces, los vasatios del rey, proxi-

mos y Ieianos, que formaban, a troves de las provincias, "como las

mallas de una extensa red de iealtad" Entre los grandes, et ejemplo

de los reyes y la analogia de {as necesidades [avorecieron el estableci-

miento de contratos de vasallaje estables.23

Sin embargo, el Estado carofingio se hunde a su vez: nuevo perio-do de disturbios, de guerras y de invasiones. Mas que nunca, ''el hom-

bre busca un jefe y los jefes buscan hombres': Como consecuencia,

las relaciones de homenaje y de proteccion se multiplican, no solo en

provecho de los poderosos, sino de toda fa gradacion social. Dos for-

mas de estar ligado a un jefe se distinguen cada vez mas netamente:

servidumbre y vasallaje, Este,es la forma elevada de fa antigua ''enco-

mendacion". El vinculo del vasatlo -que, por /0 general, es

"caballero't-: se contrae por el homenaje de las manos juntas y, des-

pues del siglo X, por el beso en la boca; de derechoili no de hecho,

se deshace con una u otra de las dos vidas atadas.

, .

2:1 Veanse pp, 260. 263, 264, 266, 268, 269, 275, 276, 282, 284.}3 Pp. 169-170.

24 Pp. 170.172.

25

Pp. 173, 174, 175.26 Pp. 176, 177.

14

El capitulo dedicado al[eudo es de una importancia capital y haceresaitar un aspecto de! regimen que no es el menos interesante. "E!

unico y verdadero duefio era el qU f habia dado", un beneficio forma-ba la contrapartida del acto de dcnacion personal.:" El termino "be-

neficia" fue ec1ipsado por la palabra 'jeudo,;28 nocion de orden eco-

nomico: bien concedido como cambio; no "de obligaciones depagar",

sino "de obligaciones de hacer"; y esta nocion, primero general, pero

que se transformo en institution de close, vino a designar "los feudos

at propio tiempo mas frecuentes, y, socia/mente, los mas importantes,

alrededor de los cuales sehabia desarroltado un derecho propiamente

feudal" (pag. 183).La remuneracion de! vasallo podIa ser manutencion 0 feudo, esta-

blecimiento sobre un [undo, chasernent.:" cuyos beneficiaries fueron

creeiendo. Sucedi6 que el protegido, para comprar la proteccion, ofre-

cia sus tierras al j efe, quien se las devolvia en feu do: "Este gran movi-

miento de donacion de fa tierra se prosiguio durante fa epoca franca

y laprimera epoca feudal, de arriba a abajo de fa sociedad". El mime-ro de "alodios" -tierras sin senor par encirna del poseedor-> fue de-

creciendo con rapidez a partir del siglo X. "La tierra se sometia a S/1-

jecion con los hombres" y de esa manera ei feudo tendio a hacerse

hereditario, incluso sin fa repeticion del homenaje e invest idura. 30

A pesar de to semejantes que fueron las instituciones en toda fa

Europa feudal, se imponen algunos distinciones -que precisa MarcBloch en una ojeada de conjunto, es decir, en un valioso estudio de

historia comparada-. Asf, aparece que e! Midi aquitano y laNorman-

dia en Francia, que Italia del Norte y Alemania, que la Inglaterra an-

glosajona y la Espana de las monarquias astur-leonesas, a pesar de

las condiciones de vida comunes a todo el Occidente, diferenciaron

el regimen del feudo como consecuencia de circunstancias particula-

res que se exponen de manera magistral:" Es Francia fa que presenta

la red de dependencies de vasallajes feudales mas poderosa y mejor

ordenada, y es "un notable fenomeno de emigracion juridica, que las

instituciones feudales francesas fueran tlevadas a Inglaterra par los nor-

mandos, a Italia del Sur par aventureros llegados tambien de Norman-

dia, a Siria por los cruzados. 32 Solamente en Siria, a decir verdad, se

trabajo sabre un campo virgen.

Una tenden cia general de la institucion feudal, fue el "deslizamiento

n Vea5€ pp. 179, 180, la distinclon entre precario y beneficia:

28 Vease, pp, 180, 182, l a hi stori a de esta palabra que , par ti endo de una signif icacion

o puesta, Vieh, bienes rnuebles, sobre todo ganado, designa toda remunerat ion prime-

ro o ¥ , f in al m en te , l a ti er ra .9 Chasement, goce de una tierra acordado a I ltulo viralicio, a cambio de renra 0

se rvidumbre , (N. del R.) .

}O Aunque el feudo en genera I era un senorlo grande 0 peq uef o . podia ser , en Fran-

c ia a l r ne no s, ta rn bi en una renta: hecho i rnporta rue desde e l punro de vis ta econornico

(188-190 ) .st Sobre las huellas del Derecho romano en ltalia, vease pp. 242, 243. CF. p. 284,

sobre la unidad en la diversidad.

,2 Pp, 202-203; d. pp. 240-241.

1 : ' 1

 

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hacia fa heredabilidad": El vinculo de fa sangre triunfo sabre el Dere-

cho, y el privilegio se deslizo de arriba a abajo. La relacion con el sue-

10, fijd la tierra en la f amilia, sin que el senor se resistiera mucho. Y

lasfunciones u "honores" tendieron, par una evolucion parecida a fa

de los "benef icios". a converti rse tambien en hereditarios. En Francia

yen Inglaterra, de los servicios prestados por el padre, la opinion pu-

blica y ta costumbre sacaron un Derecho para su descen den cia. 33 En

este punto aun, el autor matiza, segun los patses, fa accion de "fuer-

zas mas profundos que los intereses politicos": Con la evolucion delderecho de sucesion, sigue la transformaci6n del antiguo "beneficio"en "patrimcnio't "

Habiendo sido 10heredabilidad un favor antes de ser un derecho,el nuevo vasalto debta al senor un regale: este era el rescate, La impor-

tan cia del rescate vari6, segun las regiones; pero de una manera gene-

ral, es tos "derechos casuales" modif icaron e! espiritu del problema su-

cesorio. Para el senor, hicieron del feudo, "en otro tiempo salario de

{a fidelidad armada'; una tenure" ante todo "ren table" y para el va-

sallo, que cada ve z mas 10 tuvo par su "cosa'; un recurso utilizable,

mediante compra de la autorizacion del seiior. .. "En efecto, desde el si-

glo Xl! por 10menos, los feudos se vendian 0 se cedian casi libremen-

te o La fidelidad entr6 en el comerciot "POl' otra parte, nada tan curiosa como comprobar que los lazos

nacidos de fa institucion feudal obraron de maneras diversas contra

fapropia institucion. En principio, no se tenia que ser mas que el hom-

bre de un solo senor; pero se tuvo interes en ser hombre de varios.

La abundancia de homenajes de uno s610a varios creo situacionesr nu y embar az o sa s y fu e un d is olv en te d el re gim en . Para remediar fa

insuficiencia del homenaje simple, se extendio fa costumbre de hablar

de ho rn e n aj es I ig io s , es decir, absolutos (et hombre ligio era primitiva-

mente el siervo). Segunda ofeada del vasallaje destinado a renovar la

primitiva relacion humana (pdg. 230) . Pero como que las mismas causasproducen los mismos efectos, fa calidad de ligio se hizo hereditaria y

10que es peor, "objeto de comercio". Vulgarizado, el nombre se vaci6

de todo contenido especifico."Cuando un trabajo de fijacion -s-tardtamerue, en el siglo XI- fue

emprendido par turistas profesionales, se ve el contrato "prudentementedetallado" reemplazar 10sumision del hombre en la integridad de su

persona; y eI es fuerzo tendrd tendencia a aligerar las obligaciones delvasallo y las del senor. 38

33 Pp , 210 ·211. Sobre el pr oblema del heredero meno r, sobre el estab lecimien to de[a pri rnogenitura, veanse las paginas sustanc ia les , 215"220.

34 Pp . 213 .217. La herencia de la mu jer inaugura la "politica matr imonial".

35 Tenure, en el Derecho feudal frances, tierra concedida a carnbio de servicios y

de la que e lconcedente ret iene la prop i edad para no otorgar sino el goce, revocable porcausa, d ete rrn in ad as. (N . de l R_ l

36 Pp . 222,. 223, 224.

37 Pp, 230-232_ Veanse algunas excepciones en el mismo lugar;

38 En estas ob l igac iones -ayuda de guer ra , presenc ia el l [a "corte" venganza, ayu-da pecunia ria 0 "lalla", [a lal la de la "hueste' reemplazando a veces el servicio de guerra-«,

el elernento dinero juega un papel crecienie, Sobre este punto, como sobre oiros mu-

16

Es necesario reconocet; sin embargo, que aiguna cosa subsistio a

pesar de todo, de esta especie de parentesco suplementario que creo

la relacion feudal , de esta reciprocidad, en deberes, por otra parte des-

iguales, que es fa caracteristica y fa original idad del sist.ema.~9 Habra

bajo la convencion =-Marc Bloch lo demuestra can eVI~e~c/G-, una

realidad, la union de los corazones. Tanpoderoso era el tnumo Vlncu.-

10,que "cuando fa poesia provenzai invento el amor cort~s~no, conct-

bi6 fa fe del perfecto amante segun el modelo de fa devocion ~el vasa-

flo'; y el ademdn de vasallaje 1 e las monos juntas "se convl~~te, ~ntoda la catolicidad, en el ademan de ia plegaria pot excelencia (pag.

-246}."En esencia figado a fa tradicion" el hombre de las edades feuda-

les es taba dispuesto a venerar las reglas que e! creo; pero "de costum-

bres vioientas y ca r ac t er i n es ta b l e" ; 10estaba menos a plegarse a.ellas

con constancia (ptig. 248). Y, en fa medida en que la dependencI9 del

hombre [rente 01 hombre se vio ree"!plazada por ~a dependenciadeuna tierra [rente a otra, a pesar del juramento, el interes 0 fa poston

se hicieron cada vez mas fuertes. Y[ue en los lugares donde el contacto

humano persistta, en los medios mas humildes, entre lo_smodest?s "val-

vasores". donde fa fe se mantuvo viva durante largo tiempo (pag. 251).

*

En que forma et sehorio rural, muy anterior 0 .1fe.uda.li,sma y 1uetenia que sobrevivir le, sufrio el contragolpe de la instttucion pa~aJ.era

y cual fue la suerte de (as clases inferiores, es to que muestra la ultima

parte del libro. . .EI senor, desde ia primera edad feudal, acrecienta su poder. sabre

et hombre y sabre su "tenure': Las cargas que soportaba el cultl~ador

se hicieron mas pesadas desde els iglo VllI al XII en 10 que concterne;

no a las obligaciones de trabajo, sino a las de dinero =diezmo; t~lla,

derechos de las "banalites'~.4o "Como la historia del feudo, la histo-

ria de fa "tenure" rural fue, a fin de cuentas, fa del paso de una .es-

tructura social fundada en e! servicio de un sistema de rentas territo-

riales" (pdg. 265). .

Ademds se establecieron distinciones: en el caos de las relacionesde hombre ~ hombre se vaprecisando la oposicion en t~ ellibre_a ''fra~;

co" y el siervo. "Tener un senor no pared a contrc:no a la hb.erta_d :la servidumbre empezaba alli donde la dependencia era hereditariay,

por tanto, no permitta -ni una vez en fa vida- fa facultad d~ elec-

cia del esclavo antiguo, el siervo podta formarse un patnmonio. No

estaba suje to al suelo, sino a su senor: en el principic:, siempre fa rela-cion humane:" Si fa masa se deslizofentamente hacia 10servidumbre,

c ho s M a rc B lo ch e st ab le ce d is tin ci on es r eg io n ale s. V e an se pp. 236,237,240.,241,242,

243 '249, 250, 253, 255, 257, 260, 262, 263, 264, 277, 278, 280, 281, 284, 286, 287.

39 Sobre el esquema de un rito de ruptura, veanse pp. 241, 243. . .

40 Banalite, en el Derecho feudal fr ances, uso corrum Yob ligatoric de un objeto per-

ieneciente al senor. (N. del R.)41 Pp, 271 , 272, 273, 274, 275.

1 7

 

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subsistieron cultivadores fibres, los "villanos' ; los "pecheros" Marc

Bloch subraya la persistente mezcolanza de las condiciones, as! comofa diversidad regional.'? insiste en e! peligro de los sistemas, y en ef

error de los historiadores que of vidan que "una clasificacion social,

en ultimo termino; existe solo por las ideas que los hombres se hacende ella, y iii faque no toda contradiccion estd forzosamente excluida"{prig. 279).

A partir del siglo X//, hubo ten den cia a fijar las costumbres pro-

pias de tal 0 mal region y a redactar pequehas constituciones locales.

"Un gusto nuevo de claridad juridica aseguraba ta victoria de 10 escri-to" (pag. 286). Se vieron nacer y multiplicarse "las cartas" de "costum-

bres" 0 de "franquicias" Los rusticos eran "men os pobres, par tantomenos impotentes y menos resignados" .

Hacia el f inal de la segunda edad feudat, las relaciones entre seiio-res y subditos se estabiliran. Pero, al mismo tiempo, el subdito tendia

a transformarse en "contribuyente"; La servidumbre, all! donde sub-

sistia, estaba vinculada a la tierra, a la "tenure" servil, no at hombre.

EI senorto tomo caracteres mas territoriales, mas puramente eco-nomicos .

Par todas partes, et movimiento feudal estrecho, en principio, las

relaciones humanas. Par todas partes, fa economia, poco a poco, des-

hizo y transformo estas retaciones. Ef gran merito del autor es haber

expuesto; de manera luminosa, esta doble evolucion inversa.

*

Marc Bloch es el historiador modelo que estudia el pasado; a fa

vez bajo todos sus aspectos y por todos los medios que pueden servir

a fa Historia. Su extensa documentacion sorprende. No se contenta

can las fuentes propiamente dichas, de las que hace un prudente em-

pleo -como se ve cuando ''entreabre, un instante; la puerta dellabo-ratorio' .!_,43 ni con las obras llamadas de segunda mana, que ha apro-

vechado ampliamen te. Recurre a fa lingiiistica; la etimologfa de las

palabras, sus cambios de forma y de sentido, la toponimia y la ono-

mdstica Ieprop 0rcion an preciosos datos. "Nada mas revelador; nos

dice, que las vicisitudes de la terminologta":" Utiliza los cantares degesta: "Literatura, exclamardn quizd los historiadores que no tienen

oidos mas que para fa seca voz de los documentos" (prig. 244): no acep-

ta estos datos sin retoque, pero no tiene esta fuente por desdeiiable.

Arqueologia, geografia social, costumbres agrarias: no hay nada defa que no saque provecho.

iNa tiene razon cuando declara que "en una historia mas digna

de este nombre que los tlmidos ensayos a los que nos reducen ahora

nuestros medios, sin duda concederfa un lugar a las aventuras del cuer-

42 Pp. 277-278, 280-281 (el caso aleman). 284-287 (el caso ingles).43 p. 51; d. p. 52.

44 Pp. 197-198; cf. pp. 66-67 y sigs .; 272, 273, 282, 283, 284.

1 8

po"? "Es una gran ingenuidad, ai iade; pretender comprender a los hom-

bres sin saber como se comportaban" (pdg. 94). Tiene razon den veces;

pero, quizd dentro del ideal que se forma de fa ciencia historica, des-

defia exageradamente los "ensayos'' como el suyo.

lnsis t ire, para terminar, sobre ciertos caracteres de este libro, queya senate anteriormente y por los cuales entra, por doble titulo, en el

marco de La Evolucion de la Humanidad.Marc Bloch no se limita a tratar plenamente el lema previsto por

el plan general; apasionado por su obra de historiador, investiga lascausas: en lapdgina 58 se puede vel' un titulo significative: Desde los

fenomenos particulates y iocalizados -porque la verdadera historiano se limita a 10 particular- se eleva, hasta el maximo, a la explica-

cion general que es siempre, en definitiva, de orden psicologico.

Y par otra parte, por rico y profundo que sea su estudio, no solo

no disimula las lagunas, sino que se esfuerza en senalarlas/? Da a los

historiadores ideas para ir mas lejos, en 10 que tambien responde a

los fines quese propone La Evolucion de /a Humanidad. Al comienzo

de nuestra empresa, dijimos que tenia que ser, a fa vez, un punta de

Ilegada y, al mismo tiempo, de partida, que resumiendo el trabajo he-

cho, most rase 10 que faltaba par hacer. No sabriamos terminar mejor

este prologo que asocidndonos a un "pensamiento muy caro" a Marc

Bloch: "fa voluntad de no dejar que el lector oivide que fa Historia

tiene aun el acento de una excavacion inacabada" (pdg. 76).

HENRI BERR

45 Veanse pp. 24, 69, 70, 71, 74, 75, 94, 95, 191, 201.

19

 

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INTRODUCCION

ORIENTACION GENERAL DE LA INVESTIGACION

Un libro titulado La sociedad feudal, s610 desde hace apenas dossiglos podia dar por adelantado la idea de su contenido. No es que

par sf solo el adjetivo no sea muy antiguo, Bajo su forma latina _

feodalis-« remonta a la Edad Media. Mas reciente, el sustantivo feu-dalismo no aIcanza mas alia del siglo XVII; pero una y otra palabra

conservaron mucho tiempo un valor es trictamente jurfdico. Siendo el

feudo, como se vera, un modo de posesion de bienes reales, se enten-

dia por feudal "\0 que concierne al feudo" =as! 1 0 definia faAcademia-, y por feudalismo, unas veces "la calidad de feudo", y otras,

las cargas propias de esta posesion, En 1 6 30 , eI lexicografo Richelet

los califica de "vocablos de Palacio", no de historia. l,Cuando se pen-

so en arnpliar su sentido hasta lIegar a emplearlos para designar un

estado de civil izacion? "Gobierno feudal" y "feudalismo" figuran con

esta acepcion en las Lettres Historiques sur les Parlemens, aparecidas

en 1727, cinco attos despues de la muerte de su autor, el conde de Bou-I a inv i ll ie r s. /

Este ejemplo es el mas antiguo que una busqueda bastante intensa

me ha permitido descubrir; quizas otro investigador sea algun dia mas

afortunado. Sin embargo, de este curioso Boulainvilliers, a la vez ami-

go de Fenelon y traductor de Spinoza, virulento apologista de la no-

bleza, que imaginaba surgida de los jefes germanos, y que con men os

verbo y mas ciencia seria una especie de Gobineau, nos dejamos ten-

tar can gusto por la idea de hacer, hasta que poseamos mas amplia

informaci6n, el inventor de una nueva clasi ficacion historica. Pues de

esto es de 10 que se trata precisamente, y nuestros estudios han cono-

J Histoire de "ancien gou vernemmt de laFrance avec XIV Lettres Historiques surles Parlemens ou Etats-Generaux, La Haya, 1727. La cuarta carta tiene POf titulo D e -tail du gouvernement feodal et de l'etablissement des Fiefs (I. I, p. 286) y en e lla se

lee (p. 300) esta Frase:"Me he extendido en el extracto de esta ordenanza, creyendola •propia para dar una idea exacta del anriguo feudalismo",

20

cido pocas etapas tan decisivas como este. mo,?ento ~~que "I~pe-.os" dinast ias gran des etapas colocadas bajo la invocacion .de un heroe

:~o~imo, en u'na palabra, todas esas viejas divisiones nacidas de una

tradicion monarquica y oratoria, empezaro~ a ceder su p~esto a otro

tipo de divisiones, fundadas en 1a observacion de los fenomenos so-

ciales. , ..Estaba, no obstante, reservado a un e?cntor ';las :lustre el po~ul~-

rizar la nocion y su etiqueta. Montesquieu habia leido a Bo~lamvl-

Hiers' el vocabulario de los juristas, de otra parte, no conterna nada

que pUdiera asustarle, y despues de pasa~ par sus m~nos, la lengua

literaria quedo enriquecida con los despojos de la cuna. Aunque pa-rece evitar feudalismo, sin duda demasiado abstracto para ~lgusto, fue

el, indiscutiblemente, quien impuso al publico culto de su siglo, la cO.n-

viccion de que las "Ieyes feudales" caracterizan un momenta de la his-

toria. Desde Francia, las voces y la idea pasaron a las otra~ lenguas

europeas, unas veces por simple caleo y otr~~, como e~ aleman, tradu-

cidas (Lehnswesen). Por ultimo, la Revolucion, Ievant~ndose contra 10

que aun subsistia de las instituciones poco antes bautlza.d~ por Bou-

Iainvilliers acabo de popularizar el nombre que, con sentmuentos muy

opuestos este les diera. "La Asamblea Nacional", dice el famoso de-

creto de i t de agosto de 1789, "destruye por completo el regimen feu-

dal" ·C6mo dudar, desde ese momento, de la realidad de un sistema

social cuya ruina cost6 tantos sacrificios'i/ . , .Hay que confesar que esta expresion, destinada a tener un exito

tan grande, estaba muy mal escogida. Sin duda, las razones que, en

el origen, aconsejaron su adopci6n parece.n ~a~tante claras. C?ntem-

poraneos de la monarquia absoluta, Baulainvilliers y ! '10ntesqu~eu; te-

nian la fragmentaci6n de la soberania entre una multIt~d de p~mclpes

o incluso de senores de aldea, como la mas patente singularidad de

la Edad Media. AI pronunciar la palabra feudalismo, creian expresar

este caracter; pues cuando hablaban de feud os, pensaban ta~to en pnn-

cipados territoriales como en senorios, Pero, _dehecho, ~I t~dos los

senorios eran feudos, ni todos los feudos principados 0 senonos. Hay

que dudar, sobre todo, que un tipo de organizacion social m~y com-

plejo pueda ser justamente definido, sea por su aspecto excl~slv~m~~-te politico, sea, si se toma feudo en todo el ngor de su acepcion juridi-

ca, por una forma de derecho real, entre muchas ?tras. Pero, las

palabras son como monedas muy usadas: a fuerza de cuc~Iar de mana

en mano, pierden su relieve etimol6gico. En ,el us~ cO.rnente ac~ua~,

feudalismo y sociedadfeudal recubren un c.onjunto lOt~mcado d~ ima-genes en las que el feudo, propiamente dicno, ha dejado de figurar

en primer plano. A condicion de tratar estas expresiones solo. c?mo

la etiqueta, ya consagrada, de un contenido que queda por definir, el

historiador puede adoptarias sin mas remordimientos que los que stente

2 Entre los franceses condecorados con ! a Legio n de Honor, lcuiintos saben que uno

de los deberes impuestos a su orden por la reglarnentacion fundacional de 19de mayo

de 1802era "combatir toda empresa que se propusiera rest ablecer e l regimen feudal"?

2 1

 

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el fisico, cuando con menosprecio de la lengua griega, continua deno-

minando dtomo a una realidad que subdivide una y otra vez.

Es una grave cuesti6n el saber si otras sociedades, en otros tiem-

pos a bajo otros cielos, han presentado una estructura parecida, en

sus rasgos fundamentales, a la de nuestro feudalismo occidental, para

merecer, a su vez ser llamadas feudales. Volverernos a encontrarnos

con este interrogante al final de este libro, que no Ie esta propiamente

consagrado. EI feudalismo que intentaremos analizar fue el primero

en recibir este nombre. Como marco cronol6gico, la investigaci6n, apar-

te algunos problemas de origen 0 de supervivencia, se limitara a este

periodo de nuestra historia, que se extendio, de manera aproximada,desde mediados del siglo IX a las primeras decadas del XIII. 'Iendra

como marco la Europa occidental y la Europa central.

Esto supuesto, si bien las fechas encontraran su justificaci6n en

el.propio estudio, los limi tes en el espacio, contrariamente, parecen exi-gtr un breve comentar io.

en el Imperio griego, Unas comunicaciones dificiles, una estructura

social y politica muy particular, una mentalidad religiosa y un arma-

zon eclesiastico muy diferentes de las de la latinidad 1 0 aislaron en el

futuro, cada vez mas, de las cristianos occidentales. Por ultimo, hacia

el este del continente, aunque el Occidente influye ampliarnente sobre

los pueblos eslavos y propaga, en algunos, con su forma religiosa pro-

pia que es el catolicismo, sus modos de pensar e incluso algunas de

sus instituciones, las colectividades pertenecientes a esta rama linguis-

tica no dejan de tener, en SU mayor parte, una evolucion propia original.

Limitado por estos tres bloques -mahometano, bizantino y

eslavo-, ocupado sin cesar, desde el siglo X, en llevar adelante susmovedizas fronteras, el haz de pueblos romanogerrnanicos estaba le-

jos de presentar en sf mismo una perfecta homogeneidad. Sobre los

elementos que 10componian, pesaban los contrastes de un pasado, de-

masiado vivos para no prolongar sus efectos hasta el presente. Incluso

donde el punto de partida fue semejante, ciertas evoluciones, a conti-

nuaci6n, se bifurcaron. No obstante, par acentuadas que fuesen estas

diversidades, l,como no reconocer par encima de ellas una tonalidad

de civilizaci6n comun: la de Occidente? No es, simplemente, con el .

fin de ahorrar allector el fastidio de adjetivos pesados que en las pa-

ginas que siguen, alli donde hubieramos podido decir "Europa occi-

dental y central", diremos 5610 "Europa". i,Que importan, en efecto,

la acepcion del termino y sus limites, en.la vieja y artificial geografiade las "cinco partes del mundo"? Lo que cuenta es su valor humano,

y esta ciyilizacion gerrnino y se desarrollo, para extenderse por todo

el globo, entre los hombres que vivian entre el Tirreno, el Adriatico,

el Elba y el Oceano. De manera mas 0 menos oscura, asi 10sentia ya

aquel cronista espafiol que, en el siglo VIII, se complacia en calificar

de europeos a los francos de Carlos Martel, victoriosos del Islam, 0

casi doscientos afios mas tarde, el monje saj6n Widukind, solicito en

alabar, en Ot6n el Grande, que habia rechazado a los hungaros, al Ii-

bertador de "Europa!" En este sentido, que es el mas rico de conteni-

do historico, Europa fue una creaci6n de la alta Edad Media y ya exis-

tia cuando empezaron los tiernpos propiamente feudales.

La civilizacion antigua estaba centrada alrededor del Mediterra--

neo. "De ~aTierra", escribia Platen," "no habitamos mas que la parte

q~e se extiende desde el Faso hasta las Columnas de Hercules, espar-

cidos alrededor del mar como hormigas 0 ranas alrededor de un es-

tanque" A pesar de las conquistas, esas mismas aguas continuabansiendo, despues de tantos siglos transcurridos, el eje de la Romania.

Un senador aquitano podia hacer su carrera oficial a a r ill as del Bas-

foro y poseer vastos dominios en Macedonia. Las grandes oscilacio-

nes de los precios afectaban la economia desde el Eufrates ala Galia.

La exis.tencia de la .Roma imperial no podia concebirse sin los trigos

de :,-!'nca_, de la ':Illsma forma que no podria concebirse la teologia

cato!lca sin el africano Agustin. Por el contrario, apenas franqueado

el Rm empezaba, extrafio y hostil, el inmenso pais de los barbaros.

Pues bien, en el umbral del periodo que llamamos Edad Media

dos profundos movimientos en las masas humanas vinieron a destrui;

este equilibrio -del que aqui no podemos investigar en que medida

estaba ya minado par su parte interna-, para sustituirlo por una cons-telacion de dibujo bien diferente. En primer lugar, las invasiones de

los germanos; despues, las conquistas musulmanas. En la mayor par-

te de las comarcas cornprendidas poco antes en la fraccion occidental

del I~perio, una rnisma dominaci6n a veces, y, en todo caso, una co-

munidad de habitos mentales y sociales, unen en 10 sucesivo las tie-

rras de ocupacion germanica, Poco a poco se Ies sumaran mas 0menos

asimilados, los. pequenos grupos celtas de las Islas. C~ntrariamente,

el norte de Africa se prepara para otros destinos. La resaca ofensiva

de los bereberes prepare la ruptura que el Islam consuma. Ademas

en los territorios de Levante, las victorias arabes acantonaron en los

Balcanes y Anatolia el antiguo Imperio de Oriente y 10 convirtieron

*

Aplicado a una fase de la historia europea, en los limites as! fija-

dos, no importa que el nombre de feudalismo haya sido objeto de in-

terpretaciones a veces casi contradictorias; su misma existencia atest i-

gua la originalidad reconocida de manera instintiva al periodo que

cali fica. Hasta tal punto que un libro sobre la sociedad feudal puede

definirse como un esfuerzo para responder a una pregunta planteada

par su propio titulo. i,Por que singularidades este fragmento del pasa-

do ha merecido ser puesto aparte de los dernas? En otras palabras,

10 que se intenta aqui es el analisis y la explicacion de una estructura

social y de sus relaciones. Un rnetodo parecido, si la experiencia se

j Fedon, 1 09 b.4 Auctores Antiquissimi (Mon. Germ.), t, Xl, p. 362; WmuKIND, J, 19.

22 2 . ' 1

 

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muestra fecunda, podra empiearse en otras campos de estudio, limita-

dos por fronteras distintas y espera que 1 0 quela empresa tiene de nue-

vo, hara perdonar los errores de ejecucion.Lamisma amplitud del proyecto, as! concebido, hace necesario di-

vidir las presentacion de los resultados. Un primer volumen describira

las condiciones generales del media social, y, seguidamente, la consti-

tucion de estas relaciones de dependencia de hombre a hombre, que

han sido las que han dado a la estructura feudal su matiz caracteristi-

co. EI segundo, estara dedicado aJ desarrollo de las clases y a la orga-

nizacion de los gobiernos, Siempre es dificil cortar en 1 0 vivo. Al me-

nos, como ese momento que ve, ala vez, precisar sus contornos a lasclases antiguas, afirrnar su originalidad a la nueva c1ase burguesa y

salir a los poderes publicos de un largo marasma, es el mismo en que

empezaron a borrarse, en la civilizacion occidental, los rasgos mas es-

pecificamente feudales, de los dos estudios ofrecidos sucesivamente

allector -sin que entre ellos una separacion estrictamente cronologi-

ca haya parecido pasible-, el primero sera sobre todo el de la forma-

cion, y el segundo, el del desarrollo final y las supervivencias.

Pero el historiador no tiene nada de hombre libre. Sabe del pasa-

do, solo 10 que el mismo pasado quiere confiarle. Adernas, cuando la

materia que se esfuerza en abarcar es demasiado vasta para permitirle

el examen critico personal de todos los testimonios, se siente limitado

sin cesar por el estado de las investigaciones. Ciertamente no se en-contrara aqui ninguna de esas guerras irnaginarias de las que la erudi-

ci6n dio a menudo el espectaculo, Porque, i,como sufrir que la histo-

ria pueda borrarse ante los historiadores? Contrariamente, yo he

procurado no disimular jamas, cualquiera que fuese su origen, las la-

gunas 0las incertidumbres de nuestros conocimientos. Par este cami-

no, he creido no correr el peligro de disgustar allector. Seria, inversa-

mente, pintando bajo un aspecto falsamente anquilosado una ciencia

!lena de movimiento, como se correria el peligro de extender sabre ella

el enojo y la frialdad, Uno de los hombres que mas adelante ha llega-

do en el conocimiento de las sociedades medievales, el gran jurista in-

gles Maitland, decia que un libra de Historia debe despertar e l apeti-to. Entiendase: hambre de aprender y sabre todo de buscar. Este libra

no tiene mas caro deseo que el de despertar el apetito en algunos tra-

bajadores.'

TOMO PRIMERO

LA FORMACION

DE LOS

VINCULOS DE DEPENDENCIA

5 Toda obra de Historia, por poco que se dirija a un publico relativarnente extendi-

do, plantea a su autor un problema practice dificil de resolver: el de las referencias. Se-

ria de justicia que en la parte interior de las paginas figuraran las eitas de los sabios

trabajos sin los cuales este libro no existiria. Corriendo el peligro de ser reprochado

de ingrate, he nelda poder dejar a la bibliografia que va al final del volumen, el cuida-

do de gu i a r al l ec to r p or los c am in os d e la Iite ra tu ra e ru dita . Por e l co nt rario , m e he

o bligado a no ci tar nu n ca un docu menta sin dar la posibili dad a todo trabaj ador un

poco exper imentado de encontrar el pasa je exarninado y verificar su interpretacicn. S i

raua la cira, es que en 10< ; datos proporcionados por el propio escrito y, en la publica-

c ion de donde el te st imonio esta sacado, l a presenc ia de indices bien concebidos bas tan

para hacer coruoda la busqueda. En el caso contrario, una nota sirve de flecha indica-

dora, Despues de todo, en un tribunal, el estado civil de los testigos importa muchor n a s que el de los abo gad os,

24

 

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LIBRO TERCERO

EL FEUDALISMO COMO TIPO SOCIAL

Y SU ACC/ON

CAPITUW I

EL FEUDALISMO COMO TIPO SOCIAL

I. ~FEUDALISMO 0 FEUDALISMOS: SINGULAR 0 PLURAL?

A los ojos de Montesquieu , el establecimiento de las " le y es f e ud a-les" en Europa era un tenorneno unico en su genero, "un aconteci-

miento ocurrido una vez en el mundo y que quiza no vol vera a repetir-se jarnas" Menos experto, sin duda, en la precision de las definiciones

juridicas, pero curioso por hor izontas mas amplios, Volta ire protes to:

"BI feudalismo no es en absoluto un acontecimiento; es una forma

muv antigua que subsiste en los tres cuartos de nuestro hemisferio, con

administraciones diferentes".' La ciencia actual se ha inclinado, por 10

general, por el parecer de Voltai re. Feudal ismo egipcio, aque?, chino,

japones: otras tantas alianzas de palabras, en adelante familiares. A

veces no dejan de inspirar a los historiadores de Occidente discretas

inquietudes. Pues no podrian ignorar la diversidad de definiciones de

que ha sido objeto este famoso nombre en su propia tierra nat~l. La

base de la sociedad feudal, ha dicho Benjamin Guerard, es la tierra.

Es el grupo personal , replica Jacques Flach. Los feudalismos exotic?sde los que la historia universal aparece hoy dia llena, l.lo son seg~n

Guerard", ~o segun Flach? Ante esos equivocos no hay otro remedio

que examinar el problema desde sus principios .. Puesto que, can. toda

evidencia tantas sociedades separadas por el nempo y el espacio no

han recibido el nombre de feudales mas que en razon de sus similitu-

des, verdaderas 0 supuestas, con nuestro feudal ismo, los caractere.s de

este caso tipo, colocado de est a forma como centro de un vasto siste-

ma de referencia, son los que nos importa definir antes que nada. No

sin que, de antemano, separemos algunos empleos, manif ies tame!1te

abusivos, de una expresion demasiado sonora para no haber sufndo

m uchas desviaciones.

I Espri t des Lois, XXX, I, -VOLTAIRE, Fragments sur que lques revolUl io l1s dans

I 'IIIde , I I (eel. GARNIE.R, 1. XXIX, p. 91 ) .

454

En el regimen que bautizaron con el nombre de feudalismo, sus

primeros padrinos, como sabemos, percibian ante todo 10 que tenia

de antitetico con la nocion de un Estado centralizado. De aqui a cali-

ficar de este modo toda fragrnentacion de los poderes sobre los hom-

bres, la distancia era corta. Tanto mas, que a la simple comprobacion

de un hecho se venia a mezclar, de ordinario, un juicio de valor. Con-

cibiendose como 1aregia la soberania de un Estado bastante vasto, toda

excepcion a este principio parecia clasi ficarse entre 10 anormal. Esto

solo bastaria para condenar un uso que, por otra parte, no haria mas

que engendrar un insoportable caos. A v ec es, se entreve una nocion

mas precisa, En 1783, un modesto agente municipal, el guarda del mer-cado de Valenciennes, denunciaba como responsable del encarecimiento

de las mercancias "un grupo feudal de grandes propietarios rurales'V

j Cuan tos polernistas, desd e entonces, han l levado y traido los feuda-lismos bancarios 0 industriales! Cargada de reminiscencias historicas

mas 0menos vagas, la palabra parece, en ciertas plumas, no evocar

nada mas que la brutalidad del mando; pero, con frecuencia tambien,

de una forma menos elemental, la idea de una invasion de la vida pu-

blica par las potencias economicas. Pues es innegable, en efecto, que

la confusion de la riqueza -entonces principalmente nistica- con

la autoridad fue uno de los rasgos caracteristicos del feudalismo me-

dieval. Pero era menos en razon de los caracteres propiarnente feuda-

les de esta sociedad que porque ella estaba, al mismo tiempo, fundadaen el sefiorio,

Feudalismo, regimen sefiorial: la confusion aqui remonta mucho

mas lejos. En principia, se produjo en el ernpleo de la palabra vasallo.La hueIla aristocratica que este nombre habia recibido de una evolu-

cion en suma secundaria, no era tan fuerte como para que no se la

viese aplicada, desde la Edad Media, a siervos -primitivamente muy

proximos a los vasalios por la naturaleza persona de su dependencia-

o a simples colanos. Lo que no era entonces mas que una especie de

aberracion semantic a, frecuente en particular en las regiones incom-

pletamente feudalizadas, como Gascufia a Leon, se convirtio, a medi-

da que se borraba la conciencia del autentico vinculo de vasallaje, en

un usa cada vez mas extendido: "Es bien sabido por todos", escribe,en 1786, Perreciot, "que en Francia los subditos de los senores son por

10 general Ilamados sus vasallos"," De forma semejante, se tomo la-

costumbre de designar, a despecho de la etimologia, can el nombre

de "derechos feudales" las cargas que pesaban sobre las tenures cam-

pesinas: aunque anunciando su intencion de destruir el feudalismo,

loa hombres de la revolucion entendian can ello su idea de hacer desa-

parecer al senorio rural. Pero aqui tambien el historiador tiene que

reaccionar . Elemento esencial de la sociedad feudal, e l sef iorio, como

:I G. LEFEBVRE, Les paysans du Nord, 1924 , p . 309 .

J Por e je rnplo , E . LODGE, Serfdom in the Pyrenees, en Vierteljahrschr. fiir Soz. lind

W G. , 1905, p. 3 1 -SANCHEZ·ALBORNOZ, Estampas de la v ida de Leon, 2.' ed, p. 86,n O 37_ -PERREClOT, De l 'etat-civi l des personnes , L II, 1786, p, 193, n? 9.

455

 

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tal, era mas antiguo y tenia que ser mas duradero. Es importante para

una clara nomenclatura que las dos nociones queden bien diferenciadas.

Intentemos, pues , reunir, en grandes rasgos, 1 0 que del feudaJismo

europeo, en su justa sentido, nos ha ensei'iado su historia.

II. CARACTERES FUNDAMENTALES DEL FEUDALISMO EUROPEO

Lo mas importante sera sin duda empezar por decir 10 que esta

sociedad no era. Aunque las obligaciones nacidas del parentesco fue-

sen concebidas en ella como muy vigorosas, no se fundaba par com-pleto en ellinaje. Dicho con mas precision: los laws propiamente feu-

dales tenian su razon de ser en que los de la sangre no bastaban. Par

otra parte, a pesar de la persistencia de la nocion de una autoridad

publica, superpuesta a la multitud de pequenos poderes, el feudalis-

mo coincidio con un profundo debilitamiento del Estado, en particu-

lar en cuanto a su funcion protectora. Pero la sociedad feudal no solo

era diferente a una sociedad de parentelas y a una sociedad dominada

par la fuerza del Estado. Venia a continuacion de sociedades asi cons-

tituidas y llevaba su huella. Las relaciones de dependencia personal

que las caracterizan ten i an algo de parentesco artificial que fue, en mu-

chos aspectos, el primitive lazo entre los companeros, y entre los dere-

chos de gobierno ejercidos por tantos pequefios jefes una buena parterepresentaban despojos arrancados a potencias regalistas.

El feudalismo europeo se presenta, pues, como el resultado de la

brutal disoluci6n de sociedades mas antiguas, Seria, en efecto, inex-

plicable sin el gran trastorno de las invasiones germanicas que, obli-

gando a fusionarse ados sociedades originariamente colocadas en es-

tadios muy diferentes de evolucion, rornpio los cuadros de ambas e

hizo volver a la superficie muchos modos de pensar y habitos sociales

de un caracter singularrnente primitivo, Se constituyo de forma defi-

nitiva en 1aatmosfera de las ultimas incursiones barbaras, EI feudalis-

rna suponia una profunda disminuci6n de la vida de relaciones, una

circulacion monetaria demasiado atrofiada para permitir la existencia

de funcionarios asalariados, y una mentalidad apegada a 10 s ensibley a 10 proximo. Cuando estas condiciones empezaron a cambiar , Ie llego

el comienzo del fin.

M a s que jerarquizada, fue una sociedad desigual: de jefes, mas

que de nobles; de siervos y no de esclavos. Si la esclavitud no hubiera

desempei'iado un papel tan debil, las formas de dependencia autenti-

camente feud ales, en su aplicacion a las clases inferiores, no hubieran

tenido razon de existir. En medio del desorden general, el lugar del

aventurero era demasiado grande, la memoria de los hombres excesi-

vamente corta y la regularidad de la clas ificacion socia l demasiado mal

asegurada para permitir la estricta constitucion de castas regulates.

Sin embargo, el regimen feudal suponia la estrecha sujecion eco-

n6mica de .una multitud de gente humilde hacia algunos poderosos.Habiendo recibido de edades anteriores la villa ya senoria l del mundo

I I

I

456

romano Y el sistema de gobierno gerrnanico de las aldeas, extendi6 y

consolido estas formas de explotacion del hombre por e~ hombre y,

sumando en inseparable haz el derecho a la renta de la tierra con el

derecho al mando, hizo de todo ella el verdadero senorio. En prove-

cho de una oligarquia de prelados 0 de monjes encargados de propi-

ciar el cielo. En provecho, especialmente, de una oligarquia de guerreros.

La mas rapida de las investigaciones comp~ra.tiv~s basta para ~os-

trarnos que, en efecto, entre los caracteres distintivos de ~as socieda-

des feudales se debe colocar la casi coincidencia establecida entre la

clase de los jefes y una clase de guerreros profesionaies, sir.~iendo de

la iinica forma que entonces parecia eficaz, es decir, como jinetes pe-

sadamente arrnados. Ya 10 hemos vis to: las socie~ad~s, en las que pe.r-sistio un campesino armado, ignoraron la orgaruzacion del vasallaje

o el senorfo, 0 conocieron de ambas formas muy imperfectas: a~l,

en Escandinavia por ejernplo, 0 en los reinos del grupo astur-Ieones .

EI caso del Imp~rio bizantino quiza es aiin mas significative, I?orque

las instituciones llevaron en ella huella de un pensarmento dlrec~or

mucho mas consciente. AlI i, despues de la reaccion antiaristocr~t~ca

del siglo VII, un gobierno que habia conservado las gran des tradicio-

nes administrativas de la epoca rornana y al que preocupaba, por otra

parte, la necesidad de tener un ejercito solido, creo tenures cargadas

de obligaciones militares para con el Estado: verdaderos fe~dos en un

sentido pero a diferencia del Occidente, feudos de carnpesmos, cons-

tituido~ cad~ uno por una modesta explotacion rural. Los soberanos,

en el futuro, no tendran preocupacion mas grata que el proteger estos

"bienes de soldados" as) como a los pequeiios poseedores en general,

contra el acaparamiento por los ricos y poderosos. Llego, sin embar-

go, hacia fines del siglo XI, e l momento en que el Imperio; desborda-

do por las condiciones econornicas que hacian la auto~?mla cada ~~z

mas dificil a los campesinos cargados de deudas, deblitt.ado tam~len

por las disensiones internas, ceso de extend:r sobre. los lt~res cultiva-

dores alguna proteccion util, Can ello, no solo perdio ~re.cl0soS recur-

sos fiscales, sino que cayo en manos de los magnates, umcos capa~es,

en adelante, de reclutar , entre sus dependientes, las tropas necesanas.

En la sociedad feudal, el lazo humane caracteristico fue la vin~u-

laciorr del subordinado a un jefe muy proximo. De escalon en escalon,

los nudos asi formados alcanzaban, como par otras tantas cadenas

indefinidamente ramificadas, desde los mas pequefios a los mas gran-

des. La misma tierra solo parecia tan preciosa porque permitia proc~-

rarse hombres remunerandolos, Queremos t ierras, dicen en sustancialos senores norrnandos, que rechazan los regalos de joyas, armas y ca-

ballos ofrecidos por su duque. Y, entre ellos, afiaden: "a~i nos ser~,~o-sible mantener muchos caballeros y el duque no podra hacerlo .

Quedaba por crear una modalidad de derechos rusticos apropiada

para la recompensa de los servic ios y cuya duracion se modelase sobre

4 DUlXlN DE SAINT·QUENTIN. ed. LAIR. Mem. Soc. Antiquaries Normandie, l.

XXII I, I ll, 43-44 (933).

457

 

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la mism,a dev?ci6n. 0: la solucio~ que supo encontrar a este proble-

m~, el feudahsmo occidental saco uno de sus rasgos mas original

Mientras que las gentes de servicio agrupadas alrededor de los pri e~.

pes eslavos continuaban recibiendo tierras en concepto de d~na/;I-

el vasal lo fra~co. ' ~esp,ues .~e algunas vacilaciones, solo se vio oto;~~;

f:ud~s, en pnncipio vitalicios, Pues entre las clases mas elevadas, dis-

tinguidas por ,el. honorable ,de~e: de las armas, las relaciones de de.

penden~!a revistieron, al pnncipio, la forma de contra tos libremente

establ.ecldos entre dos personas vivas colocados frente a frente . De la

necesidad de este contac to perso~al, sacaron siempre 10 mejor de su

valor moral, Pero, muy. pro?,to, diversos elementos vinieron a oscurecer la pureza d~ ~a obh~acJOn: la herencia, natural en una sociedad

en la que la familia con~II:~ab.a, constituida con tanto vigor; la prac ti-

ca de,l c~asement (domiciliacion) que, impuesta por las condiciones

eco~om.lcas, llegaba ~ cargar la tierra de servic ios mas que al hombre

de fide lidad; la pluralidad de los hornenajes, en ultimo y principallu-

gar. ~a lealtad del encomendado seguia siendo, en muchos cases, una

gran f~erza. Per.o como ~emento socia l por excelencia, llamado a unir,

de arriba a abajo, los diversos grupos, a prevenir la fragrnentacion y

a poner a raya el desorden, se manifest6 decididamente ineficaz,

En realidad, en la inmensa trascendencia concedida a esos lazos

hubo, d~sde un principio, una parte de artific ia l. Su generalizacion fue:

en los tiempos feud ales, el legado de un Estado moribundo -eI de

los ,Carolin.gios- que a la esterilizaci6n social penso oponer una de

las instrtuciones nacidas de esta propia esterilizacion, Por ella misma

la g~adacion d~, las dependencias es indudable que no era incapaz d~

servir la cohesion del Estado, como 10 atestigua la monarquia anglo-

normanda. Pero , para e llo, era necesaria una autoridad central secun-

d .ada, ~omo en Ingla terra, menos que por la sola conquista por la coin-

cidencia, con ella, de condiciones materiales y morales nuevas. En el

siglo IX, el empuje hacia la dispersion era demasiado fuerte.

En el area de la c iv ilizac ion occidental, el mapa del feudalismo ofre-

ce algunos amplios vacios: peninsula escandinava, Fris ia, I rlanda. Qui-

za es mas importante aun comprobar que la Europa feudal no estuvo

feudaliz~da en el mismo grado ni segun el mismo ritrno y, sobre todo,

q.u,een nmgun,a parte 10 fue por completo. En ningun pais la pobla-cron rural ~ay~ totalmen.te en los vinculos de una dependencia perso-

nal y hereditaria, En cast todos los lugares -aunque en mimero rnuv

~ariab!e segun las regiones- subsistieron alodios, grandes 0 peque-

nos. La noc,lOn ~e Estado nunca desaparecio por complete y, alii don-

de conservo mas fuerza, algunos hombres insistieron en llamarse fi-bres , en el sentido antiguo de la paiabra, par el hecho de que no

dependian mas que del jefe del pueblo 0 de sus representantes. Gru-

pos de campesinos guerreros se mantuvieron en Normandia, en la In-

glaterra danesa y en Espana. EI juramenta mutuo, antitesis de los ju-

rarnentos de subordinaci6n, v iv io en las instituc iones de paz y triunf6

en los concejos. Es indudable que va con el mismo destino de todo

sistema de instituciones humanas el no realizarse nunca mas que de

45 8

una manera imperfecta. Mas de una empresa escapaba al esquema ge-

neral en la economia europea de principios del siglo xx , colocada in-

discutiblemente bajo el signo del capitalismo,

Entre el Loira y el Rin y en la Borgona de las dos orillas del Saona,

un espacio muy sombreado, que, en el siglo XI, las conquistas nor-

mandas ensancharan de manera brusca hacia Inglaterra y el sur de Ita-

lia: alrededor de este nucleo centra l las tintas disminuyendo con regu-

laridad, hasta alcanzar en Sajonia y, sobre todo, en Leon y Castilla,

unas tonalidades muy claras: he aqui, de forma aproximada, bajo que

aspecto se presentaria rodeado par sus blancos, el mapa feudal que

hemos ideado, En la zona marcada can mas fuerza, no es diffeil reco-nocer las cornarcas donde la influencia de la regularizacion carolingia

fue mas profunda, donde asimismo la mezcla , mas intensa que en otras

partes, de los elementos romanos y de los elementos gerrnanicos de-

bio dislocar de manera mas completa la armazon de las dos socieda-

des, y perrnitio eIdesarrollo de gerrnenes particularrnente antiguos de

seriorio rustico y de dependencia personal.

III. UN CORTE A TRAVES DE LA HISTORIA COMPARADA

Sujeci6n campesina; en lugar del salario , por 1 0 general imposible,

amplio empleo de la tenure-servicio, que es, en el sentido preciso, el

feudo; superioridad de una clase de guerreros especializados; lazos deobediencia y de protecci6n que atan el hombre al hombre y, en esa

clase guerrera , revisten la forma pura del vasallaje: fraccionamiento

de los poderes, generador del desorden; pero en medio de todo esto,

la supervivencia de otros sistemas de agrupacion, parentela y Estado,

entre los que el ultimo tenia que recobrar, durante la segunda edad

feudal, un nuevo vigor: estos parecen ser los rasgos fundamentales del

feudalismo europeo. Como todos los fenomenos revelados por esa cien-

cia del eterno cambio que es la Historia, la estructura social as! carac-

terizada llevo ciertamente la huella orig inal de un tiempo y de un media.

Del mismo modo, sin embargo, que el clan de filiaci6n femenina 0

agnatico 0 induso, que ciertas formas de ernpresas econ6micas se en-

cuentran en formas muy semejantes en civilizaciones muy diferentes,no es imposible que civilizaciones distintas a la nuestra hayan atrave-

sado un estadio aproximadamente analogo al que acaba de ser defini-

do. Si es asi, merecieron, durante tal fase, el nombre de feudales. Pero

el trabajo de comparacion as! comprendido excede de manera patente

a las fuerzas de un solo hombre. Me limitare, par este motivo, a un

unico ejemplo, capaz de sugerir al menos la idea de 10 que, llevada

por manos mas seguras, podria dar semejante investigacion, La labor

esta fac ilitada por excelentes estudios que llevan la marca del mas sana

metodo comparative.En la lejania de la historia del Jap6n, 10 que se entreve es una so-

ciedad de grupos consanguineos, 0 reputados ta les. Despues, viene,

hacia fines del siglo VII de nuestra era, bajo la influencia china, la ins-

459

 

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tauraci6n de un regimen de Estado que, como los carolingios, se es-

fuerza en una especie de patronato moral de los subditos, Por ultimo

se abre -a partir del siglo XI, aproximadamente- el periodo que se

acostumbra a llamar feudal y cuya lie gada, segun el esquema que ya

conocemos, parece coincidir can cierta disminucion de los cambios eco-

n6micos. Aqui, pues, como en Europa, el feudalismo habria estado

precedido par dos estructuras sociales muy diferentes. Como entre no-

sotros asimismo, conserve profundarnente la huella de ambas, Mas ex-

traiia, como ya hemos dicho, que en Europa al edificio feudal -puesto

que la red de homenajes se detenia antes de a1canzar al emperador-,

la monarquia subsistio, de derecho, como la fuente teorica de todo po-der: y, alii tam bien, 1a fragrnentacion de los derechos de rnando, que

se alimentaba de costumbres muy antiguas, se presento oficialmente

como una serie de usurpaciones sobre el Estado.

Una clase de guerreros profesionales se levanto por encima de la

masa campesina. Y fue en ese medio donde, sabre el modelo dado por

las relaciones del seguidor de arrnas eon su jefe, se desarrollaron las

dependencias personales, afectadas por ello, segun parece desde sus

origenes, por un caracter de clase mucho mas acentuado que la enco-mienda europea. Lo mismo que en Europa, es taban jerarquizadas. Pew

el vasallaje japones fue, mucho mas que el nuestro, un acto de sumi-

sion y, mucho menos, un contrato. Tarnblen fue mucho mas riguroso,

puesto que no admitia la pluralidad de senores. Como era necesariomantener a estos guerreros, les fueron distribuidas tenures muy pare-

cidas a nuestros feudos. A veces, incluso, ala manera de nuestros feu-

dos de reincorporacion, la otorgacion, puramente ficticia, se realizaba

sobre tierras que habian pertenecido originalmente al patrimonio del

pretendido donatar io. Como es Iogico, estos combatientes accedieron

cada vez menos a cultivar la tierra, aunque existieron algunas excep-

ciones. Pues en el Japon tambien hubo, hasta el fin, casos aberrantes

de valvasores campesinos. Los vasaHos vivieron sobre todo de las ren-

tas de sus propios colones. Su masa, sin embargo, era demasiado nu-

merosa -mucho mas, en apariencia, que en Europa- para perrnitir

la constitucion, en su provecho, de verdaderos senor tos con fuertes po-

deres sobre los sometidos, Solo algunos se formaton, en manos de losbarones y de los templos. Y aun estos, disperses y desprovistos de re-

servas de explotacion directa, recordaban mas bien los senorios em-

brionarios de la lnglaterra anglosajona que los de las regiones real-

mente feudalizadas de Occidente. Ademas, en ese suelo donde los

arrozales regados representaban el principal cuitivo, las condiciones

tecnicas eran demasiado diferentes de las practicas europeas para que

la sujecion campesina no revistiese igualmente, unas forrnas originales.

Demasiado sumario y, en la apreciacion de los contrastes entre lasdos sociedades, insuficientemente matizado, este esquema no deja de

permitir, a nuestro parecer, una conclusion bastante firme, EI feuda-

lismo no ha sido "un acontecimiento ocurrido una vez en el mundo",

Como Europa -aunque con inevitables y profundas diferencias- elJapan atraveso esta fase. i,Ha habido otras sociedades que hayan pa-

460

sado por ella? Y si es asi, i,bajo la accion de que causas, quiza cornu-nes? Este es el secreto que encierran los futuros trabaios, EI autor de

este libra se sentiria feliz si, al proponer a los investigadores este cues-tionario, pudiera preparar el camino para un trabajo que superase por

completo el ofrecido aqui.

461

 

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CAPITULO II

PROLONGACIONES DEL FEUDALISMO EUROPEO

I. SUPERV[VENC!AS Y RENQVACIONES

A partir de la rnitad del sigio XlII, las sociedades europeas se apar-taron definitivamente del tipo feudal. No obstante, simple momento

de una evoluci6n continua en el seno de grupos dotados de memoria,

un sistema social no podria morir por completo y de un solo golpe.El feudalismo tuvo sus prolongaciones.

Durante mucho tiempo, Ie sobrevivio el regimen senorial, al que

habia marcado con su huella, si bien entre vicisitudes que aqui no nos

corresponde estudiar. lComo no observar, sin embargo, que, dejando

de estar inserto en una red de instituciones de gobierno con las que

tenia estrecho parentesco, no podia dejar de parecer , a los ojos de las

poblaciones sometidas, cada vez mas ininteligible y, par consiguiente,

mas odioso? De todas las formas de dependencia existentes en el inte-

rior del setiorio, la mas autentieamente feudal habia sido la servidum-

bre. Con todo, profundamente transformado, convertido en mas terri-

torial que personal, subsisti6 en Francia hasta en visperas de la Re-

voluc ion , l.Quien se acordaba entonces de que, entre los sometidosa las manos muertas, seguramente los habia que tenian antepasados

encomendados por voluntad propia a un defensor? l.Y si se hubie~e

conocido tan lejano recuerdo, habria hecho este mas ligera una condi-

cion anacronica?A excepcion de lnglaterra, donde la primera revolucion del siglo

XVII aboli6 toda distincion entre los feudos de caballeros y las otras

tenures, las obligaciones de vasallaje y feudales, inscritas ~n la tierra,

duraron tanto como el regimen sefIorial-ejemplo de Francia-> 0 hasta

que se procedi6 a la alodificacidn general de los feudos -ejempio de

Prusia en el siglo XVIlI-, apenas menos tiempo. Unicos cap aces, enel futuro de utilizar la jerarquia de las dependencias, los Estados re-

nunciaron con lentitud a sacar partido del instrumento militar que pa-

recta poner en sus manos, Luis XIV todavia convoco en varias ocasio-

462

nes ei arriere ban de los vasallos. IPero, por parte de la mayoria degobiemos, esto no era mas que una medida desesperada ante la falta

de soldados, 0en otros casos, par el juego de las multas y las exencio-nes, un simple expediente fiscal. Entre los caracteres del feudo, s610

las cargas pecuniarias que pesaban sabre el y las reglas particulares

a su sucesion conservaban realmente un valor practice, desde fines de

la Edad Media. Como ya no existian los vasallos domestic os, el ho-

menaje habia quedado uniformemente Jigado ala posesion de uI_latie-

rra. Su aspecto ceremonial, por vano que pueda parecer a los ojos de

los juristas formados por el racionalismo de los t ie m po s n ue vo s, ? n,o

era indiferente a una clase nobiliaria con preocupaciones por la eti-

queta, Pero el propio rito, antes cargado de un s~ntido humane tan

profundo, casi no servia mas -aparte las percepciones a que a veces

daba lugar- que para comprobar el traspaso del bien, fuente de dere-

chos mas 0menos lucrativos, segun las costumbres. Esencialmente con-

tenciosas, las "materias feudales" ocupaban a la jurisprudencia y su-

ministraban hermosos temas de disertaci6n a una abundante literatura

de doctrinarios y de practices. Que, con todo, el edificio estaba carco-mido pOTcompleto y los provechos que esperaban sus beneficiarios

fueron de rendimiento muy debil, nada 10 muestra mejor, en Francia,

que su facil hundimiento, La desaparici6n del regimen sefiorial se rea-

lizo al precio de bastante resistencia y no sin perturbar de manera gra-

ve la repartition de las fartunas. La del f eudo y del vasal!aje parecio

el inevitable y casi insignificante final de una larga agonia.

No obstante, en una sociedad que continuaba sometida a tantos

desordenes, las necesidades que habian suscitado las antiguas practi-cas de los compafieros y, despues, del vasallaje no habian dejado de

hacer sentir sus efectos. Entre las razones divers as que provocaron la

creaci6n de las ordenes de caballeria, fundadas, en tan gran nurnero,

en los siglos XIV y xv , una de las mas decisivas, sin duda, fue la nece-sidad que sentian los principes de vincularse, mediante un lazo 10 bas-

tante fuerte, un grupo de fieles bien situados, Los caballeros de Saint-

Michel, segun los estatutos dados por Luis XI, prometian al rey bon-

ne et vraye amour y servirle lealmente en sus justas guerras. Tentativa,

par otra parte, tan vana como antafio 10 fue la hecha par los carolin-

gios: en la mas antigua lista de personaies honrados can el famosocollar, el tercer lugar estaba ocupado por el condestable de Saint-Pol,

que de forma tan rastrera tenia que traicionar a su senor.

Mas eficaz -y mas peJigrosa- fue, durante los des6rdenes de fi-

nes de 1aEdad Media, la reconstitucion de tropas de guerreros priva-

dos, muy proximos a los vasallos satelites, cuyos bandidajes fueron

denunciados par los escritores de la epoca merovingia. Can frecuen-

cia, su dependencia se expresaba par llevar un traje can los colares

de su senor de guerra 0 con sus arrnas. Condenado en Flandes por

J Bando por eJque el rey convocaba a sus vasallos indirectos para ir a la guerra.

(N. del T.)2 P, HEVIN, Consulta tions e t observations sur fa coutume de Bretagne , 1724 . p. 343 ,

463

 

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Felipe el Atrevido; 3 parece que este uso estuvo muy extendido en la

Inglaterra de los ultimos Plantagenets, de los Lancaster y de los York,

hasta el punto de que los grupos asi formados alrededor de la alta no-

bleza recibieron el nombre de livrees (de librea). De la misma forma

que eI vasallaje "no dorniciliado" de otros tiempos, no solo cornpren,dian aventureros de humilde nacimiento; sino que Ia gentry les pro-

porciona la parte mas grande de sus contingentes. Cuando uno de es-

tos hombres se veia envuelto en un proceso, el lord 10 cubria can su

autoridad ante el tribunal. Ilegal, pero singularmente tenaz, como 1 0

~emuestran las repetidas prohioiciones de los Parlamentos, esta prac-

tica del mantenimiento 0 apoyo ante la justicia reproducia, casi rasgopor rasgo, eI antiguo mithium que, en la Galia franca, el poderoso ha-

bia extendido sobre su fiel, Y como los soberanos tarnbien encontra.

ban provecho en utilizar, bajo su forma nueva, el vinculo personal

se vio a Ricardo II esforzandose por extender a traves de su reino ~

sus seguidores, semejantes a otros tantos vassi dominici, reconodbles

porel "blanco corazon" que lucian sobre su uniforms,"

En la misma Francia de los primeros Borbones, el gentilhombre

que, para progresar en la vida, se hacia domestico de un grande i,no

ofrecia la imagen de una condicion singularmente cercana al primiti-

vo vasallaje? Con una fuerza digna del viejo lenguaje feudal, se decia

de tal 0 cual que era del Principe a del Cardenal. Pero faltaba el rito

que a veces se sustitufa por un comprorniso escrito. Pues, desde fine~de la Edad Media, la "prornesa de amistad" habia sustituido al debili-

tado homenaje. Lease este billet que, el 2 de junio de 1658 , escribia

a Fouquet un llamado capitan Deslandes: "Je promets et donne rna

foy a Mosseigneur Ie Procureur General,. . de n'estre jarnais a autre per-

sonne qu'a luy, auquel je me donne et m'attache du dernier attache-

ment que je puis avoir; et je luy promets de Ie servir generalement contre

toute per~onne sans exception et de n'obeir a personne qu'a luy, ni mes-

me d'avoir aucun commerce avec ceux qu'j) me defendra Je luy pro-

mets de sacrifier rna vie contre tous ceux qu'illuy plaira sans en ex-

cepter dans Ie monde un seul..~,5 i,No se cree oir, a traves de las edades,

el eeo de las formulas de encomendacion: "tus amigos seran mis ami-

gos, tus enemigos seran mis enemigos"? rlncluso sin la reserva en pro-vecho del rey!

En una palabra, el vasallaje autentico podia no sobrevivir mas que

como un conjunto de gestos vanamente ceremoniales y de institucio-

. .l P. THO~AS, Textes nistoriques sur Lille et le Nord, t. II, 1936, p, 285 (1385 Y 1897);d. p, Z1 8 (n. 68).

; ; r F: Tour, Chaptr:rs in the ad~ninistrative history, t. IV, 1928, p. 6Z .

Prorneto y do_yrrn fe a Monsenor el Procurador General... de no ser jamas de

otra persona que de el, a quren me entrego y vinculo con el lazo mayor de que yo pueda

dIsponer; y le promeio servlrl~ generalmente contra toda persona sin excepcion y no

?bedecer a n~dle smo a el, 01, i nc lu so , t en er ningun cornercio con aquellos con los que

el me 10p rohiba ... Le prometo sacrificar mi vida frente a todos los que el tenga a bien. __

Sill exceptuar uno solo en el mundo ..: ' COLBERT, Lettres, ed. P. CL~MENT, l. II, p, XXX.

Para un eiem plo antiguo de prornesa de amistad, vease 1. QUICHERAT, Rodrigue de Vi"tlandrando; 1879, doc. just. No. XIX.

46 4

nes juridicas anquilosadas para siempre; de todas formas, el esplrituque 1 0 habia animado renacia sin cesar de sus cenizas, Y sin duda no

seria muy dificil encontrar en sociedades aun mas pr6ximas a noso-

tros manifestaciones de sentimientos y de necesidades casi parecidas.

Pero no eran mas que practicas esporadicas.iparticulares a ciertos me-

dios, proscritas por el Estado en cuanto parecian amenazarlo, incapa-

ces, en suma de unirse en un sistema bien hornogeneo y de imponer

a toda la estructura social su tonalidad.

II. LA IDEA GUERRERA Y LA IDEA DE CONTRATO

A las sociedades que la siguieron, la era feudal lego la caballeria,

cristalizada en nobleza. De ese origen, la clase dominante conserve

el orgullo de su vocacion militar, simbolizada por el derecho a llevar

la espada. Se uni6 a ella con una fuerza particular alli donde, como

en Francia, obtenia de la misma la justificacion de preciosas ventajas

f iscales, Los nobles no deben pagar la faille, exponen, hacia 1380 , dos

escuderos de Varennes-en-Argone; pues "por la nobleza, los nobles son

obligados a exponer sus cuerpos y sus haberes a las guerras"," Bajo

el Antigua Regimen, la nobleza de vieja extraccion, por oposicion a

la aristocracia de los oficios, persistia en llamarse "de espada". Basta

en nuestras sociedades, en las que el hacerse matar por su pais ha de-jado de ser el monopolio de una c1ase 0 de un oficio, el tenaz senti-

miento de una especie de supremacia moral unida a la funcion del gue-

rrero profesional ~cosa extrafia a otras civilizaciones, como la china-s-

continua como un recuerdo de la division efectuada, al principio de

los tiempos feudales, entre el nistico y el caballero.

El homenaje del vasallo era un verdadero contrato bilateral. El se-

fior, si faltaba a sus compromisos, perdia sus derechos. Transportada,

como era inevitable, al terreno politico -puesto que los principales

subditos del rey eran al mismo tiempo sus vasallos-, sumada en este

aspecto a las muy antiguas representaciones que, teniendo al jefe del

pueblo por mfsticamente responsable del bienestar de sus subditos, le

llamaban al castigo en caso de desgracia publica, esta idea tenia que

ejercer una profunda influencia, Y aun mas porque esas viejas corrien-

tes se unieron con otra fuente de pensamiento, nacida, en la Iglesia,

de la protesta gregoriana contra el mito de la realeza sobrenatural y

sagrada. Fueron los escritores de este grupo, religioso en esencia, los

primeros en exponer, can fuerza desigual, la nocion de un contrato

que ataba al soberano de su pueblo, "como el porquero al amo que

Ie ernplea", escribia, hacia 1080, un rnonje alsaciano. Frase que ad-

quiere todavia un mayor significado puesta frente al grito de indigna-

cion de un partidario, moderado sin embargo, de la monarquia: "un

ungido del Senor no puede ser destituido como un alcalde de aldea".

Pero esos doctrinarios del clero no dejaban, ellos mismos, de invocar,

6 CH. AlMOND. His toire de la vil le de Varennes, 1925, p . 50.

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5/10/2018 La Sociedad Feudal Marc Bloch - slidepdf.com

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entre las justificaciories de la perdida de derechos a que condenabanal mal principe, la facultad universalmente reconocida al vasallo de

abandonar al mal sefior,"Sobre todo, el paso a la accion vino de los medios del vasallaje,

bajo la influencia de las instituciones que habian formado su mentali-

dad. En este sentido, existia, en tantas revueltas que en principio no

parecian mas que desorden, un principio fecundo: "E! hombre puede

resistir a su rey y a su juez, cuando e ste a ct ua contra el derecho, e,incluso, ayudar a hacerle la guerra ... Can ello no viola el deber de fi-

delidad". As! habla el E sp ejo d e lo s S ajo ne s. 8Ya en germen en los Ju -

ramentos de Estrasburgo del 843 y en el pacto concluido, en el 856,por Carlos el Calvo con los grandes, ese famoso "derecho de resisten-

cia" resuena, en los siglos XIII y XIV, de un extrema al otro del mun-

do occidental, en una multitud de textos salidos, en su mayor parte,

de la reaccion nobiliaria 0del egoismo de las burguesias , y sin embar-

go lleno de porvenir: Carta Magna inglesa de 1215; "Bula de Oro" hun-

gara de 1222; libro de las costumbres del reino de Jerusalen; privilegio

de la nobleza de Brandeburgo: Acta de la Uni6n Aragonesa de 1287;

carta brabanzona de Cortenberg; estatuto del Delfinado de 1341 ; de-

c1araci6n de los concejos del Languedoc en 1356. No fue seguramente

par un puro azar que el regimen representativo, bajo ia forma, muy

a ris tocrat ica, del Parlamen t o I ng le s, de los estados franceses , de los

Stande de Alemania 0 de las Cortes espanolas, nacio en Estados queapenas ernpezaban a salir del estadio feudal y sufrian aim su influen-cia; que, por otra parte, en el Japan, donde la sumision del vasallaje

era mucho mas unilateral y que, par 10 demas, dejaba al divino empe-

radar fuera del edificio de los hornenajes, nada semejante salio de un

regimen, en tantos otros aspectos, muy vecino a nuestro feudalismo.

En ese acento, puesto sobre la idea de una convenci6n, capaz de ligar

los poderes, reside la originaiidad de nuestro feudalismo. En este as-

pecto, por duro que es e regimen haya sido para los d eb il es, h a legado

a nuestras civilizaciones algo de que todavia deseamos vivir.

, MANEGOLD DE LAUTENBACH, en Libel] ! de f ile (Mon. Germ.), L I, p. 3 6 5 . WEN·I{ ICR, Ibid., p. 289. -PAUL DE Bt;:RNRIED, Vila Gregorii, c. 97 en WATTER1CR. Roma-

norum pontittcum vitae, t. 1 , p. 53 2. .8 Landr . , 111. 78, 2. Sentido discutido par ZEUMER en Zeitschrift des Savlgny-

Stiftung, G. A., 1914. p. 68-75; pero restablecido por KERN. [154].

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BIBLIOGRAFIA

TOMO I. LA FORMACION

DE LOS VINCULOS DE

DEPENDENCIA

NOTA PARA EL usa DE LA BIBLIOGRAFIA

Tal y como se ha tratado el tema en esta obra una bibliografia dela socie-

dad feudal, exigiria u n e sp ac io desmesurado; y reproduciria inuti lmente, y demanera Iimitada, otras listas. Para las fuentes, pues, me he limitado a indicarlos g rande s i nven t ar io s elaborados por los eruditos, Solo s e r ne nc io na n a pa r-

te, en este volumen, los principales documentas de la literatura juridica. Encuanto a los trabajos de los historiadores, me ha parecido que sabre los as-pectos socales que no han side abordados de rnanera directa -mentalidad,vida religiosa, modos de expresi6n literaria- bastaba con rogar al lector, unave por todas, se dirija a los o t ro s v o lu rnene s de la Evotucion de la Humani-dad, en los que estos problemas son examinados. Se ha hecho excepcion canalgunas cuestrones que se han estudiado can detalle y que seguramente no se -ran tratadas en dichos volumenes, tales como los ferrores del an o mil. Se hapuesto verdadero interes, por el contrario, en proporcionar bibliografias detrabajo mucho mas campi etas sobre las u lt ir n as i nva si ones , por una parte, ylos hechos de la estructura social por otra. Estas bibliografias, naturalmente,no son exhaustivas sino escogidas. Entre las lagunas que en ellas p od ra n s en a-lar los especialistas, seguramente las hay involuntarias; pero otras son plena-

mente conscientes : ya porque no habiendo podido consultar la obra sehayaprescindido de una referenda de segunda mano, ya porque habiendola con-sultado no se ha considerado digna de ei ta.

Conviene anadir que en el volumen que seguira a este, que estara consa-

grado al estudio de las clases y elgobierno de los hombres durante la era feu-dal, se incluira la bibliografia correspondiente. Nos hemos tornado la libertadde remit irnos a ella, de antemano, para los problemas que, destinados a serexaminados entonces de una forma mas completa, han tenido que ser insi-nuados en el presente libro.

Se ha intentado una clasificacion, que, como todas las clasificaciones,

es imperfecta. A pesar de esta dificultad, ha parecido mejor que una simpleenumeraeion a renglon seguido. A continuaci6n, se da el plan de las principa-les divisiones. En el interior de cada rubrica, el orden seguido, segun los casosmetodico, geografico 0 simplernente alfabetico, esperamos que no presentaramuchas dificultades a los que 1 0 usen. Las obras sin indicacicn de lugar deirnpresion han sido publicadas en Paris.

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