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'~l CONTRAPUNTO S '4111 Luis Javier Garrido 6106AU2. . !) L (Jw¡UI!1 - 5 IIV!P. óúC ~ A i' ;.::. ••. t"'m' §S~16Z crova d,:lr(\() .=:.::••;;:: la. jaVlCl (t:f,W ¡(I( L'~;; r. ,) 14~O40~6 °1 35 1 .::::U:., L?:JI 02./0-' ~ecJ.xJe .2/o~J{.J:-J '- •••••••••••• T; ~_V~_ ••••••••••• \00,.<'. por... • •••••••• 'IIfanclpGcI611 :::::::- e ltIelltldlJd :::::- ~ .••• t __ •••• La globalización de la economía es la tercera revolución existencial que vive el hombre. Mientras la revolución agraria lo sembró a la tierra y la industrial 10 concentró en las ciudades, la revolución informática rompe las barreras que le imponen espacio y tiempo. Pero ahora los arquitectos de la sociedad global son las empresas transnacionales y los gobiernos del Primer Mundo, cuyos intereses no coinciden para nada con los pueblos afectados. De ahí, que los profundos análisis presentados por los investigadores Noam Chomsky, Heinz Dieterich y Luis Javier Garrido, se vuelven imprescindibles para entender las amenazantes consecuencias que tendrá la globalización sobre el empleo, la educación, la democracia y las culturas nacionales a las puertas del siglo XXI. La amplia información y la utilización de d-atosy fuentes de primer orden, hacen que este libro sea un material de consulta indispensable en toda biblioteca . Noam Chomsky -Helnz Dieterieh' La Sociedad Global °l¡' . !1: 1I t'Í1h INTRODUCCION Luis Javier Garrido ,Irft CONTRAPUNTOS

La sociedad global. Primera parte

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Libro de Noam Chomsky y Heinz Dieterich. La globalización dentro de los sistemas económicos.

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  • '~l CONTRAPUNTO S'4111 Luis Javier Garrido6106AU2. . !) L (JwUI!1 - 5 IIV!P. C

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  • e o ,N T R A P U N TOS NOAM CHOMSKY HEINZ DIETERICH

    La sociedad globalEducacin, Mercado v Democracia

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    Introduccin de Luis Javier Garrido

    JOAQUN MORTIZ.MXICO

    I

    I

  • Ttulo original del ensayo de Noam Chomsky:Democracy and Markets in tbe New World OrderEdicin y Coordinacin General: Csar RamosAsistentes de Edicin:Gilberto Saldvar, Sandra Soto Rodrguez y Bruni HoferDiseo: Eko/Mario Netzul/Gilberto SaldvarIlustracin de portada: Eko

    Derechos Reservados para todo el mundo

    Mundiales: Heinz Dieterich SteffanDerechos Reservados para Mxico

    1995, Editorial Joaqun Mortiz, S.A. de C.V.Editorial Planeta Mexicana, S.A. de C.V.Avenida Insurgentes Sur nm. 1162Colonia del Valle, 03100 Mxico, D.F.

    Primera edicin: noviembre de 1995Sptima reimpresin: marzo de 1999ISBN: 968-27-0664-5

    Ninguna parte de esta publicacin, incluido el diseo de la cubierta,puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera algunani por ningn medio, sin permiso previo del editor.

    Impreso en los talleres de Arte y Ediciones Terra, S.A. de C.V.Oculistas nm. 43, colonia Sifn, Mxico, D.F.

    Impreso y hecho en Mxico - Printed and made in Mexico

    LA CRITICA DEL NEOllBERAlISMOREALMENTE EXISTENTE

    Luis Javier Garrido

    Las polticas de globalizacin han constituido un desafio alque hasta ahora los intelectuales no han sabido responder conclaridad. Amrica Latina vive un momento crucial, porque los -gobiernos de la mayor parte de los pases del continente, siguien-do los lineamientos del FMI, estn profundizando las polticaseconmicas neoliberales de .manera tal que ello entraa unempobrecimiento de las mayoras y un proceso de reconversinde los Estados nacionales, y ante estas redefmiciones de impor-tancia histrica el primer reto intelectual tendra que ser el dedeterminar las dimensiones del cambio que se est produciendo:no slo en las estructuras sociales y econmicas sino en lanaturaleza misma de los regmenes, a fin de explicar las dimen-siones de estas polticas y sus consecuencias, en particular poruna razn: porque los tericos de la globalizacin pretenden queesta es irreversible y que el neoliberalismo lleg para quedarse.Ello supone por lo mismo plantear d nuevo, y en otros trminos,los problemas del Estado y de la democracia, porque las nuevaspolticas no hubieran sido posibles, desde luego, de no existircondiciones polticas para ello, como ha sido evidente en el casode Amrica Latina.

    La pregunta de cmo han sido posibles estas polticas?, tieneque ser respondida analizando el contexto social, cultural ypoltico de cada pas, y los medios por los que se fueron impo-niendo las tesis de la globalizacin. El neoliberalismo es unadoctrina que ha sustentado una verdadera guerra econmicacontra la mayora de la poblacin que son los asalariados. Laspolticas del "neoliberalismo", decididas por los centros de poder

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  • financiero trasnacional, y que han sido bautizadas como de "laglobalizacin", pretenden alcanzar la "eficiencia econmica",escudndose en nociones tan vagas como la de "la modernidad"o la de "la sociedad tolerante", pero en Amrica Latina hanlogradoprecisamente todo lo contrario de lo que muchos de susexgetas pretenden, y las cifras estn ah para probarlo: unaconcentracin sin precedentes de la riqueza, el empobrecimientoy el desempleo o el subempleo de la mayora de la poblacineconmicamente activa y la condena a millones de seres huma-nos a que la desnutricin les haga crecer con sus facultades fisicase intelectuales menoscabadas, yana tener derecho a la salud, ala educacin ni a la tierra: sentencindolos a vivir en la injusticiay sin la posibilidad de un futuro digno. Y en lo poltico, eldesmantelamiento de los antiguos Estados de bienestar y uncrecimiento desmesurado del poder trasnacional. EnMxico, porejemplo, tras las experiencias neoliberales de los gobiernos deDe la Madrid (1982-1988), de Salinas (1988-1994) y de Zedilla(1994-.:.)el nivel de vida es inferior al que se tenaen 1993, segnse reconoce en los medios acadmicos norteamericanos, y elloluego de que el Estado vendi cientos de empresas pblicasobedeciendo ciegamente los dictados del FMI y del BancoMundial.

    El problema del Estado se halla en el centro del debate de laspolticas neoliberales, pues estas han tendido a reconvertir a losviejos Estados nacionales, sustentados en la tutela de los dere-chos sociales y de las polticas de bienestar, en Estados subordi-nados a los centros de poder financiero internacional yfuncionales a las nuevas polticas que tienden a la reduccin delser humano en funcin de los intereses econmicos de lasgrandes corporaciones, El desmantelamiento del marco consti-. tucional yjurdico de los pases para suprimir de este los derechosde la Nacin sobre el subsuelo y el espacio areo, las antiguasformas de tenencia de la tierra, las garantas de los trabajadoresy de los. sindicatos (del salario mnimo remunerador a los con-tratos colectivos de trabajo), los sistemas de seguridad social olas universidades pblicas est teniendo efectos que an no esposible predecir.

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    Los Estados latinoamericanos se hallan en un proceso detransicin que nadie puede asegurar hasta dnde va a llegar, puessi atrs del discurso' neoliberal que promete una mayor igualdadde oportunidades' son muy claros los signos de una crecientedesigualdad econmica, social y cultural, que slo puede serasegurada mediante el fortalecimiento de los rasgos autoritariosde los regmenes actuales, tambin es cierto que no ha habidohasta ahora una respuesta global a estas polticas con un progra-ma alternativo, y por una razn. No puede haber una precisinde las dimensiones del desafio si no se establece claramente culha sido hasta ahora el alcance de la globalizacin, y no secaracteriza correctamente al neoliberalismo actual ms all de loque el propio discurso neoliberal pretende que este es, incluyen-do su dimensin poltica. 0, mejor dicho, a los diversos neolibe-ralismos realmente existentes, en la particularidad propia de cadaregin: es decir, la de los regmenes polticos que los sustentan.Y si, al mismo tiempo, no se define una propuesta econmicaalternativa que tendra que estar fundada en nuevas formas devida democrtica.

    El neoliberalismo es un totalitarismo, ya que pretende imponerlU1 modelo nico, pero es tambin lUl dogmatismo, pues susprincipios oscuros y contradictorios, se presentan como verdadesincuestionables: de ah que sea urgente superar las actualeslimitaciones del anlisis. En la bsqueda de una "legitimacin"para las teoras neoliberales, el papel de un buen nmero deintelectuales ha sido fundamental, pero estos no han logradohasta ahora ocultar algunos aspectos centrales del proyecto: dela subordinacin que implica del modo de vida de los pueblos alas necesidades del capital, hasta el control monoplico de losmedios masivos de' comunicacin con la intencin de crear un"nuevo mundo" a la imagen de unas cuantas empresas multina-cionales. El anlisis de las polticas de la globalizacin hadesmitificado en los ltimos aos muchos de sus conceptos yentre estos el delmercado. La nocin de "mercados libres", segnha demostrado Noam Chornsky, no logra encubrir que el gobier-no norteamericano nunca ha apoyado mercados libres sino

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  • nuevos estndares de proteccionismo, pero an es mucho lo quefalta por hacer.

    Las polticas neoliberales siguen entraando un reto para losintelectuales latinoamericanos y para las organizaciones polticasy sindicales al que hasta ahora no han sabido responder conclaridad, pero en cambio los campesinos indgenas del estadomexicano de Chiapas s lo han hecho: han replicado por la vade las armas. La rebelin de miles de indgenas tzeltales, chales,tzotziles, tojolabales y de algunos mestizos, integrantes delEjrcito Zapatista de Liberacin Nacional (EZLN), al grito de"Basta!", el 1 de enero de 1994, fecha de entrada en vigor delTratado de Libre Comercio de Norteamrica (NAFTA o TLC),fue ms que un acto de dignidad de los mexicanos ms despo-sedos: constituy un smbolo de una resistencia contra la explo-tacin y la injusticia de la globalizacin. La movilizacinnacional e internacional que se ha ido desarrollando en los mesessiguientes al levantamiento no ha logrado que el gobierno mexi-cano cambie sus polticas y acepte la necesidad de una transicinhacia otra forma de rgimen, pero s ha puesto en el debatenacional el tema del neoliberalismo. Y as lo demand expresa-mente el subcomandante insurgente Marcos a fines de septiem-bre de 1995 desde la selva Lacandona:para poder sustentar elcambio es menester que la sociedad mexicana dialogue con smisma y discuta las polticas neoliberales y el futuro de laNacin.Los zapatistas de Chiapas, al definir el carcter nacional de sumovimiento, han contribuido a fortalecer en los mexicanos underecho olvidado: el de ejercer las armas de la crtica.

    La propuesta de otro proyecto econmico tendra desde luegoque sustentarse en otra forma de concebir el problema de laparticipacin poltica. Ello no quiere decir que deban descartarselas instituciones polticas democrticas imaginadas y definidasdesde los siglos XVIII y XIX, pero para construir un nuevoproyecto social es necesario reconocer la necesidad de edificarlosobre otras formas de organizacin y de participacin democr-tica. Los intelectuales, las organizaciones populares y las fuerzasdemocrticas deben tener la imaginacin necesaria para crearmecanismos que puedan hacer reales y efectivas la democracia

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    representativa, el equilibrio de los Poderes del Estado, los dere-chos individuales y sociales o las formas de descentralizacinterritorial del poder, desde el municipio hasta los estados de laFederacin, e incluso las autonomas regionales, como lo recla-maron a partir de 1994 los indgenas de Chiapas, pero tambinpara imaginar nuevas formas participativas.

    La forma en que se han impuesto estas polticas es tambinclave de la explicacin del proceso. Las instituciones polticasdel continente se hallan en una crisis de legitimidad luego devarios aos de experiencia neoliberal, pues aunque la mayorparte de los pases del Caribe y de Centro y Sud Amrica tienenen apariencia regmenes legales y democrticos, estos de hecho -no responden a los intereses de las mayoras sino de los gruposoligrquicos: tanto aquellos que adoptaron el sistema presiden-cial como los que siguieron el modelo parlamentario, lo mismo

    .~ los de vieja tradicin republicana que los que se establecierontras la cada de los regmenes militares en la dcada de lossetentas (Brasil, Uruguay, Argentina, Chile) o que Mxico endonde ha subsistido durante 65 aos lU1 "sistema" de Partido deEstado. Hay una crisis que es evidente, lomismo de las instanciasdel poder pblico que de los mecanismos institucionales, y queva de los rganos de control de la constitucionalidad de las leyes(y de los actos de los gobernantes y de los tribunales) a lasdiversas formas de descentralizacin y de equilibrio del poder,pasa por las instancias intermedias (los partidos polticos y lossindicatos), y toca seriamente las instituciones sociales (losderechos sindicales, la jornada mxima de 'trabajo, el salariomnimo o el derecho de huelga) y, desde luego, los mecanismosde participacin democrtica.

    Las elecciones constitucionales de los ltimos aos en Am-rica Latina no han sido ms que formalmente, triunfos de lademocracia poltica. Los procesos electorales han mostrado queexiste un desfase entre lo que son los regmenes latinoamericanosy la versin que de estos dan los centros de poder financierointernacional, el gobierno de Washington o la OEA. Las eleccio-nes mismas distan mucho de tener los rasgos de procesos demo-crticos y competitivos, y las vastas operaciones de propaganda

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  • que se han hecho para hacerle publicidad a la supuesta democra-cia continental, no puede ocultar la realidad de lo acontecido.Entre 1993 y 1995, hubo en varios pases, lo mismo en Per queen Repblica Dominicana, en Brasil que en Mxico, e inclusoen la Argentina, vastas operaciones propagandsticas para hacercreer que la vida poltica del continente tiene rasgos de los cualescarece. Y as se divulg a) que las elecciones fueron legales ylegtimas, con slo algunas irregularidades; b) que los candidatostriunfantes obtuvieron su victoria de manera contundente y sinlugar a dudas (Cardoso, Fujimori y Menem en la primera vuelta,y Zedilla con ms del 50 por ciento de los votos); e) que esoscandidatos triunfantes (Cardoso, Zedilla, Fujimori) no son gentede extrema derecha ni los personeros del capital financierointernacional, sino profesores universitarios o personajes aparti-distas, alejados lo mismo de la politiquera tradicional que de lospartidos tradicionales; d) que los partidos polticos son prescin-dibles, pues no representan a la ciudadana y a todas las corrien-tes, por 10 que se hace aparecer a los tecncratas como hombresprovidenciales y, en suma, e) que las instituciones constitucio-nales funcionan democrticamente, pues ya han doblegado almilitarismo, de tal manera que j) al haber llegado la democraciapoltica de manera casi plena a Amrica Latina existe por lomismo una ciudadana consciente, que se informa bien, y querespalda la aplicacin de las polticas neoliberales. El anlisis delas elecciones muestra, sin embargo, caso por caso, que las cosasson muy diferentes de como se presentan, y que Amrica Latinaest an muy lejos de alcanzar la "modernidad democrtica" quelas clases dominantes y los gobiernos en tumo pretenden queexiste. L~s procesos electorales de esta ltima dcada han evi-denciado que en los Estados latinoamericanos hay una muyincipiente legalidad y que, por 10mismo, las condiciones de vidademocrtica son insuficientes para permitir una participacinlibre y consciente de las mayoras.

    El Estado de Derecho -que es el fundamento de la vida ,democrtica- se encuentra en condiciones tan precarias en la .mayor parte de los pases, a pesar de 10 que sostiene la retricade los grupos dominantes y de los gobiernos, que por un lado los i

    derechos polticos individuales siguen sin estar garantizados demanera suficiente y, por el otro, los funcionarios pblicos conti-nan actuando por encima de sus atribuciones legales y confrecuencia en la impunidad: todo lo cual tiene repercusiones enla configuracin de los rganos del poder pblico. Los subsiste-mas electorales estn marcados por una serie de tendencias queimpiden un libre ejercicio del sufragio, y si antao el fraudeelectoral era caracterstico slo deMxico y de algunos pequeospases, ahora las prcticas ilegtimas e ilegales, tanto para inducircomo para falsificar el sentido del voto, se han extendido am- .pliamente en muchas partes: lo mismo por los viejos mtodosque por mecanismos sofisticados. La manipulacin de la opinin .pblica por los medios masivos de comunicacin se ha tomadopor ejemplo en una constante, y de igual manera O 'Globo deBrasil que Televisa de Mxico, al imponer por la va de lapropaganda al candidato de los grupos financieros, pervierten de

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    manera sustancial los procesos polticos, mostrando cual es ladimensin de los desafios actuales.

    En este panorama ha sido evidente una incapacidad de lasfuerzas de izquierda (del PRD en Mxico al PT en Brasil) tantopara a) enfrentar a la maquinaria de "ingeniera electoral" de losgrupos de poder econmico, que frecuentemente es la del go-bierno, como b) para esbozar un programa alternativo al delneoliberalismo, que pueda alcanzar el respaldo popular en lasurnas. Los gobiernos latinoamericanos de la actualidad-que ensu casi totalidad han adoptado las polticas monetaristas, an ycuando expresamente no lo digan, parecen en consecuencia enla posibilidad de seguir implantando dichas polticas, que impli-can no nada ms proseguir con los experimentos econmicossobre las espaldas de la clase trabajadora, sino continuar desman-telando lo que queda de los Estados de bienestar y entregandolos recursos nacionales a lasfuerzas trasnacionales.

    Las polticas de globalizacin constituyen un desafio colecti-vo porque lo que est en riesgo por ellas es el futuro de lahumanidad, de ahi que urga intensificar el dilogo y estrechar losvnculos entre la teora y la accin, y los ejemplos de que esto yaest aconteciendo son muchos. La zarabatana (cerbatana) de los

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  • indios kaingang de la isla de Santa Catarina (Brasil), que laAsociacin de Profesores de la Universidad Federal de SantaCatarina (Apufsc) enviara desde Florianpolis a los campesinoszapatistas de Chiapas luego de una semana de debates sobre laspolticas del globalizacin, tiene tambin un significado distintoal aparente: el de que el debate es cada da ms intenso. Y lo esporque, como lo seala Heinz Dieterich, la resistencia al capita-lismo global est viniendo tanto de la sociedad civil como de losintelectuales crticos. Ante la violencia de las polticas neolibe-rales, en la discusin y en la lucha los pueblos latinoamericanosson cada vez ms contemporneos de ellos mismos.

    El pensamiento crtico de Amrica Latina, al re-pensar lomismo tilla alternativa econmica y social que el papel de losEstados nacionales, tiene que abordar de manera prioritaria elproblema de la redefinicin de las instituciones democrticas.Luego de las desastrosas experiencias de los ltimos aos, esurgente revisar el papel de la educacin y de los medios decomunicacin social y el contexto en el que se dan los procesoselectorales. Estudiar la forma de ampliacin de la participacin,a travs del referndum o plebiscito y de la revocacin delmandato, pero tambin de nuevas formas de decisin: asumir elprincipio de los campesinos indgenas de Chiapas 'de "mandarobedeciendo". Para revertir las polticas de la globalizacin yhacer reales los derechos individuales y sociales al trabajo, a latierra, a la educacin o a la salud, y construir una sociedad en laque el hombre sea dueo de su esperanza, es menester unadiscusin ms amplia de esta nueva y compleja problemtica:hacer la crtica del neoliberalismo realmente existente. Los en-sayos de Noam Chomsky y de Heinz Dieterich Steffan queintegran este volumen forman parte del anlisis que apenascomienza sobre esos desafos que las polticas de los poderestrasnacionales plantean al hombre en este fin de siglo: son partede la nueva reflexin colectiva y contribuyen a ella de manerasignificativa.

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    DEMOCRACIA Y MERCADOSEN EL NUEVO ORDEN MUNDIAL

    Noam Chomsky

    Existe una imagen convencional acerca de la nueva era en queestamos entrando y las promesas que implica. Esa imagen fueformulada con claridad por el asesor de Seguridad Nacional;Anthony Lake, cuando present la Doctrina Clinton en septiem-bre de 1993:"Durante la guerra fra, contuvimos la amenazaglobal hacia las democracias de mercado: ahora deberamostratar de ampliar su alcance." El "nuevo mundo" que se abre antenosotros "presenta inmensas oportunidades" para adelantarse afin de "consolidar la victoria de la democracia y de los mercadosabiertos", agreg un ao despus.

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    1. La/'-veroaa-ifijniifii.a" . \----' .C' . "-- "-"" .. __ .... _ '.-''' -J

    Las temticas son ms profundas que la guerra fra, dijo Lake.La "verdad duradera" es que nuestra defensa de la libertad yjusticia contra el fascismo y el comunismo fue solamente tillafase en una historia de dedicacin hacia "una sociedad tolerante,en la cual lderes y gobiernos existen, no para usar o abusar dela gente, sino para proveerles con libertad y oportunidades." Estaes la "cara constante" de lo que Estados Unidos ha hecho en elmundo, y "la idea" que estamos "defendiendo" nuevamente enla actualidad. Es en la "verdad duradera sobre este nuevo mundo"en que podemos perseguir nuestra misin histrica de unamanera ms efectiva, enfrentando a los" enemigos de la sociedadtolerante" -a la cual siempre estuvimos dedicados- que siguenen pie, movindonos desde la "contencin" hacia el "agranda-miento". Por fortuna para el mundo, la nica superpotencia es,"por supuesto", nica en la historia en el sentido de que "no

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  • estamos buscando expandir el alcance de nuestras institucionesmediante la fuerza, subversin o represin", utilizando la persua-sin, compasin y medios pacficos. 1

    Los comentaristas estuvieron debidamente impresionadoscon esta lcida "visin de poltica exterior". Este punto de vistadomina el discurso pblico y acadmico a tal grado que essuperfluo contrastarlo con la realidad. Su temtica bsica fueposiblemente expresada de manera ms sucinta por el Eatonprofesor para la Ciencia de Gobierno y Director del Instituto Olinpara Estudios Estratgicos de Harvard en la revista acadmicaInternational Security: los Estados Unidos tienen que mantenersu "primaca internacional" en beneficio para el mundo, explica-ba Samuel Huntington, porque de manera nica entre las nacio-nes, su "identidad nacional est definida por una serie de valorespolticos y econmicos universales", particularmente "libertad,demQClacia,.igual.dad.-PIDPi~.9 priva.9.ll,y mercado~ "la pro-mocin de la democracia, los derechos humanos y mercados son[sic] mucho ms importantes para la poltica americana que parala poltica de cualquier otro pas."

    Dado que esto es un asunto de definicin, como ensea laCiencia de Gobierno, podemos ahorramos la aburrida tarea dela confrontacin emprica. Una medida sabia. Una indagacinrevelara rpidamente que la imagen convencional presentadapor Lake tiene un rango de verdad desde dudoso hasta falso entodos los aspectos cruciales, excepto uno: tiene razn en urgimosa que miremos la historia para descubrir las "verdades duraderas"en lo referente a ciertas estructuras institucionales y tomarlas enserio cuando consideramos el futuro probable, cuando esa es-tructura queda esencialmente sin cambios y libre para operar conpocas restricciones (constraint). Una revisin honesta sugiereque "este nuevo mundo" podra caracterizarse por un marcadocambio de la "contencin" hacia el "agrandamiento", aunque noprecisamente en el sentido que Lake y el coro de seguidoresprocuran hacernos entender. Adoptando una retrica ligeramentediferente de la guerra fra, lo que estarnos viendo en proceso deevolucin es un cambio de la "contencin" de la amenaza de unademocracia y de mercados que funcionan, hacia una campaa

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    para "hacer retroceder" (rol! back) lo que se ha avanzado en unsiglo de luchas frecuentemente amargas.

    Aqu no hay espacio para revisar la "faz constante" del poderestadunidense, pero podra ser de ayuda ver algunos casos tpicosque ilustran estructuras que son bastante generales y que soninstructivos en cuanto a eventuales desarrollos futuros.

    Primero, una verdad trivial metodolgica. Si querernos apren-der algo sobre los valores y objetivos de los lderes soviticos,observamos lo que hicieron dentro de sus mbitos de poder. Elmismo curso ser seguido por un analista racional que quiereaprender acerca de los valores y objetivos del liderazgo ameri-:cano y el mundo que trataron de crear. Los contornos de estemundo fueron delineados por la embajadora ante las Naciones"Unidas, Madeleine Albright justo cuando Lake elogiaba nuestro '1

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    histrico compromiso con los principios pacifistas. Ella inform -,al Consejo de Seguridad, que estaba dudando de una resolucin i "Y" I

    1dictada por Estados Unidos acerca de Irak, que Estados Unidos I ,~:seguir actuando de manera "multilateral, cuando podamos y ~unilateral, cuando tengamos que hacerlo". Haga su juego como, quiera, pero en el mundo real "se hace lo que nosotros decimos"(What we say goes), como expresaba el presidente Bush sobreesta doctrina fundamental de una manera ms brusca, mientrasque bombas y misiles Ilovan sobre Irak. Estados Unidos tienederecho a actuar unilateralmente, la embajadora Albright instruaal errado Consejo, porque "Nosotros reconocernos [al MedioOriente] como vital para los intereses nacionales estaduniden-ses". No se requiere mayor concesin de autoridad.

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    De hecho, Irak sera un buen ejemplo para ilustrar las "verda-des duraderas" del mundo real, pero es ms informativo volverla mirada hacia la regin donde Estados Unidos ha tenido lamayor libertad para actuar como le plazca, de tal manera que losvalores y objetivos del liderazgo poltico y su versin del "intersnacional" que representa son exhibidos con la mayor claridad.Volvamos hacia "nuestra pequea cercana regin que nunca hapreocupado a nadie" (our little region over here which never hasbothered anybody), como el Secretario de Guerra Henry Stimsondescribi el hemisferio a final de la Segunda Guerra Mundial,

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  • mientras explicaba que todos los sistemas regionales tienen queser desmantelados -excepto el nuestro, que tiene que ser exten-dido-; una posicin perfectamente razonable, dado que "lo queera bueno para nosotros era bueno para el mundo" y cualquiercosa que hacemos es "parte de nuestra obligacin para con laseguridad del mundo", agregaba el colega liberal de Stimson,Abe Fortas, descartando las sospechas irracionales de Churchillde que Estados Unidos albergaba ideas de dominacin.

    El derecho de Estados Unidos de actuar unilateralmente y decontrolar esas regiones que selecciona es nico, tal como com-pete a la nica potencia que est "definida" por su dedicacinhacia todo lo bueno. El intento de Japn de rnimetizar la DoctrinaMonroe en su "pequea regin" produjo la Segunda GuerraMundial en el Pacfico, y la Guerra del Golfo fue una reaccin ala propuesta de Saddam Hussein de que los asuntos de otra regin"vital para los intereses estadunidenses" fueran manejados poruna organizacin regional. Dentro de "nuestra pequea regin",la organizacin regional que nosotros seguramente dominamosest autorizada para funcionar, pero dentro de lmites. Si loslatinoamericanos "intentaran usar irresponsablemente su fuerzanumrica dentro de la OEA", explicaba John Dreier en su estudiode la organizacin, "si llevan a extremos la doctrina de lano-intervencin, si no le dejan a Estados Unidos otra altemativaque la de actuar unilateralmente para protegerse a s mismo,entonces habrn destruido no slo la base de la cooperacinhemisfrica para el progreso sino toda la esperanza de un futuroseguro para ellos mismos". Estados Unidos tendr que actuar"unilateralmente cuando est obligado a hacerlo". Esas condi-ciones son an vigentes en los lmites extremos de la tolerancia,bajo la poltica del Buen Vecino, de Frank1in De1ano Roosevelt,que llevaban una "obligacin implcita de reciprocidad", enfatizel oficial para Amrica Latina del Departamento de Estado,Robert Woodward:"la admisin de una ideologa extraa (alien)en un gobiemo americano obligara a Estados Unidos a tomarmedidas defensivas" unilateralmente. Huelga decir, que nadiems tiene tal derecho, en particular, ningn derecho de defender-se de Estados Unidos y su "ideologa", que no son "extranjeros",

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    sino, de hecho, nada ms que la vindicacin de objetivos quecualquier persona razonable ha de buscar. I

    La dedicacin hacia las "verdades duraderas" cubre el espec-tro. En el extremo disidente, el historiador y asesor del presidenteCarter para Amrica Latina, Robert Pastor, escribe que EstadosUnidos quiere que otras naciones "actuen de manera inde-pendiente, excepto cuando esto afecte los intereses estaduniden-ses adversamente"; Estados Unidos nunca ha querido"controlarlas", mientras que no "salgan del control". Nadie, pues,puede acusar al liderazgo de Estados Unidos de no estar preocu-pado salvo con "el bien del mundo", incluyendo la plena libertadpara actuar como nosotros dictamos. Si nuestros subaltemos(wards) usan la libertad que concedimos en una forma necia(unwisely), entonces tenernos todo el derecho de responderunilateralmente en autodefensa, aunque las opiniones varan encuanto a las decisiones tcticas correctas, lo que genera lasdivisiones entre "palomas" y "halcones".

    Por supuesto, es la regin centroamericana-caribea la querefleja de manera ms clara "la idea" con la cual el poderestadunidense est ms comprometido, de la misma f01IDa enque los satlites de Europa oriental revelaron los objetivos yvalores del Kremlin. Esta regin, que es rica en recursos ypotenciales ...es una de las principales regiones de horror en elmundo. Durante los aos ochenta fue nuevamente el escenariode terribles atrocidades, cuando Estados Unidos y sus clientesdejaron esos pases devastados -posiblemente ms all de unaposible recuperacin- cubiertos con cientos de miles de cuerpostorturados y mutilados. Las guerras terroristas promovidas yorganizadas por Washington se dirigieron en gran medida contrala Iglesia, que se haba atrevido a adoptar "la opcin preferencialpara los pobres" y, por 10 tanto, tenia que ensersele las leccio-nes habituales por desobediencia criminal. Casi no sorprende queesa horripilante dcada iniciara con el asesinato de un arzobispoy terminara con la matanza de seis lderes intelectuales jesuitas,en ambos casos por fuerzas armadas y entrenadas por Washing-ton. Durante los aos que delimitan ambos eventos, estas fuerzasdevastaron (rampaged) toda la regin, acumulando un horroroso

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  • record, incluidos agresin y terror condenados por la Corte f 11Mundial de Justicia en una decisin que fue descartada con ungesto de irritacin y desprecio por Washington y la opininintelectual, en general. La misma suerte le toc al Consejo deSeguridad y la Asamblea General de las Naciones Unidas, cuyas! tllamadas en favor de la adherencia a la ley internacional apenasfueron reportadas. Despus de todo, IDljuicio razonable. Porqu debera ponerse atencin a aquellos que sostienen la ridculaidea de que la ley internacional o los derechos humanos podranentrar en los clculos de un poder que siempre ha rechazado "lafuerza, la subversin o represin", y que, por definicin seadhiere al principio de que "los gobiernos no existen para usar oabusar de su gente, sino para proveerlas con libertad y oportuni-dades"? La "verdad duradera" fue bien formulada por un distin-guido hombre de Estado hace dos siglos:"Grandes almas sepreocupan poco por pequeas moralidades (small morals)".

    Una mirada a esta regin nos ensea mucho sobre nosotros .cmismos. Pero estas son lecciones falsas y por ende excluidas del 'discurso respetable. Otra leccin equivocada, y por lo mismonecesariamente consignada al mismo destino, es que la guerrafra ha tenido poco que ver con todo esto, aparte de proveerpretextos. Las polticas fueron lasmismas antes de la RevolucinBolchevique y han continuado sin cambio desde 1989. Sin rula"amenaza sovitica", Woodrow Wilson invadi Hait (y a laRepblica Dominicana), desmantelando el sistema parlamenta-ro porque se neg a adoptar una constitucin "progresista" quepermitiera a los norteamericanos apropiarse de las tierras deHait, matando a miles de campesinos, restaurando virtualmentela esclavitud y dejando al pas en manos de un ejrcito terroristacomo plantacin estadunidense y posteriormente como unaplataforma de exportacin para empresas de ensamblaje bajocondiciones miserables. Despus de su desafortunado y rpida- ifmente terminado experimento con la democracia, el sistema ttradicional fue restaurado con asistencia estadunidense, justocuando Lake anunciaba la Doctrina Clinton, mostrando a Haitcomo el primordial ejemplo de nuestra puridad moral. En otraspartes tambin las polticas continuaron sin cambio esencial

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    despus de la cada del muro de Berln, seguido a las pocassemanas por la invasin de Bush en Panam para restaurar elpoder a una camarilla de banqueros europeos y narcotraficantes,con las consecuencias previsibles en un pas que qued bajoocupacin militar, tal como lo acept el mismo gobierno tterepuesto en el poder por la fuerza estadunidense.

    Habra mucho que decir sobre estos asuntos. Pero vamos a verun caso que posiblemente es aun ms revelador y que tambinilustra la relevancia marginal de la guerra fra en cuanto a lasactitudes tradicionales estadunidenses hacia la democracia y losderechos humanos. Regresar a los "mercados libres" ms ade-'lante.

    El ejemplo que sugiero analizar es Brasil, descrito en dcadasanteriores del siglo como "el coloso del Sur", un pas conenormes riquezas y ventajas que debera ser uno de los ms ricosen el mundo. "No hay mejor territorio en el mundo para laexplotacin que el de Brasil", observ el Wall Street Journalhace70 aos. En ese entonces, Estados Unidos proceda a desplazara sus principales enemigos, Francia e Inglaterra, aunque estoslograron durar hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando Esta-dos Unidos fue capaz de excluirlos de la regin y apoderarse deBrasil como un "rea de experimentacin (testing are a) paramtodos modernos de desarrollo industrial", en palabras de unamuy reputada monografia escolstica sobre las relaciones Esta-dos Unidos-Brasil, escrita por el historiador y diplomtico Ge-raldHaines, que tambin es un historiador dejerarqua de la CIA.Esto fue un componente de un proyecto global, donde EstadosUnidos "asumi por inters propio, la responsabilidad para elbienestar del sistema mundial capitalista" (Haines). Desde 1945,el "rea de experimentacin" ha sido favorecido por rula intensagua y tutela de Estados Unidos. El resultado es "una verdaderahistoria americana de xito"; "laspolticas americanas para Brasilfueron enormemente exitosas", produciendo "un crecimientoeconmico impresionante basado slidamente en el capitalis-mo", un testimonio de nuestros objetivos y valores.

    El xito es real. Las inversiones y ganancias estadunidensesflorecieron y a la pequea lite le fue de maravilla; un "milagro

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  • t;f,~r:

    econmico", en el sentido tcnico de este trmino. Hasta 1989, r.el crecimiento brasileo super con creces el de Chile -muyelogiado- que ahora es el alumno estrella, dado que Brasil sufriun colapso y entonces cambi automticamente del triunfo deuna democracia de mercado a una ilustracin de los fracasos delestadismo, si no marxismo -una transicin que se realiza sinesfuerzos y de manera rutinaria dentro del sistema doctrinal, .segn las circunstancias lo requieran.

    Mientras tanto, en el apogeo del milagro econmico, la abru-madora mayora de la poblacin ocupaba un lugar entre las msmiserables en el mundo, y hubiera considerado a Europa orientalcomo un paraso -un hecho que tambin ensea las leccionesequivocadas, y que por lo tanto es suprimido con lUla disciplinaimpresionante, junto con otros semejantes.

    La historia del xito para inversionistas extranjeros y unafraccin de la poblacin refleja los valores que guan a los tutoresy diseadores [de esta poltica - H.D.]. Su objetivo, como lodescribe Haines, consista en "eliminar toda competencia extran-jera" de Amrica Latina a fin de "mantener el rea como unmercado importante para la sU/plus-produccin industrial esta- 'dunidense e inversiones privadas y explotar las amplias reservasde materias primas y para mantener fuera al comunismo inter-nacional". La ltima frase es simplemente un ritual; como pnotaHaines, la inteligencia estadunidense no poda encontrar ninguna indicacin de que el "comunismo intemacional" trat de "meter-se", aun si esto hubiera sido una posibilidad.

    Pero aunque el "comunismo intemacional" no fue un proble-ma, el "comunismo" definitivamente lo fue, si entendemos eltrmino en el sentido tcnico de la cultura de lite. Este sentidofue incisivamente explicado por John Foster Dulles en unaconversacin privada con el presidente Eisenhower, quien habaobservado tristemente que en todo el mundo, los comunistaslocales tenan ventajas injustas (unfair). Ellos estaban en condi-ciones de "apelar directamente a las masas", se quejaba Eisen-hower. Es una apelacin "que nosotros no podemos duplicar",agreg Dulles, explicando por qu: "Ellos apelan a la gente pobrey esas siempre han querido robar a los ricos." Nosotros encon-

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    tramos dificil "apelar directamente a las masas" en vista denuestro principio de que los ricos tienen que robar a los pobres,un problema de relaciones pblicas que queda sin resolverse.

    En este sentido -el operativo- los comunistas abundan, ynosotros tenemos que asegurar "la sociedad tolerante" de susabusos y crmenes, asesinando a sacerdotes, torturando a orga-nizadores sindicales, matando campesinos y persiguiendo enotras formas nuestra vocacin gandhiana.

    El problema exista aun antes de que el trmino "comunista"se volviera disponible para etiquetar a los herticos (miscreants).En los debates de 1787 sobre la Constitucin Federal, James'Madison observ que "En Inglaterra, en este da, si las elecciones.fueran abiertas para toda clase de gente, la propiedad de losdueos de tierras sera insegura. Pronto se hara una ley agraria."Para parar semejante injusticia, "nuestro gobierno debe asegurarlos intereses permanentes del pas contra la innovacin", estable-ciendo pesos y contrapesos Rara "proteger a la minora de losopulentos contra la mayora" .3 Se requiere bastante talento parano ver que esta "verdad duradera" ha sido el "inters nacional"desde entonces hasta hoy da y que la "sociedad tolerante"reconoce el derecho de sostener este principio "unilateralmentesi nos obligan", y con extrema violencia si es necesario.

    El lamento de DulIes es persistente en los documentos inter-nos. De all, que enjulio de 1945, cuando Washington "asumipor inters propio la responsabilidad por el sistema capitalistamundial", una extensa investigacin de los Departamentos deEstado y de Guerra advirti sobre una "creciente marea a nivelmundial en la cual la gente comn aspira a horizontes ms altosy amplios", La guerra fra no fue irrelevante para este prospectoominoso. El estudio advierte -si bien Rusia no haba dado sealesdel crimen- que ella "no hubiera coqueteado con la idea" deapoyar esas aspiraciones de la gente comn. Tenemos que actuar,en consecuencia, en forma directa para contener la amenaza paralas democracias de mercado, como entendemos la nocin. Dehecho, el Kremlin alegremente se uni con el capo en jefe de laMafia en la destruccin de las aspiraciones de la gente comn,en "nuestra pequea regin" y otras partes. Pero uno nunca puede

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  • estar seguro, y la mera existencia de una fuerza "fuera de control"ofreci un espacio peligroso para la no-alineacin e inde-pendencia -lo que es parte del significado real de la guerra fra.

    Por cierto, la URSS fue culpable de otros crmenes. Washing-ton y sus aliados estaban profundamente preocupados porquesus dependencias tradicionales estuvieran impresionadas con eldesarrollo sovitico (y chino), particularmente en comparacincon "historias de xito" como la de Brasil; los disciplinadosintelectuales occidentales posiblemente no son capaces de en-tender esto, pero los campesinos tercermundistas pueden. Laasistencia econmica del bloque sovitico fue considerado tam-bin una seria amenaza, a la luz de las prcticas occidentales.Tomemos la India como ejemplo. Bajo el dominio britnico cayen decadencia y miseria, pero algn desarrollo comenz despusde la salida de los britnicos. Esto, sin embargo, no fue vlidopara la industria farmacetica, donde empresas transnacionales(en su mayora britnicas) hicieron ganancias tremendas en laIndia mediante precios muy altos, aprovechando su monopoliode mercado. Con ayuda de la Organizacin Mundial de la Saludy de UNICEF, la India comenz a escaparse de estos controles,pero la produccin de medicinas por parte del sector pblico fuefinalmente establecida mediante tecnologa sovitica. Esto pro-dujo una reduccin radical en los precios de medicinas; paraalgunos antibiticos los precios cayeron hasta el 70 por ciento,obligando a las transnacionales a recortar sus precios. Una vezms, la malicia sovitica haba socavado la democracia demercado, permitiendo a millones de personas en la India sobre-vivir enfermedades. Por suerte, con el criminal ido y el capitalis-mo triunfante, las transnacionales estn volviendo a tener elcontrol, gracias, recientemente, a las caractersticas fuertementeproteccionistas del ltimo tratado de GATT; de ah que quizaspodemos esperar un marcado incremento en defunciones juntocon crecientes ganancias para la "minada opulenta" en cuyos"intereses permanentes'' los gobiemos democrticos tienen que

    b 4tra ajar.La historia oficial es que occidente estuvo horrorizado por el

    estalinismo debido a sus horrendas atrocidades. Esta pretensin

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    r no puede tomarse en serio ni por un momento, como tampocof

    las pretensiones semejantes sobre los horrores fascistas. Mora-listas occidentales han tenido poca dificultad en juntarse conasesinos a gran escala y torturadores, desde Mussolini y Hit1erhasta Suharto y Saddam Hussein. Los horribles crmenes deStalin preocupaban poco. El presidente Truman gustaba de yadmiraba al brutal tirarla, considerndolo "honesto" y "astutocomo el diablo". Truman senta que su muerte sera una "verda-dera catstrofe". El poda "entenderse" con Stalin, mientrasEstados Unidos impona sus intereses el 85 por ciento de las.veces, observaba Truman: lo que pasaba dentro de la URSS noera su asunto. Otras figuras dirigentes estaban de acuerdo. En -reuniones de los tres grandes, Winston Churchill elogiaba aStalin como "un gran hombre, cuya fama se ha extendido no sloen toda Rusia sino en el mundo entero", y hablaba clidamentede su relacin de "amistad e intimidad" con esta estimablecriatura: "mi esperanza", deca Churchil1, "radica en el ilustrepresidente de los Estados Unidos y en el Mariscal Stalin, enquienes encontraremos los campeones de la paz, quienes, des-pus de golpear al enemigo nos conducirn para nevar adelantela tarea contra la pobreza, la confusin, el caos y la opresin"."El Premier Stalin era una persona de mucho poder, en quientema toda la confianza", dijo Churchill a su gabinete en privadoen febrero de 1945, despus de Yalta; y que era importante quequedara en el poder. Churchill estuvo particularmente impres~o-nado con el apoyo de Stalin a la sanguinaria represin de laresistencia antifascista griega, encabezada por los comunistas,que fue uno de los brutales episodios dentro de la campaamundial de los libertadores para restaurar las estructuras bsicasy las relaciones de poder de los enemigos fascistas, mientrasdispersaban o destruan la resistencia, con sus radicales demo-crticas tendencias y su incapacidad para comprender los dere-chos y necesidades de la "minora opulenta",

    Regresando a Brasil, durante los primeros aos de la dcadade los sesenta, el experimento estadunidense se enfrent a unproblema familiar: la democracia parlamentaria. Para removerel impedimento, el gobiemo de Kennedy prepar las bases para,

    l. 25

    , I

    I

  • un golpe militar, que instituy W1 rgimen de torturadores yasesinos que entendieron las "verdades duraderas". Brasil es unode los pases principales, y el golpe tuvo un significativo efectode domino. La plaga de la represin se extendi desde el Colosodel Sur a travs de todo el continente, con un apoyo e involucra-miento consistente de Estados Unidos. El objetivo fue descritode manera precisa por Lars Schoultz, el reconocido especialistaacadmico americano en derechos humanos y poltica exteriorestadunidense en Amrica Latina: "destruir de manera perma-nente una amenaza percibida para la estructura existente deprivilegio socioeconmico mediante la eliminacin de la parti-cipacin de la mayora numrica ..." Nuevamente, la guerra frano tena virtualmente nada que ver con esto. Y como siempre, laURSS estuvo muy contenta en colaborar con los asesinos ms .depravados, aunque por razones completamente cnicas ofreci ra veces asistencia a gente que trataba de defenderse del ejecutor .i f(enforcer) hemisfrico, y sirvi como un disuasivo contra la timplementacin total de la violencia estadunidense -uno de los ~pocos casos autnticos de disuasin, pero que por algun motivosufre de prominencia en tantos estudios sobrios de la teora de ladisuasin.

    Conforme a la doctrina convencional, mediante el derroca-miento del rgimen parlamentario en nuestra "rea privada" einstalando un Estado de Seguridad Nacional gobernado porgenerales neo-nazis, los gobiernos de Kennedy y Johnson --en elapogeo del liberalismo americano- estaban "conteniendo laamenaza mundial hacia las democracias de mercado". Esta es latesis que debamos entonar con propia solemnidad. Y en aquelentonces el asunto fue presentado en esta forma, levantandopocos escrpulos detectables. El golpe militar fue "una granvictoria para el mundo libre", explic el embajador de Kennedy,Lincoln Gordon, antes de volverse presidente de una gran uni-versidad no lejos de aqu. [Harvard - H.D.]. El golpe fue realizado"para preservar y no para destruir la democracia brasilea". Enefecto, se trat del "caso ms decisivo de victoria de la libertaddurante mediados del siglo veinte", que debera "crear un climamuy mejorado para las inversiones privadas" -de ah que conte-

    na una amenaza para la democracia de mercado, en un ciertosentido del trmino.

    Esta concepcin de democracia es ampliamente aceptada. EnEstados Unidos, sus pobladores son "entremetidos e ignorantesextraos" (ignorant and meddlesome outsiders) que pueden ser"espectadores" pero no "participantes en accin", sostena WalterLippmann en sus ensayos progresistas sobre la democracia. Enel otro lado del espectro, estadistas reaccionarios de la variedadde los reaganistas les niegan an el papel de espectadores: de ahsu dedicacin sin precedente a la censura, y operaciones clan-destinas que son secretas nicamente para el enemigo domstico.La "gran bestia" (great beast), como Alexander Hamilton llama-ba al temido y odiado enemigo pblico, tiene que ser domesti-cado o enjaulado, si el gobierno quiere asegurar "los interesespermanentes del pas".

    Las mismas "verdades duraderas" son aplicables a nuestrosclientes (wards) extranjeros, de hecho con mucho ms vigor,dado que sus limitaciones son mucho menores. Su prcticaconsistente lo demuestra con brutal claridad.

    La tradicional oposicin estadunidense a la democracia esentendible, y a veces reconocida conjusta explicitud. Tmese ladcada de los ochenta, cuando Estados Unidos estuvo dedicadoa una "cruzada porla democracia", particularmente en AmricaLatina, segn la doctrina estndar. Algunos de los mejoresestudios de este proyecto -un libro y varios artculos- son deThomas Carothers, quien combina el enfoque del historiador conel del informado (insider). El estuvo en el Departamento deEstado bajo Reagan, involucrado en los programas para "asistirla democracia" en Amrica Latina. Esos fueron "honestos",escribe, pero en gran medida un fracaso -un fracaso extraamen-te sistemtico-o Donde la influencia estadunidense era menor, elprogreso fue mayor: en el cono sur de Amrica Latina, dondehubo lID progreso real al cual se opusieron los reaganistas, estosse adjudicaron el crdito por l, cuando no pudieron impedirlo.Donde la influencia estadunidense fue ms grande -en Centro a-mrica- el progreso fue el menor. Ah Washington "buscinevitablemente slo formas de cambio democrtico limitadas y

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  • de arriba hacia abajo, que no pusieran en riesgo las estructurasf'tradicionales de poder con las cuales Estados Unidos ha estadoaliado por mucho tiempo", escribe Carothers. Estados Unidost ..busc mantener "el orden bsico de ... sociedades bastante no-de- rmocrticas" y de evitar "cambio basado en el populismo" que podra trastomar "rdenes econmicos y polticos establecidos" ~y aEbrir"una direccin de izquierda". t

    sto es precisamente lo que estamos viendo justo ahora en el Imodelo primordial de Lake, si decidimos abrir nuestros ojos. EnHait, al presidente electo le fue permitido regresar despus deque las organizaciones populares haban sido sometidas a unadosis suficiente de terror, pero nicamente despus de que aceptun programa econmico dictado por Estados Unidos que estipu-laba ~ue."el Estado renov~do tiene que centrarse en una estrategiaeCOn0l11lCaenfocada hacia la energa e iniciativa de la sociedadcivil, especialmente del sector privado, tanto nacional comointemacional". Inversionistas estadunidenses son el ncleo de lasociedad civil haitiana, junto con los super-ricos que apoyaronel golpe de Estado, pero no los campesinos y habitantes de losghettos que escandalizaron a Washington creando una sociedadcivil tan viva y vibrante que fueron capaces de elegir un presi-dente y entrar en la arena pblica. Esta desviacin de las normasaceptables fue superada de manera usual, con amplia complici-dad estadunidense; por ejemplo, mediante la decisin Cle losgobiemos de Bush y Clinton de permitir a Texaco el envo depetrleo a los lderes golpistas en violacin de las sanciones, unhecho crucial revelado por la Associated Prcss el da antes deldesembarco de tropas estadunidenses, pero que todava tiene quepasar por los portales de los medios nacionales. El "Estadorenovado" ha vuelto a la normalidad, siguiendo las polticasapoyadas por el candidato de Washington en las elecciones de1990, que "salieron fuera de control", en las cuales recibi el14por ciento del voto.. Las mismas "verdades duraderas" son vlidas para el peor

    VIolador de los derechos humanos en el hemisferio que -sinsorpresa alguna para cualquiera que sabe de historia- recibe lamitad de toda la ayuda militar estadunidense en el hemisferio:

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    COloI?bia. Aqu se elogia como una democracia excepcional ydescnta por un grupo de derechos humanos de los jesuitas -quetrata de funcionar a pesar del terror- como una "demacra-dura"tID trmino de Eduardo Galeana para la mezcla de formasdemocrticas y terror totalitario favorecida por la "sociedadtolerante realmente existente", cuando la democracia amenazacon "salirse del control".

    2.Democracia, mercados y derechos humanosEn el mundo real, democracia, mercados, y derechos humanos

    estn bajo un serio ataque en muchas partes del mundo, inclu-yendo a las ms importantes democracias industriales. Adems,la ms poderosa de ellas -Estados Unidos- encabeza el ataque.Yen el mundo real, Estados Unidos nunca ha apoyado mercadoslibres, desde su historia ms temprana hasta los aos de Reagan,en que establecieron nuevos estndares de proteccionismo eintervencin estatal en la economa, contrario a muchas ilusio-nes.

    El historiador de economa Paul Bairoch recalca que "laescuela modema de pensamiento proteccionista ...naci en efectoen Estados Unidos", que fue el "pas padrino y el bastin delproteccionismo moderno". Tampoco estuvo solo Estados Uni-dos. Gran Bretaa segua un curso semejante antes que nosotros,volcndose hacia el libre comercio slo despus que 150 aosde proteccionismo le haba dado tan enormes ventajas que"condiciones competitivas iguales" parecan estar aseguradas, yabandonando esta posicin, cuando la expectativa dej de sersatisfecha. No es fcil encontrar una excepcin. Los Primer yTercer Mundos de hoy fueron mucho ms similares durante elsiglo XVIII. Una de las razones de las enormes diferencias desdeentonces es que los que dominaban no aceptaran la disciplinadel mercado que impusieron a la fuerza en sus dependencias. El"mito" ms extraordinario de la ciencia econmica, concluyeBairoch desde una revisin del desarrollo histrico consiste en, .que el mercado libre provee el sendero del desarrollo: "Es difcilencontrar otro caso donde los hechos contradicen tanto una teora

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  • dominante", escribe, subvalorando (underestimating) la impor-tancia de la intervencin del Estado para los ricos porque se limitade manera convencional a una restringida categora de interfe-rencias de mercado. 5

    Para mencionar slo un aspecto de la intervencin estatal quecomnmente se omite de la historia econmica estrechamenteconstruida, hay que recordar que la revolucin industrial tempra-na fue fundada sobre el algodn barato, al igual que la "edad deoro" de post-1945 dependa del petrleo barato. El algodn nose mantuvo barato por los mecanismos de mercado: ms bien,por la eliminacin de la poblacin nativa y la esclavitud -unainterferencia ms bien sera con el mercado, no consideradocomo un tpico de economa, sino de otra disciplina. Si lasciencias naturales tuvieran un departamento dedicado a losprotones, otro a los electrones, un tercero a la luz, etc., cada uno

    rlimitndose a su dominio designado, habra poco temor de que .~t.se entendiera a la naturaleza. I

    El historial es impresionantemente consistente. Gran Bretaa utilizaba la fuerza para impedir el desarrollo industrial en la Indiay Egipto, actuando muy conscientemente para socavar unapotencial competencia. Despus de la revolucin estadunidense,sus antiguas colonias se desarrollaron sobre un sendero propio,basndose en una extensiva proteccin y subsidios para su propiarevolucin industrial, primero en textiles y maquinaria, despusacero y manufactura y as hasta el da de hoy: computadoras yelectrnica en general, metalurgia, la industria aeronatica, laagricultura, los farmaceticos, de hecho, virtualmente todo sec-tor operativo de la economa. Desde la Segunda Guerra Mundial,el sistema del Pentgono -incluyendo a la NASA y al Departa-mento de Energa- ha sido usado como un mecanismo ptimopara canalizar subsidios pblicos hacia los sectores avanzadosde la industria, una de las razones por las cuales sigue existiendocon escasos cambios despus de la desaparicin del presupuestoalegado. El actual presupuesto del Pentgono es ms alto endlares reales que bajo Nixon y no muy por debajo de supromedio durante la guerra fra y probablemente se incrementarbajo las polticas de los reaccionarios estadistas mal llamados

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    "conservadores". Como siempre, mucho de eso funciona comouna forma de poltica industrial, un subsidio del contribuyentefiscal a la ganancia y el poder privado.

    Partidarios ms extremos del poder estatal y de la intervencinhan expandido estos mecanismos de asistencia social para losricos. Bsicamente por medio de los gastos militares, el gobiernode Reagan aument la proporcin estatal en el PIB a ms de 35por ciento hasta el rula de 1983, un incremento mayor al 30 porciento, comparado con la dcada anterior. La guerra de lasgalaxias fue vendida al pt'tblico como "defensa" -ya la comuni-dad empresarial como un subsidio pblico para tecnologa avan-'zada-. Si se hubiera permitido que las fuerzas del mercadofuncionaran, entonces no habra una industria de acero automo-vilstico estadunidense ahora. Los reaganistas simplemente ce-rraron el mercado a la competencia japonesa. El entoncesSecretario de Hacienda, James Baker, proclam orgullosamenteante un pblico empresarial que Reagan "haba concedido msalivio de las importaciones a la industria estadunidense quecualquiera de sus predecesores en ms de medio siglo" .. Erademasiado modesto: fue, de hecho, ms que todos sus predece-sores juntos, aumentndose las restricciones a las importacionesen un 23 por ciento. El economista internacional y director delInstituto para la Economa Internacional, en Washington, FredBergsten (quien realmente aboga en favor del comercio libre),agrega que el gobierno de Reagan se especializ en el tipo de"comercio gerenciado" (managed trade) que ms "restringe elcomercio y cierra mercados", i.e., acuerdos de restriccin volun-taria de exportaciones (VERs). Esta es la "forma ms insidiosade proteccionismo", recalcaba, que "aumenta los precios, reducela competencia y refuerza el comportamiento tipo cartel". ElReporte Econmico 1994 para el Congreso estima que las

    1

    ".........medidas proteccionistas de Reagan redujeron las importacionesindustriales eh un 20 por ciento.

    Mientras que la mayora de las sociedades industriales se havuelto ms proteccionista en las dcadas recientes, los reaganis-

    ~

    ."...tas muchas veces liderearon el proceso. Los efectos sobre el Sur_ han sido devastadores. Las medidas proteccionistas de los ricos

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  • han sido un factor principal en la duplicacin del abismo -ya de ,por s grande- entre los pases ms pobres y los ms ricos, desde I1960. El Reporte de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo, de r.1992, estima que tales medidas han privado el Sur de 500 mil tmillones de dlares al ao, esto es alrededor de 12 veces la '"ayuda" total -que en su mayor parte, de hecho, es promo~in .de exportaciones bajo diferentes disfraces-o Este comportarmen-to es "virtualmente criminal", observ recientemente el distin- ~guido diplomtico y autor irlands, Erskine Childers. Uno podra idetenerse un momento para ver, p.e., el "genocidio silencioso" ,condenado por la OMS -11 millones de nios que mueren cada !. afio porque los pases ricos les niegan centavos de ayuda, siendo !Estados Unidos el ms miserable de todos, aun si incluirnos el ,componente ms grande de "ayuda", que va hacia uno de los pases ricos, el cliente americano Israel-. Es lU1tributo al sistema Ide propaganda estadunidense el que sus ciudadanos groseramen- ,te sobrestimen los gastos de ayuda externa, al igual como hacen. tcon la asistencia social, que tambin es miserable a la luz de los testndares internacionales, si excluimos la asistencia social para ~los ricos, y no la que tienen en la mente. t

    Los reaganistas reconstruyeron tambin la industria estaduni- ,dense de tarjetas electrnicas (c~ips) me?iante ~edidas'prote~- ~cionistas y un consorcio de gobierno e industria, p~ra Impe~Ir l."que los japoneses se posesionaran de ella. El Pentagono bajo ~Reagan apoy tambin el desarrollo de computadoras avanza- tdas, convirtindose ~n palabras de la revista Science- en "una "fuerza Clavedel mercado" y "catapultando la computac~npar~- "lela masiva del laboratorio hacia el estado de una industria tnaciente", para ayudar de esta manera a la creacin de muchas"jvenes compaas de supercomputacin".

    La historia sigue y sigue, en prcticamente todos los sectoresde la economa que funcionan.

    La crisis social y econmica global es comnmente atribuida t.a fuerzas de mercado que son inexorables. Los analistas sedividen entonces en tomo a la contribucin de varios factores,primordialmente la automatizacin y el comercio internacional. ~....".'..Hay un elemento considerable de decepcin en todo esto. Gran-

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    des subsidios estatales y la intervencin del Estado siempre hansido necesarios y todava lo son, para hacer aparentar comoeficiente al comercio, pasando por alto los costos ecolgicosimpuestos a las generaciones futuras que no "votan" en elmercado, y otras "externalidades", consignadas en las notas alpie de pgina. Para mencionar slo una pequea distorsin delmercado, una buena parte del presupuesto del Pentgono ha sidodedicada para "asegurar el flujo del petrleo a precios razona-bles" desde el Medio Oriente, "predominantemente un territorioreservado para Estados Unidos", como observa Phebe Marr, dela Universidad de Defensa Nacional, de paso en una revistaacadmica; esta es una contribucin a la "eficiencia del comer-cio" que pocas veces recibe atencin.

    Vase el segundo factor, la automatizacin. Seguramentecontribuye a las ganancias en algn momento, pero este momen-to fue alcanzado por dcadas de proteccin/dentro del sectorestatal -la industria militar- como David Noble ha demostradoen una obra importante. Adems ha demostrado que la formaespecfica de automatizacin fue escogida frecuentemente porrazones de poder ms que de ganancia o eficiencia; fue diseadapara desprofesiona1izar a los trabajadores y subordinarlos almanagement, no por principios de mercado o la naturaleza de latecnologa, sino por razones de dominacin y control.

    Lo mismo es cierto en un sentido ms general. Ejecutivos haninformado a la prensa empresarial que una razn principal paratrasladar trabajos industriales aun a pases que tienen mano deobra ms cara es para tener ventajas en la guerra de clases. "Nospreocupa tener slo un lugar donde se hace un producto", explicaun ejecutivo de la corporacin Gillette, principalmente por "pro-blemas laborales". Si los trabajadores en Bastan van a la huelga,explica, Gillette podra suministrar tanto a los mercados euro-peos como a los estadunidenses desde su planta en Berln,rompiendo, de esta manera, la huelga. Por lo mismo es simple-mente razonable que Gillette emplee tres veces ms trabajadoresfuera de los Estados Unidos, independientemente de los costosy no por razones de eficiencia econmica. De manera similar, lacorporacin Caterpillar, que ahora est tratando de destruir los

    33

  • ltimos restos del sindicalismo industrial, est prosiguiendo "una ;"!.estrategia empresarial que ha empujado a los trabajadores ame- ,ricanos desde una posicin de desafo hacia una de sumisin", ~reporta el corresponsal para asuntos empresariales, James Tyson. ,La estrateg~a incluye "manufac~urar en l:stalaciones m,s ?aratas [en el extenor" y "contar con llnpo.~aclOnes desde fa?ncas en Brasil, Japn y Europa". Esto se facilita por las ganancias que se lhan vuelto extraordinarias al tiempo que se disea la poltica rsocial para enriquecer a los acaudalados; la contratacin de f"temporales" y "trabajadores de remplazo peml~nente" en vi~- [lacin de los estndares internacionales del trabajo; y la cornpli- rcidad del Estado criminal que se niega a cumplir con las leyes tlaborales, una posicin convertida en cuestin de principio por tlos reaganistas como Business Week document en una impor-

    _ 6'tante resena.

    El significado real del "conservadurismo de mercado libre" es c .ilustrado si observamos de cerca a los entusiastas ms apasiona- ~.dos por querer "quitarnos el gobierno encima" y dejar que el !mercado reine sin ser perturbado. El vocero de la Cmara baja, fNewt Gingrich, es quizs el ejemplo ms impresionante. El trepresenta al Condado de Cobb en Georgia, que el New York .Times seleccion para ilustrar en una nota de primera plana a la ~creciente ola del "conservadurismo" y de desprecio para el"Estado-nana" (nanny state). El ttulo dice: "El conservadurismoflorece entre los supermercados", en este acaudalado suburbiode Atlanta, escrupulosamente aislado de cualquier infeccinurbana, de tal manera que los habitantes pueden disfrutar de sus"valores empresariales" y entusiasmos de mercado, defendidosen el Congreso por el guia conservador, Newt Gingrich, en un"mundo de Norman Rockwel1 con computadoras de fibra pticay aviones jet", como Gingrich describi su distrito con muchoorgullo. 7

    Hay, sin embargo, una pequea nota al pie de pgina. ElCondado de Cobb recibe ms subsidios federales que cualquierotro suburbio en el pas, con dos excepciones interesantes:Arlington, Virginia, que es, efectivamente, palie del gobiernofederal, y la zona de Florida que alberga el Centro Espacial

    1.1

    Kennedy, otro componente del sistema de .subsidio pblico-ga-nacia privada. Si salimos del sistema federal mismo, el Condadode Cobb toma el liderazgo en extorsionar fondos del contribu-yente fiscal -quien es tambin responsable del financiamientode "aviones jet y computadores con fibras pticas" del mundodeNorman Rockwell-. La mayora de los trabaj os en el Condadode Cobb, debidamente con altos salarios, se ganan nutrindosedel pesebre pblico (feeding at the public trough). La riqueza dela regin de Atlanta, en general, puede trazarse sustancialmentehacia la misma fuente. Mientras tanto, los elogios de los milagrosde mercado llegan a los cielos donde el "conservadurismo estfloreciendo" .

    El "contrato con Amrica" de Gingrich ejemplifica claramentela ideologa del "libre mercado" de doble filo: proteccin estataly subsidio pblico para los ricos, disciplina de mercado para lospobres. Llama a "recortar los gastos sociales" y los pagos en saludpara los pobres y personas mayores, negando ayuda para niosy recortando programas de asistencia social -para los pobres-oTambin convoca a incrementar la asistencia a los ricos, siguien-do el camino clsico: medidas fiscales regresivas y subsidiosdirectos. En la primera categora estn incluidas mayores fran-quicias fiscales para empresas y ricos, reduccin de impuestossobre ganancias de capital, etctera. En la segunda categora setrata de subsidios delos contribuyentes fiscales para inversionesen plantas y equipo,reglas ms favorables para la depreciacin,el desmantelamiento del aparato regulatorio que slo protege ala poblacin y las generaciones futuras y "fortaleciendo nuestradefensa nacional" para que podamos "mantener [mejor] nuestracredibilidad en el mundo" -de tal manera, que cualquiera quetenga ideas extraas, como sacerdotes y organizadores campe-sinos en Amrica Latina, va a entender que "Lo que nosotrosdecimos, se hace" .

    La frase "defensa nacional" no es siquiera un chiste enfermizo,que debera provocar burlas entre gente que se respeta a s misma.Estados Unidos no enfrenta ninguna amenaza, pero gasta casitanto en "defensa" como el resto del mundo combinado. Sinembargo, los gastos militares no son bromas. Adems de asegu-

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  • rar una particular forma de "estabilidad" en el "inters pelma-nente" de los que cuentan, se necesita el Pentgono para proveera Gingrich y a su rica clientela, para que puedan fulminar contrael Estado-nana que est llenando sus bolsillos.

    El contrato es notablemente descarado. De ah que las pro-puestas para incentivos empresariales, reduccin de impuestossobre ganancias y otras asistencias sociales de este tipo para losricos aparecen bajo el concepto de "Ley para la creacin deempleos y el acrecentamiento de los salarios". La seccin incluyeuna serie de medidas "para crear empleos y aumentar los salariosde los trabajadores" -con lapalabra agregada: "sin financiamien-to"-. Pero no importa. En el Newspeak contemporneo, lapalabra "empleos" debe entenderse como "ganancias", de ah quese tr~ta, en efecto, de una propuesta para "crear empleos", quecontmuar "acrecentando" los salarios hacia abajo.

    Este patrn retrico es tambin general. Mientras estamosreunidos en noviembre de 1994, Clinton se prepara para ir a lacumbre econmica de Asia-Pacfico en Jakarta, donde tendrpoco que decir sobre la conquista de Timar Oriental que lleg asu clmax casi genocida con la amplia ayuda militar estaduni-dense, o sobre el hecho de que los salarios en Indonesia son el50 por ciento de los de China, mientras que los trabajadores quetl:atande formar sindicatos son asesinados o encarcelados ..Pero,S111 lugar a dudas, hablar sobre los temas que enfatiz en laltima cumbre de la APEC en Seattle, donde present su "granvisin de un futuro de libremercado" (grandvision offree marketfuture), ante mucha reverencia, asombro y aclamacin. Habadecid.idohacer esto en un hangar de la corporacin area Boeing,ofreciendo este triunfo de valores empresariales como el ejemploprimor~ial de la gran visin del mercado libre. La seleccin [dellugar] tiene sentido: Boeing es el principal exportador del pas,aviones civiles encabezan las exportaciones industriales estadu-nidenses, y la industria del turismo -basada en el transporteareo- cuenta con el 30 por ciento del surplus comercial estadu-nidense en servicios.

    Slo algunos hechos fueron omitidos ante el entusiasta coro.Antes de la Segunda Guerra Mundial, Boeing prcticamente no

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    haca ganancias. Se enriqueci durante la guerra, con un granincremento en inversiones, ms del 90 por ciento del cualprovena del gobierno federal. Las ganancias tambin florecieroncuando Boeing increment su valor neto en ms de cinco veces. ,realizando su deber patritico. Su "fenomenal historia financie-ra" en los aos que siguieron se basaba tambin en la larguezadel contribuyente fiscal, seal Frank Kofsky en un estudio delas primeras fases de posguerra del sistema del Pentgono (Pen-tagon system), "permitiendo a los dueos de las compaasareas cosechar ganancias fantsticas con inversiones mnimasde su parte."

    Despus de la guerra, el mundo empresarial reconoci que "laindustria area contempornea no puede existir satisfactoria--mente en una economa libre empresarial (''free enterprise 11economy) pura, competitiva, sin subsidios y que "el gobierno essunico salvador posible" (Fortune, Business Week).El sistemadel Pentgono fue revitalizado como el "salvador", para sostenery expandir la industria junto con la mayor parte del resto de la. economa industrial. La guerra fra provey el pretexto. El primerSecretario de la Fuerza Area, Stuart Symington, present elasunto con claridad en enero de 1948: "La palabra a usar no era'subsidio'; la, palabra a usar era 'seguridad'." Como repre-sentante industrial en Washington, Symington regularmente de-mand suficientes fondos de adquisicin en el presupuestomilitar para "satisfacer las necesidades de la industria area",como deca, ganando la Boeing la mayor palie.

    Y as la historia contina. A inicios de los ochentas, Boeingcantaba con los negocios militares para "la mayor parte de susganancias" y despus de una baja de 1989 a 1991, su seccin dedefensa y espacial tuvo una "tremenda vuelta" como report elWall Street Journal. Una razn es el auge de ventas militaresexternas, cuando Estados Unidos se volvi elmayor vendedorde armamentos, cubriendo alrededor del 75 por ciento del mer-cado del Tercer Mundo, basndose en una amplia intervencindel gobierno y subsidios pblicos para suavizar el camino. Encuanto a las ganancias del mercado civil, una estimacin adecua-da de su volumen excluida la contribucin que se deriva de la

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  • l

    tecnologa de doble uso y otras contribuciones del sector pblico 'fque son dificiles de cuantificar con precisin pero, sin lugar adudas, muy sustanciales.

    La comprensin de que la industria no puede sobrevivir enuna "economa de 'libre empresa'" se extendi mucho ms allde los aviones. La pregunta operativa despus de la guerraconsista en qu forma el subsidio pblico debera tomar. Lderesempresariales entendi~ que gastos sociales podran estimularla economa, pero pre&.ron la altemativa militar, por razonesque tienen que ver con privilegio y poder, no con "racionalidadeconmica". En 1948, la prensa empresarial consideraba los"gastos de guerra fra" de Truman como una "frmula mgicapara tiempos buenos casi interminables" (Steel). Tales subsidiospblicos podran "mantener un tono ascendente", coment Bu-siness Week, siempre y cuando los rusos cooperaran con una fpostura lo suficientemente amenazante. En 1949, notaron con falivio que "hasta ahora las iniciativas de paz (peace jeelers) han '~!.sido barridas a un lado" por Washington, pero siguieron preocu-pados porque su "ofensiva de paz", pese a todo, pudiera interferir ~con "el prospecto de un continuo crecimiento en los gastos ~militares". El Magazine of Wall Street vio los gastos militarescomo una forma de "inyectar nueva fuerza en toda la economa"y un par de aos ms tarde, consider "obvio que tanto laseconomas extranjeras como la nuestra dependen ahora princi-palmente del volumen de los continuos gastos para armamentosen este pas", refirindose al keynesianismo militar intemacionalque finalmente tuvo xito en la reconstruccin de las sociedadescapitalistas industriales forneas.

    El sistema del Pentgono tiene numerosas ventajas sobreformas altemativas de intervencin en la economa. Impone alpblico una gran carga de los costos mientras que asegura unmercado garantizado para la produccin en exceso. No menossignificante es, que no tiene los efectos colaterales indeseablesque tiene el gasto social dirigido hacia las necesidades humanas.Aparte de sus efectos redistributivos no bienvenidos, tales gastostienden a interferir con las prerrogativas de los managers; unaproduccin til puede socavar la ganancia privada, mientras que

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    la produccin de derroche (armas, extravagancias tales como elhombre en la luna, etc.) subsidiada por el Estado es un regalopara el dueo y el manager, a quien se entregar en seguidacualquier producto derivado que sea interesante para el mercado(marketable spin-offsi. Los gastos sociales puedenlevantar tam-bin el inters y la participacin pblicos, aumentando de estaforma la amenaza de la democracia. Por estas razones, BusinessWeek explicaba en 1949, que "existe una diferencia social yeconmica tremenda entre gastos de inversiones gubemamenta-les para la asistencia social y para lo militar", siendo lo ltimomucho ms preferible. Y as contina, notablemente en el Con-dado de Cobb y otros baluartes semejantes de la doctrina liber-otaria y de los valores empresariales.

    Mercados libres son buenos para el Tercer Mundo y sucreciente contraparte aqu. Madres con nios dependientes pue-den ser aleccionadas severamente sobre la necesidad de tenerconfianza en s mismas, pero no los ejecutivos e inversionistasdependientes, por favor. Para ellos, el Estado benefactor tieneque florecer. "Amor duro" (tough lave) es justo la consignaadecuada para la poltica estatal, siempre y cuando le demos elsignificado correcto: amor para los ricos, dureza para todos losdems.

    Sobra decir que concentrndose en los pases ricos como elnuestro esto es altamente engaoso. El "neoliberalismo" de doblefilo tiene, por mucho, sus efectos ms letales en los tradicionalesdominios coloniales, que -aparte del rea basada en Japn- sonen gran medida un desastre, mejorando solamente por medidaseconmicas asentadas ideolgicamente, que ignoran los efectossobre las personas. Con apologas desesperanzadamente inade-cuadas para las vctimas, dejar a un lado esta terrible histOl~iadegrandes crmenes contra la humanidad, por los cuales seguimosteniendo responsabilidad.

    3. Crisis global econmicar'Los principales factores que han conducido a la actual crisisglobal econmica se entienden razonablemente bien. Uno es la

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    !

  • globalizacin de la produccin, que ha ofrecido a los empresariosel provocador prospecto de hacer retroceder las victorias enderechos humanos conquistadas por la gente trabajadora. Laprensa empresarial francamente advierte a los "mimados traba-jadores occidentales" que tienen que abandonar sus "estilos devida lujosos" y tales "rigideces del mercado" como seguridad deltrabajo, pensiones, salud y seguridad laboral, y otras tonterasanacrnicas. Economistas enfatizan que el flujo laboral es difcilde estimar, pero esta es una parte pequea del problema. Laamenaza es suficiente para forzar la gente a aceptar salarios msbajos, jornadas ms largas, beneficios y seguridad reducidos y

    ~tras "inflexibilidades" de esta naturaleza.El fin de la guerra fraque retorna a la mayor parte de Europadel Este a su tradicionalpapel de servicio, pone nuevas armas en las manos de los dueos,como reporta la prensa empresarial con irrestricto regocijo.General Motors y Volkswagen pueden desplazar la produccinhacia un Tercer Mundo restaurado en el Este, donde pueden .~encontrar trabajadores a tilla fraccin de los costos de los "mi-mados trabajadores occidentales", mientras se benefician conaltas tarifas proteccionistas y dems amenidades que los "mer-cados libres realmente existentes" proveen para los ricos. EstadosUnidos y Gran Bretaa conducen el proceso de pulverizar a lospobres y la gente trabajadora, pero otros sern arrastrados,

    t:-gracias a la integracin global. ~Y mientras el ingreso familiar mediano contina su baja aun

    bajo lascondiciones de una recuperacin lenta, la revista Fortunegoza con malicia de las ganancias "deslumbrantes" de los For-tune 500, pese al "estancado" crecimiento de las ventas. Larealidad de la "magra y mala era" (lean and mean) es que el pasest inundado en capital -pero en las manos correctas-o Ladesigualdad ha regresado a los niveles anteriores a la SegundaGuerra Mundial, si bien Amrica Latina tiene lapeor historia enel mundo, gracias a nuestra benevolente tutela. Como el BancoMundial -entre otros- reconoce, una igualdad relativa y gastospara la salud y educacin son factores significantes para elcrecimiento econmico (para no mencionar la calidad de vida).Pero aquel sigue actuando tambin, para incrementar la desigual-

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    dad y socavar el gasto social, en beneficio de los "interesespermanentes" .

    Un segundo factor en la actual catstrofe del capitalismo deEstado que ha dejado una tercera parte de la poblacin mundialvirtualmente sin medios de subsistencia, es la gran explosin delcapital financiero no regulado desde que el sistema de BrettonWoods fue desmantelado hace veinte aos, con quizs un billnde dlares fluyendo diariamente. Su constitucin ha cambiadotambin de manera radical. Antes de que el sistema fuera des-mantelado por Richard Nixon, alrededor del 90 por ciento delcapital en intercambios internacionales era para inversin ycomercio, el diez por ciento para especulacin. Alrededor de1990, esos nmeros se haban invertido. Un reporte de la UNC-TAD estima que el 95 por ciento se usa actualmente para laespeculacin. En 1978, cuando los efectos ya estaban a la vista,el prerruo Nobel en economa, James Tobin, sugiri en sudiscurso presidencial a la Asociacin Econmica Estadunidense(American Econornics Association) que deberan imponerseimpuestos para desacelerar los flujos especulativos, que llevaranel mundo hacia una economa de escaso crecimiento, bajossalarios y altas ganancias. En la actualidad, este punto es amplia-mente reconocido; un estudio dirigido por Paul Volcker, anteriorjefe de la Reserva Federal, atribuye alrededor de la mitad de ladesaceleracin sustancial en el crecimiento econmico desde loscomienzos de los aos setentas al incremento de la especulacin.

    En general, el mundo est siendo movido hacia un tipo demodelo del Tercer Mundo, por una poltica deliberada de Estadoy las corporaciones, con sectores de gran riqueza, una gran masade miseria y una gran poblacin superflua, desprovista de tododerecho porque no contribuye en nada a la generacin de ganan-cias, el nico valor humano.

    La surplus poblacin tiene que ser mantenida en ignorancia,pero tambin controlarse. Este problema es enfrentado de mane-ra directa en los dominios del Tercer Mundo que han sidosometidos por mucho tiempo al control occidental, y,por lo tanto,reflejan los valores conductores con mayor claridad: mecanis-mos favorecidos incluyen el terror a gran escala, escuadrones de

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  • la muerte, la "limpieza social" (cleansing) y otros mtodos deprobada eficiencia. Aqu, el mtodo favorito ha sido el deconfinar a la gente superflua en ghettos urbanos que creciente-mente se parecen a campos de concentracin. Si esto falla, vana las crceles, que son la contraparte en una sociedad ms rica,a los escuadrones de la muerte que nosotros entrenamos yapoyamos en nuestros dominios. Bajo los entusiastas reaganistasdel poder estatal, el nmero de presos en Estados Unidos casi setriplic, dejando nuestros principales competidores, Africa delSur y Rusia, muy atrs -si bien Rusia acaba de alcanzamos, yaque empieza a dominar los valores de sus tutores estadunidenses.

    La "guerra de drogas", que es en gran medida fraudulenta, haservido como un mecanismo principal para encarcelar a lapoblacin no deseada. Una nueva legislacin penal deberafacilitar el proceso, con sus procedimientos judiciales muchoms severos. Los nuevos y enormes gastos para prisiones tam-bin son bienvenidos como otro estmulo keynesiano a la eco- .~noma. "Las empresas cobran", reporta el Wall Street Journal,reconociendo una nueva manera de ordear al pblico en esta fera "conservadora". Entre los afortunados se encuentran la in-dustria de la construccin, consultorios legales, el floreciente ybeneficioso complejo de crceles privadas, "los nombres mselevados de las finanzas", tales como Goldman Sachs, Prudentialy otros, "compitiendo para asegurar la construccin de crcelescon bonds (obligaciones) privados, exentos de impuestos"; y,para no olvidarse "el establecimiento de defensa" (de.fense estab-llshmenty (Westinghouse, etc.), "olfateando un nuevo campo denegocios" en la supervisin de alta tecnologa y sistemas decontrol del tipo que Big Erother habra admirado. 8

    No sorprende que el contrato de Gingrich llama a la expansinde esta guerra contra los pobres. La guerra tiene como blancoprimordial a los afroestadunidenses (blacks); la estrecha corre-lacin entre raza y clase hace el procedimiento simplemente msnatural. Hombres negros son considerados como tilla poblacincriminal, concluye el criminlogo William Chambliss, autor demuchos estudios, incluyendo la observacin directa por parte deestudiantes y profesores en un proyecto con la polica de Was-

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    hington. Esto no es exactamente correcto; se supone que loscriminales tienen derechos constitucionales, pero como mues-tran los estudios de Chambliss y otros, esto no es verdad para lascomunidades escogidas como puntos de mira, que son tratadascomo una poblacin bajo ocupacin militar.

    Los negros constituyen un blanco particularmente bien esco-gidoporque son indefensos. Y la generacin de miedo y odio es,por supuesto, un mtodo estndar de control de la poblacin,trtese de negros, judios, homosexuales, reinas de la asistenciasocial twelfare queens) o algn otro diablo designado. Estas sonlas razones bsicas, parece, para el crecimiento de lo que Cham-b1iss llama "la industria de control del crimen". No es que elcrimen no sea una amenaza real para la seguridad y la sobrevi-vencia; lo es y lo ha sido durante mucho tiempo. Pero no seenfrenta a las causas; ms bien, el crimen es explotado dediferentes maneras como un mtodo de control de la poblacin.En general, son los sectores ms vulnerables los que estn

    siendo atacados. Los nios son otro blanco natural. El asunto hasido tocado en varios estudios importantes, uno de ellos es unanlisis de 1993 de la UNICEF, realizado por la reconocidaeconomista estadunidense Silvia Ann Hew1ett, llamado La ne-gligencia para con nios en las sociedades ricas (Child Neglectin Rich Societiesi. Estudiando los ltimos quince aos, Hewlettencuentra una marcada divisin entre las sociedades angloame-ricanas y las de Europa continental y Japn. El modelo angloa-mericano, escribe Hewlett, es un "desastre" para nios y familias;el modelo europeo-japons, en contraste, ha mejorado su situa-cin considerablemente. Como otros, Hewlett, atribuyeel "de-sastre" angloamericano a la preferencia ideolgica para los"mercados libres". Pero esta es slo una verdad a medias, comohe mencionado. Cualquier nombre que uno quisiera dar a laideologa reinante, es injusto manchar el buen nombre de "con-servadurismo", aplicndolo a esta forma de estadismo reaccio-nario, violento y sin ley, con su desprecio hacia la democracia ylos derechos humanos, y tambin de los mercados.Dejando a un lado a las causas, no hay mucha duda sobre los

    efectos de lo que Hewlett llama "el espritu anti-nios desatado

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  • en estas tierras", primordialmente Estados Unidos y Gran Bre-taa. El "modelo angloamericano lleno de negligencia", haprivatizado en gran medida los servicios de atencin a los nios,dejndolos fuera del alcance de la mayora de la poblacin. Elresultado es un desastre para nios y familias, mientras que enel "modelo europeo que es mucho ms asistencial", la polticasocial ha reforzado los sistemas de apoyo para ellos.r Una comisin de alto nivel de los Consejos Educativos de losestados (State Boards of Education) y de la AMA ha recalcadoque "Nunca antes una generacin de nios ha sido menos salubre,menos atendida o menos preparada para la vida que sus padresen la misma edad"; si bien es slo en las sociedades angloame-ricanas donde "un espritu anti -nio y anti -familia" ha dominadodurante quince aos bajo la apariencia del "conservadurismo" yde los "valores familiares" -un triunfo doctrinal que cualquierdictador admirara.

    En parte, el desastre es simplemente un resultado de lossalarios decrecientes. Para tilla gran parte de la poblacin, ambospadres tienen que trabajar tiempo extra simplemente para pro-veer lo necesario. Y la eliminacin de las "rigideces del mercado"significa, que tienes que trabajar horas extras por salarios msbajos -SI NO, las consecuencias son imprevisibles-:. El tie~poen que padres y nios estn en contacto se ha reducido radical-mente. Hay un fuerte incremento en el uso de la televisin parala supervisin de los nios, nios encerrados (latchkey children),alcoholismo infantil y uso de drogas, criminalidad, violencia dey contra nios, y otros efectos evidentes sobre la salud, laeducacin y la capacidad de participar en una sociedad demo-

    .urtica o, siquiera, la sobrevivencia. ,Estas no son, nuevamente, leyes de la naturaleza, pero SI

    polticas sociales conscientemente diseadas con un objetivoparticular: enriquecer a los Fortune 500 [los 500 ms ricos quemenciona la revista Fortune - H.D.] -exactamente 10 que suce-di, mientras Gingrich y sus semejantes predican impunemente"valores familiares", con la ayuda de aquellos que la prensaobrera del siglo XIX llamaba "el sacerdocio comprado" (boughtpriesthood).

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    Algunas de las consecuencias de la guerra contra nios yfamilias, s reciben gran atencin, en una manera que es ilustra-dora. En las ltimas semanas, importantes revistas han puestoamplia atencin en nuevos libros preocupados con decrecientescoeficientes de inteligencia (IQ) y aprendizajes escolares. El NewYork Times Book Review dedic un artculo desusualmente largoa este tpico, escrito por su redactor de ciencias, MalcolmBrowne, quien lo inicia con la advertencia de que gobie~os ysociedades que ignoren los tpicos tematizados por estos libros"lo harn a su propio riesgo". No hay ninguna mencin del.estudio de la UNI CEF, y tampoco he visto ninguna resea en otraparte o de hecho, de cualquier estudio que se ocupara de l~ guerra .contra los nios y familias en las sociedades angloamericanas.

    Entonces, cul es la pregunta que ignoramos a nuestro propioriesgo? Sucede que es bastante limitada: posiblemente el IQ esp~ ..cialmente heredado, y de manera ms ominosa, vinculado alaraza, con negros que engendran como conejos y echan a pe;derla reserva gentica. Quizs las madres negras no cran a sus niosporque se desarrollaron en el clido pero altamente impredi~ibleambiente de Africa, sugiere uno de los autores de los librosreseados. Esta es ciencia verdadera (hard science), que ignora-mos a nuestro propio peligro. Pero podemos, de hecho tenernosque ignorar las polticas sociales para los pobres y la proteccinestatal para los ricos -basadas en el mercado libre- y el he.cho,por ejemplo, de que en la ciudad donde aparec~n estos maten.~les-que es la ms rica en el mundo- el 40 por CIento de los runosvive debajo de la lnea de pobreza, privado de la esperanza deescapar de la miseria e indigencia. Podra esto =:algo quever con el estado de los nios y sus logros?Podemos Ignorar enseguida tales interrogantes -una decisin natural d~ lo~ rico~ ypoderosos, dirigindose unos a los otros y buscando justificacio-nes para la guerra de clases que conducen y sus efectos humanos.

    No insultar su inteligencia discutiendo los mritos cientficosde estas contribuciones, habindolo hecho en otros trabajos,como ya lo hicieron muchos otros.

    Estas son algunas de las formas ms feas de control de lapoblacin. En la variante ms benigna, el populacho tiene que

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    , \

    ser desviado hacia actividades no problemticas por las grandesinstituciones de propaganda, organizadas y dirigidas por la co-munidad empresarial, medio-estadunidense, que dedica un enor-me capital y energa para convertir a la gente en tomos deconsumicin y herramientas obedientes de produccin (si tienenla suficiente suerte para encontrar trabajo) -aislados uno del otro,carentes an de una concepcin de lo que una vida humanadecente podra ser. Esto es importante. Sentimientos humanosnormales tienen que ser aplastados. Son inconsistentes con unaideologa acomodada a las necesidades del privilegio y poder,que celebra la ganancia privada como el valor humano supremoy le niega los derechos de la gente ms all de lo que esta puedesalvar en el mercado laboral -aparte de los ricos, que debenrecibir tilla amplia proteccin por el Estado.

    Junto con la democracia, los mercados tambin son atacados.Aun dejando a un lado la masiva intervencin estatal en EstadosUnidos y en la economa internacional, la creciente concentra-cin econmica y el control de mercado ofrecen mecanismosinfinitos para evadir y socavar la disciplina de mercado, una largahistoria, que no podemos abordar en este ensayo por razones deespacio. Para mencionar slo un aspecto, alrededor del 40 porciento del "comercio mundial" no es, realmente, comercio;consiste en operaciones internas de las corporaciones, gerencia-das de manera central por una mano altamente visible, con todaclase de mecanismos para socavar los mercados en beneficio deganancia y poder. El sistema casi-mercantilista del capitalismotransnacional corporativo est lleno de las formas de conspira-ciones de los dominantes, sobre las cuales adverta Adam Smith,para no hablar de la tradicional utilizacin y dependencia delpoder estatal y del subsidio pblico. Un estudio de 1992 de laOECD concluye que la "Competencia oligopoltica y la interac-cin estratgica entre empresas y gobiernos, antes que la manoinvisible de las fuerzas del mercado, condicionan en la actualidadlas ventajas competitivas y la divisin internacional del trabajoen las industrias de alta tecnologa", tales como agricultura,farmaceticos, servicios y otras aras importantes de la econo-ma, en general. La gran mayora de la poblacin mundial, que

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    est sujeta a la disciplina del mercado e inundada con odas a susmilagros, no debe escuchar esas palabras; y pocas veces las oye.

    Me temo que esto apenas toca la superficie. Es fcil deentender el estado de desesperacin, ansiedad, falta de esperanza,enojo y temor que prevalece en el mundo, fuera de los sectoresopulentos y privilegiados y del "sacerdocio comprado" quecantan alabanzas a nuestra magnificencia -una caractersticanotable de nuestra" cultura contempornea", si se puede pronun-ciar esta frase sin vergenza.

    Hace 170 rulos, muy preocupado con el destino del experi-mento democrtico, Thomas Jefferson hizo una dist