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Athenea Digital - 14(1): 263-288 (marzo 2014) -ARTÍCULOS- ISSN: 1578-8946 EMOCIONES Y CIENCIAS SOCIALES EN EL S. XX: LA PRECUELA DEL GIRO AFECTIVO EMOTIONS AND SOCIAL SCIENCES IN 20TH CENTURY: THE AFFECTIVE TURN PREQUEL Giazú Enciso Domínguez*; Alí Lara** *Universitat Autònoma de Barcelona; **The Graduate Center, CUNY [email protected] Historia editorial Resumen Recibido: 18/08/2012 Primera revisión: 01/01/2013 Aceptado: 19/12/2013 El Giro Afectivo es un movimiento innovador que está transformando la produc- ción de conocimiento basado en el estudio del afecto y la emoción. En este trabajo sostenemos que hay un punto que no se ha desarrollado, una deuda con el origen del giro que es necesario saldar para comprender el papel actual de los estudios del afecto y la emoción en la academia. Así, nuestra propuesta es una precuela que narra lo que sucedió con el estudio de las emociones al interior de las Ciencias So- ciales durante el siglo XX. Para contar la historia antes de la Historia, articulamos esta precuela en la que sostenemos que las condiciones de posibilidad para el Giro Afectivo se pueden comprender a través de siete líneas de estudio de las emocio- nes que se desarrollaron previamente. Nuestra precuela explica el presente desde el pasado, invocando siete aproximaciones al estudio de la emoción: El Sociocons- truccionismo, la Psicología Social Discursiva, los Estudios Culturales de las Emo- ciones, las Emocionologías, la Sociología Interpretativa, la Sociolingüística de las Emociones, y los Estudios Feministas de las Emociones. Palabras clave Giro Afectivo Emociones Ciencias Sociales Precuela Historia Abstract Keywords Affective Turn Emotions Social Sciences Prequel History The Affective Turn is an innovative movement that is transforming the produc- tion of knowledge based on the study of affect and emotion. To understand the current role of emotions, we proposed a 'prequel. Telling what happened with emotions within the social sciences before the Affective Turn, and before the twentieth century. In this work we explain the present from the past, we tell the story before The History, we pay a debt to a previous work: The Affective Turn. We articulate the prequel through seven approaches: Socialconstructionism, Dis- cursive Social Psychology, Cultural Studies of Emotions, Emocionologies, Inter- pretative Sociology, Sociolinguistic of Emotions and Feminist Studies of emotions. We review the interests of each approach, their schools, their past, and give hints about not only the present but the future(s) of the Affective Turn, in social science and academy as well. Enciso Domínguez, Giazú y Lara, Alí (2014). Emociones y ciencias sociales en el s. XX: La precuela del giro afectivo. Athenea Digital, 14(1), 263-288. http://dx.doi.org/10.5565/rev/athenead/v14n1.1094 Mutantes y emociones El estreno internacional de la película X-Men fue el 3 de Junio del año 2000 (Todman, Winter, Arad, Simon, y Singer, 2000). El film dirigido por Bryan Singer está basado en el cómic de Marvel que lleva el mismo nombre y que narra la historia de un grupo de súper héroes mutantes que poseen súper poderes y habilidades especiales a causa del gen X, que corre por sus venas. Básicamente la historia del 2000 relata el conflicto en- tre los X-Men dirigidos por el Profesor Xavier, y la hermandad de los mutantes lidera- da por su archienemigo Magneto. A partir de este exitoso lanzamiento, se desarrollan cuatro films más, fieles a la historieta de Marvel: X-Men 2 (Lee, Winter, Arad, Gorder y 263

Lara y Enciso_LaPrecuelaDelGiroafectivo

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El Giro Afectivo es un movimiento innovador que está transformando la producción de conocimiento basado en el estudio del afecto y la emoción. En este trabajo sostenemos que hay un punto que no se ha desarrollado, una deuda con el origen del giro que es necesario saldar para comprender el papel actual de los estudios del afecto y la emoción en la academia. Así, nuestra propuesta es una precuela que narra lo que sucedió con el estudio de las emociones al interior de las Ciencias Sociales durante el siglo XX.

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  • Athenea Digital - 14(1): 263-288 (marzo 2014) -ARTCULOS- ISSN: 1578-8946

    EMOCIONES Y CIENCIAS SOCIALES EN EL S. XX: LA PRECUELA DEL GIRO AFECTIVO

    EMOTIONS AND SOCIAL SCIENCES IN 20TH CENTURY: THE AFFECTIVE TURN PREQUEL

    Giaz Enciso Domnguez*; Al Lara**

    *Universitat Autnoma de Barcelona; **The Graduate Center, [email protected]

    Historia editorial ResumenRecibido: 18/08/2012Primera revisin: 01/01/2013Aceptado: 19/12/2013

    El Giro Afectivo es un movimiento innovador que est transformando la produc-cin de conocimiento basado en el estudio del afecto y la emocin. En este trabajosostenemos que hay un punto que no se ha desarrollado, una deuda con el origendel giro que es necesario saldar para comprender el papel actual de los estudiosdel afecto y la emocin en la academia. As, nuestra propuesta es una precuela quenarra lo que sucedi con el estudio de las emociones al interior de las Ciencias So-ciales durante el siglo XX. Para contar la historia antes de la Historia, articulamosesta precuela en la que sostenemos que las condiciones de posibilidad para el GiroAfectivo se pueden comprender a travs de siete lneas de estudio de las emocio-nes que se desarrollaron previamente. Nuestra precuela explica el presente desdeel pasado, invocando siete aproximaciones al estudio de la emocin: El Sociocons-truccionismo, la Psicologa Social Discursiva, los Estudios Culturales de las Emo-ciones, las Emocionologas, la Sociologa Interpretativa, la Sociolingstica de lasEmociones, y los Estudios Feministas de las Emociones.

    Palabras claveGiro AfectivoEmocionesCiencias SocialesPrecuelaHistoria

    Abstract

    KeywordsAffective TurnEmotionsSocial SciencesPrequelHistory

    The Affective Turn is an innovative movement that is transforming the produc-tion of knowledge based on the study of affect and emotion. To understand thecurrent role of emotions, we proposed a 'prequel. Telling what happened withemotions within the social sciences before the Affective Turn, and before thetwentieth century. In this work we explain the present from the past, we tell thestory before The History, we pay a debt to a previous work: The Affective Turn.We articulate the prequel through seven approaches: Socialconstructionism, Dis-cursive Social Psychology, Cultural Studies of Emotions, Emocionologies, Inter-pretative Sociology, Sociolinguistic of Emotions and Feminist Studies of emotions.We review the interests of each approach, their schools, their past, and give hintsabout not only the present but the future(s) of the Affective Turn, in social scienceand academy as well.

    Enciso Domnguez, Giaz y Lara, Al (2014). Emociones y ciencias sociales en el s. XX: La precuela del giro afectivo. Athenea Digital, 14(1), 263-288. http://dx.doi.org/10.5565/rev/athenead/v14n1.1094

    Mutantes y emociones

    El estreno internacional de la pelcula X-Men fue el 3 de Junio del ao 2000 (Todman,Winter, Arad, Simon, y Singer, 2000). El film dirigido por Bryan Singer est basado enel cmic de Marvel que lleva el mismo nombre y que narra la historia de un grupo desper hroes mutantes que poseen sper poderes y habilidades especiales a causa delgen X, que corre por sus venas. Bsicamente la historia del 2000 relata el conflicto en-tre los X-Men dirigidos por el Profesor Xavier, y la hermandad de los mutantes lidera-da por su archienemigo Magneto. A partir de este exitoso lanzamiento, se desarrollancuatro films ms, fieles a la historieta de Marvel: X-Men 2 (Lee, Winter, Arad, Gorder y

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    Singer, 2003), X-Men: The last stand (Shuler, Winter, Arad y Ratner, 2006), e inclusouno de sus personajes ms populares el rebelde y misterioso Wolverine merecidos pelcula X-Men Origins: Wolverine (Arad, Jackman, Shuler, Palermo y Hood, 2009)y The Wolverine (Shuler, Jackman, Parker, Palermo y Mangold, 2013). La saga sin dudaha sido exitosa en el cine a nivel internacional, result acreedora a diversos premios yha contribuido a consolidar las historietas de Marvel como un referente poderoso en elcine de accin.

    En 2011 apareci un sexto film, la penltima de las pelculas de la saga, X-Men:First Class (Goodman, Kinberg, Shuler Singer y Vaughn, 2011). Para los que no seanentendidos en el tema de los Hombres X, cabe aclarar que el Profesor Xavier tiene unaescuela de adiestramiento para mutantes en la que los ensea a controlar sus poderesy utilizarlos en beneficio de la humanidad. Pues bien, la precuela es la historia de lafundacin de dicha escuela y su primera generacin.

    El triler de la precuela X-Men: First Class, proporciona informacin sumamenteinteresante: mientras se intercalan imgenes del antes y el despus de lderes de ambosbandos Profesor Xavier y Magneto se intercalan tambin un par de leyendas: An-tes de ser el profesor Xavier, l era Charles () antes de ser Magneto, l era Erick,(Goodman et al., 2011). Esta pelcula es el regreso al momento antes de la triloga delos X-Men en el 2000. Narra el inicio de la rivalidad entre el Profesor Xavier y Magne-to. Quin hubiera pensado que lideraron juntos el mismo bando? Quin hubieraimaginado que un da fueron realmente amigos?

    El xito de X-Men: First Class, es la propuesta de que el inicio de la historia es an-terior a lo que se pensaba. Lejos de representar una estrategia de mercado que solo in-tenta vendernos otra pelcula, la nocin de la precuela alude a un hueco en la com-prensin de la historia. Y para los buenos aficionados, o los interesados honestos, dejarese hueco sin cubrir es poco menos que un despropsito. Es decir, la precuela es unalegato sensible a la dimensin histrica de la comprensin.

    La idea de la precuela puede abrir diferentes caminos. Un paso atrs siempre im-plica que antes hubo un paso adelante; as que el argumento de una precuela siemprees la explicacin de la circunstancia que posibilit lo narrado en alguna entrega ante-rior. Un salto atrs en el tiempo. Esta vuelta al pasado es en realidad la audaz promesade la posibilidad de nuevos rumbos. Este artculo es una precuela para cubrir el huecodejado por el artculo El Giro Afectivo (Lara y Enciso, 2013). La idea de producir unaprecuela es completar la comprensin histrica del origen del Giro Afectivo como uncambio en la produccin de conocimiento que se basa en el estudio del afecto y laemocin. En la entrega que precede a esta precuela, todo comienza con la descripcin

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    del surgimiento del Giro Afectivo, si bien ese artculo cumple la funcin de narrar unmomento histrico de cambio de la vida acadmica, deja pendiente la explicacin delas condiciones de posibilidad que permitieron dicho movimiento. Para completar di-cha entrega, el presente artculo narra lo que haba sucedido antes, la lgica de pro-duccin de conocimiento con que se abordaban las emociones y que, como argumenta-remos a lo largo del mismo, era tambin la lgica con la que se abordaba la vida socialen general durante el siglo XX.

    Como evocando al gen X en este salto al pasado, vamos a desintegrar la historia, aromperla en siete partes para explicar con detalle lo que suceda con el estudio de lasemociones y que nos orill al consabido Giro Afectivo. As como no podemos com-prender toda la maldad de Magneto, su particularmente respetuosa rivalidad con Xa-vier y su mal encausada reivindicacin de la vida mutante sin ver la precuela X-Men:First Class, tampoco podemos comprender el advenimiento del Giro Afectivo, su mar-cado inters por el afecto en detrimento de la emocin, su insistencia en la transdisci-plinariedad y su obsesin por lo corpreo y lo pre consciente si no conocemos su his-toria. La academia previa ante la cual se levant como respuesta.

    Esta precuela est estructurada a partir de siete perspectivas que se interesaronpor el estudio de la emocin en la segunda mitad del siglo XX. El Socioconstruccionis-mo, la Psicologa Social Discursiva, los Estudios Culturales de las Emociones, las Emo-cionologas, la Sociologa Interpretativa, la Sociolingstica de las Emociones, y lasEpistemologas Feministas. Aqu, vamos a narrar sus particulares aportes a la com-prensin de las emociones y paralelamente iremos resaltando elementos comunes,como las nociones de variabilidad y funcin. Aqu comprenderemos por qu el giro sedio en una direccin y no en otra, por qu se recurri a la filosofa vintage y a las cien-cias duras y por qu se decidi romper con la hostilidad de las ciencias sociales crti-cas.

    As como Magneto y el profesor Xavier tienen una historia, una razn que susten-ta la saga; los estudios contemporneos del afecto tambin tienen un misterioso pasa-do que los ha marcado, que determina sus pasiones y la direccin de sus desarrollos entodos los niveles de la produccin de conocimiento. Para entenderlo es indispensablevolver al pasado, recordar lo que suceda antes del origen. Esta es nuestra precuela delGiro Afectivo.

    El Construccionismo Social de las Emociones

    Nuestra historia comienza con el Socioconstruccionismo y las tres contribuciones queconsideramos ms relevantes: (1) liberar a las emociones como objeto nico de las

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    ciencias biolgicas y naturales; cuya estrategia consisti en (2) explicar estas emocio-nes utilizando las metodologas cualitativas desarrolladas sobre todo por la psicologasocial crtica; lo cual permiti (3) desarrollar el estudio de las emociones basado en lainterpretacin, que se acercara a la experiencia y tomara en cuenta factores cultura-les y sociales.

    El primer aporte consiste en el rescate de las emociones del secuestro biologicsta,del uso y estudio exclusivo de las ciencias duras, Monica Greco y Paul Stenner (2008)nos dicen que la gnesis de la historia es vista en un primer atisbo de interpretacincon la teora de los dos factores de Stanley Schachter y Jerome Singer (1962), y en ge-neral las explicaciones cognitivistas de emociones articuladas por figuras como la deMagda Arnold (1960). Segn Monica y Paul estas aproximaciones intentaban explicarlas emociones como sujetas a la interpretacin y cognicin respectivamente y no comoobjetos bio-naturales como hasta entonces se les haba considerado.

    Ms tarde, Rom Harr y Gerrod Parrott (1996) argumentaron que la dimensinbiolgica de las emociones, su embodiment, era potencial para el alojamiento de lasfunciones y la variabilidad cultural de las emociones, as que se presuma la compatibi-lidad de una perspectiva Socio construccionista con lo que hasta entonces era sabidode las bases biolgicas de las emociones. Incluso en la misma lnea conciliadora pro-puestas como la de Rom Harr (1994) afirmaba que exista un pequeo nmero deemociones bsicas y que el resto eran construidas.

    Este primer aporte, consisti en el paso de lo bio-natural hacia lo sociocultural, ytuvo como implicacin trasladar, al estudio de las emociones, la crtica que el Socio-construccionismo haca a las teoras representacionistas. Al saber que nada puedeexistir antes de ser construido como un acuerdo social y que por tanto no pudo haberuna representacin que presuponga el objeto que representa; entonces, las emocionesobtuvieron su primer grado de autonoma pasaron a ser nicamente producto deacuerdos sociales. En esta perspectiva las personas contribuyen a la existencia de lasemociones como las conocemos y no son simplemente quienes las padecen. Los traba-jos de Rom Harr (1986), Claire Armon-Jones (1986), James Averill (1986) entre otros,desafiaron la manera en que las emociones eran entendidas, eliminaron el componentebiologicsta e impusieron su perspectiva Socio-construccionista de las emociones. Estaperspectiva radical de Construccionismo donde nada exista sino estaba construido, seedific como la filosofa que imperaba a finales de los ochentas y aun los noventas: lasemociones existen porque las construimos. A partir de ahora las emociones ya no ha-bitan dentro de los cuerpos, sino entre las normas culturales.

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    Rom Harr (1986) nos deca que para el Construccionismo la funcin y variabili-dad de las emociones deban ser observadas en el lenguaje. Este supuesto, parte de laidea de que la forma en que se usan las palabras est ntimamente ligada a las situacio-nes, contextos sociales e imperativos morales, interpretaciones y sentimientos de emo-ciones. Entonces, debe darse prioridad a la comprensin de dos aspectos: el uso cultu-ral de vocabularios emocionales especficos y las estrategias sociales por las cuales lasemociones y las palabras que las nombran son usadas en las interacciones. En estaperspectiva las emociones son estratgicas, juegan roles en forma de acciones (comodar una explicacin) y dichas acciones ocurren en situaciones concretas (Bedford,1986). El investigador de las emociones deba procurar incluir el contexto social endonde stas eran demostradas.

    En este vuelco Construccionista, el inters por el lenguaje terminaba de perfilar elsegundo aporte: la incursin de las emociones en las metodologas cualitativas. Las si-tuaciones de emociones podan ser entendidas y sistematizadas rompiendo con la ideade que eran irracionales. La idea de los roles dramticos de James Averill (1986) es unejemplo de que las emociones pueden actuar con cierta lgica. Una lgica auto-narrati-va que dicta el curso de accin de los participantes en un drama social. La lgica es latrama de una historia. Los actores centrales individual y colectivamente se com-portan de acuerdo a las estructuras de la trama; al mismo tiempo estos repertoriosemocionales de las personas son aprendidos en el contexto de los escenarios paradig-mticos. Las explicaciones son ahora socioculturales.

    Finalmente, la interpretacin se consolid como el eje rector de los estudios de lasemociones. Los discursos sobre emociones tienen funciones sociales que se observanen las mismas conversaciones que aparecen enmarcadas en contextos denotados porcitas, reglas y valoraciones morales particulares. stas contribuyen a llenar de signifi-cado las terminologas emocionales (Armon-Jones, 1986) y establecen unos criteriossobre cmo comunicar, mantener, modificar, explicar o transmitir dichas emocionesen un contexto dado. Esta interpretacin que ya dictaba la lgica de los estudios de lasemociones en las ciencias sociales, se nutra de factores solamente Socioculturales.

    El Socioconstruccionismo de las emociones, no solo dio nfasis al estudio de lafuncin social y variabilidad cultural, sino que marc de manera importante el desa-rrollo de algunas otras lneas de las que aqu hablaremos. Tal hincapi en el estudio delas emociones, mediado por el lenguaje y los significados, no tard en dar lugar a crti -cas tempranas. Tenemos el reproche de Jonathan Turner y Jan Stets (2005) de no in-corporar al cuerpo, ignorando que la vivencia, activacin y expresin de las emocionesest conectada con el cuerpo humano, o la crtica de Andrew A. G. Ross (2006), que

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    apunta que no todas las emociones puedan ser susceptibles de un significado, que esen ltima instancia lo que busca el Construccionismo.

    Lo que nos debe quedar claro sobre la perspectiva Socio construccionista y su for-ma de tratar a las emociones, es el uso potente de sus metodologas cualitativas parallevarlas al terreno de la interpretacin, de lo simblico, de los significados y de losfactores sociales y culturales a travs del lenguaje; tomando como ejes la funcin so-cial y la variabilidad. En este enfoque netamente Sociocultural, la metodologa cualita-tiva con nfasis en el lenguaje y la interpretacin como eje de la produccin de conoci-miento, componen la frmula que imperara y marcara tendencia a lo largo del sigloXX. Se haba constituido en las ciencias sociales la forma de producir conocimiento so-bre las emociones.

    La Psicologa Social Discursiva

    Para continuar nuestra historia, diremos que la Psicologa Discursiva inici como unarama que se desprendi del socioconstruccionismo y sus estudios del discurso, perocomo todo personaje interesante en una zaga con el tiempo cobr vida propia. De ahque retome la lgica de la significacin de sus predecesores y la focalice nica y exclu-sivamente en el lenguaje. Esa sera su principal contribucin que podemos dividir entres: (1) Proponer una Ontologa Discursiva que avanz en un sin nmero de temashasta establecer en boca de Derek Edwards la Psicologa Discursiva de las emocio-nes, en esta propuesta, (2) se hara visible una variabilidad en el discurso a partir dellenguaje, para (3) desarrollar la retrica del sentido comn de las emociones.

    La Psicologa Social Discursiva, al igual que muchas de las lneas de estudio deldiscurso, considera la accin del discurso como un elemento fundamental en el estudiode las prcticas Discursivas (Antaki, Billig, Edwards y Potter, 2003; Edwards, 1992;Potter, 1998; Potter y Edwards, 2001). En un inicio, los estudios del discurso mostrabantendencias comunes; ms tarde los aportes de Jonathan Potter (1998) nos hicieron cen-trar las miradas en la construccin del mundo a travs del discurso, y esta cualidadmarc la diferencia entre la Psicologa Social Discursiva y el resto de los estudios deldiscurso. Cuando la Psicologa Social Discursiva tom el discurso como elemento cen-tral del socioconstruccionismo, todo apunt a la creacin de un nivel ontolgico deldiscurso que sealaba que las cosas se construyen slo cuando se hablaba de ellas.

    La primera huella de este pensamiento sobre las emociones es la propuesta de De-rek Edwards (1999), que las entendi como dispositivos construidos socialmente a tra-vs del lenguaje. La propuesta de Derek para investigar los discursos emocionales par-te de una crtica a las teoras que conceptualizan las emociones a travs de modelos

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    cognitivos o mentales. Estas perspectivas tendan por una parte a organizar el discursoemocional como esttico y, por otra a ver a los sujetos de estos discursos emocionalescomo determinados por la fijeza caracterstica de estas teoras y modelos mentales. Encontraste con estas aproximaciones Derek propone pensar las emociones a partir deuna retrica del sentido comn. Esto implica entender que las personas utilizan las ca-tegoras de emocin para articular discursos, las llenan de sentido y manipulan, car-gndolas de caractersticas diferentes cada vez. El trabajo de Derek Edwards considerala Psicologa Social Discursiva como una perspectiva ideal para dar cuenta de las ac-ciones que resultan del performance del lenguaje. Adems reconoce que las categorasde emocin:

    Proporcionan un recurso flexible para el discurso situado, incluyendo el po-tencial para el contraste retrico de las contraposiciones, ms que un juegode plantillas semnticas o argumentos fijos, que en su uso significarn o im-plicarn las mismas cosas sobre actores y acontecimientos (Edwards, 1999, p.278).

    Esta variabilidad en el discurso de las emociones como expresin de su construc-cin y la bsqueda de esta variabilidad a travs de una retrica del sentido comn; sonlos principales aportes de la Psicologa Social Discursiva en el estudio de las emocio-nes.

    El trabajo de Derek Edwards ilustra el potencial para el contraste en los discursossobre emociones, el autor apunta que las emociones en el lenguaje cumplen diferentesfunciones y hacen diferentes cosas segn su uso. Contribucin que no hubiese sido po-sible sin emplear un anlisis centrado en la retrica. Derek Edwards (1999; 2006) pro-puso dar cuenta de cmo la gente habla acerca de sus emociones o las emociones deotros, y cmo la gente usa una serie de categoras emocionales para hablar acerca deotras cosas. Segn esta perspectiva el discurso emocional es una caracterstica integralde nuestra forma de hablar acerca de sucesos, estados mentales, mente y cuerpo, dis-posiciones personales y relaciones sociales. Los discursos sobre emociones son usadospara construir pensamientos y acciones como irracionales, pero tambin como sensa-tas y racionales. En esta lnea se atribuyen caractersticas a las emociones propias oajenas como pueden ser temporalidad, intensidad, frecuencia y estas son ya formas devariabilidad y acciones del lenguaje.

    La retrica del sentido comn, tambin contiene una serie de oposiciones y con-trastes usados para manejar los hechos y responsabilidades sobre las descripciones enel discurso emocional. Podemos encontrar algunas como: emocin vs cognicin, emo-cin irracional vs racional, emocin como disposicional vs producida por las situacio-nes. Para Derek Edwards, las posibilidades de esta retrica del sentido comn son ili -

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    mitadas, no pueden ser capturadas por ningn modelo cognitivo ni teora del sentidocomn que den cuenta de las emociones. Existe un exuberante capital de recursos con-trastantes, superpuestos, e incluso contradictorios, orientados a trabajar en una culturade acuerdo a convenciones locales o de acuerdo a encuentros sociales para desarrollarla riqueza de combinaciones que la gente puede crear para vivir sus vidas emocionales.

    El trabajo de Derek Edwards, y ms tarde los de Christine Coupland y sus colabo-radores Andrew Brown, Kevin Daniels y Michael Humphreys, (2008); y Christina Ho-ward y sus colaboradoras Keith Tuffin y Christine Stephens, (2000); fueron destellosde una lnea que se extingui pronto, paradjicamente a causa de su focalizacin conrespecto al matiz de la variabilidad discursiva. Esta perspectiva fue objeto de algunascrticas como las desarrolladas por Gilberto Campos, Claudia Ramos y Juan Jos Ber-nal (1999) con respecto a la asuncin de Edwards sobre la equivalencia y promocin deun gran marco dentro del cual diferentes tipos de discursos son situados y juegan dife-rentes papeles en su relacin con otras acciones sociales (discursos y no discursos). Lapropuesta de Gilberto Campos y sus colaboradores es que la Psicologa Social Discur-siva, debera vincular los discursos con las prcticas sociales sostenidas por una comu-nidad para generar un puente con los estudios culturales. En esta misma lnea crtica,tambin se ha dicho que los desarrollos de Derek Edwards configuran un dispositivode mediacin que carece en todo momento de la sustancia mental y de las cosas socia -les que estn siendo objeto de dicha mediacin (Gee, 1999). Consideramos que esta cr-tica iba advirtiendo poco a poco sobre la pronta caducidad de los Estudios Discursivos,sobre la poca potencia de centrarse slo en Prcticas Discursivas.

    La creacin de la Psicologa Discursiva de las emociones enfocada en la variabili-dad del discurso como expresin de su construccin, y el cmo se sentaban las basesde la retrica de las emociones, es decir el trabajo Derek Edwards sobre las Emociones,nos ayudan a resumir esta segunda parte de nuestra precuela.

    Estudios Culturales de las Emociones

    Los Estudios Culturales de las Emociones continan la trama en este salto al pasado,su abordaje de las emociones es particularmente interesante y encamin al giro afecti-vo hacia los estudios contemporneos con dos acciones concretas: (1) la propuesta dela variabilidad cultural, que acepta el componente sociocultural del construccionismo,pero advierte su existencia en la diferencia de los marcos culturales, y (2) la atribucinemocional que puede tener un amplio espectro de interpretacin en funcin del con-texto.

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    Revisaremos ahora el inters por el factor cultural de las emociones. El trabajopionero es de Catherine Lutz (1986), precursora de esta rama. Catherine realiz un tra-bajo de investigacin en las islas Ifaluk con los habitantes de un atoln del Pacfico, enel que revel que la mayora de las emociones de esta cultura (ker, song, maluwelu,fago, metagu), carecen de una traduccin en las emociones occidentales. Este estudiopuso particular atencin a las normas culturales y morales de cada regin. Posterior-mente Lila Abu-Lughod y Catherine Lutz (1990) editaron el libro Language and the po-litics of Emotion, donde argumentan que la emocin no puede ser cabalmente investi-gada si no se atiende al contexto y al lenguaje especfico en el que es usada. Desde estaperspectiva se entiende que la emocin puede ser creada en el habla, ms que simple-mente expresada por el habla. Habla, postulada como una entidad en el lenguaje dondesu significado para los actores sociales tambin es elaborado. En este mismo libro, re-nen una serie de estudios que han decidi apostar por una visin de las emocionescomo prctica social. Contrario a otras perspectivas, esta visin permite pensar a lasemociones como un fenmeno que puede ser visto en la interaccin social.

    El foco en el discurso permite ocuparnos sobre cmo las emociones como el dis-curso en el cual participan son informadas por temas y valores Culturales. Admitepensar en el funcionamiento del discurso como operador en un campo contencioso deactividad social y adems considerar cmo afecta un campo social, no necesariamenteacerca de sentimientos, sino tambin sobre diversos temas como el conflicto social. Se-gn Catherine Lutz ms que ver a las emociones como vehculos expresivos, debemosentender el discurso emocional como actos pragmticos y performance comunicati-vo (1990, p. 11). La propuesta es, que el inters ms general de las ciencias sociales de-bera centrarse en cmo el lenguaje implementa la realidad social y esto coincide conel inters de cmo las emociones son hechos socioculturales. Si las emociones son fe-nmenos sociales, entonces el discurso es crucial para entender cmo son constituidas.Este es un punto compartido con el construccionismo social y en mayor o menor me-dida con el resto de las perspectivas que aqu presentamos. El estudio de las emocionesa travs del discurso permite interpretar las emociones como algo que ocurre al inte-rior de la vida social y que tiene efectos en esta realidad social y no como una referen-cia verdica de un estado interno.

    Catherine Lutz tambin hace un esfuerzo por:

    Establecer la fuerza pragmtica del discurso emocional y el carcter social dela emocin mostrando cmo el centro ligado a los discursos sobre la emocin(teoras locales acerca de las emociones) y los discursos emocionales (comodespliegues emocionales de las formas lingsticas) tienden a ser las cuestio-nes sociales (1990, p. 13).

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    La idea es poner atencin en la necesidad de analizar los discursos emocionalesatendiendo a los mltiples significados que pueden adquirir, las diferentes intencionesque los pueden secundar y los diferentes efectos que ocasionan en el medio social. Adecir de Geofferey White (1990), el mismo discurso utilizando la retrica de reconcilia-cin puede simultneamente trabajar para establecer las ventajas morales del oradorsobre aquellos con los que l o ella, estn en conflicto. Geofferey suma sus aportacio-nes a la perspectiva de Catherine con su estudio en las Islas Salomn. Geofferey Whiterealiza su estudio sobre la retrica de las emociones y propone que, dependiendo delcontexto, la expresin de alguna emocin puede representar un dilema. Su propuestaes que una emocin puede asociarse a cosas que slo son apropiadas en un contexto1.En esta perspectiva se entiende que dependiendo del escenario, existen emociones san-cionadas que deben ser traducidas a los trminos correctos en dicho contexto. Comoun lenguaje moral, hablar de emocin es indirecto porque se basa en la presuposiciny la implicacin de las interpretaciones y evaluaciones del estado de los acontecimien-tos impugnados (White, 1990, p. 55). El discurso emocional puede estar sujeto a lectu-ras morales muy distintas. La posible ambigedad se deriva de la complejidad de facto-res conceptuales y situaciones que contribuyen al significado emocional.

    El segundo aporte de los Estudios Culturales de las Emociones es sostener queuna atribucin emocional puede tener un amplio espectro de interpretacin. Es decirentienden que una atribucin emocional puede tener una gama de implicaciones posi-bles que, sujetas a la interpretacin, pueden colaborar a que el significado de lo emo-cional contine siendo ambiguo. Sin embargo, se reconoce esta ambigedad como unapotencia interpretativa que facilita la transformacin de la retrica de la realidad so-cioemocional (White, 1990). De nuevo las aportaciones de Geofferey White son rele-vantes al ilustrar por primera vez cmo es la relacin entre la moral y las emociones.

    En esta perspectiva los contextos institucionalizados en los que se producen ma-neras de dar cuenta de los conflictos son fundamentales para determinar las manerasde hablar de lo emocional. Determinan tambin las transformaciones posibles de di-chas emociones segn dicho contexto, sin este contexto la retrica de las emocionesno sera lo que es. En este sentido tanto la propuesta de Catherine Lutz (1986; 1990)como la de Geoffrey White (1990) reconocen que las emociones no son simplementeexpresadas en las situaciones pblicas, sino que son de hecho constituidas por los tiposde actividades y relaciones en los cuales se han enunciado. Sus propuestas coincidenen la importancia de dar atencin etnogrfica a las prcticas discursivas institucionali-zadas que constituyen el significado y la experiencia emocional. La perspectiva de los

    1 En ese mismo estudio nos brinda un ejemplo de cmo una expresin de ira puede, por ejemplo, ser calificadacomo inapropiada, por ser reconocida como una emocin contraria a ideales como la solidaridad, considerandoque sta implica un dao para el otro y para s mismo.

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  • Giaz Enciso Domnguez; Al Lara

    Estudios Culturales, apuesta por un uso ideolgico de la emocin que socializa suscontenidos a travs del lenguaje y sus constantes adaptaciones al contexto Cultural.Esta aproximacin centrada en el discurso aporta una forma de examinar enlaces designificado emocional sobre los que no se reflexiona usualmente.

    Como hemos advertido, esta lnea de estudios sera la primera traidora en nuestrahistoria de la tradicin del significado como primeras enunciadoras de las crticas quehicieran voltear a los estudios culturales, hacia el trabajo con el cuerpo. Podemos citara Margot Lyon (1995), que fue una de las primeras en sospechar de la suficiencia dellenguaje como elemento para dar cuenta de la vida social de las emociones. En resu-men, esta perspectiva nos advirti que las Culturas tienen diferentes emociones a tra-vs del concepto de variabilidad cultural y atribuyeron importancia a la interpretaciny al contexto de la enunciacin.

    Emocionologas

    Las Emocionologas son el cuarto personaje de esta precuela. Concepto creado por Pe-ter Stearns y Carol, Z. Stearns (1985), quienes se basaron en la perspectiva histricapara referirse a los modos en que la gente de una cultura particular, identifica, clasifi-ca, discute y reconoce emociones. Al mismo tiempo es una perspectiva que da cuentade las formas de hablar de las emociones a travs de su variacin histrica.

    Peter Stearns toma la lgica de la significacin al igual que la perspectiva discursi-va y los estudios culturales de las emociones. Peter ha estudiado a fondo la masculini-dad en la sociedad moderna analizando especialmente los modelos masculinos de G-nero del siglo XIX. En su libro: Be a Man! Males in Modern Society (1990) afirma quenuestro entendimiento presente de la emocionalidad del varn en trminos de la nor-ma de dureza, es un estilo emocional caracterstico que fue desarrollado fuertementealrededor de la mitad del siglo XIX bajo el proceso de militarizacin del estado nortea-mericano y especialmente de los estados europeos, el cual se ha extendido ampliamen-te y cumple su funcin desafortunadamente hasta nuestros das.

    El anlisis de Peter Stearns (1990) nos muestra lo que consideramos una nicacontribucin a las Emocionologas, siendo una lnea nostlgica nos habla de la variabi-lidad histrica. Apunta que las emociones son producidas por una cierta cultura, engran parte por los procesos sociales que suceden a los niveles ms amplios por ejem-plo, los cambios en la economa, los modos de produccin, la estructura del estado uotros poderes. Emocionalidad y gnero, a pesar de ser tenidos como procesos internos

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  • Emociones y ciencias sociales en el s. XX

    y biolgicos que evolucionan en tiempos de la especie, cambian de un momento a otrode la historia2.

    Las Emocionologas son entendidas como un trmino con el cual se pueden dis-tinguir las normas emocionales colectivas de una sociedad, de las experiencias emocio-nales de los individuos y grupos. El uso de este trmino concentrara la atencin enlos factores sociales que determinan y delimitan, ya sea implcita o explcitamente, laforma en que se manifiestan las emociones. (Stearns y Stearns, 1985, p. 813).

    Ms all de ser otra propuesta posible para dar cuenta de las emociones, las Emo-cionologas llaman la atencin sobre cmo podemos ver que las normas emocionalesde una sociedad cambian a travs del tiempo. No es solamente variar constantementea travs del espacio como ya consideraban los estudios etnogrficos desarrollados porlos estudios culturales de las emociones. Los cambios en las normas de la emocin asu vez pueden revelar mucho acerca de otros aspectos de cambio social e incluso pue-den contribuir a dicho cambio (Stearns y Stearns, 1985, p. 814). Desde la perspectivade Peter Stearns (2000), una funcin de la definicin de Emocionologas es mejorar lainterseccin de diversos enfoques histricos puesto que ellos relatan los cambios y elimpacto de dichos cambios en los valores emocionales.

    Peter Stearns y Carol Stearns nos plantean que la diferencia Emocionologa-emo-cin tiene que ver con la periodizacin histrica. Los cambios en la Emocionologa ylos cambios que normalmente tienen algn impacto en la experiencia emocional o per-cepciones de la misma. Pero la experiencia emocional no slo refleja Emocionologasyuxtapuestas a las constantes psicolgicas, tambin puede revelar el impacto de laevolucin. La distincin Emocionologa-emocin presume que en la mayora de loscasos el rango emocionolgico es mayor que las variaciones en la experiencia emocio-nal de una sociedad o perodo al siguiente (Stearns y Stearns, 1985, p. 824). Por lo quepodemos decir que las Emocionologas ayudan a distinguir entre los valores profesa-dos y la experiencia emocional. Esto tambin ayuda a los investigadores que buscanidentificar valores emocionales contemporneos que puedan sesgar una investigacinhistrica o de otra ndole que intenta indagar sobre la experiencia emocional de losdems.

    Ahora bien, la diferencia entre Emocionologa y experiencia emocional sugiereuna estrategia de investigacin ms clara de la que la mayora de los historiadores ha-ban seguido hasta entonces. La investigacin sobre el amor, la ira, los celos y el miedodebe comenzar con el contexto Emocionolgico, que es ms accesible que la experien-

    2 Por ejemplo, de acuerdo a Peter Stearns (1990), la homosexualidad masculina no era vista como un signo de faltade hombra hasta los comienzos del siglo XX, cuando empez a emerger como una enfermedad mental produci-da por el saber psiquitrico y a pesar de que la religin la proscriba tiempo atrs.

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    cia emocional e importante por s mismo. La Emocionologa incluye el comportamien-to3.

    Debemos tener claro en este punto que las Emocionologas continan el eje de lavariabilidad, variabilidad focalizada en el tiempo, pero siempre variabilidad de la signi-ficacin. Adems como en todas las dems lneas, la segunda caracterstica importantesigue siendo la funcin, la funcin constructora del elemento en cuestin sea el tiem-po, la cultura o el lenguaje para definir la emocin. No olvidemos que estamos te-jiendo una historia cuya trama est constituida a partir del socioconstruccionismo, esdecir de significados.

    Sociologa Interpretativa

    A mediados de 1970 se incrementaron de manera considerable las publicaciones queintentaban expandir los horizontes de escritura de la sociologa colocndose sobre lasemociones. An antes de la denominada Sociologa de las Emociones, algunos escrito-res socilogos haban demostrado la centralidad de las emociones en los procesos so-ciales y su explicacin sociolgica. Como nos recuerda Jack Barbalet (2001), algunos deellos son bien conocidos, como Charles Wright Mills, George Homans, Richard Sen-nett, Petter Blau, Alvin Gouldner, aun cuando no son recordados por sus discusionessobre emociones propiamente.

    Junto con la antropologa, la disciplina de la Sociologa ha tenido un recorridobastante largo en el estudio de las emociones en la poca en que estos estudios se con-figuraban a partir de explicaciones y factores socioculturales (Greco y Stenner, 2008).Y as como no hay un marco terico o metodolgico que pueda caracterizar a la socio-loga, tampoco hay una sola Sociologa de las Emociones. Por el contrario, tenemosmuchas variantes, cada una con su particular inclinacin y manera de proceder. La quenos interesa en esta precuela del Giro Afectivo es la Sociologa Interpretativa.

    Desde la Sociologa, la emocin es responsable de los resultados sociales. Esta ideaha sido destacada por Theodore Kemper (1978). La Sociologa Interpretativa exteriori-za que las emociones tienen una relacin determinante con las estructuras sociales, lascuales a su vez definen lo que sentimos. Un aspecto que no debemos perder de vista alo largo de estas lneas es su parentesco con el postestructuralismo, que es una fuentede inspiracin directa para el giro afectivo. La principal sospecha de este parentesco es

    3 Un ejemplo de ello es el acto/arte de cortejar, que refleja y est destinado a hacer cumplir las normas sociales. Pe -ter y Carol nos dicen que en una segunda etapa de investigacin los historiadores deben de tratar de comprenderlas expresiones emocionales a travs del tiempo, suponiendo una correspondencia entre estas tendencias y las dela Emocionologa, pero alerta a la posibilidad de variacin en la direccin, as como en el grado. (Stearns y Ste-arns, 1985, p. 825).

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  • Emociones y ciencias sociales en el s. XX

    la pasin por la estructura social como un factor medular de la vida afectiva. Si bienlos elementos de referencia para pensar las emociones haban sido el lenguaje, la cul-tura, la historia, o el idioma; a los Socilogos de la Interpretacin les interesa la estruc-tura social como pieza clave en la comprensin de las emociones.

    Atenderemos tres ideas bsicas de las que sostenemos que se desprenden el restode los estudios. Desde nuestro punto de vista esta rama se explica si entendemos a (1)Theodore Kemper, con las relaciones de poder que definen la relacin social, (2) JackBarbalet y sus macro estructuras sociales de las emociones y (3) Arlie Hochschild quetomando esas estructuras nos explica los deseos por sentir de determinadas maneras.

    Theodore Kemper expres que podamos explicar las estructuras sociales a partirde cmo utilizamos las emociones (1978). El autor nos ofrece una teora consciente-mente interaccionista de las emociones, estaba interesado en las causas sociales de lasemociones, porque hasta ese entonces se seguan considerando como un fenmeno pu-ramente psicofisiolgico. En su estudio, Theodore Kemper ofrece un modelo mejoradoy completo del entorno social incluyendo el punto de vista macro social, de modo quelas variaciones en ese ambiente se pueden correlacionar con diferentes experienciasemocionales. Theodore nos habla de una estructura que arroja emociones a causa delposicionamiento jerrquico. Un ejemplo clsico de esto es algn ejercicio del poder yel miedo como su consecuencia, pero el posicionamiento jerrquico tambin poda serestratgico, como generar lstima a partir de definirse como inferior y utilizar la situa-cin producida para beneficio propio. En la propuesta de Theodore (1978) se plasmafuertemente el componente de la funcin/accin de la emocin en la vida pblica: defi-nir estructuras. Como la huella de su disciplina, las acciones de las emociones sobre laestructura social, marcaran de manera definitiva el resto de la lnea Sociolgica.

    La estructura social de Theodore Kemper inspirara a Jack Barbalet, quin llevaraesta teora al siguiente nivel: las macro estructuras sociales de las emociones. Jack ex-pone que es absolutamente necesario para la sociologa un buen desarrollo de la apre-ciacin de las emociones, porque ninguna accin puede ocurrir en la sociedad sin uncompromiso emocional. Entindase por sociedad un sistema interactivo. La sociedadms pequea en ese sentido, entonces, es un humano escogiendo entre alternativas.Cada eleccin requiere un dilogo interno, y la eleccin por si misma debe incluir laeleccin de no hacer nada. Entonces todas las cosas en el universo humano requierencompromisos emocionales y esto impacta a nivel macro social (Barbalet, 2001; 2002).

    Jack Barbalet argumenta que la Sociologa debe estar preocupada por las estructu-ras macro-sociales de las emociones, porque las emociones son necesarias para expli-car los fundamentos de la conducta social y tambin porque es ms probable que los

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  • Giaz Enciso Domnguez; Al Lara

    socilogos apoyen la idea de que la emocin es un efecto social, ms que una causa.Jack nos seala que la nica buena razn para ofrecer una explicacin sociolgica de laemocin es: si la emocin es en s misma significativa en la constitucin de los proce-sos de las relaciones sociales e institucionales.

    Como tercera contribucin tenemos a Arlie Hochschild (1990), segn la autora, laimportancia est en el orden de la interaccin que media entre las estructuras de lapersonalidad de los individuos y las estructuras sociales del sistema social. Arlie estde acuerdo con el enfoque que le da la Sociologa a las normas sociales. Las normas so-ciales y el conocimiento entran en la definicin de la emocin a travs de procesos in-terpretativos de etiquetado y distribucin.

    Arlie Hochschild argumenta que los actores no se limitan a gestionar las impre-siones externas que emanan los dems, sino tambin sus sentimientos internos. Propo-ne centrarse en las normas sociales y en la importancia de un orden de interaccin quemedia entre las estructuras de la personalidad de los individuos y las estructuras socia-les de un sistema social. En la misma frecuencia del trabajo de Arlie, no podemos dejarde mencionar el trabajo de Jonathan Turner y Jan Stets (2005) quienes muestran laevolucin en los estudios sociolgicos de las emociones. En su libro, The Sociology ofemotions articulan las relaciones entre ideas culturales, acuerdos estructurales y diver-sas cuestiones en relacin con los sentimientos. Como Arlie Hochschild lo explica,

    La manera en que deseamos sentir, la manera en que tratamos de sentir y lamanera en que ponemos atencin a etiquetar y darle sentido a aquello quesentimos, esa es su funcin, pues las emociones sirven para generar estructu-ras sociales, reglas sociales en las que habr emociones, emociones que seancorrectas de sentir o formas de expresar. La Sociologa de las Emociones su-ple y profundiza las teoras sobre cmo piensan o actan las personas (Hoch-schild, 1990, p. 117).

    La importancia est en las estructuras de manera reiterada a lo largo del relato.Theodore Kemper ubica las emociones en las estructuras mnimas de la interaccin yle da importancia en el efecto jerrquico de la relacin social, Jack Barbalet va de ha-blar de estructuras, a macro estructuras sociales de las emociones y Arlie Hochschildde la interaccin que media entre las estructuras de la personalidad de los individuos ylas estructuras sociales del sistema social.

    Sociolingstica de las Emociones

    Nuestro penltimo personaje llamado a escena es la Sociolingstica. Ella tambin de-sarroll su propia manera de dar cuenta de los procesos emocionales, pero con matices

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  • Emociones y ciencias sociales en el s. XX

    diferentes a lo hasta ahora mencionado. Ella conserv sus races cognitivistas y conesto, la mxima de su objeto de estudio: el pensamiento reflejado en el lenguaje.

    La idea de que el pensamiento se estructura en trminos de lenguaje ha sido unaidea muy arraigada en la lingstica, y ha marcado su posicin epistmica. Como con-tribuciones de esta lnea encontramos que (1) las emociones existen previas a impactarel lenguaje y no son construidas en ste, sino expresadas a travs de l y (2) que la re-lacin entre la cultura, el pensamiento y el lenguaje, como elementos que entretejen laemocin se clarifica si atendemos a las diferencias lingsticas entre los diferentesidiomas.

    La Sociolingstica apunta que las emociones existen antes de ser verbalizadas. Seplantea como tarea saber cmo es el pensamiento que ocurre antes de su expresinlingstica. George Lakoff y Mark Johnson (1986), cognitivistas y tericos de la met-fora propusieron que el pensamiento se estructura en trminos metafricos. Posterior-mente, Zoltn Kvecses (2000) retoma este trabajo para ilustrar a travs de un detalla-do anlisis lingstico cmo muchos conceptos de emocin reflejan amplia y metaf-ricamente patrones de pensamiento respecto a estas emociones. En concordanciacon esta visin amplia del lenguaje, Kurl Spang (2005) ha trabajado los efectos persua-sivos de los discursos sobre emocin, mirndola como una intencin general del dis-curso ms que como algo contenido en sus palabras, Kurl ha advertido que hablar deemociones es un recurso retrico infalible para la persuasin.

    Para dar profundidad y amplitud a la trieja lenguaje-pensamiento-emociones, Mi-chael Bamberg (1997) afirma que la relacin entre el lenguaje y las emociones se puedever desde dos ngulos. En primer lugar, el idioma en un sentido amplio se puede vercomo algo emotivo. El autor asume que las personas, al menos en ocasiones, tienenemociones, y que estas emociones cuasi-agentes impactan en una variedad de manerasen la situacin comunicativa. Esto puede llevarse a cabo de manera extra-lingstica,(con expresiones faciales, posturas corporales, proximidad, etc.) en trminos de carac-tersticas supra-segmentales y prosdicas, y en trminos de lingstica (lxico y sintc-tico) (Bamberg, 1997, p. 209).

    En segundo lugar, Michael Bamberg plantea que se puede virar la relacin entreel lenguaje y la emocin para ver a las emociones desde el punto de partida del len-guaje (1997). Esta orientacin es diferente de aquellas que entendan al lenguaje y laexpresin de las emociones como dos sistemas concurrentes, paralelos en uso. La di-ferencia se ve reflejada en la medida en que esta perspectiva es ms exploratoria, msabierta con respecto a cmo se les da sentido a las emociones en diferentes idiomas,as como en los distintos juegos del lenguaje (Bamberg, 1997, p. 209). Esta mirada

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    tambin se trata de las consideraciones relativas a la nocin de lengua y de su papel enla exploracin de las entidades psicolgicas como los pensamientos, intenciones oemociones.

    Las descripciones detalladas de los significados y las manifestaciones de los esta-dos emocionales en los diferentes grupos lingsticos y culturales han aportado muchoa la comprensin de las emociones en el contexto cultural. Atender a la variabilidad delas lenguas representa un paso ms all de las consideraciones culturales, dicha varia-bilidad ya no es una variabilidad del discurso en s mismo, sino una variabilidad de lossistemas lingsticos utilizados en distintas geografas: los diferentes idiomas. Aqu, laatencin va dirigida a las palabras que nombran las emociones a menudo calificadas deintraducibles, y que representan puentes entre la identidad y las emociones. Adems,se consideran tambin los elementos lxicos y gramaticales propios de los idiomas yde sus usos, que contribuyen a comprender el sentido de dichas emociones y las rela-ciones en las que se manifiestan.

    Probablemente la mayor representante de la Sociolingstica de las Emociones esAnna Wierzbicka (Harkins y Wierzbicka, 2001; Wierzbicka, 1992; 1995). Esta autoraafirma que la respuesta emocional de las personas ante alguna situacin siempre difie-re an si el contexto es idntico. Por lo tanto las emociones no pueden ser definidaspuramente en trminos de la situacin, contexto o condiciones de elicitacin. De ah laimportancia de insistir en los elementos cognitivos y las diferencias lingsticas comouna primera evidencia de lo que comenzaba a parecer un claustro socio-cultural de lasemociones. Esta perspectiva no ignora el resto de las aproximaciones a los estudios delas emociones, sino que reconoce que una aproximacin nicamente lxica de las emo-ciones no es suficiente. Anna Wierzbicka ha subrayado que el estudio lxico de laemocin debe ir de la mano con el estudio de las emociones codificada en la gramti-ca y de los diferentes "guiones culturales" que regulan la expresin de las emocionesen el discurso (1995, p. 227).

    La Sociolingstica de las Emociones propone concentrarse en las palabras, las ex-presiones lingsticas y diversos dispositivos lxicos, gramaticales, interjecciones y re-flexivos que se implementan en varios idiomas para expresar significados emocionales.Si tomamos esta perspectiva entonces podremos analizar los datos lingsticos quemuestran que es posible identificar qu elementos del significado son especficos en lalengua objeto del anlisis; y qu elementos se comparten con palabras similares y ex-presiones de otras lenguas. En este sentido Jean Harkins y Anna Wierzbicka (2001)afirman que:

    Cada lenguaje humano contiene un subconjunto de trminos bsicos, indefi-nible que puede servir como propio metalenguaje de definicin de la lengua

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  • Emociones y ciencias sociales en el s. XX

    y por tanto, que las palabras en cualquier idioma se pueden definir en el mis-mo lenguaje natural, sin recurrir a una lengua extranjera o bien a un meta-lenguaje construido artificialmente (p. 198).

    El esfuerzo de la Sociolingstica de las Emociones es precisamente estudiarlas apartir del propio lenguaje en el que se articulan sus expresiones (Wierzbicka, 1992).Aun cuando la esta lnea naci en otro nicho, finalmente lleg a un punto en comn:la variabilidad.

    La variabilidad en cuanto al idioma es la contribucin de la Sociolingstica de lasEmociones al estudio de las emociones. Lo que debemos notar en este punto es que to-das las lneas hasta ahora se acercan a la emocin atendiendo un proceso adjunto a laemocin, pero no a la emocin misma.

    Estudios Feministas de las emociones

    Hasta antes de ser rescatadas por las ciencias sociales, las emociones se haban consi-derado impulsivas y faltas de razn; por tanto, alejadas e impensables como producto-ras del conocimiento. En esta precuela queremos puntualizar tres aportes de los Estu-dios Feministas de las Emociones que consideramos han contribuido a establecer lasbases para el Giro Afectivo: (1) la disolucin de la dada razn-emocin, (2) la proble-matizacin de la asociacin emocin a femenino y razn a masculino, y (3) el conceptode la experiencia como fuente productora de conocimiento.

    Uno de los nodos de inters para este tipo de estudios, ha sido el tratar de difumi -nar las dicotomas tales como hombre-mujer, mente-cuerpo, pblico-privado y razn-emocin, presentndolas como una escala de grises y no un blanco y negro. AlisonJaggar (1989), seal que, aunque la emocin no ha estado del todo excluida en la epis-temologa occidental, s que se ha mostrado subordinada al control de la razn, la his -toria de griegos y filsofos medievales, aunada al papel del valor, lo natural y la objeti-vidad terminaron por redefinir a la emocin como algo irracional. Algo que ellas sufr-an y no algo que ellas sentan. Alison Jaggar (1989) abri la puerta para hablar sobrecmo las emociones podan ser, no solo tiles, sino tambin necesarias y expone quelas emociones podan conversar y dialogar en pos de la produccin de conocimiento.

    La produccin de conocimiento de los estudios feministas propone la bsqueda deuna voz neutral, sin gnero, y no solo una voz, sino unas palabras (Garry y Pearsall,1989). Este foco de inters arroj luz sobre las asociaciones formuladas por los concep-tos emocin-razn y sus vnculos a una serie de palabras; por un lado la idea de raznen relacin a conceptos como pblico, universal, mental, cultural y masculino, por el

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  • Giaz Enciso Domnguez; Al Lara

    otro, la idea de emocin a irracional, natural, privado y femenino (Jaggar, 1989). Elcontexto de desigualdad sexual dio lugar a adjetivos como emocin, sensualidad e ima-ginacin para la mujer, colocndola como proveedora de confort, alivio y entreteni-miento. Segn Lloyd (1993) lo anterior contribuy a asegurar la educacin distintapara poder centrarlos a la sociedad en sus roles de masculino y femenino. Ann Garry yMarilyn Pearsall (1989) explican que esta serie de asociaciones plantean una especie devaco en la mujer con respecto a la racionalidad y por tanto se define como un seremocional; no destacando esto como una cualidad sino como una ausencia de razn.Es decir lo femenino como irracional.

    Para Ann Garry y Marilyn Pearsall (1989) esta serie de asociaciones plantean quela mujer tiene una especie de vaco con respecto a la racionalidad y por tanto se definecomo un ser emocional; no destacando esto como una cualidad sino como una ausen-cia de razn. Es decir lo femenino como irracional.

    Genevieve Lloyd (1993) nos resea esta asociacin femenino-irracional iniciandoen Grecia con Aristteles y continuando con las confesiones de San Agustn que inci-dieron en asignar los roles pasivo y dominante aunado a la contraposicin de RenDescartes entre mente y materia. La historia se detiene en el s. XVII cuando la educa-cin mira hacia la formacin en la razn que bsicamente plantea el aprender a dejarlas emociones atrs y por lo tanto, surge la idea de que la mujer es ms impulsiva queel hombre y por ende menos racional (Lloyd, 1993).

    Ann Garry y Marilyn Pearsall (1989) proponen repensar, redefinir los mtodos yel sujeto que le ataen a la filosofa en tanto que valoran las experiencias de la mujer yposibilitan que pase de objeto a sujeto, a conocedora. Plantean que las respuestas a loque sucede, a lo que vivimos no slo son una abstraccin de nuestro sentido de la vida,sino que se fundamentan en el significado de la vida real y de las experiencias dandopie al valor de la experiencia. Ann Garry y Marilyn Pearsall (1989) sealan algunas im-plicaciones a nivel epistmico de los estudios feministas de las emociones, como las in-terrogantes sobre la racionalidad, el carcter de gnero, la posibilidad de una ciencia li-bre de valores; pero sobre todo la potencial relacin de co-construccin que existe en-tre experiencia y conocimiento. Otro apunte importante sobre la produccin del cono-cimiento derivado de los estudios feministas es el de Sandra Harding (1989), que sealala necesidad de revelar la relacin entre el cmo se hace ciencia de manera tradicionaly su acoplamiento con las epistemologas feministas destacando el empiricismo femi-nista.

    Ms adelante entre feministas radicales, marxistas, socialistas y otras corrientes,encontramos trabajos como el de Donna Haraway (1995), que subraya los movimien-

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  • Emociones y ciencias sociales en el s. XX

    tos feministas en la construccin de la experiencia de las mujeres y cmo se construyeun objeto colectivo de suma importancia para las ciencias sociales. Ciertas perspecti-vas epistemolgicas feministas especialmente algunas postmodernas han dejado delado discusiones en torno al objeto y el sujeto de investigacin, a consideraciones entorno a los procesos de produccin del conocimiento. Ya no es tan importante quin yqu se conoce, como la forma de hacer.

    En este contexto surge la posibilidad de considerar a la emocin en la produccindel conocimiento. La teora requiere una interdependencia y no una dicotoma, requie-re simultaneidad y no abstracciones ni esencialismos. Alison Jaggar toma una fraseMarxista para explicarlo El desarrollo de la una la razn, implica necesariamentela condicin de desarrollo en la otra la emocin(1989, p. 165). La difuminacin en-tre razn-emocin y la des-asociacin de lo femenino y lo masculino a dicha dupla,fueron excelentes aportes que allanaron el camino para colocar la experiencia en elmapa de las emociones. La experiencia se adopta como una opcin de crear conoci-miento. Lorraine Code (1989) apunta que esta idea no se pudo adoptar antes, cuandolas formas de aproximarse al conocimiento estaban impregnadas de ideas puristas, ob-jetivas y cartesianas. Afortunadamente las ciencias sociales entraron en una etapa queguard distancia con el positivismo, y dio la oportunidad de acercarnos a diferentesformas de comprensiones. Los Estudios Feministas dejaron la puerta abierta para queentrara la experiencia como un elemento til en la bsqueda del conocimiento.

    Consideramos que a partir de las aportaciones feministas de crtica a la ciencia, hasido posible pensar otras formas de producir conocimiento, como las desarrolladas apartir de la experiencia; la importancia de explicar cosas, de rendir cuentas como for-ma de alcanzar el conocimiento a partir de la experiencia propia, generar conocimien-to y reconocer que es una fuente vlida del mismo. Los estudios feministas nos invitandesde sus trincheras a una produccin de conocimiento que considere el papel de lasemociones en el nivel epistemolgico a travs de cuestionarse el cmo la experienciaforma la teora, cmo la reforma, cules son sus contribuciones, cmo podemos reco-nocerlas y cmo pueden ayudarnos los Estudios Feministas para elaborar teoras.Como seala Lorraine Code (1989), el objetivo ms que encontrar justificaciones delpor qu podra ser til, es generar mtodos para poder entender las teoras.

    El feminismo, no solo reconoci el rol de la emocin como constructora de cono-cimiento, sino que ha favorecido la disolucin de la pareja razn-emocin y desvincu-lado las asociaciones masculino y femenino respectivamente. Como Alison Jaggar(1989) seal: sin emocin, la vida como la conocemos sera impensable, sin emocin,la vida no significara nada.

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    La contribucin que hicieron los estudios feministas funcion diferente al resto delos estudios de las emociones. Mientras las dems aproximaciones buscaban formas deproducir conocimiento sobre las emociones, las reflexiones epistemolgicas de algunosestudios feministas contribuyeron a producir conocimiento 'desde' la emocin, a travsde incorporar las emociones en tanto que experiencias a la produccin de conoci-miento.

    La promesa del pasado

    Esta precuela nos ha permitido explorar, analizar y profundizar la forma en la que fue-ron tratadas las emociones a lo largo del siglo XX, para finalmente mostrar a travs deeste texto los huecos, ausencias y crticas a los que sta forma de abordaje dio lugar. ElGiro Afectivo no hubiera sido un giro hacia el cuerpo y el movimiento, si la produc-cin de conocimiento en torno a las emociones no hubiera estado centrada en el signi-ficado, la variabilidad o la disolucin de dicotomas asociadas a la produccin de cono-cimiento

    Con respecto a los estudios que se centraron en el significado, era evidente quetodos los procesos sociales o elementos de la realidad a partir de los cuales se tejan lasexplicaciones de la emociones eran externos al cuerpo. Probablemente la fascinacincon el mundo simblico sea visto en la cultura, el tiempo, el lenguaje, el idioma o laestructura social se deba a un rescate previo. Antes de que el construccionismo y elmundo de lo simblico tomara las riendas, las emociones eran prisioneras de las apro-ximaciones neurolgicas, biologicistas y fisiolgicas. Como en toda buena saga, tam-bin hay un giro interesante en la historia, parece que los liberadores devinieron ennuevos captores. Las emociones aparentemente liberadas se comenzaron a someter aun nuevo rgimen a partir de la segunda mitad del siglo XX: El mundo del significado.

    La limitacin otorgada por lo simblico no era difcil de notar, incluso por quienesla ejercan. As que el regreso al cuerpo y a lo pre consciente era inminente; y el olvidode la enemistad entre las ciencias duras y las ciencias sociales fue siempre una salidadura, pero como quien sostiene la promesa del pasado, el Giro Afectivo protagonizaraun siguiente rescate. Se debe advertir que si bien entre el boom de lo simblico y elGiro Afectivo hubo muchas otras propuestas intermedias y giros importantes en laproduccin de conocimiento; ninguno de estos estaba especialmente interesado en losafectos. No se puede dejar de considerar la perspectiva semitico-material de JudithButtler (1993) como un primer aviso de la insuficiencia de lo simblico y posterior-mente la teora del actor red o ANT de Bruno Latour (2001) que reflexiona de llenoacerca del papel de la materialidad para alejarnos de manera definitiva del dominio ex-

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  • Emociones y ciencias sociales en el s. XX

    clusivo del significado. Hay que decir que tanto la teora queer como los avances en elfeminismo ya incorporaban tambin el estudio del cuerpo y la preocupacin por la ex-periencia como fuente productora de conocimiento, pero nada en concreto con lasemociones.

    La fascinacin por lo simblico nos llev a estudiar una serie de procesos parale-los, coludidos con la emocin, que nos acercaban a ella al tiempo que la alejaban delcentro de nuestra atencin. Ese es el reproche que hace Brian Massumi (2002) a las quel llama teoras de la significacin y lo que Jhon Cromby (2007) reconoce como unavisin de las emociones como epifenmenos sujetos a procesos paralelos de su expre-sin. As mientras se estudiaba el lenguaje, los idiomas, las normas culturales, las es-tructuras sociales o los cambios histricos; en realidad nadie estudiaba las emociones.

    Como hemos podido ver a travs de este recorrido, a lo largo de la segunda mitaddel siglo XX hemos tenido distintas perspectivas interesadas en el estudio de las emo-ciones. Cada una de las siete elegidas para este artculo han revisado a las emocionesdesde sus trincheras, con sus herramientas, pretextos, epistemologas y ontologas. Susaportes avanzaron en la comprensin que hoy en da tenemos sobre las emociones.Este recorrido tambin nos ha dado cuenta de una serie de crticas a estos estudios quehan tratado de acercarse al fenmeno.

    El resultado de las aproximaciones presentadas ha sido un vuelco ontolgico, unenfoque interesado en lo que sucede antes del proceso de significacin y fuertementecomprometido con el estudio del cuerpo y la experiencia. Como estandarte de estanueva batalla, los estudios contemporneos acuaran el trmino Afecto, contrapo-nindolo al ms prosaico Emocin como un intento de deslindarlo de toda la cargasimblica que le heredaron nuestras siete lneas. Como explicamos en la entrega ante-rior (Lara y Enciso, 2013), el Giro Afectivo es un giro ontolgico en el que la epistemo-loga como eje vertebral de la produccin del conocimiento, pasa a segundo trmino.

    Queremos insistir en que estas siete lneas, han representado fuertes condicionesde posibilidad para los estudios contemporneos del afecto y la emocin, subrayandoque los ejes tericos que se citan no deben ser considerados como superados o pasa-dos. Estas lneas tericas y empricas siguen activas produciendo en muchos casossus propias lneas evolutivas que hoy en da continan influyendo y dialogando con elgiro afectivo. Esta narracin apunta a situar su contribucin histrica, ms que a abo-gar por su exclusin en el panorama contemporneo. Como hemos reconocido en laentrega anterior (Lara y Enciso, 2013) algunas voces se estn movilizando para rein-corporar la construccin del sentido y el papel del lenguaje como fuente de accin so-

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  • Giaz Enciso Domnguez; Al Lara

    cial a los estudios del afecto y la emocin. Como trabajos recientes de MargaretWhetherell (2012) y John Cromby (2012).

    En efecto, el Giro sigue en movimiento, pero esto no es un regreso al significado,es un coqueteo nostlgico que nos permite reincorporarlo sin olvidar todos los desa-rrollos en las teoras del afecto y sobre todo, conscientes de las cualidades del GiroAfectivo; como la necesidad de afectar a las perspectivas comprometidas con el afecto,de manera que el recuerdo del significado, ya no es en los trminos en que se daba enla segunda mitad del siglo XX. Ahora lucha por inaugurar una nueva saga, pero comotodo sper hroe que sobrevive a la precuela, tendr que regresar an ms fuerte.

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