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Anales de Literatura Hispanoamericana 155N: 02104547 1999, 28: ¡97-210 Las culturas del Mar JUAN MANUEL GARCÍA RAMOS Universidad de La Laguna Preliminar En 1970 el ensayista uruguayo Ángel Rama, desaparecido trágicamente, publicó, en el número sesenta de la revista Casa de las Américas, un largo trabajo sobre los problemas del novelista latinoamericano donde propuso dividir al continente y a las islas liberadas por Bolívar en cinco comarcas cul- turales. Una de esas comarcas era el Caribe, donde «el mar, las islas, la mez- cía racial, tan intensamente productiva de cultura» han determinado un ima- ginario reconocible pero diverso. Desde el Caribe han escrito autores como Carpentier, Sarduy, Nivaria Tejera, Aimé Césaire o Derek Walcott. Sus obras manifiestan lecturas pai-ti- culares de un mismo espacio fisico y espiritual. Se trata de relacionar esas lecturas y de encontrar en ellas la unidad de una rica diversidad. La historia de los hombres tiene lugar siempre sobre una geografia, aun- que a veces cree su propia geografia más allá de los mapas y los portulanos levantados por los cartógrafos. La historia del Mediterráneo de Femand Brau- del desborda los márgenes de ese mar de la AntigUedad clásica, como la his- toria del Atlántico de Antonio Rumeu de Armas supera los contornos de un océano sin nombre hasta la conquista americana. ¿Es el Caribe una simple prolongación de ese «mar ignoto» de otro tiem- po, o su historía está encerrada entre sus fronteras naturales? Si uno lee cualquier página de la ambiciosa obra de Rumeu de Armas (Canarias y el Adóntíco. Piraterías y ataques navales, segunda edición de 1991 con nuevo titulo respecto a su primera edición que apareció en 1947 197

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Lasculturas delMar

JUAN MANUEL GARCÍA RAMOSUniversidadde La Laguna

Preliminar

En 1970 el ensayistauruguayoÁngel Rama,desaparecidotrágicamente,publicó, en el númerosesentade la revista Casa de las Américas,un largotrabajo sobre los problemasdel novelista latinoamericanodondepropusodividir al continentey a las islas liberadaspor Bolívar encincocomarcascul-turales.Una de esascomarcaserael Caribe,donde«el mar, las islas,la mez-cía racial, tan intensamenteproductivade cultura» handeterminadoun ima-ginario reconocibleperodiverso.

Desdeel Caribe hanescrito autorescomo Carpentier, Sarduy,NivariaTejera,Aimé Césaireo DerekWalcott. Susobrasmanifiestanlecturaspai-ti-cularesde un mismo espaciofisico y espiritual. Se trata de relacionaresaslecturasy de encontraren ellas la unidadde unarica diversidad.

La historia de los hombrestienelugar siempresobreunageografia,aun-que a vecescreesupropiageografiamásallá de los mapasy los portulanoslevantadosporlos cartógrafos.La historiadel Mediterráneode FemandBrau-del desbordalos márgenesde esemar de laAntigUedadclásica,como lahis-toria del Atlántico de Antonio RumeudeArmas superalos contornosde unocéanosin nombrehastala conquistaamericana.

¿Esel Caribeunasimpleprolongaciónde ese«mar ignoto»de otro tiem-po, o suhistoríaestáencerradaentresusfronterasnaturales?

Si uno lee cualquierpáginade la ambiciosaobra de Rumeude Armas(Canariasy el Adóntíco. Pirateríasy ataquesnavales,segundaedición de1991 con nuevo titulo respectoa su primera edición queaparecióen 1947

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como Pirateríasy ataquesnavalescontra las Islas Canarias), podrá com-probarcómo quedade manifiestola vieja teoríade Braudelsobreel tiempoinmóvil de la geografla,el tiempo lento de la economíay la organizaciónpolítica, y un tercertiempomuchomásfluido quecorrespondea los aconte-cimientos.

En la página607 del primer tomo de la obrade Rumeude Armas, dedi-cadaa la personalidadhistóricade Francislirake, nos encontramoscon estaenumeraciónvertiginosade espaciosabarcados:

Dosañosmástarde,en 1 572, contandoya Drakeen suhabernosolo conla protecciónde John I-lawkins, sino con la de importantesmercaderesde Londres(atraídospor la famade susprimerashaza-ñas,y bien segurosdel fruto de las futuras empresas),pudo armardosnavios, el «Parcha»y el «Swan»,y lanzarseal Océanoen pro-secuciónde sus hazañas.Es muy posibleque en esteviaje, comoquizáen el anterior,Drakerecalaseconsusnavíosen las IslasCana-rias, puesconsta su repetido trato comercial con el conde de LaGomeray su desmedidaafición por el vino malvasiade Tenerife,del quesolíallevarmuy bien aprovisionadaslas naves.Drakereco-rrió con diversasuertelas costasde Centroamérica,deteniéndoseenla ciudaddel Nombrede Dios, y capturandoen los alrededoresdeella un cuantiosobotin en metalespreciosos,al sorprenderal con-voy de mulasquelo transportabadesdelascostasdel Pacíficoparaserembarcadoa la metrópoli.Ochentamulascargadasde oro y pla-ta fueron presade las garrasde los piratasingleses,usandoDrakede esta estrategiade «encrucijada»,tan pocobrillante y heroica,ycontandoaún para ello con la complicidady ayudade los negroscimarrones.A renglón seguidoel temible corsario recorriócon susnavíos las Antillas, refugiándosemás tardeen Cartagena,ciudadencuyo puertologró apoderarsedetresnavíosespañoles.Sus pasosseencaminaronentoncesa la capturade los tesorosdel Perú,queconintermitenciasfijas secargabanenrecuas,dirigiéndosepor el istmo,parasertransportadosa España;mas no atreviéndosea retornaraNombre de Dios, concibió Drake la diabólica idea de introducirsetierra adentro,tratandode sorprendera los españolesen el caminoa Panamá.Durante cinco mesesse mantuvoDrake apostadoconhombresen esperadel ansiadotesoro,fallándoleel golpe a últimahorapor imprudenciade unos corsarios.Las costasde Méjico fue-ron estavezteatrode susdepredaciones:saqueóVeracruz,se asociocon un pirata francés,el capitánGuillaume Le Testu, y despuésde

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otras pequeñasoperacionesde escasatrascendencia,emprendióelregresoa Inglaterra,arriandovelasen Plymouth,el 29 de agostode1573...

¿Dóndepodrían ser encerradostodosesos hechosprotagonizadosporFrancisDrake?¿Enla historia de Inglaterra,en la de la Españacolonial, enla historia panicularde las Islas Canarias,como hace Rumeu,o en la delCaribede nuestrosdías?

La historiano es sólo el cuentodenuncaacabar—el principe FabriziodeSalina de El Gatopardodiría categóricamente:la historia no existe—,sino,muchasveces,la narraciónde espaciosilimitados. O al menosno ceñidosala lógicageográfica.

Y si la historia se toma esaslibertades,¿cómose comportarála literatu-ra escritasobreesosmismosescenarios?

Dónde podrá empezarla literaturadel Atlántico y terminar la literaturadel Caribe; o viceversa.

Con respectoa Canariasy a partede eseCaribe, lo dijo en 1940, desdesu experienciaviajera y científica,el antropólogopolaco Bronislaw Mali-nowski, en el prólogo a unaobra excepcionalde otro antropólogoe histo-riador cubano,FernandoOrtiz, Contrapunteocubanodel tabaco y el aza-tiar:

He conocidoy amadoCubadesdelosdías de unalejanay largaestanciamíaenlas Islas Canarias.Paralos canariosCubaera la «tie-rra depromisión»,adondeibanlos isleñosaganardineropararetor-nar a susnativas tierrasen las laderasdel Pico del Teide o alrededorde laGran Caldera,o bien paraarraigarsepor vida en Cubay sólovolver a sus patrias islas por temporadasde descanso,tarareandocancionescubanas,pavoneándosecon sus modalesy costumbrescriollas y contandomaravillasde la tierra hermosadondeseflorealapalma real, dondeextiendensu infinito verdor los cañaveralesquedanel azúcary las vegasqueproducenel tabaco.

Por ponerun ejemplode estesiglo, hastaseisvaporesmensuales,ademásde varios veleros,llegaron a partir de los puertoscanariosrumbo a Santiagoy La Habanaen vísperasde la PrimeraGuerraMundial. Tal erael gradodevecindadcomercialy anímicaentre tierras tan distantes.La cañade azúcarfue llevadaa Cubadesdelas Canariaspor CristóbalColóny, mástarde,loscanariosconstituiríanla manode obrahegemónicadel cultivo y la prepara-

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ción del tabacoen Cubaparasucomercioen el mundo.Un canariofunda ensu dfa la literaturacubanaconun poemade calidaddiscutible,perodondesepracticaporprimeravez unarevolución idiomática.

En el númerodiecisietede la revista españolaSíntesis,dedicadomono-gráficamenteal Caribe, se nos adviertede la diversidadgeográfica,políti-ca y culturalde tal área,unificadaporel mardel mismonombre,extensión,como dijimos, del OcéanoAtlántico, conunalongitud de 3. 000 kilómetrosy unaanchurade 1.800, cerradopor el Norte y el Estepor unaconstelaciónde islasquerecibenel nombrede Grandesy PequeñasAntillas. Porel Oes-te y el Sur, el Caribe limita con AméricaCentral,Venezuelay Colombia.Las GrandesAntillas abarcan,principalmente,los territorios de Bahamas,Caimanes,Cuba, Haití, RepúblicaDominicana, Jamaica,Puerto Rico,mientrasque las PequeñasAntillas comprenden,básicamente,Antigua yBarbuda, Harbados,Dominica, Granada,Guadalupe,Martinica, SantaLucía, SanVicentey Granados,y Trinidad y Tobago.En el conjuntode lasislasvive unapoblaciónde másde treintamillonesde habitantes.Los cua-tro gruposlingOisticos mássignificativosson el español,el inglés,el fran-césy el holandés,conformandolos hispanohablantescasi los dosterciosdetodala población,seguidospor los ingleses,conun diecisieteporcientodela misma. El sistemapolítico comprendeadieciséisestadosindependientesy un conjuntode paísesque se podríandefinir genéricamentecomoestadosasociados.Cultural y étnicamentees importantereseñarla herenciade losantiguoshabitantesde la familia lingúistica de los arauacos(caribesy taí-nos) y la presenciaposteriorde africanos,de hindúesy de chinos.

Esadiversidadgeográfica,política y cultural nos colocafrente a uno delos territoriosmásmestizosdel planeta,dondeconvergencosmogoníasde lomás diversasy múltiples formas de expresarla vida y sus complejidades.DesdeSilvestrede Balboaa Saint-JohnPerse,desdeAimé Cesairea AlejoCarpentier,desdeNicolás Guillén a Gabriel García Márquezo Derek Wal-kott. Todos han escrito desdeuna concepciónde cadauno de sus presentesdefinida en 1990 por Octavio Pazen su discursode recepcióndel PremioNobel:

Los poetassabenunacosa:el presentees la fuentede todaslaspresencias.

Segúnnosseñalael poetay ensayistaAlain Jouffroy al hablarde la poe-sía de Walkott y de suvinculacióna las Antillas,

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la verdadprácticade nuestranuevamodernidades un reflejo de todo aquelloquenos separade nuestrasraícesy detodo aquelloquenos cierra el horizon-te. La lecturadel poetaDerekWalkott nos lanzaa la vez atodos los lugaresya todos los tiempos, cualesquieraquesean las lenguascon las que hay queentenderse’.

El mismoWalkott lo ha confesadoal interrogarse:

¿Dóndeestánvuestrosmonumentos,vuestrasbatallas,vuestrosSeñoresmártires?¿Dóndeestá vuestrahistoria tribal? En estagriscajafuerte. El mar, el marlos ha encerrado.El mares la Historia.

El mar es la Historia y esemar nostraeaquía hablarde sus imprecisoscontornosy de su literatura.

«El mar de las lentejas»,lo llamó en sudía el cosmógrafoGuillaumeLeTestuy muchosañosmástarde,en 1979,Antonio BenítezRojo publicabaenLa Habanaunanovelacon el mismo nombre.

La literaturadel Caribe> segúnla crítica chilenaAnaPizarro,nos aproxi-ma a la unidadplural de eseespaciocultural y evidenciaunamismapreocu-pación temática:«la historia de la regióncon su multiplicidad de episodiospropiosmásbiendel mundode la ficción. Revoluciones,piratería,migracio-nes,exilios, etc.,hanconstituidola historia cotidianade estazona»2.

La novelade Antonio BenítezRojo, reeditadaahoraen España,debeserleídaenparaleloa un ensayodel mismoautor: La isla queserepite. El Cari-bey la perspectivaposmoderna3,puesambosproyectosse complementanynosayudana descifrarcon mayor comodidadlas preocupacionesmíticas deBenítezRojo.

A Antonio BenítezRojo ¡o conocí en Puerto Rico en 1982, duranteelXXI CongresoInternacionalde LiteraturaIberoamericanay allí tuve noticiade sunovela.BenítezRojome comentó,en eseprimerencuentro,queEl mor

Alain Jouff’roy. «DerekWalkott, vagabundode las Antillas», Cuatrosemanas y LeMondeDtplomatíque,Barcelona,número2, marzode 1993, págs.32-33.

2 Ana Pizarro, «La noción de literaturalatinoamericanay del Caribecomoproblema

bistoriográfico»,La li¡er¿n’ura lalincamericanacomoproceso,BuenosAires, CentroEditordeAméricaLatina, 1985, págs.132-144.

Obrareeditadaen españolen «edicióndefinitiva», segúnel autor,enBarcelona,Edi-torial Casiopea,1998.

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de las lentejashablabade Canarias,de Adeje y de la familia Ponte,y mesesmástardeme envió unafotocopiade la misma,puesen esemomentola edi-ción cubanase encontrabaagotada.La leí con curiosidady desdeaquelmomentola he citado cadavez que me he referido a la vinculación de lasCanariasconla literaturade nuestraAmérica.

El mar de las lentejases la novelade un hombredel Caribe, escritades-de el Caribe,con las preocupacionesseñaladasparala literaturade esazonapor Ana Pizarro, y sin duda puedeser consideradaun paradigmade esaliteratura.

¿Porqué razones?Dije antesqueeraconvenienteleeresaobraal mismo tiempoqueel ensa-

yo La isla queserepite —en sudía SartrerecomendabaleerEl mitode Sísi-fo paracomprendermejorEl extranjerode Camus—,y quiero justificar mipropuesta.

Detengámonosantesen situar la figura de Antonio BenítezRojo dentrode las letras cubanasde las últimas décadas.La profesoraMarina GálvezAcero, en unade las conferencias(«La novela contemporáneadel Caribedehablaespañola»)impartidasdentrodel curso«Culturasdel Caribe.Pluralidade identidad»,organizadoenmarzode 1994 en SantaCruz de Tenerifepor laUniversidadInternacional Menéndezy Pelayo, situabaa Antonio BenítezRojo y a la novelade la quenosocupamosaquí,dentro de la franja de nove-listasquepublicansusobrasconposterioridadal periodode «dogmatismoyburocratización»correspondientea la primera mitad de la décadade lossetenta.Gálvez Acero advieneen esosañosnegrosuna degradaciónde lanarrativacubanareconocibleen:

1. la «simplificaciónmiméticade las formasprecedentes»;2. la «creaciónde estereotipos,o personajesplanos»;3. el «retoricismo»;4. el «escasointerésporlo formal, incluida la recreaciónde lenguajes»;5. la «rigidez»;6. el «énfasisen los contenidos»;‘7. la «seriedaddidáctica»...

Sóloapartir de 1975, con la novelaEl pan dormidode JoséSoler Puig,y con la creacióndel Ministerio de Cultura cubano,se apreciauna«rectifi-cación»de los erroresseñaladosanteriormentey unaconsecuenteliberaliza-ción del oficio creador.Ademásde lanovelade SolerPuig,GálvezAcerofija

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su atenciónen El comandanteveneno(1977), de Manuel Pereira,en Caudi-lío de dI/Untos (1975), la cuartanovelade David Buzzi, en Los guerrillerosnegros(1975), de CésarLeante,y, entreotros títulos, enEl mar de las lente-jas (1979), de Antonio BenítezRojo. SegúnGálvezAcero, enesostítulos, sedetectanya los nuevosrumbosde la narrativacubanaposterior:

1. «comienzana desaparecerlos esquemasrígidos de héroesy anti-héroes,de buenosy malosu otros de esa índole»;

2. desaparecetambién «la literatura triunfalista o didáctica;el foco deatenciónsuelepasardel procesorevolucionarioo sus antecedentesalos acontecimientoscotidianos,concretos,o singulares,inclusoaque-líos más irrelevantes, aunqueel transfondode la historia se sigaabriendoalos grandespanoramashistórico-sociales...»;

3. «seapreciauna mayor voluntadde exploraciónen temasy lengua-jes...»;

4. «tambiénes ostensibleun mayor interéspor lo lúdico, un frecuentetono desenfadadoy paródico, pero sin las motivacionessubversivasquetuvo duranteel «boom»;

5. «esevidentela intenciónde desmitificarlos grandestemas.De limi-tar la universalidada lo local, la totalidada lo parcial»;

6. «seacusaen ocasionesun mayor lirismo»;7. «seapreciaasimismola presenciadeelementosmágicoso maravillo-

sos, aunquede forma simplificaday conreferentesmás ostensibles»;8. «aparecenmayoritariamenteutilizadosprocedimientoscomola meta-

ficción y la intertextualidad,que entreotras finalidadesse ponenalserviciode unatajanteseparaciónentrela realidady laescritura,o deunadesmitificacióndel autor-creadoro autor-estrella».

¿Peroal margende todasestasposibles filiaciones generacionales,porqué razoneshemos de considerarprímordialmenteEl mar de las lentejascomounanoveladel Caribe?

En la «Introducción»de La isla que se repite, BenítezRojo nos hacealgunasprecisionessobrelas dimensionesculturalesde sumar de origen:

¿Cualsedaentoncesla isla quese repite...Ciertamente,ningunade las que conocemos.Ese origen, esaisla-centro,es tan imposiblede fijar como aquellahipotéticaAntilia queaparecíaunay otra vez,siemprede manerafurtiva, enlosportulanosde loscartógrafos.Esto

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es así pomueel Caribe no es un archipiélagocomún,sino un mcta-archipiélago...,y como tal tiene la virtud de carecerde limites y decentro.Así, el Caribe desbordacon crecessu propio mar..

Más adelante:

la culturade losPueblosdel Mar expresael deseode conjurarla vio-lenciasocial remitiéndosea un espacioquesólopuedeser intuido atravésde lo poético,puestoquesiemprepresentaunazonade caos.

Y ya al final de esa«Introducción»:

En el casodel Caribe, es fácil verque lo que llamamosculturatradicional se refiere a un ínterplay de significantessupersincréticoscuyos«centros»principalesse localizan en la Europapreindustrial,en el subsueloaborigen,en las regionessubsaharianasde Africa y enciertas zonasinsularesy costerasdel Asia meridional.

La literatura del Caribe puedeleersecomo un texto mestizo,perotambién como un flujo de textos en fuga en intensadiferen-ciación consigomismosy dentrode cuyacomplejacoexistenciahayvagasregularidades,por lo generalparadójicas.El poemay la nove-la del Caribe no son sólo proyectospara ironizar un conjunto devalorestenidospor universales;son, también,proyectosquecomuni-cansupropiaturbulencia,su propio choquey vacio, el arremolinadoblack holede violenciasocialproducidopor la encomienda,la plan-tación,la servidumbredel cooliey del hindú;estoes,supropiaOtre-dad,su asimetríaperiféricaconrespectoa Occidente.

¿QuéesEl mar delas lentejas,sino la puestaen prácticaen clave de pro-sanarrativade todosesospensamientosteóricos?

Paralos queconocimosla novelaantesde leerel ensayode BenítezRojo,esaspáginasposterioresno hacensino afianzaralgunasdenuestrasconjeturas.

El Caribede la novelade nuestroautores efectivamenteeseflujo de tex-tos en fuga que al fin conseguiránla unidad tras la lectura. ParaAntonioBenítezRojo el mestizajeno es másque unaconcentraciónde diferenciasy

Antonio BenítezRojo. La isla quese repite. El Caribey la perspectivaposmoderna,Hanover,Edicionesdel Norte, 1989, h. Vi

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desdeesaperspectivaestámontadala obra. Vidas paralelasa lo Plutarco,laagoníaen su lecho de Felipe II, las aventurasde Anton Babtista,un soldadollegadoa La Españolaen el segundoviaje deColón, los hechosprotagoniza-dospormiembrosde la familia Pontetinerfefla, fundamentalmentepor Cris-tóbal y Pedrode Ponte,y los enfrentamientosde PedroMenéndezde Aviléscon los francesesen la penínsulade la Florida, constituyenel tejido de estanovelahistóricade BenítezRojo.

ParaJaumePont, autor del prólogo de la edición de Plazay Janés5,esashistorias,no obstante,seríanobjeto de unaciertajerarquía:

La agoníade Felipe 11 —dice Pont— marcael «initio a fine»de la novela.Es la justificaciónestructuraldel desarrollodel acon-tecer. La narraciónse remontadesdeestepunto a tres nuevasestampashistóricasque, una a una y de formaalternativa,progre-san temporalmentehastaencontrarsu emplazamientocíclico. Laindependenciade cadauna de estasestampashistóricas..,es sóloaparente:En realidad sus hilos temáticosno hacenotra cosa quedarunidadde sentidoal foco centraldeun significadoquerecaeenla miseriafísica—y, por extensión,moral— deun rey postradoensu lecho de muerte.

Se trata de la lectura que hace Pont, legítima, por otra parte,pero noexclusiva,claroestá.Paranosotrosesajerarquíano es tan evidente.

En la novelade BenítezRojo, cadaunade las cuatrohistoriascontadasmerecesiete capítulosde desarrollo,y esetrato igualitario nos remite a larelativa importanciade cadauna de ellasdentro del fresco quetodas com-ponende unaépocareconocible:el año dela muertede Felipe 11(1598),elsegundoviaje de Colón (1493-1496),la vida de PedroPontedesdesunaci-miento en Garachicoen 1505 hastasu declaraciónen favor de ThomasNichols en 1560 y algunosañosposteriores,y la incursiónde PedroMenén-dezdeAvilés en La Florida (1565-1567).No sonhistoriassincrónicas,aun-quesí parecenalojadasconpreferenciaen el espacioatlánticoy aludena larivalidad de las nacioneseuropeasen suesfuerzopor hacersecon el poderen América. A la inquietudde dos mundosen colisión. Los protagonistasde la novelade BenítezRojo son ejemploscerterosde esa inquietudcolec-tiva.

Citamospor la ediciónde Plaza& Janésde 1984.

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A nuestroentender,el eje de la novelano está en la agoníade Felipe II,por muchasimbologíaqueen nosotrosdespierte,sino enla demostraciónquenos haceel autorde cómoAméricase habíaconvertidoen un simplebotínparalos europeosy de cómoel Caribe fue el primer eslabónde esacarrerainternacional.

BenítezRojo atrasalos relojes del tiempo comúny viaja a la semilladela historia compartidaa un ladoy a otro del Atlántico.

Improvisasus calasen esahistoria con la inteligenciarítmica de un per-cusionistay, de pronto, nos vemosenvueltosen los siglos épicossin apenas

habérnoslopropuesto.«El discursocaríbeño...tiene mucho de premoderno—segúnBenítezRojo—; además,paracolmo, setratade un discursocontra-puntísticoquevistoa la caribeñapareceríaunarumba,y visto a la europeaelflujo perpetuode una fuga del Barroco,dondelas vocesse encuentransin

encontrarsejamás».El siglo transitadopor BenítezRojo enEl mar de las lentejases unasuer-

te de ManhattanTransferhistórico.No la imagende la ciudadde DosPassosdesde1890 a 1925, facilitada desdelos distintosacentosde sushabitantesdea pie, sino la diversidaddiscursivade losprotagonistasde unoshechoslegen-darios.

Las riquezasde esaAméricaprimeraquefue el Caribe,decidenla suer-te del Imperio en entredichode Felipe II, el egoísmoprimario del soldadoAntón Babtista,las ansiasde expansióncomercialde los Pontey de losHaw-kins, y hastala moral castrensede los hombresqueacompañanaMenéndezdc Avilés en su guerrasantaen La Florida y en su búsquedaansiosade laFuentede la EternaJuventud.

Sobrela construccióndeEl mar de las lentejasgravitala concepcióndelgéneronarrativodefendidapor el filólogo rusoMijail Bajtin, tancitadaperotan útil parallegar a saberlo que se ha propuestoBenítezRojo en su obra:

La novelaes la diversidadsocial,organizadaartísticamente,dellenguaje...El discursodel autory del narrador,los génerosinterca-lados, los lenguajesde los personajesno son sinounidadescompo-sitivas fundamentales,por medio de las cualespenetrael plurilin-gúismo en la novela; cada una de esasunidades admiteunadiversidad de voces socialesy una diversidad de relaciones,asicomo correlacionesentreellas (siempredialogizadas,enuna u otramedida).Esasrelacionesy correlacionesespacialesentrelos enun-ciadosy los lenguajes,esemovimientodel temaa travésde los len-

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guajesy los discursos(retengamosespecialmenteestosextremos),su fraccionamientoen las corrientesy gotas del plurilingñismosocial, su dialogización,constituyenel aspectocaracterísticodelestilo novelesco6.

EnEl mar de las lentejas,BenítezRojoponeenprácticamuchosdeestosprocedimientosinventariadospor Bajtin. Desdeel lenguajetradicionalde latercerapersonade los primeroscapítulosquenarra con objetividad las últi-mas horasde Felipe II:

Una mosca,posiblementeadormiladapor el crepúsculo,cae dela ventanapróximay se enredaen el vello de unadesuscejas.Mur-murandoalgo ininteligible, el alabarderoapartade sí al insecto conun recioademánde su mano,pero el golpe,proyectadocon dema-siadafuerza,despegasu hombrode la pared...(págs. 13-14),

hasta la primera personade los episodioscorrespondientesa MenéndezdeAvilés, que nos son referidospor su yerno Pedro de Valdés, y en los queBenítez Rojo reconstruyea sumodo la lenguaespañoladel siglo XVI. Asi-mismo se recurre al diálogo, en pasajesdel segundoperiplo de Colón, enpasajesde la mismaagoníade Felipe II o de la aventurade Avilés, conlo queBenítezRojoconsigueacercarnosal ánimofrescode esosprotagonistas,a loscualesaccedemosademáspor otrasvías, comola rememoraciónde Felipe IIensayadaen el capítuloXlvi

Atractiva resultatambiénla narraciónen segundapersonaen función deprimera,el tú desdoblamientoy reflejo del yo practicadopor BenítezRojo enepisodiosinterpretadospor Antón Babtista,unavoz dela conciencia—comola usadapor Michel Butor en La modjficación (1957) y por Carlos Fuentesen La muertedeArtemio Cruz (1962)—que lo guíapor sus fracasosde des-cubridor sin gloria:

Ahí vas,Antón l3abtista,creyéndotetodoun duquedesdela altu-ra de tu hamacapiojosa, los pies podridosde niguas y mazamorra,las ingles reventonasde bubasqueno acabande sanarlas aguasdeguayacán;ahí vas, espantandomosquitosy guasasasy sudandolafiebre del mediodía...(pág. 125).

6 Mijail Bajtin. leonay estéticade ¡a novela, Madrid, Taurus,1989, pág. SI.

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Y ademásde esosprocedimientosnarrativos,cabereseñartambiénla presen-cia de escuetascronologíasen la novela, como la aportadasobrePedro dePonte,o el usode materialepistolar,comoes el casode las misivasrecibidaspor los banquerosFuggersobreel desastrede la ArmadaInvencible.

Todosesosregistrosde la lenguaempleadospor BenítezRojoen sunove-la, nos permitenaccederventajosamentea los hechos,a las reaccionesinti-masy los deseosno expresadosporel edificio de palabrasdela prosaoficialde la historia y las crónicas.La literaturase apartade laversión burocráticay arriesgaante nosotroslo que pudo o debió haber ocurrido, en su puramisión aristotélica.

Recordemosal BenitezRojo de La isla queserepite:

Claro, como los códigos de la naturalezano son limitados nifijos, ni siquierainteligibles,laculturade losPueblosdel Mar expre-sa el deseode conjurarla violenciasocial remitiéndosea un espacioquesólo puedeser intuido a travésde lo poético...

El poeta,el narradorenestecaso,es comparableal quesueñadespierto,oal que sueffa dormido —diríamoscon palabrasde JeanStarobinski-;peroostenta,más que los otros hombres,el poder de manifestarla vida afectiva,privilegio quelo convierte—Freudestabaconvencido—en un mediadorentrela oscuridadde la pulsióny la claridaddel sabersistemáticoy racional»7.

La historía de El mar de las lentejas es la historia intuida. «La historiagenética»,le gustaríadecirami amigoel novelistaargentinoAbel Posse.Esahistoria quellega hastanosotrosa travésde nuestrasvenas;lo que quedóenel aire y no fue apresadoen los legajos.

Con sunovela, BenitezRojo se incorporaala lista de notablesde AlejoCarpentier.En julio de 1979, en la televisióncubana,el autordeEf siglo delas luces,declaraba:

Los grandeshombrescuyos nombresacabode citar (Miranda,Simón Rodríguez,Bolívar, Petion,JoséMaría de Heredia...)vienena demostrarqueexistelo quepodríamosllamarun humanismocan-be. Nuestrosgrandeshombresnuncalimitaron su acción, su pensa-miento,su ejemplo,al ámbitopropio, sino que se proyectaronhacia

Jean Starobinski.La relación crítica, Madrid, Taurus-Cuadernospara el diálogo,1974,pág.210.

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lospueblosvecinos. Hubointercambiode hombrescomohubo inter-pretacióndeideas.Hubo siempreentrenosotrosun anhelode enten-dimientomutuo dentrode aspiracionesquenos erancomunes.

ComoCarpentier,tambiénBenítezRojo hacomprendidoqueel mestiza-je caribeño,su sincretismo,desbordaese ámbito específicoy recorre la his-toñadel mundoen unared de flujos conectadosa otros flujos.

En La isla queserepite, BenítezRojo consideraala novelaque se haceen el Caribeunade las másespectacularesdel mundoy cita parademostraresaafirmacióna Guillermo CabreraInfante,aPedroMir, aLuis RafaelSán-chez,a GabrielGarcíaMárquez,a JoséLezamaLima y al reciéndesapareci-do SeveroSarduy.

Son autoresmuy distintos,peroefectivamenteen muchasde sus novelashan exhibido esanecesidadde enmascaramientodivertidode la historia.Lalejana y la reciente.

BenítezRojo debeestaren esanómina.El mar delas lentejases super-fomancepanicular,suespectáculointransferible.Su fiestade textos.

Aunqueno es sólo la literaturadel Caribe la quegozade ese carácterdeencrucijada.

El escritor triestino Claudio Magris, autor de El Danubio, unade lasnovelaseuropeasmásoriginalesde estesiglo y unade las muestrasmássig-nificativas de la denominada«literaturade frontera»,en una visita a Cana-rias, en la primaverade 1990, nos decíaalgosobresu origeny sumilitancialiteraria que puedeservirnospara entenderla literaturade zonascomo elCaribe.

DecíaMagris:

Nacíy he crecidoen Trieste, ciudadque ha sido muchasvecespuentey al mismotiempoobstáculoal encuentroderealidadesdiver-sas,y tal vezpor ello, la literatura,paramí, es esencialmenteunvia-je, unaodiseaa la búsquedadeconstatarbarrerasy deshacerel mitode «la otra parte»,de comprenderque cadauno de nosotroses tantode esta orilla comode la otra partedel río, queCadaUno, comoenla sacrarepresentaciónmedieval, es el Otro... Me he acercadoalDanubio,sobreel aguay sobreel papel,paraintentarla aventuradereconocermetambiénen «la otraparte.

La incierta identidadde fronteranos obliga a triestinos, a canariosy acaribeñosa contarcon «el otro».

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Y esoha hechoBenítezRojo al quererhablarde sí mismo, de suCaribey del nuestro,de suAtlántico y del nuestro.

De vueltaa Italia, el mismo Magris dejó escritaen la tercerapáginadel«Corriere della sera» unasimpresionessobresu visita a Canarias,y entreotraspalabras,escribíaéstas:

El mar, enespañol,es masculino,como en italiano,pero la gen-te de la costa,que tiene quevérselascon él concretamente,física-mente,lo llama «la man>,en femenino.La épicamarinaestambién—y sobretodo—terrible: naufragiosy tempestades,dolor y distan-cia, pero no esjamásabstractao ficticia. Acasopor estopuedesersímbolo,a pesarde tanto furor devastador,de la armonía...

De la armoníay de la vecindad.El mar comodiálogo. Esasensacióndejaen nosotrosuna novela como El mar de las lentejas,unanoveladel Caribeque no se conformaconser sólo eso. El desbordamientode lo caribeñoennarrativa lo ejemplifican,entreotras,novelascomo ConciertoBarroco o Laconsagraciónde la primaverade Carpentier.

Curiosamente,Saint-JohnPerseescribióantesde sumuertea Alejo Car-pentierparafelicitarlo por la descripciónqueel novelistacubanohabíahechoen El Siglo de las Lucesde la isla Guadalupe,un lugar tanvinculadoal poe-ta antillano-francés,y parainvitarlo aconocerla.

Salvandolas distanciasde nuestrasrespectivaspersonalidades,tambiényo tuve ganassiemprede invitar a Antonio BenítezRojo a visitar Tenerife,de laque habíahabladocontanto acierto,sin conocerla,en suEl mar de laslentejas.En marzode 1994,esedeseorecíprocoquedósatisfechoy ahora,en1999,que Antonio BenítezRojove reeditadasunovelaenEspaña,enlamis-maeditorial Casiopeaquehadadoa conocersucitadoy extensoensayosobresuCaribedel alma,yo cumplo denuevoconél al recordarlea losnuevoslec-toresde su fábulaalgunasde susoriginalidades.

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