Las Grandes Urbes, Simmel

Embed Size (px)

Citation preview

Simmel: Las grandes urbes y la vida del espritu

Simmel: Las grandes urbes y la vida del espritu

Siglo XVIII: liberacin de todas las ligaduras surgidas en el Estado y en la religin, moral y economa.

Siglo XIX: la exigencia fue juntar a la libertad la divisin del trabajo y su realizacin, que hace al individuo particular, incomparable e indispensable; pero por esto lo hace depender de los dems.

En todo lo nombrado acta lo mismo: la resistencia a la nivelacin y a ser consumido.

Lo caracterstico de las individualidades urbanitas es el acrecentamiento de la vida nerviosa, producida por el rpido e incesante intercambio de impresiones internas y externas. La gran urbe crea condiciones psicolgicas, debido al cambio en el ritmo de vida, la percepcin del tiempo, las aceleradas imgenes que se nos presentan. En la vida de la pequea ciudad y del campo, la vida fluye ms lenta, habitual y regular.

Se conceptualiza el carcter de vida anmica urbana, frente al de la pequea ciudad, que se sita en el sentimiento y en las relaciones conforme a la sensibilidad. Con la gran urbe se forma un tipo de defensa: en lugar del sentimiento, se reacciona con el entendimiento. Esta racionalidad es una seguridad hacia la vida subjetiva frente a la violencia de la gran ciudad.La economa monetaria y el entendimiento estn en conexin: comparten la objetividad en el trato con los hombres y cosas, se empareja una justicia formal con una dureza despiadada. El hombre puramente racional es indiferente frente a todo lo individual. Las relaciones que se basan en el entendimiento calculan con los hombres como los nmeros, slo tienen inters por su prestacin, por lo que les vaya a servir esa relacin.

En las relaciones primitivas, el productor y consumidor se conocen mutuamente. Pero en la moderna gran ciudad, en la produccin para el mercado, los consumidores son desconocidos. El inters de consumidor y productor es una objetividad despiadada.

El espritu se ha convertido en un espritu calculador. La economa monetaria ayud a transformar relaciones en mero clculo, el determinar conforme a nmeros.

Las relaciones y asuntos del urbanita son variables y complicados por la aglomeracin de tantos hombres con intereses tan diferentes que se encadenan entre s; y sin la ms exacta puntualidad en el cumplir de las obligaciones y prestaciones, el todo se caera.El fenmeno anmico de la indolencia agita los nervios tanto tiempo en sus reacciones ms fuertes hasta que ya no alcanza reaccin alguna. La indolencia logra esto, la incapacidad surgida al reaccionar frente a nuevos estmulos. La significacin y el valor de las diferencias de las cosas son sentidas como nulas. Este sentimiento es el reflejo de la economa monetaria: el dinero, con su falta de color e indiferencia, es lo que da valor a todo, socava el ncleo de las cosas, su peculiaridad, su valor especfico. Reside todo en el mismo nivel o el valor que le imponga el dinero.

La actitud de los urbanitas entre s es de reserva. Si al contacto con innumerables personas debieran surgir tantas reacciones internas como en la pequea ciudad, uno se atomizara internamente. Tanto por esto como por la desconfianza, adoptamos esta actitud. Esta reserva consiste en una silenciosa aversin y repulsin mutua, tanto que un contacto ms cercano provocara odio y lucha. La antipata nos protege de lo insoportable que sera una sugestin sin orden ni concierto recproco. Provoca las distancias y las desviaciones necesarias para este tipo de vida. Esta disociacin es en realidad una forma de socializacin, adems de darle al individuo libertad personal.Comunidad: un crculo pequeo, cerrado frente a otros crculos extraos, con una unin mucho ms estrecha en s mismo, que slo permite al miembro individual un mnimo espacio para el desenvolvimiento de cualidades y movimientos libres. As empiezan los grupos polticos, familiares o de religin.

A partir de este estadio, la evolucin social va hacia dos direcciones: cuando el grupo crece, se relaja su unidad interna, la delimitacin con otros grupos se suaviza por las relaciones recprocas y conexiones, el individuo gana mayor libertad de movimiento, y peculiaridad y especificidad para la divisin del trabajo. As se fueron desarrollando el Estado y el cristianismo, los gremios y los partidos polticos y otros. El individuo y la sociedad: Si el crculo es pequeo, ms limitadas son las relaciones con otros crculos, menos libertad personal existe por la vigilia de las realizaciones, la conduccin de la vida, los sentimiento. Las diferenciaciones hara destruir el marco del todo.

La antigua Polis tena el carcter de una pequea ciudad. La constante amenaza a su existencia provoc la rgida cohesin en las relaciones polticas y militares, vigilancia del ciudadano por ciudadano, se optaba por la totalidad frente al individuo particular. La movilidad y agitacin hizo que este pueblo de personalidades individuales luchase contra la presin de una desindividualizadora pequea ciudad. Los ms dbiles fueron postrados y los fuertes se autoafirmaron. Esto hizo de Atenas un estado floreciente.Hoy en da, el urbanita es libre en contraposicin con el habitante de la pequea ciudad. La esfera vital de la pequea ciudad est concluida en y consigo misma. Para la gran ciudad es esencial que su vida interior se extienda sobre un mbito nacional o internacional ms amplio. Un hombre no finaliza con las fronteras de su cuerpo o con el mbito de su actividad, sino con la suma de efectos que se extienden a partir de l. ste es su contorno real, en el que se expresa su ser.

Hay que entender a la libertad individual no en sentido negativo: lo importa es que la especificidad e incomparabilidad se exprese en la configuracin de la vida.

Divisin del trabajo: las ciudades son las sedes de la ms elevada divisin del trabajo econmica. Ofrece un crculo que es capaz de absorber una cantidad de prestaciones debido a su tamao, mientras que la aglomeracin de individuos y su lucha por el comprador obliga a la especializacin.

La necesidad de especializar el trabajo para encontrar ganancia no agotada, exige la diferenciacin, refinamiento y enriquecimiento de las necesidades del pblico, que deben conducir a mayores diferencias personales: esto conduce a la individualizacin espiritual. Causas:

Dificultad para hacer valer la propia personalidad en la vida urbana, ganar por s la consciencia del crculo social: lo que lleva a las rarezas, extravagancias urbanitas del ser-especial, a hacerse notar para ocupar un sitio.

La brevedad y rareza de los contactos. Surge la tentacin de darse uno mismo acentuado, compacto, lo ms caractersticamente posible.

Tragedia de la Cultura: El desarrollo de las culturas modernas se caracteriza por la preponderancia del espritu objetivo sobre el subjetivo. Se muestra un retroceso de la cultura del individuo en relacin a la espiritualidad, afectividad, idealismo. Esto es resultado de la creciente divisin del trabajo, porque requiere del individuo una realizacin cada vez ms unilateral, hace atrofiar su personalidad. Las grandes ciudades es en donde se da esta cultura creciente por encima de todo lo personal. La personalidad no puede imponerse frente a ello, La vida se hace ms fcil, pero a la vez se opaca la personalidad y queda reducida a lo objetivo sin tinte personal.

En las grandes urbes hay dos formas de individualismo: la independencia personal y la formacin de singularidad personal.