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1 LAS INQUIETUDES DE SHANTI ANDÍA, DE PÍO BAROJA Y LES POMES D’OR, DE BALTASAR PORCEL

LAS INQUIETUDES DE SHANTI ANDÍA, DE PÍO BAROJA Y LES POMES D’OR, DE BALTASAR PORCEL

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Las inquietudes de Shanti Andía (1911) es una novela del mar y de los marinos. Les pomes d’or (1980), de Baltasar Porcel, incorpora una buena parte de las ideas que se manifiestan en la narrativa de postguerra, especialmente a través de un acusado individualismo de los personajes y de una tendencia al memorialismo.

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LAS INQUIETUDES DE SHANTI ANDÍA, DE PÍO

BAROJA

Y

LES POMES D’OR, DE BALTASAR PORCEL

2

Ten siempre a Ítaca en la memoria. Llegar allí es tu meta. Mas no apresures el viaje. Mejor que se extienda largos años; y en tu vejez arribes a la isla con cuanto hayas ganado en el camino, sin esperar que Ítaca te enriquezca. Ítaca te regaló un hermoso viaje. Sin ella el camino no hubieras emprendido. Mas ninguna otra cosa puede darte. Aunque pobre la encuentres, no te engañará Ítaca. Rico en saber y vida, como has vuelto, comprendes ya qué significan las Ítacas. Constantino KAVAFIS

Soplaba un levante suave que movía las banderas de los barcos amarrados y los

gallardetes en los palangres de los pesqueros. Era un puerto del sur y ellos dos, abuelo y nieto, estaban junto a uno de los norays de hierro oxidado, con el agua chapaleando al pie del muelle. Cerca había redes secándose al sol, y trozos de madera, y cabos, y jubilados que miraban el mar; y se respiraba ese olor a sal y a mar viejo, denso, de puertos que han visto ir y venir muchos barcos, y muchas vidas. Me gustan los puertos viejos y sabios, tal vez porque nací en uno de ellos. Arturo PÉREZ-REVERTE

3

ÍNDICE

A manera de prólogo …………………. 4

1. Introducción …………………. 5

…………………. 7

2. Breve presentación de los autores: vida y obra …………………. 8

Pío Baroja. Biografía

Obras de Pío Baroja

Las inquietudes de Shanti Andía

Baltasar Porcel. Biografía

La obra narrativa de Baltasar Porcel

Les pomes d’or

Comparación de los dos autores

3. Análisis comparativo: Las inquietudes de Shanti Andía y Les pomes d’or

Ideas filosóficas. Moralidad y amoralidad

Las inquietudes de Shanti Andía

Les pomes d’or

Parte comparativa

El mar y su simbología. La nostalgia

Las inquietudes de Shanti Andía

Les pomes d’or

Parte comparativa

El impulso vitalista y el espíritu acomodaticio

Las inquietudes de Shanti Andía

Les pomes d’or

Parte comparativa

El tiempo y la experiencia

Las inquietudes de Shanti Andía

Les pomes d’or

Parte comparativa

4. Conclusiones

5. Bibliografía / Webgrafía

4

A manera de prólogo

5

1. Introducción

Las inquietudes de Shanti Andía (1911) es una novela del mar y de los

marinos. «El haber nacido junto al mar me gusta; me ha parecido siempre

como un augurio de libertad y de cambio», dirá Baroja al comienzo de sus

memorias.

El autor, en diversos pasajes de esta novela, echa en falta el mar, de

manera expresa y con una épica agónica, el mar de antaño, el mar de la

aventura, el mar de los veleros y de los capitanes de altura, el de las carreras

de ultramar, a cuyas postrimerías asistió de niño cuando vivía en San

Sebastián y desde una casa familiar contemplaba los aparejos de los veleros,

los barcos atracados en el puerto y veía cómo por el muelle paseaban gentes

que habían vivido aquella vida. “Pío Baroja, en sus memorias, dice haber

sentido la vocación de escritor en su época de estudiante en la Facultad de

Medicina de Madrid”.1

Baroja fue un aventurero pasivo, más que un mero sedentario, alguien

fascinado por las gentes arriesgadas que ponían su vida al tablero con humor

más o menos vagabundo, o mayor o menor suerte: personajes como Shanti

Andía, Zalacaín o el mismo Aviraneta pueden ser los más llamativos, pero no

son los únicos.

Fue un nostálgico de la aventura como forma de vida. Desde muy niño

vivió de esas lecturas que le llevaban a islas desiertas, a mares lejanos. Él se

vio como marino de altura, como aventurero y como guerrillero, se vio a bordo

de goletas y de fragatas, a caballo en las partidas (carlistas o liberales) de los

montes de su país, pensaba que el mundo que le tocaba vivir iba a acabar con

todo ello, que se iba a hacer gris sin remedio, que cada vez quedaba menos

espacio para la verdadera aventura.

Baroja tiene rasgos de melancólico. Su personaje también lo es, disfruta

del presente, pero añora el pasado, añora la intensidad de la vida que llama

fuerte, la de acción, la de la búsqueda de la ventura que para él es algo más

que una cuestión de paga, un sueño de plenitud.

1 Pío Baroja. Eduardo Mendoza. Ediciones Omega, Madrid, 2001.

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Les pomes d’or (1980), de Baltasar Porcel, incorpora una buena parte de

las ideas que se manifiestan en la narrativa de postguerra, especialmente a

través de un acusado individualismo de los personajes y de una tendencia al

memorialismo.

Porcel nos muestra en su obra el desarrollo de estas técnicas bajo la

apariencia supuestamente sencilla de una novela de aventuras. El libro respira

una gran dosis de individualismo, que va ligado a la conciencia de los

personajes de que están solos en el mundo, aunque este individualismo se

resuelve con una moral marcadamente vitalista. De esta manera, se halla

conectado al tema de la libertad.

Por otro lado, el narrador-protagonista desarrolla entre otros el papel de

investigador de la propia psicología y de la de los demás. Todos los personajes

de la obra, excepto contados casos, evolucionan más o menos. Esta evolución

es reflejada por el narrador con pequeñas reflexiones que se apartan del hilo

argumental de la novela.

El grado de focalización del análisis sicológico es evidente: el narrador

explica lo que piensan los demás especialmente desde el punto de vista de los

demás aunque también desde el suyo propio.

Finalmente, el carácter memorialista lo proporciona la misma estructura

narrativa de la obra, proporcionada por el protagonista sobre él mismo, además

de la correspondiente a todos los personajes implicados mediante diversas

focalizaciones. Porque, ¿qué es la novela sino la memoria del narrador?

2. Breve presentación de los autores: vida y obra

Pío Baroja. Biografía

Pío Baroja, nació en San Sebastián en 1872, como tercer y último varón

en el seno de una familia de antigua estirpe vasca. Su abuelo paterno fue un

librero que componía un periódico liberal en su librería, y su padre, ingeniero de

minas, con reputación de algo bohemio, había sido también voluntario liberal

durante la segunda guerra carlista.

En 1879, el padre de Pío Baroja fue trasladado al Instituto Geográfico y

Estadístico de Madrid, ciudad donde se desarrolla la trama de algunas de las

obras del escritor como La busca o las aventuras de Paradox.

7

Tras un paréntesis en el que el padre fue trasladado a Pamplona la

familia vuelve a Madrid, donde Pío empieza los estudios preparatorios de la

carrera de medicina; en El árbol de la ciencia narra, como es sabido, las

experiencias de aquellos años.

Cinco años más tarde, en 1891, la familia de Baroja se marcha a

Valencia, donde el padre había aceptado el puesto de ingeniero jefe. El joven

Baroja se doctora por fin en 1894 y, para dar a su existencia seguridad

económica se marcha a Cestona como médico de pueblo. Sus observaciones

sobre la vida entre los mineros y los campesinos están reflejadas en sus

primeros cuentos y en algunos capítulos de El árbol de la ciencia.

En 1896, el joven Baroja decide abandonar su puesto de médico y volver

a Madrid para dirigir la panadería de una tía de su madre. Y es esta experiencia

la que quizás más afectó al rumbo que iba a tomar su vida, y que sin duda le

sirvió para agudizar su visión del mundo social en que vivía.

Son sus experiencias como pequeño industrial las que llevan a Baroja a

formular las ideas de sus ensayos de 1902 sobre la “burguesía socialista”; allí

opina que la audacia y la inteligencia de pequeño industrial se encontraban sin

fuerza contra los obreros organizados, mientras que estos no podían hacer

ningún daño al industrial grande.

Es evidente que hacia principios de siglo Baroja había asumido una

conciencia de clase derivada directamente de sus experiencias de frustración,

durante una época en que la realidad socioeconómica fue cambiante. Baroja se

encontró ante el dilema entre la teoría y la praxis en el capitalismo democrático:

el individuo es libre ante la ley, pero la realización de esta libertad en la práctica

no es fácil.

Este es el típico punto de partida ideológico de la novela del siglo XIX:

los problemas de un personaje que sólo es libre en teoría.

Baroja es uno de los primeros novelistas en hacer hincapié en las

contradicciones y ambigüedades de la sociedad y sus personajes son un fiel

reflejo de dicha sociedad. “En conjunto, la idea del mundo en la novela

barojiana es amarga, sus personajes son todos un poco desequilibrados:

8

aventureros, vagabundos, cínicos y tímidos se mueven sin saber bien por

qué”.2

Obras de Pío Baroja

Pío Baroja, doctor en Medicina sin ejercer, escribió sus millares de

páginas en un sueño de viajes y acción. Con un vago respeto a la ciencia,

Baroja muestra verdadera devoción por la acción pura, por la aventura, los

enredos y los peligros –todo ello, sin duda, como fantaseo compensatorio de su

calma de paseante solterón. Así se ve en los veintidós volúmenes de las

Memorias de un hombre de acción (1913-1935), centradas en las aventuras de

Aviraneta, un antepasado de Baroja que, en el siglo XIX, intervino en toda clase

de guerras civiles e intrigas conspiratorias.

La tendencia de Baroja es acumular hechos e intrigas, a gran velocidad,

a menudo con enredos truculentos y con episodios que no se conectan con la

línea principal. Así, El mayorazgo de Labraz (1903) o La feria de los discretos

(1905) se van haciendo catálogos gratuitos de hechos atribuidos a personajes

que no tienen por qué interesarnos.

Lo positivo en Baroja es su olor de mar y su verdor de campo, aunque

apenas descritos en su apresuramiento; algunas veces, también, algún

vislumbre de ciudades apenas esbozadas –llueve mucho en la Córdoba de La

feria de los discretos y en el Nápoles de El laberinto de las sirenas. En Camino

de perfección, en cambio, Toledo da una mayor sensación de ciudad, como

fondo del sombrío y desesperado vagar del protagonista.

En Zalacaín el aventurero la acumulación de guerras y peligros en aquel

personaje a la vez cínico e indolente se justifica por la sensación agreste de

montes y caminos.

Un caso curioso es el de El mundo es ansí (1912), ambientado entre

rusos en Suiza.

Baroja fluctúa entre una especie de malhumor y tristeza cósmicos en su

trilogía La lucha por la vida (1904-1905) y en novelas como César o nada

(1910) o El árbol de la ciencia (1911) y el toque de humor irreverente y

saludable que impregna las Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre

2 Historia de la literatura española. Ángel del Río. Holt, Rinehart and Winston, Nueva York, 1963.

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Paradox (1901), seguramente la más poética y optimista de las obras de Pío

Baroja.”El elemento pesimista se compensa siempre por su humorismo

sentimental y por una aspiración, latente en el fondo de sus exabruptos, a una

humanidad mejor y a una España más feliz.”3

Las inquietudes de Shanti Andía

Se trata de una novela de acción y aventuras, primera de la tetralogía “El

mar” publicada en 1911. Forman también la serie El laberinto de las sirenas,

Los pilotos de altura y La estrella del capitán Chimista.

Santiago Andía, ya retirado, hombre ponderado y equilibrado y prototipo

de marino vasco, escribe sus memorias.

Durante las sesenta primeras páginas ocurren muy pocas cosas. Son

una serie de pequeños acontecimientos de su infancia en el País Vasco: su

niñez en Lúzaro y su formación naval en San Fernando.

Juan de Aguirre, tío del narrador y aventurero de raza, cobra importancia

poco a poco hasta que la trama llega a estar ocupada esencialmente por el

misterio de su vida, mientras que Shanti pasa a ser un mero narrador

interesado en las aventuras de su tío, al que no cree muerto a pesar del funeral

que realizan por él en Lúzaro.

Shanti va realizando poco a poco descubrimientos sobre ellos e

informando de ellos al lector. Después de un período de navegación legal, Juan

de Aguirre entra accidentalmente en el barco negrero que capitanea

Zaldumbide y cambia su nombre por el de Tristán de Ugarte. Las condiciones

de vida son terribles y, tras un motín, Aguirre es nombrado capitán.

Tras el naufragio del barco y el posterior enterramiento del tesoro de

Zaldumbide en la costa africana los supervivientes son apresados por los

ingleses y condenados a vivir en un pontón penitenciario.

Tras su fuga, Aguirre se casa, tiene una hija y enviuda, todo en muy

poco tiempo. En vista de lo ocurrido, el protagonista real de la novela, Aguirre,

vuelve a España y se instala con su hija en una casa, cercana a Lúzaro, sin

que nadie excepto su madre sepa de su existencia.

3 Historia de la literatura española. Ángel del Río. Holt, Rinehart and Winston, Nueva York, 1963.

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A punto de morir, Juan de Aguirre revela su identidad a su sobrino

Shanti y fallece tras encomendar a su hija Mary a su cuidado. Shanti tiene un

enemigo, Machín, también enamorado de Mary, que atenta varias veces contra

la vida de Shanti hasta que se entera de que en realidad es hermano de Mary.

El suspense se centra en Juan de Aguirre, un auténtico aventurero de

vida intrigante y cautivadora, repleta de anécdotas que unas veces son

históricas, otras fantásticas, e incluso a veces folletinescas: comercio de

esclavos, sublevaciones de la tripulación, piratería marítima, el tesoro de

Zaldumbide, huida de la prisión, etc.

Al final de la obra, un Shanti viejo y acomodado, estimado como el

hombre de letras de Lúzaro, acude a la taberna como cualquier abuelo que se

precie a charlar y beber, a la espera de la inevitable muerte

Baltasar Porcel. Biografía

Baltasar Porcel nació en Andratx (Mallorca) en 1937, en el seno de una

familia de pequeños propietarios rurales y marineros. Realizó estudios de

comercio que no acabó pero ya desde muy joven se sintió atraído por la

literatura.

En el año 1952 ya colaboraba con el semanario “Andratx” y mantenía

una sección en el “Diario de Mallorca”, que firmaba con el seudónimo de Odín.

En 1959 consiguió el premio Ciutat de Palma de teatro por la obra Els

condemnats y en 1961 el mismo premio, esta vez de novela, por Solnegre.

En 1960 se traslada a Barcelona donde, después de probar en diversos

trabajos, se dedicó fundamentalmente al periodismo; sus crónicas de viajes y

sus entrevistas en “Serra d’Or”, “La Vanguardia” y “Destino” obtuvieron un gran

éxito y fueron recogidas en Grans catalans d’ara (1972), Los encuentros (1969)

y Personajes excitantes (1978).

Entre 1959 y 1965 escribió sobre todo teatro con un estilo entre

existencialista y brechtiano en una versión muy personal. Después de recoger

toda su obra dramática en el libro Teatre (1969) sólo ha publicado Els dolços

murmuris del la mar (1981).

Porcel escribió también libros de viajes y sobre temas de actualidad:

Viatge literari a Mallorca (1967), Els xuetes (1969) y Desintegraciones

capitalistas (1977) entre otras obras.

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Baltasar Porcel obtuvo, entre otros premios, el Premi d’Honor de les

Lletres Catalanes en 2007. Falleció en 2009.

La obra narrativa de Baltasar Porcel

Junto a su labor periodística, seguramente es la obra narrativa la

que resulta más característica de Porcel. De entre esta obra conviene destacar

Els argonautes (1968), situada en Andratx; Difunts sota els ametllers en flor

(Premio Josep Pla 1970), donde el autor evoca la vida de un pueblo a través de

diferentes historias de sus habitantes y Crònica d’atabalades navegacions

(1971), que es un conjunto de cuentos. En estas narraciones, Porcel avanza en

lo que podríamos denominar “mito de Andratx”, que culmina con Cavalls cap a

la fosca (Premio Prudenci Bertrana 1975).

En sus dos libros posteriores, los cuentos de Reivindicació de la vídua

Txing (1979) y Les pomes d’or (1980), aunque Porcel no rompe del todo con el

mundo de Andratx, introduce una temática más sofisticada y cosmopolita. En el

caso de la última obra el autor consigue un ambiente lleno de fuerza, violencia

y barroquismo en el que, a través de una primera persona narrativa nos

introduce de lleno en un mundo donde predominan el bien y el mal.

En Les primaveres i les tardors (1986) los protagonistas son los

miembros de una saga familiar en el microcosmos insular.

Le seguirán Lola i els peixos morts (1994), crónica de un fracaso

existencial, Ulisses a alta mar (1997), El cor del senglar (2000), Olympia a

mitjanit (2004) y Cada Castell i totes les ombres (2008), entre otras obras.

Les pomes d’or

A través de violentos flashes hacia atrás y hacia adelante Baltasar

Porcel nos narra en esta obra la historia de diversos personajes que tienen

como punto común su ambición desmedida y su gran falta de moralidad.

Tobías, un joven vascofrancés marginado y condenado a una vida gris

decide huir de su pueblo. Se convierte en marino de un barco negrero cuyo

propietario posee un gran tesoro, que había sido propiedad de Herodes el

Grande.

Porcel realiza diversos saltos temporales para narrar el final de la vida

de Herodes, su ambición insaciable y la de los que le rodeaban. La destrucción

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de Masada por los romanos y el advenimiento del Imperio Turco son

pinceladas históricas que sirven de fondo a la novela.

Ya a finales del siglo XIX un bajá turco castra a dos jóvenes

montenegrinos a los que utiliza como cómplices en el asesinato de un

estudioso inglés que había descubierto el rastro del tesoro de Herodes. Los

jóvenes consiguen escapar a duras penas, acusados de dicho asesinato y, con

el tiempo, unos de ellos se queda en Jerusalén vigilando al bajá mientras que

el otro, ahora ya señor Ulano, fleta un barco negrero.

Cuando la ocasión es propicia Ulano, ayudado por dos jóvenes, Tobías y

Bernabé, consigue arrebatar el tesoro al bajá, que es salvajemente asesinado.

A punto de ser traicionados por su patrón, los jóvenes consiguen

hacerse con el tesoro y uno de ellos, Bernabé intenta a su vez asesinar al otro.

Este, Tobías, sobrevive pero queda manco y su energía desaparece con el

brazo.

El hijo de Tobías, protagonista real de la novela, sigue los pasos de

Bernabé desde Grand Bassam, en Costa de Marfil hasta Djerba, en el

Mediterráneo, atravesando una buena parte de África.

Al final, con el fin de hacerse con el tesoro, no duda en traicionar a su

compañera, a la que cede cual simple objeto.

La historia empieza y acaba en la Mallorca tan apreciada por Baltasar

Porcel. El protagonista, que ya ha vuelto de sus viajes, disfruta de una paz y

una tranquilidad a los que la riqueza contribuye sobremanera y recupera su

antiguo amor de adolescente. “Sense abandonar el referent dels seus orígens,

a partir dels anys vuianta iniciarà una nova tendencia que podríem designar

com el ‘cicle d’Andratx al món’, on els escenaris exòtics (Àsia Menor, Àfrica

Central, el Magrib…) coneguts gràcies als seus afanys viatgers, prendran carta

de naturalesa a Le pomes d’or (1980)”4

Comparación de los dos autores

Pío Baroja fue un doctor en Medicina que prácticamente no llegó a

ejercer la profesión para la que había estudiado. Escritor de un acentuado

4 Amb tinta blava. Josep Camps et alii. Ed. Proa, Barcelona, 2001.

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pesimismo, casi anarquista, expresa en sus obras una gran admiración por la

aventura y la acción que llenaban su fantasía pero no su vida.

Baroja sitúa a sus protagonistas en diversos escenarios: a Shanti Andía

en el mar, a Martín Zalacaín en el campo o al antihéroe de La busca en un

Madrid deprimente, sucio y decimonónico que nos recuerda en parte al Londres

de Charles Dickens.

Pío Baroja, con una obra directa sin rodeos retóricos y sin pretensiones

supuso un soplo de aire fresco en la prosa de principios del pasado siglo. Sin

embargo, la impresión del lector cuando acaba de leer alguna de sus novelas

es de una cierta decepción por la desesperanza que las impregna.

Baltasar Porcel, escritor básicamente autodidacta, no llegó a acabar sus

estudios de comercio. Su paso por el periodismo, por sus crónicas de viajes (de

las Islas Baleares hasta China) y por la elaboración de entrevistas a personajes

famosos supuso un trampolín que lo catapultó al mundo literario desde muy

joven.

El mundo insular de Porcel, su Andratx natal, refleja el lugar al que el

viajero, cual reposo del guerrero, acaba volviendo y al que no renuncia por

nada. Durante la mayor parte de su vida Porcel vivió a caballo entre Mallorca y

Barcelona: de sus orígenes al ambiente cosmopolita de la gran ciudad que le

dio premios, fama y reconocimiento.

El éxito de Baltasar Porcel se centra en una especie de mitificación de

Andratx y de exaltación del Mar Mediterráneo como centro de la cultura

occidental y camino de caminos.

3. Análisis comparativo: Las inquietudes de Shanti Andía y Les pomes

d’or

Ideas filosóficas y morales. Moralidad y amoralidad

Las inquietudes de Shanti Andía

En esta novela, el protagonista Shanti Andía siente un amor y una

atracción muy grandes por Lúzaro: el pueblo que lo vio nacer y en el que

espera morir.

En sus viajes por el mundo, a los que Shanti da muy poca importancia,

da la impresión de que el único lugar importante para él es su localidad natal.

Desde San Fernando, lugar al que se ve obligado a ir a estudiar para conseguir

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su título de piloto, hasta las Filipinas o Inglaterra nuestro protagonista no

encuentra su lugar: se siente un extranjero allí a donde va. El ejemplo más

claro se da cuando, enamorado de Mary, renuncia a sus viajes a Filipinas como

capitán y acepta un puesto de menor prestigio para poder estar más tiempo en

su pueblo y más cerca de su amada.

Esa dependencia de un lugar en el que “es alguien” le obliga a mantener

su nombre y su honor impolutos. Incluso su tío, Juan de Aguirre, muda su

nombre por el de Tristán de Ugarte para que el tráfico de esclavos al que se

dedica no empañe su apellido y su fama.”Cada cual se llamaba como le

parecía; yo mismo cambié mi nombre; no quería que, si me llegaban a ahorcar,

el apellido de mi padre saliera a la vergüenza pública”.5

Lúzaro, pues, obliga a Shanti a vivir con una moralidad que ahora nos

parece anticuada pero que en la época era perfectamente comprensible. Las

acciones de nuestro protagonista, por tanto, deben ser “comme il faut”.

Les pomes d’or

Se trata de una novela de un dinamismo inquietante, plagada de

exaltación sexual, de crueldad y ambición. Les pomes d’or nos devuelve a un

mundo lleno de aventuras sin fin y reflexiones existenciales, aunque estas

reflexiones no son más que la manifestación de una violenta amoralidad. “(…)i

així també Porcel amb les seves creacions bullicioses i vitals, plenes de veus i

d’aventures que ens permeten eixamplar l’horitzó de la vida més enllà de

l’ofuscada petitesa d’un jo insuficient (...)”6

Homo homini lupus, parafraseando a Plauto en su Asinaria. Aquí todo

vale con el fin de llegar el primero en una carrera desenfrenada. La meta es el

poder, la posesión de la mujer más bella y, al más puro estilo de los tópicos

aventureros, del tesoro que aquí sí da la felicidad.

En esta novela no hay honor que mantener. No hay amor sino puro sexo

animal. La esposa del obispo protestante le engaña con el marinero que un día

entra en su casa por casualidad. El obispo se suicida y los amantes, ahora sin

5 Las inquietudes de Shanti Andía. Pío Baroja. Eds. Anaya. Madrid, 1967, p. 225.

6 Escriptures contemporànies: Baltasar Porcel i la seva obra. DDAA. Publicacions de l’Abadia de

Montserrat. Barcelona, 2009. p. 155

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obstáculos, dan rienda suelta a su pasión. Cuando el amante, Tobías, queda

manco, será Bernabé, el causante de su desgracia, quien ocupará la cama de

Katharina.

Años más tarde, muerto ya Bernabé, el hijo de Tobías encuentra a una

Katharina vieja y sin apenas rastros de su antigua hermosura. Nuestro

protagonista no dudará en acostarse con la antigua amante de su padre, sin

hacerle excesivos ascos, con el fin de obtener informaciones que le permitan

acercarse al tesoro. “Sí, us ho diré. Però, tu, xicot,has de pasar aquesta nit amb

mi. Esser per mi. Ja fa un segle que no he pogut posar la mà a sobre un home

jove, ben plantat. Blanc! Europeu! 7

Antes de eso, el protagonista no ha dudado en tener relaciones íntimas

con la hija de Bernabé, Hélène y con su nieta, Simone, a la que abandona en

una situación de práctica esclavitud al final de la historia.

Parte comparativa

Con las inevitables excepciones, podemos encontrar en Las inquietudes

de Shanti Andía abundantes ejemplos de moralidad a la antigua usanza

mientras que Les pomes d’or es el epítome de la más absoluta moralidad, aquí

sin excepciones.

En Las inquietudes… el comportamiento de Tristán de Ugarte casi que

es excepcional y se acerca más al del mundo salvaje de los piratas orientales.

Incluso Zaldumbide, el capitán al que no le tiembla el timón cuando de ir a

buscar esclavos a África se trata, posee una ética que le acerca más a Juan de

Aguirre y al irlandés Allen que a Tristán. En esta obra impera la palabra y el

honor es importante para la mayoría de sus personajes: el mismo Machín, al

enterarse de sus orígenes se echa a llorar y se vuelve generoso. “Estaba ahí

sentado, donde tú estás. –le cuenta el viejo médico a Shanti- Al principio me

oía irónicamente, con aquella sonrisa dolorosa que le caracteriza; pero cuando

le conté lo que te voy a contar a ti se transformó. Lloraba como un chico. No

creía que tuviera el corazón tan blando. Yo mismo me conmoví”.8

7 Les pomes d’or. Baltasar Porcel. Avui, Barcelona, 1980 p. 183

8 Las inquietudes de Shanti Andía. Pío Baroja. Eds. Anaya. Madrid, 1967, p. 293.

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A diferencia de esta novela, en Les pomes d’or lo difícil es encontrar a

un personaje moralmente sano y honorable. Todos luchan contra todos para

alcanzar su meta: el dinero.

Los ejemplos más brutales de falta de moralidad se centran, sobre todo,

en los capitanes de los respectivos barcos: Zaldumbide en Las inquietudes de

Shanti Andía y el señor Ulano en Les pomes d’or. Ambos patronos no dudan en

comerciar con esclavos e incluso, en el caso de Ulano, en llegar al asesinato

para aumentar su patrimonio. Aún así hay diferencias entre Zaldumbide y

Ulano y aquél nos resulta más humano: llega incluso a diseñar un barco donde

los esclavos viajan de un manera más cómoda de lo habitual en esos casos.

“No les alimentaba con mijo y manteca de palma, como los demás negreros,

sino que eles daba pescado ahumado, habichuelas y miel. Los alimentaba

mejor que a los marineros. No había sublevaciones; al revés, había negro que,

salido de la prisión, al verse en el barco con cierta libertad y sin ser golpeado,

consideraba al capitán como un bienhechor”.9

El mar y su simbología. La nostalgia

Las inquietudes de Shanti Andía

Todo lo que en esta obra son correrías de chico, pequeñas aventuras en

playas, cuevas e islotes costeros, pueden considerarse como “notas

autobiográficas” y recuerdos del San Sebastián donde Pío Baroja vivió de niño.

Recuerdos en los que destacan algunos elementos de la mitología vasca como

la Egansuguía o las canciones de taberna que a Shanti le encanta ir a escuchar

a pesar del disgusto de su madre.

Pero es en el libro segundo del primer capítulo, “El mar antiguo”, donde

Baroja, por boca de Shanti, da rienda suelta a su nostalgia por el antiguo oficio

de marino y las posibilidades que este brindaba, en franco contraste con un

presente plano y sin interés. Se trata de una exaltación del mundo romántico y

heroico de los marinos, impregnada de nostalgia por un tipo de navegación ya

desaparecido. “Antes, el barco de vela era una creación divina, como una

religión o como un poema; hoy, el barco de vapor es algo continuamente

cambiante como la ciencia (…) Antes, el mar era nuestra divinidad, era la reina

9 Las inquietudes de Shanti Andía. Pío Baroja. Eds. Anaya. Madrid, 1967, p. 293.

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endiosada y caprichosa, altiva y cruel; hoy es la mujer a quien hemos hechos

nuestra esclava (…) el mar entonces no era tan bueno como hoy, ni tan

pacífico; pero sí más hermoso, más pintoresco, un poco más joven”.10

Shanti se acomoda a su nueva existencia de burgués retirado, pero aún

así sigue añorando ese pasado. Al final del libro, en el epílogo, asegura “¡Oh,

gallardas arboladuras! ¡Velas blancas, muy blancas!(…) ¡Qué pena me da el

pensar que vais a desaparecer, que ya no os volveré a ver más! (…), yo me

alegro de que mis hijos no quieran ser marinos…, y, sin embargo…11

Les pomes d’or

Ya Jean Paul Sartre identificaba el mundo con un inmenso desierto sin

caminos prefijados. Un desierto en el que los humanos por medio de opciones

y de decisiones constantes, trazamos nuestro camino. “(…) l’homme est

condamné à être libre. Condamné, parce qu’il ne s’est pas créé lui-même, et

par ailleurs cependant libre, parce qu’une fois jeté dans le monde, il est

responsable de tout ce qu’il fait”12.

El hombre está solo en el mundo y su vida es única e irrepetible.

“L’homme n’est rien d’autre que ce qu’il se fait”13. Somos nuestra experiencia y

no hay ética que prescriba un comportamiento determinado.

En Les pomes d’or el desierto se ha convertido en un mar simbólico

donde el hombre puede trazar su rumbo. Un rumbo, influido por los vientos,

que supone una decisión personal y que cada vez lleva a un lugar diferente.

El marino no puede pretender conocer el mar desde el principio sino

que lo hace conforme lo va recorriendo, conforme traza su camino. El mar,

como la vida, es incertidumbre sobre el final y supone adversidades continuas

contra las que hay que luchar.

Míster Macaulay, el primer patrón de nuestro protagonista, asegura:

10

Las inquietudes de Shanti Andía. Pío Baroja. Eds. Anaya. Madrid, 1967, p. 35

11 Las inquietudes de Shanti Andía. Pío Baroja. Eds. Anaya. Madrid, 1967, p. 364

12 L’Existentialisme, Jean-Paul Sartre. Les Éditions Nagel. Suisse, 1965. p. 37

13 L’Existentialisme, Jean-Paul Sartre. Les Éditions Nagel. Suisse, 1965. p. 22

18

“El vent és un aliat de la mar i la mar és el més poderós i despietat dels

elements. Per lluitar contra els dos, és imprescindible la racionalitat de l’home.

Aquest vaixell va amb màquina, i mai no hissarem el velam, per evitar la

traïció.(…) El mar és un misteri, una constant perfídia”.14

El marino no puede pretender conocer el mar desde el principio sino que

lo hace conforme lo va recorriendo, conforme traza su camino. El mar, como la

vida, es incertidumbre sobre el final y supone adversidades continuas contra

las que hay que luchar.

Parte comparativa

El mundo de Shanti es un mundo pequeño, de ida y vuelta. Da la

impresión de que el planeta Tierra se ha hecho diminuto y se centra el Lúzaro.

El resto del mundo es un mero decorado que no hace otra cosa que destacar la

importancia del pueblecito vasco. “Roda el món i torna al Born” nos dice el

antiguo adagio catalán.

El mundo de los protagonistas de Les pomes d’or es, en cambio, el de

los viajes sin fin en busca de una especie de El Dorado: desde los antiguos

pueblos de las montañas españolas hasta el Próximo Oriente, África

Occidental, el Mediterráneo de Venecia a Djerba. El tiempo es también

secundario y fluctúa entre los primeros años del cristianismo, época necesaria

para explicar el origen del tesoro de Herodes y el siglo XX, culminación de la

historia.

En Las inquietudes… Shanti siente el orgullo de pertenecer a la familia

de los Aguirre y bucea en el libro de la historia familiar en busca de

acontecimientos que refuercen ese orgullo. La nostalgia impregna sus viajes en

el espacio y en el tiempo y es la causante del retorno definitivo a sus orígenes.

El mar ha supuesto un camino circular, que sólo es útil porque permite a

nuestro protagonista valorar lo que deja atrás.

En Les pomes d’or el protagonista vuelve a su pueblo pero da la

impresión de que, aunque es importante para él, se mantiene alejado del resto

de lugareños. La casa es su refugio y no hay tertulias, ni tabernas, ni batallitas

contadas junto a la chimenea común. En este caso apenas hay nostalgia y el

14

Les pomes d’or. Baltasar Porcel. Avui, Barcelona, 1980. P. 69

19

mar no es el pretexto sino, al más puro estilo Kavafis, la razón real de la

existencia: el mar como camino es el mundo en que los protagonistas habitan.

El impulso vitalista y el espíritu acomodaticio

Las inquietudes de Shanti Andía

En esta obra, la comparación entre Shanti y su tío Juan no deja lugar a

dudas: Juan de Aguirre mantiene vivo el espíritu de aquel Lope de Aguirre,

antepasado ilustre al que no se le importaba un ardite nada, ni España, ni su

rey ni sus hombres, y que no vaciló en matar a su propia hija para que no fuera

criada de nadie. Ambos lo dan todo por perdido y, por lo tanto, van hacia

delante sin parar. Su camino es su hogar y no saben –tampoco les importa

demasiado- qué encontrarán al final.

Shanti, en cambio, vive una vida aparentemente vulgar y acomodada.

Incluso aquellos viajes que le podrían proporcionar algo de aventura (la ruta de

ida y vuelta a Filipinas, de dos años de duración) son despreciados a favor de

rutas más cortas (viaje de ida y vuelta a Inglaterra) para poder estar más cerca

del hogar.

Al final de la obra, que coincide también con los últimos años de la vida

de nuestro protagonista Shanti Andía, aunque este tiene vagas reminiscencias

de tiempos pasados más aventureros y valora la vida de su tío Juan, considera

que la vida sedentaria que ha llevado y lleva es la menos mala que existe.

Shanti acepta sin envidias ni rencores que su tío es el prototipo de

aventurero a la antigua usanza. Sabe que él nunca será como Juan de Aguirre

y no le importa demasiado.”Yo cada día me siento más indolente y distraído.

Muchas mañanas, con el buen tiempo, me levanto muy temprano y sigo el

camino abandonado, escuchando el rumor de los campos”.15

Una vez leída la obra, nos quedamos con la impresión de que las únicas

aventuras que Shanti ha vivido realmente fueron las de su niñez, como la visita

al encallado Stella Maris y la consiguiente vuelta a través de una cueva que

había alimentado las fantasías de los lugareños durante generaciones.” Baroja

(…) exalta el anhelo de libertad anárquica en muchos de sus personajes y

15

Las inquietudes de Shanti Andía. Pío Baroja. Eds. Anaya. Madrid, 1967, p.

20

pugna, al mismo tiempo, por afirmar su fe en una vida organizada y culta,

incompatible de hecho con esa libertad”.16

Ya al final de la novela le proponen a Shanti la búsqueda del tesoro de

Zaldumbide, enterrado en la costa africana. Shanti proporciona todas las

indicaciones que posee pero se niega a acompañar a la expedición, tal es su

poco espíritu de aventuras.

Después de muchas peripecias el tesoro es hallado y sus buscadores le

envían un par de hermosas perlas a Shanti, para que se las regale a su

esposa. El gesto de Shanti es sintomático de lo que él opina de la aventura: las

lanza a las aguas porque no quiere nada que le recuerde a aquel que él nunca

llegó a ser.

Les pomes d’or

Podríamos decir que Les pomes d’or es una novela vitalista, porque está

llena de vida, y de aventuras como símbolo de vida, de que seguimos vivos.

En esta obra nos encontramos con dos maneras de vivir la vida y, por

añadidura, con dos tipos de personajes que los representan plenamente.

Por un lado encontramos a los perdedores como Ulano, Tobías,

Katharina o incluso la misma Simone. Pertenecen tanto a la generación anterior

como a la del mismo protagonista principal y acaban sucumbiendo a su desidia

o a su falta de visión de futuro.

Por otro lado está Bernabé des Moines, la bestia negra de Tobías, que

vive la vida al límite. Hombre brutal, que no duda en violar a su propia hija en la

noche en la que ha fallecido su yerno de peste, y de una absoluta falta de ética,

consigue el tesoro por el que han sido asesinadas tantas personas pero muere

antes de poderlo disfrutar.

En el mismo lado de los triunfadores está el protagonista sin nombre de

nuestra historia. Hijo de Tobías, no ha heredado su indolencia y su falta de

moralidad corre pareja a la de Bernabé. Al final consigue disfrutar del tesoro, de

les pomes d’or , dejando por el camino –ironías del destino- a todas aquellas

personas que habían contribuido a la desgracia de su padre: Katharina,

16

Historia de la literatura española. Ángel del Río. Holt, Rinehart and Winston, Nueva York, 1963.

21

Bernabé y a la hija e hija-nieta de éste. En cierta manera, Tobías acaba

vengándose, años más tarde de su muerte, a través de su hijo.

Parte comparativa

Ambos impulsos, el vitalista y el acomodaticio, se encuentran fielmente

reflejados en las dos novelas que ocupan este trabajo, aunque en cantidades y

en número de personajes diferentes.

En Las inquietudes… da la impresión de que la indolencia campa por

sus fueros y que la aventura se centra sólo en Juan de Aguirre, como una

excepción que confirma la regla. El terruño atrae y, al mismo tiempo, pudre

cualquier impulso vitalista y viajero. Los marinos viajan por obligación y da la

impresión de que su vuelta y su estancia en el hogar son más importantes que

la vida que han vivido afuera. La vuelta con vida a su casa se convierte en la

real aventura y en el triunfo de sus vidas. Incluso Juan de Aguirre vuelve a

pasar sus últimos días –de incógnito porque se le supone muerto- al pueblo

que le vio nacer. El espíritu acomodaticio se impone.

En Les pomes d’or, por el contrario, no hay pueblo al que volver. Todos

huyen de su lugar de nacimiento y la obra es un continuo caminar hacia

delante, sin vuelta atrás. En este caso es el protagonista, triunfador real de la

historia, el que decide instalarse en Mallorca –que tampoco es su Vallvidrera

natal- para descansar, al final de la obra, y reencontrar un antiguo amor. Los

lugares de origen de los protagonistas no tienen nada bueno que ofrecerles,

sólo recuerdos de miseria y marginación. Acomodarse allí es imposible y el

vitalismo, sinónimo de nomadismo, se impone.

El tiempo y la experiencia

Las inquietudes de Shanti Andía

Pío Baroja no utiliza el tiempo como formador de caracteres. El libro que

recoge la historia de la familia Aguirre es como un conjunto de viñetas que dan

alas a la imaginación desbocada de su tía, que vive en ellas una vida muy

alejada del insulso devenir de la suya y que le sirve para ilustrar la infancia de

Shanti.

En este caso, la vida aventurera de una buena parte de los antepasados

de Shanti Andía no despierta en éste más que vagos deseos de aventuras

22

infantiles. La vida se irá encargando de borrar los afanes aventureros de

nuestro protagonista y la experiencia de sus antepasados también

desaparecerá, con la única excepción de la de su tío Juan. “Allí, desde el

principio se presenta a un personaje que lee sus recuerdos y que se pregunta

si ahora, mirándolo todo a distancia, va a seguir. Los saltos cronológicos de la

narración no consiguen dar la impresión de sincronismo, sino que más bien

recalcan la distancia”.17

Un claro ejemplo de la desidia que invade a la familia es el de la

desaparición, con los años, del libro que contiene la historia familiar,

probablemente para ayudar a encender la chimenea de los marineros que

alquilan la casona familiar, una vez muerta la abuela.

Les pomes d’or

En esta obra el narrador protagonista decide escribir una especie de

autobiografía cuyos principales protagonistas serían su padre Tobías y él

mismo. El resto de personajes suponen un telón de fondo que contribuye a

amplificar los caracteres muy marcados de ambos protagonistas.

Tobías y su hijo nunca coinciden en la obra. Es más, Tobías es para su

hijo casi un perfecto desconocido y este se irá acercando a su padre, en la

distancia, a través de las historias y las vivencias que obtendrá a través de las

personas que o conocieron en su momento.

En esta obra de Porcel el hombre es una especie de ser temporal cuyo

marco se desarrolla sólo en este mundo. No hay salvación ni retribución fuera

de esta vida y ello impulsa a nuestros protagonistas a buscar su paraíso en la

Tierra. Todos los tópicos de la poesía clásica –Collige, virgo rosas, Carpe diem

y Tempus fugit- se dan cita en una novela en la que el tiempo es muy

importante y la experiencia vital obtenida, a través de la propia vida y a través

de la de los demás, es básica.

Esa experiencia, vivida a través de los relatos sobre su padre Tobías, le

vale al protagonista de Les pomes d’or para tener muy claro qué debe y qué no

debe hacer si quiere triunfar: al final la vida de Tobías sirve de claro ejemplo a

su hijo

17

Modernismo y 98. José-Carlos Mainer. Editorial Crítica. Barcelona, 1980. p. 360.

23

Parte comparativa

Mientras que en Les pomes d’or el tiempo es lineal (viaje sólo de ida en

la mayor parte de los casos), en Las inquietudes de Shanti Andía es

plenamente circular (viaje de ida y vuelta en todos los casos, incluso en el de

Juan de Aguirre).

Shanti Andía bebe de las fuentes aventureras y de la experiencia de la

familia pero esa información sólo deja un pequeño poso, apenas visible, que no

modifica prácticamente nada su vida. Es más, parece que le reafirma en ese

espíritu acomodaticio del que hablábamos con anterioridad.

El protagonista de Les pomes d’or, por el contrario, aprovecha todas y

cada una de las experiencias que llega a conocer, buenas y malas, para obrar

con destino a un fin primario: el dinero.

El tiempo representa un enorme problema sobre todo para los

personajes femeninos de la obra de Porcel. Hélène y Katherina ven marchitar

su belleza y su juventud de una manera imparable. Simone, en cambio

desaparece joven (¡qué terrible vida de esclava le espera!).

4. Conclusiones

A la vista de las lecturas realizadas y de la bibliografía que hemos

consultado, podemos concluir que Las inquietudes de Shanti Andía es una

novela de aventuras y, al mismo tiempo, una obra que reflexiona sobre la

imposibilidad de que haya aventuras. “Las inquietudes de Shanti Andía se

ofrece (…) como una autobiografía de composición fragmentaria y episódica a

favor de la suspensión de una intriga repleta de anécdotas históricas o

fantásticas, algunas de carácter folletinesco”.18

Hace ya la friolera de 100 años Pío Baroja opinaba que la aventura,

como los barcos a vela, había de dejado de existir en un mundo excesivamente

desarrollado donde las máquinas movían las vidas de las personas. Ello

explicaría por qué la gente se acomoda y, en todo caso sólo llega a sentir una

ligera nostalgia –pronto eliminada por el cómodo sillón- de los tiempos

pasados. La conciencia y los límites morales se imponen. La pequeña sociedad

18

Baroja o la novela en libertad. Ángel Basanta. Anaya, Madrid, 1993. p. 52.

24

de Lúzaro manda sobre las conciencias y si el protagonista quiere ser alguien

sabe que deberá pasar por el aro de lo que es correcto

Baltasar Porcel, en Les pomes d’or, opina de manera diametralmente

opuesta. Coincide con Pío Baroja en la importancia de recuperar el pasado

aunque, en este caso sin nostalgias. Les pomes d’or es una auténtica novela

de aventuras y evasión a la vieja usanza. Con un ritmo trepidante, sin dejar al

lector apenas tiempo para respirar, la novela nos lleva a tiempos pasados y a

lugares lejanos para que podamos entender por qué los protagonistas actúan

como lo hacen.

A Bernabé des Moines y todos sus compañeros, incluida la siguiente

generación, no les tientan los cantos de sirena de la moral decimonónica que

impregna Las inquietudes de Shanti Andía. Lo único que les importan son las

experiencias vividas a menudo al filo de la muerte, con el único fin de obtener

una remuneración en vida. Aquí no hay remordimientos de conciencia ni límites

religiosos o morales.

Al más puro estilo existencialista, el hombre es una isla que aumenta su

territorio cada día con la experiencia que obtiene de la vida y de los que le

rodean. El espíritu de supervivencia invade la obra de principio a fin.

Los protagonistas de Les pomes d’or tienen mucho menos que perder

que los protagonistas de la novela de Pío Baroja y, por lo tanto, actúan en

consecuencia.

A pesar de todo, el mundo de la acción une a ambos autores de manera

indisoluble, aunque tratada de diferente manera en sus dos obras.”L’acció,

oposada a la reflexió, sol caracteritzar la majoria dels personatges de les seves

novel·les (de Porcel), la qual cosa coincideix amb la seva preferència envers

els personatges i les accions de la novel·lística de Pío Baroja.” 19

19

Escriptures contemporànies: Baltasar Porcel i la seva obra. Ed. A cura de Margalida Pons et

alii. Publicacions de l’Abadia de Montserrat. Barcelona, 2009. p. 223.

25

5. Bibliografía

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Baroja. Madrid, Biblioteca Anaya de autores españoles. Ed. Anaya.

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- DEL RÍO, Ángel (1963) Historia de la literatura española. Nueva York, Holt,

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- FERNÁNDEZ ANGELATS, Francesc (1993) L’amor i l’erotisme en la literatura

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26

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- http://www.lletra.com/es/autor/baltasar-porcel

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