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Filosofía y Ética Estudios Generales DANIEL CARDENAS CANALES SEGUNDA UNIDAD INTRODUCCIÓN Una de las disciplinas más importantes de la filosofía resulta ser la que se dedica al estudio del hombre, y que tiene que ver con su naturaleza, origen y sentido de su vida. A esta disciplina la denominamos antropología filosófica, y estudiar al hombre desde la filosofía ha sido motivo de estudio tanto para los primeros filósofos griegos como para los filósofos de la actualidad, sin que ello signifique un acuerdo en lo que respecta a sus caracteres. Por ello, después de saber si es posible o no conocer (problema gnoseológico) nos encargaremos de estudiar a aquel que se hace la pregunta por el conocimiento, por el ser, por la ciencia, etc., y tal resulta ser el ser humano. Es sabido que la naturaleza humana es egoísta y ambiciosa, pero consideramos al hombre, también, como un ser solidario o generoso, sin embargo ¿cuál es la naturaleza del hombre? ¿Es un ser social o individual por naturaleza?, quizás nuestro mundo contemporáneo nos obligue a pensar que somos seres individuales, que priorizamos nuestro yo, antes que el de la polis, o quizás el exceso de individualismo y egoísmo, nos obligue a mirar con mayor rigurosidad nuestro rol en la comunidad y nuestra relación con la misma. Por ello, en esta unidad para comprender este problema estudiaremos a Aristóteles (naturaleza social) y a Thomas Hobbes (naturaleza individual), que nos permitirá dilucidar el problema y tomar alguna posición al respecto. En función de ello relacionaremos dicho tema con un debate que ha sido materia de discusiones interminables: la convivencia humana. Y tendremos como exponentes a liberales y socialistas. El proyecto liberal (nacido en la modernidad) tuvo como partida de nacimiento el bienestar para todos, donde los hombres empiecen a ser considerados como iguales, como ciudadanos. Uno de los más altos exponentes del liberalismo es John Stuart Mill, quien enfatizaba tanto el individualismo en la humanidad como tres condiciones necesarias para que una sociedad sea considerada libre. Sin embargo, las críticas al proyecto liberal no se hicieron esperar, pues, hubo quienes consideraron que se antepuso el bienestar de algunos por el infortunio de muchos, por ello, se empezaron hacer decididas críticas desde la postura opuesta al liberalismo, es decir, desde el socialismo, cuyo exponente máximo, Karl Marx, analizó la génesis, desarrollo y avance del capitalismo, concluyendo que bajo la lógica del individualismo capitalista el rico sigue siendo rico y el pobre sigue siendo pobre, aun cuando este último emplee todos sus esfuerzos en salir del atraso y del subdesarrollo. Desde el punto de vista de Marx el hombre, en el capitalismo, pierde su identidad, extravía su naturaleza y se vuelve enemigo del hombre a tal punto de sojuzgarlo con el trabajo asalariado. Consideramos que este debate entre liberales y

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Filosofía y Ética Estudios Generales

DANIEL CARDENAS CANALES

SEGUNDA UNIDAD

INTRODUCCIÓN

Una de las disciplinas más importantes de la filosofía resulta ser la que se dedica al estudio

del hombre, y que tiene que ver con su naturaleza, origen y sentido de su vida. A esta

disciplina la denominamos antropología filosófica, y estudiar al hombre desde la

filosofía ha sido motivo de estudio tanto para los primeros filósofos griegos como para los

filósofos de la actualidad, sin que ello signifique un acuerdo en lo que respecta a sus

caracteres. Por ello, después de saber si es posible o no conocer (problema gnoseológico) nos

encargaremos de estudiar a aquel que se hace la pregunta por el conocimiento, por el ser, por

la ciencia, etc., y tal resulta ser el ser humano.

Es sabido que la naturaleza humana es egoísta y ambiciosa, pero consideramos al hombre,

también, como un ser solidario o generoso, sin embargo ¿cuál es la naturaleza del

hombre? ¿Es un ser social o individual por naturaleza?, quizás nuestro mundo

contemporáneo nos obligue a pensar que somos seres individuales, que priorizamos nuestro

yo, antes que el de la polis, o quizás el exceso de individualismo y egoísmo, nos obligue a

mirar con mayor rigurosidad nuestro rol en la comunidad y nuestra relación con la misma.

Por ello, en esta unidad para comprender este problema estudiaremos a Aristóteles

(naturaleza social) y a Thomas Hobbes (naturaleza individual), que nos permitirá

dilucidar el problema y tomar alguna posición al respecto.

En función de ello relacionaremos dicho tema con un debate que ha sido materia de

discusiones interminables: la convivencia humana. Y tendremos como exponentes a

liberales y socialistas. El proyecto liberal (nacido en la modernidad) tuvo como partida de

nacimiento el bienestar para todos, donde los hombres empiecen a ser considerados como

iguales, como ciudadanos. Uno de los más altos exponentes del liberalismo es John Stuart

Mill, quien enfatizaba tanto el individualismo en la humanidad como tres condiciones

necesarias para que una sociedad sea considerada libre. Sin embargo, las críticas al

proyecto liberal no se hicieron esperar, pues, hubo quienes consideraron que se antepuso el

bienestar de algunos por el infortunio de muchos, por ello, se empezaron hacer decididas

críticas desde la postura opuesta al liberalismo, es decir, desde el socialismo, cuyo exponente

máximo, Karl Marx, analizó la génesis, desarrollo y avance del capitalismo, concluyendo que

bajo la lógica del individualismo capitalista el rico sigue siendo rico y el pobre sigue siendo

pobre, aun cuando este último emplee todos sus esfuerzos en salir del atraso y del

subdesarrollo. Desde el punto de vista de Marx el hombre, en el capitalismo, pierde su

identidad, extravía su naturaleza y se vuelve enemigo del hombre a tal punto de

sojuzgarlo con el trabajo asalariado. Consideramos que este debate entre liberales y

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socialistas nos pueden sugerir algunas interrogantes importantes: ¿nuestro mundo

contemporáneo obliga a que nos inclinemos a priorizar nuestra individualidad en

desmedro del colectivo? , ¿podemos considerar al Perú como un país liberal y moderno?,

¿es injustificada la crítica del socialismo al proyecto liberal, puesto que, la naturaleza

humana es egoísta y ambiciosa de por sí? Estudiar al liberalismo y al socialismo, no solo es

una necesidad académica para este semestre sino para nuestro desarrollo continuo en lo

profesional y en lo personal.

Finalmente, en esta unidad trataremos el tema de la existencia humana desde la perspectiva

de Jean Paul Sartre, para quien, temas como la angustia, la mala fe, la esencia, y la

libertad humana son preponderantes para comprender la existencia humana.

Lic. Mario Vásquez Cohello.

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NATURALEZA SOCIAL DEL SER

HUMANO

INTRODUCCIÓN

Es sin duda Aristóteles uno de los filósofos mas importantes de la llamada filosofía antigua o

filosofía griega. Su impronta, en distintas materias, y a pesar de los siglos transcurridos,

prevalece, tanto para la loa como para la crítica. Por ello, se dice que con Aristóteles la

filosofía griega llega a su plena madurez.

Pero, dada la vastedad y la profundidad de nuestro filósofo, y en vista de que nuestra

unidad esta referida al tema del hombre, nos encargaremos de conocer cuáles eran las ideas

del filósofo griego con respecto al ser humano. Sin embargo, ¿quién era Aristóteles?

Aristóteles era un macedónico, nacido en Estagira en el año 384 a.n.e. Su padre era médico y

amigo del Rey Amintas de Macedonia. No obstante, desde muy temprana edad Aristóteles

quedó huérfano y su tío paterno se encargaría de su cuidado hasta que éste cumpliera 18

años y lo enviara a la Academia de Platón, en la ciudad de Atenas. En dicho centro de

estudios, el joven Aristóteles empezaría a desarrollar todas sus capacidades, hasta obtener

un reconocimiento por su calidad intelectual. Su estadía en la Academia tendría un periodo

de 20 años, hasta que se retira de la misma tras la muerte de su amigo y maestro Platón.

Alrededor del 343 a.n.e. Aristóteles es llamado por Filipo, Rey de Macedonia, para que se

encargue de la educación de su joven hijo, el príncipe Alejandro, hasta que éste asumiese el

trono a los 17 años. En vista de ello, Aristóteles regresa a Atenas, y funda en esa ciudad el

Liceo (también conocida como la escuela peripatética), centro de estudios que, de alguna

manera, eclipsaría a la Academia, hasta la muerte de Alejandro Magno, y tras lo cual

nuestro filósofo tuvo que huir de Atenas para salvar su vida, debido a la reacción

antimacedónica que existía en dicha ciudad. Siendo así, hemos de agregar que el contexto

socio-político de Aristóteles, se enmarca dentro de lo que se conoce como la fusión de la

cultura occidental y oriental, y que estuvo a manos de Alejandro hasta que éste murió a los

33 años de edad.

La producción intelectual de Aristóteles fue prolífica. Algunas de sus obras fueron de

carácter exotérico destinado al gran público, mientras que otros textos fueron de carácter

esotérico y que estaba designado a un círculo reducido del Liceo y cuya divulgación no era

permitida.

El texto que nos convoca en esta tercera unidad, La Política estaba considerado dentro de lo

que el filósofo de Estagira llamaba una ciencia práctica, y nos explica, a su vez, una de las

teorías antropológicas más importantes de la cultura occidental, pues, conceptualiza al

hombre como un ser social por naturaleza y sustenta las bases de la diferenciación

humana. Este carácter social o político del ser humano dominaría la escena europea hasta

el arribo de las agudas críticas de Thomas Hobbes.

Finalmente, el profesor Dante Dávila se pregunta ¿por qué leer a Aristóteles hoy? y la respuesta

la reproducimos textualmente: “el ser dice de varias sentidos ( to on légetai pollachós). La

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actualidad de Aristóteles consiste en que, con esta frase, nos brinda: en primer lugar, un

tema, el ser (to on); en segundo lugar, un modo de trabajo filosófico (légetai); y en tercer lugar,

la forma plural de acercarse a la realidad (pollachós). De acuerdo con esto, dividimos nuestro

trabajo en tres partes, que explicarán la actualidad de cada uno de los elementos de la frase

indicada: la primera parte, el ser; la segunda, el trabajo filosófico; y la tercera, el acceso plural

a la realidad”1.

Aristóteles. Política2

LIBRO I

COMUNIDAD POLITICA Y COMUNIDAD FAMILIAR

1

El fin de toda comunidad. Opiniones erróneas. Planteamiento metodológico.

Puesto que vemos que toda ciudad3 es una cierta comunidad y que toda

comunidad4 está constituida en función a lograr algún bien (porque en

vista de lo que les parece bueno todos obran en todos sus actos), es

evidente que todas tienden a un cierto bien, pero sobre todo tiende al

supremo la soberana entre todas y que incluye a todas las demás. Esta es

la llamada ciudad y comunidad política.

Por consiguiente, cuantos opinan que es lo mismo ser gobernante de

una ciudad, rey, administrador de su casa o amo de sus esclavos, no dicen bien. Creen,

pues, que cada uno de ellos difiere en más de o en menos, y no específicamente. Como si

uno, por gobernar a pocos, fuera amo; si a más, administrador de su casa; y si todavía a

más, gobernante o rey, en la idea de que en nada difiere una casa grande de una ciudad

pequeña. Y en cuanto al gobernante y al rey, cuando un hombre ejerce solo el poder, es

rey; pero cuando según las normas de la ciencia política, alternativamente manda

y obedece, es gobernante.

1 ¿Por qué leer filosofía hoy? Miguel Giusti y Elvis Mejía. Fondo editorial de la PUCP. Lima, 2007 2 ARISTÓTELES Política Trad. Manuela García Valdés Editorial Gredos. Madrid, 1999.Págs. 45-53

3 Ciudad traduce la palabra griega polis que se refiere a una realidad histórica sin un paralelo exacto en nuestra

época; en ella se recogen las nociones de “ciudad” y “estado”. La traduciremos por la acepción usual de “ciudad”

sin recurrir a la expresión “ciudad-estado”. La polis era la forma perfecta de sociedad civil; sus rasgos esenciales

eran: extensión territorial reducida, de modo que sus habitantes se conocieran unos a otros; independencia

económica (autarquía), es decir, que produjese lo suficiente para la alimentación de su población; y,

especialmente, independencia política (autonomía), es decir, no estar sometida a otra ciudad ni a otro poder

extranjero. 4 Comunidad recoge el término griego koinonía. En muchos contextos en que hay un nivel alto de abstracción el

vocablo comunidad es generalmente aceptable. En algunos casos lo traduciremos por asociación, en el que están

presentes los elementos de intencionalidad, colaboración mutua y común acuerdo que el término griego implica.

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Pero esto no es verdad. Y será evidente lo que digo si se examina la cuestión según el método

que proponemos. Porque como en los demás objetos es necesario dividir lo compuesto hasta

sus elementos simples (pues éstos son las partes mínimas del todo), así también,

considerando de qué elementos está formada la ciudad, veremos mejor en qué difieren entre

sí las cosas dichas, y si cabe obtener algún resultado científico.

2

Génesis de la ciudad. Familia, aldea, ciudad. El hombre es un animal social.

Si uno observa desde su origen la evolución de las cosas, también en esta cuestión, como en

las demás, podrá obtener la visión más perfecta. En primer lugar, es necesario que se

emparejen los que no pueden existir uno sin el otro, como la hembra y el macho con vistas a

la generación (y esto no en virtud de una decisión, sino como en los demás animales y

plantas; es natural la tendencia a dejar tras sí otro ser semejante a uno mismo5), y el que

manda por naturaleza y el súbdito, para su seguridad. En efecto, el que es capaz de prever

con la mente es un jefe por naturaleza y un señor natural, y el que puede con su cuerpo

realizar estas cosas es súbdito y esclavo por naturaleza; por eso al señor y al esclavo

interesa lo mismo.

Así pues, por naturaleza está establecida una diferencia entre la hembra y el esclavo (la

naturaleza no hace nada con mezquindad, como los forjadores de cuchillos de Delfos6, sino

cada cosa para un solo fin. Así como cada órgano puede cumplir mejor su función si sirve

no para muchas sino para una sola). Pero entre los bárbaros, la hembra y el esclavo tienen

la misma posición, y la causa de ello es que no tienen el elemento gobernante por

naturaleza, sino que su comunidad resulta de esclava y esclavo. Por eso dicen los poetas:

Justo es que los helenos manden sobre los bárbaros.

Entendiendo que bárbaro y esclavo son lo mismo por naturaleza. Así pues, de estas dos

comunidades la primera es la casa, y Hesíodo dijo con razón en su poema:

Lo primero casa, mujer y buey de labranza.

Pues el buey hace las veces de criado para los pobres. Por tanto, la comunidad constituida

naturalmente para la vida de cada día es la casa7, a cuyos miembros Carondas llama “de

la misma panera” y Epiménides de Creta “del mismo comedero” Y la primera comunidad

formada por varias casas a causa de las necesidades no cotidianas es la aldea.

5 Platón también considera el matrimonio como un medio de alcanzar la inmortalidad.

6 Para esta referencia, entre otras explicaciones, podemos recoger la que nos da ATENEO, Deipnosofistas 173c y ss.:

“Los de Delfos eran famosos por sus cuchillos que servían a la vez para varios empleos: matar la víctima,

descuartizarla y cortarla en trozos.”

7 El término griego oikía lo traducimos en el sentido amplio de “casa” como unidad familiar, constituida por el

hombre, la mujer, los hijos, los esclavos y los bienes.

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Precisamente la aldea en su forma natural parece ser una colonia de la casa, y algunos llaman

a sus miembros “hermanos de leche”, “hijos e hijos de hijos” Por eso también al principio

las ciudades estaban gobernadas por reyes, como todavía hoy los bárbaros8:

resultaron de la unión de personas sometidas a reyes, ya que toda casa está regida por el

más anciano, y, por tanto, también las colonias a causa de su parentesco. Y eso es lo que dice

Homero:

Cada uno es legislador de sus hijos y esposa,

Pues antiguamente vivían dispersos. Y todos los hombres dicen que por eso los dioses se

gobiernan monárquicamente, porque también ellos al principio, y algunos aún ahora, así se

gobernaban; de la misma manera que los hombres los representan a su imagen, así también

asemejan a la suya la vida de los dioses.

La comunidad perfecta de varias aldeas es la ciudad, que tiene ya, por así decirlo, el nivel

más alto de autosuficiencia9, que nació a causa de las necesidades de la vida, pero

subsisten para el vivir bien. De aquí que toda ciudad es por naturaleza, si también lo son

las comunidades primeras. La ciudad es el fin de aquellas, y la naturaleza es fin. En efecto,

lo que cada cosa es, una vez cumplido su desarrollo, decimos que es su naturaleza, así de

un hombre, de un caballo o de una casa. Además, aquello por lo que existe algo y su fin es

lo mejor, y la autosuficiencia es, a la vez, un fin y lo mejor.

De todo esto es evidente que la ciudad es una de las cosas naturales, y que el hombre es

por naturaleza un animal social, y que el insocial por naturaleza y no por azar es o un

ser inferior o un ser superior al hombre. Como aquel a quien Homero vitupera:

Sin tribu, sin ley, sin hogar,

Porque el que es tal por naturaleza es también amante de la guerra10, como una pieza aislada

en el juego de damas.

La razón por la cual el hombre es un ser social, más que cualquier abeja y que cualquier

animal gregario, es evidente: la naturaleza, como decimos, no hace nada en vano, y el

hombre es el único animal que tiene palabra. Pues la voz es signo del dolor y del placer, y

por eso la poseen también los demás animales, porque su naturaleza llega hasta tener

sensación de dolor y de placer e indicársela unos a otros. Pero la palabra es para manifestar

lo conveniente y lo perjudicial, así como lo justo y lo injusto. Y esto es lo propio del hombre

frente a los demás animales: poseer, él sólo, el sentido del bien y del mal, de lo justo y de lo

8 Los bárbaros por oposición a los griegos. El término griego que lo expresa es éthnos; indica un grupo de hombres

de la misma raza, el conjunto de una tribu o un pueblo que se opone generalmente a lo que se define con el

término pólis.

9 La autosuficiencia, en griego autarkeia (autarquía), incluye el poseer lo necesario y lograr una vida feliz. (<) Lo

define el propio Aristóteles en Ética a Nicómaco: “Consideramos suficiente lo que por sí solo hace deseable la vida

y no necesita nada”.

10 Un ser que ama la guerra por la guerra, según Aristóteles, es una persona envilecida o, como Ares, superior al

hombre.

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injusto, y de los demás valores, y la participación comunitaria de estas cosas constituye la

casa y la ciudad.

Por naturaleza, pues, la ciudad es anterior a la casa y a cada uno de nosotros, porque el todo

es necesariamente anterior a la parte. En efecto, destruido el todo, ya no habrá ni pie ni

mano, a no ser con nombre equívoco, como se puede decir una mano de piedra: pues tal será

una mano muerta.

Tosas las cosas se definen por su función y por sus facultades, de suerte que cuando éstas ya

no son tales no se puede decir que las cosas son las mismas, sino del mismo nombre. Así

pues, es evidente que la ciudad es por naturaleza y es anterior al individuo; porque si cada

uno por separado no se basta a sí mismo, se encontrará de manera semejante a las demás

partes en relación con el todo. Y el que no puede vivir en comunidad, o no necesita nada

por su propia suficiencia, no es miembro de la ciudad, sino una bestia o un dios.

En todos existe por naturaleza la tendencia hacia la comunidad, pero el primero que la

estableció fue causante de los mayores beneficios11. Pues así como el hombre perfecto es el

mejor de los animales, así también, apartado de la ley y de la justicia, es el peor de todos.

La injusticia más insoportable es la que posee armas, y el hombre está naturalmente provisto

de armas al servicio de la sensatez y de la virtud, pero puede utilizarlas para las cosas mas

opuestas. Por eso, sin virtud, es el ser más impío y feroz y el peor en su lascivia y voracidad.

La justicia, en cambio, es un valor cívico, pues la justicia es el orden de la comunidad civil, y

la virtud de la justicia es el discernimiento de lo justo.

LIBRO III

ESTUDIO GENERAL DE LOS REGÍMENES POLÍTICOS

1

Definición de ciudadano

Quien hace un análisis de los regímenes políticos, de su naturaleza y sus características, debe

examinar ante todo qué es la ciudad. Pues ahora ello es objeto de disputa; unos

afirman que es la ciudad la que ha realizado tal o cual acción, mientras que otros dicen

que no fue la ciudad, sino la oligarquía o el tirano. Vemos, pues, que toda la actividad del

político y del legislador tiene que ver con la ciudad; y el régimen político es un

determinado ordenamiento de los habitantes de la ciudad.

Puesto que la ciudad es un compuesto, constituido por muchas partes, es evidente que lo

primero a estudiar es el ciudadano. La ciudad, en efecto, es un conjunto de ciudadanos, de

modo que debe examinarse a quiénes hay que denominar ciudadanos y qué es el

ciudadano. Pues a menudo se discute sobre el ciudadano y en efecto no todos están de

acuerdo en quién es ciudadano. El que es ciudadano en una democracia con frecuencia no

es ciudadano en una oligarquía.

11 Para Aristóteles el carácter natural de la comunidad no excluye que tenga un fundador. Se deben dar juntas una

tendencia natural y la voluntad de la acción humana.

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Podemos dejar de lado a los que excepcionalmente reciben tal nombre, como aquellos a

quienes se les otorga la ciudadanía. El ciudadano no es tal por residir en un cierto lugar, ni

tampoco son ciudadanos quienes tienen acceso a los procesos legales, sea para ser juzgados,

sea para entablar demandas. Lo mismo sucede con los niños aún no inscritos en razón de su

corta edad y con los ancianos exentos de todo servicio: debe decirse que son ciudadanos en

algún sentido, pero no pura y simplemente, sino añadiendo las expresiones “no plenos” o

“excedentes por la edad” o cualquier otro por el estilo.

Buscamos, pues, al ciudadano en sentido estricto y que por no tener defecto no necesita

restricción alguna, puesto que también hay que plantearse y solucionar tales dificultades en

cuanto a los proscriptos y desterrados.

Un ciudadano en sentido estricto por ningún otro rasgo se define mejor que por participar

en la justicia y en el gobierno (<)

No debemos olvidar que las cosas cuyos regímenes difieren específicamente –y uno de ellos

es primero, otro segundo y así sucesivamente– no tienen absolutamente nada en común en

cuanto tales o casi nada. Y vemos que los regímenes políticos difieren entre sí, y que unos

son posteriores y otros anteriores. Los defectuosos y los desviados serán necesariamente

posteriores a aquellos sin defecto. Resulta así que también el ciudadano será necesariamente

distinto en cada régimen político. Por eso el ciudadano del que se ha hablado es

primariamente el ciudadano de una democracia; puede ser el de otros regímenes, pero no

necesariamente. En algunos de ellos no hay pueblo (demos), ni una Asamblea reconocida

como tal, sino solo las convocadas expresamente, y los procesos se distribuyen por

secciones entre los magistrados (…) pero la definición de ciudadano requiere una

rectificación; en los restantes regímenes políticos el magistrado sin límite de tiempo no es

miembro de la Asamblea ni juez, sino aquel cuya competencia está bien determinada;

pues a todos ellos o a algunos se les ha confiado el poder de deliberar y juzgar sobre todos

los asuntos o sobre algunos. Quién es, entonces, ciudadano resulta claro a partir de estas

consideraciones: lo es aquel que tiene el poder de tomar parte en la administración

deliberativa y judicial

(...) En la práctica, un ciudadano se define como el nacido de padre y madre ciudadanos, y

no de uno solo de ellos, el padre o la madre. Otros incluso buscan más atrás, por ejemplo,

dos o tres generaciones más.

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Actividad de evaluación.

ARISTÓTELES

1. Señale ante cada pregunta si la afirmación expresada es verdadera o falsa:

a) Aristóteles considera que cuantos opinan que es lo mismo ser gobernante de una

ciudad, rey, administrador de su casa o amo de sus esclavos, no dicen bien. ( )

b) Para Aristóteles el que es capaz de prever con la mente es un jefe por naturaleza y un

señor natural, y el que puede con su cuerpo realizar estas cosas es súbdito y esclavo

por naturaleza. ( )

c) Para Aristóteles justo es que los helenos manden sobre los bárbaros. Entendiendo que

bárbaro y esclavo son lo mismo por naturaleza. ( )

d) Para Aristóteles La comunidad perfecta de varias aldeas es la ciudad, que tiene ya,

por así decirlo, el nivel más alto de autosuficiencia. ( )

e) Según Aristóteles en la práctica, un ciudadano se define como el nacido de padre y

madre ciudadanos. ( )

2 En el texto Aristóteles explica la naturaleza humana, señale lo que es verdadero o falso:

De aquí que toda ciudad es por naturaleza, si también lo son las comunidades primeras.

La ciudad es el fin de aquellas, y la naturaleza es fin. En efecto, lo que cada cosa es, una

vez cumplido su desarrollo, decimos que es su naturaleza, así de un hombre, de un

caballo o de una casa. Además, aquello por lo que existe algo y su fin es lo mejor, y la

autosuficiencia es, a la vez, un fin y lo mejor. De todo esto es evidente que la ciudad es

una de las cosas naturales, y que el hombre es por naturaleza un animal social, y que el

insocial por naturaleza y no por azar es o un ser inferior o un ser superior al hombre.

a. El hombre es un animal social. ( )

b. La ciudad es creada por el hombre. ( )

c. El hombre es un ser insocial por naturaleza y no por azar. ( )

d. El fin de la ciudad es ser autosuficiente. ( )

e. E. La ciudad fue creada por las comunidades primeras. ( )

3 Señale cual afirmación es verdadera o falsa sobre Aristóteles cuando afirma:

La razón por la cual el hombre es un ser social, más que cualquier abeja y que cualquier

animal gregario, es evidente: la naturaleza, como decimos, no hace nada en vano, y el

hombre es el único animal que tiene palabra. Pues la voz es signo del dolor y del placer, y

por eso la poseen también los demás animales, porque su naturaleza llega hasta tener

sensación de dolor y de placer e indicársela unos a otros. Pero la palabra es para

manifestar lo conveniente y lo perjudicial, así como lo justo y lo injusto.

a. El hombre es un animal gregrario. ( )

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b. El hombre es un animal con palabras. ( )

c. El hombre es superior a los animales porque siente dolor y placer. ( )

d. El hombre expresa lo conveniente y lo perjudicial. ( )

e. La naturaleza hace al hombre como un animal social. ( )

4. ¿Qué argumento de Aristóteles sobre la ciudad es verdadero o falso?

Así pues, es evidente que la ciudad es por naturaleza y es anterior al individuo;

porque si cada uno por separado no se basta a sí mismo, se encontrará de manera

semejante a las demás partes en relación con el todo. Y el que no puede vivir en

comunidad, o no necesita nada por su propia suficiencia, no es miembro de la

ciudad, sino una bestia o un dios.

a. El hombre por naturaleza se basta a sí mismo. ( )

b. El hombre es el único ser capaz de vivir sin una comunidad. ( )

c. Una bestia es incapaz de vivir fuera de una comunidad. ( )

d. Un dios es un ser que no necesita de la comunidad ni para su propia suficiencia. ( )

e. La naturaleza es posterior al individuo. ( )

1. ¿Cómo podemos entender la afirmación de ciudadano en Aristóteles cuando afirma:

Resulta así que también el ciudadano será necesariamente distinto en cada régimen

político. Por eso el ciudadano del que se ha hablado es primariamente el ciudadano

de una democracia; puede ser el de otros regímenes, pero no necesariamente. En

algunos de ellos no hay pueblo (demos), ni una Asamblea reconocida como tal, sino

solo las convocadas expresamente, y los procesos se distribuyen por secciones entre

los magistrados (<) pero la definición de ciudadano requiere una rectificación; en los

restantes regímenes políticos el magistrado sin límite de tiempo no es miembro de la

Asamblea ni juez, sino aquel cuya competencia está bien determinada; pues a todos

ellos o a algunos se les ha confiado el poder de deliberar

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DANIEL CARDENAS CANALES

TEMA 6

NATURALEZA INDIVIDUAL DEL SER HUMANO

INTRODUCCIÓN

Thomas Hobbes, nació en Inglaterra, en 1588, cuando la Armada Invencible amenazaba con

invadir las costas inglesas. Ante el temor de aquella invasión – que fracasó – su madre

adelantó el parto del pequeño Thomas, quien afirmara, posteriormente, con algo de sorna,

que su madre parió a la vez a un hermano gemelo: el miedo. Tras la muerte de su padre, es

su tío quien se encargó de su esmerada educación hasta que concluyera sus estudios en el

Magdalen Hall de Oxford.

En 1610 es llamado por el conde de Devonshire para que se encargue de la educación de su

hijo William Cavendish. Este encargo le permitiría al joven Hobbes viajar a Francia y otros

países europeos, y relacionarse con los círculos académicos más importantes de Europa. En

Florencia visita a Galileo, conoce a Johannes Kepler, lee a Michele de Montaigne y Los

Elementos del geóemtra Euclídes, obra fundamental en su vida, a tal punto de querer

convertirse en el Euclídes de la teoría política.

En 1631 ingresa al círculo académico del padre Mersenne, donde sobresalen René Descartes

y Pierre Gasendi. No obstante en Inglaterra, en 1637, la guerra civil era inminente, entre los

partidarios del Rey (del cual Hobbes era seguidor) y el Parlamento. Sin embargo, en 1640 el

Parlamento toma el control político durante 20 años (el Parlamento Largo) y Hobbes se exilia

en París. Ello obliga al filósofo a alterar el sistema que tenía previsto y empezar a redactar lo

que estaba planificado para el final: De Cive. Esta obra no solo contiene una crítica

furibunda a la concepción antropológica de Aristóteles (que de por si era considerada por

Hobbes como erróneo y pernicioso), sino que estudia la naturaleza humana sentando las

bases del individualismo moderno. Analiza la génesis del Estado y elabora una crítica a la

religión cristiana, específicamente a la Iglesia Católica.

En 1649 el rey Carlos I de Inglaterra es asesinado por orden del Parlamento, y un año antes

muere su amigo el padre Mersenne, y Hobbes experimenta un aislamiento en París, debido a

los celos que le profesaban tanto los católicos como los realistas exiliados. Por esa razón en

1651 Hobbes regresa a Londres donde aun se respiraba la atmósfera devastadora de la

guerra civil a la que Hobbes denominaba “la peor de las calamidades sociales”. Bajo esas

circunstancias, y para sus compatriotas, escribe una de sus obras más conocidas y

significativas: El Leviatán. Esta obra está destinada a estudiar preferentemente al Estado,

su origen, su constitución y duración para garantizar la paz entre los hombres. Hobbes

consideraba a los hombres iguales entre sí, y éstos al tener las mismas capacidades, tienen,

a su vez, las mismas disposiciones y fines. Ello conllevará a una situación de inestabilidad y

lucha que Hobbes denomina la guerra de todos contra todos. Hemos de resaltar que todo esto se

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DANIEL CARDENAS CANALES

da en el estado de naturalaza y que resulta ser previo a la constitución o surgimiento del

Estado.

El Estado, entonces, surgiría por la necesidad propia del hombre de no destruirse, para

ello éstos logran ponerse de acuerdo y le ceden un poder a un “tercero”, mediante un

“contrato”, que se compromete a mantener el orden y la paz, mediante un conjunto de

leyes.

El Estado, entonces, nace como consecuencia de un contrato social, su génesis no es

natural sino artificial, y el hombre se ve compelido a obedecerle por el temor que éste

infunde. Ahora bien, para Hobbes es fundamental que solo una persona detente el poder

del Estado, y esa persona debe ser el Rey. De allí su apego a la monarquía absolutista y el

rechazo que siempre experimentó por parte de los parlamentaristas, incluso de los

monarquistas, quienes nunca comprendieron las ideas del filósofo, tildándolo de traidor y

ateo. Sin embargo, en 1660 la monarquía vuelve a Inglaterra en la figura de Carlos II, que

estima a Hobbes y le ofrece una pensión.

La producción intelectual de Thomas Hobbes, fue amplísima y abarcó muchos aspectos de la

ciencia moderna. En cuanto al estudio de la naturaleza escribió De Corpore, en cuanto al

estudio de la naturaleza humana escribió De Homine y Human Nature, y en lo referido a

tratados políticos Elements of law natural and politic y On liberty and necessity, muy aparte de

De Cive y Leviatán que ya hemos comentado.

Hay que señalar que para un filósofo político como Hobbes, la guerra civil inglesa resultó ser

un enorme laboratorio de estudio y experimentación que concluye con la calificación de

estúpida, insensata y locura extrema. Empero, Hobbes no se queda con la melancolía ni en la

desazón, por el contrario, da las pautas para corregir en el futuro tamaña situación, como

conocer, por parte del pueblo, las reglas de la justicia para evitar su seducción y corrupción.

Thomas Hobbes fallece el 4 de Diciembre de 1679 tras un ataque de apoplejía. Y un año

después de su muerte la universidad de Oxford declara la prohibición de ciertos libros de

Hobbes, especialmente De Cive y Leviatán por considerarlos nocivos, perniciosos y

atentatorios contra la sociedad en su conjunto. Un año después del decreto emitido por dicha

universidad se celebra públicamente la quema de los libros de Hobbes, con fiesta, con gran

pompa y algazara oxfordiana.

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LEVIATAN

Thomas Hobbes

DE LA CONDICIÓN NATURAL DEL GÉNERO HUMANO, EN LO QUE CONCIERNE A

SU FELICIDAD Y MISERIA

La naturaleza ha hecho a los hombres tan iguales en sus facultades

corporales y mentales que, aunque pueda encontrarse a veces un hombre

manifiestamente más fuerte de cuerpo, o más rápido de mente que otro,

aun así, cuando todo se toma en cuenta en conjunto, la diferencia entre

hombre y hombre no es lo bastante considerable como para que uno de

ellos pueda reclamar para sí beneficio alguno que no pueda el otro

pretender tanto como él.

Porque en lo que toca a la fuerza corporal, aun el más débil tiene fuerza suficiente para matar

al más fuerte, ya sea por maquinación secreta o por federación con otros que se encuentran

en el mismo peligro que él.

Y en lo que toca a las facultades mentales, (dejando aparte las artes fundadas sobre

palabras, y especialmente aquella capacidad de procedimiento por normas generales e

infalibles llamado ciencia, que muy pocos tienen, y para muy pocas cosas, no siendo una

facultad natural, nacida con nosotros, ni adquirida -como la prudencia- cuando buscamos

alguna otra cosa) encuentro mayor igualdad aún entre los hombres, que en el caso de la

fuerza. Pues la prudencia no es sino experiencia, que a igual tiempo se acuerda igualmente

a todos los hombres en aquellas cosas a que se aplican igualmente. Lo que quizá haga de

una tal igualdad algo increíble no es más que una vanidosa fe en la propia sabiduría, que casi

todo hombre cree poseer en mayor grado que el vulgo; esto es, que todo otro hombre salvo él

mismo, y unos pocos otros, a quienes, por causa de la fama, o por estar de acuerdo con ellos,

aprueba. Pues la naturaleza de los hombres es tal que, aunque puedan reconocer que muchos

otros son más vivos, o más elocuentes, o más instruidos, difícilmente creerán, sin embargo,

que haya muchos más sabios que ellos mismos: pues ven su propia inteligencia a mano, y la

de otros hombres a distancia. Pero esto prueba que los hombres son en esos puntos iguales

más bien que desiguales. Pues generalmente no hay mejor signo de la igual distribución de

alguna cosa que el que cada hombre se contente con lo que le ha tocado.

De esta igualdad de capacidades surge la igualdad en la esperanza de alcanzar nuestros

fines. Y, por tanto sí hombres cualesquiera desean la misma cosa, que sin embargo, no

pueden ambos gozar devienen enemigos; y en su camino hacia su fin (que es

principalmente su propia conservación, a veces sólo su delectación) se esfuerzan

mutuamente en destruirse o someterse. Y viene así a ocurrir que, allí donde un invasor no

tiene otra cosa que temer que el simple poder de otro hombre, si alguien planta, siembra,

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construye, o posee asiento adecuado, pueda esperarse de otros que vengan probablemente

preparados con fuerzas unidas para desposeerle y privarle no sólo del fruto de su trabajo,

sino también de su vida, o libertad. Y el invasor a su vez se encuentra en el mismo peligro

frente a un tercero. [se observa que en este párrafo Hobbes muestra la llamad inseguridad]

No hay para el hombre más forma razonable de guardarse de esta inseguridad mutua

que la anticipación; esto es, dominar, por fuerza o astucia, a tantos hombres como pueda

hasta el punto de no ver otro poder lo bastante grande como para ponerle en peligro. Y no

es esto más que lo que su propia conservación requiere, y lo generalmente admitido.

También porque habiendo algunos, que complaciéndose en contemplar su propio poder en

los actos de conquista, los llevan más lejos de lo que su seguridad requeriría, si otros, que de

otra manera se contentarían con permanecer tranquilos dentro de límites modestos, no

incrementasen su poder por medio de la invasión, no serían capaces de subsistir largo

tiempo permaneciendo sólo a la defensiva. Y, en consecuencia, siendo tal aumento del

dominio sobre hombres necesario para la conservación de un hombre, debiera serle

permitido.

Por lo demás, los hombres no derivan placer alguno (sino antes bien, considerable pesar) de

estar juntos allí donde no hay poder capaz de imponer respeto a todos ellos. Pues cada

hombre se cuida de que su compañero le valore a la altura que se coloca él mismo. Y ante

toda señal de desprecio o subvaloración es natural que se esfuerce hasta donde se atreva

(que, entre aquellos que no tienen un poder común que los mantenga tranquilos, es lo

suficiente para hacerles destruirse mutuamente), en obtener de sus rivales, por daño, una

más alta valoración; y de los otros, por el ejemplo.

Así pues, encontramos tres causas principales de riña en la naturaleza del hombre.

Primero, competición; segundo, inseguridad; tercero, gloria.

El primero hace que los hombres invadan por ganancia; el segundo, por seguridad; y el

tercero, por reputación. Los primeros usan de la violencia para hacerse dueños de las

personas, esposas, hijos y ganado de otros hombres; los segundos para defenderlos; los

terceros, por pequeñeces, como una palabra, una sonrisa, una opinión distinta, y cualquier

otro signo de subvaloración, ya sea directamente de su persona, o por reflejo en su prole,

sus amigos, su nación, su profesión o su nombre.

Es por ello manifiesto que durante el tiempo en que los hombres viven sin un poder común

que les obligue a todos al respeto, están en aquella condición que se llama guerra. Pues la

GUERRA no consiste sólo en batallas, o en el acto de luchar; sino en un espacio de tiempo

donde la voluntad de disputar en batalla es suficientemente conocida. Y, por tanto, la

noción de tiempo debe considerarse en la naturaleza de la guerra, como en la naturaleza del

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tiempo atmosférico. Pues así como la naturaleza del mal tiempo no está en un chaparrón o

dos, sino en una inclinación hacia la lluvia de muchos días en conjunto, así la naturaleza de

la guerra no consiste en el hecho de la lucha, sino en la disposición conocida hacia ella,

durante todo el tiempo en que no hay seguridad de lo contrario. Todo otro tiempo es PAZ.

Lo que puede en consecuencia atribuirse al tiempo de guerra, en el que todo hombre es

enemigo de todo hombre, puede igualmente atribuirse al tiempo en el que los hombres

también viven sin otra seguridad que la que les suministra su propia fuerza y su propia

inventiva. En tal condición no hay lugar para la industria; porque el fruto de la misma es

inseguro y pro consiguiente tampoco cultivo de tierra; ni navegación, ni uso de los bienes

que pueden ser importados por mar, ni construcción confortable, ni instrumentos para,

mover y remover los objetos que necesitan mucha fuerza; ni conocimiento de la faz de la

tierra; ni cómputo del tiempo; ni artes; ni letras; ni sociedad; sino, lo que es peor que todo:

miedo continuo, y peligro de muerte violenta; y para el hombre una vida solitaria, pobre,

desagradable, brutal y corta. [la guerra es la negación del bien común]

Puede resultar extraño para un hombre que no haya sopesado bien estas cosas que la

naturaleza disocie de tal manera a los hombres y les haga capaces de invadirse y destruirse

mutuamente. Y es posible que, en consecuencia, desee, no confiando en esta inducción

derivada de las pasiones, confirmar la misma por experiencia. Medite entonces él, que se

arma y trata de ir bien acompañado cuando viaja, que atranca sus puertas cuando se va a

dormir, que echa el cerrojo a sus arcones incluso en su casa, y esto sabiendo que hay leyes y

empleados públicos armados para vengar todo daño que se le haya hecho, qué opinión tiene

de su prójimo cuando cabalga armado, de sus conciudadanos cuando atranca sus puertas, y

de sus hijos y servidores cuando echa el cerrojo a sus arcones. ¿No acusa así a la humanidad

con sus acciones como lo hago yo con mis palabras? Pero ninguno de nosotros acusa por ello

a la naturaleza del hombre. Los deseos, y otras pasiones del hombre, no son en sí mismos

pecado. No lo son tampoco las acciones que proceden de esas pasiones, hasta que conocen

una ley que las prohíbe. Lo que no pueden saber hasta qué leyes. Ni puede hacerse ley

alguna hasta que hayan acordado la persona que lo hará.

Puede quizás pensarse que jamás hubo tal tiempo ni tal situación de guerra; y yo creo que

nunca fue generalmente así, en todo el mundo. Pero hay muchos lugares donde viven así

hoy. Pues las gentes salvajes de muchos lugares de América, con la excepción del gobierno

de pequeñas familias, cuya concordia depende de la natural lujuria, no tienen gobierno

alguno; y viven hoy en día de la brutal manera que antes he dicho. De todas formas, qué

forma de vida habría allí donde no hubiera un poder común al que temer puede ser

percibido por la forma de vida en la que suelen degenerar, en una guerra civil, hombres que

anteriormente han vivido bajo un gobierno pacífico.

Pero aunque nunca hubiera habido un tiempo en el que hombres particulares estuvieran

en estado de guerra de unos contra otros, sin embargo, en todo tiempo, los reyes y

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personas de autoridad soberana están, a causa de su independencia, en continuo celo, y en

el estado y postura de gladiadores; con las armas apuntando, y los ojos fijos en los demás;

esto es, sus fuertes, guarniciones v cañones sobre las fronteras de sus reinos e

ininterrumpidos espías sobre sus vecinos; lo que es una postura de guerra. Pero, pues,

sostienen así la industria de sus súbditos, no se sigue de ello aquella miseria que acompaña a

la libertad de los hombres particulares.

De esta guerra de todo hombre contra todo hombre, es también consecuencia que nada

puede ser injusto. Las nociones de bien y mal, justicia e injusticia, no tienen allí lugar.

Donde no hay poder común, no hay ley. Donde no hay ley, no hay injusticia. La fuerza y

el fraude son en la guerra las dos virtudes cardinales. La justicia y la injusticia no son

facultad alguna ni del cuerpo ni de la mente. Si lo fueran, podrían estar en un hombre que

estuviera solo en el mundo, como sus sentidos y pasiones. Son cualidades relativas a

hombres en sociedad, no en soledad. Es consecuente también con la misma condición que

no haya propiedad, ni dominio, ni distinción entre mío y tuyo; sino sólo aquello que todo

hombre pueda tomar; y por tanto tiempo como pueda conservarlo. Y hasta aquí lo que se

refiere a la penosa condición en la que el hombre se encuentra de hecho por pura naturaleza;

aunque con una posibilidad de salir de ella, consistente en parte en las pasiones, en parte

en su razón.

Las pasiones que inclinan a los hombres hacia la paz son el temor a la muerte; el deseo

de aquellas cosas que son necesarias para una vida confortable; y la esperanza de

obtenerlas por su industria. Y la razón sugiere adecuados artículos de paz sobre los

cuales puede llevarse a los hombres al acuerdo. Estos artículos son aquellos que en otro

sentido se llaman leyes de la naturaleza, de las que hablaré más en concreto en los dos

siguientes capítulos.

DE LA PRIMERA Y DE LA SEGUNDA LEYES NATURALES, Y DE LOS

CONTRATOS

El DERECHO DE NATURALEZA, lo que los escritores llaman comúnmente jus naturale,

es la libertad que cada hombre tiene de usar su propio poder como quiera, para la

conservación de su propia naturaleza, es decir, de su propia vida; y por consiguiente, para

hacer todo aquello que su propio juicio y razón considere como los medios más aptos para

lograr este fin.

La condición del hombre (tal como se ha manifestado en el capítulo precedente) es

una condición de guerra de todos contra todos, en la cual cada uno está gobernado por su

propia razón, no existiendo nada, de lo que pueda hacer uso, que no le sirva de

instrumento para proteger su vida contra sus enemigos. En efecto, mientras uno mantenga

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su derecho de hacer cuanto le agrade, los hombres se encuentran en situación de guerra. Y

si los demás no quieren renunciar a ese derecho como él, no existe razón para que nadie se

despoje de dicha atribución, porque ello más bien de disponerse a la paz significaría

ofrecerse a sí mismo como presa (a lo que no está obligado ningún hombre).

Son embargo, esta renuncia de cada individuo a su derecho se hace

necesaria, ya que12 el motivo y el fin por el cual se establece esta renuncia

y transferencia de derecho no es otro sino la seguridad de una persona. La

mutua transferencia de derecho es lo que los hombres llaman CONTRATO

Por otro lado, uno de los contratantes, a su vez, puede, entregar la cosa convenida y dejar

que el otro realice su prestación después de transcurrido un tiempo determinado, durante

el cual confía en él. Entonces, respecto al primero, el contrato se llama PACTO O

CONVENIO.

Cuando se hace un pacto en que las partes no llegan a su cumplimiento en el momento

presente, sino que confían una en otra, en la condición de mera naturaleza, cualquier

sospecha razonable es motivo de nulidad. Pero cuando existe un poder común sobre ambos

contratantes, con derecho y fuerza suficiente para obligar al cumplimiento, el pacto no es

nulo. En efecto, quien cumple primero no tiene seguridad de que el otro cumplirá

después, ya que los lazos de las palabras son demasiado débiles para refrenar la ambición

humana, la avaricia, la cólera y otras pasiones de los hombres, si éstos, no sienten el poder

coercitivo; poder que no cabe suponer existente en la condición de mera naturaleza, en

que todos los hombres son iguales y jueces de la rectitud de sus propios temores.

Hobbes, Thomas. Leviatán. Trad. Sánchez Sarto. Ed. Tecnos. España. 1999

12 Las cursivas son mias.

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Actividad de evaluación.

THOMAS HOBBES

I. Complete

1. Thomas Hobbes es un filósofo que pertenece a la edad<<<<<<<.

2. Filósofo francés, creador de la duda metódica, contemporánea a

Hobbes:<<<<<<<<<<<

3. La política es a Aristóteles como<<<<<<<<<<<<es a Hobbes

4. El contexto socio-político de Hobbes es el de una guerra<<<<<<..

5 Según Hobbes la naturaleza ha hecho a los hombres<<<<<<<<..en sus facultades

mentales y corporales.

6. Tres son las razones por las cuales los hombres riñen entre

si:<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<

<<<<<

7. La guerra de todos contra todos, se da en el estado de<<<<<<<<<<<<<<<

8. El Estado político es producto de un<<<<<<<<<<<<<<<<<<

9. El concepto de propiedad, de bueno o malo, de justo e injusto, se da cuando aparece

el<<<<<<.................

10. El derecho de naturaleza consiste

en<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<

<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<

<<<<<<<<<<

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II. Establezca 3 diferencias entre Aristóteles y Hobbes

Aristóteles Hobbes

III. Responda

3.1 Tanto Aristóteles como Hobbes tienen propuestas interesantes con respecto al

hombre, ¿cuál de las dos le resulta ser, para usted, la más convincente?

Fundamente su respuesta.

3.2 La siguiente frase: “el hombre es el lobo del hombre”, es una frase que puede

graficar las ideas de Hobbes, ¿está de acuerdo con ello? Sí, No, ¿Por qué?

3.3 El contrato social, del cual nos habló Hobbes, es el filtro por el cual la

humanidad sale del estado de naturaleza para pasar al estado político.

Considera usted que la humanidad vivió en algún momento en el estado de

naturaleza como lo describió Hobbes.

3.4 Por qué razón es importante mantener el estado político. Explique.

3.5 En el estado de naturaleza el hombre usa su libertad todo el tiempo y en la

medida que le resulta favorable, no obstante, dicha libertad se ve “limitada”

después del contractualismo. Considera usted que en el estado político (con las

normas, leyes, propiedad, etc.) la libertad humana se pierde o se limita a favor

de un orden y bienestar. Fundamente.