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Leibniz y el eterno retorno. Reflexiones sobre la idea de apocatástasis MICHEL FICHANT (Universidad de París 1-Sorbona) El 17 de junio del año 1715. en una carta de Adam theobald Over- beck, entonces Co-Rector del Oymnasium de Wolfenbúttel. Leibniz evo- caba «(su) meditación referente a la revolución o palingenesia de todas las cosas, que seria necesaria si el género humano durase un tiempo sufi- ciente, en el estado en que se encuentra actualmente ½>. De hecho, junto a las cartas de Overbeck ya los borradores de las de Leibniz, el dossier de esta correspondencia contiene dos versiones de un estudio que responde exactamente al objeto así definido de esta meditación: la versión que es manifiestamente la primera desde el punto de vista cronológico se titula: ‘AnoKarúorarns núvrcúv (Die Wiederbringung aller Dinge»; la segunda, re- visada, corregida y notablemente completada, tiene sólo por título la pa- labra: ‘ArroKarúnraots. Max Ettlinger ha publicado y traducido en 1920. como Apéndice a su ensayo Leibniz als Geschic/itsphilosoph. el texto de la segunda versión conservando el título de la primera. Es así, bajo esta de- nominación, como ha sido desde entonces mencionado en los estudios leibnizianos: a decir verdad, mencionado más bien que considerado en si mismo; el único examen filosófico de cierta amplitud que le ha sido in- trinsecamente consagrado se encuentra en el décimo capítulo del libro de Hans Blumenberg Die Lesbarkeit der Welt 2. La aparición inminente de la nueva edición que he preparado3 me da la ocasión de volver sobre ello, sobre esta simple pregunta: ¿Qué significa precisamente, según Leibniz. tal como lo emplea aquí, el término de Apocatástasis? 1. 1 Br. 705. f.” 39r.”. Remito a mi edición: G. W. LEIRNIz. De ¡‘Horizon de la doctrine humaine. (Lo Res¡hu¡ion universelle). Textos editados, traducidos y anotados por M. Fi- chant. seguido de un Postfacio «Plus Ultra», en prensa. (Véase mfra n. 3). 2. Suhrkamp. Frankfurt-am-Main. 1981. Lo esencial de este articulo se halla tam- bién, bajo el titulo «Fine imaginAre Universalbibliothek», en Akzente 28(1981). 27-40. 3. La edición a que se refiere el autor, que es también la que ha citado en la nota 1. ha aparecido ya en la Librairie Vrin, Paris. 1991. En adelante, se añade en parénte- sis, junto a la referencia del manuscrito, la página correspondiente de esta edición (N. del T.). Revista de Filosofía. 3Y ¿poca. vol. V 1992). núm. 8. págs. 283-302. Editorial Complutense. Madrid

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Leibnizy el eterno retorno.Reflexionessobrela idea deapocatástasis

MICHEL FICHANT

(Universidadde París1-Sorbona)

El 17 de junio del año 1715. en unacartade Adam theobaldOver-beck, entoncesCo-Rectordel Oymnasiumde Wolfenbúttel.Leibniz evo-caba«(su) meditaciónreferentea la revolución o palingenesiade todaslas cosas,queserianecesariasi el génerohumanoduraseun tiemposufi-ciente,en el estadoen que se encuentraactualmente½>.De hecho,junto alas cartasde Overbecky a los borradoresde las de Leibniz, el dossierdeestacorrespondenciacontienedos versionesde un estudioque respondeexactamenteal objeto así definido de estameditación:la versiónque esmanifiestamentela primeradesdeel punto de vistacronológicose titula:‘AnoKarúorarnsnúvrcúv (Die Wiederbringungaller Dinge»; la segunda,re-visada,corregiday notablementecompletada,tiene sólo por título la pa-labra: ‘ArroKarúnraots. Max Ettlinger ha publicadoy traducidoen 1920.como Apéndicea su ensayoLeibnizals Geschic/itsphilosoph.el texto de lasegundaversiónconservandoel título de la primera.Es así,bajoestade-nominación,como ha sido desdeentoncesmencionadoen los estudiosleibnizianos:a decirverdad,mencionadomás bienqueconsideradoensi mismo; el único examenfilosófico de ciertaamplitudquele ha sido in-trinsecamenteconsagradose encuentraen el décimocapítulodel libro deHans BlumenbergDie Lesbarkeitder Welt2. La aparicióninminentede lanuevaedición quehe preparado3me da la ocasiónde volver sobreello,sobreestasimple pregunta:¿Quésignifica precisamente,segúnLeibniz.tal como lo empleaaquí,el término de Apocatástasis?

1. 1 Br. 705. f.” 39r.”. Remitoa mi edición:G. W. LEIRNIz. De ¡‘Horizon de la doctrinehumaine. (Lo Res¡hu¡ion universelle). Textos editados,traducidosy anotados por M. Fi-

chant.seguidode un Postfacio«Plus Ultra», en prensa.(Véasemfra n. 3).2. Suhrkamp.Frankfurt-am-Main.1981. Lo esencialde estearticulo se halla tam-

bién,bajo el titulo «FineimaginAreUniversalbibliothek»,enAkzente28(1981).27-40.3. La edicióna quese refiereel autor,quees tambiénla queha citadoen la nota

1. haaparecidoya en la Librairie Vrin, Paris.1991. En adelante,se añadeen parénte-sis,junto a la referenciadel manuscrito,la páginacorrespondientedeestaedición(N.del T.).

Revista de Filosofía. 3Y ¿poca.vol. V 1992).núm. 8. págs.283-302. Editorial Complutense.Madrid

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Paracontestara ello, convieneante todo reconstruirbrevementelaargumentacióndesarrolladaen el texto, que se inscribe en continua-ción directade la tesisdesarrolladaunos22 añosantes,en 1693. en Delhorizonte dela doctrinahumana(quefigura tambiénen mi edición).Setra-tabaentoncesde una«meditaciónrelativaal númerode todaslas verda-des o falsedadesposiblesque los hombres,tal y como los conocemos.puedenenunciar...parahacerver los límitesdel espírituhumanoy su ca-pacidadparaaveriguaraquelnúmero»~.

Supuesto,en efecto,quetodaverdadestéunívocamenteasociadaa unenunciadoescrito con la ayuda de un alfabetofinito, y de una longitudmáximamedidapor la facultadde los hombresparaconcebirsu sentido.segúnsu capacidadpresente,un cálculo,imitacióndel deArquímedesenel Arenario,muestraentoncesfácilmentequeen estecasoel númerodeestosenunciados,como también el de los enunciadosfalsosy bastadelas seriesde letrasdesprovistasde sentido,es finito, como finito es tam-bién el númerode libros «muy gruesos»en el queestaríanregistrados.Ateniéndosealas condicionesquepermitenel cálculo,se podrá concluir.provisionalmente,queel aforismodeTerencio:«Nihil dici quodnon dic-tum sit prius»~ quedadaun día verificado literalmente,cuandolos queescribenlibros hayanen fin agotadoel campode las combinacionespo-siblesde la escritura:«en esemomentose habríaalcanzadoel horizontede la doctrinahumana».

El argumentoasí resumidoen lo esencialsólo intervienea decirver-dadbajo unaforma hipotética;en un razonamientotal, se debenaislarlas suposicionesiniciales y distinguir ademásel «medio» de la pruebadel «objeto»de la prueba.Lo que se da por supuestoes, en primerlugar,que«todo lo quepertenecea la doctrinaes enunciable»:no se ha de con-fundir por lo tanto «doctrina»con «pensamiento»o «espírituhumano»que implica el infinito envueltoen las percepcionesconfusasy las opi-nionesen las que se expresala diversidadinnumerablede las cosas.Sesupone,en segundolugar, queel génerohumanoperdurasin cambiarenel estadoen el queestáahora-Es «mediode la prueba»la demostraciónmisma,llevadaa cabocontodoel aparatorequeridoen las enumeracio-nesdel Arte Combinatoria.de queel númerode todoslos libros posibleses finito (puestoquesiemprese puededefinir un númeroaúnmásgran-de), pero el «objeto de la prueba»está bien indicado, desdela primerapágina, por la observaciónmarginal:«Probabilidadpequeñade queelgénero humanodure siempre». Por lo tanto, la conclusiónpuede serenunciadadosveces:en primer lugarexplícitamente.«si el génerohuma-

4. LII IV, 5, f” 2rY (Ed. cit., p. 39).5. Literalmente:«Nullum estjam dictum, quod non dictum sit prius».Funuchus.

Prol. y. 41.

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no duraseun tiemposuficientementelargo,casi todo lo quepodríadecir-se estadaya dicho»; pero esto«atentacontrala armoníade las cosas»;hemosde creerpor consiguiente«queel estadopresentedel génerohu-manono durarálo bastantepara eso»6 En segundoplano, apareceotraconsecuenciaen la queestásugeridaunaperspectivafutura del devenirdel génerohumanomás allá, plus ultra, de su estadopresente:llegar apercepcionescadavez másfinas, sutiles y distintas,cuya enunciabilidadharáretrocederel horizontesde lo decible.Y tales son precisamentelasconsecuenciasqueexplotaráde nuevo,22 añosmástarde,la ‘Ano,carúa—rarnsiTévaov.

La cartaya mencionadaa Overbeckformulanitidamenteesteencade-namientotemático:«si el génerohumanoduraseun tiempo suficiente-mentelargo en el estadoen el queestáal presente...llegaríafinalmenteaverificarseen su literalidadel adagio:Nadapuededecirsequeno lo hayasido antes.Mucho más: los libros precedentesretomaríanpalabraporpalabra.De dondese siguemásaúnquelas Historias(aquí en el sentidode los libros de historia, historiae rerum gesrarum)retomarántambién...Pero si suponemosque la historiade unaépocaesté siemprepuestaporescrito como hoy en día (lo cual es totalmenteposible), siemprequeloslibros seanlos mismos,sumateriatambiénserála misma»7.

Las dos versionesdel texto de la Apocatástasisconsiderancomo re-suelto sin nuevadiscusiónel problemageneralde la calculabilidaddelnúmerode los enunciadosque llegana ocuparlibros enteros,y se colo-can de entradamásallá de las precisionesy de las precaucionesqueocu-paban,en elopúsculode 1693. todoslos márgenes,hastael puntode embro-llar el manuscrito.Por lo tanto,sabemosqueel númerode los libros conte-niendo.por ejemplo, cien millonesde letras,es finito, y sabemoscalcularlo:«SeaN estenúmero».Si los analesde la historia de un añocualquieradelmundopuedenserescritossin excederlasdimensionesdetaleslibros,el nú-merodelos analeses inferior a N, o sea finito. El mismorazonamientovalesi aumentamosla extensiónde los libros, añadiendoa los analeslas «Vi-das»de los hombresilustresu oscuros.Supongamos1023(1 seguidode 23ceros)caracteres,el númerode los libros seráQ: el númerode libros dehistoriaqueasocian,paraun añonormal,vida pública y vidasprivadas,seráinferiora Q, es decirfinito.

Un fragmentoinédito de 1701.queen cierto modouneel «Horizontede la doctrina humana»y la «Apocatástasis»,reformula así la regladecorrespondenciaentrelos enunciadosy las verdades:«Supongamosqueun día nadasea dicho que no lo hayasido antenormente;es necesanotambiénque hayaun tiempo en el quevuelvan a reproducirselos mis-mos acontecimientosy en el quenadaocurra que no hayaocurridoantes,

6. LH IV. 5. 9. fl0 5v!’ (Ed. cit.. p. 53).7. Cf. n. 1 (Ed. cit., p. 86).

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pues los hechosofrecen¡a materiade los discursos»8.Se trata, pues,apartir de ahorade un subconjuntode todoslos libros posibles,las Histo-rias, respondiendoa un subconjuntode las verdades,o sea las verdadescontingentesde los hechosy acontecimientosmismosnarradosen estoslibros. La primeraelecciónsuponeunaespeciede clasificaciónentreloslibros segúnlas materias,actividadbibliotecariade registroy de confec-ción de catálogos,queLeibniz practicabaentonces.

La segundaoperaciónes de orden epistemológicoy procedeinicial-mentepor división: toda proposiciónsingulares «historia»,por oposi-ción alas proposicionesuniversalescontingentestributariasde la inducción(en cuyo casose trata de las observaciones),así como de las proposicio-nesuniversalesnecesariasy demostrables(queconstituyenla «ciencia»:cf.NovaMethodus1. § 32, DutensV, 2, 176). Dadaestadivisión, la historia sedefinepor la enumeraciónde los variadosdominiosde la singularidad:«La filosofia es el conjunto (complexus)de las doctrinasuniversales;seoponea la Historia, que es el de las doctrinassingulares»9.

Sin duda éstaes unadefinición demasiadoabstractadel campo delconocimientohistórico paraencontraren ella una interpretacióndel ar-gumentoqueconducea la consecuenciade la Apocatástasis.Estase basa.en efecto,en unacorrespondenciamásrestringidaentrelas «gestas»y los«enunciados»,quedebenpennitir concluir del «nihil dici quod non dic-tumsit prius»un «nihil fieri quod non factumsit prius». Si «lascosasquesucedenproporcionanmateriaparalos discursos»,es tambiénel génerohumano«ensuestadopresente»quienes susceptiblede «ofrecerla mate-ria de las historiaspúblicas»igual quelos individuosdanla de su propiahistoria.En los dos casos,la materiaes manifiestamenteaportadapor losacontecimientosqueinteresanel cursodel mundo,la marchade los Esta-dosy los pueblos,las existenciasde las familias y de las personaspriva-das,en lo que les hacendignos de ser consignadosy conservadospor lamemoria.Pareceser queLeibniz rebajael caráctersucesualde las Histo-riasenumeradaslo másceñidamenteposible,parasostenerla tesisde laApocatástasispor medio de la noción de «historia memorable»:«Unahistoria memorablepuedeser situadaen los analesde la historia univer-sal, en la historia del paísdondeha transcurridoy en la historia de unhombreque se ha interesadopor ella» (NE IV, 21 §4); su sucesiónforma«estanovela de la vida humanaque constituyela historia universaldel

8. LH IV, 5, 9, 1!’ 7r.~ (Ed. cit., p. 56). El fragmentoserefiere a la cartaa Fontenellede 26 de lebrero de 1701, publicadaporprimeravez porA. B8REMBAUT, P. COSTABELy S. DELORME, «La CorrespondanceLeibniz-Fontenelleet les relationsde Leibnizavecl’Academie RoyaledesSciences:1700-1701».Revue d’hist. des Sciences 19 (1966).nn. 128-129(pasajereproducidoenla p. 86 de la cd. citj.

9. Ed. Bodemann.Dic Leibniz-Handschnjien der konigl. Offen¡l. Bibliothek zu Hanno-ver, l89S,p. 112.

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génerohumano»(Teodicea § 149); y son los conjuntosanualesde estashistorias los que dan materia para los libros cuyo cálculo atestiguaapriori el númerofinito: es a ellas,pues,también a las que se aplica laconsecuenciaqueconcluyeen el retomo de las mismashistoriasa partirdel agotamientode los libros de Historia.

Estaconclusióntoma«prestado»algoesencialde «la prácticadel his-toriador»que fue la de Leibniz. Y tal como a la vez la llevó acaboy re-flexionó sobreella. Es característicode la constitucióndel hecho históri-co, tal como Leibniz lo construye,el estardadoya al historiadorcomohechode lengua.Las resgestaese dana travésde las fuentesnarrativasyde los testimoniosquedeterminaríansusucesualidad,sólo bajola fonnaelaboradade textoscodificados.«Lastablasde actospúblicossonla par-te mássegurade la historia,por las cuales,al igual quepor las medallasylas inscripcioneslapidarias,la credibilidaddelos hechoses transmitidaala posteridad.Y unavez inventadala imprenta,se ha llegadoa prestarmáscrédito al papelque a las piedraso a los metales»(Codajuris gen-tium diplomaticum. Dissert. 1, § III, DutensIV, 3, 289). De ahí las enu-meracionesconstantementereiteradasy variadascadavez que Leibnizidentifica los hechoshistóricoscon los «monumentos»queson susmásfieles depósitos:los diplomas queconsignanlos pactos entrepríncipes,lastransacciones,lostratadosde pazy de alianza,los contratosde matri-monio con sus indicacionessobre las dotes, los testamentosy actos deadopción.de investidurao de homenaje,los arbitrajes,lassentenciasfamo-sas,lascesionesde reinos,deprincipadoso de dignidades,las abdicacionesy las capitulaciones,los reglamentosde las asociacionesy de las órdenes(A 1. 9, 315, 249, 267...)‘t El historiadores antetodo un archivero,porquela realidadmisma de los hechos,cuya recolecciónordena,estáconstitui-da por el depósitode las actas:deestaforma existeunatotal adecuacióndelos hechosa los discursos,porquelos hechosdignosde pasara la His-toria sonyacosasescritas.Pareceserqueaquíhay un presupuestomayorquesostienefuertementetoda laconstrucciónargumentativade la Apoca-tástasis:el problemano es sólo queno podemospensarsin caracteresIt;es queaquí lo quedebemospensar,reconocer,describir,ordenaren for-ma de relato,estáya en partehechode huellas,marcasescritasy de ahíque, con el agotamientoprevisible de la Biblioteca de las Historias, seproduzcala necesidadadvertidadel Retomo.

lO. VéaseL. DAVILLÉ, Leibniz historien, Paris, 1909.pp. 126-27 y 396-97.II. «Leschosescomposéesne s~auroientestresi bien demeléespar Fesprit bu-

main sansaidede caractéres».Cartaa Huygens.4/lS sept. 1694«3M 2, 193).

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II

CuandoLeibniz escogeel título de ‘Moicataatarnsrrávrwv la locu-ción no puedeno conllevarconella las resonanciasde sususosanterio-res, y, entrelos más recientes,del quehizo JohannW. Petersen.por elqueLeibniz se habíadirectamenteinteresado.Petersen.antiguo Superin-tendentede Lunenburgo,despedidode su cargoen 1692 por propagandamilenarista,había publicado en 1700 el primer volumen de una largaobra, queconstabade tres volúmenes.bajo el título de Munnjptov ‘ano—Katacytat7ewsnavrmv. En abril de 1701. Leibniz publicó en la revista deextractosliterariosqueeditabasu colaboradorJohannGeorgEckart uninformemásbiensimpáticodel libro de Petersen2

Al profesarla doctrina de la Restituciónuniversal,erradicaciónúlti-ma y definitiva del mal, del dolor, del pecadoy de la muerte misma, laSalvación,en fin, de todaslas criaturasreconciliadasconla Bondadinfi-nita de Dios,Petersenvuelvea tomar, enefecto,de Origenesno sólola te-sis sino tambiénsu denominación.No se trata aquíde relatar la historiadel origenismo;unascuantasnotasdeberíanbastarparaaclararla trans-formaciónqueLeibniz opera,confrecuenciasobreun vocabularioqueélusurpaparasuspropiosfines. Al ver el título del opúsculode 1715,cabríaesperarunaexposicióno unadeclaraciónde origenismo.quepor lo de-máspodría no sertotalmenteinverosímil por partedel autorde la Teodi-caz. Pero entrandoen la lecturadel texto, se descubriráquebajoel nom-bre de Apocatástasis. Leibniz desarrollaa hypothesiunaconcepcióndelretomo cíclico de la historia del mundoy de los seresindividualesqueOrígenesha precisamenterechazadocon el mayorvigor. No obstante,enla medida en queLeibniz. por razonesque tocan a los principios másprofundosde su metafísica,rechazaél tambiénestaconcepción,todo alfinal transcurrecomo si hubieraqueridodefenderun «quasi-origenismofilosófico» purificado de las ingenuidadesy de las inconsecuenciasqueconstituyenla debilidadoriginal del origenismohistórico.

12. Mónatlicher Auszug aus allerhand neuherausgegeben natzlichen und afligen RU-chern, abril de 1701. Pp. 1-37. Gurhauerda un extractode esteescrito en Leibniz’sDeutsche Sc/inflen. II, Berlín 1840,Pp.342-47.En su cartaa Burnettde 27 de febrerode1702, Leibniz resumeen el mismo sentidosu opinión sobrePetersen,despuésde ha-berevocado«le sentimentd’Origenedela salvationfinaledetouteslescréaturesintel-ligentes».Dice así: «M. Petersen.tréssavanthomme...estalIé au mémesentimenteta publié u y a deuxansou environ un livre enallemandin folio, intitulé Apokatdstasispánton ou de la restitutionde touteschoses:celivre estfait avecbeaucoupd’eruditionet de jugement.L’auteur apportetouslespassagesdesancienset desmodernesfavo-rablesá cettedoctrineet il soutientsonsentimentcontredessavansadversairesavecbeaucoupde modérationet de zéle.Je l’ai parcouruavec plaisir et quoyqueje n’aiegardede le suivre,je nc laissepasdereconnoistresonmerite»(GP 3, 283). La Teodiceamencionarátodavíaa Peterseny a su obraen términosaúnmásgenerosos(fi fi 17 y156).

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En sucartaaOverbeckdel 17 de junio de 1715,Leibniz empleaantesqueel término de «apocatástasis»,los de «revolución»y de «palingene-sia». Pero,desdePlatónal menos,la idea de palingenesiarecubredos te-sis solidarias,cuyo entrelazamientoLeibniz no ha reconocidosiempre.seaporquelo hayaolvidado,seaporquelo hayatomadocomoobvio, sinnecesidadde explicación:hayun renacimientode las almasindividualesy hayunaperiodicidaddel universo’~.Segúnlos contextos.la forma en laque se haceel Retomo,la justificación y la importanciaque le sonreco-nocidos,sonalgunasveceslas mismas,ya se tratede los individuoso delTodo; otrasvecesdiscrepany hastase oponen.Lasposibilidadesde va-riación sistemáticaqueofrece esteesquemadefinentambiénel lugarenel que Leibniz se enfrentaaOrígenesen la reutilizacióndel término de‘anoicatúaarns.Orígenesmismo había,por otra parte,conferidoya a es-te vocabloun significadoinédito que le era propio. Se ha podido decir,que, en eso, «la doctrinaes anteriora la palabraque la expresa...».

Es propio de él unir <la palabra)a sus ideasmásatrevidasy hacerdeuna palabrabíblica el titulo de un capítulo en la historia de las here-jias»’~. Origenesencontrabala «palabra»en los HechosdelosApóstoles.3.20-21: «El Señorenviaráal Cristo queos ha sido destinado,Jesús,el queel cielo debe guardarhasta el momentode la restauraciónuniversal(‘anoKatantaa&osr&v návnúv),de la queDios hablópor la bocade sussantosprofetas».Perolo interpretabaa la luz de su lecturapersonalde laPrimera Epístolaa los Corintios, 15, 22-28 y de la Epístolaa los Romanos,8,19-15, esdecir,de pasajesen los quese encuentranevocadaslas ideasdeliberaciónde la servidumbrey de la corrupción,trasde la cual se produ-cirá laentradaen la gloria de los Hijos de Dios. El primerode estospasa-jes aportaa Origenesel apoyoesencial,de forma que la locución quelotermina «a fin de que Dios sea todo en todos», se convierte en lafórmula-clavede la apocatástasisorigenista,tal comose volveráa encon-trar también,y conla misma insistencia,en la obra de Petersen5.

En cierto modo,en efecto,el uso origenistasólo transponey generali-za, en la doctrinade la salvación,el significadooriginal queatestiguaelusoque hacede ella Aristóteles en la Etica a Eudemo(II. 7. 1204 b 36,1205 a 4-bí 1): el placeres la restauracióndnoKatáa-racnsdel estadona-tural. Orígenesnosrecuerdatambiénen estaocasiónlas acepcionesenla lengua vulgar,que se reducena la idea de un «retornoa lo quenos

13. Véaseel artículo «Palingenesia»,de Leisegang,en la Realenzyklopadie dePauly-Wissowa,XXXVT-3. Stuttgart 1949, col. 13948.

14. A. MÉH&T. «‘ApocatastasetOrigéne,Clementd’Alexandre,Act. 3. 21>’. VigilaeChristianae10(1956),213-14

15. «Et quandtoutesdioseslui auront¿tésoumises.alors le rUs lui-mémese sou-mettra ácelul qui lui atout soumis,afin queDien soit tout entous>’. La fórmula «queDieu est touten tous»la retomaLeihniz enel Discours de Métaphysique, art. XXXII.

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pertenecepropiamente»:así hablamosde «apocatástasis»cuando unmédicoencajaun huesoque se h~ dislocadode su articulación,cuandoun destertadoregresaasupatria,cuandoun soldadose reintegraa su ba-tallón 6• Ahí se operala extensiónquetrasponeel términoa la expresióndel restablecimientofinal de todas las criaturasracionalesen el estadoprimitivo de purezaanteriora la caída,conformea la circulaciónqueha-ceque«siempre,en efecto,el final se asemejaa los principios».Estedes-tino se alcanzaconlaerradicacióncompletadelmal y la comunidadper-fectade todoen Dios,de la queel mismoDiablono podría exeluirse:esteestadofinal es la Restauraciónuniversal:«El fin queserárestauraciónse-gún el principio, y el resultadode las cosas,queserásemejantea su co-mienzo.restableceránel estadodel quela naturalezadotadade razóngo-zabaen los tiemposen los queno se necesitabacomerdel árbol del co-nocimientodel bieny del mal. El sentidodel mal serádefinitivamentere-chazadoy alejadoparasersustituidopor la integridady la pureza,y sóloDios, el Dios único y bueno,será«todo»parael ser dotadode razón,yello no en un númeromáso menosgrandede seres,sino bajo la formade ser«todo entodos»:sólo cuandono hayaporningunaparte«la muer-te», por ningunaparte«el aguijónde la muerte»,porabsolutamentenin-gunaparteel mal, entoncessí. realmenteDios será«todo en todos»‘7.

Pero haymás aún:si es cierto quehay paralos seresespiritualesunprogresoen la educacióne iluminaciónqueles acercaa Diosy les absor-be finalmente,sin excepción,en la Bondad,entoncesOrigenesafirmaconigual convicción la libertad, sin excepción,de las criaturasa las queDios no obliga a la salvación.Estaspueden,por lo tanto,elegir siempreentreel bien y el mal: de ahí unaalternanciade caídasy de subidasenuna sucesiónperiódica de universos,que Orígenesno tanto afirma co-mo tesisdoctrinal,cuantoque la sugierecomo unaescapatoriasiempreposible:«puestoquecomolo hemosdicho a menudo,el almaes inmortaly eterna,es posiblequeen numerososperíodossin fin, a travésde los di-versossiglos sin medidas,el alma desciendade la sima del bienal fondodel mal, o que sea reintegradadesdelos gradosmásbajosdel mal bastalos gradossuperioresdel bien» 8,

Quizáshaya,como hemosdicho, «unacierta ilogicidad en estacom-binaciónde un estadoúltimo “definitivo” y de un cursocíclico siempreabierto»,culpa sin duda de Orígenes.queno supoconciliar, segúnJeanDaniélou, amor de Dios y libertadhumana‘~. Lo esencial,sin embargo.por lo quenosinteresaaquí, esquela sucesiónde losmundos,siguiendolas

16. ORIGENES, Homilía sobre Jeremías, 14-18.cit. por Méhat. ar. cit.. p. 200.17. Traizé des Principes, 1,6. ¡-3 y 111.6. 3.18. Ibid. III. 1. 23.19. J. DANtÉLoU. Origéne, París. 1948, Pp. 282-83. Vid, también A. LUNEALJ. Lilistoire

du Salut chez les ¡‘bes de lÉglise. La Doctrine des Ages du monde, París.1964.p. 121.

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fasesdecaídasy de nuevosprogresosde las almas,no puedeserconcebi-da tampococomoun eternoRetomode lo mismo,queOrigenesrecusaformalmentecomocontrarioa la libertadespiritual: «Si hablamosde unmundosemejanteen todoaotro mundo,ocurriráqueAdány Eva haránde nuevolo quehanhechoya: habráde nuevoel diluvio; el mismoMoi-sésconduciráde nuevofuerade Egipto a un pueblode seismil personas;Judastraicionarápor segundavez al Señor;Pablo guardarápor segundavez la ropa de los queapedrearona Esteban;y todo lo que se ha hechoya en estavida tendráquehacersepor segundavez: no piensoqueestopuedaprobarsemedianteun razonamiento,puestoquelas almasse mue-ven segúnsu libre albedríoy mantienensusprogresoso su retrocesose-gún el poderde suvoluntad.Lasalmasno estánmovidaspor algúnmo-vimiento circularque se desarrollasegúnlos mismoscírculosen el cursode siglos múltiples»20

Lo queOrígenesrechazade estaformaes la interpretaciónestoicatar-día, segúnla cual, despuésde cadaconflagraciónqueabrasael universo,el mismomundo se reproduciráen el mismoorden de acontecimientos,desdeel comienzohastael final, tesisridículadondelas haya,apesardequesusdefensoresintentanhacerlamásverosímil limitándola a la perio-dicidadde individuos muy semejantes,perono idénticosnuméricamente.Sealo quesea.Orígenesno empleajamásel término‘anoKataataccwCpa-ra designarla repeticiónde lo mismoo de lo semejante:tal término,paraél, sólo indica la tesis que excluye la repetición: no el Retomosino elFin.

Por otro lado,el mismotérmino habíaentradofácilmenteen el voca-bulario de la astronomíaparadesignarel retomoperiódicode unoo va-rios astrosen un puntodeterminadode su trayectoria.Y de ahí,especial-mente,la reproducciónintegraldel mismoestadodel Cielo al términodelGranAño. Si admitimosademáslo queLeibniz llama la «conexiónes-toica»,quehaceque todoslos seresde estemundoseansolidarios,pode-mostambiénentenderque,segúnlos términosutilizadospor Eusebio.larestauración(&vúa-rarns)querealizael GranAño provocatambiénla re-novación(ánoicardaraats)queencauzala naturalezaa volver a empezar.segúnla mismaley, la mismaseriede acontecimientos.

La doxografíaestoicatardíaes, así, el principal responsabledel em-pleo en estesentidode unapalabraqueno perteneceal vocabulariodelPórticoantiguo ni medio. El fragmentomásexplícitoprovienede Neme-sio, queescribióal final del sigo IV: «Cuandocada uno de los astroserrantes,dicen los estoicos,vuelveexactamente,en longitudy en latitud,a un puntodel cielo en el quese encontrabaal principio, cuandoel mun-do fue constituidoporprimeravez, estosastroserrantesproducen,al ca-bo de períodosde tiemposbien determinados,el gran incendio y la des-

20. ORIGENEs, Traité des Pnncípes, II, 3, 4.

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trucción de todoslos seres.Luego cuandoestos astrosrecomienzanlamisma marcha,el Mundo se ve reconstituido;los astrosdescribendenuevoelcaminoquehabíanrecorrido, cadacosaquese habíaproducidoen el períodoanterior ocurre por segundavez, de unaforma totalmentesemejante.Sócratesexistirá de nuevo, así como Platón,así como cadaunode ellossufrirá las mismascosas,cadaciudad,cadaaldea,cadacam-po seránrestaurados.Esta reconstitución(&no.catúcrratns) del Universose produciráno sólo unavez sino un grannúmerode veces;o, mejordi-cho, las mismascosasse reproduciránde forma indefinible y sin pa-ran>2U Así estáclaramentedesignaday denominadala tesis combatidapor Orígenesen el nombrede unaconcepciónescatológicaopuesta,querecibe,no obstante,la mismadenominaciónde apocatástasis.Estaduali-dad de empleosdel mismo vocablo determinalas condicionesbajo lascualesLeibniz lo reutiliza paradesignarla idea de Retomo.

III

La idea de retornoperiódico de un mundoformadopor los mismossereso, por lo menos,porserestotalmentesemejantesquevivan las mis-masexistenciassucesivas,sólo encontraríaapoyoen laregularidadde lasrepeticionesastronómicassi seadmitiese,además,la determinaciónexac-ta del menordetalledel devenirdelas cosaspor la situacióndel cielo. Pe-ro estosupondríatraicionarbastantela enseñanzatanto de Platón comodeAristóteles,paraquienesla invariabilidad matemáticagobernabaúnica-mentelas revolucionesde los cuerposcelestesy no era transferibleni alos detallesde las existenciassingulares,ni tampocoal mundo sensibleen general.En el Estoicismo,a la inversa,el eternoRetomo,llamadodeforma tardía y raramenteApocatástasis,no expresabael caráctermate-mático de una región del universo:el Mundo mismo se veía convertidoen un servivo sometidoa las cadenciasalternantesde la generación.dela corrupcióny de la regeneración-La imposibilidadde dar unadetermi-nación numéricaexacta e incontestabledel GranAño, a partir del mo-mentoen quese admitíaquelosperíodosde los distintoscuerposcelestesno entranen contextosracionalesquepermitanel cálculode un múltipleentero, hacia ilusoria la matematizacióndel Destino.Era, por lo tanto.necesariovolver a las imágenesy a las analogíascosmobiológicas:«Estaasimilaciónreal del universoa un organismovivo estableceentre estaspartesunasolidaridad,unadependenciarecíproca...,quecontienela jus-

21. NEMEStO, Peri Anthrópou, citado por Duhem. Le Systéme du Monde, Histoire desdoctrines cosmologiques de Platoná Copernic. 1, París.1913, p. 280 (CE. Von Arnim. SVEII. n.” 625: los fragmentos512 y 625 son los únicosen los queel términoapocatástasisaparece atribuido al vocabulario estoico).

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tificación del fatalismo astrológicoy de las diversasformas de adivina-ción»22

Leibniz, por su parte, ha asociadola apocatástasisa una determina-ción matemáticaqueya no es la de un modelogeométricoquehacequelas posicionesde los cuerposcelestesseancalculables.Así como habíadadoa la metáforadel horizonteun giroaritmético, trata ahorala histo-ria como un relato de los estadosdel mundo,de sus acontecimientospú-blicos e individuales,cuyo texto se convierteen el objeto de unaenume-ración combinatoria.De ahí la paradojasegúnla cual Leibniz no dicenadade la fuenteestoicade la apocatástasis-retomo,pero evocaal con-trario su parentescoconel modelofisico del mundodeEpicuro:«Segura-mente,si los cuerposestuvieranhechosde átomos,todo volvería exacta-mentea la mismacolecciónde átomos,mientrasqueno hubieranuevosátomosqueviniesende fuera para inmiscuirse.del mismo modo quesisupusiéramosun mundocomoel de Epicuro,separadode los otrosmun-dos por intermundos.Pero un mundo tal sería una máquinaqueunacriaturade perfecciónfinita podríaconocerperfectamente,lo queno tie-ne lugar en el mundoverdadero»23.

Estaslíneasatestiguanbien,comootros textos, quela «conexiónuni-versal», frecuentementeformulada por la repetición del aúnvotananaestoico e hipocráticoexpresa,al contrario de lo que se cree,la compleji-dadfinita de un universoen el queel continuoestáactualmentedivididoal infinito y en el quecadaparcelacontieneun mundode unainfinidadde criaturas que ningún libro podrá jamásdescribir integralmente:laprofundizaciónde la «conexiónestoica»permitirá porlo tanto salir de lahipótesisdel Retomoen adelanteasociadoa la física y a la cosmologíadel atomismo.

A partir del Del horizontede la doctrina humana,en efecto,Leibniz, ci-tandoentoncesel Canto 2 del De Rerumnatura de Lucrecio,explota laasimilación,muy antigua.de los átomosfísicos a las letrasdel alfabeto.Peroa fin de obtenermásargumentosaúna favor de la repeticiónde losciclosde los estadossucesivosdel mismomundo(en vez de la pluralidadde mundosdiferentescoexistentes,que es una idea totalmentedistintayen el fondoopuesta),el hechode convertiren metáforaslas combinacio-nesatómicaspor la escrituraalfabéticadeberecibir una importanteen-mienda;el principio seráclaramenteformuladopor Humeal comienzode la segundaPartede susDiálogossobre la Religión natural: «Envez desuponerla materiainfinita, como hacíaEpicuro, se suponela finita. Un

22. J. MoREAU.LAme thi Monde de Platon ala Szotciens, Paris,1953. pp. 186-87.23. L. Br. 705, f.~ 74r.o (Ed. cit., p. 72). La misma idease hallabaexpresadaenuna

carta a GerhardMeier de enerode 1693: «Quodsiuniversumconstaretex atomorumnumerocedo,tunc sagacitascreaturarumad perfectamcognitionemuniversiperveni-re posset»(A 1, 9. 229).

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número finito de partículassólo es susceptiblede trasposicionesen nú-merofinito, y debeforzosamenteocurrir, en unaduracióneterna,queca-da ordeno cadaposiciónposibleseautilizado un númerofinito deveces.Estemundo,contodos susacontecimientos,hastael másmínimo, hasi-do anteriormenteprovocadoy destruido,y seránuevamenteprovocadoydestruidosin límite alguno. Nadie que tengaalgunaconcepciónde lospoderesdel infinito, en comparaciónconel finito, pondrájamásen dudaestaafirmación»24•

Másprecisamente,estosignificaqueparaexpresarla repeticiónperió-dica en una modelizaciónalfabéticadel «mundoepicúreo»,hace faltacombinarla caracterizaciónde un mundotal conformea unadoble«re-interpretación»:en primer lugar, se fijará una longitud máxima de losenunciadosy delos libros mismos,de forma quesu númeroseafinito: seobtiene así,el modelofísico y cosmológicode la apocatástasisuniversal.Se asociará,así,aunaconcepciónanalíticaradical,quereducetodafrasecomplejaa unaseriede letras,un atomismono menosradicalde los he-choso acontecimientos:el sentidoretórico y el sentidocronocosmológicodel «periodo»puedenentoncesconfundirseen la expresiónde la mismacircularidad.Es únicamentede estemodocomo Leibniz consigueaplicara la historia como sucesiónde hechospúblicos y privados «memora-bles»,cuyosrelatosestánarchivados,la idea y la palabrade apocatásta-sis que los estoicoshabíanasociadoa la unidad orgánicaen un mundoordenadopor los Xóyot orgánicoy vivificado porel nvsúpa.

Iv

La idea de un eternoRetornosólo ejerce en los Antiguos, como enNietzsche,su poderde fascinaciónen la medidaen quedeterminatam-bién las existenciasidénticasy sucesivasdel mismoindividuo: «Mensch!Dein ganzesLebenwird wie emeSanduhrimmerwiederumgedrehtwer-den und immer wieder auslaufen,cine grosseMinute Zeit dazwischen.bis alíe Bedingungen.aus denen du gewordenbist. im Kreislaufe derWelt, wiederzusammenkommen...Und in jedemRing desMenschensda-seins Ílberhauptgibt es immer cine Stunde,wo ersteinem.dannvielen.dannalíen der máchtigsteGedankeauftaucht,der von der ewigenWie-derkunft aher Dinge: es ist jedesmalfiAr dic Menschheitdic StundedesMittags».(«Hombre,todatu vidaes un reloj de arenaal quedamosla niel-ta unay otra vez, y sucontenidocorreráun númeroinfinito de veces,se-paradospor intervalos de un largo minuto de tiempo, hastaqueel cursocíclico del universoreúnatodaslas condicionesen las quenaciste...Y encadauno de los ciclos sucesivosde la historia humana,haysiempreuna

24. HuME. Dialogues sur la Religion naturelle. trad. Er. M. David. Paris. 1964. p.116.

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hora en el queparaun hombreaislado,y luegoparavarios,y luegoparatodos,se levantael pensamientomás potenteentretodos,el del eternoRetornode todaslas cosas:cadavez, entonces,suenaparala humanidadla hora del Mediodía25»).

¿Sonóde la misma forma paraLeibniz el Mediodía,cuandomeditabasu ‘ArroKarúorarnsnÚvrÚv? Eso pareceal leer lo que escribióen el primerborrador,y queno seráreproducidoen la versión revisaday completada:«Llegaráun tiempoen el que la vida misma de los individuospasarádenuevoexactamentepor las mismascircunstancias.Yo mismo, por ejem-pío, habitandoen unaciudadllamadaHanover,situadaal bordedel ríoLeine. ocupadoen la Historia de Brunswick escribiendoa los mismosamigos cartas de iguales significados» 26~

Es notabley bonito queLeibniz hayaimplicado la anticipaciónde supropio retomoen el marcode la escritura,y másparticularmenteaúnenel doble ejerciciodel historiador,redactorde los Analesdel imperio ger-mánico,y del epistolario,en el centroperspectivode unared densade co-municación:¿Cuáles.parala Monadología, el ejemplopor excelenciadeunaverdadcontingenteo de hecho?Es que«existeuna infinidad de figu-rasy de movimientospresentesy pasados,queentranen la causaeficien-te de mi escriturapresentey hayunainfinidad de pequeñasinclinacionesydisposicionesde mi alma, presentesy pasadas,queentranen la causafi-nal»(§36). Pero el gestode escribir traduceestadoble infinidad en unaserie limitada de líneasdondese repite el mismojuego de caracteres:alproyectarsefuera de sí misma paraabsorbersesin huellaescrita,la mó-nadaespiritualse restringea la finitud de suexpresióndistinta propiadehoy. Entonces,como el retomo de los acontecimientosestáanticipadoporla pruebadel agotamientode loslibros posibles,supropioretomo seasimilaparaLeibniz ala repeticióndel trazode las mismasletras,dondeestaránimplicadosel pasadodel Imperio. el inventodel cálculodel infi-nito, la reuniónde las Iglesias.Petersen,Overbeck,y los demás,todosco-gidosen la circularidad.dondeel gestode escribirse convierteél mismoen el acontecimientocuya reglade reproducciónla tienentodoslos de-más.Las Historiaspúblicasde los Estadoslas vidas legiblesde los indi-viduos,no se repitensi no es en la medida en queestánconstantementereescritaspor un escribanocuyo gesto monótonoes coextensivoa todaslas épocas.Nadie sino Leibniz podía identificar tan rigurosamentesupropia duracióna la acumulaciónde huellasescritas,testigosde un epi-sodio pensanteen la historia de los hombres.

Ocurrequeal releery elaborarde nuevosu texto,Leibniz no quiso re-tenerestaslíneasextraordinarias;sin embargoestaeliminaciónadquiereella solatodo susentidosi la integramosal conjuntode enmiendasque

25. Werke. Grossoktavausgabe.XII. 62s.26. L Br 705, fo 72v2 (Ed. cit.. p. 64).

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resultande la comparaciónde dosestadossucesivosde la ‘Anoicatáara—ats 7Tavuov.

Ademásde las variantes,queaportansobretodoun aumentode ex-plicacionesa las formulacionesde la primera versión,la segunda.y paranosotrosla definitiva, comprendeno sólo omisionessignificativassinotambiénañadidosquedesplazannotablementeel punto de equilibrio dela exposición;las unasy las otrasproducenfinalmente el mismo efectode sentido,poniendoen primerplano lo quetratabael primerborrador.en forma de esbozo,comoun debilitamientomarginalde la tesisdel Re-tomo:estavez lo quese afirma, fuerte y primeramente.es la subordina-ción del dispositivo calculísticode la combinatoriafinita a las condicio-nesmetafisicasde su superación.

Ademásde las líneasya citadas,desaparecende la segundaversiónaquéllasen las queestabaafinnadasin restricciónningunala repetición.en su identidadmisma,de las existenciasindividuales: el retomo de loque«ofrecemateriaa la historia»ya no es el del mismoindividuo numé-ricamenteidéntico, sino el de uno semejanteen todo y sólo en aquelloque unadescripciónfinita puedealcanzar.De ahí, quizá, la correccióndel título mismoy el abandonodel núvrúw: a decirverdadno hayrestitu-ción ni de’ todas las cosas,ni en todoslos respectos.

Es, pues,la asociaciónde los Anales de la historia pública universalconla sumade todaslas historiasindividuales,lo quehaceestallarel sis-temade condicionesbajolas cualesla apocatástasispodíasertomadali-teralmentecomo restauraciónintegral de un mismo mundo:de atenersesólo a losAnales,no se sabríatodavíacon certezacómoescapara la con-clusión. Puedenen efecto ser descritosde forma suficiente (suificienter)porlos registrosde los acontecimientosmemorables,basadosen los actospúblicos; aquíen orden a la magnitudde los hechosrelatados,hayade-cuaciónentrelas seriesde hechosy los conjuntoslibrescos,entrelas co-sasy su descripción.Paralas vidas individuales, en cambio, los librosofrecenunadescripciónquesólo puedeserdetallada<‘minutatim). y cuyaconvenienciarespectode la historiaes parcial: estadescripciónsupone.en efecto,unaelecciónqueaisla una lista finita de predicados.fenóme-nos y acontecimientossobreel fondodeun infinito virtualmentedisponi-ble, siempreprestoa nutrir unanarraciónmásdetallada.Un tal subcon-junto calculablede predicadosno llega másquea un individuo «vago».(indefinido)27 sin poder determinarla identidadnuméricadel sujetode-signado.De suerteque,si hayrepeticiónporunanuevaocurrenciadel mis-mo subconjunto.ello es el efectode la construcciónde un relato,quere-posasobreunaselecciónde su trama discontinuay finita. Peroparalossujetosreales,sustanciasindividualeso individuoscompletamentedeter-

27. Enel sentidodel «Adam vague»de queLeibniz hablaen su correspondenciacon Arnauld (GP 2, 42).

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Leibnizy eleterno retorno 297

minados,la ley óptimade su constitucióny de supertenenciaal mundoconvierteprimeramentela repeticiónen inverosímil y finalmentela recu-sa. Entonceses verdad,como lo observajustamenteHans Blumenberg,queen Leibniz «el ordende la competicióndel libro no es unametáforade la realidad,sino de susola descripciónfinita 28

Valdría lo mismo parala Historia universalsi no nos contentáramoscon el relato analítico que refiere la cronología de los acontecimientosoficiales, y si aquítambién quisiéramosentraren el detalle de las cone-xiones causales.La misma conexióny la misma división del contenidohacenque ningún «espíritu limitado, por penetrantequesea,puedalo-grarlo. Una bala de plomo quevayabastantebaja, encontrarála cabezade un aguerridogeneral,y estoharáperderla batalla;un melón comidoadestiempoharámorir a un Rey; un cierto príncipeno podrá dormir unanochea causade la comidaquehabrátomadopor la cena,lo que lepon-drá de mal humor y le hará tomar una resoluciónviolenta sobre losasuntosde su Estado;unachispaharáperderBelgradoo Niza. No haynidiablo ni ángel quepuedanprevertodasestaspequeñascosasde las quenacentan grandesacontecimientos,porquenadaes tan pequeñoque nonazcade tangranvariedadde circunstanciasaúnmáspequeñas,y estascircunstanciasa su vez de otras,y estoal infinito» (A 1. 7, 35).

Nosequivocaríamossi sólo viésemosen estetexto un comentarioinge-nioso del adagio«a pequeñascausas,grandesefectos»:«Erraríamos,lomismo en filosofia queen política, descuidandotó pucpóv, los progresosinsensibles»(NE, Préface).Lo queestáen juegoaquí,como el texto de lacarta lo muestraa continuación,es la aplicacióna la realidadhistóricadel principio de continuidad,con la naturalizaciónconsiguientede estarealidad29.«Los microscopioshacenver quelas menorescosassontan ri-cas en lo que se refiere a la variedadcomo las grandes.Además,todaslas cosasdel universotienenunaconexióntan estrechay tan maravillosaentreellas,que nadaocurreaquíqueno dependade pequeñaso insensi-blescosasquele estánligadas.Puestodaaccióno pasióncorpórea,enal-gunapartede suefecto,dependede las impresionesdel airey de losotroscuerposvecinos,y éstosaúnde susvecinos,y asípor un encadenamientocontinuoseacual sea la distancia.Así todoacontecimientoparticulardela naturalezadependede una infinidad de causasy frecuentementelosresortesson montadoscomoen un fusil, de tal maneraque la menorac-ción quesobrevienehaceque todala máquinaen suconjunto se descar-gue» (A 1, 7. 35).

Se diría quelosAnalessólo relatanlas «descargas»de las grandesmá-

28. Die Lesbarkeit der Welt, p. 140.29. Véaseen panicularW. ScHNEtDERs,«Aufldarungdurch Geschicbte.Zwischen

Geschichtstheologieund Geschichtsphilosophie:Leibniz, Tomasius.Wolff». en Leib-niz als Geschichtsforscher. Stud.Leibn. SonderheftlO. Wiesbaden,1982, p. 84.

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quinasy dejanen la oscuridadel trasfondo de las «pequeñasacciones»:sin embargoes en este fondo oscurodondese fomentanlos desarrollosfuturos queprohibirán «el retomoliteral».

El final del ‘Anoicarácrrarnsrrávnov confirma esto,al mismo tiempoquelleva a su cumplimientolas conclusionesqueelHorizontedela doctri-na humana no hacía sino esbozarintencionalmente.El reconocimientode un horizontehabíaentoncespermitido, en principio, deducirla fmi-tud del conocimientohistórico,y con él. la repeticiónde hechosquesonsu objeto; la tesisdel Retomopodrá por lo tanto ser superadamediantela aperturadel saberal progreso,tal como se operaa la vez en el planode verdadesdemostrablesy. sobreél, en el de las proposicioneshistóri-cas.El progresoque estápor llegar de los espiritasse define por los ca-racteresde verdadque éstospodránalcanzar:en lo queconciernea laciencia pura, demostrativa,accederána teoremascuyos enunciadoscre-ceránmásallá de lo quepodemosconcebiren el presente;en el casodelas verdadescontingentes,el conceptode historia retorna a su acepcióntradicional. Así, al final de la ‘A~ro,catúararns.ya no se trata del relatoordenadode los acontecimientosen la vida de los Estadosy de los indivi-duos.sino del estudiodescriptivode las regionescadavez másfinamentediferenciadasde la realidaddada: el progresode los espíritusconsistiráentoncesen adquirir unacapacidadcada vez mayorpara enumerarlossignoso los caracteres—lo que es propiamentedar la definición de lasespeciesnaturalescadavez másespecificadasy restringidas.El paradig-ma proporcionadoaquípor la definición constructivaqueexplicitadalaestructurade una moscasancionaestaprimacíaepistemológicay ontoló-gica de la historianatural30

Así no es unafilosofíade la historia,sino másbienen el fondo la ideamisma de lo que es la naturalezay de la maneracomonosotrosla cono-cemosy la conoceremos,al mismotiempoqueotros espíritusmáspode-rosos de lo que es momentáneamenteel nuestro, lo que obstaculizalaaceptaciónde unaapocatástasisque fuera un nuevocomienzo.Ahí don-de el cálculo alcanzasuslímites se abreentoncesel campode las hipóte-sis metafísicas:el progresodel universo, su novedadperpetuamentepro-rrogada, son las más verosimiles; ellos valdrán como demostraciónporsu conformidadcon la armoníade las cosasy habránde acomodarsealas formas concretasde desarrollodel progreso,entre las cualesno hayya unarazóndeterminanteparaelegir: queaquelprogresoseacontinuoo por saltos,y paseo no por periodosde retroceso(GP3.582, 589).

30. L Br 705. f’ 74vY (Ed. cit.. p. 76).

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y

Tal es finalmentela ironíaquecubrela elecciónpor Leibniz del títulode ‘AnoKatdaracnsnávrmv: unafórmula origenistasirve para nombrarunaconcepcióndel RetornoqueOrígenescombatía;a la vez la recupera-ción de la acepciónestoicade la fórmulase acompañade unatraducciónepicúrea.En estejuego sutil dondelas palabrasy las significacionesdoc-trinalespermutansus disposiciones,Leibniz expresaquizáunaespeciede vacilación. Sin duda el rechazode la apocatástasis-retomodeja elcampolibre, si no a la francaaceptación,por lo menosa la indulgenteconsideraciónde la apocatástasis-reconciliación.¿HahechoLeibniz suyala doctrina de la «salvaciónuniversal»?La preguntadesbordasegura-mentela interpretacióndel texto de la ‘Anoicarúararns;sin embargosucontenidoal igual quesu título llevan a plantearlaal menosen los már-genesde su interpretación.

Sealo que sea,la ‘AnoKarúatarnsse limita. en términossemejantesalos queencontramosen otros fragmentosmetafisicos,comoporsupuestoelDe Rerumoriginationeradicali, a la evocaciónde un progresoquepare-ceconcernirinicialmentenadamásqueal devenirde las almasy al cur-so del mundoen los tiemposprofanosde la historia y de las Historias.Pero asícomo el génerohumanono puedeser absolutamenteprivilegia-do y puestoaparteen una Ciudadde Dios o Repúblicade los espíritus.del cual «no es másqueun fragmento,unaporción»(Teodicea, § 146), lavida presentede un hombreen particularno es ella misma másqueun«fragmento»de «suvida enteray perpetua»en el quesólo hayun «cam-bio de teatro» (A 1, 13. 86). Así la evocaciónleibniziana del progresonose deja dividir y hacevibrar al mismo tiempo todoslos armónicosde sumetafísicade la naturalezay del espíritu,no menosquesu inspiraciónre-ligiosa. El análisisexigiría que se examinaseaquíun triple progreso:eldel mundo,el de la humanidady el del individuo —del que los textosentremezclanmuy frecuentementelos designios en sabioscontrapun-tos—. En todoestadocausal,la sumade los progresosindividualescons-tituyeella sola el avancedel génerohumano,igual queel progresode lassustanciaso mónadasse integraen la marchatotal del universo.Aquí melimitaré a algunasobservacionesa propósitodel progresoespiritual delos individuos.

Klaus Ríldiger Wdhrmannha insistido justamentesobreesta idea dequeel progresoíntimo del espíritu haciaunaspercepcionesrenovadasesconstitutivode la individuaciónmisma y tiene unasignificaciónontoló-gica: «varia a me cogitantur» es«nova sempera me cogitantur» y estoessersí-mismo.El retornodel mismo individuo en «otro lugar» o «enotrotiempo» quedaexcluido por el principio de los indiscernibles:la cons-ciencia psicológicade sí (la «consciosité»)no constituye la identidaddeun sujeto, porque no distingue suficientementeel fondo de individuali-dadqueestá implicado en las percepcionesde las queuno no se aperci-

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be. De otraforma, «¿cómoabstenersede decirque...dos personas.quees-tán al mismo tiempo en... dosglobos semejantes.peroaisladosel unodelotro por una distancia inexpresable,no son nadamásque una sola ymismapersona,lo quees sin embargoun absurdomanifiesto?».La con-cepción leibnizianade la idealidaddel espacioy el tiempo, queno per-miten por símismosningunadiferenciaciónreal entrelas cosas,autorizalas transposiciónde las relaciones:lo queaquí se dice de dos sujetosqueestuvieranal mismotiempo en dos lugaresdistintosvalelo mismoqueloquepodría decirsede dossujetosque se sucedieranen tiemposdistintos.si ello lo excluyesela identidaddel lugar”. En amboscasosunaverdade-ra diferencia interna debefundar iii natura la diferenciade los indivi-duos.Así laequivalenciaparcialde las percepcionesnotablesde dosper-sonasmuy semejantescubre una auténticadiversidad individual que«consisteal menosen las constitucionesinsensibles,quedebendesarro-llarse en la seriede los tiempos»(NE II. 27. § 23). Ademásen el cursodeeste desarrollo el retorno del mismo individuo al mismo estado es en sícontradictorio,si es verdadque«el tránsito al nuevoes el modosegúnelcual lleva a cabo parael Yo su individuación»,segúnla formulacióndeK. R. Wóhrmann32

La continuacióndel progresoimplica la eternidaddel individuo: «esunaverdadciertaquecadasustanciadebellegar a toda la perfeccióndela que es capaz,y que se encuentraya envueltaen ella. Es también co-rrectoconsiderarqueen estavida sensibleenvejecemostrashabermadu-rado, porque nos acercamosa la muerte,que no es nada másque uncambio de escenario,pero en la vida perpetuade las almas,como estánexentasde muerte,estántambiénexentasde vejez.Es por lo queavanzany madurancontinuamentecomo el mundo mismo,del queson imáge-nes» (GP 7, 543). aunqueocasionalmenteal precio de «recularpara sal-tar mejor» (ibid 548).Es en esteprogrcsode eternidadcomo se debejuz-garqueun espíritu no tienehorizontede su ciencia futura: «no sabemoshastadóndenuestrosconocimientosy nuestosórganospuedenserlleva-dos en todaestaeternidadquenos espera»(NE, II, 21. §41). Así la vidaeternano es un estado,sino un devenirilimitado.

La misma ley que traza el destinosingular de cada«espíritu queco-nocey buscala verdad»seexpresaen un ordensegúnel cual los espíritusse sigueny. «enesteteatro»,en la seriede las genealogías:todo ocurreco-mo si la sucesiónde hombrespersiguieraen el tiempoefectivo de la his-

31. E inversamente:«Quaede diversis temporibuseorundemlocorumseucarun-dernrerum,extendietiam possuntad diversalocaejusdemtemporis»(LH IV, 5, 9, E.’7r.o (Ed. cit.. p. 58)); estaesla razónpor la queLeibniz puedetambién,a hyporesL to-mar comoequivalenteslasdoctrinasde la pluralidadde los mundos(simultáneos)ydel eternoretornode los ciclos sucesivosde un mismo mundo.

32. K. R. WOHRMANN. «Leibaiz’ metaphysischeBegrflndungder Ars inveniendi’>.Akten desII. Leibniz-Kongresses. 1972. Stud.Leibn. Suppl. XV. 1975.47.

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Leibniz y el eterno retorno 301

toria la misma ascensiónquecadaalma cumpleen su eternidad33.ComoescribeHans Blumenberg,aquí«evolucióny apocalipsisconvergen»34.

Aquí también se inscribela evocación,más sugeridaque afirmada,delrelevo del génerohumanopor seresracionalessuperiores,espíritusmásluminosos,queestarían,despuésdel hombre,por encimadel hombre,yquebraríancon ello el horizontedel EternoRetomo:porestarazónpost-humana,los teoremasde la ciencia purase extenderíanindefinidamentey se aproximarianasintóticamenteal pormenorinfinito de futuros con-tingentesy a las másínfimasespeciesnaturales.

De esta idea de progresoy de su ejecución resultaestaconsecuenciaaparentementeparadójicaqueno se operapor crecimientoexterno,sinodesdedentro,por elucidación;el progresono es extensivoo acumulativo,es intensivoo expresivo.La representaciónqueun espíritucomprendeensí de su mundo,y queconstituyesu sustanciaen punto de vista es coex-tensivaala universalidadde las cosasquepercibesiempremáso menosconfusamente,máso menosdistintamentetambién.«Graciasal infinitoqueestácomprendidoen cadauno de nosotros,nuestro«puntode vis-ta» no es recomenzable.Pero este punto de vista no puedecesar, nitampocotransformarsede golpe y radicalmente»35 A continuacióndeestaslíneas,JeanBarnzi insistíaen la riquezay en la profundidadde laidea del «pormenor»,implicadaen el corazónde la meditaciónleib-niziana.Ahorabien,lo hemosvisto anteriormente,eratambiénel tránsi-to al pormenor(minutatim)de las vidas individualeslo quepermitíapo-ner en evidenciael carácterque tienela historiade serla representaciónde encadenamientosinfinitamentecomplejosdesdeun puntode vista fi-nito. Por muy minuciosaque sea,una historia narrativa,crónica,dejasiemprefuera de su tramala plenitud del detallequeva al infinito y fun-da la individualidady la irrepetibilidad de los actoresy de los acontec¡-mientos.

La originalidady la fuerzade la tesisde Leibnizbrilla asíen la explo-taciónde ideasy de temasqueél traducey recomponeconun perfectori-gor de pensamientoy de escritura;el podercreadorde la paradojahacequeel Horizontey laApocatástasishayanllegadoa serbajo su pluma lospuntosde apoyode un brillante «darla vuelta»delpor alcontra; de suer-te que la última versióndefinitiva del ‘Ano,catúararnspuedehacernega-tivamenteecoal título de la antiguameditaciónsobrelos limites del espí-ritu humano:decididamente,no haytampocoparaun espíritu finito unhorizontequelimite sucapacidadfutura con respectoa la ciencia36,

33. Vid. J. BARIJZI. Leibniz. 1990, p. 97; y asimismo D. MAHNKE: «Leibniznicht einenOptimismusdesSeins.sonderndesWerdensundderSchaffenfreudevertritt»,LeibnizSynthesis von Universalmathematik uná Individualmetaphysik, Halle, 1925, p. 246, n. 69.

34. Op. cit., p. 143.35. J. BARUzI, op. cii.. p. 69.36. «Et quaevismenshorizontempraesentissuaecirca scientiascapacitatishabet,

nullum futurae»,L Br 705. fo 74v.o (Ed. cit. p. 76).

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302 Michel Fichant

Una última y simple observaciónpermitirá confirmar, en fin, queenningúnmomentoLeibniz ha admitidorealmenteel EternoRetornocomounaposibilidadqueno seamás que teórica,y no quedebieraefectiva-menteproducirse.En efecto,afirmar como cierto el Eterno Retorno,esatestiguarqueha ocurrido siempreya: «WelchenZustanddieseWelt auchnur erreichenkann, sie mussihn erreichthaben,und nicht einmal. son-demunzáhligeMale. So dieserAugenblick:er warschoneinmalda undviele Male und wird ebensowiederkehren»(«Seael quesea el estadoqueestemundopuedealcanzar,debehaberloalcanzado,y ello no una vez,sino innumerablesveces.Así, este momentopresenteha existido ya mu-chasvecesy volverá igualmente-..»)3~. Ahorabien,toda la argumentaciónleibnizianaesprospectivay la repeticiónde lo mismo no la ha formula-do jamásde otra maneraquecomo un estadoa alcanzaren un tiempofuturo: «Tempusaffuturumessequo...».

Si Leibniz no mantieneningunailusión retrospectivasobreel Retor-no. es porquecreeen unaCreaciónrespectode la cual «estamostodavíaen la infancia del mundo»(Orna T. 272). Perosi lo quehoy existeno esla copia,en las palabrasy en los hechos,de lo queera antaño,es pococreíblequelo queserádebasera suvez la reproducciónde lo quees. Sila retrospecciónesvacía,la proyecciónes ciega,como lo indicasuficien-tementeel carácterformal de los éálculosdel Horizonte. La anticipaciónde repetición,privadadel sosténde un imposible recordar,se revelaasíde forma definitiva comolo que es: una ficción.

Pero aquí,como en otro lugar, permaneceel hechode que«estasfic-cionesrarastienensuuso en la especulación.paraconocerbienla natu-ralezade nuestrasideas»(NE III. 6. § 22).

(Traducción de Marie Neifar)

37. NiErzscH~, Werke. XII, p. 62.38. «Pourmieux entrerdans la naturedeschoses,il est permisde faire des tic-

tions». Méditation sur la notion commune de lajustice, O. Mollat (1893). p. 59.