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Coerência partidária na América Latina

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LA COHERENCIA PARTIDISTAEN AMÉRICA LATINA.

Parlamentarios y partidos

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Colección: Estudios Políticos

Director: JOAN SUBIRATS HUMET

CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS Y CONSTITUCIONALES

CONSEJO EDITORIAL

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Carlos ClosaElías Díaz

Santos JuliáFrancisco J. LaportaJavier Moreno Luzón

Francisco Rubio LlorenteJoan Subirats Humet

Joaquín Varela Suanzes-Carpegna

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LETICIA M. RUIZ RODRÍGUEZ

LA COHERENCIA PARTIDISTAEN AMÉRICA LATINA.

Parlamentarios y partidos

Prólogo deMANUEL ALCÁNTARA SÁEZ

CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS Y CONSTITUCIONALESMadrid, 2007

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Catálogo general de publicaciones oficiales:

http://www.060.es

© LETICIA M. RUIZ RODRÍGUEZ

© CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS Y CONSTITUCIONALES

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Impreso en España - Printed in Spain

¡ATENCIÓN!Faltan números

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ÍNDICE

Prólogo de MANUEL ALCÁNTARA SÁEZ............................................ IX

Presentación....................................................................................... XI

CAPÍTULO 1. Los partidos políticos de América Latina: ¿es-tructurados en torno a ideas? ................................................. 11.1. Ideología y programa en los partidos políticos de Améri-

ca Latina: relevancia y papel atribuido.............................. 61.2. Los partidos políticos desde dentro: el programa y la ideo-

logía según sus miembros ................................................... 14Partido como maquinaria electoral .................................... 16Partido como buscador de políticas ................................... 18Partido como un actor dividido.......................................... 19Y en América Latina, ¿qué modelo de partidos? .............. 22

1.3. Organización de la investigación y de la obra .................. 25La investigación.................................................................... 25Selección de casos y datos .................................................. 28Organización de la obra ...................................................... 33Coherencia partidista y funciones de los partidos ............ 36

CAPÍTULO 2. El estudio de la coherencia partidista ................. 432.1. La estructuración de los partidos políticos en torno al pro-

grama y a la ideología: estrategias de análisis .................. 442.2. El concepto de coherencia partidista: orígenes y opera-

cionalización ......................................................................... 50Una definición actitudinal ................................................... 50El ámbito de medición: ¿consenso/disenso de qué miem-

bros del partido? .............................................................. 56Las dimensiones de la coherencia partidista: ¿consenso/

disenso en torno a qué temas?........................................ 60La medición numérica......................................................... 69Operaciones matemáticas con los datos de PELA ............ 73

2.3. Las causas de la coherencia partidista............................... 75Variables relativas al partido............................................... 78Variables relativas al entorno.............................................. 81

Págs.

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La explicación de la coherencia partidista en el ámbitoparlamentario de América Latina: ¿es el partido o es el entorno? ............................................................................ 87

CAPÍTULO 3. Coherencia partidista en el ámbito parlamenta-rio latinoamericano.................................................................... 93

3.1. La coherencia ideológica ..................................................... 94Otras fuentes de identidad y estructuración ideológica de

los partidos........................................................................ 1033.2. La coherencia programática................................................ 1083.3. La coherencia organizacional ............................................. 1183.4. La coherencia total de los partidos en el ámbito parla-

mentario ................................................................................ 126

CAPÍTULO 4. El carácter dinámico de la coherencia partidista 131

4.1. La variación en la coherencia por dimensiones................ 132Coherencia sustantiva .......................................................... 138

4.2. Las variaciones diacrónicas de la coherencia partidista .. 140

CAPÍTULO 5. La explicación de la coherencia partidista: los partidos y su entorno................................................................. 151

5.1. Niveles de coherencia partidista y características del par-tido......................................................................................... 152Las características de los partidos como causas de la co-

herencia partidista............................................................ 154La covariación entre rendimiento electoral y coherencia

partidista ........................................................................... 1625.2. Niveles de coherencia partidista y características del en-

torno ...................................................................................... 165Las características del entorno como causas de la cohe-

rencia partidista................................................................ 167La covariación de la coherencia partidista con la volati-

lidad electoral y con la institucionalización del sistema de partidos ........................................................................ 176

5.3. La evolución de la coherencia............................................. 180

CONCLUSIONES: DE LOS PARLAMENTARIOS A SUS PARTIDOS............. 187

BIBLIOGRAFÍA ....................................................................................... 201

ÍNDICE DE TABLAS................................................................................ 227

ÍNDICE DE GRÁFICOS............................................................................ 229

ÍNDICE DE ANEXOS............................................................................... 229

ÍNDICE ONOMÁSTICO ............................................................................ 231

Págs.

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PRÓLOGO

Llevar a cabo la empresa de prologar un libro es siempre unatarea compleja que conlleva muy diferentes aspectos, uno de ellosse refiere a la personalidad y perfil de quien lo escribe, el otro alcontenido sustantivo de la obra. Presentar, en este caso, a la autoraes una labor delicada por cuanto que se trata de alguien con quiendesde hace poco más de una década he compartido buen númerode momentos de muy distinta índole. Además, compartimos unproceso científico de aprendizaje y de crecimiento intelectual mu-tuo y paralelo en la que el que ella ha pasado de ser alumna a co-lega. Puedo decir que de su quehacer he aprendido desde el pri-mer momento. A mi reconocimiento académico se debe sumar miestima personal y los lazos de amistad forjados durante estetiempo. Leticia Ruiz Rodríguez posee una privilegiada capacidadpara el análisis y el estudio que se une a una intrépida vocacióninvestigadora y a una fuerza de voluntad que supera con relativafacilidad cualquier dificultad que se le enfrenta. Formada inicial-mente en la Universidad de Salamanca, su avidez científica le hallevado a completar su educación superior en universidades delmundo anglosajón y a visitar diferentes países latinoamericanosdonde pudo llevar a cabo su trabajo de campo y percibir in situ larealidad que estudiaba.

La presente obra es el fruto maduro de su proceso de forma-ción y también la evidencia de que, contrariamente a lo que a ve-ces se suele pensar en el mundo universitario, el trabajo en cien-cias sociales también lo es en equipo como se reconoce sucede enotras ciencias. Este libro recoge las reflexiones e intuiciones de Le-ticia, como son el peso de las ideas en el mundo de los partidos yel valor de la coherencia de las mismas como conformadoras delas propias identidades partidistas. Es un trabajo donde se cuidaespecialmente el rigor metodológico. Ello es en gran medida gra-cias al esfuerzo de un equipo de investigación consolidado, conuna concepción compartida de la ciencia política basada en unaexquisita combinación de empiria y teoría, engarzadas con un ex-

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haustivo conocimiento del proceso de investigación científico queva desde la coherencia en el planteamiento y justificación del pro-blema hasta el diseño y aplicación del método de estudio (mues-tras representativas, aplicación de técnicas de recogida de infor-mación con altos índices de fiabilidad y validez, y, aplicación desofisticadas técnicas estadísticas de análisis de datos).

El campo de análisis que aborda este libro es central en la dis-ciplina en la medida en que los partidos son, por excelencia, a lavez, actores e instituciones, canalizan la participación política yson instrumentos cardinales de la representación política, aspec-tos ambos primordiales de la vida democrática de nuestro tiempo.Pero, además, es una realidad a ser abordada en el seno de unaregión, como es América Latina, donde los partidos han sido ob-jeto de estudio muy olvidado y solo recientemente, según han idoconsolidándose en términos democráticos sus diferentes procesospolíticos, que han atraído la atención a los estudiosos. La agenda,pues, de investigación ha ido pasando de la preocupación por elestudio individualizado de los partidos siguiendo pautas descrip-tivas muy clásicas a tímidos análisis desde la perspectiva de lossistemas de partidos y a la imbricación en el juego político. Faltosde información contundente, los estudiosos se quedaron, en unprimer momento, en descripciones formales que apenas si teníanvoluntad de seguir alguno de los esquemas teóricos elaborados bá-sicamente en Europa. El salto cualitativo producido apenas haceuna década ha incorporado otro tipo de preocupaciones como sonlos problemas de la institucionalización, la democracia interna, laselección de candidatos, por citar algunas de las líneas más rele-vantes. Sin embargo, el interés por la ideología y su cariz consti-tutivo de la esencia partidista ha estado ausente, en parte por lanegligencia a abordarlo como por la dificultad metodológica paraasumirlo. Esta línea es la que sigue este libro de la que el lectorinteresado quedará atrapado desde el inicio sin dejar de plantearlenuevas hipótesis.

Villagonzalo de Tormes, julio de 2007.

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PRESENTACIÓN

En los partidos políticos se funden algunos de los procesos másapasionantes que son objeto de estudio de la Ciencia Política: losliderazgos y las luchas de poder, la gestación de ideologías y sufuerza movilizadora, así como las adaptaciones organizativas encontextos cambiantes. En América Latina, estas dinámicas se pro-nuncian hasta extremos inesperados revistiéndose de matices másatractivos.

Este trabajo intenta describir y explicar una de las dimensio-nes a mi juicio más relevantes de los partidos políticos: el papelque en la actualidad juegan las ideas. Si los partidos nacieron enunos casos para impulsar plataformas electorales, en otros comoinstancias de reivindicación, o para apoyar a quienes liderabanproyectos de cambio, ¿pueden ahora haberse quedado en merasagrupaciones de intereses y ambiciones personales? Algo más haydetrás de los partidos políticos que se escapa a muchos diagnósti-cos sobre el estado de la cuestión partidista en la región. Esta po-sición, que para muchos será ingenua, es la que se defiende en estetrabajo sobre la coherencia en los partidos políticos de AméricaLatina.

El camino hasta concluir la presente obra ha sido largo. Agra-dezco al Centro de Estudios Políticos y Constitucionales su inte-rés por el objeto de estudio del que se ocupa este libro, así comola oportunidad de incluirlo en su colección. Sería excesivo enu-merar a todas las personas que ayudaron en la andadura previa.Pero no puedo dejar de mencionar a quienes integran el Área deCiencia Política y el Instituto de Estudios de Iberoamérica, ambosen la Universidad de Salamanca. Como foros de debate y de pro-moción de la investigación han contribuido, apoyado y orientadomi interés por los partidos políticos latinoamericanos. En dichocontexto, Manuel Alcántara Sáez ha creído en este proyecto desdeel principio. Como director de la tesis doctoral que sirve de basea este trabajo, me guió y orientó en decisiones importantes sobreel mismo. Además como director del Proyecto PELA (Proyecto de

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Élites Parlamentarias en América Latina) ha impulsado y coordi-nado a un extenso equipo humano, al que tengo la fortuna de per-tenecer. Nuestro equipo ha venido construyendo una rica base dedatos sobre diputados de la región, de valía reconocida interna-cionalmente y sin la que este trabajo no existiría. Más tarde, laAsociación Española de Ciencia Política (AECPA) concedió a la ci-tada tesis el Premio (ex aequo) AECPA 2004 a la Mejor Tesis Doc-toral en Ciencia Política. Distinción que ha convertido en un alen-tador incentivo el reto de profundizar en la coherencia en lospartidos políticos de América Latina para presentar los hallazgosen un libro.

Estas páginas también son deudoras de las lecciones aprendi-das en otras instituciones. La University of North Carolina en Cha-pel Hill, la University of Essex, el Institute of Latin American Stu-dies de Londres, y también la University of Chicago han hecho, enmuy diferentes modos, posible esta obra. Como ya es tópico se-ñalar, pero no por ello menos cierto, los fallos son exclusivamentede mi cosecha.

Lo que ahora parece lejano comenzó algún día. Mi familiasiempre ha estado en mi horizonte y, en el suyo, mis ilusiones. Gra-cias por acompañarme y a Gerardo gracias por hacer posible unamisma orilla para los dos. El libro está dedicado a mis padres porlo que ellos tanto nos han dedicado a mi hermano y a mí.

En Madrid es diciembre de 2006.

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CAPÍTULO 1

LOS PARTIDOS POLÍTICOS DE AMÉRICA LATINA: ¿ESTRUCTURADOS EN TORNO A IDEAS?

Hace ya casi tres décadas que el inicio de las transiciones a lademocracia en América Latina asignó a los partidos políticos unpapel preponderante en sus respectivos sistemas, así como un cre-ciente protagonismo académico. En los trabajos que desde enton-ces se han sucedido, una de las discusiones pendiente de ser abor-dada en profundidad es la del lugar que ocupan la ideología y elprograma en las decisiones y actuaciones de los partidos políticos.Para muchos analistas, académicos y ciudadanos, el programa yla ideología son elementos ajenos a casi todos los partidos latino-americanos; cumplen un objetivo publicitario, fundamentalmenteen períodos electorales, para luego quedar relegados al olvido hastala próxima elección o, cuando menos, a un segundo plano.

A la vez, se ha consolidado la imagen de que los partidos po-líticos están formados por miembros con numerosos desacuerdosen torno a temas sustantivos. En el interior de los partidos convi-ven visiones enfrentadas entre sí, incluso en aquellos temas que sepresentan ante la opinión pública como piedras angulares de suidentidad. Al elegir un partido en el que militar o con el que can-didatearse lo menos relevante es la plataforma de propuestas quela organización representa. Más que tanques de ideas, los partidospolíticos latinoamericanos han sido tradicionalmente percibidoscomo estructuras de oportunidades que funcionan como grandesmaquinarias electorales. Son organizaciones a las que adscribirsebuscando un mejor trabajo, para conseguir una posición estraté-gica, aumentar la influencia, o acciones similares orientadas siem-pre al beneficio personal, que encuentran en la maximización devotos su mejor instrumento para llegar a tales objetivos.

Otro argumento recurrente que se hace eco de estos diagnós-ticos es el de que las etiquetas partidistas no representan opcionessustantivamente diferentes entre sí1. Aunque esta afirmación nosea única de la región latinoamericana, sí lo es, por el contrario,

1 McDonald y Ruhl (1989), Goodman (1990), Hoskin (1997).

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la frecuencia con la que se formula y su antigüedad. A diferenciadel caso europeo, donde la denominada «desideologización» de suspartidos constituye el elemento de cambio con respecto al pasado,en América Latina es tradicional la mirada que los describe comoactores carentes de ideologías y programas propios2.

Así mismo, los efectos de la presencia o ausencia de estructu-ración programática e ideológica trascienden a la vida interna delpartido; de modo que su análisis genera juicios indirectos sobre lafalta de relevancia de lo programático. Si las posiciones progra-máticas no son compartidas por los miembros de un mismo par-tido ello da lugar a acciones a veces opuestas en otro ámbitos deactuación como el de gobierno o el legislativo. Así, la similitud delas políticas implementadas por los partidos una vez en el gobiernohace difícil establecer diferencias en el quehacer de quienes ocu-pan sucesivamente los sillones de gobierno, aún cuando sus sensi-bilidades ideológicas y sus adscripciones partidistas sean diferen-tes. Con ello se confirma la crítica de que no hay diferencias entreunos proyectos partidistas y otros. De la misma forma, en el ám-bito electoral los partidos plantean relaciones con el electoradoausentes de contenidos ideológicos o programáticos. Los vínculosentre elegidos y electores no están relacionados con el cumplimien-to de promesas sustantivas. Tampoco el voto parece estar orienta-do en muchos casos hacia partidos que representan opciones pro-gramáticas cercanas a las preferidas por el elector. Por el contrario,las relaciones entre partidos y electores, incluida la decisión de vo-tar, se circunscriben según muchos a intercambios clientelares conno pocas dosis de personalismo.

Si el conjunto de los argumentos señalados fueran ciertos, ¿quéhace que muchos partidos en América Latina sobrevivan con lasmismas siglas durante muchas décadas con apoyos electorales es-

2 Aunque con un origen diferente, la cuestión de la estructuración de los par-tidos en torno a cuestiones sustantivas se ha venido debatiendo en otras regionesgeográficas. Principalmente dicho debate se ha llevado a cabo a propósito de lastransformaciones de los partidos europeos. Junto al descenso en el número de afi-liados y la utilización de canales alternativos de participación y socialización porparte de la ciudadanía, se ha destacado la tendencia a la desestructuración del con-tenido sustantivo de los partidos, fundamentalmente en sus postulados programá-ticos e ideológicos. De forma genérica este fenómeno se conoce como «desideolo-gización» y entraña, cuando menos, un debilitamiento de la articulación en tornoa programa e ideología en los partidos políticos. A su vez, dada la percepción tra-dicional de que estos aspectos eran esenciales en la definición de los partidos, hahabido un esfuerzo para describir la magnitud del fenómeno, pero también unaexploración de las consecuencias de la difuminación de ideología y programa enel desempeño de las funciones de los partidos políticos.

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CAPÍTULO 1. LOS PARTIDOS POLÍTICOS DE AMÉRICA LATINA

tables? Para algunos es posible que se mantengan bajo una mismaetiqueta y trabajando juntos sin ningún nivel de acuerdo. Pero pa-rece lógico pensar que, al igual que cualquier organización queintegra individuos, los partidos necesitan umbrales de consensointerno respecto a una o varias metas para perdurar3. En el casolatinoamericano se ha atribuido a las redes clientelares y perso-nalistas esta función. Suplen a la estructuración en torno a cues-tiones sustantivas, que ha sido más frecuente en las concepcionessobre los partidos europeos4. Los partidos sobreviven no porquesus miembros compartan determinadas orientaciones ideológicaso programáticas, sino por la búsqueda común de recompensas ma-teriales y/o de lealtades personales5. Según esto los partidos fun-cionan sin umbrales mínimos de consenso programático y sin iden-tidades compartidas por sus integrantes. De ahí que sea pocoprobable encontrar niveles de acuerdo interno o siquiera de pro-ximidad entre las posturas de los miembros de un mismo partidoen torno a los temas que se discuten en la arena política.

La mayor parte de estas afirmaciones no sido comprobadasempíricamente. La propia sospecha de ausencia o de falta de cen-tralidad de lo programático e ideológico en la competición parti-dista latinoamericana ha hecho que no proliferen las iniciativaspara su estudio6. No obstante, además de arrojar datos que respal-den estas afirmaciones, se necesitan comprensiones sobre los par-tidos políticos basadas en marcos de interpretación teórica. Hastala fecha los escasos trabajos al respecto han procedido con un em-pirismo ausente de procedimientos comprehensivas como las quese han propuesto sobre los partidos europeos y norteamericanos.

3 Sobre esta cuestión Aldrich (1995).4 Existen excepciones como los partidos chilenos, de los que se han destacado

desde sus orígenes paralelismos con los partidos europeos. La presencia de ideasen el juego político partidista; también por el carácter menos elitista de su polí-tica, así como por la existencia de opciones políticas clasificables en el continuoideológico izquierda-derecha, son algunas de los criterios que subyacen a esta ca-racterización. Ver Yocelevky (1996).

5 Kitschelt (2001a), Hagopian (1996), McDonald y Ruhl (1989).6 Por ejemplo, en el trabajo de Mainwaring y Scully (1995), que en la década

de los años noventa fue uno de los más reconocidos sobre sistemas de partidos la-tinoamericanos, no se encuentra una reflexión en profundidad sobre el grado enque existe un contenido sustantivo que estructure a los sistemas que estudian. Re-formulaciones posteriores, como la del esquema presentado en Mainwaring y Tor-cal (2005) han suavizado esta carencia. Obviamente hay excepciones, como los tra-bajos de Alcántara (2006, 2004, 1999), Coppedge (1998a y b), Moreno (1999) oLlamazares y Sandell (2000), entre otros que analizan aspectos sustantivos de lacompetencia.

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Las dos concepciones diametralmente opuestas sobre las quese articulan los debates sobre la naturaleza de los partidos de Eu-ropa y Estados Unidos son la de los partidos como «buscadoresde políticas» y la de los partidos como «buscadores de votos». Cadauna presenta su propia visión de los objetivos de los partidos, asícomo de la contribución de la ideología y del programa en su cum-plimiento. Según la primera concepción, el programa y la ideolo-gía son centrales en las dinámicas del partido y de sus integrantes,quienes exhiben altos niveles de acuerdo en cuestiones sustanti-vas. El principal objetivo de los partidos y de sus integrantes esconseguir que se implementen políticas acordes con estos ideales.En la segunda concepción la ideología y programa tienen una fun-ción instrumental para la maximización de votos, que es la metafundamental. Los integrantes de estos partidos carecen de cosmo-visiones compartidas pero se coordinan para ganar votos. Un ter-cer modelo reconcilia ambas visiones. El modelo de partido comoactor dividido propone que en los procesos decisorios de los miem-bros, y del partido en su conjunto, conviven motivaciones sustan-tivas relacionadas con las ideas y otras de tipo pragmático.

En América Latina la aproximación más frecuente al estudiode los partidos ha sido la de buscadores de votos que recurren aprácticas clientelares para maximizar sus apoyos. La inclusión delelemento clientelar para capturar los votos se ha planteado comouna dinámica que era incompatible con algún grado de estructu-ración en torno a ideas. Ahora bien, esta comprensión se ha des-arrollado de una forma empirista con escasos ecos a las premisasteóricas que subyacían a esta comprensión. En estas páginas se re-toma dicha discusión respecto a las motivaciones y posiciones sus-tantivas como posible motor de las actuaciones de los partidos re-curriendo a marcos teóricos que proporcionan una serie deexpectativas sobre cómo los partidos son y cómo se comportan.

Se pretende mostrar que el clientelismo, del que se han ocu-pado y al que se refieren con frecuencia los trabajos sobre parti-dos y en general sobre dinámica política en la región, no excluyeestructuración en torno a ideas. Se explora el partido desde den-tro asumiendo que una parte de su naturaleza se puede inferir me-diante las características de quienes forman la organización. Elpartido se considerará un actor dividido donde la variedad de mo-tivaciones y actitudes de los miembros permite valorar el grado enque el partido es una unidad de pensamiento. Con el análisis delas similitudes y diferencias en las actitudes de los integrantes delos partidos se evaluará la relevancia del programa y de la ideolo-gía en el funcionamiento de sus organizaciones. De modo que laexistencia entre los integrantes de un mismo partido de opiniones

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CAPÍTULO 1. LOS PARTIDOS POLÍTICOS DE AMÉRICA LATINA

sistemáticamente muy encontradas en los diversos temas de rele-vancia en la competición política se tomará como un indicador deque en ese partido la estructuración en torno a ideas está ausentey que, por lo tanto, ésta no puede afectar en los procesos de tomade decisiones de los partidos. Inversamente, un partido con inte-grantes que manifiestan patrones de consenso en temas sustanti-vos indica que el programa y la ideología son elementos relevan-tes que eventualmente condicionan la actividad interna y hacia elexterior del partido.

Esto se articula mediante un estudio del grado de coherenciapartidista, entendida como grado de acuerdo entre los miembrosde un mismo partido en torno a diferentes temas. Algunas de laspreguntas que se intentarán responder con este análisis son: ¿cuáles el grado de homogeneidad en posturas sustantivas entre losmiembros de los partidos?, ¿qué dimensiones generan más y me-nos consenso?, ¿qué explica la variación en el grado de consensoque se produce en el interior de los partidos? A la vez, este trabajoestablece la base de futuras reflexiones sobre cuestiones no menosimportantes, como la de los efectos que tiene el consenso intra-partidista en las otras caras de actuación de los partidos. En con-creto se estudiarán las opiniones y actitudes de la élite parlamen-taria para obtener una estimación de la relevancia de programa eideología en el funcionamiento del partidos políticos. Un alto gradode coherencia entre la élite del partido en cuestiones programáti-cas e ideológicas permitirá argumentar que la ideología y el pro-grama trascienden el papel meramente instrumental que el enfo-que de partidos como buscadores de votos les atribuye. Según esto,las ideas del partido tendrían una cuota propia de protagonismoen procesos como la elección de un partido en el que militar, lanominación o continuidad de un nombre como candidato, la orien-tación de voto en el órgano legislativo, o incluso la permanenciaen el propio partido, por citar algunos ámbitos de actuación delpartido.

Frente a los argumentos que sostienen que hay poco espaciopara otras prácticas que no sean clientelares y personalistas, se de-muestra que éstas coexisten en los partidos de América Latina conuna estructuración en torno a issues o temas sustantivos. Los par-tidos son algo más que estructuras de oportunidad para su élite,sus afiliados y su electorado. Se pueden descubrir ejes de consensoentre los miembros que sirven para identificar y distinguir a unospartidos con respecto de otros: por el grado de consenso, así comopor el contenido del mismo. Además, se persigue explicar por quélos miembros de unos partidos muestran patrones más altos deconsenso interno que los de otros partidos. En este sentido se de-

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fiende que algunas características del propio partido junto con as-pectos de su entorno dan cuenta del mayor grado de coherenciade unos partidos frente a otros.

En el resto de este capítulo se ofrece un relato más extenso delpapel atribuido a la ideología y al programa en las concepcionesactuales de los partidos políticos latinoamericanos, anotándose enqué medida la presente investigación cuestiona algunos de estosplanteamientos. Después se revisan los mencionados tres enfoquesteóricos y sus premisas opuestas sobre el papel del programa y laideología en los partidos políticos. Se explorará la utilidad de susrespectivas predicciones empíricas para el caso latinoamericano.La última sección establece las bases para el estudio de la cohe-rencia partidista y el modo en que se ha organizado la obra.

1.1. Ideología y programa en los partidos políticos de América Latina: relevancia y papel atribuido

Tradicionalmente los partidos han desempeñado un escaso pa-pel en los sistemas políticos de la región. Las largas experienciasautoritarias, el presidencialismo y el habitual carácter personalistay caudillista de la política latinoamericana están en la base de estediagnóstico7. Esta falta de protagonismo ha sido una de las prin-cipales razones del bajo número de análisis sobre partidos políti-cos latinoamericanos. Con las transiciones a la democracia la pautavarió y, de forma paralela a la adquisición de un espacio propioen los sistemas políticos, los partidos han recibido mayores dosisde atención hasta convertirse en un objeto de estudio recurrente.

En un principio, se puso el énfasis en la trayectoria históricade las organizaciones partidistas8; en el papel de los partidos enlos procesos transicionales y en las posteriores consolidaciones de-mocráticas9; así como en las relaciones entre partidos políticos yelecciones10. Posteriormente se han abordado otras temáticas,como su organización interna11, su papel en las instituciones degobierno, principalmente en el poder Legislativo y en menor medi-da en el Ejecutivo12. Junto a estos trabajos existe otro conjunto de

97 Alcántara (1991a).98 Cavarozzi (1994), Di Tella (1993).99 Norden (1998), Alcántara (1994), Cavarozzi (1991).10 Nolte (1994), McDonald y Ruhl (1989), Booth y Seligson (1988).11 Levitsky (2003).12 Morgenstern y Nacif (2002), Crisp (2000), Ugalde (2000), Carey (1998), Sto-

kes (2001), Mainwaring y Shugart (1997).

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CAPÍTULO 1. LOS PARTIDOS POLÍTICOS DE AMÉRICA LATINA

literatura sobre las características de los sistemas de partidos a losque pertenecen13. La investigación en torno a estos subtemas se hallevado a cabo en su mayoría mediante estudios de caso, si bienen los últimos años los trabajos con un N grande han cobrado uncreciente protagonismo. Con ello ha aumentado el esfuerzo por lacomparabilidad y la búsqueda de conceptos exportables de un paísa otro. La coherencia es uno de los ejemplos en esta dirección.

El recelo a estudiar los partidos latinoamericanos también seexplicaba por la percepción de que en la mayoría de las organiza-ciones partidistas no existía ni una ideología ni un programa es-pecíficos. O que, de existir, tenían un carácter muy difuso14. Puestoque para muchos analistas éstos eran aspectos centrales en la de-finición de partido, su ausencia limitaba las posibilidades y la uti-lidad de estudiarlos. Hubo excepciones no obstante, como la deAlexander, quien antes de las transiciones sostenía la existencia dediferencias ideológicas y programáticas en los partidos políticos,a pesar de la importancia que detentaban los líderes o caudillos uotras formas de ejercicio personalista de la política15.

A la moderación del diagnóstico sobre la ausencia de ideas enlos partidos de la región ha contribuido, en cierta medida, la pro-pia evolución de los partidos políticos europeos hacia organiza-ciones menos definidas programática e ideológicamente. Si se hu-biera extendido a Europa el criterio aplicado en América Latina,la ausencia de un programa o una ideología definida hubiera con-denado a demasiadas organizaciones europeas a «perder», desdeuna perspectiva analítica, su condición de partidos políticos. Eneste contexto, a pesar de que una de las transformaciones de lospartidos políticos europeos ha sido la progresiva flexibilización desus propuestas ideológico-programáticas, con excepciones comolas de los ubicados en la extrema-derecha16, la literatura compa-rada ha seguido situando la estructuración programático-ideoló-gica como uno de los elementos diferenciales para la comprensiónde la dinámica partidista de América Latina. Esta percepción sos-tenida condiciona todavía los estudios sobre los partidos que hansurgido en la etapa post-transicional. Aunque en la actualidad yano es compartida la visión de excepcionalidad del caso latinoame-ricano que llevó a que Martz abogara por el desarrollo de una «teo-ría de partidos latinoamericanos», hoy muchos analistas no ad-

13 Mainwaring y Torcal (2005), Coppedge (1998a y b), Coppedge (1997), Main-waring y Scully (1995).

14 Mainwaring (1998), Dix (1989).15 Alexander (1973).16 Gómez Reino (2002).

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miten que en la competición partidista latinoamericana y en la es-tructuración de sus partidos, las ideas y el programa tienen un es-pacio propio17.

Estas concepciones de partidos sin ideología ni programa tu-vieron su reflejo en la fiebre clasificatoria que en América Latina,al igual que en otras regiones, se viene repitiendo en los estudiossobre partidos. En los inicios de esta moda a propósito de Amé-rica Latina Dix señalaba que el tipo de partido más característicoera el «atrápalo todo» por su pragmatismo, su difusión progra-mática y por la composición multiclasista de su electorado18. Aun-que, continuaba el autor, a diferencia de Europa, la política de ma-sas en América Latina se inició directamente con los partidos«atrápalo todo» que sustituyeron a los de corte elitista, sin etapasintermedias como las de los partidos de masas.

Esta visión homogeneizaba en términos clasificatorios a orga-nizaciones con características muy diferentes. De ahí que en elinterior de esta etiqueta se distinguieron diferentes versiones, orí-genes y funciones, que variaban según autores. El propio Dix ma-tizaba que un primer tipo eran los partidos personalistas que sehabían convertido en instrumentos de los caudillos, con una ideo-logía y programa pragmático (como el PJ argentino). Un segundotipo eran los partidos personalistas pero con mayor ideología yprograma, además de ser más duraderos en su vocación (como elAPRA de Perú o PLN de Costa Rica). Un tercer tipo lo encarna-ban los partidos basados en la clase media aunque progresivamentehan atraído a otras clases para convertirse en genuinos partidos«atrápalo todo» (como el PDC chileno). Todos ellos eran «atrápalotodo» por su pragmatismo o por el eclecticismo de su programa eideología, junto con sus apoyos multiclasistas y orientados a una

17 Marzt (1964).18 Ver en Dix (1989). Debido a que todos los partidos presentan una compo-

sición multiclasista de su electorado, el valor de dispersión que adquiere el aspectoideológico-programático en los partidos «atrápalo todo» es el que en la actualidadse utiliza como principal criterio para definir a un partido con esta conceptuali-zación. Pero cabe recordar que en la conceptualización inicial de un partido como«atrápalo todo», Kirchheimer (1966) ponía el acento en dos aspectos: el tipo deapoyos electorales, en términos de clase social, que recibía el partido y el grado depresencia de lo ideológico-programático en la estructuración de los partidos. Ade-más de la existencia de otros rasgos definitorios como la generación de un tipo depolítica mediática, esta modalidad de partidos obtenía apoyos de diferentes clasessociales y para ello difuminaba sus postulados ideológico-programáticos. La com-binación de ambas características, que están interrelacionadas, dio lugar en Eu-ropa a la sustitución de los partidos de clase con los que se había iniciado la po-lítica de masas por los partidos «atrápalo todo».

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amplia base electoral sucesora de los partidos elitistas. Finalmente,se distinguían los no «atrápalo todo». Los comunistas (como el PCchileno) entraban en esta categoría, junto con variantes marxistas(como el FSLN nicaragüense); partidos burgueses que moviliza-ban con redes clientelares o lealtades heredadas y que son menosideológicos; y algunos partidos de la izquierda con apelaciones po-pulistas (como el PT de Brasil).

Aunque este tipo de aplicaciones del modelo de Kirchheimer alos partidos latinoamericanos ha sido una de las más repetidas, suaplicabilidad se ha cuestionado cada vez más. Entre otros, Cop-pedge argumentaba que algunos de los partidos que Dix caracte-rizaba como «atrápalo todo» no lo son19. Existen diferencias entrepartidos pertenecientes a sistemas como el costarricense y el chi-leno y los pertenecientes a los casos peruanos y venezolanos delmomento que Dix no consideró en profundidad y que le llevarona incluir en las mismas etiquetas a casos muy disímiles. Tanto enesta crítica, como en las propias matizaciones de Dix encontramosun reflejo de la inquietud que ha existido en muchos autores pormatizar el argumento respecto a la ausencia de relevancia de loprogramático en América Latina. No todos los partidos presentanlos mismos niveles de desconsideración hacia las ideas de modoque el concepto de atrapalotodo no puede ser utilizado de formaautomática e indiscriminada. Sin embargo esta actitud no ha en-contrado una conceptualización teórica ni empírica que permitieraestablecer clasificaciones de los partidos según el grado de es-tructuración programática.

La extensión y perdurabilidad del clientelismo y de la reflexiónacadémica sobre el mismo ha contribuido, en gran medida, a quenunca se abordara en profundidad el espacio que ocupan las ideasen los partidos políticos de la región. Por una parte, porque las re-laciones clientelares, consistentes en la distribución de bienes yservicios a cambio de lealtades políticas, apoyos y votos, han sidopara muchos las más abundantes entre los partidos y sus electo-rados20. El clientelismo hace que las actuaciones del partido esténguiadas por la maximización de recompensas generalmente mate-riales, directas y a corto plazo a cambio de cuotas crecientes depoder. Ello tiene su reflejo en las relaciones intrapartidistas, porejemplo en los procesos de afiliación y participación en un par-tido, así como en las relaciones del partido con el exterior, porejemplo en la interacción entre el partido y el electorado.

19 Coppedge (1998a).20 Auyero (1996).

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Por otra parte, el clientelismo se ha interpretado como un juegollamado a perdurar, lo que ha reducido aún más las probabilida-des de un interés por otro tipo de estructuración de la competen-cia política. Frente a quienes consideran que el clientelismo es unaetapa superable21, para muchos tiene un carácter de permanenciacomo institución social. Las relaciones clientelares son arreglosculturales que no se basan en cálculos racionales, ni tampoco enla obediencia a una norma, sino que son relaciones aprendidas22.Como señala Stokes todas las teorías del clientelismo concluyenque los votantes estarían en mejor situación, tanto colectiva comoindividualmente si pudieran responder a postulados programáti-cos más que a distribuciones clientelistas23. Sin embargo, el elec-tor desconfía de los anuncios programáticos del partido, de modoque al partido al final le sale más rentable continuar con interac-ciones de tipo clientelar. Y con estos diagnósticos la atención ana-lítica a lo programático e ideológico se ha visto proporcionalmentelimitada.

Pero, sobre todo, el estudio del clientelismo ha supuesto la des-activación de iniciativas de estudio del contenido de la competi-ción sustantiva y de la organización de los partidos en torno aideas, porque se han planteado como realidades incompatibles. Elclientelismo ha tendido a percibirse como la situación analítica-mente contraria a la de partidos con acuerdos en torno a cuestio-nes sustantivas y con contenidos programáticos identificables. Porlo tanto en las tipologías se han contrapuesto los partidos cliente-lares con los partidos con estructuración programática24. Porejemplo, Rosas señala que hay dos tipos ideales de partidos no pro-gramáticos: los clientelistas, que atraen a los votantes mediante ladistribución selectiva de bienes materiales y los carismáticos, queejercen influencia electoral mediante las cualidades de sus líde-res25. Los vínculos entre electorado y estos dos tipos de partidosno son de tipo ideológico y en ambos casos tienen consecuenciassimilares sobre el grado de estructuración programática. Ello a pe-sar de que reconozca que el enfrentamiento entre programático yclientelista es problemático. Desde este punto de vista, la difusiónprogramática se da en sistemas con vínculos clientelares y perso-nalistas. Por su parte, la estructuración programática-ideológica se

21 Kitschelt (2001a) defiende que es un arreglo social destinado a desaparecercomo producto del desarrollo económico y político.

22 Auyero (1996).23 Stokes (et al.) (2002).24 Kitschelt (2001a), Kitschelt y Smyth (2002).25 Rosas (2000).

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CAPÍTULO 1. LOS PARTIDOS POLÍTICOS DE AMÉRICA LATINA

produce donde no existe, o no predominan, pautas de intercam-bio clientelar.

Como resultado de estos razonamientos sobre la incompatibi-lidad del clientelismo con la estructuración ideológico y progra-mática26 y dada la existencia de claros juegos clientelares en mu-chos sistemas de partidos, se ha tendido a afirmar que en AméricaLatina no existe una competición en torno a ideas siendo la rela-ción clientelar el juego predominante. Según esto, los partidos enAmérica Latina funcionan como arenas de competición entre can-didatos rivales o facciones antes de las elecciones, proporcionandoetiquetas e identidades durante las campañas lo que limita las po-sibilidades de institucionalización de partidos con orientacionesprogramáticas e ideológicas fuertes27. Algunos autores defienden,por el contrario, que el clientelismo puede coexistir con estructu-ración de los partidos en torno a aspectos sustantivos como ideo-logía y programa28. Es cierto que en algunos partidos existen mo-delos de interacción basados en el reparto selectivo de bienes queexplican parte de las acciones partidistas y del comportamientoelectoral. También es cierto que el alto perfil de determinadas per-sonalidades en la vida política de los partidos convierte a muchosen el vehículo de sus líderes más destacados29. Sin embargo, ellono impide afirmar que coexistan con identidades partidistas máso menos definidas en cuestiones sustantivas. Esta es la perspec-tiva que se defiende en este trabajo y que en los últimos tiemposse ha venido desarrollando. Se reivindica la posibilidad de identi-ficar aspectos sustantivos en la dinámica partidista30. Dentro deesta literatura que, como se verá más adelante, ha utilizado dife-rente tipo de evidencia empírica, uno de los conceptos que ha ar-ticulado el inicio de una reflexión extensa sobre reconocimientode cuestiones sustantivas como motor de la competencia políticason los trabajos de clivajes. A pesar del recelo inicial de aplicar he-rramientas analíticas de otros contextos al caso latinoamericano,se ha explorado la fuerza de diferentes ejes temáticos en la orga-nización de la competencia partidista31. Por ejemplo, se ha apun-

26 Kitschelt (2001a y b), Hagopian (1996), McDonald y Ruhl (1989), Hine(1982).

27 Wolinetz (2002), McDonald y Ruhl (1989)28 Gay (1998), Coppedge (1998b), Alexander (1973).29 Mainwaring (1998).30 Alcántara (2004), Alcántara y Freidenberg (2001), Moreno (1999), Coppedge

(1998b).31 Si bien el concepto ha demostrado su utilidad analítica, el caso latinoame-

ricano exige reconsideraciones de la concepción original que propusieran Lipset y

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tado al poder estructurador de la división autoritarismo/democra-cia en muchos de los sistemas de partidos de la región32. De al-guna manera estos trabajos sobre clivajes mostraron lo fructíferode estudios sobre el contenido de la competición en este caso par-tidista inaugurando una nueva etapa en el estudio de los partidosen América Latina.

Ahora bien, incluso entre quienes reconocen contenidos ideo-lógico-programáticos en los partidos de América Latina, razonesde «claridad expositiva» les han llevado a priorizar otras dimen-siones de análisis33. La opción generalizada ha sido abordar di-mensiones menos polémicas (polarización, volatilidad, fragmenta-ción, número efectivo de partidos, institucionalización, entre otras)que también facilitan la comprensión de los sistemas de partidosy su comparación. Con estas aproximaciones se ha dibujado enmuchos casos un «saber convencional», utilizando la expresión deCoppedge, donde los partidos aparecen con ejes ideológicos y pro-gramáticos apenas definidos34. Así se ha argumentado en torno ala baja institucionalización en algunos sistemas de partidos35, ytambién en muchos partidos políticos que están escasamente es-tabilizados en sus procedimientos y dominados, en muchos casos,por tendencias personalistas36. A la vez, hay evidencias que apun-tan a que no todos los electorados de los partidos comparten ungran número de preferencias37. Además, varios partidos han lle-vado a cabo giros en sus programas una vez en el Gobierno38 y en

Rokkan (1967). Fundamentalmente en lo que se refiere al origen de los clivajes yal papel de las élites, que en el trabajo originario no se contemplaba de manera ex-tensa y que en América Latina parece haber sido una pauta central de consolida-ción de los ejes de la dinámica partidista.

32 Llamazares y Ramos (2002), Torcal y Mainwaring (2003).33 Coppedge (1998b).34 Coppedge (1998b).35 Ver Mainwaring y Torcal (2005) y Mainwaring y Scully (1995). En ambos

trabajos se aprecia que el concepto de institucionalización, pese a tener vincula-ciones con la estructuración de los partidos en torno a temas sustantivos, ha des-cuidado dicha dimensión en su operacionalización, convirtiéndose en otro indiciomás del recelo a estudiar estas cuestiones. Y ello a pesar de que una de las di-mensiones de institucionalización de un sistema de partidos es que las partes quelo componen, es decir, los partidos, tengan etiquetas con un contenido similar a lolargo del tiempo. Esto es más fácil en partidos con un cierto nivel de coherenciaque en los incoherentes donde las posturas es más probable que cambien con ra-pidez.

36 Para un concepto de institucionalización de los partidos políticos, ver Le-vitsky (1998) y (2003) y Dix (1992).

37 Luna y Zeichmeister (2005).38 Stokes (2001).

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CAPÍTULO 1. LOS PARTIDOS POLÍTICOS DE AMÉRICA LATINA

muchos sistemas de partidos se habla de ausencia de una repre-sentación programática como vínculo entre élites y votantes39.

Así mismo, el análisis que se ensaya en esta en estas páginasno puede ignorar las investigaciones que concluyen sobre la cen-tralidad de los líderes en la articulación del juego político parti-dista y de la carencia de ideas, en muchos de ellos, que articulene inspiren sus acciones40. Aunque a algunos líderes se les ha reco-nocido su condición de portadores de ideología, en general tantoésta, como los aspectos programáticos, han tendido a considerarseinstrumentos legitimadores de las prácticas clientelares y perso-nalistas de los partidos. A esta misma idea de ausencia de ideolo-gía y programa aluden quienes estudian los comportamientos delos miembros de los partidos en los poderes legislativos de la re-gión. Así, una de las principales dificultades para predecir las ac-ciones de los parlamentarios es la ausencia de puntos de consensoen el interior de sus bancadas parlamentarias, lo que hace inevi-table recurrir a la disciplina partidista41.

Sin embargo, en este trabajo se defiende que la pregunta so-bre la estructuración de los partidos políticos en torno a cuestio-nes sustantivas necesita de evidencia empírica sistemática y ade-cuada para su respuesta. No ha sido explorada suficientementehasta la fecha la relevancia del programa y de la ideología en elinterior de los partidos. A pesar de que condiciona otros ámbitosde actuación de los mismos no se sabe en profundidad si los par-tidos son tanques se pensamientos compartidos o meras estructu-ras de oportunidad sin poso ideológico y programático. Hasta aho-ra, el trabajo de Alcántara es el que más detalladamente se ocupadel contenido de las siglas partidistas de un alto número de parti-dos latinoamericanos atendiendo prioritariamente a aspectos pro-gramáticos42. En nuestro caso la pregunta no se refiere tanto alcontenido de las etiquetas partidistas, sino al grado de acuerdo queese contenido suscita en el interior de los partidos. A continuaciónse examinan los marcos teóricos de comprensión de los partidosa partir de sus miembros, así como las predicciones de dichos mar-cos acerca del lugar que ocupan el programa y la ideología en lospartidos políticos. El partido como actor dividido será el enfoqueque se utilice para el estudio de la coherencia partidista que pre-sentan los parlamentarios de los partidos políticos seleccionados.

39 Mainwaring (et al.) (2006).40 Mainwaring (1998).41 Sobre estas cuestiones en el ámbito legislativo ver Carey (2002), Mainwa-

ring y Shugart (1997), entre otros.42 Alcántara (2004).

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De los niveles de coherencia que ofrezcan los partidos en su inte-rior se inferirá el grado de estructuración en torno a ideas en elinterior de estas organizaciones.

1.2. Los partidos políticos desde dentro: el programa y la ideología según sus miembros

La coherencia partidista aborda el estudio de los partidos a par-tir de sus miembros. La convergencia entre las opiniones de los in-tegrantes de un partido se toma como indicador de la naturalezaprogramática del partido. En esta misma línea, algunas de las teo-rías sobre partidos han explorado las motivaciones y posturas desus integrantes para comprender el agregado resultante. Según Al-drich la naturaleza de un partido debe una porción importante desu esencia a los actores que lo componen43. Aunque, si se consi-dera el número de estudios que abordan empíricamente esta cues-tión, se constata un desequilibrio entre las propuestas teóricas y losaspectos preferidos entre los estudiosos de los partidos políticos44.

La desatención a quienes forman los partidos políticos se de-riva parcialmente del elevado coste de obtener información sobrelos miembros ya que exige recursos intensivos tanto humanoscomo económicos, sobre todo si se persigue una muestra repre-sentativa. Pero además, parece que el estudio de los miembros delos partidos como primer foco de comprensión de los partidos,goza de un menor reconocimiento y status frente a otros aspectosque parecen más relevantes dentro de los partidos políticos (comosu desempeño electoral y el tipo de apoyos que recibe, sus trans-formaciones organizativas, y, en los últimos tiempos, su actuaciónen los órganos de gobierno). De modo que son escasas las inves-tigaciones que los eligen como unidad de observación, primandoel enfoque de partido como agregado.

Curiosamente, y a pesar de la ausencia de estudios rigurosossobre miembros de los partidos, son muchas las conclusiones so-bre los partidos que se establecen a partir de quienes los integran.De forma cotidiana la ciudadanía y los medios de comunicaciónconstruyen sentencias sobre los partidos basadas en sus líderes yen sus actuaciones. De igual manera, y casi siempre la ideologíadel partido y su programa es dada a conocer por miembros delpartido. De la misma forma, a pesar de no utilizarse marcos teó-

43 Aldrich (1995).44 Caramani y Hug (1998).

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CAPÍTULO 1. LOS PARTIDOS POLÍTICOS DE AMÉRICA LATINA

ricos que sustenten estas comprensiones, en muchos trabajos aca-démicos se da el salto metodológico: con datos sobre miembros sellega a conclusiones sobre los partidos políticos.

Para estudiar la coherencia se utiliza la aproximación al par-tido desde dentro. Antes se repasan tres marcos teóricos que tie-nen como denominador común la premisa de que las aportacio-nes de los integrantes de un partido revelan la naturaleza delmismo. La autopercepción de especificidad de América Latina esuna de las razones de que en los estudios de los partidos de la re-gión se dé una tendencia a la marginación respecto de los marcosgenerales de comprensión que proporcionan las teorías sobre par-tidos políticos de otras regiones45. Si bien es cierto que en Amé-rica Latina estas comprensiones tienen seguramente menos poten-cial explicativo que en el contexto geográfico donde se generaron,su revisión permite sistematizar las comprensiones sobre los par-tidos políticos a partir de las ambiciones y las creencias de losmiembros. De los partidos se sabe más si se atiende a las predis-posiciones, actitudes y opiniones de quienes los integran que si seignoran éstas.

Los tres enfoques representan visiones encontradas respecto ala relevancia del programa y de la ideología en las actuaciones desus miembros y en el funcionamiento del partido. En esta revisiónse prestará especial atención al grado de estructuración en tornoa temas sustantivos que se puede producir en los partidos, así comoa las fuentes del consenso/disenso en el interior de los mismos.Cuando no venga formulado explícitamente, se esbozará una pre-dicción sobre el grado de coherencia esperable entre los miembrosde los partidos, así como el mínimo necesario de la misma paraque los partidos puedan desempeñar sus funciones. El primer en-foque sostiene que la dinámica de los partidos gira en torno a cues-tiones pragmáticas orientadas a la maximización del número devotos. Los partidos son un espacio al que las personas se adscri-ben buscando oportunidades personales más que por el acuerdoen torno a un cierto ideario o programa y a unas políticas inspi-radas en el mismo. El segundo enfoque ve a los partidos como en-tes programático-ideológicos integrados por miembros compro-metidos y que exhiben acuerdo entre sí en torno a un núcleo deideas y a un programa de actuación. El tercer enfoque combinaaspectos de los dos anteriores, al sostener que la realidad parti-dista discurre entre los tipos enfrentados de partido que proponen

45 Lo mismo ocurre las herramientas existentes para el análisis de la dinámicapartidista, como los clivajes o las categorías izquierda y derecha, cuyo uso ha des-pertado amplios recelos entre los autores (Ramos Jiménez 1995).

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los enfoques anteriores. Se combinan, en el interior de los parti-dos, metas pragmáticas con objetivos programáticos. En esta ex-plicación se reconoce la existencia conjunta de aspiraciones per-sonales (entre otras las de carácter electoralista) y objetivos decontenido ideológico-programático. El partido es un actor divididoporque sus miembros discurren entre unas y otras.

PARTIDO COMO MAQUINARIA ELECTORAL

La primera teoría comprehensiva de los partidos como orga-nizaciones que maximizan su desempeño electoral la proponeDowns46. Según esta visión economicista el objetivo principal decualquier partido es conseguir el mayor número de votos posible.Esta meta la comparten todos sus miembros. La ideología es unmedio en la lucha por el poder ya que en situaciones de incerti-dumbre (falta de información sobre lo que hará un partido unavez en el poder), el votante encuentra en ella un atajo para pre-decir el comportamiento del partido y con ello decidir su voto. Deahí que los partidos intenten generar una ideología atractiva, aun-que su utilidad sea únicamente instrumental. En sistemas biparti-distas la estrategia más racional para un partido, más maximiza-dora de votos por lo tanto, consiste en producir una ideologíadifusa, menos integrada en palabras de Downs, que le permitaatraer al mayor número posible de votantes. Por el contrario, ensistemas multipartidistas lo más racional es generar una ideologíaconcreta, integrada, que diferencie al partido del resto de ofertasprogramáticas.

Esta propuesta teórica ha tenido un gran impacto en la litera-tura especializada aunque algunos aspectos queden poco claros.Por ejemplo, quién es el sujeto que produce la ideología en un par-tido y cuál es el grado de acuerdo existente en torno a ésta en elinterior del mismo47. Del conjunto de la obra se deduce que la ideo-logía es utilizada por el partido, pero no parece que los miembrosintervengan en su producción. Es más, estos miembros, los que

46 Downs (1985) [1957].47 Bartolini (1988) recoge otros aspectos del modelo que han sido criticados.

Por una parte, el argumento sobre absoluta racionalidad y total información delelector y del partido, que deja fuera vínculos de fidelidad ideológica y emotiva a lahora de emitir el voto. Más productivo sería un enfoque que contemplara la posi-bilidad de un electorado elástico, que votara según sus valoraciones del programade los partidos y de sus políticas y otro electorado por otras razones. Por otra parte,también ha sido criticado el argumento sobre los partidos compitiendo por el cen-tro en una única dimensión cuando el espacio partidista es multidimensional.

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CAPÍTULO 1. LOS PARTIDOS POLÍTICOS DE AMÉRICA LATINA

pertenecen a la élite política del partido más específicamente, com-parten el objetivo de ganar elecciones (caracterizable como obje-tivo de tipo organizacional), pero no necesariamente están unidospor otro tipo de visiones sobre la ideología del partido. El partidoes un actor unido en torno al objetivo de ganar, el resto de los as-pectos son relevantes en la medida en que contribuyan a esta meta.No es que los miembros estén en desacuerdo en la ideología, sinoque ello no es relevante para el fin de ganar elecciones. De ahí quesea intrascendente para su modelo el grado de acuerdo progra-mático en la naturaleza y actuaciones del partido.

Esta aproximación racional ha presentado una variante que esla comprensión del partido orientado a la consecución de cargospropuesta, entre otros por Riker y Leiserson48. Según estos auto-res el fin último de un partido es maximizar la consecución de car-gos, más que la de votos ya que éstos son sólo un instrumento paraobtener puestos de representación. Esta visión se aplicó inicial-mente a la lógica de actuación de los partidos en contextos dondeson frecuentes las coaliciones. Los partidos persiguen formar partede una coalición y para ello realizan un cálculo del umbral de vo-tos a partir del cual conseguirían su objetivo. El principal objetivoes tener una cuota alta de representación en la coalición, más queuna cuota alta de votos. Para ello los partidos pequeños suelen pre-sentarse con principios programáticos poco definidos que les con-vierten en buenos compañeros para partidos de coordenadas ideo-lógicas muy diferentes entre sí, aumentando así las probabilidadesde pertenecer a una coalición con independencia del color del par-tido político que la lidere.

Como señalan Montero y Gunther, el enfoque de Downs y susvariantes ignoran la obvia existencia de preferencias partidistasacerca de las políticas en el interior de los partidos, de modo queen ocasiones surgen conflictos entre las posiciones de los miem-bros sobre los objetivos y preferencias49. Otros aspectos del mo-delo que han sido rebatidos son: la predicción sobre la conver-gencia ideológica entre los partidos de sistemas bipartidistas, quese ha demostrado inexacta, así como su argumento de que la ma-yor integración ideológica se produce en los partidos de sistemasmultipartidistas50. El contraargumento a este último punto es elmodelo de partidos «atrápalo todo» que originariamente propu-siera Kirchheimer51. Según este autor, tanto en sistemas biparti-

48 Riker (1962) y Leiserson (1968). Ver sobre esto en Strom y Muller (1999).49 Montero y Gunther (2002: 11).50 Stokes (1999).51 Kirchheimer (1966).

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distas como multipartidistas, los partidos son maquinarias electo-rales que para maximizar el número de votos han de flexibilizarsus postulados programáticos e ideológicos. Desde esta perspec-tiva las posturas de los miembros en cuanto al programa e ideo-logía son irrelevantes y se espera que presenten altos niveles de va-riación tanto en sistemas bipartidistas como pluripartidistas.

Esta visión utilitarista de lo programático-ideológico pareceadaptarse al modo en que se plantea la competición partidista enalgunos sistemas de América Latina. Sin embargo, no explica porqué los individuos eligen pertenecer a uno u otro partido, aúncuando éste tenga escasas posibilidades de beneficios inmediatos.Al mismo tiempo no da cuenta de las estrategias que en ocasioneslos partidos llevan a cabo y que Downs caracterizaría de irracio-nales (i. e., incumplimiento de promesas o giros en sus políticas)porque dañan la imagen de responsabilidad y confiabilidad del par-tido, hecho que se enfatiza en el enfoque de representación comomandato52. Y lo que es más, a la luz de esta teoría no se comprendeel modo en que se consigue que ello no afecte en sus posibilida-des de conseguir votos en futuras elecciones. En ocasiones los vo-tantes, aún disponiendo de la información sobre el comporta-miento del partido, votan nuevamente a ese partido, actuando deforma irracional en definitiva.

PARTIDO COMO BUSCADOR DE POLÍTICAS

En el otro extremo de las comprensiones teóricas sobre la na-turaleza y los fines de un partido se encuentra el enfoque de par-tido orientado a la implementación de políticas. Tiene sus oríge-nes en la visión de partidos responsables, cuyo principal exponentees Schattschneider53. Los miembros de los partidos comparten unaserie de posturas programáticas e ideológicas cuyo contenido escontrolado por ellos mismos y difiere del de los otros partidos.Como resultado de estas visiones comunes surge la motivación decompetir contra otros partidos, con el fin de implementar las po-líticas preferidas.

Los continuadores de esta concepción rebautizaron al enfoquecon la expresión de partidos «busca políticas»54. Los partidos tie-nen una estructuración programático-ideológica que les lleva a per-seguir la implementación una serie de políticas acordes. Es espe-rable que la coherencia entre los miembros en temas de programa

52 Pitkin (1967), Manim (1998), Stokes (2001).53 Schattschneider (1942).54 De Swaan (1973) (ver en Strom y Muller 1999).

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CAPÍTULO 1. LOS PARTIDOS POLÍTICOS DE AMÉRICA LATINA

e ideología que sea alta. El partido aparece como un actor unidoen torno al programa y a la ideología y también en el acuerdo or-ganizacional de que las elecciones son el medio para su principalobjetivo. Este modus operandi es propio de partidos de masas queponen un fuerte énfasis en el debate programático y en la consecu-ción de metas programáticas55. Pero en conjunto el planteamientosobre la naturaleza de los partidos, es ingenuo en casi todos lossentidos, no ha sido seguido por muchos autores. Las motivacio-nes de los miembros de los partidos parecen ser predichas másadecuadamente con otras comprensiones teóricas.

Por otra parte, esta comprensión de la naturaleza de los parti-dos políticos está cargada de connotaciones normativas tales comola conveniencia de partidos con programas propios y sobre los quelos ciudadanos pueden pedir cuentas en caso de no implementarseo de no ser defendidos por los partidos56. No obstante, como se-ñalan Strom y Muller este enfoque permite capturar la lógica quesubyace en algunos procesos de conformación de coaliciones,donde el partido que tiene que pactar prefiere hacerlo con aquelcuyas preferencias sobre políticas a implementar difieran menoscon respecto a las suyas57. Desde este punto de vista el partido seconvierte en un busca políticas en su manera de elegir a sus so-cios de coalición. Sin embargo, el conjunto del enfoque es incom-patible con algunas dinámicas de la región latinoamericana, dondeha habido giros programáticos de los partidos sin sanción del elec-torado y donde el clientelismo y el personalismo son prácticas ha-bituales.

PARTIDO COMO UN ACTOR DIVIDIDO

En los dos enfoques anteriores no se consideran extensamentelas divisiones que existen en el interior de los partidos. Tal com-prensión de los partidos como actores unitarios parece no pro-porcionar una fotografía real de las dinámicas intrapartidistas. Unaconcepción sobre los partidos como actores divididos, si bien noconstituye una aproximación comprehensiva al estilo de la de«busca votos» y la de «busca políticas», ofrece un enfoque pro-ductivo que defiende que en el interior de los partidos coexistenindividuos con diferentes motivaciones e intereses58.

55 Gunther y Diamond (2001).56 Aldrich (1995).57 Strom y Muller (1999).58 Esta perspectiva para el estudio de los partidos políticos entronca con el

análisis de las organizaciones como sistemas de actividad política que se pueden

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El antecedente de esta comprensión es el estudio de caso delSPD (Partido Socialista Alemán) escrito por Michels59. En él se dis-tinguen las diferencias entre la élite del partido y el resto de mili-tantes, no sólo en grados de poder, sino en lo que a intereses y ca-pacidad de influencia sobre el destino del partido se refiere. Enalusión al poder de la élite del partido con respecto al resto de mi-litantes esta tendencia fue bautizada como «ley de hierro de la oli-garquía». Más recientemente, diferentes variantes han desarrolladola idea de partido como actor dividido. Una de las más conocidases la de May60. En su «modelo de la disparidad curvilinear» man-tiene que la élite de los partidos tiende a ser más moderada que losactivistas o personas que ocupan puestos de rango medio. Desdeuna perspectiva de motivaciones, este modelo argumentaría quelos segundos privilegian el programa y la ideología mientras que losprimeros persiguen el éxito electoral. Ello tiene efectos sobre elconsenso en torno al programa y a la ideología, puesto que segúneste modelo la élite tiende a ser más moderada en sus posicionesque los miembros de base. Y éstos presionan sobre la élite paraque mantenga sus posturas programáticas e ideológicas. Esta lí-nea de análisis se ha desarrollado, no sólo referida a las diferen-cias actitudinales entre distintos niveles de implicación en los par-tidos, sino a diferencias en tipos de liderazgo y respecto a suposición en la organización61.

En otra de las versiones de este modelo de partidos como ac-tores divididos se analiza el conflicto entre candidatos salientes yprimeros candidatos. Unos y otros difieren en la lealtad al pro-grama e ideología del partido, forzando los futuros candidatos aque los que están en el poder tengan un comportamiento respon-sable y cumplan sus promesas (relacionadas con programa e ideo-logía)62. Según esta visión el programa y la ideología existen y su

estudiar abordando los intereses, los conflictos y el poder. Los intereses son lasorientaciones e inclinaciones que conducen a una persona a actuar en una direc-ción en vez de otra. Los conflictos surgen siempre que los intereses chocan. Esteconflicto puede ser explícito o encubierto y puede basarse en una divergencia deintereses percibida o real. Finalmente, el poder es el medio a través del cual losconflictos de intereses son resueltos. Siguiendo con este esquema para el caso delos partidos políticos, los miembros tendrían posturas y motivaciones que en oca-siones entran en conflicto con las de otros miembros (Morgan 1986: 129). El aná-lisis de la coherencia mediría el grado de conflictividad y contenido de la mismaen las organizaciones partidistas.

59 Michels (1991) [1915].60 May (1973).61 Pierre (1986).62 Stokes (1999).

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CAPÍTULO 1. LOS PARTIDOS POLÍTICOS DE AMÉRICA LATINA

defensa crea tensiones con quien pretende actuar sin tenerlo encuenta. Una variante es el modelo de relación entre candidatos yno candidatos en el que los primeros controlan el programa delpartido sin influencia de aquéllos que no son candidatos. Ademásde la idea del partido como un actor con conflictos internos, estasdiferentes propuestas comparten el argumento de que los miem-bros producen el programa y la ideología, si bien en unas instan-cias del partido es más respetado que en otras. En este sentido, laélite suele actuar más despegada del programa del partido.

Junto a las divisiones entre actitudes dentro de un partido, Katzy Mair argumentaron respecto al partido como actor no unido enel sentido de organización con diversos ámbitos de actuación63.Esta propuesta ha tenido numerosos seguidores que han encon-trado en ella una solución legítima para dar cuenta de las dife-rencias en el interior de los partidos en cuanto a actuaciones ygrado de organización de los diferentes ámbitos del partido. Otroexponente del reconocimiento del partido como actor dividido seencuentra en la literatura sobre facciones y tendencias. Con dife-rente grado de institucionalización organizativa y de número depreferencias disímiles, los partidos políticos generan en su interiorgrupos diferenciados64.

Pese a las potencialidades de este enfoque, quienes han meta-teorizado sobre los estudios de partidos políticos coinciden en se-ñalar que no se ha llegado a aplicar en profundidad65. Aún está laasignatura pendiente de «adentrarse en los procesos estructuralesy de toma de decisiones internos, concibiendo al partido como unconjunto de grupos políticos, de estrategias y de organismos confrecuencia en una interacción competitiva y conflictiva»66.

63 Katz y Mair (1993).64 Autores como Sartori (1999) [1976] y Hine (1982) escriben sobre las con-

secuencias organizativas de que los partidos sean una suma de voluntades.65 Montero y Gunther (2002) señalan que no abundan ejercicios que conecten

los esquemas clasificatorios más tradicionales sobre los partidos con la existenciade miembros con objetivos diferenciados.

66 Bartolini (1988: 253).

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Y EN AMÉRICA LATINA, ¿QUÉ MODELO DE PARTIDOS?

Las tres concepciones de partido coinciden en que las ambicio-nes y motivaciones de los integrantes de las organizaciones parti-distas afectan a los objetivos de la organización, jugando así unapapel central en la definición de su naturaleza. El grado de es-tructuración del partido en torno a ideas es, según esto, uno de losrasgos que también está determinado por quienes integran el par-tido. Dependiendo de la opción teórica, los partidos discurren en-tre aquellos dominados por motivaciones de consecución de ma-yores cuotas de poder y los formados por miembros orientados ala implementación de políticas. En los partidos donde predominael primer tipo de motivaciones es esperable que haya baja coheren-cia programática e ideológica pero alta coherencia organizacional.Mientras que en los partidos donde predominen las segundas seespera que existan niveles relativamente altos de coherencia ideo-lógica, programática y seguramente organizacional.

Aunque no se han comprobado específicamente las potencia-lidades de estos enfoques, en la mayor parte de la literatura sobrepartidos latinoamericanos subyace el retrato downsiano. Los par-

TABLA 1.1

Naturaleza de los partidos políticos según enfoques

TABLA 1.1

Naturaleza de los partidos políticos según enfoques

FUENTE: Elaboración propia.

Contenido del acuerdo

que predominaentre

los miembros

Acuerdo entre

miembros

Papel de ideología y programa

Objetivo principal

del partidoEnfoque

Estructuraciónorganizacional

ExisteInstrumentoGanar elecciones

PARTIDO

COMO BUSCADOR

DE VOTOS

Estructuraciónprogramático-

ideológica

ExisteMetaImplementar políticas

PARTIDO

COMO BUSCADOR

DE POLÍTICAS

Estructuraciónprogramático-

ideológica-organizacional

Diferente énfasis

entre ÉLITE

y RESTO

DE MIEMBROS

Existe pero en el interior

de los diferentes

niveles del partido

ÉLITES:instrumento

RESTO

DE MIEMBROS: meta

ÉLITES: ganar

elecciones

RESTO

DE MIEMBROS: implementar

políticas

PARTIDO

COMO ACTOR

DIVIDIDO

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CAPÍTULO 1. LOS PARTIDOS POLÍTICOS DE AMÉRICA LATINA

tidos son dibujados como organizaciones a la búsqueda de votos,integradas por miembros que intentan maximizar sus propios be-neficios donde lo programático es un medio más que un fin en símismo. Sin embargo, de haberse profundizado en la capacidaddescriptiva de este modelo, hubiera surgido la cuestión de la uni-dad dentro del partido como uno de las principales limitacionespara la aplicación del enfoque en su totalidad.

Como visión intermedia entre ambos modelos de partido, enla concepción de partido como actor dividido los grados de cohe-rencia partidista varían entre los distintos niveles de implicaciónde los miembros con el partido, pero tienen similar contenido enel interior de cada nivel (coherencia ideológica y programática paralos que no ocupan posiciones de liderazgo y coherencia organiza-cional –ganar o mantenerse en el poder– para quienes ocupan pues-tos relevantes). En este sentido, las manifiestas divisiones internasque atraviesan los partidos latinoamericanos sitúan al enfoque departido como actor dividido como un marco teórico más precisopara describir de forma realista las dinámica partidista. Este ca-rácter no unitario de los partidos políticos es uno de los factores(además de otros condicionantes externos relacionados con el elec-torado y con otros elementos del sistema político) que hace quelos partidos no sean siempre estructuras racionales cuyos com-portamientos atiendan a los objetivos diseñados y medios desti-nados a su cumplimiento.

En América Latina se constata la existencia de intereses varia-dos en el interior de los partidos. Esta idea ha estado presente entodos los estudios sobre partidos políticos, así como en el imagi-nario colectivo. Si bien este diagnóstico no tenido su eco en lasconcepciones teóricas de partidos que, por otra parte, escasean.Las diferencias en las motivaciones y en los consiguientes objeti-vos como partido pueden ser interpretadas como diferencias en elorden de prioridad y no tanto en términos excluyentes, como ha-cen los modelos busca políticas y busca votos67. No se puede com-prender de manera independiente la meta electoral de la de imple-mentación de políticas68. Es esperable que todo partido tenga comofin conseguir poder, siendo la diferencia entre los enfoques la com-prensión que realizan de este objetivo: poder como objetivo ins-trumental para la consecución de políticas o poder como objetivo

67 Esta postura de combinación de diferentes metas dentro de los partidos ladefienden autores como Wolinetz (2002), Muller y Strom (1999) y Aldrich (1995).

68 En palabras de Vilas, «la pretensión de la conquista de los cargos requierealguna definición de las políticas que se pretenden acometer, pero ninguna pro-puesta de políticas es realizable si no se alcanza el poder» (1997: 70).

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final y la implementación de políticas como instrumento para per-petuarse en el poder. Estas caracterizaciones aludirían a tipos idea-les de partido en función de la vocación o énfasis en una u otrameta. Pero además son actores plurales porque hay diferentes ám-bitos de actuación (parlamentario, gobierno, electoral) que gene-ran diferentes objetivos. Finalmente, existe pluralidad en el inte-rior de los partidos en el sentido de la convivencia de individuoscon diferentes responsabilidades y diferentes grados de implica-ción (élites del partido, élite de rango medio, activistas, militantes,simpatizantes, electorado…).

La adopción de esta concepción teórica del partido como ac-tor dividido hace que para comprender las actuaciones de los par-tidos sea necesario conocer las voluntades que coexisten en su in-terior. Desde este punto de vista, el análisis actitudinal de losmiembros de los partidos es un elemento necesario de estudio. Apesar de las divisiones internas, los partidos suelen tener umbra-les mínimos de consenso que les aseguran su supervivencia. Aquíse analizará cuál es el grado de disenso que puede tolerar un par-tido y cuál es el grado de consenso al que puede aspirar. En ge-neral los partidos políticos comparten algún rasgo entre sus miem-bros que da cuenta de su deseo de permanecer agrupados. Lanaturaleza de este rasgo que les une varía según el enfoque de par-tido que se tome. No tiene por qué referirse a una ideología o aun programa propio: los miembros de un partido pueden com-partir otro u otros aspectos (por ejemplo origen étnico) con igualpotencial unificador entre sus miembros que aspectos ideológicoso programáticos, y con la misma capacidad de funcionar como in-centivo para la perduración de la organización en el tiempo. Dehecho, como señala Román «el requisito ideológico y programá-tico no es realmente sustancial para un partido político, los pri-meros partidos se encontraban mucho más cercanos a las afini-dades personales y a la obtención de votos que a los presupuestosideológicos»69.

Las divisiones en las motivaciones y opiniones ideológicas yprogramáticas se producen, no sólo entre las posturas de la élitey el resto de los miembros, sino que dentro de cada nivel de im-plicación (élite partidista, élite parlamentaria, élite de rango me-dio, afiliados, votantes) hay diferencias en las posturas. Sin embar-go, estos desacuerdos internos tienen unos límites. Centrando elargumento en la élite parlamentaria se mostrará que, pese a no seractores unificados, convergen en algunas cuestiones sustantivasde carácter programático, ideológico y organizacional, y no úni-

69 Román (1997: 115).

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CAPÍTULO 1. LOS PARTIDOS POLÍTICOS DE AMÉRICA LATINA

camente en el objetivo de ganar las elecciones. Se estudiarán la va-riaciones crossnacionales en el grado de coherencia donde, inclusoen los casos de partidos más incoherentes, se produce el disensoen niveles moderados. A pesar de que la coherencia partidista enAmérica Latina se presenta con niveles inferiores a los de otras re-giones, existen temas con capacidad estructuradora en los parti-dos. Así mismo, esta capacidad estructuradora es variable por par-tidos y, en algunos partidos, sólo es generada por un númeropequeños de issues. Ello no supone negar que existen en la actua-lidad dinámicas personalistas y clientelares en los partidos políti-cos que se analizan, tal y como se muestra en los análisis en tornoa esta cuestión70. Pero, su existencia no entra en conflicto con elhecho de que el programa y la ideología jueguen un papel estruc-turador en el interior de los partidos de América Latina.

1.3. Organización de la investigación y de la obra

LA INVESTIGACIÓN

El concepto de coherencia partidista articula el estudio sobrela presencia de programa e ideología en la estructuración internade los partidos políticos. La coherencia se entiende como el gradode convergencia que existe entre los miembros de un partido enaspectos de potencial relevancia en la arena político-partidista. Losorígenes y aplicaciones del concepto, así como la operacionaliza-ción del mismo que distingue tres dimensiones: coherencia ideo-lógica, programática y organizacional se detallan en el segundo ca-pítulo.

Tres son las preguntas específicas que este trabajo responde.La primera es si los miembros de un mismo partido tienen posi-ciones cercanas entre sí en torno a issues. Ello permitiría hablarde contenidos identificables y consensuados en el interior de lospartidos políticos como indicador de la estructuración en torno aideas y programa en los mismos. La mayoría de los trabajos sobrela existencia y el papel que ocupan las cuestiones sustantivas enlos partidos políticos utilizan los comportamientos de los miem-bros de los partidos como base empírica (cohesión en el voto, po-líticas implementadas por un partido en el gobierno, plataformasprogramáticas en el período electoral, son las principales fuentes).Este trabajo se basa en las actitudes de los integrantes de los par-

70 Mainwaring (et al.) (2006), Pachano (2004), Stokes (et al.) (2002), Stokes (etal.) (2003).

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tidos políticos que es una estrategia analítica poco frecuente, a pe-sar de que en la literatura sobre partidos se reseña la importanciade conocer las predisposiciones de la clase política. La dificultadde conseguir datos y de construir modelos teóricos que conectendichos aspectos con la naturaleza de los partidos, ha limitado lacreación de estudios con estas características71. Aquí se sugiere ma-tizar la comprensión existente sobre los partidos de la región, quehan tendido a interpretarlos únicamente como estructuras opor-tunistas y con una vocación meramente electoral. Con datos sis-temáticos se argumenta sobre la existencia de una estructuracióncomplementaria en los partidos políticos en torno a issues o temassustantivos. Se mostrará que la natural aspiración electoral y deconsecución de puestos de poder se combina en los partidos lati-noamericanos con cierta estructuración en torno a ideas, cuyogrado varía en cada caso.

La segunda pregunta de investigación es si presentan los con-tenidos de esas posiciones y opiniones pautas similares de varia-ción por partidos. Por ejemplo, si hay dimensiones que suelen ge-nerar más consenso interno que otras, o si la coherencia en unaviene asociado con coherencia en otra. Esta cuestión se abordaráa partir de la relación que exhiben las dimensiones de la coheren-cia partidista entre sí. El debate en torno a las principales fuentesde estructuración sustantiva de los partidos políticos ha tendido adiscurrir entre dos posturas enfrentadas. La de quienes destacanque las cuestiones organizacionales, fundamentalmente las rela-cionadas con la consecución de votos, son el eje estructurador delos partidos. El trabajo de Downs es el primero en comprender deesta manera a los partidos políticos contemporáneos72. Frente aesta aproximación, se encuentra la de quienes defienden que sonlos aspectos programáticos los que guían a los partidos y los man-tienen unidos. Schattschneider es el autor que inició esta línea depensamiento en torno a los partidos políticos73. En estas páginasse propone que ni el modelo de partidos «busca votos» ni el mo-delo «busca políticas» son fieles con la realidad; en los partidos

71 Los análisis de clivajes y los que evalúan la aplicabilidad de las categoríasizquierda-derecha están cercanos a la preocupación por capturar el contenido sus-tantivo del juego político-partidista a partir de las posiciones-preferencias de lospartidos, lo hacen mediante una aproximación sistémica. En ellos se ha intentadoresponder al grado en que los partidos diferían en sus orientaciones y así deter-minar la existencia de estructuración de los sistemas de partidos en torno a cues-tiones sustantivas. Mientras que el estudio de la coherencia de este libro opta porel partido como unidad de análisis.

72 Downs (1957).73 Schattschneider (1942).

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CAPÍTULO 1. LOS PARTIDOS POLÍTICOS DE AMÉRICA LATINA

políticos se combina la existencia de aspiraciones y ambicionespersonales (entre otras las de carácter electoralista) con los obje-tivos de contenido ideológico-programático. Se mostrará que lascuestiones ideológicas y programáticas tienden a generar más con-sensos que las de tipo organizacional. Además, el análisis de la co-herencia por dimensiones confirmará que éstas últimas no suelenconstituir el contenido exclusivo de estructuración de los partidospolíticos. A diferencia de las dimensiones ideológica y programá-tica que actúan con mayor autonomía en el surgimiento de con-sensos internos, las cuestiones organizacionales lo hacen de formacomplementaria. Casi nunca los partidos están únicamente es-tructurados en temas organizacionales, mientras que sí los hay úni-camente estructurados alrededor de una identidad ideológica o deun programa determinado.

El tercer interrogante indaga en cuáles son algunos de los as-pectos más relevantes para explicar las diferencias en el grado dearticulación de los partidos políticos en torno a ejes sustantivos dela competencia partidista. Si son pocos los trabajos que describenel papel de la ideología y el programa en la organización internade los partidos políticos, más escasos son los intentos de esclare-cer por qué en unos partidos sus miembros presentan orientacio-nes similares en cuestiones sustantivas, mientras que en otros par-tidos confluyen individuos con preferencias enfrentadas en lostemas que se discuten en la arena político-partidista.

Se explorará el impacto de variables exógenas y endógenas alpartido sobre la coherencia partidista hallada. El entorno, concre-tamente aspectos socioeconómicos y político institucionales, ge-nera un contexto de incentivos y desincentivos para la adquisiciónde mayores niveles de coherencia por parte de los partidos. Juntoal entorno, la naturaleza del partido influye en el modo en que laspresiones externas se procesan, generándose así diferentes resul-tados o grados de coherencia partidista. Así, el grado de coheren-cia por partidos es una reacción a dichos incentivos externos e in-ternos. En concreto, se demostrará que el desarrollo económicodel entorno al que pertenece el partido y la magnitud de los dis-tritos electorales en los que se eligen a los parlamentarios, juntocon la ideología del partido y su tamaño son aspectos con una im-portante fuerza explicativa. Con su consideración se da cuenta deuna parte sustancial de la variación en la coherencia por partidos.A la vez, la importancia de estas variables se confirmará en la ex-plicación de la evolución de los niveles de coherencia. A pesar deque la coherencia es una característica que es esperable tenga unavariación relativamente baja y gradual, existen casos en los que sehan producido cambios y que permiten reflexionar sobre el poder

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de las variables independientes del modelo de explicación de la co-herencia.

Con la reflexión en torno a estos interrogantes se profundizaráen la comprensión del papel de programa e ideología en la natu-raleza de los partidos políticos. Pocos son los trabajos que hanabordado hasta la fecha esta dimensión de los partidos políticoslatinoamericanos en clave de coherencia74. Una de las diferenciasdel presente trabajo con respecto a dichos esfuerzos es que se optapor un análisis de la coherencia de los partidos más que de los sis-temas a los que pertenecen. La segunda de las diferencias es quese retoma la medición del consenso intrapartidista en cuestionesde tipo organizativo, junto a las ideológicas y programáticas. Lascuestiones organizacionales fueron incluidas en los primeros aná-lisis sobre coherencia partidista surgidos a propósito de otras re-giones75, pero se ignoraron posteriormente en la operacionaliza-ción del término que se aplicó en los siguientes estudios sobrecoherencia y nunca se ha abordado en América Latina. El tercerelemento diferencial con respecto al saber existente sobre la co-herencia partidista en la región, es el citado seguimiento diacró-nico de esta variable que permite explorar las pautas de variaciónde la coherencia de los partidos con el fin de determinar el gradode estabilidad de la misma.

SELECCIÓN DE CASOS Y DATOS

El estudio de la coherencia partidista se lleva a cabo en los par-tidos políticos que a lo largo de la década de los años noventa fue-ron electoralmente exitosos en la región latinoamericana. Para se-leccionar los casos que cumplen este criterio se han utilizado losresultados de la clasificación de rendimiento electoral realizadapor Alcántara76. Frente al predominio en otros trabajos del criteriosistémico para la selección de los casos, aquí son características

74 Hawkins y Morgenstern (2003 y 2000), Kitschelt (2001a), García Díez (2001),Llamazares (et al.) (2006).

75 Huntington (1965 y 1968), Anderson (1968), Janda (1980).76 Basada en un índice, la clasificación de Alcántara (2004) resume la actua-

ción de los partidos en la arena electoral a partir de la consideración de cuatro di-mensiones: el porcentaje medio de los votos alcanzados en los comicios legislati-vos celebrados durante la década de los años noventa, el número de veces que elpartido ha obtenido la presidencia de la República sobre el total de comicios pre-sidenciales llevados a cabo, el número de veces que el partido ha obtenido gober-naciones provinciales, estaduales o departamentales también sobre el total y el nú-mero de veces que el partido ha obtenido alcaldías de ciudades superiores a unmillón de habitantes sobre el total también posible.

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CAPÍTULO 1. LOS PARTIDOS POLÍTICOS DE AMÉRICA LATINA

del partido las que han guiado la selección77. Con el fin de dispo-ner de un N que permita establecer comparaciones y generaliza-ciones tanto de la descripción de los niveles de coherencia comode su explicación se opta por el análisis de veintiséis partidos po-líticos que pertenecen a trece sistemas diferentes. Se han elegidodos partidos por sistema de partidos, en un total de trece países(por lo tanto, se estudian veintiséis partidos).

Los partidos que se estudian, pese a ser las organizaciones par-tidistas más exitosas en cada sistema de partidos, han tenido ni-veles diferentes de rendimiento al nivel de la región latinoameri-cana (Tabla 1.2). Por ejemplo, el PLC de Nicaragua fue el partidode más éxito en los años noventa, mientras que el PPD chileno es,de los que se estudian, el que tiene el menor rendimiento si se poneen perspectiva regional. Sin embargo, es el segundo más exitosoen el sistema de partidos al que pertenece. De esta relevancia regio-nal y/o sistémica se deriva el interés de esta selección de partidoscuya coherencia se analiza. Probablemente partidos muy exitososa lo largo de una década tienen probabilidades de sobrevivir en lasiguiente. De modo que la selección de los casos no sólo permitela aplicación de un marco teórico y metodológico de estudio de lacoherencia sino que sus aportaciones empíricas ayudarán acomprender a los partidos más relevantes de la década de los añosnoventa.

De los veintiséis partidos que se estudian diez están ahora enel gobierno (ARENA en El Salvador, ANR en Paraguay, EP-FA enUruguay, FSLN en Nicaragua, PAN en México, PJ en Argentina,PLH en Honduras, PLN en Costa Rica, PPD y PDC en Chile den-tro de la Concertación). De los restantes, siete mantienen nivelesmuy altos de apoyo en la cámara legislativa (FMLN en El Salva-dor, FRG en Guatemala, el PNH en Honduras, PRD en RepúblicaDominicana y el PRI en México) o medios (PC en Uruguay, PLRAen Paraguay y PRSC en República Dominicana).

Sólo seis de los partidos que se analizan han disminuido sucentralidad en la región teniendo actualmente porcentajes bajos

77 El hecho de que la selección de los partidos no esté basada fundamental-mente en la pertenencia a uno u otro sistema de partidos es, en cierta medida no-vedoso, ya que generalmente las selecciones de partidos han atendido a criteriosrelacionados con el sistema de partidos (por ejemplo, se estudian partidos perte-necientes a sistemas pluripartidistas, o partidos pertenecientes a sistemas polari-zados). Algunos trabajos que optan por este mismo criterio para seleccionar suscasos son los estudios sobre partidos con una determinada ideología, como Main-waring y Scully (2003), Middlebrook (2000), Chalmers (et al.) (1992), por citar tresejemplos.

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de apoyo electoral en presidenciales y legislativas (DP y MUPP-NPen Ecuador, PAN de Guatemala, PUSC en Costa Rica y UCR en Ar-gentina). Finalmente, los dos partidos bolivianos que se estudianhan experimentado reconversiones cercanas a la práctica desapa-rición. De hecho numerosos miembros de ADN y del MNR han pa-sado a formar parte del pacto Podemos. En este panorama, si mi-ramos a los casos elegidos de los casos de Ecuador y Bolivia sonquizá los que tengan ahora una fotografía más diferente de la dela década de los años noventa, de ahí que los hallazgos sobre lacoherencia de sus partidos tengan menos relevancia para la diná-mica política actual.

Con esos matices se puede decir que el resultado de la aplica-ción de estas dos decisiones, criterio de selección basado en las ca-racterísticas del partido y alto número de casos a estudiar, es unamuestra comprehensiva de la realidad partidista de la región enlos noventa. Los partidos objeto de estudio difieren entre sí en tér-minos ideológicos, aunque hay un predominio de los partidos decentro y derecha por ser los más exitosos en la región durante losaños noventa (sus ubicaciones ideológicas se analizan en el capí-tulo 3). Existe, una mayor variación en la muestra en la edad delos partidos (Tabla 1.2). En este sentido las fechas de creación delos partidos se distribuyen en partes iguales en los cuatro perío-dos distinguidos: antes de 1925, entre 1925 y 1950, entre 1950 y1975 y de 1975 en adelante. El partido más antiguo de los que seanalizan es el ANR de Paraguay y los dos más jóvenes son los dospartidos guatemaltecos elegidos (PAN y FRG). De modo que lamuestra es una selección representativa de la realidad partidistalatinoamericana. Pero la variación en los casos elegidos tambiénse refiere a aspectos del sistema de partidos al que pertenecen, ade-más de aspectos institucionales78. Algunos de estos aspectos, juntocon otras cuestiones como el grado de desarrollo socioeconómicode los sistemas a los que pertenecen los partidos, se utilizarán comovariables independientes en la exploración de las pautas que ex-plican la coherencia partidista.

La articulación del trabajo a partir de evidencia relativa a lasactitudes de legisladores, como en general los estudios que se ba-san en información de la élite política, no son numerosos por elelevado coste de obtención de datos. La mayor parte de los datosque aquí se utilizan proceden de la investigación de Élites Parla-

78 En el Anexo 2 se encuentran datos respecto a las características de los sis-temas de partidos, de los sistemas electorales y de los propios partidos políticosque se estudian.

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CAPÍTULO 1. LOS PARTIDOS POLÍTICOS DE AMÉRICA LATINATA

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mentarias en América Latina (Proyecto PELA)79. La unidad de aná-lisis es el partido político, mientras que la unidad de medida soncada uno de los individuos cuya coherencia se mide. El númerototal de parlamentarios entrevistados en cada uno de estos paísesrepresentaba una cifra casi siempre cercana al 70-75% del total dela Cámara de cada país. México ha sido la excepción en este caso,como se aprecia en el Anexo 1. La distribución por partidos se de-terminó mediante una asignación proporcional al número de re-presentantes del partido en la Cámara. De modo que el número deentrevistados de cada partido asegurara la posibilidad de extenderlas conclusiones, con un nivel de confianza del 95,5%, al resto delegisladores de ese partido en esa Legislatura. Hay que tener encuenta, no obstante, que el número de entrevistados varía en fun-ción de la fuerza del partido en la Legislativa en el momento derealizarse la entrevista, pero al ser una proporción el cálculo deesa fuerza, también interviene el tamaño de la Asamblea80. Amboscriterios se encuentran especificados en las Fichas Técnicas delAnexo 1.

En estos partidos se comparará la coherencia siguiendo unaestrategia sincrónica, puesto que se refiere a mediciones cuasi si-multáneas (realizadas en años no muy distantes entre sí). Además,se hará un seguimiento diacrónico de catorce de estos partidos,sobre los que existía evidencia empírica disponible relativa a dosmomentos diferentes en el tiempo. En los partidos donde se rea-liza un seguimiento diacrónico de sus niveles de coherencia se re-cogen dos cifras de parlamentarios entrevistados correspondientesa la primera y segunda coyuntura de entrevistas. La variación enel número de entrevistados es, según lo explicado, proporcional ala fuerza del partido en esa nueva Cámara conformada. De estemodo, por ejemplo, destaca el gran incremento de diputados ele-gidos y por tanto una proporción mayor de entrevistados en loscasos del FRG de Guatemala y del PAN de México, y la situación

79 Esta investigación llevada a cabo en la Universidad de Salamanca está diri-gida por Manuel Alcántara Sáez y ha sido financiada en algunos tramos financiadapor la CICYT (SEC 95-0845 y SEC 2002-3484). Desde que se iniciara el proyectoPELA en 1994 se entrevistado a los diputados de cada Cámara Baja que se ha idorenovando en un total de dieciséis países de América Latina. Hasta la fecha se hancompletado cuatro oleadas de entrevistas a diputados de estas cámaras. En el marcode dicha investigación, la autora hizo el trabajo de campo consistente en entrevis-tas a miembros del Congreso de Diputados de Chile durante el verano de 2002.

80 Por ejemplo, un partido con el 30% de la representación en México tienemás escaños en el Congreso que un partido con esa representación en Costa Rica,donde la cámara es mucho menor. En ese caso, se diseñaron menos entrevistaspara el partido costarricense.

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CAPÍTULO 1. LOS PARTIDOS POLÍTICOS DE AMÉRICA LATINA

inversa de descenso de parlamentarios en la Cámara y entrevista-dos en los casos de PDC de Chile o PAN de Guatemala, entre otros.

Dado que el partido se considera un actor dividido, un estudiode su coherencia ha de tener en cuenta el nivel de implicación conel partido de los miembros cuya coherencia se evalúa, puesto quees esperable que ésta varíe según niveles. De los diferentes nivelesde implicación que existen en un partido, la atención se centraráen los niveles de coherencia entre los parlamentarios. Además deser uno de los subgrupos más fácilmente identificables, en contras-te con etiquetas más problemáticas como élite partidista, consti-tuye uno de los de más peso en los partidos políticos. Las orien-taciones de los parlamentarios tienen una gran influencia sobre lanaturaleza y posturas del partido en su conjunto. Tal y como haconsensuado la literatura, tienen un fuerte impacto en el programae ideología del partido y en general en la dinámica de éstos81. Deahí que la comparación por partido de las visiones de sus parla-mentarios aporte información sobre el grado y contenido de la es-tructuración de ese partido.

Junto a esta base de datos se trabaja con otro material empí-rico, principalmente en la parte explicativa de la del trabajo, comoson cifras sobre desarrollo socioeconómico, sobre resultados elec-torales, así como cuestiones relativas al sistema electoral. Ademásse incluyen algunas fuentes de datos secundarios; entre otras laclasificación de rendimiento electoral de Alcántara y la de institu-cionalización de los sistemas de partidos de Mainwaring y Scully82.

ORGANIZACIÓN DE LA OBRA

El libro está dividido en cinco capítulos. En este primer capí-tulo se han establecido las bases teóricas para el estudio de la co-herencia partidista. Se ha repasado el papel atribuido al programay a la ideología en la naturaleza y funcionamiento de los partidosde la región. Seguidamente se ha enfatizado la utilidad del enfo-que de partido como actor dividido para comprender la dinámicapartidista de la región y confrontar esta percepción mediante unestudio de la coherencia partidista. Además se han planteado lasprincipales preguntas que se responderán en los siguientes capí-tulos.

El segundo capítulo plantea las bases metodológicas para lle-var a cabo el estudio de la coherencia partidista. Se revisa la ma-nera en que se ha definido y utilizado el concepto de coherencia

81 Gunther (1992), Lipset y Solari (1987).82 Alcántara (2004), Mainwaring y Scully (1995).

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partidista para, seguidamente, ofrecer una propuesta propia de con-ceptualización y operacionalización. La coherencia partidista hacereferencia, de forma genérica, al grado de acuerdo o de unidad en-tre los miembros de un mismo partido. Ahora bien, el objeto de eseacuerdo varía según la acepción que se utilice. Para unos autoresalude al acuerdo en los comportamientos, mientras que para otroshace referencia al acuerdo en las actitudes. En un tercer grupo, elmás numeroso, el término se ha utilizado indistintamente para ana-lizar uno u otro ámbito, debido a que existe una relación teórica yempírica entre las actitudes y los comportamientos de los inte-grantes de los partidos. Con ello se ha incurrido en una confusiónrespecto al objeto de estudio y a la evidencia empírica necesariapara capturar éste. El estudio en clave de coherencia se circuns-cribe al análisis de las actitudes de los miembros de los partidos,dejando a un lado otros conceptos como cohesión y unidad parti-dista, más útiles en la exploración de los comportamientos. Ade-más, en este mismo capítulo se detallan las operaciones metodoló-gicas para la obtención y análisis de los datos, tales como laconstrucción de los indicadores, las fuentes de evidencia empírica,o la fórmula de resumen del grado de disenso por partido.

El tercer capítulo se ocupa de la descripción empírica de la co-herencia partidista en los casos elegidos. Al contrario de lo que elsaber convencional sugiere, los miembros de los partidos tiendena mostrar niveles considerables de coherencia interna aunque lasdiferencias en el grado y contenido confirman su utilidad para ca-racterizar a los partidos políticos de la región según esta caracte-rística. Se verán tres dimensiones de la coherencia: ideológica, pro-gramática y organizativa. La dimensión ideológica de la coherenciase refiere a cuestiones de tipo simbólico-referencial. Captura elgrado de acuerdo intrapartidista en la autoubicación ideológica desus miembros y en la que éstos realizan del partido. El modelo departidos formados por élites que carecen de una identidad propiano refleja fielmente la dinámica de los partidos latinoamericanos.Por el contrario, se mostrará un considerable consenso ideológicopromedio de sus parlamentarios. Si bien la variación por partidosen el mismo permite clasificarlos según su grado de estructuraciónideológica. La dimensión programática se refiere al grado de con-vergencia en posiciones evaluativas y cognitivas en aspectos másespecíficos del juego político. Los grados de consenso al respectoconfirmarán que, pese a no ser real la imagen de partido unido entorno a un programa que defienden algunos enfoques83, existe unumbral mínimo de consenso programático entre los miembros de

83 Schattschneider (1942), De Swaan (1973).

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CAPÍTULO 1. LOS PARTIDOS POLÍTICOS DE AMÉRICA LATINA

los partidos en base al cual caracterizar a las organizaciones par-tidistas. Por su parte, la dimensión organizacional captura el con-senso en torno a cuestiones de la organización interna del partidoy de su cara parlamentaria. Se mostrará que no suele ser muy ele-vada, de hecho algunos partidos presentan grados importantes deincoherencia al respecto.

El cuarto capítulo profundiza en la comprensión de la varia-ble coherencia. Se aborda la relación entre las dimensiones de lamisma, así como la evolución de la coherencia en los partidos po-líticos a lo largo del tiempo. Se verá que la coherencia ideológicay la programática varían de forma autónoma, pudiendo un par-tido tener altos niveles de una y bajos de la otra. Mientras que lacoherencia organizativa lo hace de forma complementaria. Éstano actúa en sustitución de las otras fuentes de la coherencia sinoque las complementa: no suele existir coherencia en cuestiones or-ganizacionales de forma aislada, como sí ocurre con la coherenciaideológica y programática, sino que tiende a producirse en situa-ciones de coherencia en otras dimensiones. Por lo tanto, la cohe-rencia organizacional no tiene un papel unificador en situacionesde baja coherencia ideológico-programática, sino que es más pro-bable que covaríe con estas dos dimensiones. Según esto, combi-naciones frecuentes son una baja coherencia ideológica-progra-mática y una baja coherencia organizacional, o niveles altos de lasprimeras acompañados de niveles medios en la coherencia orga-nizacional. En cuanto a la evolución experimentada en los nivelesde coherencia se investiga en un número reducido de partidos. Losdatos de esta segunda coyuntura fueron obtenidos a partir de fi-nales de la década de los años noventa, una vez que las cámarasanteriormente entrevistadas habían sido conformadas de nuevotras elecciones. Los partidos políticos tienden a mantener nivelesde coherencia relativamente estables. No obstante, se estudiaránlas diferencias entre dimensiones en su variabilidad diacrónica dela coherencia. Se comprobará si la coherencia ideológica, por re-ferirse a aspectos más abstractos y menos sometidos a las coyun-turas, es menos proclive a alterar sus niveles que la coherenciaprogramática y la organizativa.

Una vez que los partidos sean clasificados según su grado decoherencia y que se profundice en la comprensión de la variablecoherencia, el quinto capítulo se ocupa de su explicación. Se ex-ploran los efectos de las variables independientes que dan cuentade las diferencias en los grados de coherencia entre diferentes par-tidos políticos. La coherencia se evidencia como un fenómeno mul-ticausal en el que están implicadas variables relativas al partido yrelacionadas con su entorno, socioeconómico e institucional. Ade-

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más, se analiza la covariación con otras dimensiones de los parti-dos y del sistema de partidos. Finalmente se evalúa el poder ex-plicativo de las variables independientes en la comprensión de laevolución de la coherencia partidista.

COHERENCIA PARTIDISTA Y FUNCIONES DE LOS PARTIDOS

Con este trabajo se ofrece un conocimiento sistemático sobrelas preferencias y orientaciones de los representantes parlamenta-rios de América Latina durante el período estudiado. En este casose centra la atención en una cuestión mucho menos analizada,como es la medida en que los miembros de los partidos comparteno difieren en sus ideas respecto a políticas públicas, relevancia deproblemas, cuestiones de identidad, entre otras. Tradicionalmenteel juego político-partidista de la región se ha caracterizado por suelitismo. De ahí que las preferencias de los parlamentarios seanvitales para una visión completa del funcionamiento de los parti-dos y de los sistemas políticos en los que operan. Más aún cuando,a pesar de las continuas alusiones al carácter personalista y eli-tista del juego partidista, no son muchos los estudios que ofrez-can datos relativos a quienes integran estas organizaciones, ni res-pecto a la élite de las mismas. Las excepciones son los análisis deposturas ideológicas y programáticas de los parlamentarios que,también con datos del proyecto PELA, han llevado a cabo dife-rentes autores84.

Al igual que otras características del partido, el grado de cohe-rencia partidista afecta al modo en que los partidos cumplen susfunciones. Quizá donde se aprecia el impacto de la coherencia deforma más clara es en la oferta de programas alternativos o agre-gación de intereses. La articulación coherente de quienes compo-nen un partido en torno a un programa y una ideología contribuyea que desde el exterior se le perciba como portador de un proyectopropio85.

A su vez, la proyección interna que tiene la ideología y el pro-grama también afecta a la capacidad de un partido para estructu-

84 Luna y Zeichmeister (2005), Llamazares y Sandell (2000), Londregan (2000),Alcántara (1999 y 1995), Llamazares (1999), Martínez (1997), Crespo (1996).

85 Si se traslada esta lógica de actuación al nivel del sistema de partidos, éstees coherente cuando los programas propuestos por los diferentes partidos difierenentre sí al menos en alguno de los aspectos que promueven, persiguen o les auto-identifican y cuando ocupan espacios ideológicos diferentes. Las superposicionesideológicas o programáticas entre partidos son indicadores de falta de coherenciadel sistema de partidos.

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CAPÍTULO 1. LOS PARTIDOS POLÍTICOS DE AMÉRICA LATINA

rar el voto, que es otra de las funciones de los partidos políticos.Los partidos tienen la posibilidad de reducir los costes de infor-mación del electorado en la articulación de su voto86. Pero éstasólo se da cuando presentan un programa e ideología definidos ytienen, en caso de haber sido un partido con puestos de represen-tación, una tradición de fiabilidad87, es decir de un margen de cum-plimiento de sus promesas electorales. Cuando nunca han tenidoresponsabilidades políticas esta fiabilidad se relaciona con su ac-ción como partido de oposición o con el hecho de que se haya se-guido una trayectoria similar a la defendida en la campaña, en tér-minos de coaliciones o comportamiento de voto de sus congresistasen las instancias legislativas. En este sentido, los partidos homo-géneos en sus propuestas programáticas y en la ideología de susmiembros aumentan los niveles de accountability con respecto delelectorado. Aunque ello, como se verá en la segunda parte del tra-bajo, no significa que la mayor coherencia suponga mayor éxitoen elecciones.

La coherencia entre los miembros de un partido respecto adeterminados contenidos tiene un efecto también definitivo en laformación de gobiernos. Las alianzas que se puedan dibujar sondiferentes de ser relevante el contenido sustantivo de la compe-tencia partidista a cuando no lo es. Si dicho contenido importa,entonces el programa y la ideología de los partidos proporcionauna guía de las coaliciones posibles y esperables88. De lo contra-rio, las posibilidades de coalición son múltiples y además es me-nos predecible su duración, puesto que no tienen un trasfondo pro-gramático e ideológico que vincule a los partidos que la componen.Si se entiende de una manera amplia el gobierno, y sobre todoen regímenes parlamentarios, es lícito incluir en esta dimensiónel impacto de la estructuración interna de los partidos en cues-tiones de ideas y programa con la estructuración de la dinámicadel Legislativo. Dos son las fuentes de un comportamiento unita-rio de los partidos en los órganos legislativos: la coherencia yla disciplina parlamentaria. Por lo tanto, la estructuración en tor-no a una serie de ejes determinados aumenta las posibilidades deunos resultados predecibles y con ello aumenta la eficiencia delsistema.

Los partidos coherentes amplían, por un lado, la habilidad delos gobiernos para implementar sus políticas una vez en el go-

86 Downs (1957).87 Schedler (1995).88 Foweraker (1998) hace algunas consideraciones a propósito de los sistemas

de partidos y la formación de coaliciones en América Latina.

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bierno89. Además de otros aspectos que intervienen en el retrasode una determinada actuación, parece que el desacuerdo entre losmiembros del partido determina parte de la efectividad de su ac-ción en el Gobierno o en el Legislativo. Pero a su vez, la existen-cia de programas identificables permite predecir con más posibi-lidades de no errar el rumbo de la política del partido una vez enel gobierno. Si bien esto sólo puede ser considerado parcialmenteya que los cambios en la dirección de las políticas una vez en elgobierno no son excepcionales90. Así, la coherencia partidista tie-ne poder para explicar la capacidad para desarrollar políticas pú-blicas91.

La coherencia no sólo afecta en la proyección del partido ha-cia el exterior, sino en sus dinámicas internas, principalmente através de los efectos que ejerce en las actividades de los partidosrelacionadas con el reclutamiento de líderes, formación de candi-datos y socialización del resto de sus miembros. Es esperable queen partidos donde el programa y la ideología organizan la vida in-terna, la proximidad a las posturas que defiende el partido sea, enalguna medida, uno de los criterios centrales en la decisión de ads-cribirse a un partido, así como en la selección interna de candi-datos. Al mismo tiempo, una alta estructuración en torno a cues-tiones programáticas e ideológicas dentro del partido se traduceen menores riesgos para la llegada de outsiders a los partidos po-líticos92. Principalmente supone una reducción de las posibilida-des de que individuos ajenos al partido y a sus postulados lo uti-licen como vehículo de ascenso rápido a puestos de poder. A lavez, es probable que partidos más coherentes en algunos temastienda a socializar a sus miembros en direcciones parecidas demodo que sus posturas en esos temas serán parecidas, y con ellola coherencia en esas cuestiones se mantendrá más o menos es-table.

Así las cosas, el impacto de la coherencia en las funciones delos partidos políticos se puede resumir en dos grandes efectos so-bre la acción de éstos (Tabla 1.3). Por un lado existe un efecto de

89 McDonald y Ruhl (1989).90 Stokes (2001).91 Sobre el impacto que tienen los partidos en la aprobación de políticas y en

general en el funcionamiento de las instituciones en América Latina ver Stein (etal.) (2006).

92 Este argumento entronca con el de Mainwaring y Torcal (2005) y Mainwa-ring y Scully (1995) de que un grado considerable de institucionalización previenede forma más efectiva de la llegada de nuevos caudillos con escasos aspectos pro-gramáticos en su agenda y más énfasis en cuestiones personalistas.

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CAPÍTULO 1. LOS PARTIDOS POLÍTICOS DE AMÉRICA LATINA

predictibilidad respecto a la dirección de las acciones de los par-tidos. Los partidos que son más coherentes reducen los niveles deincertidumbre respecto a la evolución de los acontecimientos polí-ticos de los sistemas políticos donde existen93. En los casos en quese ha estudiado el comportamiento de los partidos, principalmenteen el diseño de políticas y en la actuación en el Legislativo, la au-sencia de una consideración de la estructura de preferencias pro-gramáticas e ideológicas de los miembros, limita las posibilidadesde predicción de los resultados. En el ámbito legislativo, si un altonúmero de parlamentarios está de acuerdo en un tema hay másprobabilidades de que éste se introduzca en la agenda legislativay que se vote de forma uniforme. A mayor coherencia, más posi-bilidades de predecir el contenido de las leyes que propondrá unpartido, así como la dirección del voto de ese partido en leyes no

TABLA 1.3

Ámbitos de influencia de la coherencia partidista

TABLA 1.3

Ámbitos de influencia de la coherencia partidista

PREDICTIBILIDAD Congreso:– contenido leyes propuestas– orientación del voto parlamentario

Gobierno:– contenido de políticas implementadas– socios de coaliciones que se conforman

Electoral:– dirección aproximada de las políticas que se implementa-

rán si ganan

Ámbito intrapartidista:– posturas de otros miembros del partido– selección de candidatos: el partido tiende a elegir a miem-

bros que representan las opciones del partido

EFECTIVIDAD Congreso:– actuación del grupo parlamentario (en la determinación de

la agenda, en los tiempos de cada ley…)

Gobierno:– implementación de políticas previstas o deseadas

Electoral:– rendimiento electoral– ejercicio de accountability

Ámbito intrapartidista:– organización de los líderes y de las bases– generación de consensos internos

FUENTE: Elaboración propia.

93 Schedler (1995), Mainwaring (1998).

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propuestas por éste. En la esfera de Gobierno también influye lacoherencia de un partido en forma de predictibilidad, en este casoen el contenido de las políticas que propone. De la misma forma,potencialmente existe más predictibilidad en partidos más cohe-rentes, unidos en palabras de Muller y Strom, respecto a los so-cios de coalición que elija el partido en caso de tener que gober-nar de forma conjunta94. En el ámbito intrapartidista la coherenciaaumenta los niveles de predictibilidad de las posiciones de susmiembros ya que si la coherencia es alta en un partido es más fá-cil predecir las posturas programáticas e ideológicas de un miem-bro de ese partido conociendo las de otro(s) miembro(s).

Por otro lado, en partidos con un mayor grado de coherenciase produce una mayor efectividad en el cumplimiento de sus obje-tivos en la arena electoral, de Gobierno, en el Poder Legislativo, asícomo en las dinámicas intrapartidistas. Se argumenta que partidospolíticos débiles, ya sea en términos ideológicos, organizativos, deéxito electoral o en su situación con respecto a otros poderes (p. ej.,gobierno cruzado) han sido tradicionalmente menos capaces deimplementar reformas socioeconómicas necesarias una vez en elgobierno. Otro argumento es que partidos débilmente institucio-nalizados han llevado a cabo cambios drásticos en la dirección delas políticas prometidas en campaña95. Igualmente, partidos políti-cos con alternativas programáticas claras permiten al votante man-tener a los partidos en el gobierno responsables de sus acciones96.Siguiendo con esta relación entre tipo de partidos y accountability,se sostiene que partidos políticos débilmente institucionalizadosson más susceptibles de ser dominados por líderes populistas ooutsiders y de llevar a cabo procesos de reclutamiento políticoclientelares que dificultan el control por parte del electorado97.

Ambos efectos se traducen en una mayor estabilidad de los sis-temas políticos, aspecto que tiene que ver con la legitimidad queproducen los partidos políticos como consecuencia de su desem-peño en las funciones anteriormente citadas. Como señalaba Hun-tington98, los partidos con un cierto nivel de coherencia ideológicay programática son más conducentes a la estabilidad de los siste-mas de partidos y del sistema político en general. A propósito deesta cuestión, en la región latinoamericana, en palabras de Dia-mond «hay un consenso en la literatura sobre la necesidad de un

94 Muller y Strom (1999).95 Stokes (2001).96 Kitschelt (2001a).97 Mainwaring (1998).98 Huntington (1990) [1968].

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CAPÍTULO 1. LOS PARTIDOS POLÍTICOS DE AMÉRICA LATINA

cierto grado de coherencia en el interior de los partidos políticospara que la democracia funcione y para el éxito de las consolida-ciones democráticas de la región»99.

No obstante, pese a los efectos positivos de la coherencia par-tidista y del sistema de partidos, el grado más deseable de ésta esuna cuestión que todavía no ha sido determinada. Aquellos siste-mas de partidos basados casi exclusivamente en el clientelismo oen beneficios materiales caen en corrupción política y cinismo conmayor facilitad. Pero, a la vez los partidos que confían únicamenteen cuestiones programáticas e ideológicas incentivan un secta-rismo excesivo y polarizan la sociedad100. De modo que, tan perju-dicial es un grado excesivo de coherencia, como su insuficiencia101.De hecho Levitsky argumenta, a partir de las transformacionesacaecidas en el PJ argentino, que en ocasiones la flexibilidad delos partidos en su organización y programa, permite una mejoradaptación a nuevas situaciones102. En este sentido, el grado de co-herencia funcional para la democracia podría seguir una pauta deU invertida103.

Por todas estas razones donde se aprecia el impacto de la co-herencia sobre las actuaciones de los partidos políticos, el estudiodel grado en que ésta se produce constituye una empresa relevantepara el caso de la región latinoamericana. Adicionalmente, entrelas aportaciones teóricas, el análisis de la coherencia en los parti-dos a partir de sus legisladores permite determinar si los prime-ros, y en especial su ámbito parlamentario, constituyen una es-tructura de oportunidades de consecución del poder y de beneficiopersonal, o si es posible distinguir junto a éstas, orientacionescompartidas en torno a ejes temáticos. Con ello se pretende ahon-dar en el desarrollo de enfoques apropiados para el estudio de lospartidos que necesita de «análisis empíricos comparativos y siste-máticos, hipótesis generalizables y susceptibles de ser sometidas acomprobación y explicaciones válidas de fenómenos centrales»104.En el caso latinoamericano aún queda mucho por avanzar para ellogro de explicaciones satisfactorias respecto a la naturaleza y fun-cionamiento de los partidos.

999 Diamond (et al.) (1999: 27).100 Diamond (et al.) (1999: 26).101 Stokes (2001), Mainwaring (1998), Mainwaring y Scully (1995), Schedler

(1995).102 Levitsky (2003).103 Schedler (1995) propuso este tipo de relación para la relación entre la ins-

titucionalización del sistema de partidos y la variable calidad de la democracia.104 Montero y Gunther (2002).

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En términos metodológicos el trabajo permite avanzar en laconceptualización y operacionalización del concepto de coheren-cia partidista. Hay un panorama confuso en cuanto a los términosutilizados en el análisis de las actitudes y comportamientos de losmiembros de los partidos. Los estudios de coherencia se han ten-dido a confundir con los de disciplina partidista y cohesión parti-dista, fundamentalmente. Estos últimos abordan el grado de uni-dad en los comportamientos de los miembros de los partidos,mientras que en estas páginas se propone limitar la acepción deltérmino coherencia al nivel actitudinal (más sobre esto en el Ca-pítulo 2). Las actitudes constituyen una antesala de los comporta-mientos cuyo conocimiento per se es necesario. La estrategia pre-ferible es estudiarlas con evidencia propia y no infiriéndolas através de los comportamientos. Por otra parte, el análisis de lospartidos políticos en clave de coherencia toma al partido como uni-dad de análisis, contribuyendo con ello a romper la tendencia a laaproximación en clave sistémica y demostrando que esta opciónmetodológica que consigue un análisis más profundo de la diná-mica partidista ha de complementar a los estudios existentes so-bre los sistemas de partidos.

Finalmente, la exploración de los aspectos que la originan per-mitirá determinar la fuerza del entorno y las características pro-pias del partido en las diferencias en el grado de coherencia par-tidista. Con ello se profundiza en el debate que atribuye a lasespecificidades de la región, como el caudillismo y los interregnosautoritarios, una parte importante en las explicaciones de la di-námica política de América Latina. Se evaluará el peso de varia-bles que tradicionalmente han explicado una parte de la natura-leza de los partidos políticos de otras zonas geográficas, con el finde mostrar la importancia de su impacto en los partidos latino-americanos105.

105 En Ruiz Rodríguez (2006) se encuentra una exploración sintética de estascuestiones a partir de la misma operacionalización de coherencia partidista que laque aquí se realiza.

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CAPÍTULO 2

EL ESTUDIO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

El impacto del programa de un partido y de su ideología en elmodo en que se gestan las dinámicas internas varía enormementede un caso a otro. Hay partidos con un programa que se activaúnicamente en coyunturas electorales, quedando en un segundoplano en todas las facetas de actividad del partido una vez supe-rados los comicios. En otros partidos, por el contrario, diferentesindicadores confirman que el programa y la ideología son elemen-tos constitutivos y permanentes de la organización. La evoluciónlógica del contenido del programa, la concordancia de las políticasque el partido promueve desde el ejecutivo, el comportamiento devoto en el Legislativo según las propuestas anunciadas en cam-paña, son algunas de las manifestaciones de la relevancia del pro-grama y de la ideología. A su vez, los partidos a lo largo del tiemposon susceptibles de variar la atención que prestan a estas cuestio-nes. Se conocen ejemplos de evoluciones hacia mayores niveles deideologización y otros casos que siguen una pauta inversa. ¿Cómocapturar el lugar de las ideas y del programa en el funcionamientode los partidos?

En este capítulo se repasan diferentes estrategias para evaluarla presencia de contenido programático e ideológico en los parti-dos políticos. Primero, se establecerán las ventajas de la coheren-cia para capturar la estructuración programática e ideológica delos partidos políticos, frente a otras formas de estudio. En segundolugar, se propondrá la operacionalización del concepto de cohe-rencia partidista que en los capítulos siguientes se aplicará en elámbito parlamentario de los partidos políticos seleccionados (ca-pítulos tres y cuatro). Finalmente, se argumentará sobre los facto-res que generan la variación en los niveles de coherencia partidistaestableciéndose las principales variables que en el capítulo dedi-cado a la explicación de la coherencia (capítulo quinto) se estu-diarán como causas de la misma.

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2.1. La estructuración de los partidos políticos en torno al programa y a la ideología: estrategias de análisis

Hasta la fecha han sido más frecuentes los estudios sobre lasubicaciones programáticas e ideológicas de los partidos políticosque sobre el grado de unidad que estas cuestiones generan entrelos miembros de los partidos políticos. Sabemos que izquierda yderecha son modos de capturar las coordenadas ideológicas, co-nocemos también escalas para medir posiciones en torno a temascomo el grado de intervención del Estado más deseable, la prefe-rencia por un tipo de modelo impositivo u otro, por citar dos ejem-plos. Pero, ¿cómo se puede medir el grado de acuerdo en el inte-rior de los partidos en torno a ideas y programa y así deducir sucapacidad estructuradora? De poco vale conocer promedios de ubi-caciones ideológicas de los partidos o promedios de actuacionesprogramáticas preferidas si no sabemos cuál es el grado de dis-persión interna en las respuestas de quienes integran los partidos.Tan importante como saber que un partido está en el 4 en el conti-nuo de 1 a 10, donde 1 es izquierda y 10 es derecha, es saber si elpartido lo forman individuos con ideas muy disímiles entre sí. Lospromedios no tienen el mismo significado ni la misma capacidadde resumir al partido cuando la variación interna es muy alta quecuando no lo es tanto. La mayor parte de los modos de determi-nar la presencia estructuradora de ideas y programa en la vida delos partidos no están diseñados con ese propósito específico. Pero,utilizados para tal fin, se convierten en indicadores válidos delgrado de estructuración en torno a programa y a ideología.

Un primer grupo de indicadores se basa en datos desagrega-dos de voluntades, de opiniones o de actitudes de quienes integranlos partidos. Desde esta perspectiva, la esencia de una organiza-ción partidista es la de quienes la forman, por lo que con sus pre-disposiciones se establecen conclusiones sobre el conjunto del par-tido. Dentro de estas estrategias, una frecuente es medir laconsistencia programática a lo largo del tiempo en un mismo par-tido político. Un escaso número de giros programáticos indicaríaque su ideología y programa están asentados y ello confirmaría lacentralidad de éstos. Una variante es estudiar la relevancia y con-tenido de las ideas que dinamizan al partido basándose en las po-líticas que éste diseña o implementa1. Otro método alternativo es

1 Algunos ejemplos son el trabajo de Molina (2003) que estudia la estructuradel MVR de Venezuela combinando el análisis de algunas de las políticas más des-tacadas, junto con las opiniones de políticos del partido; el de Middlebrook (2000)

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CAPÍTULO 2. EL ESTUDIO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

el análisis del cumplimiento de las promesas electorales de los par-tidos una vez en el gobierno y con ello inferir conclusiones respec-to a la naturaleza de los partidos políticos2. En Europa, a diferen-cia de lo que sucede en América Latina, el análisis de los programasde los partidos ha tenido un desarrollo notable3. Sin embargo, parala pregunta que nos ocupa, no es un modo válido de medición. Losprogramas electorales están sesgados por la coyuntura para la quese utilizan. Si como plan de acción tienen un carácter poco rea-lista, menos realista es la imagen del partido que proyectan a par-tir de la cual medir la estructuración en torno a ideas.

Los juicios de expertos también pueden aportar perspectivasprovenientes del exterior sobre el programa y su relevancia en elpartido. Mediante entrevistas semiestructuradas o cuestionarios,personas con reconocido expertise sobre los partidos señalan lasposturas que, en su opinión, mantienen dichos partidos políticosen aspectos de programa e ideología, principalmente. La coinciden-cia de estas evaluaciones en torno a un partido se considera un in-dicador de su estructuración programático-ideológica4. Esta fuentede información, que ha tenido usos más extensos en otros ámbi-tos del análisis politológico (como el estudio de los efectos de dife-rentes diseño de los poderes judiciales), corre el peligro de llegara conclusiones muy diferentes según la muestra de expertos ele-gida y los criterios que se manejen en cada caso. Por ello, su uti-lización ha sido limitada hasta la fecha y, pese a que como señalaMair, algún tipo de evidencia es mejor que ninguna, es necesarioutilizar las opiniones de expertos como lo que son: juicios exter-nos con riesgos de distorsión, y recurrir a fuentes complementa-rias de información5.

Un segundo grupo de indicadores suprimen la consideracióndel impacto de las partes en el todo (el impacto de los miembrossobre el partido) y abordan las actuaciones del partido como unconjunto compacto sin disquisiciones sobre las divisiones en el in-

que hace lo propio con los partidos que caracteriza como de derecha, así como elde Mainwaring y Scully (2003) con los partidos demócrata-cristianos de la región.

2 Stokes (2001).3 Laver (2001) recoge los avances hechos en el análisis de las posturas pro-

gramáticas de los partidos a partir de este tipo de fuente de información. Destacala explotación de los programas electorales de partidos europeos que ha desarro-llado el Manifesto Research Group (MRG), grupo de investigación avalado por elEuropean Consortium for Political Research (ECPR). Un trabajo más reciente deeste grupo que ejemplifica los resultados de esta aproximación se encuentra enBudge y McDonald (2006).

4 Coppedge (1998b), Huber e Inglehart (1995).5 Mair (2001).

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terior del mismo6. El comportamiento de los parlamentarios y enconcreto sus niveles de unidad en el voto (también denominadacohesión en el voto o cohesión partidista) han servido para infe-rir el nivel de estructuración del partido en torno a ideas7. En Amé-rica Latina ya existen trabajos sobre la influencia de la ideologíay del programa de un partido en su comportamiento en el ámbitolegislativo8, y sobre el impacto de ambos en el contenido de las po-líticas que se implementan una vez en el gobierno9. En estos ca-sos se puede inferir la estructuración programática e ideológicamediante los efectos que genera sobre los comportamientos. Aun-que analíticamente son aspectos diferentes, ambos exhiben unaalta asociación empírica.

A diferencia de la aproximación a la estructuración progra-mática mediante comportamientos, los trabajos basados en acti-tudes de los miembros de los partidos han quedado en un segundo

6 Aquí se repasan los indicadores que se basan en el partido como unidad deanálisis, aunque dentro de los trabajos sobre estructuración partidista los hay quetoman como unidad de análisis el nivel sistémico. Este es el caso de los estudiosde clivajes que, aún con diferente unidad de análisis, presentan ciertas similitudescon los que se centran en la coherencia partidista. Los primeros abordan la divi-sión interpartidista: el grado en que se pueden distinguir posturas diferenciadasrespecto a una o varias cuestiones entre los partidos políticos de un mismo sis-tema. Por su parte, los análisis en clave de coherencia se preguntan por la divisiónintrapartidista. Mediante la determinación del grado de acuerdo entre los miem-bros de los partidos se realizan inferencias respecto a los temas que organizan alpartido. Mientras que el clivaje es una línea que estructura al conjunto del sistema,la coherencia recoge la estructuración los partidos. Aunque las cuestiones que ar-ticulan al sistema tienden también a estructurar a los partidos políticos, para queexista un clivaje tiene que haber estructuración interna en los partidos pero entorno a posturas enfrentadas. De modo que los partidos pueden estar estructura-dos en torno a un tema pero, si todos los partidos de ese sistema están de acuerdoentre sí en una misma posición entonces no existe un clivaje en torno a ese tema,pero sí coherencia en los partidos. El estudio de Ramos Jiménez (1995) y, más re-cientemente, los de Moreno (1999) y Llamazares y Ramos (2003), son exponentesde la exploración en torno a los clivajes en América Latina. Junto a estos trabajos,que abordan un número elevado de países de la región, existen también estudiosde caso sobre los clivajes de diferentes sistemas de partidos, por ejemplo Torcal yMainwaring (2003) que analizan Chile.

7 En Estados Unidos esta línea de investigación se ha desarrollado amplia-mente en trabajos que estudiaban las preferencias de los legisladores mediante elcomportamiento de voto. El trabajo magistral es el de Poole y Rosenthal (1997),que construyen una extensa base de datos sobre voto en el Congreso norteameri-cano y con ella debaten la existencia de diferencias entre republicanos y demó-cratas.

8 Siavelis (2000), Ugalde (2000), Londregan (2000), Molinelli (et al.) (1999).9 Morgenstern y Nacif (2002), Ames (2001), Crisp (2000), Buquet (2001).

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CAPÍTULO 2. EL ESTUDIO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

plano. Aunque es más válido estudiar las actitudes mediante su me-dición directa y no con los comportamientos que éstas generan, laausencia de evidencia empírica sistemática sobre las primeras, quesólo pueden ser capturadas mediante cuestionarios o entrevistasindividualizadas, hacen de ésta un opción más infrecuente. La co-herencia partidista forma parte de los estudios de actitudes. Eneste caso se refiere a los niveles de coincidencia en las actitudesen el interior de un partido respecto a cuestiones relevantes deljuego político y partidista. Una coherencia alta significa una coin-cidencia elevada entre las visiones de los miembros. De modo quela coherencia en un tema(s) es considerada un indicador de la ca-pacidad de estructuración de ese tema(s). El partido es un actoren cuyo interior conviven voluntades, intereses y visiones diferen-tes de cuyo análisis se pueden inferir aspectos del partido en suconjunto. Por ello un estudio de la coherencia de los miembros re-vela la naturaleza programático-ideológica del partido.

Otra fórmula para evaluar la estructuración en torno a ideasson las percepciones de miembros de otros partidos respecto a lasposturas del partido objeto de estudio. En este caso, mayores ni-veles de consenso entre los miembros de otros partidos sobre lapostura del partido indican mayores niveles de estructuración pro-gramática del mismo. El consenso actitudinal se mide a través delas posturas de miembros de otros partidos respecto al partido quese analiza. Kitschelt lo denomina «cristalización programática» ylo define como el grado de simetría en la evaluación que hacen losmiembros del resto de los partidos políticos que componen un sis-tema de partidos de las posturas de uno de los partidos de ese sis-tema en una serie de temas10. A más consenso entre los políticosde otros partidos respecto a la ubicación programática e ideoló-gica de un partido, más cristalizado está el partido11.

Alternativamente, se puede proceder a la comparación entrelas posturas del electorado y de los parlamentarios, u otro grupode la clase política, para establecer similitudes y diferencias en sus

10 Este concepto está medido a partir de las desviaciones típicas de los queresponden respecto a la postura de un partido en torno a los diferentes temas. Ade-más se utilizan dos medidas complementarias a la asimetría que miden las des-viaciones típicas: una media de la dispersión y el grado de polarización del sistemade partidos. Ver en Kitschelt (1999: 158 y ss).

11 Esto es diferente a la coherencia percibida, ya que ello entrañaría pregun-tar cuánto consenso creen que hay en otros partidos en los diferentes temas. Estaconsideración de los miembros de otros partidos como modo de acercarse a la co-herencia partidista, parte de la existencia de dos realidades: la del interior del par-tido y la que se proyecta hacia el exterior.

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predisposiciones. Por ejemplo, se infieren las preferencias de laélite de su comportamiento de voto en el legislativo y se compa-ran éstas con las actitudes del electorado, extraídas a partir de en-cuestas de opinión12. El grado de coincidencia entre ambos colec-tivos es un indicador del grado de homogeneidad partidista y locontrario, es un indicador de una suerte de polarización internaal partido. En esta línea de comparación entre élite y electorado,otro camino más convincente metodológicamente, puesto que secentra en datos de un sólo tipo, actitudinales en este caso, son lostrabajos que abordan la congruencia entre las posturas de la élitey del electorado en sistemas de partidos latinoamericanos13.

Finalmente, otro ámbito de evaluación de los efectos de la na-turaleza programática de un partido ha sido el análisis del tipo devoto que reciben los partidos. Los votantes se dividen en emisoresde un «voto personalista» y emisores de un «voto programático-ideológico». Para esta distinción entre votantes se pueden compa-rar las posturas de su electorado en diferentes temas; y a mayorsimilitud entre éstas más importancia del programa e ideología enla decisión de votar a ese partido14. Sin embargo, aunque esta me-dición es válida para determinar la relevancia del programa y laideología en el electorado del partido y, en cierta medida, explicasu comportamiento electoral, no lo es tanto para aproximarse altipo de estructuración del partido como organización. Es impro-bable que un votante programático apoye a un partido con pre-dominio exclusivo del componente personalista, por lo que la in-ferencia del tipo de partido a partir del tipo de votante en este casosería válida. Pero, puede suceder que partidos con predominio deestructuración programática obtengan votos personalistas porqueles atraiga el candidato o porque en su cálculo pragmático seaquien más les beneficia.

En realidad ninguna de estas estrategias apunta directamentea las razones de los integrantes de los partidos para permaneceren los mismos o los motivos por los que se elige uno u otro par-tido de militar. Estas motivaciones de la clase política eran el sus-trato de los modelos de partido que se han revisado en el capítuloanterior. Según éstos las motivaciones de los miembros, en espe-

12 Berry (et al.) (1998), Erikson (et al.) (1993).13 Por ejemplo el trabajo de Luna y Zeichmeister (2005).14 Klingemann (1994) y Gunther y Shabad (1986) llevan a cabo estudios que

incluyen esta cuestión para el caso de partidos europeos, Grofman (et al.) (1999)hace lo propio con partidos norteamericanos. Recientemente el trabajo de Colo-mer y Escatel (2005) se aproximan a estas cuestiones a propósito del electorado la-tinoamericano.

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CAPÍTULO 2. EL ESTUDIO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

cial las de la élite política, son un aspecto definitorio de la natu-raleza más o menos programática de un partido. Sin embargo, esdifícil obtener una medición fiable de estas cuestiones. Por ejem-plo, es improbable que un político declare que su principal razónpara competir en elecciones es acceder al poder sin una mencióna su deseo de elaborar unas determinadas políticas o una alusióna su potencial como representante de los intereses de su distrito.Ante esta imposibilidad de definir la esencia busca políticas obusca votos a partir de las motivaciones de los miembros de lospartidos, quizá el método que las aborda de manera indirecta perode forma más precisa es el estudio de sus predisposiciones. Las si-militudes en las actitudes de los miembros en issues que tienen suproyección en la arena político-partidista permiten determinar eltipo de partido existente. Por ejemplo, un alto acuerdo en cues-tiones de programa indicaría que el partido reúne a miembrosdonde es probable que subyazca la motivación de implementar unadeterminada política. Y viceversa, partidos con grandes niveles dedesacuerdo son partidos buscadores de votos. Así es como la es-tructuración de los partidos en torno a temas que resulta de con-siderar todas las opiniones de quienes integran un partido permiteuna aproximación a la intensidad ideológico y programática de lospartidos. Ahora bien, generalmente estos grados de acuerdo no seproducen de forma exclusiva en un solo terreno, el programático,el ideológico o el organizacional (incluyendo el estratégico de ga-nar las elecciones) sino que combinan ámbitos de uno y de otro.Se trata de ver en qué dimensiones hay más o menos acuerdos. Elestudio de la coherencia partidista que aquí se lleva a cabo partede las actitudes de la élite parlamentaria para extraer conclusio-nes sobre el grado de estructuración programática e ideológica delconjunto del grupo parlamentario y utilizar esta información comoaproximación imperfecta al grado de coherencia de los partidospolíticos que se estudian.

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2.2. El concepto de coherencia partidista: orígenes y operacionalización

UNA DEFINICIÓN ACTITUDINAL

La acepción más general del término coherencia se refiere aella como la conexión, relación o unión de unas cosas con otras(Diccionario RAE). Si el carácter relacional es la esencia de la co-herencia, cualquier aspecto o cualidad se puede definir como co-herente a partir de la relación que exhibe con otros aspectos.

Si se circunscribe la atención al estudio de lo político, el con-cepto de coherencia ha sido aplicado en dos ámbitos principal-mente: políticas públicas y partidos políticos (y sistemas de parti-dos). A su connotación relacional se le ha añadido en estos ámbitosla sinonimia con rasgos como la consistencia, la estabilidad y lasolidez. Así, una política coherente es la que mantiene patrones es-tables en su evolución y libres de contradicción entre sí15. Para va-lorar esa contradicción se analizarían los elementos que la com-

TABLA 2.1

Modos de estudio del contenido de los partidos políticos

TABLA 2.1

Modos de estudio del contenido de los partidos políticos

Unidad de observación Estrategia/Concepto

PROGRAMA DEL PARTIDO Consistencia del programa del partido a lo lar-go del tiempo

Juicios de expertos

POLÍTICA PÚBLICA Tipo de políticas públicas desarrolladasCumplimiento de las promesas electorales y gi-

ros programáticos

VOTO DE LOS LEGISLADORES Cohesión partidista o unidad en el voto de losmiembros del partido

POSICIONES DE LOS MIEMBROS Grado de coherencia partidista: coincidencia DEL PARTIDO en las actitudes de los miembros del partido

OPINIONES EXTERNAS AL PARTIDO Cristalización programática

POSICIONES DEL ELECTORADO Tipo de voto del electoradoCoincidencia entre posturas del electorado de

un mismo partido

POSICIONES DEL ELECTORADO Comparación de posturas para extraer simi-Y POSICIONES MIEMBROS litudes y diferenciasDEL PARTIDO

FUENTE: Elaboración propia.

15 Hoebink (1998).

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CAPÍTULO 2. EL ESTUDIO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

ponen con el fin de determinar si en su relación entran en con-flicto. O se evaluarían comparadamente diferentes políticas paraver la coherencia entre éstas. Del mismo modo, cuando se hablade coherencia en los partidos políticos se alude a la coordinacióninterna entre las partes que los componen, en este caso los miem-bros de los partidos. Dicha coordinación se suele medir medianteel grado de consenso en comportamientos o en actitudes. Es asícomo las aproximaciones a la coherencia partidista se asocian ala existencia o ausencia de unidad en el interior de los partidospolíticos.

Aunque mediante conceptos diferentes al de coherencia parti-dista, la preocupación por el grado de unidad o de disenso en lospartidos es histórica. El enfoque del partido como actor dividido,que se veía en el primer capítulo, recoge algunos exponentes deesta preocupación. En Michels, que ya distinguía importantes ten-siones entre la élite y el resto de miembros del SPD alemán, se en-cuentran los antecedentes del disenso en el interior del partidocomo objeto de estudio16. Desde entonces trabajos con diferentegrado de sofisticación conceptual se han ocupado del mismo tema.En ellos se ha medido la unidad de dos ámbitos de la actividad delos miembros de los partidos: sus actitudes y sus comportamien-tos. Los estudios de orientación del voto han tenido un gran de-sarrollo entre quienes han optado por estudiar la unidad en el com-portamiento de los integrantes de los partidos17. El concepto decohesión partidista ha sido utilizado con frecuencia para caracte-rizar la existencia de ésta en el ámbito legislativo. Cuanta más uni-dad entre los diputados de un mismo grupo parlamentario en elvoto a diferentes leyes, más cohesión partidista18. En Estados Uni-dos hay una tradición de estudio de las posibles diferencias entredemócratas y republicanos a partir de su comportamiento de voto.La existencia de mecanismos fiables de registro de las votacionesdesde hace mucho tiempo y de fácil acceso para los investigadoresha incentivado el uso de los mismos19. En los casos en que la infor-mación relativa al voto no está disponible se ha recurrido a entre-

16 Michels (1991) [1915].17 Carey (2002) y (1998), Ttsebelis (1997), Figuereido y Limongi (1995) y Bo-

wler (et al.) (1999).18 Esta es la idea general sobre la que los autores proponen fórmulas especí-

ficas, como Carey (1998) que pondera el grado de conflictividad del tema que sevota y la asistencia a la sesión de votación.

19 La base D-Nominate recoge el comportamiento de voto de los primeros no-venta y nueve congresos de la historia americana. Sobre el acceso a esta base y unanálisis de resultados ver Poole y Rosenthal (1997).

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vistas en las que se solicita a los legisladores recordar su voto, ge-neralmente en temas polémicos o especialmente relevantes20. Otrométodo ha sido la revisión de aquellas noticias publicadas enprensa que recogen aspectos como el desarrollo, resultado e inci-dentes de votaciones destacadas. Dos de las principales limitacio-nes de estos métodos alternativos son que la información no cu-bre todas las votaciones y que es difícil sistematizarla.

En contraste con la atención dispensada a los comportamien-tos, el estudio de la unidad en las actitudes y opiniones de losmiembros de los partidos políticos no ha sido un ejercicio tan fre-cuente. La ausencia de series de evidencia empírica sistemáticaque desvelen el pensamiento de quienes pertenecen a los partidosha limitado estos trabajos. Pero también la desatención a las acti-tudes hunde sus raíces en la tradicional minusvaloración de éstaspara explicar la dinámica política21. Por ejemplo, se considera másimportante conocer la dirección del voto de un grupo parlamen-tario que sus forma de pensar ante los diferentes asuntos. Su votoes el outcome relevante ya que determina la aprobación de leyesmientras que sus actitudes pueden condicionar su voto pero no ne-cesariamente.

En términos metodológicos lo más problemático de relativizarel papel de las actitudes ha sido, no tanto que no se hayan estu-diado, sino que se quieran predecir mediante los comportamien-tos. Es cierto que con el análisis de las similitudes o diferenciasen el voto de los miembros de los dos partidos se extraen conclusio-nes sobre la existencia de preferencias comunes en los partidos, seindaga en los temas que generan más y menos consenso actitudi-nal y se concluye sobre la coherencia de los mismos a partir de lahomogeneidad en su voto. Pero, cuando haya datos disponibles, elestudio directo de la similitudes y diferencias de pensamiento delos miembros de los partidos constituye una medición de mayorvalidez si lo que se persigue es capturar el plano actitudinal.

A pesar de este doble plano para medir la unidad intraparti-dista, hay un consenso implícito en la literatura para no separar-los. Esta estrategia no es funcional porque aunque son planos conconexiones empíricas, el uso de los mismos conceptos para acti-

20 Esto a veces es problemático puesto que el legislador puede no recordar ono declarar el mismo voto que emitió, mientras que en el caso de las grabacionesoficiales esto no sucede. Además, el número de recuerdos de voto sobre los que sele puede preguntar es más limitado que en un análisis de registros de voto que per-mite abarcar grandes períodos de tiempo.

21 Los estudios de cultura política han sido de los pocos que han reivindicadola importancia de la dimensión actitudinal en la dinámica política.

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CAPÍTULO 2. EL ESTUDIO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

tudes y comportamientos, ha generado equívocos con consecuen-cias metodológicas. Fundamentalmente los conceptos de cohesióny coherencia han sido los protagonistas de esta confusión. La co-hesión unas veces se ha utilizado en el ámbito de los comporta-mientos y otras veces se ha exportado al ámbito de las actitudes22.Del mismo modo, la coherencia es para Janda un concepto para-guas de la unidad en comportamientos y actitudes, mientras queotros autores la han utilizado sólo para medir la unidad en acti-tudes23.

Puesto que el concepto de cohesión se aplica al estudio de loscomportamientos (fundamentalmente de orientación del voto delos legisladores24) y su operacionalización está más consolidada,se propone reservar el concepto de coherencia partidista para me-dir la unidad en los partidos en su plano actitudinal. Con esta dis-tinción de términos se gana en claridad analítica, al enfatizarse ladiferencia de ámbitos (comportamientos vs. actitudes), a la vez quereitera la necesidad de fuentes de información propias para estu-diar uno y otro nivel. Pero además con un concepto reservado seconsigue destacar la relevancia de las actitudes en el estudio de lopolítico. El conocimiento de las opiniones y percepciones ayuda apredecir los comportamientos. Y a la vez, las actitudes constitu-yen una variable independiente con peso propio, en este caso con-tribuyen a la (des)estructuración programática e ideológica de lospartidos.

Se podría argumentar que la consideración conjunta de acti-tudes y comportamientos parece en principio más fiel al signifi-cado habitual de coherencia en el lenguaje común, que alude a laconsistencia entre lo que se dice y lo que se hace. Desde esta pers-pectiva, el análisis de la coherencia de un partido tendría que in-cluir comportamientos de los miembros del partido y no sólo susactitudes. Por ejemplo, un partido coherente sería aquel que lleva-

22 Hawkins y Morgenstern (2000) definen la cohesión partidista como elacuerdo en torno a ciertas ideas entre los miembros de un partido. Kitschelt (2001a),que realiza también el análisis en el ámbito de las predisposiciones o actitudes,considera un partido cohesionado programáticamente cuando la información so-bre las preferencias políticas de uno de sus políticos (o legisladores) es un predic-tor fuerte de las preferencias del resto de políticos de ese partido. Por su parte Ca-rey (2005) aplica el concepto para estudiar los comportamientos de voto.

23 La coherencia quedaría en su trabajo definida como el grado de congruen-cia en las actitudes y comportamientos de los miembros de un partido (Janda 1980:118). Posteriormente Janda (1993) reconocería que debido a la falta de evidenciaempírica se ha estudiado más la coherencia a nivel de comportamientos y destacados conceptos para estudiarla: cohesión y faccionalismo.

24 Entre otros está el Índice de Rice (1925).

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ra a cabo acciones consistentes con la ideología de sus miembrosy sus postulados. Sin embargo, la reducción del significado de co-herencia al ámbito de las actitudes no mina esta connotación rela-cional del concepto. La (in)coherencia de un partido se determinaen este caso a partir de una comprensión relacional, ya que mideel grado en que las actitudes de los miembros de un mismo par-tido entran en conflicto. Se estudia el grado de (des)unión en elinterior del partido a partir del grado de coincidencias en las pos-turas de los miembros del partido en torno a distintos temas.

Downs fue de los primeros que reflexionó sobre el sentido deltérmino coherencia en el estudio de lo político25. En su trabajoconsideraba que la coherencia ideológica, entendida como aque-lla situación en que los postulados que mantiene un partido no secontradicen entre sí, era propia de partidos responsables y con-fiables. Pero su obra no desarrollaba extensamente el término co-herencia. Hubo que esperar a Huntington, que fue el pionero enla aplicación del término al análisis político, primero en un artícu-lo escrito en 1965 y posteriormente de forma más extensa en suconocido trabajo sobre procesos de cambio político26. En este se-gundo trabajo, la coherencia/desunión era abordada como una delas cuestiones que contribuyen a la institucionalización de las or-ganizaciones y procedimientos de un sistema político, junto conla adaptabilidad/rigidez, complejidad/simplicidad, autonomía/su-bordinación. Según este autor, una organización está más o me-nos institucionalizada en proporción directa con su grado de uni-ficación y coherencia27.

Tras esta conceptualización diseñada para aplicarse al ámbitode las organizaciones, en un análisis de la estructura organizacio-nal de partidos norteamericanos, de ámbito estatal y local, rea-lizado por Anderson, la coherencia se aplicó específicamente al es-tudio de los partidos políticos28. Al igual que en el trabajo deHuntington, la coherencia se refería al consenso que existe entrelos miembros de una organización en cuestiones organizativas29.

25 Downs (1985) [1957].26 Huntington [1968].27 «Una organización efectiva requiere un mínimo de consenso, por lo menos

el consenso sustancial en cuanto a los límites funcionales del grupo y sobre losprocedimientos para resolver las disputas que se suscitan dentro de ellos. El con-senso debe extenderse a todos los que desarrollan un a actividad en el sistema.Quienes no participan o sólo lo hacen en forma esporádica y marginal, no necesi-tan compartir ese consenso, y por lo general no lo comparten en la misma medidaque los participantes» (Huntington, 1990: 31) [1968].

28 Anderson (1968).29 Huntington (1965 y 1968).

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CAPÍTULO 2. EL ESTUDIO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

El trabajo de Anderson medía el grado en que los integrantes deun mismo partido político estaban de acuerdo respecto a los mo-dos de conseguir determinadas metas mediante la transformaciónde cuestiones de organización interna. Más recientemente, Pane-bianco continua con la acepción propuesta por Huntington que in-cluía la coherencia como dimensión de la institucionalización,junto con la autonomía30. Sin embargo su unidad de medición noson los miembros del partido, como proponían Huntington y An-derson, sino el partido político como agregado31. Así pues, la co-herencia, rebautizada como sistemización, se refiere a la estruc-tura de poder dentro del partido. Si la organización concede muchaautonomía a sus subgrupos internos para conseguir sus recursosentonces se trata de una sistemización reducida. La sistemizaciónsupone la interdependencia de los subgrupos y se asegura por elcontrol centralizado de los recursos organizativos.

Posteriormente, se han llevado a cabo otros estudios sobre lamanifestación del disenso en términos organizativos utilizando elconcepto de facción, que alude a aquellas manifestaciones del di-senso que tienen como consecuencia la creación de una corrientebien de tipo ideológico, de estrategia, de temas o de liderazgo32.En partidos no coherentes, los políticos operan bajo la misma eti-queta, pero mantienen preferencias como individuos o coordina-das alrededor de equipos más pequeños (facciones o fracciones)que no coinciden con las de otros agentes del partido. En el casode existencia de facciones dentro de un partido, la coherencia tam-bién podría ser medida en cada una de estas facciones. La unidadde medida seguiría siendo como en el caso de la coherencia par-

30 Panebianco (1988).31 La institucionalización es un proceso por medio del cual la organización in-

corpora los valores y objetivos de sus fundadores (Panebianco 1988).32 El faccionalismo se puede definir como «cualquier combinación, clique o

agrupación intrapartidista cuyos miembros comparten un sentimiento de identi-dad común y un objetivo común, y que están organizados para actuar colectiva-mente, como un bloque distinto del partido, para obtener una meta común» (Za-riski 1960:33 recogido en Maor 1997: 135). La facción se refiere a un grupo deindividuos organizados de forma sólida, disciplinada y consciente, y con un per-sonal relativamente estable a lo largo del tiempo. Por otro lado, el término ten-dencia se refiere al disenso en las actitudes, pero éste no se puede identificar conpersonas concretas, no está organizado y puede ser únicamente sobre un tema. Veren Hine (1982: 38). La facción (o fracción, término que para Sartori (1999) tieneuna connotación más neutral al margen de consideraciones normativas) y la ten-dencia comparten la idea de identidad diferenciada con respecto al conjunto delpartido que conecta con la esencia del concepto de coherencia partidista.

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tidista, el miembro del partido, pero la unidad de análisis sería lafacción33.

Aquí se operacionaliza la coherencia mediante una mediciónde las actitudes de los parlamentarios de los partidos objeto de es-tudio. Ello se hace con los datos del proyecto PELA, en que se en-trevista mediante cuestionario a legisladores de diferentes paísesde América Latina. En concreto, las bases que aquí se utilizan fue-ron obtenidas a lo largo de la segunda mitad de la década de losaños noventa. La coherencia partidista en el ámbito parlamenta-rio se define como el grado de coincidencia parlamentarios de unmismo partido en temas con proyección directa o indirecta sobrela competición político-partidista. No se entiende la coherenciacomo congruencia entre posturas de un diputado en diferentes te-mas, de modo que su postura en una cuestión sea lógica en el sen-tido de constituirse como indicador o predictor de su postura enun tema relacionado. Eso mediría la coherencia del diputado ensus actitudes, pero no la del partido34. Se trata de una aproxima-ción a la coherencia enraizada en el significado originario del tér-mino antes de que fuera aplicado al ámbito de lo político; la co-herencia como la existencia de una lógica interna entre las distintaspartes que componen un ente. Al circunscribirse al ámbito actitu-dinal, medirá la lógica interna que existe en las actitudes de losmiembros (partes) de un partido (ente).

EL ÁMBITO DE MEDICIÓN: ¿CONSENSO/DISENSO DE QUÉ MIEMBROS DEL PARTIDO?

El partido no es un actor unitario. Varios son los planos en quese manifiesta esa división. Por un lado, en el interior de los parti-dos se da un amplio abanico de intereses que unen y distancian alos miembros entre sí; por otro lado aspectos formales como elgrado de adhesión al partido generan diferentes prioridades y pre-ferencias según grupos35. Además, las diferentes caras de actua-

33 El concepto de facción ha sido utilizado en América Latina por diverso auto-res, por ejemplo Morgenstern (2001) lo aplica al caso de Uruguay; por su parte, Pi-zarro y Pachano (2001) comparan las facciones de Ecuador y Colombia. En am-bos trabajos el análisis se refiere al comportamiento más que a las actitudes de losintegrantes de las facciones.

34 La unidad de observación o medida es el diputado y la de análisis es el par-tido, mientras que en la medición de coherencia de un individuo, la unidad de aná-lisis sería el individuo y las unidades de medida serían sus actitudes.

35 Duverger (1981) [1951] dedicó parte de su análisis sobre organización delos partidos políticos a esta cuestión.

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CAPÍTULO 2. EL ESTUDIO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

ción de los partidos también aluden a esta división interna. Frutode la existencia de intereses variados, grados distintos de implica-ción con el partido y distintos ámbitos de actuación del partido,es esperable encontrar niveles variados de conocimiento y controlde los procesos de decisión del mismo y también grados variablesde sofisticación en la comprensión de las posturas sustantivas queel partido defiende o representa. May se refería a estos grados va-riables de conocimiento como «estructuras de opinión»36.

Todo ello ha de ser considerado en un análisis de la coheren-cia partidista. Parece oportuno que la coherencia se mida de ma-nera independiente en cada uno de los grupos del partido, ya quesus niveles variarán a través de los diferentes grupos del partido.En este caso se estudiará la coherencia partidista de la cara par-lamentaria. Entre los que detentan cuotas importantes del poderpolítico en la denominada élite política, la literatura ha consensua-do que los parlamentarios constituyen un grupo con posicionesdominantes en los partidos políticos37. Son un colectivo de impactoen la generación de estados de opinión en torno a temas, así comoen la estructuración de las posturas, tanto en el interior del par-tido como en el electorado de los mismos38. Además, es de los co-lectivos de más fácil definición cuando se habla de élites políticasy especialmente de las élites partidistas39. No obstante, consistentecon la visión de partido como actor dividido, las conclusiones deltrabajo serán un indicador válido de la coherencia del partido ensu cara parlamentaria y un indicador sólo aproximado de la co-herencia del partido en su conjunto.

Se analiza la coherencia existente en el interior del partido.Parte de los hallazgos puede que no coincidan con el saber con-vencional. Existe una coherencia que se percibe desde el exterior

36 May (1973). Sobre estas cuestiones ver también Buch (1999).37 Sobre la élite y los tipos de poder (económico y/o político entre otros) han

escrito autores como Mills (1978), Pareto (1987) y Schumpeter (1985).38 Alcántara y Llamazares (1997), Quaile y Leighley (1993), Gunther (1992),

Lipset y Solari (1987).39 Se prefiere hablar de élite parlamentaria más que de clase parlamentaria

porque esta segunda referencia tiene una connotación añadida respecto al grupodirigente que, además del puesto de representación, comparte características socio-demográficas comunes. Esta cuestión de la homogeneidad de procedencia ha idodesapareciendo progresivamente, aunque en América Latina aún provengan unaparte importante de ellos de un sector acomodado de la sociedad. No se realiza-rán ulteriores distinciones entre quienes detentan el cargo de parlamentarios delestilo de las que propone Maurer (2000) que distingue entre parlamentarios confunciones de liderazgo como jefe de bancada o portavoz de grupo parlamentario yaquellos que no las tienen.

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en la que intervienen a veces acciones de disciplina de partido. Enocasiones un tema es relevante para la imagen que se proyecta delpartido hacia el exterior y se exige al miembro(s) que defienda de-terminadas posturas, aunque no las interiorice y aunque no hallacoherencia en el interior del partido en torno a ellas. Por ejemplo,los parlamentarios anuncian la utilidad de una bajada de impues-tos, porque es una directiva del partido, con independencia de queindividualmente cada uno de ellos tengan otra postura al respecto.El grado de acuerdo que se perciba externamente derivado del se-guimiento de esta orden del partido es parte de esa coherencia per-cibida, que no tiene por qué corresponderse con el grado deacuerdo en el interior de los partidos al respecto. Con el tipo deevidencia empírica que aquí se utiliza no se captura la coherenciapercibida40. Por el contrario se mide la coherencia que realmenteexiste previo a las actuaciones eventuales de organización del par-tido en una sola voz o en una posición oficial. La coherencia quese mide puede existir de forma natural pero también es generadapor acciones socializadoras dentro de los partidos.

Para el estudio de la élite parlamentaria se utilizaron los datosde PELA obtenidos mediante entrevistas a legisladores con uncuestionario estructurado que cubre preguntas de contenido eco-nómico, social y político, así como de trayectoria biográfica de losentrevistados. El número de legisladores entrevistados de cada par-tido se decidió con un criterio proporcional basado en la repre-sentación que tiene el partido en la Cámara en la legislatura vi-gente. En muchos de los países se entrevistó aproximadamente al75% de los diputados de cada partido parlamentario. Ello asegu-rara la posibilidad de extender las conclusiones, con un nivel deconfianza del 95,5%, al resto de legisladores de ese partido en esaLegislatura41.

Hubo que sopesar que reflexionar sobre dos cuestiones metodo-lógicas relativas al tratamiento de los datos de PELA. En primerlugar, ¿cómo abordar la existencia de un N desigual de legislado-

40 Esta aproximación a la coherencia a partir de su proyección hacia el exte-rior no se ha incluido en este trabajo. Un ejemplo de este de tipo aproximación esla propuesta por Kitschelt (1999) que la mide a partir de las visiones de agentesexternos al partido y la denomina cristalización. En el Capítulo 3 se compara lacoherencia partidista existente en la cuestión ideológica con la coherencia ideoló-gica percibida o cristalización ideológica que recoge la percepción de coherenciade un partido en su ideología a partir de agentes externos a éste.

41 En las Fichas Técnicas recogidas en el Anexo 1 se encuentra informacióndetallada sobre el número de entrevistados de cada partido, así como el año en quese realizó el trabajo de campo.

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CAPÍTULO 2. EL ESTUDIO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

res entrevistados en los partidos que se analizan? La determina-ción del número de legisladores entrevistados en cada partido sehabía realizado en función del peso del partido en el órgano le-gislativo en el momento de realizar las entrevistas a parlamenta-rios. Ello suponía un N variable por partido y según coyunturaelectoral en el conjunto de partidos seleccionados. Esta diferenciade N no es problemática si se piensa que el número de entrevis-tados por partido suele constituir el 75% del tamaño parlamenta-rio del mismo, que es el ámbito del partido que se ha elegido paraaplicar un análisis en clave de coherencia. De ahí que, como seespecifica en las Fichas Técnicas (Anexo 1), el error no sea muyelevado si se desean establecer inferencias para el conjunto del par-tido con niveles de un 95,5% de confianza. No obstante, si la con-clusiones se intentan extender para el conjunto del partido siem-pre serán más cercanas a la coherencia total del partido las quehayan sido calculadas a partir de N altos.

La segunda cuestión se refería a la opción de ponderación delos datos de élites parlamentarias disponibles de cada partido que,después de barajar opciones diferentes, se descartó. Al tener unnúmero representativo de parlamentarios de cada partido y per-seguirse conclusiones individuales para cada grupo parlamentariono era necesario acudir a proyecciones artificiales. Una pondera-ción de los datos obtenidos en cada Cámara en base al número dediputados estaría justificada si lo que se persiguiera fuera estudiarla coherencia de cada Congreso, en cuyo caso habría sido el Con-greso, no el partido, la unidad de análisis. Para ello hubiera sidonecesario ponderar las medias de cada partido para que el gradode coherencia de los partidos con mayor número de escaños tu-viera un mayor peso que partidos con menos escaños en la me-dida de la coherencia total. O dicho de otro modo, se utilizaríaponderación basada en el número de escaños y a partir de ahí secalcularían los niveles de dispersión, coherencia, y se sumaríanesos niveles de coherencia para obtener la coherencia total de esaCámara en ese período. Sin embargo en este trabajo se analizanpartidos individuales y no el conjunto de partidos pertenecientesa una misma Cámara. La otra alternativa de ponderar era asig-nando a las preguntas incluidas en cada dimensión un peso dife-rente en función de su relevancia. Esta opción también se descartóporque, ante la ausencia de medidas externas de la relevancia delos temas, no existía un método convincente para determinar larelevancia de los temas. La determinación de la relevancia a par-tir de la conflictividad de los temas no resultaba convincente puestoque la coherencia no se tiene que medir únicamente con respectoa los temas que dividen, sino respecto a un número suficiente de

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temas que recoja cuestiones tanto de actualidad como de identi-dad del partido.

LAS DIMENSIONES DE LA COHERENCIA PARTIDISTA: ¿CONSENSO/DISENSO EN TORNO A QUÉ TEMAS?

El disenso en el interior de los partidos puede estudiarse úni-camente a partir de las actitudes en cuestiones sustantivas deljuego político o examinando, además, las opiniones en torno a laorganización y gestión de los partidos. Pese a que el término co-herencia comenzó con esta acepción organizacional, fue aplicán-dose a cuestiones sustantivas, principalmente a las ideas, postu-ras, actitudes, de los miembros de los partidos en torno a los temasque se discutían en el juego partidista. El trabajo de Janda fue, dealguna manera, el primero que se desmarcaba del uso del conceptocon un contenido estrictamente organizacional42. Desde entoncesse han distinguido dimensiones dentro de la coherencia. Por ejem-plo Hine distinguía entre conflicto en torno a programa-ideologíay conflicto en torno a organización43 y el trabajo de Maor seña-laba seis grandes campos donde medir el disenso-consenso en lospartidos44.

Hasta ahora los trabajos sobre coherencia en partidos latino-americanos se han circunscrito a cuestiones sustantivas, como sonlas actitudes en cuestiones económicas, el grado de intervencióndel Estado en el seguro de desempleo, subsidios para necesidadesbásicas, control de precios, aumento de gasto militar o gasto so-cial, importancia de los derechos humanos y de minorías, así comopolíticas de aborto45. Ahora bien, la elección de los temas se re-fiere, además de a la disyuntiva de abordar lo sustantivo o lo or-

42 Janda (1980).43 Hine (1982) propone además una consideración sobre la cobertura o grado

de extensión del conflicto, como tercera dimensión de éste. Este aspecto no es unadimensión en sí, sino que alude a los posibles ámbitos en los que se producen lasdos dimensiones primeras dimensiones del conflicto. O dicho de otro modo, no esun objeto de conflicto sino que alude a la parte del partido en donde se produce.

44 Maor (1997) detallaba los ámbitos de medición del consenso-disenso en seisgrandes campos: valores generales, metas de la organización, medios para conse-guir las metas, participación en la organización, distribución de funciones y obli-gaciones dentro de la organización y una perspectiva cognitiva, que alude a losmarcos de referencia. Estos aspectos tienen que ver, por un lado con los propiosmiembros (valores generales y marcos de referencia) y, por otro lado, con elemen-tos de la organización del partido y de su papel (metas, medios de consecución deestas metas, distribución de funciones) (pág. 136).

45 Kitschelt (2001b) y Hawkins y Morgenstern (2001).

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CAPÍTULO 2. EL ESTUDIO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

ganizativo, a la cuestión de su relevancia. Esto es especialmentecrítico en la selección de las preguntas sobre aspectos sustantivosya que se puede sobreestimar o infraestimar la coherencia en fun-ción de los aspectos incluidos.

Hay dos posturas al respecto: incluir todos los temas o única-mente los que sean salientes en ese momento. La medición del di-senso para inferir el grado de división en un partido o en un sis-tema de partidos a partir de todos los temas con informacióndisponible, tiene el riesgo de atribuir igual grado de importanciaa cuestiones con diferente relevancia política. La segunda opciónmetodológica, aunque más lógica, presenta el reto de definir la re-levancia de los temas. Para ello el grado de conflictividad en lasrespuestas ha sido uno de los métodos utilizados46. Según esto seincluyen sólo aquellos temas que dividen claramente a los parti-dos en los sistemas de partidos bajo la asunción de que sólo esostemas son relevantes para la coyuntura del país47. La relevancia deun tema también se puede definir con una medida independientede la relevancia de los temas. Por ejemplo, preguntando a los le-gisladores el grado de importancia que atribuyen a los temas so-bre los que se pronuncian48. Ello también entraña problemas. Haytemas a los que los miembros de los partidos pueden atribuir irre-levancia y que, sin embargo, constituyen señas de identidad de al-gunos partidos por lo que son útiles en la medición del grado decoherencia partidista. Por ejemplo, el divorcio o el aborto puedenser temas irrelevantes para los legisladores de un determinado sis-tema porque se ha superado hace tiempo su discusión y existen yaregulaciones aceptadas por todos. Sin embargo, la existencia deconsenso respecto a su regulación, aunque ya no genere discusio-

46 Esta distinción del impacto de los temas tiene sus antecedentes en una apro-ximación anterior que, a su vez, inspiró a Bartolini, realizada por Schneider dondese clasifican los temas que estructuran la competencia partidista (Schneider 1980recogido en Bartolini, 1994: 17). Este autor considera los issues según su potencialdivisorio, así como según la existencia de una propuesta concreta por parte del par-tido. Del cruce de ambas cuestiones se obtiene la decidability de la oferta, es decir,el grado de diferenciación de la propuesta o producto de un partido con respectoa los productos de otros. De ésta cualidad depende su capacidad de atraer votan-tes. Bartolini (2002) retoma estas distinciones para caracterizar la competición par-tidista.

47 Hawkins y Morgenstern (2000) incluyen únicamente las cuestiones que su-peran un umbral de desviaciones típicas, que es su medida de coherencia. En unsegundo trabajo modificarán parcialmente su estrategia y definirán la relevanciateniendo en cuenta el grado en que difieren los partidos más extremos Ver en Haw-kins y Morgenstern (2003).

48 Kitschelt (et al.) (1999) la utiliza.

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nes, es útil para una visión global de la coherencia de los partidosde ese sistema, donde cuestiones relacionadas con la religión nogeneran grados de incoherencia en los partidos. Se ignora en am-bos casos que pueden ser temas que a pesar de que no dividen enesa coyuntura, funcionan como «issues de identificación». Nosiempre la existencia de disenso es equiparable a la existencia derelevancia. Las cuestiones relacionadas con el papel del Estado po-drían no generar divisiones en un país, y por lo tanto no conside-rarse relevantes. Sin embargo, el dato del consenso en torno a es-tas cuestiones es útil para un cálculo de la coherencia de unpartido. La coherencia no se tiene que medir únicamente con res-pecto a los temas que dividen ya que ésta se puede infraestimar,sino respecto a un número suficiente de temas que recojan cues-tiones tanto de actualidad como de identidad del partido.

Hasta la fecha la cuestión de las dimensiones y la consecuentediscusión sobre los temas a incluir en cada una de las dimensio-nes cuyas actitudes se miden no ha sido precedida por considera-ciones teóricas, sino que ha estado determinada por la evidenciaempírica disponible. Para el estudio del ámbito parlamentario, laoperacionalización del concepto se realiza con las respuestas a lasmismas preguntas, con las mismas variables por lo tanto, en lospartidos de los diferentes sistemas de partidos. Dada la variaciónde contextos y problemáticas no se puede establecer un únicogrupo de preguntas que tengan el mismo impacto en todos los paí-ses. Una solución habría sido ponderar cada una de las variablesque se utilizan con el fin de que tuvieran un peso proporcional alde su relevancia en la arena política. Pero el cuestionario no soli-cita esta valoración a los entrevistados y tampoco parece convin-cente la equiparación de alto disenso con relevancia. Ello dejaríafuera determinados aspectos de identidad o identificación, que nosiempre generan conflictos internos, que no son competitivos elec-toralmente, pero que tienen su impacto sobre la estructuración delos partidos políticos. A este problema se une el hecho de que loscuestionarios no fueron diseñados con el objetivo específico de me-dir la coherencia, sino con el fin más general de conocer las pos-turas de los diputados latinoamericanos en torno a los valores yopiniones sobre cuestiones económicas, sociales, políticas y de tra-yectoria biográfica. Las preguntas, por lo tanto, no eran las que sehubieran formulado de haberse pensado un cuestionario con el finexclusivo de medir la coherencia.

Las dimensiones de estudio de los partidos políticos en clavede coherencia han experimentado una evolución. Originariamentela coherencia partidista se refería a la estructuración organizativade los partidos. Posteriormente, los análisis de coherencia se han

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CAPÍTULO 2. EL ESTUDIO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

centrado principalmente en los aspectos sustantivos de la compe-tencia partidista, fundamentalmente en las ideas y programas delos partidos políticos, dejando a un lado los temas organizaciona-les. Aquí se incluyeron ambos tipos de aspectos (sustantivos y or-ganizacionales) por considerarse que son influyentes en la estruc-turación de los partidos políticos. No obstante, los aspectossustantivos se separaron en dos grupos: ideológicos y programáti-cos. Sanni y Sartori sugirieron tratar a la ideología y al programade los partidos políticos de forma autónoma pero se trata de unadecisión controvertida para muchos49. La mayoría de los estudioslas han considerado dentro de una misma etiqueta de ideología oprograma, aludiendo con ello a estructuración sustantiva; y sóloalgún trabajo reciente ha comenzado a ahondar en esta distinciónentre lo estrictamente sustantivo (programa) y cuestiones con unaconnotación simbólica.

Dos son las razones fundamentales a favor de un estudio dife-renciado de la coherencia en torno a la ideología frente a la del pro-grama. En primer lugar, porque ambas operan de una manera di-ferente en la estructuración de la competencia: la ideología lo haceen un plano simbólico de modo que no suele ser directamente abor-dada en la arena política aunque funcione como referente identi-tario. Por el contrario, la segunda estructura en un plano concreto.El carácter simbólico de la ideología se plasma en la posibilidadde utilizarla como resumen de posturas programáticas. En segun-do lugar, se separa el análisis de la coherencia ideológica respectode la programática porque cada una tiene un impacto diferente enla estructuración del partido y de la competencia entre partidos,de modo que, como se verá, hay partidos con alta coherencia ideo-lógica y baja programática y viceversa. Esta distinción no ignoraque ambas dimensiones pueden presentar relaciones empíricas yteóricas entres sí, sobre todo en las posturas, más que en el gradode coherencia que suscitan. De hecho, una vez analizadas las di-mensiones independientemente, en el trabajo se sugerirá una cla-sificación de los partidos en base a coherencia sustantiva aludiendoa la que tiene un contenido conjunto ideológico y programático.

Con el fin de obtener un contraste empírico que confirmara laidoneidad de esta división en tres dimensiones y lo adecuado dela selección de las preguntas de PELA con las que medirlas se rea-liza un análisis factorial50. Este análisis multivariante, que se ca-

49 Sani y Sartori (1983).50 Pero además de realizar un factorial sobre la selección de preguntas fina-

les, se habían llevado a cabo análisis factoriales con el fin de determinar la con-veniencia de introducir otras variables. Se aplicó la técnica en este sentido con un

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racteriza por su finalidad reductora, confirmó la existencia de gru-pos de variables relacionados en el conjunto de preguntas selec-cionadas51, pero no confirmaba literalmente la existencia de tres

carácter de tipo exploratorio. Por ejemplo, la opinión sobre la presencia de valo-res religiosos en política ha sido extraída de la dimensión ideológica que en prin-cipio se había pensado con un carácter más de tipo identitario. Igualmente se des-cartó la posibilidad de introducir las preguntas relacionadas con el perfildemocrático o autoritario. Para la dimensión organizacional se desechó introduciraspectos relacionados con la visión respecto al partido que cubría preguntas sobrela democracia interna en el partido o el poder de las cúpulas partidistas. Ningunade estas dos preguntas se posicionaba claramente en una de las dimensiones. Enesta misma dimensión, se han eliminado dos preguntas de la dinámica parlamen-taria referidas en concreto a la disciplina partidista (una sobre su utilidad y otrasobre sus consecuencias) y se concentra la atención en la definición del papel delos parlamentarios.

51 Tiene por objeto evaluar la existencia de dimensiones subyacentes en unconjunto de variables con el fin de determinar si, a partir de las relaciones que lasvariables presentan entre sí, éstas se pueden resumir en factores que las agrupen.Sobre este análisis ver Williams y Monge (2001).

TABLA 2.2

Resultados Análisis Factorial para construcción componentes de la coherencia

TABLA 2.2

Resultados Análisis Factorial para construcción componentes de la coherencia

KMO Y PRUEBA DE BARTLETT

Medida de adecuación muestral de Kaiser-Meyer-Olkin .742

Prueba de esfericidad de Bartlett Chi-cuadrado aproximado 4885.502

gl 378

Sig. .000

VARIANZA TOTAL EXPLICADA

Sumas de las saturaciones Suma de las saturaciones al cuadrado de la extracción al cuadrado de la rotación

% % % %Componente Total varianza acumulado Total varianza acumulado

1 3.983 14.224 14.224 2.472 8.829 8.8292 2.544 9.087 23.311 2.338 8.349 17.1783 2.313 8.260 31.570 2.247 8.024 25.2024 2.037 7.275 38.845 2.246 8.023 33.2255 1.756 6.271 45.116 2.234 7.980 41.2046 1.695 6.053 51.170 2.231 7.969 49.1737 1.357 4.845 56.014 1.916 6.841 56.014

Método de extracción: Análisis de Componentes principales.

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CAPÍTULO 2. EL ESTUDIO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

dimensiones. Más bien proponía que dentro de los temas ideoló-gicos, programáticos y organizacionales existían divisiones ulte-riores. En concreto, agrupaba las preguntas seleccionadas en sietegrupos. Un grupo eran las dos cuestiones de tipo ideológico quese habían incluido, lo que confirmaba la conveniencia de una di-mensión ideológica. Otros dos grupos eran preguntas con conte-nido organizacional que sugerían que los temas que se habían pen-sado para esta dimensión podrían ser analizados en doscomponentes por separado: uno que aludiera a cuestiones relacio-nadas con la organización interna del partido y el otro con temas

TABLA 2.2 (Continuación)

MATRIZ DE COMPONENTES ROTADOS

1 2 3 4 5 6 7P5902 .770P5906 .748 –.131P5908 .724 .187P5904 .708 .183 .113 .107P3711 .722 .217 .126P3714 .715 .140P3710 .675 .223P3717 .668P5604 .112 .749 .137P5602 .742P5603 .719 –.122 .120 –.104P5606 .171 .556 –.121P5605 .474 .487 .210 –.143P3907 .753 .110P3902 .719 .139P3908 .717P3906 .602 –.131P3502 –.161 .733 .119P3505 .725P3506 .235 .684 .114P3509 –.127 .574 .363P3503 .147 .102 .489 .514 .127P3709 .243 .698P3707 .156 .110 .109 .678P3703 .660P3715 .359 .614P68 .941P67 .935

Método de extracción: Análisis de componentes principales.Método de rotación: Normalización Varimax con Kaiser.a La rotación ha convergido en 6 iteraciones.

Compo-nente

partidista

Evalua-ción

problemaspolíticos

Compo-nente

parlamen-tario

Opinión aumento

gasto público

Papel del

Estado

Evaluaciónproblemas

económico-sociales

Ideología

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de organización del partido en el ámbito de la actividad parla-mentaria (componentes partidista y parlamentario, respectiva-mente). Finalmente, el análisis factorial sugería que las cuestionespensadas para la dimensión programática se dividían en cuatrogrupos. De este modo existían variables relacionadas entre sí y quese referían a la evaluación de los problemas políticos y por otrolado, un grupo de variables relacionadas con los problemas de tiposocioeconómico que a su vez tenían patrones de relación propios.Junto a éstas había otro dos factores: uno referido a las actitudescon respecto al gasto público y otro relacionado con las percep-ciones en cuanto al papel del Estado más deseable en las econo-mías de cada país. Pese a existir esta cuádruple división, se con-sideró oportuno agregar los dos factores relacionados conevaluación de problemas y los dos factores de tipo cognitivo enque se proponían soluciones a los problemas.

En el trabajo se han adoptado muchas de estas indicacionesdel análisis factorial en la distinción de tres dimensiones de lacoherencia cuyas preguntas específicas están recogidas en la Ta-bla 2.352. Se dejará una medición de la coherencia donde por unlado se miden las orientaciones afectivas que están relacionadascon cuestiones emocionales y que en este caso se recogen con laideología que suele tener un componente emblemático para laspersonas no basado en cuestiones racionales. Por otro lado, lasorientaciones valorativas y cognitivas que se recogen en cada unode los componentes de la cuestión programática. Finalmente, lostemas organizaciones que se han dividido en dos grupos.

El resultado de este agrupamiento de preguntas para medir lacoherencia es que, aunque no se ha realizado una ponderación delos temas de forma directa, las dimensiones y preguntas introdu-cidas para este análisis de la coherencia tienen de alguna maneraen cuenta la cuestión de la relevancia, mediante consideracionesde tipo teórico en primer lugar, y en segundo lugar, de comproba-ción de su correcto agrupamiento por dimensiones mediante elanálisis factorial realizado. Aunque no se puede negar esta varia-bilidad de la relevancia de los temas según países, sin embargo, lamayoría de los temas elegidos tienen un status genérico de im-portancia regional, por lo que se supera, en gran parte, esta au-sencia de una ponderación de la relevancia de los temas. Ello pre-viene, en alguna medida, la sobre/infravaloración de la coherenciaen los partidos por la inclusión de variables inadecuadas.

52 En el Anexo 3 se encuentra la trascripción textual de la formulación de laspreguntas y de las opciones de respuesta.

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CAPÍTULO 2. EL ESTUDIO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

TABLA 2.3

Operacionalización de la coherencia partidista con preguntascuestionario PELA

COHERENCIA IDEOLÓGICA: Intenta capturar el grado de acuerdo en la identidadideológica de los partidos. Dado su carácter de simbólico referencial su impactono se plasma de forma directa en el juego partidista, como las cuestiones pro-gramáticas, sino que es de tipo indirecto.

Autoubicación ideológica

Ubicación del partido

COHERENCIA PROGRAMÁTICA: Se recogen las posturas de los miembros de un par-tido en torno a cuestiones sobre las que el partido tiene una opinión formada.En la mayoría de las ocasiones estas posturas han sido explicitadas pública-mente (programas, manifestaciones oficiales, discursos de líderes) proyectán-dose como plan o programa de acción. Esta dimensión presenta vínculos teóri-cos y empíricos con la dimensión ideológica, constituyendo, en cierto sentido,una concreción de ésta.

COMPONENTE EVALUACIÓN: Se refiere al grado de coherencia en la definición porparte de los diputados de la relevancia para su país de una serie de temas.

Importancia del desempleo como problema para el país

Importancia de la sanidad como problema para el país

Importancia de la educación como problema para el país

Importancia de la democratización vida pública como problema para el país

Importancia de los derechos humanos como problema para el país

Importancia de los conflictos entre poderes del Estado como problema para elpaís

Importancia de la corrupción como problema para el país

Importancia de la violencia política como problema para el país

COMPONENTE DE ESTRATEGIA: Se refiere a la coherencia en la solución concretade problemas.

Papel del Estado en garantizar educación primaria

Papel del Estado en garantizar vivienda

Papel del Estado en garantizar educación secundaria

Papel del Estado en garantizar seguridad social

Papel del Estado en garantizar medioambiente

Opinión sobre aumento del Gasto Público en sanidad

Opinión sobre aumento del Gasto Público seguro desempleo

Opinión sobre aumento del Gasto Público vivienda

Opinión sobre aumento del Gasto Público pensiones

COHERENCIA ORGANIZACIONAL: Recoge aspectos relacionados con la distribuciónde tareas dentro del partido y la gestión interna de las decisiones.

COMPONENTE PARTIDISTA: Se refiere a las cuestiones de organización interna delpartido

Importancia de los líderes del partido en la toma de decisiones

Importancia de los afiliados al partido en la toma de decisiones

Importancia de otros diputados del partido en la toma de decisiones

Importancia de los votantes del partido en la toma de decisiones

Importancia de defender los intereses del partido en la labor como diputado

COMPONENTE PARLAMENTARIO: Examina la coherencia en temas de organizaciónen el ámbito parlamentario

Importancia de elaborar leyes en la labor como diputado

Importancia de resolver problemas del país en la labor como diputado

Importancia de controlar la actuación del gobierno en la labor como diputado

Importancia de elaborar presupuestos en la labor como diputado

FUENTE: Elaboración propia.

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Cabe señalar que las entrevistas presentan dos potenciales pro-blemas sobre la calidad de la información que se obtiene: la vali-dez de éstos y su fiabilidad53. La validez se refiere al grado en quelas preguntas que se formulan capturan el objeto de estudio. Enel caso de la coherencia el cuestionario que se utiliza no fue dise-ñado para su medición, pero se han podido inferir posturas en pre-guntas relevantes para la coherencia. La principal limitación es lacitada inexistencia de una medida de la relevancia de los temaspor país. No obstante, la validez de la medición de la coherenciase comprobará con la validez del contenido con otras dimensionesde los partidos políticos, fundamentalmente con la cristalizaciónideológica, así como con la institucionalización y el grado de ide-ologización de los sistemas a los que estos partidos pertenecen,con las que en términos teóricos se espera una relación. Así se eva-luará si los valores de la coherencia son los esperables según losvalores de estas otras dimensiones y, en caso afirmativo, se tendráuna confirmación de la validez de la medida de coherencia.

Respecto al problema de la fiabilidad, que se refiere a la posi-bilidad de obtener los mismos resultados en caso de repetición dela entrevista54, es esperable que algunas de las respuestas esténmarcadas por la coyuntura política en que se realiza la entrevista.Por ejemplo, una parte del trabajo de campo realizado en Chile en1998 coincidió con la detención de Pinochet en Londres. Es pro-bable que este hecho afectase algunas de las respuestas de loslegisladores chilenos. Si se repitiera la entrevista a estos mismossujetos un año después quizá en temas relacionados con autorita-rismo/democracia se podrían encontrar algunas variaciones. Sinembargo, por lo general estos temas sujetos a la coyuntura suelenestar más relacionados con temas de valores, como el recién cita-do, o la corrupción. No obstante, existen mecanismos que asegu-ran la existencia de fiabilidad de la muestra como la consistenciainterna de las respuestas, de modo que para medir un mismo as-pecto se incluyen en la medición de la coherencia varias pregun-tas relacionadas con el mismo. Por ejemplo, diferentes ámbitosdonde medir el grado de intervención del Estado. Por otra parte,las fichas técnicas del Anexo 1 recogen el error de medida y el ni-vel de confianza de las proyecciones que se realicen para el restodel partido. Así mismo, para un grupo de partidos se hará una se-

53 Sobre los problemas de las entrevistas como fuente de información, así comolos relativos específicamente a entrevistas a la élite política ver en Leech (2002).

54 Sobre la fiabilidad en los cuestionarios como técnica de recolección de da-tos, ver Litwin (1995) y específicamente sobre la fiabilidad de las respuestas en loscuestionarios sobre élite política ver Berry (2002).

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CAPÍTULO 2. EL ESTUDIO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

gunda medición de la coherencia, en una coyuntura posterior, loque permitirá confirmar la fiabilidad de las conclusiones sobre lacoherencia en conjunto.

LA MEDICIÓN NUMÉRICA

La coherencia captura el grado de dispersión de las respuestasde miembros de un mismo partido en una serie de temas55. Al do-tar de un valor numérico a los niveles de coherencia que adquie-ren los partidos políticos se puede comparar sistemáticamente en-tre éstos y entre los valores que adquiere su coherencia en lasdiferentes dimensiones. Existen varios modos de medir la disper-sión y cada uno de ellos presenta ventajas e inconvenientes res-pecto a la conceptualización de coherencia y a las característicasde los datos disponibles. Generalmente las medidas de dispersiónse construyen tomando como referencia una medida resumen delos datos, bien la moda, la media o la mediana. En la elección deese valor de referencia que se utiliza para calcularlas, esto es, entorno a qué dato numérico se calcula si un grupo está disperso,residen las principales diferencias entre las medidas de dispersión.El rango es la única medida de dispersión que no utiliza como re-ferencia ninguna de estas tres medidas, sino la amplitud de la va-riación, esto es la distancia entre el valor más alto y el más bajode la muestra, además se puede aplicar en todo tipo de variablesexcepto en las nominales. El resto de medidas heredan las venta-jas e inconvenientes de la medida en la que están basadas por loque su aplicabilidad en diferentes tipos de variables sea la mismaque la de su medida de referencia. En la Tabla 2.4 se encuentraun resumen de estas medidas.

En este trabajo todas las preguntas que se utilizan para la me-dición de la coherencia son numéricas (de tipo ordinal, de inter-valo y de razón). De modo que la elección no está condicionada porla existencia de variables nominales que excluyan el uso de medi-das basadas en la media o en la mediana. La coherencia se consi-dera una variable continua, susceptible de adquirir valores inter-medios y gradaciones por partido y a lo largo del tiempo en unmismo partido. Sin embargo, unas medidas son más respetuosasque otras con las concepciones teóricas del estudio de la coheren-

55 Frente a las medidas de dispersión, las medidas de posición, como la me-dia o la moda, resumen los datos y se utilizan cuando el objetivo es determinar lapostura más característica de los miembros del partido (bien por ser la posturapromedio en el caso de la media o bien por ser la postura más repetida en el casode la moda).

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TABLA 2.4

Medidas de dispersión

TABLA 2.4

Medidas de dispersión

FUENTE: Elaboración propia a partir de Spiegel (1993) y Sánchez Carrión (1995).

Medida FórmulaValor(es)

referencia de la dispersión

Variables apropiadas

RANGO

Es la diferencia en-tre el valor más ele-vado y el más bajode la muestra

R = xmáx – xmín

Valores máxi-mo y mínimode la muestra

OrdinalesIntervaloRazón

VARIANZA (S)Mide la distanciaexistente entre losvalores de la mues-tra y la media de és-tos

∑ (xi – xm)2 niS2x = –––––––––––––

n

Media OrdinalesIntervaloRazón(nominales no, ex-cepto transforma-das en dummy)

DESVIACIÓN TÍPICA

Es la raíz cuadradade la varianza

n

∑ (xi – –x)2

i=1S = √––––––––––n

Media OrdinalesIntervaloRazón(nominales no, ex-cepto transforma-das en dummy)

COEFICIENTE

VARIACIÓN (CV)Es el porcentaje dela media aritméticaque representa ladesviación estándar

SCV = –––––––

x(100)

Media OrdinalesIntervaloRazón(nominales no, ex-cepto transforma-das en dummy)

PROPORCIÓN

MODAL (PM)Proporción de ca-sos que caen dentrode la moda

∑xmoPm = ––––––n

Moda NominalesOrdinalesIntervaloRazón

VARIATION RATIO (VR)Es la proporción decasos que no caedentro de la catego-ría modal

VR = 1 = PMDonde,PM = proporciónde casos que caendentro de la moda

Moda NominalesOrdinalesIntervaloRazón

MEDIANA

DE LAS DESVIACIONES

ABSOLUTAS (MAD)Es una mediana ob-tenida del cálculode las desviacionesde todos los puntoscon respecto a lamediana original

MAD = Md|xi – Md|Donde,Md = Mediana

Mediana Ordinales

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CAPÍTULO 2. EL ESTUDIO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

cia. Las medidas calculadas con respecto de la media (varianza,desviación típica y coeficiente de variación) son más respetuosascon el supuesto de partida del presente trabajo de que el partidoes un actor dividido, en el sentido de compuesto por miembroscon diferentes niveles de implicación, que actúan en diferentes ám-bitos (parlamentario, electoral, de gobierno) y que tienen diferen-tes posturas. En este contexto, la aparición de disenso es un esce-nario no sólo probable sino real: en los partidos siempre existedisenso, lo que varía es el nivel y el objeto del mismo. Por ello, lorelevante no es una pregunta en torno a su existencia, que se dapor sentada, sino una sobre los niveles en que se produce.

Además, tal y como se ha conceptualizado la coherencia par-tidista, se refiere al grado de convergencia entre posturas de losmiembros de un mismo partido en el sentido de proximidad de lasposturas, más que a la coincidencia en un mismo valor. Es decirno se considera que exista incoherencia cuando las respuestas delos miembros, aunque diferentes numéricamente sean cercanas en-tre sí. Lógicamente, si las respuestas coinciden se toma como unindicador de una mayor coherencia intrapartidista, pero si éstasno son iguales ello no se califica automáticamente como incohe-rencia, sino que se valora la distancia entre éstas. Así, en la ma-yoría de los temas es poco probable que todos los miembros con-verjan en una misma postura. En este sentido las medidas quecalculan el disenso a partir de una única respuesta, el valor másrepetido o el valor central, considerarían que las no coincidenteso aquellas lejanos a la respuesta modal, indican disenso. La dis-persión a partir de la moda, contabiliza el consenso como aquellaproporción de respuestas que coinciden en el valor más respon-dido por los diputados. Si se utiliza esta medición como indicadorde la coherencia se estaría sobre estimando la incoherencia en elpartido. Algo parecido ocurre con la dispersión calculada a partirde la mediana, es decir a partir de un único punto. Además se uneel hecho de ser una medida más compleja en términos de inter-pretación de resultados.

Por el contrario, la dispersión calculada a partir de la media,contabiliza el consenso como el grado de aproximación de las res-puestas de los diputados a la respuesta promedio de todos los dipu-tados. Esta medida captura en mayor profundidad que la moda lavariación en los datos continuos Por lo tanto, las medidas de dis-persión que se basan en la media son más apropiadas para la me-dición de la variable coherencia que las medidas de dispersióncalculadas a partir de la moda. Además de la validez de la medida,una razón más que apunta a la utilización de medidas basadas enla media es su mayor aplicabilidad en la medición de las actitu-

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des y opiniones, que es el ámbito en el que se mueve esta investi-gación. Al basarse éstas en el cálculo de un promedio contemplanla posibilidad de estadios intermedios, más frecuentes en el ám-bito de las actitudes que en el de los comportamientos56.

De las tres mediciones de dispersión con respecto a la media, ladesviación típica se suele utilizar más que la varianza puesto quepresenta las unidades al cuadrado proporcionando una falsa ima-gen de dispersión. Ahora bien, entre el coeficiente de variación yla desviación típica, esta segunda presenta una ventaja y es que nose ve afectada por el valor de la media. Es decir mide el disenso conindependencia del valor promedio del partido, mientras que el coe-ficiente de variación considera diferente tipo de coherencia la departidos con niveles similares de disenso pero medias diferentes.En esta investigación se utiliza la desviación típica que ha sido elindicador más utilizado para capturar el grado de acuerdo57. Estamedida está basada en la media, de modo que encaja mejor con eltipo de datos, fundamentalmente cuantitativos, que se utilizan aquí.

Complementariamente a esta medición de la dispersión a par-tir de la desviación típica se utiliza un análisis de tipo explorato-rio sobre la distribución de las respuestas consistente en diagra-mas de caja o boxplots. Así se captura el número de posicionesextremas en un partido con el fin de determinar si en algún casoel cálculo de la coherencia está sesgado por miembros con postu-ras más extremas que el promedio. En este sentido, el diagramade caja permite tener una fotografía de las respuestas de los miem-bros del partido. Además grafica el grado de dispersión de losmiembros con las respuestas más moderadas o centradas en la dis-tribución. La caja de cada diagrama, zona sombreada, correspondea las posturas del 50% de los miembros del partido con respues-tas más centradas en la distribución58. De modo que un mayor ta-

56 Por ejemplo es probable que cuando se estudian comportamientos sea másapropiado utilizar medidas destinadas a variables de carácter discreto. Así, paraevaluar disciplina de voto (votar a favor o en contra) una medida como la varia-tion ratio, calculada a partir de la moda sea más conveniente que medidas calcu-ladas a partir de la media.

57 Entre otros, Webb y Farrell (1999), Hawkins y Morgenstern (2003 y 2000),Kitschelt (2001b), Kitschelt (1999). Otras opciones han sido la comparación de por-centajes Norris 1994 (en Maor 1997: 160) y la elaboración de mapas espaciales enMaor (1997). Cuando se ha utilizado más de una operación matemática para calcu-lar en términos numéricos se ha analizado la relación entre operaciones matemá-ticas. Por ejemplo, Hawkins y Morgenstern (2000) examinan la correlación entreporcentaje modal y desviación típica, que en su trabajo se muestra elevada.

58 Sobre las potencialidades de los análisis exploratorios así como de la in-terpretación de los boxplots, ver Hartwig y Dearing (1980) y Sánchez Carrión (1995).

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CAPÍTULO 2. EL ESTUDIO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

maño de dicha caja indica una mayor dispersión de aquellos le-gisladores con respuestas más moderadas. Además, al apreciar ladistribución interna de las respuestas se puede determinar si exis-ten casos extremos que desvíen las conclusiones sobre la cohe-rencia del conjunto del partido.

OPERACIONES MATEMÁTICAS CON LOS DATOS DE PELA

Para la comparación de las desviaciones típicas en las diferen-tes dimensiones de la coherencia, éstas han de calcularse comomedida escalar, es decir que no esté influida por la unidad de me-dida de la variable. Para ello, se revirtió la dirección de las esca-las de algunas respuestas con el fin de coincidir todas con signifi-cados similares. La segunda operación fue convertir las respuestasa una única escala con variación de 0 a 100 con el fin de podercomparar los resultados, tanto de las posiciones promedio de lospartidos en los temas como de las desviaciones típicas promediode los partidos en cada tema mediante una fórmula de conver-sión59. Es con estas variables convertidas con las que se calcula lacoherencia. La tercera operación afectaba a los denominados «nocontesta», en este caso aquellos diputados que no responden a al-guna de las preguntas del cuestionario que se han seleccionadopara la medición de una de las tres dimensiones de la coherenciapartidista. De las posibles estrategias para operar con los no con-testa, se ha optado por darles a todos los no contesta el valor dela media de su partido en esa pregunta. La asignación del valor derespuesta promedio a aquellos diputados que no respondían a al-guna pregunta es más respetuosa con el contenido de los datos quesustituciones por la moda por ejemplo, puesto que sesga en me-nor medida las respuestas no proporcionando una falsa idea deconvergencia de opiniones entre diputados de un partido.

La unidad de medida de la coherencia partidista en el ámbitoparlamentario son los legisladores la unidad de análisis es el par-tido, puesto que los resultados de las dispersiones individuales sontratados de manera agregada del partido. Así, en cada partido secalculó la desviación típica de las respuestas de los diputados conrespecto a las del resto de miembros de su partido en las diferen-tes preguntas. Según la interpretación sustantiva de la desviacióntípica, valores bajos en una pregunta indican baja dispersión, o

59

Valor antigua variable – Valor mínimo de antigua variableValor nueva variable =

Valor máximo de antigua variable – Valor mínimo de antigua variable

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lo que es lo mismo, alta concentración en las respuestas de losdiputados del partido para esa pregunta. Estas preguntas fueronorganizadas en dimensiones y componentes en el interior de lasmismas.

En cada dimensión y componente se ofrecerán los cálculos dela coherencia mediante las desviaciones típicas, que funcionancomo un indicador de la coherencia. Hasta ahora las medicionesde la coherencia habían sido analizadas casi siempre en clave sis-témica. En este caso se analizará la coherencia en cada partido yen cada dimensión y componente de forma individual. Para elcálculo de la coherencia de cada componente se suman las respues-tas de cada miembro a las preguntas que forman ese componentey se divide por el número de preguntas. Con los valores de estaoperación que resultan para cada miembro se calcula la desvia-ción típica para ese partido en ese componente.

Para obtener la coherencia por dimensiones se suma la de loscomponentes que forman esa dimensión y se divide por el númerode componentes. Al pesar por el número de preguntas o por el nú-mero de componentes, se consigue que el valor de la coherenciafinal de ese componente o de esa dimensión sea comparable al deotras dimensiones o componentes con un número diferente de pre-guntas. Para caracterizar el grado de coherencia que se halla enlas diferentes dimensiones a partir del valor numérico que adquiereel promedio de desviaciones típicas en las dimensiones y en susrespectivos componentes, se han distinguido tres grados de cohe-rencia: alta, media y baja. La clasificación dentro de una de estascategorías se define en función del rango de variación total en esecomponente o en esa dimensión. Es por lo tanto una categoriza-ción contextual, relacionada con los valores del resto de partidosen esa dimensión. Posteriormente, del valor agregado de la cohe-rencia que adquiere cada partido en todas las dimensiones se ob-tiene una medida de coherencia total para cada partido.

Para la comparación diacrónica existía la posibilidad de elabo-rar un promedio de coherencia que abarcara más de una coyun-tura. Para obtener una media de la coherencia de un partido enun período de tiempo del que existen entrevistas de más de unacoyuntura se decidió calcular la dispersión para cada una de lascoyunturas de las que existían datos y, a partir de ahí, calcular unpromedio de la coherencia para toda la década. Esta solución seconsideró preferible a la adición de las posturas de los legislado-res del mismo partido de diferentes coyunturas, puesto que lo re-levante aquí es medir la coherencia de un partido en un momentodado, y no la coherencia entre los legisladores de diferentes co-

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CAPÍTULO 2. EL ESTUDIO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

yunturas, que probablemente hubieran sobreestimado los nivelesde disenso interno.

2.3. Las causas de la coherencia partidista

Con un simple vistazo a las declaraciones de los líderes de di-ferentes partidos políticos se puede concluir que en algunas orga-nizaciones hay niveles considerables de desacuerdo en temas sa-lientes y en políticas públicas relevantes. ¿Por qué algunos partidospolíticos están integrados por personas con opiniones similares yotros partidos están integrados por personas con opiniones muydisímiles entre sí?

Para responder a este interrogante con frecuencia los ciudada-nos apuntan a las motivaciones de quienes conforman los parti-dos políticos atribuyéndoles características diferentes a las de otrospartidos políticos. Por ejemplo, se dice que en un determinado par-tido todos están adscritos por intereses particulares, o que el par-tido parece un «zoológico» porque «hay animales de todas las es-pecies». O por el contrario se defiende que el partido está formadopor gente «muy comprometida» o «muy seria». Pero lo más lógicoes pensar que las personas suelen tener ambiciones similares y va-riadas en todos los partidos. Además, todas las organizaciones par-tidistas pueden ser vistas como estructuras de oportunidad porquienes se afilian, militan o se candidatean. De modo que proba-blemente en cualquier partido habrá miembros de base y élites conposiciones muy claras en torno a temas y miembros de base y éli-tes para quienes lo programático y lo ideológico no sea tan rele-vante.

¿Será entonces que cada partido selecciona de distinto modoa sus miembros y ello explica que haya más acuerdo en torno aideas en unos partidos que en otros? No parece que en un pano-rama de descenso en los niveles de afiliación partidista los parti-dos generen grandes barreras de acceso y, menos aún, que la afi-nidad programática e ideológica sea una de ellas. De la mismaforma, tampoco la cercanía con el programa del partido es uno delos temas que se discutan como mecanismo para designar a loscandidatos.

En las actividades en que existe tensión entre razones sustanti-vas y razones personalistas o clientelelares (i.e., elecciones, deci-siones en el parlamento, procesos de afiliación, socialización y se-lección de candidatos, entre otros), los partidos políticos ofrecenniveles variables de resistencia o receptividad a las presiones poradquirir más o menos estructuración. En otras palabras, las si-

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tuaciones externas y los condicionamientos internos del partidogeneran incentivos para que éste se estructure de una manera másexplícita en torno a programa e ideología o que por el contrariolleve a cabo una desestructuración de su contenido. Una parte delas reacciones a estos incentivos será consciente y otra parte auto-mática.

Así, a veces la coherencia es el resultado de una actuación cons-ciente de las élites en busca de unidad porque el entorno lo de-manda. Generalmente estas acciones son promovidas por la éliteque percibe que para la perdurabilidad del partido hace falta ho-mogeneizar visiones en un determinado tema que está generandotensiones o presiones internas y externas. Las primeras, las del en-torno, provienen con frecuencia del electorado, demandando laclarificación de posturas de los partidos en temas de actualidad enla arena político-partidista. Este es el caso de un partido que de-cide dar cursos formativos a sus líderes sobre las consecuenciaspositivas de un proceso de integración económica con otros paí-ses porque se percibe que es un tema susceptible de rentabilizarseen términos electorales en esa coyuntura. En general las presionesdel partido en la gestación de coherencia construida suelen tenersu origen en la necesidad de unificar al partido en temas en quesus miembros difieren en un grado que pueda poner en peligro launidad del partido o agravar tensiones internas. Por ejemplo, enun partido donde hay divisiones internas en cuanto a la interpre-tación del pasado autoritario su élite decide resocializar a losmiembros del mismo para concienciarlos de la importancia de lasinstituciones democráticas. Si los enfrentamientos se agravasenpodrían poner en peligro la supervivencia del partido por lo quese decide unificar criterios en ese tema particular. Como resultadode estas socializaciones que tienen su origen tanto en presionesexternas como internas, los miembros del partido tenderán a ar-ticular su discurso con una línea parecida a la de la orientaciónque recibieron y, por lo tanto, la coherencia aumentará. Aunqueesta coherencia que se genera se asienta en las convicciones no escoherencia natural porque es el resultado de acciones conscientesdel partido persiguiendo incentivos.

Otras veces es la respuesta espontánea de los miembros de lospartidos a los incentivos externos e internos para lograr niveles decoherencia más funcionales para el partido. La porción de la co-herencia que surge de respuestas de los miembros del partido ge-neradas de forma automática ante el entorno se puede considerarnatural, porque no es el resultado de una acción consciente de susmiembros por lograrla. En la gestación de esta coherencia influ-yen presiones externas o internas pero éstas no se procesan de

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CAPÍTULO 2. EL ESTUDIO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

forma consciente. Entre otros mecanismos, las posturas de losmiembros se moldean por la interacción con otros miembros delpartido, con otro partidos, con el electorado, así como con la expe-riencia y las diferentes coyunturas. Por ejemplo, los miembros deun partido que presentan un grado relativamente alto de acuerdoante un determinado tema, digamos en el tema de legalización deldivorcio, porque individualmente cada uno de ellos está de acuerdode forma no pactada previamente. En la opinión particular de cadamiembro puede que haya influido la existencia de un estado deopinión al respecto, pero no ha sido el motor definitivo de la ac-titud individual. Desde este punto de vista se explica que una partedel grado y contenido de la unidad en el interior del partido tengaun componente estratégico basado en la voluntad política y otraparte está basado en el consenso natural entre los miembros

Según este esquema los partidos son entidades cuyos miem-bros, con grados variables por partido y por tema, comparten pos-turas en determinadas cuestiones. Como resultado de cualquierade los procesos intervinientes (proceso de afiliación, proceso desocialización, proceso de selección de candidatos) la élite que in-tegra a los partidos mantiene posturas coincidentes en algún rasgodel juego político partidista. Pero, ¿qué variables afectan a la ges-tación de los diferentes niveles de estructuración de los partidosen torno a ideas? La ausencia de una respuesta que sea obvia ointuitivamente clara convierte la explicación de la coherencia par-tidista en una empresa compleja pero necesaria. Si son pocos lostrabajos que capturan los niveles de coherencia partidista, son me-nos los que explican las variaciones de los mismos entre partidospolíticos. Este vacío se repite no sólo a propósito de partidos lati-noamericanos, sino también en los de fuera de la región. Con lostrabajos que existen hasta la fecha parece claro que el fenómenoes de origen multicausal. Los aspectos que la literatura ha desta-cado por su potencial efecto sobre la coherencia partidista se pue-den clasificar en dos grandes grupos: los que aluden a alguna ca-racterística del partido como principal explicación de la coherenciapartidista y los que se centran en el impacto que el entorno delpartido tiene sobre la coherencia que éste adquiere (Tabla 2.5)60.

60 A su vez, el estudio de otros conceptos, relacionados de forma indirecta conlas actitudes, especialmente los que analizan la cohesión, puede facilitar la apro-ximación a la coherencia. Aquí se ha articulado un análisis en clave actitudinal quedefiende la posibilidad de una comprensión a partir de información propiamentede actitudes. Pero, en la explicación de las actitudes es probable que aspectos queinfluyen en los comportamientos lo hagan también en las primeras, puesto que és-tas les preceden. Por ello, a continuación se repasan también algunas de las va-

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VARIABLES RELATIVAS AL PARTIDO

Las condiciones que caracterizan al partido en su surgimiento,el modo en que se organiza y su desempeño en los diferentes ám-bitos parecen ser los tres pilares de las explicaciones sobre la co-herencia partidista que se basan en variables endógenas al partido.

Varias son las vías de influencia de la coyuntura en que sur-gen los partidos. La cercanía con respecto del proyecto originarioque motiva el nacimiento del partido hace que los partidos esténen sus orígenes más estructurados en torno a ideas. Pero, progre-sivamente, se espera que las razones programáticas que impulsa-ron el nacimiento de la organización tiendan a difuminarse y, si nose han llevado a cabo actualizaciones programáticas, ésta experi-mentará procesos de desideologización y de progresiva descoordi-nación programática. En este escenario su continuidad como par-tido se relacionará con dinámicas de tipo estratégico. Según esto,la edad del partido es una de las variables con potencial impactosobre los niveles de coherencia. A más edad sería esperable encon-trar más incoherencia en los partidos políticos de modo que lospartidos de más reciente creación serían más coherentes61. Juntoa este aspecto, la base social con la que cuenta el partido desdesus orígenes también podría contribuir a explicar los niveles de co-herencia. El carácter policlasista de los partidos, resultado de laheterogeneidad de la estructura social latinoamericana, es paramuchos la razón de que se gesten partidos donde, por lo general,la cuestión programática sea un aspecto secundario62. La ausen-cia de una clase social clara de apoyo desestimula a los partidosa ofrecer un programa de gobierno que beneficie a unos y perju-dique a otros, y por lo tanto favorece la ambigüedad e indefiniciónprogramática e ideológica. A su vez, los partidos que surgen den-tro de la constelación de fuerzas de la izquierda han tendido a es-

riables más utilizadas en la explicación de los comportamientos de los miembrospara después examinar su posible traslación a la explicación del grado de acuerdoen las actitudes. Por ejemplo, en Estados Unidos, la aproximación a la coherenciaque se obtiene a partir de datos de comportamiento de voto, intenta explicar launidad en el partido con factores como la adscripción partidista (republicano o de-mócrata), la reelección de los candidatos, y el tamaño del distrito del que proviene.Ver en Scully y Patterson (2001), Grofman (et al.) (1999), Erikson (et al.) (1993),Krehbiel (1993).

61 Esta variable se mostraba irrelevante en el análisis empírico de la coheren-cia en América Latina realizado por Hawkins y Morgenstern (2000). Sin embargo,estos autores en una revisión posterior (2003), así como García Díez (2001), en-contraron efectos significativos.

62 Dix (1989), Rosas (2000).

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CAPÍTULO 2. EL ESTUDIO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

tar más ideologizados y con más consensos programáticos. Se tratade una relación histórica la de la izquierda con la mayor ideolo-gización. No hay que olvidar que los partidos de masas cuya prin-cipal característica es la fuerte vinculación programático-ideoló-gica con su electorado surgen en la órbita de la izquierda. Muchasveces el surgimiento desde la marginalidad de los sistemas políti-cos ha hecho que parte de su fuerza radicara en la gestación deplanes de actuación convincentes y en la creación de cosmovisio-nes ideológicas radicales. Si bien en la actualidad no existen mu-chos partidos de izquierda con características asistémicas podríanconservar esta mayor tendencia a la estructuración programáticafrente a los partidos de derecha que han tendido, según muchos,a generar apuestas más pragmáticas y menos ideologizadas.

Decíamos que el modo en que el partido se organiza tambiénafecta a la gestación de los grados de coherencia. Hace unas déca-das se pensó que el principal motivo de la falta de unidad dentrode los partidos era el carácter no permanente de éstos. Este carác-ter se deducía de su organización temporal en torno a los proce-sos electorales y que luego se extinguía hasta la siguiente cita elec-toral63. Ahora esta explicación basada en la temporalidad de lasorganizaciones partidistas ha quedado desactualizada, puesto quelos partidos políticos que en América Latina concurren a eleccio-nes suelen tener un carácter permanente64. Pero otros aspectos dela organización interna del partido impactan todavía, al menos entérminos teóricos, sobre el grado de coherencia partidista. Por unaparte, los métodos de reclutamiento y nominación de líderes pue-den ser una cuestión central sobre la variable coherencia. Gene-ralizando, se podría decir que los métodos de formación de listasque favorecen el personalismo en las nominaciones son más pro-clives a producir niveles de incoherencia partidista que las nomi-naciones mediante algún tipo de elecciones internas o primarias65.

63 Bernard y Cerqueira (1973).64 Sobre esta cuestión ver datos del proyecto PPAL (Partidos políticos en Amé-

rica Latina) 1997, consistente en una encuesta realizada a miembros con diferenterango de partidos políticos de América Latina que respondieron sobre su percep-ción de la organización de su partido. Para un resumen de estos datos sobre or-ganización partidista, ver Alcántara (2004) y Marenghi (2002).

65 Hawkins y Morgenstern (2000) mencionan su potencial impacto, pero no locomprueban de manera extensa, únicamente disertan sobre su relevancia para loscasos del PT (Partido del Trabajo) de Brasil y la UDI (Unión Demócrata Indepen-diente) de Chile. En ambos partidos el proceso de selección de candidatos pareceser particularmente estricto, de modo que éstos tienen que estar de acuerdo con unamplio conjunto de postulados del partido. Esta dinámica partidista es particular-

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Por otra parte, la autonomía de un partido respecto de diferentesgrupos económicos puede ser un elemento determinante de susposibilidades de defender un programa propio y estable a lo largodel tiempo. Goodman sugiere que los recursos con los que cuentael partido tienen un impacto directo sobre su grado de organiza-ción y que ello repercute en las posibilidades de construcción deun perfil ideológico y programático propio66. Sin embargo, este ar-gumento podría invertirse y señalar que la dependencia de uno ovarios grupos económicos incentiva la definición de un determi-nado tipo de programa y su defensa. Panebianco propone una va-riante de esta relación entre consecución de recursos y grado decoherencia, variable esta última que denominada «sistematiza-ción»67. Si la organización concede un alto margen de autonomíaa los grupos que la componen para conseguir recursos, ello reper-cute en menores niveles de sistematización del partido. Junto a es-tos aspectos, una tercera cuestión organizativa sería la presenciade líderes fuertes que puede determinar el grado de proyección deideas y programa. El partido dependería de sus líderes para tenerun fuerte contenido ideológico y programático. El papel de los lí-deres se ha estudiado más extensamente en sus efectos sobre lacohesión68, pero aún no se han establecido relaciones con la cohe-rencia. No obstante, la experiencia sugiere que en los sistemas departidos donde uno de los partidos ha tenido un líder fuerte congran presencia en el partido era menos proclive a primar la impor-tancia de lo programático en ese partido. Es más, ello afecta a lalógica global del sistema de partidos que pasa a estructurarse encontraposiciones del tipo a favor o en contra de ese líder.

El tercer grupo de factores explicativos endógenos está relacio-nado con el desempeño del partido. La experiencia en eleccionesmuestra a los partidos políticos que la flexibilización programá-tico-ideológica aumenta la probabilidad de obtener buenos resulta-dos electorales. Así, el desempeño electoral también ha sido consi-derado un factor explicativo, aunque con un grado de significaciónlimitado69. Como se señalará más adelante no parece claro que lacausalidad aquí sea en una sola dirección, sino que se puede pen-

mente sorprendente para el contexto brasileño donde el resto de partidos tiene unbajo control en el nombramiento de líderes. Jones (2002a) también se hace eco delos efectos del tipo de formación de las listas en el comportamiento de los legisla-dores de cada partido, fundamentalmente sobre su cohesión.

66 Goodman (1990).67 Panebianco (1988).68 Bowler (et al.) (1999).69 Hawkins y Morgenstern (2003); García Díez (2001).

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CAPÍTULO 2. EL ESTUDIO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

sar que sea una relación bidireccional: el éxito electoral afecta ala coherencia pero también la coherencia afecta al éxito electoral.Junto a éste, la condición de partido en el gobierno o en la oposi-ción también se le ha atribuido potencial explicativo que si bienhasta ahora no ha recibido suficiente atención puede eventual-mente ser uno de los focos de investigación.

VARIABLES RELATIVAS AL ENTORNO

Las variables exógenas al partido que se han sugerido en la li-teratura por sus efectos en la explicación de los grados de cohe-rencia partidista se pueden clasificar también en tres grandes gru-pos: el sistema de partidos en el que está inserto el partido, lascaracterísticas institucionales del entorno político del partido y lascuestiones macro del entorno socioeconómico y de la trayectoriahistórica del país.

Entre las variables relacionadas con el sistema de partidos alque pertenece el partido, la cantidad de oferta partidista condi-ciona la estructuración en torno a ideas. Aunque no parece haberacuerdo en la dirección de esta relación. En unos trabajos se man-tiene que la coherencia es más esperable en un sistema biparti-dista70 y otros argumentan que los sistemas bipartidistas son másdifusos en cuanto a las orientaciones programáticas de sus parti-dos ya que ambos compiten por el centro político, mientras quelos sistemas multipartidistas son más proclives a tener partidos conun programa e ideología clara puesto que el electorado premia ladefinición de posturas71. Complementariamente, la polarización,entendida como la distancia entre aquellos dos partidos que ocu-pan las posiciones más extremas en el sistema de partidos, ha sidotambién señalada por su incidencia sobre la coherencia partidista.Downs sugirió que en sistemas polarizados las etiquetas partidis-tas suelen estar más definidas ya que la estrategia para conseguirun mayor número de votos es la reivindicación de espacios pro-pios por parte de los partidos (ya sea en el centro, la izquierda ola derecha)72. Por el contrario, mantenía este autor, en sistemasmenos polarizados los partidos tienden a disputarse el centro delsistema mediante el diseño de contenidos partidistas difusos. Enresumen, a más distancia ideológica o programática entre los po-los, mayores posibilidades de partidos con posturas claras en lo

70 Hartlyn y Valenzuela (1998).71 Hawkins y Morgenstern (2000), Sartori (1999) [1976], Downs (1957).72 Downs (1957).

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ideológico y programático, por lo tanto, mayor unidad en su inte-rior respecto a los diferentes temas73.

Por su parte, la explicación de la coherencia a partir de varia-bles relativas al sistema político tiene dos vertientes. Una primerase centra en aspectos institucionales que se inspira en los estudiosde cohesión de los partidos políticos. En ellos se destaca funda-mentalmente el impacto de la forma de gobierno y del sistema elec-toral en la comprensión del grado de unidad en los comporta-mientos de los miembros de los partidos, sobre todo en su voto enlas cámaras. Respecto a la forma de gobierno, Linz (1994) defen-dió que el parlamentarismo promueve partidos disciplinados y co-hesionados. En esta misma línea está elaborado el argumento deMaor que sostenía que, puesto que en la forma de gobierno pre-sidencial los legisladores son elegidos de forma independiente delEjecutivo, el liderazgo del gobierno no depende de la unidad par-tidista en la legislatura74. Kitschelt también retomó las explicacio-nes propias de la cohesión y planteó las vinculaciones entre un pre-sidencialismo fuerte y partidos con bajos niveles de coherencia75.De este modo, en formas parlamentarias, al ser la unidad parti-dista una necesidad preliminar, los partidos tienden a estar máscohesionados. En cuanto a los efectos del sistema electoral, Main-waring y Shugart sistematizaron algunos aspectos fundamentalesen el grado de disciplina partidista de los legisladores76. Los aspec-tos más relevantes que destacaban y que otros autores continua-rían investigando son: el tipo de listas, la cláusula de reelección,el tamaño o magnitud de las circunscripciones y la posibilidad deagrupación por el partido de los votos de sus candidatos que, conla excepción de Colombia, ocurre en el resto de América Latina.

Dados los vínculos teóricos y empíricos entre comportamientosy actitudes, el diálogo entre los trabajos que miden uno y otro as-pecto (comportamientos y actitudes) ha hecho que las variablesinstitucionales del sistema político se hayan percibido como posi-bles aspectos explicativos de los niveles de coherencia77. Si se aplica

73 Hawkins y Morgenstern (2003) añadieron recientemente a su modelo unasuerte de polarización ponderada como elemento explicativo de la coherencia queen su análisis de correlaciones se revela como explicativo. Según estos autores unamayor polarización del sistema de partidos está asociada con una mayor coheren-cia de sus partidos políticos.

74 Maor (1997).75 Kitschelt (2001a).76 Mainwaring y Shugart (1997).77 Mientras que la operación contraria, es decir la utilización de aspectos con

aparente fuerza en la explicación coherencia no se han incorporado aún a los es-

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CAPÍTULO 2. EL ESTUDIO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

la argumentación de Carey y Shugart78, las listas abiertas promue-ven el voto personal y ello supone menor cohesión y viceversa paralas listas cerradas79 o que mayor número de distritos menor cohe-rencia puesto que el menor tamaño de un distrito aumenta la pro-babilidad de que el legislador sea muy conocido y que se vote másen clave personalista que en clave programática80. Otros autores(han puesto el énfasis en los incentivos institucionales de los miem-bros de los partidos, en concreto la reelección como un factor de-terminante de la cohesión81. La coherencia tiende a estar relaciona-da con la posibilidad de reelección, siempre que la carrera políticadel individuo dependa del partido y no de las clientelas electora-les del candidato. Por ejemplo, en Costa Rica está prohibida la re-elección inmediata, pero los partidos son más coherentes que losguatemaltecos u hondureños aún cuando se permite la reelección,ya que en estos dos países tiene más fuerza la clientela electoralque la adhesión al partido en la continuidad del candidato82.

Otro de los aspectos institucionales del que se han apuntadopotenciales efectos sobre los niveles de coherencia partidista es ladistribución territorial del poder. A pesar de que Kitschelt reco-nocía que la existencia de gobiernos con jurisdicciones propias quecaracterizan los sistemas federales podría promover la división in-terna de los partidos en las elecciones nacionales83. Ello se debe aque las diferentes realidades regionales que incluye una organiza-ción partidista bajo Estados federales atienden a las necesidadesde sus electorados más que a dinámicas nacionales, por lo que el

tudios de cohesión, ya que todavía no se ha comprobado su relación con la cohe-rencia de una manera profunda y sistemática.

78 Carey y Shugart (1995).79 Hawkins y Morgenstern (2000) mostraron la influencia del tipo de lista so-

bre la coherencia.80 García Díez (2001: 49) también atribuyó importancia a este último factor

afinando el argumento que vincula ambas variables; al señalar que «cuanto menores la magnitud del distrito mayor es la importancia de los electores en la conti-nuación de la carrera política de los diputados y menor es la capacidad de controlde las cúpulas partidistas sobre el proceso». De esta intermediación entre tamañodel distrito e impacto de las cúpulas partidistas, se infiere un efecto sobre la co-herencia partidista. Sin embargo, como señalaba la autora, no está tan claro queel tamaño tenga un impacto en esa dirección, como tampoco se ha podido com-probar que exista relación entre poder de las cúpulas y grado de coherencia parti-dista. Recientemente Morgenstern y Hawkins (2003) contradecían estos hallazgos,ya que al combinar como variables independientes el tipo de lista con la magnituddel distrito, la explicación institucional se tornaba irrelevante.

81 Carey (1998), Jones (2002a).82 García Díez (2001).83 Kitschelt (2001a).

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tipo de intereses que hay que conciliar se multiplica enormemente.Esta explicación entronca con otras aproximaciones, en este casocon los sistemas de partidos que relacionan la creciente descen-tralización del poder con la pérdida de vigor de los partidos polí-ticos84. Otros autores aducen que aunque esta variable tiene im-pacto en aspectos centrales del partido como en la formación delas listas e indirectamente, por lo tanto, sobre la coherencia; peroque, en la práctica, en sistemas federales como Argentina y Mé-xico, los líderes nacionales suelen mantener fuertes dosis de con-trol sobre los procesos de nominación de candidatos85.

Por otra parte, cabe la posibilidad de vincular la coherenciapartidista con los incentivos que genera la forma de gobierno. Aun-que, todos los sistemas políticos de América Latina tienen una for-ma presidencialista, siendo el boliviano el que más difiere por ha-ber desarrollado un presidencialismo de tipo parlamentario86. sepodría evaluar el efecto de diferentes tipos de presidencialismo,como los que describen Mainwaring y Shugart87. Sin embargo, losefectos de las diferencias en las atribuciones presidenciales y enlos poderes partidistas se perciben más sobre los comportamien-tos que sobre las actitudes88.

El tercer grupo de factores entronca con una tradición de es-tudio de la realidad latinoamericana que invoca a la trayectoriahistórico-política para comprender el grado de estructuración delos partidos en torno a cuestiones sustantivas, y que, según estetipo de literatura, es bajo. Abarca no sólo cuestiones político-so-ciales sino también relacionadas con variables económicas y cul-turales tales como la cultura política del país, su devenir histórico-político y el grado de desarrollo económico. En el marco de lasexplicaciones relacionadas con la cultura política, la existencia decaudillos y de líderes pudiera ser uno de los factores claves paracomprender algunas características de los sistemas de partidos dela región. A esta explicación se han dedicado análisis que se ale-jan parcialmente de la Ciencia Política como disciplina y se acer-can a la Historia. De éstas es relevante destacar que para algunosautores la influencia que tradicionalmente han tenido los líderes

84 Sabatini (2003).85 Hawkins y Morgenstern (2003).86 Mayorga (2001).87 Mainwaring y Shugart (1997).88 La existencia de presidencialismo genera menores incentivos y presiones en

los partidos para permanecer unidos en sus actitudes y en sus comportamientospor lo que, en muchos casos, hay que recurrir a la disciplina para lograr resulta-dos unificados.

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CAPÍTULO 2. EL ESTUDIO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

sobre el juego partidista no entra en conflicto con la existencia deun programa y una ideología. Alexander defendió la importanciade ambos elementos aún conviviendo con la existencia de lideraz-gos fuertes en el interior de los partidos políticos89. Frente a estasdos posturas, el devenir político latinoamericano parece confirmarque el alto personalismo de la política es más fácil que lleve a si-tuaciones de baja relevancia del contenido de los programas o delas ideologías. Por ejemplo, en el caso de Perú, el escaso papel quejugaba el programa y la ideología en los partidos (con la excep-ción del APRA), facilitó la llegada en 1990 de un líder personalistacomo Fujimori a la escena político-electoral.

Entre quienes apuntan a la trayectoria histórico-política delpaís para explicar los niveles de coherencia partidista, un primergrupo de argumentaciones pone el énfasis en la duración de lasdemocracias, según la cual, cuanto más antiguas son las democra-cias y menor el grado de interrupciones que han experimentado,más coherentes son los sistemas de partidos en torno a cuestionesprogramáticas e ideológicas90. Un segundo tipo de explicacionesalude a factores histórico-políticos considerando que la presenciade clivajes con una cierta capacidad estructuradora es central parala gestación de sistemas con partidos relativamente organizados.Por ejemplo la existencia de un fuerte clivaje religioso da cuentapara algunos autores de la conformación de partidos conservado-res fuertes91. Este argumento de los efectos de los clivajes ha te-nido un mayor desarrollo para el fenómeno del faccionalismo, quees más fácil que se produzca en partidos pertenecientes a sistemascon fuertes divisiones, por ejemplo religiosas92. Estas facciones vie-nen acompañadas de estructuras organizativas y de liderazgo pro-pias y que son diferentes a las del partido en su conjunto.

El grado de desarrollo socioeconómico de un país es conside-rado por algunos autores como uno de los mecanismos que de-termina la existencia o ausencia de lógicas clientelares donde elprograma e ideología partidista pasa a un segundo plano. Un me-nor desarrollo socioeconómico conlleva un tipo de arreglos dondelos beneficios directos y a corto plazo, propios del clientelismo,son más frecuentes que los indirectos a largo plazo93. En las socie-dades más desarrolladas la representación sería más programáticaque clientelar. Según este razonamiento, estas prácticas clientela-

89 Alexander (1973).90 Diamond (et al.) (1999).91 Middlebrook (2000).92 Vilas Nogueira (1997).93 Kitschelt (2001a y 2001b).

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TABLA 2.5

Variables potenciales para la Explicación de la coherencia partidista

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CAPÍTULO 2. EL ESTUDIO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

res disminuirían los niveles de coherencia de los partidos perte-necientes a ese sistema. Por lo tanto, el desarrollo socioeconómicose vincula a los grados de coherencia partidista mediante variablesintervinientes relacionadas con el clientelismo. Contrariamente,hay quien mantiene que el clientelismo no desaparece con mayo-res niveles de desarrollo económico, sino que al ser también unainstitución cultural y no sólo una red de intercambios económi-cos, las prácticas que implica son de larga duración94. Ninguno delos dos argumentos ha sido comprobado para el caso de la cohe-rencia partidista.

LA EXPLICACIÓN DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO DE AMÉRICA LATINA: ¿ES EL PARTIDO O ES EL ENTORNO?

Tradicionalmente las explicaciones que aludían a factores ma-cro o agregados tuvieron un gran protagonismo en la comprensiónde los fenómenos políticos de América Latina. Quizá la máximaexpresión de esta tendencia fueron las teorías del desarrollismo yde la dependencia95. La literatura sobre transiciones a la demo-cracia recuperó la fuerza de variables micro, como la importanciade los liderazgos y de la élite para dar cuenta de los resultados deuna transición. Para el caso de la estructuración de los partidospolíticos en torno a ideas existe la tentación de reducir a razonessistémicas la existencia de partidos menos coherentes en AméricaLatina que en otros lugares geográficos. Pero, ¿cómo se explica en-tonces la variación en los niveles de coherencia entre partidos deun mismo sistema o entre sistemas de partidos que pertenecen aentornos socioeconómicos y de trayectoria histórica similares en-tre sí? La revisión de la literatura sugiere de forma sólida que lacoherencia es un fenómeno multicausal que tiene su origen en as-pectos propios del partido y de su entorno. Por lo que las expli-caciones parsimónicas aportarían sólo una comprensión parcial dela variable dependiente. La interacción de aspectos exógenos, cons-tantes para todos los partidos de un mismo sistema, con las va-riables endógenas al partido, que varían según organización par-tidista, provoca niveles diferentes de coherencia.

La coherencia constituye una respuesta a incentivos externose internos al partido. El entorno proporciona un contexto que fa-

94 Auyero (1996).95 Surgen como respuesta a las teorías de la modernización y fueron desarro-

lladas por economistas de la CEPAL y sus nuevas versiones por autores como Fer-nando Enrique Cardoso.

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vorece la adquisición de mayores o menores niveles de coheren-cia. En la respuesta a este contexto las características propias delpartido determinan el modo en que estas presiones se procesan.El resultado de esta interacción entre aspectos del entorno y as-pectos partidistas son niveles diferentes de coherencia partidista,es decir, partidos con grados diferentes de acuerdo entre sus miem-bros en torno a los temas del juego político-partidista.

Respecto a los condicionantes internos al partido se estudia-rán los efectos de variables relacionadas con el origen del partidoy con el modo en que está organizado. Los aspectos relacionadoscon el nacimiento del partido tienen un gran peso en la definiciónde los niveles de coherencia que se puede ver aumentada o dis-minuida dependiendo del modo en que el partido se organice pos-teriormente. La ideología del partido, el tipo de liderazgo origi-nario, la edad, así como los procedimientos para la selección delos miembros de los partidos y en especial de sus candidatos y eltamaño del partido condicionan los niveles de coherencia parti-dista.

Se espera encontrar mayor coherencia en los partidos más ha-cia la izquierda del continuo ideológico. En América Latina estospartidos se han gestado con procesos más fuertes de socializaciónque los partidos de la derecha. A su vez se comprobará la afirma-ción de que partidos más intensos ideológicamente, es decir aque-llos que ocupan los extremos del continuo ideológico, son más co-herentes96. Junto a estas variables, el tipo de liderazgo originariose espera que influya en los niveles de coherencia partidista. Esesperable que los miembros que forman parte de esa organizacióndifieran en sus posturas programáticas e ideológicas puesto quetienden a prevalecer cuestiones relacionadas con la lealtad perso-nal hacia el líder. Aunque la edad ha sido ya analizada anterior-mente y se ha revelado como aspecto con efectos ambiguos sobrela coherencia, se incluirá en el análisis para explorar su impactoindividual. La predicción es que, de existir tal efecto, sea en el sen-tido de más edad más incoherencia partidista dado que el partidotiene que ir flexibilizando sus posturas programático-ideológicas

96 Se podría formular una crítica respecto a la inclusión de esta variable expli-cativa en el modelo por ser tautológico ya que la propia medición de la coheren-cia comprende un indicador obtenido de las mismas preguntas (aunque la construc-ción del indicador en un caso sea con medias y en el otro mediante desviaciones).En este sentido, a pesar de que son sólo dos de las veintiocho preguntas que se uti-lizan en la medición de coherencia, se calcularán los efectos también para la co-herencia que resulta de la exclusión de las dos variables que miden directamentela ideología.

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CAPÍTULO 2. EL ESTUDIO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

como estrategia maximizadora de votos, con lo que desincentivala conservación de los niveles de coherencia partidista.

De los aspectos organizativos el tamaño del partido puede te-ner relevancia en el grado de coherencia. Las organizaciones par-tidistas menos numerosas son más proclives a reunir en su inte-rior mayores niveles de acuerdo, puesto que la interacción entremiembros es más intensa aumentando así las posibilidades de so-cialización conjunta. Además, en partidos más pequeños es pro-bable que quien se afilie siga criterios relacionados con cuestionesprogramáticas-ideológicas. Mientras que en partidos de mayor ta-maño, donde la percepción de obtener puestos de poder y benefi-cios personales aumenta, los individuos que utilizan criterios deafiliación no programáticos es probable que también sea mayor.Junto a éste, el tipo de reclutamiento de los candidatos es una delas características endógenas al partido de influencia en la cohe-rencia partidista. La elección de quienes competirán con otros par-tidos por cargos públicos, principalmente en elecciones presiden-ciales y legislativas, puede realizarse con un mayor o menorprotagonismo de la cúpula del aparato partidista. De este modo,los partidos donde la nominación depende de sus líderes son másproclives a primar aspectos personalistas que los relacionados conel programa y la ideología. En partidos donde hay algún tipo deelecciones internas, ya sea convención o primarias cerradas, es es-perable que consideraciones personalistas incidan, pero combina-das con aspectos programático-ideológicos que defiendan los can-didatos y que sean relevantes para los que votan en esa eleccióninterna.

A su vez, el entorno que rodea al partido político proporcionaun contexto de incentivos para que éstos adquieran mayores o me-nores niveles de estructuración. Los efectos de las demandas delelectorado, de la oferta partidista existente, así como el tipo de es-cenario institucional y socioeconómico al que pertenece el partido,son los aspectos en los que se centrará la explicación de la cohe-rencia partidista a partir de variables del entorno. Se defiende quelas características del entorno político-institucional-económico tie-nen más peso que las características del propio sistema de parti-dos en el que está inserto el partido, aunque también influyen.

El grado de desarrollo económico tendría un poder explicativofuerte en los niveles de coherencia por su impacto sobre la ero-sión de prácticas clientelares. En este sentido se comprobará si elmayor grado de desarrollo económico genera mayor coherencia enlos partidos de ese sistema. Es esperable que en los sistemas másavanzados haya una mayor exigencia por parte de la ciudadanía apartidos responsables que expliciten sus postulados ideológico-pro-

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gramáticos, suponiendo ello un incentivo para la coherencia par-tidista. En cuanto a los aspectos institucionales se comprobará lahipótesis de que cuanto mayor sea el tamaño de la circunscripciónse genera una menor tendencia al voto personalista lo que incen-tiva para competir en clave ideológico-programática. En esta si-tuación los partidos tienen incentivos para afianzar y definir susposturas en cuestiones sustantivas, de ahí que la coherencia en estetipo de entorno suele ser más alta.

En lo que a variables del sistema de partidos se estudiará elimpacto de la distancia programático-ideológica. A más polariza-ción más incentivo para la definición programático-ideológica yviceversa. Por otra parte, un número bajo de partidos es espera-ble que incentive la indefinición ideológico-programática de lospartidos con el fin de capturar el mayor número de votos posible.Mientras que un alto número de partidos sería un incentivo parala definición programático-ideológica del partido.

Esta selección de variables independientes intenta incluir aque-llas cuya relevancia la literatura ha destacado repetidamente, asícomo algunos otros factores sobre los que no hay aún constanciade su relación con la coherencia, si bien ésta es plausible en tér-minos teóricos. También se ha intentado que las variables elegidasfueran las más relevantes en la cadena causal que llega a afectara los niveles de coherencia partidista. Por ejemplo, se ha excluidola forma de gobierno como aspecto explicativo de la coherenciaporque hay otras variables que intermedian en su impacto sobre lacoherencia, como las dinámicas relacionadas con los partidos po-líticos y las selección por ejemplo de candidatos, que sí se estudia.Pero, además, se ha buscado que las variables independientes tu-vieran un grado importante de variación entre unos casos y otros.Al ser pocos los partidos políticos para un análisis explicativo enprofundidad, variaciones fuertes en las variables independientesayuda a medir el impacto de las relaciones. Por ejemplo no se in-cluye el tipo de lista porque apenas varía por países, en la mayo-ría son listas cerradas y bloqueadas97. Por otra parte, la disponi-bilidad de evidencia empírica ha condicionado este esfuerzo

97 El tipo de lista electoral puede que genere incentivos en lo que a los nive-les de coherencia se refiere. La lista abierta, debido a que su elaboración no exigeel mismo grado de debate en el interior de un partido con respecto al orden de loscandidatos que se produce en el caso de listas cerradas, hace que los partidos ten-gan mayor tendencia al personalismo; lo cual irá, probablemente, en detrimentode menor coherencia ideológica-programática. Ello es así porque no se conoce evi-dencia de que en los partidos políticos de América Latina haya una exigencia for-mal de compartir un cierto ideario. Sin embargo, en el debate de conformación de

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CAPÍTULO 2. EL ESTUDIO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

explicativo dejando fuera algunas que eventualmente será intere-sante su comprobación en el futuro. Este es el caso de la finan-ciación partidista98. Finalmente, cabe señalar que con estas varia-bles, la atención se centrará en la explicación de las variacionesen el conjunto de los partidos estudiados en sus niveles de cohe-rencia partidista, pero no en la especificidad de los casos99.

listas sería esperable que entraran en consideración las posturas ideológico-pro-gramáticas de los candidatos a la hora de decidir la inclusión en la lista y el lugarque ocupan en la misma. La coherencia con un programa o ideología no pareceser un valor añadido para el candidato en sistemas con listas abiertas y sí puedeser un aspecto interviniente en los de listas cerradas. Pero, dado que esta variabletiene un carácter semiconstante en los sistemas estudiados, no se incluye en el mo-delo explicativo.

98 Pese a haber comenzado a ser sistematizadas en trabajos como Griner y Zo-vatto (2004), Payne (et al.) (2002), Castillo y Zovatto (1998), no existían datos com-parables para abordar el posible impacto de las formas y monto de la financiaciónde los partidos sobre la coherencia de éstos.

99 En la sistematización de las explicaciones más recientes sobre el compor-tamiento de los legisladores que Jones (2002b) efectuó se argumentaba que ade-más de los factores institucionales que influyen en todos los países, los estudios decaso confirman que existen otros factores específicos por país como los citados. Sise extrapola este argumento para el caso de las actitudes, aspecto que estudia lacoherencia, existen variables con peso diferencial por país.

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CAPÍTULO 3

COHERENCIA PARTIDISTA EN EL ÁMBITOPARLAMENTARIO LATINOAMERICANO

Tradicionalmente se argumentado que los intereses y beneficiospersonales de los integrantes de los partidos se anteponen a losprincipios e ideas como motores de actuación. Una de las conse-cuencias de esta impresión, extendida y repetida enfáticamente, apropósito de los partidos latinoamericanos ha sido negar sistemá-ticamente que existan umbrales de consenso entre quienes formanlas organizaciones partidistas. El programa y la ideología se con-sideran elementos de marketing que están supeditados a la coyun-tura electoral y al objetivo casi único de seducir al electorado y ren-tabilizar votos. Aunque eso luego suponga llevar a cabo girosprogramáticos, como Cambio 90 y su reorientación neoliberal trasganar las elecciones de 1990; y aunque eso entrañe volver a sedu-cir al electorado, como Menem después de su shock neoliberal trassu primera elección como presidente1. No hay por lo tanto una iden-tidad perdurable de los partidos, sino que las ideas que promuevenson cambiantes y con fechas de caducidad condicionadas al surgi-miento de propuestas más atractivas para el electorado. Además,es probable que los partidos políticos se parezcan entre sí en susofertas programáticas: ahora la lucha contra el crimen, luego el re-parto equitativo de la riqueza, después los procesos de integración;banderas que consecutivamente los partidos políticos adoptancomo ejes de su identidad y definidas de manera oportunista.

Sin embargo, hay ejemplos de partidos que contradicen esteargumento. Organizaciones que perduran en el tiempo con elemen-tos ideológicos que la ciudadanía es capaz de distinguir con respec-to a otras identidades, como el FMLN frente a ARENA o el FSLNfrente al PLC. Al mismo tiempo, hay partidos donde las propues-tas de actuación siguen un eje de contenidos similar a lo largo deltiempo, como RN en Chile a favor de un funcionamiento neolibe-ral de la economía. Por lo tanto, ¿cuál es la foto más realista so-bre lo que sucede en el interior de los partidos: la de organizacio-

1 Ver un análisis extenso en Stokes (1999).

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nes sin credos compartidos, o la de organizaciones con umbralesde acuerdos en torno a temas sustantivos?, ¿cómo de frecuentesson uno y otro tipo de partidos en América Latina?, ¿pueden losmiembros de un partido estar muy de acuerdo en unos temas ypresentar grandes desacuerdos en otros?, ¿qué temas generan másy menos consenso en los partidos políticos? Estas son las pregun-tas que se intentan responder en este capítulo y en el siguiente.

Con el fin de evaluar el grado y contenido de los acuerdos, eneste capítulo se calculan los niveles de coherencia de los gruposparlamentarios de los veintiséis partidos objeto de análisis. La co-herencia se define como el grado de coincidencia entre parlamen-tarios de un mismo partido en temas con proyección, directa o in-directa, sobre la competición político-partidista. Se distinguen tresdimensiones del concepto (ideología, programa y organización)que permitirán obtener conclusiones sobre la heterogeneidad y ho-mogeneidad de los grupos parlamentarios. Los tres primeros apar-tados se refieren a cada una de las dimensiones de la coherencia.Se seguirá una estrategia de tipo sincrónico puesto que su cálculoe interpretación está basado en datos que fueron tomados de formacuasi simultánea en cada uno de los partidos políticos2. El análi-sis mostrará que existe una cuota considerable de coherencia enla élite parlamentaria. Aunque ésta se produce en diferentes gra-dos, tiene sus mínimos en un nivel funcional para mantenersecomo partido llegando, en algunos casos, a tener un alto valor. Lavariación en los niveles y contenido de la coherencia, la convierteen una útil herramienta de clasificación de los grupos parlamen-tarios. El capítulo concluye con una caracterización de los parti-dos en base a su coherencia total.

3.1. La coherencia ideológica

En este trabajo se ha venido distinguiendo la ideología del pro-grama. Sani y Sartori hacen esta misma distinción entre el planoideológico y el plano pragmático de la política3. La ideología deun partido o de un individuo se puede considerar un resumen desu identidad. Este resumen proporciona una imagen global del es-píritu del partido o de la persona, lo que constituye un elementode autorreferencia y también de referencia para los demás. De ahíque la ideología permita predecir las posiciones de los actores endiversos temas y políticas y, a la vez, que las diferentes posiciones

2 Sobre las fechas de aplicación de los cuestionarios ver Anexo 1.3 Sani y Sartori (1983).

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CAPÍTULO 3. COHERENCIA PARTIDISTA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO LATINOAMERICANO

de un actor se puedan obtener mediante su ideología. El segundode los planos es el que aquí se denomina cuestiones de programa.Frente a las cuestiones ideológicas, el plano programático tiene uncarácter más específico y en ocasiones coyuntural4. Además aludea compromisos o posiciones sobre temas concretos que están su-jetos a variaciones puesto que se vinculan al contexto, que es sus-ceptible de cambios.

La ideología se define con principios abstractos, como son lasetiquetas estatismo o liberalismo, que contrastan con la especifici-dad de identificaciones programáticas que exigen una toma de par-tido más concreta, a favor o en contra de aumentar los impuestos,por citar un ejemplo. Uno de los modos más frecuentes de resu-mir la ideología de los actores políticos en el ámbito europeo esmediante las categorías izquierda y derecha. El correlato a estasetiquetas en el ámbito norteamericano son las categorías conser-vadurismo-liberalismo. En América Latina ha existido una enormepolémica respecto a la aplicabilidad de las etiquetas izquierda yderecha para el resumen de la competencia político partidista5. Sibien es cierto que el cuestionamiento de su utilidad como herra-mienta analítica se ha ido diluyendo mediante los análisis empíri-cos que confirman la existencia de rasgos identificables y diferen-ciadores entre izquierda y derecha en la región6. Pero, para medirla estructuración ideológica de un partido y señalar sus coorde-nadas de referencia no basta con determinar su postura promediocomo resultado de considerar todas la opiniones y obtener una me-dia aritmética, o indicar la postura típica mediante el porcentajede respuesta modal. Una información igualmente necesaria es elgrado de desacuerdo en el interior del partido en torno al tema otemas que se abordan. La coherencia ideológica trata de capturarel grado de acuerdo en la ubicación ideológica del parlamentarioy en la ubicación del partido al que pertenece. Ambos son ele-mentos que constituyen la identidad de los diputados en su ver-tiente simbólica, concebida de una manera tradicional.

Los niveles de coherencia ideológica en los veintiséis partidosmuestran que, con diferencias en el grado, las élites de cada unode ellos tienden a compartir una identidad ideológica común. Demodo que se puede argumentar que existe una estructuración ideo-lógica considerable en los partidos latinoamericanos. A su vez, las

4 Alcántara (2004).5 D’Adamo y García Beaudoux (1997), Crespo (1996), Alcántara (1995), Ramos

Jiménez (1995), Alcántara (1991b).6 Alcántara (2004 y 1999), Zechmeister (2001), Llamazares (1999), Coppedge

(1998b).

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diferencias por partido en esta coherencia ideológica avalan la uti-lidad de recurrir a éste como unidad de análisis. La Tabla 3.1 or-dena a los veintiséis partidos políticos según su nivel de coheren-cia ideológica. Al lado de cada uno de ellos figura el número deparlamentarios entrevistados para realizar el cálculo de la cohe-rencia; las dos columnas siguientes presentan la media de cada

TABLA 3.1Espacios ideológicos según miembros de los partidos

TABLA 3.1

Espacios ideológicos según miembros de los partidos

PDC/Chile 29 39,08 42,50 7,16 Alta

PC/Uruguay 21 48,15 50,80 7,22 Alta

UCR/Argentina 34 35,95 43,10 7,46 Alta

PPD/Chile 12 34,26 33,30 8,02 Alta

PLN/Costa Rica 20 42,78 48,90 9,17 Alta

FMLN/El Salvador 20 10,56 10,60 9,44 Alta

EP-FA/Uruguay 30 17,46 21,20 9,62 Alta

MUPP-NP/Ecuador 7 23,81 27,00 9,64 Alta

PJ/Argentina 59 45,95 50,30 11,42 Media

PAN/Guatemala 35 55,87 63,20 11,66 Media

PAN/México 31 54,48 55,60 12,11 Media

PRD/R. Dominicana 47 42,55 43,00 12,14 Media

PRI/México 60 47,59 49,10 12,35 Media

PLRA/Paraguay 21 45,50 47,60 13,09 Media

ARENA/El Salvador 16 74,31 84,72 13,41 Media

FRG/Guatemala 14 43,65 49,20 14,22 Media

FSLN/Nicaragua 27 18,11 14,80 14,25 Media

DP/Ecuador 31 49,46 52,70 16,19 Baja

PLH/Honduras 37 51,65 52,60 16,37 Baja

MNR/Bolivia 20 31,67 45,00 16,90 Baja

PRSC/R. Dominicana 11 77,78 77,80 17,74 Baja

PUSC/Costa Rica 22 54,08 58,60 17,96 Baja

PLC/Nicaragua 32 63,19 68,10 18,04 Baja

PNH/Honduras 30 67,04 76,30 18,13 Baja

ANR/Paraguay 36 53,70 54,60 18,99 Baja

ADN/Bolivia 24 55,56 61,10 21,11 Baja

FUENTE: Elaboración propia a partir de PELA.

N

MEDIA

Autoubicación0 <–––––––> 100

Izquierda Derecha

MEDIA

Ubicación del partido

0 <–––––––> 100Izquierda Derecha

COHERENCIA

IDEOLÓGICA

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CAPÍTULO 3. COHERENCIA PARTIDISTA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO LATINOAMERICANO

partido en las dos preguntas que forma esta dimensión. Para la in-terpretación de esta media hay que tener en cuenta que las res-puestas están codificadas en una escala de 1 a 100 (para medir laideología la escala más habitual es la de 1 a 10). La última co-lumna de la tabla muestra el grado de coherencia de cada partidoen desviaciones típicas, de modo que un valor bajo indica nivelesaltos de coherencia. De la misma manera, a mayor valor del par-tido en esta columna mayor es su incoherencia en esta dimensión.Por ejemplo, ADN de Bolivia se ubica en espacios de derecha (unpromedio 55,6 a partir de las autoubicaciones ideológicas de susmiembros y un 61,1 según las ubicaciones de sus miembros res-pecto al partido en su conjunto). Pero, estas ubicaciones vienenacompañadas de altos grados de desacuerdo interno (21,11 uni-dades de desviación típica en una escala de 0 a 100). De modo queADN como promedio aparece como un partido de derecha mode-rada, pero con alto disenso en su identidad ideológica que indicaimportantes diferencias entre sus miembros al respecto.

No existe consenso absoluto en ningún partido, pero tampocohay partidos que superen las veinticinco unidades de desviacióntípica en una escala de medición de 0-100. La variación total en elgrado de coherencia ideológica entre los partidos estudiados, o loque es lo mismo, la diferencia entre el partido más y menos co-herente en esta dimensión es de 13,95 puntos porcentuales. A pe-sar de que esta diferencia es considerable, el partido más incohe-rente lo es con un nivel moderado, puesto que no llega a ser uncuarto de la incoherencia máxima que en términos estadísticospuede adquirir un partido según la operacionalización aquí pro-puesta7. El partido más coherente en sus concepciones ideológicases el PDC chileno. Sus miembros se autodefinen y definen a supartido en el entorno del centro, con una ligera orientación haciala izquierda. Le sigue el PC uruguayo, con una ideología del mismosigno (autoubicación y del partido) aunque más moderada, juntoa la UCR también muy coherente ideológicamente y que en esteanálisis se perfila como partido de centro-izquierda. Por el con-trario, ADN aparece como el más incoherente en esta dimensión,seguido por ANR y PNH. Se trataría por lo tanto de organizacio-nes donde los miembros no se ponen de acuerdo en el lugar que

7 El máximo teórico que puede adquirir la coherencia es de 100 puntos dedesviación típica. Ello sucedería si en el partido ninguna de las respuestas de losparlamentarios coincidiera con las de otro parlamentario de ese mismo grupo. Aun-que en la práctica la máxima incoherencia no puede alcanzar ese nivel dado quelas opciones de respuestas entre las que el parlamentario puede elegir son limi-tadas.

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su partido ocupa en la escala izquierda y derecha y donde las ubi-caciones con respecto a su propia ideología son muy disímiles en-tre sí. En niveles de incoherencia, les siguen el MNR y el PLH. Eldato de este último partido se combina con una alta faccionaliza-ción interna desde sus orígenes de modo que funciona más comopartido compuesto por corrientes autónomas que se adscriben ala etiqueta del partido8. Con la excepción del MNR, los otros cua-tro partidos que tienen baja estructuración ideológica son de cen-tro-derecha. Aunque esta información de su ubicación en los ca-sos de incoherencia ideológica tiene menor valor orientativo de laidentidad del partido.

Hay que destacar la alta coherencia de dos agrupaciones quefuncionan con la denominación de frentes (FMLN y EP-FA). Laexpresión frentista se relaciona con propuestas de izquierda queintentan agrupar bajo un mismo universo simbólico a familias conproximidad ideológica9, la cual queda confirmada en la coheren-cia ideológica. El tercer frente que aquí se estudia es el FSLN, queno aparece con altos niveles de coherencia. Ello coincide con lasafirmaciones sobre este partido como comunidad ideológica inte-grada por diferentes facciones en su interior que le dotan de uncarácter heterogéneo10. Este hallazgo contrasta con la idea intui-tiva de que el FSLN está más unido en términos ideológicos queotros partidos más recientes y con tendencias neoliberales, comoARENA de El Salvador o incluso como el PLC de Nicaragua. Porotra parte, aunque con un nivel menor de coherencia que los fren-tes uruguayo y salvadoreño, el análisis confirma la existencia deidentidades fuertes en los justicialistas, en la línea de las destaca-das en la literatura que toma al PJ como estudio de caso11.

Chile, Uruguay y, en menor medida, Argentina, poseen las pa-rejas de partidos más coherentes ideológicamente. Probablemente,el resto de los partidos de estos sistemas presentarán una coheren-cia moderada, al menos, en esta dimensión. En la situación con-traria se encuentran los casos boliviano y hondureño. Los cálcu-los en esta primera dimensión sugieren que en cada uno de estospartidos sus diputados no parecen compartir una identidad ideo-lógica común. A su vez, las magnitudes de variación entre los par-tidos de un mismo sistema en el plano ideológico se podrían cla-sificar en tres grandes grupos. Las diferencias intrasistema en losniveles de coherencia son bajas en las parejas de partidos de Chile,

88 Ajenjo y García Díez (2001).99 Alcántara (2004).10 Santiuste (2001).11 Levitsky (2003), Escudero (2001).

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CAPÍTULO 3. COHERENCIA PARTIDISTA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO LATINOAMERICANO

México y Uruguay; moderadas en los partidos de República Do-minicana, Argentina, Nicaragua, Guatemala, El Salvador; altas enCosta Rica, Ecuador, Paraguay y Bolivia. Como se argumentarámás adelante, la existencia de diferencias entre partidos de un mis-mo sistema avala la opción metodológica de utilizar el partidocomo unidad de análisis frente a los estudios que lo hacen a par-tir de los sistemas de partidos.

La distribución de las respuestas por partido muestra que losparlamentarios tienden a converger más en la ubicación que asig-nan a su partido que en su autoubicación (Gráfico 3.1). En la pre-gunta relativa a la autoubicación ideológica destaca la concentra-ción de respuestas que se produce en el PPD y en el PLN. En ambospartidos el rango de variación de las autoubicaciones de compa-ñeros de partido es muy pequeño, indicando que sus parlamenta-rios se perciben a sí mismos de forma muy similar en términosideológicos. Por su parte, en la ubicación ideológica del partidodestaca la gran similitud en las repuestas de PDC y EP-FA que con-centra a todos sus diputados en torno a respuestas muy similares.Estos dos partidos presentan niveles bajos de dispersión en las res-puestas desagregadas a las preguntas que componen esta dimen-sión y son muy coherentes en el conjunto de la misma.

Esta contramedición mediante boxplots confirma la fiabilidaddel cálculo de la coherencia partidista. Se asegura que no está ex-cesivamente desviada por la presencia de muchos miembros conposturas radicalmente diferentes a la tendencia del partido, lo quedistorsionaría la medición global por partido. En términos gene-rales, los partidos con niveles bajos de dispersión tienden a pre-sentar en su interior más concentración de los miembros que ocu-pan las posiciones centrales en la distribución. Y, al contrario,partidos con altos niveles de dispersión, presentan también dipu-tados muy dispersos cuando se centra la atención en el 50% de loscasos más moderados. En resumen, los partidos con niveles altosde coherencia tienden a contar con miembros más cercanos entresí en sus posturas, tanto en el global del partido, como cuando seconsidera a aquellos que ocupan los lugares centrales en la distri-bución. Y, al contrario, partidos con altos niveles de incoherencia,presentan también diputados con posturas muy dispersas entre sícuando se centra la atención en el 50% de los casos más modera-dos de cada uno de los partidos12.

12 La caja de cada diagrama, zona sombreada, corresponde a las posturas del50% de los miembros del partido con posiciones más centradas en la distribución.De modo que mayor tamaño de la caja indica mayor dispersión de aquellos legis-ladores con respuestas más moderadas.

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100

ADNMNR

ARENADP

EP-FAFMLN

FRGFSLNMNR

MUPP-NPPANguatPANmex

PCPDC

PJPLCPLHPLN

PLRAPNHPPDPRDPRI

PRSCPUSC

UCR

1086420

Par

tido

polít

ico

Autoubicación ideológica

ADNMNR

ARENADP

EP-FAFMLN

FRGFSLNMNR

MUPP-NPPANguatPANmex

PCPDC

PJPLCPLHPLN

PLRAPNHPPDPRDPRI

PRSCPUSC

UCR

1086420

Ubicación ideológica del partido

Par

tido

polít

ico

GRÁFICO 3.1

Distribución de posturas por partidos en preguntas de coherencia ideológica

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CAPÍTULO 3. COHERENCIA PARTIDISTA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO LATINOAMERICANO

Existen otros modos de capturar el nivel de estructuraciónideológica de un partido además de la coherencia ideológica. Lacristalización ideológica recoge el acuerdo en las percepciones delos miembros de otros partidos en la atribución de una ubicaciónideológica a un determinado partido13. Se observa que, general-mente los miembros del partido tienden a estar más de acuerdoen la ideología de su propio partido, medida en la escala izquierda-derecha en este caso, de lo que lo están los miembros de otros par-tidos (Tabla 3.2). Por lo tanto, el nivel de cristalización ideológicaes menor que el de coherencia ideológica.

Los miembros más coherentes en la ubicación del partido (esdiferente a la coherencia ideológica que contempla conjuntamentela coherencia en la autoubicación y la ubicación del partido) sonlos dos chilenos, el PPD de centro-izquierda y el PDC de centro,junto con los partidos uruguayos: el EP-FA de izquierda y el PCde centro. Por el contrario los más incoherentes en su ubicaciónideológica son los dos partidos bolivianos y el PLC nicaragüense.

Existe una relación entre la ubicación ideológica de los miem-bros y la de los no miembros con respecto a los partidos analiza-dos (0,887 con una significación bilateral de 0,01). Pero, a la vez,los datos sugieren una tendencia entre los entrevistados a carac-terizar a otros partidos con una intensidad ideológica más acen-tuada que la realizada por los miembros del partido, ubicándolospor lo tanto, en posiciones más extremas en el continuo ideoló-gico. Como exponente de este patrón destaca la gran diferencia enubicación ideológica entre miembros y no miembros del partido,en los dos partidos mexicanos, los dos guatemaltecos y el MNR.Los miembros del partido moderan la ubicación mientras que losno miembros la extreman. La tendencia es alta y es más probableque ocurra una divergencia en ubicaciones en aquellos partidosdonde los no miembros los ubican más hacia la derecha (0,744con una significación bilateral de 0,01 entre diferencias en ubica-ción ideológica entre miembros y no miembros y la variable ubi-cación atribuida por los no miembros). Hay algunas excepcionesa dicha pauta: PLN, PDC y PPD. Los miembros de estos partidosubican de forma más extrema a sus partidos de lo que lo hacenlos evaluadores extremos, aunque dentro del el mismo entornoideológico. Por el contrario, el PLH y el FSLN presentan grandessimilitudes en la ideología atribuida por miembros y no miembros.

La ausencia de una relación significativa entre coherencia enla ubicación ideológica del partido y su cristalización ideológica

13 Kitschelt (et al.) (1999).

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TABLA 3.2

Espacios ideológicos según miembros de otros partidos

TABLA 3.2

Espacios ideológicos según miembros de otros partidos

PLN/Costa Rica 45,21 20,13 –3,69

PPD/Chile 30,16 13,26 –3,14

PDC/Chile 40,42 12,74 –2,08

PLH/Honduras 52,94 23,70 0,34

FSLN/Nicaragua 15,25 19,76 0,45

EP-FA/Uruguay 22,51 19,24 1,31

MUPP-NP/Ecuador 29,63 18,51 2,63

PNH/Honduras 81,30 16,19 5,00

FMLN/El Salvador 4,97 12,31 5,59

UCR/Argentina 50,83 16,49 7,73

PLRA/Paraguay 56,31 26,40 8,71

ARENA/El Salvador 97,29 5,91 12,59

PRSC/R. Dominicana 90,70 12,68 12,90

PRI/México 65,99 25,87 16,89

PRD/R. Dominicana 60,00 19,14 17,00

DP/Ecuador 72,57 18,13 19,87

PUSC/Costa Rica 79,84 11,95 21,24

ANR/Paraguay 76,25 16,46 21,65

PLC/Nicaragua 90,64 10,67 22,54

PAN/Guatemala 87,70 14,92 24,50

PJ/Argentina 75,36 15,93 25,06

ADN/Bolivia 88,59 16,44 27,49

PC/Uruguay 79,43 12,25 28,63

PAN/México 88,19 16,43 32,59

MNR/Bolivia 80,48 19,34 35,48

FRG/Guatemala 92,29 12,26 43,09

FUENTE: Elaboración propia a partir de PELA.

Ideología del partido

según los otros partidos

Cristalización ideológica

Diferencias con respecto a la ideología

atribuida al partidopor sus miembros

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CAPÍTULO 3. COHERENCIA PARTIDISTA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO LATINOAMERICANO

significa que el mayor grado de acuerdo en la ubicación ideoló-gica del partido por parte de sus miembros no viene asociado conmayor consenso en la ubicación de ese partido por miembros ex-ternos14. De hecho, el PC es el partido más coherente ideológica-mente y de los menos cristalizados ideológicamente, o lo que es lomismo, de los partidos que menor consenso suscita por parte demiembros de otros partidos a la hora de ubicarlo ideológicamente.Esto puede reforzar el argumento que se planteaba en el segundocapítulo sobre la existencia de dos tipos de coherencia, la que seproyecta y la que existe realmente. En este caso la coherencia ideo-lógica que se exterioriza tiene su indicador en la medición de lacristalización ideológica. Y como se defendía en su momento am-bas coherencias no siempre coinciden.

Por el contrario, se comprueba la existencia de una relaciónmoderada (entre la coherencia en la ubicación del partido (porparte de sus miembros) y la media de ubicación ideológica del par-tido por parte de otros miembros (0,398 con una significación bi-lateral de 0,05). Es decir, que el consenso interno dentro de un par-tido en la ubicación de éste se relaciona con la percepción dedeterminadas atribuciones ideológicas por parte de otros miem-bros. La dirección de la asociación muestra que los partidos conmayor incoherencia en la ubicación ideológica del partido porparte de sus miembros suelen ser objeto de una atribución de po-siciones por parte de miembros externos más tendente hacia la de-recha del espectro ideológico.

OTRAS FUENTES DE IDENTIDAD Y ESTRUCTURACIÓN IDEOLÓGICA

DE LOS PARTIDOS

El uso del esquema izquierda-derecha como dimensión resu-men y referente de identidades partidistas no implica ignorar laexistencia de otra coordenadas útiles para resumir la identidad delos partidos. Los datos de coherencia ideológica se acompañan condos aspectos de relevancia en la actual estructuración de la com-petencia partidista e intrapartidista de la religiosidad y la divisiónautoritarismo/democracia15.

14 A su vez, se ha comprobado que tampoco existe una relación significativaentre la coherencia ideológica agregada (incluyendo autoubicación y ubicación delpartido) y la cristalización ideológica.

15 El análisis factorial desaconsejaba su inclusión, no obstante, por ser cues-tiones relevantes de la identidad de los partidos, a continuación se resumen lasposturas de los partidos al respecto, además de relacionarse con los resultados dela coherencia ideológica obtenida.

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Las posiciones de los individuos en la cuestión religiosa pre-sentan una notable relación con sus orientaciones ideológicas. Seconfirma que existe una relación alta entre la autoubicación ideo-lógica de cada parlamentario y el grado de religiosidad que declaraen los partidos analizados. De modo que niveles más altos de re-ligiosidad están asociados con autoubicaciones tendentes a la de-recha del continuo ideológico (Tabla 3.3). Al mismo tiempo, existerelación entre grado de coherencia ideológica y grado de religio-sidad, de modo que a más incoherencia más religiosidad. Esta re-lación está mediada por la variable ubicación ideológica: los par-tidos más incoherentes son los que están más a la derecha delespectro, quienes, a su vez, son los más religiosos. Por eso aunqueexiste una relación empírica entre coherencia ideológica y gradode religiosidad, parece más lógico plantearla en clave indirecta.

Entre la mayoría de los parlamentarios la religiosidad decla-rada es de signo católico (Tabla 3.4). El PLRA, PDC, ARENA, DPy PRSC tiene entre sus filas diputados únicamente católicos, y casiúnicamente católicos son los de ANR y los del PAN mexicano, cuyafundación estuvo patrocinada por la Iglesia católica, lo mismo quela del citado PDC. En el resto de partidos conviven diferentes ads-cripciones religiosas. Entre estos últimos destaca el PUSC, dondese echa de menos una cierta homogeneidad confesional ya que estepartido fue impulsado con el fin de generar un proyecto coherenteque cumpliera el designio de la democracia cristiana internacio-nal esbozado para América Latina en la década de los años noven-

TABLA 3.3

Correlaciones de Religiosidad y coherencia ideológica

TABLA 3.3

Correlaciones de Religiosidad y coherencia ideológica

CoherenciaReligiosidad ideológica Ideología

RELIGIOSIDAD 1,00 ,616 ** ,758 **

Significación ,001 ,000

N 26 26

COHERENCIA IDEOLÓGICA 1,00 ,555 **

Significación ,003

N 26

IDEOLOGÍA 1,00

** La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).FUENTE: Elaboración propia.

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CAPÍTULO 3. COHERENCIA PARTIDISTA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO LATINOAMERICANO

ta16. Este proyecto se generó al hilo de la revitalización de la Doc-trina Social de la Iglesia.

Entre los partidos donde los miembros profesan religiones di-ferentes a la católica destacan por el porcentaje elevado de dipu-tados no católicos, el FRG y el PAN guatemaltecos, el FSLN, el PCy el PNH. Por su parte, los dos partido uruguayos (EP-FA y PC),el FSLN y el PPD, sobresalen por el porcentaje alto de diputadosque se declaran no creyentes. No es de extrañar la cuestión uru-guaya por la tradición secular del país, como tampoco es sor-prendente el caso sandinista y el del PPD chileno por su ubicaciónen la izquierda ideológica que, como se ha señalado hace un mo-mento, suele combinarse con baja religiosidad.

El segundo eje identificador elegido son las posturas de losmiembros de los partidos en temas relacionados con el clivaje auto-ritarismo/democracia que en América Latina desde las transicio-nes a la democracia constituye una fuerza estructuradora de lacompetencia partidista, aunque variable por países17. Con el fin decaracterizar a los partidos en este aspecto se han agregado las res-puestas de los parlamentarios respecto a dos preguntas: una rela-tiva a la utilidad de los partidos y otra respecto a la utilidad de laselecciones. Los resultados están recogidos en última columna dela Tabla 3.4 que recoge esta suerte de medición del autoritarismo/democracia centrada fundamentalmente en la utilidad de las ins-tituciones democráticas. Valores más altos en este índice signifi-can mayor atribución de relevancia a estas instituciones, pudién-dose tomar como un indicador de un perfil más democrático deese partido18. Los parlamentarios que otorgan menor importanciaa los dos instrumentos democráticos aquí incluidos pertenecen alFMLN salvadoreño. Tanto este partido, como el FSLN nicara-güense que está en una situación similar en esta clasificación, na-cen contra dictaduras existentes en sus sistemas políticos y no tu-vieron pretensiones electorales en el momento fundacional. Asípues parecen haber conservado un cierto desprecio hacia los pro-cedimientos democráticos. En el caso de los sandinistas se acen-túa, puesto que las primeras elecciones democráticas, celebradasen 1990 se identificaban con la reestructuración todavía pendiente

16 Alcántara (2004).17 Moreno (1999), Torcal y Mainwaring (2003), Llamazares y Ramos (2002).18 Inicialmente se pensó en la inclusión de una pregunta sobre evaluación de

las Fuerzas Armadas en el pasado dentro de este componente. Finalmente esta po-sibilidad se descartó porque no funciona igual la inferencia para todos los países,de modo que una evaluación positiva de esta institución no siempre se puede equi-parar con un perfil autoritario de quien la emite.

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TABLA 3.4

Otros ejes identitarios: religión e instituciones democráticas

TABLA 3.4

Otros ejes identitarios: religión e instituciones democráticas

ADN/Bolivia 24 95,8 4,2 0,0 56,48 81,95

ANR/Paraguay 36 97,2 0,0 0,0 53,70

ARENA/El Salvador 16 100,0 0,0 0,0 64,58 77,08

DP/Ecuador 31 100,0 0,0 0,0 45,16 81,77

EP-FA/Uruguay 27 13,3 6,7 70,7 13,23 80,16

FMLN/El Salvador 19 75,0 5,0 20,0 20,56 43,05

FRG/Guatemala 14 50,0 50,0 0,0 43,65 76,43

FSLN/Nicaragua 27 40,7 18,5 40,7 28,40 66,67

MNR/Bolivia 20 90,0 5,0 5,0 48,89 80,83

MUPP-NP/Ecuador 7 71,5 14,4 14,4 42,86 73,66

PAN/Guatemala 35 71,4 25,7 2,9 51,11 80,88

PAN/México 31 96,8 3,2 0,0 59,68 68,28

PC/Uruguay 23 38,1 23,8 28,6 18,52 92,86

PDC/Chile 29 100,0 0,0 0,0 51,34 94,25

PJ/Argentina 59 88,1 5,1 5,1 43,50 91,81

PLC/Nicaragua 32 87,5 9,4 3,1 53,82 80,21

PLH/Honduras 37 89,2 8,1 2,7 53,15 88,74

PLN/Costa Rica 20 90,0 10,0 0,0 53,89 82,50

PLRA/Paraguay 21 100,0 0,0 0,0 50,79 94,45

PNH/Honduras 30 83,3 16,7 0,0 69,26 88,89

PPD/Chile 12 50,0 16,7 33,3 21,30 93,00

PRD/R. Dominicana 47 87,2 8,5 4,3 46,57 90,43

PRI México 60 90,0 0,0 10,0 42,92 69,74

PRSC/R. Dominicana 11 100,0 0,0 0,0 60,61 83,34

PUSC/Costa Rica 22 90,9 9,1 0,0 56,06 81,06

UCR/Argentina 17 70,6 5,9 17,7 30,72 87,75

No incluidos los NS/NC.* Se pregunta por partidos y elecciones.FUENTE: Elaboración propia a partir de PELA.

% católico % otra religión

% no creyente

Mediareligiosidad

Centralidadde las

institu-ciones*

N

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CAPÍTULO 3. COHERENCIA PARTIDISTA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO LATINOAMERICANO

de finalizarse en el interior del partido y que provoca conflictospermanentes19. Por su parte, el PRD, aunque con diferentes carac-terísticas constituye otro caso de partido que nace contra la dic-tadura, en este caso la de Trujillo, se ha socializado claramente enla atribución de relevancia a los procedimientos democráticospuesto que desde su fundación el partido ha sido un referente dela lucha por la democracia representativa20.

ANR, seguido muy de cerca por el PLRA, ambos de Paraguay,son los de mayor identificación democrática de sus diputados. Aho-ra bien, si existe algún aspecto donde las cuestiones de deseabili-dad social puedan tener mayor fuerza promedio, sin duda es lacuestión de democracia-autoritarismo. Y ahí es donde justamentelas respuestas de los diputados paraguayos destacan porque en-tran en contradicción con el marco de entendimiento de ambospartidos, sobre todo del ANR y de una facción del PLRA con ladictadura de Stroessner21. Así, es probable, que en la coyunturalatinoamericana generalizada de reconocimiento de los canalesdemocráticos como los más adecuados para la resolución de losconflictos, los entrevistados de partidos o sectores sociales másidentificados con el pasado autoritario evitan en sus respuestasafirmaciones socialmente sancionadas como es la reivindicaciónde elementos o prácticas no democráticas.

Si se contraponen estos resultados con el argumento de Main-waring y Scully respecto al grado de legitimidad de elecciones ypartidos en los sistemas latinoamericanos, se evidencian algunascontradicciones entre las respuestas de los diputados y la clasifi-cación de los sistemas de partidos que realizan estos autores22. Pre-cisamente destaca en esta clasificación la baja puntuación en tér-minos de legitimidad de elecciones y partidos por parte de losactores del sistema político paraguayo, al contrario de los datosde la Tabla 3.4 sobre actitudes declaradas. Por el contrario, lasconclusiones son coincidentes en los casos de Chile, Bolivia, Ar-gentina y, en menor medida en Ecuador y Uruguay. En estos dosúltimos sistemas, los partidos que aquí se analizan presentan di-ferencias en su perfil democrático/autoritario (MUPP-NP de Ecua-dor y EP-FA de Uruguay más autoritarios que sus contrapartes, DPde Ecuador y PC de Uruguay). Por ello, si bien una de las críticasa la clasificación de Mainwaring y Scully es que adolece de eviden-

19 Sobre el impacto externo que supuso la derrota electoral de 1990 en la trans-formación interna del FSLN ver (Santiuste 2001).

20 Agosto y Cueto (2001).21 Sobre esta cuestión Alcántara (2003).22 Mainwaring y Scully (1995).

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cia empírica suficiente lo que justificaría una parte de la diferen-cia en las conclusiones, sin embargo estas diferencias confirmanque la definición del perfil democrático/autoritario de los miem-bros de un partido es una cuestión que necesita contramedicionescon actitudes respecto a otras cuestiones de las que poder extraerinformación para este aspecto identitario. Aunque este índiceaporta algo de información no queda validado si se compara conestudios en profundidad al respecto. Por ejemplo, estos resultadosno se corresponden totalmente con las conclusiones de Llamaza-res y Ramos23. Según su medición de la fuerza de los clivajes, enArgentina tendrían esta cuestión la mayor fuerza, seguida de Uru-guay, México y Chile. Además estos autores estudian la relaciónentre las posturas del electorado y las de la élite. Así mantienenque existe una relación inversa entre fuerza del clivaje en el elec-torado y la existencia de desacuerdos con la democracia en el in-terior de la élite parlamentaria: a mayor fuerza del clivaje, meno-res desacuerdos con la democracia entre los parlamentarios yconsecuentemente menor número de orientaciones antidemocrá-ticas. Desde este punto de vista, sería esperable que los partidosde esos países tuvieran en la Tabla 3.4 un valor alto frente al restode partidos, pero no siempre es así. Sin embargo, la predicciónsólo funciona para los casos de Chile y Argentina, así como en elPC uruguayo, ya que tienen altos acuerdos en la élite tal y comosugiere la existencia de un clivaje fuerte, y en menor medida paralos dos casos mexicanos y el EP-FA uruguayo.

3.2. La coherencia programática

La dimensión programática de la coherencia presenta vínculosteóricos y empíricos con la dimensión ideológica, constituyendo,en cierto sentido, su concreción. Esta dimensión recoge las pos-turas de los miembros de un partido en torno a cuestiones sobrelas que el partido tiene una opinión formada. Recibe el nombre deprogramática porque generalmente los aspectos a los que se refie-re forman parte de las políticas que los partidos proyectan comoplan o programa de acción. A diferencia de la ideología, que ope-ra en un plano eminentemente simbólico-referencial, los aspectosprogramáticos se caracterizan por estar dotados de concreción ypor aludir a planes de actuación que los partidos hacen públicos.Esta explicitación es realizada con un grado variable de detalle. El

23 Llamazares y Ramos (2002).

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CAPÍTULO 3. COHERENCIA PARTIDISTA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO LATINOAMERICANO

partido puede comunicar los aspectos programáticos mediante unapropuesta completa, como es un programa electoral que abarcadiversos temas y con cierto nivel de profundidad. También puedetransmitir aspectos programáticos con el anuncio o la defensa deun determinado plan de actuación, o de una política pública. A suvez, puede publicar sus posturas programáticas con declaracionescoyunturales que realizan sus miembros en torno a una políticaconcreta o un tema polémico. En todas estas ocasiones, en quetraslucen posiciones de programa, los partidos políticos, o losmiembros que son portavoces de las posturas, intentan proyectarhacia el exterior (i. e., hacia el electorado o hacia la arena parla-mentaria) una imagen de consenso interno que no siempre es real.Tal y como se detallaba en el primer capítulo, ésta puede ser unacoherencia en la que interviene la disciplina de partido o por elcontrario estar asentada en un consenso real.

Al igual que los aspectos ideológicos, las cuestiones de progra-ma tienen capacidad propia para estructurar a los partidos políti-cos como indica la coherencia que se genera en estas cuestiones yque varía según partidos. De ahí que sea pertinente medir el gradode coherencia que existe en los partidos, que no siempre se corres-ponde con las conclusiones sobre coherencia a partir de las per-cepciones de personas externas al partido. En este caso se ha calcu-lado a partir del grado de coincidencia en las respuestas de losparlamentarios de cada partido político en torno a dos ejes o com-ponentes. El primero, denominado componente de evaluación, re-coge la atribución de relevancia para el país de una serie de temasrelacionados con cuestiones económicas, sociales y políticas conimportancia destacada en la mayor parte de países de la región.El análisis del grado de coherencia al nivel evaluativo es un pri-mer modo de medir la existencia de unidad programática. El se-gundo eje, etiquetado como componente de estrategia, se refiere alas soluciones concretas de problemas. Recoge fundamentalmenteel debate respecto a la cuota más deseable de intervención del Es-tado en la economía en diferentes ámbitos de actuación. La in-clusión de ambos ejes dentro de la dimensión programática ofreceuna visión de la coherencia que existe en torno a opciones políti-cas concretas de los partidos entendida como un consenso en laevaluación del problema (componente de evaluación) y en su so-lución (componente de estrategia).

La Tabla 3.6 muestra la atribución de relevancia promedio delos doce temas (segunda columna). Mayor valor de la media con-junta de todos los temas significa que los diputados atribuyen másimportancia a los problemas incluidos en este componente. Des-taca la baja atribución promedio de relevancia realizada por los

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diputados del FRG, frente al FSLN nicaragüense que realiza la eva-luación más alarmista respecto a la situación de su país en los te-mas planteados. A su vez, se muestra (tercera columna) el gradode coherencia en la evaluación de la importancia de los proble-mas. Al tratarse de desviaciones típicas, los valores más altos in-dican menor grado de coherencia. De este modo, los parlamenta-rios del FMLN y del PC son los que presentan más coincidenciaentre sí en sus evaluaciones de los problemas planteados. Por elcontrario, el partido ecuatoriano MUPP-NP tiene el grado más bajode coherencia evaluativa, seguido por FRG y ARENA. La baja co-herencia del partido ecuatoriano podría estar relacionada con elhecho de que los temas que originaron a este movimiento políticofueron los relacionados con la identidad y derechos indígenas, paralo cual integró demandas de diferentes sectores de la sociedad (sin-dicatos, grupos religiosos, empresarios)24.

Con la excepción de los partidos uruguayos (EP-FA y PC) y losdos partidos chilenos incluidos en el estudio (PDC y PPD), el aná-lisis por parejas de partidos que pertenecen a un mismo sistemamuestra que no hay niveles parecidos de coherencia en la evalua-ción de los problemas en organizaciones partidistas de un mismosistema. Ahora bien, la media de las respuestas confirma que hayuna tendencia general a que los dos partidos estudiados de cadapaís estén relativamente cerca en su atribución de importancia alos problemas planteados, siendo las parejas de Bolivia, Paraguay,Costa Rica y Ecuador las que presentan una evaluación más coin-cidente entre partidos de un mismo sistema.

Aunque no se ofrece la representación gráfica de las respues-tas individuales su análisis muestra el alto grado de concentraciónde las posiciones de los diputados del EP-FA que tienden a pre-sentarse como un conjunto muy homogéneo en el componente deevaluación. No obstante, dada la mayor concentración en las pos-turas que se aprecia en estos temas cabría argumentar que la si-tuación de entrevista en que se rellenan los cuestionarios condi-cione la importancia atribuida a los problemas contribuyendo asu sobreestimación, ya que es poco probable que un legislador cla-sifique categóricamente de irrelevante un tema que el encuestadorle caracteriza como «problema». A pesar de que se tenga esto encuenta, el hecho de que exista variación en las respuestas entre le-gisladores por partidos en estas preguntas permite utilizar estaspreguntas en el análisis de la coherencia evaluativa.

En el componente de estrategia es el PRD el más coherente de-fendiendo un papel preponderante del Estado (Tabla 3.6). Este par-

24 Freidenberg (2001).

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CAPÍTULO 3. COHERENCIA PARTIDISTA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO LATINOAMERICANO

tido, desde su fundación, además de su identidad antitrujillista, seha caracterizado por sus postulados sobre la justicia social y elcompromiso con el desarrollo de la riqueza nacional25. Le siguenel EP-FA y el FMLN que tienen también un alto grado de cohe-rencia en cuestiones estratégicas y atribuyendo, a su vez, nivelesimportantes de intervención al Estado. Por su parte, el PAN gua-temalteco es el partido más incoherente en términos de estrategia,seguido por el salvadoreño ARENA. Por parejas de partidos, loschilenos son los que acumulan mayores y menores niveles de co-herencia, y los de menor coherencia son los mexicanos y hondu-reños. Si bien en la aproximación sistémica la evidencia disponi-ble parece apuntar a que en este componente las diferencias en elgrado de coherencia por partidos de un mismo sistema son am-plias.

Si se examina la distribución de los miembros de cada partidoen las respuestas que forman este componente se aprecia que elgrado de intervención más deseable del Estado en educación pri-maria, en sanidad y en Seguridad Social son los temas que másconsenso suscitan en el interior de los partidos, entre aquellosdiputados con posturas prototípicas. Además, en la mayoría de lospartidos se aprecia un cierto desfase entre el grado de interven-ción óptimo del Estado en la economía, así como el del Gasto Pú-blico que los diputados consideran más deseable, y sus autoubi-caciones en la escala estatismo-mercado. Puede deberse a que lamayoría de los legisladores optan por posiciones intermedias endicha escala. De ahí que la distinción entre partidos en estas cues-tiones programáticas se evidenciaría de forma más clara en las pre-guntas desagregadas por temas respecto al grado de intervencióndel Estado y al grado de aumento del Gasto Público. Aún así, existelos una relación significativa entre ambas cuestiones de modo quea más importancia atribuida al Estado más partidario se es deaumentar el Gasto Público. Si bien esta relación no tiene la fuerzaesperable .390 con una significación del 0.05). Por otra parte am-bos promedios (grado de intervención del Estado más deseable ygrado de aumento del Gasto Público) presentan una relación conla coherencia en estas cuestiones (–.658 y –.764, respectivamente,con una significación del 0,01). La dirección de la relación indicaque mayores grados de coherencia están asociados con posturasmás a favor de la intervención del Estado y del aumento del GastoPúblico.

La coherencia intrapartidista en cuestiones programáticas tien-de a producirse en un nivel ligeramente mayor en el componente

25 Agosto y Cueto (2001).

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de estrategia que en el de evaluación. Esta escasa diferencia engrados de coherencia entre los dos componentes incluidos en ladimensión programática se aprecia en la similitud de los rangosentre los que oscilan las desviaciones típicas que miden la cohe-rencia de cada componente (primera fila Tabla 3.5), así como enel tamaño de los diagramas del Gráfico 3.1. El eje horizontal os-cila de menores niveles de coherencia a mayores niveles de ésta.Por lo tanto, la ubicación más tendente a la izquierda del diagramaindica que la coherencia en los partidos es mayor en el compo-nente de estrategia. A su vez, en la evaluación de los problemas esdonde se producen las mayores diferencias por partidos, comomuestra la agregación de las desviaciones típicas (segunda fila Ta-bla 3.5). Los miembros de los partidos políticos analizados pare-cen estar más de acuerdo en qué tipo de intervención debe asig-narse al Estado y al mercado, que en la definición de la relevanciade los problemas, aspecto donde los partidos muestran mayoresniveles de desacuerdo y diferencias entre sí.

Respecto a la distribución de los acuerdos, el mayor tamañode la caja del componente de estrategia (zona sombreada del dia-grama en Gráfico 3.2 que representa la ubicación del 50% de lospartidos que ocupan posiciones centrales en la distribución de lacoherencia) indica que los partidos que ocupan el nivel interme-dio en su grado de coherencia programática se encuentran másdispersos en ese componente que en el de evaluación. Pero, dadaslas coordenadas de origen y fin de la caja, se aprecia que los trececasos (el 50% de los estudiados), aún dispersos entre sí, presentanmás coherencia que en el componente de evaluación.

En los resultados del cálculo de la coherencia programática to-tal, que reúne los datos de coherencia en el componente evalua-tivo y en el de estrategia. FMLN, PRD, EP-FA y UCR aparecencomo los más coherentes en la definición de los problemas y enlas estrategias a seguir (Tabla 3.6). Además del uruguayo (EP-FA),

TABLA 3.5

Variación de la coherencia programática por componentes

TABLA 3.5

Variación de la coherencia programática por componentes

DIMENSIÓN PROGRAMÁTICA

Componente Componentede evaluación de estrategia

RANGO DESVIACIONES 12,76 11,57

DESVIACIONES TÍPICAS AGREGADAS 366,41 295,49

FUENTE: Elaboración propia a partir de PELA.

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113

CAPÍTULO 3. COHERENCIA PARTIDISTA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO LATINOAMERICANO

otro frente, en este caso el FSLN, a pesar de su heterogeneidad in-terna fruto de la diversidad de grupos que participaron en su ori-gen, evidencia un alta coherencia en lo que a sus objetivos pro-gramáticos se refiere. Por otra parte, se refrenda el saberconvencional respecto a partidos como el PRI, que ha manifestadouna clara flexibilidad moviéndose a lo largo del espectro izquierda-derecha en la orientación de sus políticas26. Esta oscilación no le

GRÁFICO 3.2

Distribución de la coherencia en los componentes de la dimensión programática

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26 Moreno (1999: 143).

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LETICIA M. RUIZ RODRÍGUEZ

114

TABLA 3.6Coherencia Programática Total

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115

CAPÍTULO 3. COHERENCIA PARTIDISTA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO LATINOAMERICANO

TABLA 3.6Coherencia Programática Total

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LETICIA M. RUIZ RODRÍGUEZ

116

ha supuesto una falta de apoyos por parte del electorado, convir-tiéndose así en uno de los ejemplos más citados para sustentar elargumento de que si existen prebendas para repartir medianteprácticas clientelares, no es indispensable la consistencia ideoló-gico programática para mantenerse en el poder. De la misma for-ma, la medición de la coherencia refuerza la idea existente sobreel PJ, que aparece como el cuarto partido más incoherente. Sobreeste partido Levitsky realiza un análisis detallado de su transfor-mación27. Lo que aquí se denomina incoherencia programática espara este autor flexibilidad programática y tiene en su trabajo unaconnotación positiva puesto que permite la adaptación del partidoa coyunturas nuevas. Frente a este argumento, la actuación del PJen términos de programa es calificada por Stokes como un casode giro programático que la autora analiza, junto a otros casos departidos latinoamericanos, en clave de sus consecuencias para larepresentación y la democracia28.

Tampoco es de extrañar el dato sobre la coherencia media delPDC chileno que viene enfrentándose desde hace tiempo a una di-visión entre un ala más de derecha y otra más de centro-iz-quierda29. Hasta tal punto que el PPD tiene menos disenso internoen cuestiones económicas que el PDC. En este sentido el aprendi-zaje de la transición es uno de los argumentos que se utiliza paradar cuenta del consenso en las posturas de los partidos de los mi-litantes de izquierda en Chile, entre los que se cuentan los que for-maron el PPD en su momento se pensaba que de forma temporaly mientras que el PS fuera ilegal.

Entre los más incoherentes se sitúan ARENA y PAN de Gua-temala. Ambos estuvieron patrocinados en su fundación por el em-presariado30. El PAN lo estuvo por el sector azucarero y por el tra-dicional gran capital guatemalteco; mientras que ARENA estabaapoyada por el empresariado salvadoreño en su conjunto con elobjetivo de afrontar las reformas económicas que impulsaba la de-mocracia cristiana salvadoreña que concebía como demasiadoavanzadas. ARENA, que logró que la derecha salvadoreña se sumea la práctica electoral en una tradición de funcionamiento al mar-gen de canales democráticos, está formada por las élites econó-micas tradicionales, elementos de la clase media urbana y pequeñoempresario, entre las que se evidencian cosmovisiones diferentes31.

27 Levitsky (2003).28 Stokes (2001).29 Hinzpeter y Lehman (1999), Hunneus (2003).30 Alcántara (2004).31 Middlebrook (2000).

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CAPÍTULO 3. COHERENCIA PARTIDISTA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO LATINOAMERICANO

En ambos partidos se combina dependencia financiera con nive-les de incoherencia programática.

En esta medición de la coherencia programática se han inclui-do aquellos aspectos que las consideraciones teóricas sugerían yque el análisis factorial confirmó como clasificables en una dimen-sión conjunta aquí denominada de tipo programático. La plantillade temas sobre los que se les pedía opinión a los legisladores esfija para todos los casos. Por ello, aunque la coyuntura de cadapaís influyó en la relevancia de éstos, y seguramente sobre el gradode coherencia que los temas generan, este aspecto no se tiene encuenta. Seguramente la relevancia de un tema tienda a generar es-tructuras extremas en términos de coherencia, o muy coherente omuy incoherente, en comparación con sistemas donde los temasplanteados no sean objeto de debate y donde es improbable quelos partidos presenten niveles altos de coherencia, sino más bienniveles moderados o bajos.

Cuanto más coherente aparezca un partido político en cues-tiones de programa, mayor valor orientativo ofrecen sus posicio-nes promedio en estas cuestiones. En un partido con alta incohe-rencia el promedio resultante de las respuestas de sus diputadosno orienta sobre las actitudes de ese partido, puesto que no existeun criterio más o menos compartido. Como se ha venido seña-lando, algunos autores caracterizan como dinámica clientelar laestructuración más abundante en los partidos latinoamericanoscontraponiéndola con la programático-ideológica que no existiría osería infrecuente en la región32. Este análisis que toma a los miem-bros de los partidos como unidad indica que existe variabilidad enel grado de estructuración programática e ideológica por partidos,pero que su grado promedio es superior al saber convencional. Conello se respaldan los argumentos de los análisis más recientes quereconocen un contenido sustantivo en la política latinoamericana,con independencia de que existan intereses personalistas y redesclientelares. Así, los estudios sobre clientelismo se podrían con-trastar con los resultados sobre coherencia programática. Porejemplo, como muestra de que la coherencia programática puedeconvivir con el clientelismo destaca aquí el caso del PRSC, que esuno de los ejemplos de la región de consecución y perpetuaciónen el poder mediante prácticas de corrupción y clientelismo33.

Obviamente la existencia de coherencia en torno a aspectosprogramáticos es uno de los prerrequisitos para que los vínculosentre votantes y élites sean programáticos. Pero a diferencia de

32 Kitschelt (2001b), Rosas (2000).33 Agosto y Cueto (2001).

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otros trabajos que presentan el clientelismo y la estructuración pro-gramática de los partidos como realidades excluyentes aquí se de-fiende que puede generarse un consenso intrapartidista en tornoa la evaluación de problemas y propuesta de soluciones en entor-nos clientelares34. De modo que aún en esos espacios, los partidostienen unas mínimas coordenadas de identidad programática conlas que presentarse ante el electorado.

3.3. La coherencia organizacional

La cuestión organizacional está íntimamente ligada a los oríge-nes del término y a los primeros trabajos que se generaron en tornoa la coherencia35. El estudio del grado de coherencia organizacio-nal proporciona una imagen complementaria a la coherencia ideo-lógica y programática. Los partidos políticos, como organizacio-nes que son, necesitan unos niveles mínimos de coherencia paraperdurar en el tiempo36. Parte de esta coherencia puede referirsea acuerdos entre los integrantes de los partidos en cuestiones or-ganizacionales. Por ejemplo, los partidos tienen que acordar cómoeligen a sus candidatos; las bancadas parlamentarias tienen susmétodos consensuados para generar acuerdos. En un modelo cer-cano al de partidos responsables es esperable encontrar coheren-cia, al menos moderada, en aspectos programáticos e ideológicos,frente a cuestiones organizacionales que no necesariamente sus-citan altos niveles de acuerdo37. Por el contrario, en un modelo detipo downsiano (1957), es esperable que exista coherencia entre losmiembros en cuestiones como el liderazgo del partido o la orga-nización del mismo ante las elecciones. Frente a ambos, la idea departido como actor dividido contempla la posibilidad de disensosinternos en cuestiones programáticas e ideológicas, pero tambiénen organizacionales.

A pesar del impacto que tiene el tipo de organización internaen el funcionamiento de los partidos políticos, así como en el sis-tema de partidos, hubo que esperar hasta la década de los añosnoventa para que lo organizativo comenzara a recibir atención cre-ciente en los partidos latinoamericanos38. En el ámbito parlamen-

34 Ver sobre esta argumentación Kitschelt y Smyth (2002) sobre el caso ruso.35 Huntington (1968), Anderson (1968), Panebianco (1988).36 Bartolini (1988).37 Schattschneider (1942).38 Destaca, por la amplitud de cuestiones organizativas que aborda y la siste-

maticidad de su información, el trabajo de Alcántara y Freidenberg (2001). De for-

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CAPÍTULO 3. COHERENCIA PARTIDISTA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO LATINOAMERICANO

tario las cuestiones de gestión interna más abordadas son los me-canismos que establecen lo partidos para regular la disciplina par-tidista y sus efectos sobre el comportamiento de los diputados ygrupos parlamentarios39. Pero estos temas no se han tratado hastala fecha en clave actitudinal. Queda pendiente por lo tanto cono-cer cuáles son las opiniones de quienes integran los partidos so-bre el modo en que éstos se gestionan. De la misma forma, en lasescasas aproximaciones al estudio de la coherencia realizadas paraAmérica Latina tampoco se aborda el aspecto organizativo40.

En este caso, la coherencia organizacional se ha operacionali-zado en dos componentes. Cada uno de ellos se refiere a una arenao ámbito de actuación diferente en el que evaluar la organizacióndel partido: uno interno al partido que alude a la interacción en-tre diputados y otros grupos, y otro ámbito referido a la cara par-lamentaria del partido, principalmente a la articulación de la ac-tividad de los diputados en la arena parlamentaria41. Se muestraque estas cuestiones son capaces de generar consensos internospero que, en términos generales, suscitan un grado considerablede desacuerdos en el interior de los partidos políticos.

El componente partidista de la coherencia organizacional estáformado por las declaraciones de los diputados respecto al gradode importancia que conceden a las opiniones de cuatro colectivosdel partido (líderes, afiliados, diputados y votantes) cuando tomansus decisiones. Además, se incluye una pregunta sobre el peso queatribuyen a la defensa de los intereses del partido en sus actua-ciones como parlamentarios.

Los dos partidos bolivianos que se incluyen en el estudio (MNRy ADN) ocupan los extremos de la clasificación sobre coherencia encuestiones organizativo-partidistas (Tabla 3.7). Cada uno de ellos

ma más específica, se han tratado algunos aspectos organizativos, bien en estudiosde caso, bien en trabajos comparados, tales como la institucionalización de los par-tidos y el grado de adaptación al medio (Levitsky (2003)), la financiación de lospartidos políticos (Castillo y Zovatto (1998), Ramos (1998)) o la selección de can-didatos y modos de confección de candidaturas (Alcántara (2002), Freidenberg ySánchez (2001), Buquet (2001), Siavelis (2001), Taylor (2000)).

39 Morgenstern y Nacif (2002), Melo (2000), Carey (1998), Mainwaring y Shu-gart (1997), Carey y Shugart (1995).

40 Hawkins y Morgenstern (2003 y 2000), García Díez (2001). Una aproxima-ción preliminar a esta cuestión se encuentra en Ruiz Rodríguez (2006).

41 En el cuestionario del que se extraen las actitudes de los parlamentarios nose formularon un gran número de preguntas referidas a cuestiones organizaciona-les, por ello sólo se pueden analizar únicamente algunos aspectos de tipo organi-zacional. Ello supuso que la selección de las preguntas para la construcción de unindicador de la coherencia en estas cuestiones fue realizada entre pocas preguntas.

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120

TABLA 3.7

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CAPÍTULO 3. COHERENCIA PARTIDISTA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO LATINOAMERICANO

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reúne a los parlamentarios con la atribución de prioridades másy menos coincidentes, respectivamente, en la importancia de losdiferentes grupos del partido, así como en la defensa de los inte-reses del partido en las decisiones que se asumen. Los siguientespartidos más coherentes en este componente son el MUPP-NP deEcuador, PLN, PAN de México, PDC y FRG. Mientras que ARENAy el PLC son el segundo y tercero más incoherentes en las cues-tiones de organización interna del partido.

La defensa de los intereses del partido genera reacciones di-versas de modo que los parlamentarios que conceden menos im-portancia a esta labor pertenecen al DP de Ecuador, al PAN de Mé-xico y a la UCR de Argentina. En el extremo opuesto, losparlamentarios que más relevancia asignan a la representación delos intereses del partido son los dos partidos dominicanos inclui-dos en la investigación (PRSC y PRD) y el hondureño PNH.

Las preguntas incluidas en el componente parlamentario apor-tan una fotografía complementaria de cuestiones organizativas enuna cara diferente a la interna, que es la que se analizó en el com-ponente anterior. Para ello, se han elegido las graduaciones, en tér-minos de más y menos importancia concedida, a una serie de ta-reas asociadas al papel de diputados. En términos generales, laelaboración de leyes y la resolución de problemas son para los par-lamentarios de los partidos analizados los dos aspectos más im-portantes de su labor (Tabla 3.7). Pero, ¿cuál es el grado de cohe-rencia que estos temas suscitan? En este caso, el paraguayo ANRaparece como el partido más coherente en su autodefinición de laimportancia de las tareas de los parlamentarios. Sus miembros noson capaces de discriminar la prioridad de unas tareas sobre otras,presentando todas una alta importancia atribuida. Los otros par-tidos más coherentes, FRG, MUPP-NP, PPD y EP-FA, están for-mados por legisladores que distinguen grados de relevancia en sustareas. En este sentido, la elaboración de presupuestos es la acti-vidad menos importante para ellos. Por su parte, ADN se confirmacon este segundo aspecto organizativo, como un partido com-puesto por una élite parlamentaria poco coherente, en este casoen la asignación de relevancia a tareas de los parlamentarios. Aéste le siguen en grado de incoherencia parlamentaria los dos par-tidos hondureños, PLH y PNH y el dominicano PRD.

Esta incoherencia en temas organizacionales no se debe a laexistencia de casos extremos que distorsionen las conclusionesglobales de la coherencia del partido, sino que incluso las res-puestas centrales en la distribución, las de los miembros con lasrespuestas más prototípicas por lo tanto, presentan una dispersiónconsiderable. Los partidos políticos analizados presentan mayores

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CAPÍTULO 3. COHERENCIA PARTIDISTA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO LATINOAMERICANO

niveles de incoherencia en las cuestiones de organización parti-dista que en las de organización parlamentaria. Aunque sólo poruna ligera diferencia, los legisladores tienden a mostrarse más endesacuerdo en la atribución de importancia a las opiniones de di-ferentes colectivos dentro del partido, así como en la definicióndel grado de prioridad de la defensa de los intereses del partido,que en la graduación de la relevancia de diferentes tareas propiasde un diputado.

Ahora bien, a pesar de que el componente parlamentario sus-cita más coherencia interna, éste tiene un rango más alto de va-riación en el conjunto de los partidos políticos estudiados, por loque tiene más capacidad de discriminar a los partidos por nivelesde coherencia en cuestiones organizativas. Esto se aprecia en el li-geramente mayor tamaño del diagrama referido a este componenteen comparación con el partidista (Gráfico 3.3). En el gráfico apa-rece ANR como un caso extremo en este caso de gran coherenciacon respecto al resto de los partidos en las cuestiones referidas aorganización parlamentaria del partido.

En términos agregados el MUPP-NP, seguido del FRG, frenteal ADN y ARENA, son los partidos más y menos coherentes, res-pectivamente, en el conjunto de las cuestiones organizacionales in-cluidas en esta dimensión (Tabla 3.7). Por lo tanto, los dos parti-dos con menos consenso interno en cómo autoorganizarse sonorganizaciones con una identidad ideológico-programática que noestá excesivamente definida.

Con los resultados de esta tercera dimensión, el EP-FA se con-firma como un partido muy coherente en las tres dimensiones. Asu vez, dos partidos que han suscitado extensos debates en lo quese refiere a cuestiones organizativas, PJ y PRI, se muestran en laclasificación con una coherencia de tipo medio. Pero como se haseñalado anteriormente, las preguntas de esta dimensión no seadaptan totalmente a lo que se hubiera incluido en la operacio-nalización de la coherencia de haberse utilizado un cuestionariorealizado específicamente para capturar la coherencia. Por ello, noquedan reflejadas las divisiones en el interior de ambos partidosen temas de liderazgo y de adaptación a nuevas circunstancias conel fin de mantenerse como partidos exitosos electoralmente en susrespectivos países. Por su parte, la ubicación del FSLN en la esca-la de coherencia organizacional, con una baja coherencia en estascuestiones entronca con la caracterización sugerida por estudiossobre este caso que sitúan la cuestión organizativa como una delas asignaturas pendientes de los sandinistas en la actualidad42. Sin

42 Santiuste (2001).

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embargo estas preguntas no capturan el conflicto en torno a losliderazgos y sucesiones que entre los sandinistas, al igual que enotros partidos, actúan como fuerza divisoria. Los partidos en estadimensión presentan un nivel de coherencia generalizado bastantealto: sólo siete partidos políticos tienen un nivel bajo o muy bajo.La diferencia entre los extremos más y menos coherentes es de10,84 puntos porcentuales.

GRÁFICO 3.3

Distribución de la coherencia en los componentes de la dimensión organizacional

FUENTE: Elaboración propia.

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CAPÍTULO 3. COHERENCIA PARTIDISTA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO LATINOAMERICANO

Con el fin de complementar la validez de las mediciones de lacoherencia organizativa, un ejercicio altamente útil sería contra-poner estos resultados, que se refieren al acuerdo entre los miem-bros en sus preferencias en materia de organización, con datos so-bre institucionalización organizativa de los partidos. Éstos últimosinforman del grado de estabilidad y rutinización de las prácticasorganizativas en los partidos políticos. Pero, hasta la fecha son po-cos los trabajos sobre esta dimensión que toman como unidad deanálisis los partidos políticos, destacando el de Levitsky sobre elPJ argentino43. Sus conclusiones sobre la laxitud en materia orga-nizativa de los justicialistas, que le lleva a caracterizarlos comopartido bajamente institucionalizado en términos organizativos,corren paralelas al hallazgo en este capítulo de que los miembrosdel PJ tienen coherencia media, tirando a baja, en estas cuestio-nes. Este mismo ejercicio de comparaciones en otros partidos en-tre coherencia organizacional e institucionalización de las prácti-cas organizativas permitirían, realizado de forma sistemática,esbozar la relación entre ambos aspectos de los partidos políticos.

Con la evidencia empírica disponible no es posible optar entreel argumento que defiende un modelo de partidos donde lo orga-nizacional prevalece sobre cuestiones de programa e ideología delpartido o aquel que sostiene que son estas últimas cuestiones lasque estructuran la discusión interna en los partidos políticos. Lainformación organizacional analizada se refiere más a posturas encuanto a gestión de decisiones y relevancia de tareas, deja a unlado los posibles conflictos entre intereses electorales e interesesprogramático-ideológicos. No hay datos con los que responder ala pregunta sobre los partidos como máquinas electorales que secentran en aspectos organizativos sin atención al programa. Sin

TABLA 3.8

Variación de la coherencia organizacional por componentes

43 Levitsky (2003).

TABLA 3.8

Variación de la coherencia organizacional por componentes

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FUENTE: Elaboración propia a partir de PELA.

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embargo, se han podido abordar cuestiones relativas a la tensiónentre intereses personales e intereses del partido. El análisis de lasposturas respecto a la disciplina y al éxito electoral refleja que losdiputados tienden a personalizar el juego político-partidista tantoen la cara electoral como en la cara legislativa44.

3.4. La coherencia total de los partidos en el ámbito parlamentario

La insuficiente atención a las ideas y al programa en las diná-micas y en la organización de los partidos políticos latinoameri-canos ha hecho que, hasta hace poco tiempo, se negara práctica-mente la existencia de algún grado de unidad en las posturas delos integrantes de las organizaciones partidistas en torno a ideas,programa y estrategias45. Ha predominado la visión de que los par-tidos políticos son organizaciones con miembros articulados entorno a intereses, ambiciones y persecución de beneficios perso-nales para cuyo logro se conquista el poder. Además, como resul-tado de la ausencia de contenidos programáticos identificables enlos partidos, en esta lucha por capturar votos los vínculos entrepartidos y electores no eran programáticos sino clientelares.

La coherencia partidista permite aproximarse de forma empí-rica al grado de estructuración de los partidos políticos latino-americanos en torno a temas o issues de relevancia política. Se su-giere una clasificación del grado y tipo de estructuración internade los partidos políticos estudiados con el cálculo de la coheren-cia total, como agregado de los resultados en las dimensiones an-teriores (Gráfico 3.4). El valor que cada partido adquiere resumeel acuerdo que existe entre sus parlamentarios en cuestiones rele-vantes en la competición político-partidista, en este caso en as-pectos ideológicos, cuestiones concretas de programa, así como te-mas de organización interna del partido. Sin negar que losintereses personales y las redes clientelares tienen su espacio en ladinámica partidista, se ha mostrado que coexisten con grados y ti-pos diferentes de estructuración en torno a aspectos de contenido.A diferencia del saber tradicional sobre los partidos políticos lati-noamericanos, el cálculo de la coherencia muestra que los parti-dos presentan niveles moderadamente altos de coordinación entorno a ideas y/o programa, que en algunas ocasiones vienen acom-

44 Sobre estas cuestiones Marenghi y García Montero (2006).45 Coppedge (1998b).

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pañados por estructuración también en torno a estrategias orga-nizacionales. Por lo tanto, entre los partidos y los electores hay al-gún grado de representación programática que es mayor en unospartidos que en otros pero que, en ningún caso está ausente de al-gún tipo de estructuración ideológica o programática. Ello sugiereque la relación con el electorado no se plantea en clave únicamenteclientelar o personalista, sino que hasta en los partidos con redesmás clientelares o proyectos más vinculados a un líder hay algúngrado de consenso en torno a ideas.

La variación en la coherencia total entre los veintiséis partidosestudiados es de 21,38 puntos de desviación porcentual. Aunquemoderada esta variación, si se tiene en cuenta que su máximo teó-rico sería 100 puntos de desviación típica, confirma que el gradode coincidencia en el interior de los partidos en las dimensionesdistinguidas es un modo de clasificar a los partidos políticos. Ahorabien, esta estructuración varía no sólo en términos de grado sinotambién en el contenido de la misma tal y como se apreciaba enel análisis por dimensiones. Ello hace posible que se distingan lospartidos en grados de coherencia por temas.

De los partidos incluidos en el análisis, el chileno PPD, el uru-guayo EP-FA y la UCR argentina son los más coherentes en tér-minos totales. En ellos predomina un tipo de élite parlamentariacon alto grado de acuerdo en programa e ideología y menor, com-parativamente, en cuestiones de organización interna. En el ex-tremo opuesto, PNH de Honduras, ARENA de El Salvador y el bo-liviano ADN son los partidos cuyos parlamentarios muestran másincoherencia promedio en las tres dimensiones. Estos tres parti-dos están formados por legisladores que en el análisis se han mos-trado en alto desacuerdo sobre su identidad ideológica, los pro-blemas que son más importantes y qué soluciones dar, así comoen el tipo de organización interna más adecuada en el ámbito in-trapartidista y en el parlamentario. La incoherencia no significaque cada uno de los miembros de ese partido carezcan de una ideo-logía propia, o de visiones programáticas u organizacionales pro-pias. Por el contrario, lo que pone de manifiesto es que el conjuntode miembros que componen un partido no constituye una unidadde pensamiento, puesto que no se asemejan entre sí en sus postu-ras, actitudes, visiones en torno a temas de la arena político-par-tidista. En casos en que la agrupación de las visiones resultantesno es coherente, pueden existir miembros con ideas muy claras ycon lógica interna entre sí, aunque sus partidos como agregado delos individuos estén escasamente ideologizados. Por ejemplo, enun partido incoherente pueden existir miembros con posturas de-finidas a favor o en contra de una política, o con una definición

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CAPÍTULO 3. COHERENCIA PARTIDISTA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO LATINOAMERICANO

clara de su ideología en partidos no coherentes. Y además, estosmiembros pueden tener ideas coherentes, es decir, que su posturaen una cuestión esté en concordancia con su opinión ante otracuestión. Sin embargo, en un partido con alta incoherencia, pesea la posibilidad de esta ideologización y coherencia de pensamientode cada uno de sus miembros, es probable que cuestiones sustan-tivas no sean el aspecto más relevante de la adscripción de susmiembros al partido, puesto que éstos toleran el disenso internoy por lo tanto se encontrarán con incapacidad de traducir sus pos-turas personales en posturas del partido. Ello rebaja el grado derelevancia que el individuo atribuye a programa e ideología en susacciones, a pesar de la consistencia interna que guardan sus pen-samientos.

Dado el impacto de la cara parlamentaria del partido sobre elconjunto de éste, si se extrapolan las conclusiones de los parla-mentarios al resto del partido político, se puede argumentar queexisten consensos programáticos y, en menor medida, una identi-dad ideológica similar a la del partido entre los miembros de lospartidos analizados. Los partidos están formados por una élite par-lamentaria con diferentes opiniones en torno a temas de la com-petición político-partidista. Ahora bien, en este disenso interno,hay umbrales mínimos de coherencia que todos los partidos man-tienen. Se trata de actores plurales que en el interior de su éliteparlamentaria muestran divisiones internas en torno a diferentestemas. Sin embargo, el análisis muestra que hay espacio para laestructuración programática e ideológica que sugiere que en lastareas de representación que llevan a cabo hay lugar para víncu-los programáticos e ideológicos y no sólo clientelares. De ahí quese pueda afirmar que, desde un modelo de actor dividido, y pesea las pautas de clientelismo y personalismo que existen en los sis-temas de partidos analizados, los partidos presentan estructura-ción interna en torno a temas de la arena político-partidista. Ellosugiere que son capaces de establecer vínculos programáticos consu electorado y no únicamente clientelares.

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131

CAPÍTULO 4

EL CARÁCTER DINÁMICO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

La coherencia es una característica de los partidos políticosque experimenta variaciones. No todos los temas que articulan eljuego político ni todas las dimensiones que se han distinguido dela coherencia (ideológica, programática y organizacional) generangrados similares de consenso en los partidos. El nivel de acuerdoen una cuestión de valores, como la eutanasia, entre los integran-tes de un partido de la familia demócrata-cristiana es esperableque sea diferente al que genera una discusión sobre impuestos enese mismo partido. Al no ser esta última una cuestión central desu identidad como organización, con casi total seguridad la cohe-rencia será mayor en torno al primer tema. A su vez, tampoco lacoherencia se conserva en el mismo nivel a lo largo del tiempo.Hay issues cuya centralidad se desvanece o, por el contrario, se re-activa. Por ejemplo, una discusión a propósito de la entrada en unárea de integración económica puede generar diferencias en el in-terior del partido que, progresivamente, tenderán a difuminarse.Mientras que otros temas apenas evolucionan en el tiempo por es-tar vinculados a cuestiones más estructurales o relativas a la esen-cia de los individuos o del partido, por ejemplo las creencias reli-giosas.

En el primer apartado de este capítulo se comprueba si la di-mensión ideológica de la coherencia por ser más general y abs-tracta, frente a las de programa y organización, genera más con-senso en el interior de los partidos políticos. Relacionado con estacuestión de grados variables de coherencia otras preguntas que seintentarán responder se refieren a la compatibilidad de coherenciasy a la posibilidad de sustituciones de un tipo de coherencia porotra. Un partido que está muy de acuerdo en cuestiones de pro-grama, ¿puede estar en desacuerdo en su identidad ideológica? Porotra parte, ¿la coherencia organizativa actúa como amalgama sus-titutiva ante la ausencia de consenso en torno a ideas y programa?Parece difícil que lo único que mantenga unido a un partido seanaspectos de organización. Por ello, se examinará la relación entre

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las diferentes dimensiones de la coherencia. Se mostrará que lacoherencia en torno a ideas y la coherencia en torno a programafuncionan de forma autónoma. Un alto nivel de una no aseguraun alto nivel de la otra. Además, se argumenta que la coherenciaorganizativa constituye una coherencia complementaria no susti-tutiva a las anteriores; sus niveles dependen de la coherencia entorno a ideas y programa. En el segundo apartado se analizaránlos patrones de evolución de la coherencia a lo largo del tiempo.Se hará un seguimiento diacrónico de los niveles de coherenciapartidista en catorce partidos políticos. El signo de la variación,unas veces positivo y otras negativo, indica que la coherencia noes una variable de teleológica, sino que experimenta aumentos yretrocesos. Se verá si las cuestiones de valores, ligadas a la iden-tidad esencial de los individuos y de los partidos, experimentanmenos cambios que las programáticas que se refieren a planes deactuación condicionados por las coyunturas. En el siguiente capí-tulo, donde se reflexionará sobre las causas de la coherencia, seestudiarán las razones que ayudan a comprender los cambios enlos niveles de coherencia por partidos a lo largo del tiempo.

4.1. La variación en la coherencia por dimensiones

El capítulo anterior se dedicó al cálculo de los niveles de co-herencia en cada una de las tres dimensiones en que se había ope-racionalizado el concepto. Se mostraba que un mismo partido po-lítico produce diferentes niveles de coherencia según la dimensióny componente. En este apartado la atención se centra precisamenteen las diferencias en la coherencia según dimensiones y en las re-laciones entre éstas.

Quizá hayamos pensado alguna vez que aunque todos losmiembros de un partido digan sentirse demócrata cristianos, jus-ticialistas o sandinistas, por citar tres «sentimientos», en la prác-tica sus propuestas específicas sobre cómo llevar a cabo las polí-ticas probablemente difiera entre los integrantes de un mismopartido. En esos casos la coherencia ideológica sería más alta quela coherencia programática. ¿Es cierto entonces que es más fácilque surjan consensos en este aspecto más intangible que es la ubi-cación ideológica, que en cuestiones pragmáticas de carácter másespecífico? La evidencia empírica que se utiliza para el cálculo dela coherencia permite responder sobre la sistematicidad de estepatrón. De comprobarse que una dimensión tiende a generar másconsensos en los partidos, se podría pensar en ella como el ele-mento que mantiene unido al partido.

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CAPÍTULO 4. EL CARÁCTER DINÁMICO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

Los datos muestran que no es del todo falso el argumento deque los partidos tienen más probabilidades de ser coherentes enaspectos ideológicos. Esta dimensión genera en muchos partidosniveles muy altos de consenso. O dicho de otro modo, los casos deniveles más altos de coherencia se producen en la dimensión ideo-lógica, aunque si se analizan todos los partidos políticos la cohe-rencia programática surge, como promedio, la más elevada. Lascuestiones programáticas son, de las tres dimensiones analizadas,las que generan mayor coherencia en el interior de los partidos,seguidas de las preguntas relativas a la ideología. Por el contrario,en las cuestiones organizacionales es donde los partidos presentanmayores niveles de incoherencia (Tabla 4.1). Si recordamos el con-tenido de las dimensiones se puede decir que las élites parlamen-tarias tienden a estar más de acuerdo en la evaluación de los pro-blemas, así como en la definición de soluciones y más endesacuerdo en la atribución de relevancia política y protagonismoa los diferentes grupos de un partido y a las diferentes tareas deun parlamentario. Como sugieren Luna y Zeichmeister el «consen-so de Washington» que apuesta por la continuidad de paquetes dereforma neoliberales en la región, podría haberse impuesto en lasvisiones programáticas de la mayoría de los partidos políticos aquíanalizados y, de ahí, la mayor coherencia en estas cuestiones1.

Pero a la vez merece considerarse que la dimensión ideológicaes la que presenta mayor capacidad de discriminar a los partidospolíticos en base a su coherencia interna. Así lo indica la gran va-riación en los niveles de la misma (mayor tamaño de la caja som-breada del componente ideología en el Gráfico 4.1). Esta variaciónse produce tanto en el conjunto de los partidos estudiados, comocuando se atiende sólo a aquellos que tienen un nivel de coheren-

TABLA 4.1

Variación de la coherencia total por dimensiones

TABLA 4.1

Variación de la coherencia total por dimensiones

COHERENCIA TOTAL

Dimensión Dimensión DimensiónIdeológica Programática Organizacional

RANGO DESVIACIONES 13,95 12,76 6,41

DESVIACIONES TÍPICAS AGREGADAS 343,81 331,01 400,96

FUENTE: Elaboración propia a partir de PELA.

1 Luna y Zeichmeister (2005).

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cia ideológica intermedio con respecto al total de partidos anali-zados. Los casos con respuestas más moderadas tienden a estarmás dispersos en cuestiones ideológicas que en programáticas yorganizacionales. Al no estar incluidos los casos extremos en estacontra exploración mediante diagramas de caja, se confirma la fia-bilidad de las conclusiones que señalan que la coherencia ideoló-gica es la más varía por partidos. La coherencia organizacional es,por el contrario, la que presenta niveles más parecidos entre to-dos los partidos estudiados, generalmente bajos.

GRÁFICO 4.1

Distribución de la coherencia en las tres dimensiones

FUENTE: Elaboración propia.

Dim

ensi

ones

de

la C

oher

enci

a

Ideológica

Programática

Organizacional

3020100Máxima coherencia Mínima coherencia

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CAPÍTULO 4. EL CARÁCTER DINÁMICO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

Si se desciende a los componentes que forman estas dimen-siones, los datos sugieren que un partido puede ser muy coherenteen unas dimensiones y poco coherente en otras. Las diferenciasentre partidos en sus niveles de coherencia en ideología y programaavalan la existencia de un funcionamiento autónomo de ambas di-mensiones. De hecho, sólo seis partidos tienen el mismo nivel decoherencia ideológica y programática (el citado EP-FA, FMLN yUCR, con alta en las dos dimensiones; PLRA media en ambas;PUSC y PNH baja en ambas) (Tabla 4.2).

El mayor nivel de incoherencia es alcanzado por MUPP-NP enla evaluación de la importancia de los problemas, quizá relacio-nado con la cuestión de los orígenes como partido centrado en untipo de issues que tienen que ver con las reivindicaciones indíge-nas y sin una visión comprehensiva compartida del resto de temas

TABLA 4.2

Grado de coherencia de los partidos en las tres dimensiones

TABLA 4.2

Grado de coherencia de los partidos en las tres dimensiones

IDEOLÓGICA PROGRAMÁTICA ORGANIZACIONAL

ALTA EP-FA Uruguay ADN/Bolivia ANR/ParaguayFMLN/El Salvador DP/Ecuador EP-FA/UruguayMUPP-NP/Ecuador EP-FA Uruguay FRG/GuatemalaPC/Uruguay FMLN/El Salvador MNR/BoliviaPDC/Chile FSLN/Nicaragua MUPP-NP/EcuadorPLN/Costa Rica PRD/R. Dominicana PLN/Costa RicaPPD/Chile PRSC/R. Dominicana PPD/ChileUCR/Argentina UCR/Argentina PUSC/Costa Rica

MEDIA ARENA/El Salvador ANR/Paraguay FMLN/El SalvadorFRG/Guatemala MNR/Bolivia PAN/MéxicoFSLN/Nicaragua PC/Uruguay PDC/ChilePAN/Guatemala PDC/Chile PJ/ArgentinaPAN/México PLC/Nicaragua PLC/NicaraguaPJ/Argentina PLH/Honduras PNH/HondurasPLRA/Paraguay PLN/Costa Rica PRD/R. DominicanaPRD/R. Dominicana PLRA/Paraguay PRI/MéxicoPRI/México PPD/Chile UCR/Argentina

BAJA ADN/Bolivia ARENA/El Salvador ADN/BoliviaANR/Paraguay FRG/Guatemala ARENA/El SalvadorDP/Ecuador MUPP-NP/Ecuador DP/EcuadorMNR/Bolivia PAN/Guatemala FSLN/NicaraguaPLC/Nicaragua PAN/México PAN/GuatemalaPLH/Honduras PJ/Argentina PC/UruguayPNH/Honduras PNH/Honduras PLH/HondurasPRSC/R. Dominicana PRI/México PLRA/ParaguayPUSC/Costa Rica PUSC/Costa Rica PRSC/R. Dominicana

FUENTE: Elaboración propia.

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relevantes en el juego político. Mientras que la mayor coherenciapor componentes es la del PRD en cuestiones de estrategia pro-gramática que se evidenciaba como partido comprometido con eldesarrollo social (Tabla 4.3). En la situación contraria destaca lacondición de ADN como partido más incoherente en varios com-ponentes: en la dimensión ideológica y en los dos componentes or-ganizacionales. Sus miembros muestran altos niveles de des-acuerdo en los temas analizados. En el Gráfico 4.2 se aprecia queen el componente parlamentario ANR es un caso extremo de co-herencia. Ello se debe a una falta de variación en las respuestas alas preguntas planteadas, de modo que en todas atribuían una granimportancia en su tarea como legislador. De alguna manera la faltade variación en las respuestas invalida la conclusión de que estepartido paraguayo sea el más coherente en este componente.

Ante estas diferencias en los grados de consenso entre las di-mensiones de la coherencia, cabe preguntarse si los partidos siem-pre son, al menos, medianamente coherentes en alguna de las di-mensiones. Aldrich señalaba que los partidos necesitan consensointerno en torno a algún aspecto para permanecer unidos2. Lafuente de esta estructuración interna se ha comprobado que no esuna elección entre tres tipos de coherencia (ideológica, progra-mática y organizacional) sino que suele basarse en temas de iden-tidad simbólica, aquí se ha estudiado la ideológica, o en cuestionesprogramáticas, y casi nunca está articulada de forma exclusiva entorno a cuestiones organizacionales. Éstas últimas sólo refuerzanla coherencia o incoherencia que existe en los partidos políticos.

Con la excepción del EP-FA, que es altamente coherente en suideología, en su programa, así como en temas organizativos, lospartidos suelen presentar un grado muy diferente de coherencia

TABLA 4.3

Partidos con máxima y mínima coherencia por componentes

TABLA 4.3

Partidos con máxima y mínima coherencia por componentes

Ideológica Evaluación Estrategia Partidista Parlamentario

MÁXIMA PDC FMLN PRD MNR ANRCOHERENCIA 7,16 9,12 5,91 10,90 7,75

MÍNIMA AND MUPP-NP PANguat AND ADNCOHERENCIA 21,11 21,88 17,48 21,68 20,71

FUENTE: Elaboración propia a partir de PELA.

2 Aldrich (1995).

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CAPÍTULO 4. EL CARÁCTER DINÁMICO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

en, al menos, una de las tres dimensiones que se han distinguidode la coherencia. Por ejemplo el PPD chileno es muy coherente enideología y organización y presenta una coherencia media en cues-tiones programáticas. Pero no existe suficiente evidencia empíricapara confirmar que la coherencia organizativa tienda a suplir fun-cionalmente un bajo nivel de coherencia ideológica y/o programá-tica. Más bien lo que se observa es que la coherencia organiza-cional es complementaria a las otras dos coherencias y que, casinunca, es la fuente única de un grado relativamente alto de cohe-

GRÁFICO 4.2

Distribución de la coherencia por componentes

FUENTE: Elaboración propia.

Com

pone

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de

la C

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Ideológico

Evaluación

Estrategia

Partidista

Parlamentario

3020100

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Máxima coherencia Mínima coherencia

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rencia. Sólo en PUSC se combina la baja estructuración en cues-tiones sustantivas con alta coherencia organizativa, pero aún asílos aspectos organizativos no se convierten en el elemento agluti-nante puesto que el partido muestra baja coherencia total. Por lotanto, la coherencia organizacional no desempeña el papel de co-herencia sustitutiva de ausencia de coherencia en otras cuestiones,sino que es una coherencia complementaria en caso de existir otrasfuentes de ésta, o acentúa la incoherencia en caso de darse en lasotras dimensiones.

COHERENCIA SUSTANTIVA

El cálculo de coherencia total que se incluía en el capítulo an-terior incluía los aspectos organizativos. La coherencia organiza-cional como se ha venido señalando, suele variar con las otras dosfuentes de coherencia y siempre se da en unos niveles inferiores alas otras dos por lo que parece no ser, al menos en América La-tina, una fuente de consenso realmente relevante. Por ello aquí sepropone una clasificación total de coherencia menos ligada al as-pecto organizacional y utilizando como principal criterio los ni-veles de coherencia de los partidos en las dimensiones ideológicay programática. La Tabla 4.4 recoge la clasificación de los parti-dos en base a esta suerte de coherencia sustantiva. Cinco partidosson caracterizados como de alta coherencia, lo que no significamonolitismo en sus actitudes, sino niveles elevados de acuerdo in-terno3. En estos partidos, es donde resultará más fácil predecir lasposturas del resto de miembros conociendo las de uno de ellos. En

3 Si se compara el contexto sistémico referido al grado de ideologización quedescribe Coppedge con el grado promedio de coherencia sustantiva, parece coin-cidir la evaluación sistémica y por partidos para los casos de Chile y Bolivia. Cop-pedge considera el caso chileno como ideologizado y según nuestro análisis con-tiene partidos coherentes en grado alto. Considera el caso boliviano como noideologizado y en esta investigación se obtiene un índice de baja coherencia. Unamenor coincidencia se encuentra en Argentina y en Ecuador, donde la coherenciaencontrada es más alta de lo que sugiere la clasificación sistémica de Coppedge.Estas diferencias pueden estar relacionadas con el hecho de que en la coherenciasólo se han analizado dos casos por sistema lo que es insuficiente para elaborarconclusiones definitivas sobre los sistemas de partidos en su conjunto. Además detodo ello, la diferencia no es tan marcada y no pone en duda la validez de una yotra clasificación. Si bien, según lo analizado aquí, parecería que hay diferenciasentre la competición partidista en Ecuador y Argentina que en la clasificación deCoppedge (1998b) no se recogerían. El caso que por el contrario presenta fuertesdisonancias de clasificación es el mexicano donde los partidos aparecen con nive-les medios de coherencia y, sin embargo, el autor considera altos niveles de ideo-logización del sistema. Dada la explicación de Coppedge se intuye que esta carac-

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CAPÍTULO 4. EL CARÁCTER DINÁMICO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

el otro extremo, siete casos presentan niveles bajos de coherenciasustantiva. Ello indica que, pese a un nivel funcional de acuerdos,las posturas de sus élites son coincidentes en pocos temas. Es másprobable que la mayor parte de la competencia la estructuren otrasfuerzas, como el clientelismo y el personalismo. Utilizando la ex-presión de Alcántara, los partidos, se asemejarían más a máqui-nas electorales que a máquinas programáticas4. En un término me-dio por su grado de coherencia se ubican el resto de los partidos.Como en todo ejercicio clasificatorio, el grupo de coherencia me-dia presenta algunas variaciones internas de modo que es el grupomenos homogéneo entre sí en sus niveles de coherencia. En el in-terior de este grupo, la coherencia es mayor en el PRD, PDC, FRGy PC, que en el resto de partidos caracterizados como de cohe-rencia media.

Algún trabajo reciente señala que Uruguay seguido de Chile,México y Argentina son los sistemas más coherentes, lo que con-cuerda con las conclusiones aquí esbozadas sobre las parejas departidos de estos sistemas5. Si bien en el caso argentino, según los

TABLA 4.4

Clasificación de partidos según niveles de coherencia sustantiva

TABLA 4.4

Clasificación de partidos según niveles de coherencia sustantiva

Alta Media Baja

EP-FA PDC ADNPLN PC PUSCUCR DP PLCFMLN PRSC PLHPPD PRD PNH

FRG ARENAANR PANguatPJPRIPANmexFSLNMNRPLRAMUPP-NP

FUENTE: Elaboración propia.

terización de México viene influenciada por la comparación con períodos anterio-res donde la ideologización del sistema aparece como considerablemente menor ymuy probablemente también la coherencia ideológico-programática de los parti-dos. De modo que ante esos niveles, obviamente la situación actual es etiquetablede más estructurada ideológica y programáticamente.

4 Alcántara (2004).5 Luna y Zeichmeister (2005).

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resultados obtenidos para el PJ y UCR existiría una ligera mayorcoherencia que para el PRI y el PAN. Aunque, estos dos presentanmenores diferencias entre sí en su coherencia que los argentinosque difieren más en sus niveles promedio. Ello podría sugerir unamayor variabilidad sistémica que redundara en mayor incoheren-cia si se incluyeran el resto de los partidos6.

Los partidos que han ofrecido algunas dudas para su clasifi-cación han sido, por una parte DP, que tenía coherencia baja enideología y organización y alta en programa y se ha concluido que,dada su trayectoria por componentes, era un partido de coheren-cia media. ADN, presentaba una situación similar, sin embargo elpartido boliviano ha ocupado puestos de baja coherencia en trescomponentes por lo que se le ha caracterizado de partido con bajacoherencia. De la misma forma, el PUSC combinaba alta cohe-rencia organizacional y baja en las otras dos dimensiones y se haclasificado como de baja coherencia.

4.2. Las variaciones diacrónicas de la coherencia partidista

Mediante la comparación entre coyunturas se muestra que lospartidos más proclives a cambios destacados son partidos con ni-veles extremos de coherencia (muy alta o muy baja), mientras quedonde es más probable que se mantengan niveles estables de co-herencia es en partidos con un nivel medio7. Esto no supone quemecánicamente los cambios en la coherencia a lo largo del tiempose produzcan en los casos extremos, de muy alta o muy baja co-herencia, sino que para éstos aumentan las probabilidades de cam-bio. Se comparan los cálculos utilizados en el análisis sincrónico

6 Más aún teniendo en cuenta que el PRD mexicano, incluido en el total deLuna y Zechmeister (2005), pero no estudiado en clave de coherencia en el pre-sente trabajo, es un partido que sin realizar un análisis empírico, los autores hantendido a caracterizarlo de altamente coherente. De modo que de incluirse los tresen un análisis de coherencia y comparar los resultados totales con un análisis demás partidos argentinos, además del justicialista y de la UCR, los niveles de cohe-rencia puede que fueran mayores en México.

7 No se realiza una comparación de la evolución de la coherencia total por-que, como se detallará más adelante, las preguntas disponibles de la dimensión or-ganizacional no son enteramente comparables en la parte del componente parla-mentario. De ahí que esta dimensión atienda sólo a la evolución del componentepartidista y, por lo tanto, se ha considerado más oportuno no calcular tampoco unacoherencia total de esta segunda coyuntura que diferiría en los indicadores utili-zados con respecto a la de la primera coyuntura.

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CAPÍTULO 4. EL CARÁCTER DINÁMICO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

de los capítulos anteriores con los nuevos cálculos relativos a lacoherencia en la segunda coyuntura, obtenidos, por lo tanto, a par-tir de respuestas de diputados de esos partidos en un momentoposterior en el tiempo8. Esto hablaría de que los partidos que al-canzan una coherencia de tipo medio suelen mantenerla a lo largodel tiempo en una suerte de equilibrio permanente.

Por dimensiones las variaciones más altas en términos abso-lutos se producen en las cuestiones organizacionales. Los partidoshan modificado más su grado de acuerdo interno en el compo-nente partidista de una coyuntura a otra que en los aspectos ideo-lógicos o en los relacionados con cuestiones programáticas. Por elcontrario, la dimensión más estable en su grado de coherencia hasido la de programa. Aunque con diferencias por componentes, losparlamentarios presentan niveles similares de acuerdo por partidoen la evaluación de los problemas y en sus soluciones. Frente aesta dimensión, la coherencia ideológica presenta casi el doble devariación, aunque niveles inferiores a la oscilación en la coheren-cia organizacional. Es sorprendente que la cuestión ideológica,siendo un tema de identidad que suele experimentar menores cam-bios tenga, por el contrario, mayores cambios que las cuestionesde programa. El transfuguismo característico de algunos sistemas,como el guatemalteco, podría dar cuenta de esta cuestión. De modoque los diputados que se agregan a los grupos parlamentarios pro-venientes de otros partidos podrían distorsionar las conclusionessobre la coherencia ideológica de un partido político. A su vez,puede que el carácter estructural de los problemas incluidos en lacuestión programática haga que los parlamentarios entrevistadosen esta segunda coyuntura, sigan generando el mismo grado deconsenso en su evaluación de los problemas y su solución. Y deahí que la coherencia programática varíe poco en comparación alas otras dimensiones.

Así las cosas, los partidos estudiados experimentan una osci-lación por término medio en su coherencia organizacional de cincounidades de desviación típica, cuatro en su coherencia ideológica,mientras que el programa tiene un promedio de cambio de dosunidades. Por su parte, las oscilaciones en cuestiones organizati-vas refuerzan el argumento de que la coherencia en estos aspec-

8 Si se comparan los N a partir de los cuales se ha medido la coherencia seaprecian diferencias entre coyunturas. Tal y como se explicó en el Capítulo 2, el Nde cada partido fue calculado en base a la fuerza del mismo en la Cámara. Por loque un N mayor en la segunda coyuntura indica que fueron entrevistados una pro-porción mayor de diputados de ese partido porque tenía un número más elevadode escaños en la Cámara, y viceversa.

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tos tiene un carácter menos estructural y más sujeto a dinámicascoyunturales.

La evolución de la coherencia en los catorce partidos permiterealizar una consideración respecto a la clasificación de coheren-cia total que se proponía en el capítulo anterior y que los dividíaen tres tipos (partidos con coherencia alta, media y baja). La pautaesperable sería que los partidos que se han considerado más co-herentes mantengan su condición en una coyuntura posterior, so-bre todo cuando el tiempo que separa a ambas es pequeño (infe-rior a cinco años generalmente). Sin embargo, no se puede afirmarque los partidos más estables hayan sido los más coherentes. Escierto que el PPD y el FMLN, que eran muy coherentes en la co-yuntura anterior, se han mantenido igualmente coherentes, demodo que sólo han experimentando pequeñas variaciones prome-dio. Pero al mismo tiempo, también se mantienen estables parti-dos que tenían baja coherencia. En este sentido, el PLH y el PLC,continúan siendo igual de incoherentes que en la coyuntura pre-cedente. De ahí que no se confirme que la estabilidad en los nive-les de coherencia sea sólo una cualidad de los partidos muy co-herentes, puesto que hay partidos incoherentes que también semantienen estables.

Por el contrario, es evidente que los cambios más destacados,tanto de aumento como de disminución de la coherencia, los pro-tagonizan partidos con baja coherencia en la coyuntura anterior.Así, ARENA es el que más ha aumentado su coherencia en el agre-gado de las tres dimensiones. En la situación contraria, de grandescenso de la coherencia, están el FRG y PAN de Guatemala yPLN y PUSC de Costa Rica, aunque estos últimos destacan sobretodo por su descenso en la coherencia organizacional que segúnse ha dicho exhibía grandes variaciones en la evolución diacrónicade la coherencia. Es más, PUSC incluso aumenta sus niveles decoherencia ideológica entre las dos coyunturas. De estos FRG yPLN eran partidos con coherencia media-alta, mientras que losotros dos partidos eran de coherencia baja en la anterior coyun-tura.

En base a esto se podría argumentar que, pese a que no hayuna pauta clara respecto a la evolución de la coherencia, hay in-dicios para afirmar que los aumentos grandes de coherencia, deproducirse, son esperables en partidos incoherentes. De la mismaforma, los aumentos de incoherencia se producen en partidos muycoherentes. Según esta fotografía, aquellos partidos con niveles in-termedios de coherencia tienen más probabilidad de permanecercon términos similares de coherencia en el tiempo que los muy co-herentes o poco coherentes que son más proclives a los cambios.

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CAPÍTULO 4. EL CARÁCTER DINÁMICO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

Parece por lo tanto que existen umbrales de coherencia funciona-les para los partidos en torno a los que se mueven, aumentando odisminuyéndola según coyunturas pero que, generalmente, buscanuna banda intermedia de coherencia.

Por otra parte, el signo positivo en la comparación de la co-herencia en dos coyunturas significa aumentos de la incoherencia,y el negativo descensos de ésta. En términos generales los cam-bios más destacados han sido en la dirección de descenso de la co-herencia ideológica. Aunque algunos partidos se han mantenidoestables en sus niveles de coherencia, destacando los valores casiidénticos que en las dos coyunturas tiene el PDC chileno, PLH hon-dureño y, en menor medida sus contrapartes, el PPD y el PNH.Destacan aumentos de la coherencia de magnitud considerable enel PUSC de Costa Rica y en el PAN mexicano. En el sentido in-verso y de mayor importancia que los cambios destacados, el PANguatemalteco, junto con el FMLN y el PLN han experimentado unincremento de los niveles de incoherencia entre sus filas. Los par-tidos que menos variación han experimentado en su coherencia enesta dimensión son los dos chilenos y el hondureño PLH. No obs-tante, son necesarios más casos para contrastar estas conclusio-nes. Además sería conveniente aumentar el intervalo temporal decomparación con el fin de determinar en qué partidos se puedehablar de cambios estructurales de modo que las transformacio-nes encontradas es esperable que tiendan a acentuarse, y los ca-sos en que, por el contrario, cabe argumentar que son variacionescoyunturales.

Con independencia de que en el siguiente capítulo se abordenlas variables con mayor fuerza explicativa de la coherencia, unaposible razón para el cambio en los niveles de coherencia ideoló-gica en el PAN puede ser el alto índice de transfuguismo que existepor el que los datos sobre ideología varían altamente en funciónde la coyuntura. Ajenjo y García Díez señalan que el PAN en la le-gislatura de 1995 a 1999 tuvo siete incorporaciones, procedentesen su mayoría de la bancada del FRG9. Algo parecido sucede enla siguiente legislatura (2000-2004) en que fueron elegidos dieci-nueve diputados panistas y en el momento de escribir estas pági-nas, según datos del Consejo de la República de Guatemala, sólodiez permanecen en el PAN. Al no disponer de datos sobre la rutade los diputados tránsfugas para los dos períodos está cuestiónqueda en suspenso para posteriores estudios.

El promedio de los niveles de coherencia de estos catorce par-tidos en todo el período estudiado apunta a que las dos organiza-

9 Ajenjo y García Díez (2001).

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ciones partidistas chilenas (PPD y PDC) aparecen como las máscoherentes en cuestiones ideológicas, mientras que las más incohe-rentes son el PLC nicaragüense y el PAN guatemalteco (Tabla 4.5).En la comparación diacrónica de la coherencia programática, loscatorce partidos se mantienen relativamente constantes (Tabla 4.6).Han tenido más peso los aumentos en la coherencia que los des-censos de la misma, lo que indicaría que los miembros de los par-tidos han evolucionado hacia una mayor coincidencia entre susmiembros en la evaluación y soluciones de los problemas. Destacael aumento de coherencia de ARENA y del PAN guatemalteco. Enla dirección contraria es notable el descenso de coherencia del PRIque en la coyuntura anterior ya se había evidenciado como par-tido incoherente en términos programáticos, en consonancia conla literatura que aborda este partido. En la consideración de losdos períodos estudiados el FMLN salvadoreño es el más coherenteen términos de programa (Tabla 4.6). En contraste, en el conjuntodel período temporal estudiado, los partidos más incoherentes alnivel programático son ARENA y PAN de Guatemala.

Por componentes, existe más estabilidad en el tiempo en la co-herencia de los partidos respecto a la relevancia de una serie deproblemas que en la definición de las estrategias más idóneas enrelación al grado de intervención del Estado y sobre el Gasto Pú-blico (Tabla 4.6). Ha habido menos aumento de la coherencia enel componente de estrategia que en el de evaluación10. De hecho,en el componente de estrategia pesan más los descensos de la co-herencia que los aumentos de la misma a diferencia de la evalua-ción de los problemas donde los cambios que han predominadohan sido los de aumento del grado de acuerdo interno. Los parti-dos han tendido a incrementar su coherencia en cuestiones de eva-luación de problemas y a disminuirlo en las soluciones a los pro-blemas.

Finalmente, la Tabla 4.8 muestra que en cuestiones organiza-tivas se han producido cambios importantes en los niveles de co-herencia, siendo los más fuertes aquellos que han supuesto incre-mentar los niveles de incoherencia. Destaca el PUSC que evidenciaa unos miembros que han aumentado notablemente su nivel dedesacuerdo en temas de organización del partido. A su vez, tam-bién en ARENA se ha producido un cambio agudo en la direcciónde aumento de la coherencia en el componente partidista. La evo-lución en la dimensión organizativa se calcula únicamente aten-

10 La pregunta sobre evaluación de la importancia de la democratización dela vida pública se ha excluido en la coherencia del componente de evaluación dela segunda ola.

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CAPÍTULO 4. EL CARÁCTER DINÁMICO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

TABLA 4.5

Evolución coherencia dimensión ideológica

TAB

LA

4.5

Evo

luci

ón c

oher

enci

a di

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LETICIA M. RUIZ RODRÍGUEZ

146

TABLA 4.6

Evolución coherencia dimensión programática

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147

CAPÍTULO 4. EL CARÁCTER DINÁMICO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

TABLA 4.7

Evolución coherencia en la dimensión organizativa

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LETICIA M. RUIZ RODRÍGUEZ

148

TABLA 4.8Evolución coherencia en el componente partidista

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149

CAPÍTULO 4. EL CARÁCTER DINÁMICO DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

diendo a uno de los componentes, el partidista, ya que las pre-guntas que se utilizan para el componente parlamentario se for-mularon de diferente modo en la oleada de datos obtenidos en lasegunda coyuntura. En lugar de solicitar a los entrevistados la eva-luación de la importancia como diputado de una serie de tareasse les solicita la selección de las tres tareas a las que atribuyen ma-yor relevancia11. Estas diferencias en el planteamiento de las op-ciones de respuesta impiden la comparación de los índices de co-herencia que se obtendrían bajo esta fórmula de respuesta con losutilizados en la comparación sincrónica. Por esta misma razón seha eliminado una pregunta del componente partidista (la relativaa la relevancia como diputado de defender los intereses del par-tido) en todos los partidos excepto los dos mexicanos y los dos sal-vadoreños, donde sí eran comparables las respuestas. A pesar deno ser idénticas las mediciones objeto de estudio, se ha decididocomparar la evolución del partido en este componente, teniendoen cuenta esta variación.

11 Ver Anexo 4 para una trascripción textual de las preguntas y opciones derespuesta.

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151

CAPÍTULO 5

LA EXPLICACIÓN DE LA COHERENCIA PARTIDISTA: LOS PARTIDOS Y SU ENTORNO

Casi de forma simultánea al interrogante sobre grados de co-herencia de los partidos políticos surge la pregunta sobre las ra-zones que explican estas diferencias entre partidos. ¿Por qué unospartidos políticos los forman miembros que están de acuerdo en-tre sí en un gran número de temas, mientras que en otros partidoshay altos niveles de desacuerdo? Si la coherencia partidista tieneimportantes efectos sobre la naturaleza de los partidos y sobre susactuaciones hacia el exterior parece relevante esclarecer esta pre-gunta. Este capítulo se dedica a la explicación de la coherenciapartidista sopesando los efectos de factores de diversa índole.

Como se anticipaba en el segundo capítulo la literatura sugiereque la coherencia partidista tiene orígenes multicausales. Muchasson las variables que participan e influyen en el grado de acuerdoque existe en el interior de los partidos políticos. Los efectos de lamayoría de éstas no han sido comprobados empíricamente, sinosólo apuntados en reflexiones teóricas. A continuación se estudiala relación individual que algunas de las variables relativas al parti-do y algunas variables del entorno económico-institucional, inclui-das las del sistema de partidos, tienen en la coherencia partidista.No siempre una relación entre dos variables asegura la existenciade causalidad. Por ello se distinguirá entre aquéllas s con relacio-nes causales con la coherencia partidista y variables con relacio-nes de variación conjunta sin causalidad probada.

En el primer apartado se analiza la relación de la coherenciapartidista con variables endógenas al partido. Los efectos de laideología del partido, de su tamaño, de su la edad, de su origen ydel modo en que selecciona a los candidatos son incluidos en elanálisis explicativo. Además se analizará la relación de covariacióncon el rendimiento electoral. En el segundo apartado la atenciónse centra en el entorno económico-institucional. Así se evaluará elimpacto sobre la coherencia partidista del grado de desarrollo so-cioeconómico y el tamaño de los distritos, junto con variables delsistema de partidos, tales como la polarización y el número efec-

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LETICIA M. RUIZ RODRÍGUEZ

152

tivo de partidos. Después de lo cual se explora la covariación dela coherencia partidista con dos aspectos sistémicos: el grado deestructuración programática del electorado y la institucionaliza-ción del sistema de partidos. Para todas ellas la relación con la co-herencia se analizará individualmente. Finalmente, el tercer apar-tado indaga en lo sucedido en aquellos partidos donde se hanproducido los cambios más destacados en los niveles de coheren-cia partidista con el fin de determinar si se deben a transforma-ciones de las variables a las que se les ha atribuido efectos de cau-salidad y con ello reforzar los argumentos de carácter explicativo.

5.1. Niveles de coherencia partidista y características del partido

Las variables relacionadas con el origen de los partidos pue-den condicionar la coherencia del partido. Por una parte, la ideo-logía que defiende el partido es uno de los aspectos clave en estosprocesos. Los individuos tienden a afiliarse y a permanecer en par-tidos que tiene coordenadas ideológicas similares a las propias.Pero, a la vez, dependiendo del grado de ideologización del par-tido los individuos estarán más o menos dispuestos a involucrarseen ese partido. Se suele pensar que los partidos de la órbita de laizquierda presentan mayores niveles de ideologización. Es el casode partidos socialistas como el PS chileno o el FSLN nicaragüense.Aunque hay algunos partidos de derecha que son percibidos comoaltamente ideologizados, como la UDI de Chile. Si fuera cierto queen los partidos de izquierda la ideología es más relevante en la di-námica partidista que en partidos de derecha, quienes se inscri-ben o participen en ellos serán individuos para los que la ideolo-gía sea un elemento crucial y buscarán que la suya coincida conla del partido.

Otras características definitorias de la naturaleza de los parti-dos generan situaciones que facilitan o dificultan la aparición deconsenso entre quienes componen los partidos. Como sucede encualquier organización o grupo humano, las probabilidades deconsenso disminuyen a medida que aumenta el número de perso-nas que componen el grupo. Así, el tamaño del partido puede con-dicionar las posibilidades de acuerdos internos: grupos pequeñosson más proclives que grupos más extensos a llegar a acuerdos.Del mismo modo, la edad del partido y su origen puede que im-pacte en los niveles de coherencia partidista. En fechas cercanasal origen de los partidos es más probable que lo conformen per-sonas que convergen intensamente con el proyecto ideológico y

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153

CAPÍTULO 5. LA EXPLICACIÓN DE LA COHERENCIA PARTIDISTA: LOS PARTIDOS

programático. Con el paso del tiempo, a medida por lo tanto queaumenta la edad del partido, estos acuerdos internos son suscep-tibles de perder intensidad. Pero también el origen del partido tienesus efectos en el grado de coherencia. Partidos que nacen vincu-lados a líderes carismáticos y proyectos personalistas puede quetengan mayores dificultades para lograr niveles de coherencia par-tidista moderados. Finalmente, el modo en que se selecciona a loscandidatos condiciona el tipo de líderes que representan al par-tido, con el consecuente impacto sobre la naturaleza del partido yespecíficamente sobre los niveles de coherencia interna. No es lomismo un partido donde la selección de los candidatos es inclu-siva que donde ésta se realiza por una cúpula restringida. Las pro-babilidades de que las visiones programáticas del partido sean re-levantes parece más alta en el primer escenario que en el segundo,donde relaciones clientelares y personalistas podrían ser decisivas.

Hay otras variables con las que la coherencia partidista pre-senta relaciones, si bien no se puede defender un patrón de cau-salidad. La coherencia partidista está relacionada con los nivelesde éxito electoral de los partidos. Sobre la dirección de la relaciónhay disenso. La evidencia parece apuntar a que el electorado nocastiga a los partidos con ideologías y programas laxos. Al con-trario, los partidos más exitosos electoralmente en América Latinase asemejan a los de tipo «atrápalo todo». En este escenario es per-tinente aclarar la relación entre rendimiento electoral y coheren-cia partidista para predecir las tendencias futuras en cuanto al mo-delo de partidos que se perfila para la región. Se comprobará que,tal como las aproximaciones sobre los partidos atrapalotodo de-fienden, aquellos más difusos ideológica y programáticamente sonlos más exitosos.

Las variables causales y la variable covariante serán analiza-das individualmente en su relación con la coherencia partidista.La Tabla 5.1 recoge el modo en que se han operacionalizado elconjunto de variables cuyo denominador común es su referenciaa características del partido político. Se procede seguidamente aun análisis de correlaciones y de las sucesivas regresiones con unasola variable explicativa cada vez1. El estudio de más variables si-multáneamente alteraría (aumentando o disminuyendo) los efec-tos de alguna de ellas. En este sentido un análisis multivariantesería una empresa oportuna ya que permitiría ver el comporta-

1 En el Anexo 4 se encuentra un mayor detalle de la construcción de dichosindicadores y del significado de los valores. Por su parte, los valores de la variabledependiente serán los obtenidos de los cálculos de coherencia total, por dimensio-nes y componentes expuestos en los capítulos anteriores.

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LETICIA M. RUIZ RODRÍGUEZ

154

miento de las variables explicativas si se tiene en cuenta la inter-acción con otras. Sin embargo, el número de casos (veintiséis par-tidos políticos) impide un análisis integrado de todas las variablesrelacionadas con la coherencia. Otro aspecto que aquí no se ex-plora pero que en un análisis de dos o más variables habría quetener en cuenta es que algunas de estas potenciales variables in-dependientes presentan relaciones entre sí. En cuyo caso se ten-drían que hacer los controles pertinentes de colinealidad para noinflar artificialmente los efectos de alguna de las variables por laexistencia de relación con otras incluidas en el modelo.

LAS CARACTERÍSTICAS DE LOS PARTIDOS COMO CAUSAS

DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

La ideología del partido y su tamaño (en el parlamento) sonvariables que tienen una relación significativa con la coherenciatotal de cada partido (Tabla 5.2). La edad, por el contrario, no pa-rece tener relación con el grado de coherencia, aunque si se pro-fundiza en esta cuestión descubriendo un umbral a partir del cual

TABLA 5.1

Operacionalización de las variables relativas al partido

TABLA 5.1

Operacionalización de las variables relativas al partido

Variable Indicador Fuente

FUENTE: Elaboración propia.

Ideología del partido – Ubicación ideológica delpartido

– Intensidad ideológica delpartido

– Elaboración propiaa partir de PELA

– Elaboración propiaa partir de PELA

Tamaño partido – Promedio tamaño parla-mentario del partido

– A partir de resulta-dos electorales enPayne (et al.) (2002)

Edad del partido – Diferencia entre el año enque se realizaron las en-trevistas y el año de fun-dación del partido

– Elaboración propiaa partir de Marenghi(2001) y PELA

Modo de selección candidatos

– Tipo de proceso electoralinterno para configura-ción listas a Cámara Baja

– Elaboración propiaa partir de Marenghi(2001)

Origen del partido – Origen como partidos: Ar-mado personal, Armadocolectivo, Civil personal ocivil colectivo

– Alcántara (2004)

Rendimiento electoraldel partido

– Índice de rendimientoelectoral

– Alcántara (2004)

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Page 167: Leticia Ruiz Rodriguez Tese Coerência partidária na América Latina

155

CAPÍTULO 5. LA EXPLICACIÓN DE LA COHERENCIA PARTIDISTA: LOS PARTIDOS

TABLA 5.2

Correlaciones de la coherencia partidista con variables relativas al partido

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2626

2626

26

coh

ide

,555

**,3

70–,

077

,640

*,2

531

,110

,273

,834

**S

ig.

(bil

ater

al)

,003

,063

,709

,046

,213

,591

,177

,000

N26

2626

1026

2626

2626

coh

pro

,487

*,1

84–,

190

–,01

3,3

38,1

101

–,13

5,4

74*

Sig

. (b

ilat

eral

),0

12,3

69,3

53,9

72,0

91,5

91,5

12,0

15N

2626

2610

2626

2626

26

coh

org

,316

,138

,224

,511

,241

,273

–,13

51

,540

**S

ig.

(bil

ater

al)

,116

,501

,270

,131

,236

,177

,512

,004

N26

2626

1026

2626

2626

coh

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25**

,389

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044

,657

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al)

,000

,050

,831

,039

,031

,000

,015

,004

N26

2626

1026

2626

2626

*L

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0,0

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FU

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PE

LA

.

151-186 CoheParti-1C 5/11/07 07:57 Página 155

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LETICIA M. RUIZ RODRÍGUEZ

156

los años desde la fundación del partido es una variable relevantepara explicar los niveles de coherencia partidista. Con los datosexistentes, ni el origen ni el tipo de selección de candidatos mues-tran efectos directos sobre la coherencia partidista.

– La ideología del partido: Es uno de los aspectos que más ca-rácter imprime sobre la naturaleza del partido. De ahí que consti-tuya una de las características que la literatura ha tendido a des-tacar, sobre todo en el caso europeo, como elemento central dedistinción entre unos partidos y otros. La relación significativa en-tre ideología y coherencia total sugiere que cuanto más a la dere-cha se ubica un partido, más incoherente tiende a ser. Esta rela-ción es bastante alta si se tiene en cuenta el R cuadrado (Tabla 5.3,Modelo 1). Nuestros casos de estudio confirman esta relación,ARENA, que es de todos los partidos estudiados el que está ubi-cado como promedio más a la derecha del continuo ideológico, re-sulta ser de los más incoherentes. Junto a éste, en grado de inco-herencia, se encuentra ADN que, a su vez, también está bastantea la derecha en la citada escala.

Con el fin de evitar el riesgo de un argumento circular en elque la ideología sea variable dependiente y a su vez se utilice comovariable independiente, en el Modelo 2 (de la Tabla 5.3) se eliminala ideología de la medición de coherencia que ahora sólo recogeel acuerdo interno en cuestiones de programa y organización. Eneste caso se comprueba que la ideología continúa teniendo un im-pacto significativo, aunque es cierto que ha perdido poder expli-cativo (ha descendido el R cuadrado). Sin embargo, mantiene ca-pacidad predictiva sobre los niveles de coherencia de los partidospolíticos y conserva la dirección de la relación entre las variables.Según todo ello, los partidos de izquierda han tendido a generarprocesos de socialización más intensivos que los partidos de de-recha. A su vez, los distintos aspectos que componían su ideolo-gía han tendido a conservar una relación de mayor consistenciainterna. Ello se traduce en los niveles de coherencia de partidosde izquierda frente a la de los partidos de derecha.

Una variante de la medición del impacto de la ideología es con-siderar el grado de intensidad ideológica del partido, dejando a unlado si ésta se produce a la derecha o a la izquierda del continuo.Es esperable que los partidos que ocupan los extremos de izquierdao de derecha sean más coherentes en su interior. Pero, con la evi-dencia disponible parece que la ubicación ideológica más que laintensidad de la misma tiene una mayor fuerza explicativa en loscasos estudiados. Cinco partidos de los veintiséis estudiados pre-sentan alta intensidad ideológica en el sentido de ocupar los ex-

151-186 CoheParti-1C 5/11/07 07:57 Página 156

Page 169: Leticia Ruiz Rodriguez Tese Coerência partidária na América Latina

157

CAPÍTULO 5. LA EXPLICACIÓN DE LA COHERENCIA PARTIDISTA: LOS PARTIDOS

TABLA 5.3

Regresiones individuales: variables del partido

TABLA 5.3

Regresiones individuales: variables del partido

Resumen del modelo 1

Modelo R R cuadrado R cuadrado corregida Error típ. de la estimación

1 .725 .526 .506 4.2974

a Variables predictoras: (Constante), IDEOLOGÍA.

ANOVA

Modelo Suma de cuadrados gl Media cuadrática F Sig.

1 Regresión 492.234 1 492.234 26.654 .000

Residual 443.215 24 18.467

Total 935.449 25

a Variables predictoras: (Constante), IDEOLOGÍA.b Variable dependiente: COHTO.

Coeficientes

Coeficientes Coeficientesno estandarizados estandarizados t Sig.

Modelo B Error típ. Beta

1 (Constante) 29.455 2.458 11.983 .000

IDEOLOGÍA .226 .044 .725 5.163 .000

a Variable dependiente: COHTO.

Resumen del modelo 2

Modelo R R cuadrado R cuadrado corregida Error típ. de la estimación

1 .615 .378 .352 2.8380

a Variables predictoras: (Constante), IDEOLOGÍA.

ANOVA

Modelo Suma de cuadrados gl Media cuadrática F Sig.

2 Regresión 117.434 1 117.434 14.581 .001

Residual 193.297 24 8.054

Total 310.731 25

a Variables predictoras: (Constante), IDEOLOGÍA.b Variable dependiente: PROORG.

Coeficientes

Coeficientes Coeficientesno estandarizados estandarizados t Sig.

Modelo B Error típ. Beta

2 (Constante) 22.330 1.623 13.756 .000

IDEOLOGÍA .110 .029 .615 3.818 .001

a Variable dependiente: PROORG.

151-186 CoheParti-1C 5/11/07 07:57 Página 157

Page 170: Leticia Ruiz Rodriguez Tese Coerência partidária na América Latina

LETICIA M. RUIZ RODRÍGUEZ

158

TABLA 5.3 (Continuación)

Resumen del modelo 3

Modelo R R cuadrado R cuadrado corregida Error típ. de la estimación

3 .389 .151 .116 5.7518

a Variables predictoras: (Constante), PROMPESO.

ANOVA

Modelo Suma de cuadrados gl Media cuadrática F Sig.

3 Regresión 141.465 1 141.465 4.276 .050

Residual 793.984 24 33.083

Total 935.449 25

a Variables predictoras: (Constante), PROMPESO.b Variable dependiente: COHTO.

Coeficientes

Coeficientes Coeficientesno estandarizados estandarizados t Sig.

Modelo B Error típ. Beta

3 (Constante) 34.774 3.386 10.270 .000

PROMPESO 18.739 9.062 .389 2.068 .050

a Variable dependiente: COHTO.

Resumen del modelo 4

Modelo R R cuadrado R cuadrado corregida Error típ. de la estimación

4 .657 .431 .360 5.6860

a Variables predictoras: (Constante), EDAD < 25 años.

ANOVA

Modelo Suma de cuadrados gl Media cuadrática F Sig.

4 Regresión 196.174 1 196.174 6.068 .039

Residual 258.643 8 32.330

Total 454.817 9

a Variables predictoras: (Constante), EDAD < 25 años.b Variable dependiente: COHTO.

Coeficientes

Coeficientes Coeficientesno estandarizados estandarizados t Sig.

Modelo B Error típ. Beta

4 (Constante) 32.932 4.301 7.657 .000

EDAD < 25 años .740 .301 .657 2.463 .039

a Variable dependiente: COHTO.

151-186 CoheParti-1C 5/11/07 07:57 Página 158

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159

CAPÍTULO 5. LA EXPLICACIÓN DE LA COHERENCIA PARTIDISTA: LOS PARTIDOS

tremos del continuo ideológico izquierda-derecha (ARENA; EP-FA,FMLN, FSLN, PRSC). De ellos, ARENA es el único que combinaintensidad ideológica con baja coherencia (50,87). FSLN y PRSCcombinan alta intensidad ideológica pero con coherencia de tipomedio (42,17 y 43,52, respectivamente).

– El tamaño del partido: Se toma como indicador el promediode su tamaño relativo en el conjunto de la Cámara. Los partidosque generalmente han tenido altos niveles de representación par-lamentaria tienden a ser más incoherentes. La evidencia parece su-gerir que es plausible la hipótesis de que en partidos más peque-ños donde las posibilidades de éxito electoral suelen ser menores,los individuos que se afilian y que mantienen su pertenencia lo ha-gan siguiendo criterios ideológico-programáticos2. Es más proba-ble encontrar en partidos pequeños a individuos «busca políticas»lo que confiere al partido en su conjunto una naturaleza de es-tructuración en torno a cuestiones sustantivas mayor de la que esprobable que exista en aquellos de mayor tamaño donde el incen-

2 Con otras operacionalizaciones de esta variable, como el número de afiliadospor partido, sería esperable encontrar la misma relación con la coherencia total.

GRÁFICO 5.1

Coherencia partidista e ideología del partido

coht

o

80,0060,0040,0020,000,00

ideología

55,00

50,00

45,00

40,00

35,00

30,00 ucr

puscprsc

pri

prd

ppd

pnh

plra

pln

plh

plc

pj

pdcpc

panmexmupp-np

fsln

frg

fmln

ep-fa

dp

arenaadn

Sq r lineal =0,526

FUENTE: Elaboración propia.

151-186 CoheParti-1C 5/11/07 07:57 Página 159

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LETICIA M. RUIZ RODRÍGUEZ

160

tivo de conseguir beneficios personales, derivados del éxito elec-toral, puede entrecruzarse con orientaciones de tipo ideológico-programático. Con ello no se argumenta que partidos de tamañogrande no puedan ser coherentes, sino que las probabilidades decoherencia son más altos cuando los partidos son pequeños. Noobstante, hay que señalar que, en comparación con la ideología,la variable tamaño del partido (al menos tal y como aquí se haoperacionalizado) tiene un peso mucho menor en el valor que ad-quiere la coherencia total (Tabla 5.3, Modelo 3).

– La edad del partido: En principio no se revela con efectos sig-nificativos sobre el grado de coherencia. No obstante, estudios an-teriores sugerían que niveles más altos de coherencia se encuen-tran en los partidos más jóvenes. De hecho, con los catorce partidosque surgieron hace menos de veinticinco años (tomando como re-

GRÁFICO 5.2

Coherencia partidista y tamaño del partido

0,600,500,400,300,200,100,00

tamaño del partido (en el legislativo)

55,00

50,00

45,00

40,00

35,00

30,00

cohe

renc

ia to

tal

ucr

pusc

prscpri

prdppd

pnh

pln

plh

pj

pdc

pcpanmex

pangua

mupp-np

fsln

frg

fmln

ep-fa

dp

arena

adn

Sq r lineal =0,151

FUENTE: Elaboración propia.

151-186 CoheParti-1C 5/11/07 07:57 Página 160

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161

CAPÍTULO 5. LA EXPLICACIÓN DE LA COHERENCIA PARTIDISTA: LOS PARTIDOS

ferente para calcular su edad la diferencia entre el año de naci-miento y el momento en que fueron realizadas las entrevistas), elimpacto de la edad resulta significativo (Tabla 5.3, Modelo 4). Se-gún éste, mayor edad del partido supone un aumento del nivel deincoherencia. De alguna manera se confirma una tendencia a queel paso de los años muestre a los partidos que la flexibilización desus posturas ideológico-programáticas constituye una estrategiamaximizadora de votos. Ello sin perjuicio de que existan excep-ciones claras a esta pauta, tanto dentro del grupo de partidos jó-venes, como es el caso de ARENA que ha resultado ser muy inco-herente, en el conjunto de los partidos analizados o la UCR, quees un partido con alta coherencia y es de los más antiguos de losque aquí se estudian.

– Origen del partido y modo de formación de candidaturas: Enel análisis realizado se aprecian únicamente relaciones muy laxasentre cada una de estas dos variables y la coherencia partidista.Los coeficientes de asociación de las tablas de contingencia mues-tran que ni el origen, ni el tipo selección de candidatos tienen efec-tos significativos sobre la coherencia (Tablas 5.4 y 5.5). No obstan-te, destaca que de los partidos estudiados ninguno de los que surgede un proyecto personalista tiene alta coherencia. A la vez, de losque tienen coherencia baja, la mayoría son el resultado de un pro-yecto civil colectivo3. En lo referido a la formación de candidaturasno se puede establecer una tendencia clara entre el modo en quese eligen los candidatos y el grado de coherencia de los partidos.

Pero conviene subrayar que sólo en uno de los partidos dondese eligen los candidatos en reuniones de una cúpula es alta la cohe-rencia. Ello concuerda con el argumento del personalismo en losnombramientos como dinámica que desincentiva la consideraciónde las orientaciones programático-ideológicas de los candidatos yque, por lo tanto, disminuye los niveles de coherencia partidista.Por otra parte, parece que los partidos incoherentes son más im-probables donde los candidatos resultan elegidos mediante unaconvención, puesto que estos casos reúnen a los partidos con ma-yores niveles de coherencia. Los efectos sobre la coherencia parti-dista del tipo de nombramiento parecen ser contrarios a los quegenera sobre la disciplina partidista. Bowler señalaba que cuantomás haya intervenido el partido en la carrera política del candi-dato mayores serán los niveles de disciplina de éste4. Aquí parecesugerirse, por el contrario, que la concentración de la selección de

3 Se ha seguido la clasificación de Alcántara (2004) sobre origen de los par-tidos.

4 Bowler (et al.) (1999).

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candidatos entre un número limitado de altos puestos dentro delpartido, no asegura que sea el criterio de afinidad de las orientacio-nes de los candidatos en temas sustantivos con los que promueveel partido el que se utilice, por lo que no se asegura la generaciónde coherencia en los partidos bajo estas fórmulas de reclutamientode líderes.

LA COVARIACIÓN ENTRE RENDIMIENTO ELECTORAL

Y COHERENCIA PARTIDISTA

Hay relaciones de la coherencia con otras variables que gene-ran variación simultáneamente sin causalidad. En estos casos hayun patrón de influencia bidireccional con la coherencia partidista,por lo que no se puede argumentar una relación causal, o al me-

TABLA 5.4

Coherencia total y origen del partido

TABLA 5.4

Coherencia total y origen del partido

COHERENCIA TOTALORIGEN

Alta Media BajaTotal

Armado FRG ADN 4personal PRD

PJ

Civil PRSC PANguat 2personal

Armado FMLN PRI PNH 4colectivo FSLN

Civil UCR PANmex 16colectivo PPD DP PUSC

PLN MNR PLHEP-FA MUPP-NP PLC

PC ARENAPLRAANRPDC

Total 5 14 7 26

Medidas simétricas

Valor Sig. aproximada

Nominal por nominal Phi ,299 ,888

V de Cramer ,211 ,888

N de casos válidos 26

a Asumiendo la hipótesis alternativa.b Empleando el error típico asintótico basado en la hipótesis nula.FUENTE: Elaboración propia a partir de Alcántara (2004).

151-186 CoheParti-1C 5/11/07 07:57 Página 162

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163

CAPÍTULO 5. LA EXPLICACIÓN DE LA COHERENCIA PARTIDISTA: LOS PARTIDOS

nos no en una única dirección. Ese es el caso del rendimiento elec-toral (Tabla 5.2). Anteriormente se comprobaba que la fuerza par-lamentaria del partido, como indicador del tamaño del partido, erauna variable explicativa de la coherencia. Desde una perspectivamás amplia que no sólo atiende a la fuerza en el Legislativo, sinoa los puestos de representación política conseguidos en eleccionesde todos los ámbitos, se aborda la relación entre rendimiento elec-toral de los partidos y coherencia de los mismos. Se compruebaque existe relación entre ambos aspectos. Esto concuerda con laidea de que los partidos más pequeños en el ámbito parlamenta-rio son los más coherentes y los más grandes y de mayor éxitoelectoral en todas las esferas (incluida la parlamentaria) son másincoherentes. Así, mayores niveles de coherencia están asociados

TABLA 5.5

Coherencia total y tipo de formación de candidaturas

TABLA 5.5

Coherencia total y tipo de formación de candidaturas

COHERENCIA TOTAL

Alta Media BajaTotal

FORMCAND cúpula UCR PRSC ADNPRD PLCPJ PUSCDP

convención PLN FRG PANguat 13PPD MNR ARENAEP-FA FSLN PLHFMLN PANmex

MUPP-NPPC

cerradas PDC 3ANRPLRA

abiertas PNH 1

Total 5 13 7 25

Medidas simétricas

Valor Sig. aproximada

Nominal por nominal Phi ,521 ,342

V de Cramer ,368 ,342

Coeficiente de contingencia ,462 ,342

N de casos válidos 25

a Asumiendo la hipótesis alternativa.b Empleando el error típico asintótico basado en la hipótesis nula.FUENTE: Elaboración propia a partir de Alcántara (2002).

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LETICIA M. RUIZ RODRÍGUEZ

164

con peores rendimientos electorales. Un cierto nivel de incohe-rencia aumenta las posibilidades de obtener buenos resultadoselectorales. No obstante, la cuestión del éxito electoral está me-diada por el número de partidos existente: las posibilidades de éxitoaumentan a medida que desciende el número de oponentes, es de-cir a medida que disminuye el número de partidos. De ahí que sise controla la relación entre éxito electoral y coherencia total porel número efectivo de partidos la relación disminuye, pero aún asícontinua siendo significativa y en la misma dirección (0,3803 conun nivel de significación del 0.01).

Este hallazgo encaja con el enfoque del votante medio de Downsy con el posterior enfoque de partidos «atrápalo todo» de Kirch-heimer5. Ambos situaron la desestructuración programático-ideo-lógica de los partidos como estrategia electoral para obtener el ma-yor número de votos posible6. Específicamente en América Latinaesta relación entre coherencia y rendimiento electoral era débil yrequería de mayor exploración7. Ahora bien, con este aspecto delpartido no se puede establecer relación causal ya que en términoslógicos no se sostendría un argumento que mantuviera que un au-mento del rendimiento significa que una disminución de la coheren-cia. Más bien, sería oportuno argumentar que la coherencia incidesobre el rendimiento electoral, situándola, por lo tanto, como va-riable independiente y examinando sus efectos sobre el éxito de lospartidos en elecciones. Pero, puesto que este ejercicio excede a losobjetivos del presente trabajo, aquí se apunta la relación significa-tiva entre coherencia y rendimiento electoral para una exploraciónen otros trabajos de la coherencia como variable independiente.

Ahora bien, el éxito de los partidos incoherentes es pasajero,tal y como sugiere la relación entre volatilidad e incoherencia (Ta-bla 5.2). Si los partidos incoherentes están en sistemas con alta vo-latilidad eso implica que su éxito electoral probablemente sea pa-sajero. No obstante en esta relación media el número de partidosexistente en el sistema. Si existieran más casos se podría profun-dizar en la cuestión de la durabilidad del éxito en partidos inco-herentes para ver en qué medida es cierta la afirmación de que lospartidos incoherentes tienen grandes éxitos electorales pero de ca-rácter efímero. Así, partidos incoherentes como el PLC nicara-güense o el salvadoreño ARENA que aparecen en la clasificaciónde rendimiento electoral de Alcántara (2004) como muy exitosos

5 Downs (1957) y Kirchheimer (1966).6 En la actualidad sostienen este argumento otros autores como Levitsky

(2003).7 Morgenstern y Hawkins (2003).

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165

CAPÍTULO 5. LA EXPLICACIÓN DE LA COHERENCIA PARTIDISTA: LOS PARTIDOS

electoralmente en la década de los años noventa sería previsibleque experimentaran quiebres de su éxito electoral. Como se señalamás adelante ARENA ya ha comenzado su declive en lo que afuerza parlamentaria se refiere y el PLC está inmerso en una se-rie crisis que le puede abocar a la fractura.

5.2. Niveles de coherencia partidista y características del entorno

Junto a variables relativas al partido, el entorno genera un con-texto que favorece la adquisición de determinados niveles de co-herencia partidista. Por una parte, el desarrollo socioeconómicoredunda en una ciudadanía más formada y con tendencia a de-mandar representación programática, al ser menos manipulablemediante dinámicas clientelares. En estos contextos los partidossuelen encontrar incentivos para presentar un proyecto progra-mático creíble y aceptado por sus miembros. A la vez, el entornoinstitucional genera un contexto favorable a la coherencia. En con-creto se estudia el impacto del tamaño de los distritos en la acti-

GRÁFICO 5.3

Coherencia partidista y rendimiento electoral

0,8000,7000,6000,5000,4000,3000,2000,100

rendimiento electoral

55,00

50,00

45,00

40,00

35,00

30,00

cohe

renc

ia to

tal

ucr

puscprsc

priprd

ppd

pnh

plra

pln

plhplc

pj

pdc

pcpanmex

pangua

mupp-np

fsln

fmln

ep-fa

dp

arena

anr

adn

mnr

FUENTE: Elaboración propia a partir de PELA.

151-186 CoheParti-1C 5/11/07 07:57 Página 165

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LETICIA M. RUIZ RODRÍGUEZ

166

vidad programático-ideológica del partido. Se espera encontrar quecuanto más pequeñas son las circunscripciones en un sistema po-lítico más personalismo hay en la relación con el electorado, que-dando relegadas a un segundo plano las cuestiones programáticas.Relacionado con el sistema de partidos se analizan los efectos dela polarización y del número de partidos políticos. Se verá si laexistencia de grandes diferencias entre los partidos que ocupan lasposiciones más extremas en el espectro ideológico son un incen-tivo para la coherencia partidista. Así mismo, se comprobará si unalto número de partidos está relacionado con mayores niveles decoherencia partidista al ser entornos donde para la maximizaciónde votos es más racional la diferenciación programática.

En cuanto a las pautas de covariación, se comprueba si el gradode estructuración en torno a cuestiones sustantivas presenta rela-ción con el grado de institucionalización de los sistemas de parti-dos. Si la institucionalización de un sistema de partidos ilustra unasituación en la que los partidos tienen expectativas estables y cla-ras respecto a las posturas y acciones de otros partidos, es espe-rable que ese sistema esté formado por al menos algunos partidoscoherentes. Y al revés, es esperable que partidos coherentes per-tenezcan a sistemas institucionalizados puesto que la estabilidad

TABLA 5.6

Operacionalización de las variables relativas al entorno

TABLA 5.6

Operacionalización de las variables relativas al entorno

Variables Indicador Fuente

Grado de desarrollo socioeconómico

– PIB per capita– IDH

– PNUD (1999)– PNUD (1999) (2003)

Tamaño del distrito – Magnitud de la cir-cunscripción

– Número de circuns-cripciones

– Payne (et al.) (2002)– PELA

Oferta partidista existente

– Número efectivo departidos políticos

– Payne (et al.) (2002)

Polarización del sistema de partidos

– Polarización de la so-ciedad

– Payne (et al.) (2002)basado en datos delLatinobarómetro parael período 1996-1999

Institucionalización del sistema de partidos

– Índice de instituciona-lización

– Mainwaring y Scully(1995)

Estructuración programático-ideológicadel electorado

– Índice de Volatilidaden elecciones a Cá-mara Baja

– Payne (et al.) (2002)

151-186 CoheParti-1C 5/11/07 07:57 Página 166

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167

CAPÍTULO 5. LA EXPLICACIÓN DE LA COHERENCIA PARTIDISTA: LOS PARTIDOS

en otros aspectos influiría en la estabilidad y consistencia internaen las posturas sobre los diferentes issues.

Por otra parte, la coherencia es probable que mantenga algunarelación con el grado de estructuración del electorado. Según esto,mayores niveles de coherencia se darían en sistemas donde el elec-torado tiende a emitir un voto programático-ideológico. De la mis-ma manera, el voto personalista es esperable que se dirija a parti-dos incoherentes. Pero la relación también se puede plantear conla dirección inversa. Así, la existencia de voto personalista es pro-bable que influya en la coherencia. De producirse personalismo lospartidos flexibilizan sus postulados porque no tienen una base elec-toral que de variar sus posturas corran el riesgo de perder. Y a lainversa, si el voto tiende a orientarse mediante consideracionesprogramático-ideológicas, los partidos tienden a sentir el incentivode la coherencia. Esta relación se evaluará con la volatilidad elec-toral. En sistemas volátiles será frecuente encontrar menor estruc-turación programático-ideológica de los partidos políticos que ensistemas menos volátiles, puesto que los partidos carecen de unabase electoral estable que les haga aferrarse a un cierto ideario oprograma para no perderla.

LAS CARACTERÍSTICAS DEL ENTORNO COMO CAUSAS

DE LA COHERENCIA PARTIDISTA

El entorno socioeconómico y el tamaño del distrito tienen efec-tos sobre los niveles de coherencia partidista. Por el contrario, losdatos no confirman la existencia de una relación significativa dela coherencia partidista ni con el número de oferta partidista exis-tente ni con la polarización del sistema de partidos (Tabla 5.7).

– Entorno socioeconómico: Sus efectos sobre la coherencia secomprueban con dos indicadores de desarrollo socioeconómico,uno de carácter más comprehensivo y de uso más infrecuente, elíndice de desarrollo humano (IDH), y el PIB, de uso generalizadoaunque sólo captura el desarrollo económico y no tanto el societal.

El análisis de regresión muestra que la relación es inversa: me-nor desarrollo económico y social genera más incoherencia parti-dista (Tabla 5.8, Modelos 1 y 2). Las dos variables tienen una fuerzaparecida, siendo ligeramente superior la que está operacionalizadacon el índice de desarrollo humano. La dirección de esta relación esla misma que la que sugieren quienes han comenzado a trabajarcon esta explicación para dar cuenta de la estructuración progra-mático-ideológica de los partidos8. Pero, hasta ahora no se había

8 Kitschelt (2001a y 2001b).

151-186 CoheParti-1C 5/11/07 07:57 Página 167

Page 180: Leticia Ruiz Rodriguez Tese Coerência partidária na América Latina

LETICIA M. RUIZ RODRÍGUEZ

168

TABLA 5.7

Correlaciones de la coherencia partidista con variables del entorno (I)

TAB

LA

5.7

Cor

rela

cion

es d

e la

coh

eren

cia

part

idis

ta c

on v

aria

bles

del

en

torn

o (I

)

pibp

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mag

-vo

lati

-ca

pita

IDH

dist

rito

nci

rcu

nn

eppo

lari

zli

dad

coh

ide

coh

pro

coh

org

coh

to

pibp

erca

pita

1,9

22**

–,32

6,4

09*

–,12

7–,

519

**–,

465

*–,

619

**–,

110

–,18

9–,

544

**S

ig.

(bil

ater

al)

,000

,161

,038

,535

,009

,017

,001

,592

,355

,004

N26

2620

2626

2426

2626

2626

indi

cede

sarr

hu

ma

,922

**1

–,35

8,3

22,0

49–,

442

*–,

544

**–,

614

**–,

178

–,25

5–,

599

**S

ig.

(bil

ater

al)

,000

,122

,109

,812

,030

,004

,001

,383

,209

,001

N26

2620

2626

2426

2626

2626

mag

nit

udd

istr

ito

–,32

6–,

358

1–,

598

**,1

90–,

002

,377

,568

**–,

055

,249

,440

Sig

. (b

ilat

eral

),1

61,1

22,0

05,4

23,9

95,1

02,0

09,8

18,2

90,0

52N

2020

2020

2020

2020

2020

20

nci

rcu

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09*

,322

–,59

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1–,

144

–,52

5**

–,45

1*

–,41

6*

–,04

2–,

166

–,36

7S

ig.

(bil

ater

al)

,038

,109

,005

,483

,008

,021

,034

,839

,419

,065

N26

2620

2626

2426

2626

2626

nep

–,12

7,0

49,1

90–,

144

1,0

12,2

88–,

206

–,02

6–,

151

–,21

3S

ig.

(bil

ater

al)

,535

,812

,423

,483

,954

,154

,312

,898

,461

,295

N26

2620

2626

2426

2626

2626

151-186 CoheParti-1C 5/11/07 07:57 Página 168

Page 181: Leticia Ruiz Rodriguez Tese Coerência partidária na América Latina

169

CAPÍTULO 5. LA EXPLICACIÓN DE LA COHERENCIA PARTIDISTA: LOS PARTIDOS

pola

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dada

nos

–,51

9**

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2–,

525

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121

,324

,264

,117

–,06

5,1

96S

ig.

(bil

ater

al)

,009

,030

,995

,008

,954

,123

,212

,587

,765

,358

N24

2420

2424

2424

2424

2424

vola

tili

dad

–,46

5*

–,54

4**

,377

–,45

1*

,288

,324

1,2

52,2

32–,

018

,267

Sig

. (b

ilat

eral

),0

17,0

04,1

02,0

21,1

54,1

23,2

14,2

54,9

32,1

87N

2626

2026

2624

2626

2626

26

coh

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–,61

9**

–,61

4**

,568

**–,

416

*–,

206

,264

,252

1,1

10,2

73,8

34**

Sig

. (b

ilat

eral

),0

01,0

01,0

09,0

34,3

12,2

12,2

14,5

91,1

77,0

00N

2626

2026

2624

2626

2626

26

coh

pro

–,11

0–,

178

–,05

5–,

042

–,02

6,1

17,2

32,1

101

–,13

5,4

74*

Sig

. (b

ilat

eral

),5

92,3

83,8

18,8

39,8

98,5

87,2

54,5

91,5

12,0

15N

2626

2026

2624

2626

2626

26

coh

org

–,18

9–,

255

,249

–,16

6–,

151

–,06

5–,

018

,273

–,13

51

,540

**S

ig.

(bil

ater

al)

,355

,209

,290

,419

,461

,765

,932

,177

,512

,004

N26

2620

2626

2426

2626

2626

coh

to–,

544

**–,

599

**,4

40–,

367

–,21

3,1

96,2

67,8

34**

,474

*,5

40**

1S

ig.

(bil

ater

al)

,004

,001

,052

,065

,295

,358

,187

,000

,015

,004

N26

2620

2626

2426

2626

2626

**L

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s si

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0,0

1 (b

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eral

).*

La

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el 0

,05

(bil

ater

al).

151-186 CoheParti-1C 5/11/07 07:57 Página 169

Page 182: Leticia Ruiz Rodriguez Tese Coerência partidária na América Latina

LETICIA M. RUIZ RODRÍGUEZ

170

TABLA 5.8

Regresiones individuales: variables del entorno

TABLA 5.8

Regresiones individuales: variables del entorno

Resumen del modelo 1

Modelo R R cuadrado R cuadrado corregida Error típ. de la estimación

1 .544 .296 .266 5.2398

a Variables predictoras: (Constante), PIB.

ANOVA

Modelo Suma de cuadrados gl Media cuadrática F Sig.

1 Regresión 276.513 1 276.513 10.071 .004

Residual 658.936 24 27.456

Total 935.449 25

a Variables predictoras: (Constante), PIB.b Variable dependiente: COHTO.

Coeficientes

Coeficientes Coeficientesno estandarizados estandarizados t Sig.

Modelo B Error típ. Beta

1 (Constante) 47.360E-03 2.147 22.055 .000

PIB –1.039E-03 .000 –.544 –3.174 .004

a Variable dependiente: COHTO.

Resumen del modelo 2

Modelo R R cuadrado R cuadrado corregida Error típ. de la estimación

2 .599 .358 .331 5.0015

a Variables predictoras: (Constante), IDH.

ANOVA

Modelo Suma de cuadrados gl Media cuadrática F Sig.

1 Regresión 335.096 1 335.096 13.396 .001

Residual 600.353 24 25.015

Total 935.449 25

a Variables predictoras: (Constante), IDH.b Variable dependiente: COHTO.

Coeficientes

Coeficientes Coeficientesno estandarizados estandarizados t Sig.

Modelo B Error típ. Beta

2 (Constante) 75.018 9.244 8.115 .000

IDH –45.862 12.531 –.599 –3.660 .001

b Variable dependiente: COHTO.

151-186 CoheParti-1C 5/11/07 07:57 Página 170

Page 183: Leticia Ruiz Rodriguez Tese Coerência partidária na América Latina

171

CAPÍTULO 5. LA EXPLICACIÓN DE LA COHERENCIA PARTIDISTA: LOS PARTIDOS

TABLA 5.8 (Continuación)

Resumen del modelo 3

Modelo R R cuadrado R cuadrado corregida Error típ. de la estimación

3 .440 .193 .148 6.2696

a Variables predictoras: (Constante), MAG.DIST.

ANOVA

Modelo Suma de cuadrados gl Media cuadrática F Sig.

1 Regresión 169.503 1 169.503 4.312 .052

Residual 707.544 18 39.308

Total 877.047 19

a Variables predictoras: (Constante), MAG.DIST.b Variable dependiente: COHTO.

Coeficientes

Coeficientes Coeficientesno estandarizados estandarizados t Sig.

Modelo B Error típ. Beta

1 (Constante) 35.665 3.190 11.179 .000

MAG.DIST .942 .453 .440 2.077 .052

a Variable dependiente: COHTO

Resumen del modelo 4

Modelo R R cuadrado R cuadrado corregida Error típ. de la estimación

4 ,420(a) ,176 ,142 5,66632

a Variables predictoras: (Constante), NCIR

ANOVA

Modelo Suma de cuadrados gl Media cuadrática F Sig.

4 Regresión 164,877 1 164,877 5,135 ,033(a)

Residual 770,572 24 32,107

Total 935,449 25

a Variables predictoras: (Constante), NCIR.b Variable dependiente: COHTO.

Coeficientes(a)

Coeficientes Coeficientesno estandarizados estandarizados t Sig.

Modelo B Error típ. Beta

(Constante) 45,673 2,198 1 20,783 ,000

NCIR –,194 ,086 –,420 –2,266 ,033

a Variable dependiente: COHTO.

151-186 CoheParti-1C 5/11/07 07:57 Página 171

Page 184: Leticia Ruiz Rodriguez Tese Coerência partidária na América Latina

LETICIA M. RUIZ RODRÍGUEZ

172

comprobado el impacto de esta variable en la coherencia por par-tidos sino en la coherencia del conjunto del sistema de partidos.

En sociedades avanzadas, la afiliación y pertenencia a los par-tidos es más probable que siga pautas no sólo de búsqueda de be-neficio personal-material sino criterios ideológico-programáticos.Las relaciones del electorado con el partido, así como de los miem-bros de los partidos entre sí, no están únicamente dominadas porlos intercambios a corto plazo y las transacciones directas propiasdel clientelismo. El criterio programático es considerado en la de-cisión de afiliación a un partido y en el voto. Ello hace que au-menten las posibilidades de la coherencia interna dado que se eva-lúa el grado de coincidencia con los postulados de ese partido,aunque esta dinámica no esté exenta de la búsqueda del beneficiopersonal. Por otro lado, el hecho de que en las sociedades másavanzadas la ciudadanía está más formada y es probable que sea

TABLA 5.9Coherencia total y número efectivo de partidos

TABLA 5.9

Coherencia total y número efectivo de partidos

Número COHERENCIA TOTAL

efectivo partidos Alta Media BajaTotal

Dos PLN PANmex PLH 12UCR PRD PNH

PRSC PUSCPRIANRPLRAPJ

Tres EP-FA FRG PANguat 8FMLN FSLN ARENA

PC PLC

+ de tres PPD DP AND 6MUPP-NP PDC

MNR

Total 5 14 7 26

Medidas simétricas

Valor Sig. aproximada

Nominal por nominal Phi ,233 ,843

V de Cramer ,165 ,843

N de casos válidos 26

a Asumiendo la hipótesis alternativa.b Empleando el error típico asintótico basado en la hipótesis nula.FUENTE: Elaboración propia.

151-186 CoheParti-1C 5/11/07 07:57 Página 172

Page 185: Leticia Ruiz Rodriguez Tese Coerência partidária na América Latina

173

CAPÍTULO 5. LA EXPLICACIÓN DE LA COHERENCIA PARTIDISTA: LOS PARTIDOS

más exigente hacia los partidos, constituye una presión en el sen-tido de incentivo por parte de los partidos de explicitar sus pro-gramas para conseguir más votos. Es así como la estructuracióncoherente en torno a issues es un incentivo para los partidos ensociedades más avanzadas.

– Entorno institucional: Como la literatura ha venido sugirien-do, el tamaño del distrito tiene efectos significativos sobre el gradode coherencia de un partido político. Dos son los indicadores uti-lizados para medir el impacto de esta variable sobre la coheren-cia. El primero es el tamaño promedio del distrito, que captura elnúmero de diputados que por término medio se eligen en un dis-trito, de modo que valores altos indican la existencia de circuns-cripciones de tamaño grande. El segundo indicador con el que seoperacionaliza la variable tamaño del distrito es el número de cir-cunscripciones existentes en ese sistema. A más circunscripcionesen un sistema político menor tamaño tienen éstas.

Ambas variables muestran efectos sobre la coherencia. El tama-ño promedio del distrito presenta una relación casi significativa,mientras que el número de circunscripciones confirma definitiva-mente el impacto de esta variable al tener un efecto significativosobre la coherencia partidista (Tabla 5.8, Modelo 4). Ahora bien,la dirección de la relación es la contraria a la señalada en otrostrabajos9. Con las dos operacionalizaciones de la variable tamañode distrito se encuentra que el mayor tamaño de los distritos ge-nera más incoherencia: existe más incoherencia cuantos más dipu-tados se elijan por circunscripción, así como se produce más in-coherencia cuantas menos circunscripciones haya. Según esto, hade ser rechazada la hipótesis que mantiene que en las circunscrip-ciones pequeñas existe un voto personalista puesto que el electora-do suele ser capaz de identificar a los líderes, frente al de tipo pro-gramático más frecuente en las circunscripciones grandes. Lo quese encuentra en el análisis aquí realizado es que los partidos máscoherentes suelen ubicarse en sistemas con distritos electorales pe-queños, por lo tanto, con este tipo de partidos es más improbableque el voto atienda a criterios exclusivamente personalistas, puestoque los partidos se asemejan más a «busca políticas»10.

En la base de esta hipótesis que relaciona tamaño de distritocon niveles de coherencia, que con la evidencia aquí disponibletendría que ser desechada, subyace la intermediación de una ter-

99 Hawkins y Morgenstern (2003), García Díez (2001).10 Llamazares (et al.) (2006) también encuentran esta dirección en la relación

entre tamaño de distritos y coherencia partidista.

151-186 CoheParti-1C 5/11/07 07:57 Página 173

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LETICIA M. RUIZ RODRÍGUEZ

174

cera variable: el tipo de selección de candidatos. Se ha tendido aargumentar que es más frecuente que en distritos electorales pe-queños la designación de los candidatos esté en manos de unospocos, que suelen utilizar criterios personalistas, lo que genera par-tidos más incoherentes11. Por el contrario, en los sistemas con dis-tritos de mayor tamaño, el proceso de designación de candidatoses más inclusivo y se utiliza con más frecuencia el criterio de cer-canía a principios programático-ideológicos12.

Dos son las razones que llevan a poner en duda este argumento.La primera se refiere a la relación entre tamaño de distrito y eltipo de selección de candidatos que es más frecuente: con los par-tidos aquí estudiados no se perfila una pauta que permita afirmarque en sistemas con distritos grandes el modo de selección de loscandidatos no se circunscriba a unos cuantos líderes. Por ejemplo,la magnitud promedio de los distritos en Bolivia es de las másgrandes de los sistema estudiados y tanto el ADN como el MNRutilizan métodos de selección de candidatos limitados a un sologrupo del partido: en el caso de ADN son elegidos por una cúpula

GRÁFICO 5.4

Desarrollo socioeconómico y coherencia partidista

11 Carey y Shugart (1995).12 Hawkins y Morgenstern (2000).

0,85000,80000,75000,70000,65000,6000

índice de desarrollo humano

55,00

50,00

45,00

40,00

35,00

30,00

cohe

renc

ia to

tal

ucr

puscprsc

priprd

ppd

pnh

plra

pln

plhplc

pj

pc

panmex

pangua

mupp-np

fsln

frg

fmlnep-fa

dp

arenaadn

=

FUENTE: Elaboración propia.

151-186 CoheParti-1C 5/11/07 07:57 Página 174

Page 187: Leticia Ruiz Rodriguez Tese Coerência partidária na América Latina

175

CAPÍTULO 5. LA EXPLICACIÓN DE LA COHERENCIA PARTIDISTA: LOS PARTIDOS

de líderes y en el MNR por convención. Lo mismo ocurre en losdos partidos dominicanos (PRD y PRSC) que eligen mediante cú-pula aún cuando tienen distritos electorales de tamaño medio-alto.En segundo lugar, en lo que se refiere a la relación entre tipo deselección de candidatos y niveles de coherencia, de los partidos es-tudiados es precisamente en aquellos donde el proceso de desig-nación está restringido a una cúpula donde no hay un grado altode coherencia (con la excepción de la UCR que combina alta co-herencia y elección mediante cúpula).

Ambas razones pueden constituir la explicación de la direccióncontraria de causalidad que aquí se encuentra: en los sistemas concircunscripciones grandes donde el control de la nominación de-pende más de los líderes y menos del electorado es donde se en-cuentra mayor incoherencia. Esto entroncaría parcialmente con elargumento de Bowler que señala que en los distritos pequeños lospartidos tienen menos control sobre las carreras de sus candida-tos que en los distritos grandes donde los márgenes de decisión dela continuidad del candidato reposan más en decisiones del par-tido a falta de presiones de un electorado muy definido13.

GRÁFICO 5.5

Tamaño de los distritos y coherencia partidisa

60,0050,0040,0030,0020,0010,000,00

número de circunscripciones

55,00

50,00

45,00

40,00

35,00

30,00

cohe

renc

ia to

tal

ucr

pusc

prsc

pri

prdppd

pnh

plra

pln

plh

pj

pdcpc

pangua

mupp-np

mnrfsln

frg

fmlnep-fa

dp

arena

anr

adn

=

13 Bowler (et al.) (1999).

FUENTE: Elaboración propia.

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176

– Entorno político-partidista: Ni la oferta partidista, medidacon el número efectivo de partidos, ni el grado de polarizaciónmuestran, con los datos disponibles, una relación con significativacon la coherencia partidista (Tabla 5.7). Este resultado se confirmacon las medidas de asociación, que no muestra una relación entrela coherencia y esta última variable recodificada a un modo cua-litativo. Con la evidencia empírica disponible no se comprueba quesea cierto el argumento de Downs de que en sistemas de partidosbinominales los partidos tienen mayor laxitud ideológico-progra-mática que en sistemas multipartidistas donde la mejor estrategiaelectoral es la definición clara de las líneas ideológico-programá-ticas del partido14. Por lo tanto, otras variables del entorno tienenmás fuerza que estos aspectos específicos del sistema de partidos.

LA COVARIACIÓN DE LA COHERENCIA PARTIDISTA CON LA VOLATILIDAD

ELECTORAL Y CON LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL SISTEMA DE PARTIDOS

La coherencia partidista se relaciona con aspectos del sistemade partidos con los que, aunque existe una interacción, no se puedeargumentar una causalidad15. A continuación se exploran las pau-tas de covariación de la coherencia partidista con la instituciona-lización de los sistemas de partidos, con el grado de estructura-ción ideológico-programática del electorado y con el rendimientoelectoral.

– Institucionalización del sistema de partidos: La coherenciaestá relacionada con la idea de estabilidad en la competición par-tidista que se produce en aquellos sistemas con pautas regularesde interacción entre partidos, clivajes más o menos consolidadosy con ausencia de grandes niveles de volatilidad. Estos aspectos esesperable que tengan lugar en sistemas con partidos coherentesideológica y/o programáticamente. De modo que el grado de co-herencia en torno a temas sustantivos debería incluirse en unacomprensión de la institucionalización de un sistema de partidoscon estabilidad en las pautas de interacción. En la conceptualiza-ción de Mainwaring y Scully no se ha incluido ninguna dimensiónque recoja este aspecto16. Conviene comprobar si, efectivamente,

14 Downs (1957).15 Se han seguido las orientaciones propuestas por Davis (1985) sobre en qué

situaciones argumentar causalidad y en cuales sólo covariación.16 Las cuatro dimensiones de Mainwaring y Scully (1995) sobre instituciona-

lización de los sistemas de partidos son: la estabilidad en las pautas de competi-ción interpartidista, la fuerza de las raíces de los partidos en la sociedad, la legiti-

151-186 CoheParti-1C 5/11/07 07:57 Página 176

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177

CAPÍTULO 5. LA EXPLICACIÓN DE LA COHERENCIA PARTIDISTA: LOS PARTIDOS

en sistemas con estabilidad de la competencia los partidos tiendena ser coherentes.

Para los casos de los que se disponía de datos sobre institucio-nalización sistémica (dieciocho de los veintiséis partidos) la corre-lación muestra una relación significativa de signo negativo (Ta-bla 5.11). Dada la codificación de la coherencia el signo indica quemayor institucionalización está relacionada con mayor coherenciade los partidos políticos. Costa Rica, Chile y Uruguay son los sis-temas de partidos con mayor grado de institucionalización, y a lavez los partidos chilenos y uruguayos son las parejas de partidosmás coherentes desde una perspectiva sistémica17. En ambos ca-sos la coherencia funciona en la dirección esperada: alta institu-

TABLA 5.10

Institucionalización de los sistemas de partidos y coherencia de sus partidos

TABLA 5.10

Institucionalización de los sistemas de partidos y coherencia de sus partidos

InstitucionalizaciónSistema de partidos del sistema de partidos, Promedio

Mainwaring y Scully Coherencia partidista total

Costa Rica Alta PLN AltaPUSC Baja

Chile Alta PPD AltaPDC Media

Uruguay Alta EP-FA AltaPC Media

Argentina Media-Alta UCR AltaPJ Media

México Media-Alta PAN MediaPRI Media

Paraguay Media-Baja PLRA MediaANR Media

Bolivia Baja MNR MediaADN Baja

Ecuador Baja MUPP-NP MediaDP Media

FUENTE: Elaboración propia.

midad de los partidos y el grado de estructuración organizativa de los partidos. EnMainwaring (1999) se encuentra una discusión complementaria sobre estas di-mensiones.

17 Para la comparación los valores de la variable institucionalización sistémicahan sido etiquetados de forma diferente: valores antiguos (alta, medio alta, medio,medio bajo, bajo) en valores nuevos (muy alto, alto, medio, bajo, muy bajo).

151-186 CoheParti-1C 5/11/07 07:57 Página 177

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cionalización sistémica alta coherencia partidista. En el caso cos-tarricense hay una disonancia entre ambas medidas: constituye unsistema muy institucionalizado, mientras que la coherencia de losdos partidos analizados varía de forma significativa (en el PLN esuna coherencia alta y en PUSC es baja). El análisis individualizadode los partidos que se ha realizado con el estudio de la coheren-cia partidista podría explicar la diferencia entre conclusiones sis-témicas y partidistas que en los otros casos no se han manifestadoporque los partidos tenían niveles más parecidos de coherencia.Además, en las conclusiones sobre Costa Rica pesa la tradición de-mocrática que tiene el país que ha redundado en estabilidad de susistema político. Pero que aquí se descubre bajamente estructura-do en torno a temas sustantivos. Ello confirmaría que la utiliza-ción del partido político como unidad de análisis permite matiza-ciones de grado en lo que a la fuerza de lo programático-ideológicopor partido se refiere, las cuáles no se llegan a apreciar con unaaproximación sistémica.

En el resto de los sistemas de partidos no se da una combina-ción tan diferente a la esperada entre los valores de coherencia delos partidos y de institucionalización de su sistema de partidos. Enlos casos de Ecuador y Paraguay hay algunas diferencias entre lasconclusiones de ambas mediciones. Los dos partidos ecuatorianoscuya coherencia ha sido analizada se han situado en un grado me-dio de la misma, mientras que Mainwaring y Scully caracterizana su sistema como de baja institucionalización. Interviene en es-tas diferencias el número menor de partidos estudiados para la co-herencia, que podría estar sobrevalorando la coherencia que sepuede esperar en el resto de partidos18. En concreto, la DP era unode los partidos de clasificación conflictiva entre coherencia mediay baja. Por su parte, el caso paraguayo presenta menores diferen-cias entre clasificaciones, más atribuibles a esta última razón decodificación que a otros aspectos19.

18 Pero además hay que tener en cuenta que se han utilizado un mayor nú-mero de categorías para codificar la institucionalización en contraste con las uti-lizadas para la coherencia (cinco grados diferentes de institucionalización frente atres de coherencia). Ello hace que este segundo aspecto englobe, especialmente enla categoría intermedia –coherencia media– a partidos muy diferentes entre sí; deahí que es esperable que no hay resultados totalmente coincidentes entre la com-paración del aspecto sistémico y el partidista.

19 Si bien, a lo largo del trabajo se ha aludido en alguna ocasión a ruidos demedición de la coherencia en los dos partidos de este sistema. Ello podría darcuenta de las diferencias leves entre grado de institucionalización sistémica másbajo que la coherencia partidista.

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CAPÍTULO 5. LA EXPLICACIÓN DE LA COHERENCIA PARTIDISTA: LOS PARTIDOS

– Estructuración programática del electorado: Parece relevanteestudiar los vínculos entre la coherencia partidista y el tipo de elec-torado del partido. Se toma la volatilidad electoral como indica-dor de la estabilidad en el comportamiento electoral y de un ma-yor nivel de estructuración del electorado. Esta estructuración notiene por qué ser programática, aunque generalmente se ha to-mado como indicador de ésta20.

A priori parece que no se puede afirmar que existiera una re-lación significativa entre la inclinación programático-ideológica delos votantes y la coherencia de los partidos (Tabla 5.7). Un electo-rado volátil no está relacionado con partidos incoherentes, comotampoco hay partidos incoherentes en sistemas con ciudadanía quese siente lejos de los partidos políticos. Pero, en esta relación hayque considerar que la volatilidad está vinculada con el númeroefectivo de partidos. De modo que a más partidos políticos másprobabilidades de volatilidad puesto que el electorado tienen másopciones entre las que escoger. De ahí que podría ser que esta ter-cera variable estuviera distorsionando la relación entre volatilidady coherencia. Así, si se descuenta el efecto del número de ofertapartidista existente, entonces sí hay correlación significativa entrela existencia de un electorado volátil y partidos incoherentes (Ta-bla 5.11). En ese caso habría evidencia para afirmar que el tipo deestructuración de los votantes está relacionada con el grado de co-herencia de los partidos políticos. Niveles bajos de volatilidad, queindica baja estructuración del electorado en torno a temas sus-tantivos, coexisten con niveles bajos de coherencia partidista.

TABLA 5.11

Correlaciones de la coherencia partidista con variables del entorno (II)

TABLA 5.11

Correlaciones de la coherencia partidista con variables del entorno (II)

Coherencia total Coherencia total

INSTITUCIONALIZACIÓN SISTEMA PARTIDOS –.606 **

Significación (.008)

N 18

VOLATILIDAD ELECTORAL

(controlada por núm. efectivo de partidos) .3510*

Significación 0,043

N 26

** La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).* La correlación es significativa al nivel 0,01 (unilateral).

20 Sobre estas cuestiones ver Mainwaring y Torcal (2005).

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5.3. La evolución de la coherencia

La coherencia es una variable continua cuyo valor, veíamos enel capítulo anterior, puede aumentar o disminuir en un partido po-lítico a lo largo del tiempo. El análisis empírico de la evolución dela coherencia mostraba que ésta tiende a mantenerse relativamenteestable, de modo que en períodos cortos sólo se encuentran ligerasvariaciones en su nivel y menos probablemente en su contenido.

Sin embargo, parece pertinente abordar los casos donde se haproducido mayor diferencia en los niveles de coherencia entre unay otra coyuntura con el fin de determinar qué aspectos son los queestarían influyendo en ésta, comprobando en qué medida son losmismos que los de la comparación sincrónica y así validar el al-cance del modelo causal. Hay que tener en cuenta que las variablesexplicativas con mayor fuerza potencial en los niveles de coheren-cia partidista tienden a variar poco en el tiempo, como el sistemaelectoral. De producirse una variación, por ejemplo en el desarro-llo económico, la edad o la ideología, es probable que sea de formagradual.

A ello se une el que el intervalo que separa los dos períodos es-tudiados es inferior a cinco años para todos los partidos. Por lotanto, este ejercicio de explicación de las variaciones diacrónicasde la coherencia queda limitado a una aproximación exploratoria,puesto que no existe, ni un intervalo suficiente de tiempo que per-mita argumentar sobre tendencias firmes de cambios en la cohe-rencia, ni una variación grande de la coherencia que haya que ex-plicar. Es decir, la variable dependiente no varía lo suficiente. Deahí que sean excepcionales los casos de partidos con cambios gran-des de nivel de coherencia. En la Tabla 5.12 se han seleccionadolos partidos que han cambiado más marcadamente su coherencia

TABLA 5.12

Casos destacados de cambio en los niveles de coherencia partidista

TABLA 5.12

Casos destacados de cambio en los niveles de coherencia partidista

Aumenta coherencia Disminuye coherencia

IDEOLÓGICA PANguat (95-99)/(00-04)FMLN (97-00)/(00-03)FRG (95-99)/(00-04)PLCPLN (94/98)/(98-02)

PROGRAMÁTICA ARENA (97-00)/(00-03)

Cursiva: cambios de más de 5 unidades.FUENTE: Elaboración propia.

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CAPÍTULO 5. LA EXPLICACIÓN DE LA COHERENCIA PARTIDISTA: LOS PARTIDOS

en ideología y programa, dejándose a un lado la coherencia en or-ganización por haberse medido únicamente uno de sus compo-nentes, como se explicaba en el capítulo anterior21. Aunque el im-pacto de las variables independientes se comprobó en relación ala coherencia total, a continuación se explora el posible impactode estas variables en la evolución de las dimensiones de la cohe-rencia.

Los cambios importantes en la coherencia se han orientado aldescenso de ésta en materia ideológica. Por el contrario, la di-mensión programática ha sido más estable, puesto que el únicocambio de peso ha sido en el aumento de la coherencia de ARENA.Pero, ¿qué ha sucedido en estos partidos para tener estos cambiosde mayor peso que el resto de partidos?

En ARENA el aumento de la coherencia programática ha ve-nido acompañado de un movimiento de magnitud considerable ha-cia la izquierda del espectro ideológico, por lo que se compruebaen este caso la fuerza explicativa de la variable ideología. Por otraparte, este partido repite en el gobierno y en el período que separala realización de una y otra tanda de entrevistas (1998 al 2000)aumentó su fuerza sólo en un escaño. La primera oleada de en-trevistas en el Salvador se realizó con la composición de la Asam-blea resultante de las elecciones de 1997 en que el partido habíasufrido un serio revés, perdiendo la mayoría que detentaba en elórgano legislativo. Mientras que la segunda oleada de entrevistasen este país fue con la Asamblea resultante de las elecciones de2000 en que había aumentado tímidamente el número de votosconseguidos, aunque ni de lejos recuperó los niveles de éxito electo-ral de las elecciones legislativas de 1991 y 1994. Sin embargo, esteaumento no contradice la predicción respeto al tamaño del par-tido en la Cámara y a su relación inversa con la coherencia. Enprimer lugar porque su magnitud no es relevante. Y en segundolugar porque hay que entenderlo en un contexto de descenso pro-gresivo de apoyos a este partido. Así, de los 39 escaños que ARENAtenía en 1994, ha reducido desde entonces su fuerza que en las si-guientes elecciones de 1997, 2000 y 2003 no han superado los vein-tinueve escaños (veintiocho en 1997 y 2003, veintinueve en 2000).

También hay que destacar que el aumento de la edad del par-tido no impacta en su nivel de coherencia en la dirección que seplanteaba anteriormente. Respecto al desarrollo socioeconómicodel país, éste ha experimentado alguna mejoría pero pequeña comopara afectar en la coherencia (Tabla 5.13). A su vez, a pesar de que

21 Se muestran los casos donde el cambio que es igual o superior a cuatro uni-dades de desviación típica.

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la ideología era la variable con mayor poder explicativo y que es-taría dando cuenta de este aumento de la coherencia en ARENA,esta dinámica podría estar relacionada con los altos niveles de in-coherencia que el partido tenía en la coyuntura anterior. Podríaser que al sobrepasar un umbral de incoherencia, los partidos tien-den a buscar el consenso interno en sus posturas.

Si se atiende a los partidos que han disminuido su coherenciaideológica se observa, por una parte, que dos de ellos se muevenhacia la derecha en el continuo ideológico, un tercero también loha hecho pero en menor grado y el restante sigue prácticamenteen la misma posición ideológica. No obstante, el impacto en estecaso se descarta por ser un razonamiento po tencialmente tauto-lógico puesto que utiliza las respuestas a las mismas preguntaspara construir su valor, aunque la variable dependiente toma comoindicador las desviaciones y la ideología las medias. Así pues, aten-diendo a las otras variables que pueden explicar estos cambios enla dirección de aumento de su incoherencia ideológica, dos aumen-taron su tamaño en la Asamblea (FRG y FMLN) y otros dos lo dis-minuyeron (PLN de Costa Rica y PAN de Guatemala) en el períodode tiempo que separó las entrevistas entre la primera y segundacoyuntura.

El tamaño del partido en la Cámara parece no explicar mucho,puesto que en algunos de estos partidos el tamaño del partido y laevolución de su grado de coherencia contradicen las predicciones

TABLA 5.13

Partidos que cambian su coherencia y valores de las variables explicativas

TABLA 5.13

Partidos que cambian su coherencia y valores de las variables explicativas

TamañoIdeología IDH parla- Gobierno/ Edad Coherenciapartido mentario oposición partido

ARENA 81.94 (00-03) 0.72 29/84 Repite 19 Aumenta85.43 (97-00) 0.70 28/84 en el gobierno (programática)

FMLN 11.07 (00-03) 0.72 29/84 Sigue 8 Disminuye8.70 (97-00) 0.70 27/84 en la oposición (ideológica)

FRG 66.45 (00-04) 0.652 63/113 Llega 13 Disminuye61.71 (95-99) 0.626 18/80 al gobierno (ideológica)

PANguat 68.79 (00-04) 0.652 19/113 Pasa 13 Disminuye68.92 (95-99) 0.626 44/80 a la oposición (ideológica)

PLN 46.01 (98-02) 0.821 16/57 Sigue 51 Disminuye45.63 (94-98) 0.832 23/57 en la oposición (ideológica)

Promedio de la autoubicación, ubicación del partido por miembros y por no miembros.FUENTE: Elaboración propia.

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CAPÍTULO 5. LA EXPLICACIÓN DE LA COHERENCIA PARTIDISTA: LOS PARTIDOS

realizadas anteriormente. De hecho, el descenso de coherencia delPAN guatemalteco se simultanea con una disminución notable desu tamaño y su paso a la oposición. No obstante hay que destacarque la variable fuerza parlamentaria que se evidenciaba con unimpacto significativo sobre los niveles de coherencia partidistaconstituía un promedio del total de la década. Por lo tanto, podríaser que el aumento o disminución del tamaño parlamentario delpartido no se traduzca sistemáticamente en un impacto sobre lacoherencia, sino que, partidos con una tradicionalmente alta o bajarepresentación parlamentaria tienen niveles de coherencia meno-res y mayores, respectivamente.

La variable institucional referida al tamaño de los distritos elec-torales podría ayudar a comprender el caso guatemalteco. El únicosistema político donde ha cambiado un componente del sistemaelectoral para la Cámara Baja en el período de tiempo en el quetranscurren las entrevistas de cada país es en Guatemala. Allí elnúmero de diputados ha aumentado de ochenta a ciento trece,siendo ahora noventa y uno los que se eligen en el nivel departa-mental y veintidós en el nivel nacional (frente a sesenta y cuatroy dieciséis de antes). La proporción de un tipo y otro de diputadoses la misma (cuatro de cada cinco diputados son departamenta-les). No obstante, este cambio podría haber afectado a la cohe-rencia, puesto que para elegir a estos diputados se ha aumentadola magnitud del distrito por lo que, según mi argumento, ello ge-nera mayor incoherencia.

Al igual que se afirmaba para el caso de ARENA que aumen-taba su coherencia programática, en el sistema salvadoreño, gua-temalteco y costarricense a los que pertenecen estos partidos quedisminuyen su coherencia ideológica, no se han producido gran-des cambios en sus niveles de desarrollo socioeconómico comopara impactar a la coherencia partidista. De ahí que el aumentodel primero no se traduzca en aumento del grado de coherencia.

El descubrimiento de descensos en la coherencia también enel PUSC y no sólo en el PLN hace pensar en que sea una variablesistémica la que esté influyendo en la adquisición de incoherenciaen ambos partidos. En este sentido, pese a que el número de par-tidos no se mostraba explicativo para el conjunto de todos los ca-sos, pareciera poder dar cuenta de los cambios en la coherenciade los partidos costarricenses. En este sistema se ha producido enlas elecciones legislativas una erosión de la fuerza de los dos par-tidos más importantes, alcanzando nuevos partidos representaciónen la Cámara22, hecho que comenzó en las elecciones de 1998 y se

22 Alfaro (2001).

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acentuó en las legislativas de 2002 con la irrupción del Partido deAcción Ciudadana que consiguió un 21,96% de los votos23. Pese aque el período aquí estudiado no abarca estos últimos aconteci-mientos, y es sólo la antesala de la ruptura del bipartidismo, losprimeros atisbos de este proceso podría haber llevado al PUSC yal PLN a flexibilizar sus posturas con el fin de maximizar sus re-sultados electorales, siendo más agudo el cambio en el segundopor ser el que antes era más coherente.

Merece la pena tener en cuenta que los cambios en los nivelesde coherencia de los partidos tienen intensidades similares entrelos partidos de un mismo sistema. Esto sugeriría la fuerza de ex-plicaciones de tipo sistémico para dar cuenta de estas variaciones.La exploración de la evolución de la coherencia que aquí se ha en-sayado necesitaría de una ampliación del número de partidos porsistema. Con ello se podría determinar si las transformaciones en-contradas para las parejas de partidos afectan a más partidos delsistema. Entre los aspectos sistémicos, era esperable que en los sis-temas más institucionalizados y con partidos más coherentes exis-tan mayores niveles de estabilidad en la competición partidista,por lo que el grado de estructuración de estos partidos es proba-ble que varíe en menor medida que la de partidos más incohe-rentes en sistemas menos institucionalizados. De encontrar estapauta se reforzarían las conclusiones respecto al grado de cohe-rencia encontrado, a la vez que se comprobaría empíricamente elargumento de la estabilidad programática en sistemas institucio-nalizados, que Mainwaring y Scully sugirieron pero no compro-baron empíricamente puesto que su comparación no incluía dosperíodos de tiempo diferentes.

De los casos que se han comparado diacrónicamente, sólo sedispone de datos sobre el grado de institucionalización de los sis-temas de partidos de Chile, Costa Rica y México. El caso chilenoencaja en la predicción puesto que sus partidos no experimentangrandes variaciones en sus grados de coherencia como es de es-perar en un sistema con alto grado de institucionalización del con-junto de su sistema de partidos. Lo mismo sucede con el caso me-xicano que combina institucionalización media-alta con bajavariación en el conjunto de las tres dimensiones. De hecho pre-senta menores cambios que los chilenos, pero manteniéndose aúnasí por debajo en los niveles de coherencia. Sin embargo, nueva-mente el caso costarricense presenta diferencias entre la predic-

23 Este partido fue creado por Ottón Solis tras desligarse del PLN. Tambiénen elecciones presidenciales, celebradas de forma simultánea a las legislativas, ob-tuvo un amplio apoyo constituyéndose en la tercera fuerza más votada.

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CAPÍTULO 5. LA EXPLICACIÓN DE LA COHERENCIA PARTIDISTA: LOS PARTIDOS

ción sobre la coherencia partidista a partir de la institucionaliza-ción de su sistema de partidos y la coherencia encontrada. A pe-sar de que Mainwaring y Scully (1995) retratan este sistema departidos como altamente institucionalizado, en la comparacióndiacrónica se refuerzan las conclusiones que en el capítulo ante-rior se formulaban y que evidenciaban conflictos entre las con-clusiones de ambas mediciones. En este caso, la evolución del PLNhacia mayores niveles de incoherencia, unido al aumento de la in-coherencia organizacional del PUSC parecen sugerir que este sis-tema de partidos no es tan estable, tan institucionalizado por lotanto, al menos en lo que a estructuración en torno a temas de dosde sus partidos políticos más destacados. Posteriormente se hacomprobado con los resultados más recientes la veracidad de esteargumento.

Ahora bien, estos resultados se refieren a los efectos indivi-duales de cada una de las variables analizadas. El número de par-tidos estudiados limita la posibilidad de realizar regresiones con-juntas que revelen el modo en que actúa la combinación de losdiferentes factores que se han revelado en este capítulo con pesosignificativo sobre la coherencia. No obstante, en la exploraciónque se ha realizado con el fin de comprobar que se mantenía elmismo signo de efectos sobre la coherencia si se incluían más va-riables en cada regresión, la dirección de la relación es la misma,si bien algunas variables dejan de ser significativas, probablementepor existir un alto número de variables independientes y pocos ca-sos. Al mismo tiempo, hace falta estudiar una secuencia temporalmás extensa con el fin de comprobar el alcance de las variablescuyo impacto se ha defendido en estas páginas.

Pese a estas limitaciones, cabe destacar que los hallazgos aquíencontrados dibujan un escenario diferente al de la literatura, queplantea en clave determinista el tipo de partidos que existen enAmérica Latina. Con la evidencia aquí aportada se puede argu-mentar respecto a la existencia de diferentes variables que expli-can los grados variables de coherencia partidista. Las explicacio-nes que recurren a las prácticas clientelistas y personalistas deforma general como justificación para el tipo de partidos que exis-ten en la región y que no profundizan en los mecanismos causa-les de la relación con la coherencia, han de ser completadas concomprensiones, como la aquí realizada, que descienden a las varia-bles que impactan de forma más directa en los niveles de estruc-turación de los partidos en torno a temas sustantivos.

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CONCLUSIONES: DE LOS PARLAMENTARIOS A SUS PARTIDOS

La reflexión sobre el grado en que los partidos están estructu-rados en torno a temas sustantivos permite una descripción de larealidad partidista de América Latina en cierta medida incompletahasta ahora. Otras han sido las dimensiones cuyo análisis se haprimado cuando se estudiaban los partidos y sistemas de partidos.Según diversos relatos, que todavía se defienden con firmeza, nilas ideas ni los programas importan, ni en las caras externas deactuación de los partidos ni en sus propias dinámicas internas. De-rivado de lo cual el interés por los partidos se centra en cuestio-nes de liderazgo, análisis de redes clientelares, financiación internay, más recientemente, en los procesos de selección de candidatos.

El juego electoral ha condicionado gran parte de esta perspec-tiva con respecto a los partidos. Las estrategias de supervivenciapolítica de los partidos, donde para ganar todo vale incluida lacompra de votos y los pactos con otrora rivales ideológicos, juntoa los giros programáticos, contribuyen a la confusión en los elec-torados y a que los programas no impacten sobre las dinámicaselectorales. Si los programas de los partidos son, desde una pers-pectiva de representación como mandato, compromisos que hayque respetar, una alta definición de los mismos puede ser disfun-cional para las negociaciones futuras entre partidos, así como paralas actuaciones individuales de los partidos en el gobierno atrapa-dos en sus promesas. Por lo tanto, la mejor estrategia es la laxi-tud programática. Y si los programas son compromisos difusoscon los electorados, muy difícilmente pueden ser guía en las deci-siones de voto de éstos últimos, por lo que las ideas se vuelvenirrelevantes en la contienda electoral entre partidos. Además, lapersonalización de las campañas electorales muy centradas en loscandidatos presidenciales agudizan aún más si cabe esa tenden-cia. En síntesis, en una América Latina donde los programas soninstrumentos del marketing electoral y los votos no se suelen ga-nar por las ideas que los partidos representan, ¿para qué estudiaréstas?

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Pero a su vez, otras razones están detrás de la desatención ha-cia las ideas. Así, la no tan obvia distinción de las posiciones enpolíticas concretas entre diferentes partidos ha sido en gran me-dida impulsada por la introducción, voluntaria en unos casos e im-puesta en otros, de políticas neoliberales durante la década de losaños noventa. A medida que las soluciones económicas basadas enel mercado se volvieron las únicas políticas posibles, el espacio demaniobra de los partidos se vio reducido. Con ello se reduce tam-bién la razón de ser para los partidos de generar programas condiferencias de grado según su ideología. Una vez en el gobiernolas actuaciones de los partidos están llamadas a parecerse entre sí.

En este panorama que conspira para que las ideas y progra-mas no importen, es comprensible que la atención de los estudio-sos se haya trasladado a dimensiones alternativas para describir ycomprender el funcionamiento partidista. Sin embargo, la vueltaa las ideas que, de un modo o de otro, encarnan líderes reciente-mente elegidos como Evo Morales, u opciones de más larga datacomo la de Hugo Chávez, son exponentes de mensajes donde loprogramático importa y donde las diferencias con sus predeceso-res en dichos contenidos han decidido el resultado de una elec-ción. Sin embargo, estos proyectos son, por una parte, casos ais-lados si se tiene un relato comprehensivo de la región. Y, por otraparte, se refieren, según casi todos los analistas, a proyectos per-sonalistas con ausencia de partidos con un mínimo grado de orga-nización interna. ¿Hay un partido sólido detrás del MAS bolivia-no?, ¿Contiene la maquinaria partidista de Chávez una vocación detrascender a su líder? Estos casos y otros, como el Ecuador de Ra-fael Correa, tienen como denominador común la búsqueda de al-ternativas a economías puras de mercado. Pero, la defensa de queotras políticas son posibles no puede ignorar la necesidad de par-tidos que respalden estos proyectos. De modo que la viabilidad delos mismos está condicionada por las características de sus res-pectivas organizaciones partidistas. Por muy nuevas y alternativasque quieran ser sus propuestas y por mucho que parte de su dis-curso resida en el sex appeal de la antipolítica, el resurgimiento delelemento personalista necesita seguirse con un análisis de los par-tidos o agrupaciones que están detrás. Sus grados variables de co-herencia tendrán un papel decisivo en la celeridad para imple-mentar sus políticas, así como en la sostenibilidad de las mismas.En este sentido, los líderes se ven obligados a integrar abanicosideológicos diversos y eso entraña incorporar sectores que intro-ducen niveles de incoherencia programática e ideológica en su in-terior. El MAS en Bolivia es un ejemplo de esta dinámica de inclu-sión de actores con visiones tan variadas como el de los cocaleros,

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CONCLUSIONES: DE LOS PARLAMENTARIOS A SUS PARTIDOS

el movimiento indígena, la izquierda tradicional y los nuevos cua-dros de expertos. También lo es el chavismo con la confluencia demilitares, izquierda tradicional, sectores populares y una parte dela clase media.

Los partidos detrás de estos nuevos personalismos no han sidolos analizados en este trabajo que cubre, por otra parte, la diná-mica de veintiséis partidos en la década de los años noventa. Perolos hallazgos desmontan algunos mitos que entonces y ahora circu-lan en los análisis de la región. Los capítulos anteriores han mos-trado que existen partidos con ideas compartidas. Aunque con ni-veles variados, la élite parlamentaria de la región comparte, consus compañeros de partido, ópticas de análisis y de actuación so-bre los problemas en un grado mayor del que muchas veces se pre-supone. Los partidos no son proyectos programáticos compactosdonde todos sus parlamentarios piensan igual. Pero, tampoco sonetiquetas vacías de contenidos cuyas siglas no ayudan a predecirnada de lo que sus miembros piensan o de lo que harían una vezen el poder. A lo largo del libro se ha intentado mostrar que en lospartidos de la región existe un disenso limitado que, si bien es ma-yor en unos temas que en otros, se ha sobre dimensionado de formapoco fiel a la realidad contemporánea de todas las organizaciones.Con los resultados sobre la coherencia partidista se aporta funda-mento empírico a favor del reconocimiento de una estructuraciónsustantiva en el interior de los partidos objeto de estudio. Existendiferentes niveles de proyección y relevancia interna de las cues-tiones sustantivas, de modo que en unos partidos tiene poco peso loprogramático e ideológico, mientras que en otros dichos aspectosconsiguen una mayor presencia. Así las cosas, en general se puedeafirmar que las dinámicas de los partidos políticos latinoamerica-nos tienen una articulación ideológico-programática propia.

Los partidos analizados muestran que actualmente los máxi-mos consensos en el interior de las organizaciones son de tipo pro-gramático más que ideológico. En los casos de partidos del centroy de la derecha es especialmente destacada esta vocación prag-mática de sus miembros que tiene consecuencias sobre la natura-leza del partido. Este puede ser el caso del DP en Ecuador, PRSCen República Dominicana o el PNH en Honduras que tienen ni-veles más altos de coherencia programática que ideológica y seubican en zonas de centro y derecha del continuo ideológico. Perodonde merece ser especialmente interiorizada esta reconversiónhacia partidos pragmáticos con menos vínculos simbólicos y másnexos de unión en torno a políticas concretas es en los casos departidos de izquierda. Los datos sugieren la necesidad de un cam-bio en la lente de enfoque. También en esos partidos la coheren-

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cia es mayor en propuestas concretas que en imágenes autorrefe-renciales, tales como percibirse como revolucionario, o partidomarxista. Ese tipo de etiquetas, que frecuentaron durante untiempo los partidos de izquierda y las agrupaciones frentistas dela región al pensar sobre sí mismos, parece haber quedado atrás.La política de lo posible ha ganado campo en la estructuraciónsustantiva de todos los partidos y no sólo en los partidos de la de-recha. Este sería el caso del FSLN, ahora nuevamente al frente delgobierno de Nicaragua o del PRD en República Dominicana, porcitar dos ejemplos. Por otra parte, esta mayor estructuración en elámbito pragmático que en el simbólico sin duda justifica la aten-ción a las políticas implementadas como un nivel complementa-rio de caracterización de los partidos que profundice en la idea derenovación de su naturaleza. De este modo, la autodefinición delos partidos y de sus metas permite situarlos en unas coordenadasideológicas, pero necesita de análisis profundos de sus actuacio-nes en ámbitos como el de Gobierno y en el Parlamento.

Se ha comprobado que la coherencia organizativa no es unafuente de consenso o de unión en el interior de los partidos queactúe en sustitución de la coherencia en cuestiones ideológicas oprogramáticas. Por el contrario, los temas organizacionales son unapoyo complementario de otros tipos de coherencia, bien paraacentuarla en caso de que sea alta o media, o para disminuir aúnmás sus niveles cuando éstos son bajos en temas de tipo sustan-tivo. Este hallazgo confirma la idea de que los partidos no son, niúnicamente máquinas electorales donde los miembros coincidenen sus posturas en cuestiones organizativas, como ganar unas elec-ciones o apoyar a un determinado líder; ni tampoco son única-mente partidos «busca políticas» preocupados por la defensa e im-plementación de determinados programas. El estudio de lacoherencia sugiere que los aspectos organizativos suelen simulta-nearse con ciertas predisposiciones o cosmovisiones que compar-tidos por los miembros de los partidos políticos, en mayor o me-nor grado. Es más, dada la pauta que se perfilaba en el análisis,cuanto más acuerdo exista en cuestiones sustantivas, más proba-bilidades hay de coincidencia de puntos de vista en cuestiones or-ganizacionales y viceversa.

Los hallazgos sobre la coherencia de los partidos políticos la-tinoamericanos seleccionados para este trabajo están basados enlas posturas de la élite parlamentaria. A pesar de que son actoresque imprimen una parte importante del carácter de los partidospolíticos, un estudio de la coherencia manifestada por otros es-tratos del partido completaría la fotografía del grado de coheren-cia total del partido. Con ello se podría profundizar en el debate

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sobre diferencias en las visiones y motivaciones de los miembros,en este caso evaluando las variaciones en los grados de estructu-ración en torno a temas o issues. Fuera del partido, la relación en-tre la coherencia de la élite político-partidista y la que manifies-ta el electorado constituye otro campo de estudio. A partir de loscálculos aquí realizados sobre la coherencia de los primeros puedeser completada con la consideración de la del electorado y así pro-ceder a una comparación de los niveles e interacciones entre am-bas esferas. Los partidos que más apoyos cosechan lo hacen conelectorados muy disímiles entre sí. Este parece ser el argumentodominante hoy en día que las elecciones se deciden, según mu-chos, por el voto del denominado electorado de centro. Ahora bien,parece interesante determinar si cuando los partidos emiten men-sajes programáticos sobre los que el partido es coherente generancon más facilidad electorados coherentes en esos temas. O si porel contrario no existe relación entre grados de coherencia de lospartidos y de sus electorados.

Las conclusiones sobre la coherencia partidista no se agotanen una fotografía de los partidos y de sus dinámicas internas, sinoque permiten una reflexión sobre el tipo de relaciones que esta-blecen con su electorado y, en definitiva, sobre las formas que ad-quiere la representación política. La posibilidad de representaciónde tipo programático ha sido negada con frecuencia en la región,siendo la de tipo clientelar y/o la personalista las más identifica-das e identificables. La existencia de partidos relativamente cohe-rentes permite que los electores tengan capacidad para distribuir-los imaginariamente a lo largo de un continuo según suscosmovisiones. Así, para que el apoyo de los electores a los parti-dos se base en aspectos como la cercanía entre elector y partidoen determinados issues y no en el intercambio de votos por favo-res o en el voto basado en lealtades personales, se necesita que lospartidos tengan una oferta programática propia desde los ojos delelectorado. De modo que la coherencia es una precondición perono es única ni suficiente. Los altos niveles de ésta encontrados enpartidos como el PPD de Chile, el EP-FA de Uruguay o en el FMLNde El Salvador, no aseguran que los electores tengan un vínculoprogramático con ellos. Pero sí sugieren que en esos casos puedeexistir relación programática y aumentan las probabilidades de queésta se produzca en la práctica. Es la situación contraria a los ca-sos de ARENA en El Salvador o del PNH en Honduras. Sus bajosniveles de coherencia sugieren que, con casi total seguridad, loselectores no están vinculados fundamentalmente con sus partidospor una comunidad de ideas compartidas. Por esta razón, la co-herencia se convierte en una suerte de prerrequisito para que la

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representación y los vínculos entre electores y partidos sean de tipoprogramático

A la vez, la existencia de partidos coherentes no asegura quelos patrones de representación sean estrictamente programáticos.A juzgar por la literatura especializada, es difícil pensar que el PRDdominicano o el PRI mexicano, ambos con niveles medios de co-herencia, no recurran a prácticas que vinculan clientelarmente alelectorado con el partido. Sin embargo, en esas dinámicas de re-lación con sus electorados no se excluye la simultaneidad con uncierto eco de lo ideológico-programático. La estructuración pro-gramática puede o no convivir con el clientelismo. Cuanto mayorsea la primera es esperable que menos espacio quede para la cap-tación clientelar de votos. Sin embargo, el predominio de prácti-cas clientelares no elimina definitivamente algún grado de estruc-turación ideológico-programática. Otro caso típico en este sentidopodría ser el del PJ en Argentina o el caso venezolano. Aunqueaquí no se ha estudiado, su dinámica actual parece un buen ejem-plo del modo en que la movilización ideológica que promueveHugo Chávez se combina con prácticas de captación de votos clien-telares mediante instrumentos como las misiones, que constituyenprogramas de intervención social de diversa índole.

Por otra parte, la estructuración programática e ideológica delos partidos puede simultanearse con dinámicas personalistas. Loscaciques locales independientes, o los líderes nacionales con ca-rácter de outsiders, por citar dos ejemplos de dinámicas que se po-dría pensar afectan negativamente a la estructuración programá-tica e ideológica, pueden contribuir a la coherencia. Si bien estacoherencia no es necesariamente o no siempre de partido, puestoque lo que se encuentra en algunos casos es la ausencia de un par-tido desde una definición maximalista del concepto. Este podríaser el caso del peruano Ollanta Humala con un discurso muy es-tructurado e identificable por parte del electorado combinado conun elemento protocaudillista y que, tras las elecciones, tiene unpartido muy dividido en el Congreso.

Siguiendo con las dinámicas de los partidos hacia su electo-rado merece considerarse que los partidos tienen la posibilidad degenerar estrategias clientelares con una parte del electorado y conotros electores proceder a capturar sus votos en base a postuladosprogramáticos. La UDI en Chile es un ejemplo de partido que si-gue en unos casos patrones de captación de votos clientelares, so-bre todo en los sectores populares, y consigue los votos de otraparte del electorado mediante la consistencia de sus propuestasprogramáticas. Esta idea de electorados con diferente tipo devinculación con el partido, que permiten simultanear el voto clien-

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telar y el voto ideológico, es un exponente más de la idea de par-tido como actor dividido que aquí se ha defendido. Todos los elec-tores votan al partido, pero las razones y vínculos son variados.Siguiendo con esta cuestión, incluso entre los que votan progra-máticamente los vínculos pueden variar en intensidad. Los parti-dos que ganan elecciones, que colocan presidentes en el poder,atienden también a este criterio de electorados variados en sugrado de movilización ideológico-programática. Si para muchoslas elecciones se ganan compitiendo por los votos del centro, lospartidos necesariamente llevan a cabo procesos de mestizaje ideo-lógico con los que suavizan e intensifican alternativamente susmensajes. Así se pueden explicar, además de mediante otros fac-tores, victorias recientes como la del FSLN en Nicaragua o el éxitosostenido de la Concertación en Chile.

Un modelo de partidos cuyas estrategias electorales no inclu-yen únicamente la seducción programática ni la relación cliente-lar parece más ajustado con la dinámica de la región. De modoque afirmar que existe coherencia en los partidos políticos suponeque los estudios que argumentan sobre el carácter electoralista yoportunista de los partidos latinoamericanos, así como las inves-tigaciones sobre el modo en que las prácticas clientelares y per-sonalistas persisten y los mantienen unidos, han de combinar lareflexión en torno a los temas sustantivos en los que convergen losmiembros de los partidos, así como el grado en que dicha conver-gencia se produce por partido. Si bien, según partidos y sistemasde partidos, el énfasis en unos o en otros elementos variará entrepaíses y en un mismo país a lo largo del tiempo.

Los hallazgos sobre la coherencia permiten también hacer unalectura sobre los tipos de sistemas de partidos de América Latina.Su grado de institucionalización, junto con dimensiones más tra-dicionales de estudio como la polarización y el número efectivo departidos, han sido los aspectos con los que se ha caracterizado ladinámica sistémica. El análisis de la coherencia partidista remiteal nivel partido político y no tanto al nivel sistema de partidos. Sinembargo, se pueden trazar algunas relaciones. Los casos dondehay partidos con grados altos de coherencia sugieren que las pro-babilidades de institucionalización de esos sistemas de partidosson más altas. Chile y Uruguay son los dos casos donde se anti-cipa esta relación. Desde otro punto de vista, la coherencia parti-dista, por las relaciones que se han apreciado en el libro, puedeser incluso un indicador o dimensión más para evaluar el gradode institucionalización de los sistemas de partidos. Por su parte,la polarización adquiere matices cuando los partidos son incohe-rentes. Cuando dos partidos están ubicados en polos muy distan-

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ciados entre sí las conclusiones sobre tendencias centrífugas des-cienden en relevancia si éstas son organizaciones con altos nive-les de incoherencia. En esos casos las ubicaciones promedio de lospartidos tienen un valor menos orientativo ya que en el interiorhay visiones muy diferentes que impiden un buen resumen de lasposiciones del partido. El partido es más difícilmente clasificableen clave ideológica o programática y, por ende, sus distancias conrespecto a otras propuestas partidistas no son tan reveladorascomo cuando dos partidos muy coherentes están muy distancia-dos entre sí en sus propuestas.

A la vez, existe una relación entre el grado de estructuraciónideológico-programática de los partidos y el funcionamiento de lossistemas políticos. La coherencia tiene un impacto sobre las acti-vidades de los partidos que consecuentemente afecta a los nivelesde gobernabilidad. Esta investigación se ha centrado en los nive-les de coherencia de la cara parlamentaria de los partidos. En esteámbito son destacables los efectos de la coherencia partidista. Losniveles de acuerdo de los grupos parlamentarios que surgen deforma natural, sin actuar la disciplina de voto, constituyen unade las fuentes de la unidad en el voto. Sobre este último aspec-to los estudiosos de las relaciones entre instituciones y funciona-miento democrático han asentado un consenso normativo sobresu funcionalidad. De ahí que la coherencia se haya convertido enuna característica deseable para los partidos políticos puesto queasegura automáticamente la unidad de voto. A la vez, en un pe-ríodo en que proliferan algunos presidencialismos de minoría envirtud de los cuáles los presidentes no tienen mayoría en el con-greso (Alan García en Perú, Rafael Correa en Ecuador y Felipe Cal-derón en México son tres ejemplos), sin duda el tema de la cohe-rencia de los partidos será central en los análisis de las actuacionesde los gobiernos. Los partidos coherentes tienen un comporta-miento de voto más predecible y pueden establecer pactos de ma-nera más racional con otros partidos políticos en los poderes le-gislativos. La capacidad de implementar políticas públicas estámediada en cualquier escenario para la unidad de los partidos cir-cunstancia en la que cuando existe coherencia es más fácilmentealcanzable.

Aquí se ha situado la coherencia como variable dependiente;se ha indagado en el valor que adquiría y en los factores que con-tribuían a dicho valor. Pero se abre una vía de investigación futurasobre el impacto de la coherencia partidista en la actuación delpartido en los diferentes ámbitos. Es esperable que la incapacidadde los gobiernos para implementar determinadas políticas, los gi-ros programáticos de los partidos una vez en el Ejecutivo o la len-

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titud para aprobar leyes en el órgano legislativo tenga una de susfuentes de explicación en el grado de coherencia partidista.

La literatura que más se ha aproximado a plantear relacionesentre coherencia y actuación del partido ha sido la relativa a la uni-dad en el voto. En dichos trabajos se suele aludir a la necesidadde estudios del grado de coherencia con el fin de evaluar si las fuen-tes de dicha unidad tienen toda su explicación en la disciplina par-tidista o si por el contrario es el acuerdo en torno a programas eideas una parte central de la comprensión de la dinámica de lospartidos en el Parlamento. En este sentido, el estudio profundo dela traducción de los grados de coherencia en grados de unidad par-tidista y la verificación de la hipótesis de que partidos incoheren-tes recurren a ejercicios disciplinarios con más frecuencia que lospartidos coherentes son preguntas relevantes que esperan res-puesta. Al mismo tiempo surgen otras preguntas sobre el com-portamiento de los partidos en el gobierno como si los partidosmás coherentes fueran los menos proclives a incumplimientos desus promesas electorales

La evolución futura de la coherencia partidista tendrá un im-pacto sobre los niveles de gobernabilidad. El seguimiento hecho ala evolución que experimenta la coherencia a lo largo del tiempoen un grupo de partidos políticos, aunque limitado por aspectosmetodológicos y de disponibilidad de datos, ha mostrado que éstaconstituye una característica dinámica. Sus oscilaciones, no obs-tante, indican que sus niveles promedio son relativamente establesy sus patrones de cambio son de carácter gradual. Al mismotiempo, el comportamiento de los datos sobre coherencia pone demanifiesto que ésta no tiene un carácter teleológico, de modo quelos partidos experimentan tanto ascensos como descensos en losniveles de la misma por dimensiones y en su coherencia total. Perotambién muestra la tendencia a confluir en niveles medios de co-herencia a los que se llega desde altas y bajas coherencias que sedemuestran menos funcionales para la actividad partidista. Todoello abre una vía de refutación con sustento empírico a los argu-mentos frecuentes en la región latinoamericana, y también fuerade ella, respecto a la irreversibilidad de algunas características desu dinámica político-partidista. Junto con la bidireccionalidad deaspectos como el grado de institucionalización de los sistemas departidos, que ya defendieran Mainwaring y Scully (1995), el estu-dio de la coherencia muestra la conveniencia de huir de plantea-mientos deterministas cuando se mira a los partidos de AméricaLatina. Las organizaciones partidistas y el entorno que las rodease enfrentan a escenarios donde es posible aumentar y disminuirlos niveles de coherencia partidista. De este modo, el agrupamiento

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de los partidos en torno a cuestiones sustantivas varía de un par-tido a otro, pero también dentro de éstos de una a otra coyuntura.O dicho de otro modo, partidos que hoy son altamente incohe-rentes pueden evolucionar hacia niveles más elevados de cohe-rencia y, por lo tanto, de estructuración en torno a temas relevan-tes en la arena política.

En esa evolución de los niveles de coherencia influye un as-pecto clave para los partidos políticos que es su rendimiento elec-toral. Los partidos viven una contradicción vital. Por una parte, laflexibilidad de sus postulados ideológico-programáticos parece ma-ximizar su éxito electoral. En este sentido hay evidencia que su-giere con fuerza que los partidos más incoherentes tienen más po-sibilidades de ganar elecciones, este sería el caso de ARENA desdeel inicio de la década de los años noventa. Al mismo tiempo, la di-rección de la asociación entre coherencia y volatilidad apuntaba aque es más probable que ésta se dé en sistemas con bajos nivelesde volatilidad. De modo que los partidos muy incoherentes son exi-tosos pero, en general, se trata de éxitos efímeros. Esta hipótesisnecesitaría ulteriores comprobaciones, pero en general se puedeafirmar que los grandes vaivenes electorales, como el peruano, seproducen en la ausencia de partidos coherentes. Ahora bien, estaflexibilidad programática que, de alguna manera, genera la cohe-rencia, podría llegar a atentar a su perdurabilidad como partido yparece ser perjudicial en su desempeño en el Legislativo y en elGobierno, así como en el ejercicio de accountability que queda li-mitado en partidos incoherentes, impactando así sobre el sistemapolítico en su conjunto. Habría que profundizar en el modo en queun partido concilia estos conflictos entre niveles de coherencia másfuncionales en cada ámbito de actuación.

La combinación de distintas necesidades en las diferentes ca-ras del partido puede explicar los equilibrios a los que llegan lospartidos en su generación de niveles más o menos altos de cohe-rencia. Pero hay variables del entorno y del propio partido quecondicionan las respuestas de éstos para adaptar sus niveles de co-herencia. A propósito de esto, la explicación de las fuentes de lavariación en el grado de coherencia por partidos se ha evidenciadocomo una empresa compleja. Por una parte, porque la coherenciaes un fenómeno multicausal. Por otra parte, constituye una tareacostosa porque las variables con posible impacto sobre la cohe-rencia presentan relaciones entre sí. Esta investigación ha contri-buido a explorar el peso de algunos aspectos que afectan indivi-dualmente a la definición del grado de coherencia de un partido.La ideología, el tamaño parlamentario del partido, el grado de de-sarrollo socioeconómico y la magnitud del distrito son las varia-

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bles que el análisis confirma como relevantes en la explicación delos grados de acuerdo en el interior de los partidos. Así mismo, laedad de los partidos se ha mostrado como una variable con efectopropio hasta el umbral de los veinticinco años del partido, pasa-dos los cuales deja de ser un factor explicativo de los niveles decoherencia. Según estos resultados y la dirección de las relacioneshalladas, es más probable encontrar partidos coherentes entre losque se ubican en posiciones tendentes a la izquierda; también lacoherencia es más probable en los partidos jóvenes; en los de ta-maño pequeño; entre los que están en un entorno socioeconómicodesarrollado; así como en aquellos partidos insertos en sistemascon distritos electorales pequeños.

Como en toda organización, descubrir las razones que man-tienen a los partidos políticos y a sus miembros trabajando bajouna misma etiqueta permite comprender las tendencias de estabi-lidad o, en su defecto, los patrones de cambio que se pueden pro-ducir en el interior de los partidos políticos. Según lo analizadoaquí es probable que los partidos con previsiones de éxitos cre-cientes evolucionen hacia niveles más altos de incoherencia y queel abandono de postulados de izquierda suponga la generacióntambién de mayor incoherencia. Por el contrario, la reducción deléxito de los partidos y su consabida reducción de tamaño en ám-bitos como el parlamentario puede volver a convertir a los pro-yectos partidistas en maquinarias programáticas más auténticas.Pero, no es fácil hacer predicciones sobre la evolución de la co-herencia ya que podrían existir variables con efectos opuestos.Poco se sabe aún del comportamiento de las variables individual-mente analizadas cuando interaccionan con otras. El desarrollosocioeconómico de la región auguraría que los partidos van a seralgo más coherentes pero, cómo interactuaría con el viraje haciael centro de los partidos de izquierda que aquí aparecen como máscoherentes y que podría significar un descenso de la coherencia.Qué variables aumentan sus efectos y cuáles los disminuyen y cuáles la variable de más peso son interrogantes todavía pendientes.Son interrogantes que quedan pendientes de respuesta abriendovías de investigación relevantes.

Junto a las aportaciones de tipo empírico que contribuyen a lageneración de un conocimiento avalado por datos, este libro se hacentrado también en cuestiones teóricas y metodológicas relativasal estudio de los partidos políticos. De esta manera, se ha defen-dido la utilidad del enfoque de partido como actor no unitario. Unestudio que persiga acercarse a la realidad de los partidos políti-cos es potencialmente más útil si parte de la asunción de que és-tos son organizaciones formadas por un agregado de voluntades,

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aspiraciones y posturas diferentes que llegan a acuerdos funcio-nales para perdurar como partidos y desempeñar sus funciones.El partido es un actor dividido en un triple sentido. Existe divi-sión en el tipo de adhesión al partido (élite del partido, élite derango medio, activistas, afiliados, electorado…), hecho que semuestra en trabajos relacionados con la estructura organizativa delos partidos políticos. Pero además, hay división en los ámbitos deactividad del partido (Gobierno, Parlamento, actividad interna delpartido), así como en las posturas de sus miembros. Este libro seha centrado en uno de los ámbitos de actividad del partido, el par-lamentario, así como de las divisiones actitudinales en el interiorde quienes forman ese ámbito. Con esta aproximación desde laidea de división en el interior de los partidos se consigue volcarparte de las intuiciones poco elaboradas sobre los partidos de laregión y sus disputas internas que, desde ámbitos ciudadanos, semanifiestan repetidamente y que permiten diagnósticos sólo pre-liminares de los partidos.

Por otra parte, se ha propuesto una operacionalización del con-cepto de coherencia partidista basada en la distinción de dimen-siones a partir de la evidencia empírica disponible. En este sen-tido se ha defendido la utilidad analítica de distinguir el programade la ideología de los partidos políticos. Aunque son cuestiones re-lacionadas, generan diferentes niveles de consenso, lo que inducea pensar que esta distinción se puede extrapolar a otros objetos deestudio, como la polarización de los sistemas de partidos o los cli-vajes que los estructuran. A la vez, en estas páginas se ha recupe-rado la acepción originaria de coherencia incorporando a la opera-cionalización del concepto el grado de acuerdo que existe en temasorganizacionales. Además, se ha intentado contribuir a la diferen-ciación del estudio de las actitudes del de los comportamientos:constituyen dos esferas diferentes de la conducta humana y quenecesitan para su estudio distinta evidencia empírica.

En la investigación se ha recurrido a los miembros de los par-tidos que ocupan puestos de representación en el Congreso comounidad de observación y a partir de ellos se han extraído las con-clusiones sobre el partido político que era la unidad de análisis.Esta estrategia contrasta con el alto número de investigaciones quedesatienden las motivaciones y formas de pensar de los miembrosde los partidos en sus relatos sobre estos últimos. Con la defensadel miembro como unidad de medida no se afirma que el partidosea sólo el resultado de las voluntades de quienes lo conforman enel ámbito legislativo. Por el contrario, lo que aquí se ha propuestoes que junto a aspectos externos al partido, como son el marco po-lítico-institucional y el entorno socioeconómico en que está inserto,

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los individuos que componen un partido son parte central de lasdinámicas de éste y, por lo tanto, de la comprensión de su natu-raleza y de su funcionamiento. Por otra parte, la infrecuente aten-ción a los miembros ha tendido a centrarse en sus comporta-mientos más que en sus actitudes, que son el centro de estainvestigación. Se defiende su fuerza para estructurar comporta-mientos, así como la utilidad de comprender las preferencias delos miembros de los partidos a partir de sus posturas mas que apartir de sus comportamientos finales. En la definición de los se-gundos entran en juego otras dinámicas como la disciplina parti-dista, lo que limita el estudio de las inclinaciones individuales delos miembros al pasar por el tamiz de los dictados del partido. Ellositúa el estudio de la coherencia en una posición privilegiada paracapturar las orientaciones sustantivas de sus miembros y de ahíinferir el grado de estructuración del conjunto del partido político.

Con este estudio de la coherencia se intenta huir del complejode diferencia cuando se estudia la realidad partidista de AméricaLatina así como de la autopercepción de que los conocimientosque genera el análisis de esta región no son aplicables a otras. Lospartidos políticos de América Latina rara vez ostentaron todas lasfunciones que en Europa les han sido atribuidas durante tantotiempo, del mismo modo que tampoco lo hicieron aquellos que(re)emergieron con las transiciones a la democracia que se inicia-ron a finales de la década de los años noventa y se sucedieron du-rante la siguiente. Aún así, los estudios sobre partidos políticos la-tinoamericanos han dado grandes pasos en el uso de herramientasanalíticas de otras regiones geográficas. Pero, es infrecuente elcamino inverso. En pocas ocasiones la literatura sobre partidos eu-ropeos o norteamericanos ha utilizado el expertise generado a pro-pósito de otras regiones. Una comparación de los niveles de co-herencia partidista latinoamericana con la coherencia de partidoseuropeos, estudiada de una manera más sistemática de lo que seha hecho hasta la fecha, o la coherencia de los partidos que emer-gen en Europa del Este dibujaría las características comunes y di-ferentes de ambas regiones. A la vez permitiría repensar cuál es elgrado de originalidad que tienen los procesos latinoamericanos.La coherencia se ha mostrado una dimensión que permite la cla-sificación y comprensión de los partidos políticos. Además, unavez que se logra su descripción y comprensión como variable de-pendiente, se augura la posibilidad de estudios fructíferos sobresus efectos en la dinámica político-partidista. La estructuraciónprogramática e ideológica existe y evoluciona en los partidos lati-noamericanos y, por lo tanto, constituye una dimensión de análi-sis posible y necesaria.

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YOCELEVKY, Ricardo (1996): «Democratización y recomposición del sis-tema político en Chile», en R. YOCELEVKY (coord.), Experimentos conla democracia en América Latina, México Universidad Autónoma Me-tropolitana (125-146).

ZECHMEISTER, Elizabeth J. (2001): «Left and Right in Latin America», Po-nencia presentada en Congreso de LASA (Latin American Studies Asso-ciation), Washington.

Otros:

INFORME SOBRE EL DESARROLLO HUMANO, PNUD, 2003.

INFORME SOBRE EL DESARROLLO HUMANO, PNUD, 1999.

PROYECTO DE ÉLITES PARLAMENTARIAS EN AMÉRICA LATINA (PELA), SEC 95-0845 y SEC 2002-3484, CICYT.

PROYECTO PARTIDOS POLÍTICOS EN AMÉRICA LATINA (PPAL), SEC 97/1.458,CICYT.

187-214 CoheParti-1C 5/11/07 08:00 Página 213

Page 226: Leticia Ruiz Rodriguez Tese Coerência partidária na América Latina

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Anexos

215-234 CoheParti-1C 5/11/07 08:02 Página 215

Page 228: Leticia Ruiz Rodriguez Tese Coerência partidária na América Latina

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Page 229: Leticia Ruiz Rodriguez Tese Coerência partidária na América Latina

217

ANEXOS

ANEXO 1

Fichas Técnicas de los cuestionarios PELA

AN

EX

O 1

Fic

has

Téc

nic

as d

e lo

s cu

esti

onar

ios

PE

LA

AD

NA

cció

n D

emoc

ráti

ca N

acio

nalis

taB

oliv

ia19

9819

97-2

002

95,5

%,

±10,

4324

/32

AN

RA

soci

ació

n N

acio

nal

Rep

ublic

ana

Para

guay

1998

1998

-200

395

,5%

,±7

,536

/45

AR

EN

AA

lianz

a R

evol

ucio

nari

a N

acio

nalis

taE

l Sa

lvad

or19

9819

97-2

000

95,5

%,

±16,

916

/28

2000

2000

-200

395

,5%

,±1

0,83

25/2

9

DP

Dem

ocra

cia

Popu

lar

Ecu

ador

1998

1998

-200

295

,5%

,±5

,431

/34

EP-

FAE

ncue

ntro

Pro

gres

ista

-Fre

nte

Am

plio

Uru

guay

2001

2000

-200

595

,5%

,±9

,28

30/4

0

FML

NPa

rtid

o Fa

rabu

ndo

Mar

tí p

ara

Lib

erac

ión

Nac

iona

lE

l Sa

lvad

or19

9819

97-2

000

95,5

%,

±11,

720

/27

2000

2000

-200

395

,5%

,±1

0,72

20/3

1

FRG

Fren

te R

epub

lican

o G

uate

mal

teco

Gua

tem

ala

1998

1995

-199

995

,5%

,±1

2,9

14/1

820

0220

00-2

004

95,5

%,

±8,3

713

/19

FSL

NFr

ente

San

dini

sta

de L

iber

ació

n N

acio

nal

Nic

arag

ua19

9819

96-2

001

95,5

%,

±9,8

27/3

620

0220

02-2

006

95,5

%,

±9,2

029

/38

MN

RM

ovim

ient

o N

acio

nalis

ta R

evol

ucio

nari

oB

oliv

ia19

9819

97-2

002

95,5

%,

±11,

0220

/26

MU

PP-N

PM

ov.

Uni

dad

Plur

inac

iona

l Pa

chak

utik

-Nue

vo P

aís

Ecu

ador

1998

1998

-200

295

,5%

,±0

,07/

7

PAN

Part

ido

de A

vanz

ada

Nac

iona

lG

uate

mal

a19

9819

95-1

999

95,5

%,

±7,7

35/4

420

0220

00-2

004

95,5

%,

±16,

2244

/63

PAN

Part

ido

de A

cció

n N

acio

nal

Méx

ico

1998

1997

-200

095

,5%

,±1

5,5

31/1

2520

0120

00-2

003

95,5

%,

±12,

1251

/207

PCPa

rtid

o C

olor

ado

Uru

guay

2001

2000

-200

595

,5%

,±1

0,05

21/3

3

PDC

Part

ido

Dem

ócra

ta C

rist

iano

Chi

le19

9819

97-2

001

95,5

%,

±9,5

29/3

920

0220

02-2

006

95,5

%,

±14,

2918

/24

PJPa

rtid

o Ju

stic

ialis

taA

rgen

tina

1998

1997

-200

195

,5%

,±9

,32

59/1

19

Par

tido

Eti

quet

aP

aís

o re

aliz

a-ci

ón

encu

esta

Per

íodo

le

gisl

ativ

o

Niv

el

de c

onfi

anza

pa

ra t

oda

la m

ues

tra,

E

rror

mu

estr

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por

part

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m.

dipu

tado

sen

trev

ista

dos/

Tota

l di

puta

dos

de l

a ba

nca

da

215-234 CoheParti-1C 5/11/07 08:02 Página 217

Page 230: Leticia Ruiz Rodriguez Tese Coerência partidária na América Latina

LETICIA M. RUIZ RODRÍGUEZ

218

AN

EX

O 1

(Con

tin

uac

ión

)

PLC

Part

ido

Lib

eral

Con

stit

ucio

nal

Nic

arag

ua19

9819

96-2

001

95,5

%,

±8,8

32/4

220

0220

02-2

006

95,5

%,

±12,

9727

/48

PLH

Part

ido

Lib

eral

Hon

dure

ñoH

ondu

ras

1998

1997

-200

195

,5%

,±1

1,1

37/6

720

0220

02-2

006

95,5

%,

±7,5

942

/55

PLN

Part

ido

de L

iber

ació

n N

acio

nal

Cos

ta R

ica

1998

1998

-200

295

,5%

,±8

,320

/23

2002

-200

695

,5%

,±9

,81

14/1

6

PLR

APa

rtid

o L

iber

al R

adic

al A

utén

tico

Para

guay

1998

1998

-200

395

,5%

,±7

,829

/35

PNH

Part

ido

Nac

iona

l H

ondu

reño

Hon

dura

s19

9819

97-2

001

95,5

%,

±12,

430

/50

2002

2002

-200

695

,5%

,±6

,73

48/6

1

PPD

Part

ido

Por

la D

emoc

raci

aC

hile

1998

1997

-200

195

,5%

,±1

9,3

12/1

620

0220

02-2

006

95,5

%,

±14,

2915

/21

PRD

Part

ido

Rev

oluc

iona

rio

Dom

inic

ano

R.

Dom

inic

ana

2000

1998

-200

295

,5%

,±6

,91

47/6

7

PRI

Part

ido

Rev

oluc

iona

rio

Inst

ituc

iona

lM

éxic

o19

9819

97-2

000

95,5

%,

±11,

260

/239

2000

-200

395

,5%

,±2

5,0

52/2

10

PRSC

Part

ido

Ref

orm

ista

Soc

ial-C

rist

iano

R.

Dom

inic

ana

2000

1998

-200

295

,5%

,±1

4,00

11/1

7

PUSC

Part

ido

Uni

dad

Soci

alcr

isti

ana

Cos

ta R

ica

1998

1998

-200

295

,5%

,±9

,422

/27

2002

-200

695

,5%

,±8

,11

17/1

9

UC

RU

nión

Cív

ica

Rad

ical

Arg

enti

na19

9819

97-2

001

95,5

%,

±12,

3134

/68

AFI

JAC

IÓN

YPR

OC

ED

IMIE

NT

OD

EM

UE

STR

EO

: Los

dip

utad

os d

e lo

s pa

rtid

os p

olít

icos

con

rep

rese

ntac

ión

parl

amen

tari

a se

cla

sifi

can

en e

stra

tos,

est

able

cién

dose

una

afija

ción

pro

porc

iona

l par

a la

dis

trib

ució

n de

la m

uest

ra. L

a se

lecc

ión

se r

ealiz

ó de

for

ma

alea

tori

a en

tre

los

dipu

tado

s pe

rten

ecie

ntes

a c

asa

uno

de lo

s es

-tr

atos

, no

real

izán

dose

nin

guna

sus

titu

ción

de

los

dipu

tado

s se

lecc

iona

dos

alea

tori

amen

te. P

ara

la e

xplo

taci

ón d

e la

info

rmac

ión

de la

info

rmac

ión

así o

bten

ida,

se a

plic

aron

las

est

ruct

uras

cor

resp

ondi

ente

s a

un m

uest

reo

estr

atif

icad

o.C

UE

STIO

NA

RIO

:Los

cue

stio

nari

os s

e ha

n ap

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o m

edia

nte

entr

evis

ta p

erso

nal

en l

as o

fici

nas

de l

a C

ámar

a, e

n al

guna

s oc

asio

nes

prev

ia c

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con

el e

ntre

-vi

stad

o. FU

EN

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Dat

os P

EL

A.

Par

tido

Eti

quet

aP

aís

o re

aliz

a-ci

ón

encu

esta

Per

íodo

le

gisl

ativ

o

Niv

el

de c

onfi

anza

pa

ra t

oda

la m

ues

tra,

E

rror

mu

estr

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por

part

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m.

dipu

tado

sen

trev

ista

dos/

Tota

l di

puta

dos

de l

a ba

nca

da

215-234 CoheParti-1C 5/11/07 08:02 Página 218

Page 231: Leticia Ruiz Rodriguez Tese Coerência partidária na América Latina

219

ANEXOS

Pro

med

ioTi

po d

e ori

gen

pes

o d

el

part

ido*

AD

NA

rmad

o p

erso

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,27

cúp

ula

Inte

rnas

, fo

rmal

men

te (

no

se

han

reg

istr

ado

has

ta e

l m

om

ento

)A

NR

Civ

il c

ole

ctiv

o,5

6ce

rrad

asC

erra

da

AR

EN

AC

ivil

co

lect

ivo

,40

con

ven

ció

nC

on

ven

ció

n:

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lea

Gen

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rop

ues

ta d

el C

on

sejo

Eje

cuti

vo N

a-ci

on

alD

PC

ivil

co

lect

ivo

,12

cúp

ula

Co

nve

nci

ón

: C

on

gres

o N

acio

nal

, fo

rmal

men

teE

P/F

AC

ivil

co

lect

ivo

,31

con

ven

ció

nn

.d.

FM

LN

Arm

ado

co

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ivo

,31

con

ven

ció

nC

on

ven

ció

n N

acio

nal

FR

GA

rmad

o p

erso

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,41

con

ven

ció

nC

on

ven

ció

n:

Asa

mb

lea

Nac

ion

alF

SL

NA

rmad

o c

ole

ctiv

o,3

9co

nve

nci

ón

Co

nsu

ltas

po

pu

lare

s y

rati

fica

do

po

r C

on

gres

o N

acio

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RC

ivil

co

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ivo

,30

con

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ció

nP

rim

aria

s ab

iert

asM

UP

P-N

PC

ivil

co

lect

ivo

,06

con

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nC

on

sejo

Po

líti

coPA

N/G

uat

emal

aC

ivil

per

son

al,3

2co

nve

nci

ón

No

exi

ste,

fo

rmal

men

te A

sam

ble

a N

acio

nal

PA

N/M

éxic

oC

ivil

co

lect

ivo

,32

con

ven

ció

nC

erra

da,

Co

nve

nci

ón

Nac

ion

alP

CC

ivil

co

lect

ivo

,32

con

ven

ció

nC

erra

da

PD

CC

ivil

co

lect

ivo

,31

cerr

adas

Ab

iert

aP

JA

rmad

o p

erso

nal

,43

cúp

ula

Co

nve

nci

ón

PL

CC

ivil

co

lect

ivo

,48

cúp

ula

n.d

.P

LH

Civ

il c

ole

ctiv

o,5

0co

nve

nci

ón

Cer

rad

aP

LN

Civ

il c

ole

ctiv

o,4

4co

nve

nci

ón

Pri

mar

ias

(Co

nve

nci

ón

Nac

ion

al)

PL

RA

Civ

il c

ole

ctiv

o,3

4ce

rrad

asn

.d.

PN

HA

rmad

o c

ole

ctiv

o,4

6ab

iert

asP

rim

aria

s ab

iert

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form

alm

ente

PP

DC

ivil

co

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,13

con

ven

ció

nn

.d.

PR

DA

rmad

o p

erso

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,47

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ula

Cer

rad

a, f

orm

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ente

ele

ccio

nes

pri

mar

ias

PR

IA

rmad

o c

ole

ctiv

o,5

3n

.d.

«Ded

azo

» y

des

de

1999 a

bie

rta

PR

SC

Civ

il p

erso

nal

,30

cúp

ula

Ele

ccio

nes

pri

mar

ias,

fo

rmal

men

te P

rim

aria

s o

po

r d

esig

nac

ión

Asa

m-

ble

a G

ener

al P

rim

aria

ab

iert

aP

US

CC

ivil

co

lect

ivo

,47

cúp

ula

Ele

ccio

nes

pri

mar

ias,

fo

rmal

men

te P

rim

aria

s o

po

r d

esig

nac

ión

Asa

m-

ble

a G

ener

al P

rim

aria

ab

iert

aU

CR

Civ

il c

ole

ctiv

o,2

1cú

pu

laE

lecc

ion

es p

rim

aria

s, f

orm

alm

ente

Pri

mar

ias

o p

or

des

ign

ació

n A

sam

-b

lea

Gen

eral

Pri

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rta

n.d

.=n

o d

isp

on

ible

.*

Se

trat

a d

el p

eso

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ativ

o e

n l

a C

ámar

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aja.

Tie

ne

en c

uen

ta,

po

r lo

tan

to,

el n

úm

ero

to

tal

de

esca

ño

s q

ue

con

form

an l

a cá

mar

a y

se r

efie

re a

l p

erío

do

(1990-1

999).

FU

EN

TE:

Ori

gen

de

los

par

tid

os

en A

lcán

tara

(2003);

pes

o r

elat

ivo

del

par

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o e

n e

l le

gisl

ativ

o e

lab

ora

ció

n p

rop

ia a

par

tir

de

Pay

ne

(et

al.)

(2002);

par

ati

po

de

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ació

n d

e li

stas

y t

ipo

de

pri

mar

ias

par

a la

pre

sid

enci

a A

lcán

tara

(2002).

AN

EX

O 2

Car

acte

ríst

icas

de

los

part

idos

215-234 CoheParti-1C 5/11/07 08:02 Página 219

Page 232: Leticia Ruiz Rodriguez Tese Coerência partidária na América Latina

LETICIA M. RUIZ RODRÍGUEZ

220

AN

EX

O 2

(C

onti

nu

ació

n)

Car

acte

ríst

icas

del

en

torn

o: s

iste

ma

de p

arti

dos

y si

stem

a el

ecto

ral

Arg

enti

na

3,5

52,1

82,6

813,7

183-9

910,7

1P

rop

orc

ion

al

Bo

livi

a2,3

62,3

74,4

028,6

580-9

714,4

4M

ixta

Ch

ile

5,5

62,2

85,0

41,6

789-9

72,0

0M

ayo

rita

rio

Co

sta

Ric

a2,2

42,9

22,3

213,6

878-9

88,1

4P

rop

orc

ion

al

Ecu

ado

r3,3

63,0

55,7

029,5

579-9

8n

.d.

May

ori

tari

o

El

Sal

vad

or

6,1

82,6

63,1

120,7

685-0

05,6

0P

rop

orc

ion

al

Gu

atem

ala

4,7

42,8

33,1

943,5

685-9

93,3

3P

rop

orc

ion

al

Ho

nd

ura

s2,7

02,8

02,1

07,6

781-9

77,1

1P

rop

orc

ion

al

Méx

ico

3,0

62,6

32,2

914,9

379-0

015,6

3M

ixto

Nic

arag

ua

6,0

13,0

32,4

215,5

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221

ANEXOS

ANEXO 3

Preguntas utilizadas para la medición de la coherencia

ANEXO 3

Preguntas utilizadas para la medición de la coherencia

DIMENSIÓN IDEOLÓGICA

• Autoubicación ideológicaPregunta realizada (p. 67): Como recordará cuando se habla de política normalmentese utilizan las expresiones izquierda y derecha. En esta tarjeta hay una serie de casi-llas que van de izquierda a derecha. ¿en qué casilla se colocaría Ud. teniendo en cuentasus ideas políticas?

Se muestra tarjeta con escala de 1 a 10, donde 1 es izquierda y 10 es derecha.

• Ubicación ideológica del partido

Pregunta realizada (p. 68): Y, en esta misma escala, ¿dónde situaría Ud. a su propiopartido?

La variable ha sido convertida de una escala de 1 a 10 a una escala de 0 a 1.

Se muestra tarjeta con escala de 1 a 10, donde 1 es izquierda y 10 es derecha.

DIMENSIÓN PROGRAMÁTICA

COMPONENTE EVALUACIÓN

• Importancia como problema para el paísPregunta realizada (p. 37): A continuación le voy a nombrar una serie de problemascomunes a muchos países. ¿Podría decirme qué grado de importancia: mucha, bas-tante, poca o ninguna tienen hoy en su país?

– desempleo (p. 37.3)– sanidad y seguridad social (p. 37.7)– educación (p. 37.9)– democratización de la vida pública (p. 37.10)– derechos humanos o de las minorías étnicas (p. 37.11)– conflictos entre poderes del Estado (p. 37.14)– corrupción (p. 37.15)– violencia política (p. 37.17)

COMPONENTE ESTRATEGIA

• Papel del Estado como garantíaPregunta realizada (p. 35): A continuación me gustaría conocer su opinión sobre unaserie de funciones tradicionales del Estado. Pensando en términos generales, ¿dígame,para cada una de ellas, qué grado de intervención mucha, bastante, poca o ninguna,debería asumir el Estado?

– educación primaria (p. 35.2)– vivienda (p. 35.3)– educación secundaria (p. 35.5)– seguridad social (p. 35.6)– medio ambiente (p. 35.9)

• Opinión aumento gasto públicoPregunta realizada (p. 39): Ahora le voy a mencionar diversos capítulos del Gasto Pú-blico, ¿dígame, por favor, si Ud. cree que para su país es mejor que se gastara más,menos o mantener la situación actual en cada uno de ellos?

– sanidad (p. 39.2)– seguro de desempleo (p. 39.6)– vivienda (p. 39.7)– pensiones (p. 39.8)

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LETICIA M. RUIZ RODRÍGUEZ

222

DIMENSIÓN ORGANIZACIONAL

COMPONENTE PARTIDISTA

• Importancia de diferentes grupos en la toma de decisiones de los parlamentariosPregunta realizada (p. 59): ¿Hasta qué punto: mucho, bastante, poco o nada, tiene Ud.en cuenta la opinión de cada uno de los siguientes grupos, personas o institucionescuando toma decisiones políticas?

– líderes del partido (p. 59.2)– afiliados al partido (p. 59.4)– otros diputados del partido (p. 59.6)– votantes del partido (p. 59.8)

• Relevancia defender intereses del partidoPregunta realizada (p. 56.5): Pensando en el trabajo que desempeña como Legislador,¿cuál es el grado de importancia: mucha, bastante, poca o ninguna, que otorga Ud.durante su actividad parlamentaria a defender los intereses de su partido?

COMPONENTE PARLAMENTARIO

• Autopercepción papel parlamentariosPregunta realizada (p. 56): Pensando en el trabajo que desempeña como Legislador,¿cuál es el grado de importancia: mucha, bastante, poca o ninguna, que otorga Ud.durante su actividad parlamentaria a los siguientes aspectos?

– elaborar leyes (p. 56.2)– resolver los problemas del país (p. 56.4)– controlar la actuación del gobierno (p. 56.4)– elaborar los presupuestos generales (p. 56.6)

OTRAS PREGUNTAS UTILIZADAS

• Ubicación ideológica de los otros partidosPregunta realizada (p. 17): Como recordará cuando se habla de política normalmentese utilizan las expresiones izquierda y derecha. En esta tarjeta hay una serie de casi-llas que van de izquierda a derecha. ¿y en qué casilla colocaría Ud a los siguientespartidos o coaliciones?

Se muestra tarjeta con escala de 1 a 10, donde 1 es izquierda y 10 es derecha.

• Grado de religiosidadPregunta realizada (p. 70.a): De acuerdo con sus sentimientos y creencias religiosas,¿en qué posición de la siguiente escala se colocaría Ud. sabiendo que el «1» significaun mínimo de religiosidad y práctica religiosa y el «10» un máximo de religiosidad ypráctica religiosa?

• Adscripción religiosaPregunta realizada (p. 69): ¿Cómo se define Ud. en materia religiosa: católico, creyentede otra religión, indiferente, no creyente o ateo?

• Importancia de partidos políticos para la democraciaPregunta realizada (p. 6): Hay gente que dice que sin partidos no puede haber demo-cracia. ¿Hasta qué punto: mucho, bastante, poco o nada, está Ud. de acuerdo con estaafirmación?

• Utilidad de elecciones para expresar preferencias políticasPregunta realizada (p. 8): En un contexto de pluralismo y amplia competencia parti-dista, ¿hasta qué punto, mucho, bastante, poco o nada, está Ud. de acuerdo con laafirmación de que las elecciones son siempre el mejor medio para expresar unas de-terminadas preferencias políticas?

ANEXO 3 (Continuación)

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ANEXOS

• Escala estatismo-mercadoPregunta realizada (p. 34.a): Como Ud. conoce, existe actualmente un profundo debateentre las posiciones estatistas y neoliberales en diversos países del continente. Al res-pecto, ¿podría decirme si está Ud. más a favor de una economía regulada por el Es-tado o por el mercado? Utilice para ello la siguiente escala de 1 a 5, donde el «1» sig-nifica una máxima presencia estatal en la economía y el «5» una máxima regulacióna través del mercado.

• Percepción de grado de democracia interna en el partidoPregunta realizada (p. 21): Las bases de los partidos se quejan frecuentemente de lafalta de participación en la toma de decisiones del mismo. ¿Cómo evaluaría Ud. elgrado de democracia interna en su propio partido, muy alto, alto, medio, bajo o muybajo?

ANEXO 3 (Continuación)

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LETICIA M. RUIZ RODRÍGUEZ

224

ANEXO 4

Variables utilizadas para la explicación de la coherencia

ANEXO 4

Variables utilizadas para la explicación de la coherencia

Variable-Indicador Fuente

Grado de desarrollo socioeconómicoPIB per cápita:Construcción: Producto Interior Bruto dividido por número de

habitantes.Interpretación: A más valor más actividades productivas existen.IDH:Construcción: Es un promedio de tres componentes: índice de es-

peranza de vida, índice de educación e índice del PIB.Interpretación: A más valor más grado de desarrollo humano.

Tamaño distritosMAGDISTRITO:Construcción: Es un calculo del promedio de diputados que se

eligen por circunscripción, se divide el número total de dipu-tados por el número de circunscripciones.

Interpretación: Mayor valor indica que son más grandes son losdistritos electorales, más diputados se eligen por lo tanto encada distrito.

NCIRCUNSCRIPCIONES:Construcción: Recuento del número de circunscripciones que

existe en cada sistema político.Interpretación: Más valor indica más circunscripciones, menor

tamaño de éstas por lo tanto.

Oferta partidista existenteNÚM. EFECT. PARTIDOS:Construcción: Promedio del número efectivo de partidos parla-

mentarios en cada elección de la década de los noventa. Paraello se ha calculado a partir de la siguiente fórmula: 1/(1-F)donde F es la fragmentación electoral, para cada coyunturaelectoral y se ha hallado un promedio.

Interpretación: Más alto el valor indica más partidos en el ámbitoparlamentario en este caso.

Polarización del sistema de partidosPOLARIZACIÓN ÉLITES:Construcción: Diferencia en la ubicación ideológica realizada por

los parlamentarios entre los dos partidos con representaciónparlamentaria con posiciones más extremas, tomando comovalor de la ubicación ideológica el promedio de las tres ubi-caciones (como en la variable ideología).

Interpretación: Más valor indica más distancia ideológica entre laélite parlamentaria.

POLCIUDA:Construcción: se calculan las desviaciones típicas de las respues-

tas por país en la autoubicación ideológica de los ciudadanos.Interpretación: Más valor indica más polarización, a más desvia-

ciones típicas más diferencias entre las respuestas de la po-blación.

Payne (et al.) (2002)basado en datos delLatinobarómetrop a r a e l p e r í o d o1996-1999.

Elaboración propiacon datos de PELA

Payne (et al.) (2002)

PELA

Payne (et al.) (2002)

PNUD (1999)

PNUD (1999)

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225

ANEXOS

Origen del partidoORIGEN:Construcción: Clasificación del origen del partido: Armado per-

sonal, Armado colectivo, Civil personal o civil colectivo.

Edad del partidoEDAD:Construcción: Diferencia entre el año en que se realizaron las en-

trevistas y el año de fundación del partido.Interpretación: A más valor más edad del partido.

Ideología del partidoIDEOLOGÍA:Construcción: Promedio de autoubicación ideológica, ubicación

del partido por miembros y ubicación del partido por nomiembros, en la escala ideológica 1-10.

Interpretación: A mas valor más orientado hacia la derecha ideo-lógica.

INTENSIDAD:Construcción: Se consideran con ideología extrema los partidos

que en el promedio de las tres ubicaciones ideológicas ob-tengan una ideología ubicada en los extremos del continuoideológico, en este caso, entre el 0-30% o el 70-100%.

Interpretación: «Sí» para aquellos partidos que son intensos ide-ológicamente y «No» para los que no reúnen esta caracterís-tica.

Modo de selección candidatosFORCAND:Construcción: Clasificación del tipo de elección que se utiliza en

el partido para construir las listas a Cámara Baja: líderes, con-vención, primarias cerradas, primarias abiertas.

Tamaño parlamentario del partidoPROMPESO:Construcción: Sumatorio del número de legisladores del partido

en cada elección en la década de los noventa ponderados porel número total de legisladores en la cámara.

Interpretación: Mayor valor más grande ha sido el nivel de re-presentación que el partido ha tenido en la Cámara Baja, másgrande el tamaño de la cara parlamentaria del partido en ladécada considerada para el cálculo.

A partir de resulta-dos electorales enPayne (et al.) (2002)

Elaboración propiaa partir de Marenghi(2001)

Elaboración propiaa partir de PELA

Elaboración propiaa partir de PELA

Elaboración propiaa partir de Marenghi(2002) y PELA

Alcántara (2004)

ANEXO 4 (Continuación)

Variable-Indicador Fuente

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ÍNDICE DE TABLAS

Tablas Descripción Páginas

1.1 Naturaleza de los partidos políticos según enfoques.... 221.2 Selección de partidos políticos para el estudio ............. 311.3 Ámbitos de influencia de la coherencia partidista........ 392.1 Modos de estudio del contenido de los partidos polí-

ticos ............................................................................... 502.2 Resultados Análisis Factorial para construcción com-

ponentes de la coherencia........................................... 642.3 Operacionalización de la coherencia partidista con pre-

guntas cuestionario PELA........................................... 672.4 Medidas de dispersión ..................................................... 702.5 Variables potenciales para la Explicación de la cohe-

rencia partidista ........................................................... 863.1 Espacios ideológicos según miembros de los partidos. 963.2 Espacios ideológicos según miembros de otros parti-

dos ................................................................................. 1023.3 Correlaciones de Religiosidad y coherencia ideológica 1043.4 Otros ejes identitarios: religión e instituciones demo-

cráticas.......................................................................... 1063.5 Variación de la coherencia programática por compo-

nentes ............................................................................ 1123.6 Coherencia Programática Total....................................... 1143.7 Coherencia Organizacional Total .................................... 1203.8 Variación de la coherencia organizacional por compo-

nentes ............................................................................ 1254.1 Variación de la coherencia total por dimensiones ........ 1334.2 Grado de coherencia de los partidos en las tres dimen-

siones ............................................................................ 1354.3 Partidos con máxima y mínima coherencia por compo-

nentes ............................................................................ 1364.4 Clasificación de partidos según niveles de coherencia

sustantiva...................................................................... 139

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LETICIA M. RUIZ RODRÍGUEZ

228

4. 5 Evolución coherencia dimensión ideológica.................. 1454. 6 Evolución coherencia dimensión programática ............ 1464. 7 Evolución coherencia en la dimensión organizativa .... 1474. 8 Evolución coherencia en el componente partidista ...... 1485. 1 Operacionalización de las variables relativas al partido 1545. 2 Correlaciones de la coherencia partidista con variables

relativas al partido ....................................................... 1555. 3 Regresiones individuales: variables del partido............. 1575. 4 Coherencia total y origen del partido............................. 1625. 5 Coherencia total y tipo de formación de candidaturas 1635. 6 Operacionalización de las variables relativas al entorno 1665. 7 Correlaciones de la coherencia partidista con variables

del entorno (I) .............................................................. 1685. 8 Regresiones individuales: variables del entorno............ 1705. 9 Coherencia total y número efectivo de partidos ........... 1725.10 Institucionalización de los sistemas de partidos y cohe-

rencia de sus partidos ................................................. 1775.11 Correlaciones de la coherencia partidista con variables

del entorno (II)............................................................. 1795.12 Casos destacados de cambio en los niveles de coheren-

cia partidista................................................................. 1805.13 Partidos que cambian su coherencia y valores de las

variables explicativas ................................................... 182

Tablas Descripción Páginas

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ÍNDICE DE GRÁFICOS

Gráficos Descripción Páginas

3.1 Distribución de posturas por partidos en preguntas de coherencia ideológica .................................................. 100

3.2 Distribución de la coherencia en los componentes de la dimensión programática ......................................... 113

3.3 Distribución de la coherencia en los componentes de la dimensión organizacional ....................................... 124

3.4 Niveles de coherencia partidista ..................................... 1274.1 Distribución de la coherencia en las tres dimensiones 1344.2 Distribución de la coherencia por componentes........... 1375.1 Coherencia partidista e ideología del partido................ 1595.2 Coherencia partidista y tamaño del partido .................. 1605.3 Coherencia partidista y rendimiento electoral .............. 1655.4 Desarrollo socioeconómico y coherencia partidista...... 1745.5 Tamaño de los distritos y coherencia partidisa............. 175

ÍNDICE DE ANEXOS

Anexos Descripción Páginas

1 Fichas Técnicas de los cuestionarios PELA................... 2172 Características de los partidos ........................................ 2192 (Continuación) Características del entorno: sistema de

partidos y sistema electoral ........................................ 2203 Preguntas utilizadas para la medición de la coherencia 2214 Variables utilizadas para la explicación de la coheren-

cia .................................................................................. 224

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ÍNDICE ONOMÁSTICO

Agosto, G.,Ajenjo, N.,Alcántara, M.,Aldrich, John H.,Alexander, R. J.,Alfaro, S.,Ames, B.,Anderson, L.,Auyero, J.,

Bartolini, S.,Bernard, J. P.,Berry, J. M.,Booth, J.A.,Bowler, S.,Buch Jensen, R.,Budge, I.,Buquet, D.,

Caramani, D.,Carey, J.,Carla Lehmann, S.B.,Castillo, P.,Cavarozzi, M.,Cerqueira, S.,Chalmers, D.,Colomer, J. M.,Coppedge, M.,Crespo, I.,Crisp, B.F.,Cueto, F.,

D´Adamo, O.,Davis, J.A.,De Swaan (1973):,Dearing,Di Tella, T.S.,Diamond, L.,Dix, R.H.,

Downs, A.,Duverger, M.,

Enrique Cardoso, F.,Erikson, R.S.,Escabel, L. E.,Escudero, L.,

Farrell, D. M.,Figuereido, A.,Foweraker, J.,Freidenberg, F.,

García Beaudoux, V.,García Díez, F.,García Montero, M.,Gay, R.,Gómez Reino, M.,Goodman, L.,Griner, S.,Grofman, B.,Gunther, R.,

Hagopian, F.,Hartlyn, J.,Hartwig,Hawkins, K.,Hine, D.,Hinzpeter, K.,Hoebink,Hoskin, G.,Huber, J.,Hug, S.,Huneeus, C.,Huntington, S.P.,

Inglehart, R.,

Janda, K.,

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LETICIA M. RUIZ RODRÍGUEZ

232

Jones, M.P.,

Katz, R.S.,Kirchheiner, O.,Kitschelt, H.,Klingemann, H.D.,Krehbiel, K.,

Laver, M.,Leech, B.,Lehman,Leighley, J. E.,Leiserson,Levitsky, S.,Limongi, F.,Linz, J.J.,Lipset, S.M.,Litwin, M.S.,Llamazares, I.,Londregan, J.,Luna, J.P.,

Mainwaring, S.,Mair, P.,Manim, B.,Maor, M.,Marenghi, P.,Martínez, A.,Martz, J.D.,Maurer, L.,May,Mayorga, R.,Mc Donald, R. H.,Melo, C.R.F.,Michels, R.,Middlebrook, K.J.,Mills, C. W.,Molina, J.E.,Molinelli, G.,Monge, P.,Montero, J.R.,Moreno, A.,Morgan,Morgenstern, S.,Muller, W.C.,

Nacif, B.,Nolte, D.,Norden, D. L.,Norris,

Pachano, S.,Panebianco, A.,Pareto, W.,Patterson, S. C.,Payne, J. M.,Pierre, J.,Pitkin, H.F.,Pizarro, E.,Poole, R.T.,

Quaile Hill, K.,

Ramos Jiménez, A.,Ramos, M. L.,Rice, S.,Riker, W. H.,Rokkan, S.,Román Marugán, P.,Rosas, G.,Rosenthal, H.,Ruhl, M.,Ruiz Rodríguez, L.,

Sabatini, Ch.,Sánchez Carrión, J.J.,Sánchez López, F.,Sandell, R.,Sani, G.,Santiuste Cué, S.,Sartori, G.,Schattschneider, E. E.,Schedler, A.,Schumpeter, J.,Scully, R.,Scheneider,Seligson, M. A.,Shabad, G.,Soberg Shugart, S.,Siavelis, P. M.,Smyth, R.,Solari, A.,Spiegel,Stein, E.,Stokes, S.,Strom, K.,

Taylor, S.,Torcal, M,Tsebelis, G.,

Ugalde, L. C.,

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233

ÍNDICE ONOMÁSTICO

Valenzuela, A.,Vilas Nogueira, J. V.,

Webb, P.,Williams, F.,Wolinetz, S.,

Yocelevky, R.,

Zariski,Zeichmeister, E.,Zovatto, D.,

215-234 CoheParti-1C 5/11/07 08:02 Página 233

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