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Punto Fijo - Coro, viernes 20 de febrero de 2009

Letra Viva Viernes 20-02-2009

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red

ito

s * Jesús Mavárez Diseño Gráfico

* Ana M. Montero Selección de Textos

* Mirian Robles Selección de Textos

* Unidad de Investigación

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Graciela AndradeFotos/ Robert Flores

Para Nereida Ferrer de Bravo, directora del Centro de Investigaciones Históricas “Pedro Manuel Arcaya” de la Universidad Nacional Experimental “Francisco de Miranda”, y coordinadora regional de la maestría en Historia

convenio UCLA-Unefm, los venezolanos hacen uso verdadero de sus derechos plasmados en la Constitu-ción Bolivariana, lo cual asemeja en gran medida a los decretos obtenidos lue-go de la Guerra Federal.

La experta universitaria dijo que los orígenes del movimiento Federal mos-traban dos vertientes: el

político y el social. “Desde el punto de vista político en la sociedad venezolana del siglo XIX se da un de-bate importante en torno a la concesión del poder, en el momento era un siste-ma republicano pero cen-tralizado con el poder en Caracas o descentralizado con las defensas del poder en las provincias, las cuales no dependían de Caracas”, explica.

El debate del federa-lismo cobra fuerza desde el centro del país, debido a que el gobierno va a de-sarrollarse de manera auto-crática, autoritaria, impo-sitiva; por lo que las élites provinciales, en virtud de la pérdida del poder ante las élites caraqueñas, se deba-ten en lograr su autonomía verdadera.

“Vamos a encontrar en ese debate que la primera intencionalidad de la fede-ración se da y se arrecia en torno al centralismo y al li-beralismo, en virtud de que la Constitución de 1830 y 1858, no reconocía el po-der de los espacios del po-der provincial, autonomía para gobernarse a sí mis-mo, articulado con el poder central, porque no era un desmembramiento lo que se proponía, era la nación

integrada pero respetando la autonomía de las dife-rentes provincias”.

Tendencia conservado-ra y la corriente liberal, esas son algunas de las motiva-ciones de carácter político de la defensa para darse su propio gobierno.

En cuanto al otro mo-tivo de la Guerra Federal está la intencionalidad de carácter social, que es lo que ocurre socialmente en la Venezuela del siglo XIX. En ese tiempo no se habla de clase social se habla de casta, porque la herencia colonial estaba conformada de esa forma.

Étnicamente estaban los blancos, pero no te-nían todos el mismo valor social, estaban los blancos peninsulares, los blancos de orilla tenían el reconoci-miento por ser blancos pero eran empobrecidos, pobla-ción esclavizada negra, los aborígenes con capacidad para ser adoctrinados o no, había un grueso de la población a lo largo de la colonia que era mestiza, zambos, mulatos, pardos, la sociedad colonial era diferenciada en la calidad social, medida determinada por los grupos de poder, la sociedad ennoblecida.

Socialmente los intere-

ses de la población esclavi-zada de los aborígenes, de los pardos de los sambos, tiene que ver con interés social, es el interés por la libertad, por la igualdad social, van a la indepen-dencia pero siguen en con-diciones de explotados, en condiciones de vida que no responden a los planteados y en los que ellos participa-ron. Se da la abolición de la esclavitud pero siguen exis-tiendo los esclavos. Todos los derechos humanos eran violentados por los grupos oligárquicos, la población campesina son los sin tie-rras, deudas eternas, el te-rrateniente le daba una par-cela, las herramientas, pero heredaban de padres a hijos la deuda. No tiene forma de producir, igualmente, todos los grupos de la sociedad. Una dominación absoluta. Una confrontación política. Pero hay una confrontación en los espacios cotidianos, producto de la no satisfac-ción de las deudas sociales.

El planteamiento del proyecto federal es, entre otros puntos: la abolición de la pena de muerte, la liber-tad absoluta de prensa, en ese momento el medio de la denuncia es la prensa que recoge la vida cotidiana, el discurso político; la gente

era perseguida, libertad de tránsito, de asociación, re-presentación y de industria, porque había que tener una licencia que permitiera el libre tránsito por el resto de las provincias de la nación, prohibición perpetua de la esclavitud, porque se man-tenía la condición de escla-vos manumisos.

Podemos ver los dere-chos humanos que hoy en día defendemos propuestos como una intencionalidad política y social de la gue-rra federal. En la Consti-tución Bolivariana vemos lo que era letra muerta en las constituciones pasadas, se aprecia pero ya no es discursivamente, hay una aprehensión de los ciuda-danos sobre esos derechos para la defensa a ultranza del mismo, pero ha sido una conquista histórica, independencia absoluta del poder electoral, abolición de la prisión por deuda, li-bertad civil y política indi-vidual.

Un parecido con la rea-lidad actual…

Destacó Ferrer que cualquier comparación con la realidad de hoy, diría que es pura coincidencia. Hay que hacer un diálogo del tiempo con el pasado por-que la génesis está en esos hechos.

La guerra va a durar cinco largos años, se van sumando o incorporando los diferentes cantones del estado, es decir, de la península, de la sierra, de Cumarebo, y concluye en 1863 con esas dos motiva-ciones importantísimas y el decreto de garantía del Ge-neral Falcón va a revelar el alcance de la misma.

Entre esos beneficios acordados entre centralistas y federalistas está: la vida, la propiedad, la inviolabili-dad del hogar doméstico, la libre expresión del pensa-miento, oral y por escrito.

Subrayó la historiadora que en el tiempo Venezuela ha tenido las mejores cons-tituciones, pero estaban planteadas discursivamen-te, porque en la práctica no veían lo establecido en ellas.

El siglo XX hereda los problemas arrastrados des-de el XIX, pero hay una lu-cha constante por conquis-tar los derechos. Sobre todo el poder compartido, la cul-tura política que se corres-ponda con el poder local, el poder nacional y es con la Constitución Bolivariana que se da la avanzada, por-que el ciudadano ya sabe y defiende sus derechos.

La participación de los ciudadanos a través de los consejos comunales

Nereida Ferrer de Bravo

150 años después venezolanos hacen uso verdadero de sus derechos

7Punto Fijo - Coro, viernes 20 de febrero de 2009

Testimoniosde la Federación en Paraguaná

Isaac López

El 20 de febrero de 1859 Ezequiel Zamora proclamó la Federación en Coro, dan-do inicio a una guerra que duraría cinco años y dejaría arruinado al país, pero cuyo significado es fundamental para los valores de igualdad social de los venezolanos. Paraguaná aportó, como en la Independencia, numerosos

soldados que lucharon en los cuatro costados del país.

De acuerdo con trabajos de destacados historiadores, la contienda no afectó la pe-nínsula hasta el año 1863, cuando se expresó en la con-fiscación de ganados y pro-ductos de las trojas de las ca-sas de hato, y posteriormente en el surgimiento de nuevos propietarios en la región por remuneraciones acordadas en

el congreso o por el desplaza-miento de los godos locales.

Entre los numerosos testi-monios de la Guerra Federal y de sus protagonistas que sobreviven en Paraguaná podemos nombrar: la plazo-leta y busto del General Juan Crisóstomo Falcón en el sitio de Tabe, donde de acuerdo a la tradición naciera el caudi-llo federal el 27 de enero de 1820.

Otro testimonio de la Fe-deración en la península es la llamada Casa Grande de Buena Vista, donde pasaría sus años infantiles el futu-ro caudillo y presidente de la república, junto a sus pa-dres José Falcón y Josefa Zavarce. En la casa de hato Jácuque, al noroseste de Ja-dacaquiva, contrajo Falcón matrimonio en 1857 con Lui-sa Isabel Pachano, distingui-da dama nacida en La Vela de Coro, por quien sintió ve-neración. Convertido, luego de la Guerra Federal, en uno de los grandes propietarios de la región coriana, Falcón fue dueño de la extensa posesión de Imujo al norte de la pe-nínsula –hoy propiedad de la familia Toledo-, así como de los hatos Guaruguaja, Santa Rosa, Bajarigua, Corubo, La Vigía y La Ciénaga.

El 8 de agosto de 1864, Juan Crisóstomo Falcón ad-quirió por compra a la fami-lia Garcés Manzanos la casa de hato de San Francisco, al este de la población de El Vínculo, el cual convierte en su fundo favorito en Pa-raguaná, donde pasó largas

temporadas alejado del poder compartiendo con su esposa Luisa Isabel, en homenaje a la cual inicia los trabajos de edificación de la capilla. La-mentablemente, hoy tanto la casa de hato como la capilla, separadas brutalmente por la carretera que conduce a Las Cumaraguas, se encuentran en franco deterioro.

Entre las obras del go-bierno de Juan Crisóstomo Falcón se menciona el acue-ducto para Coro con el cele-bre malecón de Caujarao y la apertura de varios caminos en la jurisdicción. Los mismos constructores del depósito de agua para la región, serían los que adelantaron la fábrica de un dique en las cercanías del hato San Francisco, el cual sería roto por la fuerza de las aguas. Hasta fechas recientes podían observarse los restos del muro edificado por orden de Falcón y en la toponimia del lugar ha que-dado registrado el nombre de la quebrada y conuco del ma-lecón. Con el fin de la guerra

federal muchos paraguaneros regresaron a sus hogares con-solidando su actuación como caciques lugareños.

Los restos de la casa del General José Rosario Gon-zález, caudillo, diputado y presidente encargado del país, pueden localizarse en las inmediaciones de El Ro-zado, cercano a San José de Cocodite, y en la población de Miraca se ubica la casa del General José de la Resurrec-ción Valles, otro fiel edecán del Mariscal Falcón.

Estos ocho testimonios de nuestra historia y tradición cultural deberían ser res-guardados y consolidados, al igual que tantos otros, en una eficiente política adelantada por los organismos regiona-les y municipales, como sím-bolos de identidad y valores de proyección turística. Sig-nos de una historia que nos hizo venezolanos.

[email protected]

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7Punto Fijo - Coro, viernes 20 de febrero de 2009

Testimoniosde la Federación en Paraguaná

Isaac López

El 20 de febrero de 1859 Ezequiel Zamora proclamó la Federación en Coro, dan-do inicio a una guerra que duraría cinco años y dejaría arruinado al país, pero cuyo significado es fundamental para los valores de igualdad social de los venezolanos. Paraguaná aportó, como en la Independencia, numerosos

soldados que lucharon en los cuatro costados del país.

De acuerdo con trabajos de destacados historiadores, la contienda no afectó la pe-nínsula hasta el año 1863, cuando se expresó en la con-fiscación de ganados y pro-ductos de las trojas de las ca-sas de hato, y posteriormente en el surgimiento de nuevos propietarios en la región por remuneraciones acordadas en

el congreso o por el desplaza-miento de los godos locales.

Entre los numerosos testi-monios de la Guerra Federal y de sus protagonistas que sobreviven en Paraguaná podemos nombrar: la plazo-leta y busto del General Juan Crisóstomo Falcón en el sitio de Tabe, donde de acuerdo a la tradición naciera el caudi-llo federal el 27 de enero de 1820.

Otro testimonio de la Fe-deración en la península es la llamada Casa Grande de Buena Vista, donde pasaría sus años infantiles el futu-ro caudillo y presidente de la república, junto a sus pa-dres José Falcón y Josefa Zavarce. En la casa de hato Jácuque, al noroseste de Ja-dacaquiva, contrajo Falcón matrimonio en 1857 con Lui-sa Isabel Pachano, distingui-da dama nacida en La Vela de Coro, por quien sintió ve-neración. Convertido, luego de la Guerra Federal, en uno de los grandes propietarios de la región coriana, Falcón fue dueño de la extensa posesión de Imujo al norte de la pe-nínsula –hoy propiedad de la familia Toledo-, así como de los hatos Guaruguaja, Santa Rosa, Bajarigua, Corubo, La Vigía y La Ciénaga.

El 8 de agosto de 1864, Juan Crisóstomo Falcón ad-quirió por compra a la fami-lia Garcés Manzanos la casa de hato de San Francisco, al este de la población de El Vínculo, el cual convierte en su fundo favorito en Pa-raguaná, donde pasó largas

temporadas alejado del poder compartiendo con su esposa Luisa Isabel, en homenaje a la cual inicia los trabajos de edificación de la capilla. La-mentablemente, hoy tanto la casa de hato como la capilla, separadas brutalmente por la carretera que conduce a Las Cumaraguas, se encuentran en franco deterioro.

Entre las obras del go-bierno de Juan Crisóstomo Falcón se menciona el acue-ducto para Coro con el cele-bre malecón de Caujarao y la apertura de varios caminos en la jurisdicción. Los mismos constructores del depósito de agua para la región, serían los que adelantaron la fábrica de un dique en las cercanías del hato San Francisco, el cual sería roto por la fuerza de las aguas. Hasta fechas recientes podían observarse los restos del muro edificado por orden de Falcón y en la toponimia del lugar ha que-dado registrado el nombre de la quebrada y conuco del ma-lecón. Con el fin de la guerra

federal muchos paraguaneros regresaron a sus hogares con-solidando su actuación como caciques lugareños.

Los restos de la casa del General José Rosario Gon-zález, caudillo, diputado y presidente encargado del país, pueden localizarse en las inmediaciones de El Ro-zado, cercano a San José de Cocodite, y en la población de Miraca se ubica la casa del General José de la Resurrec-ción Valles, otro fiel edecán del Mariscal Falcón.

Estos ocho testimonios de nuestra historia y tradición cultural deberían ser res-guardados y consolidados, al igual que tantos otros, en una eficiente política adelantada por los organismos regiona-les y municipales, como sím-bolos de identidad y valores de proyección turística. Sig-nos de una historia que nos hizo venezolanos.

[email protected]

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8 Punto Fijo - Coro, viernes 20 de febrero de 2009

Isvelys BrachoFotos/ Robert Flores

El comité revolucio-nario se organiza para el grito de Federación, ya el General Ezequiel Zamora libró sus batallas, otros personajes como el Ge-neral Falcón y Tirso Sala-verría le acompañaron en su cruzada. Pero hoy, 150 años después, en el tran-quilo poblado de Pantano Abajo la gente celebra y descubre un gran ha-llazgo que mantu-

vo guardado hasta la ce-lebración de la gran fecha. Los pantaneros sacan a la luz más de 200 años de historia.

Se trata de documentos históricos de gran valor que la señora Álida Nava-rro de González, presiden-ta de Asoavi y pantanera de alma y corazón, guardó hasta hoy para develarlos en el cumpleaños 150 de la Federación, “los docu-m e n t o s

h a n

pasado de una generación a otra en mi familia, y los tengo porque estoy empa-rentada con Alirio Nava-rro. Antes existía lo que llamaban posesiones co-muneras o comunitarias, y mediante esta figura se mantuvieron guardados a través de los siglos”.

¿Por qué los expone al público?

La idea es facilitar su conocimiento a todas las generaciones, algunos lo verán con nostalgia y aprecio; mientras que los jóvenes lo verán con in-cógnita, pues en ellos es-taría el enigma y origen de las familias de hoy. Se tra-ta de un verdadero aporte, porque hasta la celebra-ción del día de la Federa-ción era un día de fiesta regional, a veces consi-derado lejano por muchos de nosotros. Hoy sabemos cuanta vinculación tiene con el Día de la Indepen-dencia, con nuestra propia independencia.

No es casual que los pantaneros tengan arrai-go en nuestro barrio, pues hace tiempo la Federación se comprendió en familia, donde se mantenía el va-lor de los personajes de la época como por ejemplo Don Pedro Celestino Díaz, Emilio Navarro, el Coro-nel José Rivero, Simón Yarí, Juan París y otros de la sucesión de José de los Reyes Pachano.

Fueron 40 personas que se sublevaron el 20 de febrero, la guerra tam-bién fue conocida como la guerra de los campesinos y su proclama era libertad,

justicia e igualdad. Tales ideales me han permitido reconocer el hecho histó-rico de que la mayor parte de los habitantes de este barrio somos descendien-tes directos de Zamora y Falcón, caso de la profe-sora Rosalina Acosta, el cronista Arcadio Gonzá-lez, entre otros, quienes conservamos la memoria, además de fotos, escritos y la tradición oral de nues-tros antepasados.

¿Por qué guardar documentos?

Llegó el momento de develar la historia. Una historia viva que transita hoy por las calles, pero que puede palparse con la evidencia de un cucharon de plata del General Val-more González, quien fue gobernador de Falcón, o el documento de una escuela de Dabajuro del abuelo de la señora Alida, donde su propio abuelo era precep-tor (tutor/educador).

Documentos origina-les de algunas posesiones de tierra sobre las sabanas de Dabajuro cedidas por el rey a sus herederos: Magdalena Fuguet de Medina, Carmen Fuguet, entre otros, a través del gobernador de Falcón Don Diego de Osorio.

Legados de Francisca Ana y Romualdo Falcón, hijos del General Falcón, el documento es propie-dad del Coronel Pedro Celestino Díaz, cuya propiedad en la calle Ur-daneta, entre Hospital y Ayacucho, data de más de 200 años su importancia es aun mayor, pues en su

interior había un estanque que surtía de agua a la co-munidad.

Además de una fo-tografía de Ismenia de Figueroa, una falconiana que estuvo en la Segunda Guerra Mundial, además de evidencias sobre po-sesiones de Emilio Nava-rro.

Quizás uno de los más importantes documentos es un original de un Mi-nistro de Marina y Guerra que le escribe al General Juan Crisóstomo Falcón en el año 1867 y que con-serva la firma intacta del Ministro.

Otros sobre la historia de Falcón fueron donados por la señora Álida a la Universidad Francisco de Miranda, para su preser-vación.

De manera que la his-toria de estos documentos está vinculada a la vida de Pantano Abajo, ese lugar donde el agua corría por los ramales hacia Coro, pasaba por las casas y ca-lles sin estancarse, hasta llegar al río. Aún hoy se encuentran casas como las de la señora Álida, donde al cavar más de 5 metros emana un fértil afluente de agua y de historias.

Abajo la gente celebra y descubre un gran ha-llazgo que mantu-

m e n t o s h a n

Otra vez el grito de los pantaneros

Develan documentos históricos de la Federación

La casa de la señora Álida data de 1898