Lijphart.UnequalParticipation-Resumen

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    Lijphart, Arend, Unequal Participation: Democracys Unresolved Dilemma. Presidential

    Address, American Political Science Association, 1996". American Political Science Review,

    vol. 91, No.1, 1997, pp. 1-14.Abstract

    La baja participacin electoral es una problema democrtico serio por 5 razones:

    1- Significa que la participacin desigual (unequal) est sistemticamente sesgada contra l

    ciudadanos menos acomodados

    2- La participacin desigual explica una desigual influencia poltica

    3- La participacin electoral es especialmente baja entre los electores en EEUU, pero, medida co

    respecto al porcentaje de la poblacin en edad de votar es tambin relativamente baja en la mayora d

    los otros pases.

    4- La participacin en elecciones de medio trmino, regionales, locales y supranacionales -menintensas pero no menos importantes- tiende a ser especialmente pobre.

    5- La participacin parece est declinando universalmente.

    El problema de desigualdad puede ser resuelto por mecanismos institucionales que maximicen

    participacin. Una opcin es combinar reglas de registro amigables para el elector, representaci

    proporcional, elecciones poco frecuentes, votacin en das no hbiles, y elecciones concurrentes. L

    otra opcin es el voto obligatorio. Sus ventajas son mayores que las objeciones -prcticas y

    normativas- que se le hacen.

    Igualdad versus Participacin

    Igualdad poltica y participacin son ideales democrticos bsicos, perfectamente compatibles en teor

    pero que en la prctica pueden ser contradictorios: la participacin es altamente desigual, y ms an e

    desigualdad en la representacin e influencia est claramente sesgada en favor de los ciudadanos m

    privilegiadas (aquellos con mayores niveles de ingreso, de salud y de educacin). y en contra de l

    desfavorecidos.

    Este sesgo sistemtico de clase se aplica con mayor fuerza en las formas de participacin ms intensiv

    y de mayor dedicacin. Rosenstone y Hansen (1993) encontraron que en EEUU a menor cantidad de

    participantes de una actividad poltica, ms grande la desigualdad en la participacin tambin en ot

    pases, los ciudadanos ms acomodados son los que participan tanto en actividades convencionale

    como en las no convencionales.

    El voto es menos desigual que otras formas de participacin, pero est lejos de evitar el sesgo esto e

    especialmente as en EEUU, donde cuantos ms ciudadanos voten, sern ms representativos del

    electorado que cuando menos electores participan (...) a medida que baj la participacin

    (turnout) entre 1960 y 1988, las desigualdades de clase se multiplicaron. Este mismo patrn

    puede verse en otras democracias.

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    A finales del siglo XIX y principios del XX (adopcin del sufragio universal), los analistas tenda

    asumir que seran los ciudadanos ms educados y prsperos aquellos que podran llevar adelante un

    eleccin racional, y no se molestaran en acudir a votar. Sin embargo, ms adelante los estudi

    empricos demostraron que el estatus socioeconmico y el voto estn positivamente asociados.

    Gosnell (1927) en su estudio sobre la eleccin presidencial en Chicago en 1924 concluye que m

    escolarizado el individuo, ms probable es que acuda a votar.

    Se puede resolver este dilema? Para el autor, una solucin parcial al problema es hacer que la form

    ms bsica de participacin, el voto, sea lo ms igual que se pueda, como un contrapeso democrtico

    a otras formas de participacin: la forma ms obvia es maximizando la participacin electoral.

    objetivo no debera ser el sufragio universal sino el voto (turnout) universal o casi universal. Seg

    la ley de dispersin de Tingsten (1937), las chances de dispersin son inversamente proporcionales

    la participacin electoral.Algunos de las disposiciones institucionales que segn la literatura favorecen la participacin son: re

    de registro amigables para el elector, la representacin proporcional, elecciones poco frecuente

    votacin en das no hbiles, elecciones concurrentes, y voto obligatorio. Este ltimo, especialmente,

    un mtodo efectivo.

    El trmino voto obligatorio [compulsory voting- CV] es una mala denominacin, ya que lo nic

    que se requiere es la asistencia a las urnas el da de la eleccin, no que el elector efectivamente vote p

    alguna alternativa.

    Verba, Nie y Kim sostienen que para lograr una participacin igual, tal vez sea necesario establece

    [prescibir] un piso [un mnimo de] sobre la actividad poltica , y de esa manera hacerla

    obligatoria.

    Participacin e influencia desigual

    El autor propone revisar la evidencia emprica y los argumentos tericos en torno a la baja participaci

    y el sesgo de clase.

    Como ya se indic, en primer lugar la baja participacin significa una participaci

    socioeconmicamente sesgada. Esta evidencia no es privativa de EEUU, sino que se presenta en otra

    democracias, aunque de manera ms dbil.

    Por ejemplo en Suiza, donde la brecha entre los ciudadanos con mayor y menor nivel educativo en

    referndum de marzo de 1991 fue de 37 puntos porcentuales. En cambio, en los pases con mayo

    participacin electoral esa diferencia baja en 10 puntos.

    En sentido opuesto al esperado, Topf (1995) en su estudio de 16 pases europeos durante 6 perodos

    concluye que no hay un efecto educativo generalizado hacia el voto. Sin embargo, si no se

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    cuentan los pases con voto obligatorio, la razn es casi de 5 a 1. En el anlisis comparativo de Dalto

    (1996) sobre UK, Francia y Alemania tambin se encuentra este hallazgo (sesgo de clase). Este sesg

    tambin se observa levemente en los pases con CV, como Australia, donde vota aproximadamente

    95% de los electores registrados, cuando hay mayor concurrencia a las urnas el partido laborista se v

    beneficiado, mientras menores niveles de participacin benefician a los partidos de la derecha.Verba, Nie y Kim llegan a la misma conclusin para los Pases Bajos cuando se suprime el vo

    compulsivo en 1970. En Blgica, si ocurriera esto se cree que la participacin disminuira del 90%

    60%, resultando en un sesgo importante en beneficio de los partidos conservadores. Lo mismo ocurrir

    en Venezuela, donde bajo un hipottico voto voluntario la desmovilizacin electoral podra

    introducir distinciones socioeconmicas en la participacin electoral.

    A nivel terico, Lipset (1960) sostiene que los patrones de participacin electoral (voting turnout-

    PE) son bsicamente los mismos en los pases desarrollados los ciudadanos ms educados votan

    ms que los menos educados, los de alto ms que los de bajo status socioeconmico. Steiner

    asimismo afirma que a mayor nivel socioeconmico y educativo de las personas -sobre todo este

    ltimo- mayor es el inters poltico, la participacin y la PE

    La segunda razn por la cual el voto desigual debera ser una preocupacin seria es que la PE tien

    consecuencias relevantes. Como afirma V.O.Key (1949), la cruda realidad es que los polticos y

    funcionarios no tienen la obligacin de prestar mucha atencin a las clases y grupos de

    ciudadanos de que no votan. Burnham siguiendo un viejo dicho afirma que si no vota, ud. no

    cuenta. Tanto la voz como la abstencin son formas de ejercer influencia, pero slo la voz puede tene

    algn efecto concreto sobre las polticas.

    Adems de la relacin entre status socioeconmico y PE, la evidencia gira en torno al nexo entre

    status y las preferencia partidaria por una parte, y el outcome de la eleccin por otro y el nexo entr

    tipo de partido (conservador o progresista) y las polticas que impulsa una vez en el poder.

    Los escpticos han planteado dos cuestionamientos en torno a la fortaleza de estas relaciones. Uno s

    vincula al supuesto declive del voto de clase an cuando Lipset (1981) haya concluido que s

    generalizacin original (esto es, que los partidos tienen su fuente primaria o en las clases bajas o en

    medias y altas) se ha vuelto menos vlida, otros analistas argumentan que el voto de clase es

    cambiando, ms que declinando afirman que no desaparece del todo (Niewbeerta, 1995).

    El segundo cuestionamiento pone en duda el nexo entre PE, eleccin partidaria y poltica pblica, y e

    representado por estudios que muestran que no existen diferencias importantes en las preferencias d

    votantes y no votantes en materia de polticas, partidos y candidatos. Texeira resume estas conclusion

    afirmando que la abstencin de los no votantes en la eleccin probablemente tenga un impacto

    muy pequeo en la toma de decisiones (policy output) gubernamental. Por ejemplo, si todos los

    no votantes hubieran votado en la eleccin presidencial estadounidense de 1980, Reagan slo hubie

    recibido un 2% menos de los votos y de todas formas hubiese ganado la eleccin (Bennett y Resnick

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    1990). Lijphart seala un problema con la conclusin de Texeira, y es que las encuestas de opini

    fallan en descubrir las verdaderas opiniones y preferencias en polticas, porque los entrevistad

    generalmente son ciudadanos poco movilizados e interesados en poltica, adems de que no ha

    desarrollado conciencia de clase.

    Finalmente, el argumento ms persuasivo es la directa y fuerte relacin entre PE y apoyo hacia l

    partidos de centro-izquierda, encontrado por Pacek y Radcliff (1995), quienes estudiando la

    elecciones en 19 democracias industrializadas confirman su hiptesis: el voto por los partidos

    izquierda est directamente relacionado con la PE.

    En conclusin, toda la evidencia indica que el tipo de votante, y cmo votan dichos electores constitu

    un tema extremadamente relevante.

    Participacin baja y en decliveUn motivo adicional para la preocupacin es que los niveles bajos de participacin son especialmen

    mayores en las elecciones de nivel subnacional. En perspectiva comparada, EEUU se ubica entre lo

    pases con menor participacin electoral sin embargo, esos bajos niveles tambin se repiten en otr

    pases. Powell (1980) encuentra que el mayor porcentaje es el de Italia, que con voto obligatori

    alcanza un 94% en promedio, y el menor es Suiza (53%). La tasa media de PE es slo del 76%.

    Lijphart seala que estas cifras generalmente son exageradas, porque se calcula como un porcentaje d

    los electores registrados, antes que un porcentaje respecto a la poblacin en edad de votar. Este ltim

    clculo es ms apropiado, sobre todo en pases donde no hay registro automtico o el estado es e

    encargado de dicho registro. En estos casos, como EEUU, el primer tipo de clculo no es del todo

    exacto. Es decir que el nico porcentaje apropiado en trminos absolutos y para fines comparativos e

    aquel basado en la poblacin en edad de votar. El promedio de 76% calculado por Powell sigue este

    criterio.

    Sin embargo, Lijphart se encarga de aclarar que estas cifras refieren a elecciones de nivel nacional, q

    son las de mayor participacin. La mayora de las elecciones son aquellas con menor nivel de salien

    (locales, provinciales, estaduales, etc) se caracterizan por una participacin considerablemente m

    baja. En EEUU la PE para elecciones locales ronda el 25% (datos de mediados de los 90). Asimismo

    a medida que disminuye la PE, roll-off tiende a incrementarse. El roll-off, como la abstencin, e

    inversamente correlacionado por el status socioeconmico.

    En otras democracias, las elecciones de nivel subnacional tambin atraen menos votantes que l

    nacionales. Estas elecciones, denominadas de segundo orden no son menos relevantes, inclusive

    los sistemas unitarios y centralistas. Desde la perspectiva de la eleccin racional, es esperable que l

    electores voten menos en las elecciones de segundo orden que en las de primer orden, pero result

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    difcil explicar en qu medida se da esa diferencia. En cualquier caso, al considerar el problema gene

    de la baja participacin, las elecciones de segundo orden con sus sorprendentes niveles inferiores d

    participacin no puede ser ignorado.

    Finalmente, no slo la participacin es baja sino que tambin est en declive en la mayora de l

    pases. En EEUU, disminuy del 60-65% en los sesenta al 50-55% en los ochenta y noventa. En otrademocracias, tambin se da el declive pero no de manera tan dramtica. Segn Dalton (1996) en 20

    pases baj del 83% en los cincuenta al 78% en los noventa.

    El patrn es similar en las elecciones de segundo orden (Schultze para Alemania, 1995).

    Esta cada no es tan dramtica como en EEUU, pero es an ms preocupante porque se produce en

    simultneo con mayores niveles de bienestar econmico y en materia de educacin, y en incremento

    los valores post-materialistas (Inglehart, 1990) en los pases industrializados, factores que en el ni

    individual sabemos que incrementan la probabilidad del voto. Ms an, el declive de PE vie

    acompaado de una revolucin participativa, es decir la aparicin de nuevas formas ms intensas

    participacin poltica en las cuales el sesgo de clases es muy fuerte.

    Frances Fox Piven y Richard Cloward (1988) argumentan que los procedimientos restrictivos d

    registro de los electores son equivalentes funcionales a los antiguos calificaciones de propiedad

    alfabetismo.

    Se puede decir, de manera similar, que la relacin -emprica y lgica- entre menor PE y participaci

    desigual es el equivalente a esas calificaciones discriminatorias (por ejemplo, el voto calificado).

    Todas estas reglas discriminatorias son ahora rechazadas por no democrticas Por qu entonces en

    tantas democracias se tolera el patrn sistemtico de baja y desigual participacin, que son lo

    equivalentes funcionales a semejantes reglas?

    Remedios institucionales

    La participacin depende de muchos factores, incluyendo la relevancia (salience) de los temas,

    atractivo de candidatos y partidos, y la cultura poltica y actitudes. Pero cuando hablamos de remedio

    para evitar la abstencin, los factores institucionales son especialmente importantes. La participac

    vara mucho ms de pas en pas que lo que lo hace entre diferentes tipos de individuos, lo que sugie

    que el contexto institucional es fundamental. Asimismo, las instituciones son ms fciles de manip

    que las actitudes.

    En EEUU, los complicados requisitos para el registrode electores ha sido considerado el element

    institucional ms disuasivo. Los costos de registrarse son mayores que los costos de votar en s mism

    Powell (1986) considera que con la inscripcin automtica podra aumentar la participacin ms de

    puntos porcentuales. De hecho, los estados que permiten el registro el mismo da de la elecci

    muestran diferencias de 15 puntos porcentuales respecto a los que no lo hacen. De todas maneras, un

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    reforma del mtodo de registro tendra como mximo un beneficio de 15 puntos en la participaci

    dejando a EEUU en la media mundial del 76%, y en un 50% para las elecciones de segundo orden

    Adems, este tipo de reforma es irrelevante para el resto de las democracias donde el registro no es un

    gran problema.

    El sistema electoraltambin es un mecanismo importante. La RP tiende a estimular la participaciya que otorga a los electores ms opciones y elimina el problema de los votos perdidos, propio d

    aquellos sistemas de pluralidad en distritos uninominales. Estudios comparativos recientes estiman qu

    impulso a participar bajo la RP implica un aumento entre 9 y 12%. Como en caso del registro, dich

    aumento es menos relevante en las elecciones de segundo orden.

    Lafrecuenciade las elecciones ha tenido un efecto negativo fuerte en la participacin. Los dos pase

    con mayor frecuencia de actos electorales son EEUU -2 3 veces al ao- y Suiza -6 o 7- ambosconstituyen democracias con los ms bajos niveles de participacin electoral. La explicacin m

    plausible es la fatiga del votante, y desde una perspectiva de rational choice, que a mayor frecuen

    aumentan los costos de votar.

    Desde esta misma perspectiva, elecciones concurrentes incrementarn la participacin, dado que lo

    beneficios de votar superan a los costos de hacerlo. La evidencia demuestra que la hiptesis e

    correcta por ejemplo, en EEUU la inclusin de una eleccin a gobernador en la presidencial pued

    incrementar la PE en unos 6 puntos porcentuales.

    En contraste, la acumulacin de muchas elecciones y consultas en una nica boleta larga pare

    desincentivar la participacin. Otras medidas para facilitar la votacin, como la disponibilidad

    boletas por correo y elecciones en fin de semana pueden tambin hacer una pequea diferencia e

    cuanto a estimular la PE.

    Voto obligatorio

    El ms fuerte de los factores institucionales es el voto obligatorio. Estudios como el de Gosnell (1930

    Tingsten (1937) sobre la evidencia de pases europeos, sostienen esta afirmacin. Tingsten concluy

    que la PE es muy alta en pases con CV la introduccin del voto obligatorio va a compaada de u

    considerable aumento de la PE y en pases donde conviven las dos formas de votacin, las regione

    con CV muestran una participacin ms intensa que aquellos que no lo tienen.

    En los anlisis comparados, se encuentra que el CV incrementa la PE de 7 a 16 puntos porcentuales

    En un estudio sobre A. Latina, Carolina Fornos (1996) encuentra que el CV impulsa la participacin

    un 11,4 puntos porcentuales para elecciones presidenciales, y 16,5 en las legislativas.

    Lijphart menciona varios estudios que corroboran esta relacin: Hirczy (1994) para Australia, Austria

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    Pases Bajos Molina Vega (1995) para Venezuela Power y Roberts (1995) para Brasil. Todos

    confirman la observacin de Hirczy: el impacto del voto obligatorio es particularmente pronunciado

    los contextos de baja PE [bajo reglas de voto voluntario]. Dicha observacin es significativa para l

    elecciones de segundo orden (que tienden, como vimos, a una baja PE) aqu el voto obligatorio es mu

    efectivo. Por ejemplo, en la dcada del 20 Gosnell observa que la participacin en elecciones localede Blgica ronda el 90%, un porcentaje similar a la eleccin nacional. El mismo patrn se observa en

    actualidad en ese pas, y tambin en Italia y Alemania.

    Los especialistas de voto obligatorio se han sorprendido por el fuerte efecto que este factor tiene

    teniendo en cuenta las bajas sanciones a quien incumple y su laxa aplicacin. Segn el rational choi

    de todas maneras, puede neutralizar una parte importante del costo de votar. Tambin provee un

    justificacin normativa de la obligatoriedad, al sancionar las conductas free-rider propias de la acci

    colectiva.

    Como menciona en el apartado anterior, el voto obligatorio no es el nico mecanismo para incentiv

    una mayor participacin, pero s es el nico que virtualmente la asegura por s solo.

    Votar como un deber: pros y contras

    Adems de su contribucin para una mayor y relativamente igual PE, el CV puede tener tres ventaja

    -especulativamente hablando- adicionales: en primer lugar, puede estimular la participacin e inters

    otras actividades polticas segundo, puede reducir la importancia del dinero en la poltica, haciendo

    las elecciones menos costosas, ms honestas, y ms representativas finalmente, podra desalentar l

    campaas sucias o propaganda de ataque hacia el adversario.Respecto a las contras, una crtica ha sido que el voto obligatorio fuerza a las urnas a personas qu

    tienen escaso inters y conocimiento en la poltica, y a aquellos que probablemente puedan tener

    voto irreflexivo. Para Lijphart, este argumento no contempla que el CV puede ser un incentivo pa

    estar ms informado segn l, podra ser un equivalente menos costoso de educacin cvica

    estimulacin poltica. Ms an -sostiene- con CV los partidos y candidatos tienen un incentivo pa

    prestar mayor atencin y trabajar ms en obtener informacin de los anteriores no-votantes.

    Otra crtica, basada en la experiencia de los ltimos aos de la Repblica de Weimar y el crecimien

    del voto nazi, es que una alta participacin puede ser no deseable e inclusive peligrosa, al considerar

    un indicador de intensidad del conflicto poltico, que puede ser la antesala a la cada de la democracdado que ciudadanos antes desinteresados se inclinan a apoyar partidos extremistas. Aqu Lijpha

    recurre a la evidencia de Powell (1982) sobre 29 democracias, donde los datos favorecen a los

    tericos que sostiene que el compromiso ciudadano aumenta la legitimidad, antes que producir quiebr

    democrticos.

    El voto obligatorio tambin es menospreciado inclusive para aquellos que lo defienden en principi

    por los problemas prcticos que -supuestamente- acarrea su implementacin.

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    En EE.UU., la oposicin de los partidos conservadores, junto con el debate sobre la constitucionalida

    son los obstculos que volveran inviable un cambio hacia el CV. Lijphart se muestra reacio a acept

    estos argumentos. sostiene que aun siendo difcil de implementar, no es imposible que en los pas

    donde votar es un deber no hay tendencias para abandonar esta norma que el sufragio univers

    tambin fue resistido por los partidos conservadores en su momento, y que al igual que l, el CV pued

    ser eventualmente aceptado. Tambin afirma que -al igual que el sufragio universal-, se trata de u

    cuestin moral y no solamente poltica o partidaria y por eso puede considerarse que el vot

    obligatorio es una extensin de aquel.

    El peligro del extenso pesimismo sobre su aplicacin es que se convierte en una profeca autocumplid

    donde hasta sus defensores consideran que las chances son nulas y no hacen esfuerzos en creer en

    ellas, y por lo tanto nunca se adoptar.

    Reconoce que la objecin ms seria en contra del CV es que genera un conflicto entre los ideale

    democrticos de participacin e igualdad, versus la libertad individual. Por esa razn Abraham (195

    considera al voto obligatorio como no democrtico. A ello Lijphart responde que la restriccin sob

    la libertad individual es menor, y en todo caso los ciudadanos tienen la opcin de no votar, por lo qu

    su derecho permanece intacto. Slo deben presentarse a las urnas el da de la eleccin, y esto involucr

    menos compromiso que otras obligaciones existentes para evitar el problema de la accin colectiva (

    free rider) como el pago de impuestos, la conscripcin, la educacin obligatoria, entre otros. En es

    sentido, el no votar es una forma de free riding, lo que puede ser racional pero no es otra cosa qu

    egosta e inmoral.

    El voto obligatorio no resuelve por completo el conflicto entre los ideales de participacin e igualda

    pero hace a la participacin lo ms igualitaria posible, por lo que es una solucin parcial valorab

    Despus del sufragio universal, la prxima meta de la democracia debe ser el uso universal o ca

    universal del derecho a votar.

    NOTA:

    CV= compulsory voting (voto obligatorio)

    PE= participacin electoral (en el artculo, voting turnout)

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