Lopez Barcenas Francisco - Con la Vida en Los Linderos

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CON LA VIDA EN LOS LINDEROS Derechos territoriales y conflictos agrarios entre los u Savi

Francisco Lpez Brcenas Juan Avendao Ramrez Oscar Mauricio Espinosa Henao

INDICE

CUESTIONES GENERALES.....................................................................................................................................3 I. LA TIERRA, EL TERRITORIO Y LOS CONFLICTOS AGRARIOS EN CONTEXTOS RURALES: UNA APROXIMACIN CONCEPTUAL ..........................................................................................................................4 II. EL TERRITORIO ENTRE LOS U SAVI .....................................................................................................29 III. LOS CONFLICTOS TERRITORIALES EN LA MIXTECA.........................................................................40 CASOS.........................................................................................................................................................................63 I. LA LUCHA DE SAN PEDRO YOSOTATU EN DEFENSA DE SUS TIERRAS ............................................64 II. EL CONFLICTO AGRARIO EN SANTA CATARINA YOSONOTU ...........................................................98 III. EL DERECHO TERRITORIAL TRIQUI ......................................................................................................127 BIBLIOGRAFIA ......................................................................................................................................................161 DE LOS AUTORES .................................................................................................................................................173

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CUESTIONES GENERALES

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I. LA TIERRA, EL TERRITORIO Y LOS CONFLICTOS AGRARIOS EN CONTEXTOS RURALES: UNA APROXIMACIN CONCEPTUAL Oscar Mauricio Espinosa Henao Presentacin Si un citadino latinoamericano emprende un largo viaje por tierra fuera de su urbe observar diversos panoramas. Podr deleitarse con terracotas visuales desrticas, en otros lugares atravesar caminos cubiertos por bosques donde abunda el verde en diferentes intensidades, traspasar extensas llanuras cubiertas de pastos o paisajes ajedrezados por diversos cultivos. En todo ese recorrido tendr que cubrirse del fro en algunos trayectos, y en otros se ver obligado a desprenderse de la ropa pegada por el calor y la humedad; con esto quiz caer en cuenta que algunas partes son calurosas y bajas, y otras de topografa quebrada y que al ascenderse invitan el fro. En algunos lugares no habr casa alguna, en otros ver asentamientos confinados al borde de la va, y en ciertas partes contemplar casas dispersas que en juguetona forma de zig zag se irn difuminando en el horizonte. Si observa con atencin, nuestro viajero apreciar que la gente no es idntica a lo largo del camino; vestirn diferente y sus colores de piel variarn. Y si es an ms atento se dar cuenta que los olores, las comidas, los sabores, y algunos productos variarn de un lugar a otro. En fin, este viajero estar cruzando un mar de texturas, paisajes, grupos humanos, productos, olores y climas.

Ms que llamativas panormicas nuestro viajero est atravesando paisajes que trascienden el relieve y las condiciones geoambientales, tambin est visitando lugares humanizados y aprovechados por grupos con heterogneas y complejas estrategias adaptativas y de reproduccin. En todo su camino observar un paisaje que revela no slo el uso del suelo y las tcnicas empleadas para explotarlo sino tambin historia viva: cambios en la tenencia de la tierra, culturas que lo han habitado y acariciado, tensiones y fricciones entre distintas comunidades e intereses, formas de vida que con el sudor y las manos han sacado el mejor partido de las condiciones, en fin, sueos, metas y maneras de derivar el sustento en base a lo que brinda el entorno. Pero ms all de lo econmico, productivo y ambiental, la tierra -y su construccin en tanto territorio- contiene formas de cohesin para el trabajo, distribucin de competencias y papeles culturalmente aceptados en funcin de explotar ms eficientemente el medio y construir

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familia y colectividad, en otras palabras expresa el bordado de proyectos colectivos que no pocas veces estn ligados a un devenir histrico matizado por resistencias, luchas y conflictos en diferentes niveles y mbitos de la vida social y poltica.

Esto descansa en un sin fin de significaciones y representaciones cernidas sobre la tierra; ms que el simple uso del suelo hablamos de un cmulo de conocimientos y tcnicas, de organizacin domstica y comunitaria, de un saber asociado al conocimiento de ciclos climticos, hidrolgicos, lunares y estacionales, por un lado. Pero por otro lado estn los rasgos propios de identidades colectivas que delinean utopas; sueos colectivos que se expresan en reivindicaciones, luchas y la defensa de formas de vida propias que pueden diferir de la sociedad dominante, donde efectivamente la tierra es un rubro sobre el cual se entreteje una compleja relacin con sta y con los otros por la misma. En este abanico de componentes la tierra (el suelo) es ms que medio de produccin; tambin constituye el terruo fundamental que liga a lo propio; socialmente afianza buena parte del sentido de comunidades complejas; su tenencia jurdicamente refleja un ordenamiento Estatal y a la vez una idea de sociedad que se encuentra matizada por relaciones de poder, por ende su acceso, respaldo, modalidad legal y posibilidad de disfrute refleja y tiene un fuerte contenido poltico en el ms amplio sentido de la palabra. La tierra como idea aporta valiosos elementos a efectos de discernir lo qu es y representa para las comunidades indgenas. No obstante como categora analtica a efectos de entender la gama de factores y componentes que confluyen en realidades locales -en nuestro caso pueblos indgenas-, la nocin de territorio resulta ms compatible con el desafo de entender los componentes polticos, sociales, econmicos, culturales e histricos mediante los cuales la tierra en tanto centro, soporte y motivo de diversos procesos se funda como territorio. Territorio entendido en tanto construccin de relaciones y modos colectivos de vida que estn atravesados por cosmovisiones y racionalidades que responden a culturas, historias y configuraciones tnicas en las que en diversos momentos las disputas, encuentros y desencuentros con la sociedad dominante y luchas estn reflejando contradicciones y el papel de intereses hegemnicos.

Cada paisaje expresa maneras a travs de las cuales esas culturas se estn apropiando del entorno en diferente escala, es decir, de un territorio que acoge y simultneamente impone condiciones a las cuales deben adaptarse, y que a su vez les brinda mltiples posibilidades de estructurar toda

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una cosmovisin en torno a moradas que cobran vida a travs de cuentos, historias de antao o mundos paralelos con energas vitales y seres sobrenaturales representados en mitos, festividades religiosas y tradicin oral. Ms que este o aquel cultivo, que un agroqumico indicado o no, que la generosidad de la cosecha, que las destrezas y artefactos para arar o extraer los productos, hablamos de un espacio que es construido por pueblos, en otras palabras por la cultura, por formas de vida y de reproduccin social asociadas a cada actividad, por una sociedad que se construye, deconstruye y reconstruye conforme cambia el mundo (cambios en el mercado, medioambientales, tensiones polticas, aculturacin, etctera). Sociedad, cultura, medio ambiente, territorio: factores interactuantes en una unidad que para nada es esttica ni absolutamente equilibrada o armoniosa en lo social y poltico.

De alguna manera lo territorial contiene todas las esferas de la realidad, puede mencionarse lo productivo, la organizacin social, las caractersticas ambientales, la tenencia de la tierra, el mercado, la capacidad instalada y la infraestructura, el uso del suelo, lo habitacional, los smbolos y mitos en torno al espacio que se habita, etctera. De esta manera se enunciarn algunos aspectos a tener en cuenta en todo acercamiento a lo campesino y rural desde lo territorial. Los elementos centrales de la primera parte se dividirn en cinco rubros, de modo que se organizarn teniendo como columna vertebral algunos autores a razn de sondear presuntas respuestas a interrogantes cmo: Qu es el territorio? Cul es su diferencia con el trmino tierra o territorialidad? Qu elementos hay que tener en cuenta para estudiarlos? Existe alguna relacin entre poltica, conflictos y el tema espacial? Estos son algunos de los interrogantes que guan las siguientes lneas en la perspectiva de aportar algunas acotaciones tericas y elementos de debate para entender la construccin social de la tierra, el territorio y los conflictos agrarios en la Mixteca.

1. Tierra, territorio, territorialidad: acotaciones conceptuales de una trada confusa Se han enunciado trminos que en no pocas ocasiones se asocian como sinnimos, situacin un tanto equivocada y sobre la cual es necesario realizar una serie de salvedades y advertencias. Cuando se habla de territorio usualmente se asocia a la idea de tierra y territorialidad; no obstante no son exactamente lo mismo. Desde diferentes tendencias tericas se han insinuado distintas maneras y nfasis para interpretarse. Ahora bien, esta parcelacin terminolgica es 6

operativa a efectos tericos y metodolgicos, es decir, para aquellos ocupados en reflexionar, discurrir e investigar algunos aspectos de la realidad relacionados con el tema que ocupa estas pginas. Sin embargo, al hablar con un labriego, un recolector, un cazador, una artesana, en fin, estas diferenciaciones no son tan evidentes. En toda la construccin discursiva de estas personas se integrar el mundo en un todo; as tierra, territorio y territorialidad podrn enunciarse como equivalentes y, por que no, como lo mismo: situacin que ms all de revelar desconocimiento del tema y ausencia de rigurosidad terica expresa cmo para la gente su entorno es un todo interdependiente y bastante amplio. Ya queda para la elaboracin del estudioso -en contacto con una realidad- la tarea de decantar y explicar las singulares maneras de entender lo que es la tierra, el territorio y sus vivencias en l, es decir, la territorialidad.

1.1 La tierra Es un poco azaroso priorizar alguno de los trminos expuestos (territorio, tierra y territorialidad), toda vez que se incluyen y no hay uno en primer lugar con respecto a los restantes dos. Pero a efectos de la exposicin se iniciar con la nocin de tierra. Quiz es la denominacin ms corriente en el lenguaje popular; indgenas y campesinos podrn referirse a su tierrita evocando su parcela o lugar de origen. Por ende puede tener un doble significado prctico: como finca, parcela o unidad productiva poseda y respaldada a una persona y/o comunidad; o bien puede ser el lugar del que se proviene: el pueblo, paraje, comunidad, paisaje y grupo del cual se emana, es decir, ese aspecto que liga y reafirma an ms la pertenencia como individuo a una comunidad. Se enunciar con aoranza la tierrita de la cual se vino, donde se pas la infancia, la adolescencia y en familia se creci. La primera acepcin hace parte de la tierra como sustancia, como ese palpable fsico que se rasgua, aprovecha, cultiva y que en la cosecha regala los frutos de un trabajo donde hombre y tierra a travs de la tcnica usufructan los mejores frutos de la naturaleza. Por su parte, la tierra como el lugar de origen es ms intangible, son los olores, la comida, el paisaje, la plaza, las gentes, los parientes, un todo un tanto ms etreo en conjunto pero tan real y vivo como la tierra misma. Como tal es un referente identitario, por el hecho de nacer en ella, sufrir el mismo tipo de experiencias y verse envueltos

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en una interaccin de carcter personal1. As, para el campesino la tierra, en una primera instancia, tendr un doble significado.

Pero la tierra y sus significados van ms all de estos ejemplos a travs de los cuales se evoca, los cuales no dejan de poseer cierta superficialidad. A efectos conceptuales la tierra constituye dos dimensiones claramente diferenciadas y definibles; Luciano Concheiro y Roberto Diego2 dividen su anlisis en dos partes bsicas. En la primera analizan lo que es la tierra dentro de su tenencia y forma productiva, lo que tambin puede describirse como la visin que la modernidad y el Estado burgus ha secularizado sobre la tierra. Desde este punto de vista la tierra es un medio de produccin que respalda la subsistencia y el arraigo a lo propio; es figura de dominio en su tenencia y modos de uso. El centro de gravedad est en su tenencia y todo un cuerpo de leyes y normas que reglamentan su propiedad, algunos usos del suelo y las modalidades de posesin (sea individual o colectiva). Hablamos de reglas de juego para regular su uso y tenencia, las que hacen parte -y se complementan- con las polticas concernientes al fomento de las actividades econmicas y los principales renglones del desarrollo. Desde esta perspectiva la tierra tambin es una mercanca al vaivn del mercado y sujeta a los intereses del capital; en este mbito se matriculan las polticas de reparto agrario y los mecanismos de poltica agrcola, pecuaria, ambiental y forestal. De esta forma la tierra desde lo jurdico cobra importancia dado que a travs de su reglamentacin imprime cierto orden social, armonioso y tenso a la vez, dialctico siempre.

As, la tierra y su acceso se encuentran normados; las leyes y el sistema poltico de cada Estado se encarga de tal funcin. Sin embargo, a nivel local los accesos tambin se encuentran institucionalizados a su manera. En cuanto la tierra es propiedad es susceptible de cederse, de heredarse, y para tal efecto cada cultura y sociedad concibe una manera de asignarla y suceder la posesin y distribucin de la tierra. Por tal razn el acceso a la tierra est as subordinado a la existencia o la creacin de relaciones sociales previas -filiacin o afinidad- mediante las que se obtienen dichas materias3. De esta manera la tenencia campesina de la tierra representa un mapa de relaciones humanas ms que de fragmentos impersonales de propiedad... Esta red de

Concheiro Bohrquez, Luciano y Diego Quintana, Roberto, La madrecita tierra: entre el corazn campesino y el infierno neoliberal, mimeo, Mxico, 2000, p. 13. 2 Idem. 3 Meillassoux, Claude, Mujeres, graneros y capital, Ed. Siglo XXI, Mxico, 1984, pp. 57-58.

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relaciones sociales se estructura mediante jerarquas de control social. Los derechos de la tierra no son una divisin neta de propiedad legal: se entremezcla una variedad de derechos con distintos grados de formalizacin. El campesino tiene su tierra, lo que implica derechos de uso4.

Hasta ac se hace referencia a la tierra desde el punto de vista fsico y como objeto del derecho positivo, pero como Luciano Concheiro y Roberto Diego lo explican en detalle, ms que eso la tierra es un bien simblico, una parte de la familia, la madrecita tierra, una forma de conciencia que adquiere sentido en un sistema compuesto por mitos, ritos e imgenes5. Es entonces una madre desde una concepcin metafsica, objeto de un vnculo espiritual entre hombre (campesino, indgena, afro, etctera) y el cosmos. El sustrato de esta interaccin es la tierra ms all de lo fsico. De ah que se puede afirmar que en buena medida, la relacin entre campesinos y tierra es esencialmente mtico-religiosa y forma parte de un lenguaje simblico6 que trasciende su comprensin como forma de riqueza y como medio de produccin. En este orden de ideas, Marco Revelli7 analizando la correlacin entre territorio y Estado recuerda que el discurso populista democrtico se refiere al pueblo como comunidad orgnica naturalista, como a una comunidad de sangre y de suelo constituida en su homogeneidad ms all de las divisiones artificiales de la poltica y de la ideologa; as se releva el componente suelo (tierra) como medio para afianzar pertenencia y causa poltica -proyecto de sociedad.

Lo distintivo de una sociedad campesina es el hecho de que su estilo de vida y cultura permanecen ntimamente vinculados al campo. Los campesinos se sienten arraigados a la tierra que cultivan y controlan (que no necesariamente poseen en propiedad), tanto por lazos econmicos como por lazos sentimentales y tradicionales8. As hombre y tierra se fusionan recreando cultura y afectos (sentimientos), vida. Ahora bien, con estas acotaciones hay que tener un poco de cautela, pues el vnculo con la tierra puede no estar estrechamente relacionado con dicha interpretacin tan literal. Si se va a estudiar a campesinos y comunidades ribereas o costeras encontraremos familias dedicadas a la pesca, o bien a la artesana; en estos casos, yShanin, Teodor, Naturaleza y lgica de la economa campesina, Anagrama, Barcelona, 1976, pp. 24, 33 y 34. Concheiro Bohrquez, Luciano y Diego Quintana, Roberto, La madrecita tierra: entre el corazn campesino y el infierno neoliberal, mimeo, Mxico, 2000, p. 7. 6 Idem, p. 8. 7 Revelli, Marco, Crisis del Estado-nacin, territorio, nuevas formas de conflicto y de sociabilidad, Viento del Sur, N 11, invierno, 1997, p. 64. 8 Sol, Carlota, Modernidad y modernizacin, Anthropos/UAM-I, Barcelona, 1998, pp. 104-105.5 4

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literalmente hablando, su vnculo con la tierra no es tan explcito y directo, no obstante son comunidades campesinas tradicionales. Por consiguiente tales comunidades podrn tener pequeas parcelas con algunos cultivos pero sus circuitos productivos estarn ms ligados a la pesca, sin embargo, estn en contacto y dependen precisamente de los recursos de la tierra, es ms, habrn reas de acceso comn para recolectar frutos, maderas, fibras, plantas medicinales, tubrculos y otros recursos; todo eso configura su relacin con la tierra.

Cuando una seora realiza una artesana, por ejemplo, est domesticando la tierra a travs de un particular uso de recursos como fibras, tintes o colorantes, maderas, plantas, tallos, cortezas, frutos, semillas, flores, etctera. En todo caso estn ntimamente vinculados con la tierra, en sus diversas acepciones, pues tierra tambin es recursos, interacciones entre seres vivos, comida, mitos, cultura material, correspondencias con ciclos de la naturaleza, en fin, el todo. De esta manera la tierra es productividad, propiedad, recursos, alimento, garanta de futuro, trabajo, aplicaciones tcnicas para su explotacin, respaldo legal de su propiedad, norma e institucin que regula y ampara derechos, deberes y obligaciones jurdicamente racionales, o bien consuetudinarias; pero tambin es ancestros, conocimiento tradicional, mitos, un vnculo sagrado, sentido de comunidad, en otras palabras, razn de ser, estar y entender el mundo y el lugar en el cosmos9.

1.2 El territorio Mucho ms puede agregarse a la comprensin de lo que es la tierra, partiendo por lo que podra aportar la agronoma y la edafologa, la ontologa o acaso cuestionamientos ms filosficos; pero por el momento dejemos ah su anlisis. Otro aspecto susceptible de ser detallado es lo concerniente a lo que se entiende por territorio. Para comenzar puede entenderse como una nocin un tanto ms amplia que la de tierra. Es un concepto que ha proliferado y del que ltimamente se han ocupado diversas reas del saber -adems de la geografa- como la sociologa, la antropologa, las ingenieras, entre otras. Pero partamos de la generalidad del9

Vase: Belln, Mauricio, Conocimiento tradicional, cambio tecnolgico y manejo de recursos, en: Leff, Enrique y Carabias, Julia (comps.), Cultura y manejo de los recursos naturales, , Vol. II, Ed. CHH-Porrua, Mxico, 1993. Tambin Toledo, Vctor Manuel, La racionalidad ecolgica de la produccin campesina, en: Ecologa, campesinado e historia, Ed. La Piqueta, Madrid, 1993; Estudiar lo rural desde una perspectiva interdisciplinaria, en: Estudios agrarios, ao 5, N 12, mayo-agosto, Mxico, 1999.

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concepto que plantea un gegrafo en dos partes. Primera: El territorio es el espacio geogrfico adscrito a un ser, a una comunidad, a un ente de cualquier naturaleza, fsica o inmaterial: el espacio de vida de un animal, el rea de aparicin de una especie vegetal, el mbito de difusin de una lengua o de cualquier otra prctica social, etc.10. El autor citado continua... Cuando se atribuye a un grupo humano complejo (un pueblo, una nacin, una sociedad) se convierte en uno de los integrantes fundamentales de su proyecto comn: en soporte y recurso bsico, mbito de vida, paisaje propio e invariante en la memoria personal y colectiva. En definitiva en el espacio geogrfico en el que se vive y que corresponde manejar y administrar para bien de los individuos y del conjunto de la comunidad. Es decir, es lo socio-cultural lo que da relevancia y construye territorios, en efecto, sin la percepcin del hombre no sera categrizado como tal. Podemos denominar esta influencia como culturalista, la cual otorga mayor relevancia a la estructura social que modela y aprovecha su entorno, su territorio, es decir, la que le otorga significados y la valora como tal; en otras palabras, el hombre, la sociedad, humaniza su entorno, lo construye, lo dota de significados usos y valores, de esta manera edifica su territorio.

Desde este punto de vista, el planteamiento fundamental es que una formacin social elabora y organiza su propia formacin espacial, adecuando un escenario natural segn sus necesidades y posibilidades. Considerando que un modo de produccin abarca la totalidad de la cultura material de un grupo humano, incluye como atributo inherente un modo de produccin de espacios y hbitats. En conclusin, considerada como dimensin fsica, mbito y escenario concreto de una sociedad, la formacin espacial es la adecuada expresin territorial que adoptan los hbitats correspondientes a una formacin socioeconmica particular, en un momento histrico dado11. El territorio contiene, pues, una serie de elementos dinmicos que nunca son estticos ni en el espacio ni en el tiempo. Su estudio tuvo importantes avances en la dcada del setenta cuando su interpretacin clsica desde la ecologa y la geografa trasciende a la pregunta sobre cules son los contenidos y representaciones simblicas que este puede tener. El hombre (los grupos humanos) interacta con el territorio por cuanto ante todo ste es objeto de cosmovisiones,10

Zoido Naranjo, Florencio, Geografa y ordenacin del territorio, en: ber, Didctica de las ciencias sociales. Geografa e Historia, N 16, abril 1998. Nuevas fronteras de los contenidos geogrficos, p. 19-31. Reproducido en Scripta Vetera, edicin electrnica de trabajos publicados sobre geografa y ciencias sociales, Barcelona, 1998. 11 Mosquera, Gilma, Hbitats y espacio productivo y residencial en las aldeas parentales del Pacfico, en: Camacho, Juana y Restrepo, Eduardo, De Montes, ros y ciudades, Fundacin Natura-Ecofondo-Ican, Bogot, 1999, pp. 49-50.

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saberes populares, representaciones simblicas, identidades tnicas y lazos grupales12. As, el territorio existe gracias a los seres humanos que establecidos en una cultura y agrupados en sociedad, lo definen, lo re-crean, lo dibujan, le dan vida. (...) Pero decir territorio, no es decir solamente lugares de ocupacin, es decir tambin identidad. Identidad que se refleja en los imaginarios establecidos de los distintos espacios creados para ocupar y desarrollar una actividad humana. Cuando digo imaginarios, hago referencia a la creacin y establecimiento de conceptos, representaciones y usos sociales, que los nativos de un determinado territorio, manifiestan en sus prcticas sociales13. En un tono complementario Luciano Concheiro y Roberto Diego14, despus de explicar algunos mitos asociados a la tierra, concluyen que estos slo son un ejemplo de lo que antropolgicamente es la adjetivacin de la tierra en el territorio. El territorio posee una caracterstica ms poltica, se refiere a reas de accin, a la posesin y aprehensin que un colectivo tiene de un espacio geogrfico en extenso. Por ello la pertenencia a un territorio es un elemento de cohesin espacial que anuda lazos sociales15. Entonces es parte ineludible en la construccin de sociedad, es el donde se afianzan los tejidos sociales. En este punto el tema puede complejizarse por que al darse tal relevancia a lo social, a la construccin colectiva, Jos Luis Garca16, por ejemplo, propone trascender el anlisis a los elementos lingsticos en la construccin del territorio y la pertenencia a l. Se ocupa entonces de las denominaciones, de los discursos, y desde ellos plantea un acercamiento metodolgico para entender a lo largo del tiempo algunas formas a travs de las cuales los lugareos comprenden, representan y hablan de su comunidad, historia y territorio propio. En conclusin, el territorio es ante todo una construccin social, que se apropia de un entorno bioecolgico, pero que es humano, en tal sentido es objeto de la palabra, cualidad fundamentalmente humana tambin. Territorio es territorio (valga la redundancia) en cuanto es habitado, humanizado, aprovechado, y representado como tal. Es ms que espacio, es ms que paisaje, es interaccin social, es construccin colectiva.

Garca, Jos Luis, Antropologa del territorio, Ediciones Josefina Betancor, Madrid, 1976. Nates Cruz, Beatriz, De lo bravo a lo manso. Territorio y sociedad en los Andes, Abya-Yala, Ecuador, 2000, p. 33. 14 Concheiro Bohrquez, Luciano y Diego Quintana, Roberto, La madrecita tierra, entre el corazn campesino y el infierno neoliberal, mimeo, Mxico, 2000, p. 9. 15 Idem, p. 11. 16 Garca, Jos Luis, El uso del espacio, conductas y discursos, en: La tierra. Mitos, ritos y realidades, Ed. Anthropos, Barcelona, 1992.13

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De ah la preocupacin de las ciencias sociales por lo territorial, a lo mejor como moda, pero sin lugar a dudas ha enraizado all importantes reflexiones.

No sobra tener en cuenta que territorialmente los Estados se encuentran ordenados, existiendo en un plano una suerte de ordenamiento territorial que se expresa en lo poltico-administrativo mediante la definicin de figuras de gobierno afines a sus unidades de control y ejercicio del poder desde lo territorial; esto tiene estrecha relacin con el debate sobre la descentralizacin y federalizacin de las funciones pblicas y el cmo extender las competencias del Estado a todos y cada uno de los rincones en los cuatro puntos cardinales de cada pas. Situacin dudosa en muchas circunstancias en lo que en remotos parajes de algunos pases se evidencia una lacerante ausencia estatal e institucional. En este tema se ubica lo relacionado con las formas legales de tenencia de la tierra (colectiva, individual) pero adems y por sobre todo las figuras, segn sea el contexto y modelo (federalista o centralista), mediante las cuales se desagregan las facultades de diferentes niveles de gobierno y administracin (ayudantas, municipios, estados, regiones a efecto de la planificacin en este nivel, reas naturales protegidas, reservas).

En la medida en que los conflictos agrarios corresponden a la confluencia de actores y discursos que por accin u omisin potencian y favorecen dicha conflictividad, hay que tener en cuenta este eslabn toda vez que las divisiones administrativas y de tenencia de la tierra como figuras establecidas en el ordenamiento orgnico del Estado, rigen y responden poltica y administrativamente a cierto orden, enfoque o modelo de sociedad. Con esto hacemos referencia a las formas en la tenencia de la tierra, al cmo se traza esa frontera entre lo propio, lo ajeno y lo colectivo, lo cual tiene que ver con la tenencia de la tierra como recurso, con la manera en que cada comunidad administra y reparte el territorio entre fincas, unidades productivas o reas de acceso comn. Pero como hay que tener en cuenta las escalas de lo territorial, este punto de vista tiene que ver principalmente con los ordenamientos poltico-administrativos de cada pas al interior de s mismo, es decir, tambin esa pertenencia a uno u otro estado o municipio, a las facultades y competencias que corresponden a cada nivel de gobierno, al cmo son las reglas de juego para que actores y comunidades intervengan en lo pblico e intenten canalizar de mejor manera su destino. De esta manera, lo territorial se asocia a las divisiones que demarcan los lugares y alcances de las funciones pblicas, hace parte del ordenamiento del Estado en s, bajo

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figuras y jurisdicciones (estatales, municipales) histricamente definidas por disputas entre sectores e intereses pero al fin y al cabo consolidadas, constitucionalmente prescritas y polticaadministrativamente establecidas y reglamentadas. Es decir, hace parte de la organicidad y con el cmo se divide y subdivide por regiones y unidades el Estado como organigrama administrativo con fronteras internas que demarcan lmites para el recaudo fiscal, asignacin proporcional (de acuerdo al nmero de habitantes) de presupuesto, el caudal electoral de los partidos polticos de mayor poder y algunas competencias y facultades relativamente autnomas.

1.3 La territorialidad Ahora bien, podemos entender el territorio bsicamente como lugar construido, como el todo dinmico que trasciende al espacio. Pero ese territorio no es armnico, ni mucho menos esttico. En l confluyen muchos intereses, culturas, racionalidades y cosmovisiones; por tal razn el territorio como concepto es insuficiente para entender las variaciones y tensiones de los grupos humanos. A razn de aproximarse a esta caracterstica del territorio, algunos autores han realizado una especie de fractura conceptual, se han detenido en definir la territorialidad. El territorio no es un elemento genrico de uso y apropiacin espontnea y escueta. El hombre se apropia de este mediante estrategias varias, en distintas escalas y tiempos. Un mbito es la vivienda; otro su rea adyacente, las zonas dedicadas a la extraccin, a la ldica, a la produccin o a los encuentros colectivos. Cada nivel posee un significado especial que soporta todos los niveles de la vida social en un rea determinada. El territorio es el resultado de delimitaciones internas que cobran vida en su uso y diversas formas de habitarlos. Vemos, por tanto, que lo que cualifica el espacio para convertirlo en territorio humano son una serie de delimitaciones cargadas de formas especficas de interaccin, que reproduce la estructura de la entidad social que las ocupa, y que estas delimitaciones se encadenan a su vez en una organizacin que refleja la dialctica de la misma vida social. El ser humano que tanto individualmente como en sociedad utiliza un espacio, tienen necesariamente que socializarlo, pues de lo contrario le resultara incontrolable. Como hemos visto la delimitacin del espacio y su cualificacin se hace en trminos de una estructura social, por que en definitiva la territorialidad no es otra cosa que una perspectiva de esta estructura, la forma cmo el hombre se comporta territorialmente estar

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regida por pautas aprendidas equivalentes a las que gobiernan la estructura social17. Ac el territorio se usa y habita de acuerdo a ciclos, sean religiosos, lunares, productivos, de lluvias, entre otros. En otras palabras, la territorialidad se asocia ms a la aprehensin simblica, ritual y pautada del territorio mismo; tiene que ver con cierto grado de control, y al respecto la geografa poltica ha aportado su grano de arena. Gustavo Montas18 define desde lo poltico la territorialidad. Para l este trmino se refiere al grado de control de una determinada porcin de espacio geogrfico, [la cual] est condicionada por las relaciones de poder poltico y su expresin espacial. La territorialidad es excepcionalmente absoluta; es, por el contrario, relativa y contradictoria. Por otro lado, el territorio implica el control espacial de la accesibilidad y la accin (...). Los territorios varan desde la burbuja inmediata del espacio personal (home ground), pasando por el hogar y el entorno (home range) hasta los dominios de los grupos sociales ms grandes. Cuando los factores sensibles interactan con los medios de transporte y las normas sociales, consiguen que partes de una regin sean percibidas como accesibles o prohibidas, abiertas o cerradas, libres o controladas19. Este punto, el del poder y grado de control territorial es sumamente importante y no se ha abordado en su magnitud. Luciano Concheiro y Roberto Diego20 explican que sobre el territorio existen relaciones de poder y cdigos ocultos, existe un tejido histrico de diversas redes que unen jerrquicamente las comunidades campesinas, tanto para su homogeneizacin unitaria como en cuanto a las relaciones de dominio internas y externas, que operan muchas veces como reglas ocultas del derecho positivo y a la legalidad formal. Es un rumbo, el del poder, que gira alrededor de la tierra como referente de identidad y reconoce una autoridad social al que la detenta, fuente de prestigio, soporte de fuerza poltica y fundamento de una legitimacin socioterritorial. De ah habr que tener en cuenta las formas y mecanismos de poder, de dominio. Porque hay que destacar, precisamente, que en el medio rural, es en el arranque del poder y su caracterstica territorialidad, donde tambin se encuentran sus lmites y

Garca, Jos Luis, Antropologa del territorio, Ediciones Josefina Betancor, Madrid, 1976, pp. 74, 76. Montas Gmez, Gustavo, Geografa y medio ambiente, en: Franco Arbelaez, Maria Cristina et al., Geografa y medio ambiente: enfoques y perspectivas, Ediciones Universidad de la Sabana, Coleccin Ciencias Sociales, Santaf de Bogot, 1997, pp. 198-199. 19 Lynch, Kevin, Administracin del Paisaje, Editorial Norma, Santaf de Bogot, 1992, p. 33. 20 Concheiro Bohrquez, Luciano y Diego Quintana, Roberto, La madrecita tierra: entre el corazn campesino y el infierno neoliberal, mimeo, Mxico, 2000, p. 16.18

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posibilidades21. La tierra para los campesinos representa territorio por cuanto en ste se expresan las relaciones de poder, no slo como forma de dominacin, sino a la vez como el proceso de su propia estructura social; es decir, como proceso de territorialidad22.

Por otro lado, ms que lo simblico, patrimonial, econmico y legal, la tierra otorga prestigio e influencia excepcionales que no pueden ser expresados en trminos puramente econmicos. Tierra significa poder y, recprocamente, el poder se traslada, a menudo, a la tierra y al propietario de la misma23; ms adelante este ltimo autor ilustra que en las sociedades de industrializacin tarda, los grupos dirigentes permanecen ntimamente unidos al latinfundismo. Aunque sus ingresos provienen cada vez ms de la ciudad, del exterior, o del uso del aparato del estado, la tierra contina siendo una importante fuente de poder poltico, especialmente en Amrica Latina24. Adems de que la tierra es poder, ste ltimo debe afincarse en porciones de territorio: relacin dialctica, recproca y en permanente tensin. De ah que la existencia de una autoridad segura en el seno de una distribucin territorial dada (es decir, capaz de excluir el carcter operativo de cualquier otro poder dentro de esas fronteras) y al mismo tiempo titular del poder de modo uniforme en todas y cada una de las partes del territorio, ha sido la precondicin para edificar, en un primer momento, el Estado absolutista y despus el Estado constitucional y democrtico25. Hasta ac la perspectiva poltica de la territorialidad.

En una lnea de estudio complementaria tenemos la contribucin desde la antropologa: Por territorialidad entendemos las prcticas, concepciones y representaciones elaboradas en torno a los espacios en los que nos movemos. Territorialidad no equivale a territorio, sino a prcticas y representaciones que tienden al reconocimiento y la apropiacin de un espacio. Slo cuando culmina el proceso y existen formas peculiares de apropiacin material o simblica de espacios concretos podremos hablar de territorio. Un espacio existe y vive por el movimiento y las prcticas espaciales de sus habitantes/usuarios que le dan sustancia, lo distinguen de losIdem, p. 16. Concheiro Bohrquez, Luciano y Diego Quintana, Roberto, Mercados de tierras en los tiempos del clera. Campesinos, tierra y neoliberalismo en Mxico, en: Propiedad y organizacin rural en el Mxico moderno. Reformas agrarias, Movimiento Rural y el Procede, Juan Pablos, Mxico, 1998, p.163. 23 Shanin, Teodor, Naturaleza y lgica de la economa campesina, Anagrama, Barcelona, 1976, p. 34. 24 Idem, p, 51. 25 Revelli, Marco, Crisis del Estado-nacin, territorio, nuevas formas de conflicto y de sociabilidad, en: Viento del Sur, N 11, invierno, 1997, p. 58.22 21

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dems. Una de las principales actividades humanas es precisamente calificar diferencialmente los espacios vividos para poder proyectarse a partir de ellos hacia otras partes del mundo, sean muy cercanas o lejanas. Los procesos de diferenciacin espacial, a travs de las prcticas, son siempre procesos identitarios en la medida en que son especficos de los espacios concretos y de los grupos que los usan y elaboran26.

Por lo explicado hasta el momento no se habla del territorio como un espacio escueto y esttico, por el contrario es un espacio fructfero en significaciones y modos de apropiacin. El territorio se habita constituyendo la territorialidad, entendida sta como el dominio y aprehensin que hace cada cultura de su entorno y de acuerdo al tiempo. Para redondear las ideas expuestas se toma el territorio como el espacio apropiado por un grupo para su reproduccin fsica, social y cultural. Es el espacio fsico, las plantas y los animales; es el espacio nombrado, utilizado, caminado y recorrido. Es la forma de disposicin de caseros y viviendas, la economa, las formas de trabajo, los calendarios de fiestas culturales y religiosas, las relaciones sociales, la autoridad y la cosmovisin. Todas estas acciones que realiza el ser humano sobre el espacio son territorialidad, que en su desarrollo, construyen territorio. En las definiciones locales de territorio prima el uso y la significacin sobre el establecimiento de lmites y la defensa. Estas definiciones son amplias y cobijan todos los espacios necesarios para la reproduccin fsica, social y cultural27.

Ahora bien, al ser la territorialidad ese eslabn ms intangible que se expresa en el territorio mediante costumbres, prcticas, estrategias y creencias, no deja de hacer parte de la cultura, de las cosmovisiones. En este punto vale retomar de Jos Luis Garca28 la acepcin de territorialidad metafrica, la cual se puede entender como el punto intermedio entre el sustrato espacial y la estructura social que all subsiste, en el cual se da un cuerpo de representaciones y significados que revisten de sentido cada lugar, en el cual mitos, disponibilidad de recursos, tradiciones, otros grupos humanos y la geografa, inciden en conjunto en tal contenido. As, los mitos dejan de tener un sentido meramente simblico para expresarse en la realidad territorial; tal26

Hoffmann, Odile, Territorialidades y alianzas, en Camacho, Juana y Restrepo, Eduardo, De Montes, ros y ciudades, Fundacin Natura-Ecofondo-Ican, Bogot, 1999, p. 76-77. 27 Vargas, Patricia, Propuesta metodolgica para la investigacin participativa de la percepcin territorial en el Pacfico, en Camacho, Juana y Restrepo, Eduardo, De Montes, ros y ciudades, Fundacin Natura-Ecofondo-Ican, Bogot, 1999, p. 146-147. 28 Garca, Jos Luis, Antropologa del territorio, Ediciones Josefina Betancor, Madrid, 1976.

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forma de territorialidad subyace toda estructura social, todo territorio humano, donde por ejemplo las evocaciones de fantasmas de los bosques, seres juguetones, malosos, espantos y mounstros que las comunidades dicen existen en las reas lacustres o boscosas. De esta manera deja de ser un ente inspido para ser objeto de una realidad dialctica, cambiante, mvil y fluida, en efecto, con personalidad y espritu propio.

El territorio como construccin para las sociedades rurales es algo que va ms all del espacio geogrfico que ocupan, abarcando el conjunto de muy diversas relaciones mediante las cuales se apropian, utilizan y piensan dicho espacio, socializndolo. Formas de ocupacin y poblamiento, modos de apropiacin a travs de formas de trabajo, autoridad y pensamiento, divisiones internas, fronteras y sitios histricos y de otra ndole, actividades que sobre l se desarrollan, modalidades de recorrerlo, creencias y concepciones asociadas, todo ello constituye ese vasto conglomerado de relaciones sociales que hacen de un espacio sobre la tierra el territorio de una sociedad en un momento de su historia, siendo uno de los elementos bsicos de su identidad frente a las dems. Para entender la base de este pensamiento debemos recordar que el territorio no es slo un espacio fsico sino, adems y principalmente, un conjunto de relaciones que se establecen histricamente, es decir, que la sociedad lo produce a partir de la naturaleza, que es una socializacin de sta. (...). La naturaleza es a la vez, origen (en tanto que natural) y resultado (en tanto que territorio), y lo sigue siendo en un proceso de intercambio con la humanidad que se realiza por medio del trabajo. De este modo, la naturaleza es el cuerpo inorgnico del ser humano, pues constituye para ste su medio de vida, una parte vital de s mismo. Por eso, para el indio la naturaleza aparece en su conciencia como algo preexistente, dado, origen de su vida, como madre29. As es como la relacin entre los campesinos y la tierra es esencialmente mtico-religiosa y forma parte de un lenguaje simblico; entre la tierra y el territorio los mitos dinamizan esa relacin30.

Aunque sea un tanto denso este recorrido, puede asociarse la nocin de tierra a lo micro, a lo ms inmediato, por que no, a lo domstico y su adyacente, a un circuito natural y econmico en

Vasco, Luis Guillermo, Territorio es vida, en: Kabuya, Peridico del Departamento de Antropologa, Universidad Nacional de Colombia, No. 3, octubre, Bogot, 1996. 30 Concheiro Bohrquez, Luciano y Diego Quintana, Roberto, La madrecita tierra: entre el corazn campesino y el infierno neoliberal, mimeo, Mxico, 2000, p. 8, 9, 11.

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permanente transformacin y movimiento, a la finca, a la unidad productiva, al terruo del cual se viene y que comienza a estructurar individuos en sujetos-cuidadanos. El territorio es algo ms amplio y extenso que, adems de incluir la tierra, integra y afianza espacialmente el sentido de comunidad, de lo que se hace parte, de un cuerpo social dinmico y complejo que articula comportamientos, prcticas y creencias institucionalizadas pero siempre cambiantes y adaptadas al soporte eco-ambiental. Y, por su parte, la territorialidad se refiere ms al grado de control, sea poltico o simblico (mitolgico), a la representacin social que otorga ms identidad, que adscribe sueos y aspiraciones, por que no regionalismos y nacionalismos, respondiendo, en resumidas cuentas, a explicaciones mitolgicas, histricas y simblicas a travs de las cuales se expresan polticamente la(s) sociedad(es) que habitan un territorio y se identifican como un nosotros en relacin con los otros; por todo ello la nocin de territorialidad pose un nfasis poltico (de poder, de control). Pero en este recorrido no puede extraviarse una advertencia prescrita al principio. El orden de la presentacin de los planteamientos no implica en s mismo un orden concntrico o algo equivalente a que la tierra est dentro del territorio y ste se encuentra contenido en la territorialidad. De ninguna manera. Todos se estn entrecruzando en una compleja urdimbre donde en la praxis puede no ser clara una u otra diferenciacin. Dicho de otra manera: la tierra tambin contiene elementos polticos, de apropiacin simblica, de dominio, y eso compete a construir territorialidad. Es decir, pendularmente se entrelazan y hacen parte de lo mismo.

Tan importante es la distincin entre tierra y territorio que el Sr. Jos R. Martnez Cobo, relator especial del Estudio del problema de la discriminacin contra las poblaciones indgenas, en sus conclusiones, propuestas y recomendaciones adverta:

Es esencial que se conozca y comprenda la relacin especial profundamente espiritual de los pueblos indgenas con sus tierras como algo bsico en su existencia como tal y en todas sus creencias, costumbres, tradicionales y cultura. Para los indgenas, la tierra no es meramente un objeto de posesin y produccin. La relacin integral de la vida espiritual de los pueblos indgenas con la Madre Tierra, con sus tierras, tiene muchas implicaciones profundas. Adems, la tierra no es mercadera que pueda apropiarse, sino elemento material del que debe gozarse libremente.

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En resumen, cada uno de estos ejemplos pone de relieve varios elementos que son propios de los pueblos indgenas: i) existe una profunda relacin entre los pueblos indgenas y sus tierras, territorios y recursos; ii) esta relacin entraa diversas dimensiones y responsabilidades sociales, culturales, espirituales, econmicas y polticas; iii) la dimensin colectiva de esta relacin es importante; y iv) el aspecto intergeneracional de dicha relacin tambin es fundamental para la identidad, la supervivencia y la viabilidad cultural de los pueblos indgenas.31

No obstante la importancia del tema el Estado mexicano se ha negado a incorporar este derecho en su orden jurdico. A lo que mas ha llegado es a incorporar un prrafo quinto, en el artculo segundo de su Constitucin Federal una disposicin que ms que un derecho contiene una obligacin para los pueblos y comunidades indgenas. En l se dice que tienen derecho, como parte de su autonoma, a conservar y mejorar el hbitat y preservar la integridad de sus tierras en los trminos establecidos en esta Constitucin. Constreir a hacer algo no puede ser un derecho, adems de que es muy confuso que se puede entender por hbitat; pero independientemente de lo que sea, si la conservacin de l y de las tierras se har en los trminos de la Constitucin, ninguna novedad existe en que se exprese nuevamente, pues bastar con remitirse a aquella disposicin donde ya se regula este derecho, cosa que se podra hacer an si la reforma constitucional hubiera prescindido de esta norma.

2. El territorio como escenario, causa y objeto de conflictos La filosofa poltica es amplia al explicar cmo el conflicto es un fenmeno innato de toda sociedad, de ah que entre los grupos humanos existan diferencias por acceso a recursos naturales, ideologas, religin, falta de inversin pblica, violacin de derechos, justicia social, capitales, tierra, etctera; disputas que en gran parte se evidencian en el territorio. No son pocos los conflictos humanos que se derivan de confrontaciones espaciales. (...) Hay conflictos espaciales, que van desde los que acontecen en la casa entre los individuos que la componen, hasta los que se originan entre grupos, pasando por los que protagonizan segmentos sociales intermedios. (...) El espacio, a causa de su distribucin en derechos y deberes, es una fuente31

Relacin de los pueblos indgenas con sus tierras, territorios y recursos. E/cn.4/sub.2/2000/25.

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constante de conflicto social; ms que unir a las personas las separa32. As, el territorio cohesiona y distancia, ana y divorcia, une y divide; incluye y segrega; esto hace parte de todo lo que tiene condicin humana, condicin social (recurdese la nocin de territorialidad desde lo poltico). Por tal razn la teora de los conflictos y los instrumentos para su resolucin se han detenido en el componente territorial, bien sea para caracterizar y comprender de mejor manera los conflictos mismos y/o para insinuar estrategias y formas de resolucin.

En toda reivindicacin por tierra o un ejercicio congruente y (hasta donde se pueda) equitativo de la territorialidad, se estn expresando situaciones que de alguna manera son conflictivas, que expresan fricciones de clase o de grupos con intereses encontrados. Ciclos productivos, tenencia de la tierra, derechos de uso y usufructo, impacto de macroproyectos, polticas de Estado y marcos legales, en todos estos aspectos, por accin o por omisin, pueden generarse y potenciarse conflictos de la ms diversa estirpe que terminan siendo en muchas ocasiones conflictos agrarios pero motivados por circunstancias y agentes polticos, econmicos, religiosos, entre otros. Pues bien, cuando se habla de conflictos y su perspectiva agraria y territorial es imprescindible destacar dos advertencias fundamentales para entender tales fenmenos y plantear alternativas de solucin, hay que diferenciar entre conflicto por la tierra del conflicto por el territorio33.

El conflicto por tierras se refiriere a la estructura concentradora de la tierra y a las relaciones competitivas por este recurso, que en muchas ocasiones se manifiestan en antagonismos entre latifundio ganadero y/o empresa agroindustrial y el minifundio campesino. Se trata de competencias entre actores econmicamente fuertes frente a otros ms dbiles, por un recurso escaso e importante no solamente para la explotacin agropecuaria sino tambin para la minera o forestal. Estos conflictos usualmente se concentran en espacios locales y tienen que ver con la propiedad y el control sobre la tierra.

Los conflictos por territorios se refieren al dominio y control del territorio como espacio estratgico de orden poltico y econmico. Puede tratarse bien de fuerzas que quieren sacar de su

Garca, Jos Luis, El uso del espacio, conductas y discursos, en: La tierra. Mitos, ritos y realidades, Ed. Anthropos, Barcelona, 1992, pp. 400-401. 33 Tomado de: CODHES - UNICEF Colombia, Desplazamiento y violencia en una nacin fragmentada, Santaf de Bogot, en: www.codhes.org.co, 1999.

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paso a competidores que cuestionan su poder, como grupos de izquierda, o de fuerzas que se disputan el dominio territorial. A este aspecto se asocia la nocin de territorialidad desde la geografa poltica anteriormente descrita. Estos conflictos se orientan hacia la poblacin que ocupa una regin, es decir, tiene un radio de impacto mayor. En estos casos la tierra como parte importante del territorio tiene un papel que va ms all de su funcin productiva, pues funciona como espacio comercial, fuente de recursos naturales, rea de paso, conexin, refugio, etctera.

Ahora bien, puede sostenerse que no siempre los mayores cambios rurales y traumatismos sobre el territorio campesino se dan cuando se cambia la tenencia de la tierra. Ms all de los cambios en la tenencia de la tierra, los cuales efectivamente son muy delicados, hay que tener en cuenta que el capital y el mercado pueden hacer su parte sin cambiar la propiedad de la tierra, incluso puede modificar el uso del suelo sin afectar la tenencia misma. En otras palabras, pueden haber serios problemas con el territorio sin afectar e incrementar los conflictos por la tierra; aunque son casos un poco sui generis hacen parte de modalidades a travs de las cuales el capital y los intereses privados pueden incidir en mbitos locales. Esto se da por ejemplo en circunstancias donde no hay ambivalencia legal ni ausencia de claridad jurdica en torno a la posesin de la tierra, ms sin embargo algunas comunidades o fuerzas destierran a los de al lado, imponindose por la fuerza y la intimidacin sistemtica, o bien los subordinan y enajenan de la posibilidad de tener el sosiego indispensable en aras de responder a ciertos intereses.

De ah que los conflictos por la tierra sean en buena medida sociales, polticos, econmicos, a veces culturales en cuanto a la construccin de identidades colectivas que en algn momento dado entran en confrontacin; adems en no pocas ocasiones poseen un trasfondo histrico de recurrencias, antecedentes o factores que se amalgaman y vienen de tiempo atrs. Los conflictos agrarios no pueden entenderse sin recurrir a la historia contada y no contada, a los anaqueles que contienen los expedientes agrarios o los ttulos primordiales, como tambin a la memoria de los ancianos como actores activos y portadores de una rica tradicin oral en la que pueden encontrarse antecedentes que explican la naturaleza de los conflictos hoy da presentes en las diputas por la tierra, los territorios, los recursos y posibilidades que estos guardan. Conflictos que ante todo reflejan cambios ms estructurales que viven los pueblos en todos los rincones del pas

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y del mundo, entre ellos los efectos del mercado, su posicin frente a la sociedad dominante y el proyecto hegemnico de estado-nacin.

2.1 Territorios diversos y actores sociales: las territorialidades desde el plano del poder Frente a la interesante complejidad de sujetos que confluyen en lo territorial resultara equivocado y demasiado corto pensar que estn habitando y configurando un territorio. Ese colage de intereses invita a pensar el territorio no como un espacio homogneo, preestablecido o nico. No podemos olvidar que cada inters constituye un discurso, el que a su vez hace parte de una racionalidad, de una lgica, de una cosmovisin para ordenar, aprovechar, usufructuar, entender y proyectar el mundo. De modo que al hablar de mltiples comunidades e intereses hacemos referencia a mltiples percepciones del entorno, o sea, hablamos de muchos territorios (territorialidades superpuestas o colindantes), lo que podemos explicar en la categora de territorios plurales, entendidos estos como un espacio social diverso cultural, social y polticamente, ubicable temporal y espacialmente, producto fluido segn la constancia e intensidad de las interacciones y cambios sociopolticos que le hayan impactado, potenciando los niveles de conflictividad y redefiniendo permanentemente las identidades colectivas. Cuando abarcamos lo territorial desde lo diverso, desde los territorios plurales, hablamos entonces de diferentes actores que representan diferentes perspectivas, nfasis y sueos de desarrollo, heterogneas intenciones de progreso, muchas historias reunidas en un espacio que cobra vida a manera de diferentes cotidianidades y estrategias de adaptacin y reproduccin social, las cuales pueden convivir sin afectarse, o bien complementarse, superponerse o cohabitar en abierta contradiccin34. La ingobernabilidad, la urgencia manifiesta de ordenar el aprovechamiento del territorio, la comprensin de los factores sociales y polticos que favorecen o dificultan esta tarea, independiente de lo tediosa que sea tal labor, slo nos revela cuantiosos escenarios de complejidad social, la exuberancia sociocultural que acogen geografas que no pueden discernirse con ligereza o desde el mero punto de vista tcnico.

Zambrano, Carlos Vladimir, Territorios plurales, cambio sociopoltico y gobernabilidad cultural, en Prememorias 2 Seminario Internacional sobre territorio y Cultura: territorios de conflicto y cambio sociocultural, 2327 de octubre, Departamento de Antropologa y Sociologa, Universidad de Caldas, Manizales, 2001, p. 3.

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En el quehacer inquieto por lo territorial, lo rural y lo comunitario -parafraseando a Zambrano- se est confrontando permanentemente una trama configurada por una multiplicidad de espacios que se expresan como diversos culturales, sociales y polticos con contenidos jurisdiccionales en tensin que producen particulares formas de identidad territorial. Productos fluidos segn la constancia e intensidad de las interacciones y cambios sociopolticos que les impactan histricamente, potenciando los niveles de conflictividad y redefiniendo permanentemente las identidades colectivas y las territorialidades35. Por esto coexisten y se reatroalimentan mutuamente configuraciones diversas y plurales de los territorios, dinmicas sociopolticas y la correspondiente conduccin poltica que se imprime desde cada orden buscado. Como compartir un territorio implica una cohabitacin poltica que conlleva a la distribucin de poderes en distintos planos, esto retorna los planteamientos y el anlisis al entendimiento de las correlaciones de poder. Con estos planteamientos desde el anlisis poltico plantea Zambrano que est buscando superar y cuidar las tres trampas de los estudios territoriales planteadas por Rogers, a saber en su orden: 1) Escamotear la historia, la antropologa, la geografa y la poltica estatal para cosificar territorios como unidades fijas y absolutas. 2) Disimular relaciones sociales (desde lo domstico hasta lo extracomunitario) creyndolas utarquicas y separadas. 3) Desconocer la dimensin poltica del territorio como espacio sin luchas de poder36.

Desde este punto de vista el territorio es tambin una construccin social afectada por las dinmicas identitarias. No son los territorios los que determinan las identidades sino stas las que coadyudan a configurarlos histricamente. Se hace referencia a estructuras identitarias de cuanto actor confluye en un mismo territorio y que directa e indirectamente estn ejerciendo formas concretas de dominio. Por ende pueden concurrir muchas modalidades y expresiones del ejercicio del poder, de igual nmero de territorialidades, donde cada una posee diferentes mbitos de influencia basados en una percepcin particular y propuesta propia de proyecto de futuro. Esto es algo etreo pero que puede ilustrarse planteando cmo en un mismo espacio se construyen35

Zambrano, Carlos Vladimir, Territorios plurales, cambio sociopoltico y gobernabilidad cultural, en: Nates, Beatriz (comp.), Territorio y Cultura: Territorios de Conflicto & Cambio Sociocultural, Grupo de Investigacin Territorialidades, Departamento de Antropologa y Sociologa, Facultad de Ciencias Jurdicas y Sociales, Universidad de Caldas, y Alianza Colombo-Francesa, Manizales, 2002, p. 19-68. 36 Zambrano, Carlos Vladimir, Territorios plurales, cambio sociopoltico y gobernabilidad cultural, en: Nates, Beatriz (comp.), Territorio y Cultura: Territorios de Conflicto & Cambio Sociocultural, Grupo de Investigacin Territorialidades, Departamento de Antropologa y Sociologa, Facultad de Ciencias Jurdicas y Sociales, Universidad de Caldas, y Alianza Colombo-Francesa, Manizales, 2002, p. 19-68.

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diferentes territorialidades y proyectos que responden a igual nmero de intereses. Por ejemplo, abarcando las expresiones ilcitas y licitas, un mismo territorio puede acoger actores que le imprimen estigmas y calificativos en las ms diversas expresiones, superponindose todos al unsono afectando un lugar en distintos planos. Pueden citarse algunas fuerzas e instancias que afectan un territorio y el tejido social que acoge y all se desenvuelve. En un plano pueden estar los carteles o grupos delictivos cuando se asocian a un lugar en especial sobre el cual ejercen jurisdiccin plena: el cartel de Tijuana, por ejemplo, es una organizacin adscrita a un espacio especfico; o bien los grupos armados (de insurgencia, paramilitares, autodefensa) que tienen unidades de control territorial relativamente definidas y que buscan mantener y expandir. Tambin pueden citarse las parroquias y credos religiosos, los que distinguan los nichos de los franciscanos de los dominicos, o, en otro plano, las diferentes dicesis, por no mencionar las reas de accin de diferentes religiones. Desde el punto de vista social los caudillos y hroes demarcan espacios e identifican lugares concretos; como igualmente lo hacen caciques polticos que administran los cotos electorales de uno u otro apellido o partido.

Tambin las vocaciones productivas bautizan algunas regiones desde su produccin, por ejemplo las denominadas zonas caeras, cafeteras o ganaderas. Pero por otro lado se encuentran los pueblos mismos y las comunidades tnicas, las que sirven para entender un territorio denominado como mixteco, por ejemplo. Desde el punto de vista poltico-administrativo y a efectos de la planificacin los tecncratas se preocupan por zonificar y definir subregiones como reas-objeto de planeacin; lo que a su vez encierra otra expresin: la definicin de territorios (tierras) con usos puntuales (tierras de conservacin, reas naturales protegidas, reas de desarrollo urbanstico). Por su parte las figuras de tenencia de la tierra demarcar las que son de posesin colectiva a diferencia de las que son de propiedad individual. Por su parte el Estado responde en su estructura a figuras administrativas que se matriculan en las categoras de estado, municipios o inspecciones, las que obviamente tambin tienen una expresin y delimitacin territorial para el alcance de sus competencias. Ahora bien, a nivel de comunidad estn las demarcaciones que instalan lazos colectivos como una aldea-comunidad, un barrio o una colonia. Estas entre cuantas expresiones se quieran aadir.

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Como se observa se superponen actores, intereses y jurisdicciones de la ms heterognea estirpe y calidad. Esto, antes que una receta, slo es un insumo que puede servir para comenzar a entender la conformacin territorial como procesos caracterizados por una permanente tensin; o bien como un escenario que no es uno sino varios donde todos se imponen y superponen a travs de programas, proyectos de futuro, funcionario, lderes y diversos mecanismos, discursos, actores y fuerzas de distinta ndole37. De ah que los conflictos agrarios tienen que analizarse a la luz del acceso y tenencia a la tierra y su relacin con el orden social y fuerzas polticas en confluencia. La tierra debe problematizarse en sus dimensiones antropolgicas, jurdicas e histricas, y en tanto discurso y terruo de pueblos que fundamentan en ella buena parte de su esencia, no puede perderse de vista que muchos conflictos y fenmenos hay que revisarlos por medio de lo que son los territorios, las construcciones identitarias y de relaciones que sobre l se ciernen y le dan sentido. En efecto son procesos atravesados de conflictos, querellas y la contina reconfiguracin de espacios, proyectos colectivos y relaciones en las que interactan colectivos, pueblos, comunidades, construcciones sociales primordiales que sirven de marco y contexto a los pueblos indgenas.

3. Un comentario metodolgico sobre los conflictos agrarios Los conflictos agrarios hay que analizarlos a la luz de contextos precisos, diferentes influencias y relaciones de poder que responden a procedencias histricas particulares y complejas. Junto a los conflictos es necesario examinar los tejidos sociales, relaciones tnicas, geografas, referentes simblicos y culturales, como la configuracin de las relaciones de poder. Por todo lo anterior en las siguientes pginas se da cuenta de un bordado de situaciones que amalgamados redundan en una situacin de conflictividad que ms all de lo agrario est matizada por demandas territoriales y reivindicaciones comunitarias donde se expresan relaciones sociales que han heredado toda una trayectoria de contradicciones y tensiones. La cultura; el contexto regional; la poltica en el ms amplio sentido de la palabra; las agendas de trabajo indgenas y su relacin con la mdula del poder Estatal; el acceso a la tierra y recursos fundamentales para la reproduccin social; la lgica y racionalidad de formas de vida colectivas y ancestrales; entre otros aspectos, son analizados. Este panorama se explica en la perspectiva de aportar elementos para entender los

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Idem.

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conflictos agrarios y reivindicaciones por la tierra en tanto demandas territoriales, aportando insumos a un debate con intersticios delicados que remueven cuestionamientos contundentes a la institucionalidad y el quehacer del Estado, el proyecto de pas, el lugar de los pueblos indgenas en la nacin, como tambin la posibilidad y viabilidad de resolver tales conflictos en el contexto de un desarrollo incluyente, equitativo y respetuoso de la diversidad.

Se abordan conflictos en los que influyen diversos intereses y actores. Entre lneas se esboza una crtica a la miope, simplista y reduccionista visin de continuar empeados en creer que los conflictos agrarios expresan la tensin entre comunidades encontradas por una porcin variable de tierra. En todo ello influyen adems -y de forma preponderante- cuestiones tnicas y econmicas, el devenir en el tiempo, voluntades polticas, componentes culturales y cosmovisiones que hacen que los conflictos agrarios no sean simplemente problemas por el suelo sino expresiones de construccin comunitarias, de identidades y de interacciones entre colectivos y actores, como de poderosos e influyentes intereses polticos y econmicos. Los aspectos que confluyen en los conflictos agrarios usualmente no son tan recientes, fciles de resolver ni mucho menos cmodos de abordar al momento de buscar entender las implicaciones internas y propias de cada conflicto, los que tambin hay que revisar como parte de un contexto nacional.

Una forma pertinente para abordar los conflictos agrarios debe navegar por el cuestionamiento de aspectos como los referentes, sentido y construccin de comunidad; las resistencias en el marco de pluralidades culturales, relaciones de poder y contrapoderes; las jurisdicciones tnicas y el debate sobre la gobernabilidad, la autonoma, las polticas agrarias y el clima hostil donde persisten diferentes violencias y exclusiones. Es necesario recalcar que los conflictos agrarios conllevan a que se violenten derechos fundamentales, arrinconando a muchos afectados a situaciones de extrema degradacin en sus mnimas condiciones de vida. Adems de estos efectos, por sobre todo se est expresando un sntoma estructural del sistema que pone en tela de juicio algunas autoridades, como tambin enfoques, ideologas y posturas de instancias gubernamentales.

Es evidente que el acceso y tenencia de la tierra es asunto de poder donde juegan un papel trascendental las instituciones del Estado y tambin relaciones entre grupos con intereses

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soterrados y oscuros. Lo anterior es efectivamente cierto, ms sin embargo no lo es cierta tendencia que entiende los conflictos agrarios, y las violencias que desencadenan, como una expresin de la pobreza y la marginalidad, la cual supuestamente hay que atender slo con programas de desarrollo y alternativas productivas cuyo propsito es que a la larga se reduzcan tales conflictos. Junto a la pobreza y el subdesarrollo, la violencia y los conflictos por los territorios responden sobre todo a situaciones que cuestionan la gobernabilidad, la institucionalidad, algunas polticas gubernamentales y de Estado, como la estabilidad poltica en s. En otras palabras hablamos de fenmenos resultado de dinmicas polticas e histricas en las que incluso- en algunas ocasiones emerge el racismo y ciertos prejuicios ante la diferencia.

Otro aporte de la intencin de exponer de una forma ms integral algunos conflictos agrarios, redunda en la preocupacin por leer las acciones de las partes en disputa como una expresin de la sociedad civil organizada. De hecho se estn revelando mecanismos de movilizacin propios de algunos actores campesinos y tnicos que se organizan en funcin de sus intereses, demandas y reivindicaciones. Entonces una mirada atenta a los conflictos por territorios expone contradicciones y discursos que expresan diversas expectativas sobre el papel de lo rural; los modelos, enfoques e idea del desarrollo al cual se aspira; la soberana, autonoma y posibilidades de construir un verdadero proyecto pluricultural y multitnico de nacin. Es un hecho que la concentracin de la tenencia de la tierra y los limbos en lo agrario impiden el desarrollo sustentable y la justicia social.

Lo tratado hasta el momento es un inventario de algunos elementos del debate e investigacin. Se han expuesto insumos tericos y metodolgicos para analizar conflictos agrarios que da a da aquejan a no pocas comunidades y regiones. En efecto los conflictos agrarios en la mixteca ofrecen una situacin particular que se expone en detalle y cuyo desenvolvimiento es un buen ejemplo para complejizar lo hasta ac tratado.

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II. EL TERRITORIO ENTRE LOS U SAVI Francisco Lpez Brcenas Introduccin Dentro de los reclamos de los pueblos indgenas de Mxico la autonoma constituye el eje que los aglutina y dentro de esta los territorios ocupan un lugar especial. La tierra y sus recursos naturales, la relacin simblica que guardan con ella, sus lugares sagrados e histricos y los mitos de origen constituyen el espacio concreto en el que los pueblos indgenas existen y crean sus estructuras sociales, polticas, econmicas y culturales; las que les dan identidad y los diferencian del resto de la sociedad mexicana. De ah que el control de sus territorios constituya la posibilidad de mantenerse y desarrollarse sin dejar de ser lo que son. Por eso, cuando se ven amenazados por agentes externos a ellos responden de manera unitaria, olvidando conflictos internos, construyendo argumentos que se apoyan en la posesin histrica, ttulos primordiales, resoluciones presidenciales, sentencias de los tribunales agrarios, entre otros documentos.

En el caso especfico del territorio de los u Savi o pueblo mixteco, la distribucin de la propiedad de la tierra y el control territorial generan una serie de conflictos que adoptan la mayor parte de las veces adquieren caractersticas de disputas agrarias. Desde el gobierno se adoptan varias posiciones sobre el problema. Una de ellas pretende minimizarlos reduciendo los reclamos de control territorial a problemas agrarios por la tenencia de la tierra, lo que de principio reduce toda posibilidad de arreglo constructivo, generando problemas ms complejos; otra los ubica como problemas intercomunitarios, donde las comunidades mantienen aejas disputas por espacios improductivos porque les gusta pelear y as son por naturaleza. Estas posturas adems de estrechas son equivocadas porque atienden a la superficialidad del problema y no al fondo. Cuando los miembros de las comunidades indgenas luchan por sus espacios territoriales no estn peleando slo un pedazo de tierra donde sembrar o colocar una casa para vivir con su familia. Estn defendiendo, sobretodo, su derecho a ser, a vivir como colectivo humano, a mantener el control sobre su vida comunitaria y, en un sentido ms amplio a tener el derecho de decidir su futuro. Estn peleando por su autonoma.

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Contra estos propsitos se mezclan intereses gubernamentales que desde el poder buscan controlarlos porque si las comunidades logran su propsito debilitan las bases corporativas sobre las que descansa su poder. Por eso cada que pueden ignoran o esquivan el problema, pero cuando esto no es posible las ponen a pelear entre ellas generando nuevos problemas, entre ellos los agrarios. Slo que la oposicin a que las comunidades controlen su vida interna y su futuro muchas veces no viene slo del gobierno sino tambin de algunas organizaciones independientes que consideran que al fortalecerse las estructuras comunitarias ellos perdern clientela y espacios de negociacin frente al gobierno, por eso pocos esfuerzos reales hacen por la solucin de los problemas.

En el presente trabajo se expone el caso de los u Savi. En el se propone una exploracin sobre la forma en que se constituye el territorio mixteco a partir de los elementos simblicos que se entretejen para su conformacin, la tenencia de la tierra y los conflictos que esto genera, a partir de algunos casos especficos.

1.- El territorio de los u Savi El pueblo mixteco u-savi- o pueblo de la lluvia, en lengua mixteca- habita un territorio que se encuentra repartido entre los Estados de Guerrero, Oaxaca y Puebla; abarcando una superficie aproximada de 40,000 kilmetros cuadrados. Su frontera occidental corre paralela a los lmites entre los estados de Guerrero y Oaxaca, hasta la altura de Tlapa, despus sigue la cuenca del ro Atoyac, hasta llegar a Acatln, en el Estado de Puebla. Al norte sus lmites arrancan desde este punto en lnea recta hasta conectarse al bajo Valle de Tehuacn, en el mismo Estado, sigue la configuracin de la Caada de Telixtlahuaca, en Oaxaca y avanza por los Valles Centrales rumbo a Cuilapan. De ah vara al sureste, llega a Teojomulco y contina por los lmites del distrito de Juquila hasta la altura de Puerto Escondido, en la costa del Ocano Pacfico, cuyo litoral forma su frontera sur.38

De acuerdo a su situacin geogrfica y ecolgica el territorio de los u Savi ha sido clasificado como regin Alta, Baja y Costea. Administrativamente se encuentra dividido en 179

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Lpez Ramos, Juan Arturo, Esplendor de la Antigua Mixteca, Trillas, Mxico, 1987, pp. 25-26.

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municipios, de los cuales trece se ubican al oriente del Estado de Guerrero, 10 en el Estado de Puebla y 156 al oeste del Estado de Oaxaca.39 Desde el punto de vista cultural, en su manifestacin contempornea, investigaciones recientes encuentran que el territorio que ocupan los u Savi dentro del estado de Oaxaca es cercano a los 18 759 km2. 40

La geografa de este territorio es bastante accidentada. Grandes sierras la atraviesan transversalmente dando origen a varias cadenas montaosas que se entrecruzan, creando un relieve sumamente abrupto y con limitados valles. Porcentualmente se calcula que el 85% del suelo mixteco est compuesto por lomeros y pendientes mayores y el resto por valles. Las sierras ms conocidas son las de Nochixtln y Peoles, al este; las de Acatln, en el Estado de Puebla, y las de Coicoyn de las Flores, al oeste del Estado de Oaxaca. En conjunto todas estas montaas reciben el nombre de Nudo Mixteco.

Actualmente se estima que la cuarta parte del territorio mixteco sufre una erosin irreversible y otra quinta se encuentra en proceso de destruccin. Estudios recientes pronostican que en menos de treinta aos podra ser una estepa rida, con vegetacin desrtica, abandonada, en la cual subsistan slo pequeos pueblos en los valles regados, en medio de montaas con escassimas reas de temporal, lavadas por el aire y el viento.41 A esta ecologa en constante deterioro contribuye tambin la deficiente precipitacin pluvial, la desigual distribucin de la lluvia durante el ciclo productivo y la calidad calcrea de buena parte de los suelos, lo cual ha llevado a especialistas en la materia a afirmar que uno de sus rasgos comunes es la pobreza de nutrientes, especialmente nitrgeno y fsforo, as como su alto contenido de calcio, carbonato y deficiencia en materia orgnica.42 En este espacio es donde se entretejen elementos fsicos y simblicos que interactan para la conformacin del territorio mixteco.

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Julin Caballero, Juan, Notas para un proyecto de autonoma del pueblo mixteco, en: Alicia Barabas y Miguel A. Bartolom (coordinadores), Autonomas tnicas y Estados Nacionales, CONACULTA-INAH, Mxico, 1998, pp. 442-443. 40 Bartolom, Miguel A. El pueblo de la lluvia. El grupo etnolingstico uu savi (mixtecos), en: Barabas, Alicia M y Miguel A. Bartolom, Configuraciones tnicas en Oaxaca. Perspectivas Etnogrficas para las Autonomas, INICONACULTA-INAH, Mxico, 1999, 135-188. 41 Martnez Vsquez, Vctor Ral, Movimiento Popular y Poltica en Oaxaca 1968-1986, CONACULTA, Coleccin Regiones, Mxico, 1990, p. 35. 42 Ibid.

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Uno de estos elementos materiales es la tierra. La tierra el uu- para los u Savi o pueblo mixteco, como para muchos otros pueblos histricamente no fue un objeto mercantil sino un elemento sagrado. En su concepcin ms genrica era concebida como una divinidad, la diosa madre de la que nacan los dems dioses vegetales y animales y de quienes dependa la vida de los hombres. La relacin entre los pueblos Nu-y la tierra uu- era casi un acto religioso. Se poda usar pero no disponer de ella; es ms, el mismo uso quedaba subordinado a la organizacin social43.

Cuando los espaoles llegaron a colonizar estos lugares hubo un choque entre esta concepcin y la de los invasores, para quienes la tierra slo representaba una mercanca ms; sin embargo, a pesar de la influencia que las polticas de los colonizadores tuvieron sobre la relacin pueblotierra, no fue tanta como para borrarla. Muchos especialistas en la materia dan cuenta de que tal relacin an persiste. La tierra escribi Guillermo Bonfil Batalla- no se concibe como una mercanca; es un recurso productivo indispensable, pero es ms que eso: es un territorio comn, que forma parte de la herencia cultural recibida. Ah, en ese espacio concreto se manifiestan en diversas formas las fuerzas superiores: ah estn las entidades favorables y las malficas, a las que hay que propiciar, los sitios sagrados, los peligros, las referencias. La tierra es un ente vivo, que reacciona ante la conducta de los hombres; por eso, la relacin con ella no es puramente mecnica sino que se establece simblicamente a travs de innumerables ritos y se expresa en mitos y leyendas. Frecuentemente, la imagen que se tiene del mundo est organizada a partir de ese territorio propio, que ocupa el centro del universo. En los pueblos desplazados queda en la memoria colectiva el recuerdo del territorio primigenio y la aspiracin de recuperarlo, an cuando hoy se tengan otras tierras y se pueda ir viviendo.44

Desde esa perspectiva, para los pueblos indgenas el territorio es el elemento fundamental dentro del cual se inscribe la identidad colectiva, no representa solo una especial adaptacin productiva, sino tambin una compleja relacin simblica. Parte del conjunto de representaciones colectivas que dan vida a las conciencias tnicas se refieren a los territorios propios como marcos fsicos y simblicos de la experiencia grupal. La tierra es cultura en la medida en que ofrece un marco43 44

Pastor, Rodolfo, Campesinos y Reformas: la Mixteca, 1700-1856, el Colegio de Mxico, Mxico, 1987, pp. 21-22. Bonfil Batalla, Guillermo, Mxico Profundo: Una Civilizacin Negada, Grijalbo-CONACULTA, Mxico, 1990, p. 64.

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propicio para las relaciones productivas y simblicas de la sociedad, incluso, ya que el territorio es el resultado de la articulacin entre la poblacin y su espacio, puede llegar a ser movible si la poblacin se desplaza.45

Lo anterior, que es vlido para la generalidad de los pueblos indgenas de Mxico, tambin lo es para el pueblo mixteco, que dentro de su concepcin el pueblo u- y la tierra uu- guardan una estrecha relacin. De una forma general se puede afirmar que una sociedad es u slo en la medida en que guarda una relacin cultural, histrica, simblica, con la tierra. Si no es as ser Yoso, un espacio donde habitan pero sin ninguna relacin que los una. Yoso es llano, un lugar deshabitado, aunque puede equiparse al nu si se integra por mixtecos se nu46.y se liga a elementos identitarios, como la posesin por miembros de otro u o hechos histricos que tengan que ver con l.

Muchos y de diversos tipos son los elementos culturales y mticos que intervienen en la formacin del uu. En casi todo el territorio de los u Savi pueblo mixteco existen lugares considerados sagrados por las comunidades que los habitan, o con algn sentido mtico o histrico. Es famosa la relacin que describe cmo los dioses hicieron brotar de la Cueva de Apoala el ro Yutatnoho o Tutsa toon, ro sagrado que dio origen a los primeros linajes mixtecos, de donde surgieron los primeros habitantes de la regin; pero no son los nicos, en casi todas las comunidades se pueden hallar cuevas o ros con algn sentido mtico o sagrado. Otras hablan de cmo se fundaron los pueblos u si se formaron por indgenas, Yoso si en ellos intervinieron agentes externos o se form por personas no originarias, tambin denominadas tee toho47-, o de sucesos de historias locales que a travs del tiempo tienen relevancia para la formacin de las identidades locales.48Bartolom, Miguel Alberto, Gente de Costumbre y Gente de Razn: Las Identidades tnicas en Mxico, Siglo XXI-Instituto Nacional Indigenista, Mxico, 1997, pp. 86-87. 46 Se nu, literalmente significa hijos del pueblo, pudiendo equipararse a ciudadanos de la comunidad. Se adquiere esta categora no por mayora de edad sino por responsabilidad, que se manifiesta cuando se comienza a desempear cargos comunitarios o se es casado. 47 Esta expresin puede traducirse al castellano como ajeno a la comunidad o extrapolndola como extranjero. 48 La bibliografa es abundante sobre el tema, pero puede verse: Dalhgren de Jordan, Brbara, La Mixteca, su Cultura e Historia Prehispnicas, Gobierno del Estado de Oaxaca, Oaxaca, 1979, pp. 261.318; Acevedo Conde, Mara Luisa, Los Mixtecos, en: Etnografa Contempornea de los Pueblos Indgenas de Mxico, Pacfico Sur, Instituto Nacional Indigenista, Mxico, 1995, pp. 158-169; Bartolom, Miguel A. El Pueblo de la Lluvia. El Grupo Etnolingstico uu Savi (mixtecos), en: Barabas, Alicia M y Miguel A. Bartolom, Configuraciones Etnicas en Oaxaca. Perspectivas Etnogrficas para las Autonomas, INI-CONACULTA-INAH, Mxico, 1999, 135-188.45

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Tambin existen lugares que son sagrados porque en ellos existen deidades, como los ntoso, especie de gigantes que crearon al hombre y todo lo que en el mundo existe, pero cuando vieron que aumentaban las necesidades del hombre y el mundo era muy pequeo levantaron el mar y crearon el uu Tuu, pueblo viejo, donde se pudiera vivir. Pero el hombre se volvi ambicioso, descompuso al mundo y fue condenado a morir como viva: entre basura.49 Adems de los ntoso, que son a la vez bondadosos o malvados, en varios lugares, sobre todo de la mixteca baja, existe el tavayuku, seor de los montes al que hay que rendir culto antes de aprovechar la tierra o sus recursos porque si no puede castigar con enfermedades o algunos otros males. Son estos elementos los que configuran los territorios indgenas y diferencian a estos de las tierras, como propiedad y espacios para la vivienda y la produccin.

Todo lo anterior nos lleva a afirmar que cuando hablamos de territorios indgenas nos referimos a un rea geogrfica o espacio de la naturaleza que se encuentra bajo la influencia cultural y el control poltico de un pueblo. En ese sentido tambin se dice que cuando los pueblos indgenas reclaman derechos sobre los territorios que ocupan y han ocupado tradicionalmente se refieren a la posibilidad de ejercer influencia y ejercer control sobre lo que ocurre en esos espacios, cmo se usan y dispone de ellos; se refieren a la posibilidad de participar como colectividades en las decisiones que afectan esos territorios y a los recursos all existentes; se refieren a la posibilidad de intervenir en el gobierno de las sociedades all asentadas.50

De lo expuesto se deduce que los territorios indgenas son espacios bajo su influencia y control, donde pueden libremente practicar y desarrollar su vida colectiva sin que nadie pueda interferir ni prohibrselo, salvo el caso en que no se respeten las normas de convivencia que se comprometan a respetar y libremente pacten con el Estado. Los territorios indgenas no son propiedad de dichos pueblos, ellos tienen el derecho de usar y gozar de tales espacios para su bienestar y desarrollo propio pero no pueden disponer de l como se hace con la propiedad y tampoco prohibir la intervencin del Estado en asuntos de su competencia, ni su uso por los no indgenas mientras aquellos respeten los valores en que sustentan su unidad. Otro aspecto importante de los

Este mito fue recogido por Abigail Hernndez Nez, en la comunidad de Ocotln, Santa Luca Monteverde, Putla, en la mixteca baja. 50 Instituto Interamericano de Derechos Humanos, Los Derechos de los Pueblos Indgenas. Documento para Discusin, Crtica Jurdica, nmero 14, Mxico, 1994, pp. 155-165.

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territorios es que no necesariamente deben constituir unidades geogrficas, pueden hallarse desmembrados sin que por eso dejen de ser territorio o por ello se diga que tengan varios. Todo depende del lugar en que se ubiquen los espacios que los indgenas necesitan para la reproduccin de su vida cultural.51

No esta dems decir que el territorio mixteco no coincide con lo que oficialmente se conoce como regin mixteca. En primer lugar porque esta fue trazada siguiendo criterios econmicos y divisiones administrativas, dejando fuera comunidades enteras que se adscriben a la cultura mixteca, sobretodo las que se ubican en la Sierra Sur del Estado, que para el gobierno constituye otra regin y algunas ubicadas en lo que se conoce como la regin de la Costa. Sin embargo, si se toma el criterio cultural bien puede hacerse coincidir el territorio y la cultura, pues esta no es ms que la expresin espacial de un proceso histrico particular, que ha determinado que la poblacin del rea est organizada en un sistema de relaciones sociales que la sitan en el contexto de la sociedad global en trminos de relaciones caractersticas particulares con el todo y las dems regiones52, en donde ella misma se articula a travs de microregiones complementarias, internamente jerarquizadas y donde sus significantes primarios estn ligados a su territorialidad.

2.- Tenencia de la tierra En Oaxaca, como en el territorio mixteco, la propiedad de la tierra muestra una tendencia marcadamente hacia la propiedad de carcter social.53 De los 9 millones 536 mil hectreas que aproximadamente constituyen el Estado, 6 millones 240 mil 941 el 65.45%- estn bajo el rgimen de propiedad comunal, repartidas en 702 ncleos agrarios; y 1 milln 702 mil 497 el 17.85%- son ejidales, agrupadas en 1461 ncleos agrarios, lo que nos dice que 83.30% del territorio estatal es de propiedad social. Para el caso especfico del territorio mixteco ubicado en

Lpez Brcenas, Francisco, Territorios, Tierras y Recursos Naturales de los Pueblos Indgenas de Mxico, Constitucin y Derechos Indgenas, Instituto de Investigaciones Jurdicas, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Mxico, 2002, pp. 122-143. 52 Bonfil Batalla, Guillermo, La Regionalizacin Cultural de Mxico: Problemas y Criterios, Seminario sobre Regiones y Desarrollo en Mxico, Instituto de Investigaciones Sociales, Mxico, 1973, p. 177. Citado por Gimnez, Gilberto, Apuntes para una Teora de la Regin y de la Identidad Regional, s.p.i. 53 La legislacin mexicana reconoce tres tipos de propiedades, privada, pblica y social. La primera es la que corresponde a los particulares, la segunda al Estado y la social a ejidos y comunidades.

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ese estado, si tomamos como referente los distritos con ms poblacin indgena encontraremos que de los 155 municipios concentrados en estos distritos 139, el 89.26% de ellos tienen propiedad social. La tierra de estos municipios se divide en 288 ncleos agrarios, 53 ejidos y 235 comunidades agrarias. Lo anterior nos muestra que la identidad comunitaria es muy fuerte y ms en relacin con la tierra.

No obstante esta aseveracin, es importante aclarar que la comunidad agraria slo es una forma de propiedad de la tierra que muchas veces no concuerda con la comunidad indgena, que es el ncleo de organizacin de la vida de los pueblos y ms que a un espacio geogrfico se refiere a relaciones socioculturales de sus integrantes. Una comunidad indgena se identifica no tanto por el rgimen de tenencia de la tierra sino por sus relaciones polticas sistema de cargos, asambleas, consejo de principales-; econmicas el tequio, la mano vuelta; religiosas mayordomas-; sociales -el compadrazgo; culturales la lengua, los mitos de origen, etctera. Juntas todas estas relaciones forman un entretejido que da identidad a las comunidades y las diferencia a unas de otras, aunque haya rasgos comunes que tambin las aglutine en regiones y aun como parte de los nu-savi. Una comunidad indgena puede ser propietaria de tierras comunales pero tambin puede ser titular de ejidos y pequea propiedad sin que esto le quite su condicin de comunidad indgena. Por otro lado la comunidad agraria puede pertenecer a indgenas pero nada impide que sea propiedad de mestizos.

3.- Los conflictos agrarios en el territorio mixteco Pero el territorio no solo une, sino tambin separa, por los derechos y deberes que surgen de su posesin. El territorio de los u Savi no es ajeno a esto y un ejemplo es la propiedad de la tierra. Los conflictos que esto acarrea en la actualidad tienen que ver con el criterio con que se titularon las tierras a las comunidades indgenas. Durante el proceso de reconocimiento o confirmacin y titulacin de las tierras que las comunidades posean, o las que les dotaba el Estado cuando carecan de ellas, slo se pens en proveerlos de un patrimonio, pero nunca en reconocer un territorio sobre el cual los pueblos indgenas y sus comunidades desarrollaban su vida y ejercan poder, ni la relacin cultural que guardaban con ella.

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Nada de esto se tom en cuenta ni por los espaoles ni por la clase criolla que asumi el poder cuando el pas dej de ser colonia espaola y se convirti en pas independiente, menos por los gobiernos emanados de la revolucin a quienes correspondi cumplir las promesas de devolver las tierras a los campesinos. Todo esto aunado a la incapacidad del estado por hacer valer el Estado de derecho, mezclado con los intereses de organizaciones polticas y del propio gobierno por administrar y hasta provocar los conflictos entre comunidades, porque eso les permite cierto control sobre ellas, da como resultado que el territorio u Savi o pueblo mixteco sea considerado de alta explosividad.

De los 656 conflictos agrarios registrados por el sector agrario en el Estado de Oaxaca 167 se localizan en el territorio mixteco, involucrando al menos 332 comunidades indgenas de 130 municipios de los 156 que componen la regin. En conjunto estas comunidades se disputan alrededor de 97,909 hectreas generando conflictos que llevan alrededor de 40 aos de existencia, siendo el que menos tiempo tiene 5 aos y el mayor alrededor de doscientos aos, con algunas excepciones que encuentran sus orgenes antes de la llegada de los espaoles a tierras mesoamericanas.54 La situacin no es halagea, pues alrededor del 52% del territorio mixteco vive en constante inestabilidad social en la disputa por los espacios territoriales, involucrando al 22% de las comunidades que la integran.

Varios